Ho Legon #19 2015
Ho Legon #19 2015
Ho Legon #19 2015
HO LEGON
REVISTA DE FILOSOFÍA
La revista de los estudiantes
de filosofía de la Pontificia
Universidad Católica de
Valparaíso
Nº 19 - 2015
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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 18 – 2014
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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
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Director
Leonardo Venegas Loyola
Consejo editorial
Alexánder López Duarte
Néstor Troncoso Cabezas
Contacto:
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Envío de publicaciones:
publicar@holegon.net
Impresión:
Impresos Libra, Juana Ross 35, Valparaíso, Chile
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INDICE
Editorial 9
Normas de redacción 11
Colaboraciones 13
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Editorial
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Normas de redacción
6. La cita de autores, obras, lugares, etc. se hará en una nota a pie de página.
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Colaboraciones
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Resumen: El presente trabajo tiene por objetivo mostrar algunos de los elementos
más importantes que se encuentran recogidos en la interpretación que hace santo
Tomás de Aquino del planteamiento acerca del alma que hace Aristóteles en su
obra Perì Psychês, concretamente en los capítulos 4 y 5 del libro III. En particular,
pretendemos indagar en algunas de las ideas del Estagirita en torno al noûs
poietikós y el noûs pathetikós, y estudiar su recepción en el pensamiento del
Aquinate al momento de enfrentar el problema de la unión del alma y el cuerpo,
para finalmente considerar algunas preguntas que pueden surgir.
Abstract: This essay aims to show some important elements that can be found in
the interpretation of Saint Thomas Aquinas on the treatment made by Aristotle
on his work Perì Psychês, particularly on chapters 4 and 5 of book III. Moreover,
we want to investigate some of the ideas of Aristotle concerning the noûs poietikós
and noûs pathetikós, and study their reception on Aquinas’ thought when the time
comes to deal with the problem of the union between the soul and the body, to
finally establish a few questions on the matter.
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I Introducción
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II Desarrollo
A continuación, presentamos nuestra propia traducción del texto griego del Perì
Psychês, y después revisaremos algunas de las dificultades que aparecen:
Acerca de la parte [moríon] del alma con la que ésta conoce y juzga [froneî],
si es separada o si no lo es según su capacidad, sino según medida (lógos),
se hace necesario indagar qué diferencia posee, y cómo a veces llega a ser
el inteligir [noeîn]. Si realmente es el inteligir [tò noeîn] como el sentir [tò
aisthánesthai], sería, a causa de lo inteligido, un cierto padecer u otra cosa. Y
es necesario que sea impasible, y receptiva de la idea [tò eîdos], y en potencia
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similar a ésta pero no ella misma, e igualmente que, como lo sensitivo ante
las cosas sensibles, así sea el noûs respecto de las cosas inteligibles. Ya por
necesidad es que sea puro, pues intelige todas las cosas, como dice
Anaxágoras, para que gobierne, esto es, para que adquiera conocimiento
(pues aparta lo extraño que aparece incidentalmente en algo y se coloca en
su camino); de modo que no tiene ninguna naturaleza aparte de ésta, la
posible. Pues el llamado noûs del alma (digo el noûs con el cual piensa
[dianoeîtai] y supone el alma) es en potencia ninguno de los entes antes de
inteligir [noeîn]: por esto, es razonable que ni él se haya mezclado con el
cuerpo; pues podría ser una cierta cualidad, o fría o cálida, y sería algún
órgano, como lo sensitivo; pero por ahora nada es. Y los que dicen que el
alma es el lugar de las ideas tienen razón, excepto en que no toda, sino la
parte que intelige [noetiké], ni las ideas en acto sino en potencia. Y que no
son lo mismo la impasibilidad de lo sensitivo y de lo intelectivo, es claro a
partir de los órganos sensibles y de la sensación. Pues la sensación no
puede sentir desde lo excesivamente [sfódra] sensible, como un ruido a
partir de los ruidos fuertes, ni ver ni oler a partir de los colores y los olores
fuertes; pero el noûs, cuando intelige algo demasiado inteligible, no intelige
[noeî] peor las cosas inferiores, sino que incluso mejor, pues lo sensitivo no
(se da) sin el cuerpo, pero el otro (el noûs) es separado. Y cuando de este
modo cada cosa llega a ser, como se dice del que posee epistéme [ho
epistémon] según el acto (esto resulta cuando puede actuar por sí mismo),
incluso ahí está de algún modo en cierta potencia; ciertamente no de igual
modo antes de haber aprendido o encontrado: incluso ahí él por sí mismo
puede inteligir. Pero, ya que una cosa es la capacidad y otra cosa es el “ser-
capacidad”1, y el agua y el “ser-agua” (así es también a partir de muchos
1 Esta expresión, sin duda extraña, es la forma que Aristóteles poseía para indicar
la naturaleza esencial de una cosa, la esencia de algo. Así, tò megéthei einai alude a la
esencia de la capacidad. Hemos preferido traducirla por “ser-capacidad” para
indicar su relación con el “ser”, pero manteniendo el sentido que esta fórmula
poseía originalmente.
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De nuevo, respecto de las cosas que son en la abstracción, lo derecho (es) como
lo chato, pues se dan con lo continuo: el tò ti ên eînai, si es distinto el ser-directo y
lo directo, es otro: sean entonces dos. Por tanto, lo juzga con otra facultad, o con
la que tiene, (pero) de otro modo. En general, por tanto, como las cosas (son)
separadas de la materia, así también (lo son) las cosas respecto de la intelección.
Alguien podría preguntar: si el noûs es simple, impasible y no tiene nada en
común con nada, como dice Anaxágoras, ¿cómo intelige, si el inteligir es un
cierto padecer – pues en tanto algo común a ambos pertenece, (lo cual) parece
ser el hacer y el padecer –, y si es inteligible él mismo? Pues o bien el noûs
pertenecerá a los otros, si no es él mismo inteligible por otro y lo inteligible es
algo uno en especie, o tendrá algo mezclado, lo cual hace inteligible a él mismo
tanto como a las otras cosas. Que el padecer (sea) según algo común, ya ha sido
antes señalado, porque de algún modo el noûs es en potencia las cosas inteligibles,
pero ninguna cosa en acto, antes de poder inteligir: (es) de este modo, en
potencia, como en la tabla en la que nada existe escrito en acto. Y esto sucede
respecto del noûs. Y el (noûs) mismo es inteligible como las cosas inteligibles, pues
respecto de las cosas sin materia, lo mismo es lo que piensa y lo que es pensado:
pues la ciencia teorética y lo conocido por ella es lo mismo (y es necesario
investigar la causa de por qué no siempre intelige); pero en las cosas que tienen
materia, cada una de las cosas inteligibles está en potencia. En vista de lo cual el
noûs no pertenecerá a aquellas (pues el noûs de estas cosas es potencia sin
materia), pero lo inteligible pertenecerá a aquello sin materia.
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Puesto que en toda la naturaleza hay algo que, en un sentido, es materia para cada tipo
de cosas (y esto es lo que en potencia es todas aquellas), y otra es el responsable y el
poietikón, por producir todas las cosas, como el arte es percibida respecto de la materia,
es necesario también que en el alma se den estas diferencias. Y es este noûs tal por llegar
a ser todas las cosas, y otro por producirlas todas, como una cierta habitud [héxis], al
modo de la luz: pues también la luz, en cierto modo, las cosas coloradas en potencia las
hace coloradas en acto. Y este noûs es separado, impasible y puro, siendo acto
substancialmente [ousía]: pues siempre es más estimable el agente que el paciente, y el
principio que la materia. Y lo mismo es la ciencia en acto que la cosa: la (ciencia) que es
según potencia (es) anterior por el tiempo en el individuo, pero en general no en el
tiempo, sino que a veces intelige, y otras no. Una vez separado, sólo éste es lo que es, y
sólo éste (es) inmortal y eterno (pero no lo recordamos, porque éste es impasible, mientras
que el noûs pathetikós es mortal), y sin éste nada intelige.
* Debe ser puro, impasible, capaz de recibir la idea, y ser como ésta, pero en
potencia.
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* Tiene la capacidad de ser “todas las cosas”, pero sólo en cuanto éstas estén
en potencia.
* Es necesario que en el alma se dé una diferencia entre una parte que puede
ser todas las cosas, y otra que es “actuante”. Ésta última es separada,
impasible, pura e inmortal.
Una de las primeras dificultades a enfrentar consiste en el uso del concepto lógos,
el cual posee un campo semántico extensísimo: entre sus acepciones podemos
encontrar palabra, razón, proporción, medida, verbo, y un largo etcétera. De allí que, a
la hora de traducir esta palabra en el capítulo 4, hayamos dudado bastante por
qué opción tomar, pero finalmente hayamos optado por medida, siguiendo a
Boeri.
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El artículo 1 lleva por título Utrum intellectivum principium uniatur corpori ut forma (“Si
el principio intelectivo se une al cuerpo como forma). Veamos los pasajes de este
artículo en los cuales santo Tomás recurre a la autoridad del Filósofo para
argumentar, para revisar si están de acuerdo con los contenidos del Perì Psychês.
b. Una “sustancia” según el lógos, esto es, el ti ên eînai de un cierto cuerpo (tô
toiodì sómati 3).
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además, q. 75, a. 5.
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- ¿Es inmortal?
