Curso Completo de Derecho Civil

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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE ZACATECAS

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CENTRO DE INVESTIGACIONES JURÍDICAS

UNIDAD ACADEMICA DE DERECHO

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DERECHO CIVIL I
ria

Dr. Agustín Aguilera Miranda


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CAPÍTULO I

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INTRODUCCIÓN GENERAL
LA BASE DEL DERECHO CIVIL

El Derecho Civil, también llamado Derecho Privado, es el conjunto de normas

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legales que regulan las acciones privadas de los individuos entre sí.

Todas las reglas que tienden a regular las relaciones privadas entre los
individuos han de referirse, necesariamente, a una de estas tres categorías de
derechos: de las personas, de los bienes y de las obligaciones.

El Derecho civil se contiene, en códigos que llevan el mismo nombre, inspirados

e
—en mayor o menor medida— en el Código de los Franceses o Código de
Napoleón (el primero de todos fue redactado a comienzos del siglo XIX), cuyo
desarrollo actual se produce, sobre todo, mediante la promulgación de leyes

as
especiales relativas a las más variadas materias.

El Código de Napoleón está construido sobre el llamado plan romano-francés y,


por lo tanto, dividido en tres libros: el primero se dedica al derecho de la persona
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y sus relaciones familiares (salvo las económicas existentes entre los cónyuges);
el segundo a los derechos sobre las cosas y las diferentes modificaciones de la
propiedad, y el tercero y último, bajo el título “de los diferentes modos de adquirir
la propiedad”, estudia por este orden la herencia, el contrato y las demás fuentes
de la obligación (entre las que se encuentran las relaciones económicas entre
cónyuges, contempladas como contrato de matrimonio) y algunos otros temas
e
aislados. Esta sistemática es la que ha seguido el Código Civil español y
numerosos códigos americanos por influencia directa del francés.
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Para desentrañar el significado y el contenido actual del Derecho civil, debe primar
la consideración o perspectiva histórica. El acercamiento histórico, a tal efecto,
debe realizarse tomando como puerto de referencia los supuestos institucionales
del Derecho Civil. Deben entenderse como tales aquellos supuestos de hecho (los
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problemas, los conflictos, los litigios o las tensiones sociales) que, aunque de
forma variable históricamente, pueden considerarse como determinantes del
nacimiento y desarrollo de las instituciones que, de forma sustancial, han ido
conformando históricamente el núcleo del sector del Ordenamiento jurídico que
actualmente se conoce con el nombre de Derecho civil.
e

Entre las actuales opciones, un acercamiento actual al concepto de Derecho Civil


no puede marginar en ningún caso el importantísimo momento que supone la
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codificación. En efecto, el Derecho privado codificado es la forma histórica del


derecho civil. Sin embargo, no hay que identificar tal “forma histórica” con la
materia civil propiamente dicha y en toda su extensión.
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La aceptación de la formulación elegida como puerto de referencia o de partida no


tiene otro sentido que identificar en ella los supuestos de hecho originadores de

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dicha regulación concreta: las realidades, situaciones, litigios o conflictos de
intereses regulados que se han identificado como los supuestos institucionales del

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Derecho Civil. Ello implica hacer hincapié en los problemas materiales que el
Derecho civil tiende a solventar.

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PERTENENCIA DEL DERECHO CIVIL (DERECHO PRIVADO POR
EXCELENCIA)

Si hablamos de los inicios del Derecho Público y del Derecho Privado como forma
de ubicación del Derecho Civil en este primer acercamiento, podemos decir que
en la doctrina al pasar del Derecho público al Derecho privado, cuando se veía su
diferencia, se producía en el panorama tradicional de las disciplinas jurídicas un

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marcado cambio de ambiente. El Derecho público se movía en límites estrictos, su
campo de acción debía estar estrictamente acotado para evitar injerencias
abusivas del Estado en la vida nacional. El Derecho privado, en cambio, cubría el

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vasto ámbito de la actividad de los particulares, sobre la que el poder público
ejerce sin duda un cierto control, pero que está entregado en general a la libre y
benéfica iniciativa privada. Claramente ilustra esta concepción la rama
fundamental y más significativa del Derecho privado: el Derecho civil.
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El Derecho civil es el Derecho privado por excelencia. Prescindiendo de la opinión
de quienes confunden prácticamente ambos términos, el Derecho civil se
presenta, según hoy la opinión más seguida, como al disciplina jurídica que tiene
por objeto las normas que regulan las relaciones entre particulares considerados
como personas en general y no con referencia a situaciones o actividades
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específicas que estén sometidas a otras ramas del Derecho. El Derecho civil se
configura en la actualidad sobre dos ideas básicas: la de ser un derecho privado
"general", es decir, aplicable como fundamento de todas las otras ramas del
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Derecho privado, y la de ser un Derecho en cierto modo residual, porque entra en


su esfera todo aquello que no le ha sido sustraído por otras ramas del Derecho,
como el Derecho mercantil.
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Tradicionalmente, el Derecho civil aparecía ante todo como el reflejo en el campo


del Derecho de la libre organización social, lo más alejada posible de la intromisión
de la acción estatal. Los códigos civiles del siglo pasado reflejan el modelo de una
sociedad liberal. Sus principios básicos son la igualdad entre todos los ciudadanos
y el reconocimiento de su libertad. Dentro de unos límites muy amplios, cada cual
puede disponer de sus bienes (la propiedad es en este sentido una dimensión más
e

de libertad) y negociar libremente con los demás para regular sus relaciones
recíprocas por medio del contrato, así como establecer el destino de sus bienes
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para después de su muerte. Este principio de igualdad y de libertad inspiran las


tres instituciones básicas del Derecho civil en que se expresa ese libre desarrollo
de la iniciativa personal en el campo del Derecho: la propiedad, el contrato y el
testamento. El Derecho aparece ahora en un aspecto preferentemente
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instrumental, al servicio de los particulares. Su función básica es precisamente


servir de medio para que ellos alcancen sus fines en la forma que deseen, y para

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que cada cual ordene como prefiera, dentro de ciertos criterios generales, el haz
de relaciones que le afecta. Así, el principio de "autonomía de la voluntad" no se

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manifestaba con igual fuerza: el Derecho de familia. Entre las relaciones básicas
que afectan a un particular como tal se encuentra sin duda el conjunto de
relaciones familiares que arrancan del matrimonio y que tienen otras
manifestaciones importantísimas, como las relaciones paterno-filiales o las

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instituciones tutelares.

Los particulares no pueden configurar el matrimonio o la tutela en la forma que


estimen más conveniente para sus deseos. El contenido de esas instituciones está
determinado con precisión por la ley, salvo en algunos aspectos muy
determinados. Ya Savigny observó estas particularidades del Derecho de familia
que diversos autores modernos desarrollaron y confirmaron.

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Las discusiones sobre la situación actual del Derecho civil no deben inducir a error
respecto al papel esencial que sigue jugando en la educación jurídica y en la

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teoría y práctica del Derecho. Esta importancia reside no sólo y no tanto en el
número de litigios y problemas jurídicos estrictamente civiles que se plantean, que
está en franca disminución, ni en las cuestiones teóricas que analiza, sino en que
sigue constituyendo el trasfondo general ante el que se mueven la mayoría de las
Cl
otras disciplinas jurídicas. Sin un conocimiento adecuado del Derecho civil el resto
del Derecho, se hace incomprensible. El Derecho civil es, como se ha dicho, con
frecuencia un Derecho común que suple las normas de las otras ramas jurídicas y
llena, por así decir, sus huecos. Es además la disciplina jurídica que ha
experimentado la más larga y refinada elaboración doctrinal y la que proporciona
el sistema de conceptos y el conjunto de aptitudes mentales más completa y
e
perfiladas en el mundo del Derecho. En ese sentido, por lo menos, su valor actual
sigue intacto.
ld

DISPOSICIONES COMUNES A DIVERSAS INSTITUCIONES.

El Derecho civil, y el conjunto de normas que lo componen tienen derivación en


instituciones destinadas a la protección y defensa de la persona y de los fines
ria

que son propios de ésta.

Consta de las siguientes grandes ramas:

Derecho de la persona —capacidad, estados civiles, derechos de la


personalidad, nacimiento, muerte y domicilio, entre otras materias.
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Derecho de obligaciones y contratos —teoría general de las obligaciones y de


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los contratos, contratos en particular (compraventa, permuta, donación,


arrendamientos, entre otros supuestos) y responsabilidad civil.

Derechos reales —posesión, propiedad, Registro de la propiedad, derechos


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reales sobre cosas ajenas.

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Derecho de familia —parentesco, matrimonio, filiación, patria potestad, tutela.

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Derecho de sucesiones —testamento, herencia, legados, sucesión intestada.

El Derecho civil, que se ocupa de la persona, sin más, es derecho privado


general, contrapuesto a los derechos privados especiales —mercantil, del

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trabajo—, que se ocupan de categorías concretas de personas o sectores
profesionales definidos —comerciantes, empresarios, trabajadores.

Por estas razones, por la importancia de sus instituciones, por su coherencia y


tradición milenaria, el Derecho civil tiene un valor paraconstitucional y es
considerado, con frecuencia, como Derecho común, complementario de otros
derechos y leyes, cuyas lagunas llena.

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EL DERECHO CIVIL COMO DERECHO DE LA PERSONA.

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Para desentrañar el significado y el contenido actual del Derecho civil, debe primar
la consideración o perspectiva histórica. El acercamiento histórico, a tal efecto,
debe realizarse tomando como puerto de referencia los supuestos institucionales
del Derecho Civil. Deben entenderse como tales aquellos supuestos de hecho (los
Cl
problemas, los conflictos, los litigios o las tensiones sociales) que, aunque de
forma variable históricamente, pueden considerarse como determinantes del
nacimiento y desarrollo de las instituciones que, de forma sustancial, han ido
conformando históricamente el núcleo del sector del Ordenamiento jurídico que
actualmente se conoce con el nombre de Derecho civil.
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Entre las actuales opciones, un acercamiento actual al concepto de Derecho Civil
no puede marginar en ningún caso el importantísimo momento que supone la
codificación. En efecto, el Derecho privado codificado es la forma histórica del
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derecho civil. Sin embargo, no hay que identificar tal “forma histórica” con la
materia civil propiamente dicha y en toda su extensión.

La aceptación de la formulación elegida como punto de referencia o de partida no


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tiene otro sentido que identificar en ella los supuestos de hecho originadores de
dicha regulación concreta: las realidades, situaciones, litigios o conflictos de
intereses regulados que se han identificado como los supuestos institucionales del
Derecho Civil. Ello implica hacer hincapié en los problemas materiales que el
Derecho civil tiende a solventar.
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CONTENIDO DE DERECHO CIVIL (estudio universitario)


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1) Parte general: se estudian las materias generales de carácter


introductorio, y el Derecho de la persona.

2) Obligaciones y contratos: dedicada a la exposición de la teoría o


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doctrina general del contrato y de las obligaciones de él dimanantes, así como a la


responsabilidad civil o responsabilidad extracontractual, para finalizar con el

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estudio del régimen jurídico concreto de las diversas figuras contractuales.

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3) Derechos reales e hipotecarios: el punto de partida radica en el estudio
de la propiedad y de la posesión, pasando por el estudio de los diversos derechos
reales (de goce, garantía y adquisición preferente), y la publicidad proporcionada
respecto de los bienes inmuebles por el Registro de la Propiedad.

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4) Derecho de familia y de sucesiones: el Derecho de familia afronta el
estudio del matrimonio (y, en su caso, uniones extramatrimoniales), relaciones de
los progenitores con sus hijos, régimen económico del matrimonio y crisis
matrimoniales (separación, nulidad y divorcio). Por su parte, el Derecho de
sucesiones estudia el fenómeno de la herencia y de los distintos modos de
suceder.

e
Nuestro Código debe adscribirse sin duda al plan romano-francés, denominado así
por hundir sus raíces en la propuesta sistemática del jurisconsulto romano Gayo

as
(personas, cosas y acciones), observada con posterioridad en las “Instituciones”
de Justiniano e inspiradora finalmente de la codificación civil francesa. En el
Código francés, la materia se distribuye sistemáticamente en un título preliminar y
tres libros, dedicados respectivamente a las personas, los bienes y las distintas
Cl
modificaciones de la propiedad, y los diferentes modos por los que se adquiere la
propiedad. Nuestro Código sigue exactamente este esquema, añadiendo un
cuarto libro al que intitula “De las obligaciones y contratos”.

EL DERECHO CIVIL COMO DERECHO PRIVADO: SENTIDO Y ALCANCE DE


LA DISTINCIÓN ENTRE DERECHO PÚBLICO Y DERECHO PRIVADO.
e

Si el Derecho Civil es el sector sistemático del Derecho referente a la esfera de


poder de la persona, es natural concluir que ha de adscribirse al Derecho privado,
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por contraposición a otros sectores del ordenamiento jurídico que, por el contrario,
regulan aspectos relativos a la organización socio-política de la comunidad.

LA DIVISIÓN DE ULPIANO Y SU CONCRECIÓN HISTORICA.


ria

El ámbito de la “libertad individual” se opone a la necesidad de una “organización


general” establecida por el poder político de turno (el interés de los particulares y
la “cosa pública romana” en el caso de Ulpiano). En definitiva, la eterna y
recurrente tensión entre la libertad y la autoridad, como principios equilibradores
e

de las relaciones sociales en general.


A estas alturas de civilización, es relativamente pacífico afirmar que la
contraposición entre Derecho público y Derecho privado es absolutamente
at

instrumental, descriptiva y relativa. La causa última de semejante conclusión


habría de encontrarse en razones de índole socio-política que configuran la
tensión persona/comunidad o libertad/autoridad sobre bases absolutamente
distintas a épocas pretéritas, en las que se llegaba a afirmar que, en rigor, el único
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Derecho era el conjunto normativo regulador de las relaciones entre los


particulares, dotados de igualdad de armas, mientras que el Derecho público

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constituía una mera apariencia de tal. Las normas jurídico-públicas no eran más
que el capricho del césar, señor feudal o monarca absoluto del momento.

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El Derecho privado constituía el baluarte defensivo de la esfera propia de la
persona frente a la estructura política organizada. De ahí que la vieja
contraposición entre las dos posiciones de Ulpiano, prácticamente abandonada y
difuminada durante la Edad Media, renazca con fuerza en la construcción del

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Derecho contemporáneo.
La codificación se lleva a cabo con criterios racionalistas que imponen legislar por
sectores sistemáticos: las Declaraciones de derechos y las Constituciones se
reservan para los aspectos puramente políticos, los Códigos Penales, para la
represión de las actividades delictivas, los Códigos de procedimiento, atienden a la
organización de procesos y tribunales, etc.

e
Todos los aspectos apuntados exceden claramente del ámbito individual y,
consiguientemente, se caracterizan como propios del Derecho público. Frente a él,
la identificación del Derecho privado viene representada por los Códigos Civiles y

as
los Códigos Mercantiles o de Comercio, en cuanto su ámbito material de
regulación coincide respectivamente con los aspectos relativos a la esfera propia
de las personas en sí mismas consideradas o con los asuntos particulares y
privados de mercaderes y comerciantes.
Cl
EL CARACTER INSTRUMENTAL DE LA DISTINCIÓN.
Tanto en Ulpiano como en el momento codificador la distinción entre Derecho
público y Derecho privado es meramente contingente e instrumental. Categorías
que en sí mismas consideradas, ni quitan ni ponen absolutamente nada a la
unidad del Ordenamiento jurídico, tienen un valor sencillamente descriptivo que
e
carece de valor determinante, pues los principios fundamentales del Ordenamiento
jurídico no son distintos para uno y otro sector, sino los mismos para el conjunto
del sistema jurídico.
ld

Constitucionalmente hablando, la distinción entre Derecho público y Derecho


privado es desconocida y, por tanto, intrascendente.

EL DERECHO CIVIL COMO DERECHO COMÚN: CÓDIGO CIVIL Y LEYES


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ESPECIALES.

Con la expresión Derecho común se pretende poner de manifiesto dos cuestiones


que en absoluto son coincidentes:
e

a) En primer lugar, que el Derecho civil en formas históricas pasadas fue tronco
común, valga la expresión, de conjuntos normativos que posteriormente se han
disgregado de aquél: particularmente el Derecho mercantil y el Derecho laboral o
at

del trabajo.

b) De otra parte, que el conjunto normativo que modernamente denominamos


Derecho civil, se encontraba formado desde el mismo momento de nuestra
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codificación por tres elementos o sectores diferentes: el Código Civil.

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DERECHO OBJETIVO Y DERECHO SUBJETIVO

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Una de las primeras distinciones que debe asimilar quien se acerca a los estudios
jurídicos es la diferencias entre “derecho objetivo” y “derecho subjetivo”.

Definición. Se dice que el derecho objetivo es norma, norma agendi, regla de

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conducta; el derecho subjetivo es un poder, facultas agendi, facultad, posibilidad,
poder de actuación.

Así concebidos, los dos conceptos -derecho objetivo y derecho subjetivo- son
heterogéneos: si uno es regla, el otro es poder; derecho objetivo y derecho
subjetivo no son dos especies del mismo género. No obstante ello,
tradicionalmente se ha establecido entre ambos una conexión que debería

e
justificar su distinción como distinción de dos especies dentro de un mismo
género. Y, en este sentido, se dice que se tiene un derecho subjetivo de actuar, a
comportarse de una determinada forma; se tiene la facultad o el poder de realizar

as
un cierto comportamiento en virtud de una norma, es decir, en virtud del derecho
objetivo. En otros términos: el derecho objetivo, o sea, una norma, confiere
derechos subjetivos y, correlativamente, impone deberes. No hay derecho
subjetivo sin derecho objetivo, y viceversa.
Cl
Ejemplo. El propietario de un bien tiene el derecho subjetivo (poder, facultad) de
gozar y disponer de su bien porque existen una o más normas que regulan la
propiedad, estableciendo los derechos subjetivos del propietario y las obligaciones
y deberes de los demás con el propietario. Y, viceversa, si hay una norma sobre la
propiedad, no podrá dejar de establecer derechos subjetivos para algunos (los
e
propietarios) y obligaciones para los demás (no propietarios).

Bilateralidad. Para resaltar que la norma jurídica atribuye derechos a un sujeto y a


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otro impone obligaciones, se dice que es bilateral o intersubjetiva. La bilateralidad


se incluye generalmente entre las características distintivas del derecho.

Desde esta perspectiva, la norma que atribuye derechos e impone obligaciones es


ria

derecho en sentido objetivo, en tanto que los derechos y las obligaciones que la
norma atribuye e impone respectivamente son derecho en sentido subjetivo.

SER Y DEBER SER

El derecho objetivo, ya se ha dicho, es norma, norma agendi, regla de conducta.


e

Profundizando en el análisis, habrá que preguntarse “¿qué es una norma?” y “una


norma jurídica” ¿es una especie de género “norma”?
at

Frecuentemente, para definir el concepto de norma se trae a colación el concepto


de deber ser. Normalmente se contrapone el deber ser al ser.
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Ser y necesidad. En este contexto, “ser” significa, en sentido amplio, realidad


natural, mundo físico, que es como es y no puede ser de otro modo si no dentro

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de límites y conforme a leyes que tienen el carácter de la necesidad. El mundo del
ser (das Sein, en alemán) está dominado por la necesidad, es el mundo del ser

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necesario (das Müssen, en alemán).

Deber ser y libertad. De la realidad natural, caracterizada por la necesidad, de


distingue la realidad espiritual caracterizada por la libertad. La realidad espiritual y,

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por tanto, la libertad se consideran típicas del hombre, el cual es libre en su
comportamiento. El comportamiento humano, sin embargo, precisamente porque
es libre, es apto para ser disciplinado. A diferencia del comportamiento mineral,
vegetal y animal, se considera normalmente que el comportamiento humano no
sigue leyes necesarias, imposibles de evadir. Más exactamente, el hombre tiene
en común con otros seres las leyes naturales, físicas, biológicas, etc., pero, siendo
libre, es también susceptible de ser sometido a leyes que no son necesarias

e
porque es posible violarlas, pero son obligatorias, o sea, deben ser obedecidas,
aunque de hecho sea posible violarlas.

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El ser (das Sein) se encuentra contrapuesto al deber ser (das Sollen), porque el
ser está dominado por la necesidad (das Müssen), mientras que el deber ser tiene
sentido y ámbito de actuación allá donde hay libertad, libertad de comportamiento,
es decir, comportamiento cuya realización depende de la libre voluntad (das
Wollen) humana.
Cl
ESTRUCTURA GENERAL Y CLASES DE NORMAS JURÍDICAS.

El Derecho es fundamentalmente un instrumento ordenador de la convivencia


social y, por tanto, se estructura sobre la base de un conjunto de reglas que tratan
e
de dar solución a los diversos conflictos sociales. Tales reglas son denominadas
normas jurídicas para distinguirlas así de otros tipos de reglas de conducta que
caen fuera del mundo del Derecho, por ejemplo, las reglas de cortesía o de buena
ld

educación.

El carácter propio de las normas jurídicas viene dado por su obligatoriedad y la


coercibilidad. Al afirmar que las normas jurídicas son coercitivas se pretende
ria

resaltar que la falta de observancia o respeto a las mismas puede originar su


imposición por la fuerza, conforme a los instrumentos previstos por el
Ordenamiento Jurídico.

Norma jurídica y disposición normativa.


e

Las normas jurídicas se caracterizan por contener un mandato que vincula a todos
at

los miembros de una determinada comunidad organizada, en cuanto emanado de


las instituciones o grupos sociales legitimados para ello. Tan norma jurídica es hoy
en día una ley emanada del Poder Legislativo, cuanto las costumbres campesinas
relativas a ciertos contratos agrarios.
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Por ello, conviene desde ahora diferenciar claramente entre la norma jurídica en

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sí, precepto regulador de la conducta de los ciudadanos, de carácter obligatorio y
coercible, inspirado en un criterio de justicia, y la disposición normativa que

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normalmente sirve de vehículo a aquélla.
No obstante, no es necesario que exista una disposición o un texto normativo
concreto para que pueda hablarse de norma jurídica, ya que por ejemplo, las
costumbres son normas jurídicas vinculantes, por otra parte, las disposiciones

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normativas escritas no son todas ellas portadoras de una norma jurídica.

La imperatividad del Derecho: normas imperativas y dispositivas.

En cuanto instrumento ordenador de las relaciones sociales, el Derecho y las


normas jurídicas que lo integran se caracterizan, genéricamente, por su
imperatividad: el mandato contenido en la norma tiene por finalidad ser cumplido.

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Sin embargo, el mandato normativo no tiene siempre el carácter de una imposición
o prohibición al ciudadano. Hay veces en que la norma pretende resolver
problemas sociales que pueden presentarse si las personas al celebrar un

as
determinado acto o contrato no son particularmente previsoras. Esto nos obliga a
distinguir entre:

ü Normas imperativas propiamente dichas (o de ius cogens),


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caracterizadas porque el mandato normativo no permite modificación alguna por
los particulares. El supuesto de hecho regulado queda obligatoriamente
circunscrito a la previsión legal, sin que la voluntad contraria de los sujetos
intervinientes pueda derogarlo y sustituirlo por otra regla diferente.

ü Normas dispositivas, son mandatos normativos reguladores de


e
supuestos de hecho que pueden ser sustituidos por las personas interesadas en
ellos por reglas diversas. En tal caso, la norma jurídica desempeña una función
supletoria.
ld

Hablando en términos muy generales, el Derecho civil está compuesto


fundamentalmente por normas dispositivas. Por el contrario, el Derecho público
(administrativo, fiscal o procesal) desconoce prácticamente la capacidad de
ria

autorregulación por los particulares.

LAS “FUENTES MATERIALES” DEL DERECHO.

Al estudio de las fuentes materiales del Derecho le compete, sobre todo,


e

establecer la identidad de las instancias o factores que actúan como agentes


creadores del Derecho en el seno de la organización social.
Así, es habitual que, al formular la pregunta por las fuentes materiales del
at

Derecho, muchos autores se ocupen de averiguar cuáles son los poderes o


fuerzas sociales que intervienen en la producción de la normatividad jurídica.
Otros, en cambio, consideran más procedente la orientación de esa pregunta
hacia la búsqueda de los “sujetos” (no los poderes o fuerzas sociales) cuya
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actuación en el seno de la organización social termina siendo creadora de


normatividad jurídica de cómo concreto, constatable y suficiente.

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El enfoque preferible parece ser el que intenta descubrir cuáles son los agentes o
sujetos sociales que intervienen en la producción de las normas, esté o no dentro

M
del propio ordenamiento. En efecto, el factor del que va a depender en última
instancia el alcance y la fuerza normativa de las reglas de Derecho no es otro que
el propio sujeto que las crea.
Los sujetos sociales que, a través de las diversas épocas y en las distintas

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sociedades, han actuado o actúan como instancias productoras de las normas
jurídicas son prácticamente ilimitados: los dioses, los reyes, la sociedad global, la
familia, la iglesia, los grupos o clases sociales, las ciudades, los juristas, los
jueces, los parlamentos, los gremios, los comerciantes, los sindicatos de
trabajadores, las organizaciones de empresarios, los Estados, las comunidades
regionales, la comunidad internacional...
A su vez, en el ámbito de la jerarquía de las fuentes materiales del Derecho se

e
han producido frecuentes interferencias de carácter político. Las discusiones
teóricas acerca de la preferencia de una fuente jurídica sobre otra suelen ser con
mucha frecuencia el simple reflejo de las pugnas políticas por la supremacía en el

as
control jurídico de la vida social. Las discrepancias se reducen finalmente al
desacuerdo sobre las razones por las que las reglas jurídicas establecidas por
unos sujetos han de imponerse a las normas establecidas por los otros sujetos.
La primacía de unas fuentes materiales sobre otras varía profundamente, no sólo
Cl
de unas épocas o otras, sino también de unas a otras sociedades. La primacía ha
ido pasando sucesivamente, a lo largo de la historia, de la comunidad global a los
órganos jurisdiccionales, de éstos al príncipe, de éste a las cámaras legislativas y,
finalmente, de nuevo a los detentadores del poder de gobierno o, en el mejor de
los casos, a la conjunción de los órganos legislativo y ejecutivo.
Hoy se piensa de forma general que el Estado es la más alta y amplia fuente
e
material de Derecho, pero que no tiene que ser la única. Y se entiende asimismo
que, junto a él, existen diversos sujetos sociales que, no siendo órganos estatales
en sentido estricto, desarrollan una constante actividad creadora de normas
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jurídicas. No obstante, parece que la validez formal de tales normas sólo se logra
plenamente a través de su integración en el ordenamiento jurídico estatal, por lo
tanto, puede concluirse que el Estado se constituye siempre, en última instancia,
en garante y sustentador de la juridicidad de todas las normas, puesto que él es
ria

en la actualidad el único sujeto social que dispone de una organización


suficientemente capaz de garantizar la eficacia total de la normatividad jurídica .

LAS “FUENTES FORMALES” DEL DERECHO.

En general, con el nombre de fuentes formales del Derecho se alude a los


e

distintos modelos o tipos normativos en que vienen expresadas las reglas que
integran el Derecho. Así pues, en un sentido preciso, las fuentes formales del
at

Derecho no tienen carácter de verdadera fuente, sino que son más bien simples
formas de expresión o concreción de la normatividad jurídica. La referencia a las
fuentes formales del Derecho suele incluir la mención implícita de los sujetos que
de manera preferente emplean ese tipo normativo como vehículo de las reglas de
M

Derecho que crean.


A su vez, no es fácil determinar cuáles son las formas de manifestación de la

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normatividad jurídica que han de ser consideradas en cada momento como
“fuentes formales” del Derecho más representativa, ya que el dinamismo

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característico de la organización social implica una gran movilidad histórica de las
formas que los sujetos capaces de crear Derecho prefieren emplear. Lo único que
puede afirmarse es que las “costumbres”, las “leyes”, los “estatutos”, los “pactos”,
los “precedentes judiciales”, la “doctrina jurídica”, los “principios de Derecho”, las

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“sentencias”, las “resoluciones”. Han sido hasta ahora las formas expresivas
utilizadas con más frecuencia. Y puede afirmarse también que, en la actualidad,
son las costumbres, las leyes, los precedentes judiciales y, en cierta medida, la
doctrina jurídica, las fuentes formales del Derecho.
Finalmente, la gran importancia que le ha sido atribuida tradicionalmente a la
fijación del orden de prioridad o jerarquía de las diversas “fuentes formales” no
radica en su propia significación, sino en la polémica real que encubre: la lucha

e
por el predominio de los sujetos cuya fuerza o poder jurídico se manifiesta a través
de las diferentes formas cuya primacía se discute.

as
LA COSTUMBRE Y LOS USOS.

Concepto de costumbre.

Tras la ley, en la enumeración de las fuentes de Derecho, se sitúa la costumbre.


Cl
La nota distintiva fundamental entre ambas se encuentra en el origen del que
proceden. Mientras la Ley es fuente del Derecho que procede de la organización
política que la sociedad se da a sí misma, la costumbre procede de la propia
sociedad no organizada que, mediante la observancia reiterada de una conducta,
acaba imponiéndola preceptivamente.
e
La costumbre es el modelo concreto de conducta observado reiteradamente en
una comunidad que, de acuerdo con el ambiente social en el que nace y se
desenvuelve, se desea que sea observado en lo sucesivo. Por eso, se habla de
ld

que en la costumbre hay un elemento material (la reiteración de un


comportamiento) y un elemento espiritual (la elevación de un comportamiento a
modelo de conducta). Este segundo elemento permite distinguir las costumbres
jurídicas de los meros usos sociales.
ria

Caracteres de la costumbre.

La costumbre es una fuente del Derecho de carácter subsidiario. Esta nota de


subsidiariedad implica dos consecuencias. En primer lugar, que las normas
consuetudinarias solamente tienen vigencia cuando no haya ley aplicable al caso.
e

La existencia de una ley excluye la aplicación de la costumbre, aunque exista y


sea mejor.
at

En algunos territorios españoles, como ocurre en Navarra, la regla es la inversa,


aplicándose la costumbre preferentemente a la ley. El primer párrafo de la Ley 3
de la Compilación Navarra establece que “la costumbre que no se oponga a la
moral o al orden público, aunque sea contra ley, prevalece sobre el Derecho
M

escrito. La costumbre local tiene preferencia respecto a la general”.


En segundo lugar, la subsidiariedad significa que la costumbre es fuente del

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Derecho porque la Ley así lo determina. Luego es la propia ley la que fija y señala
los límites y condiciones que la costumbre debe reunir para generar normas

M
jurídicas.
Es también característica de la costumbre, que a diferencia con lo que ocurre con
la ley y los principios generales del Derecho, queda excluida la vigencia de la regla
iura novit curia. Por eso se dice que la costumbre es fuente del Derecho

AA
secundario.
Tradicionalmente se decía que la costumbre tenía que ser racional, entendiéndose
por razón básicamente los dictados del llamado Derecho natural.

Los usos normativos.

Desde hace tiempo, en determinados ámbitos, especialmente en el mundo de los

e
negocios, se viene reclamando que al modo habitual de proceder en la
contratación se le asigne un cierto valor normativo. Los riesgos que la admisión de
los usos como fuente del Derecho crean, se ven paliados por los límites que se

as
imponen a las llamadas condiciones generales de los contratos y por la existencia
de disposiciones legales que persiguen poner coto a los más graves abusos.

LOS PRINCIPIOS GENERALES DEL DERECHO.


Cl
La enumeración de fuentes del Código Civil se cierra con los llamados principios
generales del Derecho, fuente subsidiaria de segundo grado. Esto es, que las
normas que se contienen en tales principios generales se aplican sólo en defecto
de ley o costumbre aplicables al caso.
La inclusión de estos principios como fuente de Derecho debe ser entendida
e
fundamentalmente como medio para negar que los jueces tengan las manos libres
a la hora de fallar un pleito, para resolverlo cuando no hay ley o costumbre
aplicables. Pero ocurre a veces que no hay ley o costumbre aplicables. Por ello, el
ld

juez debe acudir a una norma que le viene previamente dada, aunque deba él
buscarla, encontrarla y adaptarla al caso, y que se encuentra en los principios
generales del Derecho.
Es común afirmar que los principios generales del Derecho se integran, de una
ria

parte, por los principios del Derecho tradicional, por los principios del Derecho
Natural, por las convicciones ético-sociales imperantes en la comunidad, y de otra,
por los llamados principios lógicos positivos.
En cuanto al primer grupo de principios, las convicciones personales de cada cual
darán mayor relieve a unos u otros, o le harán negar o afirmar su existencia.
e

Los principios lógico-sistemáticos son los criterios generales que, por inducción se
infieren de las disposiciones concretas. Esto es, que se encuentran ya recogidos
en las leyes y costumbres. La técnica de aplicación es la analogía.
at

LA JURISPRUDENCIA.

La jurisprudencia como fuente del ordenamiento jurídico.


M

En el Derecho contemporáneo el término jurisprudencia, en sentido lato, se

13
identifica con los criterios sentados por los Jueces y Tribunales en su cotidiana
tarea de interpretación y aplicación del Derecho objetivo. En sentido estricto, la

M
jurisprudencia coincide con la doctrina sentada por el Supremo Tribunal de justicia
de la Nación. Ello supone que los jueces, al igual que cualquier otra autoridad, se
encuentran sometidos al imperio de la ley.

AA
Aunque no pueda considerarse propiamente normas jurídicas, los criterios
interpretativos desarrollados reiteradamente por el Supremo Tribunal de Justicia,
en cuanto jurisprudencia en sentido estricto, tiene trascendencia normativa. Si a
ello se le añade que la jurisprudencia forma parte integrante del orden jurídico,
habría que concluir que aunque sea de segundo orden, la jurisprudencia es
también fuente del derecho.

e
El recurso de casación como criterio unificador de la doctrina
jurisprudencial.

as
El Tribunal Supremo tiene como misión básica resolver recursos de casación. La
creación de la técnica del recurso de casación tiene como objetivo unificar la
doctrina jurisprudencial, al tiempo que permite respetar la libertad decisoria de los
Tribunales inferiores.
Cl
El Tribunal Superior de Justicia no es una instancia más, ni el recurso de casación
significa una revisión propiamente dicha del litigio o proceso desenvuelto en
instancias anteriores. La finalidad esencial del recurso de casación consiste en
salvaguardar el Derecho objetivo de erróneas interpretaciones en aras de evitar la
desigualdad en la aplicación de la ley.
En definitiva, aunque los Jueces y Tribunales inferiores sean libres para interpretar
e
y aplicar el Ordenamiento Jurídico, su criterio queda mediatizado por el propio
Tribunal Superior de Justicia, el cual puede casar (esto es, anular) las sentencias
o resoluciones de aquéllos cuando éstos no se adecuen a la doctrina
ld

jurisprudencial establecida por el mismo.

La doctrina jurisprudencial: ratio decidendi y obiter dicta.


ria

La fundamentación del recurso de casación por infracción de la jurisprudencia


requiere identificar cuidadosamente la doctrina jurisprudencial adecuada al caso
debatido.
La estructura de las sentencias es siempre la misma, encontrándose divididas en
tres partes claramente diferenciables:
e

a) Antecedentes de hecho: consideración de los hechos reales que han


dado origen al conflicto sometido a conocimiento judicial, así como los actos
at

procesales realizados por las partes (demanda, contestación a la demanda,


prueba de hechos o hechos probados).

b) Fundamentos de Derecho (antes Considerados): razonamientos del juez


M

o tribunal al aplicar a los hechos la legislación oportuna o los criterios

14
jurisprudenciales que se consideran adecuados al caso.
c) Fallo: es la parte dispositiva de la sentencia en la que el órgano

M
jurisdiccional establece la solución.

