Viacrucis Con Santa Teresa de Los Andes

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VIACRUCIS

CON SANTA TERESA DE LOS ANDES


Santa Teresa de los Andes, nació en Santiago
de Chile el 13 de julio de 1900. A los catorce
años de edad, inspirada por Dios, decidió
consagrarse a Él como religiosa, como
carmelita descalza. Su deseo se realizó el 7 de
mayo de 1919, cuando ingresó en el pequeño
monasterio del Espíritu Santo en el pueblo de
Los Andes, a unos 90 km de Santiago. El
Señor le había revelado que moriría joven y, a
pesar de ello, dio testimonio de alegría,
serenidad y confianza. Entregó su alma a Dios
al atardecer del 12 de abril de 1920. El 7 de
abril había hecho la profesión religiosa in
articulo mortis. Es la primera Santa chilena, la
primera Santa carmelita descalza fuera de las
fronteras de Europa. Teresa de Los Andes,
con el lenguaje de su intensa vida, nos
confirma que Dios existe, que Dios es amor y
alegría, que Él es nuestra plenitud.

Viacrucis compuesto
por las MM Carmelitas de Cádiz
EJERCICIO DEL SANTO VIACRUCIS

Por la señal de la Santa Cruz


de nuestros enemigos,
líbranos Señor, Dios nuestro.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
Amén

ACTO DE CONTRICCIÓN
¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero,
Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois,
Bondad infinita, y porque os amo sobre todas las cosas,
me pesa de todo corazón de haberos ofendido; también
me pesa porque podéis castigarme con las penas del
infierno. Ayudado de vuestra divina gracia propongo
firmemente nunca más pecar, confesarme y cumplir la
penitencia que me fuere impuesta. Amén.

Al principio de cada estación se puede decir:


V/. Te adoramos, oh Cristo, y te bendecimos
R/. Que por tu santa Cruz redimiste al mundo.

Y al final de cada estación:


V/. Señor, pequé.
R/. Tened piedad y misericordia de mí y de todos los
pecadores.
V/. Bendita y alabada sea la Pasión y Muerte de
nuestro Señor Jesucristo
R/. Y los Dolores de su Santísima Madre al pie de la
cruz.
I ESTACIÓN. Jesús es condenado a muerte

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


La Pasión de Jesucristo es lo que mejor me hace para
mi alma: aumenta en mí el amor al ver cuánto sufrió mi
Redentor; el amor al sacrificio, al olvido de mí misma.
Me sirve para ser menos orgullosa. Me excita en la
confianza de ese mi Maestro adorado, que sufrió tanto
por amarme. La confianza es lo que más le agrada a
Jesús. Si confiamos en el corazón de un amigo que nos
ama, ¿cómo no confiar en el corazón de un Dios,
donde reside la bondad infinita? Desconfiar del corazón
de un Dios que se hizo hombre, que murió como un
malhechor en una cruz, que se da en alimento a
nuestras almas diariamente para hacerse uno con sus
criaturas, ¿no es un crimen? (Carta 143).

II ESTACIÓN. Jesús carga con la Cruz

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


El Señor la trata como a fuerte dándole trabajos y
cruces. Feliz usted, que sube al Calvario para ser
crucificada con Jesús. Es una señal de predestinación el
que Dios Padre la quiera hacer conforme a su Divino
Hijo. Quisiera que en la oración muchas veces pusiera
los ojos de su alma en Jesús Crucificado. Allí
encontrará no sólo alivio en el dolor (aunque un alma
generosa no debe buscar consuelos), sino que también
aprenderá a sufrir en silencio, sin murmurar ni interior
ni exteriormente; a sufrir alegremente, teniendo en
cuenta que todo es poco con tal de salvar las almas que
tiene a su cargo. (Carta 143).
III ESTACIÓN. Jesús cae por primera vez

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


Tengamos nosotras temor filial para no ofenderlo, lo
mismo que un hijo con su padre teme no disgustarle; no
por el castigo, sino porque sabe que su padre lo ama y
sufrirá. Arrojémonos con nuestras faltas y pecados en el
abismo, en el océano de misericordia. Jesús se
compadece de nuestras miserias, conoce a fondo
nuestro pobre corazón; así pues, no tema, que el temor
seca el amor. (Carta 143).

