Arte Definiciones
Arte Definiciones
Arte Definiciones
El arte es toda forma de expresión de carácter creativo que poseen los seres humanos. Es la capacidad que tiene el hombre para
representar sus sentimientos, emociones y percepciones acerca de sus vivencias y el entorno que lo rodea.
A través de las diferentes disciplinas artísticas, un individuo puede expresar lo que es y lo que siente mediante una infinidad de
formas y técnicas entre las que se destacan el uso de recursos lingüísticos, plásticos y sonoros. En muchos países, el arte es uno de
los componentes más importantes de la cultura.
A lo largo de la historia, la palabra “arte” se ha ido expandiendo por todo el mundo en todas sus formas. Antiguamente, solo se
consideraba arte a algunas disciplinas, como la pintura, el dibujo, el canto, la literatura y la danza. Hoy el concepto de arte abarca
muchas más técnicas y formas.
El avance de la tecnología es uno de los pilares fundamentales que permitieron la creación y el desarrollo de nuevas formas de
arte. Sin embargo, no todos los historiadores y filósofos están de acuerdo con la definición de arte actual.
Comúnmente, el término “arte” es confundido con el de «artesano». Un artesano es aquel que reproduce múltiples obras y las
comercializa, mientras que, tradicionalmente, se considera que el arte se basa en obras únicas e irrepetibles.
Arte y cultura
A menudo se encuentra el concepto de arte asociado al de cultura. El concepto de cultura es un término amplio que abarca todas
las manifestaciones individuales y colectivas de una determinada sociedad. Es decir que la cultura incluye tanto el arte como
las creencias, tradiciones, valores y costumbres de una comunidad.
La cultura está formada por conocimientos, bienes materiales e inmateriales que transmiten la identidad, la historia y la forma de
ver el mundo de un grupo de individuos e incluye la lengua, la religión, la vestimenta, la gastronomía, las artes visuales, los sitios
históricos.
Existen diversos tipos de culturas que varían según los elementos que las componen y construyen su identidad. La cultura es
trasmitida de generación en generación y el arte es un componente fundamental de toda cultura.
El arte (del latín ars, artis, y este calco del griego τέχνη téchnē)1 es entendido generalmente como cualquier actividad o producto
realizado con una finalidad estética y también comunicativa, mediante la cual se expresan ideas, emociones y, en general, una
visión del mundo, a través de diversos recursos, como los plásticos, lingüísticos, sonoros, corporales y mixtos.2 El arte es un
componente de la cultura, reflejando en su concepción las bases económicas y sociales, y la transmisión de ideas y valores,
inherentes a cualquier cultura humana a lo largo del espacio y el tiempo. Se suele considerar que con la aparición del Homo
sapiens el arte tuvo en principio una función ritual, mágica o religiosa (arte paleolítico), pero esa función cambió con la evolución
del ser humano, adquiriendo un componente estético y una función social, pedagógica, mercantil o simplemente ornamental.
La noción de arte continúa sujeta a profundas disputas, dado que su definición está abierta a múltiples interpretaciones, que
varían según la cultura, la época, el movimiento, o la sociedad para la cual el término tiene un determinado sentido. El vocablo
‘arte’ tiene una extensa acepción, pudiendo designar cualquier actividad humana hecha con esmero y dedicación, o cualquier
conjunto de reglas necesarias para desarrollar de forma óptima una actividad: se habla así de “arte culinario”, “arte médico”,
“artes marciales”, “artes de arrastre” en la pesca, etc. En ese sentido, arte es sinónimo de capacidad, habilidad, talento,
experiencia. Sin embargo, más comúnmente se suele considerar al arte como una actividad creadora del ser humano, por la cual
produce una serie de objetos (obras de arte) que son singulares, y cuya finalidad es principalmente estética. En ese contexto, arte
sería la generalización de un concepto expresado desde antaño como “bellas artes”, actualmente algo en desuso y reducido a
ámbitos académicos y administrativos. De igual forma, el empleo de la palabra arte para designar la realización de otras
actividades ha venido siendo sustituido por términos como ‘técnica’ u ‘oficio’. En este artículo se trata de arte entendido como un
medio de expresión humano de carácter creativo.
La definición de arte es abierta, subjetiva y discutible. No existe un acuerdo unánime entre historiadores, filósofos o artistas. A lo
largo del tiempo se han dado numerosas definiciones de arte, entre ellas: «el arte es el recto ordenamiento de la razón» (Tomás
de Aquino); «el arte es aquello que establece su propia regla» (Schiller); «el arte es el estilo» (Max Dvořák); «el arte es expresión
de la sociedad» (John Ruskin); «el arte es la libertad del genio» (Adolf Loos); «el arte es la idea» (Marcel Duchamp); «el arte es la
novedad» (Jean Dubuffet); «el arte es la acción, la vida» (Joseph Beuys); «arte es todo aquello que los hombres llaman arte» (Dino
Formaggio); «el arte es la mentira que nos ayuda a ver la verdad» (Pablo Picasso); «arte es vida, vida es arte» (Wolf Vostell). El
concepto ha ido variando con el paso del tiempo: hasta el Renacimiento, solo las artes liberales eran consideradas arte; la
arquitectura, la escultura y la pintura eran consideradas “manualidades”. El arte ha sido desde siempre uno de los principales
medios de expresión del ser humano, a través del cual manifiesta sus ideas y sentimientos, la forma como se relaciona con el
mundo. Su función puede variar desde la más práctica hasta la más ornamental, puede tener un contenido religioso o
simplemente estético, puede ser duradero o efímero. En el siglo XX se pierde incluso el sustrato material: decía Beuys que la vida
es un medio de expresión artística, destacando el aspecto vital, la acción. Así, todo el mundo es capaz de ser artista.
El término arte procede del latín ars, y es el equivalente al término griego τέχνη (téchne, de donde proviene ‘técnica’).
Originalmente se aplicaba a toda la producción realizada por el hombre y a las disciplinas del saber hacer. Así, artistas eran tanto
el cocinero, el jardinero o el constructor, como el pintor o el poeta. Con el tiempo la derivación latina (ars -> arte) se utilizó para
designar a las disciplinas relacionadas con las artes de lo estético y lo emotivo; y la derivación griega (téchne -> técnica), para
aquellas disciplinas que tienen que ver con las producciones intelectuales y de artículos de uso.3 En la actualidad es difícil
encontrar que ambos términos (arte y técnica) se confundan o utilicen como sinónimos.
Durante el Renacimiento se empezó a gestar un cambio de mentalidad, separando los oficios y las ciencias de las artes, donde se
incluyó por primera vez a la poesía, considerada hasta entonces un tipo de filosofía o incluso de profecía –para lo que fue
determinante la publicación en 1549 de la traducción italiana de la Poética de Aristóteles–. En este cambio intervino
considerablemente la progresiva mejora en la situación social del artista, debida al interés que los nobles y ricos prohombres
italianos empezaron a mostrar por la belleza. Los productos del artista adquirieron un nuevo estatus de objetos destinados al
consumo estético y, por ello, el arte se convirtió en un medio de promoción social, incrementándose el mecenazgo artístico y
fomentando el coleccionismo.7 Surgieron en ese contexto varios tratados teóricos acerca del arte, como los de Leon Battista
Alberti (De Pictura, 1436-1439; De re aedificatoria, 1450; y De Statua, 1460), o Los Comentarios (1447) de Lorenzo Ghiberti.
Alberti recibió la influencia aristotélica, pretendiendo aportar una base científica al arte. Habló de decorum, el tratamiento del
artista para adecuar los objetos y temas artísticos a un sentido mesurado, perfeccionista. Ghiberti fue el primero en periodificar la
historia del arte, distinguiendo antigüedad clásica, periodo medieval y lo que llamó “renacer de las artes”.8
Con el manierismo comenzó el arte moderno: las cosas ya no se representan tal como son, sino tal como las ve el artista. La
belleza se relativiza, se pasa de la belleza única renacentista, basada en la ciencia, a las múltiples bellezas del manierismo,
derivadas de la naturaleza. Apareció en el arte un nuevo componente de imaginación, reflejando tanto lo fantástico como lo
grotesco, como se puede percibir en la obra de Brueghel o Arcimboldo. Giordano Bruno fue uno de los primeros pensadores que
prefiguró las ideas modernas: decía que la creación es infinita, no hay centro ni límites –ni Dios ni hombre–, todo es movimiento,
dinamismo. Para Bruno, hay tantos artes como artistas, introduciendo la idea de originalidad del artista. El arte no tiene normas,
no se aprende, sino que viene de la inspiración.9
Los siguientes avances se hicieron en el siglo XVIII con la Ilustración, donde comenzó a producirse cierta autonomía del hecho
artístico: el arte se alejó de la religión y de la representación del poder para ser fiel reflejo de la voluntad del artista, centrándose
más en las cualidades sensibles de la obra que no en su significado.10 Jean-Baptiste Dubos, en Reflexiones críticas sobre la poesía
y la pintura (1719), abrió el camino hacia la relatividad del gusto, razonando que la estética no viene dada por la razón, sino por
los sentimientos. Así, para Dubos el arte conmueve, llega al espíritu de una forma más directa e inmediata que el conocimiento
racional. Dubos hizo posible la popularización del gusto, oponiéndose a la reglamentación académica, e introdujo la figura del
‘genio’, como atributo dado por la naturaleza, que está más allá de las reglas.
