Unidad II Sistema Inmunologico
Unidad II Sistema Inmunologico
Unidad II Sistema Inmunologico
Tutora:
Dra. Ana María Castillo
Dra. Ada Castillo
Sistema Inmunitario
-Definición
Red compleja de células, tejidos, órganos y las sustancias que estos
producen, y que ayudan al cuerpo a combatir infecciones y otras enfermedades.
Hipersensibilidad
-Definición
El termino hipersensibilidad se refiere a la excesiva o inadecuada respuesta
inmunitaria frente a antígenos ambientales, habitualmente no patógenos, que
cusan inflamación tisular y malfuncionamiento orgánico.
-Clasificación
Hipersensibilidad Tipo I
En la hipersensibilidad inmediata (tipo I), llamada a menudo alergia, la lesión se
debe a los linfocitos T H2, los anticuerpos IgE y los mastocitos y otros leucocitos.
Los mastocitos liberan mediadores que actúan sobre los vasos sanguíneos y el
músculo liso, así como citocinas que reclutan células inflamatorias y las activan.
Alérgenos. Tipos
La reacción alérgica consiste en la percepción de nuestro organismo como
nocivo de una sustancia que no lo es (alérgeno). Este contacto pone en marcha
una respuesta inmunológica exagerada que se manifiesta en diversos órganos
del cuerpo.
Los alérgenos más frecuentes son: pólenes, ácaros, epitelios de animales,
látex (o caucho natural, que está presente en guantes de goma, sondas,
catéteres, globos, en chupetes, tetinas de biberones, etc.), picaduras de avispas,
ciertos alimentos y algunos medicamentos.
El alérgeno puede entrar en contacto con el cuerpo de varias formas:
inhalado por la nariz o la boca, ingerido (alimentos o ciertos fármacos), inyectado
(medicamentos o picaduras de insectos) o por contacto con la piel, provocando
dermatitis de contacto.
Reacción antígeno-alérgeno.
Cualquier molécula capaz de ser reconocida como extraña y que haga
reaccionar al sistema inmunitario se denomina antígeno. Habitualmente, la
reacción que se produce es de tolerancia al antígeno y se origina una respuesta
inmunológica natural que no produce ningún síntoma. Por el contrario, un
alérgeno es un antígeno capaz de provocar una enfermedad alérgica.
Los alérgenos se caracterizan por dos hechos: por ser sustancias no
peligrosas para las personas no alérgicas, y por tener la propiedad de inducir la
producción de anticuerpos de una clase especial, las inmunoglobulinas E (IgE).
Prácticamente, cualquier sustancia puede ser un alérgeno: sustancias que se
encuentran en suspensión en el aire y se respiran (polen, ácaros, epitelios de
animales), alimentos, medicamentos, etc. Unas son muy frecuentes, pero en
ocasiones puede llegar a ser muy difícil su identificación.
Hipersensibilidad Tipo II
Los trastornos mediados por anticuerpos (hipersensibilidad de tipo II) se
deben a anticuerpos IgG e IgM secretados que se unen a antígenos fijados en la
superficie celular o tisular. Los anticuerpos dañan las células al promover su
fagocitosis o lisis y dañan los tejidos mediante la inducción de inflamación. Los
anticuerpos también pueden interferir en las funciones celulares y causar
enfermedad sin daño celular ni tisular.
Hipersensibilidad Tipo IV
Los trastornos por hipersensibilidad mediados por linfocitos T (tipo IV) se
deben sobre todo a respuestas inmunitarias en las que linfocitos T de los
subgrupos T H 1 y T H 17 producen citocinas que inducen inflamación y activan
neutrófilos y macrófagos, que son responsables de la lesión tisular. Los LTC
CD8+ también pueden contribuir a la lesión matando directamente células del
huésped.
Síndrome de sjogren
El síndrome de Sjögren se presenta con mayor frecuencia en mujeres de
mediana edad. La enfermedad se clasifica en primaria, cuando no se asocia
con otra enfermedad, o secundaria. En cerca del 30% de los pacientes con
enfermedades autoinmunitarias como artritis reumatoide, lupus eritematoso
sistémico, esclerosis sistémica, enfermedad mixta del tejido conjuntivo,
tiroiditis de Hashimoto, cirrosis biliar primaria o hepatitis autoinmunitaria
crónica, aparece también un síndrome de Sjögren secundario. Se han hallado
asociaciones genéticas (p. ej., antígenos HLA-DR3 en personas de raza
blanca con síndrome de Sjögren primario).