La pregunta que nos toca enfrentar ahora es: ¿cómo comprender la unidad del
noûs agente y paciente, en relación al problema de su corruptibilidad? Algunos
autores conciben una explicación dualista sobre el intelecto, como Averroes que
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postulaba que, dado que el noûs poietikós proviene desde afuera, éste debía ser una
parte de Dios que actuaba como una especie de inteligencia universal, a la que
todos los hombres estaban suscritos. Contra esto argumenta santo Tomás10.
Sobre este tema, Aristóteles plantea que el noûs poietikós es “separable” (choristós) y
por tanto podría ser divino, mientras que el pathetikós es mortal11. Por su parte, en
la Metafísica, el Estagirita señala que el alma no podría subsistir entera, sino que
“sólo el entendimiento” (mè pâsa all’ ho noûs; pâsan gàr adúnaton ísos12). La muerte,
para el hombre, significa la corrupción total, en cuanto separación de la materia y
de la forma, por lo que el sýnolon no puede seguir existiendo. ¿Cómo entender
esta “dualidad”? A nuestro parecer, el noûs pathetikós es mortal puesto que, en
cuanto el hombre muere, se acaba la sensación, y con ella la posibilidad de
“recibir” los estímulos y de “llegar a ser todas las cosas”. El problema está en la
introducción del adjetivo chorismós para calificar al noûs poietikós. Más aún, en el
mismo capítulo 5, Aristóteles señala que “una vez separado, sólo éste (sc. el noûs
poietikós) es lo que es, y sólo éste (es) es inmortal y eterno [mónon gàr athánaton kaì
aídion]”, en contraposición con el noûs pathetikós, que es mortal. Igualmente, de
aquí podría arrancar posiblemente la idea de concebir dos noî. Pero ciertamente,
no es posible establecer desde aquí el principio de la inmortalidad del alma tal
como la comprende el cristianismo. Parte integrante del Depositum Fidei implica la
resurrección personal de los muertos en la Segunda Venida del Señor, por lo que
se “requiere” una “permanencia” del alma en un “lugar” o “estado” “aparte”,
separado del cuerpo13: y esto, para Aristóteles, era un círculo cuadrado, pues el
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14 Cfr. SAN AGUSTÍN DE HIPONA, De Doctrina Christiana, cap. XVIII, núm. 28.
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Breve bibliografía
Aristóteles, Sobre el alma. Trad. de Marcelo D. Boeri. Ed. Colihue, Buenos Aires,
2012.
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Abstract: This paper seeks to stablish as main hypothesis the Stoic naturalism as
the main basis for understanding the knowledge of the ethics of Spinoza. The
importance lies not only in declaring naturalism as a basis for Spinoza, but also
to establish a line of thought of man as having a responsibility to nature and the
universe. Intellect must interact with nature, so we can find a balance that allows
for true knowledge.
1
Estudiante de pregrado en Pontificia universidad católica de Valparaíso, ayudante de la
cátedra de Historia de la filosofía antigua en la misma casa de estudios.
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“La mayor parte de los que han escrito sobre las Afecciones y sobre la conducta
humana, parecen no tratar de cosas naturales que se siguen de las leyes naturales de la
Naturaleza, sino de cosas que están fuera de la Naturaleza. Se diría, en verdad, que
perciben al hombre en la Naturaleza como un imperio en otro imperio. Creen,
efectivamente, que el hombre perturba el orden de la naturaleza en vez de seguirle, que
tiene sobre sus propias acciones el poder absoluto y sólo toma de sí mismo su
determinación.”3
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“[…] Lo cual afirman que es vivir según la virtud, esto es, honestamente, cosa que
así interpretan: vivir con la comprensión de aquellas cosas que acontecen por
naturaleza, eligiendo las que son según la naturaleza, rechazando las contrarias.”5
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del mundo. En una perspectiva estoica podemos decir que no hay nada más
perfecto y por tanto real que la Naturaleza. Podemos conocer la realidad sólo en
cuanto seguimos los ordenes naturales, es decir, que si actuamos conforme a lo
que la Naturaleza dictamina podremos encontrar aquella vida llena de sabiduría ,
las cosas pararán a ser máximamente inteligibles y tendremos conocimiento
certero de ellas, pero para eso se debe hacer un trabajo metódico, no basta ser
naturalista un día y luego dejarlo, sino que el trabajo es de día a día, uno debe
convivir con la Naturaleza como un acto interiorizado y que se mantenga a lo
largo de la vida del hombre.
“La naturaleza nos ha de guiar; a esta obedece la razón y con ella se aconseja, según
lo cual es lo mismo vivir bien que vivir conforme a los preceptos de la naturaleza. Yo
declarare como ha de ser esto: Si miráremos con recato y sin temor los dotes del cuerpo
y las cosas ajustadas a la naturaleza, juzgándolos como bienes transitorios y dados
para solo un día, y si no entráremos a ser sus esclavos, ni tuvieren posesión de
nosotros; si los que son deleitables al cuerpo y los que vienen de paso los pusiéremos en
el lugar en que suelen ponerse en los ejércitos los socorros y la caballería ligera.”6
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estoicismo, al igual que ocurre en la obra de Spinoza, hay una evolución creciente
hacia posiciones cada vez más coherentemente naturalistas.”7
“La Naturaleza (Dios, pneuma, causa, logos o destino) es un ser perfecto, y el valor
de todo lo demás en el mundo se asienta sobre su relación con la Naturaleza. La
conformidad con la Naturaleza denota valor positivo y la contradicción con la
Naturaleza, su opuesto.”8
Es ese valor positivo que tiene la Naturaleza es el que los estoicos quisieron
destacar como camino correcto hacia la virtud, no olvidemos que la areté fue
siempre el fin más deseado por los grandes filósofos, no sólo los estoicos, sino
que en toda la filosofía clásica griega ha habido un deseo inagotable de saber qué
es y cómo se llega a esa anhelada virtud. Ahora bien, el fin de la vida, la felicidad,
consiste en la virtud (en el sentido estoico del término), es decir, en la vida
natural o en el vivir conforme a la naturaleza en la conformidad de la acción
humana con la Ley de la naturaleza o de la voluntad humana con la Voluntad
divina.
Los seres vivos, y principalmente el ser humano debe tener cierta actitud frente a
las leyes de la naturaleza, y por lo tanto, también en su desear conocer. La
potencia de obrar de Spinoza también es una de estas actitudes.
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Ahora bien, existe en la tradición estoica la idea de que debe haber una
conservación, el propio ser humano debe preservarse y mantenerse en la
Naturaleza.
“Spinoza define los afectos, y, así, las pasiones que de ellos forman parte, como
afecciones del cuerpo, por las cuales aumenta o disminuye la potencia de obrar de ese
cuerpo, y, como ideas de esas afecciones. La pasión es, pues, un tipo de afecto y, en
cuanto tal, es una idea.”10
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“El conatus construye, pues, el grado de potencia propio de cada cosa finita, en virtud
del cual esa cosa se esfuerza por perseverar en su ser. En cuanto potencia
constituyente, el conatus explica la continuidad en la existencia y en la actividad del
modo. Y no sólo se trata de conservación y mantenimiento, sino de prolongación
intensificación y expansión. De ahí que Spinoza afirme que el conatus en sí mismo no
implica tiempo finito, sino que tiende inagotablemente al existir y a obrar por tiempo
indefinido mientras algo exterior y más fuerte que él no se lo impida.”11
El impulso primero estoico y el conatus spinoziano son los que llevan a todo ser
vivo a guardarse a sí mismo o, lo que es igual, a perseverar en su ser, con
conciencia de esto y de tal modo que tiende a rechazar lo dañino y a admitir lo
conveniente. Son conceptos centrales, por ser explicativos del comportamiento
de los seres vivos, aplicables al humano en particular. El lugar de los afectos está
también junto al alma, y ambos están concebidos en la Naturaleza, defendamos
ahora a las pasiones dentro de lo racional, son parte del proceso cognitivo y
tienen la capacidad de aumentar la potencia de obrar, esto es, ayudan al hombre a
perseverar en el ser y poder llegar al punto máximo del conocimiento, a saber, la
Ciencia intuitiva. “Y si preguntamos, ¿Qué actitud adopta una criatura hacia su propia
imagen?, la respuesta ha de ser, afecto. Pues todas las criaturas, hasta el límite de su poder, se
esfuerzan por conservarse a sí mismas y rehuir lo que es dañoso.” 12. Dejaremos con eso
entonces de lado el tema de las pasiones, ya que lo anteriormente dicho ya ha
sido trabajado por varios estudiosos del tema. El asunto ahora radica en cómo
podemos darle nuevamente la relevancia a la Naturaleza desde esta mirada
11 Ibidem, p.92
12 LONG Anthony, Op. Cit. (2), p.183
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III-Conocimiento y Naturaleza:
“En efecto, en cuanto somos seres cognoscentes, no podemos apetecer más que lo que en
sí es necesario y, absolutamente, no encontrar contento más que en lo verdadero; por
tanto, en la medida en que lo conocemos con rectitud, el esfuerzo de nuestra parte
mejor se hallará de acuerdo con el orden de la Naturaleza entera.” 13
La razón aporta el dominio de los conocimientos, los afectos las acciones que
ejercemos y padecemos y la Naturaleza es aquello que permite que todo esto se
construya, ella es nuestro espacio y nuestro mundo. Todo lo que se puede
conocer por el hombre está dentro de la Naturaleza, ya que es ella misma la que
nos da la facultad para poder, junto con el intelecto, conocer las cosas presentes
o las posibles. Se deben considerar entonces primeramente aquellas cosas que
aumentan la potencia de obrar de nuestro cuerpo, como por ejemplo: el Gozo,
ya que lo bueno concuerda con nuestra Naturaleza y por lo tanto, con nuestra
razón.
