La Sociedad Entre 1880 y 1930 6º
La Sociedad Entre 1880 y 1930 6º
La Sociedad Entre 1880 y 1930 6º
La inmigración
Como vimos en el capítulo anterior, la llegada de miles de inmigrantes a la Argentina contribuyó al acelerado crecimiento de la economía durante los
últimos años de siglo XIX. Los inmigrantes proporcionaron la mano de obra necesaria para el desarrollo exitoso de la producción agroexportadora.
Aunque el actual territorio argentino ya había recibido población extranjera, fue durante la segunda mitad del siglo XIX y los años del xx cuando la
inmigración alcanzó cifras impresionantes. Entre 1850 y 1914 más de cuatro millones y medio de personas abandonaron Europa y se trasladaron a nuestro
país. A pesar de que algunos de ellos volvieron a sus países de origen, muchos se integraron a la sociedad argentina y sus descendientes constituyen una
parte, importante de la población actual.
La llegada de tantas personas en tan poco tiempo tuvo un fuerte impacto sobre la economía, la política y la vida social y cultural de nuestro país.
¿Por qué vinieron los inmigrantes?
La llegada de millones de inmigrantes a la Argentina fue parte de un fenómeno mundial. Entre 1820 y 1924 más de cincuenta millones de europeos
abandonaron sus países de origen y se establecieron en otras zonas del mundo. Muchos de ellos cruzaron el Atlántico y se trasladaron a diferentes países
americanos, como los Estados Unidos, la Argentina, Canadá y Brasil. Fuera de América, los principales destinos fueron Australia, Sudáfrica y Nueva Zelanda.
La decisión de emigrar no era una tarea fácil. Las personas debían abandonar el país donde habían nacido, su hogar, sus costumbres, sus amigos y, en
muchas ocasiones, su familia, para trasladarse a un lugar situado muy lejos, del que apenas tenían noticias. Una de las causas de las migraciones
internacionales fue el importante crecimiento de la población europea sin que al mismo tiempo se generaran los recursos suficientes para satisfacer sus
necesidades. También fueron importantes los avances en la producción agrícola, ya que la aplicación de máquinas en la agricultura dejó sin trabajo a
muchos campesinos europeos. Además, los bajos ingresos de la mayoría de los campesinos apenas les permitían vivir y solo unos pocos llegaban a ser
propietarios de sus tierras. Algunos de ellos se trasladaron del campo a la ciudad para trabajar en las fábricas, pero muchos otros decidieron emigrar.
En otras ocasiones, las personas no migraban debido a razones económicas, sino al deseo de escapar de las guerras o de persecuciones religiosas o
políticas. Otro factor que impulsó las migraciones el importante avance de la navegación ultramarina, que permitió disminuir el tiempo y el costo de los
viajes y aumentar la seguridad y las comodidades de los viajeros.
La Argentina resultaba atractiva para los inmigrantes. Era un país rico y en pleno crecimiento económico. Abundaba la tierra para el cultivo y había pocos
trabajadores. Existía la posibilidad de establecerse como productor rural o de emplearse a cambio de salarios más altos que en sus países de origen.
Y si bien es cierto que solo algunos de los inmigrantes que llegaron a la Argentina llegaron a hacerse ricos, la gran mayoría logró mejorar su condición
económica y social, y asegurar un futuro a sus hijos, quienes pudieron recibir una mejor educación que sus padres.
El impulso a la inmigración
A mediados del siglo XIX enormes extensiones del territorio argentino se hallaban casi despobladas. Además, la población estaba distribuida de manera
desigual. De los 1.800.000 habitantes que vivían en el país en 1869, unos 500.000 se concentraban en la región pampeana. Para terminar con los
problemas que generaba la falta de población (como la escasez de mano de obra), los gobernantes de aquella época pensaban que era necesario impulsar
la inmigración. Cuando presidió la Confederación Argentina, Urquiza favoreció la llegada de inmigrantes por medio del establecimiento de las primeras
colonias agrícolas en las provincias de Santa Fe, Entre Ríos y Corrientes. En 1876, el presidente Avellaneda promulgó la Ley de Inmigración, que
consideraba inmigrantes a quienes vinieran al país para trabajar en la agricultura y reglamentaba el acceso a la tierra. Además, los gobiernos argentinos
abrieron en Europa oficinas destinadas a fomentar la inmigración hacia nuestro país. También las empresas navieras promocionaban los viajes hacia
América. Sin embargo, el principal estímulo para los futuros inmigrantes era la información que recibían de parientes y amigos que habían emigrado, que
los alentaban a abandonar su tierra para viajar a la Argentina.
Los inmigrantes en la Argentina
La enorme mayoría de inmigrantes que llegaron a la Argent provenía de Europa. De las 4.200.000 personas que arribaron a nuestro país entre 1881 y 1914,
2.000.000 eran italianos, 1.400.000 español 170.000 franceses y 160.000 rusos. También llegaron sirios, libaneses, húngaros, alemanes, suizos y belgas.
Como vimos, algunos inmigrantes se quedaron a vivir en la Argentina. Otros se trasladaron en forma temporaria, trabajaron hasta reunir algunos ahorros y
regresaron a sus países de origen.
