Libro RAGONESE - Intervencion de Terceros

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LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO

ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR


CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO


ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR

2012
Las ideas que se exponen en esta publicación son de exclusiva
responsabilidad de su autor, y no reflejan necesariamente la opinión
de la Fundación para el desarrollo de las Ciencias Jurídicas.

LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR


(Colección Textos Jurídicos /dirigida por Adolfo Alvarado Velloso).

© Ragonese, Claudia Alejandra


© Fundación para el desarrollo de las Ciencias Jurídicas.

Ediciones AVI S.R.L.


1a ed. - Rosario, 2012. Edición tamaño A5 – Composición con letra Maiandra,
cpo. 11; arts. Cpo. 10; notas en cpo. 9, 204 p.; 210x150 mm.

ISBN 978-987-27851-3-0
1. Derecho Procesal. I. Título
CDD 347.02
Fecha de catalogación 19/04/2012

Hecho el depósito que marca la ley 11.723.


Derechos reservados. Prohibida su reproducción total o parcial.

Impreso en Argentina, 2012, por Ediciones AVI SRL (Mitre 208, Rosario, Santa
Fe, Argentina) para la Fundación para el Desarrollo de las Ciencias Jurídicas (Ita-
lia 877, Rosario, Santa Fe, Argentina, fundeciju@gmail.com).
AGRADECIMIENTOS

A mi maestro, Adolfo Alvarado Velloso, por enseñarme el camino.


A Andrea A. Meroi, por su dirección y estímulo permanente.
Y a mi madre, por su infinita ternura y paciencia.
PRÓLOGO

Para comprender la verdadera y grande importancia que tiene este


libro de CLAUDIA RAGONESE, es menester comprender previamente
las dificultades propias del tema, poco estudiado por los autores y
mal resuelto en todos los códigos procesales de América.
Por eso es que, con la anuencia del lector, haré seguidamente una
breve introducción al tema en el convencimiento de que lo ayuda-
rá a entender la real magnitud del problema jurídico que se trata
en esta obra y la trascendencia de las soluciones que se proponen.
Para comenzar, es necesario establecer con precisión el concepto
de tercero. En Derecho se da tal denominación a toda persona
ajena a una relación jurídica determinada. Traído el concepto al
campo procesal, fácil es afirmar que tercero es quien no es parte
de un proceso. Sin embargo, desde esta óptica y respecto de una
pretensión litigiosa cualquiera, son terceros el juez, los funciona-
rios judiciales, el testigo, el perito y, en general, los integrantes del
resto de la comunidad.
Pero esta exacta enunciación no alcanza para la cabal compren-
sión del fenómeno que se explica aquí y, habitualmente, crea con-
fusión en quien no está familiarizado con el lenguaje técnico, ya
que la voz tercero es otra de las tantas que presentan significados
polivalentes.
Por ejemplo, adviértase que si Pedro demanda a Diego con miras
a excutir sus bienes para poder demandar luego a su fiador simple
Juan, éste también recibe la denominación de tercero, en cuanto
no es –ni puede serlo– parte originaria en el proceso incoado por
Pedro contra Diego. Pero se puede notar fácilmente que no es tan
10 PRÓLOGO

tercero como el juez, el testigo o Luis, un miembro cualquiera de


la comunidad, etc.
De ahí que quepa remarcar liminarmente las diferencias existentes
entre todos los nombrados: el juez, los funcionarios judiciales, el
testigo, el perito y los integrantes del resto de la comunidad, ade-
más de no ser partes procesales son (o deben ser) imparciales (sin
interés personal en la solución del pleito) o, al menos, indiferentes
al proceso.
El caso del fiador –sobre el cual se edifica este libro– revela algo
distinto: aunque él tampoco es parte procesal, no puede ser ni im-
parcial ni indiferente toda vez que ostenta un obvio interés en el
resultado del pleito originario; y ello porque, si en el ejemplo
propuesto, Diego paga lo que reclama Pedro, Juan queda automá-
ticamente liberado de su obligación.
Este elemento diferenciador –el interés– hace que, al hablar de ter-
ceros en el Derecho Procesal, el concepto deba referirse a todos
aquellos que en mayor o menor medida están interesados en el re-
sultado del litigio porque los afecta actual o potencialmente.
Esta afectación del interés hace que muchos ordenamientos legales
vigentes –no todos– permitan la presencia de un tercero interesa-
do dentro de un proceso pendiente entre partes originarias.
En rigor de verdad, cuando esto ocurre y el tercero se introduce
en el proceso, deja de ser tercero para convertirse en una parte
procesal sucesiva, con mayores o menores facultades de actuación
en orden al grado de afectación que sufre.
Véase ahora qué es la intervención de terceros: tiene lugar cuando
en forma voluntaria, provocada o necesaria, un tercero interesado
se incorpora a un proceso pendiente con el objeto de hacer valer
en éste un derecho 1 o interés 2 propio, por hallarse vinculado –
por lo menos con una de las partes originarias– mediante una re-

1 Origina la intervención regulada en el CPC, art. 302.


2 Origina la intervención regulada en el CPC, art. 303.
PRÓLOGO 11

lación de conexidad objetiva, de conexidad causal, de conexidad


mixta objetivo-causal o de afinidad.
De tal forma, el instituto supone una acumulación de pretensiones
por vía de inserción procesal: el tercero se inserta en el proceso ya
pendiente entre las partes originarias.
El fundamento de la intervención se halla en el principio de segu-
ridad jurídica o en las reglas de la economía y la celeridad, según
sea el tipo de relación que una al tercero con alguna de las partes
originarias.
Por razones obvias, este tema tiene sólo implicaciones civiles, nun-
ca penales. Esto no descarta que un tercero pueda insertarse en un
procedimiento penal, lo que efectuará al único efecto de hacer va-
ler allí una pretensión civil.
Cuando la ciencia procesal comienza a constituirse como tal y, por
tanto, los autores dejan de concretar sus explicaciones a los puros
pasos procedimentales sin ilación lógica y sistemática, se advierte
que todo ordenamiento positivo debe partir de cuatro premisas
básicas:
1) por obvias razones que hacen a la convivencia pacífica y armo-
niosa de los integrantes de una comunidad dada es imprescindible
que una vez resuelta por la autoridad una pretensión litigiosa, su
decisión sea definitiva, debiéndose impedir a todo trance la
reapertura útil de la discusión que la originó;
2) del mismo modo, no resulta bueno para el mantenimiento de
la paz social la coexistencia de dos demandas con base en la mis-
ma exacta pretensión, pues podría ocurrir eventualmente que éstas
obtuvieren sendas decisiones contradictorias, con la consiguiente
creación de un verdadero caos jurídico que debe ser evitado a to-
da costa;
3) por similares razones, siempre que una misma causa petendi sea
el sustento de dos o más pretensiones (concurrentes o antagóni-
cas), éstas deben ser necesariamente tramitadas en un solo proce-
dimiento y resueltas en una misma sentencia;
12 PRÓLOGO

4) para finalizar, desde siempre ha parecido políticamente conve-


niente tramitar en un mismo y único procedimiento varios proce-
sos originados por pretensiones que se hallan estrechamente vincu-
ladas entre sí.
Las tres primeras premisas son el fundamento de un principio legis-
lativo superior y metaprocesal: la seguridad jurídica. La última en
cambio, constituye el basamento de otros principios relativos al
proceso y que generan las reglas de economía y de celeridad en
los trámites.
Del principio de seguridad se sigue que no puede admitirse la exis-
tencia contemporánea o sucesiva de dos litigios con la misma
exacta pretensión y que no pueden emitirse decisiones diferentes
acerca de una misma exacta pretensión o decisiones idénticas res-
pecto de pretensiones antagónicas. A este efecto, no interesa a la
vigencia misma de un sistema procesal el eventual apartamiento
de las reglas de economía y de celeridad, pues sobre ellas tiene ab-
soluta primacía la seguridad jurídica.
De las reglas de economía y de celeridad se extrae la conveniencia
(y no la necesidad ) de tramitar simultáneamente diversas preten-
siones con prescindencia del principio de seguridad, que no es ro-
zado en el caso por aquéllas.
A partir de la aceptación de estas premisas básicas para un sistema,
algunos pocos autores progresistas han advertido la necesidad de
que la ley autorice la intervención de un tercero en un proceso
pendiente, siempre que la eventual afectación de su propio interés
pueda derivar de la extensión subjetiva de los efectos del caso juz-
gado, a raíz de la cual parecía justa su audiencia antes de la con-
sumación del mal.
Pero no todos lo entendieron así: gran número de prestigiosos au-
tores –muchos de ellos argentinos– que ejercieron notable influen-
cia en la jurisprudencia de la época –de la cual no sólo es reflejo la
actual sino también numerosas leyes procesales– dieron primacía a
la libertad de actuar del actor, sosteniendo que no podía imponér-
sele el litigar con quien él no había querido demandar. Por tanto,
PRÓLOGO 13

la intervención de terceros se convirtió en una figura jurídica


anómala, con olvido y detrimento del principio de seguridad
cuando éste era rozado en cualquier caso concreto.
Aunque la doctrina ha evolucionado notablemente al respecto, la
legislación ha cambiado pero no tanto: baste citar que numerosos
ordenamientos positivos vedan de modo terminante la conocida
como intervención coadyuvante simple (asistente, en el lenguaje
que he propuesto al efecto) o restringen severamente su actuación,
tal como lo hace el art. 303 del CPC que le exige accesoriedad y
subordinación respecto de la parte procesal.
Como consecuencia de toda esta suerte de rara mezcla entre evo-
lución e involución de los conceptos, este tema se ha convertido
en el tabú de la materia: es poco comprendido, siempre polémico
y casi nunca analizado en un terreno de absoluta lógica racional.
Por lo demás, y salvo escasos autores que lograron hacer una sis-
tematización conceptual, gran cantidad de ellos hizo pura exégesis
de normas que, a la postre, resultan inadecuadas para la solución
de los numerosos y a veces graves problemas que genera el tema.
De acuerdo con su origen, la intervención de terceros puede gene-
rarse en: 1) la voluntad del propio tercero: recibe el nombre de in-
tervención voluntaria; 2) la voluntad de alguna de las partes ori-
ginarias, que opera aun en contra de la voluntad del tercero: reci-
be el nombre de intervención provocada (también se la conoce
como obligada, coactiva o forzosa); y 3) la voluntad (en rigor,
disposición) de la ley, que opera por medio del juez y aun contra
la voluntad de las partes originarias y del propio tercero: recibe la
denominación de intervención necesaria (se la conoce también
con las restantes designaciones de la intervención provocada y
como integración necesaria del litigio). Ya se verá en el texto que
sólo las dos primeras pueden originar una intervención asistente.
Toca ahora adelantar unos pocos conceptos sobre el tema propio
del libro: la intervención asistente de terceros.
Este tipo de intervención –denominada también intervención ad-
hesiva simple– se verifica cuando un tercero, en razón de tener un
14 PRÓLOGO

interés jurídico inmediato indirecto en el resultado de la relación


litigiosa (por ser su propia relación dependiente o condicionada
por aquélla) se inserta en un proceso pendiente en apoyo de una
de las partes y sin pretensión propia contra la otra.
Esto ocurre por cuanto la relación que une a los litigantes origina-
rios es condicionante (o primaria) respecto de la relación que al-
guno de ellos tiene con el tercero, la cual es condicionada (o se-
cundaria).
De tal modo, el presupuesto de hecho de la justiciabilidad de la re-
lación condicionada es el resultado al cual se arriba en la solución
de la relación condicionante. Un claro ejemplo de ello se puede
ver en la relación acreedor-deudor-fiador simple: la obligación de
éste sólo será exigible luego de que sea declarada la responsabili-
dad del deudor y de que se hayan excutido sus bienes. Recién
ahora –y no antes– se da la condición necesaria para que pueda
operar en forma directa la relación secundaria acreedor-fiador.
Además del ejemplo recién citado, pueden mencionarse otros: el
del acreedor hipotecario en proceso donde se hace valer preten-
sión reivindicatoria del inmueble hipotecado; el del beneficiario de
un cargo contenido en una donación, en proceso donde se discute
la validez del contrato; etcétera.
Como este tipo de intervención constituye una zona gris en el es-
tudio del tema y muchas veces no se distingue adecuadamente en-
tre los conceptos de derecho y de simple interés (sustentos de esta
intervención y de la explicada antes) muchas veces existe confu-
sión al respecto y algunos jueces, por ejemplo, no saben aplicar los
efectos propios de cada uno de ellos.
De ahí que, para distinguir cabalmente las intervenciones coadyu-
vante (llamada casi siempre por la ley adhesiva autónoma o litis-
consorcial) y asistente (siempre denominada adhesiva simple), de-
ba formularse una regla que me parece sencilla: en cualquier caso
justiciable en el cual intenta insertarse un tercero, debe analizarse
su propia legitimación: si pudo ser actor o demandado originario
y no lo fue, su intervención será coadyuvante, ya que ostenta un
PRÓLOGO 15

derecho propio para defender en el proceso pendiente; por lo


contrario, si no pudo ser actor o demandado originario (pues su
relación es secundaria y no primaria) su intervención será asistente,
ya que no ostenta un derecho sino un simple interés jurídico para
defender en el pleito, intentando mejorar su eventual derecho.
Como es obvio, estas distintas legitimaciones deben ser extraídas
de la normativa de fondo y no de la procesal.
Hechas estas aclaraciones previas, recordatorias de conceptos que
el lector ha estudiado seguramente en la Facultad, referiré some-
ramente al contenido de este libro.
Escrito a partir de la tesis presentada por la autora para obtener el
grado académico de Magister en Derecho Procesal con excelente
calificación en la Carrera de posgrado de Maestría en Derecho
Procesal que se dicta en la Universidad Nacional de Rosario3, la
obra se ha integrado con abundante doctrina y jurisprudencia
acerca del tema y toma vuelo propio y definitivamente original en
la interpretación de los alcances de la intervención prevista en los
arts. 2020, 2021 2022 y 2023 del Código Civil.
Y tal originalidad es la resultante de haber pensado y elaborado
larga y recurrentemente la autora el tema al desarrollarlo en sus
clases de Derecho Procesal en la Facultad de Derecho de la Uni-
versidad Nacional de Rosario, donde se desempeña con total
aceptación de sus alumnos como Profesora Adjunta de la Cátedra
A.
A raíz de ello, estoy seguro de que ha mejorado –y largamente– la
presentación que yo hiciera del mismo tema: primero, en mi In-
troducción al estudio del Derecho Procesal; luego, en mi Sistema
Procesal: Garantía de la Libertad y, recientemente, en mis Leccio-
nes de Derecho Procesal Civil adaptadas a la legislación santafesina
por ANDREA A. MEROI.

3Recomiendo ver la defensa de dicha tesis que se encuentra filmada en


http://www.academiadederecho.org/biblio_display_cont.cgi?wAccion=down&w
File=Claudia_Ragonese__Defensa_de_tesis__Noviembre_2011.wmv
16 PRÓLOGO

Para terminar: CLAUDIA RAGONESE se refiere a sí misma en esta


obra como mi discípula, cosa que me halaga y me honra.
Después de leer el libro que hoy tiene el lector en sus manos, debo
hacer necesario y público reconocimiento: desde antaño se acepta
que la verdadera importancia de un docente se mide cuando al-
guno de sus discípulos lo supera.
Tal es el caso de CLAUDIA RAGONESE. Por eso, este Prólogo que le
presenta todo mi sentido agradecimiento.

ADOLFO ALVARADO VELLOSO


VERANO DE 2012.
CAPÍTULO INTRODUCTORIO

Sumario

1. Exposición del problema


2. Objetivos propuestos
3. Hipótesis a investigar
4. Planteo metodológico

1. EXPOSICIÓN DEL PROBLEMA


Entre los diversos temas que han provocado las más variadas opi-
niones en la doctrina nacional y extranjera, la intervención de ter-
ceros en el proceso civil, en especial, la del tercero adhesivo sim-
ple, está entre los que ocupan un lugar destacado, fundamental-
mente, en lo que refiere a la extensión de su participación en el
proceso.
Tal intervención es la que alcanza menor categoría en cuanto a la
relevancia de su actuación y refiere al supuesto en el que un terce-
ro, hasta entonces extraño al proceso, interviene en él, no preten-
diendo para sí la cosa o el derecho en litigio sino para asistir al éxi-
to de una de las partes por tener un interés jurídico en su resulta-
do, ya que puede perjudicarlo.
Respecto de la actuación del tercero adhesivo simple, la doctrina y
la legislación de todos los tiempos dispusieron que ésta es subor-
dinada y accesoria a la de la parte a que adhiere o con la cual co-
labora, negándole entonces el carácter de verdadera parte, salvo
escasas excepciones como se presentarán en este trabajo.
De igual forma la han considerado tanto la doctrina nacional co-
mo la santafesina, a pesar de que el sistema de intervención de
18 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

terceros santafesino, de fuente esencialmente germánica, contiene


ciertas variantes al de la legislación procesal nacional, lo cual tam-
bién ocurre con la intervención adhesiva simple.
Entre los distintos casos que la doctrina nacional y provincial san-
tafesina consultada han encuadrado dentro de esta categoría de
intervención, se encuentra la del fiador simple que interviene en el
proceso iniciado por el acreedor contra el deudor principal.
Es que el fiador simple que interviene en el proceso entablado por
el acreedor contra el deudor principal ostenta un interés en la sen-
tencia a dictarse, ya que, en caso de resultar desestimada la de-
manda contra el deudor, será liberado de su obligación de afron-
tar la fianza. Caso contrario, si la sentencia resultare adversa para
el deudor principal, el fiador podrá ser demandado por el cum-
plimiento de la garantía. Es por ello que se le permite ingresar al
juicio iniciado entre el acreedor y su fiado.
Resulta, entonces, interesante analizar en este trabajo la interven-
ción en el proceso del fiador simple, figura que se vincula directa-
mente con aquella descripta en los párrafos anteriores, pero que,
sin embargo, como se intentará demostrar, no se ajusta totalmente
a esa descripción. En especial, porque el fiador simple al intervenir
en el proceso se convierte en parte procesal legitimada extraordi-
nariamente, lo que conlleva a que con su aparición el proceso su-
fra variantes y la sentencia a dictarse lo afecte de manera diferente
a lo que ocurre con el tercero en la intervención adhesiva simple.
Precisamente, la variante en la actuación del fiador simple, compa-
rada con la intervención del tercero adhesivo simple habitual, se
genera en el CC, 2023, al disponer que “el fiador puede intervenir
en las instancias entre acreedor y deudor, sobre la existencia o va-
lidez de la obligación principal”; lo cual se complementa con lo
reglamentado en el CC, 2020, cuando expresa que el fiador podrá
“oponer al acreedor las excepciones del deudor principal”, inclu-
so, como lo manifiesta el CC, 2021, “aún contra la voluntad del
deudor”, y aunque el deudor haya renunciado a ellas, según lo
dispuesto por el CC, 2022.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 19

Por cierto, el tema es abarcativo y requiere de un análisis integral


que no puede prescindir del derecho sustantivo. En definitiva, el
sistema procesal necesita una interacción permanente con el dere-
cho sustantivo para que el carácter garantista del proceso funcione
eficazmente dando soluciones justas o, al menos, componedoras
del conflicto acaecido en el plano de la realidad social que lo nu-
tre.

2. OBJETIVOS PROPUESTOS
La intervención del fiador simple es una especie del género inter-
vención adhesiva simple, por lo que en un primer análisis reúne
los mismos aspectos y características que ella.
Pero, de una lectura cuidadosa de las referencias que sobre la in-
tervención adhesiva simple hicieron tanto la doctrina procesal co-
mo el CPC SFe y el CPCN, como así también, de las manifestacio-
nes que sobre la fianza simple efectuaron tanto la doctrina civilista
como el CC en sus arts. 2020, 2021, 2022 y 2023, se desprende
que la intervención del fiador simple, utilizada como un ejemplo
de la categoría adhesiva simple, no se corresponde con todas las
particularidades de la figura tradicional.
Por lo tanto, en el desarrollo de este trabajo se intentará:
1. Recabar la información de la doctrina procesal para funda-
mentar las caracterizaciones que la figura del tercero adhesivo
simple ha tenido a lo largo del tiempo.
2. Analizar lo interpretado por la doctrina civilista sobre la inter-
vención del fiador simple en el proceso entre acreedor y deudor
en torno al CC, 2020, 2021, 2022 y 2023.
3. Determinar cuáles son las semejanzas y diferencias entre la in-
tervención adhesiva simple y la intervención del fiador simple.
4. Establecer si la intervención del fiador simple está correcta-
mente encuadrada dentro de la categoría de adhesiva simple.
20 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

3. HIPÓTESIS A INVESTIGAR
En el derecho procesal la figura del fiador simple ha sido conside-
rada uno de los casos preferidos para ejemplificar la institución del
tercero adhesivo simple. De ello dan cuenta los siguientes frag-
mentos transcriptos de distintos textos de conocidos procesalistas
nacionales y santafesinos:
“Intervención adhesiva o conservatoria […] (por ejemplo, el fia-
dor que interviene en el juicio entre el acreedor y el deudor sobre
la existencia o validez de la obligación principal (CC, 2023,
etc.)”4.
“En la intervención adhesiva simple la actuación del interviniente
será accesoria y subordinada a la de la parte a quien apoyare, no
pudiendo alegar ni probar lo que estuviere prohibido a ésta; v. gr.
fiador, en el juicio entre el deudor y el acreedor, en los términos
del CC, 2023”5.
“Intervención adhesiva simple. […] Como ejemplos de este tipo
de intervención, pueden darse los siguientes: […] 2) El fiador, en
el proceso promovido contra el deudor principal (CC, 2023)”6.
“Pueden mencionarse, como ejemplos de intervención adhesiva
simple, la del fiador en el juicio que se sustancia entre el deudor y
el acreedor sobre la existencia o validez de la obligación principal
(CC, 2023)”7.

4ALSINA, Hugo, Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial ,


ob. cit., T. I., pág. 592.
5COLOMBO, Carlos J., “El proceso con pluralidad de partes y las figuras procesales
que lo integran”, en La Ley, Buenos Aires, 1986-D, pág. 425.
6 FASSI, Santiago C, YAÑEZ, César D., Código Procesal Civil y Comercial de la Na-
ción y demás normas procesales vigentes. Comentado. Anotado y Concordado.
3º ed., Buenos Aires, Editorial Astrea, 1988, T. 1., pág. 514.
7PALACIO, Lino Enrique - ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Código Procesal Civil y Co-
mercial de la Nación. Explicado y anotado jurisprudencial y bibliográficamente,
ob. cit., T. 3., pág. 294.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 21

“Es frecuente poner como ejemplo de intervención adhesiva sim-


ple, el del fiador en el juicio que el acreedor sigue contra el afian-
zado por cobro de la obligación respectiva”8.
“Intervención voluntaria coadyuvante subordinada de terceros.
[…] De similar modo, el fiador (simple) que interviene en el pro-
ceso entablado por el acreedor contra el deudor afianzado será li-
berado de su obligación de afrontar la obligación en caso de resul-
tar desestimada la demanda. En esta hipótesis la sentencia favora-
ble al litigante al cual coadyuva aparece como una condición fa-
vorable a la inexistencia de una obligación”9.
“Art. 303 CPC […]. El ejemplo habitual es el caso del fiador. Es
condición favorable del derecho del fiador que su fiado gane el
juicio que le ha promovido el acreedor porque de eso depende
que no sea demandado a su vez. Por eso es que puede ingresar al
juicio iniciado entre el acreedor y su fiado, en auxilio del fiado”10.
La preferencia por la utilización del fiador simple como modelo
del tercero adhesivo simple reside en el hecho de que, en el proce-
so entre acreedor-deudor principal, el fiador simple no está legiti-
mado para ser demandado en virtud de no ser titular de la rela-
ción sustancial debatida en el pleito, sino de otra distinta que de-
pende técnicamente de aquella: el negocio de garantía.
Como se observa en las citas precedentes la doctrina lo incluyó en
la categoría de tercero adhesivo simple, aplicándole en consecuen-
cia lisa y llanamente todos los aspectos de este tipo de interven-
ción, sin advertir que en verdad, su intervención posee notables
diferencias.

8RIVAS, Adolfo Armando, Tratado de las tercerías. El proceso complejo, Buenos


Aires, Editorial Abaco, 1996, T. 2, pág. 235.
9 CARRILLO, Hernán, EGUREN, M. Carolina, GARCIA SOLA, Marcela y PEYRANO, Mar-
cos, Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe, Ro-
sario-Argentina, Editorial Juris, 2001, pág.601.
10PEYRANO, Jorge Walter, Lecciones de Procedimiento Civil, 2º ed., Rosario –
Argentina, Editorial Zeus S.R.L., 2004, pág.93.
22 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

Resulta importante traer a colación la reflexión de ALVARADO VE-


LLOSO en cuanto a la institución del tercero adhesivo simple vincu-
lada con la figura del fiador simple. En este sentido, el procesalista
santafesino entiende que aquel último “puede coadyuvar en la de-
fensa del deudor con todos los poderes afirmatorios, confirmato-
rios, alegatorios e impugnatorios de una verdadera parte proce-
sal”11, aseveración que muestra lo inapropiado de la inclusión au-
tomática de esta figura en la categoría del tercero adhesivo simple,
hecho que se constituyó en el punto de partida de este trabajo.
De lo enunciado en el párrafo anterior, se deriva la hipótesis que
orientará esta investigación:
La intervención del fiador simple en el proceso, difiere de la inter-
vención adhesiva simple en una serie de aspectos, lo que la consti-
tuye en un caso especial de intervención adhesiva simple.

4. PLANTEO METODOLÓGICO
En esta obra se analizará la intervención adhesiva simple, en el ca-
so particular del fiador simple que interviene en las instancias entre
acreedor y deudor, con el propósito de especificar las variantes
entre el género y su especie. Para ello, se utilizará el método com-
parativo.
Inicialmente, es interesante reflexionar sobre el sentido de la no-
ción de comparación. Al respecto, COLINO12 entiende que de ella
pueden derivarse dos acepciones: una general, que se refiere a la
actividad mental lógica, y una acepción más reducida, que consi-
dera a la comparación como un procedimiento sistemático y or-
denado para examinar relaciones, semejanzas y diferencias entre
dos o más objetos o fenómenos, con la intención de extraer de-

ALVARADO VELLOSO, Adolfo. Introducción al estudio del Derecho Procesal, Bue-


11

nos Aires, Rubinzal-Culzoni Editores, 2000, T. 2., pág. 153.


12 COLINO, César, “Método Comparativo”, en Diccionario Crítico de Ciencias So-
ciales, http://www.ucm.es/info/eurotheo/diccionario/M/metodocomparativo_a.
htm, 12 de julio de 2010.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 23

terminadas conclusiones. Es en esta última acepción donde el tér-


mino comparación es sinónimo de método comparativo, y su uso
suele asociarse al del método científico para la producción del co-
nocimiento. Así también, puede hablarse de la concepción del mé-
todo comparativo dentro de las estrategias de investigación de la
ciencia social-comparativa.
Particularmente, el método comparativo en el estudio del derecho
es el que se apoya en la exposición de las diferencias entre las di-
versas instituciones jurídicas, para apreciar su coherencia o precisar
sus peculiaridades. El estudio del derecho comparado no sólo se
refiere al estudio de Derechos de Estados diferentes, sino que tam-
bién se refiere al estudio del Derecho de un mismo Estado.
De tal forma, este trabajo se organizará en función del siguiente
esquema sustantivo-formal:
En el capítulo 1, se comparará el marco normativo que la legisla-
ción nacional y provincial santafesina, ofrecen para la intervención
adhesiva simple; para esto se seguirá un orden cronológico desde
los comienzos de la legislación procesal argentina hasta las codifi-
caciones actuales. Ello incluirá un análisis comparativo sobre el tra-
tamiento de la intervención de terceros en general, ya que no
puede ignorarse la pertenencia de la intervención adhesiva simple
a la institución de la intervención de terceros.
En el capítulo 2, para constituir el marco teórico se compararán
los distintos conceptos y definiciones acerca de la intervención ad-
hesiva simple elaborados por la doctrina (local, nacional e interna-
cional) a fin de determinar los aspectos sobresalientes de esta figu-
ra. Además, se ilustrarán los casos de intervención adhesiva simple
mediante ejemplos extraídos de la doctrina y de la jurisprudencia,
entre los cuales se encuentra el fiador simple que interviene en el
pleito entre el acreedor y el deudor principal.
A partir del capítulo 3 y hasta la conclusión del presente trabajo la
comparación se realizará particularmente enfrentando la categoría
del tercero adhesivo simple con la figura del fiador simple, consi-
derando los siguientes aspectos:
24 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

 el interés que deben acreditar el tercero adhesivo y el fiador


simple para intervenir en el proceso, y así también, el origen de la
concurrencia de ambos al proceso (cap. 3);
 la actuación que cumplen el tercero adhesivo y el fiador simple
una vez insertos en el proceso -aquí es donde se manifestará la di-
ferencia más acentuada entre ambas figuras (cap. 4);
 los efectos que produce la sentencia, dictada en el proceso don-
de tuvo lugar la intervención, en el tercero adhesivo simple y en el
fiador simple (cap. 5).
A su vez, las comparaciones desarrolladas en los capítulos 3, 4 y 5,
se soportarán en comparaciones elaboradas: a) dentro de la pro-
pia doctrina (local, nacional e internacional) y legislación procesal
(CPC SFE y CPCN), b) en el interior de la doctrina (nacional) y le-
gislación civil (en orden de importancia: CC, 2023, 2020, 2021 y
2022), como así también, c) entre la doctrina (local, nacional e in-
ternacional) y legislación procesal (CPC SFE y CPCN), y la doctrina
(nacional) y legislación civil (en orden de importancia: CC, 2023,
2020, 2021 y 2022).
Por último, en el capítulo final, se expondrán sintéticamente y en
forma comparativa los resultados sobre las semejanzas y diferen-
cias arribadas en los capítulos 3, 4 y 5, y se efectuarán las conclu-
siones atendiendo a los objetivos propuestos.
CAPÍTULO I

LA INTERVENCIÓN ADHESIVA SIMPLE


Y LA INTERVENCIÓN DE TERCEROS
EN LA LEGISLACIÓN PROCESAL

Sumario

1. Antecedentes de la intervención de terceros


1.1. En la legislación española
1.2. En la legislación procesal Nacional y de la Capital Federal
1.3. En la legislación procesal de la provincia de Santa Fe
2. Aparición de la intervención de terceros
2.1. En el Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe
2.2. En el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación
3. Diferencias entre el CPCN y el CPC SFE en el tratamiento de la intervención
de terceros
4. La categoría de intervención sustituyente
5. Modificación introducida al art. 96 del CPCN por la Ley 25.488

1. ANTECEDENTES DE LA INTERVENCIÓN DE TERCEROS


1.1. EN LA LEGISLACIÓN ESPAÑOLA
La figura de la intervención de terceros no fue conocida en el De-
recho Romano, donde el proceso era privado –principio de la sin-
26 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

gularidad13–, por cuanto “se sostenía la imposibilidad de que per-


sonas distintas al demandante y demandado pudieran intervenir
en el proceso”14.
Nuestro país tomó la legislación romana a través de la legislación
española15, a raíz de lo cual sus antecedentes se ubican en la Ley de
Enjuiciamiento Civil española de 1855, que no conoció la existen-
cia de la intervención de terceros pues se limitó a regular en el jui-
cio ejecutivo a las tercerías de dominio y de mejor derecho (arts.
955 a 100016), que poco tienen que ver con nuestro tema y con la
intervención adhesiva simple; lo mismo hizo la Ley de Enjuicia-
miento Civil posterior, que data de 188117 (arts. 1532 a 1543).
Las tercerías son propias del juicio ejecutivo y la intervención de
terceros es para los juicios declarativos. Las tercerías tramitan en
procesos separados y la intervención de terceros se produce en el
pleito ya existente entre las partes principales. El tercerista –a dife-
rencia del tercero interviniente- no asume el carácter de sujeto de
la relación procesal ni queda vinculado a la sentencia que se dicte
porque no tiene interés en el pleito ni en su desenlace, solo persi-
gue que se desembarace el bien de su propiedad de la medida cau-
telar (tercería de dominio) o cobrar con preferencia sobre el pre-
cio obtenido en la subasta judicial (tercería de mejor derecho).

13BENABENTOS, Omar A., Derecho procesal civil y comercial, Rosario-Argentina,


editorial Juris, 1995, pág. 41.
14PARRA QUIJANO, Jairo, La intervención de terceros en el proceso civil, Buenos
Aires, Ediciones Depalma, 1986, pág. 150.
15 “En los primeros años de la era independiente, cuando aún nos regíamos por la
legislación colonial, apenas modificada por algunos reglamentos patrios, se admi-
tían solamente las tercerías de mejor derecho y de dominio en juicio ejecutivo”.
PODETTI, Ramiro J., Derecho Procesal Civil, Comercial y Laboral. Tratado de la
Tercería, Buenos Aires, Ediar Soc. Anón. editores, 1949, pág. 18.
16MANRESA Y NAVARRO, José María y REUS Y GARCIA, José, Ley de Enjuiciamiento
Civil, comentada y explicada, Imprenta de la Revista de Legislación y Jurispru-
dencia, 1861, Madrid, T. IV, pág. 329.
17MONTERO AROCA, Juan, La intervención Adhesiva Simple, Barcelona – España,
Editorial Hispano Europea, 1972, pág. 101.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 27

1.2. EN LA LEGISLACIÓN PROCESAL NACIONAL Y DE LA CAPITAL FEDERAL


Como consecuencia de la influencia de la legislación española, la
Ley 5018 sancionada el 25 de agosto de 1863 de Procedimiento an-
te los Tribunales Nacionales, que fue el primer ordenamiento au-
tóctono de procedimiento civil y criminal para la justicia federal,
no trató el tema de la intervención de terceros ya que sólo refirió
a las tercerías deducidas en juicio ejecutivo, designándolas como
excluyente cuando ha de fundarse en el dominio de los bienes
embargados, o coadyuvante en el mejor derecho para ser reinte-
grado (arts. 301 a 304), disponiendo que se sustancien en expe-
diente por separado.
Del mismo modo, en la Capital Federal para la justicia ordinaria,
el Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Capital19 crea-
do por Ley 1813 del 18 de agosto de 1880, tampoco reguló la in-
tervención de terceros, y sí las tercerías en juicio ejecutivo de do-
minio o de mejor derecho (arts. 529 a 534).
Tras modificaciones posteriores menores se llegó a la reforma del
Código de Procedimientos en lo Civil y Comercial de la Capital,
mediante Ley 14.23720 sancionada el 24 de septiembre de 1953
para la justicia ordinaria, que tampoco introdujo la intervención
de terceros.
Por ese entonces, hacia el año 1949, PODETTI había ampliado21 el
concepto de tercería, incluyendo dentro del mismo, no sólo a las
tercerías de dominio o posesión y de mejor derecho (en juicio eje-
cutivo), sino también a la intervención de terceros (en juicio decla-

18 ADLA, Buenos Aires, La Ley, 1954, Complemento años 1852-1880, págs. 391 y
ss.
19 ADLA, Buenos Aires, La Ley, 1955, Complemento años 1881-1888, págs. 613 y
ss.
20 ADLA, Buenos Aires, La Ley, 1953, T. XIII - A 1953 - A, págs. 168 y ss.
21PODETTI, Ramiro J., Derecho Procesal Civil, Comercial y Laboral. Tratado de la
Tercería, ob. cit., pág. 32.
28 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

rativo), denominando, en ambos casos, a todos los terceros terce-


ristas22.
A pesar de la crítica que tal vez puede hacerse al autor por unificar
dos institutos disímiles, ya que no logró evitar el peso del derecho
romano, debe destacarse el desarrollo primigenio y amplio que
efectuó sobre la intervención de terceros.
Así, entendió que la intervención en un proceso pendiente podía
ser: como litisconsorte de los sujetos originales (cuando el derecho
del tercero emana de una fuente común con el actor o el reo), en
forma excluyente (cuando el derecho del tercero es contrario, to-
tal o parcialmente al de ambos o de alguno de los sujetos), o en
lugar de uno de ellos -para substituirlo- (cuando el derecho del
tercero es paralelo al del actor o del reo) 23.
Además, en el caso de substitución indicó que si el tercero no ac-
túa en lugar del sujeto (v. gr. citado de evicción que pone fuera de
juicio a su garantido, subrogatorio de su deudor), “actúa a la par
del sujeto, semejante, pero no igual al litisconsorte”24.
En los casos de citación de evicción e intervención voluntaria
agregó que el tercero: “Puede substituir a un sujeto o coadyuvar
con él. En la primera hipótesis, el interviniente tiene facultades y
cargas procesales plenarias similares al sucesor. En el segundo, el
interviniente tiene facultades y cargas procesales parciales volunta-
rias, pudiendo realizar los actos procesales correspondientes al su-
jeto primario al cual ayuda, que éste no cumpliere, pero en las
condiciones y dentro de los plazos vigentes para aquél”.
A partir de lo expresado en los párrafos precedentes que muestran
los aportes de PODETTI a la intervención de terceros, se infiere que

22 N. del A.: Así, designó tercerista v. gr.: al llamado en garantía (real o personal),
a quien ejerce la acción subrogatoria, al denunciado por el ficto poseedor, al ter-
cero pretendiente al crédito demandado, al litisconsorte voluntario, al litisconsor-
te necesario, etc.
23 PODETTI, Ramiro J., Ibídem, pág. 41.
24 Ibídem, pág. 41.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 29

la intervención adhesiva simple estuvo contemplada en su planteo


doctrinario como una posible actitud que podía asumir el tercero
en los casos de substitución, aunque no le atribuyera tal designa-
ción ni otra similar o equivalente.

1.3. EN LA LEGISLACIÓN PROCESAL DE LA PROVINCIA DE SANTA FE


En la provincia de Santa Fe se pusieron en vigencia, mediante Ley
del 03 de septiembre de 186725, para la justicia civil y comercial
ordinaria, las leyes españolas de Enjuiciamiento civil de 1855 y de
Enjuiciamiento de negocios de comercio de 1830.
Más tarde, el 03 de diciembre de 187226 se declaró ley de la pro-
vincia a partir del 1 de enero de 1873, el proyecto de Código de
Enjuiciamiento Civil, Mercantil y Criminal de los doctores TOMÁS
PUIG, PEDRO LINO FUNES y SEVERO BASAVILBASO que, si bien se trató
de un Código autóctono, estuvo inspirado en gran medida en las
leyes hispanas, por lo cual no estableció la intervención de terce-
ros, sí las tercerías en juicio ejecutivo.
Después, ISAÍAS GIL redactó un nuevo Código de Procedimiento en
Materia Civil y Mercantil27 sancionado por Ley del 13 de septiem-
bre de 1887, que entró en vigencia el 1 de enero de 1888. En el tí-
tulo décimo séptimo, sección IV “De las tercerías”, al lado de las
“Tercerías en juicio ejecutivo” se establecieron las denominadas
“Tercerías en los juicios declarativos” (arts. 937 a 941), disponién-
dose que:
Art. 936: “Los que sin ser parte en un juicio pendiente tuvieren sin
embargo en él un interés legítimo, podrán intervenir en el proce-

25 Registro Oficial de la Provincia de Santa Fe, Santa Fe, Tipografía de la Revolu-


ción, 1889, T. V, pág. 415.
26 Registro Oficial de la Provincia de Santa Fe, Santa Fe, Tipografía de la Revolu-
ción, 1872, T. VIII, pág. 66.
Ley Orgánica de los Tribunales. Código de Procedimientos en Materia Civil y
27

Mercantil Provincia de Santa Fe, ed. oficial, Buenos Aires, G. Kraft, 1887, págs.
232 y 233.
30 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

dimiento, aun sin ser citados, cualquiera que sea la estación y la


instancia en que se encuentre”.
Art. 937: “Cuando la tercería deducida fuere coadyuvante del de-
recho de alguno de los interesados, se tramitará unida a la acción
o excepción a que coadyuvare, sin que pueda retrogradar ni sus-
pender el curso de la causa”.
Art. 938: “Cuando la tercería fuere excluyente y la causa pendiere
en primera instancia, se suspenderá el procedimiento, y tramitada
aquella en la forma que corresponda hasta quedar en el mismo es-
tado, continuarán ambas por el mismo trámite hasta resolverse en
una sola sentencia”.
Art. 939: “Si la causa pendiere en segunda instancia, la tercería se
tramitará en pieza separada con ambos litigantes sin suspenderse el
curso de aquella, a menos que el tercero interpusiere la demanda
en segunda instancia renunciando a la primera”.
Art. 940: “El que tuviere interés legítimo en una causa, podrá an-
tes de entablar tercería, interponer recursos legales, siempre que lo
haga dentro del término en que puedan hacerlo los que litigan”.
Art. 941: “La sentencia dictada después de la intervención de los
terceros obliga a éstos como a los principales”.
Surge de los artículos transcritos que el viejo Código santafesino
no contempló la intervención adhesiva simple y, se desprende
además que –como consecuencia de la influencia española– nom-
bró tercerías a la intervención coadyuvante y a la intervención ex-
cluyente, en lugar de intervención28 para reglamentar el procedi-
miento en uno y otro caso.
Luego de varios avatares reformistas de importancia menor, lle-
gamos a 1940 en que el procedimiento civil santafesino sufrió pro-

28 “De estas disposiciones se desprende que nuestro Código conocía la división


que la antigua jurisprudencia española hacía de las tercerías, en excluyente ó sea
aquellas en que el tercer opositor alegaba en su favor un derecho propio que
opone al actor o demandado, y coadyuvante cuando sostiene las pretensiones de
alguno de aquellos”. PARODY, Alberto (Hijo), Comentarios al Código de Proce-
dimientos en lo Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe, Buenos Aires, J. La-
jouane & Cía – Libreros - Editores, 1914, T. 3, pág. 199.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 31

fundas innovaciones merced al dictado de la Ley 292429 –Código


de procedimientos en lo Civil y Comercial de la Provincia de Santa
Fe– donde se destacó la labor desarrollada por JUSTO CABAL y AN-
TONIO ATIENZA en el seno de la comisión designada ad hoc.

Bajo el rótulo genérico de “Tercerías”, este Código reglamentó las


“Tercerías en juicio ejecutivo” (arts. 526 a 531), como así también
las “Tercerías en juicio declarativo” (arts. 523 a 525) en forma si-
milar al Código de Isaías Gil, salvo que en la tercería excluyente –
léase intervención excluyente– se suprimió la posibilidad de que el
tercero interpusiera la demanda en segunda instancia, renunciando
a la primera, por entenderse que “ello importaba autorizar la re-
nuncia a una instancia y conferir al tribunal de alzada, por la sola
voluntad del tercerista, competencia originaria para entender en
su acción de tercería, lo que no era admisible por oponerse a to-
dos los principios que rigen la materia, tanto que no se consideró
necesario reproducir, por evidente”30.
Los artículos referidos a las tercerías –intervención– en juicio decla-
rativo expresaban lo siguiente:
Art. 523: “Cuando la tercería fuere coadyuvante, se tramitará uni-
da a la acción o excepción a que coadyuvare, sin que pueda retro-
gradar ni suspender el curso de la causa”.
Art. 524: “Si fuere excluyente y la causa pendiere en primera ins-
tancia, se suspenderá el procedimiento, y tramitada aquella en la
forma que corresponda, hasta quedar en el mismo estado, conti-
nuarán ambas por el mismo trámite hasta resolverse en una sola
sentencia.
Si la causa pendiere en segunda instancia, se tramitará en pieza se-
parada con ambos litigantes, sin suspenderse el curso de aquélla;
pero suspenderá la sentencia, hasta quedar la tercería en el mismo
estado y se resolverán juntas”.

29 Boletín Oficial, 20 de Agosto de 1940.


30CABAL, Justo I. y ATIENZA, Antonio, Anotaciones al Código de Procedimientos
en lo Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe. Ley 2924 , Rosario –
Argentina, Librería y Editorial “Ciencia”, 1940, pág. 390.
32 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

Art. 525: “La sentencia dictada, obliga a los terceristas como a los
principales”.
Además, se incorporó como institución distinta e independiente de
las tercerías precedentemente citadas, la “Intervención de terceros”
(arts. 537 a 53831) en la forma que se detalla a continuación:
Art. 537: “Todo el que sin ser parte en juicio tenga interés legítimo
en su solución, podrá intervenir espontáneamente o ser citado a
los mismos fines de oficio o a petición de parte tomando el proce-
so en el estado en que se encuentre”.
Art. 538: “El tercero no asume el carácter de parte, y los jueces li-
mitarán su intervención en la medida de su interés o en la que es-
timen necesaria para la mejor solución del pleito”.
Del texto de tales disposiciones, podría extraerse que el Código de
CABAL y ATIENZA fue, probablemente, el primer ensayo en la legis-
lación santafesina sobre la intervención adhesiva simple, estable-
ciéndosela de manera incompleta e imprecisa porque no regla-
mentó específicamente los límites de la actuación del tercero, sino
que los dejó a criterio del juzgador conforme las pautas estableci-
das en el art. 53832.
Aunque sin denominarla intervención adhesiva simple, los autores
del Código comentaron la intervención resultante de ambos ar-
tículos tratando de caracterizarla de la siguiente manera:
“Es necesario, pues, que el tercero no tenga un interés actual que
defender en el juicio, y acerca del cual deba recaer la sentencia. Su
interés debe ser de tal naturaleza que no lo afecte directamente.

