Aroldo Wilson Quiroz Monsalvo: (Aprobado en Sesión de Cuatro de Septiembre de Dos Mil Diecinueve)

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AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

Magistrado ponente

STC11819-2019
Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00
(Aprobado en sesión de cuatro de septiembre de dos mil diecinueve)

Bogotá, D. C., cuatro (4) de septiembre de dos mil


diecinueve (2019).

Se decide la acción de tutela instaurada por Merlyn


Yeimy Muñoz Obando contra la Sala Civil del Tribunal
Superior del Distrito Judicial de Cali y el Juzgado 5º Civil
del Circuito de esa ciudad, trámite al cual se vinculó a las
partes e intervinientes en el proceso que originó la queja.

ANTECEDENTES

1. La promotora del amparo, a través de apoderada


judicial, reclamó protección constitucional de sus derechos
fundamentales al debido proceso y a la igualdad, que dice
vulnerados por las autoridades judiciales accionadas.
Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

Solicitó, entonces, «dejar sin efectos jurídicos la


sentencia de… 18 de junio de 2018 proferida por el Juez
Quinto Civil del Circuito, por medio de la cual accede a las
pretensiones de la demanda y la sentencia de 12 de marzo
de 2019 emitida por la Sala Civil del Tribunal Superior de
Cali, que confirmó la sentencia recurrida».

2. Son hechos relevantes para la definición del


presente asunto, los siguientes:

2.1. Seguros de Vida Suramericana S.A. promovió


demanda en contra de Merlyn Yeimy Muñoz Obando, en la
que solicitó se declarara la simulación absoluta del
contrato civil de matrimonio celebrado el 20 de junio de
2006 en la Notaría 14 del Círculo de Cali, entre la
convocada y Anatolio Cerón Túquerres (q.e.p.d.), cuyo
conocimiento le correspondió al Juzgado 5º Civil del
Circuito de Cali1.

2.2. Mediante sentencia del 18 de junio de 2018, el


despacho accedió a las pretensiones pues declaró «la
inexistencia del vínculo nupcial desde el 20 de junio de
2006, careciendo de efectos jurídicos desde esa fecha»,
ordenó, entre otras cosas, inscribir el fallo en el Registro
Civil n° 4279643; decisión confirmada, en sede de alzada,
el 12 de marzo de 2019 por el Tribunal criticado al
considerar que en el proceso se demostró que no hubo
voluntad real y cierto de celebrar las nupcias, pues el

1
A través del proveído de 15 de diciembre de 2016 la Sala Mixta del Tribunal
Superior de Cali dispuso fijar la competencia del asunto en ese despacho.

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consentimiento otorgado por las partes fue para fines


distintos a los contemplados en el artículo 113 del Código
Civil, esto es, que la demandada fuera la beneficiaria del
causante respecto del seguro de renta voluntaria inmediata
(conmutación pensional) adquirido con la compañía de
seguros demandante.

2.3. Por vía de tutela se duele la quejosa, en síntesis,


de la decisión referida a espacio, pues, aduce, existió una
indebida valoración probatoria de los testimonios y los
documentos, que daban cuenta que «entre los contrayentes
sí existió realmente un matrimonio»; además que no era
procedente acceder a la simulación, en la medida en que
«el acto jurídico ya no exist[ía], puesto que con la muerte de
uno de los contrayentes… dicho contrato ya no t[enía] vida
jurídica», situación que no atendió la sede judicial.

2.4. Agregó que el 20 de junio de 2006 contrajo


matrimonio civil con Anatolio Cerón Túquerres (q.e.p.d.),
empero, él falleció el 15 de junio de 2009 sin que dejara
descendientes o ascendientes, circunstancia que la
habilitaba para reclamar la renta vitalicia establecida en la
póliza n° 088020000766 de la Seguro de Vida
Suramericana de Seguros S.A., y que en efecto dispuso el
Juzgado 33 Civil Municipal del Cali, al resolver el juicio
que ella planteó para tal propósito.

2.5. Reiteró que no había lugar a declarar la


simulación absoluta de su matrimonio, pues no fue
celebrado de mala fe para obtener el reconocimiento y pago

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de una futura prestación económica, tal como lo afirmaron


las autoridades judiciales, toda vez que «no se po[día]
prever de manera cierta el futuro que… ANATOLIO CERÓN
TÚQUERRES indudablemente fallecería primero que su
esposa»; además, los juzgadores invirtieron la carga de la
prueba al exigirle demostrar su buena fe no obstante que
esta se presume, por mandato del artículo 83 de la
Constitución Política; y que la decisión atacada estuvo
influenciada por estereotipos en tanto que los falladores no
aceptan que un hombre mayor de edad pueda contraer
nupcias con una mujer de edad muy inferior, al punto que
se le conminó a relatar asuntos íntimos.

3. La Corte admitió el libelo de amparo, ordenó


librar las comunicaciones de rigor y pidió rendir los
informes a que alude el artículo 19 del Decreto 2591 de
1991.

LAS RESPUESTAS DE LOS CONVOCADOS

1. La Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito


Judicial de Cali instó la improcedencia del resguardo, al
considerar que la decisión censurada no luce arbitraria,
toda vez que está debidamente sustentada en las
probanzas allegadas al plenario y la normatividad aplicable
al caso concreta.

2. La titular del Juzgado 5° Civil del Circuito de


Cali refirió que se posesionó en el cargo el 1° de abril de
2019, por lo que se atiene a lo que obra en el expediente y

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a la decisión tomada por el Juez que fungía para esa


calenda, quien decidió apoyado en argumentos legales y
jurídicos; posteriormente, remitió copia digitalizada del
proceso.

3. Seguros de Vida Suramericana S.A. anotó que la


salvaguarda incumple el presupuesto de subsidiariedad,
pues la actora pudo acudir al remedio extraordinario de
casación y allí exponer lo que por esta vía alega, esto en la
medida en que el fallo censurado versa sobre la
impugnación del estado civil de la accionante; además la
acción de tutela no puede considerarse como una instancia
adicional.

CONSIDERACIONES

1. Conforme al artículo 86 de la Constitución


Política, la acción de tutela es un mecanismo jurídico
concebido para proteger los derechos fundamentales,
cuando son vulnerados o amenazados por los actos u
omisiones de las autoridades públicas, en determinadas
hipótesis, por los particulares, cuya naturaleza subsidiaria
y residual no permite sustituir o desplazar a los jueces
funcionalmente competentes, ni los medios comunes de
defensa judicial.

Por lineamiento jurisprudencial, en tratándose de


actuaciones y providencias judiciales, el resguardo procede
de manera excepcional y limitado a la presencia de una

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irrefutable vía de hecho, cuando «el proceder ilegítimo no es


dable removerlo a través de los medios ordinarios previstos
en la ley» (CSJ STC, 11 may. 2001, rad. 2001-00183-01); y
por supuesto, se cumpla el requisito de la inmediatez.

