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¿Por que la mayoría de nuestra juventud está cayendo en la fornicación hoy en día?. Esta es una de las preguntas que
muchos se hacen, ya que cada vez se oye más a menudo que una joven salió embarazada o que un joven de nuestra
congregación cayó en fornicación, lo cual crea unas estadísticas alarmantes.
La palabra de Dios dice "los jóvenes flaquean y caen pero los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán
alas como las águilas; correrán, y no se cansaran; caminarán, y no se fatigarán" (Isaías 40:30-31) ¿Por qué esa flaqueza?
¿Por qué está cayendo?. Cada día que pasa se está haciendo más común y la sociedad lo acepta más, y ya no es algo tan
sorprendente o vergonzoso como antes; pero nosotros somos la sal de la tierra y no debemos dejarnos llevar por las
corrientes de este mundo.
Si el joven no busca de Dios con todo su corazón y no tiene una relación íntima con Dios, está en el peligro de poner a su
novio (a) en primer lugar y se preocupa más de como agradar a su pareja antes que a Dios. Si el joven no está firme
espiritualmente, aunque vaya a la iglesia y busque de Dios, su entrega será para su pareja y no para Dios. Cuando no hay
una relación fuerte y una vida consagrada con Dios, es más fácil caer en tentación.
Cuando está triste, confundido, o necesita hablar con alguien a la primera persona que corre es a él o ella, y a veces no
busca la guía de Dios. Le deja saber todas sus angustias y cargas, y confía que esa persona está allí para ayudarlo (a).
Debe haber confianza, sí, pero toda tu confianza debe estar primeramente en Dios. El joven confía plenamente en
su enamorado y piensa que nunca le va a fallar y que siempre estarán juntos. Un novio (a) solo es humano y Dios es el
único que nunca te va a fallar.
Los jóvenes creen que ellos se pueden controlar y poner sus propios límites, pero no piensan que en un momento pueden
bajar la guardia y dejarse llevar por el instante y caer. Sin darse cuenta son envueltos en la fábula de la invencibilidad,
creyendo que ellos son diferentes y que no caerán como los demás. Como humanos todos podemos caer, nuestra mejor
armadura es no ponernos en una situación que facilite caer en la tentación.
Como seres humanos somos sensibles al contacto físico y es parte de nuestra naturaleza el querer sentir un toque físico. Si
los dos jóvenes que son novios no tiene una vida consagrada con Dios, uno de los dos o los dos van a empezar a buscar el
contacto físico. Tal vez al principio uno de los dos dirá que no, pero poco a poco puede ir cediendo porque piensa que no va
a llegar lejos porque tiene miedo que su pareja lo deje o busque otra persona, y porque una vez que lo prueba le empieza a
gustar.
Estos cuatro puntos mencionados están interconectados y abren la puerta a la fornicación. La Biblia nos enseña que
nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo (1 Corintios 6:19) y que Dios vendrá por una iglesia pura, santa y sin mancha.
Joven, ¿estás preparado?. Es muy fácil caer en la tentación ya que el diablo anda como león rugiente buscando a quien
devorar. El diablo no pierde oportunidad y quiere que tu caigas. Jovencita tú eres una joya preciosa con mucho valor; no
dejes que nadie ponga sus manos sobre tu cuerpo y te manche. Tú eres valiosa, date el valor que mereces. No seas como
las demás muchachas, haz la diferencia en la vida de ese joven. Joven que la muchacha sea la que venga a tí, no es una
excusa; huye como lo José lo hizo.
JOVEN DÍ NO A LA FORNICACIÓN
¡Jóvenes despertemos! Nosotros somos los que tenemos que ser luz en este mundo. Es hora de ponernos de pie y
resplandecer y no ser parte de las estadísticas alarmantes de jóvenes cristianos que caen en fornicación. ¡Sí se puede!
aún en este siglo XXI hay jóvenes que no hemos caído y si tú ya caíste, levántate y no peques más.
Tal vez se te haga difícil esperar hasta el matrimonio y quieras andar como los demás jóvenes, pero recuerda "El amor es
sufrido, es benigno, no hace nada indebido, no busca lo suyo, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta" (1
Corintios 13: 4-7). No solo leas la palabra de Dios sino medita en ella, créela y vívela. Es preferible que sufras un tiempo
sujetando la carne, a que sufras muchos años pagando las consecuencias de tus errores.
Todo tiene su tiempo, espera el tuyo. Si te escondes y no quieres que los demás sepan lo que haces, entonces estás
haciendo cosas indebidas. Si tu pareja te dice que no están haciendo nada malo o que ustedes no van a llegar tan lejos, no
consientas. Un poco de levadura leuda toda la masa y poco a poco van a ir perdiendo el temo, llegarán más lejos y se
enfriarán más espiritualmente. Joven si tienes novio (a) y le estas fallando a Dios es esta área, detente y has un compromiso
con Dios y contigo mismo de mantener tu mente y cuerpo puro y santo para él. Si tu vestidura se ha manchado, Dios la
puede limpiar.