En el romanticismo, surgido en Alemania a finales del siglo XVIII con el movimiento denominado Sturm und Drang, triunfó la idea
de un arte que surge espontáneamente del individuo, desarrollando la noción de genio –el arte es la expresión de las emociones
del artista–, que comienza a ser mitificado.11 Autores como Novalis y Friedrich von Schlegel reflexionaron sobre el arte: en la
revista Athenäum, editada por ellos, surgieron las primeras manifestaciones de la autonomía del arte, ligado a la naturaleza. Para
ellos, en la obra de arte se encuentran el interior del artista y su propio lenguaje natural.12
Arthur Schopenhauer dedicó el tercer libro de El mundo como voluntad y representación a la teoría del arte: el arte es una vía
para escapar del estado de infelicidad propio del hombre. Identificó conocimiento con creación artística, que es la forma más
profunda de conocimiento. El arte es la reconciliación entre voluntad y conciencia, entre objeto y sujeto, alcanzando un estado de
contemplación, de felicidad. La conciencia estética es un estado de contemplación desinteresada, donde las cosas se muestran en
su pureza más profunda. El arte habla en el idioma de la intuición, no de la reflexión; es complementario de la filosofía, la ética y la
religión. Influido por la filosofía oriental, manifestó que el hombre debe liberarse de la voluntad de vivir, del ‘querer’, que es
origen de insatisfacción. El arte es una forma de librarse de la voluntad, de ir más allá del ‘yo’.13
Richard Wagner recogió la ambivalencia entre lo sensible y lo espiritual de Schopenhauer: en Ópera y drama (1851), Wagner
planteó la idea de la “obra de arte total” (Gesamtkunstwerk), donde se haría una síntesis de la poesía, la palabra –elemento
masculino–, con la música –elemento femenino–. Opinaba que el lenguaje primitivo sería vocálico, mientras que la consonante
fue un elemento racionalizador; así pues, la introducción de la música en la palabra sería un retorno a la inocencia primitiva del
lenguaje.14
A finales del siglo XIX surgió el esteticismo, que fue una reacción al utilitarismo imperante en la época y a la fealdad y el
materialismo de la era industrial. Frente a ello, surgió una tendencia que otorgaba al arte y a la belleza una autonomía propia,
sintetizada en la fórmula de Théophile Gautier “el arte por el arte” (l'art pour l'art), llegando incluso a hablarse de “religión
estética”.15 Esta postura pretendía aislar al artista de la sociedad, para que buscase de forma autónoma su propia inspiración y se
dejase llevar únicamente por una búsqueda individual de la belleza.16 Así, la belleza se aleja de cualquier componente moral,
convirtiéndose en el fin último del artista, que llega a vivir su propia vida como una obra de arte –como se puede apreciar en la
figura del dandi–.17 Uno de los teóricos del movimiento fue Walter Pater, que influyó sobre el denominado decadentismo inglés,
estableciendo en sus obras que el artista debe vivir la vida intensamente, siguiendo como ideal a la belleza. Para Pater, el arte es
“el círculo mágico de la existencia”, un mundo aislado y autónomo puesto al servicio del placer, elaborando una auténtica
metafísica de la belleza.18
Por otro lado, Charles Baudelaire fue uno de los primeros autores que analizaron la relación del arte con la recién surgida era
industrial, prefigurando la noción de “belleza moderna”: no existe la belleza eterna y absoluta, sino que cada concepto de lo bello
tiene algo de eterno y algo de transitorio, algo de absoluto y algo de particular. La belleza viene de la pasión y, al tener cada
individuo su pasión particular, también tiene su propio concepto de belleza. En su relación con el arte, la belleza expresa por un
lado una idea “eternamente subsistente”, que sería el “alma del arte”, y por otro un componente relativo y circunstancial, que es
el “cuerpo del arte”. Así, la dualidad del arte es expresión de la dualidad del hombre, de su aspiración a una felicidad ideal
enfrentada a las pasiones que le mueven hacia ella. Frente a la mitad eterna, anclada en el arte clásico antiguo, Baudelaire vio en
la mitad relativa el arte moderno, cuyos signos distintivos son lo transitorio, lo fugaz, lo efímero y cambiante –sintetizados en la
moda–. Baudelaire tenía un concepto neoplatónico de belleza, que es la aspiración humana hacia un ideal superior, accesible a
través del arte. El artista es el “héroe de la modernidad”, cuya principal cualidad es la melancolía, que es el anhelo de la belleza
ideal.19
En contraposición al esteticismo, Hippolyte-Adolphe Taine elaboró una teoría sociológica del arte: en su Filosofía del arte (1865-
1869) aplicó al arte un determinismo basado en la raza, el contexto y la época (race, milieu, moment). Para Taine, la estética, la
“ciencia del arte”, opera como cualquier otra disciplina científica, basándose en parámetros racionales y empíricos. Igualmente,
Jean Marie Guyau, en Los problemas de la estética contemporánea (1884) y El arte desde el punto de vista sociológico (1888),
planteó una visión evolucionista del arte, afirmando que el arte está en la vida, y que evoluciona como esta; y, al igual que la vida
del ser humano está organizada socialmente, el arte debe ser reflejo de la sociedad.20
La estética sociológica tuvo una gran vinculación con el realismo pictórico y con movimientos políticos de izquierdas,
especialmente el socialismo utópico: autores como Henri de Saint-Simon, Charles Fourier y Pierre Joseph Proudhon defendieron la
función social del arte, que contribuye al desarrollo de la sociedad, aunando belleza y utilidad en un conjunto armónico. Por otro
lado, en el Reino Unido, la obra de teóricos como John Ruskin y William Morris aportó una visión funcionalista del arte: en Las
piedras de Venecia (1851-1856) Ruskin denunció la destrucción de la belleza y la vulgarización del arte llevada a cabo por la
sociedad industrial, así como la degradación de la clase obrera, defendiendo la función social del arte. En El arte del pueblo (1879)
pidió cambios radicales en la economía y la sociedad, reclamando un arte “hecho por el pueblo y para el pueblo”. Por su parte,
Morris –fundador del movimiento Arts & Crafts– defendió un arte funcional, práctico, que satisfaga necesidades materiales y no
solo espirituales. En Escritos estéticos (1882-1884) y Los fines del arte (1887) planteó un concepto de arte utilitario pero alejado
de sistemas de producción excesivamente tecnificados, próximo a un concepto del socialismo cercano al corporativismo
medieval.21
Por otro lado, la función del arte fue cuestionada por el escritor ruso Lev Tolstoi: en ¿Qué es el arte? (1898) se planteó la
justificación social del arte, argumentando que siendo el arte una forma de comunicación solo puede ser válido si las emociones
que transmite pueden ser compartidas por todos los hombres. Para Tolstoi, la única justificación válida es la contribución del arte
a la fraternidad humana: una obra de arte solo puede tener valor social cuando transmite valores de fraternidad, es decir,
emociones que impulsen a la unificación de los pueblos.22
En esa época se empezó a abordar el estudio del arte desde el terreno de la psicología: Sigmund Freud aplicó el psicoanálisis al
arte en Un recuerdo infantil de Leonardo da Vinci (1910), defendiendo que el arte sería una de las maneras de representar un
deseo, una pulsión reprimida, de forma sublimada. Opinaba que el artista es una figura narcisista, cercana al niño, que refleja en
el arte sus deseos, y afirmó que las obras artísticas pueden ser estudiadas como los sueños y las enfermedades mentales, con el
psicoanálisis. Su método era semiótico, estudiando los símbolos, y opinaba que una obra de arte es un símbolo. Pero como el
símbolo representa un determinado concepto simbolizado, hay que estudiar la obra de arte para llegar al origen creativo de la
obra.23 Igualmente, Carl Gustav Jung relacionó la psicología con diversas disciplinas como la filosofía, la sociología, la religión, la
mitología, la literatura y el arte. En Contribuciones a la psicología analítica (1928), sugirió que los elementos simbólicos presentes
en el arte son “imágenes primordiales” o “arquetipos”, que están presentes de forma innata en el “subconsciente colectivo” del
ser humano.24
Wilhelm Dilthey, desde la estética cultural, formuló una teoría acerca de la unidad entre arte y vida. Prefigurando el arte de
vanguardia, Dilthey ya vislumbraba a finales del siglo XIX cómo el arte se alejaba de las reglas académicas, y cómo cobraba cada
vez mayor importancia la función del público, que tiene el poder de ignorar o ensalzar la obra de un artista determinado. Encontró
en todo ello una “anarquía del gusto”, que achacó a un cambio social de interpretación de la realidad, pero que percibió como
transitorio, siendo necesario hallar «una relación sana entre el pensamiento estético y el arte». Así, ofreció como salvación del
arte las “ciencias del espíritu”, especialmente la psicología: la creación artística debe poder analizarse bajo el prisma de la
interpretación psicológica de la fantasía. En Vida y poesía (1905) presentó la poesía como expresión de la vida, como ‘vivencia’
(Erlebnis) que refleja la realidad externa de la vida. La creación artística tiene pues como función intensificar nuestra visión del
mundo exterior, presentándolo como un conjunto coherente y pleno de sentido.25
Visión actual
Fuente, de Marcel Duchamp. El siglo XX supone una pérdida del concepto de belleza clásica para conseguir un mayor efecto en el
diálogo artista-espectador.
El siglo XX ha supuesto una radical transformación del concepto de arte: la superación de las ideas racionalistas de la Ilustración y
el paso a conceptos más subjetivos e individuales, partiendo del movimiento romántico y cristalizando en la obra de autores como
Kierkegaard y Nietzsche, suponen una ruptura con la tradición y un rechazo de la belleza clásica. El concepto de realidad fue
cuestionado por las nuevas teorías científicas: la subjetividad del tiempo de Bergson, la Teoría de la relatividad de Einstein, la
mecánica cuántica, la teoría del psicoanálisis de Freud, etc. Por otro lado, las nuevas tecnologías hacen que el arte cambie de
función, debido a que la fotografía y el cine ya se encargan de plasmar la realidad. Todos estos factores producen la génesis del
arte abstracto, el artista ya no intenta reflejar la realidad, sino su mundo interior, expresar sus sentimientos.26 El arte actual tiene
oscilaciones continuas del gusto, cambia simultáneamente junto a este: así como el arte clásico se sustentaba sobre una
metafísica de ideas inmutables, el actual, de raíz kantiana, encuentra gusto en la conciencia social de placer (cultura de masas).
También hay que valorar la progresiva disminución del analfabetismo, puesto que antiguamente, al no saber leer gran parte de la
población, el arte gráfico era el mejor medio para la transmisión del conocimiento –sobre todo religioso–, función que ya no es
necesaria en el siglo XX.
Una de las primeras formulaciones fue la del marxismo: de la obra de Marx se desprendía que el arte es una “superestructura”
cultural determinada por las condiciones sociales y económicas del ser humano. Para los marxistas, el arte es reflejo de la realidad
social, si bien el propio Marx no veía una correspondencia directa entre una sociedad determinada y el arte que produce. Georgi
Plejánov, en Arte y vida social (1912), formuló una estética materialista que rechazaba el “arte por el arte”, así como la
individualidad del artista ajeno a la sociedad que lo envuelve.27 Walter Benjamin incidió de nuevo en el arte de vanguardia, que
para él es «la culminación de la dialéctica de la modernidad», el final del intento totalizador del arte como expresión del mundo
circundante. Intentó dilucidar el papel del arte en la sociedad moderna, realizando un análisis semiótico en el que el arte se
explica a través de signos que el hombre intenta descifrar sin un resultado aparentemente satisfactorio. En La obra de arte en la
época de la reproductibilidad técnica (1936) analizó la forma cómo las nuevas técnicas de reproducción industrial del arte pueden
hacer variar el concepto de este, al perder su carácter de objeto único y, por tanto, su halo de reverencia mítica; esto abre nuevas
vías de concebir el arte –inexploradas aún para Benjamin– pero que supondrán una relación más libre y abierta con la obra de
arte.28
Theodor W. Adorno, como Benjamin perteneciente a la Escuela de Fráncfort, defendió el arte de vanguardia como reacción a la
excesiva tecnificación de la sociedad moderna. En su Teoría estética (1970) afirmó que el arte es reflejo de las tendencias
culturales de la sociedad, pero sin llegar a ser fiel reflejo de esta, ya que el arte representa lo inexistente, lo irreal; o, en todo caso,
representa lo que existe pero como posibilidad de ser otra cosa, de trascender. El arte es la “negación de la cosa”, que a través de
esta negación la trasciende, muestra lo que no hay en ella de forma primigenia. Es apariencia, mentira, presentando lo inexistente
como existente, prometiendo que lo imposible es posible.29
Isla Pagoda en la desembocadura del río Min (1870), de John Thomson. La fotografía supuso una gran revolución a la hora de
concebir el arte en el siglo XIX y el XX.
Representante del pragmatismo, John Dewey, en Arte como experiencia (1934), definió el arte como “culminación de la
naturaleza”, defendiendo que la base de la estética es la experiencia sensorial. La actividad artística es una consecuencia más de la
actividad natural del ser humano, cuya forma organizativa depende de los condicionamientos ambientales en que se desenvuelve.
Así, el arte es “expresión”, donde fines y medios se fusionan en una experiencia agradable. Para Dewey, el arte, como cualquier
actividad humana, implica iniciativa y creatividad, así como una interacción entre sujeto y objeto, entre el hombre y las
condiciones materiales en las que desarrolla su labor.30
José Ortega y Gasset analizó en La deshumanización del arte (1925) el arte de vanguardia desde el concepto de “sociedad de
masas”, donde el carácter minoritario del arte vanguardista produce una elitización del público consumidor de arte. Ortega
aprecia en el arte una “deshumanización” debida a la pérdida de perspectiva histórica, es decir, de no poder analizar con
suficiente distancia crítica el sustrato socio-cultural que conlleva el arte de vanguardia. La pérdida del elemento realista, imitativo,
que Ortega aprecia en el arte de vanguardia, supone una eliminación del elemento humano que estaba presente en el arte
naturalista. Asimismo, esta pérdida de lo humano hace desaparecer los referentes en que estaba basado el arte clásico,
suponiendo una ruptura entre el arte y el público, y generando una nueva forma de comprender el arte que solo podrán entender
los iniciados. La percepción estética del arte deshumanizado es la de una nueva sensibilidad basada no en la afinidad sentimental
–como se producía con el arte romántico–, sino en un cierto distanciamiento, una apreciación de matices. Esa separación entre
arte y humanidad supone un intento de volver al hombre a la vida, de rebajar el concepto de arte como una actividad secundaria
de la experiencia humana.31
En la escuela semiótica, Luigi Pareyson elaboró en Estética. Teoría de la formatividad (1954) una estética hermenéutica, donde el
arte es interpretación de la verdad. Para Pareyson, el arte es “formativo”, es decir, expresa una forma de hacer que, «a la vez que
hace, inventa el modo de hacer». En otras palabras, no se basa en reglas fijas, sino que las define conforme se elabora la obra y las
proyecta en el momento de realizarla. Así, en la formatividad la obra de arte no es un “resultado”, sino un “logro”, donde la obra
ha encontrado la regla que la define específicamente. El arte es toda aquella actividad que busca un fin sin medios específicos,
debiendo hallar para su realización un proceso creativo e innovador que dé resultados originales de carácter inventivo.32
Pareyson influyó en la denominada Escuela de Turín, que desarrollará su concepto ontológico del arte: Umberto Eco, en Obra
abierta (1962), afirmó que la obra de arte solo existe en su interpretación, en la apertura de múltiples significados que puede
tener para el espectador; Gianni Vattimo, en Poesía y ontología (1968), relacionó el arte con el ser, y por tanto con la verdad, ya
que es en el arte donde la verdad se muestra de forma más pura y reveladora.33
El cómic ha sido una de las últimas incorporaciones a la categoría de bellas artes. En la imagen Little Nemo in Slumberland, el
primer gran clásico del cómic publicado en 1905.
