Unidad 2
Unidad 2
Unidad 2
La Unidad 2 tiene por objetivo dar cuenta de los aspectos conceptuales relacionados con
igualdad de género y la importancia de la transversalización de género en la protección social.
Se propone además llamar la atención sobre las consideraciones previas a tener presente y las
etapas a seguir para la transversalización de género en el contexto de las políticas y programas
de protección social.
La transversalización de género en las políticas de protección social es esencial para suplir las
deficiencias hasta ahora constatadas. Como se señala en la evaluación de la estrategia de
Género del Plan SAN CELAC en “América Latina y el Caribe, la protección social, más allá de las
transferencias condicionadas, ha alcanzado solo de manera limitada a las mujeres rurales, en
especial si se considera a las trabajadoras agrícolas”.
1. Igualdad de género
En este contexto, el principio de igualdad de género y de no discriminación por razón del sexo
es una obligación de derecho internacional que necesariamente vincula a todos los países y,
dado su carácter esencial, se considera que siempre debe estar presente en cada uno de los
derechos fundamentales.
“La Declaración Universal de los Derechos Humanos (UDHR) es el documento principal que
reconoce formalmente los derechos humanos universales, y la Convención para la Eliminación
de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer, CEDAW por sus siglas en inglés,
constituye el documento central en cuestión de la igualdad de género. La CEDAW obliga a los
gobiernos a promover, salvaguardar y alcanzar la igualdad de derechos de hombres y mujeres
en sus respectivas jurisdicciones.
"El logro progresivo del principio de igualdad sustantiva que establece la CEDAW requiere
tanto acciones para conseguir la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, como
corregir las desigualdades de poder existentes entre hombres y mujeres, estipula que los
Estados partes tienen la obligación de adoptar todas las medidas adecuadas para modificar los
estereotipos y patrones socioculturales existentes y eliminar los prejuicios y las prácticas
culturales basadas en ideas sexistas” (FAO, 2013, pág. Introducción).
El concepto de Igualdad de género implica que hombres y mujeres gozan de iguales derechos y
oportunidades en la vida civil y política, y por tanto deben obtener los mismos derechos,
beneficios e igualdad de oportunidades.
La FAO “(…) considera la igualdad de género como un elemento central que le permite cumplir
con su mandato de alcanzar la seguridad alimentaria para todos y todas a través de mejorar los
niveles de nutrición, optimizar la productividad agrícola y el manejo de recursos naturales, así
como mejorar los niveles de vida de la población rural” (FAO, 2013, pág. Introducción).
2. Transversalización de género
La transversalización de género constituye una vía para el avance hacia la igualdad de género,
la cual puede incorporar acciones afirmativas como mecanismos reivindicadores contra la
discriminación de género en la participación inclusiva.
La transversalización de género fue definida en el año 1997 por el Consejo Económico y Social
de las Naciones Unidas (ECOSOC) como “el proceso de valorar las implicaciones que tiene para
los hombres y para las mujeres cualquier acción que se planifique, ya se trate de legislación,
políticas o programas, en todas las áreas y en todos los niveles”.
Es una estrategia para conseguir que las preocupaciones y experiencias de las mujeres, al igual
que las de los hombres, sean parte integrante en la elaboración, puesta en marcha, control y
evaluación de las políticas y de los programas en todas las esferas políticas, económicas y
sociales, de manera que las mujeres y los hombres puedan beneficiarse de ellos igualmente y
no se perpetúe la desigualdad. El objetivo final de la integración es conseguir la igualdad de los
géneros" (ECOSOC, 1997).
Los roles de género determinan que las mujeres y los hombres se vean expuestos a riesgos,
recursos, saberes y responsabilidades diferenciadas. En el caso de las mujeres, estas
diferencias tienden a situarlas en una condición de desventaja como resultado de la
discriminación, exclusión y los riesgos económicos, entre otros factores, dando origen a las
denominadas “brechas de género”.
