LibroVol343 3

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R E P U B L I C A A R G E N T I N A

FALLOS
DE LA

Corte Suprema
DE

Justicia de la Nacion

PUBLICACION A CARGO DE LA SECRETARIA


DE JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL

TOMO 343 – VOLUMEN 3

NOVIEMBRE-DICIEMBRE

2020
Corte Suprema de Justicia de la Nación. Fallos
Tomo 343 : fallos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación :
Volumen del tomo 2 / 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Corte
Suprema de Justicia de la Nación, 2021.

Libro digital, PDF/A

Archivo Digital: descarga y online


ISBN 978-987-1625-82-6

1. Fallos de la Corte. 2. Jurisprudencia. I. Título.


CDD 347.077
FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
DE JUSTICIA DE LA NACION
CONSULTA DE JURISPRUDENCIA DE LA
CORTE SUPREMA DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

En la Colección “Fallos” se publican solo las sentencias más


trascendentes que emite el Tribunal (acordada 37/2003).

En el sitio de Internet www.csjn.gov.ar, se puede consultar la


totalidad de las sentencias en forma inmediata a su dictado y
mediante diversos parámetros de búsqueda.

Entre las bases disponibles, se hallan las siguientes:

1.– Base única de Sumarios de fallos (desde 1863 – a la fecha)

2.– Base de Fallos Completos (desde 1994 – a la fecha)

3.– La biblioteca completa de los Tomos de la colección “Fallos”


(desde el Tomo 1°)

4.– Búsqueda de precedente por la Cita de la colección “Fallos”

5.– Suplementos de Actualización Jurisprudencial

6.– Posibilidad de consultar todas las sentencias por Acuerdo

7.– Las Novedades más importantes sobre la jurisprudencia


del Tribunal
R E P U B L I C A A R G E N T I N A

FALLOS
DE LA

Corte Suprema
DE

Justicia de la Nacion

PUBLICACION A CARGO DE LA SECRETARIA


DE JURISPRUDENCIA DEL TRIBUNAL

TOMO 343 – VOLUMEN 2

NOVIEMBRE-DICIEMBRE

2020
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1457
343

NOVIEMBRE

BERTUZZI, PABLO DANIEL y Otro c/ EN - PJN y Otro s/


Amparo ley 16.986

TRASLADO DE JUECES

La cuestión excede el interés de las partes, toda vez que las respuestas
que se ofrezcan tendrían directa incidencia sobre la integración de uno
de los Poderes del Estado e influencia sobre la garantía del juez natural.

TRASLADO DE JUECES

La acordada 4/2018, voto de la mayoría, dispuso en su art. 3º, que no co-


rrespondía habilitar un Tribunal Oral en lo Criminal Federal, que había
sido creado por la ley 27.307 mediante el mecanismo de transformación
de un Tribunal Oral en lo Criminal de la Capital Federal; es decir, en nin-
gún momento ese decisorio asignó carácter definitivo a los traslados; en
realidad sostuvo lo contrario.

TRASLADO DE JUECES

La acordada 4/2018 evitó la conversión -temporaria o definitiva, para el


caso es lo mismo- de jueces nacionales ordinarios en jueces federales,
es decir el nombramiento de jueces por salto de fuero.

TRASLADO DE JUECES

La acordada 4/2018 evitó que mediante el mecanismo del traslado se de-


signaran jueces de modo permanente, pues ello se encontraba al mar-
gen del procedimiento constitucional.
1458 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

TRASLADO DE JUECES

La acordada 7/2018 evitó que magistrados capacitados para actuar fren-


te a hipótesis concretas regidas por normas específicas (legislación
común u ordinaria) fueran habilitados por la vía de los traslados para
intervenir y resolver situaciones diferentes regidas por normas sustan-
tivas también distintas (legislación federal).

TRASLADO DE JUECES

Toda vez que se encuentra descartado ya en la acordada 4/2018 que los


traslados pudieran resultar en nombramientos permanentes de ma-
gistrados, el planteo de la acordada 7/2018 debe entenderse como una
pregunta acerca de las condiciones de validez de los traslados en tanto
designaciones transitorias.

TRASLADO DE JUECES

Cuando la acordada 7/2018 concluye en que no es necesaria la instru-


mentación de un nuevo procedimiento de designación conforme las
exigencias del artículo 99, inc. 4º, de la Constitución Nacional para los
traslados de magistrados federales con el fin de desempeñarse después
de cumplir otros recaudos dentro de la misma jurisdicción federal, se
refiere a la validez de ese traslado, como no podría ser de otra forma, en
tanto designación transitoria.

TRASLADO DE JUECES

La acordada 7/2018 define las condiciones de validez del traslado de ma-


gistrados integrantes de órganos jurisdiccionales nacionales ordinarios
de la Capital Federal a tribunales federales con asiento en esa ciudad,
pero no se pronuncia sobre la temporalidad de las designaciones que
resultan de un traslado.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1459
343

TRASLADO DE JUECES

Al disponer en la acordada 7/2018 que los traslados que se hubieran


dispuesto fuera de las condiciones señaladas deberán cesar cuando
concluya el procedimiento constitucional previsto para la cobertura de
los cargos respectivos (considerando VIII), lo que se pretende es evitar
situaciones potencialmente frustratorias del servicio de justicia o que
puedan implicar un retardo en su prestación, de ningún modo se está
librando un salvoconducto para habilitar nombramientos bajo el rótulo
de traslados en el caso en que se trate de jueces del mismo fuero.

TRASLADO DE JUECES

La temporalidad que se le asignó a los traslados entre cargos con com-


petencias diferentes, no significa que los traslados entre cargos de simi-
lar competencia no fueran también transitorios.

TRASLADO DE JUECES

Las acordadas 4/2018 y 7/2018 son decisiones de superintendencia; no


pueden ser consideradas aisladamente una de la otra, como ocurre
cuando se omite sostener que el primer artículo de la acordada 7/2018
expresa claramente que se reitera la plena vigencia de la acordada
4/2018, donde se afirma repetidamente que la única forma de acceder de
modo definitivo a la magistratura es conforme al mecanismo de los arts.
114 incs. 1 y 2 y 99 inc. 4 de la Norma Fundamental.

TRASLADO DE JUECES

Las acordadas 4/2018 y 7/2018 son decisiones de superintendencia cuyo


texto no puede ser interpretado selectiva o arbitrariamente, recortando
la parte que podría resultar -aun bajo una óptica errónea- favorable a
un interés, como acontece cuando se asume una respuesta referida a
un traslado (no se necesita un nuevo acuerdo) como si se refiriera a un
nombramiento definitivo.
1460 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

TRASLADO DE JUECES

Las acordadas 4/2018 y 7/2018 son decisiones de superintendencia que


no pueden ser interpretadas con prescindencia del ordenamiento jurí-
dico que complementan, lo que se verifica cuando se pretende olvidar la
vigencia de la Constitución Nacional en la materia.

INTERPRETACION DE LA LEY

La tarea de interpretación de las leyes lato sensu comprende la armoni-


zación de sus preceptos y su conexión con las otras normas que integran
el ordenamiento jurídico, evitando darles un sentido que ponga en pugna
sus disposiciones, destruyendo las unas por las otras, y adoptando como
criterio verdadero el que las concilie y deje todas con valor y efecto.

INTERPRETACION DE LA LEY

Es un principio de recta interpretación que los textos legales no deben


ser considerados, a los efectos de establecer su sentido y alcance, ais-
ladamente, sino correlacionándolos con los que disciplinan la misma
materia, como un todo coherente y armónico, como partes de una es-
tructura sistemática considerada en su conjunto y teniendo en cuenta
la finalidad perseguida por aquellos.

INTERPRETACION DE LA LEY

La interpretación de la ley debe practicarse computando la totalidad


de sus preceptos, de manera que armonice con todas las normas del
ordenamiento jurídico vigente y del modo que mejor concuerden con los
principios y garantías de la Constitución Nacional.

TRASLADO DE JUECES

No hay en el texto de las normas de superintendencia - acordadas 4/2018


y 7/2018- cláusula alguna que sostenga que los traslados son definitivos ni
puede efectuarse para llegar a semejante conclusión una interpretación
extensiva de aquellas que pueda sortear un test básico de razonabilidad.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1461
343

TRASLADO DE JUECES

Asimilar los institutos del nombramiento y el del traslado, importa con-


fundir un acto institutivo que requiere del cumplimiento de un procedi-
miento complejo e interpoderes destinado a integrar uno de los poderes
constitucionales del Estado -con funcionarios que incluso pueden pro-
venir desde fuera del Poder Judicial-, con otro acto que no es institutivo
sino destinado a optimizar los recursos disponibles para garantizar la
eficiencia y continuidad de una función estatal e involucra exclusiva-
mente a magistrados que ya revisten la calidad de tal, o sea que ya están
dentro del Poder Judicial.

TRASLADO DE JUECES

Debido a la diferente naturaleza y relevancia de los actos de nombra-


miento y traslado es que la Constitución regula uno de ellos (el nom-
bramiento) y nada dice del otro (el traslado), que deriva a la regulación
infra-constitucional; así la palabra nombra, nombramiento y su plural
nombramientos son las únicas utilizadas en el inc. 4 del art. 99 y en el
inc. 2 del art. 114 de la Norma Fundamental y con relación a los trasla-
dos, la Constitución nada dice por cuanto se trata de actos de organiza-
ción y no instituyentes de investidura.

TRASLADO DE JUECES

Pretender que al ser preguntada sobre la validez de ciertos traslados


-porque esa fue la pregunta que desemboca en la acordada 7/2018- la
Corte respondió sobre la validez de nombramientos, asimilándolos o
convirtiendo a los primeros en los segundos, equivale a tergiversar los
términos de lo preguntado y lo respondido.

TRASLADO DE JUECES

Asumir que la respuesta sobre los traslados los convierte en designa-


ciones equivale a: a) desde el punto de vista lógico, trasmutar lo pregun-
tado y lo respondido por la Corte en sus acordadas 4/2018 y 7/2018; y b)
desde el punto de vista jurídico, igualar un acto institutivo inter-poderes
regulado por la Constitución con un acto de administración, derivado a
la reglamentación infraconstitucional.
1462 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

TRASLADO DE JUECES

Asumir que la respuesta sobre los traslados los convierte en desig-


naciones equivale a : a) desde el punto de vista jurídico, asumir que
por una acordada u otra norma infra-constitucional se puede reformar
la Norma Fundamental (razonamiento que no resiste el más mínimo
escrutinio); y, b) desde el punto de vista jurisdiccional, aparatarse -sin
explicar los motivos- de precedentes de la Corte en referencia a la
exigencia de seguir el procedimiento constitucional de selección por
el Consejo de la Magistratura, nominación por el Poder Ejecutivo y
acuerdo por el Senado para el nombramiento o designación definitiva
de jueces (Uriarte (Fallos:338:1216) y Rosza (Fallos:330:2361) citados
en la acordadas 4/2018 y 7/2018).

TRASLADO DE JUECES

Solo una presunción podría dar lugar a sostener que los traslados son
definitivos, lo que es inadmisible como procedimiento legal de interpre-
tación frente a la vigencia de una cláusula constitucional explícita.

TRASLADO DE JUECES

Los precedentes de la Corte Suprema nunca admitieron que los trasla-


dos fuesen definitivos, ni que constituyan en una alternativa al concur-
so; así en las causas Rosza, Aparicio y Uriarte, la Corte ha sostenido la
necesidad de cumplir con el procedimiento constitucional de nombra-
mientos de jueces como único modo de garantizar el derecho de todos
los habitantes de ocurrir ante aquellos con la seguridad de que sus plan-
teos serán decididos por tribunales que están plenamente legitimados
por la Constitución Nacional para administrar justicia en forma inde-
pendiente e imparcial.

TRASLADO DE JUECES

Ante el supuesto de producirse una vacante, y con el puntual objetivo


de preservar el derecho de las personas de contar con un tribunal que
atienda en tiempo oportuno a sus reclamos hasta tanto esa vacante
sea cubierta con el nombramiento previsto por la Constitución Nacio-
nal, la Corte admitió la existencia de un régimen de subrogaciones
como un sistema de contingencia, según los términos de “Uriarte” o
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1463
343

un sistema alternativo y excepcional, según las palabras de “Rosza”;


pero fue justamente teniendo en cuenta que esos jueces subrogantes
están llamados a cumplir el mismo servicio y ejercer el mismo poder
que los jueces titulares, esto es, administrar justicia y decidir sobre los
derechos de los justiciables, que la Corte mantuvo un criterio estricto
a la hora de examinar la validez de los recaudos y del procedimiento
para su designación.

TRASLADO DE JUECES

La única interpretación posible del sistema de fuentes del derecho ar-


gentino es que los traslados no pueden convertirse en un procedimien-
to para el nombramiento permanente de magistrados, pues ello está al
margen de la clara letra de los arts. 99, inc. 4º, segundo párrafo y 114
incs. 1 y 2 de la Constitución Nacional.

TRASLADO DE JUECES

La única vía de acceso a la magistratura federal lo es para un cargo es-


pecífico, por lo que queda descartado que pueda considerarse satisfecho
el proceso de designación de un magistrado como permanente tomando
en cuenta que ya ostenta tal calidad para ejercerla en otro tribunal con
una competencia específica, ya sea bajo la forma de una transformación
o de un traslado.

TRASLADO DE JUECES

En la acordada 4/2018, el voto mayoritario de la Corte se cuidó de no


asimilar al traslado con el nombramiento para evitar que el traslado se
convirtiera en un nombramiento encubierto, pues esta modalidad -la del
nombramiento o designación encubierta en un traslado- no tiene previ-
sión constitucional alguna.

JUECES

El principio de la designación de magistrados por un procedimiento


complejo es parte de la garantía de la independencia del Poder Judicial.
1464 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

JUECES

El único sistema de designación de jueces inferiores en el derecho ar-


gentino es el que viene precedido de un concurso realizado en el Conse-
jo de la Magistratura y cuenta con la participación del Poder Ejecutivo y
el acuerdo del Honorable Senado de la Nación.

TRASLADO DE JUECES

Las costumbres inconstitucionales no generan derecho, por lo que pre-


sumir que un traslado es definitivo solo porque así ofició, de facto, en
varias oportunidades, sin que exista norma jurídica alguna que conva-
lide esa aspiración es tolerar, por una situación específica, lo que no es
tolerable como regla general, consolidando jurídicamente situaciones
de hecho que conducen indefectiblemente a la anomia.

TRASLADO DE JUECES

No es inconstitucional el traslado como tal sino su pretensión de conver-


tirse en una designación definitiva vulnerando el mecanismo constitu-
cional previsto para los nombramientos.

TRASLADO DE JUECES

La resolución 183/2020 del Consejo de la Magistratura, en tanto preten-


de -en sentido contrario a lo establecido por las acordadas de la Corte-
enmendar parcialmente el procedimiento de traslado de magistrados
para convertirlo en un nombramiento con carácter definitivo, generan-
do la intervención del Senado pero sin la previa selección específica pre-
vista para la cobertura de esos cargos y la remisión de ternas al Poder
Ejecutivo Nacional (art. 114, incs. 1 y 2 de la Norma Fundamental), debe
ser descalificada por su inconstitucionalidad.

JUECES

El procedimiento de los arts. 99, inc 4, segundo párrafo, y 114 de la Cons-


titución Nacional, es el único mecanismo para acceder a una judicatura
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1465
343

específica y es también un procedimiento complejo que no puede com-


pletarse por partes sino de forma íntegra.

TRASLADO DE JUECES

La cobertura de vacantes por mecanismos no previstos por la Cons-


titución Nacional, asumidos como transitorios pero con vigencia
sine die, ha sido lamentablemente una constante en los últimos
tiempos que ha requerido en varias ocasiones la intervención de la
Corte para resolver situaciones enojosas o necesitadas de interpre-
tación y por tratarse de un tema recurrente que no solo involucra a
los actores sino a buena parte de la magistratura, comprometiendo
al normal funcionamiento de uno de los poderes del Estado, no le es
posible a la Corte como cabeza del Poder del Estado, que sufre las
consecuencias de esta situación, desentenderse de contribuir a la
solución de este problema.

TRASLADO DE JUECES

La cuestión debatida excede el interés de los recurrentes, aunque los


comprende, pues si se suman los cargos vacantes que registran cobertu-
ras no definitivas con aquellos que se encuentran sin cubrir, se arriba a
un porcentaje que ha oscilado en los últimos años entre el 20% y el 30 %
del total de la magistratura (federal y nacional ordinaria).

TRASLADO DE JUECES

La modificación al Reglamento de Traslado de Jueces constituye un he-


cho sobreviniente al dictado de la acordada 7/2018 que no resulta com-
patible con las pautas allí fijadas, en tanto en vez de receptar la pauta
de marcada excepcionalidad señalada en la acordada citada para con-
siderar la solicitud de un traslado, establece un criterio restrictivo que
inmediatamente relativiza al sostener que puede darse cierta laxitud a
alguna de las pautas propuestas teniendo en consideración el contexto
en el cual es formulada cada solicitud en particular.
1466 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

TRASLADO DE JUECES

La modificación al Reglamento de Traslado de Jueces constituye un he-


cho sobreviniente al dictado de la acordada 7/2018 que no resulta compa-
tible con las pautas allí fijadas, pues y a pesar de lo advertido en la acor-
dada citada, la modificación reglamentaria sostiene, paradójicamente,
que si bien está claro que son mecanismos diferentes (se entiende que
se refiere al nombramiento y al traslado), y que los nombramientos por
vía de traslados no se encuentran expresamente previstos en el art. 114
de la Constitución Nacional, ambos representan en última instancia una
designación definitiva, contradiciendo así la línea de doctrina judicial de
la Corte y sus acordadas.

TRASLADO DE JUECES

Con la modificación introducida en 2019 por el Consejo de la Magistra-


tura, el régimen de traslados vigente, con la pretensión de regular “en
última instancia una designación definitiva”, se aleja de la intención de
la norma que reemplaza y no establece ningún recaudo objetivo para
individualizar a uno entre los potenciales candidatos a ocupar una va-
cante, sino que alcanza con la petición del interesado y la omisión del
Consejo de la Magistratura en llamar a un concurso para saltear el pro-
cedimiento constitucional; de modo tal que el sistema no prevé ningún
valladar para evitar la designación por motivos indebidos y busca de-
signar jueces de manera permanente al margen del art. 99, inciso 4º,
segundo párrafo, de la Constitución Nacional.

TRASLADO DE JUECES

El Reglamento de Traslado de Jueces en tanto abre un atajo al camino


establecido en la Constitución Nacional, dejando en manos del Consejo
de la Magistratura la posibilidad de designar jueces en forma definitiva,
resulta absolutamente incompatible con la jurisprudencia de la Corte
- Rosza, Uriarte y Aparicio - para adquirir la calidad de juez, en tanto
soslaya la necesaria excepcionalidad institucional y el carácter transi-
torio de tal remedio.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1467
343

TRASLADO DE JUECES

El Reglamento de Traslados de Jueces violenta la Constitución Nacio-


nal porque omite la participación necesaria de los tres poderes del Esta-
do para designaciones definitivas: Consejo de la Magistratura, mediante
una propuesta vinculante en terna como culminación del procedimiento
de selección de postulantes, Poder Ejecutivo, a través de la nominación
de un candidato, y Senado, otorgándole el acuerdo.

TRASLADO DE JUECES

Como están concebidos, los traslados de magistrados de forma definiti-


va, no cumplen con los recaudos constitucionales para la designación de
magistrados y por ello socavan el pilar fundamental de la independencia
judicial y los derechos de los justiciables.

FACULTADES DE LA CORTE SUPREMA

Corresponde que la Corte Suprema, como cabeza del Poder Judicial de


la Nación y en ejercicio de la potestad y el deber constitucional, adoptar,
en el ámbito de sus atribuciones, las medidas necesarias y apropiadas
para evitar la afectación en la continuidad de la correcta administración
de justicia, disponiendo lo necesario para que el endémico problema
de la cobertura no definitiva de cargos en la magistratura encuentre
solución y no se recurra a ella en busca de indulgencias ni moratorias
constitucionales.

TRASLADO DE JUECES

Así como no hay traslados “buenos” y traslados “malos”, tampoco hay


violaciones constitucionales disculpables y no disculpables, porque
esta diferenciación arbitraria y antojadiza es el tobogán que conduce
a la anomia.
1468 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

TRASLADO DE JUECES

Tratándose el tema de traslado de magistrados una cuestión que viene


de lejos en el tiempo y con creciente tendencia a expandirse, lo justo
es que se evite que al resolver la causa se consolide un problema ma-
yor, que no es solamente interno y cuantitativo, relativo al número de
magistrados trasladados, sino también externo y cualitativo, en tanto
se vincula con la garantía del juez natural y la justicia independiente y
no se trata de una preocupación corporativa, sino de un problema sis-
témico que compromete a cláusulas de las llamadas parte dogmática y
parte orgánica de la Constitución Nacional, en tanto afecta a la garantía
del derecho a la jurisdicción (art. 18) y a la conformación de uno de los
poderes del Estado (arts. 94, inc. 4 y 114 incs. 1 y 2).

TRASLADO DE JUECES

Toda vez que existen cuestiones relativas a los traslados que no han re-
cibido una adecuada definición normativa corresponde exhortar al Po-
der Legislativo para que regule esta institución, asumiendo que se trata
de un mecanismo de contingencia, transitorio, que no debe ser utilizado
como alternativa ni en reemplazo del nombramiento constitucional.

FACULTADES DE LA CORTE SUPREMA

Corresponde a la Corte Suprema, en ejercicio de su función institucio-


nal, recordar el deber de ajustar las conductas de los órganos de gobier-
no a la Constitución Nacional, evitando y/o desalentando las costumbres
que se apartan de ella por razones de conveniencia circunstancial.

SEGURIDAD JURIDICA

La seguridad jurídica, que constituye una de las bases principales de


sustentación de nuestro ordenamiento, cuya tutela innegable compete a
los jueces y que es reiteradamente reclamada por distintos sectores de
la sociedad como presupuesto necesario para su desarrollo, no consiste
en la mera repetición de actos jurídicos sino en la concordancia de esos
actos con el derecho vigente, empezando por la Constitución Nacional.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1469
343

SEGURIDAD JURIDICA

Los tribunales de justicia tienen un rol decisivo para alentar las prác-
ticas constitucionales y desalentar las que contradicen la Norma Fun-
damental, asumiendo que nunca se afecta la seguridad jurídica cuan-
do se adapta una conducta a la Constitución Nacional, aun cuando ello
implique modificar una práctica, o las expectativas generadas por esa
práctica, si es contraria a la Norma Fundamental.

SEGURIDAD JURIDICA

Dado que la estabilidad de las decisiones jurisdiccionales constituye un


presupuesto ineludible de la seguridad jurídica, que adquiere dimensión
constitucional, con más razón en cuanto se vincula con el ejercicio de las
atribuciones de los poderes, toda vez que cuando un tribunal cambie de
criterio, algo que excepcionalmente puede suceder, es su deber explicar
con particular elocuencia los motivos que lo impulsan a dicha mutación.

CORTE SUPREMA

La Corte, como intérprete suprema de la Constitución Nacional, debe


tener especial celo en no modificar injustificadamente su propia juris-
prudencia, porque en ella se aloja el último reservorio de respuestas
ajustadas al derecho vigente y la confianza de la comunidad de que al
actuar conforme a ellas no habrá de sufrir recriminaciones jurídicas.

TRASLADO DE JUECES

Convalidar judicialmente una nueva modalidad de nombramiento o de-


signación definitiva para cubrir un cargo de juez, por fuera de la secuen-
cia concurso - nominación - acuerdo, supondría para la Corte además
de violentar la Constitución Nacional (art. 99, inc. 4, segundo párrafo y
art. 114, incs. 1 y 2) y el texto de sus acordadas (acordada 4/2018, consi-
derando XV entre otros y acordada 7/2018 art. 1) contradecir lo afirmado
con especial celo en sus propios precedentes Uriarte, Rosza y Aparicio,
debiendo en tal caso explicar los motivos de dicho apartamiento.
1470 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

TRASLADO DE JUECES

En los precedentes Uriarte, Rosza y Aparicio, en la salvaguarda de los


preceptos relacionados con la designación de magistrados, la Corte ha
debido corregir prácticas que se alejaban de la regla constitucional,
aunque ello implicara modificar situaciones consolidadas de facto.

TRASLADO DE JUECES

Los traslados no deben entenderse como un atajo para el nombramien-


to de jueces con carácter permanente y definitivo, pues la Constitución
Nacional prevé a tal efecto un solo mecanismo, en sus arts. 99, inc. 4º,
segundo párrafo, y 114, incs. 1 y 2; mecanismo que constituye un proce-
dimiento complejo que no puede cumplirse parcialmente.

TRASLADO DE JUECES

Interpretar que el derecho reconoce a los traslados como definitivos


implicaría asumir que hay fuente normativa suficiente para optar en-
tre dos reglas de acceso a la magistratura: a) o puede hacérselo por el
proceso de concurso, nominación y acuerdo; b) o puede hacérselo por
traslado, sin cumplir con alguna, algunas o todas las etapas descriptas
(el concurso, la nominación y/o el acuerdo); esta segunda vía de acceso
no solo contradice el texto constitucional explícito sino que carece de
asidero en el texto de las acordadas 4/2018 (voto de la mayoría) y 7/2018
y la jurisprudencia emanada de la Corte.

TRASLADO DE JUECES

Las acordadas 4/2018 y 7/2018 impidieron en su momento la conversión


de jueces nacionales ordinarios en jueces federales y evitaron que los
traslados se convirtieran en nombramientos definitivos; tales votos de-
ben leerse no sólo en clave de la situación que puntualmente evitaron en
su momento sino con una mirada de presente y de futuro, pues evitan y
evitarán los intentos de cobertura inconstitucional de vacantes de forma
definitiva, clausurando la posibilidad de que se recurra a la Corte en
busca de indulgencias o moratorias constitucionales.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1471
343

TRASLADO DE JUECES

Nunca hubo un fundamento jurídico válido para considerar los traslados


como definitivos, como no sea cierta práctica contra-constitutionem ali-
mentada por la duración sine die de los traslados.

TRASLADO DE JUECES

Toda vez que se afecta la seguridad jurídica cuando los tribunales cam-
bian de criterio sin dar motivos plausibles de dicho apartamiento, admi-
tir que los traslados extendidos sine die puedan ser equivalentes a las
designaciones definitivas, implica contradecir no sólo la Norma Funda-
mental sino también precedentes específicos de la Corte sin explicar los
motivos.

TRASLADO DE JUECES

En la medida en que las acordadas 4/2018 y 7/2018 - por reenvío a aque-


lla- invocan las cláusulas constitucionales a cumplimentar y los prece-
dentes de la Corte que refieren a ello (Rosza y Uriarte), no es posible
sostener válidamente que ha habido un cambio de criterio jurídico o una
reinterpretación de normas sino una decisión de superintendencia que
está en línea con los fallos de marras, como así también con los prece-
dentes Nisman y Corrales.

TRASLADO DE JUECES

Toda vez que los recurrentes son jueces que ocupan sus actuales car-
gos de modo no definitivo, por no haber cumplido con el procedimiento
previsto por la Constitución Nacional, hasta tanto se dirima la cobertu-
ra de los cargos vacantes de acuerdo al procedimiento constitucional,
los jueces trasladados permanecerán en sus funciones y gozarán de
la garantía constitucional de inamovilidad, sin que deban volver a sus
tribunales de origen, por cuanto los traslados a los cargos que ocupan
son legítimos como tales¸ evitando así una situación de incertidumbre
jurisdiccional con consecuencias que podrían traducirse no sólo en im-
punidad o riesgo de tal en el juzgamiento de delitos de suma gravedad
que hayan merecido sus intervenciones o que las merezcan en el futuro,
sino también en violación de garantías respecto de las personas que hu-
biesen sido absueltas o sobreseídas.
1472 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

TRASLADO DE JUECES

Si los cargos de jueces vacantes fuesen cubiertos con celeridad, siguien-


do el único procedimiento constitucional (arts. 99, inc. 4, segundo párra-
fo, y 114, incs. 1 y 2 de la Norma Fundamental) las coberturas transito-
rias como el traslado serían excepcionales.

PODER JUDICIAL

La primera condición para lograr celeridad en la justicia es lograr cele-


ridad en la cobertura de sus vacantes, pues de lo contrario se recarga el
trabajo del resto de los jueces.

PODER JUDICIAL

La no cobertura a tiempo de las vacantes no sólo genera instancias in-


terpretativas, dificultades de acceso a la justicia y demora en la reso-
lución de pleitos, sino que tiene un efecto distorsivo muy grave para el
equilibrio de los poderes, pues uno de ellos queda mermado con relación
a los otros, afectando el sistema republicano de gobierno.

TRASLADO DE JUECES

El Reglamento de Traslado de Jueces del Consejo de la Magistratura


del Poder Judicial de la Nación (resolución 155/00), luego de la modifi-
cación operada por la resolución 270/19, es inconstitucional, por cuanto
omite instancias previstas por la Constitución Nacional para la cober-
tura definitiva de los cargos vacantes e igual descalificación, y por los
mismos motivos, corresponde sea decretada para la resolución 183/20
del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación.

TRASLADO DE JUECES

El Congreso de la Nación es el órgano encargado de regular la insti-


tución de los traslados de magistrados y la Corte ha expresado pautas
constitucionales concretas sobre la transitoriedad de los mismos y la
compatibilidad de fueros para su viabilidad, por lo que la regulación con-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1473
343

gresional permitirá contar con parámetros objetivos referidos a otras


cuestiones no reguladas, tales como la incidencia de la modificación
de la circunscripción territorial del traslado, o los límites de la igual o
similar competencia material de los tribunales concernidos otorgando
certeza a los magistrados y evitando revisiones esporádicas de su status
jurídico y a los justiciables, en relación a la garantía constitucional del
juez natural.

CONSEJO DE LA MAGISTRATURA

Corresponde al Consejo de la Magistratura de la Nación promover y ac-


tivar la realización de los concursos de los cargos vacantes y restringir
al máximo la promoción de nuevos traslados y en el caso de los cargos
ocupados por los recurrentes, convocar a un nuevo y específico concur-
so para cubrir las dos vacantes de la Sala I de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal.

TRASLADO DE JUECES

Corresponde que los magistrados recurrentes en la causa, y todos


aquellos que ocupan transitoriamente cargos de la judicatura por tras-
lado, continúen ejerciéndolos y gozando de la garantía de inamovili-
dad hasta el momento en que sean designados por nombramiento los
magistrados que ocupen de modo definitivo dichos cargos, luego de
cumplido el proceso constitucional de los arts. 114, incs. 1 y 2 y 99, inc.
4, en todas sus etapas.

TRASLADO DE JUECES

Los jueces trasladados, incluidos los magistrados recurrentes en la cau-


sa, no deben ver cercenado en ninguna forma su eventual participación
en los concursos de los cargos que actualmente ocupan ni de otros que
se convoquen, recordándose para lo pertinente la vigencia de lo decidi-
do por la Corte en las causas Rizzo y Uriarte.
1474 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

TRASLADO DE JUECES

Corresponde declarar que la autoridad institucional del fallo que se dic-


ta en la causa no privará de validez a los actos procesales cumplidos por
los jueces trasladados hasta el momento de la designación definitiva de
los magistrados titulares de esos cargos.

TRASLADO DE JUECES

La circunstancia de que los actores no hayan cuestionado formalmente


los decretos 750/20 y 752/20 que dispusieron el cese de los traslados al
tribunal en el que ejercían su magistratura, no constituye un obstáculo
insalvable para ingresar al estudio de la cuestión planteada, toda vez
que sí han controvertido la plataforma sobre la cual fueron dictados,
esto es, la resolución 183/20 del Consejo de la Magistratura, pues la Cor-
te cuenta con facultades para avocarse al examen de las actuaciones,
y aun proceder de oficio, frente a la posible transgresión de principios
fundamentales inherentes a la mejor y más correcta administración de
justicia, velando por su eficacia en el cumplimiento de los altos deberes
que al respecto le conciernen (Voto de la jueza Highton de Nolasco).

ACTOS PROPIOS

La llamada doctrina de los actos propios debe aplicarse en el campo


del derecho público con las necesarias adaptaciones, es decir, con las
discriminaciones impuestas por la naturaleza de lo que constituye la
sustancia de aquél (Voto de la jueza Highton de Nolasco).

ACTOS PROPIOS

La doctrina del venire contra factum propium non valet no puede vin-
cular a la Administración cuando la conducta precedente no se ajusta a
la ley imperativa aplicable al caso, ya que la tutela de las expectativas
generadas en los administrados no puede primar sobre el principio de
legalidad al que se encuentra sometida la actividad del Estado (Voto de
la jueza Highton de Nolasco).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1475
343

ACTOS ADMINISTRATIVOS

La estabilidad de los actos administrativos cede cuando la decisión


revocada carece de las condiciones esenciales de validez por hallarse
afectada de vicios graves y ostensibles en su forma, competencia o con-
tenido, fue dictada sobre la base de presupuestos fácticos manifiesta-
mente irregulares, reconocidos o fehacientemente comprobados, o, en
otras palabras, fue dictada a raíz de un error grave de derecho; en estos
casos, la facultad revocatoria, aunque es de interpretación restrictiva,
encuentra justificación en la necesidad de restablecer sin dilaciones el
imperio de la juridicidad comprometida por aquellos actos administrati-
vos irregulares (Voto de la jueza Highton de Nolasco).

TRASLADO DE JUECES

El procedimiento de traslado debatido en la causa difiere sustancial-


mente del traslado de jueces dispuesto mediante una ley del Congreso
de la Nación como consecuencia inexorable del ejercicio de su potestad
constitucional exclusiva de transformar tribunales, pues mientras en el
primer caso el juez trasladado pasa a ocupar un cargo que se encuentra
vacante, en el segundo, además de ser el Congreso de la Nación quien
dispone el traslado, el juez trasladado pasa a integrar el nuevo tribunal
constituido como consecuencia de la transformación y, por tanto, disolu-
ción del tribunal en el que cumplía funciones hasta ese momento (Voto
de la jueza Highton de Nolasco).

TRASLADO DE JUECES

Los traslados de jueces dispuestos a través de una ley del Congreso de


la Nación como resultado de la transformación del tribunal en el que
ejercían funciones, responden a una potestad constitucional exclusiva
de dicho poder del Estado; de modo que mientras esa atribución sea
ejercida dentro de ciertos parámetros de razonabilidad, los traslados
serán regulares y definitivos (Voto de la jueza Highton de Nolasco).

TRASLADO DE JUECES

Cuando se trata de traslados de jueces instrumentados en el contexto


de transformación o modificación legislativa de un tribunal ya consti-
tuido e integrado, rechazar la posibilidad de que los jueces trasladados
1476 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

vean modificada su competencia implicaría, en los hechos, cercenar la


atribución constitucional del Congreso de alterar la competencia de los
tribunales (Voto de la jueza Highton de Nolasco).

TRASLADO DE JUECES

Los traslados de magistrados dispuestos por el Poder Ejecutivo Nacio-


nal a instancias del Consejo de la Magistratura, es decir, sin la interven-
ción del Congreso de la Nación y fuera de los supuestos de transforma-
ción de tribunales, solo pueden ser considerados regulares y definitivos
cuando hayan sido dispuestos en cumplimiento de todos los requisitos
previstos a tal fin (Voto de la jueza Highton de Nolasco).

TRASLADO DE JUECES

El traslado de jueces, aun cuando resulte un mecanismo válido bajo


ciertos límites constitucionales, constituye un sistema excepcional que
no puede desnaturalizar el procedimiento de selección de magistrados
que establece la Constitución Nacional en el art. 99, inc. 4 (Voto de la
jueza Highton de Nolasco).

TRASLADO DE JUECES

Los traslados realizados a través de una ley del Congreso de la Nación,


al ser inmanentes a la transformación de un tribunal, requieren el ejer-
cicio regular de esa potestad por parte de dicho poder del Estado; en
cambio, los que son dispuestos por el Poder Ejecutivo Nacional, al care-
cer de ese contexto justificante, requieren el cumplimiento de requisitos
más estrictos (Voto de la jueza Highton de Nolasco).

TRASLADO DE JUECES

Los criterios establecidos en la disidencia de la acordada 4/2018 para


traslados realizados por el Congreso de la Nación por transformación
de un tribunal, no resultan aplicables a los traslados de los actores dis-
puestos por el Poder Ejecutivo Nacional, así como tampoco cabe exigir
a los primeros los requisitos aplicables a estos últimos, sencillamente
porque se trata de supuestos que poseen origen y naturaleza diferente
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1477
343

y, por lo tanto, están sujetos a recaudos también diferentes (Voto de la


jueza Highton de Nolasco).

TRASLADO DE JUECES

Los traslados de los actores solo pueden ser considerados regulares y


definitivos si cumplieron con los requisitos exigidos en el reglamento de
traslado de jueces aprobado por la resolución 155/2000 del Consejo de la
Magistratura (Voto de la jueza Highton de Nolasco).

TRASLADO DE JUECES

Si bien los jueces federales de los Tribunales Orales en lo Criminal


Federal poseen el cargo de juez de cámara, lo cual implica una equi-
paración de jerarquía escalafonaria entre ambos cargos, las funciones
jurisdiccionales que desarrollan no son las mismas que las desempeña-
das por los jueces que integran la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Criminal y Correccional Federal, en tanto mientras esa última actúa
como tribunal de alzada de los juzgados en lo criminal y correccional
federal de la Ciudad de Buenos Aires, es decir, como segunda instancia
revisora de la actuación de esos juzgados de primera instancia durante
la etapa de instrucción del proceso penal; los tribunales orales federales
actúan en instancia única llevando a cabo los juicios orales de delitos
de competencia federal una vez concluida dicha instrucción (Voto de la
jueza Highton de Nolasco).

TRASLADO DE JUECES

En virtud de las diferencias sustanciales en cuanto a la naturaleza y


oportunidad de la actuación que existe entre el Tribunal Oral en lo Cri-
minal Federal y la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional Federal, los traslados de los actores no cumplieron con el
requisito establecido en el inciso b del art. 1º del reglamento de traslado
de jueces aprobado por la resolución 155/00 del Consejo de la Magistra-
tura, en tanto los cargos que desempeñaban no tenían la misma compe-
tencia funcional que los cargos a los cuales fueron trasladados, por lo
cual nunca pudieron ser considerados regulares ni definitivos (Voto de
la jueza Highton de Nolasco).
1478 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

JUECES

Los jueces no deben desentenderse de las circunstancias fácticas con


incidencia en la resolución del conflicto ni prescindir de las consecuen-
cias que se derivan de los fallos, pues tales extremos constituyen uno de
los índices más seguros para verificar la razonabilidad de su decisión
(Voto de la jueza Highton de Nolasco).

PODER JUDICIAL

El Estado tiene el deber de garantizar una apariencia de independencia


de la magistratura que inspire legitimidad y confianza suficiente no solo
al justiciable, sino a los ciudadanos en una sociedad democrática (Voto
de la jueza Highton de Nolasco).

TRASLADO DE JUECES

La libre disponibilidad respecto del traslado de magistrados fomentaría


la duda objetiva sobre la posibilidad efectiva de los jueces de decidir con-
troversias concretas sin temor a represalias (Voto de la jueza Highton
de Nolasco).

TRASLADO DE JUECES

No corresponde admitir otra solución que determinar la vigencia tem-


poral de los traslados de los actores de acuerdo a condiciones objetivas,
impersonales y previsibles, requisito que solo puede entenderse cum-
plido manteniendo dicha vigencia hasta la cobertura de cada uno de
los cargos de manera definitiva, a través del procedimiento que prevé
la Constitución Nacional (art. 99, inc. 4), debiendo el Consejo de la Ma-
gistratura llamar a un nuevo concurso para cubrir los cargos vacantes,
de modo que permita a los actores participar de ese proceso y tener la
posibilidad de transformar sus traslados en nombramientos definitivos
(Voto de la jueza Highton de Nolasco).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1479
343

TRASLADO DE JUECES

Corresponde declarar la invalidez de la resolución 183/2020 del Consejo


de la Magistratura en cuanto dio origen a la secuencia concatenada de
actos que, con la intervención posterior del Poder Ejecutivo Nacional y
el Senado de la Nación, culminó con la reversión inmediata de los tras-
lados de los actores, pues dicha solución, aparece como el único modo
razonable de compatibilizar los distintos intereses y valores institucio-
nales y constitucionales que se encuentran en pugna en el caso (Voto de
la jueza Highton de Nolasco).

RECURSO EXTRAORDINARIO

Toda vez que el recurso extraordinario se dirige contra la sentencia de-


finitiva de primera instancia que decidió en contra del derecho de los
recurrentes a continuar en el cargo judicial que venían ejerciendo, de-
recho que ellos habían fundado en una determinada interpretación del
artículo 110 de la Constitución y el principio de inamovilidad consagrado
en dicha cláusula, la competencia apelada de esta Corte se encuentra
habilitada en los términos del artículo 14, inciso 3º de la ley 48 (Disiden-
cia del juez Rosenkrantz).

CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD

No existen atribuciones inmunes al control judicial de constitucionali-


dad cuando se encuentra en juego la vulneración de derechos garanti-
zados por la Constitución Nacional (Disidencia del juez Rosenkrantz).

ACCION DE AMPARO

Si bien la acción de amparo no está destinada a reemplazar los medios


ordinarios para la solución de controversias, su exclusión por la existen-
cia de otros recursos no puede fundarse en una apreciación meramente
ritual, toda vez que la institución tiene por objeto una efectiva protección
de derechos más que una ordenación o resguardo de las competencias
(Disidencia del juez Rosenkrantz).
1480 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

TRASLADO DE JUECES

La cuestión reviste marcada gravedad institucional puesto que involu-


cra determinar si resulta constitucionalmente admisible la revisión por
parte del Consejo de la Magistratura del mecanismo de traslados por el
cual un importante número de magistrados, quienes cuentan con acuer-
do previo del Senado, han sido designados en diversos tribunales del
Poder Judicial de la Nación y en los cuales han venido desempeñando
sus funciones durante diversos períodos de tiempo, en algunos casos
muy prolongados (Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

La posibilidad de que una vacante en un tribunal de la Nación sea cu-


bierta por el traslado de un juez ya nombrado en otro tribunal de la Na-
ción ha sido validada por la Corte y surge de una práctica institucional
de más de siete décadas; estos traslados reconocen dos fuentes nor-
mativas: decretos del Poder Ejecutivo que regulan casos individuales
o leyes del Congreso que al transformar tribunales requieren el consi-
guiente traslado de los magistrados de los tribunales transformados o
la asunción por parte de los magistrados de nuevas competencias (ley
23.637; ley 25.292 - modificada por ley 27.097-; ley 25.269; ley 27.307; entre
otras) (Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

Sin perjuicio de las variaciones respecto del régimen al que se hallan


sujetos los distintos tipos de traslados, es indiscutible que un juez trasla-
dado con sujeción a las pautas constitucionales y reglamentarias vigen-
tes al momento de su traslado tiene la garantía de inamovilidad estable-
cida por el art. 110 de la Constitución (Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

La garantía de inamovilidad consiste, como surge del texto constitu-


cional, en el derecho de los magistrados a permanecer en sus empleos
mientras dure su buena conducta y obviamente comprende el derecho
a no ser trasladado a otro cargo sin su consentimiento, es por ello que
la Corte se ha encargado de remarcar con claridad meridiana que la
remoción irregular de un juez no es admisible y que debe desconocerse
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1481
343

la facultad de su traslado, no consentido, del asiento de su jurisdicción


(Disidencia del juez Rosenkrantz).

GARANTIA DE INAMOVILIDAD

Los jueces están amparados por la garantía de inamovilidad tanto si


se encuentran ocupando el cargo para el que fueron originariamente
nombrados como si se desempeñan en un nuevo cargo al que fueron
trasladados (Disidencia del juez Rosenkrantz).

GARANTIA DE INAMOVILIDAD

La garantía de inamovilidad ha sido concebida por la Corte con la am-


plitud necesaria para proteger a todos los magistrados designados de
acuerdo con las normas vigentes al tiempo del traslado, en el entendi-
miento de que ello es condición imprescindible para que ellos puedan
ejercer sin condicionamientos las atribuciones que les confía la Consti-
tución en su art. 116, especialmente la de poner límites al poder y con-
trolar que su accionar se desenvuelva dentro de la legalidad (Disidencia
del juez Rosenkrantz).

GARANTIA DE INAMOVILIDAD

Jueces desprovistos de la garantía de inamovilidad, esto es, jueces mo-


vibles, serán jueces sin independencia, lo que implicaría un fatal impedi-
mento para que el Poder Judicial contribuya a realizar el tipo de gobier-
no republicano creado por la Constitución Nacional y que los argentinos
nos hemos comprometido a respetar (Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

El único órgano constitucional investido de la potestad de revisar la va-


lidez de traslados es el Poder Judicial de la Nación y, en última instan-
cia, la Corte Suprema de Justicia de la Nación, pues ello surge del art.
116 de la Constitución Nacional, en tanto atribuye al Poder Judicial el
conocimiento y decisión de todas las causas que versen sobre puntos
regidos por la Constitución, lo que naturalmente incluye las que pudie-
ran suscitarse en torno a un traslado, y al mismo tiempo del carácter de
1482 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

cabeza de esa rama del Gobierno Federal que la norma citada adjudica
a la Corte, lo que supone la facultad de juzgar respecto de la investidura
de los jueces nacionales (Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

Un juez que ha sido designado por el procedimiento constitucional y


es posteriormente trasladado a otro tribunal de acuerdo con las pau-
tas constitucionales y reglamentarias vigentes a la época del trasla-
do, conserva la inamovilidad en su nuevo cargo (Disidencia del juez
Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

Los jueces están investidos de la garantía de inamovilidad mientras


dure su buena conducta al ser designados por el procedimiento esta-
blecido en la misma Constitución y el hecho de que con posterioridad
sean trasladados a otro tribunal no los priva de esa inmunidad, de la que
continúan gozando en el nuevo cargo siempre que su traslado haya sido
regular, extremo cuyo juzgamiento corresponde única y exclusivamente
al Poder Judicial (Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

El proceder del Consejo de la Magistratura mediante la resolución


183/20 es manifiestamente arbitrario pues pretendió revisar la regu-
laridad de un traslado ya realizado, facultad que la Constitución no le
atribuye expresa ni implícitamente y que ninguna norma inferior podría
atribuirle sin violentar la inamovilidad que garantiza el art. 110 de la
Constitución y, con ello, socavar la propia finalidad que tuvo el consti-
tuyente al crear el Consejo, que fue elevar el umbral de garantía de la
independencia judicial (Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

El proceder del Consejo de la Magistratura mediante la resolución


183/20 es manifiestamente arbitrario pues revisó los traslados a la luz
de criterios de validez radicalmente distintos a los que el propio Consejo
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1483
343

había aplicado anteriormente y respecto de los mismos magistrados,


y, en uso de una atribución de la que manifiestamente carecía, decidió
que una nueva regulación de traslados tendría efectos retroactivos so-
bre traslados ya cumplidos y consolidados y que, por lo tanto, habían
generado derechos para los magistrados trasladados (Disidencia del
juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

La consecuencia de la aplicación retroactiva de un nuevo criterio para


el traslado de magistrados - resolución 183/20 - es que la permanencia
de los jueces actores en los cargos que desempeñan en la cámara de
apelaciones quedó enteramente sujeta a la decisión discrecional del
Poder Ejecutivo y, en su caso, del Senado, lo cual importó una vulnera-
ción manifiesta de su respectivo derecho a permanecer en tales cargos
mientras dure su buena conducta (art. 110 de la Constitución) (Disiden-
cia del juez Rosenkrantz).

GARANTIA DE INAMOVILIDAD

El derecho a la inamovibilidad de los jueces es, desde el punto de vista


institucional, una inmunidad indispensable para asegurar que el Poder
Judicial de la Nación pueda funcionar con independencia de las otras
dos ramas del gobierno nacional, el Ejecutivo y el Legislativo; esta in-
munidad es la clave de bóveda de la independencia judicial, razón por la
cual la Corte ha destacado que la mencionada inamovilidad no ha sido
establecida únicamente a favor de los magistrados sino fundamental-
mente en beneficio de la totalidad de los habitantes de la Nación (Disi-
dencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

Conceder efecto retroactivo a una nueva regla en materia de traslados o


a una nueva interpretación de una regla ya existente es absolutamente
inadmisible, pues no solo deja a los los jueces que han iniciado la deman-
da a merced de la discreción de otros poderes del estado sino que ade-
más produce idéntico efecto debilitador sobre la inamovilidad de todos
aquellos magistrados que aceptaron su traslado bajo una regla anterior
menos exigente o simplemente distinta en su alcance (Disidencia del
juez Rosenkrantz).
1484 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

TRASLADO DE JUECES

La posibilidad de conceder efecto retroactivo a una nueva regla en ma-


teria de traslados o a una nueva interpretación precarizará el ejercicio
de la magistratura por parte de todos los jueces que en el futuro sean
trasladados, incluso de aquellos que lo sean bajo el actual Reglamento
de Traslado de Jueces (texto según resolución 270/19), pues nada impi-
de que una futura reforma del Reglamento o una novel interpretación
de sus normas, establezca requisitos distintos a los actualmente vigen-
tes y, de esa manera, arrase también con los nuevos traslados cumpli-
dos y, con la inamovilidad de los jueces que en el futuro sean trasladados
(Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

Si se consolidase la práctica del Consejo de la Magistratura de revisar


retroactivamente traslados ya efectuados, estaríamos frente a otra for-
ma de desequilibrio entre los poderes del estado, en perjuicio de la inde-
pendencia que el Poder Judicial debe tener asegurada como condición
indispensable para hacer cumplir la Constitución y la ley en general,
pero especialmente a las ramas políticas del gobierno en las causas so-
metidas a su decisión (Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

El proceder del Consejo de la Magistratura mediante la resolución 183/20


es manifiestamente arbitrario pues la Corte ya había determinado en la
acordada 7/18 que los traslados en cuestión son válidos, afirmando de un
modo que no deja lugar a dudas respecto del contenido de su decisión,
que no es necesaria la instrumentación de un nuevo procedimiento de
designación conforme las exigencias del art. 99, inc. 4, de la Constitución
Nacional (Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

La acordada 4/18 en modo alguno pudo haber brindado sustento a la


revisión de los traslados que el Consejo pretendió realizar a través de
la resolución 183/20, pues no sólo la situación de los recurrentes estaba
regulada por la acordada 7/18 y esta acordada decidió que sus traslados
son regulares y válidos, sino también porque la acordada 4/18 es inapli-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1485
343

cable al caso, en tanta consideró inválidos los traslados de magistrados


designados en el fuero nacional para desempeñarse como jueces del
fuero federal, hipótesis que resulta diametralmente diferente de la con-
siderada en autos (Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

La fuente inocultable de ilegitimidad en el obrar del Consejo de la Ma-


gistratura a través de resolución 183/20, no es la inconveniencia pros-
pectiva de un sistema que requiere más condiciones para los traslados,
sino que radica en que un órgano incompetente revise traslados ya rea-
lizados en base a una nueva condición o regla que no estaba vigente al
momento de su realización, y para peor, la revisión está en contradicción
directa con una decisión anterior expresa de la Corte sobre la validez de
dichos traslados (Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

Las designaciones de magistrados mediante el mecanismo de traslados


tienen, y han tenido siempre, carácter definitivo y los magistrados tras-
ladados no son asimilables en modo alguno a los jueces designados en
comisión, pues su designación no está sujeta a una duración temporal
predeterminada, ni a una condición como la prevista en el art. 99 inc.19
de la Constitución, tampoco son asimilables a los jueces subrogantes
pues, a diferencia de éstos, su designación es por su propia naturaleza
permanente y no transitoria (Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

El carácter definitivo de los traslados, por oposición al carácter tran-


sitorio de las subrogancias, es el que determina que en el caso de los
traslados se llame a concurso para cubrir la vacante que deja el juez
trasladado y en el caso de las subrogancias, por el contrario, se abra a
concurso la vacante cubierta por el magistrado subrogante (Disidencia
del juez Rosenkrantz).
1486 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

TRASLADO DE JUECES

El carácter definitivo de las designaciones de los jueces trasladados ha


sido ratificado por la Corte en la acordada 7/18, al afirmar que los únicos
traslados que pueden ser transitorios son los irregulares, o sea, aque-
llos realizados en violación a las pautas fijadas en la misma acordada;
por ello, no cabe entender que las acordadas 4/18 y 7/18 hayan otorgado
a los nombramientos por traslado un carácter diferente, ni que la garan-
tía de inamovilidad que los protege pueda ser respetada de ningún otro
modo que mediante la continuidad de los magistrados actores en sus
cargos actuales mientras dure su buena conducta (art. 110, Constitución
Nacional) (Disidencia del juez Rosenkrantz).

TRASLADO DE JUECES

Una vez que la Corte ha decidido que un traslado es válido, como suce-
dió con los demandantes (acordada 7/18), no es posible alterar retroac-
tivamente el criterio de validez utilizado, pues lo contrario supondría
atribuir a aquella la potestad de convertir jueces inamovibles en jueces
movibles, lo que es claramente incompatible con la alta función que le
encomienda la Constitución Nacional, que no es otra que mantener su
plena vigencia, y dentro de la cual ocupa un lugar central la preserva-
ción de las garantías de independencia del Poder Judicial (Disidencia
del juez Rosenkrantz).

PODER JUDICIAL

La independencia del Poder Judicial es tal vez la garantía más pre-


ciada e imprescindible entre aquellas que la Constitución establece
para el aseguramiento de los derechos y libertades de todos los ha-
bitantes; sin ella es imposible afianzar la justicia, promover el bien-
estar general y asegurar los beneficios de la libertad, objetivos que
los constituyentes, y las distintas generaciones de argentinos que los
han sucedido hasta el presente, han fijado como norte inamovible de
nuestra vida en común, para nosotros y para nuestra posteridad (Di-
sidencia del juez Rosenkrantz).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1487
343

CORTE SUPREMA

En ejercicio de facultades implícitas y como cabeza del Poder Judicial


de la Nación, la Corte tiene el deber de salvaguardar la investidura
de los jueces de la Nación en el desempeño de su función y asimismo,
el de preservar la independencia de los tribunales que integran ese
Poder frente a posibles avances de los otros Poderes (Disidencia del
juez Rosenkrantz).

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
El 21 de agosto último, la magistrada a cargo del Juzgado Nacional
de Primera Instancia en lo Contencioso Administrativo Federal Nº 5
rechazó la acción de amparo que, en los términos del art. 43 de la Cons-
titución Nacional y de la ley 16.986, dedujeron Pablo Daniel Bertuzzi
y Leopoldo Oscar Bruglia contra el Estado Nacional (Consejo de la
Magistratura), con el objeto de que se declare la inconstitucionalidad
y nulidad de la resolución CM 183/2020 del citado órgano en cuanto
resolvió encomendar al Poder Ejecutivo Nacional y al Senado de la
Nación la revisión de las designaciones de aquéllos en los cargos de
jueces de la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Crimi-
nal y Correccional Federal que habían sido efectuadas por medio de
los decretos 835/2018 y 278/18.
En primer término, efectuó una reseña de los acontecimientos que
dieron origen a la presente acción.
Así, explicó que el doctor Leopoldo Oscar Bruglia había sido desig-
nado, mediante el decreto 1889/93, Juez de Cámara en el Tribunal Oral
Criminal Federal Nº 4 de la Capital Federal, previo acuerdo del Senado
de la Nación.
Indicó que, con posterioridad, el 22 de diciembre de 2017, el doctor
Bruglia solicitó su traslado a la Sala I de la Cámara Nacional de Apela-
ciones en lo Criminal y Correccional Federal. Agregó que el Consejo de
la Magistratura, a través de la resolución 64/2018, prestó conformidad
y recomendó al Poder Ejecutivo Nacional que admitiera tal petición
mediante un decreto, lo que finalmente sucedió con el dictado del de-
1488 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

creto 278/2018 que dispuso el traspaso de aquél a la Sala I de la men-


cionada cámara.
Luego se refirió a la situación del co-actor Bertuzzi. Señaló que
había sido nombrado Juez de Cámara en el Tribunal Oral en lo Cri-
minal Federal Nº 1 de La Plata, provincia de Buenos Aires, por de-
creto 2040/2008. Posteriormente, continuó relatando que, mediante
resolución 46/10, el Consejo de la Magistratura, previa petición del de-
mandante, remitió las actuaciones al Poder Ejecutivo Nacional con la
recomendación de que emitiese un decreto disponiendo su traslado
al Tribunal Oral Federal Nº 4 de la Capital Federal, lo que finalmente
aconteció a partir del dictado del decreto 438/2010.
Explicó que, ante una nueva solicitud de traspaso efectuada por el
doctor Bertuzzi, y luego de la recomendación favorable del Consejo de
la Magistratura en la resolución 358/2018, el Poder Ejecutivo Nacional
emitió el decreto 835/2018 por el que se ordenó el traslado de aquel
magistrado a la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Criminal y Correccional Federal.
Indicó que, por medio del acto impugnado, el Consejo de la Magis-
tratura resolvió declarar que el traslado de los actores “no ha com-
pletado el procedimiento constitucional previsto en el art. 99 inc. 4
de la Constitución Nacional conforme la jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación así como a las acordadas 4/2018 y
7/2018” y comunicó tal decisión al Poder Ejecutivo Nacional.
Relató que, una vez iniciada la presente acción, tanto el Poder Eje-
cutivo Nacional como el Senado ejecutaron diversos actos tendientes a
someter el traslado de los co-actores a un nuevo acuerdo.
Así, explicó que el 11 de agosto del corriente el Poder Ejecutivo
Nacional (mediante los mensajes 2020-58-APN-PTE y 2020-60APN-
PTE) solicitó al Honorable Senado de la Nación en los términos
del artículo 99, inc. 4º, de la Constitución Nacional y en virtud de lo
dispuesto por las Acordadas 4/18 y 7/18 de esa Corte, el respectivo
tratamiento de aquellos acuerdos. Ese mismo día, siguió relatando,
la Presidencia del Senado de la Nación, a través de su despacho
DPP-72/20, convocó a una sesión pública y especial que se llevó a
cabo el 13 de agosto y en la que se procedió a dar ingreso formal a
los pliegos, mientras que el día 18 de ese mes se efectuó la publica-
ción de los edictos a los que se refiere el art. 22 bis del Reglamento
de aquel cuerpo.
Una vez efectuada la síntesis de los antecedentes de esta acción
de amparo, la magistrada ingresó al tratamiento del fondo del asunto.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1489
343

En este sentido, recordó que la cuestión relativa al traslado de ma-


gistrados no resultaba novedosa en la jurisprudencia del Máximo Tri-
bunal, y así citó diversos considerandos del voto del Dr. Bacqué en la
sentencia registrada en Fallos: 313:330. Además, añadió que la Corte,
en la acordada 4/18, hizo suya la disidencia de los jueces Belluscio y
Petracchi en la causa “Del Valle Puppo” (Fallos: 319:339).
Así, luego de transcribir y analizar la citada acordada concluyó
que, en la actualidad, el nombramiento como juez refiere a un cargo
determinado y se obtiene a través de un procedimiento complejo en el
que intervienen el Consejo de la Magistratura, el Poder Ejecutivo y el
Senado, lo que, a su juicio, permite asegurar la independencia de los
magistrados y el derecho de los justiciables.
Sobre esa base sostuvo que la decisión del sub lite debía partir del
principio conforme al cual la admisión de traslados sin acuerdo del
Senado constituye una situación excepcional.
Señaló que el reglamento de traslado de jueces, vigente en aquel
entonces (resolución plenaria CM 155/2000), establecía en su art. 1º
que los magistrados del Poder Judicial de la Nación podían solicitar
su traslado a otro tribunal que se encontrara vacante siempre que:
“a - No se haya resuelto la convocatoria a un concurso público de
antecedentes y oposición para cubrir el cargo. Esta condición no re-
girá cuando se trata de un mismo tribunal colegiado.; b- La vacante
a la que se solicita el traslado corresponda a la misma jurisdicción y
tenga la misma competencia en materia y grado que el cargo que el
juez ocupa. Este requisito no será exigido cuando el interesado haya
obtenido un anterior Acuerdo del Senado de la Nación para desem-
peñar la función a la que pide su pase.; c - El magistrado peticionan-
te tenga una antigüedad no menor a cuatro (4) años, desde la fecha
de posesión de su cargo”.
Por otro lado, expuso que, de acuerdo con lo prescripto en la Acor-
dada 7/18 de la Corte, no resulta necesaria la instrumentación de un
nuevo procedimiento de designación, conforme a las exigencias del ar-
tículo 99, inc. 4º, de la Constitución Nacional, en el caso de traslados de
magistrados federales para desempeñar funciones de la misma jerar-
quía dentro de la jurisdicción federal, con igual o similar competencia
material, mediando consentimiento del juez respectivo.
A fin de analizar el cumplimiento de esos recaudos en el traslado
de los actores del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 4 de Capital
Federal a la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Crimi-
nal y Correccional Federal, la juez argumentó que ambos tribunales
1490 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

integran la jurisdicción federal y poseen una misma competencia pe-


nal federal. Sin embargo, recalcó, la situación difiere respecto de la
necesidad de que el traslado implique desempeñar “funciones de la
misma jerarquía”.
Sobre este punto explicó que, si bien los jueces federales de los tri-
bunales orales ostentan el cargo de “juez de cámara”, ello no implica
que exista una igualdad jerárquica y funcional entre la Cámara Nacio-
nal de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal y el Tribunal
Oral en lo Criminal Federal. Por ello, consideró incumplido el requisito
establecido por el art. 1º, inc. b), de la resolución CM 155/2000, que exi-
ge una igualdad de competencia en razón del grado.
En esta línea, sostuvo que la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal actúa
como tribunal de alzada de los Juzgados en lo Criminal y Correc-
cional Federal de la Ciudad de Buenos Aires. Es decir, prosiguió,
se trata de una segunda instancia, revisora de la actuación de los
juzgados de primera instancia durante la etapa de instrucción del
proceso penal.
En cambio, consideró que los Tribunales Orales en lo Criminal Fe-
deral actúan en instancia única llevando a cabo los juicios orales de
delitos de competencia federal que tiene lugar, cuando corresponda,
una vez concluida la instrucción penal.
Así concluyó que “las diferencias que se presentarían entre la
función de los Tribunales orales y la Cámara de Apelaciones men-
cionados arrojan duda sobre la existencia de idéntica competencia
en razón del grado -como lo exige la Resolución CM Nº155/00- o de
funciones de igual jerarquía -como lo hace la Acordada Nº 7/18-, de
modo tal que el accionar de la demandada no exhibe la arbitrariedad
o ilegalidad manifiesta que se requiere para que resulte procedente
la acción de amparo pretendida”.
Por último, consideró inadmisible lo alegado por los co-actores en
el sentido de que la conducta del Consejo de la Magistratura colisiona
con las garantías constitucionales de la inamovilidad y estabilidad en
el cargo de las que gozan todos los jueces federales pues, según expu-
so, el accionar de aquel órgano no produjo, por sí mismo, ningún efecto
sobre el nombramiento de los magistrados.
A partir de lo expuesto concluyó que “… a la luz de la interpreta-
ción constitucional efectuada, que considero apropiada al equilibrio
y distribución de los poderes del Estado, no se observa la arbitra-
riedad o ilegalidad manifiesta requerida para la procedencia de la
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1491
343

vía del amparo, ya que no son atendibles los cuestionamientos de los


coactores relativos a la afectación de sus derechos en este proceso”.
Con base en lo precedentemente manifestado, la magistrada re-
solvió rechazar la acción de amparo deducida por los doctores Pablo
Daniel Bertuzzi y Leopoldo Oscar Bruglia.

-II-
El 25 de agosto, los actores interpusieron, contra dicho pronuncia-
miento, recurso extraordinario por salto de instancia en los términos
de los artículos 257 bis y siguientes del Código Procesal Civil y Comer-
cial de la Nación.
En primer lugar, sostienen que se configura una situación de máxi-
ma gravedad institucional a la que V.E. debe poner inmediato remedio,
pues mediante la resolución 183/20 el Consejo de la Magistratura de-
claró que los traslados requerían el acuerdo del Senado, en ostensible
contradicción con lo afirmado con respecto a este punto por la Corte Su-
prema en la Acordada 7/18. Asimismo, solicitan que se dicte una medida
precautelar urgente con fundamento en que, aun antes de que fuera re-
chazado el amparo, se había iniciado el trámite para tratar nuevamente
sus pliegos en oposición con lo establecido por el art. 99, inc. 4º, de la
Constitución Nacional. Ante la proximidad de la fecha de audiencia pú-
blica, solicitan subsidiariamente el dictado de una medida precautelar y
posterior medida cautelar, disponiendo la inmediata suspensión de los
efectos del art. 1º de la resolución impugnada y que se ordene al Poder
Ejecutivo Nacional y al Senado de la Nación que se abstengan de seguir
avanzando con el procedimiento de revisión que se estaría llevando a
cabo con referencia a sus designaciones en la Sala I de la Cámara Na-
cional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal.
En cuanto al asunto de fondo, entienden que lo resuelto en primera
instancia desconoce los alcances del instituto de la cosa juzgada admi-
nistrativa en cuanto al nombramiento de magistrados federales pues-
to que, si ello pudiese ser revisado en sede administrativa indefinida-
mente, ningún juez gozaría de efectiva estabilidad e inamovilidad en
el cargo. Si ello fuera así, la presunta regularidad de los nombramien-
tos siempre sería revisable y sometida a un nuevo procedimiento de
designación por el poder político circunstancial, vulnerando de modo
flagrante las garantías constitucionales consagradas por los arts. 110
y 115 de la Ley Fundamental.
Ponen de resalto que el Consejo de la Magistratura, el Poder Eje-
cutivo y el Senado de la Nación no tienen facultades legales para re-
1492 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

visar actos administrativos consentidos y firmes que se encuentran


en ejecución y han generado derechos subjetivos, como ocurre en el
caso con los decretos 835/18 y 278/18. Una conducta de tal naturaleza
encierra una inadmisible intromisión de atribuciones excluyentes del
Poder Judicial de la Nación, en violación a principios y garantías cons-
titucionales de división de poderes y defensa en juicio.
Por otra parte, aducen que la sentencia apelada interpretó de
modo incorrecto las Acordadas 4/18 y 7/18 dictadas por la Corte Supre-
ma en el marco de la habilitación de nuevos tribunales. Al respecto,
señalan que se perdió de vista cuál era el holding de la Acordada 4/18
y sólo le acordó fuerza vinculante a los obiter dicta cuando en realidad
trataban una cuestión colateral. Añaden que se omitió considerar que,
en la Acordada 7/18, V.E. se refirió específicamente al traslado del doc-
tor Leopoldo Bruglia y dijo claramente que no era necesario un nuevo
acuerdo del Senado en los términos del art. 99, inc. 4º, de la Constitu-
ción Nacional, cuando se trata del traslado definitivo desde el Tribunal
Oral en lo Criminal Federal Nº 4 de la Capital Federal a la Sala I de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Fede-
ral de la Capital Federal.
Afirman que las Acordadas 4/18 y 7/18 no pueden ser interpretadas
de modo aislado porque ambas se complementan y que, de acuerdo con
sus términos, la única clase de traslados que exige un nuevo acuerdo
del Senado es el supuesto de traslado de magistrados integrantes de
órganos jurisdiccionales nacionales ordinarios de la Capital Federal a
tribunales federales con asiento en esta ciudad.
Destacan que es falso que la Acordada 7/18 sea de fecha anterior
a sus traslados, pues el traslado del doctor Bruglia se produjo el 6 de
abril de 2018 y la acordada citada se dictó el 11 de abril de 2018. Esta
cronología es relevante porque el Ministerio de Justicia de la Nación
había solicitado expresamente que la Corte Suprema se expidiera
sobre la validez del traslado del doctor Bruglia y la respuesta fue en
el sentido de que no era necesaria la instrumentación de un nuevo
acuerdo del Senado. Entienden que la juez debió haber transcripto el
considerando VII de la Acordada 7/18 en la parte que resultaba perti-
nente para la solución de este caso y que, al seleccionar los párrafos de
manera antojadiza y arbitraria, desconoció y desnaturalizó el criterio
establecido por la Corte.
Esgrimen que la sentencia omitió aplicar al caso la normativa vi-
gente y efectuó una interpretación que colisiona con el principio de le-
galidad. Al respecto, señalan que ni del reglamento de traslado de jue-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1493
343

ces vigente al momento de los traslados (resolución CM 155/00) ni de


la Acordada 7/18 surge la exigencia de identidad absoluta respecto de
las funciones jurisdiccionales desarrolladas por ellos. En el caso, afir-
man, se cumplieron los requisitos establecidos por aquella normativa:
1) los traslados se efectuaron dentro de la misma jurisdicción, esto es,
federal; 2) la competencia era similar, esto es, criminal y correccional
federal; y 3) la jerarquía funcional de los jueces era la misma, pues son
jueces federales de cámara.
En cuanto a la similitud de las funciones de los jueces de cámara
y los jueces de tribunal oral, advierten que ambos deben verificar el
cumplimiento de las prescripciones de la instrucción y, además, los
jueces de tribunal oral poseen dos funciones adicionales: conducir el
debate oral y dictar sentencia. Agregan que esta similitud fue expre-
samente tenida en cuenta cuando se crearon los tribunales orales con
la sanción del Código Procesal Penal de la Nación (ley 23.984). Para
la integración de esos nuevos tribunales orales, se designaron jueces
de las cámaras de apelaciones que fueron trasladados, previo con-
sentimiento, sin que se requiriera un nuevo acuerdo del Senado, en
atención a que se trataba de la misma jurisdicción, misma jerarquía y
similar competencia funcional.

-III-
El 29 de septiembre, V.E. declaró la admisibilidad del recurso
por salto de instancia deducido con fundamento en que, si bien se
encontraba pendiente de resolución el recurso de apelación inter-
puesto por los actores ante la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Contencioso Administrativo Federal, a la luz de acontecimientos
sobrevinientes que implicaban pasos concretos destinados a obtener
la inmediata ejecución de las medidas impugnadas, existía un riesgo
cierto de tornar ilusorio el derecho cuya tutela procuran los actores.
Asimismo, tuvo en cuenta que el planteo constitucional ventilado en
autos excede el mero interés de las partes en el proceso y atañe a la
comunidad. En ese marco, ordenó comunicar a la demandada que,
hasta que se dicte un pronunciamiento, debe abstenerse de llevar
adelante actos de ejecución de la resolución 183/20 cuya validez se
cuestiona en los presentes actuados.

-IV-
A su turno, el Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la
Nación, contestó el traslado que le fue conferido. Luego de reseñar la
1494 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

competencia constitucional de dicho órgano, opone falta de legitima-


ción pasiva pues afirma que la intervención que le cabe a dicho cuerpo
en el procedimiento de traslado de magistrados se limitó a la mera
emisión de una recomendación al Poder Ejecutivo Nacional -como tal
de carácter no vinculante- y, por ende, la pretensión actual de los re-
currentes no se identifica con acto alguno que le pueda ser atribuible
a ese Consejo.
En idéntico sentido, señala que ni en la acción deducida ni en el
recurso extraordinario federal por salto de instancia interpuesto obra
una explicación tangible acerca del agravio concreto que ocasionaría
a los amparistas la resolución plenaria 183/20, toda vez que la decisión
relativa a si sus designaciones en la Cámara Nacional en lo Criminal
y Correccional Federal han completado o no el procedimiento consti-
tucional, se encuentra en la esfera de competencias de otros Poderes
del Estado.
Asimismo, expresa que, conforme las constancias de autos, no se
encuentran acreditadas las circunstancias de arbitrariedad e ilegali-
dad manifiesta requeridas por la Constitución Nacional, ni los recau-
dos expresamente exigidos por la ley 16.986, para la procedencia de la
vía procesal excepcional de la acción de amparo.
En cuanto al fondo de la cuestión en debate, niega que los trasla-
dos individualizados en el punto dispositivo 1º de la resolución plenaria
183/2020 hayan cumplido el procedimiento constitucional previsto en
el art. 99, inc. 4º, de la Constitución Nacional, ni tampoco el requisito
exigido por el art. 1º inciso B) del reglamento de traslados entonces
vigente (resolución plenaria 155/2000).
En particular, subraya que dentro de la competencia penal en la
que se desempeñan los recurrentes, existen instancias y competen-
cias diferenciadas –incluso fueros diferenciados-, y que la alocución
“juez de cámara” refiere a una jerarquía escalafonaria y no a la fun-
ción específica que el magistrado ejerce dentro del proceso penal.
Añade que de la mera lectura de los arts. 24, 25, 31 y 32 del Código Pro-
cesal Penal de la Nación se desprende que la competencia, en el grado
y en la materia, de los Tribunales Orales en lo Criminal Federales y
de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
Federal, resulta disímil.
Por otra parte, sostiene que no es posible soslayar que el doctor
Bertuzzi obtuvo acuerdo del Senado de la Nación para desempeñarse
como juez del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº1 de La Plata
(provincia de Buenos Aires) por lo cual -a lo indicado respecto a la disí-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1495
343

mil competencia en razón de la materia y grado así como a la distinta


función- debe adicionarse que dicho magistrado no posee acuerdo se-
natorial para desempeñarse en la Justicia en lo Criminal y Correccio-
nal Federal de la Capital Federal.
Considera incuestionable que el traslado de un magistrado de una
jurisdicción territorial a otra requiere de un nuevo acuerdo del Senado
y que la ausencia de nombramiento conforme al procedimiento cons-
titucional complejo no puede ser suplida ni por un decreto del Poder
Ejecutivo Nacional que disponga el traslado del magistrado ni tampo-
co por la circunstancia de que éste cuente con una designación previa
para un cargo en otra jurisdicción territorial y/o en un tribunal con
una competencia distinta, en razón del grado o de la materia, o cuando
posee una función diversa.
Por ello, concluye que, más allá de la terminología empleada en al-
gunos decretos del Poder Ejecutivo Nacional, el traslado de un magis-
trado a un cargo perteneciente a una jurisdicción territorial distinta,
con una competencia diferente en razón de grado o de la materia y/o
con una función diversa a aquél para el cual fuera originariamente de-
signado “…configura en realidad un nuevo nombramiento” que debe
cumplir con el procedimiento previsto en el art. 99, inc. 4º, 2º párrafo,
de la Constitución Nacional.
Niega también que exista una afectación de la cosa juzgada ad-
ministrativa pues, mediante el acto aquí impugnado, el Consejo de
la Magistratura se limitó a considerar que el procedimiento de tras-
lado anteriormente iniciado no se había perfeccionado en los térmi-
nos previstos en el art. 99, inc. 4º, de la Constitución Nacional y, como
consecuencia de ello, comunicó tal circunstancia al Poder Ejecutivo
Nacional y a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sin afectar
los actos dictados con anterioridad en su ámbito de intervención. De
esta manera, dice que el Consejo no dejó sin efecto las recomendacio-
nes de traslado realizadas mediante las resoluciones 46/2010, 64/2018
y 358/2018, ni dispuso su revisión sino que, exclusivamente, se limitó a
manifestar que el trámite constitucional que tales medidas exigían no
se completó debidamente.
Tampoco considera que la resolución plenaria 183/2020 produzca
una afectación a la inamovilidad de los jueces puesto que dicho acto
no adoptó temperamento alguno respecto de la continuidad de los
magistrados individualizados en su punto dispositivo 1º sino que se
limitó a declarar la posición institucional del órgano respecto de la
completitud o no del procedimiento previsto en el art. 99, inc. 4, de la
Constitución Nacional.
1496 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Puntualiza que, antes que intentar coartar el normal desenvolvi-


miento de las funciones propias de los órganos de gobierno de esta
República, y tal como fuera comprendido por los siete magistrados
que concurrieron a la audiencia pública celebrada ante la Comisión de
Acuerdos del Honorable Senado de la Nación, los actores deberían ha-
ber sido los primeros interesados en que sus designaciones adquieran
la completitud que exige el derecho vigente y, de ese modo, garantizar
a los justiciables que ejercen su rol con absoluta independencia.
En lo atinente a la Acordada 7/18, subraya que los amparistas se
han aferrado a la excepción allí señalada y tergiversaron su conteni-
do, pretendiendo extender sus efectos a una situación fáctica que a
simple vista presenta múltiples distingos al compararla con la tenida
en miras por V.E., y confundiendo algo que a todas luces resulta obvio
como es la natural inteligencia que debe dársele al proceso complejo
de designación de los magistrados de la Nación.
Por último, niega que en dicha acordada V.E. se haya pronunciado
expresamente sobre los traslados de los recurrentes a la Cámara Na-
cional en lo Criminal y Correccional Federal. Advierte, en tal sentido,
que la aludida acordada no sólo no se refirió expresamente a los docto-
res Bruglia y Bertuzzi, sino que tampoco se expidió sobre el hipotético
traslado de un integrante de un Tribunal Oral en lo Criminal Federal
a esa Cámara.
Contestado así el traslado por la demandada, el 2 de octubre V.E.
corrió vista a este Ministerio Público por el plazo de cuarenta y ocho
horas con habilitación de días y horas.

-V-
Ante todo, es necesario evaluar los argumentos desarrollados por
el Consejo de la Magistratura al contestar el traslado dispuesto por la
Corte, acerca de su supuesta falta de legitimación pasiva con sustento
en los alcances de la resolución impugnada en autos.
El Consejo califica para ello a su propio acto como una mera reco-
mendación, desconociendo que la resolución 183/2020, al considerar
que los trámites de traslado de los actores no estaban completos, no-
tificar de ello al Poder Ejecutivo y, en consecuencia, generar la inter-
vención de los poderes cuya actuación se habría omitido, esto es, el
Legislativo (emisor del acuerdo) y el Ejecutivo (el que completaría el
trámite), causó efectos directos sobre la situación jurídica de los ac-
tores y, con ello, un agravio concreto que los condujo a iniciar esta ac-
ción. Está claro que ese acto no fue una mera recomendación, pues de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1497
343

manera obligada el Poder Ejecutivo y, en su caso, el Senado, debían


revisar los actos de traslado de los jueces demandantes.
En consecuencia, no puede prosperar la defensa de falta de legi-
timación, pues ella supone la ausencia de un requisito intrínseco de
admisibilidad de la pretensión y se puede hacer valer cuando alguna
de las partes no es titular de la relación jurídica sustancial, que da mo-
tivo a la controversia (Fallos: 330:1918 y 4811) y, según se advierte de lo
expuesto, el Consejo tuvo un rol activo y determinante en la actuación
de los órganos políticos que sucedió al acto impugnado en autos.
En efecto, no son atendibles las defensas de la demandada en pun-
to a que con su intervención no generó, por sí misma, un agravio a
los derechos de los amparistas, toda vez que ella fue el inicio de una
serie concatenada de actuaciones que concluyó en la revocación de
sus traslados.

-VI-
Dicho lo expuesto, la cuestión de fondo a resolver en la presente
causa consiste en establecer si el Consejo de la Magistratura del Po-
der Judicial de la Nación estaba facultado para revisar las decisiones
adoptadas por el Plenario de ese cuerpo (resoluciones 46/10, 358/18
dictadas en relación con el doctor Bertuzzi, y 64/18 en referencia al
doctor Bruglia) en el marco del reglamento de traslado de jueces apro-
bado por la resolución 155/00 y que derivaron en los traslados de los re-
currentes, dispuestos mediante los decretos 438/10 y 835/18 (respecto
del doctor Bertuzzi) y 278/18 (con relación al doctor Bruglia).
Del resultado al que se arribe acerca del examen de dicha cuestión
dependerá la validez o invalidez de las decisiones adoptadas por el Ho-
norable Senado de la Nación y por el Poder Ejecutivo Nacional, como
consecuencia de la actividad revisora del Consejo de la Magistratura
que se impugna en estas actuaciones.
El caso suscita una cuestión constitucional trascendente dado que,
a través del procedimiento impugnado, los demandantes, jueces de la
Nación, se encuentran hoy en la delicada circunstancia de haber sido
removidos de la sede en que ejercían desde hace años su magistratu-
ra, pese a no haber ocurrido la condición establecida por el artículo 99,
inciso 4º de la Constitución Nacional o tenido lugar el procedimiento
que ella prevé como única vía para poner fin a su mandato inamovible
(artículos 110 y 115 de la C.N).
El cese de estos jueces en la sede en la que se venían desempeñan-
do, fue ordenado por dos decretos del Poder Ejecutivo (nros. 750/2020
1498 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

y 752/2020, publicados en el B.O. el 17 de septiembre del corriente) que


dejaron sin efecto sendos decretos anteriores (nros. 278/2018 del 6 de
abril de 2018, 438/2010 del 29 de marzo de 2010 y 835/2018 del 18 de
septiembre de 2018) que, en definitiva, habían dispuesto el traslado de
los jueces Bruglia y Bertuzzi a la Sala I de la Cámara Nacional en lo
Criminal y Correccional Federal, donde desde entonces ejercen sus
tareas (en el caso del nombrado en último lugar se dejó sin efecto este
traslado y el anterior que había sido establecido por el ya citado de-
creto 438/2010 desde el Tribunal Oral Federal nº1 de La Plata hacia el
Tribunal Oral Federal nº 4 de la Capital Federal).
Los decretos que dispusieron el cese fueron, como se anticipó, la
culminación de un proceso de revisión integral sobre la regularidad de
los traslados de magistrados que encaró el Consejo de la Magistratu-
ra en su actual composición y que motivó el dictado de la resolución
183/2020 del 30 de julio pasado, en la que consta el relevamiento de 38
casos de jueces trasladados entre julio de 1998 y diciembre de 2018,
de los cuales a 10 (entre ellos los de los aquí demandantes) fueron
objetados por “no haber observado el procedimiento constitucional
previsto en el art. 99, inc. 4º de la Constitución Nacional conforme la
jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, así como
las Acordadas 4/2018 y 7/2018”.
Esta decisión –contra la que se interpuso originalmente el presen-
te reclamo– fue comunicada al Poder Ejecutivo y a partir de entonces
continuó el trámite, ya suficientemente reseñado en los anteceden-
tes, con el rechazo del acuerdo por parte del H. Senado de la Nación
que motivó el dictado de los decretos que revocaron el traslado de los
demandantes.
En síntesis, el Consejo de la Magistratura, con la nueva integración
que legalmente surge de su renovación periódica en reflejo de la nueva
composición de los órganos políticos resultante de la elección popular
(conf. artículo 114 de la Constitución Nacional) revisó lo actuado por el
mismo cuerpo con anterioridad y, a partir de una nueva interpretación
del alcance de los requisitos que permiten el traslado de jueces, decla-
ró irregular lo que antes había considerado conforme a derecho.

-VII-
Una primera consideración que estimo pertinente realizar es que
el Consejo de la Magistratura, desde que fue instaurado, contempló a
nivel reglamentario el traslado de jueces con carácter permanente,
institución que, por lo demás, se utilizó desde mucho antes.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1499
343

En un principio, al dictar el reglamento de concursos públicos de


antecedentes y oposición para la designación de los magistrados del
Poder Judicial de la Nación aprobado por la resolución 78/99, el Con-
sejo de la Magistratura fijó un criterio sumamente restrictivo para la
procedencia de los traslados de jueces, al establecer que “(p)roduci-
da una vacante el cargo sólo podrá ser cubierto mediante el sistema
de concursos previsto en este reglamento, aun cuando se tratare de
un pedido de traslado. Los magistrados que pretendieran permutar
sus cargos deberán formular su petición en conjunto ante el Consejo,
quien – previo dictamen de la Comisión- sólo prestará su conformidad
cuando tuvieren idéntica competencia en el grado, en la materia y en
el territorio, salvo –en este último caso- que tuvieren ambos más de
cuatro (4) años de antigüedad en el cargo, y siempre que no se afecta-
ren los términos del acuerdo senatorial. Podrá también desestimar el
pedido cuando fuere inconveniente para la eficaz administración del
servicio de justicia” (art. 50).
Al poco tiempo, con invocación de la facultad conferida por el art.
7º, inc. 2º, de la ley 24.937 (t.o. 816/99) de “dictar los reglamentos re-
feridos a la organización judicial y toda norma que asegure la eficaz
prestación del servicio de justicia” y “con el objeto de dotar de mayor
flexibilidad a los procedimientos hasta ahora vigentes, para posibilitar
un más acabado cumplimiento de las finalidades perseguidas por la
ley”, mediante la resolución 155/00 se aprobó el reglamento que fijó,
en su artículo 1º, las nuevas y menos exigentes condiciones para el
traslado de jueces.
Este reglamento que regía al momento de tramitarse las solici-
tudes de traslado presentadas por los recurrentes fue modificado re-
cientemente mediante la resolución 270/19 del 3 de octubre de 2019, cu-
yas disposiciones y considerandos, aun cuando no resulten aplicables
al caso de autos por ser posteriores a los hechos debatidos en el sub
examine, resultan de utilidad para interpretar el régimen de traslado
de jueces y su evolución a lo largo del tiempo.
El nuevo reglamento mantiene sin cambios el texto anterior refe-
rido al traslado dentro de la misma jurisdicción y misma competencia
en materia y grado (artículo 1º b), y añade, entre las modificaciones
que resultan de especial interés en la presente causa, la siguiente nor-
ma en su artículo 2º: “En los casos en los que el pedido de traslado im-
porte una competencia más amplia a la que ejerce el solicitante en la
sede judicial de origen y/o de distinta jurisdicción, o bien no se cumpla
estrictamente el plazo de antigüedad previsto en el inciso c) del art. 1,
se requerirá además el Acuerdo del Senado de la Nación.”
1500 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Es decir, esta última reforma incluyó, como novedad, la posibilidad


del traslado del magistrado a un cargo de competencia más amplia o
distinta jurisdicción, o que no cumpliera estrictamente el plazo de an-
tigüedad de cuatro años exigido por el inc. c) del art. 1º del reglamento,
previo acuerdo de H. Senado de la Nación.
Entre los fundamentos invocados para justificar la necesidad de
actualizar el régimen de traslados, el Consejo sostuvo que “e(ra) me-
nester tener presente que toda solicitud de traslado formulada por un
magistrado del Poder Judicial de la Nación se rige a la fecha por la
Resolución CM 155/2000” (considerando 3º), y “que, en ese sentido, no
p(odía) dejarse de tener en consideración las numerosas resolucio-
nes adoptadas por este Cuerpo en sus composiciones anteriores, en
las que en la gran mayoría de ellas no se han cumplido con todos los
recaudos exigidos en el art. 1º, por lo cual, e(ra) posible afirmar que
dicha norma ha(bía) caído en desuetudo” (considerando 4º). Por tal
razón, se estimó oportuno “sentar nuevos criterios que deberán ser
tenidos en cuenta a la hora de adoptar decisiones atinentes a las res-
pectivas solicitudes de traslado” (considerando 5º).
De esta manera, podría afirmarse, sin temor de error, que el Con-
sejo precisó el alcance de los requisitos, al dictar la Resolución CM
270/19 y, ello lo hizo especialmente con el propósito de insistir en el
carácter restrictivo que cabe asignar al instituto habida cuenta de que
el traslado representa en última instancia “una designación definitiva”
(ver considerando 10).
Aun cuando la resolución 270/19 no lo dice expresamente, las nue-
vas pautas, obviamente no rigen para los actores, sino únicamente
para las solicitudes de traslado de magistrados que se tramiten a par-
tir de la entrada en vigencia de aquélla, por aplicación del art. 7º del
Código Civil y Comercial de la Nación que dispone que las leyes no
tienen efecto retroactivo.
Sin embargo, en la práctica, la resolución 183/2020 ha llevado a ese
resultado, pues incorporó por vía interpretativa al régimen de trasla-
dos previsto con anterioridad, los recaudos que hoy exige el nuevo re-
glamento, al otorgar a los conceptos de “jurisdicción”, “competencia” y
“grado” un alcance que no surgía de manera inequívoca de las normas
vigentes en el momento en que los actores tramitaron sus peticiones,
como puede concluirse de las razones que el Consejo invocó para jus-
tificar la necesidad de “sentar nuevos criterios” en la materia (ver los
ya citados considerandos 4º y 5º de la resolución 270/2019). De allí que
cuando posteriormente el Consejo emitió la resolución 183/2020 y aña-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1501
343

dió un recaudo que, según su anterior interpretación de la resolución


155/00 no cabía exigir, se violó el principio de legalidad, debido a que
de esta manera desconoció sus propios actos dictados de conformidad
con sus propias normas, con grave afectación a la inamovilidad de los
jueces en los cargos que estaban desempeñando.
Si es posible sostener que el criterio hermenéutico que informó las
disposiciones por las que se trasladó a los demandantes no fue arbitra-
rio, no es tan solo por estar suficientemente acreditada la existencia
–con una extendida aplicación– del estándar más flexible que el Con-
sejo de la Magistratura había adoptado en ese momento dentro de sus
innegables facultades para dictar e interpretar sus propias normas,
sino sobre todo por la circunstancia decisiva de que, en aquel tiempo,
la cuestión del traslado de jueces dio ocasión a que la Corte tratara
algunos aspectos que habían sido materia de controversia.
En particular, el 15 de marzo de 2018, el Tribunal dictó la Acorda-
da nº 4/2018 a propósito de la ”transformación” de tribunales orales
criminales con competencia ordinaria en tribunales federales, que la
ley 27.307 había dispuesto integrar con jueces trasladados del fuero
ordinario. Allí V.E. estableció que no es constitucionalmente válida “la
designación permanente de magistrados que ya ostentan esa calidad
para ejercer en un tribunal con una competencia específica, en otro
tribunal con otra competencia radicalmente distinta bajo la forma de
‘una transformación’ o de ‘un traslado’” (ver considerando XV). En ese
supuesto, es necesario cumplir estrictamente el debido proceso cons-
titucional para perfeccionar la designación de los jueces, exigiendo la
participación del Consejo de la Magistratura, del Poder Ejecutivo y del
Poder Legislativo de la Nación mediante el acuerdo del Senado (ver
considerando XVI).
El texto de la acordada suscitó cierta divergencia de interpretacio-
nes en el seno del Consejo de la Magistratura y dudas que llevaron al
entonces Ministro de Justicia a solicitar una aclaración al Tribunal, en
la que expresamente incluyó un pedido para que se pronuncie “sobre
la validez de los traslados realizados por el citado Consejo y/o apro-
bados por el Poder Ejecutivo Nacional (…)”, entre los cuales estaba,
como señalan los demandantes, el del juez Leopoldo Oscar Bruglia,
cuyo traslado fue recomendado por resolución 64/2018, dictada el mis-
mo 15 de marzo de 2018 y ordenado por decreto presidencial nº 278, del
6 de abril siguiente.
En respuesta a tales peticiones, la Corte emitió la Acordada nº
7/2018, del 11 de abril de 2018, “con el fin de evitar situaciones poten-
1502 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

cialmente frustratorias del servicio de justicia o que puedan implicar


un retardo en su prestación” y expresó en su considerando VII que
“la hipótesis del traslado –consultada por el señor Ministro de Jus-
ticia y Derechos Humanos de la Nación– de un magistrado nacional
de la Capital
Federal para desempeñar funciones de la misma jerarquía dentro
de la jurisdicción nacional, con igual o similar competencia material,
mediando el consentimiento respectivo, resulta diametralmente dife-
rente a la considerada y definida en la Acordada 4/2018. De ahí, pues,
que en tales situaciones cabe concluir que no es necesaria la instru-
mentación de un nuevo procedimiento de designación conforme las
exigencias del artículo 99, inc. 4º, de la Constitución Nacional”.
Especialmente en lo que aquí concierne, la acordada sostiene:
“Idéntico criterio corresponde aplicar con relación al supuesto de
traslado de magistrados federales para desempeñar funciones de la
misma jerarquía dentro de la jurisdicción federal, con igual o simi-
lar competencia material, mediando consentimiento del magistrado
respectivo, a que hace referencia el mismo solicitante en el último
párrafo de fs. 1 de su escrito” (cuya nota a pie de página menta el
caso del juez Bruglia).
Sobre la autoridad de lo así resuelto, basta con referir que en la
misma Acordada 4/2018 V.E. sostuvo que “la Corte Suprema tiene la fa-
cultad y el deber constitucional de adoptar en el ámbito de sus atribu-
ciones, incluida la de superintendencia, las medidas necesarias y apro-
piadas ‘para producir aquellos actos de gobierno que, como cabeza del
Poder y órgano supremo de la organización judicial argentina, fuesen
necesarios para garantizar la investidura de los jueces nacionales, in-
cluido el juicio sobre la existencia de dicha investidura, en la medida
que ella ineludiblemente lo requiera’ (cf. Fallos: 306:72, consideran-
do 1º y sus citas; 330:2361; resoluciones nº 515/2008 y 624/2011; entre
muchos otros)” (ver considerando XII). Y, en especial, afirmó que “el
tratamiento de la cuestión que se formula en esta etapa de superin-
tendencia, en ejercicio de las funciones de gobierno que le son propias
a esta Corte, busca evitar las dilaciones que ocasionarían los planteos
jurisdiccionales que puedan formularse con fundamento en la integra-
ción del tribunal; lo cual iría en desmedro del propósito de ‘afianzar la
justicia’ enunciado en el Preámbulo de la Constitución Nacional, pro-
pósito liminar y de por sí operativo” (ver considerando XXV).
A la luz de las pautas establecidas por la Corte a través de las
acordadas es que se debe examinar la decisión que había tomado el
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1503
343

Consejo de la Magistratura recomendando el traslado de los deman-


dantes (resoluciones nº 64/2018 y 358/2018), tanto en lo que se refiere a
la interpretación posible de las reglas que establecían las condiciones
para ello, como a la convicción de estar obrando conforme al derecho
objetivo y a reparo de toda futura objeción constitucional. Esos extre-
mos permiten descartar, según mi parecer, la posibilidad de una ful-
minación retroactiva de esas resoluciones frente a las garantías que
resultarían así afectadas.
Esto no implica —como ya dije— desconocer la facultad del Con-
sejo de la Magistratura de cambiar a su discreción los reglamentos en
materia de traslado o incluso la interpretación que haga de ellos con
efecto inmediato; pero, insisto, ello no autoriza a revisar con carácter
retroactivo decisiones ya adoptadas.
Esta limitación se vincula con el principio cardinal de la buena fe,
una de cuyas derivaciones puede formularse como el derecho de todo
ciudadano a la veracidad ajena y al comportamiento leal y coherente
de los otros, sean éstos los particulares o el propio Estado. V.E. ha di-
cho, al respecto, que el actuar contradictorio que trasunta deslealtad
resulta descalificado por el derecho, lo que ha quedado plasmado en
brocardos como el que expresa venire contra factum propium non
valet que sintetizan aspectos de densa dimensión ética del principio
de buena fe (Fallos: 312:1725 considerando 10, primer párrafo).
Asimismo, estimo pertinente recordar la regla según la cual nadie
puede ir válidamente contra sus propios actos, pues ello sería ejercer
una conducta incompatible con una anterior deliberada, jurídicamente
relevante y plenamente eficaz. Nadie puede ponerse de tal modo en
contradicción con sus propios actos ejerciendo una conducta contra-
ria a la asumida anteriormente, y debe exigirse a las partes un com-
portamiento coherente ajeno a los cambios de conducta perjudiciales,
desestimando toda actuación que implique un obrar incompatible con
la confianza que —merced a sus actos anteriores— se ha suscitado en
la otra parte (Fallos: 315:890).
Es más, esa máxima no sólo rige en el ámbito de las relaciones
jurídicas entre los sujetos particulares, sino también —y aun de modo
más preponderante— son condiciones de validez del actuar estatal,
pues cuanto más alta sea la función ejercida por los poderes del Esta-
do, tanto más les será requerible que adecuen aquélla a las pautas fun-
damentales sin cuyo respeto la tarea de gobierno queda reducida a un
puro acto de fuerza, carente de sentido y justificación (Fallos: 312:1725,
considerando 10, segundo párrafo).
1504 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Entiendo que tales consideraciones resultan aplicables en la es-


pecie, dado el carácter general del principio de buena fe. En efecto, el
Consejo de la Magistratura propició, en su oportunidad, los traslados y
las designaciones definitivas en la Sala I de la Cámara Nacional en lo
Criminal y Correccional Federal, en la inteligencia de que se encontra-
ban cumplidos los requisitos exigidos por el Reglamento de Traslado
de Jueces entonces vigente y recomendó al Poder Ejecutivo Nacional
que emitiera un decreto en tal sentido, lo que se materializó mediante
el decreto 278/18 en el caso del doctor Bruglia y el decreto 835/18 en el
caso del doctor Bertuzzi (v. resoluciones del Consejo de la Magistratu-
ra 64/18 y 358/18, respectivamente).
Sin embargo, con posterioridad el mismo Consejo dictó la resolu-
ción impugnada por los actores y decidió comunicar al Poder Ejecutivo
Nacional que no se había completado el procedimiento previsto por el
art. 99, inc. 4º, de la Constitución Nacional, y se generó así el proceso
de naturaleza compleja que condujo a la remoción de los demandantes
de la sede en la que ejercían su magistratura.
Esta modificación en la interpretación de sus propias normas y de
las acordadas del Alto Tribunal, de ninguna manera puede operar con
efectos retroactivos dado que, como quedará expuesto seguidamente,
un cambio de esa índole sólo puede aplicarse hacia el futuro. Este ne-
cesario límite al ejercicio de un derecho subjetivo o una potestad esta-
tal que deriva del principio de buena fe requiere un deber de coheren-
cia que consiste en la necesidad de observar para el futuro la conducta
que los actos anteriores hacían prever, tornando inadmisible –tanto
en el ámbito del derecho público como privado- un comportamiento
incompatible con el sentido que se deduzca de la primera conducta.
Dicho lo expuesto, el Consejo de la Magistratura en esta nueva
etapa desconoce que, en relación con los actores, previamente había
autorizado sus traslados a partir de una interpretación razonable de
su propia normativa, plasmada en la resolución 155/2000.
No se advertía entonces motivo atendible que permitiera al Con-
sejo revisar esos actos, variando la declaración efectuada por las re-
soluciones 46/10, 358/2018 y 64/2018 y, en consecuencia, recogida en los
decretos del Poder Ejecutivo Nacional (438/2010, 835/2018 y 278/2018),
con base en una nueva interpretación efectuada por dicho cuerpo en
su integración actual, que recién ahora lo lleva a concluir que el trá-
mite que condujo a efectivizar esos traslados estaba incompleto. Por
demás, ese nuevo criterio sólo puede aplicarse a futuro, como ha que-
dado claro de los fundamentos que informaron la resolución 270/19;
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1505
343

lo que también resulta consecuente con el debido respeto al principio


republicano de división de poderes del que surgen la estabilidad e ina-
movilidad de los magistrados.
En otras palabras, cabe concluir que los actos de traslado se ba-
saron en una interpretación posible de lo dispuesto en los propios re-
glamentos del Consejo de la Magistratura. Lo único que sustenta la
actuación del Consejo al emitir la resolución 183/2020 es una nueva
interpretación -que luce igualmente posible, especialmente en aten-
ción al texto del nuevo reglamento de traslados- pero que sólo puede
ser aplicada hacia el futuro.
No se trata aquí de resolver cuál es el criterio hermenéutico que
debe ser preferido, sino de la imposibilidad de aplicar retroactivamen-
te el que hoy se propugna para revisar actos regularmente cumplidos
al amparo del anterior.
En efecto, el principio de irretroactividad se erige como uno de los
basilares de nuestro ordenamiento jurídico. Es fundamento de razón
jurídica que toda regla de conducta dispone para el futuro. Si la ley,
el contrato, la sentencia, los actos administrativos, los actos jurídicos
en general rigen para el futuro y remiten a las situaciones pasadas y
sus manifestaciones al régimen vigente en su momento, más aún ello
sucede con las nuevas interpretaciones dadas por un organismo a sus
propias resoluciones.
Al revocarse o ignorarse, del modo en que lo hizo la demandada, ac-
tos estatales como los que condujeron a los traslados de los recurren-
tes, no se afecta únicamente la inamovilidad de los jueces — imperati-
va para un ejercicio independiente de la magistratura— sino también
la transparencia y previsibilidad en la actuación de los órganos estata-
les, que no pueden pretender que sus cambios de parecer y actuación
sustentados en nuevos criterios de aplicación de sus propias normas,
derivadas de la modificación en su composición, sean aplicadas re-
troactivamente con afectación de situaciones decididas de acuerdo a
la interpretación posible que habían efectuado anteriormente.
La transparencia y la previsibilidad constituyen valores primor-
diales y ejes de la gestión pública, lo que supone el ejercicio respon-
sable por parte de los nuevos funcionarios de las atribuciones que la
ley les confiere, para poder dar cuenta a la sociedad respecto de la
continuidad de los actos de gobierno en esa materia. Sostener lo con-
trario significaría comprometer la seguridad jurídica y la estabilidad
de actos de la envergadura de los puestos en crisis por el Consejo, lo
que generaría una incertidumbre continua en la actividad estatal, en
1506 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

especial cuando ello tiene lugar en una materia en la que esos valo-
res generales cobran la forma de la garantía institucional específica
de la independencia judicial, que es la inamovilidad de los jueces en
sus cargos mientras dure su buena conducta (artículo 110 de la Cons-
titución Nacional).
En este sentido, V.E. ha sostenido que la magistratura se desempe-
ña en el interés general y sus garantías explícitas tienen fundamento
en el principio de soberanía del pueblo y de la forma republicana de
gobierno, de modo que todo avance sobre la independencia del Poder
Judicial -como sería la abducción de la garantía de la inamovilidad o
de la intangibilidad de las remuneraciones de los jueces- importaría
una agresión a la Constitución Nacional (Fallos: 320:845, voto del juez
Carlos Fayt).
Esos resguardos que fija la Ley Fundamental para el ejercicio de
la magistratura no solamente benefician a los jueces sino a la misma
sociedad, pues al otorgar a los jueces inamovilidad en sus cargos e
intangibilidad en sus remuneraciones, asegura a la propia sociedad, al
pueblo, la estricta vigencia del Estado de Derecho y del sistema repu-
blicano de gobierno (conf. doctrina de Fallos: 314:760 y 881).
En su disidencia de Fallos 316:451, el juez Fayt amplió las bases
de tal aseveración al afirmar que “el sistema constitucional argentino
consagra como garantías de la independencia del Poder Judicial y por
consiguiente, de la seguridad jurídica del pueblo de la República, la
inamovilidad de los jueces y la irreductibilidad de sus remuneraciones.
Garantías de garantías, ellas preservan a los jueces de la injerencia de
los poderes Ejecutivo y Legislativo y les aseguran la independencia
objetiva y subjetiva necesarias para desempeñar sus funciones. (…)
De la actividad de los jueces, de su rectitud y su respeto por el ordena-
miento jurídico dependen la vida, la libertad, el patrimonio y cuantos
más bienes resultan del señorío del hombre sobre sí mismo. Además,
la vigencia del Estado de derecho, la tutela de los derechos y la parti-
cipación de los ciudadanos en el proceso gubernamental y político del
Estado. Esto convierte a esas dos garantías no sólo en valiosas y fun-
damentales para la organización social y política de la Nación, sino en
piedras angulares, de valor talismático, para la vida institucional de la
República. Su incolumidad debe ser considerada por los jueces como
el más esencial de sus deberes”.
“Es que la independencia del Poder Judicial tiene profundas re-
laciones de conexidad con la existencia de un verdadero Estado. El
poder de los jueces proviene del pueblo de modo indirecto y en tercer
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1507
343

grado. No son empleados del Poder Ejecutivo. No tienen dependencia


alguna del Poder Legislativo. Dotados en plenitud de independencia
-el ‘selfmoving’ y el ‘self-depending’ de los americanos del norte- son
los guardianes de la Constitución y del ordenamiento jurídico, que de-
ciden conforme a las leyes las causas sometidas a su conocimiento y
que, custodios de las garantías constitucionales, tienen a su cargo el
contralor de la constitucionalidad de las leyes sancionadas por el Con-
greso y los actos y decretos dictados por el presidente. De este modo,
mantienen a los poderes políticos dentro de la órbita que la Constitu-
ción Nacional les asigna, siendo los intérpretes finales de la Constitu-
ción en los casos de lagunas históricas y conflictos entre derechos y
valores constitucionales” (confr. considerando 19).
En este contexto, es necesario traer a colación las consideraciones
efectuadas en diversos precedentes del Tribunal acerca de las garan-
tías que aseguran la independencia de los jueces, con especial referen-
cia a la garantía de inamovilidad de los magistrados, que comprende
grado y sede (conf. cit. ant.), y que resultan especialmente útiles para
resolver el caso de autos; ello con el fin de señalar los principios fun-
damentales que ha sentado el Alto Tribunal al respecto, conceptos que
sirven de guía para resolver casos como el presente.
En Fallos: 256:114 (causa “Masi”), se señaló que “con arreglo a los
precedentes de esta Corte, asisten a ella, en su condición de órgano
supremo y cabeza del Poder Judicial, las atribuciones necesarias para
salvaguardar la investidura de los jueces de la Nación, en el ejerci-
cio de sus funciones judiciales y en la medida en que ineludiblemente
lo requiera el resguardo de su garantía constitucional, respecto de la
alteración activa de ella por obra de otros Poderes del Gobierno –doc-
trina de Fallos: 201:245; 203:5; 237:29; 241:23 y 50; 248:177 y otros–. Es
así como se ha declarado que la remoción irregular de un juez de la
Nación no es admisible y que debe desconocerse la facultad de su tras-
lado, no consentido, del asiento de su jurisdicción” (voto de la mayoría,
considerando 2º).
En Fallos: 313:330 (“Cámara Nacional de Apelaciones en lo Crimi-
nal y Correccional”) se dijo que la inamovilidad de los jueces ha sido
dispuesta por la Constitución Nacional en previsión de una alteración
de sus funciones (voto del Dr. Fayt, considerando 5º). Poco tiempo des-
pués, en Fallos: 313:344 (“Almeida Hansen”), se señaló que “nuestros
constituyentes, tomando el ejemplo de los Estados Unidos de Nortea-
mérica, conformaron como tercera fuerza de gobierno al Poder Judi-
cial que necesitaba para desenvolverse, con independencia absoluta,
la doble garantía de inamovilidad en sus empleos de los magistrados
1508 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

mientras durase su buena conducta y una compensación, que (…) no


podrá ser disminuida ‘en manera alguna’ mientras permanezcan en
sus funciones.
De esta manera, la Constitución Nacional buscó poner a cubierto
la independencia del Poder Judicial y lo estableció en forma expresa
en el citado art. 96” (voto de la mayoría, considerando 7º).
En Fallos: 322:1253 (“Iribarren”, voto de la mayoría, consideran-
dos 11 y 12), se señaló que “la independencia de los jueces hace a la
esencia del régimen republicano y su preservación no sólo deber ser
proclamada sino respetada por los otros poderes y sentida como una
vivencia insustituible por el cuerpo social todo. Al respecto, ha dicho la
Suprema Corte de Estados Unidos de Norteamérica que una justicia
libre del control del Ejecutivo y del Legislativo es esencial, si existe el
derecho de que los procesos sean resueltos por jueces exentos de la
potencial dominación de otras ramas del gobierno (‘United States v.
Will’, 449 U.S. 200, 217-218; 1980)”, y se destacó que “esta Corte ha sos-
tenido que nuestro sistema constitucional ha sido inspirado en móviles
superiores de elevada política institucional con el objeto de impedir el
predominio de intereses subalternos sobre el interés supremo de la
justicia y de la ley. Tal sistema, se dijo, se ha estructurado sobre un pi-
lar fundamental; la independencia propia del Poder Judicial, requisito
necesario para el control que deben ejercer los jueces sobre los res-
tantes poderes del Estado (Fallos 310-804, citado; 312-1686, disidencia
del juez Belluscio)”.
En Fallos: 322:1616 (causa “Fayt”, voto de la mayoría, consideran-
do 14), se remarcó que “todo lo concerniente a la inamovilidad de los
jueces es inherente a la naturaleza del Poder Judicial de la Nación y
configura uno de los principios estructurales del sistema político esta-
blecido por los constituyentes de 1853, al punto que es uno de los dos
contenidos sobre los que se asienta la independencia de este departa-
mento y que ha sido calificada por el Tribunal, antes que de un privi-
legio en favor de quienes ejercen la magistratura, como una garantía
en favor de la totalidad de los habitantes (Fallos: 319:24)” (confr.en el
mismo sentido Fallos: 325:3514).
En Fallos: 330:2361 (causa “Rozsa”, considerando 16 del voto de la
mayoría), se apuntó que “el principio de la independencia del Poder
Judicial de la Nación es uno de los cimientos en que se apoya nuestra
organización institucional (confr. doctrina de Fallos: 313:344; 314:760 y
881; 319:24; 322:1616; 325:3514, entre muchos otros). Para favorecer la
efectividad de dicho principio, la misma Constitución y la ley, además
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1509
343

de determinar un especial mecanismo de designación, reconocen a


quienes acceden a la magistratura determinadas garantías (inamovili-
dad, inmunidad, intangibilidad remuneratoria) a la par que establecen
un especial sistema de responsabilidad”.
En Fallos: 338:1216 (causa “Uriarte”, considerando 10), se recordó
que “para asegurar su independencia, los jueces cuentan –a diferen-
cia de los demás funcionarios– con garantías reforzadas que resultan
indispensables para el ejercicio de su función. Entre ellas, en lo que a
este caso interesa, se encuentran la de un adecuado proceso de nom-
bramiento y la inamovilidad en el cargo (Fallos: 314:881 y 749; 315:2386;
324:1177; 325: 3514; y causa “Aparicio” y sus citas)”.
En Fallos: 340:257 (causa “Schiffrin”, voto de la mayoría, conside-
rando 22), se subrayó que la inamovilidad exige “un sistema jurídico
institucional que cree las condiciones necesarias para que los jueces
se desempeñen bien y legalmente, de manera independiente y sin inje-
rencia o presión de poderes externos, con el objeto de impedir el predo-
minio de intereses subalternos sobre el interés supremo de la justicia
y de la ley”. Puntualmente, definió allí que “la garantía de inamovilidad
consiste, esencialmente, en asegurar a los magistrados que su per-
manencia en el cargo no estará condicionada a la exclusiva voluntad
discrecional de otros poderes; pues ello los colocaría en un estado pre-
cario, de debilidad y dependencia frente a aquellos que tienen en sus
manos la decisión sobre la permanencia en funciones, y los sometería a
posibles restricciones indebidas en el ejercicio de su función”.
En mi opinión, es imposible conciliar tal propósito con una prácti-
ca de los órganos encargados de la selección y nombramiento de los
jueces como la que se cuestiona en esta causa. Si los primeros pu-
dieran revisar en cualquier tiempo sus propios actos sobre cuya base
los jueces ocupan sus cargos, indudablemente se los colocaría en esa
situación de dependencia y precariedad incompatible con el principio
de independencia judicial.
Como ha establecido V.E. en la citada causa “Schiffrin”, la inamo-
vilidad judicial sólo puede ser objeto de limitaciones objetivas, im-
personales y previsibles (considerando 23), y mal podría calificarse
de previsible e impersonal una que surja de un ejercicio retroactivo y
selectivo de revisión de resoluciones de traslados o nombramientos
definitivas y que surtieron plenos efectos durante plazos a menudo
de considerable extensión.
En última instancia, se trata de hacer realidad en la historia los
largamente declamados objetivos que persiguió nuestra Ley Funda-
1510 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

mental al incorporar a nuestro sistema el Consejo de la Magistratu-


ra: amortiguar la gravitación político partidaria en los procesos de
designación y enjuiciamiento de jueces para afianzar y vigorizar la
independencia judicial (Fallos: 336:760, considerandos 20 y siguien-
tes, y sus citas).

-VIII-
Por las consideraciones que anteceden, opino que corresponde
hacer lugar al recurso extraordinario por salto de instancia y revocar
la sentencia apelada. Buenos Aires, 3 de octubre de 2020. Eduardo
Ezequiel Casal.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 3 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Bertuzzi, Pablo Daniel y otro c/ EN - PJN y otro


s/ amparo ley 16.986”.

Considerando:

1º) Que los doctores Pablo Daniel Bertuzzi y Leopoldo Oscar Bru-
glia, por derecho propio, promovieron esta acción de amparo contra
el Estado Nacional –Consejo de la Magistratura de la Nación– a fin
de que se declare la inconstitucionalidad de la resolución 183/2020 del
Plenario de dicho órgano y se declare “el carácter definitivo de los car-
gos” que ocupan en la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Criminal y Correccional Federal de esta Ciudad.

En virtud del mencionado acto la demandada declaró que en los


traslados de los actores “el Poder Ejecutivo de la Nación no ha com-
pletado el procedimiento constitucional previsto en el art. 99 inc. 4 de
la Constitución Nacional”, lo cual resolvió también comunicar al Poder
Ejecutivo (artículo 1º de la resolución 183/2020).

En lo central, los actores sostuvieron que tal declaración contenida


en la resolución 183/2020 del Consejo –y el procedimiento que de ella
resulta– afecta las garantías que asegura el artículo 110 de la Consti-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1511
343

tución Nacional, esto es, la inamovilidad y la estabilidad en sus cargos


como magistrados de los tribunales inferiores de la Nación.

Para contextualizar su acción de amparo, los actores reseñaron su


proceso de designación. Así, recordaron que en 1993 el doctor Bruglia,
previo acuerdo del Senado de la Nación, fue designado como juez del
Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 4 de la Capital Federal, y que
en 2018 el Poder Ejecutivo Nacional lo trasladó a la Sala I de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal, previa
conformidad del Consejo de la Magistratura y a instancias de su propia
solicitud (cf. decretos 1889/1993 y 278/2018). A su vez, también recor-
daron que en 2008 el doctor Bertuzzi, previo concurso ante el Consejo
de la Magistratura y acuerdo del Senado de la Nación, fue designado
como juez del Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 1 de La Plata;
que luego en 2010 el Poder Ejecutivo Nacional lo trasladó al Tribunal
Oral en lo Criminal Federal nº 4 de la Capital Federal, previa conformi-
dad del Consejo de la Magistratura y a instancias de su propio pedido;
y que, finalmente, en 2018 el Poder Ejecutivo Nacional nuevamente lo
trasladó, esta vez, a la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Criminal y Correccional Federal, también previa conformidad del
Consejo de la Magistratura y a instancias de su propia solicitud (cf.
decretos 2040/08, 438/10 y 835/18).

Para fundar su amparo, los actores afirmaron que lo decidido por


el Consejo de la Magistratura en la resolución 183/20 implicó la revi-
sión de lo dispuesto en los decretos 835/18 y 278/18 mediante los cuales
se los había trasladado a los cargos que actualmente ocupan en la Sala
I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
Federal de la misma ciudad.

Sustentaron que el acto impugnado importaba un pedido de la de-


mandada al Poder Ejecutivo y al Senado de la Nación para que revisen
sus designaciones en la cámara en la que se desempeñan –según en-
tienden– con carácter definitivo, contrariando de ese modo las garan-
tías constitucionales de legalidad, división de poderes e inamovilidad
en el cargo en su calidad de jueces.

En conclusión, insisten en que el “traslado equivale a una designa-


ción definitiva en el cargo del nuevo tribunal que ocupa[n]” y solicitan
que así sean declarados sus nombramientos en la Sala I de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal.
1512 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

2º) Que la jueza de primera instancia rechazó la acción de amparo.

El fundamento de la decisión sostuvo que la evolución de la ju-


risprudencia de la Corte Suprema permite afirmar que en la actua-
lidad “no caben dudas que, en principio, el nombramiento como juez
refiere a un cargo determinado y se obtiene a través de un procedi-
miento complejo en el que intervienen el Consejo de la Magistratura,
el Poder Ejecutivo y el Senado de la Nación. Ello responde tanto al
adecuado balance que establece la Constitución como a la necesidad
de asegurar la independencia de los magistrados y los derechos de
los justiciables”.

Por esta razón, entendió que la admisión de traslados es excepcio-


nal y de interpretación restrictiva y que no se encontraba adecuada-
mente cumplido el requisito atinente a que el traslado implique des-
empeñar funciones de la misma jerarquía. Si bien los jueces federales
de tribunales orales ostentan categoría de “juez de cámara”, la tarea
desempeñada en ellos es esencialmente distinta, y su función dentro
del proceso penal difiere claramente, tanto en su naturaleza como en
relación con el momento de su intervención.

Por ello, entendió que el accionar de la demandada no exhibe la


arbitrariedad o ilegalidad manifiesta requerida para la procedencia de
la acción de amparo pretendida.

3º) Que, contra esa decisión, los actores interpusieron un recurso


extraordinario por salto de instancia (art. 257 bis y ter del Código Pro-
cesal Civil y Comercial de la Nación).

Solicitan que “se revoque por contrario imperio la sentencia re-


currida, declarando expresamente que [sus] traslados a la Sala I
de la Cámara Federal Criminal y Correccional de la Capital Fede-
ral resultan definitivos”.

Invocan como fundamento las acordadas 4 y 7 de 2018, de esta Cor-


te Suprema y señalan que este caso trasciende la situación de los sus-
criptos, “y afecta a todos los magistrados y los justiciables”. Solicitan
un pronunciamiento a fin de “evitar perjuicios de imposible o insufi-
ciente reparación ulterior”.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1513
343

Como conclusión de lo expuesto solicitaron a esta Corte que se


declarara expresamente que sus traslados a la Sala I de la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de esta
capital “resultan definitivos”.

4º) Que este Tribunal declaró admisible el mencionado recurso,


con efecto suspensivo únicamente respecto a la sentencia recurrida
(arts. 257 bis y 257 ter 3º párrafo del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación).

El argumento relativo a los actores consistió en que había un ries-


go cierto de tornar ilusorio el derecho de un acceso efectivo a justicia.

El fundamento en relación a la gravedad institucional, consistió en


que el planteo constitucional excedía el mero interés de las partes y
atañía al de la comunidad, desde que involucraba de modo directo a los
procedimientos constitucionales que regulaban el traslado de jueces
federales y la integración de tribunales de dicha naturaleza, aspectos
éstos regidos por disposiciones inspiradas en móviles superiores de
elevada política institucional que se sustentaban en la aspiración de
contar con una magistratura independiente e imparcial, en miras a
la satisfacción de la garantía del “juez natural” (considerando 6º del
pronunciamiento referido).

5º) Que el Consejo de la Magistratura de la Nación, al contestar el


traslado conferido, sostiene la improcedencia de la vía intentada con fun-
damento en que, a su entender, el acto impugnado carece de la arbitra-
riedad e ilegalidad manifiesta alegada. Invocan la constitucionalidad de
su resolución porque se encuentra dentro de su marco de competencias.

En cuanto al fondo del planteo articulado, señala que los traslados


de los recurrentes a la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Crimi-
nal y Correccional Federal no cumplieron con los requisitos estableci-
dos por la Constitución Nacional, esto es, la participación de todos los
órganos políticos de control que hacen al mecanismo de designación
compleja de jueces y erradicaron, además, la participación de la ciuda-
danía en el aludido proceso de selección.

Agrega que tampoco cumplieron con las pautas consagradas en


las acordadas 4 y 7 del año 2018 de la Corte Suprema, ni con las exigen-
1514 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

cias del reglamento entonces vigente (resolución 155/00, art. 1º, apar-
tado b) vinculadas al procedimiento y validez de los traslados de los
jueces que, según entiende, establecían la necesidad de que la vacante
a la que se solicita el traslado, además de corresponder a la misma
jurisdicción y tener la misma competencia en razón de la materia y
grado que ocupa el juez solicitante, debe atender a la identidad de la
función a la que se pide el pase.

Argumenta que la resolución impugnada se ha limitado a “decla-


rar” que el procedimiento constitucional complejo de designación no
se encontraba completo en los traslados de diez magistrados indivi-
dualizados en el punto dispositivo 1º, por lo que no ha adoptado tempe-
ramento alguno respecto de la continuidad de los magistrados citados,
ni produjo efectos inmediatos ni definitivos sobre la situación de los
actores, de lo que desprende la falta de agravio concreto así como la
ausencia de afectación a la cosa juzgada administrativa.

6º) Que, con posterioridad, el señor Procurador General de la Na-


ción interino emitió su dictamen en el sentido de admitir el recurso
interpuesto y revocar la decisión apelada.

Afirmó que el acto cuestionado no había sido una mera reco-


mendación sino el inicio de una serie concatenada de actuaciones
que llevó de manera obligada al Poder Ejecutivo y al Senado a revi-
sar los actos de traslado de los jueces demandantes y que concluyó
en su revocación.

El dictamen señaló que el Consejo de la Magistratura, desde que


fue instaurado, contempló a nivel reglamentario el traslado de jueces
con carácter permanente, institución que –por lo demás– se utilizó
desde mucho antes; efectuó un pormenorizado desarrollo argumen-
tal sobre los distintos criterios que adoptó en materia reglamentaria
atinente al traslado de jueces a lo largo del tiempo, para concluir que
correspondía revocar la decisión impugnada desde que dicho Consejo
revisó lo actuado con anterioridad por el mismo cuerpo –con otra in-
tegración– y, a partir de una nueva interpretación del alcance de los
requisitos que permiten el traslado de jueces, declaró irregular lo que
antes había considerado conforme a derecho.

Recordó que las condiciones exigidas para la procedencia de los


traslados de los jueces fueron variando. Desde un criterio sumamente
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1515
343

restrictivo mediante la resolución 78/99, a uno menos exigente previsto


en la resolución 155/00 –que regía al tiempo de tramitarse las solicitu-
des de traslados aquí cuestionados–, hasta la actual resolución 270/19
que, al hacer mérito de la conducta adoptada hasta entonces por el
Consejo en esta materia, entendió necesario sentar nuevos criterios
para atender las solicitudes respectivas en la inteligencia de insistir
en el carácter restrictivo que cabía asignar al instituto, habida cuenta
de que el traslado representaba en última instancia “una designación
definitiva” (conf. considerando 10 de la citada resolución 270/19).

Aclaró que lo expresado no implicaba desconocer la facultad del


citado Consejo de cambiar a su discreción los reglamentos en materia
de traslado o incluso la interpretación que haga de ellos con efecto in-
mediato; pero que tal atribución no autorizaba a revisar con carácter
retroactivo decisiones ya adoptadas. En su caso, la nueva interpreta-
ción de lo dispuesto en sus propios reglamentos que subyacía en la
resolución 183/20 —que lucía, a su criterio, igualmente posible, espe-
cialmente en atención al texto del nuevo reglamento de traslado— solo
podía ser aplicada hacia el futuro.

7º) Que, en concreto, el Tribunal tiene que expedirse sobre la reso-


lución CM 183/2020.

Los actores promovieron la acción contra el Consejo de la Magis-


tratura de la Nación, autor del decisorio de mención, y por ello no han
sido citados al proceso el Honorable Senado de la Nación ni el Poder
Ejecutivo Nacional, que realizaron actos posteriores a la resolución
cuestionada por los amparistas.

Dentro de los límites que establecen el objeto procesal y la parte


demandada por los actores, debe resolverse este caso.

A tal efecto, esta Corte debe examinar la juridicidad de las nor-


mas que afecten “la constitución legal misma de los tribunales fede-
rales, indispensable para fallar las causas” (confr. “Aparicio” Fallos:
338:284, y sus citas) conforme a la pauta jerárquica que establece la
Constitución Nacional en la primera parte de su art. 31: “Esta Cons-
titución, las leyes de la Nación que en su consecuencia se dicten por
el Congreso y los tratados con las potencias extranjeras son la ley
suprema de la Nación”.
1516 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Este sistema -basado en la pirámide jurídica que parte de la Cons-


titución Nacional, los tratados internacionales, y las leyes federales- se
completa con los precedentes de esta Corte Suprema, y, finalmente,
con las decisiones de superintendencia y los reglamentos del Consejo
de la Magistratura.

Sin embargo, este sistema coherente de interpretación, histórica-


mente repetido como criterio por esta Corte por aplicación del señala-
do art. 31 y 75, incs. 22 y 24 de la Constitución Nacional, es el que han
ignorado las partes de este proceso.

8º) Que debido a la relevancia de las cuestiones involucradas en la


presente causa, esta Corte habrá de abordarlas en el siguiente orden:
a) status constitucional de los magistrados recurrentes (consideran-
dos 9º a 26 inclusive); y b) contexto de gravedad institucional dentro
del cual se inserta la situación de los recurrentes y deber constitucio-
nal de resolverla con seguimiento de los principios constitucionales de
juridicidad e igualdad, asegurando la continuidad y el recto funciona-
miento del servicio de justicia (considerandos 27 a 36 inclusive).

El considerando 37 expone un resumen de las conclusiones obteni-


das y desemboca en la parte resolutiva

Status constitucional de los recurrentes

9º) Que la primera cuestión constitucional a decidir es la califica-


ción jurídica de los traslados de jueces federales, ya que los recurren-
tes solicitan que se declare su carácter definitivo, criterio que no solo
confronta con el del Consejo de la Magistratura sino que ha sido recha-
zado por la judicatura de primera instancia.

Interpretar que el derecho reconoce a los traslados como definiti-


vos implicaría asumir que hay fuente normativa suficiente para optar
entre dos reglas de acceso a la magistratura: a) o puede hacérselo por
el proceso de concurso, nominación y acuerdo; b) o puede hacérselo
por traslado, sin cumplir con alguna, algunas o todas las etapas des-
criptas (el concurso, la nominación y/o el acuerdo). Aquí, el punto diri-
mente consistiría en hallar la norma que asimile “traslado” con “nom-
bramiento” sin confrontar con otra de jerarquía superior. El tema se
desarrollará en los considerandos 10 a 24 inclusive.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1517
343

Asimismo, en caso de no hallarse norma habilitante –y según sea


el rango de esta norma- podría sostenerse que el acceso a la magistra-
tura de modo definitivo por medio de traslados que se prolongan sine
die deriva de una costumbre, o sea de una práctica que se ha reiterado
en distintos momentos de nuestra historia judicial, conformando una
costumbre contra-legem. El tema se tratará en el considerando 25.

Se advierte una vez más que la cuestión excede el interés de las


partes, porque las respuestas que se ofrezcan tendrían directa inci-
dencia sobre la integración de uno de los Poderes del Estado e influen-
cia sobre la garantía del juez natural.

10) Que, paradójicamente, tanto los recurrentes, como la deman-


dada y el señor Procurador General invocan las acordadas 4/2018 y
7/2018 de esta Corte para respaldar sus respectivas posiciones.

En efecto, los actores en su escrito de demanda argumentan que


tales acordadas “expresan exactamente lo contrario a lo que se deci-
de en la Resolución atacada” (específicamente, punto 3.1., fs. 16 a 22),
y enfatizan en las páginas de su recurso extraordinario per saltum
que mediante el acto impugnado “el Consejo de la Magistratura se
alzó expresamente contra lo que la Corte había dispuesto mediante
acordada 7/2018” (fs. 4, 5, 9, 13, 16, y en particular punto 3.2 de su es-
crito, fs. 22 a 32.).

Por su parte, la demandada argumenta en sentido contrario cuan-


do sostiene que “(l)a interpretación que los accionantes otorgaron al
reglamento de traslados a su tiempo vigente –Resolución CM 155/00– y
a las Acordadas 4/18 y 7/18 …sólo parte de su posición e interés perso-
nal reiterada al solo efecto de tergiversar lo señalado oportunamente
por V.E” (fs. 19 y 20 a 26).

La interpretación de las acordadas de mención es asimismo desta-


cada por el señor Procurador General en su dictamen cuando expone
que “(a) la luz de las pautas establecidas por la Corte a través de las
acordadas es que se debe examinar la decisión que había tomado el
Consejo de la Magistratura recomendando el traslado de los deman-
dantes …, tanto en lo que se refiere a la interpretación posible de las
reglas que establecían las condiciones para ello, como a la convicción
de estar obrando conforme al derecho objetivo y a reparo de toda futu-
ra objeción constitucional” (fs. 20/21 y, en especial fs. 22).
1518 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Corresponde por lo tanto analizar las acordadas 4/2018 y 7/2018


para deducir si es posible extraer de su texto, o de su interpretación, la
conclusión que sostienen los recurrentes.

11) Que la acordada 4/2018, voto de la mayoría, dispuso en su art.


3º, que no correspondía habilitar un Tribunal Oral en lo Criminal Fe-
deral, que había sido creado por la ley 27.307 mediante el mecanismo
de transformación de un Tribunal Oral en lo Criminal de la Capital
Federal. En ningún momento este decisorio asignó carácter definiti-
vo a los traslados; en realidad sostuvo –con contundencia y como se
verá- lo contrario.

Al decidir de este modo, el voto mayoritario de la acordada de


marras:

a) evitó la conversión -temporaria o definitiva, para el caso es lo


mismo- de jueces nacionales ordinarios en jueces federales, es decir
el nombramiento de jueces ‘por salto de fuero’. Lo dijo con térmi-
nos elocuentes en varios considerandos: “Más allá de la terminología
empleada por la ley 27.307 –en el sentido de “transformar” tribuna-
les–, la modalidad adoptada por el legislador importa la creación de
un nuevo tribunal criminal federal integrado en su totalidad por los
jueces trasladados del anterior tribunal criminal ordinario” (conside-
rando 13); “la ausencia del nombramiento conforme al procedimien-
to mencionado” –refiriéndose al previsto en el art. 99, inc. 4º, segun-
do párrafo, para el acceso a la magistratura federal- “no puede ser
obviada por la circunstancia de contar con designación en el fuero
ordinario” (considerando 19);

b) evitó que mediante el mecanismo del traslado se designaran


jueces de modo permanente, pues ello se encontraba al margen del
procedimiento constitucional. Entre otros tantos párrafos, el siguien-
te, extraído del considerando 15, es contundente: “la Constitución
Nacional establece en el artículo 99 inc. 4º, segundo párrafo, un
único mecanismo para el nombramiento de los jueces federales: el
presidente de la Nación los nombra ‘en base a una propuesta vin-
culante en terna del Consejo de la Magistratura, con acuerdo del
Senado, en sesión pública’” (el destacado no es del original).

12) Que tampoco se afirmó el carácter definitivo de un traslado en


la acordada 7/2018.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1519
343

En primer lugar, cabe aclarar que esa acordada no resolvió el


caso del doctor Bruglia, porque su designación ya había sido produ-
cida con anterioridad al dictado de esta norma de superintendencia
que, por otra parte, no es el ámbito jurídico para la resolución de casos
jurisdiccionales.

En dicha oportunidad el Ministerio de Justicia de la Nación se di-


rigió a esta Corte en relación con los distintos traslados de jueces en
trámite ante el Consejo de la Magistratura, a fin de que se pronuncie
sobre las condiciones de “validez de los traslados” con el único propó-
sito de “asegurar la adecuada prestación del servicio de justicia”.

En la acordada 7/2018 este Tribunal, también en el ejercicio de


atribuciones no jurisdiccionales, debió resolver, puntualmente, cuáles
eran los recaudos para que un traslado pudiera ser considerado válido
como tal. De esta manera pautó una serie de categorías y sus respec-
tivos recaudos de validez. Es así que la acordada comienza por delimi-
tar el asunto a resolver como la concreta situación “de la continuidad
de los trámites en curso destinados al traslado de magistrados”; esto
es, cómo proceder en los supuestos consultados a la luz de la reciente
jurisprudencia de “Nisman” y “Corrales” (Fallos: 339:1342 y 338:1517)
en la que se había decidido que los tribunales nacionales no tienen
competencia en aquellas materias reservadas a la justicia federal y
que, por ello, unos y otros no podían ser equiparados (considerandos
3 y 6). Toda vez que los traslados exigían, entre otras condiciones, una
paridad competencial, la nueva jurisprudencia de “Nisman” y “Corra-
les” suscitaba un planteo relevante en cuanto a las condiciones de va-
lidez de un traslado.

La acordada de marras evitó que magistrados capacitados para


actuar frente a hipótesis concretas regidas por normas específicas
(legislación común u ordinaria) fueran habilitados –por la vía de los
traslados– para intervenir y resolver situaciones diferentes regidas
por normas sustantivas también distintas (legislación federal).

La lectura de la acordada 7/2018 no puede desentenderse de la


puntual cuestión que esta estaba llamada a responder. Descartado ya
en la acordada 4/2018 que los traslados pudieran resultar en nombra-
mientos permanentes de magistrados, el planteo de la acordada 7/2018
debe entenderse como una pregunta acerca de las condiciones de vali-
dez de los traslados en tanto designaciones transitorias. Así, cuando la
1520 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

acordada 7/2018 concluye en que “no es necesaria la instrumentación


de un nuevo procedimiento de designación conforme las exigencias
del artículo 99, inc. 4º, de la Constitución Nacional” para los trasla-
dos de magistrados federales con el fin de desempeñarse –después de
cumplir otros recaudos– dentro de la misma jurisdicción federal, se
refiere a la validez de ese traslado, como no podría ser de otra forma,
en tanto designación transitoria.

La acordada 7/2018 define las condiciones de validez de un trasla-


do de magistrados integrantes de órganos jurisdiccionales nacionales
ordinarios de la Capital Federal a tribunales federales con asiento en
esa ciudad, pero no se pronuncia sobre la temporalidad de las designa-
ciones que resultan de un traslado.

Al disponer que “los traslados que se hubieran dispuesto fuera de


las condiciones señaladas precedentemente deberán cesar cuando
concluya el procedimiento constitucional previsto para la cobertura
de los cargos respectivos” (considerando VIII), lo que se pretende es
“evitar situaciones potencialmente frustratorias del servicio de justi-
cia o que puedan implicar un retardo en su prestación” (considerando
V), de ningún modo se está librando un salvoconducto para habilitar
nombramientos bajo el rótulo de traslados en el caso en que se trate
de jueces del mismo fuero.

Dicho de otro modo: la temporalidad que se le asignó a esos tras-


lados entre cargos con competencias diferentes, no significa que los
traslados entre cargos de similar competencia no fueran también
transitorios.

13) Que las acordadas 4/2018 y 7/2018 son decisiones de


superintendencia:

a) que no pueden ser consideradas aisladamente una de la otra,


como ocurre cuando se omite sostener que el primer artículo de la
acordada 7/2018 expresa claramente que se reitera “la plena vigen-
cia de la acordada nº 4/2018”, donde se afirma repetidamente que la
única forma de acceder de modo definitivo a la magistratura es con-
forme al mecanismo de los arts. 114 incs. 1 y 2 y 99 inc. 4 de la Norma
Fundamental;
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1521
343

b) cuyo texto no puede ser interpretado selectiva o arbitraria-


mente, recortando la parte que podría resultar –aun bajo una óptica
errónea- favorable a un interés, como acontece cuando se asume una
respuesta referida a un “traslado” (no se necesita un nuevo acuerdo)
como si se refiriera a un “nombramiento” definitivo (ver los términos
de la pregunta a responder en los considerandos III, VII y VIII de la
acordada 7/2018, donde siempre se habla de “traslados” y la diferen-
cia entre “traslados” y “nombramientos” que surge clara, a partir de
la disimilitud de procedimientos para acceder a ellos, que obra en el
considerando IX);

c) que no pueden ser interpretadas con prescindencia del ordena-


miento jurídico que complementan, lo que se verifica cuando se pre-
tende, por los subterfugios anteriores, olvidar la vigencia de la Consti-
tución Nacional en la materia.

Es pertinente recordar que esta Corte ha señalado que la tarea


de interpretación de las leyes lato sensu comprende la armonización
de sus preceptos y su conexión con las otras normas que integran el
ordenamiento jurídico (Fallos: 258:75), evitando darles un sentido que
ponga en pugna sus disposiciones, destruyendo las unas por las otras,
y adoptando como criterio verdadero el que las concilie y deje todas
con valor y efecto (Fallos: 1:297; 310:195; 312:1614 y 323:2117). Se ha sos-
tenido asimismo antes de ahora que es un principio de recta interpre-
tación que los textos legales no deben ser considerados, a los efectos
de establecer su sentido y alcance, aisladamente, sino correlacionán-
dolos con los que disciplinan la misma materia (Fallos: 242:247), como
un todo coherente y armónico, como partes de una estructura siste-
mática considerada en su conjunto y teniendo en cuenta la finalidad
perseguida por aquellos (Fallos: 320:783; 324:4367; 338:962).

