Reflexión Sesión 2 - Miguel Torner Enguídanos

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La mirada de la música… Yo he visto a mi padre escuchar y contemplar la música que me

apasiona con indiferencia y aburrimiento, también con sorpresa. Me he visto a mí mismo


juzgar a otros compañeros de profesión, por su actitud frente a la música, me han
mirado y juzgado de la misma manera a mí por no ‘’respetar’’ las ideas elevadas del
señor Beethoven y por no tomarme cierto repertorio con la devoción que ellos
profesaban. En mi experiencia, a los músicos nos cuesta mucho quitarnos la mirada (y
las orejas) de profesional de la música, nos cuesta disfrutar de los conciertos. ¿Cuántos
profesionales de la música acuden como espectadores a conciertos? Nuestro número
de miradas es directamente proporcional a los diferentes círculos sociales en los que
uno se expone como profesional de la música e inversamente proporcional al número
de familiares que también son profesionales de la música.

Me resulta muy interesante ese enfrentamiento entre lo artístico y lo social. A lo largo


de mis estudios formales en el conservatorio, si me han hablado de la acción y
trascendencia social de la música, para lo que sirve nuestro trabajo, pero no en clase de
instrumento. Puedo poner en duda el haber tratado lo artístico de la música en clase,
menos algunas cuestiones básicas en lo relativo a la expresión y como suele funcionar
la música, pero me han acribillado a cuestiones y aspectos técnicos, la obsesión por la
perfección mecánica, el máximo control y el no ‘’dejarse llevarse’’. Nunca he abordado
cuestiones que trascienda lo social desde el un conservatorio, exceptuando una optativa
relacionada con la musicoterapia.

Quisiera destacar de todos los enlaces dispuestos al final del documento de la sesión 2,
el de los cantantes de ópera en el comedor del colegio, el concierto de 24 horas para los
“carers” en Australia y el del proyecto Gizaphoniak. La música puede llevarse a cualquier
ámbito si se adecua el contexto y se planifica cuidadosamente y siempre se ve reforzada
por la gestualidad de los músicos. Su presencia escénica es igual de importante que la
música que interpretan y, sin lugar a dudas, gracias a dicha expresión gestual se
predispone de una manera al público u otra. Invadir espacios no convencionales con
música funciona, funciona y aproxima a diferentes públicos a la música. La música
también es plenamente válida como elemento concienciador y como soporte para otras
formas de expresión artística. Cualquier contexto o historia tiene un hilo conductor que
permite ser reforzado por la música, pudiendo elaborarse como una especie de banda
sonora argumental entorno a dicha historia. Bien es cierto, en mi opinión, que la música
debería ser mayoritariamente una experiencia para ser escuchada, un refuerzo visual
puede ayudar a mantener enganchada a la audiencia más tiempo. Una vez más el
contexto es lo más importante, hay que saber adecuarse al contexto correctamente y
por tanto se debe conocer muy bien a que público va dirigido el proyecto, contemplar
todos los puntos de vista del proyecto en cuestión e intentar conseguir que apasione a
los demás, al resto de los integrantes del proyecto y el público objetivo, de igual manera
que te apasiona a ti.

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