Diagrama de Flujo Vinificación en Tinto

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DIAGRAMA DE FLUJO DE VINIFICACIÓN EN TINTO

Recepción

Selección Hojas; racimos y bayas


en mal estado

Molienda Escobajos

Anhídrido sulfuroso Encubado

 Densidad
Fermentación
Levaduras, nutrientes  Temperatura
alcohólica  Remontajes y/o
Bazuqueos

Descube y prensado

Fermentación
maloláctica

Maduración

Estabilización

Fraccionamiento y
maduración en
botella
CONTROLES A REALIZAR

Recepción: verificar que la uva ingresada corresponda con la variedad planificada y que el
porcentaje de la misma sea mayor al 95%. Se controla y se registra el estado sanitario de
las uvas en lo referente a podredumbre o daño por granizo. Se realizan muestreos de la
uva y se determina el grado azucarino por refractometría y el alcohol potencial por tabla.
Finalmente se determina acidez total, pH y temperatura de la vendimia.

Selección: eliminar hojas y/o racimos en mal estado. Por lo general se utiliza una cinta de
selección donde la uva circula y algunos operarios van retirando de forma manual las
hojas y racimos.

Despalillado y Molienda: Se controla la correcta eliminación de los escobajos para que no


ingresen a la cuba de fermentación y ceda gustos amargos y aromas herbáceos (si el
escobajo está lignificado no aporta aromas herbáceos). En la molienda controlamos que
exista la rotura del grano para liberar el mosto y haya un buen contacto de los hollejos con
el mosto. Se debe evitar una rotura excesiva que por un lado produzca mayor cantidad de
borras y que puede producir la rotura de las semillas que van a ceder al mosto
compuestos indeseables.

IMPORTANTE: Agregar en este momento anhídrido sulfuroso a razón de 4 o 8 g/hl para


que se mezcle con la vendimia durante el transporte a la vasija de fermentación. La dosis
depende del estado sanitario de la uva así como también de su madurez.

Encubado: La vasija debe llenarse a un 80% de su capacidad para evitar que se rebalse al
momento de la fermentación alcohólica, donde el CO2 eleva los sólidos por encima del
nivel al cual se encontraba la vasija al momento del encubado. A partir de este momento
se comienza con un seguimiento exhaustivo de la evolución del mosto a través de análisis
químicos y sensoriales (azúcar, acidez, pH, SO2 Libre y SO2 Total). Todos estos datos
deben registrar en la planilla de fermentación.

Fermentación alcohólica: Se pueden agregar levaduras seleccionadas en dosis de 15 a 25


g/hl, nutrientes 10 a 20 g/hl y vitaminas (tiamina) 1 mg/hl. Se controla que la temperatura
de la vasija en la cual se sembrarán las levaduras se encuentre cercana a 20 ºC y que la
temperatura del pie de cuba no sea mayor a 5ºC por encima de la temperatura de la
vasija, con lo cual se evita el estrés térmico de las levaduras seleccionadas que entrarán en
contacto con un medio mas frío. Los nutrientes se pueden agregar 12 hs después del
levadurado y hasta 48hs después de iniciada la FA. Se controla que la temperatura de
fermentación se encuentre entre los 20 y 30ºC y que la dinámica de fermentación sea
normal, como así también el perfil sensorial que se va desarrollando durante el proceso.
Durante la fermentación se deben realizar 2 a 3 remontajes abiertos procurando mojar, o
no, el sombrero durante la fermentación dependiendo de la extracción que se pretenda
lograr. La técnica del remontado abierto es fundamental para aportar a las levaduras el
oxígeno necesario para un buen desarrollo de sus paredes celulares que le permitan
finalizar la fermentación a rastros de azúcar, además de eliminar compuestos sulfurosos
que aportan al vino aromas a reducido. En los vinos que se busca mayor extracción se pueden
realizar déléstages y/o bazuqueos.

Durante el periodo que dure la fermentación alcohólica se debe realizar:

 Controles de temperatura y densidad dos veces por día.


 Remontajes dos veces por día.
 Regulación de la temperatura en el rango deseado (entre 20 y 30 °C).