Primarias:
Agammaglobulinemia vinculada al cromosoma X.
La agammaglobulinemia ligada al cromosoma X es un trastorno de
inmunodeficiencia primaria que implica deficiencias de la inmunidad humoral.
Se debe a mutaciones en un gen situado en el cromosoma X que codifica la
tirosina cinasa de Bruton (BTK). La BTK es esencial para el desarrollo y la
maduración del linfocito B; sin ella, la maduración se detiene antes del estadio
de célula B lo cual da como resultado células B no maduras y por ende sin
anticuerpos.
Como resultado de ello, los lactantes varones tienen amígdalas muy
pequeñas y no presentan ganglios linfáticos; tienen infecciones piógenas
recidivantes de pulmón, senos y piel con bacterias encapsuladas (p. ej.,
Streptococcus pneumoniae, Haemophilus influenzae). Los pacientes son
también susceptibles a infecciones persistentes del sistema nervioso central
por la vacuna viva oral de la poliomielitis y los virus echo y coxsackie; estas
infecciones también pueden debutar como una dermatomiositis progresiva
con o sin encefalitis. También se incrementa el riesgo de artritis infecciosa,
bronquiectasias y ciertos tipos de cáncer.
Con un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado, el pronóstico
es bueno, a no ser que aparezcan infecciones virales del sistema nervioso
central.
Síndrome de DiGeorge.
El Síndrome de DiGeorge es una enfermedad de origen cromosómico
causada por una deleción en el cromosoma 22. En otras palabras, a este
cromosoma le falta un trozo y, por lo tanto, hay todo un conjunto de genes
que la persona no tiene. Esto lleva a una afectación en muchos sistemas del
cuerpo, incluido el inmune, causando así una inmunodeficiencia.
Además de retrasos en el crecimiento, dificultades de aprendizaje, problemas
de conducta, problemas gastrointestinales, anomalías cardíacas, etc, las
personas afectadas por este síndrome, al estar la funcionalidad inmunitaria
dañada, sufren infecciones frecuentes. Evidentemente, no hay cura y la
persona necesitará tratamiento para controlar estas infecciones de por vida.
SIDA. Fisiopatología
Desde que empezara su expansión en la década de los 80, el Virus de la
Inmunodeficiencia Humana (VIH) ha matado ya a 35 millones de personas. Es
una de las causas más comunes (y más temidas) de inmunodeficiencia
severa de origen no genético. En este caso, la debilitación del sistema inmune
está causada por una infección vírica.
Esta enfermedad inmunológica está provocada por el virus del VIH, que
se transmite por contacto sexual. Una vez en el cuerpo, pueden pasar varios
años (unos 10) sin dar muestras de su presencia, pero cuando lo hace,
empieza a infectar y a matar a las células inmunitarias, desarrollando así el
SIDA. Desde el punto de vista evolutivo, el virus de la inmunodeficiencia
humana (VIH), es un lentivirus que se ha adaptado a infectar linfocitos CD4 en
los que se replica con una cinética muy agresiva. Este linfotropismo provoca
una profunda inmunosupresión en el hospedador, debido tanto a la
destrucción de linfocitos CD4 como a distintos mecanismos de interferencia
con el sistema inmunitario. Como consecuencia se produce la infección por
gérmenes oportunistas, el desarrollo de tumores y la afectación neurológica
que definen el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).
es una enfermedad mortal (el progreso puede detenerse gracias a los
antirretrovirales, haciendo incluso que la persona jamás desarrolle la
enfermedad) que, debido a la inmunodeficiencia que causa, el paciente sufre
fiebre recurrente, adelgazamiento extremo, enfermedades constantes, diarrea
crónica, debilidad constante, etc, hasta que llega la muerte a causa de una
infección que, en personas sanas, no supondría ningún (o muy poco)
problema.
Inflamación
La inflamación es una respuesta de los tejidos vascularizados frente a las
infecciones y lesiones tisulares, que aporta células y moléculas defensivas del
huésped desde la circulación a los lugares en los que se necesitan para eliminar
los agentes lesivos. Aunque en el lenguaje médico común y no técnico el término
inflamación sugiere una reacción dañina, en realidad se trata de una respuesta
protectora esencial para la supervivencia. Sirve para librar al huésped de la causa
inicial de la lesión celular (p. ej., microbios, toxinas) y de las consecuencias de la
misma (p. ej., células necróticas y tejidos). Los mediadores de la defensa incluyen
los leucocitos fagocitos, los anticuerpos y las proteínas del complemento. La
mayor parte de estos circulan en la sangre, donde están secuestrados de forma
que no puedan lesionar los tejidos normales, pero sea posible reclutarlos con
rapidez a cualquier lugar del cuerpo. Algunas de las células implicadas en las
respuestas inflamatorias también residen en los tejidos, donde actúan como
centinelas que vigilan posibles amenazas.