En ese mismo sentido, se ha afirmado que la interpretación de la


ley debe practicarse computando la totalidad de sus preceptos, de ma-
nera que armonice con todas las normas del ordenamiento jurídico vi-
gente y del modo que mejor concuerden con los principios y garantías
de la Constitución Nacional (Fallos: 302:1209; ver asimismo la doctrina
de Fallos: 300:417; 302:1209, 1284; 303:248 y sus citas).

En definitiva, conforme a lo dicho, no hay en el texto de las normas


de superintendencia cláusula alguna que sostenga que los traslados
son definitivos ni puede efectuarse –para llegar a semejante conclu-
1522 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

sión- una interpretación extensiva de aquellas que pueda sortear un


test básico de razonabilidad.

14) Que asimilar los institutos del “nombramiento” y el del “tras-


lado”, importa confundir un acto institutivo que requiere del cumpli-
miento de un procedimiento complejo e inter-poderes destinado a
integrar uno de los poderes constitucionales del Estado -con funciona-
rios que incluso pueden provenir desde fuera del Poder Judicial-, con
otro acto que no es institutivo sino destinado a optimizar los recursos
disponibles para garantizar la eficiencia y continuidad de una función
estatal e involucra exclusivamente a magistrados que ya revisten la
calidad de tal, o sea que ya están dentro del Poder Judicial.

Debido a la diferente naturaleza y relevancia de estos actos es que


la Constitución regula uno de ellos (el nombramiento) y nada dice del
otro (el traslado), que deriva a la regulación infra-constitucional. Las
palabras “nombra”, “nombramiento” –y su plural “nombramientos”–
son las únicas utilizadas en el inc. 4 del art. 99 y en el inc. 2 del art. 114
de la Norma Fundamental. Con relación a los “traslados”, la Constitu-
ción nada dice por cuanto se trata de actos de organización y no insti-
tuyentes de investidura.

Pretender que al ser preguntada sobre la validez de ciertos tras-


lados –porque esa fue la pregunta que desemboca en la acordada
7/2018- esta Corte respondió sobre la validez de nombramientos, asi-
milándolos o convirtiendo a los primeros en los segundos, equivale a
tergiversar los términos de lo preguntado y lo respondido.

En efecto: se preguntó a este Tribunal si determinados traslados


(como los de los recurrentes) requerían el cumplimiento del proce-
dimiento constitucional estipulado para las designaciones definitivas
(selección – nominación - acuerdo) y la respuesta fue NO. De ello se
concluyó que esos traslados, puesto que no requerían el procedimien-
to constitucional eran (o equivalían) a designaciones definitivas. Es
decir que se utilizó la primera respuesta (el NO) para cambiar la pre-
gunta, que ahora –reformulada- ya no sería ¿los traslados requieren el
cumplimiento del procedimiento constitucional? sino ¿hay diferencias
entre los traslados y los nombramientos?

Pero si se hubiera hecho esta pregunta (¿hay diferencias entre


los traslados y los nombramientos?) desde el inicio, la respuesta hu-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1523
343

biera sido SÍ, porque el traslado es transitorio y el nombramiento es


definitivo. Más aún, sin que le sea formulada la pregunta correcta, la
respuesta de esta Corte sobre los traslados vino acompañada con una
serie de advertencias en las que se recordaba que la única forma de
designación definitiva era el nombramiento, con seguimiento estricto
del proceso previsto por el art. 99, inc. 4, segundo párrafo, de la Cons-
titución Nacional.

En definitiva, asumir que la respuesta sobre los traslados los con-


vierte en designaciones equivale a:

a) desde el punto de vista lógico, trasmutar lo preguntado y lo res-


pondido por esta Corte en sus acordadas 4/2018 y 7/2018;

b) desde el punto de vista jurídico, igualar un acto institutivo in-


ter-poderes regulado por la Constitución con un acto de administra-
ción, derivado a la reglamentación infra-constitucional;

c) desde el punto de vista jurídico, asumir que por una acordada


u otra norma infra-constitucional se puede reformar la Norma Fun-
damental (razonamiento que no resiste el más mínimo escrutinio); y,

d) desde el punto de vista jurisdiccional, aparatarse –sin explicar


los motivos- de precedentes de este Tribunal citados expresamente en
los decisorios de mención en referencia a la exigencia de seguir el pro-
cedimiento constitucional de selección por el Consejo de la Magistra-
tura, nominación por el Poder Ejecutivo y acuerdo por el Senado para
el nombramiento o designación definitiva de jueces (casos “Uriarte”
(Fallos:338:1216) y “Rosza” (Fallos:330:2361), citados en la acordada
4/2018, considerandos XVI y XXII, y acordada 7/2018, punto 1 de la par-
te resolutiva en cuanto reitera la plena vigencia de la acordada 4/2018).

15) Que tampoco existe constancia alguna que establezca el carác-


ter definitivo del traslado en la fuente jurídica directa de la que ema-
na la designación de los actores, que es el procedimiento iniciado por
el Consejo de la Magistratura que culmina con el decreto del Poder
Ejecutivo.

En el trámite iniciado en el mencionado Consejo, hubo opinión con-


traria a los traslados por parte de la Cámara Nacional de Apelaciones
1524 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

en lo Criminal y Correccional Federal, requiriéndose su cobertura por


el procedimiento constitucional con expresa invocación de las acorda-
das 4/18 y 7/18 de esta Corte.

Sus jueces advirtieron que la completa integración de esa cámara


no había “sido alcanzada de forma efectiva” por “más de una década”,
concretamente desde el 31 de diciembre de 2007. De manera significa-
tiva, esa advertencia fue realizada en ocasión de dar respuesta a la so-
licitud de la Comisión de Selección de Magistrados y Escuela Judicial
del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación para
que esa cámara emita opinión respecto del traslado solicitado por el
doctor Pablo Daniel Bertuzzi (resolución 98/2018 RR.HH, del 6 de junio
de 2018, mayoría compuesta por los jueces Irurzun y Llorens).

Al fundar su voto –al que adhirió el juez Llorens–, el juez Irurzun


precisó entonces que desde el 1º de junio de 2018 ese tribunal se en-
contraba con tres vacantes; que solo se había llamado a concurso para
cubrir una sola de ellas por el mismo Consejo de la Magistratura que
solicitaba opinión respecto del traslado señalado. Remarcó “la ne-
cesidad de que las vacantes se cubran mediante la designación
regular de magistrados, tal como lo impone la Constitución Na-
cional”, precisando que esos postulados habían sido ampliamente
desarrollados por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en
las acordadas 4 y 7 del 2018, así como también en los precedentes
“Rosza” y “Uriarte”. Observó que en el caso no se verificaba ninguna
circunstancia que justificase la procedencia de un traslado, para con-
cluir que las circunstancias existentes “sólo debieran llevar a extre-
mar los esfuerzos para cumplimentar, en plazos razonables, los pro-
cedimientos legalmente establecidos procurando que las vacantes se
cubran mediante la designación regular de magistrados en resguardo
de la garantía de juez natural para los justiciables y con el objeto de
evitar eventuales afectaciones al servicio de justicia que se brinda”.

Los jueces Irurzun y Llorens se opusieron a los traslados y opina-


ron que era necesario terminar el concurso en trámite.

También cabe considerar los decretos que designaron a ambos


jueces (decreto 278/18 que designa al doctor Bruglia y en el decreto
835/18 que designa al doctor Bertuzzi), los cuales no hacen ninguna
referencia al carácter definitivo del cargo.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1525
343

De manera que solo una presunción podría dar lugar a sostener


que los traslados son definitivos, lo que es inadmisible como proce-
dimiento legal de interpretación frente a la vigencia de una cláusula
constitucional explícita.

16) Que los precedentes de esta Corte Suprema nunca admitieron


que los traslados fuesen definitivos, ni que constituyan en una alterna-
tiva al concurso.

En los precedentes “Rosza” (Fallos: 330:2361) de 2007, “Aparicio”


(Fallos: 338:284) y “Uriarte” (Fallos: 338:1216) –ambos de 2015–, esta
Corte ha sostenido la necesidad de cumplir con el procedimiento cons-
titucional de nombramientos de jueces como único modo de garan-
tizar el derecho de todos los habitantes de ocurrir ante aquellos con
la seguridad de que sus planteos serán decididos por tribunales que
están plenamente legitimados por la Constitución Nacional para admi-
nistrar justicia en forma independiente e imparcial.

17) Que en el precedente “Rosza”, citado por la acordada 4/2018,


este Tribunal sostuvo que la designación de los magistrados según la
pauta constitucional exige la participación del Consejo de la Magis-
tratura, del Poder Ejecutivo y del Senado de la Nación. Solo a través
de este mecanismo se adquiere la “calidad de juez”. Agregó, citando
a José Manuel Estrada, que tal sistema de designación encierra la
búsqueda de un imprescindible equilibrio político porque el acuerdo
del Senado constituye “un excelente freno sobre el posible favoritismo
presidencial”, pero también entraña el propósito de obtener las desig-
naciones mejor logradas: “el Senado presta o no su acuerdo, según re-
conozca en la persona propuesta las cualidades y méritos requeridos
para el fiel desempeño de las difíciles cuestiones que está llamado a
resolver” (conf. Estrada, José Manuel, Curso de Derecho Constitucio-
nal, Buenos Aires, 1927, pág. 302, quien cita la opinión de Hamilton,
Alexander, en El Federalista, nº 76).

Las prevenciones sobre los perniciosos efectos de la discreciona-


lidad se advierten en el propio Informe de la Comisión Examinadora
de la Constitución Federal presentado a la Convención del Estado de
Buenos Aires que, al fundar –en 1860– la propuesta de reforma al tex-
to sancionado en 1853, expresó que “todas las Constituciones, y muy
especialmente las federales, han buscado un correctivo a la facultad
peligrosa y corruptora depositada en manos de un solo hombre, de
1526 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

distribuir empleos honoríficos y lucrativos de un orden elevado. De


aquí la necesidad de sujetar a un acuerdo previo el nombramiento de
los ministros, diplomáticos, los obispos, los altos empleos de la milicia,
y jueces superiores, sometiendo al Senado la facultad de prestar ese
acuerdo...”. (Ravignani, Emilio, Asambleas Constituyentes Argenti-
nas, Buenos Aires 1937, tomo IV, pág. 780. Confr. sentencia en la causa
“Rosza”, considerando 11).

18) Que en el precedente “Aparicio” se reiteró la importancia de


la intervención del Consejo de la Magistratura en el proceso de desig-
nación de magistrados a la luz del art. 99, inc. 4º, segundo párrafo, de
la Constitución Nacional. A su respecto afirmó que, con la reforma de
1994, el constituyente decidió incorporar al procedimiento de selección
y nombramiento de magistrados de tribunales inferiores la participa-
ción de dicho organismo –en su condición de órgano con competencias
especiales dentro de la estructura orgánica del Poder Judicial de la
Nación– con el fin de atenuar la discrecionalidad del Poder Ejecuti-
vo en la propuesta de magistrados federales (con cita de “Rosza”) y
amortiguar la gravitación político-partidaria en ese proceso (con cita
de Fallos: 336:760 “Rizzo”).

19) Que en el precedente “Uriarte”, citado por la acordada 4/2018,


esta Corte recordó que “los procedimientos constitucionales que re-
gulan la integración de los tribunales han sido inspirados en móviles
superiores de elevada política institucional, con el objeto de impedir
el predominio de intereses subalternos sobre el interés supremo de
la justicia y de la ley”. Más aún, sostuvo que la razón de ser de ese
procedimiento no era únicamente un imperativo republicano sino un
derecho de los justiciables dado que “las disposiciones que rigen esos
procedimientos se sustentan, pues, en la aspiración de contar con una
magistratura independiente e imparcial, lo que está directamente re-
lacionado con la consagración constitucional de la garantía del ‘juez
natural’, expresada en la contundente prohibición de que los habi-
tantes de la Nación puedan ser juzgados por comisiones especiales o
sacados de los jueces legítimamente nombrados (art. 18 de la Consti-
tución Nacional)”. En efecto, el complejo sistema de consenso y parti-
cipación de los diferentes Poderes del Estado en la designación de los
magistrados tiende a proteger el derecho de los justiciables a ser oídos
por su juez o tribunal natural, competente, independiente e imparcial,
derechos reconocidos en la Ley Fundamental y en diversos tratados
internacionales (arts. 18 y 75, inc. 22 de la Constitución Nacional; 26 de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1527
343

la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre; 14.1


del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos; 8.1 de la Con-
vención Americana sobre Derechos Humanos y 10 de la Declaración
Universal de Derechos Humanos; “Uriarte”, considerandos 7º y 11).

20) Que lo dicho no implica que no puedan existir subrogaciones


temporarias y traslados no definitivos.

Ante el supuesto de producirse una vacante, y con el puntual obje-


tivo de preservar el derecho de las personas de contar con un tribunal
que atienda en tiempo oportuno a sus reclamos hasta tanto esa va-
cante sea cubierta con el nombramiento previsto por la Constitución
Nacional, esta Corte admitió la existencia de un régimen de subro-
gaciones como un “sistema de contingencia”, según los términos de
“Uriarte” (Fallos: 338:1216, considerando 19) o un sistema “alternativo
y excepcional”, según las palabras de “Rosza” (Fallos: 330:2361, consi-
derando 14). Pero fue justamente teniendo en cuenta que esos jueces
subrogantes están llamados a cumplir el mismo servicio y ejercer el
mismo poder que los jueces titulares, esto es, administrar justicia y
decidir sobre los derechos de los justiciables, que esta Corte mantuvo
un criterio estricto a la hora de examinar la validez de los recaudos y
del procedimiento para su designación.

En esta línea, en su pronunciamiento en la causa “Rosza”, la Cor-


te invalidó el régimen de subrogaciones aprobado por la resolución
76/2004 del Consejo de la Magistratura, en tanto autorizaba un método
de designación circunscripto a la intervención exclusiva de organis-
mos que operan en el ámbito del Poder Judicial de la Nación, es decir,
sin la intervención del Presidente y del Senado de la Nación. Luego,
en la causa “Aparicio”, declaró la nulidad del decreto 856/14 por el cual
se habían designado los conjueces para esta Corte sin la mayoría es-
tablecida en la Constitución Nacional (art. 99, inc. 4). Finalmente, en
“Uriarte”, el Tribunal invalidó el régimen de subrogaciones de la ley
27.145 porque autorizaba “la cobertura de vacancias de magistrados
en un proceso en el que no interviene ni el Poder Ejecutivo ni el Sena-
do de la Nación” (considerando 5º). Resolvió entonces que, producida
una vacante, debía ser cubierta en primer término por “por quienes
accedieron a un cargo en la magistratura de acuerdo con el especial
mecanismo establecido en la Constitución Nacional”, que las deci-
siones del Consejo de la Magistratura no deben soslayar “el rol que
cumplen las mayorías calificadas en la búsqueda de equilibrios y con-
1528 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

sensos en los órganos colegiados”, y que el régimen de subrogaciones


debía ordenarse según un “baremo objetivo que pueda justificar para
cada designación la preferencia de un candidato respecto de los res-
tantes” (“Uriarte”, considerandos 18, 19, 20, y 24). A su vez esta Corte,
al definir la subrogación como un “remedio excepcional de política ju-
dicial tendiente a evitar la paralización o retardo de justicia” mediante
el reemplazo de un juez por otro, estableció que la sustitución supone
“de manera indefectible la preexistencia” de un juez en efectivo cum-
plimiento de sus funciones que, por alguna razón, de modo transitorio
o permanente, cesó en el ejercicio de dichas funciones (“Uriarte”, con-
siderandos 27 y 28).

Finalmente, y como ya se ha señalado, este régimen estricto de


subrogaciones debe “contemplar la necesaria participación de los tres
poderes del Estado a los que la Constitución Nacional encomienda el
nombramiento de los jueces”, esto es, la necesaria participación del
Consejo de la Magistratura, del Poder Ejecutivo y del Senado de la
Nación (“Rosza” y “Uriarte”, considerando 5º, ya citados).

21) Que, conforme al desarrollo precedente, la única interpretación


posible del sistema de fuentes del derecho argentino es que los trasla-
dos no pueden convertirse en un procedimiento para el nombramiento
permanente de magistrados, pues ello está al margen de la clara letra
de los arts. 99, inc. 4º, segundo párrafo (el Presidente de la Nación los
nombra “en base una propuesta vinculante en terna del Consejo de
la Magistratura, con acuerdo del Senado, en sesión pública, en la que
se tendrá en cuenta la idoneidad de los candidatos”) y 114 incs. 1 y 2
(son funciones del Consejo de la Magistratura “seleccionar mediante
concursos públicos los postulantes a las magistraturas inferiores” y
“emitir propuestas en ternas vinculantes para el nombramiento de los
magistrados de los tribunales inferiores”).

Esa única vía de acceso a la magistratura federal lo es para un


cargo específico, por lo que queda descartado que pueda considerarse
satisfecho el proceso de designación de un magistrado como perma-
nente tomando en cuenta que ya ostenta tal calidad para ejercerla en
otro tribunal con una competencia específica, ya sea bajo la forma de
una “transformación” o de “un traslado”.

En la acordada 4/2018, el voto mayoritario de la Corte se cuidó de


no asimilar al traslado con el nombramiento para evitar que el trasla-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1529
343

do se convirtiera en un nombramiento encubierto (ver considerandos


XIII y XIV y sus citas), pues esta modalidad (la del nombramiento o
designación encubierta en un traslado) no tiene previsión constitucio-
nal alguna (ver Considerando XV in fine).

22) Que esta Corte ha sostenido reiteradamente el principio de que


la designación de magistrados por un procedimiento complejo es parte
de la garantía de la independencia del Poder Judicial.

En el caso de los traslados, comenzó censurando aquellos que


eran fruto de una imposición, requiriendo el consentimiento del ma-
gistrado, pero en ningún caso se dijo que eran definitivos.

En esa línea, en 1945, esta Corte Suprema invalidó un decreto del


Poder Ejecutivo que disponía, de manera forzada, una permuta entre
el Juez Federal de Santa Fe y el de San Rafael (Fallos: 201:245 “Acor-
dada sobre Traslado de Jueces Federales”). A su vez, en el precedente
“Stegmann” (Fallos: 227:688) el juez Casares, en su disidencia, concibió
como una cuestión que ameritaba el pronunciamiento de esta Corte el
planteo de un magistrado protestando su traslado pues “se trata de un
traslado discrecionalmente dispuesto por el Poder Ejecutivo y no con
sujeción a un régimen orgánico que lo estableciera competentemente
con carácter impersonal y general en razón de que todos los magistra-
dos nacionales del mismo grado tienen, en principio, el mismo derecho
al más favorable de los destinos y el mismo deber con respecto al más
adverso de ellos”.

También en el caso “Masi” en 1963, a modo de obiter dictum, esta


Corte recordó que la salvaguarda de la investidura judicial ante ame-
nazas de otros poderes comprende la de “desconocerse la facultad
de su traslado, no consentido, del asiento de su jurisdicción” (Fallos:
256:114 “Masi”).

Finalmente, la doctrina del respeto a la aquiescencia del traslada-


do se consolidó en precedentes posteriores (Fallos: 288:386, “Grau”;
Fallos: 288:387, “Ventura Estévez” y Fallos: 313:330, “del Castillo”).

Una segunda etapa en la interpretación de los traslados, muy


restrictiva, está representada por la opinión de los jueces Bacque,
Petracchi y Belluscio, en el sentido de que “el nombramiento es
1530 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

para un cargo específico y no consiste, en cambio, en la atribución


genérica del carácter de ‘juez’ sin adscripción concreta a un cargo”
(confr. disidencia en la causa ”Puppo”, Fallos:319:339). Esta opinión
disidente, se transformó en mayoría en la acordada 4/2018 (consi-
derandos XIII y XIV).

El juez Bacqué (en la citada causa “del Castillo”), afirmó que el


acuerdo dado por el Senado a un magistrado para un cargo judicial,
“no puede sino entenderse como circunscripto a los estrictos térmi-
nos en que fue prestado. Una solución distinta sería contraria al prin-
cipio de división de poderes, que rige nuestras instituciones, según
el cual el silencio por parte de un órgano –en este caso el Senado– en
una cuestión que compete a sus exclusivas facultades constitucio-
nales no puede ser interpretado como una aprobación implícita de
su parte de lo actuado en dicha cuestión por otro órgano” (conside-
rando 8º). En esa disidencia también se afirmó que las referidas fa-
cultades “deben ser interpretadas en forma amplia toda vez que la
Constitución Nacional no ha condicionado al Senado en el ejercicio
de aquellas. Por tal razón, no existe óbice constitucional alguno para
que dicho cuerpo legislativo otorgue su acuerdo al Poder Ejecutivo
para designar a una persona en un cargo judicial determinado y no
en otro” (considerando 6º).

Los jueces Belluscio y Petracchi, al expedirse –también en posi-


ción minoritaria y en ejercicio de facultades de superintendencia– en
la causa “Puppo” (Fallos: 319:339), dijeron que “el nombramiento es
para un cargo especifico y no consiste, en cambio, en la atribución
genérica del carácter de ‘juez’ sin adscripción concreta a un cargo”.
Agregaron que si bien era cierto que en el decreto presidencial se dis-
ponía el ‘traslado’, resultaba claro “que dicha medida es, en realidad,
el nombramiento (…) en un nuevo cargo judicial”.

23) Que también la más antigua doctrina constitucional sostuvo


esta tesis hermenéutica.

Bidart Campos señaló la importancia del acuerdo senatorial como


un acuerdo específico: “el pedido de acuerdo que eleva el poder ejecu-
tivo al senado se conoce en el vocabulario usual como ‘envío del plie-
go’. Ese pedido debe indicar concretamente el cargo individual para
el cual se formula (no es correcto –por ej.– solicitar el acuerdo para
‘juez federal de primera instancia’ o para ‘juez de cámara’, sino para
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1531
343

tal o cual juzgado de primera instancia en particular, o para tal o cual


sala de tal o cual cámara de apelaciones). El senado no puede prestar
acuerdos sin determinación precisa, por dos razones fundamentales:
a) porque debe comprobar si el cargo está o no vacante; b) porque
no puede dejar al arbitrio del poder ejecutivo determinar después el
cargo concreto, ya que el acto complejo de nombramiento requiere la
voluntad del ejecutivo y del senado –conjuntamente– para un cargo
‘determinado’ (si el senado presta el acuerdo para ‘juez federal de pri-
mer instancia’ sin determinar la sede del juzgado, deja a criterio del
ejecutivo nombrar al candidato para cualquier juzgado federal de cual-
quier lugar del país, y entonces la voluntad senatorial es imprecisa, en
tanto la del ejecutivo se moverá, al efectuar el nombramiento, en un
marco de disponibilidad indeterminado, con lo que ambas voluntades
no coinciden en concreto sobre una idéntica situación particulariza-
da”) (Bidart Campos, “Tratado Elemental de Derecho Constitucional
Argentino”, Nueva edición ampliada y actualizada a 2002-2004, Tomo
II-B, Buenos Aires, Ediar, 2005, pp.328 y 329).

González Calderón decía que, en la designación de magistrados se


refleja la forma de gobierno que adopta una Nación, por ello reputaba
que nuestro sistema constitucional ofrecía el “mayor número de ven-
tajas” al garantizar la participación y consenso de diferentes poderes
del Estado y en tanto “no puede tolerarse que la administración de la
justicia dependa de la voluntad” de uno solo (González Calderón, “La
Función Judicial en la Constitución Argentina”, Librería Nacional J.
Lajouane Editores, Buenos Aires, 1911, pp. 33-48).

24) Que, conforme a los considerandos anteriores, no cabe duda


alguna de que el único sistema de designación de jueces inferiores en
el derecho argentino es el que viene precedido de un concurso realiza-
do en el Consejo de la Magistratura y cuenta con la participación del
Poder Ejecutivo y el acuerdo del Honorable Senado de la Nación.

Todo el sistema de fuentes del derecho aplicable a la causa, par-


tiendo de la Constitución, los precedentes de la Corte Suprema, las
acordadas 4/2018 y 7/2018 –que son correlato natural de aquellos- y los
actos de designación de los recurrentes, que han sido analizados en
detalle precedentemente, es coincidente en este punto.

25) Que, frente a la clara regla constitucional referida a la designa-


ción de jueces por acto complejo, se desarrolló una práctica en sentido
1532 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

contrario, utilizando los traslados y su vigencia sine die como un meca-


nismo alternativo de acceso definitivo a un nuevo cargo.

Las costumbres inconstitucionales no generan derecho (Fallos:


321: 700) como parecieran entender los actores, ya que presumen que
un traslado es definitivo solo porque así ofició, de facto, en varias opor-
tunidades, sin que exista norma jurídica alguna que convalide esa as-
piración. Tolerar, por una situación específica, lo que no es tolerable
como regla general, consolidando jurídicamente situaciones de hecho,
conduce indefectiblemente a la anomia (Nino, Carlos “Un país al mar-
gen de la ley”, Bs. As., Emecé, 1993).

Bien entendido que no es inconstitucional el traslado como tal sino


su pretensión de convertirse en una designación definitiva vulnerando
el mecanismo constitucional previsto para los nombramientos.

Por lo dicho, tampoco existe en el caso una aplicación retroactiva


de nuevas interpretaciones sobre el tema, porque, como se ha demos-
trado, nunca hubo una aceptación de esos traslados como definitivos.
Lo que hubo entonces es una práctica y una modificación reglamenta-
ria (dictada con posterioridad a los traslados de los recurrentes y a las
acordadas referida por esta Corte, por lo que no los alcanza) contra-
rias a la Constitución Nacional, que este tribunal habrá de descalificar.

26) Que, por lo tanto, la resolución 183/2020 del Consejo de la Ma-


gistratura, en tanto pretende -en sentido contrario a lo establecido por
las acordadas de esta Corte- enmendar parcialmente el procedimien-
to de traslado de magistrados para convertirlo en un nombramiento
con carácter definitivo, generando la intervención del Senado pero
sin la previa selección específica prevista para la cobertura de esos
cargos y la remisión de ternas al Poder Ejecutivo Nacional (art. 114,
incs. 1 y 2 de la Norma Fundamental), debe ser descalificada por su
inconstitucionalidad.

Como se ha sostenido reiteradamente, el procedimiento de los


arts. 99, inc 4, segundo párrafo, y 114 de la Constitución Nacional, es el
único mecanismo para acceder a una judicatura específica y es tam-
bién un procedimiento complejo que no puede completarse por partes
sino de forma íntegra.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1533
343

Lo dicho define la pretensión de los actores pero, tal como lo ha


señalado esta Corte en los precedentes “Rosza” y “Uriarte” en res-
puesta a casos de similar naturaleza, la repercusión de los efectos de
la decisión debe ser prudentemente considerada, para evitar la afec-
tación en la continuidad y regularidad en la administración de justicia.

Ello conduce al segundo de los temas que habrá de ser abordado


por este Tribunal.

Gravedad institucional dentro del cual se inserta la situación


de los recurrentes y deber constitucional de resolverla con segui-
miento de los principios constitucionales de juridicidad e igual-
dad, asegurando la continuidad y el recto funcionamiento del ser-
vicio de justicia

27) Que, además de la situación de los actores, la cuestión consti-


tucional planteada tiene efectos generales que califican la gravedad
institucional que ofició como presupuesto de esta acción.

La cobertura de vacantes por mecanismos no previstos por la


Constitución Nacional, asumidos como transitorios pero con vigencia
sine die, ha sido lamentablemente una constante en los últimos tiem-
pos. La transitoriedad con vocación de perdurabilidad ha requerido en
varias ocasiones –tal como se ha reseñado con las citas jurispruden-
ciales correspondientes– la intervención de este Tribunal para resol-
ver situaciones enojosas o necesitadas de interpretación.

Por tratarse de un tema recurrente que no solo involucra a los ac-


tores sino a buena parte de la magistratura, comprometiendo al nor-
mal funcionamiento de uno de los poderes del Estado, no le es posible
a esta Corte –como cabeza del Poder del Estado que sufre las conse-
cuencias de esta situación– desentenderse de contribuir a la solución
de este problema.

Ello justificó la aceptación de la vía del per saltum para el estu-


dio de esta causa por este Tribunal, quien al hacerlo entendió que “el
planteo constitucional ventilado en estas actuaciones excede el mero
interés de las partes en el presente proceso y atañe al de la comuni-
dad, desde que está en juego la interpretación constitucional de los
traslados de los jueces federales” (considerando 6º).
1534 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

A tal punto la cuestión debatida excede el interés de los recurren-


tes, aunque los comprende, que si se suman los cargos vacantes que
registran coberturas no definitivas –como es el caso de los actores–
con aquellos que se encuentran sin cubrir, se arriba a un porcentaje
que ha oscilado en los últimos años entre el 20% y el 30 % del total de la
magistratura (federal y nacional ordinaria).

28) Que esta circunstancia ha sido puesta de manifiesto antes de


ahora por esta Corte, en nota dirigida al Consejo de la Magistratura el
día 27 de septiembre de 2016, destacando la “delicada situación en la
que se encuentra el Poder Judicial de la Nación derivada de la exis-
tencia de una cantidad significativa de cargos judiciales vacantes”, ya
que “casi un cuarto del total de los cargos de la Justicia Nacional y
Federal –considerando los tribunales cuya habilitación se encuentra
aún pendiente– se encuentran vacantes”. En consecuencia, se exhor-
tó a ese órgano constitucional a que arbitre “las medidas necesarias
para dar la mayor celeridad a los procesos de selección de magistra-
dos que permitan proceder a su designación de la forma establecida
en la Constitución y asimismo, se proceda a la formación de las listas
de conjueces” para el funcionamiento del sistema de subrogaciones.

Cuatro años después, la documentación que surge del Consejo da


cuenta de que el porcentaje de vacancias no se ha modificado, pese
al enorme número de ternas elevadas en los años 2017 y 2018 por ese
órgano. En efecto, las “Memorias Anuales” del Consejo de la Magis-
tratura dan cuenta de un mantenimiento relativamente constante de
las vacantes subrogadas durante los años 2017 a 2019 (288 vacantes,
según surge específicamente de la memoria del año 2019, pág. 96, que
reproduce los párrafos de las memorias de los años 2017 y 2018, todas
publicadas en http://www.consejomagistratura.gov.ar/index.php/do-
cumentos/memoria-anual). El dato coincide en sustancia con los 294
cargos vacantes sobre un total de 988 puestos totales (el 29,9% de los
magistrados) conforme denuncia la Comisión de Selección de Magis-
trados y Escuela Judicial de ese Consejo en su informe de “Estado de
los Concursos en Trámite” y “Estado de los Concursos Finalizados”,
ambos al 2 de octubre de 2020 (publicados en el sitio web de la Comi-
sión que surge de https://old.pjn.gov.ar/).

29) Que en el caso específico de la Cámara Nacional de Ape-


laciones en lo Criminal y Correccional Federal –cuya composición
da origen al presente litigio–, sus jueces advirtieron que la com-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1535
343

pleta integración de esa cámara no había “sido alcanzada de for-


ma efectiva” por “más de una década”, concretamente desde el 31
de diciembre de 2007. De manera significativa, esa advertencia fue
realizada –tal como se ha detallado ut-supra- en ocasión de dar res-
puesta a la solicitud de la Comisión de Selección de Magistrados
y Escuela Judicial del Consejo de la Magistratura del Poder Judi-
cial de la Nación para que esa Cámara emita opinión respecto del
traslado solicitado por el doctor Pablo Daniel Bertuzzi (resolución
98/2018 RR.HH, del 6 de junio de 2018, mayoría compuesta por los
jueces Irurzun y Llorens).

30) Que lo dicho no implica que la responsabilidad en la demora


en cubrir de manera definitiva los cargos judiciales sea enteramente
atribuible al Consejo de la Magistratura. Estudios preliminares han
puesto de manifiesto una demora promedio de 1327 días corridos –esto
es, tres años y medio– para cubrir una vacante; 667 días desde la pu-
blicación del concurso y la conformación de la terna; 364 días desde la
recepción de la terna en el Poder Ejecutivo y la propuesta de acuerdo;
y 296 días corridos desde la recepción del pliego en el Senado hasta el
decreto de nombramiento (Programa de Estudios sobre el Poder Judi-
cial, Laboratorio de Estudios sobre Administración del Poder Judicial,
1era edición, Edunpaz, José C. Paz, 2019, pág. 74).

31) Que al panorama descripto, de por sí preocupante, debe añadir-


se que el mecanismo excepcional de los traslados, cuya validez fuera
de la transitoriedad mereció el rechazo de esta Corte en el voto mayo-
ritario de la acordada 4/2018 y en el voto único de la acordada 7/2018,
continuó utilizándose.

En efecto, el Poder Ejecutivo llevó a cabo nuevos traslados. Por


su lado, el Consejo de la Magistratura no solamente siguió propo-
niéndolos sino que, además, aprobó una modificación al Reglamento
de Traslado de Jueces en 2019 (cf. resolución 270/19 modificatoria de
la resolución 155/00 del Consejo de la Magistratura) que pretendió
darle cobertura jurídica a las designaciones encubiertas bajo el ro-
paje de traslados.

32) Que la modificación al Reglamento de Traslado de Jueces cons-


tituye un hecho sobreviniente al dictado de la acordada 7/2018 que no
resulta compatible con las pautas allí fijadas.
1536 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En primer término, en vez de receptar la pauta de “marcada ex-


cepcionalidad” señalada en la acordada 7/2018 para considerar la soli-
citud de un traslado, establece un “criterio restrictivo” que inmediata-
mente relativiza al sostener que “puede darse cierta laxitud a alguna
de las pautas propuestas teniendo en consideración el contexto en el
cual es formulada cada solicitud en particular” (considerando 6).

En segundo término –y a pesar de lo advertido en la acordada


7/2018– la modificación reglamentaria sostiene, paradójicamente, que
“si bien está claro que son mecanismos diferentes” (se entiende que
se refiere al nombramiento y al traslado), y que los nombramientos
por vía de traslados “no se encuentran expresamente previstos en el
art. 114 de la Constitución Nacional” (lo cual es cierto), “ambos repre-
sentan en última instancia una designación definitiva”. Esta asimila-
ción, que contradice la línea de doctrina judicial de este tribunal y las
acordadas tantas veces citadas, se lee expresamente en el consideran-
do 10 de la resolución 270/2019, modificatoria del reglamento vigente
desde el año 2000.

En base a esta disposición, ante la ocurrencia de una vacan-


te en un cargo de magistrado, el Consejo de la Magistratura se
ha arrogado la facultad de elegir entre llamar a concurso en los
términos que impone la Constitución Nacional, o directamente
nombrar a un magistrado que hubiese solicitado ser trasladado
a ese cargo. De tal manera, la concurrencia del consentimiento
del juez, en forma de petición, aunado a la omisión del Consejo
de la Magistratura en llamar a un concurso alcanza para saltear
el procedimiento constitucional.

En esta línea debe recordarse que, incluso al examinar un régimen


de excepción como el de la subrogación, esta Corte declaró inconsti-
tucional una ley del Congreso porque no establecía “un sistema de pa-
rámetros objetivos” para designar a uno entre otros candidatos para
cubrir una vacante y, por ende, no impedía que los subrogantes fueran
nombrados “por motivos indebidos” (“Uriarte”, considerando 21).

Luego de la modificación introducida en 2019 por el Consejo de la


Magistratura, el régimen de traslados vigente, con la pretensión de
regular “en última instancia una designación definitiva”, se aleja de la
intención de la norma que reemplaza y no establece ningún recaudo
objetivo para individualizar a uno entre los potenciales candidatos a
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1537
343

ocupar una vacante, sino que alcanza con la petición del interesado
y la omisión del Consejo de la Magistratura en llamar a un concurso
para saltear el procedimiento constitucional. Lo cierto es que el siste-
ma no prevé ningún valladar para evitar la designación por motivos
indebidos y busca designar jueces de manera permanente al margen
del art. 99, inciso 4º, segundo párrafo, de la Constitución Nacional.

En conclusión, el reglamento abre así un atajo al camino estable-


cido en la Constitución Nacional, dejando en manos del Consejo de la
Magistratura la posibilidad de designar jueces en forma “definitiva”
(considerando 10 de la resolución 270/2019). Ello resulta absolutamen-
te incompatible con la jurisprudencia reseñada de los precedentes
“Rosza”, “Uriarte” y “Aparicio” para adquirir la calidad de juez, en
tanto soslaya la necesaria excepcionalidad institucional y el carácter
transitorio de tal remedio.

33) Que el Reglamento de Traslados de Jueces, más allá de sus


frustrados esfuerzos por encuadrarse en los parámetros de “Uriarte”,
violenta la Constitución Nacional porque omite la participación nece-
saria de los tres poderes del Estado para designaciones definitivas:
Consejo de la Magistratura, mediante una propuesta vinculante en
terna como culminación del procedimiento de selección de postulan-
tes, Poder Ejecutivo, a través de la nominación de un candidato, y Se-
nado, otorgándole el acuerdo.

Tal como están concebidos, los traslados de magistrados de forma


definitiva no cumplen con los recaudos constitucionales para la desig-
nación de magistrados y por ello socavan el pilar fundamental de la
independencia judicial y los derechos de los justiciables.

34) Que, por todo lo hasta aquí expuesto, corresponde que esta Corte
Suprema, como cabeza del Poder Judicial de la Nación y en ejercicio de
la potestad y el deber constitucional de adoptar, en el ámbito de sus atri-
buciones, las medidas necesarias y apropiadas para evitar la afectación
en la continuidad de la correcta administración de justicia, disponga lo
necesario para que el endémico problema de la cobertura no definitiva
de cargos en la magistratura encuentre solución y no se recurra a este
Tribunal en busca de indulgencias ni moratorias constitucionales.

Esta situación irregular debe ser resuelta en base a parámetros


objetivos que incluyan todos los casos concernidos y no a un puñado de
1538 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ellos y que otorgue igualdad de oportunidades a los aspirantes y cer-


teza a los justiciables. Es deber de esta Corte remarcar que así como
no hay traslados ‘buenos’ y traslados ‘malos’, tampoco hay violaciones
constitucionales ‘disculpables’ y ‘no disculpables’, porque está diferen-
ciación arbitraria y antojadiza es el tobogán que conduce a la anomia.

Tratándose de un tema que viene de lejos en el tiempo y con cre-


ciente tendencia a expandirse, lo justo es que se evite que al resolver
esta causa se consolide un problema mayor, que no es solamente inter-
no y cuantitativo –relativo al número de magistrados trasladados– sino
también externo y cualitativo, en tanto se vincula con la garantía del
juez natural y la justicia independiente.

No se trata entonces de una preocupación corporativa, sino de


un problema sistémico que compromete a cláusulas de las llamadas
parte dogmática y parte orgánica de la Constitución Nacional, en tan-
to afecta a la garantía del derecho a la jurisdicción (art. 18) y a la
conformación de uno de los poderes del Estado (arts. 94, inc. 4 y 114
incs. 1 y 2).

35) Que más allá de resolver el planteo de los recurrentes, y advir-


tiéndose que aún hay cuestiones relativas a los traslados que no han
recibido una adecuada definición normativa se exhortará al Poder Le-
gislativo para que regule esta institución, asumiendo que se trata de
un mecanismo de contingencia, transitorio, que no debe ser utilizado
como alternativa ni en reemplazo del nombramiento constitucional.

Asimismo, del mismo modo que en ocasión de fallar el caso “Ros-


za” esta Corte decidió mantener en el ejercicio de sus cargos a los
funcionarios designados sobre la base de un régimen que consideró
inconstitucional hasta que “el Congreso y el Poder Ejecutivo, en ejer-
cicio de sus atribuciones, procedan a establecer un sistema definitivo
sobre la materia en debate con estricta observancia de los paráme-
tros constitucionales ya examinados” (Fallos: 330:2361, considerando
22 y punto resolutivo 4), y en oportunidad de sentenciar “Uriarte” de-
bió incluso fijar los criterios de un régimen de transición “hasta tanto
el Poder Legislativo sancione un nuevo régimen que se ajuste a las
pautas establecidas en este fallo” (Fallos: 338:1216, considerando 34 y
punto resolutivo 8), estableciendo reglas generales que comprendían
a los recurrentes pero a su vez los trascendían, todo ello a efectos de
“evitar el caos institucional o la eventual paralización del servicio de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1539
343

justicia”, en la presente causa este tribunal indicará al Consejo de la


Magistratura, sin invadir competencias que le son ajenas, un curso
de acción básico que asegure la continuidad del funcionamiento del
servicio de justicia y evite cuestionamientos de las partes litigantes
conforme a parámetros objetivos que traten a los recurrentes -y a
todos aquellos magistrados que se encuentren en situación similar-
con un criterio de igualdad.

36) Que corresponde a esta Corte Suprema, en ejercicio de su fun-


ción institucional, recordar el deber de ajustar las conductas de los
órganos de gobierno a la Constitución Nacional, evitando y/o desalen-
tando las costumbres que se apartan de ella por razones de convenien-
cia circunstancial.

La seguridad jurídica, que “constituye una de las bases principales


de sustentación de nuestro ordenamiento, cuya tutela innegable com-
pete a los jueces” (Fallos: 316:3231) y que es reiteradamente reclama-
da por distintos sectores de la sociedad como presupuesto necesario
para su desarrollo, no consiste en la mera repetición de actos jurídicos
sino en la concordancia de esos actos con el derecho vigente, empe-
zando por la Constitución Nacional.

En esta procura, los tribunales de justicia tienen un rol decisivo


para alentar las prácticas constitucionales y desalentar las que con-
tradicen la Norma Fundamental, asumiendo que nunca se afecta la
seguridad jurídica cuando se adapta una conducta a la Constitución
Nacional, aun cuando ello implique modificar una práctica, o las ex-
pectativas generadas por esa práctica, si es contraria a la Norma
Fundamental.

Dado que “la estabilidad de las decisiones jurisdiccionales cons-


tituye un presupuesto ineludible de la seguridad jurídica” (Fallos:
341:774), “que adquiere dimensión constitucional” (Fallos: 303:1354;
321:2933), con más razón “en cuanto se vincula con el ejercicio de las
atribuciones de los poderes” (Fallos: 254:62), toda vez que cuando un
tribunal cambie de criterio, algo que excepcionalmente puede suceder
(Fallos: 248:115), es su deber explicar con particular elocuencia los mo-
tivos que lo impulsan a dicha mutación.

Esta Corte, como intérprete suprema de la Constitución Nacional,


debe tener especial celo en no modificar injustificadamente su propia
1540 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

jurisprudencia, porque en ella se aloja el último reservorio de respues-


tas ajustadas al derecho vigente y la confianza de la comunidad de que
al actuar conforme a ellas no habrá de sufrir recriminaciones jurídicas.

Proyectado a la presente causa, convalidar judicialmente una nue-


va modalidad de nombramiento o designación definitiva para cubrir
un cargo de juez, por fuera de la secuencia “concurso – nominación -
acuerdo”, supondría para este Tribunal –además de violentar la Cons-
titución Nacional (art. 99, inc. 4º, segundo párrafo y art. 114, incs. 1 y 2)
y el texto de sus acordadas (acordada 4/2018, considerando XV entre
otros y acordada 7/2018 art. 1º)- contradecir lo afirmado con especial
celo en sus propios precedentes “Uriarte”, “Rosza” y “Aparicio”, am-
pliamente reseñados en este fallo, debiendo en tal caso explicar los
motivos de dicho apartamiento.

En todos los precedentes citados, que resultan concordantes con


la presente sentencia en la salvaguarda de los preceptos relacionados
con la designación de magistrados, la Corte ha debido corregir prác-
ticas que se alejaban de la regla constitucional, aunque ello implicara
modificar situaciones consolidadas de facto.

37) Que, finalmente, luego de haber abordado las cuestiones rele-


vantes para la resolución de la presente causa, pueden resumirse las
siguientes conclusiones:

1. Los actores trajeron a esta Corte una pregunta novedosa vin-


culada a si los traslados pueden dar lugar a designaciones definitivas,
equiparables a las que prevé la Constitución Nacional. En sus presen-
taciones en la causa reiteran una y otra vez el carácter definitivo de
sus traslados que aquí “se ha puesto en duda”.

2. La respuesta de esta Corte es que los traslados no deben enten-


derse como un atajo para el nombramiento de jueces con carácter per-
manente y definitivo, pues la Constitución Nacional prevé a tal efecto
un solo mecanismo, en sus arts. 99, inc. 4º, segundo párrafo, y 114, incs.
1 y 2; mecanismo que constituye un procedimiento complejo que no
puede cumplirse parcialmente.

3. Interpretar que el Derecho reconoce a los traslados como defini-


tivos implicaría asumir que hay fuente normativa suficiente para optar
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1541
343

entre dos reglas de acceso a la magistratura: a) o puede hacérselo por


el proceso de concurso, nominación y acuerdo; b) o puede hacérselo
por traslado, sin cumplir con alguna, algunas o todas las etapas des-
criptas (el concurso, la nominación y/o el acuerdo). Esta segunda vía
de acceso no solo contradice el texto constitucional explícito sino que
carece de asidero en el texto de las acordadas 4/2018 (voto de la mayo-
ría) y 7/2018 y la jurisprudencia emanada de esta Corte.

4. Las acordadas 4/2018 y 7/2018 impidieron en su momento la con-


versión de jueces nacionales ordinarios en jueces federales y evitaron
que los traslados se convirtieran en nombramientos definitivos. Tales
votos deben leerse no sólo en clave de la situación que puntualmen-
te evitaron en su momento –lectura prejuiciosa que se realizó en esa
época y que generó comentarios que hoy se revelan manifiestamente
desacertados–, sino con una mirada de presente y de futuro, pues evi-
tan y evitarán los intentos de cobertura inconstitucional de vacantes
de forma definitiva, clausurando la posibilidad de que se recurra a este
Tribunal en busca de ‘indulgencias’ o ‘moratorias’ constitucionales.

5. Nunca hubo un fundamento jurídico válido para considerar los


traslados como definitivos, como no sea cierta práctica contra-consti-
tutionem alimentada por la duración sine die de los traslados.

6. Las prácticas inconstitucionales no generan derecho.

7. Se afecta la seguridad jurídica cuando los tribunales cambian de


criterio sin dar motivos plausibles de dicho apartamiento. En el caso,
admitir que los traslados extendidos sine die puedan ser equivalentes
a las designaciones definitivas, implica contradecir no sólo la Norma
Fundamental sino también precedentes específicos de esta Corte sin
explicar los motivos. En la medida en que las acordadas 4/2018 y 7/2018
-por reenvío a aquella- invocan las cláusulas constitucionales a cum-
plimentar y los precedentes de este tribunal que refieren a ello (“Ros-
za” y “Uriarte”), no es posible sostener válidamente que ha habido un
cambio de criterio jurídico o una re-interpretación de normas sino una
decisión de superintendencia que está en línea con los fallos de ma-
rras, como así también con los precedentes “Nisman” y “Corrales”.

8. Los recurrentes son jueces que ocupan sus actuales cargos de


modo no definitivo, por no haber cumplido con el procedimiento pre-
visto por la Constitución Nacional. Hasta tanto se dirima la cobertura
1542 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

de los cargos vacantes de acuerdo al procedimiento constitucional, los


jueces trasladados permanecerán en sus funciones y gozarán de la
garantía constitucional de inamovilidad. No deben volver a sus tribu-
nales de origen, por cuanto los traslados a los cargos que ocupan son
legítimos como tales.

De este modo, siguiendo precedentes de esta Corte, se evita una si-


tuación de incertidumbre jurisdiccional con consecuencias que podrían
traducirse no sólo en impunidad –o riesgo de tal– en el juzgamiento de
delitos de suma gravedad que hayan merecido sus intervenciones o que
las merezcan en el futuro, sino también en violación de garantías res-
pecto de las personas que hubiesen sido absueltas o sobreseídas.

9. La cuestión debatida excede la pretensión de los recurrentes,


involucra a un número mayor de casos y compromete en cada uno de
ellos la certeza del juez natural, lo cual explica la admisión de la excep-
cional vía del per saltum en la presente causa, pues –tal como se dijo
al momento de abrir el procedimiento del art. 257 bis y ter del Códi-
go Procesal Civil y Comercial de la Nación– “el planteo constitucional
ventilado en estas actuaciones excede el mero interés de las partes
en el presente proceso y atañe al de la comunidad, desde que está en
juego la interpretación constitucional de los traslados de los jueces fe-
derales” (voto de mayoría, considerando 6º).

10. Si los cargos de jueces vacantes fuesen cubiertos con celeridad,


siguiendo el único procedimiento constitucional (arts. 99, inc. 4, segun-
do párrafo, y 114, incs. 1 y 2 de la Norma Fundamental) las coberturas
transitorias –como el traslado– serían excepcionales.

11. La primera condición para lograr celeridad en la justicia es lo-


grar celeridad en la cobertura de sus vacantes, pues de lo contrario se
recarga el trabajo del resto de los jueces.

12. La no cobertura a tiempo de las vacantes no sólo genera instan-


cias interpretativas como la presente, dificultades de acceso a la justicia
y demora en la resolución de pleitos; tiene un efecto distorsivo muy gra-
ve para el equilibrio de los poderes, pues uno de ellos queda mermado
con relación a los otros, afectando el sistema republicano de gobierno.

13. El Reglamento de Traslado de Jueces del Consejo de la Magis-


tratura del Poder Judicial de la Nación (resolución 155/00), luego de la
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1543
343

modificación operada por la resolución 270/19, es inconstitucional, por


cuanto omite instancias previstas por la Constitución Nacional para
la cobertura definitiva de los cargos vacantes. Igual descalificación, y
por los mismos motivos, corresponde sea decretada para la resolución
183/20 del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación.

14. El Congreso de la Nación es el órgano encargado de regular la


institución de los traslados de magistrados. Esta Corte ha expresado
pautas constitucionales concretas sobre la transitoriedad de los mis-
mos y la compatibilidad de fueros para su viabilidad. La regulación
congresional permitirá contar con parámetros objetivos referidos a
otras cuestiones no reguladas, tales como la incidencia de la modifi-
cación de la circunscripción territorial del traslado, o los límites de la
“igual o similar competencia material” de los tribunales concernidos.
Dicha normativa, precedida del necesario debate democrático, otor-
gará certeza a los magistrados –evitando revisiones esporádicas de su
status jurídico– y a los justiciables, en relación a la garantía constitu-
cional del juez natural.

15. Esta Corte, como cabeza del Poder Judicial de la Nación (art.
108 de la Constitución Nacional) y en ejercicio de la potestad y el deber
constitucional de adoptar, en el ámbito de sus atribuciones, las medi-
das necesarias y apropiadas para evitar la afectación en la continuidad
de la correcta administración de justicia, fija –tal como hizo en los ci-
tados precedentes “Rosza” y “Uriarte”- el curso de acción tendiente a
completar la disminuida dotación de magistrados del Poder Judicial y
asegurar la regularidad de su funcionamiento, en los términos de los
puntos 6 y 7 de la parte resolutiva.

Tal curso de acción evitará que se recurra periódicamente a este


tribunal, a partir de hechos consumados o invocando un estado de ne-
cesidad provocado por factores evitables, en busca de ‘indulgencias’ o
‘dispensas’ individuales al cumplimento de normas, o de ‘moratorias
constitucionales’ destinadas a ignorar de modo general y “por única
vez” conductas reñidas con la Norma Fundamental.

Por ello, oído el señor Procurador General de la Nación interino,


se resuelve:

1. Declarar la inconstitucionalidad de la resolución 183/20 del Con-


sejo de la Magistratura en tanto convalida un procedimiento diferen-
1544 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

te al previsto constitucionalmente para acceder al nombramiento del


cargo de juez (arts. 99, inc. 4º, segundo párrafo y 114 incs. 1º y 2º de la
Constitución Nacional).

2. Revocar la sentencia de primera instancia de autos en tanto se


funda en la resolución 183/20 del Consejo de la Magistratura.

3. Rechazar la acción de amparo en cuanto al pretendido carác-


ter definitivo de los cargos que ocupan los actores en la Sala I de la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Fe-
deral (art. 16 de la ley 48), todo ello de conformidad con lo dispuesto
por los arts. 99, inc. 4º, segundo párrafo, y 114, incs. 1º y 2º de la
Constitución Nacional.

4. Declarar la inconstitucionalidad del Reglamento de Traslado de


Jueces del Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de la Nación,
aprobado por la resolución 155/00, según la modificación formulada
por resolución 270/19, por violación de los arts. 99, inc. 4, segundo pá-
rrafo y 114, incs. 1º y 2º de la Constitución Nacional.

5. Exhortar al Congreso de la Nación para que dicte una Ley que


reglamente el traslado de magistrados judiciales.

6. El Consejo de la Magistratura de la Nación promoverá y activará


la realización de los concursos de los cargos vacantes y restringirá al
máximo la promoción de nuevos traslados. En el caso de los cargos
ocupados por los recurrentes, convocará a un nuevo y específico con-
curso para cubrir las dos vacantes de la Sala I de la Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal.

7. Los magistrados recurrentes en esta causa, y todos aquellos que


ocupan transitoriamente cargos de la judicatura por traslado, conti-
nuarán ejerciéndolos y gozando de la garantía de inamovilidad hasta
el momento en que sean designados por nombramiento los magistra-
dos que ocupen de modo definitivo dichos cargos, luego de cumplido el
proceso constitucional de los arts. 114, incs. 1 y 2 y 99, inc. 4, en todas
sus etapas.

8. Los jueces trasladados, incluidos los magistrados recurrentes


en esta causa, no verán cercenada en ninguna forma su eventual parti-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1545
343

cipación en los concursos de los cargos que actualmente ocupan ni de


otros que se convoquen, recordándose para lo pertinente la vigencia
de lo decidido por este tribunal en las causas “Rizzo” (Fallos: 336:760,
considerando 41) y “Uriarte” (Fallos: 338:1216, considerando 24).

9. Declarar que la autoridad institucional de este fallo no privará


de validez a los actos procesales cumplidos por los jueces traslada-
dos hasta el momento de la designación definitiva de los magistrados
titulares de esos cargos (conf. doctrina de “Barry”, Fallos: 319:2151;
“Itzcovich” Fallos: 328:566; “Anadón” Fallos: 338:724).

10. Costas por su orden, habida cuenta de las particularidades del


caso. Notifíquese y, oportunamente, devuélvase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (en disidencia) — Elena I. Highton


de N olasco (según su voto) — J uan C arlos M aqueda — R icardo L uis
Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Voto Concurrente de la Señora Vicepresidenta Doctora Doña


Elena I. Highton de Nolasco

Considerando:

1º) Que la señora jueza a cargo del Juzgado Nacional de Primera


Instancia en lo Contencioso Administrativo Federal nº 5 rechazó el am-
paro interpuesto por Pablo Daniel Bertuzzi y Leopoldo Oscar Bruglia,
magistrados integrantes de la Sala I de la Cámara Nacional de Ape-
laciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal,
contra el Estado Nacional - Consejo de la Magistratura de la Nación,
con el objeto de que se declare la inconstitucionalidad y nulidad de
la resolución 183/2020 del Plenario de dicho cuerpo que, por mayoría,
resolvió declarar que sus traslados desde tribunales orales federales
“no ha(n) completado el procedimiento constitucional previsto en el
art. 99, inc. 4 de la Constitución Nacional conforme la jurisprudencia
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación así como a las acordadas
4/2018 y 7/2018”, y encomendar al Poder Ejecutivo Nacional y al Sena-
do de la Nación la revisión de sus designaciones.
1546 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

2º) Que en cuanto a los antecedentes de hecho que dieron origen


a estas actuaciones, la jueza de la causa relató que Leopoldo Oscar
Bruglia había sido designado, mediante el decreto 1889/1993, Juez de
Cámara en el Tribunal Oral Criminal Federal nº 4 de la Capital Fede-
ral, previo acuerdo del Senado de la Nación; que el 22 de diciembre
de 2017 solicitó su traslado a la Sala I de la Cámara Nacional de Ape-
laciones en lo Criminal y Correccional Federal y que el Consejo de la
Magistratura, a través de la resolución 64/2018, prestó conformidad y
recomendó al Poder Ejecutivo Nacional que admitiera tal petición, lo
que finalmente sucedió con el dictado del decreto 278/2018 que dispuso
el traspaso del magistrado a la sala I de la mencionada cámara. Pablo
Daniel Bertuzzi había sido nombrado Juez de Cámara en el Tribunal
Oral en lo Criminal Federal nº 1 de La Plata, provincia de Buenos Aires,
por decreto 2040/2008; posteriormente, mediante resolución 46/2010, el
Consejo de la Magistratura, previa petición del doctor Bertuzzi, remi-
tió las actuaciones al Poder Ejecutivo Nacional con la recomendación
de que emitiese un decreto disponiendo su traslado al Tribunal Oral en
lo Criminal Federal nº 4 de la Capital Federal, lo que finalmente acon-
teció a partir del dictado del decreto 438/2010; ante una nueva solicitud
de traspaso efectuada por Bertuzzi, y tras la recomendación favorable
del Consejo de la Magistratura efectuada en la resolución 358/2018, el
Poder Ejecutivo Nacional emitió el decreto 835/2018 por el que ordenó
su traslado a la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Cri-
minal y Correccional Federal.

Asimismo, la jueza expuso que, a partir del dictado de la resolución


183/2020 del Plenario de Consejo de la Magistratura, con posterioridad
al inicio de la presente acción, el Poder Ejecutivo Nacional y el Senado
de la Nación ejecutaron diversos actos tendientes a someter los refe-
ridos traslados de los actores a un nuevo acuerdo, en los términos del
art. 99, inc. 4º, de la Constitución Nacional.

Al abordar el tratamiento de la cuestión de fondo, expresó que


la resolución del caso debía partir del principio conforme al cual la
admisión de traslados sin acuerdo del Senado de la Nación consti-
tuye una situación excepcional y, en consecuencia, las normas que
los habilitan deben ser interpretadas de manera restrictiva. Ello por
cuanto el nombramiento como juez refiere a un cargo determinado y
se obtiene a través de un procedimiento complejo en el que intervie-
nen, conforme a lo previsto en la Constitución Nacional, el Consejo
de la Magistratura, el Poder Ejecutivo Nacional y el Senado de la
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1547
343

Nación, que procura asegurar la independencia de los magistrados y


el derecho de los justiciables.

Tras referenciar el texto del art. 1º del reglamento de traslado de


jueces nacionales vigente cuando ocurrieron los hechos de la causa
(aprobado por la resolución plenaria del Consejo de la Magistratura
155/2000), señaló que la acordada 7/2018 de esta Corte establece que
no resulta necesaria la instrumentación de un nuevo procedimiento
de designación, en los términos del art. 99, inc. 4º, de la Constitución
Nacional, en el caso de traslados de magistrados federales para des-
empeñar funciones de la misma jerarquía dentro de la jurisdicción
federal, con igual o similar competencia material, mediando consenti-
miento del juez respectivo.

Seguidamente, la jueza procedió a verificar si tales recaudos


fueron cumplidos en el traslado de los actores. Sostuvo que si bien
ambos tribunales integran la jurisdicción federal y poseen una mis-
ma o similar competencia material, es decir, la competencia penal
federal, difieren respecto de la jerarquía de las funciones que des-
empeñan. Explicó que si bien los jueces federales de los tribunales
orales ostentan el cargo de “juez de cámara”, ello no implica que
exista una igualdad jerárquica y funcional entre la Cámara Nacio-
nal de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal y el Tri-
bunal Oral en lo Criminal Federal, ni que se encuentre cumplido el
requisito establecido por el art. 1º, inc. b, de la referida resolución
155/2000 del Consejo de la Magistratura, que exige igualdad de com-
petencia en razón del grado.

En esa inteligencia, estimó que no solo la tarea desempeñada por


unos y otros tribunales es esencialmente distinta, sino que además su
función dentro del proceso penal difiere claramente tanto respecto de
su naturaleza como del momento de su intervención. Sobre esa base
concluyó que “las diferencias que se presentarían entre la función de
los Tribunales orales y la Cámara de Apelaciones mencionados arro-
jan duda sobre la existencia de idéntica competencia en razón del
grado —como lo exige la Resolución CM Nº155/00— o de funciones de
igual jerarquía —como lo hace la Acordada Nº 7/18—, de modo tal que
el accionar de la demandada no exhibe la arbitrariedad o ilegalidad
manifiesta que se requiere para que resulte procedente la acción de
amparo pretendida”.
1548 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Por último, consideró inadmisible lo alegado por los actores en el


sentido de que la conducta del Consejo de la Magistratura colisiona
con las garantías constitucionales de inamovilidad y estabilidad en el
cargo de las que gozan todos los jueces federales, en el entendimiento
de que el accionar del Consejo no produjo, por sí mismo, ningún efecto
sobre el nombramiento de los magistrados.

3º) Que contra dicho pronunciamiento los actores interpusieron


recurso extraordinario por salto de instancia en los términos de los
arts. 257 bis y siguientes del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación, que este Tribunal declaró admisible el 29 de septiembre pa-
sado, con efecto suspensivo de la sentencia recurrida y, en ese mar-
co, ordenó comunicar al Consejo de la Magistratura que, hasta que
esta Corte se pronuncie, debe abstenerse de llevar adelante actos de
ejecución de la resolución 183/2020 cuya validez se cuestiona en las
presentes actuaciones.

4º) Que en su presentación los recurrentes invocan la configuración


de una situación de máxima gravedad institucional y extrema urgencia,
por cuanto la resolución 183/2020 el Consejo de la Magistratura decla-
ró que sus traslados requerían el acuerdo del Senado de la Nación, en
ostensible contradicción con lo resuelto por esta Corte en la acordada
7/2018, y a continuación el Poder Ejecutivo de la Nación y el Senado de
la Nación iniciaron el proceso de revisión de sus designaciones en la
Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccio-
nal Federal. A su vez, manifiestan que lo debatido en autos trasciende
su interés particular y afecta el de todos los magistrados y justiciables,
por estar en juego la interpretación constitucional de la designación y
los traslados de los jueces federales, los principios de división de pode-
res e independencia de los jueces, así como la garantía del juez natural.
En este sentido, mencionan que en las últimas tres décadas tuvieron
lugar sesenta y cuatro traslados de distinta clase en el fuero federal y
nacional, y afirman que lo que aquí se decida en cuanto a la exigencia
de someter sus designaciones a un nuevo proceso de acuerdo senatorial
impactará en la estabilidad e independencia de aquellos jueces.

Argumentan que, al resolver como lo hizo, la jueza de grado desco-


noció los alcances del instituto de la cosa juzgada administrativa con
relación al nombramiento de magistrados federales, vulnerando así
de modo flagrante las garantías constitucionales consagradas por los
arts. 110 y 115 de la Constitución Nacional.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1549
343

Aseveran que es falsa la afirmación respecto de que la acordada


7/2018 fue dictada con anterioridad a sus traslados, y manifiestan,
además, que en la sentencia apelada la jueza de la causa debió haber
transcripto el considerando VII de la acordada 7/2018 en la parte que
resultaba dirimente para la solución del caso, pero omitió ese apar-
tado y seleccionó párrafos de manera antojadiza y arbitraria, lo que
condujo a desconocer y desnaturalizar el criterio oportunamente es-
tablecido por este Tribunal sobre la cuestión a decidir. Con relación
a la acordada 4/2018 expresan que la jueza perdió de vista cuál era su
holding y le otorgó fuerza vinculante exclusivamente a los obiter dicta.

En esa línea se agravian por considerar que al resolver como lo


hizo la jueza omitió aplicar al caso la normativa vigente y efectuó una
interpretación que colisiona con el principio de legalidad. En particular
señalan que ni el reglamento de traslado de jueces vigente al momento
de los traslados (resolución 155/2000 del Consejo de la Magistratura) ni
la acordada 7/2018 exigen identidad absoluta respecto de las funciones
jurisdiccionales desarrolladas por los jueces trasladados. Sobre este
punto, indican que las funciones de los jueces de cámara y los jueces
de tribunal oral son muy similares, siendo las de estos últimos incluso
más amplias. Agregan que esta similitud fue expresamente tenida en
cuenta cuando, con la sanción del Código Procesal Penal de la Nación
(ley 23.984), se crearon los tribunales orales, pues para su integración se
designaron jueces de las cámaras de apelaciones que fueron traslada-
dos, previo consentimiento de los magistrados, sin que se requiriera un
nuevo acuerdo del Senado de la Nación, en atención a que se trataba de
la misma jurisdicción, misma jerarquía y similar competencia funcional.

En suma, aseguran que sus traslados son definitivos en tanto cum-


plieron los requisitos establecidos por la normativa aplicable: 1) se
efectuaron dentro de la misma jurisdicción, esto es, federal; 2) la com-
petencia era similar, criminal y correccional federal; y 3) la jerarquía
funcional de los jueces era la misma, jueces federales de cámara.

5º) Que al contestar el traslado que le fue conferido, el Consejo de


la Magistratura del Poder Judicial de la Nación, en primer lugar, afir-
ma que la intervención que le cabe a dicho cuerpo en el procedimiento
de traslado de jueces se limitó a la mera emisión de una recomenda-
ción al Poder Ejecutivo Nacional, de carácter no vinculante y que, en
consecuencia, la pretensión actual de los recurrentes no se identifica
con acto alguno que pueda ser atribuible a ese Consejo.
1550 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Asimismo, señala que no se advierte en la acción de amparo y


tampoco en el posterior recurso extraordinario federal por salto de
instancia, una explicación tangible acerca del agravio concreto que
ocasionaría a los actores la resolución plenaria 183/2020, toda vez que
la decisión relativa a si sus designaciones en la Cámara Nacional en
lo Criminal y Correccional Federal han completado o no el procedi-
miento constitucional, se encuentra en la esfera de competencias de
otros poderes del Estado. Argumenta, además, que no se encuentran
acreditadas las circunstancias de arbitrariedad e ilegalidad manifiesta
requeridas por la Constitución Nacional, ni los recaudos expresamen-
te exigidos por la ley 16.986 para la procedencia de la vía procesal ex-
cepcional de la acción de amparo.

En cuanto al fondo de la cuestión debatida, niega que los traslados


individualizados en el punto dispositivo 1º de la resolución plenaria
183/2020 hayan cumplido el procedimiento constitucional previsto en
el art. 99, inc. 4º, de la Constitución Nacional, ni tampoco el requisi-
to exigido por el art. 1º, inc. b del reglamento de traslado de jueces
entonces vigente (resolución 155/2000), circunstancia que exige com-
pletar esas designaciones con ajuste al mecanismo previsto en la Ley
Fundamental. En respaldo de su posición, cita lo expresado por este
Tribunal en la acordada 4/2018 en cuanto a que “…el cumplimiento de
la manda constitucional de contar con acuerdo específico del Senado
para ocupar un cargo judicial con competencia determinada permite
que los senadores evalúen en sesión pública —con la participación de
la ciudadanía— la idoneidad de un candidato para el cargo […] Ese
juicio no se realiza de una manera genérica y abstracta […] lo que el
acuerdo del Senado otorga es el aval a una designación para ejercer
una función jurisdiccional concreta…”. En particular, refiere que en el
mencionado art. 1º, inc. b del reglamento de traslados vigente al mo-
mento de dictarse las resoluciones plenarias que recomendaron los
cambios de asiento jurisdiccional de los accionantes, se establece la
necesidad de que la vacante a la que se solicita el traslado, además de
corresponder a la misma jurisdicción y tener la misma competencia
en razón de la materia y grado que ocupa el juez solicitante, debe aten-
der a la identidad de la función a la que se pide el pase.

En este sentido, remarca que de la mera lectura de los arts. 24, 25,
31 y 32 del Código Procesal Penal de la Nación se desprenden claras
diferencias de la competencia, en el grado y en la materia, de los Tribu-
nales Orales en lo Criminal Federales y de la Cámara Nacional de Ape-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1551
343

laciones en lo Criminal y Correccional. Añade que el doctor Bertuzzi


obtuvo acuerdo del Senado de la Nación para desempeñarse como juez
del Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 1 de La Plata, por lo cual
subraya que a la disímil competencia en razón de la materia y grado,
y a la distinta función, debe agregarse que dicho magistrado no posee
acuerdo senatorial para desempeñarse en la Justicia en lo Criminal
y Correccional Federal de la Capital Federal. Manifiesta que resulta
incuestionable que el traslado de un magistrado de una jurisdicción te-
rritorial a otra requiere de un nuevo acuerdo del Senado de la Nación,
y que la ausencia de nombramiento conforme al referido procedimien-
to constitucional complejo no puede ser suplida ni por un decreto del
Poder Ejecutivo Nacional que disponga el traslado del juez ni tampoco
por la circunstancia de que este cuente con una designación previa
para un cargo en otra jurisdicción territorial y/o en un tribunal con
una competencia distinta, en razón del grado o de la materia, o cuando
posee una función diversa.

En esta inteligencia, concluye que, más allá de la terminología em-


pleada en algunos decretos del Poder Ejecutivo Nacional, el traslado
de un magistrado a un cargo perteneciente a una jurisdicción territo-
rial distinta, con una competencia diferente en razón de grado o de la
materia y/o con una función diversa a aquel para el cual fuera origina-
riamente designado “…configura en realidad un nuevo nombramien-
to” que debe cumplir con el procedimiento previsto en el art. 99, inc. 4º,
segundo párrafo, de la Constitución Nacional.

Por otra parte, sostiene que no existe una afectación de la cosa


juzgada administrativa, por cuanto a través el acto aquí impugnado, el
Consejo de la Magistratura se limitó a considerar que el procedimien-
to de traslado de los actores no se había perfeccionado en los términos
previstos en el referido art. 99, inc. 4º, de la Constitución Nacional y,
como consecuencia de ello, comunicó tal circunstancia al Poder Eje-
cutivo Nacional y a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sin afec-
tar los actos dictados con anterioridad en su ámbito de intervención.
De esta manera, afirma que el Consejo de la Magistratura no dejó sin
efecto las recomendaciones de traslado realizadas mediante las reso-
luciones 46/2010, 64/2018 y 358/2018, ni dispuso su revisión, sino que
se limitó a manifestar que el trámite constitucional que los traspasos
requerían no se completó debidamente. Por lo demás, señala que las
reglas propias del derecho administrativo no resultan aplicables al
presente caso, donde se encuentra en juego el proceso constitucional
1552 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

de designación de magistrados y el resguardo de las garantías consti-


tucionales de los justiciables.

Además, descarta que la resolución plenaria 183/2020 produzca


una afectación a la inamovilidad de los jueces, ya que dicho acto no
adoptó temperamento alguno respecto de la continuidad de los acto-
res en sus cargos, sino que se limitó a declarar la posición institucio-
nal del Consejo de la Magistratura respecto de la completitud o no del
procedimiento previsto en el art. 99, inc. 4, de la Constitución Nacional
y a efectuar una mera recomendación, en ejercicio de atribuciones que
son propias de dicho órgano. Más allá de lo expuesto, manifiesta que
los actos sobrevinientes emanados del Senado de la Nación y del Po-
der Ejecutivo Nacional tampoco afectaron en modo alguno los alcan-
ces de las garantías de estabilidad, inamovilidad e intangibilidad de
las remuneraciones que asisten a los recurrentes en su carácter de
magistrados, ya que estas corresponden exclusivamente a los cargos
en los cuales han sido originariamente designados y para los cuales
cuentan con el pertinente acuerdo senatorial.

Por último, advierte que en la acordada 7/18 este Tribunal no se


pronunció sobre los traslados de los recurrentes a la Cámara Nacio-
nal en lo Criminal y Correccional Federal. En tal sentido, sostiene que
la aludida acordada no solo no se refirió expresamente a los jueces
Bruglia y Bertuzzi, sino que tampoco se expidió sobre un hipotético
traslado de un integrante de un Tribunal Oral en lo Criminal Federal
a dicha cámara.

6º) Que el Procurador General de la Nación interino emitió su dic-


tamen en el sentido de hacer lugar al recurso extraordinario por salto
de instancia y revocar la sentencia apelada.

Al fundamentar su opinión, señala en forma preliminar que el


Consejo de la Magistratura, desde que fue instaurado, contempló a
nivel reglamentario el traslado de jueces con carácter permanente,
institución que era utilizada desde mucho antes. Indicó que en un
principio, mediante la resolución 78/99, el Consejo de la Magistratura
fijó un criterio sumamente restrictivo para la procedencia de los tras-
lados de magistrados; que al poco tiempo, a través de la resolución
155/00, se aprobó el reglamento que regía al momento de tramitarse
las solicitudes de traslado presentadas por los recurrentes y que fijó
condiciones menos exigentes para el traspaso de jueces; y que me-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1553
343

diante la resolución 270/19 se establecieron nuevas pautas para el


traslado de magistrados.

Descarta que el criterio hermenéutico que oportunamente infor-


mó las disposiciones por las que se trasladó a los recurrentes hubiera
sido arbitrario. Ello, en base a la acreditada y extendida aplicación del
estándar más flexible que el Consejo de la Magistratura había adopta-
do en aquel momento, dentro de sus innegables facultades para dictar
e interpretar sus propias normas, y en la circunstancia de que esta
Corte tuvo oportunidad de pronunciarse, mediante el dictado de las
acordadas 4/18 y 7/18, aclarando aspectos relativos a la cuestión del
traspaso de jueces que habían suscitado controversia.

Sostiene que, en la práctica, la resolución 183/20 impugnada en au-


tos incorporó por vía interpretativa al régimen de traslados previsto
con anterioridad, los recaudos que hoy exige el nuevo reglamento, al
otorgar a los conceptos de “jurisdicción”, “competencia” y “grado” un
alcance que no surgía de manera inequívoca de las normas vigentes
en el momento en que los actores tramitaron sus peticiones de tras-
paso. Considera que cuando con posterioridad el Consejo de la Magis-
tratura emitió la resolución 183/20 y añadió un recaudo que según su
anterior interpretación de la resolución 155/00 no cabía exigir, se violó
el principio de legalidad, pues de esta manera dicho órgano descono-
ció sus propios actos dictados de conformidad con sus propias normas,
con grave afectación a la inamovilidad de los jueces en los cargos que
estaban desempeñando.

Remarca que lo expuesto no implica desconocer la facultad del


Consejo de la Magistratura de cambiar a su discreción los reglamen-
tos en materia de traslado o incluso la interpretación que haga de ellos
con efecto inmediato, sino establecer que ello no autoriza a revisar
con carácter retroactivo decisiones ya adoptadas. Insiste en que no
se trata aquí de resolver cuál es el criterio hermenéutico que debe ser
preferido, sino de la imposibilidad de aplicar retroactivamente el que
hoy se propugna para revisar actos regularmente cumplidos al ampa-
ro del anterior. Expresa que esta limitación se vincula a los principios
cardinales de buena fe y de irretroactividad, así como a la regla según
la cual nadie puede ir en contra de sus propios actos.

Destaca que al revocarse o ignorarse, del modo en que lo hizo la


demandada, actos estatales como los que condujeron a los traslados
1554 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

de los recurrentes, se compromete la seguridad jurídica y la garantía


de la independencia de los magistrados. En este sentido, asevera que
de tal forma no se afecta únicamente la inamovilidad de los jueces,
necesaria para un ejercicio independiente de la magistratura, sino
también la transparencia y previsibilidad en la actuación de los ór-
ganos estatales.

En esta línea señala que si los órganos encargados de la selección


y nombramiento de los jueces pudieran revisar en cualquier tiempo
sus propios actos sobre cuya base los magistrados ocupan sus cargos,
indudablemente se colocaría a estos en esa situación de dependencia
y precariedad incompatible con el principio de independencia judicial.

7º) Que del relato de los antecedentes de la causa surge que los
actores impugnan la resolución 183/20 del Consejo de la Magistratura
en cuanto decidió comunicar al Poder Ejecutivo Nacional que no se
había completado el procedimiento previsto por el art. 99, inc. 4º, de la
Constitución Nacional respecto de sus traslados —efectuados median-
te los decretos 835/18 y 278/18— a la Sala I de la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Fede-
ral. Sostienen que esa decisión del Consejo de la Magistratura implicó
privarlos de sus cargos de jueces de dicha cámara federal por una vía
contraria al mecanismo específicamente establecido en la Constitu-
ción Nacional para remover a los jueces de sus cargos definitivos.

Por consiguiente, la cuestión a decidir consiste en determinar si el


Consejo de la Magistratura podía impulsar una actuación de esa natu-
raleza respecto de los traslados de los recurrentes. De la decisión a la
que se arribe sobre ese punto dependerá la validez de los actos cumpli-
dos en consecuencia por el Poder Ejecutivo Nacional y el Senado de la
Nación, que concluyeron con el dictado de los decretos 750/20 y 752/20
que dispusieron el cese de los traslados de los demandantes al tribunal
en el que ejercían su magistratura.

La circunstancia de que los actores no hayan cuestionado formal-


mente aquellos últimos actos no constituye un obstáculo insalvable
para ingresar al estudio de la cuestión planteada toda vez que sí han
controvertido la plataforma sobre la cual fueron dictados, esto es, la
referida resolución 183/20 del Consejo de la Magistratura. El Tribunal
cuenta con facultades para avocarse al examen de las actuaciones, y
aun proceder de oficio, frente a la posible transgresión de principios
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1555
343

fundamentales inherentes a la mejor y más correcta administración


de justicia, velando por su eficacia en el cumplimiento de los altos de-
beres que al respecto le conciernen. Un quebrantamiento de esa gra-
vedad verificó la Corte frente a la “constitución legal misma de los tri-
bunales federales, indispensable para fallar las causas” (confr. Fallos:
156:283; 336:1172; 338:284).

8º) Que de manera preliminar corresponde recordar que esta Cor-


te ha reconocido que una de las derivaciones del principio cardinal de
buena fe es el derecho de todo ciudadano a la veracidad ajena y al com-
portamiento leal y coherente de los otros, sean estos los particulares
o el propio Estado (conf. Fallos: 312:1725). Sin embargo, también ha
precisado que la llamada doctrina de los actos propios debe aplicar-
se en el campo del derecho público con las necesarias adaptaciones,
es decir, “con las discriminaciones impuestas por la naturaleza de lo
que constituye la sustancia de aquél” (conf. Fallos: 190:142; 304:919;
310:1589). En este sentido, la doctrina del venire contra factum pro-
pium non valet no puede vincular a la Administración cuando la con-
ducta precedente no se ajusta a la ley imperativa aplicable al caso, ya
que la tutela de las expectativas generadas en los administrados no
puede primar sobre el principio de legalidad al que se encuentra so-
metida la actividad del Estado (conf. causa CSJ 304/1992 (24-P)/CS1 in
re “Punte, Roberto Antonio c/ Neuquén, Provincia del s/ cumplimiento
de contrato”, sentencia del 19 de mayo de 2010).

9º) Que por otra parte, esta Corte tiene dicho que los actos adminis-
trativos firmes, que provienen de autoridad competente, llenan todos
los requisitos de forma y se han expedido sin grave error de derecho,
no pueden ser anulados por la autoridad que los dictó si generaron de-
rechos subjetivos que se incorporaron al patrimonio de sus destinata-
rios (Fallos: 175:368; 285:195; 308:601; 310:1045; 327:5356, entre muchos
otros), puesto que no existe precepto alguno “que declare inestables,
revisables, revocables o anulables los actos administrativos de cual-
quier naturaleza y en cualquier tiempo, dejando los derechos nacidos
o consolidados a su amparo a merced del arbitrio o del diferente crite-
rio de las autoridades, cuyo personal sufre mutaciones frecuentes por
ministerio constitucional, legal o ejecutivo” (Fallos: 175:368; 338:212).

No obstante, el Tribunal también ha dejado sentado que esta regla


no es absoluta, como tampoco son absolutos los principios, garantías
y derechos reconocidos por la Constitución Nacional (arts. 14 y 28).
1556 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En este sentido, ha manifestado reiteradamente que la estabilidad de


los actos administrativos cede cuando la decisión revocada carece de
las condiciones esenciales de validez por hallarse afectada de vicios
graves y ostensibles en su forma, competencia o contenido; fue dictada
sobre la base de presupuestos fácticos manifiestamente irregulares,
reconocidos o fehacientemente comprobados; o, en otras palabras, fue
dictada a raíz de un error grave de derecho (Fallos: 258:299; 265:349;
285:195; 316:3157; 327:5356, entre muchos otros). En estos casos, la fa-
cultad revocatoria, aunque es de interpretación restrictiva, encuentra
justificación en la necesidad de restablecer sin dilaciones el imperio de
la juridicidad comprometida por aquellos actos administrativos irre-
gulares (Fallos: 314:322, considerando 7º y sus citas; 338:212).

10) Que así delimitado el thema decidendum, corresponde exami-


nar la regularidad de los traslados dispuestos por el Poder Ejecutivo
Nacional mediante los decretos 835/2018 (doctor Bertuzzi) y 278/2018
(doctor Bruglia), como consecuencia de la previa intervención del
Consejo de la Magistratura a través de las resoluciones 358/2018 y
64/2018, respectivamente. Ello es así toda vez que la impugnación de
los actores se asienta en el carácter regular y definitivo de sus trasla-
dos a la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y
Correccional Federal de la Capital Federal.

11) Que en primer lugar, conviene precisar que la cuestión aquí de-
batida se refiere a supuestos distintos a los examinados por el Tribunal
en las acordadas 20/17 y 4/18, donde los traslados de los jueces habían
sido dispuestos por el Congreso de la Nación mediante la ley 27.307,
como consecuencia inevitable de la transformación de los tribunales
que integraban hasta ese momento.

De modo que el procedimiento de traslado que aquí corresponde


analizar difiere sustancialmente del traslado de jueces dispuesto me-
diante una ley del Congreso de la Nación como consecuencia inexora-
ble del ejercicio de su potestad constitucional exclusiva de transfor-
mar tribunales. Mientras en el primer caso el juez trasladado pasa a
ocupar un cargo que se encuentra vacante, en el segundo, además de
ser el Congreso de la Nación quien dispone el traslado, el juez trasla-
dado pasa a integrar el nuevo tribunal constituido como consecuencia
de la transformación —y, por tanto, disolución— del tribunal en el que
cumplía funciones hasta ese momento.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1557
343

12) Que fue este último supuesto el que abordó el Tribunal en las
mencionadas acordadas 20/17 y 4/18.

En efecto, en la disidencia parcial suscripta en la acordada 4/18 se


expresó que el Congreso de la Nación contaba con la facultad consti-
tucional de establecer nuevos tribunales, suprimir otros o reformar
los existentes, atribución que esta Corte había sostenido que no podía
ser interpretada de modo restrictivo pues ello “serviría muchas veces
de obstáculo a toda mejora (…) obligando a conservar magistraturas
o jurisdicciones dignas de supresión o de reformas” (Fallos: 17:22;
310:2184).

Asimismo, se señaló que esta facultad había sido ejercida por el


Congreso en diversas oportunidades a lo largo de la historia, sin que
hubiera merecido objeciones constitucionales. Así ocurrió, por ejem-
plo, con la ley 23.637 que unificó la Justicia Nacional Especial en lo Ci-
vil y Comercial con la Civil de la Capital Federal, transformándolas en
un único fuero nacional en lo civil. Lo mismo ocurrió con la ley 25.292,
que transformó los juzgados nacionales en lo penal tributario en juzga-
dos nacionales en lo penal económico. En ambos casos se traspasaron
jueces de los distintos fueros y se modificaron las competencias de los
juzgados en cuestión.

También se sostuvo que el Consejo de la Magistratura tenía facul-


tades constitucionales en lo relativo al aseguramiento de la eficaz pres-
tación de los servicios de justicia (art. 114, inc. 6º, in fine, de la Cons-
titución Nacional) y se hallaba en condiciones de contribuir a la toma
de decisiones relativas a la reorganización funcional de los tribunales.
Por esa razón, se estimó que, en principio, no resultaba irrazonable la
atribución que en ese sentido le confería la ley 27.307 de individualizar
los tribunales orales en lo criminal y correccional de la Capital Federal
que se transformarían en tribunales orales en lo criminal federal de la
Capital Federal. Ello, en la medida en que, cabe reiterar, dicha trans-
formación había sido ordenada por la citada ley 27.307.

En lo que aquí más importa, se agregó que la potestad consti-


tucional del Congreso de la Nación de reformar o transformar tri-
bunales llevaba aneja, inexorablemente, la de —dentro de ciertos
límites— traspasar jueces, y que si esto último no se permitiese, esa
atribución del Congreso quedaría injustificadamente limitada o, de lo
contrario, para honrar la garantía constitucional de inamovilidad de
1558 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

los jueces (art. 110 de la Constitución Nacional), el Congreso se vería


obligado a perpetuar en sus funciones a todos los magistrados de los
tribunales que se pretendieran transformar, lo que necesariamente
derrotaría la reorganización judicial que el Congreso pretende lograr
con el traspaso.

Una vez admitida la facultad del Congreso de transformar tribu-


nales y de trasladar jueces, debía precisarse cuáles eran los límites
constitucionales dentro de los cuales ello podía realizarse y, en parti-
cular, si se requería un nuevo procedimiento de designación para los
magistrados trasladados. Se recordó que tal cuestión había sido re-
suelta por esta Corte en varios momentos de su historia, requiriendo
que los traspasos cuenten con el consentimiento de los magistrados
involucrados y que se trate de cargos de igual jerarquía.

Como ejemplo se refirió a lo decidido por el Tribunal en la acorda-


da 20/17, donde se había resuelto una solicitud análoga a la examinada
en esa oportunidad a favor de un pedido de habilitación de un tribu-
nal al que se trasladaba el juez del tribunal transformado, dado que la
misma ley 27.307 había ordenado la transformación de un tribunal oral
en lo criminal de la Capital Federal en el Tribunal Oral en lo Criminal
Federal de la Capital Federal nº 7. Es decir, en dicha acordada 20/2017
también se trató de un traslado dispuesto por el Congreso de la Nación
como consecuencia de la transformación de un tribunal.

Tras destacar —en ese mismo contexto— que la reforma consti-


tucional de 1994 no exigió un nuevo nombramiento para el traslado de
jueces, se añadió que el requisito de idoneidad que establece el art.
99, inc. 4º, de la Constitución debía entenderse satisfecho en virtud de
que los magistrados trasladados habían sido designados de confor-
midad con el procedimiento constitucional vigente a la época de sus
respectivos nombramientos y que, por tanto, resultaría inaceptable
exigir una nueva designación en virtud de dicha reforma para los jue-
ces que se trasladaban. Sobre este mismo punto, se agregó que tanto
el tribunal transformado como el nuevo tenían competencia en causas
referidas a la misma especialidad jurídica, razón por la cual tampoco
podía ponerse en duda desde esa perspectiva la idoneidad de los jue-
ces trasladados.

Se dijo también —siempre en el marco del supuesto bajo examen,


esto es, el traslado de jueces dispuesto por el Congreso de la Nación
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1559
343

con motivo de la transformación de un tribunal— que el alcance de la


designación en un cargo judicial no podía ser entendido en términos
que supusieran que los magistrados podían desempeñarse única y
exclusivamente en el puesto en el que habían sido originariamente
designados, dado que “[s]i ello fuera así el Congreso jamás podría
alterar la competencia de los tribunales, ampliándola o modificándo-
la, lo que cercenaría una facultad que la Constitución le atribuye de
manera exclusiva (Fallos: 327:831; entre otros), pues toda ampliación
o modificación de la competencia de un tribunal implica la habilita-
ción para que los magistrados entiendan en materias o cuestiones
para las que, de acuerdo con la tesitura que se rechaza, no habrían
sido designados”.

Se expresó que tampoco era necesario un nuevo nombramiento


cuando un juez de una cámara de apelaciones integraba, en los térmi-
nos del artículo 31 del decreto 1285/58, otra cámara distinta a aquella
en la que había sido designado, ni en el caso de los magistrados jubila-
dos, quienes conservaban el “estado judicial” y podían ser llamados a
ocupar transitoriamente el cargo que desempeñaban en oportunidad
de cesar en el servicio u otro de igual jerarquía, estando habilitados
para ejercer funciones jurisdiccionales distintas a aquellas para las
que habían sido designados, puesto que todos los jueces nombrados
por el procedimiento establecido en la Constitución, independiente-
mente del juzgado para el que habían sido designados, adquirían “es-
tado judicial” con su primera designación.

También se diferenció el supuesto que se estaba examinando de


la cuestión considerada por el Tribunal en los precedentes “Rosza”
(Fallos: 330:2361) y “Uriarte” (Fallos: 338:1216). Mientras allí se ana-
lizó la facultad del Congreso de transformar un tribunal y su con-
secuencia natural de traspasar a sus jueces titulares designados
mediante el procedimiento previsto en la Constitución, en los prece-
dentes citados esta Corte fijó las pautas necesarias para cubrir va-
cantes judiciales temporales.

Asimismo, se destacó que lo decidido por la mayoría del Tribunal


en la causa “Nisman” (Fallos: 339:1342) no tenía incidencia en la cues-
tión que allí se trababa dado que no implicaba en modo alguno conside-
rar a los jueces federales como distinguibles de los jueces nacionales
con respecto a su proceso de designación.
1560 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Por otra parte, se descartó la exigencia de una nueva designación


por la circunstancia de que la competencia de ambos tribunales (el
transformado y el nuevo) fuera parcialmente distinta, toda vez que el
Tribunal había reconocido desde antiguo amplias facultades al Con-
greso de la Nación para fijar o modificar las competencias de los tribu-
nales, incluso si ello supusiere asignar a los tribunales federales com-
petencias propias de la justicia ordinaria y viceversa (Fallos: 99:383;
entre otros).

Se enfatizó que las facultades de transformación y traslado ejer-


cidas por la ley 27.307 no lesionaban, en abstracto, ni la garantía del
juez natural (Fallos: 17:22), ni suponían un atentado contra la inamo-
vilidad de los jueces ni contra su independencia, pues se trataba de
un mero traslado dentro de la esfera del Poder Judicial de la Nación
del que no surgía ánimo de constreñir a los magistrados ni de colo-
carlos en funciones radicalmente diversas de aquellas para las que
oportunamente habían sido designados (Fallos: 313:330, voto del juez
Fayt, considerando 5º).

Finalmente, se tuvo en cuenta que al sancionar la ley 27.307, el


Congreso de la Nación había tenido por objeto solucionar proble-
mas estructurales de la justicia federal penal, adaptando sus recur-
sos a las exigencias de la problemática del momento. Como surgía
tanto del mensaje de elevación del proyecto de ley como del debate
en las cámaras legislativas, la norma buscaba aliviar la sobrecarga
de trabajo que afectaba a los tribunales orales en lo criminal fede-
ral de la Capital, con las consiguientes demoras en la prestación
del servicio de justicia. Se valoró también que el Congreso había
considerado que las estadísticas elaboradas por esta Corte demos-
traban que la creciente y constante carga de trabajo de dichos tri-
bunales atentaba contra la adecuada y eficiente administración de
justicia, contribuyendo a que muchas cuestiones no fueran some-
tidas a debate oral y fueran resueltas por otra vías, entre ellas, el
dictado de sobreseimientos por prescripción de la acción penal en
forma masiva (Mensaje 554 de fecha 4 de abril de 2016; intervención
del miembro informante Diputado Mestre, Sesión Ordinaria del 28
de septiembre de 2016). También se hizo referencia a lo destacado
por el miembro informante de la Cámara de Senadores, senador
Guastavino, en cuanto a que un alto porcentaje de los casos que se
tramitaban ante la justicia federal se referían a violaciones de los
derechos humanos cometidos durante la última dictadura militar,
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1561
343

a casos de corrupción, narcotráfico y a delitos complejos, que insu-


mían una mayor cantidad de tiempo y recursos (Diario de Sesiones
de la Honorable Cámara de Senadores de la Nación, sesión del 10 de
agosto de 2016, pág. 33).

13) Que de acuerdo con las consideraciones precedentes, y tal


como se desprende de la citada disidencia, los traslados de jueces dis-
puestos a través de una ley del Congreso de la Nación como resultado
de la transformación del tribunal en el que ejercían funciones, respon-
den a una potestad constitucional exclusiva de dicho poder del Estado;
de modo que mientras esa atribución sea ejercida dentro de ciertos pa-
rámetros de razonabilidad, los traslados serán regulares y definitivos.

Cuando se trata de traslados de jueces instrumentados en el con-


texto de transformación o modificación legislativa de un tribunal ya
constituido e integrado, rechazar la posibilidad de que los jueces tras-
ladados vean modificada su competencia implicaría, en los hechos,
cercenar la atribución constitucional del Congreso de alterar la com-
petencia de los tribunales.

14) Que por el contrario, los traslados de magistrados dispuestos


por el Poder Ejecutivo Nacional a instancias del Consejo de la Ma-
gistratura, es decir, sin la intervención del Congreso de la Nación y
fuera de los supuestos de transformación de tribunales, solo pueden
ser considerados regulares y definitivos cuando hayan sido dispuestos
en cumplimiento de todos los requisitos previstos a tal fin. No debe
perderse de vista que el traslado de jueces, aun cuando resulte un
mecanismo válido bajo ciertos límites constitucionales, constituye un
sistema excepcional que no puede desnaturalizar el procedimiento de
selección de magistrados que establece la Constitución Nacional en el
art. 99, inc. 4º.

Las aludidas diferencias entre ambos supuestos de traslados de-


terminan también diferencias en cuanto a sus requisitos y condicio-
nes. Como se expresó, los traslados realizados a través de una ley del
Congreso de la Nación, al ser inmanentes a la transformación de un
tribunal, requieren el ejercicio regular de esa potestad por parte de
dicho poder del Estado; en cambio, los que son dispuestos por el Poder
Ejecutivo Nacional, al carecer de ese contexto justificante, requieren
el cumplimiento de requisitos más estrictos.
1562 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

15) Que con anterioridad a la instauración del Consejo de la Ma-


gistratura, los requisitos de validez de los traslados dispuestos por el
Poder Ejecutivo Nacional habían sido definidos por esta Corte en algu-
nos pronunciamientos, al exigir el consentimiento de los magistrados
involucrados (Fallos: 201:245; 256:114; 313:330) y que se trate de cargos
de igual jerarquía (Fallos: 288:387, 388; 313:330).

Con la puesta en funcionamiento del Consejo de la Magistratura,


dichos requisitos fueron regulados a través de resoluciones dictadas
por ese cuerpo. En un principio, estaban previstos en el artículo 50 del
Reglamento de Concursos Públicos de Antecedentes y Oposición para
la Designación de Magistrados del Poder Judicial de la Nación (apro-
bado por la resolución 78/99, modificada por las resoluciones 1/00, 38/00
y 106/00), hasta que, mediante la resolución 155/2000, el Consejo reguló
el instituto de manera autónoma, derogando el referido artículo 50 del
reglamento de concursos. En el art. 1º del reglamento de traslado de
jueces aprobado por esa resolución 155/00 se establecieron, a través
de sus tres incisos, los requisitos que debían cumplirse para que un
magistrado pudiera solicitar su traslado a un cargo de otro tribunal
que se encontrara vacante. Finalmente, ese régimen fue modificado
por la resolución 270/19.

16) Que resulta evidente entonces que los criterios establecidos en


la referida disidencia de la acordada 4/2018 —para traslados realiza-
dos por el Congreso de la Nación por transformación de un tribunal—
no resultan aplicables a los traslados de los actores —dispuestos por
el Poder Ejecutivo Nacional—, así como tampoco cabría exigir a los
primeros los requisitos aplicables a estos últimos, sencillamente por-
que se trata de supuestos que poseen origen y naturaleza diferente y,
por lo tanto, están sujetos a recaudos también diferentes.

Tal distinción fue considerada en aquella disidencia, donde se dejó


aclarado que el traslado que se estaba analizando había sido ordenado
por una ley del Congreso y no por un decreto del Poder Ejecutivo. Y
esa fue, precisamente, la razón por la cual no resultaron exigibles los
requisitos previstos en el reglamento de traslado de jueces aprobado
por la resolución 155/00, requisitos que, por el contrario, sí eran ple-
namente exigibles para los traslados de los actores, puesto que dicho
reglamento regía para los traslados realizados por el Poder Ejecutivo
al momento en que estos últimos fueron dispuestos.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1563
343

En conclusión, los traslados de los actores solo pueden ser consi-


derados regulares y definitivos si cumplieron con los requisitos exigi-
dos en el reglamento de traslado de jueces aprobado por la referida
resolución 155/2000 del Consejo de la Magistratura.

17) Que el art. 1º del mencionado reglamento disponía:

“Los magistrados del Poder Judicial de la Nación podrán solici-


tar su traslado a otro tribunal que se encuentre vacante siempre que:

a) No se haya resuelto la convocatoria a un concurso público de


antecedentes y oposición para cubrir el cargo. Esta condición no re-
girá cuando se trata de un mismo tribunal colegiado.

b) La vacante a la que se solicita el traslado corresponda a la


misma jurisdicción y tenga la misma competencia en materia y
grado que el cargo que el juez ocupa. Este requisito no será exigido
cuando el interesado haya obtenido un anterior acuerdo del Senado
de la Nación para desempeñar la función a la que pide su pase.

c) El magistrado peticionante tenga una antigüedad no menor a


cuatro (4) años, desde la fecha de posesión de su cargo”.

La norma requería que no se hubiera resuelto la convocatoria a


concurso para cubrir el cargo y que la vacante tuviera la misma juris-
dicción y competencia en materia y grado que el cargo que desempe-
ñara el magistrado peticionante, quien además debía contar con una
antigüedad en su cargo no menor a cuatro años.

Específicamente, en el primer párrafo del inciso “b” se exigía una


triple identidad entre el cargo que ocupaba el magistrado que solicita-
ba su traslado y el cargo vacante al cual pedía su pase: ambos debían
tener la misma jurisdicción y la misma competencia en razón de la
materia y del grado. A su vez, en el segundo párrafo de ese inciso se
establecía que este requisito no sería exigido cuando el juez hubiera
obtenido un anterior acuerdo del Senado de la Nación para desempe-
ñar la función a la que pedía su pase.

Del texto de ambos párrafos surge que el requisito de identidad de


competencia en razón del grado comprendía el aspecto funcional del
1564 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

cargo, es decir, que la norma exigía que el cargo vacante al cual el juez
solicitase su traslado tuviera la misma competencia funcional que el
cargo que desempeñaba.

Si bien los jueces federales de los Tribunales Orales en lo Criminal


Federal poseen el cargo de “juez de cámara”, lo cual implica una equi-
paración de jerarquía escalafonaria entre ambos cargos, las funciones
jurisdiccionales que desarrollan no son las mismas que las desempe-
ñadas por los jueces que integran la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Criminal y Correccional Federal. Mientras esa última actúa como
tribunal de alzada de los juzgados en lo criminal y correccional federal
de la Ciudad de Buenos Aires, es decir, como segunda instancia revi-
sora de la actuación de esos juzgados de primera instancia durante la
etapa de instrucción del proceso penal; los tribunales orales federales
actúan en instancia única llevando a cabo los juicios orales de delitos
de competencia federal una vez concluida dicha instrucción (arts. 24,
25, 31 y 32 del Código Procesal Penal de la Nación).

18) Que en virtud de esas diferencias sustanciales en cuanto a la


naturaleza y oportunidad de la actuación entre ambos tribunales, los
traslados de los actores no cumplieron con el requisito establecido en
el inciso b del art. 1º del reglamento de traslado de jueces aprobado
por la resolución 155/00 del Consejo de la Magistratura, en tanto los
cargos que desempeñaban no tenían la misma competencia funcional
que los cargos a los cuales fueron trasladados.

Esta circunstancia, de acuerdo con lo expresado anteriormente,


determina que los traslados de los actores nunca pudieron ser consi-
derados regulares ni definitivos.

19) Que en tales condiciones, y teniendo especialmente en cuenta


las particulares circunstancias del caso, corresponde que esta Corte
brinde una respuesta institucional que armonice los valores en juego
y fije las pautas necesarias para su cumplimiento sin desatender las
consecuencias que derivarán de su decisión. El Tribunal ha insistido
en que los jueces no deben desentenderse de las circunstancias fác-
ticas con incidencia en la resolución del conflicto ni prescindir de las
consecuencias que se derivan de los fallos, pues tales extremos cons-
tituyen uno de índices más seguros para verificar la razonabilidad de
su decisión (conf. arg. Fallos: 234:482; 302:1611, 1284; 304:1919; 315:992;
323:3139; 326:3593; 328:4818 y 331:1262; entre muchos otros).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1565
343

Ello exige que esta Corte cumpla con su deber constitucional de


adoptar las medidas apropiadas para evitar la afectación de la admi-
nistración de justicia que provocaría la inmediata remoción de los ac-
tores de los cargos que actualmente desempeñan y establezca pautas
claras y concretas acerca de la manera en que los efectos de su pro-
nunciamiento operarán en el tiempo (conf. doctrina de Fallos: 330:2361;
338:1216).

A su vez, la respuesta que se brinde debe evitar legitimar cual-


quier acto que pueda colocar a los jueces en una situación de depen-
dencia y precariedad incompatible con el principio de independencia
judicial y afectar la transparencia y previsibilidad que debe regir en la
actuación de los órganos estatales. Ello es así toda vez que el Estado
tiene el deber de garantizar una apariencia de independencia de la
magistratura que inspire legitimidad y confianza suficiente no solo al
justiciable, sino a los ciudadanos en una sociedad democrática (conf.
Fallos: 338:284; 338:1216). La libre disponibilidad respecto del traslado
de magistrados, aun en casos como el presente, fomentaría la duda
objetiva sobre la posibilidad efectiva de los jueces de decidir contro-
versias concretas sin temor a represalias.

20) Que frente a circunstancias excepcionales como las que se sus-


citan en el presente caso, el Tribunal ha actuado con especial pruden-
cia adoptando soluciones de política judicial tendientes a garantizar la
seguridad jurídica y conjurar situaciones que podrían resultar frustra-
torias de los derechos de los litigantes.

Así, en oportunidad de declarar la invalidez constitucional de dis-


tintos regímenes de designación de jueces subrogantes, esta Corte ha
procurado evitar las consecuencias negativas que se derivarían de la
inmediata caducidad de esas designaciones, y lo hizo a través de solu-
ciones ad hoc que establecieron períodos de transición para permitir
que los restantes poderes del Estado, en ejercicio de sus atribuciones,
procedan a adoptar las medidas necesarias para superar las objecio-
nes constitucionales que habían motivado la decisión.

En ese sentido, en el citado precedente “Rosza” (Fallos: 330:2361),


la Corte resolvió que los jueces subrogantes cuyas designaciones ha-
bían sido efectuadas sobre la base del régimen de subrogaciones de-
clarado inconstitucional en esa misma decisión, continuaran transito-
riamente en el ejercicio de sus cargos y que su actuación jurisdiccional
1566 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

sería considerada válida hasta que cesaran las razones que habían
originado sus nombramientos o hasta que fueran reemplazados o rati-
ficados mediante un procedimiento constitucionalmente válido, según
las pautas establecidas en la sentencia. Mientras tanto, el Congreso y
el Poder Ejecutivo debían establecer un sistema definitivo de subro-
gancias con estricta observancia de los parámetros constitucionales
allí fijados. También dispuso que con arreglo a idénticos parámetros
debían ser decididas las designaciones transitorias o interinas de jue-
ces subrogantes que se efectuaran luego de notificada la sentencia y
hasta el cumplimiento de aquel plazo.

Asimismo, en el precedente “Uriarte” (Fallos: 338:1216), luego de


declarar la inconstitucionalidad del régimen de subrogaciones previs-
to en la ley 27.145 y la invalidez de todos los nombramientos de subro-
gantes cuyo procedimiento de designación no se había ajustado a las
pautas fijadas en la sentencia, el Tribunal también mantuvo transito-
riamente a esos subrogantes en el ejercicio de sus cargos y dispuso
que hasta tanto el Poder Legislativo sancionara un nuevo régimen que
se ajustara a las pautas establecidas en el fallo, los subrogantes debían
ser designados por el Consejo de la Magistratura de acuerdo con un
procedimiento que fue definido en la misma sentencia.

21) Que a la luz de las consideraciones precedentes, no cabe admi-


tir otra solución que determinar la vigencia temporal de los traslados
de los actores de acuerdo a condiciones objetivas, impersonales y pre-
visibles, requisito que solo puede entenderse cumplido manteniendo
dicha vigencia hasta la cobertura de cada uno de los cargos de manera
definitiva, a través del procedimiento que prevé la Constitución Nacio-
nal mediante la intervención del Consejo de la Magistratura —según
las atribuciones que le confiere el art. 114, incs. 1 y 2—, del Senado de
la Nación y del Presidente de la República (art. 99, inc. 4º). A tal fin, el
Consejo de la Magistratura deberá llamar a un nuevo concurso para
cubrir ambos cargos, de modo que permita a los actores participar
de ese proceso y tener la posibilidad de transformar sus traslados en
nombramientos definitivos.

De acuerdo con ello, corresponde declarar la invalidez de la reso-


lución 183/2020 del Consejo de la Magistratura en cuanto dio origen a
la secuencia concatenada de actos que, con la intervención posterior
del Poder Ejecutivo Nacional y el Senado de la Nación, culminó con la
reversión inmediata de los traslados de los actores.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1567
343

Esta solución, a criterio del Tribunal, aparece como el único


modo razonable de compatibilizar los distintos intereses y valores
institucionales y constitucionales que se encuentran en pugna en el
presente caso.

La autoridad institucional de este fallo no priva de validez a los


actos procesales cumplidos por los actores hasta el momento de la
designación de los jueces titulares de esos cargos (conf. doctrina de los
precedentes “Tellez”, Fallos: 308:552; “Barry”, Fallos: 319:2151 y sus
citas; “Itzcovich”, Fallos: 328:566; “Rosza”, Fallos: 330:2361; “Anadón”,
Fallos: 338:724; “Uriarte”, Fallos: 338:1216).

22) Que por último, conviene señalar que en los considerandos de


la resolución 183/2020, el Consejo de la Magistratura expresó que des-
de su puesta en funcionamiento había propiciado el traslado de múlti-
ples magistrados pertenecientes al Poder Judicial de la Nación en los
términos de la resolución 155/2000. En ese marco, luego de analizar las
implicancias constitucionales del traslado de magistrados y los recau-
dos exigidos a tal fin, dividió en tres categorías los traslados propicia-
dos hasta ese momento y solo formuló observaciones respecto de los
incluidos en la tercera de ellas, por considerar que no habían cumplido
con todos los recaudos previstos en el artículo 1º, inciso “b”, del regla-
mento de traslados aprobado por la resolución 155/2000, relativos a la
triple identidad de jurisdicción y competencia en razón de la materia y
el grado. De ahí se deriva que el Consejo de la Magistratura, mediante
la resolución 183/2020, convalidó todos los traslados anteriores a la fe-
cha de su dictado que, en tanto no fueron incluidos en aquella tercera
categoría, no merecieron objeción alguna.

Por ello, oído el señor Procurador General, se resuelve:

I. Revocar la sentencia apelada y rechazar la acción de amparo en


cuanto los actores pretenden la declaración del carácter definitivo de
los cargos que ocupan en la Sala I de la Cámara Nacional de Apelacio-
nes en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal (art. 16,
última parte, de la ley 48).

II. Declarar la invalidez de la resolución 183/20 del Consejo de la


Magistratura, así como de los actos posteriores cumplidos por el Po-
der Ejecutivo Nacional y el Senado de la Nación, en cuanto concluye-
ron con la reversión inmediata de los traslados de los actores.
1568 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

III. Ordenar al Consejo de la Magistratura del Poder Judicial de


la Nación que llame a un nuevo concurso para cubrir las dos vacantes
correspondientes en la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, debiendo
garantizar el derecho de los actores a participar de dicho concurso.

IV. Declarar que los actores conservarán los cargos de jueces de la


Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correc-
cional Federal de la Capital Federal hasta la conclusión del proceso
de designación de magistrados para esas vacantes, de acuerdo con
lo previsto en los arts. 99, inc. 4º, y 114, incs. 1º y 2º, de la Constitución
Nacional.

V. Declarar que lo aquí decidido no afecta la validez de las actua-


ciones cumplidas por los actores hasta la fecha de designación de los
jueces titulares de los cargos que ocupan.

Notifíquese y, oportunamente, devuélvase.

Elena I. Highton de Nolasco.

Disidencia del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando:

1º) Que los magistrados Pablo Daniel Bertuzzi y Leopoldo Oscar


Bruglia interpusieron acción de amparo solicitando la declaración de
inconstitucionalidad y nulidad de la resolución 183/20 del Consejo de la
Magistratura de la Nación, por la cual este órgano —por mayoría de
siete (7) votos contra seis (6)— encomendó al Poder Ejecutivo Nacio-
nal y al Senado de la Nación la revisión de, entre otras, sus designacio-
nes efectuadas por los decretos 278/18 y 835/18 para desempeñarse en
el cargo de jueces de la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Criminal y Correccional Federal.

En lo sustancial, argumentaron que sus designaciones como jue-


ces de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccio-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1569
343

nal Federal se encuentran protegidas por la garantía de inamovilidad


mientras dure su buena conducta prevista por el art. 110 de la Cons-
titución, en virtud de la cual solamente podrían ser removidos de sus
cargos mediante el procedimiento regulado en el art. 115 de la Cons-
titución. Señalaron que la demandada pretende removerlos de tales
cargos por una vía que resulta palmariamente contraria al mecanismo
específicamente establecido por la Constitución Nacional para remo-
ver a magistrados.

En tal sentido, arguyeron que las designaciones en la Cámara Na-


cional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal fueron
realizadas “en cumplimiento estricto con el artículo 99, inciso 4 de la
Constitución Nacional, circunstancia que ha sido expresamente ratifi-
cada por el Máximo Tribunal mediante el dictado de las acordadas 4/18
y 7/18”. Afirmaron que los decretos 278/18 y 835/18 se encuentran fir-
mes, consentidos y que han generado derechos subjetivos en su favor.
Puntualizaron que a la fecha de sus traslados el Reglamento de Tras-
lado de Jueces (resolución 155/2000 del Consejo de la Magistratura) no
exigía un nuevo acuerdo del Senado para casos como los suyos, por lo
que exigirlo ahora, retroactivamente, implica una violación al principio
de legalidad. Recalcaron, finalmente, que los actos del Consejo de la
Magistratura que propiciaron sus traslados son irrevocables para el
propio órgano, que al pretender revisarlo ahora se arroga funciones
exclusivamente jurisdiccionales.

2º) Que la jueza de primera instancia, evacuado por el Consejo de


la Magistratura de la Nación el traslado conferido en los términos del
artículo 8 de la ley 16.986, rechazó la acción promovida.

Consideró que la acción de amparo es un proceso excepcional,


utilizable en delicadas y extremas situaciones, que exige para su ad-
misión la existencia de circunstancias muy particulares, caracteri-
zadas por la presencia de arbitrariedad e ilegalidad manifiestas, y la
demostración de que el daño concreto y grave ocasionado solo puede
ser reparado acudiendo a la vía urgente y rápida del amparo. Afirmó,
en esa misma línea, que resulta necesario reconocer la “inherente li-
mitación” del amparo, acción que no resulta admisible en cuestiones
opinables. Sobre la base de las pautas mencionadas, entendió que la
vía resultaba inadmisible en el caso, al no advertirse la existencia de
una arbitrariedad o ilegalidad manifiesta.
1570 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Señaló que, con base en sus atribuciones constitucionales y le-


gales, el Consejo de la Magistratura dictó la resolución atacada en la
presente causa y mediante la cual “emitió una recomendación —en
su carácter de órgano encargado de la selección y acusación de los
magistrados— sobre la regularidad de los procedimientos median-
te los cuales se dispuso el traslado de los jueces Bruglia y Bertuzzi”.
Consideró, entrando en el fondo de los planteos, que la práctica de los
traslados de jueces había evolucionado desde posiciones más per-
misivas hacia otras recientes, más restrictivas y que resguardaban
adecuadamente el importante rol del Senado en el procedimiento de
designación de magistrados. Con extensas citas de pasajes extraídos
de distintos precedentes de esta Corte, entendió que existe un único
procedimiento por el que se adquiere la calidad de juez: el nombra-
miento por parte del Presidente de la Nación en base a una propuesta
vinculante en terna del Consejo de la Magistratura, con acuerdo del
Senado, en sesión pública. Ello descarta la designación permanente
de magistrados que ya ostentan tal calidad para ejercer en un tribunal
con una competencia específica, en otro tribunal con otra competen-
cia radicalmente distinta bajo la forma de una transformación o de un
traslado. El acuerdo del Senado —continuó argumentando— se pres-
ta para un cargo específico y no de “manera genérica y abstracta” ni
implica “una autorización abierta para ejercer la función judicial con
carácter permanente en diversas materias, grados o competencias.
Antes bien, lo que el acuerdo del Senado otorga es el aval a una de-
signación para ejercer una función jurisdiccional concreta”. Por ello,
la admisión de traslados sin acuerdo del Senado ha de juzgarse como
una situación de carácter excepcional y, consecuentemente, las nor-
mas que la habilitan deben ser interpretadas restrictivamente.

Añadió que la acordada 7/18 de esta Corte exige, para validar tras-
lados sin acuerdo del Senado, que estos recaigan sobre cargos que
impliquen funciones de la misma jerarquía dentro de la jurisdicción
federal, con igual o similar competencia material, mediando consen-
timiento del magistrado respectivo. A su vez, citó el Reglamento de
Traslado de Jueces (resolución 155/2000 del Consejo de la Magistra-
tura), norma que exigía que el traslado fuera a un cargo de la mis-
ma jurisdicción y que este tuviera la misma competencia en materia
y grado que el cargo que el juez ocupaba al momento de solicitar el
traslado. A la luz de esas pautas, consideró que si bien los jueces de
los tribunales orales federales son considerados jueces de cámara,
se trata de una equiparación escalafonaria pero no necesariamente
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1571
343

funcional. Ello por cuanto la Cámara Nacional de Apelaciones en lo


Criminal y Correccional Federal actúa como una instancia de alzada,
revisora, mientras que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal en el
que se desempeñaban los actores con anterioridad al traslado es un
tribunal de instancia única, abocado al juicio oral y de mérito respecto
de los delitos federales cuyo juzgamiento le atribuyen las leyes.

Estas diferencias, según la jueza, “arrojan duda sobre la existencia


de idéntica competencia en razón del grado —como lo exige la resolu-
ción CM 155/2000— o de funciones de igual jerarquía —como lo hace la
acordada 7/18—, de modo tal que el accionar de la demandada no ex-
hibe la arbitrariedad o ilegalidad manifiesta que se requiere para que
resulte procedente la acción de amparo pretendida”. A ello añadió que
la resolución 183/20 del Consejo de la Magistratura no afectaba, por sí,
la inamovilidad o estabilidad de los actores, por cuanto ello, en todo
caso, recién ocurriría en el supuesto de denegarse el nuevo acuerdo
por parte del Senado y decidirse, por parte del Poder Ejecutivo, dejar
sin efecto los traslados en cuestión. Por último, señaló que no estaba
en juego su calidad de jueces, ni sus cargos de jueces de cámara, sino
en qué tribunal debían prestar funciones, por lo que juzgó, también por
esta razón, que no se encontraba afectada la garantía de la inamovili-
dad invocada.

3º) Que contra este pronunciamiento los actores dedujeron re-


curso extraordinario por salto de instancia en los términos del art.
257 bis del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, el que fue
admitido por el Tribunal mediante resolución de fecha 29 de setiem-
bre del corriente año.

Los recurrentes sostienen que la sentencia de primera instan-


cia omitió considerar que sus designaciones revestían el carácter
de “cosa juzgada administrativa” y que no podían ser revisadas en
otra sede que no fueran los tribunales de justicia, al descartar la
aplicación del citado instituto mediante una simple afirmación dog-
mática. Afirman que la decisión apelada otorgó un alcance mani-
fiestamente erróneo a las acordadas de esta Corte 4/18 y 7/18, las
que deben ser leídas conjuntamente y confirman la plena validez de
sus designaciones. Respecto de la acordada 4, se agravian de que la
jueza haya perdido de vista cuál era su holding y se haya centrado
en afirmaciones que serían obiter dicta. Respecto de la acordada
7, se quejan de que la magistrada haya omitido por completo consi-
1572 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

derar que en ella esta Corte se refirió específicamente al traslado


del juez Bruglia y, al respecto, señaló que no es necesario un nuevo
acuerdo del Senado respecto del traslado desde el Tribunal Oral en
lo Criminal Federal nº 4 a la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Criminal y Correccional Federal, afirmación comprensiva de la
situación de ambos magistrados actores.

Continúan afirmando que surge con total claridad de ambas acor-


dadas que no es necesario el acuerdo del Senado en dos categorías de
traslados: aquellos realizados dentro de la jurisdicción nacional ordi-
naria, para que los magistrados desempeñen funciones de la misma
jerarquía, con igual o similar competencia material y mediando con-
sentimiento del magistrado respectivo; y aquellos realizados dentro de
la jurisdicción federal, siempre que satisfagan los mismos requisitos
antes señalados respecto de la jerarquía funcional, competencia y con-
sentimiento del magistrado.

Se quejan de que la sentencia haya exigido identidad de funciones,


cuando las citadas acordadas de esta Corte exigen solo “igual o similar
competencia material” y el requisito tampoco es exigido por el Regla-
mento de Traslado de Jueces (resolución 155/00), omitiendo de este
modo aplicar la normativa vigente e incurriendo en una interpretación
que vulnera el principio de legalidad. Destacan que las funciones del
juez de un tribunal oral federal son más amplias que las de un magis-
trado de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correc-
cional Federal y las incluyen, de modo que ambos traslados satisfacen
el requisito de “similar competencia material”.

Señalan, finalmente, que el proceso iniciado por la resolución


183/20 del Consejo de la Magistratura permitiría revisar, según el ar-
bitrio de los poderes de turno, la composición de un gran número de
tribunales en los que se desempeñan magistrados que han sido desig-
nados en ellos mediante traslados, lo que provoca una grave violación
de las garantías de inamovilidad e independencia judicial. En suma, in-
vocan que sus nombramientos en la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Criminal y Correccional Federal resultan ajustados a derecho y
que, por ello, se encuentran protegidos por la garantía de la inamovili-
dad mientras dure su buena conducta (arts. 110 y 115, Constitución Na-
cional), sin que pueda serles requerido un nuevo acuerdo del Senado
para continuar desempeñándose en el citado tribunal.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1573
343

4º) Que, al contestar el traslado del recurso extraordinario por sal-


to de instancia, el Consejo de la Magistratura reitera, en lo sustancial,
el núcleo argumental que había esgrimido al evacuar el informe del
art. 8 de la ley 16.986. En primer lugar, plantea que carece de legitima-
ción pasiva respecto de la pretensión esgrimida por los actores, toda
vez que su actuación se habría limitado a emitir una recomendación
de carácter no vinculante para el Poder Ejecutivo Nacional y el Hono-
rable Senado de la Nación, órganos que —en todo caso— son quienes
tienen las potestades de accionar sobre los supuestos derechos que
invocan los recurrentes. Endilga a los actores pretender censurar el
ejercicio de las competencias constitucionales del Consejo respecto de
un tema de su directa incumbencia, como es el relativo a la completi-
tud de las designaciones judiciales analizadas en la resolución 183/20.
En segundo lugar, cuestiona la procedencia de la vía del amparo, la
que solamente resulta admisible para cuestionar actos desprovistos
de todo sustento normativo, lo que no ocurre en el caso.

Respecto de la cuestión de fondo, el Consejo de la Magistratura ad-


vierte que en caso de hacerse lugar a la pretensión de los recurrentes
se “estaría legitimando un mecanismo por el cual aquellos magistra-
dos que cuenten con el beneplácito del Poder Ejecutivo Nacional, se
verían dispensados de cumplir con el procedimiento constitucional de
designación de magistrados, pudiendo obtener ascensos en su carre-
ra judicial sin participar de concurso público alguno y sin comparecer
ante el Honorable Senado de la Nación”. Esta situación, argumenta,
se opone directamente al derecho de toda persona a ser oída por un
juez o tribunal competente, independiente e imparcial, que surge de
diversas convenciones internacionales sobre derechos humanos que
gozan de jerarquía constitucional. Continúa destacando la centralidad
del rol del Senado en el procedimiento de designación de jueces, con
miras a garantizar el derecho mencionado anteriormente. Agrega que
es en esa instancia ante el Senado que los ciudadanos pueden tomar
parte del procedimiento de designación de jueces, mediante la audien-
cia pública prevista por el art. 99 inc. 4 de la Constitución y los meca-
nismos complementarios previstos en el reglamento de esa cámara
legislativa. Desde esta perspectiva, entiende que “los traslados de los
doctores Bruglia y Bertuzzi a la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Criminal y Correccional Federal fueron el resultado de una decisión
política tomada por el Gobierno Nacional con el objeto de determinar
la selección de magistrados sin cumplir con los requisitos establecidos
por la Constitución Nacional”.
1574 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Con cita de la acordada de esta Corte 4/18, insiste en que el acuerdo


del Senado se ciñe a una función determinada y que los traslados de los
actores no han satisfecho los requisitos del art. 99 inc. 4 de la Constitu-
ción y los exigidos por el Reglamento de Traslados (resolución 155/00).
En particular, cuestiona la asimilación de competencias y funciones
que, según los actores, habría entre los cargos de su tribunal de origen y
los propios del tribunal al que fueron trasladados. También objeta, en el
caso del juez Bertuzzi, el cumplimiento del requisito de “igual jurisdic-
ción”, que —en su postura— se refiere a la jurisdicción territorial. Afir-
ma, a la vez, que la acordada de esta Corte 7/2018 no se pronunció sobre
la situación del juez Bruglia, ni validó traslados como los aquí discutidos.

Finalmente, el Consejo de la Magistratura sostiene que, contraria-


mente a lo invocado por los apelantes, no se está afectando la “cosa
juzgada administrativa” por cuanto la resolución impugnada no revo-
ca ni deja sin efecto ningún acto anterior del propio Consejo, sino que
se limita a señalar que los trámites constitucionales que los traslados
que había recomendado con anterioridad no se encontraban comple-
tos. Por ello, insiste, sus actos no han afectado la estabilidad ni la ina-
movilidad de los magistrados Bertuzzi y Bruglia. Agrega que tampoco
resulta afectación alguna de los actos sobrevinientes del Senado —
negativa de acuerdo— y del Poder Ejecutivo —anulación de los tras-
lados— puesto que tales garantías “corresponden exclusivamente a
los cargos en los cuales han sido originalmente designados y para los
cuales cuentan con acuerdo del Honorable Senado de la Nación”.

5º) Que durante el curso de la litis, y como consecuencia del dic-


tado de la resolución 183/20 del Consejo de la Magistratura, el Poder
Ejecutivo de la Nación solicitó al Senado acuerdo para los traslados
de los magistrados recurrentes a la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Criminal y Correccional Federal, tribunal en el que habían ve-
nido desempeñándose desde el año 2018 (Mensajes 58/20 y 60/20). El
Senado se pronunció en sentido negativo mediante las resoluciones
A-20/20 y A-21/20, del día 16 de septiembre del corriente. Al día siguien-
te, invocando la falta de acuerdo del Senado, el Poder Ejecutivo dictó
los decretos 750/20 y 752/20 en los que se dispuso dejar sin efecto los
decretos 278/18 y 835/18 que habían designado a los recurrentes en la
cámara antes mencionada.

6º) Que, como se desprende de la reseña anterior, el recurso ex-


traordinario interpuesto se dirige contra la sentencia definitiva de pri-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1575
343

mera instancia que decidió en contra del derecho de los recurrentes


a continuar en el cargo judicial que venían ejerciendo, derecho que
ellos habían fundado en una determinada interpretación del artículo
110 de la Constitución y el principio de inamovilidad consagrado en
dicha cláusula. En tales condiciones, la competencia apelada de esta
Corte se encuentra habilitada en los términos del artículo 14, inciso 3º
de la ley 48.

7º) Que, con carácter preliminar, se debe decidir sobre las defen-
sas opuestas por el Consejo de la Magistratura y que se dirigen contra
la posibilidad de que esta Corte resuelva sobre el fondo de la cuestión.

Respecto de la defensa de falta de legitimación pasiva, correspon-


de su rechazo por los fundamentos desarrollados en el dictamen del
señor Procurador General interino, que se dan por reproducidos en
esta sentencia, con el fin de evitar reiteraciones innecesarias. Tan solo
cabe añadir, como confirmación del acierto con que razona el señor
Procurador General interino, que en los decretos 750/20 y 752/20, en los
párrafos primero, segundo y tercero de su motivación, se consigna que
el desplazamiento de los jueces Bruglia y Bertuzzi fue promovido por
la resolución 183/2020 del Consejo de la Magistratura. Por lo tanto, es
claro que la mencionada resolución produjo efectos jurídicos directos
e inmediatos respecto de los actores.

En relación con la invocación que ha hecho el Consejo de la Ma-


gistratura de facultades constitucionales propias que se buscaría
censurar mediante la presente acción de amparo, basta aclarar que,
como lo ha recordado esta Corte en diversas oportunidades, no existen
atribuciones inmunes al control judicial de constitucionalidad cuando
se encuentra en juego la vulneración de derechos garantizados por la
Constitución Nacional (doctrina de Fallos: 330:3160; entre otros).

Por último, debe rechazarse de plano la defensa vinculada con la


improcedencia de la acción de amparo por no ser la vía procesal ade-
cuada. En efecto, la cuestión traída a juicio de esta Corte debe ser re-
suelta con la mayor celeridad, dada la naturaleza de los derechos en
juego y la gravedad institucional que reviste, a lo que se debe añadir
que no existe una controversia sobre los hechos del caso que pueda
exigir la producción de prueba. Cabe recordar, en este sentido y como
lo ha decidido esta Corte, que “si bien la acción de amparo no está
destinada a reemplazar los medios ordinarios para la solución de con-
1576 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

troversias, su exclusión por la existencia de otros recursos no puede


fundarse en una apreciación meramente ritual, toda vez que la insti-
tución tiene por objeto una efectiva protección de derechos más que
una ordenación o resguardo de las competencias” (Fallos: 311:208;
320:1339; 325:1744; 327:2920; 327:2955; 330:1635; entre otros ).

8º) Que corresponde entonces considerar el fondo de la cues-


tión, que consiste en determinar si lo decidido por el Consejo de la
Magistratura en la resolución 183/20 ha vulnerado el derecho de los
jueces Pablo Daniel Bertuzzi y Leopoldo Oscar Bruglia a perma-
necer en el cargo mientras dure su buena conducta (art. 110 de la
Constitución Nacional).

La cuestión reviste marcada gravedad institucional puesto que


involucra determinar si resulta constitucionalmente admisible la revi-
sión por parte del Consejo de la Magistratura del mecanismo de tras-
lados por el cual un importante número de magistrados, quienes cuen-
tan con acuerdo previo del Senado, han sido designados en diversos
tribunales del Poder Judicial de la Nación y en los cuales han venido
desempeñando sus funciones durante diversos períodos de tiempo, en
algunos casos muy prolongados.

9º) Que la posibilidad de que una vacante en un tribunal de la Na-


ción sea cubierta por el traslado de un juez ya nombrado en otro tribu-
nal de la Nación ha sido validada por esta Corte y surge de una práctica
institucional de más de siete décadas. Estos traslados reconocen dos
fuentes normativas: decretos del Poder Ejecutivo que regulan casos
individuales (como los referidos en Fallos: 288:386 y 387; 313:330; 319:5,
considerando 5º) o leyes del Congreso que al transformar tribunales
requieren el consiguiente traslado de los magistrados de los tribuna-
les transformados o la asunción por parte de los magistrados de nue-
vas competencias (ley 23.637; ley 25.292 -modificada por ley 27.097—;
ley 25.269; ley 27.307; entre otras).

10) Que en lo concerniente a los casos de traslados individuales,


en una primera etapa —la más extensa temporalmente— esta Cor-
te fue precisando los contornos dentro de los cuales se consideraron
constitucionalmente admisibles. En este sentido, ya en 1945 se señaló
que los traslados sin consentimiento del magistrado son inadmisibles
por vulnerar la inamovilidad de la que se hallan investidos (Fallos:
201:245), agregándose más tarde que debía mantenerse la igual jerar-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1577
343

quía entre el cargo de origen y el cargo de destino (Fallos: 288:386 y


387; 313:330). Satisfechas tales condiciones, el Tribunal entendió que
resultan válidos los traslados por un decreto del Poder Ejecutivo y sin
un nuevo acuerdo senatorial para el magistrado trasladado pues ello
“no importa el desconocimiento de ninguna de las facultades sustan-
ciales que cupiese reconocer al Senado de la Nación con base en la
Constitución Nacional” (Fallos: 313:330, voto de los jueces Petracchi y
Belluscio, considerandos 1º y 3º), conclusión que fuera compartida por
el juez Fayt en tanto se tratase de un mero traslado dentro del ámbito
del Poder Judicial de la Nación, del que no surgiera el ánimo de cons-
treñir al magistrado ni colocarlo en funciones radicalmente diversas
de aquellas para las que recibió acuerdo del Senado (Fallos: 313:330,
voto del juez Fayt, considerando 5º).

Por su parte, los traslados derivados de transformaciones de tri-


bunales mediante leyes del Congreso no merecieron mayores reparos
por parte de esta Corte en esta etapa (vid. Fallos: 313:330, conside-
rando 6º del voto del juez Fayt y considerando 10 de la disidencia del
juez Bacqué). Solo en época reciente volvieron a ser objeto de análisis
constitucional por el Tribunal, en la acordada 4/18.

De acuerdo con esta acordada, debe adelantarse, una mayoría de


esta Corte consideró que no resulta constitucionalmente válido el tras-
lado de magistrados designados en la jurisdicción nacional ordinaria a
cargos de la jurisdicción federal, sin un nuevo procedimiento de desig-
nación que incluya el correspondiente acuerdo del Senado, incluso en
el caso de que esos traslados sean producto de la transformación de
tribunales efectuada por el Congreso de la Nación a través de una ley.
Ello por cuanto, según se destacó, el art. 99 inc. 4 regula una “única vía
de acceso a la magistratura federal” lo que descarta “la designación
permanente de magistrados que ya ostentan tal calidad para ejercer
en un tribunal con una competencia específica en otro tribunal con una
competencia radicalmente distinta bajo la forma de una ‘transforma-
ción’ o de un ‘traslado’” (considerando XV). Dado que los magistrados
nacionales con competencia ordinaria cumplen funciones institucio-
nales diversas de las de sus pares federales (considerando XIX) y po-
seen una competencia también notoriamente distinta (considerando
XX), el Tribunal consideró que ese tipo de traslados era inválido.

11) Que en relación con traslados individuales, en una segunda


etapa e instalado ya el Consejo de la Magistratura de la Nación, este
1578 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

dictó el Reglamento de Concursos Públicos de Antecedentes y Oposi-


ción para la Designación de Magistrados del Poder Judicial de la Na-
ción (resolución 78/99). Allí se dispuso que “[p]roducida una vacante
el cargo sólo podrá ser cubierto mediante el sistema de concursos
previsto en este reglamento, aun cuando se tratare de un pedido de
traslado” (artículo 50, Reglamento de Concursos). En ese marco, se
permitían únicamente los traslados que fueran consecuencia de una
permuta de cargos entre magistrados, consentida por ambos y sujeta
a que “tuvieren idéntica competencia en el grado, en la materia y en
el territorio, salvo —en este último caso— que tuvieren ambos más
de cuatro (4) años de antigüedad en el cargo, y siempre que no se
afectaren los términos del acuerdo senatorial” (artículo 50, Regla-
mento de Concursos).

12) Que, sin embargo, muy poco tiempo después el propio Consejo
decidió adoptar una postura diferente y más amplia que la establecida
en el Reglamento mencionado en el considerando anterior y reguló au-
tónomamente el tema de los traslados, a cuyo fin dictó el Reglamento
de Traslado de Jueces (resolución 155/00). Este ordenamiento derogó
el artículo 50 del Reglamento de Concursos y dispuso, en su art. 1º, que
los magistrados del Poder Judicial de la Nación podrían solicitar su
traslado a otro tribunal que se encontrara vacante siempre que “no se
haya resuelto la convocatoria a un concurso público de antecedentes y
oposición para cubrir el cargo” (condición no exigida cuando se trataba
de un mismo tribunal colegiado) y “[l]a vacante a la que se solicita el
traslado corresponda a la misma jurisdicción y tenga la misma compe-
tencia en materia y grado que el cargo que el juez ocupa. Este requisito
no será exigido cuando el interesado haya obtenido un anterior acuer-
do del Senado de la Nación para desempeñar la función a la que pide su
pase”. Además, el mismo artículo exigía que el magistrado peticionario
tuviera una antigüedad no menor a cuatro (4) años en el cargo.

Luego, previo dictamen de la Comisión de Selección de Magis-


trados y Escuela Judicial (art. 3), el Plenario del Consejo debía con-
siderar si correspondía o no el traslado y, en caso de aprobarlo, elevar
las actuaciones al Poder Ejecutivo, con la recomendación de que este
emitiera el decreto de designación pertinente (art. 5), disponiendo el
traslado. Este es el régimen normativo que se encontraba vigente y
bajo el cual se dispusieron los traslados de los jueces Bertuzzi y Bru-
glia a los cargos en la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en
lo Criminal y Correccional Federal.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1579
343

13) Que durante la vigencia del régimen de traslados reseñado en


el considerando anterior, este Tribunal tuvo oportunidad de volver a
pronunciarse respecto de los requisitos constitucionales de validez de
traslados individuales de magistrados.

Así, en respuesta a diversas consultas institucionales respecto del


alcance de la acordada 4/18, esta Corte dictó la acordada 7/18. Allí se
pronunció con claridad por la constitucionalidad de los traslados de
magistrados realizados bajo ciertas condiciones. En efecto, sostuvo
que tanto los traslados de magistrados dentro de la jurisdicción nacio-
nal como los traslados de magistrados dentro de la jurisdicción federal
son válidos sin necesidad de un nuevo procedimiento de designación
en los términos del art. 99 inc. 4 de la Constitución Nacional siempre
que los cargos involucrados supongan funciones de la misma jerarquía,
con igual o similar competencia material y medie el consentimiento
del magistrado (considerando VII). Esta Corte distinguió así estos dos
supuestos del considerado en la acordada 4/18, en la que la mayoría
del Tribunal consideró constitucionalmente inadmisible el traslado de
jueces nacionales a cargos federales sin un nuevo procedimiento de
designación que incluyese el correspondiente acuerdo del Senado. Fi-
nalmente, destacó que los traslados realizados en transgresión a las
pautas especificadas —es decir cuando se tratase de traslados de ma-
gistrados de tribunales nacionales a tribunales federales sin acuerdo
del Senado— debían cesar al concluir el procedimiento constitucional
para la cobertura de los cargos en cuestión (considerando VIII).

14) Que, recientemente, en octubre del año 2019 y con posteriori-


dad a los traslados de los actores a la cámara federal antes referida, el
Consejo de la Magistratura decidió modificar nuevamente el Reglamen-
to de Traslado de Jueces aprobado por la resolución 155/00 y dictó la
resolución 270/19, que introdujo innovaciones significativas al procedi-
miento de traslados. Una de dichas modificaciones fue la creación de un
nuevo procedimiento, en los términos del cual el acuerdo del Senado es
requerido para la aprobación de ciertos traslados que no cumplen aca-
badamente con todos los requisitos previstos en el mismo Reglamento
(cfr. art. 2 de la resolución 155/00, texto según la resolución 270/19). Es
oportuno aclarar que este procedimiento no es idéntico al previsto por
el art. 99 inc. 4 de la Constitución Nacional para el nombramiento de jue-
ces de la Nación, en tanto no requiere un nuevo concurso, ni una terna
vinculante, ni una nueva nominación por parte del Poder Ejecutivo, sino
únicamente que dicho traslado sea aprobado por el Senado.
1580 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

15) Que, sin perjuicio de estas variaciones respecto del régimen


al que se hallan sujetos los distintos tipos de traslados que se acaban
de reseñar, es indiscutible que un juez trasladado con sujeción a las
pautas constitucionales y reglamentarias vigentes al momento de su
traslado tiene la garantía de inamovilidad establecida por el art. 110 de
la Constitución.

