El Maltrato A Las Playas y El Conflicto Económico
El Maltrato A Las Playas y El Conflicto Económico
El Maltrato A Las Playas y El Conflicto Económico
Desde la llegada de los españoles a la isla, nuestras costas siempre han sido
codiciadas, y objeto de contención entre el pueblo y el estado. Aún en la revisión
de nuestro himno nacional, se menciona nuestras costas. Nuestro nombre como
nación, “Puerto Rico” hace referencia a nuestras playas y puertos. Son quizá el
recurso natural más glamoroso que tiene el país, y es atracción insignia del turismo
puertorriqueño. A la vez que la belleza de nuestras playas trae visitantes y
observadores, también atrae a huéspedes, y personas que quieren adoptar una vida
cerca de la playa. He aquí cuando se empiezan a formar comunidades y sectores
aledaños a las costas, cuyas construcciones son complejas, pesadas, e influyen de
manera sustancial en su medio ambiente.
El área metropolitana está llena de urbanidad, y muy pocas áreas con follaje
natural, o con ausencia de alguna estructura de concreto u hormigón. Aparte del
daño ambiental de las construcciones masivas en áreas costeras, hay varios factores
sociales que crean conflicto alrededor de estas fases de hospedería y turismo. La
gentrificación ha sido un efecto secundario de las construcciones costeras. Como
antes mencionado, ya existían una variedad de comunidades costeras en Puerto
Rico. En tiempos recientes, comunidades en Humacao, Vega Baja, Rincón, entre
otras, se han visto directamente afectadas por la erosión de la costa. Algunos de
estos sitios son espacios turísticos, otros, son espacios de vivienda. El
desplazamiento a causa de esto es una situación peculiar que viven las personas
afectadas, para las cuales no existe tanto incentivo, ya que técnicamente, no es
culpa de nadie. Tomemos por ejemplo a las víctimas de los temblores del sur: hubo
una demora brutal en la llegada de ayuda y recursos, y en algunos sitios no se han
terminado los trabajaos de remoción de escombros y rehabilitación de espacios de
vivienda. Al contrario, con cada año que pasa, en Puerto Rico se construyen menos
casas en promedio. No obstante, la industria de creación de hoteles y espacios de
estadía está más activa que nunca. Mientras que en espacios como Rio Piedras y
las avenidas principales de Hato Rey y la milla de oro hace falta innovación y
fondos para negocios y atractivos, sitios costeros están proliferando todo tipo de
negocios desde restaurantes hasta hoteles y tiendas por departamento dirigidas a la
temática playera. Todo este ambiente consumista crea desplace de poblaciones
menos privilegiadas del área, resultando en gentrificación, y un conflicto de ámbito
social el cual no es atendido con la necesidad requerida.
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Otra disyuntiva que esto puede crear es la atención a los problemas de la costa en
relación con los problemas en la montaña.
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Podemos concluir que, así como eliminan las opciones de la playa para recuperarse
de manera natural, la economía a base de la hospedería en las costas evita el flujo
natural de muchos aspectos de los social que ocurre. No es tanto la presencia del
concepto de turismo, sino la saturación en áreas designadas, y la realidad de que
dicha saturación será causa de problemas complejos en el futuro. El
desplazamiento y la creación de zonas exclusivamente recreativas en las costas es
sumamente problemática, ya que este (la playa, las costas) son un recurso público,
y como tal, todos deberían tener acceso al mismo. La construcción privada en estas
áreas interrumpe el derecho a libre acceso en muchas ocasiones, y a lo más, evita
que permanezcan los actores sociales y las costumbres que estos tiene en cuestión a
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la playa: son quienes más se preocupan por su limpieza y bienestar, y esto ha sido
observado vez tras vez, en cada lucha por las costas de este país.