Shaverian

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Capítulo 2 (p.

55-73)
Traducido por Ana Gomez
Revisado por Andrea Rhim y Beatriz Alarcón

LA RELACIÓN TRIANGULAR Y LA CONTRATRANSFERENCIA ESTÉTICA EN


LA PSICOTERAPIA ANALÍTICA POR EL ARTE
Joy Shaverien

Se presenta este capítulo con la intención de tratar de iluminar el actual estado de la


práctica de arte terapia. El propósito es encontrar vías de entendimiento así como de
cuestionar algunas de las similitudes y diferencias en la práctica existente, y de
distinguir algunos de los procesos incluidos en el encabezamiento general del arte
terapia. El capítulo está extraído principalmente de mi propia experiencia trabajando
como arte terapeuta en muchos contextos diferentes, así como de mi actual posición
como analista junguiana en práctica privada. Por lo tanto, de muchas maneras, el
capítulo traza mi propio desarrollo aunque se intenta incluir una descripción de algunas
de las aproximaciones que son comunes dentro nuestra profesión.

La relación triangular
El capítulo se centra en una pregunta engañosamente simple: ¿Qué significa cuando los
arte terapeutas describen una relación arte terapéutica como triangular? ¿Hay realmente
un simple triángulo que se compone de una imagen en el vértice del triángulo: cliente-
imagen-terapeuta?

Artista/cliente Terapeuta/espectador

Imagen

Figura 2.1 Triángulo simple

Propongo que, en la práctica, este es un conjunto de procesos altamente complejos que


amerita una atención más de cerca. Este triángulo se constituye de manera variada en
settings diferentes y con diversos grupos de clientes. Cada uno afecta profundamente la
manera en que podemos trabajar con la transferencia y, como terapeutas, usar nuestras
respuestas contratransferenciales. Además la imagen evoca una contratransferencia
estética de ambos, del terapeuta como espectador, y también del cliente como
observador de su propia obra. La atención hacia esto revela el sentido de la diferencia
de énfasis en estos triángulos. Esto es un desarrollo de mi discusión sobre estos temas
en Desire and the female therapist (1995).
En la relación triangular a la que me refiero, hay dos estadios diferentes y cada uno
involucra el proceso de mirar - una mirada. En otra parte he identificado estos estadios
como "la vida en la imagen" y "la vida de la imagen" (Shaverien 1991, 1994). La "vida
en la imagen" es la vida, que alimenta el proceso de crear la imagen, y "la vida de la
imagen" es la vida de la imagen como objeto, una vez se ha creado. Estos son
respectivamente, la transferencia encarnada en la obra de arte y la contratransferencia
hacia la imagen como objeto. Argumentaré que cuando ambos están completamente
activados se crea un campo dinámico que involucra todos los elementos del triángulo
imaginario, con un equilibrado balance entre sus tres puntos cliente-imagen-terapeuta.
Sin embargo, el campo dinámico no siempre está completamente activado y mi
hipótesis es que con grupos específicos de clientes y en settings particulares, los
elementos del triángulo se constelan de diversas maneras. Estas diferencias se centran
en la primacía de la imagen, la cual puede variar, dependiendo de la profundidad de
compromiso con el proceso artístico y la relación terapéutica. Esta discusión debe ser
contextualizada y por esto comienzo con el debate a cerca del nombre de la profesión.

Psicoterapia por el arte - Arte terapia


El nombre ha causado un buen debate político dentro de la Asociación Británica de Arte
Terapeutas (BAAT). Mientras algunos de los profesionales son conocidos como "arte
terapeutas", otros prefieren el título de "psicoterapeutas por el arte". Por la implicación,
el título elegido parece indicar diferencias en la práctica; sin embargo, la naturaleza
precisa de esta diferencia, no es siempre clara. Los arte terapeutas provienen de variadas
formaciones de origen y trabajan con diversos grupos de clientes, por lo tanto tienen
experiencias diferentes en el campo. Algunos han tenido formación posterior en
psicoterapia o análisis u otras áreas de práctica especializada que influencia su práctica.
Quizás estas diferencias se reflejan en la preferencia por uno u otro título. Parece que
este es un ambiente potencialmente muy rico en el cual explorar diferencias así como
similitudes.
En una profesión como el arte terapia, los desarrollos evolucionan desde la práctica; es
desde esto que gradualmente va surgiendo la teoría. La historia del arte terapia en Gran
Bretaña (Waller 1991) y en USA (Junge and Asawa 1994) ha sido documentada y,
muchos aspectos del desarrollo en la teoría y la práctica en Gran Bretaña, han sido
rastreados por Waller y Gilroy (1992), Waller y Dalley (1992) y Case y Dalley (1992).
Gilroy y Lee (1995) ofrecen una perspectiva general de los enfoques en la investigación
de arte terapia y musicoterapia en Gran Bretaña. Wood (1997) ha rastreado los orígenes
del arte terapia en Gran Bretaña con la referencia de arte terapeutas trabajando con
pacientes que han tenido historial de psicosis. Estos antecedentes teóricos son muy
importantes para las ideas que estoy discutiendo, pero mi intención no es ofrecer una
perspectiva histórica. Sino más bien, algunas ideas directamente relacionadas con mi
tema.
McNeilly (1984), en un artículo titulado "enfoques directivos y no directivos en arte
terapia", llamó a su enfoque no directivo "arte terapia de grupo analítica". Él observó
una diferencia en la primacía de la imagen en enfoques directivos y no directivos, en
arte terapia grupal. Así, él comenzó a enfocar el debate en relación a las diferencias en
la práctica de arte terapia. Case y Dalley (1992) introdujeron la noción de una práctica
"estandarizada" de arte terapia. Describen esto como "basado en el entrenamiento y
experiencia de arte terapeutas - esto es, un profesional cualificado que satisface los
requerimientos estándar básicos de una práctica aceptable según lo perfilado por la
Asociación Británica de Arte Terapeutas (BAAT). Continúan, "los enfoques y
orientaciones de arte terapeutas varían enormemente, particularmente en relación al
grupo de clientes.." (Case y Dalley 1992, p.1). Son estas variaciones y divergencias
dentro de arte terapia las cuales estoy intentando diferenciar.
Mi intención es ofrecer algunas sugerencias sobre como podemos acomodar las
diferencias en la profesión sin una total polarización. Esto es reminiscente de la filosofía
pluralista hacia las varias escuelas de psicología profunda propuesta por Samuels (1989,
1991). La idea de que personal y profesionalmente, hay muchas voces que nos
influencian simultáneamente, y que esto ofrece el potencial para una discordia creativa.