Dicha garantía consiste, como surge del propio texto constitucio-


nal, en el derecho de los magistrados a permanecer en sus empleos
mientras dure su buena conducta y obviamente comprende el derecho
a no ser trasladado a otro cargo sin su consentimiento (doctrina de
Fallos: 201:245; 313:330). Es por ello que esta Corte se ha encargado
de remarcar con claridad meridiana que “la remoción irregular de un
juez no es admisible y que debe desconocerse la facultad de su trasla-
do, no consentido, del asiento de su jurisdicción” (Fallos: 256:114).

Los jueces están entonces amparados por la garantía analizada


tanto si se encuentran ocupando el cargo para el que fueron origina-
riamente nombrados como si se desempeñan en un nuevo cargo al que
fueron trasladados. La garantía de inamovilidad ha sido concebida por
esta Corte con la amplitud necesaria para proteger a todos los magis-
trados designados de acuerdo con las normas vigentes al tiempo del
traslado, en el entendimiento de que ello es condición imprescindible
para que ellos puedan ejercer sin condicionamientos las atribuciones
que les confía la Constitución en su art. 116, especialmente la de po-
ner límites al poder y controlar que su accionar se desenvuelva dentro
de la legalidad. Jueces desprovistos de esta garantía —esto es, jueces
movibles— serán jueces sin independencia, lo que implicaría un fatal
impedimento para que el Poder Judicial contribuya a realizar el tipo
de gobierno republicano creado por la Constitución Nacional y que los
argentinos nos hemos comprometido a respetar.

16) Que a esta altura del argumento corresponde destacar dos


puntos. En primer lugar, que el único órgano constitucional investido
de la potestad de revisar la validez de traslados es el Poder Judicial
de la Nación y, en última instancia, esta Corte Suprema de Justicia
de la Nación. Ello surge del art. 116 de la Constitución Nacional, en
tanto atribuye al Poder Judicial el conocimiento y decisión de todas las
causas que versen sobre puntos regidos por la Constitución, lo que na-
turalmente incluye las que pudieran suscitarse en torno a un traslado,
y al mismo tiempo del carácter de cabeza de esa rama del Gobierno
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1581
343

Federal que la norma citada adjudica a esta Corte, lo que supone la


facultad de juzgar respecto de la investidura de los jueces nacionales.
En segundo lugar, que en uso de esta atribución, el Tribunal ha esta-
blecido la doctrina mencionada en el considerando precedente y ha
decidido con claridad que un juez que ha sido designado por el proce-
dimiento constitucional y es posteriormente trasladado a otro tribunal
de acuerdo con las pautas constitucionales y reglamentarias vigentes
a la época del traslado, conserva la inamovilidad en su nuevo cargo.

Así, en Fallos: 288:386 (“Armando Emilio Grau”) esta Corte dejó sin
efecto la resolución de la entonces Cámara Nacional de Apelaciones de
La Plata que había dispuesto el cese del doctor Armando Emilio Grau
como juez del Juzgado Federal nº 2 de La Plata. El juez Grau había
sido designado como juez nacional en lo contencioso administrativo de
la Capital Federal, con el correspondiente acuerdo del Senado, en el
año 1958. Con posterioridad, en el año 1967, fue trasladado al Juzgado
Federal nº 2 de La Plata, con su consentimiento. En 1974, la cámara
dispuso su cese invocando la doctrina de Fallos: 288:342 (“Montesano
Rebón”), en la que se estableció que los magistrados designados en
comisión de acuerdo con el art. 86 inciso 22 de la Constitución Nacional
(actual art. 99, inc. 19) y que no obtengan acuerdo del Senado cesan
en sus funciones al expirar el término fijado en dicho artículo y sin
necesidad de disposición especial alguna. Al decidir el planteo del juez
Grau este Tribunal distinguió el caso de los magistrados designados
en comisión —que requieren acuerdo del Senado para continuar en el
cargo— de los magistrados trasladados —que mantienen la inamovili-
dad de la que fueron investidos al ser designados por el procedimiento
constitucional y no requieren un nuevo acuerdo-. Específicamente, el
Tribunal destacó que el traslado de Grau “no produjo su cesación como
Juez de la Justicia Federal, calidad en la que fue investido de acuerdo
con el inc. 5 del art. 86 de la Constitución Nacional, con la inamovilidad
que le confiere el art. 96 de ésta y de la cual la circunstancia indicada
no importó privarlo”. Por ello, dejó sin efecto la resolución que había
dispuesto el cese del juez trasladado.

En la misma fecha, esta Corte se pronunció en un supuesto similar,


atinente a un juez de cámara, en la resolución registrada en Fallos:
288:387 (“Ventura Estévez”). En esa oportunidad, la Cámara Nacional
de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la Capital Federal
recabó un pronunciamiento del Tribunal respecto de la situación del
juez Ventura Estévez, integrante de esa cámara. El mencionado ma-
1582 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

gistrado había sido designado como juez en la Cámara Nacional de


Apelaciones de La Plata, previo acuerdo del Senado, en el año 1958 y
había sido trasladado, con su consentimiento, a la Cámara Nacional de
Apelaciones en lo Criminal y Correccional en el año 1967. Esta Corte
continuó la doctrina de “Grau” y dijo respecto de Ventura Estévez que
“ese traslado no produjo su cese como Vocal de Cámara en la Justicia
Nacional, calidad de la que fue investido de acuerdo con el inc. 5 del
art. 86 de la Constitución Nacional con la inamovilidad que le confiere
el art. 96 de ésta y de la cual las circunstancias señaladas no importan
privarlo”, lo que hizo saber a la cámara, confirmando su inamovilidad
como integrante de ella.

En suma, la doctrina del Tribunal sobre el punto es clara. Los jue-


ces están investidos de la garantía de inamovilidad mientras dure su
buena conducta al ser designados por el procedimiento establecido
en la misma Constitución y el hecho de que con posterioridad sean
trasladados a otro tribunal no los priva de esa inmunidad, de la que
continúan gozando en el nuevo cargo siempre que su traslado haya
sido regular, extremo cuyo juzgamiento corresponde única y exclusi-
vamente al Poder Judicial.

17) Que, a la luz de las consideraciones anteriores, corresponde


examinar la situación de los actores Pablo Daniel Bertuzzi y Leopoldo
Oscar Bruglia.

Ambos magistrados eran integrantes del Tribunal Oral Federal nº


4 de la Ciudad de Buenos Aires y los dos solicitaron su traslado a la
Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Fede-
ral de la Ciudad de Buenos Aires. El juez Bertuzzi había llegado al
Tribunal nº 4, por efecto de un traslado anterior, desde un tribunal oral
federal con asiento en la ciudad de La Plata (cfr. decreto 438/10). En
ambos casos, el Consejo de la Magistratura, previo dictamen favorable
de la Comisión de Selección de Magistrados, resolvió, en el marco del
Reglamento de Traslado de Jueces, aprobado por la resolución 155/00,
recomendar al Poder Ejecutivo disponer el traslado de los magistra-
dos. El presidente de la Nación, mediante los decretos 278/18, del 6 de
abril de 2018, y 835/18, del 13 de septiembre de 2018, dispuso el traslado
de los jueces Bruglia y Bertuzzi. De esta manera, desde que ambos
jueces tomaron posesión del nuevo cargo, se desempeñan como jue-
ces de la Sala I de la referida cámara de apelaciones.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1583
343

A pesar de ello, el 30 de julio de 2020 el Consejo de la Magistratura


dictó la resolución 183/20, en la cual se califica la situación de los jue-
ces Bruglia y Bertuzzi —entre otros— como traslados que “colisionan
con el art. 99 inc. 4 de la Constitución Nacional y con el art. 1 inc. b del
Reglamento de Traslados entonces vigente (requisito de “igual com-
petencia y jurisdicción”)”. Con esa base, el Consejo de la Magistratura
resolvió declarar que no habían “completado el procedimiento cons-
titucional previsto en el art. 99 inc. 4 de la Constitución Nacional con-
forme la jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
así como a las acordadas 4/2018 y 7/2018”. Como consecuencia de ello,
dispuso enviar los antecedentes de estos traslados al Poder Ejecutivo.

Es decir, en lo que respecta a los demandantes, el Consejo de la


Magistratura afirmó en el año 2018 que sus traslados cumplían con el
Reglamento de Traslado de Jueces, aprobado por la resolución 155/00,
mientras que —a pesar de lo anterior— en el año 2020, cuando los jue-
ces ya se desempeñaban en el tribunal de destino, afirmó exactamente
lo contrario.

18) Que el proceder del Consejo de la Magistratura es manifiesta-


mente arbitrario por varias razones.

La primera de ellas es que pretendió revisar la regularidad de


un traslado ya realizado, facultad que la Constitución no le atribuye
expresa ni implícitamente y que ninguna norma inferior podría atri-
buirle sin violentar la inamovilidad que garantiza el art. 110 y, con
ello, socavar la propia finalidad que tuvo el constituyente al crear el
Consejo, que fue elevar el umbral de garantía de la independencia
judicial (Fallos: 336:760, “Rizzo”; 338:1216, “Uriarte”). Como se dijo
antes, el único órgano constitucional habilitado a revisar un traslado
consumado es el Poder Judicial de la Nación (artículo 116, Consti-
tución Nacional) y, en particular, esta Corte en su rol de cabeza de
esa rama del Gobierno Federal (doctrina de Fallos: 288:386; 288:387;
313:330; 319:339, entre otros).

19) Que la segunda razón que muestra que el Consejo de la Ma-


gistratura actuó arbitrariamente es que revisó esos traslados a la luz
de criterios de validez radicalmente distintos a los que el propio Con-
sejo había aplicado anteriormente y respecto de estos mismos magis-
trados. Dicho cambio pudo responder tanto a una diferente interpre-
tación por parte del Consejo del Reglamento de Traslado de Jueces
1584 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

vigente en 2018 (en relación con el requisito de “igual jurisdicción y


grado” establecido en el art. 1º, inc. b, como a la aplicación tácita del
Reglamento de Traslado de Jueces reformado, vigente recién a partir
del corriente año 2020 (en relación con la eventual intervención del
Senado en el procedimiento). En todo caso, cualquiera sea la hipótesis
correcta, lo cierto es que —en uso de una atribución de la que mani-
fiestamente carecía— el Consejo decidió que una nueva regulación de
traslados tendría efectos retroactivos sobre traslados ya cumplidos y
consolidados y que, por lo tanto, habían generado derechos para los
magistrados trasladados.

La consecuencia de la aplicación retroactiva de un nuevo criterio


para el traslado de magistrados es que la permanencia de los jueces
Bertuzzi y Bruglia en los cargos que desempeñan en la cámara de
apelaciones quedó enteramente sujeta a la decisión discrecional del
Poder Ejecutivo y, en su caso, del Senado, lo cual importó —tal como
se dejó establecido precedentemente— una vulneración manifiesta de
su respectivo derecho a permanecer en tales cargos mientras dure
su buena conducta (art. 110 de la Constitución). Esta situación es par-
ticularmente grave pues el derecho a la inamovibilidad de los jueces
es, desde el punto de vista institucional, una inmunidad indispensa-
ble para asegurar que el Poder Judicial de la Nación pueda funcionar
con independencia de las otras dos ramas del gobierno nacional, el
Ejecutivo y el Legislativo. Esta inmunidad es la clave de bóveda de
la independencia judicial, razón por la cual el Tribunal ha destacado
que la inamovilidad no ha sido establecida únicamente a favor de los
magistrados sino fundamentalmente en beneficio de la totalidad de los
habitantes de la Nación (Fallos: 322:1616; 325:3514 entre otros).

20) Que, en este punto, corresponde enfatizar que conceder efecto


retroactivo a una nueva regla en materia de traslados o a una nueva in-
terpretación de una regla ya existente es absolutamente inadmisible.
No solo deja a los dos jueces que han iniciado esta demanda a merced
de la discreción de otros poderes del estado sino que además produ-
ce idéntico efecto debilitador sobre la inamovilidad de todos aquellos
magistrados que aceptaron su traslado bajo una regla anterior menos
exigente o simplemente distinta en su alcance. Más aun, y esto pone
de manifiesto la importancia institucional de lo que aquí se decide, la
posibilidad de conceder efecto retroactivo a una nueva regla o a una
nueva interpretación de una regla precarizará el ejercicio de la magis-
tratura por parte de todos los jueces que en el futuro sean trasladados,
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1585
343

incluso de aquellos que lo sean bajo el actual Reglamento de Trasla-


do de Jueces (texto según resolución 270/19). Ello es así puesto que
nada impide que una futura reforma del Reglamento —o una novel
interpretación de sus normas— establezca requisitos distintos a los
actualmente vigentes y, de esa manera, arrase también con los nuevos
traslados cumplidos y, con la inamovilidad de los jueces que en el futu-
ro sean trasladados.

Si se consolidase la práctica del Consejo de revisar retroactiva-


mente traslados ya efectuados, estaríamos frente a otra forma de
desequilibrio entre los poderes del estado, en perjuicio de la indepen-
dencia que el Poder Judicial debe tener asegurada como condición in-
dispensable para hacer cumplir la Constitución y la ley —en general,
pero especialmente a las ramas políticas del gobierno— en las causas
sometidas a su decisión.

21) Que, finalmente, la tercera razón que revela la arbitrariedad


en el accionar del Consejo de la Magistratura es que esta Corte ya
había determinado en la cordada 7/18 que los traslados en cuestión
son válidos.

En efecto, el 18 de abril de 2018, el Ministro de Justicia y Derechos


Humanos solicitó a esta Corte precisiones sobre el alcance de la acor-
dada 4/18. Sostuvo que, ante diversos requerimientos formulados por
el pleno del Consejo de la Magistratura para que el Poder Ejecutivo
Nacional instrumentase traslados de distintos magistrados, era nece-
sario que la Corte formulase “las aclaraciones que correspondan a los
fines de que esta instancia pueda disponer lo necesario para la conti-
nuidad de los aludidos trámites” (expediente ESC/847/2018, fs. 1). A los
efectos de darle claridad a su solicitud agrupó a los traslados objeto de
la consulta en distintos supuestos.

El primero de ellos abarcaba “los requerimientos formulados para


traslados de diversos magistrados pertenecientes a los Juzgados, Tri-
bunales o Cámaras nacionales de la Capital Federal a otros órganos
del fuero nacional”.

El segundo de ellos comprendía “aquellas peticiones destinadas


a instrumentar traslados de magistrados de Juzgados, Tribunales o
Cámaras del fuero federal a otros órganos similares de naturaleza fe-
deral”. En una nota al pie, el Ministro que realizó la solicitud explicó
1586 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

que, al referirse a este segundo supuesto, estaba aludiendo a un caso


específico, más precisamente, el del “Expediente electrónico EX2018-
11565671-APN-DDMIP#MJ, iniciado a raíz de la petición realizada por
el Consejo de la Magistratura, recomendando el traslado de un inte-
grante de un Tribunal Oral en lo Criminal Federal de la Capital Federal
a la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional
Federal de esta Ciudad” (fs. 1, último párrafo). El expediente electró-
nico mencionado en la nota del Ministro solicitante es aquel en el que
tramitó el traslado del juez Leopoldo Oscar Bruglia.

En razón de este pedido y otros también vinculados con el alcance


de la acordada 4/18, en la acordada 7/18 el Tribunal consideró el pri-
mero de los supuestos mencionados —esto es, el traslado de un ma-
gistrado de un tribunal nacional a otro tribunal nacional— y afirmó
de un modo que no deja lugar a dudas respecto del contenido de su
decisión que “no es necesaria la instrumentación de un nuevo proce-
dimiento de designación conforme las exigencias del art. 99, inc. 4º, de
la Constitución Nacional”. A continuación, consideró el segundo su-
puesto —esto es, el traslado de un magistrado del fuero federal a otro
tribunal de naturaleza federal— y concluyó de un modo que tampoco
deja lugar a dudas: “Idéntico criterio corresponde aplicar al supuesto
de traslado de magistrados federales para desempeñar funciones de
la misma jerarquía dentro de la jurisdicción federal, con igual o similar
competencia material y mediando consentimiento del magistrado res-
pectivo, a que hace referencia el mismo solicitante en el último párrafo
de fs. 1 de su escrito”.

Como puede verse, el Tribunal dispuso que era innecesario un nue-


vo acuerdo del Senado cuando se trata de magistrados federales que
desempeñen funciones de la misma jerarquía dentro de la jurisdicción
federal, con igual o similar competencia material, y lo hizo en el enten-
dimiento de que esta doctrina permitía el traslado de un integrante de
un Tribunal Oral en lo Criminal Federal a la Cámara Nacional de Ape-
laciones en lo Criminal y Correccional Federal, caso específicamente
mencionado por el Ministro de Justicia y Derechos Humanos en su so-
licitud. Esta Corte hizo una referencia específica al párrafo pertinente
del escrito del señor Ministro, donde se menciona ese caso concreto.
El Tribunal se enfrentó con una pregunta inequívoca por parte del Sr.
Ministro y brindó, tal como lo exige un mínimo de responsabilidad dia-
lógica en este tipo de intercambio, una respuesta también inequívoca.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1587
343

Por lo demás, corresponde destacar que la acordada 4/18 en modo


alguno pudo haber brindado sustento a la revisión de los traslados
que el Consejo pretendió realizar a través de la resolución 183/20.
Ello no sólo porque, como se acaba de explicar, la situación de los
recurrentes estaba regulada por la acordada 7/18 y esta acordada de-
cidió que sus traslados son regulares y válidos, sino también porque
la acordada 4/18 es inaplicable al caso. La acordada 4/18 solamen-
te consideró inválidos los traslados de magistrados designados en
el fuero nacional para desempeñarse como jueces del fuero federal,
hipótesis que —como aclaró explícitamente la acordada 7/18— “re-
sulta diametralmente diferente de la considerada” en estos autos
(considerando VII).

Como puede apreciarse, las acordadas 4/18 y 7/18 muestran con


toda claridad que el Consejo de la Magistratura procedió arbitraria-
mente en la resolución 183/20 al pretender revisar los traslados de los
jueces Bruglia y Bertuzzi.

22) Que, en virtud de las consideraciones precedentes, debe ad-


mitirse la acción de amparo. Como quedó expresado en el precedente
que dio origen a esta acción “basta esta comprobación inmediata para
que la garantía constitucional invocada sea restablecida por los jueces
en su integridad” (Fallos: 239:459, “Siri”; doctrina ratificada poco des-
pués en Fallos: 245:86, “Asociación Bancaria de Tucumán”). Esta efi-
cacia responde a la esencia misma de la acción de amparo y no puede
entenderse que ella ha sido debilitada sino reforzada por la reforma de
1994 al introducir el actual art. 43 al texto de la Constitución Nacional.

Debe quedar claramente entendido que el carácter manifiesto de


la lesión constitucional y la extrema gravedad institucional que ella
reviste no provienen de un juicio negativo de esta Corte sobre la vali-
dez constitucional del Reglamento de Traslado de Jueces y menos aún
de un cuestionamiento al criterio seguido por el Consejo para estimar
cuándo están dadas las condiciones de similitud entre un cargo y otro
para rechazar o admitir el traslado de un juez federal. Puede haber
muchos criterios y aún ser todos ellos igualmente aceptables u opina-
bles. De todos modos tales asuntos, de indudable trascendencia, no se
encuentran en discusión en esta causa. Aquí no está en cuestión cuál
es el mejor sistema de traslado de magistrados ni si tal mecanismo de
designación debe seguir siendo utilizado en lo sucesivo o no.
1588 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

La fuente inocultable de ilegitimidad en el obrar del Consejo de la


Magistratura no es, por lo tanto, la inconveniencia prospectiva de un
sistema que requiere más condiciones para los traslados, sino que ra-
dica en que un órgano incompetente revise traslados ya realizados en
base a una nueva condición o regla que no estaba vigente al momento
de su realización. Y, para peor, la revisión está en contradicción directa
con una decisión anterior expresa de este Tribunal sobre la validez de
dichos traslados. La arbitrariedad no podría ser más patente.

23) Que, antes de finalizar, corresponde formular dos aclaraciones


adicionales.

En primer lugar, las designaciones de magistrados mediante el


mecanismo de traslados analizado en esta sentencia tienen, y han
tenido siempre, carácter definitivo. Los magistrados trasladados no
son asimilables en modo alguno a los jueces designados en comisión,
pues su designación no está sujeta a una duración temporal prede-
terminada, ni a una condición como la prevista en el art. 99 inc.19 de
la Constitución. Tampoco son asimilables a los jueces subrogantes
pues, a diferencia de éstos, su designación es por su propia naturaleza
permanente y no transitoria. Por esta razón, traslados y subrogancias
han estado siempre sujetas a regulaciones autónomas e independien-
tes. La ley 27.439 regula actualmente el régimen de subrogancias y le
atribuye carácter transitorio, mientras que el mecanismo de traslado
está regulado por la resolución 155/00 con las modificaciones dispues-
tas por la resolución 270/19, normas que regulan el instituto sobre la
base de que los traslados tienen carácter definitivo. Ese carácter de-
finitivo de los traslados —por oposición al carácter transitorio de las
subrogancias— es el que determina que en el caso de los traslados se
llame a concurso para cubrir la vacante que deja el juez trasladado y
en el caso de las subrogancias, por el contrario, se abra a concurso la
vacante cubierta por el magistrado subrogante.

Por otro lado, el carácter definitivo de las designaciones de los jue-


ces trasladados ha sido ratificado por esta Corte en la propia acordada
7/18, al afirmar que los únicos traslados que pueden ser transitorios
son los irregulares (arg. considerando VIII, acordada 7/18), o sea,
aquellos realizados en violación a las pautas fijadas en la misma acor-
dada y recordadas en el considerando 22 de este pronunciamiento. Por
ello, no cabe entender que las acordadas 4/18 y 7/18 hayan otorgado a
los nombramientos por traslado un carácter diferente, ni que la ga-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1589
343

rantía de inamovilidad que los protege pueda ser respetada de ningún


otro modo que mediante la continuidad de los magistrados actores en
sus cargos actuales mientras dure su buena conducta (art. 110, Cons-
titución Nacional).

En segundo lugar, es preciso destacar que una vez que esta Corte
ha decidido que un traslado es válido, como sucedió en el caso de los
aquí demandantes (acordada 7/18), no es posible alterar retroactiva-
mente el criterio de validez utilizado. Lo contrario supondría atribuir
al Tribunal la potestad de convertir jueces inamovibles en jueces mo-
vibles, lo que es claramente incompatible con la alta función que le
encomienda la Constitución Nacional, que no es otra que mantener su
plena vigencia, y dentro de la cual ocupa un lugar central la preserva-
ción de las garantías de independencia del Poder Judicial.

24) Que la independencia del Poder Judicial es tal vez la garantía


más preciada e imprescindible entre aquellas que la Constitución es-
tablece para el aseguramiento de los derechos y libertades de todos
los habitantes. Sin ella es imposible afianzar la justicia, promover el
bienestar general y asegurar los beneficios de la libertad, objetivos
que los constituyentes, y las distintas generaciones de argentinos que
los han sucedido hasta el presente, han fijado como norte inamovible
de nuestra vida en común, para nosotros y para nuestra posteridad.

Es, entonces, un deber ineludible del Tribunal reaccionar de ma-


nera inmediata no solamente para atender la situación de los jueces
Bertuzzi y Bruglia, sino también para preservar al Poder Judicial de la
destrucción de su independencia por la intolerable precariedad en la
que se sumiría a todos los jueces que hayan sido trasladados o lo sean
en el futuro. Cabe recordar que “en ejercicio de facultades implícitas y
como cabeza del Poder Judicial de la Nación, ha proclamado esta Cor-
te su deber de salvaguardar la investidura de los jueces de la Nación
en el desempeño de su función (Fallos: 256:114 y 208), y asimismo, el de
preservar la independencia de los tribunales que integran ese Poder
frente a posibles avances de los otros Poderes (Fallos: 241:50 y 259:11)”
(Fallos: 286:17), doctrina reafirmada en numerosos pronunciamien-
tos a través del tiempo (Fallos: 201:245; 203:5; 237:29; 241:23; 248:177;
263:15; 323:1293; entre otros).

25) Que en virtud de las razones de urgencia y gravedad institu-


cional que dieron lugar a lo resuelto por esta Corte en la causa con
1590 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

fecha 29 de septiembre pasado, corresponde hacer uso de la atribución


conferida por el art. 16 de la ley 48 y dictar la sentencia declarando la
procedencia de la demanda de amparo.

Por todo lo expuesto, y de conformidad con lo dictaminado por


el señor Procurador General interino, se resuelve: I) Hacer lugar al
recurso extraordinario por salto de instancia y revocar la sentencia
apelada. II) Hacer lugar a la demanda y conceder amparo a los ma-
gistrados Pablo Daniel Bertuzzi y Leopoldo Oscar Bruglia contra la
resolución 183/2020 del Consejo de la Magistratura de la Nación (art.
12, inc. a de la ley 16.986), declarando su derecho a permanecer en
sus cargos en la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo
Criminal y Correccional Federal de la Ciudad de Buenos Aires, en los
términos del art. 110 de la Constitución Nacional. III) Disponer que
el Consejo de la Magistratura deberá cesar de inmediato en todos los
actos dirigidos a desplazar a los jueces mencionados de sus cargos en
la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Fe-
deral de la Ciudad de Buenos Aires (art. 12, inc. b de la ley 16.986). IV)
Imponer las costas a la vencida (art. 14 de la ley 16.986 y art. 68 del Có-
digo Procesal Civil y Comercial de la Nación). Notifíquese a las partes,
hágase saber a la Procuración General de la Nación y comuníquese
mediante oficio al Poder Ejecutivo de la Nación, al Honorable Senado
de la Nación, a la Cámara Federal de Casación Penal y a la Cámara
Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la
Ciudad de Buenos Aires. Oportunamente, devuélvanse las actuacio-
nes al juzgado de origen.

Carlos Fernando Rosenkrantz.

Recurso extraordinario por salto de instancia interpuesto por los Dres. Pablo Daniel
Bertuzzi y Leopoldo Oscar Bruglia, ambos por su propio derecho, con el patrocinio
letrado del Dr. Alejandro E. Segarra.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1591
343

ANDRADA, MARTINA c/ OSPAT s/ Amparo contra actos de


particulares

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso extraordinario es formalmente admisible en cuanto contro-


vierte la interpretación y aplicación de una norma federal -art. 10, inc.
a, ley 23.660- y la decisión definitiva del superior tribunal de la causa
ha sido contraria al derecho que la apelante funda en esa disposición
(art. 14, inc. 3, ley 48).
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

OBRAS SOCIALES

La obra social está obligada a mantener la afiliación, y su postura con-


traria a este deber se basa en una interpretación de un artículo aislada
del resto del ordenamiento jurídico vigente; más concretamente, de las
normas que regulan el sistema de la seguridad social (arts. 8, inc. b, y
20, ley 23.660; art. 16, ley 19.032; art. 19, ley 24.241; art. 3, decreto 679/1995;
resolución 1100/2006 del INSSJP; y art. 14 bis, Constitución Nacional),
según las cuales, los beneficios que establece el sistema, entre ellos, el
derecho a mantenerse en la obra social de origen, art. 16, ley 23.660- son
reconocidos a quien se acoge al trámite jubilatorio.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

OBRAS SOCIALES

La obra social, en tanto agente del sistema de seguro de salud, tiene el


deber de garantizar -sin percibir los correspondientes aportes y contri-
buciones- las prestaciones a su cargo y, en especial, el programa médico
obligatorio, a los trabajadores en relación de dependencia que se en-
cuentran atravesando un período de inactividad, durante los tres meses
posteriores al distracto laboral y si durante ese período, el beneficiario
se acoge a un beneficio previsional, esa obligación debe ser integrada
con las normas que regulan el sistema de la seguridad social de los jubi-
lados y pensionados, por aplicación del principio de interpretación siste-
mática de las leyes adoptado por la Corte Suprema.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
1592 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

OBRAS SOCIALES

La decisión de cambiar la cobertura a favor del INSSJP es facultativa y


requiere una manifestación inequívoca de los afiliados.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

OBRAS SOCIALES

La obra social se encuentra obligada a mantener la afiliación, incluso


transcurrido el plazo de tres meses previsto en el artículo 10, inciso a,
de la ley 23.660, si en ese lapso el afiliado se acoge a un beneficio pre-
visional, salvo que opte, en forma expresa, por el régimen del INSSJP.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

OBRAS SOCIALES

En virtud de la resolución 1100/2006 del INSSJP, y dado que la jubila-


ción se reconoce, al menos, desde la presentación de la solicitud, el
beneficiario se encuentra incorporado desde ese momento al sistema
de la seguridad social para jubilados y pensionados previsto por las
leyes 19.032 y 23.660, que le otorgan el derecho de permanecer en la
obra social de origen o de traspasarse, mediante expresión inequívoca
de su voluntad, al INSSJP.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

OBRAS SOCIALES

No corresponde avalar una lectura de las normas de la seguridad


social que conduzca a que la persona quede temporalmente sin co-
bertura médico asistencial cuando cesa la vida laboral y mientras se
encuentra en trámite el beneficio jubilatorio, lo que provoca la discon-
tinuidad de los tratamientos que recibe del agente del seguro de salud,
así como la pérdida del derecho a mantenerse afiliada a la obra social
de origen previsto en el artículo 16 de la ley 19.032 y en el artículo 8,
inciso b, de la ley 23.660.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1593
343

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
La Sala A de la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario revo-
có la sentencia de primera instancia y, en consecuencia, hizo lugar al
amparo promovido por la señora Martina Margarita Norma Andrada
contra la Obra Social del Personal de la Actividad de Turf (OSPAT) or-
denando a esta última mantener a la actora como afiliada y prestarle
la cobertura de salud correspondiente (fs. 160/164).
El tribunal expuso que, de acuerdo con la Ley 19.032, que crea y
regula el funcionamiento del Instituto Nacional de Servicios Sociales
para Jubilados y Pensionados (INSSJP), y el decreto 292/1995, los jubi-
lados y pensionados tienen el derecho de elegir mantenerse afiliados
a la obra social a la que se encontraban incorporados durante su vida
laboral o traspasarse a ese instituto. Sostuvo que la transferencia des-
de la obra social al INSSJP no es automática y que, tal como lo resolvió
la Corte Suprema en Fallos: 324: 1550, “Albónico”, debe resultar de una
manifestación inequívoca de voluntad de la persona interesada. Apun-
tó que se infiere del silencio del interesado su voluntad de permanecer
en la obra social de origen. Agregó que quien afirme lo contrario tiene
el deber de acreditarlo.
Entendió que, en el caso, la amparista no expresó de manera in-
equívoca su voluntad de traspasarse al INSSJP y que la obra social de-
mandada no logró acreditar ese extremo, por lo que carece de relevan-
cia el informe de ese instituto según el cual la amparista se encuentra
afiliada a su Programa de Atención Médica Integral (PAMI) desde el 1
de diciembre de 2015.
Señaló que la postura de la obra social demandada, según la cual
la afiliación de la amparista carece de sustento legal, es improcedente
puesto que el artículo 10, inciso a, de la Ley 23.660 de Obras Sociales
prevé un plazo de gracia de tres meses desde la conclusión del vínculo
laboral, durante el que se mantiene la afiliación sin obligación de efec-
tuar aportes. Aclaró que ese plazo tiene por objeto que el trabajador
pueda encontrar otro empleo o tramitar un beneficio previsional.
Concluyó que la conducta de la obra social de dar por terminada la
afiliación es manifiestamente arbitraria, sin perjuicio de su derecho a
percibir los reintegros que pudieran corresponder por parte del INSS-
JP, así como de la afiliada en caso que algún período no fuera cubierto
1594 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

por el cobro retroactivo de la prestación previsional, debido a la demo-


ra en iniciar el trámite jubilatorio.

-II-
Contra esa sentencia, la demandada interpuso recurso extraordi-
nario (fs. 166/175), que fue contestado (fs. 177/178), concedido por cues-
tión federal y rechazado por arbitrariedad (fs. 181/183).
Afirma que en el sub lite existe cuestión federal en tanto que la
sentencia se apartó del límite establecido para la afiliación en el ar-
tículo 10, inciso a, de la Ley 23.660 de Obras Sociales. Asimismo, sos-
tiene que el pronunciamiento en cuestión es arbitrario, pues aplicó
una norma ajena al caso e interpretó de manera errada el sustrato
fáctico para ordenar a la obra social la afiliación de una persona a la
que no está obligada. Considera que la decisión vulnera su derecho
de propiedad y la normativa que regula el sistema de cobertura de
las obras sociales.
Alega que la cámara desconoció el derecho de OSPAT a desafiliar
a la actora, apartándose así de lo dispuesto en el artículo 10, inciso a,
de la ley 23.660. En tal sentido, sostiene que la señora Andrada renun-
ció voluntariamente a su trabajo el 31 de diciembre de 2014 e inició
con posterioridad a esa fecha el trámite previsional, de modo que la
desafiliación, ocurrida el 1 de abril de 2015, se produjo por la falta de
aportes desde la finalización de la relación laboral y durante más de
tres meses, y no en razón de su jubilación.
Explica que, en definitiva, la única responsable de la desafiliación
es la propia actora, quien renunció a su empleo sin que ello fuera nece-
sario para iniciar el trámite de retiro, pues a partir de ese momento el
empleador está obligado a mantener la relación laboral hasta la obten-
ción del beneficio jubilatorio o por un plazo máximo de un año, según
lo previsto en el artículo 252 de la Ley 20.744 de Contrato de Trabajo.
Por último, arguye que la inteligencia dada por el tribunal al plexo
legal que rige la materia se aparta de la jurisprudencia de la Corte Su-
prema, que abona el criterio de interpretación estricta y literal de las
normas cuando el legislador fue claro en su texto.

-III-
El recurso extraordinario es formalmente admisible en cuanto
controvierte la interpretación y aplicación de una norma federal -art.
10, inc. a, ley 23.660- y la decisión definitiva del superior tribunal de la
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1595
343

causa ha sido contraria al derecho que la apelante funda en esa dispo-


sición (art. 14, inc. 3, ley 48).
De modo preliminar, cabe destacar que no se encuentra controver-
tido que la actora tiene 70 años, que se encontraba afiliada a OSPAT
mientras trabajaba en relación de dependencia y que el vínculo laboral
cesó el 31 de diciembre de 2014 (fs. 2, 3 y 39). Tampoco se encuentra
debatido que, en virtud de contar con los requisitos de edad, años de
servicios y aportes exigidos (fs. 11 y 80), instó el trámite para acceder
a la jubilación el 3 de octubre de 2014 y, luego, en febrero de 2015 (v. fs.
11/vta., 80, 83/84 y 88 vta.). El trámite jubilatorio fue acogido favorable-
mente (fs. 146).
En el mes de junio de 2014, la señora Andrada fue sometida a una
artroplastia total de rodilla derecha, que fue cubierta por OSPAT (fs.
6/7).
Posteriormente, en abril de 2015, con motivo de una hipercapta-
ción a nivel protésico, fue intervenida quirúrgicamente a fin de retirar
esa prótesis, realizar toilette quirúrgica y colocar un espaciador, y se
le indicó una nueva artroplastia total, cementada, de la rodilla derecha
(fs. 4/7, 10 vta./ 11, 61/64). En virtud de ello, solicitó la cobertura de
diferentes prestaciones (v. fs. 8/9), que le fueron negadas por OSPAT
(fs. 38), sobre la base de que la actora no había presentado declaración
jurada de aportes y contribuciones desde enero de 2015, de modo que,
habiendo trascurrido más de tres meses desde la extinción del contra-
to laboral, correspondía su desafiliación en los términos del artículo
10, inciso a, de la ley 23.660.
En estas circunstancias, corresponde determinar si el artículo
10, inciso a, de la ley 23.660 habilita a la obra social recurrente a
desafiliar a la actora luego de transcurridos tres meses desde la
finalización de la relación laboral y encontrándose en trámite la
prestación jubilatoria.
Adelanto que, a mi modo de ver, la obra social está obligada a man-
tener la afiliación, y su postura contraria a este deber se basa en una
interpretación del artículo aislada del resto del ordenamiento jurídico
vigente; más concretamente, de las normas que regulan el sistema de
la seguridad social (arts. 8, inc. b, y 20, ley 23.660; art. 16, ley 19.032; art.
19, ley 24.241; art. 3, decreto 679/1995; resolución 1100/2006 del INSSJP;
y art. 14 bis, Constitución Nacional), según las cuales, los beneficios
que establece el sistema -entre ellos, el derecho a mantenerse en la
obra social de origen, art. 16, ley 23.660- son reconocidos a quien se
acoge al trámite jubilatorio.
1596 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En efecto, el artículo 10, inciso a, de la Ley 23.660 de Obras Sociales


dispone los requisitos de subsistencia de la calidad de beneficiario de
los trabajadores en relación de dependencia (art. 8, inc. a, ley cit.). Así,
prevé que la categoría de afiliado titular se mantiene mientras se en-
cuentre vigente el contrato de trabajo o la relación de empleo público y
que, en caso de extinción, “los trabajadores que se hubieran desempe-
ñado en forma continuada durante más de tres (3) meses mantendrán
su calidad de beneficiarios durante un período de tres (3) meses, con-
tados de su distracto, sin obligación de efectuar aportes”.
De este modo, la obra social, en tanto agente del sistema de seguro
de salud, tiene el deber de garantizar -sin percibir los correspondien-
tes aportes y contribuciones- las prestaciones a su cargo y, en especial,
el Programa Médico Obligatorio, a los trabajadores en relación de de-
pendencia que se encuentran atravesando un período de inactividad,
durante los tres meses posteriores al distracto laboral.
Ahora bien, si durante ese período, el beneficiario se acoge a un
beneficio previsional -como ocurrió en el sub lite-, esa obligación debe
ser integrada con las normas que regulan el sistema de la seguridad
social de los jubilados y pensionados, por aplicación del principio de
interpretación sistemática de las leyes adoptado por la Corte Suprema
(Fallos: 329:2876, “Banco Central de la República Argentina”; 339:323,
“Boggiano”; 331: 1234, “Buenos Aires, Provincia de”).
En primer lugar, el artículo 8, inciso b, de la ley 23.660 reconoce
como beneficiarios obligatorios de las obras sociales a los jubilados y
pensionados. Al respecto cabe señalar que, de acuerdo con el artículo
19 de la ley 24.241 y con su reglamentación prevista en el artículo 3 del
decreto 679/1995, el beneficio jubilatorio se devenga, al menos, desde
la presentación de la solicitud, siempre que el interesado reúna los
requisitos de edad, años de servicios y aportes exigidos lo que aquí no
se encuentra controvertido- (doctr. Fallos: 333:2338, “Ruidiaz”).
En segundo lugar, tal como destacó la sentencia apelada, el ar-
tículo 16 de la ley 19.032 prevé un derecho de elección a favor de
los jubilados y pensionados, quienes puede optar por permanecer
en la obra social a la que se encontraban afiliados durante su vida
activa o traspasarse al INSSJP. El decreto 292/1995 amplió las po-
sibilidades de elección, permitiendo, también, que opten por otros
agentes del seguro de salud. Al respecto, la Corte Suprema en caso
registrado en Fallos: 324: 1550, “Albónico”, destacó el derecho de
elección previsto en el artículo 16 de la ley 19.032 y sus sucesivas
reglamentaciones, y concluyó que la decisión de cambiar la cober-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1597
343

tura a favor del INSSJP es facultativa y requiere una manifestación


inequívoca de los afiliados.
A su vez, con la finalidad de financiar ese sistema, el artículo 20 de
la ley 23.660 dispone que los aportes a cargo de los jubilados y pensio-
nados son deducidos de los haberes previsionales por los organismos
que tengan a su cargo la liquidación de dichas prestaciones, debiendo
transferirse a la orden de la respectiva obra social. El decreto reglamen-
tario 576/1993 precisa que esa transferencia debe hacerse dentro de los
quince días corridos posteriores a cada mes vencido, junto con el monto
equivalente al costo de módulo de Régimen de Atención Médica Espe-
cial para pasivos, que se garantiza a todos los jubilados y pensionados.
Por su parte, el decreto 292/1995 faculta a la Administración Nacional
de la Seguridad Social (ANSES) a transferir el financiamiento de cada
jubilado o pensionado directamente al agente de salud elegido.
En consonancia con la fecha de inicio del reconocimiento del be-
neficio jubilatorio, la resolución 1100/2006 del INSSJP, que regula las
normas y procedimientos para el ingreso a ese instituto, prevé que
las personas que hayan iniciado el trámite para la obtención de un
beneficio previsional pueden solicitar la afiliación provisoria, una vez
cumplido el plazo de tres meses previsto en el artículo 10, incisos a y
h, de la ley 23.660 (arts. 3 y 12, res. cit.). La norma aclara que quedan
exceptuadas del plazo en cuestión las personas que se encuentren en
el plazo de conservación del empleo sin percepción de remuneración
y sin obligación de efectuar aportes, y que no cuenten con la cobertura
de la obra social de origen (art. 12).
En este contexto normativo, entiendo que la obra social se encuen-
tra obligada a mantener la afiliación, incluso transcurrido el plazo de
tres meses previsto en el artículo 10, inciso a, de la ley 23.660, si en ese
lapso el afiliado se acoge a un beneficio previsional, salvo que opte, en
forma expresa, por el régimen del INSSJP, lo que no sucedió en estos
autos. En forma coherente con la resolución 1100/2006 del INSSJP, y
dado que la jubilación se reconoce, al menos, desde la presentación
de la solicitud, el beneficiario se encuentra incorporado desde ese mo-
mento al sistema de la seguridad social para jubilados y pensionados
previsto por las leyes 19.032 y 23.660, que, como expliqué, le otorgan el
derecho de permanecer en la obra social de origen o de traspasarse,
mediante expresión inequívoca de su voluntad, al INSSJP.
Esa conclusión no afecta la financiación del sistema puesto que,
como resolvió el tribunal a quo, cuando el beneficiario cobre retroac-
tivamente su beneficio, la ANSES debe retener los importes de los
1598 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

aportes correspondientes y girar esas sumas a la obra social en los


términos del artículo 20 de la ley 23.660 y del decreto 576/93.
Esta exégesis de la legislación es, además, coherente con el prin-
cipio de solidaridad que estructura el sistema público de cobertura
médico asistencial que integra la obra social demanda (Fallos: 337:966,
“O.S. Pers. de la Construcción”). En el caso citado, la Corte Suprema
postuló que “en causas vinculadas a la seguridad social, el Tribunal ha
interpretado que dicha materia rebasa el cuadro de la justicia conmu-
tativa que regula prestaciones interindividuales sobre la base de una
igualdad estricta, para insertarse en el de la justicia social, cuya exi-
gencia fundamental consiste en la obligación, de quienes forman parte
de una determinada comunidad, de contribuir al mantenimiento y es-
tabilidad del bien común propio de ella (conf. Fallos: 306:838 y 322:215)”
(caso cit., considerando 8º).
En el escenario expuesto, entiendo que no puede avalarse una lec-
tura de las normas de la seguridad social aquí referidas, que conduzca
a que la persona quede temporalmente sin cobertura médico asisten-
cial cuando cesa la vida laboral y mientras se encuentra en trámite el
beneficio jubilatorio, lo que provoca la discontinuidad de los tratamien-
tos que recibe del agente del seguro de salud, así como la pérdida del
derecho a mantenerse afiliada a la obra social de origen previsto en el
artículo 16 de la ley 19.032 y en el artículo 8, inciso b, de la ley 23.660.
Por lo expuesto, opino que corresponde rechazar el recurso ex-
traordinario y confirmar la sentencia apelada. Buenos Aires, 28 de fe-
brero de 2019. Víctor Abramovich.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 5 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Andrada, Martina c/ OSPAT s/ amparo contra ac-


tos de particulares”.

Considerando:

Que esta Corte comparte y hace suyos los fundamentos y conclu-


siones del dictamen del señor Procurador Fiscal, a los que correspon-
de remitir en razón de brevedad.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1599
343

Por ello, de conformidad con lo dictaminado, se desestima el re-


curso extraordinario. Con costas (art. 68 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación). Notifíquese y devuélvase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recurso extraordinario interpuesto por la Obra Social del Personal de la Actividad


del Turf, representada por el Dr. César Mauricio Montefeltro.
Traslado contestado por Martina Margarita Andrada con el patrocinio letrado de las
Dras. Julia Canet y Carina Mazzeo.
Tribunal de origen: Sala A de Cámara Federal de Apelaciones de Rosario.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Federal nº 1 de Rosario.

AZORÍN, PABLO SEBASTIÁN y Otros s/ Incidente de


incompetencia. Querellante: AFIP DGA

INFRACCIONES ADUANERAS

En el marco de un proceso que versa sobre la introducción al país de


un ala delta motorizado por vía aérea, en la que habían participado tres
personas, corresponde establecer que aun cuando el valor del objeto es
inferior a $ 500.000 (monto previsto en el artículo 947 del Código Adua-
nero, texto según ley 27.430, B.O. 29/12/17), el hecho prima facie no cons-
tituye una infracción aduanera de contrabando menor (conf. arts. 864 y,
especialmente, 865 incisos a y e del C.A.).

CONFLICTO DE COMPETENCIA

Los conflictos que se suscitan entre jueces y funcionarios administrati-


vos con facultades jurisdiccionales que estén motivados en su ejercicio,
son equiparables a las contiendas cuya solución el artículo 24, inciso 7º,
del decreto ley 1285/58 confía a la Corte, principio que se aplicó especial-
mente a un conflicto entre un juez federal y el administrador de aduanas
de su sección territorial.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
1600 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

CUESTIONES DE COMPETENCIA

Las cuestiones de competencia en materia penal deben decidirse de


acuerdo con la real naturaleza del delito y las circunstancias especiales
en que se cometió, según pueda apreciarse prima facie y con prescin-
dencia de la calificación que le atribuyan en iguales condiciones los jue-
ces que participan del conflicto.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

COMPETENCIA

Las proposiciones prima facie, como son las realizadas con el objeto de
establecer la competencia, por definición se tienen por ciertas hasta que
aparezca evidencia contraria, es decir, carecen del carácter inmodifica-
ble que connota el concepto de cosa juzgada.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

CONFLICTO DE COMPETENCIA

Los órganos en conflicto concurren en iguales condiciones a debatir los


presupuestos de su competencia porque tienen igual deber de defender
su propia jurisdicción, para lo cual se encuentra adecuadamente confi-
gurado el procedimiento de resolución de conflictos de competencia, en
tanto no tendría sentido tramitar ese expediente -y mal podría hablarse
de conflicto o igualdad de condiciones- si uno de los jueces pudiese im-
poner al otro su propio criterio amparado en el argumento de que éste
goza de la estabilidad de la cosa juzgada.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

CUESTIONES DE COMPETENCIA

La estabilidad relativa de las decisiones en materia de competencia no


deriva del instituto de la cosa juzgada, sino del principio de economía
procesal, fundamento de la conocida doctrina de la Corte que desautori-
za la profusión de actos jurisdiccionales superfluos en torno al tema de
la· competencia y la promoción de planteos de esa naturaleza cuando no
existen motivos sustanciales que lo justifiquen.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1601
343

CUESTIONES DE COMPETENCIA

No resulta admisible modificar las decisiones de aceptación de la com-


petencia a menos que se presenten o sean descubiertas nuevas circuns-
tancias relevantes.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

El presente conflicto que se suscitó entre el Juzgado Federal de


Concepción del Uruguay y el Administrador de la Aduana de esa ciu-
dad de la provincia de Entre Ríos, se refiere al sumario en que es in-
vestigada la importación irregular de una aeronave ultraliviana -tri-
ciclo motorizado con ala delta. Según las constancias que obran en
el legajo, el aparato despegó del aeropuerto de Paysandú, República
Oriental del Uruguay; acto seguido se dirigió, sin contar con la autori-
zación correspondiente, hacia territorio nacional y aterrizó en un ae-
ródromo de la ciudad de Concepción del Uruguay, de tal manera que
los controles migratorios y aduaneros de rigor fueron evitados. Con
posterioridad, dos personas en un automóvil con remolque pasaron a
buscarlo y cuando lo estaban transportando a la altura del kilómetro
100 de la Ruta Nacional n o 14 fueron interceptados por funcionarios de
Gendarmería Nacional que hicieron efectivo el secuestro de la aerona-
ve, conforme fue ordenado por el juzgado interviniente al ser advertido
por las autoridades de la maniobra en curso.
Practicado el aforo por parte del servicio aduanero que fijó el valor
de la aeronave en $ 98.424,89 (fs. 104), el juez federal declinó la com-
petencia a favor del Administrador de la Aduana de Concepción del
Uruguay con base en lo previsto por los artículos 947 y 1018 del Códi-
go Aduanero que establecen, en lo pertinente, que cuando el valor de
la mercadería objeto de contrabando sea menor a $ 100.000, el hecho
debe considerarse una infracción aduanera de contrabando menor y
su juzgamiento corresponde al administrador de aduanas de la juris-
dicción en que se hubiera cometido (fs. 109/vta.).
Contra ese pronunciamiento la defensa interpuso recurso de ape-
lación con base en que el caso no encuadraba en figura alguna del códi-
go aduanero, sino que se trataba de un incidente previsto en las leyes
1602 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

aeronáuticas. Por su parte, el Fiscal General ante el tribunal de alzada


instó en la audiencia respectiva la revocación del pronunciamiento por
considerar que los hechos constituían un caso de contrabando califi-
cado. La cámara rechazó la apelación y, por mayoría, confirmó la de-
clinatoria, al considerar que en ausencia de un recurso acusatorio no
podía alterarse la calificación en perjuicio de los acusados (fs. 136/143).
Por consiguiente, el sumario fue remitido a la aduana. Luego de to-
mar conocimiento, el administrador resolvió devolver las actuaciones
al juzgado federal para que evaluase nuevos elementos que permiti-
rían modificar el encuadre jurídico. En consonancia con el dictamen
del asesor jurídico del órgano administrativo (fs. 161/165), señaló que
el aforo de la mercadería era incorrecto, pues omitió considerar el pre-
cio del flete y el seguro. El nuevo aforo que se practicó conforme a esa
pauta arrojó para la aeronave ultraliviana un valor de $ 126.552,46. Por
otra parte, el administrador destacó que por haber participado tres
personas en el hecho, éste se adecuaba a la figura agravada del artí-
culo 865, inciso a), que excluye la infracción aduanera de contrabando
menor (fs. 175/1 80).
El juez federal admitió expresamente ambos argumentos y acep-
tó la competencia para conocer en la causa (fs. 184). No obstante las
numerosas medidas de instrucción tomadas (fs. 184, 203, 216, 224), el
mismo magistrado finalmente hizo lugar a una excepción de falta de
acción presentada por la defensa y declaró la nulidad de la aceptación
de la competencia y lo actuado con posterioridad (ver fs. 18/20 del in-
cidente de falta de acción agregado). La decisión se justificó en que
la primigenia declaración de incompetencia se encontraba firme y la
revisión de ese criterio afectaba la estabilidad de la cosa juzgada. En
consecuencia, el juez ordenó que la causa fuera remitida una vez más
a la aduana de Concepción del Uruguay (fs. 237).
Su administrador rechazó la atribución por entender, conforme los
argumentos que ya fueron expuestos, que el hecho investigado consti-
tuye un contrabando agravado (fs. 240/243).
Por fin, el juez federal insistió en su criterio y, trabado de tal mane-
ra el conflicto, se elevó el incidente a la Corte (fs. 246/248).
Es criterio del Tribunal que los conflictos que se suscitan entre
jueces y funcionarios administrativos con facultades jurisdiccionales
que estén motivados en su ejercicio, son equiparables a las contiendas
cuya solución el artículo 24, inciso 7º, del decreto ley 1285/58 confía a la
Corte (Fallos: 306:201; 313:1169), principio que se aplicó especialmente
a un conflicto entre un juez federal y el administrador de aduanas de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1603
343

su sección territorial (conf. Fallos: 319:91 1). Por otra parte, resulta ser
la solución adecuada a las circunstancias de este caso, desde que la
contienda debió ser trabada por la cámara de apelaciones en virtud de
la intervención que tuvo en este incidente al confirmar la declinatoria
resuelta por el juez de primera instancia (Fallos: 328:2559; 329:1924;
340:164). No obstante ese defecto formal, considero que existen razo-
nes de economía procesal que aconsejan un pronunciamiento sobre
el asunto sometido a la consideración del Tribunal (Fallos: 323:2597;
326:4019; 327:4865).
Las cuestiones de competencia en materia penal deben decidir-
se, como es sabido, de acuerdo con la real naturaleza del delito y las
circunstancias especiales en que se cometió, según pueda apreciar-
se prima facie y con prescindencia de la calificación que le atribuyan
en iguales condiciones los jueces que participan del conflicto (Fallos:
327:90; 329:4342; 339:1717). La mencionada regla contiene los elemen-
tos en que se basa la refutación del argumento de la cosa juzgada
que alegó el juez federal para mantener los términos de su primera
declinatoria. En primer lugar, las proposiciones prima facie, como
son las realizadas con el objeto de establecer la competencia, por de-
finición se tienen por ciertas hasta que aparezca evidencia contraria,
es decir, carecen del carácter inmodificable que connota el concepto
de cosa juzgada.
En segundo lugar, los órganos en conflicto concurren en iguales
condiciones a debatir los presupuestos de su competencia porque tie-
nen igual deber de defender su propia jurisdicción, para lo cual se en-
cuentra adecuadamente configurado el procedimiento de resolución
de conflictos de competencia. No tendría sentido tramitar ese expe-
diente -y mal podría hablarse de conflicto o igualdad de condiciones- si
uno de los jueces pudiese imponer al otro su propio criterio amparado
en el argumento de que éste goza de la estabilidad de la cosa juzgada.
En rigor, la estabilidad relativa de las decisiones en materia de
competencia no deriva del instituto de la cosa juzgada, sino del prin-
cipio de economía procesal, fundamento de la conocida doctrina de la
Corte que desautoriza la profusión de actos jurisdiccionales superfluos
en torno al tema de la competencia y la promoción de planteos de esa
naturaleza cuando no existen motivos sustanciales que lo justifiquen
(Fallos: 319:913; 329:1917; 330:38). Así pues, no resulta admisible modi-
ficar las decisiones de aceptación de la competencia a menos que se
presenten o sean descubiertas nuevas circunstancias relevantes (Fa-
llos: 327:3892; competencia C. 291, libro XLIX, “Ruiz Díaz, Cristian”, del
30 de junio de 2015).
1604 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Ese principio fue desconocido en la práctica por la decisión de fo-


jas 18/20 del incidente de falta de acción, desde que implicó renovar
un conflicto respecto de la competencia que había sido expresamente
aceptada sin que se hubiera modificado ninguna de las circunstancias
entonces valoradas.
Si bien lo expuesto bastaría para devolver la causa al juzgado fede-
ral, a mayor abundamiento cabe señalar acerca del fondo de la cuestión
que, tal como surge de los antecedentes, el proceso versa sobre la in-
troducción al país de un ala delta motorizado por vía aérea, en la que
habían participado tres personas. Además, según el aforo aduanero
más completo, admitido por el juez a fs. 184, el valor del objeto era de $
126.552, 46. En tales condiciones, el hecho, conforme puede ser prima fa-
cie apreciado, no constituye una infracción de contrabando menor (conf.
artículos 864, inciso a), 865, incisos a) y e) y 947 del Código Aduanero).
En consecuencia, opino que corresponde al Juzgado Federal de
Concepción de Uruguay continuar con el trámite de la causa que
originó el conflicto. Buenos Aires, 8 de agosto de 2017. Eduardo
Ezequiel Casal.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 5 de noviembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

Que la cuestión ha sido debidamente abordada en el dictamen del


señor Procurador General de la Nación interino, a cuyos fundamentos
y conclusiones cabe remitir por razones de brevedad con exclusión del
penúltimo párrafo.

Que si bien ello bastaría para devolver la causa al juzgado federal


interviniente, a mayor abundamiento cabe señalar, acerca del fondo
de la cuestión que, como surge de los antecedentes, el proceso versa
sobre la introducción al país de un ala delta motorizado por vía aérea,
en la que habían participado tres personas.

Por ello, aun cuando el valor del objeto es inferior a $ 500.000 (mon-
to previsto en el artículo 947 del Código Aduanero, texto según ley
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1605
343

27.430, B.O. 29/12/17), el hecho prima facie no constituye una infrac-


ción aduanera de contrabando menor (conf. arts. 864 y, especialmente,
865 incisos a y e del C.A.).

Por ello, oído el señor Procurador General de la Nación interino,


se declara que deberá entender en la causa en la que se originó el
presente incidente el Juzgado Federal de Concepción del Uruguay, al
que se le remitirá. Hágase saber a la Administradora de la División de
Aduanas de la mencionada ciudad entrerriana.

Elena I. Highton de Nolasco — Juan Carlos Maqueda — Ricardo


Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

GANDERA, DIEGO JAVIER s/ Plantea recurso de queja por


apelación en expte nº 2248/12 reg. D.G.R.

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien, como regla, las decisiones que declaran la improcedencia de


los recursos deducidos ante los tribunales locales no justifican el otor-
gamiento de la apelación extraordinaria, en virtud del carácter fáctico
y procesal de las cuestiones que suscitan, cabe hacer excepción a ese
principio, en salvaguarda de las garantías del debido proceso y de la
defensa en juicio, cuando la decisión adoptada se sustenta en afirma-
ciones dogmáticas o cuando con injustificado rigor formal lo decidido
omite ponderar argumentos conducentes para la solución del litigio, lo
cual conduce a una restricción sustancial de una vía apta para obtener
el reconocimiento del derecho invocado.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SANCIONES ADMINISTRATIVAS

En casos de jurisdicción administrativa el cumplimiento de la garantía


de la defensa en juicio requiere, como condición de validez constitucio-
nal, que la decisión de los órganos administrativos esté sujeta a un con-
1606 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

trol judicial amplio y suficiente; ello supone asegurarle al afectado la


oportunidad de acudir, por una vía ordinaria, ante un órgano judicial al
cual solicitar la revisión de las cuestiones de hecho y de derecho com-
prendidas o resueltas en la decisión administrativa.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SANCIONES ADMINISTRATIVAS

Si el régimen normativo cumple con el resguardo relativo a que la de-


cisión de los órganos administrativos debe estar sujeta a un control ju-
dicial amplio y suficiente, entonces no cabe predicar afectación alguna
a la garantía consagrada en el artículo 18 de la Constitución Nacional,
ni menoscabo a la efectiva tutela jurisdiccional de los derechos en los
términos del artículo 25.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, siendo indiferente, a tales fines, que la regulación aplicada
carezca de una doble instancia judicial de revisión.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
De las constancias del legajo surge que la Dirección General de
Rentas de la provincia de Misiones, por resolución DGR no 335/13, de
fecha 8 de febrero de 2013, dispuso aplicar a Diego Juan G y/o a P S.A.
sanción de comiso de un vehículo automotor, reemplazable por multa
de treinta v siete mil seiscientos sesenta y cuatro pesos con cuarenta
centavos ($ 37.664,40). Esta decisión fue impugnada por G el 20 de mar-
zo de 2013 ante la justicia correccional y de menores, mediante la pre-
sentación del recurso de apelación previsto a tal efecto en el Código
Fiscal provincial (Ley XXII no 35). Esta apelación fue denegada por el
órgano administrativo con fundamento en que su presentación había
sido extemporánea, pues el plazo previsto en la ley para ello había ope-
rado el 19 de marzo de 2013. Contra esta denegatoria G dedujo recurso
de queja y tomó intervención el titular del Juzgado Correccional y de
Menores no 2, de la primera circunscripción judicial, que declaró bien
denegada la apelación y luego no hizo lugar a la reposición intentada.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1607
343

G impugnó entonces ambas resoluciones mediante sendos recursos


de casación que, sin embargo, fueron declarados inadmisibles por el
Superior Tribunal de Justicia de la provincia de Misiones, por resolu-
ción del 3 de septiembre de 2015 (fs. 33/38).
Para decidir del modo en que lo hizo, el a quo tuvo en considera-
ción que el Código Fiscal de la provincia de Misiones -norma que regía
el caso v conforme la cual había tramitado la causa- sólo establecía la
posibilidad de apelar la resolución de la Dirección General de Rentas
ante el juez correccional en turno de la primera Circunscripción Judi-
cial de Misiones (artículo 61) y, en cambio, no contemplaba la existen-
cia de ningún recurso de casación que habilitara su jurisdicción. Por
ello concluyó que si bien el recurrente impugnaba una sentencia de un
juez correccional, lo cierto era que esa decisión había sido dictada por
el magistrado, como alzada, y en el marco de la competencia específi-
ca, “sin que esa atribución pueda ser extendida en forma oblicua y por
vía de paliación subsidiaria -sólo viable ante la ausencia de previsión-,
a otros órganos en virtud de recursos no regulados por las normas
especiales ni contemplados en la constitución de la provincia de Misio-
nes” (fs. 34 vta./ 35).
Contra este pronunciamiento, G interpuso el recurso extraordina-
rio federal (fs. 39/62), cuya denegación (fs. 72/75), dio lugar a la presen-
tación de esta queja (fs. 77/81 vta.).

-II-
En prieta síntesis, en su presentación el recurrente tacha de arbi-
traria la negativa del a quo a ejercer su jurisdicción y funda su agravio
en la naturaleza penal que atribuye a la sanción, en el apartamiento
de lo previsto en el artículo 474 de la ley procesal local y en la índole
federal de los agravios que había dirigido contra la decisión del juez
correccional, a la que adjudicó arbitrariedad normativa y por excesivo
rigor formal, así como afectación del derecho de defensa en juicio y del
debido proceso. Además, con base en los artículos 8.2.h de la Conven-
ción Americana sobre Derechos Humanos, y 14.5 del Pacto Internacio-
nal de Derechos Civiles y Políticos, alegó también conculcación de la
garantía a la doble instancia.
En concreto, expresó que tanto el órgano administrativo, como
luego el juez correccional, habían incurrido en arbitrariedad al com-
putar, en el plazo de tres días hábiles para el recurso de apelación, un
día inhábil (el 19 de marzo) de asueto administrativo dispuesto por el
gobierno provincial (Decreto no 300/93), y también porque, para fijar el
1608 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

vencimiento del plazo de dos primeras horas del día hábil siguiente,
habían dado prevalencia, por sobre el Decreto no 1112/2000 local, a una
disposición administrativa interna de la Dirección General de Rentas,
dictada doce días antes y no publicada en el Boletín Oficial, que ade-
lantaba quince minutos el horario de atención al público y que fue tam-
bién invocada como razón del rechazo de la apelación sobre la base de
que había sido presentada dos minutos tarde, a las 08:47 hs., en vez de
a las 08:45 hs. Además, recordó que el propio juez correccional había
reconocido que en el carao asentado en el original agregado al expe-
diente la apelación figuraba presentada a las 08:45 hs., no obstante lo
cual tomó en consideración el de la copia sellada de su parte, donde la
apelación figuraba presentada dos minutos más tarde.
En cuanto a la cuestión de fondo, insistió en los agravios que, con
base en principios constitucionales y también en la doctrina de la arbi-
trariedad, dirigió contra la resolución del órgano administrador. Sucin-
tamente, adujo que se lo condenaba por un hecho ajeno, pues no había
sido G en tanto comprador, sino la firma E S.A., en su condición de
vendedora, quien había encargado el transporte de la mercadería sin
el respaldo documental que motivó el decomiso. Y también cuestionó
el razonamiento por el que se consideró acreditado el fin de comercia-
lización de la mercadería transportada que reclama la infracción. Por
otra parte, predicó la inconstitucionalidad de las sanciones de decomi-
so y multa sustitutiva impuestas, por considerar desproporcionada, la
primera, en relación con la índole formal de la infracción, y la segunda,
respecto del valor del vehículo 0 km interdictado.
También reiteró, ya en el plano procesal, que se agravió por la afec-
tación del derecho de defensa y del debido proceso que le habría oca-
sionado en primer lugar, que el procedimiento administrativo en el que
se le impuso la sanción se hubiera sustanciado sin que se le hubiera
dado intervención y, en segundo, la intervención que el juez correccio-
nal habría conferido a la Dirección General de Rentas en el trámite de
la queja que presentó ante el rechazo de su apelación.

-III-
Ante todo, debo señalar que si bien, como regla, las decisiones que
declaran la improcedencia de los recursos deducidos ante los tribuna-
les locales no justifican el otorgamiento de la apelación extraordinaria,
en virtud del carácter fáctico y procesal de las cuestiones que suscitan,
V.E. ha hecho excepción a ese principio y la ha admitido, en salvaguar-
da de las garantías del debido proceso y de la defensa en juicio, cuando
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1609
343

la decisión adoptada se sustenta en afirmaciones dogmáticas o cuando


con injustificado rigor formal lo decidido omite ponderar argumentos
conducentes para la solución del litigio, lo cual conduce a una restric-
ción sustancial de una vía apta para obtener el reconocimiento del de-
recho invocado (Fallos: 323:1449; 324:3612; 327:4109).
A mi juicio, tal es la situación que se configuró en el sub lite cuan-
do la corte provincial desestimó el recurso local con fundamento ex-
clusivo en las disposiciones del Código Fiscal, más sin atender a la
particular índole de una de las cuestiones que le había sido presen-
tada para examinar.
En efecto, es preciso recordar que, de acuerdo con la jurispruden-
cia de V.E., en casos de jurisdicción administrativa como el presente,
el cumplimiento de la garantía de la defensa en juicio requiere, como
condición de validez constitucional que la decisión de los órganos ad-
ministrativos esté sujeta a un control judicial amplio y suficiente. Ello
supone asegurarle al afectado la oportunidad de acudir, por una vía
ordinaria, ante un órgano judicial al cual solicitar la revisión de las
cuestiones de hecho y de derecho comprendidas o resueltas en la de-
cisión administrativa (conf. doctrina de Fallos: 247:646 y 328:651, con-
siderando 12º). Si el régimen normativo cumple con tales resguardos,
entonces no cabe predicar afectación alguna a la garantía consagrada
en el artículo 18 de la Constitución Nacional, ni menoscabo a la efec-
tiva tutela jurisdiccional de los derechos en los términos del artículo
25.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, siendo
indiferente, a tales fines, que la regulación aplicada carezca de una do-
ble instancia judicial de revisión (doctrina de Fallos: 303:330 y 305:515).
Este es precisamente el control del que dice haberse visto privado
el recurrente por la arbitrariedad en la que habrían incurrido, a su
juicio, primero el órgano administrativo, y luego el juez correccional,
en el cómputo del plazo de tres días hábiles previsto para la interpo-
sición del recurso de apelación ante éste último. Y sin perjuicio de la
razón que pudiera o no llevar su reclamo, no cabe duda, en mi opinión,
en vista de las particulares circunstancias -reseñadas supra- que ro-
dearon el rechazo de la apelación, que los agravios planteados por el
Impugnante en tomo a esa cuestión ameritaban al menos prima facie
ser examinados por el a quo desde la perspectiva de la doctrina de la
arbitrariedad, a fin de comprobar si se lo había privado indebidamente
de aquel control judicial de la jurisdicción administrativa que es condi-
ción para su validez, con menoscabo de la garantía constitucional de la
defensa en juicio y la separación de poderes.
1610 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En tales condiciones, no cabe sino concluir que, en atención al carác-


ter federal del agravio planteado, era aplicable al sub lite la doctrina sen-
tada por V.E. en los precedentes “Strada” y “Di Mascio” (Fallos: 308:490
y 311:2478) y, así también, que la omisión del a quo de pronunciarse a su
respecto implicó un apartamiento arbitrario de esa doctrina que desca-
lifica lo resuelto como acto jurisdiccional válido (Cf. causa P. 576; XLVII,
“Profertil S.A. s/ causa no 97965”, sentencia del 20 de agosto de 2014).
Por lo expuesto, opino que corresponde hacer lugar a la queja, de-
clarar procedente el recurso extraordinario y dejar sin efecto la re-
solución recurrida para que, a través de quien corresponda, se dicte
otra con arreglo a derecho. Buenos Aires, 12 de abril de 2018.Eduardo
Ezequiel Casal.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 5 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por el actor en la


causa Gandera, Diego Javier s/ plantea recurso de queja por apelación
en expte. nº 2248/12 reg. D.G.R.”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

Que las cuestiones planteadas han sido correctamente tratadas en


el dictamen del señor Procurador General de la Nación interino, cuyos
fundamentos son compartidos por el Tribunal y a los que cabe remitir
en razón de brevedad.

Por ello, de conformidad con lo dictaminado por el señor Procura-


dor General de la Nación interino, se hace lugar a la queja, se declara
procedente el recurso extraordinario y se revoca la sentencia apelada.
Con costas. Agréguese la presentación directa a los autos principales.
Reintégrese el depósito de fs. 4. Notifíquese y vuelvan los autos al tri-
bunal de origen a fin de que, por quien corresponda, se dicte un nuevo
pronunciamiento con arreglo a lo decidido en la presente.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1611
343

Recurso de queja interpuesto por Diego Juan Gandera, con el patrocinio letrado de los
Dres. Germán Luis Noguera, Gonzalo Eduardo Puente y Gabriel Esteban Ludueña.
Tribunal de origen: Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Misiones.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Correccional y de Menores nº 2, de
la Primera Circunscripción Judicial de la Provincia de Misiones.

MENDOZA, BEATRIZ SILVIA y Otros c/ ESTADO


NACIONAL y Otros s/ Daños y perjuicios (daños derivados de la
contaminación ambiental del río Matanza-Riachuelo)

MEDIO AMBIENTE

Toda vez que en la causa por daños derivados de la contaminación del


Río Matanza- Riachuelo, el Cuerpo Colegiado solicitó que se dé vista de
las actuaciones al Ministerio Público Fiscal y al Ministerio Público de
la Defensa y su intervención también fue requerida por los delegados
y habitantes de las villas y asentamientos de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y en orden a las atribuciones que le son reconocidas me-
diante leyes 27.148 y 27.149, corresponde remitir en vista las actuaciones
al Ministerio Público Fiscal y al Ministerio Público de la Defensa, para
que a través del señor Procurador General de la Nación y de la señora
Defensora General de la Nación, tomen en autos la intervención que
estimen corresponder en el ámbito de sus respectivas competencias.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 5 de noviembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

1º) Que en su pronunciamiento del 20 de marzo de 2007, la Corte


declaró definitivamente integrado el frente activo por los demandan-
tes y los terceros admitidos y advirtió que rechazaría cualquier pre-
tensión de incorporarse al proceso con fundamento en el art. 30 de la
ley 25.675.
1612 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Ello fue resuelto por el Tribunal como medida de ordenamiento del


proceso, tras considerar a esa altura de la litis suficientemente repre-
sentada la condición de afectados y/o interesados en cuanto al daño
colectivo (considerando 6º del citado pronunciamiento).

2º) Que al dictar sentencia definitiva con respecto a las pretensio-


nes de recomposición y prevención del daño ambiental el 8 de julio de
2008 (Fallos: 331:1622), el Tribunal habilitó la participación ciudadana
en el control del cumplimiento del Plan Integral del Saneamiento de la
cuenca y del programa fijados en la sentencia, mediante la conforma-
ción de un cuerpo colegiado integrado por los representantes de las
organizaciones no gubernamentales que intervienen en condición de
terceros interesados, bajo la coordinación del Defensor del Pueblo de
la Nación y delegó la ejecución de la sentencia en un juzgado federal de
primera instancia (puntos 5, 6 y 7 de la parte resoluta de la sentencia).

3º) Que en su pronunciamiento del 19 de diciembre de 2012, al re-


distribuir la competencia para la ejecución de la sentencia, la Corte
instruyó a los magistrados designados para que -sin soslayar la totali-
dad de los objetivos fijados- hagan especial énfasis, entre otras cues-
tiones, en la erradicación y relocalización de barrios de emergencia y
asentamientos poblacionales precarios, insten el efectivo cumplimien-
to del plan de erradicación y relocalización de aquellos que se encuen-
tren ubicados sobre el denominado “camino de sirga” y supervisen el
traslado de los vecinos de Villa Inflamable, resguardando su derecho
a participar de las decisiones que las autoridades encargadas adopten
en el curso del proceso de reubicación (considerando 6º, pto. d, del
citado pronunciamiento).

Asimismo, el Tribunal -advertido de la compleja situación deri-


vada de los desalojos cumplidos en planes de relocalización- estimó
necesario recordar “…que en todos los casos deberá asegurarse la
debida participación procesal de quienes invoquen, conforme a de-
recho, la calidad de afectados, así como el reconocimiento de las
atribuciones constitucionales y legales del Ministerio Público Fiscal
(Fallos: 315: 2255), del Ministerio Público de la Defensa (conf. causa
V.54.XLV ‘Villegas, Marcela Alejandra c/ Prefectura Naval Argenti-
na’, del 13 de marzo de 2012) y del Defensor del Pueblo de la Nación,
especialmente en lo atinente a la tutela de derechos de incidencia
colectiva” (considerando 7º).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1613
343

4º) Que al presentar opinión fundada sobre los aspectos que po-
drían modificarse o implementarse para un mejor y más rápido cum-
plimiento de las metas fijadas en la sentencia, el Cuerpo Colegiado
destacó que el bajo nivel de participación de las personas afectadas ha
minado su efectividad y sustentabilidad, y solicitó que se dé vista de las
actuaciones al Ministerio Público Fiscal y al Ministerio Público de la
Defensa (fs. 4536/4558 vta.)

Que asimismo, su intervención fue requerida por los delegados


y habitantes de las villas y asentamientos de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires (fs. 5426/5439 vta.).

Por ello, atendiendo al estado de la causa, lo solicitado por los re-


presentantes del Cuerpo Colegiado, y en orden a las atribuciones que
le son reconocidas mediante leyes 27.148 y 27.149, se resuelve remitir
en vista las presentes actuaciones al Ministerio Público Fiscal y al Mi-
nisterio Público de la Defensa, para que a través del señor Procurador
General de la Nación y de la señora Defensora General de la Nación,
tomen en autos la intervención que estimen corresponder en el ámbito
de sus respectivas competencias.

Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

NICOLAIDES, CRISTINO y Otros s/ Querella

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso extraordinario es procedente toda vez que se encuentra


dirigido contra la sentencia del superior tribunal de la causa y suscita
cuestión federal suficiente, pues se encuentra en tela de juicio el al-
cance del derecho a recurrir el primer fallo condenatorio dictado (ar-
tículo 14 de la ley 48).
1614 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

RECURSO EXTRAORDINARIO

Frente al excesivo tiempo transcurrido desde la concesión del recurso


extraordinario deducido por la defensa hasta el efectivo ingreso en la
Corte, sin que se hayan demostrado o verificado circunstancias excep-
cionales que justificaran esa evidente demora, corresponde exhortar a
la a Cámara para que, en lo sucesivo, extreme los recaudos necesarios
tendientes a evitar la reiteración de situaciones similares.

RECURSO EXTRAORDINARIO

Corresponde hacer lugar al recurso extraordinario interpuesto toda


vez que se advierte que confluyen circunstancias análogas a las tenidas
en cuenta por la Corte en el caso “Duarte, Felicia” (Fallos: 337:901), en
atención a la concreta afectación de la garantía del doble conforme (ar-
tículo 18 de la Constitución Nacional y artículo 8.2.h de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos) que ha impedido la revisión de
la condena decidida contra el imputado mediante un recurso ordinario,
accesible y eficaz.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 5 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Nicolaides, Cristino y otros s/ querella”.

Considerando:

1º) Que por decisión del 5 de julio de 2012 –cuyos fundamentos fue-
ron dados a conocer el 17 de septiembre de 2012- el Tribunal Oral en lo
Criminal Federal nº 6 absolvió de culpa y cargo a Rubén Oscar Franco
por no haberse acreditado a su respecto los hechos materia de acusa-
ción (cfr. fs. 16.577/17.238).

2º) Que, apelado ese fallo por el Fiscal General doctor Mar-
tín Niklison y la parte querellante “Asociación Abuelas de Plaza de
Mayo” representada por el doctor Alan Iud (cfr. fs. 17.317 /17.419 y fs.
18.032/18.042, respectivamente), la Sala III de la Cámara Federal de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1615
343

Casación Penal casó la sentencia y, con fecha 14 de mayo de 2014, revo-


có la absolución y condenó al nombrado Franco “… por ser partícipe
necesario penalmente responsable -por mayoría en lo que respecta
al grado de intervención- del delito de ocultamiento de un menor de
10 años en los casos de Paula Eva Logares Grinspon, María Victoria
Moyano Artigas, Mariana Zaffaroni Islas, Pablo Hernán Casariego
Tato, Francisco Madariaga Quintela, María Natalia Suárez Nelson
Corvalán, Aníbal Simón Méndez, María Macarena Gelman García
Irruretagoyena, Hilda Victoria Montenegro Torres, Leonardo Fossati
Ortega, María Belén Altamiranda Taranto, Claudia Victoria Poble-
te Hlaczik, María de las Mercedes Gallo Sanz, Carlos D´Elía Casco,
Clara Anahí Mariani Teruggi, Alejandro Sandoval Fontana, Victoria
Analía Donda Pérez, María Florencia Reinhold Siver, Federico Cag-
nola Pereyra, Ezequiel Rochistein Tauro, Evelyn Bauer Pegoraro, Ju-
lián Cabandié Alfonsín, Carla Silvina Valeria Ruiz Dameri, Guiller-
mo Rodolfo Fernando Pérez Roisinblit y los hijos de Laura Carlotto,
Elena de la Cuadra, Gabriela Carriquiriborde, María Eloísa Caste-
llini, Stella Maris Montesano, María del Carmen Moyano y de Ana
Ruel, 31 (treinta y un) hechos que concurren en forma material entre
sí, delitos ocurridos en el marco de una práctica sistemática y gene-
ralizada de sustracción de menores de 10 años, crimen que reviste
el carácter de lesa humanidad (art. 7 del Estatuto de Roma), a las
penas de 25 (veinticinco) años de prisión e inhabilitación absoluta
por el tiempo de condena, accesorias legales y costas de la instancia
anterior….” (cfr. fs. 18.561/ 18.684).

3º) Que contra ese pronunciamiento la defensa interpuso recurso


extraordinario (cfr. fs. 18.754/18.774), que la Sala III del tribunal a quo,
el 17 de diciembre de 2014, por mayoría, concedió a fin de salvaguar-
dar el derecho a recurrir el fallo de condena ante un tribunal superior
-doctrina resultante del caso “Mohamed vs. Argentina” con fecha del
23 de noviembre de 2012- (cfr. fs. 18.903/18.905).

4º) Que sentado lo anterior, el recurso bajo examen se encuentra


dirigido contra la sentencia del superior tribunal de la causa y suscita
cuestión federal suficiente, pues se encuentra en tela de juicio el al-
cance del derecho a recurrir el primer fallo condenatorio dictado (ar-
tículo 14 de la ley 48).

5º) Que, en estas condiciones, se advierte que confluyen en el


sub lite circunstancias análogas a las tenidas en cuenta por este
1616 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Tribunal en el caso “Duarte, Felicia” (Fallos: 337:901), en atención


a la concreta afectación de la garantía del doble conforme (artícu-
lo 18 de la Constitución Nacional y artículo 8.2.h de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos) que ha impedido la revisión
de la condena decidida contra el imputado mediante un recurso or-
dinario, accesible y eficaz.

6º) Que, no obstante, frente al excesivo tiempo transcurrido des-


de la concesión del recurso extraordinario deducido por la defensa
de Franco hasta el efectivo ingreso en el Tribunal, sin que se hayan
demostrado o verificado circunstancias excepcionales que justificaran
esa evidente demora, corresponde exhortar a la Sala III de la Cámara
Federal de Casación Penal para que, en lo sucesivo, extreme los recau-
dos necesarios tendientes a evitar la reiteración de situaciones como
la aquí observada.

Por ello, se declara procedente el recurso extraordinario con


el alcance fijado. Notifíquese y remítase a la Cámara Federal de
Casación Penal para que, por intermedio de quien corresponda,
se designe una nueva Sala con el objeto de que se proceda a la
revisión de la sentencia. Asimismo, póngase en conocimiento de
lo aquí dispuesto a la Sala III de la Cámara Federal de Casación
Penal, a sus efectos.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recurso extraordinario interpuesto por Rubén Oscar Franco, asistido por los Dres.
Luis Enrique Velasco y Luis Fernando Velasco.
Traslado contestado por el Dr. Ricardo Gustavo Weschler, Fiscal General ante la Cá-
mara Federal de Casación Penal.
Tribunal de origen: Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal.
Tribunal que intervinieron con anterioridad: Tribunal Oral en lo Criminal Fede-
ral nº 6.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1617
343

SERCA S.A. c/ ADMINISTRACIÓN FEDERAL de INGRESOS


PÚBLICOS – DGI s/ Impugnación de deuda

RECURSO EXTRAORDINARIO

Aunque los agravios del recurso extraordinario remiten al examen de


cuestiones fácticas y de derecho procesal que, en principio, no son sus-
ceptibles de revisión por la vía prevista en el art. 14 de la ley 48, cabe ha-
cer excepción a tal premisa cuando la sentencia apelada satisface solo
en apariencia la exigencia constitucional de adecuada fundamentación
y omite el examen de planteos de las partes conducentes para la solu-
ción del caso.

SOCIEDAD ANONIMA

Es arbitraria la sentencia que no dio respuesta a la cuestión debatida,


ya que al remitirse al precedente “Buhar Yaco”, en el que se expidió
sobre la deuda de aportes determinada a un trabajador autónomo que
desarrollaba en forma simultánea tareas de conducción en varias so-
ciedades anónimas, omitió examinar las consecuencias jurídicas de los
pagos efectuados por el presidente del directorio de la sociedad actora
al régimen de autónomos y si su inclusión en la nómina de empleados de
la sociedad implicaba la opción de incorporación voluntaria al régimen
dependiente y, por lo tanto, la obligación de ingresar todas las cotizacio-
nes que integran la contribución unificada de la seguridad social.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 5 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Serca S.A. c/ Administración Federal de Ingresos


Públicos – DGI s/ impugnación de deuda”.

Considerando:

1º) Que contra la sentencia de la Sala I de la Cámara Federal de la


Seguridad Social que -al revocar la resolución 69/11 de la Administra-
1618 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ción Federal de Ingresos Públicos-, dejó sin efecto la determinación


de la deuda formulada a la contribuyente por aportes y contribuciones
destinados al Régimen Nacional de la Seguridad Social respecto del
señor Gustavo Andrés Pellegrino –presidente del directorio de Serca
S.A.-, la demandada dedujo el recurso extraordinario cuya denegación
motivó la presente queja.

2º) Que, para así decidir, el a quo señaló que la sala ya se había
expedido sobre el tema debatido a partir del caso “Buhar Yaco”, en el
que se había resuelto que la circunstancia de ser director de varias so-
ciedades anónimas no implicaba multiplicidad de actividades, sino que
se trataba de una misma actividad ejercida en diferentes empresas,
y que la categoría correcta a la cual se debía aportar sería la “E” o la
“D”, de acuerdo a la cantidad de empleados y por un solo cargo, el de
mayor significación económica.

3º) Que en su recurso la apelante planteó la arbitrariedad del pro-


nunciamiento puntualizando que los fundamentos de la sentencia no
se correspondían con las circunstancias que llevaron a la determina-
ción de la deuda, por lo que el a quo resolvió la causa invocando argu-
mentos que nada tenían que ver con la cuestión de fondo debatida.

4º) Que aunque los agravios del recurso extraordinario remiten al


examen de cuestiones fácticas y de derecho procesal que, en principio,
no son susceptibles de revisión por la vía prevista en el art. 14 de la ley
48, cabe hacer excepción a tal premisa cuando, como aquí acontece,
la sentencia apelada satisface solo en apariencia la exigencia consti-
tucional de adecuada fundamentación y omite el examen de planteos
de las partes conducentes para la solución del caso (Fallos: 303:1017;
311:119 y 561).

5º) Que de las constancias del expediente surge que el Fisco Na-
cional determinó deuda de aportes y contribuciones destinados al
Régimen Nacional de la Seguridad Social respecto del señor Gustavo
Andrés Pellegrino -presidente del directorio de Serca S.A.-, pues sobre
la base de las declaraciones juradas presentadas por la empresa, en
las que figuraba en la nómina de empleados en los períodos sujetos al
ajuste y en virtud de las deducciones efectuadas con destino a la Obra
Social, presumió que dicho directivo había ejercido en forma tácita la
opción prevista en el art. 3, inc. a, punto 1, de la ley 24.241 (incorpo-
ración voluntaria al Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones)
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1619
343

y, en consecuencia, la sociedad estaba obligada a ingresar todas las


cotizaciones que integran la Contribución Unificada de la Seguridad
Social. Ello sin perjuicio de los aportes integrados en carácter de afi-
liado autónomo.

6º) Que le asiste razón al recurrente cuando advierte que la cáma-


ra no dio respuesta a la cuestión debatida en la presente causa, ya que
al remitirse al precedente “Buhar Yaco”, en el que se expidió sobre la
deuda de aportes determinada a un trabajador autónomo que desarro-
llaba en forma simultánea tareas de conducción en varias sociedades
anónimas, omitió examinar las consecuencias jurídicas de los pagos
efectuados por el Señor Pellegrino –presidente de Serca S.A.- al régi-
men de autónomos y si su inclusión en la nómina de empleados de la
sociedad implicaba la opción de incorporación voluntaria al régimen
dependiente y, por lo tanto, la obligación de ingresar todas las cotiza-
ciones que integran la Contribución Unificada de la Seguridad Social.

En tales condiciones, corresponde descalificar la sentencia recu-


rrida y reenviar el expediente al tribunal de alzada a fin de que se dicte
sentencia sobre el tema en disputa.

Por ello, se declara procedente la queja, formalmente admisible


el recurso extraordinario interpuesto y se deja sin efecto la senten-
cia. Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por medio de
quien corresponda, se dicte nuevo pronunciamiento con arreglo a la
presente. Agréguese la queja al principal, hágase saber y, oportuna-
mente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por la Administración Federal de Ingresos Públi-


cos, representada por la Dra. Adriana Caccavo, con el patrocinio letrado de la Dra.
Laura Consoli.
Tribunal de origen: Sala I de la Cámara Federal de la Seguridad Social.
1620 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

MULHALL, CARLOS ALBERTO y Otro s/ Privación ilegal


libertad agravada (art.
142 inc. 5) y privación ilegal libertad
pers. (art. 142 bis inc. 3)

PRISION DOMICILIARIA

Es arbitraria la sentencia toda vez que el a quo debía verificar si aún se


observaban las circunstancias que hacían aplicables la prisión domici-
liaria, antes de resolver si correspondía mantener la medida revocada
por el tribunal oral, dado que se trataba de una consideración conducen-
te para la adecuada solución del caso.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

PRISION DOMICILIARIA

La concesión de la detención domiciliaria a un condenado por deli-


tos de lesa humanidad, aun mediante sentencia no firme, debe estar
precedida tanto de la verificación de las circunstancias idóneas para
provocar las consecuencias del encarcelamiento, como del análisis del
riesgo procesal de fuga.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

DELITOS DE LESA HUMANIDAD

En el marco de causas de delitos de lesa humanidad debe existir un


especial deber de cuidado que pesa sobre los magistrados para neutra-
lizar toda posibilidad de fuga, ya que el Estado argentino está obligado
por el derecho internacional de los derechos humanos a investigar, juz-
gar y sancionar a los responsables de tales delitos.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1621
343

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
El Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Salta condenó, me-
diante sentencia que aún no está firme, a Miguel Raúl G, Virtom
Modesto M y Joaquín G a la pena de prisión perpetua, dispuso revo-
car la detención domiciliaria de la que venían gozando y ordenó su
inmediato alojamiento en complejos penitenciarios federales. Por
otro lado, condenó a Julio Oscar C y Víctor Hugo A a la pena de diez
años de prisión, a Juan Manuel O a la pena de ocho años de prisión,
a Felipe C a la pena de siete años de prisión, y a Jacinto Ramón V a
la pena de cinco años de prisión, tras lo cual ordenó sus inmediatas
detenciones (fs. 3).
Las defensas impugnaron la revocación de la detención domicilia-
ria de G M y G, y de la libertad provisional del resto de los condenados,
al considerar que esos puntos de la sentencia resultaban arbitrarios.
Habilitada la jurisdicción del a quo, éste hizo lugar a esas impugnacio-
nes porque, a su modo de ver, lo resuelto a ese respecto transgrede el
artículo 442 del código ritual, en la medida en que no resulta indepen-
diente del veredicto condenatorio (fs. 2/5 vta.).
Contra esa resolución, el señor Fiscal General interpuso recurso
extraordinario, en el cual sostuvo, por un lado, que el a quo no tuvo
en cuenta el aumento del peligro de fuga que, en su opinión, generan
las penas impuestas, máxime al considerar -agregó- los lineamientos
sentados por V.E. en numerosos fallos para determinar la existencia
de ese riesgo en causas como ésta, cuyo objeto son delitos de lesa hu-
manidad (fs. 16 vta./21).
Por otro lado, respecto de la situación de G, M y G, objetó que el a
quo, desde su punto de vista, no se ocupó de verificar la presencia en
esos casos de las razones humanitarias que autorizan la concesión del
beneficio en cuestión, pues se trata de una excepción al cumplimiento
en prisión de la detención cautelar, prevista como una facultad y no
como una obligación de los jueces, los cuales, en consecuencia, no pue-
den conformarse con la comprobación del requisito etario, necesario
pero no suficiente para otorgarla (fs. 21/25).
En conclusión, tachó de arbitrario el temperamento adoptado, el
cual, a su modo ver, reviste además gravedad institucional, al poner
en peligro el cumplimiento de la obligación del Estado argentino de
1622 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

sancionar adecuadamente a los responsables de delitos de lesa huma-


nidad (fs. 13/15 vta.).
El a quo declaró inadmisible ese recurso pues, según afirmó, el
cumplimiento de la prisión preventiva no es una cuestión federal, ni
menos aún un supuesto de gravedad institucional. Además, consideró
que lo resuelto se ajusta a la jurisprudencia de V.E. en cuanto al res-
guardo de los derechos de los justiciables y las garantías del proceso
penal (fs. 36 y vta.).
Esa decisión motivó la presente queja, en la que se insistió acerca
de la arbitrariedad invocada y la gravedad institucional que se configu-
raría en el caso por el motivo ya señalado (fs. 38/42 vta.).

-II-
Estimo que el recurso extraordinario interpuesto resulta formal-
mente admisible por los mismos argumentos y conclusiones expues-
tos por V.E. en la sentencia dictada el 27 de agosto de 2013 en los autos
O. 296, XLVIII, “Olivera Róvere, Jorge Carlos s/recurso de casación”,
por lo que me remito a ellos en beneficio de la brevedad, y opino que
corresponde declarar procedente esta queja.

-III-
En cuanto a la situación de G M y G, cabe recordar, tal como lo hizo
el recurrente, que la detención domiciliaria es una medida excepcional
que, según ya lo sostuvo esta Procuración General, está encaminada a
evitar el trato cruel, inhumano o degradante del detenido o la restric-
ción de derechos fundamentales que la prisión no debe afectar, por lo
que si desaparecen las circunstancias idóneas para provocar alguna de
esas dos consecuencias del encarcelamiento, la medida deja de estar
justificada (Cf. dictamen emitido en el caso “Olivera Róvere”, ya citado).
Por lo tanto, entiendo que, desde esa perspectiva, el a quo debía
verificar si aún se observaba alguna de esas circunstancias, antes de
resolver si correspondía mantener la medida revocada por el tribu-
nal oral, dado que se trataba de una consideración conducente para la
adecuada solución del caso. Esa omisión, entonces, me lleva a concluir
que su decisión debe descalificarse como acto jurisdiccional válido
(Fallos: 314:547; 317:446; 318:920; 321:1019, entre otros).
En el mismo sentido, salvo la mejor interpretación que de sus pro-
pios fallos pueda hacer el Tribunal, aprecio que del precedente “Olive-
ra Róvere” se desprende que la concesión de la detención domiciliaria
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1623
343

a un condenado por delitos de lesa humanidad, aun mediante senten-


cia no firme, debe estar precedida tanto de aquella verificación, como
del análisis del riesgo procesal de fuga.
Es que, según lo entiendo, se advierte en estos casos un “especial
deber de cuidado” que pesa sobre los magistrados para neutralizar
toda posibilidad de que ello ocurra, ya que, como también lo señaló
el recurrente, el Estado argentino está obligado por el derecho inter-
nacional de los derechos humanos a investigar, juzgar y sancionar a
los responsables de delitos de lesa humanidad (Cf. V. 261, XLV, “Vigo,
Alberto Gabriel s/causa nº 10.919”, sentencia del 14 de septiembre de
2010; J. 35, XLV, “Jabour, Yamil s/recurso de casación”, sentencia del 30
de noviembre de 2010, entre otras).
Estimo que estas últimas consideraciones resultan aplicables al
caso del resto de los condenados, por lo que he de propiciar también
a su respecto, sin que ello importe emitir juicio sobre el fondo del
asunto, la revocación de la sentencia impugnada mediante recurso
federal en cuanto fue materia de agravio, para que se dicte otra que
las tenga en cuenta.

-IV-
Por todo lo expuesto, y los demás argumentos y conclusiones de-
sarrollados por el señor Fiscal General, mantengo la presente queja.
Buenos Aires, 18 de noviembre de 2015. Eduardo Ezequiel Casal.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 5 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por el Fiscal General


ante la Cámara Federal de Casación Penal en la causa Mulhall, Carlos
Alberto y otro s/ privación ilegal libertad agravada (art. 142 inc. 5) y
privación ilegal libertad pers. (art. 142 bis inc. 3)”, para decidir sobre
su procedencia.

Considerando:

Que esta Corte comparte, en lo pertinente, los fundamentos y con-


clusiones del señor Procurador Fiscal obrantes a fs. 45/46 –tanto en lo
1624 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

que hace a la admisibilidad de la vía extraordinaria como acerca del


agravio relacionado con la arbitrariedad de la sentencia del a quo, en
tanto desnaturalizó el sentido del artículo 442 del Código Procesal Pe-
nal de la Nación y se desentendió de la sustancia real de lo resuelto por
el Tribunal Oral Federal- a cuyas consideraciones corresponde remitir
por razones de brevedad.

Por ello, y lo concordemente dictaminado por el señor Procurador


Fiscal, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso ex-
traordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada. Vuelva la presen-
te al tribunal de origen para que, por quien corresponda, se dicte un
nuevo pronunciamiento con arreglo a lo aquí dispuesto. Notifíquese,
agréguese y cúmplase.

Elena I. Highton de Nolasco — Juan Carlos Maqueda — Ricardo


Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por el Dr. Ricardo Gustavo Wechsler, Fiscal General
ante la Cámara Federal de Casación Penal.
Tribunal de origen: Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal.
Tribunal que intervino con anterioridad: Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Salta.

CASTELLI, GERMÁN ANDRÉS c/ ESTADO NACIONAL -


CONSEJO de la MAGISTRATURA de la NACIÓN s/ Amparo
ley 16.986

MEDIDAS PRECAUTORIAS

Si bien por vía de principio las medidas como las requeridas por el ac-
tor no proceden respecto de actos administrativos o legislativos habida
cuenta de la presunción de validez que ostentan, tal doctrina debe ceder
cuando se los impugna sobre bases prima facie verosímiles (Voto de la
jueza Highton de Nolasco).
-La Corte, por mayoría, remitió al precedente “Bertuzzi” del 3 de no-
viembre de 2020-
-El juez Rosenkrantz, en disidencia, remitió a su voto en el mismo
precedente-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1625
343

MEDIDAS PRECAUTORIAS

Como resulta de la naturaleza de las medidas cautelares, ellas no exi-


gen de los magistrados el examen de la certeza sobre la existencia del
derecho pretendido, sino sólo de su verosimilitud; es más, el juicio de
verdad en esta materia se encuentra en oposición a la finalidad del ins-
tituto cautelar, que no es otra que atender a aquello que no excede del
marco de lo hipotético, dentro del cual, asimismo, agota su virtualidad
(Voto de la jueza Highton de Nolasco).
-La Corte, por mayoría, remitió al precedente “Bertuzzi” del 3 de no-
viembre de 2020-
-El juez Rosenkrantz, en disidencia, remitió a su voto en el mismo
precedente-

TRASLADO DE JUECES

El traslado de jueces, aun cuando resulte un mecanismo válido bajo


ciertos límites constitucionales, constituye un sistema excepcional que,
por ende, debería ser interpretado de manera restrictiva (Voto de la jue-
za Highton de Nolasco).
-La Corte, por mayoría, remitió al precedente “Bertuzzi” del 3 de no-
viembre de 2020-
-El juez Rosenkrantz, en disidencia, remitió a su voto en el mismo
precedente-

TRASLADO DE JUECES

Resulta razonable interpretar, dentro del limitado marco de conoci-


miento que caracteriza a las medidas cautelares, que el requisito de
identidad de jurisdicción – establecido en el reglamento de traslado de
jueces - comprendía el aspecto territorial y que, por consiguiente, tal
condición no se habría cumplido en el caso, pues el traslado del actor se
produjo de un tribunal de la Provincia de Buenos Aires a otro de la Ciu-
dad Autónoma de Buenos Aires (Voto de la jueza Highton de Nolasco).
-La Corte, por mayoría, remitió al precedente “Bertuzzi” del 3 de no-
viembre de 2020-
-El juez Rosenkrantz, en disidencia, remitió a su voto en el mismo
precedente-
1626 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
En la presente causa, el doctor Germán Andrés Castelli dedu-
jo acción de amparo, en los términos del art. 43 de la Constitución
Nacional, contra el Estado Nacional -Consejo de la Magistratura de
la Nación-, con el objeto de que se declare la inconstitucionalidad
y nulidad de la resolución 183/20 del mencionado organismo, por la
cual se resolvió declarar que en su traslado desde el Tribunal Oral
en lo Criminal Federal nº 3 de San Martín, Provincia de Buenos
Aires, al Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 7 de la Ciudad Au-
tónoma de Buenos Aires “El Poder Ejecutivo Nacional no ha com-
pletado el procedimiento constitucional previsto en el art. 99 inc. 4
de la Constitución Nacional conforme la jurisprudencia de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación así como a las acordadas 4/2018 y
7/2018” (v. fs. 3/41).
En el marco de dicha acción, solicitó el dictado de una medida cau-
telar con el objeto de que se suspendan los efectos de la resolución
183/20 y que, al mismo tiempo, se ordene al Poder Ejecutivo Nacional y
al Senado de la Nación que se abstengan de hacer efectivo dicho acto e
iniciar el trámite previsto en el art. 99, inc. 4º, de la Constitución Nacio-
nal hasta que se dicte sentencia sobre el fondo del asunto.
Sin perjuicio de lo expuesto, requirió el dictado de una medida inte-
rina con los alcances de la tutela precautoria solicitada y con vigencia
hasta la notificación de la sentencia que resuelva la medida cautelar
peticionada.

-II-
El 3 de septiembre de 2020, la magistrada a cargo del Juzgado Na-
cional en lo Contencioso Administrativo Federal Nº 12 rechazó la me-
dida cautelar solicitada por el actor.
En primer lugar, explicó que mediante el decreto 1412/11 el doctor
Castelli fue designado en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 3
de San Martín, provincia de Buenos Aires.
Refirió que, posteriormente, el demandante solicitó su traslado al
Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 7 de la Capital Federal, el que
fue recomendado por el Consejo de la Magistratura, por medio de la
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1627
343

resolución 355/18 y que, finalmente, se llevó a cabo a partir del dictado


del decreto 902/18 del Poder Ejecutivo Nacional.
Por medio de la resolución 183/20, indicó la juez, el Consejo de la
Magistratura encomendó al Poder Ejecutivo Nacional y al Senado la
revisión de aquel nombramiento por no haber cumplido el procedi-
miento fijado en el art. 99, inc. 4º, de la Carta Magna.
Una vez reseñados los acontecimientos que originaron la promo-
ción de la presente acción, la magistrada recordó que, como conse-
cuencia directa de la presunción de legitimidad o legalidad de la que
están investidos los actos administrativos, éstos tienen fuerza ejecuto-
ria y, por tanto, las medidas que interpongan los particulares, en prin-
cipio, no suspenden su ejecución, salvo que una norma así lo establez-
ca y que el interés público no se encuentre comprometido.
Asimismo, indicó que las medidas cautelares suponen un remedio
procesal que debe aplicarse con criterio restrictivo y cuya proceden-
cia no sólo requiere de verosimilitud en el derecho invocado y peligro
en la demora, sino que además debe ponderarse la existencia de una
función de medio a fin con la pretensión de fondo que la parte solicita.
En lo que se refiere al examen de los recaudos que condicionan
su admisibilidad, señaló que debe ser efectuado con suma prudencia
cuando la tutela precautoria modifica el estado de hecho o derecho
vigente al momento de su dictado pues, a su juicio, ello comporta un
anticipo de jurisdicción favorable con relación al pronunciamiento de-
finitivo que deba dictarse sobre el fondo del asunto.
Bajo tales premisas, entendió que los requisitos antes enunciados
no habían sido acreditados por el demandante.
Así, recordó que éste había impugnado el acto mediante el cual
el Consejo de la Magistratura de la Nación formuló una declaración
dirigida al Poder Ejecutivo Nacional respecto de los traslados de ma-
gistrados oportunamente propiciados. Agregó que, respecto del doctor
Castelli, el órgano contempló que había concursado para ser juez fede-
ral de San Martín y no contaba con acuerdo del Senado para desempe-
ñarse como juez federal en la Capital Federal.
A partir de lo expuesto, señaló que no se vislumbraba la verosi-
militud del derecho invocada por el actor, en tanto el acto del organis-
mo demandado se encontraba, prima facie, fundado en el ejercicio de
funciones y atribuciones, así como también en que el traslado oportu-
namente propiciado vulneraría la normativa vigente pues habría sido
dispuesto para que aquél actuara en distinta jurisdicción sin el perti-
nente acuerdo exigido.
1628 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Tampoco consideró acreditado el requisito de peligro en la demo-


ra, ya que no advirtió que la decisión declarativa dictada por el Consejo
de la Magistratura pueda provocar por sí misma los daños alegados
por el amparista toda vez que el procedimiento y accionar que cuestio-
nó “aparecen por el momento como presunciones, frente a lo cual no
puede aseverarse que se verifique con suficiente entidad el hipotético
daño irreparable o peligro alegados”.
Finalmente, concluyó que “…no se hacen presente los presu-
puestos establecidos por la normativa aplicable en la especie para
otorgar la precautoria requerida, y sin que lo aquí a decidir implique
en modo alguno adelantar opinión acerca de la procedencia de la vía
o el fondo del asunto, entiendo que corresponde desestimar la caute-
lar peticionada”.

-III-
Disconforme con este pronunciamiento, el 7 de septiembre de
2020, el actor interpuso recurso extraordinario por salto de instancia
en los términos del art. 257 bis y ter del Código Procesal Civil y Comer-
cial de la Nación.
Tras expresar los motivos por los cuales considera que la Corte
Suprema se encuentra habilitada para intervenir en el sub lite, efectúa
un detallado relato de los hechos que entiende relevantes ocurridos a
partir de su designación como juez del Tribunal Oral en lo Criminal
Federal nº 3 de San Martín, provincia de Buenos Aires y su posterior
traslado en 2018 al Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 7 de Capital
Federal. Señala que, el 5 de julio de 2018 solicitó que se recomiende
su traslado a este último tribunal con fundamento en las disposicio-
nes del Reglamento de Traslado de Jueces aprobado por la resolución
155/00 del Consejo de la Magistratura, lo que se dispuso mediante el
decreto 902/18, pasando a cumplir funciones en dicho órgano a partir
del 10 de octubre de 2018.
Destaca que, además de los casos que menciona en los cuales la
Corte Suprema avaló los traslados de jueces federales, con el dictado
de las Acordadas 4/18 y 7/18 se respaldó la legalidad del procedimiento
llevado a cabo para su traslado, lo que permite configurar su “situa-
ción como jurídicamente consolidada”.
Entiende que la resolución 183/20 dictada por el Consejo de la Ma-
gistratura es nula de nulidad absoluta por cuanto pretende modificar
de manera arbitraria una situación jurídica consolidada al haber sido
dispuesto su traslado mediante un acto administrativo que se encuen-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1629
343

tra firme y consentido y que goza de la estabilidad propia de los actos


de gobierno. En este sentido, señala que, en virtud de lo dispuesto por
los arts. 17 y 18 de la Ley de Procedimientos Administrativos, con res-
pecto a la revocación de los actos administrativos regulares, sólo se
puede objetar su traslado en sede judicial, pues su revisión no es com-
petencia del Consejo de la Magistratura, ni del Poder Ejecutivo, ni del
Poder Legislativo de la Nación.
Advierte que se violó el debido proceso adjetivo al haber tratado
el Consejo de la Magistratura la regularidad de su traslado sin dar-
le la posibilidad de ser oído. Asimismo, sostiene que la resolución
183/20 es arbitraria y es “producto de la desviada finalidad perse-
guida”, por cuanto se dictó en el marco de una reñida votación en el
plenario, porque la voluntad de una de las consejeras se vio clara-
mente afectada y porque no se atendieron sus argumentos expresa-
dos de manera espontánea.
Por otra parte, señala que se pretende aplicar una norma en forma
retroactiva, pues se intentó agregar requisitos que no existían en la
reglamentación vigente al momento de su traslado, violando de esta
forma el principio de legalidad y el respeto debido a las situaciones ju-
rídicas consolidadas. Añade que la finalidad de todo el itinerario ilegal
que describe consiste en atentar contra su inamovilidad e independen-
cia de modo contrario al propósito reglado por la Constitución Nacio-
nal. Menciona diversas causas de trascendencia que se encontrarían
tramitando ante el tribunal del que se pretende desplazarlo y pone de
resalto que la maniobra que se realizó tendría, entre otros efectos, su
apartamiento como juez natural de tales procesos.
En cuanto a la sentencia apelada, expone que resulta arbitraria
por cuanto no explica las razones por las cuales la presunción de legi-
timidad de la resolución 183/20 tiene mayor fuerza que el hecho consu-
mado de que se encuentra desempeñando sus funciones hace casi dos
años en el Tribunal Oral Federal nº 7 celebrando juicios de gran reper-
cusión pública. Agrega que es contradictoria, anticipa la resolución so-
bre el fondo del asunto, se aparta de las constancias de la causa, omite
considerar que no pudo ser oído en el seno del Consejo y, finalmente,
que la jueza carece de acuerdo del Senado, motivo por el cual la recusó
con sustento en los precedentes “Rosza” y “Uriarte” del Alto Tribunal.

-IV-
El 29 de septiembre de 2020, V.E. declaró la admisibilidad del re-
curso por salto de instancia deducido por el actor, con efecto suspen-
1630 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

sivo de la decisión recurrida, con fundamento en las consideraciones


vertidas el mismo día en el pronunciamiento dictado en la causa CAF
11174/2020/1/RS1 “Bertuzzi, Pablo Daniel y otro c/ EN – PJN y otro s/
amparo ley 16.986”. Añadió que no resulta óbice el hecho de que la de-
cisión recurrida consista en el rechazo de la tutela cautelar pretendida
por el actor, en virtud de lo establecido por el art. 257 bis del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación con respecto a las resolucio-
nes dictadas a título de medidas cautelares.

-V-
A su turno, el 1º de octubre de 2020, el Consejo de la Magistra-
tura del Poder Judicial de la Nación contestó el traslado que le fue
conferido.
Luego de reseñar la competencia constitucional de dicho órgano,
opone falta de legitimación pasiva pues afirma que la intervención que
le cabe a dicho cuerpo en el procedimiento de traslado de magistrados
se limitó a la mera emisión de una recomendación al Poder Ejecutivo
Nacional -como tal de carácter no vinculante- y, por ende, la pretensión
actual del recurrente no se identifica con acto alguno que le pueda ser
atribuible a ese Consejo.
En idéntico sentido, señala que ni en la acción deducida ni en
el recurso extraordinario federal por salto de instancia interpuesto
obra una explicación tangible acerca del agravio concreto que oca-
sionaría al doctor Castelli la resolución plenaria 183/20, toda vez que
la decisión relativa a si su designación en el Tribunal Oral en lo Cri-
minal Federal nº 7 de la Capital Federal ha completado o no el proce-
dimiento constitucional, se encuentra en la esfera de competencias
de otros poderes del Estado.
En cuanto al fondo de la cuestión en debate, niega que los trasla-
dos individualizados en el punto dispositivo 1º de la resolución plenaria
183/2020 hayan cumplido el procedimiento constitucional previsto en
el art. 99, inc. 4º, de la Constitución Nacional, ni tampoco el requisito
exigido por el art. 1º inciso b) del Reglamento de Traslados entonces
vigente (resolución plenaria 155/00).
En particular, subraya que dentro de la competencia penal en la
que se desempeña el recurrente, existen fueros, instancias y juris-
dicciones territoriales diferenciadas, y que la alocución “jurisdicción”
también refiere a un radio territorial dentro del cual el magistrado
ejerce sus facultades. Puntualiza que la jurisdicción territorial propia
de los Tribunales Orales en lo Criminal Federal de San Martín, para el
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1631
343

cual fue designado el doctor Castelli, es diferente a la de los Tribunales


Orales en lo Criminal Federal de la Capital Federal.
Remarca que sólo una interpretación desaguisada de las normas,
incluidas las acordadas del Alto Tribunal, podría llevar a sostener que
se trata de una misma jurisdicción territorial. En su criterio, tal fa-
lla en la argumentación del recurrente adquiere especial relevancia
a poco que se repare que se trata de un magistrado de tribunal oral
federal, pues el art. 373 del Código Procesal Penal de la Nación expre-
samente señala que la audiencia de debate debe celebrarse dentro de
la circunscripción judicial del tribunal competente, de modo tal que la
jurisdicción territorial en estos casos no sólo fija la competencia del
tribunal sino que incluso posee efectos directos sobre el proceso.
Sobre esa base, califica de insostenible el argumento del accio-
nante en punto a que, en materia federal, se trata de una jurisdicción
única. Esgrime que, en el caso del traslado del doctor Castelli, se ha
incumplido el requisito de “igual jurisdicción” previsto en el art. 1º, inc.
b), del “Reglamento de traslados” entonces vigente (Resolución CM
155/00), el cual equivale a “igual jurisdicción territorial”.
Bajo dichas condiciones, considera que la pauta legal fijada echa
por tierra el intento del amparista de negar, minimizar o relativizar
que recibió acuerdo del Senado para ser juez de la jurisdicción territo-
rial de la Cámara Federal de Apelaciones de San Martín (provincia de
Buenos Aires), que posteriormente fue trasladado a un tribunal perte-
neciente a otra jurisdicción territorial (la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires) y que, como contrapartida, no cuenta con el correspondiente
acuerdo del Senado para desempeñarse como juez federal en el ámbi-
to de dicha Ciudad Autónoma.
Considera incuestionable que el traslado de un magistrado de una
jurisdicción territorial a otra requiere de un nuevo acuerdo del Senado.
Niega también que exista una afectación de la cosa juzgada ad-
ministrativa pues la resolución 183/20 se ha limitado a declarar que
el procedimiento constitucional complejo de designación del doctor
Castelli en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 7 de la Capital
Federal no se encontraba completo, de acuerdo a lo previsto por el art.
99, inc. 4º, de la Constitución Nacional.
Como consecuencia de ello, comunicó tal circunstancia al Poder
Ejecutivo Nacional y a la Corte Suprema de Justicia de la Nación,
sin afectar los actos dictados con anterioridad en su ámbito de inter-
vención. De esta manera, dice que el Consejo no dejó sin efecto las
recomendaciones de traslado realizadas mediante las resoluciones
1632 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

46/2010, 64/2018 y 358/2018, ni dispuso su revisión sino que, exclusiva-


mente, se limitó a manifestar que el trámite constitucional que tales
medidas exigían no se completó debidamente.
Tampoco considera que la resolución plenaria 183/20 produzca una
afectación a la inamovilidad de los jueces puesto que dicho acto no adop-
tó temperamento alguno respecto de la continuidad de los magistrados
individualizados en su punto dispositivo 1º sino que se limitó a declarar
la posición institucional del órgano respecto de la completitud o no del
procedimiento previsto en el art. 99, inc. 4º, de la Constitución Nacional.
Destaca que los actos sobrevinientes emanados del Senado de la
Nación y del Poder Ejecutivo Nacional tampoco han afectado en modo
alguno los alcances de las garantías de estabilidad, inamovilidad e in-
tangibilidad de las remuneraciones que asisten al actor en su carácter
de magistrado legítimamente investido, ya que éstas corresponden
exclusivamente al cargo en el cual ha sido originalmente designado
y para el cual cuenta con acuerdo del Honorable Senado de la Nación.
Puntualiza que, antes que intentar coartar el normal desenvolvi-
miento de las funciones propias de los órganos de gobierno de esta
República, y tal como fuera comprendido por los siete magistrados
que concurrieron a la audiencia pública celebrada ante la Comisión de
Acuerdos del Honorable Senado de la Nación, el actor debería haber
sido el primer interesado en que su designación adquiera la completi-
tud que exige el derecho vigente y, de ese modo, garantizar a los justi-
ciables que ejerce su rol con absoluta independencia.
En respuesta a la arbitrariedad endilgada por el accionante al pro-
nunciamiento que rechazó su pedido de medida cautelar, indica que el
adelanto de opinión que se le atribuye a la juez Marra Giménez es la
contracara del severo vicio que porta la pretensión cautelar del ampa-
rista, por fusionar el fondo del pleito y la expectativa precautoria en su
misma intervención. Sostiene que dicha juez no adelantó opinión, sino
que, con su estudio liminar acerca de uno de los requisitos de toda me-
dida cautelar, cual es la verosimilitud en el derecho, dejó de manifiesto
la referida confusión de pretensiones.
Atribuye a los propios fundamentos del recurrente la demostra-
ción de la existencia de otras vías más idóneas que el amparo, puesto
que el actor admitió que existen instancias de decisión administrativas
pendientes y ello se da de bruces con los requisitos propios de la ac-
ción de amparo.
En lo atinente a la Acordada 7/18, subraya que el amparista se ha
aferrado a la excepción allí señalada tergiversando su contenido, pre-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1633
343

tendiendo extender sus efectos a una situación fáctica que a simple


vista presenta múltiples distingos al compararla con la tenida en mi-
ras por V.E., y confundiendo algo que a todas luces resulta obvio como
ser la natural inteligencia que debe dársele al proceso complejo de
designación de los magistrados de la Nación.
Partiendo de las directrices fijadas por la Corte Suprema de Jus-
ticia en las Acordadas 4/18 y 7/18, pone de resalto que el “traslado”
del doctor Castelli al Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 7 de la
Capital Federal resulta, en realidad, el nombramiento del citado ma-
gistrado en un nuevo cargo judicial, en los términos del art. 99, inc. 4º,
párrafo 2º, de la Constitución Nacional, razón por la cual, dicha desig-
nación no se encuentra completa.
Contestado el traslado por la demandada, el 2 de octubre de 2020
V.E. corre vista a este Ministerio Público por el plazo de cuarenta y
ocho horas con habilitación de días y horas.

-VI-
Sentado lo expuesto, entiendo que las cuestiones aquí debatidas
son sustancialmente análogas a las que han sido examinadas en mi
dictamen del día de la fecha en la causa CAF 11174/2020/1/RS1, “Ber-
tuzzi, Pablo Daniel y otro c/ Estado Nacional - PJN y otro s/ amparo
ley 16.986”, a cuyos fundamentos y conclusiones, en lo que fuere perti-
nente para la resolución del sub examine, cabe remitirse por razones
de brevedad.

-VII-
En consecuencia, opino que corresponde hacer lugar al presente
recurso extraordinario por salto de instancia y revocar la sentencia
apelada. Buenos Aires, 3 de octubre de 2020. Eduardo Ezequiel Casal.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 5 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Castelli, Germán Andrés c/ Estado Nacional -


Consejo de la Magistratura de la Nación s/ amparo ley 16.986”.
1634 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Considerando:

1º) Que el doctor Germán Andrés Castelli, por derecho propio, soli-
citó una medida cautelar en el marco de un proceso de amparo contra
el Estado Nacional - Consejo de la Magistratura de la Nación en el que
pide que se declare la invalidez de la resolución 183/2020 del Plenario
de dicho órgano en tanto afecta la “permanencia” en su cargo.

En virtud de dicha resolución la demandada declaró que en el tras-


lado del juez Castelli, desde el Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 3
de San Martín al Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 7 de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, “el Poder Ejecutivo de la Nación no ha
completado el procedimiento constitucional previsto en el art. 99 inc.
4 de la Constitución Nacional”, lo cual resolvió también comunicar al
Poder Ejecutivo (artículo 1º de la resolución 183/2020).

Respecto de la medida precautoria solicitada, el actor concreta-


mente pretende que se suspendan los efectos de la referida resolución
hasta tanto se dicte sentencia definitiva en la causa.

2º) Que, en fecha 3 de septiembre de 2020, la magistrada a car-


go del Juzgado Nacional en lo Contencioso Administrativo Federal nº
12 rechazó el pedido de medida cautelar deducido. Para así decidir,
la jueza partió de la premisa de que los actos administrativos gozan
de presunción de legitimidad y fuerza ejecutoria, y consideró que en
el presente caso el actor no había atacado suficientemente esa pre-
sunción ni acreditado la verosimilitud de su derecho, toda vez que la
resolución aparecía suficientemente respaldada en el ejercicio de fun-
ciones y atribuciones propias del Consejo en tanto “el traslado del Sr.
Magistrado habría sido dispuesto para actuar en distinta jurisdicción,
sin el pertinente Acuerdo exigido”, contrariando el Reglamento de
Traslado de Jueces 155/2000, artículo 1, inc. b.

3º) Que contra tal decisión el actor planteó un recurso extraordina-


rio por salto de instancia ante esta Corte en los términos del artículo
257 bis del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación. Allí, solicita
que se revoque la resolución de primera instancia que denegó la me-
dida cautelar solicitada y, asimismo, se disponga una medida cautelar
que suspenda los efectos de la resolución 183/2020 hasta tanto se dicte
sentencia definitiva y firme en la causa, en cuya virtud “el suscripto
podría continuar prestando funciones en el TOF Nº 7”.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1635
343

4º) Que esta Corte declaró admisible el recurso extraordinario por


salto de instancia el pasado 29 de septiembre de 2020.

5º) Que en atención a los antecedentes reseñados, este reme-


dio federal remite necesariamente a las consideraciones efectuadas
respecto de la resolución 183/2020 del Consejo de la Magistratura
en el pronunciamiento del 3 de noviembre de 2020 en la causa CAF
11174/2020/1/RS1 “Bertuzzi, Pablo Daniel y otro c/EN-PJN y otro s/
amparo ley 16.986”, cuyos argumentos se dan por reproducidos en lo
pertinente y sin perjuicio del distinto alcance del presente recurso in-
terpuesto contra el rechazo de una medida cautelar.

Por ello, oído el señor Procurador General de la Nación interino,


se hace lugar al recurso extraordinario por salto de instancia, se re-
voca la sentencia recurrida, y se ordena la suspensión de los efectos
de la resolución 183/2020 hasta tanto se dicte sentencia definitiva en la
causa (art. 16 de la ley 48). Notifíquese y, oportunamente, devuélvase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (en disidencia) — Elena I. Highton


de N olasco (según su voto) — J uan C arlos M aqueda — R icardo L uis
Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Voto Concurrente de la Señora Vicepresidenta Doctora Doña


Elena I. Highton de Nolasco

Considerando:

1º) Que Germán Andrés Castelli dedujo acción de amparo contra


el Estado Nacional - Consejo de la Magistratura de la Nación, con el
objeto de que se declare la inconstitucionalidad y nulidad de la reso-
lución 183/2020 del plenario de dicho Consejo que, por mayoría, resol-
vió declarar que su traslado desde el Tribunal Oral en lo Criminal Fe-
deral nº 3 de San Martín, Provincia de Buenos Aires, al Tribunal Oral
en lo Criminal Federal nº 7 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
“no ha completado el procedimiento constitucional previsto en el art.
99 inc. 4 de la Constitución Nacional conforme la jurisprudencia de
la Corte Suprema de Justicia de la Nación así como a las acordadas
4/2018 y 7/2018”.
1636 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En ese marco, el actor solicitó el dictado de una medida cautelar


con el objeto de que se suspendan los efectos de la resolución 183/2020
y que, al mismo tiempo, se ordene al Poder Ejecutivo Nacional y al
Senado de la Nación que se abstengan de hacer efectivo dicho acto e
iniciar el trámite previsto en el artículo 99, inciso 4º, de la Constitución
Nacional hasta que se dicte sentencia sobre el fondo del asunto. Requi-
rió, además, el dictado de una medida interina, con el mismo alcance,
con vigencia hasta la notificación de la sentencia que resuelva la medi-
da precautoria peticionada.

La jueza a cargo del Juzgado Nacional en lo Contencioso Adminis-


trativo Federal nº 12 rechazó la medida cautelar solicitada, por consi-
derar que no se encontraban cumplidos los requisitos de verosimilitud
del derecho y de peligro en la demora.

En cuanto a los antecedentes de hecho que dieron origen a estas


actuaciones, la magistrada explicó que mediante el decreto 1412/2011
el Dr. Castelli fue designado en el Tribunal Oral en lo Criminal Fede-
ral nº 3 de San Martín, provincia de Buenos Aires. Refirió que, poste-
riormente, Castelli solicitó su traslado al Tribunal Oral en lo Criminal
Federal nº 7 de la Capital Federal, que el Consejo de la Magistratura,
a través de la resolución 355/2018, prestó conformidad y recomendó
al Poder Ejecutivo Nacional que admitiera tal petición, lo que sucedió
con el dictado del decreto 902/2018. Indicó que, finalmente, por medio
de la mencionada resolución 183/2020 impugnada en autos, el Consejo
de la Magistratura encomendó al Poder Ejecutivo Nacional y al Se-
nado de la Nación la revisión de aquel nombramiento por no haber
cumplido el procedimiento fijado en el artículo 99, inciso 4º, de la Cons-
titución Nacional.

2º) Que contra dicho pronunciamiento el actor interpuso recurso


extraordinario por salto de instancia en los términos de los artículos
257 bis y siguientes del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación,
que este Tribunal declaró admisible el 29 de septiembre pasado, con
efecto suspensivo de la sentencia recurrida.

3º) Que en su presentación el recurrente sostiene que la resolu-


ción 183/2020 del Consejo de la Magistratura es nula de nulidad absolu-
ta, por cuanto pretende modificar de manera arbitraria una situación
jurídica consolidada, pues su traslado fue dispuesto mediante un acto
administrativo que se encuentra firme y consentido y que goza de la
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1637
343

estabilidad propia de los actos de gobierno. En este sentido agrega


que la legalidad del procedimiento llevado a cabo para su traspaso fue
respaldada por las acordadas 4/2018 y 7/2018 de esta Corte.

Asimismo, expresa que fue conculcada la garantía del debido


proceso adjetivo, por cuanto el Consejo de la Magistratura trató la
regularidad de su traslado sin darle oportunidad de ser oído. Por otro
lado, manifiesta que la resolución del Consejo al pretender agregar
requisitos que no estaban previstos en la reglamentación de los tras-
lados de magistrados vigente al momento de su traspaso, viola el
principio de legalidad. Remarca que la resolución impugnada atenta
contra los principios constitucionales de inamovilidad e independen-
cia de los jueces, y pone de resalto que uno de los efectos de lo allí
decidido será su apartamiento como juez natural de diversas causas
de trascendencia que tramitan en el tribunal en el que desde hace
dos años se desempeña.

Específicamente con relación a la sentencia apelada, se agravia


por considerarla arbitraria, por cuanto no explica las razones por las
cuales la presunción de legitimidad de la resolución 183/2020 tiene ma-
yor fuerza que el hecho consumado de que desde el 10 de octubre de
2018 se encuentra cumpliendo funciones como juez en el Tribunal Oral
en lo Criminal Federal nº 7, a partir de un traslado recomendado por
el propio Consejo de la Magistratura y dispuesto por un decreto del
Poder Ejecutivo. En esa línea, sostiene que la decisión de la jueza de
la causa es contradictoria, que anticipa la resolución sobre el fondo del
asunto, que se aparta de las constancias de la causa y que omite consi-
derar la invocada afectación de su derecho de defensa.

4º) Que al contestar el traslado que le fue conferido, el Consejo


de la Magistratura, en primer lugar, afirma que la intervención que le
cabe a dicho cuerpo en el procedimiento de traslado de jueces se limitó
a la mera emisión de una recomendación al Poder Ejecutivo Nacional,
como tal de carácter no vinculante, y que, en consecuencia, la preten-
sión actual del recurrente no se identifica con acto alguno que pueda
ser atribuible a ese Consejo.

Por lo demás, destaca que dentro de la competencia penal en la


que se desempeña el recurrente, existen fueros, instancias y juris-
dicciones territoriales diferenciadas, y que la alocución “jurisdicción”
también refiere a un radio territorial dentro del cual el magistrado
1638 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ejerce sus facultades. Puntualiza que la jurisdicción territorial propia


de los Tribunales Orales en lo Criminal Federal de San Martín, para
el cual fue designado el Dr. Castelli, es diferente a la de los Tribunales
Orales en lo Criminal Federal de la Capital Federal.

Califica de insostenible el argumento del recurrente en punto a


que, en materia federal, se trata de una jurisdicción única. Expone
que en el caso del traslado del actor se ha incumplido el requisito de
“igual jurisdicción” previsto en el artículo 1º, inciso “b”, del reglamen-
to de traslados de jueces entonces vigente (aprobado por la resolución
155/2000), que equivale a “igual jurisdicción territorial”. En esta inte-
ligencia, considera incuestionable que el traslado de un magistrado
de una jurisdicción territorial a otra requiere de un nuevo acuerdo del
Senado de la Nación.

Asimismo, descarta que exista una afectación de la cosa juzgada


administrativa, ya que la resolución 183/2020 se ha limitado a declarar
que el procedimiento constitucional complejo de designación del Dr.
Castelli en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 7 de la Capital
Federal no se encontraba completo, de acuerdo a lo prescripto por el
artículo 99, inciso 4º, de la Constitución Nacional, y como consecuen-
cia de ello, comunicó tal circunstancia al Poder Ejecutivo Nacional y
a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, sin afectar los actos dic-
tados con anterioridad en su ámbito de intervención. A su vez, afir-
ma que tampoco se han conculcado de modo alguno las garantías de
estabilidad, inamovilidad e intangibilidad de las remuneraciones que
asisten al actor en su carácter de magistrado legítimamente investi-
do, ya que estas corresponden exclusivamente al cargo en el cual ha
sido originariamente designado y para el cual cuenta con acuerdo del
Senado de la Nación.

Tras considerar las directrices fijadas por esta Corte en las acor-
dadas 4/2018 y 7/2018, remarca que el traslado del Dr. Castelli al Tri-
bunal Oral en lo Criminal Federal nº 7 de la Capital Federal resul-
ta, en realidad, el nombramiento del citado magistrado en un nuevo
cargo judicial, en los términos del mencionado artículo 99, inciso 4º,
de la Ley Fundamental, razón por la cual dicha designación no se
encuentra completa.

Por último, niega la existencia de arbitrariedad en lo decidido por


la jueza de grado al rechazar la medida cautelar solicitada. En este
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1639
343

sentido, expresa que el alegado adelanto de opinión por parte de la


magistrada no es sino la contracara del severo vicio que porta la pre-
tensión cautelar del actor, quien fusionó en ella el fondo del pleito y la
expectativa precautoria.

5º) Que el señor Procurador General de la Nación interino emitió


su dictamen en el sentido de hacer lugar al recurso extraordinario por
salto de instancia y revocar la sentencia apelada.

En el entendimiento de que las cuestiones aquí debatidas resultan


análogas a las examinadas en el dictamen correspondiente a la causa
CAF 11174/2020/1/RS1 “Bertuzzi, Pablo Daniel y otro c/ EN - PJN y
otro s/ amparo ley 16.986”, el Procurador General remitió, en lo per-
tinente, a los fundamentos y conclusiones allí expuestos, por razones
de brevedad.

6º) Que este Tribunal ha establecido que si bien por vía de prin-
cipio las medidas como las requeridas por el actor no proceden res-
pecto de actos administrativos o legislativos habida cuenta de la
presunción de validez que ostentan, tal doctrina debe ceder cuando
se los impugna sobre bases prima facie verosímiles (Fallos: 250:154;
331:2913; 335:23; 336:177).

Asimismo, ha dicho que “como resulta de la naturaleza de las me-


didas cautelares, ellas no exigen de los magistrados el examen de la
certeza sobre la existencia del derecho pretendido, sino sólo de su ve-
rosimilitud. Es más, el juicio de verdad en esta materia se encuentra
en oposición a la finalidad del instituto cautelar, que no es otra que
atender a aquello que no excede del marco de lo hipotético, dentro del
cual, asimismo, agota su virtualidad” (Fallos: 306:2060; 338:868).

7º) Que en el caso, la irregularidad que la demandada endilga al


traslado del actor deriva del incumplimiento del requisito previsto
en el inciso “b” del artículo 1º del reglamento de traslado de jueces
aprobado por la resolución 155/2000 del Consejo de la Magistratu-
ra, en cuanto preveía que los magistrados del Poder Judicial de la
Nación podían solicitar su traslado a otro tribunal que se encon-
trara vacante siempre que esta última vacante correspondiera a
la misma jurisdicción que el cargo que el juez ocupaba. Ello, toda
vez que mediante el decreto 902/2018 del Poder Ejecutivo Nacional
y previa intervención del Consejo de la Magistratura a través de la
1640 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

resolución 355/2018, el actor fue trasladado del Tribunal Oral en lo


Criminal Federal nº 3 de San Martín al Tribunal Oral en lo Criminal
Federal nº 7 de la Capital Federal.

El actor sostiene que el vocablo “jurisdicción” debe interpretase


en sentido amplio. Es decir, que no debería exigirse una identidad en
la jurisdicción territorial y que resultaría suficiente que la vacante y el
cargo que el juez ocupe tengan una única alzada u órgano de super-
intendencia, que en este caso sería la Cámara Federal de Casación
Penal.

Sin embargo, esta interpretación se encuentra, prima facie, reñi-


da con el hecho de que el traslado de jueces, aun cuando resulte un
mecanismo válido bajo ciertos límites constitucionales, constituye un
sistema excepcional que, por ende, debería ser interpretado de mane-
ra restrictiva.

Bajo ese estándar, resulta razonable interpretar —dentro del


limitado marco de conocimiento que caracteriza a las medidas cau-
telares— que el requisito de identidad de jurisdicción comprendía el
aspecto territorial y que, por consiguiente, tal condición no se habría
cumplido en el caso, pues el traslado del actor se produjo de un tribu-
nal de la Provincia de Buenos Aires a otro de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires.

8º) Que por lo demás, no puede dejar de observarse que las cues-
tiones debatidas en el presente caso —aun cuando se trata de una
medida cautelar— guardan sustancial analogía con las consideradas y
resueltas por el Tribunal en la causa CAF 11174/2020/1/RS1 “Bertuzzi,
Pablo Daniel y otro c/ EN - PJN y otro s/ amparo ley 16.986”, voto de
la jueza Highton de Nolasco, sentencia del 3 de noviembre de 2020, a
cuyos fundamentos y conclusiones, en lo pertinente, se remite.

Por ello, habiendo dictaminado el señor Procurador General de la


Nación interino, se resuelve:

I. Revocar la sentencia apelada y hacer lugar a la medida cautelar,


disponiendo la suspensión hasta el dictado de la sentencia definitiva
de la resolución 183/2020 del Consejo de la Magistratura, así como de
los actos posteriores cumplidos por el Poder Ejecutivo Nacional y el
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1641
343

Senado de la Nación que concluyeron con la reversión inmediata del


traslado del actor.

II. Declarar que lo aquí decidido no afecta la validez de las actua-


ciones cumplidas por el actor mientras permanezca en su cargo como
consecuencia de lo que aquí se decide.

Notifíquese y, oportunamente, devuélvase.

Elena I. Highton de Nolasco.

Disidencia del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando:

1º) Que el actor promovió acción de amparo solicitando la decla-


ración de inconstitucionalidad y nulidad de la Resolución Nº183/20 del
Consejo de la Magistratura de la Nación, por la cual este órgano —por
mayoría de 7 votos contra 6— encomendó al Poder Ejecutivo Nacional
y al Senado de la Nación la revisión de su nombramiento como juez del
Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº7 de la Capital Federal, efec-
tuado por el Decreto Nº902/18, por el cual se lo trasladara desde el
Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº3 de San Martín, Provincia de
Buenos Aires, y se lo designara en el cargo antes mencionado. En el
marco de dicha acción, el actor solicitó que se dispusiera una medida
cautelar con el objeto de que se impidiera la efectivización de la re-
solución atacada y el inicio del procedimiento de revisión hasta tanto
recaiga sentencia definitiva.

2º) Que la señora jueza subrogante del Juzgado Nacional en lo


Contencioso Administrativo Federal Nº12 rechazó la medida cautelar
solicitada por considerar que no se encontraban reunidos los requisi-
tos para su procedencia.

Para fundar su decisión consideró, en primer lugar, que no se


hallaba acreditada la verosimilitud del derecho invocado por el ac-
tor. A ese respecto, sostuvo que al emitir la resolución impugnada
1642 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

el Consejo de la Magistratura ejerció atribuciones constituciona-


les propias, vinculadas al proceso de selección y nombramiento de
jueces de los tribunales inferiores, y formuló “una declaración diri-
gida al Poder Ejecutivo de la Nación, respecto de los traslados de
Magistrados oportunamente propiciados”. Afirmó que, respecto del
juez Castelli, la resolución se limitó a señalar que su traslado no
habría cumplido con el requisito previsto en el art. 1, inc. “b”, del
Reglamento de Traslado de Jueces (Resolución Nº155/00), según el
cual la vacante a cubrir debe corresponder a la misma jurisdicción,
puesto que Castelli fue designado originalmente en el Tribunal Oral
en lo Criminal Federal Nº3 de San Martín, provincia de Buenos Ai-
res, y trasladado luego al Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº7,
de la Capital Federal. Aseveró que la resolución impugnada por el
actor goza de presunción de legitimidad y de fuerza ejecutoria y que
cautelares como la solicitada, de carácter innovativo a esa altura
de los acontecimientos, deben ser ponderados con suma prudencia.
En tales condiciones, la jueza subrogante entendió que el accionar
del Consejo de la Magistratura aparecía “prima facie fundado en el
ejercicio de funciones y atribuciones propias, con fundamento en
que el traslado propiciado resultaría a distinta jurisdicción y por
ello, contraria a la normativa vigente”.

En segundo lugar, juzgó que -en las condiciones existentes al mo-


mento de su decisión- tampoco existía peligro en la demora. Afirmó
que “no se advierte que tal decisión declarativa pueda -por sí- provocar
los daños que el amparista invoca, ya que el procedimiento y accionar
que tilda de arbitrarios, aparecen por el momento como presunciones,
frente a lo cual no puede aseverarse que se verifique con suficiente
entidad el hipotético daño irreparable o peligro alegados”. Agregó que
la vía procesal elegida, expedita, permite una solución de fondo rápida,
lo que contribuía a diluir los peligros denunciados por el actor.