NOTA: en nuestro caso de microvinificación vamos a realizar 2 bazuqueos al día en


reemplazo de los remontajes, ya que trabajando en bajos volúmenes podemos incorporar
el oxígeno necesario a través de los bazuqueos.

Cuando trabajamos en microvinificaciones de laboratorio (vasijas de hasta 15L de


capacidad) un método práctico es realizar el seguimiento de la FA a partir del pesado de la
vasija, de esta manera podemos ir realizando la misma curva que si midiéramos la
densidad. Cuando la vasija deja de perder peso, debemos realizar un análisis de azucares
reductores. El fundamento de esta técnica consiste en el hecho de que al metabolizar las
levaduras la glucosa, como residuo producen etanol y dióxido de carbono. Éste último, al
ser un gas y abandonar el mosto-vino en dirección a la atmósfera, produce la pérdida de
peso que es los que estaríamos graficando a través del pesado de la vasija.

Descube y prensado: una vez que se determina que la maceración del mosto-vino con los
sólidos ha sido suficiente es momento de proceder a su separación. La fase líquida es
retirada y puesta en otra vasija, mientras que los sólidos son llevados a la prensa para
retirar el resto de líquido que aún contiene y que suele ser de un 10% del líquido total. Es
aconsejable no mezclar esta porción de vino con el primero, sino trabajarlo por separado
hasta que se considere que ya están en condiciones de juntarse nuevamente. La
maceración total del vino con los sólidos suele ir de los 5 a 30 días, dependiendo del tipo
de vino que se busca realizar.

Fin de fermentación alcohólica (puede finalizar antes o después del descube): En la última
fase de la FA, conocida como fermentación “lenta”, la disminución de la densidad o la
pedida de peso va a ser muy débil, por eso es necesario realizar los correspondientes
análisis para confirmar cuando la FA ha acabado.
Cuando corroboramos la finalización de la FA, se realiza un análisis químico completo
(Alcohol, Azúcar, acidez volátil, acidez total, pH, turbidez, extracto seco). En todos los
casos, y una vez finalizada la fermentación maloláctica, las concentraciones de anhídrido
sulfuroso libre se deben encontrar entre 35 y 40 mg/l para asegurar una buena
conservación. Esta etapa va acompañada de análisis sensorial.

Fermentación Maloláctica (FML): se realiza con bacterias nativas o inoculadas. La


temperatura óptima para su realización es de 20°C. Los controles que se realizan son:
acidez total, pH, acidez volátil y cromatografía de papel. Si el nivel de anhídrido sulfuroso
es muy elevado se torna muy dificultosa la realización de dicha FML. Los factores que
condicionan la realización de la FML son la acidez, el grado alcohólico, la temperatura y el
nivel de SO2.

Maduración: El vino va a madurar en pileta, en tanque o en barrica dependiendo del vino


que se desea obtener. Se realizan análisis químicos (SO2 y acidez volátil) y sensoriales
periódicos para detectar posibles alteraciones o defectos que puedan producirse durante
esta etapa. Se recomiendan los controles químicos y análisis sensorial cada 4 semanas. En
el caso de vino criados en barrica se debe mantener un mayor control ya que el nivel de
SO2 disminuye permanentemente por el intercambio con el oxígeno.

Estabilización: Se controla la estabilidad tartárica mediante ensayos de estabilidad en


laboratorio.

Fraccionamiento: Se realiza un análisis químico un día antes del fraccionamiento. Luego


del mismo se realiza un análisis completo (Alcohol, acidez total, acidez volátil, pH, Azúcar,
Turbidez) a botellas tomadas al azar. En todos los casos las concentraciones de anhídrido
sulfuroso libre se deben encontrar entre 35 y 40 mg/l para asegurar una buena
conservación en botella y la presión interna del espacio de cabeza en el interior de la
botella debe ser de -0,2 a -0,4 bares para asegurar vacío y buena evolución del vino sin
macro-oxidaciones.

Maduración en botella: Se controla que las botellas se encuentren horizontales y que el


corcho no se encuentre manchado con vino en la zona exterior del mismo (evidencia de
pérdida de vino y mal funcionamiento del corcho). Se realiza un análisis químico completo
y un análisis sensorial cada 45 días tomando una botella al azar de la estiba. Se
recomienda realizar controles químicos y análisis sensorial cada 6 semanas.

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