Psicoterapia analítica por el arte


En The Revealing Image, el cual fue terminado en 1990 y publicado en 1991, introduje
el término "psicoterapia analítica por el arte". Mi objetivo manifiesto era

establecer el rol central de la imagen como vasija en la cual puede ocurrir la


transformación y que involucra a la imagen como objeto de transferencia... El
término Psicoterapia Analítica por el Arte no pretende excluir ni arte terapia ni
psicoterapia por el arte, sino más bien establecer el poder que ambos pueden generar
a veces. Así, pretende ser inclusiva más que exclusiva... El término Psicoterapia
Analítica por el Arte deriva de dos fuentes: Cassirer y Jung... (Shaverien 1991 p.7)

La intención era encontrar un camino para reconocer el poder que a veces genera la
imágenes pictóricas realizadas por clientes y las maneras en que éstas, en sí mismas,
pueden ser formativas. Esta naturaleza formativa del objeto artístico, en el caso de la
psicoterapia analítica por el arte, está mediado dentro del contexto de una relación
terapéutica limitada. Esto crea un campo dinámico donde las interpretaciones
transferenciales pueden ocurrir en relación a la imagen así como a la relación de
persona a persona. El término alía este tipo de arte terapia con la psicología analítica y
las formas analíticas de psicoterapia; de este modo, estoy proponiendo que ciertas
formas de arte terapia también pueden operar como la psicología profunda. Mi propio
pensamiento se ha desarrollado desde que escribí esto y ahora es posible establecer
algunas distinciones adicionales, por lo tanto exploraré aquello incluido en el amplio
espectro de psicoterapia analítica por el arte. Mi premisa es que las diferencias de
enfoque en arte terapia tienden a constelarse alrededor de actitudes hacia la
transferencia y contratransferencia.
La transferencia y contratransferencia estética
Los efectos estéticos de las imágenes creadas o vistas en el marco analítico, forman un
aspecto central del trabajo en las formas analíticas de la psicoterapia por el arte. A
menudo se ha afirmado que la cualidad estética del arte creado en psicoterapia no es de
interés para el terapeuta. En el pasado, se esperaba que el terapeuta estuviera interesado
en el proceso, la creación del objeto artístico, más que en el producto final. El proceso
era considerado como sanador en sí mismo, y la cualidad estética del trabajo artístico
era entonces considerada casi irrelevante. Esta visión prevaleció por muchos años, pero
recientemente la estética ha comenzado a recibir más atención, de Maclagan (1989,
1994), Gilroy (1989), Simon (1991), Shaverien (1991 1995) y Case (1996). Esto es
significativo porque, para ser conscientes de todas nuestras respuestas como terapeutas,
necesitamos monitorear todos los aspectos de la contratransferencia, y la apreciación
estética de la imagen, a pesar de que no sea buena como arte, es uno de sus aspectos.
En un intento de hacer la distinción entre diferentes tipos de afectos estéticos en las
imágenes, he identificado dos tipos de imágenes u objetos artísticos. Estas son las
imágenes diagramáticas y encarnadas (Shaverien 1987, 1991). La diferencia refleja la
transferencia hacia la obra, realizada en el proceso de su creación. Esta distinción está
fundada por consideraciones estéticas. La imagen diagramática puede haber sido creada
para contar algo al terapeuta. Muy frecuentemente es una forma de comunicación
consciente hecha con el terapeuta en mente - quizás para ayudar en la narración de un
estado emocional, sueño o recuerdo. La imagen en sí misma puede ser de una cualidad
estética más bien pobre; puede haber utilizado solamente línea o figuras esquemáticas
(pin figures). Es como un mapa, una ayuda para contarle al terapeuta sobre un sueño o
recuerdo; registra las relaciones básicas pero ejerce poco cambio en sí misma. La
imagen puede evocar sentimientos, pero la imagen en sí misma no transforma el estado
del artista. Si consideramos esto en relación a la relación triangular, podremos observar
que el foco central es el eje persona-a-persona, mientras que la imagen forma una
ilustración, normalmente necesitando una explicación hablada sobre su significado.
La imagen encarnada es bastante diferente, es una imagen o un objeto artístico, que
transmite un estado emocional, para el que no habría sustitución posible por otro modo
de expresión. Tal imagen compromete al artista/cliente en su creación; es como si la
imagen pareciese dirigir, volverse algo bastante diferente a lo que se había pretendido
en un inicio. A menudo, tal imagen revela un elemento previamente inconsciente de la
psique. Esta encarnación de estado sentimental/emocional, puede ser entendido como
una "transferencia de chivo expiatorio" (Shaverien 1987, 1991) - una transferencia
encarnada en la imagen que puede afectar o develar la transferencia hacia el terapeuta.
El punto sobre la imagen encarnada es que, en el proceso de su creación, el sentimiento
se vuelve vivo en el presente y por lo tanto el estado psicológico del artista/cliente, se
transforma. Una imagen así juega un importante papel en el proceso de sanación. Aquí
la imagen es central y todos los puntos del triángulo están activos, creando un campo
dinámico entre ellos.
Una manera de evaluar qué tipo de imagen se está observando, es plantear la pregunta:
¿Podría esto haber sido transmitido de alguna otra manera? Con la imagen diagramática,
las palabras son necesarias para explicar lo que se muestra en la imagen. La imagen
encarnada no necesita palabras, no hay sustituto para la imagen; ella revela pero no dice
nada. El punto en reiterar esto es que, la contratransferencia estética es uno de los
medios para distinguir la diferencia. Es a través de la apreciación estética del objeto de
arte, dentro de la relación terapéutica, que emerge la comprensión.
La inversión hecha en una imagen cuando está siendo creada es evidente en el trabajo
final. Por lo tanto contemplando un objeto artístico, tanto si estamos conscientes como
si no, ponemos en juego nuestras sensibilidades estéticas. Contemplando la imagen
encarnada es evidente que la cualidad estética es más compleja o comprometedora
visualmente de lo que es la imagen diagramática (Shaverien 1991, p. 85). Enfatizo que
el trabajo no ha de ser buen arte; de hecho, las obras artísticas creadas dentro de arte
terapia, raramente se sostienen por sí solas como arte. No obstante, dentro del contexto
de la relación terapéutica pueden tener el efecto de comprometer las sensibilidades
estéticas de terapeuta y cliente, y por lo tanto influenciar la contratransferencia. Esta
"contratransferencia estética" (Shaverien 1991, p. 117, 1995, p. 141) está afectada por
todas las sutilezas de color, línea, forma, figuraciones y relaciones tonales. Estos
elementos de la "vida en la imagen" posteriormente contribuyen a la "vida de la
imagen".

La primacía de la imagen
Propongo que los diferentes títulos del arte terapia que están evolucionando dentro de la
profesión necesitan que le sea dada cierta notación distintiva. De este modo, basada en
la práctica existente, he propuesto tres categorías diferentes (Shaverien 1994):
1. Arte terapia
2. Psicoterapia por el arte (o psicoterapia artística)
3. Psicoterapia analítica por el arte (o psicoterapia artística analítica)

En todas estas formas de arte terapia, el potencial innato sanador del arte es un factor
común. Recalco este punto porque para mi es importante establecer que este punto no
está en discusión. Estoy asumiendo que, en todas las formas de arte terapia, el poder de
la relación del artista hacia la obra de arte es respetado. La diferencia puede estar
centrada en la prioridad de la imagen, y si es que el cuadro es o no tratado como un
elemento central en la transferencia.
Puede ser de ayuda imaginar cada una de estas categorías en sí misma como una
imagen hecha de una figura y un fondo. El proceso artístico y la relación terapéutica
constituyen los aspectos interrelacionados de esta figura y fondo. Las tres categorías
pueden ser vistas de las siguientes maneras:

En arte terapia el proceso artístico sería la figura, el foco de atención; la


relación terapéutica el fondo necesario desde donde emerge. El triángulo está
centrado en la imagen y por lo tanto, el eje cliente-obra-cliente está activado.
El terapeuta como testigo (Learmonth 1994) es una figura más periférica que
en las otras dos combinaciones.

