No Sólo de Goethe Es El Fausto: Renata Von Hanffstengel
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Antes de que Thomas Mann escribiera su Doktor Faustus (1947), el único Fausto
existente en la literatura alemana parecía ser el de Goethe. La primera parte, de
1808, y la segunda, terminada en el año de su muerte, 1832, son fruto del esfuerzo y
de la experiencia de toda una vida y coronación de la misma. Gracias a esta obra y
al conjunto de las demás de su pluma, Goethe parecía ser la medida de todas las
cosas en la escena literaria de su tiempo.
Comprensiblemente, esto irritó a los escritores jóvenes del nuevo siglo, el
portentoso XIX. Como un acto de autoafirmación y como un reto al coloso
Goethe, algunos de ellos se propusieron utilizar la misma fábula para una obra
propia. La fascinación que han ejercido -y siguen ejerciendo- las figuras de
Fausto y Mefistófeles también habrá tenido que ver en este propósito. Nadie menos
que Lessing,1 y poco antes de Goethe su amigo Max Klinger(1791),2 habían tratado
este tema, aparte de varios otros que no serán tomados en consideración aquí. 3
Los dos escritores más significativos que trataron el tema en la primera mitad del
siglo XIX fueron Heinrich Heine (1797-1856) y Nikolaus Lenau (1802-1850). No se
vieron favorecidos por la crítica. Incluso, en la actualidad se escatima el
reconocimiento a su obra. Esto se debe a que fueron acrestríticos de los gobiernos y
de la sociedad de su tiempo. Formaron parte de los grupos d.e escritores y
pensadores que propugnaban la democracia y la tolerancia que hasta la fecha no
han triunfado del todo. Prejuicios antisemitas y antidemocráticos han sobrevivido.
Las obras de Heine habían desaparecido totalmente de las antologías literarias
durante el Tercer Reich. Ya que su famosa y popular "Lorelei" no se podía borrar
del acervo popular de la canción alemana, ostentaba en lugar del nombre de autor
un seco "anónimo". El paso de esta clase de prejuicios de una generación a otra tuvo
incluso como consecuencia que, para poder erigir una estatua en honor a Reine en
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El ejemplo del Maestro guiaba a los discípulos. y por eso surgió en Alemania
aquel período literario que en una ocasión llamé "el período del arte" cuando
señalé el efecto negativo que ha ejercido sobre el desarrollo político del pueblo
alemán. Sin embargo, de ninguna manera negaba yo en aquel entonces el valor
intrínseco de las obras maestras de Goethe. Adornan a nuestra querida patria
como bellas estatuas embellecen a un jardín, pero al fin son sólo estatuas. 4
Heine atrajo la ira del gran maestro en ocasión de la visita que le hiciera en 1824,
después de una respetuosa solicitud que le dirigiera por escrito con la debida
anticipación. Según el testimonio del propio Heine, la conversación giró alrededor
de lugares comunes, por ejemplo comentando lo sabroso que eran las ciruelas de los
árboles que bordeaban el camino de Jena a Weimar, que Heine había recorrido a
pie. Al querer elevar la conversación a niveles más apropiados para estos ilustres
interlocutores, Goethe pregunta pOT el proyecto literario de Heine en ese
momento. La contestación "yo ... escribo ahora un drama sobre ... Fausto" le
merece una brusca despedida de Goethe y buenos deseos para la feliz continuación
de su viaje. s
El otro autor, típico hijo de su tiempo, quien emprende el enfrentamiento con
Goethe, para arrebatarle el monopolio sobre Fausto, como él mismo lo formulara, 6
es Nikolaus Franz Niembsch Edler von Strehlenau, quien firmaba como Nikolaus
Lenau. Si Heine ha entrado finalmente al panorama literario alemán e incluso ha
pasado sus fronteras por medio de sus traducciones (difíciles de realizar por sus
juegos de palabras y fina ironia), de la obra de Lenau sólo se han difundido algunas
poesías líricas, las mismas que se encuentran una y otra vez en las antologías. Con
pocas excepciones, sus críticos y biógrafos niegan y suprimen aspectos de su obra
que pudieran provocar controversia. Parecen encontrarse bajo la misma censura a
la que estaba sujeto Lenau en su tiempo. Por ejemplo, la detallada introducción a
sus obras completas editadas en 1898 trata de convencer al lector de que Lenau
aborrecía la política. El biógrafo cita una carta de Lenau a su hermano. en la que le
escribe, antes de su partida a N orteamérica: "También me agrada no oír nada de la
maldita política. Hermano, la política es verdaderamente algo asqueroso, sobre
4 Heines Werke in :ehn Banden. Insel Verlag Leipzig. 19\0, t. 7. p. 49 (la traducción de
todas las citas y poemas de este trabajo es de la autora).