31N. del A.: Sobre ambos artículos PODETTI manifestó que: “se reglamenta una ex-
traña intervención de terceros, que no asumen “el carácter de parte”. PODETTI,
Ramiro J., Ibídem pág. 28.
32 “Y, como es imposible establecer con carácter general la extensión de esa in-
tervención, pareció más justo disponer que los jueces la limiten en la medida de
su interés o en la necesaria a la mejor solución del pleito, fórmula general que de-
ja al arbitrio de los jueces la apreciación de las circunstancias que puedan aconse-
jar ampliarla o restringirla, desde luego sin recurso alguno, ya que no se trata de
las partes sino de quienes no lo son”. Ibídem, pág. 405.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 33

Así, el escribano ante quien se ha otorgado una escritura, que en


juicio contradictorio es tachada de simulada o falsa, no es parte en
ese juicio cuya única consecuencia ha de ser declarar o no el dere-
cho que en la supuesta falsedad se funda (nulidad de un testamen-
to, invalidez de una venta, simulación de un acto jurídico, etc.);
pero no obstante, tiene un evidente interés en controlar la prueba
que se produzca, porque la sentencia que se dicte, si bien no hace
contra él cosa juzgada, puede suministrar elementos o tener in-
fluencia para otro juicio en que sea parte, o que aún, no siéndolo,
le afecte profesionalmente. El colindante de un inmueble acerca
del cual se tramita un juicio sobre posesión treintenaria, no tiene
interés actual en contestar el derecho del poseedor; pero puede
ser afectado posteriormente por una acción sobre confusión de lí-
mites, y tiene por lo tanto interés legítimo en vigilar que el título a
obtener, se circunscriba a los límites de lo poseído por el solicitan-
te”33.

2. APARICIÓN DE LA INTERVENCIÓN DE TERCEROS


2.1. EN EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL
DE LA PROVINCIA DE SANTA FE

No pasó demasiado tiempo para que surgiera la necesidad de


practicar retoques en el Código santafesino. Para la preparación
del proyecto de reformas se creó una comisión en la cual tuvieron
actuación preponderante EDUARDO B. CARLOS y MIGUEL ÁNGEL RO-
SAS LICHTSCHEIN. Fue así que nació la Ley 553134, sancionada el 30
de septiembre de 1961, vigente desde el 1 de febrero de 1962, y
que, con posteriores modificaciones, es el Código Procesal Civil y
Comercial de la Provincia de Santa Fe que rige actualmente.
ROSAS LICHTSCHEIN, quien leía alemán, conoció lo que pasaba en el
mundo del derecho germano respecto los terceros, donde la insti-

33 Ibídem, pág. 405.


34 ADLA, Bueno Aires, La Ley, 1963, T. XXII – B, págs. 1933 y ss.
34 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

tución funcionaba de la siguiente forma: cuando se enjuiciaba a


una persona se la ponía frente a toda la sociedad y, si algún
miembro de la misma se sentía afectado o tocado por el litigio,
discutía con una o ambas partes del proceso; por tanto, la publici-
dad de los pleitos hizo aparecer la figura del tercero.
En el derecho germano “cualquier persona podía intervenir en un
proceso pendiente entre otras, con múltiples intereses. En el dere-
cho común, su ocurrencia, así como su operancia, era indepen-
diente de la voluntad de las partes; era tal su independencia que
se sostenía que ni siquiera la transacción impedía que el intervi-
niente continuara en el proceso”35.
Se señaló al respecto que: “El proceso de los germanos es, en efec-
to, “universal”: sus efectos alcanzan a todos los presentes en la
asamblea judicial. Con el tiempo y con la modificación de los sis-
temas, el fallo se extiende al tercero que tenga noticia del proceso
pendiente; de aquí la facultad y la necesidad del tercero de inter-
venir para prevenir el daño”36.
En verdad, ROSAS LICHTSCHEIN, al incorporar los conceptos alema-
nes, hizo que el Código santafesino combinara un sistema mixto
romano-germano sobre intervención de terceros.
Podría decirse, además, que ROSAS LICHTSCHEIN fue en Argentina el
inventor de la verdadera intervención de terceros en el proceso a
través de la inserción procesal en todas las categorías de interven-
ción, y fue el primero en asignarle la denominación de adherente
simple a tal categoría.
Conforme lo ha señalado su propio creador, en el Código santafe-
sino “la intervención se puede presentar en tres formas: a) princi-

35PARRA QUIJANO, Jairo, La intervención de terceros en el proceso civil, Buenos


Aires, Ediciones Depalma, 1986, pág. 151.
36CHIOVENDA, Giuseppe, Instituciones de Derecho Procesal Civil, 1º ed., trad. 2º
ed. italiana E. Gómez Orbaneja, Madrid, Editorial Revista de Derecho Privado,
1940, V. II., pág. 271.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 35

pal o excluyente (art. 301), b) adherente autónoma o litisconsor-


cial (art. 302) y c) adherente simple (art. 303)”.37
CPC SFE, Art. 301: “Quien pretenda, total o parcialmente, la cosa
o el derecho sobre que verse la litis de un proceso trabado entre
otros, puede intervenir en éste con carácter de parte y de acuerdo
con lo establecido para la tercería excluyente en el juicio declarati-
vo”.
CPC SFE, Art. 302: “Si la sentencia que se dicte en un proceso ha
de producir efectos jurídicos directos en la relación jurídica existen-
te entre una de las partes, o las dos, y un tercero, o si la ejecutabi-
lidad de aquella ha de extenderse a bienes de éste, el tercero pue-
de intervenir en el proceso como parte, conforme con lo dispuesto
al reglar la tercería coadyuvante en juicio declarativo.
Igual intervención le corresponde cuando su derecho sea conexo
con el deducido en el proceso para la parte a que coadyuve”.
CPC SFE, Art. 303: “También podrá intervenir en apoyo de una
de las partes, aquél para quién constituya condición favorable de
su derecho la sentencia que se dicte en pro del litigante que coad-
yuve.
Su participación será accesoria y subordinada a la de la parte a que
apoye. Con la limitación establecida, tendrá todos los poderes y
facultades de una parte”.
El tema está normado en el título sexto bajo la denominación de
“Intervención de terceros”, y ROSAS LICHTSCHEIN explicó la figura
utilizando siempre la voz “intervención38”; sin embargo, se advier-
te de las normas transcriptas una mala técnica legislativa, conse-
cuencia de la combinación de los sistemas romano y germano,
porque el Código denomina tercerías a la intervención de terce-
ros, siendo que, se reitera, son dos institutos distintos.

CARLOS, Eduardo B. y ROSAS LICHTSCHEIN, Miguel Ángel, Explicación a la Refor-


37

ma Procesal (Ley 5531), Santa Fe – Argentina, Editorial Belgrano, 1962, pág. 146;
ROSAS LICHTSCHEIN, Miguel Ángel; y “La intervención de terceros en el proceso y
la reforma procesal civil santafesina”, en Juris, Rosario – Argentina, 1962, T. 19,
Sección Doctrina, pág. 381.
38 Ibídem, págs. 145 a 154. Ibídem, págs. 381 a 390.
36 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

Además de las normas precedentemente transcriptas, también se


dispuso en el art. 304 los requisitos formales del pedido de inter-
vención, en el art. 305 la intervención necesaria y la provocada,
en el 306 el procedimiento de la intervención coadyuvante, en el
art. 307 el procedimiento de la intervención excluyente y el art.
308 estableció el alcance de la sentencia para el tercero.
CPC SFE, Art. 304: “El pedido de intervención se formulará por
escrito, con los requisitos de la demanda, en lo pertinente. Con és-
te se presentarán los documentos y demás pruebas de los hechos
que funden la solicitud. Se correrá traslado a las partes y, si hubiere
oposición, se sustanciará en una sola audiencia y el fallo se dictará
dentro de los cinco días siguientes”.
CPC SFE, Art. 305: “Excepto los casos especialmente previstos por
este código sólo podrá llamarse a un tercero a juicio, por pedido
de parte o de oficio, en caso de litisconsorcio necesario.
Pero, si de acuerdo con las leyes de fondo, la relación en litigio
fuera presupuesto de una obligación del tercero para con una de
las partes, ésta podrá pedir igualmente que se lo cite. La incompa-
recencia hará inadmisible toda alegación relacionada o que se fun-
de en las actuaciones procesales de su eventual acreedor.
La citación deberá pedirse al entablar la demanda o antes de opo-
ner excepciones o al contestarlas y el emplazamiento se realizará
en la forma ordinaria.
Cuando el llamamiento se funde en la necesidad de litisconsorcio,
el tercero podrá oponerse a su intervención, en cuyo caso el inci-
dente paralizará el procedimiento principal hasta que sea resuelto
aquél”.
CPC SFE, Art. 306: “Cuando la tercería fuere coadyuvante, se tra-
mitará unida a la acción o excepción a que coadyuvare, sin que
pueda retrogradar ni suspender el curso de la causa”.
CPC SFE, Art. 307: “Si fuere excluyente y la causa pendiere en
primera instancia, se suspenderá el procedimiento de ésta; se tra-
mitará aquélla en la forma que corresponda, hasta quedar en el
mismo estado; de allí continuarán ambas por el mismo trámite y
se resolverán en una sola sentencia.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 37

Si la causa estuviere en segunda instancia, la tercería se tramitará


en pieza separada con ambos litigantes, sin suspenderse el curso de
aquélla; pero no se dictará sentencia hasta que el estado de la ter-
cería permita pronunciar una sola”.
CPC SFE, Art. 308: “La sentencia dictada obliga a los terceros co-
mo a los principales”.

2.2. EN EL CÓDIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACIÓN


Posteriormente, el Código de Procedimientos en lo Civil y Comer-
cial de la Capital Federal (Ley 14.237) y la Ley 50, fueron deroga-
dos por la Ley 17.45439 sancionada el 20 de septiembre de 1967,
que con ulteriores modificaciones e incorporaciones introducidas
por distintas leyes, es el Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación, vigente actualmente, que rige los procesos que se sustan-
cian ante los tribunales de justicia federal y los de justicia ordinaria
de la Capital Federal.
Este Código, en cuya redacción se destacó el Dr. LINO ENRIQUE PA-
LACIO, “tomó como referencia para reglamentar la intervención de
terceros al Código santafesino de ROSAS LICHTSCHEIN”40, y así fue el
primer ordenamiento que, a nivel nacional, reglamentó la inter-
vención de terceros y contempló la intervención adhesiva simple
junto a la coadyuvante41 o litisconsorcial.

39 ADLA, Buenos Aires, La Ley, 1967, T. XXVII - C, págs. 2676 y ss.


40 N. del A.: lo señalado fue expuesto por ALVARADO VELLOSO en entrevista para
este trabajo del 21 de enero de 2010. Del mismo modo, se indicó al CPC SFE en-
tre las “fuentes de la intervención de terceros en el CPCN”. COLOMBO, Carlos J. y
KIPER, Claudio M., Código Procesal Civil y Comercial. Anotado y Comentado,
Buenos Aires, La Ley, 2006, T. 1, pág. 590.
41 “Este tipo de intervención –denominada también intervención coadyuvante li-
tisconsorcial o adhesiva autónoma- es la que le cabe al tercero cuando ingresa al
proceso pendiente con el objeto de hacer valer un derecho propio frente a una
de las partes originarias, adhiriendo simultáneamente a la calidad de (actora o
demandada) de la otra. Puede tener origen voluntario o provocado, por existir
en el caso un grado de afectación inmediata directa por identidad del hecho cau-
sal. Ejemplos de esta clase de intervención se pueden ver en el caso del codeudor
38 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

El art. 90 del CPCN contiene en el inc. 1 la intervención adhesiva


simple y en el inc. 2 la intervención coadyuvante, complementán-
dose dicho precepto con el art. 91 que establece la forma de ac-
tuación en uno y otro caso.
El art. 92 contiene los requisitos formales del pedido de interven-
ción, el art. 93 dispuso la regla de preclusión para el tercero, el
art. 94 reguló la intervención obligada, el art. 95 estableció los
efectos de la citación en cuanto al procedimiento42 y el art. 96 el
alcance de la sentencia.
CPCN, Art. 90: “Intervención voluntaria. Podrá intervenir en un
juicio pendiente en calidad de parte, cualquiera fuere la etapa o la
instancia en que éste se encontrare, quien:
1º Acredite sumariamente que la sentencia podrá afectar su interés
propio.
2º Según las normas del derecho sustancial, hubiese estado legiti-
mado para demandar o ser demandado”.
CPCN, Art. 91: “Calidad procesal de los intervinientes. En el caso
del inciso 1º del artículo anterior su actuación será accesoria y
subordinada a la de la parte a quien apoyare, no pudiendo alegar
ni probar lo que estuviese prohibido a ésta.
En el caso del inciso 2º del mismo artículo, el interviniente actuará
como litisconsorte de la parte principal y tendrá sus mismas facul-
tades procesales”.

solidario no demandado que se introduce en el proceso; en el del coacreedor


que no demandó; en el del pariente de un cónyuge con el derecho a oponerse al
matrimonio, que interviene en el proceso incoado por otro pariente tendiente a
obtener la nulidad de aquél; etcétera”. PALACIO, Lino Enrique y ALVARADO VELLO-
SO, Adolfo, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Explicado y anotado
jurisprudencial y bibliográficamente, Buenos Aires, Rubinzal – Culzoni Editores,
1989, T. 3, págs. 490 y 491.
42“La norma es aplicable al caso de intervención obligada –léase también provo-
cada- (art. 94 CPN)”. ARAZI, Roland y ROJAS, Jorge A., Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación. Comentado y anotado , Buenos Aires, Rubinzal – Culzo-
ni Editores, 2003, pág. 132.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 39

CPCN, Art. 92: “Procedimiento previo. El pedido de intervención


se formulará por escrito, con los requisitos de la demanda, en lo
pertinente. Con aquél se presentarán los documentos y se ofrece-
rán las demás pruebas de los hechos en que se fundare la solicitud.
Se conferirá traslado a las partes y, si hubiere oposición, se sustan-
ciará en una sola audiencia. La resolución se dictará dentro de los
diez días”.
CPCN, Art. 93: “Efectos. En ningún caso la intervención del terce-
ro retrogradará el juicio ni suspenderá su curso”.
CPCN, Art. 94: “Intervención obligada. El actor en el escrito de
demanda, y el demandado dentro del plazo para oponer excep-
ciones previas o para contestar la demanda, según la naturaleza
del juicio, podrán solicitar la citación de aquel a cuyo respecto
consideran que la controversia es común. La citación se hará en la
forma dispuesta por los artículos 339 y siguientes”.
CPCN, Art. 95: “Efectos de la citación. La citación de un tercero
suspenderá el procedimiento hasta su comparecencia o hasta el
vencimiento del plazo que se le hubiese señalado para compare-
cer”.
CPCN, Art. 96: “Recursos. Alcances de la Sentencia. Será inapela-
ble la resolución que admita la intervención de terceros. La que la
deniegue será apelable en efecto devolutivo.
En todos los supuestos, la sentencia dictada después de la interven-
ción del tercero, o de su citación, en su caso, lo afectará como a
los litigantes principales”.
En general, “la doctrina nacional se basa en el CPCN y no le dan
importancia al CPC SFE”43, ignorando que tomaron de él la inter-
vención de terceros.
Incluso ALVARADO VELLOSO, en el comentario al CPCN que escribió
junto con LINO PALACIO, desarrolló la intervención de terceros en

43 N. del A.: lo señalado fue expresado por ALVARADO VELLOSO en entrevista para
este trabajo del 21 de enero de 2010.
40 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

apéndice separado, aclarándose al pie de página de la obra la dis-


crepancia existente entre ambos autores sobre el tema44.

3. DIFERENCIAS ENTRE EL CPCN Y EL CPC SFE


EN EL TRATAMIENTO DE LA INTERVENCIÓN DE TERCEROS

3.1. El CPC SFE, incluye entre los tipos de intervención de terceros, la ex-
cluyente45.
El CPCN no la legisló, porque la resolvió con la acumulación suce-
siva de autos”46.

44 “Los autores no han acordado opinión acerca del desarrollo de este tema. Por
tal razón, el texto de la doctrina presentada en este tópico pertenece exclusiva-
mente a Palacio, con quién Alvarado Velloso discrepa no sólo en cuanto al mé-
todo expositivo sino también en lo tocante a su contenido. Tantas y tan grandes
diferencias, surgidas de disímiles puntos de partida para explicar el instituto, han
hecho que Alvarado Velloso lo exponga por separado en el apéndice II de este
tomo. Si el lector compara ambos textos, advertirá las discrepancias y el porqué
de la separación de los autores en esta ocasión”. PALACIO, Lino Enrique y ALVARA-
DO VELLOSO, Adolfo, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Explicado y
anotado jurisprudencial y bibliográficamente, ob. cit., T. 3, pág. 301.
45“Este tipo de intervención (ad excludendum o ad infringendum iura utriusque
competitoris), también denominada principal o agresiva, tiene lugar cuando un
tercero se incorpora a un proceso pendiente a fin de interponer, frente a las par-
tes originarias, una pretensión incompatible con la ya litigiosa, reclamando para
sí, total o parcialmente, la cosa o el derecho sobre el cual se litiga”. Op. Cit.,
Apéndice II, pág. 489.
46 “La ausencia de normativa al respecto en el CPCN y concordantes no obsta al
correcto funcionamiento del sistema procesal ya que los eventuales problemas
que puede ocasionar la afectación por incompatibilidad pueden ser resueltos ade-
cuadamente por la vía de la acumulación de procesos, en orden a lo dispuesto
por la última parte del primer párrafo del art. 188. […] Afirmando la carencia de
legislación al respecto, la jurisprudencia, en general, acepta la inadmisibilidad de
la intervención excluyente en el CPCN”. Ibídem, pág. 292. “Se dice en la Exposi-
ción de Motivos de la ley 17.454: 'A diferencia del criterio adoptado por algunos
Códigos provinciales (Mendoza, Jujuy, etc.) hemos creído conveniente no con-
templar la intervención excluyente, por cuanto su funcionamiento puede ser
fuente de situaciones extremadamente complejas, inconciliables con la mayor ce-
leridad que se persigue imprimir al proceso. Por lo demás, pensamos que gran
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 41

3.2. El CPC SFE, clasifica la intervención de terceros conforme su


origen en: voluntaria47 (art. 304), provocada48 (art. 305, 2º) y ne-
cesaria49 (art. 305, 1º).
El CPCN también reglamentó la intervención voluntaria (art. 90)
pero unificó la provocada y necesaria en una misma categoría ba-

parte de los problemas a que da lugar este tipo de intervención pueden ser ob-
viados mediante la acumulación de procesos, institución que el Proyecto regla-
menta con toda minuciosidad'. Este tipo de intervención, actualmente es admiti-
da por los Códigos Procesales de Santa Fe, Córdoba, Jujuy, La Rioja, Mendoza y
Tucumán”. COLOMBO, Carlos J. y KIPER, Claudio M., Ibídem, pág. 595.
47 “Este tipo de intervención se configura mediante la inserción espontánea de un
tercero a un proceso que se encuentra pendiente”. PALACIO, Lino Enrique y ALVA-
RADO VELLOSO, Adolfo, Op. Cit., Apéndice II, pág. 486.

48 “En la intervención provocada la concurrencia del tercero al pleito pendiente


tiene su origen en la voluntad de alguna de las partes originarias que decide a su
conveniencia el citar o no a un tercero, cuya presencia no puede ser impuesta por
el juez. Tanto es así que el respectivo litigio es susceptible de ser tramitado y re-
suelto sin la citación del tercero interesado”. Op. Cit., Apéndice II, pág. 486.
N. del A.: Ejemplos de este tipo de intervención son: la citación al sujeto pasivo
de una eventual acción regresiva –caso del codeudor solidario no demandado
por el acreedor-, la citación en garantía, la citación del fiador simple, la del terce-
ro pretendiente para que haga valer su pretensión, etcétera.
49 “En la intervención necesaria la concurrencia del tercero al pleito pendiente
tiene su origen en la voluntad (en rigor, disposición) de la ley, que opera por
medio del juez y aun contra la voluntad de las partes originarias y del propio ter-
cero. […] Este tipo de intervención se configura cuando en un proceso pendiente
no actúan como parte originarias todos los sujetos que deben demandar o ser
demandados en orden a lograr una composición útil del litigio. El caso supone la
existencia de una relación jurídica inescindible que no puede sustanciarse ni resol-
verse sin la citación del tercero, que debiendo haber sido actor o demandado no
lo fue, ya que de lo contrario la sentencia a dictar sería de cumplimiento imposi-
ble ”. Op. Cit., Apéndice II, págs. 486 y 487.
N. del A.: Ejemplos de este tipo de intervención son: el juicio de división de con-
dominio donde deben ser demandados todos los condóminos, el juicio de filia-
ción matrimonial en el que la demanda debe entablarse conjuntamente contra el
padre y la madre, etcétera.
42 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

jo el rótulo de obligada o coactiva50 (art. 94), siendo que en reali-


dad son dos “tipos de intervención claramente diferenciados”51.
3.3. En cuanto a la figura en estudio en este trabajo: la interven-
ción adhesiva simple, ambos códigos coinciden en asignarle al ter-
cero la calidad de “parte” pero, a su vez, limitan su actuación al
disponer que tendrá una actuación accesoria y subordinada a la de
la parte a quien apoyare (CPC SFE, art. 303 y CPCN, arts. 90, 1º y
91, 1º), lo que implica que no lo reconocen una verdadera parte
puesto que le asignan diferente calidad de actuación a la de las
partes originarias.
Además, y a diferencia del CPC SFE, el CPCN impuso concretas
prohibiciones al tercero adhesivo simple al especificar: no pudien-
do alegar ni probar lo que estuviese prohibido a ésta (art. 91,1º),
con lo que se puede concluir que las restricciones a esta categoría
de intervención son mayores en el CPCN.
En rigor de verdad, el rol procesal del tercero adhesivo simple es
un tema muy discutido, sobre el cual han diferido no sólo la legis-
lación sino la doctrina de todos los tiempos, no lográndose toda-
vía llegar a un acuerdo sobre los alcances de este tipo de interven-
ción, lo que será analizado ampliamente en el Capítulo 4.

4. LA CATEGORÍA DE INTERVENCIÓN SUSTITUYENTE


En Santa Fe, ALVARADO VELLOSO –acaso tomando como referencia
a PODETTI- señaló una categoría más de intervención de terceros,
de acuerdo con la actuación que cumplen en el proceso: la sustitu-
yente52, extraída de la regulación que hacen tanto el CPC SFE co-

50“En términos generales, la intervención obligada o coactiva tiene lugar cuando,


sea a petición de cualquiera de las partes originarias, o de oficio, se dispone la ci-
tación de un tercero para que participe en el proceso pendiente y la sentencia a
dictar en él pueda serle eventualmente opuesta”. Ibídem, pág. 312.
51 Op. Cit., Apéndice II, pág. 487.
52 “Este tipo de intervención tiene lugar cuando el tercero se halla vinculado con
alguna de las partes originarias por medio de una relación tal que le permite: a)
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 43

mo el CPCN de la citación de evicción y la acción subrogatoria,


advirtiendo que “ambas figuras fueron tomadas por los códigos
procesales del Código Civil, pero procesalmente son casos de in-
tervención de terceros”53, agregando además dentro de tal catego-
ría la citación en garantía del art. 118 de la Ley 17.41854.

5. MODIFICACIÓN INTRODUCIDA AL ART. 96 DEL CPCN


POR LA LEY 25.488

Por último, queda hacer una rápida mención a la reforma que


mediante Ley 25.44855 del 24 de octubre de 2001 sufrió el art. 96
del CPCN, de aplicación a los casos de intervención coadyuvante
o litisconsorcial. En la nueva redacción se dispuso lo siguiente:
CPCN, Art. 96: “Recursos. Alcances de la Sentencia. Será inapela-
ble la resolución que admita la intervención de terceros. La que la
deniegue será apelable en efecto devolutivo.

sustituir voluntariamente la calidad de actor que puede ostentar su deudor antes


de adoptar éste el carácter de parte originaria (caso de la llamada acción subroga-
toria); o b) sustituir la calidad de demandado, voluntariamente o mediante una
citación provocada por éste, en razón de adeudarle una garantía respecto de la
pretensión litigiosa (caso de la citación en garantía). […] El tercero se introduce
en el proceso demandando o asumiendo la calidad de demandado para colocar-
se en el mismo exacto lugar de la parte sustituida, teniendo así todos los atributos
de ella […] la presencia del sustituto que viene al proceso a sustituir al demanda-
do autoriza que la parte originaria se retire del pleito, siempre que cuente al efec-
to con la conformidad de la contraria. Si se da el caso, nótese bien, la parte susti-
tuida queda vinculada a los efectos de la cosa juzgada emergente de la respectiva
sentencia, cual si hubiera permanecido durante toda la sustanciación del proce-
so”. Op. Cit., Apéndice II, págs. 495 y 496.
53N. del A.: lo señalado fue expresado por el Dr. ALVARADO VELLOSO en un en-
cuentro para la elaboración de este trabajo del 21 de enero de 2010.
54 Op. Cit., Apéndice II, pág. 507.
55 ARAZI, Roland y ROJAS, Jorge A., Código Procesal Civil y Comercial de la Na-
ción. Comentado y anotado, ob. cit., pág. 133, ADLA, Buenos Aires, La Ley,
2001, T. LXI - E, págs. 5468. y ss.
44 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

En todos los supuestos, después de la intervención del tercero, o


de su citación, en su caso, la sentencia dictada lo alcanzará como a
los litigantes principales.
También será ejecutable la resolución contra el tercero, salvo que,
en oportunidad de formular el pedido de intervención o de con-
testar la citación, según el caso, hubiese alegado fundadamente, la
existencia de defensas y/o derechos que no pudiesen ser materia
de debate y decisión en el juicio”.
En el segundo apartado del artículo se sustituyó la palabra “afecta-
rá” del texto anterior por el término “alcanzará” y se agregó el
párrafo tercero, “con el propósito de poner fin al problema que
antes se suscitaba en torno a si el tercero citado por el accionado
que, a su vez, estaba legitimado para ser demandado, podía even-
tualmente, ser condenado, estableciéndose la ejecutabilidad de la
sentencia contra el tercero”56. El tema será ampliado en el punto 4
del Capítulo 5.

56 ARAZI, Roland, ROJAS y Jorge A., Ibídem, pág. 133, ARAZI, Roland, “La inter-
vención de terceros en el proceso civil”, en Revista de Derecho Procesal. Litiscon-
sorcio, intervención de terceros y tercerías. Nº 2, Buenos Aires, Rubinzal – Culzo-
ni Editores, 2006, pág. 119.
CAPÍTULO II

LA INTERVENCIÓN ADHESIVA SIMPLE

Sumario

1. Concepto y caracteres de la intervención adhesiva simple


1.1. Definiciones doctrinarias
1.2. Aspectos salientes de la figura
2. Casos de intervención adhesiva simple

1. CONCEPTO Y CARACTERES DE LA INTERVENCIÓN ADHESIVA SIMPLE


1.1. DEFINICIONES DOCTRINARIAS
La intervención adhesiva simple, denominada también por la doc-
trina asistente, accesoria, secundaria, dependiente, conservatoria y
coadyuvante simple o subordinada (por oposición a la coadyu-
vante autónoma o litisconsorcial), ha sido definida por los distin-
tos autores de la siguiente forma:
“La intervención adherente simple, tiene lugar cuando el tercero,
en razón de ser titular de un derecho conexo o dependiente res-
pecto de las pretensiones articuladas en el proceso, participa en és-
te a fin de colaborar en la gestión procesal de alguna de las partes.
El tercero coadyuvante no reviste el carácter de parte autónoma,
por cuanto su legitimación para intervenir en el proceso es subor-
46 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

dinada o dependiente respecto de la que corresponde al litigante


con quien coopera o colabora”57.
“La intervención espontánea y adhesiva es aquella por la cual el
interesado se introduce en el proceso para coadyuvar con el inte-
grante originario de la parte activa o pasiva en procura del éxito
de la respectiva pretensión, por coincidir con ésta su interés jurídi-
co en cuanto podría ser afectado por la cosa juzgada. Se trata sim-
plemente de permitir a quien podría ser juzgado por una sentencia
adversa, prestar su ayuda (coadyuvar) a la parte con interés coin-
cidente para facilitar el triunfo de su pretensión”58.
“Los coadyuvantes son aquellos terceros que no reclaman un dere-
cho propio para que sobre él haya decisión en el proceso, sino un
interés personal en la suerte de la pretensión de una de las partes,
y por ello concurren exclusivamente para ayudarle o coadyuvarle
en la lucha procesal, razón por la cual son intervinientes secunda-
rios o accesorios y tienen una situación procesal dependiente de la
parte coadyuvada”59.
“Esta modalidad de intervención voluntaria, se configura cuando
un tercero ajeno al proceso participa espontáneamente en éste,
con el objeto de coadyuvar al éxito de la pretensión del actor o
del reconviniente o de la oposición del demandado o del recon-
venido, en razón de tener un interés jurídico coincidente con el
derecho subjetivo alegado por cualquiera de las partes originarias;
por ser titular de una relación sustancial distinta pero técnicamente
dependiente de la deducida por las partes originarias”60.

57PALACIO, Lino Enrique, Manual de Derecho Procesal Civil. Parte General, Bue-
nos Aires, Abeledo-Perrot, 1965, pág. 297.
58 CLARIÁ OLMEDO, Jorge A., Derecho Procesal. Estructura del Proceso, Buenos Ai-
res, Ediciones Depalma, 1983, T. II., pág. 69.
DEVIS ECHANDIA, Hernando, Teoría General del Proceso, Buenos Aires, Editorial
59

Universidad, 1985, T. II., pág. 398.


60GONZALEZ, Atilio Carlos, La intervención voluntaria de terceros en el proceso,
Buenos Aires, Editorial Abaco, 1994, pág. 55.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 47

En los conceptos señalados hasta aquí, el uso del término “coad-


yuvar”, provoca una confusión con la categoría del tercero coad-
yuvante61, lo cual oscurece el concepto del tercero adhesivo sim-
ple.
También se ha dicho que:
“Tercero adherente es quien, sin estar legitimado para demandar o
para ser demandado, defiende un derecho ajeno (el del actor o el
del demandado), pero en interés y en nombre propio. El tercero
interviniente no propone una nueva demanda que amplíe la ma-
teria litigiosa, ni deduce, en el proceso en el cual interviene, su
propia pretensión, sino que se limita a mediar en la causa pendien-
te entre las partes principales”62.
Este concepto, al señalar que “se limita a mediar”, confunde la ac-
tuación del tercero adhesivo simple con la del mediador quien
procura acercar amigablemente a las partes dirigiendo las tratati-
vas y efectuando proposiciones para que ellas puedan resolver el
conflicto; mientras que en la intervención adhesiva simple se está
ante un tercero interesado en el resultado de un proceso que in-
terviene en él para asistir la defensa de una sola de las partes.
Otra definición que se transcribe seguidamente expresó:

61 “Este tipo de intervención –denominada también intervención coadyuvante li-


tisconsorcial o adhesiva autónoma- es la que cabe al tercero cuando ingresa al
proceso pendiente con el objeto de hacer valer un derecho propio frente a una
de las partes originarias, adhiriendo simultáneamente a la calidad de (actora o
demandada) de la otra. Puede tener origen voluntario o provocado por el actor
o por el demandado y siempre por existir en el caso un grado de afectación in-
mediata directa por identidad del hecho causal. Ejemplos de esta clase de inter-
vención pueden verse: en el caso del codeudor solidario no demandado que se
introduce al proceso; en el del coacreedor que no demandó; en el del pariente
de un cónyuge con derecho a oponerse al matrimonio, que interviene en el pro-
ceso incoado por otro pariente tendiente a obtener la nulidad de aquél; etcéte-
ra”. ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Introducción al estudio del Derecho Procesal, ob.
cit., T. 2, pág. 146.
62 FENOCHIETTO, Carlos E. y ARAZI, Roland, Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación, Buenos Aires, Astrea, 1983, T. I., pág. 376.
48 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

“La intervención voluntaria coadyuvante simple se da cuando,


demostrando un interés propio pero careciendo de legitimación
para accionar, el tercero se encuentra conectado con su coadyu-
vado (conexión por el sujeto) y expuesto a la eficacia refleja de la
cosa juzgada, como efecto del decisorio del proceso accedido”63.
La expresión “conexión por el sujeto” resulta inadecuada ya que
tiende a confundirse con la idea de “conexidad subjetiva de pre-
tensiones”64 que es incompatible con la intervención de terceros.
Además se sostuvo que:
“Intervención adhesiva es la participación de un tercero en un liti-
gio pendiente entre otras dos personas, en apoyo de una de ellas,
en cuyo éxito tiene un interés jurídico. Se diría que se asocia pro-
cesalmente a la parte principal”65.
Esta definición resulta incompleta y el término “asocia” no es el
más adecuado, ya que también podría caberle al tercero coadyu-
vante.
El concepto que se presentará a continuación resulta, en el marco
en que se está desarrollando este trabajo, el más adecuado para
definir la figura del tercero adhesivo simple.

63MARTINEZ, Hernán J., Procesos con sujetos múltiples, Buenos Aires, Ediciones La
Rocca, 1994, T. 1., pág. 304.
64 “Supóngase que Pedro reclama a Diego la restitución de un dinero dado en
mutuo y que, contemporáneamente, el mismo Pedro reclama al mismo Diego la
devolución de una cosa entregada en comodato. Enfrentando una pretensión
con la otra, se advierte que coinciden exactamente los sujetos (actor y demanda-
do, cada uno en la misma posición en ambas pretensiones), en tanto que difieren
los restantes elementos: objeto y causa. Este fenómeno en el cual coinciden sólo
dos sujetos ubicados en la misma posición y no los restantes elementos, recibe la
denominación de conexidad subjetiva”. ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de
Derecho Procesal Civil. Compendio del libro Sistema Procesal adaptado a la legis-
lación procesal de la Provincia de Santa Fe por Andrea A. MEROI, Rosario – Ar-
gentina, Editorial Juris, 2009, pág. 109.
65 COLOMBO, Carlos J. y KIPER, Claudio M., Código Procesal Civil y Comercial.
Anotado y Comentado, ob. cit., pág. 602.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 49

ALVARADO VELLOSO nos dice que: “La intervención asistente se veri-


fica cuando un tercero, en razón de tener un interés jurídico in-
mediato indirecto en el resultado de la relación litigiosa (por ser su
propia relación dependiente o condicionada por aquella) se inser-
ta en un proceso pendiente en apoyo de una de las partes y sin
pretensión propia contra la otra. Esto ocurre por cuanto la rela-
ción que une a los litigantes originarios es condicionante (o prima-
ria) respecto de la relación que alguno de ellos tiene con el terce-
ro, la cual es condicionada (o secundaria), nunca accesoria66. De
tal modo, el presupuesto de hecho de la justiciabilidad de la rela-
ción condicionada es el resultado al cual se arriba en la solución de
la relación condicionante”67.
Y añade que: “Un claro ejemplo de ello se puede ver en la rela-
ción acreedor-deudor-fiador simple: la obligación de éste sólo será
exigible luego de que sea declarada la responsabilidad del deudor
y de que se hayan excutido sus bienes. Recién ahora –y no antes–
se da la condición necesaria para que pueda operar en forma di-
recta la relación secundaria acreedor-fiador”68.

1.2. ASPECTOS SALIENTES DE LA FIGURA


De las definiciones transcriptas precedentemente emanan los si-
guientes aspectos respecto del interviniente adhesivo simple:
a. Ingresa a un proceso pendiente
b. Tiene un interés jurídico en el resultado del proceso

66 N. del A.: Considero que el Dr. ALVARADO VELLOSO hace referencia a que la par-
ticipación del tercero no puede ser accesoria, ya que la relación que tiene el ter-
cero con alguna de las partes sí puede serlo, v. gr., la fianza simple (art. 1986
CC).
67 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Introducción al estudio del Derecho Procesal, ob.
cit., T. 2., pág. 147.
68 Ibídem, pág. 148.
50 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

c. Es titular de una relación jurídica distinta aunque dependiente


de la relación litigiosa
d. La justiciabilidad de su propia relación jurídica depende del re-
sultado al que se arribe en la relación litigiosa
e. Carece de legitimación para ser actor o demandado
f. No deduce ni resiste una pretensión propia
g. Asiste en la defensa del derecho de alguna de las partes
h. Podrá ser alcanzado por la cosa juzgada
El aspecto del inc. a. será analizado en el Capítulo 3 al estudiar el
origen de la concurrencia al proceso del tercero adhesivo simple;
los aspectos de los incisos b., c. y d. serán examinados en el Capí-
tulo 3 al analizar el interés del tercero adhesivo simple; los de los
incisos e., f. y g., se estudiarán en el Capítulo 4 al desarrollar la ac-
tuación del tercero adhesivo simple en el proceso; y el del inciso
h., será considerado en el Capítulo 5 al estudiar los efectos de la
sentencia sobre el tercero adhesivo simple.

2. CASOS DE INTERVENCIÓN ADHESIVA SIMPLE

Entre los distintos casos señalados por la doctrina y por la juris-


prudencia sobre este tipo de intervención, pueden citarse algunos
de los que a continuación se presentan:
- El beneficiario de un cargo contenido en una donación, que in-
terviene en un pleito donde se discute la validez del contrato de
donación69.
- El legatario, en las causas entre el heredero legítimo y el testa-
mentario relativas al testamento70.

69 PALACIO, Lino Enrique - ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Código Procesal Civil y


Comercial de la Nación. Explicado y anotado jurisprudencial y bibliográficamen-
te, ob. cit., T. 3., pág. 294.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 51

- La cónyuge del primer matrimonio, que interviene en el pleito


donde se demandan alimentos para la manutención de los hijos
del segundo matrimonio, incorporándose al proceso al lado del
demandado, a fin de ayudarlo a defenderse para que la resolución
no acarree la disminución de la cuantía de alimentos que la misma
reclamará para sus propios hijos71.
- La Sociedad Argentina de Contactología y la Cámara Argentina
de Ópticas que intervienen, en el proceso de acción declarativa
llevado adelante para que no se obstaculice la venta libre al públi-
co de anteojos de sol en comercios que se encuentren habilitados
o no como ópticas, aspirando a impedir mediante su colaboración
en la gestión procesal de la parte demandada un pronunciamiento
que hará sentir su eficacia refleja en los intereses generales que re-
presentan, fiscalizan y resguardan72.
- El acreedor hipotecario en proceso donde se hace valer preten-
sión reivindicatoria del inmueble hipotecado, ya que está en peli-
gro su derecho real de hipoteca73.
- Transportes Metropolitanos General Roca S.A. –concesionaria
del servicio público ferroviario de pasajeros– que interviene en el
juicio de amparo donde se pretende hacer pasar por las vías, suje-
tas a concesión, un tren con metanol, por considerar que la sen-

70 FASSI, Santiago C, YAÑEZ, César D., Código Procesal Civil y Comercial de la Na-
ción y demás normas procesales vigentes. Comentado. Anotado y Concordado,
ob. cit., pág. 514.
71PARRA QUIJANO, Jairo, La intervención de terceros en el proceso civil, Buenos
Aires, Ediciones Depalma, 1986, pág. 158.
72 Corte Suprema de Justicia de la Nación, Loveli S.A. c. Provincia de Buenos Ai-
res s. Acción Declarativa de Inconstitucionalidad, 10/04/2003, La Ley 2003- D,
263.
73 PALACIO, Lino Enrique - ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación. Explicado y anotado jurisprudencial y bibliográficamen-
te, ob. cit., 1989, T. 3., pág. 294; FASSI, Santiago C, YAÑEZ, César D., Ibídem, pág.
514.
52 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

tencia a dictarse puede afectarla por la peligrosidad de la sustancia


transportada74.
- El acreedor, que estando en pleito ejerciendo la acción subroga-
toria contra el deudor de su deudor, al asumir en el proceso el
verdadero acreedor la calidad de actor, en lugar de extromitirse
del proceso decide permanecer75 en el carácter de asistente76.
- El Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires que
interviene en el pleito donde se pretende obtener la declaración
de inconstitucionalidad de las normas provinciales que establecen
la asesoría técnica veterinaria obligatoria en los locales que expen-
den productos medicinales para animales –arts. 78 inc. 7 y 83,
dec-ley 9686/81–, porque la sentencia que recaiga hará sentir, de
alguna manera, su eficacia refleja en los intereses generales que el
colegio representa77.
- El garante de un contrato de locación, cuando asume la calidad
de principal pagador, que interviene en el juicio de desalojo ini-

74 Corte Suprema de Justicia de la Nación, Provincia de Neuquén c. Estado Na-


cional s. Acción de Amparo, 28/03/2006, La Ley Online AR/JUR/5068/2006.
75 N. del A.: Al respecto establece el Art.112 CPCN: “Citación. Antes de conferirse
traslado al demandado, se citará al deudor por el plazo de diez días, durante el
cual éste podrá:
1. formular oposición, fundada en que ya ha interpuesto la demanda o en la ma-
nifiesta improcedencia de la subrogación;
2. interponer la demanda, en cuyo caso se le considerará como actor y el juicio
proseguirá con el demandado.
En este último supuesto, así como cuando el deudor hubiese ejercido la acción
con anterioridad, el acreedor podrá intervenir en el proceso en la calidad pres-
cripta por el primer apartado del art. 91”.
76ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil. Compendio
del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación procesal de la Provincia de
Santa Fe por Andrea A. Meroi, ob. cit., pág. 339.
77Corte Suprema de Justicia de la Nación, Porta Pedro J. c. Provincia de Buenos
Aires s. Acción Declarativa de Inconstitucionalidad, 24/10/2006, La Ley Online
AR/JUR/10291/ 2006.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 53

ciado contra el locatario para ayudarlo en su defensa dado que en


caso de condena a restituir, el garante sufrirá una demanda por el
cobro de las costas ya que responde por todas las obligaciones que
contractualmente asumió el locatario78.
- El vendedor que interviene voluntariamente o por citación de
evicción en el proceso seguido al comprador por un tercero que
pretende ser propietario de la cosa79.
- El comprador por boleto al que se le hizo tradición del inmue-
ble, que interviene en el pleito de prescripción adquisitiva (sin de-

78 N. del A.: Así se ha dicho “Que habiendo solicitado el actor la citación de los
garantes en los términos del art. 2023 del Código Civil […] resulta indudable
que, a tenor de la doctrina legal que emana del citado art. 2023, el fiador (en es-
te caso principal pagador) es un tercero interesado en el juicio de desalojo, por lo
que puede comparecer aun voluntariamente sin impedimento de la ley procesal”.
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil Sala D, Ure, Carlos E., c. Nicotera,
María R. s. Desalojo, 31/05/1994, La Ley 1995-B, 226. Por su parte, la doctrina
ha dicho que: “El fiador podrá comparecer al proceso como tercero adherente
simple o asistente, en virtud de lo normado en el art. 90 inc. 1º del CPCN, sugi-
riendo que resulta necesario que el tribunal indique la norma que sustenta la cita-
ción provocada al fiador, para que las partes y el citado puedan conocer sus
eventuales derivaciones, estableciendo con precisión el ámbito y los alcances de
la misma”. GOZAÍNI, Osvaldo Alfredo, Intervención de terceros y tercerías, Bue-
nos Aires, Rubinzal-Culzoni Editores, 2011, pág. 491.
79 “Para mejor comprender el tema, debe tenerse presente que según lo dispuesto
en CC, 2108, 'el enajenante debe salir a la defensa del adquirente, citado por éste
en el término que designe la ley de procedimientos, en el caso de que un tercero
le demandare la propiedad o posesión de la cosa, el ejercicio de una servidumbre
o cualquier otro derecho comprendido en la adquisición, o le turbare en el uso
de la propiedad, goce o posesión de la cosa'. […] Parece razonable sostener que
[…] la solución procesal debe pasar por una actitud de sustitución por parte del
tercero. Sin embargo, el CPCN, 109 prevé sólo la posibilidad de que ejerza una
intervención coadyuvante (en rigor, y para guardar la coherencia del sistema,
tendría que ser asistente) con el objeto de controlar las defensas esgrimidas por el
citante, a quién de tal modo, no podrá oponer la excepción de negligente defen-
sa en el posterior pleito que habrá de ser deducido para hacer efectiva su respon-
sabilidad”. ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil.
Compendio del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación procesal de la
Provincia de Santa Fe por Andrea A. Meroi, ob. cit., pág. 339.
54 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

ducir pretensión propia80) para ayudar en la defensa al titular re-


gistral, ya que la derrota de éste podría afectar su derecho, al qui-
tarle la posibilidad de ejercerlo en las mismas condiciones favora-
bles que pudiera haberlo hecho81.
- Los abuelos paternos, que estando obligados subsidiariamente a
prestar alimentos a su nieto82, intervienen en proceso iniciado con-
tra el progenitor donde se demandan alimentos a favor del me-
nor83.
- L.H. de N. –cónyuge de R.J.N.– que ingresa al pleito de nulidad
de matrimonio intentado por M.M.G.Z.T. contra C.J.F.S. en ayu-
da de este último para que se rechace la nulidad intentada, puesto
que, de prosperar la acción, constituirá el antecedente que permi-
tiría reflotar el matrimonio celebrado en México entre M.M.
G.Z.T. y R.J.N., convalidándolo así retroactivamente y privando
de eventual validez al celebrado posteriormente en la Argentina
entre L.H. de N. y R.J.N.84.