Para casar una sentencia por infracción de la jurisprudencia se requiere en primer


lugar que la doctrina jurisprudencial en el que se fundamente el recurso haya sido

AA
dictada en un caso similar al debatido, lo que significa que las normas jurídicas
aplicables sean sustancialmente las mismas.

VIGENCIA DE LAS DISPOSICIONES NORMATIVAS.

1.1. La publicación.

e
Con anterioridad, el Código Civil establecía como presupuesto necesario y
requisito sine qua non de la vigencia de las leyes su publicación, su completa

as
publicación, en el Diario Oficial del Estado.
En efecto, salvo desviaciones características de los regímenes totalitarios, los
Ordenamiento jurídicos modernos no admiten la existencia de disposiciones
normativas secretas.
Cl
De otra parte, la publicación de una disposición normativa cualquiera facilita la
determinación de la fecha de entrada en vigor de la misma.

1.2. La entrada en vigor.


Una vez publicada, la disposición normativa puede entrar en vigor de forma
inmediata. En el caso de que la fecha de publicación no coincida con la entrada en
e
vigor, la tradición impone hablar de vacatio legis (textualmente, vacación de la ley)
para identificar el período temporal durante el cual la vigencia o vigor de la ley
publicada se encuentra en suspenso.
ld

Desde su publicación. El Código Civil ha contemplado generalmente un período de


vacatio legis de veinte días, según reiterada jurisprudencia, es aplicable a toda
clase de disposiciones normativas y no sólo a las leyes propiamente dichas. Sin
embargo, dicha vacatio habrá de ser observada sólo “si en ellas no se dispone
ria

otra cosa”, es decir, tiene un carácter puramente subsidiario, siendo cláusula de


estilo de gran parte de disposiciones la siguiente: “la presente... entrará en vigor el
mismo día de su publicación en el Diario Oficial.”

1.3. El término de vigencia: la derogación.


e

Por lo general, las leyes son tendencialmente permanentes, se dictan para el


futuro sin establecer un período de vigencia limitado. Sin embargo, la permanencia
no es característica o requisito de la ley y existen supuestos en los que la propia
at

ley se autoestablece un período de vigencia determinado, así ocurre, por ejemplo


con las Leyes Generales de Presupuestos, de vigencia anual, y con numerosos
Derechos-Leyes que regirán mientras la “situación de necesidad” lo exija. En tales
casos, se habla de leyes temporales, o “leyes de ámbito temporal”
M

Lo más frecuente es que la ley no tenga un límite temporal de aplicación, y por

15
consiguiente, su vigencia se proyecte al futuro mientras que no se dicte una nueva
ley que la contradiga o derogue. En tal sentido, “las leyes sólo se derogan por

M
otras posteriores”.
Derogar, pues, significa dejar sin efecto, sin vigor, una ley preexistente por
publicarse una nueva disposición normativa que contempla o regula los mismos
supuestos o materias que la antigua. Naturalmente, la derogación depende en

AA
exclusiva de cuanto disponga la nueva ley, que puede:

a) Dejar absolutamente privada de efecto y vigencia la ley anterior:


derogación total.
b) Establecer la derogación parcial de la ley preexistente, la cual, en lo
demás seguirá rigiendo.

e
Optar por una u otra clase de derogación es una cuestión técnica. Depende de
muchos factores (extensión y cualidad de la ley anterior, relativa compatibilidad
con la nueva, oportunidad política, etc.). La derogación tendrá el alcance que

as
expresamente se disponga y se extenderá siempre a todo aquello que en la ley
nueva, sobre la misma materia, sea incompatible con la anterior.

Por ende la derogación puede tener lugar de dos formas fundamentalmente:


Cl
1) Expresa. Cuando la ley nueva indica, explícitamente, relacionándolas o
identificándolas, las leyes anteriores que quedan derogadas (norma derogatoria
concreta) o bien cuando el legislador opta por la cómoda forma de establecer que
cualquier disposición que se oponga a la nueva regulación queda derogada.
e
2) Tácita. Aunque la nueva ley no disponga nada respecto de la derogación
de las preexistentes, es obvio que una misma materia no puede ser regulada por
dos disposiciones normativas contrastantes, y que, en tal caso, aunque el
ld

legislador no haya manifestado la eficacia derogatoria de la nueva disposición.

2. EL PRINCIPIO DE LA IRRETROACTIVIDAD DE LAS LEYES.

2.1. Planteamiento: problemas y disposiciones de Derecho transitorio.


ria

Dictar una nueva ley y derogar la preexistente son cuestiones relativamente claras
e inmediatas, una vez que los poderes constituidos hayan adoptado la decisión
política al respecto. Ahora bien, la nueva ley ¿habrá de regular las situaciones
e

jurídicas producidas con anterioridad o sólo las nacidas con posterioridad a su


publicación?
El problema de la retroactividad o irretroactividad de la ley es realmente grave, ya
at

que las relaciones sociales nacidas bajo la ley antigua no pueden derogarse ni
desconocerse. Por ello, normalmente, todas las disposiciones normativas se
cierran con una serie de disposiciones transitorias que pretenden resolver los
problemas planteados por el cambio legislativo, por el “tránsito” de una ley a otra.
M

16
2.2. La formulación de la tendencial irretroactividad de las leyes.

M
Sin embargo, tales disposiciones transitorias no pueden ser infinitas, ni tan
detalladas y casuísticas que afronten cualquier supuesto problemático de Derecho
transitorio. Por ello, a nivel de principio, todos los Ordenamientos contemporáneos

AA
contienen una regla general favorable a la irretroactividad de la ley como regla de
máxima.

La irretroactividad de las leyes ha estado conectada al principio de seguridad


jurídica: como regla, los actos realizados bajo un determinado régimen normativo
no deben verse enjuiciados con la ley nueva.
Ahora bien, la irretroactividad tendencial a la que apunta nuestro ordenamiento

e
dista mucho de ser una regla absoluta:

a) La Constitución la impone el legislador ordinario, pero no con carácter

as
general, sino sólo respecto a las disposiciones sancionadoras no favorables y de
aquellas que sean restrictivas de los derechos fundamentales.
b) En cualquier otro caso, la ley puede ser retroactiva con absoluto respeto
a la Constitución y sin violentar el tradicional precepto civil.
Cl
2.3. La posible retroactividad y su graduación.

Así pues, la decisión de que una nueva disposición tenga o no carácter retroactivo,
respetando los límites constitucionales, queda encomendada al propio legislador,
que habrá de valorar en cada caso los beneficios y las consecuencias negativas
e
de cualquiera de ambas opciones.
ld

La eficacia retroactiva permite graduaciones y matizaciones, conforme a la


naturaleza del problema social objeto de regulación por las leyes antigua y nueva
y a la propia opción del legislador:

a) Cuando la ley nueva es de aplicación a los efectos de un hecho o acto


ria

acaecido con anterioridad a su publicación, se habla de retroactividad de


segundo grado o fuerte.
b) Cuando la nueva ley se aplica a los efectos producidos, con posterioridad
a su entrada en vigor, a causa de un hecho o acto anterior a la misma, se califica
de retroactividad en grado mínimo o débil.
e

3. LAS DISPOSICIONES TRANSITORIAS DEL CÓDIGO CIVIL COMO


DERECHO TRANSITORIO COMÚN.
at

La complejidad de las cuestiones de Derecho transitorio o intertemporal, siempre


presentes en cualquier reforma legislativa, se puso de manifiesto de forma
particularmente ostensible con ocasión de la aprobación del Código Civil. La razón
M

de ello es clara: al derogar el Código Civil “todos los cuerpos legales, usos y

17
costumbres que constituyen el Derecho Civil común en todas las materias que
son objeto de este Código”, el cambio legislativo habido era de tal magnitud, tanto

M
en términos cuantitativos como cualitativos, que los problemas de Derecho
transitorio emergía con particular virulencia.
En dicha línea, la doctrina civilista ha resaltado durante todo el siglo XX que las
disposiciones transitorias del Código Civil desempeñan una función de Derecho

AA
transitorio común que excede incluso del propio de la legislación civil, alcanzando
al resto del Ordenamiento jurídico.

4. EL ÁMBITO ESPACIAL DE VIGENCIA DE LAS NORMAS.

4.1. Planteamiento: remisión al Derecho internacional privado.

e
La existencia de fronteras políticas definidas entre los diversos Estados presupone
que el Ordenamiento jurídico propio de cualquiera de ellos encuentra como ámbito
espacial de aplicación el propio territorio nacional.

as
Sin embargo, el aserto anterior no impide que los ciudadanos de diferentes
Estados mantengan entre sí relaciones de diverso tipo: familiar, comercial, etc.
Dichas relaciones plantean un problema básico, consistente en determinar cuál de
los Ordenamientos jurídicos en liza ha de aplicarse cuando estamos frente a un
Cl
supuesto cualquiera de relación internacional entre ciudadanos o particulares de
diferente nacionalidad.
De conformidad con ello, en síntesis, cabe afirmar que:

1) A las relaciones que tienen como sustrato el Derecho de personas, de


familia o sucesorio, les resulta aplicable la denominada ley personal de los
e
interesados, determinada conforme a su nacionalidad.
2) Los derechos y deberes relativos a la propiedad y demás derechos
reales sobre los bienes, por principio, se regirán por la ley del lugar donde se
ld

hallen. Esto es, resultará aplicable la ley territorial.


3) Se aplica igualmente la ley territorial al conjunto de actos jurídicos
realizados por las personas, ya se encuentren en el Estado del que son
nacionales o en otro diferente.
ria

4.2. El Derecho interregional.

Se suele afirmar que hablar de Derecho interregional significa trasponer los


problemas característicos del Derecho internacional privado al ámbito territorial de
e

un Estado en sí mismo considerado, cuando en éste coexistan legislaciones


materialmente coincidentes aplicables a distintas circunscripciones territoriales
subestatales, identificadas por lo general con el nombre de regiones.
at

Es cierto que la pluralidad legislativa intraestatal conlleva que los problemas de


Derecho interregional son asimilables, en el fondo, a los propios de Derecho
internacional privado; existiendo sectores normativos diversos, cuando los
interesados en cualquier asunto regulado por el Derecho pertenezcan a regiones
M

distintas habrá que determinar cuál de los dos es de aplicación preferente.

18
Sin embargo, las regiones en sí mismas consideradas no pueden ser
contempladas como soberanas, sino integradas dentro del Estado. Por tanto, la

M
prevalecía (y, en su caso la superioridad) del Derecho estatal sobre el que
podríamos denominar Derecho regional está fuera de duda, por tanto, en definitiva
la norma que resuelve cuándo ha de aplicarse el Derecho regional es una norma
de carácter estatal, tanto en el caso de que el contraste se plantee entre dos

AA
regímenes normativos regionales o entre el Derecho regional y el Derecho estatal.

EFICACIA GENERAL DE LAS NORMAS.

Eficacia general de la norma: ignorancia de ley y error de derecho; la exclusión


voluntaria de la ley aplicable. Eficacia sancionadora de la norma: la sanción

e
general de nulidad; actos contrarios a la ley y actos en fraude a la ley. Referencia
a la llamada eficacia constructiva de la norma.

as
1. LA EFICACIA DE LAS NORMAS.

1.1 La función ordenadora de las normas.


Cl
Las normas jurídicas persiguen ordenar la organización de la convivencia,
estableciendo los cauces por los que deben discurrir las relaciones sociales de los
hombres y dictando los criterios, más adecuados y justos, que deben ser aplicados
para la resolución de las controversias. Cumplen, pues, una función de ordenación
social, imprescindible para que la vida en comunidad sea posible.
Desde el punto de vista social, el sentido de las normas se mide precisamente por
e
su capacidad para desempeñar adecuadamente esa función ordenadora. Eso
quiere que, además de lo más justas posibles y lo más idóneas, las normas deben
sintonizar con las exigencias sociales imperantes y brindar soluciones adecuadas
ld

a los problemas que una determinada sociedad padezca.


En otros términos, las normas deben de ser eficaces, deben ser aplicadas y
observadas por sus destinatarios.
El aparato del Estado debe procurar que las normas legales sean efectivamente
ria

cumplidas y debe él mismo cumplirlas; por eso es un Estado de Derecho, que


actúa sometido al dictado de las normas jurídicas. Las normas jurídicas de origen
extraestatal (como la costumbre) también deben ser impuestas y aplicadas por los
poderes públicos.

1.2. La eficacia obligatoria, sancionadora y constitutiva de las normas.


e

Los aspectos relativos al deber general de cumplimiento de las normas suelen


at

identificarse teóricamente mediante la expresión eficacia obligatoria de las


normas, mientras que, por su parte, la llamada eficacia sancionadora de las
normas estaría referida al conjunto de medidas represivas previstas por ellas para
los supuestos de incumplimiento.
M

Se habla de eficacia constitutiva de la norma para tratar de resaltar que cualquier

19
relación o problema socialmente identificable se convierte en un entramado de
derecho y de deberes, esto es, en una relación jurídica) precisamente a causa de

M
la aplicación del conjunto de normas correspondiente.

2. EL DEBER GENERAL DE CUMPLIMIENTO DE LAS NORMAS.

AA
2.1. Los destinatarios de las normas.

Cabe afirmar que son destinatarios de las normas jurídicas, los sujetos integrados
en la comunidad para la que se dictan tales normas, además también hay que
tener en cuenta la posibilidad de que los destinatarios de una norma concreta no
sean todos los miembros de la comunidad, sino que la norma esté dirigida a una
categoría o grupo de sujetos.

e
2.2. La ignorancia de la ley.

as
El deber general de respeto, desde un punto de vista exclusivamente lógico,
parece que debiera ir precedido de un previo deber de conocimiento de las
normas. Difícilmente puede respetarse lo que se ignora. Sin embargo, desde el
punto de vista práctico es imposible que un sujeto pueda efectivamente conocer
Cl
todo el conjunto de normas que componen el Ordenamiento jurídico.
El problema que se aborda ha de ser enfocado desde la óptica de la efectividad
del ordenamiento, han de organizarse las cosas de forma que las normas sean
efectivamente aplicadas, por eso, debe prescindirse del conocimiento real de las
normas por su destinatario. En otro caso, se estaría dejando al capricho del sujeto
la aplicabilidad de la norma, pues bastaría con alegar la ignorancia para que uno
e
quedara a salvo del deber de cumplir y observar la norma.
La publicidad formal implica la teórica posibilidad de que cualquiera pueda tener
acceso a la norma en cuestión. Pero con ello no se resuelve el problema, pues un
ld

ciudadano corriente, enfrentado con el Periódico Oficial del Estado tendrá


seguramente muchos problemas para averiguar con exactitud el sentido de una
Ley, en caso de que la encuentre. Por eso, sobre la base de esa publicidad formal,
se establece la regla de la efectividad del ordenamiento y deber de cumplimiento
ria

de las normas, sea conocido o ignorado su contenido. Por consiguiente, aun sin
que exista el deber de conocer las normas y sin que éstas sean efectivamente
conocidas, sí existe el deber general de cumplimiento.

2.3. La exclusión voluntaria de la ley aplicable.


e

Las normas deben ser cumplidas, ya se conozcan ya se ignoren. O, lo que es lo


mismo, el cumplimiento de las normas es obligado, sin que los ciudadanos pueden
at

decidir a su capricho si cumplen o no los mandatos normativos. En caso contrario


se dejaría en manos de los ciudadanos la efectividad del Ordenamiento y bastaría
con no quererse someter a las normas para que estas no puedan aplicarse.
Sin embargo, y si se atiende a una de las reglas que se desprenden del Código
M

Civil, parece que sí cabe excluir voluntariamente la aplicación de las normas,


dentro de ciertos límites y condiciones. En efecto, “la exclusión voluntaria de la ley

20
aplicable sólo será válida cuando no contraríe el interés o el orden público ni
perjudique a terceros”.

M
La posibilidad de excluir voluntariamente la aplicación de una norma, exige poner
este asunto en relación con la distinción entre normas de Derecho imperativo y
normas de Derecho dispositivo. Pues junto a las normas que se imponen
absolutamente siempre con o contra la voluntad y deseos de sus destinatarios

AA
(normas de Derecho imperativo o necesario), es frecuente que las normas
autoricen a los propios interesados a reglamentar las situaciones que les afectan
privadamente, estableciendo un conjunto de reglas particulares que traen su
fuerza de la llamada autonomía de la voluntad de los particulares o autonomía
privada.
Cuando esto sucede, la regulación contenida en la norma jurídica solamente entra
en juego en defecto o ausencia de regulación convencional por parte de los

e
interesados.
Cuando, por el contrario, la norma es imperativa, la voluntad o deseo de los
destinatarios de la misma de excluirla es absolutamente irrelevante.

as
3. LA VIOLACIÓN DE LAS NORMAS Y SU SANCIÓN.

3.1. La infracción de las normas.


Cl
Las normas jurídicas son reglas que están dictadas para su acatamiento por parte
de las personas, pero partiendo de la base de que esas personas pueden
acomodar su conducta a la norma, o pueden contravenir el mandato normativo, en
el ejercicio de su libertad.
Esto quiere decir que el sujeto es libre de acatar la norma o desobedecerla, pero
e
no que las consecuencias de obedecer o desobedecer sean las mismas. Antes
bien, si no se cumplen las normas, se da pie para la correspondiente reacción del
Ordenamiento jurídico, el cual normalmente prevé la imposición de las oportunas
ld

sanciones al infractor.

3.2. Actos contrarios a las normas imperativas.


ria

La observancia de una conducta, un acto aislado o un comportamiento omisivo


que vaya en contra de lo dispuesto por una norma, constituye una infracción del
Ordenamiento y producirá las oportunas consecuencias de toda índole. Las
hipótesis imaginables son casi infinitas.

3.3. Actos en fraude de ley.


e

Junto a esta modalidad de comportamiento directamente contrario a las normas,


at

cabe que se realice una conducta que produzca un resultado contrario al


ordenamiento, pero que, aisladamente considerada, sin atender a ese resultado,
sea en sí conforme con las normas jurídicas. de esa forma se oculta la realización
de un comportamiento que persigue infringir el ordenamiento establecido, bajo la
M

apariencia de que las normas se cumplen adecuadamente. En tales casos se


habla de actos de fraude a la Ley, caracterizados como “los actos realizados al

21
amparo del texto de una norma que persigan un resultado prohibido por el
ordenamiento jurídico, o contrario a él”. Formalmente la ley se cumple, aunque

M
realmente se pretende su violación.
Es clásico el ejemplo de la celebración de un matrimonio con la finalidad exclusiva
de obtener la nacionalidad de un país. No es ilícito que un extranjero contraiga
matrimonio con una mexicana, tampoco lo es que, mediante un año de residencia,

AA
ese extranjero adquiera la nacionalidad mexicana, pero el resultado que realmente
se persigue sí lo es: eludir la aplicación de las normas que regulan la composición
de los equipos de futbol.
En supuestos como los descritos, el ordenamiento reacciona, no conformándose
con la observancia formal de sus mandatos, sino yendo al fondo del asunto, para
perseguir las conductas fraudulentas que, de esta forma, quedarán sometidas a
las consecuencias establecidas por la norma que se ha pretendido defraudar.

e
3.4. La sanción por la infracción de la norma.

as
Cuando se observan conductas directa o fraudulentamente contrarias a las
normas, el Ordenamiento jurídico reacciona en consecuencia, imponiéndose una
sanción al infractor. El término sanción es así sinónimo del de reacción del sistema
jurídico ante la violación padecida. Y lo mismo que las modalidades de conductas
Cl
contrarias a las normas son diversas, las modalidades de sanción también lo son.
Cabe distinguir algunas categorías elementales de sanciones:

ü Hay sanciones de carácter punitivo o penas. Su ejemplo más claro se


encuentra en el Derecho penal, consisten básicamente en que el ordenamiento
reacciona ante una violación generando un mal al infractor como pago por su
e
comportamiento ilícito.
En el ámbito del Derecho privado también existen sanciones por el incumplimiento
de deberes jurídicos o la observancia de conductas consideradas poco deseables.
ld

ü Hay un segundo término de sanciones resarcitorias o reparadoras,


hablándose entonces de resarcimiento del daño, que persiguen eliminar las
secuelas dañinas de cualquier acto ilícito.
ria

ü Hay también sanciones que pudieran llamarse neutralizantes, y que


pretenden impedir que el autor del acto ilícito consiga el resultado que pretendía al
cometerlo.

3.5. La sanción general de nulidad.


e

El Código Civil dispone que “los actos contrarios a las normas imperativas y a las
at

prohibitivas son nulos de pleno derecho, salvo que en ellas se establezca un


efecto distinto para el caso de contravención”.
Como se desprende, este precepto solamente prevé la sanción que corresponda a
actos contrarios a norma imperativa. Nada dice sobre actos contrarios a las
M

dispositivas, por la evidente razón de que este tipo de normas solamente se aplica

22
en defecto de reglamentación sustitutoria y diferente creada por los interesados.
La sanción general que se establece es la de la nulidad de pleno derecho que es

M
una categoría específica de la ineficacia de los actos jurídicos. La nulidad implica
que el propósito perseguido por el infractor del ordenamiento, mediante su
conducta ilícita, es eliminado, o pretende ser eliminado, como si el acto ilícito no
se hubiera efectivamente realizado.

AA
Aunque hay que tener en cuenta que la nulidad es una sanción solamente
aplicable a actos jurídicos en sentido estricto.
Para evitar que opere la sanción de nulidad de pleno derecho, basta con que la
norma infringida establezca la sanción diferente de la nulidad.

APLICACIÓN DE LAS NORMAS JURÍDICAS.

e
Aplicación de la norma: interpretación e integración. La interpretación: elementos,
clases y métodos. La integración analógica: concepto, clases y ámbito. La equidad
en la aplicación de las normas.

as
1. LOS PROBLEMAS DE APLICACIÓN DEL DERECHO.

El ordenamiento jurídico está compuesto por un gran conjunto de normas que


Cl
pretenden regular la realidad social, señalando los cauces por los que debe
discurrir el comportamiento ordenado de los hombres. Precisamente la función
de aplicación del Derecho consiste en señalar a la sociedad el criterio o norma
que debe ser empleado como cauce para una situación concreta. Asimismo, a
los no juristas el ordenamiento debe ofrecerles los cauces adecuados para la
satisfacción de sus necesidades e intereses.
e
En esta tarea de ordenación de la vida en comunidad y de composición de
intereses, las normas jurídicas necesariamente han de poder ser impuestas. Sobre
ld

esta imposición, incluso coactiva, de la observancia de las normas, el


ordenamiento cumple también una labor de conformación social, al brindar por
anticipado a los ciudadanos los criterios de organización de sus vidas y relaciones
con los demás, a la par que con la amenaza que presenta la posible sanción en
que puede incurrirse si se cumplen las normas.
ria

Como primer y principal problema a la hora de aplicar las normas jurídicas está el
identificar qué normas resultan aplicables a un determinado caso concreto. Junto a
él, supuesto que se encuentre la norma o conjunto de normas reglamentadoras de
la situación que interesa, surgen dos problemas, en primer término, el problema
e

general de la averiguación del sentido y alcance de los preceptos aplicables, en


segundo término, el problema de adaptar el mandato contenido en las normas
at

aplicables a las circunstancias concretas del caso planteado.


Todo este conjunto de problemas se conocen con el nombre de integración e
interpretación de las normas jurídicas.
M

23
2. LA BÚSQUEDA DE LA NORMA APLICABLE: LA CALIFICACIÓN.

M
2.1. Las instituciones jurídicas.

Planteada la necesidad de encontrar las normas reguladoras de una

AA
determinada situación, el sujeto debe indagar en el conjunto del ordenamiento
hasta hallar las normas pertinentes. Para facilitar la tarea se utilizan una serie
de claves que acotan el ordenamiento por conjuntos de normas. Esas claves se
encuentran insertas en la sistemática del ordenamiento.
Resulta así que las normas, al menos en el Derecho privado, se encuentran
agrupadas por materias. Estas materias vienen dadas por la reiteración y
constancia con las que ciertas situaciones se producen en la vida ordinaria.

e
El conjunto de normas atinentes a una situación social típica y que la regulan con
afán de coherencia y totalidad componen una institución. A su vez, de las
instituciones se elaboran conceptos y subconceptos que son utilizados, como

as
instrumentos imprescindibles, para la búsqueda de las normas reguladoras de una
determinada situación.

2.2. Calificación, analogía e interpretación.


Cl
El aplicador del Derecho debe decidir en qué categoría de instituciones o
conceptos debe integrar la situación planteada. Esa labor se conoce con el
nombre de calificación.
Con frecuencia la calificación no es problemática: si el legislador ha regulado una
determinada situación social típica, creando ad hoc la institución adecuada y
e
definiéndola con los rasgos que esa situación posee en la vida real, el aplicador
del Derecho no encontrará graves problemas para acotar el conjunto de normas
reguladoras de esa situación. La tarea se ve facilitada porque, con frecuencia, el
ld

mismo nombre jurídico de las instituciones coincide con el nombre que se da a la


situación planteada en la vida ordinaria. Así, el matrimonio es una institución
jurídica y una realidad social típica bajo el mismo nombre.
Pero también con cierta frecuencia el aplicador del derecho no encuentra una
ria

institución concreta perfectamente adecuada que recoja la regulación de la


situación que se plantea. Así sucede cuando el legislador no se adapta con
presteza a las nuevas necesidades sociales o es insensible a las nuevas
situaciones. Cuando eso sucede, el aplicador del Derecho debe buscar soluciones
sobre la base de las instituciones jurídicas existentes, procediendo por similitudes
y deferencia, y así, a una determinada situación nueva, se le acabarán aplicando
e

las normas que regulen la institución más parecida y compatible con esa nueva
situación. Esto se conoce con el nombre de analogía.
at

Lo mismo ha de hacerse cuando, aun estando recogida en el ordenamiento


jurídico la institución que interesa, su regulación ha quedado anticuada o la
situación que se plantea reviste particularidades que la apartan de la tipicidad que
inspira la regulación de las instituciones jurídicas. Cuando en la práctica se dan
M

notas atípicas, se hace necesaria una tarea de adaptación del tenor de las
normas. Éste, junto con la averiguación del sentido de las normas, es el cometido

24
de la interpretación, en términos generales.

M
3. EL PRINCIPIO IURA NOVIT CURIA.

La búsqueda de la norma aplicable al caso concreto que se haya plantado


requiere, lógicamente, que el encargado de realizar esa aplicación tenga un

AA
conocimiento suficientemente adecuado y profundo del ordenamiento jurídico.
Si ello es así, es decir, si los jueces quedan obligados a dictar sentencia de
conformidad con el sistema de fuentes legalmente establecido, es lógico que se
afirme que los Tribunales (la Curia) tienen el deber de conocer el ordenamiento
jurídico: ese deber se formula mediante el aforismo que da título a este apartado.
Iura novit curia significa que los Jueces deben conocer el ordenamiento con el fin
de fallar cuantos asuntos les sean plantados en el ejercicio de su función

e
jurisdiccional y sin requerir que los litigantes deban facilitar al Juez la información
acerca de las normas aplicables al caso.
Esta regla general, sin embargo, no se encuentra privada de excepciones. Así, las

as
normas de Derecho consuetudinario han de ser alegadas y probadas por el
litigante que pretenda su aplicación al caso.
Cualesquiera profesionales del Derecho pueden incurrir igualmente en
responsabilidad si por ignorancia, negligencia o descuido desempeñan sus
Cl
funciones de forma tal que su desconocimiento del Ordenamiento jurídico
provoque daño a un tercero o dé lugar a una aplicación del Derecho que, por
cualquier causa, sea contraria al Ordenamiento jurídico. El jurista, pues, se
encuentra sometido al conocimiento del Ordenamiento jurídico como regla
fundamental de la denominada lex artis (reglas del oficio), cuyo incumplimiento
puede generar especiales responsabilidades.
e

4. LA POSIBLE INEXISTENCIA DE NORMAS JURÍDICAS CONCRETAS.


ld

El planteamiento hasta ahora realizado presupone que todo conflicto social se


encuentra previsto y reglamentado por el Derecho, de tal manera que, frente a
cualquier litigio o conflicto de intereses, el problema radica en identificar la norma
aplicable.
ria

Sin embargo, en cualquier momento histórico se dan (y se darán) supuestos


reales que en sus primeras formulaciones son absolutamente extraños y
novedosos para el Derecho. El Derecho no es una ciencia proyectiva o
adivinatoria, sino una técnica de resolución de conflictos, mediante la elaboración
de reglas adecuadas y justas según el sentir social de cada momento histórico. En
consecuencia, las reglas jurídicas son generalmente un posterius respecto de los
e

supuestos socialmente problemáticos.


La doctrina jurídica ha calificado tradicionalmente tales vacíos normativos como
at

lagunas del Derecho. En términos de Derecho positivo, la cuestión puede


simplificarse distinguiendo entre las lagunas de la ley y las lagunas del Derecho
propiamente dichas.
M

4.1. Las lagunas de la ley.

25
Con las denominadas lagunas de la ley se está haciendo referencia a los
supuestos de hecho que no han sido objeto de contemplación por las normas

M
legales en sentido amplio. De una parte, las leyes no son siempre perfectas, ni
completas, ni su abstracción es fácilmente cohonestable con la multiplicidad y
diversidad de matices de los supuestos de hecho. De otra parte, la dinámica social
siempre es más viva y diversificada que el texto escrito y publicado de las leyes.

AA
La conclusión, pues, es indiscutible: las leyes presentan vacíos normativos y
precisamente por ello, en defecto de la ley aplicable, el sistema de fuentes prevé
la aplicación de la costumbre y los principios generales del Derecho como
mecanismos normativos de suplencia para salvar la laguna normativa existente.

4.2. Las lagunas del Derecho.

e
Las lagunas de la ley no comportan la imposibilidad de resolución del conflicto
planteado, pues el Ordenamiento jurídico cuanta con expedientes
complementarios para superar tales lagunas. En definitiva, existen “lagunas de

as
ley” pero no “lagunas del Derecho). En tal sentido, el Título Preliminar del Código
Civil ofrece la clave al afirmar que la “formulación de un sistema de fuentes implica
la exclusión de las lagunas del Derecho. No ocurre otro tanto con las llamadas
lagunas de la ley, que pueden darse, siendo el medio idóneo y más inmediato de
Cl
salvarlas la investigación analógica...”
El hecho de que, técnicamente, el Derecho se presente como un sistema cerrado
y completo (la llamada plenitud del Ordenamiento jurídico) es un presupuesto
necesario del deber general de fallar en todo caso que se impone a los Jueces y
Magistrados.
e
5. LA INTEGRACIÓN DEL ORDENAMIENTO: LA ANALOGÍA.

5.1. Concepto y clases de analogía.


ld

Dado que el propio sistema reconoce la existencia de las “lagunas de la ley”, es


natural que el Ordenamiento jurídico suministre al intérprete instrumentos capaces
de superar el vacío normativo apreciado. En nuestro ordenamiento jurídico ese
ria

instrumento se conoce con el nombre de analogía. Analogía que, básicamente,


consiste en aplicar al supuesto carente de regulación la solución que el
ordenamiento sí da para otro supuesto similar o análogo.
Esta forma de emplear la analogía se conoce tradicionalmente con el nombre de
analogía legis; queriéndose con ello indicar que un vacío normativo concreto es
e

rellenado acudiéndose a otra norma concreta y determinada, que da una solución


extensible al supuesto carente de regulación.
Pero también puede ocurrir que ni siquiera se encuentre una norma legal
at

específica que regule un supuesto tan similar al carente de regulación directa.


Esto es, cabe que no exista disposición legal concreta aplicable analógicamente.
Cuando ello ocurre, se puede también emplear la analogía, pero con alguna mayor
sofisticación, dando entrada a los principios generales del Derecho que entonces
M

se llamará analogía iuris.

26
Dentro de los principios generales del Derecho están los llamados principios
sistemáticos, que se hallaban mediante un proceso de inducción, a través del cual

M
la ratio determinante del mandato contenido en un conjunto de normas, por
abstracción, era aislada y formulada como regla general. Este proceso de
inducción y abstracción da como resultado la formulación de principios que deben
ser aplicados en defecto de disposición legal o consuetudinaria. Pues bien, ese

AA
proceso que consiente hallar una regla o principio general de carácter lógico o
sistemático ya aplicarlo en defecto de regulación legal o consuetudinaria es,
precisamente, la analogía iuris.
La diferencia que existe entre la analogía legis y la analogía iuris desde el punto
de vista operativo es grande: la iuris es técnica de aplicación de principios
generales del Derecho, que solamente se aplican en defecto de ley o costumbre, y
la legis es una técnica de aplicación de la ley, que es la fuente del Derecho

e
primaria con carácter general. Por eso la analogía legis produce como resultado la
extensión de la aplicación de las leyes, antes de acudirse a las fuentes
subsidiarias del Derecho.

as
5.2. Condiciones y limitaciones de la analogía.

Para que una norma determinada pueda se aplicada analógicamente se precisa


Cl
que haya identidad de razón entre el supuesto contemplado por la norma y el
supuesto que se quiere solucionar. Así lo exige literalmente el artículo 2 del
Código Civil de el Estado de Zacatecas. Esa expresión, identidad de razón, quiere
significar que el criterio que inspira a la norma que resuelve un caso concreto, sea
adecuado y apto para solucionar el caso carente de regulación. Luego la función
de semejanza ha de ser decidida en cada caso teniendo en cuenta tanto la
e
similitud fáctica entre los supuestos, cuanto la finalidad perseguida por la norma
que se trata de aplicar.
ld

ü Por cuanto se refiere a las normas temporales el problema que se


resuelve es de vigencia de la norma, pues parece claro que si una norma se dicta
para que afecte a los sucesos acaecidos en un período de tiempo concreto,
pasado tan período la norma deja de mantener su vigencia.
ria

ü En lo relativo a las leyes penales, la exclusión de la analogía encuentra


su fundamento en la vigencia de los principios de tipicidad y legalidad en materia
penal, que imponen que nadie puede ser sancionado por observar una conducta
que la ley no ha tipificado como delito o falta.
ü La exclusión de la analogía para las normas excepcionales tiene que ver
e

con que tales normas se caracterizan por ir en contra, por suponer excepciones de
los criterios generales del Ordenamiento jurídico para la normalidad de los
supuestos, de donde se inferiría que su contradicción con esos principios las priva
at

de la fuerza expansiva que la analogía representa.


ü Se suele señalar, como campos donde la analogía tampoco debe jugar,
las normas prohibitivas, las limitativas de la capacidad de las personas y las
limitativas de los derechos subjetivos individuales.
M

6. OTROS MEDIOS DE INTEGRACIÓN DEL ORDENAMIENTO. LA

27
JURISPRUDENCIA Y LA EQUIDAD.

M
6.1. La omnicomprensividad del ordenamiento.