El proceso de inflamación hace llegar leucocitos y proteínas a los invasores
extraños, como los microbios, y a los tejidos lesionados o necróticos y activa las
células y moléculas reclutadas, que permiten eliminar sustancias dañinas o no
deseadas. Si no existiera la inflamación, las infecciones no se podrían controlar,
las heridas nunca se curarían y los tejidos dañados podrían convertirse en úlceras
permanentes.
La reacción inflamatoria típica sigue una serie de pasos secuenciales:
El agente dañino, que se localiza en los tejidos extravasculares, es reconocido
por las células y moléculas del huésped.
Se reclutan proteínas plasmáticas y leucocitos de la circulación al foco en que
se encuentra el agente dañino.
Los leucocitos y las proteínas se activan y colaboran en la destrucción y la
eliminación de la sustancia dañina.
La reacción se controla y termina.
Se repara el tejido lesionado.
Mediadores Químicos
También se los denominan “factores de permeabilidad” o “mediadores
endógenos de aumento de la permeabilidad vascular”. Son un gran número de
compuestos endógenos que pueden aumentar la permeabilidad vascular. Sin
embargo, se han identificado muchos mediadores químicos que participan también
en otros procesos de inflamación aguda, como la vasodilatación, la quimiotaxis, la
fiebre, el dolor, y producen daño tisular. Las sustancias que actúan como
mediadores químicos de la inflamación pueden liberarse de las células, del plasma
o del tejido dañado. Podemos clasificarlas en dos grupos: mediadores liberados
por las células y mediadores originados en el plasma.
Aminas Vasoactivas: Histamina y Serotonina
Las dos aminas vasoactivas más importantes, que reciben este nombre por
sus importantes acciones sobre los vasos, son la histamina y la serotonina. Se
almacenan como moléculas preformadas en las células y por eso son uno de los
primeros mediadores que se liberan durante la inflamación. Las principales fuentes
de histamina son los mastocitos, que " normalmente se encuentran en el tejido
conjuntivo adyacente a los vasos. La histamina se encuentra también en los
basófilos y las plaquetas de la sangre. Se almacena en los gránulos de los
mastocitos y se libera mediante desgranulación en respuesta a diversos estímulos,
que incluyen:
Lesiones físicas, como traumatismos, frío o calor, por mecanismos
desconocidos.
Unión de los anticuerpos a los mastocitos, que son la base de las reacciones
de hipersensibilidad inmediata (alérgica) productos del complemento, llamados
anafilotoxinas (C3a y CSa). Los anticuerpos y productos del complemento se
unen a receptores específicos en los mastocitos y activan vías de transmisión
de señales que inducen una desgranulación rápida. Los neuropéptidos (p. ej.,
sustancia P) y las citocinas (IL-1, IL-8) también pueden estimular la liberación
de histamina.
Lipoxinas: las lipoxinas también se generan a partir del ácido araquidónico por
la vía de la lipooxigenasa, pero, a diferencia de las prostaglandinas y los
leucotrienos, las lipoxinas suprimen la inflamación porque inhiben el
reclutamiento de los leucocitos. Inhiben la quimiotaxia de los neutrófilos y la
adhesión al endotelio. También son especiales en que las dos poblaciones
celulares son necesarias para la biosíntesis transcelular de estos mediadores.
Los leucocitos, sobre todo los neutrófilos, producen productos intermedios en
la síntesis de lipoxina, que luego se convierten a lipoxinas por la interacción
entre las plaquetas y los leucocitos.
El óxido nítrico (NO) fue descrito por primera vez como factor de relajación
vascular producido por las células endoteliales, actualmente, se sabe que el
NO se forma en los macrófagos activados durante la oxidación de la arginina
por acción de la enzima NO sintasa. El NO genera los siguientes efectos como
mediador de la inflamación:
-Vasodilatación.
-Agente antiactivación de plaquetas.
-Posible acción microbiana.