5 Lew K.opelew, Ein Dichter kam vom Rhein. Berlin, Severin und Siedler, 1981. p. 145.
6 Lenaus Samtliche Werke. Leipzig und Wien, Bibliographisches Institut, 1898, t. 1, p. 85.
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todo, si se escuchan continuamente pláticas sobre política como aquí en este país".?
Esta cita la aduce el biógrafo para explicar la emigración de Lenau a América.
Otros dos motivos que el biógrafo menciona son el supuesto deseo de Lenau de
inspirarse en la naturaleza para nuevas poesías y el de invertir fondos para asegurar
su futuro material. La lectura del poema "Abschied" (Despedida), escrito en
ocasión de su salida, habla de muy distintas preocupaciones:
Despedida Abschied
Canción del emigrante Lied eines auswandernden
Tan bien arrullabas al niño Woh/ sehlief das Kind in deinem Arm:
dándole alegría; Du gabst, was Knabenfreuen kann;
al joven, la dulce amiga, Der Jüngling fand ein Liebehen warm;
pero nunca la libertad. Doeh keine Freiheitfand der Mann.
Para protegerse de la censura, Lenau publicó esta poesía primero con el subtítulo
"Canción de un emigrante portugués". Posteriormente cambió el subtítulo al que
hoy lleva.
La azarosa vida de Lenau, último vástago de una familia de la nobleza húngara,
ha sido inspiración y objeto de dos novelas en alemán,M las dos centradas en sus
pasiones amorosas y el paulatino deterioro de su equilibrio mental que desembocó
en la demencia que padeció durante los seis últimos años de su vida. Con justa
razón afirma el investigador húngaro de Lenau, József Turoczi-Trostler, que es
hora de hacer a un lado los múltiples comentarios y escritos sobre el "Byron
austriaco" pasional y demente, e iniciar serias investigaciones de su obra con una
perspectiva histórica e ideológica adecuada. Turoczi-Trostler realiza algunos
estudios de esta índole y relaciona el pensamiento de Lenau con el hegelianismo, el
hegelianismo de izquierda, el saint-simonismo y el pensamiento de Ludwig
Feuerbach. 9 Este fondo ideológico es patente, sobre todo, en sus poemas épicos,
dramas y poesías que hablan alegóricamente de circunstancias sociales y políticas
para no caer en las redes de la censura. Por ejemplo, en el poema "Wandel der
Sehnsucht" (Nostalgia inconstante), que escribió al regresar -totalmente
decepcionado- de Norteamérica, habla, según parece, de una mujer, cuando en
realidad se refiere a su país. Este país puede ser Austria o Alemania, ya que pasó su
vida en las dos. La nacionalidad húngara le servía para sustraerse hasta cierto grado
del rigor de la censura. En más de una ocasión fue citado para enfrentarse a la
acusación de haber publicado "en el extranjero" (la famosa editorial Cotta
publicaba sus obras en Stuttgart, Suavia), fuera de su lugar de residencia, Viena, lo
cual era un delito. Él alegaba que, como ciudadano húngaro no nacionalizado
austriaco, no estaba sujeto a esta ley. También, según los dos investigadores Walter
Grab y Uwe Friesel, 10 quienes se propusieron ver con nuevos criterios a los autores
del siglo XIX, Lenau estaba intensamente preocupado por la política. No tuvo que
salir exiliado de Alemania, como Heine, quien estableció su residencia en Francia,
sino que eligió la emigración a América del Norte. La sangría que este éxodo
provocó le parecía uno de los grandes males que la situación política causaba a la
población alemana. Según Walter Grab,1I entre 1831 y 1840 más de 150 000
personas de las diversas regiones de Alemania abandonaron su lugar de residencia
para buscar la libertad política y escapar de la apremiante situación económica.
Si me he extendido en los comentarios sobre Nikolaus Lenau, se debe a que es casi
desconocido en el mundo hispánico. Hasta donde yo sé, sólo la revista Eco publicó
la traducción al español de una poesía suya, y diez cartas, en 1971. 12
Sobre Heinrich Heine se ha publicado un gran número de obras y estudios en
México y en otros países de habla hispana, como se desprende de la bibliografía que
8 Arnold Ulitz, Die Braut des Berühmten (La novia del afamado), Berlín Propyllinen-
Verlag, 1941, y Peter Hartling, Niembsch oder der Sti/lstand (Niembsch o lo estático),
Stuttgart, H. Goverts Verlag, GmbH, 1964.