Algo externo puede ser captado, se necesita que se garantice que es real y que
está en el orden de lo natural, hay una verdad incondicional del objeto con su
realidad. El conocimiento en el estoicismo es seguro, y todo estado cognoscitivo
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que no cumpla con esto, no es conocimiento. Es por eso que se le designa una
utilidad al conocimiento de las cosas, porque es completo, y sí o sí nos servirá
para comprender la realidad verdadera. “Nuestra Naturaleza es racional. Somos modos
que necesitan encontrarse con otros modos para subsistir. Las relaciones con las cosas externas
son necesarias, y, en la mayoría de los casos, útiles.”14
La naturaleza es ahora el poder o principio que plasma y crea todas las cosas,
también es un poder que las unifica y le da coherencia al mundo, es un generador
14 Ibidem, p.63
15 LONG, Op. Cit (2), p.168
16 Ibidem. p.167
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VI-Cierre:
Se nos hace imperioso tratar ahora con más detalle la relación de la Naturaleza
estoica en nuestra base para el conocimiento en la triada que hemos estado
trabajando.
“[…] siguiendo la opinión de los estoicos, me convengo con la naturaleza, por ser
sabiduría el no apartarnos de ella, formándonos por sus leyes y ejemplos. Será, pues,
bienaventuranza la vida en lo natural que se conformare con su naturaleza; lo cual no
se podrá conseguir si primero no está el ánimo sano y con perpetua posesión de
salud.”18
17 Ibidemp.168
18 SÉNECA, Tratados morales. Nueva acrópolis: Chile, 2010, p. 11
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“La naturaleza nos ha de guiar; a esta obedece la razón y con ella se aconseja, según
lo cual es lo mismo vivir bien que vivir conforme a los preceptos de la naturaleza. Yo
declarare como ha de ser esto: Si miráremos con recato y sin temor los dotes del cuerpo
y las cosas ajustadas a la naturaleza, juzgándolos como bienes transitorios y dados
para solo un día, y si no entráremos a ser sus esclavos, ni tuvieren posesión de
nosotros; si los que son deleitables al cuerpo y los que vienen de paso los pusiéremos en
el lugar en que suelen ponerse en los ejércitos los socorros y la caballería ligera.”19
Los estoicos más tardíos como Séneca atribuyen a las pasiones un papel más
negativo, ya que la vida correcta debe ir ligada sólo a las virtudes, entonces ahora
los placeres que pueden ser calificados como incorrectos en las leyes naturales.
Por otro lado, Spinoza va a hablar de un cierto gobierno de las pasiones, es decir,
que debemos llegar a un punto de virtud o Beatitud en donde podamos ser
capaces de reducir y controlar dichas Afecciones.
“No tenemos, en efecto, sobre ellas un imperio absoluto, como hemos ya demostrado.
Los estoicos creyeron que las afecciones dependían absolutamente de nuestra voluntad
y que podíamos mandar sobre ellas absolutamente. Las protestas de la experiencia, no
ciertamente sus propios principios, les obligaron, sin embargo, a reconocer la necesidad
de un asiduo ejercicio y de un largo estudio para reducir y gobernar las afecciones.”20
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naturalismo y con ciertas ideas del racionalismo, ambos son fundamentos que
soportan la filosofía spinoziana.
“Mientras no estamos dominados por las afecciones contrarias a nuestra naturaleza, tenemos el
poder de ordenar y encadenar las afecciones del Cuerpo siguiendo un orden admisible para el
entendimiento.”21 El entendimiento y las afecciones van a tener siempre una
relación, es importante que se pueda entender y destacar este trabajo, y no
intentar ser un sabio sin emociones como alguna vez se interpretó del
estoicismo. Lo que debe haber es una relación concreta de nuestro intelecto y de
nuestros sentimientos para llegar a un completo acuerdo. Esto permitirá que
nuestro conocimiento sea más completo y virtuoso para nosotros, nos gustará
más tenerlo y a la vez, puede ser el punto final para poder llegar a conocimiento
del tercer género o a la virtud estoica clásica.
21 Ibidem p.367
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Blibliografía:
Principal:
Secundaria:
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La categoría de hegemonía:
una aproximación a la teoría política de Ernesto Laclau
Abastract: The following article aims to analyze the category of hegemony in the
political theory of Ernesto Laclau. The theory of hegemony developed by the
Italian philosopher Antonio Gramsci and then relaborada by Ernesto Laclau and
Chantal Mouffe, is a key point for contemporary political philosophy. Thus, we
present a traverse, from its origins to the laclausiana categorization. Thus, we
delve into reading Laclau and Mouffe's concept of hegemony, and then we enter
the laclausiana categorization of hegemony, as a response to the "crisis" of
Marxism. Laclau's political theory is one of the contemporary attempts that aims
to contribute to an ontology of politics capable of responding to the social
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Introducción
1 Žižek, Slavoj. “Estoy harto de esa izquierda que ni siquiera desea ganar”. Ilya U.
Topper. Disponible en: http://www.attac.es/2015/03/14/slavoj-zizek-estoy-harto-de-
esa-izquierda-que-ni-siquiera-desea-ganar/ (consultado en septiembre de 2015).
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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
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[…] toda clase que aspire a implantar su dominación, aunque ésta, como ocurre en el
caso del proletario, condicione en absoluto la abolición de toda la forma de la sociedad
anterior y de toda dominación en general, tiene que empezar conquistando el poder
político, para poder presentar su interés como interés general, cosa a que en el primer
momento se ve obligada.4
35.
4 Ídem.
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Ahora bien, si bien es cierto que ni Engels ni Marx elaboraron una noción de
hegemonía como la socialdemocracia rusa, sus aportes sí pueden ser
considerados como una aproximación a las primeras elaboraciones de la
categoría. Como es sabido, antes de su mayor exponente, Antonio Gramsci, la
noción de hegemonía tuvo su inicio en los escritos de Karl Kautsky, Giorgi
Plejánov y Pável Axelrod, en el marco de la socialdemocracia rusa de fines del
XIX. Laclau y Mouffe sostienen que el término de hegemonía5 (gegemoniya) fue
introducido como tal para describir.
[…] el proceso por el cual la impotencia de la burguesía rusa para llevar a cabo las
que hubieran sido sus tareas “normales” de lucha por la libertad política, obligaba a
la clase obrera a intervenir decisivamente en la realización de las mismas.6
5 Cfr. ANDERSON, Perry. Las antinomias de Antonio Gramsci. Estado y revolución en occidente.
Barcelona: Fontamara, 1981, p. 24 y ss.
6 LACLAU, Ernesto y MOUFFE, Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una
matriz leninista.
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9 Perry Anderson señala que “la transmisión de la noción de hegemonía a Gramsci, de los
escenarios del movimiento socialista de Rusia al de Italia, puede situarse con razonable
certeza en estos documentos sucesivos de la Comintern. Los debates del POSDR
[Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia] en preguerra fueron archivados tras la
Revolución de Octubre; aunque Gramsci pasó un año en Moscú en 1922-23 y aprendió
ruso, es extremadamente improbable que hubiera tenido conocimiento directo de los
textos de Axelrod, Martov, Potresov o Lenin, que debatieron la consigna de la
hegemonía. Por otra parte, él tuvo naturalmente un conocimiento íntimo de las
resoluciones de la Comintern de la época: participó además en el mismo Cuarto
Congreso mundial”, en: ANDERSON, Perry. Las antinomias de Antonio Gramsci. Estado y
revolución en occidente. Barcelona, Fontamara, 1981, p. 30.
10 Juan García-Huidobro es Doctor en Filosofía y en Educación por la Universidad
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“Se puede decir que la filosofía de la praxis no sólo no excluye la historia ético-
política, sino al contrario, la fase más reciente de su desarrollo consiste precisamente en
la reivindicación del momento de la hegemonía como esencial en su concepción estatal y
en la “valorización” del hecho cultural, de la actividad cultural, de un frente cultural
como necesario junto a los meramente económicos y políticos.”13
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cual quiere decir en Italia, dadas las reales relaciones de clase existentes, en la medida
en que consigue obtener un consenso de las amplias masas campesinas.”14
Esto se relaciona con lo que Gramsci denominará más tarde «bloque histórico»
respecto de la alianza del proletariado con los campesinos para formar alianzas
de clase. Ya que el Estado no sólo es un aparato de dominación de una clase
sobre otra, sino que refleja también la dicotomía coerción/consenso y la
dicotomía hegemonía/dominación que caracteriza al ejercicio del poder político,
el análisis gramsciano comprenderá al Estado en dos directrices: por un lado, la
sociedad política (superestructura), que agrupa al aparato del Estado; y por otro,
la sociedad civil (estructura) que puede ser entendida como la relación entre el
lugar donde se ejerce la hegemonía y el lugar organizado y organizable.15 Es
desde aquí que Gramsci elaborará su concepción de ideología, la cual no
abordaremos, pero que es importante tener en cuenta, ya que la sociedad civil se
establece en el campo de lo ideológico: como ideología de la clase dominante y
dirigente, así como en la difusión de las diferentes capas sociales ligadas a la clase
dirigente, que es elaborada, difundida y establecida a través de los aparatos
hegemónicos de la ideología misma.16
14 GRAMSCI, Antonio. Antología. Trad. Manuel Sacristán, México, Siglo XXI, 1970, p.
192.