Las brechas de género condicionan una mayor desprotección de las mujeres en relación con
los hombres en el ámbito del trabajo, de las responsabilidades familiares y las tareas de
cuidado, en el acceso a activos y recursos materiales.
En este contexto, las Políticas de Protección Social deben considerar los riesgos y las
vulnerabilidades diferenciadas de hombres y mujeres evitando profundizar las des igualdades
de género y aportando a la superación de éstas.
Considerar la perspectiva de género en las intervenciones y los diseños de políticas y
programas de protección social es fundamental para optimizar sus resultados, como asimismo
para superar la exclusión social y las brechas económicas y sociales, entre otras, contribuyendo
así al avance en la igualdad de género y al empoderamiento de las mujeres.
La protección social debe hacerse cargo no solo de las desigualdades mencionadas, sino de
aquellos casos en que éstas se cruzan con otras tales como clase, etnia, etapa del ciclo de vida,
entre otras (interseccionalidad).
Por otra parte, cabe destacar que en la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 (Objetivo de
Desarrollo Sostenible, ODS 5) se expresa la necesidad de reconocer y valorar el trabajo no
remunerado, con frecuencia asociado a tareas de cuidado y domésticas, mediante políticas de
protección social y la promoción de la corresponsabilidad, al interior de la familia, las
comunidades, el sector privado y el Estado.
La interseccionalidad
“Es un concepto básico para comprender el alcance de las obligaciones de los Estados, en
tanto que la discriminación de la mujer por motivos de sexo y género está unida de manera
indivisible a otros factores que afectan a la mujer, como la raza, el origen étnico, la religión o
las creencias, la salud, el estatus, la edad, la clase, la casta, la orientación sexual y la identidad
de género”.
Objetivo 5: Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas
En este contexto, "el cuidado es una problemática central para la protección social dado que
su actual organización social no permite garantizar el derecho a un nivel adecuado de vida, al
trabajo ni a la seguridad social por igual para mujeres y hombres, lo que a su vez redunda en la
mayor vulnerabilidad de las primeras a la pobreza y en su desprotección social. El que esta
organización se naturalice, invisibiliza la necesidad de contar con políticas específicas de
protección social para ellas" (Rico & Robles, 2016, pág. 20).
Las mujeres productoras, cuyos ingresos son irregulares, también se enfrentan a un vacío con
relación a la protección social, dado que no considera las especificidades de los ingresos de
estas mujeres.
Su limitación en la inserción laboral formal, lo que les permitiría contar con protección social
contributiva.
Cuando logran obtener un puesto de trabajo formal reciben menor paga que los hombres.
Aun cuando en las últimas décadas esta falencia se ha intentado cubrir a través de políticas
asistenciales no contributivas, la calidad y suficiencia de estas prestaciones no ha permitido
mantenerlas fuera de la pobreza y garantizar una protección adecuada frente a los riesgos que
enfrentan a lo largo del ciclo de vida (Rosell, 2018).
VÍDEO: https://www.youtube.com/watch?v=VXhA2J0Lt1I
A continuación, se enuncian algunas de estas consideraciones que es necesario ten er presente:
1 Ninguna política, incluidas por lo tanto las de políticas y programas de protección social, es
neutra al género. Todas las políticas contribuyen a reducir desigualdades e inequidades o a
fortalecerlas o reproducirlas.
2 Las mujeres deben ser consideradas como titulares de derechos y no garantes de los
derechos de otros. Hasta ahora la mayoría de las políticas de protección social, especialmente
las no contributivas, otorgan beneficios a las mujeres en función de un tercero con el que ellas
se vinculan, en tanto madres, esposas o jefas de hogar.
3 La protección social debe asumir y hacer visible la estrecha relación entre el trabajo
productivo y reproductivo, como una responsabilidad compartida entre los hombres y las
mujeres, las familias y los Estados.