3º) Que contra este pronunciamiento el actor dedujo recurso ex-


traordinario por salto de instancia en los términos del art. 257 bis del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.

En apretada síntesis, el recurrente argumenta que la resolución


apelada es arbitraria desde una triple perspectiva: no ha explicitado
por qué la presunción de legitimidad y la fuerza ejecutoria que atribu-
yó a la Resolución Nº183/20 tendrían preeminencia sobre las mismas
características de las que goza el decreto que lo designó en el Tribu-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1643
343

nal Oral Federal Nº7; ha omitido considerar que la resolución atacada


implica una aplicación retroactiva de las normas sobre traslados dic-
tadas por el Consejo durante el año 2019; la resolución apelada per-
mite, al dejar avanzar el procedimiento de revisión impugnado, una
remoción encubierta, siquiera temporaria, en clara vulneración a los
principios de inamovilidad e independencia judicial. Invoca, asimismo,
las acordadas Nº4/18 y 7/18 de esta Corte Suprema, las que, a su juicio,
confirman la plena validez de su designación.

Agrega que la resolución del Consejo de la Magistratura impug-


nada a través de la presente acción vino a intentar alterar una situa-
ción jurídica consolidada en torno a su traslado, el que se instrumen-
tó mediante un acto administrativo firme y consentido, sin que se
hubiesen efectuado impugnaciones de ningún tipo durante más de
dos años. Se trata, en su visión, de un acto que goza de estabilidad y
que no puede ser revocado fuera de la sede estrictamente jurisdic-
cional. Por ello, afirma que aún si se pretendiera objetar su traslado,
una decisión de ese tipo quedaría fuera de la competencia del Conse-
jo de la Magistratura, del Congreso o del Poder Ejecutivo, resultando
violatoria de la división de poderes cualquier otra posición sobre el
punto. Enfatiza que el Consejo actuó en contradicción con sus pro-
pios actos anteriores, válidos y eficaces, en violación al principio de
buena fe. Destaca, en ese sentido, que el Consejo llamó a concurso
público para cubrir la vacante que dejara en el Tribunal Oral en lo
Criminal Federal Nº3 de San Martín, provincia de Buenos Aires, el
que se encuentra en pleno trámite, situación que profundiza la gra-
vedad institucional que reviste lo decidido en la Resolución Nº183/20.
Endilga a la resolución atacada tener una causa falsa o simulada,
violar el debido proceso adjetivo y perseguir una finalidad desvia-
da. Insiste en que ella constituye un atajo procedimental ilegal para
cuestionar su traslado que, a su vez, supone la aplicación retroactiva
de los requisitos fijados en la reforma del Reglamento de Traslado de
Jueces efectuada en el año 2019.

En suma, el recurrente sostiene que su nombramiento en el Tri-


bunal Oral en lo Criminal Federal Nº7 de la Capital Federal resulta
ajustado a derecho y que, por ello, se encuentra protegido por la ga-
rantía de la inamovilidad mientras dure su buena conducta (arts. 110 y
115, C.N.), sin que pueda serle requerido un nuevo acuerdo del Senado
para continuar desempeñándose en el citado tribunal.
1644 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

4º) Que, al contestar el traslado del recurso extraordinario por sal-


to de instancia, el Consejo de la Magistratura solicita su rechazo y la
confirmación de la resolución recurrida.

En primer lugar, plantea que carece de legitimación sustancial pa-


siva respecto de la pretensión esgrimida por el actor, toda vez que su
actuación se habría limitado a emitir una recomendación de carácter
no vinculante para el Poder Ejecutivo Nacional y el Honorable Senado
de la Nación, órganos que —en todo caso— son quienes tienen las po-
testades de accionar sobre sus supuestos derechos. Endilga al actor
pretender censurar el ejercicio de las competencias constitucionales
del Consejo respecto de un tema de su directa incumbencia, como es
el relativo a la completitud de las designaciones judiciales analizadas
en la Resolución Nº183/20.

Relata los antecedentes de solicitudes de traslados presentadas


por el juez Castelli ante el propio Consejo, como así también otras ins-
tancias de intervención del actor en concursos para vacantes en tribu-
nales orales federales con asiento en la Ciudad de Buenos Aires, de lo
cual concluye que éste ha pretendido usar su designación como ma-
gistrado federal en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº3 de San
Martín como plataforma para llegar al cargo en el que verdaderamen-
te ha querido ser designado, esto es, aquel al que fue trasladado. El
Consejo de la Magistratura advierte que en caso de hacerse lugar a la
pretensión del recurrente “se estaría legitimando un mecanismo por
el cual aquellos magistrados que cuenten con el beneplácito del Po-
der Ejecutivo Nacional, se verían dispensados de cumplir con el pro-
cedimiento constitucional de designación de magistrados, pudiendo
ser traspasados a aquellos cargos judiciales que siempre han querido
alcanzar sin participar de concurso público alguno y sin comparecer
ante el Honorable Senado de la Nación”. Esta situación, argumenta, se
opone directamente al derecho de toda persona a ser oída por un juez
o tribunal competente, independiente e imparcial, que surge de diver-
sas convenciones internacionales sobre derechos humanos que gozan
de jerarquía constitucional. Continúa destacando la centralidad del rol
del Senado en el procedimiento de designación de jueces, con miras a
garantizar el derecho mencionado anteriormente. Agrega que es en
esa instancia ante el Senado que los ciudadanos pueden tomar parte
del procedimiento de designación de jueces, mediante la audiencia pú-
blica prevista por el art. 99 inc. 4 de la Constitución y los mecanismos
complementarios previstos en el reglamento del Senado.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1645
343

Argumenta que la resolución respecto de la cual se solicita una


medida cautelar goza de presunción de legitimidad, que no ha sido
desvirtuada por el recurrente, razón por la cual no existe verosimili-
tud en el derecho invocado. Agrega que el acuerdo del Senado se ciñe
a una función determinada y que el traslado del actor no ha satisfecho
los requisitos del art. 99 inc. 4 de la Constitución y los exigidos por el
Reglamento de Traslados (Resolución Nº155/00). En particular, cues-
tiona el cumplimiento del requisito de “igual jurisdicción”, que -en su
postura- se refiere a la jurisdicción territorial. Funda esa interpreta-
ción en consideraciones relativas a la distinta representación que tie-
nen la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (asiento del tribunal al que
fue trasladado el juez Castelli) y la provincia de Buenos Aires (sede
del tribunal de origen del juez actor) en el Senado, órgano competente
para otorgar acuerdo para el nombramiento de magistrados; en nor-
mas relativas al ámbito territorial en el que el Código Procesal Penal
de la Nación determina para la celebración de la audiencia de debate;
y en la utilización del término en un precedente de esta Corte. Reitera
la inexistencia de daño derivado del accionar del Consejo, lo que exclu-
ye la existencia de peligro en la demora.

Finalmente, el Consejo de la Magistratura sostiene que, contraria-


mente a lo invocado por el apelante, no se está afectando la “cosa juz-
gada administrativa” por cuanto la resolución impugnada no revoca
ni deja sin efecto ningún acto anterior del propio Consejo, sino que se
limita a señalar que los trámites constitucionales que los traslados que
había recomendado con anterioridad no se encontraban completos.
Por ello, insiste, sus actos no han afectado la estabilidad ni la inamo-
vilidad del juez Castelli y —agrega— tampoco lo han hecho los actos
sobrevinientes del Senado y del Poder Ejecutivo de la Nación que, aun-
que se sucedieron entre sí, resultan independientes de la Resolución
Nº183/20, cuestionada en esta acción.

5º) Que debe tenerse presente que, durante la tramitación de la


causa y como consecuencia del dictado de la Resolución Nº183/20 del
Consejo de la Magistratura, el Poder Ejecutivo de la Nación solicitó al
Senado acuerdo para el traslado del magistrado recurrente al Tribu-
nal Oral en lo Criminal Federal Nº7 de la Capital Federal, en el que se
había venido desempeñando desde el año 2018 (Mensaje Nº62/20). El
Senado se pronunció en sentido negativo mediante la Resolución NºA-
22/20, del día 16 de setiembre del corriente. Al día siguiente, e invocan-
do la falta de acuerdo del Senado, el Poder Ejecutivo dictó el Decreto
1646 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Nº751/20 por el que se dispuso dejar sin efecto el Decreto Nº902/18, de


designación del recurrente en el tribunal oral antes mencionado.

6º) Que, en las circunstancias reseñadas, los agravios del apelante


encuentran adecuada respuesta en lo decidido el 3 de noviembre de
2020 en la causa CAF 11174/2020/1/RS1,“Bertuzzi, Pablo Daniel y otro
c/ EN-PJN y otro s/ amparo ley 16.986”, voto del juez Rosenkrantz, a
cuyas consideraciones y fundamentos corresponde remitir, mutatis
mutandis, por razones de brevedad.

Por ello, y de conformidad con lo dictaminado por el señor Procu-


rador General de la Nación interino, se resuelve declarar procedente
el recurso extraordinario por salto de instancia interpuesto y revocar
la resolución apelada. Vuelvan los autos al tribunal de origen para que
se dicte un nuevo pronunciamiento, con arreglo a lo expuesto. Notifí-
quese, comuníquese a la Procuración General de la Nación, y oportu-
namente devuélvase al juzgado de primera instancia.

Carlos Fernando Rosenkrantz.

Recurso extraordinario por salto de instancia interpuesto por el Dr. Germán Andrés
Castelli, por su propio derecho, con el patrocinio letrado del Dr. Germán José Alfaro.

BANK BOSTON NATIONAL ASSOCIATION c/ GCBA - AGIP


DGR – resol. 3065/08 (dto. 905/02) s/ Proceso de conocimiento

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso extraordinario es formalmente admisible, pues en el caso se


halla en tela de juicio la inteligencia y aplicación de normas de carácter
federal -en especial, el decreto 905/02 y las leyes 25.561 y 25.796- y la
decisión definitiva del superior tribunal de la causa ha sido contraria al
derecho que el recurrente fundó en ellas.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró que el recurso era inadmisible
(art.280 CPCCN)-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1647
343

ACCION DECLARATIVA DE CERTEZA

La acción declarativa es concebida como un proceso de naturaleza pre-


ventiva –no reparatoria- por medio del cual se busca resolver un caso
concreto; su finalidad, en sustancia, consiste en precaver los efectos de
un acto en ciernes al que se le atribuye ilegitimidad y lesión al régimen
constitucional federal, y fijar las relaciones legales que vinculan a las
partes en conflicto, pues la utilización de esta vía tiende a hacer cesar
un estado de incertidumbre sobre la existencia, alcance o modalidades
de una relación jurídica, siempre que esa falta de certeza pudiera produ-
cir un perjuicio o lesión actual al actor y éste no dispusiere de otro medio
legal para ponerle término inmediatamente.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró que el recurso era inadmisible
(art.280 CPCCN)-

ACCION DECLARATIVA DE CERTEZA

La procedencia de acción declarativa está sujeta a que la actividad


administrativa afecte un interés legítimo, que el grado de afecta-
ción sea suficientemente directo, y que aquella actividad tenga con-
creción bastante.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró que el recurso era inadmisible
(art.280 CPCCN)-

ACCION DECLARATIVA DE CERTEZA

Los actos tendientes al cobro del tributo a los ingresos brutos sobre los
ingresos percibidos por la entrega de los bonos regulados por la nor-
mativa federal tienen entidad suficiente para sumir a la actora en un
estado de incertidumbre acerca de la existencia, alcance o modalidades
de la relación jurídica que liga a las partes en una controversia que es
actual y concreta al momento de dictarse el fallo, pues mientras la au-
toridad fiscal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires pretende gravar
con sustento en la normativa local el ingreso obtenido por la entrega de
bonos sobre la base de considerarlo producto de la actividad habitual
de intermediación financiera, la actora apoya su posición en normas fe-
derales que conciben a dicho ingreso como un resarcimiento otorgado,
por única vez, por el Estado Nacional en razón de la emergencia pública
declarada por la ley 25.561.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró que el recurso era inadmisible
(art.280 CPCCN)-
1648 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ACCION DECLARATIVA DE CERTEZA

El hecho de que se haya dictado una medida cautelar en favor de la ac-


tora no descarta la existencia de un perjuicio o lesión actual a los fines
de la procedencia de la acción declarativa, pues, en los términos de la
jurisprudencia de la Corte, dicho recaudo se vincula con la existencia de
un interés jurídico suficiente en el accionante y la comprobación de que
se está en presencia de actos concretos que afectan intereses legítimos
de aquel, o razones objetivas que sustenten su petición.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró que el recurso era inadmisible
(art.280 CPCCN)-

ENTIDADES FINANCIERAS

Se participe o no del criterio que concibe como un subsidio a la medida


adoptada por el decreto 905/02, lo cierto es que la recepción por parte
de los bancos beneficiarios de los bonos previstos en aquella norma no
constituye un ingreso bruto gravado por el Código Fiscal de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró que el recurso era inadmisible
(art.280 CPCCN)-

ENTIDADES FINANCIERAS

La recepción de los bonos dispuestos por el decreto 905/02 no ha cons-


tituido un ingreso que tuvo por objeto retribuir la actividad ejercida por
las entidades financieras; lejos de ello, se trató de una medida excepcio-
nal proveniente del Estado Nacional que, en atención al interés público
comprometido, decidió resarcir los efectos patrimoniales negativos pa-
decidos por las entidades financieras, como consecuencia de una medi-
da de emergencia.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró que el recurso era inadmisible
(art.280 CPCCN).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1649
343

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 12 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Bank Boston National Association c/ GCBA -


AGIP DGR – resol. 3065/08 (dto. 905/02) s/ proceso de conocimiento”.

Considerando:

1º) Que Bank Boston National Association inició una acción me-
ramente declarativa en los términos del art. 322 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación, contra la Dirección General de Rentas
-Administración Gubernamental de Ingresos Públicos- de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, con el objeto de que se declarara que los
ingresos relativos a los bonos que el Estado Nacional le entregó a di-
cha entidad bancaria para resarcir los efectos patrimoniales negativos
generados por la pesificación de los créditos, obligaciones y tenencias
expresados en moneda extranjera (decreto 905/02 -art. 28-, ratifica-
do por la ley 25.827 -art. 71-) no debían ser gravados con el impuesto
sobre los ingresos brutos. Asimismo, solicitó que se estableciera que
tampoco podían ser alcanzados por el mencionado tributo los ingre-
sos correspondientes a los bonos emitidos para compensar los efectos
producidos por la aplicación del Coeficiente de Variación de Salarios
(CVS), sobre algunos de sus activos, y del Coeficiente de Estabiliza-
ción de Referencia (CER), sobre algunos de sus pasivos, según lo dis-
puesto por la ley 25.796, el decreto 117/04 y la Comunicación “A” 4114
del Banco Central de la República Argentina.

2º) Que la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Con-


tencioso Administrativo Federal confirmó el pronunciamiento de la
instancia anterior que hizo lugar a la acción deducida, y declaró que
con respecto a las compensaciones mencionadas precedentemente, la
demandada debía abstenerse de perseguir el cobro del impuesto sobre
los ingresos brutos.

Para así decidir consideró, en primer término, que se hallaban re-


unidos los requisitos exigidos por el art. 322 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación. En este sentido, con apoyo en la jurispruden-
cia del Tribunal, sostuvo que la vía procesal escogida por la actora era
idónea pues existía una falta de certeza o un estado de incertidumbre
1650 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

sobre la existencia, alcance y modalidad de una relación jurídica, ge-


nerada por el dictado de actos administrativos por parte del Gobierno
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tendientes a la percepción
de un tributo, que aquella reputa ilegítimos y contrarios al régimen
constitucional federal.

En lo atinente al fondo de la cuestión debatida, tras reseñar la nor-


mativa federal de emergencia pública aplicable al caso –en especial, la
ley 25.561; los decretos 214/02, 471/02 y 905/02; la ley 25.796-, la cámara
expresó que correspondía acudir a lo resuelto en el caso “ING BANK
N.V. Sociedad Extranjera c/GCBA y otros s/impugnación de actos ad-
ministrativos s/recurso de apelación ordinario concedido”, el 3 de mar-
zo de 2017, por el Tribunal Superior de Justicia de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, cuyos integrantes en diversos votos expusieron con-
sideraciones que el a quo compartió y parcialmente reprodujo.

Así, indicó que la finalidad de los bonos en cuestión no fue sal-


dar la deuda contraída por los clientes de las entidades financieras,
sino resarcir a estas de manera total, única y definitiva por las
pérdidas sufridas en sus tenencias de moneda extranjera, produc-
to de la transformación a pesos dispuesta por normas dictadas por
el Estado Nacional. Por lo tanto, los ingresos derivados de aquellos
títulos públicos no eran “…fruto de operaciones…” ni constituían
“…la contraprestación de un servicio (actividad) prestado” por las
entidades financieras (fs. 413 vta.) y, en consecuencia, no se hallaba
configurado el hecho imponible descripto en la ley, esto es el ejerci-
cio habitual y a título oneroso de cualquier actividad (arts. 119 y 128,
del Código Fiscal, en sus textos ordenados en los años 2002 y 2003,
respectivamente).

Reprodujo ciertos pasajes de aquella sentencia en los que se afir-


mó que el tratamiento tributario de los ingresos derivados de los bonos
no sería distinto aun en la hipótesis de considerar que constituyen un
subsidio del Estado Nacional, puesto que en tal caso el tributo no gra-
varía la capacidad contributiva de las entidades, sino que constituiría
una transferencia de dinero al estado local o, puesto en otros términos,
recaería directamente sobre un instrumento del gobierno nacional.
Asimismo, recordó otros párrafos de la decisión mencionada, en los
que se señaló que “…el bono surge como una suerte de liberalidad
del Estado Nacional, ante la gravedad de la situación económica que
atravesaba nuestro país, de carácter no devolutivo y ausente de la exi-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1651
343

gencia de contraprestación alguna por parte de la entidad receptora


del mismo” (fs. 414).

Por último, tras indicar que en un sentido similar se había expedi-


do la Sala III de esa cámara al fallar el expediente 15.531/2009 “Banco
de la Nación Argentina c/ GCBA - AGIP DGR s/ proceso de conoci-
miento”, el 12 de agosto de 2014, concluyó que “…el ingreso de los bo-
nos compensadores al patrimonio de la accionante, no se encuentra
alcanzado por el hecho imponible del …[impuesto sobre los ingresos
brutos], no resultando legítima la pretensión del G.C.B.A. de gravarlos
con dicha gabela” (fs. 414 vta.).

3º) Que, contra esa decisión, el Gobierno de la Ciudad Autónoma


de Buenos Aires dedujo el recurso extraordinario que, contestado por
la actora, fue concedido por hallarse en discusión la interpretación de
normas federales y denegado en lo atinente a la gravedad institucional
invocada (fs. 458/vta.), lo que dio origen a la interposición ante el Tribu-
nal de la queja CAF 12542/2009/1/RH1, que corre por cuerda.

4º) Que, en primer término, el apelante cuestionó la procedencia


de la acción intentada con sustento en que no pesaba sobre la actora
incertidumbre alguna acerca de la posición fiscal ni de su obligación
de pago. Expresó que aquella reconoció y abonó ciertas diferencias en
relación al tributo reclamado e, incluso, solicitó un plan de facilidades
de pago respecto de una parte de la deuda que mantenía con la de-
mandada. Adujo que los procedimientos locales resultaban aptos para
debatir el tema, lo cual excluye la vía del art. 322 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación, y que aquella carecía de un perjuicio o
lesión actual, pues había obtenido a su favor el dictado de una medida
cautelar que impedía exigirle el cobro de la deuda por la vía ejecutiva.

En cuanto al fondo del asunto, en sustancia, sostuvo que en el pro-


nunciamiento al que remitió el tribunal a quo, se hizo un examen par-
cial y fragmentado del conjunto de normas relativas a la emergencia
económica, que condujo a la errónea conclusión de que las entidades
financieras efectivamente habían sufrido pérdidas cuya “reparación”
o “resarcimiento” asumió el Estado Nacional mediante el mecanismo
previsto en el decreto 905/02, cuando -en rigor de verdad- los ingresos
obtenidos por la actora fueron consecuencia de la actividad que esta
desarrolla en forma habitual y a título oneroso (fs. 427 a 428).
1652 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Por otra parte, negó que la entrega de los bonos en cuestión pueda
ser considerada un subsidio pues esa clase de ayuda pública procura
incentivar conductas futuras, es de carácter permanente y tiende a
la protección genérica de una actividad o gestión, a diferencia de lo
ocurrido en el caso, en que aquellos títulos fueron entregados como
producto de una actividad ya realizada por la entidad financiera y con
el objeto de sustituir la obligación asumida por el deudor original.

Destacó que la recepción de los bonos fue consecuencia directa de


la actividad de intermediación financiera que ejerce la entidad banca-
ria, esto es el ingreso obtenido respondía a la circunstancia de haber
desplegado una actividad habitual y a título oneroso comprendida en
el hecho imponible descripto por las normas locales que regulan el
impuesto sobre los ingresos brutos.

De lo hasta aquí expuesto, resulta que ciñó sus agravios a la entre-


ga de bonos prevista por el decreto 905/02, sin realizar consideración
alguna respecto de las normas que, en un sentido similar, contiene la
ley 25.796, en su Capítulo II.

Por último, sostuvo que la decisión impugnada consagraba un des-


conocimiento de sus facultades tributarias reconocidas por el art. 129
de la Constitución Nacional y por el art. 51 de la Constitución de la
Ciudad de Buenos Aires.

5º) Que, con el alcance de su concesión, el recurso extraordinario


es formalmente admisible pues en el caso se halla en tela de juicio la
inteligencia y aplicación de normas de carácter federal -en especial,
el decreto 905/02 y las leyes 25.561 y 25.796- y la decisión definitiva del
superior tribunal de la causa ha sido contraria al derecho que el recu-
rrente fundó en ellas (art. 14, inciso 3º, ley 48). Por su parte, el recur-
so de hecho deducido con fundamento en la existencia de gravedad
institucional resulta inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación).

6º) Que, con respecto a los cuestionamientos que el apelante ex-


pone sobre la admisibilidad de la acción declarativa dispuesta por las
instancias anteriores, cabe recordar que una conocida jurisprudencia
del Tribunal ha establecido que dicha acción fue concebida como un
proceso de naturaleza preventiva –no reparatoria- por medio del cual
se busca resolver un caso concreto. Su finalidad, en sustancia, consis-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1653
343

te en precaver los efectos de un acto en ciernes al que se le atribuye


ilegitimidad y lesión al régimen constitucional federal, y fijar las rela-
ciones legales que vinculan a las partes en conflicto (doctrina de Fa-
llos: 307:1379; 310:606; 320:1556; 325:474; 328:4198; 333:538; 337:822, entre
muchos otros) pues, la utilización de esta vía tiende a hacer cesar un
estado de incertidumbre sobre la “…existencia, alcance o modalida-
des de una relación jurídica, siempre que esa falta de certeza pudiera
producir un perjuicio o lesión actual al actor y éste no dispusiere de
otro medio legal para ponerle término inmediatamente” (art. 322 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación).

Asimismo, el Tribunal ha sujetado la procedencia de esta clase de


acción a que la actividad administrativa afecte un interés legítimo, que
el grado de afectación sea suficientemente directo, y que aquella acti-
vidad tenga concreción bastante (cf. Fallos: 307:1379; 325:474; 327:2529
y, más recientemente, doctrina de los pronunciamientos del Tribunal
en los casos “Festival de Doma y Folklore”, y “F.P. Rubistein y Cía SRL”
Fallos: 341:101 y 545, respectivamente).

7º) Que, en el caso, ha existido una conducta explícita de la Direc-


ción General de Rentas dirigida a la percepción del impuesto sobre
los ingresos brutos, pues la administración fiscal determinó de oficio
el tributo, intimó su pago e impuso una multa (cf., a fs. 33/45, la resolu-
ción 3065-DGR-2008). Dicho requerimiento fue resistido por la actora
por considerarlo ilegítimo y contrario a las previsiones contenidas en
normas de naturaleza federal -decreto 905/02 y ley 25.796-, mediante
la interposición de los recursos de reconsideración y jerárquico que la
administración fiscal rechazó (cf., a fs. 53/58 y 85/88, resolución 3660-
DGR-2008 y resolución 243-AGIP-2009, respectivamente).

En tales condiciones, es posible concluir que aquellos actos ten-


dientes al cobro del tributo local sobre los ingresos percibidos por la
entrega de los bonos regulados por la normativa federal tienen entidad
suficiente para sumir a la actora en un estado de incertidumbre acer-
ca de la existencia, alcance o modalidades de la relación jurídica que
liga a las partes en una controversia que es actual y concreta al mo-
mento de dictarse el fallo (cf. caso CSJ 540/2011 (47-P)/CS2 “Petrolera
TDF Company SRL c/ Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico
Sur, Provincia de s/ acción declarativa de certeza”, del 27 de diciem-
bre de 2016, considerandos 2º y 3º, y los citados en este último; Fallos:
330:2617, entre otros), pues mientras la autoridad fiscal de la Ciudad
1654 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Autónoma de Buenos Aires pretende gravar con sustento en la nor-


mativa local el ingreso obtenido por la entrega de bonos sobre la base
de considerarlo producto de la actividad “habitual” de intermediación
financiera, la actora apoya su posición en normas federales que conci-
ben a dicho ingreso como un “resarcimiento” otorgado, por única vez,
por el Estado Nacional en razón de la emergencia pública declarada
por la ley 25.561.

En este orden de ideas, la afirmación del apelante acerca de


que la actora no podía alegar incertidumbre alguna pues consintió
la pretensión fiscal al realizar pagos parciales del tributo y adhe-
rir a planes de facilidades de pago carece de todo respaldo en las
constancias de la causa, incluso en las que el propio apelante cita.
En efecto, desde el inicio del pleito la actora sostuvo que los pagos
por ella realizados se referían a otros conceptos contenidos en la
determinación tributaria impugnada (“Intereses por préstamos del
exterior” y “Variación en el prorrateo de intereses pasivos”), pero
no a los ingresos obtenidos por la entrega de los bonos, cuya discu-
sión expresamente reservó para realizarla en esta vía procesal y,
previamente, en la medida cautelar autónoma que antecedió a la
presente acción de certeza (cf. fs. 5 vta.; 7 vta.; 51; 59/66; 292 vta./293
y 450 vta., del expediente principal). Dichas manifestaciones se co-
rroboran con las constancias agregadas a las actuaciones adminis-
trativas, de las que expresamente resulta que el plan de facilidades
que le fue otorgado a la actora solo “…comprende la deuda no
incluida en la medida cautelar dictada a su favor por el Juzga-
do de 1ª Instancia en lo Contencioso Administrativo Federal Nº
2, Secretaría Nº 3…”, esto es aquella deuda tributaria referente
a conceptos distintos que los discutidos en esta causa (cf. fs. 3261
y 3256/3260, Cuerpo XVII, expediente administrativo 70077/2008; el
resaltado no pertenece al texto).

8º) Que, asimismo, resulta claramente insuficiente el agravio re-


lativo a que la “…acción impugnativa ante el fuero contencioso admi-
nistrativo y tributario local era la única vía idónea para controvertir la
postura fiscal… en virtud del sujeto demandado GCBA…”, o bien, la
similar afirmación acerca de que la “…disconformidad con los actos
administrativos debía haber sido ventilada ante el fuero contencioso
administrativo y tributario local a fin de resguardar la garantía del juez
natural de la causa” (fs. 422).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1655
343

En efecto, tal planteo omite considerar que esta Corte, al re-


solver el conflicto de competencia suscitado entre aquel fuero lo-
cal y el fuero en lo contencioso administrativo federal, en la medi-
da cautelar autónoma obtenida por la actora antes de iniciar este
pleito, dirimió la contienda en favor del mencionado fuero federal
y que, al así hacerlo, remitió a lo decidido en la acción declarativa
deducida -en términos similares- por otra entidad bancaria contra
la Administración Gubernamental de Ingresos Públicos de la Ciu-
dad de Buenos Aires, oportunidad en la que, el Tribunal priorizó
lo medular de la cuestión federal debatida, aun cuando por esa vía
se cuestionaba un acto de determinación tributaria de naturaleza
local (cf. Competencia CSJ 53/2012 (48-C)/CS1 “Bank Boston Na-
tional Association c/ G.C.B.A. A.G.I.P. DGR - resol. 3065/08 s/ me-
dida cautelar (autónoma)”, sentencia del 11 de septiembre de 2012
y Competencia CSJ 430/210 (46-C)/CS1 “Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires s/ otros procesos incidentales”, sentencia del 6 de
diciembre de 2011).

Por último, contrariamente a lo afirmado por el apelante, el hecho


de que se haya dictado dicha medida cautelar en favor de la actora no
descarta la existencia de un perjuicio o lesión “actual” pues, en los
términos de la jurisprudencia de esta Corte, dicho recaudo se vincula
con la existencia de un interés jurídico suficiente en el accionante (Fa-
llos: 304:310), y la comprobación de que se está en presencia de actos
concretos que afectan intereses legítimos de aquel, o razones objeti-
vas que sustenten su petición, pues la vía elegida no es la adecuada
para prevenir “daños eventuales” (cf. doctrina de Fallos: 319:2642; CSJ
326/1997 (33-G)/CS1 “Gutiérrez, Delia M. y otros c/Buenos Aires, Pro-
vincia de s/acción declarativa”, sentencia del 10 de diciembre de 1997,
considerando 3º y el fallo allí citado).

Por lo demás, aquella clase de medidas posee una naturaleza pro-


visoria y, en el caso, su objeto consistió en asegurar la discusión en
este pleito sin que pudiera perseguirse el cobro del tributo hasta el
dictado de la sentencia final, es decir hasta que definitivamente el fallo
dirima una controversia que es actual.

En las condiciones expresadas, se hallan reunidos los recaudos


que exige el art. 322 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación
para la procedencia de la acción declarativa.
1656 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

9º) Que, en cuanto al fondo del asunto debatido, los planteos traí-
dos a conocimiento del Tribunal resultan sustancialmente análogos a
los considerados y resueltos en el expediente CAF 15531/2009/CS1-CA2
“Banco de la Nación Argentina c/ GCBA -AGIP DGR- resol. 389/09 y
otros s/ proceso de conocimiento”, sentencia del 21 de junio de 2018, a
cuyos fundamentos corresponde remitir, en lo pertinente, por razones
de brevedad.

En efecto, el Tribunal ha establecido que se participe o no del


criterio que concibe como un subsidio a la medida adoptada por el
decreto 905/02, lo cierto es que la recepción por parte de los bancos
beneficiarios de los bonos previstos en aquella norma no constituye
un ingreso bruto gravado por el Código Fiscal de la Ciudad de Bue-
nos Aires. Así, tras el examen de las normas tributarias locales que
regulan el impuesto sobre los ingresos brutos, esta Corte concluyó
que “…la recepción de los bonos no ha constituido un ingreso que
tuvo por objeto retribuir la actividad ejercida por las entidades finan-
cieras. Lejos de ello, se trató de una medida excepcional proveniente
del Estado Nacional que, en atención al interés público comprome-
tido, decidió resarcir los efectos patrimoniales negativos padecidos
por las entidades financieras, como consecuencia de una medida de
emergencia” (cf. considerando 9º, del voto de la mayoría, y en sentido
análogo, considerando 12, del voto de la jueza Highton de Nolasco,
del fallo citado).

Por ello, se declara formalmente procedente el recurso ex-


traordinario y se confirma la sentencia apelada. Con costas (art.
68 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Se deses-
tima el recurso de hecho. Declárase perdido el depósito de fs. 73
de la presentación directa. Notifíquese con copia del fallo al que
se remite, tómese nota por Mesa de Entradas y, oportunamente,
archívese la queja con copia de la presente y devuélvase el expe-
diente principal.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Horacio Rosatti (en disidencia).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1657
343

Disidencia del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Considerando:

Que el recurso extraordinario y la queja son inadmisibles (art. 280


del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación).

Por ello, se los desestima. Declárase perdido el depósito de fs. 73


del recurso de hecho. Notifíquese y devuélvanse los autos principales
y archívese la queja.

Horacio Rosatti.

Recurso extraordinario interpuesto por el demandado, Gobierno de la Ciudad Autó-


noma de Buenos Aires, representado por la Dra. Rafaela María Copello.
Traslado contestado por la actora, representada por la Dra. Analía Alejandra Sán-
chez, con el patrocinio letrado de los Dres. Alberto Manuel García Lema y Román
Guillermo Jaúregui.
Recurso de queja interpuesto por el demandado, Gobierno de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, representado por la Dra. Rafaela María Copello.
Tribunal de origen: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administra-
tivo Federal, Sala II.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Contencioso Administrativo Federal nº 2.

LIMA, ARNALDO RUBÉN c/ PROVINCIA ART S.A. s/ Recurso


de apelación ley 24.557

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso resulta bien concedido pues, aunque las cuestiones de com-


petencia no habilitan la instancia del artículo 14 de la ley 48 por no estar
satisfecho el recaudo de sentencia definitiva, tal regla admite excepción
en los asuntos en los cuales, media denegación del fuero federal.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
1658 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

RECURSO EXTRAORDINARIO

La circunstancia de que los agravios remitan a aspectos fácticos y de ín-


dole procesal no resulta óbice decisivo para habilitar el recurso extraor-
dinario cuando la cámara se excedió de la jurisdicción conferida por el
recurso de apelación, limite que tiene jerarquía constitucional en cuanto
implica la afectación del principio de congruencia y, consecuentemente,
de las garantías de defensa y debido proceso.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

INCOMPETENCIA

La oportunidad de los tribunales de origen para desprenderse de las


actuaciones sólo puede verificarse al inicio de la acción o al resolver
una excepción de tal índole, extremos que no se configuran en el caso,
toda vez que el juez federal de primera instancia aceptó la competencia
para entender en el caso, sustanció la apelación y dictó la sentencia in-
terlocutoria que concluye el proceso; así la causa tramitó más de 8 años
ante el fuero federal y la incompetencia no fue declarada por el juez de
grado, sino por la cámara, en forma extra petita, ante la apelación que
cuestionaba la declaración de caducidad de instancia.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria por vulnerar el principio de congruencia la sentencia que


se pronunció sobre una cuestión que no fue objeto de análisis en la sen-
tencia de primera instancia y no se encontraba controvertida por las
partes, en tanto debió pronunciarse sobre los agravios basados en que
debía aplicarse el procedimiento previsto en la ley 18.345 por sobre lo
dispuesto en el CPCCN y, sobre esa base, determinar si correspondía
confirmar o dejar sin efecto la declaración de caducidad de instancia;
extremo que no fue analizado por la cámara a raíz de la declaración
oficiosa de incompetencia.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1659
343

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
La Cámara Federal de Mar Del Plata se declaró incompetente
para intervenir en estas actuaciones, en las que el apelante impugna
el dictamen de la comisión médica jurisdiccional, con fundamento en
la aplicación inmediata de la ley 27.348, modificatoria de la Ley 24.557
de Riesgos del Trabajo (LRT), que establece la competencia de la jus-
ticia laboral local (fs. 105/109).
En ese sentido, señaló que las normas que disponen modificacio-
nes en lo relativo a la competencia se aplican en forma inmediata,
inclusive a las causas que se encuentran pendientes de resolución.
Sobre esa base, entendió que, si bien al momento de presentarse la
apelación contra el dictamen del órgano administrativo se encontra-
ba vigente la competencia de la justicia federal conforme la redacción
original del artículo 46 LRT, la modificación de esa norma, introducida
por los artículos 2 y 14 de la ley 27.348, se encuentra vigente a la fecha
del decisorio, por lo que resulta aplicable al sub lite.

-II-
Contra esa resolución la demandada dedujo recurso extraordina-
rio federal (fs. 111/119) que fue concedido (fs. 122/123).
Sostiene que el recurso es admisible en tanto la sentencia en crisis
le ha denegado el fuero federal y, además, es arbitraria pues se aparta
del derecho aplicable y carece de la debida fundamentación exigible a
las decisiones judiciales.
Relata que el juez de grado había decretado la caducidad de ins-
tancia, y que esa resolución fue apelada por la actora. A su turno, la cá-
mara no se expidió sobre los agravios del apelante, y declaró, de oficio,
la incompetencia del fuero federal. En ese marco, argumenta que la
sentencia se pronunció sobre una cuestión no debatida por las partes,
vulnerando el principio de congruencia y al debido proceso adjetivo.

-III-
Considero que el recurso fue bien concedido pues, aunque las
cuestiones de competencia no habilitan la instancia del artículo 14
de la ley 48 por no estar satisfecho el recaudo de sentencia definitiva,
1660 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

tal regla admite excepción en los asuntos en los cuales, como ocurre
en el sub lite, media denegación del fuero federal (Fallos: 314:848,
“Chaar”; 333:490, “Banco de la Nación Argentina”; 341:573, “Loreal
Argentina SA”).
En primer término, corresponde señalar que es doctrina reiterada
de la Corte Suprema que la circunstancia de que los agravios remitan
a aspectos fácticos y de índole procesal no resulta óbice decisivo para
habilitar el recurso extraordinario cuando la cámara se excedió de la
jurisdicción conferida por el recurso de apelación, límite que tiene je-
rarquía constitucional en cuanto implica la afectación del principio de
congruencia y, consecuentemente, de las garantías de defensa y debi-
do proceso (Fallos: 315: 127, “Delfosse”; 3182047, “Aquinos” ; 325:657,
“Di Giovambattista”; 327:3495, “Avila”; 335:1031, “Cammera”, 339:1567,
“Gonzalez”, entre muchos otros).
En el presente, el actor impugnó el dictamen de la comisión mé-
dica jurisdiccional número 12, que rechazó el carácter laboral de las
patologías que padece (fs. 43/44). En esa apelación, presentada el 27
de mayo de 2011, optó expresamente por la competencia de la justicia
federal conforme lo establecía el artículo 46 de la LRT -según texto
entonces vigente-, cuya validez no fue cuestionada en autos. Esa com-
petencia fue aceptada por el juez interviniente -Juzgado Federal 2 de
Mar del Plata-. Luego de trabada la litis, por solicitud de la deman-
dada, ese juzgado decretó la caducidad de instancia con base en la
inacción procesal del accionante y por aplicación del artículo 310 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación (CPCCN) (fs. 81/82).
Esa decisión, fue apelada por el actor con fundamento en que re-
sulta aplicable al caso la Ley de Procedimiento Laboral 18.345, que
no consagra al instituto de la caducidad de instancia como modo de
culminación del proceso. Agrega que el CPCCN solo se aplica en for-
ma supletoria siempre que no contraríe el procedimiento especial (fs.
87/88). Ante ello, la cámara federal se declaró incompetente para en-
tender en la apelación y decidió remitir las actuaciones al tribunal del
trabajo local que corresponda.
En ese marco, estimo que, si bien la normativa ritual autoriza a
los jueces federales con sede en las provincias a declinar la compe-
tencia en cualquier estado del proceso -art. 352, in fine, del CPCCN-,
el ejercicio de esa facultad excepcional deviene impropio en supues-
tos como el examinado y constituye un exceso de rigor formal, dado
que sin perjuicio del orden público implicado en las reglas que regulan
la competencia, igual tenor revisten las tendientes a lograr la pronta
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1661
343

terminación de los procesos, en tanto no se opongan a ello principios


fundamentales que pudieran impedirlo (Fallos: 329:4026, “Fundación
Reserva Natural Puerto de Mar del Plata”, y sus citas; Dictamen de la
Procuración General al que remitió la Corte en el caso Competencia
FTU 711859/2001/CS1, “Fracchia, Jorge Daniel y otro c/ Compañía de
Seguros La Ibero Platense Cia. de Seguros SA y otros s/ acción de nu-
lidad”, sentencia del 14 de mayo de 2019).
En este sentido, corresponde remarcar que la oportunidad de los
tribunales de origen para desprenderse de las actuaciones sólo puede
verificarse al inicio de la acción o al resolver una excepción de tal índo-
le, extremos que no se configuran en el sub lite. Por el contrario, como
señalamos anteriormente, el juez federal de primera instancia aceptó
la competencia para entender en el caso, sustanció la apelación y dictó
la sentencia interlocutoria que concluye el proceso. Esa competencia
surgía de una ley nacional, vigente al interponerse la apelación contra
el dictamen de la comisión médica, cuya validez no fue cuestionada
por las partes. En resumen, la causa lleva más de 8 años en trámite
ante el fuero federal y la incompetencia no fue declarada por el juez de
grado, sino por la cámara, en forma extra petita, ante la apelación que
cuestionaba la declaración de caducidad de instancia.
Por ello, considero que le asiste razón al recurrente en cuanto in-
dica que la sentencia en crisis vulneró el principio de congruencia ya
que se pronunció sobre una cuestión que no fue objeto de análisis en la
sentencia de primera instancia y no se encuentra controvertida por las
partes. En efecto, el a quo debía pronunciarse sobre los agravios ba-
sados en que debía aplicarse el procedimiento previsto en la ley 18.345
por sobre lo dispuesto en el CPCCN y, sobre esa base, determinar si
correspondía confirmar o dejar sin efecto la declaración de caducidad
de instancia. Ello no fue analizado por la cámara a raíz de la declara-
ción oficiosa de incompetencia, que, estimo, resulta extemporánea.
Por las razones expuestas, ante el exceso de jurisdicción en el que
incurrió la cámara y la declaración extemporánea de incompetencia,
la sentencia debe ser descalificada sobre la base de la doctrina de la
arbitrariedad.
Por lo expuesto, opino que corresponde declarar procedente el re-
curso extraordinario, dejar sin efecto la sentencia apelada y devolver
los autos al tribunal de origen a fin de que, por quien corresponda, se
dicte un nuevo pronunciamiento conforme a derecho. Buenos Aires, 19
de julio de 2019. Víctor Abramovich.
1662 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 12 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Lima, Arnaldo Rubén c/ Provincia ART S.A. s/


recurso de apelación ley 24.557”.

Considerando:

Que las cuestiones traídas a conocimiento de esta Corte en el re-


curso extraordinario concedido a fs. 122/123 encuentran adecuada res-
puesta en el dictamen del señor Procurador Fiscal, a cuyos fundamen-
tos y conclusiones corresponde remitir, en lo pertinente, por razones
de brevedad.

Por ello, de conformidad con lo dictaminado, se lo declara formal-


mente admisible y se deja sin efecto la sentencia apelada. Costas por
su orden en atención a la índole de la cuestión planteada (art. 68 in fine
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Vuelvan los autos
al tribunal de origen para que, por quien corresponda, se dicte un nue-
vo fallo con arreglo al presente. Notifíquese y remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recurso extraordinario interpuesto por Provincia ART SA, demandada en autos, re-
presentada por la Dra. Julieta Benvenuto, en calidad de apoderada.
Tribunal de origen: Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Federal nº 2 de Mar del Plata.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1663
343

OLIVERA, GUSTAVO EDUARDO c/ EN – AFIP s/ Amparo


ley 16.986

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso extraordinario es formalmente admisible, toda vez que se ha


puesto en tela de juicio la interpretación de normas federales -decreto
1172/03 y art. 101 de la ley 11.683- y la decisión definitiva del superior
tribunal de la causa ha sido contraria al derecho que en ellas fundó el
apelante (art. 14, inc. 3º, de la ley 48).
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

RECURSO EXTRAORDINARIO

Al encontrarse en discusión el alcance que cabe asignar a normas de


derecho federal, la Corte no se encuentra limitada en su decisión por los
argumentos de las partes o de la cámara, sino que le incumbe realizar
una declaración sobre el punto disputado.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

DERECHO DE ACCESO A LA INFORMACION PUBLICA

Toda vez que la solicitud efectuada por el actor pretende indagar so-
bre la actividad realizada por el organismo recaudador - AFIP - en el
marco de un procedimiento tributario, ello reviste la naturaleza de in-
formación pública en los términos del anexo VII del decreto 1172/03,
pues se relaciona con datos generados por un organismo público en
ejercicio de su función administrativa, permitiendo el ejercicio de un
adecuado control social sobre la celeridad y diligencia con que las au-
toridades competentes cumplen con las obligaciones que el ordena-
miento les impone.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
1664 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

SECRETO FISCAL

El secreto fiscal regulado en la ley 11.683 es un instituto que ha sido


consagrado para resguardar las documentaciones, manifestaciones
y declaraciones que presenten y formulen los contribuyentes ante el
organismo fiscal.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SECRETO FISCAL

El sentido de la previsión consagrada en el actual art. 101 de la ley 11.


683 es llevar tranquilidad al ánimo del contribuyente, con la ineludible
consecuencia de que cualquier manifestación que se formule ante la
DGI será secreta; se trata, pues, de la seguridad jurídica como medio
decisivo establecido por el legislador para facilitar la adecuada percep-
ción de la renta pública.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SECRETO FISCAL

La previsión legal consagrada en el actual art. 101 de la ley 11. 683 no


sólo alcanza a las declaraciones o manifestaciones que hayan podido
formular los contribuyentes ante el órgano administrativo competente
sino que comprende asimismo, a los expedientes, actas, resoluciones o
documentos en los que consten o puedan constar tales declaraciones o
manifestaciones.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SECRETO FISCAL

La privacidad y secreto fiscal no resultan afectados si la información solici-


tada se vincula exclusivamente con las actuaciones o conductas especificas
desplegadas por el Fisco Nacional en el marco de una actuación (identificar
la orden de intervención, sus requerimientos y sus actas de inspección),
mas no implica develar ningún dato o contenido referente a la situación
económico y/o financiera de un contribuyente ni tampoco a declaraciones o
manifestaciones efectuadas éste al organismo recaudador.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1665
343

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
El señor Gustavo Eduardo Olivera inició acción de amparo contra
la Administración Federal de Ingresos Públicos, al considerar afecta-
do su derecho de acceso a la información pública al momento de re-
querir determinados datos relacionados a la actuación 10602-56-2016,
que tuvo su origen en una denuncia que él había formulado, ante el
órgano recaudador, contra la firma Autotrol S.A.
Dicha solicitud fue rechazada por la AFIP, mediante resolución 3
de la Dirección Regional Centro Subdirección General De Operacio-
nes Impositivas Metropolitanas del 7 de julio de 2016, con fundamento
en que la información pedida por el actor se encontraba amparada por
el secreto fiscal consagrado en el art. 101 de la ley 11.683 (t. o. 1998)
A los efectos de lograr una mayor claridad expositiva, considero
conveniente reseñar los puntos respecto de los cuales el actor efectuó
su solicitud en sede administrativa, respetando idéntica numeración a
la utilizada por los magistrados de las distintas instancias que intervi-
nieron en autos.
Concretamente, de fs. 2/3 surge que la parte actora requirió que se
le brindara información sobre las siguientes cuestiones:
1. a.Fecha de orden de intervención
1. b. Si se libraron requerimientos destinados a que el contribuyen-
te aporte la información necesaria:
1. b. 1) cantidad;
1. b; 2) fecha;
1. b. 3) número de identificación de requerimiento;
1. b. 4) tipo de requerimiento;
1. b. 5) si los requerimientos fueron contestados por el contribu-
yente ;
1. c. Si se labraron actas en donde se dejó constancia de testimo-
nios recabados por los inspectores o aporte de documentación efec-
tuada por Autotrol S.A.
1. c. 1) cantidad;
1. c. 2) fecha;
1666 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

1. c. 3) número de identificación;
1. d. Si se elaboró un informe final de inspección con los ajustes
practicados:
1. d. 1) fecha;
1. d. 2) número de identificación;
1. e. Si se otorgó vista al contribuyente para su eventual con-
formación y presentación de declaraciones juradas rectificativas
correspondientes.
El titular del Juzgado Nacional en lo Contencioso Administrati-
vo Federal 6 admitió parcialmente la acción de amparo al entender
que la AFIP debía informar al demandante respecto de todos los
puntos con excepción de lo solicitado en 1. b. 4) referido al “tipo de
requerimiento”.
Contra esa decisión, la demandada interpuso recurso de apelación.

-II-
La Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Adminis-
trativo Federal (Sala IV) acogió parcialmente el recurso deducido por
el Fisco Nacional.
Para así decidir, los magistrados que conformaron el voto mayo-
ritario señalaron que la información solicitada en los puntos 1. a. a 1.
c. inclusive, con exclusión de lo requerido en 1. b. 5), no se encuentra
amparada por el secreto fiscal, pues: i) no comprende declaraciones,
manifestaciones u informes presentados por los contribuyentes; ii) no
comporta información de contenido económico-patrimonial y iii) no se
requieren expedientes, actas, resoluciones o documentos donde cons-
ten o puedan constar declaraciones o manifestaciones formuladas por
los contribuyentes y/o terceros ante el Fisco Nacional.
Agregaron que, a través de su solicitud, el demandante pretende
constatar la efectiva realización de las tareas de fiscalización a cargo
del Fisco Nacional, objetivo que se encuentra amparado por el dere-
cho de acceso a la información pública.
Afirmaron que el mecanismo reglado en el decreto 1.172/03 pro-
cura asegurar que las acciones de las autoridades queden sujetas al
escrutinio público.
Sin embargo, los magistrados que conformaron la mayoría recha-
zaron la pretensión del actor en relación a la información solicitada en
los puntos 1.b.5, 1.d y 1.e.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1667
343

Con relación al primero de ellos, señalaron que presunto incumpli-


miento del contribuyente en contestar los requerimientos dentro del
plazo legal podría acarrear la aplicación de una multa, circunstancia
que acredita vinculación de la información requerida con el ámbito de
protección del secreto fiscal.
En el mismo sentido y respecto de los puntos 1. d y manifestaron
que la información allí solicitada implica revelar datos de contenido
económico y patrimonial, que se encuentran amparados por el men-
cionado instituto.
Por otro lado, el doctor Vincenti, en su voto disidente, señaló que el
actor no solicitó información general, impersonal, estadística o vincu-
lada al interés general, sino que, por el contrario, requiere documenta-
ción específica, concreta y detallada sobre las medidas adoptadas por
el ente fiscal en el trámite de una denuncia que formuló contra otro
contribuyente al que atribuyó la comisión de un ilícito tributario y que
se encuentra vinculada directamente con la actividad desplegada por
el sujeto denunciado, de modo que, concluyó, de acceder al pedido, la
AFIP suministraría información amparada por el secreto fiscal.
En estas condiciones, entendió que el accionante, por vía de un
pedido de acceso a la información, intenta intervenir en el procedi-
miento de fiscalización que estaría llevando adelante el órgano re-
caudador, “por lo que admitir esta pretensión sería cohonestar su
incorporación al procedimiento por una vía no prevista y con afecta-
ción del secreto fiscal”.

-III-
Disconforme con tal pronunciamiento, la AFIP interpuso el recur-
so extraordinario de fs.96/116 que fue concedido a fs. 128 por mediar
cuestión federal y denegado por la causal de arbitrariedad, sin que
existan constancias de la presentación de queja.
En primer término, expone que en el presente proceso no se ad-
vierte un acto u omisión que evidencie arbitrariedad o ilegalidad ma-
nifiesta, presupuesto necesario para habilitar la acción de amparo de-
ducida por el accionante.
Señala que si bien el decreto 1.172/03 aprobó un Reglamento de Ac-
ceso a la Información Pública, con el objeto de constituir una instancia
de participación ciudadana, por la cual una persona puede solicitar,
requerir y recibir documentación de organismos públicos, ese derecho
no es absoluto.
1668 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Explica que en el marco de aquel reglamento existen excepciones,


por cuanto los sujetos obligados pueden exceptuarse de proveer la in-
formación requerida cuando una ley o un decreto así lo establezcan.
Señala que esta situación acontece en el sub examine toda vez que,
de acuerdo al art. 101 de la ley 11.683, todos los datos solicitados por
el señor Olivera se encuentran bajo la protección del secreto fiscal sin
que encuadren en ninguna de las salvedades que la citada legislación
prevé para el mencionado instituto.
Agrega que la Cámara ordenó brindar la información al actor te-
niendo en cuenta su carácter de denunciante ya que, según indica, si
el pedido hubiere sido formulado por cualquier otro ciudadano sería
rechazado, en atención al secreto fiscal que ampara a aquélla.
Señala que informar el número de requerimientos, fechas y si és-
tos fueron contestados, implicaría otorgar a un tercero datos de conte-
nido económico-patrimonial sobre un contribuyente.
En razón de lo expuesto, la recurrente descarta cualquier tipo de
ilegalidad o arbitrariedad en su conducta, a la que califica de válida y
legítima por haberse sujetado en todo momento a lo dispuesto en el
art. 101 de la ley 11. 683, en aras de la protección de los derechos del
contribuyente Autotrol S.A.
Finalmente, esgrime que actor no posee legitimación procesal
para perseguir el objeto reclamado autos ya que no ha demostrado
tener un interés concreto en pronunciamiento judicial que lo beneficie
o perjudique.

-IV-
A mi modo de ver, el recurso extraordinario es formalmente ad-
misible, toda vez que se ha puesto en tela de juicio la interpretación
de normas federales -decreto 1.172/03 y art. 101 de la ley 11. 683- y la
decisión definitiva del superior tribunal de la causa ha sido contraria
al derecho que en ellas fundó el apelante (art. 14, inc. 3º, de la ley 48).
Considero pertinente recordar que, al encontrarse en discusión
el alcance que cabe asignar a normas de derecho federal, la Corte
no se encuentra limitada en su decisión por los argumentos de las
partes o de la cámara, sino que le incumbe realizar una declaración
sobre el punto disputado (Fallos: 311:2553; 314:529; 316:27; 321:861, en-
tre muchos otros).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1669
343

-V-
Sentado lo anterior, considero que la primera cuestión a resolver
estriba en determinar si los datos solicitados por el actor y que han
sido individualizados en los puntos 1.a, 1.b, 1.b.1., 1.b.2, 1.b.3, 1.c., 1.c.1,
1.c.2 y 1.c.3, respecto de los cuales el a quo hizo lugar al amparo, pue-
den ser calificados como información pública.
A fin de resolver tal aserto, creo oportuno recordar que los arts. 3º
y 6º del anexo VII del decreto 1.172/03, vigente en el momento en que
fue solicitado formulado y rechazado por la AFIP el pedido formulado
por el demandante, disponían que toda persona física o jurídica, públi-
ca o privada, tiene derecho a solicitar, acceder y recibir información
(pública), para lo cual no es necesario acreditar derecho subjetivo ni
interés legítimo.
A su vez el art. 5º del anexo en cuestión establecía que: “Se presu-
me pública toda información que generen, obtengan, transformen,
controlen o custodien los sujetos obligados del artículo 2º del presen-
te reglamento y debe ser brindada en el estado en el que se encuentre
al momento de efectuarse la solicitud, no estando obligados a proce-
sarla o clasificarla.
A los efectos del presente, se entiende por: a) Información públi-
ca: todo tipo de dato contenido en documentos de cualquier formato
que los sujetos obligados generen, obtengan, transformen, controlen
o custodien...”
Por su lado, el art. 2º describía que: “Son sujetos obligados a brin-
dar información pública en el marco del presente reglamento: a) La
Administración Pública Nacional, conformada por la administra-
ción central y los organismos descentralizados, comprendiendo en
estos últimos a las instituciones de seguridad social”.
Sobre la base de lo expuesto, es mi opinión que solicitud efectuada
por el actor pretende indagar sobre la actividad realizada por el orga-
nismo recaudador en el marco de un procedimiento tributario.
Al ser ello así, lo requerido reviste la naturaleza de información
pública en los términos del anexo VII del decreto 1172/03, pues se re-
laciona con datos generados por un organismo público en ejercicio de
su función administrativa.
En estos términos, es evidente que lo peticionado por el deman-
dante permite el ejercicio de un adecuado control social sobre la cele-
ridad y diligencia con que las autoridades competentes cumplen con
las obligaciones que el ordenamiento les impone (Fallos: 339:827).
1670 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

-VI-
Establecido, entonces, que los datos comprendidos en los puntos
mencionados son información pública, corresponde determinar si se
hallan incluidos entre alguna de las excepciones previstas en el anexo
VII del decreto 1.172/03.
En efecto, el art. 16 de dicho ordenamiento prescribía que “los suje-
tos comprendidos en el art. 2º sólo pueden exceptuarse de proveer la
información requerida cuando una ley o decreto así lo establezca...”.
Puntualmente, el Fisco Nacional invocó, tanto en sede adminis-
trativa como judicial, que los datos que había pedido el accionante se
encuentran amparados por el secreto fiscal, regulado en el art. 101 de
la ley 11. 683.
La citada norma, en su primer párrafo, establece que: “Las decla-
raciones juradas, manifestaciones e informes que los responsables o
terceros presentan a la Administración Federal de Ingresos Públicos,
y los juicios de demanda contenciosa en cuanto consignen aquellas
informaciones, son secretos. Los magistrados, funcionarios, emplea-
dos judiciales o dependen tes de la Administración Federal de Ingre-
sos Públicos, están obligados a mantener el más absoluto secreto de
todo lo que llegue a su conocimiento en el desempeño de sus funcio-
nes sin poder comunicarlo a persona alguna, ni aun a solicitud del
interesado, salvo a sus superiores jerárquicos.”
Se desprende del texto transcripto que el secreto fiscal regulado
en la ley 11.683 es un instituto que ha sido consagrado para resguardar
las documentaciones, manifestaciones y declaraciones que presenten
y formulen los contribuyentes ante el organismo fiscal.
Así, al interpretar tal precepto V.E. ha establecido que el sentido de
la previsión consagrada en el actual art. 101 de la ley 11.683 es llevar
tranquilidad al ánimo del contribuyente, con la ineludible consecuen-
cia de que cualquier manifestación que se formule ante la DGI será
secreta. Se trata, pues, de la seguridad jurídica como medio decisivo
establecido por el legislador para facilitar la adecuada percepción de
la renta pública (Fallos: 237:355 : 248:627; 250:530; 331:2305; 335:1417,
entre otros).
En este sentido, la Corte señaló que tal previsión legal no sólo al-
canza a las declaraciones o manifestaciones que hayan podido formu-
lar los contribuyentes ante el órgano administrativo competente sino
que comprende asimismo, a los expedientes, actas, resoluciones o do-
cumentos en los que consten o puedan constar tales declaraciones o
manifestaciones (Fallos : 212:629; 248:627, entre muchos otros).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1671
343

Ahora bien, en el presente caso la cámara ordenó a la demandada


informar, en el marco de la actuación 10602-56-2016, la fecha de la or-
den de intervención, si se libraron requerimientos destinados a que el
contribuyente aporte información (cantidad, fecha, número de identi-
ficación) si fueron labradas actas en las que se haya dejado constancia
de testimonios recabados por los inspectores o aportes de documenta-
ción de Autotrol S. A. (cantidad, fecha y números) (v. fs. 90/91).
A tenor de lo expuesto, advierto que no se requiere organismo re-
caudador que divulgue informaciones, manifestaciones, datos o decla-
raciones del contribuyente a la AFIP, o bien documentos u actas en las
que aquéllas puedan constar.
En efecto, de los puntos arriba mencionados desprende que in-
formación solicitada se vincula exclusivamente con las actuaciones o
conductas específicas desplegadas por el Fisco Nacional en el marco
de la actuación 10602-56-2016 (identificar la orden de intervención, sus
requerimientos y sus actas de inspección), mas no implica develar nin-
gún dato o contenido referente a la situación económico y/o financiera
del contribuyente ni tampoco a declaraciones o manifestaciones efec-
tuadas por Autotrol S.A. al organismo recaudador.
Así entonces, la privacidad y secreto de las presentaciones que Au-
totrol S.A. hubiere podido efectuar en el referido procedimiento no re-
sultan, en mi parecer, afectados por lo ordenado en la sentencia apelada.
En estas condiciones, no advierto que la postura asumida por la
AFIP encuentre sustento en los términos del mencionado art. 101 de
la ley 11. 683, con el alcance fijado por V.E. en los precedentes antes
mencionados.
Por otro lado, entiendo que tampoco resulta admisible el agravio
expuesto por el recurrente vinculado a que la cámara acogió el pedido
del actor por haber sido el denunciante en las actuaciones en cuyo
marco solicitó la información.
Así lo creo pues, tal como lo he señalado, los datos solicitados por
el señor Olivera revisten la condición de información pública y no se
encuentran alcanzados por ninguna de las excepciones establecidas
en el anexo VII del decreto. Como corolario de ello, se hallan a dispo-
sición de cualquier ciudadano o persona jurídica que los solicite y no
sólo del actor por su condición de denunciante.
En conclusión, pienso que los datos que el a quo ordenó que se
proveyeran al demandante constituyen información pública cuya re-
velación no afecta el secreto fiscal ni, por ende, se hallan incluidos en
las excepciones previstas en el citado anexo VII del decreto 1172/03.
1672 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

-VII-
Por todo lo expuesto, opino que corresponde declarar formalmen-
te admisible el recurso y confirmar la sentencia apelada. Buenos Ai-
res, 26 de abril de 2019.Laura M. Monti.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 12 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Olivera, Gustavo Eduardo c/ EN – AFIP s/ ampa-


ro ley 16.986”.

Considerando:

Que las cuestiones planteadas han sido correctamente examina-


das en el dictamen de la señora Procuradora Fiscal, cuyos fundamen-
tos son compartidos por el Tribunal y a los que corresponde remitirse
por motivos de brevedad.

Por ello, de conformidad con lo dictaminado por la señora Procura-


dora Fiscal, se declara admisible el recurso extraordinario y se confir-
ma la sentencia apelada. Con costas. Notifíquese y devuélvase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recurso extraordinario interpuesto por el Fisco Nacional (AFIP – DGI), representado


por la Dra. María Fernanda Bigozzi, con el patrocinio letrado de la Dra. Lucía del
Carmen Navarrete.
Traslado contestado por el actor, señor Gustavo Eduardo Olivera, por derecho pro-
pio, con el patrocinio letrado del Dr. Germán Cosme Emanuele.
Tribunal de origen: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administra-
tivo Federal – Sala IV.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Contencioso Administrativo Federal nº 6.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1673
343

PADILLA, LAURA ROSARIO c/ HOSPITAL de GENERAL


ROCA y Otros s/ Amparo – apelación

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso extraordinario es admisible, pues se advierte que los agra-


vios planteados suscitan cuestión federal suficiente, toda vez que se de-
nuncia que el fallo dictado por el superior tribunal de la causa, afecta la
garantía de defensa en juicio en tanto otorgó un tratamiento inadecuado
a la controversia suscitada, al apartarse de las circunstancias del caso
y de las normas aplicables a este, dando a la decisión un fundamento
solo aparente.
-El juez Rosatti, en disidencia, considero que el recurso era inadmisible
(art. 280 CPCCN)-

DERECHO A LA SALUD

Corresponde dejar sin efecto la sentencia que ordenó al hospital, Mi-


nisterio de Salud local y a la provincia demandada que cubran el 100
% de las prestaciones médicas, pues omitió considerar los planteos de
la demandada relativos a que el convenio en el que la actora fundó su
pretensión no incluyó disposición alguna sobre la atención de su salud,
así como el atinente a que el Estado se halla obligado a brindar las pres-
taciones enunciadas en la ley 24.901 solo de manera subsidiaria, pues
dicha cobertura corresponde a las obras sociales.
-El juez Rosatti, en disidencia, considero que el recurso era inadmisible
(art. 280 CPCCN)-

OBRAS SOCIALES

Corresponde dejar sin efecto la sentencia que ordenó al hospital, Minis-


terio de Salud local y a la provincia demandada que cubran el 100 % de
las prestaciones médicas, pues la misma, pese a citar oportunamente
el art. 2º de la ley 24.901 en el que se funda la mencionada obligación de
la obra social postulada por la recurrente, prescinde de lo normado en
dicha disposición y a su vez, soslaya el hecho de que la propia actora, al
interponer la acción, no cuestionó la falta de atención de sus patologías
por parte del hospital local, sino que lo que concretamente reclamó es la
atención con carácter preferente por parte de especialistas y la entrega
1674 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

de prestaciones, a la que habría creído tener derecho con base en el


acuerdo celebrado con la provincia mediante el que se había estipulado
una indemnización por daños y perjuicios a su favor.
-El juez Rosatti, en disidencia, considero que el recurso era inadmisible
(art. 280 CPCCN)-

DERECHO A LA SALUD

En reclamaciones basadas en la tutela del derecho a la salud, no hay ra-


zones que justifiquen eximir ni mitigar el deber de fundar las sentencias
que pesa sobre los tribunales de justicia de la República, pues es ente-
ramente aplicable la exigencia arraigada en la Constitución Nacional y
en la Convención Americana sobre Derechos Humanos de que los fallos
cuenten con argumentos consistentes y racionalmente sostenibles, al
encontrarse comprometidas las garantías de defensa en juicio y de tu-
tela judicial efectiva de las partes, además de que al expresarse las ra-
zones que el derecho suministra para la resolución de controversias se
favorece la credibilidad de las decisiones tomadas por el Poder Judicial
en el marco de una sociedad democrática.
-El juez Rosatti, en disidencia, considero que el recurso era inadmisible
(art. 280 CPCCN).

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 12 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la Provincia de


Río Negro (Hospital Francisco López Lima de General Roca y Minis-
terio de Salud de la Provincia de Río Negro) en la causa Padilla, Laura
Rosario c/ Hospital de General Roca y otros s/ amparo – apelación”,
para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Río Ne-


gro, por mayoría, revocó la sentencia de la instancia anterior que había
rechazado la acción de amparo iniciada por la actora contra el Hospi-
tal “Francisco López Lima” de General Roca, el Ministerio de Salud
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1675
343

Pública provincial y la Provincia de Río Negro para que se le brindara


la cobertura al 100% de las prestaciones médicas que se le suministra-
ban en el marco de un acuerdo celebrado con la Provincia de Río Ne-
gro y se le habían dejado de otorgar. En consecuencia, hizo lugar a la
reclamación y condenó a los demandados a brindar a la peticionaria la
cobertura al 100% de las prestaciones médicas que aquella requiriera
“sin que ello implique trato diferenciado respecto de otros pacientes
con discapacidad atendidos por el sistema de salud y sin perjuicio de
reclamar a la obra social”.

2º) Que para así decidir, el superior tribunal provincial señaló que
los magros ingresos de la actora le impedían afrontar el costo de los
coseguros exigidos por la obra social a la que se hallaba afiliada. A su
vez, luego de exponer una serie de consideraciones generales sobre
el derecho a la salud y el sistema de prestaciones básicas de atención
integral para las personas con discapacidad previsto en la ley 24.901
–al que, según indicó, se adhirió la Provincia de Río Negro– citó espe-
cialmente el art. 2º de aquella norma, para destacar que “En lo con-
cerniente a las obras sociales, dispone que tendrán a su cargo, con
carácter obligatorio, la cobertura total de las prestaciones básicas
enunciadas en la ley, que necesiten los afiliados con discapacidad”.
Pese a ello, afirmó que el texto de las leyes 22.431 y 24.901 era claro en
cuanto “ponen a cargo del Estado el sistema de prestaciones básicas
para discapacitados”, sin perjuicio de que aquel pudiera eventual-
mente repetir las erogaciones realizadas contra la obra social, para
concluir –sin más- en que el hecho de contar la peticionaria con afi-
liación a una obra social resultaba insuficiente para liberar al Estado
de las obligaciones que pesaban sobre el conjunto de los agentes que
integran el sistema de salud.

3º) Que contra esa decisión el apoderado de los demandados


interpuso el recurso extraordinario cuya denegación motiva esta
queja, en el que invoca como cuestión federal la doctrina de esta
Corte en materia de sentencias arbitrarias. Sostiene que lo decidi-
do resulta contradictorio pues, por un lado, al analizar los alcances
de la ley 24.901, el tribunal a quo reconoció el derecho de la actora
a la cobertura integral de las prestaciones que necesite por parte
de la obra social; pero, por otro, condenó a los demandados en es-
tas actuaciones a dicha cobertura. Asimismo, alega que el superior
tribunal local se apartó manifiestamente del derecho aplicable y de
las circunstancias de la causa. En ese sentido, expresa que aquel
1676 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

soslayó que los coseguros requeridos por la obra social no son exi-
gibles a la actora dada su discapacidad, a la par que las leyes 23.660
y 23.661 que, entre otras normas, regulan el sistema de salud, esta-
blecen una obligación estatal solo de carácter subsidiario. Además,
sostiene que en el fallo se eludió el hecho de que la peticionaria no
intentó acción alguna contra la obra social ni demostró que esta se
hallara imposibilitada de brindar las prestaciones solicitadas; así
como que, contrariamente a lo señalado, se halla probado en el caso
que no se negó a aquella el acceso al sistema público de salud, sino
que únicamente se le indicó que no se le daría atención preferen-
cial en detrimento de otros pacientes con discapacidad, en tanto el
acuerdo con el Estado provincial referido no había incluido disposi-
ción alguna sobre prestaciones de salud.

4º) Que el recurso extraordinario es admisible en los términos en


los que ha sido promovido, pues se advierte que los agravios plantea-
dos suscitan cuestión federal suficiente, toda vez que se denuncia que
el fallo dictado por el superior tribunal de la causa, afecta la garantía
de defensa en juicio en tanto otorgó un tratamiento inadecuado a la
controversia suscitada, al apartarse de las circunstancias del caso y
de las normas aplicables a este, dando a la decisión un fundamento
solo aparente (doctrina de Fallos: 312:683; 315:2514; 323:2314; 324:2966;
326:3043; 330:4207; 338:53 y 340:910).

5º) Que, en efecto, ello acontece en el sub examine toda vez que
una adecuada decisión de la controversia no podía omitir las circuns-
tancias particulares de la causa así como un examen integral de las
disposiciones aplicables, que incluyera no solo las establecidas de
manera general en la ley 24.901, sino también aquella que resuelve
específicamente el asunto. En tal sentido, se advierte que la deman-
dada llevó a conocimiento del superior tribunal local una serie de
agravios entre los que se destacan, por su conducencia para modi-
ficar el resultado del proceso, el concerniente a que el convenio en
el que la actora fundó su pretensión no incluyó disposición alguna
sobre la atención de su salud, así como el atinente a que el Estado se
halla obligado a brindar las prestaciones enunciadas en la ley 24.901
solo de manera subsidiaria, pues dicha cobertura corresponde a las
obras sociales. Estos planteos exigían al tribunal a quo una especial
consideración respecto de dichas cuestiones. No obstante, lejos de
satisfacer esa exigencia constitucional, el fallo luce dogmático y, en
lo sustancial, pese a citar oportunamente el art. 2º de la ley 24.901 en
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1677
343

el que se funda la mencionada obligación de la obra social postulada


por la recurrente, prescinde de lo normado en dicha disposición. A
su vez, soslaya el hecho de que la propia actora, al interponer la ac-
ción, no cuestionó la falta de atención de sus patologías por parte del
hospital local, sino que lo que concretamente reclamó es la atención
con carácter preferente por parte de especialistas y la entrega de
medicamentos, anteojos y audífonos, entre otras prestaciones, a la
que habría creído tener derecho (debido a “un yerro involuntario de
las defensoras que intervinieron”, según lo expresado por la Defen-
sora General a fs. 176 vta.) con base en el acuerdo celebrado con la
provincia mediante el que se había estipulado una indemnización por
daños y perjuicios a su favor.

6º) Que como lo ha sostenido esta Corte en oportunidad de exami-


nar, como en el sub lite, reclamaciones basadas en la tutela del dere-
cho a la salud, en esta clase de asuntos no hay razones que justifiquen
eximir ni mitigar el deber de fundar las sentencias que pesa sobre los
tribunales de justicia de la República. De ahí, pues, que es enteramen-
te aplicable la exigencia arraigada en la Constitución Nacional y en
la Convención Americana sobre Derechos Humanos de que los fallos
cuenten con argumentos consistentes y racionalmente sostenibles, al
encontrarse comprometidas las garantías de defensa en juicio y de tu-
tela judicial efectiva de las partes, además de que al expresarse las ra-
zones que el derecho suministra para la resolución de controversias se
favorece la credibilidad de las decisiones tomadas por el Poder Judi-
cial en el marco de una sociedad democrática (Fallos: 337:580; 338:488;
339:290, 389 y 423).

7º) Que, en las condiciones indicadas, los graves defectos en que


incurrió el tribunal a quo afectan de modo directo e inmediato la ga-
rantía constitucional de defensa en juicio que asiste a la recurrente
(ley 48, art. 15) y justifican la invalidación del pronunciamiento para
que la pretensión sea nuevamente considerada y decidida mediante
un fallo constitucionalmente sostenible.

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso


extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada. Con costas por
su orden en atención a la índole de la cuestión debatida. Vuelvan los
autos al tribunal de origen a fin de que, por quien corresponda, se dicte
un nuevo fallo con arreglo al presente. Exímase a la recurrente del
depósito previsto en el art 286 del Código Procesal Civil y Comercial de
1678 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

la Nación, cuyo pago se encuentra diferido de conformidad con lo pres-


cripto en la acordada 47/91. Agréguese la queja al principal, notifíquese
y, oportunamente, devuélvase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti
(en disidencia).

Disidencia del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Considerando:

Que el recurso extraordinario, cuya denegación motivó esta queja,


es inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación).

Por ello, se desestima la presentación directa. Intímese a la re-


currente para que en el ejercicio financiero que corresponda, haga
efectivo el depósito previsto en el art. 286 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación, de conformidad con lo prescripto en la acor-
dada 47/91. Tómese nota por Mesa de Entradas y Notifíquese, previa
devolución de los autos principales, archívese.

Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por la Provincia de Río Negro, Ministerio de Salud Pú-
blica de la Provincia de Río Negro - Hospital “Francisco López Lima” de General
Roca, representada por los Dres. Julián Fernández Eguía (Fiscal de Estado de la
Provincia de Río Negro) y por el Dr. Carlos Alberto Pega, con el patrocinio letrado
de la Dra. Natalia Falugi.
Tribunal de origen: Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de Río Negro.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado de Primera Instancia en lo Civil,
Comercial y de Minería nº 9 de General Roca.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1679
343

FANO, OSVALDO JORGE y Otros s/ Imposición de tortura


(art. 144 ter, inc. 1)

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien las cuestiones relativas a la admisibilidad de los recursos or-


dinarios no son, por regla, revisables en esta instancia extraordinaria,
tal criterio admite excepción cuando la resolución apelada conduce, sin
fundamentos adecuados, a una restricción sustancial de la vía utilizada
que afecta el debido proceso, máxime cuando lo decidido por la casa-
ción, al confirmar la libertad provisional de un imputado por un delito de
lesa humanidad, pone inmediatamente en riesgo los compromisos de
la Nación y, por lo mismo, configura un caso de gravedad institucional.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
-El juez Rosenkrantz, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art. 280 CPCCN)-

RECURSO DE CASACION

La sentencia que declaró mal concedido el recurso de casación inter-


puesto por el Ministerio Público contra la confirmación de la libertad
provisional de un procesado por delitos de lesa humanidad con el ar-
gumento de que la existencia de los presupuestos procesales exigidos
para la procedencia de la prisión preventiva, debería ser una cuestión
acreditada y debatida en la instancia en la que se encuentran las actua-
ciones, debe ser revocada, pues el Ministerio Público ya había brindado
las razones por cuales consideraba que debía detenerse preventivamen-
te al procesado y se venía agraviando precisamente de que esas razones
no habían sido refutadas, ni ponderadas en las instancias anteriores.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
-El juez Rosenkrantz, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art. 280 CPCCN)-

RECURSO DE CASACION

El cercenamiento de la vía recursiva es equiparable a sentencia definiti-


va, en tanto si quedara confirmada la libertad provisional del imputado,
un pedido posterior de detención cautelar, de conformidad con el artícu-
lo 333 del código ritual, debería fundarse en nuevas circunstancias que
1680 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

exijan su detención, cuando las ya invocadas, empero, serían suficientes


para la adopción de esa medida, a pesar de que su consideración, fue
deliberadamente omitida por los tribunales del caso.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
-El juez Rosenkrantz, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art. 280 CPCCN)-

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
La Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal declaró mal
concedido el recurso de su especialidad interpuesto por este Ministe-
rio Público contra la confirmación de la libertad provisional de Jorge
Osvaldo S procesado como partícipe necesario de torturas agravadas
por el carácter de perseguido político del damnificado (fs. 2 y vta.).
Contra esa decisión, el señor Fiscal General dedujo recurso ex-
traordinario (fs. 6/21), cuyo rechazo (fs. 25) motivó la presente queja
(fs. 26/30 vta.).

-II-
Si bien es cierto que V.E. tiene establecido que las cuestiones re-
lativas a la admisibilidad de los recursos ordinarios no son, por regla,
revisables en esta instancia extraordinaria (Fallos: 297:52; 302:1134;
311:926; 313:1045, entre otros), también lo es que tal criterio admite ex-
cepción cuando la resolución apelada conduce, sin fundamentos ade-
cuados, a una restricción sustancial de la vía utilizada que afecta el de-
bido proceso (Fallos: 301:1149; 312:426; 323:1449 y 324:3612). Y creo que
éste es uno de esos casos de excepción, máxime cuando lo decidido
por la casación, al confirmar la libertad provisional de un imputado por
un delito de lesa humanidad, pone inmediatamente en riesgo los com-
promisos de la Nación y, por lo mismo, configura un caso de gravedad
institucional (Cf. G. 1162, XLIV, “Guevara, Aníbal Alberto s/causa 8222”
del 8 de febrero de 2011; M. 871, XLVII. “Méndez, Mario Carlos Antonio
s/causa Nº 13958”, del 16 de octubre de 2012, y sus citas, entre otros).
En efecto, el a quo negó al representante de este Ministerio Públi-
co el acceso a la vía recursiva con el argumento de que “la existencia
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1681
343

de los presupuestos procesales exigidos para la procedencia de una


medida cautelar máxima como la prisión preventiva, debería ser una
cuestión acreditada y debatida en la instancia en la que se encuentran
las actuaciones” (fs. 2 vta.), por lo que dio a entender que el recurrente
no había “acreditado” ni “debatido’” esa cuestión oportunamente.
Sin embargo, el agravio planteado en el recurso federal se apoya
en la premisa opuesta. En efecto, según se afirma en ese recurso, el
fiscal de instrucción impugnó la decisión de primera instancia con fun-
damento en la gravedad del delito por el que se procesó a S y el ries-
go procesal que, en su opinión, existe en este caso, y posteriormente
impugnó también la resolución confirmatoria de la cámara federal al
considerar que ese tribunal había omitido por completo el análisis de
la cuestión. En particular, se señaló que, en lo referido al riesgo proce-
sal, esas impugnaciones se basaron en el rol que desempeñó S dentro
de la estructura de represión formada al amparo del último gobierno
de facto, y las características singulares de la modalidad de comisión
de los hechos, que permiten sostener, razonablemente, no sólo su vo-
luntad, sino también su capacidad para eludir la acción de la justicia.
Además, también se recordó que, si bien el procesamiento del impu-
tado fue confirmado, el proceso se encuentra todavía en la etapa de
instrucción (fs. 8 vta./10 y 14/19 vta.).
Pues bien, de los precedentes citados surge que V.E. consideró
relevantes esas circunstancias a los fines del juicio prospectivo pre-
visto en el artículo 319 del código ritual, por lo que el a quo, según
lo advierto, ha expuesto un fundamento aparente que descalifica su
decisión como acto jurisdiccional válido (Fallos: 303:386; 306: 1395;
307:1875; 311:512 y 326:3734, entre otros), en tanto este Ministerio Pú-
blico ya había brindado las razones por cuales consideraba que debía
detenerse preventivamente a Steding y se venía agraviando precisa-
mente de que esas razones no habían sido refutadas, ni ponderadas
en las instancias anteriores.
Por último, no puedo dejar de añadir que ese cercenamiento de la
vía recursiva es equiparable a sentencia definitiva para este Ministe-
rio Público, en tanto si quedara confirmada la libertad provisional del
imputado, un pedido posterior de detención cautelar, de conformidad
con el artículo 333 del código ritual, debería fundarse en nuevas cir-
cunstancias que exijan su detención, cuando las ya invocadas, empero,
serían suficientes para la adopción de esa medida, a pesar de que su
consideración, como se ha dicho, ha sido deliberadamente omitida por
los tribunales del caso.
1682 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

-III-
Por todo lo expuesto, y los demás argumentos desarrollados por
el señor Fiscal General, mantengo la presente queja y opino que V.E.
debe declarar procedente el recurso extraordinario y revocar la deci-
sión apelada, a fin de que el a quo, en su carácter de “tribunal inter-
medio”, se pronuncie sobre la cuestión planteada (Fallos: 328:1108).
Buenos Aires, 10 de julio de 2017. Eduardo Ezequiel Casal.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 12 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por el Fiscal General


en la causa Fano, Osvaldo Jorge y otros s/ imposición de tortura (art.
144 ter, inc. 1)”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

Que esta Corte comparte y hace suyos los fundamentos y conclu-


siones del señor Procurador Fiscal, a cuyos términos se remite en ra-
zón de brevedad.

Por ello, y lo concordemente dictaminado por el señor Procurador


Fiscal, el Tribunal resuelve: Hacer lugar a la queja, declarar proceden-
te el recurso extraordinario y dejar sin efecto el fallo apelado. Agré-
guese la queja al principal y vuelvan los autos al Tribunal de origen a
fin de que, por quien corresponda, se dicte uno nuevo con arreglo a lo
expresado. Notifíquese y, oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (en disidencia) — Elena I. Highton


de N olasco — J uan C arlos M aqueda — R icardo L uis L orenzetti —
Horacio Rosatti (según su voto).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1683
343

Voto del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Considerando:

Que resulta aplicable al caso mutatis mutandis y en lo pertinente


lo resuelto por el Tribunal en “Uzcátegui Matheus” (Fallos: 339:408);
“Moringo Troche, Vicente” (Fallos: 339:1441) y FSM 2378/2010/TO1/1/
RH1 “Olivera, Guillermo Adolfo s/ infracción ley 22.362 (art. 31, inc. d)”,
sentencia del 8 de noviembre de 2016, a cuyos fundamentos y conclu-
siones corresponde remitir por razones de brevedad.

Por ello, y lo concordemente dictaminado por el señor Procura-


dor Fiscal, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso
extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada. Agréguese la
queja al principal. Notifíquese y vuelvan los autos al Tribunal de ori-
gen con el fin de que se dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo
a lo expresado.

Horacio Rosatti.

Disidencia del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando:

Que el recurso extraordinario, cuya denegación origina esta que-


ja, es inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación).

Por ello, se lo desestima. Notifíquese y, previa devolución de los


autos principales, archívese.

Carlos Fernando Rosenkrantz.

Recurso de queja interpuesto por el Dr. Ricardo Gustavo Wechsler, Fiscal General
ante la Cámara Federal de Casación Penal, mantenido por el señor Procurador Fis-
cal, Dr. Eduardo Casal.
Tribunal de origen: Sala III, Cámara Federal de Casación Penal.
1684 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Tribunal que intervino con anterioridad: Cámara Federal de Apelaciones de Comodo-


ro Rivadavia, Provincia del Chubut.

BUGARINI, OMAR RUBÉN c/ CAPITÁN ARMADOR o


Propietario del BUQUE KRAMATORSK y Otro s/ Daños
y perjuicios

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien la forma de efectuar las notificaciones es un asunto ajeno al


ámbito del recurso extraordinario, dicha regla cede cuando hay una
clara inobservancia de la normativa aplicable que implica una viola-
ción abrupta de las reglas del juego, en franca violación del derecho
de defensa.

SENTENCIA ARBITRARIA

Resulta manifiestamente arbitraria la afirmación de la cámara según la


cual la providencia que ponía a disposición del recurrente el expediente
para expresar agravios debía notificarse ministerio legis, toda vez que
no hay duda alguna de que la misma puso a disposición el expediente
en los términos del artículo 259 de la normativa procesal y de que, en
virtud de lo que dicha norma dispone, la providencia en cuestión debía
notificarse personalmente o por cédula; generando además mediante
su decreto, una clara expectativa en el recurrente de que la providencia
debía notificarse personalmente o por cédula, no por ministerio de la ley.

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la afirmación de la cámara según la cual la providencia


que ponía a disposición del recurrente el expediente para expresar
agravios debía notificarse ministerio legis, pues tanto el decreto de
aquella como la norma procesal son claros y ninguno de ellos dispone
que la notificación opera por ministerio de la ley, como así tampoco
establece que el modo en que debe practicarse la notificación depende
de la cantidad de interesados.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1685
343

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 12 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la parte actora


en la causa Bugarini, Omar Rubén c/ Capitán Armador o Propietario
del Buque Kramatorsk y otro s/ daños y perjuicios”, para decidir sobre
su procedencia.

Considerando:

1º) Que el actor, quien se desempeñó como estibador portuario


de una cooperativa del puerto de Bahía Blanca, sufrió un accidente
de trabajo al caer de una escalera del buque en que trabajaba. Ini-
ció acción persiguiendo el cobro de una indemnización por reparación
integral contra el capitán, armador o propietario del buque y contra
Maltería Pampa S.A.

2º) La demanda fue rechazada por el Juzgado Federal nº1 de Ba-


hía Blanca con fundamento en que el buque amarrado no constituía
una cosa riesgosa. El juez afirmó también que el capitán, armador o
propietario del buque estaban amparados por la eximente de respon-
sabilidad del artículo 275 de la ley 20.094 y que Maltería Pampa S.A. no
debía responder porque el daño se produjo por el exclusivo obrar de un
tercero por quien no debe responder.

3º) Que contra dicha decisión el actor interpuso recurso de ape-


lación y el expediente fue elevado a la Cámara Federal de Bahía
Blanca. Dicho tribunal dictó un proveído que puso a disposición el
expediente para que el recurrente expresara agravios y ordenó que
la notificación de la referida providencia fuera efectuada por el inte-
resado de conformidad con lo dispuesto por el artículo 259 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación. Transcurrido casi un mes, la
cámara consideró vencido el plazo para expresar agravios y declaró
desierto el recurso. Contra dicha decisión el actor dedujo recurso de
reposición, que fue rechazado. Para así resolver, la cámara sostuvo
que la providencia que puso a disposición el expediente debía notifi-
carse ministerio legis por ser el recurrente el único interesado en el
avance del pleito.
1686 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

4º) Que contra dicho pronunciamiento el actor interpuso recurso


extraordinario, cuya denegación motivó la queja en examen. Con base
en la doctrina de la arbitrariedad, el recurrente sostuvo que la notifi-
cación de la resolución que pone los autos a disposición para expresar
agravios debe efectuarse, conforme lo dispone el artículo 259 del códi-
go de rito citado, personalmente o por cédula. Afirmó que lo resuelto
era contrario a la norma aludida y afectaba la garantía del debido pro-
ceso y su derecho de defensa (artículo 18 de la Constitución Nacional).

5º) Que, si bien la forma de efectuar las notificaciones es un asun-


to ajeno al ámbito del recurso extraordinario, esta Corte tiene dicho
que la regla cede cuando hay una clara inobservancia de la normativa
aplicable que implica una violación abrupta de las reglas del juego, en
franca violación del derecho de defensa (Fallos: 317:700).

6º) Que el proveído de la cámara que puso a disposición los autos


para expresar agravios dice lo siguiente: “Por disposición de Presi-
dencia, por cumplido con lo dispuesto a fs. 733, a la oficina (Cód. Pr.
Civ. Com: 259; 120 s/ ac. CSJN 3/2015); notifíquese por la interesada (ac.
CFABB nro. 1/2015)” (fs. 757 de los autos principales, énfasis agrega-
do). Por su parte, el artículo 259 del código de rito mencionado en dicho
proveído establece: “Cuando el recurso se hubiese concedido respecto
de sentencia definitiva dictada en proceso ordinario o sumario, en el
día en que el expediente llegue a la cámara, el secretario dará cuenta
y se ordenará que sea puesto en la oficina. Esta providencia se noti-
ficará a las partes personalmente, o por cédula. El apelante deberá
expresar agravios dentro del plazo de diez (10) días o de cinco (5) días,
según se tratase de juicio ordinario o sumario” (énfasis añadido).

Como puede advertirse, no hay duda alguna de que la cámara puso


a disposición el expediente para expresar agravios en los términos del
artículo 259 de la normativa procesal referida y de que, en virtud de lo
que dicha norma dispone, la providencia en cuestión debía notificarse
personalmente o por cédula. Por consiguiente, resulta manifiestamen-
te arbitraria la afirmación de la cámara según la cual la providencia
debía notificarse ministerio legis. Dicha afirmación contradice explí-
citamente lo que la propia cámara dispuso y lo que el código procesal
establece. La arbitrariedad es todavía más patente si se considera que
la propia cámara generó, mediante su decreto, una clara expectativa
en el recurrente de que la providencia debía notificarse personalmen-
te o por cédula, no por ministerio de la ley (Fallos: 320:2226).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1687
343

Por lo demás, no puede afirmarse —como pretende la cámara—


que la notificación era ministerio legis porque el recurrente era el
único interesado. Tanto el decreto de la cámara como la norma pro-
cesal son claros y ninguno de ellos dispone que la notificación opera
por ministerio de la ley. El decreto y la norma tampoco establecen
que el modo en que debe practicarse la notificación depende de la
cantidad de interesados. En todo caso, la inacción del recurrente
está penada por el instituto de la caducidad de instancia. Pero mal
puede penarse al recurrente con la deserción de su recurso si no ha
incumplido norma alguna.

7º) Que, por lo expuesto, corresponde descalificar la decisión


recurrida. Lo resuelto por el tribunal a quo no constituye una de-
rivación razonada del derecho vigente con aplicación a las circuns-
tancias comprobadas de la causa, de modo que medie nexo directo
e inmediato con los derechos constitucionales que se invocan como
vulnerados (artículo 15 de la ley 48).

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso


extraordinario y se deja sin efecto la decisión apelada con el alcan-
ce indicado. Con costas. Agréguese la queja al expediente principal y
vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por quien corres-
ponda, se dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo al presente. No-
tifíquese y remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por Omar Rubén Bugarini, parte actora, con el patroci-
nio letrado de los Dres. Juan Roberto Gargiulo y Esteban Martín Borgani.
Tribunal de origen: Cámara Federal de Apelaciones de Bahía Blanca.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Federal nº 1, Secretaría nº 1 de Ba-
hía Blanca.
1688 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

COOPERATIVA MINERA de PRODUCTORES de ARENA y


PIEDRA del NORESTE Ltda. s/ Acción de inconstitucionalidad
- medida cautelar

RECURSO EXTRAORDINARIO

Aun cuando el análisis de cuestiones de hecho y prueba, y de derecho


público local, de ordinario, no autoriza la apertura del remedio previsto
en el artículo 14 de la ley 48, cabe hacer una excepción a dicha regla
cuando —por recurrir a fundamentos aparentes— se omite considerar
planteos conducentes, como así también ponderar, razonadamente, los
elementos de juicio allegados a la causa.

SENTENCIA ARBITRARIA

La sentencia que rechazó el planteo de inconstitucionalidad del decreto


2557/12 de la Provincia de Chaco es arbitraria, pues se limitó a desesti-
mar su agravio constitucional sobre la base de fundamentos dogmáti-
cos, sin aportar una respuesta efectiva a su cuestionamiento basado —
principalmente— en la lesión a los principios de igualdad y de capacidad
contributiva en la que habría incurrido el reglamento objetado.

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que rechazó el planteo de inconstitucionalidad


del decreto 2557/12 de la Provincia de Chaco, pues el superior tribunal
al meritar la prueba pericial expresó que de ella surge la concordancia
entre los valores de la tasa para los distintos contribuyentes, tal como
lo pretendía el Poder Ejecutivo; sin embargo, esa conclusión no solo se
advierte superflua —si se tiene en cuenta que los propios consideran-
dos del decreto enuncian esa finalidad—, sino que además constituye
un fundamento elusivo del debate planteado que, en rigor, consistía en
determinar la legalidad del reglamento frente a la inteligencia constitu-
cional de los principios de igualdad y capacidad contributiva.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1689
343

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que rechazó el planteo de inconstituciona-


lidad del decreto 2557/12 de la Provincia de Chaco, toda que vez que
omitió analizar fundadamente, conforme los principios de igualdad y
capacidad contributiva consagrados en el artículo 59 de la Constitución
local, el agravio relativo a la inconstitucionalidad de los coeficientes es-
tablecidos en el citado decreto para la liquidación de la tasa por el uso
de la vía navegable, en tanto tales principios tienen incidencia para la
determinación del modo de calcular la base imponible de la tasa, referi-
da a los costos de la prestación del servicio.

SENTENCIA ARBITRARIA

La sentencia que rechazó el planteo de inconstitucionalidad del decreto


2557/12 de la Provincia de Chaco es arbitraria, pues pasó por alto consi-
derar que, en materia impositiva, el principio de igualdad no solo exige
la creación de categorías tributarias razonables, sino que también veda,
en términos generales, la posibilidad de unificar las consecuencias tri-
butarias para situaciones que en la realidad son distintas; en efecto,
desde el punto de vista constitucional, hacer prevalecer el principio de
igualdad supone reconocer que, en ciertas circunstancias puede ser tan
injusto imponer la misma contribución a quienes están en desigual si-
tuación como gravar en distinta forma a quienes tienen iguales medios
(Voto de los jueces Maqueda y Rosatti).

SENTENCIA ARBITRARIA

Corresponde revocar la sentencia que rechazó el planteo de inconstitu-


cionalidad del decreto 2557/12 de la Provincia de Chaco, toda vez omitió
sopesar, fundadamente, que para que la tasa constituya una legítima
manifestación del poder tributario, resulta justo y equitativo que para la
fijación de su cuantía se tome en consideración no solo el costo efectivo
de los servicios con relación a cada contribuyente, sino también su ca-
pacidad contributiva (Voto de los jueces Maqueda y Rosatti).

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que rechazó el planteo de inconstitucionali-


dad del decreto 2557/12 de la Provincia de Chaco, si el pronunciamiento
1690 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

objetado se ciñó a reeditar los términos y la finalidad del decreto, sin


tener en cuenta que, precisamente, su legalidad era el objeto sobre el
que discurre la controversia (Voto de los jueces Maqueda y Rosatti).

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 19 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la actora en la


causa Cooperativa Minera de Productores de Arena y Piedra del No-
reste Ltda. s/ acción de inconstitucionalidad – medida cautelar”, para
decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia del Cha-


co en su pronunciamiento de fs. 143/154 (según foliatura de los autos
principales, a los que se hace alusión en lo sucesivo) rechazó la acción
que dedujo Cooperativa Minera de Productores de Arena y Piedra del
Noreste Ltda. contra la Provincia del Chaco, la Administración Portua-
ria Puerto Barranqueras, la Administración Provincial del Agua, y la
Compañía Logística del Norte SA (COLONO S.A.), en la que persiguió
la declaración de inconstitucionalidad de los decretos 2445/12, 2557/12
y 2558/12.

En lo sustancial, por el primero de los decretos mencionados se


le otorga la concesión del Puerto de Barranqueras a COLONO S.A.
—sociedad que en un 99% pertenece a la provincia y en un 1% a la Aso-
ciación Civil Bolsa de Comercio de Chaco— (artículo 1º) y se dejan sin
efecto todos los instrumentos en virtud de los cuales se otorgaron per-
misos de uso en las instalaciones del puerto (artículo 4º). Por su par-
te, el decreto 2557/12, al modificar el decreto 239/02, establece nuevos
coeficientes para determinar la “Tasa por el Uso de la Vía Navegable”
del Riacho Barranqueras —creada por la ley 5012—. Ello, según se ex-
presa allí, con la finalidad de que exista una aplicación “…igualitaria,
equitativa y proporcional [de la tasa], independientemente del tipo de
mercadería transportada; siempre teniendo en miras que el servicio
de dragado beneficia a todos los frentistas de la misma manera, sin
hacer distinciones en función de su ubicación geográfica…”. También,
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1691
343

en esta norma, se habilitó a la Administración Provincial del Agua a


realizar convenios para la colaboración y control de toda la navegación
de carga en el Riacho (artículo 1º). Por último, con el decreto 2558/12
se instruyó a la Administración Provincial del Agua a contratar los ser-
vicios de COLONO S.A. para la determinación, liquidación y aplicación
de la tasa de dragado.

2º) Que, para así decidir, el Tribunal Superior provincial sostuvo


sus fundamentos en tres ejes argumentales:

i) El cuestionamiento al decreto 2445/12 resulta improcedente,


pues el procedimiento de concesión de la Administración Portuaria del
Puerto de Barranqueras a COLONO S.A., al integrar el sector público
provincial por ser una sociedad anónima con participación mayorita-
ria del Estado, pudo instrumentarse en forma directa —cf. inciso a del
artículo 132 de la ley 4787—.

En similares términos, se desestimó el argumento relativo a que


los servicios públicos provinciales o municipales no pueden ser objeto
de concesión (cf. artículo 54, Constitución local).

ii) También se rechazó la ilegitimidad del decreto 2445/12 —sobre


cuya base se dispuso la revocación de los permisos de uso antes men-
cionados— por cuanto de los propios instrumentos acompañados por
la peticionaria, se infería que fueron otorgados con carácter precario
y revocable, aun cuando se hubiera estipulado un plazo de vigencia.

iii) Por último, se desestimaron las objeciones contra el decreto


2557/12 y el decreto 2558/12, por cuanto “…se tratarían de decisiones
gubernamentales expedidas en ejercicio de atribuciones privativas del
Poder Ejecutivo y que se refieren a materia de política económica […]
lo cual […] escapa del control judicial en tanto se ciña al marco norma-
tivo vigente…” (fs. 152 de los autos principales).

En esa línea, se expresó que el modo de cálculo de los nuevos coefi-


cientes (por tramo de navegación “k1” y por tipo de mercadería trans-
portada “k2”) importó una mera actualización de los coeficientes, en
su momento, previstos por el decreto 239/02. Añadió que al fijarse en la
nueva reglamentación un importe o valor unitario similar para todos
los que utilicen el Riacho Barranqueras, sin diferenciar las distancias
1692 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

recorridas o tramo de navegación (k1), independientemente de si in-


gresan por la entrada Sur o Norte, del destino que tuviesen dentro del
Riacho y del tipo de mercadería que se transporta (k2), implica brindar
el mismo tratamiento a todos los contribuyentes, “…al resultar usua-
rios en igual medida del servicio de la vía navegable…” (fs. 152).

Ratificó su tesitura al considerar que de la pericia de fs. 96/97 vta.,


se desprendía que “…los valores correspondientes a una tonelada de
arena se condicen con los del combustible; lo que coincide con el crite-
rio adoptado por el Poder Ejecutivo y la intención de igualar las contri-
buciones…” (fs. 152).

3º) Que contra esa decisión, la parte actora dedujo recurso extraor-
dinario federal, cuya denegación motivó la articulación de este recurso
de hecho (fs. 158/177 vta., 184/194 y 195/198).

Entre sus agravios, expresa que la sentencia resulta descalificable


porque desconoce que los servicios públicos provinciales o municipa-
les no pueden ser enajenados ni concedidos (artículo 54, Constitución
provincial). En igual línea de razonamiento, precisa que el fallo al ha-
bilitar que la concesión se instrumentase en forma directa, practicó
una exégesis errónea en tanto antepuso una solución legal —artículo
132 de la ley 4787— a un precepto constitucional —artículo 67 de la
Constitución local—.

También cuestiona el decisorio porque, a través suyo, se avaló que


los decretos 2557/12 y 2558/12 otorgasen a la concesionaria la atribu-
ción para orientar comercialmente la actividad del puerto, en contra
del artículo 141, inciso 1º de la Constitución local.

El recurrente, finalmente, objeta por dogmáticas y arbitrarias las


conclusiones a las que arribó el Superior Tribunal con relación a la
lesión al principio de igualdad y capacidad contributiva. Al respecto,
enfatiza que, con olvido de esos principios constitucionales, el acto ju-
risdiccional criticado equiparó indebidamente a un “pequeño contri-
buyente” con un “gran contribuyente” sin dar razones para ello (fs.
175 vta. y ss.).

4º) Que los agravios relativos a cuestionar la concesión del puer-


to (artículos 54 y 67 de la Constitución provincial), como así también
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1693
343

que se habrían delegado a una empresa con mayoría estatal funciones


propias del Estado provincial en la dirección de sus políticas públicas
(artículo 141, inciso 1º Constitución provincial), y el planteo de la “do-
ble instancia” resultan inadmisibles (artículo 280 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación).

5º) Que, por otra parte, aun cuando el análisis de cuestiones de


hecho y prueba, y de derecho público local, de ordinario, no autoriza
la apertura del remedio previsto en el artículo 14 de la ley 48 (arg. doc-
trina de Fallos: 264:375; 305:112; 306:617; 311:1855, entre otros), cabe
hacer una excepción a dicha regla cuando —por recurrir a fundamen-
tos aparentes— se omite considerar planteos conducentes, como así
también ponderar, razonadamente, los elementos de juicio allegados
a la causa (arg. doctrina de Fallos: 312:1722; 323:413 y 329:5594, entre
otros). Y esto es, precisamente, lo que ocurre respecto del agravio de
la actora vinculado con la inconstitucionalidad de los coeficientes esta-
blecidos en el decreto 2557/12 para la liquidación de la tasa.

6º) Que, en síntesis, la parte actora postuló —en su presentación


inaugural, como así también en esta instancia de excepción— que el
decreto 2557/12, al modificar los coeficientes previstos en el decre-
to 239/2002 (texto según decreto 1215/2003), en lugar de favorecer la
“igualdad fiscal” que pregona, conduce a su quebrantamiento, pues,
en su diseño, asimila la situación de contribuyentes que son objetiva-
mente diversos. Al ser ello así, concluyó que se ignoró que el principio
de igualdad importa dispensar un tratamiento similar a quienes se ha-
llen en análogas circunstancias, a la par que —de seguir el criterio del
Poder Ejecutivo local, avalado por la sentencia recurrida— se lesiona
el principio de capacidad contributiva (fs. 20/20 vta. y 175 y ss.).

En base a la prueba pericial —sin perjuicio de la relevancia con-


creta que le quepa asignar para la solución del caso, extremo que co-
rresponde meritar rectamente a los jueces de la causa— se infiere que
los nuevos coeficientes habrían implicado para los buques areneros
un incremento del 1.709% en el costo de la tasa, en tanto que para las
petroleras uno del 365,69%. En esa pericia, también, se señala que la
incidencia de la gabela en los combustibles es del orden del 0,1818%,
en cambio para las areneras del 4,0447% (fs. 97).

7º) Que, frente a tal estado de cosas, asiste razón a la recurrente


en cuanto a que la máxima instancia local se limitó a desestimar su
1694 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

agravio constitucional sobre la base de fundamentos dogmáticos, sin


aportar una respuesta efectiva a su cuestionamiento basado —prin-
cipalmente— en la lesión a los principios de igualdad y de capacidad
contributiva en la que habría incurrido el reglamento objetado.

La sentencia cuestionada, por tanto, omitió analizar fundadamen-


te, conforme los principios de igualdad y capacidad contributiva con-
sagrados en el artículo 59 de la Constitución de la Provincia del Chaco,
el agravio relativo a la inconstitucionalidad de los coeficientes estable-
cidos en el decreto 2557/12 para la liquidación de la “Tasa por el Uso
de la Vía Navegable”. Tales principios tienen incidencia para la deter-
minación del modo de calcular la base imponible de la tasa, referida a
los costos de la prestación del servicio (ver Fallos: 234:663 y 338:313).

8º) Que, sobre tales bases, la fórmula con la que la sentencia pre-
tendió dirimir el debate se exhibe como un modo aparente de abordar
el agravio constitucional del accionante.

Efectivamente, el pronunciamiento objetado se ciñó a reeditar los


términos y la finalidad del decreto, sin tener en cuenta que, precisa-
mente, su legalidad era el objeto sobre el que discurre la controversia.

Este defecto en el razonamiento se hace evidente, además, cuando


el Superior Tribunal al meritar la prueba pericial expresó que de ella
surge la concordancia entre los valores de la tasa para los distintos
contribuyentes, tal como lo pretendía el Poder Ejecutivo. Sin embargo,
esa conclusión no solo se advierte superflua —si se tiene en cuenta
que los propios “considerandos” del decreto enuncian esa finalidad—,
sino que además constituye un fundamento elusivo del debate plantea-
do que, en rigor, consistía en determinar la legalidad del reglamento
frente a la inteligencia constitucional de los principios de igualdad y
capacidad contributiva.

9º) Que tales circunstancias desautorizan a la sentencia como acto


jurisdiccional válido, pues al recurrir a argumentos meramente apa-
rentes omitió brindar una respuesta cierta al agravio constitucional
del actor (doct. arg. Fallos: 312:1722; 329:5594 y 331:373).

En tales condiciones, esa decisión —en este aspecto— cercena la


garantía constitucional del debido proceso y de la tutela judicial efec-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1695
343

tiva, en tanto se privó al actor de obtener un pronunciamiento debida-


mente fundado sobre el planteo articulado (artículo 18, Constitución
Nacional; arg. doctrina de Fallos: 310:1819 y 327:4185, entre otros).

Por ello, se declara admisible el recurso de hecho y procedente


el recurso extraordinario con los alcances indicados. En consecuen-
cia, se revoca la decisión en cuestión, debiéndose devolver la causa al
tribunal de origen para que, por quien corresponda, emita un nuevo
pronunciamiento con arreglo a lo aquí resuelto (artículo 16, ley 48).
Costas por su orden por el modo en que se resuelve (artículo 68, 2º
párrafo, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Reintégrese
el depósito. Notifíquese, agréguese la queja al principal y, oportuna-
mente, devuélvase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda (según su voto) — Ricardo Luis Lorenzetti
— Horacio Rosatti (según su voto).

Voto de los Señores Ministros Doctores Don Juan Carlos


Maqueda y Don Horacio Rosatti

Considerando:

1º) Que el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia del Cha-


co en su pronunciamiento de fs. 143/154 (según foliatura de los autos
principales, a los que se hace alusión en lo sucesivo) rechazó la acción
que dedujo Cooperativa Minera de Productores de Arena y Piedra del
Noreste Ltda. contra la Provincia del Chaco, la Administración Portua-
ria Puerto Barranqueras, la Administración Provincial del Agua, y la
Compañía Logística del Norte SA (COLONO S.A.), en la que persiguió
la declaración de inconstitucionalidad de los decretos 2445/12, 2557/12
y 2558/12.

En lo sustancial, por el primero de los decretos mencionados se le


otorga la concesión del Puerto de Barranqueras a COLONO S.A. —so-
ciedad que en un 99% pertenece a la provincia y en un 1% a la Asociación
Civil Bolsa de Comercio de Chaco— (artículo 1º) y se dejan sin efecto
todos los instrumentos en virtud de los cuales se otorgaron permisos de
1696 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

uso en las instalaciones del puerto (artículo 4º). Por su parte, el decre-
to 2557/12, al modificar el decreto 239/02, establece nuevos coeficientes
para determinar la “Tasa por el Uso de la Vía Navegable” del Riacho
Barranqueras —creada por la ley 5012—. Ello, según se expresa allí,
con la finalidad de que exista una aplicación “…igualitaria, equitativa
y proporcional [de la tasa], independientemente del tipo de mercade-
ría transportada; siempre teniendo en miras que el servicio de dragado
beneficia a todos los frentistas de la misma manera, sin hacer distincio-
nes en función de su ubicación geográfica…”. También, en esta norma,
se habilitó a la Administración Provincial del Agua a realizar convenios
para la colaboración y control de toda la navegación de carga en el Ria-
cho (artículo 1º). Por último, con el decreto 2558/12 se instruyó a la Admi-
nistración Provincial del Agua a contratar los servicios de COLONO S.A.
para la determinación, liquidación y aplicación de la tasa de dragado.

2º) Que, para así decidir, el Tribunal Superior provincial sostuvo


sus fundamentos en tres ejes argumentales:

i) El cuestionamiento al decreto 2445/12 resulta improcedente,


pues el procedimiento de concesión de la Administración Portuaria del
Puerto de Barranqueras a COLONO S.A., al integrar el sector público
provincial por ser una sociedad anónima con participación mayorita-
ria del Estado, pudo instrumentarse en forma directa —cf. inciso a del
artículo 132 de la ley 4787—.

En similares términos, se desestimó el argumento relativo a que


los servicios públicos provinciales o municipales no pueden ser objeto
de concesión (cf. artículo 54, Constitución local).

ii) También se rechazó la ilegitimidad del decreto 2445/12 —sobre


cuya base se dispuso la revocación de los permisos de uso antes men-
cionados— por cuanto de los propios instrumentos acompañados por
la peticionaria, se infería que fueron otorgados con carácter precario
y revocable, aun cuando se hubiera estipulado un plazo de vigencia.

iii) Por último, se desestimaron las objeciones contra el decreto


2557/12 y el decreto 2558/12, por cuanto “…se tratarían de decisiones
gubernamentales expedidas en ejercicio de atribuciones privativas del
Poder Ejecutivo y que se refieren a materia de política económica […]
lo cual […] escapa del control judicial en tanto se ciña al marco norma-
tivo vigente…” (fs. 152 de los autos principales).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1697
343

En esa línea, se expresó que el modo de cálculo de los nuevos coefi-


cientes (por tramo de navegación “k1” y por tipo de mercadería trans-
portada “k2”) importó una mera actualización de los coeficientes, en
su momento, previstos por el decreto 239/02. Añadió que al fijarse en la
nueva reglamentación un importe o valor unitario similar para todos
los que utilicen el Riacho Barranqueras, sin diferenciar las distancias
recorridas o tramo de navegación (k1), independientemente de si in-
gresan por la entrada Sur o Norte, del destino que tuviesen dentro del
Riacho y del tipo de mercadería que se transporta (k2), implica brindar
el mismo tratamiento a todos los contribuyentes, “…al resultar usua-
rios en igual medida del servicio de la vía navegable…” (fs. 152).

Ratificó su tesitura al considerar que de la pericia de fs. 96/97 vta.,


se desprendía que “…los valores correspondientes a una tonelada de
arena se condicen con los del combustible; lo que coincide con el crite-
rio adoptado por el Poder Ejecutivo y la intención de igualar las contri-
buciones…” (fs. 152).

3º) Que contra esa decisión, la parte actora dedujo recurso extraor-
dinario federal, cuya denegación motivó la articulación de este recurso
de hecho (fs. 158/177 vta., 184/194 y 195/198).

Entre sus agravios, expresa que la sentencia resulta descalificable


porque desconoce que los servicios públicos provinciales o municipa-
les no pueden ser enajenados ni concedidos (artículo 54, Constitución
provincial). En igual línea de razonamiento, precisa que el fallo al ha-
bilitar que la concesión se instrumentase en forma directa, practicó
una exégesis errónea en tanto antepuso una solución legal —artículo
132 de la ley 4787— a un precepto constitucional —artículo 67 de la
Constitución local—.

También cuestiona el decisorio porque, a través suyo, se avaló que


los decretos 2557/12 y 2558/12 otorgasen a la concesionaria la atribu-
ción para orientar comercialmente la actividad del puerto, en contra
del artículo 141, inciso 1º de la Constitución local.

El recurrente, finalmente, objeta por dogmáticas y arbitrarias


las conclusiones a las que arribó el Superior Tribunal con relación
a la lesión al principio de igualdad y capacidad contributiva. Al res-
pecto, enfatiza que, con olvido de esos principios constitucionales,
el acto jurisdiccional criticado equiparó indebidamente a un “pe-
1698 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

queño contribuyente” con un “gran contribuyente” sin dar razones


para ello (fs. 175 vta. y ss.).

4º) Que los agravios relativos a cuestionar la concesión del puer-


to (artículos 54 y 67 de la Constitución provincial), como así también
que se habrían delegado a una empresa con mayoría estatal funciones
propias del Estado provincial en la dirección de sus políticas públicas
(artículo 141, inciso 1º Constitución provincial), y el planteo de la “do-
ble instancia” resultan inadmisibles (artículo 280 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación).

5º) Que, por otra parte, aun cuando el análisis de cuestiones de


hecho y prueba, y de derecho público local, de ordinario, no autoriza
la apertura del remedio previsto en el artículo 14 de la ley 48 (arg. doc-
trina de Fallos: 264:375; 305:112; 306:617; 311:1855, entre otros), cabe
hacer una excepción a dicha regla cuando —por recurrir a fundamen-
tos aparentes— se omite considerar planteos conducentes, como así
también ponderar, razonadamente, los elementos de juicio allegados
a la causa (arg. doctrina de Fallos: 312:1722; 323:413 y 329:5594, entre
otros). Y esto es, precisamente, lo que ocurre respecto del agravio de
la actora vinculado con la inconstitucionalidad de los coeficientes esta-
blecidos en el decreto 2557/12 para la liquidación de la tasa.

6º) Que, en síntesis, la parte actora postuló —en su presentación


inaugural, como así también en esta instancia de excepción— que el
decreto 2557/12, al modificar los coeficientes previstos en el decre-
to 239/2002 (texto según decreto 1215/2003), en lugar de favorecer la
“igualdad fiscal” que pregona, conduce a su quebrantamiento, pues,
en su diseño, asimila la situación de contribuyentes que son objetiva-
mente diversos. Al ser ello así, concluyó que se ignoró que el principio
de igualdad importa dispensar un tratamiento similar a quienes se ha-
llen en análogas circunstancias, a la par que —de seguir el criterio del
Poder Ejecutivo local, avalado por la sentencia recurrida— se lesiona
el principio de capacidad contributiva (fs. 20/20 vta. y 175 y ss.).

En base a la prueba pericial —sin perjuicio de la relevancia con-


creta que le quepa asignar para la solución del caso, extremo que co-
rresponde meritar rectamente a los jueces de la causa— se infiere que
los nuevos coeficientes habrían implicado para los buques areneros
un incremento del 1.709% en el costo de la tasa, en tanto que para las
petroleras uno del 365,69%. En esa pericia, también, se señala que la
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1699
343

incidencia de la gabela en los combustibles es del orden del 0,1818%,


en cambio para las areneras del 4,0447% (fs. 97).

7º) Que, frente a tal estado de cosas, asiste razón a la recurren-


te en cuanto a que la máxima instancia local se limitó a desestimar
su agravio constitucional sobre la base de fundamentos dogmáticos,
sin hacerse cargo de aportar una respuesta efectiva a sus cuestio-
namientos, basados —principalmente— en la lesión a los principios
de igualdad y de capacidad contributiva en la que habría incurrido el
reglamento objetado.

La sentencia cuestionada, por tanto, pasó por alto considerar que,


en materia impositiva, el principio de igualdad no solo exige la crea-
ción de categorías tributarias razonables (Fallos: 150:189; 160:247) sino
que también veda, en términos generales, la posibilidad de unificar
las consecuencias tributarias para situaciones que en la realidad son
distintas (Fallos: 149:417; 154:337; 156:352; 184:592; 195:270; 209:431;
210:322; 234:568). En efecto, desde el punto de vista constitucional,
hacer prevalecer el principio de igualdad supone reconocer que, en
ciertas circunstancias puede ser tan injusto imponer la misma contri-
bución a quienes están en desigual situación como gravar en distinta
forma a quienes tienen iguales medios.

Y, en sintonía con ello, también se omitió sopesar, fundadamente,


que para que la tasa constituya una legítima manifestación del poder
tributario, resulta justo y equitativo que para la fijación de su cuantía
se tome en consideración no solo el costo efectivo de los servicios con
relación a cada contribuyente, sino también su capacidad contributiva
(arg. doctrina de Fallos: 234:663; 277:218 y 287:184).

8º) Que, sobre tales bases, la fórmula con la que la sentencia pre-
tendió dirimir el debate se exhibe como un modo aparente de abordar
el agravio constitucional del accionante.

Efectivamente, el pronunciamiento objetado se ciñó a reeditar los


términos y la finalidad del decreto, sin tener en cuenta que, precisa-
mente, su legalidad era el objeto sobre el que discurre la controversia.

Este defecto en el razonamiento se hace evidente, además, cuando


el Superior Tribunal al meritar la prueba pericial expresó que de ella
1700 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

surge la concordancia entre los valores de la tasa para los distintos


contribuyentes, tal como lo pretendía el Poder Ejecutivo. Sin embargo,
esa conclusión no solo se advierte superflua —si se tiene en cuenta
que los propios “considerandos” del decreto enuncian esa finalidad—,
sino que además constituye un fundamento elusivo del debate plantea-
do que, en rigor, consistía en determinar la legalidad del reglamento
frente a la inteligencia constitucional de los principios de igualdad y
capacidad contributiva.

9º) Que tales circunstancias desautorizan a la sentencia como acto


jurisdiccional válido, pues al recurrir a argumentos meramente apa-
rentes omitió brindar una respuesta cierta al agravio constitucional
del actor (doct. arg. Fallos: 312:1722; 329:5594 y 331:373).

En tales condiciones, esa decisión —en este aspecto— cercena la


garantía constitucional del debido proceso y de la tutela judicial efec-
tiva, en tanto se privó al actor de obtener un pronunciamiento debida-
mente fundado sobre el planteo articulado (artículo 18, Constitución
Nacional; arg. doctrina de Fallos: 310:1819 y 327:4185, entre otros).

Por ello, se declara admisible el recurso de hecho y procedente


el recurso extraordinario con los alcances indicados. En consecuen-
cia, se revoca la decisión en cuestión, debiéndose devolver la causa al
tribunal de origen para que, por quien corresponda, emita un nuevo
pronunciamiento con arreglo a lo aquí resuelto (artículo 16, ley 48).
Costas por su orden por el modo en que se resuelve (artículo 68, 2º
párrafo, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Reintégrese
el depósito. Notifíquese, agréguese la queja al principal y, oportuna-
mente, devuélvase.

Juan Carlos Maqueda — Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por Cooperativa Minera de Productores de Arena y


Piedra del Noreste Ltda., parte actora en autos, representada por el Dr. Jorge Gui-
llermo Larrea, con el patrocinio letrado del Dr. Miguel Ángel Galissier.
Tribunal de origen: Superior Tribunal de Justicia de la Provincia del Chaco.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1701
343

DIRECCIÓN GENERAL de FABRICACIONES MILITARES


c/SANTA CRUZ, PROVINCIA de s/ Cobro de sumas de dinero

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

Toda vez que el decreto 104/19 dispuso la transformación de la Direc-


ción General de Fabricaciones Militares en Fabricaciones Militares
Sociedad del Estado, entidad sujeta al régimen de la ley 20.705, y se
puso en cabeza del Poder Ejecutivo Nacional -a través del Ministerio
de Defensa- el ejercicio de los derechos societarios, corresponde a la
competencia originaria de la Corte entender en la demanda promo-
vida por ésta contra la Policía de la Provincia de Santa Cruz a fin de
obtener el pago de una suma de dinero en concepto de saldo impago
de precio.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

Toda vez que la actual Fabricaciones Militares S.E. -que tiene derecho
al fuero federal, según lo dispuesto por el art. 116 de la Constitución Na-
cional - demanda a la Provincia de Santa Cruz -a quien le corresponde
la competencia originaria de la Corte, de conformidad con el art. 117 de
la Ley Fundamental- la única forma de conciliar ambas prerrogativas
jurisdiccionales es sustanciar la citada demanda ante la instancia origi-
naria de la Corte cualquiera sea la materia del pleito.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
A fs. 156/157, el juez subrogante del Juzgado Nacional de Prime-
ra Instancia en lo Civil y Comercial Federal Nº 3, al hacer lugar a la
excepción de incompetencia opuesta por la Provincia de Santa Cruz,
se declaró incompetente para intervenir en la causa y dispuso su re-
misión a V.E.
1702 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Para decidir de esa manera, en lo sustancial señaló que en au-


tos una entidad nacional -que tenía derecho al fuero federal, según lo
dispuesto por el art. 116 de la Constitución Nacional- demandaba a la
Provincia de Santa Cruz -a quien correspondía la competencia origi-
naria, de conformidad con el art. 117 de la Ley Fundamental-, por lo
que la única forma de conciliar ambas prerrogativas era sustanciar la
demanda en instancia originaria del Tribunal.
A fs. 161 se corrió vista, por la competencia, a este Ministerio
Público.

-II-
En el caso, la entonces Dirección General de Fabricaciones Mi-
litares, que funcionaba como organismo descentralizado del Estado
Nacional en jurisdicción del Ministerio de Defensa (v. art. 8º del decre-
to 636/13), promovió demanda, ante el Juzgado Nacional de Primera
Instancia en lo Civil y Comercial Federal Nº 3, contra la Policía de la
Provincia de Santa Cruz a fin de obtener el pago de una suma dinero
en concepto de saldo impago del precio de 500.000 unidades de cartu-
chos 9 x 19 mm que adquirió la fuerza policial provincial, con más los
intereses y accesorios pactados (v. fs. 20/25).
A fs. 98/101, se presentó la Provincia de Santa Cruz y, en lo que aquí
interesa, opuso la excepción de incompetencia a la que se hizo referen-
cia en el acápite anterior.

-III-
Tal como se señaló en el dictamen de este Ministerio Público de
fs. 37 / 38, pese a que la demanda fue dirigida contra la Policía de la
Provincia de Santa Cruz, toda vez que dicho organismo integra la ad-
ministración central del estado local, es la provincia quien se encuen-
tra sustancialmente demandada, y en ese carácter opuso la excepción
mencionada y también contestó la demanda (v. fs. 126/134).
Por otra parte, corresponde mencionar que, por medio del decreto
104/19, se dispuso la transformación de la Dirección General de Fa-
bricaciones Militares en Fabricaciones Militares Sociedad del Estado,
entidad sujeta al régimen de la ley 20.705, y se puso en cabeza del Po-
der Ejecutivo Nacional -a través del Ministerio de Defensa- el ejercicio
de los derechos societarios que le corresponden por su participación
en el capital accionario de esa sociedad (v. arts.1º y 5º) De su estatuto
-aprobado mediante el mismo decreto- surge que el capital social se
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1703
343

encuentra suscripto e integrado en su totalidad por el Estado Nacio-


nal, a través del Ministerio de Defensa (art. 7º), y que la dirección y ad-
ministración de la sociedad estará a cargo de un directorio compuesto
por 3 directores titulares que serán designados por el Poder Ejecutivo
Nacional a propuesta del Ministerio de Defensa (art. 8º).
Sentado lo anterior, a mi modo de ver, en atención a la naturaleza
de las partes que han de intervenir en el pleito, la causa corresponde a
la competencia originaria de la Corte.
En efecto, toda vez que la actual Fabricaciones Militares S.E. -que
tiene derecho al fuero federal, según lo dispuesto por el art. 116 de
la Constitución Nacional (Fallos: 313:532; 314:830; 317:746)- demanda
a la Provincia de Santa Cruz -a quien le corresponde la competencia
originaria de la Corte, de conformidad con el art. 117 de la Ley Funda-
mental- entiendo que la única forma de conciliar ambas prerrogativas
jurisdiccionales es sustanciar la demanda en esta instancia (Fallos:
313:98 y 551; 317:746; 320:2567; 323:1110; 331:1427, entre muchos otros),
cualquiera sea la materia del pleito.
En consecuencia, opino que el proceso debe tramitar ante los
estrados del Tribunal. Buenos Aires, 15 de agosto de 2019. Laura
M. Monti

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 19 de noviembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

Que el Tribunal comparte los argumentos y la conclusión del dicta-


men de la señora Procuradora Fiscal, a los que corresponde remitir en
razón de brevedad y con el propósito de evitar repeticiones innecesarias.

Por ello, se resuelve: Declarar que la presente causa corresponde a


la competencia originaria de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
Notifíquese y comuníquese a la Procuración General de la Nación.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.
1704 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Parte actora: Dirección General de Fabricaciones Militares, representada por sus


apoderados, doctores Gastón Daniel Labonia, Mercedes A. López Peña, Ricardo
Omar Mostafa y Fernando Carbajales Parra.
Parte demandada: Provincia de Santa Cruz, representada por su apoderada, doctora
Graciana Irma Ruth Peñafort Colombi.

LEE, CARLOS ROBERTO y Otro c/ CONSEJO de ATENCIÓN


INTEGRAL de la EMERGENCIA COVID-19 PROVINCIA de
FORMOSA s/ Amparo – amparo colectivo

FACULTADES DEL PODER JUDICIAL

Corresponde al Poder Judicial de la Nación buscar los caminos que


permitan garantizar la eficacia de los derechos y evitar que estos
sean vulnerados, como objetivo fundamental y rector a la hora de ad-
ministrar justicia y de tomar decisiones en los procesos que se some-
ten a su conocimiento y no debe verse en ello una intromisión inde-
bida del Poder Judicial cuando lo único que hace es tender a tutelar
derechos, o suplir omisiones en la medida en que dichos derechos
pueden estar lesionados.

COVID-19

Todas las medidas que los Estados adopten para hacer frente a la pan-
demia y puedan afectar o restringir el goce y ejercicio de derechos
humanos deben ser limitadas temporalmente, legales, ajustadas a los
objetivos definidos conforme a criterios científicos, razonables, estricta-
mente necesarias y proporcionales, y acordes con los demás requisitos
desarrollados en el derecho interamericano de los derechos humanos.

DERECHO DE ENTRAR PERMANECER TRANSITAR Y SALIR

La Constitución Nacional -arts. 8º y 14- y los instrumentos internaciona-


les de protección de los derechos humanos, tanto la Convención Ame-
ricana sobre los Derechos Humanos, como el Pacto Internacional de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1705
343

Derechos Civiles y Políticos, ambos con jerarquía constitucional, -inci-


sos 1º de sus artículos 22 y 12, respectivamente-, reconocen el derecho
de toda persona que se halle legalmente en el territorio de un Estado a
circular libremente por él; y si bien el ejercicio de dicho derecho puede
ser restringido en virtud de una ley cuando sea necesario para proteger,
entre otras cosas, la salud pública, lo cierto es que las restricciones de-
ben ser compatibles con los demás derechos reconocidos en esos pactos
(incisos 3º de los artículos 12 y 22 citados).

FACULTADES DEL PODER JUDICIAL

Aun cuando es cierto que no hay derechos absolutos, no menos cierto


es que el poder del gobierno para recortarlos de acuerdo con sus nece-
sidades, sean o no de emergencia, es mucho menos que absoluto; los
tribunales deben examinar con creciente rigor las intervenciones en los
derechos individuales, a medida que estas se tornan más intensas y pro-
longadas, para establecer no solo si está justificada la validez en general
de la medida, sino también su alcance.

FACULTADES DEL PODER JUDICIAL

Aunque el acierto o conveniencia de las soluciones legislativas no


son puntos sobre los que quepa pronunciarse al Poder Judicial, las
leyes son susceptibles de reproche con base constitucional cuando
resultan irrazonables, o sea, cuando los medios que arbitran no se
adecuan a los fines cuya realización procuran o cuando consagran
una manifiesta iniquidad.

RAZONABILIDAD

El principio de razonabilidad exige que deba cuidarse especialmente


que los preceptos mantengan coherencia con las reglas constitucio-
nales durante todo el lapso que dure su vigencia, de suerte que su
aplicación no resulte contradictoria con lo establecido por la Consti-
tución Nacional.
1706 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

EMERGENCIA SANITARIA

Si bien no pueden desconocerse las facultades con las que cuenta la


Provincia de Formosa para establecer en su territorio las medidas de
prevención que considere adecuadas en el contexto de la particular si-
tuación de emergencia sanitaria de efectos mundiales que está transcu-
rriendo, dichas potestades deben ejercerse de modo razonable y respe-
tando siempre estándares constitucionales.

EMERGENCIA SANITARIA

Sin perjuicio de reconocer los propósitos de protección de la salud públi-


ca perseguidos por el “Programa de Ingreso Ordenado y Administrado”
instaurado por la Provincia de Formosa, lo cierto es que, en los hechos,
las restricciones establecidas por las autoridades locales no superan el
test de razonabilidad que establece el artículo 28 de la Constitución Na-
cional, al suprimir libertades individuales más allá de lo tolerable; sin
que obste a tal conclusión la alternativa expresada por la provincia de
ingresar asumiendo los costos económicos (estadía en hotel, alimenta-
ción, hisopados, atención médica y consigna policial).

EMERGENCIA SANITARIA

Habiendo transcurrido varios meses desde la puesta en práctica del


“Programa de Ingreso Ordenado y Administrado” instaurado por la
Provincia de Formosa, no se ha definido el tiempo de su vigencia ni de
las medidas allí dispuestas, ni existen indicios de hasta cuándo se exten-
derán las restricciones al derecho a transitar libremente, derecho este
especialmente reconocido en la Constitución Nacional y en los citados
instrumentos internacionales de protección de los derechos humanos.

SALUD PUBLICA

Aun cuando pudiesen resultar adecuadas a la tutela de la salud pública,


las medidas adoptadas por las autoridades provinciales – “Programa de
Ingreso Ordenado y Administrado”- aparecen en su puesta en prácti-
ca, prima facie, como limitaciones irrazonables a la autonomía personal
frente a la demora que se produce para concretar el ingreso de quienes
lo requieren, incluso, de aquellas personas que, de acuerdo con la propia
reglamentación local, se encontrarían dentro de los casos prioritarios.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1707
343

DERECHO DE ENTRAR PERMANECER TRANSITAR Y SALIR

Los planteos judiciales que se efectuaron en otras instancias por parte


de los afectados por las restricciones a la circulación en la Provincia
de Formosa - “Programa de Ingreso Ordenado y Administrado”- y la
cantidad de personas que fueron autorizados a ingresar a ella por esa
vía -denunciados por el Estado provincial como una interferencia a las
políticas sanitarias desarrolladas-, solo demuestran la insuficiencia del
sistema instaurado para responder a la legítima demanda de pedidos de
autorización de ingresos.

INTERPRETACION DE LA CONSTITUCION NACIONAL

Los derechos fundados en cualquiera de las cláusulas de la Constitución


Nacional tienen igual jerarquía y la interpretación debe armonizarlos,
ya se trate de derechos individuales o de atribuciones estatales, en tanto
se trata de la valoración comparativa de dos intereses jurídicamente
protegidos con el fin de salvaguardar en la mejor forma posible a ambos,
dentro de los criterios axiológicos que surgen del mismo orden jurídico
y de la medida de protección que el legislador ha considerado digno de
revestir a uno y otro.

COVID-19

La restricción de derechos en el marco de la aplicación de medidas –


restricciones dispuestas por el “Programa de Ingreso Ordenado y Ad-
ministrado” de la Provincia de Formosa - no resulta prima facie razona-
ble en su aspecto temporal (por las excesivas esperas de los solicitantes
a ingresar a la provincia) ni en el aspecto económico, en tanto supedita
el ejercicio de derechos a una determinada capacidad económica.

FACULTADES DE LA CORTE SUPREMA

En su condición de custodio de las garantías constitucionales, y sin per-


juicio de lo que en definitiva se decida en relación a la competencia de
la Corte para entender por vía de su instancia originaria, corresponde
ordenar a la Provincia de Formosa que arbitre los medios necesarios de
modo de garantizar el efectivo ingreso al territorio provincial, con cum-
plimiento de las medidas sanitarias que estime pertinentes, de todos los
ciudadanos que lo hayan solicitado, dentro del plazo máximo de quince
1708 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

días hábiles a partir del día de la fecha, ajustando el programa de ingre-


so a las pautas constitucionales.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 19 de noviembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

1º) Que en la presente causa, cuyos antecedentes y objeto de la


pretensión deducida fueron descriptos en el pronunciamiento de esta
Corte del 29 de octubre de 2020, los actores solicitaron el dictado de
una medida cautelar a fin de que se ordene a la Provincia de Formosa
el inmediato ingreso al territorio provincial de los ciudadanos que se
encuentran varados y esperando por retornar a sus domicilios y, si por
la falta de infraestructura o condiciones edilicias, no se puede reali-
zar la cuarentena obligatoria en los centros provinciales destinados al
efecto, se les permita realizarla en sus domicilios o en hoteles costea-
dos por ellos mismos.

En tal contexto, mediante la decisión ya señalada y sin pronun-


ciarse respecto de su competencia originaria en la causa, el Tribunal
decidió requerir a la Provincia de Formosa que informara la cantidad
precisa de pedidos de ingreso de personas al territorio provincial que
se presentaron desde la vigencia del “Programa de Ingreso Orde-
nado y Administrado de Personas a la Provincia de Formosa” –dis-
puesto por resolución 2/2020 del Consejo de Atención Integral de la
Emergencia Covid-19– o de cualquier otra medida o protocolo adop-
tado en el marco de la pandemia provocada por la propagación del
coronavirus COVID-19, como así también cuántos de esos pedidos
habían sido admitidos y rechazados, y cuántos otros se encontraban
en ese momento pendientes de autorización, debiendo precisarse la
fecha en que habían sido solicitados y, en el caso de los admitidos,
la fecha en la que se había otorgado la autorización y la del efectivo
ingreso; debiendo en su caso informar si los ingresos se habilitan al
momento de concesión de la autorización o a fechas diferidas; los
criterios aplicados por las autoridades provinciales para resolverlos,
el orden de prelación que se le asignan a las peticiones y las razones
que podrían justificar su rechazo.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1709
343

2º) Que el Estado provincial demandado informó: a) que en el


marco del “Programa de Ingreso Ordenado y Administrado” se ha-
bían registrado trece mil trescientos diecisiete (13.317) personas; b)
que el Consejo de Atención Integral para la Emergencia Covid-19 no
rechaza solicitudes de ingreso; c) que desde la implementación del
aludido programa y hasta el día 30/10/2020 se habían efectivizado un
total de cinco mil setecientos noventa y cinco (5795) ingresos de per-
sonas a la provincia; d) que a esa fecha se registraba la cantidad de
siete mil quinientos veintidós (7522) solicitudes pendientes de autori-
zación para los ingresos; e) que, de esas solicitudes pendientes, tres
mil seiscientos sesenta y seis (3666) correspondían a personas que
poseen domicilio en la Provincia de Formosa, y tres mil ochocientos
cincuenta y seis (3856) a personas que registraban su domicilio fuera
del territorio provincial; f) que los permisos se otorgan previo cumpli-
miento de los requisitos establecidos en la resolución nº 2/20 de dicho
Consejo, conforme a las plazas disponibles en los Centros de Aloja-
miento Preventivo, a la evolución de la situación epidemiológica de la
provincia, y por aplicación de los criterios y prioridades previstos en la
normativa sanitaria; g) que, a la fecha informada, la provincia contaba
con un total de mil cuatrocientas cincuenta y cinco (1455) plazas en sus
centros de alojamiento, los que se encontraban ocupados con ingresos
programados para los meses de noviembre y diciembre; h) que con-
forme al orden de prioridad, se asigna una fecha de posible ingreso,
supeditando el otorgamiento de la autorización a la presentación de
un test PCR (hisopado nasofaríngeo) con resultado negativo a corona-
virus (covid-19), realizado dentro de las 72 horas.

Señaló que la citada resolución nº 2/20 del Consejo de Atención


Integral para la Emergencia Covid-19, del 21 de abril de 2020, esta-
blece el siguiente orden de prelación: A.- Personas que solicitan su
retorno desde otros países. B.- Personas que solicitan su retorno des-
de otras provincias.

Destacó que el desarrollo del “Programa de Ingreso Ordenado y


Administrado de Personas a la Provincia de Formosa”, se sujeta a los
siguientes Criterios Generales:

a) Cantidad de plazas disponibles en los Centros de Alojamiento


Preventivo (CAP) habilitados por el Consejo de Atención Integral de la
Emergencia COVID19.
1710 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

b) Lugar de procedencia de las personas y riesgo viral.

c) Optimización de la relación capacidad-demanda del Centro de


Alojamiento Preventivo –evaluación que se practica en relación a los
lugares de procedencia de las personas y su riesgo viral, cantidad de
solicitudes y capacidad del Centro de Alojamiento Preventivo–.

d) Aceptación de las condiciones establecidas para el ingreso de


personas a la Provincia de Formosa.

e) Aceptación de la fecha comunicada para el Ingreso.

