Timothy R. Sterling y Richard E. Chaisson: Esquema Del Capítulo

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 22

Manifestaciones clínicas generales

de la infección por el virus


de la inmunodeficiencia humana
122 (incluidos el síndrome retroviral agudo
y las enfermedades orales, cutáneas,
renales, oculares, metabólicas y cardiacas)
Timothy R. Sterling y Richard E. Chaisson

ESQUEMA DEL CAPÍTULO


SÍNDROME RETROVIRAL AGUDO constitucional, anomalías de los lípidos, una lesión glomerular, proliferación mesangial
• Este síndrome es la manifestación inicial de la resistencia a la insulina, lipodistrofia y degeneración tubular.
infección por el virus de la inmunodeficiencia y osteoporosis.
CARDIOPATÍAS
humana (VIH).
ENFERMEDADES ORALES • Los pacientes infectados por el VIH que han
• En el 50-66% de los pacientes, la primera
• Pueden aparecer candidiasis oral, leucoplasia recibido TAR presentan una aterosclerosis
manifestación es una enfermedad
vellosa oral, gingivitis y periodontitis. acelerada con infarto de miocardio, que parece
pseudomononucleósica (v. tabla 122.7),
estar asociada con las elevaciones de las
a menudo con un exantema en el tronco. ENFERMEDADES CUTÁNEAS
citocinas proinflamatorias y los marcadores
• Los síntomas suelen resolverse en 10-15 días. • Entre las consecuencias dermatológicas, hay
protrombóticos.
que citar infecciones cutáneas (virus del herpes
LINFADENOPATÍA PERSISTENTE GENERALIZADA • También se observan casos de miocarditis
simple, virus de la varicela-zóster, molusco
• Este trastorno se produce en el 50-70% de las y pericarditis.
contagioso, escabiosis y angiomatosis bacilar)
personas infectadas por el VIH y suele afectar a las
y el sarcoma de Kaposi. SÍNDROMES DE RECONSTITUCIÓN
regiones cervical, submandibular, occipital y axilar.
INMUNITARIA
• En los pacientes que reciben tratamiento ENFERMEDADES RENALES
• Estos síndromes se observan después del TAR
antirretroviral (TAR), los ganglios previamente • Los pacientes con infección por el VIH pueden
y pueden estar asociados a Mycobacterium
involucionados pueden aumentar de tamaño. sufrir nefropatías por causas diversas, así como
tuberculosis, complejo Mycobacterium avium,
una nefropatía específica relacionada con el
ANOMALÍAS METABÓLICAS Y ENDOCRINAS Cryptococcus neoformans, citomegalovirus,
VIH, que incluye proteinuria y una elevación
• Se han descrito casos de hipogonadismo, hepatitis B, hepatitis C, linfoma y otras
leve de la concentración sérica, lo que refleja
insuficiencia suprarrenal, emaciación enfermedades oportunistas.

La infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) se tra­ HISTORIA


duce en una amplia gama de consecuencias clínicas, que oscilan desde la La enfermedad causada por el VIH se describió por primera vez a finales
infección asintomática pese a la existencia de una replicación viral activa del 1980 y principios de 1981; sus manifestaciones eran brotes de sarcoma
hasta una inmunodeficiencia grave con enfermedades oportunistas que de Kaposi (SK) e infecciones oportunistas por Pneumocystis jirovecii, herpes
ponen en peligro la vida del paciente. En las personas infectadas con el VIH, simple y citomegalovirus en hombres que tenían sexo con hombres (HSH)2.
la replicación continua del virus determina la disminución progresiva y, por En 1982, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC)
último, la destrucción total de la inmunidad celular, así como una activación de Estados Unidos desarrollaron una definición de caso basada en las carac­
inmunitaria e inflamación considerables, lo que origina la aparición de terísticas clínicas, inmunológicas y epidemiológicas, para lo que se denominó
distintas enfermedades oportunistas. El síndrome de inmunodeficiencia síndrome de inmunodeficiencia adquirida8. Poco después de la notificación de
adquirida (SIDA), en el que el huésped infectado ya no puede controlar ni los primeros casos de SIDA, se observaron otros casos en personas hetero­
los organismos oportunistas ni los procesos cancerígenos que en personas sexuales consumidoras de drogas inyectadas, en inmigrantes haitianos8-12, en
inmunocompetentes no suelen causar enfermedad alguna, constituye el es­ personas con hemofilia, en receptores de transfusiones sanguíneas y
tadio más avanzado de esta enfermedad. Los importantes avances en el en africanos13,14. A medida que aumentaba el número de grupos de riesgo,
tratamiento con antirretrovirales han alterado llamativamente la evolución los médicos notaron un mayor espectro de manifestaciones clínicas de la
clínica de la infección por el VIH y han transformado en una enfermedad inmunodeficiencia asociada al SIDA, como linfadenopatía generalizada sin
crónica tratable lo que en otro tiempo era una enfermedad altamente letal. causa conocida, trombocitopenia idiopática, candidiasis oral y síndrome de
En los pacientes con acceso al tratamiento antirretroviral (TAR), la mediana emaciación15-18. El término ahora arcaico complejo relacionado con el SIDA
de la esperanza de vida después de la infección ha aumentado de 10-12 años se acuñó para describir los signos y síntomas de inmunodeficiencia más
a 25-50 años, dependiendo de la edad en el momento de la infección1. A pesar frecuentes en las personas de los grupos de riesgo19,20. Cuando en 1983-
de estas impresionantes mejorías en la supervivencia, la infección cróni­ 1984 se describió el VIH por primera vez21-23, se desarrollaron diferentes
ca por el VIH tratada se asocia a activación inmunitaria e inflamación crónica, pruebas serológicas para identificar a las personas infectadas por el VIH
que pueden generar daños en diversos sistemas del cuerpo. La investigación que permitieron realizar estudios serológicos amplios en las poblaciones de
actual se centra en encontrar una curación (o una curación funcional) para la riesgo para estimar el número de sujetos infectados por el virus y definir el
infección por el VIH y en el tratamiento de sus complicaciones inflamatorias espectro de enfermedades asociadas al VIH.
para prevenir las consecuencias cardiovasculares, renales, endocrinológicas Durante casi 40 años, las definiciones de caso y las clasificaciones de la
y neurológicas. enfermedad por el VIH han evolucionado para reflejar el mayor conoci­

1658 © 2021. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos


Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1659
miento de la patogenia, la evolución natural y el tratamiento. Muchas de son los denominados controladores de élite, que tienen viremia del VIH
las manifestaciones habituales en los primeros tiempos de la epidemia se indetectable y mantienen recuentos normales de linfocitos T CD4+ 28. Este
observan raras veces en los países de rentas altas, y se están haciendo menos grupo tiene mucho interés por su capacidad de mantenerse avirémico. Sin
frecuentes en los países de rentas bajas y medias. embargo, se ha visto que estos pacientes tienen mayor activación inmunitaria,

Capítulo 122  Manifestaciones clínicas generales de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
mantienen replicación viral activa en los linfocitos CD4+ y experimentan
EVOLUCIÓN NATURAL mayores tasas de hospitalización por enfermedades cardiovasculares y otras
DE LA INFECCIÓN POR EL VIH enfermedades no relacionadas con el SIDA que las personas tratadas con
El espectro clínico de la infección por el VIH no tratada incluye primoin­ TAR20-31. Pese a todo, el conocimiento de los mecanismos mediante los cuales
fección (síndrome retroviral agudo) (tabla 122.1), infección asintomática, estos pacientes controlan el VIH tiene una posible utilidad para el desarrollo
infección sintomática temprana e inmunodeficiencia avanzada con com­ de vacunas contra el VIH y curaciones funcionales del VIH.
plicaciones oportunistas y, en último término, la muerte. La infección por Antes de disponer de TAR eficaz, el tiempo de progresión desde la
el VIH no tratada se caracteriza por replicación activa del virus que lleva infección inicial por el VIH hasta el SIDA en HSH de San Francisco era de
a inmunodeficiencia progresiva y consecuencias clínicas graves. Aunque 9,8 años32. Otros estudios estimaron el periodo desde la infección hasta el
muchos pacientes pueden desconocer su infección, el VIH no suele estar SIDA en 7 años para los receptores de transfusiones y en 10 años para los
latente biológicamente, y la viremia crónica, la inflamación y la inmuno­ hemofílicos y los consumidores de drogas inyectadas33. Si no se administra
deficiencia progresiva dan lugar a un deterioro significativo y a la muerte. tratamiento, la supervivencia es corta después del diagnóstico del SIDA
La carga viral o viremia se monitoriza mediante la medición del ARN del definido por criterios clínicos. Los estudios de supervivencia de los prime­
VIH-1 en el plasma, y el estado inmunitario se refleja en el número absoluto ros pacientes con SIDA en San Francisco y Nueva York encontraron una
de linfocitos CD4+ o en la proporción de linfocitos que expresan CD4+. La mediana de supervivencia de 9-12 meses, y la mayor parte de los pacien­
primoinfección por el VIH se caracteriza por una elevada concentración tes estaban muertos a los 2 años34,35. Los pacientes diagnosticados de una
de ARN del VIH en el plasma, con supresión del recuento de linfocitos infección oportunista eran los que morían con más rapidez, mientras que la
CD4+. La viremia plasmática disminuye rápidamente cuando se produce la supervivencia era significativamente más prolongada en los pacientes con un
seroconversión de los anticuerpos y se desarrolla una respuesta inmunitaria diagnóstico inicial de SK. En estudios posteriores se vio que la supervivencia
anti-VIH, que habitualmente alcanza un estado de equilibrio o punto de después del diagnóstico de SIDA se relacionaba directamente con el recuento
ajuste en 6-12 meses24,25. En la mayor parte de los pacientes asintomáticos de linfocitos CD4+ en el momento del diagnóstico. En la mayor parte de
no tratados, el recuento de CD4+ disminuye gradualmente a lo largo de los estudios realizados antes de disponerse de TAR eficaz, se estimó que la
varios años. La pendiente del descenso depende de la viremia plasmática. mediana de la supervivencia después del diagnóstico de SIDA era de 12-18 me­
La viremia plasmática aumenta, acompañada por una disminución más ses36. La media del tiempo de supervivencia después de que el recuento
rápida del recuento de CD4+, antes del inicio de la enfermedad sintomática. de linfocitos CD4+ llegara a 200 linfocitos/mm3 era de 38-40 meses37,38.
A medida que se incrementa la viremia y se reduce el recuento de CD4, Se han establecido correlaciones entre diversas pruebas de laboratorio
aumenta mucho el riesgo de infecciones oportunistas, neoplasias, síndrome y la inmunodeficiencia progresiva, la aparición de SIDA y la mortalidad.
de emaciación, complicaciones neurológicas y muerte. Sin embargo, en conjunto, el recuento de linfocitos CD4+ y la viremia plas­
Hay mucha variación en la progresión de la enfermedad por el VIH, de mática son los mejores marcadores pronósticos de la posterior evolución de
manera que algunos pacientes pasan de la infección al SIDA en menos de la enfermedad en las personas infectadas por el VIH. El recuento de linfocitos
5 años26, y los denominados no progresores a largo plazo se mantienen asinto­ CD4+, una prueba específica de la inmunocompetencia celular, es un factor
máticos sin tratamiento y sin datos de deterioro inmunitario durante muchos predictivo sensible de la aparición de infección sintomática por el VIH y de
años26,27. Los no progresores a largo plazo parecen encuadrarse en al me­ SIDA a corto plazo porque refleja la capacidad inmunitaria actual39-43. Por el
nos dos categorías. La mayoría tiene viremia detectable pero mantiene recuen­ contrario, la viremia plasmática (ARN del VIH-1) es un marcador predictivo
tos de linfocitos CD4+ que confieren una protección adecuada contra la aparición extremadamente útil de la evolución de la enfermedad durante un periodo
de enfermedades oportunistas. Sin embargo, estos pacientes generalmente más prolongado, y tiene una elevada asociación con la velocidad de deterioro
tienen pérdida gradual de linfocitos CD4+ y finalmente llegan a tener inmu­ posterior del recuento de CD4+ 44-52. Una mayor viremia basal se asocia a
nodeficiencia avanzada. Un grupo mucho más pequeño de pacientes (<1%) un deterioro más rápido del recuento de CD4+, una progresión clínica más
rápida y una disminución de la supervivencia. En un estudio de HSH (hom­
bres homosexuales o bisexuales) infectados por el VIH incluidos en el estudio
Multicenter AIDS Cohort Study, el riesgo de progresión a SIDA y muerte
TABLA 122.1  Síntomas y signos del síndrome tuvo una elevada correlación con la viremia plasmática en el momento de su
retroviral agudo en 209 pacientes inclusión en el estudio, independientemente del recuento de CD4+ 47,48. La
N.º DE FRECUENCIA viremia plasmática basal fue un factor predictivo de progresión y mortalidad
SÍNTOMA O SIGNO PACIENTES (%) mejor que el recuento de CD4+. Además, la disminución anual media del
recuento de CD4+ en los hombres infectados por el VIH varía dependiendo de
Fiebre 200 96 la viremia inicial, con reducción de 36 linfocitos CD4+ al año en los hombres
Adenopatía 154 74 con un ARN del VIH-1 basal menor de 500 copias/ml, y de 77 linfocitos CD4+
al año en los hombres con un ARN del VIH-1 basal mayor de 30.000 copias/
Faringitis 146 70
ml47. Sin embargo, la utilización combinada de la viremia y el recuento de
Exantema 146 70 CD4+ ofrece la mejor estimación pronóstica de la posterior evolución clínica
Mialgias o artralgias 112 54 (tabla 122.2 y fig. 122.1). En el contexto de la patogenia del VIH, la viremia
mide la velocidad de replicación de la infección y su potencial destructivo para
Trombocitopenia 94 45 el sistema inmunitario celular, y el recuento de CD4+ determina la magnitud
Leucopenia 80 38 del deterioro inmunitario y el riesgo actual de enfermedad oportunista. En
lugar de iniciar el TAR lo antes posible en todas las personas infectadas por
Diarrea 67 32
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

el VIH, las directrices para iniciar el TAR históricamente se han basado en


Cefalea 66 32 los recuentos de CD4+ y la viremia, debido a la toxicidad del TAR cuando se
Náuseas, vómitos 56 27 utiliza de forma prolongada. Además, la profilaxis de las infecciones oportunis­
tas se ha basado en el recuento actual de linfocitos CD4+, que determina el
Elevación de las concentraciones 38 21 riesgo a corto plazo de presentar infecciones oportunistas (p. ej., neumonía
de aminotransferasasa
por P. jirovecii o infección diseminada por el complejo M. avium) y de morir.
Hepatoesplenomegalia 30 14 Previamente se recomendaba la monitorización frecuente del recuento de
Candidiasis oral 24 12 CD4+ en los pacientes que no recibían TAR para determinar cuándo estaba
indicado el tratamiento, y en los pacientes tratados con TAR para evaluar su
Neuropatía 13 6 respuesta al tratamiento. Sin embargo, como los estudios han demostrado la
Encefalopatía 12 6 utilidad a largo plazo de tratar a todos los pacientes infectados por el VIH
a independientemente del recuento de CD4+, esta es actualmente la estrategia
Basado en 178 participantes.
Modificada de Niu MT, Stein DS, Schnittman SM. Primary human immunodeficiency recomendada53. En la actualidad se prefiere el uso de la viremia plasmática para
virus type 1 infection: review of pathogenesis and early treatment intervention monitorizar la respuesta al tratamiento, y se recomienda la monitorización del
in human and animal retrovirus infections. J Infect Dis. 1993;168:1490-1501. recuento de los linfocitos CD4+ al inicio del tratamiento y periódicamente en
Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1660

TABLA 122.2  Probabilidad de desarrollar SIDAa en 1.604 hombres del estudio Multicenter AIDS Cohort Studyb
VIREMIA RECUENTO % SIDA % SIDA % SIDA
BASALC DE CD4+ BASALD N.° ESTUDIADO N.° CON SIDA A LOS 3 AÑOS A LOS 6 AÑOS A LOS 9 AÑOS
Parte II  Síndromes clínicos principales

<500 >750 66 3 0 1,7 3,6


<750 56 13 3,7 9,6 22,3
501-3.000 Cualquiera 257 90 2,0 16,6 35,4
3.001-10.000 >750 93 39 3,2 14,2 59,7
<750 300 179 8,1 37,7 62,4
10.001-30.000 >750 64 42 9,5 36,7 62,4
351-750 259 194 16,1 54,9 76,3
≤350 73 63 40,1 72,9 86,2
>30.000 >500 141 105 32,6 66,8 76,3
351-500 121 111 47,9 77,7 94,4
201-350 104 92 64,4 89,3 92,9
<200 70 67 85,5 97,9 100
a
Definición de caso de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de 1987.
b
Basado en la viremia mediante ADN de cadena ramificada del VIH basal y el recuento de linfocitos CD4+.
c
Copias de ARN del VIH/ml de plasma mediante ADN de cadena ramificada. La viremia determinada mediante PCR de la transcriptasa inversa es aproximadamente dos veces mayor.
d
Linfocitos CD4+/mm3.
Datos de Mellors JW, Munoz A, Giorgi JV, et al. Plasma viral load and CD4+lymphocytes as prognostic markers of HIV-1 infection. Ann Intern Med. 1997;126:946-954.

seroconversión asintomática 59. La concentración de ARN del VIH-1 es


aproximadamente medio log10 menor en las mujeres que en los hombres
después de la seroconversión, si bien esta diferencia disminuye al aumentar
el tiempo desde la seroconversión60-62. Aunque el ARN del VIH-1 es un
importante factor predictivo de la posterior progresión de la enfermedad
tanto en mujeres como en hombres47,63,64, no hay diferencias entre sexos
en la progresión de la enfermedad por el VIH, particularmente cuando las
mujeres y los hombres tienen el mismo acceso a la asistencia65-67. No parece
haber diferencias raciales en las concentraciones de ARN del VIH-168 ni en
la evolución natural de la progresión de la enfermedad por el VIH65,69. Las
diferencias geográficas en el riesgo de infecciones que pueden aparecer con
mayores recuentos de linfocitos CD4+, como la tuberculosis, la salmonelosis y
algunas neumonías bacterianas, pueden dar lugar a tiempos de supervivencia
menores para las personas de países de rentas bajas y medias.
Otros estudios de laboratorio que predicen la aparición del SIDA en
poblaciones de personas infectadas por el VIH incluyen recuento de linfocitos
total menor de 1.000 linfocitos/mm3, recuento leucocitario total menor de
4.000 leucocitos/mm3 y hematocrito menor de 40 ml/dl. Aunque estas pruebas
se realizan con facilidad y son baratas, no discriminan el riesgo a corto plazo
de los pacientes tan bien como el recuento de CD4+, y generalmente no se
utilizan para el manejo clínico. Otros marcadores de progresión de la enfer­
medad por el VIH que se han validado en estudios clínicos pero que no se
utilizan mucho incluyen el antígeno p24 del VIH, la β2-microglobulina sérica,
la neopterina, el interferón α lábil en medio ácido, los anticuerpos anti-p24 y
el receptor CD8 soluble. Estos denominados marcadores indirectos son medi­
das de la presencia del virus o de la respuesta inmunitaria del huésped contra
el VIH. No ofrecen información pronóstica independiente de la viremia y,
por tanto, han sido sustituidas por la monitorización cuantitativa del ARN del
VIH-1 en el plasma en los países desarrollados. Actualmente se dispone de
alternativas de bajo coste a la cuantificación de los linfocitos CD4+ mediante
FIG. 122.1  Pronóstico en función del recuento de linfocitos CD4+ y
de la carga viral en las épocas previa y posterior a la introducción del citometría de flujo para su aplicación en entornos con escasez de recursos,
tratamiento antirretroviral (TAR). Los datos corresponden a una muestra e incluyen métodos manuales que utilizan el ensayo de inmunoabsorción
de 12.574 pacientes adultos que iniciaron el TAR con una combinación de ligado a enzimas o formatos basados en microesferas70.
al menos tres medicamentos. Se muestran las estimaciones de Kaplan-
Meier relativas a la probabilidad de SIDA a los 3 años. (De Egger M, May M, CLASIFICACIÓN DE LA INFECCIÓN
Chene G, et al. Prognosis of HIV-1-infected patients starting highly active POR EL VIH
antiretroviral therapy: a collaborative analysis of prospective studies. Lancet. En los primeros años de la pandemia del VIH, las definiciones de caso para la
2002;360:119-129.) vigilancia del SIDA eran necesarias para hacer un seguimiento del crecimiento
de la epidemia; a medida que se conoció mejor el espectro clínico de la
infección por el VIH, aumentó el número de enfermedades que permitían
los pacientes que inicialmente tenían recuentos bajos para determinar cuándo diagnosticar el SIDA. Además, los CDC, la Organización Mundial de la
se debe suspender la profilaxis de las infecciones oportunistas. No se considera Salud (OMS), el Walter Reed Army Institute of Research y otras organiza­
que sea necesaria la monitorización de los linfocitos CD4+ en los pacientes con ciones elaboraron sistemas de estadificación de la infección por el VIH que
recuentos iniciales mayores de 500 linfocitos/mm3. incorporaban manifestaciones clínicas y de laboratorio para generar distintas
La velocidad de progresión de la infección del VIH en estudios poblacio­ categorías con diferencias de pronóstico. Por motivos epidemiológicos fue útil
nales varía dependiendo de la edad, de manera que las personas de mayor distinguir entre infección por el VIH y SIDA, pero la diferencia es arbitraria,
edad generalmente tienen una evolución más rápidamente progresiva54-58. y en una era de TAR potente tiene menos sentido desde el punto de vista
Los pacientes con síntomas más intensos durante el síndrome retroviral clínico. Actualmente se utilizan en general dos sistemas de clasificación. La
agudo (SRA) suelen tener mayor viremia después de la seroconversión, definición de caso de infección por el VIH para fines de vigilancia revisada
y la progresión en ellos es más rápida que en los pacientes que tienen de los CDC en 2014 incluye cuatro fases fundamentadas en el estudio de
Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1661

TABLA 122.3  Sistemas de estadificación TABLA 122.4  Estadificación clínica


de la infección por el VIH de la Organización Mundial de la Salud
en la infección establecida por el VIH
EVIDENCIA

Capítulo 122  Manifestaciones clínicas generales de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
ESTADIO EVIDENCIA ANALÍTICAa CLÍNICA SÍNTOMAS ASOCIADOS AL VIH ESTADIO CLÍNICO DE LA OMS
Estadio 0 Resultado negativo o indeterminado No es necesaria (pero Asintomático 1
de la prueba del VIH en los 180 días no debe haber
previos al primer resultado positivo ninguna enfermedad Síntomas leves 2
confirmado de una prueba del VIH definitoria de SIDA) Síntomas avanzados 3
de cualquier tipo, o
Secuencia de pruebas que demuestra Síntomas graves 4
la presencia de marcadores
virales específicos del VIH, como OMS, Organización Mundial de la Salud.
antígeno p24 o ácido nucleico (ARN
o ADN) de 0 a 180 días antes o después
de un análisis de anticuerpos que dio
con cifras de CD4+ inferiores a 50/mm3 padecen enfermedad por el VIH
un resultado negativo o indeterminado avanzada y presentan un riesgo mucho mayor de desarrollar infecciones
oportunistas como enfermedad por CMV o infección diseminada por el
Estadio 1 Confirmación analítica de la infección No es necesaria (pero complejo M. avium, y de fallecer. El sistema de clasificación de los CDC
por el VIH y no debe haber
Recuento de linfocitos T CD4+ ninguna enfermedad se desarrolló inicialmente en un momento en el que la progresión hacia
>500 células/mm3 o definitoria de SIDA) la inmunodeficiencia y la muerte era el curso inevitable de la infección
Porcentaje de linfocitos T CD4+ ≥29 por el VIH, y el tratamiento farmacológico tenía una eficacia limitada y
Estadio 2 Confirmación analítica de la infección No es necesaria (pero
transitoria. Siguiendo el sistema de clasificación de los CDC, a las personas
por el VIH y no debe haber infectadas por el VIH se las clasifica de acuerdo con el estadio más avanzado
Recuento de linfocitos T CD4+ ninguna enfermedad que han alcanzado71. En el momento actual, las personas tratadas con TAR
<200-499 células/mm3 o definitoria de SIDA) suelen experimentar una marcada mejoría de la función de la inmunidad
Porcentaje de linfocitos T CD4+ 14-28 celular y pueden tener una esperanza de vida normal o casi normal, con
Estadio 3 Confirmación analítica de la infección O documentación un riesgo mucho menor de desarrollar enfermedades oportunistas que
(SIDA) por el VIH y de una enfermedad antes de recibir este tratamiento72. Hoy en día no existe ningún mecanismo
Recuento de linfocitos T CD4+ definitoria de SIDA que permita reclasificar a los pacientes según las mejorías inmunológica y
<200 células/µl o (con confirmación clínica obtenidas con el TAR, lo que comprensiblemente restringe el uso del
Porcentaje de linfocitos T CD4+ <14b analítica de la
infección por el VIH)b
sistema de los CDC.
El sistema de clasificación de la OMS (tablas 122.4, 122.5 y 122.6) se
Estadio Confirmación analítica de la infección Y ausencia emplea sobre todo en los países con escasez de recursos. Sin embargo, existen
desconocidoc por el VIH y ausencia de información de información
limitaciones que dificultan el uso uniforme de este sistema de estadificación.
sobre el recuento o el porcentaje sobre la presencia
de linfocitos T CD4+ de enfermedades Muchas de las clasificaciones requieren el diagnóstico de las infecciones
definitorias de SIDA oportunistas, que no se pueden confirmar bien en las zonas con escasos
a
recursos; los criterios clínicos pueden resultar útiles para establecer el diag­
El porcentaje de linfocitos T CD4+ es el porcentaje de linfocitos totales. Si el
recuento y el porcentaje de linfocitos T CD4+ no se corresponden con un mismo
nóstico de presunción o definitivo. La estimación de la pérdida ponderal y
estadio de la infección por el VIH, se debe seleccionar el estadio más avanzado. los síntomas sistémicos también resultan difíciles de valorar en dichas zonas.
b
La documentación de una enfermedad definitoria de SIDA sustituye al recuento En la tabla 122.7 se recoge una comparación de los sistemas de estadificación
de linfocitos T CD4+ de 200 células/µl o mayor y a un porcentaje total de linfocitos T de los CDC y la OMS.
CD4+ de 14 o más.
c
Aunque los casos sin información relativa al recuento o el porcentaje de los
linfocitos T CD4+, o sin información acerca de la presencia de enfermedades MANIFESTACIONES CLÍNICAS
definitorias de SIDA, pueden ser clasificados como de estadio desconocido, es La infección por el VIH causa manifestaciones de enfermedad de tres tipos
necesario intentar por todos los medios determinar los recuentos o el porcentaje principales: 1) una enfermedad viral aguda que se ve en las semanas iniciales
de los linfocitos T CD4+ y la presencia de enfermedades definitorias de SIDA de la infección y se asocia a viremia elevada e intensa respuesta inmunitaria
en el momento en el que se establece el diagnóstico. Los recuentos o porcentajes del huésped; 2) procesos de mecanismo inmunitario relacionados con las
de linfocitos T CD4+ adicionales, así como cualquier otra enfermedad definitoria
de SIDA, pueden ser notificados según lo recomendado.
respuestas del huésped contra la infección viral crónica en ausencia de TAR
Datos de Selik RM, Mokotoff ED, Branson B, et al; Centers for Disease Control and (p. ej., linfadenopatía, trombocitopenia, demencia relacionada con el VIH) o
Prevention. Revised surveillance case definitions for HIV infection—United States, por inflamación persistente incluso después del inicio del TAR (p. ej., enfer­
2014. MMWR Recomm Rep. 2014;63(RR03):1-10. medad cardiovascular, dislipidemia, hipercoagulabilidad, otros trastornos
metabólicos), y 3) enfermedades oportunistas debidas a la alteración de las
respuestas del huésped cuando el sistema inmunitario celular está dañado o
laboratorio, el recuento y el porcentaje de los linfocitos CD4 y la evidencia eliminado. Los principales síndromes clínicos que se ven habitualmente en
clínica que incluye los procesos patológicos que definen el SIDA (tabla 122.3). los pacientes infectados por el VIH se encuadran en esta última categoría. El
El sistema de clasificación de los CDC para la infección por el VIH TAR potente ha añadido dos nuevas categorías de manifestaciones clínicas
reconoce el valor pronóstico de la cifra de linfocitos CD4+ en las personas que se pueden encontrar habitualmente en pacientes con infección por el
con infección por el VIH, pero es fundamental señalar que entre las perso­ VIH: 1) síndromes de reconstitución inmunitaria, con empeoramiento de
nas con cifras de linfocitos CD4+ inferiores a 200/mm3 existe una variabilidad infecciones previamente silentes o tratadas adecuadamente, especialmente
considerable en cuanto al riesgo de padecer complicaciones oportunistas y infecciones micobacterianas73,74, y 2) síndrome de lipodistrofia, con pérdida
al pronóstico. Por ejemplo, en general se considera que aquellas personas
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

y redistribución de la grasa, elevación de las concentraciones séricas de tri­

TABLA 122.5  Clasificación inmunológica de la Organización Mundial de la Salud en la infección establecida


por el VIH
VALORES DE LOS LINFOCITOS CD4+ A LO LARGO DEL TIEMPO
INMUNODEFICIENCIA >5 años (n.° absoluto/mm3
ASOCIADA AL VIH <11 meses (% CD4+) 12-35 meses (% CD4+) 36-59 meses (% CD4+) o % de CD4+)
Inexistente o no significativa >35 >30 >25 >500
Leve 30-35 25-30 20-25 350-500
Avanzada 25-29 20-24 15-19 200-349
Intensa <25 <20 <15 <200 o <15%

Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1662
personas infectadas por el VIH es muy elevada en el África subsahariana,
TABLA 122.6  Estadificación clínica
donde la tuberculosis es endémica. En este contexto, la tuberculosis es la
de la Organización Mundial de la Salud
infección oportunista más frecuente en personas infectadas por el VIH y
respecto a la infección por el VIH/SIDA la causa principal de mortalidad. Alrededor del 22% de todos los fallecimien­
Parte II  Síndromes clínicos principales

en los adultos y adolescentes con infección tos por tuberculosis en todo el mundo se asocian con la enfermedad por
confirmada por el VIH el VIH, sobre todo en el África subsahariana77. El paludismo también es
Estadio clínico 1 endémico en muchos países en vías de desarrollo, y se presenta con mayor
frecuencia y gravedad en las personas infectadas por el VIH, sobre todo
Asintomático durante el embarazo78. Infecciones oportunistas como neumonía por
Linfadenopatía generalizada persistente P. jirovecii, enfermedad por el complejo M. avium, retinitis por CMV, linfoma
Estadio clínico 2 no Hodgkin y encefalopatía por el VIH, relativamente comunes en los países
desarrollados, son infrecuentes en los países en vías de desarrollo como los
Disminución moderada del peso corporal de causa desconocida (<10% del peso
corporal supuesto o determinado)a
de África occidental79. En las regiones donde la leishmaniasis es endémica
Infecciones respiratorias recidivantes (p. ej., sinusitis, amigdalitis, otitis media, faringitis)
(p. ej., el área mediterránea, Centroamérica, Sudamérica, África y Asia),
Herpes zóster se presenta con más frecuencia en las personas infectadas por el VIH. Del
Queilitis angular mismo modo, Trypanosoma cruzi (Sudamérica), la histoplasmosis (valles de
Ulceración oral recidivante los ríos Ohio y Misisipi, Estados Unidos) y Talaromyces marneffei (Tailandia,
Erupciones cutáneas papulares pruriginosas China y Hong Kong) se presentan más a menudo en determinadas regiones.
Dermatitis seborreica La incidencia de algunas enfermedades oportunistas se ha estudiado en
Infecciones por hongos en las uñas diferentes cohortes en las que se ha incluido un gran número de personas
infectadas por el VIH. En un estudio efectuado sobre más de 1.200 pacientes
Estadio clínico 3 con cifras de linfocitos CD4+ inferiores a 300/mm3, antes de que hubiera
Disminución intensa del peso corporal de causa desconocidaa (>10% del peso sido introducido el TAR, se determinó que la infección oportunista más
corporal supuesto o determinado) frecuente era la esofagitis por Candida (13,3 casos por 100 años-persona).
Diarrea crónica de causa desconocida durante más de 1 mes La incidencia de neumonía por P. jirovecii, la infección diseminada por el
Fiebre persistente de causa desconocida (superior a 37,6 °C), intermitente complejo M. Avium, la enfermedad por CMV y el complejo demencia-SIDA
o constante, durante más de 1 mes era de 5-9 casos por 100 años-persona. La incidencia relativamente baja de la
Candidiasis oral persistente neumonía por P. jirovecii refleja el uso de la profilaxis específica con trimeto­
Leucoplasia oral vellosa prima-sulfametoxazol o con pentamidina en aerosol, lo que disminuye drás­
Tuberculosis pulmonar (actual) ticamente el riesgo de esta infección, incluso sin TAR80,81. La toxoplasmosis, la
Infecciones bacterianas graves (p. ej., neumonía, empiema, piomiositis, infección meningitis criptocócica, el herpes zóster, el síndrome de emaciación y el SK
ósea o articular, meningitis o bacteriemia)
fueron menos comunes (2-4 casos/100 años-persona). Las complicaciones
Estomatitis ulcerativa necrosante aguda, gingivitis o periodontitis
menos frecuentes fueron el linfoma no Hodgkin, la tuberculosis, la leucoen­
Anemia de causa desconocida (<8 g/dl), neutropenia (<0,5 × 109/l)
o trombocitopenia crónica (<50 × 109/l) cefalopatía multifocal progresiva y la criptosporidiosis (1-2 casos/100 perso­
na-años). Se han obtenido resultados similares en otros grupos de pacientes
Estadio clínico 4b evaluados en países desarrollados82. La información que existe respecto a
Síndrome de emaciación por el VIH la historia natural de la infección por el VIH es considerablemente menor
Pneumocystis jirovecii en los países en vías de desarrollo, aunque el espectro de la enfermedad en
Neumonía bacteriana grave recidivante los pacientes con procesos patológicos relacionados con el VIH es diferente
Infección crónica por el virus del herpes simple (orolabial, genital o anorrectal, debido a que predominan los diagnósticos de tuberculosis, criptococosis,
con una duración superior a 1 mes, o bien visceral en cualquier localización) sepsis y neumonía bacterianas, herpes zóster y gastroenteritis83.
Candidiasis esofágica (o candidiasis traqueal, bronquial o pulmonar) Las características clínicas tempranas pueden predecir también la pro­
Tuberculosis extrapulmonar gresión de la enfermedad en las personas infectadas por el VIH y que no han
Sarcoma de Kaposi desarrollado enfermedades oportunistas. La candidiasis oral y la leucoplasia
Infección por citomegalovirus (retinitis o infección de otros órganos) oral vellosa son marcadores de inmunosupresión y anuncian el desarrollo de
Toxoplasmosis del sistema nervioso central SIDA en muchos pacientes43,84,85. La linfadenopatía generalizada constituye un
Encefalopatía por el VIH hallazgo clínico de la infección temprana por el VIH, aunque no predice la pro­
Criptococosis extrapulmonar, incluyendo meningitis gresión a SIDA86. La aparición de una enfermedad oportunista incrementa el
Infección micobacteriana no tuberculosa diseminada riesgo de fallecimiento con independencia del recuento de linfocitos CD4+ 87,88,
Leucoencefalopatía multifocal progresiva incluyendo la muerte por causas no relacionadas con el SIDA89. Esto se puede
Criptosporidiosis crónica (con diarrea) deber no solo a la morbilidad relacionada con la complicación en sí misma,
Isosporiasis crónica sino también al aumento de la activación inmunitaria y de las respuestas infla­
Micosis diseminada (coccidioidomicosis o histoplasmosis)
matorias que conduce a una mayor replicación del VIH, con aceleración de
Bacteriemia recidivante por Salmonella no tifoidea
la progresión de la enfermedad por el VIH. Una serie de estudios han demos­
Linfoma (cerebral o no Hodgkin de células B) u otros tumores sólidos asociados al VIH
trado incrementos en la carga viral en enfermos con infecciones oportunistas
Carcinoma infiltrante del cérvix uterino
agudas90-93. A pesar de que la carga viral disminuye tras la enfermedad aguda,
Leishmaniasis diseminada atípica
generalmente no retorna hasta los niveles premórbidos.
Nefropatía o miocardiopatía sintomáticas asociadas al VIH
a
El término «de causa desconocida» se refiere a que la enfermedad no queda Impacto del tratamiento antirretroviral
explicada por otras causas.
b
sobre la historia natural de la infección
En las clasificaciones regionales también se pueden incluir algunas enfermedades
específicas adicionales (como la reactivación de la tripanosomiasis americana
por el VIH
[meningoencefalitis y/o miocardiopatía]) en la región América definida por la OMS, Incluso antes de la era del TAR combinado eficaz, estaba claro que el TAR no
así como la peniciliosis diseminada en Asia. supresor y la profilaxis frente a la neumonía por P. jirovecii habían modificado
de forma considerable la historia natural del SIDA, prolongando la media de
la supervivencia de los pacientes con SIDA tratados de 2 a 3 años94-98. El TAR
glicéridos y colesterol, y resistencia a la insulina, que se observa en pacientes y la profilaxis frente a la neumonía por P. jirovecii y al complejo M. avium
que reciben TAR, especialmente con inhibidores de la proteasa75,76. Las también habían prolongado el tiempo desde la infección por el VIH hasta el
manifestaciones clínicas de los síndromes de reconstitución inmunitaria se SIDA, y habían disminuido la incidencia de las complicaciones oportunistas,
analizan más adelante en este mismo capítulo, y las de la toxicidad medica­ mejorando la supervivencia global99-106. Los cambios producidos por el TAR en
mentosa en relación con el tratamiento del VIH en el capítulo 128. la concentración plasmática del ARN del VIH-1 y en la cifra de linfocitos CD4+
Aunque las manifestaciones clínicas de la infección por el VIH no varían se han revelado como unos marcadores fundamentales de la regresión clínica
según el subtipo de VIH, la geografía y la prevalencia de las enfermeda­ de la enfermedad por el VIH y de la restauración de la inmunidad celular107-109.
des infecciosas en determinadas regiones influyen de forma decisiva en El uso de TAR combinado y la introducción de los inhibidores de la
la incidencia de infecciones oportunistas específicas. La infección por el proteasa a mediados de la década de 1990 determinaron cambios considera­
VIH-1 aumenta la susceptibilidad a padecer tuberculosis, y su incidencia en bles en la historia natural de la enfermedad por el VIH tratada (figs. 122.2
Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1663

TABLA 122.7  Comparación de los sistemas de estadificación de la Organización Mundial de la Salud


y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedadesa
ESTADIO RECUENTO Y PORCENTAJE RECUENTO Y PORCENTAJE

Capítulo 122  Manifestaciones clínicas generales de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
DE LA OMSb DE LINFOCITOS T DE LA OMSc ESTADIO DE LOS CDCd DE LINFOCITOS T DE LOS CDC
Estadio 1 (infección Recuento de linfocitos T CD4+ Estadio 1 (infección por el VIH) Recuento de linfocitos T CD4+ ≥500 células/mm3
por el VIH) ≥500 células/mm3 o porcentaje de linfocitos T CD4+ ≥29
Estadio 2 (infección Recuento de linfocitos T CD4+ Estadio 2 (infección por el VIH) Recuento de linfocitos T CD4+ 200-499 células/mm3
por el VIH) 350-499 células/mm3 o porcentaje de linfocitos T CD4+ de 14-28
Estadio 3 (enfermedad Recuento de linfocitos T CD4+ Estadio 2 (infección por el VIH) Recuento de linfocitos T CD4+ 200-499 células/mm3
por el VIH avanzada) 200-349 células/mm3 o porcentaje de linfocitos T CD4+ de 14-28
Estadio 4 (SIDA) Recuento de linfocitos T CD4+ <200 células/ Estadio 3 (SIDA) Recuento de linfocitos T CD4+ <200 células/mm3
mm3 o porcentaje de linfocitos T CD4+ <15 o porcentaje de linfocitos T CD4+ <14
CDC, Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades; OMS, Organización Mundial de la Salud.
a
Únicamente con intención de notificación.
b
Adultos y niños de 5 años o mayores.
c
Porcentaje aplicable únicamente al estadio 4.
d
Adultos y adolescentes (edad ≥13 años). Los CDC también incluyen un cuarto estadio, el denominado «estadio desconocido»; en estos casos existe la confirmación analítica
de la infección por el VIH, pero no hay información relativa al recuento o al porcentaje de los linfocitos T CD4+, así como tampoco información acerca de las enfermedades
definitorias de SIDA.

FIG. 122.2  Mortalidad y uso de inhibidores de la proteasa en


pacientes con infección por el VIH y con un recuento de linfoci-
tos CD4+ inferior a 100/mm3 en el HIV Outpatient Study. (De Palella FJ,
FIG. 122.3  Incidencia de infecciones oportunistas seleccionadas en
Delaney KM, Moorman AC, et al. Declining morbidity and mortality among
pacientes con infección por el VIH y con un recuento de linfocitos CD4+
patients with advanced human immunodeficiency virus infection. N Engl
inferior a 100/mm3 en el HIV Outpatient Study, en las épocas previa
J Med. 1998:338:853-860. © 1998 Massachusetts Medical Society.)
y posterior a la introducción de los inhibidores de la proteasa. (De
Palella FJ, Delaney KM, Moorman AC, et al. Declining morbidity and mortality
among patients with advanced human immunodeficiency virus infection.
y 122.3)110-115. En el conjunto de Estados Unidos, los fallecimientos atribuidos N Engl J Med. 1998:338:853-860. © 1998 Massachusetts Medical Society.)
al SIDA han disminuido un 85% desde que alcanzaron su máximo de apro­
ximadamente 50.000 en 1995 hasta aproximadamente 6.700 en 2014111,112,116.
Los estudios de cohortes de personas infectadas por el VIH en múltiples tre 1996 y 2006, alrededor de la mitad se debía al SIDA y el resto a cánceres
contextos demuestran el efecto beneficioso del TAR en la progresión clínica no relacionados con el SIDA, enfermedades cardiovasculares, traumatis­
de la enfermedad y en la mortalidad (fig. 122.4)117. Actualmente se han docu­ mos, hepatopatías y otras causas; la mortalidad relacionada con el SIDA ha
mentado mejorías globales de la supervivencia de los pacientes infectados experimentado una disminución sostenida a medida que se ha prolongado
por el VIH como consecuencia de la expansión del acceso al TAR a casi la duración del TAR121. En Estados Unidos en 2014, casi la mitad de las
20 millones de personas en todo el mundo gracias al esfuerzo de iniciativas muertes en pacientes con VIH se atribuyeron a causas no relacionadas con
como el US President’s Emergency Plan for AIDS Relief y el Fondo Mundial el SIDA. Entre las causas de muerte no relacionadas con el SIDA en Europa,
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

para la Lucha contra el SIDA, la Tuberculosis y el Paludismo, además de los cánceres no definitorios de SIDA fueron la principal causa122.
iniciativas de gobiernos nacionales para incrementar el tratamiento de la El tratamiento eficaz no solo ha reducido la incidencia de nuevas
infección por el VIH. De acuerdo con ONUSIDA, las muertes por SIDA dis­ enfermedades oportunistas, sino que también ha logrado la curación de
minuyeron en casi la mitad entre 2005 y 2016, de 1,9 millones a 1 millón118-120. las enfermedades preexistentes123. En algunos casos, la restauración del
Como se analiza más adelante, dado que las muertes debidas al SIDA han sistema inmunitario por el TAR puede alterar la presentación clínica de
disminuido llamativamente, actualmente la morbilidad y la mortalidad determinadas infecciones oportunistas, como sucede con la linfadenitis
en los pacientes con infección por el VIH se deben con mayor frecuencia micobacteriana focal o la vitritis por CMV124. También puede enmascarar
a enfermedades crónicas que no han sido consideradas tradicionalmente infecciones oportunistas que no eran evidentes antes de la introducción del
asociadas a la infección por el VIH. En la cohorte inicial del estudio HIV TAR, como la tuberculosis125,126. Cada vez está más claro que los cambios
Outpatient Study, por ejemplo, la disminución de la mortalidad relacionada inmunológicos debidos al TAR representan al menos una reconstitución
con el SIDA entre 1997 y 2004 se acompañó de un aumento de la mortalidad parcial del sistema inmunitario, si bien la recuperación de la inmunidad
debida a causas no relacionadas con el SIDA, como hepatopatía, cánceres específica frente a antígenos parece ir por detrás del aumento de la cifra
no relacionados con el SIDA y enfermedades cardiovasculares114. El estudio de CD4+ 127-130. Las manifestaciones clínicas de los síndromes de recons­
Antiretroviral Therapy Cohort Collaboration notificó que, de los más titución inmunitaria se tratan al final de este capítulo. La incidencia de
de 1.800 fallecimientos en 13 cohortes clínicas de VIH que se produjeron en­ nuevas infecciones oportunistas en pacientes que tienen respuestas virológica
Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
Parte II  Síndromes clínicos principales 1664

FIG. 122.4  Riesgo relativo de padecer SIDA o de fallecimiento tras la introducción del tratamiento antirretroviral (TAR), ajustado respecto
al recuento de linfocitos CD4+ en el momento de inicio del estudio, la edad, los antecedentes de tratamiento con TAR y la situación clínica
respecto al SIDA. Los datos se obtuvieron en una muestra de 9.803 pacientes infectados por el VIH y atendidos en 70 centros de tratamiento en Europa,
Israel y Argentina. Las líneas verticales representan los intervalos de confianza del 95%. (De Mocroft A, Ledergerber B, Katlama C, et al. Decline in the AIDS
and death rates in the Eurosida study: an observational study. Lancet. 2003;362:22-29.)

e inmunológica satisfactorias frente al TAR es muy baja, incluso cuando se


suspende la profilaxis primaria131,132. Además, la reactivación de infecciones
oportunistas diagnosticadas con anterioridad, como las infecciones por el
complejo M. avium y la retinitis por CMV, parece muy poco frecuente en
enfermos con recuperación inmunitaria que suspenden el tratamiento de
mantenimiento133,134.
En las cuatro últimas décadas, la historia natural de la infección por el
VIH y nuestro conocimiento de esta han sufrido un cambio considerable.
Es probable que el curso clínico de la enfermedad por el VIH en pacientes
que están recibiendo TAR evolucione todavía más en los próximos años,
con la aparición de manifestaciones y complicaciones adicionales de la
infección prolongada y del uso de fármacos antirretrovirales a medida que
un mayor número de personas recibe tratamiento durante un periodo de
tiempo más prolongado.

Síndrome retroviral agudo


La enfermedad similar a la mononucleosis, denominada síndrome retroviral
agudo, es la manifestación inicial de la infección por el VIH en el 50-75% FIG. 122.5  Úlcera aftosa. (Por cortesía del Dr. Stephen Raffanti.)
de las personas recientemente infectadas. Mientras que las primeras des­
cripciones indicaron una elevada prevalencia de síntomas en hombres
infectados de forma aguda135,136, otros estudios han encontrado una amplia similar a la roséola o urticariforme. Los hallazgos de las biopsias cutáneas
variedad de infecciones sintomáticas agudas por el VIH137-139. En un estudio son inespecíficos, con infiltrados linfocíticos perivasculares e infiltrados de
de 378 personas con síndrome retroviral agudo, se observó que los usuarios de células mononucleares en la dermis154. Una minoría de enfermos presenta
drogas por vía intravenosa tenían síntomas con menos frecuencia que las síntomas neurológicos además de meningitis, entre los que se encuentran
personas que habían contraído el VIH por transmisión sexual140. La mayoría encefalitis, neuropatía periférica y polineuropatía ascendente (síndrome
de los profesionales sanitarios que había contraído el VIH por exposición de Guillain-Barré)155. La exploración física revela a menudo la presencia de
ocupacional presentaba el SRA tras la exposición141,142. Un reciente estu­ linfadenopatía cervical, occipital o axilar, exantema y, con menos frecuencia,
dio intensivo de donantes de sangre en Tailandia encontró que el 78% de hepatoesplenomegalia. En algunos casos se ha notificado la presencia de
430 adultos diagnosticados antes de la seroconversión de los anticuerpos del ulceraciones aftosas en la boca (fig. 122.5) que pueden afectar al esófago.
VIH tuvieron síntomas del síndrome retroviral agudo. Asimismo, se ha señalado la presencia de candidiasis oral y esofágica durante
Las características clínicas del SRA son inespecíficas y variables143-148. El la seroconversión. Por lo general, los síntomas se resuelven en 10-15 días. En
inicio de la enfermedad es de 1-6 semanas tras la exposición al virus, pero los pacientes con SRA se ha advertido una amplia variedad de infecciones
tiene un valor máximo a las 3 semanas. En la tabla 122.1 se enumeran los oportunistas, entre las que se engloban neumonía por P. jirovecii, meningitis
síntomas y signos del SRA notificados en 209 casos146. Los síntomas más criptocócica y esofagitis candidiásica. Esto se debe, probablemente, a la dis­
relevantes son fiebre, sudoración, malestar general, mialgias, anorexia, minución de la cifra de linfocitos CD4+ que suele acompañar a la infección
náuseas, diarrea y faringitis no exudativa146-153. Numerosos pacientes noti­ aguda por el VIH.
fican la presencia de cefaleas, fotofobia y meningismo. Alrededor del 65% La evaluación analítica de los pacientes con SRA revela la reducción de
de ellos puede tener exantema troncular, susceptible de ser maculopapular, la cifra total de linfocitos, la elevación de la velocidad de sedimentación, la
Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1665
presencia de una prueba negativa de anticuerpos heterófilos y el aumento inicial. Aunque los ganglios linfáticos periféricos aumentados de tamaño
de las concentraciones de aminotransferasas y fosfatasa alcalina146. Cuando pueden ser el signo más evidente de la infección reciente por el VIH, los
se estudia el fenotipo de los linfocitos, se observa la presencia de un patrón ganglios linfáticos intestinales y las placas de Peyer del tubo digestivo son
característico156. En principio, la cifra total de linfocitos, incluidos tanto los una diana aún más importante de la infección temprana por el VIH, con

