Capítulo 6
Capítulo 6
Capítulo 6
Por lo que se refiere a los inputs del proceso productivo, éstos se pueden clasificar en
transformables y transformadores:
- Importancia de los trabajadores. Al rasgo distintivo anterior, hay que añadir que los
servicios, se basan fundamentalmente en el conocimiento, habilidades o competencias de los
trabajadores de operaciones, por lo que este input transformador resulta clave para toda la
organización y para la calidad del propio servicio.
- Relevancia de las características del lugar en el que se presta el servicio. Dado que el
cliente pasa por las instalaciones productivas, las decisiones de operaciones relativas a la
localización de las instalaciones productivas, así como de distribución en planta o layout, son
especialmente relevantes. La proximidad a la demanda potencial es una prioridad para
localizar estas instalaciones y se pone especial atención a la distribución interna de la planta
productiva pues además de los trabajadores de la empresa, por estas dependencias circulan y
están atendidos también los clientes.
6.1.2 Los objetivos de la función de operaciones
Una vez definida la función de operaciones, a continuación, se presentan los objetivos
más habituales que se plantean en el ámbito de la dirección de operaciones:
Reducción de coste
El coste expresa el valor monetario de inputs consumidos por la empresa en el
desarrollo de su actividad, constituyendo uno de los principales factores de la competitividad
empresarial. Estos costes pueden ser de dos tipos: fijos y variables. Así, el coste total (CT) es la
suma de los costes fijos y los costes variables.
Incremento de la calidad
Además de las consideraciones de coste, otro de los objetivos fundamentales de la
función de operaciones es la calidad, entendida como el conjunto de características de un
proceso o producto que le permiten satisfacer las necesidades del cliente. En el ámbito de
operaciones, y en sentido amplio, calidad se asocia con «hacer las cosas bien».
Entregas a clientes
Este objetivo clásico de operaciones comprende dos aspectos básicos:
Flexibilidad
La flexibilidad, como capacidad de respuesta al cambio, en el ámbito de operaciones se
refiere a la habilidad de una empresa para desplegar y retirar sus recursos productivos de
forma eficiente en respuesta a las condiciones cambiantes del entorno.
Entre los principales cambios que tiene que atender la flexibilidad productiva se
encuentran:
- Cambios en la demanda
- Cambios en el suministro de factores productivos
- Cambios en los bienes y servicios ofrecidos
- Cambios en el propio proceso y tecnología productiva
- Cambios en la mano de obra
Servicios a clientes
Como se ha indicado previamente, dado que el servicio puede ser un componente,
otro de los objetivos fundamentales de la función de operaciones va dirigido al servicio a
clientes. El ámbito de operaciones puede mejorar el servicio a clientes, siendo ventaja
competitiva para la empresa, pues un mejor servicio aumenta el valor añadido, y, por tanto, el
precio del producto.
- Una reducción en los inputs productivos utilizados, y/o su sustitución por otros
menos contaminantes.
- Gestión de la cadena de suministro y análisis del ciclo completo de vida del producto
con criterios ambientales.
Por otro lado, dado que los productos tienden a tener un ciclo de vida cada vez más
corto, las decisiones sobre el diseño tienen un papel relevante, no sólo en su lanzamiento
inicial, sino también posteriormente rediseñándolo a lo largo de su vida.
Para llegar a tomar una decisión final sobre la fabricación de un producto o prestación
de un servicio es necesario recorrer una serie de etapas, como se muestra gráficamente en la
siguiente figura.
Así, por ejemplo, en esta etapa es habitual utilizar técnicas para recoger ideas e
información directamente de los potenciales clientes como la técnica denominada «focus
group». También se analizan en esta etapa las acciones de las empresas competidoras. Por
ejemplo, la denominada «ingeniería inversa» se basa en el análisis minucioso del diseño del
producto de la competencia.
Resultado de este análisis surge una idea que debe ser transformada en concepto para
poder ser así evaluada y especificada. El concepto de producto o servicio es el conjunto de
beneficios o utilidades esperadas que tendrá dicho producto o servicio para cubrir las
necesidades y expectativas de los clientes.
Por ejemplo, una idea de producto podría ser «un teléfono móvil barato» y especificar
esta idea en un concepto de producto que implica: «estilo fashion», «fácil de usar» …
Según Heizer y Render, los bienes o servicios se fabrican utilizando alguna variante o
adaptación de estos cuatro tipos de sistemas productivos:
- Enfoque de proceso
- Enfoque repetitivo
- Enfoque de producto
- Personalización en masa
Enfoque de producto
Este tipo de sistema productivo está diseñado para producir una gran cantidad de
productos, con muy poca variedad. A este tipo de sistema productivo también se le denomina
producción continua. Las series de producción pueden ser continuas o divididas (continua por
unidades). En ambos casos, el tamaño del lote es muy grande.
Enfoque repetitivo
Este tipo de sistema productivo, a camino entre el enfoque de proceso y de producto,
se caracteriza por la utilización de módulos.
Este enfoque de producción tiene otras acepciones muy conocidas como son el
Toyotismo o producción JIT (Just in Time), representando pequeñas variaciones del mismo
enfoque de personalización en masa. JIT reduce los inventarios con el doble objetivo de
reducir costes, así como reducir la aparición de otros problemas de gestión de la producción.
Además, y dado que el correcto funcionamiento de las instalaciones JIT recae en los
cero defectos, la calidad, su control y su mejora es responsabilidad de todos los miembros,
muy especialmente de los trabajadores.
Otras herramientas muy popularizas son las tarjetas Kanban, que describen el origen,
destino, identidad y cantidad de cada pieza en cuestión, existiendo kanban de movimiento y
de producción.
Las decisiones sobre capacidad productiva a instalar a largo plazo suponen un gran
compromiso de recursos financieros, y son difíciles de modificar sin incurrir en costes elevados.
Estas decisiones determinan aspectos fundamentales para el resto del sistema de operaciones,
así como para la competitividad empresarial, dado que en buena medida determinan la
estructura de costes de producción.
Se debe matizar que capacidad y dimensión son dos conceptos íntimamente ligados,
pero distintos. Mientras la capacidad se refiere a la cantidad de outputs obtenidos por unas
determinadas instalaciones productivas en un determinado período de tiempo, la dimensión
incluye el número de componentes que se fabrican internamente o número de fases
productivas que realiza la propia empresa.
Dado que la demanda del mercado varía, la capacidad productiva instalada a largo
plazo de la empresa debe adecuarse a estos cambios, llevando a cabo decisiones estructurales
de expansión/contracción de la capacidad.
- Proximidad a los mercados. Estar cerca de los clientes de la empresa puede ser una
forma de atender mejor sus necesidades y aprender de ellos, permitiendo una estrategia de
diferenciación e innovación.
En general, la distribución en planta es una decisión que se debe llevar a cabo cuando
se construyen o adquieren las instalaciones productivas. No obstante, es posible que exista la
necesidad de redistribuir la planta productiva.
Entre las principales ventajas, destacamos la flexibilidad de las instalaciones, así como
la menor necesidad de elevadas inversiones en equipos. Entre los inconvenientes, se
encuentran la baja productividad de las instalaciones, así como los elevados tiempos de
fabricación o la dificultad para la planificación y control del proceso productivo.