En psicoterapia por el arte (y algunas formas de psicoterapia) la relación


terapéutica sería la figura y las imágenes el fondo. Aquí el eje cliente-
terapeuta es el foco principal. Las imágenes ilustran la relación terapéutica o
narran algún aspecto de la historia. Pueden incluso registrar la transferencia
de alguna manera, pero esencialmente son el fondo para la más importante
relación de transferencia y contratransferencia persona-a-persona.

En la psicoterapia analítica por el arte, ambos dos son intercambiables. El


campo dinámico está completamente activado. Las imágenes se
interrelacionan con la transferencia y contratransferencia de persona-a-
persona. Ni la figura ni el fondo tienen prioridad: son de igual estatus,
creando un foco alternante que integra la imagen completamente dentro de la
transferencia. Así, el triángulo se constelaría por igual como cliente-imagen-
terapeuta.

Esta es una descripción lineal de procesos que están lejos de lo lineal en la práctica, por
esto enfatizo que estas distinciones están hechas en aras de tratar de diferenciar estos
elementos. Esto no pretende ser definitivo, prescriptivo, ni jerárquico. Examinando mi
propio trabajo me doy cuenta de que, así como es el terreno de gente diferente, estas
diferencias en el enfoque pueden ser evidentes en el trabajo del mismo profesional. Bien
pueden ser engendradas respondiendo a las necesidades de un cliente particular,
situación clínica o grupo. Pueden también reflejar la experiencia, intereses y el
entrenamiento adicional del profesional particular.
Como rasgo común en las formas de arte terapia, estoy haciendo una anotación, es la
transferencia del chivo expiatorio en la imagen, resumiré brevemente esta teoría. En el
pasado, he aplicado la división de Greenson (1967) en la relación terapéutica con objeto
de clarificar la transferencia en arte terapia (Shaverien 1991, pp.15, 37) De este modo
tenemos:

• La relación real
• La alianza terapéutica
• La transferencia

Y a continuación he añadido:
• La transferencia del chivo expiatorio

La transferencia del chivo expiatorio es una transferencia hacia la imagen que puede, o
no, estar vinculada a la trasferencia psicoanalítica tradicional. Es un compromiso en la
obra, por el cliente/artista, y el cambio psicológico o insight se puede generar a través
de la relación con el objeto de arte. El diagrama (figura 2.2) puede ayudar a clarificar la
distinción. Estoy sugiriendo que estos aspectos de la relación terapéutica tienen
diferentes prioridades en las variadas formas de arte terapia. Como con todas las
representaciones lineales, los límites no están tan claramente definidos como sugiere el
diagrama, y en la práctica estas diferentes categorías pueden mezclarse y sobreponerse
entre sí.

TRANSFERENCIA EN DIFERENTES FORMAS DE ARTE TERAPIA


Arte terapia Psicoterapia por el Psicoterapia
arte analítica por el arte
Relación real

Alianza terapéutica

Transferencia

Transferencia chivo
expiatorio
Figura 2.2 La relación terapéutica en diferentes formas de arte terapia

En la figura 2.2 vemos que en arte terapia (en la primera columna) y psicoterapia por el
arte (segunda columna), se pierde una de las categorías. En la tercera columna, todos los
elementos se reúnen en la psicoterapia analítica por el arte. Para elaborar mayormente
esta distinción, ofrezco un diagrama adicional (figura 2.3):

LA TRANSFERENCIA DE CHIVO EXPIATORIO


Arte terapia Psicoterapia por el Psicoterapia
arte analítica por el arte
Identificación
(inconsciente) No verbal No verbal No verbal

Familiarización
( consciencia No verbal No verbal No verbal
naciente/inicial)
Reconocimiento
(consciente) Verbal Verbal

Asimilación
(consciente) No verbal

Disposición
(consciente o Acción Acción Acción
inconsciente)
Figura 2.3 La diferente relación del paciente con la imagen en las distintas formas de arte terapia

La figura 2.3 es un intento de analizar la "vida de la imagen" (Shaverien 1991, p.106).


Observando el diagrama, le pediría al lector que imaginase que estamos mirando la
relación del artista hacia sus propias imágenes. La primacía de la imagen se altera en
cada caso. Los estadios de este proceso son:
Identificación: existe una identificación inconsciente con la imagen creada;
no hay separación y los procesos involucrados son no verbales. Este es un
estado indiferenciado y la mirada del artista es sostenida en la imagen. Si
invocamos una imagen mental del triángulo imaginario, sería como si el eje
principal de compromiso fuese cliente-imagen-cliente (figura 2.4). El
principal compromiso es entre el cliente y la imagen, y el terapeuta es un
testigo, ofreciendo contención. Las palabras, en este estadio, pueden ser
vivenciadas como intrusivas. La figura-fondo se constela con la relación
terapéutica como fondo y la imagen como figura, el foco central.

Familiarización es inicio de la consciencia - el comienzo de la


diferenciación. El eje del triángulo cliente-imagen-cliente (figura 2.4) es
todavía primario, el artista se distancia y se convierte en espectador de su
propio trabajo. Esto también es una relación no verbal entre el artista y la
pintura; su mirada es sostenida en la imagen. El terapeuta, aunque,
potencialmente un testigo significativo, no es llamado a intervenir. Este puede
ser un estadio normal en el desarrollo de una actitud consciente hacia el
trabajo artístico. Sin embargo, hay veces en las que el terapeuta es excluido
activamente y el compromiso se vuelve un bucle auto-referemcial, que
sostiene el eje "cliente/imagen-imagen/cliente" fijado más allá del punto en
que es útil. (Un ejemplo de esto fue dado en Shaverien 1997, con un paciente
que sufría de psicosis).

cliente Terapeuta

Imagen

Figura 2.4 Identificación/familiarización

Reconocimiento es el estadio cuando se empieza a consolidar una actitud


consciente hacia la imagen. El artista/cliente puede desear involucrar al
terapeuta como segundo espectador y hablar sobre la imagen. El triángulo se
activa completamente. El rol del terapeuta es reconocido como central, y
figura y fondo pueden tener igual intensidad.