IV ESTACIÓN. Jesús se encuentra con su madre

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


La Santísima Virgen, Ella sólo oró, padeció y amó. Y
todo en silencio. Ten siempre como modelo a la
Santísima Virgen y pídele te asemeje, pues Ella siempre
permaneció en silencio unida a su Dios, y se consumió
en el amor y en sacrificio por sus hijos pecadores. Su
vida se resume en dos palabras: sufrió y amó. Pero no
te atemorice la cruz, Jesús está en ella. (Cartas 138 y
130).
V ESTACIÓN.
El Cirineo ayuda a Jesús a llevar la Cruz

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


Jesús me dijo que quería que sufriese con alegría. Me
dijo que Él había subido al Calvario y se había acostado
en la Cruz con alegría por la salvación de los hombres.
“¿Acaso no eres tú la que me busca y la que quieres
parecerte a Mí? Luego ven conmigo y toma la Cruz con
amor y alegría”. Mi lengua ha de expresarle mi amor.
Mi pie ha de encaminarse al Calvario. Por eso ha de ser
mi andar lento y recogido. Mis manos deben estrechar
el Crucifijo, es decir aquella imagen divina que ha de
imprimirse en mi corazón. En el sacrificio que se hace
por Dios está el más puro goce.
(Diario 15; Carta 127).

VI ESTACIÓN.
La Verónica enjuga el rostro de Jesús

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


Es necesario soportarlo todo, amarlo todo como la
expresión de la voluntad de Dios que quiere
santificarnos, ya que Jesucristo nos dijo que la voluntad
de Dios es que fuéramos santos. Quisiera que vieras en
Jesús, en el Verbo, el amor que nos ha demostrado. No
miremos en Él nada más que amor; ya que Dios es
amor. El amor es su esencia, en el amor se hallan todas
sus perfecciones infinitas. Amemos y adoremos y
escuchemos al Verbo... que dice “Vengo, oh Padre, a
hacer tu voluntad”. (Carta 149).
VII ESTACIÓN. Jesús cae por segunda vez

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


Le pido que no de entrada al desaliento. El llorar
mucho por las faltas que se comenten no es humildad;
y más aún si son involuntarias. Debe, inmediatamente
que caiga, pedirle perdón a Jesús y enseguida -como un
niño con su madre- recostarse en su Corazón, confiada
en que no sólo la perdonó, sino que se olvidó. Somos
miserables que caemos a cada paso.
Somos niños que aún no sabemos andar... Evite
siempre toda falta voluntaria. Para ésto pida a Jesús la
libre de ella, y si cayera, inmediatamente, arrójese en el
abismo del amor, y Él las borrará y consumirá. Según
sea el peso que estas faltas lleven, es decir, con cuanta
mayor confianza y arrepentimiento estén, tanta más
adentro la introducirá en ese océano de caridad y, por
lo tanto, más bañada saldrá por el amor. (Carta 144).

VIII ESTACIÓN.
Jesús se encuentra con las mujeres de Jerusalén

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


Jesús es todo ternura, todo amor para sus criaturas
pecadoras. ¿Por qué temer acercarse a Nuestro Señor,
cuando él mismo dijo que era el Buen Pastor, que daba
su vida por recobrar la oveja perdida? Y dijo que venía
en busca de pecadores. Así pues, todos, aunque somos
pecadores, podemos acercarnos a Él... Al ponerme en
contacto íntimo con las almas, pude notar que en todas
hay llagas profundamente dolorosas; que todas, aunque
muchas veces aparentemente son felices, encierran en
su corazón un mundo de desdichas... Traten de conocer
a Jesús, el amigo íntimo de nuestras almas. En Él
encontrarán la ternura de una madre en grado infinito;
consuelo, si tienen que sufrir; fuerza para cumplir con
sus deberes. Miren a Jesús anonadado, en la cruz. De
allí nos dice cuánto nos ha amado. (Cartas 150 y 151).