Joven, el mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre. Entrégale tu vida por
completo a Dios, él es el único que nunca falla. Recuerda que Dios viene por una iglesia pura y sin mancha. ¿Estás listo?
¡Joven dí no a la fornicación!.
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Ser puro significa nada que esconder, nada que fingir. Una sola manera de pensar y de proceder. Transparente, que no se
deja corromper.
Dios exige pureza porque Él es puro. Dios exige santidad porque Él es santo
Bosquejos Biblicos
Prédica de Hoy: Jóvenes cristianos y los enemigos de la pureza
Bosquejos para Predicar Texto Bíblico: Proverbios 7:1-27
INTRODUCCIÓN
Dios nos ha llamado a una vida de limpieza espiritual.
“Por lo demás, hermanos, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que de la manera que aprendisteis de nosotros
cómo os conviene conduciros y agradar a Dios, así abundéis más y más. 2 Porque ya sabéis qué instrucciones os dimos por
el Señor Jesús; 3 pues la voluntad de Dios es vuestra santificación; que os apartéis de fornicación; 4 que cada uno de
vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor; 5 no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no
conocen a Dios; 6 que ninguno agravie ni engañe en nada a su hermano; porque el Señor es vengador de todo esto, como
ya os hemos dicho y testificado. 7 Pues no nos ha llamado Dios a inmundicia, sino a santificación.” (1 Tesalonicenses. 4:1-7).
En el camino hacia cumplimiento de la voluntad de Dios, nos encontramos con obstáculos. En este capítulo encontramos la
historia de un joven que perdió su pureza sexual. Salomón cuenta la historia como un testigo presencial.
I. JÓVENES CRISTIANOS PRIORIDADES INCORRECTAS (verss. 1-7)
1. Este joven era falto de entendimiento (vers. 7)
2. La explicación de su simpleza y falta de entendimiento es clara (verss. 1-3)
3. No tenía las prioridades correctas (enlistadas del 1-5) para permanecer puro.
4. La práctica de estas prioridades hubiera guardado a este joven en la hora de la tentación
5. La causa de los errores es la ignorancia de la Palabra de Dios.
II. JÓVENES CRISTIANOS – LUGARES INCORRECTOS (verss. 8-9)
1. La mejor manera de impedir que la tentación gane terreno en nuestras vidas es evitándola.
2. Este joven se estaba dirigiendo hacia el lugar equivocado en el momento equivocado del día. Oscuridad y soledad
+ ociosidad = malas acciones.
3. 1 Tesalonicenses 5:22. Debemos tener cuidado de evitar los lugares donde se encuentra la tentación.
4. Libros, películas o cualquier material indecente deberían ser evitados. (Salmos 101:3)
III. JÓVENES CRISTIANOS – PERSONAS INCORRECTAS (verss. 10-20)
1. Dime con quién andas y te diré quién eres
2. Esta no era el tipo de persona que el joven debió haber estado escuchando.
3. Salmos 1 enseña que la gente influye en nuestras decisiones.
4. Sus palabras, ideas, planes, comportamiento y hasta su vestir llegan a contagiar. “El que anda entre la miel, algo
se le pega”. (1 Corintios 15:33)
5. Él debió haber seguido el ejemplo de José en Génesis 39:7-13, que huyó de la tentación.
IV. JÓVENES CRISTIANOS – PRÁCTICAS INCORRECTAS (verss. 21-23)
1. El resultado de tener equivocadas prioridades es estar en los lugares incorrectos
2. El resultado de estar en los lugares equivocados es conocer a gente incorrecta
3. El resultado de escuchar a gente incorrecta es prácticas incorrectas
4. ¡Y de esa forma la pureza de este joven desapareció!
CONCLUSIÓN
1. Seamos oidores de la voz de Dios.
2. Seamos hacedores de ella.
3. Mantengámonos firmes en la Palabra.
la pureza sexual
¿Qué es la pureza sexual? La pureza sexual es mucho más que no cometer fornicación. La pureza sexual empieza con los
pensamientos. Tal vez tú estás diciendo, “Yo nunca he cometido fornicación con una chica”. Pero ¿qué tal de las fantasías?
¿La pornografía? ¿Las caricias? ¿La lujuria? ¿La masturbación?
Hay una palabra muy interesante en 1 Tesalonicenses 4:3-6. Primeramente Pablo dice, “La voluntad de Dios es vuestra
santificación: que os apartéis de fornicación (relaciones sexuales fuera del matrimonio); que cada uno de vosotros sepa
tener su propia esposa en santidad y honor; no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a DÍOS; que
ninguno ¿agravie ni engañe en nada a su hermano; porque e¡ Señor es vengador de todo esto… “
La palabra “agravie” en el griego significa, “provocar deseo sexual en otro que no pueda satisfacerse en santidad”. Muchas
señoritas no entienden cómo Dios hizo al varón. El se excita sexualmente por lo que ve, y por lo tanto, la muchacha cristiana
debe tener mucho cuidado con la forma en que se viste y que se arregla.
