Devocionario A San Jose
Devocionario A San Jose
Devocionario A San Jose
SECRETARIADO ARQUIDIOCESANO
DE PASTORAL LITÚRGICA
ARQUIDIÓCESIS DE MONTERREY
ORACIÓN DEL PAPA FRANCISCO A SAN JOSÉ
ACUERDATE
MODELO DE TRABAJADOR
ALABANZAS
¡Glorioso Patriarca San José!, animado de una gran confianza en tu gran valor, a Ti acudo
para que seas mi protector durante los días de mi destierro en este valle de lágrimas. Tu
altísima dignidad de Padre putativo de mi amante Jesús hace que nada se te niegue de cuanto
pidas en el cielo. Se mi abogado, especialísimamente en la hora de mi muerte, y alcánzame
la gracia de que mi alma, cuando se desprenda de la carne, vaya a descansar en las manos del
Señor. Amén.
Jaculatoria. Bondadoso San José, Esposo de María, protégenos; defiende a la Iglesia y al
Sumo Pontífice y ampara a mis parientes, amigos y bienhechores.
__________
ACUERDATE
MODELO DE TRABAJADOR
Glorioso San José, modelo de cuantos deben trabajar con el sudor de su frente,
consígueme la gracia de considerar el trabajo como expiación, para satisfacer tantos
pecados. Hazme trabajar en conciencia, prefiriendo el fiel cumplimiento de mis
deberes a mis inclinaciones caprichosas; haz que trabaje con agradecimiento y alegría,
poniendo todo mi empeño y honor en aprovechar y desarrollar, por medio del trabajo,
todos los talentos que he recibido de Dios. Mándame trabajar con tranquilidad,
moderación y paciencia sin que me atemoricen el cansancio y las dificultades.
Inspírame a menudo pensamientos en la muerte y en la cuenta que he de rendir del
tiempo perdido, de los talentos malgastados, de las omisiones y de toda vana
complacencia en éxitos obtenidos, tan contraria al honor de Dios. ¡Todo según tu
ejemplo, oh Patriarca San José!
__________
Nos dirigimos a ti, Oh bendito San José, nuestro protector en la tierra, como quien
conoce el valor del trabajo y la respuesta a nuestro llamado. A través de tu Santa
Esposa, la Inmaculada Virgen Madre de Dios, y sabiendo el amor paternal que tuviste
a nuestro Señor Jesús, te pedimos nos asistas en nuestras necesidades y fortalezcas en
nuestros trabajos.
ALABANZAS
Oh glorioso Patriarca, San José, a ti vengo para venerarte de corazón como al más fiel
esposo de la madre de Dios, como cabeza de la familia más santa, como padre protector
del Hijo de Dios, y como el leal depositario de los tesoros de la Santísima Trinidad.
En tu persona honro la elección del Padre que quiso compartir contigo la autoridad
sobre su Unigénito Hijo; venero la elección del Hijo divino quien quería obedecerte y
recibir su sustento ganado por el trabajo de tus manos; la elección del Espíritu Santo,
quien te confió su castísima esposa.
Te ensalzo porque llevaste en vuestras manos al Niño Dios, estrechándolo a tu pecho,
transportado de alegría.
__________
San José, guardián de Jesús y casto esposo de María, tu empleaste toda tu vida en el
perfecto cumplimiento de tu deber. Tú mantuviste a la Sagrada Familia de Nazaret con
el trabajo de tus manos. Protege bondadosamente a los que se vuelven confiadamente
a ti. Tú conoces sus aspiraciones y sus esperanzas. Ellos se dirigen a ti porque saben
que tú los comprendes y proteges. Tú también supiste de pruebas, cansancio y trabajo.
Pero, aun dentro de las preocupaciones materiales de la vida, tu alma estaba llena de
profunda paz y cantó llena de verdadera alegría debido al íntimo trato que gozaste con
el Hijo de Dios que te fue confiado a ti a la vez a María, su tierna Madre. Amén.
__________
PARA PEDIR UN FAVOR
Amadísimo Padre mío San José: confiando en el valioso poder que tienes ante el trono
de la Santísima Trinidad y de María tu Esposa y nuestra Madre, te suplico intercedas
por mí y me alcances la gracia... (Hágase aquí la petición).
José, con Jesús y María, viva siempre en el alma mía.
