7.3 Verón Ideología
7.3 Verón Ideología
7.3 Verón Ideología
2. Ideología y comunicación
Lo cierto es que lejos de haber desaparecido, las ideologías impregnan el campo de la
comunicación social. Estos sistemas se transmiten y difunden constantemente en la sociedad
global. Son sistemas generales de características muy semejantes al objeto, "ideología" de la
tradición clásica, y cumplen una función central en el refuerzo de las formas de organización
cognitiva asociadas a la "conciencia de clase" -aunque en verdad estas formas se hallan en su
casi totalidad, como el iceberg de Freud, sumergidas en el inconsciente-. El problema central es,
a mi juicio, que la sociología apenas ha comenzado a elaborar ciertos métodos para detectar y
reconstruir estas estructuras, a partir de los materiales de la comunicación social.
Tanto en el nivel de análisis de los actores sociales, como en el estudio de las ideologías
cristalizadas en textos de la comunicación de masas, los instrumentos habitualmente utilizados,
por sus características intrínsecas, no permiten describir ni medir lo que un sistema ideológico
tiene de estructural. El método de encuestas en el primer caso, el análisis de contenido en el
segundo, implican modelos matemáticos cuyas propiedades hacen imposible formalizar la
organización estructural de las significaciones contenidas en los mensajes. Tal vez entonces la
teoría del "fin de las ideologías" -utilizada para tantos fines- tenga bastante que ver, en
definitiva, con aquella historia del pescador que hacía generalizaciones sobre el tamaño de los
peces, olvidando las propiedades de la red que echaba al mar.
Aunque no podamos fundamentar aquí en detalle el encuadre teórico de este trabajo (cf. nota
1), conviene tomar en cuenta las siguientes observaciones:
(a) La ideología no es un tipo particular de mensajes, o una clase de discursos sociales, sino
uno de los muchos niveles de organización de los mensajes, desde el punto de vista de sus
propiedades semánticas. La ideología es entonces un nivel de significación que puede estar
presente en cualquier tipo de mensajes, aun en el discurso científico. Cualquier material de la
comunicación social es susceptible de una lectura ideológica. No debe pensarse, entonces, que
las declaraciones de un funcionario del gobierno, por ejemplo, constituye un material "más
ideológico" que una revista de modas.
(b) Dicho nivel de significación se descubre al descomponer- los mensajes para estudiar los
mecanismos de selección y combinación, que dan lugar a los dos tipos básicos de relaciones
entre signos (Jakobson y Halle, 1956). Esto implica que la información ideológica a que nos
referimos no se comunica, sino que se metacomunica o, si se prefiere, lo que aquí llamamos
ideología opera por connotación y no por denotación (cf. Barthes, 1957) . La "lectura
ideológica" de la comunicación social consiste pues en descubrir la organización implícita o no
manifiesta de los mensajes.
(c) Desde esta perspectiva podemos definir una ideología no como un cuerpo de
proposiciones, sino como un sistema de reglas semánticas que expresa determinado nivel de
organización de los mensajes. Una analogía (que además puede ser potencialmente importante
para el desarrollo metodológico) tal vez aclare este punto. Podemos imaginar una computadora
preparada para emitir un número indefinida de mensajes caracterizados por propiedades
semánticas especificadas, o bien podemos imaginar que una computadora puede recibir como
input: ciertos mensajes y dar, como output, una clasificación de cada mensaje como compatible
o incompatible con determinados "sistemas ideológicos". En cualquiera de los dos casos,
llamaremos sistema ideológico no al input o al output de la máquina, sino al programa de
acuerdo con el cual la computadora emite y/o reconoce mensajes ideológicos, Resulta claro que
esto implica definir la ideología en un nivel lógico más complejo que el que corresponde a la
caracterización habitual de la ideología como "cuerpo de proposiciones". Una ideología es
desde este punto de vista un sistema de reglas semánticas para generar mensajes. El conjunto de
mensajes que puede construirse a partir de las reglas es prácticamente infinito; el modelo del
sistema ideológico es un modelo finito o cerrado que expresa las restricciones a que está
sometida la emisión de cualquier mensaje que forme parte de ese conjunto.
(d) La función normativa de la ideología, a saber, el refuerzo de cierto universo de pautas
sociales, es sólo un caso particular de la función conativa propia de todo mensaje en virtud de su
transmisión en una situación concreta. Ahora bien, uno de los puntos centrales del estudio de la
comunicación ha consistido en subrayar que la clave para comprender cómo los mensajes
controlan la conducta está en la organización de los mensajes y no en su contenido explícito.
Dado que la estructura de los mensajes, por definición, no es manifiesta, conviene entonces
advertir que el carácter no manifiesto de la función normativa o conativa de los mensajes
ideológicos deriva de las propiedades mismas de la comunicación. No resulta de ninguna
presunta intencionalidad de ocultamiento o disimulación, como ha sido planteado generalmente
en los estudios clásicos sobre ideología.
(e) Desde el punto de vista pragmático, entonces, la función aparente o manifiesta de los
mensajes no debe ser confundida con su función ideológica. En las sociedades industriales, una
de las funciones manifiestas más importantes de la comunicación, socialmente
institucionalizada, es la función informativa. Desde el punto de vista del estudio de la ideología,
en la mayoría de los casos nos encontramos pues con mensajes cuya función aparente es
descriptiva o referencial, y tuya función real no manifiesta es normativa. Este es un modo de
caracterizar un campo típico de operación de las ideologías en la comunicación de masas.