NO estoy diciendo que ella tiene que vestirse como su abuelita del siglo pasado, pero si estoy diciendo que necesita vestirse
en una manera modesta y femenina. Si se viste en una forma provocativa, posiblemente ella será culpable de prender en el
muchacho un fuego que no se puede satisfacer en santidad. Ella es tan culpable del pecado como el joven con
pensamientos pecaminosos.
Pregúntate, señorita, “¿Deseo yo provocar amor y respeto del sexo opuesto? o ¿quiero yo provocar lujuria?” Hay una gran
diferencia. Si guardas tu sexualidad para el día de tu boda, puedes beber hasta vaciar la copa del amor físico y agradar a
Dios haciéndolo.
Dos mitos:
Es un mito y una mentira del diablo que el varón necesita experimentar con el sexo antes del matrimonio y así no ser torpe o
ignorante la noche de la boda. Esto es basura directamente del abismo.
Otro mito popular es que es una falta de hombría no tener relaciones sexuales antes de, o aparte del matrimonio. Un
verdadero hombre es aquel que tiene el carácter y valor de decir “No” al pecado.
José, un joven en el libro de Génesis, es un buen ejemplo de un verdadero hombre. E! capítulo 39 registra la historia de
cuando él estaba en la tierra de Egipto, lejos de su familia y lejos de sus amigos. José era un esclavo en la casa de Potifar,
un oficial del gobierno. Dice la Biblia , “y que todo lo que él (José) hacia, Jehová lo hacia prosperar en su mano”. (vs. 3).
Versículo 6 relata que José era “de hermoso semblante y buena presencia”. Una versión dice que José era guapo y fornido.
Podemos imaginar que Potifar era un señor grande y muy ocupado en sus negocios, tan ocupado que no prestaba mucha
atención a su esposa, quien probablemente era mucho más joven que él. La Biblia es bien franca y dice, ‘ ‘Aconteció
después de esto, que la mujer de su amo puso sus ojos en fosé, y dijo Duerme conmigo’:
(v. 7) El la rechazó, pero ella no se daba por vencida fácilmente. Versículo 10, nos cuenta que “día tras día ella le habló”.
¡Qué presión y qué tentación para un empleado resistir a su patrona rica e indudablemente bonita! Pero quiero que te fijes
en la contestación de José. “¿Cómo puedo pecar contra mi Dios?” Dios era más importante para él que su trabajo o un
placer momentáneo. En este momento, José huyó.
La Palabra de Dios a tí, joven, y a todos nosotros es: “Huid también de ü fornicación”. (1 Co. 6:18) y “Huye también de las
pasiones juveniles”. (2 TÍ. 2:22). No es cobardía ni señal de debilidad correr de una situación de tentación, es SABIDURÍA.
La decisión de José le costó, porque cuando Potifar llegó a la casa, su esposa le contó que José había tratado de violarla y
como prueba, ella tuvo en sus manos e! saco del joven. El viejito, furioso, mandó a José a la prisión. Por haber dicho “No”,
José cayó en la cárcel, pero a la vez, Dios le bendijo. ‘Jehová estaba con José, y ¡o que é/ nacía, Jehová lo prosperaba “.
Un firme compromiso con tu Dios es la única cosa que te dará la fuerza de decir “No” cuando enfrentas a la tentación sexual
cara a cara. ¡Por hacer decisiones difíciles hoy, mañana tendrás la bendición de Dios sobre tu matrimonio!
Había otro hombre en el Antiguo Testamento que no sabia decir “No”. Encontramos a Sansón diciendo “Si” a la tentación
sexual cuatro veces. Ambos, José y Sansón, cayeron en la prisión, pero José fue de la prisión al palacio y Sansón fue de la
prisión al panteón.
El murió en manos de sus enemigos. No seas como Sansón y permitas a tu carne llevarte a la prisión del pecado y después
al panteón espiritual.
“No quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron e! mar; y todos en
Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar, pero de los más de ellos no se agradó Dios; por lo cual quedaron
postrados en el desierto. Mas estas cosas sucedieron como ejemplos para nosotros, para que no codiciemos cosas malas,
como ellos codiciaron. Ni forniquemos, como algunos de e¡/os fornicaron, y cayeron en un día veintitrés mil”. (I Co.
10:1,5,6,8).