9 Lenau. traducción del húngaro de Bruno Heilig, Berlin, Rütten und Loening, 1961.
10 En su obra Noch ist Deutsch/and nicht ver/oren. München, dtv, 1973.
JI Director del Instituto para Historia Alemana en la Universidad de Tel Aviv. (En: Noch
ist Deutschland nicht ver/oren, p. 129.)
12 "Derschwere Abend"(La tarde oprobiosa), trad. de QUo de Greiff, y las cartas a Sophie
U5wenthal, trad. de Ernesto Volkening. Eco, dic. 1971.
NO SÓLO DE GOETHE ES EL FAUSTO 15
compiló la doctora Marianne O. de Bopp. J3 Sobre Goethe, este favorito de los grandes
escritores y pensadores hispánicos, no es necesario agregar nada en este lugar, de
manera que puedo proceder a comentar las tres obras basadas en la antigua leyenda
del Fausto. Se tratará, sobre todo, de dar a conocer las dos obras menos conocidas
y señalar algunas diferencias básicas en el tratamiento entre éstas y la de Goethe.
El reto a Goethe que mencionamos implica mucho más que el reto lanzado por
autores más jóvenes a un escritor envidiablemente institucionalizado. Se trata más
bien del reto del joven siglo XIX al siglo anterior, a la época de Goethe
caracterizada por el orden, el racionalismo, el clasicismo, el ideal humanista en el
arte, la esperanza del logro positivo -que son valores que no comparte la
generación de la primera mitad del siglo XIX, decepcionada por el giro que ha
tomado la Revolución Francesa y la subsecuente restauración de regímenes
conservadores además de la derrota de 1830.
En este sentido, cualquier comparación entre la obra de Goethe y las de Heine y
Lenau tendría que ser diacrónica más que sincrónica, aunque sólo median
relativamente pocos años entre cada una de ellas: Fausto [de Goethe, 1808; Fausto
11, 1832; el de Lenau, en 1835 y el de Heine, 1851.
De aquí se desprende tal vez una de las fundamentales diferencias entre las obras,
que estriba en su final. En la obra de Goethe, Fausto se salva, aunque sólo ocurre en
la segunda parte. La terrible Mefistófela lleva espectacularmente al infierno, al
Fausto de Heine, después de haberle impedido casarse por amor. Lenau da otro
giro a la fábula: Fausto se suicida pensando que as! escapará a las consecuencias del
pacto. Pero, fiel al pensamiento de los autores de la primera mitad del siglo XIX,
nadie escapa así al infierno.
y este infierno no es sólo la situación politica y social que afecta a Lenau, sino
que se puede hacer extensivo a la existencia humana en general dentro del
pesimismo a que ya se hizo referencia. El suicidio del Fausto de Lenau no es un acto
espontáneo al final de la obra, sino más bien el desenlace de una reflexión
expresada varias veces en la obra. Desde la primera escena, Fausto intenta terminar
con su vida. Se lanza desde una roca cuando Mefistófeles de pronto aparece en
forma de un cazador y le salva la vida. Al recordarle más tarde este episodio para
cosechar agradecimiento, Fausto le dice bruscamente:
Faust: Fausto:
[eh kenne dicho doch ohne Dank; Sí, te reconozco, pero sin agradecimiento;
Mir ware besser. wenn ich dort versank. mejor hubiera sido para mi hundirme en
aquel abismo.
f'Die Verschreibung") (De la escena .. El contrato ")
El mismo tema recurre en la escena de la sala de disección:
Mephistopheles: Mefistófeles:
Es macht mir Spass. des Nachts mit Me agrada discurrir sobre el destino
klugen Leuten humano con gente juiciosa
Und stets geneekt von Zweifeln und y siempre, por dudas perseguido,
gezerrt.
Ein Fremdling ohne Ziel und Vaterland un extraño sin patria y sin meta,
Indem ieh sehwindelnd strauehelndfort me atormento, tratando de ganar terreno,
mieh quiile caigo y tropiezo
Zwisehen dem dunklen Abgrund meiner entre el oscuro abismo de mi alma
Seele
Und dieser Welt versehlossener y el muro hermético del mundo.
Felsenwand.