Constituyentes Lisosómicos
Proteasas ácidas: degradan bacterias y restos celulares dentro de las
fagolisosomas.
Proteasas neutras: como por ejemplo colagenasas, elastasas, proteinasas.
Proteasas catiónicas: cuyo fin es aumentar la permeabilidad, favorecer la
quimiotaxis y activar a los factores C3 y C5 del complemento.
Neutrófilos
Estas células, llamadas comúnmente neutrófilos o polimorfos, se
conocen como granulocitos, junto con los basófilos y eosinófilos, debido a la
presencia de gránulos en el citoplasma, Estos gránulos contienen muchas
sustancias, como proteasas, mieloperoxidasa, lisozima, esterasa, aril sulfatasa,
fosfatasa ácida y alcalina y proteínas catiónicas. El diámetro de los neutrófilos
varía desde 10 um a 15 um y tienen movimiento activo. Estas células
comprenden del 40% al 75% de los leucocitos circulantes, y su número
aumenta en la sangre (neutrofilia) y en los tejidos en las infecciones
bacterianas agudas. Estas células se originan en la médula ósea a partir de
células madre.
Las funciones de los neutrófilos en la inflamación son las siguientes:
Fagocitosis inicial de microorganismos. Forman la primera línea defensiva del
cuerpo ante una infección bacteriana. Los pasos son la adhesión de los
neutrófilos al endotelio vascular, la migración a través de las paredes de los
vasos, la quimiotaxis, la fagocitosis, la desgranulación y la destrucción y
degradación del material extraño.
Fagocitosis del complejo antígeno-anticuerpo y del material no microbiano.
Efecto nocivo de los neutrófilos por la destrucción de la membrana basal del
glomérulo y de los pequeños vasos sanguíneos.
Sistema Mononuclear-fagocítico
Este sistema incluye células derivadas de dos fuentes que tienen un
origen, función y morfología común. Éstas son las siguientes:
-Monocitos sanguíneos: Comprenden del 4% al 8% de los leucocitos
circulantes.
-Macrófagos tisulares: Incluyen las siguientes células en los tejidos:
Macrófagos en inflamación.
Histiocitos, que son macrófagos presentes en los tejidos conectivos.
Células de Kupffer, macrófagos en células hepáticas.
Macrófagos alveolares (neumocitos tipo II) en los pulmones.
Macrófagos/histiocitos en la médula ósea.
Células de los centros germinales de ganglios linfáticos.
Células del litoral de los sinusoides esplénicos.
Osteoclastos en los huesos.
Células de microglía en el cerebro.
Células de Langerhans/histiocitos dendríticos en la piel.
Células de Hoffbauer en la placenta.
Células mesangiales del glomérulo.
Eosinófilos
Son más grandes que los neutrófilos, pero su cantidad es menor ya que
comprenden del 1% al 6% del total de los leucocitos sanguíneos. Los
eosinófilos tienen varias similitudes estructurales y funcionales con los
neutrófilos, como su origen en la médula ósea, la locomoción, fagocitosis,
núcleo lobulado y la presencia de gránulos citoplasmáticos con diversas
enzimas. Entre ellas, las más importantes son la proteína básica principal y la
proteína catiónica eosinófila, que tienen acción bactericida y tóxica contra los
parásitos helmínticos. Sin embargo, los gránulos de los eosinófilos son más
ricos en mieloperoxidasa que los neutrófilos y carecen de lisozima. Los niveles
elevados de hormonas esteroides producen una disminución de la cantidad de
eosinófilos en la sangre.
Cuando el número absoluto de eosinófilos aumenta, indica que hay una
respuesta inflamatoria asociada con dichas afecciones en los siguientes casos:
Afecciones alérgicas
Infestación parasitaria.
Enfermedades cutáneas.
Algunos linfomas malignos.
Linfocitos
Luego de los neutrófilos, estas células son las más numerosas entre los
leucocitos circulantes (del 20% al 45%). Además de encontrarse en la sangre,
las hay en gran número en el bazo, timo, ganglios linfáticos y en el tejido
linfoide asociado a la mucosa. Tienen escaso citoplasma, ocupado casi por
completo por el núcleo. Su papel en la formación de anticuerpos (linfocitos B) y
en la inmunidad celular (linfocitos T). Además, estas células participan en los
siguientes tipos de respuestas inflamatorias:
En los tejidos, son las células dominantes en la inflamación crónica y en la
etapa tardía de la inflamación aguda.