Si bien la Argentina no ocupó el primer lugar en la lista de países receptores de inmigrantes, fue el país que más inmigrantes recibió en relación con la
población nativa. En 1895 los inmigrantes constituían el 25% de la población argentina total y en 1914 el 30%. Entre los inmigrantes predominaban los
varones jóvenes de origen rural.
En general, el inmigrante no se trasladaba solo, sino que trataba de viajar con otras personas de su mismo pueblo o de su región de origen. Pensaba, con
razón, que viajando en grupo le sería más fácil superar las dificultades que pudieran presentarse durante el viaje y en el lugar de destino. También se
trasladaron grupos familiares completos. Aunque en algunos casos viajaba toda la familia, la mayoría de las veces lo hacían de manera separada y se
reunían aquí cuando los hombres, que habían viajado antes, lograban asentarse y tener un trabajo estable.
Un vasco en Necochea
“Pedro Ignacio Irrundarai llegó a la Argentina en 1907. Luego de aprender bien el idioma y las tareas de campo decidió instalarse por su cuenta, animado
por dos amigos que habían alquilado campos cerca de Necochea. Varios vascos habían participado en la fundación de la ciudad en 1881. Pero ya veinte
años antes, cuando el río Salado era la frontera con el desierto' habitado por el indio, unos cuantos de ellos habían cruzado el Quequén Grande para poblar
la región. Tratar de poblar un campo en el partido de Necochea alrededor de 1870 era una aventura digna de ser recordada. Durante toda la década, los
indígenas de Calfucurá habían estado rondando e invadiendo los alrededores. Pedro Ignacio arrendó un campo al lado del río Quequén. Se dedicó a la
agricultura y a la ganadería. Todavía no había máquinas y todo se arreglaba con la fuerza de los caballos y los brazos: arados, trilladoras, etc. Trabajó duro
unos quince años y entonces pensó que era el momento de volver a sus verdes montañas, a su familia y a su aldea.
Vendió todo lo que tenía, con excepción de los caballos, que los dejó a su socio Iriberri y, en 1922, a los treinta y dos años, volvió a su tierra como un
vencedor".
Información para emigrantes
“El futuro emigrante comenzaba por recopilar información. Como esta abundaba, el problema no era conseguirla sino sobre todo lograr extraer de ella lo
que estuviera más cerca de la verdad. En esto tenía un papel importantísimo la fuente que generaba esos datos: para un potencial inmigrante, lo que decía
un gobierno podía merecer más confianza que lo que afirmaba una empresa; pero la credibilidad de una carta de un pariente cercano o de un paisano que
había migrado antes era muchísimo más sólida que cualquier otra fuente. En la época de la gran inmigración, la Argentina llegó a ser uno de los países del
mundo con mayor índice de cartas enviadas y recibidas por inmigrante”.
Distribución y ocupaciones de los inmigrantes
La mayor parte de los inmigrantes que llegaron a la Argentina se concentró en la región Pampeana porque allí era donde se encontraban las mejores
oportunidades de trabajo. Las provincias de Buenos Aires. Santa Fe y Entre Ríos concentraron cerca del 90% de los recién llegados.
En un principio, los inmigrantes declaraban ser agricultores. En general esta actitud se debía a que las leyes argentinas otorgaban mayores beneficios a
quienes vinieran a trabajar la tierra. Por ejemplo, les daba alojamiento gratuito en el Hotel de Inmigrantes durante varios días y los trasladaba en forma
gratuita en tren al lugar donde iban a trabajar. Sin embargo, a pesar de que casi todos los inmigrantes eran campesinos, la mayor parte se estableció en las
ciudades. En 1887, por ejemplo, los extranjeros representaban casi el 40% de la población de las ciudades de Rosario y Santa Fe. En 1914 alrededor de la
mitad de los habitantes de Buenos Aires eran extranjeros.
En las áreas rurales se instalaron muchos menos inmigrantes debido a que encontraron dificultades para convertirse en propietarios. El valor de la tierra
había aumentado considerablemente y las mejores se hallaban en manos de grandes terratenientes. Algunos se convirtieron en arrendatarios, es decir,
alquilaban parcelas de tierra para trabajarlas. La zona rural donde se radicaron más inmigrantes fue la comprendida por Entre Ríos, el sur de Santa Fe, el
sureste de Córdoba y el norte de Buenos Aires, llamada por eso la pampa gringa. La palabra "gringo" se usaba como sinónimo de extranjero. Durante las
tres últimas décadas del siglo XIX, la población de la región se multiplicó por tres y en 1805 concentraba a casi el 20% de los inmigrantes establecidos en el
país
En las ciudades también abundaban las posibilidades de trabajo. Allí los inmigrantes se desempeñaban en las actividades portuarias los talleres
ferroviarios, la edificación urbana, la industria y el comercio. Entre los inmigrantes también había profesionales con diferentes especialidades, como
médicos, profesores, maestros, músicos, sacerdotes, que brindaban sus servicios a las comunidades de extranjeros.