15 Cfr. PORTELLI, Hugo. Gramsci y el bloque histórico. México: Siglo XXI, 1977.
16 GARCÍA-HUIDOBRO, J. “Filosofía y hegemonía”. Estudio del pensamiento cultural
y político de Antonio Gramsci. Dirigida por André Berten, Tesis Doctoral. Universite
Catholique de Louvain, Instituí Supérieur de Philosophie, 1976. p. 111.
50
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
En los años setentas, otro historiador inglés, Perry Anderson, elaborará una
trayectoria histórico-conceptual de la noción de hegemonía en su texto Las
antinomias de Antonio Gramsci, comenzando por sus inicios en la socialdemocracia
rusa hasta llegar al concepto gramsciano.
51
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
[…] es un concepto que, a la vez, incluye –y va más allá de– los dos poderosos
conceptos anteriores: el de “cultura” como proceso social total en que los hombres
definen y configuran sus vidas, y el de “ideología”, en cualquiera de sus sentidos
marxista, en la que un sistema de significados y valores constituyen la expresión o
proyección de un particular interés de clase.18
Por su parte, Stuar Hall, en el mismo horizonte que Williams, vincula el concepto
de hegemonía al de cultura, y según ello no existiría una sola cultura a la cual se le
puede atribuir el orden social y simbólico. Hay múltiples culturas en torno a una
cultura dominante. En este sentido, según Antonio Martin Cabello, Hall toma
manifiestamente como punto de partida la elaboración gramsciana de
hegemonía:
52
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
pues nos alejaríamos del enfoque marxista que está pensando Laclau.
23 HOWARTH, David. “Hegemonía, subjetividad política y democracia radical”, en:
53
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exhaustivo del concepto.25 Como hemos visto, el referente clave es aquí Antonio
Gramsci, figura central en el desarrollo teórico de Laclau para elaborar su propia
noción de hegemonía. Es el italiano, en efecto, como ha quedado demostrado, el
eje de la teoría laclausiana, y no la socialdemocracia rusa o la propia teoría de
Marx.
25 Nos referimos aquí a ambos, puesto que, como veremos a continuación, en gran
medida el pensamiento laclausiano sobre la hegemonía fue desarrollado junto a la filósofa
belga.
26 LACLAU, Ernesto. “Tesis acerca de la forma hegemónica de la política”, en:
54
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
teoría política de Ernesto Laclau”, en: Revista Internacional de Filosofía Iberoamérica y Teoría
Social, Año 16, núm. 55, 2011, p. 46. Cfr. STOESSEL, Soledad. “Las categorías de
hegemonía, antagonismo y populismo en la teoría política contemporánea. Una
aproximación desde la obra post-marxista de Ernesto Laclau”, en: Revista Internacional de
Filosofía Iberoamérica y Teoría Social, Año 19, núm., 64, 2014, p. 15.
29 Howarth sostiene que “estos tres modelos corresponden a tres problemáticas teóricas
55
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
56
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
“[…] detrás del concepto de “hegemonía” se esconde algo más que un tipo de relación
política complementaria de las categorías básicas de la teoría marxista; con él se
introduce, en efecto, una lógica de lo social que es incompatible con estas últimas.”31
radicalización de la democracia. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2004, p. 27. (el
destacado es del original)
57
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
Esto último será revisado por ambos, además, sobre la base de las dicotomías
universalidad/particularidad y político/política. A partir del uso de nuevos
«juegos de lenguaje» (Wittgeisntein)32 se podrían establecer las condiciones de
posibilidad históricas del orden. Desde la perspectiva de Laclau, la relevancia de
la filosofía analítica de Wittgenstein (sobre todo de sus Investigaciones filosóficas) en
su abordaje a la categoría de hegemonía está en que ella:
“[…] rompe con la idea del atomismo lógico: encontrar un punto en el cual las
palabras se refieran directamente a los objetos sin referirse a otras palabras, […]
evidentemente se trata de asilar las estrategias que dan lugar a una situación en la
cual no hay un referente absoluto.”33
32 Cfr. En este ensayo, Laclau le responde a Butler acerca del problema de la gramática,
las lógicas y el discurso en el campo político, donde podemos observar claramente su
lectura e influjo de Wittgenstein. LACLAU, Ernesto. “Construyendo universalidad”, en:
BUTLER, Judith, LACLAU, Ernesto y ŽIŽEK, Slavoj. Contingencia, hegemonía,
universalidad. Diálogos contemporáneos de izquierda. Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 2003, p. 283.
33 LACLAU, Ernesto. “Postmarxismo, discurso y populismo. Un diálogo con Ernesto
Laclau”, Mauro Cerbino, en: Revista de Ciencias Sociales, núm. 44, Quito, sept-dic, 2012, p.
130-131.
58
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
Como dijimos antes, Laclau y Mouffe trazan una genealogía36 para rescatar el
concepto de hegemonía, donde ella no aparece para “definir un tipo de relación
34 La lectura “post-marxista” de Laclau y Mouffe ha sido una tesis discutida por distintos
autores contemporáneos, donde se encuentran las críticas de Norman Geras, Atilio
Borón y Henry Veltmeyer. En relación a esto, Laclau y Mouffe responderán a las críticas
planteadas por Geras en: LACLAU, Ernesto y MOUFFE, Chantal. “Posmarxismo sin
pedidos de disculpas”, en: LACLAU, Ernesto. Nuevas reflexiones acerca de la revolución de
nuestro tiempo. Buenos Aires, Nueva Visión, 2000, pp. 111-145. En este sentido, según los
autores, en un primer sentido, el post-marxismo: “[…] consiste en profundizar ese
momento relacional con Marx, [que] pensado desde una matriz hegeliana y, en todo caso,
propia del siglo XIX, no podía desarrollar más allá de cierto punto. En una era en que el
psicoanálisis ha mostrado que la acción del inconsciente hace ambigua toda significación,
en que el desarrollo de la lingüística estructural nos ha permitido entender mejor el
funcionamiento de identidades puramente relacionales, en que la transformación del
pensamiento –de Nietzsche a Heidegger, del pragmatismo a Wittgenstein– ha socavado
decisivamente el esencialismo filosófico, podemos reformular el programa materialista de
un modo más radical de lo que era posible para Marx”, en: Ibíd., p 127.
35 Ibíd., p. 111.
36 La operación genealógica que exponen los autores está en relación con el pensamiento
foucaultiano, por ende se alejará de una genealogía del concepto desde una positividad
plena. “Mientras que la arqueología prepuso la unidad de un campo discursivo que no
podía apelar a ningún principio de unificación más profunda, la genealogía intentó
59
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
específica, sino para llenar el hiato que se había abierto en la cadena de necesidad
histórica”.37 El contexto donde surge es el de «falla», es decir, una contingencia
necesaria de superar, donde la hegemonía opera como respuesta a la crisis.
Siguiendo a Fred Dallmayr, Laclau y Mouffe analizan tres respuestas inmediatas a
la supuesta crisis del marxismo: “el establecimiento de la ‘ortodoxia marxista’, la
formulación del enfoque ‘revisionista’ de Eduard Bernstein y el ‘sindicalismo
revolucionario’ de George Sorel”.38
localizar los elementos que ingresan a una configuración discursiva dentro del marco de
una historia discontinua cuyos elementos no tienen ningún principio de unidad
teleológica”. LACLAU, Ernesto. “Discurso”. Trad. Daniel G. Saur, en Goodin Robert y
Philip Petit (ed.). The Blackwell companion to contemporary political thought, The Australian
National University, Philosophy Program, 1993. p.16. Sin embargo, hay que añadir que la
lectura genealógica de la categoría hegemonía en el pensamiento marxista que Laclau y
Mouffe exponen en Hegemonía y estrategia socialista fue criticada tempranamente por Borón
y Cuellar (1983).
37 LACLAU, Ernesto y MOUFFE, Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una
60
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
40 Rosa Luxemburgo utilizó en sus escritos este concepto para analizar la efectividad de la
huelga de masas como herramienta política en las proyecciones de las luchas obreras en
Alemania.
41 LACLAU, Ernesto y MOUFFE, Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una
posteriores.
61
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62
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
socialdemocracia.45 Para finalizar su mirada a esta primera parte de las crisis del
marxismo, Laclau y Mouffe observan en los postulados de Antonio Labriola y el
austromarxismo (Max Adler, Otto Bauer y Rudolf Hilferding) nuevas iniciativas
políticas autónomas, sin embargo nunca tan radicales que conlleven a pensar
políticas integrales para la estructura teórica general.
Eduard Bernstein, según continúan los autores, se percató ya de los cambios que
afectaban al capitalismo al entrar en tiempos de monopolio. En base a ello,
Laclau y Mouffe creen que la teoría marxista no puede ser “el sistema completo y
armonioso del mundo”46 que plantea el etapismo, puesto que este sistema sólo es
posible en base a un modelo clausurado, sin devenir. El análisis bernsteiniano de
la autonomía de lo político respecto de la infraestructura desplazó la discusión en
torno al dominio, de base determinista. Bernstein, en efecto, intentó abrir un
espacio dentro del cual era posible el libre juego de la subjetividad en la historia.