La analogía permite resolver en gran medida las lagunas de la ley. Sin embargo
sigue aún planteándose la cuestión de si puede darse solución a un conflicto

AA
carente de regulación concreta.
En el Ordenamiento, la respuesta a esta cuestión ha de ser positiva. El aplicador
del Derecho encontrará absolutamente siempre norma jurídica aplicable,
ateniéndose al sistema de fuentes establecido. Así, si no encuentra ley aplicable al
caso, directamente o por analogía (legis), acudirá a la costumbre, y si a pesar de
ello siguiera sin encontrar norma concreta, habrá de aplicar los principios
generales del derecho. Por eso se dice que el ordenamiento jurídico tiene

e
vocación de omnicomprensividad o que se caracteriza por su plenitud: el
Ordenamiento jurídico se autodeclara completo y ofrece suficientes mecanismos
para garantizar la resolución de los conflictos sociales, aunque estos sean

as
novedosos.
La omnicomprensividad del ordenamiento no se puede identificar directamente
con el sistema de fuentes establecido, sino que requiere verse complementada
con la vivencia práctica del mismo a través de su aplicación cotidiana.
Cl
6.2. Función complementadora de la jurisprudencia.

Aunque las fuentes del Derechos sean la ley, la costumbre y los principios
generales del Derecho y los jueces deban fallar ateniéndose exclusivamente a
tales fuentes, en materia civil se asigna a la jurisprudencia la función de
e
complementar el ordenamiento. Lo cual significa que aunque la jurisprudencia no
sea formalmente fuente del Derecho, sin embargo tampoco se limita a realizar una
ld

aplicación mecánica de las normas jurídicas creadas mediante ley, costumbre o


principios generales.
Se debe ello a que, en la aplicación de las normas preexistentes, se requiere una
labor de adaptación del mandato general contenido en la norma a las
circunstancias del caso concreto, por una parte, y por otra, a que frecuentemente
ria

las normas son tan generales o emplean conceptos tan abstractos y flexibles que
se acaba dejando en manos del juzgador una cierta libertad de decisión al
establecer la solución concreta del caso.
La Administración de Justicia se encuentra organizada de forma piramidal y
jerarquizada, estableciéndose un sistema de recursos ante los Tribunales
e

superiores de las decisiones adoptadas por los inferiores. Esta jerarquización,


aunque no supone que el Tribunal superior tenga potestad para obligar al inferior a
sostener un determinado criterio a la hora de fallar los pleitos, sin embargo
at

comporta, como consecuencia del sistema de recursos, especialmente el de


casación, que, caso de divergencia entre los criterios adoptados por el Tribunal
Supremo y los mantenidos por los Tribunales inferiores, los litigantes pueden
recurrir al argumento de que el Tribunal inferior contradice la doctrina sentada por
M

el Tribunal Supremo. Y así en efecto, cabe interponer recurso de casación por

28
infracción de la jurisprudencia.
En conclusión, aunque formalmente no sea fuente del Derecho, la jurisprudencia

M
establece un cuerpo de criterios de solución de conflictos que tienen evidente
trascendencia normativa en sentido material.

6.3. La equidad.

AA
Los aplicadores del Derecho en nuestro sistema jurídico deben aplicar la ley, la
costumbre o los principios generales, esto es, las normas que vienen dadas
mediante el sistema de fuentes. Sin embargo, en ocasiones, cabe que se resuelva
un conflicto encomendando al juzgador que resuelva el asunto de acuerdo con los
criterios de justicia que a su entender produzcan la mejor solución.
Cuando se falla un conflicto sobre esta base de la concepción o intuición de lo
justo y bueno que pueda tener el aplicador del Derecho se dice que se está

e
fallando en equidad. Esto ocurre, por ejemplo, cuando en vez de acudir a un juez,
se designa un árbitro para que resuelva un conflicto sobre la base de la equidad:
el llamado arbitrio de equidad, en el cual el árbitro falla “según su saber y

as
entender”.
También se habla de equidad con otra finalidad, al señalar que “la equidad habrá
de ponderarse en la aplicación de las normas”, es decir, la equidad se emplea
como instrumento en la aplicación del ordenamiento, sirviendo para adaptar la
Cl
generalidad y el rigor de las normas jurídicas a las circunstancias concretas del
caso.

7. LA INTERPRETACIÓN DE LAS NORMAS JURÍDICAS.

7.1. Concepto e importancia.


e
Las normas jurídicas expresan los criterios de ordenación de la convivencia social,
empleando para ello un conjunto de palabras cuyo sentido ha de ser desentrañado
ld

por el aplicador del Derecho. Esta tarea de averiguación del sentido de las
palabras que integran la norma es la interpretación.
Averiguar el sentido de cualquier proposición implica analizar en contenido
semántico de la misma. La interpretación jurídica debe procurar la averiguación
del sentido de la proposición en que consiste la norma en función del resultado
ria

ordenador de la vida social que se persigue.

7.2. La interpretación literal.


Siendo la norma un conjunto de palabras, el primer material básico se encuentra
integrado por las propias palabras que la componen. Se habla entonces de la
e

interpretación literal y a ella se refiere el Código Civil cuando establece que las
normas se interpretarán según el sentido propio de sus palabras. Esto plantea
lógicamente el problema de que las palabras no tienen normalmente un único
at

sentido propio.
En realidad, lo que se persigue al exigir que las normas se interpreten de acuerdo
con el propio sentido de las palabras es evitar interpretaciones que vayan más allá
de unos límites razonablemente permisibles.
M

29
7.3. La interpretación sistemática.

M
Junto a las palabras, y precisamente para aclarar su sentido más idóneo, el
intérprete debe atender a la ubicación sistemática de la norma interpretada. Ello
como consecuencia de que las normas suelen estar integradas en el seno de un

AA
conjunto de disposiciones trabadas o relacionadas entre sí con coherencia interna.
Así, la palabra “responsabilidad” cuando se trata de leyes civiles suele significar
que el sujeto responsable puede padecer un menoscabo patrimonial, por el
contrario, cuando se habla de “responsabilidad” en el sentido de responsabilidad
penal, lo que arriesga el sujeto responsable es, incluso su libertad.

7.4. La interpretación histórica.

e
Las normas nacen en un contexto histórico determinado y acaso persiguiendo

as
fines muy específicos, que solamente se explican bien si se conoce la situación, el
ambiente histórico que las vio nacer. Con frecuencia en una norma nueva hay una
buena parte de su contenido que responde a un cierto arrastre histórico.
Dicho de otra forma: la norma, como vehículo de un mandato emanado de quien
tiene reconocida la autoridad, es un producto eminentemente histórico, y sólo
Cl
conociendo su historia se puede entender y aplicar en un momento histórico
diferente del que la vio nacer. Esta es la interpretación histórica.

7.5. La interpretación sociológica.

Finalmente, el Código Civil establece que debe atenderse también, al interpretar


e
las normas, a “la realidad social del tiempo en que han de ser aplicadas”. Si una
norma nacida en un contexto histórico determinado se debe aplicar en un
ld

momento diferente, puede producir un resultado indeseable.


Este criterio de interpretación, llamado a veces sociológico, viene a ser el
contrapeso del elemento histórico. No basta con saber por qué y para qué se dictó
la norma en concreto, sino también si las nuevas circunstancias reinantes
consienten o no que permanezca invariado su sentido original.
ria

7.6. El resultado de la interpretación: la interpretación teleológica.

Como consecuencia de ese conjunto de elementos de interpretación se debe


obtener por resultado la averiguación del sentido de la norma. Tal sentido,
e

reducido a su formulación esencial, al criterio que preside la norma, a la idea-


fuerza que la inspira, se conoce con el nombre de ratio o ratio legis.
at

Con la expresión “espíritu” de la norma, parece quererse hacer referencia a que


las normas se encuentran animadas de una fuerza que sobrepasa el tenor estricto
de sus palabras y que debe mantenerse separada de la motivación concreta que
indujo a un determinado legislador a dictarla. Con ocasión de una determinada
M

situación y para conseguir un resultado concreto, el legislador puede dictar una

30
norma que dé cabida a supuestos diferentes y produzca un juego más amplio que
lo realmente pretendido en concreto al dictarla. Se distingue entonces entre

M
ocassio legis, o criterio de solución del conflicto que se sostiene en la norma, y
que es más susceptible de generalización.

La referencia a la finalidad de la norma claramente impone la necesidad de

AA
efectuar una interpretación teleológica, esto es, que atienda tanto a los fines
generales que persigue la norma como a los fines concretos que se consiguen
mediante su aplicación al caso planteado.

7.7. Otras clases de interpretación.

Atendiendo al resultado que se obtiene por la interpretación de una norma se

e
suele distinguir entre interpretación declarativa e interpretación correctora.
Así, si resulta que las palabras de la norma se adaptan con justeza y exactitud a lo
que de la interpretación resulta, se dice que la interpretación ha sido meramente

as
declarativa. Por el contrario, cuando la interpretación produce como resultado que
deban considerarse incluidos en la norma supuestos diferentes de los que su tenor
literal parece indicar, se habla de interpretación correctora. Corrección que, si es
en más se llama interpretación extensiva, y si es en menos, se denomina
interpretación restrictiva.
Cl
Las normas que imponen limitaciones a la libertad de los sujetos, o que restringen
sus derechos, han de ser interpretadas restrictivamente. A la inversa, las normas
que favorecen la libertad de los sujetos o les dispensan mejor trato, deben
interpretarse extensivamente.
También se efectúan clasificaciones de la interpretación atendiendo al sujeto que
e
efectúa la tarea interpretadora. En primer término, se distingue la interpretación
auténtica, que se identifica con las reglas interpretativas incorporadas por el propio
legislador a la norma que debe ser interpretada, preocupándose de precisar el
ld

sentido de la misma o aclarando cómo debe ser entendida alguna expresión.


Cuando la interpretación es efectuada por los Tribunales de Justicia, se habla de
interpretación judicial o usual.
Finalmente la interpretación efectuada por los estudiosos, que desde un punto de
vista teórico analizan el sentido de las normas, se suele denominar interpretación
ria

doctrinal.

7.8. La Constitución y la interpretación del ordenamiento.

A la hora de interpretar, el aplicador del Derecho debe buscar la averiguación del


e

espíritu y finalidad de las normas. Por eso, la libertad del intérprete no es absoluta,
sino que queda circunscrita a los materiales que la norma a interpretar le brinde.
at

Ello no obstante existen unas pautas o criterios superiores de índole material que
viene a limitar más la libertad del intérprete, el cual debe hacer que la
interpretación de la norma concreta se acomode a los postulados por esos
principios o criterios generales y superiores.
M

En la actualidad y sin perjuicio de los llamados principios generales, está claro que
el intérprete debe hacer que la interpretación de las normas esté en consonancia

31
con la Constitución y los valores que la misma proclama como superiores.

M
LA RELACIÓN JURÍDICA Y EL DERECHO SUBJETIVO.

La relación jurídica: concepto, estructura y clases. El derecho subjetivo:


formulaciones, concepto y estructura. Clasificación de los derechos subjetivos.

AA
Nacimiento y adquisición de los derechos. Modificación subjetiva: sucesión y
transmisión. Modificación objetiva: la subrogación real. Extinción y pérdida de los
derechos; en particular, la renuncia de derechos.

1. LA RELACIÓN JURÍDICA.

1.1. La idea de relación jurídica.

e
La generalidad de la doctrina viene a poner de manifiesto que la llamada

as
relación jurídica consiste en “cualquier tipo de relación entre seres humanos
que se encuentra regulada por el Derecho o que, sin estarlo, produce
consecuencias jurídicas”. Según F. K. Von Savigny, la relación jurídica es un
“vínculo de persona a persona determinado por una regla jurídica”.
Tales definiciones, correctas desde el punto de vista teórico, tienen tal grado de
Cl
abstracción que su utilidad descriptiva es nula para cualquier persona lega en
Derecho. La abstracción indicada de las posibles definiciones de relación
jurídica es fruto de la amplitud y multiplicidad de la serie de situaciones o
relaciones sociales que, en términos teóricos y prácticos, son encajables dentro
del concepto o de idea de relación jurídica.
e
En términos generales se habla de relación jurídica para referirse a todas
aquellas relaciones o situaciones sociales, de cualquier índole, que son
ld

susceptibles de ser contempladas jurídicamente.

1.2. Clasificación de las relaciones jurídicas.

Para el Derecho civil existirán básicamente cuatro tipos de relación jurídica en los
ria

que, respectivamente, el contenido fundamental sería el jurídico-obligatorio, el


real, el familiar y el sucesorio. A su vez, como presupuesto de relación jurídica,
habría de considerarse la existencia del dato personal, esto es, de los sujetos o
protagonistas de la relación jurídica: las personas, que son los únicos titulares de
derechos y obligaciones según el ordenamiento jurídico:
e

a) Relaciones obligatorias. Comprenderían aquellos supuestos en los que,


at

por responsabilidad contractual o extracontractual, una persona se encuentra en el


deber de prestar o desplegar una conducta determinada en beneficio de otra.

b) Relaciones jurídico-reales. Basadas en la tenencia o apropiación de los


M

bienes, se encontrarían presididas por la propiedad en cuya virtud una persona


goza de una capacidad decisoria sobre el uso y aprovechamiento de cualquier

32
bien que el Ordenamiento garantiza frente a los demás miembros de la
colectividad.

M
c) Relaciones familiares. Situaciones de especial conexión entre las
personas que el Ordenamiento jurídico regula atendiendo a criterios de ordenación
general, para garantizar un marco normativo a la familia.

AA
d) Relaciones hereditarias o sucesorias. Todas aquellas conectadas al
fenómeno de la herencia y a las personas en ella implicadas, como sucesores de
la persona fallecida con anterioridad: derechos y deberes de los herederos entre sí
y en sus relaciones con los demás.

1.3. Estructura básica de la relación jurídica.

e
La referencia doctrinal a la estructura de la relación jurídica pretende resaltar los
distintos componentes que pueden analizarse por separado en ella. Sobre tales

as
bases, pueden distinguirse los sujetos, el objeto y el contenido de la relación
jurídica.

1) Los sujetos de la relación jurídica. Dado que los derechos y deberes sólo
Cl
pueden atribuirse a las personas, es evidente que en toda relación jurídica el
componente personal es estructuralmente necesario.
La persona que tiene derecho a algo se denomina sujeto activo, en cuanto puede
poner en marcha o en actividad la situación de poder en que se encuentra. Por el
contrario, quien se encuentra obligado a reconocer, satisfacer o hacer efectivo el
derecho de cualquier otra persona, merece la calificación de sujeto pasivo.
e
La posición de sujeto activo o pasivo de cualquier relación jurídica puede ser
desempeñada por una o varias personas. En el primer caso, la situación de
titularidad es, por tanto, individualmente identificable, en cambio, la existencia de
ld

varias personas en la posición de sujeto activo o pasivo significa la entrada en


juego de las situaciones de cotitularidad.

2) El objeto de la relación jurídica. Se identifica con tal expresión la realidad


ria

material o social subyacente en la relación intersubjetiva, de tal manera que el


substrato característico de la relación jurídica acaba coincidiendo con el sector de
la realidad social analizado.

3) El contenido de la relación jurídica. Generalmente se entiende por tal el


e

entramado de derecho y deberes que vinculan a los sujetos o partes de la relación


jurídica, quienes por principio se sitúan bien en una posición de poder o, por el
contrario, de deber.
at

La situación de poder, en sentido amplio, implica que una persona tiene autoridad
suficiente para reclamar a cualesquiera otras una posición de sumisión y respeto
del propio derecho. La expresión antonomásica de la situación de poder viene
representada por el derecho subjetivo, pero también por cualquier otra posición
M

que otorgue a su titular la capacidad de ser respetado por otra persona, aunque
técnicamente no merezca la calificación de derecho subjetivo, como las facultades

33
o las potestades.

M
La situación de deber implica que un determinado sujeto se encuentra vinculado a
la realización de un determinado comportamiento respetuoso del derecho
ostentado por cualquier persona.
En la mayor parte de los supuestos, la posición de sujeto activo y pasivo suele ir

AA
acompañada de una serie de posiciones subordinadas de carácter contrapuesto a
la posición principal.

2. EL DEBER JURÍDICO.

Suele distinguirse entre:

e
1) Deberes legales o normativos. Conductas activas u omisivas de
generalizada observancia por ser impuestas por el Ordenamiento jurídico de
forma cautelar o preventiva. La razón de imponer tales conductas puede atender

as
al beneficio del interés público o general o, por el contrario, a la protección
concreta de otra persona, en caso de que se produzca efectivamente el supuesto
de hecho en cuestión. Naturalmente, en dependencia de tal fundamento, el
incumplimiento de los deberes legales genera la eficacia sancionadora de la
propia norma o, por el contrario, el nacimiento de un derecho subjetivo.
Cl
2) Deberes jurídicos propiamente dichos. Expresión reservada para
describir el aspecto pasivo de la relación jurídica y, por tanto, la contrafigura del
poder concreto en que consiste el derecho subjetivo. Así pues, los deberes
jurídicos stricto sensu suponen el conjunto de conductas que han de desplegar las
e
personas a consecuencia de la existencia de derechos subjetivos ostentados por
otras personas con las que se encuentran o puedan encontrarse vinculadas.
Tales deberes pueden subdividirse a su vez en deberes particulares y en el
ld

denominado deber general de respeto o abstención (categorías paralelas a la


subdivisión de los derechos subjetivos en absolutos o generales y derechos
relativos). De aceptarse tal diversificación, el deber general de abstención implica
el respeto de los derechos ajenos que tienen eficacia frente a todos, mientras que
los deberes particulares o relativos son los nacidos de situaciones jurídicas que
ria

vinculan a una persona a desplegar una conducta determinada a favor de otra.

3. EL DERECHO SUBJETIVO.

3.1. Introducción: ordenación social y ámbito de libertad de la persona.


e

El Ordenamiento jurídico se compone por el conjunto de las reglas establecidas


at

para la organización de la convivencia en comunidad, produciéndose al mismo


tiempo la conversión de las relaciones sociales en relaciones jurídicas. Con ese
fin, las normas jurídicas ordenan a los particulares, individualmente considerados y
en cuantos miembros de los colectivos sociales, así como a los poderes públicos,
M

la observancia de los comportamientos (activos o pasivos omisivos) considerados


necesarios o adecuados para mantener la organización social.

34
Esta descripción del Ordenamiento jurídico puede producir la impresión de que las

M
normas jurídicas se limitan a ordenar o a prohibir la realización de determinadas
conductas. Sin embargo, la tradición política, cultural y jurídica de los países de
nuestro entorno, España incluida, aboga por el establecimiento de sistemas
jurídicos respetuosos de la libertad de las personas y de los colectivos sociales.

AA
En otras palabras: el Ordenamiento jurídico no persigue por sistema asfixiar o
constreñir la libertad e iniciativa de las personas, sino crear cauces y garantías
para que esa libertad de decisión personal pueda ser adecuadamente ejercitada,
al mismo tiempo, procura establecer los criterios de resolución de los conflictos y
litigios que irremediablemente surgen cuando se vive en una sociedad de seres
humanos libres.

e
Así, conforme a nuestra Constitución, los poderes públicos solamente pueden
actuar al amparo y dentro de los cauces preestablecidos por el propio
ordenamiento, persiguiéndose así la seguridad jurídica y la interdicción de la

as
arbitrariedad de los poderes públicos.
En el ámbito de la libertad de las personas, también se debe de garantizar la
libertad frente a las agresiones que pueden proceder de otros sujetos privados,
individual y colectivamente considerados. El Ordenamiento jurídico, en
Cl
consecuencia, debe facilitar los medios necesarios a las personas para que éstas
persigan sus propios fines y desarrollen su personalidad de la manera que tengan
por conveniente, dentro del mantenimiento de la ordenada convivencia. No basta,
por ello, con crear baluartes de defensa de la persona frente a la posible agresión
estatal, sino que es necesario defenderla frente a todo tipo de agresión y facilitarle
una libertad de decisión, dotada de un contenido lo suficientemente rico, como
e
para que los legítimos fines individuales y el libre desarrollo de la personalidad se
puedan convertir en realidad.
ld

3.2. La noción de derecho subjetivo.

A la persona se le dota de un ámbito dentro del cual puede desenvolverse para


satisfacer sus necesidades e intereses de acuerdo con su propio criterio. Eso
ria

implica que se atribuya el poder al sujeto privado de adoptar sus decisiones de


manera jurídicamente eficaz.
Ese poder que el Ordenamiento jurídico otorga o reconoce a los particulares para
que satisfagan sus propios intereses, se conoce técnicamente con el nombre de
derecho subjetivo. El “tener derecho a...” significa ostentar el poder de exigir algo a
e

alguien: el poder de exigir la observancia de una determinada conducta (activa u


omisiva) a alguna otra persona en concreto o, en general, a todos los demás. Por
ello suele definirse el derecho subjetivo como la situación de poder concreto
at

otorgada por el Ordenamiento jurídico a un sujeto para que defienda y satisfaga


sus propios intereses.

3.3. Las facultades.


M

35
La idea de derecho subjetivo constituye un concepto unitario que, dentro del poder
concreto que otorga, se encuentra compuesto de una serie de posibilidades de

M
actuación que, muchas veces, son susceptibles de distinción y de utilización
separada por su titular. A tales posibilidades se les conoce, técnicamente, con el
nombre de facultades.
Por tanto, las facultades son, por principio, de menor amplitud objetiva que el

AA
derecho subjetivo en el que se integran y, generalmente, se han de considerar
dependientes de la vida o dinámica del propio derecho subjetivo matriz. Sin
embargo, la mayor parte de las facultades pueden desgajarse o independizarse
del derecho subjetivo matriz una vez constituido y, en tal caso, generar un nuevo
derecho subjetivo derivado que tendrá un menor alcance o un contenido menor.
En demostración de ello, la doctrina recuerda que la facultad de goce del
propietario puede dar lugar al nacimiento del derecho de usufructo, derechos

e
subjetivo propiamente dicho distinto al de propiedad. Otro ejemplo es el alquiler de
una cosa, que otorga al arrendatario el derecho subjetivo de usar la cosa durante
el tiempo previsto y en las condiciones pactadas, aunque dicho uso fuera en

as
origen una mera facultad del propietario de aquélla.

3.4. Las potestades. Cl


La calificación de derecho subjetivo se reserva para identificar el poder otorgado a
la persona con vistas a permitirle la satisfacción de sus propios intereses. Desde
este punto de vista, el derecho subjetivo implica un poder de función o carácter
individual que se fundamente en el discutible presupuesto ideológico, propio del
movimiento liberal, de que nadie está en mejores circunstancias que uno mismo
para decidir lo más conveniente a sus intereses, de manera que, si cada uno
e
consigue lo mejor para sí, el resultado será que se conseguirá el bienestar general
por la suma o agregación de los bienestares individuales.
Con independencia de que se comparta o no ese presupuesto, hay otras
ld

situaciones en las que el ordenamiento jurídico atribuye un determinado poder


concreto a sujetos individuales para que en el ejercicio de ese poder se sirvan o
atiendan los intereses de otras personas. En tales casos, técnicamente hablando,
la situación de poder no puede concebirse como un derecho subjetivo, sino como
ria

una potestad: poder concedido por el Ordenamiento jurídico a una persona


individual para que lo ejercite en beneficio de los intereses de otra u otras
personas.

4. CLASIFICACIÓN DE LOS DERECHOS SUBJETIVOS.


e

4.1. Derechos patrimoniales y extrapatrimoniales.


at

Atendiendo al contenido básico del derecho subjetivo, es fundamental en Derecho


civil mantener la distinción entre derechos patrimoniales y extrapatrimoniales.
Se habla de derecho (subjetivo) patrimonial cuando el derecho subjetivo otorga a
su titular un ámbito de poder valorable o evaluable en dinero. Por lo general, los
M

derechos subjetivos de carácter patrimonial encuentran fundamento en las propias

36
necesidades de índole material del individuo y, por tanto, reflejan su situación
económica.

M
Frente a ellos, los derechos extrapatrimoniales representan ámbitos de poder de la
persona que son reconocidos o atribuidos por el Ordenamiento jurídico en
atención a razones distintas a las puramente económicas. Entre tales los derechos
de la personalidad.

AA
La importancia de los derechos subjetivos incluibles dentro de la categoría de
derechos patrimoniales es innegable. Sin embargo, en el fondo y en los supuestos
límite, la trascendencia de los derechos extrapatrimoniales prevalece sobre la
propia materialidad subyacente en los patrimoniales en la mayor parte de los
casos.
De otro lado, conviene indicar ya que la naturaleza extrapatrimonial de cualquier
derecho subjetivo no significa que, en caso de lesión del mismo, la consiguiente

e
reparación no pueda traducirse en indemnizaciones de carácter patrimonial.

4.2. Derechos generales o absolutos y derechos relativos.

as
La contraposición entre ambos tipos de derechos se asienta en consideraciones
relativas al sujeto obligado al respeto del derecho subjetivo de que se trate.
Así se habla de derecho absoluto o general cuando el derecho subjetivo otorga a
Cl
su titular un ámbito de poder que, con carácter general, debe ser respetado por los
demás y reconocido por todos los demás miembros de la colectividad.
La absolutividad de este tipo de derechos se encuentra referida al (eventual)
sujeto pasivo de los mismos y no al contenido del derecho, en el sentido de
ilimitado, pues evidentemente ninguna organización social conoce derechos
infinitos o ilimitados, sino siempre circunscritos a unos márgenes de actuación de
e
su titular que permitan igualmente el ejercicio de los derechos de los demás. Por
ello, se propone la sustitución de semejante calificativo por el de derechos
generales, al menos respecto de los derechos de la personalidad, pues a todos
ld

corresponden y a todos obligan.


Por contraposición con los absolutos, se califica de derechos relativos a todos
aquellos que conceden a su titular la posibilidad de exigir a cualquier otra persona
(in personam), pero no a los demás en general, el desenvolvimiento de una
ria

conducta determinada. En tal sentido, los derechos relativos presuponen la


preexistencia de una relación jurídica cualquiera con sujetos predeterminados.

4.3. Derechos principales y derechos accesorios.


e

Las situaciones de poder otorgadas o reconocidas a las personas pueden ser de


muy diferente índole. Según la autonomía o independencia de tales situaciones,
es frecuente resaltar la distinción entre derechos principales y accesorios: cuando
at

la pervivencia de un derecho subjetivo depende de la existencia o inexistencia de


otro derecho subjetivo que le sirve de soporte o fundamento, el primero de ellos se
denomina accesorio respecto del derecho principal.
El ejemplo posiblemente más claro de derecho accesorio sería el de la hipoteca
M

que, pese a su importancia, depende del cumplimiento o incumplimiento de la

37
obligación con ella garantizada (normalmente préstamo de dinero).
La transmisión o extinción del derecho principal comporta paralelamente la misma

M
consecuencia para el derecho accesorio.

5. NACIMIENTO Y ADQUISICIÓN DE LOS DERECHOS SUBJETIVOS.

AA
5.1. En general.

El nacimiento de un derecho subjetivo, en general, coincide con un hecho o un


acto que las normas jurídicas consideran o contemplan como motivo determinante
del nacimiento del derecho.
Entre los hechos con relevancia jurídica que deberíamos considerar se encuentra
en primer lugar el nacimiento de la persona en sentido propio que determina de

e
forma automática que tiene derecho a la vida, a la integridad física y moral, al
nombre..., derechos todos ellos integrables dentro de la categoría de derechos de
la personalidad. Por el contrario, el mero hecho de nacer no otorga a la persona

as
derecho patrimonial alguno propiamente dicho. Si el nacido es propietario de una
finca, por ejemplo, por habérsela dejado en herencia uno de sus abuelos, el
nacimiento es un mero presupuesto de la transmisión hereditaria.
Otros hechos, en sí mismos considerados, darán lugar al nacimiento de una nueva
relación jurídica hasta ahora inexistente y, por consiguiente, el entramado de
Cl
derechos y deberes entre las personas implicadas en tales hechos.

5.2. Adquisición originaria y derivativa.

Técnicamente, es necesario confrontar las diversas formas de adquisición de los


e
derechos subjetivos.
Se habla de adquisición originaria cuando la titularidad del derecho coincide con el
propio nacimiento del derecho, por no traer causa de ningún titular anterior. Esto
ld

es, el derecho de que se trate es ostentado por su titular ex novo y sin que
encuentre fundamento en transmisión alguna: se adquiere en origen.

En cambio, la adquisición derivativa tiene lugar cuando el titular cede o transmite


su derecho a cualquier otra persona (nuevo titular), quien pasará a ostentarlo, por
ria

tanto, a causa de la transmisión habida. Según ello, el nuevo titular ocupa la


misma posición jurídica que tenía el anterior y, por consiguiente, el contenido y
extensión de su derecho se mantiene en las mismas condiciones y circunstancias
que ostentaba el titular anterior.
e

Ahora bien, los derechos subjetivos se encuentran normalmente compuestos por


diversas facultades y éstas pueden configurarse bien como separables o, por el
at

contrario, inseparables. En caso de facultades susceptibles de utilización por


separado, el derecho subjetivo en cuestión podrá transmitirse íntegramente o, en
cambio, limitar la transmisión a algunas de las facultades que lo componen.
Pues bien, para referirse técnicamente a ambas eventualidades se suele
M

subdistinguir dentro de la adquisición derivativa entre:

38
ü Adquisición derivativa traslativa: se transmite y, en consecuencia, se
adquiere el derecho tal y como era ostentado con anterioridad por su titular

M
transmitente.
ü Adquisición derivativa constitutiva: el titular transfiere o trasmite
parcialmente su derecho, dando origen a un nuevo derecho, que se constituye
mediante la transmisión parcial del derecho subjetivo: el propietario constituye un

AA
usufructo a favor de otra persona.

6. MODIFICACIÓN SUBJETIVA: SUCESIÓN Y TRANSMISIÓN.

Partiendo de la noción de adquisición derivativa puede comprenderse fácilmente


que la denominada modificación subjetiva del derecho subjetivo supone el cambio
de titularidad del mismo. Esto es, manteniendo el derecho subjetivo de que se

e
trate su naturaleza y condiciones, el titular pasa a ser una persona distinta a la que
anteriormente era titular del mismo derecho. A este fenómeno suele identificársele,
desde el punto de vista del nuevo titular, como adquisición del derecho subjetivo.

as
En cambio, considerándolo desde la perspectiva del anterior titular, se habla de
transmisión del derecho subjetivo o sucesión en el derecho subjetivo.
El fondo de la cuestión consiste en que, en cuanto otorgan un determinado poder
concreto a su titular, los derechos subjetivos son transmisibles de forma general,
Cl
de tal manera que su titular puede transferir su posición de poder a cualquier otra
persona y por motivos y circunstancias bien diversas.

ü Sucesión inter vivos y mortis causa: en el primer caso, se trata de


relaciones jurídicas que suponen el cambio de titularidad de un determinado
derecho subjetivo entre personas que actúan en vida. Por el contrario, la
e
denominada sucesión mortis causa supone que el nuevo titular del derecho
subjetivo accede a tal condición por haber fallecido el anterior titular.
ü Transmisión gratuita y onerosa: se habla de transmisión gratuita cuando
ld

el titular del derecho subjetivo cede o transmite a otra persona su titularidad sin
contraprestación alguna, en caso de existir contraprestación, la transmisión se
considera de carácter oneroso.
ü Sucesión universal o particular: la transmisión a título particular se da
ria

cuando un determinado derecho subjetivo es objeto de cambio de titular, por el


contrario, se habla de sucesión a título universal cuando el objeto de la
transmisión viene representado por un conjunto plural de derechos subjetivos o de
relaciones jurídicas que se consideran agrupadas, bien por la ley o por los
particulares.
e

7. MODIFICACIÓN OBJETIVA: LA SUBROGACIÓN REAL.


at

Durante su vida, el derecho subjetivo puede sufrir modificaciones relativas al


objeto sobre el que recae, aunque el derecho en sí mismo considerado no pierda
su identidad y, por tanto, deba considerarse sustancialmente el mismo. Tales
modificaciones pueden ser cuantitativas o bien cualitativas, sin que lleguen a
M

determinar el nacimiento de un nuevo derecho. Así, por ejemplo, constituirá una


modificación cuantitativa la elevación de una renta a pagar por el arrendatario. La

39
modificación cualitativa puede venir determinada por diferentes circunstancias,
entre las cuales no es extraña la propia intervención del legislador o de los

M
poderes públicos: una huerta colindante con la ciudad pasa a ser suelo
urbanizable.

El problema se agrava cuando la modificación objetiva del derecho es de tal

AA
naturaleza que realmente no existe identidad alguna entre el objeto originario del
derecho y el que venimos denominado objeto renovado, aunque éste traiga causa
de aquél. Así sucede frecuentemente en los supuestos en que, por destrucción
física del objeto, éste ha de entenderse sustituido por la indemnización o por el
pago del seguro correspondiente, o sencillamente cuando por enajenación o
transmisión del derecho, éste muta su naturaleza. El cambio sustancial del objeto
del derecho supone en la mayor parte de los casos la pérdida del derecho

e
subjetivo para su titular y el nacimiento de una nueva situación jurídica.

Ahora bien, en determinados casos, la sustitución del objeto del derecho por otro

as
objeto distinto no significa que el titular pueda desentenderse de los derechos que
otras personas tuvieran sobre el objeto originario. Por consiguiente, se entiende
que el nuevo objeto sustituye al originario en la misma posición que ocupaba éste
respecto de personas distintas del titular, a dicho fenómeno, impuesto por la
Cl
casuística, se le conoce técnicamente con el nombre de subrogación real, que
consiste en sustituir el objeto sobre el que recae una determinada afección o
afectación por otro distinto, en protección, básicamente, de los derechos de
terceros.

8. EXTINCIÓN Y PÉRDIDA DE LOS DERECHOS SUBJETIVOS.


e
8.1. En general.
ld

Los derechos subjetivos se extinguen o agotan por múltiples motivos. En términos


generales, la extinción o pérdida de los derechos subjetivos depende en gran
medida del objeto del derecho. En dicha línea, suele ser frecuente reservar la
palabra extinción para la desaparición del derecho en sí mismo considerado,
ria

mientras que la pérdida vendría a significar que la titularidad del derecho pasa o
se transmite a otro sujeto.
Respecto de la pérdida del derecho, cabe afirmar que se da cuando es transmitido
a cualquier otra persona, sea cual sea la circunstancia o causa que sirve de base
a dicha transmisión. Por tanto, en términos materiales, el derecho lo ha perdido su
e

titular, pero no se ha perdido en cuanto lo ostenta otra persona distinta.


Desde el punto de vista del titular, adquiere importancia por el contrario la propia
pervivencia de la persona, pues evidentemente la muerte extingue la personalidad
at

y el derecho de que era titular se transmitirá o no según su naturaleza.


Es igualmente obvio que una persona o sujeto de derecho no puede ostentar
posiciones o titularidades antagónicas sea cual fuere la relación jurídica o el
derecho subjetivo de que se trate. Nadie puede ser, simultáneamente, acreedor y
M

deudor de sí mismo y por ello semejante situación provoca la extinción de las


obligaciones por confusión de derechos.

40
8.2. La renuncia de derechos.