En un diálogo con GCirg, miembro de la tripulación del barco que a duras penas
sobrevive a la terrible tormenta conjurada por Mefistófeles, dice Fausto a Gorg:
Faust: Fausto:
Der Seligste von al/en ist. Feliz quien a temprana edad
Wer sehon als Kind die Augen sehliesst. para siempre los ojos cierra;
Wess Fuss nie auf die Erde tritt. quien nunca pisa esta tierra,
Wer van der warmen Mutterbrust quien desde el seno materno
Unmittelbar und unbewusst directo y sin saberlo
Dem Tode in die Arme glitt! se desliza a los brazos de la muerte
Mephistopheles: Mefistófeles:
Das Erste also. wie gesagt. Lo primero, como ya os dije,
Wird immer sein: Das Vo/k gep/agt! siempre será: quebrad al pueblo.
Minister: Ministro:
Wenn aber sich das Vo/k emport? ¿y si el pueblo se levanta?
Mephistopheles: Mefistófeles:
Nur in zwei Fallen brieht's das Gitter: Sólo pasa el lindero
Wenn Ihr's geplagt allzubitter. si en exceso lo vejáis
Wenn lhr's zu plagen aufgehort; o cuando cesa de sufrir.
Steht das Eueh nieht im hellsten Liehte. Si esto no os es muy claro
So seid lhr sehwaeh in der Gesehiehte. la historia no os ha hablado.
Minister: Ministro:
leh geb' es zu; doeh nennet. was Lo admito. Sin embargo,
Gibt uns der Plage reehtes Mass? ¿cuál es la medida justa?
Mephistopheles: Mefistófeles:
lhr Herrseher über Volk und Land. Para quienes rigen los destinos,
Das ist der Klugheit reehter Stand: ésta es sapiencia:
Verkümmert stets. doeh nie zu seharf, truncad al pueblo los sentidos
18 RENATA VON HANFFSTENGEL
un tema tan importante y, además, siendo tan gran maestro de ella. Sin embargo,
así lo hizo. Se limita a describir las acciones de los bailarines. En escasas veinte
páginas desarrolla toda la acción. Sus comentarios, bajo la forma de la carta "To
Lumley, Esquire, Director ofthe Theatre of Her Majesty the Queen", exceden en
un cincuenta por ciento a esta extensión.
A pesar de las limitaciones que impone el género, cada escena de la obra expresa
múltiples significados a través de sus medios como son la escenografía, el vestuario,
el movimiento y los gestos, que despiertan en el lector (que debería ser espectador)
otros tantos pensamientos. He aquí algunos ejemplos.
En la primera escena, Fausto conjura a las fuerzas oscuras. Aparece un tigre
feroz. Fausto lo rechaza, pareciéndole de poca monta. Sale una peligrosa serpiente,
que también es rechazada por Fausto; en el tercer intento de las fuerzas oscuras por
mostrar sus escalofriantes posibilidades, envían a una delicada y bella mujer.
Conclusión: una bella mujer es lo más diabólico en el universo. Fausto,
consternado al principio, acepta esta figura, que resulta ser Mefistófela en persona.
En una de las siguientes escenas, todos los objetos en el consabido cuarto gótico
del estudioso doctor se convierten en belleza gracias al toque mágico de Mefistófela
enamorada. ¡De qué simple manera muestra Heine los efectos que la alegría y el
amor causan en la visión de un individuo!
A continuación, en otra escena, Fausto pide ver las demás criaturas infernales, y
el resultado es una escena buñuelesca: aparecen terribles monstruos con coronas en
la testa y cetros en la diestrá. No hay necesidad de palabras para entender qué
piensa Heine de las cabezas coronadas de su tiempo.
Después de varias peripecias, Fausto firma el pacto con sangre, trocando su alma
por placeres carnales. Éstos se le ofrecen en abundancia en un aquelarre, escena
análoga a la Noche de Walpurgis del Fausto de Goethe, que se remonta a
tradiciones paganas alemanas aún vivas hoy.
Hastiado al fin de la orgía, Fausto expresa su deseo por la belleza y la perfección
del ideal del arte griego personificado en la Bella Helena. El carácter paródico de la
subsecuente escena a costa de Goethe y su época es obvio. El escenario ostenta
todos los atributos del clasicismo alemán en su apogeo, y la escena culmina con la
destrucción de todos estos atributos. Así la época de Heine arrasó con la paz y la
perfección de formas del clasicismo.
