Panamá y Sus Reformas Electorales

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La Comisión Nacional de Reformas Electorales: ventajas y desventajas de la

dinámica reformadora panameña

Entre los años 2015 y 2016 se realiza la sexta ola de reformas electorales en
Panamá mediante la instalación de una Comisión Nacional de Reformas
Electorales (CNRE) convocada por el Tribunal Electoral de Panamá. Desde la
transición a la democracia en 1990, la CNRE ha sido convocada.

Desde la transición a la democracia en 1990, el Tribunal Electoral de Panamá ha


convocado en seis ocasiones (1993, 1997, 2002, 2005, 2010 y 2015) a una
Comisión Nacional de Reformas Electorales (CNRE) para la revisión y redacción
de mejoras a la legislación electoral del país. Luego de aproximadamente un año
de reuniones semanales –sin contar las reuniones que por su cuenta realizan cada
una de las organizaciones participantes- el Tribunal Electoral consolida un
anteproyecto de ley que reforma el Código Electoral, que es enviado a
la Asamblea Nacional para ser debatido. Es importante subrayar que las
propuestas emanadas de la CNRE y presentadas por el Tribunal Electoral no son
vinculantes y que la potestad de reformar la legislación electoral la tienen los
diputados y las diputadas. Sin embargo, excepto las reformas propuestas en 2011,
la Asamblea ha aprobado un porcentaje muy alto de las reformas propuestas.

Al principio, en la CNRE solamente tenían derecho a voz y voto los representantes


de los partidos políticos legalmente vigentes. En el año 2010 la sociedad civil
consiguió el derecho a cuatro votos ejercidos, según definición del Tribunal
Electoral, por las organizaciones no gubernamentales, las universidades, las
organizaciones obreras y los gremios empresariales. Participan también en la
CNRE con derecho a voz el Órgano Ejecutivo, la Fiscalía General Electoral, la
Defensoría del Pueblo, la Asamblea Nacional, cada uno de los partidos políticos
en formación, el Foro Nacional de Mujeres de Partidos Políticos, la Asociación de
Parlamentarias y ex Parlamentarias, el Frente Nacional para la Defensa de los
Derechos Económicos y Sociales, el Foro de las Juventudes y el Foro de las
Etnias Indígenas. Las decisiones en la CNRE se toman a través de votaciones por
mayoría simple, en las que el Tribunal Electoral decide con su voto en caso que
haya empate.

Panamá es el único país de la región que ha institucionalizado un proceso de


reformas electorales participativo y periódico. Básicamente, su éxito se debe a que
la institución ha sido construida sobre un rasgo de la cultura política del país, que
consistía en un incontrolable ímpetu reformador exhibido por las elites durante
todo el siglo veinte, cuando reformaban la legislación electoral a conveniencia
recurrentemente. Algunas de las ventajas de la institucionalización de este método
para la realización de reformas electorales son:

 El aumento de la legitimidad de las reformas, gracias a que las discusiones


son incluyentes, públicas y transparentes.
 Adelantarse a posibles escenarios de crisis política desatada por el
congelamiento de la legislación electoral.
 La CNRE es en sí misma un espacio de docencia electoral y política,
aunque esta posibilidad ha sido poco explotada.
 El mantenimiento de un clima político pacífico, toda vez que, en palabras de
uno de los Magistrados del Tribunal Electoral, los asuntos “calientes” son
discutidos en momentos “fríos”.

No obstante, también existen desventajas, algunas de estas de ellas desventajas


son:

 La ausencia de objetivos claros en los procesos de reforma por la ausencia


de una crisis que los marque. Esta ausencia de objetivos es agravada por la
laxitud ideológica del sistema de partidos panameño, como lo detectó
García Díez (2005), debilidad esta que es compartida por las
organizaciones de la sociedad civil.
 La distancia del proceso electoral en el que serían aplicadas las nuevas
normas, que puede llevar a que los actores políticos tengan una visión
distorsionada de sí mismos cuatro años después.
 La tensión que potencialmente se crea con la Asamblea Nacional que,
como se dijo arriba, es la institución facultada para reformar la legislación
electoral.
 Aunque la recurrencia de las reformas ha creado un know how muy valioso
entre los participantes más veteranos, la apertura a la participación ha
provocado también un desnivel de conocimiento de los asuntos electorales
y de lo político entre los participantes que a veces dificulta el debate, impide
que los actores negocien en igualdad de condiciones y que no
necesariamente genera las mejores propuestas.