Asimilación es como el primer estadio de familiarización, en el sentido que el


artista, como espectador, observa la imagen. Este es un regreso al eje del
triángulo cliente-imagen-cliente, pero con una comprensión renovada. El
proceso sigue al reconocimiento e integra la comprensión consciente
ocasionada por los

Artista/cliente Terapeuta/espectador

Imagen

Figura 2.5 Reconocimento y asimilación

estadios previos. El terapeuta puede ser incluido, si no directamente, en la


atención consciente de su presencia. También es un tiempo para la
asimilación de las interpretaciones que puedan haber sido ofrecidas por el
terapeuta. El campo dinámico puede estar activo y la imagen y la relación
terapéutica interactúan equitativamente. La prioridad de figura y fondo puede
alternarse.

cliente Terapeuta

Imagen

Figura 2.6 Disposición

Disposición es el estadio final. Si es que hay un objeto concreto, alguna


manera de disposición se dará. Esto puede ser una decisión consciente y
completamente diferenciada, en la que hay una transformación del trabajo
artístico; puede ser evaluado como un talismán. Sin embargo, la disposición
puede ser un acto inconsciente - un intento de librarse de un elemento
rechazado. La disposición del trabajo artístico siempre es significativa, y el
desarrollo de una actitud consciente hacia la disposición es un elemento
importante para la resolución de la transferencia en todo tipo de arte terapia
(Shaverien 1987, 1991 y 1995). En este estadio, si la importancia de la
imagen ha sido asimilada, entonces puede ser que el eje de cliente-terapeuta
tome un rol más central. La relación terapéutica puede volverse la figura
mientras que la imagen se vuelva el fondo.

Las categorías que voy a discutir están basadas en estos estadios del proceso.

Arte Terapia
En arte terapia, podemos considerar la imagen como la figura y la relación
terapéutica como el terreno/fondo necesario desde donde emerge. Los factores
principales operando son la relación real, la alianza terapéutica y la transferencia de
chivo expiatorio (figura 2.2). En la mayoría de los casos hay una transferencia, pero
puede ser que no pueda ser analizada por una u otra razón. Puede ser que la arte
terapeuta no considere esto como una manera útil de comprender la relación
terapéutica. Hay una historia significativa de esta aproximación.
Los arte terapeutas en Gran Bretaña, comenzaron como artistas que trabajaban en
hospitales. Lo siguiente da cuenta de la historia, y particularmente de lo central del
trabajo artístico en este enfoque: Adamson (1985), Thomson (1989), Waller (1991),
Simon (1991), Skailes (1997) y Henzell (1997). Además, Gilroy (1989), Maclagan
(1989) y Lanham (1989) discuten varias consideraciones en relación al arte en arte
terapia. Muchos de los primeros profesionales trabajaban en un estudio y
consideraban que era el potencial curativo del arte en sí mismo, aquello que era la
terapia (Lyddiatt 1971). Se consideraba que las teorías psicoanalíticas como la
transferencia y contratransferencia eran una interferían con este el proceso; eran el
campo del psiquiatra (Cunningham Dax1953) o del psicoterapeuta (Champernowne
1969, 1971).
Algunos arte terapeutas trabajan de una manera similar hoy en día y, aunque
observen la transferencia, puede no hacerse una interpretación. Por supuesto que los
psicoterapeutas a menudo se abstienen de interpretar cuando no es apropiado para
el cliente; esto es un asunto de elegir el momento adecuado en cada caso. Sin
embargo, estoy sugiriendo que el principal rasgo de arte terapia es el compromiso
no verbal con la imagen. La imagen ofrece un recurso a través del cual el espacio
del mundo interno y externo pueden ser mediados. El efecto de esto es alterar la
relación hacia el self de una manera fundamental. Toma lugar una diferenciación
analítica y puede que elementos inconscientes se vuelvan conscientes, a través del
proceso de realizar y relacionarse con la imagen.
Puede haber razones técnicas para no interpretar la transferencia directamente.
Puede ser inapropiado porque el setting esté contaminado por la falta de un
encuadre claro, como en algunas instituciones. Puede haber una preocupación
justificada por desequilibrar un frágil control de la realidad con ciertos clientes
limítrofes o psicóticos. Con algunos clientes niños o adolescentes hay veces en las
que es preferible no interpretar. El terapeuta puede observar la transferencia pero se
abstendrá de interpretarla hacia el cliente. En esta forma de arte terapia los estadios
(figura 2.3) de identificación y familiarización están operando pero el proceso no
desarrolla significativamente hacia los siguientes pasos. Esto requiere de una mayor
complejidad para simbolizar y por lo tanto para usar el lenguaje. Para algunos
clientes, relacionarse vía la mediación de un objeto artístico, permite desarrollar la
capacidad para simbolizar. Así, eventualmente, la capacidad para relacionarse con
una persona, e incluso para usar el lenguaje, se puede desarrollar. Varios ejemplos
de esto son mostrados en Killick y Shaverien (1997).
En otro lugar he propuesto que la imagen puede ser relacionada con el objeto
transicional, y he discutido como esto ofrece un acercamiento particular a clientes
que sufren de anorexia (Shaaverien 1995, p.121) o de enfermedad psicótica
(Shaverien 1997, p. 24) No repetiré esto, pero dejaré claro que en tales casos la
relación triangular se constela como en arte terapia. La transferencia del chivo
expiatorio es central, con la relación real y la alianza terapéutica como fondo, a
menudo, desconocido.
De manera similar, los clientes a quienes falta la capacidad para verbalizar o
conceptualizar, tales como aquellos con dificultades de aprendizaje, han sido
considerados en el pasado como grandes beneficiados del proceso artístico, pero a
menudo, este era el límite del arte terapia. Recientemente ha sido demostrado que la
comprensión e intervenciones de los terapeutas se fundamentan con la teoría
psicoanalítica (Goldsmith 1985: Hughes 1988). Cregeen (1992) demuestra el uso de
la relación transferencial con clientes que tienen epilepsia , mientras Tipple (1993a)
y Damarell (1998) ambos dan ejemplos de aplicaciones integradas de transferencia
y contratransferencia cuando están trabajando con clientes con dificultades severas
de aprendizaje. De este modo, es importante tener en la cabeza que estas categorías
no están fijadas, sino más bien un medio de focalizar el debate.
Muchos arte terapeutas desarrollan acercamientos no convencionales para encajar
su grupo de clientes. Algunas de estas aproximaciones podrían reconocerse como
desarrollos teóricos. Así, hay una necesidad por formular estas diferencias con la
intención de entender más claramente el rango de arte terapia que ya existe. Para
ilustrar cito a dos de los arte terapeutas que han desarrollado maneras de trabajar
innovadoras, adaptadas a grupos específicos. Debo añadir que esto no pretende ser
una lista comprensiva, sino meramente dar ejemplos sobre el tipo de enfoques que
tengo en mente.
Gold (1994) trabaja en una residencia con personas viviendo una enfermedad
terminal. Su intención es permitir a sus pacientes aceptar el periodo restante de sus
vidas, cuando les llega el tiempo, la muerte. Ella no trabaja activamente con las
interpretaciones de la transferencia, debido a que esto sería inapropiado, dada la
naturaleza de este particular setting, así como el estado y deseos de muchos de sus
clientes. (No estoy sugiriendo que trabajar con la transferencia sea inapropiado para
todos aquellos que están muriendo. Para discusión sobre los acercamientos a la
enfermedad física mirar Skaife (1993). Para un ejemplo de un caso en el que la
dinámica de transferencia y contratransferencia fue central en el análisis con un
paciente terminal, mirar Shaverien (1999). La mayoría de los clientes en el
contexto donde Gold trabaja no necesitan psicoterapia; no obstante, la relación
terapéutica y el proceso creativo se encuentran vinculados de manera central en su
práctica, y ella adapta su método de trabajo para adaptarse a las necesidades
individuales de los clientes.
Gold ha desarrollado un método para trabajar con aquellas personas que se
encuentran muy discapacitados para hacer sus propias pinturas o dibujos. Ella
dibuja para tales pacientes, usando su experiencia previa como una artista gráfica,
para interpretar las imágenes mentales que le describen. De esta manera, los
pacientes externalizan sus imágenes internas y se involucran en la relación
terapéutica. Tal acercamiento, en el cual el o la arte terapeuta aplica sus habilidades
como artista, hasta donde yo sé, no ha sido generalmente discutido en la literatura.
Esto es curioso, ya que un número de arte terapeutas dibujan para sus clientes;
Tipple (1993b) escribe sobre esto como una parte integrada dentro de su trabajo.
Esto es una contribución especial que los artistas/terapeutas tienen para ofrecer.
Karban (1994), trabaja en psiquiatría forense, y ella también ha desarrollado una
manera particular de desenvolverse para adaptarse a su grupo de clientes. El trabajo
aquí es una reunión del terapeuta y el cliente a través de las imágenes. La relación
triangular de cliente-terapeuta-imagen, facilita una manera de estar juntos y de
relacionarse en el presente. Los clientes con quienes trabaja Karban han cometido
actos de naturaleza indescriptible; aquellos que normalmente son la sustancia de
miedos imaginarios. A diferencia de otros grupos de clientes estas personas no
están lidiando meramente con fantasías asesinas, sino que con la terrible realidad y
consecuencias de actos pasados. Por esta razón, el insight es intolerablemente
doloroso y, además, no es en el mejor interés del cliente. Estos clientes necesitan
que se les permita usar arte terapia de una manera muy particular con el fin de
encontrarse con otro ser humano y, en distintos niveles, consigo mismos.
Estos dos ejemplos son ofrecidos con la intención de dar una idea de los diversos
acercamientos que se acomodan bajo paraguas del término "arte terapia". Sugiero
que necesitamos reconocer que estas son formas significativas de arte terapia, en las
cuales el conocimiento de la transferencia y contratransferencia es esencial, pero la
interpretación hacia el cliente es inapropiada. Muchos arte terapeutas trabajan en
contextos que generan este tipo de acercamiento a la transferencia. Parece que, si el
arte terapeuta realmente sigue las necesidades del cliente, esto puede llevar a
soluciones creativas con clientes específicos o grupos de clientes. En estos casos
podemos ver la relación triangular constelándose de la siguiente manera:

cliente Terapeuta

Imagen

Figura 2.7 La transferencia de chivo expiatorio

La transferencia de chivo expiatorio es central, y, la relación real y la alianza terapéutica


pueden ser el fondo. En psicoterapia por el arte esta prioridad está al revés.
Psicoterapia por el arte
En psicoterapia por el arte la relación real, la relación terapéutica y la transferencia se
aplican a la figura 2.2, pero las imágenes son raramente una encarnación de la
transferencia. Pueden ilustrarla de una manera diagramática, pero esto es diferente.
Discutiré esto en referencia mi propia experiencia.
En 1982, habiendo trabajado como arte terapeuta en contexto psiquiátrico, fui asignada
a un entrenamiento de psicoterapia en el British National Health Service. Aunque habia
entonces, como ahora, ninguna designación reconocida legalmente del arte terapeuta,
así era como se describía el empleo dentro del departamento de psicoterapia .Cambié de
trabajar como arte terapeuta en psiquiatría, a un puesto de entrenamiento en el
departamento de psicoterapia. Participaba en seminarios y era supervisada por un asesor
psicoterapeuta. De esta manera, empecé a adquirir habilidades adicionales en el área de
psicoterapia. Esto es importante porque no es posible cambiarse meramente de
departamentos; considero que se requiere un entrenamiento adicional para preparar al
arte terapeuta para ofrecer psicoterapia.
Fue en este contexto que comencé a sentir una necesidad por articular la diferencia en
aquello que estaba ofreciendo a los clientes en ese momento, y lo que había sido capaz
de ofrecer anteriormente. La distinción es que en arte terapia, a pesar de que la
transferencia siempre está presente, no es siempre posible el analizarla. En psicoterapia
por el arte es posible trabajar completamente con la transferencia. Esto es debido a la
regularidad de las citas y el hecho de que psicoterapia por el arte es ofrecido,
habitualmente, a pacientes externos. Esto significa que, si el arte terapeuta es el único
terapeuta involucrado con un paciente, es posible mantener una aproximación con
límites.
Esto tiene un efecto en el rol de la imagen en la terapia. En común con otros colegas
que han realizado tal cambio en sus contextos de trabajo, encuentro que no es siempre
posible mantener central el proceso artístico. Si observamos el diagrama figura 2.2,
estoy sugiriendo que en psicoterapia por el arte, la relación real, la alianza terapéutica y
la transferencia operan muy parecido a otras formas de psicoterapia. La transferencia
del chivo expiatorio en las imágenes se interpreta como parte de la transferencia entre
paciente y terapeuta. Esto significa que el arte puede volverse a una significancia
secundaria porque es un medio hacia un fin, por ejemplo un camino adicional para
entender la transferencia, de modo que puede ser que el paciente no se involucre por
completo en el proceso artístico.
Existen muchas formas de arte terapia que se mezclan con otras formas de psicoterapia
y el proceso artístico toma una posición menos prominente. Por ejemplo, el grupo
analítico de arte terapia de McNeilly (1984) fue criticado, cuando su paper fue
publicado por primera vez, en la base que señala que la imagen se mueve hacia el fondo
cuando se analiza el proceso grupal. Donnelly (1989, 1992) y Deco (1990) discuten el
rol de las imágenes en arte terapia con familias. Aquí las imágenes se usan como
medios de comunicación, y reveladoras de las dinámicas familiares, más que permitir su
pleno poder como medio de exploración personal.
Por otra parte, se le puede dar escaso atención a la imagen por parte del paciente,
quien está ansioso por alcanzar aquello que ella /él siente que es el asunto "real" de
conversación. La transferencia al terapeuta puede volverse dominante y, entonces, las
imágenes transformarse en meras ilustraciones. Un ejemplo podría ser el diagrama de
un sueño que se hace para mostrar al terapeuta como las partes del sueño se relacionan.
Esto difiere de pasar tiempo pintando un sueño donde la imagen comienza a desarrollar
vida propia. En la relación triangular, en este caso, el foco central de atención es el
vértice cliente-terapeuta (figura 2.8), y la imagen ilumina la relación terapéutica pero no
efectúa cambio por si misma.
Aquí la relación terapéutica es la figura y la imagen es el fondo. Hay veces en las que
la psicoterapia por el arte se fundamenta en un enfoque psicoanalítico, donde las
imágenes son interpretadas dentro del marco existente de las teorías psicoanalíticas y de
relaciones objetales. El efecto pude ser que las imágenes sean vistas como expresando
algunos elementos de una conducta regresiva y por lo tanto son interpretadas como tal.
Esto reduce el impacto de la imaginería.