Los hijos de Israel no entraron en la tierra de Canaán por el pecado sexual, entre otras cosas. Y tú serás robado de entrar en
tu herencia total, en tu Canaán, que es la vida de victoria y abundancia, si no tienes a tu sexualidad bajo el control del
Espíritu Santo. Victor Ricardo
Dios es santo y quiere que sus hijos vivan en santidad. Él es un Dios de orden y tiene cada cosa en su lugar y diseña cada
tiempo para que las situaciones sucedan en un momento preciso. Él creó cada cosa con un propósito, no se equivocó; creó
el sexo antes de que el pecado entrara en el paraíso y vio que era bueno, creó al hombre y a la mujer como seres sexuales,
sin embargo puso límites y éstos se encuentran en el matrimonio. El plan perfecto de Dios es que mientras seamos solteras
no tengamos relaciones sexuales, sin embargo el cuidar la pureza también incluye a las casadas.
Como seres sexuales Dios nos hizo diferentes a los hombres, con partes únicas y especiales, tenemos un sistema hormonal
que nos hace reaccionar con sensaciones y estímulos que nos recuerda una y otra vez que somos mujeres vivas y perfectas
a los ojos de Dios. Entender esto puede ayudarte a vencer más fácilmente las tentaciones y comprender que no toda
sensación o tentación es pecado y que unida a Dios podrás mantenerte pura.
Dios demanda de sus hijas santidad, ya sea que estén casadas o solteras y quizá podrás pensar: ¡qué fácil para las
casadas! pero no es así, aún las casadas tienen que cuidar su pureza, además de responsabilidades y retos que enfrentar.
1.- Cree en la verdad de Dios y no escuches las mentiras de satanás, pues éste miente, esa es su naturaleza y cada día
tratará de bombardearte con pensamientos haciéndote creer que está bien dejarte llevar por tus deseos, sensaciones e
impulsos, que no pasa nada si como soltera tienes relaciones sexuales o el auto satisfacerte, porque es una necesidad de tu
cuerpo... son mentiras! Decide creer y escuchar a Dios que te ama y quiere cuidarte, y al pedirte ser pura dice que la
recompensa será grande. Lee con detenimiento las siguientes escrituras: 1a. Corintios 6:13, Efesios 5:3, Colosenses 3:5 y
1a. Tesalonicenses 4:3-8. Crea una convicción en base a estas escrituras, medítalas y si es preciso memorízalas, recuerda
lo que dice el Salmo 119:11 «En mi corazón atesoro tus dichos para no pecar contra ti.». Dios quiere lo mejor para ti.
Confía en Él, pon a prueba sus promesas, descubre que son verdaderas y dignas de confianza.
2.- Tu pasado no te define. Cada soltera que se convierte tiene antecedentes sexuales diferentes y al bautizarte prometiste
ser célibe hasta que te cases, si ese es el plan de Dios. Y a veces lucharás con recuerdos del pasado, tal vez extrañes la
compañía de un hombre o pienses que es muy difícil cumplir dicha promesa, quizá te sientas insegura o sola creyendo que
al igual que antes necesitas de compañía. Pero recuerda que tu pasado no te define, eres una nueva creación (2 Cor. 5:17)
Dios diseñó el tiempo preciso para salvarte y te dio su Espíritu para ayudarte a vencer cuando esos pensamientos y
tentaciones lleguen a tu vida (2a. Timoteo 1:7).
3.- Tu pureza sexual es esencial para tu caminar con Dios. La pureza sexual no es una opción para un cristiano; es un
requisito. La voluntad de Dios se centra en nuestro carácter y en la pureza moral mucho más que en nuestras
circunstancias, tales como el trabajo y la educación: "Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; es decir,
que os abstengáis de inmoralidad sexual" 1a.Tesalonicenses 4:3. Así que no comprometas por nada tu relación con Dios,
ya que cuando estés siendo tentada puedes olvidar que es lo más importante, pero mantente alerta, unos minutos de placer
no se comparan con una eternidad al lado de nuestro Señor. (2a Cor. 4:17, Hebreos 12:14)
4.- Sé consciente de que eres vulnerable a la inmoralidad sexual. No te engañes a ti misma pensando que nunca puede
sucederte esto. "Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga" 1a.Corintios 10:12. Si piensas
que nunca vas a caer sexualmente, entonces no estás tomando las precauciones para evitar que esto ocurra. Y te permitirás
algunas cosas que pueden poner en riesgo tu pureza.
5.- Ten presente quién es el que está detrás de las tentaciones. Cuanto más involucrada estés en servir a Cristo,
mayores serán los intereses de satanás en destruirte. El maligno quiere acabar contigo y usar tu vida como un mal ejemplo
para los demás cristianos. Dios requiere que seamos instrumentos sagrados y puros para ser usados por Él (2a.Timoteo
2:20-21). Pero así como el maligno es poderoso para tentarnos, Dios es infinitamente más poderoso para librarnos, y nos ha
dado en Cristo todos los recursos que necesitamos para vencer (2a. Pedro 1:3-4).