Todas estas “desventajas” pueden ser neutralizadas o superadas. Quizás las más
difícil de neutralizar es la tercera señalada, la tensión entre el rol y las expectativas
que crea la CNRE y el rol de la Asamblea Nacional. Se trata de la expresión de la
tensión general que hay entre el ejercicio de la ciudadanía política y el ejercicio de
la ciudadanía civil. Ambas tienen lógicas distintas, la primera está basada en el
principio de representación y la segunda en el de participación. Estas lógicas no
son excluyentes, sino más bien complementarias, pero el ámbito de la ciudadanía
política está históricamente mucho más avanzado que el civil en sus formalismos
de acción, de incidencia y de relación con el Estado. Por su parte, el
establecimiento de las rutinas y mecanismos de relación con el Estado de la
ciudadanía civil están en proceso de ser formalizados y entendidos.

Contenido de las diferentes olas de reforma

La agenda de reformas de la CNRE ha estado muy marcada por la coyuntura en


que fue creada. A mediados de la década de los noventa, la gran necesidad
del sistema político panameño en el ámbito electoral era realizar elecciones libres,
que los resultados fueran respetados y que el organismo electoral fuera percibido
como un ente neutral y confiable. Esta agenda era obvia, además de
absolutamente necesaria, si se tienen presente que desde 1903 hasta la transición
a la democracia en 1990. Panamá prácticamente nunca había tenido elecciones
libres y competitivas, hubiera régimen autoritario o no.

La gran mayoría de las reformas electorales que ha propuesto la CNRE y que han
sido aprobadas por la Asamblea Nacional pertenecen a la dimensión
de gobernanza electoral, quedando rezagadas las reformas de dimensiones
interpartidistas e interpartidistas. Esta afirmación merece matices, ya que los
asuntos de gobernanza electoral son más numerosos que los de las otras dos
dimensiones. No obstante, una reforma interpartidista como la exigencia de cuotas
para la postulación de mujeres, aunque aparece como reforma propuesta en la
CNRE y aprobada en la Asamblea Nacional es, como ha sido documentado, una
ley muy mal diseñada.

También hay que tener en cuenta que, por ejemplo, la modificación profunda de
las circunscripciones implica realizar reformas constitucionales, lo que está fuera
del ámbito de intervención regular de la CNRE. Sí ha habido reformas a la fórmula
electoral utilizada en las circunscripciones plurinominales, pero han sido
superficiales. En todo caso, la CNRE mantiene un déficit evidente de reformas
electorales de tercera generación que empoderen a la ciudadanía, atiendan
particularmente las necesidades electorales de las mujeres, las juventudes y los
indígenas, por ejemplo, y faciliten la expresión de la diversidad sociopolítica del
país

¿En un proceso para la reforma de la legislación electoral debe prevalecer el


criterio experto –incluyendo a los partidos y miembros de la sociedad civil- o el
criterio de la ciudadanía? Este es un dilema que enfrenta un proceso participativo
de reforma como el panameño, aunque si se quiere la interrogante podría
plantearse a todos los casos. No parece haber una respuesta fácil.
Debido a que casi todas sus circunscripciones legislativas son pequeñas, a un alto
umbral para obtener representación, a una fórmula electoral muy desproporcional
y, fuera de los aspectos elementales, un financiamiento privado de campañas
electorales muy opaco y sin límites, el sistema electoral panameño ha sido
caracterizado como fuertemente mayoritario y excluyente (Brown
Araúz 2010; Guevara Mann 2004; Sonnleitner 2010; Valdés Escoffery 2002). Los
resultados de esas características han sido bien expuestos por numerosos
autores: particularismo, clientelismo, personalismo, corrupción, entre otros.

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