M
Si el derecho subjetivo es un poder que se ostenta para satisfacer los propios
intereses, parece razonable que sea posible renunciar a ese poder.
La renuncia de derechos sólo puede plantearse respecto de los derechos

AA
subjetivos propiamente dichos y una vez que tales derechos se encuentren
realmente constituidos. Los derechos aún no nacidos no pueden ser objeto de
renuncia por no poderes considerar como integrantes del patrimonio de su titular.
Ni las potestades ni las facultades pueden ser objeto de renuncia pues son
inseparables del derecho subjetivo en que se encuentran integradas.
Es más, incluso refiriéndonos exclusivamente a los derechos subjetivos
propiamente dichos, el Código Civil obliga a matizar esa admisión de la

e
renunciabilidad de los derechos, ya que la renuncia de derechos solamente es
válida cuando no contraríe el interés o el orden público, ni perjudique a terceros.
Efectivamente, aunque las personas sean los titulares de los derechos que

as
ostentan, sucede que el Ordenamiento jurídico configura algunos derechos
subjetivos como irrenunciables atendiendo a causas de diferente índole. Según el
artículo referido, tales causas pueden agruparse en el respeto del interés o el
orden público o en la necesidad estructural de respetar los derechos de terceros
Cl
que, en caso de renuncia, pueden verse perjudicados.
La noción orden público es lingüísticamente confusa y sumamente difícil de
precisar en términos técnicos. Puede decirse que en Derecho se habla de orden
público en dos sentidos bien diversos: refiriéndose a la necesidad de lograr la paz
social y ciudadana, de una parte, y, de otra, comprimiendo en dicha expresión los
valores o principios generales del Ordenamiento jurídico. Desde el primer punto de
e
vista orden público significa sencillamente que las leyes de policía y de derecho
penal y los reglamentos locales deben procurar una ordenada convivencia
ciudadana en los espacios y servicios públicos, atendiendo a criterios de interés
ld

general.
La jurisprudencia suele identificar el orden público con los valores fundamentales
del Ordenamiento jurídico y/o con las líneas directrices de las instituciones
jurídicas, esto es, con los principios básicos de ordenación social de la
ria

convivencia, que abarcan también los de carácter moral, social o de ordenación


económica de la sociedad.
La contemplación de los intereses de terceros como límite de la renunciabilidad de
los derechos subjetivos es un principio extraído básicamente de la multiplicidad de
supuestos en que las personas deciden privarse de sus bienes para evitar que sus
e

acreedores encuentren bien con los que cobrar cuando se les debe.
En tal sentido, la irrenunciabilidad establecida para evitar el perjuicio de terceros
encuentra un claro fundamento en razones de índole patrimonial. Pero, al propio
at

tiempo, la irrenunciabilidad por perjuicio de terceros supone una derivación


concreta del respeto debido al orden público económico o patrimonial.

EJERCICIO Y TUTELA DE LOS DERECHOS.


M

Ejercicio de los derechos. Límites extrínsecos en su ejercicio: colisión de derechos

41
y situaciones de cotitularidad. Los límites intrínsecos al ejercicio de los derechos:
la buena fe y el abuso del derecho; la doctrina de los propios actos. Protección de

M
los derechos: la autotutela; la tutela judicial, su efectividad y el derecho
fundamental a obtenerla.

1. EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS Y SUS LÍMITES.

AA
1.1. El ejercicio de los derechos.

El poder de actuación que confiere la titularidad de un derecho subjetivo, mediante


su ejercicio, debe servir para satisfacer los intereses del titular. Pero no es
preceptivo que los derechos se ejerciten, o al menos que se ejerciten de una
determinada manera, si bien, para los casos más extremos de falta de ejercicio se

e
marcan límites temporales.
El ejercitar un derecho es hacer uso del poder que comporta. Ahora bien, no es
preciso que sea el propio titular quien ejercite sus derechos subjetivos. Cabe que

as
sean ejercitados materialmente por otra. Esto ocurre, necesariamente, cuando el
titular es incapaz de ejercitar sus derechos, por ejemplo, por no haber alcanzado
la edad precisa para hacerlo. Cuando tal sucede, el ordenamiento jurídico
establece que los derechos del incapaz sean ejercitados, en interés del incapaz,
Cl
por sus representantes legales. También puede ocurrir que el titula de un derecho
encomiende su ejercicio a otra persona. En estas hipótesis se ejercitan los
derechos por mediación de un representante.
Ejercitar los derechos, bien personalmente por el titular, bien por persona
interpuesta, persigue procurar satisfacción al interés del titular. Por ello el titular de
un derecho subjetivo, para satisfacer su interés, puede ejercitar el conjunto de
e
facultades o poderes concretos que forman parte de su derecho. Ahora bien, la
satisfacción del propio interés no autoriza a cualquier acto de ejercicio del
derecho, sino que, por el contrario existen límites que restringen la posibilidad o
ld

las modalidades del ejercicio de los derechos, algunos de los cuales merecen
especial atención.

1.2. Los límites de los derechos.


ria

La calificación de derechos absolutos requiere de inmediato precisar que no hay


derechos ilimitados o de alcance ilimitado. En efecto, el poder de actuación que
supone el derecho subjetivo no puede concebirse aislado ni desconectado de
las coordenadas sociales en que el derecho y su titular se desenvuelven. Sólo
e

viviendo en sociedad se plantea la necesidad de una ordenación jurídica que


atienda a la coexistencia de múltiples derechos que, muchas veces se
entrecruzan entre sí, cuando no resultan contradictorios o antagónicos.
at

Por consiguiente, debemos desterrar la idea de que los derechos subjetivos


otorguen a su titular una capacidad de actuación ilimitada o un poder infinito. En
términos generales, las facultades de actuación del titular de los derechos
M

subjetivos se encuentran delimitadas por los derechos de los demás ciudadanos y


de las necesidades o requerimientos del interés general.

42
En definitiva, el ejercicio de los derechos subjetivos debe llevarse a cabo de forma
razonable y adecuada a la propia función desempeñada por cada uno de los

M
derechos en cotidiana convivencia social. Sin embargo, en buen número de
ocasiones, tampoco es extraño que dicho ejercicio se vea perturbada por quienes,
realizando un mal uso de su propia libertad de actuación, se extralimitan en el
ejercicio de sus derechos, atentando contra los demás o contra los intereses

AA
generales. Ante ello, es necesario que el legislador (y sobre todo, la
jurisprudencia) cuente con mecanismos restauradores del ejercicio razonable de
los derechos que permitan la ordenada convivencia social y, en su caso, la
jerarquización de los intereses jurídicamente protegidos.
Tales mecanismos suelen identificarse doctrinalmente con los límites de los
derechos.

e
2. LOS LÍMITES EXTRÍNSECOS EN EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS.

Bajo semejante expresión se agrupan las consecuencias relativas al ejercicio de

as
los derechos nacidas a causa de la concurrencia de diversos derechos recayentes
sobre un mismo objeto o que despliegan su eficacia en un ámbito que puede verse
afectado por diversos derechos contrastantes entre sí. Por tanto, los límites viene
dados por un factor externo o extrínseco al ejercicio del derecho propiamente
dicho o en sí mismo considerado.
Cl
2.1. La colisión de derechos.

Se habla de colisión de derechos, en sentido estricto, cuando determinados


derechos, ostentados por diferente titular, tienen un mismo objeto o un mismo
e
contenido y, consiguientemente, su ejercicio simultáneo resulta imposible, o al
menos, parcialmente imposible, en razón de la concurrencia.
Una de las funciones básicas del Ordenamiento jurídico consiste en erradicar en la
ld

medida de lo posible las situaciones posibles de colisión de derechos. En efecto el


sistema jurídico se encuentra literalmente plagado de normas cuyo objeto central
consiste en la jerarquización de unos derechos sobre otros, precisamente para
evitar que el conflicto de intereses socialmente plantados siga siendo
ria

técnicamente un supuesto de colisión de derechos. Dicha jerarquización implica


situar a algunos derechos en posición de subordinación respecto de otros,
atendiendo a criterios decisorios y a razones de política jurídica de muy diverso
orden. Así:
e

ü En la pugna entre intereses generales y de carácter privado habrán de


primar aquellos. Por ejemplo, la propiedad privada cede frente a la expropiación
forzosa.
at

ü En caso de conflictos entre derechos fundamentales y otros derechos,


se habrán de considerar preferentes los primeros.

ü En el supuesto de que exista oposición entre derechos patrimoniales


M

prevalecerán, según los casos, los de mayor antigüedad en su constitución (prior


tempore potior iure), mejor rango o superior titulación, etc.

43
M
Cuando los derechos recayentes sobre un mismo ámbito se encuentran
subordinados unos a otros por imperativo del Ordenamiento jurídico o por
acuerdos convencionales, no cabe hablar propiamente de colisión de derechos.
Sin embargo, la vida social seguirá presentando de continuo situaciones fácticas

AA
de colisión de derechos que habrán de resolverse mediante el recurso a los
principios generales de aplicación de las normas jurídicas. En general, en caso de
ejercicio temporalmente incompatible, suele ser preferente el derecho que ha sido
puesto en acción con anterioridad, mientras que, en relación con los derechos
patrimoniales, suele ser frecuente el sacrificio parcial de los contenidos de los
derechos ejercitados.

e
2.2. Las situaciones de cotitularidad.

La pluralidad de sujetos respecto de un mismo derecho genera una situación de

as
cotitularidad que puede ser considerada como un subtipo concreto de la colisión
de derechos, pues al menos cuando el derecho recae sobre las cosas
(copropiedad) suele ser incompatible el ejercicio simultáneo de todos los
cotitulares sobre ellas.
Cl
3. LOS LÍMITES INTRÍNSECOS AL EJERCICIO DE LOS DERECHOS.

Frente a ala categoría de los límites extrínsecos, provocados por la concurrencia


de varios derechos incompatibles en su ejercicio, suele deslindarse otra serie de
matizaciones derivadas de la propia conformidad del derecho con el ejercicio del
e
mismo, requiriendo a su titular que se comporte siguiendo determinados
parámetros exigibles con carácter general. En definitiva, el Ordenamiento jurídico
exige que los derechos subjetivos sean ejercitados conforme a su propia función y
ld

significado, vetando su ejercicio de manera desorbitada o contraria a los


parámetros de conducta socialmente asumidos. Tal delimitación se lleva a cabo
por el Ordenamiento y la jurisprudencia en la resolución de los conflictos,
acudiendo a una serie de conceptos jurídicos indeterminados que hoy se
ria

encuentran legislativamente acogidos en el título preliminar del Código Civil: la


buena fe y el abuso del derecho.

4. LA BUENA FE EN EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS.


e

La buena fe sigue siendo un principio general del Derecho, pero es ahora un


principio normativizado: la buena fe en sentido objetivo y como pauta general de
conducta en el ejercicio de los derechos. No obstante, su funcionalidad operativa
at

sigue siendo una incógnita que no puede despejarse más que de forma casuística.

5. LA DOCTRINA DE LOS PROPIOS ACTOS.


M

Son numerosísimas las sentencias del Tribunal Supremo que recurren a la


idea de la doctrina de los actos propios, rechazando el ejercicio de un derecho

44
cuando resulta incompatible con la conducta anteriormente observada por su
titular respecto del mismo derecho o de las facultades que lo integran.

M
Dicha regla no se encuentra formulada normativamente en nuestro
ordenamiento, más su operatividad es innegable como consecuencia
concreta del ejercicio de los derechos de acuerdo con la buena fe.
La alegación de la doctrina de los propios actos requiere que el sujeto pasivo

AA
demuestre que, en relación con él mismo, el sujeto activo del derecho subjetivo
haya desplegado con anterioridad una conducta que, interpretada de buena
fe, demuestra la contradicción o incompatibilidad de la nueva postura del
titular del derecho subjetivo, circunstancia que, en definitiva, destruye la confianza
que para el sujeto pasivo comportaba la conducta anterior del sujeto activo. Por
tanto, dicha ruptura de la confianza ha de considerarse contraria a la buena fe, en
cuanto el titular del derecho subjetivo no puede actuar a su antojo y por mero

e
capricho, jugando con las expectativas de las personas que con él se relacionan.
En tal sentido, dicha regla constituye un límite institucional más del ejercicio de los
derechos subjetivos, que, además, ha sido incorporado a la jurisprudencia del

as
Tribunal Constitucional.

6. EL ABUSO DEL DERECHO. Cl


El abuso del derecho, al igual que la buena fe, se incorpora al texto articulado del
Código Civil, constituye un concepto jurídico indeterminado, cuya concreción
requiere la consideración casuística y por ende un atento análisis jurisprudencia.
La fijación de fronteras definidas entre la buena fe y el abuso del derecho resulta
pues, una tarea cuasi titánica.
e
6.1. La construcción jurisprudencial del principio.

La idea del abuso del derecho es relativamente reciente y, en todo caso, posterior
ld

al momento codificador europeo. Son algunas sentencias francesas del Juzgados


de primera instancia las que ponen el dedo en la llaga, en la segunda mitad del
siglo XIX, al declarar abusivas las conductas de ciertos propietarios que, actuando
dentro de los linderos de sus fincas, generaban humos o extraían aguas
ria

subterráneas de manera desproporcionada, con la insana intención de causar


daño al propietario colindante. Desde entonces, el desarrollo de la prohibición de
los actos abusivos por parte de los titulares de derechos subjetivos ha sido una
constante jurisprudencial y doctrinal hasta su conversión en texto normativo.
Nuestro derecho histórico afirma que el ejercicio del derecho es lícito aun cuando,
e

merced a él se lesiones simples intereses de terceras personas. La doctrina


moderna, impulsada por las nuevas necesidades de la vida práctica y por
una sana tendencia de humanización del Derecho civil, ha elaborado la teoría
at

llamada del abuso del derecho, sancionada ya en las más recientes


ordenamientos legislativos, que consideran ilícito el ejercicio de los derechos
cuando sea abusivo. Los derechos subjetivos, aparte de sus límites legales, tiene
otros de orden moral, teleológico y social, y que incurre en responsabilidad el que,
M

obrando al amparo de una legalidad externa y de un aparente ejercicio de su


derecho, traspasa en realidad los impuestos al mismo por la equidad y la buena fe,

45
con daño para terceros o para la sociedad.
La doctrina ha recogido y perfilado el concepto de abuso del derecho,

M
considerándolo integrado por estos elementos esenciales:
ü Uso de un derecho, objetiva o externamente legal,
ü Daño a un interés de terceros no protegido por una específica
prerrogativa jurídica, y

AA
ü Inmoralidad o antisocialidad en ese daño, manifestada en forma
subjetiva, cuando el derecho se actúa con la intención de perjudicar o
sencillamente sin un fin serio y legítimo, o bajo forma objetiva, cuando el daño
proviene de exceso o anormalidad en el ejercicio del derecho.

6.2. La formulación legal de la prohibición del abuso del derecho.

e
Todo acto u omisión que por la intención de su autor, por su objeto o por las
circunstancias en que se realice sobrepase manifiestamente los límites normales
del ejercicio de un derecho, con daño para tercero, dará lugar a la correspondiente

as
indemnización y a la adopción de las medidas judiciales o administrativas que
impidan la persistencia en el abuso.

Conforme a lo establecido en el Código Civil, los presupuestos de aplicación del


Cl
abuso del derecho son básicamente los dos siguientes:

1) Acción u omisión de carácter abusivo:


El carácter abusivo ha de deducirse de la extralimitación llevada a efecto por el
titular del derecho subjetivo. Ahora bien, la extralimitación puede deberse tanto a
la actitud subjetiva del titular del derecho objeto de ejercicio, cuanto a razones de
e
carácter objetivo en el ejercicio del mismo, aunque no pueda imputarse al titular
mala fe deliberada en la actuación del derecho en cuestión.
ld

2) Consecuencia dañosa para un tercero.


El ejercicio abusivo del derecho sí requiere, en cambio, que su materialización
haya acarreado a cualquier persona un daño determinado, cuya existencia
concreta y efectiva habrá de probarse y cuantificarse.
ria

Una vez acaecido el supuesto de hecho previsto en la norma, la víctima del daño
podrá solicitar la correspondiente indemnización de daños y perjuicios, de una
parte, y, de otra, reclamar la adopción de las medidas judiciales o administrativas
que impidan la persistencia en el abuso.

6.3. Expansión y retroceso en el abuso del derecho.


e

Aunque se haya normativizado en el Código Civil, la realidad es que la prohibición


at

del abuso del derecho constituye un principio general del Derecho que, por
tanto, tiene capacidad expansiva en el conjunto del Ordenamiento jurídico. Por
tanto, quede claro que la ilegitimidad del abuso del derecho tiene carácter general
y es de observancia en cualesquiera disciplinas jurídicas.
M

Ahora bien, el valor general del principio no significa que su utilización pueda ser

46
indiscriminada en cualesquiera circunstancias y condiciones. En efecto, si se
atiende a la jurisprudencia más reciente, llama la atención la gran cantidad e

M
resoluciones judiciales en las que se descarta la aplicación de la regla ante el
abuso existente en la utilización del recurso al abuso del derecho por parte de los
litigantes en todo tipo de procesos.
Prescripciones jurisprudencialmente contrastadas que ponen coto a su utilización

AA
indiscriminada:

ü En primer lugar, es sumamente frecuente que el Tribunal Supremo


asevere que la prohibición del abuso del derecho es un recurso técnico que debe
aplicarse con especial cuidado.
ü En tal sentido, las resoluciones jurisprudenciales resaltan que el
principio de abuso del derecho solo entra en juego cuando no hay norma

e
concreta aplicable al supuesto debatido, requiriendo que el interés
presuntamente dañado no esté protegido por una especial prerrogativa judicial o
goce de protección determinada.

as
ü Igualmente, conviene precisar que la aplicación del principio de abuso
del derecho debe ser rogado o solicitado por quien lo estime aplicable.

7. LOS LÍMITES TEMPORALES EN EL EJERCICIO DE LOS DERECHOS:


REMISIÓN.
Cl
La referencia temporal al ejercicio de os derechos es de suma importancia pues la
seguridad jurídica general requiere que los derechos subjetivos, de conformidad
con su naturaleza respectiva, sean ejercitados dentro de plazos razonables.
e
8. LA PROTECCIÓN DE LOS DERECHOS.

8.1. Introducción: defensa privada, administración de justicia y arbitraje.


ld

El Ordenamiento jurídico no se limita sólo a reconocer a las personas la titularidad


de los derechos subjetivos, sino que además, prevé una serie de medidas
tendentes a su protección, ante la posibilidad de que esos derechos sean
ria

desconocidos o lesionados por los restantes miembros de la colectividad.

Tales medidas de protección abarcan tanto la prevención de posibles violaciones


cuanto la reacción frente a las lesiones o agresiones ya sufridas efectivamente por
los derechos subjetivos:
e

ü La defensa preventiva, conjunto de medidas cautelares o disuasorias


tendentes a procurar el respeto de los derechos constituidos, y
at

ü La defensa represiva o reactiva, referida al conjunto de medios que el


Ordenamiento jurídico pone en manos del titular del derecho subjetivo que ha sido
efectivamente conculcado o lesionado.
M

La protección de los derechos puede ejercitarse de forma directa por el propio

47
titular ante los Juzgados y Tribunales que integran el Poder Judicial, o bien a
través del arbitraje.

M
8.2. La autotutela.

Los autores más modernos, en vez de hablar de defensa privada prefieren utilizar

AA
la expresión autotutela de los derechos subjetivos para referirse a aquellos
supuestos o medios de reacción que el titular de tales derechos puede poner en
ejecución por sí mismo, sin impetrar el auxilio de la autoridad judicial.

La autotutela (tomarse la justicia por la mano, regla del ojo por ojo y diente por
diente) desempeña un papel claramente marginal y residual en nuestro
Ordenamiento jurídico-civil. Así, mientras en derecho penal, la legítima defensa o

e
el estado de necesidad son nociones que arrojan importantes consecuencias
prácticas, realmente su papel en Derecho civil es prácticamente inexistente.

as
Dicha excepcionalidad, junto con la escasísima trascendencia práctica de los
supuestos legalmente previstos de actuación directa por parte del titular de los
derechos subjetivos, impide convertir la autotutela de los derechos en un criterio
rector de la actual ordenación jurídica.
Cl
8.3. La tutela judicial: su efectividad y el derecho fundamental a obtenerla.

Hoy en día la tutela de los derechos subjetivos la realiza es Estado por medio de
los órganos del Poder Judicial, esto es, los Juzgados y Tribunales. Todas las
personas tienen derecho a obtener la tutela efectiva de los jueces y tribunales en
e
el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún caso, pueda
producirse indefensión.
ld

La instrumentación concreta de dicha protección se realiza a través del recurso de


amparo ante el Tribunal, una vez agotada la vía judicial ordinaria que corresponda.
Dicho ello, el número de recursos de amparo que acceden anualmente al Tribunal
es enormemente abundante y por ello, la propia jurisprudencia del Tribunal ha
ria

perfilado el contenido y alcance del derecho fundamental a la tutela judicial


efectiva:

1) En primer lugar, que las resoluciones judiciales deben encontrarse


conveniente y suficientemente motivadas.
e

2) De otra parte, si el rigor formalista en la aplicación de las normas


procesales supone debilitar o sacrificar innecesariamente el derecho subjetivo o el
interés legítimo alegado, éstos deben primar sobre aquellas.
at

Desde otro punto de vista, la insuficiencia de medios económicos no debe atentar


contra el derecho fundamental a la tutela judicial efectiva.
M

48
EL TIEMPO Y LAS RELACIONES JURÍDICAS.

M
El transcurso del tiempo y las relaciones jurídicas. La prescripción extintiva:
concepto, fundamento, caracteres. Régimen jurídico: cómputo, interrupción,
renuncia y efectos de la prescripción. La caducidad: concepto, diferencias con la
prescripción y régimen.

AA
EL TRANSCURSO DEL TIEMPO Y LAS RELACIONES JURÍDICAS.

1.1. Introducción: los límites temporales en el ejercicio de los derechos.

El titular de un derecho tiene la posibilidad de ejercitar los poderes que su


derecho le confiere, bien en un momento concreto (término), bien a lo largo de

e
un periodo de tiempo (plazo).
La precisión del período temporal durante el cual pueden ejercitarse las facultades

as
que se poseen varía de acuerdo con la naturaleza del derecho de que se trate.
Quien ostenta un derecho subjetivo tiene el poder de imponer su decisión sobre
otra u otras personas que se verán afectadas como consecuencia del ejercicio de
aquel derecho. Si en principio el titular del derecho subjetivo puede ejercitar en
cualquier momento las facultades que ostenta y deja pasar un largo período
Cl
temporal sin hacerlo, puede darse el caso de que termine por reclamar sus
intereses en un momento tan tardío que, razonablemente, el sujeto pasivo no
pensara que tal derecho se encontraba activo y vivo. El fenómeno además se
agravaría, si pensamos que en nuestro sistema jurídico la mayor parte de los
derechos y obligaciones se transiten en virtud de herencia, por tanto, durante
generaciones y generaciones, siempre y cuando sus titulares los ejerciten o traten
e
de ponerlos en acción.
Por otra parte, la desidia en el ejercicio de los propios derechos es también
ld

manifestación de una conducta que permite suponer que los derechos que no son
ejercitados en su momento adecuado o dentro de un periodo de tiempo prudente,
ya no serán ejercitados nunca.
En definitiva, las exigencias de la buena fe y de la seguridad en el tráfico imponen
la necesidad de que se marquen límites temporales máximos de ejercicio de los
ria

derechos que permanecen actualmente inactivos.

1.2. El cómputo del tiempo.

Gramaticalmente hablando, computar equivale a contar o calcular los periodos de


e

tiempo. La determinación del momento de nacimiento, modificación o extinción de


los derechos y de los deberes a ellos conexos provoca numerosísimos problemas
en la práctica.
at

En la actualidad, la regla fundamental al respecto se encuentra recogida en el


Código Civil, que dispone. Siempre que no se establezca otra cosa, en los plazos
señalados por días, a contar de uno determinado, quedará éste excluido del
M

cómputo, el cual deberá empezar el día siguiente; y si los plazos estuvieren fijados
por meses o años, se computarán de fecha a fecha. Cuando en el mes de

49
vencimiento no hubiera día equivalente al inicial del cómputo, se entenderá que el
plazo expira el último del mes. En el cómputo civil de los plazos no se excluyen los

M
días inhábiles. Aspectos de dicho precepto:

ü La regla contenida en el artículo transcrito tiene carácter supletorio.


ü Los días inhábiles se cuentan o computan como si no fueran tales, pues

AA
el Código Civil sigue el sistema del llamado cómputo continuo, en cuya virtud no
se exceptúan los días inhábiles del cómputo de los plazos.
ü La computación de fecha a fecha, establecida en el precepto para los
plazos mensuales o anuales, no deroga la exclusión del cómputo del día inicial, ya
que dicha exclusión desempeña el papel de garantizar la exacta correspondencia
entre fechas.
ü La regla establecida respecto del agotamiento de los plazos mensuales,

e
referida al último día de un mes cualquiera es obvia, dada la distinta duración de
los meses del año.

as
2. LA PRESCRIPCIÓN.

2.1. Prescripción extintiva y prescripción adquisitiva.


Cl
El transcurso del tiempo tiene una clara incidencia en relación con el nacimiento o
la extinción de los derechos.
Cuando el transcurso del tiempo acarrea la pérdida o decadencia del ejercicio de
los derechos para su titular se habla sencillamente de prescripción o bien de
prescripción extintiva. Al contrario, cuando el transcurso del tiempo, junto con una
situación de apariencia jurídica, provoca el nacimiento o la consolidación de un
e
derecho a favor de una persona, se habla de prescripción adquisitiva o,
preferiblemente, de usucapión.
La prescripción propiamente dicha incide sobre todo tipo de derechos subjetivos,
ld

pues la dejadez o desidia en el ejercicio de los mismos puede afectar a la vivencia


de toda suerte de derechos y facultades. Al contrario, la usucapión incide sólo
sobre aquellos derechos patrimoniales que pueden ser objeto de posesión en
sentido técnico y, por tanto, limita su campo de juego al ámbito de la propiedad y
ria

de algunos otros derechos reales.

2.2. Presupuestos de la prescripción.

Presupuestos necesarios para su existencia:


e

ü En primer lugar, es necesario que estemos frente a un derecho que sea


susceptible de prescripción, un derecho prescriptible. La prescriptibilidad de los
at

derechos es la regla general de nuestro Derecho, sobre todo referida a los


derechos subjetivos patrimoniales. Los derechos subjetivos extrapatrimoniales, por
el contrario, deben considerarse generalmente imprescriptibles.
ü Que el titular del derecho en cuestión permanezca inactivo, esto es, sin
M

ejercitar el derecho que le corresponde.

50
ü Que transcurra el plazo señalado por la ley para el ejercicio del derecho
sin que se haya llevado a cabo la actuación del mismo.

M
ü Que, en su caso, producido un acto extemporáneo de pretendido
ejercicio del derecho, el sujeto pasivo alegue la prescripción producida y no haya
renunciado a ella.

AA
3. CÓMPUTO DEL PLAZO DE PRESCRIPCIÓN.

El cómputo del plazo prescriptivo establecido en cada caso se inicia desde el


momento en que el derecho pudo haber sido ejercitado, salvo que se disponga
otra cosa diferente.

e
Especialidades en la determinación del momento inicial del cómputo del plazo de
prescripción:

as
ü La prescripción de las obligaciones de pago de rentas o intereses
comienza a correr desde el último pago de la renta o del interés adeudado.
ü La prescripción de las obligaciones determinadas por sentencia judicial,
a partir del momento en que ésta sea firme.
Cl
ü La prescripción de las obligaciones de rendición de cuentas comienza a
correr desde que los obligados a rendirlas cesan en sus cargos o desde que hay
conformidad respecto de las cuentas finales, respectivamente.

La expresión “desde el día en que pudieron ejercitarse” los derechos ha de ser


entendida en el sentido de que debe iniciarse el cómputo del plazo prescriptivo
e
desde que el titular del derecho tuvo conocimiento (o pudo razonablemente tener
conocimiento, en su caso) de que podía ejercitar el derecho.
ld

4. INTERRUPCIÓN DEL PLAZO PRESCRIPTIVO.

Mientras no venza (o se cumpla por entero) el plazo de prescripción previsto, el


titular del derecho puede ejercitar eficazmente su derecho, aunque con
ria

anterioridad haya permanecido inactivo. Así pues, cuando cualquier acto de


ejercicio del derecho se produce dentro del plazo, éste deja de correr,
entendiéndose que “ha renacido” y requiriéndose comenzar a computar el plazo
prescriptivo desde el comienzo otra vez, caso de que tras ese acto de ejercicio
comience una nueva etapa de inactividad. Cuando esto sucede, se dice que la
prescripción ha sido interrumpida.
e

4.1. Ejercicio judicial.


at

Bajo tal epígrafe deben agruparse los actos de ejercicio del derecho que,
promovidos por su titular, acaban siendo conocidos por los jueces y tribunales.
Entre dichos actos asume primordial importancia la interposición de la demanda,
M

en cuya virtud el titular de derechos subjetivos reclama la observancia del mismo


al sujeto pasivo.

51
El Tribunal Supremo ha reconocido virtualidad para la interrupción de la

M
prescripción a otros actos procesales:
1) La petición o demanda de conciliación, aunque no vaya seguida de
interposición de la demanda propiamente dicha.
2) La existencia de un procedimiento penal relativo a hechos o actos que,

AA
simultáneamente generan responsabilidad civil, pues mientras no concluya el
proceso penal, no podrá reclamarse la correspondiente indemnización.
3) La presentación de la demanda de justicia gratuita ya que constituye un
incidente del proceso principal, mediante el cual se pretende interrumpir la
prescripción.
4) Cualesquiera otros actos procesales que manifiesten la reclamación de
un derecho.

e
4.2. Interrupción y suspensión de la prescripción.

as
Como figura diferente de la interrupción de la prescripción se habla, a veces, de
suspensión de la prescripción.
La suspensión de la prescripción se presenta en todas las hipótesis en la que la
producción de algún acontecimiento hace que deje de correr el plazo prescriptivo,
Cl
pero sin que se reinicie desde el principio, una vez superadas o pasadas las
circunstancias que provocaron la suspensión del cómputo. Al contrario, el cómputo
se reinicia precisamente en el exacto momento temporal en el que quedó
detenido.
Quizás uno de los supuestos más frecuentes de suspensión de la prescripción
viene representado por los casos de moratoria legal. Bajo tal nombre se identifican
e
los supuestos en que, de ordinario, a consecuencia de situaciones catastróficas, el
legislador suele interrumpir o suspender temporalmente el cumplimiento de las
más diversas obligaciones durante un determinado periodo de tiempo.
ld

5. ALEGABILIDAD Y RENUNCIA DE LA PRESCRIPCIÓN.

El efecto fundamental de la prescripción es hacer inexigible al sujeto pasivo del


ria

derecho la observancia de la conducta (activa u omisiva) que podía serle impuesta


por el titular. Desde el prisma del sujeto obligado, la consecuencia básica de la
prescripción radica en que ésta le produce un beneficio derivado de la inactividad
del titular del derecho subjetivo.
e

La prescripción operará sólo si el beneficiado por ella la alega, por el contrario, si


el beneficiado por la prescripción no alega que ha transcurrido el plazo para el
ejercicio eficaz del derecho, podrá ser condenado a cumplir, a pesar de la
at

prescripción y a pesar de que el ejercicio del derecho por su titular sea realmente
extemporáneo. Esto es, los Tribunales de Justicia no pueden apreciar de oficio el
transcurso del plazo de prescripción, pues ésta ha de ser rogada o solicitada por el
beneficiario de la misma.
M

52
6. PRINCIPALES PLAZOS DE PRESCRIPCIÓN.

M
El Código Civil menciona una serie de plazos generales de prescripción:

1) Los derechos reales sobre bienes inmuebles prescriben a los treinta


años, salvo la acción hipotecaria que lo hace a los veinte.

AA
2) Los derechos reales sobre bienes muebles prescriben a los seis años.
3) Los derechos de crédito o personales cuentan con el plazo general de
prescripción de quince años, aplicable salvo que se disponga otra cosa diferente
por la ley en cada caso.
4) El derecho a cobrar prestaciones periódicas pagaderas en plazos
inferiores a un año prescribe a los cinco años.
5) En el plazo de tres años prescribe el derecho a cobrar los servicios

e
profesionales y algunos otros derechos concretos, entre los que destaca la deuda
por la adquisición de bienes a un comerciante.
6) En el plazo de un año prescriben los interdictos posesorios y el derecho

as
a reclamar la indemnización que nace de responsabilidad civil extracontractual.

7. LA CADUCIDAD.

7.1. La caducidad de los derechos.


Cl
Los plazos de prescripción propiamente hablando no constituyen límites
temporales estrictos de la vida de los derechos, sino de la inactividad y desidia de
sus titulares. Dado que tales plazos son susceptibles de interrupción es evidente
que los derechos no encuentran en tales plazos una frontera temporal
e
propiamente dicha, pues pueden revivir de forma continuada y recurrente por un
mero acto de ejercicio de su titular.
Esta reviviscencia o resurrección de los derechos no resulta siempre posible, ni
ld

técnicamente aconsejable, ni puede constituir un presupuesto de la política jurídica


general.
Ante ello, la ley y también los particulares, considera en numerosas ocasiones que
el ejercicio de determinados derechos y facultades se debe llevar a cabo,
ria

necesaria e inexcusablemente, dentro de un período temporal predeterminado.


Una vez transcurrido el plazo marcado, sin posibilidad alguna de suspensión o
interrupción, el derecho de que se trate no podrá ya ser ejercitado por su titular. Se
requiere, pues, del titular del derecho una especial diligencia y prontitud en el
ejercicio de las facultades que le otorga su posición jurídica y una escrupulosa
e

observancia del período temporal prefijado.


La agrupación de tales casos se realiza bajo la institución de la caducidad, que
podríamos conceptuar como la extinción de un derecho por su falta de ejercicio
at

durante un plazo temporal prefijado que no es susceptible de ser interrumpido.


Por ejemplo, quien estime que alguno de sus derechos fundamentales ha sido
vulnerado perderá su derecho a que el Tribunal conozca su causa si no presenta
el recurso de amparo dentro de los “veinte días siguientes a la notificación de la
M

resolución recaída en el previo proceso judicial”.

53
7.2. Régimen jurídico: diferencias con la prescripción.