Explicó que también se realiza un análisis y clasificación de las


solicitudes de retorno, gestionadas por el sitio web www.formosa.gob.
ar/coronavirus, para la determinación del orden de prioridad, las que
se autorizan siguiendo el siguiente orden de prioridades:

a) Fecha de gestión de la solicitud de retorno: otorga prioridad


de orden a aquellas que poseen mayor antigüedad en la gestión de
la solicitud.

b) Domicilio: otorga prioridad a las personas que posean domicilio


real y efectivo en la Provincia de Formosa, asentado en el Registro
Nacional de las Personas.

c) Razones o motivos por los que la persona se encuentra fuera de


la provincia. Establecida la prioridad por fecha de gestión, y acreditado
el domicilio o residencia efectiva en la provincia –conforme los ítems a
y b, enunciados precedentemente–, el orden para el tratamiento de las
solicitudes de autorización para retornar a la provincia, se establece a
su vez, conforme los siguientes motivos:

c.1.- Salud: se refiere a aquellas personas que hayan requerido


atención o prácticas médicas en centros sanitarios ubicados fuera de
la Provincia de Formosa;

c.2.- Educación: se refiere a aquellas personas con residencia fami-


liar real y efectiva en la provincia, que se encuentren en otra provincia
con motivo de estudios terciarios, universitarios o de Post-grado;
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1711
343

c.3.- Atención a Familiar: se refiere a aquellas personas que


acrediten fehacientemente que se encuentran fuera del territorio
provincial para prestar asistencia o atenciones a un familiar por
razones de salud;

c.4.- Trabajo: I. En primer orden, se refiere a aquellas personas que


acrediten suficientemente una relación laboral o de servicios que deba
cumplirse en la Provincia de Formosa, a quienes se asigna prioridad
sobre las indicadas en el punto siguiente; II. Se refiere a las personas
que se encuentran en otras provincias con motivo de una relación la-
boral de carácter temporal.

c.5.- Vacaciones u otros motivos.

Por otro lado, indicó que se han establecido sendos controles a las
personas que ingresan a su territorio.

El primero de ellos, en los ingresos habilitados a la provincia, en el


que participan en forma conjunta personal sanitario y policial, oportu-
nidad en la que se les toma la temperatura, se les realiza un cuestio-
nario sanitario y el personal de seguridad procede a la notificación es-
crita e individual de cada persona, respecto del Centro de Alojamiento
Preventivo asignado y su aceptación expresa por parte del interesado,
como así también del formulario de aceptación de deslinde de respon-
sabilidad y del consentimiento previo e informado de alojamiento pre-
ventivo y obligatorio, así como de la posibilidad de renunciar al cumpli-
miento de la medida y retornar a sus lugares de origen.

El segundo control se realiza en la Unidad de Pronta Atención


de Contingencia (UPAC), ubicado en el Hospital de Alta Complejidad
“Juan Domingo Perón”, en el que los profesionales de la salud reali-
zan a las personas que ingresan un triage con toma de temperatura y
se le formulan preguntas sobre síntomas compatibles con COVID-19,
conforme a los protocolos sanitarios vigentes y se practica el hisopado
nasofaríngeo (test PCR).

En cuanto a los Centros de Alojamiento Preventivo –por motivos


epidemiológicos– informó que se habilitó un sistema informático que
permite el ingreso durante 48 hs. de todas las personas que van a rea-
lizar el aislamiento. Cumplido dicho término, el sistema no admite el
1712 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ingreso de otras personas, de manera que se garantice que los resulta-


dos obtenidos al culminar la cuarentena sean los mismos.

Añadió que los Centros de Alojamiento Preventivo demandan que,


con carácter previo al alojamiento de las personas, se lleve adelante la
completa desinfección de las instalaciones y la preparación con todos
los elementos y servicios necesarios para la estadía de las personas
que van a ser alojadas, como también de toda la infografía adecuada
para que tengan permanente conocimiento y observen las medidas
preventivas y de distanciamiento recomendadas para evitar el conta-
gio de coronavirus COVID-19.

Cumplidos los controles a todas las personas que ingresan a un


Centro de Alojamiento Preventivo (CAP), se les entrega un “Kit de
Elementos de Protección Personal” que debe ser utilizado en todo mo-
mento –elementos de higiene personal–, y se les explica nuevamente
las pautas de cuidado, prevención y manejo que habían sido notifica-
das y explicadas al ingreso a la provincia.

Agregó que, a todos los alojados en los Centros de Alojamiento


Preventivo, se les provee de manera gratuita de todas las comidas dia-
rias, y que cuentan con todos los servicios básicos e internet (wifi),
agua fría y caliente, en cada uno de los diferentes sectores.

Las recomendaciones y medidas sanitarias que aplica el personal


que asiste a las personas que son alojadas en los Centros de Alojamien-
to Preventivo, así como a estas últimas, se encuentran desarrolladas
en los documentos “Protocolo de Prevención del Personal de Servi-
cio en Centros de Alojamiento Preventivo COVID-19”, y “Protocolo de
Prevención para las Personas Destinadas a Realizar Aislamiento Pre-
ventivo y Obligatorio en Centros de Alojamiento Preventivo”.

Puso de resalto que existen 44 Centros habilitados para la realiza-


ción del Aislamiento Preventivo y Obligatorio, con –como se adelantó–
una capacidad total de 1455 plazas.

A su vez, la demandada también destacó que, por fuera de lo que la


provincia brinda gratuitamente, las personas que puedan hacerlo ac-
tualmente tienen la posibilidad de ir a hoteles habilitados, en cuyo caso
deberán hacerse cargo del costo de la estadía en el hotel, la alimenta-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1713
343

ción, los hisopados, la atención médica y de la consigna policial extra


que insoslayablemente debe haber. Y en todos los supuestos, tanto los
destinados a los centros gratuitos como a los que asuman pagar hote-
les, previa acreditación de PCR negativo.

3º) Que, a modo de síntesis de lo informado por la Provincia de


Formosa –reseñado ut supra– en cuanto aquí importa respecto de lo
denunciado por los actores y de la medida cautelar solicitada, y sin
perjuicio de que la provincia no ha informado las fechas requeridas
a ese respecto, corresponde concluir que, en algo más de seis meses
(desde que se dispuso el sistema de ingreso ordenado y administra-
do a la provincia, el 21 de abril, y hasta la fecha informada, el 31 de
octubre, ambas del corriente año), han logrado ingresar al territorio
formoseño menos de la mitad de las personas que lo han solicitado
–concretamente, un 43,5% de los pedidos registrados–.

Respecto de las esperas sufridas por las personas solicitantes de


ingreso para retornar a sus domicilios ubicados dentro de los límites
provinciales -períodos durante los cuales se encontraban en las más
variadas situaciones, algunas de ellas de alta vulnerabilidad–, confor-
me a la información brindada por la propia provincia respecto de tres
de las personas individualizadas en el escrito inicial (Manuel Jesús
Brito, Carlos Argentino Soto y Karen Elizabeth Alonso), en algunos
casos se extendieron por cuatro (4) meses.

Por lo demás, habida cuenta de la información proporcionada a


solicitud de esta Corte, esto es la cantidad total de plazas en los Cen-
tros de Alojamiento Preventivo, los ingresos ya programados para los
meses de noviembre y diciembre, el tiempo de permanencia mínima
en dichos centros y las solicitudes pendientes de autorización, mu-
chos de esos pedidos de ingreso demorarán varios meses más en ser
satisfechos.

4º) Que los hechos denunciados que dieron lugar a la promoción


de este proceso, exigen de esta Corte el ejercicio del control encomen-
dado a la justicia sobre las actividades de los otros poderes del Esta-
do y, en ese marco, la adopción de las medidas conducentes que, sin
menoscabar las atribuciones de estos últimos, tiendan a sostener la
observancia de la Constitución Nacional (conf. Fallos: 331:2925; 341:39,
entre otros).
1714 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Ello es así, toda vez que le corresponde al Poder Judicial de la Na-


ción buscar los caminos que permitan garantizar la eficacia de los de-
rechos y evitar que estos sean vulnerados, como objetivo fundamental
y rector a la hora de administrar justicia y de tomar decisiones en los
procesos que se someten a su conocimiento. No debe verse en ello
una intromisión indebida del Poder Judicial cuando lo único que hace
es tender a tutelar derechos, o suplir omisiones en la medida en que
dichos derechos pueden estar lesionados (Fallos: 328:1146; 330:111 y
4134; 331:2925, entre otros).

5º) Que tal como este Tribunal lo señaló en la causa FRE 2237/2020/
CS1 “Maggi, Mariano c/ Corrientes, Provincia de s/ medida autosatis-
factiva”, sentencia del 10 de septiembre de 2020, la Corte Interameri-
cana de Derechos Humanos el pasado jueves 9 de abril de 2020 emitió
una Declaración titulada “COVID-19 y Derechos Humanos: Los pro-
blemas y desafíos deben ser abordados con perspectiva de Derechos
Humanos y respetando las obligaciones internacionales”, a fin de ins-
tar a que la adopción y la implementación de medidas, dentro de la
estrategia y esfuerzos que los Estados Parte de la Convención Ameri-
cana sobre Derechos Humanos están realizando para abordar y con-
tener esta situación que concierne a la vida y salud pública, se efectúe
en el marco del Estado de Derecho, con el pleno respeto a los instru-
mentos interamericanos de protección de los derechos humanos y los
estándares desarrollados en la jurisprudencia de ese Tribunal.

Entre las consideraciones particulares incluidas en dicha decla-


ración, cabe destacar, por su atinencia al caso y en tanto esta Corte la
comparte, que: “Todas aquellas medidas que los Estados adopten para
hacer frente a esta pandemia y puedan afectar o restringir el goce y
ejercicio de derechos humanos deben ser limitadas temporalmente,
legales, ajustadas a los objetivos definidos conforme a criterios cien-
tíficos, razonables, estrictamente necesarias y proporcionales, y acor-
des con los demás requisitos desarrollados en el derecho interameri-
cano de los derechos humanos”.

6º) Que la Constitución Nacional reconoce a todos los habitantes


de la Nación el derecho a transitar libremente en su territorio, sin dis-
tinción alguna (artículos 8º y 14).

Por su parte, entre los instrumentos internacionales de protec-


ción de los derechos humanos, tanto la “Convención Americana sobre
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1715
343

los Derechos Humanos” (aprobada por la ley 23.054), como el “Pac-


to Internacional de Derechos Civiles y Políticos” (aprobado por la ley
23.313), ambos con jerarquía constitucional (artículo 75, inciso 22, de la
Ley Fundamental), también reconocen en los incisos 1º de sus artícu-
los 22 y 12, respectivamente, el derecho de toda persona que se halle
legalmente en el territorio de un Estado a circular libremente por él;
y si bien el ejercicio de dicho derecho puede ser restringido en virtud
de una ley cuando sea necesario para proteger, entre otras cosas, la
salud pública, lo cierto es que las restricciones deben ser compatibles
con los demás derechos reconocidos en esos pactos (incisos 3º de los
artículos 12 y 22 citados).

7º) Que aun cuando es cierto que no hay derechos absolutos, no


menos cierto es que el poder del gobierno para recortarlos de acuerdo
con sus necesidades, sean o no de emergencia, es mucho menos que
absoluto. Los tribunales deben examinar con creciente rigor las inter-
venciones en los derechos individuales, a medida que estas se tornan
más intensas y prolongadas, para establecer no solo si está justificada
la validez en general de la medida, sino también su alcance.

8º) Que en el marco de las consideraciones particulares incluidas


en la declaración de la Corte Interamericana de Derechos Humanos
recordada en el considerando 5º, cabe señalar que este Tribunal ha
establecido que, aunque el acierto o conveniencia de las soluciones
legislativas no son puntos sobre los que quepa pronunciarse al Poder
Judicial, las leyes son susceptibles de reproche con base constitu-
cional cuando resultan irrazonables, o sea, cuando los medios que
arbitran no se adecuan a los fines cuya realización procuran o cuan-
do consagran una manifiesta iniquidad (Fallos: 310:2845; 311:394;
312:435, entre otros).

El principio de razonabilidad exige que deba cuidarse especial-


mente que los preceptos mantengan coherencia con las reglas consti-
tucionales durante todo el lapso que dure su vigencia, de suerte que su
aplicación no resulte contradictoria con lo establecido por la Constitu-
ción Nacional (Fallos: 316:3104; 328:566; 337:1464; 340:1480).

9º) Que pese a que no pueden desconocerse las facultades con las
que cuenta la Provincia de Formosa para establecer en su territorio
las medidas de prevención que considere adecuadas en el contexto de
la particular situación de emergencia sanitaria de efectos mundiales
1716 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

que está transcurriendo, dichas potestades deben ejercerse de modo


razonable y respetando siempre estándares constitucionales.

Sin perjuicio de reconocer los propósitos de protección de la sa-


lud pública perseguidos por el “Programa de Ingreso Ordenado y Ad-
ministrado” instaurado por el Estado provincial, lo cierto es que, en
los hechos, las restricciones establecidas por las autoridades locales
no superan el test de razonabilidad que establece el artículo 28 de la
Constitución Nacional, al suprimir libertades individuales más allá de
lo tolerable, conforme surge del considerando 3º precedente. Sin que
obste a tal conclusión la alternativa señalada por la provincia de ingre-
sar asumiendo los costos económicos (estadía en hotel, alimentación,
hisopados, atención médica y consigna policial).

10) Que, por otro lado, corresponde poner de resalto que habien-
do transcurrido varios meses desde la puesta en práctica del referido
“Programa de Ingreso Ordenado y Administrado”, no se ha definido
el tiempo de su vigencia ni de las medidas allí dispuestas, ni existen
indicios de hasta cuándo se extenderán las restricciones al derecho
a transitar libremente, derecho este especialmente reconocido en la
Constitución Nacional y en los citados instrumentos internacionales
de protección de los derechos humanos.

En tales condiciones, aun cuando pudiesen resultar adecuadas a


la tutela de la salud pública, las medidas adoptadas por las autorida-
des provinciales aparecen en su puesta en práctica, prima facie, como
limitaciones irrazonables a la autonomía personal frente a la demora
que se produce para concretar el ingreso de quienes lo requieren, in-
cluso, de aquellas personas que, de acuerdo con la propia reglamenta-
ción local, se encontrarían dentro de los casos prioritarios.

Por lo demás, los planteos judiciales que se efectuaron en otras


instancias por parte de los afectados por las restricciones en cuestión,
y la cantidad de personas que fueron autorizados a ingresar a Formosa
por esa vía -denunciados por el Estado provincial como una interferen-
cia a las políticas sanitarias desarrolladas-, solo demuestran la insufi-
ciencia del sistema instaurado para responder a la legítima demanda
de pedidos de autorización de ingresos.

11) Que esta Corte ha sostenido que los derechos fundados en


cualquiera de las cláusulas de la Constitución Nacional tienen igual
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1717
343

jerarquía. La interpretación debe armonizarlos, ya se trate de dere-


chos individuales o de atribuciones estatales (Fallos: 255:293; 272:231;
330:1989; 333:2306).

Se trata, pues, de la valoración comparativa de dos intereses ju-


rídicamente protegidos con el fin de salvaguardar en la mejor forma
posible a ambos, dentro de los criterios axiológicos que surgen del
mismo orden jurídico y de la medida de protección que el legislador ha
considerado digno de revestir a uno y otro.

La cuestión radica entonces en valorar ambos derechos en las es-


peciales circunstancias de la causa y en el conjunto orgánico del orde-
namiento jurídico (Fallos: 302:1284).

En síntesis, a la luz de todo lo hasta aquí expresado, cabe pun-


tualizar que la restricción de derechos en el marco de la aplicación
de medidas de la naturaleza de las descriptas, no resulta prima fa-
cie razonable en su aspecto temporal (por las excesivas esperas re-
señadas en el considerando 3º precedente) ni en el aspecto econó-
mico, en tanto supedita el ejercicio de derechos a una determinada
capacidad económica.

Por ello, en su condición de custodio de las garantías consti-


tucionales, y sin perjuicio de lo que en definitiva se decida en re-
lación a la competencia de esta Corte para entender en el caso
por vía de su instancia originaria, el Tribunal resuelve: Ordenar
a la Provincia de Formosa que arbitre los medios necesarios de
modo de garantizar el efectivo ingreso al territorio provincial, con
cumplimiento de las medidas sanitarias que estime pertinentes,
de todos los ciudadanos que lo hayan solicitado, dentro del plazo
máximo de quince días hábiles a partir del día de la fecha, ajus-
tando el programa a las pautas constitucionales referidas en los
considerandos anteriores. Notifíquese.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Parte actora: Dres. Carlos Roberto Lee y Fabrizio Villaggi Nicora, en defensa de los
derechos de los Sres. Manuel Jesús Brito, Carlos Argentino Soto, Ricardo Agustín
Acosta y Karen Elizabeth Alonso, entre otros.
1718 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Parte demandada: Provincia de Formosa, representada por sus apoderados, Dres. Lo-
rena Anabel Cappello, Carmen Edith Notario y Jonathan Emmanuel Lagraña, con
el patrocinio letrado de la señora Fiscal de Estado, Dra. Stella Maris Zabala.

M., M. A. c/ OBRA SOCIAL del PODER JUDICIAL de la


NACIÓn s/ Acción de amparo

RECURSO EXTRAORDINARIO

No corresponde restringir el acceso a las instancias superiores de revi-


sión so color de interpretaciones dogmáticas y de excesivo formalismo
acerca de la admisión de los recursos locales, máxime, cuando el escrito
contiene argumentos mínimos que alcanzan para sustentar el remedio
y se discuten cuestiones de evidente tenor federal.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

COMPETENCIA

Es competente la justicia federal para entender en la acción de amparo


iniciada por un afiliado contra la Obra Social del Poder Judicial de la
Nación a fin de que se ordene la cobertura de los gastos de tratamiento y
traslado para rehabilitación de adicciones, toda vez que la pretensión se
dirige contra la Obra Social mencionada, órgano con representación en
cada localidad que sea sede de tribunales federales y que funciona bajo
la dependencia directa de la Corte Nacional -la que, entre otras faculta-
des, designa y reemplaza al directorio, fiscaliza su gestión y es titular de
su patrimonio- y que invocó el privilegio federal en todas las instancias.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

COMPETENCIA

Es competente la justicia federal para entender en la acción de amparo


iniciada por un afiliado contra la Obra Social del Poder Judicial de la
Nación a fin de que se ordene la cobertura de los gastos de tratamiento
y traslado para rehabilitación de adicciones, pues se advierte que lo me-
dular de la disputa planteada exige interpretar el alcance de una norma
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1719
343

federal - Ac. CSJN 27/11 y Fallos: 339:245, “A., F.J.”- y de la resolución


272/2010 dictada en su consecuencia, cuyo conocimiento está reservado
a la justicia de excepción y excluido de la aptitud de los tribunales loca-
les, además de que, prima facie, conlleva la interpretación de preceptos
concernientes a la estructura del sistema de salud implementado por el
Estado Nacional.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

COMPETENCIA

La justicia federal es competente para entender en la acción de amparo


iniciada por un afiliado contra la Obra Social del Poder Judicial de la
Nación a fin de que se ordene la cobertura de los gastos de tratamiento
y traslado para rehabilitación de adicciones, toda vez que se encuentra
demandado el Estado Nacional -quien alegó la prerrogativa desde el
comienzo de las actuaciones- y la materia debatida atañe a esa jurisdic-
ción, improrrogable por su propia naturaleza, privativa y excluyente de
los tribunales provinciales.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
El Superior Tribunal de Justicia de la provincia del Chaco declaró
mal concedidos los recursos de inconstitucionalidad e inaplicabilidad
de ley deducidos por la Obra Social del Poder Judicial de la Nación
(OSPJN) contra la sentencia de cámara que declaró desierto el recur-
so de apelación por insuficiencia formal. En ese marco convalidó, en
definitiva, lo resuelto por el juez de grado que declaró su competencia
para intervenir en el amparo y condenó a la demandada a cubrir el tra-
tamiento para rehabilitación de las adicciones iniciado por M.A.M. (Cf.
fs. 164/184, 234/240 y 271/274 del expediente principal, al que aludiré en
adelante salvo aclaración).
En resumen, señaló que los recursos intentados omitieron los re-
caudos de admisibilidad porque no fueron citados precedentes relati-
vos al tema, ni la doctrina o ley que se considera erróneamente aplica-
1720 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

da, a lo que se agrega que tampoco se demostró arbitrariedad y sólo


se discrepa con las razones del fallo. En ese marco, evaluó inoficiosa la
presentación porque presenta graves insuficiencias técnicas.
Contra esa decisión la accionada dedujo recurso federal, que
fue contestado y denegado por falta de fundamentación (Ac. CSJN
04/2007), dando origen a la presente queja (ver fs. 279/286, 290/291 y
293/295 y fs. 22/26 del legajo respectivo).

-II-
La apelante sostiene, centralmente, que la justicia provincial es
incompetente porque la accionada es una dependencia de la Corte Su-
prema de Justicia de la Nación, a lo que se suma que el estatuto que
rige su funcionamiento (Ac. 27/2011) fue dictado en el marco del artí-
culo 113 de la Constitución Nacional y reviste naturaleza federal, como
lo estableció el antecedente publicado en Fallos: 339:245 (“A., F. J”). So-
bre esa base, reprocha que la alzada haya omitido expedirse sobre el
asunto y peticiona, en definitiva, que se declare procedente el recurso
y se ordene enviar las actuaciones al juzgado federal de Resistencia,
en la provincia del Chaco.

-III-
Previo a todo, interesa reseñar que el amparista, afiliado a la Obra
Social del Poder Judicial de la Nación, accionó contra esa entidad en
el fuero provincial, demandando la cobertura de los gastos de trata-
miento y traslado para rehabilitación de adicciones en la comunidad
terapéutica “Darse Cuenta”, ubicada en City Bell, La Plata, provincia
de Buenos Aires -donde ingresó el 25/07/17-, así como el pago de los
gastos de traslado y alojamiento de familiares y acompañante tera-
péutico. Basó su derecho, principalmente, en las leyes 23.660. 23.661,
24.240, 24.455, 24.754 y 26.657 y en la Constitución Nacional, al tiempo
que cuestionó la validez de la resolución 201/2002 del Ministerio de Sa-
lud de la Nación (fs. 4, 5, 6/7, 8/9 y 10/15).
A su turno, la OSPJN interpuso excepción de incompetencia y pre-
sentó el informe circunstanciado prescripto en la ley de amparo (ver
fs. 51/52, 54/58 y 61/85).
Expuso, en síntesis, que: 1) la accionada es una dependencia de
la Corte Suprema Nacional, sometida al fuero de excepción, y se con-
trovierte a propósito de la aplicación de preceptos federales en mate-
ria de salud; 2) el afiliado decidió su internación en el centro “Darse
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1721
343

Cuenta”, sito a 1200 km de su domicilio, sin consulta previa a la OSPJN


ni indicación terapéutica referida a esa comunidad y excluyendo a es-
tablecimiento más cercanos, como la “Fundación Amanecer”, sita en
Corrientes; 3) la OSPJN no resulta alcanzada por la legislación con-
cerniente al consumo, medicina prepaga ni obras sociales, no obstante
lo cual, su cobertura en materia de adicciones es superadora respecto
de la establecida en el marco general (art. 40, ley 23.890 y resol. OSDG
272/10); y, 4) el proceder unilateral, inconsulto y contrario al estatuto
del actor (art. 34, Ac. 27/11), exime de toda responsabilidad a la obra
social, por lo que no procede el amparo ni el pago de pasajes y aloja-
miento a los familiares del actor.
El Juzgado Civil y Comercial nº 6 de Resistencia desestimó el plan-
teo de incompetencia, admitió el amparo y condenó a la OSPJN a rein-
tegrar al afiliado la suma de $276.523,83 en concepto de tratamiento y
gastos de traslado de un familiar. Igualmente la condenó a que asuma
el costo de los pasajes para el traslado de los familiares, en forma al-
ternada, a las reuniones obligatorias y/o del residente hasta la con-
clusión del tratamiento, y de los importes a facturar por la comunidad
terapéutica hasta la conclusión y/o la graduación y/o el alta médica
del residente, en la forma prescripta por el anexo III de la resolución
OSDG 272/10 (v. 164/
En lo que interesa, la sentencia fue recurrida por la OSPJN y el
remedio fue declarado desierto por la Sala III de la Cámara Civil y Co-
mercial de Resistencia por carecer de suficiente fundamentación (fs.
187/190 y 234/240, esp. ap. II. A).
A fojas 209/211, se había acompañado decisión del juez federal de
Resistencia mediante la cual, si bien reconocía que la cuestión corres-
pondía al fuero de excepción, rechazaba la inhibitoria promovida ante
esa jurisdicción por la OSPJN porque previamente había optado por la
declinatoria (art. 70, CPCCN, y fs. 212/213).
Los recursos locales de inconstitucionalidad e inaplicabilidad de
ley deducidos por la demandada, fueron concedidos por la cámara y,
más tarde, descartados por el Tribunal Superior provincial, como se
reseñó supra (fs. 243/256, 257, 260 y 271/274).
El recurso federal intentado contra ese pronunciamiento llega,
queja mediante, a la instancia extraordinaria (fs. 279/286 y 293/295 y fs.
22/26 del legajo respectivo).
Incumbe consignar que del legajo de apelación [incorporado a los
autos principales; fs. 299/620], resulta que las transferencias efectua-
das por la OSPJN -percibidas en parte por el actor y su letrado- obe-
1722 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

decieron a la intimación cursada bajo apercibimiento de astreintes y


que fueron concretadas a fin de evitar perjuicios mayores y sin que
quepa inferir de ellas que media un allanamiento a la competencia
local ni al amparo y bajo reserva de lo que decida la Corte Suprema
de Justicia Nacional (resol. OSDG 4978/18 y OSDG 921/19, fs. 442/447
y 574/579; Y esp. fs. 449/450, 477/478, 514, 580/581, 586/590, 627, 630/33,
635, 641, 644; entre otras).

-IV-
En suma, la accionada controvierte la competencia asumida por la
justicia ordinaria -Juzgado Civil y Comercial nº 6 de Resistencia- con
apoyo en que, incurriendo en un exceso formal, se soslaya que es una
dependencia de la Corte Nacional regida por su propio estatuto. Sobre
esa base, alega que lo actuado por la justicia local resulta inválido en
razón de que sus potestades no alcanzan a la pretensión incoada, que
incumbe al fuero federal. Recrimina que se la priva del juez natural
y se conculca su derecho de defensa y que, bajo pretextos formales,
se afecta irreparablemente el debido proceso (esp. fs. 249 y vta.; 250;
255vta., 283vta. y 285).
A mi entender, asiste razón a la apelante pues, por un lado, el fallo
posee carácter definitivo y, por el otro, no corresponde restringir el
acceso a las instancias superiores de revisión so color de interpreta-
ciones dogmáticas y de excesivo formalismo acerca de la admisión de
los recursos locales, máxime, cuando el escrito contiene argumentos
mínimos que alcanzan para sustentar el remedio y se discuten cues-
tiones de evidente tenor federal (doctrina en autos S.C. M. 133, L. XLI;
“Murgier, María Estela y otros c/ AFIP - DGI y otro s/ amparo”, sen-
tencia del 06/05/08).
En efecto, surge del escrito inicial -a cuyos términos se debe
atender para resolver las cuestiones de competencia; Fallos:
330:628, “La Soledad SRL”- que el amparista reclama que la OSPJN
cubra los gastos de tratamiento y traslado para rehabilitación de
adicciones en el centro terapéutico “Darse Cuenta” y los gastos de
traslado y alojamiento de familiares y acompañante terapéutico (Cf.
fs. 10/15).
En las condiciones descriptas se advierte, en primer término, que
la pretensión se dirige contra la Obra Social del Poder Judicial de la
Nación, órgano con representación en cada localidad que sea sede de
tribunales federales y que funciona bajo la dependencia directa de la
Corte Nacional -la que, entre otras facultades, designa y reemplaza
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1723
343

al directorio, fiscaliza su gestión y es titular de su patrimonio- y que


invocó el privilegio federal en todas las instancias (ver en esp. arts.
113 y 116 de la C.N.; 2, inc. 60, y 12, ley 48; y 1, 4, 16 a 18, 20, 21, 28, 31 y
32; anexo I, Ac. CSJN 27/11; y doctrina de Fallos: 241:147, “Fasola Cas-
taño”; 315:156; “Alanis”; 330:29; “Lutzky; y 332:900; “Benavente”; en lo
pertinente, entre muchos otros).
En segundo orden, se advierte que lo medular de la disputa plan-
teada exige interpretar el alcance de una norma federal -v. Ac. CSJN
27/11 y Fallos: 339245, “A., F.J.”- y de la resolución 272/2010 dictada en
su consecuencia, cuyo conocimiento está reservado a la justicia de ex-
cepción y excluido de la aptitud de los tribunales locales, además de
que, prima facie, conlleva la interpretación de preceptos concernien-
tes a la estructura del sistema de salud implementado por el Estado
Nacional (ver CSJ 89/2019/CS1, “B., S. T. c/ A.M.E.B.P.B.A. s/ amparo”,
del 07/03/19, entre otros).
En suma, entiendo que el juez federal es quien debe conocer en
el pleito pues se encuentra demandado el Estado Nacional -quien, in-
sisto, alegó la prerrogativa desde el comienzo de las actuaciones- y la
materia debatida atañe a esa jurisdicción, improrrogable por su propia
naturaleza, privativa y excluyente de los tribunales provinciales (v. Fa-
llos: 329:2790, “Baratelli”; y 340:815, “Brusco” ;entre otros).

-V-
Por lo expuesto, opino que corresponde hacer lugar a la queja, de-
clarar procedente el recurso, dejar sin efecto la sentencia y, dado el te-
nor de la cuestión debatida, ejercer la facultad prevista por el artículo
16, 2ª parte, de la ley 48 y ordenar que intervenga el Juzgado Federal
de Resistencia, en la provincia del Chaco. Buenos Aires, 27 de septiem-
bre de 2019. Víctor Abramovich

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 19 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la demandada


en la causa M., M. A. c/ Obra Social del Poder Judicial de la Nación s/
acción de amparo”, para decidir sobre su procedencia.
1724 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Considerando.

Que las cuestiones planteadas por la recurrente encuentran ade-


cuada respuesta en el dictamen del señor Procurador Fiscal a cuyos
fundamentos y conclusiones cabe remitir para evitar repeticiones
innecesarias.

Por ello, de conformidad con lo dictaminado, se hace lugar a la


queja, se declara procedente el recurso extraordinario y se deja sin
efecto la sentencia apelada. En consecuencia, se declara que resulta
competente para conocer en el caso el Juzgado Federal de Resis-
tencia, Provincia del Chaco, al que se le remitirán las actuaciones.
Agréguese la queja al principal, notifíquese a las partes, hágase sa-
ber al Superior Tribunal de Justicia de la mencionada provincia y,
oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti.

Recurso de queja interpuesto por el Estado Nacional, Ministerio de Justicia y De-


rechos Humanos, representado por el Dr. Juan Manuel González, con el patrocinio
letrado de la Dra. Alejandra Castello.
Tribunal de origen: Superior Tribunal de Justicia de la Provincia del Chaco.
Tribunal que intervino con anterioridad: Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comer-
cial de Resistencia, Provincia del Chaco.

DERUDDER HERMANOS SRL y Otro c/ resolución 369/10-


CNRT (exp S01:26494/09) y Otro s/ Entes reguladores

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien la Corte declaró prima facie formalmente admisibles la queja y


el recurso extraordinario interpuestos por la demandada suspendiendo
el curso del proceso, dicha circunstancia no constituye óbice para ex-
pedirse acerca de si se encuentra habilitada la vía del art. 14 de la ley
48, toda vez que ese juicio tiene carácter provisorio y no impide que un
análisis detenido de las cuestiones involucradas en las presentaciones
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1725
343

intentadas determine una solución contraria, lo que deriva de los térmi-


nos utilizados en el pronunciamiento aludido.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SENTENCIA ARBITRARIA

La doctrina de la arbitrariedad no tiene por objeto corregir sentencias


equivocadas o que el recurrente considere tales, con sustento en su
mera discrepancia con el alcance atribuido por el a quo a principios y
normas de derecho común o con la valoración de la prueba, sino que
reviste un carácter estrictamente excepcional; en virtud de ello, su pro-
cedencia requiere un apartamiento inequívoco de la solución normativa
o una absoluta carencia de fundamentación, pues de lo contrario se ex-
tendería la jurisdicción de la Corte habilitándola para revisar todas las
decisiones judiciales que se dicten, con menoscabo de los límites esta-
blecidos por la Constitución y las leyes.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SENTENCIA ARBITRARIA

La doctrina de la arbitrariedad no tiene por objeto constituir a la Cor-


te Suprema en una tercera instancia ordinaria que sustituya a los
jueces de la causa en la decisión de las cuestiones que le son propias,
sino que tiende a cubrir casos de carácter excepcional, en los que
deficiencias lógicas del razonamiento o una total ausencia de funda-
mento normativo, impidan considerar el pronunciamiento como la
sentencia fundada en ley a que hacen referencia los arts. 17 y 18 de la
Constitución Nacional.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso extraordinario es inadmisible si no se advierte un caso de


arbitrariedad que justifique la intervención de la Corte en materias que,
según el art. 14 de la ley 48, son ajenas a la instancia extraordinaria.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
1726 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

SENTENCIA ARBITRARIA

La mera divergencia de los recurrentes, en cuanto sólo revela su dis-


crepancia con el criterio de la cámara en la selección y valoración de la
prueba, excluye la tacha de arbitrariedad, aun cuando se haya prescin-
dido de alguna de las pruebas aportadas.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
A fs. 2226/2232 de los autos principales -a los que me referiré en
adelante., la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Admi-
nistrativo Federal (Sala V) resolvió hacer lugar al recurso de apelación
interpuesto por Derudder Hermanos S.R.L. en los términos del art.
8º de la ley 21.844 y, en consecuencia, revocó las resoluciones 369/10 y
686/10 dictadas por la Comisión Nacional de Regulación del Transpor-
te (CNRT). Mediante la primera de ellas se aplicó a la empresa recu-
rrente una multa por la prestación de servicios no habilitados entre:
Salta-Mar del Plata, Salta-Puente La Noria, Salta-Rosario, Salta-Para-
ná, Salta-Puerto Iguazú y Salta-Neuquén durante período comprendi-
do entre el 1º de junio de 2009 y el 22 septiembre de ese año, en tanto
que, por el acto mencionado último término, se declaró inadmisible el
recurso de reconsideración interpuesto en sede administrativa.
Para así decidir, la cámara entendió que: a) las actas de consta-
tación de las infracciones labradas por la CNRT se fundaron exclu-
sivamente en un informe expedido por una empleada de Terminal
de Salta S.A., es decir, por una persona que no reviste el carácter
de funcionaria pública ni está autorizada para actuar como agente
delegada de fiscalización; b) el presidente de Terminal de Salta S. A.
era, a su vez presidente de la firma denunciante; c) los funcionarios
públicos actuantes no realizaron la comprobación in situ de la co-
misión de las infracciones; d) de la declaración testimonial del jefe
de fiscalización de la CNRT surge que el procedimiento mediante el
cual se labraron las actas no era el utilizado en la generalidad de los
casos; e) las actas labradas no cumplen con el requisito de inmedia-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1727
343

tez temporal exigido por las normas, ya que fueron emitidas un mes
después del período constatado.
A juicio de la cámara, tales falencias resultan contrarias a lo pres-
cripto por el art. 6º de la ley 21.844, que regula la actuación del funcio-
nario público en orden al labrado de las actas de infracción y, por lo
tanto, importan un vicio en el procedimiento, elemento esencial del
acto administrativo.
Asimismo, manifestó que el caso de autos difiere de la situación
que examinó en la causa “Expreso Alberino S.A. c/ Comisión Nacional
de Regulación de Transporte”, oportunidad en la que había señalado
que la comprobación física de las infracciones por parte de los funcio-
narios públicos competentes no configuraba un requisito inexcusable
para la aplicación de sanciones Explicó que la diferencia entre am-
bas causas radica en que, en el caso “Expreso Alberino S.A. las actas
habían sido emitidas en base a informes brindados por la Terminal
de Retiro, cuya concesión fue otorgada por el Estado Nacional y que
ejerce indirectamente la función de fiscalizar el sistema de transporte
automotor de pasajeros, mientras que en el sub examine la informa-
ción fue suministrada por la Terminal de Salta, que fue entregada en
concesión por la autoridad municipal.
En definitiva, indicó que “en el sub lite las actas se labraron en
base a un informe emitido por una terminal de servicio que no es
la Terminal de Retiro, que quien lo suscribe no es funcionario pú-
blico ni está autorizado para actuar como agente delegado de fis-
calización, que -a pesar de ello- no se comprobó in situ la comisión
de las infracciones y que no se respetó el requisito de inmediatez
temporal exigido por la norma en cuestión, corresponde -con base
en el art- 6º de la Ley Nº 21.844- declarar la nulidad de las actas de
comprobación que han dado origen a -Las sanciones cuestionadas”
(v. fs. 2230).
Por otra parte, señaló que, si bien la autoridad de aplicación im-
putó a la sancionada la realización de servicios no autorizados, de las
declaraciones brindadas por testigos así como también del informe del
perito surge que la sociedad actora comercializaba de forma “articula-
da” o “combinada” dichos servicios, partiendo de la Provincia de Salta
hacia la de Tucumán y de allí a los diferentes destinos arriba mencio-
nados, para lo cual contaba con la autorización de la CNRT. En este
punto, agregó que, de los testimonios brindados en la causa por los
propios funcionarios de la CNRT, se desprende que la combinación de
servicios no constituye una violación al régimen legal vigente y que no
1728 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ha existido perjuicio a los derechos de los usuarios por la prestación


del servicio en esas condiciones.
Concluyó que la gravedad de los vicios detectados -que afectaron a
las formas esenciales, al procedimiento y a la causa de los actos admi-
nistrativos dictados- determina su nulidad absoluta e insanable, circuns-
tancia que torna procedente su revocación en sede judicial conforme a
lo establecido por los arts. 7º inc. d), 8º, 14 inc. b) y 17 de la ley 19.549.

-II-
Disconforme con tal pronunciamiento, la CNRT interpuso el
recurso extraordinario de fs. 2239/2255, cuya denegación motivó la
presente queja.
En primer lugar, sostiene que la sentencia apelada resulta arbi-
traria, toda vez que omite la consideración de cuestiones conducentes
para la correcta solución de la causa, y que también contiene afirma-
ciones de naturaleza dogmática que no constituyen una derivación ra-
zonada del derecho vigente.
Explica que la cámara soslayó las previsiones contenidas en el
anexo III del decreto 1388/96, conforme al cual la CNRT se encuentra
habilitada para solicitar informes a terceros, como es la firma Ter-
minal de Salta S.A., por lo que no existió irregularidad alguna en las
actas labradas.
Agrega, con transcripciones de la sentencia dictada por la cámara
en la causa “Expreso Alberino S. A.”, que la normativa vigente no exi-
ge la comprobación in situ de las infracciones.
Por otro lado, manifiesta que la empresa actora realizaba trazas
con origen y destinos diferentes de los parámetros operativos esta-
blecidos en los diferentes permisos, circunstancia que no constituye
una combinación de servicios, sino una flagrante violación a los actos
administrativos habilitantes.
Finalmente, indica que la resolución 411/02 de la entonces Secre-
taría de Transporte establece un sistema de almacenamiento de da-
tos en soporte magnético o digital que deben guardar las empresas de
transporte por el lapso de dos años y que debe contener lo referente
a la reserva y emisión de boletos o pasajes, la identificación de las pa-
radas intermedias, lugar, fecha y hora del arribo a destino, número de
asiento, despacho de equipaje y la empresa operadora. Señala que tal
información, que eventualmente hubiera ratificado lo manifestado por
la empresa en cuanto a La prestación de los servicios en forma combi-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1729
343

nada o articulada, no fue brindada por ella en el sumario administrati-


vo ni tampoco en el proceso judicial, lo que constituye un indicio de que
esa prueba no la beneficiaba.

-III-
Ante todo, cabe aclarar que, si bien V.E. declaró prima facie for-
malmente admisibles la queja y el recurso extraordinario interpuestos
por la demandada suspendiendo el curso del proceso (v. fs. 2531), dicha
circunstancia no constituye óbice para que me expida acerca de si se
encuentra habilitada la vía del art. 14 de la ley 48, toda vez que ese
juicio tiene carácter provisorio y no impide que un análisis detenido de
las cuestiones involucradas en las presentaciones intentadas determi-
ne una solución contraria, lo que deriva de los términos utilizados en el
pronunciamiento aludido (Fallos: 320:1941 y dictamen de este Ministe-
rio Público del 9 de mayo de 2005, -in re S. 2127, L. XL, “Staib, Alberto
y otros s/ acción de amparo”).

-V-
Sentado ello, cabe recordar que V.E. tiene dicho que la doctrina de
la arbitrariedad no tiene por objeto corregir sentencias equivocadas
o que el recurrente considere tales, con sustento en su mera discre-
pancia con el alcance atribuido por el a quo a principios y normas de
derecho común o con la valoración de la prueba, sino que reviste un
carácter estrictamente excepcional. En virtud de ello, su procedencia
requiere un apartamiento inequívoco de la solución normativa o una
absoluta carencia de fundamentación, pues de lo contrario se exten-
dería la jurisdicción de la Corte habilitándola para revisar todas las
decisiones judiciales que se dicten, con menoscabo de los límites esta-
blecidos por la Constitución y las leyes (Fallos: 315:575; 326:2525).
Asimismo, V.E. ha establecido que la doctrina invocada por la ape-
lante tampoco tiene por objeto constituir a la Corte Suprema en una
tercera instancia ordinaria que sustituya a los jueces de la causa en la
decisión de las cuestiones que le son propias, sino que tiende a cubrir
casos de carácter excepcional, en los que deficiencias lógicas del ra-
zonamiento o una total ausencia de fundamento normativo, impidan
considerar el pronunciamiento como “la sentencia fundada en ley”
a que hacen referencia los arts. 17 y 18 de la Constitución Nacional
(Fallos: 324:1378).
Sobre la base de lo expresado, entiendo que el recurso interpuesto
es inadmisible, pues no se advierte un caso de arbitrariedad que justi-
1730 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

fique la intervención de la Corte en materias que, según el art. 14 de la


ley 48, son ajenas a la instancia extraordinaria.
Al respecto, cabe recordar que la sentencia recurrida declaró la
nulidad de las resoluciones 369/10 y 686/10 con fundamento, en lo sus-
tancial, en que las actas de comprobación A167240 y Al67241 adolecen
de diversos defectos que vulneran lo prescripto por el art. 6º de la ley
21.844. Asimismo, señaló que la empresa Derudder Hermanos S.R.L.
prestaba los servicios en forma “articulada”, uniendo distintos “tra-
mos que contaban con la debida autorización de la CNRT”.
Así, en primer lugar, entiendo que la recurrente no logra desvir-
tuar los argumentos en los que se sustenta el a quo relativos a la ne-
cesidad de que exista una comprobación in situ de la comisión de la
infracción por parte de los funcionarios encargados de labrar las actas
antes mencionadas, circunstancia que no había acontecido en el caso
bajo examen.
En efecto, en lo que atañe a este punto, la CNRT se limitó a trans-
cribir las conclusiones expuestas por la cámara en el precedente “Ex-
preso Alberino S. A. c/ Comisión Nacional de Regulación del Transpor-
te s/ varios” (v. fs. 2249), mas no rebatió los fundamentos brindados por
el tribunal en la sentencia que cuestionar mediante los cuales consi-
deró que el mencionado precedente resulta inaplicable al sub lite por
Lo que correspondía requerir la inspección ocular como condición de
validez de las actas A167240 y A167241.
En segundo lugar, estimo que los agravios que plantea la CNRT
con respecto a que la alzada omitió considerar lo prescripto en el ane-
xo III del decreto 1388/96, que la habilita a solicitar informes a terceros,
resultan inconducentes para modificar lo resuelto. Ello es así, pues la
apelante no explicó ni. fundamentó de qué modo la mencionada nor-
mativa, que se refiere al control técnico y fiscalización de los vehículos
afectados a la prestación de servicios de pasajeros, guarda vinculación
con las cuestiones que se debaten en el presente proceso, por lo que el
agravio respectivo debe ser desestimado.
Por otro lado, cabe señalar que la recurrente sólo expresa su dis-
conformidad con las apreciaciones formuladas por la cámara acerca
de que la empresa actora no realizó servicios no autorizados sino que
“combinaba” o “ articulaba” diversos tramos para los que contaba con
los debidos permisos sin demostrar que en la sentencia se haya incu-
rrido en apartamiento de las reglas aplicables, falta de fundamenta-
ción en los hechos conducentes, o irrazonabilidad de las conclusiones
(v. doctrina de Fallos: 303:509).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1731
343

En efecto, considero que las afirmaciones del tribunal encuentran


fundamento suficiente en la valoración de diversas declaraciones tes-
timoniales prestadas por los propios funcionarios de la CNRT durante
la tramitación del proceso, como así también en el dictamen pericial
agregado a fs. 2096/2098. En este sentido, cabe recordar que, en la doc-
trina de la Corte, la circunstancia de que el juez haya dado preferencia
a determinados elementos probatorios respecto de Los invocados por
el apelante no configura arbitrariedad, pues la mera divergencia de los
recurrentes en cuanto sólo revela su discrepancia con el criterio de la
cámara en la selección y valoración de la prueba, excluye la tacha de
arbitrariedad, aun cuando se haya prescindido de alguna de las prue-
bas aportadas (Fallos: 291:289 y 330:2639).
Habida cuenta de ello, considero que los argumentos del recurren-
te carecen de entidad suficiente para abrir una instancia que tiene ca-
rácter excepcional y que no busca sustituir a los jueces naturales en la
solución de los problemas que les son privativos.
Opino, por lo tanto, que la queja interpuesta es inadmisible. Bue-
nos Aires, 14de agosto de 2018. Laura M. Monti.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 19 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la demandada en


la causa Derudder Hermanos SRL y otro c/ resolución 369/10- CNRT
(exp S01:26494/09) y otro s/ entes reguladores”.

Considerando:

Que los agravios de la recurrente encuentran adecuada respuesta


en el dictamen de la señora Procuradora Fiscal, a cuyas consideracio-
nes corresponde remitirse por razones de brevedad.

Por ello, se desestima el recurso extraordinario interpuesto. Con


costas. Notifíquese y, oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti.
1732 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Recurso de queja interpuesto por la Comisión Nacional de Regulación del Transpor-


te, demandada en autos, representada por el Dr. Christian Marcelo Dominique.

DI FEDERICO, DARÍO ALEJANDRO c/ BANCO


SANTANDER RÍO S.A. y Otros s/ Despido

ACORDADA 4/2007

El incumplimiento de los recaudos establecidos en el reglamento apro-


bado por la acordada 4/2007 —exceder en algunas de sus páginas el lí-
mite de 26 renglones al que alude el art. 1º del citado reglamento— no
constituye un obstáculo insalvable para la admisibilidad de la vía recur-
siva atento a la índole de la cuestión planteada (art. 11 del citado regla-
mento).
-La jueza Highton de Nolasco, en disidencia, consideró inadmisible el
recurso (art. 280 del CPCCN)-

RECURSO EXTRAORDINARIO

La falta de tratamiento de cuestiones oportunamente propuestas sus-


cita cuestión federal suficiente para su examen en la vía elegida, sobre
todo si son conducentes para la correcta decisión del caso.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
-La jueza Highton de Nolasco, en disidencia, consideró inadmisible el
recurso (art. 280 del CPCCN)-

SENTENCIA ARBITRARIA

Toda vez que lo agravios- relativos a la prueba del pago de la liquidación


final -, presentados en el recurso de apelación contra la sentencia de
primera instancia, no fueron tratados por la cámara, sino que se limitó a
conceptualizar, analizar y encuadrar las relaciones jurídicas desarrolla-
das entre el actor y los distintos codemandados, corresponde descalifi-
car el pronunciamiento como acto jurisdiccional válido con arreglo a la
doctrina de arbitrariedad de sentencias, pues la cámara omitió pronun-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1733
343

ciarse sobre una cuestión oportunamente planteada y conducente para


la correcta decisión del caso.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
-La jueza Highton de Nolasco, en disidencia, consideró inadmisible el
recurso (art. 280 del CPCCN)-

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
La Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo con-
firmó la sentencia de primera instancia que había admitido la de-
manda por despido y deficiente registro contra EC Sistemas SRL e
Isban Argentina SA y rechazado la acción contra Banco Santander
rio SA (fs. 430/432 del expediente principal, al que me referiré salvo
aclaración en contrario).
Consideró que Isban Argentina SA era la real empleadora del ac-
tor y que EC Sistemas SRL, que había registrado la relación laboral, se
interpuso en forma fraudulenta para que la anterior evada responsabi-
lidades contractuales. Sobre esa base, estimó configurado el supuesto
previsto en el artículo 29 de la Ley 20.744 de Contrato de Trabajo y, en
consecuencia, las condenó solidariamente al pago de indemnizaciones
y multas laborales.
Por el contrario, sostuvo que no se encontraba acreditada la inter-
posición o mediación de Banco Santander Rio SA.

-II-
Contra ese pronunciamiento la codemandada EC Sistemas SRL
dedujo recurso extraordinario federal (fs. 433/440), cuya denegato-
ria (fs. 441) dio origen a la queja en examen (fs. 20/23 del cuaderno
respectivo).
El recurrente se agravia con base en la doctrina de la arbitrarie-
dad pues afirma que la cámara omitió tratar cuestiones conducentes
y oportunamente planteadas. En ese sentido, sostiene que apeló la
sentencia de primera instancia en cuanto había considerado que no
se encontraba acreditado el depósito que la recurrente invoca por la
suma de $82.485, y el a quo no abordó el planteo.
1734 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Arguye que ese depósito se encuentra acreditado mediante los ex-


tractos de la caja de ahorro del actor y la prueba documental acompa-
ñada en la contestación de demanda. Agrega que ello no fue informado
por el Banco Galicia por un error material en la producción de la prue-
ba informativa, pero surge de la documental que esa entidad acompa-
ñó en autos. Afirma que el perito contador verificó la existencia de la
suma denunciada en la cuenta del actor y, en consecuencia, opinó de-
ducir dicho importe de la liquidación final. Agregó que el demandante
no cuestionó esa pericia.
Finalmente, en el recurso de hecho plantea que la decisión que de-
niega el remedio federal con base en que el escrito supera el número
de renglones permitido en la acordada 4/2007 incurre en un exceso de
rigor formal que vulnera su derecho de defensa en juicio. En ese sen-
tido, argumenta que solo 4 carillas cuentan con 27 renglones cuando
el límite es de 26.

-III-
Ante todo, cabe señalar que, al denegar el recurso extraordinario,
la cámara señaló que el recurrente no había observado en debida for-
ma la exigencia del artículo 1 de la acordada 4/2007 en lo que se refiere
al límite de renglones. Considero que el cumplimiento de aquel requi-
sito formal, como así también el de los relativos a la presente queja,
debe ser examinado, en principio, por esa Corte, en atención a que se
vinculan con el dictado del citado reglamento (ver dictámenes de la
Procuración General in re C.S. L. 801, L. XLIII, “Luna, Rubén Darío y
otros c/ Quilter SA y otros”, del 15 de diciembre de 2008; S.C.G. 867, L.
XLIV, “Genoud, Martín Miguel c/ Jurisprudencia Argentina SA y otro”,
del 21 de mayo de 2010; C.S. T. 454, L.XLIV, “Tren de la Costa S.A. e/Es-
tad0 Nacional - AFIP”, del 23 de agosto del 2010, sentencia de la Corte
del 7 de junio de 2011).
Por ello, en caso de que la Corte Suprema estime que los defec-
tos que la cámara reprocha a la apelación de la codemandada no son
esenciales ni importan un obstáculo insalvable para admitirla, podría
dejar de lado tales reparos y realizar el examen de las cuestiones de
fondo que aquélla plantea, conforme lo dispuesto por el artículo 11,
primer párrafo, de esa acordada (Fallos: 335:671, “Damiano”; 341:1965,
“Pantaleón”, entre otros).
Sentado ello, estimo que los planteos basados en la arbitrariedad
de la sentencia son procedentes ya que se ha omitido dar un trata-
miento adecuado a la contienda de acuerdo a los términos en que fue
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1735
343

planteada, y, por tanto, el pronunciamiento no configura un acto judi-


cial válido (Fallos: 327:5438, “Helgero”; 330:4459, “Cardozo”; dictamen
de la Procuración General al que remitió la Corte en Fallos: 340:1331,
“Parra”). En ese sentido, la Corte Suprema sostuvo que la falta de tra-
tamiento de cuestiones oportunamente propuestas suscita cuestión
federal suficiente para su examen en la vía elegida, sobre todo si son
conducentes para la correcta decisión del caso (Fallos: 340:93, “Merin-
ger”, y sus citas; C.S. B. 521, L. XLIX, “Benítez, Andrés c/ Eriday - UTE
s/ laboral, sentencia del 3 de noviembre de 2015, entre otros).
En efecto, la aquí recurrente sostuvo al contestar demanda que
puso a disposición la liquidación final del actor y que “Dichos concep-
tos ascienden a la suma de $82.485 (efectuadas las deducciones lega-
les), importe que le fue depositado al accionante en su cuenta suel-
do ante el Banco Galicia, conforme se desprende de la constancia de
transferencia adjunta a esta presentación” (fs. 55 y 84).
Esos extremos fueron rechazados por el juez de grado con base
en que el depósito no surge de la prueba informativa cursada al Banco
Galicia y en que la pericia contable se basó en los registros del em-
pleador, que no pueden ser invocados contra el trabajador por no ser
plenamente objetivos (fs. 155 y 395).
Contra esa decisión, la recurrente interpuso recurso de apela-
ción (fs. 413/424), en el que se agravió, en lo que aquí interesa, por la
falta de reconocimiento del pago de la liquidación final. Ese recurso,
que fue concedido a fojas 425, planteó que se encuentra acompañada
la constancia de transferencia por el importe mencionado dirigida a
la cuenta sueldo del actor. Agregó que un error material en la con-
signación de la fecha del depósito en el oficio informativo dirigido al
Banco Galicia provocó que la institución bancaria no logre identificar
la transacción. En ese sentido, afirmó que la transferencia se realizó
el 8 de noviembre de 2013 y en el oficio se requirió informe sobre las
transferencias del 8 de noviembre de 2011. Por último, argumentó
que el perito contador señaló que la suma se encontraba acreditada
en la cuenta del actor y que correspondía descontarla, en caso de que
prospere la demanda, del importe final. Remarcó que esa conclusión
no fue cuestionada por el actor.
Esos agravios, presentados en el recurso de apelación contra la
sentencia de primera instancia, no fueron tratados por la cámara, que
se limitó a conceptualizar, analizar y encuadrar las relaciones jurídi-
cas desarrolladas entre el actor y los distintos codemandados. Ante
ello, corresponde descalificar con respecto a este punto el pronuncia-
1736 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

miento como acto jurisdiccional válido con arreglo a la doctrina de ar-


bitrariedad de sentencias, pues la cámara omitió pronunciarse sobre
una cuestión oportunamente planteada y conducente para la correcta
decisión del caso. Ello no implica adelantar opinión sobre la solución
que, en definitiva, se adopte sobre el fondo del asunto.

-V-
Por lo expuesto, opino que corresponde declarar procedente a la
queja y al recurso extraordinario, dejar sin efecto la sentencia apelada
y devolver los autos al tribunal de origen a fin de que, por quien corres-
ponda, se dicte un nuevo pronunciamiento con el alcance indicado.
Buenos Aires, 7 de mayo de 2019.Víctor Abramovich.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 19 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por EC Sistemas


SRL en la causa Di Federico, Darío Alejandro c/ Banco Santander Río
S.A. y otros s/ despido”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que la Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones del Traba-


jo rechazó in limine el recurso extraordinario interpuesto por la code-
mandada EC Sistemas SRL por no haber cumplido con los recaudos
establecidos en el reglamento aprobado por la acordada 4/2007.

2º) Que el Tribunal, en uso de su sana discreción, considera que


dicho incumplimiento —exceder en algunas de sus páginas el límite de
26 renglones al que alude el art. 1º del reglamento— no constituye un
obstáculo insalvable para la admisibilidad de la vía recursiva atento a
la índole de la cuestión planteada (art. 11 del citado reglamento).

3º) Que, en cuanto al fondo del asunto, las cuestiones traídas a co-
nocimiento de esta Corte encuentran adecuada respuesta en el dicta-
men del señor Procurador Fiscal, a cuyos fundamentos y conclusiones
corresponde remitir, en lo pertinente, por razones de brevedad.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1737
343

Por ello, de conformidad con lo dictaminado, se hace lugar a la


queja, se declara procedente el recurso extraordinario y se deja sin
efecto la sentencia apelada, con el alcance indicado. Con costas (art. 68
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Vuelvan los autos
al tribunal de origen a fin de que, por quien corresponda, se dicte un
nuevo fallo con arreglo al presente. Agréguese la queja al principal.
Reintégrese el depósito de fs. 26. Notifíquese y remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco (en


disidencia) — Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti —
Horacio Rosatti.

Disidencia de la Señora Vicepresidenta Doctora Doña Elena I.


Highton de Nolasco

Considerando:

Que el recurso extraordinario, cuya denegación originó esta


queja, es inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación).

Por ello, se desestima la presentación directa. Devuélvanse los au-


tos principales. Declárase perdido el depósito de fs. 26. Notifíquese y,
oportunamente, archívese.

Elena I. Highton de Nolasco.

Recurso de queja interpuesto por EC Sistemas SRL, codemandada en autos, repre-


sentada por el Dr. Orlando Telesca.
Tribunal de origen: Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia del
Trabajo nº 73.
1738 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ENDLER, JAVIER LUIS

EXTRADICION

El pedido de extradición reviste entidad interruptiva, a los fines de valo-


rar el extremo de la prescripción de la acción penal correspondiente al
delito por el cual se solicita la extradición, según la ley de la parte reque-
rida, en términos que contempla el artículo 6.a.c. del tratado bilateral
con la República del Paraguay, aprobado por ley 25.302.

EXTRADICION

La resolución judicial extranjera que dispone el libramiento del pedido


de extradición constituye la máxima expresión del interés de la autori-
dad judicial extranjera con competencia penal en el caso para lograr el
sometimiento a su jurisdicción de una persona hallada en el extranje-
ro, impulsando a la autoridad ejecutiva del país requirente a trasladar,
al ámbito internacional y en el marco de las relaciones internacionales
que lo unen con la República Argentina, el pedido de extradición activa
de quien es ubicado en el foro.

EXTRADICION

Circunscribir la aplicación de la regla de prescripción lisa y llanamen-


te a las causales de interrupción de la acción penal contempladas en
el artículo 67, párrafo cuarto, del Código Penal argentino, conduciría a
ignorar la significación propia que tiene, en el ámbito de la cooperación
penal internacional, el pedido de extradición, en tanto fundamento de
la consecuente decisión del país requerido de dar curso a esa petición,
como cabal reflejo del interés estatal de este último de cooperar con
aquel para hacer efectivo el interés en la persecución, todo ello en el
marco de la especial naturaleza de este tipo de procedimientos en los
que no se discute ni la existencia del hecho imputado en el proceso ex-
tranjero ni la culpabilidad del requerido (artículo 30, tercer párrafo de
la ley 24.767).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1739
343

EXTRADICION

La orden de rebeldía y/o de captura en consecuencia dictada por autori-


dad jurisdiccional extranjera, respecto del requerido, no podría revestir
vocación interruptiva para ponderar el extremo de la prescripción de la
acción penal, según el derecho argentino, sino sólo el acto que le dio sus-
tento, cual es el primer llamado efectuado a una persona, en el marco
de un proceso judicial, con el objeto de recibirle declaración indagatoria
por el delito investigado (inciso b del párrafo 4º del artículo 67 del Código
Penal Argentino).

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
Contra la sentencia dictada por el Juzgado Federal Nº 2 de Resis-
tencia, provincia del Chaco, que resolvió hacer lugar parcialmente al
pedido de extradición de Javier Luis E formulado por las autoridades
de la República del Paraguay para someterlo a proceso por los delitos
de lesión de confianza y hurto, su defensa interpuso recurso ordinario
de apelación, que fue concedido. En esta instancia, el defensor oficial
presentó el memorial del que V.E. corrió vista a esta Procuración Ge-
neral (fs. 246/252, 255/258, 259, 265/271 y 272).

-II-
En esa presentación, fundó sus agravios en lo siguiente:
l. En primer término, sostuvo que la acción penal derivada del de-
lito de apropiación, que la juez a quo encuadró como “retención in-
debida” conforme la legislación argentina, se encuentra prescripta y,
por ende, impide el extrañamiento a su respecto. Al efecto, entendió
que la individualización de los distintos actos que interrumpen la pres-
cripción de la acción penal en materia de extradición según había sido
interpretado por la Corte en el precedente de Fallos: 323:3699, no man-
tiene vigencia luego de la sanción de la ley 25.990 y de lo resuelto en
Fallos: 335: 1480.
2. Por otra parte, y si bien reconoció que el planteo no es suscepti-
ble de tratamiento en esta instancia, solicitó que la manifestación de
voluntad de su asistido para ser juzgado en la Argentina sea evaluada
1740 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

por el Poder Ejecutivo Nacional en la etapa de la decisión final, según


lo dispuesto en el tratado bilateral aplicable (ley 25.032) y en los artícu-
los 12 y 36 de la ley 24.767.

-III-
Cabe señalar con carácter previo, que a partir de la doctrina es-
tablecida en el precedente “Callirgós Chávez” (Fallos: 339:906), “el
apelante deberá limitarse a la mera interposición del recurso” en
función de lo previsto por el artículo 245 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación, que resulta de aplicación al recurso ordinario
de apelación en materia de extradición en virtud de lo dispuesto por
el artículo 254 del mismo cuerpo legal, sin que sea repugnante ni a la
naturaleza de este procedimiento ni a las leyes que lo rigen.
En el caso, la parte recurrente incumplió con esa manda legal, por
lo que correspondía que la juez federal ordenara devolver el escrito de
fojas 255/258 previa anotación en el expediente, con indicación de la
fecha de interposición del recurso y del domicilio constituido.
No obstante, estimo que V.E. podría pasar por alto ese defecto, de
considerarlo pertinente, “con el fin de evitar la demora que acarrea-
ría, a esta altura del trámite, encauzar la situación como es debido”,
sin perjuicio de exhortar a la magistrada “para que, en lo sucesivo,
ajuste el trámite a las pautas legales que rigen el procedimiento se-
gún lo antes señalado” (sentencia del 5 de septiembre del 2017 en los
autos CFP 683/2015/CS1, “Polo Pérez, Johnny Omar s/extradición art.
52”, y sus citas del considerando 5º).
Asimismo, advierto que el recurso ordinario interpuesto resulta
infundado, ya que los agravios que se intentan hacer valer ante V.E.
constituyen una mera reiteración de los ya ventilados a lo largo del
proceso (ver fs. 238/240), que fueron considerados por la juez federal
con apoyo en las constancias de la causa y de forma ajustada al Trata-
do de Extradición con la República de Paraguay y, en lo pertinente, a la
Ley de Cooperación Internacional en Materia Penal (24.767).
Esa sola deficiencia resultaría apta para determinar -per se- el re-
chazo de la apelación con arreglo al criterio de Fallos: 333:927 y 1179,
entre otros. Sin perjuicio de ello, teniendo en cuenta el orden público
involucrado y la función que asigna a este Ministerio Público el artícu-
lo 25 de la ley citada, habré de efectuar las siguientes consideraciones
a fin de brindar una mejor respuesta jurisdiccional.
Es doctrina del Tribunal, a partir de lo resuelto en Fallos: 186:289,
que la prescripción constituye un tema de orden público, cuya declara-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1741
343

ción es válida en cualquier momento del proceso a pedido de parte o,


inclusive, de oficio (Fallos: 310:2246; 312:1351 y 321:1409).
Asimismo, ha sostenido V.E. en el precedente publicado en Fallos:
316:365, que “el instituto de la prescripción de la acción. cumple un
papel muy importante en la preservación de la defensa en juicio, al
impedir ‘que los individuos tengan que defenderse respecto de acu-
saciones en las cuales los hechos básicos han quedado oscurecidos
por el paso del tiempo y al minimizar el peligro del castigo estatal
por hechos ocurridos en un pasado lejano. Esta limitación temporal
puede asimismo tener el saludable efecto de incitar a los funciona-
rios encargados de aplicar la ley para que investiguen prontamente
las supuestas actividades delictivas” (fallo dictado por la Corte Su-
prema estadounidense in re “United States v. Marion”, 404 U.S. 307,
323)” (considerando 8º).
Por su parte, el Tratado de Extradición celebrado entre la Repúbli-
ca Argentina y la República del Paraguay (ley 25.302), en su artículo 6º,
consagra que no se concederá “cuando de acuerdo a la ley de alguna
de las Partes se hubiera extinguido la pena o la acción penal corres-
pondiente al delito por el cual se solicita la extradición” (inciso l.c).
En el presente caso, la defensa planteó la prescripción de la acción
penal para la ley argentina y, a esos fines, afirmó que el análisis corres-
pondiente debe hacerse con el texto del artículo 67 del Código Penal,
según la reforma introducida por ley 25.990 (publicada en el Boletín
Oficial el 11 de enero de 2005).
No obstante, parece evidente que lo que el recurrente cuestiona
es si, con posterioridad al dictado de esa norma, mantiene vigencia
el criterio expresado por V.E. en el precedente “Fabbrocino” (Fallos:
323:3699) a los efectos de valorar los actos que interrumpen el curso
de la prescripción en el trámite de la extradición, atento la sustitución
que esa ley efectuó de la expresión secuela de juicio, por la enuncia-
ción de actos procesales específicos.
Es pertinente destacar que la ley 25.990 determinó en los incisos
‘b’ al ‘d’ del párrafo cuarto del artículo 67 del Código Penal, los actos
procesales que tienen virtualidad para interrumpir el curso de la pres-
cripción de la acción, y de ese modo brindó precisión al concepto se-
cuela de juicio que utilizaba la versión anterior de la norma.
Hasta esa reforma, V.E. lo había interpretado como los actos re-
veladores de una sostenida voluntad persecutoria, que procuran ha-
cer avanzar la causa hacia su destino natural que es la sentencia
(Fallos: 326:3069), y que existía secuela del juicio cada vez que, en
1742 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

cualquier etapa del proceso, se producía o realizaba un acto con en-


tidad suficiente para darle real dinámica e inequívoco impulso per-
secutorio al proceso, manteniendo en efectivo movimiento la acción
penal (Fallos: 326:769).
Posteriormente, sostuvo que para interpretar ese concepto cabe
sumar los términos de la ley 25.990, a la que consideró de manera
explícita como más benigna, “… en tanto -sin eliminar la idea de la
existencia de actos interruptores de la acción penal- consagra una
enumeración taxativa de cuáles son los que asumen tal naturaleza,
superándose así la imprecisión que la anterior ley podría presentar”
(Fallos: 337:354, considerando 14).
Con relación a procesos como el de autos, como bien lo afirma el
recurrente, con anterioridad al dictado de la ley 25.990, el Tribunal ha-
bía señalado que “constituyen ‘secuela del juicio ‘ -y por ende inte-
rrumpen el curso de la prescripción de la acción penal- el pedido
de extradición (Fallos: 71:182 y 321:1409, considerando 12), el auto de
prisión (Fallos: 106:39) o el sometimiento del requerido al procedi-
miento de extradición (Fallos: 320:1775, considerando 9º), e incluso el
pronunciamiento en esta sede (Fallos: 166:23 y 173; 169:144 y su cita)”
(sentencia del 21 de noviembre de 2000 in re “Fabbrocino”, publicada
en Fallos: 323:3699, considerando 7º).
Según la defensa, si esa doctrina de V.E. perdiera significación con
el dictado de la ley 25.990, teniendo en cuenta que el hecho por el que
se reclama a su asistido se habría cometido en octubre de 2012, la ex-
tradición debería ser rechazada pues no existiría ningún acto procesal
que interrumpiera la prescripción de la acción, toda vez que conforme
el Código Penal Argentino, la figura penal escogida por la juez de gra-
do -artículo 173, inciso 7º (ver fs. 249/vta.)- prevé una escala que oscila
entre el mes y los seis años de prisión y, así, la extinción de la acción se
habría cumplido en octubre de 2018.
Estimo pertinente observar que, al no existir agravio de la defensa
acerca de la interpretación que la juez federal efectuó al considerar
acreditado el requisito de doble subsunción entre ese tipo penal (aun-
que -sin diferencia en cuanto a la pena prevista- ha sido erróneamente
señalado como inciso 2º en el memorial -ver ap. II.4 a fs. 268 vta./ 269-)
y el artículo 160, inciso 2º, del Código Penal del Paraguay, en el que
ha sido calificado el hecho por su autoridad judicial (ver fs. 179 vta.,
247 y 269) y sobre esa base determinar el tiempo de prescripción de
la acción computable, no corresponde ingresar aquí al examen de ese
aspecto firme del fallo.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1743
343

Formulada esa salvedad, observo que el planteo recursivo soslaya


que el 12 de julio de 2011, más de seis años después de la reforma al
artículo 67 del Código Penal y con remisión al dictamen de esta Pro-
curación General, V.E. mantuvo el criterio antes expuesto al pronun-
ciarse nuevamente en los autos “Fabbrocino” (expte. F. 9. XLIII) con
motivo de una ampliación del pedido de extradición y, en igual sentido,
lo hizo posteriormente en “Machado” (expte. M. 365. XLIV, sentencia
del 6 de marzo de 2013, considerando 8º). Por último, en el precedente
“Griffo” (Fallos: 336:287, del 26 de marzo de 2013), juzgó expresamente
que el pedido de extradición interrumpe la prescripción de la acción
(considerando 11).
Lo expuesto es sin perjuicio de agregar -a todo evento- que el Tri-
bunal también ha resuelto que “…el pedido formal de extradición
funciona en nuestro sistema procesal de forma similar… al instituto
de la requisitoria de elevación a juicio, piedra basal de la acusación,
que sin embargo no precisa de una invocación expresa por parte
de la fiscalía para que goce de plena existencia en el juicio” (Fallos:
326:991, punto IV del dictamen de este Ministerio Público al que la Cor-
te hizo remisión al dictar sentencia el 3 de abril de 2003).
En función de ello, cabe recordar que el texto del artículo 67 del
Código Penal reformado por la ley 25.990, prevé como causal de in-
terrupción de la prescripción de la acción penal en el inciso c) de
su cuarto párrafo “el requerimiento acusatorio de apertura o ele-
vación a juicio, efectuado en la forma que lo establezca la legisla-
ción procesal correspondiente”, acto procesal que, por lo demás, fue
expresamente mencionado por V.E. en los considerandos 5º y 7º del
precedente publicado en Fallos: 335: 1480, citado por el recurrente
como base de su agravio.
No dejo de advertir que la ley 25.990 no hizo referencia expresa al
ingreso del pedido de entreayuda como interruptor de la prescripción,
circunstancia que puede responder a que estuvo destinada a regular
una materia ajena a esa clase de procesos. Empero, no es posible pre-
sumir que el legislador haya omitido considerar la específica jurispru-
dencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación entonces vigente
al respecto y con directa relación al régimen procesal instaurado por
la ley 23.984, que -como se dijo- había asimilado la solicitud de extra-
dición al requerimiento de elevación a juicio. Ello así, dado que es pa-
cífico el criterio de V.E. según el cual no es método recomendable de
interpretación de las leyes el que supone la imprevisión del legislador
(Fallos: 327:3984 y sus citas).
1744 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Para arribar a esta conclusión entiendo también imprescindible


advertir que una interpretación diversa, en un contexto de inexisten-
cia de un verdadero juicio criminal propiamente dicho - como ocurre
en autos- implicaría la vulneración del espíritu y la finalidad del tratado
que vincula a la República Argentina con la del Paraguay, vedada por
el artículo 31 de la Convención de Viena de 1969, como así también de
los propósitos de cooperación que establece nuestra ley 24.767, pues
-en las condiciones del sub examine- redundaría en la imposibilidad de
considerar la interrupción del plazo de la prescripción durante el trá-
mite de la solicitud según el derecho interno, a pesar de los términos
del acuerdo aplicable y de existir una evidente diligencia del Estado
requirente y su ajuste a ese instrumento.
En consecuencia, si se considera que los hechos fueron cometidos
en octubre del año 2012 y que el formal pedido de extradición ingresó
el 16 de julio de 2018 (fs. 175/216), cabe concluir que, vigente como se
encuentra para el Estado requirente la acción penal (fs. 181 vta.), como
así también para la legislación argentina en virtud de las razones ex-
puestas, el impedimento previsto en el artículo 6.1.c del tratado bilate-
ral se halla ausente en el sub judice, y ello autoriza -como lo juzgó el
tribunal a quo- el extrañamiento de E.
En referencia al ejercicio de la opción de ser juzgado en la Repú-
blica Argentina prevista en el artículo 12 de la Ley de Cooperación
Internacional en Materia Penal, advierto que constatada la calidad
de nacional del requerido (fs. 125 y 229/234 y 241/243) y, ante la fir-
meza del punto dispositivo III de la sentencia, agotado el debate de
cualquier cuestión que pudiera suscitar la acreditación de su nacio-
nalidad argentina- ha quedado establecido el presupuesto necesario
para que el Poder Ejecutivo resuelva, en la oportunidad prevista por
el artículo 36 de aquélla y en el estricto marco de su competencia, si
hace lugar a la opción ejercida por el extraditurus para ser juzgado
en el país (art. 4.1 del tratado aplicable, y, entre otros, sentencia del 6
de. octubre de 1998 in re “García Allende, Jorge Ignacio s/ infracción
ley 1612”, con remisión al dictamen de esta Procuración General; Fa-
llos: 326:4415; 330:1961 -también referido a una solicitud de la justicia
del Paraguay-; 331:2363).

-VII-
Finalmente, razones de equidad y justicia que reconocen sustento
en las normas de derecho internacional de los derechos humanos que
obligan a ambos países, aconsejan que oportunamente la juez de la
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1745
343

causa ponga en conocimiento del Estado solicitante el tiempo de priva-


ción de libertad al que estuvo sujeto el requerido en este trámite. Ello,
con el fin de que la autoridad jurisdiccional competente extranjera ar-
bitre las medidas a su alcance para que ese plazo se compute como si
lo hubiese sufrido en el curso del proceso que motivó el requerimiento
(Fallos: 329: 1245; 331:2298, entre otros).
Por todo lo expuesto, entiendo que corresponde confirmar la
sentencia apelada. Buenos Aires, 5 de diciembre de 2019.Eduardo
Ezequiel Casal.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 19 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Endler, Javier Luis s/ extradición”,

Considerando:

1º) Que la jueza subrogante a cargo del Juzgado Federal de Re-


sistencia nº 2, Provincia del Chaco hizo lugar al pedido de extradición
de Javier Luis Hamman Endler a la República del Paraguay solo por
el delito de “apropiación” cometido entre el 22 y 27 de octubre del año
2012 en las circunstancias de modo y lugar de que dan cuenta los ante-
cedentes acompañados (fs. 246/252).

2º) Que, contra esa decisión, interpuso recurso de apelación ordi-


nario el Defensor Oficial del requerido (fs. 255/258) que fue concedido
a fs. 259 y fundado en esta instancia por el señor Defensor General
adjunto de la Nación (fs. 265/271). A su turno, el señor Procurador Ge-
neral de la Nación interino solicitó se confirmara la resolución apelada
(fs. 273/277).

3º) Que, con carácter previo, atento a que el escrito de interpo-


sición del recurso ordinario de apelación (fs. 255/258) contraviene lo
dispuesto por el artículo 245 del Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación (conf. Fallos: 339:906, “Callirgos Chávez, José Luis”, consi-
derandos 3º y 4º) y teniendo en cuenta lo manifestado al respecto por
la parte recurrente en el memorial de fs. 265/271 (aquí fs. 267/267 vta.),
1746 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

con el fin de evitar la demora que acarrearía, a esta altura del trámite,
encauzar la situación como es debido, el Tribunal ha de limitarse a
exhortar al juez de la causa para que, en lo sucesivo, ajuste el trámite
a las pautas legales que rigen el procedimiento (conf. en ese sentido,
entre muchos otros, FMZ 34679/2015/CS1 “Carranza Casanova, Yngrid
Vanessa s/ extradición”, sentencia del 22 de agosto de 2019, conside-
randos 3º a 5º y sus citas).

4º) Que, conforme lo dispuesto por el artículo 6.1. del tratado con
la República del Paraguay aplicable al caso (aprobado por ley 25.302)
“No se concederá la extradición: a)…b)….c) cuando de acuerdo a la
ley de alguna de las Partes se hubiera extinguido la pena o la acción
penal correspondiente al delito por el cual se solicita la extradición”,
de donde se infiere, con suficiente claridad, que basta que la acción hu-
biere prescripto para alguno de los dos Estados parte para que impida
la extradición.

5º) Que, con base en esa regla, la jueza de la causa, luego de tener
por probado el principio de “doble incriminación” a partir del encuadre
que el país requirente efectuó del delito de “apropiación” en el artículo
160, inciso 2º del Código Penal del Paraguay y su correlato en el artí-
culo 173, inciso 2º del Código Penal argentino (fs. 249 vta.), fijó el plazo
aplicable a los fines de la prescripción, con base en el máximo de pena
previsto según los respectivos tipos penales, en 8 (ocho) años según
el derecho extranjero (fs. 250 vta.) y en 6 (seis) años para el derecho
argentino (fs. 249 vta.).

A resultas de ello, sostuvo –en relación al extremo en cuestión, se-


gún el derecho argentino- que “a partir de una rápida operación mate-
mática, se advierte que desde la comisión del hecho, octubre de 2012,
al día de la fecha [en alusión al 18 de septiembre de 2018 por ser la
fecha en que dictó el auto apelado] no ha transcurrido el plazo máximo
aplicable al delito” conforme el artículo 62, inc. 2º del Código Penal (fs.
249 vta./250). Ni tampoco, según el derecho extranjero en función del
plazo de 8 años aplicable a ese respecto (fs. 250 vta.).

6º) Que según conocida jurisprudencia del Tribunal sus sentencias


deben atender a las circunstancias existentes al momento de la deci-
sión, aunque ellas sean sobrevinientes al recurso interpuesto (Fallos:
310:819; 316:3130; 324:3948, entre muchos otros).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1747
343

7º) Que, sin embargo, las razones invocadas en el memorial de fs.


265/271 son insuficientes para apartarse de la jurisprudencia del Tribu-
nal dictada en casos de extradición pasiva, conforme a la cual el “pedi-
do de extradición” reviste entidad interruptiva, a los fines de valorar el
extremo de la prescripción de la acción penal correspondiente al delito
por el cual se solicita la extradición, según la ley de la parte requerida,
en términos que contempla el artículo 6.a.c. del tratado bilateral apli-
cable, aprobado por ley 25.302.

8º) Que, en efecto, la mera invocación de que esa jurisprudencia


presupone una base normativa en la ley 13.569 (B.O. 24 de octubre de
1949), que ha sido derogada por la ley 25.990 (B.O. 11 de enero de 2005),
no tiene en cuenta que ya con anterioridad incluso a la primera de
esas leyes, en el precedente de Fallos: 71:182 “Mastrangelo” (Italia),
el Tribunal –el 1º de diciembre de 1897- ponderó el extremo de la pres-
cripción teniendo en cuenta el tiempo transcurrido desde la condena
impuesta al allí requerido en el extranjero y la fecha en que fue soli-
citada su extradición. Ello en el marco del tratado bilateral que rigió
la entrega en ese caso, aprobado por ley 3035 del 14 de noviembre de
1893, cuyo artículo 8º contemplaba –en términos sustancialmente aná-
logos al comprometido en el caso- que no sería acordada la extradición
“cuando, según las leyes del Estado requirente, o según las del país
en que el reo se refugiare, se hubiera cumplido la prescripción de la
acción penal o de la pena”.

9º) Que, por lo demás, no puede desatenderse la circunstan-


cia de que también con anterioridad a aquellas leyes nacionales
referidas a la prescripción, las reglas regionales de cooperación
internacional en materia penal regulaban el extremo en cuestión
en términos que fijaban que la acción penal del delito o la pena en
que se sustentaba el pedido de extradición no debía estar prescrip-
ta, previo al inicio del procedimiento de extradición. Así surge, por
ejemplo, tanto de la Convención sobre Extradición de Montevideo
de 1933 como así también de la de 1940, según los cuales la pres-
cripción debía operar “con anterioridad a la detención del individuo
inculpado” (artículos 3.a. y 20, inciso h).

10) Que a ello se suma que, en tiempos recientes, el Tribunal ha


señalado que la “resolución judicial” extranjera que dispone el libra-
miento del pedido de extradición constituye la máxima expresión del
interés de la autoridad judicial extranjera con competencia penal en
1748 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

el caso para lograr el sometimiento a su jurisdicción de una persona


hallada en el extranjero, impulsando a la autoridad ejecutiva del país
requirente a trasladar, al ámbito internacional y en el marco de las
relaciones internacionales que lo unen con la República Argentina, el
pedido de extradición activa de quien es ubicado en el foro (conf. “Zay-
zon, Zoltán Vince”, Fallos: 343:63, considerando 4º).

11) Que, en tales condiciones, circunscribir la aplicación de la regla


de prescripción bajo examen lisa y llanamente a las causales de “in-
terrupción” de la acción penal contempladas en el artículo 67, párrafo
cuarto, del Código Penal argentino –tal como se pretende- conduciría a
ignorar la significación propia que tiene, en el ámbito de la cooperación
penal internacional, el “pedido de extradición” en tanto fundamento de
la consecuente decisión del país requerido de dar curso a esa petición,
como cabal reflejo del interés estatal de este último de cooperar con
aquel para hacer efectivo el interés en la persecución, todo ello en el
marco de la especial naturaleza de este tipo de procedimientos en los
que no se discute ni la existencia del hecho imputado en el proceso
extranjero ni la culpabilidad del requerido (artículo 30, tercer párrafo
de la ley 24.767).

12) Que ello no implica desatender el principio de máxima taxati-


vidad que debe regir en la aplicación de las causales de “interrupción”
del plazo de prescripción de la acción penal (Fallos: 337:354, conside-
rando 14), en tanto ha de ser el que guíe la valoración del extremo
de la prescripción de la acción penal, según el derecho argentino. Sin
embargo –en supuestos como el de autos- solo podría tener eficacia
para examinar lo actuado en el proceso extranjero en tanto y en cuan-
to el artículo 67 del Código Penal argentino rige el proceso en la faz de
juzgamiento sobre la culpabilidad o inocencia de la persona imputada.

De allí que –ciertamente- la “orden de rebeldía” y/o de captura


en consecuencia dictada por autoridad jurisdiccional extranjera,
respecto del aquí requerido, no podría revestir vocación interrupti-
va para ponderar el extremo de la prescripción de la acción penal,
según el derecho argentino, sino sólo el acto que le dio sustento,
cual es el “primer llamado efectuado a una persona, en el marco
de un proceso judicial, con el objeto de recibirle declaración inda-
gatoria por el delito investigado (inciso b del párrafo 4º del artículo
67 del Código Penal Argentino). Y si bien se desconoce cuál fue ese
acto, como asimismo la fecha en que fue dictado, lo cierto es que
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1749
343

cabe razonablemente inferir que el plazo de 6 años habría transcu-


rrido luego de ese acto interruptivo, que ciertamente tuvo que ser
previo a la declaración de rebeldía que data del 22 de noviembre de
2012 (fs. 250/250 vta.).

13) Que, empero, el plazo en cuestión no surge agotado en el sub


lite si se tiene en cuenta que el 26 de junio de 2018 el juez extranjero
interviniente libró el formal pedido de extradición a la autoridad juris-
diccional competente en nuestro país (fs. 178/182) quien lo recepcionó
por los canales diplomáticos el 3 de agosto del mismo año (fs. 175). De
modo tal que, con base en la causal de interrupción referida en los
considerandos 7º a 11, es dable concluir en que no se configura en el
sub lite la causal de improcedencia prevista por el artículo 6.1.a.c. del
tratado bilateral aplicable, aprobado por ley 25.302 al no haber pres-
cripto la acción penal correspondiente al delito por el cual se solicita la
extradición, según la ley de la parte requerida.

14) Que, por lo demás, en atención a lo dispuesto por el punto III del
auto apelado, en solución no controvertida por las partes, no cabe incluir
ninguna otra consideración sobre la opción del nacional en el sub lite.

Por lo expuesto, de conformidad en lo pertinente con lo dictamina-


do por el señor Procurador General de la Nación interino, el Tribunal
resuelve: Confirmar la resolución apelada en cuanto declaró proce-
dente la extradición de Javier Luis Hamman Endler a la República
del Paraguay por el delito de “apropiación” previsto por el artículo
160, inciso 2º del Código Penal de ese país. Notifíquese, tómese razón
y devuélvase al tribunal de origen para el cumplimiento de lo aquí dis-
puesto, con la recomendación de que, en lo sucesivo, ajuste el trámite
de la apelación ordinaria a lo dispuesto por el artículo 245 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación, de aplicación en función de lo
dispuesto por el artículo 254 del mismo cuerpo legal.

Elena I. Highton de Nolasco — Juan Carlos Maqueda — Ricardo


Luis Lorenzetti.

Recurso ordinario de apelación interpuesto por Javier Luis Endler, asistido por el Dr.
Gonzalo Javier Molina, Defensor Público Oficial.
Memorial fundado por el Dr. Julián Horacio Langevin, Defensor General adjunto de
la Nación.
1750 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Federal de Resistencia nº 2, Pro-


vincia del Chaco.

BEHOCARAY, MARIANA PAULA c/ EN - M JUSTICIA y


DDHH s/ Indemnizaciones - ley 24.043 - art. 3º

RECURSO EXTRAORDINARIO

Corresponde declarar la nulidad del auto de concesión del recurso ex-


traordinario si el tramo dispositivo del fallo en el que se concede un solo
recurso extraordinario, no guarda la debida concordancia con lo expre-
sado en los vistos del pronunciamiento, en los que el tribunal a quo ha-
bía dado cuenta de la interposición de dos recursos para la causa y a
su vez, dados los imprecisos términos de la decisión, resulta imposible
determinar cuál es el remedio federal que fue concedido, pues la parte
resolutiva de la sentencia debe ser la conclusión final y necesaria, por
derivación razonada, del análisis de los presupuestos efectuados en sus
fundamentos.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 26 de noviembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

1º) Que la Sala III de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Con-


tencioso Administrativo Federal admitió el recurso directo promovi-
do por la peticionaria contra la resolución del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos que le había denegado el beneficio previsto en la
ley 24.043 por el período en el que aquella aseveró haber estado exilia-
da forzosamente. En consecuencia, hizo lugar a la reclamación por el
lapso transcurrido entre el 25 de agosto de 1977 y el 10 de diciembre
de 1983, a la par que ordenó a la autoridad administrativa computar el
monto del beneficio aludido según las pautas indicadas en el art. 1, inc.
b, de la resolución 670-E/2016.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1751
343

2º) Que contra esa decisión, tanto la actora como el representante


de la demandada dedujeron sendos recursos extraordinarios, en los
que alegan, en el primer caso, que la cámara efectuó una errónea in-
terpretación de la ley 24.043, así como la arbitrariedad del fallo; y, en el
segundo, la errónea interpretación de dicha ley, como también la falta
de prueba sobre la persecución política alegada por la actora.

3º) Que en el “visto” del auto de concesión de fs. 208 el tribunal


de alzada indicó que ambas partes habían interpuesto un remedio
federal. Seguidamente, en los “considerandos”, examinó los agra-
vios referidos a la interpretación de la ley federal 24.043 (I), a las
cuestiones de hecho y prueba planteadas por la demandada (II) y a
la arbitrariedad del pronunciamiento (III). Finalmente, en la parte
resolutiva de la decisión, se limitó a “conceder el recurso extraor-
dinario deducido con el alcance precisado en el considerando I y
denegarlo en cuanto se basa en los fundamentos analizados en el
considerando II y III”.

4º) Que en las condiciones expresadas, el tramo dispositivo del fallo


en el que se concede un solo recurso extraordinario, no guarda la de-
bida concordancia con lo expresado en los vistos del pronunciamiento,
en los que el tribunal a quo había dado cuenta de la interposición de
dos recursos para esta causa. A su vez, dados los imprecisos térmi-
nos de la decisión, deviene imposible determinar cuál es el remedio
federal que fue concedido. Máxime cuando, con excepción del agravio
atinente a la falta de prueba esgrimido por la demandada al que la
cámara alude en el considerando II, tampoco se precisó cuáles de los
agravios listados habían sido planteados por cada una de las partes.

5º) Que este Tribunal ha afirmado que la parte resolutiva de la


sentencia debe ser la conclusión final y necesaria, por derivación
razonada, del análisis de los presupuestos efectuados en sus funda-
mentos (Fallos: 315:1861) circunstancia que, claramente, no se veri-
fica en el sub lite.

El modo en que la cámara se ha expedido exhibe una total inobser-


vancia de la doctrina sentada en reiterados precedentes de esta Corte
con arreglo a la cual el juicio de admisibilidad del recurso extraordina-
rio debe ser llevado a cabo por los superiores tribunales de la causa en
forma fundada y circunstanciada (Fallos: 338:1534, 339:869 y 340:403).
1752 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En las condiciones expuestas, el auto de concesión de fs. 208 care-


ce ostensiblemente de la debida fundamentación, defecto que consti-
tuye una causal con entidad suficiente para privarlo de validez.

Por ello, se declara la nulidad de la resolución de fs. 208. Devuél-


vanse las actuaciones al tribunal de origen para que se dicte una nue-
va decisión sobre el punto. Notifíquese y remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recursos extraordinarios interpuestos por Mariana Behocaray, representada por la


Dra. Myriam Carsen y por el Estado Nacional (Poder Ejecutivo Nacional, Ministe-
rio de Justicia y Derechos Humanos), representado por el Dr. Pablo Rafael Perchia.
Traslado contestado por el Estado Nacional (Poder Ejecutivo Nacional) Ministerio
de Justicia y Derechos Humanos, representado por el Dr. Pablo Rafael Perchia y por
Mariana Behocaray, representada por la Dra. Myriam Carsen.
Tribunal de origen: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Contencioso Administra-
tivo Federal, Sala III.

H. M., M. L. c/ OSDE Organización de Servicios Directos


Empresarios s/ Amparo ley 16.986

RECURSO EXTRAORDINARIO

Existe materia federal suficiente que habilita el examen de los agravios


por la vía del recurso extraordinario, si se ha puesto en cuestión la inter-
pretación de normas federales y la decisión ha sido contraria al derecho
que la apelante fundó en ellas (art. 14 de la ley 48).

NORMAS FEDERALES

En la tarea de esclarecer la inteligencia de las normas federales, la Cor-


te no se encuentra limitada por los argumentos de las partes o del a quo,
sino que le incumbe realizar una declaratoria sobre el punto disputado
sin necesidad de abordar todos los temas propuestos sino aquellos que
sean conducentes para una correcta solución del caso.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1753
343

DERECHO A LA SALUD

Si bien la Corte ha reconocido repetidamente el carácter fundamental


del derecho a la salud y la especial atención que merecen las personas
con discapacidad, también ha señalado que en nuestro ordenamiento
jurídico tales derechos de raigambre constitucional, así como los princi-
pios y garantías consagrados en la Carta Magna, no son absolutos sino
que deben ser ejercidos con arreglo a las leyes que reglamentan su ejer-
cicio, con la única condición de no ser alterados en su substancia.

ACCION DE AMPARO

No procede el amparo tendiente a que la obra social otorgue cobertura


integral a un menor discapacitado de la prestación de equipo de apoyo a
la integración escolar a cargo de un colegio privado, pues aun dentro del
estrecho marco de conocimiento que ofrece la acción de amparo, obran
en la causa elementos que autorizan a sostener que el servicio educa-
cional requerido puede ser brindado por instituciones públicas.
-Los jueces Rosenkrantz y Rosatti, en disidencia, consideraron que
el recurso extraordinario no cumplía con el requisito de fundamen-
tación autónoma-

ACCION DE AMPARO

No procede el amparo tendiente a que la obra social otorgue cober-


tura integral a un menor discapacitado de la prestación de equipo
de apoyo a la integración escolar a cargo de un colegio privado, pues
no existe prueba suficiente que demuestre que la prestación objeto
de controversia deba ser suministrada a través de un colegio priva-
do como única alternativa idónea para responder eficazmente a las
específicas necesidades educativas del menor, de un modo acorde
con su patología y la opción por esa institución, en efecto, ha sido
solo una recomendación de su médico neurólogo tratante, quien al
momento de prestar declaración reconoció que los requerimientos
pedagógicos del niño también podrían llegar a cubrirse en otros esta-
blecimientos con el adecuado equipo de especialistas en orientación
escolar y apoyo a la integración.
-Los jueces Rosenkrantz y Rosatti, en disidencia, consideraron que
el recurso extraordinario no cumplía con el requisito de fundamen-
tación autónoma-
1754 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 26 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “H. M., M. L. c/ OSDE Organización de Servicios


Directos Empresarios s/ amparo ley 16.986”.

Considerando:

1º) Que la Cámara Federal de Apelaciones de Bahía Blanca confir-


mó la sentencia de la instancia anterior en cuanto había hecho lugar
a la acción de amparo entablada por A. C. M., en representación de su
hijo menor discapacitado, M. L. H. M., a fin de que la entidad deman-
dada le otorgara cobertura efectiva e integral de la prestación “equipo
de apoyo a la integración escolar” a cargo del Colegio Oral del Sur, a
través del abono de la matrícula anual y las cuotas mensuales. Asi-
mismo, la modificó al admitir el reclamo complementario de la actora
tendiente al reintegro de las sumas que había pagado en tal concepto
al mencionado instituto durante el año 2017.

2º) Que, para así decidir, en lo que interesa, el a quo consideró


que no se encontraba en discusión la existencia de oferta educacional
estatal adecuada a la discapacidad del niño, pues no se pretendía la
cobertura de la escuela privada común a la que asiste el niño, sino la
prestación “apoyo a la integración escolar”.

Asimismo, tuvo en cuenta que los aranceles cobrados por la Es-


cuela Oral del Sur no superaban los valores reconocidos para dicha
prestación por la resolución E2133/2017 del Ministerio de Salud de la
Nación y, por ello cabía, excepcionalmente, admitir que los padres
hubieran elegido, para la provisión de tal servicio, un establecimien-
to educativo respecto del cual la demandada no contaba con convenio
(v. fs. 214/220).

3º) Que contra dicho pronunciamiento la demandada dedujo el re-


curso extraordinario de fs. 222/236 que, contestado a fs. 238/257, fue
concedido en la medida en que se encuentra en discusión la inteligen-
cia y el alcance dado a leyes federales (23.660, 23.661, 24.901 y resolu-
ción 428/99 del Ministerio de Salud).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1755
343

4º) Que la apelante sostiene que los jueces de la causa se aparta-


ron de lo dispuesto en la ley 24.901 y en la resolución 428/99 del Ministe-
rio de Salud de la Nación por disponer la cobertura de una prestación
educativa (“Apoyo a la integración escolar”) pese a que se demostró la
existencia de oferta estatal adecuada a las características de la disca-
pacidad del menor. También cuestionó que se hubiera admitido la elec-
ción del instituto (Colegio Oral del Sur) efectuada por los progenitores
del niño aun cuando dicho establecimiento carecía de inscripción en
el registro pertinente y resultaba ajeno a la cartilla de la demandada.

5º) Que existe en el caso materia federal suficiente que habilita el


examen de los agravios por la vía elegida pues se ha puesto en cues-
tión la interpretación de normas federales y la decisión ha sido contra-
ria al derecho que la apelante fundó en ellas (art. 14 de la ley 48).

Es apropiado recordar que, como se ha puesto de relieve en repeti-


das oportunidades, en la tarea de esclarecer la inteligencia de las nor-
mas federales, esta Corte no se encuentra limitada por los argumentos
de las partes o del a quo, sino que le incumbe realizar una declarato-
ria sobre el punto disputado (Fallos: 307:1457; 315:1492; 330:2416, entre
muchos otros) sin necesidad de abordar todos los temas propuestos
sino aquellos que sean conducentes para una correcta solución del
caso (Fallos: 301:970; 303:135; 307:951, entre muchos otros).

6º) Que, ante todo, es preciso recordar que esta Corte ha recono-
cido repetidamente el carácter fundamental del derecho a la salud y
la especial atención que merecen las personas con discapacidad. Em-
pero, también ha señalado que en nuestro ordenamiento jurídico tales
derechos de raigambre constitucional, así como los principios y garan-
tías consagrados en la Carta Magna, no son absolutos sino que deben
ser ejercidos con arreglo a las leyes que reglamentan su ejercicio, con
la única condición de no ser alterados en su substancia (Fallos: 172:21;
249: 252; 257:275; 262:205; 283:98; 300:700; 303:1185; 305:831; 308:1631;
310:1045; 311:1132 y 1565; 314:225 y 1376; 315:952 y 1190; 316:188; 319:1165;
320:196; 321:3542; 322:215; 325:11, entre muchos otros).

7º) Que, efectuadas las precisiones anteriores, cabe señalar que


el decreto 1193/98, al reglamentar la ley 24.901 (Sistema de Pres-
taciones Básicas de Atención Integral a favor de las Personas con
Discapacidad), facultó al Ministerio de Salud y Acción Social y a la
Comisión Nacional Asesora para la Integración de Personas con Dis-
1756 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

capacidad a dictar las normas aclaratorias y complementarias que


fueran necesarias (art. 2º).

En virtud de esa potestad, el citado ministerio dictó la resolución


428/1999 que estableció el “Nomenclador de Prestaciones Básicas
para Personas con Discapacidad. Normativa General. Niveles de
Atención y Tratamiento”, cuya constitucionalidad no ha sido objeta-
da en estos autos.

El apartado 6 del Anexo I de la resolución, establece que “Las pres-


taciones de carácter educativo contempladas en este Nomenclador
serán provistas a aquellos beneficiarios que no cuenten con oferta
educacional estatal adecuada a las características de la discapaci-
dad, conforme a lo que determine su reglamentación”.

A su vez, en cuanto a los Niveles de Atención y Tratamiento, el


mismo Anexo I, dentro del apartado 2.1.6. “Prestaciones educativas”,
incluyó el ítem 2.1.6.3. “Apoyo a la Integración Escolar”, definido como
el proceso programado sistematizado de apoyo pedagógico que re-
quiere un alumno con necesidades educativas especiales, derivadas
de alguna problemática de discapacidad (sensorial, motriz, deficiencia
mental u otras) para integrarse en la escolaridad común en cualquiera
de sus niveles.

Además, el nomenclador dispone que tal servicio podrá ser provis-


to en escuela común, en consultorio, en domicilio, en forma simultánea
o sucesiva, según corresponda, por equipos técnicos interdisciplina-
rios conformados por profesionales y docentes especializados.

8º) Que las disposiciones reseñadas, en especial, la norma del


apartado 6, resultan aplicables al sub examine pues la pretensión de-
ducida a favor del menor discapacitado tiene por objeto, justamente,
una prestación educativa.

Se advierte, al respecto, que aun dentro del estrecho marco de


conocimiento que ofrece la acción de amparo, en autos obran ele-
mentos que autorizan a sostener que el servicio educacional requeri-
do puede ser brindado por instituciones públicas. En efecto, a fs. 154
la Dirección Provincial de Educación Primaria de Bahía Blanca, Pro-
vincia de Buenos Aires dio cuenta de las escuelas del distrito exis-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1757
343

tentes que pueden recibir al niño. Asimismo, a fs. 155, la Dirección


de Educación Especial de la Dirección General de Cultura y Educa-
ción de la misma provincia informó que todas las escuelas especiales
brindan apoyo a la inclusión en escuelas públicas comunes y sumi-
nistró el listado de las allí existentes, debiendo destacarse que algu-
nas de ellas atienden específicamente a personas con trastornos del
lenguaje (afección que presenta el niño de acuerdo con el certificado
de discapacidad e informes médicos y psicopedagógico de fs. 8, 11 y
12, respectivamente).

9º) Que, por otro lado, no existe en las actuaciones prueba sufi-
ciente que demuestre que la prestación objeto de controversia deba
ser suministrada a través del Colegio Oral del Sur como única alter-
nativa idónea para responder eficazmente a las específicas necesi-
dades educativas del menor, de un modo acorde con su patología. La
opción por esa institución, en efecto, ha sido solo una recomendación
de su médico neurólogo tratante, quien al momento de prestar de-
claración en autos reconoció que los requerimientos pedagógicos del
niño también podrían llegar a cubrirse en otros establecimientos con
el adecuado equipo de especialistas en orientación escolar y apoyo a
la integración (v. fs. 147).

En tales condiciones, resulta de aplicación al sub lite la doctrina


establecida en los precedentes “M., F. G. y otro c/ OSDE” y “C., T.
N. c/ OSDE”, Fallos: 340:1062 y 341:966 respectivamente, por lo que
corresponde admitir el agravio que sobre el particular expuso la
apelante, tornándose innecesario el tratamiento del resto de sus
cuestionamientos.

Por ello, se declara procedente el recurso extraordinario, se revo-


ca la sentencia apelada y se rechaza la acción de amparo. Con costas
por su orden en atención a la naturaleza de la cuestión debatida. Noti-
fíquese y devuélvase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (en disidencia)— Elena I. Highton


de N olasco — J uan C arlos M aqueda — R icardo L uis L orenzetti —
Horacio Rosatti (en disidencia).
1758 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Disidencia del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz y del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Considerando:

Que el recurso extraordinario no cumple con el requisito de funda-


mentación autónoma.

Por ello, se declara mal concedido. Con costas (art. 68, primera
parte, del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Notifíquese
y, oportunamente, devuélvase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Horacio Rosatti.

Recurso extraordinario interpuesto por OSDE Organización de Servicios Directos


Empresarios, representada por el Dr. Ignacio Ardissono.
Traslado contestado por A. C. M., en representación de su hijo menor de edad M. L. H.
M., con el patrocinio letrado de la Dra. María Cielo Ribolzi.
Tribunal de origen: Cámara Federal de Apelaciones de Bahía Blanca.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Federal nº 2 de Bahía Blanca.

ANTONIO, MARTA MYRIAM c/ PREVENCIÓN ART S.A. s/


Accidente – ley especial

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien, como regla, lo relativo a la distribución de las costas constituye,


por su carácter fáctico y procesal, materia propia de los jueces de la
causa y, por tanto, ajena a la vía del art. 14 de la ley 48, este principio
general debe ceder, excepcionalmente, cuando la sentencia no satisface
la exigencia de ser una derivación razonada del derecho vigente con
adecuada referencia a los hechos comprobados de la causa.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1759
343

ACCIDENTES DEL TRABAJO

Con arreglo a lo dispuesto en el art. 1º de la ley 26.773, el régimen legal


de reparación de accidentes laborales ha sido instituido con criterios
de suficiencia, accesibilidad y automaticidad de las prestaciones dinera-
rias para cubrir los daños derivados de los riesgos del trabajo; en conso-
nancia con dichos lineamientos el art. 4º de la mencionada norma prevé,
que los obligados al pago de la reparación dineraria según la ley 24.557
deberán, dentro de los quince días de notificados de la muerte del traba-
jador, comunicar fehacientemente a los derechohabientes los importes
que les corresponde percibir, precisando cada concepto en forma sepa-
rada e indicar que se encuentran a su disposición para el cobro.

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que dispuso las costas del proceso por su or-
den correspondientes al reclamo iniciado por la viuda e hijos menores
del causante en procura de las prestaciones de la ley de riesgos del tra-
bajo, en tanto el a quo debió evaluar si la obligada al pago había seguido
los pasos necesarios para efectivizarlo según las pautas y tiempos esta-
blecidos con plazo perentorio, pues de lo contrario debía concluirse que
había incurrido en mora, extremo cuya configuración impedía eximir de
costas al vencido (art. 70, inc. 1, del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación).

COSTAS

El art. 68 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación consagra el


principio rector en materia de costas, que encuentra su razón de ser en
el hecho objetivo de la derrota: quien resulta vencido debe cargar con
los gastos que debió realizar la contraria para obtener el reconocimien-
to de su derecho y las excepciones a la regla de la norma citada deben
admitirse restrictivamente.

COSTAS

Es arbitraria la sentencia que dispuso las costas del proceso por su or-
den correspondientes al reclamo iniciado por la viuda e hijos menores
del causante en procura de las prestaciones de la ley de riesgos del tra-
1760 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

bajo, si ha prescindido de la consideración de circunstancias relevantes


de la causa y ha consagrado una excepción no contemplada en la ley
adjetiva sobre la base de pautas de excesiva latitud.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 26 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por Marta Myriam


Antonio por sí y en representación de sus hijos menores P. M. A. y A.
M. A. en la causa Antonio, Marta Myriam c/ Prevención ART S.A. s/
accidente – ley especial”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que la Sala IX de la Cámara Nacional de Apelaciones del Tra-


bajo (fs. 123) confirmó la sentencia que había impuesto las costas del
proceso por su orden, correspondientes al reclamo iniciado por la viu-
da e hijos menores del causante, fallecido el 16 de noviembre de 2016,
en procura de las prestaciones de la Ley de Riesgos del Trabajo.

2º) Que la cámara consideró que la demandada se había allana-


do en el escrito presentado con fecha 13 de julio de 2017 y que había
acompañado la constancia del depósito de la suma reclamada con sus
intereses -efectuado el 5 de julio de 2017-, por lo cual era de aplicación
al caso el art. 70, segunda parte, del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación en cuanto establece que, para que proceda la exención de
costas, el allanamiento debe ser real, incondicionado, oportuno, total
y efectivo, supuesto que tuvo por configurado. Contra dicho fallo la ac-
tora dedujo el recurso extraordinario cuya denegación dio origen a la
queja en examen.

3º) Que cabe admitir los agravios que plantea la actora con funda-
mento en la doctrina de la arbitrariedad porque si bien, como regla,
lo relativo a la distribución de las costas constituye, por su carácter
fáctico y procesal, materia propia de los jueces de la causa y, por tanto,
ajena a la vía del art. 14 de la ley 48, este principio general debe ceder,
excepcionalmente, cuando la sentencia cuya revisión se trae a cono-
cimiento de esta Corte no satisface la exigencia de ser una derivación
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1761
343

razonada del derecho vigente con adecuada referencia a los hechos


comprobados de la causa (Fallos: 311:121; 312:888; 317:735; 324:841).

4º) Que, con arreglo a lo dispuesto en el art. 1º de la ley 26.773,


el régimen legal de reparación de accidentes laborales ha sido ins-
tituido con criterios de suficiencia, accesibilidad y automaticidad de
las prestaciones dinerarias para cubrir los daños derivados de los
riesgos del trabajo. En consonancia con dichos lineamientos el art. 4º
de la mencionada norma prevé, para supuestos como el reclamado
en autos, que los obligados al pago de la reparación dineraria según
la ley 24.557 deberán, dentro de los quince días de notificados de la
muerte del trabajador, comunicar fehacientemente a los derechoha-
bientes los importes que les corresponde percibir, precisando cada
concepto en forma separada e indicar que se encuentran a su dispo-
sición para el cobro.

5º) Que ante lo que establecen las normas sustanciales citadas, el


a quo debió evaluar si la obligada al pago había seguido los pasos ne-
cesarios para efectivizarlo según las pautas y tiempos establecidos
con plazo perentorio, pues de lo contrario debía concluirse que había
incurrido en mora, extremo cuya configuración impedía eximir de
costas al vencido (art. 70, inc. 1, del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación).

Cabe advertir al respecto que, aun cuando se admitiera que Pre-


vención ART no recibió la denuncia inmediata del accidente fatal, no
puede desconocerse que fue citada al procedimiento de conciliación
establecido por la ley 24.635 que tuvo inicio el 30 de noviembre de 2016
y culminó el 23 de diciembre de ese año, misma fecha en que fue inter-
puesta la demanda, de modo que, al tiempo del allanamiento, el plazo
legal estaba vencido.

6º) Que el Tribunal tiene establecido que el art. 68 del Código Pro-
cesal Civil y Comercial de la Nación consagra el principio rector en
materia de costas, que encuentra su razón de ser en el hecho objetivo
de la derrota: quien resulta vencido debe cargar con los gastos que
debió realizar la contraria para obtener el reconocimiento de su dere-
cho (Fallos: 312:889; 314:1634; 317:80, 1638; 323:3115; 325:3467) y que las
excepciones a la regla de la norma citada deben admitirse restrictiva-
mente (confr. Fallos: 311:809; 317:1638).
1762 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En función de lo expuesto, la sentencia recurrida ha prescindido


de la consideración de circunstancias relevantes de la causa y ha con-
sagrado una excepción no contemplada en la ley adjetiva sobre la base
de pautas de excesiva latitud. Todo ello conduce a su descalificación
como acto jurisdiccional, pues media en el caso la relación directa e
inmediata entre lo debatido y resuelto y las garantías constitucionales
que se dicen vulneradas (art. 14 de la ley 48).

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el re-


curso extraordinario y se deja sin efecto la sentencia recurrida con
el alcance indicado. Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de
que, por quien corresponda, se dicte una nueva con arreglo a lo ex-
presado. Con costas. Hágase saber, agréguese la queja al principal y,
oportunamente, remítase.

Elena I. Highton de Nolasco — Juan Carlos Maqueda — Horacio


Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por Marta Myriam Antonio, por sí y en representación


de sus hijos menores, representados por los Dres. Marcelo Javier Sommer y Vicente
Alberto Caccaviello.
Tribunal de origen: Sala IX de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia del
Trabajo nº 10.

CRUZ, MARTÍN ERNESTO c/ ALASTUEY, ROBERTO


WALTER y Otro s/ Accidente - acción civil

Recurso Queja Nº 1 - CRUZ MARTIN ERNESTO c/ ALASTUEY


ROBERTO WALTER Y OTRO s/ACCIDENTE - ACCION CIVIL

RECURSO EXTRAORDINARIO

Los agravios, en cuanto postulan la arbitrariedad de la resolución acla-


ratoria por haber incurrido en un exceso de jurisdicción, resultan hábi-
les para su tratamiento por la vía extraordinaria, pues aun cuando remi-
ten al examen de materias de derecho común y procesal ajenas, como
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1763
343

regla y por su naturaleza, al ámbito del recurso reglado en el art. 14 de


la ley 48, cabe hacer excepción a tal principio cuando la decisión apelada
ha sido dictada en exceso de la jurisdicción conferida por el recurso de
apelación, con afectación del principio de congruencia y, consecuente-
mente, de las garantías de defensa y propiedad.

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la decisión que, a raíz de un pedido de reposición in extre-


mis deducido por el codemandado, resolvió aclarar la sentencia dictada
y extender la responsabilidad civil de la ART, pues el empleador deman-
dado dedujo apelación ordinaria enderezada a impugnar los términos
en que se le consideró responsable del siniestro sufrido y si bien en ese
contexto sostuvo que era la ART quien debía afrontar el pago de las in-
demnizaciones, tal afirmación se fundó exclusivamente en la existencia
del contrato de seguro y en lo que al respecto prevé la ley de riesgos
del trabajo, pero ninguna consideración formuló a fin de descalificar
los fundamentos con que el magistrado de primera instancia rechazó la
responsabilidad civil de la aseguradora, con lo cual el a quo se apartó así
de los límites de la competencia apelada cuya jerarquía constitucional
ha sido reiteradamente reconocida por la Corte.

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que responsabilizó al empleador por el ac-


cidente sufrido por el trabajador en los términos del 1113 del Código
Civil, pues la cámara no ha mencionado siquiera una de las normas que
imponen la obligación de seguridad – art. 75 de la ley 20.744 que impone
un deber general de seguridad, la ley 19.587 y sus reglamentaciones que
imponen obligaciones específicas o normativa local sobre la prestación
del servicio de automóviles de alquiler con taxímetro - ni ha explicado
cuál de ellas habría sido violada ni en qué habría consistido el pretendi-
do incumplimiento (Disidencia parcial del juez Rosenkrantz).

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que responsabilizó al empleador por el acci-


dente sufrido por el trabajador en los términos del 1113 del Código Civil,
pues la cámara no invoca ninguna norma que califique a la prestación
del servicio de chofer de automóvil de alquiler como riesgosa y se limita
1764 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

a afirmarlo de modo puramente dogmático; en tanto si bien es cierto


que, más allá de su calificación legal, es posible que una actividad cuen-
te como inherentemente riesgosa, si entre otras condiciones, existe una
probabilidad de que, por la índole de las tareas desarrolladas, haya un
riesgo de sufrir cierta clase de daños, nada ha dicho acerca de por qué
puede inferirse razonablemente que las condiciones de modo, tiempo y
lugar en que se desarrolla la actividad generan la referida probabilidad
(Disidencia parcial del juez Rosenkrantz).

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que responsabilizó al empleador por el acci-


dente sufrido por el trabajador - chofer de automóvil de alquiler - en los
términos del 1113 del Código Civil, pues aun cuando la circulación en la
vía pública está sujeta a un riesgo de ser atacado, ello es insuficiente
para considerar que la actividad es inherentemente riesgosa y no hay
prueba o alegación alguna en la causa sobre las condiciones específicas
impuestas por el empleador al actor, ni se ha alegado, ni menos aun pro-
bado, que la zona, el recorrido, la época del año o el horario impuestos
por el empleador a su dependiente fueran particularmente peligrosos o
riesgosos (Disidencia parcial del juez Rosenkrantz).

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que responsabilizó al empleador por el acci-


dente sufrido por el trabajador - chofer de automóvil de alquiler - en los
términos del 1113 del Código Civil, pues tratándose la causa del acciden-
te de un hecho delictivo perpetrado por un tercero en la vía pública, las
afirmaciones de la cámara en el sentido de que “las labores cumplidas
en la forma y modalidad como se llevaron a cabo, sin los medios apro-
piados para paliar el riesgo a la salud, sin dudas es susceptible de ser
calificada como cosa riesgosa”, o según las cuales hay un “riesgo en-
gendrado y determinado por la clase de trabajo”, resultan afirmaciones
claramente insuficientes para atribuir responsabilidad al empleador en
los términos del citado art. 1113 del anterior Código Civil (Disidencia
parcial del juez Rosenkrantz).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1765
343

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 26 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recursos de hecho deducidos por QBE Argenti-


na ART S.A. y Roberto Walter Alastuey (CNT 27504/2013/2/RH2) en la
causa Cruz, Martín Ernesto c/ Alastuey, Roberto Walter y otro s/ acci-
dente - acción civil”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que la Sala VII de la Cámara Nacional de Apelaciones del Tra-


bajo confirmó la condena recaída sobre: a) QBE Argentina ART S.A.
al pago de la prestación prevista en el art. 14.2 de la ley 24.557 - LRT
(texto según decreto 1278/00), cuyo importe redujo con invocación del
precedente “Espósito” (Fallos: 339:781); y b) el empleador Alastuey,
fundada en el ordenamiento civil.

Posteriormente, a raíz de un pedido de reposición in extremis de-


ducido por el codemandado Alastuey, el a quo resolvió aclarar la sen-
tencia dictada y extender la responsabilidad civil de la ART, planteo
que consideró incluido en la expresión de agravios oportunamente ar-
ticulada y que fuera preterido por un error involuntario. Indicó, a tal
fin, que en aquella presentación Alastuey había sostenido que era la
compañía aseguradora la que debía responder por el accidente.

2º) Que contra la resolución que la condenó en los términos del art.
1074 del Código Civil, QBE ART S.A. dedujo el recurso extraordinario
que, denegado, dio origen a la queja CNT 27504/2013/1/RH1.

Por su parte, el demandado Alastuey interpuso apelación federal


contra la sentencia que había dispuesto su condena civil. Su rechazo
motivó la queja CNT 27504/2013/2/RH2.

3º) Que los agravios traídos a consideración del Tribunal por el re-
currente Alastuey son inadmisibles (art. 280 del Código Procesal Civil
y Comercial de la Nación).

4º) Que, por el contrario, en cuanto postulan la arbitrariedad de


la resolución aclaratoria por haber incurrido en un exceso de juris-
1766 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

dicción, los planteos de la aseguradora resultan hábiles para su tra-


tamiento por la vía intentada. En efecto, aun cuando remiten al exa-
men de materias de derecho común y procesal ajenas, como regla y
por su naturaleza, al ámbito del recurso reglado en el art. 14 de la ley
48, cabe hacer excepción a tal principio cuando la decisión apelada
ha sido dictada en exceso de la jurisdicción conferida por el recurso
de apelación, con afectación del principio de congruencia y, conse-
cuentemente, de las garantías de defensa y propiedad (confr. Fallos:
339:1567 y sus citas, entre otros).

Esa situación se verifica en el sub examine pues el empleador


Alastuey dedujo apelación ordinaria enderezada a impugnar los tér-
minos en que se le consideró responsable del siniestro sufrido por el
demandante. Y si bien en ese contexto sostuvo que era la ART quien
debía afrontar el pago de las indemnizaciones, tal afirmación se fundó
exclusivamente en la existencia del contrato de seguro y en lo que
al respecto prevé la ley de riesgos del trabajo (v. esp. fs. 390 vta./391
de los autos principales, a cuya foliatura se aludirá en lo sucesivo).
En tal sentido, aseveró que “nos encontramos ante un accidente de
trabajo, así receptado por la ART. Y que corresponde sea in-demni-
zado el actor por esta última” (fs. 390) pues “existe nor-mativa para
el resguardo de accidentes laborales como lo es la LRT, y que con-
sidero debe ser aplicada en el caso de autos” (fs. 393 vta.). Ninguna
consideración formuló el mencionado codemandado, empero, a fin de
descalificar los fundamentos con que el magistrado de primera ins-
tancia rechazó la responsabilidad civil de la aseguradora (que en la
demanda se había sustentado en el art. 1074 del anterior Código Civil),
los cuales, además, hizo propios en su afán de exonerarse de la que le
fue impuesta con base en el art. 1113 del entonces vigente código de
fondo (v. fs. 391/397 vta.).

5º) Que, en tales condiciones, la cámara se apartó de los límites de


la competencia apelada (conforme art. 277 del código más arriba cita-
do), cuya jerarquía constitucional ha sido reiteradamente reconocida
por este Tribunal (Fallos: 332:2146; 330:4015; 319:2933; 318:2047; 315:127,
entre muchos otros), circunstancia que torna descalificable la resolu-
ción con arreglo a la conocida doctrina de la arbitrariedad.

En razón de las consideraciones hasta aquí expresadas, deviene


insustancial el tratamiento de los restantes agravios desarrollados por
la aseguradora en su remedio federal.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1767
343

Por ello: 1º) se desestima la queja promovida por Roberto Walter


Alastuey, se declara perdido el depósito. Notifíquese y, oportunamen-
te, archívese; 2º) se hace lugar a la queja y al re-curso extraordinario
deducido por QBE Argentina ART S.A. en la medida y con el alcance
indicado y, en consecuencia, se revoca la resolución aclaratoria de fs.
508/510 y se confirma la sentencia dictada a fs. 458/465. Con costas (art.
68 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Agréguese la
queja a los autos principales, reintégrese el depósito y, previa notifica-
ción, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (en disidencia parcial)— Elena


I. Highton de Nolasco — Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis
Lorenzett.

Disidencia parcial del Señor Presidente Doctor Don Carlos


Fernando Rosenkrantz

Considerando:

1º) Que el actor inició demanda contra su empleador, Roberto Wal-


ter Alastuey, y contra QBE Argentina ART S.A. con fundamento en el
art. 1113 del Código Civil. Subsidiariamente, solicitó que se condene a
la aseguradora en los términos de la ley 24.557.

Sostuvo que se desempeñaba como chofer de taxi y que, cuando


se encontraba detenido en una intersección en la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires, ascendió un hombre que pretendió robarle la recau-
dación y lo agredió ferozmente, primero a golpes y luego con una cu-
chilla, por lo que tuvo que ser hospitalizado. Afirmó que el ataque le
generó un porcentaje de incapacidad y que la aseguradora le abonó
una suma de dinero inferior a la que corresponde.

2º) Que el tribunal de primera instancia consideró acreditada una


incapacidad del cuarenta y siete por ciento (47%) de la total obrera e
hizo lugar a la demanda con fundamento en el derecho civil respecto
del empleador y con fundamento en la ley 24.557 respecto de la asegu-
radora. Contra dicha decisión los demandados interpusieron sendos
recursos de apelación.
1768 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

3º) Que la Sala VII de la Cámara Nacional de Apelaciones del


Trabajo confirmó la condena contra el empleador. Para así resolver,
consideró acreditado el accidente así como el grado de incapacidad
y sostuvo, en lo que importa aquí, que “el factor laboral generó el
‘daño’ como causa eficiente y desencadenante del perjuicio sufrido
por el trabajador, ya que prestó servicio sin la protección adecuada,
sin las medidas de seguridad que corresponden para la prestación
de una actividad sin que la misma implique peligro a la salud de los
trabajadores”. Agregó que “la calificación de cosa riesgosa no de-
viene de forma exclusiva del objeto concreto susceptible de ocasio-
nar daño. Sino que puede serlo las condiciones en que se encuentra
el establecimiento donde presta tareas, o bien incluso la actividad
desarrollada”. En ese sentido, la cámara sostuvo que “las labores
cumplidas en la forma y modalidad como se llevaron a cabo, sin los
medios apropiados para paliar el riesgo a la salud, sin dudas es sus-
ceptible de ser calificada como ‘cosa riesgosa’, origen del daño, en
los términos del art. 1113 del Código Civil”. Concluyó entonces “que
el trabajo desempeñado por el accionante a favor del demandado era
riesgoso en sí mismo, que conllevaba la posibilidad de producir efec-
to[s] nocivos, al punto de provocar la desafortunada consecuencia de
minusvalía de marras (art. 901, 903 y 1.113 del Código Civil)” y que “la
responsabilidad en este caso, tiene fundamento en el riesgo creado,
es decir el riesgo engendrado y determinado por la clase de trabajo, o
las condiciones en la que se ejecute la actividad. Debe entenderse, en
tal sentido, que ‘cosa’ no es una determinada máquinaria o aparato,
ni un objeto concreto susceptible de ocasionar un daño. Puede ser
todo establecimiento, explotación o empresa o actividad —como en
el presente-”.

La cámara confirmó también la condena recaída sobre la asegu-


radora, cuyo importe redujo con invocación del precedente “Espósito”
(Fallos: 339:781). Posteriormente, sin embargo y a raíz de un pedido
de reposición in extremis deducido por el codemandado Alastuey, la
cámara resolvió aclarar la sentencia dictada y extender la responsa-
bilidad civil de la ART, planteo que consideró incluido en la expresión
de agravios de su codemandado y preterido por un error involuntario.
Indicó, a tal fin, que en aquella presentación Alastuey había sostenido
que era ella quien debía responder por el accidente.

4º) Que contra dicho pronunciamiento la aseguradora y el emplea-


dor interpusieron sendos recursos extraordinarios los que, denega-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1769
343

dos, dieron origen, respectivamente, a las quejas CNT 27504/2013/1/


RH1 y CNT 27504/2013/2/RH2.

5º) Que en lo que respecta a la queja de la aseguradora, correspon-


de remitirse al voto de la mayoría (considerandos 4º y 5º) en razón de
brevedad.

6º) Que en lo que respecta a la queja del empleador, en su recurso


extraordinario el impugnante sostiene, con fundamento en la doctrina
de la arbitrariedad, que no se ha demostrado que haya incumplido obli-
gación alguna a su cargo en materia de higiene y seguridad. Afirma
también que la actividad de transporte de pasajero no es una actividad
riesgosa y que se lo ha condenado por la culpa de un tercero por quien
no debe responder. Señala además que no hay nexo de causalidad ade-
cuado, que no se ha probado la existencia del accidente y que la cuan-
tía de la condena es excesiva.

7º) Que las impugnaciones traídas a conocimiento de esta Corte


suscitan cuestión federal bastante pues, si bien remiten al examen
de cuestiones de hecho y de derecho común y dicha materia es ajena
al remedio del art. 14 de la ley 48, ello no constituye óbice decisivo
para su consideración cuando la decisión recurrida prescinde de dar
un tratamiento adecuado a la controversia de acuerdo con las cons-
tancias de la causa y se apoya en afirmaciones dogmáticas que le dan
un fundamento aparente (Fallos: 300:1276; 303:548; 311:645; 314:1322;
316:1189, etc.).

8º) Que, a tenor de lo afirmado por el tribunal a quo, la incapacidad


se generó como consecuencia de un ataque realizado por una persona
que se subió al coche de alquiler que conducía el actor. El daño fue
indemnizado en los términos de la ley 24.577 y, en el caso, el actor pre-
tende una condena por una indemnización mayor con fundamento en
el derecho civil. Correspondía por ello al accionante acreditar que el
infortunio guarda relación de causalidad adecuada con un factor sub-
jetivo u objetivo de imputabilidad atribuible a su empleador.

9º) Que la cámara consideró que dicha carga fue satisfecha. Enten-
dió así que se configura el supuesto del art. 1113 del Código Civil (ley
340, vigente al momento de los hechos) porque, según afirma, el em-
pleador omitió adoptar las medidas de seguridad pertinentes cuando
la actividad de conducción de taxis es inherentemente riesgosa.
1770 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

10) Que dicha afirmación no ha sido justificada por razón alguna ni


encuentra sustento en las constancias de la causa.

En lo que respecta a medidas de seguridad, diversas normas alu-


den a las condiciones de higiene y seguridad en el trabajo y a las que
corresponden a la índole de la actividad y a la tarea propia de cada de-
pendiente. El art. 75 de la ley 20.744 impone un deber general de segu-
ridad, la ley 19.587 y sus reglamentaciones imponen obligaciones espe-
cíficas y existe además normativa local sobre la prestación del servicio
de automóviles de alquiler con taxímetro. La cámara, sin embargo, no
ha mencionado siquiera una de tales normas. No ha explicado cuál
de ellas habría sido violada ni en qué habría consistido el pretendido
incumplimiento. De hecho, no hay prueba de ninguna naturaleza en
el expediente destinada a mostrar que ha existido una violación de un
deber de seguridad.

La cámara tampoco invoca ninguna norma que califique a la pres-


tación del servicio de chofer de automóvil de alquiler como riesgosa.
Se limita a afirmarlo de modo puramente dogmático. Por otro lado, es
cierto que, más allá de su calificación legal, es posible que una activi-
dad cuente como inherentemente riesgosa, si entre otras condiciones,
existe una probabilidad de que, por la índole de las tareas desarro-
lladas, haya un riesgo de sufrir cierta clase de daños. La cámara, no
obstante, nada ha dicho acerca de por qué puede inferirse razonable-
mente que las condiciones de modo, tiempo y lugar en que se desa-
rrolla la actividad generan la referida probabilidad. De hecho, no hay
prueba alguna sobre cómo la actividad de transporte de pasajeros en
coche de alquiler en general se vincula con accidentes de este tipo.
Aun cuando la circulación en la vía pública está sujeta a un riesgo de
ser atacado, ello es insuficiente para considerar que la actividad es
inherentemente riesgosa. Tampoco hay prueba o alegación alguna so-
bre las condiciones específicas impuestas por el empleador al actor.
No se ha alegado, ni menos aun probado, que la zona, el recorrido,
la época del año o el horario impuestos por el empleador a su depen-
diente fueran particularmente peligrosos o riesgosos. La única prueba
colectada está destinada exclusivamente a acreditar la existencia y
grado de incapacidad del actor.

11) Que, en suma, tratándose de un hecho delictivo perpetrado por


un tercero en la vía pública, las afirmaciones de la cámara en el sen-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1771
343

tido de que “las labores cumplidas en la forma y modalidad como se


llevaron a cabo, sin los medios apropiados para paliar el riesgo a la
salud, sin dudas es susceptible de ser calificada como ‘cosa riesgosa’”,
o según las cuales hay un “riesgo engendrado y determinado por la
clase de trabajo”, resultan afirmaciones claramente insuficientes para
atribuir responsabilidad al empleador en los términos del art. 1113 del
anterior Código Civil.

12) Que, en tales condiciones, la sentencia impugnada resulta des-


calificable con arreglo a la doctrina de la arbitrariedad, sin que ello
implique anticipar opinión sobre la decisión que en definitiva corres-
ponda adoptar.

Por ello, se hace lugar a la queja y al recurso extraordinario


deducido por QBE Argentina ART S.A. (RH1) en la medida y con el
alcance indicado y, en consecuencia, se revoca la resolución aclara-
toria de fs. 508/510 y se confirma la sentencia dictada a fs. 458/465.
Con costas (art. 68 del Código Procesal Civil y Comercial de la Na-
ción). Se hace lugar también a la queja y al recurso extraordinario
deducido por el señor Alastuey (RH2). Con costas. Vuelvan los autos
al tribunal de origen para que, por quien corresponda, se dicte un
nuevo pronunciamiento con acuerdo a lo expresado. Hágase saber,
agréguense las quejas al principal, reintégrense los depósitos y,
oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz.

Recurso de queja RH1 interpuesto por QBE Argentina ART S.A., demandada en au-
tos, representada por el Dr. Francisco de Cillis, en calidad de apoderado.
Recurso de queja RH2 interpuesto por Roberto Walter Alastuey, demandado en au-
tos, representado por la Dra. Verónica Haydee Cordua, en calidad de apoderada.
Tribunal de origen: Sala VII de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia del
Trabajo nº 21.
1772 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

CLUB FERROCARRIL OESTE s/ Quiebra/ incidente de


levantamiento/ incidente de apelación

Recurso Queja Nº 1 - Incidente Nº 4 - INCIDENTISTA: INCIDEN-


TE DE LEVANTAMIENTO s/INCIDENTE DE APELACION

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso es formalmente admisible toda vez que la decisión sella el


alcance del artículo 129 de la ley 24.522 en un sentido que es contrario a
la literalidad de la norma y restrictivo de los derechos de los acreedores
laborales como sujetos de preferente tutela constitucional, al cercenar
la procedencia de los intereses que hacen posible el mantenimiento del
valor de un crédito de naturaleza alimentaria, ocasionando un agravio
de imposible o insuficiente reparación ulterior, lo que revela el carácter
definitivo de la sentencia apelada.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
-El juez Lorenzetti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art. 280 CPCCN)-

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien las cuestiones que se originan en torno a la aplicación e inter-


pretación de una norma derecho común - como son las reguladas en
la ley 24.522, sus modificatorias y complementarias - son, por vía de
principio, ajenas a la instancia del artículo 14 de la ley 48, ello no es
óbice para que la Corte Suprema entienda si la sentencia recurrida se
aparta de la solución legal prevista mediante una exégesis que des-
conoce el artículo 129 de la ley 24.522, lo desvirtúa y torna inoperante
con serio menoscabo de los derechos y garantías consagrados en el
artículo 14 bis de la Constitución Nacional y en los tratados internacio-
nales de jerarquía constitucional y supra legal-artículo 75, inciso 22 de
la Constitución Nacional.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
-El juez Lorenzetti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art. 280 CPCCN)-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1773
343

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que rechazó la pretensión del acreedor labo-


ral de obtener el reconocimiento de los intereses devengados con pos-
terioridad al decreto de quiebra, toda vez que la misma se apartó del
texto y de la finalidad del artículo 129 de la ley 24.522 introduciendo una
limitación a las garantías constitucionales que tutelan los créditos de
origen laboral.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
-El juez Lorenzetti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art. 280 CPCCN)-

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que rechazó la pretensión del acreedor la-


boral de obtener el reconocimiento de los intereses devengados con
posterioridad al decreto de quiebra, si interpretó la ley de concursos y
quiebras suponiendo una inconsecuencia, falta de previsión u omisión
involuntaria del legislador al establecer el reconocimiento de intereses
compensatorios para los créditos laborales, en tanto esa hermenéutica
se opone a inveterada jurisprudencia de la Corte que establece, como
principio, que cuando la ley emplea determinados términos, la regla
más segura de interpretación es que no son términos superfluos sino
que su inclusión se ha realizado con algún propósito, de allí que es deber
del intérprete dar pleno efecto a la voluntad del legislador.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
-El juez Lorenzetti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art. 280 CPCCN)-

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que rechazó la pretensión del acreedor labo-


ral de obtener el reconocimiento de los intereses devengados con pos-
terioridad al decreto de quiebra, toda vez que su exégesis legal vació de
contenido la reforma que introdujo la ley 26.684 al artículo 129 de la Ley
de Concursos y Quiebras, quitándole, en la práctica, eficacia al recono-
cimiento de intereses a los acreedores laborales.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
-El juez Lorenzetti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art. 280 CPCCN)-
1774 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

CREDITO LABORAL

La ley de contrato de trabajo en su artículo 137 busca compensar al


trabajador por la falta de cumplimiento en término de las obligaciones
dinerarias de carácter alimentario a cargo del empleador y el artículo
129 de la ley concursal, según la redacción de la ley 26.684, mantiene
esa protección frente a la situación de insolvencia del empleador; de
este modo, los intereses que hacen posible el mantenimiento del valor
del crédito laboral ante la insolvencia son intereses compensatorios en
sentido amplio y, con ese sentido, fueron reconocidos por el legislador
en el artículo 129 de la ley de concursos y quiebras.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

CREDITO LABORAL

La protección del trabajador y del salario tiene expreso reconocimiento


en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional, en diferentes instru-
mentos internacionales de idéntica jerarquía (arts. 6 y 7, Pacto de Dere-
chos Económicos, Sociales y Culturales, entre otros), y en los Convenios
95 y 137 de la Organización Internacional del Trabajo, todos los cuales
han hecho del trabajador un sujeto de preferente tutela.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

CREDITO LABORAL

La condición de los trabajadores como sujetos de preferente tutela


constitucional mantiene vigor ante la insolvencia del empleador y debe
ser armonizada con los principios concursales que procuran alcanzar
una solución colectiva frente a la crisis de la insolvencia; en este sentido,
una de las finalidades de la ley 26.684 es proyectar la preferente protec-
ción de los créditos laborales en el ámbito de los concursos preventivos
y las quiebras.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

QUIEBRA

La orientación de la reforma de la ley 26.684 se dirige a asegurar que los


trabajadores de la empresa insolvente conozcan el trámite que les per-
mitirá preservar su fuente de trabajo o percibir, aunque sea parcialmen-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1775
343

te, sus créditos alimentarios, corrigiendo una marginación que muchas


veces tiene su origen en la distancia temporal entre el inicio del proceso
y su culminación; no debe considerarse desde la misma perspectiva a
un trabajador y a un acreedor financiero o comercial, aunque integren
la misma masa pasiva, dado el origen de cada crédito -en el primer caso,
derivado del producto integro de su trabajo- y la disparidad de recursos
con que cuentan unos y otros para seguir el proceso falencial.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

CREDITO LABORAL

El Convenio 173 de la Organización Internacional del Trabajo, ratificado


por la ley 24.285, contiene claras directivas con respecto al alcance de
la protección que debe otorgarse al crédito laboral ante un supuesto de
insolvencia del empleador.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SENTENCIA ARBITRARIA

No es posible considerar a la sentencia que rechazó la pretensión del


acreedor laboral de obtener el reconocimiento de los intereses devenga-
dos con posterioridad al decreto de quiebra como una derivación razo-
nada del derecho vigente pues, al cercenar la procedencia de intereses,
prescindió del texto y de la finalidad del artículo 129 de la ley 24.522 y de
lo establecido por las normas federales de jerarquía supra legal protec-
torias de los derechos del trabajador.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
-El juez Lorenzetti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art. 280 CPCCN)-

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
La Sala D de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial
admitió parcialmente el recurso de la fallida y, en cuanto aquí interesa,
1776 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

rechazó la pretensión del acreedor laboral Daniel Corvalán Olivera de


obtener el reconocimiento de los intereses devengados con posteriori-
dad al decreto de quiebra (fs. 52/54).
El tribunal explicó que el artículo 129 de la Ley 24.522 de Concur-
sos y Quiebras, texto según las modificaciones introducidas por la ley
26.684, habilita la continuación de intereses compensatorios. Al res-
pecto, opinó que se trata de un desacierto de la norma pues no existen
acreencias laborales que generen esa clase de réditos. Además, seña-
ló que el artículo 137 de la Ley 20.774 de Contrato de Trabajo dispone
la mora automática para las obligaciones laborales y, en razón de ello,
esas deudas solo devengan intereses moratorios. Recordó también
que los intereses moratorios se hallan suspendidos a la fecha del de-
creto de quiebra.
En ese contexto, entendió que los intereses compensatorios per-
mitidos por el artículo 129 de la ley 24.522 resultan inaplicables al caso.
Por un lado, puntualizó que se trata de réditos convencionales por el
uso de capital ajeno mientras que los intereses laborales son de ori-
gen legal. Por el otro, indicó que la doctrina sentada en el precedente
“Seidman y Bonder”, ratificada en el plenario “Club Atlético Excursio-
nistas s/ incidente de revisión por Vitale, Oscar Sergio”, se encuentra
exclusivamente circunscripta al ámbito del concurso preventivo.

