Visualización
Visualización
Visualización
fe en sí mismo
“Cuida tus pensamientos, porque se volverán palabras.
Cuida tus palabras, porque se volverán actos.
Cuida tus actos, porque se harán costumbre.
Cuida tus costumbres, porque forjarán tu carácter.
Cuida tu carácter, porque formará tu destino.
Y tu destino será tu vida.”
Antes de que repliques pensando que estos ejercicios son muy tontos y no sirven para nada,
quiero que sepas que la visualización es una de las técnicas más utilizadas en psicología para
mejorar el rendimiento de atletas de élite, empresarios y, en general, de cualquier persona que
desea sacar el máximo provecho de sus habilidades. Sencillamente, la visualización funciona
porque, primero, crea expectativas de un buen desempeño y, segundo, porque en psicología
social se ha estudiado el tema ampliamente y se ha descubierto que la persuasión dirigida
hacia sí mismo es una de las técnicas más efectivas para mejorar nuestra eficacia en algo que
requiere de nuestras mejores destrezas.
En otras palabras, para una parte de nuestra mente es lo mismo pensar que hacer.
La visualización es un instrumento de programación mental que crea imágenes en la mente
que eventualmente son tomadas como algo real, y por lo tanto, tienen el mismo efecto como el
resto de nuestras experiencias. Si constantemente te visualizas teniendo éxito en una
actividad, ese éxito ya existe en tu mente mucho antes de que tengas la oportunidad de
materializarlo, y por tanto ha sido interpretado como algo real e incorporado a la experiencia. Al
final, si la visualización es lo suficientemente persuasiva, tu mente procederá con base en esa
visualización. Este, llanamente, es el verdadero poder de la mente humana.
Ahora bien, para que la “auto-persuasión” que vamos a realizar por medio de la visualización
sea realmente efectiva, los detalles de las imágenes deben ser los más completos posibles.
Cuantos más datos y diferentes puntos de vista contengan, más fuerte será el cuadro visual.
Esto quiere decir que debemos fortalecer el cuadro visual involucrando la mayor cantidad y
diversidad de información posible: visual, auditiva y kinestésica.
Para maximizar el poder persuasivo de nuestra propia mente, es preciso prestar especial
atención a cinco factores fundamentales: la repetición, la claridad, la acción en el tiempo
presente, la implicación personal y el uso de los cinco sentidos.
2. La claridad asegura que nuestras imágenes sean nítidas tanto en forma como en contenido y
por tanto es importante que utilicemos la mayor cantidad de información posible en nuestros
ejercicios de visualización. Forma tu mundo imaginado detalle por detalle (cuanto más
practiques, más fácil te será agregar detalles). Visualiza el escenario: ¿en dónde estás?, ¿es
de día o de noche?, ¿hace frío?, ¿cómo es el lugar: amplio, iluminado, cómodo? Visualiza las
personas: ¿qué apariencia tienen?, ¿hay muchas?, ¿cómo interactúan contigo: te felicitan, te
sonríen, te aplauden, te piden un favor? Visualízate también al máximo detalle: ¿estás recién
bañado?, ¿qué fragancia estás usando?, ¿de qué color son tus prendas?, ¿estás emocionado
o calmado?, ¿qué estás diciendo?, ¿qué haces?, ¿qué sientes?
Obviamente, las primeras veces que intentes hacer ejercicios de visualización no serás capaz
de incorporar tanta información. Mi interés no es que te fatigues haciéndolo, ten paciencia y ve
agregando detalles poco a poco. No te abrumes al principio con tanta información. Lo más
importante es hacer el ejercicio de visualización, con la práctica serás a un tiempo un gran
director, productor y guionista de las películas en tu mente, y cada vez lo harás mejor.
4. La implicación personal asegura que nuestras simulaciones sean reales y vívidas, como si
fuera una película. Por eso es importante ver los detalles de nuestra visualización en
movimiento y en sonido. Asimismo, aunque varios escritores, motivadores y psicólogos aceptan
que la visualización se puede realizar de forma disociada, yo recomiendo personalmente un
tipo de visualización asociada. Esto quiere dar a entender que cuando visualizas
asociadamente o con una implicación de primera persona, ves todo lo que pasa como si
realmente estuvieras presente, o sea, todo sucede como si tú formaras parte de la escena, y la
ves desde tu perspectiva personal, no como un espectador ve al protagonista de una película.
Cuando hagas los ejercicios de simulación, trata de imaginar en primera persona, no como si
estuvieras viéndote desde fuera a cuerpo entero. Cuanto más te impliques, más beneficioso es
el ejercicio, porque se experimenta de manera más intensa.