4 Las políticas de protección social deben potenciar los derechos de todas las personas,
asegurando que éstas lleguen a las mujeres en situación de mayor exclusión y del mayor nivel
de pobreza, a quienes son jefas de hogar y en general a aquellas que enfrentan mayores
desigualdades.
6 Identificar las brechas de desigualdad y analizar sus causas, contando para ello con
estadísticas desagregadas por sexo.
1. Diagnóstico de género
Análisis de género de las vulnerabilidades y riesgos de las mujeres rurales: El análisis de género
en la protección social debe responder a las siguientes interrogantes básicas:
¿Qué diferencias existen en las vulnerabilidades y riesgos de hombres y mujeres a lo largo del
ciclo de vida, en aspectos tales como la maternidad, las enfermedades y la vejez?
Es preciso recordar que estas diferencias frente a los riesgos y vulnerabilidades son a su vez el
resultado de las brechas de género en los ámbitos del trabajo, de las responsabilidades
familiares y del acceso a activos y recursos naturales, y en última instancia, de las diferentes
asignaciones de roles para hombres y mujeres en la sociedad actual, en relación con la
producción y la reproducción.
El análisis de género de las vulnerabilidades y riesgos específicos de las mujeres rural es debe
considerar el contexto de desarrollo rural del territorio en que habitan, la labor productiva y
reproductiva que desarrollan, la etapa del ciclo de vida en que se encuentran y la pertenencia
étnica u otra diferencia cultural.
De acuerdo con el concepto que se emplea curso, la protección social está dirigida a responder
no solo a los riesgos que enfrenta toda la población (por ejemplo, desempleo, discapacidad o
vejez), sino también a problemas estructurales, como la pobreza y la desigualdad.
Identificar los instrumentos de política y caracterizar la manera en que estos cubren las
vulnerabilidades y Riesgos diferenciados entre hombres y mujeres.
Identificar en los instrumentos existentes qué barreras, explícitas o implícitas, existen para que
las mujeres puedan acceder a ellos.
De qué manera los instrumentos responden a las interseccionalidades de género, dadas las
diferentes situaciones que viven las mujeres.
De qué manera los instrumentos cubren las necesidades prácticas y estratégicas de las
mujeres.
Qué medidas institucionales en relación a cada instrumento se ha adoptado para que tengan
cobertura completa para las mujeres rurales.
Qué medidas se han adoptado para el acceso a la información y la participación efectiva de las
mujeres en los instrumentos pertinentes (diseño, aplicación y monitoreo).
Determinar en qué medida los instrumentos cuentan con monitoreo y evaluación con enfoque
de género.
Los aspectos para considerar en la elaboración del plan son los siguientes:
Diagnóstico
El diagnóstico está dado por el análisis de género de las brechas y diferencias en cuanto a los
riesgos de hombres y mujeres, y en las diferencias estructurales condicionan estas brechas,
como se ha señalado en el punto anterior. Además, se debe considerar el diagnóstico de los
instrumentos, de la institucionalidad y de la participación de las mujeres en las políticas, de
acuerdo con la pauta que se ha señalado. Como ya se ha dicho, este diagnóstico debe
considerar la interseccionalidad y las diferencias de contextos territoriales y geográficos
(urbano, rural).
Metas
Actividades
Son aquellas acciones tendientes a cubrir los vacíos en cuanto al enfoque de género que
tengan las políticas, programas e instrumentos de protección social. Entre ellas se encuentran:
Productos
Son los resultados más inmediatos y corresponden al primer efecto que debe generar el Plan.
Es preciso expresarlos en unidades de medida concretas.
Número de políticas, programas y/o instrumentos existentes que incorporen un enfoque de
género.
Voluntad política
Expresada a través de las más altas autoridades de las instituciones encargadas del diseño y la
ejecución de las políticas, programas e instrumentos de protección social.
Recursos humanos
Capacitados responsables de promover este plan, aun cuando debe existir un equipo
especializado para su promoción. La implementación del plan debe ser responsabilidad de
toda la institución.
Recursos financieros