Una de las últimas derivaciones de la filosofía y el arte es la postmodernidad, teoría socio-cultural que postula la actual vigencia de
un periodo histórico que habría superado el proyecto moderno, es decir, la raíz cultural, política y económica propia de la Edad
Contemporánea, marcada en lo cultural por la Ilustración, en lo político por la Revolución francesa y en lo económico por la
Revolución industrial. Frente a las propuestas del arte de vanguardia, los postmodernos no plantean nuevas ideas, ni éticas ni
estéticas; tan solo reinterpretan la realidad que les envuelve, mediante la repetición de imágenes anteriores, que pierden así su
sentido. La repetición encierra el marco del arte en el arte mismo, se asume el fracaso del compromiso artístico, la incapacidad del
arte para transformar la vida cotidiana. El arte postmoderno vuelve sin pudor al sustrato material , a la obra de arte-objeto, al
“arte por el arte”, sin pretender hacer ninguna evolución, ninguna ruptura. Algunos de sus más importantes teóricos han sido
Jacques Derrida y Michel Foucault.34
Como conclusión, cabría decir que las viejas fórmulas que basaban el arte en la creación de belleza o en la imitación de la
naturaleza han quedado obsoletas, y hoy día el arte es una cualidad dinámica, en constante transformación, inmersa además en
los medios de comunicación de masas, en los canales de consumo, con un aspecto muchas veces efímero, de percepción
instantánea, presente con igual validez en la idea y en el objeto, en su génesis conceptual y en su realización material.35 Morris
Weitz, representante de la estética analítica, opinaba en El papel de la teoría en la estética (1957) que «es imposible establecer
cualquier tipo de criterios del arte que sean necesarios y suficientes; por lo tanto, cualquier teoría del arte es una imposibilidad
lógica, y no simplemente algo que sea difícil de obtener en la práctica». Según Weitz, una cualidad intrínseca de la creatividad
artística es que siempre produce nuevas formas y objetos, por lo que «las condiciones del arte no pueden establecerse nunca de
antemano». Así, «el supuesto básico de que el arte pueda ser tema de cualquier definición realista o verdadera es falso».36
En el fondo, la indefinición del arte estriba en su reducción a determinadas categorías –como imitación, como recreación, como
expresión–; el arte es un concepto global, que incluye todas estas formulaciones y muchas más, un concepto en evolución y
abierto a nuevas interpretaciones, que no se puede fijar de forma convencional, sino que debe aglutinar todos los intentos de
expresarlo y formularlo, siendo una síntesis amplia y subjetiva de todos ellos.
El arte es una actividad humana consciente capaz de reproducir cosas, construir formas, o expresar una experiencia, si el producto
de esta reproducción, construcción, o expresión puede deleitar, emocionar o producir un choque.
Clasificación
La clasificación del arte, o de las distintas facetas o categorías que pueden considerarse artísticas, ha tenido una evolución
paralela al concepto mismo de arte: como se ha visto anteriormente, durante la antigüedad clásica se consideraba arte todo tipo
de habilidad manual y destreza, de tipo racional y sujeta a reglas; así, entraban en esa denominación tanto las actuales bellas artes
como la artesanía y las ciencias, mientras que quedaban excluidas la música y la poesía. Una de las primeras clasificaciones que se
hicieron de las artes fue la de los filósofos sofistas presocráticos, que distinguieron entre “artes útiles” y “artes placenteras”, es
decir, entre las que producen objetos de cierta utilidad y las que sirven para el entretenimiento. Plutarco introdujo, junto a estas
dos, las “artes perfectas”, que serían lo que hoy consideramos ciencias. Platón, por su parte, estableció la diferencia entre “artes
productivas” y “artes imitativas”, según si producían objetos nuevos o imitaban a otros.38
Durante la era romana hubo diversos intentos de clasificar las artes: Quintiliano dividió el arte en tres esferas: “artes teóricas”,
basadas en el estudio (principalmente, las ciencias); “artes prácticas”, basadas en una actividad, pero sin producir nada (como la
danza); y “artes poéticas” –según la etimología griega, donde ποίησις (poíêsis) quiere decir ‘producción’–, que son las que
producen objetos. Cicerón catalogó las artes según su importancia: “artes mayores” (política y estrategia militar), “artes
medianas” (ciencias, poesía y retórica) y “artes menores” (pintura, escultura, música, interpretación y atletismo). Plotino clasificó
las artes en cinco grupos: las que producen objetos físicos (arquitectura), las que ayudan a la naturaleza (medicina y agricultura),
las que imitan a la naturaleza (pintura), las que mejoran la acción humana (política y retórica) y las intelectuales (geometría).39
Sin embargo, la clasificación que tuvo más fortuna –llegando hasta la era moderna– fue la de Galeno en el siglo II, que dividió el
arte en “artes liberales” y “artes vulgares”, según si tenían un origen intelectual o manual. Entre las liberales se encontraban: la
gramática, la retórica y la dialéctica –que formaban el trivium–, y la aritmética, la geometría, la astronomía y la música –que
formaban el quadrivium–; las vulgares incluían la arquitectura, la escultura y la pintura, pero también otras actividades que hoy
consideramos artesanía.40
Durante la Edad Media continuó la división del arte entre artes liberales y vulgares –llamadas estas últimas entonces
“mecánicas”–, si bien hubo nuevos intentos de clasificación: Boecio dividió las artes en ars y artificium, clasificación similar a la de
artes liberales y vulgares, pero en una acepción que casi excluía las formas manuales del campo del arte, dependiendo este tan
solo de la mente. En el siglo XII, Radulfo de Campo Lungo intentó hacer una clasificación de las artes mecánicas, reduciéndolas a
siete, igual número que las liberales. En función de su utilidad cara a la sociedad, las dividió en: ars victuaria, para alimentar a la
gente; lanificaria, para vestirles; architectura, para procurarles una casa; suffragatoria, para darles medios de transporte;
medicinaria, que les curaba; negotiatoria, para el comercio; militaria, para defenderse.41
En el siglo XVI empezó a considerarse que la arquitectura, la pintura y la escultura eran actividades que requerían no solo oficio y
destreza, sino también un tipo de concepción intelectual que las hacían superiores a otros tipos de manualidades. Se gestaba así
el concepto moderno de arte, que durante el Renacimiento adquirió el nombre de arti del disegno (artes del diseño), por cuanto
comprendían que esta actividad –el diseñar– era la principal en la génesis de las obras de arte.42
Las Meninas (1656), de Velázquez, fue un alegato de la figura del pintor como artista inspirado, frente a la condición de simple
artesano que hasta entonces se tenía del oficio de pintor.
Sin embargo, faltaba aglutinar estas artes del diseño con el resto de actividades consideradas artísticas (música, poesía y teatro),
tarea que se desarrolló durante los dos siglos siguientes con varios intentos de buscar un nexo común a todas estas actividades:
así, el humanista florentino Giannozzo Manetti propuso el término “artes ingeniosas”, donde incluía las artes liberales, por lo que
solo cambiaba el vocablo; el filósofo neoplatónico Marsilio Ficino elaboró el concepto de “artes musicales”, argumentando que la
música era la inspiración para todas las artes; en 1555, Giovanni Pietro Capriano introdujo en su De vera poetica la acepción “artes
nobles”, apelando a la elevada finalidad de estas actividades; Lodovico Castelvetro habló en su Correttione (1572) de “artes
memoriales”, ya que según él estas artes buscaban fijar en objetos la memoria de cosas y acontecimientos; Claude-François
Menestrier, historiador francés del siglo XVII, formuló la idea de “artes pictóricas”, remarcando el carácter visual del arte;
Emanuele Tesauro ideó en 1658 la noción de “artes poéticas”, inspirado en la célebre cita de Horacio ut pictura poesis (la pintura
como la poesía), describiendo el componente poético y metafórico de estas artes; ya en el siglo XVIII, coincidieron en un mismo
año (1744) dos definiciones, la de “artes agradables” de Giambattista Vico, y la de “artes elegantes” de James Harris; por último,
en 1746, Charles Batteux estableció en Las bellas artes reducidas a un único principio la concepción actual de bellas artes,
remarcando su aspecto de imitación (imitatio).43
Batteux incluyó en las bellas artes pintura, escultura, música, poesía y danza, mientras que mantuvo el término artes mecánicas
para el resto de actividades artísticas, y señaló como actividades entre ambas categorías la arquitectura y la retórica, si bien al
poco tiempo se eliminó el grupo intermedio y la arquitectura y la retórica se incorporaron plenamente a las bellas artes. Sin
embargo, con el tiempo, esta lista sufrió diversas variaciones, y si bien se aceptaba comúnmente la presencia de arquitectura,
pintura, escultura, música y poesía, los dos puestos restantes oscilaron entre la danza, la retórica, el teatro y la jardinería, o, más
adelante, nuevas disciplinas como la fotografía y el cine. El término “bellas artes” hizo fortuna, y quedó fijado como definición de
todas las actividades basadas en la elaboración de objetos con finalidad estética, producidos de forma intelectual y con voluntad
expresiva y trascendente. Así, desde entonces las artes fueron “bellas artes”, separadas tanto de las ciencias como de los oficios
manuales. Por eso mismo, durante el siglo XIX se fue produciendo un nuevo cambio terminológico: ya que las artes eran solo las
bellas artes, y el resto de actividades no lo eran, poco a poco se fue perdiendo el término ‘bellas’ para quedar solo el de ‘artes’,
quedando la acepción ‘arte’ tal como la entendemos hoy día. Incluso sucedió que entonces se restringió el término “bellas artes”
para designar las artes visuales, las que en el Renacimiento se denominaban “artes del diseño” (arquitectura, pintura y escultura),
siendo las demás las “artes en general”. También hubo una tendencia cada vez más creciente a separar las artes visuales de las
literarias, que recibieron el nombre de “bellas letras”.44 Se podría decir que las “bellas artes” son aquellas que cumplen con
ciertas características estéticas dignas de ser admiradas: tienen como objetivo expresar la belleza aunque esta sea definida por el
artista o por la particular perspectiva del observador, cayendo en la ambigüedad de lo que es bello. Gary Martin señaló que
debido a que constituye una experiencia subjetiva, a menudo se dice que «la belleza está en el ojo del observador». Las “bellas
artes” han tenido históricamente tal adjetivo debido a que representan la máxima expresión sentimental del ser humano desde
épocas remotas.
Sin embargo, pese a la aceptación general de la clasificación propuesta por Batteux, en los siglos siguientes todavía se produjeron
intentos de nuevas clasificaciones del arte: Immanuel Kant distinguió entre “artes mecánicas” y “artes estéticas”; Robert von
Zimmermann habló de artes de la representación material (arquitectura y escultura), de la representación perceptiva (pintura y
música) y de la representación del pensamiento (literatura); y Alois Riegl, en Arte industrial de la época romana tardía, dividió el
arte en arquitectura, plástica y ornamento. Hegel, en su Estética (1835-1838), estableció tres formas de manifestación artística:
arte simbólico, clásico y romántico, que se relacionan con tres formas diferentes de arte, tres estadios de evolución histórica y tres
maneras distintas de tomar forma la idea:
En la idea, primero hay una relación de desajuste, donde la idea no encuentra forma; después es de ajuste, cuando la idea se
ajusta a la forma; por último, en el desbordamiento, la idea sobrepasa la forma, tiende al infinito. En la evolución histórica,
equipara infancia con el arte prehistórico, antiguo y oriental; madurez, con el arte griego y romano; y vejez, con el arte cristiano.
En cuanto a la forma, la arquitectura (forma monumental) es un arte tectónico, depende de la materia, de pesos, medidas, etc.; la
escultura (forma antropomórfica) depende más de la forma volumétrica, por lo que se acerca más al hombre; la pintura, música y
poesía (formas suprasensibles) son la etapa más espiritual, más desmaterializada. La creación artística no ha de ser una mimesis,
sino un proceso de libertad espiritual. En su evolución, cuando el artista llega a su límite, se van perdiendo las formas sensibles, el
arte se vuelve más conceptual y reflexivo; al final de este proceso se produce la “muerte del arte”.45
Pese a todo, estos intentos de clasificación resultaron un tanto baldíos y, cuando parecía que por fin se había llegado a una
definición del arte universalmente aceptable, después de tantos siglos de evolución, los cambios sociales, culturales y tecnológicos
producidos durante los siglos XIX y XX han comportado un nuevo intento de definir el arte con base en parámetros más abiertos y
omnicomprensivos, intentando abarcar tanto una definición teórica del arte como una catalogación práctica que incluyese las
nuevas formas artísticas que han ido surgiendo en los últimos tiempos (fotografía, cine, cómic, nuevas tecnologías, etc.). Como el
de Juan Acha con su ensayo Arte y sociedad. Latinoamérica: el producto artístico y estructura (1979), cuya compleja organización
de las artes es según su aplicación y origen; en grupos como "Cuerpo-Objeto", "Superficie-Objetos", "Superficies-Icónicas",
"Superficies-Literarias", "Espectáculos" y "Audiciones". Y otra más simple en Lógica del Límite (1991) de Eugenio Trías, en la que el
artista es como un habitante y a un determinado oficio artístico como un habitáculo, que constituyen tres grandes áreas del arte:
artes estáticas o del espacio, artes mixtas y artes temporales o dinámicas.
Estos intentos, un tanto infructuosos, han producido en cierta forma el efecto contrario, acentuando aún más la indefinición del
arte, que hoy día es un concepto abierto e interpretable, donde caben muchas fórmulas y concepciones, si bien se suele aceptar
un mínimo denominador común basado en cualidades estéticas y expresivas, así como un componente de creatividad.35
Cinco artes son comúnmente citadas en el siglo XIX, a las cuales en el siglo XX se le añadirán cuatro más para llegar a un total de
nueve artes, sin ser capaces los expertos y críticos de ponerse de acuerdo sobre la clasificación un "décimo arte".