80 N. del A.: De deducir pretensión propia, la intervención sería excluyente.


81Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de Posadas Sala III, Flor, Miguel
c. Roca Rudesindo s. Prescripción Adquisitiva, 29/05/2009, La Ley Litoral 2009-
noviembre, 1149.
82N. del A.: Se nombra esta situación porque a partir “Del art. 367 del Código
Civil se deduce la subsidiariedad de la obligación de los abuelos que deben ali-
mentos a sus nietos cuando falten el padre y la madre, o cuando a éstos no les
fuese posible prestarlos. Para que se actualice su deuda alimentaria no basta el
mero incumplimiento del padre, si no se lo ha compelido por vía judicial para
obtener la satisfacción forzada de la sentencia que determinó su obligación, ni se
demostró que su cumplimiento se tornó imposible o extremadamente difícil”. FE-
RRER, Francisco A. M., MEDINA, Graciela, MÉNDEZ COSTA, María Josefa, Código
Civil Comentado. Derecho de Familia, Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni Editores,
2006, T. II, pág.308.
83 Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil Sala K, B., M. I. c. Ch., J. H.,
15/04/1999, La Ley 2000-C, 888.
84 Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil Sala F, Z. T., M. M. G. c. S., C. J.
F. s. Nulidad de Matrimonio, 29/02/1984, La Ley 1984-D, 49.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 55

- El escribano que interviene85 en el pleito en el que se plantea la


nulidad o falsedad del instrumento público que en su momento
fuera celebrado por ante él86.
- El habitante de un inmueble en el cual se levantó una construc-
ción en violación al reglamento de copropiedad, que interviene en
el proceso iniciado contra el propietario en el que se procura la
demolición de lo construido, en tanto lo decidido afecta indirec-
tamente su propio interés87.
- La Lotería Nacional-Sociedad del Estado que interviene en el
proceso de acción de amparo en el que se discute la constituciona-
lidad de la ley que aprobó el convenio celebrado con el Instituto
de Juegos y Apuestas de la Ciudad de Buenos Aires, entendiendo

85 N. del A.: El art. 395 del CPCN dispone explícitamente que en el incidente de
redargución de falsedad de un instrumento público “será parte el oficial público
que extendió el documento”, sin embargo, la doctrina lo considera, mayorita-
riamente, un caso de intervención adhesiva simple. Al respecto se ha dicho pun-
tualmente que “La relación jurídica sustancial no comprende a dicho oficial; en lo
que a ella respecta, las partes podrían disponer de sus derechos como les resulte
conveniente y nada podría impedir que, aun siendo el instrumento público la
única prueba del negocio operado, los intervinientes en este se allanaren o desis-
tieren según el caso, admitiendo la falsedad o por lo menos la confesaren; sería
una enormidad conceder al oficial que no es parte en el negocio, oponerse a ta-
les actos, y en esa virtud exigir que el juicio siga adelante hasta poder probar que
el instrumento es válido, y sobre esa base considerarse existente el negocio que
las partes entienden que no lo fue. […] El oficial público no puede integrarse en
un litisconsorcio facultativo ni en otro forzoso, pues no tiene legitimación para
demandar o ser demandado por la relación jurídica que, tendida entre actor y
accionado, pasa por la redargución de falsedad. No queda sino pensar en una in-
tervención adhesiva simple”. RIVAS, Adolfo Armando, Tratado de las Tercerías. El
proceso complejo, ob. cit., T. 2, pág. 345 y 346.
86 FASSI, Santiago C, YAÑEZ, César D., Código Procesal Civil y Comercial de la Na-
ción y demás normas procesales vigentes. Comentado. Anotado y Concordado,
ob. cit., pág. 514. PALACIO, Lino Enrique - ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación. Explicado y anotado jurisprudencial y
bibliográficamente, ob. cit., T. 3., pág. 294.
87Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil Sala F, Marengo, Alberto J. c. Luce
S.A. y otro s. Violación de Reglamento, 31/03/1997, La Ley 1997-D, 447.
56 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

que de modo reflejo se analiza la validez del convenio del cual es


parte la entidad estatal88 .
- El adquirente del bien objeto del litigio o el cesionario del dere-
cho litigioso que al no contar con la conformidad del adversario
para intervenir como parte principal asume el carácter de asisten-
te89.
- El fiador simple que interviene en el juicio del deudor principal
para auxiliarlo en su defensa, ya que si éste resultare condenado al

88 Cámara de Apelaciones en lo Contenciosoadministrativo y Tributario de la


Ciudad Autónoma de Buenos Aires Sala II, M. S., R. c. Instituto de Juegos y
Apuestas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, 16/08/2005, La Ley 2006-A,
530.
89 Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil Sala G, Senillosa de Giribone c.
Catelin, 13/06/1990, La Ley 1990-D, 247.
N. del A.: El supuesto está contemplado expresamente en el art. 44 del CPCN
que establece “Sustitución de parte. Si durante la tramitación del proceso una de
las partes enajenare el bien objeto del litigio o cediere el derecho reclamado, el
adquirente no podrá intervenir en él como parte principal sin la conformidad
expresa del adversario. Podrá hacerlo en la calidad prevista por los artículos 90,
inciso 1º, y 91, primer párrafo.” y en el art. 28 del CPC SFE cuyo texto similar
dispone: “Si durante la tramitación del proceso cambia la persona a la cual per-
tenece el interés en la litis por otro título que no sea la muerte o extinción de
aquélla, la que intervino al comienzo conserva su calidad de parte y sus obliga-
ciones en el pleito seguirán siendo las mismas, salvo conformidad expresa de la
contraria. El cesionario podrá actuar siempre como tercero coadyuvante”. En
cuanto a esto la doctrina ha señalado que “Si no se cuenta con la conformidad de
la contraparte para la intervención del cesionario del objeto litigioso, puede éste
igualmente ingresar al proceso en calidad de tercero (interviniente adhesivo sim-
ple), mientras que el cedente debe continuar en el carácter que ostentaba, aun-
que pasa a ser un sustituto procesal, actuando en defensa del interés del cesiona-
rio o adquirente”, en ARAZI, Roland y ROJAS, Jorge A., Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación. Comentado y anotado, ob. cit., pág.59; GONZALEZ, Ati-
lio Carlos, La intervención voluntaria de terceros en el proceso, ob. cit., pág. 59;
y GOZAÍNI, Osvaldo Alfredo, Intervención de Terceros y Tercerías, ob. cit., pág.
87. A estos autores se agrega la opinión de que “Ante la falta de consentimiento
de la parte contraria el proceso prosigue entre las partes originarias, porque a la
sucesión en la relación sustancial no corresponde, sin más, la sucesión en la rela-
ción procesal”, en COLOMBO, Carlos J y KIPER, Claudio M., Código Procesal Civil
y Comercial. Anotado y Comentado, ob. cit., pág.123.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 57

pago, y los bienes excutidos fueren insuficientes para cubrir la


deuda, el acreedor accionará contra el fiador90.
En adelante, la intervención adhesiva simple será analizada en
torno al último supuesto de intervención: el fiador simple que in-
terviene en el proceso entre acreedor y deudor principal.

90 N. del A.: Este caso fue presentado en el parágrafo 3 del Capítulo Introducto-
rio de este trabajo.
CAPÍTULO III

EL INTERÉS Y EL ORIGEN DE LA CONCURRENCIA


DEL TERCERO ADHESIVO SIMPLE
Y DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO

Sumario

1. Interés que debe acreditar el tercero adhesivo simple como presupuesto de


admisibilidad de su intervención
1.1. Caracteres del interés
1.2. Contenido del interés
2. Interés que debe acreditar el fiador simple como presupuesto de admisibilidad
de su intervención
2.1. Caracteres del interés
2.2. Contenido del interés
3. Origen de la concurrencia al proceso del tercero adhesivo simple
4. Origen de la concurrencia al proceso del fiador simple

1. INTERÉS QUE DEBE ACREDITAR EL TERCERO ADHESIVO SIMPLE


COMO PRESUPUESTO DE ADMISIBILIDAD DE SU INTERVENCIÓN
1.1. CARACTERES DEL INTERÉS

Para que el tercero adhesivo simple ingrese en un proceso ajeno


debe acreditar un interés propio.
60 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

COUTURE refirió para el caso al “interés propio en un conflicto


ajeno; pero en condiciones tales que la defensa de un interés pro-
pio le conduce al litigio a defender el interés ajeno”91.
El tercero adhesivo simple debe ostentar un interés propio para in-
sertarse en el proceso, pero una vez insertado en él, defenderá un
derecho ajeno, aunque en provecho propio; de lo contrario, no
tendría razón de ser su intervención.
La doctrina, en general, entendió que el interés propio del intervi-
niente adhesivo simple debe ser jurídico y no un interés de hecho
o económico92, como lo sería el del acreedor que interviene en el
pleito del deudor cuya disminución patrimonial puede generarle
un perjuicio al reducir el conjunto de bienes sobre el que tendrá
que dirigir su pretensión de cobro.

91COUTURE, Eduardo J., “Legislación procesal del tercero coadyuvante ”, en Estu-


dios de Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, Ediar, 1950, T. III., pág. 220.
92 “MERCADER destacó muy enfáticamente que no es posible que terceras perso-
nas, ajenas a la relación jurídica sustancial, ingresen al proceso, porque esta cir-
cunstancia demuestra que tales terceros carecen de interés en el litigio. Es cierto,
expresa, que a quien pretende un derecho sobre los bienes de otro le puede in-
teresar el resultado de las contiendas judiciales donde se halle en juego la titulari-
dad de esos bienes. Mas, agrega, ese interés puramente económico y sobre todo
mediato no basta para justificar la intervención, porque no existe ninguna causa
que vincule jurídicamente al tercero con el sujeto que contradice o niega los de-
rechos, o las simples pretensiones de su acreedor. El hecho de que mi deudor,
afirma, esté reducido a la insolvencia y pueda salir de ella en el caso de que ob-
tenga la victoria en un pleito contra otro, o la que de ese mismo deudor se pue-
da transformar en insolvente si pierde el litigio reivindicatorio que le promueve
un extraño no es fundamento bastante para justificar mi presencia en estos últi-
mos procesos, no voluntaria, ni forzada, ni coadyuvante, ni excluyente, ni adhe-
siva o principalmente. Es que, concluye el inolvidable maestro de La Plata, logra-
da por la doctrina la delimitación de la noción conceptual de parte, los pleitos no
son como las pilas de agua bendita, que en los atrios de las iglesias se ofrecen sin
limitación alguna a los que quieran persignarse.” MORELLO, Augusto M.; SOSA,
Gualberto L, BERIZONCE, Roberto O., Códigos Procesales en lo Civil y Comercial
de la Provincia de Buenos Aires y de la Nación. Comentados y Anotados , 2º ed.,
Buenos Aires, Librería Editora Platense-Abeledo-Perrot, 1985, T. II-B, pág. 364.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 61

Tampoco sería posible participar en un proceso ajeno con el fin de


que en éste se dicte un fallo que sirva de doctrina a otro que tiene
el tercero, pues en tales casos el tercero no vería “prejuzgado su
derecho”93.
Del mismo modo, se sostuvo que “no basta con invocar un mero
interés moral, sino que resulta inexcusable la existencia de un inte-
rés protegido por el derecho (jurídico)”94.
Ahora bien, ALVARADO VELLOSO denominó Inmediato95 al interés
jurídico del tercero adhesivo simple y lo calificó, además, de indi-
recto (o potencial)96 porque “la sentencia que ha de dictarse sobre
la pretensión ya litigiosa condiciona –mejorando o empeorando–
el propio derecho del tercero en cuanto a la relación que lo une
con alguna de las partes originarias del litigio”97.
Conforme a todo lo expuesto, se podría decir que el tercero adhe-
sivo simple para ingresar en el proceso debe demostrar que tiene
afectado un interés propio, inmediato e indirecto.

93 MONTERO AROCA, Juan, La intervención Adhesiva Simple, ob. cit., pág. 193.
94GONZALEZ, Atilio Carlos, La intervención voluntaria de terceros en el proceso,
ob. cit., pág, 60.
95“N. del A.: en oposición al interés “mediato” que según ALVARADO VELLOSO se
presenta “cuando la pretensión demandada puede producir al tercero un even-
tual gravamen de hecho (v. gr. el del acreedor quirografario respecto de su deu-
dor ejecutado por otro acreedor, viendo cómo se consume su patrimonio que
posiblemente entrará en insolvencia cuando él pueda ejecutar su propio crédi-
to)”, ALVARADO VELLOSO, Adolfo Introducción al estudio del Derecho Procesal,
ob. cit., T. 2, pág. 142.
96 N. del A: en oposición al interés “directo o actual” en donde la relación jurídi-
ca del tercero se ve afectada por la propia pretensión litigiosa, es decir, por la
existencia misma del litigio, lo que ocurre para ALVARADO VELLOSO: “en caso de
identidad de la relación causal: varios codeudores donde uno son demandados y
otros no, y en caso de incompatibilidad de las diversas relaciones sustanciales:
dos personas pretenden ser únicas titulares de un mismo derecho de propiedad”,
Ibídem, pág.143.
97 Ibídem, pág. 143.
62 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

1.2. CONTENIDO DEL INTERÉS

Si bien, una primera noción sobre el contenido del interés del ter-
cero adhesivo simple ya fue sugerida al transcribir la definición
efectuada por ALVARADO VELLOSO sobre el interés inmediato indi-
recto o potencial, veamos con detenimiento en qué consiste tal in-
terés:
SCHÖNKE mencionó: “cuando la sentencia, aun no produciendo el
efecto de cosa juzgada contra el tercero hubiera de desplegar res-
pecto de él algún efecto en cuanto a la declaración de los hechos
o la apreciación de la prueba. Pues también la declaración judicial
sobre la relación jurídica que influye en la posición jurídica del ter-
cero, aun carente de fuerza de cosa juzgada, servirá como regla
general de fundamento en un procedimiento posterior. En evita-
ción de este efecto (llamado también efecto reflejo) se admite la
intervención adhesiva”98.
PALACIO, explicó que: “El fundamento de la institución, en efecto,
reside simplemente en la conveniencia de brindar al tercero la po-
sibilidad de colaborar en la gestión procesal de alguna de las par-
tes originarias, y en la medida en que,dada la coincidencia antes
señalada, la sentencia sea susceptible de repercutir dañosamente
en su situación jurídica”99.
En igual sentido, MONTERO AROCA señaló que “La eficacia refleja
de la cosa juzgada, el perjuicio que puede ocasionarle la sentencia,
lo legitima para intervenir, pero su intervención tiene como única
finalidad evitar ese perjuicio jurídico que podría serle infligido por
la derrota procesal de una de las partes”100.
Mientras tanto, el art. 303 del CPC SFE estableció que:

98SCHÖNKE, Adolfo, Derecho Procesal Civil, Barcelona-España, Bosch, 1950, pág.


72.
99PALACIO, Lino E., Derecho Procesal Civil. Sujetos del Proceso, Buenos Aires,
Abeledo-Perrot, 1979, T. III, págs. 237 y 238.
100 MONTERO AROCA, Juan, La intervención Adhesiva Simple, ob. cit., pág. 251.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 63

CPC SFE, 303: “También podrá intervenir en apoyo de una de las


partes aquel para quien constituya condición favorable de su dere-
cho101 la sentencia que se dicte en pro del litigante a que coadyu-
ve…”.
Y el art. 90 del CPCN dispuso:
CPCN, 90: “Intervención voluntaria. Podrá intervenir en un juicio
pendiente en calidad de parte, cualquiera fuere la etapa o la ins-
tancia en que éste se encontrare, quien: 1º Acredite sumariamente
que la sentencia podrá afectar su interés propio”.
Por su parte, ARAZI señaló que: “Quien desea intervenir en el pro-
ceso para colaborar con el actor o con el demandado, debe acre-
ditar que la sentencia puede afectar su propio interés. Ese interés
debe ser actual: la lesión a los derechos del interviniente tiene que
derivar de la sentencia misma que se vaya a dictar en el proceso;
la derrota de la parte a la cual adhiere debe repercutir en el terce-
ro, quitándole en el futuro la posibilidad de ejercer un derecho
suyo en las mismas condiciones favorables que hubiera podido ha-
cerlo de haber salido aquella victoriosa”102.
Del mismo modo, los creadores de la ley procesal santafesina ex-
presaron: “La intervención adherente simple consiste en la coad-
yuvancia que se presta a una de las partes cuando el tercero tiene
un interés jurídico en que venza. […] La intervención –para no
convertirse en amplia puerta de entrada de cualquier tipo de vin-
culación, por remota que fuere– exige, por lo menos, que el inte-
rés se relacione actual, concretamente y de manera directa con el

101“Aquí se utiliza una fórmula plástica: <<condición favorable de su dere-


cho>> que tanto puede ser obtener algún derecho o que no se lo perturbe en el
goce de sus propios derechos”, PEYRANO, Jorge Walter, Lecciones de Procedi-
miento Civil, ob. cit., pág. 93.
ARAZI, Roland, “La intervención de terceros en el proceso civil”, en Revista de
102

Derecho Procesal. Litisconsorcio, intervención de terceros y tercerías , ob. cit.,


pág. 106.
64 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

objeto que es del proceso”103: el objeto del proceso, no es otra co-


sa que la sentencia que recaiga en el mismo.
Asimismo, GOZAÍNI sostuvo que: “En la intervención adhesiva sim-
ple, el tercero no alega la cotitularidad del derecho o de la obliga-
ción deducidos en juicio, sino un interés por ser titular de una re-
lación jurídica conexa que puede verse afectada, aunque de modo
reflejo o mediato, por el resultado del proceso104.
Se infiere hasta aquí, tanto de la doctrina como de la normativa
procesal transcritas, que el interés para intervenir en el proceso
consiste en el perjuicio que podría ocasionar en el derecho del ter-
cero, la sentencia que recaiga respecto de las partes principales aun
cuando ese derecho en sí, no se debata directamente en el litigio.
Pero la doctrina agregó un presupuesto al interés, pues entendió
que éste precisa tener como base la preexistencia de una relación
sustancial del tercero con el actor o el demandado, que se vincule
con la relación litigiosa.
En tal sentido, CARLOS y ROSAS LICHTSCHEIN sostuvieron que, “Con
las palabras “condición favorable de su derecho105” ha querido
ponerse de relieve el vínculo de dependencia que se necesita entre
el derecho del tercero y la pretensión del coadyuvado, al mismo
tiempo que restringir la entrada al proceso de quienes no se en-
contraren real y cercanamente unidos a la litis”106.
PARRA QUIJANO expresó que “el interés debe estar jurídicamente
tutelado y lo está cuando el legislador consagra el derecho a inter-

103 CARLOS, Eduardo B. y ROSAS LICHTSCHEIN, Miguel Angel, Explicación a la Re-


forma Procesal (Ley 5531), ob. cit., pág. 147.
104GOZAÍNI, Osvaldo Alfredo, Intervención de terceros y tercerías, ob. cit., pág.
316.
105“El vocablo “derecho” está empleado tanto en su faz de exigir como en la de
resistir, significa tanto facultad de sujetar como facultad de no ser sujetado, tanto
acción como excepción, tanto obligación como libertad”, Ibídem, págs. 151 y
152.
106 Ibídem, pág. 151.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 65

venir de quien tiene una relación sustancial existente entre él y la


parte principal […] pero obsérvese bien, siempre y cuando tenga
como base una relación sustancial […] lo importante es la relación
sustancial que se tiene con la parte”107.
RIVAS consideró que el interés jurídico “consiste en el que despierta
en un sujeto la posibilidad de que el fallo, que se pronuncie en un
litigio sobre una relación jurídica en la que no es parte, provoque
sin embargo, un efecto jurídico que de manera refleja incida sobre
la relación jurídica propia con una de las partes, que de esa forma
surge una suerte de juzgamiento indirecto”108.
ALVARADO VELLOSO mejoró la idea sobre el presupuesto del interés
explicando que: “La relación que une a los litigantes originarios es
condicionante (o primaria) respecto de la relación que alguno de
ellos tiene con el tercero, la cual es condicionada (o secundaria)
[…]. De tal modo, el presupuesto de hecho de la justiciabilidad de
la relación condicionada es el resultado al cual se arriba en la solu-
ción de la relación condicionante”109.
Por su parte, MARTINEZ puntualizó al respecto: “Sin embargo,
afirmar que el interviniente adhesivo requiere demostrar interés
propio en el pleito ajeno [...] no pasa de ser un axioma si no se lo
concreta, al menos, en dos indicadores específicos que demostra-
rán la pertinencia de la intervención. Para ello, y en primer tér-
mino, debe retrogradarse a la interdependencia de las relaciones
jurídicas y afirmar que entre el coadyuvado (parte principal) y el
coadyuvante (tercero interviniente) debe existir una relación jurí-

107PARRA QUIJANO, Jairo, La intervención de terceros en el proceso civil, Buenos


Aires, Ediciones Depalma, 1986, pág. 159.
108RIVAS, Adolfo Armando, Tratado de las tercerías. El proceso complejo, ob. cit.,
T. 2., pág. 203.
109 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Introducción al estudio del Derecho Procesal, ob.
cit., T. 2., pág. 147.
66 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

dica preexistente al proceso principal, de tal manera que el prime-


ro sea el nexo de relación entre dos relaciones jurídicas interferi-
das: la una, objeto del proceso principal, la otra, entre coadyuvan-
te y coadyuvado110. Se dan, y ésta es nuestra primera caracteriza-
ción, dos relaciones jurídicas conexas por el sujeto para que se
admita la intervención coadyuvante simple; a su vez, no existe
vínculo directo entre quien pretende intervenir como coadyuvante
(titular de la relación interferida) y la contraria de la parte que se
coadyuvará (titular de la relación interferente). Este primer dato,
que es verificable a priori en el juicio de admisibilidad imprescin-
dible para la admisión de la intervención, se completa con la inci-
dencia que la sentencia en el proceso principal puede tener en la
relación jurídica interferida, aspecto que de darse positivamente
demuestra en forma inequívoca el interés en intervenir que se le
exige al coadyuvante simple. Sabemos que la pregonada incidencia
no puede ser directa, puesto que ello permitiría la intervención
principal litisconsorcial en el proceso nacional, o la coadyuvante
autónoma en el rito santafesino, por lo que, en el marco de esta
intervención, la misma es indirecta, oblicua o, como lo ha caracte-
rizado la doctrina, refleja. Es, en suma, la llamada eficacia refleja
de la cosa juzgada lo que viabilizará la intervención de terceros
por la vía de la coadyuvancia simple”111.
Como complemento de lo expuesto, puede agregarse que el inte-
rés del tercero adhesivo simple radica también en evitar la negli-
gencia de su asistido o la complicidad de éste con la parte contra-
ria, situaciones ambas que también afectarían su propio derecho.

110N. del A.: Lo cual no siempre es así, dado que en la fianza simple la relación
jurídica preexistente al proceso principal existe entre el coadyuvante y la parte
contraria de la parte que se coadyuvará, es decir, entre fiador simple y acreedor.
MARTINEZ, Hernán J., Procesos con sujetos múltiples, ob. cit., T. 1, págs. 302 y
111

303.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 67

Después de haber analizado los caracteres y el contenido del inte-


rés del tercero adhesivo simple, a continuación se analizarán am-
bos aspectos en cuanto al interés del fiador simple.

2. INTERÉS QUE DEBE ACREDITAR EL FIADOR SIMPLE


COMO PRESUPUESTO DE ADMISIBILIDAD DE SU INTERVENCIÓN
2.1. CARACTERES DEL INTERÉS

El interés del fiador simple, al igual que el del tercero adhesivo, es


propio (le pertenece), inmediato (jurídico) e indirecto –o poten-
cial– (en el resultado del pleito entre acreedor y deudor).

2.2. CONTENIDO DEL INTERÉS

Del mismo modo que el tercero adhesivo simple, el interés que


debe acreditar el fiador simple para ingresar al proceso pendiente,
consiste en el perjuicio que podría ocasionar en su obligación de
garantía, la sentencia que recaiga respecto de la obligación afian-
zada entre acreedor y deudor.
Tal interés tiene como base la preexistencia de una relación sus-
tancial del fiador con el acreedor (el contrato accesorio de fianza),
que se vincula con la relación litigiosa entre el acreedor y el deu-
dor (el contrato principal que se encuentra afianzado).
En consecuencia, la sentencia que recaiga respecto del contrato
afianzado entre acreedor-deudor (v. gr. compraventa, mutuo, lo-
cación) estableciendo la derrota del deudor, repercutirá en el fia-
dor simple, porque será el presupuesto de hecho de la justiciabili-
dad del contrato de fianza entre acreedor-fiador.
Es que si el deudor resultare condenado y sus bienes fueren insufi-
cientes para cubrir la deuda, el acreedor demandará al fiador sim-
ple para obtener el cobro de toda su acreencia.
Por el contrario, si del juzgamiento resulta que el deudor nada
debe (v. gr., por haber pagado, por ser nula la compraventa), au-
tomáticamente cesa la eventual obligación del fiador simple ante
68 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

el acreedor: “simplemente no se dio, como presupuesto de hecho,


la condición de demandabilidad”112.
En efecto, al fiador le interesa que el deudor gane el pleito, pues
así mejora su propio derecho: deja de estar obligado.
Ello ocurre por cuanto la obligación principal que une a los litigan-
tes originarios es condicionante (o primaria) respecto de la obliga-
ción de garantía que el acreedor tiene con el fiador, la cual es
condicionada (o secundaria).
En este caso, la condicionalidad (o dependencia) de la relación ju-
rídica del fiador simple respecto de la relación litigiosa entre actor-
demandado, proviene de los caracteres de subsidiariedad y acceso-
riedad que caracterizan al contrato de fianza113.

112 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Introducción al estudio del Derecho Procesal, ob.
cit., T. 2., pág. 149.
113 N. del A.: la figura está descripta en el CC, art. 1986: “Habrá contrato de fian-
za, cuando una de las partes se hubiere obligado accesoriamente por un tercero,
y el acreedor de ese tercero aceptase su obligación accesoria”. Al respecto BORDA
señaló: “La forma típica de garantía personal es la fianza” […]. De donde resulta
que la fianza es un contrato, pues exige un acuerdo de voluntades entre el fiador
y el acreedor cuyo crédito es garantido. No se requiere en cambio, el consenti-
miento del deudor afianzado, aunque él es por lo común el principal interesado
en la fianza, ya que sin ella la otra parte no se avendrá a contratar. Y no interesa
su consentimiento ni su misma oposición, porque la relación obligatoria se esta-
blece entre fiador y acreedor.” BORDA, Guillermo A., Tratado de Derecho Civil.
Contratos, 8º ed. actualizada, Buenos Aires, Lexis Nexis. Abeledo Perrot, 2005, T.
II., pág. 488.
El mismo autor explicó: “Pueden afianzarse no sólo las obligaciones de dar sumas
de dinero, sino también las de entregar cosas ciertas o inciertas y las de hacer o
no hacer (art. 1992). La fianza no puede tener por objeto una prestación diferen-
te de la que forma la materia de la obligación principal (art. 1991). Así, por
ejemplo, si la obligación principal consiste en pagar una suma de dinero, no ha-
bría fianza si el que garante la operación se compromete a entregar una cosa cier-
ta en caso de incumplimiento del deudor. Habrá en tal caso un contrato innomi-
nado pero no una fianza. Sin embargo, cuando la obligación principal consistiere
en entregar cosas ciertas o en hechos del deudor, la obligación del fiador se limita
a satisfacer los daños y perjuicios que deriven de la inejecución de la obligación
(art. 1992). Esta solución no importa una contradicción con la regla del art. 1991;
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 69

“La subsidiariedad supone que el fiador sólo debe cumplir su obli-


gación si el deudor principal no cumple. El incumplimiento del
deudor es presupuesto de la responsabilidad del fiador”114. En la
fianza simple la subsidiariedad exige además “que se haya hecho
infructuosamente excusión de los bienes115 del deudor principal”116
para que se pueda proceder contra el fiador117.

no se promete aquí una cosa distinta de la que prometió el obligado, sino que se
promete pagar los mismos daños y perjuicios que éste debería en caso de incum-
plimiento. En otras palabras, el fiador que no puede cumplir en especie, lo hace
en la forma sustitutiva del pago en dinero. Pero si se puede cumplir en especie,
tiene siempre derecho a hacerlo, lo que revela que su obligación no es en esencia
distinta de la del obligado principal. De igual modo, el fiador deberá cumplir en
especie si se trata de la entrega de cosas fungibles, porque no podrá alegar impo-
sibilidad para hacerlo. Y si se afianzare una obligación de hacer que no deba ser
ejecutada inexorablemente por el deudor, el fiador puede ejecutar esa obligación
o hacerla cumplir por otro (conf. Arts. 505, inc 2º, y 626)”. Ibídem, págs. 497 y
498.
LORENZETTI, Ricardo Luis, Código Civil Comentado. Contratos. Parte especial,
114

Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni Editores, 2006, T. II, pág. 613.


115“Estamos ante el beneficio de excusión, llamado también “beneficio de or-
den”. Las denominaciones son elocuentes: de excusión “porque debe ser antes
ejecutado o excutido el deudor en sus bienes” y de orden “por el orden que de-
be observarse en la reclamación a demandar.”, LOPEZ DE ZAVALIA, Fernando J.,
Teoría de los Contratos, Buenos Aires, Zavalía Editor, 2003, T. 5, pág. 103.
BORDA, Guillermo A., Tratado de Derecho Civil. Contratos, 8º ed. actualizada,
116

Buenos Aires, Lexis Nexis. Abeledo Perrot, 2005, T. II., pág. 491.
117N. del A.: Se ha indicado que “En la fianza convencional típica o simple, el fia-
dor goza de los beneficios de excusión y, si existen varios fiadores, de división de
la deuda entre ellos (art. 2024). Pero si el fiador asume su garantía con carácter
solidario, queda privado de dichos beneficios (art. 2004); el acreedor puede diri-
girse directamente contra el fiador sin necesidad de ejecutar los bienes del deudor
principal […] y puede demandar por el total a cualquiera de los fiadores. Pero la
solidaridad no quita a la fianza su carácter de obligación accesoria y no hace al
fiador deudor directo de la obligación principal (art. 2004). En otras palabras: no
hay que confundir fianza solidaria con obligación solidaria; salvo la renuncia a los
derechos de excusión y de división, en todo lo demás, la fianza solidaria queda
sujeta a las reglas de la fianza simple (art. 2004). […] Se discute si el acreedor
puede dirigirse directamente contra el fiador solidario antes de interpelar pre-
70 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

“La accesoriedad significa que la obligación de garantía presupone


la existencia de una obligación principal a la que accede, y en vir-
tud de ello se contamina de la inexistencia, de la nulidad del con-
trato principal o de su extinción”118.

Sin embargo, y para concluir este punto, se puede anticipar que, si


bien el interés del fiador simple es esencialmente indirecto o po-
tencial (en el resultado del pleito), ostenta también un interés di-
recto o actual (en la pretensión declarativa de existencia y validez
de la obligación afianzada que está subsumida en la pretensión de
condena que se halla demandada) como consecuencia de la iden-
tidad del hecho causal (la obligación principal) que puede inferirse
entre la relación litigiosa y la relación jurídica del tercero, como

viamente al deudor. La cuestión ha dado lugar a pronunciamientos contradicto-


rios. Si se piensa que la fianza no por ser solidaria pierde su carácter accesorio
(art. 2004); que siendo accesoria, no se la puede hacer efectiva si el deudor prin-
cipal no ha incurrido en incumplimiento; y, finalmente, que sin mora no hay in-
cumplimiento, habrá que admitir que sin constituir en mora al deudor principal
no se puede demandar al fiador. Naturalmente, la interpelación al deudor prin-
cipal no será necesaria si ha incurrido en mora ex lege, como ocurre en las obli-
gaciones con plazo (art. 509) […] pero no será necesaria la interpelación previa
del deudor si éste ha caído en concurso o quiebra o si ha desaparecido”. BORDA,
Guillermo A., Ibídem, pág. 503 y 504. En igual sentido se expresó que: “Si la
fianza es solidaria, la interpelación, en ocasiones exigida, puede cumplirse de
modo extrajudicial, luego de lo cual el acreedor podrá optar por demandar –
individual o conjuntamente- al deudor principal y al fiador solidario”. LORENZET-
TI, Ricardo Luis, Ibídem, pág. 692.

En sentido contrario, otro autor entendió que “en la fianza solidaria el fiador no
puede ser demandado en primera línea antes de conocerse el monto de la deuda,
es decir, antes de liquidarse y probarse su existencia […] y con ninguno es más
racional que esto se haga que con el mismo deudor, pues será el que estará ver-
daderamente instruido en el negocio […] la única diferencia que hay entre la
fianza simple y la solidaria, es que el fiador no puede valerse del beneficio de ex-
cusión y del de división entre sus cofiadores”. LLERENA, Baldomero, Concordan-
cias y Comentarios del Código Civil Argentino, 2º ed. Buenos Aires, Jacobo Peu-
ser, 1901, T. VI., pág. 274.
LORENZETTI, Ricardo Luis, Tratado de los Contratos, Buenos Aires, Rubinzal-
118

Culzoni Editores, 2000, T. III., pág. 488.


LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 71

consecuencia de los caracteres de accesoriedad y subordinación


que tiene la fianza respecto del contrato principal. Lo expuesto en
este párrafo será mejor comprendido luego de leer el punto 3 del
Capítulo siguiente.

3. ORIGEN DE LA CONCURRENCIA AL PROCESO


DEL TERCERO ADHESIVO SIMPLE

Para la doctrina mayoritaria, el tercero adhesivo simple interviene


en el proceso pendiente en forma voluntaria o espontánea119, es
decir, por voluntad del propio tercero (incluso, ello se desprende
de los conceptos y definiciones de la figura transcriptos en el pun-
to 1 de este Capítulo).
Este tipo de intervención opera en contra de la voluntad de las
partes originarias.

4. ORIGEN DE LA CONCURRENCIA AL PROCESO DEL FIADOR SIMPLE


ALVARADO VELLOSO señaló que el fiador simple puede intervenir en
el proceso no sólo en forma voluntaria sino también “por provo-
cación120 (por el medio técnico denominado denuncia del litigio121)

GONZALEZ, Atilio Carlos, La intervención voluntaria de terceros en el proceso,


119

ob. cit., pág. 55.


120 “En la intervención provocada la concurrencia del tercero al pleito pendiente
tiene su origen en la voluntad de alguna de las partes originarias que decide a su
conveniencia el citar o no a un tercero, cuya presencia no puede ser impuesta por
el juez. Tanto es así que el respectivo litigio es susceptible de ser tramitado y re-
suelto sin la citación del tercero interesado”, PALACIO, Lino Enrique y ALVARADO
VELLOSO, Adolfo, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Explicado y
anotado jurisprudencial y bibliográficamente, ob. cit., T. 3, Apéndice II, pág.
486.
121“Propongo denominar denuncia del litigio al primer caso (vincular al tercero
con los efectos de la sentencia que se dicte en el proceso pendiente) y citación en
garantía al segundo (provocar la sustitución procesal)”, Op. Cit. pág. 159.
72 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

que sólo puede efectuar el actor (y nunca el demandado)”122.


Aclaró además, que la primera, “es el modo habitual de inser-
ción123”.
Con mucha claridad explicó la intervención voluntaria de la si-
guiente manera: “…supóngase que Pedro se obligó como fiador
simple del deudor Diego ante el acreedor Juan. […] Como se ve,
a Pedro le interesa que Diego gane el pleito pues así mejora su
propio derecho: deja de estar obligado […]. De ahí que a Pedro le
convenga intervenir voluntariamente en el pleito pendiente entre
Juan y Diego a fin de asistir a éste en su defensa aunque –nótese
bien– nada puede pretender o defender personalmente ante Juan:
sólo busca su propia desvinculación obligacional mediante la ayu-
da que efectúa para que el deudor Diego sea absuelto. Así de sim-
ple”124.
Por otra parte, explicitó respecto de la intervención provocada
por el acreedor que: “…ocurre cuando éste quiere obtener la pre-
sencia del tercero en el pleito pendiente en el cual no pudo de-
mandarlo originariamente por carecer de legitimación actual res-
pecto de él, ya que la relación acreedor-fiador está condicionada
por el resultado obtenido en la relación condicionante acreedor-
deudor”125.
Y continuó su didáctica exposición ejemplificando de la siguiente
manera: “… el actor Juan sabe que si se declara su derecho a la
acreencia, que si el deudor Diego no paga lo reclamado, por lo
cual es necesario ejecutar la sentencia y que si sus bienes no alcan-
zan para cubrir el monto de la condena luego de excutirlos, recién
se dará la condición favorable para demandar directamente al fia-
dor Pedro […] si el acreedor Juan sabe que su acreencia no será

122 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Introducción al estudio del Derecho Procesal, ob.
cit., T. 2., pág. 148.
123 Ibídem, pág. 149.
124 Ibídem, pág. 149.
125 Ibídem, pág. 149.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 73

cubierta o si tiene dudas al respecto, le es altamente conveniente


citarlo al proceso con la finalidad de vincularlo a la sentencia que
se dicte a su término”126. “Y ello es así en razón de que las mismas
leyes (por ejemplo, art. 2023 del Código Civil) autorizan expre-
samente al fiador “a intervenir en las instancias entre el acreedor y
el deudor sobre la existencia y validez de la obligación principal; y
si no hubiese intervenido, las sentencias pronunciadas no le privan
(posteriormente) de alegar las excepciones”.
De donde resulta que, a la inversa, la intervención en el pleito
pendiente le veda al fiador la posibilidad de alegar en su propio
pleito las excepciones personales del deudor.
De allí que el acreedor-actor ostente indudable interés en vincular
procesalmente al fiador simple: ya que no puede demandarlo di-
rectamente (por no haberse dado aún el presupuesto de la rela-
ción que une a ambos, cosa que sólo se logrará luego de excutir
los bienes del deudor) intenta discutir, por una sola vez y en defi-
nitiva, acerca de la existencia misma o de la validez de la obliga-
ción principal, tanto para el deudor como para el fiador.
A tal efecto, la controversia se hará común contra el deudor y el
fiador para que, llegado el caso de tener que demandar a éste, ya
se encuentre vinculado a lo que resulte del efecto propio del caso
juzgado emergente de la sentencia dictada acerca del tema. Y ob-
viamente, en su propio pleito el fiador no podrá ya oponer más
defensas que las personales de él y nunca las correspondientes al
deudor fiado”127.
Del mismo modo, PEYRANO utilizó el caso del fiador simple para
analizar el art. 305, 2º párrafo del CPC SFE que dispone:
CPC SFE, 305, 2º: “Pero si de acuerdo con las leyes de fondo la re-
lación en litigio fuera presupuesto de una obligación del tercero
para con una de las partes, ésta podrá igualmente pedir que se lo
cite”.

126 Ibídem. Pág. 149.


127 Ibídem, pág. 150.
74 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

Explicó el autor que “mientras en la intervención voluntaria coad-


yuvante subordinada es el fiador el que pide ingresar a la causa
donde se ha demandado al deudor afianzado; en la intervención
coactiva (léase provocada) es el acreedor demandante del deudor
afianzado quien solicita sea llamado el fiador”128.
Las apreciaciones de ALVARADO VELLOSO y de PEYRANO refieren
probablemente al artículo 2023 del Código Civil redactado por
DALMACIO VÉLEZ SÁRSFIELD, Ley129 en la República Argentina desde el
1º de enero de 1871, que dispuso:
CC, 2023: “El fiador puede intervenir en las instancias entre el
acreedor y el deudor, sobre la existencia o validez de la obligación
principal; y si no hubiese intervenido, las sentencias pronunciadas
no le privan de alegar esas excepciones”130.
A este respecto, la doctrina civilista, debido a la claridad de la
norma precedentemente transcripta, acepta también que el fiador
simple pueda intervenir voluntariamente en el proceso entre deu-
dor y acreedor.
En cuanto a su intervención en el pleito por provocación del ac-
tor, algunos autores en sus comentarios al artículo 2023 CC, se in-
clinaron por aceptar dicha forma de intervención, otros como

128PEYRANO, Jorge Walter, “Esquema descriptivo de la intervención de terceros en


el proceso civil”, en Zeus – Colección Jurisprudencial, T. 14, Sección Doctrina,
Santa Fe – Argentina, 1978, pág. 36; PEYRANO, Jorge Walter, Excepciones Proce-
sales, Santa Fe- Argentina, Editorial Panamericana, 1993, pág. 95.
129“Ley 340, sancionada el 25 de septiembre de 1869, promulgada el 29 de sep-
tiembre de 1869”, Código Civil. Edición Actualizada hasta 1954. Legislación com-
plementaria, Buenos Aires, Editorial Claridad, 1954, pág. 7.
130N. del A.: el art. 2023 CC, como así también los demás que se citarán en este
trabajo no fueron modificados por la Ley 17.711 de reforma al Código Civil san-
cionada y promulgada el 22/04/1968, que entró en vigencia el 1 de julio de
1968.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 75

SALVAT131, OSSORIO y FLORIT132, SALAS y TRIGO REPRESAS133 nada ex-


presaron al respecto en su análisis de la intervención que emana
de éste artículo.
Quienes acordaron con la intervención provocada por el actor lo
manifestaron explícitamente de la siguiente manera:
“El acreedor puede obligar al fiador a intervenir en el juicio ha-
ciéndolo citar, pero esta materia corresponde a la ley de for-
ma”134.
“Cuando el fiador es citado a juicio, aunque se trate de una obli-
gación de hacer que haya de resolverse en la indemnización de
daños y perjuicios, está obligado a intervenir”135.
“En otras palabras: notificado de la acción o enterado de ella por
otro conducto, el fiador puede intervenir en el pleito”136.
“Este es un artículo del que en la práctica no se ha hecho uso con
toda la fuerza que presenta dentro de la ley civil, y que en reali-
dad es de mucho interés y de plena justicia. Cuando se traba el
juicio entre el acreedor y el deudor principal, éste puede haberse
excepcionado sobre la validez de la obligación, y si en tal debate
resulta vencido, el fiador que no ha sido citado no debe quedar

SALVAT, Raymundo M., Tratado de Derecho Civil Argentino. Fuentes de las


131

Obligaciones, 2º ed., Buenos Aires, Tipografía Editora Argentina, 1954, T. III,


pág. 280.
OSSORIO y FLORIT, Manuel, Código Civil y Leyes Complementarias, La Plata -
132

Buenos Aires, Ediciones Libería Jurídica, 1972, T. 3, pág. 256.


SALAS, Acdeel Ernesto y TRIGO REPRESAS, Felix A., Código Civil y leyes comple-
133

mentarias, anotados, 2º ed, Buenos Aires, Ediciones Depalma, 1977, T. II., pág.
483.
134MACHADO, José Olegario, Exposición y Comentario del Código Civil Argen-
tino, Buenos Aires, Felix Lajouane, editor, 1899, T. V., pág. 384.
135LLERENA, Baldomero, Concordancias y Comentarios del Código Civil Argen-
tino”, 2º ed. Buenos Aires, Jacobo Peuser, 1901, T. VI, pág. 292.
BORDA, Guillermo A., Tratado de Derecho Civil. Contratos, 8º ed. actualizada,
136

Buenos Aires, Lexis Nexis. Abeledo Perrot, 2005, T. II., pág. 519.
76 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

comprometido por esa sentencia, que no hace cosa juzgada a su


respecto, pues él ha podido aducir argumentos de otro orden o
poseer pruebas de otra naturaleza. En la práctica ocurre que el fia-
dor no es citado: al dirigirse entonces contra él la demanda, recién
llega el momento de alegar esa defensa y las demás que viese con-
venirle”137.
El pensamiento civilista recurre a formas como “el acreedor puede
obligar al fiador a intervenir”, “el fiador es citado a juicio”, “está
obligado a intervenir”, “notificado de la acción” y “el fiador que
no ha sido citado”, para aludir a la presencia del fiador simple en
el proceso por voluntad del acreedor; por lo tanto, coincidiendo
con los procesalistas santafesinos nombrados se concluye, enton-
ces, que el fiador simple puede intervenir en el proceso de dos
formas: voluntaria y provocada por el actor.
En el ámbito del CPCN, la citación por el acreedor podría incluirse
en lo reglado por el art. 94 cuyo texto dispone:
CPCN, 94: “Intervención obligada. El actor en el escrito de de-
manda, y el demandado dentro del plazo para oponer excepcio-
nes previas o para contestar la demanda, según la naturaleza del
juicio, podrán solicitar la citación de aquel a cuyo respecto consi-
deran que la controversia es común”.
Al analizar la intervención obligada (que incluye también la pro-
vocada), proveniente del artículo citado, no se encontró en la
doctrina nacional consultada ninguna mención específica al ejem-
plo del fiador en análisis. Sin embargo, se la explicó en los siguien-
tes términos:
“La formula controversia común comprende aquellas hipótesis en
las cuales la parte eventualmente vencida tenga una acción regre-
siva contra el tercero, o medie conexidad entre la relación contro-

LAFAILLE, Héctor, Curso de Contratos. Contratos Unilaterales. Privilegios, Bue-


137

nos Aires, Biblioteca Jurídica Argentina, 1928, T. III. págs. 194 y 195.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 77

vertida en el proceso y otra existente entre el tercero y alguna de


las partes originarias”138.
“La conexión está dada por los elementos objeto y causa de la
pretensión y la relación jurídica externa del tercero”139.
“Es decir, que basta la existencia de mismo objeto o misma causa
para que la controversia se repute común con el tercero citado a
juicio”140.
Como complemento de lo expuesto, y en una línea de opinión
más amplia, también se sostuvo que:
”Habrá controversia común cuando se entienda que la eventual
decisión judicial que resuelva sobre la relación o situación jurídica
planteada en el proceso y que constituye la causa de la pretensión,
pueda de alguna manera afectar, rozar, alterar, gravitar o com-
prometer la relación o situación jurídica extracontenciosa existente
entre una de las partes y el tercero”141.
En el caso en tratamiento, lo que permite la citación del fiador por
provocación del actor es la afinidad que existe entre la relación ju-
rídica acreedor-deudor y la relación jurídica acreedor- fiador.
La afinidad –al igual que la conexidad– surge de comparar los dis-
tintos elementos de las pretensiones: sujetos, objeto y causa.

138ARAZI, Roland y ROJAS, Jorge A., Código Procesal Civil y Comercial de la Na-
ción. Comentado y anotado, ob. cit., pág. 129.
139 PALACIO, Lino Enrique y ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación. Explicado y anotado jurisprudencial y bibliográficamen-
te, ob. cit., T. 3, pág. 314.
140 LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, 2009, T.
I., pág. 380.
KENNY, Héctor Eduardo, La intervención obligada de terceros, Buenos Aires,
141

Depalma, 1983, pág. 33.


78 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

En la afinidad142 solo uno de los sujetos es común, ocupando idén-


tico rol en ambas pretensiones; el objeto puede o no ser el mismo
y la causa es semejante –no idéntica- ya que se trata del mismo he-
cho pero es distinta la imputación jurídica que sustenta cada pre-
tensión.
Así por ejemplo, producto de una deuda asumida con motivo de
un contrato de mutuo, al mutuario sólo se le imputa ser el deudor
principal y al fiador sólo se le imputa haberla garantizado median-
te una fianza simple.
En el caso que nos convoca, además, la afinidad se presenta por
vínculo de dependencia indirecta143 entre las dos relaciones men-
cionadas: lo resuelto en la primera (condicionante) será el presu-
puesto de hecho para demandar por la segunda (condicionada).
En efecto, el acreedor no puede demandar al fiador hasta tanto
no estuviera declarada judicialmente la responsabilidad del deudor
y se le excutan todos los bienes, de ahí que la intervención del fia-
dor sea adhesiva simple, pues el acreedor carece de legitimación
actual respecto de él.
Este tema se volverá a tratar en el parágrafo 3.2. del Capítulo si-
guiente donde se mostrará que al ocurrir la intervención del fiador
simple, la afinidad se presenta, además, y en cuanto a determina-
das defensas, por vinculo de dependencia directa144.

142ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil. Compendio


del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación procesal de la Provincia de
Santa Fe por Andrea A. Meroi”, ob. cit., pág.111.
143 Ibídem, pág. 114.
144 Ibídem, pág. 114.
CAPÍTULO IV

LA ACTUACIÓN EN EL PROCESO
DEL TERCERO ADHESIVO SIMPLE
Y DEL FIADOR SIMPLE

Sumario

1. Calidad procesal del tercero adhesivo simple


1.1. Concepción tradicional
1.2. Concepciones clásicas
1.2.1. Concepción mayoritaria
1.2.2. Concepciones minoritarias
1.3. Concepciones modernas
2. La intervención del fiador simple en el Código Civil
3. Calidad procesal del fiador simple en el juicio entre acreedor y deudor
3.1. Legitimación extraordinaria en lo concerniente a la existencia y validez de
la obligación principal
3.2. Afinidad por vínculo de dependencia directa e indirecta
3.3. Carácter de coadyuvante autónomo y adhesivo simple
3.4. Actos procesales
4. Citación del fiador simple
5. Pedido de intervención del fiador simple
6. Fenómenos que produce la actuación del fiador simple
6.1. Litisconsorcio
6.2. Acumulación procesal
80 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

1. CALIDAD PROCESAL DEL TERCERO ADHESIVO SIMPLE


1.1. CONCEPCIÓN TRADICIONAL

La doctrina alemana propugnó la tesis de que el tercero adhesivo


simple no es parte en razón de que no introduce en el proceso
una pretensión propia.
Así SCHÖNKE limitó dicha intervención a “la participación de un
tercero en un litigio pendiente entre otras personas, en apoyo de
una de ellas, en cuyo éxito tiene un interés jurídico”145 y señaló
que “La intervención adhesiva no produce tampoco el efecto de
que el interviniente se convierta en parte ni en representante de la
misma”146.
ROSENBERG sostuvo que “Es solamente su coadyuvante en el liti-
gio; no su litisconsorte ni llega a ser parte. Por eso puede ser testi-
go y no depondrá como parte; no le será adjudicado nada ni se le
despoja de nada y no será condenado en las costas del proce-
so”147.
La figura se contempló en los parágrafos 66 y 67 de la Ordenanza
Procesal Alemana (Z.P.O.) de 1877.
66: “Quien tenga interés en que en un proceso pendiente entre
otras personas venza una de las partes, puede intervenir en la cau-
sa con el fin de ayudar a la misma. La intervención adhesiva puede
tener lugar en cualquier estado de la causa hasta la resolución de la
misma por sentencia en firme, incluso con la ocasión de la interpo-
sición de algún recurso”.
67: “El interviniente tiene que aceptar la causa en el estado en que
se halle al intervenir él en la misma. Está autorizado para ejercitar
medios de ataque y de defensa y para ejecutar válidamente toda
clase de actos procesales, en tanto sus actos y declaraciones no es-
tén en oposición con los de la parte principal”.

145 SCHÖNKE, Adolfo, Derecho Procesal Civil, ob. cit., pág. 99.
146 Ídem, pág. 103.
147ROSENBERG, Leo, Tratado de derecho procesal civil, Buenos Aires, Edic. Jurídi-
cas Europa – América, 1955, T. 1, pág. 62.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 81

Entre los analistas italianos se pronunció CHIOVENDA quién enten-


dió que “el interviniente adhesivo interviene en una causa en ayu-
da de una parte […] no se convierte en parte en causa”148. “Por es-
to, cuanto hace en el pleito es hecho por un derecho ajeno; pero
no es representante de la parte, precisamente porque ésta ya es
parte en el pleito […]. Al interviniente adhesivo se le admite en el
pleito en el estado en que éste se encuentre. Por este solo hecho
(causæ adesse) no deviene parte en el pleito”149.
Otros expresaron una posición intermedia, sosteniendo que es
parte, pero accesoria y subordinada:
CALAMANDREI señaló que “el interviniente por adhesión, viniendo
a ser por efecto de su intervención parte en el proceso junto a la
parte ayudada, tiene, sin embargo, una posición accesoria y en
cierto sentido subordinada a la parte ayudada, que continua siem-
pre como legitimada principal para hacer valer autónomamente su
derecho”150.
Y CARNELUTTI sostuvo que “es parte accesoria porque actúa en el
proceso para sostener las razones de un derecho ajeno, lo cual ha-
ce porque no puede afirmar en él un derecho propio”151.
El Código de Procedimiento Civil italiano vigente desde 1942 dis-
puso en su artículo 105 lo siguiente:
Art. 105: “Intervención voluntaria. Cualquiera podrá intervenir en
un proceso entre otras personas para hacer valer, frente a todas o

CHIOVENDA, Giuseppe, Instituciones de Derecho Procesal Civil, ob. cit., pág.


148

270.
149CHIOVENDA, Giuseppe, Principios de Derecho Procesal Civil, trad. 3º ed. italia-
na José Casais y Santalo, Reus S.A., 1941, T. II., pág. 33.
CALAMANDREI, Piero, Instituciones de Derecho Procesal Civil según el nuevo
150

Código, trad. Santiago Sentís Melendo, Buenos Aires, Librería El Foro, 1996, V.
II., pág. 326.
151 CARNELUTTI, Francesco, Instituciones del Proceso Civil, trad. 5º ed. italiana San-
tiago Sentís Melendo, Buenos Aires, Ediciones Jurídicas Europa América, 1973. V.
I., pág. 179.
82 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

a alguna de las partes, un derecho relativo al objeto o dependien-


te del título deducido en el mismo proceso.
Podrá además intervenir para sostener las razones de alguna de las
partes cuando tenga en ello un interés propio”.
La doctrina española fue unánime en cuanto a no considerarlo
parte, pues GUASP refirió al tercero adhesivo como “aquellos suje-
tos que cooperan o colaboran con la parte principal de un modo
instrumental simplemente, por lo que sus actos no valen en cuanto
contradigan o perjudiquen a la parte principal a quien el coadyu-
vante se adhiere”152.
GOMEZ ORBANEJA manifestó que “el interviniente no es parte prin-
cipal sino que coadyuva, pidiendo, alegando y probando junto a
ella o para ella, pudiendo incluso ser testigo”153.
En la Ley de Enjuiciamiento Civil Española de 1881 se desconoció
esta figura, la doctrina elaboró algunos conceptos sobre el tercero
adhesivo simple con base en la legislación alemana y la italiana.

1.2. CONCEPCIÓN CLÁSICA


1.2.1. CONCEPCIÓN MAYORITARIA

El peso de la doctrina tradicional fue de tal magnitud, que desde


entonces los autores no pudieron desprenderse de su concepción
ya que, si bien llegaron a sostener que el interviniente adhesivo
simple es parte, condicionaron y subordinaron su actuación a la de
colaborador y cooperador, queriendo sostener con ello, que sus
facultades no le permiten oponerse a aquellos actos procesales en
que el litigante originario dispone de su derecho material, pudien-
do sólo suplir el defecto de su defensa, con el fin de no despojar a
éste de una serie de facultades dispositivas propias.

GUASP, Jaime, Derecho Procesal Civil. Introducción y Parte General, 3º ed.,


152

Madrid-España, Instituto de Estudios Políticos, 1968, T.1., pág. 208.


153GOMEZ ORBANEJA, Emilio, Derecho Procesal Civil, Madrid-España, 1976, T.1.,
pág. 166.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 83

En tal sentido, para DEVIS ECHANDIA el coadyuvante “es siempre


una parte accesoria o secundaria, porque actúa para sostener las
razones de un derecho ajeno y en un plano distinto al de la parte
principal, de subordinación a ésta, ligado secundariamente a la po-
sición de su coadyuvado”154.
Así también, PARRA QUIJANO señaló “Es innegable que el intervi-
niente adhesivo es parte, por cuanto participa en el área del pro-
ceso. Quienes sostienen que no es parte confunden las partes en el
litigio (noción de derecho material) con las partes en sentido pro-
cesal; si bien el interviniente adhesivo, por definición y por esen-
cia, no es parte en el litigio o derecho material que se discute en el
proceso, si es parte en éste; pero por no tener prácticamente nada
que ver con el derecho en litigio, su legitimación es menos impor-
tante que la parte principal. El interviniente adhesivo tiene un in-
terés tutelado por el derecho implícitamente, al otorgarle legiti-
mación para intervenir, pero menos plena que la que tiene la par-
te principal (criterio que desarrolla el Código de Procedimiento
Civil Colombiano en el art. 53). No encuentro una explicación ni
siquiera simple para justificar la posición de quienes sostienen que
el coadyuvante no es parte, ya que si no lo es, ¿cómo es que parti-
cipa en el proceso desarrollando una serie de actos que solo pue-
den solicitar y obtener quienes tengan tal calidad? Es innegable
que el coadyuvante es parte en el proceso, de condición secunda-
ria o accesoria. Es indudablemente una parte, pero con menos le-
gitimidad que la parte principal”155.
En la doctrina argentina, REIMUNDIN expresó que “la intervención
adhesiva no da origen a una nueva litis, el coadyuvante no incor-
pora una litis propia, sino que actúa en una litis ajena (litigante
coadyuvado) y su actividad debe estimarse como participación en

DEVIS ECHANDIA, Hernando, Compendio de Derecho Procesal, 6º ed., Bogotá-


154

Colombia, Edit. ABC, 1978, T. 1., pág. 314.


155PARRA QUIJANO, Jairo, La intervención de terceros en el proceso civil, Buenos
Aires, Ediciones Depalma, 1986., pág. 163; PARRA QUIJANO, Jairo, Estudio de De-
recho Procesal. Apuntes para una teoría sobre los terceros en el proceso civil , Bo-
gotá-Colombia, Editorial Colombia Nueva Ltda., 1980, T. I., pág. 135.
84 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

un litigio ajeno, el interviniente actúa para auxiliar a las pretensio-


nes del demandante o demandado, es siempre una parte secunda-
ria y accesoria”156 .
En tanto que PALACIO expuso que “El interviniente adhesivo sim-
ple no asume el carácter de una parte autónoma, por cuanto su
posición dentro del proceso es subordinada o dependiente respec-
to de la que corresponde a la parte con la cual coadyuva […]. De
allí que la actuación procesal del tercero coadyuvante se encuentre
limitada por la conducta asumida por la parte principal, pues si
bien se halla autorizado para realizar toda clase de actos procesa-
les, éstos sólo son eficaces en la medida en que no sean incompa-
tibles o perjudiquen el interés de aquella”157.
Por su parte MORELLO afirmó que “En la intervención adherente
simple el tercero asume la calidad de parte accesoria. […] El terce-
ro accede o se incorpora a un proceso en nombre propio y por un
interés suyo pero en función del derecho ajeno, es decir, el de la
parte principal, con la cual coadyuva peticionando y probando en
concurrencia con ella o por ella”158.
Así también, la condición de parte subordinada y dependiente del
coadyuvado fue plasmada en los términos del artículo 303 del
Código Procesal santafesino de 1962 (Ley 5531) que dice textual-
mente:
Art. 303: “También podrá intervenir en apoyo de una de las par-
tes, aquél para quién constituya condición favorable de su derecho
la sentencia que se dicte en pro del litigante a que coadyuve.

156 REIMUNDIN, Ricardo, Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, Viracocha, 1956, T.
I. pág. 196.
157 PALACIO, Lino Enrique, Derecho Procesal Civil. Sujetos del Proceso, ob. cit., T.
III., pág. 239.
158MORELLO, Augusto Mario, Los recursos extraordinarios y la eficacia del proce-
so, Buenos Aires, Hammurabi, 1981, T.I., pág. 119.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 85

Su participación será accesoria y subordinada a la de la parte a que


apoye. Con la limitación establecida, tendrá todos los poderes y
facultades de una parte”.
CARLOS y ROSAS LICHTSCHEIN al explicar el CPC SFE mencionaron
que: “La actuación del coadyuvante en este tipo de intervención,
se caracteriza por accesoria y subordinada, según dice la ley; esto
es, se halla limitada por la conducta de la parte originaria; el terce-
ro carece de facultades para obrar en contraposición con ésta res-
pecto de actos realizados por dicha parte, pero puede desarrollar
toda la actividad que sea armónica con ellos y la que importe su-
plir las omisiones en que incurra la coadyuvada siempre que no
haya vencido el plazo o que ésta no haya manifestado una volun-
tad contraria, p. ej. no podría apelar si hubiera una declaración de
la principal de que no usaría tal recurso”159.
Si se analiza la norma santafesina, se desprende de la misma que la
ley no reconoce al tercero adhesivo simple como una verdadera
“parte” por más que así lo nombre, ya que –a diferencia de las
partes originarias– le impone limitaciones en su actuación.
Algo semejante ocurrió en el ámbito legislativo nacional, ya que
PALACIO al hacer el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación
(Ley 17.454 del año 1967) utilizó como antecedente para la inter-
vención de terceros al CPC SFE, planteando también la contradic-
ción citada, pues por una parte otorga al tercero el carácter liso y
llano de parte (art. 90) y, por la otra, restringe la referida calidad
al señalar que “su actuación será accesoria y subordinada a la de la
parte a quien adhiere” (art. 91 inc. 1), imponiendo además expre-
sas prohibiciones a su actuación al reglamentar: “no pudiendo ale-
gar ni probar lo que estuviese prohibido a ésta”. Ambos artículos
disponen lo siguiente:
CPC SFE, Art. 90: “Podrá intervenir en un juicio pendiente en cali-
dad de parte, cualquiera fuere la etapa o la instancia en que éste se

159 CARLOS, Eduardo B. y ROSAS LICHTSCHEIN, Miguel Angel, Explicación a la Re-


forma Procesal (Ley 5531), ob. cit., pág. 152.
86 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

encontrare, quien: 1) acredite sumariamente que la sentencia pu-


diere afectar su interés propio; 2)...”.
CPC SFE, Art. 91: “En el caso del inc. 1 del articulo anterior la ac-
tuación del interviniente será accesoria y subordinada a la de la
parte a quien apoyare, no pudiendo alegar ni probar lo que estu-
viese prohibido a ésta…”.
Ahora bien, partiendo de la característica fundamental de que el
tercero adhesivo simple no es titular de la relación jurídica mate-
rial invocada en el proceso por las partes originarias, sino de otra,
que depende técnicamente de aquella, la doctrina clásica delineó
los alcances de su actuación como parte subordinada y accesoria
en los siguientes términos:
 No está legitimado para ser actor o demandado.
 No ejerce ni defiende en el pleito una pretensión propia e
independiente (un derecho), sino un simple interés jurídico, inten-
tando mejorar su eventual derecho.
 No puede ampliar ni modificar los límites de la litis que son
señalados por la partes principales, “hace suya, por así decirlo,
prohíja la pretensión que ya se encuentra en el caudal jurisdiccio-
nal o la posición del demandado, según sea el caso”160.
 Su labor es de ayuda, de auxilio o de colaboración del asisti-
do, ya sea para mejorar su labor o para llenar los vacíos de su
inactividad u omisiones, para que su negligencia o reticencia no
produzca efectos perjudiciales al tercero.
 No puede actuar en contradicción con la parte que coadyu-
va por estar subordinado en su actuación (de lo contrario se le es-
taría otorgando un legitimación total).
 No puede disponer del derecho litigioso porque no le per-
tenece.

160PARRA QUIJANO, Jairo, La intervención de terceros en el proceso civil, Buenos


Aires, Ediciones Depalma, 1986, pág. 164.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 87

 Su inserción no altera la única relación litigiosa (la de actor-


demandado que se mantiene inalterable en su número por la pre-
sencia del tercero).
 La sentencia ni lo condena ni lo absuelve en cuanto al fondo
del problema, no lo menciona para nada.
En base a la limitada legitimación del tercero adhesivo simple, la
doctrina también se ocupó de enunciar los actos que le están
prohibidos efectuar, los que se especifican a continuación siguien-
do el orden de la serie procedimental en que está constituido el
proceso hasta llegar a la sentencia, su objeto.
Así se ha dicho que al tercero adhesivo simple le está prohibido:
 Afirmación
- Modificar o ampliar los términos de la pretensión del asistido
(la demanda).
- Introducir pretensiones propias que hagan a su derecho sus-
tancial.
 Negación
- Modificar o ampliar los términos de la defensa (la contesta-
ción de demanda).
- Articular defensas o excepciones materiales o procesales que
le sean personales.
- Proponer demanda reconvencional.
- Realizar actos de disposición de la pretensión o del objeto li-
tigioso: allanamiento, desistimiento, transacción o conciliación,
y oponerse a la postura que al respecto practiquen las partes
principales (salvo caso de connivencia fraudulenta de las par-
tes).
 Confirmación
- Servirse de una prueba de la que la parte ayudada haya re-
nunciado o desistido.
88 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

- Ofrecer prueba contradictoria con la del asistido.


- Impugnar la prueba pericial si es aceptada por el coadyuva-
do.
- Pedir que la causa se declare de puro derecho, si el asistido
pidiese la apertura a prueba.
- Declarar como testigo (si puede confesar o pedir la confe-
sión).
 Valoración
- Alegar de bien probado si la parte ayudada renunció a ha-
cerlo.
 Sentencia
- Apelar la sentencia definitiva (o cualquier otra resolución ju-
dicial) si es que la parte asistida la consintió expresamente o
renunció a apelarla.

1.2.2. CONCEPCIONES MINORITARIAS

Junto a la doctrina clásica mayoritaria, surgieron también otras lí-


neas de pensamiento diferentes respecto de la figura del tercero
adhesivo simple:
CLARIÁ OLMEDO consideró que no es parte ya que, refiriéndose a la
intervención adhesiva, sostuvo: “Se trata simplemente de permitir
a quien podría ser perjudicado por una sentencia adversa, prestar
su ayuda (coadyuvar) a la parte con interés coincidente para facili-
tar el triunfo de su pretensión. No se trata de una parte indepen-
diente ni de un litisconsorte, sino tan sólo de un adherente sin le-
gitimación procesal para ser demandado o para demandar en ese
mismo proceso”161.

161 CLARIÁ OLMEDO, Jorge A., Derecho Procesal. Estructura del Proceso, ob. cit., T.
II., pág. 69.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 89

Del mismo modo MORELLO, SOSA y BERIZONCE indicaron: “En los


casos de intervención adhesiva el tercero accede o se incorpora a
un proceso en nombre propio y por un interés suyo pero en fun-
ción del derecho ajeno, es decir, el de la parte principal, con la
cual coadyuva peticionando y probando en concurrencia con ella
o por ella. El coadyuvante, sin embargo, no es representante del
coadyuvado, pues como se acaba de señalar actúa en nombre e
interés propio aunque defendiendo un derecho ajeno. Se ha podi-
do expresar sobre el particular que el coadyuvante es asimilable al
sustituto. Pero a diferencia de éste, no es parte principal, sino que
actúa junto a, o en lugar, de la parte. No pide la actuación de la
ley para sí sino para el coadyuvado, y su actuación procesal tiene
el mismo efecto que si la llevare a cabo la parte. Lo fundamental
es comprender que el coadyuvante no es litisconsorte, no es parte
principal”162.
Por otra parte, alguna doctrina comenzó a contemplar que par-
tiendo de la concepción mayoritaria anteriormente expuesta, los
casos de intervención asistente no siempre se solucionaban con
justicia y, por tanto, propició la concepción de que para ello el
tercero adhesivo debe ser considerado verdadera parte o parte
plena.
Quien más se destacó al respecto fue MONTERO AROCA, cuyo pen-
samiento resultó novedoso. Es por ello que se transcriben a conti-
nuación varios párrafos de sus publicaciones. Este autor manifestó
que:
“No existen posiciones intermedias se es o no se es parte, tertium
non datar. […]. Desde que el hasta entonces tercero se introduce
en el proceso, desde que se coloca junto al demandante, ejerci-
tando la misma pretensión ejercitada por éste, o junto al deman-
dado, para resistir a la pretensión, el interviniente sólo puede te-

162 MORELLO, Augusto Mario, SOSA, Gualberto Lucas y BERIZONCE, Roberto Omar,
Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de
la Nación. Comentados y Anotados, ob. cit., T. II-B., pág. 365.
90 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

ner una naturaleza jurídica: la de parte. No existe otra solución


para explicar su posición en el proceso.
El fundamento de la institución exige concederle al interviniente la
condición de parte en la plenitud de sus facultades. La relación ju-
rídico-material de que es titular, es dependiente de la deducida en
el proceso por las partes originarias, y ese vínculo de dependencia
se resuelve en la prejudicialidad, de tal forma que, aunque de mo-
do indirecto, se está juzgando en el proceso de su derecho.
Si la sentencia entre las partes va a determinar el contenido, e in-
cluso la existencia, de la relación jurídica del interviniente, éste
debe contar con todos los poderes para defenderla ¿Cómo podrá
defenderse de la eficacia refleja de la cosa juzgada si no le es otor-
gada la condición de parte, o si se configura un ente –quasi parte–
que no remedia nada, porque no responde a la realidad?
La realidad es que el interviniente no puede estar en posición
subordinada, porque además de que en el proceso se está juzgan-
do de su derecho, en la mayoría de los casos el fin perseguido con
la intervención no es apoyar o coadyuvar a una de las partes, sino
evitar el fraude procesal, y este fin sólo puede lograrse si el inter-
viniente es independiente en su actuación procesal, si puede reali-
zar actos y alegaciones que estén en contradicción con los de la
parte pretendidamente coadyuvada”163.
“El interviniente toma parte en el proceso, tanto para defender el
derecho de una de las partes como para defenderse a sí mismo,
para evitar el perjuicio que podría ocasionarle a su derecho un
pronunciamiento judicial en determinado sentido.

MONTERO AROCA, Juan, La intervención Adhesiva Simple, ob. cit., pág. 230;
163

MONTERO AROCA, Juan, “Intervención adhesiva simple en el proceso civil”, en II


Encuentro Panamericano y XII Congreso Argentino de Derecho Procesal. Ponen-
cias Generales, Rosario – Argentina, Instituto Panamericano de Derecho Procesal,
1983, pág. 181.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 91

El no podrá limitar la actividad de las partes originarias, pero éstas


tampoco podrán limitar su actividad procesal”164.
“Deben distinguirse dos titularidades distintas “la material y la
procesal, el interviniente no es titular de aquélla, pero es parte en
ésta, y así como no podrá realizar actos que supongan disposición
de la primera (renuncia, allanamiento, transacción) es plenamente
autónomo al desenvolverse en el marco de la relación jurídico-
procesal, con la excepción de que no podrá tampoco realizar ac-
tos de disposición del proceso (desistimiento) por repercutir sobre
la relación jurídico material de que no es titular el interviniente.
Lo anterior supone que, convertido el interviniente en parte, ha
de dársele traslado de todos los actos y alegaciones realizados por
las otras partes y han de notificársele todas las resoluciones judicia-
les”165.
“Si las alegaciones de las partes pueden ser procesales y de fondo,
las dos pueden ser realizadas por el interviniente, el cual puede
formular todas las excepciones procesales, denunciando la falta de
cualesquiera de los presupuestos procesales y llevar al proceso to-
do tipo de hechos, constitutivos, impeditivos, extintivos y exclu-
yentes; únicamente con relación a los primeros, los constitutivos,
hay que advertir que no puede cambiar la pretensión ejercitada
por el demandante, pues él interviene en un proceso pendiente
cuyo objeto ha quedado configurado en la demanda. Por lo de-
más, sus alegaciones pueden ser contrarias a las realizadas por la
parte supuestamente “coadyuvada” pues el interviniente no está
subordinada a ésta”166.
“El interviniente puede proponer y practicar prueba con indepen-
dencia de las otras partes, e incluso para desvirtuar hechos admiti-

164 MONTERO AROCA, Juan, La intervención Adhesiva Simple, ob. cit., pág. 231.
165 MONTERO AROCA, Juan, “Intervención adhesiva simple en el proceso civil”, en
II Encuentro Panamericano y XII Congreso Argentino de Derecho Procesal. Po-
nencias Generales, ob. cit., pág. 182.
166 Ibídem, pág. 183.
92 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

dos por esas otras partes y para contrarrestar la prueba de éstas


[…].
Naturalmente la condición de parte supone la imposibilidad de ser
testigo; la parte sólo puede aportar su conocimiento de los hechos
por la prueba de confesión judicial”167.

1.3. CONCEPCIONES MODERNAS

Al llegar a este punto se puede advertir que es tan complejo el ins-


tituto de la intervención adhesiva simple que, a pesar del tiempo
transcurrido desde la concepción clásica hasta la actualidad, la
doctrina todavía no ha logrado ponerse de acuerdo sobre la natu-
raleza jurídico-procesal del tercero adhesivo simple.
Por tanto, aún subsisten y conviven las tres posiciones: que no es
parte, que es parte accesoria y subordinada, y que es parte plena.
Tal discrepancia doctrinal sumada a la ambigua regulación legal
conllevan a que este tipo de intervención sea una de las que ma-
yores problemas causa dentro del proceso.
Así entonces, GONZALEZ afirmó que “el tercero adhesivo no es par-
te, en razón de que la figura del tercero adhesivo simple no res-
ponde a la definición ortodoxa de la calidad de parte”168.
MARTINEZ también explicó que “El coadyuvante simple no es parte
en el proceso. Carece también de potencialidad de serlo por ca-
rencia de legitimación autónoma, y por ello no es posible interver-
tir su carácter o actuar “como parte” tal como se le reconoce al
coadyuvante autónomo […] Pensamos que no cabe apartarse, al
menos dentro de nuestro espectro doctrinario, de la concepción
clásica, negándole en consecuencia al coadyuvante simple el carác-
ter de parte”169.

167 Ibídem, pág. 183.


GONZALEZ, Atilio Carlos, La intervención voluntaria de terceros en el proceso,
168

ob. cit., pág. 62.


169 MARTINEZ, Hernán J. Procesos con sujetos múltiples, ob. cit., T. 1, pág. 308.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 93

RIVAS, en cambio, consideró que “El interviniente adhesivo simple


es parte, por la sencilla razón de peticionar y tener derecho al
proveimiento, pero no solamente en cuanto al campo de la legi-
timación formal procesal sino, también y fundamentalmente, en
razón de que la ley le da una participación en el pleito y es nece-
sario reconocerle aptitud para ejercitarla en tanto muestre un inte-
rés propio aceptable. En definitiva y para terminar con toda duda,
la propia ley asigna condición de parte (art. 90, 1º parte, CPCN)
no obstante el límite de actuación que impone”170.
ARAZI agregó que el interviniente adhesivo simple “No está legiti-
mado para ser actor o demandado; sin embargo, debe considerár-
selo un litisconsorte de la parte a quien ayuda, salvo en lo que ha-
ce a las excepciones materiales o procesales de carácter personal,
que no está facultado para oponer en el proceso; por ello el ar-
tículo 91 del Código Procesal Nacional dispone que el tercero no
puede alegar ni probar lo que estuviese prohibido a la parte a
quien apoyare. En lo demás, está autorizado para realizar todos
aquellos actos que le está permitido a la parte a quien adhiere,
siempre que ésta no lo hiciese, tales como oponer defensas y ex-
cepciones (incluso la prescripción), peticionar la caducidad de la
instancia, apelar la sentencia desfavorable, y oponerse a los actos
de disposición del proceso (por ej, allanamiento o desistimiento).
[…] Lo contrario sería hacer del tercero “un convalidado de pie-
dra” y su intervención se tornaría inútil, pues, precisamente, se in-
troduce en el proceso para hacer aquello que la parte a la que ad-
hiere, pudiendo, no hace”171.
Mientras que COLOMBO y KIPER refirieron que “su posición en el
proceso no es autónoma, sino “subordinada o dependiente” de la
parte a la que adhiere. Por consiguiente, su actuación se encuentra

170RIVAS, Adolfo Armando, Tratado de las tercerías. El proceso complejo, ob. cit.,
T. 2, pág. 196.
ARAZI, Roland, “La intervención de terceros en el proceso civil”, en Revista de
171

Derecho Procesal. Litisconsorcio, intervención de terceros y tercerías, ob. cit., pág


108.
94 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

limitada por la conducta asumida por la parte principal, pues si


bien puede realizar cualquier clase de actos procesales, éstos solo
serán eficaces en la medida en que no sean incompatibles o perju-
diquen el interés de aquélla”172. Resulta evidente que ambos auto-
res no nombraron “parte” al tercero adhesivo simple.
Algo parecido planteó LEGUISAMÓN cuando refirió al tercero adhe-
rente como “el sujeto del proceso, pero no de la pretensión dedu-
cida en él: su posición está subordinada a la actuación de la parte
principal a la cual adhiere. Por tanto, el interviniente puede subsa-
nar un defecto de la defensa supliendo las omisiones en que ésta
incurra, siempre que no haya vencido el plazo o que la parte no
haya manifestado una voluntad contraria”173.
En la provincia de Santa Fe, PEYRANO expresó que “El coadyuvan-
te subordinado no es parte por más que el código señale que
cuenta con todas las facultades y poderes que le son inherentes. Es
que no ejerce una pretensión propia, ni concreta el tema litigioso;
y para colmo su actuación es calificada como accesoria por el legis-
lador. ¿Es concebible que una verdadera parte esté subordinada al
parecer de otra? Al no ser parte no será declarado ganancioso o
perdidoso en la sentencia que dirima la relación procesal afectan-
te”174. “Es la intervención que reconoce menor número de faculta-
des. La intervención de este tercero debe ser armónica, comple-
mentaria y no disonante con la de la parte a que coadyuva. Puede
suplir omisiones pero no puede contradecir la voluntad de la parte
a que coadyuva. Si ésta quiere consentir la sentencia, él no va a
poder apelar. Pero si podría plantear el recurso de apelación si la
parte coadyuvada se hubiera limitado a no deducirlo. Si la parte

172 COLOMBO, Carlos J y KIPER, Claudio M., Código Procesal Civil y Comercial.
Anotado y Comentado, ob. cit., pág. 602.
LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, 2009, T. I.
173

pág. 378.
174PEYRANO, Jorge Walter, “Esquema descriptivo de la intervención de terceros en
el proceso civil”, ob. cit., pág. 35.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 95

ofrece prueba testimonial y pericial, él podrá ofrecer otras. Si la


parte renuncia a la prueba, él no va a poder ofrecerla”175.
CARRILLO sostuvo que “El coadyuvante simple no es parte en el
proceso, no delimita el thema decidendum sino que su actuación
se encuentra limitada por la conducta de la parte originaria”176.
HOTHAM del mismo modo planteó: “Algún otro tercero, cuyo in-
terés no tenga tan directa relación con la causa iniciada, puede lo-
grar una intervención limitada, “subordinada a la de la parte a que
apoye”; apenas contribuir, pero no invocar fundamentos distintos
ni ejercer actos procesales diferentes”177.
En igual sentido CHIAPPINI expresó “La actuación del tercero coad-
yuvante simple es accesoria y subordinada a la parte originaria”178.
Se infiere, implícitamente, de la opinión de los dos autores preci-
tados que no lo consideraron verdadera “parte”.
ALVARADO VELLOSO, en una vertiente más renovadora, tomando el
caso del fiador simple –y aclarando que está en condición de ser
multiplicado179– le concedió al tercero asistente todos los poderes
inherentes a una parte, y como nota distintiva sostuvo que:
“La doctrina y los códigos que regulan el instituto derivan una
consecuencia que no lo es: el tercero asume el carácter de parte
subordinada o accesoria (queriendo significar con ello que no es
una verdadera parte procesal pues carece de sus atributos de au-

175 PEYRANO, Jorge Walter, Lecciones de Procedimiento Civil, ob. cit., pág. 93.
CARRILLO, Hernán, EGUREN, M. Carolina, GARCIA SOLA, Marcela y PEYRANO,
176

Marcos, ob. cit., pág. 601.


177HOTHMAN, Richard A., Las razones del proceso civil, Rosario – Argentina, Edi-
torial Zeus S.R.L., 2001, pág. 100.
CHIAPPINI, Julio, Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe
178

anotado y concordado, Rosario-Argentina, FAS, 2005, V. 3, pág. 219.


179ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil. Compendio
del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación procesal de la Provincia de
Santa Fe por Andrea A. Meroi, ob. cit., pág. 338.
96 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

tonomía de actuación) en virtud de existir una relación de subor-


dinación entre la parte y el asistente.
Y a base de ello, se le veda expresamente al tercero la posibilidad
de realizar cualquier tipo de actividad que no resulte compatible
con la efectuada por la parte principal (por ejemplo, si la parte no
alega la prescripción de la obligación no puede hacerlo el tercero).
Insisto en que esta afirmación contiene un error conceptual.
Y es que parece obvio sostener que la circunstancia de concurrir
una relación condicionante y otra condicionada en su existencia
no puede generar por sí misma un estado de subordinación entre
el asistente y la parte, cuando la realidad jurídica y la lógica pura
indican que entre ambos existe una clara y elemental coordinación
de intereses. Nadie puede dudar de que, voluntaria o provocada-
mente, el tercero concurre al proceso no sólo para apoyar logísti-
camente a una parte sino también para lograr su propia desvincu-
lación obligacional mediante la absolución de aquélla.
Y así resulta que el interés del tercero (piénsese en persona harto
solvente) puede ser notoriamente mayor que el de la propia parte
(piénsese en persona insolvente).
Ya he recordado que conforme con lo dispuesto en el CC, 2020 y
2021, el fiador puede oponer al acreedor todas las excepciones
propias y las que podría oponerle el deudor principal, haciéndolo
en su nombre personal y aun contra la voluntad del deudor.
Y ello es así en razón de que el CC, 2023 autoriza expresamente al
fiador “a intervenir en las instancias entre el acreedor y el deudor
sobre la existencia y validez de la obligación principal; y si no hu-
biese intervenido, las sentencias pronunciadas no le privan (poste-
riormente) de alegar las excepciones”.
¿Qué sentido lógico –y jurídico– tiene, entonces, vedar al tercero
el ejercicio de los derechos que la ley de fondo le acuerda nor-
malmente?… Si el demandado no opone la excepción de prescrip-
ción y esta es de procedencia manifiesta, ¿no lo podrá hacer el ter-
cero asistiendo al deudor?
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 97

Ante normas tan claras, si procesalmente no se permite al tercero


actuar en forma incompatible con lo realizado por la parte, ¿pue-
de quedar aquél vinculado definitivamente a la renuncia volunta-
ria (expresa o implícita) que efectúa el deudor respecto de ciertas
defensas que resultarán definitorias para el litigio?
Y, además, si el deudor consiente la sentencia que le es adversa,
¿no se permitirá impugnarla al tercero, para quien precisamente
constituye la condición de existencia de su propia relación?”180.
Para responder a tales interrogantes, advirtió que existe una dis-
cordancia entre la ley de fondo y las leyes procesales, ya que la
primera le otorga facultades al tercero y la segunda se la restringe
subordinando su actuación a la de la parte a la que viene a asistir,
señaló al respecto que la estructura piramidal del orden jurídico181
hace que no pueda ignorarse el rango de las distintas normas. Por
ello propuso que: “aunque se acepte en la especie la existencia de
una sola y única relación litigiosa, el tercero asistente pueda coad-
yuvar en la defensa de su asistido con todos los poderes afirmato-
rios, confirmatorios, alegatorios e impugnatorios de una verdadera
parte procesal (ni accesoria ni subordinada)”182.

180ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil. Compendio


del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación procesal de la Provincia de
Santa Fe por Andrea A. Meroi, ob. cit., págs. 337 y 338.
181“La estructura del ordenamiento normativo se concibe, siguiendo a la Escuela
Pura del Derecho (Escuela vienesa) de KELSEN y de su discípulo MERKL, como una
pirámide. Nos encontramos con un orden vertical por el cual se puede transcurrir
lo mismo de arriba hacia abajo que en sentido inverso. Si se parte de la cumbre,
se empieza con la constitución, y se atraviesa por medio de la individuación
normas con decreciente generalidad de las cuales cada capa se apoya sobre la
precedente: leyes, decretos, contratos colectivos de trabajo, contratos, actos ad-
ministrativos. Este orden vertical puede ser recorrido en dirección inversa, empe-
zando con los actos administrativos y contratos, terminando con la constitución y
estando incluída siempre la norma inferior en la superior”. GOLDSCHMIDT, Wer-
ner, Introducción al Derecho. La Teoría Trialista del Mundo Jurídico y sus Hori-
zontes, 3º ed., Buenos Aires, Ediciones Depalma, 1967, págs. 307 y 308.
182 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pág. 338.
98 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

Es apropiado destacar que la posición asumida por ALVARADO VE-


LLOSO derivó en la motivación para este trabajo.

En línea con su pensamiento y, entonces, interpretando el enfren-


tamiento entre la ley procesal y la ley de fondo conforme la su-
premacía de las leyes, se puede reflexionar lo siguiente:
La ley de fondo nacional (Código Civil) es de jerarquía superior a
la ley procesal provincial (CPC SFE), por lo tanto el derecho pro-
cesal santafesino debe ceder terreno al derecho sustancial.
Además, por encima de ambas, se ubica la Constitución Nacional
que tutela el derecho de defensa en juicio; esto da lugar a los si-
guientes interrogantes:
¿El fiador simple, aunque tercero adhesivo simple, no se incorpora
en un litigio?
Y una vez partícipe de éste:
¿No debería contar con las debidas garantías constitucionales de
igualdad, defensa en juicio y debido proceso?
La respuesta a estas preguntas es, sin dudas, afirmativa. Esto impli-
ca que el CPC SFE al restringir la actuación del fiador en su figura
de interviniente adhesivo simple, es contrario a los principios que
emanan de la ley fundamental.
Por tanto, tal ordenamiento procesal debe subordinarse al Código
Civil y ambos a la Constitución Nacional, respetándose así la su-
premacía de la primera consignada en su art. 31183. Esta se explica
de la siguiente manera: “Dada la estructura federal de nuestro es-
tado, la supremacía constitucional reviste un doble alcance: a) la
constitución prevalece sobre todo el orden jurídico-político del es-
tado, b) la constitución, en cuanto federal, prevalece también so-

183CN, art. 31:”Esta Constitución, las leyes de la Nación que en su consecuencia


se dicten por el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son la ley
suprema de la Nación, y las autoridades de cada provincia están obligadas a con-
formarse a ella, no obstante cualquier disposición en contrario que contengan las
leyes o constituciones provinciales”.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 99

bre todo el derecho provincial, (y dentro de esta segunda supre-


macía, prevalece juntamente con la constitución federal todo el
derecho federal – leyes, tratados, etc.)184.
Algo semejante ocurre con ley procesal nacional (CPCN) que, si
bien tiene la misma jerarquía de ley que el Código Civil, aun sien-
do posterior al mismo no puede derogar sus preceptos, pues no
parece sensato que por la vía del procedimiento se derogue el
Código Civil185, que esta hecho por la Nación pero con una finali-
dad superior a la del CPCN. Del mismo modo, ambos deben
subordinarse a la Constitución Nacional, pues “La supremacía
constitucional supone una gradación jerárquica del orden jurídico
derivado, que se escalona en planos distintos. Los más altos
subordinan a los inferiores, y todo el conjunto se debe subordinar
a la constitución”186.
En este estado del tema, puede plantearse la pregunta acerca de si
en realidad el art. 2023 del CC se trataría de una norma de pro-
cedimiento y, por tanto, el CC ha avanzado sobre la legislación de
forma, que está delegada a las provincias.
La respuesta es que corresponde el rechazo de tal observación por
cuanto es el Código Civil el que define quién puede estar en juicio
en función de la pretensión hecha valer en él, ya sea porque se es
titular del derecho a base del cual se pretende, o –no siendo ello
necesario al efecto de demandar– porque se es titular del interés
para obrar a base de un derecho del cual es titular otro sujeto, de-

184BIDART CAMPOS, Germán J., Manual de Derecho Constitucional Argentino,


nueva ed. actualizada, Buenos Aires, EDIAR Soc. Anónima Editora, 1984, pág. 57.
185“[…] un corpus de miles de artículos que compila y ordena las instituciones ci-
viles básicas (que desde el punto de vista académico ha sido considerado como
un 'monumento jurídico' por su magnificencia”. ROSATTI, Horacio, Código Civil
Comentado. El Código Civil desde el Derecho Público, Buenos Aires, Rubinzal
Culzoni Editores, 2007, pág. 70.
186 BIDART CAMPOS, German J., Ibídem, pág. 55.
100 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

terminando así la ley sustantiva (art. 2023 CC) lo que se conoce


doctrinariamente como legitimatio ad causam187.
En rigor de verdad, cuando la legitimación se funda en el interés
para obrar (legitimación extraordinaria) siempre es definida por la
ley de fondo, lo cual ocurre no sólo en este caso del fiador simple,
sino además, y entre otros, en la acción subrogatoria (art. 1196,
CC), en el caso especial de la figura denominada “citación en ga-
rantía del asegurador”, que puede efectuar el damnificado de un
accidente de tránsito (art. 118, Ley de Seguros Nº 17.418), en la ac-
ción de amparo que pueden interponer el afectado, el defensor
del pueblo y las asociaciones, en lo relativo a los derechos que
protegen el medio ambiente, al consumidor y a los derechos de
incidencia colectiva en general (art. 43, CN), etc.
Sumado a ello, debe considerarse que el art. 2023 opera en con-
junción con los arts. 2020, 2021 y 2022 del CC, por tanto el dere-
cho de intervención encuentra su razón de ser en la propia calidad
de fiador, ya que por dicha calidad es que puede intervenir y de-
ducir las defensas a que está autorizado, y esa calidad no depende
de la ley procesal sino del derecho sustantivo, correspondiendo
únicamente a aquélla dar los medios de realizar los derechos que
pertenecen al fiador en virtud de su calidad de tal.
Retomando la cuestión de la jerarquía de las leyes, de no respetar-
se ésta ocurriría lo siguiente:
Partiendo de la ley civil (art. 2023), parecería que el fiador es traí-
do al litigio por el acreedor para discutir por única vez frente al
demandado y al fiador las defensas propias del deudor sobre la
existencia o validez de la obligación principal, de esa manera, el
acreedor se garantiza que en el juicio que pueda iniciarse contra el
fiador, éste no pueda alegarlas. Sin embargo, esto es sólo en apa-
riencia, porque, una vez que el fiador está en el litigio y su inter-
vención es regida por la ley procesal que le prohíbe actuar en con-

187ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil. Compendio


del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación procesal de la Provincia de
Santa Fe por Andrea A. Meroi, ob. cit., pág. 406.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 101

tradicción con el deudor, si éste no se defendiese correctamente, el


acreedor en realidad discutiría por única vez, y solamente frente al
deudor, la existencia o validez de la obligación principal, tornán-
dose en una verdadera trampa la intervención del fiador.
Tal supuesto es admisible, por cuanto la ley procesal sólo le permi-
te al fiador actuar como parte accesoria y subordinada, vedándole
la posibilidad de realizar cualquier tipo de actividad que resulte in-
compatible con la efectuada por la parte principal, así por ej. no
podría alegar la nulidad o prescripción de la obligación principal si
el deudor no quiere hacerlo.
Se podría decir entonces que la provocación de la concurrencia al
pleito del fiador por voluntad del acreedor encubre un perjuicio
para el fiador, pues, en realidad, el acreedor trae al proceso al fia-
dor para dejarlo lisa y llanamente sin las defensas del deudor tan-
to en el pleito pendiente como en el posible juicio que podría ini-
ciarse en contra del fiador, lo que es muestra de una clara viola-
ción del derecho de defensa en juicio.
En verdad, para el acreedor la norma de fondo (CC, art. 2023) es
la justificación que lo asiste en el derecho para citar al fiador. Una
vez dentro del proceso, el acreedor abandona el Código Civil, y
utiliza entonces la norma procesal en provecho propio y en per-
juicio del fiador, configurándose un concreto abuso del derecho.
El derecho no puede permitir que se encubra una situación de in-
defensión bajo la apariencia de un beneficio para el fiador, quien
es citado para oponer defensas del deudor.
Puede decirse, además, que de seguirse la ley procesal, le es veda-
do al fiador dos veces la posibilidad de oponer libremente defen-
sas o excepciones del deudor. Primeramente, en el litigio entre
acreedor-deudor porque su actuación es accesoria y subordinada,
no pudiendo actuar en contraposición con el deudor, y luego, en
su propio litigio -si no fue satisfecha la acreencia del acreedor-
porque, como intervino en las instancias entre acreedor-deudor, la
sentencia pronunciada le priva de alegar esas excepciones (CC, art.
2023).
102 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

En conclusión, es lógica y razonable la posición de ALVARADO VE-


LLOSO al asumir que cuando el fiador interviene en el proceso en-
tre acreedor-deudor, sea voluntaria o provocadamente, pueda
oponer todas las defensas del deudor, aun en contra la voluntad
de éste, como le permite la ley de fondo y, para ello, debe otor-
gársele una legitimación de parte plena para actuar en el proceso,
sin subordinación ni accesoriedad alguna, primando así el orden
jerárquico de las leyes y, en consecuencia, el derecho constitucio-
nal de defensa en juicio.
De esa forma, la intervención del fiador simple se torna justa y efi-
caz, porque precisamente se introduce en el proceso para hacer
aquello que el deudor demandado, incluso legitimado, no hace.
Por todo ello es que comparto la opinión de ALVARADO VELLOSO
en cuanto a que el fiador, como tercero adhesivo simple, debe ser
considerado “parte” (ni accesoria, ni subordinada) para actuar en
el proceso donde se demanda la pretensión de condena contra el
deudor principal.
Aunque, considero que su carácter de “parte” (ni accesoria, ni
subordinada) en lo que respecta a la pretensión mere declarativa –
sobre la existencia y validez de la obligación principal– que se en-
cuentra subsumida en aquella de condena, responde a otras razo-
nes que se explicarán en el parágrafo 3 de este capítulo.

2. LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL CÓDIGO CIVIL

Sobre la intervención del fiador simple en el proceso, el art. 2023


del Código Civil constituye el eje central del tema, pues en él se
estableció lo siguiente:
CC, 2023: “El fiador puede intervenir en las instancias entre el
acreedor y el deudor, sobre la existencia o validez de la obligación
principal; y si no hubiese intervenido, las sentencias pronunciadas
no le privan de alegar esas excepciones”.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 103

Para la mejor comprensión de dicho precepto, el mismo debe ser


entendido en función de los artículos 2020, 2021 y 2022 del CC.
Abordemos el primero de ellos:
CC, 2020: “Aunque el fiador sea solidario con el deudor, podrá
oponer al acreedor todas las excepciones propias, y las que podría
oponerle el deudor principal en la fianza simple, excepto solamen-
te las que se funden en su incapacidad”.
Se desprende de la norma transcripta que “así, sea la fianza simple
o solidaria, el fiador puede oponer al acreedor todas las excepcio-
nes propias, es decir, todas las excepciones inherentes a su persona
o a la fianza, consideradas en sí mismas, por ejemplo: la falta de
capacidad del fiador; la nulidad de la fianza por haber sido otor-
gada con los vicios de error, dolo o violencia; su nulidad por tener
un objeto ilícito; etcétera”188.
A los ejemplos mencionados puede sumarse el de la extinción de
la fianza. Ésta se extingue por la extinción de la obligación princi-
pal que le sirve de causa como consecuencia de la accesoriedad;
pero también se extingue directamente, por el modo normal en
que se extinguen las obligaciones en general, según lo señala el art.
2042189 del CC.
En algunos casos la extinción de la fianza, libera también al deu-
dor principal (v. gr. el pago del fiador, la compensación o transac-
ción entre acreedor y fiador), pero en otros casos subsiste su obli-
gación (v. gr. confusión entre las personas del acreedor y fiador,
renuncia de los derechos del acreedor a favor del fiador, la remi-
sión cuando el acreedor entrega al fiador el documento donde
consta la constitución de la fianza).

SALVAT, Raymundo M., Tratado de Derecho Civil Argentino. Fuentes de las


188

Obligaciones, ob. cit., pág. 279.


189CC, art. 2042: “La fianza se extingue por la extinción de la obligación princi-
pal, y por las mismas causas que las obligaciones en general, y las obligaciones ac-
cesorias en particular”.
104 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

Existen además otros supuestos donde permaneciendo vigente la


obligación principal, se ha producido la extinción de la fianza, se-
gún lo dispuesto en los artículos 2018190, 2043191 y 2046192 CC.
Es necesario destacar que en la fianza simple el derecho del fiador
es todavía más amplio ya que: “puede oponer también las excep-
ciones que podría oponer el deudor principal, excepto solamente
las que se funden en su incapacidad193 (art. 2020). Por ejemplo: el
fiador puede oponer la nulidad de la fianza por los vicios de
error, dolo o violencia ejercidos contra el deudor, para inducirlo a
contraer la obligación afianzada; pero el fiador no puede oponer
la nulidad de la fianza por causa de incapacidad del mismo, por-
que el fiador es en estos casos responsable como único deudor
(art. 1994194, in fine). Las excepciones que la disposición que estu-
diamos permite al fiador oponer, pueden ser opuestas por él en su
nombre personal, aun contra la voluntad del deudor (art.
2021)”195.

CC, art. 2018: “Si el acreedor es omiso o negligente en la excusión, y el deu-


190

dor cae entretanto en insolvencia, cesa la responsabilidad del fiador”.


191CC, art. 2043: “La fianza se extingue también, cuando la subrogación a los de-
rechos del acreedor, como hipoteca, privilegios, etcétera, se ha hecho imposible
por un hecho positivo, o por negligencia del acreedor”.
192CC, art. 2046: “La prorroga del plazo del pago hecha por el acreedor, sin con-
sentimiento del fiador, extingue la fianza”.
193“Esta solución no se compagina con el principio de la accesoriedad de la fianza
que resulta desplazado por razones de protección de la minoridad”, LORENZETTI,
Ricardo Luis, Tratados de los Contratos, ob. cit., pag. 504.
194CC, art. 1994: “La fianza no puede existir sin una obligación válida. Si la obli-
gación nunca existió, o está extinguida, o es de un acto o contrato nulo o anula-
do, será nula la fianza. Si la obligación principal se deriva de un acto o contrato
anulable, la fianza también será anulable. Pero si la causa de la nulidad fuese al-
guna incapacidad relativa al deudor, el fiado, aunque ignorase la incapacidad, se-
rá responsable como único deudor”.
SALVAT, Raymundo M., Tratado de Derecho Civil Argentino. Fuentes de las
195

Obligaciones, ob. cit., pág.280.


LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 105

Asimismo en la fianza simple se pueden deducir las defensas de


beneficio de excusión196 (art. 2012197) y de división de deuda (art.
2024198).
Para completar la idea, resta exponer que, en general, la doctrina
civilista199 denominó “excepciones propias del deudor” a aquellas
que pueden ser invocadas por el fiador, “excepciones personales
del deudor” a las que se fundan en la incapacidad del deudor y
que no puede invocar el fiador, y “excepciones propias del fiador”
a las de éste, concernientes al negocio de garantía.
El Código Civil dispuso además que:

196“Es el beneficio de excusión, también llamado de orden, cuyo origen remota


al derecho romano, del cual ha pasado a la generalidad de las legislaciones anti-
guas y modernas. En virtud de él, el acreedor debe dirigir su acción ante todo
contra el deudor principal: si así no lo hace, si prescindiendo de él la dirige contra
el fiador, éste puede hacer rechazar provisionalmente su acción, invocando el
beneficio de excusión, el cual funciona, por consiguiente, como una excepción de
carácter dilatorio” […] El beneficio de excusión está fundado en consideraciones
de equidad, el legislador ha considerado que el fiador paga una deuda de otro y
que, en consecuencia, era justo que primero se procediese contra los bienes del
deudor directo de la obligación; algo más, puede pensarse que ésta haya sido la
voluntad tácita de las partes: el fiador paga si el deudor no lo hace por sí mismo
o no tiene bienes con los cuales el acreedor pueda cobrarse”. SALVAT, Raymundo
M., Ibídem, pág.271.
197CC, art. 2012 “El fiador no puede ser compelido a pagar al acreedor, sin pre-
via excusión de todos los bienes del deudor”.
198CC, art. 2024: “Si hubiese dos o más fiadores de una misma deuda, que no se
hayan obligado solidariamente al pago, se entenderá dividida la deuda entre
ellos por partes iguales, y no podrá el acreedor exigir a ninguno de ellos sino la
cuota que le corresponda. Todo lo dispuesto en el Título XII, Sección Primera,
Parte Primera de este Libro, es aplicable a los fiadores simplemente mancomuna-
dos”.
199 LLERENA, Baldomero, Concordancias y Comentarios del Código Civil Argen-
tino”, 2º ed. Buenos Aires, Jacobo Peuser, 1901, T. VI, pág. 290; LOPEZ DE ZAVA-
LIA, Fernando J., Teoría de los Contratos, Buenos Aires, Zavalía Editor, 2003, T.
5, pág. 98.
106 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

CC, 2021: “El fiador puede oponer en su nombre personal todas


las excepciones que competan al deudor, aun contra la voluntad
de éste”.
Sobre dicha norma la doctrina explicó lo siguiente:
“El fiador puede oponer en su nombre personal todas las excep-
ciones del deudor, aun contra la voluntad de éste. Todas, se en-
tiende, exceptuando la de nulidad fundada en la incapacidad (arts.
1994 y 2020)”200.
“La defensa del fiador es libre, no está subordinada a las instruc-
ciones o a la dirección del deudor principal. Este último no puede
prohibir al fiador que use tal excepción o ejercite tal derecho”201.
Se infiere de los párrafos transcriptos que el pensamiento civilista,
le confirió al fiador simple plenas facultades de actuación para ha-
cer valer sus defensas en juicio.
Completando la disposición precedente, en el art. 2022 se estable-
ció:
CC, 2022: “La renuncia voluntaria que hiciere el deudor de la
prescripción de la deuda, o de toda otra causa de liberación, o de
la nulidad o rescisión de la obligación, no impide que el fiador ha-
ga valer esas excepciones”.
Se han elaborado respecto de tal norma las siguientes interpreta-
ciones:
“El legislador ha considerado que el derecho del fiador para hacer
valer esas excepciones es un derecho propio o personal de él, y,
en consecuencia, no podría ser extinguido por la renuncia del
deudor principal”202.

200LOPEZ DE ZAVALIA, Fernando J., Teoría de los Contratos, Buenos Aires, Zavalía
Editor, 2003, T. 5, pág. 99.
LAFAILLE, Héctor, Curso de Contratos. Contratos Unilaterales. Privilegios, Bue-
201

nos Aires, Biblioteca Jurídica Argentina, 1928, T. III., pág. 194.


SALVAT, Raymundo M., Tratado de Derecho Civil Argentino. Fuentes de las
202

Obligaciones, ob. cit., pág. 280.


LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 107

“La razón de ello es que el fiador otorga su garantía teniendo en


miras una situación que no puede ser agravada con posterioridad
por el deudor, renunciando a defensas o no oponiéndolas”203.
Una vez examinadas las disposiciones precitadas, se está, entonces,
en condiciones de revisar la norma del Código Civil que expresa-
mente autoriza la intervención:
CC, 2023: “El fiador puede intervenir en las instancias entre el
acreedor y el deudor, sobre la existencia o validez de la obligación
principal; y si no hubiese intervenido, las sentencias pronunciadas
no le privan de alegar esas excepciones”204.
Entre las opiniones que refuerzan lo establecido en ésta norma,
pueden citarse la de SALVAT y BORDA quienes sostuvieron lo si-
guiente:
“Este derecho es el complemento del de oponer las excepciones
que competen al deudor y por medio de él, la ley ha querido ase-
gurar al acreedor la mejor defensa de sus intereses”205.
“Para asegurar el derecho de oponer las excepciones que corres-
ponden al deudor, como también para permitirle el contralor de
la forma en que el deudor se defiende en el pleito, la ley le reco-
noce el derecho de intervenir en éste (art. 2023). En tal caso, pue-
de actuar en calidad de codemandado. Pero si no hubiere interve-
nido, la sentencia pronunciada contra el deudor principal no priva
al fiador del derecho de alegar todas las excepciones correspon-
dientes al deudor porque no siendo parte en el juicio, la sentencia
no hace cosa juzgada contra él”206. De donde resulta que, a la in-

203LORENZETTI, Ricardo Luis, Tratados de los Contratos, Buenos Aires, ob. cit.,
pág. 512.
204N. del A.: algunos autores consideraron que “esta norma sólo es aplicable al
caso de la fianza simple”. SALAS, Acdeel Ernesto, TRIGO REPRESAS, Felix A., Código
Civil y leyes complementarias, anotados, ob. cit., pág. 483.
205 SALVAT, Raymundo M., Ibídem, pág. 280.
206 BORDA, Guillermo A., Tratado de Derecho Civil. Contratos, 4º ed., Buenos Ai-
res, Editorial Perrot, 1979, T. II., pág. 636.
108 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

versa, la intervención en el pleito pendiente le hubiera significado


ser parte.
Adviértase que, a diferencia de la doctrina procesal mayoritaria,
que limita la actuación del fiador como consecuencia de encua-
drarlo dentro de la categoría de tercero adhesivo simple, la doc-
trina civilista lo denomina lisa y llanamente “codemandado” y
“parte”, omitiendo los términos “accesorio” y “subordinado” para
hacer mención a su actuación dentro del proceso.
Ello se perfecciona con la reflexión de LAFAILLE quien claramente
expresó:
“Esto es muy importante y marca bien que, a pesar del carácter
accesorio y subordinado de su obligación, el fiador tiene completa
autonomía en el orden procesal”207.
Resumiendo, conforme la ley civil el fiador simple podrá interve-
nir en el proceso entre acreedor-deudor sobre la existencia y vali-
dez de la obligación principal, y asumir el carácter de parte proce-
sal demandada, valiéndose de las excepciones propias del deudor
(salvo las personales que involucran su incapacidad).

3. CALIDAD PROCESAL DEL FIADOR SIMPLE


EN EL JUICIO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR
3.1. LEGITIMACIÓN EXTRAORDINARIA EN LO CONCERNIENTE A
LA EXISTENCIA Y VALIDEZ DE LA OBLIGACIÓN PRINCIPAL

Como se mostró en el punto anterior, el Código Civil permite al


fiador simple intervenir en las instancias entre acreedor y deudor
sobre la existencia y validez de la obligación principal (art. 2023),
y en tal circunstancia lo faculta a “oponer en su nombre personal
todas las excepciones que competan al deudor, aun contra la vo-
luntad de éste” (art. 2021) aclarando además que “la renuncia vo-
luntaria que hiciere el deudor de la prescripción de la deuda, o de
toda otra causa de liberación, o de la nulidad o rescisión de la

207 LAFAILLE, Héctor, Ibídem, pág. 194.


LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 109

obligación, no impide que el fiador haga valer esas excepciones”


(art. 2022).
En rigor de verdad, lo que ha hecho el Código Civil al facultar al
fiador a oponer en interés y en nombre propio excepciones del
deudor principal, aun contra la voluntad de éste y aunque haya
renunciado a ellas, es legitimarlo a actuar como parte procesal
demandada. Esta es la única forma en que el fiador logra hacer
uso de tales derechos, más allá de la voluntad del deudor.
Negarle tal legitimación es hacer que las normas civiles citadas se
conviertan en letra muerta.
Ello se corresponde también con el pensamiento civilista analizado
en el punto anterior, que lo consideró “codemandado” y “parte”,
atribuyéndole plena autonomía de actuación en el ámbito del
proceso. A lo cual amerita agregar que para SPOTA “atañe al fiador
una pretensión accionable a ejercer en el proceso judicial trabado
entre el acreedor y el deudor principal, donde se ventila la exis-
tencia o validez de la obligación principal”208.
Se trata de un supuesto de legitimación extraordinaria pasiva que
la ley ha establecido para el fiador simple que ingresa en el proce-
so entre el acreedor y el deudor, permitiéndole obrar como parte
demandada en lo que concierne a la existencia y validez de la
obligación principal.
De esa forma, el fiador va a combatir, junto al deudor, la preten-
sión sobre la simple declaración de existencia y validez de la obli-
gación principal -pretensión simplemente declarativa o de mera
declaración de derechos (CPC SFE, art. 1 y CPCN, art. 322)209.

208SPOTA, Alberto G., Instituciones de Derecho Civil. Contratos, Buenos Aires,


Depalma, 1983, V. 8, pág. 266.
209 N. del A.: A las pretensiones simplemente declarativas o de mera declaración
se las ha conceptualizado como: “Son aquellas mediante las cuales se intenta –
exclusivamente- lograr del juez la simple declaración de la existencia o inexisten-
cia de un derecho, satisfaciendo ello íntegramente el interés del pretendiente (por
ejemplo, la que tiende a establecer la falsedad de un documento o la inexistencia
de una obligación). La característica primordial de este tipo de pretensión es que
110 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

Como contrapartida de la legitimación pasiva, que ostenta el fia-


dor cuando interviene en el pleito entre acreedor-deudor surge,
entonces, la legitimación activa del acreedor, quien, producida la
intervención, pretende obtener del fiador una mera o simple de-
claración de derechos que disipe la incertidumbre sobre la existen-
cia o validez de la obligación principal. Antes de la intervención el
acreedor no podía pretender del fiador por carecer de legitima-
ción respecto de él.
Para que se materialice técnicamente en el proceso esa pretensión,
sería conveniente que, al sustanciarse el pedido de intervención o
comparecido que fuera luego de ser citado el fiador, el actor am-
plíe la demanda210 solicitando recaiga también contra aquél la me-
re declaración de derecho respecto de la obligación principal.
La intervención del fiador en el proceso entre acreedor y deudor
origina o da nacimiento a una pretensión de mera declaración en
su contra, a pesar de no ser sujeto de la relación jurídica de aque-
llos. Ello es posible dado que “a veces, la ley establece la titulari-
dad de una pretensión en persona que es ajena a una relación ju-
rídica determinada, creando un supuesto de legitimación extraor-
dinaria para demandar o ser demandada.”211. Así, sin ser parte del
conflicto, se es parte del litigio.

puede basarse en un litigio eventual (por daño potencial) y no actual o real,


aunque exige la presencia de un interés jurídico actual para poder ser promovida
con eficiencia (utilidad)”. ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Pro-
cesal Civil. Compendio del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación proce-
sal de la Provincia de Santa Fe por Andrea A. Meroi, ob. cit., pág. 102.
210 N. del A.: La propuesta de ampliar la demanda deriva de los fundamentos del
fallo Plenario CARENZO el cual será tratado en el parágrafo 4 Capítulo 5 y del
CPCC de Entre Ríos que en su artículo 37 in fine establece textualmente: “Se po-
drá condenar al tercero si al sustanciarse el pedido de su intervención, el actor
hubiese ampliado la demanda solicitando su condena”. BENEDETTO, Oscar Daniel
El Nuevo Código Procesal Civil y Comercial de Entre Ríos. Ley Nº 9.776. Análisis
de la Reforma Procesal, Paraná - Entre Ríos, Delta Editora SRL, 2007, pág. 49.
211 PALACIO, Lino Enrique y ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación. Explicado y anotado jurisprudencial y bibliográficamen-
te, ob. cit., T. 3, Apéndice II, pág. 512.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 111

Ejemplos de ello pueden encontrarse en el art. 1113 del CC por el


cual el patrono responde por los hechos que cause el dependiente,
en el arts. 219, 220 y 177 del CC que autoriza a los ascendientes a
demandar la nulidad del matrimonio, o bien, cuando se permite a
los descendientes intervenir en el proceso donde se demanda la
nulidad del matrimonio alegando la validez del vínculo. Así tam-
bién, el art. 118 de la Ley de Seguros (Nº 17.418) que otorga al
damnificado la posibilidad de pretender directamente del asegura-
dor de quien le produjo el daño.
Retomando el caso en estudio, los arts. 2020, 2021, 2022 y 2023
del CC, han creado un supuesto de legitimación extraordinaria pa-
ra el fiador simple que ingresa en el pleito entre acreedor y deu-
dor, permitiendo vincular procesalmente a actor y fiador que, en-
tre sí, carecían de legitimación, ya que el surgimiento de ésta de-
pendía exclusivamente del resultado del pleito sobre la relación
acreedor-deudor.
La legitimación del fiador es justificable en tanto al juzgarse la exis-
tencia y validez de la obligación principal, se está juzgando implí-
citamente la existencia y validez de la fianza en cuanto a lo que,
como obligación accesoria, sigue la suerte de aquélla212. De ahí
que, el fiador pueda deducir defensas sobre la existencia y validez
de la obligación principal, a pesar de no ser titular de ésta.
Para completar lo expuesto debe considerarse que los casos de le-
gitimación extraordinaria son posibles desde que se ha abandona-
do el concepto material de parte, que identificaba a la parte pro-
cesal con los sujetos de la relación sustancial, pasándose a un con-
cepto formal de parte que “identifica a la parte procesal con los
sujetos que actúan en el proceso y realizan actos procesales con
prescindencia del contenido u objeto de aquella relación”213.

N. del A.: De ninguna manera se juzga la fianza en cuanto a aquellas defensas


212

que le son propias y no derivan de la obligación principal.


213BRISEÑO SIERRA, Humberto, Derecho Procesal, 1º ed., México, Ed. Cárdenas,
1970, V. 4., pág. 53.
112 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

En la actualidad, la concepción sobre “parte” en sentido formal se


mantiene. Así, ALVARADO VELLOSO la ratifica con el siguiente enun-
ciado: “el carácter de parte procesal (en rigor, parte del litigio) es
puramente formal y se adquiere como simple consecuencia de
asumir un sujeto el papel de actor o de ser demandado, con total
prescindencia de que ostente o no, al mismo tiempo, la calidad de
parte material (en rigor, parte del conflicto) afirmada como exis-
tente con anterioridad en el plano de la realidad social”214.

3.2. AFINIDAD POR VÍNCULO DE DEPENDENCIA DIRECTA E INDIRECTA

En el punto 4 del Capítulo anterior se hizo mención a la afinidad


que surge de comparar la relación jurídica acreedor-deudor y la re-
lación jurídica acreedor-fiador.
Recuérdese que ella se caracteriza por la identidad del hecho cau-
sal y la diferente imputación jurídica que se hace a cada demanda-
do, a diferencia de la conexidad causal donde existe identidad del
hecho causal e identidad de la imputación jurídica.
Se vio también, que entre ambas relaciones, la afinidad se presenta
por vínculo de dependencia indirecta: lo resuelto en la primera re-
lación en cuanto al deudor (condicionante) será el presupuesto de
hecho para demandar por la segunda relación al fiador (condicio-
nada).
Como se dijo, el acreedor no puede demandar directa e inicial-
mente al fiador porque carece de legitimación respecto de él hasta
tanto no fuere declarada judicialmente la responsabilidad del deu-
dor y se le excuten todos los bienes, de ahí que la intervención del
fiador sea adhesiva simple.
Pero, dada la pretensión simplemente declarativa que se configura
respecto del fiador simple, legitimado especialmente para comba-
tirla por haberse insertado en el proceso, se advierte que entre la
relación jurídica acreedor-deudor y la relación jurídica acreedor-

214 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pág. 233.


LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 113

fiador, la afinidad se presenta además por vínculo de dependencia


directa.
Así las cosas, una vez que el fiador intervino en el pleito, el acree-
dor puede demandarlo, aunque únicamente para discutir por la
existencia y validez de la obligación principal afianzada, sin tener
que esperar a la resolución de la relación acreedor-deudor, pues,
sólo para ello y ahora que se produjo la intervención, el acreedor
tiene legitimación respecto del fiador. De ahí que, sólo en cuanto
a la pretensión declarativa –y no a la de condena–, la actuación
del fiador es coadyuvante autónomo (también llamada adhesiva
autónoma o litisconsorcial).
Como coadyuvante autónomo, el fiador simple resiste una preten-
sión declarativa frente al acreedor y se adhiere simultáneamente a
la calidad de demandado del deudor.
Para finalizar este punto, cabría preguntarse si no es viable que el
acreedor demande inicialmente al fiador –en el mismo pleito que
ha sido instado contra el deudor principal– pretendiendo de él la
mera declaración de existencia y validez de la obligación principal,
caso en el cual no se estaría ante un supuesto de intervención de
terceros porque el fiador sería demandado originario.
En verdad no es sencillo pensar un fundamento a favor del inte-
rrogante planteado; la forma más adecuada de explicarlo se pre-
senta a continuación:
El ingreso del fiador simple al proceso sólo está previsto como ter-
cero, hecho que avala el CC, art. 2023 cuando determina que el
fiador “podrá intervenir” en las instancias entre acreedor y deudor
sobre la existencia o validez de la obligación principal.
Curioso es, entonces, que el CC se haya detenido en estas especifi-
caciones y no en aquellas que hubieran permitido al acreedor de-
mandar al fiador simple desde el inicio mismo del proceso.
Consecuencia de su calidad de tercero, la legitimación extraordina-
ria fue constituida para el caso en que el fiador optase por inter-
venir en el pleito, a partir de lo dispuesto en los arts. 2020, 2021 y
114 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

2222 del CC que lo facultan a oponer excepciones del deudor con


autonomía de actuación cuando eligió intervenir.
Por otra parte, no puede prescindirse de la categoría de tercero
adhesivo simple que ostenta el fiador, puesto que su actuación en
el pleito no se circunscribe a combatir la pretensión mere declara-
tiva (sobre la existencia y validez de la obligación principal) sino
que es más amplia ya que, también, puede asistir al deudor en su
defensa respecto de la pretensión de condena, por ejemplo: en la
discusión del monto de la condena –su capital e intereses–, en lo
referente a la imposición y monto de las costas, etc. En tales actos,
el fiador nunca tendrá legitimación propia en las instancias entre
acreedor y deudor, por eso es que, para poder actuar respecto de
ellos, necesita se le reconozca la calidad de tercero adhesivo sim-
ple.
Así, entonces, para asegurarle al fiador la preservación de un debi-
do proceso, es conveniente que su presencia en el pleito se pro-
voque mediante la citación del tercero (denuncia de litis) en lugar
de ser demandado. El acreedor lo citará al pleito como tercero
adhesivo simple, aunque asumiendo el riesgo de que se inserte y se
convierta también en demandado.

3.3. CARÁCTER DE COADYUVANTE AUTÓNOMO Y ADHESIVO SIMPLE

Dado el carácter de demandado que también asume el fiador sim-


ple, su actuación será de coadyuvante autónomo, es decir, de
“una parte autónoma que, como tal, puede actuar al mismo nivel
que el correspondiente a las partes principales […] y goza, en con-
secuencia, de plena autonomía en cuanto a la gestión del proceso,
pudiendo, por lo tanto, asumir actitudes independientes e incluso
contrapuestas a la de la parte principal”215.

215 PALACIO, Lino Enrique - ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación. Explicado y anotado jurisprudencial y bibliográficamen-
te, ob. cit., T. 3., pág. 303.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 115

Pero, se reitera, el fiador es coadyuvante autónomo únicamente


en lo que respecta a la pretensión de mera declaración, en lo de-
más, conserva su calidad de adhesivo simple siendo que no puede
oponer defensas propias sobre el negocio de fianza, ni puede ser
condenado al cumplimiento de la prestación principal.
Así, su interés inmediato (jurídico) e indirecto o potencial (en el
resultado del pleito) deviene, además, directo o actual216 porque el
tercero es sujeto de una relación jurídica que, respecto de la pre-
tensión declarativa litigiosa, se halla en una situación de identidad
del hecho causal (afinidad por vínculo de dependencia directa), lo
que provoca que el interés del fiador simple se formalice también
en la pretensión declarativa de existencia y validez de la obliga-
ción afianzada.

3.4. ACTOS PROCESALES

Por más que el fiador tenga una actuación coadyuvante (parte del
litigio) sobre la existencia y validez de la obligación principal (pre-
tensión simplemente declarativa), no pierde totalmente su calidad
de tercero adhesivo simple porque sigue manteniendo un interés
inmediato indirecto en el desenlace del pleito, ya que la sentencia
a dictarse respecto de la pretensión declarativa de condena, aún
condiciona su propio derecho (la obligación de garantía).
Y aunque se asume en este trabajo la posición de MONTERO ARO-
CA y ALVARADO VELLOSO para quienes el tercero adhesivo simple es
también “parte” (ni accesoria ni subordinada), existen, sin embar-
go, ciertos actos que el fiador no puede realizar en las instancias
entre acreedor y deudor.
Así por ejemplo, le está prohibido oponer las defensas personales
del deudor que se fundan en la incapacidad, articular defensas

216ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil. Compendio


del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación procesal de la Provincia de
Santa Fe por Andrea A. Meroi, ob. cit., pág. 331.
116 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

concernientes al negocio de garantía y allanarse a la pretensión de


condena (art. 230 CPC SFE, art. 230 y CPCN, art. 307).
Adviértase que, si bien no puede efectuar allanamiento, podría re-
nunciar al beneficio de excusión y dar en pago o v. gr. celebrar
transacción217 con el actor; liberando también al deudor principal.
Pero, en ambos casos, el fiador debe tener en cuenta que es requi-
sito de una eventual acción de repetición218 contra el deudor prin-
cipal, que el pago efectuado por el fiador no cause perjuicio al
deudor (art. 2036, CC).
Es decir, para que proceda la repetición, el fiador debe desempe-
ñar una conducta diligente: no debe pagar antes de lo debido, de-
be notificar al deudor, debe defenderse adecuadamente. Estos de-
beres son regulados minuciosamente por el Código Civil en los
arts. 2033219, 2034220, 2035221 y 2036222 del CC.

217“Cuando la transacción versa acerca de derecho ya litigioso, su validez se


subordina a que sea presentada ante el juez ante quien radica el litigio. De donde
resulta que es un acto formal y solemne en el cual deben observarse, bajo pena
de nulidad, las formalidades que la ley establece en el art. 838 CC, es decir, pre-
sentar las partes al juicio un escrito en el que exponen los términos de la transac-
ción. Y en tanto no se presente al juez, carece de todo efecto”. ALVARADO VELLO-
SO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil. Compendio del libro Sistema
Procesal adaptado a la legislación procesal de la Provincia de Santa Fe por An-
drea A. MEROI, ob. cit., pág. 552.
218N. del A.: La acción de repetición está prevista en el art. 2029 CC que dispo-
ne: “El fiador que pagase la deuda afianzada, aunque se hubiese obligado contra
la voluntad del deudor, queda subrogado en todos los derechos, acciones, privi-
legios y garantías anteriores y posteriores a la fianza del acreedor contra el deu-
dor, sin necesidad de cesión alguna”.
219CC, art. 2033: “Si el fiador hiciese el pago sin consentimiento del deudor, y és-
te ignorándolo pagase la deuda, el fiador en tal caso no tiene acción contra el
deudor; pero le queda a salvo el recurso contra el acreedor.
Si el fiador paga sin dar conocimiento al deudor, éste podrá hacer valer contra él
todas las excepciones que hubiera podido oponer al acreedor”.
220CC, art. 2034: “Tampoco el fiador podrá exigir del deudor el reembolso de lo
que hubiese pagado, si dejó de oponer las excepciones que no fuesen personales
o suyas propias, que sabía tenía el deudor contra el acreedor, o cuando no pro-
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 117

En cambio, le está permitido al fiador simple:


 deducir las defensas propias del deudor principal (prescripción,
nulidad, pago de la obligación principal, etc.),
 oponer excepciones procesales (incompetencia, falta de perso-
nería, listispendencia, cosa juzgada, etc.),
 recusar con y sin expresión de causa223,
 ofrecer pruebas (incluso la confesional),
 alegar acerca del mérito confirmativo de las pruebas,
 apelar la sentencia o cualquier otra resolución aun en contra de
la voluntad del demandado o cuando este hubiera renunciado a
hacerlo,
 peticionar la caducidad de instancia224, y
 allanarse a la pretensión de mera declaración de existencia y va-
lidez de la obligación principal.

dujo las pruebas, o no interpuso los recursos que podrían destruir la acción del
acreedor”.
221CC, art. 2035: “Cuando el fiador ha pagado sin haber sido demandado, y sin
dar conocimiento al deudor, no podrá repetir lo pagado, si el deudor probase
que al tiempo del pago, tenía excepciones que extinguían la deuda”.
222 CC, art. 2036: “El fiador puede repetir lo pagado contra el deudor, aunque
haya pagado sin ser demandado, y sin ponerlo en su conocimiento, con tal que
del pago no se haya seguido al deudor perjuicio alguno”. En relación a esta nor-
ma se ha explicado que: “Es claro que el fiador pierde su derecho sólo si hay per-
juicio para el deudor en el pago que ha hecho; si por el contrario no lo hubiera
(como ocurre en el caso de que no tenga excepciones que oponer) mal podría
negarse a restituirle lo que pagó, aunque fuera sin su conocimiento y sin ser de-
mandado”. BORDA, Guillermo A., Tratado de Derecho Civil. Contratos, 8º ed. ac-
tualizada, Buenos Aires, Lexis Nexis. Abeledo Perrot, 2005, T. II, pág. 526.
223 N. del A.: respecto de la recusación sin causa el CPCN, art. 15 y el CPC SFE,
art. 9 disponen que “cuando sean varios los actores o los demandados, sólo uno
de ellos podrá ejercerla”.
224 N. del A.: el art. 235 CPC SFE establece que “la perención de la instancia es
indivisible, cualquiera sea la naturaleza de la obligación”.
118 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

 oponerse al desistimiento del proceso (art. 229 CPC SFE y art.


304 CPCN) –exigiendo que siga su curso– si lo perjudica.
Con todos esos actos, el fiador puede ejercer adecuadamente su
derecho de defensa en juicio como, así también, protegerse del
fraude procesal.
Debe contemplarse que, muchas veces, el proceso entablado entre
acreedor y deudor no responde a un verdadero conflicto de in-
tereses, sino a una confabulación de las partes en perjuicio del fia-
dor solvente. Las dos partes originarias, utilizando abusivamente el
proceso y el principio dispositivo, en la realidad de los hechos pre-
tenden perjudicar al fiador para que sólo él pague.
Si el fiador no interviene en el proceso simulado o fraudulento,
como conserva la facultad de oponer en su propio litigio las de-
fensas o excepciones del deudor sobre la existencia o validez de la
obligación principal, posiblemente no se verá afectado por el fin
fraudulento perseguido por las partes.
Pero, si interviene en el proceso y, por consiguiente, la sentencia
pronunciada le priva luego de alegar defensas o excepciones del
deudor sobre la existencia o validez de la obligación principal, el
fiador necesitará suplir la inactividad del deudor o actuar en opo-
sición al mismo (v. gr. formular alegaciones en contra de las pre-
sentadas por el deudor, ofrecer prueba en contra de él, apelar la
sentencia aunque el deudor hubiese renunciado a hacerlo), lo que
indudablemente bien podrá hacer si puede ejercer los actos enu-
merados precedentemente.

4. CITACIÓN DEL FIADOR SIMPLE

El actor no puede demandar al fiador simple por carecer de legi-


timación actual respecto de él, ya que, como se analizó anterior-
mente, la legitimación activa del acreedor surge como contrapar-
tida de la legitimación pasiva que ostenta el fiador por su ingreso
al pleito pendiente y únicamente en lo que hace a la pretensión
declarativa.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 119

Entonces, siendo que el acreedor todavía no puede demandar al


fiador, lo citará al proceso por el medio técnico denominado de-
nuncia de litigio225, con la finalidad de vincularlo procesalmente a
la sentencia que se dicte a su término, para que, llegado el caso de
tener que demandarlo en otro proceso, aquél se encuentre vincu-
lado a lo que resulte del efecto propio del caso juzgado respecto
de la existencia misma o de la validez de la obligación principal.
“Es claro que la citación no importa una demanda. […] Se trata de
un aviso, de una denuncia de existencia de litis (litis denuntiatio),
de una manera técnico-procesal de convocatoria para que el con-
vocado asuma las actitudes que hagan a sus puntos de vista frente
al conflicto a cuya intervención se le llama”226.
El fiador debe ser citado desde el comienzo del proceso –el actor
debe pedirlo en el escrito de demanda– y en la forma que lo dis-
ponen los códigos de procedimiento para las partes: por cédula o
por edictos según tenga o no domicilio conocido (arts. 62 y 73
CPC SFE y 339, 343 CPCN).
El art. 94 del CPCN señala al respecto:
CPCN, Art. 94: “Intervención obligada. El actor en el escrito de
demanda, y el demandado dentro del plazo para oponer excep-
ciones previas o para contestar la demanda, según la naturaleza

225 “Si se parte de cualquiera de los supuestos que pueden originar la provocación
y se tiene en mira la finalidad procurada por la parte que decide convocar al ter-
cero al pleito pendiente, se advertirá que siempre se tiende, en esencia, a una de
dos cosas: vincular al tercero a los efectos propios de la sentencia que se dicte en
el proceso pendiente o lograr una sustitución procesal. Atendiendo a ello, y sien-
do convencional cualquiera denominación técnica –siempre que se asigne un con-
tenido semántico claro a la voz que se utilice al efecto y no se le den extensiones
o ampliaciones que lo tornen polivalente– propongo denominar denuncia de li-
tigio al primer caso (vincular al tercero con los efectos de la sentencia) y citación
en garantía al segundo (provocar la sustitución procesal)”. ALVARADO VELLOSO,
Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil. Compendio del libro Sistema Proce-
sal adaptado a la legislación procesal de la Provincia de Santa Fe por Andrea A.
MEROI, ob. cit., págs. 342 y 343.
226 COLOMBO, Carlos J. y KIPER, Claudio M., Código Procesal Civil y Comercial.
Anotado y Comentado, ob. cit.. pág. 617.
120 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

del juicio, podrán solicitar la citación de aquel a cuyo respecto


consideraren que la controversia es común. La citación se hará en
la forma dispuesta por los artículos 339 y siguientes”.
Por su parte el art. 305, 3º párrafo del CPC SFE indica que:
CPC SFE, 305, 3º: “La citación deberá pedirse al entablar la de-
manda o antes de oponer excepciones o al contestarlas y el em-
plazamiento se realizará en la forma ordinaria”.
Además, para tener noticia cierta del derecho discutido entre las
partes, la citación debería ir acompañada de una copia de la de-
manda.
Es importante que la citación del fiador se haga desde el inicio del
pleito para que, si opta por intervenir y asumir la legitimación pa-
siva, pueda ejercer válida y eficazmente su derecho de defensa en
juicio, articulando las defensas y excepciones que le están permiti-
das y estime pertinentes al contestar la demanda.
Tal citación opera procesalmente como una carga227 cuyo incum-
plimiento le hará sufrir un efecto contrario al propio interés; éste
se concretará en la pérdida de la posibilidad de ejercer las defensas
del deudor principal y en la vinculación a los efectos de la senten-
cia que se dicte en él sobre la existencia y validez de la obligación
principal.
El fiador tiene la carga procesal de concurrir al pleito en el que ac-
tuará como parte, pues carecería de efectos la citación por el

227 “La carga funciona, diríamos, “a double face” por un lado el litigante tiene la
facultad de contestar, de probar, de alegar; pero tiene al mismo tiempo algo así
como el riesgo de no contestar, de no probar y de no alegar. El riesgo consiste en
que si no lo hace oportunamente se falla el juicio sin escuchar sus defensas, sin re-
cibir sus pruebas o sin saber sus conclusiones. Así configurada la carga es un impe-
rativo del propio interés. Quien tiene sobre sí la carga se halla compelido implíci-
tamente a realizar el acto previsto; es su propio interés quien le conduce hacia él.
La carga se configura así como una amenaza, como una situación embarazosa
que grava el derecho del titular. Pero él puede desembarazarse de la carga, cum-
pliendo”. COUTURE, Eduardo J. Fundamentos del Derecho Procesal Civil, Buenos
Aires, Aniceto Lopez Editor, 1942, pág. 82.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 121

acreedor si el fiador pudiera optar como simple facultad compare-


cer o no.
Sin perjuicio de que “carga” y “obligación” constituyen dos con-
ceptos bien diferenciados228 dentro del campo del proceso, lo que
en éste se considera “carga”, en el campo del derecho civil fue
nombrado como “obligación”. Ello se desprende de las siguientes
afirmaciones:
“El acreedor puede obligar al fiador a intervenir en el juicio ha-
ciéndolo citar, pero esta materia corresponde a la ley de for-
ma”229.

228 “Obligaciones: son los imperativos jurídicos que, con motivo del proceso, tie-
ne una parte procesal respecto de la otra. En las legislaciones vigentes no hay
otro ejemplo que el pago de las costas y multas en carácter de constricción ( as-
treintes). Se presenta siempre en el plano horizontal del proceso (el que va desde
una parte hacia la otra y viceversa) y su incumplimiento es constreñible mediante
el uso de la fuerza legítima que puede ejercer el Estado luego de un proceso (por
ejemplo: el actor ejecuta su acreencia declarada por sentencia y el juez desapode-
ra al deudor). […] Cargas: son los imperativos jurídicos que, con motivo del pro-
ceso, una parte tiene respecto de sí misma (imperativo del propio interés) (por
ejemplo: comparecer al proceso, contestar la demanda, confirmar lo afirmado
que fue negado, evaluar lo confirmado, etc.). Se presentan siempre en el plano
insular que envuelve a cada una de las partes litigantes y su incumplimiento no es
sancionable ni constreñible: el incumpliente sólo pierde una facultad, derecho o
chance por falta del ejercicio oportuno de la actividad requerida. Cómo éste es
un concepto propio del derecho procesal, conviene establecer […] la forma en la
cual opera. Siempre que la autoridad efectúa actos de conexión, lo hace a fin de
dar oportunidad a una de las partes para que haga o diga lo que quiera respecto
de la instancia ejercida por la otra. A este fin, emita una orden que debe ser
cumplida en un plazo previamente establecido determinado por la ley o por la
propia autoridad, en su defecto, con el apercibimiento (advertencia) del efecto
contrario al interés de su destinatario, para el caso de que no la cumpla en el
tiempo dado. De tal modo, […] toda carga tiene tres elementos necesarios para
que sea tal: una orden, un plazo y un apercibimiento”. ALVARADO VELLOSO, Adol-
fo, Ibídem, págs. 180 y 181.
229 MACHADO, José Olegario, Exposición y Comentario del Código Civil Argen-
tino, ob. cit., pág. 384.
122 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

“Cuando el fiador es citado a juicio, aunque se trate de una obli-


gación de hacer que haya de resolverse en la indemnización de
daños y perjuicios, está obligado a intervenir”230.
De este modo se evidencia que el fiador no puede ser indiferente
a la citación.
La incomparecencia del fiador simple no autoriza la declaración de
rebeldía “porque dicha citación no constituye un emplazamiento
sino una simple notificación para que intervenga si lo juzga con-
veniente, a fin de ejercer sus derechos, sobre la base de que, com-
parezca o no, la sentencia lo afectará en la forma dispuesta en el
art. 96”231.
“Si el fiador hace caso omiso al llamamiento la única consecuencia
que tendrá es que en ocasión de que el acreedor lo demande para
efectivizar la garantía no podrá cuestionar la validez o existencia
de la obligación afianzada cuya legitimidad se declaró en el juicio
al que fue convocado infructuosamente. Esta es la única conse-
cuencia. Constituye, v. gr. un grueso error pedir la declaración de
rebeldía del fiador que desperdició la convocatoria. El fiador pue-
de no acatar el llamamiento, pero en ese caso pierde la chance
que se le brinda de coadyuvar […] con el deudor afianzado en
miras al beneficio común que implicaría el dictado de una senten-
cia rechazando la demanda”232.
Con la citación notificada en debida forma, se le garantiza al fia-
dor simple que tome suficiente conocimiento del contenido del
pleito en que su deudor principal ha sido demandado, y del pedi-

230 LLERENA, Baldomero, Concordancias y Comentarios del Código Civil Argen-


tino, 2º ed. Buenos Aires, Jacobo Peuser, 1901, T. VI, pág. 292.
ARAZI, Roland, “La intervención de terceros en el proceso civil”, en Revista de
231

Derecho Procesal. Litisconsorcio, intervención de terceros y tercerías , ob. cit.,


pág. 111.
232 PEYRANO, Jorge Walter, “Esquema descriptivo de la intervención de terceros
en el proceso civil”, ob. cit., pág. 37; PEYRANO, Jorge Walter, “La intervención de
terceros en el proceso civil: ese piélago peligroso”, en Jurisprudencia Argentina,
T. II., Buenos Aires, 1982, págs. 624.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 123

do de intervención a fin de que participe para hacer valer su legi-


timación y sus derechos. Sabrá, además, que si decide no interve-
nir podrá ser afectado por la sentencia, porque quedará vinculado
a sus efectos en cuanto a lo que resuelva sobre la existencia o vali-
dez de la obligación principal.
Así también, se le asegura al acreedor que provocó la interven-
ción, –sea que el fiador opte o no por intervenir- que el fiador no
pueda alegar luego en su propio litigio, que no participó en la dis-
cusión de las razones acerca de la existencia o validez de la obliga-
ción principal.
Es que, “una vez citado, intervenga o no el tercero, la sentencia
siempre lo afectará”233.
Para completar lo expuesto amerita señalar que ni el CPC SFE ni el
CPCN indican el plazo que se le otorga al tercero para comparecer
al proceso; el art. 95 del CPCN sólo se refiere “al plazo que se le
hubiese señalado para comparecer”, es decir que lo deja a criterio
del juez.
Parece conveniente, y resguarda el derecho de defensa, que se le
otorgue al fiador simple el mismo plazo que tiene el demandado
para comparecer a estar a derecho.
En relación a este punto, y para concluirlo, resta mencionar que el
art. 95 del CPCN dispone textualmente:
CPCN, 95: “Efectos de la citación. La citación de un tercero sus-
penderá el procedimiento hasta su comparecencia o hasta el ven-
cimiento del plazo que se le hubiese señalado para comparecer”.
Respecto de la norma citada la doctrina ha dicho que:
“La suspensión del procedimiento se produce desde que ha sido
ordenada y hasta las oportunidades indicadas por el artículo, co-
mo una consecuencia del alcance que tendrá la sentencia (art. 96),

ARAZI, Roland, “La intervención de terceros en el proceso civil”, en Revista de


233

Derecho Procesal. Litisconsorcio, intervención de terceros y tercerías, ob. cit.,


pág. 111.
124 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

porque de otra manera quedaría violada la garantía de la defensa


en juicio”234.
Y que “el juez puede fijar un plazo para que se cumpla con la cita-
ción, con el objeto de evitar dilaciones”235.
Del mismo modo, se señaló que “la suspensión del procedimiento
que origina la citación de un tercero, hace necesario fijar un tér-
mino para que el interesado en ésta realice las diligencias pertinen-
tes a esos efectos; de lo contrario se podría por esa vía –burlando
el fin perseguido por la ley- dilatar indefinidamente el proceso”236.

5. PEDIDO DE INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE

Si el fiador simple pretende participar en el pleito en forma volun-


taria, su solicitud de intervención debe ajustarse a los requisitos es-
tablecidos en los códigos procesales para todos los terceros, ellos
serán evaluados por el juzgador a los fines de su admisibilidad en
el proceso. Al fiador le incumbe la carga de la prueba de las afir-
maciones en que apoya su pedido.
En cuanto a ello, el CPC SFE y CPCN disponen de manera seme-
jante que:
CPC SFE, 304: “El pedido de intervención se formulará por escrito,
con los requisitos de la demanda, en lo pertinente. Con éste se
presentarán los documentos y demás pruebas de los hechos que
funden la solicitud. Se correrá traslado a las partes y, si hubiere
oposición, se sustanciará en una sola audiencia y el fallo se dictará
dentro de los cinco días siguientes”.