Capítulo 122  Manifestaciones clínicas generales de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
linfocitos T CD4+ como los CD8+, disminuye con una proporción normal infección de porcentajes elevados de linfocitos T CD4+ y células dendríticas
de linfocitos CD4+ con respecto a CD8+. Al cabo de varias semanas, tanto y la consiguiente obliteración de la estructura ganglionar normal y pérdida
la población de linfocitos CD4+ como la de linfocitos CD8+ empiezan a de función. La alteración de la mucosa intestinal puede causar después trans­
aumentar. Este crecimiento del número de linfocitos CD8+ es relativamente locación bacteriana y activación inmunitaria sistémica, proceso que puede
mayor que el aumento de linfocitos CD4 +, y la proporción CD4+/CD8+ persistir durante toda la evolución de la infección170,171.
se invierte. En las semanas siguientes, la población de linfocitos CD8+ se El síndrome de LPG se define como la presencia de linfadenopatía en dos
incrementa de forma notable debido a los linfocitos T CD8+ específicos o más localizaciones extrainguinales durante un tiempo mínimo de 3-6 meses
de VIH. En general, la proporción CD4+/CD8+ permanece invertida has­ para la que no se pueda hallar otra explicación. Las muestras de biopsia de
ta la resolución de la enfermedad aguda (debido sobre todo al exceso de los ganglios linfáticos de estos pacientes presentan en general hiperplasia
linfocitos CD8+). En los pacientes con síntomas neurológicos, el líquido folicular sin patógenos específicos. La LPG aparece en el 50-70% de los enfer­
cefalorraquídeo puede mostrar pleocitosis linfocítica con concentraciones mos infectados por el VIH. Los grupos de ganglios linfáticos afectados con
de proteínas y glucosa normales157. más frecuencia son las cadenas linfáticas cervicales anteriores y posteriores,
Algunas de las pruebas para detectar la infección aguda por el VIH submandibulares, occipitales y axilares; los ganglios linfáticos epitrocleares y
son la determinación del ARN del VIH en el plasma, que se positiviza femorales también pueden estar aumentados de tamaño. La exploración
unos 5 días después de la infección, y la del antígeno p24 del VIH, que física suele mostrar ganglios linfáticos simétricos, móviles y gomosos con un
puede detectarse después de 10 días; la reactividad de los anticuerpos en tamaño de 0,5-2 cm. La adenopatía localizada (asimétrica) y el aumento de ta­
los inmunoanálisis enzimáticos no aparece hasta pasados 14-21 días158. maño rápido del ganglio no son característicos de esta alteración, y sugieren
Fiebig y cols.158 caracterizaron las fases de la infección aguda por el VIH en la presencia de otro proceso infeccioso o canceroso. La adenopatía medias­
función del momento de aparición de los marcadores virales y las respuestas tínica e hiliar no es característica de este síndrome; sin embargo, la tomografía
inmunitarias en donantes de plasma que presentaron seroconversión. En el computarizada abdominal con frecuencia revela adenopatía mesentérica y
estadio I de Fiebig (3-8 días) se puede detectar el ARN del VIH-1, aunque retroperitoneal en las personas infectadas por el VIH. La historia natural de
no se pueden detectar el antígeno p24 ni los anticuerpos anti-VIH. El esta­ la infección por el VIH en las personas con LPG no se diferencia de forma
dio II (4-8 días) se caracteriza por la aparición del antígeno p24 en la sangre y considerable de la de las personas con infección por el VIH sin LPG86,172. A
el líquido cefalorraquídeo. El estadio III se caracteriza por la detección de menudo, la progresión de la infección por el VIH hacia enfermedad avanzada
anticuerpos anti-VIH mediante enzimoinmunoanálisis sensible, el esta­ se acompaña de involución de las adenopatías junto con degeneración de los
dio IV por la primera aparición de bandas en la inmunotransferencia de tipo centros germinales foliculares y la desaparición de la hiperplasia.
Western blot y el estadio V por la conversión del Western blot a positivo En los pacientes tratados con TAR, los ganglios linfáticos que habían
en múltiples bandas157,158. El tiempo acumulado hasta la seroconversión involucionado pueden volver a aumentar de tamaño debido a la reposición
de la prueba de Western blot va de 15 a 28 días. El uso de un enzimoin­ de las células específicas del VIH y de otras células T. Además, en enfermos
munoanálisis ultrasensible de cuarta generación acorta el tiempo hasta la con infecciones silentes 1-2 meses antes del inicio del TAR puede aparecer
detección de los anticuerpos. Por tanto, el ARN del VIH en el plasma es linfadenitis focal con síntomas sistémicos. Estas reacciones de «reversión
el marcador más sensible de la infección aguda por el VIH y es la prueba o desenmascaramiento» o síndromes de reconstitución inmunitaria son
preferida cuando se evalúa a pacientes en los que se sospecha síndrome reminiscencias de las reacciones de retroceso observadas en las formas
retroviral agudo160. Las concentraciones de ARN suelen estar comprendidas multibacilares de lepra, las cuales anuncian el retorno de respuestas de
entre 105 y más de 106 copias/ml de plasma, y se reducen a medida que la linfocitos T específicas del patógeno.
cifra de linfocitos T CD8+ citotóxicos y la respuesta humoral aumentan. El diagnóstico diferencial de la LPG se debe realizar con la infección por
Se pueden producir pruebas de ARN de VIH falsas positivas de bajo nivel el VIH y una amplia gama de otros procesos que se encuentran asociados
(número de copias inferior a 104), pero la viremia elevada es diagnóstica de a linfadenopatía generalizada; por ejemplo, sarcoidosis, sífilis secundaria y
infección aguda en ausencia de anticuerpos anti-VIH. enfermedad de Hodgkin. En pacientes con infección por el VIH, la linfade­
El diagnóstico diferencial del SRA se debe realizar con otras enferme­ nopatía también puede estar provocada por infecciones micobacterianas,
dades, como mononucleosis infecciosa y otras infecciones virales como SK y linfoma173. La enfermedad de Castleman puede causar, con escasa
gripe, hepatitis viral, sarampión, rubéola, infección por el virus del herpes frecuencia, linfadenopatía en los pacientes con infección por el VIH 174,175.
simple (VHS), infección por CMV y sífilis secundaria. La evaluación de los La enfermedad de Castleman es un proceso angioproliferativo e hiperplásico
pacientes que presentan enfermedad compatible con infección retroviral de los ganglios linfáticos y otros tejidos linfáticos que presenta hallazgos
aguda debe incluir una historia clínica cuidadosa, con el fin de detectar los histológicos característicos, con una forma vascular hialina y otra de células
factores de riesgo de padecer infección por el VIH, pruebas de laboratorio plasmáticas. En los pacientes con el VIH, en particular, la enfermedad de
para descartar la presencia de infección por el CMV y sífilis, pruebas para Castleman multicéntrica es la forma de presentación más común, con afec­
detectar anticuerpos anti-VIH y ARN en plasma y hemograma completo y tación de los ganglios linfáticos, el hígado, el bazo y otros órganos. Aunque
recuento diferencial. El tratamiento de la infección aguda por el VIH con un la patogenia de la enfermedad de Castleman no se conoce de forma precisa,
TAR puede tener utilidad debido a que existen indicios de que puede dis­ se piensa que la infección por el virus herpes asociado al SK (virus herpes
minuir la carga viral y estimular las respuestas de CD4+ y CD8+ específicas humano tipo 8) subyace en una elevada proporción de casos. Casi todos los
del VIH, reducir la gravedad de la enfermedad aguda161,162 y también los pacientes con infección por el VIH y enfermedad de Castleman también
niveles de activación inmunitaria y de inflamación163. El tratamiento precoz están infectados por el virus herpes humano tipo 8176,177. A diferencia de la
no parece prevenir el establecimiento de reservorios de linfocitos CD4+ en LPG, la enfermedad de Castleman multicéntrica se asocia a síntomas sistémi­
reposo con infección latente, aunque puede disminuir el tamaño de los cos y afectación multiorgánica en la mayoría de los enfermos con infección
reservorios en los adultos164. En los lactantes, el tratamiento muy temprano por el VIH. El diagnóstico se establece por los datos anatomopatológicos.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

puede llevar a remisiones de la viremia del VIH después de la finalización El tratamiento con el anticuerpo monoclonal anti-CD20, el rituximab, solo
del tratamiento, con varios años de duración, como se puso de manifiesto o combinado con quimioterápicos, como la doxorrubicina liposómica, ha
en el «niño de Misisipi» 165. Sin embargo, la remisión de la viremia no dado lugar a una supervivencia total mayor del 90% a los 5 años178,179.
es permanente166. Las directrices actuales recomiendan el TAR en todas las
personas infectadas por el VIH; por tanto, es adecuado iniciar el tratamiento Enfermedad sistémica y emaciación
en la infección temprana por el VIH (el mismo día del diagnóstico del VIH La infección por el VIH suele ser completamente asintomática; sin embargo,
si se dispone de recursos y apoyo) (v. cap. 128)167-169. algunos enfermos refieren síntomas sistémicos inespecíficos en los meses
o años siguientes a la infección primaria, pero antes de que se diagnos­
Linfadenopatía persistente generalizada tique la enfermedad oportunista. A menudo, los pacientes señalan que se
La infección por el VIH se asocia a prevalencia elevada de linfadenopatía fatigan con facilidad y piden que se les reduzca su actividad normal. La fatiga
persistente generalizada (LPG), que suele comenzar con el síndrome retro­ debilitante es infrecuente en los primeros años de la infección. Asimismo,
viral agudo. A principios de la década de 1980, la LPG se reconoció como se ha notificado la presencia de fiebre de bajo grado (temperatura <38 °C),
un estado prodrómico del desarrollo de SIDA en HSH que, por lo demás, sudores nocturnos ocasionales y diarrea intermitente. La emaciación grave
estaban sanos15,17. La patogenia de la LPG se relaciona con la rápida infección de con pérdida ponderal superior al 10% del peso corporal es, en general, un
los linfocitos CD4+ en los ganglios linfáticos por el VIH tras la infección hallazgo de la enfermedad por el VIH avanzada. No se conoce la incidencia
Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1666
exacta de los síntomas sistémicos, la fatiga y la pérdida ponderal; la causa es pacientes que reciben el TAR pueden presentar alteraciones lipídicas como
variada y con frecuencia multifactorial. El diagnóstico diferencial de estos hipertrigliceridemia, concentraciones elevadas de colesterol asociado a lipo­
hallazgos se debe realizar con enfermedades menores, alteraciones endo­ proteínas de baja densidad y concentraciones bajas de colesterol asociado
crinas, anemia y trastornos psicológicos o psiquiátricos. a lipoproteínas de alta densidad. También pueden presentar lipodistrofia,
Parte II  Síndromes clínicos principales

En pacientes africanos con infección por el VIH se ha descrito una enfer­ obesidad y resistencia a la insulina76,203. Estos problemas son mucho más
medad consuntiva denominada enfermedad caquectizante180. Estos pacientes frecuentes en los pacientes tratados con inhibidores de la proteasa, aunque
tienen fatiga debilitante, fiebre, sudores, diarrea prolongada y adelgazamiento también se pueden observar en los que reciben inhibidores de la trans­
grave. No se encuentran patógenos oportunistas ni convencionales, pero criptasa inversa no análogos de nucleósidos. Se ha descrito aumento de
los pacientes se consumen y mueren por desnutrición grave e infecciones peso significativo y diabetes mellitus en pacientes que cambian de efavirenz
secundarias en la fase terminal. Esta enfermedad también se ha encontrado a inhibidores de la transferencia de cadenas por la integrasa205,206. Las alte­
en los países desarrollados, aunque con mucha menos frecuencia que en raciones en los lípidos y la glucosa pueden contribuir al incremento en el
África, patrón que sugiere un diagnóstico insuficiente de las enfermedades riesgo de enfermedad cardiovascular, como el infarto de miocardio207. El uso
oportunistas en este continente. Varios estudios de pacientes africanos reciente de abacavir se ha relacionado con un aumento del riesgo de infarto
con enfermedad caquectizante enteropática encontraron que la mayor de miocardio208. En el estudio Multicenter AIDS Cohort Study, los hombres
parte de los pacientes tenía patógenos entéricos o microsporidios cuando infectados por el VIH que recibían TAR con supresión de la viremia tenían
se realizaba una evaluación completa181,182. En Abiyán, en Costa de Marfil, en conjunto menos probabilidad de tener buena salud metabólica (un criterio
el 37% de los pacientes que murieron con un diagnóstico de enfermedad de valoración compuesto de presión arterial, triglicéridos séricos, colesterol
caquectizante tenía tuberculosis diseminada en la autopsia183, y la presencia sérico, glucemia basal y circunferencia de la cintura normales) que los hom­
de tuberculosis en la autopsia se asoció claramente al grado de consunción184. bres seronegativos. Sin embargo, estas diferencias se observaron sobre todo
La definición de enfermedad caquectizante en Estados Unidos es la presencia en hombres no obesos, aunque la prevalencia de la obesidad fue ligeramente
de enfermedad constitucional de causa no explicada durante más de 1 mes menor en los hombres infectados por el VIH209.
con temperatura mayor de 38,3 °C, diarrea y pérdida de más del 10% del
peso corporal basal. Es esencial una exploración meticulosa para identificar Enfermedad oral
patógenos específicos que pudieran explicar los síntomas y que podrían ser Las alteraciones de la cavidad oral se presentan durante todo el curso de la
susceptibles de tratamiento antes de diagnosticar enfermedad caquectizante, infección por el VIH. La infección primaria por el VIH se ha asociado con
y habitualmente puede estar implicada una causa específica. estomatitis aftosa grave y candidiasis orofaríngea y esofágica. A medida
En los pacientes con enfermedad más avanzada por el VIH, con viremia que la infección progresa y el deterioro inmunológico aumenta, aparecen
elevada y reducción grave de los linfocitos CD4+, la enfermedad constitucional numerosas complicaciones orales. En los estadios finales de la infección, las
(fatiga, adelgazamiento, malestar y fiebre) habitualmente precede al inicio de las manifestaciones orales tienen una prevalencia muy elevada y a menudo son
infecciones o las neoplasias malignas oportunistas. En un estudio de pacientes graves210-212. Distintos estudios han demostrado que la aparición de lesiones
ambulatorios infectados por el VIH que tenían fiebre, se pudo identificar una orales como candidiasis y leucoplasia vellosa se asocia al aumento del riesgo
causa específica en el 83%185. Las causas habituales de fiebre en estos pacientes de progresión a SIDA213-215.
incluyeron neumonía por P. jirovecii, bacteriemia por el complejo M. avium,
bacteriemia relacionada con el catéter, neumonía bacteriana, sinusitis, linfoma Candidiasis oral
y reacciones medicamentosas. La fiebre de más de 2 semanas de duración se Las infecciones por Candida del paladar blando y duro, la mucosa bucal, la
asoció con más frecuencia a las enfermedades definitorias del SIDA. lengua, la faringe y la hipofaringe se observan con frecuencia. Candida albi­
Los trastornos de ansiedad y la depresión son respuestas comunes en cans es la especie que más a menudo se identifica, pero también se producen
los pacientes en los que se establece el diagnóstico de la infección por el infecciones por Candida tropicalis, Candida glabrata y Candida krusei. A
VIH186-188, y los estudios sugieren un aumento de la incidencia de alteraciones diferencia de las infecciones sistémicas por Candida, debidas a alteraciones
afectivas entre las personas infectadas con el VIH. En particular, los usuarios de la función y al número de los fagocitos, las infecciones de la mucosa
de drogas por vía intravenosa tienen una elevada incidencia de trastor­ por Candida son consecuencia de la alteración de la inmunidad celular.
nos afectivos que pueden traducirse en trastornos somáticos. Además, los efectos La incidencia de candidiasis aumenta al progresar la inmunodeficiencia
de los opiáceos y del síndrome de abstinencia de los estimulantes como la celular, sobre todo cuando la cifra de linfocitos CD4+ disminuye por debajo
cocaína y las anfetaminas causan fatiga y otros síntomas sistémicos. de 200-300 células/mm3 216.
El muguet (candidiasis pseudomembranosa) es la forma más común de
Alteraciones metabólicas y endocrinas candidiasis. En el paladar blando, las amígdalas y la mucosa bucal se observa
En los pacientes con infección por el VIH se ha identificado una serie de la presencia de placas características de «requesón», que se pueden eliminar
alteraciones metabólicas y endocrinas189-191. Se cree que la patogenia de la con un depresor lingual (fig. 122.6). Con menos frecuencia, el muguet afecta
disfunción metabólica y endocrina en los pacientes infectados por el VIH a las áreas lateral y posterior de la lengua, el paladar blando y la hipofaringe.
es multifactorial y puede deberse a activación de citocinas proinflamatorias La infección por Candida puede producir placas planas y eritematosas, dis­
y mediadores procoagulantes por la infección por el VIH, activación de tribuidas del mismo modo que en la forma pseudomembranosa pero sin el
linfocitos T por el VIH por mecanismos directos e indirectos, translocación característico exudado blanco. Esta forma atrófica de candidiasis se encuen­
bacteriana por pérdida de la integridad de la mucosa intestinal y activación de tra infradiagnosticada porque muchos médicos no están familiarizados con
otros microorganismos infecciosos, como el CMV, por la inmunodefi­ su aspecto. Asimismo, se observa la presencia de candidiasis atrófica en la
ciencia inducida por el VIH192. El espectro de complicaciones que aparecen lengua. De forma menos usual, Candida puede causar una placa blanca
en pacientes no tratados nunca con TAR difiere del que se observa en los
pacientes tratados que tienen supresión viral, y en este último grupo el enve­
jecimiento y el estilo de vida pueden contribuir a algunas manifestaciones.
Tanto en hombres como en mujeres con infección por el VIH y pérdida
ponderal o emaciación, se ha notificado la presencia de hipogonadismo, en
concreto disminución de las concentraciones de testosterona o dihidrotestos­
terona193,194. En hombres con el VIH y emaciación se ha hallado la presencia
de concentraciones elevadas de la proteína miostatina inmunorreactiva,
que es una sustancia catabólica muscular195. Sin embargo, en casi todos
los estudios clínicos, el síndrome de emaciación se ha visto asociado a la
reducción de la ingesta de calorías, al elevado catabolismo causado por las
infecciones oportunistas y a la diarrea crónica196-199. En la enfermedad por el
VIH avanzada, la emaciación grave, cualquiera que sea su origen, se asocia de
forma marcada al riesgo de fallecimiento200. La pérdida ponderal sigue siendo
un factor predictivo notable de mortalidad, incluso en la época del TAR201.
La prevalencia de osteoporosis es más de tres veces mayor en las personas
infectadas por el VIH que en los controles no infectados202. Las personas in­
fectadas por el VIH también tienen mayor riesgo de fracturas óseas203.
A diferencia del cuadro de emaciación que se observa en los pacientes
con infección avanzada por el VIH y que no han recibido tratamiento, los FIG. 122.6  Candidiasis oral. (Por cortesía del Dr. Stephen Raffanti.)

Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1667
Las infecciones tienden a ser crónicas, pero el desbridamiento, la irrigación y
los fármacos antisépticos tópicos o el tratamiento con metronidazol pueden
controlar algunos casos.

Capítulo 122  Manifestaciones clínicas generales de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
Úlceras orales
Los pacientes con infección por el VIH pueden presentar distintas lesiones
ulcerosas en su cavidad bucal. Los VHS tipos 1 y 2 pueden causar úlce­
ras orales primarias o recidivantes. Estas lesiones suelen aparecer como úlceras
pequeñas y lisas sobre una base eritematosa en los labios, la mucosa bucal,
el paladar duro y las encías. Las úlceras pueden ser únicas o múltiples, y en
muchos casos resultan dolorosas. Los episodios pueden durar varias semanas;
el aciclovir puede ser beneficioso. El CMV causa en muy raras ocasiones
úlceras solitarias extensas en personas con infección por CMV diseminada.
La estomatitis aftosa se manifiesta por úlceras únicas o múltiples dolorosas, a
menudo con exudado o necrosis, que pueden aparecer sobre la mucosa bucal
y labial y en el borde lateral de la lengua (v. fig. 122.5). Estas úlceras no se
presentan con más frecuencia que en las personas VIH seronegativas, pero
los episodios son más graves y prolongados220. Si las úlceras son persistentes
pueden tratarse con corticoides tópicos o con talidomida221-223. La mejor forma
de determinar la causa de las úlceras orales es mediante biopsia y cultivo viral,
aunque las lesiones menores se pueden vigilar sin tratamiento específico en
muchos casos. Se ha notificado que distintos fármacos, como la zalcitabina,
FIG. 122.7  Queilitis angular. (Por cortesía del Dr. Stephen Raffanti.)
la zidovudina y la dapsona, pueden causar úlceras orales y gastrointestinales.

no eliminable similar a la de la leucoplasia vellosa (v. sección siguiente). Otras lesiones orales


A diferencia de las lesiones onduladas y protuberancias similares a pelos Las lesiones rojo púrpura del SK pueden presentarse en cualquier zona
presentes en la leucoplasia vellosa oral, las lesiones candidiásicas son lisas. de la boca, pero el paladar es el área que se afecta con más frecuencia. Las
Esta forma hipertrófica de la enfermedad puede afectar al borde lateral de lesiones pueden transformarse en lesiones extensas y nodulares. El linfoma
la lengua, el paladar y la mucosa bucal. La infección por Candida del área no Hodgkin puede aparecer en la boca en forma de inflamación o de úlceras;
lateral del labio (queilitis angular) es otra complicación frecuente. La queilitis es necesario realizar una biopsia para establecer el diagnóstico. Se puede
angular puede causar dolor, fisuras, eritema y dificultad para abrir la boca observar la presencia de verrugas orales causadas por la infección por el
(fig. 122.7). La exploración física, la preparación en fresco y la respuesta al virus del papiloma, pero no son precursores malignos. El ketoconazol y la
tratamiento antifúngico establecen el diagnóstico. zidovudina pueden causar pigmentación oral de color marrón. Las glándulas
En la mayoría de los casos, el diagnóstico de candidiasis se realiza salivales como la glándula parótida pueden estar aumentadas de tamaño por
mediante la exploración física. La preparación de hidróxido potásico del la infiltración de linfocitos CD8+ o quistes linfoepiteliales benignos. Estos
material raspado de una placa es diagnóstica y se puede realizar de manera quistes suelen responder al TAR224.
sencilla en la mayoría de las clínicas. En muy pocas ocasiones es preciso
realizar cultivos para diagnosticar la presencia de Candida, a menos que Complicaciones musculoesqueléticas
se sospeche resistencia a antimicrobianos en pacientes con candidiasis La polimiositis es una complicación de la infección por el VIH en un redu­
refractaria al tratamiento con azoles. La muestra de la biopsia de las lesiones cido número de pacientes, y puede aparecer en cualquier estadio de la infec­
orales se puede utilizar para efectuar el diagnóstico diferencial entre las ción por el VIH225. Entre las características clínicas se encuentran mialgias,
distintas formas de leucoplasia. El uso de fármacos antifúngicos en prueba debilidad de los músculos proximales, sensibilidad muscular, síndrome de
también puede ayudar a establecer el diagnóstico. emaciación y fatiga226. Las concentraciones de creatina cinasa y otras enzimas
musculares suelen hallarse elevadas, si bien no se correlacionan con el grado
Leucoplasia vellosa oral de gravedad de la enfermedad; los estudios electrofisiológicos son compati­
La leucoplasia vellosa oral (LVO) es una lesión elevada de color blanco bles con miopatía227,228. Los inhibidores de la transcriptasa inversa análogos
de la mucosa oral que suele aparecer en el borde lateral de la lengua217. La de nucleósidos se han asociado a un cuadro clínico similar a la polimiositis
frecuencia de aparición de la LVO aumenta conforme disminuye la cifra de en una pequeña proporción de enfermos que toman estos fármacos. Este
CD4+ 216. La LVO parece estar causada por la replicación del virus de Epstein- problema, que inicialmente se describió con zidovudina, se debe a la inhibi­
Barr en el epitelio de las células queratinizadas de la superficie de la lengua ción del ADN mitocondrial, que se distingue en la microscopia electrónica
y la mucosa bucal218. En los cultivos de las muestras obtenidas mediante como miofibrillas rasgadas229. Otros inhibidores de la transcriptasa inversa
biopsia de las lesiones, se han aislado otros virus herpes; sin embargo, todavía análogos de nucleósidos también pueden causar toxicidad mitocondrial, con
no está claro su papel en la patogenia de la LVO. El diagnóstico se establece la consiguiente aparición de neuropatía, insuficiencia hepática y acidosis
mediante inspección visual, imposibilidad de eliminar la lesión con un láctica230. Los fármacos de esta clase desarrollados más recientes, como el
depresor lingual, falta de respuesta al tratamiento antifúngico y biopsia de tenofovir, la emtricitabina y la lamivudina, tienen menos probabilidad de
la lesión o del raspado donde se puede identificar la presencia del virus causar lesión mitocondrial.
de Epstein-Barr. La LVO suele ser asintomática, aunque las lesiones extensas En pacientes con el VIH avanzado, se ha notificado la presencia de
pueden alterar el gusto, dificultar la masticación y causar malestar. El TAR piomiositis. La flora cutánea, en especial Staphylococcus aureus, se suele
induce generalmente una mejoría clínica. recuperar de cultivos de heridas, y las enfermedades cutáneas preexistentes
como el prurigo nodular constituyen un factor de riesgo231,232.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Gingivitis y periodontitis Aunque no resulta común hallar alteraciones reumatológicas en pacientes


En pacientes con enfermedad por el VIH, se ha observado la presencia de con enfermedad por el VIH, el grado de asociación entre la infección por
gingivitis grave (eritema gingival lineal) y periodontitis (periodontitis ulce­ el VIH y estas alteraciones no siempre está claro. No es fácil determinar
rosa necrosante)219. El inicio de los síntomas suele ser insidioso, pero puede una artropatía específica causada por el VIH, ya que muchos pacientes con
revelarse abrupto. El dolor a menudo es intenso; los pacientes pueden notar infección por el VIH ya tienen aumentado el riesgo de padecer enfermedad
halitosis, encías sangrantes y aflojamiento de los dientes. La exploración física inflamatoria articular. Por ejemplo, los usuarios de drogas por vía intravenosa
puede poner de manifiesto la presencia de una línea marginal de color rojo pueden desarrollar artritis séptica causada por bacterias piógenas, sobre todo
brillante en la encía, necrosis y ulceración de las papilas interdentales, erosión S. aureus. Los HSH pueden tener un aumento del riesgo de padecer artritis
gingival, exfoliación del esmalte y aflojamiento de los dientes. Aún no se gonocócica o artritis reactiva postinfecciosa (denominada antes síndrome
conoce con exactitud la causa de la gingivitis y la periodontitis. El hecho de Reiter) asociada a infecciones genitales y del tracto gastrointestinal. El
de ser fumador puede representar un cofactor significativo en la patogenia de depósito de complejos inmunitarios relacionados con la infección por el virus de
la periodontitis. A partir de las muestras obtenidas por biopsia de la encía, la hepatitis B (VHB) o el virus de la hepatitis C (VHC) puede relacionarse
se han conseguido cultivos mixtos de flora aerobia y anaerobia. La gingivitis también con artritis en pacientes con infección por el VIH. Aunque algunos
ulcerada, que es una forma más grave, puede deberse a infecciones por baci­ retrovirus animales están claramente asociados a artropatías, la situación con
los gramnegativos, sobre todo Klebsiella pneumoniae y Enterobacter cloacae. el VIH sigue siendo incierta.
Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1668
La osteopenia y la necrosis avascular del hueso se producen con mayor
frecuencia en las personas infectadas por el VIH que en las seronegativas
en la población general233-235, y la incidencia parece estar creciendo236. Entre
los factores de riesgo se encuentra el tratamiento con corticoides, fármacos
Parte II  Síndromes clínicos principales

hipolipemiantes y testosterona235. Aunque la necrosis avascular se ha des­


crito en personas que reciben TAR237, dicho tratamiento no parece afectar
al riesgo de necrosis avascular238. La densidad mineral ósea disminuye
ligeramente al poco tiempo del inicio del TAR, pero no parece reducirse en
mayor medida tras la continuación de este tratamiento e incluso en algunos
estudios ha aumentado233.

Manifestaciones cutáneas
Entre las consecuencias dermatológicas de la infección por el VIH se encuen­
tran las infecciones oportunistas cutáneas primarias y las neoplasias, que
también pueden diseminarse a las vísceras, así como las enfermedades
oportunistas sistémicas con afectación cutánea239,240.