6.- Recuerda que tu cuerpo le pertenece a Dios, no a ti. Cuando te convertiste cuando confesaste a Cristo como Señor
de tu vida, le entregaste a Dios todo tu ser, incluyendo tu cuerpo. Él pagó el precio más alto por ello: la sangre derramada del
su amado Hijo! "Pues por precio habéis sido comprados; por tanto, glorificad a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro
espíritu, los cuales son de Dios" 1a. Corintios 6:20.
Por lo tanto Si tienes intimidad sexual con alguien fuera del matrimonio, entonces le estás robando a Dios y a la otra
persona, puesto que él o ella le pertenece a Dios, no a ti. Ten cuidado con lo que haces con aquello que no te pertenece
porque tendrás que rendir cuentas a su propietario.
«¿Acaso no saben que su cuerpo es templo del Espíritu Santo, quien está en ustedes y al que han recibido de parte
de Dios? Ustedes no son sus propios dueños; fueron comprados por un precio. Por tanto, honren con su cuerpo a
Dios.» 1a. Corintios 6:19-20
7.- La pureza sexual comienza en la mente, no en el cuerpo. Cuidado con lo que expones a tu mente. "Sobre toda cosa
guardada, guarda tu corazón [mente], pues de él mana la vida" Proverbios 4:23. Si estás en una dieta, evitas ir a los
lugares donde venden la comida que más se te antoja si ésta te engorda, si lo haces tu resistencia se romperá. De igual
manera si deseas abstenerte de la lujuria, no vayas a lugares que te inciten a ella, no veas películas y programas, ni leas
cosas que estimulen la lujuria, tampoco alimentes pensamientos y fantasías románticas que puedan alimentar tus deseos
sexuales. No le des comida chatarra a tu mente. Asegúrate de que estás recibiendo nutrición espiritual.
Ya que Dios no quiere que tengas relaciones sexuales antes del matrimonio, del mismo modo Él no desea que hagas
aquello que prepara tu cuerpo para el sexo prematrimonial. Existe una continuidad de contacto físico que comienza con
cosas como sentarse juntos y tomarse de las manos, algo que consecuentemente se puede trasladar a las relaciones
sexuales cuando ese puro toque de manos no para y continúan caricias o besos profundos y prolongados. Las Escrituras no
especifican exactamente qué comportamiento "intermedio" es permisible, pero una cosa es cierta: la línea debe establecerse
antes de que alguno de ustedes llegue a tener un estímulo sexual. Una vez que dejas que tu cuerpo cruce la línea, ni cuenta
te darás ni te preocupará abandonar tus convicciones cristianas.
«El prudente ve el peligro y lo evita; el imprudente sigue adelante y sufre el daño.» Proverbios 22:3
Algunos cristianos le piden a Dios que proteja su pureza, para luego, de manera voluntaria, ponerse en situaciones de
tentación y así, pasen a preguntarse por qué Dios no respondió a su oración. Sin importar qué tan fervientemente ores para
no caer en la inmoralidad, caerás si continúas tomando decisiones que alimenten tu tentación hacia dicha inmoralidad. No
permitas que tus elecciones socaven y anulen tus oraciones.
8.- Aprende a pensar a largo plazo, no a corto plazo. El sexo no solo es algo que hacemos — el sexo es algo que somos
—. Está relacionado con el bienestar de toda tu persona. Tener relaciones sexuales fuera del matrimonio es auto-destructivo
en todos los sentidos. La pureza sexual es siempre lo mejor, no sólo para Dios y los demás, sino para ti. Dios tiene los
mejores intereses en mente cuando te dice que no tengas relaciones sexuales antes del matrimonio.
Bueno o malo, siempre se cosecha lo que se siembra — siempre cosecharemos las consecuencias de nuestras elecciones
—. "No os engañéis: Dios no puede ser burlado. Cada uno cosecha lo que siembra" Gálatas 6:7 RV. Las
consecuencias de por vida de la impureza sexual son peores de lo que podemos imaginar. Las recompensas duraderas de
la pureza sexual son mayores de lo que podemos imaginar.
9.- Ten la seguridad de que Dios no te va a pedir que te abstengas de la impureza si fuera imposible obedecerlo. El
sexo es algo de lo que todos pueden abstenerse —es un fuerte deseo, sí, pero nunca es una urgencia, nunca una necesidad
—. "La gracia de Dios nos enseña a decir 'no' a la impiedad y a los deseos mundanos, y a vivir en este siglo, con autocontrol,
vidas justas y piadosas". Tito 2:12. Así que tú puedes y debes recurrir a los recursos que Dios te da: el poder de la oración,
los frutos del Espíritu Santo, su Palabra, la confesión, un propósito y decir "no" a las tentaciones.