M
Los plazos de prescripción, propiamente hablando, no constituyen límites
estrictos de la vida de los derechos, sino la inactividad y desidia de sus titulares.
Dado que tales plazos son susceptibles de interrupción, es evidente que los

AA
derechos no encuentran en tales plazos una frontera temporal. Pero esta
resurrección de los plazos no resulta siempre posible ni aconsejable. Ante ello,
la ley y los particulares, consideran en numerosas ocasiones que el ejercicio de
determinados derechos y facultades deben llevarse a cabo, necesaria e
inexcusablemente, dentro de un periodo temporal predeterminado.
Por tanto, la principal característica diferenciadora de la prescripción y la
caducidad, es que en el caso de la caducidad, los plazos no son susceptibles de

e
interrupción o suspensión alguna, operando en estrictos términos temporales.
Por parte, los plazos de caducidad suelen ser breves. Por ejemplo, los derechos

as
reales sobre bienes inmuebles prescriben a los 30 años, mientras que el derecho
a interponer ante el Tribunal Constitucional el recurso de amparo por entender que
un derecho fundamental ha sido vulnerado, tendrá que hacerse dentro de los 20
días siguientes a la notificación de la resolución en la que presuntamente se
vulnere dicho derecho.
Cl
Por último, la caducidad puede ser declarada de oficio, y en la prescripción es
necesario que el sujeto pasivo la alegue y demuestre. Esta característica denota
que el fundamento de la caducidad se encuentra en el interés público de que
ciertos derechos se ejerciten, precisamente, dentro de un plazo temporal
predeterminado.
No obstante, los datos característicos de la prescripción y la caducidad son
e
meramente orientativos y no vinculan al legislador, quién es plenamente libre para
configurar el plazo del ejercicio de cualquier derecho.
ld

8. RECONSIDERACIÓN: CADUCIDAD Y PRESCRIPCIÓN COMO OPCIONES


DEL LEGISLADOR Y DE LOS PARTICULARES.
Con mucha frecuencia la ley no se preocupa de precisar si el plazo de ejercicio de
los derechos o acciones es de prescripción o caducidad. El intérprete habrá de
ria

determinarlo.
Los datos característicos y diferenciadores de la prescripción y caducidad son
meramente orientativos. Por consiguiente, no vinculan en modo alguno al
legislador, quien es plenamente libre para configurar el plazo de ejercicio de
cualquier derecho.
e

Los particulares también pueden configurar los plazos de ejercicio de sus


derechos, siempre que respeten las normas de carácter imperativo.
at

LA RELACIÓN JURÍDICA EN EQUILIBRIO ENTRE SER Y DEBER SER


M

El tema de la relación jurídica se conecta directamente con la bilateralidad del


derecho que ya se ha visto.

54
Definición. Una relación jurídica es la relación que se da entre dos sujetos de

M
derecho (personas físicas o personas jurídicas), de tal modo que a uno le
corresponde un derecho subjetivo y al otro una obligación. En semejante
atribución-distribución de derechos subjetivos y correlativas obligaciones consiste
la bilateralidad del derecho.

AA
Sujetos. El sujeto titular de un derecho subjetivo se denomina sujeto activo. El
sujeto a quien corresponde la obligación se denomina sujeto pasivo.

Objeto. Además de los sujetos, normalmente se identifica el objeto de la relación


jurídica. Dada una relación jurídica que implica un derecho subjetivo (por un parte)
y una obligación (por otra), derecho subjetivo y obligación deben recaer sobre

e
algo, deben tener un objeto. El objeto de la relación jurídica es un bien, un bien
jurídico. Con la palabra “bien” se quiere evitar identificar el objeto de la relación
jurídica con algo meramente material.

as
Derechos reales. Cuando el bien objeto de la relación jurídica es una cosa, se dice
que la relación jurídica y el derecho subjetivo son reales (del latín, res = “cosa”).
Cl
Derechos absolutos. En el caso de los derechos reales, el derecho subjetivo es un
derecho erga omnes (“frente a todos”) o, dicho de otro modo, absoluto. Con ello se
pretende decir que frente al sujeto activo, titular del derecho subjetivo, se
encuentran como sujetos pasivos, la otra parte de la relación, todos los demás
miembros de la comunidad jurídica, a los que, por tanto, incumbe la obligación de
respetar el derecho real del sujeto activo.
e

Derechos de la personalidad. Cuando el bien objeto de la relación jurídica es un


prerrogativa de la persona humana, como la vida, la libertad, el honor, etc., el
ld

derecho subjetivo que la relación implica se denomina derecho de la personalidad.


También en el caso de los derechos de la personalidad el derecho subjetivo es un
derecho erga omnes o absoluto, de tal modo que frente al sujeto activo, titular del
derecho subjetivo, se hallan como sujetos pasivos, la otra parte de la relación,
ria

todos los demás miembros de la comunidad jurídica, a los que, por tanto,
corresponde la obligación de respetar los derechos de la personalidad del sujeto
activo.

Derecho de obligación. Cuando el bien objeto de la relación jurídica es un


comportamiento de una persona, la relación jurídica se llama relación de
e

obligación, y el derecho subjetivo en ella implicado, derecho de obligación. Las


relaciones de obligación pueden ser patrimoniales (y en este caso se habla de
at

relaciones y derechos de obligación en sentido estricto, o de relaciones y derechos


de crédito) o no patrimoniales, como, por ejemplo, algunas relaciones de familia
(entre cónyuges, entre padres e hijos, etc.).
M

Derechos relativos. Los derechos de obligación, a diferencia de los reales y de la


personalidad, no son erga omnes, no son absolutos; son relativos, es decir, que

55
frente al sujeto activo, titular del derecho subjetivo, se encuentran como sujetos
pasivos, no la generalidad de los miembros de la comunidad jurídica, sino una o

M
varias personas solamente, a las que corresponde la obligación de observar un
comportamiento consistente en dar, hacer o no hacer.

Prestación. El comportamiento consistente en dar o hacer se denomina, en las

AA
relaciones de obligación patrimoniales, prestación.

Causas jurídicas y efectos jurídicos. Si se concibe a la relación jurídica del modo


que sucintamente ha sido expuesto, el negocio jurídico se incluye, junto con los
hechos y los actos jurídicos, entre las causas que hacen surgir, modificar o
extinguir una relación jurídica. En semejante concepción, las relaciones jurídicas,
al igual que los derechos subjetivos y las obligaciones implicados en la relación

e
jurídica, se entienden como efectos jurídicos, en tanto que los hechos, los actos y
los negocios jurídicos se entienden como causas jurídicas de los efectos jurídicos.

as
Esquemáticamente, hechos, actos y negocios jurídicos pueden ser representados
de la siguiente manera :

Hechos jurídicos
Cl en sentido estricto

Hechos jurídicos
en sentido amplio

Actos jurídicos
e
en sentido estricto

Actos jurídicos
ld

en sentido amplio

Negocios jurídicos
ria

Los hechos jurídicos en sentido amplio comprenden, como subespecie, a los


hechos jurídicos en sentido estricto y a los actos jurídicos en sentido amplio. Los
actos jurídicos en sentido amplio comprenden, como subespecie, a los actos
jurídicos en sentido estricto y a los negocios jurídicos. El negocio jurídico entra, de
esta manera, tanto en la categoría de los actos jurídicos en sentido amplio como
en la categoría de los hechos jurídicos en sentido amplio; pero se distingue de los
e

actos jurídicos en sentido estricto y de los hechos jurídicos en sentido estricto.


at

Hecho jurídico. Definición. Un hecho jurídico en sentido estricto es un


acontecimiento natural del cual el derecho objetivo hace derivar efectos jurídicos
(es decir, el nacimiento, modificación o extinción de una relación jurídica, o sea, de
derechos subjetivos y de obligaciones), prescindiendo de la circunstancia de que
M

en el momento de la producción del acontecimiento de que se trate haya o no


concurso de la voluntad humana.

56
Acto jurídico. Definición. El acto jurídico en sentido estricto es un acontecimiento

M
del que el derecho objetivo hace derivar efectos jurídicos (es decir, el nacimiento,
modificación o extinción de una relación jurídica, o sea, de derechos subjetivos y
de obligaciones) a condición de que el acontecimiento haya sido producido por la
voluntad humana, es decir, a condición de que se trate de un comportamiento

AA
humano, pero prescindiendo de la circunstancia de que el acontecimiento en
cuestión haya sido producido (el comportamiento haya sido observado) con la
voluntad específica, con la intención, de dar lugar al efecto jurídico de que se trate.

Negocio jurídico. Definición. Siguiendo a Windscheid, un negocio jurídico es “una


declaración privada de voluntad dirigida a producir un efecto jurídico”.
Sustancialmente, en la lógica de la concepción aludida, el negocio jurídico es un

e
acontecimiento del que el derecho objetivo hace derivar efectos jurídicos (es decir,
el nacimiento, modificación o extinción de una relación jurídica, o sea, de derechos
subjetivos y de obligaciones) a condición de que el acontecimiento no sólo haya

as
sido producido por la voluntad humana (a condición de que se trate de un
comportamiento humano), sino que además haya sido producido con la voluntad
específica, con la intención, de dar lugar al efecto jurídico de que se trata.
Cl
Los hechos jurídicos, los actos jurídicos y los negocios jurídicos pertenecen al
mundo del ser, pero producen efectos en el mundo del deber ser; producen
efectos jurídicos.

También los hechos, los actos y los negocios a los que nos referimos son jurídicos,
son causas jurídicas de efectos jurídicos. No todos los hechos, los actos y los
e
negocios producen efectos jurídicos, sino solamente los hechos, los actos y los
negocios que se reconocen como jurídicos por el derecho objetivo.
ld

Los vínculos entre ser y deber ser se complican. Hay acontecimientos del mundo
del ser (hechos, actos, negocios) que influyen en el mundo del deber ser,
provocando efectos (esto es, nacimiento, modificación o extinción de relaciones
jurídicas): sin los acontecimientos en el mundo del ser no habría efectos en el
ria

mundo del deber ser.

Por otra parte, el mundo del deber ser mantiene una especie de supremacía y de
control sobre los acontecimientos del mundo del ser porque, entre éstos, sólo los
reconocidos y autorizados por el mundo del deber ser (por el derecho objetivo)
producen efectos jurídicos: sin el reconocimiento y la autorización del mundo del
e

ser no habría ningún efecto jurídico.


at
M

57
CAPÍTULO II

M
DEFINICIÓN DEL DERECHO Y DERECHO CIVIL

2.1 LA CONDUCTA Y SU REGULACIÓN

AA
La conducta es sinónimo de comportamiento. El diccionario de la Real Academia
Española lo define como el porte o manera con que los hombres gobiernan su vida
o dirigen sus acciones. Tal definición lleva implícita la idea del libre albedrío; o
potestad de actuar, omitir o dirigirse en cualquier sentido. Sin embargo, esa
libertad es el principio, ya que la conducta se encuentra regulada por diversos
ordenamientos según las relaciones por las que el individuo opte y por un sin
número de instrumentos.

e
Los ordenamientos son: la moral, la religión, el derecho, los convencionalismos
sociales, la técnica, las disciplinas y hasta órdenes forzadas. Los instrumentos de

as
que se valen esos ordenamientos son los preceptos, las leyes, las reglas, las
órdenes y las instrucciones.

De acuerdo con el diccionario de la Real Academia Española: precepto, es el


Cl
mandato u orden que el superior intima o hace observar y guardar al inferior o
súbdito, instrucciones o reglas. Ley natural, es la regla o norma constante e
invariable de las cosas; ley jurídica, es el precepto dictado por la suprema
autoridad, en que se manda o prohíbe una cosa. Regla es el precepto, principio o
máxima en las ciencias o artes. Orden u órdenes son el mando o mandato que se
debe obedecer, observar y ejecutar; la instrucciones, son el conjunto de reglas
e
para algún fin. Ahora bien, entre tantos instrumentos, mecanismos o formulismos
para acuñar una descripción de la conducta, derecho, obligación, sanción o
coacción; predomina el término norma.
ld

Las normas, son hormas, directrices, caminos; sin ellas, los hombres volverían al
estado pre-social de lucha, pues no tendrían patrones para ordenar su
convivencia. La vida normativa se significa en todas aquellas disposiciones que
ria

imponen o condicionan la conducta de los seres humanos.

En este sentido, se puede afirmar que existen normas técnicas que son las que
previenen la forma más adecuada para hacer una cosa, por ejemplo, una
operación quirúrgica, una construcción arquitectónica, etc.; su sanción es el
fracaso. Las normas de etiqueta son las que imponen el decoro, el amor propio u
e

otros sentimientos de un grupo social o de una etapa histórica. Su violación se


sanciona con el ridículo. Las normas morales, son de orden individual o social,
at

constituyen deberes elementales impuestos por los sentimientos de moralidad del


grupo social para su propio bienestar. Su violación provoca el remordimiento, o el
desprecio social, o ambas cosas. Las normas religiosas se caracterizan por ser
preceptos dictados por un dios a sus adoradores. Su violación acarrearía el
M

castigo en la vida eterna.

58
Las normas jurídicas rigen y coordinan el comportamiento social del individuo; su
violación implica una sanción que puede ser pecuniaria o privación de la libertad y

M
en ocasiones hasta de la vida.

2.1.1 La moral

AA
Es unilateral, incoercible, autónoma e interna. Los preceptos son unilaterales
porque frente al sujeto a quien obligan no existe otro autorizado para exigir tal
cumplimiento. La incoercibilidad consiste en que su cumplimiento ha de ser
espontáneo. Es autónoma, porque para que sea obligatoria se necesita el
reconocimiento del sujeto. La moral no considera más que la conducta interior. La
teoría de los deberes interiores forma la moral; son normas imperfectas porque no
producen la facultad de exigir su cumplimiento.

e
La moral y el derecho no se oponen entre sí, más bien se encuentran en íntima
relación. Su sanción se halla en el fuero interno, en el remordimiento de

as
conciencia y no produce la facultad o el derecho de exigir su cumplimiento.

2.1.2 La religión Cl
Son reglas que estiman tener su origen en un ser superior. El castigo sería de tipo
espiritual y está relacionado con lo prometido para el creyente. Consideran la
conducta del hombre en sus relaciones para con sus semejantes, para con el dios
y para consigo mismos.

Las normas religiosas son heterónomas porque son impuestas por la divinidad,
e
son asimismo interiores, porque interesa la intención en primer lugar y el resultado
el segundo; y unilaterales porque sólo prescriben deberes y no facultan a nadie
para exigir su cumplimiento.
ld

2.1.3 El derecho

Se trata de normas con carácter exterior, heterónomo, bilateral y coercible.


ria

La norma jurídica es exterior porque sólo califica los actos externos sin importar la
causa psíquica que lo produce, cuenta únicamente la motivación interior. Es
heterónoma porque no se origina en la propia conciencia de quien debe cumplirla,
sino que emana de voluntades diferentes (heteronomía significa estar bajo la
autoridad o mando de otro). La bilateralidad es la peculiaridad más específica o
e

más propia del derecho puesto que, la palabra norma significa regla de conducta
en sentido estricto; impone deberes y otorga derechos y en ello estriba la
at

bilateralidad: frente a la personalidad jurídicamente obligada existe otra con el


derecho correlativo de exigirle el cumplimiento de la obligación.

En la bilateralidad de la norma jurídica esta implícita una obligación jurídica que


M

trae aparejado un derecho en favor de otra persona para exigir el cumplimiento de


la misma. Las obligaciones jurídicas constituyen deudas.

59
Debe puntualizarse que la manifestación de la norma jurídica es la ley, la cual es

M
obligatoria y general, dictada por legítimo poder para regular la conducta de los
hombres o para establecer los órganos y servicios públicos necesarios para el
cumplimiento de sus fines.

AA
En toda norma jurídica intervienen dos libertades: la de quien tiene autoridad y
puede mandar o dejar de mandar; y la del súbdito, que puede obedecer o
desobedecer lo mandado.

Lo común a toda norma jurídica es una sociedad, alguien que posea autoridad, por
lo menos un súbdito y su obligatoriedad. Por obligatoriedad, se entiende aquella
calidad que tiene algo para que pueda ser exigido como obligatorio; es decir,

e
incondicionalmente, de manera absoluta, sin tolerar excusas, evasivas o pretextos.

El vínculo por medio del cual alguien se encuentra unido o vinculado a algo

as
obligatorio se llama obligación, de la cual deben precisarse los elementos de la
obligatoriedad. Éstos son los siguientes:

1. Una autoridad con capacidad para imponer algo como obligatorio.


Cl
2. Uno o varios súbditos, que serán los obligados.
3. Una norma, que es la orden o mandato.
4. Un contenido normativo, que es lo que se declara como obligatorio.
5. Un vínculo, que es la obligación que une al súbdito con lo mandado, y
6. Un valor, que la norma trata de proteger o desarrollar.
e
Las normas jurídicas son coercibles porque son susceptibles de ser impuestas por
medio de la fuerza para lograr el máximo valor social. El valor protegido por las
normas jurídicas es el bien común y éste presupone la existencia de una sociedad.
ld

El bien común es la convivencia pacífica y ordenada de la sociedad.

2.1.4 Los convencionalismos sociales


ria

Las reglas del trato social o usos sociales son los modos de proceder que adopta
un grupo o subgrupo para hacer más previsible y humana la convivencia, y que se
pueden seguir de lo insólito, de lo tosco o grosero o simplemente de lo incivilizado.

Los convencionalismos sociales son externos, incoercibles, heterónomos y


unilaterales. Son exteriores porque demandan una conducta exterior, aparente,
e

aunque obre por conveniencia, por hipocresía; incoercibles porque no son


susceptibles de ser impuestos por medio de la fuerza, y deben ser cumplidos de
at

manera espontánea; heterónomos porque los impone la sociedad y unilaterales


porque imponen deberes, pero a nadie facultan para exigir su cumplimiento.

La diferencia entre el derecho y los convencionalismos radica en la bilateralidad


M

del primero y la unilateralidad de los segundos, así como en la coercibilidad del


orden jurídico e incoercibilidad de los convencionalismos.

60
2.2 ACEPCIONES DEL DERECHO

M
Son los significados en que se toma la palabra derecho y los más usuales son los
siguientes:

AA
2.2.1 Derecho natural y derecho positivo

El derecho natural está compuesto de principios y normas morales que rigen,


según el criterio formal de la justicia, la conducta social de los hombres.

El derecho positivo se caracteriza por su valor formal, es decir, por los requisitos
de forma que deben observarse en su elaboración, sin tener en cuenta

e
consideraciones de justicia e injusticia en su contenido. Para los defensores del
positivismo jurídico sólo existe el derecho que efectivamente se cumple en una
sociedad determinada.

as
2.2.2 Derecho vigente y derecho positivo

El derecho vigente es el derecho actual; es aquel conjunto de normas que


Cl
conceden derecho e imponen obligaciones en un lugar y tiempo determinados y
que no han sido derogadas ni abrogadas. Es el orden jurídico que se reputa
obligatorio en el presente. Es el derecho que el Estado crea y aplica por medio de
sus órganos.

El derecho positivo es el conjunto de normas jurídicas que realmente se observan,


e
aun en el caso de que ya no estén vigentes. Es el derecho histórico de un pueblo,
el derecho que ha regido.
ld

Desde el punto de vista formal, es decir, desde el criterio de su aceptabilidad por


el poder del Estado cual sello de legalidad, no todo derecho positivo es vigente; en
cambio, todo el derecho vigente es positivo. Pero de acuerdo con el criterio de
eficacia, es decir, de su aplicabilidad y aceptación de la población, no todo
ria

derecho vigente es positivo, ni todo derecho positivo es vigente.

2.2.3 Derecho objetivo y derecho subjetivo

La acepción principal del derecho es la que lo define como un sistema de normas,


esto es, como derecho objetivo que consiste en una norma jurídica, es decir, un
e

precepto que concede derechos y establece obligaciones, un conjunto de normas


o un sistema. Así, se habla de derecho romano, derecho medieval, derecho
at

mexicano. En cuanto al derecho objetivo es el ordenamiento jurídico, la norma, el


precepto de derecho y también el conjunto de leyes y reglas que los hombres
deben necesariamente observar en sus relaciones recíprocas como norma de sus
acciones. El derecho en sentido subjetivo es la autorización concebida al
M

pretensor por el precepto. Es una función del derecho objetivo porque se trata del
permiso derivado de la norma.

61
Derecho objetivo y derecho subjetivo son conceptos correlativos, un presupone al

M
otro. Es importante destacar que los derechos subjetivos pueden ser políticos y
están conferidos a los ciudadanos de un Estado. Los hay públicos, que son los
derechos otorgados al individuo en general, sin consideración de sexo,
nacionalidad o edad. A su vez los derechos subjetivos civiles son los de las

AA
personas en su carácter privado, particular. Como ejemplo de derecho subjetivo
político pueden mencionarse el derecho de veto, el de reunión, etc. Derechos
subjetivos públicos son el de libertad, de igualdad, el de petición, el de acción,
entre otros. Derechos subjetivos civiles son el de alimentos, el de contraer
matrimonio, el de tener un nombre, el de testar, etcétera.

Los derechos subjetivos civiles se subdividen en personales y patrimoniales y

e
éstos a su vez en derechos reales y de crédito.

2.2.4 Derecho escrito y derecho consuetudinario

as
El derecho objetivo puede ser escrito o consuetudinario. El derecho escrito ha sido
redactado en la Constitución y leyes debidamente promulgadas por la autoridad
competente. El derecho consuetudinario se llama así porque proviene del vocablo
Cl
consuetudo, que quiere decir costumbre.

El derecho de los países latinoamericanos es ejemplo del derecho escrito y el


derecho en Inglaterra y el de Estados Unidos de América son ejemplares del
derecho consuetudinario.
e
2.2.5 Derecho sustantivo y derecho adjetivo

Para entender la materia y contenido del derecho sustantivo es preciso deslindar


ld

la particularidad y especialización del derecho adjetivo que es el derecho procesal


al que García Máynez llama instrumental. El derecho procesal es el conjunto de
normas que regulan la actividad jurisdiccional del Estado para la aplicación de las
leyes de fondo, y su estudio comprende la organización del Poder Judicial, la
ria

determinación de la competencia de los funcionarios que la integran y la actuación


del juez y las partes en la substanciación del proceso.

El derecho sustantivo o material es aquél que constituye las leyes de fondo, o sea
las leyes o el derecho que van a aplicarse; es decir, aquellas normas que no
tienen carácter procesal.
e

2.2.6 Derecho real y derecho personal


at

El derecho real es la facultad que una persona tiene de obtener directamente de


una cosa todas o parte de las ventajas que ésta es susceptible de producir; es
correlativa a un deber general de respeto.
M

El derecho personal contiene tres elementos:

62
a) derecho habiente, acreedor o sujeto activo;

M
b) obligado, deudor o sujeto pasivo, y
c) el objeto de la obligación que puede consistir en una acción o hecho positivo o
en una abstención o en la entrega de una cosa.

AA
Por lo tanto, el derecho personal o de crédito es la facultad por la que una
persona, llamada acreedor, puede exigir de otra, denominada deudor, un hecho,
una abstención o la entrega de una cosa.

2.2.7 Derecho nacional y derecho internacional

Al derecho nacional se le llama también derecho interno, es el derecho generado y

e
elaborado en un país o Estado. Es su derecho positivo, destinado a regir en el
espacio determinado por sus fronteras. Regula la conducta de los habitantes,
organiza los órganos de poder y los servicios públicos propios del Estado.

as
El derecho internacional se denominó en el derecho romano ius gentium lo que
significa derecho de gentes. El derecho internacional público lo conforma el
conjunto de normas que regulan las relaciones de los Estados, que son los sujetos
Cl
de la comunidad internacional; se le llamó también derecho interestatal. El
derecho internacional privado contiene las normas relativas al derecho de la
nacionalidad, la condición jurídica de los extranjeros y la resolución del conflicto de
leyes y del de competencia judicial.

2.2.8 Derecho federal, estatal (local) y municipal


e

El derecho federal es el conjunto de normas que tienen vigencia en todo el


territorio nacional, por ejemplo, la Constitución Política de los Estados Unidos
ld

Mexicanos.

Derecho estatal (o local) es el conjunto de normas que tienen vigencia en una


entidad federativa, por ejemplo, La Constitución del Estado de Zacatecas.
ria

Derecho municipal es el conjunto de normas que rigen en un municipio, por


ejemplo la Ley de Impuestos Municipales.

2.3 DIVISIÓN DEL DERECHO


e

Independientemente de lo controvertido del tema, la división generalmente


aceptada es: derecho privado, derecho público y derecho social.
at

2.3.1 Derecho privado

El derecho privado es el conjunto de normas jurídicas que rigen las relaciones de


M

particulares entre sí, como las relaciones familiares, el derecho de propiedad, de


crédito, los contratos, las sucesiones, etcétera.

63
2.3.2 Derecho público

M
Esta compuesto por el conjunto de normas jurídicas que regulan la actuación de
los individuos frente al Estado, de éste ante los particulares, así como las
relaciones de los estados como entidades soberanas.

AA
2.3.3 Derecho social

Es el conjunto de leyes y disposiciones autónomas que establecen y desarrollan


diferentes principios y procedimientos protectores en favor de las personas,
grupos y sectores de la sociedad, integrados por individuos económicamente
débiles, para lograr su convivencia con las otras clases sociales.

e
2.4 CLASIFICACIÓN DEL DERECHO

as
El derecho se clasifica en objetivo y subjetivo. El objetivo se subclasifica en
nacional e internacional y éstos, a su vez, se integran por preceptos de derecho
privado, público y social. El derecho subjetivo, en derechos civiles, públicos y
sociales. Los civiles se subclasifican en derechos reales y personales.
Cl
Las distintas divisiones del derecho interno son el derecho privado, el derecho
público y el derecho social, se materializan en diversas disciplinas jurídicas
especiales o asignaturas, de tal forma corresponden al derecho privado, el
derecho civil y el derecho mercantil. Al derecho público lo conforman el derecho
constitucional, el derecho administrativo, el derecho penal, el derecho procesal
e
(civil, penal, administrativo) y derechos especializados como el fiscal, el monetario
o el aéreo. Como disciplinas del derecho social cítense el derecho del trabajo, el
derecho agrario, el derecho económico, el derecho de la seguridad social, derecho
ld

de asistencia y cultural.

Y como derechos especiales se citan el derecho bancario, el derecho canónico y


el derecho militar.
ria

1. Derecho civil. Establece las relaciones privadas de las personas entre sí.
Regula las relaciones de familia y protege los intereses particulares. Regula las
relaciones personales, familiares, la actividad económica y las sucesiones.
Dentro de la actividad económica se cuentan los bienes (muebles e inmuebles);
las obligaciones y los contratos).
e

1. Derecho mercantil. Es el conjunto de normas jurídicas que regula a los actos


at

de comercio y a los comerciantes en el ejercicio de sus actividades.

2. Derecho penal. Es el conjunto de normas jurídicas que se ocupa de los delitos,


las disposiciones aplicables a los delincuentes y las sanciones
M

correspondientes.

64
3. Derecho procesal. Es el conjunto de normas jurídicas que regula los
procedimientos que deben seguirse para hacer posible la aplicación del

M
derecho; por ejemplo, derecho procesal civil, derecho procesal penal, derecho
procesal administrativo, y derecho procesal administrativo del trabajo.

4. Derecho constitucional. Establece la situación del individuo frente al Estado,

AA
la forma de gobierno y la organización y el funcionamiento de los órganos
políticos supremos. Se contiene en la Constitución.

5. Derecho administrativo. Es el conjunto de normas jurídicas que regula la


organización y el funcionamiento del Poder Ejecutivo.

6. Derecho internacional. Se subdivide en público y privado. El derecho

e
internacional público es el sistema jurídico cuya función primordial es regular las
relaciones entre los Estados y la marcha de las organizaciones internacionales,
comprende el derecho de los tratados. El derecho internacional privado es el

as
conjunto de normas jurídicas que se ocupa del derecho de la nacionalidad, de la
condición jurídica de los extranjeros así como de los conflictos de leyes y de la
competencia judicial, tratándose de individuos o personas jurídicas.
Cl
7. Derecho del trabajo. Es el conjunto de normas jurídicas que regula las
relaciones entre dos grupos sociales como lo son patrones y trabajadores, tanto
en su aspecto individual como colectivo, a efecto de conseguir el equilibrio entre
los factores de producción: capital y trabajo.

8. Derecho Agrario. Es el conjunto de normas, leyes, reglamentos y


e
disposiciones en general, doctrina y jurisprudencia que se refieren a la
propiedad rústica y a las explotaciones de carácter agrícola.
ld

9. Derecho de los seguros sociales. Aunque la inclusión de esta disciplina se


encuentra en el campo del derecho del trabajo y en nuestro derecho positivo, la
Constitución la trata en su título sexto, Del Trabajo y la Previsión Social. El
Seguro Social es conocimiento ordenado, sistematizado, que permite la
ria

formulación de principios, el logro de objetivos. Sus normas jurídicas dan lugar


a instituciones de derecho. El desarrollo de esta disciplina le brinda autonomía
dentro de la ciencia del derecho, lo cual permite asimismo establecer el derecho
del seguro social con claro y limitado ámbito de aplicación.

DERECHO PUBLICO. Es aquella parte del sistema jurídico que rige la


e

organización del Estado y su actividad, destinada a regular las bases


fundamentales del funcionamiento y la conservación del cuerpo social.
at

Las principales ramas del Derecho Público son:

· Derecho Político y Derecho Constitucional. Que son ramas del Derecho


Público que regulan la forma de Estado, la organización y atribuciones de
M

los poderes públicos y el régimen de las garantías individuales.

65
· Derecho Procesal. Es el conjunto de normas que rigen la organización de

M
los Tribunales de Justicia, fijan su competencia y atribuciones y determinan
el procedimiento que debe seguirse en las actuaciones judiciales.

AA
· Derecho Penal. Es aquella rama del derecho que regula la potestad punitiva
del Estado, asociando a ciertos hechos, legalmente determinados (delitos)
una pena o sanción.

· Derecho Financiero y Tributario. Que se ocupan de los recursos y gastos


del Estado necesarios para el desenvolvimiento de sus actividades.

e
· Derecho Administrativo. Que regula la organización y funcionamiento de los
Servicios Públicos y reglamenta los derechos y obligaciones de sus

as
funcionarios.

DERECHO PRIVADO. Es la parte del sistema jurídico que regula y delimita las
relaciones de los particulares entre sí y con los órganos del Estado, en el libre
ejercicio de sus actividades personales.
Cl
Las principales ramas del Derecho Privado son:

· Derecho Civil. Es la rama más antigua del Derecho Privado y la más


importante, porque sus normas se centran en la persona considerada en su
más íntima dimensión humana, porque organiza y rige las instituciones
e
básicas de la sociedad (como son el matrimonio, la familia y la propiedad) y
porque constituye un derecho de carácter general y supletorio, cuyas
disposiciones se aplican a las demás ramas del Derecho Privado a falta de
ld

leyes especiales sobre las materias respectivas.

· Derecho Comercial. Es el que regula las actividades comerciales en cuanto


produzcan efectos jurídicos. Es una rama especializada del Derecho
ria

Privado que contempla un conjunto de normas específicas sobre los actos


de comercio, las cosas sobre las cuales se ejercen estos actos y las
personas que desarrollan actividades mercantiles.
e

· Derecho de Minería. Es la rama del Derecho Privado que rige y reglamenta


el nacimiento, la conservación y la caducidad del dominio minero y las
relaciones de los particulares entre sí, en todo lo que se refiere a la
at

industria minera.

Derecho del Trabajo. Es aquella rama del derecho que se preocupa de regular
intuitivamente la relación de ciertas personas naturales que ocupan, total o
M

parcialmente, su capacidad de trabajo, a un empleo proporcionado por otra

66
persona, natural o jurídica, que remunera sus servicios.

M
Derecho nacional y derecho internacional

DERECHO NACIONAL. Se denomina Derecho Nacional al sistema legal que

AA
configura el ordenamiento jurídico de un país determinado, que rige
fundamentalmente sólo dentro de su territorio y cuya base es la Constitución
Política del Estado respectivo.
DERECHO INTERNACIONAL. El Derecho Internacional es el conjunto de normas
que regula las relaciones entre los Estados o entre estos y los Organismos
Internacionales; además, determina qué sistema legislativo nacional debe
aplicarse cuando se producen conflictos de competencia entre las legislaciones de

e
dos o más países, eventualmente aplicables a un mismo caso.
Derecho Internacional Público. El Derecho Internacional Público, que
corresponde a la primera parte de la definición que hemos dado, es un sistema

as
jurídico aún en formación y se le define como el conjunto de principios y reglas,
consuetudinarias y convencionales, que determinan los derechos y los deberes de
los Estados y demás personas jurídicas internacionales en su vida de relación. El
Derecho Internacional Público, se fundamenta en la idea de una comunidad
Cl
internacional basada en la independencia e igualdad de los Estados, formulada en
los siglos XVI a XVII en España.
El Derecho Internacional Público está aún en proceso de formación, debido
principalmente a la inexistencia de un Poder Legislativo mundial y de una
jurisdicción internacional obligatoria para todos los Estados. La Organización de
Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y algunos Tribunales
e
Supranacionales como la Corte Internacional de Justicia de La Haya y la Corte
Europea para protección de los Derechos Humanos, han representado un
importante progreso en la regulación jurídica de las relaciones entre los Estados;
ld

pero queda aún mucho camino por recorrer para que el Derecho Internacional
Público -conformado hoy sólo por principios doctrinarios, precarias reglas
consuetudinarias y tratados más o menos locales, que no siempre se cumplen-
llegue a constituir un sistema legal verdaderamente acabado, eficaz y seguro, que
ria

corresponda, además, a las nuevas condiciones existentes en el mundo.

Derecho Internacional Privado. El Derecho Internacional Privado, corresponde a


la segunda parte de la definición de Derecho Internacional, ya que regula las
relaciones entre los nacionales de los distintos países, tratando de establecer que
sistema legislativo ha de aplicarse cuando se producen conflictos entre ellos, pues
e

ello conlleva a que eventualmente existan conflictos de competencia entre dos o


más legislaciones, para determinar cual de ellas debe aplicarse a un caso
at

concreto. Estos problemas son comunes en la práctica, en materias de


nacionalidad, de comercio internacional, de sucesiones, etc. Supongamos, por
ejemplo, que un chileno fallece en Francia y deja bienes en Argentina ¿Por qué
leyes se regirá esa herencia y ante qué tribunal deberán presentarse para
M

reclamarla sus herederos residentes en Chile?


El Derecho Internacional Privado es un sistema normativo destinado a solucionar

67
estos conflictos, señalando cual es la ley aplicable al caso controvertido. La
observancia de los principios de Derecho Internacional Privado, cuando están en

M
juego distintas jurisdicciones nacionales, depende, en último término, de un
convenio preexistente de carácter general entre los Estados mediante un tratado
internacional sobre las materias respectivas, o de eventuales acuerdos directos
sobre cada caso que se vaya presentando.

AA
Evolución del Concepto de Derecho Civil

1. En sus inicios

e
Para explicar la evolución del concepto de Derecho Civil debemos remontarnos a

as
Roma. En Roma se distinguía entre Ius Civile e Ius Gentium (o Naturale), el
primero se refiere al usado por los romanos, entendido no como una imposición,
sino como un privilegio. El segundo se refiere al Derecho común a todos los
hombres sin distinción de nacionalidad. Según el profesor Arangio Ruiz el Ius
Gentium se refiere a un sistema estrictamente romano para dar tratamiento
Cl
jurídico a las relaciones entre romanos y extranjeros, sistema que sería producto
de la expansión económica y militar del pueblo romano o civitas.
Además otros textos contraponen el Ius Civile al Ius Pretorium (Ius Honorarium), el
cual habría sido introducido con el propósito de suplir, ayudar y corregir el Ius
Civile. Pero esta contraposición no es real, el Ius Pretorium significa la renovación
del Ius Civile provocada por las nuevas necesidades y por los nuevos hechos. Hay
e
que hacer una aclaración y esta es que el Pretor no creaba derecho, sólo
declaraba como entendía el derecho y los principios que seguiría en el ejercicio de
ld

sus funciones.
El Ius Civile como derecho del cives, del ciudadano romano, no se identifica con el
derecho privado. Es cierto que la construcción romana construyó de preferencia
las instituciones privadas (persona, familia, propiedad, obligaciones, herencia),
pero dentro del Ius Civile hay instituciones que son extrañas al derecho civil (a
ria

nuestra concepción de derecho civil), así las de carácter penal, procesal y las
administrativas o políticas.
El Ius Civile, en su sentido propio y originario sería el ordenamiento tradicional que
habrían adoptado los grupos primitivos romanos reunidos en una comunidad
política y estaría constituido por una serie de principios fundamentales
e

establecidos por la jurisprudencia religiosa y luego laica de los prudentes.