En la sangre, su número aumenta (linfocitosis) en las infecciones crónicas
como la tuberculosis.
Mastocitos
Los basófilos comprenden un 1% de los leucocitos circulantes y son
morfológica y farmacológicamente similares a los mastocitos de los tejidos.
Estas células contienen gránulos basófilos gruesos en el citoplasma y un
núcleo polimorfonuclear. Estos gránulos están llenos de heparina e histamina.
Los basófilos y mastocitos tienen receptores de IgE y, al ser cruzados con un
antígeno, se produce la desgranulación.
El papel de estas células en la inflamación consiste en:
Las reacciones de hipersensibilidad inmediata y demorada.
La liberación de histamina por basófilos sensibilizados a IgE.
Clasificación de la inflamación
Aguda
-Definición: Es una respuesta rápida ante un agente agresor que sirve para liberar
mediadores de defensa del huésped (leucocitos y proteínas plasmáticas) en el
sitio de la lesión.
Crónica:
-Definición:
Es un proceso prolongado en el cual hay destrucción e inflamación del
tejido al mismo tiempo.
Evolución
1. Curación total.
La resolución de la imanación se establece de forma proagresiva.
Inicialmente regresan los síntomas cardinales, posteriormente se establecen las
condiciones circulatorias normales y nalmente se produce la reabsorción del
exudado. En el foco inflamatorio permanecen durante mucho tiempo macrófagos,
eosinófilos, linfocitos y células plasmáticas que van disminuyendo lentamente.
2. Cicatrización y fibrosis
Si ha habido destrucción de tejido, la resolución se establece a través de la
regeneración de los tejidos y/o de la formación de tejido de granulación, en el que
los broblastos van a formar una verdadera cicatriz, que deja como secuela
estenosis de conductos, atrésicos, cicatrices o adherencias.
3. Propagación
Especialmente las de origen infeccioso, tienden a propagarse por
contigüidad a los tejidos vecinos. El pus, que se forma en muchas inflamaciones
agudas, es muy necrosante y destruye tejidos de alrededor para formar fístulas o
abscesos por los que se drena hacia el exterior o hacia cavidades.
Las animaciones pueden propagarse a zonas alejadas del foco a través de
los vasos linfáticos o del torrente circulatorio. La progresión a través de los
linfáticos produce linfangitis, en los tejidos alrededor de los linfáticos linfangitis y
en los ganglios linfáticos linfadenitis a partir de los ganglios de la imanación puede
pasar a la sangre.
La llegada de gérmenes a la sangre se produce a través de los linfáticos o
directamente desde el foco primario. Los gérmenes pueden pasar transitoriamente
a la sangre provocando bacteriemia o pueden permanecer mucho tiempo
multiplicándose en la sangre sin formar focos nuevos septicemia- o formando
Nuevos focos infecciosos de piemia o septicopyemia.
Clasificación:
-Inflamación crónica no proliferativa: Se caracteriza por la infiltración difusa o
perivascular de: Células mononucleadas, con escasa proliferación de tejido de
granulación. Se observa en las fases terminales de muchas infecciones agudas
poco necrosantes, en las gastritis, en las nefritis intersticiales y en la hepatitis.
La presencia de macrófagos en el foco inflamatorio crónico se debe a:
Inflamación Serosa
La inflamación serosa se caracteriza por exudación de un líquido poco
celular hacia los espacios creados por una lesión en los epitelios de superficie
o las cavidades peritoneales revestidas por peritoneo, pleura o pericardio. Es
típico que el líquido de la inflamación serosa no esté infectado por gérmenes
destructivos ni contenga muchos leucocitos (que suelen provocar una
inflamación purulenta, según se comenta más adelante). En las cavidades
corporales, el líquido puede proceder del plasma (como consecuencia del
aumento de permeabilidad vascular) o de las secreciones de las células
mesoteliales (por irritación local); la acumulación de líquido en las cavidades se
llama derrame (los derrames de tipo trasudado aparecen también en procesos
no inflamatorios, como una falta de flujo sanguíneo en la insuficiencia cardíaca
o una menor concentración de proteínas plasmáticas en algunas nefropatías y
hepatopatías). Las ampollas cutáneas asociadas a las quemaduras o las
infecciones por virus son una acumulación de líquido seroso dentro o
inmediatamente por debajo de la epidermis cutánea lesionada
Inflamación Fibrinosa
Se desarrolla exudado fibrinoso cuando las extravasaciones vasculares
son grandes o existe un estímulo procoagulante local. Cuando aumenta mucho
la permeabilidad vascular, las proteínas de mayor peso molecular como el
fibrinógeno, salen de la sangre y se forma fibrina, que se deposita en el
espacio extracelular. El exudado fibrinoso es típico de la inflamación en el
revestimiento de las cavidades corporales, como las meninges, el pericardio (y
la pleura. A nivel histológico, la fibrina es una trama eosinófilo de hebras o en
ocasiones un coágulo amorfo. Los exudados fibrinosos se pueden disolver
mediante fibrinólisis y ser eliminados por los macrófagos. Si no se elimina la
fibrina, con el tiempo puede estimular el crecimiento de fibroblastos y vasos en
su seno, con la consiguiente aparición de cicatriz. La conversión del exudado
fibrinoso en un tejido cicatricial (organización) en el saco pericárdico provoca
un engrosamiento fibroso opaco del pericardio y el epicardio en la zona de
exudación y, cuando la fibrosis es extensa, la obliteración del espacio
pericárdico.