IX ESTACIÓN.
Jesús cae por tercera vez

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


Es Jesús el único atractivo de mi vida. Es Él, con sus
encantos y suavidad, lo que me hace olvidarlo todo. Sin
embargo, hay momentos -créeme- que se sufre. Y no
creas que son sufrimientos de cualquiera especie. Mas
sufriendo es como se goza, ¿no es verdad? Sobretodo
cuando es Jesús el mismo que la crucifica, que la
despedaza, se encuentra una feliz en ser su juguete de
amor. Es en la cruz donde se efectúa la transformación
del alma en Dios. Lo mejor es amar la voluntad de
Dios. Allí encontramos la cruz mejor que en ninguna
parte. Allí crece este árbol bendito rectamente, sin
impedimento, pues es sin la elección nuestra, sin
satisfacción alguna. ¿Sientes en tu alma ese amor por la
divina voluntad? (Carta 149).
X ESTACIÓN.
Jesús es despojado de sus vestiduras

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


Dios muy interiormente se une a mi alma, y sin
palabras a veces me da a conocer su voluntad. El otro
día me habló de la pobreza. Me dijo que tratara de no
poseer ni voluntad ni juicio. Me dijo que no estuviera
apegada a nada. Que la unión divina estaba en imitar
sus perfecciones para asemejarme a Él cada vez más, y
en sufrir mucho por su amor para ser crucificada como
Él. (Carta 66).

XI ESTACIÓN.
Jesús es clavado en la Cruz

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


Este es mi ideal: recoger la sangre que mana del
sacrificio de Jesús, para derramarla en las almas.
Asóciate a mí, obrando en todo por amor; aceptando
todos los sufrimientos con alegría por consolar al
Hombre-Dios. (Carta 147).
XII ESTACIÓN. Jesús muere en la Cruz

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


Déjeme llorar entre sus brazos todo el día, mientras los
demás se ríen y divierten; que poco me importa a mí
llorar mirando la alegría infinita, gustar la amargura
junto a la dulzura divina de Jesús. Nada de la tierra
puede servirme ya de atractivo, porque he conocido la
hermosura divina. Y en caso de llorar no sería por
tristezas fingidas, sino por mis muchos pecados y por
temor de ofender y perder a Dios; por no amarlo lo
bastante... (Carta 148).

XIII ESTACIÓN. Jesús es bajado de la Cruz

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


Cuando sufra, mire a su Madre Dolorosa con Jesús
muerto entre sus brazos. Compare su dolor. Nada hay
que se le asemeje. Es su único Hijo, muerto, destrozado
por los pecadores. Y a la vista del cuerpo
ensangrentado de su Dios, de las lágrimas de su Madre
María, aprenda a sufrir resignado, aprenda a consolar a
la Santísima Virgen, llorando sus pecados... Dígale
“María, muéstrame que eres mi Madre”. Invóquela
cuando luche para cumplir sus deberes de cristiano.
Pídale a Ella lo haga ser su verdadero hijo; que extinga
en su alma el fuego de las pasiones con su mirada de
suavidad. (Carta 150)
XIV ESTACIÓN. Jesús es sepultado

De las cartas de santa Teresa de los Andes:


Un día vendrá en la vida en que lucharás sin nadie.
¿Quién será entonces tu apoyo? Dios. La muerte te
abrirá también un abismo de misterios; y tú sólo con
Dios estarás ¿Por qué no amar a ese Dios que, no
necesitando de nosotras, nos ama, nos mira y siempre
nos prodiga sus bienes? Vivir de amor, vivir en el cielo,
en Dios. Ésta es la única dicha del alma. No creas que
te oculta que no hay sufrimientos; pero en la cruz está
el amor, y amando se es feliz. (Carta 159).

***
Para ganar la indulgencia concedida al rezo del
Viacrucis, por las intenciones del Papa.
Padrenuestro, Avemaría y Gloria
IGLESIA DEL SALVADOR DE TOLEDO –ESPAÑA-
Misal 1962 | Forma Extraordinaria del Rito Romano

Viacrucis compuesto
por las MM Carmelitas de Cádiz

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