Infecciones virales de la piel y las mucosas FIG. 122.9  Herpes zóster con distribución dermatomérica. (Por
La piel de los pacientes inmunodeprimidos con infección por el VIH se ve cortesía del Dr. Stephen Raffanti.)
afectada por un amplio grupo de virus. El exantema de la infección aguda
por el VIH es una erupción morbiliforme eritematosa del tronco y las
extremidades superiores que aparece 2-4 semanas después de la infección El virus de la varicela-zóster se suele reactivar en las personas con
y que, en general, se asocia a fiebre, cefalea, artralgias, sudores nocturnos, infección por el VIH (v. cap. 136)244, sobre todo cuando la cifra de CD4+
faringitis y candidiasis136,214,242. El exantema se resuelve al cabo de 5-7 días. es de 200-500 células/mm3. Se han notificado casos de herpes zóster tras el
El VHS (v. cap. 135) causa a menudo morbilidad en los pacientes con inicio del TAR245, lo que sugiere que la respuesta inmunitaria del huésped
enfermedad por el VIH avanzada 243. La serología muestra que más del desempeña un papel en esta manifestación clínica. El herpes zóster puede
90% de los HSH con infección por el VIH había tenido infección previa aparecer de forma precoz en el curso de la infección por el VIH, pero la
con el VHS-2; es menos prevalente en otros grupos. Aunque el VHS-2 incidencia en la enfermedad por el VIH avanzada es del 5-10% al año238, 246-
249
suele recidivar incluso en huéspedes inmunocompetentes, lo hace con más . El brote en los dermatomas es la forma más frecuente de presentación,
frecuencia y durante periodos prolongados en los enfermos con infección y una proporción significativa de pacientes puede tener varios dermatomas
por el VIH. El VHS-2 es un patógeno frecuente de los dermatomas de la afectados (fig. 122.9). Con frecuencia se observa la presencia de episodios
raíz sacra, y suele brotar en las nalgas, perineo, escroto o vulva, y cuerpo y recidivantes en las mismas o en distintas localizaciones, así como zóster
glande del pene. Las lesiones características del VHS se presentan primero crónico (no remitente) y diseminación de la infección250. El herpes zóster se
como pápulas eritematosas dolorosas; más tarde se forman vesículas y suele caracterizar por dolor radicular y picor algunos días antes de la apari­
se ulceran, con la posibilidad de formar pústulas. Las úlceras crónicas se ción de las pápulas eritematosas; se forman las vesículas varios días después.
pueden transformar en lesiones granulomatosas, verrugosas o sangrantes Las lesiones suelen ser muy pruriginosas, y a menudo se produce excoriación
(fig. 122.8). La proctitis por herpes simple se asocia a dolor rectal intenso, con infección bacteriana secundaria. En un periodo de 4-7 días, las lesiones
fiebre, tenesmo y estreñimiento difícil de tratar. Puede que no existan forman bullas y costras y empiezan a curar, aunque algunos pacientes tienen
lesiones externas, y en tal caso el diagnóstico se establece mediante anos­ herpes zóster crónico. Los dermatomas que se afectan con más frecuencia
copia o sigmoidoscopia y cultivos. En pacientes tratados con anterioridad son los craneales y los torácicos, seguidos de las raíces lumbares y sacras. El
con aciclovir pueden aparecer úlceras perirrectales gigantes y lesiones en brote a lo largo de la rama oftálmica del nervio trigémino puede producir
otras localizaciones, donde se observa la presencia de cepas de VHS-2 resis­ afectación corneal, y originar cicatrices y opacificaciones que alteran la
tentes a la timidina cinasa. Las infecciones por VHS se diagnostican por el visión. Una proporción considerable de pacientes puede padecer cicatrices
aspecto y la distribución típicos de las lesiones y mediante cultivo o análisis postherpéticas y dolor. En enfermos con infección por el VIH que contraen
de reacción en cadena de la polimerasa (PCR). La preparación de Tzanck varicela primaria, la infección aguda puede progresar hacia la forma crónica
puede mostrar la existencia de células gigantes que sugieren la presencia de en un periodo de tiempo que oscila entre semanas y meses.
infección por VHS, pero suele tener una sensibilidad baja. Algunos médicos A pesar de la frecuencia de la enfermedad por CMV diseminada en los
basan su diagnóstico en la respuesta de los pacientes al tratamiento empírico estadios finales del SIDA, las manifestaciones cutáneas son poco comunes.
con aciclovir. Las infecciones orolabiales por VHS en personas infecta­ No obstante, se ha descrito la aparición de vesículas, bullas y placas induradas
das con el VIH pueden estar causadas tanto por el VHS-1 como por el VHS-2. hiperpigmentadas. Las infecciones por el virus del papiloma humano, el
Aunque la infección primaria puede producirse después de que el enfermo agente causal de los condilomas acuminados, tienen mayor prevalencia
contraiga el VIH, las recidivas son las manifestaciones más comunes de la en las personas infectadas con el VIH que en la población general. Aparte
infección por VHS. Con frecuencia, la sensación de hormigueo y el dolor de las lesiones genitales (cap. 143), las verrugas se observan a menudo en
preceden a la aparición de las vesículas y las úlceras dolorosas. Las lesiones localizaciones periungueales, en el pie (verrugas plantares) y en el área de
se pueden encontrar en los labios, la mucosa bucal, las encías, el paladar la barba en la cara.
blando, la úvula y la lengua. La enfermedad por VHS puede recidivar de El molusco contagioso, infección cutánea por poxvirus, se observa con
forma crónica en pacientes con inmunosupresión avanzada. más frecuencia en las personas infectadas por el VIH que en otras pobla­
ciones (v. cap. 133). La mayoría de los pacientes tiene un recuento de CD4+
menor de 200 linfocitos/mm3. El agente causal se transmite por contacto
sexual u otro tipo de contacto estrecho; la reactivación de la infección pasada
puede originar brotes en huéspedes inmunodeprimidos. Las lesiones son
pápulas pequeñas y firmes, con una superficie umbilicada de color blanco
nacarado, en cara, tronco o área genital. Las lesiones suelen ser indoloras, y
se distinguen de las lesiones herpéticas por la ausencia de eritema, su menor
tamaño y porque se resuelven sin formación de úlceras o costras (fig. 122.10).
Quizá resulte necesaria la práctica de una biopsia para excluir otras causas
más graves de lesiones cutáneas como criptococosis, granuloma piógeno y
carcinoma de células basales. El nitrógeno líquido es eficaz en el tratamiento
de esta enfermedad. Las lesiones también se pueden resolver tras el inicio de
TAR al aumentar la concentración de CD4+ 251.

Angiomatosis bacilar
La angiomatosis bacilar se asocia a afectación cutánea y visceral, que produce
FIG. 122.8  Queilitis por herpes simple. (Por cortesía del Dr. Stephen lesiones caracterizadas por proliferación vascular, hemorragia y necro­
Raffanti.) sis252-256. La enfermedad se describió por vez primera en 1983 en un paciente
Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1669

Capítulo 122  Manifestaciones clínicas generales de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
FIG. 122.10  Molusco contagioso. (Por cortesía del Dr. Stephen Raffanti.) FIG. 122.11  Sarcoma de Kaposi. (Por cortesía del Dr. Stephen Raffanti.)

con SIDA que presentaba nódulos subcutáneos con proliferación vascular


e indicios de afectación bacteriana por microscopia electrónica255. Más
tarde, la causa de la angiomatosis bacilar se atribuyó a Bartonella henselae y
Bartonella quintana (v. cap. 234). La infección por B. henselae se relacionó
con la exposición a gatos y pulgas, y la infección por B. quintana se asoció al
estado socioeconómico bajo, vagabundos y exposición a piojos257. Bartone­
lla se cultiva a partir de lesiones cutáneas, sangre, hígado, hueso y otras
localizaciones252-254,256.
Los pacientes con angiomatosis bacilar suelen presentar al principio una
o varias lesiones cutáneas, aunque la enfermedad diseminada es frecuente.
Las lesiones cutáneas típicas son nódulos o placas de color púrpura rojizo
que pueden ulcerarse y formar costras. Las lesiones se pueden confundir
con un SK cutáneo, verrugas cutáneas o un carcinoma de células basales.
La enfermedad visceral puede englobar hepatitis (peliosis bacilar), lesiones
esplénicas u óseas, bacilemia, neumonitis y, con menor frecuencia, afectación
de otros órganos258. La peliosis bacilar es una enfermedad característica en
la que los pacientes presentan fiebre, dolor en el cuadrante superior dere­
cho, hepatomegalia y elevación de las enzimas hepáticas, sobre todo de la FIG. 122.12  Dermatitis seborreica. (Por cortesía del Dr. Stephen Raffanti.)
fosfatasa alcalina259,260. Las pruebas de diagnóstico por imagen del hígado
pueden revelar la presencia de alteraciones ecogénicas; desde el punto de
vista histológico, las lesiones tienen un aspecto quístico con proliferación es una complicación precoz (fig. 122.12). El eritema y la descamación de las
vascular, hemorragia y necrosis. áreas de la línea media de la frente, la cara y la ingle constituyen hallazgos
El diagnóstico de la angiomatosis bacilar se realiza mejor mediante típicos. La psoriasis se presenta en el 5% de las personas infectadas con el
biopsia de las áreas afectadas. Las tinciones de hematoxilina y eosina de las VIH, con placas escamosas rojizas, onicólisis, fositas ungueales e hiper­
muestras de la biopsia de las lesiones cutáneas muestran proliferación de queratosis subungueal. La artritis psoriásica asociada se presenta con más
pequeños vasos sanguíneos en la dermis, aumento del tamaño de las células frecuencia que en las personas seronegativas con psoriasis. Las infecciones
endoteliales con abundante citoplasma y cambios necróticos y granuloma­ del cuero cabelludo, tronco, áreas inguinal y perineal, extremidades y pies
tosos. La tinción de Warthin-Starry muestra acumulaciones perivasculares por tiña son también comunes. Las onicomicosis o infecciones por hongos
de bacilos; estos hallazgos se pueden confirmar mediante microscopia elec­ de las uñas de los dedos de la mano y el pie son frecuentes pero a menudo
trónica, aunque no suele ser necesaria. El diagnóstico se puede establecer asintomáticas, y solo originan cambios estéticos. La foliculitis bacteriana
también mediante cultivo del organismo en distintos medios especiales, o por puede ser localizada o diseminada en pacientes con infección por el VIH, y
detección del ADN de Bartonella, mediante PCR261. Las pruebas serológicas se suelen producir recidivas. S. aureus es el patógeno causal más usual. Las
para detectar los anticuerpos anti-Bartonella están disponibles a través de la infecciones cutáneas por S. aureus resistente a la meticilina adquirido en el
Special Pathogens Branch de los CDC. La historia natural de la infección en medio extrahospitalario muestran una incidencia mayor en las personas
los pacientes con el VIH se desarrolla mediante recidivas que se producen infectadas por el VIH; entre los factores de riesgo para ello están las prác­
en ausencia de tratamiento prolongado con eritromicina o doxiciclina. ticas sexuales de riesgo elevado, los comportamientos relacionados con
Las fluoroquinolonas, otros macrólidos y la trimetoprima-sulfametoxazol la drogadicción y la exposición al entorno, pero no el estado inmunitario267. La
también tienen actividad frente a Bartonella. foliculitis eosinofílica (fig. 122.13) es una alteración inflamatoria asociada a
nódulos elevados y pruriginosos con una cabeza pustulosa sobre una base
Sarcoma de Kaposi eritematosa, y es similar a la foliculitis bacteriana. Las muestras de la biopsia
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

El SK es una alteración neoplásica vascular que en Estados Unidos se observa de estas lesiones revelan una infiltración intensa de eosinófilos en ausencia de
sobre todo en los HSH infectados por el VIH. El virus herpes tipo 8 huma­ células polimorfonucleares y microorganismos. La xerosis y la ictiosis son
no, que se transmite por vía sexual, está implicado en la patogenia del SK también comunes en los pacientes con enfermedad por el VIH avanzada, y
(v. cap. 140)226-265. Aunque el SK también afecta a las vísceras, las lesiones pueden ser refractarias al tratamiento con emolientes y antiinflamatorios; los
características son las placas o los nódulos cutáneos de color rojo púrpura antihistamínicos pueden ofrecer un alivio sintomático. El prurigo nodular
(fig. 122.11). Las áreas más afectadas son las piernas, los pies, las membranas se presenta como nódulos y pápulas provocados por frotamiento y ras­
mucosas, el paladar blando, la nariz, el tronco y el cuero cabelludo266. Las camiento crónicos. Esto se produce por una de las muchas causas de prurito
lesiones del SK suelen resultar difíciles de diferenciar de las lesiones de la en las personas infectadas con el VIH, como xerosis, foliculitis eosinofílica
angiomatosis bacilar, y se debe llevar a cabo una biopsia para establecer el y dermatitis atópica.
diagnóstico. La criptococosis y la histoplasmosis diseminadas pueden causar máculas
mucocutáneas, nódulos, pústulas y úlceras (figs. 122.14 y 122.15). La biop­
Otras manifestaciones cutáneas sia y el cultivo establecen el diagnóstico. El molusco contagioso también
En los pacientes infectados por el VIH, se ha descrito la presencia de distintas puede producir pápulas pequeñas; el microorganismo causal es el virus del
alteraciones cutáneas. La dermatitis seborreica, alteración inflamatoria de las molusco contagioso, un poxvirus. T. marneffei es un hongo que produce
glándulas sebáceas que puede estar asociada a sobreinfección dermatofítica, infecciones oportunistas, frecuente en los enfermos con SIDA de Tailandia
Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
Parte II  Síndromes clínicos principales 1670

FIG. 122.13  Dermatitis eosinofílica. (Por cortesía del Dr. Stephen


Raffanti.)

FIG. 122.16  Sarna noruega (en un paciente con síndrome de ema-


ciación). (Por cortesía del Dr. Stephen Raffanti.)

sarna noruega (con costras) (fig. 122.16) es una manifestación grave y muy


contagiosa de esta enfermedad, y aparece sobre todo con la inmunosupresión
avanzada269. La crema de permetrina al 5% y la ivermectina constituyen
tratamientos eficaces270.

Enfermedad renal
En los pacientes con infección por el VIH se ha descrito una serie de alte­
raciones renales, desde las primeras fases de la epidemia, y el espectro de
enfermedades reconocidas ha aumentado con el paso del tiempo, igual que
nuestro conocimiento de la patogenia de estos trastornos 247. De manera
similar a la enfermedad metabólica, la disfunción renal puede deberse a los
efectos directos del propio VIH, a respuestas de mecanismo inmunitario
FIG. 122.14  Criptococosis. (Por cortesía del Dr. Stephen Raffanti.) a la infección por el VIH, a infecciones oportunistas y a la inflamación
crónica en pacientes tratados con éxito mediante TAR. Además, la toxicidad
medicamentosa de los fármacos antirretrovirales y los fármacos utilizados
para tratar las enfermedades oportunistas y otras complicaciones es una
importante causa de problemas renales en los pacientes con infección por
el VIH. Diversos trastornos metabólicos, como la diabetes, y la enfermedad
cardiovascular incrementan el riesgo de presentar lesión renal, y los facto­
res de riesgo de las enfermedades cardiovasculares y la insuficiencia renal
crónica son multiplicativos. Otros factores que intermedian en los procesos
patológicos renales, como el consumo de drogas inyectadas y la infección
por el VHB y el VHC, también pueden afectar a los riñones.
La pentamidina, el foscarnet y los aminoglucósidos pueden causar necro­
sis tubular aguda, y el indinavir, la sulfadiazina y el aciclovir intravenoso
pueden producir obstrucción intratubular mediante la formación de cristales.
El tenofovir disoproxilo fumarato (TDF), un inhibidor de la transcriptasa
inversa análogo de nucleósido muy utilizado, se acumula en las células tubu­
lares renales mediante transporte activo por aniones orgánicos y puede causar
disfunción tubular, con la consiguiente aparición de proteinuria, diabetes
insípida, necrosis tubular aguda y, con poca frecuencia, síndrome de Fanconi.
Los pacientes con una tasa de filtración glomerular normal al comienzo del
FIG. 122.15  Histoplasmosis. (Por cortesía del Dr. Stephen Raffanti.) tratamiento con TDF tienen disminuciones moderadas a lo largo del tiempo,
aunque raras veces llegan a tener insuficiencia renal crónica. Los pacientes
con deterioro renal previo o bajo peso corporal pueden tener una llamativa
y el sur de China268. Los pacientes pueden presentar pápulas umbilicadas, pérdida de función renal después del inicio del TDF, y no se recomienda
nódulos subcutáneos o erupciones morbiliformes. El diagnóstico se establece este fármaco en los pacientes que tengan insuficiencia renal crónica. Una
mediante la identificación del organismo elíptico con tabicamiento central y nueva formulación de un profármaco del tenofovir, el tenofovir alafenami­
la producción característica de pigmento rojo cuando crece en cultivos. Las da (TAF), no experimenta transporte por aniones orgánicos y no se acumula
micobacterias no tuberculosas como el complejo de M. avium y M. haemo­ en las células tubulares renales, aunque sí alcanza mayores concentraciones
philum pueden causar pápulas, pústulas, abscesos, linfadenitis y ulceraciones intracelulares en las células mononucleares de la sangre periférica. El TAF
cutáneos. Es necesario realizar cultivos para establecer el diagnóstico. produjo menos nefrotoxicidad en ensayos clínicos, y mejoró la disfunción
renal en pacientes a los que se cambió de regímenes que contenían TDF.
Escabiosis Actualmente se recomienda el TAF para sustituir al TDF en las directrices de
Sarcoptes scabiei de la variedad humanus es el ácaro responsable de la sarna, tratamiento estadounidenses y de otros lugares162. En pacientes con infección
una infestación ectoparasitaria frecuente en las personas infectadas por el por el VIH se ha notificado la presencia de microangiopatía trombótica y
VIH. Las pápulas descamativas y pruriginosas y las placas hiperqueratósicas púrpura trombótica trombocitopénica/síndrome urémico hemolítico; estos
pueden aparecer en palmas, plantas o extremidades. No siempre se pueden trastornos se asocian a viremias del VIH-1 elevadas y a inmunodepresión
observar las características lesiones entre los dedos y en las muñecas. La avanzada. La hipertensión puede ser una característica significativa, y puede
Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1671
responder al TAR272. También se ha notificado la aparición de enfermedades cuando las defensas del huésped se hallan deterioradas. Aproximadamente,
glomerulares mediadas por inmunocomplejos, como la nefropatía asociada en el 35-50% de los pacientes con enfermedad por el VIH avanzada se puede
a la inmunoglobulina A (IgA)272 y a la infección por el VHC274. encontrar viruria y viremia asintomáticas por CMV. El riesgo de la retinitis
La predisposición de los pacientes de ascendencia africana a desarrollar por CMV está determinado sobre todo por la cifra de linfocitos CD4+ y por

Capítulo 122  Manifestaciones clínicas generales de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
nefropatía se ha relacionado con polimorfismos del gen de la apolipoproteína la concentración del ADN del CMV en sangre periférica. Para los pacientes
APOL1, que supuestamente ha proporcionado protección evolutiva frente con cifras de linfocitos CD4+ inferiores a 200/mm3, el riesgo anual es del
a las infecciones por tripanosomas en África275,276. Aunque se producen 4-12%. Las mediciones del ADN del CMV ayudan a estratificar el riesgo un
procesos patológicos renales en pacientes de todas las razas, y la insuficiencia poco más, y son los pacientes avirémicos los que tienen un riesgo inferior
renal crónica por diversas causas no es infrecuente, los pacientes negros al 1% por año, incluso con cifras de linfocitos CD4+ bajas296.
pueden presentar insuficiencia renal terminal (IRT) con una frecuencia El CMV muestra una predilección especial por la retina, de tal forma
mucho mayor que los pacientes blancos, como consecuencia de polimorfis­ que en pacientes con infección por el VIH la retinitis se observa en el 90%
mos de APOL1277. En un estudio se vio que más del 90% de los pacientes de los casos con afectación orgánica297. Otras áreas afectadas son colon,
con nefropatía asociada al VIH (NAVIH) confirmada mediante biopsia tenía esófago, estómago, suprarrenales, páncreas, cerebro y pulmones. El inicio de
alelos de riesgo de APOL1. No se conoce bien la patogenia de las nefropatías la retinitis por CMV puede ser insidioso o rápido. Los pacientes se quejan
asociadas a APOL1, aunque puede incluir cambios del flujo iónico, dis­ de pérdida de visión indolora y progresiva, imagen borrosa y «moscas volantes».
función mitocondrial y aumento de la inflamación278. La retinitis por CMV suele aparecer de forma unilateral, aunque luego puede
Entre las manifestaciones de la NAVIH se encuentran la proteinuria, progresar a la retina contralateral. La exploración del fondo del ojo afectado
las concentraciones séricas de creatinina moderadamente elevadas y la revela la presencia de exudados blancos coalescentes con un patrón vascular,
presencia de unos riñones ecogénicos de tamaño normal en la ecografía rodeados de hemorragia y edema. Al inicio, las lesiones suelen ser periféricas,
renal. En las muestras de biopsia se observa una glomeruloesclerosis focal y más tarde afectan a la fóvea, por lo que se produce pérdida de visión. El
y segmentaria en la histopatología, con lesión glomerular, proliferación desprendimiento de retina puede aparecer como una complicación tardía.
mesangial, degeneración tubular con formación de microquistes y colapso La aparición del TAR combinado ha provocado una disminución con­
capilar279. Los pacientes suelen tener niveles detectables de ARN del VIH siderable de la retinitis por CMV. Algunos estudios basados en la población
en el plasma279,280. han notificado reducciones en la incidencia de esta enfermedad del 60-90%.
La disfunción renal en pacientes con enfermedad por el VIH se suele La mejoría de la inmunidad celular con el TAR se traduce en la supresión
diagnosticar de forma fortuita cuando estos presentan infecciones oportu­ del ADN del CMV en el plasma, con la reducción posterior del riesgo a
nistas y cifras de linfocitos CD4+ inferiores a 200/mm3 281. La proteinuria padecer la enfermedad. Parece que el paciente con retinitis tratada que recibe
asintomática, hasta 5 g/día, suele ser el hallazgo inicial, mientras que la el TAR puede suspender el tratamiento anti-CMV con seguridad si su cifra
concentración de creatinina sérica suele ser normal o moderadamente de CD4+ supera las 100 células/mm3 durante al menos 3-6 meses298,299. En
elevada. La concentración de albúmina es casi siempre baja (este es el caso los enfermos con cifras de CD4+ inferiores a 50 células/mm3 se recomienda
en la mayoría de los pacientes con SIDA con infecciones oportunistas) y la la educación sobre los síntomas de la retinitis y la exploración oftalmológica
presión arterial suele ser normal. La biopsia renal muestra más a menudo de forma regular. Los pacientes que se quejan de síntomas oculares deberían
glomeruloesclerosis focal y segmentaria (glomeruloesclerosis «colapsante») pasar una exploración oftalmológica completa. Entre los hallazgos retinianos
con enfermedad tubulointersticial grave y formación de microquistes proli­ se encuentran la presencia de manchas algodonosas lanosas y lesiones de
ferativos. Los estudios de inmunofluorescencia suelen revelar depósitos de retinitis infecciosa. Las infecciones retinianas menos frecuentes son la toxo­
IgM y C3, y la microscopia electrónica muestra la presencia de cuerpos plasmosis, la neumocistosis, el virus de la varicela-zóster y la sífilis ocular,
de inclusión tubulorreticulares281, lo que subraya la relación de esta asociación que suele ser un proceso intraocular difuso. Las manchas algodonosas
genética, pero la presencia de NAVIH en el pequeño número de personas lanosas son prevalentes en los enfermos con SIDA, pero no parecen predecir
sin alelos de riesgo indica que también hay otros factores implicados282,283. el desarrollo de otras enfermedades retinianas. Las manchas algodonosas
El curso clínico de la NAVIH progresa con rapidez, por lo general debido lanosas se distribuyen siguiendo un patrón vascular similar al del CMV,
a otros muchos procesos oportunistas que están produciéndose al mismo aunque no tienen el patrón irregular de exudados y hemorragias en toda
tiempo284. El tratamiento óptimo de la NAVIH consiste en el comienzo la retina de la retinitis por CMV. Cualquier paciente con signos o síntomas
rápido del TAR285,286, ciclos cortos (8-12 semanas) de corticoides287 y el uso de retinitis deberá ser explorado pronto por el oftalmólogo o por personal
de inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina en los pacientes muy cualificado, ya que un retraso en el tratamiento puede producir pérdida
que los puedan tolerar288. Se ha probado un tratamiento inmunosupresor visual irreversible. Los cultivos de sangre y orina muestran la presencia de
con ciclosporina, pero es probable que no sea mejor que los corticoides289. CMV en el 60 y el 80% de los casos, respectivamente, si bien en muy pocas
En un reciente estudio de cohortes observacional extenso se vio que el ocasiones el diagnóstico se basa de manera completa en tales resultados.
riesgo de IRT sigue siendo alto en las personas infectadas por el VIH, aunque Los enfermos con retinitis por CMV suelen padecer desprendimiento
está disminuyendo con las mejorías de la supresión del virus290. La IRT sigue agudo de retina. La erosión del borde retiniano en la zona de la lesión necró­
siendo más frecuente en pacientes negros con infección por el VIH. Parece tica permite a la retina separarse de los tejidos subyacentes. Los pacientes
que es viable el trasplante renal en receptores infectados por el VIH, con se quejan de pérdida súbita de la visión («como un telón que cae» enfrente
órganos procedentes de donantes tanto no infectados como infectados por del ojo afectado). El tratamiento quirúrgico suele tener un éxito parcial en
el VIH, siempre que se mantenga la supresión viral291,292. cuanto a la restauración de la visión, aunque la pérdida progresiva de la visión
puede continuar. Entre las opciones terapéuticas están la administración oral
Complicaciones oculares de valganciclovir y la administración intravenosa de ganciclovir, foscarnet o
Las enfermedades oculares son manifestaciones muy frecuentes de la enfer­ cidofovir en combinación con TAR (v. cap. 137)298.
medad por el VIH, con una amplia variedad de causas que van desde la reti­ La retinitis por el virus de la varicela-zóster es una retinitis necrosante
nopatía benigna por el VIH hasta las infecciones oportunistas que ponen en grave (necrosis progresiva de la retina externa) que puede aparecer en pacien­
peligro la visión del paciente293-295. A medida que la enfermedad por el VIH tes con enfermedad avanzada por el VIH y cifras de linfocitos CD4+ bajas, si
progresa, el riesgo de complicaciones oculares aumenta de modo sensible. bien algunos casos se presentan en los primeros estadios de la enfermedad
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Antes de la difusión generalizada del TAR, la retinopatía por el VIH se por el VIH300. En general, los enfermos notan una pérdida rápida de la visión.
observaba en un tercio de todos los enfermos con el VIH y la prevalencia era La exploración del fondo del ojo muestra la presencia de necrosis periférica,
mayor en aquellos con cifras de CD4+ bajas. El hallazgo más común es una vasculopatía oclusiva, neuritis óptica, inflamación vítrea y conjuntivitis. El
lesión pálida pequeña, con aspecto de mancha algodonosa lanosa, que se cree síndrome se denomina necrosis retiniana aguda. La retinitis por el virus de la
que representa la isquemia retiniana focal transitoria. La retinopatía por el varicela-zóster suele producirse sin que el virus afecte a otras zonas, pero es
VIH también puede causar microaneurismas y hemorragias retinianas. Esta normal que existan antecedentes de enfermedad por este virus, y en algunos
alteración es en general benigna, si bien algunos pacientes han desarrollado pacientes el virus se puede aislar a partir de muestras tisulares301. A pesar
defectos visuales atribuidos a ella. del tratamiento, en la mayoría de los pacientes aparece ceguera, aunque se
La retinitis es la complicación ocular más común y más grave de la enfer­ han notificado respuestas a la administración intravenosa de ganciclovir y
medad por el VIH; el CMV es su causa más frecuente (v. también cap. 137). foscarnet, además de a las inyecciones intravítreas de ganciclovir o foscarnet
El CMV es ubicuo en los pacientes con infección por el VIH, y se asocia con (o ambos)298. También se ha recomendado optimizar el TAR.
morbilidad grave en pacientes con SIDA. El CMV se transmite por las mis­ La toxoplasmosis ocular se produce en pacientes con inmunodeficien­
mas vías que el VIH, y casi todas las personas que contraen la infección por cia avanzada, y muchos, pero no todos, tienen toxoplasmosis cerebral. La
el VIH por vía sexual están también infectadas con CMV. Al igual que otros retinitis por Toxoplasma se caracteriza por exudados pálidos, discretos y
virus herpes, el CMV puede infectar las células de forma latente y reactivarse redondeados. Las lesiones son en general discretos focos de inflamación reti­
Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1672
niana sin hemorragia ni vasculopatía. La inflamación vítrea es frecuente. El in situ, y en alrededor del 35-65% de los pacientes con miocarditis se com­
diagnóstico se realiza mediante la observación por un oftalmólogo experto. probó que eran positivos. Además, en una inmensa proporción de enfermos
P. jirovecii puede causar coroiditis, que recuerda a la retinitis por CMV302. se ha hallado la presencia de infiltrado inflamatorio celular compuesto por las
Las lesiones son típicamente posteriores, de color amarillo anaranjado y no células de clase I del complejo mayor de histocompatibilidad que expresan
Parte II  Síndromes clínicos principales