cliente Terapeuta

Imagen

Figura 2.8 Psicoterapia por el arte- Eje central la relación terapéutica

La imagen se vuelve enmarcada, como si fuese, dentro de una actitud filosófica


determinista. Así , en la figura 2.3, las imágenes son sujetos de todos los estadios que he
mencionado, pero al proceso no verbal, en relación a las imágenes, no se le da siempre
su espacio total. Los estadios de familiarización y asimilación, pueden haber sido
perturbados por la interpretación. Esto no es necesariamente negativo, de hecho, puede
ser de ayuda, y en el interés para el paciente, porque el material inconsciente está más
accesible a la conciencia y al reconocimiento verbal.
En una cultura donde la palabra escrita y hablada son los métodos dominantes de
comunicación, he encontrado que no siempre es posible, tampoco el en el interés hacia
el cliente, que participen en psicoterapia por el arte desde el principio. Si la persona ha
sido derivada por su GP, han llegado esperando hablar con alguien; a menudo el
paciente está desesperado por hacerlo. Entonces, es cuestionable si es en su beneficio
insistirles para que pinten desde el inicio. Involucrarse con los materiales artísticos
puede ser una fuente de ansiedad. Mientras, en algunos casos es esperable que el
paciente supere tal resistencia, incluso tratarlo como una resistencia, existen otros
momentos en los que puede ser necesario permitir que transcurra un tiempo previo a la
introducción de los materiales artísticos. De manera que el proceso creativo queda
secundario a la relación terapéutica. Las imágenes pueden jugar una parte significante,
pero solo durante ciertos periodos de la terapia; por ejemplo, durante una fase regresiva
cuando las palabras se vuelvan inadecuadas para expresar los sentimientos del
momento.
Otras razones para un rol menos potente de las imágenes puede ser que la producción
del trabajo artístico se limite a los 50 minutos - una hora. Con el paciente más articulado
las imágenes pueden ser interpretadas más rápidamente que en otras formas de arte
terapia. Es posible entonces que la relación del paciente hacia su propia imagen sea
interrumpida por la intervención del terapeuta. Una interpretación puede alterar el
proceso y cambiar las prioridades. El poder puede estar contenido en la transferencia y
contratransferencia entre las personas. Aquí, la psicoterapia por el arte y formas de
psicoterapia donde las imágenes son llevadas a la sesión, pueden empezar a emerger. La
relación triangular puede estar completamente comprometida, pero la imagen no
engendra un campo dinámico.

Psicoterapia analítica por el arte – El campo dinámico


En la psicoterapia analítica por el arte, figura 2.2, operan todos los elementos de la
transferencia en arte terapia, y esto crea un campo dinámico donde la tensión entre los
tres puntos del triángulo son de un significado similar. Esto genera una tensión, que
puede incluir la imagen como un elemento central dentro de la
transferencia/contratransferencia.

Artista/cliente Terapeuta

Imagen

Figura 2.9 El campo dinámico

En la psicoterapia analítica por el arte, el término "analítica" es la clave, porque enfatiza


la diferenciación que toma lugar a través de la imagen. Es un enfoque que está ligado a
ambos; una profunda psicología y a la psicoterapia analítica. El término "analítica"
pretende indicar que la conciencia se logra a través de la relación del cliente hacia el
trabajo artístico, así como a través de la relación terapéutica . En la tercera columna
vertical en el diagrama, Figura 2.2, está la relación real, la alianza terapéutica, la
transferencia y la transferencia de chivo expiatorio hacia la imagen. Ellas llevan el
mismo peso en la psicoterapia psicoanalítica por el arte.
Podría añadir que, aunque el involucramiento con el proceso artístico es central, no está
idealizado, tampoco separado del impacto de la relación terapéutica. El compromiso en
la psicoterapia analítica por el arte a veces se expresa, por ejemplo, por un paciente
formando una transferencia negativa hacia el terapeuta o hacia el proceso. Esto puede
manifestarse por si mismo en la imaginería producida en las imágenes, o en no pintar, o
en otras numerosas vías. El punto es que ambos, tanto el proceso artístico, así como la
relación terapéutica, son considerados centrales en esta forma de terapia analítica.
En relación a la Figura 2.3, todas las categorías de la vida de la imagen son activadas.
El paciente puede moverse a través de todos los estadios de identificación,
familiarización, reconocimiento y asimilación, eventualmente hacia una disposición
consciente del trabajo artístico. Esto toma lugar al final de la terapia o en algún
momento durante el proceso. La psicoterapia analítica por el arte puede darse en un
contexto psiquiátrico, pero es más probable que sea posible en un departamento
psicoterapéutico más formal o en la práctica analítica, donde los encuentros se dan
semanalmente, o preferiblemente con más frecuencia. La aplicación de todas las
categorías que he mencionado, dependen en el nivel de perturbación del paciente
individual y en la habilidad del setting para proveer la contención necesaria para un
proceso profundo. Este es el punto: la psicoterapia analítica por el arte es un proceso
analítico profundo.

Ilustración de caso:
Daré un ejemplo sobre la manera en la que el campo dinámico se genera y el triángulo
se activa plenamente. En este caso Arte terapia y psicoterapia por el arte se activaron en
diferentes momentos dentro de un encuentro de psicoterapia analítica por el arte.
La figura 2.10 (ver ilustración a continuación): en el centro de la imagen, muy
débilmente dibujado con lápiz, y de la herida goteo de pintura aparecen como gotas de
sangre. La mitad baja de la imagen está dividida desde arriba. Aquí, también dibujado
débilmente, una figura está echada en el suelo en una charco de sangre. Esta división de
la imagen parece sugerir un lapso de tiempo y mostrar el resultado de la herida; la figura
yace sin vida al ir drenándose la sangre.
Lisa, una mujer profesional de 29 años, había estado en psicoterapia por unos meses
cuando hizo esta imagen. Estaba experimentando poderosos impulsos suicidas y
teníamos el acuerdo de que cuando se volvieran insoportables, ella me llamaría en vez
de actuar sus emociones. Esta imagen, junto con otras dos de un tema similar, fue hecha
una tarde cuando se encontraba al final de sus recursos y después me llamó. Ella no
pensó que podría seguir viviendo; se sentía sola, aislada y abandonada. Estaba
completamente convencida de que era un riesgo de suicidio real y la imagen lo
confirmó.