Formación de Abscesos
La inflamación purulenta se caracteriza por la producción de pus, un
exudado que contiene neutrófilos, residuos licuados de las células necróticas y
líquido de edema. La causa más frecuente de inflamación purulenta (llamada
también supurativa) es la infección por bacterias que producen una necrosis
por licuefacción del tejido, como los estafilococos; estos patógenos se
denominan bacterias piógenas (productoras de pus). Un ejemplo frecuente de
inflamación aguda supurativa es la apendicitis aguda. Los abscesos son
colecciones localizadas de pus causadas por la supuración en el seno de un
tejido, órgano o espacio delimitado. Se producen por la siembra de bacterias
piógenas en el tejido. Los abscesos presentan una región central que aparece
como una masa de leucocitos necróticos y residuos de células tisulares. En
general, existe una zona de neutrófilos conservada alrededor de este foco de
necrosis y por fuera de la misma se observa dilatación vascular y una
proliferación fibroblástica y parenquimatosa, que indica inflamación crónica y
reparación. Con el tiempo, los abscesos se delimitan del tejido por una pared y
se acaban sustituyendo por tejido conjuntivo. Cuando persisten o están en
lugares críticos (como el encéfalo), puede ser necesario un drenaje quirúrgico
de los abscesos.
Ulcera
Una úlcera es un defecto local o excavación en la superficie de un
órgano o tejido, causada por esfacelación (o desprendimiento) de un tejido
necrótico inflamado. La ulceración solo se puede producir cuando existe
necrosis tisular y la consiguiente inflamación a nivel o cerca de una superficie.
Se suele encontrar en: 1) la mucosa oral, gástrica, intestinal o genitourinaria, y
2) la piel y el tejido subcutáneo de las extremidades inferiores de los ancianos
con trastornos circulatorios que predisponen a una necrosis isquémica extensa.
Es frecuente que coexista inflamación aguda y crónica en las úlceras, como se
observa en las úlceras pépticas gástricas o duodenales y las úlceras diabéticas
de las piernas. Durante la fase aguda se reconoce intenso infiltrado polinuclear
y dilatación vascular en los márgenes del defecto, pero al cronificarse los
márgenes y la base de la úlcera presentan proliferación de fibroblastos,
cicatrización y acumulación de linfocitos, macrófagos y células plasmáticas.
Reparación de tejidos
-Definición
Después de una lesión, algunos tejidos quedan completamente
reconstituidos (p. ej., el tejido óseo después de una fractura o el epitelial después
de una herida superficial de la piel). Esta regeneración se consigue por la
proliferación de células supervivientes adyacentes o a través de la actividad de
células madre tisulares.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, la capacidad reparadora es
limitada y la grave lesión que da lugar a daño extenso de elementos del
parénquima y/o del estroma no puede curarse por regeneración. En ese contexto,
una respuesta fibroproliferativa (también llamada fibrosis) induce depósito de
colágeno y otros constituyentes de la MEC (cicatriz) que, más que restaurar,
«parchean» el tejido. La resolución de los exudados inflamatorios también induce
fibrosis, en un proceso denominado organización.
En la mayoría de los casos la curación es una combinación de regeneración
y cicatrización; el resultado se ve afectado por:
1. la capacidad de proliferación del tejido dañado;
2. la integridad de la MEC, y
3. la cronicidad de la inflamación asociada.
Conclusión
Bibliografía