METODOLOGÍA

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•METODOLOGÍA (Indicar el procedimiento para el logro de los objetivos señalados, introducción a

la patología, formatos de evaluación clínica y estudios y/o laboratorios, consentimiento


informado).

Valoración del paciente

 Dolor en hueco poplíteo, cicatrices y parte anterior de rodilla


 Inflamación
 Inestabilidad en articulación
 Atrofia en cuádriceps

Ligamento Cruzado Anterior

El LCA es un ligamento intraarticular que se inserta, distalmente, en el área prespinal de la cara


superior de la extremidad proximal de la tibia para terminar, proximalmente, en la porción
posterior de la superficie interna del cóndilo femoral externo y está formado por numerosas fibras
que absorben las solicitaciones de tensión durante el arco de movimiento de la rodilla.

El ligamento cruzado anterior (LCA) es el ligamento que más frecuentemente se rompe en las
lesiones deportivas, sobretodo en deportes de contacto y que impliquen giros bruscos de la
rodilla. El principal problema de las lesiones de los ligamentos cruzados es que difícilmente se
curan por si solos, por eso es necesario tener que operar (artroscopia de rodilla) en su gran
mayoría.

El mecanismo más frecuente es por un giro de la rodilla. Al quedarse el pie clavado en el suelo o
bloqueado por un jugador contrario y seguir girando de manera excesiva el cuerpo del jugador,
hace que éste ligamento no pueda resistir la tracción excesiva y se rompa.

Este ligamento evita que la rodilla “tenga juego”. Es decir, evita que se mueva la tibia respecto al
fémur de delante a atrás, pero sobretodo controla que el fémur no gire sobre la rodilla. Es un
importante estabilizador de la rotación de la rodilla, sin él la rodilla queda “como bailando”.

Menisco Medial

Los meniscos son unos fibrocartílagos que se encuentran en la articulación de la rodilla, entre el
fémur y la tibia. Hay dos meniscos en cada rodilla: el interno y el externo.

Se encargan de mejorar la congruencia articular, es decir, favorecer el encaje entre fémur y tibia, y
de repartir las fuerzas que soporta esta articulación. Además, favorecen que la rodilla sea más
estable, facilitan el movimiento y participan en la estabilidad de la articulación.

La rotura de menisco es una de las lesiones más frecuentes en la articulación de la rodilla y se


puede producir por diversas causas:

Traumática: causada por un impacto, ya sea directo o indirecto.

Degenerativa: a causa del deterioro progresivo con los años.

Mecánica: debida a malas posturas, y en consecuencia un mal funcionamiento.


En numerosas ocasiones las roturas meniscales se producen en gente joven, realizando deporte
(futbol, esquí, etc). El movimiento que produce el daño en el menisco suele ser un movimiento
brusco de rotación con la pierna apoyada en el suelo o un movimiento de flexión excesivo.

Síntomas:

 Chasquido y dolor en la zona meniscal, en el momento que se produce la lesión.


 Inflamación de la rodilla, puede ser muy importante o escasa.
 Bloqueo de la articulación.
 Dolor al realizar los movimientos de flexión y extensión, sobretodo en el rango final del
movimiento.
 Dificultad para moverse después de permanecer sentado durante un tiempo prolongado.

Factores de riesgo:

Realizar actividades en las que pivotas sobre la rodilla o la giras con fuerza y brusquedad te
pone en riesgo de sufrir una rotura de menisco. El riesgo es particularmente alto para los
atletas, en especial los que participan en deportes de contacto, como el fútbol, o en
actividades en las que se pivota sobre la rodilla, como el tenis y el básquetbol. El riesgo de
sufrir una rotura de menisco también aumenta con la edad, debido al desgaste de las
rodillas.

Complicaciones:
Una rotura de menisco puede causar inestabilidad de la rodilla, incapacidad para mover la
rodilla normalmente o dolor de rodilla constante. Podrías tener mayores probabilidades
de padecer artrosis en la rodilla lesionada.

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