Es decir, validó la identificación entre objetividad y causalidad mecánica, con lo
cual rechazó la pretensión cientificista del marxismo de construir un sistema
cerrado, dando tres razones para mantener tal postura:
45 Cfr. Ibíd., 46
46 Ibíd., p. 56.
47 Ibíd., p. 65 (el destacado es de los autores)
63
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
Sorel ve al marxismo como una “nueva metafísica real”. Toda ciencia real, según él, se
constituye sobre la base de un “soporte expresivo”, que introduce en el análisis un elemento de
artificialidad. Éste puede ser el origen de errores utópicos o míticos.48
48 Ibíd., p. 70.
49 Ibíd., p. 79.
64
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50 Cfr. Ibíd., p. 101. Laclau y Mouffe utilizan la terminología de posiciones de sujeto para
referirse a la multiplicidad de sectores de clase.
51 La ideología en Gramsci no sólo se refiere a un conjunto sistematizado de ideas o
símbolos generados por un sector de los actores sociales en base a su posición social e
intereses particulares, sino que a un todo orgánico y relacionado (aparatos institucionales
del Estado) que tiene prácticas significantes de representaciones cohesivas de lo social, en
torno a ciertos principios articulatorios básicos de unidad de «bloque histórico». Cfr.
ALTHUSSER, Louis. Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Freud y Lacan. Buenos Aires,
Nueva Visión, 1974.
65
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
66
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
por ello tener presente las categorías que utilizará Laclau en el tramado de su
teoría política: articulación, discurso, punto nodal y significante vacío.
[…] llamaremos articulación a toda práctica que establece una relación tal entre
elementos, que la identidad de éstos resulta modificada como resultado de la práctica.
A la totalidad estructurada resultante de la práctica articulatoria la llamaremos
discurso. Llamaremos momentos a las posiciones diferenciales, en tanto aparecen
articuladas al interior de un discurso. Llamaremos, por el contrario, elementos a toda
diferencia que no se articula discursivamente.55
mediados de los años sesenta […] ella asistió por varios años al Seminario de Althusser y
estuvo involucrada en el seminario del que surgió Leer El Capital”. En esta cita se
constata la influencia de Mouffe en la teoría de la hegemonía del propio Laclau.
LACLAU, Ernesto. Nuevas reflexiones acerca de la revolución de nuestro tiempo. Buenos Aires,
Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 207.
67
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
[…] el sentido potencial más profundo que tiene la afirmación althusseriana de que
no hay nada en lo social que no esté sobredeterminado, es la aserción de que lo social
se constituye como orden simbólico. El carácter simbólico –es decir, sobredeterminado–
de las relaciones sociales implica, por tanto, que éstas carecen de una literalidad
última que las reduciría a momentos necesarios de una ley inmanente. No habría,
pues, dos planos, uno de las esencias y otro de las apariencias, dado que no habría la
posibilidad de fijar un sentido literal último, frente al cual lo simbólico se constituiría
como plano de significación segunda y derivada. La sociedad y los agentes sociales
carecerían de esencia, y sus regularidades consistirían tan sólo las formas relativas y
precarias de fijación que han acompañado a la instauración de un cierto orden. A
partir de este punto, parecía abrirse la posibilidad de elaborar un nuevo concepto de
articulación fundado en el carácter sobredeterminado de las relaciones sociales. Y, sin
embargo, esto no ocurrió. El concepto de sobredeterminación tendió a desaparecer del
discurso althusseriano y se operó un cierre creciente que conduciría al establecimiento
de una nueva variante de esencialismo.59
radicalización de la democracia. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2004, pp. 134-
135.
68
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
60 Cfr. BIGLIERI, Paula y PERELLÓ, Gloria. Los usos del psicoanálisis en la teoría de la
hegemonía de Ernesto Laclau. Buenos Aires, Grama, 2012. p. 21.
61 Cfr. LACLAU, Ernesto y MOUFFE, Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una
69
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
62 Jason Glynos y Yannis Stavrakakis sostienen que los límites del discurso en Laclau se
asocian tanto a nociones como “incompletitud de la identidad” (post-estructuralismo) o
“falta en el Otro” (Lacan). GLYNOS, Jason y STAVRAKAKIS, Yannis. “Encuentros
del tipo real. Indagando los límites de la adopción de Lacan por parte de Laclau”, en:
CRITCHLEY, Simon y MARCHART (comp). Laclau. Aproximaciones críticas a su obra.
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2008, p. 57, p. 252. Cfr. GROPPO,
Alejandro. Los dos príncipes: Juan D. Perón y Getulio Vargas: Un estudio comparado del populismo
latinoamericano. Buenos Aires, Eduvin, 2009. Especialmente, el primer capítulo: “La teoría
del discurso político como herramienta para el análisis comparado”, pp. 43-88.
63 LACLAU, Ernesto y MOUFFE, Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. Hacia una
(ed.). The Blackwell companion to contemporary political thought. The Australian National
University, Philosophy Program, 1993. p.15
70
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Buenos Aires, FCE, p. 110. Este ensayo fue presentado por primera vez con el título de
“The Politics of Rethoric”, en: Tom Cohen, Barbara Cohen, Joseph Hillis Miller y
Andrzej Warminski (eds.). Material Events. Paul de Man and the Afterlife of Theory,
Minneapolis, Minnesota University Press, 2001, pp. 229-253. Además, este ensayo se
encuentra en: Misticismo, retórica y política. Buenos Aires, FCE, 2002.
67 En este sentido, Howarth declara: “[…] Laclau conceptualiza las estructuras como
71
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
artículo publicado en 1996, titulado: “¿Por qué los significantes vacíos son importante
para la política?”. En él sostiene que la relación de significante y significado puede
trasladarse al vínculo entre particularidad y universalidad, en el plano de la articulación
hegemónica. Cfr. LACLAU, Ernesto. Emancipación y diferencia. Ariel. Buenos Aires, 1996.
72
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
“[…] en una situación de desorden radical, el “orden” está presente como aquello que
está ausente: pasa a ser un significante vacío, el significante de la ausencia. En tal
sentido, varias fuerzas políticas pueden competir en su esfuerzo por presentar sus
objetivos particulares como aquellos que llenan ese vacío. Hegemonizar algo significa,
exactamente llenar ese vacío.”71
como relación entre una imagen acústica (el significante) y un concepto (el significado).
Cfr. LACLAU, Ernesto. “Discurso”. Trad. de Daniel G. Saur, en Goodin Robert y Philip
Petit (ed.). The Blackwell companion to contemporary political thought. The Australian National
University, Philosophy Program, 1993. p.8
73
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
74 Cfr. Laclau, Ernesto. “Discurso”. Trad. de Daniel G. Saur, en Goodin Robert y Philip
Petit (ed.). The Blackwell companion to contemporary political thought. The Australian National
University, Philosophy Program, 1993, p. 8.
75 Cfr. RETAMOZO, Martin, “Tras la huella de Hegemón. Usos de hegemonía den la
teoría política de Ernesto Laclau”, en: Revista Internacional de Filosofía Iberoamérica y Teoría
Social, Año 16. N°55, 2011, p. 47.
76 El concepto de sutura es extraído del psicoanálisis de Jacques-Alain Miller, pero opera
74
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Conclusión
MILLER, Jacques Alain. Suture: elements of the logic of the signifier, en: Screen, invierno de
1977-1978, vol. 18, núm, 4, pp. 25-26, en: Ibíd., p.77. Y por otro lado, este es sólo un
aspecto, pues siguiendo a Stephen Heath: “La sutura nombra no sólo la una estructura de
falta, sino también la disponibilidad del sujeto, un cierre […] No es sorprendente […]
por consiguiente que el uso que Lacan hace del término ‘sutura’ […] le dé sentido de una
‘pseudo-identificación’, lo que defina como ‘función de lo imaginario y lo simbólico’ […]
Lo que está en juego está claro: el ‘yo’ es una división, pero que une al mismo tiempo, el
sustituto de la falta en la estructura, pero, no obstante y simultáneamente, la posibilidad
de una coherencia, de un llenar”. HEATH, Stephen. Notes on suture, en: Screen, ibid, pp.
55-56, en: LACLAU, Ernesto y MOUFFE, Chantal. Hegemonía y estrategia socialista. Hacia
una radicalización de la democracia. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2004, p.77.
77 Cfr. BIGLIERI, Paula y PERELLÓ, Gloria. Los usos del psicoanálisis en la teoría de la
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76
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80 Cfr. Ídem.
81 Ibíd., p. 32
82 Cfr. DERRIDA, Jacques. “Firma, acontecimiento, contexto”, en: Márgenes de la filosofía.
77
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84LACLAU, Ernesto. “La política de la retórica”, en: Los fundamentos retóricos de la sociedad.
Buenos Aires, FCE, 2014, p. 101.
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Bibliografía
ALTHUSSER, Louis. Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Freud y Lacan. Buenos
Aires, Nueva Visión, 2011.
79
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
GERAS, Norman. “Postmarxism?”, en: New Left Review, 163, mayo-junio, 1987.
80
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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
PORTELLI, Hugo. Gramsci y el bloque histórico. México D. F., Siglo XXI, 1977.
VACCA, Giuseppe. “La teoría del socialismo en Gramsci”, en: Sirvent, Carlos
(coord.) Gramsci y la política. México, UNAM, 1980.
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Abstract: This article aims to establish certain guidelines by which it’s possible to
understand the aesthetics of the photographic image. However, this must be
understood from its technical sense, that is, as technique-image. Also, must take
into account that this presentation is enrolled in a canonical horizon of analog
photographic aesthetic, hence these aesthetic references are always under the
condition of technique-image as index, and so appear the concepts of
"photographicity" (François Soulages), punctum (Roland Barthes) and aura (Walter
Benjamin), to a particular understanding of this photographic aesthetics.