El criterio expuesto nos permite una distinción adicional: cuando se trata de mensajes cuya
función conativa es manifiesta, es decir, cuando hay contenidos normativos que se comunican
directamente, preferimos hablar de propaganda y no de ideología.
(f) Un mensaje cualquiera de la comunicación social puede ser sometido a una multiplicidad
de "lecturas". Un fragmento de material escrito, por ejemplo, puede ser considerado
simplemente en términos de la información manifiesta que transmite sobre ciertos hechos;
Puede ser estudiado también en tanto constituye una muestra de lenguaje sometida a las reglas
del sistema de la lengua; pueden analizarse sus aspectos expresivos como realización de ciertas
formas estéticas, etc. Todo mensaje contiene una multiplicidad de dimensiones o niveles de
significación. El punto de vista del análisis ideológico se define por la búsqueda de las
categorías semánticas en términos de las cuales es "construida" en la comunicación social, la
información socialmente relevante. Y el análisis será ideológicamente significativo cuando las
estructuras de significación descritas puedan ser vinculadas con los procesos de conflicto a nivel
de la sociedad global.
Todavía estamos muy -lejos de poder formular ese tipo de generalizaciones. Las
observaciones hechas tienen como único propósito bosquejar la orientación teórica de este
trabajo. El análisis que se presenta aquí es una primera, exploración de material empírico con el
fin de ilustrar ciertas características del método y dar una idea de las posibles líneas de
desarrollo de esta perspectiva.
Conviene finalmente aclarar que no pienso que tenga interés una discusión sobre palabras,
vale decir, un debate sobre definiciones nominales. Las definiciones nominales son, como todo
el mundo sabe, arbitrarias, y cada cual puede usar el término "ideología" como mejor le parezca.
Lo dicho antes está más bien orientado a obtener un cierto acuerdo sobre la identificación de
determinados fenómenos empíricos en el seno de la comunicación -sea cual fuere en. definitiva
el nombre que se les quiera dar- y sugerir algunas orientaciones acerca de cómo investigarlos.
Dicho de otro modo, se trata de llegar a una especificación de significados antes que a una
definición (Kaplan, 1964, pp. 71-78). Al mismo tiempo, no es mi intención afirmar que otras
perspectivas deben ser abandonadas, sino señalar que el punto de vista expuesto recorta
determinados hechos y que el campo así delimitado merece el esfuerzo de la investigación.
5. El corpus
El análisis que sigue está limitado a los medios masivos impresos, y centrado en la serie visual
lingüística, con ocasionales referencias a la serie paralingüística. La principal razón es que las
propiedades de los códigos digitales son comparativamente mejor conocidas gracias a los
desarrollos de la lingüística.
El material comprende la información aparecida en ciertas publicaciones semanales acerca de
un hecho que tuvo la resonancia suficiente como para convertirse en tema de medios masivos
impresos de muy distinto carácter: el atentado contra dirigentes gremiales peronistas, ocurrido
en Buenos Aires en la noche del 13 al 14 de mayo de 1966.
Ahora bien, las estructuras de la comunicación no pueden determinarse sino por diferencia:
las características de un mensaje se ponen de manifiesto cuando lo comparamos con otros
mensajes, reales o posibles, y este es el único camino para reconstruirlas operaciones mediante
las cuales los distintos mensajes han sido construidos. Para contar con términos que hagan
posible una comparación y que a la vez estén vinculados con factores sociológicos asociados a
diferencias ideológicas, elegimos medios masivos cuyo público consumidor es claramente
distinto desde el punto de vista de clase social.
Se trata de dos semanarios de noticias que de aquí en adelante identificaremos como C y A
para mayor comodidad. C tiene un consumo centrado en clase media y media-alta, mientras que
A es un semanario típico de clase popular.
Nuestro corpus queda de esta manera delimitado: es el material escrito aparecido en las
publicaciones C y A acerca del hecho en cuestión. En C, se trata de una nota en pp. 16-17 de un
número que comprende cuatro columnas (1 1/3 páginas) e incluye dos fotografías. En A están
dedicadas al hecho la tapa, la contratapa, y catorce páginas internas de un número. Hay cuarenta
y cinco fotografías. El análisis se moverá en el interior de los dos conjuntos de mensajes escritos
(C y A) a la búsqueda de diferencias que manifiesten las dos dimensiones básicas: combinatoria
y selección.
Esto no significa que sólo trabajemos en el interior del corpus. Los criterios para la selección
de éste han sido dos: (a) las diferencias (sociológicamente significativas) entre las fuentes, y (b)
la "respuesta" de dichas fuentes a un estímulo común: un cierto, hecho social al que ambas se
refieren en los contenidos de sus mensajes. A pesar de lo que se pueda especular acerca de la
pretendida autonomía del "análisis estructural", no hay ninguna razón teórica que nos impida
acudir a información exterior al corpus propiamente dicho cuando ello sea conveniente o
cuando los resultados que se vayan obteniendo así lo exijan.