Al final del siglo XX, la siguiente lista establece las nuevas clasificaciones, al igual que el número de musas antiguas:
Arquitectura
Escultura
Artes visuales, que incluyen la pintura, el dibujo y el grabado
Música
Literatura, que incluye la poesía
Artes escénicas, que incluyen el teatro, la danza, el mimo y el circo
Cinematografía
Fotografía
Historieta
Ciertos críticos e historiadores consideran otras artes en la lista, como la gastronomía, la perfumería, la televisión, la moda, la
publicidad, la animación y los videojuegos. En la actualidad existe aún cierta discrepancia sobre cuál sería el “décimo arte”.46
Museos: son instituciones dedicadas al estudio, conservación y exposición de obras de arte. El origen de los museos está en el
coleccionismo, donde a la obra de arte se le añade un valor histórico o cultural, o bien de admiración o singularidad. A partir del
siglo XVIII comenzaron a abrirse las colecciones al público, surgiendo los museos de protección estatal (British Museum, 1753;
Uffizi, 1769; Louvre, 1789; Prado, 1819; Altes Museum de Berlín, 1830; National Gallery, 1838; Hermitage, 1851), al tiempo que
surgieron las academias, instituciones que regulan el proceso creativo, educativo y formativo del arte. El Consejo Internacional de
Museos (ICOM) define el museo como «una institución sin ánimo de lucro, permanente, al servicio de la sociedad y su desarrollo,
abierto al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y exhibe testimonios materiales de la evolución de la naturaleza y
del hombre, con finalidades de estudio, de educación y de delectación». Existen dos disciplinas vinculadas al estudio de los
museos: la museografía estudia la vertiente técnica y estructural de los museos (arquitectura, equipamiento, medios de
exposición); y la museología analiza el museo desde una perspectiva histórica, social y cultural.53
Academias de arte: son instituciones encargadas de preservar el arte como fenómeno cultural, de reglamentar su estudio y su
conservación, y de promocionarlo mediante exposiciones y concursos; originalmente, servían también como centros de formación
de artistas, aunque con el tiempo perdieron esta función, traspasada a instituciones privadas. Las primeras academias surgieron
en Italia en el siglo XVI: en 1562, la Accademia del Disegno en Florencia; en 1577, la Accademia di San Luca en Roma.
Posteriormente, cabe destacar la Académie Royal d’Art, fundada en París en 1648; la Akademie der Künste de Berlín (1696); la
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid (1744); la Academia Rusa de Artes de San Petersburgo (1757); y la
Royal Academy of Arts de Londres (1768). Las academias de arte a menudo han sido criticadas como centros conservadores,
anclados en el gusto por el arte clásico, excesivamente reglamentadas, llegando incluso a que el término “arte académico” sea
sinónimo de un arte de corte clásico y tipo canónico, de repetición de formas tradicionales. Hoy en día, las academias tienen más
que nada una función institucional, representativa y de asesoramiento.54
Fundaciones de arte: conocidas como el “tercer sector”, ya que son privadas pero no persiguen fines lucrativos, por lo que se
sitúan entre los museos y las galerías de arte, las fundaciones son instituciones de ámbito privado y filantrópico encargadas de
difundir y fomentar el arte. Entre sus funciones se cuentan tanto la conservación de obras de arte –generalmente estas
fundaciones tienen sus propias colecciones– como el estímulo y fomento de la creatividad artística, a través de becas para jóvenes
artistas. Instancia intermedia entre la sociedad civil y el estado, las fundaciones favorecen la participación ciudadana en las esferas
culturales, fomentando la democratización del estamento artístico. Entre las diversas fundaciones internacionales destacan la
Fundación Maeght, la del Chase Manhattan Bank, la Fundación Beyeler, la Fundación Cartier, la Fundación Lucio Fontana, la
Fundación Calouste Gulbenkian, la Fundación Solomon R. Guggenheim, la Fundación Robert Mapplethorpe, la Fundación Vincent
Van Gogh, etc.; en España, la Fundación Miró, la Fundación Antoni Tàpies, la Fundación BBVA, la Fundación Caixa Fòrum, la
Fundación Telefónica, la Fundación Juan March, la Fundación Gala-Salvador Dalí, la Fundación Thyssen-Bornemisza, etc.55
Coleccionismo: es una actividad, generalmente de índole privada, destinada a la creación de colecciones de obras de arte. Desde
siempre, el hombre ha sentido fascinación por el arte, hecho que le ha llevado a la adquisición de obras de arte, para su disfrute
personal o, desde el crecimiento del mercado artístico en el Renacimiento, como inversión económica. Las colecciones
particulares de arte han rivalizado a menudo con los museos en cuanto a cantidad y calidad de obras de arte y, gracias a
donaciones filantrópicas, han sido origen muchas veces de la ampliación o creación de nuevos museos. El coleccionismo empezó
de forma amplia en la antigua Roma, fruto generalmente de botines de guerra de los países conquistados. Durante la Edad Media
fue común el atesoramiento de piezas de valor (orfebrería, obras de marfil y ébano) y de reliquias. Sin embargo, el auge del
coleccionismo se produjo en el Renacimiento, cuando nobles y mecenas encargaron y adquirieron gran número de obras de arte
para sus palacios y villas. Circunscrito en principio a la aristocracia, a partir del siglo XVIII el coleccionismo pasó también a la
burguesía y a los ricos hombres de negocios, ya que el arte tenía entonces un marcado componente de ostentación social. Desde
entonces, la figura del coleccionista privado ha sido fundamental para el éxito del mercado artístico.56
Mercado artístico: la valoración de la obra de arte como mercancía susceptible de ser adquirida por una contraprestación
económica comienza con la toma de conciencia de la singularidad del arte, de su valor como obra única e irrepetible, unido a
aspectos como su antigüedad, su calidad, su autenticidad, etc. El comercio artístico surgió en Grecia y Roma, pero se consolidó en
el Renacimiento: en el siglo XVI existían ya en Venecia y Florencia lonjas especializadas en la transacción del arte. En el siglo XVII el
principal centro comercializador de arte fueron los Países Bajos, donde una creciente burguesía hacía del arte un reflejo de su
estatus social. En el siglo XIX el mercado del arte cobró una gran difusión, en paralelo a la apertura de los museos públicos y a la
realización de exposiciones internacionales donde se exhibían los mejores productos, tanto artísticos como industriales, de todos
los países. Proliferó entonces la apertura de galerías privadas de arte, y apareció la figura del marchante de arte, que a menudo
jugaría un papel relevante en su relación con los artistas, y llegaría a cobrar un protagonismo propio en la historia del arte (como
Daniel-Henry Kahnweiler o Ambroise Vollard). También aparecieron casas de subastas, como las famosas Christie's y Sotheby's
británicas, la francesa Drouot, la alemana Lempertz, la italiana Finarte o las españolas Brok, Ansorena y Durán.57
Ferias: uno de los principales medios de comercialización del arte son las ferias, donde los artistas dan a conocer sus obras,
mientras que el público puede apreciarlas y estar al corriente de las diversas novedades que se van sucediendo en el tiempo. Las
ferias han ido adquiriendo cada vez mayor relevancia, existiendo un circuito donde a lo largo del año diversas ciudades de todo el
mundo acogen ferias de diversa índole. Actualmente, su cometido no es solo comercial, sino también cultural e institucional, ya
que suponen una fuente de difusión del arte. Una de las primeras ferias conocidas fue la celebrada en el Salone degli Innocenti de
la Academia de Florencia, donde en 1564 se vendieron 17 de 25 cuadros pintados en homenaje a Miguel Ángel tras su
fallecimiento. En 1737 se abrió la muestra bienal del Salón Carré del Louvre, organizada por la Académie Royal d’Art, primeras
ferias abiertas a un público mayoritario. En la actualidad destacan: la Bienal de Venecia, la Documenta de Kassel, la Bienal de São
Paulo, la Trienal de Milán, la feria ARCO de Madrid, la FIAC de París, ArtBasel de Basilea, etc.58
Exposiciones: uno de los factores clave en la difusión del arte, sobre todo actualmente, es la organización de exposiciones,
públicas o privadas, de arte antiguo o contemporáneo, individuales o colectivas, temáticas o antológicas. Las primeras
exposiciones surgieron en Gran Bretaña a finales del siglo XVIII, propiciadas por el exilio de artistas provocado por la Revolución
francesa. En el siglo XIX surgieron las exposiciones universales, primeros fenómenos de masas donde se exponían las principales
novedades tanto del mundo del arte como de la ciencia, la industria y cualquier otra actividad humana. Desde entonces se han
sucedido las exposiciones por todo el mundo, circunscritas a menudo en los propios museos de arte, como forma de favorecer
una mayor afluencia de público. Actualmente, son habituales las exposiciones antológicas e itinerantes, que suelen recorrer los
principales centros artísticos mundiales. Otro factor a tener en cuenta, sobre todo dada la temporalidad de estas exposiciones, es
la cada vez mayor importancia de los catálogos, únicos testimonios del conjunto de obras de arte expuestas de forma, muchas
veces, irrepetible. La exposición más visitada ha sido la de Arte degenerado, organizada en 1937 por el ministro de propaganda
nazi Joseph Goebbels, que fue visitada por unos tres millones de personas en diversas ciudades alemanas a lo largo de cuatro
años.59
Disciplinas artísticas
Las artes creativas a menudo son divididas en categorías más específicas, como las artes decorativas, las artes plásticas, las artes
escénicas o la literatura. Así, la pintura es una forma de arte visual, y la poesía es una forma de literatura. Algunos ejemplos son:
Artes visuales
Arquitectura: es el arte de proyectar y construir edificios. Denominada a veces como el “arte del espacio”, la arquitectura es un
proceso técnico y de diseño que procura mediante diversos materiales la construcción de estructuras que organizan el espacio
para su utilización por el ser humano. Inicialmente destinada a la construcción de viviendas, con el tiempo se ha ido diversificando
en distintas tipologías con fines muy diversos, desde espacios de culto religioso hasta instalaciones militares, pasando por edificios
públicos (ayuntamientos, escuelas, universidades, hospitales, bibliotecas, museos, etc.), fábricas, instalaciones deportivas, obras
de ingeniería (puentes, carreteras), estaciones de transporte (ferrocarriles, puertos, aeropuertos), etc. Igualmente, la arquitectura
ha asumido con el tiempo diversas competencias, como el urbanismo, el paisajismo, obras de salud pública (alcantarillado,
canalizaciones), etc.
Arte corporal: es el que utiliza el cuerpo humano como soporte. Incluye actividades como el maquillaje, el vestuario, la peluquería,
el tatuaje, el piercing, etc.
Arte digital: es el realizado por medios digitales, como el vídeo o la informática, vinculado a menudo a las instalaciones, o que
utiliza diversos soportes, como Internet, un ejemplo son los videojuegos.
Arte efímero: es el que tiene una duración determinada en el tiempo, ya que en la génesis de su concepción estriba ya el hecho de
que sea perecedero. Incluye diversas formas de arte conceptual y de acción, como el happening y la performance. También
engloba diversas actividades como la gastronomía, la perfumería, la pirotecnia, etc. Un punto esencial de este tipo de actividades
es la participación del público.
Artes decorativas o aplicadas: término aplicado preferentemente a las artes industriales, así como a la pintura y la escultura,
cuando su objetivo no es el de generar una obra única y diferenciada, sino que buscan una finalidad decorativa y ornamental.
Artes gráficas: son las que se realizan por medio de un proceso de impresión; así, son artes gráficas tanto el grabado como la
fotografía, el cartelismo o el cómic, o cualquier actividad artística que utilice un medio impreso. En su realización intervienen, por
un lado, la creación de un diseño y, por otro, su traslado a un determinado sustrato —como el papel—. Las artes gráficas
aparecieron con la invención de la imprenta por Johannes Gutenberg hacia 1450, agrupando todos los oficios que se relacionaban
con la impresión tipográfica. Más tarde, la necesidad de generar impresiones de mejor calidad propició la aparición de la
preprensa o fotomecánica.
Artes industriales: son las desarrolladas con una elaboración industrial o artesanal pero persiguiendo una cierta finalidad estética,
sobre todo en la elaboración de determinados objetos como vestidos, viviendas y utensilios, así como diversos elementos de
decoración. Muchas artes decorativas son también industriales.
Artes y oficios: son las que comportan un trabajo manual, que puede tener un carácter artesanal o industrial. Engloba diversas
actividades como la cerámica, la corioplastia, la ebanistería, la forja, la jardinería, la joyería, el mosaico, la orfebrería, la tapicería,
la vidriería, etc.
Cinematografía: técnica basada en la reproducción de imágenes en movimiento, el cine surgió con el invento del cinematógrafo
por los hermanos Lumière en 1895. Si bien en principio únicamente suponía la captación de imágenes del natural, como si fuese
un documental, enseguida la cinematografía evolucionó hacia la narración de historias mediante la utilización de guiones y
procesos técnicos como el montaje, que permitían rodar escenas y ordenarlas de forma que presentase una historia coherente.