Previo a analizar el caso concreto, es pertinente


efectuar un estudio respecto de la nulidad del matrimonio
y la simulación del vínculo nupcial.

2. La nulidad del matrimonio.

El matrimonio, como todo negocio jurídico, cesa en


sus efectos cuando se incumple con los presupuestos
legales establecidos para el efecto, de allí que el artículo
140 del Código Civil colombiano estableciera causales
específicas y taxativas de nulidad del matrimonio,
ciertamente diferentes a los motivos de nulidad genéricos
de los contratos, a saber2:

El matrimonio es nulo y sin efecto en los casos siguientes:

1). Cuando ha habido error acerca de las personas de ambos


contrayentes o de la de uno de ellos.
2). Cuando se ha contraído entre un varón menor de catorce
años, y una mujer menor de <catorce>, o cuando cualquiera de
los dos sea respectivamente menor de aquella edad.
3). Cuando para celebrarlo haya faltado el consentimiento de
alguno de los contrayentes o de ambos. La ley presume falta de
consentimiento en quienes se haya impuesto interdicción judicial
para el manejo de sus bienes.
4). Numeral derogado por el artículo 45 de la Ley 57 de 1887.

2
A la fecha, incluidos los estudios de constitucionalidad efectuados por la Corte
Constitucional.

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5) Cuando se ha contraído por fuerza o miedo que sean


suficientes para obligar a alguno a obrar sin libertad; bien sea
que la fuerza se cause por el que quiere contraer matrimonio o
por otra persona. La fuerza o miedo no será causa de nulidad
del matrimonio, si después de disipada la fuerza, se ratifica el
matrimonio con palabras expresas, o por la sola cohabitación de
los consortes.
6). Cuando no ha habido libertad en el consentimiento de la
mujer, por haber sido esta robada violentamente, a menos que
consienta en él, estando fuera del poder del raptor.
7). Numeral declarado inexequible.

8). Cuando uno de los contrayentes ha matado o hecho matar al


cónyuge con quien estaba unido en un matrimonio anterior.
9). Cuando los contrayentes están en la misma línea de
ascendientes y descendientes o son hermanos.
10). Numeral derogado por el artículo 45 de la Ley 57 de 1887.
11). Cuando se ha contraído entre el padre adoptante y la hija
adoptiva; o entre el hijo adoptivo y la madre adoptante, o la
mujer que fue esposa del adoptante.
12) Cuando respecto del hombre o de la mujer, o de ambos
estuviere subsistente el vínculo de un matrimonio anterior.
13 y 14) Numerales derogados por el artículo 45 de la Ley 57 de
1887.

De cara a la aplicación de las causales específicas


para la nulidad del matrimonio, la doctrina, luego de hacer
un estudio histórico en derecho comparado, concluyó:

…la formación histórica del régimen de nulidades


matrimoniales, la voluntad legislativa claramente expresada, la
orientación de las legislaciones más modernas, la naturaleza
del acto y la comparación de los resultados derivados de la
aplicación práctica, concurren al sostenimiento de la tesis de
que el régimen de nulidades matrimoniales es especial y no le
son aplicables las reglas sobre nulidad de los actos jurídicos en
general3.

3
Belluscio, Augusto César (1979). Derecho de Familia – Tomo II – Matrimonio –
Ediciones Depalma – Buenos Aires.

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3.1. Efectos de la nulidad.

Configurada alguna de las causales reseñadas y


declarado judicialmente nulo el matrimonio, tal
proclamación produce efectos conforme lo prevé el artículo
148 del Código Civil, a cuyo tenor «[a]nulado un
matrimonio, cesan desde el mismo día entre los
consorte separados todos los derechos y obligaciones
recíprocas que resultan del contrato de matrimonio;
pero si hubo mala fe en alguno de los contrayentes, tendrá
éste obligación de indemnizar al otro todos los perjuicios que
le haya ocasionado, estimados con juramento» (Resalta la
Sala).

Tal mandato señala claramente que ante la anulación


del vínculo nupcial, los derechos y obligaciones mutuas
que tenían los contrayentes se extinguen desde el decreto
judicial de la invalidez, es decir, dicha declaratoria tiene
efectos futuros, y no retroactivos; de ahí que la variación
del estado civil para los consortes se da a partir del
proferimiento de tal decisión.

Esta Sala, al estudiar los efectos de la nulidad del


matrimonio, de cara a los alimentos entre los cónyuges,
consignó:

…como lo concluyó el Tribunal en primera instancia, aquella


decisión vulnera las garantías constitucionales del accionante,
dado que incurrió en un defecto material al desconocer el
contenido de una norma de carácter sustancial, como lo es el
artículo 148 del Código Civil, cuyo tenor literal consagra:

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Anulado un matrimonio, cesan desde el mismo día entre los


consortes separados, todos los derechos y obligaciones
recíprocas que resultan del contrato del matrimonio; pero si hubo
mala fe en alguno de los contrayentes, tendrá éste obligación de
indemnizar al otro todos los perjuicios que le haya ocasionado,
estimados con juramento.
Tal precepto normativo, no da lugar a ambages y es claro
en señalar que ante la anulación del vínculo matrimonial
los derechos y obligaciones recíprocas que tenían los
cónyuges, incluidos los alimentos, cesan desde el mismo
día en que se decreta la nulidad, por lo que, se configuró una
arbitrariedad en el caso puesto a consideración, dado que no se
accedió a la pretensión de exoneración de cuota alimentaria,
cuando precisamente la citada norma le otorgaba ese privilegio
al accionante y cambiaba diametralmente las condiciones por
las que se habían fijado los alimentos a cargo del actor (CSJ,
STC10662-2016, 4 ag., 2016-00221-01) (Se resalta).

En suma, y a título de reiteración, según lo


consignado en nuestro ordenamiento y el desarrollo
jurisprudencial, al anularse el vínculo matrimonial los
derechos y obligaciones entre los cónyuges concluyen a
partir del fallo en que se declaró, por lo que tales efectos
son ex nunc, sin perjuicio de los casos esporádicos en que
es dable la condena por los deméritos, previa demostración
de la mala fe en alguno de los contrayentes.

El estado civil de casados de los contrayentes, entonces, se


conserva hasta el día de la declaratoria judicial, lo cual
implica afirmar que tal juicio realmente no corresponde a
la impugnación del estado civil. En consecuencia, los hijos
habidos de tal unión siguen siendo matrimoniales,
inclusive los legitimados con el vínculo.

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4. La simulación de contratos.

Un acto simulado consiste en el acuerdo de


voluntades de los contratantes quienes dan a conocer una
intención diferente a su propósito real, con la finalidad de
obtener un beneficio querido por ambos, de ahí que el
negocio sea sólo aparente, con el interés, se itera, de
ocultar un querer distinto.