10.- Sé urgente para limpiar tu corazón. Si has faltado en algunas de estas directrices, confiésalo, arrepiéntete e
implementa un plan para prevenir a futuro. Cuando confiesas y te arrepientes de tus pecados, Dios te limpiará:
"Como dista el oriente del occidente, así hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones" (Salmo 103:12).
"Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad"
(1 Juan 1:9).
Decide permanecer sexualmente pura. Necesitas más que buenas intenciones para mantener tu pureza, necesitas un plan.
Busca ser abierta y recibir ayuda espiritual que te acompañe para fortalecer esta área en tu vida como soltera.
Vive de una manera tal en la que anheles escuchar a tu Señor decirte algún día: "Bien hecho". Honra a Dios viviendo en
pureza sexual. Si lo haces, experimentarás sus bendiciones y recompensas no sólo hoy, mañana o dentro de diez años, sino
por toda la eternidad.
Vivimos en una cultura saturada de sexo. Sin embargo, el creyente en Jesús también vive bajo la autoridad de Dios y su
Palabra.
La cultura dice: “Explora y disfruta tu sexualidad”. La Biblia dice: “Huye de la inmoralidad sexual”.
¿Puede un creyente experimentar la pureza sexual cuando todo lo que lo rodea le dice que lo disfrute y se complazca?
¡La Biblia dice que sí!
Ver los recursos que Dios provee para que ti para experimentar la pureza.
Descubre que Dios promete un “camino de escape” cuando te enfrentes a la tentación.
Descubrir que el secreto para experimentar la pureza no es el esfuerzo personal, sino el poder del Espíritu Santo
que mora en nosotros.
Ver el valor positivo de nuestra pureza más allá de “huir de la inmoralidad”.
Descubre cinco principios simples para avanzar hacia esas metas positivas.
Descubre la grandeza de la gracia de Dios, que es mayor que cualquier pecado sexual que hayas cometido antes de
tu salvación o después de tu salvación como creyente.
Con una visión saludable de Dios y de los recursos que Él provee, puedes experimentar la pureza que Dios desea
para ti.
Si tienes mucha sed y te ofrecen un vaso de agua fría, lo agradeces. Pero, ¿qué pasaría si te advierten que esa agua
es casi pura, que solo contiene 1% de agua de la alcantarilla? ¿La beberías o preferirías esperar hasta encontrar otra
alternativa?
Definitivamente, la pureza tiene su valor. Algo puro es exclusivo y no ha sido alterado en ninguna medida, está libre de
mezclas. Encontrar pureza en el ser humano es escaso; de hecho, ni siquiera parece ser valorado. Las personas que
negocian sus estándares morales son bien vistas, y se catalogan como inteligentes o avanzadas. Esto es fruto de nuestra
sociedad postmoderna, donde las personas tratan de estar de acuerdo con todos y evitan ser radicales. Como dicen
algunos: “Tampoco hay que exagerar”.
Como cristianas viviendo en medio de esta sociedad, el llamado a la pureza es imprescindible, ya que muestra el carácter
del Dios al que pertenecemos. En la Biblia, la palabra pureza está relacionada con la santidad. Dios espera que vivamos en
santidad —con corazones puros—, y esto incluye toda nuestra vida. 1 Pedro 1:15-16 nos dice: “como Aquel que los llamó es
Santo, así también sean ustedes santos en toda su manera de vivir. Porque escrito está: ‘Sean santos, porque Yo soy
santo’”. El llamado es muy claro en 1 Tesalonicenses 4:7: “Porque Dios no nos ha llamado a impureza, sino a santificación”.
Sin lugar a dudas, ser santas implica pureza. Esto es un mandato, no una sugerencia.
La voluntad de Dios es que seamos santas —puras para Él—, quien nos compró con Su sangre y nos apartó para Su gloria.
El área sexual es señalada de manera específica como zona de riesgo que altera nuestra vida de santificación: “Porque esta
es la voluntad de Dios: su santificación; es decir, que se abstengan de inmoralidad sexual” ( 1 Ts. 4:3). Está claro: si
queremos vivir vidas puras que reflejen la santidad de Dios necesitamos cuidar nuestra vida sexual.
Todos somos seres sexuados por diseño divino; es una bendición de Dios ver las diferencias sexuales en los seres
humanos. El placer sexual, también creado por Dios, debe ser disfrutado dentro de los parámetros descritos en la ley moral
de Dios. Esto para nuestro bien, ya que los límites nos permiten asegurarnos de que estamos dentro de las condiciones
óptimas para que lo que disfrutamos no sea dañino, para uno mismo ni para otros.
La pureza sexual implica limpieza; no alterar el diseño sexual de Dios ni en su forma ni en su uso. La pureza sexual inicia en
tu corazón, en lo más íntimo de tu ser y es imprescindible para estar cerca de Dios. Como dice el Salmo 24:3-4: “¿Quién
subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? El limpio de manos y puro de corazón”.