Este núcleo de principios tradicionales se va ensanchando a lo largo de la historia
del Derecho romano naciendo un Ius Civile Novum, por obra de las leyes,
at

plebiscitos, senadoconsultos y decretos de los príncipes. Al mismo tiempo, el viejo


Ius Civile, el de los principios tradicionales experimenta la influencia del Ius
Gentium y del Ius Pretorium o Honorarium, y todos estos Derechos van a ser Ius
Civile en la compilación de Justiniano, porque con aquel se entroncaron y no se
M

diferenciaron.

68
Siglos más tarde, a la caída del Imperio romano y por orden del emperador de
Bizancio, aquel derecho primitivo, que evolucionó durante cinco siglos, fue

M
compilado en una obra que se conoce como Corpus Juris Civilis, que contiene
preceptos, además de las normas que actualmente consideramos como derecho
civil, disposiciones de derecho público, penal, administrativo, etcétera. En el
derecho civil consignado en el Corpus Juris Civilis quedaron comprendidas reglas

AA
aplicables a la organización y funciones de los gobernantes, a la vez que las
reglas jurídicas aplicables a las relaciones de los particulares. En suma, el derecho
civil en aquella‚ época aludía a todo el derecho, con exclusión del canónico
(Corpus Juris Canonici) que es el derecho creado para sí por la Iglesia católica. La
gran compilación legislativa, Corpus Iuris Civilis (Cuerpo Jurídico Civil), hecha por
el Emperador Justiniano hacia la primera mitad del S. VI d.C. y que fue
redescubierto en Bolonia a fines del S. XI d.C. constituye la base del Derecho

e
Privado de los pueblos de Europa. Y desde entonces y hasta el año 1900, en que
el último Código Civil Alemán BGB que lo ha conceptuado como un derecho
histórico, estuvo vigente el Derecho romano.

as
La compilación justinianea que en la Edad Media será llamada Corpus Iuris Civilis
comprende 4 partes distintas: Cl
1.- Código

2.- Digesto
e
3.- Instituciones
ld

4.- Novelas.

a) El Codex: Se nombra una comisión para reunir los Códigos


Gregoriano, Hemogeniano y Teodosiano en una sola obra. Dicha
comisión tenía facultades para efectuar las modificaciones y
ria

aclaraciones necesarias, así como para eliminar las repeticiones que


existieren. El Código está dividido en doce libros, el primero de los
cuales trata del derecho eclesiástico, de las fuentes del derecho y de
los oficios de los funcionarios imperiales. Los libros II al VIII se
dedican al derecho privado, el libro IX, al derecho penal y finalmente,
e

el libro X al XII al derecho administrativo. Cada uno de los libros se


subdivide en títulos y éstos en fragmentos encabezados por la
at

indicación del tema y de las constituciones de que se trata. fue


publicado el 9 de Abril de 529 dC. con la Constitutio Summa
Republicae. Este código llamado Codex Vetus (Código Viejo) fue
renovado 4 años después en el 534 dC.
M

b) El Digesto: Conocido también con el nombre de Pandectas, es una

69
colección compuesta por citas de los escritos de los grandes
jurisconsultos clásicos. La obra fue encargada a una comisión de

M
juristas bajo la dirección de Triboniano y se compone de 50 libros.
Éstos se subdividen en títulos y fragmentos, que constan de
parágrafos numerados. Cada fragmento se inicia con el nombre del
autor correspondiente y la indicación de la obra citada. En ellos se

AA
incluyen no sólo los juristas dotados del Ius Reposdendi y los
incluidos en la ley de Citas de Teodosio II (Papiniano, Paulo, Ulpiano
, Modestino y Gayo) sino también algunos otros. Los redactores del
Digesto se dividieron en tres subcomisiones cada una de las cuales
debía seleccionar un conjunto determinado de obras. La primera se
encargó de revisar todo lo referente al derecho civil y a integrar lo
que se conoce como fondo sabiniano, que está conformado

e
básicamente por obras de Sabino y sus seguidores. La segunda
comisión revisó las obras relacionadas con el derecho honorario
contenido en los edictos de los magistrados e integró el fondo

as
edictal. Finalmente el tercer grupo se dedicó a analizar
principalmente los escritos de Papiniano y otros grandes
jurisconsultos y produjo el fondo papinianeo.
Las comisiones tuvieron plenos poderes para corregir y modificar los
Cl
textos estudiados en las diversas compilaciones, así como la facultad
de adaptar las obras clásicas a las necesidades del derecho vigente;
estas adaptaciones y modificaciones se conocen con el nombre de
interpolaciones o Emblemata Triboniani. El 16 de Diciembre del 533
dC. Justiniano mediante la Constitución bilingüe Tanta publicó el
digesto quedando sancionado su vigencia legal a partir del 30 de
e
Diciembre de 533 dC.

Las Instituciones: Mientras se trabajaba en el Digesto, Justiniano


ld

c)
ordenó redactar una obra elemental dirigida a la enseñaza del
derecho, es decir, prácticamente un libro de texto en cuyo preámbulo
el emperador da una serie de consejos “a la juventud que desea
estudiar leyes”. Contienen fundamentalmente fragmentos de las
ria

instituciones de Gayo así como de otros juristas clásicos tales como


Marciano, Florentino, Paulo y Ulpiano y de la nueva legislación del
propio Justiniano. Fueron publicados el 25 de noviembre de 533 d.
C. por virtud de la Constitutis Imperatoria. La citada obra de
Justiniano está dividida en cuatro libros y éstos a su vez en títulos
que indican la materia tratada y se subdividen en parágrafos
e

numerados.
at

Estas instituciones se encuentran divididas en 4 libros:

1.- Relativo a las personas


M

70
2.- A la propiedad.

M
3.- A la sucesión intestada y obligaciones contractuales

AA
4.- A las obligaciones derivadas del delito y a las acciones junto con un apéndice
sobre los juicios públicos

d) Las Novelas: Justiniano de los años 534 a 542 d. C. siguió


publicando una serie de Constituciones que son las novelas en latín
o en griego. Después de la publicación definitiva del Código en el
año 534, las constituciones imperiales que se fueron publicando
conformaron una obra denominada Novelas. Estas constituciones

e
imperiales son bastante numerosas sobre todo hasta el año 545,
fecha en que muere Triboniano. Cada novela se inicia con un

as
prefacio donde se indican los motivos del texto, que está dividido en
capítulos y finaliza con un epílogo que reglamenta su aplicación.
Estas novelas no las conocemos a través de la corrección oficial y si
tan sólo a través de compilaciones privadas una de las cuales la
constituye el denominado Epitone Iuliani fechada alrededor del 555 y
Cl
que representa un resumen latino de 122 constituciones.

2. Concepto de Derecho Civil en la Edad Media


e

En el 476 d.C. se produce la caída del Imperio Romano de Occidente en lo que se


ld

ha denominado el inicio de la Edad Media. La invasión de los pueblos bárbaros


que la provoca definitivamente acaba también de manera oficial con el derecho de
Roma. Pero el Derecho romano seguía sobreviviendo en la práctica de los pueblos
dominados y con gran influencia en las leyes de los pueblos invasores.
Durante muchos años no va a haber más Derecho que la costumbre, el fuero, los
ria

estatutos de las ciudades e incluso el estatuto de las corporaciones y gremios.


Hay pues un acusadísimo particularismo jurídico.
A finales del Siglo XI y principios del XII se produce un fenómeno importante en
grado sumo: la recepción del Derecho de Roma. Sabemos que la compilación de
Justiniano se lleva a cabo entre los años 528 a 533 d.C. en el Imperio Romano de
e

Oriente. Es muy posterior a la caída del Imperio Romano de Occidente y, por otra
parte, es casi desconocida en él.
at

A partir del siglo XII los glosadores de Bolonia estudian el Derecho romano
mediante glosas y exégesis, aplicando la técnica escolástica de los silogismos,
distinciones y subdivisiones. Desde entonces se va identificando el Derecho civil
con el Derecho romano, con el Derecho que Roma ha legado tal y como lo ha
M

dejado, hasta el punto que desde el siglo XII la obra de Justiniano recibe el
nombre de Corpus Iuris Civilis.

71
Ahora bien, la compilación justinianea contenía numerosos textos de tipo público

M
que habían perdido actualidad e interés, pues no eran aplicables a la sociedad
política del tiempo de la Recepción. De ahí que los glosadores y comentaristas
mostrasen una mayor atención hacia normas e instituciones privadas (circulación
de los bienes, derechos sobre ellos, situación de las personas, etc.). Empieza, por

AA
tanto a abrirse camino la idea de Derecho civil como Derecho privado.
El Derecho civil, entendido como Derecho romano, va a desempeñar un papel
sumamente importante en la Edad Media: el de Derecho común. Hemos dicho en
líneas anteriores que hasta la recepción reinó un absoluto particularismo jurídico.
El Derecho civil va a ser Derecho común, es decir, un derecho normal frente al
que los derechos particulares son anomalías. Hay que destacar que la fuerza del
Derecho Civil como Derecho común provenía también de una necesidad política:

e
el concepto de Imperio Sacro Romano Germánico, restaurado por Carlomagno en
el año 800 como continuación del Imperio Romano. La sociedad medieval hasta
finales de la Edad Media va a vivir, no sin tensiones, la idea de que era un todo

as
unitario bajo el Imperio, que tenía, por tanto, un único Derecho. El Imperio
postulaba un único Derecho, que va a ser el civil-romano. Al mismo tiempo, la idea
de Cristiandad, también unitaria en el plano religioso, llevaba a que el Derecho de
la Iglesia fuese igualmente un Derecho común. Este Derecho común era la ley
eclesiástica que junto a la ley civil representaban las potestades del Imperio y la
Iglesia.
Cl
El Derecho canónico adquiere una importancia relevante a partir de las Decretales
de Gregorio IX (1234), y se estudiará intensivamente. Es un Derecho que no se
limitaba a regular el fuero interno de los fieles sino que también se extendía a
aspectos de su vida ordinaria, y sus principios espiritualistas (buena fe, obligación
e
de cumplir la palabra dada, etc.) ejercerán una influencia decisiva en los textos de
la compilación justinianea y en el Derecho civil que hoy conocemos y estudiamos.
Entre el Ius Civile y el Ius Canonicum va a darse una influencia recíproca y
ld

continua. También como Derecho común se considera el Derecho feudal. El


sistema de vasallaje propio de la época obliga a utilizar normas (costumbres sobre
todo) para resolver los litigios entre señores y vasallos. El estudio de este Derecho
feudal por los juristas va a constituir un tercer elemento del naciente Derecho
común, junto al romano y al canónico, aunque mucho menos importante que ellos.
ria

Una que pierde fuerza la idea de Imperio (a mediados del siglo XIII), el Derecho
romano no deja de tener valor de Derecho común, y ahora porque se considera
como ratio scripta. Ese Derecho se estudia ya (porque las nuevas necesidades
hacen inaplicables muchos de sus textos) más como sistema conceptual que
e

como sistema normativo, porque es un sistema racionalmente construido.


El Derecho Civil (Derecho romano) se convierte en un derecho de los principios
at

tradicionales. De él van a salir ya otros Derechos que atienden a la evolución


social y económica de los siglos XIV y XV, como el Derecho mercantil. Las
compañías mercantiles, la letra de cambio, el comercio marítimo exigían
regulación que no daban los textos romanos.
M

72
3. El Derecho Civil en la Edad Moderna

M
En la Edad Moderna, el Estado se convierte en el Estado absoluto que tiende a
que su Derecho nacional sea el exclusivo o predominante. De ahí que el Derecho

AA
civil, entendido como Derecho romano, sufra un gran eclipse, si bien ello ya estaba
preparado desde finales de la Edad Media por la crítica a que se somete: las
fuentes que se manejaban -se dice- no son genuinas; las glosas y comentarios a
los textos romanos eran cada vez más contradictorios y más abundantes; la
aplicación del Derecho se había convertido en una tarea insegura ante tantas
interpretaciones dispares.
Los Estados modernos, soberanos y absolutos, inician ante todo una labor de

e
consolidación de su Derecho nacional. En Castilla esta labor la harán las
Ordenanzas de Montalvo (1484) y la Nueva Recopilación (1567). En Francia, las
antiguas costumbres son recopiladas y reducidas a textos escritos, continuándose

as
posteriormente esa tarea de fijación del Derecho nacional (Ordenanza de Colbert y
D'Aguessau). En Alemania, la atomización de los Estados miembros del Imperio
impide esta realización, pero Prusia, al ganar hegemonía, recopila su Derecho civil
(Allgemeines Landrechí).
Ahora bien, todavía en las viejas definiciones de los siglos XVI y XVII se sigue
Cl
llamando Derecho civil al Derecho romano, que se contrapone al Derecho real,
que es el Derecho nacional. Pero la fijación legislativa de este Derecho ha sido el
primer paso para la nacionalización del Derecho civil. El segundo paso se dará
cuando el estudio del Derecho real se imponga. Sin abandonar el estudio del
Derecho civil, las Universidades, los teóricos y eruditos estudian y comentan el
e
Derecho real. La sustitución se opera insensiblemente, y el Derecho civil vuelve a
ser no ya el Derecho romano, sino el Derecho propio y exclusivo de cada Estado.
Paralelamente cabe anotar que ese Derecho civil va a identificarse con el Derecho
ld

privado. En efecto, la teoría de la organización política (el Derecho público) se


estudia con separación del Derecho civil, lo mismo que el aspecto jurídico de la
actividad política. Se desligan también, desde el siglo XVI, las materias de
Derecho penal o Derecho criminal. La materia procesal se separa igualmente del
tronco del Derecho civil por la falta real de vigencia de los textos romanos en esta
ria

materia, y el Derecho mercantil sigue con su evolución y desarrollo apartado,


como desde su nacimiento en la Edad Media, del Derecho civil.

Principios del Capitalismo


e

A fines de la Edad Media e inicio del capitalismo, empezó a producirse una


separación entre el derecho civil y el derecho mercantil. Los gremios de
at

comerciantes y artesanos habían creado sus propios ordenamientos para resolver


las cuestiones o los problemas jurídicos que surgían del tráfico mercantil. Así
nacieron los ordenamientos aplicables a los miembros de las corporaciones y a los
M

actos y contratos que celebraban, con motivo de las transacciones con


mercancías.

73
4. Las Codificaciones

M
La cristalización definitiva del Derecho civil como Derecho nacional y privado se
opera con la codificación.

AA
La idea de un Código civil hay que ligarla con el pensamiento de la Ilustración y
del racionalismo que dominó en Europa a partir del siglo XVIII. Hasta ese
momento se acostumbraba, como ya hemos visto, a recoger las diversas leyes
vigentes en un determinado momento en un solo texto, recopilándolas. La idea de
la codificación es, sin embargo, más amplia que la de una pura recopilación de
textos. Recopilar es reunir en un texto, por orden sistemático o por orden
cronológico, las leyes que hasta un determinado momento han sido dictadas.

e
Codificar es una tarea más ambiciosa. Una codificación es la reunión de todas las
leyes de un país o las que se refieren a una determinada rama jurídica, en un solo
cuerpo presididas en su formación por una unidad de criterio y de tiempo. Según

as
esto, un Código civil es un cuerpo de leyes racionalmente formado y asentado
sobre unos principios armónicos y coherentes. Un Código es siempre una obra
nueva, que recoge de la tradición jurídica aquello que debe ser conservado y que
da cauce a las ideas y aspiraciones de todo signo vigente en la época en que se
realiza.
Cl
Los factores que parecen determinar la idea de codificación, entendida como
proceso histórico, pueden ser esquematizados del modo siguiente:

1.° La codificación se identifica inicialmente con un intento de insuflar en los


e
ordenamientos jurídicos unos determinados ideales de carácter político,
económico y social. El Código es un vehículo de transmisión y de vigorización de
ld

una ideología y de unas directrices políticas. Inicialmente, fueron las aspiraciones


y los ideales del tipo de vida liberal-burgués, aunque posteriormente hayan podido
ser otros diferentes.
ria

2.° Porque significaban la renovación de unos ideales de vida, los Códigos debían
constituir obras unitarias. Ello exigía la derogación de todo el Derecho anterior y la
prohibición o interdicción de una heterointegración del sistema (el recurso a los
llamados Derechos supletorios), sustituyéndola por una autointegración, en virtud
e

de la cual el Código se basta a sí mismo.


at

3.° En los Códigos ha existido siempre un intento de tecnificación y de


racionalización de las actividades jurídicas, que se traduce, primero, en un afán
por la simplificación, que es una reducción del material normativo, y una
M

formulación del mismo que se quiere que sea clara e inequívoca. Los Códigos
vienen a expresarse en un lenguaje somero, lacónico y, en cierto modo, lapidario

74
o, por lo menos muy comprimido, como si esa reducción o comprensión
ahuyentara los problemas.

M
La tecnificación quiere decir también instalación del material normativo en unas
condiciones que lo hagan más fácilmente cognoscible y manejable.

AA
4.° Por último, la codificación entendida como racionalización del mundo jurídico
pretende la construcción de un sistema que se funda en la lógica jurídica y que
pueda desarrollarse conforme a ella. En este sentido, en el ideal codificador es
evidente la idea progresista de suponer que el orden jurídico sigue una línea
evolutiva de mejora. Los Códigos pretenden poner la legislación al nivel «de los
adelantos de la ciencia jurídica». En otro sentido, la racionalización consiste

e
también en la conveniencia de sustituir una práctica jurídica empírica y casuística
por un sistema que proceda con una cierta automaticidad y que proporcione una
mayor dosis de seguridad en los negocios y en las actividades jurídicas.

as
A finales del siglo XVII Prusia tiene un Código: el denominado «Derecho territorial
general de los Estados prusianos», que acusa un enorme influjo de la escuela
Cl
protestante del Derecho natural, pero que no recoge las ideas sociales y políticas
de la época y, además, deja subsistentes los Derechos particulares de los
Estados. También a finales del siglo XVIII se inicia en Austria la labor codificadora.

En el siglo XIX florece el fenómeno codificador. Se abre con el Código civil


e
francés, llamado Código Napoleón en recuerdo del hombre genial que lo llevó a
cabo en los días del Consulado, que tanto recordó en Santa Elena donde
ld

esperaba la muerte. Promulgado en 21 de marzo de 1804, fue el resultado de su


tenaz voluntad para verlo hecho realidad tras los fracasos de anteriores proyectos
en la época revolucionaria, y el resultado también de su intuición certera al
escoger a los juristas que podían redactarlo y defenderlo.
ria

El Código francés es una obra capital, de enorme influencia en el mundo, sobre


todo en el siglo XIX. Fue el vehículo de las ideas de la Revolución Francesa, y
responde a una ideología típica del liberalismo burgués, pues no en balde es la
burguesía la que inicia la Revolución y la que, a la postre, sale vencedora. Es un
Código que afirma el primado del individuo, de su igualdad ante la ley fuera de las
e

circunstancias de su condición social, y de su libertad, y de ahí que sus pilares


básicos sean la libertad contractual, el carácter absoluto del derecho de propiedad
at

y la responsabilidad civil basada en la culpa. El matrimonio se sustrae a la Iglesia


Católica, adquiriendo la institución un carácter laico y fundada en el contrato.
Igualmente se sustrae a la Iglesia el registro de los estados civiles, organizándose
y regulándose detalladamente el Registro Civil. Ahora bien, el Código Napoleón no
M

rompe con la tradición jurídica francesa en la que se recogía el Derecho romano y


las antiguas costumbres, lo que hace es continuarla y adaptarla a las nuevas

75
ideas. Es una sabia combinación de tradición, principios racionales (es la época
del racionalismo) y revolucionarios.

M
El concepto de derecho civil, con los perfiles que actualmente tiene, surge
propiamente con el Código Civil Francés (1804), que fue el primer intento para
establecer y organizar en forma sistemática y congruente los derechos y

AA
obligaciones de los particulares en las relaciones jurídicas de su vida ordinaria
(excepto las relaciones mercantiles).

El Código Civil Francés tal como fue redactado en los principios del siglo XIX es
un cuerpo de leyes producto de la filosofía individualista y del liberalismo
económico. El Código Napoleón no contiene en sus disposiciones preceptos
relativos a la organización y funcionamiento del poder público, con lo que quedó

e
claramente establecida la división entre derecho público y privado. En esa misma
época, en el año 1808, entró en vigor en Francia un código de comercio, que
juntamente con el código civil sirvieron de modelo para la mayor parte de los

as
códigos europeos y latinoamericanos de derecho privado.

Cl
En 181 1 Austria tiene su Código civil, de gran perfección técnica e influenciado
por las ideas de la escuela del Derecho natural, pero preservándose de las
revolucionarias francesas.
En Alemania el problema de la Codificación se planteó desde un punto de vista
completamente distinto. No debe olvidarse que en Alemania no se logró la unidad
nacional hasta el año 1870. A principio del siglo XIX se suscita en torno a la
e
conveniencia de la Codificación una polémica famosa entre SAVIGNY y THIBAUT.
Este último publicó en el año 1814 un trabajo, "Sobre la necesidad de un Código
ld

civil para Alemania", sosteniendo la conveniencia de redactar un Código, sobre el


modelo francés, inspirado en la razón, que pudiera constituir el vehículo para
conseguir la unidad de Alemania. SAVIGNY le replicó en su obra "De la vocación
de nuestro tiempo para la legislación y para la jurisprudencia", sosteniendo que el
Derecho es sustancialmente un producto histórico y una obra del espíritu del
ria

pueblo y no un producto de laboratorio como sería un Código civil. Retrasada la


unidad nacional alemana, se promulgan, a lo largo del siglo XIX, algunos Códigos
civiles de naciones alemanas (por ejemplo, Código de Sajonia, etc.), pero la obra
de la codificación no se reanuda sino una vez instaurado el Imperio. El Código
civil, que se realiza a través de dos proyectos, se promulga finalmente en 1896,
e

para comenzar a regir el l.° de enero de 1900. Es con el Código civil francés el
prototipo de los Códigos civiles modernos europeos. Influye en él, de manera
decisiva, el pandectismo, con todas sus características como son la técnica más
at

depurada y su carácter un tanto esotérico, abstracto, positivista y logicista. El


Código civil alemán ha influido en otros Códigos del centro de Europa y en
algunos Códigos americanos (Brasil).
M

76
Como paradigma de los Códigos civiles europeos ha de mencionarse también el

M
Código civil suizo. En Suiza la Codificación se retrasó como consecuencia de la
autonomía cantonal. Algunos cantones elaboran sus propios Códigos y la
codificación general comenzó mediante la unificación del Derecho de Obligaciones
(Código de Obligaciones). Conseguido este último, la redacción de un proyecto de

AA
código civil, bajo la dirección de HUBER, se realizó dentro del presente siglo
(1908). Es un Código que ha merecido los elogios de los profesionales del
Derecho y que ha sido también adoptado como modelo por algunos países.
La codificación italiana tomó como modelo a la codificación francesa. El Código de
1865 seguía fielmente al Código de Napoleón. El régimen fascista se propuso
reformarlo y sirviéndose de la gran tradición jurídica italiana así como de los
trabajos de los más notables juristas de aquel país, tras una larga elaboración de

e
más de quince años, dio cima a su obra en 1942. El Código es una obra de gran
perfección técnica, que permitió que, no obstante la caída del régimen fascista,
siguiese en vigor con algunas muy leves modificaciones. Ha servido también de

as
ejemplo y de modelo a algunos Códigos civiles, como puede ser, por ejemplo, el
Código civil de Venezuela de 1947.

El ciclo de la Codificación ha continuado hasta nuestros días. Algunos países


Cl
sustituyen sus antiguos Códigos decimonónicos por otros más técnicos y
perfectos, como el de Portugal de 1966, que empezó a regir en 1967. Otros
readaptan su Derecho civil a sus nuevas condiciones sociales y políticas como
Polonia en 1966.
No puede cerrarse este apartado sin señalar que el movimiento de la Codificación
e
civil, originariamente europeo, trascendió casi inmediatamente a la América Latina,
continente del que sería injusto no recordar la obra de dos grandes juristas como
fueron BELLO, autor del Código chileno, y VÉLEZ SARSFIELD, autor del Código
ld

argentino, uno y otro con clara resonancia e influencia en el Código español.

5. El Derecho Civil en la actualidad


ria

La evolución histórica del Derecho civil nos lo presenta como el sector del
ordenamiento jurídico que se ocupa de la persona y sus diferentes estados, de su
patrimonio y del tráfico de bienes.
Pero más importante que determinar de qué se ocupa el Derecho civil es analizar
e

cómo se ocupa, pues de ahí nace la crisis por la que está atravesando.
Efectivamente, si hoy el criterio de valores está en crisis, el Derecho civil no puede
por menos de sufrir también las consecuencias de esa crisis. La del Derecho civil
at

es, además, la del desmoronamiento de la sociedad que contempló la obra de la


codificación, y si estamos ante otra sociedad o hacia ella nos dirigimos, el Derecho
civil heredero de los Códigos decimonónicos nos va a servir de poco.
La codificación se basaba en la afirmación del individuo frente al Estado, sin
M

cuerpos intermedios; el Código civil aseguraba el libre desenvolvimiento del


individuo, de su voluntad. De ahí que el principio de la autonomía de la voluntad,

77
con su reflejo en el derecho de propiedad que se concebía absoluto y con las
mínimas excepciones posibles a este absolutismo, fuese el pilar de sustentación

M
de todo el edificio. El sistema jurídico va a ser en realidad el sistema de los
derechos subjetivos, señala ORESTANO, de poderes del individuo.
Pero la evolución social ha ido por otros caminos. Los ideales de la burguesía, que
detentadora de los bienes económicos y de producción quería un sistema que le

AA
permitiese su libre y omnímodo disfrute, no se han aceptado por inmensas capas
de la sociedad sin poder económico, para las que el juego de la autonomía de la
voluntad no significa más que la sumisión al más fuerte y para la que los derechos
subjetivos que les reconoce el ordenamiento jurídico no son más que
abstracciones. Por otra parte, el rechazo de un puro sistema liberal de economía,
cuyo motor era la persecución del interés individual que redundaría en el bienestar
colectivo, hace que la propiedad de los medios de producción no se identifique con

e
propiedad privada.
Todo ello indica que el Estado va a intervenir decisivamente en la vida económica
y jurídica, y que las normas no van a

as
sancionar la autonomía de la voluntad individual sino que la van a dirigir o coartar
en beneficio de los intereses colectivos o para evitar que sea un instrumento de
dominación de los débiles. Así, el propietario tendrá cada vez más deberes; no se
le va a prohibir ya que haga o no haga, sino que se le va a obligar a un hacer. Así,
Cl
el empresario no impondrá los contratos de trabajo que quiera a los que no
pueden discutir sus cláusulas. Es un nuevo orden jurídico distinto del cristalizado
en la codificación del XIX.

Los principios escuetamente expuestos anteriormente producen un impacto en el


e
Derecho civil, que se traduce en una disgregación. Son Derechos especiales los
que surgen frente al Derecho civil que queda como común, en los que se
desarrollan nuevas normas. Se habla así de un Derecho del trabajo, de un
ld

Derecho de la economía, de un Derecho agrario, de un Derecho bancario, de un


Derecho de arrendamiento, de un Derecho urbanístico, etc. La disgregación, como
puro fenómeno externo e índice de una especialización técnica o científica, no
tiene trascendencia grave. La gravedad radica en a consolidación de los
desmembramiento, porque entonces se ha roto la unidad interna del Derecho civil.
ria

La crisis del Derecho civil codificado tiene otras causas. Básicamente es de anotar
su carácter excesivamente patrimonial, que hace que la persona se contemple y
regule en función de sujeto de una relación jurídica de aquella naturaleza y no por
sí misma: sus valores, sus bienes y atributos como tal persona pasan por
completo desapercibidos y abandonados al campo de las declaraciones
e

constitucionales sonoras y espectaculares. Al Derecho civil se le priva así de lo


más sustancial que tenía, pues su función y su finalidad no es otra que la defensa
at

de la persona y de sus fines. El movimiento contemporáneo, por el contrario, está


prestando una gran atención al campo de los derechos fundamentales de la
persona, al margen de las facetas políticas o penales del tema.
M

EXPLICACIÓN PREVIA: EL DERECHO PRIVADO

78
El derecho civil y el derecho mercantil forman una porción del derecho, a la que

M
tradicionalmente se le llama derecho privado; en tanto que otro conjunto de
normas jurídicas constituyen el derecho público.

El derecho público y el derecho privado establecen reglas de conducta que

AA
tienden a lograr la convivencia humana dentro del orden, la seguridad y la justicia.
Tales son los fines del derecho, ya sea público, ya sea privado. Por otra parte, el
derecho se ocupa de regular las relaciones humanas, y éstas se desarrollan en el
seno de la sociedad, de la cual forman parte los individuos cuyos intereses no
pueden lesionar los de la comunidad; y, así, la actividad de los órganos de
gobierno, que está sujeta a las normas del derecho público, tiende a satisfacer, en
último análisis, el interés de los particulares y, a su vez, la actividad de los

e
particulares, que está regida por el derecho privado, no ha de desarrollarse con
detrimento del interés general, tutelado fundamentalmente por el derecho público.

as
El derecho público y el derecho privado, en una sociedad jurídicamente bien
organizada, lejos de excluirse se complementan y sus normas se coordinan unas
con otras, de manera que pueda lograrse la convivencia de los componentes del
grupo social, armonizando las relaciones entre los particulares y las de éstos con
Cl
el poder público; aunque en las primeras se mire el interés privado y en las
segundas se procure, fundamentalmente, el interés de la colectividad.

EL CONCEPTO DE DERECHO CIVIL

Para delinear el concepto actual de derecho civil debemos tener en cuenta tres
e
principios:

a) LA LIBERTAD humana (que se considera como la voluntad del hombre como


ld

rectora de su propia conducta),


b) LA IGUALDAD jurídica de todos los seres humanos (entendida como la
capacidad del individuo para adquirir derechos y asumir obligaciones), y
c) LA DIGNIDAD de la persona humana frente al derecho y al Estado (el respeto a
ria

los derechos de la personalidad).

En este sentido, el derecho civil es el derecho común y atribuye facultades


personalísimas a los sujetos como individuos, como miembros de una familia y
como titulares de un patrimonio. Regula las relaciones jurídicas de los particulares
considerados como personas, es decir, como sujetos del derecho.
e

El derecho civil establece normas destinadas a regir la conducta del hombre, en


at

tanto persona, como titular de un patrimonio y como miembro de una familia;


normas que le permiten cumplir los fines de su existencia dentro del grupo social.

Algunos autores consideran al derecho civil como un derecho natural de la


M

persona, pues sus normas se aplican a todo ser humano, desde el nacimiento
hasta la muerte y aun antes del nacimiento; porque desde que el ser es

79
concebido, y está formando parte todavía de las vísceras maternas, encuentra
protección en el derecho civil, para el efecto de que si la persona vive después de

M
nacida (veinticuatro horas) , puede, válidamente, ser instituida heredera o recibir
donaciones, por ejemplo.

LA PERSONA HUMANA Y EL DERECHO CIVIL

AA
Desde sus orígenes, el derecho civil ha sido una disciplina jurídica que, como
ninguna otra, tiene en cuenta fundamentalmente a la persona, en la integridad de
su condición natural, en su calidad humana. El conjunto de disposiciones
legislativas que integran un derecho civil ha sido establecido sobre la base de la
LIBERTAD del hombre, para normar su propia conducta y para alcanzar sus
propios fines. Empero, la libertad del hombre no es, ni se ha entendido, sino

e
dentro de los límites de la RESPOSABILIDAD; es decir, que la persona en el
derecho privado, en tanto ejerce su libertad, tiene el deber de hacer uso adecuado
de ella frente a los demás componentes del grupo social que gozan de una

as
situación de IGUALDAD, pues participan de la misma calidad humana.

DERECHO CIVIL Y DERECHO POLÍTICO Cl


En la actualidad se observa una intervención cada vez mayor del Estado en la
actividad de los particulares, al regular los precios de determinados artículos,
establecer normas tipo de contratación o crear, por diversos medios legales o
fiscales, una mejor distribución de la riqueza.

Como consecuencia de esta actividad del Estado moderno, que parece invadir el
e
campo del derecho privado, existe la opinión de que la actividad estatal tiende a
suprimir o restringir la autonomía de los particulares, especialmente en la vida
económica.
ld

El derecho político está constituido por un conjunto de normas jurídicas que se


refieren a la actividad que el Estado desarrolla para alcanzar determinados fines
sociales, para modificar en cada época histórica la estructura de la sociedad o
ria

para conservar ésta tal como existe. El derecho político, en cada momento, debe
transformarse al paso que así lo exigen las necesidades sociales. Podríamos decir
que se trata de un derecho que planea para el FUTURO; en tanto que el derecho
privado y, especialmente, el derecho civil ofrecen soluciones para la coordinación
de los intereses de los particulares en el momento ACTUAL.
e

Hoy en día, el derecho civil individualista se ha transformado en un derecho civil


predominantemente social y lo será más cada día porque así lo exige la
at

coordinación del interés individual y del interés colectivo. En efecto, se percibe un


cambio en la situación de la persona dentro de la comunidad nacional y, tal vez,
frente a la comunidad internacional, como consecuencia de las nuevas rutas del
derecho político. Tal vez, la distinción básica que pudiera hacerse no debiera ser
M

entre derecho público y derecho privado, sino entre derecho civil y derecho
político.

80
La llamada crisis del derecho civil refleja la crisis en que vive la humanidad actual,

M
que preludia el ajuste de las normas de convivencia social.

Esta relación o interdependencia entre el derecho político y el derecho civil ha


provocado una evolución en las relaciones jurídicas de este último, cuyas

AA
instituciones parecen acentuar el aspecto de la responsabilidad, de donde deriva
una mayor restricción de la autonomía de la voluntad. Sirva de ejemplo el derecho
de propiedad, que impone el deber de ejercitarlo teniendo en cuenta el interés
social.

DOMINIO DE APLICACIÓN DEL DERECHO CIVIL

e
El derecho civil comprende normas que se refieren:

a) al derecho de la personalidad;

as
b) al derecho de familia, y
c) al derecho patrimonial.