-II-
Contra ese pronunciamiento, la Fiscal General ante la Cámara Na-
cional de Apelaciones en lo Comercial interpuso recurso extraordina-
rio (fs. 55/75) -contestado por la fallida (fs. 76/84)- que denegado (fs. 85),
dio lugar a la queja (fs. 87/92).
Plantea que el caso suscita cuestión federal porque la cámara omi-
te la aplicación de los principios consagrados en el artículo 14 bis de
la Constitución Nacional y en tratados internacionales, en especial, la
Convención Americana de Derechos Humanos, el Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, el Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales y el Convenio 95 de la Organización
Internacional del Trabajo. Concretamente, sostiene que la sentencia
vedó la aplicación de una ley de orden público con afectación del prin-
cipio de progresividad de los derechos sociales y añadió restricciones
al derecho de propiedad que no surgen de la normativa aplicable. Ade-
más, la cámara omitió tratar las cuestiones planteadas en el dictamen
fiscal y, con ello, afectó el ejercicio de las funciones que la Constitución
Nacional y la ley 27.148 encomiendan al Ministerio Público Fiscal.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1777
343

Desde otra perspectiva, indica que lo resuelto excede el interés


individual de las partes y atañe a la comunidad pues, por un lado, la
interpretación de la cámara desconoce los compromisos asumidos in-
ternacionalmente por nuestro país y, por el otro, viola las garantías
que los constituyentes establecieron como parte del debido proceso al
soslayar los argumentos del dictamen fiscal.
Finalmente, se agravia con fundamento en la doctrina de la arbi-
trariedad de sentencias. Manifiesta que el tribunal omitió considerar
que la reforma introducida por la ley 26.684 al artículo 129 de la ley
24.522 otorgó mayor preponderancia a la tutela de los trabajadores
de empresas en quiebra e importó el cumplimiento de compromisos
asumidos internacionalmente. Argumenta que, si bien de conformidad
con lo establecido en el artículo 137 de la ley 20.744 las deudas labora-
les devengan intereses moratorios, esos accesorios son considerados
intereses compensatorios en sentido amplio pues compensan al tra-
bajador por la falta de cumplimiento en término de las obligaciones de
carácter alimentario.
Por tal motivo, concluye que la cámara interpretó la norma con-
cursal que reconoce los intereses devengados con posterioridad a la
declaración de la quiebra para los créditos laborales prescindiendo del
texto de la ley y de su finalidad, lo que muestra la irrazonabilidad de
la exégesis adoptada. De este modo, se apartó de las pautas interpre-
tativas establecidas en el Código Civil y Comercial de la Nación, que
recepta el diálogo de fuentes, y el artículo 9 de la ley 20.744, que fija
como principio la aplicación de la norma más favorable al trabajador.

-III-
El recurso es formalmente admisible.
En primer término, la decisión sella el alcance del artículo 129 de
la ley 24.522 en un sentido que es contrario a la literalidad de la norma
y restrictivo de los derechos de los acreedores laborales como sujetos
de preferente tutela constitucional, al cercenar la procedencia de los
intereses que hacen posible el mantenimiento del valor de un crédi-
to de naturaleza alimentaria. De este modo, ocasiona un agravio de
imposible o insuficiente reparación ulterior, lo que revela el carácter
definitivo de la sentencia apelada.
En segundo término, a los fundamentos desarrollados por la ma-
gistrada apelante, estimo conveniente agregar que si bien las cuestio-
nes que se originan en torno a la aplicación e interpretación de una
norma derecho común -como son las reguladas en la ley 24.522, sus
1778 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

modificatorias y complementarias- son, por vía de principio, ajenas a


la instancia del artículo 14 de la ley 48, ello no es óbice para que la Cor-
te Suprema entienda si, en el caso, la sentencia recurrida se aparta
de la solución legal prevista mediante una exégesis que desconoce el
artículo 129 de la ley 24.522, lo desvirtúa y torna inoperante con se-
rio menoscabo de los derechos y garantías consagrados en el artículo
14 bis de la Constitución Nacional y en los tratados internacionales
de jerarquía constitucional y supra legal —artículo 75, inciso 22 de la
Constitución Nacional— (doct. Fallos: 330:1377, “Baumwohlspiner”;
337:567, “Velardez”; y sus citas).
Así, conforme inveterada doctrina del máximo tribunal, la excep-
ción al principio referido con base en la doctrina de la arbitrariedad,
tiende a resguardar la garantía de la defensa en juicio y el debido pro-
ceso, exigiendo que las sentencias sean fundadas y constituyan una
derivación razonada del derecho vigente con aplicación a las circuns-
tancias comprobadas de -la causa (doct. Fallos: 336:908, “Clínica Mari-
ni S.A.”; 337: 149, “Club Ferrocarril Oeste”; y sus citas).
Tal como ha postulado la representante de este Ministerio Público
Fiscal, la sentencia se apartó del texto y de la finalidad del artículo 129
de la ley 24.522 introduciendo una limitación a las garantías constitu-
cionales que tutelan los créditos de origen laboral.
En efecto, la referida norma establece el principio según el cual la
declaración de quiebra suspende el curso de intereses de todo tipo y,
luego, determina los créditos que se encuentran exceptuados de esa
restricción. En ese marco, dispone que “tampoco se suspenden los in-
tereses compensatorios devengados con posterioridad que correspon-
dan a créditos laborales”.
En primer lugar, la sentencia interpretó la Ley de Concursos y
Quiebras suponiendo una inconsecuencia, falta de previsión u omisión
involuntaria del legislador al establecer el reconocimiento de intere-
ses compensatorios para los créditos laborales. Esa hermenéutica se
opone a inveterada jurisprudencia del máximo tribunal que establece,
como principio, que cuando la ley emplea determinados términos, la
regla más segura de interpretación es que no son términos superfluos
sino que su inclusión se ha realizado con algún propósito de allí que es
deber del intérprete dar pleno efecto a la voluntad del legislador (doct.
Fallos: 326:1778, “Alianza Frente por un Nuevo País”; 331:866, “Mendo-
za”; y sus citas, entre muchos otros).
En segundo lugar, la exégesis legal de la sentencia vació de conte-
nido la reforma que introdujo la ley 26.684 al artículo 129 de la Ley de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1779
343

Concursos y Quiebras, quitándole, en la práctica, eficacia al reconoci-


miento de intereses a los acreedores laborales. En el marco de la Ley
de Contrato de Trabajo, el artículo 137 busca compensar al trabajador
por la falta de cumplimiento en término de las obligaciones dinerarias
de carácter alimentario a cargo del empleador. El artículo 129 de la ley
concursal, según la redacción de la ley 26.684, mantiene esa protec-
ción frente a la situación de insolvencia del empleador. De este modo,
los intereses que hacen posible el mantenimiento del valor del crédito
laboral ante la insolvencia son intereses compensatorios en sentido
amplio y, con ese sentido, fueron reconocidos por el legislador en el
artículo 129 de la Ley de Concursos y Quiebras.
Las cuestiones vinculadas a la aplicación de los intereses compen-
satorios a las acreencias laborales y a la aplicación temporal del citado
artículo 129 han sido analizadas por esta Procuración General en el
dictamen del 18 de mayo de 2016 en el caso CSJ 256/2013 (49-L) CSI
RHE “Liga Israelita de Prevención, Diagnóstico y Tratamiento de la
Salud Familiar y Comunitaria s/ quiebra”.
En esa oportunidad, y en lo que resulta aplicable a este caso, se
puntualizó que no puede desconocerse que la protección del trabaja-
dor y del salario tiene expreso reconocimiento en el artículo 14 bis de
la Constitución Nacional, en diferentes instrumentos internacionales
de idéntica jerarquía (arts. 6 y 7, Pacto de Derechos Económicos, So-
ciales y Culturales, entre otros), y en los Convenios 95 y 137 de la Or-
ganización Internacional del Trabajo, todos los cuales han hecho del
trabajador un sujeto de preferente tutela (doct. Fallos: 333:2306, “Alva-
rez”; 336:908, “Clínica Marini S.A.”; y sus citas).
Esta Procuración General igualmente explicó que la condición de
los trabajadores como sujetos de preferente tutela constitucional man-
tiene vigor ante la insolvencia del empleador y debe ser armonizada
con los principios concursales que procuran alcanzar una solución co-
lectiva frente a la crisis de la insolvencia. En este sentido, se indicó que
una de las finalidades de la ley 26.684 fue proyectar la preferente pro-
tección de los créditos laborales en el ámbito de los concursos preventi-
vos y las quiebras (Diario de sesiones de la Cámara de Diputados de la
Nación, 3º reunión, 2º sesión ordinaria, 13 de abril de 2011, orden del día
nro. 1.725, intervención de la diputada Vilma Ibarra; Diario de sesiones
de la Cámara de Senadores de la Nación, 7º reunión, 5º sesión ordina-
ria, 1º de junio de 2011, intervención de la senadora Negre de Alonso).
En el citado precedente “Clínica Marini”, la Corte Suprema tam-
bién destacó esa finalidad protectoria de la ley 26.684. Afirmó que “[r]
1780 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

esulta claro, de tal modo, que la orientación de la reforma legislati-


va se dirige a asegurar que los trabajadores de la empresa insolvente
conozcan el trámite que les permitirá preservar su fuente de trabajo
o percibir, aunque sea parcialmente, sus créditos alimentarios, corri-
giendo una marginación que muchas veces tiene su origen en la dis-
tancia temporal entre el inicio del proceso y su culminación” (consi-
derando 11º). Y aseveró el máximo tribunal que no debe considerarse
desde la misma perspectiva a un trabajador y a un acreedor financiero
o comercial, aunque integren la misma masa pasiva, dado el origen de
cada crédito -en el primer caso, derivado del producto íntegro de su
trabajo- y la disparidad de recursos con que cuentan unos y otros para
seguir el proceso falencial (considerando cit.).
A su vez, se recordó que no debe perderse de vista que el Convenio
173 de la Organización Internacional del Trabajo, ratificado por la ley
24.285, contiene claras directivas con respecto al alcance de la protec-
ción que debe otorgarse al crédito laboral ante un supuesto de insol-
vencia del empleador (dictamen de esta Procuración General a cuyos
fundamentos remitió la Corte Suprema en el precedente registrado en
Fallos: 335:2019, “Sullivan”). Esas directivas pueden ser directamen-
te aplicadas a los casos concretos sin necesidad de que una medida
legislativa, adicional a la ratificación, les confiera operatividad. Así
lo entendió la Corte Suprema en el precedente registrado en Fallos:
337:315, “Pinturas y Revestimientos Aplicados S.A.”, donde consideró
la necesidad de brindar una respuesta apropiada a la singular situa-
ción de un trabajador que había sufrido una inusitada postergación del
cobro de su crédito por circunstancias que le resultaron ajenas.
Finalmente, en los autos Z. 18, L. XLVI, “Zanella Hermanos y CIA
s/ concurso preventivo”, esta Procuración General dictaminó que la
suspensión de los intereses de los créditos concursales prevista en el
artículo 19 de la ley 24.522 (texto anterior a la ley 26.684) no era aplica-
ble a los créditos laborales en atención a lo dispuesto por instrumentos
internacionales, protectorios de los derechos del trabajador. En parti-
cular, afirmó que “el artículo 7 (...) [del Convenio 173 de la OIT] prevé
que, en el supuesto de que la legislación nacional limite el alcance del
privilegio de los créditos laborales a un monto prescripto, ‘no deberá
ser inferior a un mínimo socialmente aceptable’ y e se deberá reajus-
tar cuando proceda, para mantener su valor’”. Ese dictamen y sus fun-
damentos fueron compartidos por la Corte Suprema en su sentencia
del 27 de noviembre de 2014.
En suma, no es posible considerar a la sentencia apelada como
una derivación razonada del derecho vigente pues, al cercenar la pro-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1781
343

cedencia de intereses, prescindió del texto y de la finalidad del artículo


129 de la ley 24.522 y de lo establecido por las normas federales de je-
rarquía supra legal protectorias de los derechos del trabajador.
Por lo expuesto, mantengo el recurso deducido por la Fiscal Gene-
ral ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial. Buenos
Aires, 9 de febrero de 2018. Víctor Abramovich.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 26 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la señora Fiscal


General ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial en la
causa Club Ferrocarril Oeste s/ quiebra/ incidente de levantamiento/
incidente de apelación”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

Que la cuestión planteada por la apelante encuentra adecuada res-


puesta en el dictamen del señor Procurador Fiscal a cuyos fundamen-
tos y conclusiones corresponde remitir, en lo pertinente, por razones
de brevedad.

Por ello, de conformidad con lo dictaminado, se hace lugar a la que-


ja, se declara procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto
la sentencia apelada con el alcance indicado. Con costas. Agréguese
la queja al principal y vuelva al tribunal de origen para que, por quien
corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo al pre-
sente. Notifíquese y, oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (según su voto) — Elena I. Highton


de N olasco (según su voto) — J uan C arlos M aqueda — R icardo L uis
Lorenzetti (en disidencia) — Horacio Rosatti.
1782 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Voto del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando:

1º) Que los antecedentes de la causa y los agravios formulados por


la señora Fiscal General en el remedio federal han sido adecuadamen-
te reseñados en el dictamen del señor Procurador Fiscal. A fin de evi-
tar reiteraciones innecesarias, se dan por reproducidos los términos
de los puntos I y II de dicho dictamen.

2º) Que el recurso es formalmente admisible en tanto la decisión


resulta equiparable a definitiva en la medida en que cercena la proce-
dencia de los intereses que hacen posible el mantenimiento del valor
de un crédito de naturaleza alimentaria, lo que ocasiona un agravio
de imposible o insuficiente reparación ulterior. Por lo demás, las im-
pugnaciones traídas a conocimiento de esta Corte suscitan cuestión
federal bastante pues, si bien el tema remite a la interpretación y apli-
cación de normas de derecho común y dicha materia es ajena al re-
medio del artículo 14 de la ley 48, cabe hacer excepción a dicha regla
cuando la sentencia recurrida se aparta de la solución legal prevista
para el caso con serio menoscabo de garantías constitucionales (Fa-
llos: 337:567 y Fallos: 341:1268).

3º) Que los agravios de la apelante encuentran adecuada respues-


ta en el dictamen del señor Procurador Fiscal (punto IV con exclusión
de los párrafos quinto, sexto, noveno y décimo), a cuyos fundamentos
corresponde remitir, en lo pertinente, por razones de brevedad.

Por ello, oída la señora Procuradora Fiscal, se hace lugar a la que-


ja, se declara procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto
la sentencia apelada con el alcance indicado. Con costas. Agréguese
la queja al principal y vuelva al tribunal de origen para que, por quien
corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo al pre-
sente. Notifíquese y, oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz.


DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1783
343

Voto de la Señora Vicepresidenta Doctora Doña Elena Highton


de Nolasco

Considerando:

Que las cuestiones planteadas por la apelante encuentran ade-


cuada respuesta en el dictamen del señor Procurador Fiscal, a
cuyos fundamentos y conclusiones corresponde remitir, en lo per-
tinente, por razones de brevedad, con exclusión de las considera-
ciones vinculadas con el precedente de Fallos: 337:315 (punto IV,
párrafo 9, segunda parte).

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso


extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada con el alcance
indicado. Con costas. Agréguese la queja al principal y vuelva al tribu-
nal de origen para que, por quien corresponda, se dicte un nuevo pro-
nunciamiento con arreglo al presente. Notifíquese y, oportunamente,
remítase.

Elena Highton de Nolasco.

Disidencia del Señor Ministro Doctor Don Ricardo Luis


Lorenzetti

Considerando:

Que el recurso extraordinario, cuya denegación originó esta que-


ja, es inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación).

Por ello, se desestima la presentación directa. Notifíquese y, opor-


tunamente, archívese.

Ricardo Luis Lorenzetti.

Recurso de queja interpuesto por la Fiscal General ante la Cámara Nacional de Ape-
laciones en lo Comercial, Dra. Gabriela Fernanda Boquín.
Tribunal de origen: Sala D de la referida Cámara.
1784 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo


Comercial nº 22, Secretaría nº 43.

MARTÍNEZ, ROSA ARGENTINA c/ LA SEGUNDA


ASEGURADORA de RIESGOS del TRABAJO S.A. y Otro s/
Accidente de trabajo/enferm. prof. acción civil

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien las cuestiones de hecho y prueba y de derecho procesal y común


no son susceptibles de revisión en la instancia extraordinaria, la doctri-
na de la arbitrariedad de sentencias autoriza a revisar fallos que versan
sobre tales cuestiones cuando ellos presentan graves defectos en el tra-
tamiento del tema debatido.

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que encuadró el infortunio sufrido por la acto-


ra como un accidente in itinere, calificación que se adecua a los hechos
descriptos en la demanda y que podía encontrar su correlato normativo
en el art. 6º, inc. 1º de la ley 24.557, pero sin embargo ese dispositivo legal
no ha sido el fundamento jurídico de la condena, en tanto la alzada hizo
lugar a la pretensión deducida en concepto de reparación integral, con
apoyo en el derecho civil, sin justificar de qué manera la mencionada
figura tenía cabida en tal marco normativo.

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que encuadró el infortunio sufrido por la


actora como un accidente in itinere y estimó que al estar, de tal ma-
nera, demostrada la relación de causalidad entre el hecho dañoso
y las actividades laborales que desarrollaba la víctima, la vía de la
reparación civil se encontraba expedita, pues no se ha demostrado la
relación de causalidad adecuada entre el daño alegado y su conduc-
ta, presupuesto indispensable para la atribución de responsabilidad
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1785
343

civil (arts. 901, 904 y 905 del Código Civil de la Nación y 1726 y 1727 del
Código Civil y Comercial de la Nación), en tanto tal requisito no se
verifica con la sola circunstancia de que la víctima posea un vínculo
laboral con el demandado.

OBLIGACION DE SEGURIDAD

La extensión del deber de seguridad se refiere a los acontecimientos


previsibles según el curso normal y ordinario de las cosas, y la previsibi-
lidad exigible variará –de acuerdo a la regla del art. 902 del Código Civil
(hoy art. 1725 del Código Civil y Comercial de la Nación)– de un caso a
otro, lo cual vendrá justificado por las circunstancias propias de cada
situación por lo que incumbe al juez hacer las discriminaciones corres-
pondientes para evitar fallos que resulten de formulaciones abstractas
o genéricas.

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que encuadró el infortunio sufrido por la ac-


tora como un accidente in itinere y estimó que al estar, de tal manera,
demostrada la relación de causalidad entre el hecho dañoso y las acti-
vidades laborales que desarrollaba la víctima, la vía de la reparación
civil se encontraba expedita, toda vez que se limitó a mencionar el deber
de seguridad sin efectuar examen pormenorizado alguno respecto de
la previsibilidad del acontecimiento y la posibilidad del empleador de
adoptar las medidas pertinentes a su respecto.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 26 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por Ministerio de


Relaciones Exteriores y Culto (Dirección Nacional del Antártico) en la
causa Martínez, Rosa Argentina c/ La Segunda Aseguradora de Ries-
gos del Trabajo S.A. y otro s/ accidente de trabajo/enferm. prof. acción
civil”, para decidir sobre su procedencia.
1786 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Considerando:

1º) Que la Sala III de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Ci-


vil y Comercial Federal revocó la sentencia de la instancia anterior y,
en consecuencia, hizo lugar a la acción entablada por Rosa Argentina
Martínez tendiente a obtener la reparación integral de los daños que
padece a raíz de un accidente que sufrió el 27 de marzo de 2008.

Para decidir de ese modo el a quo encuadró el siniestro como un


caso de accidente in itinere y estimó que al estar, de tal manera, de-
mostrada la relación de causalidad entre el hecho dañoso y las acti-
vidades laborales que desarrollaba la víctima, la vía de la reparación
civil se encontraba expedita. Consideró que el empleador –Ministerio
de Relaciones Exteriores y Culto, Dirección Nacional del Antártico–
había incurrido en una infracción a su deber de seguridad, lo que
generaba a su respecto una obligación de resultado. Por ello, señaló
que aquella no podía liberarse mediante la prueba de su falta de culpa
sino solo probando la concurrencia de una causa extraña –culpa de
la víctima o de un tercero por quien no deba responder– extremo que
entendió que no se había acreditado en la causa. Así, en lo que aquí in-
teresa, condenó a la demandada a abonar a aquella la suma de $ 80.000
($ 50.000 por incapacidad sobreviniente, $ 30.000 por daño moral), con
más sus intereses desde la fecha del hecho, previa deducción de lo
oportunamente pagado por La Segunda Aseguradora de Riesgos del
Trabajo S.A. a la actora en razón del mismo infortunio.

2º) Que contra dicha decisión el Ministerio de Relaciones Exterio-


res y Culto dedujo el recurso extraordinario (fs. 749/759 de los autos
principales, a cuya foliatura se hará referencia en lo sucesivo), cuya
denegación originó la queja en examen.

3º) Que sobre la base de la doctrina de la arbitrariedad el apelante


cuestiona que se le haya atribuido responsabilidad civil por cuanto en-
tiende que se trata de un reclamo por un accidente in itinere a raíz de
una caída que la actora sufrió por la calle cuando iba caminando hacia
su trabajo en un día lluvioso. Aduce que por esas circunstancias no
recae sobre él ningún supuesto de responsabilidad civil sea de carácter
subjetivo u objetivo. Sostiene que carece de la condición de dueño o
guardián de la vereda donde ocurrió el siniestro; que eventualmente
podría endilgarse responsabilidad al Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires o al propietario frentista, pero no a su respecto.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1787
343

Plantea que no existe la relación de causalidad adecuada entre el


hecho dañoso y su conducta como empleador de la demandante y que
las genéricas alegaciones sobre el deber de seguridad, esbozadas por
la alzada, no son suficientes para concluir en la existencia de una con-
ducta negligente de su parte.

Expresa además que la trabajadora, al demandar, invocó el art.


1113 del Código Civil (entonces vigente) a fin de percibir la reparación
integral propia del derecho común, y que solo al apelar la sentencia de
primera instancia alegó la responsabilidad del empleador por incum-
plimiento del contrato.

4º) Que si bien las cuestiones de hecho y prueba y de derecho pro-


cesal y común no son susceptibles de revisión en la instancia extraor-
dinaria, la doctrina de la arbitrariedad de sentencias autoriza a revisar
fallos que versan sobre tales cuestiones cuando, como sucede en el
sub lite, ellos presentan graves defectos en el tratamiento del tema
debatido (doctrina de Fallos: 320:2675; 322:2415; 323:192, entre otros).

5º) Que en efecto, el a quo encuadró el infortunio sufrido por la


actora como un accidente in itinere, calificación que se adecua a los
hechos descriptos en la demanda (v. fs. 5/9) y que podía encontrar su
correlato normativo en el art. 6º, inc. 1º de la ley 24.557. Sin embargo
ese dispositivo legal no ha sido el fundamento jurídico de la condena.
La alzada hizo lugar a la pretensión deducida en concepto de repara-
ción integral, con apoyo en el derecho civil, sin justificar de qué mane-
ra la mencionada figura tenía cabida en tal marco normativo.

6º) Que a esa deficiencia se añade que, como lo señaló la apelante


al contestar la expresión de agravios de su contraria (v. fs. 732/735), en
autos no se ha demostrado la relación de causalidad adecuada entre el
daño alegado y su conducta, presupuesto indispensable para la atribu-
ción de responsabilidad civil (arts. 901, 904 y 905 del Código Civil de la
Nación y 1726 y 1727 del Código Civil y Comercial de la Nación). Es que,
tal requisito no se verifica con la sola circunstancia de que la víctima
posea un vínculo laboral con el demandado.

7º) Que, por lo demás, es apropiado destacar que, como ya ha


sido puesto de relieve por el Tribunal, la extensión del deber de se-
guridad se refiere a los acontecimientos previsibles según el curso
normal y ordinario de las cosas, y la previsibilidad exigible variará
1788 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

–de acuerdo a la regla del art. 902 del Código Civil (hoy art. 1725 del
Código Civil y Comercial de la Nación)– de un caso a otro, lo cual
vendrá justificado por las circunstancias propias de cada situación
por lo que incumbe al juez hacer las discriminaciones correspon-
dientes para evitar fallos que resulten de formulaciones abstractas
o genéricas (Fallos: 329:646). En ese sentido, se observa que la sala
se limitó a mencionar el citado deber de seguridad sin efectuar exa-
men pormenorizado alguno respecto de la previsibilidad del acon-
tecimiento y la posibilidad del empleador de adoptar las medidas
pertinentes a su respecto.

En tales condiciones, habida cuenta de la ostensible carencia de


fundamentación del fallo apelado, corresponde su descalificación con
arreglo a la conocida doctrina del Tribunal en materia de arbitrariedad
de sentencias.

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso


extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada con el alcance
indicado, con costas. Agréguese la queja al principal y vuelvan los au-
tos al tribunal de origen para que, por quien corresponda, se dicte un
nuevo pronunciamiento con arreglo al presente. Exímase a la deman-
dada del depósito previsionado según constancia de fs. 2. Notifíquese,
y, oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (según su voto) — Elena I. Highton


de N olasco — J uan C arlos M aqueda — R icardo L uis L orenzetti .

Voto del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando:

1º) Que la Sala III de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Ci-


vil y Comercial Federal revocó la sentencia de la instancia anterior y,
en consecuencia, hizo lugar a la acción entablada por Rosa Argentina
Martínez tendiente a obtener la reparación integral de los daños que
padece a raíz de un accidente que sufrió el 27 de marzo de 2008.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1789
343

Para decidir de ese modo el a quo encuadró el siniestro como


un caso de accidente in itinere y estimó que al estar, de tal manera,
demostrada la relación de causalidad entre el hecho dañoso y las
actividades laborales que desarrollaba la víctima, la vía de la re-
paración civil se encontraba expedita. Consideró que el empleador
–Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Dirección Nacional
del Antártico– había incurrido en una infracción a su deber de se-
guridad, lo que generaba a su respecto una obligación de resultado.
Por ello, señaló que aquella no podía liberarse mediante la prueba
de su falta de culpa sino solo probando la concurrencia de una cau-
sa extraña –culpa de la víctima o de un tercero por quien no deba
responder– extremo que entendió que no se había acreditado en la
causa. Así, en lo que aquí interesa, condenó a la demandada a abo-
nar a aquella la suma de $ 80.000 ($ 50.000 por incapacidad sobre-
viniente, $ 30.000 por daño moral), con más sus intereses desde la
fecha del hecho, previa deducción de lo oportunamente pagado por
La Segunda Aseguradora de Riesgos del Trabajo S.A. a la actora en
razón del mismo infortunio.

2º) Que contra dicha decisión el Ministerio de Relaciones Exterio-


res y Culto dedujo el recurso extraordinario (fs. 749/759 de los autos
principales, a cuya foliatura se hará referencia en lo sucesivo), cuya
denegación originó la queja en examen.

3º) Que sobre la base de la doctrina de la arbitrariedad el apelante


cuestiona que se le haya atribuido responsabilidad civil por cuanto en-
tiende que se trata de un reclamo por un accidente in itinere a raíz de
una caída que la actora sufrió por la calle cuando iba caminando hacia
su trabajo en un día lluvioso. Aduce que por esas circunstancias no re-
cae sobre él ningún supuesto de responsabilidad civil sea de carácter
subjetivo u objetivo. Sostiene que carece de la condición de dueño o
guardián de la vereda donde ocurrió el siniestro; que eventualmente
podría endilgarse responsabilidad al Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires o al propietario frentista, pero no a su respecto.

Plantea que no existe la relación de causalidad adecuada entre el


hecho dañoso y su conducta como empleador de la demandante y que
las genéricas alegaciones sobre el deber de seguridad, esbozadas por
la alzada, no son suficientes para concluir en la existencia de una con-
ducta negligente de su parte.
1790 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Expresa además que la trabajadora, al demandar, invocó el art.


1113 del Código Civil (entonces vigente) a fin de percibir la reparación
integral propia del derecho común, y que solo al apelar la sentencia de
primera instancia alegó la responsabilidad del empleador por incum-
plimiento del contrato.

4º) Que si bien las cuestiones de hecho y prueba y de derecho pro-


cesal y común no son susceptibles de revisión en la instancia extraor-
dinaria, la doctrina de la arbitrariedad de sentencias autoriza a revisar
fallos que versan sobre tales cuestiones cuando, como sucede en el
sub lite, ellos presentan graves defectos en el tratamiento del tema
debatido (doctrina de Fallos: 320:2675; 322:2415; 323:192, entre otros).

5º) Que en efecto, el a quo encuadró el infortunio sufrido por la


actora como un accidente in itinere, calificación que se adecua a los
hechos descriptos en la demanda (v. fs. 5/9) y que podía encontrar su
correlato normativo en el art. 6º, inc. 1º de la ley 24.557. Sin embargo
ese dispositivo legal no ha sido el fundamento jurídico de la condena.
La alzada hizo lugar a la pretensión deducida en concepto de repara-
ción integral, con apoyo en el derecho civil, sin justificar de qué mane-
ra la mencionada figura tenía cabida en tal marco normativo.

6º) Que a esa deficiencia se añade que, como lo señaló la apelante


al contestar la expresión de agravios de su contraria (v. fs. 732/735), en
autos no se ha demostrado la relación de causalidad adecuada entre el
daño alegado y su conducta, presupuesto indispensable para la atribu-
ción de responsabilidad civil (arts. 901, 904 y 905 del Código Civil de la
Nación y 1726 y 1727 del Código Civil y Comercial de la Nación). Es que,
tal requisito no se verifica con la sola circunstancia de que la víctima
posea un vínculo laboral con el demandado.

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso


extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada con el alcance
indicado, con costas. Agréguese la queja al principal y vuelvan los au-
tos al tribunal de origen para que, por quien corresponda, se dicte un
nuevo pronunciamiento con arreglo al presente. Exímase a la deman-
dada del depósito previsionado según constancia de fs. 2. Notifíquese,
y, oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz.


DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1791
343

Recurso de queja interpuesto por el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto (Di-


rección Nacional del Antártico), representado por la Dra. Ximena Bruzzone.
Tribunal de origen: Sala III de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Co-
mercial Federal.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil y Comercial Federal nº 10.

MELVIN, PABLO ANDRÉS c/ INSSJP s/ Reclamos varios

RECURSO EXTRAORDINARIO

Los agravios referidos a la distribución de las costas suscitan cuestión


federal para su examen en la vía intentada pues, aunque remiten al
estudio de materias de índole procesal que son, como regla y por su
naturaleza, ajenas a la instancia del art. 14 de la ley 48, ello no es óbice
para invalidar lo resuelto cuando la alzada ha excedido el límite de su
competencia apelada, con menoscabo de las garantías constitucionales
de la defensa en juicio y de propiedad.

COSTAS

Corresponde dejar sin efecto la sentencia que modificó la imposición


de costas, las que habían sido fijadas por su orden y dispuso imponer
las de ambas instancias a la parte vencida y única recurrente, pese a
la ausencia de planteo de la contraria, que no había recurrido el fallo
ni formulado manifestación alguna al respecto en ocasión de contestar
agravios, pues de ese modo, la decisión del a quo frustró el derecho de
defensa del apelante al colocarlo en una situación más gravosa, sin que
hubiese existido debate previo ni recurso de la contraria.

COSTAS

Corresponde dejar sin efecto la sentencia que modificó la imposición de


costas, las que habían sido fijadas por su orden y dispuso imponer las de
ambas instancias a la parte vencida y única recurrente, pues al variar
el resultado de las costas de primera instancia en perjuicio de ésta, el
1792 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

tribunal se apartó del texto legal que autoriza su adecuación oficiosa


exclusivamente en la hipótesis de revocación o modificación del fallo
(art. 279 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación), a la vez que
excedió los límites de su competencia, toda vez que el régimen de los
arts. 271 in fine y 277 del Código mencionado sólo atribuye al tribunal de
segunda instancia la jurisdicción que resulta de los recursos deducidos
por ante ella, limitación ésta que tiene jerarquía constitucional.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 26 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la actora en la


causa Melvin, Pablo Andrés c/ INSSJP s/ reclamos varios”, para deci-
dir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que contra el pronunciamiento de la Sala B de la Cámara Fe-


deral de Apelaciones de Rosario (fs. 343/346 de los autos principales)
que confirmó el rechazo de la demanda y modificó la imposición de las
costas, la actora interpuso el recurso extraordinario (fs. 350/364) cuya
denegación dio origen a la presente queja.

2º) Que los agravios de la apelante referidos a la distribución de las


costas suscitan cuestión federal para su examen en la vía intentada
pues, aunque remiten al estudio de materias de índole procesal que
son, como regla y por su naturaleza, ajenas a la instancia del art. 14 de
la ley 48, ello no es óbice para invalidar lo resuelto cuando la alzada ha
excedido el límite de su competencia apelada, con menoscabo de las
garantías constitucionales de la defensa en juicio y de propiedad (Fa-
llos: 315:1204; 319:1135; 321:2998; 325:603 y 330:1849 entre otros).

3º) Que tal supuesto se verifica en el caso porque, suscitada la ju-


risdicción de la alzada solo por el actor quién cuestionó el rechazo de la
pretensión, el a quo modificó la imposición de las costas, las que habían
sido fijadas por su orden, y dispuso imponer las de ambas instancias a
la parte vencida y única recurrente, pese a la ausencia de planteo de la
contraria, que no había recurrido el fallo ni formulado manifestación
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1793
343

alguna al respecto en ocasión de contestar agravios. De ese modo, la


decisión del a quo frustró el derecho de defensa del apelante al colo-
carlo en una situación más gravosa, sin que hubiese existido debate
previo ni recurso de la contraria (Fallos: 310:867).

4º) Que, según lo expuesto, al variar el resultado de las costas de


primera instancia en perjuicio de la recurrente, el tribunal se apartó
del texto legal que autoriza su adecuación oficiosa exclusivamente en
la hipótesis de revocación o modificación del fallo (art. 279 del Códi-
go Procesal Civil y Comercial de la Nación), a la vez que excedió los
límites de su competencia, toda vez que el régimen de los arts. 271
in fine y 277 del Código mencionado sólo atribuye al tribunal de se-
gunda instancia la jurisdicción que resulta de los recursos deducidos
por ante ella, limitación ésta que tiene jerarquía constitucional (Fallos:
318:2047; 319:1135; 320:2189; 325:603, 657, entre otros.

5º) Que respecto de los restantes agravios, el recurso extraordi-


nario es inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación).

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara parcialmente proce-


dente el recurso extraordinario y se deja sin efecto la sentencia recu-
rrida con el alcance indicado. Con costas (art. 68 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación). Vuelvan los autos al tribunal de origen
a fin de que, por medio de quien corresponda, proceda a dictar un nue-
vo pronunciamiento con arreglo a lo resuelto. Notifíquese, agréguese
la queja al principal y, oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti.

Recurso de queja interpuesto por Pablo Andrés Melvin, representado por las Dras.
Silvia Sonia Fernández y Andrea Mirta Urtubey.
Tribunal de origen: Sala B de la Cámara Federal de Apelaciones de Rosario.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Federal nº 2 de Rosario.
1794 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

RAMÍREZ, ALFREDO ROBERTO c/ PENELO, NORBERTO y


Otros s/ Accidente – acción civil

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien la apreciación de elementos de hecho y prueba constituye, como


principio, facultad propia de los jueces de la causa y no es susceptible
de revisión en la instancia extraordinaria, esta regla no es óbice para
que la Corte conozca en los casos cuyas particularidades hacen excep-
ción a ella cuando la decisión impugnada no se ajusta al principio que
exige que las sentencias sean fundadas y constituyan una derivación
razonada del derecho vigente con aplicación a las circunstancias com-
probadas de la causa.

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que hizo lugar a la acción que, con fundamen-


to en el derecho civil, entabló el actor a fin de obtener la reparación
integral de los daños que sufrió como consecuencia de un accidente
de tránsito en ocasión de las tareas de chofer que desplegaba para su
empleadora, toda vez que no obra en el expediente constancia alguna
respecto de cómo ha sucedido el accidente ni de qué manera se habría
configurado la relación de causalidad adecuada con sus eventuales in-
cumplimientos a sus deberes de prevención y seguridad laborales.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art. 280 CPCCN)-

ACCIDENTES DEL TRABAJO

Si la acción pretende la reparación integral de los daños producidos a


raíz de un accidente, resultaba esencial dilucidar su modo de ocurren-
cia a los efectos de determinar su adecuado nexo de causalidad con los
presuntos incumplimientos de la ART demandada a fin de que, en dicho
supuesto, poder atribuirle, eventualmente, responsabilidad civil (conf.
arts. 901, 904 y 905 del anterior Código Civil y 1726 y 1727 del Código Civil
y Comercial).
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art. 280 CPCCN)-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1795
343

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que hizo lugar a la acción que, con fundamen-


to en el derecho civil, entabló el actor a fin de obtener la reparación
integral de los daños que sufrió como consecuencia de un accidente de
tránsito en ocasión de las tareas de chofer que desplegaba para su em-
pleadora, si la atribución de responsabilidad a la ART efectuada en el
fallo impugnado carece de todo fundamento, máxime cuando el correcto
mantenimiento de la infraestructura vial y las condiciones necesarias
para la circulación vehicular, resulta ajeno a las funciones de prevención
y control que la ley le impone a las aseguradoras de riesgos del trabajo,
en tanto constituye una competencia propia y específica de las autori-
dades estatales.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art. 280 CPCCN).

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 26 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por Provincia ART


S.A. en la causa Ramírez, Alfredo Roberto c/ Penelo, Norberto y otros
s/ accidente – acción civil”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que la Sala VIII de la Cámara Nacional de Apelaciones del


Trabajo confirmó la sentencia de la instancia anterior en cuanto ha-
bía hecho lugar a la acción que, con fundamento en el derecho civil,
entabló el actor a fin de obtener la reparación integral de los daños
que padece como consecuencia de un accidente de tránsito que su-
frió el 19 de junio de 2009 en ocasión de las tareas de chofer que des-
plegaba para su empleadora.

2º) Que, para así decidir, el a quo estimó que la codemandada Pro-
vincia ART S.A. no había especificado concretamente cuáles habían
sido las diligencias realizadas en función de sus deberes relativos a
la prevención de riesgos que le impone la ley 24.557. Así, en virtud del
siniestro, le atribuyó responsabilidad civil en los términos de los arts.
1796 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

512, 902, 1109 y 1074 del anterior Código Civil y 1717, 1724 y 1751 del
Código Civil y Comercial. En consecuencia, en lo que interesa, con-
denó a la aseguradora a abonar al trabajador la suma de $ 1.800.000
($ 1.400.000 por daño material y $ 400.000 por daño moral), con más
sus intereses (v. fs. 842/845 de los autos principales, a cuya foliatura se
aludirá en lo sucesivo).

3º) Que contra dicha decisión Provincia ART S.A. dedujo el recurso
extraordinario (fs. 847/859), cuya denegación origina la presente queja.

Sobre la base de la doctrina de la arbitrariedad la apelante cues-


tiona que la cámara le endilgara responsabilidad civil por el accidente
cuando –según afirma– no se ha demostrado la existencia del hecho
dañoso, ni cómo este se produjo. Alega que ni el escrito de inicio, ni los
pronunciamientos dictados suministran una versión de cómo ocurrió
el siniestro. Plantea que bajo tales premisas no puede asignársele tal
clase de responsabilidad. Asimismo, se agravia del porcentaje de in-
capacidad determinado por considerarlo contrario a las disposiciones
del decreto 659/96 y del monto de condena que, según aduce, excede lo
reclamado en la demanda.

4º) Que si bien la apreciación de elementos de hecho y prueba


constituye, como principio, facultad propia de los jueces de la causa y
no es susceptible de revisión en la instancia extraordinaria, esta regla
no es óbice para que el Tribunal conozca en los casos cuyas particula-
ridades hacen excepción a ella cuando, como ocurre en el presente, la
decisión impugnada no se ajusta al principio que exige que las senten-
cias sean fundadas y constituyan una derivación razonada del derecho
vigente con aplicación a las circunstancias comprobadas de la causa
(Fallos: 321:2131, entre muchos otros).

5º) Que, en tal sentido, asiste razón a la apelante en cuanto a que


no obra en el expediente constancia alguna respecto de cómo ha su-
cedido el accidente ni de qué manera se habría configurado la rela-
ción de causalidad adecuada con sus eventuales incumplimientos a
sus deberes de prevención y seguridad laborales. El reclamante, en
efecto, no ha ofrecido en el escrito de inicio (fs. 5/36) ninguna versión
acerca de las circunstancias del acaecimiento del hecho, falencia que
fue expresamente destacada por la recurrente en oportunidad de
contestar la demanda y al apelar la sentencia de primera instancia
(fs. 109/119 y 816/821). Tampoco de los dichos de los testigos que de-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1797
343

clararon durante el proceso es posible inferir, aunque sea de manera


indiciaria, en qué consistió el suceso en función del cual se demandó
(fs. 704/705; 720/721 y 742/743).

6º) Que bajo dicho marco, toda vez que, en definitiva, la acción pre-
tende la reparación integral de los daños producidos a raíz de un acci-
dente, resultaba esencial dilucidar su modo de ocurrencia a los efectos
de determinar su adecuado nexo de causalidad con los presuntos in-
cumplimientos de la ART demandada a fin de que, en dicho supuesto,
poder atribuirle, eventualmente, responsabilidad civil (conf. arts. 901,
904 y 905 del anterior Código Civil y 1726 y 1727 del Código Civil y Co-
mercial y doctrina de Fallos: 341:688).

7º) Que en las condiciones expuestas, la atribución de responsabi-


lidad a la ART efectuada en el fallo impugnado carece de todo funda-
mento, máxime cuando el correcto mantenimiento de la infraestruc-
tura vial y las condiciones necesarias para la circulación vehicular,
resulta ajeno a las funciones de prevención y control que la ley le im-
pone a las aseguradoras de riesgos del trabajo, en tanto constituye una
competencia propia y específica de las autoridades estatales (expte.
“Ciminelli, Fabián Walter” Fallos: 342:2079).

En suma, ante la palmaria ausencia de fundamento del pronuncia-


miento apelado corresponde su descalificación con arreglo a la cono-
cida doctrina del Tribunal sobre arbitrariedad de sentencias, razón por
la cual se torna innecesario el tratamiento del resto de los agravios.

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso


extraordinario deducido por Provincia ART S.A. y se revoca la senten-
cia apelada con el alcance indicado, con costas. Agréguese la queja al
principal, reintégrese el depósito allí efectuado a fs. 49 y vuelvan los
autos al tribunal de origen para que, por quien corresponda, se dic-
te un nuevo pronunciamiento con arreglo al presente. Notifíquese y,
oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (según su voto)— Elena I. Highton


de N olasco — J uan C arlos M aqueda — R icardo L uis L orenzetti —
Horacio Rosatti (en disidencia).
1798 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Voto del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando:

1º) Que la Sala VIII de la Cámara Nacional de Apelaciones del Traba-


jo confirmó la sentencia de la instancia anterior en cuanto había hecho
lugar a la acción que, con fundamento en el derecho civil, entabló el actor
a fin de obtener la reparación integral de los daños que padece como con-
secuencia de un accidente de tránsito que sufrió el 19 de junio de 2009 en
ocasión de las tareas de chofer que desplegaba para su empleadora.

2º) Que, para así decidir, el a quo estimó que la codemandada Pro-
vincia ART S.A. no había especificado concretamente cuáles habían
sido las diligencias realizadas en función de sus deberes relativos a
la prevención de riesgos que le impone la ley 24.557. Así, en virtud del
siniestro, le atribuyó responsabilidad civil en los términos de los arts.
512, 902, 1109 y 1074 del anterior Código Civil y 1717, 1724 y 1751 del
Código Civil y Comercial. En consecuencia, en lo que interesa, con-
denó a la aseguradora a abonar al trabajador la suma de $ 1.800.000
($ 1.400.000 por daño material y $ 400.000 por daño moral), con más
sus intereses (v. fs. 842/845 de los autos principales, a cuya foliatura se
aludirá en lo sucesivo).

3º) Que contra dicha decisión Provincia ART S.A. dedujo el recurso
extraordinario (fs. 847/859), cuya denegación origina la presente queja.

Sobre la base de la doctrina de la arbitrariedad la apelante cues-


tiona que la cámara le endilgara responsabilidad civil por el accidente
cuando –según afirma– no se ha demostrado la existencia del hecho
dañoso, ni cómo este se produjo. Alega que ni el escrito de inicio, ni los
pronunciamientos dictados suministran una versión de cómo ocurrió
el siniestro. Plantea que bajo tales premisas no puede asignársele tal
clase de responsabilidad. Asimismo, se agravia del porcentaje de in-
capacidad determinado por considerarlo contrario a las disposiciones
del decreto 659/96 y del monto de condena que, según aduce, excede lo
reclamado en la demanda.

4º) Que si bien la apreciación de elementos de hecho y prueba


constituye, como principio, facultad propia de los jueces de la causa y
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1799
343

no es susceptible de revisión en la instancia extraordinaria, esta regla


no es óbice para que el Tribunal conozca en los casos cuyas particula-
ridades hacen excepción a ella cuando, como ocurre en el presente, la
decisión impugnada no se ajusta al principio que exige que las senten-
cias sean fundadas y constituyan una derivación razonada del derecho
vigente con aplicación a las circunstancias comprobadas de la causa
(Fallos: 321:2131, entre muchos otros).

5º) Que, en tal sentido, asiste razón a la apelante en cuanto a que


no obra en el expediente constancia alguna respecto de cómo ha su-
cedido el accidente ni de qué manera se habría configurado la rela-
ción de causalidad adecuada con sus eventuales incumplimientos a
sus deberes de prevención y seguridad laborales. El reclamante, en
efecto, no ha ofrecido en el escrito de inicio (fs. 5/36) ninguna versión
acerca de las circunstancias del acaecimiento del hecho, falencia que
fue expresamente destacada por la recurrente en oportunidad de
contestar la demanda y al apelar la sentencia de primera instancia
(fs. 109/119 y 816/821). Tampoco de los dichos de los testigos que de-
clararon durante el proceso es posible inferir, aunque sea de manera
indiciaria, en qué consistió el suceso en función del cual se demandó
(fs. 704/705; 720/721 y 742/743).

6º) Que bajo dicho marco, toda vez que, en definitiva, la acción pre-
tende la reparación integral de los daños producidos a raíz de un acci-
dente, resultaba esencial dilucidar su modo de ocurrencia a los efectos
de determinar su adecuado nexo de causalidad con los presuntos in-
cumplimientos de la ART demandada a fin de que, en dicho supuesto,
poder atribuirle, eventualmente, responsabilidad civil (conf. arts. 901,
904 y 905 del anterior Código Civil y 1726 y 1727 del Código Civil y Co-
mercial y doctrina de Fallos: 341:688).

Por ello, se hace lugar a la queja se declara procedente el recurso


extraordinario deducido por Provincia ART S.A. y se revoca la senten-
cia apelada con el alcance indicado, con costas. Agréguese la queja al
principal, reintégrese el depósito allí efectuado a fs. 49 y vuelvan los
autos al tribunal de origen para que, por quien corresponda, se dic-
te un nuevo pronunciamiento con arreglo al presente. Notifíquese y,
oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz.


1800 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Disidencia del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Considerando:

Que el recurso extraordinario, cuya denegación originó esta que-


ja, es inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación).

Por ello, se desestima la presentación directa. Declárase perdido


el depósito de fs. 49. Notifíquese y, previa devolución de los autos prin-
cipales, archívese.

Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por Provincia Aseguradora de Riesgos del Trabajo


S.A., representada por el Dr. Francisco De Cillis.
Tribunal de origen: Sala VIII de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia del
Trabajo nº 16.

Á. V., V. M. y Otro c/ OBRA SOCIAL del PODER JUDICIAL de


la NACIÓN s/ Amparo de salud

RECURSO EXTRAORDINARIO

Aunque lo atinente a la valoración del contenido de un memorial de


agravios remite al examen de cuestiones de índole procesal, ajenas a la
instancia del art. 14 de la ley 48, ello no es óbice para la apertura del re-
curso cuando lo decidido al respecto solo reconoce un fundamento apa-
rente y soslaya el tratamiento de cuestiones decisivas oportunamente
introducidas por las partes.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art.280 CPCCN)-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1801
343

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que declaró desierto el recurso de apelación


si ha desarrollado profusos argumentos para mostrar que el recurso ar-
ticulado por la demandada contra el fallo de primera instancia se halla-
ba desierto con señalamientos que son solo observaciones dogmáticas
que no reflejan el estudio cabal de la pieza recursiva y que se presentan
como una mera excusa para eludir el examen de planteos conducentes.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art.280 CPCCN)-

DERECHO A LA SALUD

El sistema implementado por la ley 24.901 (texto según ley 26.480) resul-
ta compatible con la aplicación de topes arancelarios lo que implica que
aunque el agente de servicios de salud se encuentre necesariamente
comprendido en el régimen legal, no por ello está obligado a asumir el
gasto total de las prestaciones por los conceptos allí definidos.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso
(art.280 CPCCN).

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 26 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la demandada en


la causa Á. V., V. M. y otro c/ Obra Social del Poder Judicial de la Nación
s/ amparo de salud”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que la sentencia de primera instancia hizo lugar a la acción de


amparo y condenó a la Obra Social del Poder Judicial de la Nación (en
adelante OSPJN) a otorgar al hijo menor de los actores la cobertura
integral de las prestaciones médico-asistenciales reclamadas confor-
me con la patología que padece y en su condición de discapacitado
[“1) Psicología, Terapia cognitivo conductual (TCC) 2) Kinesiología
3) fonoaudiología, pilas de audífono y deshumidificador de audífo-
1802 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

nos, 4) Transporte de ida y vuelta a cada una de las terapias que


no son domiciliarias y a cada una de las consultas, 5) Estimulación
auditiva y del lenguaje 6) Estimulación Temprana y Neurodesarro-
llo a domicilio 7) Consultas con Neuro-ortopedista Dr. Roncoroni, 8)
Acompañante terapéutico…”]. El magistrado sustentó su decisión en
las directivas internacionales y constitucionales en materia de dere-
chos humanos y, especialmente, de derecho a la salud así como en las
disposiciones del sistema de prestaciones básicas de atención integral
a favor de las personas con discapacidad (fs. 343/346 de los autos prin-
cipales, cuya foliatura se citará en lo sucesivo).

2º) Que la Sala III de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Ci-


vil y Comercial Federal declaró desierto el recurso interpuesto por la
demandada contra el mencionado fallo. A tal fin señaló que “el art. 265
del Código Procesal vigente establece que el escrito de expresión de
agravios debe contener la crítica concreta y razonada de las partes
del decisorio que el apelante considere equivocadas, no bastando re-
mitirse a presentaciones anteriores”. Apuntó que los agravios “deben
alcanzar un mínimo de suficiencia técnica en los términos de la norma
citada, en tanto la finalidad de la actividad recursiva consiste precisa-
mente en demostrar el desacierto de la resolución que se recurre y los
motivos que se tienen para considerarla errónea…”. Consideró que el
memorial de la demandada no reunía mínimamente dichos recaudos
“pues disentir con la solución judicial sin fundamentar debidamente
su oposición o sin dar bases jurídicas a un distinto punto de vista, no
constituye tal acto procesal (sic)”. Concluyó que “la recurrente no se
hace cargo de los fundamentos en los cuales el señor juez sustentó su
resolución, en cuanto a la necesidad de que el menor discapacitado ac-
ceda a la cobertura de las prestaciones médico-asistenciales prescrip-
tas por su médico para el tratamiento de su enfermedad” (fs. 373/374).

3º) Que contra tal pronunciamiento el Estado Nacional (Ministerio


de Justicia y Derechos Humanos), en representación de la OSPJN, in-
terpuso el recurso extraordinario de fs. 376/382 –cuya denegación ori-
gina esta queja– en el que afirma que, al declarar desierta la apelación
deducida, la cámara ha convalidado una solución que colisiona con la
normativa vigente y encuadra incorrectamente el caso desconociendo
el marco jurídico aplicable y la doctrina del Tribunal sobre la materia.

4º) Que sin perjuicio de la naturaleza federal de algunas cuestiones


planteadas, corresponde tratar, en primer lugar, los agravios que ata-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1803
343

ñen a la arbitrariedad, dado que de existir esta no habría, en rigor, sen-


tencia propiamente dicha (Fallos: 312:1034; 318:189; 319:2264; 330:4706
y 339:683, entre otros).

En tal sentido se advierte que aunque lo atinente a la valoración


del contenido de un memorial de agravios remite al examen de cues-
tiones de índole procesal, ajenas a la instancia del art. 14 de la ley 48,
ello no es óbice para la apertura del recurso cuando, como ocurre en
el sub lite, lo decidido al respecto solo reconoce un fundamento apa-
rente y soslaya el tratamiento de cuestiones decisivas oportunamente
introducidas por las partes (cfr. entre otros, Fallos: 330:4459 y sus citas
y causa CSJ 117/2011 (47-N)/CS1 “Núñez, Hugo Fabio c/ Surfilatti S.A. y
otro s/ accidente - acción civil”, sentencia del 6 de octubre de 2015 y “P.,
V. E. c/ Obra Social del Poder Judicial de la Nación”, Fallos: 340:1600).

5º) Que, en efecto, como se reseñó líneas más arriba, la cámara ha


desarrollado profusos argumentos para mostrar que el recurso arti-
culado por la demandada contra el fallo de primera instancia se halla-
ba desierto. Sin embargo, esos señalamientos son solo observaciones
dogmáticas que no reflejan el estudio cabal de la pieza recursiva y que
se presentan como una mera excusa para eludir el examen de planteos
conducentes. Ciertamente, la detenida lectura del recurso (fs. 347/351)
revela que, con base en los criterios fijados por esta Corte ante situa-
ciones análogas a la aquí planteada (pronunciamiento dictado en la
causa “V.I., R.”, Fallos: 340:1269 y resolución 1978/2012, expresamente
citada y transcripta en su parte pertinente a fs. 349), la apelante im-
pugnó el fallo de origen por haberse apartado sin justificación de las
normas estatutarias y reglamentarias que determinan la modalidad
con la que la institución otorga las prestaciones contempladas en la ley
24.901 (Sistema de Prestaciones Básicas en Habilitación y Rehabilita-
ción Integral a favor de las Personas con Discapacidad).

6º) Que por lo demás, dado que en autos se reclama, entre varias, la
cobertura de asistencia domiciliaria y que su procedencia ha sido viabi-
lizada sin sujeción a límite alguno, es apropiado recordar que en el pre-
cedente registrado en Fallos: 340:1600, ya citado, esta Corte ha sostenido
que el sistema implementado por la ley 24.901 (texto según ley 26.480)
resulta compatible con la aplicación de topes arancelarios lo que implica
que aunque el agente de servicios de salud se encuentre necesariamen-
te comprendido en el régimen legal, no por ello está obligado a asumir el
gasto total de las prestaciones por los conceptos allí definidos.
1804 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En las condiciones expuestas corresponde descalificar el pronun-


ciamiento apelado pues media en el caso relación directa e inmediata
entre lo debatido y resuelto y las garantías constitucionales que se di-
cen vulneradas.

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso


extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada con el alcance
indicado. Costas por su orden en atención a la naturaleza de la cuestión
debatida. Vuelvan los autos al tribunal de origen para que, por quien
corresponda, se dicte un nuevo fallo con arreglo al presente. Agrégue-
se la queja al principal, notifíquese y, oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti
(en disidencia.)

Disidencia del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Considerando:

Que el recurso extraordinario, cuya denegación originó esta queja,


es inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación).

Por ello, se desestima la presentación directa. Notifíquese y, previa


devolución de los autos principales, oportunamente, archívese.

Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por el Estado Nacional, representado por el Dr. Fernan-
do J. Fazzi, con el patrocinio del Dr. Alejandro A. Castelló.
Tribunal de origen: Sala III de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Co-
mercial Federal.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado en lo Civil y Comercial Federal nº 6.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1805
343

DEFENSORÍA de MENORES e INCAPACES n° 6 y Otros c/


COLEGIO MALLINCKRODT HERMANAS de la CARIDAD
CRISTIANA HIJAS de la BIENAVENTURADA VIRGEN
MARÍA s/ Amparo

PRINCIPIO DE IGUALDAD

La garantía de igualdad ante la ley radica en consagrar un trato legal


igualitario a quienes se hallan en una razonable igualdad de circunstan-
cias, lo que no impide que el legislador contemple de manera distinta
situaciones que considere diferentes, en la medida en que dichas dis-
tinciones no se formulen con criterios arbitrarios, de indebido favor o
disfavor, privilegio o inferioridad personal o clase, ni importen ilegítima
persecución de personas o grupos de ellas (Disidencia de los jueces Ma-
queda y Rosatti).
-La Corte, por mayoría, declaró inadmisible el recurso extraordinario
(art.280 del CPCCN)-

PRINCIPIO DE IGUALDAD

El derecho a la igualdad de los niños y personas discapacitadas, así


como la veda de su discriminación, recibe expreso reconocimiento en
la Convención sobre los Derechos del Niño (artículo 2º) y la Convención
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (artículo 3 inc. b)
(Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).
-La Corte, por mayoría, declaró inadmisible el recurso extraordinario
(art.280 del CPCCN)-

IGUALDAD

El derecho a la igualdad, la consiguiente interdicción de la discrimina-


ción en cualquiera de sus formas, así como la obligación del Estado de
realizar acciones positivas tendientes a evitar dicha discriminación y,
en su caso, sancionarla, deben reflejarse en dos aspectos: la legislación,
por un lado, y la interpretación que de esta hagan los tribunales, por el
otro (Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).
-La Corte, por mayoría, declaró inadmisible el recurso extraordinario
(art.280 del CPCCN)-
1806 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

CONSTITUCION NACIONAL

La reforma constitucional introducida en 1994 dio un nuevo impulso al


desarrollo del principio de igualdad sustancial para el logro de una tu-
tela efectiva de colectivos de personas en situación de vulnerabilidad,
estableciendo medidas de acción positiva -traducidas tanto en discri-
minaciones inversas cuanto en la asignación de “cuotas benignas”- en
beneficio de ellas (Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).
-La Corte, por mayoría, declaró inadmisible el recurso extraordinario
(art.280 del CPCCN)-

CONSTITUCION NACIONAL

La manda relativa a la tutela preferente de los menores y personas dis-


capacitadas son principios que reciben reconocimiento expreso en un
conjunto de instrumentos internacionales con jerarquía constitucional,
conforme el art. 75 inciso 22 de la norma fundamental nacional (Disiden-
cia de los jueces Maqueda y Rosatti).
-La Corte, por mayoría, declaró inadmisible el recurso extraordinario
(art.280 del CPCCN)-

CONVENCION AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS

La Convención Americana sobre Derechos Humanos establece que


los niños tienen derecho a medidas especiales de protección, con
miras a ese cuidado, la Convención sobre Derechos del Niño consa-
gra la noción del interés superior del niño, como un principio rector
de la normativa particular y como una consideración primordial en
la adopción de las medidas que deban ser tomadas por los tribu-
nales, las autoridades administrativas y los órganos legislativos,
proporcionando un parámetro objetivo que permite resolver cues-
tiones en las que están comprometidos los menores atendiendo a
aquella solución que les resulte de mayor beneficio (Disidencia de
los jueces Maqueda y Rosatti).
-La Corte, por mayoría, declaró inadmisible el recurso extraordinario
(art.280 del CPCCN)-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1807
343

CONVENCION SOBRE LOS DERECHOS DEL NIÑO

La Convención de los Derechos del Niño y la Convención sobre los


Derechos de las Personas con Discapacidad reconocen que los niños
discapacitados se encuentran en una situación de particular vulnera-
bilidad, lo que demanda una protección especial de parte del Estado,
la familia, la comunidad y la sociedad; estas obligaciones reforzadas
tienen por fin garantizar que aquellos gocen de los derechos huma-
nos fundamentales reconocidos en esos instrumentos y en el resto
de las normas nacionales e internacionales (Disidencia de los jueces
Maqueda y Rosatti).
-La Corte, por mayoría, declaró inadmisible el recurso extraordinario
(art.280 del CPCCN)-

CONSTITUCION NACIONAL

El constituyente persiguió con el art. 75 inc. 19 de la Constitución Nacio-


nal un doble objetivo: consagrar expresamente con la máxima jerarquía
normativa ciertos principios básicos que habían caracterizado a la edu-
cación pública argentina y a la vez asegurar, mediante nuevos meca-
nismos, la igualdad real de oportunidades en el acceso a la educación
(Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).
-La Corte, por mayoría, declaró inadmisible el recurso extraordinario
(art.280 del CPCCN)-

EDUCACION

A la luz de los principios constitucionales y a partir de la trascendencia


-no solo individual sino social y cívica- del derecho a la educación en
juego, cabe concluir que resulta imperativo que se garanticen medidas
efectivas y personalizadas de apoyo en entornos que fomenten al máxi-
mo el desarrollo social y educativo de conformidad con el objetivo de
plena inclusión, máxime cuando el actor es una persona en situación de
múltiple vulnerabilidad por su condición de niño y de persona con disca-
pacidad, de lo que se desprende que sus derechos deben ser objeto de
una protección especial y que se arbitren las medidas necesarias para
garantizar el cese de conductas discriminatorias tanto de las entidades
educativas como de las personas involucradas en la educación, ya sean
autoridades, docentes e incluso los mismos alumnos, y se fomenten va-
1808 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

lores constitucionales tales como la solidaridad en el cuerpo educativo


(Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).
-La Corte, por mayoría, declaró inadmisible el recurso extraordinario
(art.280 del CPCCN)-

DISCAPACIDAD

La tutela judicial efectiva de los derechos de personas con discapaci-


dad, presentan en general la dificultad de que la discriminación no sue-
le manifestarse de forma abierta y claramente identificable; de allí que
su prueba con frecuencia resulte compleja, lo más habitual es que la
discriminación sea una acción más presunta que patente, y difícil de
demostrar ya que normalmente el motivo subyacente a la diferencia de
trato está en la mente de su autor, y la información y los archivos que po-
drían servir de elementos de prueba están, la mayor parte de las veces,
en manos de la persona a la que se dirige el reproche de discriminación
(Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).
-La Corte, por mayoría, declaró inadmisible el recurso extraordinario
(art.280 del CPCCN)-

NO DISCRIMINACION

Para la parte que invoca un acto discriminatorio, es suficiente con la


acreditación de hechos que, prima facie evaluados, resulten idóneos
para inducir su existencia, caso en el cual corresponderá al demandado,
a quien se reprocha la comisión del trato impugnado, la prueba de que
éste tuvo como causa un motivo objetivo y razonable ajeno a toda discri-
minación (Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).
-La Corte, por mayoría, declaró inadmisible el recurso extraordinario
(art.280 del CPCCN)-

NO DISCRIMINACION

Corresponde revocar la sentencia que dejó sin efecto la orden formu-


lada a la institución educativa demanda de cesar en las conductas
hostiles y de discriminación hacia la menor discapacitada, pues los
elementos probatorios del expediente permiten tener por aportados
hechos conducentes para configurar un caso prima facie encuadrable
en una situación discriminatoria, en particular el dictamen del Institu-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1809
343

to Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo del Mi-


nisterio de Justicia y Derechos Humanos que refiere a que las accio-
nes de la demandada –negativa de documentación, trato diferenciado
irrazonable, elaboración de un proyecto pedagógico individual coerci-
tivo, circulación de comunicaciones relativas a la amparista entre sus
compañeros de clase, entre otras- ponían de manifiesto una conducta
expulsiva y no inclusiva adoptada por la institución (Disidencia de los
jueces Maqueda y Rosatti).
-La Corte, por mayoría, declaró inadmisible el recurso extraordinario
(art.280 del CPCCN).

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 26 de noviembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por C.M.M en la cau-


sa Defensoría de Menores e Incapaces nº 6 y otros c/ Colegio Mallinc-
krodt Hermanas de la Caridad Cristiana Hijas de la Bienaventurada
Virgen María s/ amparo, para decidir sobre su procedencia”.

Considerando:

Que el recurso extraordinario, cuya denegación dio origen a la


queja en examen, es inadmisible (artículo 280 del Código Procesal Ci-
vil y Comercial de la Nación).

Por ello, se desestima la queja. Dese por perdido el depósito. Noti-


fíquese y, oportunamente, archívese.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda (en disidencia)— Ricardo Luis Lorenzetti —
Horacio Rosatti (en disidencia).
1810 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Disidencia de los Señores Ministros Doctores Don Juan Carlos


Maqueda y Don Horacio Rosatti.

Considerando:

1º) Que la Sra. Defensora Pública de Menores e Incapaces a car-


go de la Defensoría Pública nº 6 dedujo acción de amparo contra el
Colegio Mallinckrodt–Hermanas de la Caridad Cristiana Hijas de la
Bienaventurada Virgen María, solicitando se declare inconstitucional
e ilegítima toda conducta que, por razones que tuvieran por causa la
discapacidad permanente de una menor, afecte o amenace su derecho
a terminar su educación inclusiva.

Explicó que C.M.M. padece síndrome de Williams, condición gené-


tica que se incluye dentro de lo que se denomina “una niña de desarro-
llo no típico”. Ingresó al colegio demandado desde jardín de infantes
-en el año 2002- y, según refiere, transcurrió toda su escolaridad en la
referida institución sin complicaciones que merecieran ser destaca-
das, lo que –sostiene- surge de los boletines del ciclo primario.

Expuso que en el mes de octubre del 2015 las autoridades del


colegio pusieron en conocimiento de los padres que no se procede-
ría a la matriculación de C.M.M. para el ciclo 2016, ante lo cual la
Defensora promovió en otro proceso una acción de amparo donde
se ordenó a la demandada que realizara la inscripción de la menor
para el ciclo lectivo citado. Agregó que, recurrida tal decisión por la
demandada, el recurso fue declarado desierto. Continuó exponien-
do una serie de conductas que se desarrollaron con posterioridad, y
que, a su criterio, constituyen en una afectación discriminatoria de
los derechos de la menor. En esa orientación, explicó que una vez
transcurridos tres meses del citado ciclo lectivo, el colegio mantuvo
una postura reticente a la designación de una docente de apoyo, por
considerar que ello no era responsabilidad de la institución. Asimis-
mo agregó que el colegio reputó como injustificadas las inasisten-
cias en que había incurrido la menor en virtud de la falta de docente
integradora, y requirió a los padres que debían solicitar la reincor-
poración de su hija.

El colegio demandado, al contestar demanda, invocó la falta de


legitimación activa de la Defensora actuante, con fundamento en
que, a su entender, no se verificaban ninguno de los supuestos que
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1811
343

habilitaran su intervención en los términos del artículo 103 del Códi-


go Civil y Comercial.

Explicó que la menor había incurrido en una cantidad de faltas su-


ficiente como para perder su condición de alumna regular y que sus
padres, responsables de su educación, no habían instrumentado la so-
licitud formal de reincorporación, de lo que se desprendía, a criterio de
la institución demandada, muestras claras y contundentes de que no
tenían interés en que su hija continúe en el establecimiento educativo.

Invocó también que con fecha 9 de marzo de 2015 los padres de


C.M.M. suscribieron con el colegio un instrumento en el que contraje-
ron el compromiso de no continuar en el colegio. Argumentó que en di-
cho acto, suscripto ante las autoridades administrativas allí presentes,
los padres habrían exteriorizado su voluntad de escolarizar a la menor
en otra entidad que entendieran adecuada para ella, por lo que no po-
dría, sostuvo, estar la voluntad de la Defensora por encima de ellos.

Finalmente, esgrimió que si bien la asistencia de la alumna a la


institución se realizaba conforme a un Proyecto Pedagógico individual
–disposición 219/112- ssgún el cual debía contar con maestra integra-
dora, atento que los padres no nombraron un docente integrador –que
era, a su criterio, una responsabilidad propia e indelegable de ellos-, no
resultó posible cumplir con las prescripciones normativas de la men-
cionada normativa.

Posteriormente se presentó C.M.M., por su derecho, con el patro-


cinio letrado del “abogado del niño”, ratificando toda y cada una de las
manifestaciones en autos vertidas por la Defensora de Menores.

2º) Que el Juez a cargo del Juzgado Nacional en lo Civil nro. 99,
consideró conjuntamente los argumentos relativos a la falta de legi-
timación activa como los referentes a la procedencia o el rechazo de
la pretensión.

Sostuvo en primer lugar que atento a que no surgía del expediente


que los padres de C.M.M. hubieran promovido acción de amparo con
el mismo objeto de la presente, los argumentos de la demandada res-
pecto de la falta de legitimación activa de la señora Defensora debían
ser rechazados.
1812 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Luego, agregó que C.M.M. reviste un doble carácter de vulnerabili-


dad, al tratarse de una menor de edad que tiene una discapacidad per-
manente, lo que exige redoblar la protección de sus derechos. En ese
entendimiento, sostuvo que de la normativa aplicable -disposiciones
constitucionales, normas nacionales, locales, e incluso internaciona-
les- se concluye que correspondía al Colegio la provisión de las herra-
mientas pedagógicas/escolares acorde a sus necesidades en cantidad
y calidad tal que le permitan continuar su trayecto escolar con sus
compañeras de clase. Específicamente, entendió que la provisión de
una maestra integradora era el vehículo para el diseño de los ajustes
razonables a la que la menor tenía derecho.

Finalmente, ponderó las constancias de la causa, en particular el


dictamen del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia
y el Racismo del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, y su re-
ferencia a “la actitud expulsiva y no inclusiva adoptada por la ins-
titución educativa”, y concluyó que existían elementos probatorios
suficientes que permitían encuadrar la conducta denunciada como
discriminatoria.

En ese marco, resolvió admitir la demanda incoada y condenó al


colegio demandado a respetar el derecho de la menor a la educación
inclusiva hasta la finalización de sus estudios secundarios. Indicó que
tal condena se concretaba en diversas obligaciones: a) otorgar a la
menor apoyos docentes exigidos por sus características de aprendi-
zaje y la correspondiente maestra integradora, b) debiendo realizar
la re-elaboración de un Proyecto Pedagógico Individual que permita
el ejercicio a su derecho a una educación inclusiva, con sustento en
las capacidades de la joven al momento de su elaboración y teniendo
en miras el interés superior para posibilitar su efectiva participación y
adquisición de conocimientos y c) cesar en las conductas hostiles y de
discriminación hacia la menor que pretenden disminuirla al intentar
su igualación lisa y llana con el sistema de aprendizaje y evaluación de
desarrollo de los establecimientos que no tienen educación inclusiva,
bajo apercibimiento de aplicar sanciones conminatorias (fs. 604/615).

3º) Que apelada la decisión por la demandada, la Sala E de la Cá-


mara Nacional en lo civil (fs. 754/762) señaló, en primer término, que
la causa debía ser resuelta atendiendo al interés superior de la niña
discapacitada, con cita de los instrumentos internacionales aplicables.
En esa orientación, confirmó la desestimación de la defensa de falta
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1813
343

de legitimación activa respecto de la señora Defensora de Menores e


Incapaces de primera instancia y agregó que no puede ser admitido el
acuerdo a que arribaran los padres de la menor con el colegio en el año
2015. Fundó tal criterio en la relevancia de los derechos involucrados,
que hacía exigible la intervención del Ministerio Pupilar –circunstan-
cia que no se había verificado-, y que en todo caso, la aprobación judi-
cial de un instrumento de esa naturaleza solo hubiese debido conce-
derse en el supuesto de absoluta necesidad o ventaja evidente.

A continuación, confirmó el fallo de primera instancia en lo atinen-


te a la manda relacionada con que la amparada terminara sus estudios
en la institución, así como a que se le proveyera una maestra inte-
gradora y un plan pedagógico individual. Sin perjuicio de ello, resolvió
modificar lo resuelto con específica referencia a quien debía solventar
económicamente tal prestación, por entender que no correspondía im-
poner a cargo de la institución educativa el costo. Basó su decisión
en que de la normativa aplicable surgía que quien debía brindar esa
prestación era la cobertura médica de la niña, y que, en su caso, la de-
signación de un “docente integrador de planta funcional pedagógica”
estaba prevista para el supuesto en que existan en el colegio un míni-
mo de siete (7) alumnos con discapacidad en todo nivel o sección (art.
6 del anexo I del DI-2011-005247/45-DGEP del 12/4/2011), circunstancia
que estimó no acreditada en autos. Ello, explicó, sin perjuicio de las
acciones de integración y cooperación que deben brindar las institu-
ciones educativas de gestión privada con las escuelas del nivel y de la
modalidad de educación especial de la misma gestión (art. 4º del anexo
I de la resolución CFE Nº 311/16).

Agregó, confirmando en el punto la decisión de grado, que hasta


tanto no se haya aprobado el proyecto pedagógico individual ni de-
signado una maestra de apoyo a la integración para asistir a la me-
nor en sus clases, las faltas atribuidas a la menor debían tenerse por
justificadas.

Por último, modificó el pronunciamiento recurrido dejando sin


efecto la orden formulada de “cesar en las conductas hostiles y de
discriminación hacia la menor”. Basó su decisión en considerar que
de toda la actividad desplegada en autos por la entidad educativa de-
mandada se desprendía que su actitud estuvo motivada en el entendi-
miento de la validez del compromiso asumido por los progenitores en
el contrato celebrado entre ellos, el colegio y las autoridades adminis-
1814 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

trativas allí presentes para escolarizar a la menor en otra entidad que


entendieran adecuada para ella.

4º) Que, contra dicha sentencia, el “Abogado del niño” de la menor


dedujo recurso extraordinario, cuya denegación dio origen a la queja
en examen. Invoca la arbitrariedad del decisorio recurrido y señala
que el caso presenta gravedad institucional evidente porque las cues-
tiones ventiladas exceden el mero interés de las partes y se inscriben
en la necesidad de dar respuesta adecuada a la sociedad argentina
sobre el tratamiento educativo que corresponde otorgar a los niños y,
en especial, a las personas con discapacidad, como también evitar que
las conductas discriminatorias se repitan en el futuro.

Sostiene que el fallo en crisis no resulta una derivación razonada


del derecho vigente con arreglo a las circunstancias de la causa, por
contener afirmación dogmática, resultar incongruente, rehuir la apli-
cación del derecho federal que regula el caso, hacer culto del exceso
ritual manifiesto e invertir la carga de la prueba.

Específicamente, señala que la sentencia de segunda instan-


cia, al modificar el criterio de la de primera que había ordenado a
la demandada a “otorgar a la menor… la correspondiente maestra
integradora”, había soslayado el punto central de la provisión de tal
maestro, desplazándolo al problema del sostén económico. Al res-
pecto, señala que no se trataba en la causa de quien debía cubrir
los gastos del maestro integrador, sino de quién lo proveía, es decir,
quien hacía posible su concurrencia, aspecto que no correspondía
sea puesto a cargo de los padres, ya que la demandada se encontraba
en mejor condición al efecto.

Asimismo, agrega que el decisorio, en cuanto decidió modificar la


orden de cese de las conductas discriminatorias, resulta incongruen-
te. Ello por cuanto el tribunal por un lado consideró que el convenio
esgrimido por los padres de C.M.M. con la demandada en el año 2015
era de nulidad absoluta, pero al mismo tiempo apreció las constancias
de la causa sosteniendo que las actitudes del demandado podrían ha-
ber estado motivadas en el entendimiento de su validez.

Argumenta que el fallo incurre en exceso ritual manifiesto, porque


probados determinados extremos –como la reticencia a coadyuvar en
la procura de la maestra integradora- debió ponerse a cargo de la ac-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1815
343

cionada la prueba de que tal conducta no era discriminatoria, en el


contexto narrado.

Finalmente plantea cuestión federal, al sostener que el pronuncia-


miento hace interpretación de normas federales (Convención sobre
los Derechos del Niño, Convención para las personas con Discapaci-
dad, arts. 16 y 18 de la Constitución Nacional, arts. 8, 9, 21 y 25 de la
Convención Americana de Derechos Humanos), de un modo que vul-
nera los derechos que ellas acuerdan y priva a su representada de los
derechos por ellas consagrados.

5º) Que si bien la apreciación de elementos de hecho y prueba


constituye, como principio, facultad propia de los jueces de la causa y
no es susceptible de revisión en la instancia extraordinaria, esta regla
no es óbice para que el Tribunal conozca en los casos cuyas particula-
ridades hacen excepción a ella cuando, como ocurre en el presente, la
decisión impugnada no se ajusta al principio que exige que las senten-
cias sean fundadas y constituyan una derivación razonada del derecho
vigente con aplicación a las circunstancias comprobadas de la causa
(Fallos: 321:2131, entre muchos otros).

6º) Que a fin de delimitar el marco del conocimiento del Tribunal


en el recurso intentado, cabe recordar que se encuentra consentido en
esta instancia que la amparada padece una discapacidad permanente,
y que transcurrió toda escolaridad en la institución accionada, desde
la etapa de jardín de infantes. También arriba consentido a este Tri-
bunal que el acuerdo suscripto entre el colegio y los padres de la niña
en el año 2015 carece de los elementos necesarios para su validez y la
justificación de las inasistencias en que ella había incurrido.

En ese marco, el debate se ciñe –entonces- a dirimir si correspon-


de descalificar por arbitrario el pronunciamiento en crisis en cuanto
revoca la orden dictada por el magistrado de primer instancia de “ce-
sar en las conductas hostiles y de discriminación hacia la menor,
que pretenden disminuirla al intentar su igualación lisa y llana con
el sistema de aprendizaje y evaluación de desarrollo de los estable-
cimientos que no tienen educación inclusiva”. Ello por entender la
Cámara que “de toda la actividad desplegada en autos por la entidad
educativa demandada se desprende que su actitud estuvo motivada
en el entendimiento de la validez del compromiso asumido por los
progenitores en el contrato celebrado entre ellos, el colegio y las auto-
1816 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ridades administrativas allí presentes para escolarizar a la menor


en otra entidad que entendieran como adecuada para ella y no… por
una discriminación” (fs. 22 vta.)

7º) Que la decisión a adoptar debe ponderarse considerando armó-


nicamente la totalidad del ordenamiento jurídico y, en particular, los
principios y garantías de raigambre constitucional, pues la admisión
de soluciones notoriamente disvaliosas o conclusiones reñidas con las
circunstancias singulares del caso no resultan compatibles con el fin
común tanto de la tarea legislativa como de la judicial (doctrina de
Fallos: 300:417; 302:1209, 1284; 303:248 y sus citas). En consecuencia,
resulta insoslayable analizar el marco constitucional axiológico y nor-
mativo aplicable al presente caso, en que se invoca la vulneración del
derecho a la educación y la discriminación de una niña discapacitada.

8º) Que conforme la tradicional jurisprudencia de este Tribunal,


la garantía de igualdad ante la ley radica en consagrar un trato legal
igualitario a quienes se hallan en una razonable igualdad de circuns-
tancias (Fallos: 16:118; 95:327; 117:22; 124:122; 126:280; 137:105; 138:313;
151:359; 182:355; 199:268; 270:374; 286:97; 300:1084, entre muchos otros),
lo que no impide que el legislador contemple de manera distinta si-
tuaciones que considere diferentes, en la medida en que dichas dis-
tinciones no se formulen con criterios arbitrarios, de indebido favor o
disfavor, privilegio o inferioridad personal o clase, ni importen ilegíti-
ma persecución de personas o grupos de ellas (Fallos: 115:111; 123:106;
127:167; 182:398; 236:168; 273:228; 295:455; 306:1560; 318:1256).

Por su parte, el derecho a la igualdad de los niños y personas disca-


pacitadas, así como la veda de su discriminación, recibe expreso reco-
nocimiento en la Convención sobre los Derechos del Niño (artículo 2º)
y la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad
(artículo 3 inc. b).

En ese marco, el derecho a la igualdad, la consiguiente interdic-


ción de la discriminación en cualquiera de sus formas así como la obli-
gación del Estado de realizar acciones positivas tendientes a evitar
dicha discriminación y, en su caso, sancionarla, deben reflejarse en
dos aspectos: la legislación, por un lado, y la interpretación que de esta
hagan los tribunales, por el otro (Fallos: 341:1106, voto del juez Rosatti,
considerando 8º).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1817
343

9º) Que la reforma constitucional introducida en 1994 dio un nue-


vo impulso al desarrollo del principio de igualdad sustancial para el
logro de una tutela efectiva de colectivos de personas en situación de
vulnerabilidad, estableciendo “medidas de acción positiva” -traduci-
das tanto en “discriminaciones inversas” cuanto en la asignación de
“cuotas benignas”- en beneficio de ellas. Es que, como se ha dicho, “en
determinadas circunstancias, que con suficiencia aprueben el test
de razonabilidad, resulta constitucional favorecer a determinadas
personas de ciertos grupos sociales en mayor proporción que a otras,
si mediante esa ‘discriminación’ se procura compensar y equilibrar
la marginación o el relegamiento desigualitarios que recaen sobre
aquellas” ; esta desigualdad de trato ‘reparadora’ “se denomina pre-
cisamente discriminación inversa porque tiende a superar la des-
igualdad discriminatoria del sector perjudicado...” (Bidart Campos,
Germán, “Tratado elemental de derecho constitucional Argentino”,
2000- 2001, Editorial Ediar, Buenos Aires, Tomo I B, pág. 80).

La citada reforma introdujo “discriminaciones inversas” y “cuo-


tas benignas” en materias muy variadas, tales como la representa-
ción política de las mujeres (art. 37 y cláusula transitoria segunda),
la identidad cultural y el arraigo territorial de las comunidades origi-
narias (art. 75, inc. 17) y, de modo especial, con los niños en situación
de desamparo -desde el embarazo hasta la finalización del período de
enseñanza elemental-, las madres durante el embarazo y el tiempo de
lactancia, los ancianos y las personas con discapacidad.

Sobre ellos la Norma Fundamental argentina encomienda al Con-


greso de la Nación “legislar y promover medidas de acción positiva
que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato, y el ple-
no goce y ejercicio de los derechos reconocidos por esta Constitución
y por los tratados internacionales vigentes sobre derechos humanos”
(art. 75, inc. 23) (Fallos: 342:411).

10º) Que la manda relativa a la tutela preferente de los meno-


res y personas discapacitadas son principios que reciben recono-
cimiento expreso en un conjunto de instrumentos internacionales
con jerarquía constitucional, conforme el art. 75 inciso 22 de la nor-
ma fundamental nacional.

En efecto, la Convención Americana sobre Derechos Humanos


establece que los niños tienen derecho a medidas especiales de pro-
1818 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

tección. Con miras a ese cuidado, la Convención sobre Derechos del


Niño consagra la noción del interés superior del niño, como un prin-
cipio rector de la normativa particular y como una consideración pri-
mordial en la adopción de las medidas que deban ser tomadas por los
tribunales, las autoridades administrativas y los órganos legislativos,
proporcionando un parámetro objetivo que permite resolver cuestio-
nes en las que están comprometidos los menores atendiendo a aquella
solución que les resulte de mayor beneficio (arts. 3º de la referida Con-
vención y 3º de la ley 26.061, y Fallos: 342:459, considerando 14 y voto
del juez Rosatti, considerando 12).

A su vez, la Convención citada y la Convención sobre los Derechos


de las Personas con Discapacidad reconocen que los niños discapaci-
tados se encuentran en una situación de particular vulnerabilidad, lo
que demanda una protección especial de parte del Estado, la familia,
la comunidad y la sociedad. Estas obligaciones reforzadas tienen por
fin garantizar que aquellos gocen de los derechos humanos fundamen-
tales reconocidos en esos instrumentos y en el resto de las normas
nacionales e internacionales.

Así, en su artículo 7º inc. 1 requiere a los Estados Partes que tomen


“todas las medidas necesarias para asegurar que todos los niños y
las niñas con discapacidad gocen plenamente de todos los derechos
humanos y libertades fundamentales en igualdad de condiciones
con los demás niños y niñas”.

11) Que los principios constitucionales señalados en los conside-


randos anteriores, rectores de los estatutos de la discapacidad y la ni-
ñez, toman especial predicamento en virtud de la valiosa naturaleza
del derecho a la educación.

En efecto, el artículo 14 de la Constitución Nacional reconoce a to-


dos los habitantes del país, el derecho de aprender (consagrado con-
juntamente al de enseñar), que abarca, en el ámbito de la educación
formal, el acceso a tal educación así como a no ser discriminado en
ninguna de las etapas del aprendizaje.

La trascendencia de la educación se evidencia al considerar sus di-


mensiones en tres diferentes escalas: la escala personal, la social y la
cívica. En su escala personal, el proceso educativo debe permitir de-
sarrollar en el ser humano sus potencialidades intelectuales y sus des-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1819
343

trezas o habilidades psicomotrices. Para ello es necesario orientar la


educación hacia la formación de un espíritu crítico, destinado a pensar,
a discernir y a comprender. En su dimensión social, se concluye que la
fortaleza de los países no puede ser ponderada exclusivamente en base
a indicadores macroeconómicos sino a aspectos culturales, educativos,
institucionales y sociales de la población concernida, lo que decanta en
la trascendencia de la educación en el desarrollo humano. Como ha afir-
mado José Manuel Estrada, “del cultivo del espíritu no sólo se sigue la
vigorización del individuo; se sigue la vigorización de la sociedad”
(Curso de Derecho Constitucional, Científica Literaria Argentina, Bue-
nos Aires, 1927, T.1, p. 246). Finalmente, desde la dimensión cívica, la
educación constituye un elemento determinante del espíritu crítico ne-
cesario para el desarrollo del proceso deliberativo previo a la toma de
decisiones públicas por una comunidad en un sistema democrático.

12) Que, la particular vinculación entre el derecho a la igualdad y


la educación se ha plasmado en el artículo 75 inciso 19 de la Consti-
tución Nacional, al referir expresamente a la potestad del congreso
de “sancionar leyes de organización y de base de la educación que
consoliden … la igualdad de oportunidades y posibilidades sin dis-
criminación alguna”.

La lectura del debate que precedió la aprobación de esta cláusu-


la permite concluir que el constituyente persiguió un doble objetivo:
consagrar expresamente con la máxima jerarquía normativa ciertos
principios básicos que habían caracterizado a la educación pública ar-
gentina y a la vez asegurar, mediante nuevos mecanismos, la igualdad
real de oportunidades en el acceso a la educación (Fallos: 340:1795,
in re “Castillo” considerando 13 y disidencia parcial del juez Rosatti,
considerando 11 in fine).

13) Que, por su parte, la trascendencia del derecho a la educación


de los niños y personas discapacitadas ha sido resaltada por los instru-
mentos internacionales que, con jerarquía constitucional, consagran
sus derechos. Así, específicamente en torno al tema en estudio en el
presente caso, la Convención sobre los Derechos del Niño refiere al
derecho del menor discapacitado a recibir la asistencia necesaria para
garantizar su “acceso efectivo a la educación” y que “reciba tales ser-
vicios con el objeto de que el niño logre la integración social y el de-
sarrollo individual, incluido su desarrollo cultural y espiritual, en la
máxima medida posible” (art. 23).
1820 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En similar orientación, la Convención sobre los Derechos de


las Personas con Discapacidad parte de reconocer expresamente
en el punto V) de su Preámbulo la importancia de la accesibilidad
a la educación, para que las personas con discapacidad puedan
gozar plenamente de todos los derechos humanos y las liberta-
des fundamentales. A su vez reconoce expresamente “el derecho
de las personas con discapacidad a la educación”, así como la
exigencia de “hacer efectivo este derecho sin discriminación y
sobre la base de la igualdad de oportunidades”. En ese sentido,
los Estados partes se comprometen a asegurar “un sistema de
educación inclusivo a todos los niveles así como la enseñanza a
lo largo de la vida” (art. 24, 1.).

14) Que a la luz de los principios constitucionales reseñados y a


partir de la trascendencia -no solo individual sino social y cívica- del
derecho a la educación en juego, cabe concluir que, ante las particula-
res circunstancias de casos como el presente, resulta imperativo que
se garanticen medidas efectivas y personalizadas de apoyo en entor-
nos que fomenten al máximo el desarrollo social y educativo de con-
formidad con el objetivo de plena inclusión, máxime cuando el actor es
una persona en situación de múltiple vulnerabilidad por su condición
de niño y de persona con discapacidad (art. 75 inc. 23, Constitución
Nacional), de lo que se desprende que sus derechos deben ser objeto
de una protección especial (vr. arg. dictamen de la Procuración Ge-
neral en autos “M., F. G. y otro”, resuelto por este Tribunal en Fallos:
340:1062). En ese entendimiento, se colige la necesidad de que se ar-
bitren las medidas necesarias para garantizar el cese de conductas
discriminatorias tanto de las entidades educativas como de las per-
sonas involucradas en la educación, ya sean autoridades, docentes e
incluso los mismos alumnos, y se fomenten valores constitucionales
tales como la solidaridad en el cuerpo educativo.

15) Que este Tribunal ha puesto el acento en los serios inconve-


nientes probatorios que regularmente pesan sobre las presuntas
víctimas, nada menos que en litigios que ponen en la liza el omino-
so flagelo de la discriminación. En efecto, la tutela judicial efectiva
de los derechos involucrados en casos de la naturaleza del presente,
presentan en general la dificultad de que “la discriminación no sue-
le manifestarse de forma abierta y claramente identificable; de allí
que su prueba con frecuencia resulte compleja. Lo más habitual es
que la discriminación sea una acción más presunta que patente, y
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1821
343

difícil de demostrar ya que normalmente el motivo subyacente a la


diferencia de trato está en la mente de su autor”, y “la información
y los archivos que podrían servir de elementos de prueba están, la
mayor parte de las veces, en manos de la persona a la que se dirige
el reproche de discriminación” (vid. Fallos: 334:1387, considerando 7º
y 337:611, considerando 5).

En este escenario, las modalidades con que han de ser instrumen-


tadas las garantías y, ciertamente, su interpretación y aplicación, de-
ben atender, y adecuarse, a las exigencias de protección efectiva que
específicamente formule cada uno de los derechos humanos siempre,
por cierto, dentro del respeto de los postulados del debido proceso.

Para compensar estas dificultades, en los precedentes citados el


Tribunal ha consagrado un estándar probatorio conforme el cual, para
la parte que invoca un acto discriminatorio, es suficiente con “la acre-
ditación de hechos que, prima facie evaluados, resulten idóneos para
inducir su existencia, caso en el cual corresponderá al demandado,
a quien se reprocha la comisión del trato impugnado, la prueba de
que éste tuvo como causa un motivo objetivo y razonable ajeno a
toda discriminación” (conf. Fallos: 334:1387 considerando 11 y 337:611,
Considerando 5). En síntesis, si el reclamante puede acreditar la exis-
tencia de hechos de los que pueda presumirse su carácter discrimina-
torio, corresponderá al demandado la prueba de su inexistencia.

Este principio de reparto de la carga de la prueba en materia de


discriminación tuvo su origen en la jurisprudencia norteamericana, en
el conocido caso “Mc Donnell Douglas Corp. vs. Green” (fallo del año
1973, publicado en 411 US 792). Esa doctrina judicial continúa siendo
aplicada por la Corte Suprema de los Estados Unidos hasta la actua-
lidad, aunque con ciertos matices (ver 431 US 324, año 1977, 509 US
502, año 1993 y 530 US 133, año 2000). Asimismo, la regla fue adoptada
por diversos ordenamientos nacionales e internacionales (ver, en este
sentido, citas de Fallos: 334:1387 y Manual de la legislación Europea
contra la discriminación, Oficina de Publicaciones de la Unión Euro-
pea, Luxemburgo, 2011).

16) Que, sentado lo anterior, el análisis del pronunciamiento re-


currido a la luz de las constancias de la causa permite concluir que,
al entender que no se había acreditado en autos un acto discrimina-
torio, la sentencia en recurso no valoró adecuadamente la prueba
1822 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

obrante en el expediente ni tuvo en cuenta los criterios señalados en


el anterior considerando.

En efecto, los elementos probatorios del expediente permitían te-


ner por aportados diversos hechos conducentes para configurar un
caso prima facie encuadrable en una situación discriminatoria, en
particular el dictamen del Instituto Nacional contra la Discriminación,
la Xenofobia y el Racismo del Ministerio de Justicia y Derechos Hu-
manos (fs. 592/597 de los autos principales), que refiere a que diversas
acciones de la demandada –negativa de documentación, trato diferen-
ciado irrazonable, elaboración de un proyecto pedagógico individual
coercitivo, circulación de comunicaciones relativas a la amparista en-
tre sus compañeros de clase, entre otras- ponían de manifiesto “una
conducta expulsiva y no inclusiva” adoptada por la institución educa-
tiva (fs.596). Elementos que, por su parte, no resultan desvirtuados por
la mera referencia al convenio celebrado en el año 2015 cuya validez,
incluso, cuestiona el mismo Tribunal.

De lo precedentemente expuesto se desprende que la sentencia no


ha respetado los criterios que esta Corte ha establecido en materia de
cargas probatorias para los casos de discriminación como el que aquí
se ha planteado, por lo que corresponde su revocación en cuanto dejó
sin efecto la manda de cesar conductas discriminatorias por el colegio
demandado, adoptada por el juez de grado.

17) Que resultan ajenos al remedio extraordinario articulado los


argumentos introducidos por el recurrente con relación a los funda-
mentos del pronunciamiento en crisis para resolver la confirmación
del rechazo de la defensa de falta de legitimación activa. Ello así, en
virtud de que la decisión adoptada por la Cámara no causa agravio
al apelante, dado que lo allí resuelto en torno al punto es substan-
cialmente idéntico con la petición de rechazo formulada por él (arg.
Fallos: 79:327).

En similar orientación, tampoco corresponde que este Tribunal se


pronuncie sobre los argumentos introducidos en su remedio federal
por el recurrente con relación a la manda de otorgar a la amparada
una maestra integradora. Cabe recordar que la decisión de la Cámara
confirmó la exigencia de que se proveyera tal prestación, pero modi-
ficó específicamente el criterio de primera instancia al resolver que
ésta debía ser costeada económicamente, no por el colegio, sino por
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1823
343

la cobertura médica de la amparada. Ahora bien, de los términos del


recurso extraordinario articulado surge expresamente que lo cuestio-
nado allí no refería al sostenimiento económico de tal prestación, sino
a su provisión, es decir, a las acciones necesarias para hacer posible su
concurrencia, argumentando que debían encontrarse a cargo del es-
tablecimiento educativo y no de los padres de la menor. En efecto, a fs.
34 vta. sostiene el recurrente que “no se trata aquí de quien ‘paga’ el
maestro integrador. Sino de quien provee a la menor discapacitada”
Finalmente, conforme surge de las constancias de autos principales,
a la fecha de elaboración del informe que obra a fs. 522 (noviembre de
2016), la amparada contaba con maestra integradora.

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recur-


so extraordinario y se deja sin efecto la sentencia impugnada con el
alcance indicado. Reintégrese el depósito. Acumúlese la queja al prin-
cipal. Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que -por quien
corresponda- se dicte nuevo pronunciamiento con arreglo al presente.
Notifíquese y oportunamente, devuélvase.

Juan Carlos Maqueda — Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por C.M.M, representada por el Dr.Fernando Raúl Gar-
cía Pulles.
Tribunal de origen: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, sala E.
Tribunales intervinientes con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia
en lo Civil Nº 99.

YURKA, RICARDO s/ Abuso sexual sin acceso carnal


gravemente ultrajante agravado por ser el encargado de la
guarda y el aprovechamiento de la situación de convivencia

RECURSO DE QUEJA

Corresponde tener por no cumplida en término la intimación cursada a


fin de que cumpla con lo dispuesto por el inc. c de la acordada 13/90, pues
si bien existe constancia en el sistema informático Lex 100 de la pre-
sentación electrónica informada, por no tratarse de un escrito de mero
1824 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

trámite, dado que tuvo por objeto acreditar el cumplimiento de uno de


los requisitos de admisibilidad del recurso de queja, el recurrente debió
cumplir con la obligación de presentar el original en soporte papel, tal
como lo exige la acordada 3/2015.

RECURSO DE QUEJA

Corresponde tener por cumplida la intimación cursada a fin de que


cumpla con lo dispuesto por el inc. c de la acordada 13/90, toda vez que
mediante presentación digital los abogados defensores del recurrente
informaron su número de documento nacional de identidad dentro del
plazo conferido por el tribunal (Disidencia del juez Rosenkrantz).

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 26 de noviembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

1º) Que el recurrente solicita la revocación de la resolución de fs.


20 que le tuvo por no presentado el recurso por haber incumplido con
la intimación que a fs. 19 le formuló el Secretario del Tribunal en los
términos del inc. c de la acordada 13/90 (Fallos: 313:21), textos según
modificación de la acordada 35/90 (Fallos: 313:37).

2º) Que en su presentación el recurrente sostiene que dio acabado


cumplimiento a la intimación cursada con el ingreso vía web, el 7 de
noviembre de 2018, del escrito con el dato requerido.

3º) Que, si bien existe constancia en el Sistema Informático Lex


100 de la presentación electrónica informada, por no tratarse de un
escrito de mero trámite, dado que tuvo por objeto acreditar el cumpli-
miento de uno de los requisitos de admisibilidad del recurso de queja,
como lo es el cumplimiento de la acordada 13/90 (Fallos: 313:21), texto
según modificación de la acordada 35/90 (Fallos: 313:37), el recurrente
debió cumplir con la obligación de presentar el original en soporte pa-
pel, tal como lo exige la acordada 3/2015 (conf. causa CSJ 475/2017/RH1
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1825
343

“Scarimbolo, Martín c/ Pereyra, Guillermo Eduardo s/ revisión de cosa


juzgada”, sentencia del 31 de octubre de 2017).

4º) Que, en consecuencia, corresponde concluir que la parte no


ha dado cumplimiento en término con la intimación que a fs. 19 le
formuló el Secretario del Tribunal en los términos del inc. c de la
acordada 13/90.

Por ello, se desestima la presentación de fs. 21/24. Notifíquese y


estese a lo resuelto a fs. 20.

Carlos Fernando Rosenkrantz (en disidencia)— Elena I. Highton


de N olasco — J uan C arlos M aqueda — R icardo L uis L orenzetti .

Disidencia del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando:

Que teniendo en cuenta que mediante presentación digital realiza-


da el 7 de noviembre de 2018 los abogados defensores del recurrente
informaron su número de Documento Nacional de Identidad dentro
del plazo conferido por el tribunal, tiénese por cumplida la intimación
de fojas 19 (conf. punto 6 de la acordada 3/2015; Fallos: 342:899, disiden-
cia del juez Rosenkrantz).

Carlos Fernando Rosenkrantz.

Recurso de revocatoria interpuesto por Ricardo Yurka, asistido por los Dres. Alan
García y Julio R. Pedemonte.
1826 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1827
343

DICIEMBRE

FERREYRA, FRANCISCO FERNANDO y Otro c/


RIVADERO, JOSÉ ADRIÁN s/ Incidente de cobro de
compensación por uso exclusivo

RECURSO EXTRAORDINARIO

Aun cuando las decisiones que declaran la improcedencia de los re-


medios deducidos por ante los tribunales locales, en razón del ca-
rácter fáctico y procesal de las cuestiones que suscitan, no justifican
la apertura de la instancia extraordinaria, cabe hacer excepción a
esa doctrina cuando la sentencia frustra la vía apta utilizada por el
justiciable para la defensa de sus derechos, lo que se traduce en una
violación de la garantía del debido proceso consagrada en el art. 18
de la Constitución Nacional.
-Los jueces Rosenkrantz y Highton de Nolasco, en disidencia, conside-
raron inadmisible el recurso (art. 280 CPCCN)-

SENTENCIA ARBITRARIA

Los argumentos empleados por el a quo para evitar el tratamiento de


los agravios de la parte atinentes a la extensión de los períodos locativos
reclamados, a la aplicación de las normas de emergencia económica y
el alcance temporal de la cláusula penal se encuentran teñidos de rigor
formal, a poco que se advierta que no solo se trataba de subsanar una
simple omisión, sino que los temas allí propuestos eran de naturaleza
compleja y excedían los límites del recurso de aclaratoria, circunstancia
que justificaban que el tribunal a quo se hubiese pronunciado sobre esos
planteos que resultaban conducentes para la adecuada solución de la
causa, máxime cuando la afectación del principio de congruencia podía
ser denunciada válidamente por vía de la doctrina de arbitrariedad de
sentencias mediante la interposición de los correspondientes recursos
extraordinarios locales o del recurso extraordinario federal.
-Los jueces Rosenkrantz y Highton de Nolasco, en disidencia, conside-
raron inadmisible el recurso (art. 280 CPCCN)-
1828 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia toda vez que los argumentos desarrollados


por el superior tribunal relativos a aplicar analógicamente las reglas
atinentes al condominio y al derecho hereditario para limitar la exten-
sión de los períodos reclamados en la demanda, en tanto esas reglas
habían quedado expresamente desplazadas por la cámara al haber con-
siderado que las partes se encontraban vinculadas por la subsistencia
de una relación locativa y que en el caso resultaba aplicable el art. 1622
del anterior Código Civil, encuadramiento jurídico que había sido expre-
samente consentido por los recurrentes y convalidado por el tribunal a
quo al desestimar el recurso de casación deducido por el demandado en
el que se había cuestionado ese aspecto de la decisión.
-Los jueces Rosenkrantz y Highton de Nolasco, en disidencia, conside-
raron inadmisible el recurso (art. 280 CPCCN)-

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia si el a quo no examinó si los pagos de alquile-


res efectuados por el demandado y reconocidos como válidos por los de-
mandantes tenían efectos cancelatorios, como así también debió haber
evaluado si los pagos realizados por depósito o transferencias bancarias
eran aptos para establecer un nuevo precio de alquiler o simplemente
se trataba de pagos parciales que debían ser tenidos en cuenta en la
etapa de liquidación de sentencia.
-Los jueces Rosenkrantz y Highton de Nolasco, en disidencia, conside-
raron inadmisible el recurso (art. 280 CPCCN)-

SENTENCIA ARBITRARIA

Toda vez que la sentencia no consideró cuestiones oportunamente


propuestas y formuló consideraciones que resultan contradictorias o
inconsecuentes con las premisas jurídicas que había adoptado anterior-
mente, la decisión del superior tribunal de justicia no constituye una de-
rivación razonada del derecho vigente con arreglo a las circunstancias
del caso, por lo que afecta en forma directa e inmediata las garantías
constitucionales.
-Los jueces Rosenkrantz y Highton de Nolasco, en disidencia, conside-
raron inadmisible el recurso (art. 280 CPCCN).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1829
343

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 3 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por Teresa del Valle
Ferreyra y Francisco Fernando Ferreyra en la causa Ferreyra, Fran-
cisco Fernando y otro c/ Rivadero, José Adrián s/ incidente de cobro de
compensación por uso exclusivo”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que los coherederos Teresa del Valle Ferreyra y Francisco Fer-
nando Ferreyra –titulares de 1/4 parte indivisa del inmueble ubicado
en la calle Benjamín de la Vega 222/226 de la ciudad de La Rioja- de-
dujeron un incidente por cobro de compensación por uso exclusivo del
referido bien contra José Adrián Rivadero, locatario y posteriormente
cesionario de los derechos hereditarios correspondientes a las 3/4 par-
tes indivisas del citado inmueble. En el escrito inicial se adoptó como
punto de partida del reclamo el mes de marzo de 2002 –fecha de venci-
miento del último contrato de alquiler- y lo extendió hasta el día en que
el bien fuera efectivamente desocupado. Asimismo, solicitaron el pago
de las deudas que pudiera existir en concepto de servicios, impuestos,
tasas y contribuciones y denunciaron la existencia de pagos parciales
en concepto de alquileres que debían ser descontados en la oportuni-
dad procesal correspondiente.

2º) Que, por su lado, el demandado admitió que el 15 de marzo de


1995 había firmado con los actores un contrato de locación sobre el
referido inmueble por el plazo de siete años y que el precio pactado
era de U$S 2.000 mensuales. Adujo que después del vencimiento del
contrato permaneció en la ocupación de la propiedad con el consenti-
miento de los locadores y que posteriormente adquirió 3/4 partes indi-
visas del bien mediante cesiones de derechos hereditarios efectuadas
por el resto de los coherederos; que no existían deudas por servicios,
impuestos, tasas o contribuciones y que él se había hecho cargo de los
gastos de mantenimiento y de las refacciones del edificio donde funcio-
naba un colegio privado.

3º) Que, asimismo, denunció que había realizado pagos que ascen-
dían a la cantidad de $ 18.026 y que se extendieron hasta el mes de
1830 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

febrero de 2007, motivo por el cual entendía que hasta ese momento no
debía suma alguna en concepto de compensación por uso exclusivo de
la propiedad que integraba el acervo sucesorio. Expresó también que
la referida compensación solo era procedente a partir de la fecha en la
que alguno de los condóminos hubiese manifestado su oposición, mo-
tivo por el cual el tribunal debía determinar el monto debido a partir
de la interposición de la demanda –fecha del primer reclamo- y no en
forma retroactiva como pretendían los actores.

4º) Que después de hacer una extensa reseña de los antecedentes


de la causa y de resumir las posturas asumidas por las partes en el
pleito, la cámara sostuvo que uno de los motivos que ocasionaban la
extinción del contrato de locación se configuraba cuando se confun-
dían en las mismas personas las calidades de locador y locatario, como
ocurría cuando el arrendatario adquiría la cosa por título oneroso o
gratuito o cuando sucedía universalmente al locador o viceversa. Aña-
dió que para que concluyera la locación era menester que el inquilino
sucediera como único heredero a todos los locadores; si por el contra-
rio, los herederos eran varios el locatario conservaba su calidad de tal
no obstante ser condómino de la cosa.

5º) Que sobre esa base indicó que en el caso no se había operado
la mencionada causal de extinción en razón de que los actores eran
titulares de una cuarta parte indivisa del inmueble, de modo tal que
los litigantes seguían vinculados por la subsistencia de una relación
locativa. De tal modo, afirmó que las cuestiones planteadas en autos
debían ser juzgadas de acuerdo con lo dispuesto por el art. 1622 del en-
tonces vigente Código Civil, según el cual las obligaciones de las par-
tes se regían por el contrato originario, excepto en cuanto al tiempo,
pues la locación no tenía ya plazo determinado.

6º) Que después de señalar que los gastos de mantenimiento de-


bían ser compensados con los alquileres adeudados y de rechazar el
reclamo del demandado por los gastos ocasionados por las refaccio-
nes del edificio, la cámara señaló que los locadores habían prestado su
anuencia a la modificación del precio pactado originariamente al reci-
bir –durante varios meses- la suma de $ 400, sin formular objeciones al
respecto. Expresó también que a partir de la iniciación del juicio -26 de
septiembre de 2008-, resultaba necesario determinar un nuevo arren-
damiento mensual que consideraba adecuado fijarlo en la cantidad de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1831
343

$ 2.500, de acuerdo con las tasaciones obrantes en la causa y redujo la


cláusula penal pactada por las partes al 15% anual.

7º) Que contra esa decisión los demandantes interpusieron el re-


curso de casación previsto por el ordenamiento procesal de la provin-
cia. Adujeron que consentían expresamente el encuadramiento jurídi-
co que había efectuado la cámara referente a que las obligaciones de
las partes se regían por el contrato originario; empero, se agraviaban
porque el tribunal no había sido consecuente con ese criterio al de-
terminar el precio del alquiler que debía abonar el demandado sobre
bases distintas al mencionado contrato, aparte de que no ponderó en
su integridad los períodos locativos que se habían devengado y recla-
mado en la demanda.

8º) Que, al respecto, señalaron que el monto estipulado en el con-


trato de locación era de U$S 2.000 mensuales y que a su parte –titular
de un 1/4 parte indivisa del bien- le correspondía la suma U$S 500, con-
forme con la cotización del Banco de la Nación Argentina. Expresaron
que por aplicación de las normas de emergencia económica, el monto
del alquiler debió haber sido convertido a pesos y reajustado mediante
el CER (Coeficiente de Estabilización de Referencia), en razón de que
se trataba de un inmueble destinado a uso comercial y no se configu-
raba a su respecto ninguno de los supuestos previstos por la ley 25.713
para excluirlo de ese régimen de actualización.

9º) Que sostuvieron también que aun cuando se considerara que


el alquiler pactado había sido convertido a razón de un peso por cada
dólar –criterio que a su juicio no correspondía adoptar-, a su parte le
hubiese correspondido recibir –en el período comprendido entre el
mes de marzo de 2002 (fecha de vencimiento del último contrato) y el
mes de febrero de 2007 (fecha del último pago)- la suma de $ 30.000 y
el demandado solo había pagado en ese período la suma de $ 18.026.
De ahí, pues, que no se podía considerar –como había hecho la cámara
en forma implícita- que los cánones locativos correspondientes a ese
período se encontraban cancelados.

10) Que los peticionarios se agraviaron también respecto a la de-


terminación del monto del alquiler correspondiente al período com-
prendido entre los meses de marzo de 2007 a septiembre de 2008 que
había sido fijado en la suma de $ 400, pues para ser coherente con su
1832 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

criterio de aplicar lo dispuesto por el art. 1622 del anterior Código Civil,
la cámara debió haberse ajustado a los términos del contrato origina-
rio. Afirmaron también que la mora se producía en forma automática
y que los pagos realizados unilateralmente por el demandado de $ 400
mediante depósito o transferencias bancarias resultaban insuficientes
para cancelar la obligación y no podían ser adoptados como pauta vá-
lida para determinar un nuevo monto de alquiler.

11) Que, por otro lado, los apelantes cuestionaron que se hubiese
fijado el canon locativo de $ 2.500 correspondiente al período deven-
gado después de la interposición de la demanda (26 de septiembre
de 2008) porque la cámara no solo se había apartado de lo dispuesto
por el referido art. 1622, sino que para fijar ese alquiler había hecho
especial hincapié en las tasaciones obrantes en la causa que habían
sido suministradas por inmobiliarias tres años antes del dictado de
la sentencia, motivo por el cual no reflejaban la realidad del mercado
inmobiliario local.

12) Que, por último, impugnaron la decisión que había dispuesto


que la cláusula penal –la que había sido reducida al 15% anual- se apli-
cara solamente al período comprendido entre marzo de 2007 y sep-
tiembre de 2008, en razón de que la mencionada estipulación estaba
prevista para ser aplicada durante la vigencia de toda la relación con-
tractual. Se agraviaron también porque no se habían fijado intereses
moratorios y adujeron que estos debían cubrir la pérdida de valor ad-
quisitivo de la moneda.

13) Que el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de La Rioja


desestimó el recurso de casación deducido por la parte actora. A tal
fin, indicó que las críticas formuladas por los recurrentes referentes
a que la cámara no se había pronunciado respecto al pago del alquiler
correspondiente al período comprendido entre los meses de marzo de
2002 a febrero de 2007, ni sobre la falta de aplicación de la normati-
va de emergencia económica, debían ser rechazadas porque la parte
no debió dar por sobrentendidas tales cuestiones, sino que debió ha-
ber deducido el correspondiente recurso de aclaratoria (art. 252 del
ordenamiento procesal de la provincia) a efectos de obtener pronun-
ciamiento sobre temas que resultaban de su interés y, de ese modo,
hubiese evitado que las referidas cuestiones planteadas hubiesen que-
dado alcanzadas por los efectos de la preclusión procesal.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1833
343

14) Que con respecto a las quejas atinentes al valor locativo fijado
por la cámara para el período comprendido entre los meses de marzo
de 2007 a septiembre de 2008, el tribunal a quo señaló que la parte pre-
tendía alterar la base fáctica tenida en cuenta en la instancia ordinaria
para determinar su valor, circunstancia que obstaba a su considera-
ción por la vía del recurso intentado. Agregó que para establecer la
suma de $ 400 en concepto de alquiler se había tenido en cuenta la falta
de interpelación de los locadores hasta el momento de interposición de
la demanda y el consentimiento derivado de la inexistencia de reclamo
alguno por parte de los actores.

15) Que, por otro lado, la corte provincial aseveró que correspon-
día aplicar por analogía las reglas jurisprudenciales establecidas en
materia de condominio referentes a que sí un coheredero usaba y
gozaba de la cosa común excluyendo a los otros coherederos, estos
últimos tenían derecho a obtener una compensación, pero el ejer-
cicio de ese derecho solo tenía proyección hacía el futuro, pues la
pasividad de los condóminos con respecto a la ocupación gratuita por
parte de uno de ellos, importaba una suerte de consentimiento tácito
con dicha ocupación.

16) Que con respecto a la cláusula penal pactada por las partes
–una multa diaria equivalente al 1% del monto del alquiler- que había
sido reducida al 15% anual, sostuvo que esa reducción había sido rea-
lizada en base a normas legales que autorizaban a adoptar ese tem-
peramento cuando existía una notoria desproporción entre el monto
de la penalidad y la gravedad de la falta que se sancionaba. Agregó
que la cámara había englobado dentro de esa partida, tanto la penali-
dad como el interés moratorio –a pesar de que constituían institutos
diferentes y tenían finalidades distintas-; empero, si los peticionarios
entendían que la cámara había omitido toda decisión sobre los intere-
ses moratorios, debieron haber deducido el correspondiente recurso
de aclaratoria a fin de lograr la integración del pronunciamiento, pues
esa era la vía procesal que resultaba adecuada para la reparación del
supuesto perjuicio.

17) Que contra esa decisión los vencidos interpusieron el recur-


so extraordinario federal cuya desestimación dio origen a la presente
queja. Sostienen –en sustancial síntesis- que el superior tribunal pro-
vincial –mediante afirmaciones dogmáticas y teñidas de exceso de ri-
gor formal- ha prescindido de considerar planteos que resultaban con-
1834 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ducentes para la adecuada solución del pleito y que el razonamiento


empleado en la sentencia apelada contiene una contradicción que la
invalida como acto jurisdiccional.

18) Que aun cuando las decisiones que declaran la improcedencia


de los remedios deducidos por ante los tribunales locales, en razón del
carácter fáctico y procesal de las cuestiones que suscitan, no justifican
la apertura de la instancia extraordinaria, cabe hacer excepción a esa
doctrina cuando la sentencia frustra la vía apta utilizada por el justicia-
ble para la defensa de sus derechos, lo que se traduce en una violación
de la garantía del debido proceso consagrada en el art. 18 de la Consti-
tución Nacional (Fallos: 311:148, 1655; 312:426; 313:215; 314:564; 315:761,
1604, 1629, 2222, 2364; 320:1504; 321:1480, 2301; 325:3380, entre otros).

19) Que los argumentos empleados por el tribunal a quo para evi-
tar el tratamiento de los agravios de la parte atinentes a la extensión
de los períodos locativos reclamados, a la aplicación de las normas de
emergencia económica y el alcance temporal de la cláusula penal se
encuentran teñidos de rigor formal, a poco que se advierta que no solo
se trataba de subsanar una simple omisión, sino que los temas allí pro-
puestos eran de naturaleza compleja y excedían los límites del recurso
de aclaratoria, circunstancia que justificaban que el tribunal a quo se
hubiese pronunciado sobre esos planteos que resultaban conducentes
para la adecuada solución de la causa, máxime cuando la afectación
del principio de congruencia podía ser denunciada válidamente por
vía de la doctrina de arbitrariedad de sentencias mediante la interpo-
sición de los correspondientes recursos extraordinarios locales o del
recurso extraordinario federal.

20) Que, por otra parte, tampoco son apropiados los argumentos
desarrollados por el superior tribunal de aplicar analógicamente las
reglas atinentes al condominio y al derecho hereditario para limitar
la extensión de los períodos reclamados en la demanda, cuando esas
reglas habían quedado expresamente desplazadas por la cámara al
haber considerado que las partes se encontraban vinculadas por la
subsistencia de una relación locativa y que en el caso resultaba apli-
cable el art. 1622 del anterior Código Civil, encuadramiento jurídico
que había sido expresamente consentido por los recurrentes y con-
validado por el tribunal a quo al desestimar el recurso de casación
deducido por el demandado en el que se había cuestionado ese as-
pecto de la decisión.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1835
343

21) Que, sobre esa base, el tribunal a quo debió haber examinado
si los pagos de alquileres efectuados por el demandado y reconocidos
como válidos por los demandantes tenían efectos cancelatorios, como
así también debió haber evaluado si los pagos realizados por depósito
o transferencias bancarias eran aptos para establecer un nuevo precio
de alquiler o simplemente se trataba de pagos parciales que debían
ser tenidos en cuenta en la etapa de liquidación de sentencia.

22) Que, en tales condiciones, al no haber considerado cuestiones


oportunamente propuestas y formular consideraciones que resultan
contradictorias o inconsecuentes con las premisas jurídicas que había
adoptado anteriormente, la decisión del superior tribunal de justicia no
constituye una derivación razonada del derecho vigente con arreglo a las
circunstancias del caso, por lo que afecta en forma directa e inmediata las
garantías constitucionales invocadas y corresponde descalificar el fallo
(art. 15 de la ley 48), por lo que corresponde revocar la sentencia apelada.

Por ello, se declara admisible la queja, procedente el recurso ex-


traordinario federal deducido por Teresa del Valle Ferreyra y Francis-
co Fernando Ferreyra y, con el alcance indicado, se deja sin efecto la
sentencia apelada. Con costas a cargo del vencido (art. 68 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación). Vuelvan los autos al tribunal
de origen para que, por quien corresponda, se dicte un nuevo pronun-
ciamiento con arreglo a lo expresado. Agréguese la queja al principal.
Reintégrese el depósito de fs. 2. Notifíquese y devuélvase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (en disidencia)— Elena I. Highton


de N olasco (en disidencia)— J uan C arlos M aqueda — R icardo L uis
Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Disidencia del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz y de la Señora Vicepresidenta Doctora Doña
Elena I. Highton de Nolasco

Considerando:

Que el recurso extraordinario, cuya denegación originó esta queja, es


inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación).
1836 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Por ello, se desestima esta presentación directa. Declárese perdi-


do el depósito de fs. 2. Notifíquese y, oportunamente, archívese.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco.

Recurso de queja interpuesto por Teresa del Valle Ferreyra y Francisco Fernando
Ferreyra, representados por su letrada apoderada, Dra. Mariana Carreño.
Tribunal de origen: Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de La Rioja.
Tribunal que intervino con anterioridad: Cámara Cuarta en lo Civil, Comercial y de
Minas de la Primera Circunscripción Judicial de la Provincia de La Rioja.

GOBIERNO de la CIUDAD de BUENOS AIRES c/ ESTADO


NACIONAL (MINISTERIO de JUSTICIA y DERECHOS
HUMANOS) s/ Ejecución fiscal

CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES

La Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene el mismo puesto que las


provincias en el sistema normativo que rige la jurisdicción de los tri-
bunales federales y, por lo tanto, el mismo derecho a la competencia
originaria de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (arts. 116, 117
Y 129 de la Constitución Nacional; art. 1, inc. 1, de la ley 48; y art. 24, inc.
1, del decreto-ley 1285/58, ratificado por ley 14.467) (Del dictamen de la
Procuración General al que la Corte remite).

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

Toda vez que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires demanda al Es-


tado Nacional (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos), que tiene
derecho al fuero federal según lo dispuesto por el art. 116 de la Constitu-
ción Nacional, la única forma de conciliar ambas prerrogativas jurisdic-
cionales es sustanciar la demanda en la instancia originaria de la Corte,
cualquiera sea la materia del pleito (Del dictamen de la Procuración
General al que la Corte remite).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1837
343

CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES

La Ciudad de Buenos Aires no resulta aforada a la competencia origi-


naria contemplada en los arts. 116 y 117 de la Constitución Nacional,
conclusión que encuentra apoyo en el propio texto de la Ley Fundamen-
tal que a lo largo de varias de sus disposiciones la distingue de las pro-
vincias, tratando a ambos sujetos jurídicos en una cantidad importante
de oportunidades de manera desigual (Disidencia de la jueza Highton
de Nolasco que remite a su disidencia en el precedente Gobierno de la
Ciudad Autónma de Buenos Aires (Fallos: 342:533)).

CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES

Los constituyentes no concibieron a la Ciudad como una provincia ni a su


autonomía con el mismo alcance que la de aquellas, conclusión que se ve
ratificada por las exposiciones que tuvieron lugar en las sesiones de la Con-
vención Nacional Constituyente de 1994, donde se expresaron interpreta-
ciones concordantes acerca de la limitación de la autonomía porteña por
parte de representantes de diferentes sectores políticos (Disidencia de la
jueza Highton de Nolasco que remite a su disidencia en el precedente Go-
bierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Fallos: 342:533)).

CIUDAD AUTONOMA DE BUENOS AIRES

La Ciudad no es una provincia ni es asimilable a una provincia a los


fines de la competencia originaria de la Corte (Disidencia de la jueza Hi-
ghton de Nolasco que remite a su disidencia en el precedente Gobierno
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Fallos: 342:533)).

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
A fs. 4, el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
(GCBA) promovió juicio de ejecución fiscal ante el Juzgado en lo Con-
1838 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

tencioso Administrativo y Tributario Nº 17 local, contra el Ministerio


de Justicia y Derechos Humanos, a fin de obtener el pago de la suma
de $ 145.979,40 más sus intereses, en concepto de impuesto inmobilia-
rio, taza retributiva de los servicios de alumbrado, barrido y limpieza,
mantenimiento y conservación de sumideros, por los períodos que allí
se detallan, de dicha jurisdicción, según surge de la boleta de deuda
glosada a fs. 1/2 de estos autos.
A fs. 18/23, la demandada se presentó y, en lo que aquí interesa,
opuso, entre otras, excepción de incompetencia en razón de la persona
demandada y apoyó su postura en lo estipulado en los arts. 2º, inc. 6º
de la ley 48 y 116 y 117 de la Constitución Nacional.
Dicha excepción fue contestada por la demandante a fs. 32/47,
quien solicitó que se la desestime puesto que “al reclamarse en au-
tos el pago de un impuesto que le corresponde tributar a la accio-
nada en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires, que se rige por
normas de orden local, resulta clara y manifiesta la incompetencia
de la justicia federal para efectuar el reclamo judicial de la deuda
impositiva” y resaltó la doctrina de V.E. en la causa CSJ 2084/2017,
“Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires c/ Córdoba,
Provincia de S/ ejecución fiscal”, sentencia del 4 de abril de este
año de la cual infiere que en el caso de autos correspondería o bien
a la competencia originaria de la Corte Suprema de Justicia de la
Nación o bien a los tribunales de la Ciudad, pero en ningún caso la
jurisdicción de los tribunales federales.
A fs. 53, el titular del juzgado interviniente, remitiéndose al dic-
tamen fiscal de fs. 50/52, se declaró incompetente por considerar
que la causa corresponde a la competencia originaria de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en atención a lo resuelto por V.E.
en la causa CSJ 2084/2017, “Gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires c/ Córdoba, Provincia de s/ ejecución fiscal”, senten-
cia del 4 de abril de este año.
A fs. 60, se corre vista por la competencia a este Ministerio Público.

-II-
De acuerdo con lo resuelto por V.E -por mayoría- en la causa CSJ
2084/2017, “Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires c/ Cór-
doba, Provincia de s/ ejecución fiscal”, sentencia del 4 de abril de este
año, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires tiene el mismo puesto que
las provincias en el sistema normativo que rige la jurisdicción de los
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1839
343

tribunales federales y, por lo tanto, el mismo derecho a la competencia


originaria de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (arts. 116, 117
y 129 de la Constitución Nacional; art. 1º, inc. 1º, de la ley 48; y art. 24,
inc. 1º, del decreto-ley 1285/58, ratificado por ley 14.467).
Sentado lo anterior, toda vez que el Gobierno de la Ciudad de Bue-
nos Aires demanda al Estado Nacional (Ministerio de Justicia y Dere-
chos Humanos), que tiene derecho al fuero federal según lo dispuesto
por el art. 116 de la Constitución Nacional, entiendo que la única for-
ma de conciliar ambas prerrogativas jurisdiccionales es sustanciar la
demanda en esta instancia (doctrina de Fallos: 313:98 y 551; 317:746;
320:2567; 323:1110; 331:1427, entre muchos otros), cualquiera sea la ma-
teria del pleito.
En consecuencia, opino que el proceso debe tramitar ante los
estrados del Tribunal. Buenos Aires, 30 de diciembre de 2019. Laura
M. Monti.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 3 de diciembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

Que el Tribunal comparte los argumentos y la conclusión del dic-


tamen de la señora Procuradora Fiscal, a los que corresponde re-
mitir en razón de brevedad y con el propósito de evitar repeticiones
innecesarias.

Por ello, se resuelve: Declarar que la presente causa corresponde


a la competencia originaria de la Corte Suprema de Justicia de la Na-
ción, prevista en el art. 117 de la Constitución Nacional. Notifíquese y
comuníquese a la Procuración General de la Nación.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco (en


disidencia)— Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti —
Horacio Rosatti.
1840 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Disidencia de la Señora Vicepresidenta Doctora Doña Elena I.


Highton de Nolasco

Considerando:

Que por las razones desarrolladas en la disidencia de la jueza Hi-


ghton de Nolasco en el precedente “Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires” (Fallos: 342:533), a cuyos fundamentos y conclusiones se remite
en razón de brevedad, corresponde concluir que la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires no es un sujeto aforado a la jurisdicción originaria de
esta Corte.

En consecuencia, por lo allí expuesto y de acuerdo a lo resuelto


por esta Corte en Fallos: 330:5279, y en las causas CSJ 1387/2012 (48-
C)/CS1 “Colace, Catalina Noemí c/ Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires y otro s/ daños y perjuicios”, CSJ 885/2013 (49-G)/CS1 “Gobier-
no de la Ciudad de Buenos Aires c/ Instituto Obra Social del Ejército
s/ cobro de pesos”, CSJ Competencia 965/2014 “M., M. Y. c/ GCBA s/
amparo”, CSJ 3028/2014 “Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires c/ Dirección de Obra Social de la Universidad de Buenos Aires
(DOSUBA) s/ ejecución fiscal” (pronunciamientos del 14 de mayo de
2013, 6 de marzo de 2014, 19 de febrero de 2015 y 17 de marzo de 2015,
respectivamente), entre muchas otras, este juicio no corresponde a la
competencia originaria del Tribunal.

Por ello y habiendo dictaminado la señora Procuradora Fiscal, se


resuelve: Declarar que la presente causa es ajena a la competencia
originaria de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Notifíquese y
comuníquese a la Procuración General de la Nación.

Elena I. Highton de Nolasco.

Parte ejecutante: Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, representado por la Dra.


Tomasa Arias (letrada apoderada), con el patrocinio letrado del Dr. Fernando Broto.
Parte ejecutada: Estado Nacional (Ministerio de Justicia y Derechos Humanos), re-
presentado por el Dr. Fernando J. Fazzi (letrado apoderado), con el patrocinio letrado
del Dr. Alejandro A. Castelló.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1841
343

MINISTERIO de TRABAJO, EMPLEO y SEGURIDAD


SOCIAL c/ ASOCIACIÓN PROFESIONAL POLICIAL y
PENITENCIARIA de ENTRE RÍOS s/ Ley de asoc. sindicales

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso extraordinario es admisible toda vez que se ha puesto en


tela de juicio la interpretación de normas de índole federal en las que el
apelante fundó su derecho y la decisión impugnada ha sido contraria a
su pretensión (artículo 14, inciso 3º, de la ley 48).

SINDICATO

Si bien el artículo 14 bis de la Constitución Nacional no consagra en fa-


vor del personal policial el derecho a constituir un sindicato, diversas
normas de jerarquía constitucional sí consagran dicho derecho (artículo
8º del PIDESC; artículo 22 del PIDCP; artículo 16 de la CADH; artículo
8º del Protocolo de San Salvador); todas estas normas, no obstante y
en consonancia con los demás tratados internacionales con jerarquía
constitucional, condicionan el derecho a la sindicalización a que los es-
tados signatarios de los tratados en cuestión no hayan adoptado medi-
das restrictivas al respecto (artículo 8º, inciso 2, PIDESC; 22, inciso 2,
PIDCP; 8º, inciso 2, del Protocolo de San Salvador) o no hayan prohibido
la sindicalización (artículo 16, incisos 2 y 3, CADH).

SINDICATO

El derecho a sindicalizarse de los miembros de la policía está sujeto


a las restricciones o a la prohibición que surjan de la normativa inter-
na y en el caso de las policías provinciales, tratándose de relaciones de
empleo público local, son las provincias las que pueden establecer las
restricciones o la prohibición.

SINDICATO

El Reglamento General de Policía de la Provincia de Entre Ríos esta-


blece que constituye falta grave la interposición de recursos, reclamos o
quejas en forma colectiva (artículo 161, inciso 9, de la ley 5654).
1842 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

SINDICATO

En la medida en que toda entidad sindical es una asociación constituida


en defensa de los intereses de los trabajadores que tiene garantizado
constitucionalmente concertar convenios colectivos de trabajo, el dere-
cho a la conciliación y al arbitraje y el derecho de huelga (artículo 14 bis
de la Constitución Nacional, artículo 2º y concordantes de la ley 23.551),
es evidente que se trata de un ente con personalidad diferenciada que
actúa en defensa de intereses colectivos, por lo que no hay duda alguna
de que la normativa local de la Provincia de Entre Ríos - artículo 161,
inciso 9, de la ley 5654- al prohibir cualquier tipo de recurso, reclamo o
quejas en forma colectiva, ha proscripto al personal policial asociarse
con fines gremiales.

SERVICIO PENITENCIARIO PROVINCIAL

La normativa que regula al personal penitenciario en la Provincia de


Entre Ríos contiene, según informa el Fiscal de Estado, una disposición
casi idéntica a la del personal policial; según la ley 5797, dicho personal
tiene proscripto formular peticiones, quejas o reclamos en forma colec-
tiva (artículo 15, inciso 1).

SINDICATO

Si bien la doctrina del precedente “Sindicato Policial” (Fallos: 340:437)


fue elaborada teniendo en miras al personal policial, no al personal pe-
nitenciario, en ambos supuestos, sin embargo, se trata de miembros de
fuerzas de seguridad estatales cuya organización, actividades y estatu-
tos legales exhiben una clara similitud.

SINDICATO

Si bien el Comité de Libertad Sindical y la Comisión de Expertos en la


Aplicación de Convenios y Recomendaciones de la Organización Inter-
nacional del Trabajo (OIT) han distinguido, a los efectos del reconoci-
miento del derecho a agremiarse, entre la situación de la policía y las
fuerzas armadas y la del personal de establecimientos penitenciarios,
estos organismos también han sostenido que las normas que permiten
limitar o prohibir el derecho de asociarse sindicalmente son de interpre-
tación restrictiva.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1843
343

SINDICATO

Si bien, conforme las opiniones del Comité de Libertad Sindical y la Co-


misión de Expertos en la Aplicación de Convenios y Recomendaciones
de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la interpretación de
las normas que permiten limitar o prohibir el derecho de asociarse sin-
dicalmente debe ser restrictiva, no hay duda alguna acerca de que la
prohibición de asociarse con fines gremiales – en la Provincia de Entre
Ríos - alcanza también al personal penitenciario.

SINDICATO

La prohibición de asociarse con fines gremiales es aplicable tanto al


personal policial como al personal penitenciario según el derecho vigen-
te en la Provincia de Entre Ríos; por lo que, sin perjuicio de que dicha
normativa pueda modificarse o derogarse en el futuro, la peticionante
no puede constituirse hoy como una entidad sindical.

SINDICATO

Toda vez que no se desprende la existencia de disposición legal algu-


na en la Provincia de Entre Ríos que en forma expresa le prohíba al
personal policial y penitenciario de dicha provincia asociarse con fines
gremiales, no puede otorgarse tal alcance a las disposiciones legales
referidas por la Fiscalía de Estado provincial que, con el claro fin de
preservar la disciplina interna, prohíben las quejas o los reclamos gru-
pales, en tanto tal prohibición no debe verse como un obstáculo decisivo
para que el personal policial y penitenciario pueda crear una asociación
que, respetando la disciplina interna, cumpla un rol significativo en la
defensa y promoción de los de los derechos e intereses profesionales,
económicos y sociales de ese colectivo de trabajadores (Disidencia del
juez Maqueda).

SINDICATO

El régimen jerárquico y disciplinario especial de la policía bonaerense


comporta una restricción legal explícita al ejercicio de ciertos derechos
derivados de la libertad sindical, ya que es manifiestamente incompati-
ble con la participación del personal en medidas de acción directa pero
la mera existencia de tal régimen en modo alguno puede considerar-
1844 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

se como una restricción absoluta de la libertad de asociación con fines


gremiales, restricción que, con tal alcance, solo podría surgir de una
disposición clara y específica de la ley (Disidencia del juez Maqueda
que remite a su voto en disidencia en el precedente Sindicato Policial de
Buenos Aires (Fallos: 340:437).

SINDICATO

El hecho de que la organización de las fuerzas de seguridad sea jerár-


quica y vertical no resulta un factor inhibitorio de la sindicación ni con-
tradictorio con la deliberación democrática y participativa que debe pre-
ceder las decisiones y guiar la acción gremial, en primer lugar, porque la
jerarquía es propia de toda organización burocrática, sea esta militar, de
seguridad o de otro tipo, y, en segundo lugar, porque la deliberación de-
mocrática interna en materia gremial no impide que el resultado de esa
deliberación se vea plasmado en reivindicaciones unificadas, tal como
es práctica en la realidad del mundo del trabajo (Disidencia del juez
Rosatti que remite a su voto en disidencia en el precedente Sindicato
Policial de Buenos Aires (Fallos: 340:437).

SINDICATO

Si el derecho a la sindicalización de la fuerza de seguridad provincial


surge directamente de la Constitución Nacional (por lo que no puede ser
prohibido por una legislatura local), los derechos emergentes de la sin-
dicalización sí pueden ser reglamentados y aun prohibidos por ley for-
mal, atendiendo a las peculiares características de la actividad concer-
nida, por considerarlo incompatible con la protección de los derechos
de terceros y la propia seguridad pública (Disidencia del juez Rosatti
que remite a su voto en disidencia en el precedente Sindicato Policial de
Buenos Aires (Fallos: 340:437).