José, con Jesús y María, asísteme en mi última agonía.
José, con Jesús y María, llévame al cielo el alma mía.
-Cordero de Dios, que quitas los pecados del mundo Ten piedad de
nosotros.
ORACIÓN
¡Oh Dios, que con inefable providencia te dignaste elegir a San José para esposo de
tu Santísima Madre!; te rogamos nos concedas tenerlo como intercesor en el cielo, ya
que lo veneramos como protector en la tierra. Tú, que vives y reinas por los siglos de
los siglos. Amén.
PRIMER DOMINGO
SEGUNDO DOMINGO
La alegría: al escuchar la armonía del coro de los ángeles y observar la gloria de esa
noche.
Oh bienaventurado patriarca, glorioso San José, escogido para ser padre adoptivo del
Hijo de Dios hecho hombre: el dolor que sentiste viendo nacer al niño Jesús en tan
gran pobreza se cambió de pronto en alegría celestial al oír el armonioso concierto de
los ángeles y al contemplar las maravillas de aquella noche tan resplandeciente.
Por este dolor y gozo alcánzanos que después del camino de esta vida vayamos a
escuchar las alabanzas de los ángeles y a gozar de los resplandores de la gloria celestial.
Padrenuestro, Ave y Gloria
TERCER DOMINGO
Oh ejecutor obediente de las leyes divinas, glorioso San José: la sangre preciosísima
que el Redentor Niño derramó en su circuncisión te traspasó el corazón; pero el nombre
de Jesús que entonces se le impuso, te confortó y llenó de alegría.
Por este dolor y este gozo alcánzanos el vivir alejados de todo pecado, a fin de expirar
gozosos, con el santísimo nombre de Jesús en el corazón y en los labios.
CUARTO DOMINGO
Oh Santo fidelísimo, que tuvisteis parte en los misterios de nuestra redención, glorioso
San José; aunque la profecía de Simeón acerca de los sufrimientos que debían pasar
Jesús y María te causó dolor mortal, sin embargo te llenó también de alegría,
anunciándote al mismo tiempo la salvación y resurrección gloriosa que de ahí se
seguiría para un gran número de almas.
Por este dolor y por este gozo consíguenos ser del número de los que, por los méritos
de Jesús y la intercesión de la bienaventurada Virgen María, han de resucitar
gloriosamente.
QUINTO DOMINGO
El dolor: en su afán de educar y servir al Hijo del Altísimo, especialmente en el viaje
a Egipto.
La alegría: al tener siempre con él a Dios mismo, y viendo la caída de los ídolos de
Egipto.
Oh custodio vigilante, familiar íntimo del Hijo de Dios hecho hombre, glorioso San
José, ¡cuánto sufriste teniendo que alimentar y servir al Hijo del Altísimo,
particularmente en la huida a Egipto!, pero cuán grande fue también tu alegría teniendo
siempre contigo al mismo Dios y viendo derribados los ídolos de Egipto.
Por este dolor y este gozo, alcanzanos alejar para siempre de nosotros al tirano infernal,
sobre todo huyendo de las ocasiones peligrosas, y derribar de nuestro corazón todo
ídolo de afecto terreno, para que, ocupados en servir a Jesús y María, vivamos tan sólo
para ellos y muramos gozosos en su amor.
SEXTO DOMINGO
Oh ángel de la tierra, glorioso San José, que pudiste admirar al Rey de los cielos,
sometido a tus más mínimos mandatos; aunque la alegría al traerle de Egipto se turbó
por temor a Arquelao, sin embargo, tranquilizado luego por el ángel, viviste dichoso
en Nazaret con Jesús y María.
Por este dolor y este gozo, alcanzanos la gracia de desterrar de nuestro corazón todo
temor nocivo, poseer la paz de conciencia, vivir seguros con Jesús y María y morir
también asistidos por ellos.
SÉPTIMO DOMINGO
El dolor: cuando sin culpa pierde a Jesús, y lo busca con angustia por tres días.
Oh modelo de toda santidad, glorioso San José, que habiendo perdido sin culpa al Niño
Jesús, le buscaste durante tres días con profundo dolor, hasta que, lleno de gozo, lo
encontraste en el templo, en medio de los doctores.