Con la incorporación de elementos tomados del teatro —proceso iniciado por Méliès—, el cine alcanzó un grado de auténtica
artisticidad, siendo bautizado como el séptimo arte, término propuesto por Ricciotto Canudo en 1911.
Dibujo: representación gráfica realizada por medio de líneas, trazos y sombras, elaborados mediante lápiz, pluma u objetos
similares. El dibujo está en la base de casi cualquier obra artística, pues la mayoría de obras pictóricas se realizan sobre un esbozo
dibujado sobre el lienzo, sobre el que posteriormente se pinta; igualmente, muchas esculturas son diseñadas primero en dibujo, e
incluso la arquitectura se basa en planos dibujados. Aparte de esto, el dibujo tiene una indudable autonomía artística, siendo
innumerables los dibujos realizados por la mayoría de grandes artistas a lo largo de la Historia.
Diseño: es la traza o delineación de cualquier elemento relacionado con el ser humano, sea un edificio, un vestido, un peinado,
etc. Utilizado habitualmente en el contexto de las artes aplicadas, ingeniería, arquitectura y otras disciplinas creativas, el diseño se
define como el proceso previo de configuración mental de una obra, mediante esbozos, dibujos, bocetos o esquemas trazados en
cualquier soporte. El diseño tiene un componente funcional y otro estético, ha de satisfacer necesidades pero ha de agradar a los
sentidos. Comprende multitud de disciplinas y oficios dependiendo del objeto a diseñar y de la participación en el proceso de una
o varias personas o especialidades.
Escultura: es el arte de modelar figuras en volumen, mediante diversos materiales como el barro, la piedra, la madera, el metal,
etc. Es un arte espacial, donde el autor se expresa mediante volúmenes y formas dimensionales. En la escultura se incluyen todas
las artes de talla y cincel, junto con las de fundición y moldeado, y a veces el arte de la alfarería. Puede ser en talla exenta –
también llamada de bulto redondo– o en relieve sobre diversas superficies.
Fotografía: es una técnica que permite capturar imágenes del mundo sensible y fijarlas en un soporte material –una película
sensible a la luz o un sensor digital–. Se basa en el principio de la cámara oscura, con la cual se consigue proyectar una imagen
captada por un pequeño agujero sobre una superficie, de tal forma que el tamaño de la imagen queda reducido y aumentada su
nitidez. La fotografía moderna comenzó con la construcción del daguerrotipo por Louis-Jacques-Mandé Daguerre, a partir de
donde se fueron perfeccionando los procedimientos técnicos para su captación y reproducción. Pese a tomar sus imágenes de la
realidad, la fotografía fue enseguida considerada un arte, pues se reconoce que la visión aportada por el fotógrafo a la hora de
elegir una toma o encuadre es un proceso artístico, realizado con una voluntad estética.
Grabado: el grabado es una técnica de elaboración de estampas artísticas mediante una plancha de madera o metal trabajada
según diversos procedimientos: aguafuerte, aguatinta, calcografía, grabado al buril, grabado a media tinta, grabado a punta seca,
linograbado, litografía, serigrafía, xilografía, etc.
Historieta: la historieta o cómic es una representación gráfica mediante la cual se narra una historia a través de una sucesión de
viñetas, en las que mediante dibujos –en color o blanco y negro– y textos enmarcados en unos recuadros llamados “bocadillos” se
va presentando la acción narrada, en un sentido lineal. Derivada de la caricatura, la historieta se desarrolló a partir del siglo XIX
sobre todo en medios periodísticos, en tiras insertadas generalmente en las secciones de entretenimiento de los periódicos,
aunque pronto adquirieron autonomía propia y empezaron a ser editadas en forma de álbumes. Aunque comenzó dentro del
género humorístico, posteriormente aparecieron historietas de todos los géneros, alcanzando gran éxito a nivel popular durante
el siglo XX.
Pintura: es el arte y técnica de crear imágenes a través de la aplicación de pigmentos de color sobre una superficie, sea papel, tela,
madera, pared, etc. Se suele dividir en pintura mural (fresco, temple) o de caballete (temple, óleo, pastel), e igualmente puede
clasificarse según su género (retrato, paisaje, bodegón, etc.). La pintura ha sido durante siglos el principal medio para documentar
la realidad, el mundo circundante, reflejando en sus imágenes el devenir histórico de las distintas culturas que han sucedido a lo
largo del tiempo, así como sus costumbres y condiciones materiales.
Artes escénicas
Danza: la danza es una forma de expresión del cuerpo humano, que consiste en una serie de movimientos rítmicos al compás de
una música –aunque esta última no es del todo imprescindible–. Entre sus modalidades figura el ballet o danza clásica, aunque
existen innumerables tipos de danzas rituales y folclóricas entre las diversas culturas y sociedades humanas, así como infinitud de
bailes populares. Las técnicas de danza requieren una gran concentración para dominar todo el cuerpo, con especial hincapié en la
flexibilidad, la coordinación y el ritmo.
Teatro: es un arte escénico que tiene por objetivo la representación de un drama literario, a través de unos actores que
representan unos papeles establecidos, combinado con una serie de factores como son la escenografía, la música, el espectáculo,
los efectos especiales, el maquillaje, el vestuario, los objetos de atrezzo, etc. Se realiza sobre un escenario, siendo parte esencial
de la obra el dirigirse a un público. El teatro puede incluir, en exclusiva o de forma combinada, diversos tipos de modalidades
escénicas, como la ópera, el ballet y la pantomima.
Artes musicales
Canto coral: es el realizado por un grupo de voces, bien masculinas o femeninas, o mixtas, que interpretan una canción o melodía
de forma conjunta, aunando sus voces para ofrecer una sola voz musical. Entre las diversas formas de canto coral figura el canto
gregoriano.
Música sinfónica: la música es el arte de organizar sensible y lógicamente una combinación coherente de sonidos y silencios
utilizando los principios fundamentales de la melodía, la armonía y el ritmo. En su vertiente sinfónica, se considera que es la
música instrumental interpretada por una orquesta formada por los principales instrumentos de viento (madera y metal), cuerda
y percusión.
Ópera: es un arte donde se combina la música con el canto, sobre la base de un guion (libreto) interpretado según los principios
de las artes escénicas. La interpretación es realizada por cantantes de diversos registros vocales: bajo, barítono, tenor, contralto,
mezzosoprano y soprano.
Artes literarias
Narrativa: es el arte de escribir en prosa, recreando en palabras sucesos reales o ficticios, que el escritor dispone de forma
adecuada para su correcta comprensión por el lector, con finalidades informativas o recreativas, expresadas con un lenguaje que
puede variar desde un aspecto descriptivo hasta otro imaginario o de diversa índole. Entre las diversas formas de narrativa se
encuentran la novela y el cuento.
Poesía: es una composición literaria basada en la métrica y el ritmo, dispuesta a través de una estructura de versos y estrofas que
pueden tener diversas formas de rima, aunque también pueden ser de verso libre. Su contenido puede ser igualmente realista o
ficticio, aunque por lo general la poesía siempre suele tener un aspecto evocador e intimista, siendo el principal vehículo de
expresión del componente más emotivo del ser humano.
Drama: es una forma de escritura basada en el diálogo de diversos personajes, que van contando una historia a través de la
sucesión cronológica y argumental de diversas escenas donde se va desarrollando la acción. Aunque tiene un carácter literario
autónomo, generalmente está concebido para ser representado de forma teatral, por lo que el drama está íntimamente ligado a
las artes escénicas.
Estilos artísticos
Artículo principal: Movimiento artístico
Cada periodo histórico ha tenido unas características concretas y definibles, comunes a otras regiones y culturas, o bien únicas y
diferenciadas, que han ido evolucionando con el devenir de los tiempos. De ahí surgen los estilos artísticos, que pueden tener un
origen geográfico o temporal, o incluso reducirse a la obra de un artista en concreto, siempre y cuando se produzcan unas formas
artísticas claramente definitorias. ‘Estilo’ proviene del latín stilus (‘punzón’), escrito en época medieval como stylus por influencia
del término griego στύλος (stylos, ‘columna’). Antiguamente, se denominaba así a un tipo de punzón para escribir sobre tablillas
de cera; con el tiempo, pasó a designar tanto el instrumento, como el trabajo del escritor y su manera de escribir. El concepto de
estilo surgió en literatura, pero pronto se extendió al resto de artes, especialmente música y danza. Actualmente se emplea este
término en su sentido metonímico, es decir, como aquella cualidad que identifica la forma de trabajar, de expresarse o de
concebir una obra de arte por parte del artista, o bien, en sentido más genérico, de un conjunto de artistas u obras que tienen
diversos puntos en común, agrupados geográfica o cronológicamente. Así, el estilo puede ser tanto un conjunto de caracteres
formales, bien individuales –la forma de escribir, de componer o de elaborar una obra de arte por parte de un artista–, o bien
colectivos –de un grupo, una época o un lugar geográfico–, como un sistema orgánico de formas, en que sería la conjunción de
determinados factores la que generaría la forma de trabajar del grupo, como en el arte románico, gótico, barroco, etc. Según
Focillon, un estilo es «un conjunto coherente de formas unidas por una conveniencia recíproca, sumisas a una lógica interna que
las organiza».
Estos caracteres individuales o sociales son signos distintivos que permiten diferenciar, definir y catalogar de forma empírica la
obra de un artista o un grupo de artistas adscritos a un mismo estilo o “escuela” –término que designa un grupo de autores con
características comunes definitorias–. Así, la “estilística” es la ciencia que estudia los diversos signos distintivos, objetivos y
unívocos, de la obra de un artista o escuela. Este estudio ha servido en la Historia del arte como punto de partida para el análisis
del devenir histórico artístico basado en el estilo, como se puede apreciar en alguna escuela historiográfica como el formalismo.60
El estilo estudia al artista y a la obra de arte como materialización de una idea, plasmada en la materia a través de la técnica, lo
que constituye un lenguaje formal susceptible de análisis y de catalogación y periodificación. Por otro lado, así como la similitud
de formas crean un lenguaje y, por tanto, un estilo, una misma forma puede tener distinta significación en diversos estilos. Así, los
estilos están sujetos a una dinámica evolutiva que suele ser cíclica, recurrente, perceptible en mayor o menor grado en cada
periodo histórico. Se suelen distinguir en cada estilo, escuela o periodo artístico diversas fases –con las naturales variaciones
concretas en cada caso–: “fase preclásica”, donde se comienzan a configurar los signos distintivos de cada estilo concreto –se
suelen denominar con los prefijos ‘proto’ o ‘pre’, como el prerromanticismo–; “fase clásica”, donde se concretan los principales
signos característicos del estilo, que servirán de puntos de referencia y supondrán la materialización de sus principales
realizaciones; “fase manierista”, donde se reinterpretan las formas clásicas, elaboradas desde un punto de vista más subjetivo por
parte del autor; “fase barroca”, que es una reacción contra las formas clásicas, deformadas a gusto y capricho del artista; “fase
arcaizante”, donde se vuelve a las formas clásicas, pero ya con la evidente falta de naturalidad que le es intrínseca –se suele
denominar con el prefijo ‘post’, como el postimpresionismo–; y “fase recurrente”, donde la falta de referentes provoca una
tendencia al eclecticismo –se suelen denominar con el prefijo ‘neo’, como el neoclasicismo–.61
Estilos artísticos
Un género artístico es una especialización temática en que se suelen dividir las diversas artes. Antiguamente se denominaba
“pintores de género” a los que se ocupaban de un solo tema: retratos, paisajes, pinturas de flores, animales, etc. El término tenía
un cierto sentido peyorativo, ya que parecía que el artista que trataba solo esos asuntos no valía para otros, y se contraponía al
“pintor de historia”, que en una sola composición trataba diversos elementos (paisaje, arquitectura, figuras humanas). En el siglo
XVIII, el término se aplicó al pintor que representaba escenas de la vida cotidiana, opuesto igualmente al pintor de historia, que
trataba temas históricos, mitológicos, etc. En cambio, en el siglo XIX, al perder la pintura de historia su posición privilegiada, se
otorgó igual categoría a la historia que al paisaje, retrato, etc. Entonces, la pintura de género pasó a ser la que no trataba las
principales cuatro clases reconocidas: historia, retrato, paisaje y marina. Así, un pintor de género era el que no tenía ningún
género definido. Por último, al eliminar cualquier jerarquía en la representación artística, actualmente se considera pintura de
género cualquier obra que represente escenas de la vida cotidiana, temas anecdóticos, al tiempo que aún se habla de géneros
artísticos para designar los diversos temas que han sido recurrentes en la Historia del arte (paisaje, retrato, desnudo, bodegón),
haciendo así una síntesis entre los diversos conceptos anteriores.62
Géneros pictóricos: se suelen clasificar en cuanto a su contenido temático: retrato y autorretrato, desnudo, bodegón y vanidades,
paisaje y marina, pintura de mitología, pintura de historia, pintura religiosa, pintura de género, etc.