234 COLOMBO, Carlos J. y KIPER, Claudio M., Código Procesal Civil y Comercial.
Anotado y Comentado, ob. cit., pág. 616.
235 Ibídem, pág. 616.
236 MORELLO, Augusto Mario, SOSA, Gualberto Lucas y BERIZONCE, Roberto Omar,
Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de
la Nación. Comentados y Anotados, ob. cit., T. II-B., pág. 413.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 125

CPCN, 92: “Procedimiento previo. El pedido de intervención se


formulará por escrito, con los requisitos de la demanda, en lo per-
tinente. Con aquél se presentarán los documentos y se ofrecerán
las demás pruebas de los hechos en que se fundare la solicitud. Se
conferirá traslado a las partes y, si hubiese oposición, se la sustan-
ciará en una sola audiencia. La resolución se dictará dentro de los
diez días”.
Corresponde destacar que la intervención del fiador no puede
suspender el curso del procedimiento ni hacer retrotraer las actua-
ciones (CPCN, 93), el fiador ha de aceptar el proceso en el estado
en que se encuentre. Si el fiador comparece al proceso tardíamen-
te, opera respecto de él la regla de la preclusión237.
Por tanto, antes de intervenir voluntariamente el fiador debe eva-
luar si le es conveniente insertarse o no, de acuerdo al estadio en
que se encuentre la serie procedimental porque si, por ejemplo,
esta se encuentra avanzada, podría resultarle más beneficioso no
intervenir, ya que si no interviene la sentencia pronunciada no le
priva de alegar en su propio pleito excepciones sobre la existencia
y validez de la obligación principal (CC, 2023).

237 N. del A.: Se ha definido a la preclusión en forma genérica de la siguiente


forma: “El efecto que tiene un estadio procesal de clausurar el anterior”. ALSINA,
Hugo, Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial, ob. cit.,
pág. 454. Y específicamente fue conceptualizada como: “Preclusión viene de pre-
clusio que significa cerrar una puerta y abrir otra. […] El proceso está dividido en
etapas, en cada una de las cuales corresponde analizar ciertos y determinados ac-
tos procesales. Para cada actividad procesal hay un momento oportuno, pasado
el cual ya no se puede realizar útilmente. Por otra parte, traspuesta una etapa ya
no se puede volver atrás. El proceso es hacia delante salvo que haya nulidad. […]
El principio de preclusión tiene tres facetas: *preclusión por no ejercicio oportuno
de una facultad procesal (v.gr. no contestar la demanda en término), *preclusión
por incompatibilidad (v. gr. quién se allana no puede oponer al mismo tiempo
excepciones), *preclusión por consumación, que se produce cuando se ejercita
una atribución procesal, lo que provoca que no pueda reiterarse aunque se invo-
cara como argumento la necesidad de mejorar o integrar lo hecho con anteriori-
dad (v. gr. quien contesta la demanda, no puede volver a contestarla aunque es-
té en término)”. PEYRANO, Jorge Walter, Lecciones de Procedimiento Civil, ob.
cit., pág. 36.
126 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

6. FENÓMENOS QUE PRODUCE LA ACTUACIÓN DEL FIADOR SIMPLE


6.1. LITISCONSORCIO

La intervención del fiador simple en el pleito pendiente, comba-


tiendo junto al deudor una pretensión de mera declaración, da lu-
gar a la formación de un litisconsorcio238 facultativo239 y pasivo240
entre ambos.
Así, deudor (parte originaria) y fiador (parte sucesiva) sufrirán una
suerte común en cuanto a lo que declare la sentencia sobre la exis-
tencia o inexistencia, validez o invalidez del hecho causal de las
pretensiones afines, es decir, sobre la existencia o inexistencia, va-
lidez o invalidez de la obligación principal.
Como derivación de esa suerte común –que caracteriza al litiscon-
sorcio- probablemente deudor y fiador actuarán en coordinación
de intereses frente al acreedor, aunque nada obsta a que obren en
contraposición, sobre todo en caso de connivencia o fraude entre
las partes principales, circunstancia en que, seguramente, presenta-
rán posiciones personales contradictorias.
Por último, y fundamentado en otros argumentos, dentro de la
doctrina, RIVAS refiriendo al tercero adhesivo simple –a quien

238 Se ha dicho que “El género litisconsorcio existe cuando entre diversas preten-
siones se presenta un vínculo de conexidad causal o de afinidad. De tal forma, el
litisconsorcio surge entre varios sujetos que son cotitulares de una relación jurídi-
ca escindible o afines, que ocupan una misma posición procesal y que deben te-
ner comunidad de suerte en cuanto es idéntico el hecho causal de las respectivas
pretensiones”. ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil.
Compendio del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación procesal de la
Provincia de Santa Fe por Andrea A. MEROI, ob. cit., pág. 245.
239N. del A.: es facultativo el litisconsorcio porque “este tipo de relación se gene-
ra respecto de pretensiones escindibles entre los distintos sujetos –de ahí su no
necesariedad-.” ALVARADO VELLOSO, Adolfo Ibídem, pág. 246.
240N. del A.: es pasivo porque “la pluralidad de sujetos consiste en la actuación
de un actor frente a varios demandados”. ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem,
pág. 243.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 127

asignó el carácter de parte– fue uno de los pocos en considerar


que entre aquél y la parte a la que adhiere se forma un litisconsor-
cio al que llamó “litisconsorcio por coadyuvación”, definiéndolo
como:
“Es el que se forma entre un sujeto que actúa en el juicio en defen-
sa de un derecho que le pertenece (coadyuvado) y el que lo hace
a su lado (coadyuvante), pero por interés en que triunfe y con ello
se salve o pueda concretarse la satisfacción de un derecho propio
que no está en discusión, pero que depende a tal efecto, del resul-
tado de ese pleito. Aparece diseñado en el CPCN mediante la figu-
ra de la intervención de tercero adhesiva simple (art. 90, inc. 1º y
91)”241.
Y señaló, además, que “advirtiendo nosotros que al coadyuvar co-
rre en definitiva una suerte común con el coadyuvado, le asigna-
mos –creemos que en soledad- condición de litisconsorte, si bien
con alcance limitado”242.
Del mismo modo, ARAZI -que no lo consideró parte- también en-
tendió al tercero adhesivo como litisconsorte afirmando: “No está
legitimado para ser actor o demandado. Sin embargo debe consi-
déraselo un litisconsorte de la parte a quién ayuda, salvo en lo que
hace a las excepciones materiales o procesales de carácter perso-
nal, que no está facultado para oponer en el proceso”243.

6.2. ACUMULACIÓN PROCESAL

241RIVAS, Adolfo Armando, “Amparo y Complejidad Procesal. De la acumulación


de pretensiones y de los litisconsorcios en el proceso de amparo”, en Revista de
Derecho Procesal. Litisconsorcio, intervención de terceros y tercerías. Nº 2, Bue-
nos Aires, Rubinzal – Culzoni Editores, 2006, pág. 63.
242 RIVAS, Adolfo Armando, Ibídem, pag. 64.
ARAZI, Roland, “La intervención de terceros en el proceso civil”, en Revista de
243

Derecho Procesal. Litisconsorcio, intervención de terceros y tercerías, ob. cit.,


pág. 108.
128 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

La incorporación en el proceso del fiador simple –legitimado ex-


traordinario– genera una acumulación de dos procesos en un
mismo procedimiento: 1º) el del actor con el demandado origina-
rio (el deudor), fundado en una pretensión declarativa de conde-
na244 y 2º) el del mismo actor con el demandado sucesivo (el fia-
dor simple), basado en una pretensión simplemente declarativa.
Se trataría de un supuesto de acumulación subjetiva de pretensio-
nes245 (ya que se acumulan sujetos) por caso de afinidad proce-
sal246.
Además, esta acumulación es sucesiva247 toda vez que opera con
posterioridad a la demanda, por el efectivo ingreso (inserción pro-
cesal) del fiador simple en el proceso.

244 “Son aquellas mediante las cuales se intenta obtener no sólo la declaración de
la existencia de un derecho sino que también incluyen la aspiración de que el juz-
gador emita un mandato individualizado de condena a dar, hacer o no hacer una
prestación (por ejemplo, la que tiende a lograr el pago del precio de la cosa
comprada y no abonada, o que el demandado construya o no una pared, etc.)”.
ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pág. 102.
245N. del A.: “La acumulación subjetiva de pretensiones es la reunión, originaria
o sucesiva, de distintas pretensiones que un sujeto tiene contemporáneamente
contra varios o que varios tienen contra uno o que varios tienen contra varios,
por presentarse entre tales pretensiones una vinculación por conexidad objetiva,
por conexidad causal, por conexidad mixta objetivo-causal o por afinidad. […]
La denominación correcta de este supuesto debería ser la de acumulación de pro-
cesos seguidos por o contra varios sujetos en un mismo procedimiento. De tal
modo, lo que caracteriza a este tipo de acumulación es que, por lo menos en una
de las posiciones antagónicas que ocupan las partes procesales (bando actor o
bando demandado), existe más de un sujeto (caso de partes múltiples, plurales o
complejas)”. ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pag. 512.
246 Ibídem, pág. 517.
247 Ibídem, pág. 520.
CAPÍTULO V

EL EFECTO DE LA SENTENCIA
EN EL TERCERO ADHESIVO SIMPLE
Y EN EL FIADOR SIMPLE

Sumario

1. Concepto de cosa juzgada


2. Cosa juzgada material y cosa juzgada formal
3. Sujetos y objeto sobre los cuales recae la cosa juzgada
3.1. Sujetos sobre los que recae la cosa juzgada
3.2. Objeto sobre el cual recae la cosa juzgada
4. Efectos de la sentencia para los terceros intervinientes en el CPC SFE y en el
CPCN
5. Efectos de la sentencia para el tercero adhesivo simple
6. Efectos de la sentencia recaída en el juicio entre el deudor y el acreedor
6.1. Efectos para las partes originarias
6.2. Efectos para el fiador simple
6.2.1. Caso a: fiador simple que se abstiene de intervenir en el proceso
por no haber sido citado
6.2.2. Caso b: fiador simple que se abstiene de intervenir en el proceso
al ser citado por el acreedor
6.2.3. Casos c y d: fiador simple que interviene en el proceso en forma
voluntaria o por citación del acreedor
7. Problemáticas derivadas de la sentencia del proceso en que intervino el fiador
simple
7.1. El fiador y el proceso de apremio contra el deudor
7.2. La intervención del deudor principal en el proceso entre acreedor y fia-
dor simple
130 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

1. CONCEPTO DE COSA JUZGADA.

Se ha dicho que el efecto propio de la sentencia es la cosa juzgada,


o bien, el caso juzgado porque “se juzgan casos y no cosas”248.
La cosa juzgada ha sido definida como:
 “es una fuerza o trascendencia especial de la sentencia que
impide la promoción de un nuevo pronunciamiento entre las par-
tes”249;
La definición citada precedentemente, que refiere a “promover un
pronunciamiento”, podría ser adaptada de la siguiente forma: es
una fuerza o trascendencia especial de la sentencia que impide la
emisión de un nuevo pronunciamiento entre las partes, y que no
impide la promoción de un nuevo procedimiento entre ellas.
La adaptación es propuesta para remarcar que de iniciarse un nue-
vo procedimiento cuando ya medió cosa juzgada, las partes po-
drán introducir como defensa la excepción de cosa juzgada, sea
como artículo previo o en cualquier estado y grado dentro del
proceso.
Incluso, en virtud de que la cosa juzgada responde a razones de
certeza y seguridad jurídica –en miras a evitar sentencias contradic-
torias– es declarable de oficio por el juez (CPC SFE, 141 – CPCN,
347).
Es que mediante la excepción de cosa juzgada el demandado afir-
ma que el litigio ya ha sido juzgado, con el objeto de que el juez
rechace la pretensión deducida y disponga el archivo de lo actua-
do o se abstenga de emitir un nuevo pronunciamiento (según el
estado del proceso en que se deduzca la excepción), a fin de evitar

248ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil. Compendio


del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación procesal de la Provincia de
Santa Fe por Andrea A. MEROI, ob. cit., pág. 598.
249BARRIOS DE ANGELIS, Dante, “Limites Subjetivos de la cosa juzgada e interven-
ción de terceros”, en Revista de Estudios Procesales, Nº 3, Rosario – Argentina,
Centro de Estudios Procesales, 1970, págs. 7 y 9.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 131

con ello la posibilidad de coexistencia de sentencias contradicto-


rias, circunstancia ésta generadora de caos jurídico.
“La doctrina subsume en ella otras dos excepciones que algunos
códigos norman en forma separada:
Excepción de desistimiento del derecho, toda vez que tal desisti-
miento tiene para las partes el efecto propio de la cosa juzgada
(CPC SFE, 229 y CPCN, 305), y
Excepción de transacción (CPC SFE, 231 y CPCN, 308), porque
cuando tal medio de extinción de las obligaciones versa sobre de-
rechos ya litigiosos, no puede hacerse válidamente sino presentán-
dolo ante el juez de la causa, firmado por los interesados (CC,
838), y luego de ello gana respecto de las partes el efecto de cosa
juzgada (CC, 850)”250.
Continuando con el concepto de cosa juzgada, también se ha di-
cho que:
 “es el efecto de la sentencia más importante que se traduce en
dos consecuencias prácticas: 1º) la parte condenada o cuya de-
manda ha sido rechazada, no puede en una nueva instancia discu-
tir la cuestión ya decidida (efecto negativo), 2º) la parte cuyo de-
recho ha sido reconocido por una sentencia, puede obrar en justi-
cia sin que a ningún juez le sea permitido rehusarse a tener en
cuenta esa decisión (efecto positivo)”251.
Al examinar la definición anterior, se advierte que refiere a la cosa
juzgada como el efecto más importante de la sentencia pero no el
único, ello es así porque existen otros efectos que produce la sen-
tencia: 1) la terminación del litigio, 2) la conclusión de la actividad
jurisdiccional del juez sobre el tema litigioso, 3) la obtención de
certeza de las relaciones jurídicas hasta entonces discutidas 4) la

250 Alvarado Velloso, Adolfo, Ibídem, pág. 408.


ALSINA, Hugo, Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial,
251

ob. cit., 1961, T. IV, pág. 123.


132 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

posibilidad de que ciertos efectos se retrotraigan en el tiempo; 5)


la ejecutoriedad de la decisión, cuando es susceptible de ejecución.
De los cinco efectos señalados, resulta apropiado especificar úni-
camente el del inc. 4, omitiéndose hacerlo en relación a los restan-
tes efectos que son de más fácil compresión.
Entonces, en el efecto temporal de la sentencia se trata de estable-
cer cuándo una sentencia en lugar de tener efectos hacia el futuro
(ex nunc) puede tener efectos retroactivos hacia el pasado (ex
tunc) respecto de la fecha de su emisión. “Veamos el tema desde
la óptica de cada tipo de sentencia:
1) declarativas en general: retrotraen sus efectos hacia el pasado y
más allá de la fecha de la demanda judicial. Y ello en razón de que
se concretan a declarar la existencia o inexistencia de un derecho
haciendo cierto lo que era incierto. Como se ve, poseen una natu-
raleza de carácter puramente documental;
2) de condena: retrotraen sus efectos sólo hasta la fecha de la de-
manda judicial o arbitral;
3) constitutivas: no tienen efecto retroactivo, por lo que sólo se
proyectan hacia el futuro. Y ello es de toda obviedad, habida
cuenta de que el nuevo estado jurídico nace recién a partir de la
sentencia firme, por lo que sus efectos deben correr necesariamen-
te desde allí en adelante (piénsese en el caso de la constitución del
estado de divorciado o de insano: ¿no es de toda razonabilidad
sostener que se es tal a partir de la sentencia y no antes?).
Muchas veces una misma sentencia ostenta los tres caracteres vis-
tos, cual ocurre con la que recae en cualquier pretensión de repa-
ración de daño causado por culpa (responsabilidad aquiliana): es
declarativa en cuanto da certeza a la circunstancia de haber acae-
cido en la realidad un hecho productor del daño y aceptar su rela-
ción de causalidad con el daño producido; es constitutiva en cuan-
to, al aceptar como buena la imputación jurídica efectuada por la
víctima frente a su victimario, lo constituye en deudor de una in-
demnización que, nótese bien, no debía antes de ser declarado
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 133

como tal; finalmente, al establecer el quantum del daño, lo con-


dena a pagar al recién ahora acreedor”252.
Vale la pena completar los conceptos de la cosa juzgada con el si-
guiente:
 “es el efecto que genera una sentencia al otorgarle autoridad y
eficacia a lo decidido en ella, siempre que no exista posibilidad
fáctica de modificarla por medio de alguna vía útil de impugna-
ción”253.
Por lo tanto, debe entenderse que no producirá efectos de cosa
juzgada aquella sentencia que esté siendo cuestionada, mediante la
interposición de recursos ordinarios o extraordinarios254.

252 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pág. 597.


253 Ibídem, pág. 599.
N. del A.: Conviene recordar cuales son estos recursos en el CPC SFE y en el
254

CPCN:
a. Ordinarios:
a.1. apelación: cuando se sostiene la injusticia de la decisión judicial (CPC SFE, art.
346 / CPCN, art. 242)
a.2. nulidad: cuando se sostiene la ilegitimidad de la decisión judicial o del pro-
cedimiento previo a su emisión (CPC SFE, art. 360 / CPCN arts. 242 y 253 -solo
por vicios en la sentencia-)
a.3. directo o queja por apelación denegada: cuando se pretende del superior del
juez que denegó por inadmisible la apelación, que emita un juicio favorable de
admisibilidad y que ordene la elevación del expediente (CPC SFE, art. 356 /
CPCN art. 282)
a.4 rescisión: cuando se pretende lograr la nulidad de la sentencia dictada sin au-
diencia previa de quien ha sido declarado rebelde (CPC SFE, art. 83 / no previsto
en el CPCN)
a.5. aclaratoria: para corregir cualquier error material, aclarar algún concepto os-
curo o suplir cualquier omisión (CPC SFE, art. 248 / CPCN, art. 166)
b. Extraordinarios:
b.1. apelación extraordinaria: cuando se requiere un control puramente jurídico
de un pronunciamiento emitido por los Tribunales Colegiados de Familia o de
134 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

Por eso es que, la sentencia dictada adquiere autoridad de cosa


juzgada cuando las partes han consentido el pronunciamiento,
cuando transcurrió el plazo fijado por la ley para recurrirla, o por
agotamiento de la vía recursiva ordinaria y extraordinaria.

2. COSA JUZGADA MATERIAL Y COSA JUZGADA FORMAL

El efecto propio del caso juzgado puede ser material o meramente


formal.
El alcance de estos conceptos se aclara con la lectura de los frag-
mentos siguientes:
“El efecto material refiere a la imposibilidad de reabrir la discusión
en nuevo expediente incoado a tal fin”255: precisamente a este
concepto es que se aplica todo lo antes apuntado.
“Por eso es que la materialidad está siempre ligada al contenido
de la sentencia en función de su congruencia con el litigio decidido
en ella.
Y dado este concepto, sus caracteres son dos: la inmutabilidad (o
la definitividad, o indiscutibilidad, o intangibilidad) de lo senten-
ciado y la ejecutoriedad (o coercibilidad) mediante constricción en
las personas o cosas de la condena contenida en la sentencia que
ostenta tal efecto.

Responsabilidad Extracontractual (CPC SFE, art. 564 y LOPJ, art. 42 / CPCN, art.
288, llamado de inaplicabilidad de la ley, y procede cuando dicho control se re-
quiere sobre un fallo dictado por una Sala de una Cámara de Apelaciones)
b.2. de inconstitucionalidad: cuando el pronunciamiento vulnera o se aparta de
un derecho o garantía constitucional (Const. SFE, art. 93 y Ley 7055 / CPCN, art.
256 y Ley 48, art. 14)
b.3. apelación ordinaria ante la Corte Suprema (CPCN, art. 254: se trata de un
mecanismo impugnativo ordinario -comprende el de nulidad por vicios en la sen-
tencia- constituyéndose la Corte en una tercera instancia en los casos en que el Es-
tado nacional sea parte / no previsto en el CPC SFE).
255 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pág. 600.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 135

La inmutabilidad (o sus sinónimos) significa que no puede ser revi-


sada mediante nueva y recurrente discusión.
Pero adviértase que este carácter de inmutable es rigurosamente
exacto sólo en tanto una de las partes del proceso quiera sostener-
lo frente a la otra, ya que nada impide que ambas partes que liti-
garon acerca de materia transigible y que obtuvieron una senten-
cia con este efecto, dispongan de común acuerdo dejarlo de lado
y hacer cosa diferente a la ordenada en dicha sentencia”256.
“Siempre que se trate de materia disponible las partes tienen la fa-
cultad de modificar el alcance de la cosa juzgada, la parte vence-
dora no sólo puede renunciar al resultado favorable obtenido a
través de la sentencia que goza de aquella cualidad, sino también,
de común acuerdo con el vencido, regular nuevamente los térmi-
nos de la relación o del estado jurídico sobre que versó el pronun-
ciamiento”257.
“La ejecutoriedad refiere a la posibilidad de lograr la ejecución de
una condena a realizar alguna prestación de dar suma de dinero,
de dar cosa cierta y determinada y de hacer alguna cosa.
Para ello, se considera a la sentencia como un título ejecutorio
que, como tal, le permite al acreedor incoar un nuevo proceso
(llamado de apremio o de ejecución de sentencia) en el cual el
deudor podrá ejercer un derecho de defensa muy limitado en
cuanto a los plazos para actuar, las defensas a oponer y los recur-
sos a deducir”258.
“El efecto formal refiere siempre a la imposibilidad de reabrir la
discusión en el mismo expediente en el cual se produjo, pero per-
mitiendo hacerlo en uno posterior.

256 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, págs. 600 y 601.


257PALACIO, Lino Enrique, Derecho Procesal Civil. Actos Procesales, 2º ed., Buenos
Aires, Abeledo Perrot, 2001, T.V., pág. 471.
258 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, págs. 605 y 606.
136 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

Se trata, a la postre, de una suerte de gran preclusión que rige sólo


dentro del proceso y abarca todas las decisiones interlocutorias en
general y las sentencias que pueden ser ejecutadas aun estando
pendiente algún recurso de alzada”259 (caso de apelación concedi-
da con efecto devolutivo, ej. en proceso de desalojo CPC SFE, art.
523).
“Además, esta calidad de formal la gana el efecto de caso juzgado
emergente de toda sentencia dictada en juicio ejecutivo, por
ejemplo, que tolera pleito posterior acerca de lo que no pudo ser
materia de discusión en él y no de lo que, estando permitido, no
fue discutido (CPC SFE, art. 483)”260.

3. SUJETOS Y OBJETO SOBRE LOS CUALES RECAE LA COSA JUZGADA


3.1. SUJETOS SOBRE LOS QUE RECAE LA COSA JUZGADA

Este tema ha sido desarrollado por la doctrina bajo la designación


de “límites subjetivos del caso juzgado” y refiere a quienes son los
sujetos sobre los cuales se extiende la autoridad y los efectos pro-
pios del caso juzgado. En otras palabras, se refiere a “quiénes son
las personas que no pueden discutir nuevamente lo sentenciado
luego de generado este efecto”261.
“Como principio de carácter general, la cosa juzgada comprende
solamente a quienes han revestido el carácter de partes en el pro-
ceso en el cual se dictó la sentencia que adquirió aquella eficacia.
Por lo tanto, la cosa juzgada no puede beneficiar ni perjudicar a
los terceros que han permanecido ajenos al proceso”262 263.

259 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pág. 601.


260 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pág. 601.
261 Ibídem, pág. 601
262PALACIO, Lino Enrique, Derecho Procesal Civil. Actos Procesales, ob. cit., T. V,
pág. 489.
263N. del A.: Recuérdese, conforme se estudió en el parágrafo 1.1. del capítulo 1,
que para el derecho romano, la relación procesal se consideraba como una rela-
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 137

Esta cuestión se vincula con la garantía constitucional de defensa


en juicio (CN, art. 18), en tanto los intervinientes en el proceso
han tenido derecho al debido proceso legal, mientras los terceros
han carecido de él.
En este sentido, se ha considerado que “este derecho elevado a
rango primerísimo en los regímenes de libertad y de respeto por la
persona humana, exige que nadie sea afectado por sentencia algu-
na sin que previamente hubiera gozado de la razonable oportuni-
dad de exponer y acreditar sus razones”264.
Se ha dicho, además, que “Debe entenderse por “partes” no sólo a
los sujetos activo y pasivo de la pretensión procesal, sino también
a todas aquellas personas que se incorporaron voluntariamente o
por citación obligada al juicio, a quienes la sentencia afecta “como
a los litigantes principales” (art. 96 CPN y cc. Provinciales)”265.
La noción del párrafo precedente se completa con el aporte de
DEVIS ECHANDIA: “En cuanto a la cosa juzgada, la identidad de par-
tes se refiere a los sujetos del proceso o partes en sentido formal:
demandantes, demandados y terceros intervinientes”266.
Los terceros que se mencionan en los dos párrafos anteriores son
aquellos vinculados por un interés jurídico al proceso o a su resul-
tado. Esto implica que a ellos también los afecta la cosa juzgada,
aunque sus efectos o eficacia tengan diferentes connotaciones para

ción “singular” limitada a las partes en el pleito, mientras que en el derecho ger-
mano, en cambio, el juicio era “universal” y perjudicaba a todos los presentes en
la asamblea judicial o a cualquiera que tenga noticia; consecuentemente, la cosa
juzgada era sólo para las partes en el primero y alcanzaba a terceros en el segun-
do.
264EISNER, Isidoro, “Cosa juzgada con relación a las partes”, en Revista de Estu-
dios Procesales, Nº 1, Rosario – Argentina, Centro de Estudios Procesales, 1969,
pág. 69.
265 PEYRANO, Jorge Walter, Excepciones Procesales, ob. cit., pág. 144.
266DEVIS ECHANDIA, Hernando, Teoría General del Proceso, ob. cit., T. II., pág.
575.
138 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

cada tercero en particular, como se desarrollará a lo largo de este


capítulo.
Ahora bien, por diversas razones, sin embargo, el ordenamiento
jurídico prevé la posibilidad de que ciertas personas que sin ser
partes de un proceso en el sentido precedentemente expuesto,
sean también alcanzadas por el efecto del caso juzgado. “Las prin-
cipales hipótesis configurativas de esa extensión se producen frente
a la sucesión de derechos y a la conexión jurídica existente entre
las partes y los terceros”267. Tal extensión alcanza a:
“1) los sucesores universales. Aquí cabe distinguir entre:
1.1) personas físicas: pueden invocar a su favor la calidad de caso
juzgado de la sentencia que se haya dictado a favor del causante.
Pero en caso contrario −sentencia adversa al causante− sólo afec-
ta a los sucesores en la medida que establece el CC, 3371268”; vale
decir, en virtud del beneficio de inventario, los sucesores sólo es-
tán obligados por las deudas y cargas hasta la concurrencia del va-
lor de los bienes recibidos, no existiendo confusión de patrimo-
nios.
“1.2) personas jurídicas: el nuevo ente adquiere de una vez todos
los derechos y obligaciones de la persona disuelta a la cual sucede
y, por tanto, le alcanza cualquiera sentencia dictada a favor o en
contra de ella (Ley 19550, art. 82269);

267PALACIO, Lino Enrique, Derecho Procesal Civil. Actos Procesales, ob. cit., T.V.,
pág. 489.
268CC, art. 3371: “El heredero que acepta la herencia con beneficio de inventario
está obligado por las deudas y cargas de la sucesión sólo hasta la concurrencia del
valor de los bienes que ha recibido de la herencia. Su patrimonio no se confunde
con el del difunto, y puede reclamar como cualquier otro acreedor los créditos
que tuviese contra la sucesión”.
269Ley de Sociedades Comerciales Nº 19.550, art. 82: “Hay fusión cuando dos o
más sociedades se disuelven sin liquidarse, para constituir una nueva; o cuando
una ya existente incorpora a otra u otras que, sin liquidarse, son disueltas”.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 139

2) los sucesores singulares de las partes respecto del derecho que se


encuentra actualmente litigioso: la extensión refleja (o subjetiva)
del efecto de caso juzgado se determina en tanto el sucesor de que
se trate (adquirente o cesionario) haya tenido posibilidad cierta de
intervenir en el respectivo pleito, o como parte sustituyente (lo
que ocurre en caso de extromisión de la parte originaria mediando
conformidad expresa de la contraparte) o como tercero asistente
(CPCN, art. 44270)” (lo que ocurre en caso de no prestar la con-
traparte conformidad a la extromisión) o, en su defecto, que el
bien adquirido estuviera anotado como tal en el Registro respecti-
vo. Igual solución cabe para los legatarios.
3) los sustitutos procesales”271: ej. caso de la citación de evicción
cuando el enajenante de un derecho a título oneroso es citado a
juicio por el adquirente, quien sufre una privación del derecho
adquirido o una turbación de derecho, goce o posesión en la cosa
(v. gr. una acción de reivindicación), entonces, responderá ante el
adquirente si éste fuere derrotado en juicio por sentencia (CC,
arts. 2108, 2110 y 2111) y, caso de acción subrogatoria (CC, art.
1196) iniciada por el acreedor que demanda al deudor de su deu-
dor.
4) “en razón de la especial naturaleza de ciertas relaciones jurídi-
cas, en situaciones muy puntuales las leyes extienden a veces los
efectos del caso juzgado a ciertos terceros aunque no hayan inter-
venido en el respectivo proceso: como ejemplo, los que se hallan
en CC, 715272, 2877273 274, 1847275 y 1855276”277.

270CPCN, art. 44: “Sustitución de parte. Si durante la tramitación del proceso una
de las partes enajenare el bien objeto del litigio o cediere el derecho reclamado,
el adquirente no podrá intervenir en él como parte principal sin la conformidad
expresa del adversario. Podrá hacerlo en la calidad prevista por los artículos 90,
inciso 1º, y 91, primer párrafo.”
271 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pág. 602.
272N. del A.: El art. 715 CC expresa: “La cosa juzgada recaída en juicio, es invo-
cable por los coacreedores, pero no es oponible a los codeudores que no fueron
parte en el juicio. Los codeudores pueden invocar la cosa juzgada contra el
coacreedor que fue parte en el juicio.” Puede aclararse respecto de tal norma
140 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

que, los acreedores que fueron parte en juicio no pueden oponer la sentencia fa-
vorable a los codeudores que no fueron parte en juicio; y que estos últimos pue-
den invocar la sentencia favorable frente a los coacreedores que fueron parte en
juicio.
273 N. del A.: El art. 2877 CC establece: “La sentencia que el usufructuario hubiese
obtenido, tanto en el juicio petitorio como en el posesorio, aprovecha al nudo
propietario para la conservación de los derechos sobre los cuales debe velar; más
las sentencias dadas contra el usufructuario no pueden ser opuestas al nudo pro-
pietario.” M. MARIANI DE VIDAL (2000) explicó: “siendo el usufructuario titular de
un derecho real de los que se ejercen por la posesión, tendrá a su mano, para el
caso de desposesión, la acción reivindicatoria, y para el caso de turbación, la ne-
gatoria”. Por ejemplo, en el caso de la acción reivindicatoria iniciada por el usu-
fructuario en defensa de su interés, si la sentencia rechaza la demanda, los efectos
de la misma no alcanzan al nudo propietario, quien en calidad de titular del do-
minio puede iniciar una nueva acción reivindicatoria sin que ello autorice al de-
mandado vencedor en el proceso iniciado por el usufructuario a interponer la ex-
cepción de cosa juzgada.
274N. del A.: Se señaló en cuanto a los artículos 715 y 2877 del CC que “Cuando
media vinculación jurídica entre las partes y los terceros, la extensión a estos úl-
timos de la eficacia de la cosa juzgada requiere, como principio general, la exis-
tencia de un pronunciamiento favorable a sus derechos”. PALACIO, Lino Enrique,
Derecho Procesal Civil. Actos Procesales, ob. cit., T.V, pág. 491.
275 N. del A.: El art. 1847 del CC señala: “La reversión tiene efecto retroactivo.
Hace de ningún valor la enajenación de las cosas donadas, hechas por el donata-
rio a sus hijos, y los bienes donados vuelven al donante libre de toda carga o hi-
poteca, tanto respecto al donatario, como respecto de los terceros que los hubie-
sen adquirido.” Del texto de la norma se deduce que la sentencia que declara la
reversión de los bienes donados, hace cosa juzgada frente a los terceros que los
hubiesen adquirido, volviendo aquellos al donante libre de toda carga o hipote-
ca.
276 N. del A.: El art. 1855 del CC declara: “Cuando la donación ha sido de bienes
inmuebles, y en el instrumento público están expresadas las cargas impuestas por
el donante, la revocación de la donación anula las enajenaciones, servidumbres, e
hipotecas consentidas por el donatario.” Por tanto, la sentencia que declara la
revocación de la donación por incumplimiento de un cargo impuesto al donata-
rio, hace cosa juzgada frente a los terceros a quienes el donatario hubiera enaje-
nado el inmueble o consentido servidumbres e hipotecas, siempre y cuando el
cargo haya estado expresado en la escritura de donación.
277 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pág. 602.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 141

Cabe aclarar que similar clasificación proponen entre otros, ALSI-


NA, PEYRANO y PALACIO278.

No obstante todo lo expuesto, la situación varía cuando se trata


de sentencias de carácter constitutivo, es decir, de aquellas senten-
cias que crean, modifican o extinguen un estado jurídico y que se
dictan acerca de cuestiones de:
“1) estado civil (por ejemplo, la que declara una filiación natural y,
así, constituye el estado de hijo)
2) capacidad (por ejemplo, la que declara insana a una persona y
la constituye en tal):
3) nueva situación jurídica dominial (por ejemplo, la que declara
cumplida una usucapión y constituye en propietario al hasta en-
tonces poseedor) pues el nuevo derecho constituido es de natura-
leza real”279.
En estos casos la eficacia de la cosa juzgada se extiende subjetiva-
mente a todos, y por ello se habla de efectos erga omnes (vale de-
cir, invocables a favor o en contra de todos).
Finalmente es apropiado efectuar una breve referencia -por la im-
portancia que ha adquirido en la última década- a la cosa juzgada
colectiva, que alude a aquellas sentencias referidas a ciertas accio-
nes populares o grupales recaídas en procesos donde se persigue
por ejemplo la protección del medio ambiente, de la salubridad, o
la tutela de los consumidores.
Tales sentencias producen una extensión subjetiva sobre un grupo
determinado de individuos aunque no hayan participado en el
proceso.

278 ALSINA, Hugo, Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comer-
cial, ob. cit., 1961, T. IV., pág. 136 a 142; PEYRANO, Jorge Walter, Excepciones
Procesales, ob. cit., págs. 144 y 145; PALACIO, Lino Enrique, Derecho Procesal Ci-
vil. Actos Procesales, ob. cit., T.V, págs. 489,490.
279 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, págs. 602 y 603.
142 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

“En el peculiar marco de los procesos colectivos, los efectos de la


cosa juzgada se proyectan a terceros ajenos al proceso pero cuyos
derechos o intereses han sido debatidos y resueltos en él”280.
En estos procesos se resigna la garantía de la defensa en juicio por
distintas razones de orden axiológico formuladas por la doctrina281
como ser: evitar la complejidad multiplicada de la acumulación de
autos y del litisconsorcio, impedir sentencias contradictorias deri-
vadas de la iniciación de procesos independientes y el consiguiente
escándalo jurídico, prevenir el dictado de sentencias inútiles (indi-
viduales) que no resuelven la problemática colectiva, beneficiar la
regla de economía procesal, posibilitar el acceso a la justicia de
aquellos que por escasez de recursos se ven impedidos de la tutela
judicial efectiva, etc.
En síntesis, es evidente que las connotaciones que tiene el efecto
de la cosa juzgada trascendieron a las partes involucradas en el
proceso. Pues, la realidad ha obligado a ampliar el campo de efi-
cacia de la sentencia, ampliándose a sujetos distintos de los pro-
pios litigantes.

3.2. OBJETO SOBRE EL CUAL RECAE LA COSA JUZGADA

Este tema ha sido desarrollado por la doctrina bajo la designación


de “límites objetivos del caso juzgado” y refiere a cuál es el objeto
sentenciado sobre el que se extienden la autoridad y los efectos
propios del caso juzgado.
Para analizar el objeto sobre el cual se extienden la autoridad y los
efectos propios del caso juzgado, se ha tomado la explicación

280 OTEIZA, Eduardo, Procesos Colectivos, Buenos Aires, Rubinzal Culzoni Edito-
res, 2006, pág. 414.
281EGUREN, María Carolina, “Los procesos colectivos y el redimensionamiento de
la cosa Juzgada”, en J. S. Revista de Doctrina y Jurisprudencia de la Provincia de
Santa Fe, Nº 65, Santa Fe- Argentina, Editorial Jurídica Panamericana, 2005,
págs. 47 a 49; OTEIZA, Eduardo, Procesos Colectivos, Buenos Aires, Rubinzal Cul-
zoni Editores, 2006, págs. 415 a 419.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 143

efectuada sobre el tema por ALVARADO VELLOSO, por resultar di-


dácticamente interesante y útil para su aplicación al caso del fiador
simple.
La explicación la realizó partiendo de los diferentes elementos que
integran una pretensión y que se nombran a continuación, sin de-
tenerse en el primero que fue propio del tema anterior:
1.- Sujetos: actor (quién pretende) y demandado (de quién se pre-
tende).
2.- Objeto (qué se pretende), el cual descompone en dos subele-
mentos:
2.1.- el hecho acaecido en la realidad de la vida, y
2.2.- la imputación jurídica efectuada por el pretendiente al resis-
tente a base de ese mismo hecho.
3.- Causa (por qué se pretende).
Y entonces, expuso: “precisando los límites objetivos del caso ya
juzgado, éste alcanza:
1) al hecho causal que sirvió de sustento a la pretensión. En fun-
ción de lo ya expuesto, y más allá de los alcances que la corres-
pondiente declaración tiene respecto de las dos partes que litigan
y en tanto se encuentren en otro litigio posterior en las mismas
posiciones procesales, opera reflejamente respecto de todos quie-
nes estén involucrados en el mismo hecho, ya se trate de afinidad,
de conexidad causal o de conexidad objetivo-causal282.

282N del A.: Así entonces, si tomamos como ejemplo un caso de afinidad de pre-
tensiones, donde Pedro dependiente de Diego, ocasiona un daño a Juan en un
accidente de tránsito; por tal razón, Juan pretende en juicio que Pedro le indem-
nice los gastos efectivamente abonados para lograr su curación y después de juz-
gado el caso Juan pretende en otro juicio que Diego le indemnice el daño moral
sufrido.
Comparando ambas pretensiones, se advierte en la afinidad, que el hecho cau-
sante del daño es el mismo, y no lo es la imputación jurídica que sustenta cada
pretensión: a Pedro sólo se le puede imputar ser el culpable del hecho dañoso y a
Diego, sólo ser el patrón de Pedro.
144 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

2) a la imputación jurídica efectuada por el actor al demandado a


base de ese hecho causal. Por esta razón, si bien el efecto reflejo
del caso juzgado en cuanto al hecho alcanza a sujetos de preten-
siones afines, no puede ocurrir lo propio con las imputaciones ju-
rídicas cuando ellas son diferentes a partir de un mismo hecho cau-
sal (que es, precisamente, lo que caracteriza a la afinidad). Hasta
aquí, lo expuesto sirve para explicar cuándo existe identidad de
causa y, finalmente,
3) a la pretensión tal cual fue deducida a base de ese hecho y de
esa precisa imputación jurídica, de donde resulta que si se preten-
de hoy una indemnización por daño material y mañana, en otro
litigio, una indemnización por daño moral emergente del mismo
hecho en el cual se causó el pretendido cobro de daño material,
no existirá identidad de objeto”283.
“Pero hay más: los efectos objetivos del caso juzgado alcanzan
refleja o indirectamente a […] todos los supuestos de prejudiciali-
dad…”284, también denominados por la doctrina como cuestiones
prejudiciales o cuestiones previas.
En la prejudicialidad los distintos litigios tramitan en forma inde-
pendiente por la autonomía existente entre ellos, pero se establece
una suerte de prioridad de la emisión de una sentencia sobre la de
otra.

Por lo tanto, lo resuelto en el proceso entre Juan y Pedro sobre el hecho causal
que sirvió de sustento a la pretensión, producirá efectos reflejos en relación a lo
que se resuelva sobre el mismo hecho causal respecto de Juan y Diego.
De lo cual se deduce que, acumulados los litigios como debieran, si en el primero
se falló que el hecho causal existió, no se podría resolver en el segundo pleito
que ese hecho causal no existió.
283ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil. Compendio
del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación procesal de la Provincia de
Santa Fe por Andrea A. MEROI, ob. cit., pág. 604.
284 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibidem, pág 605.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 145

“Esa prioridad285 tiene el efecto de otorgar a la primera sentencia


que se dicte la autoridad del caso ya juzgado frente a la pretensión

285N del A: Refiere, además, ALVARADO VELLOSO que la prioridad opera de las si-
guientes formas:
“1) desde lo civil hacia lo civil:
Por ejemplo, la pretensión de declaración de reconocimiento de filiación matri-
monial depende de la existencia de un matrimonio válido […].
2) desde lo penal hacia lo civil:
Por ejemplo, demandada judicialmente una pretensión civil de resarcimiento de
daño generado por delito del derecho penal, la respectiva demanda no debe ser
juzgada si existe proceso penal pendiente por el mismo hecho causal y hasta tan-
to haya sentencia definitiva en éste. Ocurre, simplemente, que si el acusado es
condenado penalmente no se puede discutir en la sede civil la existencia del he-
cho principal constitutivo del delito ni puede ser impugnada la culpa ya declara-
da del condenado (CC, 1101).
Del mismo modo, si el acusado es absuelto, no se puede alegar en el juicio civil la
existencia del hecho principal sobre el cual recayó la absolución (CC, 1102).
Como se ve, la solución legal consiste en transferir el resultado del caso ya juzga-
do en la sede penal hacia la sede civil;
3) desde lo penal hacia lo penal:
Supóngase el caso de un robo acompañado de encubrimiento. Si éste es un delito
autónomo en la legislación de que se trate, parece obvio que no puede perseguir-
se penalmente al encubridor sin hacer lo propio con el ladrón […], es evidente
que no podrá dictarse sentencia respecto del encubrimiento hasta tanto no se de-
termine la existencia del robo”.
4) desde lo civil hacia lo penal:
Contrariamente a lo explicado en 2), hay veces en que la pretensión civil no está
supeditada a la sentencia penal sino, al contrario, el ejercicio de la pretensión pe-
nal debe hacerse recién después de que exista sentencia firme en la sede civil: ello
ocurre con el delito de adulterio –por supuesto, en las legislaciones que lo consa-
gran– que requiere la existencia de sentencia firme de divorcio por la causal de
adulterio y con el delito de quiebra culpable o fraudulenta que requiere la califi-
cación de culpa o de fraude hecha por el juez civil de la quiebra […].
En estos supuestos la transferencia de los efectos del caso ya juzgado operan a la
inversa del recién explicado: la prioridad de la actividad de sentenciar la tiene el
juez de lo civil” ALVARADO VELLOSO, Ibídem págs. 524 y 525.
146 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

pendiente de tramitación o de decisión. En otras palabras: la pri-


mera sentencia (prioritaria) opera como una premisa necesaria del
segundo pronunciamiento, a raíz de lo cual el juez ulterior no po-
drá declarar cosa alguna que contraríe lógicamente lo declarado
por el primer sentenciador […]”286.

4. EFECTOS DE LA SENTENCIA PARA LOS TERCEROS INTERVINIENTES


EN EL CPC SFE Y EN EL CPCN

Los efectos de la sentencia para todas las categorías de interven-


ción de terceros solo fueron reglamentados en los artículos 308
del CPC SFE y 96 del CPCN que dispusieron:
CPC SFE, 308: “La sentencia dictada obliga a los terceros como a
los principales”.
CPCN, 96: “En todos los supuestos, la sentencia dictada después
de la intervención del tercero, o de su citación, en su caso, lo afec-
tará como a los litigantes principales”.
PEYRANO, analizando tales normas para la hipótesis de citación
coactiva (léase también provocada), desarrolló el siguiente comen-
tario: “Si bien la materia es opinable (repárese en que el art. 96
CPCN comienza advirtiendo “en todos los supuestos”), no puede
perderse de vista que la aludida locución “afectará” no se ve gra-
maticalmente desvirtuada si en ciertos supuestos la sentencia de
mérito se limitara a serle “oponible” al convocado (lo que tam-
bién “lo afecta”) en el sentido de no poseer eficacia directa contra
éste, […] por cuanto no es ejecutable stricto sensu en su contra.
No resulta ocioso consignar que tal es la interpretación que preva-
lece respecto del citado art. 308 del CPC santafesino”287.
Así, explicó que “si la raíz de la convocatoria fuere, v. gr., la nece-
sidad de quien pide la convocatoria obligada de aventar la posibi-

286 ALVARADO VELLOSO, Ibídem, pág. 523.


287 PEYRANO, Jorge Walter, “La intervención de terceros en el proceso civil: ese
piélago peligroso”, en Jurisprudencia Argentina”, ob. cit., pág. 624.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 147

lidad que le sea ulteriormente interpuesta la 'excepción de negli-


gente defensa'288, el convocado no es estrictamente condenado o
absuelto por la sentencia final” (v. gr. el codeudor solidario no
demandado). Pero que en caso de llamamiento coactivo de terce-
ro por litisconsorcio necesario “se dictará sentencia que será ple-
namente eficaz a su respecto”289, es decir, que la sentencia poseerá
eficacia directa para este tercero (v. gr. el condómino que en juicio
de división de condominio no fue demandado).
Del mismo modo, refiriendo a todas las categorías de interven-
ción, CARRILLO señaló: “debe descartarse toda versión interpretati-
va que intente atribuir eficacia directa de la sentencia respecto de
todos los terceros por igual”290.
FASSI y YAÑEZ, también señalaron: “Constituye un problema de
fundamental importancia la interpretación de la norma en estudio,
en el sentido de determinar el alcance que debe darse a la expre-
sión 'lo afectará como a los litigantes principales', vale decir, si
puede dictarse una condena en contra del tercero (o cualquier
otro tipo de pronunciamiento que haga lugar a la demanda: de-
clarativo, constitutivo)”291. Asimismo, expusieron las dos posturas
enfrentadas que, en definitiva, fueron las asumidas por toda la
doctrina y jurisprudencia, en torno del artículo 96 del CPCN – si-
milar al 308 del CPC SFE-:
1) Una postura sostenía que la sentencia no podía condenar al ter-
cero por los siguientes fundamentos:

288 PEYRANO, Jorge Walter, Ibídem, pág. 624.


289 PEYRANO, Jorge Walter, Ibídem, pág. 624.
290CARRILLO, Hernán, EGUREN, M. Carolina, GARCIA SOLA, Marcela y PEYRANO,
Marcos, Código de Procedimiento Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe,
ob. cit., pág.610.
291FASSI, Santiago C. y YAÑEZ, César D., Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación y demás normas procesales vigentes. Comentado. Anotado y Concorda-
do, ob. cit., pág. 533.
148 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

a) “Si el actor no entabló ninguna demanda contra el tercero, es


decir, no pidió su condena, el juez no puede condenarlo, ya que si
así procediera estaría fallando más allá de lo pedido, violando el
principio de congruencia. Su inclusión en la condena importa ex-
ceder los límites de la controversia y conceder más de lo pedido
por las partes en el proceso”292.
b) Los efectos de la cosa juzgada que derivan del art. 96 no tienen
otro alcance que el de impedir que puedan volver a articularse
por el tercero cuestiones que han sido decididas en el juicio con su
participación. Pero no lo convierten en demandado –que no lo
fue- ni permiten que se ejecute contra él la sentencia”293.
c) La citación de un tercero, en los términos del art. 94, no impor-
ta modificar los términos en que se ha trabado la litis, ya que el
actor no dirigió su acción contra el citado, de modo tal que su in-
tervención sólo tiene como consecuencia que la sentencia a dictar-
se pueda serle oponible en un eventual proceso posterior, y no
corresponde, por ende, condenarlo o absolverlo”294.
d) De manera similar se enunció “La sentencia de condena a quien
no fue demandado, sino citado como tercero, se aparta de las
normas que regulan la situación de quien interviene en tal carác-
ter, habida cuenta de que sólo se posibilitó su intervención, en
aquella condición y no como accionado. […] Simplemente cabe
reiterar, que el decisorio puede serle oponible en el eventual pro-
ceso posterior”295.