Se trata de una divergencia consciente de la


voluntad, en el sentido de que una es que la que se
muestra al público general y otra es la que realmente
subyace a la operación negocial.

Ahora, la Corte Suprema de Justicia al respecto de la


naturaleza y los efectos de la simulación, ha señalado que
es una acción:

(…) meramente declarativa encaminada a obtener el


reconocimiento de una situación jurídica determinada que causa
una amenaza a los intereses del actor, quien, en ese orden de
ideas, busca ponerse a salvo de la apariencia negocial, sin que,
subsecuentemente, su ejercicio apareje un juicio negativo a la
validez del contrato, esto es, que en virtud de que la simulación
no presupone, per se, la existencia de una anomalía contractual,
la aludida acción no puede concebirse como un instrumento
destinado a demostrar la existencia de un vicio de los contratos,
puesto que el fingimiento negocial, lejos de tener ese talante, es,
simplemente, una forma especial de concertar los actos
jurídicos, vale decir, “una modalidad de contratación conforme a
la cual se permite conservar una situación jurídica que las
partes no quieren ver modificada en nada - simulación absoluta
-, o se oculta otra realmente modificativa de una situación
anterior -simulación relativa-, acordándose emplear para ello un
mecanismo que consciente y deliberadamente permite disfrazar
la voluntad real de los estipulantes, bien sea haciendo aparecer

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algo que ninguna realidad tiene, o que la tiene pero distinta”


(G.J. No. 2455 pág. 249). En ese orden de ideas, la acción de
simulación o de prevalencia, como también se le ha dado en
llamar, no se endereza a deshacer una determinada relación
jurídica preexistente, sino a que se constate su verdadera
naturaleza o, en su caso, la falta de realidad que se esconde
bajo esa falsa apariencia. (CSJ SC 30 oct. 1998, rad. 4920;
reiterada en SC837-2019, 19 mar., rad. 2007-00618-02).

En punto a la simulación de contratos, bien absoluta


ora relativa, es necesario recordar lo dicho por esta Sala en
reciente pronunciamiento, donde reiteró los criterios
jurisprudenciales sobre la materia, resaltando la carga
probatoria para esta clase de asuntos:

(…) tratándose de la simulación contractual, es bien sabido que


quienes acuden a ella despliegan su mayor esfuerzo por ocultar
o destruir todo rastro que sirva para develar dicha apariencia,
de suerte que para demostrar cabalmente la verdad de las
cosas la prueba indiciaria presta una enorme utilidad, pues a
partir de la acreditación de determinados hechos podrá inferirse
la irrealidad del negocio celebrado, llegándose así al
convencimiento de que el acuerdo que se exteriorizó no era un
reflejo fiel de la voluntad de los contratantes (CSJ SC, 17 jul.
2006, rad. 1992-00315-01; reiterada en SC837-2019,
19 mar., rad. 2007-00618-02).

Por ello:

La Corte a partir del artículo 1766 del Código Civil, desarrolló la


teoría de la «simulación de los contratos» en virtud de la cual,
quien se vea seriamente lesionado con el negocio aparente, tiene
acción para que salga a la luz su genuino alcance, con el fin de
que desaparezca la fachada que impide hacer efectivos los
derechos del afectado, siendo un medio tendiente a que se
revele la esencia de lo que resulta ajeno a la realidad, ya sea
por mera suposición o por desfiguración y prevalezca la verdad.

Así se recordó en CSJ SC9072-2014 al precisar que

11
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[l]o usual en los contratos escritos es que lo consignado en ellos


corresponda al querer de los pactantes, sirviendo como un
registro de los deberes y derechos recíprocos convenidos, a más
de un medio idóneo para hacerlos valer (…) No obstante lo
anterior, casos hay en que las estipulaciones expresadas
disfrazan la voluntad de los intervinientes. Es así como la Corte
ha desarrollado la figura de la simulación, con base en el
artículo 1766 del Código Civil, diferenciándola en dos clases: De
un lado la relativa, que sucede cuando a un acuerdo se le da un
aspecto contrario al real, por ejemplo si se hace pasar por una
venta lo que es una donación. Por otra parte la absoluta, en el
evento de que no exista ningún ánimo obligacional entre los
actores, verbi gratia si se aparenta una insolvencia para
afrontar reveses económicos.

Itérese, la simulación consiste en aparentar un


negocio jurídico, hallando, entonces, que la voluntad de los
contratantes es diferente a la declaración pública que éstos
hacen.

De esta acción también encontramos que puede


presentarse en cualquier negocio jurídico, incluso el
matrimonial, pues nada obsta que los contrayentes
exterioricen unas nupcias bajo el entendimiento recíproco
de no querer la finalidad matrimonial o pretender una
diferente.

Relata la doctrina especializada dos (2) grupos de


móviles usuales de esta forma de simulación:

El fenómeno de los matrimonios celebrados con fines ajenos a la


misma institución matrimonial es ya ampliamente conocido
tanto en la sociedad civil como en la Iglesia. Se trata de
matrimonios en los que falta una auténtica voluntad conyugal, y
que se han venido a denominar… ‘Matrimonios de
complacencia’… [Primero], los numerosos movimientos
migratorios han convertido en algo frecuente la celebración de

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matrimonios simulados para obtener la nacionalidad, permisos


de residencia etc. Incluso aumentan las noticias en los medios
de comunicación sobre la existencia en nuestro país de bandas
organizadas dedicadas a concertar tales matrimonios
fraudulentos4.

[Segundo], se acude al matrimonio con el exclusivo fin de


obtener beneficios de índole previsional…, de forma tal que su
cónyuge, una vez producido el fallecimiento, pueda ser titular de
ciertos beneficios previsionales, como pensiones de viudedad.
Como podemos apreciar, al igual que en los “matrimonios de
conveniencia”, no existe ánimo de comenzar una verdadera
convivencia marital y no se persigue ninguno de los fines
propios del matrimonio, sino que se busca exclusivamente un
beneficio patrimonial5.

4.1. La simulación del matrimonio.

Un matrimonio puede ser fingido en la medida en que


los contrayentes declaran públicamente querer contraer
nupcias, con todos los derechos y obligaciones
connaturales; sin embargo, su intención real es otra
totalmente diferente, estando así ante una discrepancia
entre la voluntad y su revelación.

Esta figura, que encuentra cabida aunque


legislativamente sólo se previó la nulidad especial del
matrimonio civil, tiene asidero en la prevalencia de la
voluntad real sobre lo declarado que es congénita a la
autonomía privada y que fue consagrada en el artículo
1618 del Código Civil, la cual permite que el vínculo
nupcial pueda declararse simulado, siempre que sea

4
Vicente Benedito Moran, Simulación del matrimonio. Aspectos registrales. En
REDC n.° 69, año 2012, p. 248.
5
Alexis Mondaca Miranda, Statu quo de la simulación del matrimonio. Antes y
después de la Nueva Ley de matrimonio civil. En REHJ, n.° XXXIX, año 2017, p.
354.