El impacto de la inmigración
La llegada masiva de inmigrantes, junto con las profunda formaciones económicas, produjo un fuerte impacto en diferentes aspectos de la vida de los
argentinos.
Una de las consecuencias de la inmigración masiva fue el acelerado crecimiento de las ciudades. De las cerca de 500.000 personas vivían en ciudades en
1869, se pasó a más de 4.000.000 en 1914 más de la mitad de la población total de la Argentina. Las ciudades existentes crecieron y además surgieron
nuevos centros urbanos. Buena parte de ellos se desarrolló a partir de la llegada del ferrocarril.
La fuerte concentración de población en las ciudades genero una serie de inconvenientes debido a que estas no contaban con la infraestructura necesaria
para brindar los servicios básicos a una población creciente. Uno de los problemas más serios fue la falta de viviendas. En las principales ciudades el alto
costo de los alquileres ocasionó graves dificultades a muchos inmigrantes. Así fueron surgiendo los conventillos, viejas casonas que sus propietarios
alquilaban a las familias de inmigrantes. En general, los conventillos consistían en una serie de piezas alineadas alrededor de un patio. En una misma
habitación solían convivir siete u ocho personas. En ocasiones, el hacinamiento y las precarias condiciones de provisión de agua potable y servicios
sanitarios provocaron epidemias que afectaron a los sectores más pobres.
En la periferia de las ciudades fueron surgiendo barrios de casas bajas y baratas que pertenecían a familias de clase media y trabajadoras que querían
tener su casa propia.
Cambios en la sociedad
El extraordinario crecimiento económico que la Argentina experimento en la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del xx no beneficio a todos
por igual. Un grupo de familias poderosas, que eran dueñas de las mejores tierras y controlaban las exportaciones, fueron principales beneficiados y
acumularon grandes fortunas, En las principales ciudades, la instalación de miles de inmigrantes dio lugar a la formación de sectores medios integrados por
comerciantes, dueños de pequeños talleres y profesionales. Un proceso similar se desarrolló en las zonas rurales por medio de los peones y arrendatarios,
La principal característica de estos sectores era su posibilidad de ascenso social como consecuencia del progreso económico y del acceso a la educación
pública y gratuita.
Las primeras organizaciones obreras
Por otro lado, el crecimiento de la industria provocó un importante aumento del número de trabajadores. En ese entonces, los trabajadores recibían
salarios muy bajos y debían soportar largas jornadas laborales. Tampoco existían leyes que los protegieran. Para mejorar las condiciones de trabajo, los
trabajadores comenzaron a organizarse en sindicatos. El primer sindicato, llamado Sociedad Tipográfica, fue organizado en 1857 y agrupaba a los
trabajadores de las imprentas. Posteriormente surgieron otros, como el de los portuarios, el de los cigarreros y el de los ferroviarios.
Entre los reclamos obreros figuraban: jornada laboral de ocho horas, el descanso dominical y la protección contra los accidentes de trabajo y las
enfermedades laborales. El principal instrumento utilizado por los obreros para llevar adelante sus reclamos fue la huelga. En general las huelgas
reprimidas por el gobierno. En 1902 fue sancionada la Ley de Residencia que permitía a las autoridades expulsar del país a los dirigentes sindicales
extranjeros que considerara peligrosos.
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Colonia Esperanza
Algunos de los inmigrantes que llegaron a nuestro país en la segunda mitad del siglo xix se instalaron en las colonias agrícolas
fundadas en la provincia de Santa Fe. En este caso visitaremos la Colonia Esperanza
La ciudad de Esperanza se encuentra en el departamento las Colonias, a unos 30 kilómetros de la ciudad de Santa Fe.
Y En 1853 el empresario salteño Aarón Castellanos firmó un contrato con el gobierno provincial. El gobierno se comprometía a
entregar tierras para la fundación de una colonia agrícola, mientras que los otros gastos quedaban a cargo del empresario.
Por su parte, Castellanos debía instalar a 100 familias, de por lo menos cinco miembros cada una, en el término de dos años. Cada
familia recibiría una parcela, que luego de cinco años pasaría a ser de su propiedad. Además, a los colonos les pagarían los pasajes
desde Europa hasta Santa Fe y les darían semillas y todos los instrumentos de labranza necesarios. A cambio, ellos debían entregar
parte de lo producido en sus tierras.
Castellanos viajó a Europa e intentó reclutar a los colonos por su cuenta, pero luego llegó a un acuerdo con una empresa europea
dedicada al fomento de la inmigración para que consiguiera a las familias que se instalarían en esas tierras.
Los primeros colonos que llegaron a Santa Fe en 1856 eran suizos, la alemanes, franceses, italianos y belgas. Los comienzos fueron
difíciles y debieron sobrevivir en condiciones muy precarias. Las dificultades fueron múltiples: las sequías y las plagas arrasaron con
las cosechas durante los tres primeros años. En el primer año, 300 de los 1.000 colonos abandonaron la colonia. Castellanos decidió
traspasarla al gobierno provincial, que redujo la cantidad de productos que los colonos debían entregarle en pago. Diez años
después de su fundación, Esperanza producía trigo, maíz, cebada, maní y papas.