Demos una rápida ojeada sobre contenido de estas partes fundamentales del
derecho civil
Cl
a) EL DERECHO DE LA PERSONALIDAD. En esta sección el derecho civil
establece los principios jurídicos que rigen a la persona en sí misma y la ubican
dentro del grupo social, como sujeto de derechos y obligaciones.
e
Establece los atributos que corresponden a la personalidad, desde el punto de
vista jurídico, a saber: el derecho al nombre, al domicilio, a la capacidad de la
persona física en sus diversas etapas (minoría de edad, emancipación, mayoría
ld

de edad) y las restricciones que por razones de incapacidad mental o de otras


causas semejantes sufre la capacidad jurídica de las personas. Aquí el derecho
civil se ocupa de establecer que agrupaciones de personas (asociaciones y
sociedades) pueden gozar, cumpliendo determinados requisitos, de los derechos
ria

de la personalidad, tales como la adquisición de bienes, celebración de contratos y


otros actos jurídicos. A estas agrupaciones, legalmente reconocidas, se les llama
personas jurídicas o personas morales, porque frente al derecho ocupan una
situación similar a la de las personas físicas.

b) EL DERECHO DE FAMILIA se refiere a la organización jurídica del grupo


e

familiar y a la situación de derecho que guardan entre sí los miembros de ese


grupo, y comprende: el derecho matrimonial y las normas sobre parentesco, que
at

abarca las relaciones entre cónyuges, entre ascendientes y descendientes, y entre


parientes que no descienden unos de otros, pero que tienen un antepasado
común.
M

En este capítulo, tiene particular importancia el deber que tienen los parientes de
procurarse recíprocamente los elementos económicos necesarios para su

81
subsistencia (alimentos).

M
El derecho de familia descansa en la idea de protección recíproca y de natural
SOLIDARIDAD entre parientes, y en los deberes que nacen de la paternidad y de
la maternidad. Fundamentalmente, tiende a la protección de los menores y de los
mayores de edad, que por su estado de salud mental o por otras causas

AA
semejantes, no pueden valerse por sí mismos en la vida jurídica. Esa función
protectora de la persona incapaz se cumple en el derecho de familia por medio de
la patria potestad y de la tutela.

Existen, también, normas que organizan la propiedad y la administración de los


bienes de los cónyuges durante el matrimonio, y algunos códigos, como en
nuestro, instituyen el patrimonio de familia, que permite el uso o disfrute en común

e
de ciertos bienes destinados al sostenimiento del grupo.

c) Dentro del DERECHO PATRIMONIAL encontramos el régimen aplicable a la

as
propiedad, el derecho de las obligaciones y de los contratos, y el derecho de las
sucesiones por causa de muerte.

En el derecho civil patrimonial se regulan los derechos reales, a través de los


Cl
cuales el propietario de un bien o la ley, en ciertos casos, permiten que otra
persona pueda usar y disfrutar de un determinado bien del que no es propietario,
estableciendo así lo que se denomina desmembramiento de la propiedad, de tal
forma que la persona beneficiada con el desmembramiento ejerce, por sí misma,
un poder directo sobre la cosa misma.
e
En el capítulo de las obligaciones, el derecho civil establece las normas jurídicas
relativas a la relación que existe entre una persona -el acreedor- y otra -el deudor-,
en virtud de la cual aquél puede exigir de éste una determinada conducta; señala
ld

las causas por las cuales una persona se convierte en deudora o acreedora de
otra; apunta cuáles son los efectos de esa relación jurídica que nace entre esos
dos sujetos; cuáles son las modalidades que puede presentar una obligación;
cómo puede ser transmitida la calidad de acreedor o de deudor y, finalmente,
ria

cómo se extinguen las obligaciones así nacidas.

La responsabilidad civil, es decir, la obligación de reparar el daño que se causa a


otro, constituye un capítulo importante de esta parte del derecho civil.

En lo que se refiere a los contratos, el derecho civil crea las normas relativas a
e

todas aquellas diversas especies conforme a las cuales, por virtud del
consentimiento (acuerdo de voluntades de las partes), una de ellas se convierte en
at

acreedor o en deudor de la otra.

Los principales contratos regulados por el código civil son la compraventa, el


intercambio de bienes o permuta, el préstamo de dinero o de cosas consumibles y
M

el préstamo para el uso de un bien no consumible, el mandato o poder para


realizar determinados actos en nombre o por cuenta del mandatario, el

82
arrendamiento, la prestación de servicios, las asociaciones y sociedades civiles, la
hipoteca, la fianza, etcétera.

M
Las disposiciones aplicables a las sucesiones o derecho hereditario tienen por
objeto establecer las normas jurídicas sobre la transmisión de los bienes de una
persona en favor de sus herederos o legatarios, para después de su muerte, y la

AA
administración de esos bienes en el intervalo que existe entre la muerte de una
persona y el momento en que se efectúa la distribución de sus bienes entre los
herederos y legatarios.

Por regla general, en los códigos civiles encontramos sistemas a través de los
cuales puede realizarse esa transmisión de bienes de una persona fallecida; o
bien, el dueño de ese patrimonio establece por medio de un testamento o última

e
voluntad, cómo ha de ser repartido, a su fallecimiento, el patrimonio que le
pertenece (sucesión testamentaria); o, a falta de testamento, la ley civil suple
aquella voluntad, estableciendo quiénes son las personas a las que legalmente les

as
corresponde participar como herederas en el acervo hereditario (sucesión legítima
o intestado).

En esta breve revisión del contenido del derecho civil se pone de relieve, a través
Cl
de cada una de las instituciones a que se ha pasado revista, que esta rama del
derecho privado gira en torno del hombre como ser libre, establece los límites de
su libertad de acción y le impone la responsabilidad por el ejercicio adecuado, que
depende, las más de las veces, de la voluntad del sujeto (autonomía de la
voluntad).
e
2. EL DERECHO DE LA PERSONALIDAD

PERSONAS FÍSICAS Y PERSONAS MORALES O JURÍDICAS


ld

Ante la ley existen dos clases de personas: las Personas Físicas y las Personas
Morales, llamadas también Personas Jurídicas. Las Personas Físicas son los
individuos, las Personas Morales son las instituciones o agrupaciones creadas por
ria

los individuos, legalmente constituidas, con personalidad jurídica propia.

Desde la perspectiva del Derecho moderno son sujetos de Derecho o sujetos con
capacidad jurídica todos aquellos seres a quienes el ordenamiento jurídico
considera como titulares de Derechos y obligaciones.
e

Para que dichos sujetos puedan intervenir por sí mismos como sujetos activos de
Derecho y actuar con eficacia en el mundo del tráfico jurídico se precisa además
at

que concurra respecto de los mismos no sólo la capacidad jurídica sino también la
capacidad de obrar.

En derecho persona se designa a todo ser capaz de tener derechos y


M

obligaciones. La palabra proviene del verbo personare, que en latín significa


producir sonido; persona se determinaba la mascara, complementada con una

83
serie de bocina con la finalidad de aumentar la voz, usada por los actores griegos
y romanos. Por extensión, el término se utilizó para designar al actor y también al

M
personaje que representaba, en el lenguaje jurídico sirvió para nombrar al sujeto
del derecho titular de derechos y obligaciones.

El Código Civil del Estado de Zacatecas determina en sus artículos 22 y 23 la

AA
definición de persona y la clasificación respectivamente.

Artículo 22.- Para los efectos de este Código se entiende por persona, todo ser
humano capaz de derechos y obligaciones.

Artículo 23.- Las personas se clasifican en jurídicas individuales y jurídicas


colectivas.

e
LAS PERSONAS FÍSICAS

as
Las Personas Físicas son los individuos y éstos, desde el momento en que son
concebidos (naciturus), adquieren la capacidad jurídica o de goce que sólo se
pierde por la muerte, de tal manera que un ser humano está  bajo la protección de
la Ley desde ante de su nacimiento.
Cl
Los mayores de edad con plena capacidad para actuar, tienen la facultad de
disponer libremente de sus bienes y de su persona, salvo las limitaciones que en
los casos específicos que señala la Ley.

Los menores de edad o en estado de interdicción, es decir, los incapacitados para


e
ejercer sus derechos y cumplir sus obligaciones por sí mismos, no pierden por ese
motivo su capacidad de goce o jurídica, pero deberán valerse de sus
representantes para poder ejercer sus derechos y contraer obligaciones.
ld

LA PERSONALIDAD
ria

El hecho de ser sujeto de derechos y obligaciones, constituye la personalidad del


individuo, por eso se dice que "Personalidad" es sinónimo de "Capacidad".

La personalidad del individuo se compone de los siguientes atributos, según el


artículo 24 de nuestro código civil:
e

I. La Capacidad;
II. El Nombre;
at

III. El Domicilio;
IV. El Patrimonio;
V. El Estado Civil; y
VI. La Nacionalidad.
M

LA CAPACIDAD

84
La capacidad es la aptitud para ser titular de derechos y obligaciones así lo

M
manifiesta nuestro Código Civil en su artículo 25:

“La capacidad es la aptitud concedida o reconocida por la ley para ser titular de
derechos y obligaciones, o para hacer valer aquéllos y cumplir éstas. Puede ser de

AA
goce o de ejercicio.”

Por lo tanto existen dos clases de Capacidad:

1. Capacidad Jurídica o de Goce.


2. Capacidad de Ejercicio o de Actuar.

e
Como ya quedó establecido, la Capacidad de Goce o Jurídica, es la que tienen
todos los individuos como seres humanos y los hace ser sujetos de derechos y
obligaciones.

as
Capacidad Jurídica o de Goce

La Capacidad Jurídica la reconoce el Código Civil en sus artículos 26 y en el 42 a


Cl
todas las personas desde antes de su nacimiento, desde que son concebidas y es
la aptitud en que se encuentran de ser sujetos de derechos y obligaciones, aun en
los casos de minoría de edad.

Capacidad de Ejercicio o de Actuar


e
La capacidad de Ejercicio es se manifiesta en el mismo Código en su artículo 27
como la aptitud en que se encuentran las personas para ejercer por sí mismas sus
derechos y para contraer y cumplir obligaciones.
ld

Para adquirir la Capacidad de Ejercicio es necesario llenar los requisitos que


Código Civil señala en su artículo 43 y que son los siguientes:
ria

1. Ser mayor de edad (haber cumplido 18 años);


2. Estar en pleno uso de sus facultades mentales;
3. No ser sordomudo que no sepa leer ni escribir;
4. No se ebrio consuetudinario ni adicto a drogas enervantes.

Cuando una persona, siendo mayor de edad, padece alguna enfermedad de tipo
e

mental, como locura, imbecilidad, retraso mental, idiotismo, etc., o bien es un


alcohólico o hace uso inmoderado de drogas enervantes, se dice que se
at

encuentra en estado de INTERDICCIÓN, y por lo tanto es incapaz de ejercer sus


derechos y contraer y cumplir sus obligaciones por sí mismo, debiendo hacerlo por
medio de sus representantes, ya sean sus padres o Tutor. Esta medida se emplea
como medio de protección para el incapaz y se manifiesta en el artículo 44 del
M

Código Civil.

85
Por lo dicho anteriormente, tenemos que la incapacidad únicamente se refiere a la
falta de capacidad de actuar o de ejercicio, puesto que la de Goce, todos los seres

M
la tienen sin importar su estado mental o cualquiera otra circunstancia.

EL NOMBRE

AA
Artículo 30.- “El Nombre es una forma obligatoria de designación de las personas
para poder referir a éstas consecuencias jurídicas”. Así de esta manera el nombre
consta de dos elementos: el nombre propio o el primer nombre y el patronímico o
apellido.

El primer nombre sirve para designar a la persona y distinguirlo de los demás


miembros de su familia, mientras que el segundo, o sea el apellido, es el nombre

e
correspondiente a una familia y que la distingue de las demás.

El nombre propio se toma arbitrariamente, según la costumbre o creencias

as
religiosas, en cambio, el apellido deberá  ser el del padre que se trasmite a los
hijos. Tratándose de las mujeres, éstas deberán adoptar el apellido del esposo
anteponiéndose la palabra “de”. Cl
EL DOMICILIO

Artículo 33.- “El domicilio es el lugar que se fija a las personas para el normal
cumplimiento de sus obligaciones y para el ejercicio de sus derechos.”

El Código Civil en su artículo 34 reconoce dos clases de domicilio: Legal y


e
Convencional, pero la doctrina a establecido un tercero que es el Real.

Domicilio Real
ld

El Código Civil del Estado de Zacatecas en sus artículos 47 y 48, señala que el
domicilio de una persona física es el lugar donde reside con el propósito de
establecerse en él; a falta de éste, el lugar en que tiene el principal asiento de sus
ria

negocios; y a falta de uno y de otro, el lugar en que se halle.

Se considera que una persona tiene el propósito de establecerse en un lugar,


cuando se reside por más de seis meses en él. Si la persona no quiere que nazca
la presunción de este domicilio, deber  avisar dentro de un término de 15 días,
tanto a la autoridad municipal de su domicilio anterior como a la de su nueva
e

residencia, notificando que no quiere perder su antiguo domicilio. Esta declaración


no deber  surtir efectos si se hace en perjuicio de terceras personas.
at

De aquí que aunque la ley no lo exprese tácitamente esta tercera clasificación la


doctrina y la interpretación legal consideren a esta forma como el domicilio real.
M

Domicilio Legal

86
El Domicilio Legal de una persona es el lugar donde la Ley le fija su residencia
para ejercicio de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones, aunque de

M
hecho no se encuentra allí presente.

Se asigna el domicilio Legal a las personas en los siguientes casos según el


artículo 49 del Código Civil del Estado de Zacatecas:

AA
I. Al menor de edad no emancipado, siendo el domicilio de éste el de la persona a
cuya Patria Potestad está sujeto;

II. El Domicilio Legal del menor de edad no está bajo la Patria Potestad y el del
incapacitado, ser  el de su Tutor;

e
III. Se considera Domicilio Legal el que se les asigna a los militares en servicio
activo, siendo éste el lugar en que están destinados;

as
IV. El domicilio de los empleados públicos ser  el lugar donde desempeñen sus
funciones por más de seis meses. Los que por menos tiempo desempeñen alguna
comisión, no adquirir n domicilio en el lugar donde la cumplan, sino que
conservarán su domicilio anterior, y 
Cl
V. El domicilio legal de los sentenciados a sufrir una pena que consista en prisión
por más de seis meses, ser  el lugar donde cumplan la sentencia, así como en lo
que corresponde a los efectos jurídicos posteriores a la condena. Una vez
cumplido lo anterior, volverán a tener el último domicilio que hayan tenido.
e
El domicilio de las personas morales será donde se hallen establecidas sus
oficinas generales o su administración. El domicilio de las sucursales será  en
donde éstas se encuentren operando.
ld

El Domicilio Convencional

El Domicilio Convencional es el que señalan las personas para oír y recibir


ria

notificaciones en asuntos judiciales, así como para el cumplimiento de algunas


obligaciones. Generalmente este domicilio es el de sus abogados, quienes los
representan legalmente y tiene su fundamento legal en el artículo 34 del Código
Civil.

EL PATRIMONIO
e

El Patrimonio es otro de los atributos de la personalidad, consiste en el conjunto


at

de derechos y obligaciones apreciables en dinero.

Artículo 38.- “El patrimonio es el conjunto de bienes, obligaciones y derechos


apreciables en dinero, presentes y futuros, destinados a la realización de un fin
M

jurídico económico, sin perjuicio de que las personas puedan designar determina
dos bienes o derechos patrimoniales a la realización de un fin lícito concreto, con

87
absoluta independencia de su patrimonio.”

M
Sobre la base de el mismo código los derechos subjetivos son también bienes que
componen al patrimonio siempre y cuando sean susceptibles de apreciación
pecuniaria incluyendo a los derechos reales y a los personales o de crédito.
Además de que el patrimonio es inalienable en su totalidad durante toda la vida de

AA
su titular.

EL ESTADO CIVIL.

Articulo 36.- “Para los efectos de este Código el Estado civil de una persona es la
situación jurídica concreta que guardan las personas con la familia, con la
sociedad, y con el Estado; en todo lo no regulado por este Código se estará a lo

e
que dispongan las leyes respectivas.”

Se llama Estado Civil a la situación en que se encuentra una persona en relación

as
con ciertos actos jurídicos trascendentales en su vida ante la Ley y la Sociedad.

Generalmente, cuando se habla del Estado Civil de una persona, se está haciendo
referencia a si ésta es casada o soltera, aunque el significado de esta situación es
más amplio.
Cl
Además en el mismo Código Civil se manifiesta en el artículo 37 que el estado civil
se puede originar de una relación jurídica o de una situación de hecho.

LA NACIONALIDAD
e

Todas las personas, Físicas o Morales, deberán tener forzosamente una


Nacionalidad que indique el país del cual son originarias. La Nacionalidad también
ld

forma parte de la Personalidad y es uno de sus atributos.

Artículo 35.- “La nacionalidad es un vínculo jurídico político que une a las personas
con el Estado Mexicano; en todo lo relativo a ella se estará a las leyes especiales.
ria

PERSONAS MORALES O JURÍDICAS

Además de las Personas Físicas, que son los individuos, existen las Personas
Morales o Jurídicas, que son instituciones creadas por los individuos, es decir, son
e

personas aparentes, a las cuales la Ley les reconoce personalidad jurídica propia,
distinta de la personalidad de los individuos que las forman.
at

Las Personas Morales son creadas por los individuos para hacer posible la
realización de empresas, que una sola Persona Física no podría realizar, por lo
que asocian sus esfuerzos y recursos, dando así vida a la Persona Jurídica que
M

adquiere capacidad para ser sujeto de derechos y obligaciones.

88
Tomando en cuenta que las Personas Morales son personas aparentes y que son
sujetos de derechos y obligaciones, deberán valerse de sus órganos

M
representativos o de las Personas Físicas que las representan para ejercer sus
derechos y contraer y cumplir obligaciones.

Las Personas Morales cuentan también con los atributos de la Personalidad que

AA
reconoce la Ley a las Personas Físicas, refiriéndose el Estado Civil únicamente a
la Nacionalidad.

El funcionamiento de las Personas Morales se rige por la ley correspondiente a


la clase de persona de que se trate, pues puede ser de naturaleza civil como un
club, un sindicato; de carácter mercantil, si se trata de sociedades mercantiles, o
de tipo oficial cuando se trata de Gobierno Federal, Estatal, etc. Además de la

e
ley, rigen su funcionamiento la escritura social o sus estatutos.
Generalmente las personas morales se pueden agrupar de la siguiente manera:

as
1. Asociaciones: Son aquellas en las cuales la voluntad de varias personas
físicas coincide para lograr un fin común; entre ellas tenemos por ejemplo,
al Estado los municipios, los colegios de sacerdotes y los gremios.
Finalmente existen asociaciones de carácter privado, como las sociedades.

2.
Cl
Fundaciones: Por el contrario, en las fundaciones sólo existe la voluntad de
una persona que proporciona un patrimonio para que se realice
determinado fin por ella elegido.

Normalmente, las primeras son manejadas por una persona que, en


e
representación de todos, realiza funciones semejantes a las de curador y se
denomina síndico.
Las segundas, por lo general, están dirigidas por una junta o patronato encargado
ld

de vigilar que se cumplan los fines deseados.

El Código Civil del Estado de Zacatecas en su artículo 51, establece que son
Personas Morales las siguientes:
ria

I. La Nación, los Estados, los Municipios y la familia;


II. Las demás corporaciones de carácter público reconocidas por la Ley;
III. Las sociedades civiles y mercantiles;
IV. Los sindicatos, las asociaciones profesionales y todas las demás de naturaleza
análoga.
e

I. Las sociedades cooperativas y mutualistas, y


II. Las asociaciones distintas de las enumeradas que se propongan fines políticos,
at

científicos, artísticos, de recreo cualquiera otro fin lícito.

TERCERA UNIDAD
M

1.-LOS BIENES

89
Las COSAS que son el objeto de algunas relaciones humanas, cuando este objeto
puede estimarse o calcularse en dinero.

M
Al hablar de las personas, vimos que existen algunas relaciones entre los seres
humanos muy diversas a las que tienen por objeto algo que puede estimarse en
dinero, es decir, que no tienen por objeto una “cosa” o un “bien”, como por ejemplo

AA
es el nombre, el estado civil, etc. Pues bien, estudiaremos ahora a aquellas
relaciones que tienen por objeto una Cosa o un Bien que puede valorizarse en
dinero y que pertenecen o forman parte del patrimonio de las personas.

CONCEPTO DE COSA

En el lenguaje jurídico, el palabra COSA tiene un significado mucho más amplio

e
que en el lenguaje común, de tal manera que todo aquello que no puede
considerarse como una persona, ser, necesariamente, una COSA.

as
CONCEPTO DE BIENES

De todas las “cosas” que existen, hay algunas que pueden ser objeto de
apropiación, es decir que pueden ser propiedad de alguien, por ejemplo un
Cl
mueble, pudiendo ser éste un libro, mercancías, un automóvil, etc.; o bien, un
inmueble, como un terreno, un edificio, etc. Por lo tanto, todas aquellas “cosas”
cuya propiedad puede ser adquirida por alguien, ya sea el Poder Público o
particulares, reciben el nombre de BIENES, pues existen algunas Cosas que por
disposición de la ley o por su naturaleza, no pueden ser objeto de apropiación y
por lo tanto, se encuentran fuera del comercio.
e

Las cosas consideradas fuera del comercio por disposición legal son aquellas que
la ley señala que no pueden ser adquiridas en propiedad por particulares, y están
ld

fuera del comercio por su naturaleza, las que no pueden ser poseídas por algún
individuo exclusivamente.

Definición de Bienes
ria

La definición legal de los bienes la tenemos en el Artículo 58: Bien es todo aquello
que puede ser objeto de apropiación. Puede ser objeto de apropiación todas las
cosas y derechos que no están excluidos del comercio.
Las cosas y derechos pueden estar fuera del comercio por su naturaleza o por
disposición de la ley.
e

Están fuera del comercio por su naturaleza las que no puedan ser poseídas por
alguna persona exclusivamente, y por disposición de la ley, las que ella declara
at

irreductibles a propiedad particular.

CLASIFICACIÓN DE LOS BIENES


M

De los bienes se hace una clasificación principal en:

90
a) Bienes Muebles

M
b) Bienes Inmuebles

a) Bienes Muebles

AA
Los Bienes Muebles pueden serlo por su naturaleza o por disposición de la ley.

Bienes Muebles por su Naturaleza

Por su naturaleza se consideran BIENES MUEBLES todos los objeto que pueden
trasladarse de un lugar a otro sin deteriorarse, ya sea que se muevan por sí
mismas (semovientes), como el ganado de cualquier clase, o por una fuerza

e
externa, como una mesa, un silla, etc.

Bienes Muebles por determinación de la ley

as
Se consideran como tales a:

1. Algunos documentos como las Obligaciones y las Acciones que tengan por
Cl
objeto bienes muebles o que representen cantidades de dinero exigibles por el
poseedor de estos títulos.

2. También se consideran Bienes Muebles las Acciones que cada persona tenga
como socio de una sociedad mercantil, aunque estos títulos representen
aportaciones en bienes inmuebles.
e

3. Son muebles también, por disposición legal, todas las embarcaciones.


ld

4. Los materiales que resulten de la demolición de un edificio, así como todos los
que se necesiten para la construcción, mientras ésta no se efectúe.

5. Los derechos de autor.


ria

6. Son muebles, además todos aquéllos que la ley no considere como inmuebles.

Art. 62: Son bienes muebles las cosas que pueden trasladarse de un lugar a otro,
ya sea por si mismos, ya por efectos de una fuerza exterior; los derechos y
acciones, los derechos personales y sus acciones, y aquellos bienes que estén
e

destinados a estar separados de un inmueble. En consecuencia se clasifican en


muebles por su naturaleza, por disposición de la ley o por anticipación.
at

Se reputan bienes muebles:

I.- Para los defectos de contrato de prenda, los frutos que, debiendo de ser
M

recogidos en tiempo determinado, se encuentren pendientes de los bienes raíces;

91
II.- Las participaciones que cada socio tiene en las personas jurídicas colectivas
aun cuando a éstas pertenezcan algunos bienes inmuebles;

M
III.- Las embarcaciones de todo género;

IV.- Los materiales procedentes de la demolición de un edificio y los que se

AA
hubieren acopiado para repararlos o para construir uno nuevo, ser n muebles
mientras no se hayan empleado en la fabricación;

V.- Los derechos de autor y los derivados de la propiedad.

Art. 63: Cuando se use la palabra bienes muebles de una casa, se comprenderán
los que formen el ajuar y utensilios de ésta y que sirvan exclusivamente y en forma

e
propia para el uso y trato ordinario de una familia, según las circunstancias de las
personas que la integren. En consecuencia, no se comprenderán:

as
El dinero, los documentos y papeles, las colecciones científicas, artísticas o de
cualquier otro género, los libros y sus estantes las medallas, los trofeos, los
instrumentos de artes y oficios, las joyas, cualquier clase de uso, los granos,
caldos, mercancías y demás cosas similares.

Bienes Inmuebles
Cl
Art. 60: Son bienes inmuebles aquellos que no pueden trasladarse de un lugar a
otro sin alterar su forma o sustancia, los muebles por naturaleza que
perteneciendo al dueño de un inmueble se hayan incorporado a éste con la
e
intención de unirlos permanentemente o para su explotación económica, así como
los derechos reales sobre inmuebles.
ld

Estos son los siguientes:

1. El suelo y todas las construcciones adheridas a él como los edificios, casas y


demás.
ria

2. Las plantas y los árboles mientras están adheridas a la tierra, así como los
frutos pendientes de los mismos árboles y plantas. Dejan de ser inmuebles cuando
son desprendidos por cosechas.

3. Todos los objetos adheridos a un inmueble de modo fijo y permanente, de


e

manera que no puedan separarse sin causar deterioro al inmueble o al objeto


adherido.
at

4. También se consideran inmuebles todos los objetos de ornato como estatuas,


relieves, pinturas adheridas a edificios con el propósito de unirlos al inmueble.
M

5. Las colmenas, palomares, criaderos de peces, cuando de una manera


permanente están unidos a un finca.

92
6. La maquinaria, herramienta y demás instrumentos que formen parte de una

M
industria o fábrica.

7. Los animales que constituyen el "pie de cría" en las unidades destinadas a la


ganadería, así como las bestias destinadas a trabajos de tiro en el cultivo de la

AA
tierra.

Esta clasificación es tomada del propio artículo 60 que así mismo dice: Se
consideran como tales:

I.- El suelo y las construcciones adheridas a él;

e
II.- Las plantas y árboles, mientras estuvieren unidos a la tierra, y los frutos
pendientes de los mismos  árboles y plantas, mientras no sean separados de ellos
por cosechas o cortes regulares;

as
III.- Todo lo que está unido a un inmueble de una manera fija, de modo que no
pueda separarse sin deterioro del mismo inmueble o del objeto a él adherido.
Cl
IV.- Las estatuas, relieves, pinturas u otros objetos de ornamentación, colocados
en edificios o heredades por el dueño del inmueble, en tal forma que revele el
propósito de unirlos de un modo permanentemente al fundo;

V.- Los palomares, colmenas, estanques de peces o criaderos análogos, cuando el


propietario los conserve con el propósito de mantenerlos unidos a la finca y
e
formando parte de ella de un modo permanente;

VI.- Las máquinas, vasos, instrumentos o utensilios destinados por el propietario


ld

de la finca directa y exclusivamente a la industria o explotación de la misma;

VII.- Los abonos destinados al cultivo de una heredad, que están en las tierras
donde hayan de utilizarse, y las semillas necesarias para el cultivo de la finca;
ria

VIII.- Los aparatos electrónicos y accesorios adheridos al suelo o a los edificios


por el dueño, de éstos, salvo convenio en contrario;

IX.- Los manantiales, estanques, aljibes y corrientes de agua, así como los
acueductos y las cañerías de cualquier especie que sirvan para conducir los
e

líquidos o gases a una finca, o para extraerlos de ella;


at

X.- Los animales que formen el pie de cría en los predios rústicos destina dos total
o parcialmente al ramo de ganadería, así como las bestias de trabajo
indispensables para el cultivo de la finca, mientras estén destinados a ese objeto;
M

XI.- Los diques y construcciones que, aun cuando sean flotantes, están destinados
por su objeto y condiciones a permanecer en un punto fijo de un río, lago o

93
cualquiera de otra superficie de agua;

M
XII.- Los derechos reales sobre inmuebles;

XIII.- El material rodante de los ferrocarriles, las líneas telefónicas, telegráficas y


de transmisión y distribución eléctrica y las estaciones radio telefónicas o

AA
radiotelegráficas fijas.

Bienes Fungibles y no Fungibles

Son Bienes Fungibles aquéllos que pueden ser substituidos por otros de la misma
especie, calidad y cantidad, tales como el dinero, las mercancías y otros.

e
Se llaman Bienes no Fungibles a los no pueden ser substituidos por otros de la
misma especie, cantidad y calidad, como son una escultura, una pintura o
cualquier otro bien al que se reconozca un valor estimativo o como obra de arte.

as
Bienes Fungibles y No Fungibles

Art. 64: Los bienes muebles son fungible o no fungibles. Pertenecen a la primera
clase los que pueden ser remplazados por otros de la misma especie, calidad y
Cl
cantidad, en relación con un acto jurídico.
Los no fungibles son los que no pueden ser substituidos, en las mismas
condiciones, por otros de la misma especie, calidad y cantidad.

Bienes de Poder Público


e
Los Bienes del Poder Público son los que pertenecen a la Federación, a los
Estados o a los Municipios. Entre estos bienes podemos mencionar, el espacio
aéreo nacional, el mar territorial, los puertos, ríos, lagos, carreteras, parques
ld

públicos, monumentos artísticos, ruinas arqueológicas, los edificios destinados a


oficinas públicas, las escuelas; también lo son todos los bienes que componen el
subsuelo, tales como los mantos petrolíferos, substancias minerales y otros.
ria

Art. 65: Los bienes son de dominio del poder público o propiedad de los
particulares.

Art. 66: Son bienes de dominio del poder público los que pertenecen a la
Federación, a los Estados o a los Municipios.
e

Art. 68: Los bienes de dominio del poder público, se dividen en bienes de uso
común, destinados al servicio público y bienes propios
at

Art. 69: Los bienes de uso común son inalienables e imprescriptibles. Pueden
aprovecharse de ellos todos los habitantes, con las restricciones establecidas por
la ley.
M

Art. 71: Los bienes destinados a un servicio público y los bines propios pertenecen

94
en pleno domino a la Federación, al Estado o a los Municipios; pero los primeros
son inalienables e imprescriptibles, mientras no se les desafecte del servicio

M
público a que se hallen destinados.

Bienes Propiedad de Particulares

AA
Estos Bienes son los que pertenecen a las personas como particulares, ya se trate
de personas físicas o morales, y son todos aquéllos que constituyen su patrimonio
en su elemento activo.

La ley prevé en los siguientes artículos la propiedad de los particulares sobre los
bienes:

e
Art. 73: Son bienes de propiedad de los particulares todas las cosas y derechos
cuyo dominio les pertenece legalmente y de las que no puede aprovecharse
ninguno sin consentimiento del dueño o autorización de la ley.

as
Art. 74: Los extranjeros y las personas colectivas, para adquirir la propiedad de
bienes in muebles, observar n lo dispuesto en el artículo 27 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y sus leyes reglamentarias.

Bienes sin Dueño


Cl
Son reconocidos como bienes sin dueño aquéllos que se encuentran
abandonados, sin saberse quién es propietario de ellos.
e
Los Bienes sin Dueño se dividen en Mostrencos y Vacantes.

Son Bienes Mostrencos los muebles abandonados o perdidos, ignorándose quién


ld

sea su dueño.

Art. 75: Son bienes mostrencos los muebles abandonados y los perdidos cuyo
dueño se ignore.
ria

Son Bienes Vacantes los inmuebles que no tienen dueño.

Bienes Vacantes

Art. 85: Son bienes vacantes los inmuebles que no tienen dueño cierto y conocido.
e

Bienes Tangibles y Bienes Intangibles


at

Bienes Tangibles aquéllos bienes materiales o corporales que pueden apreciarse


por los sentidos, tales como una mesa, un terreno, una casa, etc.
M

Bienes Intangibles

95
Son Bienes Intangibles aquéllos que no pueden apreciarse por los sentidos, sino
por la inteligencia, ya que se trata de cosas inmateriales.

M
Entre los Bienes Intangibles podemos contar los derechos sobre Patentes,
Marcas, Concesiones, Renombre Comercial y otros.

AA
2.- DERECHOS PERSONALES Y DERECHOS REALES

Derechos Personales

Los Derechos Personales nacen de las relaciones que se establecen entre


personas, en cuya relación interviene una persona como sujeto Activo y otra como
sujeto Pasivo.

e
Mediante esta relación, el sujeto Activo tiene la facultad o derecho de exigir al
sujeto Pasivo una acción que puede ser positiva, si ésta consiste en entregar una

as
cosa o en hacer algo, o negativa, si representa la abstención de hacer una cosa.
El sujeto Pasivo es la parte obligada en esta relación.

Tenemos, por consiguiente, que en los Derechos Personales el objeto del Derecho
es una Acción.
Cl
Derechos Reales

Los Derechos Reales son relaciones que existen entre personas, pero con
relación a una cosa o bien. En esta clase de derechos, el sujeto Activo es la
e
persona que está en posesión de un bien, y el sujeto Pasivo lo constituyen todas
las demás personas (erga omnes) que están obligadas a respetar aquel derecho
de posesión que se tiene sobre dicho bien.
ld

CLASIFICACIÓN DE LOS DERECHOS REALES

Los derechos reales se clasifican en la siguiente forma:


ria

a) Derechos Reales de Goce, que son:

1. El Usufructo
2. La Habitación
3. Las Servidumbres
e

b) Derechos Reales de Garantía, que son:


at

1. La Prenda
2. La Hipoteca
M

Derechos Reales de Goce

96
Los Derechos Reales de Goce son aquellos que sólo permiten el aprovechamiento
parcial de la cosa respecto de la cual se ejercen.

M
El Derecho de Usufructo

El Derecho de Usufructo es un derecho real y temporal de disfrutar los bienes

AA
ajenos.

El Derecho de Usufructo se constituye cuando el dueño de un bien cede a otra


persona el derecho de usar y disfrutar temporalmente el mencionado bien,
conservando para sí el derecho de disponer.

El Derecho de Usufructo que significa "usar los frutos" que produzcan los bienes

e
ajenos, puede ser gratuito y oneroso. Es gratuito cuando el dueño de los bienes no
cobra al usufructuario por la cesión de este derecho y es oneroso cuando en el
contrato de usufructo se establece la cantidad que el usufructuario tendrá que

as
pagar por el goce de este derecho.

El usufructuario deber  formular un inventario de los bienes que recibe y otorgar


una fianza que garantice la devolución de los mismos, en caso de que el
Cl
propietario lo solicite. En caso de que el usufructo sea gratuito, el usufructuario
quedar  obligado a efectuar las reparaciones y demás gastos de conservación,
para mantener la cosa o bien en el estado en que la recibió.

El Derecho de Usufructo se extingue por las siguientes causas:


e
a) Por la muerte del Usufructuario
b) Porque haya vencido el plazo estipulado
c) Por renuncia del usufructuario a seguir gozando de este derecho, y
ld

d) Cuando el usufructuario no haya otorgado la fianza que se le hubiere solicitado.

El Derecho de Habitación
ria

Este derecho consiste en la facultad que tiene una persona para ocupar
gratuitamente, en casa ajena, las piezas necesarias para sí y para su familia.