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alegada por cualquiera de los contrayentes, sus herederos


o terceros que demuestren un interés directo; al respecto,
la Corte Constitucional precisó:

La Sala considera que si bien el contrato matrimonial tiene un


régimen especial, cerrado y estricto que implica que sólo puede
ser atacado a través de las nulidades de matrimonio civil
establecidas en el artículo 140 del Código Civil, para cuya
declaración solo están legitimados los contrayentes y de manera
excepcional los curadores o guardadores de los menores, no es
este el único camino jurídico para dejar sin efectos el matrimonio.
Como se ha explicado, si este ha sido simulado, los terceros con
un interés directo pueden solicitar al juez que declaren tal
circunstancia, debido a que el ordenamiento jurídico no puede
patrocinar tales comportamientos.

En ese sentido, cuando lo pretendido consista en declarar la


simulación de un contrato matrimonial, estarán legitimados en la
causa por activa los terceros con interés directo para pedirle al
juez que mediante un proceso declarativo establezca la
simulación del contrato matrimonial, y si se afirma que el acto es
simulado –habrá de procederse en esa dirección. Para el efecto,
podrá acudirse al trámite previsto en el artículo 368 del Código
General del Proceso reza: “[s]e sujetará al trámite establecido en
este Capítulo todo asunto contencioso que no esté sometido a un
trámite especial.” (CC T-574/16).

Así las cosas, cuando un tercero con interés legítimo


encuentre que la voluntad de los cónyuges llevada al acto
jurídico tiene un propósito opuesto a los presupuestos
reales del matrimonio, es decir, tiene una finalidad
diferente y oculta, está plenamente facultado para
adelantar la acción de simulación del contrato matrimonial,
siempre y cuando tal tercero demuestre que el acto
demandado le genera un perjuicio.

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En cuanto al consentimiento de los contrayentes,


frente a los fines reales del matrimonio, el órgano de cierre
en materia constitucional precisó:

En cuanto al régimen jurídico del contrato de matrimonio civil…,


se evidencia que tiene una amplia regulación en el Título IV del
Código Civil. Allí se establece en qué consiste el objeto, los
elementos esenciales para que se perfeccione y nazca a la vida
jurídica, entre los que encontramos el “consentimiento” el cual
debe ser otorgado por los contrayentes de manera libre y
voluntaria y debe ser únicamente para contraer los derechos,
obligaciones y deberes que de este se derivan.

Es decir, que cuando el consentimiento en el matrimonio es


otorgado para obtener unos fines distintos a los mencionados
en el artículo 113 del Código Civil, se puede asegurar que no
hubo voluntad real para la celebración de dicho vínculo nupcial,
sino que el consentimiento fue dado para otro acuerdo, lo que
implica que se trató apenas de una voluntad aparente. En esta
hipótesis, como se explicó, los terceros con un interés directo
quedan habilitados para solicitar a los jueces que se declare tal
circunstancia, de manera tal que se asegure el respeto de la
buena fe y se haga prevalecer la realidad sobre las
formalidades. (CC T-574/16).

4.2. Efectos de la simulación del matrimonio.

Tratándose de la simulación del vínculo nupcial, si se


comprueba judicialmente que los consortes no tenían la
intención de que el contrato produjera efectos, es claro que
la acción de prevalencia debe estar encaminada a revelar
esta decisión, es decir, que nada nació a la vida jurídica;
diferente a la simulación relativa, en tanto la declaratoria
judicial buscará que se conozca el verdadero contrato que
celebraron o sus condiciones.

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En ambos casos, las consecuencias reconocidas en la


sentencia tendrán efectos retroactivos, en tanto que el
pacto simulado absolutamente implica su inexistencia en
todo momento, y el relativo lo será en los términos del
verdadero negocio desde su celebración.

En este entendido, declarar que el vínculo


matrimonial contraído entre los cónyuges fue simulado
absolutamente significa que no nació a la vida jurídica, de
donde el estado civil de casado(a) tampoco lo fue, habida
cuenta que en tal caso no hubo la intención de crear o
extinguir los derechos u obligaciones propios de la
comunidad de vida, circunstancia que la diferencia de la
anulación nupcial, pues en esta el estado civil se adquirió,
sí nació a la vida jurídica, empero, cesó ante la
declaratoria judicial.

La doctrina, al estudiar el acto simulado y sus


efectos, coligió:

…los que realizan el contrato ficticio no quieren el acto ni menos


ninguno de sus efectos; como resultado, no hay concurso real
de voluntades, presupuesto esencial para su nacimiento; por
ello faltando al acto ficto las condiciones esenciales para su
constitución, carece de todo efecto por no haberse llegado a
formar, estando desprovisto de vida jurídica. La envoltura
externa que pretende dar aspecto de realidad del acto, es vacía
de contenido por no tener células; la voluntad de obligarse, el
consentimiento real de celebrar el vínculo obligatorio con objeto
de crear, modificar o extinguir derechos; la fuente de la
obligación o causa de su nacimiento, por lo tanto está ausente 6.

6
Cámara Héctor, (2015). Simulación de los actos jurídicos – Segunda impresión –
Ediciones Depalma – Buenos Aires.

16
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En conclusión, en materia matrimonial, en este caso


el civil, es posible dar lugar a la simulación del acto
nupcial, con efectos ex tunc, sin que sea dable aplicar por
extensión o analogía las consecuencias previstas para la
anulación.

5. Caso concreto.

Una vez precisado que el matrimonio civil es pasible


de simulación y que terceros con interés se encuentran
legitimados para su declaración judicial, encuentra la
Corte que la acción constitucional promovida carece de
vocación de prosperidad, en tanto las inconformidades
esgrimidas por vía de tutela pudieron ser propuestas por
un mecanismo de defensa judicial idóneo, que fue
desdeñado por la promotora.

En efecto, respecto de la providencia calendada 12 de


marzo de 2019, con la que el Tribunal criticado confirmó la
dictada el 18 de junio anterior por el Juzgado 5° Civil del
Circuito de Cali, la solicitud de resguardo resulta inviable,
por cuanto para controvertir tal decisión la peticionaria
tuvo a su alcance el recurso extraordinario de casación,
conforme lo contempla el parágrafo del artículo 334 ídem7,
mecanismo al que no acudió, según se verificó en el
registro de actuaciones del sistema judicial siglo XXI, sin
que se muestre dable superar esa desatención.

7
Procedencia del recurso de casación… Parágrafo. - Tratándose de asuntos
relativos al estado civil sólo serán susceptibles de casación las sentencias sobre
impugnación o reclamación de estado y la declaración de uniones maritales de
hecho.