causan inflamación vítrea. La neumocistosis coroidea aparece más a menudo CD8+, lo que sugiere la presencia de un mecanismo autoinmunitario en
en pacientes con neumonía por P. jirovecii previa, sobre todo en aquellos que dicho proceso. Otros virus implicados también en la miocardiopatía dilatada
toman pentamidina en aerosol como profilaxis. en pacientes con infección por el VIH son el virus de Epstein-Barr, el virus
coxsackie y el CMV. El tratamiento de apoyo con digoxina, diuréticos y
Manifestaciones cardiacas reducción de la poscarga suele producir beneficio sintomático, y algunos
Las primeras observaciones clínicas sugirieron que la infección por el VIH enfermos con miocarditis inflamatoria responden al tratamiento con cor­
respetaba el corazón, como se reflejaba en la galardonada obra de teatro del ticoides. Sin embargo, el pronóstico de los pacientes con estos hallazgos es
activista/dramaturgo Larry Kramer, The Normal Heart. La experiencia pos­ malo312, aunque el TAR combinado podría cambiar este hecho.
terior ha puesto de manifiesto que la afectación cardiaca en la infección por En distintos estudios se ha notificado la presencia de derrame pericárdico
el VIH y el SIDA no es infrecuente303,304. Las alteraciones cardiacas en los en diversas proporciones de pacientes, pero muchos de dichos estudios
enfermos con infección por el VIH pueden ser infecciones o enfermedades habían tenido sesgo de selección como limitación. El derrame pericárdico
oportunistas del miocardio (p. ej., Toxoplasma gondii, Trypanosoma cruzi) o puede ser frecuente en los pacientes con enfermedad avanzada en medio
del pericardio (p. ej., micobacterias y SK), disfunción ventricular izquierda y hospitalario. Por ejemplo, un estudio portugués encontró que el 41% de
miocardiopatía dilatada, alteraciones del sistema autónomo cardiaco y enfer­ las personas infectadas con el VIH tenía derrame pericárdico313. En este
medad cardiaca vascular, como la hipertensión pulmonar. En los pacientes contexto, casi todos los derrames son asintomáticos o aparecen con signos y
con infección por el VIH también puede aparecer endocarditis infecciosa, síntomas de enfermedad oportunista en otras localizaciones. Las causas de la
sobre todo en los adictos a drogas por vía intravenosa, pero existen pocas enfermedad pericárdica en pacientes con infección por el VIH son variadas,
pruebas que sugieran un aumento del riesgo tras haber tenido en cuenta los pero las infecciones y las neoplasias oportunistas son los factores implicados
hábitos de conducta. La endocarditis marasmática es una manifestación de más a menudo. En las áreas donde la coinfección con el VIH y M. tuberculosis
los últimos estadios de la enfermedad por el VIH, y en ocasiones se detecta es frecuente, las infecciones micobacterianas, sobre todo la tuberculosis,
en la autopsia. suelen asociarse a afectación pericárdica, y las micobacterias no tuberculosas
En los pacientes con infecciones de larga evolución por el VIH, pero que pueden invadir también el espacio pericárdico. Otras infecciones observadas
reciben tratamiento, la aterosclerosis acelerada con infarto de miocardio es en el pericardio son las infecciones bacterianas, las infecciones por hongos
cada vez más frecuente207. Los estudios poblacionales han demostrado que (p. ej., Cryptococcus) y las infecciones cardiopulmonares virales. El SK y el
las tasas de infarto de miocardio y muerte de causa cardiaca son mayores linfoma no Hodgkin pueden causar asimismo derrame pericárdico. En la
en personas con infección prolongada por el VIH en comparación con los mayor parte de las series, el taponamiento cardiaco o disfunción cardiaca
controles, y los hombres infectados por el VIH en el estudio Multicenter como resultado del derrame es poco frecuente, y en la mayoría de los casos
AIDS Cohort Study tienen una prevalencia mayor de calcificación coronaria no es necesario realizar pericardiocentesis. Sin embargo, en un estudio se
y placa arterial coronaria completa (pero no calcificada) que los hombres notificó que el 40% de los enfermos con derrame pericárdico relacionado
VIH negativos305,306. El riesgo de enfermedad coronaria se asocia con la con el VIH presentaba signos de taponamiento314.
edad, la duración de la infección por el VIH, el nadir del recuento de linfo­
citos CD4+ y la duración del TAR, lo que sugiere, en parte, que la activación Manifestaciones hematológicas
inmunitaria crónica desempeña un papel mecanicista en el desarrollo de La infección por el VIH puede afectar a las tres líneas celulares hematológi­
la cardiopatía. Esto concuerda con los resultados del estudio Strategies for cas: leucocitos, eritrocitos y plaquetas. Aunque la neutropenia y la anemia
Management of Antiretroviral Therapy (SMART)307, en el que los pacientes se observan sobre todo en la enfermedad avanzada, la trombocitopenia se
que fueron asignados al azar para interrumpir el TAR tenían tasas mayores puede producir en los primeros estadios de la enfermedad (p. ej., tromboci­
de mortalidad de causa cardiaca, que se asociaba a elevaciones de citocinas topenia relacionada con el VIH) o en los finales (púrpura trombocitopénica
proinflamatorias y marcadores protrombóticos. trombótica [PTT]). La neutropenia puede deberse tanto a la infección del
La enfermedad miocárdica en personas infectadas con el VIH es, sor­ VIH en sí misma como a un efecto adverso del tratamiento. En un estudio,
prendentemente, muy común, en especial en el último estadio de esta. Se han la neutropenia fue un factor de riesgo independiente de infección bacteriana
observado casos de miocarditis infecciosa en relación a algunas infecciones una vez que se había controlado la cifra de CD4+ 315. En otro estudio, solo
oportunistas, especialmente T. gondii. Por ejemplo, en un estudio basado 6 de 71 pacientes (8%) con cifra absoluta de neutrófilos inferior a 1.000 célu­
en autopsias realizado en Francia, el 12% de los pacientes con SIDA que las/mm3 durante una media de 13 días desarrollaron infección comprobada
fallecieron tenía toxoplasmosis cardiaca308. La mayoría de los pacientes con mediante cultivo316. El riesgo de infección aumentaba conforme disminuían
toxoplasmosis cardiaca también presentaban afectación cerebral, aunque las cifras de CD4+, pero casi todos los episodios fueron leves y autolimitados.
algunos tenían miocarditis toxoplásmica aislada. La miocarditis puede La anemia es frecuente en la infección por el VIH avanzada, y constituye un
observarse en la infección aguda por T. gondii, y la neumonitis toxoplásmica factor independiente de fallecimiento317,318. La trombocitopenia relacionada
concomitante puede presentar un cuadro clínico de infiltrados pulmonares con el VIH se debe tanto a la destrucción de las plaquetas mediada por el
difusos e insuficiencia cardiaca. Las micobacterias y los hongos son otros sistema inmunitario (como se observa en la púrpura trombocitopénica
organismos oportunistas que pueden afectar al miocardio. idiopática) como al deterioro de la formación de estas319. Los pacientes suelen
La miocardiopatía con disfunción ventricular izquierda es una alteración ser asintomáticos, incluso con trombocitopenia grave. Esta responde en
frecuente e infradiagnosticada en las personas infectadas por el VIH, que general al TAR; algo mejor estudiado con la zidovudina, pero que también se
puede traducirse en insuficiencia cardiaca congestiva309. En diversos estudios ha puesto de manifiesto con el TAR320.321. En 1987, Jokela y cols. describieron
realizados en amplias cohortes en la época previa a la introducción del por primera vez un caso de PTT en una persona infectada por el VIH322. La
TAR, se observó que el 8-12% de los pacientes con infección por el VIH péntada diagnóstica clásica engloba trombocitopenia, anemia hemolítica
tenía evidencia ecocardiográfica de disfunción ventricular izquierda, y la microangiopática, insuficiencia renal, fiebre y alteraciones neurológicas,
incidencia de miocardiopatía dilatada con insuficiencia cardiaca congestiva aunque no todos los pacientes tienen todos los hallazgos. Además, a causa
(clases III y IV de la New York Heart Association) era del 15-18% anual310,311. de la elevada frecuencia de muchos de estos hallazgos en las personas con
La evaluación clínica de los enfermos puede revelar solo fatiga y disnea con SIDA avanzado, no siempre se tiene en cuenta este diagnóstico. La incidencia
el ejercicio, y la exploración física puede mostrar la presencia de taquicardia de PTT parece estar disminuyendo en la época del TAR323.
sin estertores ni signos manifiestos de insuficiencia cardiaca izquierda. La
ecocardiografía muestra hipocinesia global y aumento del tamaño de las Cánceres no relacionados con el SIDA
cuatro cavidades con fracción de eyección ventricular reducida moderada Las neoplasias malignas denominadas relacionadas con el SIDA fueron las
o intensamente e incremento del índice de volumen telediastólico. La radio­ que originalmente se identificó que aparecían con un patrón epidémico en
grafía de tórax no suele ser útil. La causa de las miocardiopatías relacionadas poblaciones en las que habitualmente eran poco habituales (p. ej., SK y lin­
con el VIH es multifactorial, con datos contradictorios sobre el papel de los foma no Hodgkin en HSH jóvenes). Estas enfermedades se incluyeron en la
virus cardiotrópicos, el déficit de vitaminas y los fármacos cardiotóxicos en la definición inicial de caso de SIDA de los CDC para garantizar la sensibilidad
causalidad de la enfermedad. Sin embargo, existe una evidencia convincente del proceso de vigilancia. Posteriormente se añadió el cáncer cervicouterino
de que el VIH, por sí mismo, se encuentra involucrado en la patogenia de la a la definición de caso, cuando aparecieron casos de forma desproporcionada
miocardiopatía en una elevada proporción de enfermos310,311. En distintos en mujeres infectadas por el VIH. En los últimos años, sin embargo, se han
estudios se ha identificado el VIH en tejido miocárdico mediante hibridación detectado diversos cánceres en poblaciones con infección por el VIH en una
Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1673
proporción mayor de lo que cabría esperar por las tasas en personas de la la presencia de osteomielitis focal en personas que suspendieron la profilaxis
población general seronegativas para el VIH. Tanto los cánceres relacionados primaria o secundaria frente al M. avium tras el aumento sostenido de las
con el SIDA como los cánceres no relacionados siguen siendo una causa cifras de CD4+ durante el TAR334,335. El tratamiento es el mismo que el usado
importante de enfermedad y muerte en los pacientes con infección por el para la infección por M. avium en ausencia de reconstitución inmunitaria.

Capítulo 122  Manifestaciones clínicas generales de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
VIH; en una extensa cohorte norteamericana entre 1995 y 2009, a medida
que aumentó de forma llamativa el uso de TAR y mejoró la esperanza de vida, Enfermedad por citomegalovirus
los cánceres supusieron el 10% de las muertes por SIDA324-326. El aumento En personas con o sin antecedentes de retinitis por CMV antes del inicio
de los cánceres no relacionados con el SIDA ha sido notable, en particular para del TAR, se ha descrito la presencia de retinitis por CMV en el marco de la
el cáncer hepático, el cáncer de pulmón, los tumores de cabeza y cuello y el reconstitución inmunitaria («uveítis por recuperación inmunitaria»)336-338.
cáncer anal. El uso de TAR ha reducido de manera considerable la incidencia También se ha descrito el desarrollo de enfermedad por CMV en locali­
de los cánceres relacionados con el SIDA, aunque parece tener poco efecto zaciones extraoculares (p. ej., torrente circulatorio, colon y páncreas) en
sobre la incidencia de neoplasias malignas no relacionadas con el SIDA. A pacientes sin enfermedad por CMV previa339. El 18-63% de las personas
medida que aumenta la prevalencia de la infección por el SIDA debido a la con historia de retinitis por CMV que más tarde iniciaron el TAR y res­
reducción de la mortalidad, y como también envejece la población infectada, pondieron a él desarrollaron uveítis por recuperación inmunitaria340,341. En
se puede prever que aparezcan más cánceres no relacionados con el SIDA. un estudio, la mediana del tiempo con TAR hasta el desarrollo de la uveítis
fue de 43 semanas340. Aún no se conoce con exactitud el tratamiento óptimo.
Síndromes de reconstitución inmunitaria Los corticoides por vía oral con o sin tratamiento anti-CMV concomitante
El TAR se asocia con una reducción significativa del ARN del VIH y un se usan con frecuencia.
importante incremento de las cifras de linfocitos CD4+. Además de la dis­
minución marcada de la mortalidad relacionada con el VIH y de la incidencia Infección por el virus de la varicela-zóster
de infecciones oportunistas (como ya se ha comentado), la mejoría de la Se han descrito varios casos de desarrollo de herpes zóster en personas que
función inmunitaria puede relacionarse con el paradójico empeoramiento reciben TAR. En dos series, el herpes zóster se desarrolló en el 7-8% de las
de las infecciones oportunistas subyacentes327,328. La presentación clínica de personas que recibían TAR combinado, presentándose en las 17 primeras se­
los síndromes inflamatorios de la reconstitución inmunitaria (SIRI) manas tras el inicio del tratamiento342,343. En una notificación, el herpes
varía en función del patógeno (v. más adelante). No todos los pacientes zóster se asoció al aumento de los linfocitos CD8+ 342. Las manifestaciones
que presentan mejoría inmunológica con el TAR experimentan un SIRI; clínicas no suelen ser graves y responden a aciclovir o a famciclovir.
todavía no se conocen con exactitud los factores de riesgo para el desarrollo
de estos síndromes. Hepatitis viral
Las personas infectadas con el VHC pueden desarrollar hepatitis aguda o
Tuberculosis cirrosis durante el TAR344,345. A menudo resulta complicado diferenciar si
El empeoramiento paradójico de la tuberculosis se describió en principio las elevaciones de las aminotransferasas hepáticas se deben a la toxicidad del
en enfermos VIH seronegativos con tuberculosis antes de la era del VIH, TAR o a la reconstitución inmunitaria; no hay ningún parámetro clínico ni
pero parece más común en pacientes infectados con el VIH74. Entre las analítico fiable que permita diferenciar ambas entidades. En un estudio de
manifestaciones clínicas aparecen fiebre, adenopatía (p. ej., cervical, torácica 60 pacientes coinfectados por el VIH y el VHC que completaron al menos
o intraabdominal) y empeoramiento de los infiltrados pulmonares. Asimis­ 16 semanas de TAR, la recuperación inmunitaria se asoció al incremento
mo, se ha descrito la presencia de tuberculomas en el sistema nervioso persistente del ARN del VHC, sobre todo en las personas con cifra inicial de
central (SNC), derrames pleurales y abscesos en el psoas73,74,329,330. Antes de CD4+ inferior a 350 células/mm3 346,347. En otros estudios se ha hallado que la
establecer el diagnóstico de SIRI se debe excluir la presencia de linfoma, hepatotoxicidad en los pacientes coinfectados que responden al TAR se rela­
reacciones adversas a fármacos y fracaso del tratamiento de la tuberculosis ciona con el aumento de las respuestas inmunitarias específicas del VIH y la
relacionado con falta de adherencia, malabsorción o resistencia al fármaco. activación de las células T348. Esto sugiere que, al menos en algunos casos,
En algunos estudios, pero no en todos, se ha asociado el hecho de recibir la hepatotoxicidad se asocia a la reconstitución inmunitaria. Asimismo, existen
TAR con el aumento del riesgo de empeoramiento paradójico; la incidencia notificaciones de hepatitis aguda desarrollada durante el TAR en pacientes
es del 7-43%73,74,329-332. Las personas que han experimentado SIRI con el TAR, con infección previa por el VHB, en quienes se detectaron concentraciones
en general lo padecen entre la segunda y la tercera semana tras el inicio del aumentadas del ARN del VHB349. Los pacientes con infección crónica por el
tratamiento. La conducta clínica se basa en la continuación de los trata­ VHB muestran un aumento en el riesgo de hepatotoxicidad por el TAR y en
mientos tuberculostático y antirretroviral, y en el uso de antiinflamatorios ellos la interrupción de la administración de los medicamentos antirretrovi­
no esteroideos para el alivio sintomático. En el caso de las manifestaciones rales frente al virus de la hepatitis B, como tenofovir o lamivudina, puede dar
graves, como el compromiso de las vías respiratorias o del retorno venoso lugar a un empeoramiento de la función hepática y a un incremento en las
al corazón, se pueden administrar corticoides (p. ej., prednisona, 1,5 mg/kg/ concentraciones de las aminotransferasas debido a mecanismos inmunitarios
día durante 2 semanas, seguida por 0,75 mg/kg/día durante 2 semanas)332a. o a la reducción de la supresión viral350. El tratamiento de los pacientes con
También se han publicado casos de desenmascaramiento de una tuberculosis hepatitis crónica se trata en el capítulo 117.
previamente no diagnosticada tras el inicio del TAR, aunque esto podría
representar la progresión de una tuberculosis no tratada en coincidencia Otras enfermedades
con el inicio del tratamiento frente al VIH125,126. El empeoramiento paradójico en el marco de la reconstitución inmunitaria
también se ha descrito tras el inicio del TAR con la infección por Crypto­
Enfermedad por el complejo coccus neoformans351,352, neumonía por P. jirovecii353,354, leucoencefalopatía
Mycobacterium avium multifocal progresiva355 y SK356. También se ha visto en el linfoma de Hodg­
En algunas personas con cifras iniciales bajas de linfocitos CD4+ se ha habla­ kin y no Hodgkin. Un aspecto especialmente preocupante es el SIRI que
do del desarrollo de linfadenitis focal o difusa al cabo de 2-3 meses tras el afecta al SNC, dadas las elevadas tasas de morbilidad y mortalidad asociadas.
inicio del TAR124,333. En general, no hay micobacteriemia, pero en los cultivos Se ha observado con la infección por C. neoformans y leucoencefalopatía
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

de los ganglios linfáticos suele crecer M. avium. Asimismo, se ha notificado multifocal progresiva, además de con la tuberculosis.

Bibliografía seleccionada 10. Pape JW, Liautaud B, Thomas F, et al. Characteristics of


the acquired immunodeficiency syndrome (AIDS) in
48. Mellors JW, Rinaldo Jr CR, Gupta P, et al. Prognosis in
HIV-1 infection predicted by the quantity of virus in
La bibliografía completa está disponible en Expert Consult. Haiti. N Engl J Med. 1983;309:945-950. plasma. Science. 1996;272:1167-1170.
4. Masur H, Michelis MA, Greene JB, et al. An outbreak of 21. Barre-Sinoussi F, Chermann JC, Rey F, et al. Isolation 53. Lundgren JD, Babiker AG, Gordin F, et al. Initiation
community-acquired Pneumocystis carinii pneumonia: of a T-lymphotropic retrovirus from a patient at risk for of antiretroviral therapy in early asymptomatic HIV
initial manifestation of cellular immune dysfunction. acquired immune deficiency syndrome (AIDS). 1983. Rev infection. N Engl J Med. 2015;373:795-807.
N Engl J Med. 1981;305:1431-1438. Invest Clin. 2004;56:126-129. 57. Moore RD, Chaisson RE. Natural history of opportunistic
6. Gottlieb MS, Schanker HM, Fan PT, et al. Pozalski I. 22. Gallo RC, Salahuddin SZ, Popovic M, et al. Frequent disease in an HIV-infected urban clinical cohort. Ann
Pneumocystis pneumonia—Los Angeles. MMWR Morb detection and isolation of cytopathic retroviruses Intern Med. 1996;124:633-642.
Mortal Wkly Rep. 1981;30:250-252. (HTLV-III) from patients with AIDS and at risk for AIDS. 67. Anonymous. Time from HIV-1 seroconversion to
7. Siegal FP, Lopez C, Hammer GS, et al. Severe acquired Science. 1984;224:500-503. AIDS and death before widespread use of highly-active
immunodeficiency in male homosexuals, manifested by 34. Bacchetti P, Osmond D, Chaisson RE, et al. Survival antiretroviral therapy: a collaborative re-analysis.
chronic perianal ulcerative herpes simplex lesions. N Engl patterns of the first 500 patients with AIDS in San Collaborative Group on AIDS Incubation and HIV
J Med. 1981;305:1439-1444. Francisco. J Infect Dis. 1988;157:1044-1047. Survival including the CASCADE EU Concerted Action.

Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1674
Concerted Action on SeroConversion to AIDS and after CD4+ cell recovery over 200 x 10(6)/l. AIDS. 253. Relman DA, Loutit JS, Schmidt TM, et al. The
Death in Europe. Lancet. 2000;355:1131-1137. 1998;12:2355-2356. agent of bacillary angiomatosis. An approach to the
73. Lawn SD, Bekker LG, Miller RF. Immune reconstitution 132. Schneider MM, Borleffs JC, Stolk RP, et al. Discontinuation identification of uncultured pathogens. N Engl J Med.
disease associated with mycobacterial infections in of prophylaxis for Pneumocystis carinii pneumonia 1990;323:1573-1580.
HIV-infected individuals receiving antiretrovirals. Lancet in HIV-1-infected patients treated with highly active 265. Sullivan RJ, Pantanowitz L, Casper C, et al. HIV/AIDS:
Parte II  Síndromes clínicos principales

Infect Dis. 2005;5:361-373. antiretroviral therapy. Lancet. 1999;353:201-203. epidemiology, pathophysiology, and treatment of Kaposi
75. Carr A, Samaras K, Burton S, et al. A syndrome of 133. Martinez E, Miro JM, Gonzalez J, et al. Withdrawal of sarcoma-associated herpesvirus disease: Kaposi sarcoma,
peripheral lipodystrophy, hyperlipidaemia and insulin Mycobacterium avium complex suppressive therapy in primary effusion lymphoma, and multicentric Castleman
resistance in patients receiving HIV protease inhibitors. HIV-1-infected patients on highly active antiretroviral disease. Clin Infect Dis. 2008;47:1209-1215.
AIDS. 1998;12:F51-F58. therapy. AIDS. 1999;13:147-148. 271. Boyd MA, Mocroft A, Ryom L, et al. Cardiovascular
93. Sulkowski MS, Chaisson RE, Karp CL, et al. The 134. Tural C, Romeu J, Sirera G, et al. Long-lasting remission disease (CVD) and chronic kidney disease (CKD) event
effect of acute infectious illnesses on plasma human of cytomegalovirus retinitis without maintenance rates in HIV-positive persons at high predicted CVD
immunodeficiency virus (HIV) type 1 load and the therapy in human immunodeficiency virus-infected and CKD risk: a prospective analysis of the D:A:D
expression of serologic markers of immune activation patients. J Infect Dis. 1998;177:1080-1083. observational study. PLoS Med. 2017;14:e1002424.
among HIV-infected adults. J Infect Dis. 1998;178:1642- 135. Cooper DA, Gold J, Maclean P, et al. Acute AIDS 275. Genovese G, Friedman DJ, Ross MD, et al. Association
1648. retrovirus infection. Definition of a clinical of trypanolytic ApoL1 variants with kidney disease in
95. Fischl MA, Richman DD, Grieco MH, et al. The efficacy illness associated with seroconversion. Lancet. African Americans. Science. 2010;329:841-845.
of azidothymidine (AZT) in the treatment of patients 1985;1:537-540. 278. Cohen SD, Kopp JB, Kimmel PL. Kidney diseases
with AIDS and AIDS-related complex. A double-blind, 136. Tindall B, Barker S, Donovan B, et al. Characterization associated with human immunodeficiency virus
placebo-controlled trial. N Engl J Med. 1987;317:185-191. of the acute clinical illness associated with human infection. N Engl J Med. 2018;378:1655-1656.
104. Hammer SM, Katzenstein DA, Hughes MD, et al. A trial immunodeficiency virus infection. Arch Intern Med. 281. Lucas GM, Lau B, Atta MG, et al. Chronic kidney disease
comparing nucleoside monotherapy with combination 1988;148:945-949. incidence, and progression to end-stage renal disease, in
therapy in HIV-infected adults with CD4 cell counts 141. Anonymous. Needlestick transmission of HTLV-III from HIV-infected individuals: a tale of two races. J Infect Dis.
from 200 to 500 per cubic millimeter. AIDS Clinical a patient infected in Africa. Lancet. 1984;2:1376-1377. 2008;197:1548-1557.
Trials Group Study 175 Study Team. N Engl J Med. 158. Fiebig EW, Wright DJ, Rawal BD, et al. Dynamics of HIV 297. Gallant JE, Moore RD, Richman DD, et al. Incidence and
1996;335:1081-1090. viremia and antibody seroconversion in plasma donors: natural history of cytomegalovirus disease in patients
105. Pierce M, Crampton S, Henry D, et al. A randomized implications for diagnosis and staging of primary HIV with advanced human immunodeficiency virus disease
trial of clarithromycin as prophylaxis against infection. AIDS. 2003;17:1871-1879. treated with zidovudine. The Zidovudine Epidemiology
disseminated Mycobacterium avium complex infection 159. Ananworanich J, Fletcher JL, Pinyakorn S, et al. A Study Group. J Infect Dis. 1992;166:1223-1227.
in patients with advanced acquired immunodeficiency novel acute HIV infection staging system based on 4th 307. El-Sadr WM, Grund B, Neuhaus J, et al. Risk for
syndrome. N Engl J Med. 1996;335:384-391. generation immunoassay. Retrovirology. 2013;10:56. opportunistic disease and death after reinitiating
106. Volberding PA, Lagakos SW, Koch MA, et al. Zidovudine 162. DHHS Panel on Antiretroviral Guidelines for Adults continuous antiretroviral therapy in patients with HIV
in asymptomatic human immunodeficiency virus and Adolescents. Guidelines for the use of antiretroviral previously receiving episodic therapy: a randomized
infection. A controlled trial in persons with fewer than agents in HIV-1-infected adults and adolescents. trial. Ann Intern Med. 2008;149:289-299.
500 CD4-positive cells per cubic millimeter. The AIDS Disponible en: https://aidsinfo.nih.gov/contentfiles/ 324. Altekruse SF, Shiels MS, Modur SP, et al. Cancer
Clinical Trials Group of the National Institute of Allergy lvguidelines/adultandadolescentgl.pdf. [fecha de última burden attributable to cigarette smoking among
and Infectious Diseases. N Engl J Med. 1990;322:941-949. consulta: 14 de Agosto de 2018]. HIV-infected people in North America. AIDS.
112. Hogg RS, O’Shaughnessy MV, Gataric N, et al. Decline 164. Finzi D, Hermankova M, Pierson T, et al. Identification 2018;32:513-521.
in deaths from AIDS due to new antiretrovirals. Lancet. of a reservoir for HIV-1 in patients on highly active 325. Beachler DC, Abraham AG, Silverberg MJ, et al. Incidence
1997;349:1294. antiretroviral therapy. Science. 1997;278:1295-1300. and risk factors of HPV-related and HPV-unrelated
113. Mocroft A, Vella S, Benfield TL, et al. Changing 165. Persaud D, Gay H, Ziemniak C, et al. Absence of head and neck squamous cell carcinoma in HIV-infected
patterns of mortality across Europe in patients detectable HIV-1 viremia after treatment cessation in an individuals. Oral Oncol. 2014;50:1169-1176.
infected with HIV-1. EuroSIDA Study Group. Lancet. infant. N Engl J Med. 2013;369:1828-1835. 326. Engels EA, Yanik EL, Wheeler W, et al.
1998;352:1725-1730. 180. Serwadda D, Mugerwa RD, Sewankambo NK, et al. Slim Cancer-attributable mortality among people with treated
114. Palella Jr FJ, Delaney KM, Moorman AC, et al. disease: a new disease in Uganda and its association with human immunodeficiency virus infection in North
Declining morbidity and mortality among patients with HTLV-III infection. Lancet. 1985;2:849-852. America. Clin Infect Dis. 2017;65:636-643.
advanced human immunodeficiency virus infection. 183. De Cock KM, Soro B, Coulibaly IM, et al. Tuberculosis 332. Meintjes G, Lawn SD, Scano F, et al.
HIV Outpatient Study Investigators. N Engl J Med. and HIV infection in sub-Saharan Africa. JAMA. Tuberculosis-associated immune reconstitution
1998;338:853-860. 1992;268:1581-1587. inflammatory syndrome: case definitions for use in
118. Coetzee D, Hildebrand K, Boulle A, et al. Outcomes 192. Deeks SG, Tracy R, Douek DC. Systemic effects of resource-limited settings. Lancet Infect Dis. 2008;8:516-523.
after two years of providing antiretroviral treatment in inflammation on health during chronic HIV infection. 346. Chung RT, Evans SR, Yang Y, et al. Immune recovery
Khayelitsha. South Africa. AIDS. 2004;18:887-895. Immunity. 2013;39:633-645. is associated with persistent rise in hepatitis C virus
121. Antiretroviral Therapy Cohort Collaboration. Causes 202. Brown TT, Qaqish RB. Antiretroviral therapy and RNA, infrequent liver test flares, and is not impaired
of death in HIV-1-infected patients treated with the prevalence of osteopenia and osteoporosis: a by hepatitis C virus in co-infected subjects. AIDS.
antiretroviral therapy, 1996-2006: collaborative meta-analytic review. AIDS. 2006;20:2165-2174. 2002;16:1915-1923.
analysis of 13 HIV cohort studies. Clin Infect Dis. 252. Koehler JE, Quinn FD, Berger TG, et al. Isolation of 358. Jaffe HW, De Stavola BL, Carpenter LM, et al. Immune
2010;50:1387-1396. Rochalimaea species from cutaneous and osseous reconstitution and risk of Kaposi sarcoma and
131. Rodriguez-Guardado A, Maradona JA, Carton JA, et al. lesions of bacillary angiomatosis. N Engl J Med. non-Hodgkin lymphoma in HIV-infected adults. AIDS.
Pneumocystis carinii prophylaxis can be discontinued 1992;327:1625-1631. 2011;25:1395-1403.

Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1674.e1
Bibliografía HIV-1 infection with stable CD4+ T-cell levels. AIDS.
1993;7:1159-1166.
52. Yerly S, Perneger TV, Hirschel B, et al. A critical
assessment of the prognostic value of HIV-1 RNA levels
1. Samji H, Cescon A, Hogg RS, et al. Closing the gap: 28. Pereyra F, Addo MM, Kaufmann DE, et al. Genetic and and CD4+ cell counts in HIV-infected patients. The Swiss
increases in life expectancy among treated HIV-positive immunologic heterogeneity among persons who control HIV Cohort Study. Arch Intern Med. 1998;158:247-252.
individuals in the United States and Canada. PLoS ONE. HIV infection in the absence of therapy. J Infect Dis. 53. Lundgren JD, Babiker AG, Gordin F, et al. Initiation

Capítulo 122  Manifestaciones clínicas generales de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
2013;8:e81355. 2008;197:563-571. of antiretroviral therapy in early asymptomatic HIV
2. Anonymous. Kaposi’s sarcoma and Pneumocystis 29. Chun TW, Shawn Justement J, Murray D, et al. Effect infection. N Engl J Med. 2015;373:795-807.
pneumonia among homosexual men–New York City and of antiretroviral therapy on HIV reservoirs in elite 54. Ehmann WC, Eyster ME, Wilson SE, et al. Relationship
California. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 1981;30:305- controllers. J Infect Dis. 2013;208:1443-1447. of CD4 lymphocyte counts to survival in a cohort of
308. 30. Crowell TA, Gebo KA, Blankson JN, et al. Hospitalization hemophiliacs infected with HIV. Multicenter Hemophilia
3. Anonymous. Opportunistic infections and Kaposi’s rates and reasons among HIV Elite controllers and Cohort Study. J Acquir Immune Defic Syndr. 1994;7:1095-
sarcoma among Haitians in the United States. MMWR persons with medically controlled HIV infection. J Infect 1098.
Morb Mortal Wkly Rep. 1982; 31:353-354, 360-361. Dis. 2015;211:1692-1702. 55. Eyster ME, Gail MH, Ballard JO, et al. Natural history
4. Masur H, Michelis MA, Greene JB, et al. An outbreak of 31. Krishnan S, Wilson EM, Sheikh V, et al. Evidence for of human immunodeficiency virus infections in
community-acquired Pneumocystis carinii pneumonia: innate immune system activation in HIV type 1-infected hemophiliacs: effects of T-cell subsets, platelet counts, and
initial manifestation of cellular immune dysfunction. N elite controllers. J Infect Dis. 2014;209:931-939. age. Ann Intern Med. 1987;107:1-6.
Engl J Med. 1981;305:1431-1438. 32. Bacchetti P, Moss AR. Incubation period of AIDS in San 56. Mariotto AB, Mariotti S, Pezzotti P, et al. Estimation of
5. Follansbee SE, Busch DF, Wofsy CB, et al. An outbreak of Francisco. Nature. 1989;338:251-253. the acquired immunodeficiency syndrome incubation
Pneumocystis carinii pneumonia in homosexual men. Ann 33. Alcabes P, Munoz A, Vlahov D, et al. Incubation period period in intravenous drug users: a comparison with male
Intern Med. 1982;96(6 Pt 1):705-713. of human immunodeficiency virus. Epidemiol Rev. homosexuals. Am J Epidemiol. 1992;135:428-437.
6. Gottlieb MS, Schanker HM, Fan PT, et al. Pneumocystis 1993;15:303-318. 57. Moore RD, Chaisson RE. Natural history of opportunistic
pneumonia—Los Angeles. MMWR Morb Mortal Wkly 34. Bacchetti P, Osmond D, Chaisson RE, et al. Survival disease in an HIV-infected urban clinical cohort. Ann
Rep. 1981;30:250-252. patterns of the first 500 patients with AIDS in San Intern Med. 1996;124:633-642.
7. Siegal FP, Lopez C, Hammer GS, et al. Severe acquired Francisco. J Infect Dis. 1988;157:1044-1047. 58. Operskalski EA, Stram DO, Lee H, et al. Human
immunodeficiency in male homosexuals, manifested by 35. Rothenberg R, Woelfel M, Stoneburner R, et al. Survival immunodeficiency virus type 1 infection: relationship
chronic perianal ulcerative herpes simplex lesions. N Engl with the acquired immunodeficiency syndrome. of risk group and age to rate of progression to
J Med. 1981;305:1439-1444. Experience with 5833 cases in New York City. N Engl J AIDS. Transfusion Safety Study Group. J Infect Dis.
8. Poon MC, Landay A, Alexander J, et al. Update on Med. 1987;317:1297-1302. 1995;172:648-655.
acquired immune deficiency syndrome (AIDS) among 36. Mocroft A, Johnson MA, Phillips AN. Factors affecting 59. Pedersen C, Katzenstein T, Nielsen C, et al. Prognostic
patients with hemophilia A. MMWR Morb Mortal Wkly survival in patients with the acquired immunodeficiency value of serum HIV-RNA levels at virologic steady state
Rep. 1982;31:644-646. syndrome. AIDS. 1996;10:1057-1065. after seroconversion: relation to CD4 cell count and
9. Pape JW, Liautaud B, Thomas F, et al. The acquired 37. Osmond D, Charlebois E, Lang W, et al. Changes in AIDS clinical course of primary infection. J Acquir Immune
immunodeficiency syndrome in Haiti. Ann Intern Med. survival time in two San Francisco cohorts of homosexual Defic Syndr Hum Retrovirol. 1997;16:93-99.
1985;103:674-678. men, 1983 to 1993. JAMA. 1994;271:1083-1087. 60. Gandhi M, Bacchetti P, Miotti P, et al. Does patient sex
10. Pape JW, Liautaud B, Thomas F, et al. Characteristics of 38. Saravolatz L, Neaton JD, Sacks L, et al. CD4+ T affect human immunodeficiency virus levels? Clin Infect
the acquired immunodeficiency syndrome (AIDS) in lymphocyte counts and patterns of mortality among Dis. 2002;35:313-322.
Haiti. N Engl J Med. 1983;309:945-950. patients infected with human immunodeficiency virus 61. Hubert JB, Rouzioux C, Boufassa F, et al Gender, disease
11. Ehrenkranz NJ, Rubini J, Horsburgh CR, et al. who were enrolled in community programs for clinical progression and response to HAART [Abstract 1448].
Pneumocystis carinii pneumonia among persons research on AIDS. Clin Infect Dis. 1996;22:513-520. Presented at the 14th International AIDS Conference.
with hemophilia A. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 39. Fahey JL, Taylor JM, Detels R, et al. The prognostic Barcelona, Spain, July 7-12. 2002.
1982;31:365-367. value of cellular and serologic markers in infection with 62. Sterling TR, Lyles CM, Vlahov D, et al. Sex differences in
12. Centers for Disease Control and Prevention. Update on human immunodeficiency virus type 1. N Engl J Med. longitudinal human immunodeficiency virus type 1 RNA
acquired immune deficiency syndrome (AIDS)–United 1990;322:166-172. levels among seroconverters. J Infect Dis. 1999;180:666-
States. MMWR Morb Mortal Wkly Rep. 1982;31:507-508. 40. Goedert JJ, Biggar RJ, Melbye M, et al. Effect of T4 count 672.
13. Ammann A, Cowan M, Wara D, et al. Possible and cofactors on the incidence of AIDS in homosexual 63. Anastos K, Kalish LA, Hessol N, et al. The relative value of
transfusion-associated acquired immune deficiency men infected with human immunodeficiency virus. CD4 cell count and quantitative HIV-1 RNA in predicting
syndrome (AIDS)–California. MMWR Morb Mortal Wkly JAMA. 1987;257:331-334. survival in HIV-1-infected women: results of the women’s
Rep. 1982;31:652-654. 41. Moss AR, Bacchetti P, Osmond D, et al. Seropositivity interagency HIV study. AIDS. 1999;13:1717-1726.
14. Malebranche R, Arnoux E, Guerin JM, et al. Acquired for HIV and the development of AIDS or AIDS related 64. Sterling TR, Vlahov D, Astemborski J, et al. Initial plasma
immunodeficiency syndrome with severe gastrointestinal condition: three year follow up of the San Francisco HIV-1 RNA levels and progression to AIDS in women and
manifestations in Haiti. Lancet. 1983;2:873-878. General Hospital cohort. Br Med J (Clin Res Ed). men. N Engl J Med. 2001;344:720-725.
15. Abrams DI, Lewis BJ, Beckstead JH, et al. Persistent 1988;296:745-750. 65. Chaisson RE, Keruly JC, Moore RD. Race, sex, drug
diffuse lymphadenopathy in homosexual men: endpoint 42. Munoz A, Schrager LK, Bacellar H, et al. Trends use, and progression of human immunodeficiency virus
or prodrome? Ann Intern Med. 1984;100:801-808. in the incidence of outcomes defining acquired disease. N Engl J Med. 1995;333:751-756.
16. Abrams DI, Volberding PA, Linker CA. Immune immunodeficiency syndrome (AIDS) in the Multicenter 66. Melnick SL, Sherer R, Louis TA, et al. Survival and disease
thrombocytopenic purpura in homosexual men: clinical AIDS Cohort Study: 1985-1991. Am J Epidemiol. progression according to gender of patients with HIV
manifestations and treatment results. Blood. 1983;62(suppl 1993;137:423-438. infection. The Terry Beirn Community Programs for
):108a. 43. Polk BF, Fox R, Brookmeyer R, et al. Predictors of the Clinical Research on AIDS. JAMA. 1994;272:1915-1921.
17. Metroka CE, Cunningham-Rundles S, Pollack MS, et al. acquired immunodeficiency syndrome developing in a 67. Anonymous. Time from HIV-1 seroconversion to
Generalized lymphadenopathy in homosexual men. Ann cohort of seropositive homosexual men. N Engl J Med. AIDS and death before widespread use of highly-active
Intern Med. 1983;99:585-591. 1987;316:61-66. antiretroviral therapy: a collaborative re-analysis.
18. Walsh CM, Nardi MA, Karpatkin S. On the mechanism of 44. Coombs RW, Welles SL, Hooper C, et al. Association of Collaborative Group on AIDS Incubation and HIV
thrombocytopenic purpura in sexually active homosexual plasma human immunodeficiency virus type 1 RNA level Survival including the CASCADE EU Concerted Action.
men. N Engl J Med. 1984;311:635-639. with risk of clinical progression in patients with advanced Concerted Action on SeroConversion to AIDS and Death
19. Abrams DI, AIDS-related conditions. Pinching AJ, ed. infection. AIDS Clinical Trials Group (ACTG) 116B/117 in Europe. Lancet. 2000;355:1131-1137.
AIDS and HIV Infection. Clin Immunol Allergy, Vol. 6. Study Team. ACTG Virology Committee Resistance and 68. Brown AE, Malone JD, Zhou SY, et al. Human
Eastbourne, UK: WB Saunders Co; 1986:581-599. HIV-1 RNA Working Groups. J Infect Dis. 1996;174:704-712. immunodeficiency virus RNA levels in US adults: a
20. Harris C, Small CB, Klein RS, et al. Immunodeficiency 45. Lefrere JJ, Roudot-Thoraval F, Mariotti M, et al. The risk of comparison based upon race and ethnicity. J Infect Dis.
in female sexual partners of men with the acquired disease progression is determined during the first year of 1997;176:794-797.
immunodeficiency syndrome. N Engl J Med. human immunodeficiency virus type 1 infection. J Infect 69. Pezzotti P, Galai N, Vlahov D, et al. Direct comparison of
1983;308:1181-1184. Dis. 1998;177:1541-1548. time to AIDS and infectious disease death between HIV
21. Barre-Sinoussi F, Chermann JC, Rey F, et al. Isolation 46. Mellors JW, Kingsley LA, Rinaldo Jr CR, et al. seroconverter injection drug users in Italy and the United
of a T-lymphotropic retrovirus from a patient at risk for Quantitation of HIV-1 RNA in plasma predicts outcome States: results from the ALIVE and ISS studies. AIDS
acquired immune deficiency syndrome (AIDS). 1983. Rev after seroconversion. Ann Intern Med. 1995;122:573-579. Link to Intravenous Experiences. Italian Seroconversion
Invest Clin. 2004;56:126-129. 47. Mellors JW, Munoz A, Giorgi JV, et al. Plasma viral load Study. J Acquir Immune Defic Syndr Hum Retrovirol.
22. Gallo RC, Salahuddin SZ, Popovic M, et al. Frequent and CD4+ lymphocytes as prognostic markers of HIV-1 1999;20:275-282.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

detection and isolation of cytopathic retroviruses infection. Ann Intern Med. 1997;126:946-954. 70. Boyle DS, Hawkins KR, Steele MS, et al. Emerging
(HTLV-III) from patients with AIDS and at risk for AIDS. 48. Mellors JW, Rinaldo Jr CR, Gupta P, et al. Prognosis in technologies for point-of-care CD4 T-lymphocyte
Science. 1984;224:500-503. HIV-1 infection predicted by the quantity of virus in counting. Trends Biotechnol. 2012;30:45-54.
23. Levy JA, Hoffman AD, Kramer SM, et al. Isolation of plasma. Science. 1996;272:1167-1170. 71. Selik RM, Buehler JW, Karon JM, et al. Impact of the
lymphocytopathic retroviruses from San Francisco 49. O’Brien TR, Blattner WA, Waters D, et al. Serum 1987 revision of the case definition of acquired immune
patients with AIDS. Science. 1984;225:840-842. HIV-1 RNA levels and time to development of AIDS deficiency syndrome in the United States. J Acquir
24. Havlir DV, Richman DD. Viral dynamics of HIV: in the Multicenter Hemophilia Cohort Study. JAMA. Immune Defic Syndr. 1990;3:73-82.
implications for drug development and therapeutic 1996;276:105-110. 72. Lohse N, Hansen AB, Pedersen G, et al. Survival of
strategies. Ann Intern Med. 1996;124:984-994. 50. Staszewski S, DeMasi R, Hill AM, et al. HIV-1 RNA, persons with and without HIV infection in Denmark,
25. Henrard DR, Phillips JF, Muenz LR, et al. Natural history CD4 cell count and the risk of progression to AIDS and 1995-2005. Ann Intern Med. 2007;146:87-95.
of HIV-1 cell-free viremia. JAMA. 1995;274:554-558. death during treatment with HIV-1 reverse transcriptase 73. Lawn SD, Bekker LG, Miller RF. Immune reconstitution
26. Phair J, Jacobson L, Detels R, et al. Acquired immune inhibitors. AIDS. 1998;12:1991-1997. disease associated with mycobacterial infections in
deficiency syndrome occurring within 5 years of infection 51. Welles SL, Jackson JB, Yen-Lieberman B, et al. Prognostic HIV-infected individuals receiving antiretrovirals. Lancet
with human immunodeficiency virus type-1: the value of plasma human immunodeficiency virus type Infect Dis. 2005;5:361-373.
Multicenter AIDS Cohort Study. J Acquir Immune Defic 1 (HIV-1) RNA levels in patients with advanced HIV-1 74. Narita M, Ashkin D, Hollender ES, et al. Paradoxical
Syndr. 1992;5:490-496. disease and with little or no prior zidovudine therapy. worsening of tuberculosis following antiretroviral therapy
27. Sheppard HW, Lang W, Ascher MS, et al. The AIDS Clinical Trials Group Protocol 116A/116B/117 in patients with AIDS. Am J Respir Crit Care Med.
characterization of non-progressors: long-term Team. J Infect Dis. 1996;174:696-703. 1998;158:157-161.

Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1674.e2
75. Carr A, Samaras K, Burton S, et al. A syndrome of 101. Fischl MA, Dickinson GM, La Voie L. Safety and efficacy antiretroviral therapy. Am J Respir Crit Care Med.
peripheral lipodystrophy, hyperlipidaemia and insulin of sulfamethoxazole and trimethoprim chemoprophylaxis 2008;177:680-685.
resistance in patients receiving HIV protease inhibitors. for Pneumocystis carinii pneumonia in AIDS. JAMA. 126. Manabe YC, Breen R, Perti T, et al. Unmasked tuberculosis
AIDS. 1998;12:F51-F58. 1988;259:1185-1189. and tuberculosis immune reconstitution inflammatory
76. Kotler DP. HIV and antiretroviral therapy: lipid 102. Graham NM, Zeger SL, Park LP, et al. Effect of zidovudine disease: a disease spectrum after initiation of antiretroviral
Parte II  Síndromes clínicos principales