Por este dolor y este gozo, te suplicamos con palabras salidas del corazón, intercedas
en nuestro favor para que jamás nos suceda perder a Jesús por algún pecado grave.
Mas, si por desgracia lo perdiéramos, haz que le busquemos con tal dolor que no
hallemos sosiego hasta encontrarlo benigno sobre todo en nuestra muerte, a fin de ir a
gozar en el cielo y cantar eternamente contigo sus divinas misericordias.
Tu santidad declara
aquel caso soberano,
cuando en tu santa mano
floreció la seca vara;
y porque nadie dudara,
hizo el cielo esta señal.
Se, José...
Oficio de carpintero
ejercitaste en vida,
para ganar la comida
a Jesús, Dios verdadero,
y a tu Esposa, lucero,
compañera virginal.
Se, José...
SAN JOSÉ
NOVENA
Por la señal...
Señor mío Jesucristo...
DÍA PRIMERO
Aquí nos tienes en tu gloriosa presencia, dulce protector nuestro San José, implorando
tu eficaz patrocinio. Dirige, oh gran Santo, una mirada amorosa sobre nosotros,
miserables hijos de Eva, y alcánzanos con la gracia que te hemos pedido y las Virtudes
de la humildad, pureza y obediencia, la dicha de morir asistidos de Jesús, de tu Esposa y
de ti, para bendecirlos y alabarlos en el cielo eternamente. Amén.
Pídase la gracia que se desea. Rezar siete Padrenuestros y Avemarías en memoria de
los siete dolores y gozos de San José. Terminar con la oración final para todos los días.
__________
DÍA SEGUNDO
A tus pies nos postramos con el más humilde afecto, ¡oh incomparable protector nuestro
San José!, confiando en tu eficaz patrocinio. Dirige, ¡oh gran Santo!, una mirada amorosa
sobre nosotros, miserables pecadores hijos de Eva, y alcánzanos la gracia que te hemos
pedido juntamente con las tres virtudes de tierna piedad, gratitud a los divinos beneficios
y firme confianza en Dios, que tanto y con tanto fruto practicaste tu mismo, a fin de que
enriquecidos con ellas, podamos expirar dulcemente en los brazos de Jesús y María, y
alabarlos después en tu compañía en el cielo, por toda la eternidad. Amén.
__________
DÍA TERCERO
Postrados ante ti, insigne protector nuestro San José, acudimos también hoy en demanda
de tu eficaz patrocinio. Dirige, ¡oh gran Santo!, una mirada amorosa sobre nosotros,
miserables hijos de Eva, y presenta nuestras súplicas al Padre Eterno, cuyas veces hiciste
en la tierra tutelando a su Divino Hijo; ofrécelas también al Espíritu Santo, de quien
fuiste representante como Esposo de María; presentalas, en fin, al Hijo para que sean
benignamente atendidas por la Santísima Trinidad, objeto de todo nuestro amor, ahora y
siempre, por todos los siglos. Amén.
¡Oh amabilísimo Patriarca, Señor San José! Desde el abismo de mi pequeñez, dolor y
ansiedad, os contemplo con emoción y alegría de mi alma en vuestro solio del cielo,
como gloria y gozo de los Bienaventurados, pero también como padre de los huérfanos
en la tierra, consolador de los tristes, amparador de los desvalidos, gozo y amor de tus
devotos ante el trono de Dios, de tu Jesús y de tu santa Esposa.
Por eso yo, pobre, desvalido, triste y necesitado, a Vos dirijo hoy y siempre mis lágrimas
y penas, mis ruegos y clamores del alma, mis arrepentimientos y mis esperanzas; y hoy
especialmente os traigo ante vuestro altar y vuestra imagen una pena que consoléis, un
mal que remediéis, una desgracia que impidáis, una necesidad que socorráis, una gracia
que obtengáis para mí y para mis seres queridos.
Y para conmoveros y obligaros a oírme y conseguírmelo, os lo pediré y demandaré
durante treinta días continuos en reverencia a los treinta años que vivisteis en la tierra
con Jesús y María, y os lo pediré, urgente y confiadamente, invocando todos los títulos
que tenéis para compadeceros de mí y todos los motivos que tengo para esperar que no
dilataréis el oír mi petición y remediar mi necesidad; siendo tan cierta mi fe en vuestra
bondad y poder, que al sentirla os sentiréis también obligado a obtener y darme más aún
de lo que os pido, y deseo.