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Ese remedio resultaba procedente por cuanto la queja


de la accionante está dirigida contra la sentencia que
declaró la simulación absoluta de su matrimonio, lo que de
contera modifica el estado civil de Merlyn Yeimy Muñoz
Obando con efectos retroactivos, en tanto que la despoja
del estado civil de casados que en una época tuvo; pues en
lo medular, reclama que los despachos judiciales
efectuaron una indebida valoración de las pruebas
testimoniales para dejar sin efecto su vínculo nupcial, de
donde es patente que su censura va más allá de los efectos
patrimoniales derivados de esa decisión judicial, en tanto
cambió con efectos retroactivos su estado civil, pues dentro
de las órdenes judiciales se dispuso, «declarar la
inexistencia del vínculo nupcial, desde el 20 de junio de
2006, careciendo de efectos jurídicos desde esa fecha»; en
consecuencia, sentar esta proclamación en la
Registraduría Nacional del Estado Civil.

Y es que la demanda, por dirigirse a remover el estado


civil de los accionados, al destruir el negocio que
constituye el sustrato de su basamento, tiene el alcance de
la acción de impugnación.

De ese modo la queja supralegal no puede abrirse


paso, toda vez que el descuido en el empleo de los medios
de protección que existen en las actuaciones judiciales
ordinarias impide al juez de tutela interferir los trámites
respectivos, pues la justicia constitucional no es remedio
de último momento para rescatar oportunidades
precluidas o términos fenecidos, lo que significa que

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

cuando no se utilizan los mecanismos de protección


previstos en el orden jurídico, las partes quedan
vinculadas a las consecuencias de las decisiones que le
sean adversas, en tanto el resultado sería el fruto de su
propia incuria.

En un asunto con alguna correspondencia al de


ahora, concerniente al estado civil, aplicable en lo
pertinente al presente caso, recientemente la Sala dejó
dicho:

…en lo que respecta a la queja enfilada contra el Tribunal


recriminado el reclamo constitucional resulta improcedente por el
incumplimiento del principio de subsidiaridad, en tanto que no
es factible acudir a este excepcionalísimo escenario luego de
haber sido omitido el mecanismo legal de defensa que tuvo al
alcance, lo anterior, en vista que no interpuso «recurso
extraordinario de casación» contra la sentencia de segundo
grado proferida el 29 de agosto de 2017; por lo tanto, al no
proceder de manera acertada y eficaz, quedó sujeta, entonces, a
las consecuencias de la decisión que le fue adversa,
observándose así el fruto de su propia incuria.

4.1.- Ahora, bien podía ventilarse a través del aludido


extraordinario medio impugnativo el reclamo aquí elevado,
conforme al parágrafo del canon 334 del Código General del
Proceso, el cual positivó que «[t]ratándose de asuntos relativos al
estado civil sólo serán susceptibles de casación las sentencias
sobre impugnación o reclamación de estado y la declaración de
uniones maritales de hecho», empero se cejó su formulación, aún
cuando el precepto 338 ibídem exime la observancia de la
«cuantía del interés para recurrir» para su procedencia,
comoquiera que los asuntos atañederos con el «estado civil» se
hallan explícitamente excluidos de atender el particular tópico.
Por supuesto, mal se puede válidamente acudir a esta acción,
luego de desperdiciarse los instrumentos procedimentales
idóneos, dado su carácter residual.

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

4.2.- Cabe destacar que esta Corporación en CSJ STC2747-


2017, 1º mar. 2017, rad. 2017-00363-00, al pronunciarse en
punto de un asunto análogo con el aquí analizado, tuvo ocasión
de señalar:

[L]a disconformidad aquí elevada, […] es asunto que tenía cause


de discusión mediante el aludido extraordinario medio
impugnativo, conforme al parágrafo del artículo 334 del Código
General del Proceso, mismo que prescribe que «[t]ratándose de
asuntos relativos al estado civil sólo serán susceptibles de
casación las sentencias sobre impugnación o reclamación de
estado y la declaración de uniones maritales de hecho» (se
relieva), siendo que no lo formuló pudiendo hacerlo, tanto más
cuando el canon 338 ejusdem no impone para su procedencia la
observancia de la cuantía del interés para recurrir, en tanto que
asuntos relativos al «estado civil», entre otros puntuales, están
expresamente excluidos de ello. […]». (CSJ, STC3729-2018,
15 mar., rad. 2018-00539-00).

5.1. La presente decisión que en esta oportunidad


prohíja la Sala, guarda simetría con los precedentes
adoptados en los casos de nulidad de matrimonio y la
improcedencia del recurso de casación en este evento,
pues, tal como quedó visto, la anulación del vínculo
nupcial trae consecuencias hacia el futuro, es decir, luego
de la declaratoria judicial cesa el efecto civil del casado(a),
por lo cual este no se pierde mientras estuvo vigente la
unión, lo cual justifica considerar que no se está en los
eventos de reclamación o impugnación del estado civil; lo
que no ocurre en los casos de simulación del acto
matrimonial, pues su efectos son retroactivos, por tanto, el
estado civil de los cónyuges nunca nació a la vida jurídica,
de ahí que tenga cabida censurar el fallo a través del
mecanismo extraordinario de casación, por estar implícita

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

la reclamación de estado civil, al margen de sus efectos


patrimoniales.

Efectivamente, sobre la improcedencia del remedio


extraordinario, en los asuntos de nulidad de matrimonio,
esta Corporación manifestó:

…el fallo del Tribunal opugnado no tenía posibilidad de ser


recurrido en casación, lo que implica que no se pueda predicar
la existencia de incuria o apatía por no haberse acudido a este
medio de impugnación extraordinario.

Se afirma lo anterior porque para la fecha en que fue dictado (3


mar. 2016), ya se encontraba rigiendo la Ley 1564 de 2012,
Código General del Proceso, que en su artículo 334 regula que es
procedente dicho mecanismo

(…) contra las siguientes sentencias, cuando son proferidas por


los tribunales superiores en segunda instancia:

1.- Las dictadas en toda clase de procesos declarativos


2. Las dictadas en las acciones de grupo cuya competencia
corresponda a la jurisdicción ordinaria
3. Las dictadas para liquidar una condena en concreto.

Parágrafo: Tratándose de asuntos relativos al estado civil solo


serán susceptibles de casación las sentencias sobre
impugnación o reclamación de estado, y la declaración de
uniones maritales de hecho>>

Si bien la <<nulidad de matrimonio civil>> es de naturaleza


declarativa, a pesar de eso queda expresamente excluida en el
parágrafo, que como acaba de verse, sólo prevé dicho
instrumento <<en los asuntos relativos al estado civil>>, para
las <<sentencias sobre impugnación o reclamación de estado, y
la declaración de uniones maritales de hecho>>, en las que no
encaja ésta.