Figura 2.10

"¿Es una imagen diagramática o encarnada?" Con la intención de evaluar surge la


siguiente pregunta: ¿Podría esto haberse conjugado de alguna otra manera? Si la
respuesta es sí, entonces probablemente sea una imagen diagramática; si por lo
contrario, fuese un no, sería más bien una imagen encarnada. Sugiero que esta imagen
porta elementos de ambas; ciertamente, le dice al terapeuta como se sentía Lisa y que
era uno de los aspectos de su propósito. Sin embargo, también es una encarnación;
transmite el estado de una manera tan viva, que ninguna otra expresión visual podría
haber revelado tan gráficamente. Permitió a Lisa traer los sentimientos de desesperación
de la noche anterior al presente de la relación terapéutica. Revela, más que describe, un
estado emotivo para el cual no hay otro modo adecuado de expresión.
Aunque esta imagen está dibujada rudimentariamente, transmite su mensaje sin
ambigüedad. El sentimiento estaba vivo en relación con la imagen, cuando fue hecha, y
considero que de alguna manera era una repetición, una representación del acto de
suicidio. La imagen no es totalmente simbólica; estaba cerca de una representación
concreta del estado que de otra manera podría haber sido actuado. Una representación
como esta no simboliza el acto pero es al mismo tiempo sacado de esta. La imagen crea
un espacio entre el impulso y el acto, y esta es la importancia de una imagen como esta;
sostiene el estado sentido "ahí afuera", separado de la artista, hasta que los sentimientos
puedan ser integrados. Así la imagen puede ser entendida como encarnando una forma
de transferencia de "chivo expiatorio"; sostiene el estado emocional de la noche
anterior, habita dentro del marco de la imagen, y lo trae al setting terapéutico.
¿Cómo evaluamos la autenticidad de tal sentimiento en el presente? Existen diversos
puntos que me gustaría sacar en conexión con mi tema. El primero son los efectos de
una imagen así en el terapeuta.

La contratransferencia estética - la terapeuta


La contratransferencia estética se activa en el momento en que la terapeuta observa la
imagen. Aquí la respuesta inmediata fue una cierta repugnancia hacia la precisión
técnica de la herida. Así, aunque esta imagen no se sostendría por sí misma, sola en el
mundo como arte, su efecto era profundo e inmediato. Este era el resultado de un
mensaje ambiguo; la imagen y su creador demandaban atención inmediata. ¿Es esto un
juicio estético? Sugiero que la cualidad estética de la imagen es secundaria a este
mensaje, el cual invalida cualquier sentido de la imagen no siendo un arte "muy bueno".
Dentro del marco terapéutico transmite claramente su mensaje.
Esta imagen sostiene su lugar en el centro del triángulo terapéutico por el impacto de
su contenido y así, evoca la contratransferencia. Por supuesto los elementos estéticos de
línea, forma, figuración y color contribuyen a su impacto, pero esto es secundario a la
evidente angustia de la artista al traer la imagen a la luz. La relación triangular está
plenamente activada, pero es una interacción de psicoterapia por el arte. La dinámica de
persona-a-persona es central y la imagen habla del sentir. Esto es un necesario y
significativo desarrollo en la terapia pero la imagen en sí misma no transforma
significativamente el estado de la artista.
La imagen se combinaba con mi conocimiento sobre Lisa para convencerme de la
seriedad de sus intenciones suicidas. Parecía que Lisa había hecho la imagen en lugar de
cometer el acto representado.
La contratransferencia estética - la artista
La encarnación afecta la contratransferencia. Cuando Lisa realizó su imagen, parecía
que probablemente estaba completamente comprometida con ella. En ese momento no
había separación entre ella y la imagen creada. Este es el estado de identificación (figura
2.3). La imagen se convirtió en un chivo expiatorio ya que encarnaba el estado
emocional del momento. La transición hacia el siguiente paso de familiarización puede
haber tenido lugar directamente después de realizar la imagen cuando dio un paso atrás
y observó. Parecía haber algo de liberación de la intensidad de las sensaciones al tiempo
que iba familiarizándose con ella. Transmitidas gráficamente, ella era ahora capaz de
ver ambos, el acto y su potencial consecuencia. Esto podía ser entendido como una
repetición del acto que estaba considerando. Sugiero que, a pesar de la urgencia y
desesperación de su situación en aquel momento, el impacto de la imaginería era tal que
fue capaz de abstenerse de cortarse. El impulso ahora estaba sostenido afuera de ella
misma en el dentro de la imagen. La imagen fue suficiente para contener la situación
hasta la sesión el día siguiente.
Por supuesto la imagen no fue realizada en la presencia de la terapeuta, se podría
pensar que este fue un gesto histérico sin contenido emocional. La única manera de
poder formarse un juicio sobre esto es dentro del tono emocional de la sesión en la cual
se presentó, pero también en el conocimiento sobre el cliente, derivado en el tiempo. Si
se desarrolla de una manera que tenga sentido, la terapia se profundiza. Esto puede ser
medido en cualquier otro encuentro analítico a través de la atención a la
contratransferencia.
En la etapa de reconocimiento la artista conscientemente comienza a reconocer las
implicaciones de la imagen y a hablar a la terapeuta sobre esta. Traer la imagen a la
terapia evoca otras preocupaciones, algunas de los cuales incluyen la ansiedad sobre la
cualidad estética del trabajo. Lisa estaba preocupada sobre como la imagen sería
recibida - ¿sería suficientemente buena? Otra preocupación era, ¿iba yo a creerle y
tomarla en serio? Esto era una manifestación de la transferencia; a menudo ella se
quedaba fuera de sí misma observando sus emociones de una manera crítica y sin
creerlas. Así, su preocupación sobre si su trabajo era "suficientemente bueno" era
también una preocupación sobre si sería aceptada cuando revelase el alcance de su
angustia.
La figura 2.10 no fue placentera para Lisa pero si impactó en su realidad el potencial
resultado de su impulso; podía quedarse afuera y verse a sí misma tumbada en el suelo
sangrando. Este era el inicio del proceso de diferenciación. Gradualmente comenzaba a
darse una transformación en su estado y esto es revelado a través de las siguientes
imágenes realizadas en intervalos dispares del proceso de terapia.

Figura 2.11

Realizada un año después, la figura 2.11, titulada "IRA", fue una de cinco creadas
durante la misma semana. Evaluando el impacto y los efectos estéticos de las imágenes
en arte terapia o análisis es importante analizar exactamente que es lo que vemos. Por lo
tanto describiré los elementos visuales de esta imagen encarnada. La imagen es bastante
pequeña y cuadrada y el centro es un círculo rojo, rodeado por un anillo naranja y
después por uno púrpura oscuro. La mirada del espectador es inmediatamente llevada
hacia el centro y después lleva al exterior hacia un aro irregular hecho de triángulos
naranjas rodeados por púrpura/azul y después un eje externo del mismo rojo como el del
centro. El todo está sostenido en una base de azul y enmarcado en el mismo rojo. Desde
la parte superior de los triángulos de línea discontinua de rojo, se une con el marco
exterior.
Respecto a su cualidad estética, esta imagen es un todo; todos los elementos están
integrados. No sugiero que esto es un diseño consciente y contemplado, más bien una
respuesta al compromiso de la artista en el proceso. Ella se sentía enfadada cuando lo
hizo. Lisa había aprendido a no expresar su rabia, y así que empezamos a entender que
la figura 2.10 era una expresión de ira vuelta hacia dentro. En comparación, la figura
2.11 muestra rabia que es admitida y expresada visualmente. Además, en el año desde
que la primera imagen fue realizada, vemos que la artista se ha vuelto más confiada en
su uso de los materiales artísticos. La imagen aparece como si hubiese sido pintada sin
mucha vacilación; visualmente hay una coherencia.
Así, mientras la figura 2.10 era una combinación de ambas, imagen diagramática y
encarnada, sugeriría que esta es una encarnación del estado emocional. Este estaba vivo
en el tiempo que fue creada y es traido en la cualidad estética de la imagen como un
todo. Lisa la tituló "IRA", y esto me dijo que esto era una explosión de su estado
emocional. La imagen confirma esto pero su coherencia sugiere un significado adicional
para mi. La imagen encarnada podía ser entendida, en este caso también como la propia
imagen. Esto resonaba la transferencia donde Lisa estaba empezando a tentar el taboo
de la expresión de sus emociones. Ella ahora era capaz de dejarme saber directamente
cuando estaba enojada conmigo. La imagen revela la naturaleza explosiva y miedosa de
su rabia. Ella previamente era inconsciente de la conexión entre su rabia y sus
sentimientos suicidas. Sin embargo, a través de la manifestación de esto en tales
imágenes y a través de las interpretaciones esto gradualmente empezó a convertirse en
consciente.