Géneros literarios: los géneros literarios son los distintos grupos o categorías en que podemos clasificar las obras literarias
atendiendo a su contenido. La retórica clásica los ha clasificado en tres grupos importantes: lírico, épico y dramático. A éstos
algunos suelen añadir el didáctico (oratoria, ensayo, biografía, crónica).
Géneros musicales: se basan en criterios como el ritmo, la instrumentación, las características armónicas o melódicas o la
estructura. La música clásica, académica o música culta es uno de los tres grandes géneros en los que se puede dividir la música en
general, junto con la música popular y la música tradicional o folclórica.
Géneros cinematográficos: primero se clasificaron en dos grandes grupos: comedia y tragedia; más tarde, se fueron
diversificando: cine de acción, suspense (thriller en inglés), cine bélico, de ciencia ficción, cine de aventuras, western, de artes
marciales, cine fantástico, cine de terror, de catástrofes, cine épico, cine histórico, cine musical, cine policiaco, cine negro, gore,
erótico, cine de animación, cine documental, cine experimental, clase B, etc.
En arquitectura, en vez de géneros se habla de tipologías, que dependen de la configuración global, la técnica, la construcción y la
decoración. Tenemos así tipologías como la iglesia, el palacio, el castillo, la vivienda, el rascacielos, la fábrica, etc.
Géneros artísticos
Dibujo
Carboncillo: es uno de los materiales más antiguos para el dibujo, empleado desde la prehistoria. Se hace con ramitas de sauce
asadas al horno en una cacerola cerrada, dejándolo cocer a baja temperatura toda la noche. Después se le saca punta y se inserta
en una caña o bastoncillo. Es ideal para bocetos y estudios preparatorios, ya que es friable y fácil de borrar.
Lápiz: es un grafito insertado en un tubo de madera o metal, de color negro, afilable y fácil de borrar, ideal para el dibujo. Se
difundió desde Italia en el siglo XV.
Pincel: apto para dibujo y pintura, está compuesto de un soporte de madera y pelos de diferentes animales, preferentemente
cerdo, marta cibelina, ardilla, etc. Se emplea con tinta, líquido elaborado con negro de carbón procedente de cáscaras de nueces
quemadas, con agua, goma arábiga, gelatinas y odorizantes como el alcanfor o el almizcle. Es ideal para remarcar volúmenes y
destacar brillos y zonas luminosas.
Pluma: uno de los medios más antiguos e ideales para el dibujo, así como la escritura y cualquier tipo de expresión gráfica, es la
pluma, bien de bastoncillos de caña, a los que se saca punta, o bien de plumas de animales, preferentemente la oca. Se aplica con
tinta, sobre papel o pergamino.
Puntas metálicas (stilum): la punta de metal (plomo, estaño, plata) se usa desde época romana, aplicada sobre papel, pergamino o
madera.
Sanguina: es un tipo de lápiz de color rojizo, obtenido de arcilla ferruginosa, que hace un tipo de dibujo de color rojizo muy
característico, de moda en la Italia del Renacimiento.
Tiza: es sulfato de calcio bihidratado, empleado desde el Renacimiento para material de dibujo o como pigmento para la pintura al
temple. Tallada en barritas, existe la tiza blanca (calcita), la gris (arcilla cruda de ladrillos) y la negra (carbón de fósil) y, ya en era
moderna, las tizas de colores, de compuestos artificiales.63
Pintura
La pintura, como elemento bidimensional, necesita un soporte (muro, madera, lienzo, cristal, metal, papel, etc.); sobre este
soporte se pone el pigmento (colorante + aglutinante). Es el aglutinante el que clasifica los distintos procedimientos pictóricos:
Escultura en marfil: proveniente de colmillos de diversos animales (elefante, hipopótamo, morsa, jabalí africano), el marfil es un
material empleado en escultura y orfebrería. Es fácil de tallar, aunque tiene el impedimento de su escasa longitud y su curvatura.
Se trabaja con escoplos y taladros. En combinación con el oro, produce la llamada técnica crisoelefantina.
Escultura en metal: se realiza con cobre, bronce, oro o plata, trabajado directamente con martillo y cincel, generalmente en
láminas de metal sobre placas de madera. El metal se vuelve rígido al ir golpeándolo, por lo que hay que ir calentándolo para
seguir trabajando, proceso conocido como “recocido”. También se puede trabajar en “repujado”, practicando el bajorrelieve con
martillo y punzón. Otra técnica es a la “cera perdida”, sobre un modelo de arcilla o yeso, sobre el que se aplica una aleación de
bronce o latón.
Escultura en piedra: es una de las más frecuentes, realizada por sustracción. Generalmente se emplean piedras como la caliza, el
mármol, el basalto, el granito, el pórfido, el alabastro, etc. Se trabaja con taladro, escoplo, martillo y cincel.
Estuco: formado por cal, polvo de mármol, arena lavada y cola de caseína, el estuco se emplea desde la antigüedad en escultura o
como elemento decorativo en la arquitectura. Fácilmente moldeable, se puede dejar al natural o policromarlo.
Talla: la talla en madera es una de las técnicas escultóricas más antiguas, fácil de ejecutar y de múltiples cualidades plásticas. Su
carácter irregular le da un aire expresivo, inacabado, que puede ser ideal para determinados estilos artísticos pero que es
rechazado por otros de corte más clásico y perfeccionista. Una vez realizada la talla, se puede policromar, aplicarle diversos
tratamientos con ceras o lacas, láminas metálicas, tejidos o incrustaciones de piedras preciosas u otros elementos.
Terracota: escultura realizada con arcilla cocida, fue el primer material utilizado para modelar figuras. Se trabaja sobre un
caballete, con estiques o espátulas, o bien con un molde de yeso. Una vez modelada y dejada secar, se cuece a 750-950°. Una vez
terminada, se puede dejar al natural, decorarla con pintura o esmaltarla (forma esta última ideada en el siglo XV por Luca della
Robbia).65
Técnicas mixtas: como en pintura, en escultura se puede dar la utilización de diversos elementos para formar la figura,
procedimiento diversificado en el siglo XX con la utilización de materiales considerados no artísticos, procedentes incluso de
elementos detríticos o de desecho, o añadiendo diversos objetos naturales o artificiales, como en los denominados ready-made.
Vidriera: Moisés en el monte Sinaí y Moisés ante el faraón (siglo XIII), Catedral de Colonia, Alemania.
Vidriera: se realiza sobre cristales engarzados en madera, yeso, oro o plomo, los cuales se van encajando con láminas de plomo,
estañándolos, con una capa de masilla (blanco pintor con aceite de linaza). Las vidrieras antiguas tienen grisallas, óxido férrico
líquido, aplicado para dibujar con precisión detalles pequeños; hacia 1340 se sustituyó por el óxido de plata y, a partir de aquí, ya
no se hacen cristales de colores, sino que se colorea sobre cristal blanco.
Esmalte: es una pasta de vidrio (sílice, cal, potasa, plomo y minio), sobre soporte de metal, trabajado según diversas técnicas:
cloisonné, pequeños filamentos de oro o cobre, con los que se dibuja la figura sobre el soporte, para separar el esmalte en
tabiques; champlevé, rebajando el soporte en alvéolos, ahuecando el material en concavidades, rellenadas con el esmalte; ajougé,
superficie de oro donde se recortan las formas con sierras o limas, rellenando con esmalte la parte eliminada.
Cerámica
Se realiza con arcilla, en cuatro clases: barro cocido poroso rojo-amarillento (alfarería, terracota, bizcocho); barro cocido poroso
blanco (loza); barro cocido no poroso gris, pardo o marrón (gres); barro cocido compacto no poroso blanco medio transparente
(porcelana). Se puede elaborar de forma manual o mecánica —con torno—, después se cuece en el horno –a temperaturas entre
400° y 1300°, según el tipo–, y se decora con esmalte o pintura.69
Orfebrería
Es el arte de confeccionar objetos decorativos con metales nobles o piedras preciosas, como el oro, plata, diamante, perla, ámbar,
coral, etc.
Camafeo: es el tallado de figuras en relieve sobre piedras duras estratificadas, como el ágata, la sardónica, el coral y la concha,
que por lo general poseen capas de diversos colores, lo que proporciona unos intensos contrastes cromáticos.
Cincelado: consiste en trabajar el metal precioso con un cincel, realizando decoraciones ahuecadas o trabajos de acabado, con
cinceles de distintas formas y grosores.
Damasquinado (o “ataujía”): sobre un soporte metálico se traza el dibujo con punta fina, luego se hace una incisión con buriles y
escalpelos, y por último se aplica una filigrana de metales de diverso color.
Filigrana: se crea con hilos de metal precioso, con los que se elabora la pieza trenzando o enroscando los hilos, hasta obtener la
forma deseada.
Fusión: son los trabajos ejecutados a molde, elaborados de dos formas: “fusión permanente”, realizada con un molde bivalvo, con
la forma ya trabajada, de piedra o terracota; “a la cera perdida”, donde se modela el objeto en cera, al que se aplica un embudo
con respiraderos, cubriéndose de creta, que una vez seca se calienta hasta que expulse la cera, llenándose luego del metal
fundido.
Granulado: es un procedimiento por el que se obtienen minúsculas esferas de oro con las que se elaboran dibujos o decoraciones
geométricas.
Nielado: consiste en grabar un dibujo sobre una lámina de metal —generalmente plata—, rellenando los surcos con el “nielado”,
aleación de plata, cobre y plomo, con azufre y bórax, que produce una mezcla negra y brillante.
Opus interrasile: técnica de origen romano que consiste en realizar pequeñas incisiones en las láminas de metal precioso,
realizando una función de calado que da a la obra un aspecto de encaje.
Repujado: es la decoración en relieve realizada sobre planchas de oro, plata o cobre, trabajando el revés de la plancha con
martillo y cincel.70
Forja
Se hace con hierro (limonita, pirita o magnetita), reduciéndolo con calor, saliendo una pasta al rojo con la que se hacen lingotes.
Hay tres clases: “colado”, con mucho carbono, sílice, azufre y manganeso, no sirve para forjar, solo para fundir en molde; “hierro
dulce o forjado”, con menos carbono, es más maleable y dúctil, se puede forjar, pero es blando y desafilable; “acero”, con
manganeso, tungsteno, cobalto y wolframio, es más duro, para instrumentos cortantes. El modelado se realiza sin añadir ni quitar
material, sino que existen diversas técnicas alternativas: estirar, ensanchar, hendir, curvar, recalcar, etc.
Estética
Artículo principal: Estética
El término estética proviene del griego αἴσθησις (aísthêsis, ‘sensación’). Fue introducido por el filósofo alemán Alexander Gottlieb
Baumgarten en su obra Reflexiones filosóficas acerca de la poesía (1735), y más tarde en su Aesthetica (1750).75 Así pues, la
Historia de la estética, rigurosamente hablando, comenzaría con Baumgarten en el siglo XVIII, sobre todo con la sistematización de
esta disciplina realizada por Immanuel Kant. Sin embargo, el concepto es extrapolable a los estudios sobre el tema efectuados por
los filósofos anteriores, especialmente desde la Grecia clásica. Cabe señalar, por ejemplo, que los antiguos griegos tenían un
vocablo equiparable al actual concepto de estética, que era Φιλοκαλία (filocalía, ‘amor a la belleza’). Se podría decir que en Grecia
nació la estética como concepto, mientras que con Baumgarten se convierte en una ciencia filosófica.
Según Arnold Hauser, las «obras de arte son provocaciones con las cuales polemizamos», pero que no nos explicamos. Las
interpretamos de acuerdo con nuestras propias finalidades y aspiraciones, les trasladamos un sentido cuyo origen está en
nuestras formas de vida y hábitos mentales. Nosotros, «de todo arte con el cual tenemos una relación auténtica hacemos un arte
moderno». Hoy día, el arte ha establecido unos conjuntos de relaciones que permiten englobar dentro de una sola interacción la
obra de arte, el artista o creador y el público receptor o destinatario. Hegel, en su Estética, intentó definir la trascendencia de esta
relación diciendo que «la belleza artística es más elevada que la belleza de la naturaleza, ya que cambia las formas ilusorias de
este mundo imperfecto, donde la verdad se esconde tras las falsas apariencias para alcanzar una verdad más elevada creada por
el espíritu».
El arte es también un juego con las apariencias sensibles, los colores, las formas, los volúmenes, los sonidos, etc. Es un juego
gratuito donde se crea de la nada o de poco más que la nada una apariencia que no pretende otra cosa que engañarnos. Es un
juego placentero que satisface nuestras necesidades eternas de simetría, de ritmo o de sorpresa. La sorpresa que para Baudelaire
es el origen de la poesía. Así, según Kant, el placer estético deriva menos de la intensidad y la diversidad de sensaciones, que de la
manera, en apariencia espontánea, por la cual ellas manifiestan una profunda unidad, sensible en su reflejo, pero no
conceptualizable.