Aún en vigencia del artículo 366 del Código de Procedimiento


Civil, la sentencia emitida en la <<nulidad de matrimonio

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

civil>>, carecía del indicado recurso, pues, tal norma establecía


que
[e]l recurso de casación procede contra las siguientes sentencias
dictadas en segunda instancia por los tribunales superiores,
cuando el valor actual de la resolución desfavorable al
recurrente sea o exceda de cuatrocientos veinticinco (425)
salarios mínimos legales mensuales vigentes así:

1.- Modificado. Ley 1395 de 2010, art. 18. Las dictadas en


procesos verbales de mayor cuantía o que asuman ese carácter,
salvo los relacionados en el artículo 427 y en los artículos 415 a
426. (…).

Respecto de dicho canon, esta Sala, en AC7313-2015, (15 dic.),


señaló que

(…) entre los asuntos que la norma excluye o que no tiene acceso
al recurso extraordinario y, concretamente, atendiendo su
naturaleza litigiosa, referidos en el artículo 427 del mentado
código, el numeral primero, expresamente, involucra la
<<nulidad y divorcio de matrimonio civil (…).

En definitiva, por mandato legal, los procesos que engendran


disputas relativas a la nulidad de matrimonio civil, no son
susceptibles de recurrirse en casación, luego la impugnación
concedida por parte del Tribunal de Manizales no puede ser
admitida. (CSJ, STC5400-2016, 28 abr., 2016-00778-
00; criterio reiterado AC1103-2019, 27 mar., 2019-
00818-00).

5.2. No obstante lo anterior, y toda vez que la tesis


sentada en el presente fallo, a cuyo tenor es procedente el
recurso extraordinario de casación en tratándose de juicios
de simulación del acto matrimonial por tratarse de una
discusión del estado civil no tiene antecedentes en esta
Sala, resulta conveniente evaluar si se incurrió en una vía
de hecho.

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

Anticípese que la sentencia de 12 de marzo de 2019,


que confirmó la proferida el 18 de junio anterior por el
Juzgado 5º Civil del Circuito de Cali, mediante la cual
declaró absolutamente simulado, con efectos retroactivos,
el contrato civil de matrimonio celebrado el 20 de junio de
2006 en la Notaría 14 del Círculo de esa ciudad, entre la
accionante y Anatolio Cerón Túquerres (q.e.p.d.), interpretó
las normas aplicables al caso concreto y valoró
razonablemente las pruebas allí recaudadas, sin que sus
conclusiones resulten caprichosas o arbitrarias.

En efecto, luego de estudiar el objeto del matrimonio,


sus presupuestos y características, de cara a la simulación
pretendida, citando in extenso la sentencia de la Corte
Constitucional (T-574/16), analizó los medios de
convicción para demostrar el hecho alegado, consignando
que:

…[e]n la hora de ahora hay consenso en que quien ataca un acto


simulado puede acudir a todos los medios de convicción para
demostrar ese hecho. Así por ejemplo es conducente la
confesión, un documento, un principio de prueba por escrito, los
testimonios, etc., vale decir, existe libertad probatoria, pero
dada la forma y sigilo que rodea la celebración de los actos
jurídicos simulados, la prueba a la cual se acude con mayor
frecuencia y que cobra toda su importancia es la indiciaria.

De las inferencias indiciarias se afirma que más que verdaderos


elementos de prueba por percepción o representación son
fuentes intelectuales de convicción que, por vía de razonamiento
lógico, se deducen de determinados hechos que deben estar
demostrados en el proceso.

En efecto, de inusitada frecuencia es que dentro de un proceso


por simulación se cuente con prueba directa, pues precisamente
las partes persiguen es la ocultación del acto o darle un ropaje
diferente, nada se lograría si a la par de la simulación esta se

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

vuelve un hecho notorio o se dejan huellas o vestigios públicos


suficientes para desentrañar la verdadera intención de los
aparentes contratantes. En nada habrían avanzado las partes
si pretendiendo disfrazar la verdad concomitantemente van
exteriorizando la realidad.

Por ello la experiencia judicial enseña que la prueba más


socorrida para demostrar la simulación es la de indicios, y se
recalca que para que la inferencia lógica pueda cumplirse de
manera correcta, la existencia del hecho indiciario no le debe
ofrecer ningún género de dudas al fallador, condición exigida
por el artículo 240 del CGP, y su razón estriba en que la prueba
indiciaria es indirecta por excelencia, como que a partir de algo
conocido y por virtud de una operación apoyada en las reglas de
la lógica y en las máximas de la experiencia, se establece la
existencia de un hecho desconocido. Por ello se predica que "si
del hecho indiciario no se tiene un convencimiento pleno, la
deducción viene a ser contraevidente". Además se recaba que en
la apreciación conjunta de los indicios deberá atenderse su
gravedad, concordancia y convergencia.

Se enfatiza que a la hora de valorar las pruebas en un proceso


por simulación el juez no solo debe reparar en aquellas que
ensombrecen la veracidad del contrato, sino en aquellas otras
que concurren a apuntalar la seriedad del mismo, pues es de
común ocurrencia que al proceso concurran tanto indicios sobre
la falsedad del negocio como otros que nos señalarán la
realidad y veracidad del mismo -contraindicios. Por imperativo
legal las pruebas deberán ser apreciadas en conjunto y
sometidas al tamiz de la sana crítica que no es cuestión
diferente que la unión de la lógica con las reglas de la
experiencia y obviamente de la ciencia, sin perjuicio de las
solemnidades requeridas por la ley para la existencia o validez
de ciertos actos.

Luego, el ad quem analizó la disolución previa del


vínculo nupcial, tras la muerte de uno de los contrayentes,
precisando que:

…[e]l señor juez, con sólido apoyo jurisprudencial aborda


esta arista para concluir que pese a la naturaleza especial
del contrato matrimonial es procedente no solo declarar la
simulación sino que también procede la nulidad absoluta
del mismo, por cuanto sigue proyectando sus efectos sobre
otras esferas del individuo y de la sociedad misma.

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

En líneas pretéritas se dejó sentado que la Corte


Constitucional al emprender el estudio tanto de la
legitimación en la causa como la procedencia de la
simulación del matrimonio concluye explícitamente que
tanto las pretensiones de nulidad absoluta o de simulación,
según el caso, pueden ser invocadas pese a la disolución
previa del vínculo matrimonial por la muerte de uno de los
cónyuges, y la razón estriba en que el matrimonio sigue
produciendo efectos jurídicos y patrimoniales por lo que
impele adoptar los correctivos necesarios para que cesen
los mismos.

Como la censora no ensaya una argumentación distinta a


la ofrecida por el juzgador en su fallo y esta no se muestra
antojadiza o arbitraria, sino que encuentra estribo en
precedentes judiciales, que esta Sala comparte sin
atenuantes, no queda alternativa distinta que desechar el
cargo.