SINDICATO

El derecho de sindicalización del personal de las fuerzas de seguridad


no confronta con valores constitucionales tales como la paz interior, la
seguridad de las personas o el orden público (Disidencia del juez Rosatti
que remite a su voto en disidencia en el precedente Rearte Adriana San-
dra y otro c/ Superior Gobierno de la Provincia de Córdoba s/ amparo
del 13 de agosto de 2020).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1845
343

SINDICATO

El derecho del personal del servicio penitenciario provincial a constituir


una asociación sindical resulta de la aplicación directa del art. 14 bis,
primer párrafo, in fine, de la Constitución Nacional, sin que sea nece-
saria intermediación normativa alguna sino la mera inscripción en un
registro especial; por lo que toda norma infraconstitucional que prohí-
ba el ejercicio de tal derecho deviene manifiestamente inconstitucional
(Disidencia del juez Rosatti que remite a su voto en disidencia en el
precedente Rearte Adriana Sandra y otro c/ Superior Gobierno de la
Provincia de Córdoba s/ amparo del 13 de agosto de 2020).

SINDICATO

Reconocido el derecho a sindicalizarse del personal de las fuerzas de


seguridad, incluidos los penitenciarios, la naturaleza de la actividad que
presta su personal torna necesaria una reglamentación que permita ar-
ticular los intereses del sector y los de la sociedad toda, como ocurre
con otras actividades (salud, provisión de agua potable, electricidad,
etc.) (Disidencia del juez Rosatti que remite a su voto en disidencia en
el precedente Rearte Adriana Sandra y otro c/ Superior Gobierno de la
Provincia de Córdoba s/ amparo del 13 de agosto de 2020).

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 3 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad So-


cial c/ Asociación Profesional Policial y Penitenciaria de Entre Ríos s/
ley de asoc. sindicales”.

Considerando:

1º) Que la Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones del


Trabajo dejó sin efecto la resolución del Ministerio de Trabajo,
Empleo y Seguridad Social que había denegado la inscripción gre-
mial solicitada por la Asociación Profesional Policial y Penitencia-
ria de Entre Ríos.
1846 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Para así resolver, la cámara sostuvo que los estados nacionales


no estaban obligados por el derecho internacional de derechos huma-
nos a admitir la sindicalización de las fuerzas armadas y de seguridad
(artículo 9 del Convenio 87 de la OIT, artículos 22 y 28 de la Declara-
ción Americana de Derechos y Deberes del Hombre (DADDH), artí-
culo 16, inciso 3 de la Convención Americana sobre Derechos Huma-
nos (CADH), artículo 8º, inciso 2 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales (PIDESC) y artículo 22 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP)). La cámara
señaló, sin embargo, que de dicha conclusión indisputable no se podía
desprender que el orden jurídico interno estaba obligado a no admitir
o a excluir de la capacidad de sindicalización a estas personas huma-
nas. En ese sentido, sostuvo que, de acuerdo a los artículos 14, 28 y 19
de la Constitución Nacional, no podía ser negado a los trabajadores
policiales el derecho a la organización sindical sin regla legal que im-
pidiese, con carácter general, la organización sindical de estos grupos.
Aclaró que no controvertía dicha afirmación la invocación de razones
de seguridad nacional, orden público o la protección de los derechos
y libertades ajenos ni el hecho de que las fuerzas armadas estuvieran
organizadas verticalmente. La cámara concluyó que la denegatoria de
la inscripción gremial debía ser dejada sin efecto y ordenó al Ministe-
rio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social a inscribir a la peticionante
como organización sindical “con las restricciones que considere ade-
cuadas para salvaguardar ‘la seguridad nacional, el orden público o la
protección de los derechos y libertades ajenos’”.

2º) Que contra esa decisión el Ministerio de Trabajo, Empleo y Se-


guridad Social interpuso recurso extraordinario.

El recurrente sostuvo, en síntesis, que el recurso era procedente


en los términos del artículo 14, inciso 3 de la ley 48 en la medida en
que, de la correcta inteligencia de la normativa aplicable (artículo 9º
del Convenio OIT 87, artículo 5º del Convenio OIT 98, artículo 16, inc.
3 de la CADH, artículo 22 del PIDCP y el artículo 8º del PIDESC), se
desprendía que no se había previsto un principio general de libre sindi-
calización del personal de las fuerzas armadas y de la policía y que, por
ello, el Estado Nacional podía denegar la inscripción gremial. Según
adujo, solo una ley de la Nación puede determinar el alcance de las
garantías previstas en el Convenio OIT 98 y en los tratados interna-
cionales en lo que se refiere a su aplicación a las fuerzas armadas y a
la policía, encontrándose por ello inhabilitado el Poder Judicial para
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1847
343

expedirse sobre la materia. En ese sentido, sostuvo que el tribunal se


había excedido en sus facultades jurisdiccionales pues los efectos de
lo decidido exhibían vocación legislativa.

Por otro lado, el recurrente afirmó que la cámara se había apar-


tado de las previsiones de la ley 23.551 en la medida en que las atribu-
ciones esenciales de las asociaciones sindicales estaban vedadas. Así,
sostuvo que la cámara ignoró el artículo 2º de la ley 25.344, por el que
la República Argentina formuló una reserva al Convenio OIT 154 en lo
que respecta a las fuerzas armadas y de seguridad, lo que demostra-
ría la voluntad de excluir a los miembros de las fuerzas armadas y de
seguridad de la negociación colectiva y, por ende, los privaría de una
atribución esencial de las entidades sindicales. Además, el recurrente
sostuvo que resultaba descabellado pensar que los miembros de estas
fuerzas tenían derecho a huelga, lo que constituye otra facultad que
hace a la esencia de la sindicalización. Afirmó también que el régimen
del personal policial tenía particularidades propias que lo hacían in-
compatible con la libre sindicalización del personal policial. Señaló que
los artículos 14 y 14 bis de la Constitución Nacional exigen, para que
los derechos allí consagrados se tornen operativos en el caso de las
fuerzas de seguridad, una ley expresa que pondere y armonice esos
derechos con los restantes valores jurídicos y derechos en juego, como
sucede con el derecho de huelga.

Finalmente, la recurrente denunció, con sustento en la doctrina de


la arbitrariedad, que se había configurado una violación al debido pro-
ceso legal, que la sentencia estaba inadecuadamente fundada y que se
había afectado la división de poderes.

3º) Que el recurso fue concedido únicamente con fundamento en


el artículo 14 de la ley 48 (fs. 191 de los autos principales), sin que la
recurrente haya interpuesto queja por los aspectos de su impugnación
que fueron denegados.

4º) Que con posterioridad a la concesión del recurso extraordina-


rio, este Tribunal requirió a la Fiscalía de Estado de la Provincia de
Entre Ríos que informase sobre los alcances de la legislación vigente
en el ámbito provincial en materia de sindicalización de los agentes
policiales y penitenciarios y, en su caso, que manifestase lo que en-
tendiera apropiado a los fines de la resolución de la controversia. Al
contestar dicho informe, la Fiscalía señaló, en lo que interesa, que de
1848 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

la normativa local se desprendía que la agremiación del personal poli-


cial y penitenciario estaba prohibida (fs. 236/241). De dicho informe se
corrió traslado a la demandada y a la actora (fs. 244/250 vta., 251/252,
respectivamente).

5º) Que el recurso extraordinario es admisible toda vez que se ha


puesto en tela de juicio la interpretación de normas de índole federal
en las que el apelante fundó su derecho y la decisión impugnada ha
sido contraria a su pretensión (artículo 14, inciso 3º, de la ley 48).

6º) Que la cuestión debatida en autos es análoga a la resuelta por la


Corte en Fallos: 340:437 (“Sindicato Policial Buenos Aires”.

En dicho precedente, el Tribunal sentó la doctrina según la cual,


si bien el artículo 14 bis de la Constitución Nacional no consagra en
favor del personal policial el derecho a constituir un sindicato, di-
versas normas de jerarquía constitucional sí consagran dicho dere-
cho (artículo 8º del PIDESC; artículo 22 del PIDCP; artículo 16 de la
CADH; artículo 8º del Protocolo de San Salvador). Todas estas nor-
mas, no obstante y en consonancia con los demás tratados interna-
cionales con jerarquía constitucional, condicionan el derecho a la sin-
dicalización a que los estados signatarios de los tratados en cuestión
no hayan adoptado medidas restrictivas al respecto (artículo 8º, inci-
so 2, PIDESC; 22, inciso 2, PIDCP; 8º, inciso 2, del Protocolo de San
Salvador) o no hayan prohibido la sindicalización (artículo 16, incisos
2 y 3, CADH). En otras palabras, de acuerdo al derecho vigente aún
después de adoptados los tratados mencionados precedentemente,
el derecho a sindicalizarse de los miembros de la policía está sujeto a
las restricciones o a la prohibición que surjan de la normativa inter-
na. En el caso de las policías provinciales, tratándose de relaciones
de empleo público local, son las provincias las que pueden establecer
las restricciones o la prohibición.

7º) Que, respecto del personal policial, según surge de lo informa-


do por la Fiscalía de Estado de la Provincia de Entre Ríos (fs. 236/241),
el Reglamento General de Policía establece que constituye falta grave
“la interposición de recursos, reclamos o quejas en forma colectiva”
(artículo 161, inciso 9, de la ley 5654).

En la medida en que toda entidad sindical es una asociación consti-


tuida en defensa de los intereses de los trabajadores que tiene garanti-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1849
343

zado constitucionalmente concertar convenios colectivos de trabajo, el


derecho a la conciliación y al arbitraje y el derecho de huelga (artículo
14 bis de la Constitución Nacional, artículo 2º y concordantes de la ley
23.551), es evidente que se trata de un ente con personalidad diferen-
ciada que actúa en defensa de intereses colectivos. Por consiguiente,
no hay duda alguna de que la normativa local, al prohibir cualquier
tipo de “recurso, reclamo o quejas en forma colectiva”, ha proscripto
al personal policial asociarse con fines gremiales.

8º) Que a la misma conclusión debe llegarse respecto del personal


penitenciario. La normativa que regula al personal penitenciario en la
Provincia de Entre Ríos contiene, según informa el Fiscal de Estado,
una disposición casi idéntica a la del personal policial. Según la ley
5797, dicho personal tiene proscripto “formular peticiones, quejas o re-
clamos en forma colectiva” (artículo 15, inciso l).

9º) Que este Tribunal no desconoce que la doctrina de “Sindicato


Policial” (Fallos: 340:437) fue elaborada teniendo en miras al personal
policial, no al personal penitenciario. En ambos supuestos, sin embar-
go, se trata de miembros de fuerzas de seguridad estatales cuya orga-
nización, actividades y estatutos legales exhiben una clara similitud.

En efecto, el servicio penitenciario de la Provincia de Entre Ríos


pertenece, al igual que la policía provincial (artículos 1º y 2º de la ley
5654), a la “rama activa de Seguridad” (artículo 1º de la ley 5797). Por
otro lado, las funciones asignadas al personal penitenciario son tam-
bién las de seguridad y defensa (artículo 9º y le competen las “facul-
tades y atribuciones correspondientes a su calidad de depositario de
la fuerza pública” (artículo 10). En esa línea, la ley local establece que
el personal del servicio penitenciario “podrá hacer uso racional y ade-
cuado de armas en circunstancias excepcionales de legítima defensa o
ante el peligro inminente para la vida, la salud o la seguridad de sí, de
agentes, de internos o terceros” (artículo 12). Además, el personal está
sometido a un “estado penitenciario”, es decir, a una situación jurídi-
ca que resulta de un conjunto de deberes, prohibiciones y derechos.
Entre los deberes se destaca la pertenencia a un régimen jerárquico,
la portación de armas y el sometimiento al régimen disciplinario (ar-
tículo 14 incisos a, b y d, respectivamente). Esos deberes son estric-
tamente análogos a los impuestos al personal policial (artículos 9º, 15
y 11 inciso a de la ley 5654). Las prohibiciones aplicables al personal
penitenciario son similares también a las del personal policial y entre
1850 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ellas se encuentra —según se vio— la de presentar peticiones, quejas


o reclamos en forma colectiva.

10) Que este Tribunal no ignora que, ante denuncias y requerimien-


tos articulados por diversas organizaciones locales e internacionales,
el Comité de Libertad Sindical y la Comisión de Expertos en la Aplica-
ción de Convenios y Recomendaciones de la Organización Internacio-
nal del Trabajo (OIT) han distinguido, a los efectos del reconocimiento
del derecho a agremiarse, entre la situación de la policía y las fuerzas
armadas y la del personal de establecimientos penitenciarios. Estos or-
ganismos también han sostenido que las normas que permiten limitar
o prohibir el derecho de asociarse sindicalmente son de interpretación
restrictiva (entre otros, véanse los señalamientos formulados en los ca-
sos de Bostwana, Fiji, Ghana, Kasajistán en Informe de la Comisión de
Expertos en Aplicación de Convenios y Recomendaciones, Conferen-
cia Internacional del Trabajo, 101 Reunión, Informe III, Parte 1ª, págs.
87/88, 152/158, 166/167, 204/206, respectivamente; para el seguimiento
posterior de estos casos, véase Aplicación de las normas internacio-
nales del Trabajo. Informe de la Comisión de Expertos en Aplicación
de Convenios y Recomendaciones, Conferencia Internacional del Tra-
bajo, 108ª reunión, 2019, Informe III, Parte A, págs. 58, 152/158, 166/167,
204/206; véase también Libertad sindical: Recopilación de decisiones
y principios del Comité de Libertad Sindical del Consejo de Adminis-
tración de la OIT, Ginebra, OIT, 5ª. ed. Revisada, 2006, párr. 223).

Las opiniones referidas, que tienen un valor significativo a la hora


de interpretar los convenios de la OIT (Fallos: 332:2715, entre otros), se
basan en dos ideas centrales. Por un lado, presuponen que, tratándose
de normas de interpretación restrictiva, ante la duda no corresponde
limitar o prohibir el derecho de asociarse sindicalmente. Por otro lado,
trazan la distinción entre personal policial y personal penitenciario en
base al examen de situaciones puntuales constatadas en países con
diferentes regulaciones. Dicho examen es sensible a distintos facto-
res. Así, por ejemplo, se tiene en cuenta si se concede al personal del
servicio penitenciario el mismo estatus jurídico que al personal po-
licial (Aplicación de las normas…, op. cit., pág. 58) o si el personal
penitenciario cumple las mismas funciones que el policial (Informe…,
op. cit. pág. 154; Libertad sindical…, op. cit., pág. 104). Estos puntos
son determinantes porque, según se vio, en el caso de la Provincia
de Entre Ríos tanto el personal penitenciario como el policial tienen
deberes y prohibiciones estrictamente análogos entre sí. Además, las
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1851
343

funciones asignadas a ambos son también similares. En consecuencia,


si bien la interpretación debe ser restrictiva, en el caso no hay duda
alguna acerca de que la prohibición de asociarse con fines gremiales
alcanza también al personal penitenciario.

11) Que, en definitiva, la prohibición de asociarse con fines gremia-


les es aplicable tanto al personal policial como al personal penitencia-
rio según el derecho vigente en la Provincia de Entre Ríos. Por con-
siguiente, sin perjuicio de que dicha normativa pueda modificarse o
derogarse en el futuro, la peticionante no puede constituirse hoy como
una entidad sindical.

Por ello, se declara procedente el recurso extraordinario, se re-


voca la sentencia apelada y se confirma la resolución 818/2014 del Mi-
nisterio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación (artículo
16 de la ley 48). Costas por su orden en atención a la naturaleza de la
cuestión debatida. Notifíquese y devuélvanse las actuaciones al tribu-
nal de origen.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda (en disidencia)— Ricardo Luis Lorenzetti —
Horacio Rosatti (en disidencia).

Disidencia del Señor Ministro Doctor Don Juan Carlos


Maqueda

Considerando:

Que de lo informado a fs. 236/241 por la Fiscalía de Estado de la


Provincia de Entre Ríos no se desprende la existencia de disposición
legal alguna que en forma expresa le prohíba al personal policial y pe-
nitenciario de dicha provincia asociarse con fines gremiales.

No puede otorgarse tal alcance a las disposiciones legales mencio-


nadas en dicho informe que, con el claro fin de preservar la disciplina
interna, prohíben las quejas o los reclamos grupales. Tal prohibición
no debe verse como un obstáculo decisivo para que el personal policial
y penitenciario pueda crear una asociación que, respetando la disci-
1852 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

plina interna, cumpla un rol significativo en la defensa y promoción de


los de los derechos e intereses profesionales, económicos y sociales de
ese colectivo de trabajadores.

En consecuencia, los planteos del recurrente encuentran adecua-


da respuesta en lo expresado en el voto en disidencia del juez Maque-
da en la causa “Sindicato Policial Buenos Aires” (Fallos: 340:437).

Por ello, se declara formalmente admisible el recurso extraordina-


rio y se confirma la sentencia apelada. Costas por su orden en atención
a la naturaleza de la cuestión debatida. Notifíquese y remítase.

Juan Carlos Maqueda.

Disidencia del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Considerando:

Que las cuestiones propuestas en la apelación federal resultan sus-


tancialmente análogas a las planteadas y resueltas en los preceden-
tes “Sindicato Policial Buenos Aires” (Fallos: 340:437) y CSJ 808/2012
(48-R)/CS1 “Rearte, Adriana Sandra y otro c/ Superior Gobierno de la
Provincia de Córdoba s/ amparo - recuso de apelación”, sentencia del
13 de agosto de 2020, voto del juez Rosatti a cuyos fundamentos y con-
clusiones se remite en razón de brevedad.

Por ello, se declara procedente el recurso extraordinario y se con-


firma la sentencia apelada. Costas por su orden en atención a la natura-
leza de la cuestión debatida. Hágase saber y, oportunamente, remítase.

Horacio Rosatti.

Recurso extraordinario interpuesto por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad


Social, representado por la Dra. Cecilia Adelfa Chas.
Traslado contestado por Ricardo Alfredo Raffo, con el patrocinio del Dr. Imanol Sánchez.
Tribunal de origen: Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1853
343

B., Y. s/ Control de legalidad – ley 26.061

ADOPCION

Corresponde exhortar al magistrado de grado a obrar con la premura


y la mesura que el caso amerita en la resolución definitiva del conflicto,
de modo de hacer efectivo el interés superior de los menores de edad
que como principio rector enuncia la Convención sobre los Derechos
del Niño, y de evitar que pueda prolongarse aún más la incertidumbre
sobre la situación de aquellos y su posibilidad de crecer en el seno de
una familia, evaluando especialmente los alcances de la adopción en lo
atinente a la creación o extinción de vínculos con su familia de origen,
previa evaluación psicodiagnóstica de los involucrados.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 3 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por M. B. en la cau-


sa B., Y. s/ control de legalidad – ley 26.061”, para decidir sobre su
procedencia.

Considerando:

Que el recurso extraordinario, cuya denegación origina la presen-


te queja, es inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación).

Que sin perjuicio de ello, atento la entidad de los derechos com-


prometidos y a la luz del dilatado trámite y el tiempo de instituciona-
lización de la niña, esta Corte exhorta al magistrado de grado a obrar
con la premura y la mesura que el caso amerita en la resolución de-
finitiva del conflicto, de modo de hacer efectivo el interés superior de
la menor de edad que como principio rector enuncia la Convención
sobre los Derechos del Niño, y de evitar que pueda prolongarse aún
más la incertidumbre sobre la situación de aquella y su posibilidad de
crecer en el seno de una familia, evaluando especialmente los alcan-
ces de la adopción en lo atinente a la creación o extinción de vínculos
1854 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

con su familia de origen, en especial con su madre con quien se ha


vinculado en el mismo hogar, previa evaluación psico-diagnóstica de
todos los involucrados.

Por ello, habiendo dictaminado el señor Defensor General adjunto


de la Nación, se desestima esta presentación directa. Notifíquese y,
previa devolución de los autos principales, archívese.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por M. B., patrocinada por la Dra. Indiana Pena titular
de la Defensoría Pública Oficial nº 4 ante los Juzgados y Cámaras Nacionales de
Apelaciones en lo Civil, Comercial y del Trabajo.
Tribunal de origen: Sala K de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil nº 25.

BANCO de la NACIÓN ARGENTINA c/ UNZAIN, HENRRI


MANUEL y Otra s/ Ejecución hipotecaria

CUESTION FEDERAL

Los agravios suscitan cuestión federal para su consideración en la


vía extraordinaria, pues aun cuando remiten a cuestiones de hecho y
de derecho común, materia ajena -como regla y por su naturaleza- al
remedio del art. 14 de la ley 48, tal circunstancia no constituye óbi-
ce decisivo para invalidar lo resuelto si lo decidido no constituye una
derivación razonada del derecho vigente con aplicación a los hechos
comprobados de la causa.

HIPOTECA

La sentencia que considero caduca la hipoteca y por tanto no exigible


el crédito del Banco de la Nación Argentina frente al tercero adquirente
resulta objetable, pues ha prescindido de aplicar el art. 29 de la ley 21.799
(t.o. ley 25.299) que prevé expresamente que los efectos del registro de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1855
343

la hipoteca durarán hasta la completa extinción de la obligación y tal


manda legal –contenida en la Carta Orgánica del Banco citado - cons-
tituye una excepción a la solución prevista por los arts. 3151 y 3197 del
entonces vigente Código Civil, que establecían que los efectos de la ins-
cripción de la hipoteca se extinguían pasados veinte años desde que fue
registrada, sin que la referida excepción resulte contraria a principios
de orden público.

HIPOTECA

La sentencia que considero caduca la hipoteca y por tanto no exigible


el crédito del Banco de la Nación Argentina frente al tercero adquiren-
te resulta objetable, pues la alzada ha prescindido de aplicar el art. 29
de la ley 21.799 (t.o. ley 25.299) que prevé expresamente que los efectos
del registro de la hipoteca durarán hasta la completa extinción de la
obligación y tal disposición legal –contenida en la Carta Orgánica del
Banco citado - constituye una excepción, como la propia norma lo pre-
cisa, a la solución prevista por los arts. 3151 y 3197 del entonces vigente
Código Civil, que establecían que los efectos de la inscripción de la
hipoteca se extinguían pasados veinte años desde que fue registrada
(Voto del juez Rosenkrantz).

HIPOTECA

No es motivo suficiente para apartarse de la ley 21.799 la afirmación


de la cámara acerca de que las reglas de caducidad protegen el orden
público y son indisponibles para las partes, toda vez que se trata de
una disposición legal y no de una convención entre partes (Voto del
juez Rosenkrantz).

HIPOTECA

Para declarar inaplicable el art. 29 de la ley 21.799, no es suficiente la


remisión que hace la cámara a los arts. 31 y 75, inc. 12, de la Constitu-
ción Nacional, en tanto se tratar de una ley del Congreso de la Nación
que establece una excepción particular al régimen general del Código
Civil en materia de caducidad de la inscripción de hipotecas (Voto del
juez Rosenkrantz).
1856 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 3 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la actora en la


causa Banco de la Nación Argentina c/ Unzain, Henrri Manuel y otra
s/ ejecución hipotecaria”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que contra la decisión de la Cámara Federal de Apelaciones


de Tucumán que confirmó la de primera instancia que había admi-
tido el planteo deducido por la Municipalidad de los Juríes –en su
carácter de tercer poseedor del inmueble hipotecado- y declarado la
inaplicabilidad a su respecto de lo dispuesto por el art. 599 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación, el acreedor hipotecario de-
dujo el recurso extraordinario federal cuya desestimación dio origen
a la presente queja.

2º) Que para adoptar esa decisión el tribunal a quo sostuvo –des-
pués de hacer una reseña de los hechos de la causa y de indicar que la
cuestión debía ser juzgada a la luz de las normas contenidas en el an-
terior Código Civil- que una exégesis armónica de las normas aplica-
bles (arts. 3151, 3197 del citado ordenamiento y art. 37 de la ley 17.801)
permitía concluir que la caducidad de la inscripción de la hipoteca
operaba de pleno derecho por el mero transcurso del tiempo, circuns-
tancia que no exigía instrumentación alguna y que la oponibilidad del
derecho real requería que este tuviera publicidad suficiente porque de
lo contrario, no resultaba oponible al tercero de buena fe.

3º) Que, sobre esa base, señaló que correspondía interpretar que
al tiempo de adquirir la Municipalidad de los Juríes el derecho real de
dominio sobre dos de las hectáreas de la demandada, la hipoteca se
encontraba caduca, por lo que no resultaba exigible el crédito frente
al tercero adquirente. Añadió que el instituto de la caducidad protegía
intereses de orden público que excedían a la voluntad de las partes
y que, en ese sentido, las reglas de la caducidad resultaban materia
indisponible. De ahí, pues, que en protección de los principios cons-
titucionales (arts. 31 y 75, inc. 12, de la Constitución Nacional), como
asimismo de los intereses comprometidos de los particulares en au-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1857
343

tos, correspondía atenerse a las reglas de fondo y por lo tanto declarar


inaplicables las normas invocadas por el acreedor hipotecario.

4º) Que los agravios del Banco de la Nación Argentina suscitan


cuestión federal para su consideración en la vía intentada, pues aun
cuando remiten a cuestiones de hecho y de derecho común, materia
ajena -como regla y por su naturaleza- al remedio del art. 14 de la ley
48, tal circunstancia no constituye óbice decisivo para invalidar lo re-
suelto si -como en el caso- lo decidido no constituye una derivación ra-
zonada del derecho vigente con aplicación a los hechos comprobados
de la causa.

5º) Que, en efecto, la decisión apelada resulta objetable porque


la alzada ha prescindido de aplicar el art. 29 de la ley 21.799 (t.o. ley
25.299) que prevé expresamente que los efectos del registro de la hipo-
teca durarán hasta la completa extinción de la obligación. Tal manda
legal –contenida en la Carta Orgánica del Banco de la Nación Argenti-
na- constituye una excepción a la solución prevista por los arts. 3151 y
3197 del entonces vigente Código Civil, que establecían que los efectos
de la inscripción de la hipoteca se extinguían pasados veinte años des-
de que fue registrada. La referida excepción –establecida en beneficio
del Banco de la Nación Argentina- no resulta contraria a principios de
orden público.

6º) Que, en tales condiciones, al no dar razones plausibles para


apartarse de la normativa prevista para el caso, la decisión apelada
afecta en forma directa e inmediata las garantías constitucionales in-
vocadas, por lo que corresponde admitir el recurso y descalificar el
fallo (art. 15 de la ley 48).

Por ello, con el alcance indicado, se hace lugar a la queja, se declara


procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto la sentencia
apelada. Con costas (art. 68 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación). Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por medio
de quien corresponda, proceda a dictar un nuevo fallo con arreglo a lo
expresado. Agréguese la queja al principal. Reintégrese el depósito.
Notifíquese y remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (según su voto)— Elena I. Highton


de N olasco — J uan C arlos M aqueda — H oracio R osatti .
1858 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Voto del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando que:

El infrascripto adhiere al voto de la mayoría, con excepción del


considerando 5º, que queda redactado de la siguiente manera:

5º) Que, en efecto, la decisión apelada resulta objetable porque


la alzada ha prescindido de aplicar el art. 29 de la ley 21.799 (t.o. ley
25.299) que prevé expresamente que los efectos del registro de la
hipoteca durarán hasta la completa extinción de la obligación. Tal
disposición legal –contenida en la Carta Orgánica del Banco de la
Nación Argentina- constituye una excepción, como la propia norma
lo precisa, a la solución prevista por los arts. 3151 y 3197 del enton-
ces vigente Código Civil, que establecían que los efectos de la ins-
cripción de la hipoteca se extinguían pasados veinte años desde que
fue registrada. La afirmación de la cámara acerca de que las reglas
de caducidad protegen el orden público y son indisponibles para
las partes no es motivo suficiente para apartarse de la ley 21.799
pues se trata de una disposición legal y no de una convención entre
partes. Asimismo, por tratarse de una ley del Congreso de la Nación
que establece una excepción particular al régimen general del Có-
digo Civil en materia de caducidad de la inscripción de hipotecas,
tampoco es suficiente la remisión que hace la cámara a los arts. 31
y 75, inc. 12, de la Constitución Nacional para declarar inaplicable el
art. 29 de la ley 21.799.

Por ello, con el alcance indicado, se hace lugar a la queja, se declara


procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto la sentencia
apelada. Con costas (art. 68 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación). Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por medio
de quien corresponda, proceda a dictar un nuevo fallo con arreglo a lo
expresado. Agréguese la queja al principal. Reintégrese el depósito.
Notifíquese y remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz.

Recurso de queja interpuesto por el Banco de la Nación Argentina, representado por


su letrado apoderado Dr. Javier Pérez Carletti, con el patrocinio letrado del Dr. Emi-
liano Mónicci Parente.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1859
343

Tribunal de origen: Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán.


Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Federal de Santiago del Estero.

JUVEVIR ASOCIACIÓN CIVIL y Otros c/ APR ENERGY S.R.L


s/ Inc. de apelación

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien a efectos de habilitar la instancia del art. 14 de la ley 48, el recurso


debe dirigirse contra una sentencia definitiva o asimilable, calidad de la
que carecen las que rechazan la acción pero dejan subsistente el acceso
a un posterior replanteo de la cuestión, las especiales circunstancias
de hecho involucradas en la causa permiten tener por configurada una
excepción a ese principio general, al encontrarse en juego la protección
y preservación del medio ambiente frente a la instalación de una central
termoeléctrica, cuestión que excede el interés de las partes y afecta a
la comunidad toda.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

RECURSO EXTRAORDINARIO

Cuando se pone en tela de juicio la ejecución de medidas de alcance


general que pueden interesar a actividades cuyo correcto ejercicio
no es ajeno al bienestar común, se configura la causal de excepción
que permite habilitar la instancia extraordinaria del art. 14 de la ley
48, máxime cuando la remisión del planteo a un juicio posterior pue-
de tornarla ineficaz.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que para desestimar la acción preventiva de


daño ambiental de incidencia colectiva consideró que la pretensión de
los actores no importaba un caso, causa o controversia en los términos
del art. 116 de la Constitución Nacional, pues, a su juicio, ello recién
se configuraría cuando los órganos locales competentes se expidieran
1860 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

de modo definitivo y acabado respecto del proyecto presentado por la


empresa demandada, toda vez que se soslayó el dictado de resolucio-
nes que se expidieron de manera favorable respecto del avance del
proyecto presentado por la accionada y que fueron impugnados por
los recurrentes no sólo en cuanto acogieron la petición formulada por
la empresa sino también respecto de la falta de celebración de una
audiencia pública previa.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que desestimó la acción preventiva de daño


ambiental de incidencia colectiva deducido a raíz de la construcción de
una central térmica de generación eléctrica, con sustento en la inexis-
tencia de caso en los términos del art. 116 de la Constitución Nacional,
pues la cámara no consideró el riesgo de daño irreversible al medio am-
biente que podría ocasionar la realización de la obra y la ejecución del
proyecto en razón de las irregularidades que denunció la actora, a fin de
resguardar el medio ambiente e impedir su degradación futura.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

MEDIO AMBIENTE

En cuestiones de medio ambiente, cuando se persigue la tutela del bien


colectivo consagrado en la Constitución Nacional, tiene una prioridad
absoluta la prevención del daño futuro; en tanto la mejora o degrada-
ción del ambiente beneficia o perjudica a toda la población, porque es un
bien que pertenece a la esfera social y transindividual, y de allí deriva la
particular energía con que los jueces deben actuar para hacer efectivos
estos mandatos constitucionales.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que desestimó la acción preventiva de daño


ambiental de incidencia colectiva deducida a raíz de la construcción
de una central térmica de generación eléctrica, pues la cámara omi-
tió considerar que los demandantes cuestionaron que los órganos lo-
cales analizaron los proyectos en forma individual, sin contemplar el
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1861
343

efecto acumulativo que tendría sobre el medio ambiente la operación


simultanea de dos centrales térmicas, cuestión que, según la opinión
de aquéllos, resultaba esencial dada la cercanía geográfica de dichos
emprendimientos.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SENTENCIA ARBITRARIA

La sentencia apelada incurre en una auto contradicción evidente que la


descalifica como acto jurisdiccional válido si, por un lado, señaló que los
actores omitieron acreditar un riesgo cierto de que el daño ambiental
alegado se produzca o que se agrave el ya acaecido pero, al desestimar
la acción en una instancia anterior a que la causa sea abierta a prueba,
cercenaron la posibilidad de que los propios recurrentes, a través de
los diferentes medios ofrecidos, puedan probar tales extremos, lo que
comporta un exceso ritual manifiesto que destituye al pronunciamiento
recurrido de fundamento suficiente para sustentarlo.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
A fs. 143/190, Juvevir Asociación Civil, Erica Hahn, Verónica García
Christensen, Facundo Antonio Despo y Gustavo Alejandro Madeira,
promovieron acción preventiva de daño ambiental de incidencia colec-
tiva contra APR ENERGY S.R.L. “y/o” quienes resulten responsables
de las obras de construcción para la instalación y operación de la cen-
tral térmica de generación eléctrica Matheu II, ubicada en el Partido
de Pilar, Provincia de Buenos Aires, con el objeto de que la demandada
cese en forma inmediata las obras de construcción o la actividad de
generación de energía en esa central hasta tanto se diseñe un sistema
sustentable de generación eléctrica o se modifique localización de la
usina termoeléctrica y se cumpla con la totalidad de la normativa vi-
gente en materia ambiental.
Asimismo, requirieron que se inicie la fase de abandono que
todo proceso de evaluación de impacto ambiental debe contemplar,
1862 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ordenándose el desmontaje de los grupos turbogeneradores y toda


su instalación complementaria, restaurando el área afectada a su
estado original.
Solicitaron el dictado de una medida cautelar a fin de que: i) se sus-
penda la construcción de la central termoeléctrica antes mencionada,
su operación y/o ensayos de prueba, y/o acopio de combustible y i i) se
ordene a la accionada la prohibición del uso del recurso hídrico subte-
rráneo y el vertido de efluentes líquidos hasta que obtenga y exhiba la
pertinente autorización administrativa expedida por la Autoridad del
Agua de la Provincia de Buenos Aires.

-II-
El Juzgado Federal de Campana hizo lugar a la medida cautelar
solicitada por los actores y, en consecuencia, ordenó a la empresa APR
ENERGY S. R. L.: a) que suspenda la construcción de la central ter-
moeléctrica, su operación, ensayos de prueba, acopio de combustible
y uso indebido de las aguas subterráneas; y b) la prohibición del uso
del recurso hídrico subterráneo y/o de red pública y la suspensión de
vertidos de efluentes líquidos, hasta tanto se dicte sentencia definitiva
en las presentes actuaciones (v. f s. 194/204).
Dicho pronunciamiento fue apelado por la demandada.
A fs. 589/599, la Cámara Federal de Apelaciones de San Martín
(Sala II), al revocar la sentencia de la instancia anterior, desestimó la
acción preventiva de daños, al entender que la pretensión esgrimida
por los actores no constituía un “caso”, “causa” o “controversia”, en
los términos del art. 116 de la Carta Magna, que permita la interven-
ción del Poder Judicial.
Para así decidir, la alzada explicó que quien pretende la admisión
de la tutela inhibitoria debe acreditar, con suficiente verosimilitud, la
existencia de un riesgo cierto de que el daño se produzca, o de que se
agrave el ya producido, sin que resulte suficiente la mera invocación
de un temor hipotético o eventual. Así, agregó, al interesado le corres-
ponde demostrar el referido extremo con prueba directa o indicios del
peligro que invoca.
En esta línea sostuvo que “…en el caso, los accionantes se limita-
ron a invocar un perjuicio que aparece como remoto o conjetural, al
fundarse en los eventuales daños que podría ocasionar el funciona-
miento de la termoeléctrica Central Matheu II” (cfr. f s. 596 vta. segun-
do párrafo).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1863
343

Sostuvo que no podía soslayarse que el Organismo Provincial para


el Desarrollo Sostenible (OPDS, en adelante) de la Provincia de Bue-
nos Aires había establecido que la ejecución de la obra quedaba con-
dicionada al estricto cumplimiento de los requisitos detallados en el
Anexo I de la resolución 69/17, que la Autoridad del Agua local había
indicado las exigencias que debían cumplirse para llevar a cabo el pro-
yecto y que el Concejo Deliberante del Municipio de Pilar, mediante
resolución 805, había requerido a APR ENERGY S.R.L. la realización
de diversas tareas. Dichas constancias demostraban, según explicó el
a quo, que la central termoeléctrica todavía no se encontraba habilita-
da para funcionar.
Agregó que, una vez que las autoridades de aplicación se expidan
de modo acabado y definitivo en las respectivas materias de su compe-
tencia existiría, eventualmente, posibilidad de que surja una cuestión
susceptible de ser traída a conocimiento de la justicia.
Explicó la alzada que una solución distinta implicaría que la justi-
cia se inmiscuya y reemplace a los organismos en cuestiones propias
de sus competencias.
En el mismo sentido, el tribunal apelado expuso que principio pre-
cautorio en materia ambiental impone necesariamente que su aplica-
ción se efectúe dentro de un marco de razonabilidad, lo que no acon-
tecía en el sub examine dado que la Central Matheu II no había sido,
como ya se dijo, habilitada.

-III-
Disconforme con dicho pronunciamiento, los actores dedujeron el
recurso extraordinario de fs. 618/634 que, denegado a fs. 646, origina
esta presentación directa.
En primer lugar, sostuvieron que la sentencia apelada resulta ar-
bitraria dado que cuenta con una fundamentación meramente dogmá-
tica que prescindió de la legislación aplicable, y que también omitió
valorar los antecedentes fácticos que originaron la presente acción.
Señalaron que al deducir la demanda presentaron y ofrecieron di-
versos medios de prueba tendientes a acreditar la amenaza de daño
ambiental, muchos de los cuales no llegaron a producirse a raíz de la
decisión de la cámara de desestimar la acción en la etapa inicial del
proceso judicial.
Añadieron que la cámara, al sostener que la central térmica Ma-
theu II no se encontraba habilitada para funcionar, prescindió del he-
1864 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

cho de que el OPDS ya le otorgó a la firma APR ENERGY S. R. L. el


certificado de aptitud ambiental.
A lo expuesto, los recurrentes agregaron que, tanto en el proce-
dimiento llevado a cabo en el ámbito provincial que culminó con la
expedición del certificado de aptitud ambiental, cuanto en el desa-
rrollado en el Municipio de Pilar con el objeto de establecer un cam-
bio de zonificación, se sucedieron numerosas irregularidades, entre
las que mencionó: a) la ausencia de participación ciudadana; b) que
no se realizó la necesaria categorización de APR ENERGY S.R.L en
los términos de la ley 11.459; c) que se emplazó el emprendimiento
en una zona residencial y d) que no se realizó una evaluación de
impacto ambiental acumulativa o con: unta para estimar el impacto
ambiental que tendrán las dos centrales termoeléctricas (Central
Matheu I y Central Matheu II) a instalarse simultáneamente y en
predios linderos.
Por otro lado, señalaron que la sentencia apelada desvirtúa la ga-
rantía del art. 41 de la Constitución Nacional, pues torna ilusorio el
goce de un ambiente sano y equilibrado que tiene la comunidad en
su conjunto.
Explicaron que en el presente caso existe un grave riesgo de daño
ambiental generado por inadecuado emplazamiento de la central tér-
mica en una zona netamente residencial, así como por el indebido
uso del recurso hídrico subterráneo pues, según exponen, la empresa
demandada proyecta consumir la cantidad de 2.881.000 litros de agua
por día, extraídos del acuífero Puelche, a los que debía sumársele los
2.184.000 litros diarios que demandará la operación de la Central Ma-
theu I, circunstancia que pone en riesgo la calidad y disponibilidad de
agua potable para un importante sector de la población.
Expusieron que la decisión adoptada por la cámara constituye una
violación al art 18 de la Carta Magna ya que, al impedir la apertura a
prueba de la causa, se configuró una palmaria violación a la garantía
del debido proceso y al derecho de defensa en juicio que les asiste.
Finalmente, alegaron que se desconoció la vigencia de los princi-
pios precautorio y de prevención, que han sido establecidos en el art.
4º de la ley 25. 675, lo que configura un agravio hacia sus derechos.

-IV-
Ante todo, cabe recordar que, a efectos de habilitar la instancia
del art. 14 de la ley 48, el recurso debe dirigirse contra una sentencia
definitiva o asimilable, calidad de la que carecen las que rechazan la
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1865
343

acción pero dejan subsistente el acceso a un posterior replanteo de la


cuestión (Cfr. Fallos: 321:1925; 330:4770).
Empero, advierto que las especiales circunstancias de hecho invo-
lucradas en el sub lite permiten tener por configurada una excepción
a ese principio general, al encontrarse en juego la protección y pre-
servación del medio ambiente frente a la instalación de una central
termoeléctrica, cuestión que excede el interés de las partes y afecta a
la comunidad toda.
En este sentido, el Tribunal ha entendido que cuando se pone en
tela de juicio la ejecución de medidas de alcance general que pueden
interesar a actividades cuyo correcto ejercicio no es ajeno al bienestar
común, se configura la causal de excepción que permite habilitar la
instancia extraordinaria del art. 14 de la ley 48, máxime cuando la re-
misión del planteo a un juicio posterior puede tornarla ineficaz (Fallos
247:601, entre otros).
Por otro lado, la sentencia ha sido dictada por el superior tribunal
de la causa.
En razón de lo expuesto considero que el remedio procesal resulta
formalmente admisible.

-V-
Sentado ello, pienso que asiste razón al apelante en cuanto señala
que la sentencia recurrida omitió el tratamiento de cuestiones oportu-
namente introducidas sin dar razones valederas para ello, con desco-
nocimiento de las constancias relevantes de la causa.
En efecto, la cámara, para desestimar la acción preventiva consi-
deró que la pretensión de los actores no importaba un “caso”, “causa”
o “controversia”, en los términos del art. 116 de la Constitución Nacio-
nal, pues, a su juicio, ello recién se configuraría cuando los órganos
locales competentes se expidan de modo definitivo y acabado respecto
del proyecto presentado por APR Energy S.R.L.
Sin embargo, tal decisión importa, en primer término, sosla-
yar que el art. 1º de la disposición 067/2017 dictada por el OPDS
declaró ambientalmente apto el proyecto presentado por APR
ENERGY S.R.L., aunque condicionado al cumplimiento de ciertos
requisitos, por lo que, contrariamente a lo sostenido por el a quo,
el mencionado acto administrativo constituye el pronunciamiento
del organismo provincial en el ámbito de su incumbencia (v. fs. 109
vta./110).
1866 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

La misma conclusión resulta aplicable al informe de la Autoridad


del Agua de la Provincia de Buenos Aires, que luce agregado a fs.
580/582, por medio del cual el citado órgano certificó la prefactibilidad
hidráulica, prefactibilidad de explotación del recurso hídrico y la pre-
feactibilidad de vuelco de efluentes mixtos previamente tratados, que
había solicitado APR Energy S. R. L. para la instalación de la Central
Térmica de Generación Eléctrica.
De esta forma, es claro para mí que los citados órganos provincia-
les, a través de las resoluciones antes mencionadas, ya se han expedi-
do de manera favorable respecto del avance del proyecto presentado
por la empresa demandada. En este punto, vale remarcar que tales
actos han sido impugnados por los recurrentes no sólo en cuanto aco-
gieron la petición formulada por APR ENERGY S.R.L. sino también
respecto del trámite que culminó con el dictado de aquéllos, específi-
camente, la falta de celebración de una audiencia pública previa.
Además, e independientemente del carácter definitivo o no que
revistan las decisiones adoptadas por los organismos provinciales, lo
cierto es que la cámara no consideró el riesgo de daño irreversible
al medio ambiente que podría ocasionar la realización de la obra y la
ejecución del proyecto a raíz de las irregularidades que denunció la
actora. Desentrañar tales hechos deviene indispensable a los fines de
resguardar el medio ambiente e impedir su degradación futura.
En este sentido cabe recordar que en cuestiones de medio ambien-
te, cuando se persigue la tutela del bien colectivo consagrado en la
Constitución Nacional, tiene una prioridad absoluta la prevención del
daño futuro. La mejora o degradación del ambiente beneficia o perju-
dica a toda la población, porque es un bien que pertenece a la esfera
social y transindividual, y de allí deriva la particular energía con que
los jueces deben actuar para hacer efectivos estos mandatos constitu-
cionales (Fallos: 329:2316).
Aun cuando lo expuesto bastaría para revocar el pronunciamiento
apelado, entiendo que resulta necesario añadir, desde otra óptica, que
la cámara omitió considerar que los demandantes también cuestiona-
ron que los órganos locales -especialmente, el OPDS y la Autoridad del
Agua de la Provincia de Buenos Aires- analizaron los proyectos “Cen-
tral Matheu I” y “Central Matheu II” en forma individual, sin contem-
plar el efecto acumulativo que tendrá sobre el medio ambiente la ope-
ración simultanea de ambas centrales térmicas, cuestión que, según
la opinión de aquéllos, resultaba esencial dada la cercanía geográfica
de dichos emprendimientos.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1867
343

En este sentido, los recurrentes manifestaron la necesidad de que


los organismos provinciales se expidan contemplando la incidencia
que tendrán en el ambiente el funcionamiento conjunto de las centra-
les térmicas antes aludidas.
Ahora bien, más allá de lo que he señalado en párrafos anteriores,
considero que el análisis sobre los necesidad de ese estudio conjunto,
del que se agravian los recurrentes, resulta independiente del carácter
que revistan los pronunciamientos de los órganos locales al que aludió
el tribunal para desestimar la acción interpuesta por los actores.
También cabe destacar que, en mi opinión, la sentencia apelada
incurre en una autocontradicción evidente que la descalifica como
acto jurisdiccional válido de acuerdo a la doctrina de la Corte (Fallos:
238:550; 262:459, entre otros). En efecto, la alzada, por un lado, señaló
que los actores omitieron acreditar un riesgo cierto de que el daño ale-
gado se produzca o que se agrave el ya acaecido. Sin embargo, al des-
estimar la acción en una instancia anterior a que la causa sea abierta
a prueba, cercenaron la posibilidad de que los propios recurrentes, a
través de los diferentes medios ofrecidos, puedan probar tales extre-
mos, lo que comporta un exceso ritual manifiesto que destituye al pro-
nunciamiento recurrido de fundamento suficiente para sustentarlo.
Así, entonces, advierto que el pronunciamiento apelado no sólo re-
sulta contradictorio sino que también mengua el derecho de defensa
de los actores quienes, por esa decisión, se vieron privados de producir
la prueba oportunamente ofrecida.
Por último considero, a diferencia de lo manifestado en la senten-
cia apelada, que la solución aquí propiciada no implica bajo ningún
concepto una intromisión en cuestiones propias de otros poderes sino,
por el contrario, reafirmar el control encomendado a la justicia sobre
las actividades de los otros poderes del Estado con la finalidad de tute-
lar y resguardar, ante una posible vulneración, el derecho constitucio-
nal a un ambiente sano.
De acuerdo a lo expuesto, cabe concluir en que lo resuelto por la
cámara, en cuanto consideró que en autos no se configuraba un “caso”,
“causa” o “controversia” en los términos del art. 116 de la Constitución
Nacional, guarda nexo directo e inmediato con las garantías constitu-
cionales que se invocan como vulneradas (art. 15 de la ley 48), por lo
que corresponde la descalificación del pronunciamiento apelado como
acto jurisdiccional los términos de la doctrina sobre arbitrariedad de
sentencias, sin que ello implique un pronunciamiento sobre el fondo
de la cuestión.
1868 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

-VI-
Opino, por lo tanto, que corresponde hacer lugar a la queja inter-
puesta, dejar sin efecto la sentencia apelada en cuanto fue materia del
recurso extraordinario y devolver las actuaciones para que, por quien
corresponda, se dicte una nueva conforme a derecho. Buenos Aires, 7
de agosto de 2019. Laura M. Monti.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 3 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la parte actora


en la causa Juvevir Asociación Civil y otros c/ APR Energy S.R.L s/ inc.
de apelación”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

Que esta Corte comparte los fundamentos y conclusiones de la


señora Procuradora Fiscal en su dictamen de fs. 53/57 vta., a los que
corresponde remitir en razón de brevedad.

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso


extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada. Con costas.
Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por quien corres-
ponda, se dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo al presente. No-
tifíquese, agréguese la queja al principal y, oportunamente, remítase.

Elena I. Highton de Nolasco — Juan Carlos Maqueda — Ricardo


Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por Juvevir Asociación Civil, actora en autos, representada
por Ana Cecilia Torta, Erica Graciela Hahn, Facundo Antonio Despo y Gustavo Alejandro
Madeira, todos por derecho propio, con el patrocinio letrado del Dr. Fabián Andrés Maggi.
Tribunal de origen: Cámara Federal de Apelaciones de San Martín, Sala II.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Federal de Primera Instancia nº 1
de Campana.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1869
343

PIÑEIRO, JORGE ROBERTO c/ N.B.O. NEO BULK


OPERATOR S.R.L. y Otro s/ Despido

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien el examen de cuestiones fácticas y de derecho común y procesal


es ajeno —como regla y por su naturaleza— a la instancia del art. 14 de
la ley 48, cabe hacer excepción a ese principio cuando el a quo ha omiti-
do dar un tratamiento adecuado al asunto de acuerdo a los términos en
que fue planteado, al derecho aplicable y a las pruebas rendidas.

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia si la apelante dejó planteada una cuestión


federal para el hipotético e improbable caso de que fueran admitidos
los cuestionamientos, oportunidad en que solicitó que se revirtiera el
reajuste de los créditos conforme índice RIPTE, dispuesta con carácter
previo a la aplicación de intereses, pero la cámara omitió dar respuesta
a dicho planteo a pesar de la influencia decisiva que su tratamiento po-
día tener en el resultado de la contienda.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 3 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por Complejo Por-


tuario Euroamérica S.A. en la causa Piñeiro, Jorge Roberto c/ N.B.O.
Neo Bulk Operator S.R.L. y otro s/ despido”.

Considerando:

1º) Que la Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones del Tra-


bajo modificó la sentencia de primera instancia únicamente para ex-
tender a la codemandada Complejo Portuario Euroamérica S.A. (en
adelante “Complejo”) la responsabilidad —con carácter solidario en
los términos del art. 30 de la LCT, con la empleadora N.B.O. S.R.L. que
había sido declarada rebelde en la causa— por el pago de distintos
1870 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

créditos derivados del despido del actor. Mantuvo, en cambio, la apli-


cación del índice RIPTE sobre el capital de condena, que había sido
dispuesta previa declaración de inconstitucionalidad del art. 4 de la
ley 25.561, más los intereses a tasa activa reconocidos desde la fecha
del distracto (fs. 318/321 de los autos principales, a cuya foliatura se
aludirá en lo sucesivo)

2º) Que para así resolver el a quo sostuvo, en síntesis, que no se ha-
llaba controvertido que “Complejo” era la explotadora —“administra-
dora”, según sus dichos— del predio portuario donde el demandante
realizaba sus tareas, el pago de salarios en negro ni, consecuentemen-
te, la irregularidad registral. Estimó que, por ello, se hallaban reunidos
los recaudos para extender a “Complejo” los alcances de la condena.

3º) Que, con fundamento en la doctrina de la arbitrariedad de sen-


tencias, “Complejo” interpuso el recurso extraordinario (fs. 323/332)
cuya denegación dio origen a la queja que, mediante sentencia del 19
de junio de 2019, el Tribunal declaró formalmente admisible (fs. 92
del RHE).

En su memorial la recurrente impugna, por un lado, la solidaridad


atribuida y, por otro, la omisión de tratamiento de sus planteos vincu-
lados al método de cálculo establecido en primera instancia para de-
terminar el crédito, que fueron sometidos a decisión de la cámara en
el escrito de contestación de los agravios deducidos por el actor contra
la sentencia de primera instancia.

4º) Que si bien el examen de cuestiones fácticas y de derecho co-


mún y procesal es ajeno —como regla y por su naturaleza— a la ins-
tancia del art. 14 de la ley 48, cabe hacer excepción a ese principio
cuando, como ocurre en el caso, el a quo ha omitido dar un tratamiento
adecuado al asunto de acuerdo a los términos en que fue planteado, al
derecho aplicable y a las pruebas rendidas (doctrina de Fallos: 340:131
y sus citas, entre otros).

5º) Que, en tal sentido, se observa que al replicar los agravios de su


contraparte —aquellos que motivaron su condena—, la aquí apelante
dejó planteada una cuestión federal “para el hipotético e improbable
caso” de que fueran admitidos dichos cuestionamientos, oportunidad
en que solicitó que se revirtiera el reajuste de los créditos conforme
índice RIPTE, dispuesta con carácter previo a la aplicación de intere-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1871
343

ses (fs. 311/315). Sin embargo, la cámara omitió dar respuesta a dicho
planteo a pesar de la influencia decisiva que su tratamiento podía te-
ner en el resultado de la contienda.

6º) Que, con respecto de los restantes agravios, el recurso extraor-


dinario es inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial
de la Nación).

En consecuencia, con el alcance indicado, corresponde descalifi-


car el pronunciamiento apelado por aplicación de la conocida doctrina
del Tribunal en materia de arbitrariedad.

Por ello, se declara parcialmente procedente el recurso extraordi-


nario y se deja sin efecto la sentencia con el alcance indicado. Costas
por su orden en atención a la naturaleza de la cuestión debatida. Vuel-
van los autos al tribunal de origen para que, por quien corresponda,
se dicte un nuevo fallo con arreglo al presente. Agréguese la queja al
principal. Notifíquese y, oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda.

Recurso de queja interpuesto por Complejo Portuario Euroamérica S.A., demandada


en autos, representada por las doctoras Claudia Andrea Degeli y Lucía Filippini, en
calidad de apoderadas.
Tribunal de origen: Sala V de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia del
Trabajo nº 31.

SILVA LEAL, ALICIA c/ COMISIÓN NACIONAL de


PENSIONES ASISTENCIALES s/ Amparos y sumarísimos

PRONUNCIAMIENTO INOFICIOSO

Corresponde declarar inoficioso un pronunciamiento de la Corte en el


recurso deducido contra la sentencia que admitió la acción de amparo
iniciada contra el Ministerio de Desarrollo Social y consideró inconsti-
1872 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

tucional el art. 1º, inc. e, del decreto 432/97, en cuanto exige a los extran-
jeros la residencia continua en el país por un período de 20 años para
acceder a la pensión por invalidez prevista en la ley 13.478, toda vez que
de las constancias de la causa se desprende que la amparista reside en
el país desde hace más de 20 años.

RECURSO EXTRAORDINARIO

El remedio intentado suscita cuestión federal bastante para su conside-


ración por la vía intentada, en la medida en que los agravios de la recu-
rrente ponen de manifiesto que lo que se discute atañe a la aplicación,
inteligencia e interpretación de normas constitucionales (arts. 16, 20, 75,
incs. 22 y 23) (Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).

RECURSO EXTRAORDINARIO

Los planteos de la recurrente circunscriptos a la arbitrariedad de la


sentencia en cuanto resolvió el rechazo de la excepción de competencia,
la procedencia de la vía del amparo y la ponderación del certificado de
discapacidad, resultan ineficaces para habilitar la vía extraordinaria, ya
que remiten a cuestiones de hecho, prueba, derecho común y procesal,
materias propias de los jueces de la causa y ajenas -como regla y por su
naturaleza- al remedio del art. 14 de la ley 48, máxime cuando la senten-
cia cuenta con motivaciones suficientes que, al margen de su acierto o
error, le dan sustento como acto jurisdiccional (Disidencia de los jueces
Maqueda y Rosatti).

PENSION POR INVALIDEZ

No obsta a la intervención de la Corte el hecho de que, con posterio-


ridad a la interposición de la demanda, el dictado de la sentencia de
primera instancia, su confirmación por la alzada, y la interposición del
recurso extraordinario federal, la actora haya cumplido -e incluso ex-
cedido- el período de 20 años de residencia en el país a que hace refe-
rencia la norma cuya validez constitucional se ha cuestionado - art. 1º,
inc. e, del decreto 432/97- pues la verificación del recaudo tornó inofi-
cioso el planteo de inconstitucionalidad articulado hacia el futuro, pero
subsiste el interés en relación al período anterior al cumplimiento del
requisito cuya constitucionalidad se ventila (Disidencia de los jueces
Maqueda y Rosatti).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1873
343

DERECHO PREVISIONAL

Los actos que reconocen la existencia de un derecho previsional tienen


efecto declarativo y no constitutivo de aquel, que se consolida al momen-
to de cumplir con los requisitos correspondientes; tal consolidación no
puede ser desconocida, incluso, en el caso de que no haya sido ejercido
el derecho (Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).

PENSION POR INVALIDEZ

La lectura sistemática y consistente de las normas – art. 3 y 9 de la ley


13.478, 18.910 y 20.267 - revela que las pensiones a la vejez y a la invalidez
no son identificables con las pensiones graciables ni en cuanto a su na-
turaleza ni en cuanto al régimen de concesión (Disidencia de los jueces
Maqueda y Rosatti).

INTERPRETACION DE LA LEY

Las leyes deben ser interpretadas considerando armónicamente la to-


talidad del ordenamiento jurídico y los principios y garantías de raigam-
bre constitucional para obtener un resultado adecuado, pues la admi-
sión de soluciones notoriamente disvaliosas o conclusiones reñidas con
las circunstancias singulares del caso no resultan compatibles con el fin
común tanto de la tarea legislativa como de la judicial (Disidencia de los
jueces Maqueda y Rosatti).

PENSION POR INVALIDEZ

El beneficio de la pensión por invalidez no deriva de la atribución del Po-


der Legislativo de “dar pensiones” (tradicionalmente llamadas pensio-
nes graciables) contenida en el art. 75, inc. 20, de la Constitución Nacio-
nal -cuyo reconocimiento pertenece a la órbita de discrecionalidad del
órgano legislativo-, sino que, por el contrario, se encuentra encuadrada
en el ámbito de la legislación relativa a la seguridad social, conforme el
art. 75, inc. 12, de la Norma Fundamental argentina (Disidencia de los
jueces Maqueda y Rosatti).
1874 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

PRINCIPIO DE IGUALDAD

La garantía de igualdad ante la ley radica en consagrar un trato legal igua-


litario a quienes se hallan en una razonable paridad de circunstancias, lo
que no impide que el legislador contemple de manera distinta situaciones
que considere diferentes, en la medida en que dichas distinciones no se
formulen con criterios arbitrarios, de indebido favor o disfavor, privilegio
o inferioridad personal o clase, ni importen ilegítima persecución de per-
sonas o grupos de ellas (Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).

NO DISCRIMINACION

El trato diferenciado entre nacionales y extranjeros no es en principio


inconstitucional en los términos de los arts. 16, 20 y 75, inc. 22, de la
Constitución Nacional, razón por la cual el legislador se encuentra ha-
bilitado a invocar la distinción con la exigencia de que tal decisión res-
ponda a intereses que involucren el bienestar general y encuentren una
justificación razonable y proporcional en relación con los propósitos que
se persiguen (Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).

NO DISCRIMINACION

La distinción entre nacionales y extranjeros no importa per se un su-


puesto de discriminación, ello sin perjuicio de analizar el grado de ra-
zonabilidad y proporcionalidad de las consecuencias jurídicas que se
deriven de tal configuración normativa en relación con la finalidad de
la norma, de manera de evitar resultados disvaliosos o excesivamente
gravosos (Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).

PENSION POR INVALIDEZ

En la ponderación de la razonabilidad del art. 1º, inc. e, del decreto


432/97, es necesario considerar que el requisito de residencia en el país
aparece ligado a la necesidad de asegurar un cierto grado de integra-
ción y permanencia que resulta de relevancia jurídica al tiempo de orga-
nizar un sistema de asistencia social; en esa inteligencia, dicho requisito
de residencia continua en el país (tanto para naturalizados como para
extranjeros) constituye un requisito constitucionalmente válido para
garantir en términos de igualdad formal y sustantiva el acceso a la pres-
tación asistencial (Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1875
343

PENSION POR INVALIDEZ

En el marco normativo en el que se encuentra inserta la ley 13.478 y su


decreto reglamentario, el hombre es el eje y centro de todo el sistema
jurídico y en tanto fin en sí mismo -más allá de su naturaleza trascen-
dente- constituye el valor fundamental respecto al cual los restantes
valores tienen siempre carácter instrumental (Disidencia de los jueces
Maqueda y Rosatti).

PENSION POR INVALIDEZ

Los recaudos exigidos por el decreto 432/97, reglamentario de la ley


13.478 y sus modificatorias, permiten concluir que la norma apunta a
reconocer el acceso al beneficio a aquellos que se encuentran en con-
tingencias sociales absolutamente extremas, vale decir, situaciones que
ponen en juego la subsistencia misma de la persona humana carente de
recursos o amparo, para usar vocablos del propio decreto 432/97 y, con
ello, la vigencia efectiva de sus derechos fundamentales básicos (Disi-
dencia de los jueces Maqueda y Rosatti).

PENSION POR INVALIDEZ

El decreto 432/97, reglamentario de la ley 13.478 se presenta como uno


de los modos previstos en nuestra legislación para garantizar el goce de
los derechos esenciales reconocidos en el texto constitucional y replica-
dos en los tratados internacionales, entre los que corresponde mencio-
nar el derecho a la vida, a la salud, a la supervivencia y al desarrollo, a
un nivel de vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual,
moral y social y, en definitiva, a gozar de igualdad de oportunidades y en
este sentido, se pondera la vulnerabilidad vital del colectivo concernido,
ya que la falta de consideración de esta circunstancia como pauta de
diferenciación supone igualar a los vulnerables con quienes no lo son
(Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).

PENSION POR INVALIDEZ

La preferente tutela de la que gozan las personas en situación de vulne-


rabilidad, en particular las personas discapacitadas, y el principio de pro-
gresividad en la satisfacción plena de sus derechos fundamentales, según
se encuentra prescripto en el art. 75, inc. 23, de la Constitución Nacional,
1876 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ha desterrado definitivamente interpretaciones que conduzcan a resulta-


dos regresivos (Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).

PENSION POR INVALIDEZ

A la luz de los derechos y principios constitucionales involucrados en la


reglamentación dispuesta por decreto 432/97, cuya constitucionalidad
se ha impugnado, corresponde concluir que el plazo de 20 años exigido a
los extranjeros para poder gozar de los beneficios de la pensión luce ma-
nifiestamente irrazonable en los términos del art. 28 de la Constitución
Nacional, pues la exorbitancia del plazo convierte en ilusorio el derecho
a la pensión en un tiempo oportuno y adecuado y no reúne los requisi-
tos mínimos de idoneidad, necesidad y proporcionalidad ni ofrece una
justificación plausible para sustentar la diferencia entre naturalizados y
extranjeros, conforme criterios democráticamente aceptados (Disiden-
cia de los jueces Maqueda y Rosatti).

PENSION POR INVALIDEZ

La irrazonabilidad del plazo consignado en el art. 1, inc. e, del decreto


432/97 importa en los hechos que la aplicación de tal norma se traduzca
en una discriminación indirecta ya que por las consecuencias que irro-
ga, en la práctica, el beneficio de la pensión por invalidez estaría vedado
para los extranjeros con residencia acreditada en el territorio argentino
(Disidencia de los jueces Maqueda y Rosatti).

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
La Sala I de la Cámara Federal de la Seguridad Social rechazó el
recurso interpuesto por el Ministerio de Desarrollo Social de la Na-
ción y confirmó la sentencia de primera instancia que hizo lugar a la
acción de amparo presentada por la accionante a fin de que se arbitren
los medios necesarios para que se dicte expreso acto administrativo
sobre la petición de pensión por invalidez con fundamentos en la ley
13.478, sin considerar a su respecto el requisito del inciso e del decreto
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1877
343

432/97 (fs.148 del expediente principal, al que me referiré de aquí en


adelante salvo aclaración en contrario).
En primer lugar, desestimó el planteo de excepción de incompe-
tencia de acuerdo a lo dispuesto por el artículo 16 de la ley 16.986 -que
reglamenta la acción de amparo-, remitiéndose a las consideraciones
expuestas por la Sra. Fiscal General a cargo de la fiscalía 1 del fuero,
en su dictamen 37881 de fecha 23 de mayo de 2016. De igual modo,
desestima el planteo de reclamo administrativo previo ya que al solici-
tarse la declaración de inconstitucionalidad de una norma, tal extremo
legal previo no es requerido.
En cuanto al planteo sobre el artículo 1, inciso e, del decreto 432/97
afirma que el alto tribunal se ha expresado en el caso “Reyes Aguilera,
Daniela c/ Estado Nacional” en el sentido de que el recaudo de resi-
dencia resulta inaplicable por inconstitucional en aquellos supuestos
en que se encuentran reunidos todos y cada uno de los restantes re-
quisitos para acceder a la prestación por invalidez exigidos por dicho
cuerpo legal, por lo que confirma la sentencia en este aspecto.
Por último, rechazó el agravio de la demandada sobre el porcen-
taje de incapacidad en tanto el sentenciante había ordenado que tal
extremo fuese verificado en el proceso administrativo junto con los
restantes recaudos (art. 1, inc. b, del decreto 432/97).

-II-
Contra ese pronunciamiento, la demandada interpuso recurso
extraordinario federal (fs.153/162 vta.), que fue contestado por la re-
presentante del Ministerio Público de la Defensa (164/183) y denegado
(fs. 184), circunstancia que motivó la presente queja (fs. 38/42 vta. del
cuaderno de queja).
En primer lugar, la recurrente alega la existencia de caso federal
en los términos del artículo 14 de la ley 48, puesto que al confirmar la
sentencia en crisis, el tribunal de alzada ha decidido contra la validez
de normas federales, en particular del decreto 423/97, desconociendo
los términos claros y precisos de la normativa que rige las pensiones
no contributivas y sustentando su opinión en afirmaciones generales y
jurisprudenciales. Agrega que la sentencia denota la falta de conside-
ración de los agravios y de valoración de la norma que rige la materia.
Señala que no existe contradicción entre la letra del decreto
432/97 y el texto constitucional, ya que, conforme el artículo 16 de
la Constitución Nacional, pueden establecerse válidamente dife-
rencias siempre que no sea entre personas que se encuentren en
1878 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

la misma situación. Máxime en estos casos en los que los recur-


sos presupuestarios se encuentran en juego y donde el Estado, sin
desatender los principios constitucionales en la materia, debe velar
porque tales beneficios no se conviertan en una carga de tal mag-
nitud que pueda afectar el nivel global de otras prestaciones y obli-
gaciones a su cargo. Por ello, entiende que no corresponde tachar
la norma de inconstitucional en base a la diferencia que establece
entre nacionales y extranjeros.
Agrega que la garantía de la igualdad ante la ley no obsta a que
el legislador contemple en forma distinta situaciones que considere
diferentes con tal que la distinción no suponga hacerlo entre quienes
se encuentren en la misma situación. Hay “distinción” pero no “discri-
minación” que importe un supuesto de vulneración de los artículos 16
y 20 de la Constitución Nacional.
En apoyo de su postura cita el voto del juez Maqueda en el caso
“Reyes Aguilera” -al que caracteriza erróneamente como disidente-,
donde sostiene que el legislador puede establecer diferencias entre
nacionales y extranjeros siempre que tal decisión responda a intere-
ses que involucren el bienestar general y resulte razonable y propor-
cional a los propósitos que se persiguen. A su vez, señala que el voto ci-
tado justifica la imposición del requisito de residencia en la necesidad
de cierto grado de integración y permanencia que deberían observar
quienes se incorporan a un sistema de asistencia social.
Puntualiza que la norma impugnada impone el requisito de resi-
dencia en el país a todos los peticionantes de las pensiones asistencia-
les por invalidez como también respecto de las pensiones por vejez,
por ser madre de más de 7 hijos y otras pensiones especiales. Sostiene
que, incluso, la norma incorpora a los argentinos nativos, lo que da
cuenta que el fin buscado por la reglamentación radica en que el bene-
ficiario habite el territorio de la República Argentina, si bien con ma-
yor exigencia conforme al compromiso que el solicitante tenga para
con el país.
Al mismo tiempo, esgrime que la sentencia del a quo es arbitraria
en tanto la Cámara, a pesar de la incompetencia planteada, resuelve el
fondo de la cuestión, en oposición a una interpretación integrativa de
los artículos 4, 16 y 17 de la ley 16.986. Sostiene, además, que la Cámara
remite a una situación de vulnerabilidad que no se encuentra acredita-
da en autos en tanto el certificado de discapacidad que presenta no ha-
bría sido emitido en los términos de la ley 22.431, norma que establece
el Sistema de Protección Integral de los Discapacitados.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1879
343

Por último, plantea la existencia de gravedad institucional por


cuanto las particularidades de la cuestión exceden el interés particu-
lar ya que la sentencia recurrida falla contra los claros conceptos de
una norma legal, manifestando hacerlo, erróneamente en virtud de
precedentes de la Corte Suprema.

-III-
En mi entender, el recurso extraordinario interpuesto contra la
sentencia definitiva de la causa fue mal denegado por cuanto se ha
puesto en tela de juicio la interpretación de cláusulas de la Constitu-
ción Nacional y de tratados de derechos humanos (art. 16, CN y nor-
mas internacionales concordantes) y la decisión ha sido adversa a las
pretensiones que la apelante funda en ellas (artículo 14, inc. 3, ley 48).
Por lo tanto, el recurso de queja es procedente.
Por el contrario, en cuanto a los planteos de arbitrariedad vin-
culados al tratamiento de la excepción de competencia y la aptitud
probatoria del certificado de discapacidad, considero que los agra-
vios no deben prosperar en tanto las objeciones en que se fundan
remiten al estudio de cuestiones de hecho y prueba y de derecho
común ajenas a la instancia federal (doctr. Fallos: 305:1130, “Fer-
nández”; Fallos: 321:2181, “Busquets”; Fallos: 326: 1989, “Valiente”;
entre otros); máxime cuando lo resuelto se funda en argumentos
que, más allá de su grado de acierto, resultan suficientes para sus-
tentar la sentencia en crisis e impiden su descalificación como acto
judicial (dictamen de esta Procuración General al que remitió la
Corte en Fallos: 327:2406, “Gannio”).

-IV-
En el caso, se halla en discusión la constitucionalidad del artículo
1, inciso e, del decreto 432/97 del Poder Ejecutivo Nacional, reglamen-
tario de la ley 13.478 que determina que para acceder a la pensión por
invalidez los extranjeros deberán acreditar una residencia continuada
en el país de 20 años.
Entiendo que la controversia federal bajo examen encuentra ade-
cuada y suficiente respuesta en el precedente “Reyes Aguilera” (Fa-
llos: 330:3853) en el que la Corte Suprema, con distintos votos, declaró
la inconstitucionalidad del requisito de 20 años de residencia para ac-
ceder a la pensión por invalidez por resultar irrazonable y despropor-
cionado. Ese fallo resulta aplicable al sub lite en tanto, en los dos ca-
sos, los presupuestos fácticos resultan sustancialmente semejantes:
1880 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

se trata de personas extranjeras que solicitan acceder a la pensión


por ser personas con discapacidad y carecer de medios alternativos
de subsistencia y el órgano administrativo desestimó la solicitud por
el incumplimiento del requisito legal apuntado.
Según constancias de la causa y la presentación patrocinada por la
Defensoría General de la Nación, la señora S L nació en la República
Oriental del Uruguay, tenía 57 años de edad al momento del reclamo,
posee una discapacidad producto de una hernia de disco, canal estre-
cho y aracnoiditis lo que le produjo parálisis en partes de las piernas y
caderas, motivo por el cual tuvo que ser intervenida quirúrgicamente
en varias oportunidades. Dichas lesiones dejaron como secuela una
dificultad en la marcha, razón por la cual necesita acompañante con-
tinuamente. Se encuentra en tratamiento en el Hospital Penna por la
afección traumatológica y en el Hospital Rawson por su cuadro de hi-
pertensión arterial y tratamiento para el dolor. Cuenta con certificado
de discapacidad emitido por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires en el año 2013. Además, se menciona que, teniendo en
cuenta su edad, estado de pobreza, situación de calle y salud deterio-
rada, se encuentra expuesta diariamente a situaciones de maltrato,
discriminación y violencia de todo tipo (fs. 3, 4 y 43 vta, 17/19.
A su vez, cabe consignar que la señora S L ingresó al país el 4
abril de 1997, tal como resulta de su documento nacional de identidad,
momento desde el cual se encuentra viviendo aquí de manera per-
manente y cuenta con radicación definitiva desde el mes de mayo de
2003 (fs.4). De modo que, si bien no llega controvertida a la presente
instancia el lapso de residencia en el país, tal como se desprende del
documento agregado al expediente, no existiendo prueba en contra-
rio, podría incluso considerarse que la accionante ha cumplido con el
requisito que exige el artículo 1, inciso e, del decreto reglamentario
432/97, en tanto superaría los 20 veinte años de “residencia mínima
continuada” en el país.
Debo destacar además que, de manera reciente, en la causa
“Fernández Machaca” (CSJ 1351/2015/RH1, sentencia del 2 de mar-
zo de 2016), en un caso análogo al que se discute en autos, la Corte
rechazó el recurso extraordinario interpuesto contra la sentencia
de la Sala II de la Cámara Federal de la Seguridad Social que ha-
bía resuelto el caso en aplicación del precedente “Reyes Aguilera”.
Similar temperamento adoptó en las actuaciones caratuladas “Kor-
khov, Heorhiy c/ Estado Nacional -Poder Ejecutivo Nacional- Mi-
nisterio de Desarrollo y otro s/ amparo y sumarísimos con medida
cautelar adjunta” (CSJ 53/2014 (50-K)).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1881
343

Sin perjuicio de lo hasta aquí manifestado, en mi entender, la pos-


tura de la Corte en el precedente “Reyes Aguilera” se ve reforzada por
argumentos fundados en normativa internacional adoptada por el Es-
tado argentino con posterioridad a esa sentencia, como la Convención
sobre Derechos de las Personas con Discapacidad, que goza de jerar-
quía constitucional desde el año 2014, e interpretaciones realizadas
por los órganos de aplicación de tratados, que deben ser consideradas
por la Corte como guía particularmente relevante en la hermenéutica
de tal normativa (Fallos 333:2306, “Álvarez”; 335:452, “Q.C., S.Y”).
En esa línea, cabe resaltar que, en cuanto a la naturaleza de
la prestación reclamada, el sistema de pensiones no contributivas
para las personas con discapacidad instrumenta de manera directa
derechos fundamentales de base constitucional, por lo que su regu-
lación y administración debe observar las reglas del debido proceso
adjetivo y sustantivo.
En efecto, la pensión por invalidez consiste en una transferencia
de dinero que es conferida a las personas con discapacidad imposibi-
litadas de generar ingresos laborales y que se hallan en una situación
severa de precariedad económica. En tanto tal, resguarda el derecho
a la seguridad social que cubre los riesgos de subsistencia (art. 14 bis
y 75,inc. 22, Constitución Nacional; art. 9, Pacto Internacional de De-
rechos Económicos, Sociales y Culturales y art. 28 de la Convención
sobre Derechos de las Personas con Discapacidad) y tiende a hacer
efectivo el derecho a un nivel de vida adecuado, que comprende ali-
mentación, vestido y vivienda (art. 11, inc. 1, Pacto Internacional de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales y art. 28, Convención
sobre Derechos de las Personas con Discapacidad; dictamen de esta
Procuración en autos FRO 73023789/2011, “T. V.F. c/ ANSES y otro s/
varios”, del 3 de febrero de 2017).
Esta asignación garantiza, a su vez, la cobertura de salud a través
del Programa Federal “Incluir Salud” (Cf. resolución 1862/2011 del Mi-
nisterio de Salud, arts. 1 y 2) y, por lo tanto, se vincula de forma directa
con el derecho a la salud (arts. 42 y 75, inc. 22, Constitución Nacional,
art. 12, Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y arts.
25 y 26, Convención sobre Derechos de las Personas con Discapaci-
dad). En este aspecto especifico, la Convención sobre Derechos de las
Personas con Discapacidad exige a los Estados parte la adopción de
medidas para garantizar el acceso a las prestaciones de rehabilitación
relacionadas con la salud y proporcionar los servicios que se requie-
ran como consecuencia de la discapacidad. La prestación responde,
además, al deber estatal positivo de adoptar medidas de protección
1882 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

para atender las necesidades especiales de las personas con discapa-


cidad a fin de que puedan alcanzar y mantener la máxima independen-
cia, inclusión en la comunidad y participación en todos los aspectos
de la vida (art. 19, Convención sobre Derechos de las Personas con
Discapacidad; Comité sobre los Derechos de las Personas con Disca-
pacidad, Observación General 5, párrs. 18 y 19; Comité de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, Observación General 5, párrs. 5 y
6; Fallos 335:168, “P. de C”; dictámenes de esta Procuración General en
autos FCB 22477/2014/CS1, “G.M.S. y otro en representación de su hija
c/ INSSJP -PAMI s/ afiliaciones, del 3 de julio de 2018 y CSJ 701/2013
(49-G)/CSI, “G.I. c/ Swiss Medical S.A. s/amparo ley 16.986”, del 28 de
abril de 2015).
En particular, el Comité de Derechos Económicos, Sociales y Cul-
turales ha sostenido, con especial referencia a los extranjeros, que
éstos deben tener acceso a planes no contributivos de apoyo a los in-
gresos, y acceso asequible a la atención de salud y el apoyo a la familia
y que cualquier restricción, debe ser proporcionada y razonable (Ob-
servación General 19, párr. 37).
Finalmente, en el examen de la cuestión cabe ponderar que dis-
tintos órganos de tratados de Naciones Unidas, cuyas recomendacio-
nes respecto a nuestro país han sido tomadas en cuenta por la Corte
Suprema de Justicia de la Nación en diversos casos (Fallos: 335:197,
“F.A.L.”, considerando 6; 331:2691, “García Méndez”, considerando 5,
y Fallos 328:1146, “Verbitsky”, considerandos 50 y 51), expresaron pre-
ocupación por la legislación que impide el acceso a la pensión de las
personas extranjeras con discapacidad que no cumplen con el requisi-
to de residencia continua de 20 años, e instaron al Estado argentino a
reformar esas disposiciones. En tal sentido se pronunciaron el Comité
sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad (CRPD/C/ARG/
CO/1, 19 de octubre de 2012, punto 46), el Comité de Protección de los
Derechos de Todos los Trabajadores Migratorios y de sus Familiares
(CMW/C/ARG/CO/1, 23 de septiembre de 2011, punto 30.a) y el Comité
de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (E/C. 12/ARG/CO/3, 14
de diciembre de 2011, punto 15 y E/C. 12/ARG/CO/4, 12 de octubre de
2018, puntos 26 y 27.a).
Por las razones expuestas, opino que corresponde admitir la que-
ja interpuesta, declarar procedente el recurso extraordinario y con-
firmar la sentencia apelada. Buenos Aires, 3 de mayo de 2019.Víctor
Abramovich.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1883
343

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 3 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la demandada en


la causa Silva Leal, Alicia c/ Comisión Nacional de Pensiones Asisten-
ciales s/ amparos y sumarísimos”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

Que en el recurso extraordinario, cuya denegación originó esta


queja, el Ministerio de Desarrollo Social impugna la sentencia de la
Sala I de la Cámara Federal de la Seguridad Social, confirmatoria de
la dictada en primera instancia que, al admitir la acción de amparo
deducida por la actora, consideró inconstitucional el art. 1º, inc. e, del
decreto 432/97, en cuanto exige a los extranjeros la residencia conti-
nua en el país por un período de 20 años para acceder a la pensión por
invalidez prevista en la ley 13.478.

Que de la constancia de fs. 4 de los autos principales (foliatura su-


perior) se desprende que la amparista reside en el país desde el 4 de
abril de 1997, es decir, hace más de 20 años. Frente a ese hecho los
planteos de la apelante carecen de objeto actual, en la medida en que
ha desaparecido el presupuesto que dio lugar a la acción lo cual con-
vierte en abstracta la cuestión planteada.

Por ello, habiendo dictaminado el señor Procurador Fiscal, se de-


clara inoficioso un pronunciamiento del Tribunal en el presente recur-
so de hecho. Intímese al recurrente para que, en el ejercicio financiero
correspondiente, efectúe el depósito previsto en el art. 286 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación, cuyo pago se encuentra diferi-
do de conformidad con lo prescripto en la acordada 47/91. Notifíquese
y, previa devolución de los autos principales al tribunal de origen, ar-
chívese la queja.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda (en disidencia)— Ricardo Luis Lorenzetti —
Horacio Rosatti (en disidencia).
1884 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Disidencia de los Señores Ministros Doctores Don Juan Carlos


Maqueda y Don Horacio Rosatti

Considerando:

1º) Que la actora, de nacionalidad uruguaya, nacida el 14 de ene-


ro de 1957, reside en Argentina de manera permanente desde el 4 de
abril de 1997 -habiendo obtenido su radicación definitiva en el mes de
mayo de 2003- y cuenta con certificado de discapacidad emitido por
el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires en el año 2013.
En tales condiciones, inició en fecha 17 de marzo de 2014 acción de
amparo contra el Estado Nacional –Ministerio de Desarrollo Social de
la Nación (Comisión Nacional de Pensiones Asistenciales)- invocando
la inconstitucionalidad del art. 1º, inc. e, del anexo I del decreto 432/97
(texto originario), que exige a los extranjeros la residencia mínima
de 20 años como requisito para la concesión de la pensión por invali-
dez prevista en el art. 9 de la ley 13.478 (y sus modificatorias). Sostuvo
que la norma impugnada violenta diversos derechos protegidos por
la Constitución Nacional y por instrumentos internacionales vigentes
por el reenvío de su art. 75 inc. 22. En concreto solicitó se declare la
inconstitucionalidad de dicha norma, y se ordene a la demandada que
se abstenga de exigirle el requisito de 20 años de residencia en el país,
para poder, de dicho modo, continuar con el resto del trámite que exige
el decreto en cuestión.

La demandada opuso excepción de incompetencia de jurisdicción,


por sostener que las causas que se relacionan con pensiones no con-
tributivas resultan de competencia de la Justicia Nacional en lo Con-
tencioso Administrativo Federal, ya que, según invoca, tales pensiones
asistenciales se encuentran regidas por una legislación totalmente di-
símil con la previsional. A su vez argumentó la falta de presupuestos
que habiliten la vía del amparo, por cuanto no se había agotado la vía
administrativa. Finalmente, expresó que la reglamentación contenida
en el anexo I, punto I inc. e del decreto 432/97 no se encuentra reñida
con el derecho a la igualdad, por cuanto -a su criterio- establece una
distinción valedera entre supuestos que estima disímiles y que obede-
cen a una objetiva razón de diferenciación.

2º) Que el magistrado a cargo del Juzgado Federal de Primera


Instancia de la Seguridad Social nº 1, tras rechazar la excepción de
incompetencia articulada por la demandada y considerar admisible
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1885
343

la vía intentada, declaró inaplicable en los autos el art. 1º, inc. e, del
decreto 432/97 para acceder a la prestación por invalidez, en base a la
doctrina sentada por esta Corte Suprema en el precedente “R. A. D.”
(Fallos: 330:3853). En ese marco, resolvió hacer lugar a la acción de
amparo impetrada y ordenar al Estado Nacional – Ministerio de De-
sarrollo Social – Comisión Nacional de Pensiones Asistenciales, para
que en forma conjunta y/o individual en la medida de sus competen-
cias, arbitren los medios necesarios para que en el plazo de treinta
días hábiles de quedar firme la presente dicte expreso acto adminis-
trativo sobre la pensión por invalidez y/o prestación no contributiva
reclamada por la actora, con fundamento en la ley 13.478 sin conside-
rar a su respecto el requisito exigido por el inc. e del decreto 432/97
(fs. 117/121 de los autos principales).

Apelada la decisión por la demandada, la Sala I de la Cámara Fe-


deral de la Seguridad Social confirmó lo resuelto por el juez de grado
(fs. 148/148 vta.). En primer lugar, remitió al criterio del Fiscal General
ante esa instancia, en torno a que la cuestión relativa a la competencia
había sido zanjada con anterioridad en el proceso, que su articulación
se encontraba vedada por el art. 16 de la ley 16.986 y que no corres-
pondía exigir en los presentes el agotamiento de la vía administrativa
dado que el objeto de la demanda era la declaración de inconstitucio-
nalidad de una norma dictada por el Poder Ejecutivo Nacional. Reiteró
la referencia al mencionado precedente de este Tribunal respecto a la
inconstitucionalidad del art. 1º inc. e del decreto 432/97 y desestimó el
planteo articulado por el recurrente que cuestionaba que el juez de
grado había tenido por acreditado el porcentaje de discapacidad me-
diante un certificado emitido por el Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, cuando el sentenciante había ordenado que tal requisito sea ve-
rificado en el proceso administrativo junto con los restantes recaudos.
Contra esta decisión la demandada interpuso recurso extraordinario
federal, cuya denegación dio origen a la presente queja.

3º) Que el recurrente funda el remedio extraordinario articulado


en la existencia de cuestión federal simple, sobre la base de sostener
que la decisión en crisis ha desconocido normas constitucionales y
reglamentarias que regulan el otorgamiento de pensiones no contri-
butivas (art. 116, Constitución Nacional, ley 27, ley 48, ley 13.478, mo-
dificada por la ley 18.910, decreto 432/97), lo que exige, a su criterio, el
análisis de normas federales dictadas en ejercicio de las facultades
que acuerdan los arts. 75, inc. 11 y 76 de la Constitución Nacional.
1886 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En ese marco, argumenta que el pronunciamiento recurrido


incurre en la equivocación de considerar a las pensiones no con-
tributivas como de carácter previsional. Agrega que no existe con-
tradicción entre la exigencia del art. 1º, inc. e, del decreto 432/97 y el
art. 16 de la Constitución Nacional, por entender que la garantía de
igualdad ante la ley no obsta a que puedan establecerse válidamen-
te diferencias siempre que no sea entre personas que se encuen-
tren en la misma situación.

Plantea, a su vez, la arbitrariedad de la sentencia en lo que refiere


al rechazo de la excepción de incompetencia y por cuanto -sostiene- el
a quo parte de considerar que la actora obtuvo un certificado de disca-
pacidad que fuera emitido por el Gobierno de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires y no en los términos de la ley 22.431. Por último, invoca
gravedad institucional.

4º) Que el remedio intentado suscita cuestión federal bastante


para su consideración por la vía intentada, en la medida en que los
agravios de la recurrente ponen de manifiesto que lo que aquí se dis-
cute atañe a la aplicación, inteligencia e interpretación de normas
constitucionales (arts. 16, 20, 75, incs. 22 y 23). En este plano, el Tri-
bunal no se encuentra limitado por los argumentos de las partes o del
a quo, sino que le incumbe realizar una declaración sobre el punto
debatido (Fallos: 320:1602 y 323:1656).

Por otra parte, los planteos de la recurrente circunscriptos a la ar-


bitrariedad de la sentencia en cuanto resolvió el rechazo de la excep-
ción de competencia, la procedencia de la vía del amparo y la pondera-
ción del certificado de discapacidad, resultan ineficaces para habilitar
la vía extraordinaria, ya que remiten a cuestiones de hecho, prueba,
derecho común y procesal, materias propias de los jueces de la causa
y ajenas -como regla y por su naturaleza- al remedio del art. 14 de la ley
48, máxime cuando la sentencia cuenta con motivaciones suficientes
que, al margen de su acierto o error, le dan sustento como acto juris-
diccional (Fallos: 341:688, entre muchos otros).

5º) Que corresponde señalar que no obsta a la intervención de


este Tribunal el hecho que, con posterioridad a la interposición de
la demanda (17 de marzo de 2014), el dictado de la sentencia de
primera instancia (29 de febrero de 2016), su confirmación por la
alzada (6 de marzo de 2017), y la interposición del recurso extraor-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1887
343

dinario federal (28 de marzo de 2017), la actora haya cumplido -e


incluso excedido- el período de 20 años de residencia en el país a
que hace referencia la norma cuya validez constitucional ha cues-
tionado. En su caso, la verificación del recaudo tornó inoficioso
el planteo de inconstitucionalidad articulado hacia el futuro, pero
subsiste el interés en relación al período anterior al cumplimiento
del requisito cuya constitucionalidad se ventila en el sub examine
(Fallos: 325:3243).

Ello así, dado que los actos que reconocen la existencia de un de-
recho previsional tienen efecto declarativo y no constitutivo de aquel,
que se consolida al momento de cumplir con los requisitos correspon-
dientes (Fallos: 342:263 y 738, entre muchos otros); tal consolidación no
puede ser desconocida, incluso, en el caso de que no haya sido ejercido
el derecho (Fallos: 329:3207).

6º) Que la cuestión a discernir por este Tribunal en el sub examine


consiste en dirimir la constitucionalidad del art. 1º, inc. e, del anexo del
decreto 432/97 del Poder Ejecutivo Nacional, reglamentario de la ley
13.478, que establece la obligatoriedad de los extranjeros de acreditar
la residencia continuada en el país durante 20 años como condición
para acceder a la pensión por invalidez. El tema ha recibido trata-
miento expreso de este Tribunal en el precedente “R. A. D.” (Fallos:
330:3853), donde la mayoría compuesta por los votos conjuntos de los
jueces Fayt y Zaffaroni, y Petracchi y Argibay -respectivamente- y el
voto concurrente del juez Maqueda, resolvió la inconstitucionalidad
del requisito en crisis.

7º) Que, a los fines de delimitar el plexo normativo de aplicación


en la causa, es necesario en primer término pronunciarse sobre la na-
turaleza de la pensión cuyos requisitos se encuentran reglamentados
por la norma citada.

A tal efecto, cabe considerar que el art. 3º de la ley 13.478 creó el


Fondo Estabilizador de Previsión Social para atender los déficits de
los organismos de previsión social, el pago del suplemento variable,
las “pensiones graciables acordadas o a otorgarse y las pensiones
a la vejez creadas por esta ley”. Del tenor literal señalado, se colige
necesariamente la diferenciación que formuló el legislador entre las
dos instituciones a que hace referencia: i) las pensiones denominadas
“graciables” y ii) las pensiones destinadas a la vejez. Al regular estas
1888 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

últimas, el art. 9º de la ley de referencia amparaba a las personas de


sesenta años o más, no cubiertas por un régimen de previsión y con
exigencia de otros requisitos.

A su vez, la ley 18.910 incorpora como un supuesto diferenciado


para acceder a la pensión la alternativa que la persona se encuentre
“imposibilitada de trabajar”. Finalmente, la ley 20.267 sustituyó el art.
9º de la ley 13.478 y sus modificatorias, y dispuso “Facultase al Poder
Ejecutivo a otorgar en las condiciones que fije la reglamentación
una pensión inembargable a toda persona sin suficientes recursos
propios, no amparada por un régimen de previsión, de sesenta y cin-
co o más años de edad o imposibilitada de trabajar”.

En síntesis, como ha señalado la Corte en Fallos: 330:3853 citado


(voto del juez Maqueda, considerando 4º, y argumento del voto de los
jueces Fayt y Zaffaroni, considerando 2º), una lectura sistemática y
consistente de las normas mencionadas revela que las pensiones a la
vejez y a la invalidez (tal como la denomina el decreto reglamentario)
no son identificables con las pensiones graciables ni en cuanto a su
naturaleza ni en cuanto al régimen de concesión.

La interpretación que antecede es la que mejor se compadece con


la índole de los derechos que se encuentran en juego. Es que las le-
yes deben ser interpretadas considerando armónicamente la totalidad
del ordenamiento jurídico y los principios y garantías de raigambre
constitucional para obtener un resultado adecuado, pues la admisión
de soluciones notoriamente disvaliosas o conclusiones reñidas con las
circunstancias singulares del caso no resultan compatibles con el fin
común tanto de la tarea legislativa como de la judicial (doctrina de
Fallos: 300:417; 302:1209, 1284; 303:248 y sus citas).

En consecuencia, el beneficio en juego no deriva de la atribución


del Poder Legislativo de “dar pensiones” (tradicionalmente llamadas
pensiones graciables) contenida en el art. 75, inc. 20, de la Constitución
Nacional -cuyo reconocimiento pertenece a la órbita de discreciona-
lidad del órgano legislativo-, sino que, por el contrario, se encuentra
encuadrada en el ámbito de la legislación relativa a la seguridad so-
cial, conforme el art. 75, inc. 12, de la Norma Fundamental argentina
(Fallos: 330:3853, voto de los jueces Fayt y Zaffaroni, considerando 2º,
voto del juez Maqueda, considerando 4º).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1889
343

Así, el sistema de seguridad social subsume tanto aquellas pensio-


nes contributivas como no contributivas. En esta orientación, corres-
ponde la ponderación de la norma impugnada a la luz de los principios
establecidos en los arts. 14 bis y 75, inc. 23, de la Constitución Nacional,
e instrumentos internacionales con jerarquía constitucional (art. 75,
inc. 22; arts. XVI de la Declaración Americana de los Derechos y De-
beres del Hombre, art. 25.1 de la Declaración Universal de Derechos
Humanos, art. 9º del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales y art. 28, inc. 2, de la Convención sobre los De-
rechos de las Personas con Discapacidad). En referencia al colecti-
vo de personas con discapacidad, resulta de aplicación a la causa el
art. 9º del Pacto Internacional aludido, tal como lo ha puntualizado el
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales: “[l]os regí-
menes de seguridad social y de mantenimiento de los ingresos re-
visten importancia particular para las personas con discapacidad.
Como se indica en las Normas Uniformes ‘Los Estados deben velar
por asegurar la prestación de apoyo adecuado en materia de ingre-
sos a las personas con discapacidad que, debido a la discapacidad o
a factores relacionados con ésta, hayan perdido temporalmente sus
ingresos, reciban un ingreso reducido o se hayan visto privadas de
oportunidades de empleo’” (Observación General nº 5. Las personas
con discapacidad, HRI/GEN/1/Rev.6, ps. 34/35, párr. 28. La referencia
es a las Normas Uniformes sobre la igualdad de oportunidades para
las personas con discapacidad - anexo de la resolución de la Asamblea
General de las Naciones Unidas 48/96, 20-XII-1993).

8º) Que, arribados a este punto, resulta necesario ponderar si es


compatible con el texto constitucional argentino el reconocimiento al
legislador de la facultad de establecer diferencias entre nacionales y
extranjeros en el contexto de los fines que persigue la norma cuestio-
nada, y en relación con la naturaleza de los derechos y garantías que
se pretenden proteger.

En lo que refiere a distinciones entre nacional y extranjero, re-


sulta imprescindible considerar que el art. 20, primera parte, de la
Constitución Nacional, consagra que “Los extranjeros gozan en el
territorio de la Nación de todos los derechos civiles del ciudadano;
pueden ejercer su industria, comercio y profesión; poseer bienes
raíces, comprarlos y enajenarlos; navegar los ríos y costas; ejer-
cer libremente su culto; testar y casarse conforme a las leyes...”.
Por su parte, diversos instrumentos internacionales con jerarquía
1890 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

constitucional (art. 75, inc. 22, Constitución Nacional), vedan la dis-


criminación por origen nacional (vgr. art. 1.1 del Pacto de San José de
Costa Rica, art. 2.2 del Pacto Internacional de Derechos Económicos,
Sociales y Culturales y art. 26 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos).

Es menester recordar que la garantía de igualdad ante la ley radi-


ca en consagrar un trato legal igualitario a quienes se hallan en una
razonable paridad de circunstancias, lo que no impide que el legislador
contemple de manera distinta situaciones que considere diferentes,
en la medida en que dichas distinciones no se formulen con criterios
arbitrarios, de indebido favor o disfavor, privilegio o inferioridad perso-
nal o clase, ni importen ilegítima persecución de personas o grupos de
ellas (Fallos: 342:411, citado).

En esa inteligencia, el trato diferenciado entre nacionales y extran-


jeros no es en principio inconstitucional en los términos de los arts. 16,
20 y 75, inc. 22, de la Constitución Nacional, razón por la cual el legis-
lador se encuentra habilitado a invocar la distinción con la exigencia
de que tal decisión responda a intereses que involucren el bienestar
general y encuentren una justificación razonable y proporcional en re-
lación con los propósitos que se persiguen. Tal distinción no importa
per se un supuesto de discriminación, ello sin perjuicio de analizar el
grado de razonabilidad y proporcionalidad de las consecuencias jurí-
dicas que se deriven de tal configuración normativa en relación con
la finalidad de la norma, de manera de evitar resultados disvaliosos o
excesivamente gravosos (voto del juez Maqueda en Fallos: 330:3853,
considerando 7º).

9º) Que, sentado lo anterior, cabe recordar que el decreto 432/97


recurre a la exigencia del requisito de residencia continua en el país
como presupuesto para el otorgamiento de la pensión no contributiva
en estudio tanto para ciudadanos como extranjeros, previéndose para
cada caso una distinta extensión. Así, para los ciudadanos rige la ex-
tensión prevista en el inc. d del art. 1 del anexo I, conforme el cual “los
naturalizados deberán contar con una residencia continuada en el
mismo de por lo menos cinco (5) años anteriores al pedido del bene-
ficio”. El requisito se extiende a 20 años en el caso de los extranjeros,
conforme surge del inc. d del mismo artículo, cuya constitucionalidad
se ventila en autos.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1891
343

En tal entendimiento, cabe recordar que la “no permanencia”


como factor de restricción de derechos ha sido analizado por el Tri-
bunal al resolver casos diversos al presente: por ejemplo, al ponde-
rar la constitucionalidad de la fijación de sobretasas o recargos por
ausentismo (Fallos: 147:402; 171:390; 190:159; 211:389; 220:1310; 223:401;
239:157; 314:1293) la Corte ha convalidado la determinación de diversas
categorías de contribuyentes por motivos tales como la mayor o me-
nor vinculación del dueño con el país en que la riqueza gravada tiene
su asiento o su fuente. Ahora bien, el supuesto en estudio difiere al
analizado en los criterios jurisprudenciales anteriores, dado que en el
presente caso el requisito de residencia continua en el país es exigido
como recaudo para la obtención del beneficio, es decir, para la consoli-
dación misma del derecho en sí.

En la ponderación de su razonabilidad, es necesario considerar


que el requisito de residencia en el país aparece en el sub judice li-
gado a la necesidad de asegurar un cierto grado de integración y per-
manencia que resulta de relevancia jurídica al tiempo de organizar un
sistema de asistencia social (arg. voto del juez Maqueda en el prece-
dente citado de Fallos: 330:3853, considerando 14). En esa inteligencia,
el requisito de residencia continua en el país (tanto para naturalizados
como para extranjeros) constituye un requisito constitucionalmente
válido para garantir en términos de igualdad formal y sustantiva el
acceso a la prestación asistencial.

10) Que, sentado lo anterior, corresponde ponderar la validez cons-


titucional y el grado de razonabilidad que reviste la extensión del lap-
so de 20 años de residencia continuada exigido por la reglamentación
para los extranjeros, a fines de acceder al beneficio no contributivo
señalado, especialmente a la luz del plexo normativo y axiológico en
el que se subsume la pensión no contributiva en análisis, los derechos
de las personas en situación de vulnerabilidad que se encuentran re-
glamentados por la norma y las obligaciones estaduales en la materia,
en los términos del art. 75, inc. 23, e instrumentos internacionales con
jerarquía constitucional (específicamente la Convención sobre los De-
rechos de las Personas con Discapacidad).

En ese sentido, es necesario recalcar que en el marco normativo


en el que se encuentra inserta la ley 13.478 y su decreto reglamentario,
el hombre es el eje y centro de todo el sistema jurídico y en tanto fin en
sí mismo -más allá de su naturaleza trascendente- constituye el valor
1892 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

fundamental respecto al cual los restantes valores tienen siempre ca-


rácter instrumental (Fallos: 327:3753; 332:709 y voto del juez Rosatti en
Fallos: 342:459).

Específicamente, los recaudos exigidos por el decreto 432/97, regla-


mentario de la ley 13.478 y sus modificatorias, permiten concluir que la
norma apunta a reconocer el acceso al beneficio a aquellos que se en-
cuentran en contingencias sociales absolutamente extremas, vale decir,
situaciones que ponen en juego la “subsistencia” misma de la persona
humana carente de “recursos o amparo”, para usar vocablos del propio
decreto 432/97 y, con ello, la vigencia efectiva de sus derechos funda-
mentales básicos (arg. voto de los jueces Fayt y Zaffaroni, y voto del juez
Maqueda en Fallos: 330:3853 citado, considerando 6º in fine).

En efecto, la norma se presenta como uno de los modos previstos


en nuestra legislación para garantizar el goce de los derechos esen-
ciales reconocidos en el texto constitucional y replicados en los trata-
dos internacionales, entre los que corresponde mencionar el derecho
a la vida, a la salud, a la supervivencia y al desarrollo, a un nivel de
vida adecuado para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral y
social y, en definitiva, a gozar de igualdad de oportunidades. En este
sentido, se pondera la vulnerabilidad vital del colectivo concernido,
ya que la falta de consideración de esta circunstancia como pauta de
diferenciación supone igualar a los vulnerables con quienes no lo son
(arg. Fallos: 342:411).

La preferente tutela de la que gozan las personas en situación de


vulnerabilidad, en particular las personas discapacitadas, y el princi-
pio de progresividad en la satisfacción plena de sus derechos funda-
mentales, según se encuentra prescripto en el art. 75, inc. 23, de la
Constitución Nacional, ha desterrado definitivamente interpretacio-
nes que conduzcan a resultados regresivos (Fallos: 332:2454).

11) Que a la luz de los derechos y principios constitucionales invo-


lucrados en la reglamentación cuya constitucionalidad se ha impug-
nado, se concluye que el plazo de 20 años exigido a los extranjeros
para poder gozar de los beneficios de la pensión luce manifiestamente
irrazonable en los términos del art. 28 de la Constitución Nacional.

En efecto, la exorbitancia del plazo convierte en ilusorio el derecho


a la pensión en un tiempo oportuno y adecuado. No reúne los requisi-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1893
343

tos mínimos de idoneidad, necesidad y proporcionalidad ni ofrece una


justificación plausible para sustentar la diferencia entre naturalizados
y extranjeros, conforme criterios democráticamente aceptados. La ha-
bilitación constitucional para establecer diferencias entre nacionales y
extranjeros no releva al legislador de establecer requisitos razonables
para unos y para otros, de manera de no alterar el derecho que se pre-
tende reconocer. No está en discusión el criterio según el cual es cons-
titucionalmente válido establecer no solo el requisito de la residencia
sino de que esta cumpla un plazo determinado. Es la desproporción de
la extensión del plazo lo que lo convierte en inconstitucional (arg. voto
del juez Maqueda en Fallos: 330:3853 citado, considerando 15 in fine).

La irrazonabilidad del plazo consignado importa en los hechos que


la aplicación de tal norma se traduzca en una discriminación indirecta
ya que por las consecuencias que irroga, en la práctica, el beneficio de
la pensión por invalidez estaría vedado para los extranjeros con resi-
dencia acreditada en el territorio argentino.

12) Que, en mérito a lo expuesto, corresponde confirmar la sen-


tencia recurrida, en cuanto declara la inconstitucionalidad del art.
1º, inc. e, del decreto 432/97 respecto del plazo de veinte años exigido
a la residencia continua de un extranjero a los efectos de acceder a
la pensión por invalidez regulada por el art. 9º de la ley 13.478 (y sus
modificatorias).

Por ello, y lo dictaminado por el señor Procurador Fiscal en cuanto


resulte concordante, se hace lugar a la queja, se declara procedente el
recurso extraordinario y se confirma la decisión recurrida. Acumúlese
la queja al principal y vuelvan los autos al tribunal de origen para que
se dicte nuevo pronunciamiento con arreglo al presente. Notifíquese y
remítase.

Juan Carlos Maqueda — Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por la demandada, Estado Nacional (Ministerio de De-


sarrollo Social), representada por el Dr. Leandro Ruggieri.
Tribunal de origen: Cámara Federal de la Seguridad Social, Sala I.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Federal de Primera Instancia de la
Seguridad Social nº 1.
1894 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

MARTÍNEZ, GABRIEL RUBÉN c/ ESTADO NACIONAL


MINISTERIO del INTERIOR POLICÍA FEDERAL
ARGENTINA s/ Daños y perjuicios

EJECUCION DE SENTENCIA

Si bien las decisiones dictadas en la etapa de ejecución no revisten el


carácter de definitivas a los fines del art. 14 de la ley 48, cabe hacer ex-
cepción a dicha regla cuando lo resuelto causa al apelante un gravamen
de insusceptible reparación ulterior.

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso extraordinario es admisible toda vez que el fallo impugnado


configura un supuesto de resolución contraria implícita al derecho fede-
ral invocado, en tanto la cámara omitió pronunciarse sobre el principal
planteo del Estado Nacional –sustentado en la interpretación que postu-
ló de los arts. 22 de la ley 23.982 y 170 de la ley 11.672-, respecto del cual la
liquidación que incluyó los intereses, fue propuesta en subsidio de aquél
y con el fin de controvertir el cálculo practicado por el actor.

EJECUCION DE SENTENCIA

El carácter meramente declarativo de las sentencias contra la Nación –


establecido en el art. 7º de la ley 3952–, tiende a evitar que la administra-
ción pueda verse colocada, por efecto de un mandato judicial perentorio,
en situación de no poder satisfacer el requerimiento judicial por no te-
ner fondos previstos en el presupuesto para tal fin o en la de perturbar
la marcha normal de la Administración Pública, lo que no significa una
suerte de autorización al Estado para no cumplir las sentencias judicia-
les pues importaría colocarlo fuera del orden jurídico, cuando es preci-
samente quien debe velar por su observancia, y que no cabe descartar la
ulterior intervención judicial para el adecuado acatamiento del fallo, en
el supuesto de una irrazonable dilación en su cumplimiento.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1895
343

EJECUCION DE SENTENCIA

El art. 22 de la ley 23.982 estableció un procedimiento que procura ar-


monizar la administración racional de los fondos públicos y los derechos
patrimoniales de los particulares debatidos en el ámbito de la justicia.

EJECUCION DE SENTENCIA

El art. 68 de la ley 26.895, incorporado como art. 170 de la ley 11.672 com-
plementaria permanente de presupuesto –t.o. decreto 740/2014- fijó las
pautas a las que deben someterse para su cancelación las condenas di-
nerarias a cargo del Estado Nacional.

EJECUCION DE SENTENCIA

El art. 68 de la ley 26.895, incorporado como art. 170 de la ley 11.672 com-
plementaria permanente de presupuesto –t.o. decreto 740/2014- confiere
al Estado Nacional la prerrogativa de diferir por única vez el pago de
la condena en el supuesto de que se agote la partida presupuestaria
correspondiente al ejercicio en el que se encontraba prevista su cance-
lación; mientras esto suceda, cobra pleno efecto la inembargabilidad de
los fondos afectados a la ejecución presupuestaria prevista en el art. 165
de la ley 11.672.

EJECUCION DE SENTENCIA

El plazo especial de pago establecido por el art. 170 de la ley 11.672, obs-
ta a la ejecución forzosa de las condenas dinerarias dictadas contra el
Estado Nacional, mientras esté vigente y a condición de que se cumplan
los recaudos previstos en él.

EJECUCION DE SENTENCIA

La justificación del plazo especial de pago establecido por el art. 170 de


la ley 11.672 se encuentra en los fines propios del régimen en punto a ar-
monizar la administración racional de los fondos públicos y los derechos
patrimoniales de los particulares debatidos en el ámbito de la justicia,
1896 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

los cuales son de suyo inconducentes para fundar la improcedencia de


los intereses durante la tramitación del pago, ante la falta de previsión
expresa que los excluya y habida cuenta de que la oportunidad del pago,
aun cuando se prevé un orden de prelación, está condicionada por la
disponibilidad de los fondos que unilateralmente apruebe el Estado en
el presupuesto nacional.

INTERESES MORATORIOS

Los intereses moratorios, por imperativo legal, deben computarse has-


ta la cancelación del crédito en orden a satisfacer su integridad y produ-
cir el efecto liberatorio del pago para el deudor (art. 744 del código civil,
actual art. 870 del Código Civil y Comercial de la Nación); en efecto, los
intereses son accesorios del capital, y en ese carácter constituyen una
parte de la deuda.

EJECUCION DE SENTENCIA

No puede reputarse como pago, con sus efectos extintivos propios, el


inicio del procedimiento del art. 170 de la ley 11.672 mediante la previ-
sión presupuestaria del monto de la condena a los valores computados
(en concepto de capital e intereses hasta allí devengados) en la liquida-
ción aprobada en la causa.

COSA JUZGADA

Se reconoce jerarquía constitucional a la cosa juzgada, en razón de que


la inalterabilidad de los derechos definitivamente adquiridos por sen-
tencia firme tiene fundamento en los derechos de propiedad y defensa
en juicio y que la estabilidad de las decisiones jurisdiccionales constitu-
ye un presupuesto ineludible de la seguridad jurídica.

EJECUCION DE SENTENCIA

Para la cancelación de los reconocimientos judiciales firmes sujetos al


procedimiento del art. 170 de la ley 11.672, el Estado Nacional deberá
adoptar las medidas necesarias para que la previsión presupuestaria
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1897
343

sea comprensiva del capital de condena y de los intereses devengados


hasta su efectivo pago, pues de otro modo, además de los perjuicios
para el erario público -por el devengamiento de intereses- como para
los acreedores -por la dilación en la percepción íntegra de su crédito- y
para el propio servicio de justicia - por la litigiosidad que ello provoca y
los ingentes recursos que deben destinarse para su resolución-, la suje-
ción de los accesorios a sucesivas previsiones presupuestarias, frustra-
ría los fines propios del régimen establecido por dicha norma en tanto
atentaría contra la racional administración de los fondos públicos y los
derechos patrimoniales de los particulares.

EJECUCION DE SENTENCIA

El art. 22 de la ley 23.982 le impone al Poder Ejecutivo Nacional el deber


de comunicar al Congreso de la Nación todos los reconocimientos admi-
nistrativos o judiciales firmes de obligaciones de causa o título posterior
al 1º de abril de 1991 que carezcan de créditos presupuestarios para su
cancelación en la ley de presupuesto del año siguiente al del reconoci-
miento y asimismo, autoriza al acreedor a ejecutar su crédito a partir de
la clausura del período de sesiones ordinario del Congreso de la Nación
en el que debería haberse tratado la ley de presupuesto que contuviese
el crédito presupuestario respectivo, es decir, la disposición fija el mo-
mento a partir del cual el acreedor está legitimado para embargar los
bienes estatales susceptibles de ejecución y cobrarse sobre su produci-
do (Voto del juez Rosatti).

EJECUCION DE SENTENCIA

El art. 68 de la ley 26.895, incorporado como art. 170 de la ley 11.672


complementaria permanente de presupuesto –t.o. decreto 740/2014-
fijó las pautas a las que deben someterse para su cancelación las con-
denas dinerarias a cargo del Estado Nacional y establece que a falta
de crédito presupuestario suficiente en el ejercicio en el que corres-
ponde satisfacer el pago, el Poder Ejecutivo debe arbitrar las medidas
necesarias para su inclusión en el ejercicio siguiente, para lo cual la
jurisdicción deudora deberá tomar conocimiento fehaciente de la con-
dena antes del 31 de julio del año correspondiente al envío del proyecto
(Voto del juez Rosatti).
1898 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

EJECUCION DE SENTENCIA

Las disposiciones establecidas los art. 68 de la ley 26.895, incorporado


como art. 170 de la ley 11.672 complementaria permanente de presu-
puesto –t.o. decreto 740/2014 y art. 165 de la ley 11.672, no contemplan
expresamente el cálculo de intereses por el período que media entre
la liquidación del monto de la condena y el momento del pago, es decir,
mientras dura el trámite de previsión presupuestaria y el eventual dife-
rimiento de pago (Voto del juez Rosatti).

EJECUCION DE SENTENCIA

Los arts. 22 de la ley 23.982 y 170 de la ley 11.672, conjuntamente con el


art. 7º de la ley 3952, conforman un sistema que procura armonizar la
administración racional de los fondos públicos y los derechos patrimo-
niales de los particulares debatidos en el ámbito de la justicia; se trata
de un procedimiento que pretende que el Estado pueda adoptar los re-
caudos de orden contable o presupuestario y evitar así ser sorprendido
por un mandato judicial perentorio que lo coloque en una circunstancia
que podría llegar a perturbar el funcionamiento de servicios esenciales
(Voto del juez Rosatti).

DERECHO DE PROPIEDAD

El art. 17 consagra la garantía de la inviolabilidad de la propiedad y pro-


híbe la confiscación, y ése es el marco jurídico que no puede ser alterado
por normas infraconstitucionales (Voto del juez Rosatti).

CONSTITUCION NACIONAL

La Constitución protege ciertos intereses, declarándolos inviolables, en


el sentido de que no pueden ser desconocidos ni alterados sustancial-
mente, lo cual no invalida que puedan ser restringidos o limitados por
ley formal o sustituidos mediando justificación razonable y previo pago
de una indemnización (Voto del juez Rosatti).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1899
343

EJECUCION DE SENTENCIA

Toda vez que la sentencia definitiva dictada condenó al Estado Nacional


a pagar el capital, más sus intereses, decisión firme y pasada en autori-
dad de cosa juzgada y ante la ausencia de ley que excluya el cómputo de
intereses al reglamentar el ejercicio de este derecho constitucional en
los términos de los arts. 14, 19 y 28 de la Constitución Nacional, no pue-
de inferirse una norma prohibitiva de la retribución de la privación del
capital, sino más bien lo contrario: la plena operatividad de las cláusulas
constitucionales sin necesidad de recurrir a disposiciones de derecho
privado (Voto del juez Rosatti).

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
A fs. 736 de los autos principales, la Cámara Nacional de Apelacio-
nes en lo Civil y Comercial Federal (Sala II) confirmó lo resuelto en la
instancia anterior, en cuanto aprobó la liquidación de intereses prac-
ticada por la actora desde el 21 de abril de 2017 hasta el 16 de mayo de
2018 e intimó al Estado Nacional al pago de la suma de $ 139.144,37 por
aquel concepto.
Disconforme con esta decisión, la demandada interpuso el recurso
extraordinario de fs. 754/766 que, denegado, dio origen a la presente
queja. Sostiene que la sentencia se aparta de las normas de orden pú-
blico que resultan aplicables en la especie y que es improcedente el
cálculo de accesorios, pues el monto del capital más los intereses ha
sido abonado siguiendo el procedimiento previsto por el art. 22 de la
ley 23.982 y no se ha producido la mora.

-II-
A mi modo de ver, las cuestiones planteadas en el sub lite son sus-
tancialmente análogas a las que fueron examinadas en el dictamen
emitido por este Ministerio Público el 2 de julio del corriente año,
in re CAF 6481/2010/ CS1, “Mapa1 SACIA c/ EN-DNV- Resol 777/01
(Expte 19125/09) s/ proceso de conocimiento” a cuyos fundamentos
y conclusiones cabe remitirse por razones de brevedad, en lo que
resulte pertinente.
1900 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En tales condiciones, mientras no hayan transcurrido los plazos


previstos y no se configuren las condiciones establecidas por las nor-
mas para que el acreedor se encuentre facultado a solicitar la ejecu-
ción del crédito, no se produce la mora del obligado al pago ni corres-
ponde, en consecuencia, el cálculo de intereses.

-III-
Opino, por lo tanto, que corresponde hacer lugar a la queja, decla-
rar que el recurso extraordinario interpuesto es formalmente admi-
sible y revocar la sentencia apelada. Buenos Aires, 21 de octubre de
2019.Laura M. Monti.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 3 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la demandada


en la causa Martínez, Gabriel Rubén c/ Estado Nacional Ministerio del
Interior Policía Federal Argentina s/ daños y perjuicios”, para decidir
sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que la Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil


y Comercial Federal confirmó, en lo sustancial, la sentencia de pri-
mera instancia que había condenado al Estado Nacional al pago de la
indemnización por daños y perjuicios que el uso de trajes de amianto
produjo al actor, en el ejercicio de sus funciones como bombero de la
Policía Federal Argentina.

En la etapa de ejecución, el agente Martínez reclamó el pago de


los accesorios devengados entre el 20 de abril de 2017, fecha de la ex-
presión del capital e intereses en la liquidación aprobada de autos (so-
bre cuya base la demandada realizó la previsión presupuestaria en los
términos de los arts. 22 de la ley 23.982 y 170 de la ley 11.672) y el 16 de
mayo de 2018, fecha de la dación en pago del monto resultante de ella.
A este fin, presentó liquidación.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1901
343

El Estado Nacional se opuso con sustento en que había cumplido


con el procedimiento previsto en tales normas por lo que no existía
mora que justificara el cálculo de intereses. De manera subsidiaria,
cuestionó la fecha de la dación en pago considerada por la actora y
acompañó sus propios cálculos.

El juez hizo lugar a la pretensión del demandante e intimó al Esta-


do Nacional a fin de que en el plazo de cinco días acreditara en autos el
depósito del monto calculado por aquél (fs. 715).

La cámara rechazó el recurso de apelación interpuesto por el Es-


tado Nacional en razón de que “la propia demandada presenta la li-
quidación de la deuda y calcula intereses moratorios hasta la fecha en
que se hizo saber el pago”. Y confirmó la fecha de este último según lo
resuelto por el juez (fs. 736).

Contra este pronunciamiento, el Estado Nacional dedujo el recur-


so extraordinario de fs. 754/766, cuya denegación dio origen a la pre-
sente queja.

2º) Que si bien las decisiones dictadas en la etapa de ejecución no


revisten el carácter de definitivas a los fines del art. 14 de la ley 48,
cabe hacer excepción a dicha regla cuando lo resuelto causa al apelan-
te un gravamen de insusceptible reparación ulterior (Fallos: 317:1071;
322:1201; 324:826; 339:1812, entre muchos otros).

Asimismo, el recurso extraordinario es admisible toda vez que el


fallo impugnado configura un supuesto de resolución contraria implí-
cita al derecho federal invocado (Fallos: 311:95; 313:1714 y su cita, entre
otros), en tanto la cámara omitió pronunciarse sobre el principal plan-
teo del Estado Nacional –sustentado en la interpretación que postuló
de los arts. 22 de la ley 23.982 y 170 de la ley 11.672-, respecto del cual
la liquidación que incluyó los intereses, fue propuesta en subsidio de
aquél y con el fin de controvertir el cálculo practicado por el actor.

3º) Que, de acuerdo con conocida doctrina del Tribunal, el carácter


meramente declarativo de las sentencias contra la Nación –estable-
cido en el art. 7º de la ley 3952–, tiende a evitar que la administración
pueda verse colocada, por efecto de un mandato judicial perentorio, en
situación de no poder satisfacer el requerimiento judicial por no tener
1902 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

fondos previstos en el presupuesto para tal fin o en la de perturbar la


marcha normal de la Administración Pública. También señaló que ello
no significa una suerte de autorización al Estado para no cumplir las
sentencias judiciales pues importaría colocarlo fuera del orden jurí-
dico, cuando es precisamente quien debe velar por su observancia, y
que no cabe descartar la ulterior intervención judicial para el adecua-
do acatamiento del fallo, en el supuesto de una irrazonable dilación
en su cumplimiento (Fallos: 265:291; 269:448; 277:16; 278:127; 295:426 y
297:467). Concorde con el criterio enunciado, el art. 22 de la ley 23.982
estableció un procedimiento que procura armonizar la administración
racional de los fondos públicos y los derechos patrimoniales de los par-
ticulares debatidos en el ámbito de la justicia (Fallos: 339:1812).

4º) Que, en ese orden de ideas, el art. 68 de la ley 26.895, incor-


porado como art. 170 de la ley 11.672 complementaria permanente
de presupuesto –t.o. decreto 740/2014- fijó las pautas a las que deben
someterse para su cancelación las condenas dinerarias a cargo del
Estado Nacional.

La norma establece que a falta de crédito presupuestario suficien-


te en el ejercicio en el que corresponde satisfacer el pago, el Poder
Ejecutivo debe arbitrar las medidas necesarias para su inclusión en
el ejercicio siguiente, para lo cual la jurisdicción deudora deberá to-
mar conocimiento fehaciente de la condena antes del 31 de julio del
año correspondiente al envío del proyecto. También dispone que las
condenas serán satisfechas con los recursos que anualmente autorice
el Congreso “siguiendo un estricto orden de antigüedad conforme la
fecha de notificación judicial”; y que, producido “su agotamiento”, se
atenderá “el remanente con los recursos que se asignen en el ejercicio
fiscal siguiente”.

El precepto citado confiere al Estado Nacional la prerrogativa de


diferir por única vez el pago de la condena en el supuesto de que se
agote la partida presupuestaria correspondiente al ejercicio en el que
se encontraba prevista su cancelación; mientras esto suceda, cobra
pleno efecto la inembargabilidad de los fondos afectados a la ejecución
presupuestaria prevista en el art. 165 de la ley 11.672, en las condicio-
nes que este Tribunal señaló tempranamente en Fallos: 322:2132.

5º) Que, desde otra perspectiva, el plazo especial de pago esta-


blecido por el art. 170 de la ley 11.672, obsta a la ejecución forzosa de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1903
343

las condenas dinerarias dictadas contra el Estado Nacional, mientras


esté vigente y a condición de que se cumplan los recaudos previstos en
él (Fallos: 339:1812).

La justificación de este plazo se encuentra en los ya señalados fines


propios del régimen en punto a armonizar la administración racional
de los fondos públicos y los derechos patrimoniales de los particulares
debatidos en el ámbito de la justicia. Esos fines –por el contrario- son
de suyo inconducentes para fundar la improcedencia de los intereses
durante la tramitación del pago, ante la falta de previsión expresa
que los excluya y habida cuenta de que la oportunidad del pago, aun
cuando se prevé un orden de prelación, está condicionada por la dis-
ponibilidad de los fondos que unilateralmente apruebe el Estado en el
presupuesto nacional.

6º) Que a lo expuesto cabe añadir un doble orden de consideraciones.

En primer lugar, los intereses moratorios, por imperativo legal, de-


ben computarse hasta la cancelación del crédito en orden a satisfacer
su integridad y producir el efecto liberatorio del pago para el deudor
(art. 744 del código civil, actual art. 870 del Código Civil y Comercial
de la Nación). En efecto, los intereses son accesorios del capital, y en
ese carácter constituyen una parte de la deuda (Llambías, Jorge J.,
Tratado de Derecho Civil, Obligaciones, Tomo II-B, sexta edición ac-
tualizada, Abeledo - Perrot, Buenos Aires, 2012, pág. 148).

Ciertamente no puede reputarse como pago, con sus efectos ex-


tintivos propios, el inicio del procedimiento del art. 170 de la ley 11.672
mediante la previsión presupuestaria del monto de la condena a los
valores computados (en concepto de capital e intereses hasta allí de-
vengados) en la liquidación aprobada en la causa.

En segundo término, la sentencia definitiva dictada en autos con-


denó al Estado Nacional a pagar el capital, con más sus intereses has-
ta su cancelación, decisión pasada en autoridad de cosa juzgada.

Cabe recordar que conocida jurisprudencia de este Tribunal ha


conferido jerarquía constitucional a la cosa juzgada (Fallos: 224:657;
250:435; 252:370), en razón de que la inalterabilidad de los derechos
definitivamente adquiridos por sentencia firme reconoce fundamen-
1904 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

to en los derechos de propiedad y defensa en juicio (Fallos: 199:466;


258:220; 281:421) y que la estabilidad de las decisiones jurisdiccionales
constituye un presupuesto ineludible de la seguridad jurídica (Fallos:
319:2527; 341:774).

7º) Que, en consecuencia, más allá del grave defecto que implica la
omisión de examinar los agravios del Estado Nacional que se vinculan
con la interpretación de las normas federales en juego y de no haber
reparado en que aquél practicó una liquidación de modo subsidiario,
el rechazo de la pretensión estatal resuelto por la cámara debe ser
confirmado por los fundamentos expuestos.

8º) Que esta Corte no puede dejar de advertir que la cuestión aquí
planteada se reitera en un importante número de causas, ocasionando
inconvenientes en las ejecuciones de sentencias dinerarias dictadas
contra el Estado Nacional. En efecto, situaciones como la suscitada
en el sub lite provocan la extensión en el tiempo de los pleitos con
perjuicio tanto para el erario público -por el devengamiento de intere-
ses- como para los acreedores -por la dilación en la percepción íntegra
de su crédito- y para el propio servicio de justicia -habida cuenta de la
litigiosidad que ello provoca y los ingentes recursos que deben desti-
narse para su resolución-.

En este entendimiento y considerando la doctrina del precedente


de Fallos: 339:1812 y lo resuelto en el sub lite, es necesario precisar
que, para la cancelación de los reconocimientos judiciales firmes su-
jetos al procedimiento del art. 170 de la ley 11.672, el Estado Nacional
deberá adoptar las medidas necesarias para que la previsión presu-
puestaria sea comprensiva del capital de condena y de los intereses
devengados hasta su efectivo pago. De otro modo, además de los per-
juicios señalados, la sujeción de los accesorios a sucesivas previsiones
presupuestarias, frustraría los fines propios del régimen establecido
por dicha norma pues atentaría contra la racional administración de
los fondos públicos y los derechos patrimoniales de los particulares.

Por ello, habiendo dictaminado la señora Procuradora Fiscal, se


hace lugar a la queja, se declara admisible el recurso extraordinario
y se confirma la sentencia apelada. Con costas en el orden causado,
en atención a la complejidad que exhibe la cuestión debatida y a las
divergencias interpretativas suscitadas a raíz de las normas aplica-
bles (art. 68, segunda parte, del Código Procesal Civil y Comercial de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1905
343

la Nación). Exímase al recurrente de integrar el depósito previsto en


el art. 286 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, cuyo
pago se encuentra diferido de conformidad con lo prescripto en la
acordada 47/91. Agréguese la queja al principal. Notifíquese y, opor-
tunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti
(según su voto).

Voto del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Considerando:

1º) Que el día 29 de diciembre de 2016 la Sala II de la Cámara Na-


cional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal confirmó la sen-
tencia de primera instancia que había condenado al Estado Nacional
al pago de una indemnización al señor Gabriel Martínez, bombero de
la Policía Federal Argentina, por los daños a la salud que le produjo el
uso de trajes de amianto en ejercicio de sus funciones.

El crédito del señor Martínez quedó sujeto al trámite de ejecución


de sentencias contra la Nación regulado en los arts. 22 de la ley 23.982
y 170 de la ley 11.672. Por tal motivo, el 20 de abril de 2017 se expresó el
monto de capital e intereses adeudados hasta ese momento y el Esta-
do llevó a cabo la previsión presupuestaria correspondiente, para dar
en pago dicho importe el día 16 de mayo de 2018.

2º) Que con posterioridad, el actor reclamó el pago de los intereses


devengados entre el 20 de abril de 2017 y el 16 de mayo de 2018 y pre-
sentó liquidación por ese concepto. El Estado Nacional se opuso argu-
mentando que no existía mora que justificara el cálculo de intereses,
ya que se había dado cumplimiento con el procedimiento de ejecución
previsto en las normas señaladas; subsidiariamente, practicó una li-
quidación diferente a la presentada por la parte actora.

El juez de primera instancia hizo lugar al cálculo complementario


de intereses, y la Cámara confirmó esa decisión señalando que el pro-
1906 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

pio Estado Nacional había presentado una liquidación de la deuda con


intereses moratorios.

3º) Contra ese pronunciamiento, el Estado Nacional dedujo el re-


curso extraordinario de fs. 754/766, cuya denegación dio origen a la
presente queja.

Reitera, en primer lugar, que ha dado pleno cumplimiento al trámi-


te de ejecución de sentencias que le imponen las leyes 23.982 y 11.672,
por lo cual no existió mora alguna que habilite el cómputo de intereses.
En segundo término, sostuvo que este argumento fue debidamente ex-
puesto en segunda instancia y no resuelto por la cámara, de manera
que se habría omitido abordar una cuestión conducente para la ade-
cuada solución de la causa. Por último, tacha de arbitraria a la sen-
tencia en cuanto no habría advertido que su liquidación de intereses
no comportó un allanamiento a la pretensión del actor, en tanto fue
presentada como respuesta subsidiaria y solo para el caso en que se
rechazara su oposición al pago de los accesorios aquí discutidos.

4º) Que si bien las decisiones dictadas en la etapa de ejecución no


revisten el carácter de definitivas a los fines del art. 14 de la ley 48,
cabe hacer excepción a dicha regla cuando lo resuelto causa al apelan-
te un gravamen de imposible o insuficiente reparación ulterior.

Asimismo, el recurso extraordinario es admisible toda vez que el


fallo impugnado omitió pronunciarse sobre la cuestión federal plan-
teada por el Estado Nacional -vinculada a la interpretación de los arts.
22 de la ley 23.982 y 170 de la ley 11.672-, y ello configura un supuesto de
resolución contraria implícita al derecho federal invocado. Por lo de-
más, los agravios relativos a la arbitrariedad de la sentencia apelada
deben ser tratados conjuntamente, por estar indisolublemente ligados
a los puntos de derecho federal controvertidos.

5º) Que la cuestión federal a dirimir consiste en interpretar las


normas que estructuran el sistema de ejecución de sentencias contra
el Estado Nacional, especialmente los arts. 22 de la ley 23.982 y 170 de
la ley 11.672, a fin de determinar si corresponde el cómputo de intere-
ses desde el momento en que se aprueba la liquidación del crédito de
la condena hasta su pago por parte del Estado.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1907
343

6º) Que el art. 22 de la ley 23.982 le impone al Poder Ejecutivo Na-


cional el deber de comunicar al Congreso de la Nación todos los re-
conocimientos administrativos o judiciales firmes de obligaciones de
causa o título posterior al 1º de abril de 1991 que carezcan de créditos
presupuestarios para su cancelación en la ley de presupuesto del año
siguiente al del reconocimiento. Asimismo, autoriza al acreedor a eje-
cutar su crédito a partir de la clausura del período de sesiones ordina-
rio del Congreso de la Nación en el que debería haberse tratado la ley
de presupuesto que contuviese el crédito presupuestario respectivo.
Es decir, la disposición fija el momento a partir del cual el acreedor
está legitimado para embargar los bienes estatales susceptibles de
ejecución y cobrarse sobre su producido (Fallos: 322:2132).

A su vez el art. 68 de la ley 26.895, incorporado como art. 170 de la


ley 11.672 complementaria permanente de presupuesto –t.o. decreto
740/2014- fijó las pautas a las que deben someterse para su cancela-
ción las condenas dinerarias a cargo del Estado Nacional. La nor-
ma establece que a falta de crédito presupuestario suficiente en el
ejercicio en el que corresponde satisfacer el pago, el Poder Ejecutivo
debe arbitrar las medidas necesarias para su inclusión en el ejercicio
siguiente, para lo cual la jurisdicción deudora deberá tomar conoci-
miento fehaciente de la condena antes del 31 de julio del año corres-
pondiente al envío del proyecto.

También dispone que las condenas serán satisfechas con los re-
cursos que anualmente autorice el Congreso “siguiendo un estricto
orden de antigüedad conforme la fecha de notificación judicial”; y que,
producido “su agotamiento”, se atenderá “el remanente con los recur-
sos que se asignen en el ejercicio fiscal siguiente”. A su vez, el precep-
to citado confiere al Estado Nacional la prerrogativa de diferir por úni-
ca vez el pago de la condena en el supuesto de que se agote la partida
presupuestaria correspondiente al ejercicio en el que se encontraba
prevista su cancelación (Fallos: 339:1812); mientras esto suceda, cobra
pleno efecto la inembargabilidad de los fondos afectados a la ejecución
presupuestaria prevista en el art. 165 de la ley 11.672, en las condicio-
nes que este Tribunal señaló en Fallos: 322:2132.

Mas, en lo que a este caso incumbe, resulta relevante resaltar -tal


como lo hizo la señora Procuradora Fiscal- que estas disposiciones no
contemplan expresamente el cálculo de intereses por el período que
media entre la liquidación del monto de la condena y el momento del
1908 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

pago, es decir, mientras dura el trámite de previsión presupuestaria y


el eventual diferimiento de pago.

7º) Que los arts. 22 de la ley 23.982 y 170 de la ley 11.672, conjuntamente
con el art. 7º de la ley 3952, conforman un sistema que procura armonizar
la administración racional de los fondos públicos y los derechos patrimo-
niales de los particulares debatidos en el ámbito de la justicia. Se trata de
un procedimiento que pretende que el Estado pueda adoptar los recau-
dos de orden contable o presupuestario y evitar así ser sorprendido por
un mandato judicial perentorio que lo coloque en una circunstancia que
podría llegar a perturbar el funcionamiento de servicios esenciales.

Este sistema, diseñado por un órgano de carácter representativo,


el Congreso de la Nación, en ejercicio del poder presupuestario que
le asigna el art. 75, inc. 8 para fijar las prioridades en la asignación de
recursos limitados para la satisfacción de necesidades ilimitadas, per-
mite analizar la incidencia de la decisión judicial y su ejecución en el
desarrollo regular de las prestaciones estatales y evita -en el extremo-
convalidar la impunidad gubernamental como modus operandi en su
relación con la comunidad.

Al analizar los casos que se plantean dentro de este esquema, en-


tonces, se ha de procurar un marco equidistante, que evite caer en los
extremos de la irresponsabilidad estatal por un lado y la falta de una
visión solidaria por el otro “C., J. C.” (Fallos: 343:264).

8º) Que una interpretación situada, coherente y que no pierda de


vista los objetivos centrales de los mandatos constitucionales que ins-
piran estas disposiciones exige una lectura a la luz de los arts. 14, 17,
19 y 28 de la Constitución Nacional.

Concretamente, el art. 17 consagra la garantía de la inviolabilidad


de la propiedad y prohíbe la confiscación, y ése es el marco jurídico
que no puede ser alterado por normas infraconstitucionales (Fallos:
318:445). La Constitución protege ciertos intereses, declarándolos in-
violables, en el sentido de que no pueden ser desconocidos ni alterados
sustancialmente, lo cual no invalida que puedan ser restringidos o li-
mitados por ley formal o sustituidos mediando justificación razonable
y previo pago de una indemnización (CAF 303/2017/CS1, “U.N.I.R.E.C.
c/ Ramos e Iglesias E. y ot. s/ expropiación”, del 1º de octubre de 2020,
voto del juez Rosatti).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1909
343

En esa línea, no puede perderse de vista que esta Corte ha conferi-


do jerarquía constitucional a la cosa juzgada, ya que la inalterabilidad
de los derechos definitivamente adquiridos por sentencia firme reco-
noce fundamento en los derechos de propiedad y defensa en juicio, y
la estabilidad de las decisiones jurisdiccionales constituye un presu-
puesto ineludible de la seguridad jurídica (Fallos: 341:774, y sus citas).

En este caso la sentencia definitiva dictada en autos condenó al


Estado Nacional a pagar el capital, más sus intereses, decisión firme
y pasada en autoridad de cosa juzgada (cfr. fs. 570/575 y 614/619 vta.).
De esta manera, ante la ya señalada ausencia de ley que excluya el
cómputo de intereses al reglamentar el ejercicio de este derecho cons-
titucional en los términos de los arts. 14, 19 y 28 de la Constitución Na-
cional, no puede inferirse una norma prohibitiva de la retribución de la
privación del capital, sino más bien lo contrario: la plena operatividad
de las cláusulas constitucionales sin necesidad de recurrir a disposi-
ciones de derecho privado.

9º) Que por último, no puede obviarse que la cuestión aquí plan-
teada se reitera en numerosas causas, ocasionando inconvenientes
en las ejecuciones de sentencias dinerarias dictadas contra el Esta-
do Nacional, ya que provocan la extensión en el tiempo de los pleitos
con perjuicio tanto para el erario -por el devengamiento de intere-
ses-, para los acreedores -por la dilación en la percepción íntegra de
su crédito- y para el propio servicio de justicia -habida cuenta de la
litigiosidad que ello provoca y los ingentes recursos que deben desti-
narse para su resolución-.

En muchos de esos expedientes, el Estado no solo cuestiona la


procedencia de los intereses en el período ya analizado, sino que
plantea la necesidad de un nuevo trámite de previsión presupuesta-
ria para su pago.