292 FASSI, Santiago C. y YAÑEZ, César D., Ibídem, pág. 534.


293 FASSI, Santiago C. y YAÑEZ, César D., Ibídem, pág. 535.
294 FASSI, Santiago C. y YAÑEZ, César D., Ibídem, pág. 535.
295 MORELLO, Augusto Mario; SOSA, Gualberto Lucas y BERIZONCE, Roberto Omar,
Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de
la Nación. Comentados y Anotados, ob. cit., T. II-B., pág. 416.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 149

e) Otro de los argumentos expuestos por FASSI y YAÑEZ296 fue


idéntico al propuesto por PALACIO: “Cuando la intervención obli-
gada se configura a través de la citación del legitimado para inter-
venir (nominatio auctoris)297 o del llamado del tercero pretendien-
te298 no hay duda de que el fallo debe cumplirse contra o a favor
del tercero, tanto más cuanto que en ambos casos, las partes pri-
mitivas pueden ser excluidas del proceso. Si se trata en cambio de
la denuncia de la litis, la citación del tercero sólo se justifica en la
conveniencia de evitar que, en el proceso que tiene por objeto la
pretensión regresiva del citante contra el citado, éste pueda argüir
la excepción de negligente defensa (exceptio mali processus), de
manera que la eventual sentencia condenatoria sólo constituye un

296 FASSI, Santiago C. y YAÑEZ, César D., Ibídem, pág. 534.


297 “Este tipo de intervención obligada se verifica cuando interpuesta una preten-
sión real frente a quien tiene temporariamente la posesión de una cosa ajena (a
título , v. gr. de inquilino, prestatario, depositario, etc.), éste pone en conoci-
miento del poseedor mediato la existencia del proceso a fin de que asuma la
condición de parte demandada y pueda el primero liberarse de la carga de pro-
seguir el proceso (extramissio). Una concreta modalidad de esta forma de inter-
vención se halla contemplada por el CC, art. 2782, que dispone lo siguiente: “La
reivindicación puede dirigirse contra el que posee en nombre de otro. Este no es-
tá obligado a responder a la acción, si declara el nombre y la residencia de la per-
sona a cuyo nombre la tiene. Desde que así lo haga, la acción debe dirigirse con-
tra el verdadero poseedor de la cosa”. PALACIO, Lino Enrique y ALVARADO VELLO-
SO, Adolfo, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Explicado y anotado
jurisprudencial y bibliográficamente, ob. cit., T. 3, pág. 319.
298 “Tiene lugar este tipo de intervención en el supuesto de que, denunciada por
cualquiera de las partes originarias la existencia de un tercero que haya afirmado
o a quien se atribuya la titularidad del derecho sobre la cosa litigiosa, se dispone
la citación de ese tercero al proceso pendiente con el objeto de que haga valer su
pretensión. En la generalidad de los casos será la parte demandada quien tenga
interés en requerir el llamamiento del tercero pretendiente. Por ello la hipótesis
que tradicionalmente se pone como ejemplo es la de que, interpuesta una pre-
tensión tendiente al cobro de un crédito, y teniendo el demandado noticia de
que un tercero pretende para sí la titularidad de dicho crédito (porque, v. gr. se
lo habría cedido el actor), aquél solicite la citación de ese tercero a fin de que re-
sulte esclarecida la situación jurídica real mediante una declaración judicial que
determine a quién incumbe exigir la correspondiente prestación”. PALACIO, Lino
Enrique y ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pág. 94.
150 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

antecedente favorable a la fundabilidad de la mencionada preten-


sión pero no puede ejecutarse contra el tercero, quien no reviste
el carácter de parte demandada”299.
f) A ello puede sumarse lo manifestado por ARAZI quien trajo a co-
lación, al respecto, al tercero adherente simple: “El art. 96 del Có-
digo Procesal se refiere a la oponibilidad de la sentencia con rela-
ción al tercero citado pero no a su ejecutoriedad. Obsérvese que
la ley dice “en todos los supuestos”, incluyendo la intervención
adhesiva simple (art. 91, inc. 1º), donde obviamente no puede
pensarse en ejecutar la sentencia contra el tercero que no estaba
legitimado para ser demandado. En todos los casos, la sentencia es
oponible al tercero pero no es ejecutable contra él, salvo que el
actor, al contestar el traslado que se le haga del pedido de citación
efectuado por el demandado, amplíe su demanda y expresamente
pida la condena (art. 34, inc. 4 y 163 inc. 6). El tercero no podrá
[…] eludir de manera alguna los efectos reflejos de la sentencia,
además, en un futuro proceso, dicha sentencia constituirá siempre
un antecedente desfavorable para el tercero que adhirió al de-
mandado, cuando éste fue vencido. Pero eso no significa que el fa-
llo contenga una condena contra aquél”300.
2) La otra posición sostenía que la sentencia puede condenar al
tercero por las siguientes razones:
a) “Cualquiera sea la forma de intervención de un tercero en el
proceso (voluntaria u obligada) si tuvo oportunidad de defenderse
y producir prueba en defensa de sus derechos, puede ser incluido
en la sentencia de condena”301.
b) “Si el citado se ha comportado como un verdadero demanda-
do, no vemos inconveniente para que el fallo condenatorio lo
comprenda también, por no haber mengua a su derecho de defen-

299 PALACIO, Lino Enrique y ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pág. 334.
300ARAZI, Roland, “Pluralidad de Partes en el proceso civil. Litisconsorcio e inter-
vención de terceros”, en La Ley, Buenos Aires, 1988-E, pág. 1120.
301 FASSI, Santiago C y YAÑEZ, César D., Ibídem, pág. 536.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 151

sa en juicio. Estimamos que la solución contraria importaría un ex-


cesivo rigorismo formal, ajeno a la función que le compete a los
jueces”302.
c) “Al haber sido asegurado su derecho de defensa, bien se resol-
vió en la alzada incluir en la condena a tal persona, que dejó de
ser tercera para convertirse en parte”303.
d) En el mismo sentido se señaló “Si la relación sustancial ha esta-
do estrechamente vinculada al tercero que ha tenido intervención
obligada en el proceso, resultando su participación decisiva para la
suerte de la controversia, es correcta su inclusión en la sentencia
definitiva, la que pudo afectarlo como a los litigantes principales,
desde que habiéndosele acordado la posibilidad de intervenir en
la ocasión debida, como de producir prueba respecto de las alega-
ciones controvertidas, se ha convertido en parte”304.
e) En igual modo, COLOMBO expuso: “La inclusión del tercero, con
intervención litisconsorcial o autónoma, en la sentencia y su ulte-
rior ejecutabilidad contra él, no vulnera el principio de congruen-
cia al condenar a quién originariamente no fue demandado, por-
que la sentencia podrá hacer mérito de los hechos constitutivos,
modificativos o extintivos producidos durante la sustanciación del
juicio –art. 163, inc. 6-”305.
f) A lo expuesto puede agregarse lo aportado por KENNY: “El prin-
cipio es que la sentencia afecta a los terceros como a los litigantes
principales (art. 96 CPCN) ya que de otro modo se desvirtuaría
una de las finalidades primordiales de la citación de terceros, que
es evitar la multiplicidad de los procesos y por lo tanto puede ser

302 FASSI, Santiago C y YAÑEZ, César D., Ibídem, pág. 537.


303 FASSI, Santiago C. y YAÑEZ, César D., Ibídem, pág. 538.
304 MORELLO, Augusto Mario; SOSA, Gualberto Lucas y BERIZONCE, Roberto Omar,
Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de
la Nación. Comentados y Anotados, ob. cit., T. II-B., pág. 414.
305 COLOMBO, Carlos J., “El proceso con pluralidad de partes y las figuras procesa-
les que lo integran”, ob. cit., pág. 425.
152 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

condenado en orden a la posición que ocupó en el litigio y en la


medida de las acciones que fueren procedentes contra él”306.
g) De manera similar LEGUISAMÓN entendió que “La afectación al
tercero de la sentencia tendría el alcance que emanara de la de-
manda del actor […], pues ¿de qué otra manera podría la senten-
cia afectar al tercero, sino extendiendo a él todos los efectos prác-
ticos de la decisión que recayera en un proceso en el cual ha parti-
cipado o ha sido citado? Si se trataba de una demanda cuyo obje-
to inmediato era una sentencia de condena, entonces podría ser
condenado sin que se requiriera como conditio sine qua non que
efectivamente el demandado fuera condenado; es decir que el ter-
cero podía ser condenado con independencia de si lo era o no el
demandado. De ahí extraemos no sólo que el tercero obligado es
parte en el proceso, sino que, además, el fundamento de la inter-
vención obligada del tercero no era, ni es, exclusivamente la fun-
dabilidad de una eventual acción regresiva”307.
Mientras tanto, el 17 de noviembre de 1988, en el ámbito de la ex
Justicia Nacional Especial en lo Civil y Comercial de la Capital Fe-
deral, en el fallo plenario CARENZO308 sobre accidente de tránsito y
en virtud de un recurso de inaplicabilidad de ley interpuesto con-
tra una sentencia definitiva que no condenaba al tercero obligado,
la Cámara Nacional de Apelaciones Especial en lo Civil y Comer-
cial de la Capital Federal en pleno, confirmó la sentencia y resol-
vió que:

KENNY, Héctor Eduardo, La intervención obligada de terceros, Buenos Aires,


306

Depalma, 1983, pág. 137.


307LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, Rubinzal-
Culzoni, 2009, T. I. pág. 397 y 398. LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, “La interven-
ción del tercero obligado y la ejecutabilidad de la sentencia a su respecto”, en
Revista de Derecho Procesal. Litisconsorcio, intervención de terceros y tercerías.
Nº 2, Buenos Aires, Rubinzal-Culzoni Editores, 2006, pág. 215 y 216.
308 Cámara Nacional Especial Civil y Comercial en Pleno, Carenzo, Julio A. c. Or-
tiz de Zárate, Isabel y/o propietario s. Sumario, 17/11/1988, La Ley 1989-A, 455.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 153

- “No procede la condena del tercero citado a juicio en los tér-


minos del art. 94 del CPCN, que compareció al pleito y éste se
sustanció con su intervención plena, demostrándose que la con-
troversia es común a todos los intervinientes”.
- “Del voto impersonal de la mayoría se extrae que el fundamen-
to de la intervención coactiva lo constituye una eventual acción de
regreso de la cual puede ser objeto el tercero citado, por la rela-
ción jurídica que lo liga a una de las partes, y a fin de cubrir el po-
sible planteo –por parte de aquél- de la exceptio mali processus o
de negligente defensa en el juicio ulterior. Vale decir que la sen-
tencia condenatoria sólo constituye antecedente favorable a la
fundabilidad de la pretensión regresiva que se interponga frente al
tercero citado, pero no podía ser ejecutada contra éste, ya que el
juez no puede condenarlo, porque si así lo hace vulneraría el prin-
cipio de congruencia, fallaría más allá de lo pedido”309.
Por otro lado, el voto de la minoría -compuesta por ocho jueces
de los dieciséis que firmaron el acuerdo plenario, por lo que tuvo
que desempatar el presidente de la Cámara- sostuvo:
- “Cabe señalar que el legislador ha querido evitar la actividad
jurisdiccional múltiple y que el art. 96 del CPCN no distingue en-
tre el tercero y los litigantes principales, al contrario de lo que sos-
tiene la doctrina restrictiva, que modifica el alcance de la norma al
excluir de los efectos de la sentencia al tercero que tuvo interven-
ción plena en el proceso, habiéndose demostrado la responsabili-
dad total o parcial que le cupo”.
- “Ha de considerarse también el reparo que se formula referente
a que no puede ser condenado quien no fue demandado; en este
aspecto es oportuno destacar que la observación queda enervada
dado que la citación incorporó al tercero a la litis con la consi-
guiente extensión de la relación procesal originaria excepto que el

309LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, “La intervención del tercero obligado y la eje-


cutabilidad de la sentencia a su respecto”, en Revista de Derecho Procesal. Litis-
consorcio, intervención de terceros y tercerías. Nº 2, Buenos Aires, Rubinzal–
Culzoni Editores, 2006, pág. 217.
154 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

actor se oponga en forma expresa a dicha intervención, no obs-


tante que la controversia fuere común a todos los intervinientes,
en este caso, es el propio interesado a quien la ley facilita la reso-
lución del conflicto general que impide los efectos que la norma
permite”.
Poco tiempo después se sancionó la Ley 23.637310 (publicada el 2
de diciembre de 1988) de Unificación de la Justicia Nacional en lo
Civil de la Capital Federal con la Justicia Nacional Especial en lo
Civil y Comercial de la Capital Federal (las que pasaron a consti-
tuir una única Justicia Nacional en lo Civil de la Capital Federal)
que estableció en su art. 5º la obligatoriedad de los fallos plenarios
que hubiera dictado cualquiera de las dos Cámaras para las Salas
de la Cámara Civil y para los Juzgados Nacionales de Primera Ins-
tancia en lo Civil de la Capital Federal, en los términos del art.
303 del CPCN.
Por tanto, en virtud de dicha ley, el fallo plenario CARENZO resul-
taba obligatorio también para las Salas de la Cámara del antiguo
fuero Civil.
Posteriormente, el 4 de marzo de 1992, la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Civil de la Capital Federal se autoconvocó en
tribunal plenario debido a la jurisprudencia contradictoria existen-
te en esa Cámara Civil con anterioridad a su unificación con la ex
Cámara Especial en lo Civil y Comercial de la Capital Federal y,
también en un caso de accidente de tránsito, dictó el fallo plenario
BALEBONA311 -que rigió hasta la entrada en vigencia de la Ley
25.488- mediante el cual dejó sin efecto el plenario CARENZO y es-
tableció una nueva doctrina legal.
La mayoría -en forma impersonal- consideró que debía dejarse sin
efecto el plenario CARENZO porque: “Sólo prevé la situación del
tercero que compareció al pleito y éste se sustanció con su inter-

310 ADLA, Buenos Aires, La Ley, 1988, T. XLVIII –D, pág. 4245 y ss.
311 Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil en Pleno, Balebona, Manuel c.
Sorzi, Daniel, 04/03/1992, La Ley 1992-B, 264.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 155

vención plena, diciendo que a su respecto la condena no procede,


lo que lleva a inferir que, en el caso contrario, es decir, para quien
no haya comparecido a la citación o, habiéndolo hecho, no hubie-
se actuado en el proceso en forma plena, resultaría procedente
condenarlo. A ello debe agregarse que no distingue entre citación
pedida por el actor y por el demandado y que el resultado del
plenario –empate con decisión del presidente como lo autoriza el
art. 299 del Código Procesal- dejó el mismo margen de duda que
existía antes de la unificación doctrinaria. Es por ello que produci-
da la fusión de los fueros dispuesta por la Ley 23.637 es aconseja-
ble brindar la oportunidad a los integrantes de la primitiva Cáma-
ra Civil para que expresen su opinión”.
Con respecto a si es o no posible dictar condena contra el tercero
obligado, se estableció como nueva doctrina legal, también, me-
diante el voto de la mayoría impersonal -que al igual que CAREN-
ZO trató únicamente el caso de la citación del tercero (litisdenunti-
atio) a fin de evitar que éste oponga la excepción de negligente
defensa en una acción regresiva ulterior312- lo siguiente:
- “No es factible dictar condena contra el tercero obligado que
fuera citado al proceso a propuesta del demandado y que consti-
tuye con éste un litisconsorcio pasivo facultativo”.
- “En el caso de la denuncia del litigio el demandado citante no
hace valer una pretensión, sino que simplemente anuncia que la
hará valer en el futuro, mediante una acción regresiva o de contri-
bución”.
- “En doctrina procesal, los autores coinciden en la preeminencia
de la voluntad del actor para elegir a la persona a quien ha de

312N. del A: En la ampliación de fundamentos del caso Balebona el Dr. Carlos A.


GÁRGANO aclaró expresamente: “El plenario que se modifica queda circunscripto
a la intervención de terceros, excluyéndose los pleitos en que es necesario inte-
grar la litis porque la sentencia no puede pronunciarse útilmente si no intervienen
los litigantes omitidos que debieron demandar o ser demandados en un mismo
proceso. Por ello el tercero no puede ser condenado en el proceso en el que no
ha sido demandado”.
156 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

demandar, y no se advierte por qué ha de condenarse a quien no


se ha demandado”.
- “Por otro lado no se debe perder de vista que quien en defini-
tiva pese a ser sujeto pasivo en el ejercicio de una acción, debe te-
ner intervención en el proceso con certero conocimiento del rol
que asume. Esa será la única manera en que podrá ejercer en for-
ma efectiva su defensa, a través de los remedios que le acuerda la
ley. La oposición de una eventual reconvención, de excepciones o
demás defensas generales a que lo autorizan los arts. 346, 356 y
357 del Código Procesal requieren la debida individualización,
como lo exige el art. 330, inc. 2º, del Código citado, sin que pue-
da admitirse, y menos por interpretación jurisprudencial obligato-
ria, ambigüedad alguna por sus graves consecuencias. Ello no sólo
tiene trascendencia a los efectos de saber quién es el sujeto pasivo
legitimado sustancialmente, sino también a los fines de la legitima-
ción procesal, de la competencia y, sobre todo, del ulterior efecto
subjetivo de la cosa juzgada”.
- “Además, el art. 96 se refiere a la oponibilidad de la sentencia
con relación al tercero citado, pero no a su ejecutoriedad. La
norma dice “en todos los supuestos”, incluyendo la intervención
adhesiva simple del art. 90, inc. 1º del CPCN, donde obviamente
no puede pensarse en ejecutar una sentencia contra un tercero que
no estaba legitimado para ser demandado. En definitiva, la sen-
tencia es oponible al tercero en todos los supuestos, pero no es
ejecutable contra él. Este tercero no podrá argumentar la mala de-
fensa del demandado cuando se interponga contra él una preten-
sión de regreso, ni podrá eludir los efectos reflejos de la senten-
cia”.
En cambio, la minoría partió de recordar que en la exposición de
motivos del art. 94 del CPCN (Ley 17.454) los integrantes de la
comisión aclararon que “la fórmula utilizada para conceptualizar
la figura de la intervención obligada comprende aquellas hipótesis
en las cuales la parte eventualmente vencida tenga una acción re-
gresiva contra el tercero, o medie conexidad entre la relación con-
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 157

trovertida en el proceso y otra relación existente entre el tercero y


alguna de las partes originarias”, y a partir de ello estimó que:
- “Debe avanzarse en el análisis, puesto que existen otros supues-
tos de intervención obligada y que “la eventual acción de regreso”
no es la única ratio de la citación313, ni tampoco se agota con la
restante prevista en la exposición de motivos recién recordada”.
- “En efecto, tanto la relación jurídica sustancial como la forma
en que quedó trabada la procesal, pueden determinar que en al-
gunos casos el tercero pueda ser incluido en la condena”.
- “Es cierto que el art. 96 dispone que la sentencia afectará al
tercero como a los litigantes principales y ese término 'afectará' se
refiere a la cosa juzgada que en su momento producirá la senten-
cia. Pero ello en modo alguno impide que, en cada caso concreto
y al dictar esa sentencia, el juez pueda interpretar no sólo la rela-
ción jurídica sustancial sino también las respectivas conductas pro-
cesales, para establecer de qué manera el tercero se encuentra in-
volucrado en ellas, y allí dejar en claro el modo en que la cosa
juzgada lo afectará”.
- “El art. 90, inc. 2º, al prever la intervención voluntaria litiscon-
sorcial (conf. art. 91, 2º párrafo), la admite para quien “según las
normas del derecho sustancial, hubiese estado legitimado para
demandar o ser demandado en el juicio”. Esta última hipótesis es
la que aquilata esta minoría para sostener que en presencia de ella,
si el actor lo pidiere (no es pertinente pasar por encima de su vo-

313“No sólo que el tercero obligado es parte en el proceso, sino que, además, el
fundamento de la intervención obligada del tercero no era, ni es, exclusivamente
la fundabilidad de una eventual acción regresiva. En los casos de accidentes de
tránsito, sucede que en innumerables ocasiones el demandado, para exonerar su
responsabilidad, pide la citación como tercero obligado de un tercero a quien
imputa la culpabilidad exclusiva del hecho. El demandado que pide la citación lo
hace con la finalidad primordial de exonerarse de su responsabilidad acreditando
la culpa del tercero. Si lo logra, entonces, no tiene ninguna acción regresiva con-
tra el tercero, puesto que no es condenado y nada tiene que resarcir al actor”.
LEGUIZAMÓN, Héctor Eduardo, Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, Rubinzal-
Culzoni, 2009, T. I., pág. 398.
158 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

luntad de pretender), cabe condenar al tercero interviniente obli-


gado aunque fuere citado por el demandado, a fin de evitar un
dispendio de actividad procesal, siempre que se encuentre salva-
guardado el derecho de defensa”.
- “Esta postura es abonada por poderosas razones de economía
procesal. En no pocos supuestos, encontrándose todos los elemen-
tos de juicio incorporados a la causa, de no admitirse la condena
contra el tercero, el actor se encontrará en la disyuntiva de tener
que iniciar otro juicio, con el consiguiente desgaste de actividad
jurisdiccional y duplicación de gastos causídicos a cargo de las par-
tes sobre quienes en definitiva recaiga, según la distribución perti-
nente en ambos procesos. Así por ejemplo, un accidente de tránsi-
to con dos protagonistas (demandado y tercero citado a instancias
de éste) y una víctima, caso en el cual a la postre resulta único res-
ponsable de hecho el tercero cuya intervención en el evento era
desconocida por el actor al promover el juicio o, al menos, éste
no se hallaba interiorizado de los pormenores atinentes al nexo
causal de la conducta o la culpabilidad de aquél”.
Merece destacarse que “la doctrina legal establecida por BALEBO-
NA, no era el reflejo del criterio mayoritario, que según se afirma-
ba imperaba en la opinión de los jueces, sino que se encontraba,
digamos, equilibrada”314 porque en forma parecida a lo que ocu-
rrió en CARENZO, “la votación resultó apretada, resultando ser de
veinte a dieciocho. […] De hecho, hubo dos jueces que habiendo
propugnado la condena en los precedentes no participaron del
plenario por haber dejado de pertenecer a la cámara, siendo que
los lugares dejados vacantes fueron ocupados por jueces reciente-
mente nombrados que postularon la no condena”315.

314LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, “La intervención del tercero obligado y la ejecu-


tabilidad de la sentencia a su respecto”, en Revista de Derecho Procesal. Litiscon-
sorcio, intervención de terceros y tercerías. Nº 2, Buenos Aires, Rubinzal–Culzoni
Editores, 2006, pág. 221.
315 LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, Ibídem, pág. 221.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 159

Lo cierto es que “tanto en el caso CARENZO como en el de BALE-


BONA no se dio solución a tres problemas que siguieron subsistien-
do: 1) la falta de resolución definitiva del conflicto, pues ni el actor
ni el tercero vieron resuelta su situación definitivamente, y en nin-
guno de ellos el actor percibió la indemnización que reclamó, 2) la
promoción de nuevos juicios, y, 3) la eventual prescripción de la
acción del actor”316.
De lo expuesto a lo largo de este parágrafo se ve, entonces, cómo
la doctrina y la jurisprudencia se mostraban divididas en cuanto a
si la sentencia podía ser ejecutada contra el tercero; parte se incli-
naba por la tesis negativa y parte, por la tesis positiva, girando la
cuestión en torno a la interpretación del art. 96, 2º párrafo del
CPCN especialmente en cuanto al término “afectará” para referir
al tercero.
Es necesario especificar que la discusión no incluía la hipótesis es-
pecial del art. 118 de la Ley 17.418 en donde el tercero es citado
en garantía, ya que en este supuesto existe una expresa previsión
de la ley de fondo mediante la cual hace ejecutable la sentencia
contra la aseguradora.
Pero antes de ingresar en la reforma que sufrió el art. 96 del
CPCN por la Ley 25.488, considero apropiado citar la ampliación
de los fundamentos que en el caso BALEBONA fueron vertidos por
el Dr. Alí J. SALGADO, a los que adhirió el Dr. Alberto J. BUERES, ya
que refuerzan argumentalmente la propuesta expresada en la pá-
gina 99 sobre la posibilidad de que el actor amplié la demanda
contra el fiador simple luego de producido el ingreso de éste al
proceso. Sostuvo el jurista que:
“He adherido con convicción a los fundamentos de la mayoría.
[…] Advierto, sin embargo, un denominador común en los votos
de la mayoría y minoría, que, tal vez, merezca estas consideracio-
nes.

316 LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, Ibídem, pág. 220.


160 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

Ambas posiciones concuerdan en un punto fundamental: Es pre-


eminente la voluntad del actor para elegir a la persona a quien
quiere demandar y no puede condenarse a quien no se ha de-
mandado (capítulo III, del voto de la mayoría). No es pertinente
pasar por encima de la voluntad de pretender del actor, quien de-
be pedir la condena del tercero (séptimo párrafo del voto de la
minoría). Esta coincidente conclusión, acerca de la necesidad de la
explícita manifestación del actor requiriendo la condena del terce-
ro, nos lleva a otro estadio del problema, que es necesario referir.
Ante todo si el actor ha formulado válidamente (y relevante desde
el punto de vista procesal), la ampliación del marco de los sujetos
pasivos de su pretensión, los ha elevado al rol de demandados.
Por tanto habrían dejado el rango de terceros, cuya citación ha si-
do provocada por el demandado.
La cuestión crítica radica en establecer hasta cuándo puede el actor
ejercer esa facultad transfiguratoria, que hace a ese tercero (ahora
demandado) susceptible de ser condenado.
En este sentido coincido con ARAZI, cuando sostiene que “en todos
los casos la sentencia es oponible al tercero pero no es ejecutable
contra él, salvo que el actor, al contestar el traslado que se le haga
del pedido de citación efectuado por el demandado, amplíe su
demanda y expresamente pida la condena (arts. 34, inc. 4º y 163,
inc. 6º, Cód. Procesal)” (Conf. ARAZI, Roland, Pluralidad de partes
en el proceso civil”, LA LEY, 1988-E, 1120). Esta será la última
oportunidad que tenga para hacerlo.
Con mayor extensión, explica en FENOCHIETTO-ARAZI, que en caso
de que el accionado pida la citación de un tercero que se encuen-
tra legitimado para ser demandado debe permitírsele al actor que
amplíe su demanda incluyendo el pedido de condena contra el
tercero citado. Si bien ello podría constituir una modificación de la
demanda (al incorporar otro sujeto pasivo fuera de la oportuni-
dad que la ley permite para hacerlo –art. 331, Código Procesal-)
debe admitirse esta solución a fin de lograr un tratamiento iguali-
tario entre el actor y el tercero; el primero puede demandar a to-
dos los que están legitimados pasivamente, si elige a uno de ellos,
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 161

pero si éste pide la citación de otros, queda el accionante faculta-


do para ampliar su demanda, ya que si se la rechaza, el tercero,
que intervino como litisconsorte, obtendrá una declaración nega-
tiva de certeza que equivaldría a una verdadera sentencia absolu-
toria (FENOCHIETTO-ARAZI, Código Procesal Comentado, T. 1, p.
345).
En definitiva, entonces, las conclusiones de la presente ampliación
de fundamentos son las siguientes:
a) No es factible dictar sentencia de condena contra un tercero
del art. 94 del Código Procesal, citado al proceso a propuesta del
demandado, y que constituye con éste un litisconsorcio pasivo fa-
cultativo.
b) Para que se lo pudiera condenar el actor debería ampliar la
demanda en su contra, con lo que asumiría, entonces, el rol de
demandado (y por esta última circunstancia tipificaría un caso
ajeno al que convoca el Plenario).
c) La oportunidad que tiene el actor para ampliar la demanda en
contra del tercero, que conforma con el demandado un litiscon-
sorcio pasivo facultativo, será el contestar el traslado que se le ha-
ga del pedido de citación efectuado por el demandado. Pasada
esa etapa habrá perdido la oportunidad de hacerlo y por lo tanto
la de incorporar al tercero como demandado y lograr –
eventualmente- su condena”.
Sumado a ello, y siguiendo tal reflexión, el Dr. Roberto E. GRECO
fundamentó:
“Cuando el demandado, en la oportunidad prevista en el art. 94
del Código Procesal, solicita se cite al proceso a un tercero, el ac-
tor puede adoptar distintas posiciones respecto de ese pedido: a)
oponerse a esa citación, con lo que ratifica que su pretensión sólo
está dirigida contra aquel o aquellos que según su demanda origi-
naria fueron sujetos pasivos; b) prestar conformidad con la cita-
ción, pero reiterando que no hace extensiva la demanda contra el
tercero a quién el demandado pretende traer a juicio; c) ampliar la
demanda contra quien, hasta ese momento, sólo era tercero”.
162 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

Retomando el análisis de los antecedentes respecto de los efectos


de la sentencia en el tercero, con posterioridad al plenario BALE-
BONA, la Corte Suprema de Justicia de la Nación en los casos que
se transcriben a continuación decidió que:
“El tercero citado a juicio en los términos de los artículos 94 y 96
del CPCN, debe ser admitido como parte demandada si contestó
la demanda oponiéndose a las pretensiones del actor y solicitando
su rechazo. Por tanto, en la medida del alcance de su responsabili-
dad, corresponde incluirlo en la sentencia, que deberá afectarlo
como a los litigantes principales (del voto del Dr. Adolfo R. VÁZ-
QUEZ)”317.

“Resulta un inútil dispendio de actividad jurisdiccional diferir la


consideración de la responsabilidad de un tercero citado en los
términos del art. 94 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación, cuando éste ha ejercido en plenitud el derecho constitu-
cional de defensa en juicio, de modo que no existe óbice para
que, como lo dispone el art. 96 del mencionado cuerpo legal, la
sentencia dictada después de su citación o intervención lo afecte
como a los litigantes principales. En tales condiciones, su posición
durante todo el curso del proceso resultó equiparada a la de la
parte principal por lo que no existe agravio a las garantías consti-
tucionales del debido proceso y defensa en juicio”318.
“Si bien la normativa aplicable al caso carece de la necesaria clari-
dad, debe interpretarse que si el tercero es citado por medio de
una decisión del juez –a requerimiento del actor o, excepcional-
mente, del demandado- y comparece a juicio, contesta demanda,
se opone a las pretensiones del actor y solicita su rechazo, y ofrece
y produce prueba, todo lo cual le es proveído de conformidad,
teniéndoselo por parte, tanto sea por un principio de economía
procesal como por virtud de disposiciones legales cabe admitirlo

317 Corte Suprema de Justicia de la Nación, Barrio Juniors S.R.L. c. Marich, Santia-
go, 20/08/1996, La Ley 1997-C, 502.
318Corte Suprema de Justicia de la Nación, Gandolfi de Vanetta, Mercedes c. Di-
rección Nacional de Vialidad, 16/04/1998, La Ley 1999-F, 761.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 163

como parte demandada en el pleito, y en la medida del alcance


de su responsabilidad, incluirlo en la sentencia, la que, sin duda,
debe afectarlo como a los litigantes principales, de conformidad
con lo que establece el art. 96 del código adjetivo. […] En este
sentido no se advierte que el derecho de defensa se haya visto
afectado”319.
Frente a la dualidad de posiciones respecto a si el art. 96 del
CPCN permitía la condena del tercero, el 24 de octubre de 2001,
se produjo una modificación de la norma por la Ley 25.488, cuyo
texto, en lo pertinente, es el siguiente:
CPCN, 96: “En todos los supuestos, después de la intervención del
tercero, o de su citación, en su caso, la sentencia dictada lo alcan-
zará como a los litigantes principales.
También será ejecutable la resolución contra el tercero, salvo que,
en oportunidad de formular el pedido de intervención o de con-
testar la citación, según el caso, hubiese alegado fundadamente, la
existencia de defensas y/o derechos que no pudiesen ser materia
de debate y decisión en el juicio”.
Como se lee, se sustituyó el verbo “afectará” por “alcanzará” y se
incluyó un tercer párrafo que declaró “también será ejecutable la
resolución contra el tercero”, salvo casos particulares.
La doctrina y la jurisprudencia se encargaron de analizar tal modi-
ficación produciendo las siguientes afirmaciones:
a) “Al especificar el artículo “en todos los supuestos” se encuentran
enmarcados, además de los supuestos de intervención voluntaria,
todos los casos en los cuales es procedente la intervención obliga-
da de terceros”320 (recuérdese que dentro de la intervención obli-
gada, el CPCN incluyó la provocada).

319Corte Suprema de Justicia de la Nación, Aseguín, Laura Mercedes c. E. L. Sibilia


S.A. y otros, 13/08/1998, La Ley Online AR/JUR/5289/1998.
320LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, Derecho Procesal Civil”, Buenos Aires, Rubinzal-
Culzoni, 2009, T. I. pág. 397; ARAZI, Roland y ROJAS, Jorge A., Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación. Comentado y anotado, ob. cit., pág. 133.
164 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

b) “La ley citada reemplazó la palabra “afectará” por “alcanzará”,


sin duda para justificar el nuevo párrafo agregado”321 (el que per-
mite ejecutar la sentencia contra el tercero interviniente).
c) “No cabe la ejecución contra el tercero citado cuando éste in-
voca, con fundamentos atendibles, alegaciones o defensas que, en
razón de su carácter estrictamente personal, no pudieron ser re-
sueltas en el juicio en el cual tuvo lugar la citación”322.
d) “No queda claro si basta con alegar fundadamente, la existencia
de defensas y/o derechos que no pudiesen ser materia de debate y
decisión en el juicio o también si es necesaria su acreditación”323.
e) “La reforma no determina si la invocación del tercero de esas
defensas y/o derechos debe ser sustanciada como tampoco que
ocurre si, dispuesta tal bilateralidad, las partes sostienen la inexis-
tencia de tales defensas o derechos y pretenden probar sobre ello,
debiendo imperar una interpretación no excluyente del debate y
prueba, tanto para el tercero como para las partes originarias,
pues éstas tienen interés jurídico tutelable en debatir y probar res-
pecto de la inexistencia de tales derechos y defensas”324.
f) “Aun subsiste el interrogante de si se deberá solicitar expresa-
mente en el pedido de comparecencia que la eventual condena
surta sus efectos también contra el tercero”325.

ARAZI, Roland, “La intervención de terceros en el proceso civil”, en Revista de


321

Derecho Procesal. Litisconsorcio, intervención de terceros y tercerías, ob. cit.,


pág. 119.
322LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, Rubinzal-
Culzoni, 2009, T. I. pág. 404.
323 LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, Ibídem, pág. 405.
324LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, “La intervención del tercero obligado y la ejecu-
tabilidad de la sentencia a su respecto”, en Revista de Derecho Procesal. Litiscon-
sorcio, intervención de terceros y tercerías. Nº 2, Buenos Aires, Rubinzal–Culzoni
Editores, 2006, pág. 228.
325LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, Rubinzal-
Culzoni, 2009, T. I. pág. 405.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 165

g) “A fin de salvaguardar la defensa en juicio, correspondería que


la orden de comparecencia contenga expresamente el apercibi-
miento del artículo 96 en su nueva versión”326.
h) “La sentencia es ejecutable contra el tercero citado a juicio, a
menos que alegue la existencia de defensas o derechos que no
puedan ser objeto de debate y decisión en el juicio -art. 96, texto
según ley 25.488-, por lo que en la medida en que el tercero haya
contestado la demanda, ofrecido y producido prueba y ejercitado
sin limitaciones su derecho de defensa, sin invocar restricción algu-
na de la calidad en virtud de la cual se incorporó al proceso, co-
rresponde hacerle extensiva al condena”327.
i) “Entendemos que el agregado tercer párrafo del artículo 96 deja
en claro que la discusión antes expuesta se resuelve a favor de la
ejecución de la sentencia contra el tercero, siempre que sus posibi-
lidades de alegato y prueba no se encuentren disminuidas en el
proceso donde interviene, o se trate de cuestiones donde no pu-
diera argumentar y obtener una sentencia exclusiva pues le estaría
vedado por la materia de debate y decisión donde interviene”328.
j) “De todos modos entendemos que el juez está facultado para
decidir si la sentencia es o no ejecutable contra el tercero, en vir-
tud del alcance del último párrafo del art. 96 del CPN”329.
Se puede concluir, entonces, frente a la disparidad de opiniones
transcriptas precedentemente, que la nueva norma del CPCN
permite condenar y ejecutar la sentencia contra el tercero, con lo
que en el ámbito nacional se ha intentado salvar la discusión acer-
ca de si la sentencia puede o no condenarlo; aunque sin éxito, ya

326GOZAÍNI, Osvaldo Alfredo, Intervención de terceros y tercería, Buenos ob. cit.,


pág. 443.
327 COLOMBO, Carlos J. y KIPER, Claudio M., Código Procesal Civil y Comercial.
Anotado y Comentado, ob. cit., pág. 623.
328GOZAÍNI, Osvaldo Alfredo, Intervención de terceros y tercería, ob. cit., pág.
447.
329 ARAZI, Roland y ROJAS, Jorge A., Ibídem, pág. 133.
166 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

que en el último párrafo del artículo se deja a criterio del juzgador


hacer efectiva tal condena. Éste deberá evaluar tanto el derecho
sustantivo del que es titular el tercero como la actuación que efec-
tivamente haya cumplido dentro del proceso, para proceder a su
condena, salvaguardando el derecho de defensa.
De ello se desprende que cada tipo de intervención debe ser anali-
zada particularmente, hecho que tiene su ejemplo práctico en el
caso del fiador simple a desarrollarse en el parágrafo 6.2 de este
capítulo.
Es válido, por tanto, afirmar que la intervención del fiador simple
desborda el esquema normal porque, no estando inicialmente legi-
timado para ser demandado por no ser titular de la relación sus-
tancial debatida en el proceso, es citado por el actor (nunca por el
demandado) para evitar que en un futuro pleito oponga defensas
propias del deudor; reviste además la particularidad de que se ad-
hiere a la contraparte de la que lo citó (al demandado). A diferen-
cia de lo que acontece en la citación del codeudor solidario que,
estando legitimado para ser demandado no lo fue, y, en cambio,
es citado por el demandado al que se adhiere, para evitar que en
una eventual acción regresiva interponga la excepción de negli-
gente defensa.
Por otra parte, está de más aclarar que la intervención del fiador
simple no tiene parecido alguno con la integración de litigio en ca-
so de litisconsorcio necesario (v. gr. juicio de división de condo-
minio en el que algún condómino no fue demandado, cuya cita-
ción es imprescindible para que la sentencia a dictarse no sea de
cumplimiento imposible).

5. EFECTOS DE LA SENTENCIA PARA EL TERCERO ADHESIVO SIMPLE

La circunstancia de que muchos autores guarden silencio sobre los


efectos que la sentencia produce en el tercero adhesivo simple, o
bien, que lo analicen de manera escueta e insuficiente, muestra la
complejidad, que tiene la figura de la intervención adhesiva sim-
ple.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 167

Sobre este tema se ha hecho mención, en el punto 1 del Capítulo


3, cuando se caracterizó el interés que debe acreditar el tercero
adhesivo simple para justificar su ingreso en el proceso.
Entre las obras consultadas, pudo encontrarse que MONTERO ARO-
CA fue uno de los que abordó este asunto, sosteniendo que: “Su
relación jurídico-material no queda sometida directamente a la
cognición y pronunciamiento del órgano jurisdiccional, por lo que
no se verá afectado de modo directo por la sentencia; queda so-
metida, sí, de modo indirecto y por ello la sentencia le afectará de
modo reflejo. Si el interviniente obtiene éxito con su actuación
procesal, no sufrirá perjuicio en su derecho, pero si la parte junto
a la que se coloca es derrotada, el fin perseguido con la interven-
ción no se habrá logrado y, como consecuencia, su relación jurídi-
ca sufrirá el consiguiente efecto reflejo prejudicial, de la misma
forma que lo sufrirá si la intervención no se hubiese efectuado. La
intervención no puede transformar el efecto reflejo en directo;
con ella pretende evitarse un perjuicio, lo que podrá conseguirse o
no”330.
Y luego reiteró: “Aunque no cabe afirmar que el interviniente
quede afectado lo mismo que las partes originales (principales, di-
ce el art. 96 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación de
la Argentina), sí puede decirse que sufrirá efectos de la cosa juzga-
da. Esos efectos serán reflejos, no los directos. El interviniente no
introduce una nueva pretensión; la relación jurídico-material de
que es titular no queda sometida directamente a la cognición y
pronunciamiento del órgano jurisdiccional, lo cual significa que la
sentencia dictada servirá como supuesto de hecho de la norma ju-
rídica de la que se desprenderán derechos y obligaciones para el
interviniente, pero la sentencia no es la norma judicial compone-
dora de la relación jurídica de que es titular el interviniente”331.

330 MONTERO AROCA, Juan, La intervención Adhesiva Simple, ob. cit., pág. 251.
331 MONTERO AROCA, Juan, “Intervención adhesiva simple en el proceso civil”, en
II Encuentro Panamericano y XII Congreso Argentino de Derecho Procesal. Po-
nencias Generales, ob. cit., pág. 185.
168 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

Entonces, para MONTERO AROCA, la sentencia recaída en el proce-


so pendiente entre actor y demandado produce al tercero adhesi-
vo simple, efectos reflejos, es decir, proyecta su eficacia refleja,
beneficiándolo o perjudicándolo, hecho que ocurre también si no
hubiera intervenido. La diferencia estaría en que con la interven-
ción podría lograr que la eficacia refleja se proyecte sólo benefi-
ciándolo.
Además planteó que “De la eficacia refleja de los actos jurídicos
habló inicialmente IHERING, poniendo de manifiesto que estos ac-
tos tienen unos efectos directos, limitados a sus destinatarios, pero
que al mismo tiempo pueden producir efectos no queridos expre-
samente, que afectarán a terceras personas, en cuanto las relacio-
nes jurídicas están unidas por nexos de dependencia. La eficacia re-
fleja se caracteriza por la involuntariedad y el automatismo. Ya en
el Derecho Procesal se refirió Adolf WACH a la eficacia refleja de la
cosa juzgada, con relación a aquellos casos en que la sentencia no
vincula al tercero como norma judicial de su relación jurídica, in-
teresándole sólo por las consecuencias que ella tiene para una de
las partes, y que se manifiestan a cargo del tercero como hechos
constitutivos, modificativos o extintivos”332.
CARNELUTTI también se manifestó sobre la eficacia refleja decla-
rando lo siguiente: “Precisamente la diversa sensibilidad de los su-
jetos respecto de la cosa juzgada es el motivo por el cual se ha
pensado en los denominados límites subjetivos de su eficacia; y
precisamente en su eficacia con respecto a las partes y en su inefi-
cacia respecto de los terceros (res iudicata tertio neque nocet ne-
que prodest). Sino que, tan pronto como se ha querido ensayar el
valor de este aforismo, no se podía dejar de observar que la in-
vulnerabilidad del tercero frente a la cosa juzgada es una extraña
ilusión, desmedida incluso por la ley, aunque no fuese por otra co-
sa que por la institución de la oposición de terceros; pero la tena-
cidad, por no decir la viscosidad, de la vieja fórmula, hizo muy
largo y accidentado el camino a recorrer parar liberarse de ella.

332 MONTERO AROCA, Ibídem, pág. 176 y 177.


LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 169

Fue así como la ciencia debió pasar a través de la conocida distin-


ción entre eficacia directa y eficacia refleja del fallo (de la cosa juz-
gada), la cual ha servido, si es lícito emplear la frase vulgar, para
salvar la cara de la máxima tradicional: los terceros son desde lue-
go vulnerables también ellos, pero sólo indirectamente, por reflejo
o, si lo queremos decir así, por repercusión”333.
Volviendo a los efectos propiamente dichos de la sentencia para el
tercero adhesivo simple, y en el mismo sentido que MONTERO
AROCA, en nuestra doctrina, ATILIO GONZALEZ señaló: “Al tercero
sólo afecta la sentencia definitiva de un modo reflejo (eficacia re-
fleja de la cosa juzgada), en razón de no ser aquel titular de la
misma relación sustancial invocada por los litigantes originarios,
sino de otra, que jurídicamente depende de aquélla. De ahí que la
sentencia adquiere, en tal supuesto, la condición de “hecho consti-
tutivo, extintivo o modificativo” de la relación jurídica invocada
por el tercero”334.
ALVARADO VELLOSO sin nombrarlo explícitamente pudo haber con-
templado el efecto reflejo -en el sentido expuesto por MONTERO
AROCA- al expresar que “el presupuesto de hecho de la justiciabili-
dad de la relación condicionada es el resultado al cual se arriba en
la solución de la relación condicionante”335, y que “el litigio se
concreta a lo ya discutido entre actor y el demandado, partes ori-
ginarias del proceso, por cuya razón la sentencia no puede hacer
mérito de la relación propia del tercero, a raíz de lo cual ni lo

CARNELUTTI, Francesco, Derecho Procesal Civil y Penal, Editorial Mexicana,


333

México, 1998, Vol. 2., pág. 175.