Figura 2.12

Se le puede dar más significado al rojo, si comparamos esta imagen a la figura 2.10,
donde el único color era el rojo. El rojo conforma el elemento central y es contenido en
el centro del círculo. Esto puede ser entendido como reflejando la contención provista
por el setting terapéutico. Un año después una serie de serpientes comienza a simbolizar
el poder de la rabia y su miedo de este. Las palabras se combinan con las imágenes para
revelar una actitud más consciente.
Lisa comienza a describir su rabia como una bolsa de serpientes (figura 2.12), que
debía guardar amarrada. Si se escapaban estaba asustada de aquello que surgiría con
ellas. Esta imagen revela el contenido de la bolsa. En la parte izquierda de la figura
están las palabras CULPA, DESESPERACIÓN y TRISTEZA. A cada una le atribuye
un color asociado con una de las serpientes dentro de la bolsa. En la parte derecha,
atribuído a la serpiente roja más grande, está IRA. Más abajo están DESESPERANZA
y ENVIDIA y después, en unas marcas pequeñas de lapiz, una especie de último
momento, "frustración" y "decepción".

Figura 2.13

A veces cuando las emociones se empiezan a diferenciar las palabras son necesarias
para enfatizarlas. Le dicen a la artista lo que ella está experienciando (Shaverien 1997).
Esto parece se una imagen encarnada, pero también tiene vestigios de diagramática
porque parece ilustrar un estado que podría haber sido explicado, sin embargo menos
gráfico, en palabras. Esta imagen fue seguida por la figura 2.13, un año entero después.
Esto fue cuatro años después de la primera imagen suicida y muestra las serpientes de
nuevo, pero esta vez fuera de la bolsa.
Las serpientes están enrolladas juntas como dos aspectos de un todo y las palabras
atribuidas a cada una transmiten sus sentimientos de una manera articulada. La roja, la
cabeza de la cual ha cambiado ahora de lado y está en la izquierda de la imagen, tiene
las ambiguas palabras ESTOY ENOJADA atribuidas a ella. La serpiente azul, la cual
estaba previamente en la izquierda de la imagen, está asociada con las palabras ME
SIENTO HERIDA y, en una escritura minúscula en la esquina de la mano derecha, las
palabras "No puedo" están escritas, junto con la fecha. Así Lisa ahora tiene palabras
para expresar aquello que previamente solamente pudo haber sido actuado. La espiral
del centro de estas dos serpientes es una forma púrpura que emerge por encima de ellas
y contiene una figura verde que puede ser entendida como siendo un aspecto emergente
del "self". Aquí las palabras planteaban sin ambigüedad sus sentimientos y los traducían
primero para ella misma, y segundo para mi.
Mi intención mostrando esta serie de imágenes ha sido ilustrar como, en el trabajo con
una persona, arte terapia y psicoterapia por el arte pueden ser activados en tiempos
diferentes dentro de un encuentro limitado y enmarcado de psicoterapia analítica por el
arte. El triángulo de cliente-imagen-terapeuta es evocado y se crea un campo dinámico,
de manera que hay momentos en que la imagen era la figura y la relación terapéutica el
fondo, y otras en que esto se invertía. El punto es que esto era intercambiable y flexible
durante el curso del tratamiento. Lisa valoró sus imágenes y se las llevó con ella cuando
terminó el tratamiento. Esto fue pleneamente dicutido, y así parecía que los elementos
que eran inicialmente contenidos en las imágenes habían sido integrados. Lisa pudo
reconocer su rabia y no tuvo más el impulso de cortarse cuando experienciaba
sentimientos dolorosos. Estas series revelan el campo dinámico de la relación triangular
y muestran como los aspectos de este cambian durante el curso del trabajo con una
persona.
La contratransferencia estética juega un rol central y es activada en el cliente, como
espectador de su propio trabajo, así como el terapeuta. Cuando la mirada del cliente se
encuentra con la del terpaeuta en la imagen, elementos inconscientes pueden ser
iluminados. De este modo, el mundo imaginario es traído al reino de lo visible. En
respuesta a la pregunta con la que empezó este capítulo - ¿Qué significa cuando los arte
terapeutas describen la relación arte terapéutica como triángular? - Espero haber
mostrado que esto es una área de investigación más compleja de lo que pueda aparentar
en un primer vistazo.

Conclusión
En conclusión enfatizaré una vez más que las categorías de arte terapia, psicoterapia
por el arte y psicoterapia analítica por el arte que he esbozado no están entendidas como
una fórmula para la práctica. Tampoco son jerárquicas o fijas; en la práctica se
superponen y entretejen. Estos son acercamientos diferentes que son a menudo
alcanzados como respuesta a las necesidades del cliente y del setting terapéutico. La
manera de trabajar está también basada en el contexto de origen y en el posterior
entrenamiento del arte terapeuta. Como he indicado, estos son todos enfoques que uso o
he aplicado en tiempos diferentes, en mi propia práctica clínica. A lo largo de los años
he venido a comprender que es relativamente fácil obtener material profundo a través
del arte. Sin embargo, no es suficiente obtener este material; este debe además ser
integrado en la personalidad. Esto demanda una cierta claridad de propósito así como un
setting delimitado.
En settings institucionales no siempre puede proveerse un marco psicoterapéutico
delimitado, de manera que hay veces en que el arte terapeuta debe adaptarse al setting
así como a las necesidades del cliente. En la práctica privada normalmente puede
conseguirse un setting delimitado, pero puede ser un reto el esfuerzo de trabajar con los
estados extremos que la psique presenta algunas veces. Así las categorías que propongo
pueden ayudar a identificar los límites y la extensión de aquello que puede ofrecerse de
manera realista en un setting clínico particular. Es mi punto de vista que la psicoterapia
analítica por el arte es particularmente aplicable en la práctica privada, tal y como es la
relación analítica hacia los trabajos artísticos. Esto está incluido dentro de una actitud
psicoanalítica o de psicología profunda hacia la relación terapéutica como un todo.

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