83
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
Son dos cosas distintas pensar una estética de la imagen y pensar una estética de
la fotografía, a pesar de que la segunda es en sí misma una imagen (pero técnica).
Esto ayuda a esclarecerlo François Soulages. Si se quisiese pensar una estética de
la fotografía (cuestión que pasaremos revista desde un conjunto conceptual) es
necesario pensarla como una estética regional, esto es, secundaria. La estética
fotográfica no podría valerse por sí misma por diversos motivos (el principal
para Soulages es que “toda autofundación es una autoinvalidación”2, por lo tanto su
justificación debería ser externa a sí misma, y no plantearse desde una
autocausalidad); los que nos interesan se entroncan en la idea de que toda imagen
en el mundo moderno es imagen técnica, por lo tanto, precisa tanto de la
reflexión de la imagen como de la reflexión de la técnica. Decir imagen y técnica,
desde el sentido del soporte, es una tautología (si se piensa en un soporte técnico,
la imagen es ya, en consecuencia, técnica, deviene imagen-técnica según su
soporte). Pero la imagen fotográfica no es la única imagen que existe, por este
motivo, la estética fotográfica se verá subsumida a otra estética más general y
universal, que vendría a ser una estética de la imagen. Tenemos, por una parte,
una estética primaria, la estética de la imagen y, por otra, una estética secundaria,
la estética fotográfica.
Para Soulages, la estética fotográfica tiene dos puntos neurálgicos que se pueden
entender, desde un análisis teórico de la fotografía, como elementos fundantes de
esta estética regional: la relación con lo real y lo “infotografiable”, por una parte,
y la relación con la fotografía y la “fotograficidad”, por otra3. Esto da paso para
pensar el estatuto de aquello que se fotografía. El primer fundamento tiene que
ver con lo real y aquello que escapa de la captación de lo real por medio de la
fotografía. Pero estas consideraciones pueden confundir al lector, pues, como
84
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
El objeto trascendental escapa al acto fotográfico para dar cuenta sólo de los
fenómenos por los cuales tal objeto se puede representar. Lo que nos presenta la
fotografía son reproducciones o ficciones de este objeto, y al ser reproducciones
nos sitúa en una lógica de lo fenoménico: “La fotografía nos enseña a existir frente a
nuestra vida fenoménica. No nos enseña el sentido, ni lo general, sino la ambigüedad y lo
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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
“esta recepción varía según la historia del sujeto, su cultura y sobre todo su
conocimiento –inexistente o real- de la historia de la fotografía como arte, sus
proyectos personales, hasta estéticos, y las condiciones materiales de la recepción, con el
soporte, con el entorno del receptor, etcétera.”7
86
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
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Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
obtenido, las posibilidades de trabajo sobre éste son infinitas, de allí su condición
de “inacabable”. Podemos hacer infinitas fotos de un mismo negativo,
inacabables posibilidades de fotos sobre un negativo irreversible, pues en cada
uno de los procesos de la segunda etapa podemos intervenir el trabajo sobre el
negativo para producir infinitas posibilidades. La articulación de lo irreversible y
lo inacabable fundan aquello que Soulages llama la “fotograficidad”. Tenemos,
por una parte, lo infotografiable como lo paradójico de una estética fotográfica, y
la fotograficidad como la articulación de los dos elementos citados. Ahora bien,
el fundamento teórico más válido por el cual plantear esta estética fotográfica se
encuentra en la fotograficidad, pues, lo infotografiable responde a la lógica del
acto fotográfico y el trabajo sobre el negativo, es decir, a la irreversibilidad que se
encuentra dentro de los elementos de la fotograficidad10. La fotograficidad es el
fundamento de la estética fotográfica. El paso de un campo humanista a un
campo material de la fotografía (lo relativo al material fotográfico: de la primera
exposición al secado del negativo, de la segunda exposición al secado de la
fotografía) permite la comprensión de la fotograficidad. Entonces, la fotografía
ha de entenderse como “pérdida” y como “resto”. Pérdida en el sentido de que
la fotografía es lo que es y no puede volver atrás, ha perdido su potencialidad de
ser otra cosa o de ser diferente, esto es, la irreversabilidad; y resto como lo
constituido a partir de lo que se pueda trabajar de esas fotos:
“La pérdida es irremediable: la fotografía nos lo grita, nos lo muestra, nos lo hace
imaginar; si la pérdida es absoluta y violenta, no es porque el tiempo, el objeto o el ser
perdidos antes eran de un gran valor para nosotros o en sí, sino porque ese tiempo, ese
objeto o ese ser ahora están perdidos para siempre: precisamente porque están
perdidos, repentinamente, su valor se vuelve absoluto y, de inmediato, ese absoluto
alcanza y contamina la pérdida, nuestra pérdida. El resto no puede ser un remedio
milagroso, salvo para aquellos que necesitan creer en los milagros; de hecho, ¿nos
alivia de la pérdida, nos permite hacer el duelo? En ocasiones, tal vez; en todo caso, es
lo único que nos queda, aquello con lo cual tendremos que luchar, debatir, combatir,
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La aventura que comienza Soulages para descubrir los elementos que puedan dar
cuenta a la hora de pensar una estética de la fotografía no deben entenderse
como una crítica a lo real en la fotografía, sino que lo que hace el francés es
problematizar lo que la fotografía creía dar por saldado, que es el problema de lo
real; de allí que éste nos diga al comienzo de su libro La estética de la fotografía que
la respuesta común a la interrogante de que si la fotografía es realmente la prueba
de un acontecimiento sea: “La fotografía es una prueba de la existencia efectiva de un
acontecimiento; hasta es su reflejo; en esto tiene relación con la objetividad”12. ¿Dónde, en
consecuencia, está la problematicidad de esta respuesta? En que tal opinión es el
gran prejuicio sobre la fotografía, pero por su parte, designa su función. Para
esclarecer esto establece cinco campos de ejemplificación: la fotografía de
reportaje, doméstica, erótica o pornográfica, publicitaria, y algunas doctrinas
sobre la fotografía13. Cada uno de estos campos presenta de forma relacional el
acontecimiento y la objetividad con la que se presenta en la fotografía, al modo
de un reflejo. Sin embargo, aquí nos adentramos en la lógica que será expuesta
más adelante, que es la duplicidad de la fotografía como reflejo del
acontecimiento objetivo y como reflejo del acontecimiento subjetivo, en otras
palabras, lo real y lo posible de su engaño por medio de la manipulación, del
teatro, la maquinación, el espectáculo, el simulacro.
89
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II
14PEIRCE, C. S., The art of reasoning, cap. II, en Colleged Papers, vol. 2 § 281., Harvard
University Press, citado en DUBOIS, P., El acto fotográfico, p. 70.
90
Ho Legon – Revista de Filosofía :: Nº 19 – 2015
“Hay una suerte de consenso de principio que dice que el verdadero documento
fotográfico ‘da cuenta fielmente del mundo’. Se le ha atribuido una credibilidad, un
peso de real totalmente singular. Y esta virtud irreductible de testimonio descansa
principalmente en la conciencia que se tiene del proceso mecánico de producción de la
imagen fotográfica, en su modo específico de constitución y existencia: lo que se ha
dado en llamar el automatismo de su génesis técnica. Si con frecuencia se admite con
mucha facilidad que el explorador puede fabular relativamente al regreso de sus viajes
y en consecuencia –por ejemplo para impresionar a su auditorio- elaborar relatos más
o menos hiperbólicos donde la parte de fantasía e imaginario dista mucho de ser
desdeñable, la fotografía, por su parte, y a la inversa –por lo menos a la manera de
ver de la dóxa y el sentido común-, no puede mentir. La necesidad de ‘ver para creer’
aquí se encuentra satisfecha. La foto es percibida como una suerte de prueba,
necesaria y suficiente a la vez, que indudablemente atestigua de la existencia de lo que
muestra”15.
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“La fotografía como espejo de lo real (el discurso de la mímesis). El efecto de realidad
ligado a la imagen fotográfica se atribuyó de entrada a la semejanza existente entre la
foto y su referente. Al comienzo, la fotografía sólo es percibida por el ojo ingenuo
como un ‘análogo’ objetivo de lo real. Por esencia parece mimética.
La fotografía como huella de un real (el discurso del index y la referencia). Este
movimiento de deconstrucción (semiológica) y de denuncia (ideológica) de impresión de
realidad, por útil y necesario que haya sido, produce sin embargo un poco de
insatisfacción. A pesar de todo, algo singular subsiste en la imagen fotográfica que la
diferencia de los otros modos de representación: un sentimiento de realidad insoslayable
del que no logra uno librarse pese a la conciencia de todos los códigos que están aquí
en juego y que procedieron a su elaboración. En la foto –dice R. Barthes en La
cámara lúcida-, “el referente se adhiere” contra viento y marea. Frente a la imagen
fotográfica no es posible evitar lo que J. Derrida, en La verdad en pintura, califica de
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III
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medio de la cultura y que a través del interés sobre una fotografía llegan a
pronunciarse. En una definición Barthes nos dice:
“no quiere decir, o por lo menos no inmediatamente, «el estudio», sino la aplicación a
una cosa, el gusto por alguien, una suerte de dedicación general, ciertamente afanosa,
pero sin agudeza especial. Por medio del studium me intereso por muchas fotografía,
ya sea porque las recibo como testimonios políticos, ya sea porque las saboreo como
cuadros históricos buenos: pues es culturalmente (esta connotación está presente en el
studium) como participio de los rostros, de los aspectos, de los gestos, de los decorados,
de las acciones.”28
“El studium es el campo tan vasto del deseo indolente, del interés diverso, del gusto
inconsecuente: me gusta/no me gusta, I like/I don’t. El Studium pertenece a la
categoría del to like y no del to love; moviliza un deseo a medias, un querer a medias;
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es el mismo tipo de interés vago, liso, irresponsable, que se tiene por personas,
espectáculos, vestidos o libros que encontramos «bien»”31.