334GONZALEZ, Atilio Carlos, La intervención voluntaria de terceros en el proceso,
ob. cit., pág. 81.
335ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil. Compendio
del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación procesal de la Provincia de
Santa Fe por Andrea A. MEROI, ob. cit., pág. 334.
170 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

condena ni lo absuelve en cuanto al fondo del problema. Más


simplemente: no lo menciona para nada”336.
PARRA QUIJANO, en cambio, entendió los efectos de la cosa juzga-
da para el tercero adhesivo simple manifestando: “Existen algunos
efectos de la sentencia con respecto a la intervención adhesiva; en
este punto acojo el criterio del profesor Hernando DEVIS ECHAN-
DÍA, según el cual indudablemente el interviniente no puede des-
conocer la sentencia que se dictó en el proceso en que intervino y
no podrá, en nuevo proceso, discutir este fallo”337.
En el mismo orden, ARAZI señaló que “la sentencia en ningún caso
puede ejecutarse contra el tercero adherente simple, ya que él no
está legitimado para demandar o ser demandado; pero lo decidi-
do en el fallo tendrá eficacia en la relación que pudiera haber en-
tre las partes principales y la interviniente. Después de haber sido
vencido el litigante a quien adhirió, el tercero no puede, en otro
proceso, discutir lo decidido en el primero […]. De no haber in-
tervenido la sentencia le sería inoponible”338.
Los dos últimos autores citados coincidieron en que, si el tercero
adhesivo simple intervino efectivamente en el proceso, la senten-
cia de éste lo afectará en la pérdida del derecho de discutir en un
nuevo proceso lo sentenciado en el primero. El segundo autor, en
particular, especificó que la sentencia le sería inoponible si el fia-
dor no intervino, de lo cual se podría inferir, que le es oponible
en caso de haberse producido la intervención.

336 ALVARADO VELLOSO, Adolfo Introducción al estudio del Derecho Procesal, ob.
cit., T. 2., pág. 151.
337PARRA QUIJANO, Jairo, Estudio de Derecho Procesal. Apuntes para una teoría
sobre los terceros en el proceso civil, Bogotá-Colombia, Editorial Colombia Nue-
va Ltda., 1980, T. I., pág. 171.
338ARAZI, Roland, “La intervención de terceros en el proceso civil”, en Revista de
Derecho Procesal. Litisconsorcio, intervención de terceros y tercerías, ob. cit.,
pág. 108; ARAZI, Roland, “El tercero adherente simple”, en La Ley, Buenos Aires,
1995-C, pág. 442.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 171

6. EFECTOS DE LA SENTENCIA RECAÍDA EN EL JUICIO ENTRE


EL DEUDOR Y EL ACREEDOR

Este tema será desarrollado analizando, primeramente, los efectos


que la sentencia produce entre las partes principales y, luego, en lo
que respecta al fiador simple.

6.1. EFECTOS PARA LAS PARTES ORIGINARIAS


La sentencia recaída en el litigio entre acreedor (actor) y deudor
principal (demandado) produce cosa juzgada –eficacia directa- pa-
ra ambos sujetos, por lo tanto, ellos no pueden volver a discutir el
objeto sentenciado, luego de generado tal efecto. Dicho objeto
abarca:
1) al hecho causal que sirvió de sustento a la pretensión: a la obli-
gación principal,
2) a la imputación jurídica efectuada por el actor al demandado a
base de ese hecho causal: se le imputó ser el deudor principal, y
3) a la pretensión tal cual fue deducida a base de ese hecho y de
esa precisa imputación jurídica: a la pretensión declarativa de con-
dena al pago.
Sobre ello, acreedor y deudor no podrán reabrir la discusión en
nuevo juicio.
Tanto operan los efectos directos entre las partes originarias que, si
luego, en el juicio seguido contra el fiador simple quien por no
haber intervenido en las instancias entre acreedor y deudor opu-
siere excepciones propias del deudor (v. gr. el pago, la prescrip-
ción, la nulidad de la obligación principal), si el juez hiciere lugar a
las mismas rechazando la demanda contra el fiador, aquellos
(acreedor-deudor) que litigaron sobre derechos transigibles ya no
podrán volver a discutir la cuestión decidida y ni siquiera podrá el
deudor repetir del acreedor lo que le pagó, en otras palabras, el
deudor se perjudicó, y todo ello como consecuencia del efecto
propio del caso juzgado.
172 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

6.2. EFECTOS PARA EL FIADOR SIMPLE

La sentencia recaída entre acreedor y deudor, en términos genera-


les, va a producir para el fiador simple, siempre (haya o no inter-
venido), eficacia refleja en la interpretación que de ella hizo
MONTERO AROCA, porque si el deudor principal obtiene éxito con
su actuación procesal, no entrará en discusión en un nuevo pleito
el contrato de fianza, pero, si éste es condenado al pago, la obli-
gación de garantía sufrirá el consiguiente efecto reflejo perjudicial:
el fiador podrá ser demandado en un juicio posterior. En este úl-
timo supuesto, si el fiador simple hubiese intervenido, el fin perse-
guido con la intervención no se habrá logrado.
Ello ocurre por cuanto, la sentencia dictada en el juicio entre
acreedor y deudor es el presupuesto de hecho de la justiciabilidad
para demandar al fiador y hacer valer la obligación de garantía.
Pero, además, para el fiador simple, requieren un análisis particu-
lar los efectos de la sentencia en cuanto a la mera declaración que
ella hace de la existencia y validez de la obligación afianzada.
Estos efectos serán explicados seguidamente en función de las po-
sibles actitudes que puede asumir el fiador simple ante el proceso
pendiente:
a.- abstenerse de intervenir por no haber sido citado,
b.- abstenerse de intervenir al ser citado por el acreedor,
c.- intervenir en forma voluntaria, o
d.- intervenir por citación del acreedor.

6.2.1. CASO A: FIADOR SIMPLE QUE SE ABSTIENE DE INTERVENIR


EN EL PROCESO POR NO HABER SIDO CITADO

Mientras el fiador simple se mantiene ajeno al pleito, lo juzgado


entre acreedor y deudor sobre la existencia y validez de la obliga-
ción principal tendrá para él sólo eficacia refleja (en el sentido ex-
plicitado en el parágrafo anterior).
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 173

En el caso, la sentencia no producirá efectos directos en el fiador


simple, cumpliéndose plenamente el principio de que la cosa juz-
gada solo alcanza a las partes que han participado en el proceso, y
no a los terceros que han permanecido ajenos al mismo.

Ello es así por cuanto, no habiendo intervenido el fiador en las


instancias entre acreedor y deudor sobre la existencia y validez de
la obligación principal, las sentencias pronunciadas no le privan de
alegar esas excepciones en el juicio posterior que pudiere iniciarse
contra él.
Refiriendo al supuesto en análisis, es decir, al que emana del art.
2023 CC cuando dispone: “y si no hubiese intervenido, las senten-
cias pronunciadas no le privan de alegar esas excepciones”, la doc-
trina civilista señaló:

“Porque en tal caso la sentencia dictada no tiene a su respecto la


autoridad de cosa juzgada”339.

“Pero si no hubiere sido notificado de la demanda, la sentencia


pronunciada contra el deudor principal no priva al fiador del de-
recho de alegar todas las excepciones correspondientes al deudor,
porque no siendo parte en el juicio, la sentencia no hace cosa juz-
gada contra él”340.

“Cuando se trata de un juicio entre acreedor y deudor principal,


éste puede haberse excepcionado sobre la validez de la obligación;
si en tal debate resulta vencido, el fiador que no ha sido citado no
debe quedar comprometido por esa sentencia, que no hace cosa

SALVAT, Raymundo M., Tratado de Derecho Civil Argentino. Fuentes de las


339

Obligaciones, ob. cit., pág. 280.


340 BORDA, Guillermo A., Tratado de Derecho Civil. Contratos, 4º ed., Buenos Ai-
res, Editorial Perrot, 1979, T. II., pág. 636; BORDA, Guillermo A., Tratado de De-
recho Civil. Contratos, 8º ed. actualizada, Buenos Aires, Lexis Nexis. Abeledo Pe-
rrot, 2005, T. II., pág. 519.
174 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

juzgada a su respecto, pues él ha podido aducir argumentos de


otro orden o poseer pruebas de otra naturaleza”341.

“El derecho a oponer las excepciones que le competen al deudor y


a él, como el de cuestionar la existencia y validez de la obligación
es un derecho que la ley le reconoce como propio del fiador en
salvaguarda de sus propios intereses, que no pueden verse afecta-
dos por actos del deudor ni menos hacerse valer contra él resolu-
ción alguna donde no ha sido parte y por tanto no hay cosa juz-
gada en su contra”342.

6.2.2. CASO B: FIADOR SIMPLE QUE SE ABSTIENE DE INTERVENIR


EN EL PROCESO AL SER CITADO POR EL ACREEDOR

Se ha dicho, en el capítulo anterior (punto 4), que la citación por


el acreedor tenía como finalidad vincular al fiador simple a los
efectos de la sentencia, de manera que no pueda luego discutir en
su propio pleito la existencia o validez de la obligación principal.
PEYRANO, sobre ello, indicó que “si el fiador hace caso omiso del
llamamiento que se le formula dentro del proceso incoado por la
demanda del acreedor contra el deudor afianzado en ocasión de
que el acreedor lo demande para efectivizar la garantía, no podrá
cuestionar la validez o existencia de la obligación afianzada cuya
legitimidad se declaró en el juicio al cual fue convocado infructuo-
samente […] la sentencia de mérito se limita a serle “oponible” al
convocado en el sentido de no poseer eficacia directa contra éste
por cuanto no es ejecutable stricto sensu en su contra”343.

LAFAILLE, Héctor, Curso de Contratos. Contratos Unilaterales. Privilegios, Bue-


341

nos Aires, Biblioteca Jurídica Argentina, 1928, T. III., pág. 195.


342PIANTONI, Mario A., Contratos Civiles, 2ºed., Editora Córdoba, Córdoba,
1982, V. II, pág. 404.
343 PEYRANO, Jorge Walter, “La intervención de terceros en el proceso civil: ese
piélago peligroso”, en Jurisprudencia Argentina, ob. cit., pág. 624.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 175

El autor citado entendió, además, que esa consecuencia del no


acatamiento está prevista por el tercer párrafo del art. 305 del
CPC SFE:
CPC SFE, 305: “Excepto los casos especialmente previstos por este
código sólo podrá llamarse a un tercero a juicio, por pedido de
parte o de oficio, en caso de litisconsorcio necesario.
Pero, si de acuerdo con las leyes de fondo, la relación en litigio
fuera presupuesto de una obligación del tercero para con una de
las partes, ésta podrá pedir igualmente que se lo cite.
La incomparencia hará inadmisible toda alegación relacionada o
que se funde en las actuaciones procesales de su eventual acree-
dor.”
Entonces, para este supuesto en que el fiador fue convocado y no
concurrió al pleito, podría sostenerse que la sentencia le será opo-
nible en cuanto a lo que juzgue sobre la existencia o validez de la
obligación principal, pero nada declarará directamente, a su favor
o en su contra. Tal sería la adecuación de los términos: “alcanza-
rá” y “obliga” de los arts. 96 CPCN y 308 CPC SFE respectivamen-
te.
Esto es así por cuanto el actor no hizo valer una pretensión contra
el fiador por carecer de legitimación actual respecto de él, solo lo
citó: le denunció el litigio (la denuncia de la litis no implica el ejer-
cicio de una pretensión344) para vincularlo al resultado del pleito
con el objeto de que, luego, en otro proceso que eventualmente
le iniciará, aquel no pueda discutir la existencia o validez de la
obligación principal.
Siendo que el acreedor no le dirigió al fiador ningún reclamo en
forma concreta (no lo demandó) y que éste no intervino en el
proceso –lo que hubiese hecho surgir su legitimación-, como lógica

ARAZI, Roland, “La intervención de terceros en el proceso civil”, en Revista de


344

Derecho Procesal. Litisconsorcio, intervención de terceros y tercerías, ob. cit.,


pág. 110.
176 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

consecuencia, la sentencia no puede involucrarlo en su declaración


de derecho.
En el supuesto que se está analizando, la oponibilidad de la sen-
tencia es suficiente para garantizarle al acreedor que en el juicio
que luego iniciará contra el fiador, éste no pueda discutir más la
existencia y validez de la obligación principal dado que perdió el
derecho o chance de hacerlo en el juicio entre el acreedor y deu-
dor por falta de su ejercicio oportuno.
Con la oponibilidad, entonces, se cumple acabadamente la finali-
dad de la citación cuando el fiador simple no ha concurrido al
pleito siendo convocado por el acreedor.
Es por ello que, como ya se ha dicho anteriormente, el fiador sim-
ple debe ser notificado de la citación con todo el ritual que esta-
blece el Código Procesal para las partes principales (por cédula o
por edictos), de esa manera el acreedor podrá demostrar que el
fiador no ignoraba la promoción del pleito ni su propia citación y
hará valer la cosa juzgada contra él.
Por esto, “el juez debe dejar constancia de haberse efectuado la ci-
tación con el fin de que la sentencia pueda cumplir sus efectos res-
pecto del tercero […] en el proceso que eventualmente incoará en
su contra el actor”345. Debería dejarse también testimonio del no
acatamiento al llamado.
Como consecuencia de la oponibilidad, se puede concluir que: “el
litigio se concreta a lo ya discutido entre actor y el demandado,
partes originarias del proceso, por cuya razón la sentencia no pue-
de hacer mérito de la relación propia del tercero, a raíz de lo cual
ni lo condena ni lo absuelve en cuanto al fondo del problema.

345ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil. Compendio


del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación procesal de la Provincia de
Santa Fe por Andrea A. MEROI, ob. cit. pág. 344.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 177

Más simplemente: no lo menciona para nada”, tal cual propone


para la figura del tercero adhesivo simple ALVARADO VELLOSO346.

6.2.3. CASOS C Y D: FIADOR SIMPLE QUE INTERVIENE EN EL


PROCESO EN FORMA VOLUNTARIA O POR CITACIÓN DEL ACREEDOR

De acuerdo con lo dispuesto por el art. 2023 del CC, como el fia-
dor intervino en el litigio entre el acreedor y el deudor, la senten-
cia pronunciada le priva de alegar en su propio litigio excepciones
sobre la existencia o validez de la obligación principal.
La doctrina civilista indicó al respecto: “Si el fiador interviene en la
instancia entre el deudor y el acreedor, la sentencia pronunciada
tanto le perjudica como le aprovecha”347.
Para este caso, en que el fiador simple interviene en el pleito asu-
miendo la calidad de parte demandada por ostentar una especial
legitimación conferida por la ley civil, la sentencia no puede limi-
tarse a serle oponible, sino que produce para él eficacia directa en
cuanto a la declaración de existencia, inexistencia, validez o inva-
lidez de la obligación principal. En tal sentido, deberían entender-
se los términos “alcanzará” (art. 96 CPCN) y “obliga” (art. 308
CPC SFE).
Tal afirmación se sostiene por cuanto el fiador, al convertirse en
parte con su intervención por asumir el carácter de coadyuvante,
pudiendo oponer excepciones del deudor aun contra la voluntad
de éste, tiene la oportunidad de ejercer adecuadamente su dere-
cho de defensa en juicio. Es entonces razonable y sensato que ope-
re el efecto directo del caso juzgado, vedándole toda posibilidad
de discusión en el juicio posterior sobre lo discutido en el primero,
pues solo le restará oponer defensas propias relativas a la fianza.

346 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Introducción al estudio del Derecho Procesal, ob.
cit., T. 2., pág. 151.
347 LLERENA, Baldomero, Concordancias y Comentarios del Código Civil Argen-
tino, 2º ed. Buenos Aires, Jacobo Peuser, 1901, T. VI., pág. 292.
178 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

La sentencia que derive del proceso se constituye en una sentencia


mera o simplemente declarativa para el fiador y produce respecto
de él efectos o eficacia directa: en definitiva declarará también pa-
ra el fiador, la existencia o inexistencia, la validez o invalidez de la
obligación principal.
Desde tal posición, la sentencia que se dicte en el juicio entre el
acreedor-deudor produce efectos directos para el sujeto fiador
simple y sobre el objeto sentenciado, abarcando de este último los
siguientes elementos:
a) al hecho causal que sirvió de sustento a la pretensión: la senten-
cia hará cosa juzgada para el fiador acerca de lo declarado sobre
la existencia o validez de la obligación principal, por lo que ya no
podrá volver a discutir nunca más sobre la misma.
b) a la imputación jurídica efectuada por el actor al fiador simple a
base de ese hecho causal: se le imputó ser el garantizador de la
obligación principal.
c) a la pretensión tal cual se originó contra el fiador en el momen-
to de su intervención a base de ese hecho y de esa precisa impu-
tación jurídica: a la pretensión simplemente declarativa -la presen-
cia del fiador en el pleito pendiente, legitimado por la ley como
parte procesal demandada, provocó que el acreedor buscara ob-
tener de él una declaración de certeza de derechos, que disipe la
incertidumbre sobre la existencia o validez de la obligación princi-
pal-.
Aquí no cabría pensar que se está obligando al acreedor a litigar
contra quien no quiere hacerlo dado que él mismo lo cita asu-
miendo el riesgo de convertirlo en parte del proceso.
Cabe aclarar que la eficacia directa, en el sentido expuesto, se
producirá con la sola presencia del fiador, aun cuando compareci-
do no presente defensas, ya que, legitimado extraordinariamente
como parte demandada, tiene la carga procesal de contestar la
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 179

demanda348, cuyo incumplimiento deriva en un efecto perjudicial


contra él.
En este contexto, es dable traer a colación que “La explicación de-
be hacerse, entonces, a partir de aceptar el fenómeno del caso
juzgado como una consecuencia lógica de una necesidad de contar
con la plena certeza de las relaciones jurídicas en algún momento
inciertas o discutidas y, por supuesto, de la mayor necesidad de
mantener una perpetua paz social” 349.
Es que “el sistema valorativo en que descansa el orden jurídico
exige que la decisión judicial recaiga de una vez por todas fijando
las posiciones relativas –derechos y obligaciones- de quienes han
intervenido en el proceso. Diferir –aunque sea parcialmente- sus
efectos o referirlos al resultado de un ulterior litigio y una nueva
decisión, abre expectativas e incertidumbres y […] eso mismo con-
traria el sentido de la actividad judicial que exige que las delimita-
ciones recíprocas, una vez fijadas, puedan ser objeto de un proce-
dimiento práctico de aplicación”350.
De tal forma, “un proceso, si se puede jurídicamente, debe evitar
otro y no desaprovechar la ocasión y crear la posibilidad o necesi-
dad de incoar o sustanciar justamente los que hubieran podido
evitarse”351.
Para el caso del tercero adhesivo simple, como ya se ha expuesto
en el parágrafo anterior, ALVARADO VELLOSO explicitó: “La existen-
cia de una relación litigiosa (la inicial) no se ve alterada en su nú-

348“Se ha dicho en tal sentido que son cargas concretas del tercero obligado (in-
cluye la intervención provocada) las que el artículo 356 del CPCN impone al
demandado”. LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, Ibídem, pág. 391.
349 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pág. 600.
350 MORELLO, Augusto Mario; SOSA, Gualberto Lucas y BERIZONCE, Roberto Omar,
Códigos Procesales en lo Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires y de
la Nación. Comentados y Anotados, ob. cit., T. II-B., pág. 410.
351COLOMBO, Carlos J., “El proceso con pluralidad de partes y las figuras procesa-
les que lo integran”, ob. cit., pág. 434.
180 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

mero por la presencia del tercero, quien no hace ni puede hacer


valer su propia relación en este proceso. De tal modo, el litigio se
concreta a lo ya discutido entre actor y el demandado, partes ori-
ginarias del proceso, por cuya razón la sentencia no puede hacer
mérito de la relación propia del tercero, a raíz de lo cual ni lo
condena ni lo absuelve en cuanto al fondo del problema. Mas
simplemente: no lo menciona para nada”352.
Al concepto precedente podría añadirse que la sentencia única ha-
rá mérito de la relación procesal del fiador en cuanto a lo que de-
clare sobre la existencia y validez de la obligación principal, es de-
cir, va a recaer sobre el fiador la pura declaración (sentencia decla-
rativa353).
Lo referido refuerza la idea planteada en el parágrafo 6.2. del Ca-
pítulo anterior acerca de la coexistencia de dos procesos en un
mismo procedimiento (acumulación procesal).
Ahora bien, por el contrario, la regla de los artículos 308 CPC SFE
y 96 CPCN, según la cual la sentencia lo “alcanza” u “obliga” co-
mo a los litigantes principales, no significa que pueda recaer con-
dena de pago sobre el fiador (sentencia condenatoria354). No sien-
do éste titular de la relación litigiosa sometida a pronunciamiento
judicial, la sentencia a dictarse no podrá condenarlo a pagar, por-
que no es el sujeto que deba responder a la pretensión de cobro
deducida por el actor (pues carece de legitimación pasiva al res-
pecto por no ser titular de la relación sustancial debatida en el
proceso).
En virtud del carácter accesorio y subordinado de la fianza, una
vez excutidos los bienes del deudor (CC, art. 2012), si el acreedor
pretende cobrar del fiador simple, habrá de demandarlo y obtener

352 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Introducción al estudio del Derecho Procesal, ob.
cit., T. 2., pág. 151.
353ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Lecciones de Derecho Procesal Civil. Compendio
del libro Sistema Procesal adaptado a la legislación procesal de la Provincia de
Santa Fe por Andrea A. MEROI, ob. cit., pág. 589.
354 ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Ibídem, pág. 589.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 181

declaración de condena contra el mismo en un nuevo proceso,


donde se discutirá la existencia o validez del negocio de garantía,
ya no más la obligación principal respecto de la cual hubo caso
juzgado.
A las razones recién expuestas, debe sumarse que de acuerdo con
lo dispuesto en el tercer párrafo del art. 96 CPCN, el fiador es titu-
lar de defensas y/o derechos relativos a su obligación de garantía
que no pueden ser materia de debate y decisión en el juicio entre
las partes originarias, y por lo tanto, la sentencia no puede ni con-
denarlo ni ejecutarse en su contra.
Por último es importante acotar que, la diferencia entre sentencia
oponible y eficacia directa es sólo teórica ya que, en el terreno de
los hechos, con los dos efectos se logra el mismo resultado: que el
fiador no pueda volver a discutir en ninguna instancia sobre la
existencia o validez de la obligación principal.
La única variante práctica que se advierte es en materia de costas.
Cuando la sentencia es oponible al fiador, éste “no puede ser con-
denado en costas ya que en tal caso no hay pronunciamiento al-
guno en su contra”355.
En cambio, cuando los efectos son directos porque la sentencia hi-
zo mérito respecto del fiador sobre la mera declaración de exis-
tencia y validez de la obligación principal, podría sostenerse que:
- Si la sentencia es adversa al fiador, solo lo alcanzan las costas
en lo que atañe a tal declaración. Acerca de esta cuestión se ha
expresado que “si la sentencia le es adversa al tercero, la condena
alcanza también a las costas causadas”356.
- En lo demás, no pudiendo ser condenado al pago del capital
e intereses, las costas del proceso seguirán la imposibilidad de que
el fiador resulte condenado.

355 FASSI, Santiago C. y YAÑEZ, César D., Ibídem, pág. 539.


356 ARAZI, Roland y ROJAS, Jorge A., Ibídem, pág. 134.
182 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

7. PROBLEMÁTICAS DERIVADAS DE LA SENTENCIA DEL PROCESO


EN QUE INTERVINO EL FIADOR SIMPLE

A partir de lo desarrollado en las páginas anteriores surgen dos


planteos que pueden resultar interesantes y que se exponen a con-
tinuación:

7.1. EL FIADOR Y EL PROCESO DE APREMIO CONTRA EL DEUDOR

Si recaída la sentencia de condena contra el deudor principal, éste


no la cumpliere, el acreedor le iniciará juicio de apremio mediante
el cual intentará conseguir la excusión de los bienes del deudor pa-
ra efectivizar el cobro de su acreencia.
Ante esto,
¿podría el fiador simple intervenir en las instancias de apremio en-
tre acreedor-deudor?
Y en el caso de que así fuere,
¿a quién asistiría en su defensa?
Parecería que ninguna intervención cabe al fiador simple en las
instancias de apremio donde el título base de la ejecución es ejecu-
torio: la sentencia que declaró la responsabilidad del deudor y lo
condenó al pago.
Las razones que fundamentan tal idea son las siguientes:
a. Conforme lo ha entendido la mayor parte de la doctrina, la
intervención de terceros está prevista exclusivamente para los pro-
cesos de conocimiento357, no de ejecución.

357ARAZI, Roland, “La intervención de terceros en el proceso civil”, en Revista de


Derecho Procesal. Litisconsorcio, intervención de terceros y tercerías , ob. cit.,
pág. 109; LEGUISAMÓN, Héctor Eduardo, Derecho Procesal Civil, Buenos Aires,
2009, T. I., pág. 384.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 183

b. En el juicio de apremio no se prejuzga sobre el derecho del


fiador, puesto que está prohibido discutir la causa de la obligación:
la existencia y validez de la obligación principal afianzada.
c. El fiador no tendría ningún interés jurídico afectado para in-
tervenir en el proceso, se estaría simplemente ante un interés de
hecho o económico: que se excutan todos y cada uno de los bie-
nes del deudor.
De lo mencionado en el último párrafo se desprende la respuesta
a la segunda pregunta:
Mientras que en el juicio declarativo, respecto del cual operó el
caso juzgado, el fiador simple intervino para ayudar en su defensa
al deudor, en el juicio de apremio, en cambio, parecería que tal
vez debería intervenir para colaborar con el acreedor en la excu-
sión de todos los bienes del deudor.
Es que de cubrirse con ellos la totalidad de la acreencia, no sería
necesario perseguir y ejecutar los bienes del fiador, cumpliendo
eficazmente el beneficio de excusión con su cometido.

7.2. LA INTERVENCIÓN DEL DEUDOR PRINCIPAL EN EL PROCESO


ENTRE ACREEDOR Y FIADOR.

Luego de excutidos los bienes del deudor principal en el proceso


de apremio, si el acreedor no hubiese satisfecho todo o una parte
de su crédito demandará al fiador para que se lo condene a cum-
plir con la garantía. En el pleito que se inicie para ello, al fiador le
va a interesar citar al deudor principal (mediante la denuncia del
litigio) para vincularlo a los efectos de la sentencia que se dicte.
Ello es así por cuanto si el fiador resultare condenado a pagarle al
acreedor, el art. 2029 del CC dispone que:
CC, 2029: “El fiador que pagase la deuda afianzada, aunque se
hubiese obligado contra la voluntad del deudor, queda subrogado
en todos los derechos, acciones, privilegios y garantías anteriores y
posteriores a la fianza del acreedor contra el deudor, sin necesidad
de cesión alguna.”
184 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

Pero además, el art. 2034 del CC establece que:


CC, 2034: “El fiador no podrá exigir el reembolso de lo que hu-
biese pagado, si dejó de oponer las excepciones que no fuesen
personales o suyas propias, que sabía tenía el deudor contra el
acreedor, o cuando no produjo las pruebas, o no interpuso los re-
cursos que podrían destruir la acción del acreedor”.
Entonces, la citación del deudor por el fiador simple, se justificará
en la conveniencia de evitar que en el futuro proceso que pudiere
iniciarle por repetición de lo que pagó, aquel no pueda alegar que
el fiador incurrió en negligente defensa.
Al respecto, la doctrina señaló que “Son ejemplos característicos
de pretensiones regresivas, que justifican la denuncia de litis, la que
puede entablar el fiador respecto del deudor principal (arts. 2029
y ss. del Cód. Civil)”358.
En igual sentido se dijo: “Procede, entonces, la intervención coac-
tiva de tercero, sea que exista una acción de regreso contra el ter-
cero, v. gr. […] la que reclame el fiador respecto del deudor prin-
cipal (arts. 2029 al 2036 del Código Civil)”359.
La intervención que tendrá el deudor en el juicio entre acreedor y
fiador parecería ser la adhesiva simple en su esquema habitual, ya
que carecería de legitimación para ser demandado en dicho proce-
so.
En síntesis, tanto la intervención del fiador en el juicio de apremio
contra el deudor principal, como la intervención de este último en
el pleito de conocimiento entre acreedor y fiador, constituyen dos
temas que probablemente merecen un trabajo ad hoc, dado que
son numerosas las variantes y posibilidades que genera la interven-
ción de terceros.

KENNY, Héctor Eduardo, La intervención obligada de terceros, Buenos Aires,


358

Depalma, 1983, pág. 21.


FASSI, Santiago C., Código Procesal Civil y Comercial Comentado, Anotado y
359

Concordado, Buenos Aires, Editorial Astrea, 1971, T. I., pág. 190.


CAPÍTULO FINAL
CONCLUSIONES

Cuando se inició este trabajo la propuesta fue elaborar un análisis


de la figura del tercero adhesivo simple en la doctrina y legislación
procesal para relacionarla con la del fiador simple que interviene
en el proceso entre acreedor y deudor. La finalidad perseguida fue
demostrar que ambos, si bien comparten la misma categoría de in-
tervención -la adhesiva simple-, en el caso del fiador simple se pre-
sentan diferencias tan particulares que lo convierten en un caso
especial de tercero adhesivo simple.
Para alcanzar este objetivo se realizó al inicio un rastreo de los
orígenes de la figura del tercero adhesivo simple en la legislación
argentina, se han citado sus antecedentes más lejanos (v. gr. en el
derecho romano) y se ha hecho referencia a la construcción de la
figura como tal en los códigos procesales nacional y de la provin-
cia de Santa Fe. Al respecto, también se incluyeron aquellos apor-
tes que se han generado desde la doctrina en la interpretación y
fundamentación de la legislación mencionada.
Luego se conceptualizó y definió a la intervención adhesiva simple
a partir de la consulta de textos de prestigiosos procesalistas para
extraer de ella los aspectos sobresalientes de la figura. El análisis,
en este punto, se cerró con la inclusión de ejemplos de interven-
ción adhesiva simple tomados de la doctrina y la jurisprudencia,
entre los cuales surgió el del fiador simple que interviene en las
instancias entre acreedor y deudor.
186 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

A partir de esta instancia del trabajo, una vez caracterizada la figu-


ra del tercero adhesivo simple, ésta fue introducida en una rela-
ción de tensión con la del fiador simple para comparar aquellos
aspectos de la intervención que servirían para determinar sus se-
mejanzas y diferencias. En dicha relación adquirieron vital impor-
tancia los artículos 2023, 2020, 2021 y 2022 del Código Civil.
Las semejanzas y diferencias halladas, pueden resumirse del si-
guiente modo:
 En cuanto al interés que debe ostentar el tercero adhesivo
simple, éste es propio (porque el interés le pertenece), inmediato
(porque se trata de un interés estrictamente jurídico) e indirecto o
potencial (porque la sentencia que se dicte sobre la pretensión liti-
giosa va a beneficiar o perjudicar la relación sustancial que él tiene
con una de las partes originarias del proceso).
El interés del fiador simple es igualmente propio, inmediato, e in-
directo o potencial, pero, además, es directo o actual, ya que su
afectación no sólo se encuentra en el resultado del proceso entre
acreedor-deudor, sino también en la pretensión declarativa de
existencia y validez de la obligación principal demandada, que
surge como consecuencia de estar legitimado extraordinariamente
para resistirla, dada la conexidad del hecho causal (afinidad por
vínculo de dependencia directa) que existe entre la relación litigio-
sa de actor y demandado, y la relación jurídica de actor y fiador.
 En lo que se refiere al origen de su intervención en el pleito,
la mayor parte de la doctrina –en especial la nacional- concluyó
que el tercero adhesivo simple concurre al proceso en forma vo-
luntaria, es decir, por decisión espontánea del propio tercero, y en
contra de la voluntad de las partes originarias.
En cambio, el fiador simple puede hacerlo en forma voluntaria o
provocada, en este último caso, la citación la efectúa el actor
(acreedor), en contra la voluntad del demandado (deudor) y por
el medio técnico denominado denuncia de litigio, para vincularlo
a los efectos de la sentencia que se dicte en el proceso.
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 187

 Sobre la actuación dentro del proceso, la doctrina y la legis-


lación procesal mayoritaria aplicaron los calificativos de accesoria
y subordinada a la actuación del tercero adhesivo simple, cercán-
dola y limitándola a la de la parte que adhiere o asiste, por lo
que, si bien lo denominaron “parte”, en realidad no lo han consi-
derado verdaderamente como “parte”. Así entonces, el proceso
no se ve modificado por la presencia del tercero, quien nada pre-
tende ni resiste para sí, sino que participa en provecho de la parte
adherida.
Por el contrario, el fiador simple se formaliza como parte al inser-
tarse en el proceso entre acreedor y deudor, en tanto el Código
Civil lo legitima extraordinariamente como demandado al permi-
tirle combatir sobre la declaración de existencia y validez de la
obligación principal (pretensión simplemente declarativa), valién-
dose de “todas” las defensas del deudor (salvo su incapacidad)
aun contra la voluntad del mismo, razón por la cual asume el ca-
rácter de coadyuvante (también denominado adhesivo autónomo
o litisconsorcial).
Como consecuencia de ello, el proceso sufre las siguientes varia-
ciones: a) se originan dos relaciones litigiosas, la del actor y deu-
dor (pretensión declarativa de condena) y la del actor con el fia-
dor simple (pretensión mere declarativa), b) existen dos procesos
acumulados en un mismo procedimiento y c) dada la conexión
por el hecho causal (afinidad) que existe en este tipo de interven-
ción, entre deudor (demandado originario) y fiador (demandado
sucesivo) se genera una relación litisconsorcial.
En lo demás, en lo que no hace a la pretensión declarativa sino a
la de condena, el fiador simple mantiene el carácter de adhesivo
simple, y podrá actuar como parte plena (ni accesoria ni subordi-
nada) en la relación litigiosa acreedor-deudor porque se entiende,
en tal caso, como válida la interpretación de MONTERO AROCA y
ALVARADO VELLOSO acerca de la actuación de “parte” que le asig-
naron al tercero adhesivo simple, desarrollada en el Capítulo 4 del
presente trabajo.
188 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

 En cuanto a los efectos de la sentencia dictada en el proceso


donde ocurrió la intervención, se ha demostrado que, para el ter-
cero adhesivo simple, algunos autores entendieron que el pronun-
ciamiento posee “eficacia refleja o indirecta”, en el sentido de que
la sentencia siempre lo afectará o beneficiará (haya o no interve-
nido) porque lo resuelto en ella podrá ser el presupuesto de hecho
de la prejudicialidad para demandarlo en un juicio posterior.
Otros autores dedujeron que, si el tercero intervino en el proceso,
la sentencia le es “oponible” por cuanto le es impedido a este dis-
cutir en otro pleito lo decidido en el primero.
Mientras que, para el fiador simple, la sentencia también posee
“eficacia refleja o indirecta” (haya o no intervenido) porque será
el presupuesto de hecho de la prejudicialidad para demandar en
pleito posterior al fiador previa excusión de los bienes del deudor;
además, en cuanto a lo que declare sobre la pretensión de existen-
cia o validez de la obligación principal, la sentencia tendrá otros
alcances para el fiador simple como: a) la producción de “eficacia
o efectos reflejos” (en caso de que no siendo citado, no haya in-
tervenido), b) la “oponibilidad” (en caso de que siendo citado, no
haya intervenido), y c) la producción de “eficacia o efectos direc-
tos” (en caso de que se haya transformado y legitimado extraordi-
nariamente como parte demandada con su intervención, y haya
tenido la posibilidad de ejercer su derecho de defensa en juicio).
En definitiva, a partir de lo analizado y argumentado respecto de
la intervención del fiador simple, y después de hacer una síntesis
de las semejanzas y diferencias que resultaron de comparar sus as-
pectos (origen de la intervención, actuación en el proceso y efec-
tos de la sentencia) con los de la figura de la intervención adhesiva
simple, es posible sostener que por las profundas diferencias mar-
cadas, la intervención del fiador simple en el proceso entre acree-
dor y deudor, es un caso especial dentro de la categoría de inter-
vención adhesiva simple.
Por consiguiente, ya se está en condiciones de corroborar lo decla-
rado en la hipótesis inicial de esta obra:
LA INTERVENCIÓN DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO ENTRE ACREEDOR Y DEUDOR 189

La intervención del fiador simple en el proceso, difiere de la inter-


vención adhesiva simple en una serie de aspectos, lo que la consti-
tuye en un caso especial de intervención adhesiva simple.
Se concluye además, que la intervención del fiador simple está co-
rrectamente encuadrada dentro de la categoría de intervención
adhesiva simple. Esta aseveración se funda en el hecho de que las
diferencias encontradas, no alcanzan para construirle al fiador
simple un espacio propio a ocupar en la relación sustancial que
existe entre acreedor y deudor.
Dicho de otro modo: por más que el fiador simple se transforme
en “parte” del litigio y aunque asuma el carácter de coadyuvante
autónomo, como consecuencia de su especial legitimación, sigue
siendo “ajeno” al contrato principal (o conflicto) celebrado (o
existente) únicamente entre acreedor y deudor.
Como consecuencia de lo manifestado en el párrafo anterior, el
fiador simple no puede ser despojado de su calidad de tercero ad-
hesivo simple, sino que, por el contrario, conserva los aspectos sa-
lientes de tal categoría de intervención. Ellos se muestran como si-
gue:
a. Tiene un interés jurídico en el resultado del pleito
b. Es titular de una relación jurídica distinta aunque dependien-
te de la relación litigiosa
c. La justiciabilidad de su propia relación jurídica depende del
resultado al que se arribe en la relación litigiosa
d. La sentencia a dictarse condiciona su propio derecho (la
obligación de garantía)
e. Carece de legitimación para ser demandado por el cumpli-
miento de la obligación principal
f. No resiste una pretensión propia de condena
g. Asiste en la resistencia de una pretensión ajena de condena
190 CLAUDIA ALEJANDRA RAGONESE

h. No puede oponer defensas propias concernientes al negocio


de fianza
i. No puede ser condenado al cumplimiento de la obligación
principal que ha afianzado.
Finalmente, puede afirmarse que, en este ejemplo del fiador sim-
ple, se observa que la posición procesal de cada tercero depende
de diversas circunstancias, las cuales deben valorarse en cada caso,
no pudiendo los distintos supuestos de intervención de tercero ser
materia de un tratamiento uniforme.
Para dejar en claro lo expuesto en el párrafo anterior, basta con
pensar las distintas consecuencias jurídicas que se desprenden de
cada una de las situaciones fácticas en que es procedente la inter-
vención de terceros, a lo cual no escapa la intervención adhesiva
simple ni mucho menos la intervención del fiador simple como se
mostró en este trabajo.
Por ello es que todo lo desarrollado a lo largo de estas páginas
respecto de la intervención del fiador simple, no podría extender-
se directamente a aquellos supuestos de intervención adhesiva
simple que nada tienen que ver con aquella.
Tal vez su interpretación podría extenderse a otros casos de inter-
vención adhesiva simple que tuvieran análogas características, pero
la inferencia analógica derivará de un minucioso estudio, conside-
rando las particularidades de la figura examinada en este trabajo.
Lo principal es tener presente que la realidad judicial debe tras-
cender los esquemas preconcebidos con el objetivo de abarcar la
mayoría de las hipótesis derivadas de una determinada institución
procesal.
Todo esto sin olvidar que el derecho procesal nunca estará agota-
do y que en su permanente dinámica debe renovarse y adaptarse,
pero al mismo tiempo debe dar pautas interpretativas claras y de-
finidas de manera de cubrir la función institucional a que está des-
tinado con su normativa.
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Miguel c. Roca Rudesindo s. Prescripción Adquisitiva”, 29/05/2009, La
Ley Litoral 2009- noviembre, 1149.
202
ÍNDICE GENERAL

AGRADECIMIENTOS ................................ ¡Error! Marcador no definido.

PRÓLOGO ........................................................................................... 9

CAPÍTULO INTRODUCTORIO ........................................................... 17


1. Exposición del problema .................................................................. 17
2. Objetivos propuestos....................................................................... 19
3. Hipótesis a investigar ...................................................................... 20
4. Planteo metodológico .................................................................... 22

CAPÍTULO I
LA INTERVENCIÓN ADHESIVA SIMPLE Y LA INTERVENCIÓN DE
TERCEROS EN LA LEGISLACIÓN PROCESAL ....................................... 25
1. Antecedentes de la intervención de terceros ..................................... 25
1.1. En la legislación española .............................................................. 25
1.2. En la legislación procesal nacional y de la Capital Federal ............. 27
1.3. En la legislación procesal de la provincia de Santa Fe .................... 29
2. Aparición de la intervención de terceros ......................................... 33
2.1. En el Código Procesal Civil y Comercial ........................................ 33
de la Provincia de Santa Fe ................................................................. 33
2.2. En el código procesal civil y comercial de la nación ...................... 37
3. Diferencias entre el CPCN y el CPC SFE ........................................... 40
en el tratamiento de la intervención de terceros .................................. 40
4. La categoría de intervención sustituyente ........................................ 42
5. Modificación introducida al art. 96 del CPCN ................................. 43
por la Ley 25.488 ............................................................................... 43

CAPÍTULO II
LA INTERVENCIÓN ADHESIVA SIMPLE ............................................. 45
1. Concepto y caracteres de la intervención adhesiva simple ................ 45
1.1. Definiciones doctrinarias ............................................................... 45
1.2. Aspectos salientes de la figura ....................................................... 49
2. Casos de intervención adhesiva simple ............................................ 50
203
204 Índice General

CAPÍTULO III
EL INTERÉS Y EL ORIGEN DE LA CONCURRENCIA DEL TERCERO
ADHESIVO SIMPLE Y DEL FIADOR SIMPLE EN EL PROCESO .............. 59
1. Interés que debe acreditar el tercero adhesivo simple ....................... 59
como presupuesto de admisibilidad de su intervención........................ 59
1.1. Caracteres del interés .................................................................... 59
1.2. Contenido del interés ................................................................... 62
2. Interés que debe acreditar el fiador simple ...................................... 67
como presupuesto de admisibilidad de su intervención ........................ 67
2.1. Caracteres del interés ................................................................... 67
2.2. Contenido del interés .................................................................. 67
3. Origen de la concurrencia al proceso ............................................... 71
del tercero adhesivo simple ................................................................. 71
4. Origen de la concurrencia al proceso del fiador simple ..................... 71

CAPÍTULO IV
LA ACTUACIÓN EN EL PROCESO DEL TERCERO ADHESIVO SIMPLE
Y DEL FIADOR SIMPLE ....................................................................... 79
1. Calidad procesal del tercero adhesivo simple ................................... 80
1.1. Concepción tradicional ................................................................. 80
1.2. Concepción clásica ....................................................................... 82
1.2.1. Concepción mayoritaria ............................................................. 82
1.2.2. Concepciones minoritarias ......................................................... 88
1.3. Concepciones modernas ............................................................... 92
2. La intervención del fiador simple en el Código Civil ....................... 102
3. Calidad procesal del fiador simple ................................................. 108
en el juicio entre acreedor y deudor .................................................. 108
3.1. Legitimación extraordinaria en lo concerniente a ......................... 108
la existencia y validez de la obligación principal ................................. 108
3.2. Afinidad por vínculo de dependencia directa e indirecta ............... 112
3.3. Carácter de coadyuvante autónomo y adhesivo simple ................ 114
3.4. Actos procesales ..........................................................................115
4. Citación del fiador simple ............................................................... 118
5. Pedido de intervención del fiador simple ....................................... 124
6. Fenómenos que produce la actuación del fiador simple .................. 126
6.1. Litisconsorcio .............................................................................. 126
6.2. Acumulación procesal ................................................................. 127

204
ÍNDICE GENERAL 205

CAPÍTULO V
EL EFECTO DE LA SENTENCIA EN EL TERCERO ADHESIVO SIMPLE Y
EN EL FIADOR SIMPLE ...................................................................... 129
1. Concepto de cosa juzgada. ............................................................. 130
2. Cosa juzgada material y cosa juzgada formal .................................. 134
3. Sujetos y objeto sobre los cuales recae la cosa juzgada .................... 136
3.1. Sujetos sobre los que recae la cosa juzgada .................................. 136
3.2. Objeto sobre el cual recae la cosa juzgada ................................... 142
4. Efectos de la sentencia para los terceros intervinientes .................... 146
en el CPC SFE y en el CPCN............................................................... 146
5. Efectos de la sentencia para el tercero adhesivo simple ................... 166
6. Efectos de la sentencia recaída en el juicio entre ..............................171
el deudor y el acreedor.......................................................................171
6.1. Efectos para las partes originarias ..................................................171
6.2. Efectos para el fiador simple ....................................................... 172
6.2.1. Caso a: fiador simple que se abstiene de intervenir .................... 172
en el proceso por no haber sido citado .............................................. 172
6.2.2. Caso b: fiador simple que se abstiene de intervenir ................... 174
en el proceso al ser citado por el acreedor ......................................... 174
6.2.3. Casos c y d: fiador simple que interviene en el ......................... 177
proceso en forma voluntaria o por citación del acreedor .................... 177
7. Problemáticas derivadas de la sentencia del proceso ....................... 182
en que intervino el fiador simple ....................................................... 182
7.1. El fiador y el proceso de apremio contra el deudor ...................... 182
7.2. La intervención del deudor principal en el proceso ...................... 183
entre acreedor y fiador. ..................................................................... 183

CAPÍTULO FINAL.............................................................................. 185

CONCLUSIONES ............................................................................... 185

BIBLIOGRAFÍA ...................................................................................191

ÍNDICE GENERAL ............................................................................ 203

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