Seguidamente, respecto de la supuesta falta de


pronunciamiento de las excepciones propuestas, indicó:

…[e]l señor juez discurre en principio sobre la acción de


simulación y los presupuestos axiológicos recabados
jurisprudencialmente con apoyo en doctrina de la Corte
Suprema de Justicia y hasta de la misma Corte Constitucional,
de cómo la prueba más socorrida en pretensiones de este linaje
es la indiciaria, pues es excepcional y extraordinario que se
cuente con prueba directa y emprende luego la deducción de los
mismos, para acoger el pedimento de simulación absoluta y sus
consecuenciales.

Es incuestionable que para arribar a esta conclusión


inexcusablemente el juzgador emprendió el estudio y análisis en
principio sobre la procedencia misma para declarar la
simulación del contrato nupcial, habida consideración de la
especial naturaleza de este acto y su tratamiento restricto en el
Código Civil, para concluir que era no solo procedente sino
necesario, como se dejó decantado en párrafos anteriores, por lo
que torna inoficioso entrar en repeticiones inútiles.

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

Luego se adentra en el estudio del instituto de la simulación y


sus requisitorias para declarar que ante la evidente
discordancia entre la voluntad aparente y la real que signa
dicha convención, hay lugar a declarar la simulación absoluta
por cuanto se distorsionaron los fines de la institución
matrimonial, para poner su voluntad al servicio de otros
intereses.

Es apenas obvio que dicha declaración lleva implícita la


declaración de mala fe por parte de los contrayentes, pues eran
conscientes que estaban dando apariencia de realidad a un
contrato que jamás tuvieron en mente celebrar y menos
consumar, por todas las circunstancias indicadoras que el señor
juez tuvo a bien explicitar en su fallo y que, valga enfatizar, no
han sido combatidas u objetadas específicamente para derruir
el veredicto. Sería un oxímoron que se afirme que se declara
absolutamente simulado el contrato matrimonial pero que dicho
acto se celebró de buena fe por los contrayentes; precisamente,
por cuanto no están asistidos de esta buena fe, entendida como
la conciencia de haber actuado por medios legítimos, exentos de
fraude y de todo otro vicio, como la define el Código Civil, es que
se accede a declarar la simulación.

No puede afirmarse, entonces, que el señor juez omitió


pronunciarse sobre las excepciones blandidas, con el único
argumento que ello no consta en la parte resolutiva del fallo,
pues bajo una comprensión sistemática e integral del mismo, no
cabe ningún género de duda de que al acceder a la simulación
invocada se sobreentiende que desecha las defensas izadas por
la parte demandada, que por definición y naturaleza estaban
dirigidas a enervar dicha pretensión, además es irrecusable que
sobre ellas hubo pronunciamiento expreso y explícito en la parte
motiva del confutado fallo, lo que conduce a desechar el cargo
elevado.

Finalmente, analizó los medios suasorios allegados al


plenario en punto a la simulación del acto matrimonial,
específicamente las documentales y testimoniales, además
sobre la cosa juzgada alegada, determinando que:

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

…menester es afirmar que no es cierto que en proceso anterior


se hubiesen debatido los mismos hechos y que por tanto la
judicatura ya se pronunció de manera definitiva sobre la
simulación o nulidad del pretenso matrimonio, es irrebatible que
la contención anterior versó única y exclusivamente sobre la
responsabilidad contractual de la aseguradora que tiene de
pagar el riesgo asegurado ante la acreditación objetiva del
siniestro, nada más. Por tanto, lejos está de existir cosa juzgada
por cuanto lo único que concurre es la identidad de partes, pero
lucen abiertamente divorciadas de la misma causa y del mismo
objeto, cual lo precisa y exige la jurisprudencia.

Ataca el valor persuasivo entregado a los testimonios rendidos


por Héctor Horacio Franco Mejía y Magda Patricia Montiel
Sánchez, pues en su parecer son contradictorios, inexactos, no
responsivos y dejan muchas dudas sobre sus declaraciones,
mismas que bien pudo dejar en evidencia con un adecuado y
oportuno contrainterrogatorio que dilapidó.

La prueba testimonial militante en este plenario corresponde a


la brindada por Carlos Enrique Pira Gómez, Magda Patricia
Montiel Sánchez y Héctor Horacio Franco Mejía, la cual debe ser
valorada conjuntamente con el restante haz probatorio.

A despecho de las aseveraciones de la recurrente se tiene que la


declaración que menos veracidad ofrece es la que entrega el
señor Carlos Enrique Pira Gómez, compañero permanente de la
demandada Merlyn Yeimi Muñoz, con quien tiene 2 hijos, en su
versión incurre en serias contradicciones que le restan el poco
valor persuasivo que en principio podría tener. En efecto, al
inicio de su declaración afirma sin ambages que si bien hacía
vida marital con Yeimi, a mediados de la década de los 90, por
unos desafortunados episodios que lo llevaron a la cárcel dejó
dicha relación y afirma que no volvió a convivir más, pero luego
admite también sin pudor que a partir del año 2010 reinició
dicha unión marital de hecho. Afirma igualmente que la señora
Yeimi Muñoz no tenía recursos económicos, no obstante califica
que su estancia en la casa de Anatolio Cerón era a título de
inquilina, pero no entrega mayores detalles, sobre precio de la
renta, forma de pago, justificación del dinero para pagar la
renta y demás tópicos propios del contrato de arrendamiento,
incluso habla de la compra de la casa de habitación de Anatolio
pero sin justificar el pago del precio y el origen del dinero.
Admite que tiene un temperamento explosivo e intolerante, pero
la relación afectiva carnal de su compañera permanente con

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

Anatolio Cerón, pese a la notoria diferencia de edad, no le


merece ningún reproche o consideración, pero sobre la
celebración del sedicente matrimonio o la convivencia de Yeimi
con Anatolio nada le consta, aunque deja entrever que se enteró
por el dicho de sus hijos, no obstante su corta edad. Por último,
trata, inútilmente, de justificar por qué en los certificados de
seguridad social aparece como beneficiario de Yeimi Muñoz, a la
sazón cotizante, para los años 2005 y posteriores.

Contrasta esta declaración con la ofrecida por Magda Patricia


Montiel Sánchez, quien en razón de su profesión y por encargo
de la firma para la cual trabaja tuvo que adelantar la
investigación sobre la veracidad o no del matrimonio del
fallecido Anatolio Cerón con la reclamante Yemi Muñoz, para
que siguiera pagando la mesada pensional contratada con
Seguros de Vida Suramericana S.A., y pudo obtener
conocimiento que en primer lugar la señora Yeimi seguía
haciendo vida marital con Carlos Enrique Pira, que siempre
había sido su compañera y los vecinos del lugar coincidían con
esta percepción, que nunca se habían separado, tal como lo
evidenciaban los certificados sobre aportes a seguridad social
en salud. Además agrega que fue la señora Blanca, en
compañía de sus dos hijas (una de ellas la demandada) llegó a
vivir a casa de Anatolio Cerón, quien les brindó protección y
amparo tal que el vecindario todo los catalogaba como una
familia, al punto de tener a estas dos pequeñas como nietas del
Cerón Túquerres y se brindaban un trato propio de una familia.
Por su parte, nunca se conoció que Anatolio tuviera esposa,
compañera o pareja, era una persona solitaria, y pese a que en
algunos certificados expedidos por una EPS aparece la señora
Lilian Sánchez como compañera, lo cierto es que se trató de un
acto de generosidad o filantropía del cotizante para con esta
señora como quedó debidamente acreditado.