IV
31 Ibídem.
32 BARTHES, R. Ibíd. p. 88.
33 BARTHES, R. Ibíd. p. 100.
34 Cf. BARTHES, R. Ibíd. p. 109.
35 BARTHES, R. Ibíd. p. 142.
36 Cf. DUBOIS, P. Op. cit. (15). p. 246.
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37 Ibídem.
38 BENJAMIN, Walter. Discursos interrumpidos I, p. 75.
39 BARTHES, R. Ibíd. p. 46.
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artista puede superar, esto es lo que por el siglo XIX se piensa. La imagen
mimética representa fidedignamente aquello que se encuentra en la realidad; si
existe una fotografía de algo, es porque necesariamente ese algo existió, es una
constatación de la realidad de lo representado. La huella metálica de la
reproducción fotográfica responde a un proceso fotoquímico que busca la
reproducción técnica de una imagen; el proceso fotoquímico que hace posible la
obtención de la fotografía se articula de la siguiente manera:
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se establece es con la obra y no con su reproducción; por lo tanto, el valor cultural sólo se ve
modificado y no eliminado” 45 Por este motivo es que se puede encontrar, según el
autor, un último aliento aurático en la fotografía: “En la fotografía, el valor exhibitivo
comienza a reprimir en toda la línea al valor cultural. Pero éste no cede sin resistencia. Ocupa
una última trinchera que es el rostro humano.”46. El rostro humano, desde el acto
fotográfico, se integra al género del retrato; sólo aquí es donde se encuentra el
último vestigio del aura en este medio de reproducción técnico. El rostro
humano da posibilidad a la condición de “la irrepetible aparición de una lejanía,
por cerca que ésta pueda estar”, propia del aura. La fotografía, como decíamos
anteriormente, es la aparición de una ausencia; la desaparición de aquello
representando se funda en la distancia existente entre los planos de realidad; el
carácter de ausente se presenta de forma espectral, y este espectro es la condición
de lejanía, ausencia, distancia, remembranza, punzación, corte, trazo que se
pronuncia desde la imagen fotográfica.
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Bibliografía
DUBOIS, Philippe. El acto fotográfico y otros ensayos. Argentina: Ed. La marca, 2015.
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Ricardo Shiappacasse
Pontificia Universiad Católica de Valparaíso
Resumen: En este artículo apuntaré a hacer una comparación entre dos teorías
ontológicas del ser humano y sus resultados en el campo político, o más
específicamente, la ontología de la libertad de Spinoza y Heidegger. Esta
comparación se debe a una semejanza a la relación del humano y el mundo el
cual habita, y en segundo plano, las conclusiones que estas teorías tienen en
terreno de la libertad.
Abstract: This essay will verse in a comparison between the ontological theories
regarding humanity and their consequences in the political camp, or more
specifically, the ontologies of freedom present in Spinoza and Heidegger. This
comparison is due to a similarity in the relation between the world and the
people who habit it, and in a second aspect, the repercussions those theories
have in the practical sense of freedom.
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1.-Introducción:
En este ensayo apuntare a hacer una comparación entre dos teorías ontológicas
sobre el humano y sus resultados en el campo político, o más específicamente,
las ontologías de la libertad respectivas de Spinoza y Heidegger. Esta
comparación se debe a una semejanza en cuanto a la relación del humano y el
mundo el cual habita, y, en segundo plano, las conclusiones que estas teorías
tienen en terreno práctico de la libertad.
Lo primero que se debe entender de esta teoría es que existe una sustancia única,
esto se debe al postulado de Spinoza donde explica los cuerpos y dice que dos
cuerpos de la misma naturaleza se limitarían entre sí. La única forma que exista
algo infinito, la sustancia, es que, por tanto, no exista una segunda sustancia pues
si no sería limitada.
Es necesario que la sustancia sea ilimitada para de esta forma poder contener
todo aquello percibible e imaginable, y para poder apelar a una razón la cual
regula todo por igual, ya que si hubieran dos sustancias podrían haber dos
razones. De otra forma quedaría fuera del alcance del conocimiento, y además
podrían existir varias sustancias tirando todo el sistema de Spinoza abajo.
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Ahora toca entender cuáles son aquellos modos, aquellas modificaciones dentro
de la sustancia. Los seres humanos, y todo aquello particular que existe es un
modo de la sustancia, también lo son las afecciones que suceden dentro de estos
determinados modos. El humano es un modo, el hombre particular es un modo
y la tristeza o felicidad de este hombre particular es un modo.
Los modos parecieran ser parte de la sustancia, de dios por tanto, pero no se
debe entender como sustancia APARTE. Son aun sustancia dios, solo que en
modo, pero aún están conectados totalmente a la sustancia original. Esto se
resuelve por lo dicho anteriormente, toda determinación es una negación, no
puede haber determinación pues habrían negaciones. De esto se saca que el
modo no puede ser una determinación, por tanto el humano no puede ser una
determinación de la sustancia y mucho menos una sustancia aparte.
Por otro lado hay autores los cuales postulan el connatus, la búsqueda de
perdurar en la existencia, como la esencia humana, mas esta esencia es de toda la
sustancia. Por tanto el humano tendría una copia del connatus de la sustancia,
una copia de la esencia.
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Para Spinoza no existe una real separación entre cuerpo y alma, aunque tampoco
son lo mismo. Pero al igual que la sustancia, el cuerpo y el alma son modos de
los atributos por decirlo de una manera burda. No es que la mente domine al
cuerpo o a la inversa, es que en ambos sucede lo mismo al mismo tiempo, pero
de diversa manera. Lo que se da en extensión se da también en pensamiento,
pero desde distintas perspectivas.
Todo esto implica que el ser humano actúa según sus relaciones internas, las
cuales actúan según los atributos y la sustancia. Por esto Spinoza entenderá la
3 DELEUZE Gilles, Spinoza: Filosofía Práctica, Buenos Aires, Fábula, 2004, pág. 42.
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Heidegger comienza viendo los errores y causas de estos en la concepción del ser
durante la historia. Considera que en parte se debe a que muchos han
considerado el tema obvio o imposible de resolver. Como Pascal señalaría, se cae
en absurdos al intentar esto. Por esto Heidegger decide enfocarse en la búsqueda
del ser desde la pregunta por el mismo.
Durante la primera parte de su libro Heidegger se dedicara a ver por cual ente
partir su análisis, o cual es el ente que debería ser interrogado. Por este camino
concluye que el ente el cual debe analizar y tratado por excelencia es el hombre, o
más específicamente, el Dasein. Este será considerado como la primacía
ontológica en la pregunta por el ser. Dicha primacía se debe a que es algo natural
del Dasein preguntarse por el tema ontológico, la pregunta ontológica es
característica de este ser, “La cuestión de la existencia es una “incumbencia” óntica del
Dasein4”.
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Heidegger pensara que el hombre, como aquel que encarna el Dasein, representa
la prioridad al momento de estudiar el ser porque: “al Dasein le pertenece con igual
originariedad como constitutivo de la comprensión de la existencia— una comprensión del ser de
todo ente que no tiene el modo de ser del Dasein”5. De esto se sigue que es “la condición
de posibilidad óntico-ontológica de todas las ontologías”6, por esto el Dasein debe ser
aquello que es primeramente cuestionado en la búsqueda del ser. Pues es aquel
del cual no podemos pensar sin que exista, y aquel que es condición necesaria
para pensar el ser.
El párrafo anterior implica al ser del Dasein como un “poder ser”, un algo no
terminado. Se da en su hecho de tener posibilidades varias. Usando un lenguaje
más heideggeriano, se da en su posibilidad de ser proyecto propio. Esto no
implica que sea proyecto o totalmente libre, si no que se da en el hecho de poder
ser posibilidad de ello.
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Nos plantea una necesidad en cuanto al ser del hombre. El Dasein del hombre
debe darse en un lugar donde las posibilidades sean posibles. Ya que el Dasein es
poder ser, no puede existir en un lugar donde no tenga posibilidades para ser, es
decir, ejercer su capacidad de poder ser. Aquí es donde Heidegger dice que
entonces el ser humano tiene que ser en el mundo, tiene que ser en un espacio
donde existan las posibilidades. Esto es el hombre en su relación con la
mundaneidad.
Heidegger escribe “Este carácter de ser del Dasein, oculto en su de‐dónde y adónde, pero
clara‐ mente abierto en sí mismo, es decir, en el “que es”, es lo que llamamos la condición de
este ente en su Ahí; de modo que, en cuanto estar‐en‐ el‐mundo, el Dasein es el Ahí. El
término “condición de arrojado” mienta la facticidad de la entrega a sí mismo8”. Esta frase
ilustra el hecho de que el Dasein tiene que estar arrojado, se esconde en su ser
arrojado. El ser del hombre es en factum, es en hecho, y en su capacidad de ser
hecho. No se puede pensar al hombre sin pensarlo en el mundo, y es
característica intrínseca del obrar en ese mundo. El hombre es acto y suceso en la
mundaneidad. De esto se desprende que el ser humano solo puede ser
conciencia de sí, ósea ejecutar su forma de Dasein, en esta relación. Es en el
hecho, en la mundaneidad, donde el Dasein se puede comprender como Dasein,
al mismo.