La persona que tenga el derecho de habitación en un edificio, no podrá enajenar,


gravar ni arrendar este derecho a otra persona.
e

El Derecho de Habitación es aplicable cuando la persona trabaja en una finca


agrícola o ganadera, que por encontrarse situada lejos de un lugar donde pudiera
at

encontrar alojamiento para él y su familia, se ve en la necesidad de ocupar las


habitaciones necesarias que hubiera en el sitio donde trabaja.

Para la reglamentación de este derecho son aplicables las disposiciones que rigen
M

el usufructo.

97
Las Servidumbres

M
El Derecho de Servidumbre representa un gravamen real impuesto sobre un
inmueble en beneficio de otro perteneciente a distinto dueño.

El Derecho de Servidumbre se constituye cuando existen dos predios de distintos

AA
dueños, y el propietario de uno de ellos se beneficia con este derecho. El predio
beneficiado se llama “Predio Dominante” y aquél que tiene que soportar o tolerar
el gravamen se denomina “Predio Sirviente”. Un ejemplo de lo anterior sería
cuando las aguas provenientes de un predio situado en un nivel superior al de
otro, tuviesen que pasar necesariamente por éste. En este caso, la servidumbre
sería de desagüe, y el predio del cual provienen las aguas sería el predio
dominante, y el que se encuentra m s abajo, por el cual tendrían que pasar, se

e
llamaría predio sirviente.

Las Servidumbres pueden ser Voluntarias y Legales. Servidumbres Voluntarias las

as
que se constituyen por voluntad del hombre y son legales las que se constituyen
por disposición de la ley.

Clasificación de las Servidumbres Legales


Cl
Las Servidumbres Legales se subdividen a su vez en:

a) Servidumbre de Desagüe;
b) Servidumbre de Acueducto, y
c) Servidumbre de Paso.
e

Servidumbre de Desagüe
ld

Es una servidumbre legal que tiene que tolerar el dueño de un predio situado en
nivel inferior y que consiste en recibir o permitir que por su propiedad pasen las
aguas provenientes de otros predios ubicados en un nivel superior.
ria

Servidumbre de Acueducto

Esta servidumbre consiste en el gravamen que tiene que soportar el dueño de un


predio llamado sirviente, al permitir que por él pasen los ductos o canales que
conduzcan el agua necesaria para el uso del dueño de otro predio llamado
dominante.
e

Servidumbre de Paso
at

Esta servidumbre representa el derecho que tiene el propietario de un terreno o de


una finca situada entre otras, sin salida a la vía pública, de pasar por las
heredades vecinas, o bien, para tener acceso a ella.
M

Las servidumbres legales, que se establecen por la ley tomando en cuenta la

98
ubicación de los predios que las necesitan, son siempre onerosas, es decir, que el
dueño del predio beneficiado o dominante tendrá que pagar una retribución o

M
indemnización al propietario del predio sirviente.

Derechos Reales de Garantía

AA
Los Derechos Reales de Garantía confieren a su titular el derecho preferentísimo,
exclusivo y excluyente, de ser pagado con el valor de la cosa dada en garantía.

La Prenda

La Prenda es un derecho real constituido sobre un bien mueble enajenable para


garantizar el cumplimiento de una obligación y su preferencia en el pago.

e
La Hipoteca

as
La Hipoteca es una garantía real constituida sobre bienes que no entregan al
acreedor, y que da derecho a éste, en caso de incumplimiento de la obligación
garantizada, a ser pagado con el valor de dichos bienes.
Cl
3.- LA PROPIEDAD

El Derecho de Propiedad es un derecho real, ya que tiene por objeto un bien o una
cosa material.

En esta relación jurídica existen dos partes, una es el dueño del bien, que es la
e
parte activa, y tiene el derecho de propiedad sobre dicho bien, la otra, es la parte
pasiva, que son todas las demás personas que están obligadas a respetar ese
derecho de propiedad.
ld

El Derecho de Propiedad se compone de tres elementos que son:

a) El derecho de usar;
ria

b) El derecho de disfrutar, y
c) El derecho de disponer.

Por el derecho de usar, una persona propietaria de una casa, la puede habitar, es
decir, la puede usar. Por el derecho de disfrutar la puede rentar para que le
produzca un ingreso. Por el derecho de disponer podrá venderla o regalarla.
e

DEFINICIÓN DEL DERECHO DE PROPIEDAD


at

El derecho de propiedad es la facultad reconocida por la ley a una persona, para


usar, disfrutar y disponer de una cosa, con las modalidades y limitaciones
establecidas por la misma ley.
M

El titular de un derecho de propiedad puede desprenderse de alguno de los

99
elementos que forman este derecho, por ejemplo: el dueño de un terreno, podrá
desprenderse temporalmente del derecho de usarlo, cediéndoselo a otra persona,

M
o bien, podrá ceder, también temporalmente, el derecho de disfrutar, permitiéndole
a otra persona que lo cultive en provecho de ésta; pero no podrá desprenderse del
derecho de disponer, porque entonces estaría cediendo la propiedad misma del
bien.

AA
Derecho Real de Propiedad

Aplicando la definición del derecho real a la propiedad, diremos que esta se


manifiesta en el poder jurídico que una persona ejerce en forma directa e
inmediata sobre una cosa para aprovecharla totalmente en sentido jurídico, siendo
oponible este poder a un sujeto pasivo universal, por virtud de una relación que se

e
origina entre el titular y dicho sujeto.

La propiedad es el derecho en virtud del cual una cosa se encuentra sometida de

as
una manera absoluta y exclusiva a la acción y voluntad de una persona.
Comparemos el derecho real con la propiedad:

a. La propiedad es un poder jurídico que se ejerce en forma directa e


Cl
inmediata; todo el derecho real también es un poder jurídico que se
ejerce en forma directa e inmediata.

b. En la propiedad este poder jurídico se ejerce sobre una cosa, es


decir, sobre un bien corporal. No hay propiedad sobre bienes
incorporales.
e

c. El derecho de propiedad implica un poder jurídico directo sobre la


cosa para aprovecharla totalmente. El poder jurídico total significa
ld

que se tiene la posibilidad normativa de ejecutar todos los actos de


dominio o de administración, es decir, se trata de un
aprovechamiento jurídico y no económico.
ria

d. El derecho de propiedad implica una relación jurídica entre el


propietario o sujeto, y un sujeto pasivo universal. El sujeto pasivo
universal queda constituido por el conjunto de personas que de
manera permanente o transitoria integran una comunidad jurídica,
pues se requiere siempre un dato especial (proximidad material) para
que exista la oponibilidad del derecho de propiedad a los terceros y
e

la posibilidad física de su violación.


at

Copropiedad y propiedad en condominio

Copropiedad. Hay copropiedad cuando una cosa o un derecho patrimonial


pertenece, pro indiviso, a dos o más personas. Los copropietarios no tienen
M

dominio sobre partes determinadas de la cosa, sino un derecho de propiedad


sobre todas y cada una de las partes de la cosa en cierta proporción, es decir

100
sobre parte alícuota.

M
Los principios fundamentales que rigen en materia de copropiedad son:
1º. Todo acto de dominio, es decir, de disposición tanto jurídica como material,
solo es valido si se lleva a cabo con el conocimiento unánime de todos los
copropietarios.

AA
2º. Los actos de administración de la cosa objeto de copropiedad se llevarán a
cabo por la mayoría de personas y de intereses, y comprenden todos aquellos
actos de conservación y uso de la cosa sin alterar su forma, sustancia o destino.
Las formas de la copropiedad pueden clasificarse desde los siguientes puntos de
vista:
a) Copropiedades voluntarias y forzosas. Existe un principio fundamental en esta
materia: nadie está obligado a permanecer en la indivisión, y en consecuencia no

e
es valido el pacto por el cual los condueños se obligan permanentemente a
permanecer en dicho estado. Se reconoce en cada condueño el derecho de pedir
la división cuando le plazca.

as
Las copropiedades forzosas son aquellas en que, por la naturaleza de las cosas,
existe una imposibilidad para llegar a la división o a la venta de manera que la ley
se ve obligada a reconocer este estado que impone la propia naturaleza.
b) Copropiedades temporales y permanentes. Toda copropiedad ordinariamente
Cl
es temporal, como consecuencia de que es voluntaria. Especialmente puede ser
permanente cuando sea forzosa.
c) Copropiedades reglamentadas y no reglamentadas. Las reglamentadas son
aquellas formas especiales que han merecido una organización del legislador,
tomando en cuenta ciertas características y conflictos que pueden presentarse,
dada su
e
naturaleza.
d) Copropiedades sobre bienes determinados o sobre un patrimonio o
universalidad. Generalmente la copropiedad recae sobre un bien o bienes
ld

determinados; pero existe un caso de copropiedad sobre un patrimonio integrado


con su activo y pasivo; es el caso de la copropiedad hereditaria. Esta copropiedad
sobre un patrimonio tiene la característica especial de comprender bienes,
derechos y obligaciones.
ria

En cuanto a la copropiedad sobre un bien o bienes determinados, que recae sobre


un derecho o una cosa, la parte alícuota se refiere siempre a un valor positivo y
estimable en dinero en el activo del copropietario.
e) Copropiedades por acto entre vivos y por causa de muerte. La copropiedad que
se crea por acto entre vivos puede tener como fuente un contrato, un acto jurídico
unilateral, un hecho jurídico o la misma prescripción. Ordinariamente la
e

copropiedad se origina por un contrato.


Puede también nacer de la prescripción que tiene características de hecho y de
at

acto jurídico. También la copropiedad puede originarse por causa de muerte.


f) Por virtud de un hecho jurídico y por virtud de un acto jurídico. Las que
reconocen como causa un hecho jurídico son las que se originan por ocupación,
accesión o prescripción. Las que nacen de un acto jurídico son las que se crean
M

por contrato, o por acto unilateral.


Propiedad en condominio.

101
Condominio es el régimen jurídico que integra las modalidades y limitaciones al

M
dominio de un predio o edificación y la reglamentación de su uso y destino, para
su aprovechamiento conjunto y simultaneo.
Los titulares de la propiedad en condominio reciben la denominación de
condóminos. La titularidad puede referirse a un espacio o a un uso y bienes

AA
determinados en forma exclusiva, cuyo aprovechamiento y disposición es libre,
que se determinan bienes o áreas privativos; además la titularidad exclusiva está
referida porcentual mente a las áreas y bienes de uso común, los que no podrán
ser objeto de acción divisoria y son inseparables de la propiedad individual.
El conjunto de áreas y bienes privativos, con las áreas, instalaciones y bienes de
uso común, que hacen posible su aprovechamiento por un grupo de titulares, se
denomina, unidad condominal.

e
El conjunto de bienes cuyo aprovechamiento y libre disposición corresponde a un
condómino, se denomina unidad privativa.

as
Los condominios se pueden clasificar de la siguiente manera:
1. De acuerdo al funcionamiento y aprovechamiento de los elementos comunes
los condominios pueden ser:
a) Simples, cuando las áreas comunes y sus obras de infraestructura y
Cl
equipamiento, corresponden a una sola unidad condominal, o;
b) Compuesto, cuando una parte de sus áreas comunes y obras de infraestructura
y equipamiento, son aprovechadas por los titulares de dos o más unidades
condominales, que coexisten en un mismo predio.
2. En atención a la distribución de las áreas privativas y comunes el condominio
puede ser:
e
a) Horizontal: cuando a cada condómino le corresponde como área privativa una
fracción o lote del predio, con su edificación e instalaciones.
b) Vertical: cuando la totalidad del predio es bien común y una misma estructura
ld

arquitectónica, se divide en áreas privativas, o;


c) Mixto: cuando concurren las condiciones a que se refieren los párrafos
anteriores, para los condominios horizontal y vertical.
ria

DERECHO REAL DE POSESIÓN.


Por posesión debe entenderse el poder de hecho que se ejerce sobre cosas o
bienes materiales, o bien el goce de algún derecho.

Posesión significa "tener", "poseer" físicamente una cosa o bien material. También
se puede poseer un derecho sobre cosas intangibles o inmateriales.
e

Según la doctrina la posesión, es el poder de hecho, físico, que una


at

persona ejerce sobre una cosa, y por extensión, sobre un derecho; es decir, la
posesión no es sino la tendencia material de una cosa.
 
Decimos que esa posesión es “en concepto de dueño” cuando la misma se
M

tiene de modo originario y no derivado, esto es, por virtud de un acto jurídico por
medio de la cual se transmitió esa posesión; por ejemplo, el arrendatario tiene

102
una posesión derivada, proveniente del contrato de arrendamiento, por lo cual
nunca puede prescribir contra el dueño o arrendador de la cosa.

M
 
Es “pública” la posesión cuando de ella se disfruta con conocimiento de
todos, de modo que no haya ocultación de esa posesión.
 

AA
La posesión es “continua” cuando no es interrumpida por actos que la
hagan perder voluntaria o forzosamente.
 
Finalmente, es “pacífica” cuando dicha posesión ha sido tomada sin ningún
género o modo de violencia.
 
El segundo elemento en la usucapión consiste en el transcurso del tiempo,

e
el cual varía según se trate de bienes muebles o inmuebles, y de sí la posesión es
de buena o mala fe.
 

as
La concurrencia de ambos elementos, en perfecta armonía, integra la

usucapión, como medio de adquirir la propiedad, cuya importancia radica en la


Cl
posibilidad que existe, mediante ella, de convalidar adquisiciones nulas y

consolidar situaciones ya adquiridas, manteniéndose el respeto de esas

situaciones.
e

La posesión puede definirse como una relación o estado de hecho que confiere a
una persona el poder exclusivo de retener una cosa para ejecutar actos materiales
ld

de aprovechamiento, animus domini o como consecuencia de un derecho real o


personal, o sin derecho alguno.
Para que exista la Posesión deberán considerarse dos elementos:
ria

a) La existencia material de la cosa poseída.


b) La intención de poseerla en calidad de dueño.

Tradicionalmente se ha reconocido dos elementos en la posesión: uno material,


llamado corpus y otro psicológico, denominado animus.
e

El corpus comprende el conjunto de actos materiales que demuestran la


existencia del poder físico que ejerce el poseedor sobre la cosa, para retenerla en
at

forma exclusiva.
El segundo elemento de la posesión, de carácter psicológico, denominado animus,
consiste en ejercer los actos materiales de la detentación con la intención de
conducirse como propietario, a título de dominio.
M

En nuestro derecho positivo son objeto de posesión los bienes susceptibles de


apropiación; como los derechos reales o personales son bienes susceptibles de

103
apropiación, pueden ser poseídos.
En la posesión de los derechos es necesario distinguir dos cosas completamente

M
distintas: poseer una cosa por virtud de un derecho, o bien poseer un derecho en
sí.
En los derechos reales la primera forma consiste en poseer una cosa por virtud de
un derecho real. Es la posesión que tiene el dueño como consecuencia de la

AA
propiedad; es la posesión del usufructuario sobre la cosa objeto del usufructo
como consecuencia de su derecho real, y así sucesivamente.
La segunda manera se presenta cuando se posee un derecho real en sí mismo,
consiste en gozar de ese derecho ejercitando todos los actos que implican su
ejercicio efectivo, téngase título o no. En esta segunda forma, puede tenerse la
posesión del derecho real sin tener el título que legítimamente acredite ese
derecho. En cambio en la primera forma la posesión de cosa como consecuencia

e
de un derecho real legítimamente adquirido.
La posesión de los derechos reales siempre traen en forma indirecta la posesión
de las cosas, porque si alguien se ostenta como usufructuario es con relación a

as
una cosa respecto de la cual ejecuta actos como si fuera usufructuario.
En concordancia con el Código Civil vigente: la posesión es un poder físico que se
ejerce en forma directa y exclusiva sobre una cosa para su aprovechamiento total
o parcial, o para su custodia, como consecuencia del goce efectivo de un derecho
Cl
real o personal, o de una situación contraria a derecho.
La posesión se adquiere normalmente cuando se reúne en una misma persona el
hábeas y el animus. Este es el caso perfecto de la posesión.
La posesión puede perderse cuando faltan los dos elementos, pero también,
cuando falta alguno de ellos
a) Ausencia de los dos elementos, como ocurre en el abandono de cosas.
e
b) Pérdida de la posesión por falta de animus. Esto ocurre, en primer lugar, en los
contratos translativos de dominio, cuando se retiene la cosa, pero se transfiere la
propiedad.
ld

c) Por último puede perderse la posesión por la perdida del hábeas, aun
conservando el animus, y esto ocurre en casos muy especiales: en el que ha
perdido una cosa no tiene el habeas, y sin embargo, sigue conservando el animus,
porque tiene el propósito de encontrarla y no renuncia a su propiedad.
ria

BIENES OBJETO DE POSESIÓN.


Únicamente podrán ser objeto de posesión los bienes susceptibles de apropiación
como por ejemplo:

a) Bienes corporales e incorporales. Propiamente no debe haber posesión de


e

bienes corporales, porque toda posesión de bienes corporales, es posesión de las


cosas a título de propiedad o posesión originaria, es la posesión del derecho de
at

propiedad. Es poseedor de un derecho de real o personal aquel que goza y se


ostenta como titular, aun cuando legítimamente no haya adquirido ese derecho.
b) Bienes de propiedad particular y bienes de derecho público. Todas las cosas y
derechos susceptibles de apropiación son susceptibles de posesión.
M

PERDIDA DE LA POSESIÓN

104
Se pierde la posesión en los siguientes casos:

M
1. Al abandonar la cosa poseída;
2. Cuando se cede el bien que se posee;
3. Por la pérdida o destrucción del bien;

AA
4. Por orden o resolución judicial;
5. Por expropiación a causa de utilidad pública.

La pérdida de la posesión de los derechos ocurre cuando éstos no pueden


ejercerse. La perdida de la posesión de los derechos se produce cuando es
imposible ejercitarlos o cuando no se ejercen por el tiempo que baste para que
queden prescritos. El poseedor de la cosa mueble perdida o robada no podrá

e
recuperarla de un tercero de buena fe que la haya adquirido en almoneda de un
comerciante que en mercado público se dedique a la venta de objetos de la misma
especie.

as
 
Sin rembolsar al poseedor el precio que hubiere pagado por la cosa. El
recuperante tiene el derecho de repetir contra el vendedor
Cl
LA POSESIÓN SEGÚN LOS ROMANOS
 
 La posesión era concebida por los juristas romanos como una imaginen
dominni (imagen del dominio), pero la interpretación de sus textos aparece
bastante confusa.
 
e
En el derecho romano se conocieron las especies de posesión siguientes:
 
La mera detentación (possesio naturalis); Que carecía de efectos jurídicos;
ld

la posesión verdadera y propia protegida por los interdictos (possesio adinterdicta)


y la posesión adquirida sobre la base de una justa causa, es decir de un titulo
idóneo para la adquisición del dominio (posesio civilis o Posesio adusucapionem )
y que producía, además del efecto común de disfrutar de la protección interdictal
ria

el de hacer posible la usucapión y ser protegida por la acción publiciana

La posesión, en el sentido de derecho de posesión, es considerada como


un derecho provisional sobre una cosa, a diferencia de la propiedad y de otros
derechos reales que son definitivos.
 
e

La posesión da al que la tiene la presunción de propietario para todos los


efectos legales, según nuestro Código Civil. Para este código, es poseedor de una
at

cosa el que ejerce sobre ella un poder de hecho. Sin embargo, cuando se
demuestre que una persona tiene en su poder una cosa en virtud de la situación
de dependencia en que se encuentra respecto del propietario de esas cosa y que
la retiene en provecho de este en cumplimiento de las ordenes e instrucciones
M

que de él ha recibido, no se le considera poseedor


 

105
NATURALEZA Y FUNDAMENTOS DE LA POSESIÓN.
 

M
La doctrina a manifestado desde los tiempos mas antiguos hasta los más
modernos una confusión enorme acerca de la naturaleza de la posesión, pues
mientras unos tratadistas verdaderamente ilustres se muestran partidarios de la
tesis de que es un hecho, otros, no menos prestigiados, los son de la que

AA
defiende que es un derecho, sin que falte tampoco la posición eléctrica.
 
La posesión era concebida por los juristas romanos, como una “imagen del
dominio”; pero la interpretación de sus textos parece bastante confusa.
 
Planiol y Ripert. Definen la posesión como un estado de hecho que
consiste en retener una cosa de modo exclusivo y en realizar en ella los mismos

e
actos materiales de uso y disfrute que si fuera propietario de ella el que los
realiza.
 

as
Rojina Villegas. Dice que “la posesión puede definirse como una relación o
estado de hecho que confiere a una persona el poder exclusiva de retener una
cosa para ejecutar actos materiales de aprovechamiento, animus dominii, o como
consecuencia de un derecho real o personal o sin derecho alguno.
Cl
La posición eléctrica ala que hemos aludido tiene también defensores de
gran autoridad para ellos, la posesión es la facultad de goce en nombre propio de
una cosa o derecho legitimado por una situación de hecho que establece una
presunción legal favorable al que la ejerce.
 
El análisis de la posesión, según los partidarios de la posición eléctrica, en
e
torno a su naturaleza, conduce a reconocer que en ella existe un elemento de
hecho y un elemento de derecho, perfectamente diferenciados e incapaces de
confusión, pero también íntimamente ligados entre si. No se trata, según esta
ld

tesis, de que un mismo e idéntico objeto tenga dos naturalezas distintas si no de


que esa compleja institución que llamamos posesión se compone de dos objetos
de distinta naturaleza: el hecho y el derecho de posesión. Es en este sentido, en el
que debe ser entendida la doble naturaleza de la posesión.
ria

 
En realidad, como escribe Castan La posesión es un estado de hecho
tutelado por la ley, que le reconoce consecuencias jurídicas y, por ello, es
aceptable la opinión de Savigny que resolvía ya el problema diciendo que la
posesión originariamente es un hecho, pero que por las consecuencias jurídicas
atribuidas al mismo y que por que hay casos que en los que el derecho del
e

poseedor son independientes se aquel hecho, es a la vez un derecho


at

Se ha considerado anteriormente que la posesión se encuentra integrada


por dos grandes elementos: uno, material, que es la tenencia real, objetiva, de la
cosa y a la cual se le denomina corpus; otro, subjetivo, que se relaciona con la
M

voluntad, y que es la intención de tener la cosa, de poseerla, que es llamada


animus.

106
 
La posesión produce un efecto general y otros particulares. De la posesión

M
se deriva el efecto general de obtener la protección jurídica que corresponde a
este derecho y los efectos particulares referentes a sus diferentes especies.
 
El efecto general, o sea el de la tutela de la posesión, se traduce en que

AA
todo poseedor sea mantenido de la posesión contra aquellos que no tengan mejor
derecho a poseer. Desde el punto de vista legal se considera mejor la posesión
que se funda en el titulo y cuando se trata de inmuebles la que esta inscrita; A falta
de titulo, o siendo iguales los títulos, la más antigua.
 
Si las posesiones fueran dudosas, se pondrá en depósito las cosas hasta
que se resuelva a quien pertenece la posesión

e
 
El Código Civil no contiene, en realidad, disposiciones directas, que
deberían estimarse necesarias, acerca de los modos de adquirir la posesión

as
limitándose a decir que puede adquirirse por la misma persona que va a
disfrutarla, por su representante legal, por su mandatario o por un tercero sin
mandato alguno, caso este último en el cual no se entenderá adquirida hasta que
la persona en cuyo nombre se haya verificado el acto posesorio lo ratifique; y que
Cl
la posesión según la función legal que reconoce al afecto, se sigue disfrutando en
el mismo concepto que se adquirió, a menos que se pruebe que ha cambiado la
causa de la misma

CLASES DE POSESIÓN
 
e
Partiendo de la realidad vigente en México, la posesión puede clasificarse
con arreglo a los criterios siguientes: desde el punto de vista de la intención, en de
buena fe, de mala fe y delictuosa; por la procedencia en originaria y derivativa;
ld

por la forma de adquisición y disfrute, en pacífica continua y pública


 
A.                 Clasificación por razón de la intención.
 
ria

1.       Posesión de Buena fe.


Poseedor de buena fe es el que entra en la posesión en virtud de un titulo
suficiente para darle derecho de poseer, entendiéndose por tal la causa
generadora de la posesión. También se considera como poseedor de buena fe
el que ignora los vicios de su titulo.
e

La buena fe se presume siempre, teniendo esta presunción el carácter de juris


tantum al que afirme la mala fe del poseedor le corresponde probarla.
at

El poseedor de buena fe que haya adquirido la posición por titulo traslativo de


dominio, tiene los derechos siguientes:

v El de hacer suyos los frutos, mientras su buena fe no es interrumpida.


M

v El de que se le abonen todos los gastos necesarios, lo mismo que los útiles,

107
teniendo derecho de retener la cosa percibida hasta que se haga el pago.

M
v El de retirar las mejoras voluntarias, si no se cause daño en la cosa
mejorada o reparando el que se cause al retirarlas

v El de que se le abonen los gastos hechos por el, para la producción de los

AA
frutos naturales o industriales que no hace suyos por estar pendientes al
tiempo de interrumpirse la posesión; teniendo derecho al interés legal sobre
el importe de estos gastos desde el día en que los haya hecho
 
1. Posesión de Mala fe.

Es poseedor de mala fe el que entra ala posesión sin titulo alguno para poseer

e
y el que conoce los vicios de su titulo. El que posee por menos de un año, a
titulo traslativo de dominio y con mala fe, siempre que no haya obtenido la
posesión por un medio delictuoso, esta obligado:

as
Restituir los frutos percibidos

A responder de la perdida o deterioro de la cosa sobrevenido por su


Cl
culpa o por caso fortuito o fuerza mayor, a no ser que pruebe que esto se
habrían causado aunque la cosa hubiera estado poseída.

2. Posesión Delictuosa.

El poseedor delictuoso el que ha llegado a la posesión por algún hecho


e
previsto y penado en el Código Penal, o en alguna ley Penal, esta obligado a
restituir todos los frutos que haya producido la cosa y los que haya dejado de
producir por omisión culpable.
ld

 
B.                  Clasificación Por la Procedencia
 
1. Posesión originaria.
ria

Es la que tiene el propietario de la cosa cuando en virtud de un acto jurídico la


entrega a otro, concediéndole el derecho de retenerla temporalmente en su
poder, en concepto de usufructuario, acreedor pignoraticio, depositario u otro
tipo análogo. En caso de despojo, el que tiene la posesión originaria goza del
derecho de pedir que sea restituido el que tenia la posesión derivada y si este
e

no puede o no quiere recobrarla, el poseedor originario puede pedir que se le


de posesión al mismo
at

 
2. Posesión Derivada

Es la que, en el caso anterior tiene el que recibe la cosa en cualquiera de las


M

cualidades señaladas. Los poseedores de estas especies de posesión


(originaria y derivada) se regirá por las disposiciones que norman los actos

108
jurídicos en virtud de los cuales son poseedores, en todo lo relativo a los
frutos, pagos de gastos y responsabilidad por perdida o menoscabo de la

M
cosa perdida

 
C.                 Clasificación Por la Forma de Adquisición y Disfrute.

AA
 
1.       Posesión Pacífica.
Es la adquirida sin violencia
 
2.       Posesión Continua.
Es la que no se ha interrumpido por ninguno de los medios admisibles para la
interrupción de la prescripción.

e
La noción de continuidad con referencia a la posesión es relativa, y para
precisarla en los casos concretos hay que tener en cuenta, sobre todo, la
naturaleza de la cosa o del derecho.

as
 
3.       Posesión Pública.
Es la que se disfruta de manera que puede ser conocida por todos, y la que
esta inscrita en el registro de la propiedad es decir, la que se tiene con
Cl
publicidad. El que posee en concepto de dueño por más de un año, pacífica
continua y públicamente, aunque su posesión sea de mala fe, con tal que no
sea delictuosa tiene derecho:

A las dos terceras partes de los frutos industriales que haga producir
a la cosa poseída, perteneciendo la otra tercera parte al propietario, si
e
reivindica la cosa antes de que se prescriba
A que se le abonen los gastos necesarios y a retirar las mejoras
útiles si es dable separarlas sin detrimento de la cosa. No tiene derecho a
ld

los frutos naturales ni civiles que produzca la cosa poseída, y responde de


la perdida o deterioro de la cosa, sobrevenidos por su culpa.
 
DEFENSA DE LA POSESIÓN
ria

 
La defensa de la posesión tiene como fundamento el interés conjunto del
poseedor y de la colectividad los medios de defensa en nuestros derechos son
amplísimos, pero sin llegar a los extremos de otros códigos en que se
concede hasta la autodefensa en algunas cosas, para que el poseedor tenga
derecho al interdicto de recuperar la posesión se necesita que no haya pasado
e

un año desde que se verifico el despojo.


 
at

El Código de Procedimientos Civiles concede al poseedor las acciones


tradicionales de retener y recobrar la posesión, contra el perturbador en la
posesión jurídica o derivada de un bien inmueble, compete el interdicto contra el
perturbador, el que mando tal perturbación o contra el, que, a sabiendas y
M

directamente, se aproveche de ella, y contra el sucesor del despojante.


 

109
El objeto de esta acción es poner termino a la perturbación, indemnizar al
poseedor, y que el demandado afiance no volver a perturbar y sea conminado con

M
multa o arresto, para el caso de reincidencia la procedencia de esta acción
requiere: que la perturbación consista en actos preparatorios tendientes
directamente a la usurpación violenta o a impedir el ejercicio del derecho que se
reclame dentro de una año y el poseedor no haya obtenido la posesión de su

AA
contrario por fuerza, clandestinamente o a juego.
 

FORMAS DE ADQUIRIR LA PROPIEDAD

Los modos en que se puede adquirir la propiedad son los siguientes: por
Ocupación, Accesión, Cesión y Enajenación, Usucapión o Prescripción Positiva y

e
por Herencia. Expliquemos cada una de ellas.

Ocupación

as
Solamente algunos bienes pueden ser objeto de ocupación con fines de adquirir
su Propiedad, ya que un bien sólo puede ser objeto de ocupación cuando carece
de dueño, por lo tanto, los bienes inmuebles no pueden ser objeto de ocupación,
Cl
debido a que todos los inmuebles, como son los terrenos y edificios, siempre
tienen dueño, pues indudablemente que todos los terrenos y demás inmuebles
son propiedad de particulares; y todos aquéllos, cuyo dueño no sea un particular,
pertenecen al Poder Público: Federación, Estados o Municipios.

Tenemos, por consiguiente, que únicamente algunos bienes muebles pueden ser
e
objeto de ocupación como medio de adquirir su propiedad. Como ejemplo de lo
anterior, podemos citar como bienes que son susceptibles de ocupación: los
animales apropiados por el derecho de caza y de pesca; las perlas, mediante el
ld

buceo, los panales o colmenas, los tesoros cuyo legítimo dueño se desconozca.

Accesión
ria

La accesión consiste en el derecho que tiene, el dueño de un bien, de adquirir la


propiedad de todo lo que se le adhiera o incorpore, así como todo lo que dicho
bien produzca.

La Accesión puede ser artificial y natural. Es artificial cuando ocurre mediante


hechos del hombre; y es natural cuando resulta por obra de la naturaleza.
e

Un ejemplo de Accesión artificial sería cuando una persona hace mejoras en una
at

finca ajena, en este caso, todo lo adherido o incorporado a causa de dichas


mejoras efectuadas, pasaría a ser propiedad del dueño de la finca, recibiendo,
quien realizó la inversión, una indemnización si ha obrado de buena fe.
M

La Accesión natural resulta cuando el propietario de un terreno, adquiere la


propiedad de porciones de tierra que se ha unido o adherido a su predio, por

110
efecto de corrientes de agua o de algún otro fenómeno natural.

M
Cesión y enajenación

Este modo de adquirir la propiedad consiste en la transmisión del derecho de


propiedad que puede efectuarse mediante la Cesión, la Compraventa, la Permuta

AA
y la Donación.

La persona a quien se le transmite el derecho de propiedad, es quien, en


consecuencia, lo adquiere.

Usucapión o Prescripción Positiva

e
La Usucapión o Prescripción Positiva, es un modo de adquirir la propiedad, para lo
cual se requieren dos elementos o factores:

as
a) La posesión del bien con el ánimo de propietario, y
b) El transcurso del tiempo establecido por la ley según el caso de que se trate.

En este caso, para que la posesión sea válida, se requieren los siguientes
requisitos:
Cl
a) El poseedor debe poseer el bien en calidad de dueño;
b) La posesión deber  haberse adquirido sin violencia, por lo tanto, deber  ser
pacífica;
c) Deber  poseerse el bien en forma continua, y
e
d) Deber  ser pública, es decir, que el que posee un bien debe hacerlo
públicamente y no en forma clandestina.
ld

Prescripción positiva y negativa


Prescripción: es un medio de adquirir bienes o de liberarse de obligaciones
mediante el transcurso de cierto tiempo y bajo las condiciones establecidas por la
ley. Puede ser positiva y negativa.
ria

Prescripción positiva: se entiende como el medio de adquirir la propiedad o ciertos


derechos reales mediante la posesión en concepto de dueño o de titular de un
gravamen, en forma pacifica, continua, pública, cierta y por el termino que fije la
ley.
Prescripción negativa o liberatoria: es un medio de extinguir obligaciones o
derechos por el transcurso del tiempo, en virtud de que el acreedor no exija el
e

pago en los plazos señalados por la ley o el titular no ejerza su derecho real.
at

La prescripción positiva, llamada en el derecho romano usucapión, es el


último de los medios de adquirir la propiedad, pudiendo ser clasificado como modo
a título particular, derivado, gratuito y entre vivos.
 
M

Podemos definirla como el modo de adquirir propiedad mediante la


posesión que, a titulo de dueño, se tenga de manera pública, continua y pacífica

111
sobre una cosa durante cierto tiempo.
 

M
Este tipo de prescripción es contrario al del carácter negativo, que será
estudiada posteriormente, como forma de extinción de obligaciones.
 
Para que opere, pues, la prescripción positiva como medio de adquirir la

AA
propiedad sobre un bien, se requiere la concurrencia y satisfacción de las
siguientes exigencias:
 
La posesión de la cosa
Que dicha posesión sea un concepto de dueño, pública, continua y pacífica
El transcurso del tiempo
 

e
 
El término o plazo para prescribir positivamente puede interrumpirse o
suspenderse, en los casos que la ley señala; cuando hay interrupción el tiempo se

as
inhabilita y si solo se suspende, el término corrido opera y puede reanudarse, una
vez cesada la causa de suspensión.
 
La prescripción no puede comenzar, ni correr, de conformidad con lo que el
Código Civil establece:
 
Cl
Entre ascendientes y descendientes, durante la patria potestad respecto de
los bienes a que los segundos tengan derecho.
Entre consortes.
Mientras dure la tutela, entre los incapacitados y sus tutores o curadores.
e
Entre copropietarios o coposeedores, relativamente al bien común.
Contra los ausentes que se encuentren desempeñando un servicio público.
Finalmente; contra los militares en servicio activo en tiempo de guerra.
ld

 
La prescripción se interrumpe, de acuerdo con la misma ley:
 
Cuando el poseedor es privado de la posesión por mas de un año
ria

Por demanda o interpelación judicial


Por que la persona, en cuyo favor corre la prescripción, reconozca expresa
o tácitamente el derecho de la persona en contra quien prescribe.
 
Tales son los medios de adquirir propiedad.
e

La Herencia
at

Esta forma de adquirir la propiedad surte efectos por causa de muerte del testador
que cedes sus bienes y derechos a sus herederos.
M

112

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