Las relaciones sexuales fueron diseñadas por Dios con el propósito de que los cónyuges pudieran intimar de manera muy
profunda, logrando un vínculo que va mucho más allá de lo físico. Es un vínculo permanente que apunta a la unión de Cristo
y Su Iglesia. Es algo puro, hermoso, santo, y al mismo tiempo muy serio y valioso. No debemos adulterarlo.
La pureza sexual se evidencia en una vida espiritual que florece en sumisión a la Palabra de Dios, y que se deleita en Su
diseño y en la manera que avanzan Sus propósitos. Significa que tu mente y tu corazón están anclados en la pureza de Dios
y no en tus deseos personales. Estos anhelos pueden ser legítimos en sí mismos, pero no siempre representan la voluntad
de Dios para nuestras vidas, ya sea porque no es conveniente o porque no es el tiempo adecuado. Nuestros anhelos
pueden ir desde disfrutar una buena compañía, tener un novio, o comprarse una prenda de vestir; estos son deseos
legítimos, pero no significa que sean beneficiosos para ti. Muchas mujeres quieren tener novio y, sin embargo, no se han
preguntado si están listas para lo que el noviazgo cristiano requiere, si sus motivaciones son las correctas, y si por
conseguirlo serían capaces de pecar. La mujer pura sabe esperar; no toma decisiones sin evaluar bien las consecuencias
que traerán a su vida.
La pureza sexual se manifiesta en todas las áreas de tu vida: va desde los pensamientos y sentimientos, hasta el
comportamiento. Ocurre en ese orden, pero se evidencia de manera inversa. Es decir, nuestra conducta —la manera en que
nos vestimos, abordamos ciertos temas, cómo tratamos a los hombres que nos rodean— es la evidencia de cómo nos
sentimos y pensamos en nuestro interior. La pureza es una cuestión interna, de lo profundo del ser.
La inmoralidad sexual es todo lo opuesto y también surge desde el interior del corazón. Involucra impulsos de satisfacer
anhelos de intimidad y cercanía que pueden llevar a una mujer a consumir pornografía, masturbarse,
hacer sexting (recepción o transmisión de textos, imágenes, o videos que conllevan un contenido sexual), o permitir que su
novio le toque de manera inapropiada. Todas esas prácticas son pecaminosas y traen consecuencias a corto, mediano, y
largo plazo. Dios quiere librarte de eso. Si cultivas una vida de pureza sexual podrás vivir cada etapa de tu vida sexual de
manera muy gratificante y plena.
La vida sexual de toda mujer cristiana debe reflejar la pureza de la santidad del Dios que la ha salvado para Su gloria.
Buscando esta pureza podrás vivir con la expectativa adecuada y gratificante de la vida que Dios te ha entregado. Por
supuesto, esto no garantiza que todo será perfecto por el hecho de ser una mujer que fue obediente, más bien crea las
condiciones para que desarrolles una fe más madura. Todo eso aporta a tu santificación, y es la vida santa la que satisface.
El llamado a la pureza es imprescindible, ya que muestra el carácter del Dios al que pertenecemos
Acude a Cristo
Ser mujeres sexualmente puras es prácticamente imposible con las presiones que recibimos de la sociedad y los impulsos
de nuestra carne. Sin embargo, el mismo Señor que nos demanda pureza nos da los recursos para obedecer. Es necesario
admitir que es una tarea que nos pone de rodillas, reconociendo nuestra dependencia de Dios en todo tiempo. ¡Podemos
acudir a Él en busca de ayuda!
Por otro lado, recuerda que, si has caído, si has pecado contra la santidad de Dios, también puedes acercarte sin temor.
Hebreos nos muestra cómo Dios ha provisto un Defensor que no está ajeno a tus luchas, sino que, aunque no pecó,
comprende tu necesidad. “Porque no tenemos un Sumo Sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras flaquezas, sino
Uno que ha sido tentado en todo como nosotros, pero sin pecado” (Heb. 4:15).
Cristo, nuestro sumo sacerdote, sufrió en la cruz por nuestros pecados para que tú y yo podamos vivir vidas puras que le
glorifiquen a Él. No importa la condición en la que has vivido en el pasado, si estás en Cristo eres una nueva criatura; las
cosas viejas pasaron, Él te ha hecho nueva, pura, y santa (2 Cor. 5:17). Tu pasado no te define. Dios tomó tu vaso con agua
sucia y lo purificó, separándolo para un uso santo y así saciar tu sed de propósito.
La tentación sexual no es algo nuevo y si tú estás luchando en contra de ella, déjame decirte que no estás sola. Es
una tentación muy común, pero que sea común no la hace menos peligrosa. Toda tentación lleva al pecado, y la
paga de todo pecado es la muerte. Así que debemos hacer algo al respecto, tomar decisiones para ganar la batalla.