Para Ernst Gombrich, «en realidad el arte no existe: solo hay artistas». Más adelante, en la introducción de su obra La historia del
arte, dice que no tiene nada de malo que nos deleitemos en el cuadro de un paisaje porque nos recuerda nuestra casa, o en un
retrato porque nos recuerda un amigo, ya que, como humanos que somos, cuando miramos una obra de arte estamos sometidos
a un conjunto de recuerdos que para bien o para mal influyen sobre nuestros gustos. Siguiendo a Gombrich, se puede ver cómo a
los artistas también les sucede algo parecido: en el Retrato de un niño (Nicholas Rubens), el pintor flamenco Rubens lo representó
hermoso, ya que seguramente se sentía orgulloso del aspecto del niño, y nos quiso transmitir su pasión de padre a la vez que de
artista; en el Retrato de la madre, el pintor alemán Alberto Durero la dibujó con la misma devoción y amor que Rubens sentía por
su hijo, pero aquí vemos un estudio fiel de la cara de una mujer vieja, no hay belleza natural, pero Durero, con su enorme
sinceridad, creó una gran obra de arte.
Artículo principal: Sociología del arte
La sociología del arte es una disciplina de las ciencias sociales que estudia el arte desde un planteamiento metodológico basado en
la sociología. Su objetivo es estudiar el arte como producto de la sociedad humana, analizando los diversos componentes sociales
que concurren en la génesis y difusión de la obra artística. La sociología del arte es una ciencia multidisciplinar, recurriendo para
sus análisis a diversas disciplinas como la cultura, la política, la economía, la antropología, la lingüística, la filosofía, y demás
ciencias sociales que influyan en el devenir de la sociedad. Entre los diversos objetos de estudio de la sociología del arte se
encuentran varios factores que intervienen desde un punto de vista social en la creación artística, desde aspectos más genéricos
como la situación social del artista o la estructura sociocultural del público, hasta más específicos como el mecenazgo, el
mercantilismo y comercialización del arte, las galerías de arte, la crítica de arte, el coleccionismo, la museografía, las instituciones
y fundaciones artísticas, etc.76 También cabe remarcar en el siglo XX la aparición de nuevos factores como el avance en la difusión
de los medios de comunicación, la cultura de masas, la categorización de la moda, la incorporación de nuevas tecnologías o la
apertura de conceptos en la creación material de la obra de arte (arte conceptual, arte de acción).
La sociología del arte debe sus primeros planteamientos al interés de diversos historiadores por el análisis del entorno social del
arte desde mediados del siglo XIX, sobre todo tras la irrupción del positivismo como método de análisis científico de la cultura, y la
creación de la sociología como ciencia autónoma por Auguste Comte. Sin embargo, la sociología del arte se desarrolló como
disciplina particular durante el siglo XX, con su propia metodología y sus objetos de estudio determinados. Principalmente, el
punto de partida de esta disciplina se suele situar inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, con la aparición de
diversas obras decisivas en el desarrollo de esta corriente disciplinar: Arte y revolución industrial, de Francis Klingender (1947); La
pintura florentina y su ambiente social, de Friedrich Antal (1948); e Historia social de la literatura y el arte, de Arnold Hauser
(1951). En sus inicios, la sociología del arte estuvo estrechamente vinculada al marxismo —como los propios Hauser y Antal, o
Nikos Hadjinikolaou, autor de Historia del arte y lucha de clases (1973)—, si bien luego se desmarcó de esta tendencia para
adquirir autonomía propia como ciencia. Otros autores destacados de esta disciplina son Pierre Francastel, Herbert Read, Francis
Haskell, Michael Baxandall, Peter Burke, Giulio Carlo Argan, etc.77
Entre los críticos de arte ha habido desde famosos escritores hasta los propios historiadores del arte, que muchas veces han
pasado del análisis metodológico a la crítica personal y subjetiva, conscientes de que era un arma de gran poder hoy día. Como
nombres, se podría citar a Charles Baudelaire, John Ruskin, Oscar Wilde, Émile Zola, Joris-Karl Huysmans, Guillaume Apollinaire,
Wilhelm Worringer, Clement Greenberg, Michel Tapié, etc.; en el mundo hispanohablante, destacan Eugeni d'Ors, Aureliano de
Beruete, Jorge Romero Brest, Juan Antonio Gaya Nuño, Alexandre Cirici, Juan Eduardo Cirlot, Enrique Lafuente Ferrari, Rafael
Santos Torroella, Francisco Calvo Serraller, José Corredor Matheos, Irma Arestizábal, Ticio Escobar, Raúl Zamudio, etc.83
Arte prehistórico: es el desarrollado por el ser humano primitivo desde el paleolítico superior hasta el neolítico, periodos donde
surgieron las primeras manifestaciones que se pueden considerar como artísticas por parte del ser humano. En el paleolítico, el
ser humano se dedicaba a la caza y recolección, y vivía en cuevas, elaborando la llamada pintura rupestre. En el neolítico, se
vuelve sedentario y se dedica a la agricultura, con sociedades cada vez más complejas donde va cobrando importancia la religión,
como se puede ver en los monumentos megalíticos, y comienza la producción de piezas de artesanía.90
Arte antiguo (ca. 3000-300 a. C.)
En Egipto y Mesopotamia surgieron las primeras civilizaciones, y sus artistas/artesanos elaboraron complejas obras de arte que
suponen ya una especialización profesional.
Arte egipcio: su arte era intensamente religioso y simbólico, destacando en arquitectura las mastabas, las pirámides y los
hipogeos, como en Guiza y el Valle de los Reyes. La escultura y la pintura muestran la figura humana de forma realista, aunque
adolecen de hieratismo y esquematismo a causa de la rigidez de sus cánones simbólico-religiosos.
Arte mesopotámico: se desarrolla en la zona comprendida entre los ríos Tigris y Éufrates, donde se sucedieron diversas culturas
como los sumerios, acadios, asirios, persas, etc. En la arquitectura destacan los zigurats, grandes templos de forma escalonada
piramidal, mientras que la escultura se desarrolla en talla exenta o relieve, en escenas religiosas o de caza y militares, con la
presencia de figuras humanas y animales reales o mitológicos.91
Arte griego: en Grecia se desarrollaron las principales manifestaciones artísticas que han marcado la evolución del arte occidental.
Tras unos inicios donde destacaron las culturas minoica y micénica, el arte griego se desarrolló en tres periodos: arcaico, clásico y
helenístico. En arquitectura destacaron los templos, donde se sucedieron tres órdenes constructivos: dórico, jónico y corintio.
Destaca especialmente el conjunto de la Acrópolis. En escultura predominó la representación del cuerpo humano, con una
evolución desde formas rígidas y esquemáticas, pasando por el naturalismo del periodo clásico –con la obra de Mirón, Fidias y
Policleto–, hasta el recargamiento y sinuosidad del periodo helenístico.
Arte romano: con un claro precedente en el arte etrusco, el arte romano recibió una gran influencia del arte griego. Gracias a la
expansión del Imperio romano, el arte clásico grecorromano llegó a casi todos los rincones de Europa, norte de África y Próximo
Oriente, sentando las bases del arte occidental. Grandes ingenieros y constructores, destacaron en arquitectura civil, con la
construcción de carreteras, puentes, acueductos y obras urbanísticas, así como templos, palacios, teatros, anfiteatros, circos,
termas, arcos de triunfo, etc. La escultura, inspirada en la griega, se centra igualmente en la figura humana, aunque con más
realismo, no les importaba mostrar defectos que eran ignorados por la idealizada escultura griega. La pintura es conocida sobre
todo por los restos hallados en Pompeya, y destacó especialmente el mosaico.92
Arte en la Alta Edad Media (siglo IV-siglo X)
Arte paleocristiano: con la aparición del cristianismo se generó a lo largo del Imperio el llamado arte paleocristiano, que adquirió
estatus oficial tras la conversión al cristianismo del emperador Constantino. El arte paleocristiano reinterpretó tanto las formas
clásicas como las judías para servir como vehículo de expresión de la nueva religión oficial, y se produjo una atomización de estilos
por zonas geográficas. En arquitectura destacó como tipología la basílica, mientras que en escultura destacan los sarcófagos y
continúan como en época romana la pintura y el mosaico.
Arte prerrománico: se denomina así a los múltiples estilos desarrollados en Europa desde la caída del Imperio romano hasta
alrededor del año 1000, donde la fusión de la cultura clásica con la de los nuevos pobladores de origen germánico generará las
diversas nacionalidades que conforman actualmente el continente europeo. Se engloban en esta fase diversos estilos de marcado
carácter regional, desde el arte visigodo y de los otros pueblos germánicos, o incluso el arte celta —especialmente en las islas
británicas— o vikingo, pasando por el arte asturiano, hasta el arte carolingio y otoniano en el centro de Europa.93
Véanse también: Arte bizantino, Arte islámico y Arte mozárabe.
Arte en la Baja Edad Media (900-1400)
Arte románico: representa el primer estilo de carácter internacional de la cultura europea occidental, con una identidad
plenamente consolidada tras el paso del latín a las lenguas vernáculas. De carácter eminentemente religioso, casi todo el arte
románico está dirigido a la exaltación y divulgación del cristianismo. La arquitectura destaca por el uso de bóvedas de cañón y
arcos de medio punto, iniciándose la construcción de grandes catedrales, que seguirá durante el gótico. La escultura se desarrolló
principalmente en el marco arquitectónico, de carácter religioso, con figuras esquematizadas, sin realismo, de signo simbólico. La
pintura es preferentemente mural, de signo religioso y figuras esquemáticas al igual que la escultura.
Arte gótico: desarrollado entre los siglos XII y XVI, fue una época de desarrollo económico y cultural. La arquitectura sufrió una
profunda transformación, con formas más ligeras, más dinámicas, con un mejor análisis estructural que permitió hacer edificios
más estilizados, con más aberturas y, por tanto, mejor iluminación. Aparecieron nuevas tipologías como el arco apuntado y la
bóveda de crucería, y la utilización de contrafuertes y arbotantes para sostener la estructura del edificio, permitiendo interiores
más amplios y decorados con vitrales y rosetones. La escultura continuó enmarcada en la obra arquitectónica, aunque comenzó a
desarrollarse la escultura exenta, con formas más realistas, inspiradas en la naturaleza. La pintura dejó de ser mural para pasar a
retablos situados en los altares de las iglesias, y empezó a desarrollarse la pintura en lienzo, al temple o al óleo. Se sucedieron
cuatro estilos pictóricos: el gótico lineal o franco-gótico, el gótico itálico o trecentista (Cimabue, Giotto, Duccio), el gótico
internacional (Stefan Lochner, Bernat Martorell) y el gótico flamenco (Jan Van Eyck, el Bosco).94
Véase también: Arte mudéjar
Arte en la Edad Moderna (1400-1800)
Arte contemporáneo
Siglo XIX
Entre finales del siglo XVIII y principios del XIX se sentaron las bases de la sociedad contemporánea, marcada en el terreno político
por el fin del absolutismo y la instauración de gobiernos democráticos –impulso iniciado con la Revolución francesa–; y, en lo
económico, por la Revolución industrial y el afianzamiento del capitalismo, que tendrá respuesta en el marxismo y la lucha de
clases. En el terreno del arte, comienza una dinámica evolutiva de estilos que se suceden cronológicamente cada vez con mayor
celeridad, que culminará en el siglo XX con una atomización de estilos y corrientes que conviven y se contraponen, se influyen y se
enfrentan.
Arquitectura del siglo XIX: la arquitectura decimonónica sufrió una gran evolución debido a los avances técnicos que comportó la
Revolución industrial, con la incorporación de nuevos materiales como el hierro y el hormigón, que permitieron la construcción de
estructuras más sólidas y diáfanas. Estilísticamente, la primera mitad de siglo vio un cierto eclecticismo de las formas, así como un
revival de estilos anteriores reinterpretados según conceptos modernos: es el llamado historicismo, que produjo movimientos
como el neorrománico, el neogótico, el neobarroco, etc. A finales de siglo surgió el modernismo, que supuso una gran revolución
en terreno del diseño, con nombres como Victor Horta, Otto Wagner, Antoni Gaudí, Lluís Domènech i Montaner, Josep Puig i
Cadafalch, etc.103
Romanticismo: movimiento de profunda renovación en todos los géneros artísticos, los románticos pusieron especial atención en
el terreno de la espiritualidad, de la imaginación, la fantasía, el sentimiento, la evocación ensoñadora. En pintura, después de una
fase prerromántica donde podríamos citar a William Blake y Johann Heinrich Füssli, destacaron Eugène Delacroix, Théodore
Géricault, John Constable, Joseph Mallord William Turner, etc. Una derivación del romanticismo fue el movimiento alemán de los
Nazarenos.
Realismo: desde mediados de siglo surgió una tendencia que puso énfasis en la realidad, la descripción del mundo circundante,
especialmente de obreros y campesinos en el nuevo marco de la era industrial, con un cierto componente de denuncia social,
ligado a movimientos políticos como el socialismo utópico. En pintura destacan Camille Corot, Gustave Courbet, Jean-François
Millet, Honoré Daumier y Mariano Fortuny. En Gran Bretaña surgió la escuela de los prerrafaelitas, que se inspiraban –como su
nombre indica– en los pintores italianos anteriores a Rafael, así como en la recién surgida fotografía. En escultura, destacó
Constantin Meunier.