abnormalities and associated cardiovascular risk in and Pneumocystis carinii pneumonia prophylaxis on therapy. J Infect Dis. 2009;199:437-444.
HIV-infected patients. J Acquir Immune Defic Syndr. progression of HIV-1 infection to AIDS The Multicenter 127. Autran B, Carcelain G, Li TS, et al. Positive effects
2008;49(suppl 2):S79-S85. AIDS Cohort Study. Lancet. 1991;338:265-269. of combined antiretroviral therapy on CD4+ T cell
77. World Health Organization. Global tuberculosis report 103. Graham NM, Zeger SL, Park LP, et al. The effects on homeostasis and function in advanced HIV disease.
2017. http://www.who.int/tb/publications/global_report/ survival of early treatment of human immunodeficiency Science. 1997;277:112-116.
en/. [fecha de última consulta: 15 de febrero de 2018]. virus infection. N Engl J Med. 1992;326:1037-1042. 128. Bisset LR, Cone RW, Huber W, et al. Highly active
78. Corbett EL, Steketee RW, ter Kuile FO, et al. HIV-1/AIDS 104. Hammer SM, Katzenstein DA, Hughes MD, et al. A trial antiretroviral therapy during early HIV infection reverses
and the control of other infectious diseases in Africa. comparing nucleoside monotherapy with combination T-cell activation and maturation abnormalities. Swiss HIV
Lancet. 2002;359:2177-2187. therapy in HIV-infected adults with CD4 cell counts from Cohort Study. AIDS. 1998;12:2115-2123.
79. Grant AD, Sidibe K, Domoua K, et al. Spectrum of disease 200 to 500 per cubic millimeter. AIDS clinical Trials Group 129. Pakker NG, Kroon ED, Roos MT, et al. Immune
among HIV-infected adults hospitalised in a respiratory Study 175 Study Team. N Engl J Med. 1996;335:1081-1090. restoration does not invariably occur following long-term
medicine unit in Abidjan, Cote d’Ivoire. Int J Tuberc Lung 105. Pierce M, Crampton S, Henry D, et al. A randomized trial HIV-1 suppression during antiretroviral therapy. INCAS
Dis. 1998;2:926-934. of clarithromycin as prophylaxis against disseminated Study Group. AIDS. 1999;13:203-212.
80. Gallant JE, Moore RD, Chaisson RE. Prophylaxis for Mycobacterium avium complex infection in patients with 130. Powderly WG, Landay A, Lederman MM. Recovery of
opportunistic infections in patients with HIV infection. advanced acquired immunodeficiency syndrome. N Engl J the immune system with antiretroviral therapy: the end of
Ann Intern Med. 1994;120:932-944. Med. 1996;335:384-391. opportunism? JAMA. 1998;280:72-77.
81. Moore RD, Keruly J, Richman DD, et al. Natural history of 106. Volberding PA, Lagakos SW, Koch MA, et al. Zidovudine 131. Rodriguez-Guardado A, Maradona JA, Carton JA, et al.
advanced HIV disease in patients treated with zidovudine. in asymptomatic human immunodeficiency virus Pneumocystis carinii prophylaxis can be discontinued
The Zidovudine Epidemiology Study Group. AIDS. infection. A controlled trial in persons with fewer than after CD4+ cell recovery over 200 x 10(6)/l. AIDS.
1992;6:671-677. 500 CD4-positive cells per cubic millimeter. The AIDS 1998;12:2355-2356.
82. Forrest DM, Seminari E, Hogg RS, et al. The incidence and Clinical Trials Group of the National Institute of Allergy 132. Schneider MM, Borleffs JC, Stolk RP, et al. Discontinuation
spectrum of AIDS-defining illnesses in persons treated and Infectious Diseases. N Engl J Med. 1990;322:941-949. of prophylaxis for Pneumocystis carinii pneumonia
with antiretroviral drugs. Clin Infect Dis. 1998;27:1379- 107. Chene G, Sterne JA, May M, et al. Prognostic importance in HIV-1-infected patients treated with highly active
1385. of initial response in HIV-1 infected patients starting antiretroviral therapy. Lancet. 1999;353:201-203.
83. Corbett EL, Churchyard GJ, Charalambos S, et al. Morbidity potent antiretroviral therapy: analysis of prospective 133. Martinez E, Miro JM, Gonzalez J, et al. Withdrawal of
and mortality in South African gold miners: impact of studies. Lancet. 2003;362:679-686. Mycobacterium avium complex suppressive therapy in
untreated disease due to human immunodeficiency virus. 108. Delta Coordinating Committee and Delta Virology HIV-1-infected patients on highly active antiretroviral
Clin Infect Dis. 2002;34:1251-1258. Committee. HIV-1 RNA response to antiretroviral therapy. AIDS. 1999;13:147-148.
84. Carne CA, Weller IV, Loveday C, et al. From persistent treatment in 1280 participants in the Delta Trial: an 134. Tural C, Romeu J, Sirera G, et al. Long-lasting remission of
generalised lymphadenopathy to AIDS: who will extended virology study. AIDS. 1999;13:57-65. cytomegalovirus retinitis without maintenance therapy in
progress? Br Med J (Clin Res Ed). 1987;294:868-869. 109. O’Brien WA, Hartigan PM, Martin D, et al. Changes in human immunodeficiency virus-infected patients. J Infect
85. Greenspan D, Greenspan JS, Hearst NG, et al. Relation plasma HIV-1 RNA and CD4+ lymphocyte counts and the Dis. 1998;177:1080-1083.
of oral hairy leukoplakia to infection with the human risk of progression to AIDS. Veterans Affairs Cooperative 135. Cooper DA, Gold J, Maclean P, et al. Acute AIDS
immunodeficiency virus and the risk of developing AIDS. Study Group on AIDS. N Engl J Med. 1996;334:426-431. retrovirus infection. Definition of a clinical illness
J Infect Dis. 1987;155:475-481. 110. Brodt HR, Kamps BS, Gute P, et al. Changing incidence associated with seroconversion. Lancet. 1985;1:537-540.
86. Murray HW, Godbold JH, Jurica KB, et al. Progression to of AIDS-defining illnesses in the era of antiretroviral 136. Tindall B, Barker S, Donovan B, et al. Characterization of the
AIDS in patients with lymphadenopathy or AIDS-related combination therapy. AIDS. 1997;11:1731-1738. acute clinical illness associated with human immunodeficiency
complex: reappraisal of risk and predictive factors. Am J 111. Centers for Disease Control and Prevention. Update: virus infection. Arch Intern Med. 1988;148:945-949.
Med. 1989;86:533-538. trends in AIDS incidence–United States, 1996. MMWR 137. Fox R, Eldred LJ, Fuchs EJ, et al. Clinical manifestations of
87. Chaisson RE, Gallant JE, Keruly JC, et al. Impact of Morb Mortal Wkly Rep. 1997;46:861-867. acute infection with human immunodeficiency virus in a
opportunistic disease on survival in patients with HIV 112. Hogg RS, O’Shaughnessy MV, Gataric N, et al. Decline cohort of gay men. AIDS. 1987;1:35-38.
infection. AIDS. 1998;12:29-33. in deaths from AIDS due to new antiretrovirals. Lancet. 138. Jaffe HW, Hardy AM, Morgan WM, et al. The acquired
88. Petruckevitch A, Del Amo J, Phillips AN, et al. Disease 1997;349:1294. immunodeficiency syndrome in gay men. Ann Intern Med.
progression and survival following specific AIDS-defining 113. Mocroft A, Vella S, Benfield TL, et al. Changing patterns of 1985;103:662-664.
conditions: a retrospective cohort study of 2048 mortality across Europe in patients infected with HIV-1. 139. Moss AR, Osmond D, Bacchetti P, et al. Risk factors for
HIV-infected persons in London. AIDS. 1998;12:1007-1013. EuroSIDA Study Group. Lancet. 1998;352:1725-1730. AIDS and HIV seropositivity in homosexual men. Am J
89. Pettit AC, Giganti MJ, Ingle SM, et al. Increased non-AIDS 114. Palella Jr FJ, Delaney KM, Moorman AC, et al. Epidemiol. 1987;125:1035-1047.
mortality among persons with AIDS-defining events after Declining morbidity and mortality among patients with 140. Vanhems P, Routy JP, Hirschel B, et al. Clinical features
antiretroviral therapy initiation. J Int AIDS Soc. 2018;21. advanced human immunodeficiency virus infection. of acute retroviral syndrome differ by route of infection
90. Bush CE, Donovan RM, Markowitz NP, et al. A study HIV Outpatient Study Investigators. N Engl J Med. but not by gender and age. J Acquir Immune Defic Syndr.
of HIV RNA viral load in AIDS patients with bacterial 1998;338:853-860. 2002;31:318-321.
pneumonia. J Acquir Immune Defic Syndr Hum Retrovirol. 115. Torres RA, Barr M. Impact of combination therapy 141. Anonymous. Needlestick transmission of HTLV-III from a
1996;13:23-26. for HIV infection on inpatient census. N Engl J Med. patient infected in Africa. Lancet. 1984;2:1376-1377.
91. Donovan RM, Bush CE, Markowitz NP, et al. Changes in 1997;336:1531-1532. 142. Tokars JI, Marcus R, Culver DH, et al. Surveillance of HIV
virus load markers during AIDS-associated opportunistic 116. Centers for Disease Control and Prevention. HIV in infection and zidovudine use among health care workers
diseases in human immunodeficiency virus-infected the United States: At a glance. https://www.cdc.gov/ after occupational exposure to HIV-infected blood. The
persons. J Infect Dis. 1996;174:401-403. hiv/statistics/overview/ataglance.html. [fecha de última CDC Cooperative Needlestick Surveillance Group. Ann
92. Goletti D, Weissman D, Jackson RW, et al. Effect of consulta: 28 de diciembre de 2017]. Intern Med. 1993;118:913-919.
Mycobacterium tuberculosis on HIV replication. Role of 117. Mocroft A, Ledergerber B, Katlama C, et al. Decline in 143. Kahn JO, Walker BD. Acute human immunodeficiency
immune activation. J Immunol. 1996;157:1271-1278. the AIDS and death rates in the EuroSIDA study: an virus type 1 infection. N Engl J Med. 1998;339:33-39.
93. Sulkowski MS, Chaisson RE, Karp CL, et al. The observational study. Lancet. 2003;362:22-29. 144. Quinn TC. Acute primary HIV infection. JAMA.
effect of acute infectious illnesses on plasma human 118. Coetzee D, Hildebrand K, Boulle A, et al. Outcomes 1997;278:58-62.
immunodeficiency virus (HIV) type 1 load and the after two years of providing antiretroviral treatment in 145. Zetola NM, Pilcher CD. Diagnosis and management of
expression of serologic markers of immune activation among Khayelitsha, South Africa. AIDS. 2004;18:887-895. acute HIV infection. Infect Dis Clin North Am. 2007;21:19-
HIV-infected adults. J Infect Dis. 1998;178:1642-1648. 119. Joint United Nations Programme on HIV/AIDS. 48. vii.
94. Chaisson RE, Keruly J, Richman DD, et al. Pneumocystis Ending AIDS. Progress towards the 90-90-90 targets. 146. Niu MT, Stein DS, Schnittman SM. Primary human
prophylaxis and survival in patients with advanced http://www.unaids.org/sites/default/files/media_asset/ immunodeficiency virus type 1 infection: review of
human immunodeficiency virus infection treated with Global_AIDS_update_2017_en.pdf. [fecha de última pathogenesis and early treatment intervention in humans and
zidovudine. The Zidovudine Epidemiology Group. Arch consulta: 11 de julio de 2018]. animal retrovirus infections. J Infect Dis. 1993;168:1490-1501.
Intern Med. 1992;152:2009-2013. 120. Severe P, Leger P, Charles M, et al. Antiretroviral therapy 147. Carne CA, Tedder RS, Smith A, et al. Acute
95. Fischl MA, Richman DD, Grieco MH, et al. The efficacy in a thousand patients with AIDS in Haiti. N Engl J Med. encephalopathy coincident with seroconversion for
of azidothymidine (AZT) in the treatment of patients 2005;353:2325-2334. anti-HTLV-III. Lancet. 1985;2:1206-1208.
with AIDS and AIDS-related complex. A double-blind, 121. Antiretroviral Therapy Cohort Collaboration. Causes 148. Clark SJ, Saag MS, Decker WD, et al. High titers of
placebo-controlled trial. N Engl J Med. 1987;317:185-191. of death in HIV-1-infected patients treated with cytopathic virus in plasma of patients with symptomatic
96. Harris JE. Improved short-term survival of AIDS patients antiretroviral therapy, 1996-2006: collaborative analysis of primary HIV-1 infection. N Engl J Med. 1991;324:954-960.
initially diagnosed with Pneumocystis carinii pneumonia, 13 HIV cohort studies. Clin Infect Dis. 2010;50:1387-1396. 149. Cooper DA, Imrie AA, Penny R. Antibody response to
1984 through 1987. JAMA. 1990;263:397-401. 122. Smith CJ, Ryom L, Weber R, et al. Trends in underlying human immunodeficiency virus after primary infection.
97. Lemp GF, Payne SF, Neal D, et al. Survival trends for causes of death in people with HIV from 1999 to J Infect Dis. 1987;155:1113-1118.
patients with AIDS. JAMA. 1990;263:402-406. 2011 (D:A:D): a multicohort collaboration. Lancet. 150. Denning DW, Anderson J, Rudge P, et al. Acute
98. Moore RD, Hidalgo J, Sugland BW, et al. Zidovudine and 2014;384:241-248. myelopathy associated with primary infection with
the natural history of the acquired immunodeficiency 123. Sepkowitz KA. Effect of HAART on natural history human immunodeficiency virus. Br Med J (Clin Res Ed).
syndrome. N Engl J Med. 1991;324:1412-1416. of AIDS-related opportunistic disorders. Lancet. 1987;294:143-144.
99. Delta Coordinating Committee. Delta: a randomised 1998;351:228-230. 151. Elder G, Dalakas M, Pezeshkpour G, et al. Ataxic
double-blind controlled trial comparing combinations of 124. Race EM, Adelson-Mitty J, Kriegel GR, et al. Focal neuropathy due to ganglioneuronitis after probable
zidovudine plus didanosine or zalcitabine with zidovudine mycobacterial lymphadenitis following initiation of acute human immunodeficiency virus infection. Lancet.
alone in HIV-infected individuals. Lancet. 1996;348:283-291. protease-inhibitor therapy in patients with advanced 1986;2:1275-1276.
100. Enger C, Graham N, Peng Y, et al. Survival from early, HIV-1 disease. Lancet. 1998;351:252-255. 152. Ho DD, Sarngadharan MG, Resnick L, et al. Primary
intermediate, and late stages of HIV infection. JAMA. 125. Lawn SD, Wilkinson RJ, Lipman MC, et al. Immune human T-lymphotropic virus type III infection. Ann
1996;275:1329-1334. reconstitution and “unmasking” of tuberculosis during Intern Med. 1985;103(6 Pt 1):880-883.

Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1674.e3
153. Rustin MH, Ridley CM, Smith MD, et al. The acute 178. Bower M, Powles T, Williams S, et al. Brief communication: 207. Friis-Moller N, Reiss P, Sabin CA, et al. Class of
exanthem associated with seroconversion to human T-cell rituximab in HIV-associated multicentric Castleman disease. antiretroviral drugs and the risk of myocardial infarction.
lymphotropic virus III in a homosexual man. J Infect. Ann Intern Med. 2007;147:836-839. N Engl J Med. 2007;356:1723-1735.
1986;12:161-163. 179. Lurain K, Yarchoan R, Uldrick TS. Treatment of Kaposi 208. Elion RA, Althoff KN, Zhang J, et al. Recent abacavir use
154. Balslev E, Thomsen HK, Weismann K. Histopathology of sarcoma herpesvirus-associated multicentric Castleman increases risk of type 1 and type 2 myocardial infarctions

Capítulo 122  Manifestaciones clínicas generales de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
acute human immunodeficiency virus exanthema. J Clin disease. Hematol Oncol Clin North Am. 2018;32:75-88. among adults with HIV. J Acquir Immune Defic Syndr.
Pathol. 1990;43:201-202. 180. Serwadda D, Mugerwa RD, Sewankambo NK, et al. Slim 2018;78:62-72.
155. del Saz SV, Sued O, Falco V, et al. Acute meningoencephalitis disease: a new disease in Uganda and its association with 209. Lake JE, Li X, Palella Jr FJ, et al. Metabolic health across
due to human immunodeficiency virus type 1 infection in HTLV-III infection. Lancet. 1985;2:849-852. the BMI spectrum in HIV-infected and HIV-uninfected
13 patients: clinical description and follow-up. J Neurovirol. 181. Chintu C, Dupont HL, Kaile T, et al. Human men. AIDS. 2018;32:49-57.
2008;14:474-479. immunodeficiency virus-associated diarrhea and wasting 210. Greenspan D, Greenspan JS. HIV-related oral disease.
156. Cooper DA, Tindall B, Wilson EJ, et al. Characterization of T in Zambia: selected risk factors and clinical associations. Lancet. 1996;348:729-733.
lymphocyte responses during primary infection with human Am J Trop Med Hyg. 1998;59:38-41. 211. Reznik DA. Oral manifestations of HIV disease. Top HIV
immunodeficiency virus. J Infect Dis. 1988;157:889-896. 182. Sewankambo N, Mugerwa RD, Goodgame R, et al. Med. 2005;13:143-148.
157. Goudsmit J, de Wolf F, Paul DA, et al. Expression of Enteropathic AIDS in Uganda. An endoscopic, 212. Weinert M, Grimes RM, Lynch DP. Oral manifestations of
human immunodeficiency virus antigen (HIV-Ag) in histological and microbiological study. AIDS. 1987;1:9-13. HIV infection. Ann Intern Med. 1996;125:485-496.
serum and cerebrospinal fluid during acute and chronic 183. De Cock KM, Soro B, Coulibaly IM, et al. Tuberculosis 213. Feigal DW, Katz MH, Greenspan D, et al. The prevalence
infection. Lancet. 1986;2:177-180. and HIV infection in sub-Saharan Africa. JAMA. of oral lesions in HIV-infected homosexual and bisexual
158. Fiebig EW, Wright DJ, Rawal BD, et al. Dynamics of HIV 1992;268:1581-1587. men: three San Francisco epidemiological cohorts. AIDS.
viremia and antibody seroconversion in plasma donors: 184. Lucas SB, De Cock KM, Hounnou A, et al. Contribution 1991;5:519-525.
implications for diagnosis and staging of primary HIV of tuberculosis to slim disease in Africa. BMJ. 214. Klein RS, Harris CA, Small CB, et al. Oral candidiasis
infection. AIDS. 2003;17:1871-1879. 1994;308:1531-1533. in high-risk patients as the initial manifestation of the
159. Ananworanich J, Fletcher JL, Pinyakorn S, et al. A 185. Sepkowitz KA, Telzak EE, Carrow M, et al. Fever among acquired immunodeficiency syndrome. N Engl J Med.
novel acute HIV infection staging system based on 4th outpatients with advanced human immunodeficiency 1984;311:354-358.
generation immunoassay. Retrovirology. 2013;10:56. virus infection. Arch Intern Med. 1993;153:1909-1912. 215. Royce RA, Luckmann RS, Fusaro RE, et al. The natural
160. Henrard DR, Phillips J, Windsor I, et al. Detection of 186. Angelino AF, Treisman GJ. Management of history of HIV-1 infection: staging classifications of
human immunodeficiency virus type 1 p24 antigen and psychiatric disorders in patients infected with human disease. AIDS. 1991;5:355-364.
plasma RNA: relevance to indeterminate serologic tests. immunodeficiency virus. Clin Infect Dis. 2001;33:847-856. 216. Lifson AR, Hilton JF, Westenhouse JL, et al. Time
Transfusion. 1994;34:376-380. 187. Chuang HT, Devins GM, Hunsley J, et al. Psychosocial from HIV seroconversion to oral candidiasis or hairy
161. Crowell TA, Colby DJ, Pinyakorn S, et al. Acute retroviral distress and well-being among gay and bisexual men leukoplakia among homosexual and bisexual men
syndrome is associated with high viral burden, CD4 with human immunodeficiency virus infection. Am J enrolled in three prospective cohorts. AIDS. 1994;8:73-79.
depletion, and immune activation in systemic and tissue Psychiatry. 1989;146:876-880. 217. Greenspan D, Greenspan JS, Conant M, et al. Oral “hairy”
compartments. Clin Infect Dis. 2018;66:1540-1549. 188. Miller EN, Selnes OA, McArthur JC, et al. leucoplakia in male homosexuals: evidence of association
162. DHHS Panel on Antiretroviral Guidelines for Adults and Neuropsychological performance in HIV-1-infected with both papillomavirus and a herpes-group virus.
Adolescents. Guidelines for the use of antiretroviral agents homosexual men: the Multicenter AIDS Cohort Study Lancet. 1984;2:831-834.
in HIV-1-infected adults and adolescents. Disponible (MACS). Neurology. 1990;40:197-203. 218. Greenspan JS, Greenspan D, Lennette ET, et al.
en: https://aidsinfo.nih.gov/contentfiles/lvguidelines/ 189. Dobs AS, Dempsey MA, Ladenson PW, et al. Endocrine Replication of Epstein-Barr virus within the epithelial cells
adultandadolescentgl.pdf. [fecha de última consulta: 14 de disorders in men infected with human immunodeficiency of oral “hairy” leukoplakia, an AIDS-associated lesion. N
Agosto de 2018]. virus. Am J Med. 1988;84(3 Pt 2):611-616. Engl J Med. 1985;313:1564-1571.
163. Rosenberg ES, Billingsley JM, Caliendo AM, et al. 190. Grinspoon SK, Bilezikian JP. HIV disease and the 219. Rowland RW, Escobar MR, Friedman RB, et al. Painful
Vigorous HIV-1-specific CD4+ T cell responses associated endocrine system. N Engl J Med. 1992;327:1360-1365. gingivitis may be an early sign of infection with the human
with control of viremia. Science. 1997;278:1447-1450. 191. Grunfeld C, Feingold KR. Metabolic disturbances and immunodeficiency virus. Clin Infect Dis. 1993;16:233-236.
164. Finzi D, Hermankova M, Pierson T, et al. Identification wasting in the acquired immunodeficiency syndrome. N 220. MacPhail LA, Greenspan D, Greenspan JS. Recurrent
of a reservoir for HIV-1 in patients on highly active Engl J Med. 1992;327:329-337. aphthous ulcers in association with HIV infection.
antiretroviral therapy. Science. 1997;278:1295-1300. 192. Deeks SG, Tracy R, Douek DC. Systemic effects of Diagnosis and treatment. Oral Surg Oral Med Oral Pathol.
165. Persaud D, Gay H, Ziemniak C, et al. Absence of inflammation on health during chronic HIV infection. 1992;73:283-288.
detectable HIV-1 viremia after treatment cessation in an Immunity. 2013;39:633-645. 221. Jacobson JM, Greenspan JS, Spritzler J, et al. Thalidomide
infant. N Engl J Med. 2013;369:1828-1835. 193. Mylonakis E, Koutkia P, Grinspoon S. Diagnosis for the treatment of oral aphthous ulcers in patients with
166. Luzuriaga K, Gay H, Ziemniak C, et al. Viremic relapse and treatment of androgen deficiency in human human immunodeficiency virus infection. National
after HIV-1 remission in a perinatally infected child. immunodeficiency virus-infected men and women. Institute of Allergy and Infectious Diseases AIDS Clinical
N Engl J Med. 2015;372:786-788. Clin Infect Dis. 2001;33:857-864. Trials Group. N Engl J Med. 1997;336:1487-1493.
167. Koenig SP, Dorvil N, Devieux JG, et al. Same-day HIV 194. Sattler F, Briggs W, Antonipillai I, et al. Low dihydrotestosterone 222. Paterson DL, Georghiou PR, Allworth AM, et al.
testing with initiation of antiretroviral therapy versus and weight loss in the AIDS wasting syndrome. J Acquir Thalidomide as treatment of refractory aphthous
standard care for persons living with HIV: a randomized Immune Defic Syndr Hum Retrovirol. 1998;18:246-251. ulceration related to human immunodeficiency virus
unblinded trial. PLoS Med. 2017;14:e1002357. 195. Gonzalez-Cadavid NF, Taylor WE, Yarasheski K, et al. infection. Clin Infect Dis. 1995;20:250-254.
168. Rosen S, Maskew M, Fox MP, et al. Initiating antiretroviral Organization of the human myostatin gene and expression 223. Ramirez-Amador VA, Esquivel-Pedraza L,
therapy for HIV at a patient’s first clinic visit: the RapIT in healthy men and HIV-infected men with muscle Ponce-de-Leon S, et al. Thalidomide as therapy for
randomized controlled trial. PLoS Med. 2016;13:e1002015. wasting. Proc Natl Acad Sci USA. 1998;95:14938-14943. human immunodeficiency virus-related oral ulcers: a
169. United States Department of Helath and Human 196. Beaugerie L, Carbonnel F, Carrat F, et al. Factors of weight double-blind placebo-controlled clinical trial. Clin Infect
Services. Guidelines for the use of antiretroviral agents loss in patients with HIV and chronic diarrhea. J Acquir Dis. 1999;28:892-894.
in adults and adolescents living with HIV. Disponible Immune Defic Syndr Hum Retrovirol. 1998;19:34-39. 224. Craven DE, Duncan RA, Stram JR, et al. Response
en: https://aidsinfo.nih.gov/guidelines/html/1/ 197. Grinspoon S, Mulligan K. Weight loss and wasting in of lymphoepithelial parotid cysts to antiretroviral
adult-and-adolescent-arv/0. [fecha de última consulta: patients infected with human immunodeficiency virus. treatment in HIV-infected adults. Ann Intern Med.
15 de febrero de 2018]. Clin Infect Dis. 2003;36(suppl 2):S69-S78. 1998;128:455-459.
170. Boritz EA, Darko S, Swaszek L, et al. Multiple origins of 198. Macallan DC, Noble C, Baldwin C, et al. Energy 225. Dalakas MC, Pezeshkpour GH, Gravell M, et al.
virus persistence during natural control of HIV infection. expenditure and wasting in human immunodeficiency Polymyositis associated with AIDS retrovirus. JAMA.
Cell. 2016;166:1004-1015. virus infection. N Engl J Med. 1995;333:83-88. 1986;256:2381-2383.
171. Brenchley JM, Schacker TW, Ruff LE, et al. CD4+ T 199. Strawford A, Hellerstein M. The etiology of wasting 226. Kaye BR. Rheumatologic manifestations of infection with
cell depletion during all stages of HIV disease occurs in the human immunodeficiency virus and acquired human immunodeficiency virus (HIV). Ann Intern Med.
predominantly in the gastrointestinal tract. J Exp Med. immunodeficiency syndrome. Semin Oncol. 1998;25(2 1989;111:158-167.
2004;200:749-759. suppl 6):76-81. 227. Dalakas MC, Pezeshkpour GH. Neuromuscular diseases
172. Osmond D, Chaisson R, Moss A, et al. Lymphadenopathy 200. Kotler DP. Wasting syndrome: nutritional support in HIV associated with human immunodeficiency virus infection.
in asymptomatic patients seropositive for HIV. N Engl J infection. AIDS Res Hum Retroviruses. 1994;10:931-934. Ann Neurol. 1988;23(suppl):S38-S48.
Med. 1987;317:246. 201. Tang AM, Forrester J, Spiegelman D, et al. Weight loss 228. Johnson RW, Williams FM, Kazi S, et al. Human
173. Bottles K, McPhaul LW, Volberding P. Fine-needle and survival in HIV-positive patients in the era of highly immunodeficiency virus-associated polymyositis:
aspiration biopsy of patients with acquired active antiretroviral therapy. J Acquir Immune Defic Syndr. a longitudinal study of outcome. Arthritis Rheum.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

immunodeficiency syndrome (AIDS): experience in an 2002;31:230-236. 2003;49:172-178.


outpatient clinic. Ann Intern Med. 1988;108:42-45. 202. Brown TT, Qaqish RB. Antiretroviral therapy and the 229. Dalakas MC, Illa I, Pezeshkpour GH, et al. Mitochondrial
174. Oksenhendler E, Duarte M, Soulier J, et al. Multicentric prevalence of osteopenia and osteoporosis: a meta-analytic myopathy caused by long-term zidovudine therapy. N Engl
Castleman’s disease in HIV infection: a clinical and review. AIDS. 2006;20:2165-2174. J Med. 1990;322:1098-1105.
pathological study of 20 patients. AIDS. 1996;10:61-67. 203. McComsey GA, Tebas P, Shane E, et al. Bone disease in 230. Margolis AM, Heverling H, Pham PA, et al. A review
175. Stebbing J, Pantanowitz L, Dayyani F, et al. HIV-associated HIV infection: a practical review and recommendations of the toxicity of HIV medications. J Med Toxicol.
multicentric Castleman’s disease. Am J Hematol. for HIV care providers. Clin Infect Dis. 2010;51:937-946. 2014;10:26-39.
2008;83:498-503. 204. Wohl DA, McComsey G, Tebas P, et al. Current 231. Schwartzman WA, Lambertus MW, Kennedy CA, et al.
176. Grandadam M, Dupin N, Calvez V, et al. Exacerbations of concepts in the diagnosis and management of metabolic Staphylococcal pyomyositis in patients infected by the human
clinical symptoms in human immunodeficiency virus type complications of HIV infection and its therapy. Clin Infect immunodeficiency virus. Am J Med. 1991;90:595-600.
1-infected patients with multicentric Castleman’s disease Dis. 2006;43:645-653. 232. Widrow CA, Kellie SM, Saltzman BR, et al. Pyomyositis
are associated with a high increase in Kaposi’s sarcoma 205. Fong PS, Flynn DM, Evans CD, et al. Integrase strand in patients with the human immunodeficiency virus: an
herpesvirus DNA load in peripheral blood mononuclear transfer inhibitor-associated diabetes mellitus: a case unusual form of disseminated bacterial infection. Am J
cells. J Infect Dis. 1997;175:1198-1201. report. Int J STD AIDS. 2017;28:626-628. Med. 1991;91:129-136.
177. Hengge UR, Ruzicka T, Tyring SK, et al. Update on 206. Norwood J, Turner M, Bofill C, et al. Brief Report: weight 233. Amorosa V, Tebas P. Bone disease and HIV infection. Clin
Kaposi’s sarcoma and other HHV8 associated diseases. gain in persons with HIV switched from efavirenz-based Infect Dis. 2006;42:108-114.
Part 2: pathogenesis, Castleman’s disease, and pleural to integrase strand transfer inhibitor-based regimens. J 234. Brown P, Crane L. Avascular necrosis of bone in patients
effusion lymphoma. Lancet Infect Dis. 2002;2:344-352. Acquir Immune Defic Syndr. 2017;76:527-531. with human immunodeficiency virus infection: report

Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1674.e4
of 6 cases and review of the literature. Clin Infect Dis. 264. Martin JN, Ganem DE, Osmond DH, et al. Sexual 292. Waheed S, Sakr A, Chheda ND, et al. Outcomes of renal
2001;32:1221-1226. transmission and the natural history of human transplantation in HIV-1 associated nephropathy. PLoS
235. Miller KD, Masur H, Jones EC, et al. High prevalence of herpesvirus 8 infection. N Engl J Med. 1998;338:948-954. ONE. 2015;10:e0129702.
osteonecrosis of the femoral head in HIV-infected adults. 265. Sullivan RJ, Pantanowitz L, Casper C, et al. HIV/AIDS: 293. Cunningham Jr ET, Margolis TP. Ocular manifestations of
Ann Intern Med. 2002;137:17-25. epidemiology, pathophysiology, and treatment of Kaposi HIV infection. N Engl J Med. 1998;339:236-244.
Parte II  Síndromes clínicos principales

236. Keruly JC, Chaisson RE, Moore RD. Increasing incidence sarcoma-associated herpesvirus disease: Kaposi sarcoma, 294. Jabs DA. Ocular manifestations of HIV infection. Trans
of avascular necrosis of the hip in HIV-infected patients. J primary effusion lymphoma, and multicentric Castleman Am Ophthalmol Soc. 1995;93:623-683.
Acquir Immune Defic Syndr. 2001;28:101-102. disease. Clin Infect Dis. 2008;47:1209-1215. 295. Sarraf D, Ernest JT. AIDS and the eyes. Lancet.
237. Monier P, McKown K, Bronze MS. Osteonecrosis 266. Beral V, Peterman TA, Berkelman RL, et al. Kaposi’s 1996;348:525-528.
complicating highly active antiretroviral therapy in sarcoma among persons with AIDS: a sexually transmitted 296. Spector SA, Wong R, Hsia K, et al. Plasma
patients infected with human immunodeficiency virus. infection? Lancet. 1990;335:123-128. cytomegalovirus (CMV) DNA load predicts CMV
Clin Infect Dis. 2000;31:1488-1492. 267. Lee NE, Taylor MM, Bancroft E, et al. Risk factors for disease and survival in AIDS patients. J Clin Invest.
238. Glesby MJ, Moore RD, Chaisson RE. Herpes zoster in community-associated methicillin-resistant Staphylococcus 1998;101:497-502.
patients with advanced human immunodeficiency virus aureus skin infections among HIV-positive men who have 297. Gallant JE, Moore RD, Richman DD, et al. Incidence and
infection treated with zidovudine. Zidovudine Epidemiology sex with men. Clin Infect Dis. 2005;40:1529-1534. natural history of cytomegalovirus disease in patients with
Study Group. J Infect Dis. 1993;168:1264-1268. 268. Supparatpinyo K, Khamwan C, Baosoung V, et al. advanced human immunodeficiency virus disease treated
239. Garman ME, Tyring SK. The cutaneous manifestations of Disseminated Penicillium marneffei infection in southeast with zidovudine. The Zidovudine Epidemiology Study
HIV infection. Dermatol Clin. 2002;20:193-208. Asia. Lancet. 1994;344:110-113. Group. J Infect Dis. 1992;166:1223-1227.
240. Porras B, Costner M, Friedman-Kien AE, et al. Update 269. Schlesinger I, Oelrich DM, Tyring SK. Crusted 298. United States Department of Helath and Human Services.
on cutaneous manifestations of HIV infection. Med Clin (Norwegian) scabies in patients with AIDS: the range of Guidelines for prevention and treatment of opportunistic
North Am. 1998;82:1033-1080. v. clinical presentations. South Med J. 1994;87:352-356. infections in HIV-infected adults and adolescents.
241. Bollinger RC, Brookmeyer RS, Mehendale SM, et al. Risk 270. Meinking TL, Taplin D, Hermida JL, et al. The treatment Disponible en: https://aidsinfo.nih.gov/guidelines/html/4/
factors and clinical presentation of acute primary HIV of scabies with ivermectin. N Engl J Med. 1995;333:26-30. adult-and-adolescent-opportunistic-infection/0. [fecha de
infection in India. JAMA. 1997;278:2085-2089. 271. Boyd MA, Mocroft A, Ryom L, et al. Cardiovascular última consulta: 1de marzo de 2018].
242. Schacker T, Collier AC, Hughes J, et al. Clinical and disease (CVD) and chronic kidney disease (CKD) event 299. Whitcup SM, Fortin E, Nussenblatt RB, et al. Therapeutic
epidemiologic features of primary HIV infection. Ann rates in HIV-positive persons at high predicted CVD effect of combination antiretroviral therapy on
Intern Med. 1996;125:257-264. and CKD risk: a prospective analysis of the D:A:D cytomegalovirus retinitis. JAMA. 1997;277:1519-1520.
243. Quinnan Jr GV, Masur H, Rook AH, et al. Herpesvirus observational study. PLoS Med. 2017;14:e1002424. 300. Margolis TP, Lowder CY, Holland GN, et al. Varicella-zoster
infections in the acquired immune deficiency syndrome. 272. Kelleher P, Severn A, Tomson C, et al. The haemolytic virus retinitis in patients with the acquired immunodeficiency
JAMA. 1984;252:72-77. uraemic syndrome in patients with AIDS. Genitourin Med. syndrome. Am J Ophthalmol. 1991;112:119-131.
244. Friedman-Kien AE, Lafleur FL, Gendler E, et al. Herpes 1996;72:172-175. 301. Batisse D, Eliaszewicz M, Zazoun L, et al. Acute retinal
zoster: a possible early clinical sign for development 273. Stokes MB, Chawla H, Brody RI, et al. Immune complex necrosis in the course of AIDS: study of 26 cases. AIDS.
of acquired immunodeficiency syndrome in high-risk glomerulonephritis in patients coinfected with human 1996;10:55-60.
individuals. J Am Acad Dermatol. 1986;14:1023-1028. immunodeficiency virus and hepatitis C virus. Am J 302. Wasserman L, Haghighi P. Otic and ophthalmic
245. Aldeen T, Hay P, Davidson F, et al. Herpes zoster infection Kidney Dis. 1997;29:514-525. pneumocystosis in acquired immunodeficiency syndrome.
in HIV-seropositive patients associated with highly active 274. Roe J, Campbell LJ, Ibrahim F, et al. HIV care and Report of a case and review of the literature. Arch Pathol
antiretroviral therapy. AIDS. 1998;12:1719-1720. the incidence of acute renal failure. Clin Infect Dis. Lab Med. 1992;116:500-503.
246. Buchbinder SP, Katz MH, Hessol NA, et al. Herpes zoster 2008;47:242-249. 303. Barbarinia G, Barbaro G. Incidence of the involvement
and human immunodeficiency virus infection. J Infect Dis. 275. Genovese G, Friedman DJ, Ross MD, et al. Association of the cardiovascular system in HIV infection. AIDS.
1992;166:1153-1156. of trypanolytic ApoL1 variants with kidney disease in 2003;17(suppl 1):S46-S50.
247. Cohen PR, Beltrani VP, Grossman ME. Disseminated African Americans. Science. 2010;329:841-845. 304. Rerkpattanapipat P, Wongpraparut N, Jacobs LE, et al.
herpes zoster in patients with human immunodeficiency 276. Papeta N, Kiryluk K, Patel A, et al. APOL1 variants Cardiac manifestations of acquired immunodeficiency
virus infection. Am J Med. 1988;84:1076-1080. increase risk for FSGS and HIVAN but not IgA syndrome. Arch Intern Med. 2000;160:602-608.
248. Grossman MC, Grossman ME. Chronic hyperkeratotic nephropathy. J Am Soc Nephrol. 2011;22:1991-1996. 305. Freiberg MS, Chang CC, Kuller LH, et al. HIV infection
herpes zoster and human immunodeficiency virus 277. Dummer PD, Limou S, Rosenberg AZ, et al. APOL1 and the risk of acute myocardial infarction. JAMA Intern
infection. J Am Acad Dermatol. 1993;28(2 Pt 2):306-308. kidney disease risk variants: an evolving landscape. Semin Med. 2013;173:614-622.
249. Melbye M, Grossman RJ, Goedert JJ, et al. Risk of AIDS Nephrol. 2015;35:222-236. 306. Post W, Jacobson L, Li X Age and noncalcified coronary
after herpes zoster. Lancet. 1987;1:728-731. 278. Cohen SD, Kopp JB, Kimmel PL. Kidney diseases plaque in the Multicenter AIDS Cohort Study [abstract
250. Gilson IH, Barnett JH, Conant MA, et al. Disseminated associated with human immunodeficiency virus infection. 62]. Presented at the 20th Conference on Retroviruses
ecthymatous herpes varicella-zoster virus infection in N Engl J Med. 2018;378:1655-1656. and Opportunistic Infections, Atlanta, Georgia: March
patients with acquired immunodeficiency syndrome. J Am 279. Rao TK, Friedman EA, Nicastri AD. The types of renal 3-6. 2013.
Acad Dermatol. 1989;20:637-642. disease in the acquired immunodeficiency syndrome. 307. El-Sadr WM, Grund B, Neuhaus J, et al. Risk for
251. Horn CK, Scott GR, Benton EC. Resolution of severe N Engl J Med. 1987;316:1062-1068. opportunistic disease and death after reinitiating
molluscum contagiosum on effective antiretroviral 280. Fine DM, Wasser WG, Estrella MM, et al. APOL1 risk continuous antiretroviral therapy in patients with HIV
therapy. Br J Dermatol. 1998;138:715-717. variants predict histopathology and progression to previously receiving episodic therapy: a randomized trial.
252. Koehler JE, Quinn FD, Berger TG, et al. Isolation of ESRD in HIV-related kidney disease. J Am Soc Nephrol. Ann Intern Med. 2008;149:289-299.
Rochalimaea species from cutaneous and osseous lesions of 2012;23:343-350. 308. Hofman P, Drici MD, Gibelin P, et al. Prevalence of
bacillary angiomatosis. N Engl J Med. 1992;327:1625-1631. 281. Lucas GM, Lau B, Atta MG, et al. Chronic kidney disease toxoplasma myocarditis in patients with the acquired
253. Relman DA, Loutit JS, Schmidt TM, et al. The agent of incidence, and progression to end-stage renal disease, in immunodeficiency syndrome. Br Heart J. 1993;70:376-381.
bacillary angiomatosis. An approach to the identification of HIV-infected individuals: a tale of two races. J Infect Dis. 309. Herskowitz A, Wu TC, Willoughby SB, et al. Myocarditis
uncultured pathogens. N Engl J Med. 1990;323:1573-1580. 2008;197:1548-1557. and cardiotropic viral infection associated with severe
254. Slater LN, Welch DF, Min KW. Rochalimaea henselae 282. Kimmel PL, Barisoni L, Kopp JB. Pathogenesis and treatment left ventricular dysfunction in late-stage infection with
causes bacillary angiomatosis and peliosis hepatis. Arch of HIV-associated renal diseases: lessons from clinical and human immunodeficiency virus. J Am Coll Cardiol.
Intern Med. 1992;152:602-606. animal studies, molecular pathologic correlations, and 1994;24:1025-1032.
255. Stoler MH, Bonfiglio TA, Steigbigel RT, et al. An atypical genetic investigations. Ann Intern Med. 2003;139:214-226. 310. Barbaro G, Di Lorenzo G, Grisorio B, et al. Incidence
subcutaneous infection associated with acquired immune 283. Atta MG, Estrella MM, Kuperman M, et al. of dilated cardiomyopathy and detection of HIV in
deficiency syndrome. Am J Clin Pathol. 1983;80:714-718. HIV-associated nephropathy patients with and without myocardial cells of HIV-positive patients. Gruppo Italiano
256. Tappero JW, Mohle-Boetani J, Koehler JE, et al. The apolipoprotein L1 gene variants have similar clinical and per lo Studio Cardiologico dei Pazienti Affetti da AIDS. N
epidemiology of bacillary angiomatosis and bacillary pathological characteristics. Kidney Int. 2012;82:338-343. Engl J Med. 1998;339:1093-1099.
peliosis. JAMA. 1993;269:770-775. 284. Ortiz C, Meneses R, Jaffe D, et al. Outcome of patients 311. Herskowitz A, Vlahov D, Willoughby S, et al. Prevalence
257. Koehler JE, Sanchez MA, Garrido CS, et al. Molecular with human immunodeficiency virus on maintenance and incidence of left ventricular dysfunction in patients
epidemiology of bartonella infections in patients hemodialysis. Kidney Int. 1988;34:248-253. with human immunodeficiency virus infection. Am J
with bacillary angiomatosis-peliosis. N Engl J Med. 285. Post FA, Campbell LJ, Hamzah L, et al. Predictors of renal Cardiol. 1993;71:955-958.
1997;337:1876-1883. outcome in HIV-associated nephropathy. Clin Infect Dis. 312. Currie PF, Jacob AJ, Foreman AR, et al. Heart muscle
258. Koehler JE, LeBoit PE, Egbert BM, et al. Cutaneous 2008;46:1282-1289. disease related to HIV infection: prognostic implications.
vascular lesions and disseminated cat-scratch disease in 286. Szczech LA, Edwards LJ, Sanders LL, et al. Protease BMJ. 1994;309:1605-1607.
patients with the acquired immunodeficiency syndrome inhibitors are associated with a slowed progression of 313. Silva-Cardoso J, Moura B, Martins L, et al. Pericardial
(AIDS) and AIDS-related complex. Ann Intern Med. HIV-related renal diseases. Clin Nephrol. 2002;57:336-341. involvement in human immunodeficiency virus infection.
1988;109:449-455. 287. Smith MC, Austen JL, Carey JT, et al. Prednisone Chest. 1999;115:418-422.
259. Koehler JE, Tappero JW. Bacillary angiomatosis and improves renal function and proteinuria in human 314. Chen Y, Brennessel D, Walters J, et al. Human
bacillary peliosis in patients infected with human immunodeficiency virus-associated nephropathy. Am J immunodeficiency virus-associated pericardial effusion:
immunodeficiency virus. Clin Infect Dis. 1993;17:612-624. Med. 1996;101:41-48. report of 40 cases and review of the literature. Am Heart J.
260. Mohle-Boetani JC, Koehler JE, Berger TG, et al. 288. Burns GC, Paul SK, Toth IR, et al. Effect of 1999;137:516-521.
Bacillary angiomatosis and bacillary peliosis in patients angiotensin-converting enzyme inhibition in HIV-associated 315. Moore RD, Keruly JC, Chaisson RE. Neutropenia and
infected with human immunodeficiency virus: clinical nephropathy. J Am Soc Nephrol. 1997;8:1140-1146. bacterial infection in acquired immunodeficiency
characteristics in a case-control study. Clin Infect Dis. 289. Ingulli E, Tejani A, Fikrig S, Pomrantz A. et al. Nephrotic syndrome. Arch Intern Med. 1995;155:1965-1970.
1996;22:794-800. syndrome associated with acquired immunodeficiency 316. Moore DA, Benepal T, Portsmouth S, et al. Etiology
261. Agan BK, Dolan MJ. Laboratory diagnosis of Bartonella syndrome in children. J Pediatr. 1991;119:710-716. and natural history of neutropenia in human
infections. Clin Lab Med. 2002;22:937-962. 290. Abraham AG, Althoff KN, Jing Y, et al. End-stage renal immunodeficiency virus disease: a prospective study. Clin
262. Antman K, Chang Y. Kaposi’s sarcoma. N Engl J Med. disease among HIV-infected adults in North America. Infect Dis. 2001;32:469-475.
2000;342:1027-1038. Clin Infect Dis. 2015;60:941-949. 317. Mocroft A, Kirk O, Barton SE, et al. Anaemia is an
263. Chang Y, Cesarman E, Pessin MS, et al. Identification 291. Muller E, Barday Z, Mendelson M, et al. independent predictive marker for clinical prognosis in
of herpesvirus-like DNA sequences in AIDS-associated HIV-positive-to-HIV-positive kidney transplantation– HIV-infected patients from across Europe. EuroSIDA
Kaposi’s sarcoma. Science. 1994;266:1865-1869. results at 3 to 5 years. N Engl J Med. 2015;372:613-620. study group. AIDS. 1999;13:943-950.

Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
1674.e5
318. Moore RD, Keruly JC, Chaisson RE. Anemia and survival 333. Phillips P, Kwiatkowski MB, Copland M, et al. 347. Puoti M, Gargiulo F, Quiros Roldan E, et al. Liver
in HIV infection. J Acquir Immune Defic Syndr Hum Mycobacterial lymphadenitis associated with the initiation damage and kinetics of hepatitis C virus and human
Retrovirol. 1998;19:29-33. of combination antiretroviral therapy. J Acquir Immune immunodeficiency virus replication during the early
319. Scaradavou A. HIV-related thrombocytopenia. Blood Rev. Defic Syndr Hum Retrovirol. 1999;20:122-128. phases of combination antiretroviral treatment. J Infect
2002;16:73-76. 334. Aberg JA, Williams PL, Liu T, et al. A study of discontinuing Dis. 2000;181:2033-2036.

Capítulo 122  Manifestaciones clínicas generales de la infección por el virus de la inmunodeficiencia humana
320. Hymes KB, Greene JB, Karpatkin S. The effect of maintenance therapy in human immunodeficiency 348. Stone SF, Lee S, Keane NM, et al. Association of increased
azidothymidine on HIV-related thrombocytopenia. N Engl virus-infected subjects with disseminated Mycobacterium hepatitis C virus (HCV)-specific IgG and soluble
J Med. 1988;318:516-517. avium complex: AIDS Clinical Trial Group 393 Study Team. CD26 dipeptidyl peptidase IV enzyme activity with
321. Arranz Caso JA, Sanchez Mingo C, Garcia Tena J. Effect of J Infect Dis. 2003;187:1046-1052. hepatotoxicity after highly active antiretroviral therapy in
highly active antiretroviral therapy on thrombocytopenia 335. Currier JS, Williams PL, Koletar SL, et al. Discontinuation human immunodeficiency virus-HCV-coinfected patients.
in patients with HIV infection. N Engl J Med. of Mycobacterium avium complex prophylaxis in patients J Infect Dis. 2002;186:1498-1502.
1999;341:1239-1240. with antiretroviral therapy-induced increases in CD4+ cell 349. Carr A, Cooper DA. Restoration of immunity to chronic
322. Jokela J, Flynn T, Henry K. Thrombotic thrombocytopenic count. A randomized, double-blind, placebo-controlled hepatitis B infection in HIV-infected patient on protease
purpura in a human immunodeficiency virus trial. AIDS Clinical Trials Group 362 Study Team. Ann inhibitor. Lancet. 1997;349:995-996.
(HIV)-seropositive homosexual man. Am J Hematol. Intern Med. 2000;133:493-503. 350. Hoffmann CJ, Charalambous S, Martin DJ, et al. Hepatitis
1987;25:341-343. 336. Jacobson MA, Zegans M, Pavan PR, et al. B virus infection and response to antiretroviral therapy
323. Gervasoni C, Ridolfo AL, Vaccarezza M, et al. Cytomegalovirus retinitis after initiation of highly active (ART) in a South African ART program. Clin Infect Dis.
Thrombotic microangiopathy in patients with acquired antiretroviral therapy. Lancet. 1997;349:1443-1445. 2008;47:1479-1485.
immunodeficiency syndrome before and during the era 337. Karavellas MP, Lowder CY, Macdonald C, et al. Immune 351. Sungkanuparph S, Filler SG, Chetchotisakd P, et al.
of introduction of highly active antiretroviral therapy. recovery vitritis associated with inactive cytomegalovirus Cryptococcal immune reconstitution inflammatory
Clin Infect Dis. 2002;35:1534-1540. retinitis: a new syndrome. Arch Ophthalmol. syndrome after antiretroviral therapy in AIDS patients
324. Altekruse SF, Shiels MS, Modur SP, et al. Cancer burden 1998;116:169-175. with cryptococcal meningitis: a prospective multicenter
attributable to cigarette smoking among HIV-infected 338. Zegans ME, Walton RC, Holland GN, et al. Transient study. Clin Infect Dis. 2009;49:931-934.
people in North America. AIDS. 2018;32:513-521. vitreous inflammatory reactions associated with 352. Woods ML, 2nd, MacGinley R, Eisen DP, et al. HIV
325. Beachler DC, Abraham AG, Silverberg MJ, et al. Incidence combination antiretroviral therapy in patients with combination therapy: partial immune restitution
and risk factors of HPV-related and HPV-unrelated AIDS and cytomegalovirus retinitis. Am J Ophthalmol. unmasking latent cryptococcal infection. AIDS.
head and neck squamous cell carcinoma in HIV-infected 1998;125:292-300. 1998;12:1491-1494.
individuals. Oral Oncol. 2014;50:1169-1176. 339. Gilquin J, Piketty C, Thomas V, et al. Acute cytomegalovirus 353. Koval CE, Gigliotti F, Nevins D, et al. Immune
326. Engels EA, Yanik EL, Wheeler W, et al. Cancer-attributable infection in AIDS patients with CD4 counts above 100 x reconstitution syndrome after successful treatment of
mortality among people with treated human 10(6) cells/l following combination antiretroviral therapy Pneumocystis carinii pneumonia in a man with human
immunodeficiency virus infection in North America. Clin including protease inhibitors. AIDS. 1997;11:1659-1660. immunodeficiency virus type 1 infection. Clin Infect Dis.
Infect Dis. 2017;65:636-643. 340. Karavellas MP, Plummer DJ, Macdonald JC, et al. 2002;35:491-493.
327. DeSimone JA, Pomerantz RJ, Babinchak TJ. Inflammatory Incidence of immune recovery vitritis in cytomegalovirus 354. Wislez M, Bergot E, Antoine M, et al. Acute respiratory
reactions in HIV-1-infected persons after initiation of retinitis patients following institution of successful highly failure following HAART introduction in patients treated
highly active antiretroviral therapy. Ann Intern Med. active antiretroviral therapy. J Infect Dis. 1999;179:697-700. for Pneumocystis carinii pneumonia. Am J Respir Crit Care
2000;133:447-454. 341. Nguyen QD, Kempen JH, Bolton SG, et al. Immune Med. 2001;164:847-851.
328. French MA. HIV/AIDS: immune reconstitution recovery uveitis in patients with AIDS and 355. Safdar A, Rubocki RJ, Horvath JA, et al. Fatal immune
inflammatory syndrome: a reappraisal. Clin Infect Dis. cytomegalovirus retinitis after highly active antiretroviral restoration disease in human immunodeficiency virus
2009;48:101-107. therapy. Am J Ophthalmol. 2000;129:634-639. type 1-infected patients with progressive multifocal
329. Navas E, Martin-Davila P, Moreno L, et al. Paradoxical 342. Domingo P, Torres OH, Ris J, et al. Herpes zoster as leukoencephalopathy: impact of antiretroviral
reactions of tuberculosis in patients with the acquired an immune reconstitution disease after initiation of therapy-associated immune reconstitution. Clin Infect Dis.
immunodeficiency syndrome who are treated with highly combination antiretroviral therapy in patients with human 2002;35:1250-1257.
active antiretroviral therapy. Arch Intern Med. 2002;162:97-99. immunodeficiency virus type-1 infection. Am J Med. 356. Bower M, Nelson M, Young AM, et al. Immune
330. Wendel KA, Alwood KS, Gachuhi R, et al. Paradoxical 2001;110:605-609. reconstitution inflammatory syndrome associated with
worsening of tuberculosis in HIV-infected persons. Chest. 343. Martinez E, Gatell J, Moran Y, et al. High incidence of Kaposi’s sarcoma. J Clin Oncol. 2005;23:5224-5228.
2001;120:193-197. herpes zoster in patients with AIDS soon after therapy with 357. Gopal S, Patel MR, Achenbach CJ, et al. Lymphoma
331. Luetkemeyer AF, Kendall MA, Nyirenda M, et al. protease inhibitors. Clin Infect Dis. 1998;27:1510-1513. immune reconstitution inflammatory syndrome in the
Tuberculosis immune reconstitution inflammatory 344. Puoti M, Torti C, Ripamonti D, et al. Severe hepatotoxicity center for AIDS research network of integrated clinical
syndrome in A5221 STRIDE: timing, severity, and during combination antiretroviral treatment: incidence, systems cohort. Clin Infect Dis. 2014;59:279-286.
implications for HIV-TB programs. J Acquir Immune Defic liver histology, and outcome. J Acquir Immune Defic Syndr. 358. Jaffe HW, De Stavola BL, Carpenter LM, et al. Immune
Syndr. 2014;65:423-428. 2003;32:259-267. reconstitution and risk of Kaposi sarcoma and
332. Meintjes G, Lawn SD, Scano F, et al. Tuberculosis-associated 345. Zylberberg H, Pialoux G, Carnot F, et al. Rapidly non-Hodgkin lymphoma in HIV-infected adults. AIDS.
immune reconstitution inflammatory syndrome: case evolving hepatitis C virus-related cirrhosis in a human 2011;25:1395-1403.
definitions for use in resource-limited settings. Lancet Infect immunodeficiency virus-infected patient receiving triple 359. Kowalkowski MA, Mims MP, Amiran ES, et al. Effect of
Dis. 2008;8:516-523. antiretroviral therapy. Clin Infect Dis. 1998;27:1255-1258. immune reconstitution on the incidence of HIV-related
332a. Meintjes G, Wilkinson RJ, Morroni C, et al. Randomized 346. Chung RT, Evans SR, Yang Y, et al. Immune recovery is Hodgkin lymphoma. PLoS ONE. 2013;8:e77409.
placebo-controlled trial of prednisone for paradoxical associated with persistent rise in hepatitis C virus RNA,
tuberculosis-associated immune reconstitution infrequent liver test flares, and is not impaired by hepatitis
inflammatory syndrome. AIDS. 2010;24:2381-2390. C virus in co-infected subjects. AIDS. 2002;16:1915-1923.
© Elsevier. Fotocopiar sin autorización es un delito.

Descargado para Luis Eduardo Castañeda Pozo (lcastanedap1@upao.edu.pe) en Antenor Orrego Private University de ClinicalKey.es por Elsevier en julio 18,
2022. Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2022. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.

También podría gustarte