El apóstol Pablo conocía bien el peligro de esto, por lo que le dijo a los romanos: “ Por lo tanto, hermanos, tomando
en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo
como sacrificio vivo, santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante
la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.”
(Romanos 12:1-3)
¿Cómo podemos huir de la inmoralidad sexual y honrar a Dios con nuestro cuerpo? Primero, debemos reconocer
que nuestro cuerpo no nos pertenece, le pertenece a Dios para Su gloria (1 Corintios 6: 19-20). Además, debemos
tener claro nuestro llamado a ser santas, es decir, estar apartadas del mundo para Cristo (1 Tesalonicenses 4:3) y
saber que no hay tentación que no podamos vencer, porque Dios siempre nos da una salida (1 Corintios 10:13).
El sexo es a menudo un tema tabú, rodeado de silencio y negación. Como cristianos debemos preguntarnos: ‘¿Cuál es el
plan de Dios para la sexualidad humana?’ La Biblia no permanece callada en cuanto al tema del sexo, más bien resalta
algunos aspectos importantes sobre el tema:
El sexo es creación de Dios. Fue idea de Dios crear personas tanto masculinas como femeninas, y unirlas por medio del
sexo (Génesis 2:24). Tanto el hombre como la mujer son creados con deseo sexual.
El sexo es bueno. El sexo fue parte de la buena creación de Dios (Génesis 1:31). El sexo está diseñado para proveer
placer y satisfacción (Cantares 4:10). Tanto al hombre como a la mujer se les ha dado el regalo de poder experimentar el
placer y el disfrute dentro del matrimonio. Esto enriquece y profundiza la relación de amor de la pareja. Sin embargo, en
algunas culturas no se espera que la mujer obtenga placer de las relaciones sexuales.
El sexo está diseñado para el matrimonio. El propósito de Dios para los seres humanos es que los hombres y las mujeres
deben experimentar una relación de toda la vida, de fidelidad, permanente y responsable. Estas condiciones se satisfacen
dentro del contexto del matrimonio. Es ahí donde Dios bendice y aprueba esta unión. En Génesis 1:28 el mandamiento ‘sean
fructíferos y multiplíquense’ se obedece por medio de la relación sexual.
El sexo fue creado para que fuera una experiencia única que uniera a marido y mujer en lo que la Biblia llama una unidad de
"una sola carne" (Mateo 19:6). Ya que Dios inventó el sexo, Él puede establecer los parámetros para su uso, y deja esos
parámetros muy claros en las Escrituras (Hebreos 13:4; 1 Corintios 6:18). El sexo fue diseñado para el matrimonio. Punto.
Cualquier relación sexual fuera de esos límites es pecado. Y a pesar de lo que la cultura actual nos quiere hacer creer, el
sexo marital es entre un hombre y una mujer, no entre dos hombres o dos mujeres. La simple biología deja claro que los
cuerpos masculino y femenino fueron diseñados para encajar de una manera que la fisiología del mismo sexo no puede.
Dios sabe lo que hace. Así que analicemos lo que la Biblia tiene que decir sobre el sexo conyugal.
En primer lugar, el sexo marital debe ser la consumación de un compromiso de por vida hecho por dos personas. En la
antigüedad y en varias culturas diferentes, las celebraciones matrimoniales solían incluir una "ceremonia de cama", en la que
los novios se retiraban a la alcoba para consumar su matrimonio. Después volvían a la fiesta y continuaba la celebración con
los amigos y la familia. El matrimonio no se consideraba completo hasta que los novios experimentaban la intimidad sexual.
Aunque esto puede parecer un poco vulgar de acuerdo con nuestros estándares modernos, muestra el valor que muchas
culturas otorgaban tradicionalmente a la virginidad y al sexo conyugal.
Teniendo en cuenta que el impulso sexual es tan poderoso, la Biblia recomienda el matrimonio para evitar la inmoralidad
sexual (1 Corintios 7:1-2). Las relaciones sexuales conyugales deben ser mutuas y frecuentes para que marido y mujer no
tengan la tentación de cometer adulterio (1 Corintios 7:5). La Biblia da instrucciones detalladas sobre el matrimonio, la
sexualidad y el divorcio en 1 Corintios 7. Los cuerpos del marido y la mujer se pertenecen mutuamente. El versículo 4 dice:
"La mujer no tiene potestad sobre su propio cuerpo, sino el marido; ni tampoco tiene el marido potestad sobre su propio
cuerpo, sino la mujer". El entregar el cuerpo a la persona con la que estamos comprometidos debería eliminar cualquier
posibilidad de relaciones extramatrimoniales. Cuando entendemos que nuestros cuerpos no son nuestros, que han sido
comprometidos con un cónyuge, podemos cerrar la puerta a cualquier pensamiento de prestarlos a otra persona.