El último acto muestra a un Fausto medieval: el sabio de la medicina
distribuyendo sus pociones. En la última escena Fausto se siente atraído por la
pureza de una joven, la pretende y se prepara el casamiento. Por supuesto,
Mefistófela frustra estos planes, ya que el verdadero amor hubiera podido salvar a
Fausto, al estilo de la obra de Goethe. Mefistófela se convierte en serpiente y se lleva
a Fausto a las profundidades del llameante infierno.
Sin duda alguna, uno de los aspectos más interesantes de esta versión de Heine es
la figura femenina del diablo. Para Goethe, el "eterno femenino" tenía muchas
formas, pero jamás asumió la de un Mefistófeles mujer o la de una serpiente. Las
raíces de esta metamorfosis se encuentran en la mitología, y un Mircea Eliade
tendría mucho que decir al respecto. Heine mismo nos ofrece una explicación.
20 RENATA VON HANFFSTENGEL
Relata que por los años veinte de su siglo vio, en una carpa cerca de Hamburgo, la
siguiente escena en una de las antiguas versiones populares del drama de Fausto: En
el escenario se encuentra un grupo de diablos envueltos en sendos paños grises.
Pasa Fausto y pregunta: "¿Sois hombrc;:s o mujeres?" Contestan: "No tenemos
sexo". Continúa Fausto: "¿Qué figura guardáis debajo de estos paños?" Contestan:
"N o tenemos cuerpo, asumimos cualquier figura según tu deseo; siempre asumimos
la forma de tus pensamientos".lS Cuánta sabiduría guarda esta escena, y es
explicable que se haya quedado grabada en la mente de Heine.
Heine da un gran caudal de explicaciones sobre su Fausto, refiriéndose
ampliamente a la figura histórica que le antecede. Sus observaciones merecen ser
utilizadas en las investigaciones que se hacen sobre este tema literario. Sus
explicaciones van dirigidas al entonces director del Teatro de Londres para facilitar
la puesta en escena de su poema dancístico. En este escrito da amplio crédito a los
méritos de la obra de Go'ethe, "para la cual él pudo emplear toda su larga y florida
vida divina, mientras que yo, el triste enfermo, sólo dispuse de las cuatro semanas
que usted me concedió para entregarle la obra".!6
En realidad, Heine dedicó largo tiempo a sus investigaciones antes de emprender
el trabajo, puesto que en la visita que hiciera a Goethe ya menciona el proyecto, y el
poema para danza no se publica hasta 1851. Heine menciona una diferencia
fundamental entre su obra y la de Goethe. Dice que él, en contraste con Goethe, ha
buscado "apegarse fielmente a la leyenda con todo el respeto ante su verdadero
espíritu, la veneración ante su alma interior, veneración que los escépticos del siglo
XVIII (yeso era y permaneció Goethe hasta su fin) no podfan ni sentir ni
comprender".!7
Heine, pues, alegaba haberse apegado a las tradiciones como las encontró en los
Volksbücher (libros populares) renacentistas. Dice que encontró huellas que
señalan el origen de esta saga en España y opina que investigarlo puede aclarar la
estrecha relación que existe entre el personaje de Fausto y el de Don Juan. Esto
salta a la vista en la lectura de la obra de Lenau y la de Heine, y hace pensar en la
obra que reúne a los dos personajes, el Don Juan und Faust (Don Juan y Fausto)
(1828) de Christian Dietrich Grabbe (1801-1836). El Fausto de Goethe se parece
muy poco a Don Juan. Si bien realiza conquistas amorosas, la relación que prevalece
es la del amor intenso y auténtico con Margarita y la lealtad a su persona, sólo
frustrada por obra de Mefistófeles primero, y por la demencia de Margarita
después. Los protagonistas donjuanescos de las obras de Lenau y Heine, además,
tienen en común con la clásica obra de Tirso de Molina que no se salvan. Eso es otro
contraste con la obra de Goethe.
La carta al director de teatro, que escribiera Heine a guisa de prefacio a su obra,
contiene valiosas aportaciones, como ya mencionamos. Señala, por ejemplo, que
u La carta a Lumlcy, Heines Werke in zehn BOnden. t. lO, Lcipzig, Inscl-Vcrlag, 1915, p.
65 ss.
16 Ibid., p. 58.
17 Idem.
NO SÓLO DE GOETHE ES EL FAUSTO 21
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22 RENATA VON HANFFSTENGEL
ANEXO 1: composiciones musicales con el temade Fausto según el índice del Atlantisbuch
der Musik. Fred. Hammel. ed .. Atlantis-Verlag. 1934.
AN EXO II: obras literarias en alemán no muy conocidas basadas en el tema de Fausto (no
siempre fue posible obtener los datos completos).