1.- Os lo pido por la bondad divina que obligó al Verbo Eterno a encarnarse y nacer en
la pobre naturaleza humana, como Dios de Dios, Dios Hombre, Dios del Hombre, Dios
con el Hombre.
2.- Os lo suplico por vuestra ansiedad de sentiros obligado a abandonar a vuestra santa
Esposa, dejándola sola, y yendo solo sin ella.
3.- Os lo ruego por vuestra resignación dolorosísima para buscar un establo y un pesebre
para palacio y cuna de. Dios, nacido entre los hombres, que le obligan a nacer entre
animales.
4.- Os lo imploro por la dolorosísima y humillante circuncisión de vuestro Jesús, y por
el santo y dulcísimo nombre que le impusisteis por orden del Eterno para consuelo, amor
y esperanza nuestra.
5.- Os lo demando por vuestro sobresalto al oír del Angel la muerte decretada contra
vuestro Hijo Dios, por vuestra obedentísima huida a Egipto, por las penalidades y
peligros del camino, por la pobreza del destierro, y por vuestras ansiedades al volver de
Egipto a Nazaret.
6.- Os lo pido por vuestra aflicción dolorosa de tres días al perder a vuestro Hijo, y por
vuestra consolación suavísima al encontrarle en el templo; por vuestra felicidad inefable
de los treinta años que vivisteis en Nazaret con Jesús y María sujetos a vuestra autoridad
y providencia.
7 .- Os lo ruego y espero por el heroico sacrificio, con que ofrecisteis la víctima de
vuestro Jesús al Dios Eterno para la cruz y para la muerte por nuestros pecados y nuestra
redención.
8.- Os lo demando por la dolorosa previsión, que os hacía todos los días contemplar
aquellas manos infantiles, taladradas un día en la Cruz por agudos clavos; aquella cabeza
que se reclinaba dulcísimamente sobre vuestro pecho, coronada de espinas; aquel cuerpo
divino que estrechabais contra vuestro corazón, ensangrentado y extendido sobre los
brazos de la Cruz; aquel último momento en que le veíais expirar y morir por mí, por mi
alma, por mis pecados.
9.- Os lo pido por vuestro dulcísimo tránsito de esta vida en los brazos de Jesús y María.
y vuestra entrada en el Limbo de los Justos en el cielo, donde tenéis vuestro trono de
poder.
10.- Os lo suplico por vuestro gozo y vuestra gloria, cuando contemplasteis la
Resurrección de vuestro Jesús, su subida y entrada en los cielos y su trono de Rey
inmortal de los siglos.
11.- Os lo demando por vuestra dicha inefable cuando visteis salir del sepulcro a vuestra
santísima Esposa, resucitada, y ser subida a. los cielos por ángeles, y coronada por el
Eterno, y entronizada en un solio junto al vuestro como Madre, Señora y Reina de los
ángeles y hombres.
12.- Os lo pido y ruego y espero confiadamente por vuestros trabajos, penalidades y
sacrificios en la tierra, y por vuestros triunfos y gloria feliz bienaventuranza en el Cielo
con vuestro Hijo Jesús y vuestra esposa Santa María.
¡Oh mi buen San José! Yo, inspirado en las enseñanzas de la Iglesia Santa y de sus
Doctores y Teólogos y en el sentido universal del pueblo cristiano, siento en mí una
fuerza misteriosa, que me alienta y obliga a pediros y suplicaros y esperar me obtengáis
,de Dios la grande y extraordinaria gracia que voy a poner ante este tu altar e imagen y
ante tu trono de bondad y poder en el Cielo: la espero, Santo Patriarca.
1. Esta devoción está tomada de un folleto impreso en Buenos Aires bajo la firma del
sacerdote jesuita J. Santillana. En él se puede leer lo siguiente acerca de la misma: "Basta
la lectura de esta Oración para tenerla como muy cristiana y teológica y como muy
recomendable y eficaz para conmover ese poder y bondad del Santo Patriarca y para
alcanzar por su medio las gracias más difíciles y extraordinarias.