Impresionismo: fue un movimiento profundamente innovador, que supuso una ruptura con el arte académico y una
transformación del lenguaje artístico, iniciando el camino hacia los movimientos de vanguardia. Se inspiraban en la naturaleza, de
la que pretendían captar una ‘impresión’ visual, la plasmación de un instante en el lienzo –por influjo de la fotografía–, con una
técnica de pincelada suelta y tonos claros y luminosos. Cabe mencionar como principales representantes a Édouard Manet –
considerado un precursor–, Claude Monet, Camille Pissarro, Pierre-Auguste Renoir y Edgar Degas. Igual de renovador fue en el
terreno de la escultura el papel de Auguste Rodin, que sentó las bases de la escultura del siglo XX.
Neoimpresionismo: evolucionando desde el impresionismo, los neoimpresionistas se preocupan más de los fenómenos ópticos,
desarrollando la técnica del puntillismo, como se puede apreciar en la obra de Georges Seurat y Paul Signac.
Postimpresionismo: son artistas que, partiendo de los nuevos hallazgos técnicos efectuados por los impresionistas, los
reinterpretan de manera personal, abriendo distintas vías de desarrollo de suma importancia para la evolución del arte en el siglo
XX: Henri de Toulouse-Lautrec, Paul Gauguin, Paul Cézanne, Vincent Van Gogh, Joaquín Sorolla, etc.104
Simbolismo: corriente de corte fantástico y onírico, surgió como reacción al naturalismo de la corriente realista e impresionista,
poniendo especial énfasis en el mundo de los sueños, así como en aspectos satánicos y terroríficos, el sexo y la perversión.
Destacaron Gustave Moreau, Odilon Redon, Pierre Puvis de Chavannes y Gustav Klimt.
Arquitectura del siglo XX: la arquitectura ha sufrido una profunda transformación desde las formas tradicionales hasta las
movimientos de vanguardia, que han supuesto un nuevo concepto constructivo basado en una concepción más racional del
espacio, estructurado de forma más depurada y funcional, con especial atención a las nuevas tecnologías y a su ubicación
medioambiental. La principal tendencia artística ha sido el racionalismo, representado fundamentalmente por la Escuela de la
Bauhaus. Entre los nombres de los más destacados arquitectos del siglo XX sobresalen Walter Gropius, Frank Lloyd Wright, Ludwig
Mies van der Rohe, Le Corbusier, José Luis Sert, Oscar Niemeyer, Alvar Aalto, Pier Luigi Nervi, Luis Barragán, Rafael Moneo,
Richard Rogers, Robert Venturi, Denise Scott Brown, Frank Gehry, Norman Foster, James Stirling, Santiago Calatrava, Zaha Hadid,
etc.105
Vanguardismo (1905-1945):
Fovismo: primer movimiento vanguardista del siglo XX, el fovismo supuso una experimentación en el terreno del color, que es
concebido de modo subjetivo y personal, aplicándole valores emotivos y expresivos. Destacan Henri Matisse, Albert Marquet,
Raoul Dufy, André Derain y Maurice de Vlaminck.
Expresionismo: surgido como reacción al impresionismo, los expresionistas defendían un arte más personal e intuitivo, donde
predominase la visión interior del artista –la ‘expresión’– frente a la plasmación de la realidad –la ‘impresión’–, reflejando en sus
obras una temática personal e intimista con gusto por lo fantástico, deformando la realidad para acentuar el carácter expresivo de
la obra. Con precedentes en las figuras de Edvard Munch y James Ensor, se formó principalmente en torno a dos grupos: Die
Brücke (Ernst Ludwig Kirchner, Erich Heckel, Karl Schmidt-Rottluff, Emil Nolde), y Der Blaue Reiter (Vasili Kandinski, Franz Marc,
August Macke, Paul Klee), destacando igualmente Egon Schiele, Oskar Kokoschka, Amedeo Modigliani, Marc Chagall, etc.
Cubismo: este movimiento se basó en la deformación de la realidad mediante la destrucción de la perspectiva espacial de origen
renacentista, organizando el espacio en función de una trama geométrica, con visión simultánea de los objetos, una gama de
colores fríos y apagados, y una nueva concepción de la obra de arte, con la introducción del collage. La figura principal de este
movimiento fue Pablo Picasso, uno de los grandes genios del siglo XX, junto a Georges Braque, Juan Gris y Fernand Léger, así como
Alexander Archipenko, Pablo Gargallo y Julio González en escultura. Una derivación del cubismo fue el orfismo de Robert
Delaunay.
Futurismo: movimiento italiano que exaltó los valores del progreso técnico e industrial del siglo XX, destacando aspectos de la
realidad como el movimiento, la velocidad y la simultaneidad de la acción. Destacan en pintura Giacomo Balla y Gino Severini, y
Umberto Boccioni en escultura.
Dadaísmo: movimiento de reacción a los desastres de la guerra, el dadaísmo supuso un planteamiento radical del concepto de
arte, que pierde cualquier componente basado en la lógica y la razón, reivindicando la duda, el azar, lo absurdo de la existencia.
Esto se traduce en un lenguaje subversivo, donde se cuestionan tanto las temáticas como las técnicas tradicionales del arte,
experimentando con nuevos materiales y nuevas formas de composición, como el collage, el fotomontaje y los ready-made.
Destacan Hans Arp, Francis Picabia, Kurt Schwitters y Marcel Duchamp.
Surrealismo: con un claro precedente en la pintura metafísica (Giorgio de Chirico, Carlo Carrà), el surrealismo puso especial énfasis
en la imaginación, la fantasía, el mundo de los sueños, con una fuerte influencia del psicoanálisis, como se percibe en su concepto
de “escritura automática”, por la que intentan expresarse liberando su mente de cualquier atadura racional, mostrar la pureza del
inconsciente. La pintura surrealista se movió entre la figuración (Salvador Dalí, Paul Delvaux, René Magritte, Max Ernst) y la
abstracción (Joan Miró, André Masson, Yves Tanguy). En escultura destacan Henry Moore, Constantin Brâncuşi, Alberto
Giacometti y Alexander Calder.
Arte abstracto: cuestionado el concepto de realidad por las nuevas teorías científicas, y con el surgimiento de nuevas tecnologías
como la fotografía y el cine, que ya se encargan de plasmar la realidad, se produce la génesis del arte abstracto: el artista ya no
intenta reflejar la realidad, sino su mundo interior, expresar sus sentimientos. El arte pierde todo aspecto real y de imitación de la
naturaleza para centrarse en la simple expresividad del artista, en formas y colores que carecen de cualquier componente
referencial. Iniciado por Vasili Kandinski, fue desarrollado por el movimiento neoplasticista (De Stijl), con figuras como Piet
Mondrian y Theo Van Doesburg.
Constructivismo: surgido en la Rusia revolucionaria, es un estilo comprometido políticamente que pretende a través del arte
realizar una transformación de la sociedad, mediante una reflexión sobre las formas puras artísticas concebidas desde aspectos
como el espacio y el tiempo, que generan una serie de obras de estilo abstracto, con tendencia a la geometrización. Destacan
Vladímir Tatlin, Lissitzky, Anton Pevsner y Naum Gabo. Una variante fue el suprematismo de Kasimir Malevich.106
Liberación de 1001 globos azules, “escultura aerostática” de Yves Klein. Las últimas tendencias han sido propensas a un arte más
desmaterializado, donde importa más el concepto, el mensaje, la acción.
La escultura de 18m de alto de Ibo Bonilla basada en la Flor de la Vida y la Geometría Sagrada muestra nuevas formas y conceptos
usando clásicos principios.
Últimas tendencias (1945-Actualidad):
Informalismo: conjunto de tendencias basadas en la expresividad del artista, renunciando a cualquier aspecto racional del arte
(estructura, composición, aplicación preconcebida del color). Incluye diversas corrientes como el tachismo, el art brut y la pintura
matérica. Destacan Georges Mathieu, Hans Hartung, Jean Fautrier, Jean Dubuffet, Antoni Tàpies, Lucio Fontana, Antonio Saura,
Manolo Millares, etc. En escultura cabe citar a Jorge Oteiza, Pablo Serrano y Eduardo Chillida. En Estados Unidos se desarrolló el
expresionismo abstracto, caracterizado por la utilización de la técnica del dripping, el chorreado de pintura sobre la tela, sobre la
que intervenía el artista con diversos utensilios o con su propio cuerpo. Entre sus miembros figuran Jackson Pollock, Mark Rothko,
Franz Kline y Willem de Kooning.
Pop-art: surgió en Estados Unidos como movimiento de rechazo al expresionismo abstracto, englobando una serie de autores que
vuelven a la figuración, con un marcado componente de inspiración popular, tomando imágenes del mundo de la publicidad y de
los medios de comunicación de masas. Con un precedente en el llamado New Dada (Robert Rauschenberg, Jasper Johns),
destacaron en el pop-art Andy Warhol, Roy Lichtenstein, Tom Wesselmann, James Rosenquist, Eduardo Paolozzi, Richard
Hamilton y, en escultura, Claes Oldenburg.
Nuevo realismo: movimiento francés inspirado en el mundo de la realidad circundante, del consumismo y la sociedad industrial,
del que extraen –al contrario que en el pop-art– su aspecto más desagradable, con especial predilección por los materiales
detríticos. Sus representantes fueron Arman, César Baldaccini, Yves Klein, Jean Tinguely, Piero Manzoni, etc.
Arte cinético: también llamado op-art (‘arte óptico’), es un estilo que pone énfasis en el aspecto visual del arte, especialmente en
los efectos ópticos, que son producidos bien por ilusiones ópticas (figuras ambiguas, imágenes persistentes, efecto de moiré), bien
mediante el movimiento o los juegos de luces. Destacan Victor Vasarely, Jesús Rafael Soto, Yaacov Agam, Julio Le Parc, Eusebio
Sempere, etc.
Arte de acción: son diversas tendencias basadas en el acto de la creación artística, donde lo importante no es la obra en sí, sino el
proceso creador, en el que además del artista interviene a menudo el público, con un gran componente de improvisación. Engloba
diversas manifestaciones artísticas como el happening, el fluxus la performance, el environment, la instalación, etc. Entre sus
figuras destacan Joseph Beuys, George Maciunas, Allan Kaprow, Wolf Vostell, Yōko Ono, Nam June Paik, etc.
Videoarte aparece en los años 1960 con artistas como: Nam June Paik, Joseph Beuys, Wolf Vostell, Charlotte Moorman entre
otros.
Minimalismo: con un antecedente en la Nueva abstracción (o Abstracción postpictórica) el minimalismo fue una corriente que
supuso un proceso de desmaterialización que desembocaría en el arte conceptual. Son obras de carácter abstracto, de acusada
simplicidad, reducidas a un mínimo motivo, depurado al planteamiento inicial del autor, la base sobre la que habría desarrollado
la idea que, sin embargo, queda plasmada en su fase inicial. Destacaron los pintores Robert Mangold y Robert Ryman, y los
escultores Carl Andre, Dan Flavin, Donald Judd y Sol LeWitt.
Hiperrealismo: como reacción al minimalismo surgió esta nueva corriente figurativa, caracterizada por su visión superlativa y
exagerada de la realidad, que es plasmada con gran exactitud en todos sus detalles, con un aspecto casi fotográfico. Destacan
Chuck Close, Richard Estes, Antonio López García y, en escultura, George Segal, famoso por sus figuras humanas en yeso.
Arte conceptual: tras el despojamiento material del minimalismo, el arte conceptual renuncia al sustrato material para centrarse
en el proceso mental de la creación artística, afirmando que el arte está en la idea, no en el objeto. Incluye diversas tendencias: el
arte conceptual lingüístico, el más purista de la conceptualidad, centrado en la relación arte-lenguaje (Joseph Kosuth); el arte
povera, centrado en las instalaciones, generalmente de materiales detríticos (Mario Merz, Jannis Kounellis); el body-art, con el
cuerpo humano como soporte; el land-art, que utiliza la naturaleza como soporte, con un marcado componente efímero; el bio-
art, que usa técnicas biológicas; etc.
Arte postmoderno: por oposición al denominado arte moderno, es el arte propio de la postmodernidad. Asumen el fracaso de los
movimientos de vanguardia como el fracaso del proyecto moderno: las vanguardias pretendían eliminar la distancia entre el arte y
la vida, universalizar el arte; el artista postmoderno, en cambio, es autorreferencial, el arte habla del arte, no pretenden hacer una
labor social. Destacan artistas individuales como Jeff Koons, David Salle, Jean-Michel Basquiat, Keith Haring, Julian Schnabel,
Miquel Barceló, etc.; o también diversos movimientos como la transvanguardia italiana, el neoexpresionismo alemán, el
neomanierismo, la figuración libre, etc.107