Pero el aparte trascendente de su declaración y que sirve al


propósito de esta providencia radica en que dentro del mes
siguiente a la muerte de su supuesto esposo y ante la visita que
hiciera a su hogar la declarante, en razón de su oficio y por
encargo, se repite, pudo constatar que a diferencia de otras
ocasiones con idéntica pérdida de un familiar, donde se
reflejaba tribulación, congoja o desolación en el núcleo familiar,
la señora Yeimi lucía serena, tranquila, y no mostraba ningún
signo de aflicción o dolor por la significativa pérdida de su
esposo, lo que no dejaba de despertar sospecha dada su vasta
experiencia en este campo. Agrega que la señora Lilian Sánchez,

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

la supuesta anterior compañera del causante, declaró sobre la


real situación de Anatolio y la demandada, pero se abstuvo de
firmar la declaración y luego comparecer aduciendo que no
quería tener problemas de ninguna índole por esta situación.

Por su parte, Héctor Horacio Franco Mejía, si bien es reticente en


principio para declarar sobre la relación marital entre Carlos
Enrique Pira y Yeimi Muñoz, es lo cierto que dice que conoció por
espacio superior a los treinta años a Anatolio Cerón, que a esa
casa llegó a vivir una señora (Blanca) con dos niñas (una de
ellas Yeimi) y que el trato que siempre se prodigaron fue el de
constituir una familia y las niñas fueron acogidas y
consideradas como nietas, nunca percibió que entre el ahora
fallecido y la demandada hubiese existido una relación carnal o
de pareja, pues les dispensó siempre el trato familiar de nietas.
Agrega que durante todo el trato que tuvo con Anatolio Cerón
jamás le conoció esposa o pareja ocasional o permanente.

Ahora bien, cierto es que se puede probar en contra de lo


consignado en un certificado expedido por una EPS sobre la
composición de un núcleo familiar, como lo tiene establecido la
jurisprudencia y lo enseña la misma lógica, pero también se
debe dejar establecido que es una carga probatoria que incumbe
en este caso a la demandada, carga que luce absolutamente
incumplida, y no puede ser suficiente para detractar su mérito
probatorio que tal actividad se limite a un ejercicio puramente
retórico o dialéctico, como se pretende en este caso. En sentido
opuesto, obran otros medios de prueba que vienen a corroborar
la situación manifestada en dichos certificados, con la salvedad
de los concernidos a Anatolio respecto de su presunta
compañera permanente.

Bajo este contexto, los ataques lanzados por una supuesta


indebida valoración probatoria caen en el vacío, pues refulge
que el señor juez estuvo certero en la valoración de todas estas
circunstancias expuestas dentro de la audiencia y que la
valuación conjunta del acervo probatorio lo llevaron primero a
deducir los indicios como lo describe en su fallo y en
consecuencia a declarar la simulación absoluta del matrimonio
solicitada. Debe agregarse que la opugnante no ensaya una
argumentación distinta bien para restarle la entidad de indicio a
los listados por el juzgador o para oponer otros contraindicios
que señalaran la veracidad o realidad de la celebración del
matrimonio, o cuestionar si el hecho indiciario está debidamente
probado, o si puede calificarse como conducta equívoca, o sin no

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

estamos en presencia de pluralidad de indicios y que los


mismos sean graves, concordantes y convergentes, etc., como
era su deber para alcanzar el fin propuesto de su revocatoria.

Y concluyó:

Como el señor juez encontró que el consentimiento otorgado lo


fue para distintos fines a los mencionados en el artículo 113 del
Código Civil, concluyó que no hubo voluntad real y cierta de
celebrar las nupcias, y por tanto se trata apenas de una
voluntad aparente que no puede estar dirigida a crear estos
trascendentales efectos, por lo cual declaró simulado
absolutamente el contrato matrimonial e hizo los
pronunciamientos consecuenciales para restarle toda eficacia,
en decisión que esta Sala avala sin paliativos, por lo que se
impone su confirmación.

Así las cosas, la Sala concluye que la decisión


controvertida no luce antojadiza, contraevidente o
subjetiva, sino que se apoyó en una valoración conjunta de
las pruebas y la hermenéutica de las normas que rigen la
disolución del vínculo matrimonial incluso cuando ya se
extinguió, con independencia de que se comparta,
descartándose la presencia de una vía de hecho, de
manera que el reclamo de la peticionaria no halla recibo en
esta sede excepcional.

Y es que, en rigor, lo que aquí planteó la quejosa es


una diferencia de criterio acerca de la manera como la
Corporación accionada interpretó las normas y la
jurisprudencia que regulan el matrimonio y la simulación
de tal acto jurídico, así como la manera en que valoró las
probanzas allegadas al plenario, concluyendo que el
matrimonio civil contraído entre ella y Anatolio Cerón
Túquerres (q.e.p.d.) fue simulado absolutamente, en la

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

medida en que no existió voluntad real de las partes para


contraer dichas nupcias, por el contrario su intención real
era otra totalmente diferente a la de dicho vínculo.

En este orden de ideas, tales deducciones no pueden


ser desaprobadas de plano o calificadas de absurdas o
arbitrarias, «máxime si la que ha hecho no resulta contraria
a la razón, es decir si no está demostrado el defecto
apuntado en la demanda, ya que con ello desconocerían
normas de orden público... y entraría a la relación procesal
a usurpar las funciones asignadas válidamente al último
para definir el conflicto de intereses». (CSJ STC, 11 ene.
2005, rad. 1451, reiterada en STC7135, 2 jun. 2016, rad.
2016-01050).

6. Basta lo dicho en precedencia para denegar la


protección pedida.

DECISIÓN

Con fundamento en lo expuesto, la Corte Suprema de


Justicia, en Sala de Casación Civil, administrando Justicia
en nombre de la República y por autoridad de la Ley,
deniega el amparo solicitado.

Comuníquese por el medio más expedito a los


interesados y, si la decisión no es impugnada, remítase el
expediente a la Corte Constitucional para su eventual
revisión.

OCTAVIO AUGUSTO TEJEIRO DUQUE

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Radicación n° 11001-02-03-000-2019-01746-00

Presidente de Sala

ÁLVARO FERNANDO GARCÍA RESTREPO

AROLDO WILSON QUIROZ MONSALVO

LUIS ALONSO RICO PUERTA

ARIEL SALAZAR RAMÍREZ

LUIS ARMANDO TOLOSA VILLABONA

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