Toussaint
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POR
MANUEL TOUSSAINT
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DOI: http://dx.doi.org/10.22201/iie.18703062e.1940.5.183
29 Selección de objetos
Las cuatro secciones de .que está formada la .exposición deben regirse por
un concepto distinto al seleccioi1ar sus objetos. La sección prehistórica de-
bía. :J;'epresentar todas las culturas que ex~stieron en México antes del descubri-
nuelJto de América, as~ en. su de~rrollo. t;stético .eomo en la integ~idad d~ su
expresión. La sección de arte colonial, ant~ la imposibilidad de tener una re-
presenta<;ión íntegra, debía ,escoger obras de prjmer orden pertenecientes .a
cada período estético, desentendiéndose de aquellos artistas mediol;:res que
casi sólo son interesantes desde el punto de vista erudito, pero no por su va-
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lar plástico. La secci@n ,de arte :popular .tel~a ,aJ.\~ sí ·el difi~ilpr9b,lem;1 ,~
·bUscaT la exp~sión int~ra del arte popwar det«las las :re,giQUep .de ~
co, pero las piezas ~~idas ,debían tener :un real v::alor plástico, ,C9~ ·dW¡;ij"
ya que -en los objetos .de uso dia-r.io 'el valor artístico casi d~~par~ce. l'ar.~ .t1I
arte moderno había dos ~aminos: .opr-esentarÚniqamente a los ~tistas tCQ\l~
sagrados o hacer una 'exhibición en queestuviesenrepr~sentados ,el·mayor I~Ú
mero posible ,de ;artistas. EIseñQr Covar.rubias 'se ·decidió ,por .el segundo c,:a.-
mino. Planteado asid problema veamos ,los ,que cada se~ción ,realizó.
La sección prehispánica es sin duda la más completa; -hubo :hasta un
exceso de objetos de los cuales varios no pudieron ser expuestos, y el instálá-
dor, como "Vet!emos ,a su tiempo, tuvo ,ante sí un grave ,problema. Nunca se
había visto tal cantidad ·de objetos de ,'arte ,prehispánico a,gr~padoo ,en Ulla
forma tan sugestiva, sin perder por .eSo la seriedad científica del asunto.
La sección colonial, a'mi modo de ver, es la mejor instalada. A primera
vista la sección aparece menos rica que cualquiera de las otras ·tres, j>eroes-
tudiándola se ve cómo realza el valor de cada pieza por sí. En esta se<:ción es:"
tuvieron r~presentadas todas las manifestaciones artísticas de la colonia: la·ar-
quitectura por cinco maquetas, a saber: 'la catedral de México, portada de la
iglesia de. San Agustín Acolman,portada de la Casa de Montejo en Mérida de
Yucatán, fuente del Salto del Agua y Capilla del Podto de la 'Villa de Guada-
lupe. Además se exhibe una serie de fot«;>grafías,que enseñan los diversos mo·
tivos arquitectónicos del país y que por sí solas son algunas de ellas verdade·
ras obras de arte. La pintura cólonial está representada por cuadros de' los nM!.
JOTes maestros, que pueden compararse con sus contemporáneos españoles. Des-
de un viejo San Francisco en tabla, obra de indios de mediados del siglo XVI
hasta las pinturas neoclásicas de Ximeno, sin omitir a los dos grandes Eeha-
'ves, a Arteaga, a José Juárez, ..alos,dos'-Correas, ¡Juan ,y Nicolás"a'Nillalpan-
·do,·a Cabrera".a, Juan Rodríguez ]uárez, aPérez.de,Aguilar :y;aIP«iro!~
'mítez, cuyo magnifico cuadro:l!ue representa,1asLágrim.asfde'San·P(dl'o.·f~r
'tnado por; €l, podía pasar' por un Zurharán. ~ Una, -omisión-~nsiWet ba.y, ~n ~st.a
'parte: la reproducción de.a.lgún gran' fresco, c01lven1:u;d, d~l siglo XVI. :E,¡:isup
el proyecto de hacerla, mas por la premura del tiempo no pudo ser' tlc:v.a.da ¡a
cabo.
. La escultura está: representada' por'escasas.piezas,!perot9das de ~ali4a.d
maestra: 'doS! grandes· esctlllttttas: mayores. de ¡ tamáño ,natUl:al¡ ~1Ie€igw:an,.a la
'Virgen ya San Juan,·~emadera¡.tallada'Y'esOOfada.Segu!amente:pefteoe9ie
. ron· a álgún :ret.ablo· de: .la segunda' mitad del·~lo XVI, y: se,caracteria&.11'. P.Qr
:~agtan amplitud, del movimiento,Ja simplicidad 6e·Jas f.onuas;y! la b~U~a,·~l
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color en sus paños. Una pequeña escultura en alabastro que reproduce a San
Sebastián y data del siglo XVII, revela la ingenua mano del indio y la agu-
da percepción de la forma. La dramática escultura española, tan en boga en la
Península a partir del siglo XVI, nos muestra una cabeza de San Diego de
Alcalá cuyo gesto patético parece alarido de pena más que plegaria. El rea-
lismo hispano ha sido llevado al extremo: los dientes y las pestañas son natura-
les. La gran escultura barroca y churrigueresca ofrece tres magníficas pie-
zas: un gran San Francisco con los brazos abiertos, un San José deslumbrante
en su estofado y un San Antonio cuya dulzura de rostro compite con la
elegancia del sobrio vestido.
Las artes industriales están representadas en primer sitio por grandes
ornamentos bordados que por primera vez se exhiben en un museo público:
la incomparable capa pluvial del Deán Malpartida y Centeno de fines del si-
glo XVII firmada por Rangel; casullas y dalmáticas del siglo XVIII con bor-
dados de seda policroma. La orfebrería cuenta con un buen lote de piezas de
uso religioso: cálices y custodias, navetas e incensarios, candeleros, sandalias
y un báculo barroco de carey y plata dorada que es un primor. Los muebles
coloniales no podían ser representados en una forma completa, así por la di-
ficultad en obtenerlos y en trasladarlos como porque, de no llevar los más mag-
níficos que existen, se corría el riesgo de una comparación desfavorable con las
piezas similares de museos y colecciones norteamericanos; aparecen, pues,
sólo dos sobrios sillones de los capitulares de México, obra del siglo XVII, de
baqueta y pita, elegantísimos en sus líneas sencillas. Dos libros de coro ense-
ñan cómo se trabajó el arte de la miniatura en la Nueva España, un lote de
laca en las hermosísimas bateas del siglo XVIII y, además, un pequeño con-
junto de cerámica y algunos hierros forjados completan el conjunto.
Difícil es describir la selección de arte popular; baste hacer notar que es
la más completa que puede haberse visto: judas fantásticos, máscaras variadí-
simas de forma y color, cerámica de diversas regiones, textiles, juguetes, pie-
zas de confitería, adornos femeninos, todo lo que se encuentra en los mercados
de nuestros pueblos fué recogido en grado superabundante para llevarlo a
Nueva York.
La sección de arte moderno incluyó pinturas de casi todos los artistas
de México que tienen una filiación moderna, lo cual permite conocer casi por
completo la pintura actual de México aun a riesgo de no permitir que el valor
de cada pintura sea realzado, por el excesivo número de ellas. Los tres grandes
maestros Orozco, Rivera y Alfaro Siqueiros están en lo general bien repre-
sentados, salvo quizás Rivera cuyo patrimonio tuvo que ser aumentado con
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39 Instalación
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