Las razones de esta afirmación son las siguientes:
a) La materia doctrinal de esa Oración es la más teológica y completa.
b) El fin general de ella, el más devoto y grato al Santo: honrar la memoria de los treinta
años que vivió con Jesús y María en la tierra.
e) Los títulos que se invocan, poderosísimos para mover el corazón del Santo.
d) La forma ferviente en que está escrita es de fe vivísima, de ternura sensible, y de
urgente e irresistible instancia... Es el alma toda la que en todas sus frases pide y suplica,
gime y llora, conmueve y triunfa de las resistencias del mismo Dios.
e) Y si a todo se añade la insistencia y perseverancia durante treinta días en tan larga y
vehemente súplica del alma, no será temerario afirmar según el dogma católico que es
una oración teológica y cristiana, eficaz e irresistible.
f) No hay en ella nada de superstición o revelación o infalibilidad o algo imposible o
impropio. Por el contrario lo que se pide y se confía conseguir es sencillamente algo muy
conveniente y necesario; aunque difícil y extraordinario; pero nada de milagros infalibles
y a plazos fijos y por modos y prácticas supersticiosas. Todo está fundado en el dogma
católico de la oración e intercesión de los Santos, y en la creencia y confianza del pueblo
cristiano en el poder y bondad del Santo Patriarca.
La práctica de esta devoción ha de ser muy sencilla. Récese la oración treinta días
consecutivos, y será más eficaz rezarla ante la imagen o altar del Santo; pero cuando eso
no sea posible, puede rezarse en la casa particular. Se recomienda mucho la comunión,
al menos los miércoles de esos treinta días. Finalmente se ruega que se dé cuenta de las
gracias obtenidas" [Volver]
SAN JOSÉ
DEVOCIÓN AL DÍA 19 DE CADA MES
PRIVILEGIOS
1|2|3|4|5|6|7
PRIMER PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios por haberos escogido para
padre adoptivo de su unigénito Hijo y para guía del mismo Jesús y de su Santísima Madre
en sus penosos viajes durante su vida mortal: por esta vuestra felicidad, os suplico que
me guiéis en mi viaje de esta vida a la eterna, alcanzándome la gracia de purificar a
menudo mi alma en el santo Sacramento de la Penitencia. Así sea, Jesús, María y José.
__________
SEGUNDO PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios porque os concedió el favor
de guardar de la persecución de Herodes, para beneficio del mundo, a Jesucristo,
verdadero Pan de vida: por esta vuestra felicidad os suplico, que me abonéis la de
recibirle dignamente con frecuencia, y particularmente, antes de morir, por viático y
prenda de la vida eterna. Así sea, Jesús, María y José.
__________
TERCER PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios, porque os concedió la dicha
de fortaleceros y santificaros con el frecuente contacto y el trato íntimo de nuestro
adorable Redentor: por esta vuestra felicidad os suplico que me alcancéis la de no morir
sin el auxilio espiritual del Sacramento de la Extremaunción que alivia la enfermedad
corporal, si conviene, y sana el alma de las reliquias de los pecados. Así sea, Jesús, María
y José.
__________
CUARTO PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios porque os concedió una fe
vivísima y constante con la que creísteis que era obra del Espíritu Santo el fruto de
vuestra purísima Esposa: por esta vuestra felicidad, os suplico que me alcancéis la
incomparable de vivir y morir con la mayor firmeza en la santa fe católica. Así sea, Jesús,
María y José.
__________
QUINTO PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios por haberes escogido para
fiel ministro de Jesús y María en la tierra: por esta vuestra gran felicidad, os suplico que
me alcancéis la de saberos imitar, sirviendo fiel y constantemente a Dios y a su divina
Madre. Así sea, Jesús, María y José.
__________
SEXTO PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios porque os concedió la gracia
de morir asistido con el mayor cariño por Jesús y María: por esta vuestra inefable
felicidad, os suplico que me alcancéis la de morir abrasado en amor de Dios y asistido
por vuestra inmaculada Esposa y por Vos mismo. Así sea, Jesús, María y José.
SÉPTIMO PRIVILEGIO
Os felicito, glorioso San José, y doy infinitas gracias a Dios por el privilegio que os cupo
de resucitar con Jesucristo y subir a la eterna gloria: por esta vuestra dicha, os suplico
que me alcancéis la de encontrarme en la hora de mi muerte, dispuesto para merecer,
desde aquel momento, el descanso eterno de los santos. Así sea, Jesús, María y José.