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El Dasein está abierto dice la cita que he usado. Está abierto al mundo, pero
como el mundo entra en relación con el Dasein, como entra en este, es la
siguiente duda la cual se debe responder. El hombre puede abrirse y relacionarse
con el mundo por ende, que el mundo entre en él, pero lo que no queda claro
aún es el cómo.
Tenemos que ahora entender que es el mundo en esta relación. O mejor que el
mundo, el a que es lo que está abierto el Dasein. La pregunta el autor la plantea
de la siguiente forma “¿cuál es el ente que debe constituir el tema previo y que debe
considerarse como terreno fenoménico preliminar?”9, la respuesta rápida es “las cosas”.
Pero esto no es suficiente para saldar el problema. Decir las cosas es dar por
supuesto que se debe entender por “cosa” y cuál es la entidad de las dichas. Hay
que explicar que son, y en qué sentido se diferencian del Dasein.
“Nosotros llamaremos al ente que comparece en la ocupación el útil”10, Aquí el autor da una
idea ya de que serán las cosas. Todas las cosas son útiles, pero no en el sentido de
que tengan un uso inmediato, sino en cuanto pueden ser usados o valorados por
el Dasein. El mundo tiene un carácter de utilidad. Heidegger lo explica así:
El hecho de que todas las cosas sean útiles para algo, implica que tiene que haber
un algo aparte que las use de útil. Este algo es el Dasein, este les da un algo y
también es necesaria su propia existencia. Heidegger dice que el útil nunca es en
sí un útil, sino que lo es en función de la existencia del Dasein. No hay
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mundaneidad sin Dasein, pero tampoco hay Dasein sin mundaneidad, el mundo
es un carácter del Dasein mismo.
Esto no quiere decir que los valores sean predeterminados, pueden cambiar en la
práctica. El valor está en la preconcepción, pero en la comprensión pueden
modificarse. Esto es el ser modificando al Dasein y el Dasein al mundo, esto es
lo que se le llama la circularidad de lo existente.
Es en un cierto modo “de estar vuelto hacia la muerte”13 que el hombre gana su
libertad. En cuanto el hombre asume su muerte como parte esencial de su
proyecto, este puede realmente ser libre. Es el hecho de la muerte lo cual
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Heidegger lo dice claro cuando escribe “es necesario caracterizar el estar vuelto hacia la
muerte como un estar vuelto hacia una posibilidad, a saber, hacia una posibilidad eminente del
Dasein mismo. Estar vuelto hacia una posibilidad, es decir, hacia un posible, puede significar
afanarse por algo posible, en tanto que ocuparse de su realización”14. Es la muerte la que
obliga a ser libre, me obliga a actuar en el mundo acorde a mis propios valores, la
muerte demuestra la libertad.
“El estar vuelto hacia la muerte,en cuanto adelantarse hasta la posibilidad, hace por primera
vez posible esta posibilidad y la deja libre en cuanto tal”15, “Libre para las posibilidades más
propias, determinadas desde el fin, es decir, comprendidas como finitas.”16. La muerte me
hace libre, me obliga a forzarme a lo real y apropiarme de mis posibilidades
como Dasein. La libertad es ontológica en cuanto el Dasein la usa
necesariamente para su relación para con el mundo, es necesaria en cuanto la
muerte me obliga a dirigirme hacia esa mundaneidad. Llama autentico a quien,
comprendiendo la imposibilidad de escapar de la muerte, se apodera de su
proyecto y del mundo como utensilio, entendiendo el círculo en el cual se
encuentra como Dasein.
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Hegel parte su crítica, muy a resumidas, con el problema del ser de las personas.
Si las personas son meramente modos de la sustancia, y solo la sustancia tiene
esencia propia, se despliega que los seres humanos no tienen esencia propia. Por
tanto nunca son capaces de ese segundo retorno el cual plantea Hegel. Nunca
pueden ser conscientes de su esencia, pues no la tienen, no pueden ser
conciencia de sí. Solo pueden estar conscientes de su participación en dios. Hegel
dice “el hombre debe reducirlo todo a Dios, pues dios es uno en todo; solo la esencia eterna de
dios es”17.
Para Hegel el problema de la libertad nace desde la misma concepción del ser en
Spinoza, el hombre está separado de su esencia, o no es la totalidad de la misma,
solo participa como “modo”. En esto Hegel tiene una cierta razón, la concepción
ontológica de Spinoza determina las posibilidades de libertad del sujeto, pero tal
vez no tanto como este piensa, pero esto lo explicare después. “en esto consiste el
retorno del espíritu a dios, y en esto consiste también la libertad humana; como modo, en cambio
el espíritu no posee libertad si no que es determinado por otros”18, el modo, el humano no
tiene libertad, es determinado por la sustancia.
17HEGEL G.W.F. , Lecciones sobre la filosofía de la Historia vol. III, México, Fondo de
Cultura Económica, 2012, pág. 327
18HEGEL G.W.F. , Op. Cit. (17), pág. 327
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“Una especie de conciencia, pero que se ha elevado a una potencia. […]Diría que es
la conciencia interna de otra cosa. A saber, es una conciencia de sí, pero que como tal
aprehende una potencia. Entonces, lo que capta esta conciencia de sí que se ha
elevado, que ha devenido conciencia de potencia, lo capta al interior de sí”21 , “esta
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Deleuze en este texto nos dice que si hay una conciencia de algo interior en el
sujeto, conciencia de una potencia interna.
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tanto en el cuerpo exterior como en mi cuerpo. Eso será el objeto de una noción común”25. La
noción común no es algo pre-existente, el individuo lo crea, y crea una relación
nueva entre el objeto y el individuo.
Sobre este mismo campo habla Antonio Negri, o al menos pareciera, cuando
habla de la innovación ontológica. Negri también defiende la existencia de la
libertad en Spinoza, e incluso dice que Hegel pareciera no haber terminado de
leer la ética. Hacemos similaridad de la innovación ontológica con las nociones
comunes de Deleuze, porque el marxista escribe “la libertad se construye en Spinoza a
través del deseo, en las diversas figuras naturales e intelectuales que la representan”27. Aquello
deseado puesto bajo una imagen común intelectual, similar a Deleuze.
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mundo”28, “producir la libertad del mismo modo que la eternidad […] y hacer de ello
construcción/reconstrucción del mundo”29. El cómo se interpreta el mundo lo modifica,
las nociones comunes cambian el cómo se actúa y percibe el mundo. La libertad
y la innovación van de la mano. La segunda pareciera, al igual que en Deleuze,
ser condición de la primera. Es en la creación que comienza la libertad.
El propósito ahora es unir y diferenciar estas dos teorías, por lejanas que
parezcan tienen ciertos puntos en común, y sus diferencias tampoco son algo
para tomar por obvias, ni las repercusiones en cuanto a la libertad de estas.
Negri escribe en uno de sus textos: “lo que proponía Spinoza era una nueva ontología.
[…] una ontología de la inmanencia que borraba la más leve huella del trascendentalismo, una
ontología de la experiencia”32. La ontología de Spinoza abre al sujeto totalmente al
mundo, o en verdad la sustancia se abre en el individuo, o se manifiesta, pero el
possibility of Da-Sein. But death is also the impossibility of presence”, A. Negri, Spinoza
for our time, Columbia university press, 2013, New York, pág. 58
32 A. Negri, Spinoza for our time, Columbia University press, 2013, New York, pág. 141
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Sobre este aspecto también se debe señalar la similaridad del ser como
inmanente, como que el ser es ser en cuanto es ser-ahí. Ambos autores ponen al
ente humano en el mundo, en la inmanencia del mundo, en el estar-siendo-allí.
Negri escribe sobre esto “el primer elemento compartido, de la introspección en el terreno
33“Heidegger and Spinoza propose to us a return to earth, an exit from any transcendent
or transcendental illusion, a recognition that being belongs to us, we who constitute it,
and that this world is a tissue of human relations” Cfr. Negri, Spinoza for our time,
Columbia university press, 2013, New York, pág. 67
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ontológico en la cual Spinoza y Heidegger embarcan, consiste en afirmar radicalmente ser como
siendo con”34.
34 “The first element of the shared introspection in which Spinoza and Heidegger engage
on ontological terrain consists of radically affirming being as being-with”.Cfr. Negri,
Spinoza for our time, Columbia university press, 2013, New York, pág. 63
35“Freedom is “being-for-death”. Cfr. Negri, Spinoza for our time, Columbia university
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6.-Conclusión:
La duda que queda abierta entre ambas filosofías es: ¿mentarnos como seres que
actúan por una necesidad y una imitación que nos lleva a todos hacia la
democracia y bien común, al coste de una libertad total? o ¿pensarnos como
seres totalmente libres, capaces de las peores maldades?.
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Bibliografía:
Hegel G:W:F: , Lecciones sobre la filosofía de la Historia vol. III, México, Fondo de
Cultura Económica
Negri Antonio, Spinoza for our time, Columbia university press, 2013, New York
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