En este entendimiento es necesario precisar que, para la cancela-


ción de los reconocimientos judiciales firmes sujetos al procedimien-
to del art. 170 de la ley 11.672, el Estado Nacional deberá adoptar las
medidas necesarias para que la previsión presupuestaria sea com-
prensiva del capital de condena y de los intereses devengados hasta
su efectivo pago. De otro modo, además de los perjuicios señalados,
la sujeción de los accesorios a sucesivas previsiones presupuestarias
atentaría contra la racional administración de los fondos públicos y
1910 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

los derechos patrimoniales de los particulares, al permitir el deven-


gamiento indefinido de intereses durante procedimientos de previsión
presupuestaria sucesivos.

Por ello, oída la señora Procuradora Fiscal, se hace lugar a la


queja, se declara admisible el recurso extraordinario y se confir-
ma la sentencia apelada. Con costas en el orden causado, en aten-
ción a la complejidad que exhibe la cuestión debatida y a las diver-
gencias interpretativas suscitadas a raíz de las normas aplicables
(art. 68, segunda parte, del Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación). Exímase al recurrente de integrar el depósito previsto
en el art. 286 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación,
cuyo pago se encuentra diferido de conformidad con lo prescripto
en la acordada 47/91. Agréguese la queja al principal. Notifíquese
y, oportunamente, remítase.

Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por el Estado Nacional – Policía Federal Argentina,


representado por la Dra. Lorena Natalia Tuscano, en calidad de apoderada.
Tribunal de origen: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal,
Sala II.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil y Comercial Federal nº 4.

ROLDÁN, MARÍA SILVIA c/ REGISTRO de la PROPIEDAD


AUTOMOTOR nº 9 s/ Apel. de res. denegat. del registro prop.
autom.

CUESTION FEDERAL

La omisión de los tribunales de grado de pronunciarse sobre las


cuestiones federales oportunamente planteadas impide el normal
ejercicio de la competencia apelada de la Corte, tal como surge de
las leyes 48 y 4055, y determina la necesidad de revocar el pronuncia-
miento apelado.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1911
343

RECURSO EXTRAORDINARIO

La omisión por parte de la cámara de apelaciones de todo pronuncia-


miento sobre los derechos que la recurrente fundara en normas de
carácter indudablemente federal constituye un obstáculo para que la
Corte Suprema ejerza correctamente su competencia apelada; ello es
así puesto que las cámaras de apelaciones referidas en el art. 6º de la
ley 4055 cumplen, a los efectos del recurso extraordinario, una función
simétrica a la de los tribunales superiores de provincia, por lo tanto,
tienen el deber legal de examinar cuidadosa y exhaustivamente las
cuestiones federales traídas a su conocimiento, como paso previo a su
tratamiento por la Corte Suprema por vía del recurso extraordinario.

OMISION EN EL PRONUNCIAMIENTO

Corresponde dejar sin efecto la sentencia que decidió por remisión al


criterio establecido por la Corte en los precedentes “Gandaria” y “Hae-
do”, pues omitió considerar que en esos antecedentes expresamente se
excluyó un pronunciamiento respecto del agravio referente a la falta de
competencia de la Dirección Nacional del Registro de la Propiedad Au-
tomotor y Créditos Prendarios para exigir la licencia de configuración
de modelo, por considerarse que tal planteo resultaba extemporáneo,
circunstancia que no se configura en la causa en tanto dicha cuestión
fue oportunamente propuesta por la actora.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 3 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Roldán, María Silvia c/ Registro de la Propiedad


Automotor nº 9 s/ apel. de res. denegat. del registro prop. autom.”

Considerando:

1º) Que la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata con-


firmó la resolución dictada por la Interventora del Registro de la Pro-
piedad Automotor nº 9 de esa ciudad, por la que procedió a registrar a
nombre de la actora el vehículo Hummer, usado, ingresado al país bajo
el régimen del decreto 110/99, mas no autorizó la emisión de la cédula de
1912 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

identificación del automotor ni las placas de identificación hasta tanto


fuera obtenida la correspondiente Licencia de Configuración de Modelo.

2º) Que para decidir de esa forma la alzada se remitió a lo resuel-


to por esta Corte en los casos CSJ 734/2012 (48-G) “Gandaria, Mar-
celo Omar s/ apelación de resolución denegatoria del Registro de la
Propiedad Automotor”, sentencia del 16 de diciembre de 2014 y CCF
3291/2013/1/RH1 “Haedo, Liliana Edith c/ Estado Nacional - Mrio. de
Justicia y DDHH s/ apel. de res. denegat. del registro prop. Autom.”,
pronunciamiento del 27 de junio de 2017.

En esos precedentes este Tribunal señaló que la categoría “mode-


los nuevos” regulada en el artículo 28 de la ley 24.449 no debía limitarse
a los vehículos cero kilómetro o de diseño inexistente –sean fabricados
en el país o importados- sino que, por el contrario, también incluía a
todos los vehículos que ingresen al país por primera vez, sin importar
que revistan la condición de importados nuevos o usados.

Agregó que si bien el legislador ha exigido, para el parque automo-


tor usado, el cumplimiento de la verificación técnica, lo ha hecho en el
entendimiento de que esos vehículos ya contaban con la correspon-
diente Licencia de Configuración de Modelo y no como una excepción
al cumplimiento de tal requisito y que una interpretación contraria a
la propuesta, sería admitir que los vehículos usados que se importen,
deberían cumplir menores requisitos que los nuevos -en lo que res-
pecta a las condiciones de seguridad pasiva y activa- lo cual resultaría
irrazonable e implicaría una contradicción con el interés jurídico pro-
tegido en la norma.

En tales términos, concluyó en que el requerimiento de la Licencia


de Configuración de Modelo era indispensable para todos los vehículos
que circulen por la vía pública, a los fines de dar cumplimiento a las
condiciones de seguridad previstas en la ley nacional (de tránsito), sin
importar su condición de nuevo o usado.

3º) Que contra este pronunciamiento, la parte actora interpuso el


recurso extraordinario que fue concedido por el a quo a fs. 148/149 vta.

En esa presentación, plantea que la cámara, al decidir de la forma


en la que lo hizo, no tuvo en cuenta su agravio relativo a que la Di-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1913
343

rección Nacional del Registro de la Propiedad Automotor y Créditos


Prendarios carece de competencia para exigir la Licencia de Configu-
ración de Modelo y que el órgano competente en la materia –en su cri-
terio, la Secretaría de Industria, Comercio y de la Pequeña y Mediana
Empresa- expresamente la había eximido de cumplir con tal recaudo.
Afirma que la sentencia recurrida ha fallado aplicando de manera au-
tomática los precedentes de la Corte sin advertir que en ellos no se
trató el principal agravio desarrollado en el recurso de apelación.

4º) Que la omisión de los tribunales de grado de pronunciarse so-


bre las cuestiones federales oportunamente planteadas impide el nor-
mal ejercicio de la competencia apelada de esta Corte, tal como surge
de las leyes 48 y 4055, y determina la necesidad de revocar el pronun-
ciamiento apelado (confr. Fallos: 339:1820).

En efecto, como se explicó en el voto concurrente de la jueza Argi-


bay en la causa “Vea Murguía de Achard” (Fallos: 329:3956), “la omisión
por parte de la cámara de apelaciones de todo pronunciamiento sobre
los derechos que la recurrente fundara en normas de carácter induda-
blemente federal […] constituye un obstáculo para que esta Corte Su-
prema ejerza correctamente su competencia apelada” (considerando
2º). Ello es así puesto que las cámaras de apelaciones referidas en el
art. 6º de la ley 4055 cumplen, a los efectos del recurso extraordinario,
una función simétrica a la de los tribunales superiores de provincia
(Fallos: 99:228). Por lo tanto, dichas cámaras tienen el deber legal de
examinar cuidadosa y exhaustivamente las cuestiones federales traí-
das a su conocimiento, como paso previo a su tratamiento por la Corte
Suprema por vía del recurso extraordinario.

5º) Que, tal supuesto se configura en el caso pues, al decidir el a


quo por remisión al criterio establecido por esta Corte en los prece-
dentes “Gandaria” y “Haedo”, omitió considerar que en esos antece-
dentes expresamente se excluyó un pronunciamiento respecto del
agravio referente a la falta de competencia de la Dirección Nacional
del Registro de la Propiedad Automotor y Créditos Prendarios para
exigir la Licencia de Configuración de Modelo, por considerarse que
tal planteo resultaba extemporáneo pues no había sido propuesto al
plantearse el recurso directo ante la cámara, circunstancia que no se
configura en el sub examine pues dicha cuestión fue oportunamente
propuesta por la actora en su presentación de fs. 7/14.
1914 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Por ello, se declara procedente el recurso extraordinario deducido


por la actora y se deja sin efecto la sentencia apelada. Sin especial
imposición de costas por no haber mediado actividad de la contraria.
Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que se dicte un nuevo
pronunciamiento con el alcance indicado. Notifíquese y, oportunamen-
te, devuélvase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti.

Recurso extraordinario interpuesto por María Silvia Roldán, actora en autos, repre-
sentada por el Dr. Eduardo Enrique Arolas.
Tribunal de origen: Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata.

SOCIÉTÉ de CONSEILS de RECHERCHES ET


D’APPLICATIONS SCIENTIFIQUES (S.C.R.A.S.) c/
INSTITUTO NACIONAL de la PROPIEDAD INDUSTRIAL s/
Varios - propiedad industrial e intelectual

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso extraordinario es inadmisible, pues la recurrente ha omitido


refutar el motivo principal del pronunciamiento en que el a quo sustentó
la decisión de desestimar la demanda, vinculado con la fecha relevante
que correspondía tener en cuenta para fijar la novedad de la invención
cuyo patentamiento solicitaba, el que fue elaborado a partir de consi-
derar que la publicación de la solicitud de la patente en la Gaceta de la
Oficina Internacional no constituía una divulgación inocua per se pues
tenía las consecuencias que determinaba la ley.

PATENTES DE INVENCION

La mera alusión a que la publicación de la solicitud de patente bajo el


sistema PCT resulta un vehículo apto para poder invocar la divulgación
inocua y a que al momento de solicitar la patente que motiva el juicio,
el invento era totalmente novedoso pues no hubo otra divulgación de la
invención que no fuera la mencionada publicación de la patente, pues
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1915
343

no configura, por sí solo, un reproche con entidad suficiente para des-


virtuar la conclusión de la Cámara sobre la fecha relevante para fijar la
novedad del invento.

PATENTES DE INVENCION

Las objeciones de la apelante limitadas a la interpretación y al alcance


de los términos del art. 5º de la ley 24.481 en punto a considerar que
la publicación de una patente constituye un medio de divulgación de
la invención apto para suscitar la protección temporaria prevista en
dicha norma, resultan inatendibles, en tanto no solo dicha cuestión no
configuró el fundamento medular del pronunciamiento apelado, sino
que, más allá de su acierto o error, la alzada, lejos de adoptar una pos-
tura contraria, efectuó algunas consideraciones en sentido favorable
a su postura, circunstancia que torna inconsistentes las críticas sobre
este aspecto.

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
La Sala 1 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Co-
mercial Federal revocó la sentencia de primera instancia y, en conse-
cuencia, ratificó la resolución P-272 del Instituto Nacional de la Propie-
dad Industrial, mediante la cual se denegó la solicitud de patente a la
actora (fs. 1171/1174).
Para así decidir, el tribunal señaló que la publicación efectuada
en el marco de la solicitud de patente de acuerdo con el sistema del
Tratado de Cooperación en materia de Patentes no configuraba una
divulgación inocua en los términos del artículo 5 de la Ley 24.481 de Pa-
tentes de Invención y Modelos de Utilidad. Por esa razón, juzgó que la
solicitud no satisfacía el requisito de novedad, presupuesto necesario
para la procedencia de toda solicitud de patente.
Asimismo, el tribunal interpretó que el Acuerdo sobre los Aspectos
de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comer-
cio, aprobado por la ley 24.425, y el artículo 11 del Convenio de Paris
para la Protección Industrial, aprobado por la ley 17.011, impiden que
1916 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

el solicitante recurra al plazo de gracia concedido por el artículo 5 de la


ley 24.481 en los casos en los que también podría haberse beneficiado
con el plazo de preferencia. El tribunal entendió que los tratados inter-
nacionales impiden acumular ambos beneficios.
Por último, el tribunal consideró que la interpretación que había
hecho el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial era razonable
y, por lo tanto, las resoluciones dictadas conforme esa interpretación
eran legítimas.

-II-
Contra dicho pronunciamiento, la actora interpuso recurso ex-
traordinario (fs. 1177/1189) que fue contestado por la demandada (fs.
1192/1210) y concedido por el tribunal a quo (fs. 1212/1213).
La actora se agravia de la interpretación estricta que realizó el
tribunal del artículo 5 de la ley 24.481. Considera que esta disposición
incluye cualquier tipo de publicidad de la invención, incluso la publica-
ción de una solicitud de patente. Alega que no existe ninguna distin-
ción relevante entre la presentación de una invención en una exposi-
ción y la publicidad que se realiza en el marco de un patentamiento en
el extranjero. Por lo tanto, concluye que es irrazonable excluir a este
tipo de publicación de la excepción que establece el artículo citado.

-III-
El recurso extraordinario interpuesto es formalmente admisible,
pues controvierte la inteligencia que el tribunal apelado ha dado a una
ley de carácter federal y la decisión definitiva del superior tribunal de
la causa ha sido contraria al derecho que la actora fundó en ella (art.
14, inc. 3, ley 48).
Asimismo, corresponde destacar que en la tarea de esclarecer la
inteligencia de cláusulas de carácter federal, la Corte Suprema no se
encuentra limitada por las posiciones de la cámara ni la de las partes,
sino que le incumbe realizar una declaratoria sobre el punto dispu-
tado, según la interpretación que rectamente le otorgue (S.C. R. 522,
“Rodríguez, María Belén c/ Google Inc. s/ daños y perjuicios”, senten-
cia de 28 de octubre del 2014, considerando 8º y sus citas).

-IV-
En el caso, la empresa Delab, fusionada con la actora en el año
2008, solicitó la patente de invención de una composición farmacéutica
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1917
343

en el marco del Tratado de Cooperación en materia de Patentes. La


solicitud de patente fue publicada el 14 de marzo de 1996 conforme al
proceso que establece el tratado. Posteriormente, el 13 de marzo de
1997, la actora presentó la solicitud ante el Instituto Nacional de Pro-
piedad Intelectual. En cumplimiento de 10 exigido por la ley 24.481, la
actora denunció la publicación previa de la invención.
El Instituto Nacional de Propiedad Intelectual rechazó la conce-
sión de patente en tanto consideró que la publicación realizada en el
marco del Tratado de Cooperación en materia de Patentes lesionó el
requisito de novedad exigido por el artículo 4 de la ley 24.481. Espe-
cificó que la publicación denunciada por la actora no se encontraba
dentro de las previsiones del artículo 5 de la ley 24.481. Para así deci-
dir, señaló que este artículo se refiere exclusivamente a publicaciones
realizadas por el mismo solicitante, mientras que la publicación en el
sub lite había sido efectuada por una oficina de patentes. En el mismo
sentido, afirmó que la excepción está dirigida a la comunicación de la
invención a través de conferencias, medios gráficos y otras vías afi-
nes y opinó que si el legislador hubiese querido incluir otros tipos de
publicaciones como la publicación de la solicitud de patente, lo habría
hecho expresamente. Asimismo, consideró que la solución alcanzada
resultaba compatible con el artículo 11 del Convenio de la Unión de
París. Por último, se refirió a la parte A, capítulo III, punto 2.7 de las
Directrices sobre Patentamiento, dictadas por la Administración Na-
cional de Patentes del instituto, en tanto establecen expresamente que
la publicación de una solicitud de patente no se encuentra comprendi-
da en el artículo 5 de la citada ley.

-V-
La cuestión controvertida en el presente caso consiste en deter-
minar el alcance de la excepción que establece el artículo 5 de la ley
24.481 al requisito de novedad exigido por el artículo 4 de la misma ley
para la concesión de patentes.
En primer término, corresponde señalar que la novedad es un re-
quisito esencial para la concesión de patentes tanto en el régimen na-
cional como a nivel internacional (art. 27, Acuerdo sobre los Aspectos
de los Derechos de Propiedad Intelectual). Del mismo modo, la ley
local busca proteger únicamente aquellas invenciones que suponen
una verdadera contribución al estado de la técnica y que no son par-
te del acervo de conocimiento por haber sido previamente divulgadas
(Fallos: 323:3160).
1918 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Esto se debe a que el fin principal de las patentes consiste, por


un lado, en la promoción del desarrollo del conocimiento y el avance
científico. Este fin únicamente se cumple cuando las patentes se otor-
gan a verdaderas invenciones. Por otro lado, el régimen de patentes
busca que esa protección sea razonable y no impida el acceso al cono-
cimiento a todos aquellos que pudieren beneficiarse de él. Por ello, las
patentes tienen validez por un tiempo limitado y las solicitudes deben
cumplir con estrictos requisitos para su procedencia. En este senti-
do, el Comité de Desarrollo y Propiedad Intelectual ha recomendado
aplicar criterios estrictos en relación con la novedad de las invencio-
nes patentables (Comité de Desarrollo y Propiedad Intelectual de la
Organización Mundial de la Propiedad Intelectual, “Flexibilidades en
materia de patentes en el marco jurídico multilateral y su aplicación
legislativa en los planos nacional y regional”, documento de la quinta
sesión, celebrada en Ginebra entre el 26 y e130 de abril de 2010).
Por otro lado, en cumplimiento con el artículo 11 del Convenio de
Paris, la ley establece una excepción al requisito de novedad y, en con-
secuencia, concede un beneficio temporal a aquellas invenciones que
han sido divulgadas en un marco particular. Específicamente, la ley
otorga un plazo de gracia de doce meses para aquellas invenciones
que hubiesen sido exhibidas por el solicitante en una exposición o me-
diante otro medio de comunicación.
En mi entender, el artículo 5, en el mismo sentido que el artículo
11 del Convenio de Paris, protege un tipo acotado de divulgación de las
invenciones. Con este fin, establece una protección temporaria para
las invenciones publicadas en exposiciones nacionales e internaciona-
les· de modo que esta actividad no atente contra la patentabilidad de la
invención. En este sentido, la recurrente expone que uno de los obje-
tivos del Convenio de Paris es proteger las invenciones que aparezcan
en exposiciones internacionales, las cuales se encontraban desprote-
gidas hasta la firma del tratado en 1883. Sentado ello, opino que las
excepciones al requisito de novedad autorizadas en este artículo se re-
fieren a publicaciones de la misma índole, es decir publicaciones cien-
tíficas, académicas o de difusión, de modo que el régimen de patentes
no afecte negativamente la realización de estas actividades.
La interpretación amplia que plantea la actora desconoce el ca-
rácter excepcional de este beneficio en tanto pretende extender la ex-
cepción a cualquier tipo de divulgación. En caso de aceptar esta inteli-
gencia de la ley, se negaría la novedad como uno de los requisitos para
la procedencia de la patente dado que cualquier tipo de divulgación
podría acogerse al régimen excepcional que establece el artículo 5.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1919
343

En este contexto interpretativo, entiendo que no pueden prosperar


los agravios traídos por la apelante en relación con el alcance de las
excepciones al requisito de novedad.

-VI-
Por lo expuesto, opino que corresponde rechazar el recurso inter-
puesto por la actora y confirmar la sentencia apelada. Buenos Aires, 11
de febrero de 2015. Irma Adriana García Netto.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 3 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Société de Conseils de Recherches Et D’Appli-


cations Scientifiques (S.C.R.A.S.) c/ Instituto Nacional de la Propiedad
Industrial s/ varios - propiedad industrial e intelectual”.

Considerando:

1º) Que la Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Ci-


vil y Comercial Federal revocó la sentencia de primera instancia que
había admitido la demanda promovida por Société de Conseils de Re-
cherches Et D’Applications (SCRAS) con el objeto de que se dejara sin
efecto la resolución del Instituto Nacional de la Propiedad Industrial
(INPI) que denegó el otorgamiento de la patente solicitada por aquella
bajo el registro P 97 0101003, en razón de no cumplir con el requisito
de novedad exigido por la ley 24.481. Contra dicho pronunciamiento la
actora dedujo recurso extraordinario que fue concedido a fs. 1212.

2º) Que después de reseñar los antecedentes del caso y los agra-
vios de la recurrente, la Cámara precisó que no existía discusión en
punto a que la empresa DELAB, fusionada en el año 2008 con la actora,
había presentado el 13 de marzo de 1997 ante el INPI la solicitud de pa-
tente P 970106979, modificada con posterioridad al número P 0101003,
oportunidad en la que había invocado el “plazo de gracia” previsto en
el art. 5º de la citada ley 24.481 y señalado que la divulgación de la in-
vención con anterioridad al presente pedido fue efectuada mediante la
publicación de la solicitud de patente WO 96/07398 realizada en el mar-
1920 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

co del Tratado de Cooperación en materia de Patentes (PCT), hecho


este último ocurrido el 14 de marzo de 1996.

En ese contexto, puntualizó que el tema central del conflicto versa-


ba sobre la interpretación y aplicación del referido artículo 5º en cuan-
to disponía: “La divulgación de una invención no afectará su novedad
cuando dentro de UN (1) año previo a la fecha de presentación de la
solicitud de patente o, en su caso, de la prioridad reconocida, el inven-
tor o sus causahabientes hayan dado a conocer la invención por cual-
quier medio de comunicación o la hayan exhibido en una exposición
nacional o internacional. Al presentarse la solicitud correspondiente
deberá incluirse la documentación comprobatoria en las condiciones
que establezca el reglamento de esta ley”.

3º) Que la Cámara recordó que era propio de los jueces interpretar
lo que las leyes decían, esclareciendo la voluntad del legislador según
los fines de la legislación en conjunto con el resto del ordenamiento
jurídico y los principios fundamentales del derecho, especialmente las
normas y el espíritu de las reglas de mayor jerarquía. En ese contex-
to, entendió que el caso debía dirimirse a la luz de las disposiciones
del Acuerdo sobre los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados
con el Comercio, aprobado por ley 24.425 (ADPIC; arts. 2, 7 y 27), del
Convenio de París (arts. 4 y 11) y de la citada ley 24.481 y su decreto
reglamentario 260/96.

Señaló que la mencionada ley 24.481 consideraba “novedosa” toda


invención que no estuviera comprendida en el estado de la técnica,
es decir, que los conocimientos que conformaban el “invento” no se
hubieran hecho públicos antes de la fecha de presentación de la solici-
tud de patente o, en su caso, de la prioridad reconocida, mediante una
descripción oral o escrita, por la explotación o por cualquier medio de
difusión o información, en el país o en el extranjero. Se trataba de un
concepto jurídico y de una apreciación universal y objetiva que llevaba
a que la novedad se frustrara cuando la tecnología era comunicada de
alguna forma a terceros (art. 4º).

Expresó que la protección temporaria de las invenciones por razón


de su divulgación, contemplada en el art. 5º referido, había sido recogi-
da –con una redacción adaptada a los tiempos- de la prevista en el art.
11 del mencionado Convenio de París, la que preveía una clara limita-
ción: la imposibilidad de usar este beneficio para retrotraer por más
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1921
343

de doce meses la fecha relevante para apreciar el estado de la técnica,


excediendo el beneficio de prioridad propio reconocido en el art. 4º del
citado convenio, según el cual quien deposita una solicitud de patente
en algunos de los países miembros goza de un derecho de prioridad
para la obtención de la patente en los restantes durante el término
de un año. Es decir, que no se podía sumar el beneficio de la prioridad
más el plazo de gracia establecido en el art. 5º para encuadrar en la
excepción a la regla de la novedad.

4º) Que a la luz de la normativa mencionada y después de señalar


que la solicitud de una patente ante la oficina correspondiente, tanto
nacional como en un sistema regional o universal, era un acto volun-
tario que contribuiría a incrementar el acervo tecnológico de la huma-
nidad pues la acción llevaba implícita la publicación según el sistema
legal de que se tratara, la Cámara puntualizó que aun cuando en autos
la publicación de la solicitud de patente WO 96/07398 A2 en la Gaceta
de la Oficina Internacional –invocada por la actora para encuadrar el
caso en la protección prevista en el mencionado art. 5º- era un acto
típico de divulgación, no constituía una divulgación inocua per se pues
tenía las consecuencias que determinaba la ley.

Hizo mérito de que la solicitud en examen había sido presentada


ante el INPI en el mes de marzo de 1997 y que aunque la actora no ha-
bía reclamado en esa oportunidad una prioridad unionista, sí lo había
hecho al presentar la solicitud de patente bajo el sistema PCT el 31
de agosto de 1995 (WO 96/07398), ocasión en que invocó dos priorida-
des, una del 2 de septiembre de 1994 y otra del 8 de marzo de 1995. En
tales condiciones, estimó que la fecha relevante para fijar la novedad
del invento era la fecha de presentación de la solicitud que originó la
prioridad, esto era, el 2 de septiembre de 1994 y el 8 de marzo de 1995,
circunstancias que daban cuenta de que el tiempo transcurrido desde
entonces hasta la presentación de la solicitud ante el INPI superaba
con creces los doce meses, consecuencia de lo cual el invento carecía
a ese momento del requisito de novedad exigido.

5º) Que el recurso extraordinario es inadmisible, pues la recurren-


te ha omitido refutar el motivo principal del pronunciamiento en que el
a quo sustentó la decisión de desestimar la demanda, vinculado con la
fecha relevante que correspondía tener en cuenta para fijar la novedad
de la invención cuyo patentamiento solicitaba, el que fue elaborado a
partir de considerar que la publicación de la solicitud de la patente en
1922 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

la Gaceta de la Oficina Internacional no constituía una divulgación ino-


cua per se pues tenía las consecuencias que determinaba la ley. Ese
defecto sella la suerte adversa de su pretensión recursiva.

En efecto, a lo largo de su presentación la apelante no ha formula-


do una crítica concreta y fundada del desarrollo argumental del fallo
sobre dicho aspecto a fin de formar convicción acerca de su irrazona-
bilidad que justifique la descalificación de la sentencia. La mera alu-
sión a que la publicación de la solicitud de patente bajo el sistema PCT
“resulta un vehículo apto para poder invocar la divulgación inocua”
y a que al momento de solicitar la patente que motiva este juicio, el
invento era totalmente novedoso pues no hubo otra divulgación de la
invención que no fuera la mencionada publicación de la patente, no
configura, por sí solo, un reproche con entidad suficiente para desvir-
tuar la conclusión de la Cámara sobre la fecha relevante para fijar la
novedad del invento. Por lo tanto, las cuestiones federales planteadas
por la recurrente no guardan relación directa e inmediata con lo re-
suelto por la Cámara (art. 15 de la ley 48).

6º) Que por lo demás, las objeciones de la apelante limitadas a la


interpretación y al alcance de los términos del citado art. 5º de la ley
24.481 en punto a considerar que la publicación de una patente cons-
tituye un medio de divulgación de la invención apto para suscitar la
protección temporaria prevista en dicha norma, resultan inatendi-
bles. No solo dicha cuestión no configuró el fundamento medular del
pronunciamiento apelado, sino que, más allá de su acierto o error, la
alzada, lejos de adoptar una postura contraria, efectuó algunas consi-
deraciones en sentido favorable a su postura, circunstancia que torna
inconsistentes las críticas sobre este aspecto.

Por ello, habiendo dictaminado la señora Procuradora Fiscal, se


desestima el recurso extraordinario. Con costas (art. 68 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación). Notifíquese y devuélvase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Juan Carlos Maqueda — Horacio


Rosatti.

Recurso extraordinario interpuesto por Société de Conseils de Recherches Et


D’Applications Scientifiques (S.C.R.A.S.), representada por el Dr. Fernando
Noetinger.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1923
343

Traslado contestado por el Instituto Nacional de la Propiedad Industrial, repre-


sentado por la Dra. María José Vázquez, con el patrocinio de la Dra. Mariela Elisa
Borgarello.
Tribunal de origen: Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial Federal, Sala I.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil y Comercial Federal nº 1.

AFIP – DGI c/ ECOAVE S.A. s/ Ejecución fiscal – A.F.I.P.

FACULTADES DE LA CORTE SUPREMA

Ante el examen de dos cuestiones en cuya decisión –tras la deliberación


efectuada en el seno de la Corte Suprema por los cinco miembros que
la integran- no concurren las opiniones de los mismos tres jueces del
Tribunal y ante la inexorable obligación constitucional que pesa sobre la
Corte de decidir los asuntos pendientes, para alcanzar la indispensable
mayoría absoluta de votos concordantes de los jueces que la integran
que -a fin de dictar una sentencia válida- exige el art. 23 del decreto-ley
1285/58 (ratificado por ley 14.467), se debe escindir el conjunto decisorio
en las diversas cuestiones que lo componen en las que no se ha logrado
la mayoría en los términos señalados.

SENTENCIA DE LA CORTE SUPREMA

Dada la imposibilidad de convocar a conjueces al no concurrir ningún


supuesto -de recusación, excusación, vacancia o licencia de alguno de
los cinco miembros del Tribunal- que autorice dicha integración (de-
creto-ley 1285/58 (ratificado por ley 14.467), art. 22), la Corte ha proce-
dido bajo la modalidad de resolver escindiendo las cuestiones, pues no
hay otro modo de proceder legalmente contemplado que permita su-
perar la situación de atolladero institucional que se verificaría cuando
participan del acuerdo los cinco miembros que legalmente integran el
Tribunal y la mayoría absoluta integrada por los mismos jueces o jue-
zas no concordare en la decisión de todas las cuestiones que exigiere
la solución del conflicto.
1924 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

CONFLICTO DE COMPETENCIA

Los conflictos de competencia suscitados entre magistrados nacionales


ordinarios y los magistrados federales que tuviesen asiento en una pro-
vincia, corresponde que sean resueltos por la Corte Suprema.

CONFLICTO DE COMPETENCIA

Con arreglo a lo previsto en el art. 24, inc. 7º, del decreto-ley 1285/58, el
órgano legalmente facultado para dirimir la contienda entre magistra-
dos nacionales ordinarios y magistrados federales, es la Cámara que
reviste la calidad de tribunal de alzada del juez que primero había co-
nocido (Disidencias de los jueces Rosenkrantz y Highton de Noslasco).

COMPETENCIA

Toda vez que el magistrado federal, por sentencia firme, ordenó llevar
adelante la ejecución contra la sociedad demandada por la deuda que se
reclama en la ejecución fiscal, resulta improcedente el fuero de atrac-
ción de la quiebra de la fallida previsto en los artículos 21 y 132 de la
Ley 24.522 de Concursos y Quiebras, y por tanto las actuaciones deben
permanecer en el juzgado de origen, sin perjuicio del derecho del ac-
cionante de verificar la acreencia contra la quebrada en el marco del
proceso universal.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

FUERO DE ATRACCION

De conformidad con lo dispuesto por el art. 21, inc. 1º, de la ley 24.522-
sustituido por el art. 4º de la ley 26.086 -, todos los juicios de contenido
patrimonial deben quedar radicados ante el juez que entiende en el pro-
ceso universal, lo cual resulta procedente aún en el supuesto de que en
aquéllos hubiere recaído sentencia definitiva, pues el juicio atraído ha
de ser la razón y fundamento de la pretensión de verificación que pueda
llegar a ejercer el acreedor (Disidencias de los jueces Highton de Nolas-
co y Lorenzetti que remiten a sus disidencias en el precedente Gobierno
de la Ciudad de Buenos Aires (Fallos:331:756)).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1925
343

FUERO DE ATRACCION

El art. 21, inc. 1º, de la ley 24.522 -sustituido por el art. 4º de ley 26.086-,
no excluye a los juicios ejecutivos del fuero de atracción del concurso
preventivo, razón por la cual aquellos deben quedar radicados ante
el juez que entiende en el proceso universal, aún cuando hubiese re-
caído sentencia firme, pues el crédito debe verificarse con arreglo al
contenido del pronunciamiento que declaró su existencia (Disiden-
cias de los jueces Highton de Nolasco y Lorenzetti que remiten a sus
disidencias en el precedente Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires
(Fallos:331:756)).

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
El Juzgado Federal nº 2 de Azul, provincia de Buenos Aires, y el
Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial nº 11, discre-
pan en torno a su competencia para entender en la presente ejecución
fiscal (fs. 71, 72 y 77).
La causa, iniciada ante el Juzgado Federal nº 2 de Azul, fue re-
mitida por su titular al juzgado nacional a cargo de la quiebra de la
demandada, decretada el 19 de junio de 2018, con sustento en el fuero
de atracción que ejerce el proceso universal -arts. 21 y 132 de la ley
24.522- (fs. 71). Por su parte, el magistrado nacional rechazó la radica-
ción de las actuaciones, alegando que en el juicio mediaba sentencia
sobre el fondo, que se encontraba firme, y las devolvió al tribunal de
origen (fs. 72).
A su turno, el juez federal mantuvo su postura y elevó los autos a la
Corte Suprema, para que resuelva la contienda de competencia (fs. 77).
En esas condiciones, se ha planteado un conflicto negativo que co-
rresponde dirimir al Tribunal, con arreglo al artículo 24, inciso 70, del
decreto-ley 1285/58, texto según ley 21.708.

-II-
Cabe señalar que en el caso, el magistrado federal de la pro-
vincia de Buenos Aires, por sentencia del 2 de agosto de 2017 que
1926 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

se encuentra firme, ordenó llevar adelante la ejecución contra la


sociedad demandada por la deuda que se reclama en la ejecución
fiscal (fs. 54).
En tales condiciones, opino que resulta improcedente el fuero de
atracción de la quiebra de la fallida previsto en los artículos 21 y 132
de la Ley 24.522 de Concursos y Quiebras, y que las actuaciones de-
ben permanecer en el juzgado de origen, sin perjuicio del derecho del
accionante de verificar la acreencia contra la quebrada en el marco
del proceso universal (Fallos: 327:457, “Gobierno de la Ciudad de Bue-
nos Aires”; 331:756, “Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires”; CSJ
1999/2016/CS1, “Administradora Tributaria de la Provincia de Entre
Ríos c/ Citrícola Ayuí S.A.A.I.C. s/ejecutivo”, sentencia del 12 de di-
ciembre de 2017; CSJ 3677/2015/CS1 “Fisco de la Provincia de Bs. As.
c/ Multipuerto S.A. s/apremio” sentencia del 28 de marzo de 2017; y,
más recientemente, dictamen de esta Procuración General, del 5 de
septiembre de 2018, en autos CSJ 1410/2018/CS1, “GCBA c/ Credihora
S.R.L. s/ ejecución fiscal”).

-III-
Por lo expuesto, opino que las actuaciones deben quedar radicadas
en el Juzgado Federal nº 2 de Azul, provincia de Buenos Aires, al que
habrán de remitirse, a sus efectos. Buenos Aires, 13 de marzo de 2019.
Víctor Abramovich.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 10 de diciembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

1º) Que el presente conflicto negativo de competencia suscitado


entre el magistrado del Juzgado Federal de Primera Instancia nº 2 de
Azul y el titular del Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Co-
mercial nº 11, promueve el examen de dos cuestiones en cuya decisión
–tras la deliberación efectuada en el seno de esta Corte Suprema por
los cinco miembros que la integran- no concurren las opiniones de los
mismos tres jueces del Tribunal.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1927
343

2º) Que en tales condiciones y ante la inexorable obligación consti-


tucional que pesa sobre esta Corte de decidir los asuntos pendientes,
para alcanzar la indispensable mayoría absoluta de votos concordan-
tes de los jueces que la integran que -a fin de dictar una sentencia
válida- exige el art. 23 del decreto-ley 1285/58 (ratificado por ley 14.467),
se debe escindir el conjunto decisorio en las diversas cuestiones que
lo componen en las que no se ha logrado la mayoría en los términos
señalados.

En efecto y frente a situaciones de excepción como la que se ve-


rifica en el sub lite, dada la imposibilidad de convocar a conjueces al
no concurrir ningún supuesto -de recusación, excusación, vacancia o
licencia de alguno de los cinco miembros del Tribunal- que autorice
dicha integración (decreto-ley citado, art. 22), esta Corte ha procedi-
do bajo la modalidad indicada de resolver escindiendo las cuestiones
(Fallos: 319:3085; 322:1100; 324:1411 y 341:1063), pues no hay otro modo
de proceder legalmente contemplado que permita superar la situación
de atolladero institucional que se verificaría cuando, como en el caso,
participan del acuerdo los cinco miembros que legalmente integran el
Tribunal y la mayoría absoluta integrada por los mismos jueces o jue-
zas no concordare en la decisión de todas las cuestiones que exigiere
la solución del conflicto.

3º) Que bajo tal comprensión, por razones de prelación lógica en


el ordenamiento conceptual de las cuestiones de que se trata en este
asunto, corresponde determinar −en primer lugar− el órgano que
debe dirimir la presente contienda de competencia.

Los señores jueces Maqueda, Lorenzetti y Rosatti, consideran que


por aplicación de la doctrina establecida por el Tribunal en la Compe-
tencia FLP 37227/2017/CS1 “Autopartes FAL S.A. y otro c/ Unión de
Obreros y Empleados Plásticos −UOYEP− s/ daños y perjuicios”, sen-
tencia del 4 de junio de 2019, voto de la mayoría, a cuyos fundamentos
y conclusiones cabe remitir en razón de brevedad, los conflictos de
competencia suscitados entre magistrados nacionales ordinarios y los
magistrados federales que tuviesen asiento en una provincia, como
ocurre en el sub examine, corresponde que sean resueltos por esta
Corte Suprema.

El señor juez Rosenkrantz y la señora jueza Highton de Nolasco


entienden que con arreglo a lo previsto en el art. 24, inc. 7º, del decre-
1928 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

to-ley 1285/58, el órgano legalmente facultado para dirimir la contienda


es la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata, que reviste la
calidad de tribunal de alzada del juez que primero había conocido.

4º) Que definido que es esta Corte Suprema el órgano que debe
intervenir para dirimir el conflicto de competencia que se suscita en la
presente causa, corresponde −en segundo lugar− determinar el ma-
gistrado ante quien quedaran radicadas las actuaciones.

Sobre este punto, los señores jueces Rosenkrantz, Maqueda y Ro-


satti concluyen que el dictamen del señor Procurador Fiscal resulta
suficiente y adecuado para dirimir la contienda, razón por la cual co-
rresponde remitir a sus términos y conclusiones a fin de evitar reite-
raciones innecesarias.

La señora jueza Highton de Nolasco y el señor juez Lorenzetti en-


tienden que resulta de aplicación al caso el criterio sustentado en sus
respectivas disidencias en el precedente publicado en Fallos: 331:756,
al que se remiten, en lo pertinente, por razones de brevedad.

Por ello, por mayoría, se resuelve: I.- Declarar que es esta Corte
Suprema el órgano que debe dirimir el conflicto de competencia sus-
citado en la presente causa. II.- Declarar que, de conformidad con lo
dictaminado por el señor Procurador Fiscal, resulta competente para
conocer en las actuaciones el Juzgado Federal de Primera Instancia
nº 2 de Azul, al que se remitirán. Hágase saber al Juzgado Nacional de
Primera Instancia en lo Comercial nº 11.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1929
343

B., V. S. y Otro c/ OMINT s/ Amparo contra actos de particulares

RECURSO EXTRAORDINARIO

Los órganos judiciales llamados a expedirse sobre la concesión del


recurso extraordinario federal, deben resolver categórica y circuns-
tanciadamente si tal apelación -prima facie valorada- satisface todos
los recaudos formales y sustanciales que condicionan su admisi-
bilidad y, entre ellos, la presencia de una cuestión federal, pues de
seguirse una orientación opuesta, la Corte debería admitir que su
jurisdicción extraordinaria se viese, en principio, habilitada o dene-
gada, sin razones que avalen uno u otro resultado, lo cual infringe un
claro perjuicio al derecho de defensa de los litigantes y al adecuado
servicio de justicia.

RECURSO EXTRAORDINARIO

No mediando circunstancias excepcionales, son ajenas a la jurisdicción


extraordinaria de la Corte las cuestiones concernientes a la interpreta-
ción de las disposiciones arancelarias y, en general, todo lo atinente a los
honorarios regulados en las instancias ordinarias aun cuando se invo-
que su carácter nacional, pues los debates motivados por esos conflictos
son de naturaleza esencialmente procesal, incluso cuando el trámite se
haya consumado ante tribunales federales, en tanto las regulaciones se
apoyan o vinculan con razones no federales, es decir, con circunstancias
de hecho y prueba y de derecho procesal, local y común.

RECURSO EXTRAORDINARIO

Corresponde declarar mal concedido el recurso extraordinario toda vez


que el auto de concesión evidencia que el a quo desechó estar frente un
supuesto de arbitrariedad que diera lugar, con base en la doctrina de
la Corte, a una cuestión federal como la invocada por el recurrente; no
obstante lo cual consideró que la apelación extraordinaria era proce-
dente asignando carácter federal a la ley 27.423.
1930 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 10 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “B., V. S. y otro c/ Omint s/ amparo contra actos de


particulares”.

Considerando:

1º) Que la Sala A de la Cámara Federal de Rosario, tras me-


ritar que lo debatido en autos es la interpretación de una norma
de carácter federal, concedió el recurso extraordinario interpues-
to por el beneficiario de la regulación de honorarios (pto. 1, fs.
118/119); y en el entendimiento de que la sentencia se encontraba
debidamente fundada, descartó la arbitrariedad denunciada por el
profesional (pto. 2).

2º) Que este Tribunal tiene dicho que los órganos judiciales llama-
dos a expedirse sobre la concesión del recurso extraordinario fede-
ral, deben resolver categórica y circunstanciadamente si tal apelación
-prima facie valorada- satisface todos los recaudos formales y sus-
tanciales que condicionan su admisibilidad y, entre ellos, la presencia
de una cuestión federal (Fallos: 310:1014; 313:934; 317:1321; 323:1247;
325:2319; 329:4279; 331:1906 y 2280).

3º) Que el fundamento de esos precedentes se asienta en que, de


seguirse una orientación opuesta, esta Corte debería admitir que su
jurisdicción extraordinaria se viese, en principio, habilitada o denega-
da, sin razones que avalen uno u otro resultado, lo cual infringe un
claro perjuicio al derecho de defensa de los litigantes y al adecuado
servicio de justicia de la Corte (Fallos: 323:1247; 325:2319; 331:1906;
332:2813 y 333:360).

4º) Que las expresiones transcriptas del auto de concesión eviden-


cian que el a quo desechó estar frente un supuesto de arbitrariedad
que diera lugar, con base en la doctrina de esta Corte, a una cuestión
federal como la invocada por el recurrente; no obstante lo cual consi-
deró que la apelación extraordinaria era procedente asignando carác-
ter federal a la ley 27.423.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1931
343

5º) Que esa conclusión es objetable, pues se tiene reiteradamen-


te dicho que, no mediando circunstancias excepcionales, son ajenas a
la jurisdicción extraordinaria de este Tribunal las cuestiones concer-
nientes a la interpretación de las disposiciones arancelarias (Fallos:
239:104; 254:331; 257:157 y 301:1050) y, en general, todo lo atinente a
los honorarios regulados en las instancias ordinarias (Fallos: 230:321;
255:144; 257:142; 258:205; 270:388 y 444, entre otros), aun cuando se in-
voque su carácter nacional (Fallos: 244:258).

Doctrina que se funda en que los debates motivados por esos con-
flictos son de naturaleza esencialmente procesal, incluso cuando el
trámite se haya consumado ante tribunales federales (Fallos: 192:104;
247:543 y 308:2022, entre otros), en tanto las regulaciones se apoyan
o vinculan con razones no federales, es decir, con circunstancias de
hecho y prueba y de derecho procesal, local y común (Fallos: 302:253).

6º) Que en consecuencia y descartada, además, la existencia de


cuestión federal por el a quo respecto a la denunciada arbitrariedad
–sobre lo cual el recurrente no dedujo recurso de queja-, corresponde
declarar mal concedido el remedio federal interpuesto.

Por ello, se declara mal concedido el recurso. Con costas (art. 68,
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Devuélvanse las ac-
tuaciones al tribunal de grado para que se prosiga con su trámite. No-
tifíquese y remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recurso extraordinario interpuesto por Nicolás Perassi, por su propio derecho.


Traslado contestado por Omint de Servicios S.A., representada por la Dra. Gabriela
Caffesse.
Tribunal de origen: Cámara Federal de Rosario, Sala A.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Federal de Primera Instancia Civil
y Comercial de Rosario nº 2.
1932 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

COPANA CORNEJO, FANNY s/ Extradición - art. 52

EXTRADICION

La pretensión de la defensa para que junto con la “manifestación” el


país requirente acompañe copias de las normas positivas que regulan
la cuestión de la prescripción es improcedente, pues no se ajusta a las
reglas de hermenéutica que fijan los artículos 31 y 32 de la Convención
de Viena, en tanto conduce a dejar sin contenido ni efecto el artículo 8º
inciso “g” del Tratado Bilateral entre la República Argentina y el Esta-
do Plurinacional de Bolivia, donde claramente los dos estados partes
consagraron que, si bien la parte que debía asumir el onus probandi
del recaudo de procedencia bajo examen es el país requirente, la forma
probatoria a la que debía ajustarse esa carga era mediante “manifesta-
ción” sobre el punto; de allí que no sea posible derivar del artículo 5º la
obligación de acompañar las “copias” en cuestión.

EXTRADICION

La pretensión de la defensa para que junto con la “manifestación” el


país requirente acompañe copias de las normas positivas que regulan
la cuestión de la prescripción es improcedente pues cuando las partes
quisieron imponerle al país requirente la carga de acompañar “copias”
de disposiciones legales de su ordenamiento jurídico, así lo fijaron ex-
presamente, tal como surge, por ejemplo, del artículo 8 inciso “d” Tra-
tado Bilateral entre la República Argentina y el Estado Plurinacional
de Bolivia en lo que concierne a “las disposiciones legales de la Parte
Requirente que tipifiquen el delito”.

EXTRADICION

La interpretación del a quo basada en que la prueba del extremo exigida


en los arts. 5 y 8 inc. g del Tratado Bilateral entre la República Argentina
y el Estado Plurinacional de Bolivia lo constituye la “manifestación” del
país requirente, condice no solo con el texto y el contexto en que están
insertos ambos preceptos convencionales sino también con el objeto y
fin del tratado bilateral, si se tiene en cuenta que las Partes Contratan-
tes lo suscribieron considerando el nivel de confianza mutua existente
entre ambos Estados, y el recíproco avance de las instituciones demo-
cráticas que plasma la existencia de procesos judiciales acordes a dere-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1933
343

cho y convencidas de la necesidad de encontrar soluciones conjuntas en


el ámbito de la extradición, con el fin de agilizar su tramitación, reducir
sus dificultades y simplificar las reglas que rigen su funcionamiento, sin
que ello implique desmedro en cuanto a las garantías y derechos de los
posibles extraditados (parágrafos cuarto y quinto del preámbulo).

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
Contra la sentencia dictada por el Juzgado Nacional en lo Criminal
y Correccional Federal nº 9 que concedió la extradición de Fanny C
C requerida por las autoridades del Estado Plurinacional de Bolivia
para el cumplimiento de una condena de ocho años por el delito de
estelionato, la defensa interpuso recurso ordinario de apelación, que
fue concedido a fojas 161.
A fojas 166/171 el Defensor General Adjunto presentó el memorial
del que V.E. corrió vista a esta Procuración General,

-II-
Impugna la sentencia como acto jurisdiccional válido, porque di-
siente del tratamiento dado por el a quo a los agravios introducidos en
el debate, relativos a la falta de las normas legales para establecer si
la condena impuesta no ha prescripto y a que la requerida se vería ex-
puesta en el país solicitante de la entreayuda a un trato incompatible
con los estándares reconocidos en los tratados internacionales sobre
los derechos humanos.

-III-
Ante todo advierto que el recurso ordinario interpuesto resulta in-
fundado, ya que los agravios que se intentan hacer valer constituyen
una mera reiteración de los ya ventilados a lo largo del proceso y parti-
cularmente en el debate (fojas 129/134), los cuales fueron considerados
por juez de forma ajustada a derecho, al Tratado de Extradición con
el Estado Plurinacional de Bolivia (cfr. ley 27022) y, en lo pertinente,
a la Ley de Cooperación Internacional en Materia Penal (24767), sin
que los argumentos que la parte ha expuesto en su presentación ante
1934 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

V.E. alcancen a refutar las razones brindadas en esa instancia para


desestimarlos. Esa sola deficiencia es apta para determinar -per se-
el rechazo de la apelación (Fallos: 329:3542; 333:927 Y 333:1179, entre
muchos otros).
No obstante, para una mayor respuesta jurisdiccional y en ejer-
cicio de la función que asigna a este Ministerio Público el artículo 25
de la ley 24767, habré de desarrollar lo siguiente para concluir en la
improcedencia de las pretensiones de la defensa.

-IV-
En lo que se refiere a sus dudas sobre si habría prescripto la pena,
por cuanto el país requirente no acompañó las copias de la legislación
que, a su criterio, servirían para verificar ese extremo, entiendo que la
documentación remitida permite aseverar su subsistencia y cumplir, a
su vez, plenamente lo exigido por el convenio bilateral.
Cabe recordar, a ese respecto, que es voluntad de las partes con-
tratantes que para la vigencia del ius puniendi “sólo se tendrá en
cuenta la legislación del país requirente” (artículo 5) y que para satis-
facer ese análisis basta “una manifestación acerca de que la acción o
la pena no se encuentran prescriptas” (artículo 8.g).
Ese recaudo se verifica a fojas 73, donde el Juzgado de Ejecución
Penal El Alto de La Paz, Bolivia, expresa “que la pena privativa de
libertad impuesta a la ciudadana Fanny C C no ha prescripto a la
fecha”, y ello va en consonancia con lo que surge de fojas 63, en cuanto
a que se encuentra ejecutoriada la sentencia nº S-05/2013 de fecha 18
de marzo de 2013, “pena que finalizará el 18 de marzo de 2021”.
A mayor abundamiento, en atención al agravio de la defensa y
en aplicación del criterio de Fallos: 315:575, que autoriza a investi-
gar el derecho extranjero con sustento en el artículo 377 del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación, es pertinente señalar que
en el sitio de internet de la Organización de los Estados Americanos
(O.E.A.), de la que ambos países son miembros y de cuya plataforma
on line la defensa extrajo el documento que acompañó a fojas 126,
se encuentra registrado el Código Penal del Estado Plurinacional
de Bolivia (http://www.oas.org/juridico/spanish/gapeca_sp_docs_
bol1.pdf), de donde surge que “la potestad para ejecutar la pena,
prescribe: 1) En diez años, si se trata de pena privativa de libertad
mayor de seis años” (artículo 105, inciso 1º) Por consiguiente, con-
siderando el dies a quo aún no ha transcurrido el término para que
se extinga la condena.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1935
343

Resta contestar dos cuestiones traídas por la defensa para con-


cluir que no le asiste razón en este aspecto de su pretensión. En pri-
mer lugar, debo recordar que los tratados en materia de extradición
son instrumentos destinados a reglar los modos y condiciones en que
las naciones firmantes habrán de entregarse mutuamente los crimi-
nales que se encuentran en sus respectivos territorios, por lo que re-
sultaría frustratorio de las condiciones allí concertadas y, en conse-
cuencia, una expresa violación al principio pacta sunt servanda y de
las reglas de interpretación de los artículos 26, 31 y 32 de la Convención
de Viena sobre el Derecho de los Tratados, admitir mayores requisitos
para la viabilidad del pedido que las que el instrumento legisla (Fallos:
326:991 y 4675, entre otros). Por esta razón, es que no puede exigírsele
al Estado aquí requirente que cumpla con lo establecido por la Ley de
Cooperación Internacional en Materia Penal para verificar si operó la
prescripción de la pena, ya que ésta rige únicamente ante la ausen-
cia de tratado que vincule a las partes (artículo 2º), sin que resulte
procedente -como propone la defensa- incorporar requisitos no con-
templados en el acuerdo bilateral a partir de la interpretación de sus
términos (conf. Fallos: 314:1531, disidencia del doctor Fayt; y 321:2010);
ni la defensa -por lo demás- ha intentado desvirtuar lo informado al
respecto por el Estado requirente (Fallos: 306:386, considerando 6º).
Por último, entiendo que la aplicación del precedente “Manulaki”
(Fallos: 321:1409) -más allá de que no se ha explicitado en el memorial
de qué modo incidiría en la conclusión a que se arribó en la sentencia
apelada- es improcedente, por cuanto se refiere a un procedimiento
regido por el Tratado de extradición con el Reino de España (cfr. ley
23708) que, a diferencia del de estos autos, estipula que la vigencia de
la acción o la pena debe ser analizada de acuerdo a la legislación de
los países requirente y requerido; y, justamente, a causa de que allí de-
bía ineludiblemente cotejarse ese extremo de acuerdo a la legislación
argentina, y tanto la defensa como el juez de primera instancia no lo
habían advertido, es que V.E. recordó que, en esos supuestos, corres-
pondía efectuar su examen aun de oficio (considerando 11).
En suma, entiendo que debe desestimarse este planteo del
recurrente.

-V-
También se impugna lo resuelto bajo la tacha de arbitrariedad por
considerarse que, de accederse a su extradición, C C correría serio
riesgo de sufrir un tratamiento incompatible con los estándares inter-
1936 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

nacionales de los derechos humanos, a los cuales adhiere la República


Argentina, lo que configuraría un incumplimiento de las obligaciones
asumidas con el concierto mundial de Estados, ya que aquéllos priman
por sobre el compromiso de extraditar.
Para sostener esa tesitura, la defensa parte del supuesto de que
las instituciones carcelarias del país solicitante se encuentran en un
grado de deficiencia tal, que el mero hecho de que su pupila sea alo-
jada en ellas, importaría una violación a la prohibición de conceder
la extradición cuando existan motivos fundados para suponer que la
requerida pueda ser sometida a tortura u otros tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes (artículo 8.e de la Ley de Cooperación Inter-
nacional en Materia Penal; 24767).
Al respecto es oportuno recordar que según la Convención con-
tra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degra-
dantes, se entiende por tortura “...todo acto por el cual se inflija in-
tencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya
sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero
información o una confesión, de castigarla por un acto que haya co-
metido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar
a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier
tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean
infligidos por un funcionario público u otra persona en el ejercicio
de funciones públicas, a instigación suya, o con su consentimiento
o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o sufrimien-
tos que sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que
sean inherentes o incidentales a éstas” (artículo 1).
A fin de establecer si la requerida se encuentra en riesgo de en-
frentarse a uno de esos supuestos, cabe acudir a la específica doctrina
del Tribunal.
En primer lugar, debe tenerse en cuenta, como sostuvo el doctor
Fayt en su voto de la causa “Romero Severo” (Fallos: 322:507), que al
contemplar el artículo 8.e de la ley de extradiciones, “la posibilidad de
que existan motivos fundados para suponer que el requerido pueda
ser sometido a tortura u otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes a resultas de la decisión de entrega, constituye la re-
cepción en el ámbito del derecho argentino del principio vigente en
el derecho internacional de los derechos humanos conforme con el
cual un Estado parte de un tratado tiene la obligación de asegurar
que cumple sus demás compromisos jurídicos de una forma compa-
tible con el respeto de los derechos humanos, pues su responsabilidad
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1937
343

internacional podría verse comprometida si la decisión de entrega


sometiera al sujeto requerido al sufrimiento o al riesgo de sufrir, en
el proceso penal extranjero, una flagrante denegación de justicia o
un riesgo efectivo (consecuencia necesaria y previsible) de que sus
derechos humanos fundamentales sean violados en jurisdicción del
país requirente” (considerando 11).
Para determinar si ese riesgo de exposición permite activar la
cláusula de excepción prevista en la ley 24767, como se ha sostenido
en “Gómez Gómez” (Fallos: 324:3484), “Crousillat Carreño” (Fallos:
329:1245), “Acosta González” (Fallos: 331:2249), “Alfaro Muñoz” (expte.
CFP 2952/2013/CS1, resuelto el 4 de febrero de 2016) y “Quispe Caso”
(Fallos: 339:551), debe tenerse en cuenta -como dice la defensa- no tan-
to las referencias genéricas a una situación determinada, sino si en
la causa existen elementos que autoricen a poner en tela de juicio la
correcta actuación de la justicia del Estado solicitante en este proceso
en particular, de modo que represente un riesgo cierto y actual que
afecte a la requerida.
Este temperamento se ajusta al que propugna el Comité contra
la Tortura (el organismo de las Naciones Unidas para el contralor del
correcto cumplimiento de la Convención contra la Tortura y Otros
Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes; cfr. GA/Res/39/46
del 10 de diciembre de 1984, ley 23.338, parte II, artículos 17 a 24)
respecto del deber estatuido en el artículo 3 del Convenio, esto es, la
prohibición de extraditar o entregar personas a países donde puedan
ser sometidas a torturas.
Así, en el documento “Observación general sobre la aplicación
del artículo 3 en el contexto del artículo 22 de la Convención”, se ha
fijado como criterio que “... 6. Teniendo en cuenta que el Estado Parte
y el Comité están obligados a evaluar si hay razones fundadas para
creer que el autor estaría en peligro de ser sometido a tortura si se
procediese a su expulsión, devolución o extradición a otro Estado, el
riesgo de tortura debe fundarse en razones que vayan más allá de
la pura teoría o sospecha. De todos modos, no es necesario demos-
trar que el riesgo es muy probable. 7. El autor debe probar que se
encuentra en peligro de ser sometido a tortura, que la existencia de
ese peligro es fundada, de la manera en que el Comité ha señalado, y
que el peligro es personal y presente. Cualquiera de las partes puede
presentar toda la información pertinente para que se tenga en cuen-
ta a ese respecto” (Informe del Comité contra la Tortura, Asamblea
General de las Naciones Unidas, Documentos Oficiales, 53º período de
sesiones, Suplemento nº 44 -A/53/44- Anexo IX).
1938 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Y “a los efectos de determinar si existen esas razones las auto-


ridades competentes tendrán en cuenta todas las consideraciones
pertinentes, inclusive, cuando proceda, la existencia en el Estado de
que se trate de un cuadro persistente de violaciones manifiestas, pa-
tentes o masivas de los derechos humanos” (artículo 3 de la Conven-
ción). Sin embargo, no puede pasarse por alto que esa regla debe ser
interpretada en el contexto establecido por el propio órgano de con-
tralor, esto es, sin que la existencia de ese cuadro constituya “…por sí
misma un motivo suficiente para decidir que una determinada per-
sona correrá peligro de sufrir tortura cuando regrese a aquel país;
deben existir además otros motivos que demuestren que la persona
en cuestión correría peligro personalmente...” (cfr. documento citado,
Anexo X “Dictámenes y decisiones del Comité contra la Tortura a
tenor del artículo 22 de la Convención”, punto A, Comunicación nº
28/1995, punto 11.2).
Como surge de lo hasta aquí reseñado, para que se torne operativa
la cláusula legal de excepción debe comprobarse que, de concederse
la entrega, la persona requerida se verá expuesta a un probable ries-
go de sufrir tratos incompatibles con los estándares internacionales
de protección de los derechos humanos; y que éstos sean infligidos
por un funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones
públicas, a instigación suya, o con su consentimiento o aquiescencia
(artículo 1 de la citada Convención).
Esto constituye la positivización del principio del ius cogens de
non refoulement, caracterizado por la obligación que pesa sobre un
Estado de no entregar a una persona cuando es requerida por otro
donde no se respetarán sus derechos fundamentales.
Partiendo de estas premisas corresponde, entonces, establecer
si las deficiencias en las condiciones de detención en los estableci-
mientos carcelarios bolivianos señaladas por la parte recurrente, pue-
den generar en el Estado requerido la obligación de no entregar a la
extraditurus.
En tal sentido, cita la defensa el comunicado de prensa nº 48 del
año 2006 de la Relatoría sobre los Derechos de las Personas Privadas
de Libertad en las Américas, perteneciente a la Comisión Interameri-
cana de Derechos Humanos, de la O.E.A., en el que se refirió, en lo que
aquí interesa, que “la CIDH expresa su profunda preocupación por
el elevado porcentaje de personas sin sentencia condenatoria que
se encuentran privadas de libertad en Bolivia y que corresponde-
rían a aproximadamente 75% de los 7.682 internos en las cárceles del
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1939
343

país, según datos oficiales de octubre de 2006. Asimismo, la Comisión


observa con suma preocupación que las precarias condiciones de
infraestructura, salubridad y seguridad carcelaria agravan más la
situación de hacinamiento observado (sic) durante las visitas a la
Cárcel de San Pedro y al Centro de Orientación Femenina Obrajes.
La Comisión resalta que en la Cárcel de San Pedro, por ejemplo, el
nivel de hacinamiento llega a aproximadamente 500% de la capaci-
dad de ese penal” (fojas 126).
Sin embargo, como bien sostiene el a quo, desde aquella noticia ha
trascurrido más de una década, por lo que debe estarse a los informes
más actuales.
Así, del documento “Observaciones finales sobre el segundo in-
forme periódico del Estado Plurinacional de Bolivia, aprobadas por
el Comité en su 50º periodo de sesiones (6 a 31 de mayo de 2013)”
(CAT/C/BOL/CO/2, distribuida el 14 de junio de 2013) del Comité con-
tra la Tortura, en el que se analizaron las condiciones de detención
en el país requirente, surge que la tasa de hacinamiento media en los
centros del sistema penitenciario se cifra en un 193% que, si bien aún
elevada, implica una significativa baja respecto de lo señalado supra,
alcanzada, en parte, por la construcción de nuevos establecimientos
carcelarios (Punto 18).
Por otra parte, allí se destacaron los avances positivos en materia
de derechos humanos, al haber ratificado importantes instrumentos
internacionales o adherido a ellos (a. El Protocolo Facultativo de la
Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños,
la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía -3 de
junio de 2003-; b. El Protocolo Facultativo de la Convención sobre los
Derechos del Niño relativo a la participación de niños en conflictos ar-
mados -22 de diciembre de 2004-; c. La Convención Internacional para
la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas
-17 de diciembre de 2008-; d. La Convención sobre los derechos de las
personas con discapacidad y su Protocolo Facultativo -16 de noviembre
de 2009-) y por haber reformado su legislación en aspectos que guar-
dan relación con la Convención (a. La promulgación el 9 de febrero
de 2009 de la Constitución Política del Estado, que establece el marco
general de protección de los derechos humanos, fundamentalmente
en su Título II -Derechos Fundamentales y Garantías-; b. La promul-
gación de la ley nº 358, de 17 de abril de 2013, por la que se decreta la
ratificación del Segundo Protocolo Facultativo del Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos, destinado a abolir la pena de muerte;
c. La promulgación de la ley integral nº 348, de 27 de febrero de 2013,
1940 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

para garantizar a las mujeres una vida libre de violencia; d. La promul-


gación de la ley integral nº 263, de 31 de julio de 2012, contra la trata
y el tráfico de personas; e. La promulgación de la ley nº 251, de 20 de
junio de 2012, de protección a personas refugiadas, y el reglamento que
la desarrolla, aprobado por decreto supremo 1440, de 19 de diciembre
de 2012; y la ley n| 370, de 8 de mayo de 2013, de migraciones; f. La ley
nº 73, de 29 de diciembre de 2010, de deslinde jurisdiccional; g. La ley
nº 45, de 8 de octubre de 2010, contra el racismo y toda forma de discri-
minación; h. La ley nº 25, de 24 de junio de 2010, del Órgano Judicial; i.
La ley nº 3760, de 7 de noviembre de 2007, por la que se eleva a rango
de ley la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de
los Pueblos Indígenas; y j. La aprobación de la ley no 2640, de 11 de
marzo de 2004, de resarcimiento excepcional a víctimas de la violencia
política en períodos de gobiernos inconstitucionales, modificada por la
ley nº 238, de 30 de abril de 2012; y, la ley no 3955, de 6 de noviembre de
2008, para las víctimas de los sucesos de febrero, septiembre y octubre
de 2003), además de los esfuerzos realizados por el Estado parte para
modificar sus políticas y procedimientos a fin de velar por una mayor
protección de los derechos humanos y aplicar la Convención, en parti-
cular la adopción del Plan Nacional de Acción de Derechos Humanos
(PNADH) 2009-2013, mediante decreto supremo n 29851, de 10 de di-
ciembre de 2008 (puntos 4, 5, 6 y 7 ibídem).
Como puede apreciarse de lo anterior, más allá de que aún persis-
ten -en menor medida- problemas estructurales que podrían reper-
cutir en las condiciones de detención de los individuos privados de su
libertad en algunos de los centros penitenciarios del país requirente,
han variado positivamente las condiciones legales, sociales y peniten-
ciarias que fueron señaladas en el comunicado que luce a fojas 126.
De esta forma, no puede afirmarse que hoy día el Estado solici-
tante del auxilio transnacional registre un cuadro de manifiestas y
masivas violaciones a los derechos fundamentales, que implique un
riesgo probable de que la requerida será sometida a tratos incompati-
bles con los estándares consagrados en los específicos instrumentos
internacionales.
Por lo tanto, en aplicación del criterio restrictivo de los ya citados
precedentes de Fallos: 324:3484, 329:1245, “Alfaro Muñoz” y “Quispe
Caso”, cabe concluir -al igual que el a quo- que no existen motivos cier-
tos y actuales -ni las meras alegaciones de la defensa pueden suplir-
los- para fundar en esta circunstancia el rechazo de la extradición. En
igual sentido, corresponde destacar que la defensa tampoco ha esgri-
mido razones para descalificar la sentencia apelada en cuanto -sobre
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1941
343

este aspecto específico- decidió “poner en conocimiento del Estado


requirente que en el presente trámite se ha debatido sobre el esta-
do de las cárceles bolivianas, solicitando que se arbitren los medios
necesarios para asegurar condiciones dignas de detención en caso
de que se disponga una medida restrictiva de la libertad respecto
de la requerida C C” (fojas 156, último párrafo, y punto dispositivo IV,
segundo párrafo; conf. sentencia de V.E. del 5 de septiembre de 2017.
in re “Andreatta, Eduardo Camilo extradición”, expte. FMZ 5830/2015/
CSl, considerando 12).
Resta agregar, a mayor abundamiento y en atención al alegado ha-
cinamiento y sobrepoblación de los establecimientos penitenciarios del
Estado requirente, que in re “Aquino” (Fallos: 336:2238) sostuvo la Cor-
te que “…han sido incluidos entre los problemas más graves y exten-
didos en la región y entre los principales desafíos que enfrentan los
sistemas penitenciarios de América Latina, sobre los cuales tienen
dirigido su foco de atención y monitoreo desde hace décadas no solo
el sistema interamericano de derechos humanos sino también el de la
Organización de las Naciones Unidas” (considerando 5º), y que “sin
embargo, ello no conduce per se, a que el requerido quedará expuesto,
en las circunstancias del sub lite, a un riesgo ‘cierto ‘ y ‘actual ‘ de
condiciones inhumanas de detención” (considerando 6º). Los térmi-
nos de esta valoración del Tribunal respecto de una situación análoga
a la invocada en autos por la defensa, determinan -sobre la base de lo
señalado en el párrafo anterior- la insustancialidad del planteo.
En mérito a lo expuesto, solicito a V.E. que confirme la sentencia
en todo cuanto fue materia de apelación. Buenos Aires, 26 de noviem-
bre de 2018. Eduardo Ezequiel Casal.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 10 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Copana Cornejo, Fanny s/ extradición art. 52”.

Considerando:

1º) Que el juez a cargo del Juzgado Criminal y Correccional Fede-


ral nº 9 declaró procedente la extradición de Fanny Copana Cornejo
1942 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

al Estado Plurinacional de Bolivia con el objeto de que sea sometida


a proceso y dar cumplimiento a la condena de 8 años de reclusión im-
puesta por el delito de estelionato (fs. 140/157).

2º) Que, contra esa decisión, interpuso recurso de apelación or-


dinario el defensor oficial de la requerida (fs. 160) que fue concedido
a fs. 161 y fundado en esta instancia por el señor Defensor General
adjunto de la Nación (fs. 166/171). A su turno, el señor Procurador
General de la Nación interino solicitó se confirmara la resolución
apelada (fs. 174/180).

3º) Que el a quo fue suficientemente claro al señalar que el caso se


rige por el tratado bilateral entre la República Argentina y el Estado
Plurinacional de Bolivia –aprobado por ley 27.022- que consagra –en
lo que aquí interesa- que “En lo que se refiere a la prescripción de la
acción o la pena y para los efectos de decidir si se concede o deniega
la solicitud de extradición, sólo se tendrá en cuenta la legislación de la
Parte Requirente” (artículo 5º bajo el título “Prescripción”). Asimis-
mo, al fijar el “Contenido del requerimiento”, que la solicitud deberá
contener –entre otros- “una manifestación acerca de que la acción o la
pena no se encuentran prescritas” (artículo 8º, inciso “g”). Sobre esa
base, consideró suficiente la “manifestación” de fs. 73 para tener por
cumplido el recaudo en cuestión (fs. cit., aquí fs. 151).

4º) Que el Tribunal advierte que no surge cuestionamiento alguno


en punto a la “manifestación” de fs. 73 como exigencia del “contenido
del requerimiento” que exige el artículo 8.g. del tratado bilateral. La
controversia se focaliza en la pretensión de la defensa para que jun-
to con esa “manifestación” el país requirente acompañe copias de las
normas positivas que regulan la cuestión de la prescripción, con base
en la voz “legislación” contenida en el citado artículo 5º.

5º) Que la interpretación propuesta por quien recurre no se ajusta


a las reglas de hermenéutica que fijan los artículos 31 y 32 de la Con-
vención de Viena sobre el Derecho de los Tratados de 1969, aprobada
por la ley 19.865, a las que cabe atender en el sub lite, toda vez que
conduce a dejar sin contenido ni efecto el artículo 8º inciso “g” donde
claramente los dos estados partes consagraron que, si bien la parte
que debía asumir el onus probandi del recaudo de procedencia bajo
examen es el país requirente, la forma probatoria a la que debía ajus-
tarse esa carga era mediante “manifestación” sobre el punto. De allí
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1943
343

que no sea posible derivar del artículo 5º antes referido la obligación


de acompañar las “copias” en cuestión, cuando –además- no puede
dejar de señalarse que cuando las partes quisieron imponerle al país
requirente la carga de acompañar “copias” de disposiciones legales de
su ordenamiento jurídico, así lo fijaron expresamente, tal como surge,
por ejemplo, del inciso “d” en lo que concierne a “las disposiciones
legales de la Parte Requirente que tipifiquen el delito”.

6º) Que, en tales condiciones, la interpretación del a quo basada en


que la prueba del extremo en cuestión lo constituye la “manifestación”
del país requirente, condice no solo con el texto y el contexto en que
están insertos ambos preceptos convencionales sino también con el
objeto y fin del tratado bilateral, si se tiene en cuenta que las Partes
Contratantes lo suscribieron “considerando el nivel de confianza mu-
tua existente entre ambos Estados, y el recíproco avance de las insti-
tuciones democráticas que plasma la existencia de procesos judiciales
acordes a derecho” y “convencidas de la necesidad de encontrar solu-
ciones conjuntas en el ámbito de la extradición, con el fin de agilizar su
tramitación, reducir sus dificultades y simplificar las reglas que rigen
su funcionamiento, sin que ello implique desmedro en cuanto a las ga-
rantías y derechos de los posibles extraditados” (parágrafos cuarto y
quinto del preámbulo).

7º) Que, por lo expuesto, cabe desestimar el agravio esgrimido por


la defensa oficial de Fanny Copana Cornejo siendo inoficioso un pro-
nunciamiento sobre las consecuencias que esa parte pretendió deri-
var “ante la ausencia de esas copias” (fs. 160/170) como así también
las demás cuestiones que en esa misma línea formuló el señor Procu-
rador General de la Nación interino en el acápite IV de su dictamen de
fs. 174/180.

8º) Que, en cuanto al restante agravio, referido a la situación car-


celaria en el país requirente, la parte recurrente se agravia en esta
instancia porque la resolución apelada se habría sustentado en una
“fundamentación incompleta” que lo deslegitima como acto judicial
(fs. 170). Sin embargo, no es posible conocer las razones que dan sus-
tento a una descalificación en esos términos teniendo en cuenta lo de-
cidido por el a quo en el punto dispositivo IV, en términos que señaló a
fs. 156/156 vta., a los fines de salvaguardar en el país requirente “con-
diciones dignas de detención en caso de que se disponga una medida
restrictiva de la libertad respecto de la requerida” como “su salud du-
1944 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

rante el proceso de entrega”. Tampoco la parte recurrente ha esgri-


mido motivo alguno por el cual, a la luz de la línea de argumentación
que dio sustento al agravio esgrimido, lo así resuelto sería insuficiente
para satisfacer su pretensión.

Por lo expuesto, oído el señor Procurador General de la Nación in-


terino, el Tribunal resuelve: Confirmar la resolución apelada en cuanto
declaró procedente la extradición de Fanny Copana Cornejo al Estado
Plurinacional de Bolivia para ejecutar una pena privativa de libertad
de 8 años de reclusión por el delito de estelionato. Notifíquese, tómese
razón y devuélvase.

Elena I. Highton de Nolasco — Juan Carlos Maqueda — Ricardo


Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recurso ordinario interpuesto por Fanny Cornejo Copana, asistida por el Dr. Juan
Martín Hermida, Defensor Público Oficial en lo Criminal y Correccional Federal
titular de la Defensoría nº 1.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional en lo Criminal y Correc-
cional Federal nº 9.

LA PAMPA, PROVINCIA de c/ ESTADO NACIONAL


(MINISTERIO de ECONOMÍA) s/ Cobro de pesos

HIDROCARBUROS

La ley 23.897 nada dispone en relación con los arts. 32 y 33 de la ley


23.697 a los que no hace mención alguna en sus dos artículos: el art. 1º
se limita a disponer que se droga el artículo 34 de la ley 23.697, y el art. 2º
ordena comunicar la nueva ley al Poder Ejecutivo.

HIDROCARBUROS

Debe tenerse en cuenta que en la deliberación que precedió a la sanción


de la ley 23.897, ambas cámaras tuvieron en consideración (y no toma-
ron) proyectos de ley y propuestas que incluían, dentro de su texto, o
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1945
343

bien la decisión de declarar nulo el decreto 1757/90 o bien la de reponer


en su vigencia los arts. 32 y 33 de la ley 23.697.

INTERPRETACION DE LA LEY

La tarea del Poder Judicial, es decir, la decisión de las causas que ven-
gan a su conocimiento sobre la base de la recta interpretación del or-
denamiento jurídico, en modo alguno puede tener por efecto sustituir o
corregir las leyes que sanciona el Congreso; cuando su texto es claro y
no ofrece dudas sobre el contenido de la decisión legislativa, ésta debe
ser seguida sin restricciones, añadidos o aclaraciones, más allá de las
que ocasionalmente pudiera requerir la salvaguarda de garantías cons-
titucionales.

HIDROCARBUROS

El decreto 1757/90, cuya invalidez constitucional ha sido planteada en la


demanda como fundamento subsidiario, es una disposición normativa de
considerable extensión por medio de la cual se adoptó un conjunto de me-
didas tendientes a reformular, completar y dar operatividad a las políticas
trazadas en las leyes 23.696 y 23.697, sancionadas un año antes; en efecto,
además de regular el régimen de combustibles, el decreto 1757 reglamen-
ta diversas materias relacionadas con la racionalización del gasto públi-
co; la reforma administrativa; la política salarial; los convenios colectivos
de trabajo; las empresas públicas; la política monetaria; el régimen de
consolidación de deudas; las deudas y créditos del sector público.

HIDROCARBUROS

Si bien el decreto 1757/90 contiene disposiciones de carácter legislativo,


fue dictado con invocación de las facultades excepcionales que con an-
terioridad a la reforma constitucional de 1994 ya se habían reconocido
al Poder Ejecutivo en casos de necesidad y urgencia y la exposición de
los fundamentos en que se apoya expresa que a través de la ley 23.697
se estableció la necesidad de poner en ejercicio el poder de policía de
Emergencia del Estado, con el fin de superar las graves circunstancias
socioeconómicas y que el Poder Ejecutivo Nacional además de las facul-
tades que le confiere el artículo 86 de la Constitución Nacional, puede
ejercer atribuciones legislativas cuando la necesidad se hace presente
y la urgencia lo justifica.
1946 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

HIDROCARBUROS

Resulta patente que en el proceso legislativo se actuó con pleno co-


nocimiento de que limitar el alcance de la ley a la derogación del art.
34 de la ley 23.697 importaba mantener la vigencia del capítulo X del
decreto 1757/90, o sea, ratificar la suspensión de los arts. 32 y 33 de
la misma ley; el Congreso de la Nación ejerció así control sobre las
condiciones bajo las que el Poder Ejecutivo había puesto en práctica la
facultad excepcional de dictar disposiciones de carácter legislativo, lo
cual, de acuerdo con la jurisprudencia de la Corte vigente a ese tiem-
po, implicó su convalidación.

HIDROCARBUROS

Las sucesivas medidas adoptadas en la materia durante el período de


inestabilidad económica y de hiperinflación que tuvo lugar a fines de los
años 80, tales como la sanción de la ley 23.678, seguida de su modifica-
ción por los arts. 32 y 33 de la ley 23.697, la sanción de la ley 23.897 y el
dictado del decreto 1757/90, así como el reducido espacio de tiempo en el
que todas ellas fueron tomadas, son demostrativas de la fragilidad de la
economía local y de la consiguiente necesidad que tuvo el gobierno na-
cional de responder continuamente a las alteraciones que se producían
en el mercado de los hidrocarburos.

HIDROCARBUROS

El contexto de grave riesgo social que era público y notorio a principios


de 1990 permiten afirmar que debe tenerse por configurada la situación
de hecho exigible al tiempo de su dictado para reconocer validez consti-
tucional al decreto 1757/90.

HIDROCARBUROS

La mera afirmación que hace la provincia actora de que las circunstan-


cias imperantes durante la época en que se dictó el decreto 1757/90 no
eran susceptibles de generar un desorden social que pusiera en peligro
el orden económico y político de la Nación, es una opinión que como tal
no tiene entidad para refutar la valoración hecha por el Poder Ejecutivo
al dictar el decreto.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1947
343

HIDROCARBUROS

Sin perjuicio de la validez del decreto 1757/90, las dos áreas o yacimien-
tos que han sido concretamente materia del pleito, estuvieron sujetas
desde 1990 y 1991 al régimen de regalías previsto en los correspon-
dientes actos de concesión, es decir, el que resulta de la ley 17.319 y los
decretos de concesión 1769/90 y 2164/1991 forman parte del proceso de
reforma regulatoria que tuvo lugar a partir de 1989 (decretos 1055, 1212
y 1589 de ese año) y cuya validez fue ratificada por el Congreso y recono-
cida por la provincia demandante.

HIDROCARBUROS

La sujeción de la liquidación y pago de regalías a los procedimientos


establecidos en los arts. 61 y 56 de la ley 17.319 desplazó los sistemas
anteriores y ajenos a dicha ley, entre ellos todo el cuerpo normativo que
ha servido de fundamento a la demanda para reclamar diferencias en
concepto de regalías para el período comprendido entre los años 1990 y
2003, es decir, el decreto 631/87 -que había sido restablecido por el art.
1º, primer párrafo, de la ley 23.678- y las modificaciones introducidas por
la ley 23.697.

REGALIAS

El régimen establecido en los arts. 110 a 113 del decreto 1757/90 no tuvo
una duración irrazonable; en lo concerniente a los yacimientos objeto
de la demanda, la suspensión dispuesta en el art. 113 no pudo exten-
derse más allá del momento en que se otorgaron las correspondientes
concesiones (decretos 1769/90 y 2164/91), en virtud de las cuales las dis-
posiciones de la ley 23.678 fueron definitivamente sustituidas por las co-
rrespondientes al régimen previsto en la ley 17.319.

HIDROCARBUROS

El sistema puesto en marcha en 1989 tiene como presupuesto que las


regalías deben calcularse sobre la base de los precios que el conce-
sionario obtiene por la venta de su producción, sean ellos los precios
efectivamente cobrados, sean los que en ciertos casos debe estimar la
autoridad de aplicación (art. 56, inc. c, apartado I al que remite el art. 61,
ambos de la Ley Federal de Hidrocarburos 17.319).
1948 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

HIDROCARBUROS

La aceptación del decreto 1757/90 por el Congreso de la Nación al deba-


tirse la ley 23.897 no se trató de un episodio aislado que hechos posterio-
res hayan desmentido o puesto en duda, por el contrario, en el desarro-
llo de la política sobre hidrocarburos adoptada por el gobierno nacional,
el decreto 1757/90 sirvió al trazado de una política pública confirmada
en instancias ulteriores y uno de los aspectos invariables de esta últi-
ma ha sido el de tomar, siempre que sea ello posible, el precio de venta
efectivamente obtenido por el productor de hidrocarburos como el com-
ponente sustancial del valor boca de pozo y, por consiguiente, de las re-
galías que tienen derecho a percibir cada una de las provincias titulares
del dominio sobre ese recurso.

HIDROCARBUROS

Resulta aplicable al cobro de diferencias de regalías el plazo de pres-


cripción de cinco años previsto en el art. 4027, inciso 3º, del antiguo Có-
digo Civil (Voto del juez Rosenkrantz).

HIDROCARBUROS

El reclamo de la Provincia de La Pampa es improcedente por dos razo-


nes: la primera, es que la ley 23.897 no restableció la aplicación de los
precios internacionales como valores de referencia para la liquidación
de las regalías ni trajo aparejada la derogación del decreto 1757/90; la se-
gunda razón, es que los dos únicos yacimientos que han sido materia del
pleito quedaron sujetos a los decretos de concesión 1769/90 y 2164/91, los
que dispusieron la aplicación del régimen de regalías que resulta de la
ley 17.319 —que no determina que las regalías sean siempre liquidadas
al precio internacional—, todo lo cual fue aceptado por la actora median-
te el dictado de una ley local (Voto del juez Rosenkrantz).

HIDROCARBUROS

La pretensión de la provincia actora resulta improcedente pues, al menos


en los períodos que no se encuentran prescriptos, el régimen jurídico apli-
cable a las concesiones otorgadas sobre los yacimientos que son objeto de
la causa no se encuentran reguladas por el mecanismo de ajuste para el
cobro de regalías adoptado por la ley 23.697 (Voto del juez Rosenkrantz).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1949
343

HIDROCARBUROS

Los yacimientos ubicados en la Provincia de La Pampa fueron in-


corporados al régimen de concesiones de la ley 17.319, según la
cual, a los efectos del pago de regalías, el valor del petróleo crudo
en boca de pozo fijado por la autoridad de aplicación debe tener en
cuenta el precio de venta que el concesionario cobra en operacio-
nes con terceros (arts. 56, inciso c, apartado I, 61 y 62 de la ley) y el
primero de los artículos citados aclara que en caso de exportación
de hidrocarburos su valor comercial debía fijarse sobre la base del
precio real obtenido por el concesionario en la exportación (Voto del
juez Rosenkrantz).

HIDROCARBUROS

El sistema puesto en marcha en 1989 para las concesiones de hidro-


carburos reintrodujo las reglas fijadas en la ley 17.319, estableciéndo-
se que las regalías deben calcularse sobre la base de los precios que
el concesionario obtiene por la venta de su producción, sean ellos los
precios efectivamente cobrados, sean los que en ciertos casos debe
estimar la autoridad de aplicación (art. 56, inciso c, apartado I al que
remite el art. 61, ambos de la ley 17.319); este esquema supone que
el valor internacional del petróleo solo tiene relevancia en el supues-
to de que el concesionario efectivamente haya exportado su produc-
ción, tal como lo prevé la primera de las normas mencionadas (Voto
del juez Rosenkrantz).

HIDROCARBUROS

En materia de pago de regalías a partir de 1989 la regla fue que el valor


en boca de pozo se liquidara en función del valor del producto obtenido
por el concesionario en sus operaciones de comercialización (Voto del
juez Rosenkrantz).
1950 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
A fs. 7/25, la Provincia de La Pampa promovió demanda contra el
Estado Nacional (Ministerio de Economía), para que se lo condene a
pagar la diferencia entre las sumas percibidas en concepto de regalías
hidrocarburíferas aplicando los precios del mercado interno a boca de
pozo según lo establece el decreto 1.757/90 y aquellas resultantes de
aplicar el porcentaje de las regalías sobre el precio internacional de
los hidrocarburos, desde la vigencia de la ley 23.697.
Solicitó que esa diferencia se calcule en dólares estadounidenses
y se mantenga en esa moneda hasta el día de su efectivo pago, convir-
tiéndose al tipo de cambio libre vigente en ese momento, importe al
que deberá agregarse la tasa de interés activa del Banco de la Nación
Argentina, capitalizable mes a mes. Estimó el monto de la demanda
-sin los intereses- en veintiséis millones de dólares estadounidenses
(USD 26. 000.000).
Recordó que este pleito tiene como antecedente uno anterior, tra-
bado entre las mismas partes, en el que se había cuestionado la le-
gitimidad de los decretos 1.671/69 y 2.227/80 -los que, en su criterio,
habían importado un cercenamiento de los derechos provinciales a las
regalías-, conflicto que culminó con una transacción suscripta el 20 de
agosto de 1992.
Relató que el art. 59 de la ley 17.319 establece que los concesiona-
rios deben abonar al Estado Nacional, en concepto de regalía sobre el
producido de los hidrocarburos líquidos extraídos en boca de pozo, un
porcentaje del doce por ciento (12%) y que su art. 61 preceptúa que su
pago en efectivo se efectuará conforme al valor del petróleo crudo en
boca de pozo, el que será determinado mensualmente por la autoridad
de aplicación que, según se desprende del art. 97 de esa ley, es la Se-
cretaría de Energía.
Señaló que, posteriormente, la ley 23.678 modificó esta forma de
definir el valor boca de pozo puesto que, al restablecer la vigencia del
decreto 631/87, fijó un mecanismo por medio del cual el precio opor-
tunamente determinado por la autoridad de aplicación se actualizaba
automáticamente de acuerdo al “Índice de Precios Mayoristas Nivel
General” (IPMNG, en adelante), elaborado por el Instituto Nacional
de Estadística y Censos.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1951
343

Agregó que luego los arts. 32 y 33 de la ley 23.697 -al modificar a su


similar 23.678- fijaron un límite máximo y uno mínimo para aquel valor
boca de pozo, que se calculan en función del precio que se obtiene de
promediar una canasta de valores internacionales del petróleo. En vir-
tud de ello, el precio determinado según lo dispuesto por la ley 23.678
no podía superar esos valores internacionales ni ser inferior a su 80%
(ochenta por ciento).
Sin embargo, puso de relieve que el art. 34 de esa ley 23.697 había
restringido, por ciento ochenta días a contar desde su entrada en vi-
gencia, el importe de las regalías a pagar al (ochenta por ciento) del
promedio de aquella canasta, vencido el cual se aplicaría el mecanis-
mo de sus dos artículos precedentes.
En ese orden, indicó que en septiembre de 1990 se dictó el decreto
de necesidad y urgencia 1.757/90, que estableció un nuevo sistema de
liquidación y pago de las regalías hidrocarburíferas y suspendió indefi-
nidamente la vigencia de los arts. 32, 33 y 34 de la ley 23.697.
Añadió que, menos de dos meses después del dictado de ese re-
glamento, se sancionó la ley 23.897 cuyo único artículo con expresión
normativa (ya que el otro es de forma) dispuso la derogación del me-
canismo de liquidación transitoria de regalías contenido en el art. 34
de su similar 23.697.
Con base en ello, consideró que la derogación de este art. 34 de la
ley 23.697 realizada por la ley 23.897 importó dejar sin efecto los arts.
110 a 113 del decreto 1.757/90 y eliminar así la reducción de la base de
cómputo de las regalías ordenada por esa ley, sustentando su postura
en distintos principios hermenéuticos y en el contenido de la discusión
parlamentaria (Cfr. ptos. 4.5, 4.6, 4.7, 4.8 y 4.9 de la demanda).
En subsidio, planteó la inconstitucionalidad del decreto 1.757/90 al
considerar que no existe una relación entre el medio empleado -la sus-
pensión sine die del mecanismo de liquidación de regalías creado por
la ley 23.697- y el fin de subsanar la emergencia pública perseguido (cfr.
pto. 4.10 de la demanda).
Paralelamente, esgrimió que esa medida de necesidad y urgencia no
puede ser empleada por el Poder Ejecutivo Nacional para reducir unila-
teralmente los ingresos de las provincias, so pena de violentar las dispo-
siciones federativas de nuestra Carta Magna y sus leyes reglamentarias.
Tachó de nulas a las resoluciones de la Secretaría de Energía (SE)
3/91; 5/91; 24/91; 155/92; 188/96 y 74/97, así como también a la disposi-
ción 11/93, todas reglamentarias del decreto 1.757/90, al ser consecuen-
cia de normas que se reputan ilícitas o derogadas.
1952 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Por último, ofreció prueba pericial contable para calcular el


importe de las diferencias reclamadas, proponiendo como perito a
quien resulte Director de Minas de la Provincia de La Pampa (cfr.
pto. 8 de la demanda).

-II-
A f s. 329/352 el Estado Nacional contestó la demanda y solicitó su
rechazo.
En primer término, opuso la excepción de prescripción parcial de
las regalías reclamadas, por aplicación del plazo de cinco años estable-
cido en art. 4.027 del Código Civil, toda vez que ellas deben abonarse
mes a mes, conforme a lo dispuesto por los arts. 59 y 62 de la ley 17.319.
Recordó que las normas sobre prescripción contenidas en el Código
Civil constituyen principios generales con fuerza normativa para to-
das las ramas del derecho, inclusive el administrativo (pto. III).
En cuanto al fondo del asunto, luego de explicar los aspectos con-
ceptuales y el método de liquidación de las regalías hidrocarburíferas,
defendió la correcta aplicación y la validez del decreto 1.757/90 por con-
siderar que, junto con sus similares 1.055/89, 1.212/89 y 1.589/89, senta-
ron las bases para la privatización y desregulación del sector petrolero.
Contrariamente a lo sostenido por la actora, afirmó que el Congre-
so Nacional había convalidado tácitamente el citado decreto 1.757/90
al sancionar la ley 23.897 y que esa fue la intención legislativa desde
el inicio del debate parlamentario, por lo que en modo alguno puede
sostenerse que el objetivo de la ley 23.897 haya sido volver al régimen
de sus similares 23.678 y 23.697.
Manifestó que la Provincia consintió la validez del reglamento
ahora impugnado al adherir al “Pacto federal de los hidrocarburos”
al “Acuerdo fiscal entre las Provincias y las empresas productoras de
hidrocarburos” y al “Acuerdo fiscal entre el Estado Nacional y los es-
tados productores de hidrocarburos en el marco del proyecto de ade-
cuación de la ley 17.319” entre otros (pto. 6).
Concluyó, entonces, en que la actora -luego de ratificar, convenir y
reafirmar los principios de desregulación, privatización y liquidación
de las regalías establecidos por el decreto 1.757/90, las resoluciones de
la Secretaría de Energía 3/91, 5/91, 24/91, 155/92, 188/93 y sus normas
modificatorias y complementarias- introduce un reclamo de pago que
se encuentra en pugna con sus conductas previas, favorables a la vali-
dez de la disposición que ahora cuestiona.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1953
343

Finalmente, impugnó el cálculo propuesto por su contraria a los


efectos de determinar las diferencias por regalías hidrocarburíferas
reclamadas y, en subsidio, planteó que la eventual deuda que pudiera
surgir se encuentra consolidada de pleno derecho por aplicación de las
leyes 23.982, 25.344 y 25.725.

-III-
A fs. 352, V.E. corrió traslado de la excepción de prescripción opues-
ta por el Estado Nacional.
La actora respondió a fs. 369/380 y solicitó el rechazo de la de-
fensa. Arguyó que la acción es imprescriptible porque las regalías
integran el dominio público provincial y porque el instituto de la
prescripción es inviable entre personas públicas estatales. En sub-
sidio, entiende que se aplica el plazo decenal previsto en el art. 4023
del Código Civil.

-IV-
Pienso que V.E. sigue teniendo competencia para entender en el
presente, a tenor de lo dictaminado a fs. 27.
De la forma como ha quedado planteada controversia, entiendo
que el thema decidendum estriba en determinar :
1. Si se encuentra parcialmente prescripto el cobro de las diferen-
cias que, en concepto de regalías, persigue la actora en este proceso
respecto de los períodos anteriores a los cinco años contados desde la
promoción de la demanda, por aplicación del plazo de cinco años esta-
blecido en art. 4.027 del Código Civil.
2. Si la sanción de la ley 23.897 produjo -como sostiene la actora- la
derogación de los arts. 110 a 113 del decreto 1.757/90 y el consecuente
renacimiento de la vigencia de los arts. 1º a 3º de la ley 23. 678 (texto
según su similar 23.697, al que me referiré en adelante).
3. Por último, y en subsidio, el planteo de inconstitucionalidad de
los arts.110 a 113 del decreto 1.757/90.

-V-
En mi parecer, un orden lógico impone examinar, en primer tér-
mino, si la sanción de la ley 23.897 produjo -como sostiene la actora- la
derogación de los arts. 110 a 113 del decreto 1.757/90 y el consecuente
renacimiento de la vigencia de los arts. 1º a 3º de la ley 23.678.
1954 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Ha sostenido V.E. que, cuando una ley es clara y no exige ma-


yor esfuerzo interpretativo, no cabe sino su directa aplicación
(Fallos: 320:2145, cons. 6º y su cita), y que es adecuado dar a las
palabras de la ley el significado que tienen en el lenguaje común
(Fallos: 302: 29), o bien en el sentido más obvio del entendimiento
común (Fallos: 320:2649).
Sobre la base de dichas pautas hermenéuticas, es oportuno poner
de resalto, como lo hace la propia provincia actora, que el único artí-
culo con expresión normativa con el que cuenta la ley 23.897 (puesto
que el restante tiene carácter formal) se limita a derogar el art. 34 de
su similar 23.697, sin establecer al mismo tiempo que cobran nueva
vigencia los arts. 1º a 3º de la ley 23.678.
Frente a la claridad del precepto transcripto, las razones alegadas
por la actora no resultan -en mi parecer- decisivas para justificar, por
vía hermenéutica, el apartamiento del texto legal pues, con arreglo
a reiterada jurisprudencia de la Corte, es inadmisible toda interpre-
tación que equivalga a prescindir de la norma que gobierna el caso
(Fallos: 277:213; 279:128; 281:170).
Cierto es -como lo cita la actora- que existieron manifestaciones
tanto de senadores como de diputados procurando la derogación del
decreto 1.757/90 y el restablecimiento de la plena vigencia de la ley
23.678 (ver proyecto de ley presentado por el senador Molina, Diario
de Sesiones de la Cámara de Senadores de la Nación, sesión del 19 de
septiembre de 1990, p. 3.493 y las palabras del diputado Puricelli, entre
otros, Diario de Sesiones de la Cámara de Diputados de la Nación, se-
sión del 28 y 29 de septiembre de 1990, p. 3.707)
Pero no menos cierto es que otros legisladores advirtieron sobre
la insuficiencia de la ley 23. 897 para derogar el decreto citado. Así, el
diputado Brest manifestó: “recuperemos nuestras facultades porque
estamos por sancionar un proyecto de ley que no sirve, ya que de-
rogaríamos algo inexistente en nuestro país; y por otra parte nada
se soluciona, porque el capítulo X del decreto 1.757, que quedaría
vigente, continúa perjudicando a las provincias productoras de hi-
drocarburos” (p. 3.705). En idéntico sentido se expidieron los diputa-
dos Cappelleri, Furque y Bericua (Diario de Sesiones de la Cámara de
Diputados de la Nación, sesión del 28 y 29 de septiembre de 1990, ps.
3.706, 3.707 y 3.711, respectivamente).
Precisamente, por tal razón, el diputado Bericua propuso reem-
plazar el art. 1º de la norma en debate “...por otro que diga lo siguien-
te: ‘Deróganse los artículos 110, 111, 112 Y 113 del capítulo X del de-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1955
343

creto 1.757/90’, e incorporar como artículo 2º el texto oportunamente


sancionado en la ley 23. 697 como artículo 32, y como artículo 3º el
correspondiente a la misma ley como artículo 33” (p. 3.711), moción
que no fue aceptada.
A la luz de lo expuesto, estimo que los antecedentes parlamenta-
rios no permiten otorgar al texto de la ley 23.897 un sentido y alcance
distinto de sus claros términos que, como dije, se limitan a derogar el
art. 34 de su similar 23.697, sin establecer a la vez que cobran nueva
vigencia los arts. 1º a 3º de la ley 23 678.
Sostener una interpretación contraria implicaría sustituir al le-
gislador en su tarea, aspecto vedado a los tribunales (Fallos: 273:418),
quienes no pueden juzgar el mero acierto o conveniencia de las dispo-
siciones adoptadas por los otros poderes en ejercicio de sus facultades
propias, debiendo limitarse a su aplicación tal como estos las concibie-
ron (Fallos: 277:25; 300:700).
Corresponde ahora ocuparse del planteo de inconstitucionalidad
de los arts. 110 a 113 del decreto 1.757/90, el que pertenece a la catego-
ría de normas que ha recibido por parte de la doctrina la denominación
de reglamentos de necesidad y urgencia, según se desprende de su
contenido y de lo que dice la fundamentación que la precede (cfr. últi-
mos dos párrafos de sus considerandos).
Cabe recordar que, mediante este precepto, se estableció un nue-
vo sistema de liquidación y pago de las regalías hidrocarburíferas
tomando como referencia los precios vigentes para las “ventas en el
mercado local”, al tiempo que se suspendió, en lo que ahora interesa,
la vigencia de los arts. 32 y 33 de la ley 23. 697, que habían colocado limi-
tes inferiores y superiores a los valores boca de pozo en función de los
precios oficiales FOB de exportación por metro cúbico de cinco tipos
de petróleo crudos allí detallados (‘Arabian Light’, ‘Arabian Medium’,
‘Kuwait’, ‘Tía Juana Light’ y ‘Bonny Light ‘ de la publicación PIatt’ Oil-
gram Price Report en la columna OSP de la tabla World Crude Oil Pri-
ces, expresado en dólares estadounidenses, vigente al mes inmediato
anterior al de la producción de que se trate).
Esgrime la actora que esta medida de necesidad y urgencia no
puede ser empleada por el Poder Ejecutivo Nacional para reducir
unilateralmente los ingresos de las provincias, so pena de violentar
las disposiciones federativas de nuestra Carta Magna y sus leyes
reglamentarias.
En tal sentido, es necesario recordar que el art. 59 de la ley 17.319
establece claramente: “El concesionario de explotación pagará men-
1956 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

sualmente al Estado nacional, en concepto de regalía sobre el pro-


ducido de los hidrocarburos líquidos extraídos en boca de pozo, un
porcentaje del doce por ciento (12%), que el Poder Ejecutivo podrá
reducir hasta el cinco por ciento (5%) teniendo en cuenta la producti-
vidad, condiciones y ubicación de los pozos” (subrayado, agregado).
Esto se complementa con el art. 12 de la ley, que dispone : “El Esta-
do nacional reconoce en beneficio de las provincias dentro de cuyos
límites se explotaren yacimientos de hidrocarburos por empresas
esta tales, privadas o mixtas, una participación en el producido de
dicha actividad, pagadera en efectivo y equivalente al monto total
que el Estado nacional perciba con arreglo a los arts. 59, 61, 62 y 93”
(el subrayado no pertenece al original).
Al reglamentar el primer precepto transcripto, el art. 20 del decre-
to 1.671/69 determina que, cuando el Estado nacional cobre el monto
de la regalía en efectivo, la participación de las provincias en el produ-
cido de esa actividad será satisfecha mediante el pago directo de los
concesionarios y empresas estatales a aquéllas, por cuenta y orden
del Estado Nacional, salvo comunicación en contrario emanada de la
autoridad de aplicación.
Observo que la situación así regulada no varió luego de la sanción
del decreto 1.055/89. En especial pues, como ya especificó el Tribunal,
su art. 15, inc. c) sólo alude a un marco de atribuciones específicas,
acotado a la fijación de las modalidades de pago del tributo (Fallos:
323:1146, cons. 6º). En efecto, esta disposición se limita a determinar
que el pago de la regalía de los hidrocarburos de libre disponibili-
dad estará a cargo de las empresas, de acuerdo a las disposiciones
que fije la Secretaría de Energía, mas ninguna innovación presenta,
al igual que las restantes partes del reglamento, respecto del sujeto
que las percibe.
En tales condiciones, es evidente para mí que en el régimen de
la ley 17.319 y de los decretos 1.671/69 y 1.055/89, es el Estado Nacio-
nal quien ha creado un tributo en uso de facultades constitucionales
no debatidas -las regalías hidrocarburíferas- y quien unilateralmente
reconoce en favor de las provincias una “participación” equivalente
al monto total recaudado, con arreglo a los arts. 59, 61, 62 y 93 de esa
ley, corroborando esta postura lo resuelto en Fallos: 328:1580, de don-
de se desprende que esa “participación” puede ser reclamada direc-
tamente por la provincia a los particulares a título de derecho propio
mediante las acciones autorizadas por el ordenamiento local (cfr. 3º
cons., in fine).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1957
343

Lo expuesto resulta, en mi parecer, suficiente para sellar la suer-


te adversa del planteo realizado por la actora, toda vez que el Estado
Nacional puede “reducir” ( como lo reconoció V.E. en Fallos: 323:1146,
cons. 6º, respecto de los regidos por la ley 17.319) o, aún más, “can-
celar” definitivamente la participación reconocida a las provincias
respecto de las regalías por él creadas toda vez que, según constante
doctrina del Tribunal, nadie tiene un derecho adquirido al manteni-
miento de leyes o reglamentos, ni a su inalterabilidad (Fallos: 275:130;
283:360; 299:93).

-VII-
Sentado así que las sumas que la provincia actora aquí reclama
son transferencias unilaterales del Estado Nacional, que éste se obligó
a realizar por medio de la ley 17. 19, resta analizar, por último, si ellas
pueden ser modificadas por un decreto de necesidad y urgencia.
Al respecto, el agravio de la Provincia se circunscribe a señalar
que no existe una relación entre el medio empleado por el decreto
1.757/90 -la suspensión sine die del mecanismo de liquidación de re-
galías creado por la ley 23. 697- y los fines de subsanar la emergencia
pública perseguidos (cfr. pto. 4.10.3 de la demanda, fs. 16 vta.).
A la luz de lo expuesto, estimo necesario dejar en claro que no
ha sido puesta en tela de juicio la situación de grave riesgo social
existente al momento del dictado del decreto 1.757/90 (del 5 de sep-
tiembre de 1990, publicado en el Boletín Oficial al día siguiente), que
había sido reconocida ya un año antes por el Congreso Nacional al
sancionar la ley 23.697.
En tal sentido, esa Corte había indicado ya hace tiempo la exis-
tencia de problemas que -como el que es materia de la disposición
cuestionada- demandan una particular celeridad a fin de no frustrar
su solución frente a procesos comúnmente rápidos y difícilmente
controlables, cuyo remedio requiere el conocimiento de datos o fac-
tores acerca de los cuales es natural que la autoridad administrativa
posea una más completa información, obtenida merced a su contacto
cotidiano e inmediato con la realidad económica y social del país (Fa-
llos: 246:345).
La confrontación de intereses que dilatan la toma de decisiones, las
presiones sectoriales que gravitan sobre ellas, lo que es también nor-
mal, en tanto en su seno están representados los estados provinciales
y el pueblo -que no es una entidad homogénea sino que los individuos
y grupos en él integrados están animados por intereses muchas veces
1958 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

divergentes- coadyuvan a que el Presidente, cuyas funciones le impo-


nen el concreto aseguramiento de la paz y el orden social deba adoptar
la decisión de elegir las medidas que indispensablemente aquella rea-
lidad reclama con urgencia impostergable (arg. Fallos: 313:1513, cons
29, segundo párrafo).
En este marco, en mi parecer, no resulta irrazonable que frente al
alza imprevista que había experimentado el precio internacional de los
combustibles derivados del petróleo como consecuencia de la situa-
ción planteada en Medio Oriente, sumado ello a las graves circunstan-
cias socioeconómicas que ya habían sido reconocidas por el Congreso
al sancionar la ley 23.697, el Poder Ejecutivo dispusiera la liquidación
y pago de las regalías hidrocarburíferas tomando como referencia los
precios vigentes para las “ventas en el mercado local” suspendiendo
el mecanismo que ataba la fijación de aquéllas a los valores internacio-
nales, en los términos de la ley 23.697.
Es necesario recordar nuevamente que la bondad o conveniencia
de la solución así implementada escapa al criterio judicial, puesto que
no incumbe a los jueces, en el ejercicio regular de sus atribuciones,
sustituirse a los otros poderes del Estado en las funciones que le son
propias (Fallos 270:168), porque la misión más delicada de la justicia
nacional es la de poder mantener dentro de la órbita de su jurisdicción,
sin menoscabar las funciones que incumben a los otros poderes o ju-
risdicciones (Fallos: 272:231).
Para finalizar, y aun cuando no ha sido estrictamente planteado en
autos, debe quedar claro que la actora no podría válidamente invocar
la prohibición contenida en el art. 99, inc. 3º, de la Constitución Nacio-
nal para sustentar la inconstitucionalidad del decreto 1.757/90 que aquí
invoca toda vez que este reglamento de necesidad y urgencia -en lo
que aquí se debate- modifica su “participación” en el producido de las
regalías recaudadas por el Estado Nacional y cedido por éste en favor
de las provincias en los términos de la ley 17.319.
Desde esta perspectiva, es claro para mí que la cuestión difiere de
la resuelta en Fallos: 318:1154, “Video Club Dreams v. Instituto Nacio-
nal de Cinematografía” y Fallos: 321:366, “Luisa Spak de Kupchik y
Otro v. Banco Central de la República Argentina y Otro”, entre otros,
puesto que las sumas de dinero que aquí ha reclamado, que como que-
dó dicho son transferencias financieras, no revisten respecto de ella
carácter tributario.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1959
343

-VIII-
Atento la solución que se propicia, estimo que deviene inoficioso
examinar la defensa de prescripción opuesta por el Estado Nacional
a f s. 329/329 vta.

-IX-
Por lo expuesto, pienso que corresponde rechazar la presente de-
manda. Buenos Aires, 13 de agosto de 2014. Laura M. Monti.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 10 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “La Pampa, Provincia de c/ Estado Nacional (Mi-


nisterio de Economía) s/ cobro de pesos”, de los que

Resulta:

I) A fs. 7/25 vta., la Provincia de La Pampa, por intermedio de su


Fiscal de Estado, promueve demanda contra el Estado Nacional con
el fin de cobrar las diferencias entre las sumas percibidas en concepto
de regalías hidrocarburíferas, calculadas en función de los precios de
venta en el mercado local, según el decreto 1757/90, y las sumas que re-
sultan de tomar el precio internacional de los hidrocarburos, tal como
lo disponen los arts. 32 y 33 de la ley 23.697.

A esos efectos, impugna las normas dictadas por la autoridad de


aplicación (Estado Nacional – Secretaría de Energía) en las cuales se
establece que deben utilizarse los precios del mercado interno para
estimar el valor boca de pozo. Pide, además, que al monto resultante
se le adicione la tasa de interés activa del Banco de la Nación Argen-
tina para los depósitos en dólares estadounidenses, capitalizándolos
mensualmente. Las sumas pretendidas, dice, deberán calcularse en
dólares, utilizándose para ello el tipo de cambio libre correspondiente
al día del efectivo pago. Estima la suma total demandada en veintiséis
millones de dólares (U$S 26.000.000).
1960 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Como fundamento de su pretensión, señala que los arts. 32 y 33 de


la ley 23.697 introdujeron modificaciones en la ley 23.678. A continua-
ción, reproduce el texto de su nuevo art. 1º en cuanto dispone que, a
partir de julio de 1989, para las regalías a liquidar, el valor boca de pozo
no puede exceder al del precio del petróleo internacional que sirve de
referencia correspondiente al mes anterior, ni ser inferior al ochenta
por ciento de dicho valor. Este último sería el que resulta de un prome-
dio de precios internacionales, expresados en dólares. En el caso del
gas, el mínimo sería del setenta por ciento del valor del petróleo, una
vez calculada la equivalencia calórica.

El art. 34 de la ley 23.697, según entiende, suspendió por ciento


ochenta días a contar desde su entrada en vigencia el procedimiento
de cálculo que se estaba creando. Durante este período, la base para
la liquidación de las regalías sería el 80% del precio internacional del
petróleo y el 70%, en el caso del gas natural. Esta rebaja, habría tenido
como fundamento la situación de emergencia económica existente.

A continuación, indica que en septiembre de 1990 se dictó el de-


creto de “necesidad y urgencia” 1757/90, que suspendió la vigencia de
los arts. 32, 33 y 34 de la ley 23.697, hasta tanto dispusiera lo contrario
el Poder Ejecutivo y, al mismo tiempo, impuso un nuevo criterio para
el cálculo de las regalías: los precios vigentes para las ventas en el
mercado local.

Menciona, por último, que la ley 23.897 en su único artículo con


expresión normativa dispuso la derogación del art. 34 de la ley 23.697.

Hace la demandante una interpretación de todo este conjunto


normativo para concluir que la derogación del art. 34 de la ley 23.697
habría importado lo que denomina la “repristinación” de las modifi-
caciones efectuadas por los arts. 32 y 33 de ley 23.697 a la ley 23.678.
Desde su perspectiva, fue voluntad del legislador, más allá del texto
finalmente sancionado como ley 23.897, que las provincias pudiesen
obtener regalías calculadas sobre el ciento por ciento del precio inter-
nacional de los hidrocarburos.

Sostiene que el régimen de regalías previsto en los arts. 110 a 113


del decreto 1757/90 habría quedado sin efecto por tratarse de normas
anteriores a la sanción de la ley 23.897.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1961
343

Con carácter subsidiario, plantea la inconstitucionalidad de las ci-


tadas disposiciones del decreto 1757/90. Señala que ellas no guardan
una relación de medio a fin, puesto que implican una suspensión inde-
finida del régimen creado por la ley 23.697. Asimismo, niega que el Po-
der Ejecutivo pueda ejercer facultades extraordinarias de legislación
con el propósito de reducir los ingresos provinciales. Añade que esta
afectación económica contraría el propósito del art. 124 de la Constitu-
ción Nacional.

En capítulos separados de la demanda, la parte actora propone los


criterios que a su juicio deberían utilizarse para calcular las diferen-
cias reclamadas, en relación con las producciones de petróleo y gas.
Requiere, además, que los montos adeudados se mantengan “en dó-
lares estadounidenses después del 31 de diciembre de 2001 y aún con
motivo de la sanción de la ley 25.561 y del decreto 214/2002”.

Por último, plantea la nulidad absoluta y manifiesta de los actos


administrativos generales dictados como las resoluciones 3/91, 5/91,
24/91, 155/92, 188/93 y 74/97, así como de la disposición 11/93, a todos los
cuales considera reglamentarios del decreto 1757/90.

Ofrece prueba pericial contable para obtener un pronunciamiento


técnico sobre el monto demandado, funda la competencia originaria
de esta Corte Suprema y la inexigibilidad del reclamo administrativo
previo. Finalmente, solicita la exención en el pago de la tasa de justicia
en virtud del art. 2º del decreto 1204/01.

II) A fs. 27/27 vta., el señor Procurador General de la Nación señaló


en su dictamen que esta causa corresponde a la competencia origina-
ria de la Corte, dadas las prerrogativas jurisdiccionales que asisten a
ambas partes, según los arts. 116 y 117 de la Constitución Nacional.

III) A fs. 329/351 vta., el Estado Nacional contesta la demanda y


solicita su rechazo.

En primer lugar, opone la defensa de prescripción. Aduce la pres-


cripción parcial de las regalías exigidas, por aplicación del plazo de
cinco años establecido en el art. 4027 del Código Civil –aprobado por
la ley 340-, toda vez que aquellas deben abonarse mes a mes, según lo
dispuesto por los arts. 59 y 62 de la ley 17.319. Recuerda que las normas
1962 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

sobre prescripción contenidas en aquel código constituyen principios


generales con fuerza normativa para todas las ramas del derecho, in-
clusive el administrativo, por lo cual la deuda pretendida estaría pres-
cripta respecto de los períodos anteriores a los cinco años previos a la
deducción de la demanda.

En cuanto al fondo del asunto, tras reseñar la evolución de la


normativa relacionada con el procedimiento para la liquidación de
regalías, defiende la validez del decreto 1757/90. Considera que fue
tácitamente convalidado por el Congreso al sancionar la ley 23.897,
puesto que habría sido expresamente considerado en la deliberación
parlamentaria.

Agrega que, más allá de esta ratificación legislativa, la Provincia


de La Pampa habría consentido la validez del decreto 1757/90 tanto en
los contratos celebrados con los concesionarios, como en los acuerdos
celebrados con otras provincias y con el Estado Nacional, de modo que
cuestionamientos posteriores como los de autos vendrían a contrade-
cir su conducta anterior. Además, entiende que la demanda no logra
revertir la presunción de constitucionalidad que obra en favor del de-
creto 1757/90.

Explica que el referido decreto, al momento de presentarse la de-


manda, llevaba una década de pacífica vigencia y aplicación. Fue re-
glamentado por las resoluciones 3/91, 5/91, 24/91, 155/92, 188/93 y 74/94,
en las cuales se establecen la forma y requisitos que deben observarse
para el pago de las regalías, los descuentos admisibles y el valor boca
de pozo para estimar la producción computable que constituye la base
de cálculo de las regalías.

Pone de resalto que la provincia actora pretende restablecer los


valores boca de pozo que regían en la etapa anterior a la privatización,
cuando los precios del petróleo crudo, los combustibles y las regalías
estaban regulados, y durante la cual era el Estado quien fijaba el mar-
gen del refinador, su ganancia y el impuesto sobre los combustibles.
De tal modo, aduce que la demanda pasa por alto que, a partir del mes
de enero de 1991, se puso en vigencia un régimen de precios libres,
en el marco de lo dispuesto por los decretos 1055/89, 1212/89 y 1589/89,
disposiciones que sentaron las bases de la privatización y la desregu-
lación del sector. Para alcanzar este objetivo fue necesario disponer
nuevas reglas de juego para la actividad, en el marco de la Reforma del
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1963
343

Estado. Por esa razón, se dictaron los decretos de necesidad y urgen-


cia 1757/90 y 2733/90, entre otros.

Refiere que la provincia actora habría cobrado las regalías que el


estado regulador le adeudaba, en el marco del Acuerdo Transaccional
celebrado el 20 de agosto de 1992 cuyo propósito, más allá de las argu-
mentaciones contenidas en la demanda, tuvo el fin de erradicar todos
los conflictos existentes entre las partes.

Menciona, como actos en que la Provincia de La Pampa se mani-


festó tácitamente a favor de la validez del decreto 1757/90, el “Acuerdo
de saneamiento definitivo de la situación financiera entre el Estado
Nacional y la provincia de La Pampa” al 31-03-91; el “Acta Acuerdo
para el control técnico operativo”, del 20 de agosto de 1992; el “Acuer-
do fiscal entre las Provincias y las empresas productoras de hidrocar-
buros” y sus adhesiones al “Pacto Federal de los hidrocarburos” y al
“Acuerdo fiscal entre el Estado Nacional y los Estados provinciales
productores de hidrocarburos en el marco del proyecto de adecuación
de la ley 17.319”, entre otros.

Cuestiona la actitud de la actora quien -luego de ratificar, convenir


y reafirmar los principios de desregulación, privatización y liquidación
de las regalías establecidos por el decreto 1757/90, las resoluciones de
la Secretaría de Energía 3/91; 5/91; 24/91; 155/92; 188/93 y sus normas
modificatorias y complementarias-, pretende sorprender la buena fe
del Estado Nacional y de todos los sujetos titulares de concesiones de
explotación en la provincia, con un reclamo millonario que se encuen-
tra en pugna con sus conductas previas, favorables a la validez de la
disposición que ahora cuestiona.

En los capítulos siguientes de su escrito, se opone a que la deuda,


si eventualmente ella le fuera reconocida a la actora, sea estimada en
dólares estadounidenses, o que se la considere excluida del régimen
de pesificación establecido en la ley 25.561 y en el decreto 214/2002,
puesto que no se trata de ninguna de las excepciones admitidas en el
decreto 410/2002. Señala, asimismo, que la tasa de interés pretendida
no se ajusta a las leyes de consolidación que resultan aplicables al caso
(23.982 y 25.344). Por último, cuestiona el procedimiento propuesto
para el cálculo de las diferencias reclamadas. A todo evento, recuerda
que en el caso es de aplicación el art. 2º del decreto 1204/01.
1964 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En definitiva, solicita el rechazo de la demanda.

IV) Corrido el pertinente traslado de la prescripción opuesta, la


parte actora lo contesta a fs. 369/378. A fs. 379/380 impugna la prueba
informativa ofrecida por el demandado, lo cual fue parcialmente aco-
gido por el Tribunal a fs. 394/395.

Considerando:

1º) Que la presente causa corresponde a la competencia originaria


de esta Corte, según lo dispuesto en los arts. 116 y 117 de la Constitu-
ción Nacional.

2º) Que la demanda tiene por objeto una pretensión de condena a


pagar, en concepto de regalías adeudadas, una suma de dinero equi-
valente a la diferencia que la Provincia de La Pampa habría cobrado
en menos desde 1990 al no tomarse en cuenta para su cálculo los pa-
rámetros establecidos en los arts. 33 y 34 de la ley 23.697. Como fun-
damento principal de dicha petición, se ha sostenido que el decreto
1757/90, en cuanto suspendió la vigencia de los arts. 32 a 34 de la ley
23.697, habría sido derogado en septiembre de 1990 por la ley 23.897.
Con carácter subsidiario, la actora plantea la inconstitucionalidad del
decreto 1757/90.

3º) Que para decidir sobre la existencia del crédito cuyo pago se
reclama, corresponde, en primer lugar, considerar la alegada deroga-
ción del decreto 1757/90, por la ley 23.897 y el consiguiente restableci-
miento en su vigencia de la ley 23.697.

A tal fin, debe recordarse que la ley 23.697 (B.O. 25/09/89) de emer-
gencia económica, en su capítulo XII, titulado “Regalías petrolíferas y
gasíferas”, estableció una serie de pautas específicas sobre el cálculo
y cobro de regalías, para lo cual introdujo modificaciones en la estruc-
tura de la ley 23.678, cuyo art. 1º se limitaba a restablecer la vigencia
del decreto 631/87.

Así, con los añadidos ordenados por el art. 32 de la ley 23.697, el art.
1º de la ley 23.678, prescribe:

“Artículo 1º — Restablécese la vigencia del Decreto Nº 631/87.


DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1965
343

“Las regalías de petróleo y gas natural a liquidar correspondien-


tes al mes de mayo serán actualizadas con los índices correspon-
dientes al mes de abril, índice de Precios Mayoristas Nivel General
del Instituto Nacional de Estadística y Censos.”

“Para las regalías a liquidar correspondientes al mes de julio de


1989 y las sucesivas, el valor ‘Boca de Pozo’ que resulte de la apli-
cación de la presente ley no podrá exceder al del precio del petróleo
internacional que le sirve de referencia, correspondiente al mes an-
terior a la liquidación, ni ser inferior al ochenta por ciento (80%) de
dicho precio.’

“Dicho precio internacional será el promedio de los precios ofi-


ciales FOB de exportación por metro cúbico de los petróleos crudos
‘Arabian Light’, ‘Arabian Medium’ ‘Kuwait’, ‘Tía Juana Light’ y ‘Bon-
ny Light’ de la publicación Platt’s Oilgram Price Report en la co-
lumna OSP de la tabla World Crude Oil Prices, expresado en dólares
estadounidenses, vigente al mes inmediato anterior al de la produc-
ción de que se trate”.

“Para la conversión de dicho promedio de dólares por metro cú-


bico a australes…se tomará el tipo de cambio vendedor vigente en el
Banco de la Nación Argentina al cierre del último día hábil inmedia-
tamente anterior a aquel en que se liquida la regalía”.

“Para la determinación del precio de referencia del gas natural,


se utilizará el setenta por ciento (70 %) del valor que resulte de equi-
parar, a equivalencias calóricas, el determinado precedentemente
para el petróleo”.

Además, en el art. 33, se decide agregar, como arts. 2º y 3º de la ley


23.678, los siguientes textos:

“Art. 2º- La Autoridad de Aplicación procederá a descontar del


precio de referencia dispuesto por el artículo 1º los gastos incurridos
por el productor para colocar el petróleo y gas natural en condicio-
nes de comercialización.

“El descuento que se establezca no podrá exceder los valores in-


ternacionales reconocidos para la comercialización en condiciones
1966 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

similares, siempre que no superen el cuatro por ciento (4%) del valor
“Boca de Pozo” determinado en el artículo 1º.

“El Poder Ejecutivo Nacional con la participación de la Provin-


cias Productoras de Hidrocarburos modificará el Decreto Nº 1.671/69
a fin de adecuarlo a lo dispuesto en este artículo”.

“Art. 3º- Yacimientos Petrolíferos Fiscales Sociedad del Estado u


otros concesionarios liquidarán por estas obligaciones del Estado
Nacional a favor de las provincias, en concepto de regalías de petró-
leo y gas natural, el doce por ciento (12%) de los valores resultantes
de la aplicación de los artículos precedentes”.

“Las provincias podrán optar y convenir con la Secretaría de


Energía el pago total o parcial en petróleo crudo, gas natural o deri-
vados, de las regalías que les correspondan, los cuales tendrán libre
disponibilidad para su comercialización externa o interna”.

El artículo 34 de la ley 23.697 estableció que “Durante los ciento


ochenta (180) días, a contar desde la vigencia de esta ley, para la
liquidación de regalías de petróleo, se tomara el ochenta por ciento
(80%) del precio internacional determinado según lo dispuesto en el
artículo 1º de la Ley Nº 23.678 (texto modificado por la presente), y
para las de gas natural el setenta por ciento (70%) del precio interna-
cional del petróleo a valor calórico equivalente.”

4º) Que el 5 de septiembre de 1990, el Poder Ejecutivo Nacional dic-


tó el decreto 1757/90 (B.O. 6/09/90) que contiene, entre otras, un cuerpo
de normas sobre los combustibles (Capítulo X, arts. 110 a 115). Según
tales disposiciones, a partir del mes correspondiente a la fecha de vi-
gencia del decreto, a los efectos del cálculo de las regalías petrolíferas
y gasíferas, establecidas por los arts. 59 y 62 de la ley 17.319, el valor
“boca de pozo” del petróleo y gas natural tomaría como referencia los
precios vigentes para las ventas en el mercado local (art. 110).

Sobre dicho precio de referencia, la autoridad de aplicación


procedería a descontar los gastos incurridos por el productor para
colocar el petróleo, y el gas natural en condiciones de comercializa-
ción, de acuerdo con lo establecido por el decreto 1671 del 9 de abril
de 1969 (art. 111).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1967
343

El art. 112 del decreto 1757/90 prescribe que Yacimientos Petrolí-


feros Fiscales Sociedad del Estado liquidaría a favor de las provincias,
en concepto de regalías de petróleo y gas natural, el 12% de los valores
resultantes de la aplicación de los arts. precedentes.

El art. 113, textualmente expresa: “Quedan en suspenso a partir


de la fecha de vigencia del presente decreto la aplicación de los artí-
culos 32, 33 y 34 de la Ley Nº 23.697 hasta tanto lo disponga el PODER
EJECUTIVO NACIONAL.”

En el art. 121 se ordenó dar cuenta al Congreso de la Nación, en los


aspectos que correspondiere.

5º) Que la Provincia de La Pampa al afirmar que el art. 113 del


decreto 1757/90 fue derogado por la ley 23.897 y, al cuestionar su consti-
tucionalidad, pretende volver a la vigencia de la ley 23.678, con las mo-
dificaciones introducidas a su texto por los arts. 32 y 33 de la ley 23.697
de emergencia económica (fs. 1/18), extremo que implicaría calcular y
liquidar las regalías correspondientes al período de la demanda sobre
la base de su precio internacional, aun cuando el producto se haya co-
mercializado en el mercado interno. De tal modo, dicho valor funcio-
naría como un valor regulado de referencia, independiente del efecti-
vamente percibido por las empresas en sus operaciones con terceros.

6º) Que la parte actora, como primer fundamento de su preten-


sión, aduce que al sancionarse la ley 23.897 y derogarse el art. 34 de
la ley 23.697 se produjo el restablecimiento –“repristinación” es el tér-
mino utilizado en la demanda- de los arts. 32 y 33 de la misma ley. De
esta circunstancia, infiere que el art. 113 del decreto 1757/90, en cuanto
también suspendía la aplicación de los mismos arts. 32 y 33 de la ley
23.697 fue implícitamente derogado por el Congreso.

Sin embargo, la tesis de la parte actora encuentra un obstáculo


insalvable, en que la ley 23.897 nada dispone en relación con los arts.
32 y 33 de la ley 23.697 a los que no hace mención alguna en sus dos ar-
tículos: el art. 1º se limita a disponer “Derógase el artículo 34 de la ley
23.697”, y el art. 2º ordena comunicar la nueva ley al Poder Ejecutivo.

La demandante sugiere que, más allá del texto en definitiva apro-


bado por ambas cámaras del Congreso, el propósito con que se pre-
1968 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

sentó el proyecto que fue sancionado habría sido el pleno restableci-


miento de los arts. 32 y 33 de la ley 23.697.

Al respecto, debe tenerse en cuenta que en la deliberación que


precedió a la sanción de la ley 23.897, ambas cámaras tuvieron en
consideración (y no tomaron) proyectos de ley y propuestas que in-
cluían, dentro de su texto, o bien la decisión de declarar nulo el
decreto 1757/90 o bien la de reponer en su vigencia los arts. 32 y 33
de la ley 23.697 (confr. Cámara de Senadores, Diario de Sesiones,
19 de septiembre de 1990, Proyecto del Senador Pedro E. Molina,
pág. 3493 y Cámara de Diputados, Diario de Sesiones, Reunión de
los días 28 y 29 de septiembre de 1990, pág. 3705, intervención del
diputado Brest y pág. 3706; intervención del diputado Cappelleri
-expresando la opinión de la Comisión Bicameral de Seguimiento
de la Emergencia Económica-, pág. 3706; intervención del diputado
Bericua, pág. 3711, entre otras).

De tal modo, se advierte que el razonamiento seguido en la de-


manda conduce a que la ley 23.897 termine teniendo la misma efica-
cia normativa que habría tenido si los proyectos desechados hubiesen
contado con las mayorías necesarias para su aprobación por el cuerpo
legislativo, aspiración que resulta palmariamente improcedente. Ha
sido criterio de esta Corte desde sus mismos orígenes que la tarea
del Poder Judicial, es decir, la decisión de las causas que vengan a su
conocimiento sobre la base de la recta interpretación del ordenamien-
to jurídico, en modo alguno puede tener por efecto sustituir o corre-
gir las leyes que sanciona el Congreso. Cuando su texto es claro y no
ofrece dudas sobre el contenido de la decisión legislativa, ésta debe
ser seguida sin restricciones, añadidos o aclaraciones, más allá de
las que ocasionalmente pudiera requerir la salvaguarda de garantías
constitucionales.

7º) Que, el decreto 1757/90, cuya invalidez constitucional ha sido


planteada en la demanda como fundamento subsidiario, es una dis-
posición normativa de considerable extensión por medio de la cual se
adoptó un conjunto de medidas tendientes a reformular, completar y
dar operatividad a las políticas trazadas en las leyes 23.696 y 23.697,
sancionadas un año antes. En efecto, además de regular el régimen de
combustibles, el decreto 1757 reglamenta diversas materias relaciona-
das con la racionalización del gasto público; la reforma administrativa;
la política salarial; los convenios colectivos de trabajo; las empresas
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1969
343

públicas; la política monetaria; el régimen de consolidación de deudas;


las deudas y créditos del sector público.

8º) Que, si bien el decreto 1757/90 contiene disposiciones de carác-


ter legislativo, fue dictado con invocación de las facultades excepcio-
nales que con anterioridad a la reforma constitucional de 1994 ya se
habían reconocido al Poder Ejecutivo en casos de “necesidad y urgen-
cia”. Al respecto, la exposición de los fundamentos en que se apoya
el decreto expresa que “a través de la Ley Nº 23.697 se estableció [la]
necesidad de poner en ejercicio el poder de policía de Emergencia del
Estado, con el fin de superar las graves circunstancias socioeconómi-
cas” y que “el PODER EJECUTIVO NACIONAL además de las facul-
tades que le confiere el artículo 86 de la Constitución Nacional, puede
ejercer atribuciones legislativas cuando la necesidad se hace presente
y la urgencia lo justifica, contando para ello con el respaldo de la mejor
doctrina constitucional y de la jurisprudencia de la CORTE SUPRE-
MA DE JUSTICIA DE LA NACION” (v. párrafos 47 a 49).

En este punto, cabe recordar que la práctica institucional relacio-


nada con este tipo de decretos se originó como reacción a situaciones
excepcionales, graves, que reclamaban soluciones urgentes, pero que,
de todas maneras, no suprimían la exigencia de su convalidación pos-
terior por el órgano legislativo.

9º) Que el decreto 1757/90, como se dijo, fue dictado y tuvo eficacia
antes de que se sancionara el art. 99, inc. 3º de la Constitución, razón
por la cual corresponde examinar si cumple con las exigencias que
este Tribunal había establecido para la validez de los decretos de ne-
cesidad y urgencia, con anterioridad a la reforma de la Constitución
Nacional que tuvo lugar en 1994 (doctr. Fallos: 333:1828, considerando
7º y 321:3123, voto del juez Belluscio, considerando 5º, voto del juez
Petracchi, considerando 4º, voto del juez Bossert, considerando 5º y
disidencia de los jueces Moliné O’Connor y López, considerando 6º).

Tales pautas se relacionan con las condiciones de hecho que jus-


tifican la emisión de estos reglamentos y con los controles institucio-
nales posteriores. Por un lado, el Tribunal exigía que mediase una
situación de grave riesgo social que hicieran necesarias medidas
súbitas, impostergables. Por otra parte, en lo concerniente al pro-
cedimiento que debía seguirse, el decreto de necesidad y urgencia
debía ser puesto en conocimiento del Congreso, el cual podía conva-
1970 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

lidarlo de manera expresa o tácita, bastando en este último caso que,


en definitiva, el Congreso Nacional en ejercicio de poderes constitu-
cionales propios, no adoptase decisiones diferentes en los puntos de
política económica involucrados (v. causa “Peralta”, Fallos: 313:1513,
considerandos 24, 25 y 26).

10) Que el decreto 1757/90 fue puesto en conocimiento del Congre-


so, de acuerdo con su art. 121, y este cuerpo no adoptó ninguna política
que pusiera en cuestión su vigencia o validez. Más aún, en el debate
legislativo al que ya se ha hecho referencia más arriba que precedió a
la sanción de la ley 23.897, tal posibilidad fue desestimada.

Como se dijo, ambas cámaras del Congreso tuvieron en cuenta y


rechazaron la propuesta de restablecer la operatividad de los arts. 32
y 33 de la ley 23.697. La Cámara de Senadores tuvo en consideración
dos proyectos, uno que se limitaba a derogar el art. 34 de la ley 23.697
(suscripto por los senadores Mac Karthy y Marín) y otro que, además,
disponía restablecer “la plena vigencia de la ley 23.678, con las modi-
ficaciones introducidas por los arts. 32 y 33 de la ley 23.697” (proyec-
to firmado solamente por el senador Molina). El cuerpo sancionó el
primero.

Más significativo aún es el tratamiento parlamentario que el pro-


yecto tuvo en la Cámara de Diputados. Los legisladores tuvieron en
cuenta que los arts. 32 y 33 de la ley 23.697 no se encontraban suspen-
didos en su vigencia por ninguna otra norma que no sea el decreto
1757/90. Aún más: se llamó la atención sobre el hecho de que la dero-
gación del art. 34 de la ley 23.697 no tendría efecto alguno, puesto que,
además de tratarse de una norma cuyo plazo de vigencia había venci-
do, se mantenía en vigor del decreto 1757/90 (loc. cit. intervención del
diputado Brest, entre otras). También hubo opiniones que pusieron en
cuestión la constitucionalidad del decreto 1757/90(dictamen de la Co-
misión Bicameral de Seguimiento de la Emergencia Económica, leído
por el diputado Cappelleri, punto 3º, loc. cit., pág. 3706). Sin embargo,
la mayoría no admitió ninguna de tales postulaciones.

Es patente, entonces, que en el proceso legislativo se actuó con


pleno conocimiento de que limitar el alcance de la ley a la derogación
del art. 34 de la ley 23.697 importaba mantener la vigencia del capítulo
X del decreto 1757/90, o sea, ratificar la suspensión de los arts. 32 y 33
de la misma ley. El Congreso de la Nación ejerció así control sobre las
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1971
343

condiciones bajo las que el Poder Ejecutivo había puesto en práctica


la facultad excepcional de dictar disposiciones de carácter legislativo,
lo cual, de acuerdo con la jurisprudencia de esta Corte vigente a ese
tiempo, implicó su convalidación.

Por lo tanto, vale remarcar, el Congreso Nacional no sólo se abstu-


vo de adoptar decisiones diferentes -en los términos sentados por esta
Corte en Fallos: 313:1513- a las que, en materia de hidrocarburos, el
Poder Ejecutivo había plasmado en el decreto 1757/90, sino que incluso
tuvo un comportamiento claramente alineado con ellas.

11) Que las sucesivas medidas adoptadas en la materia durante


el período de inestabilidad económica y de hiperinflación que tuvo
lugar a fines de los años 80, tales como la sanción de la ley 23.678,
seguida de su modificación por los arts. 32 y 33 de la ley 23.697, la san-
ción de la ley 23.897 y el dictado del decreto sub examine 1757/90, así
como el reducido espacio de tiempo en el que todas ellas fueron to-
madas, son demostrativas de la fragilidad de la economía local y de la
consiguiente necesidad que tuvo el gobierno nacional de responder
continuamente a las alteraciones que se producían en el mercado de
los hidrocarburos.

Tales extremos, en un contexto de grave riesgo social que, de


acuerdo con lo declarado por esta Corte, era público y notorio a princi-
pios de 1990 (Fallos: 313:1513, considerando 24), permiten afirmar que
debe tenerse por configurada la situación de hecho exigible al tiempo
de su dictado para reconocer validez constitucional al decreto 1757/90
en el punto aquí examinado.

La mera afirmación que hace la actora de que las circunstancias


imperantes durante la época en que se dictó el decreto 1757/90 no eran
susceptibles de generar un desorden social que pusiera en peligro el
orden económico y político de la Nación, es una opinión que como tal
no tiene entidad para refutar la valoración hecha por el Poder Ejecuti-
vo al dictar el decreto y las demás circunstancias antedichas.

12) Que, sin perjuicio de lo expuesto sobre la validez formal del


decreto 1757/90, corresponde examinar si, como también ha sido pos-
tulado en la demanda, la suspensión dispuesta en su art. 113 es una
medida que se ha prolongado más allá de lo razonable.
1972 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

A tal fin, es pertinente examinar los actos dictados con posterio-


ridad al decreto 1757/90, tanto por el Poder Ejecutivo, como por el
Congreso.

13) Que la actividad del gobierno nacional a partir de 1989, en ma-


teria de hidrocarburos, tuvo como propósito y contexto el proceso de
reforma estructural de la industria. En ese marco, los yacimientos ubi-
cados en la provincia de La Pampa objeto de esta causa fueron incor-
porados al régimen de concesiones de la ley 17.319.

En lo que se refiere específicamente al criterio que debe seguirse


para el cálculo de las regalías, el sistema de la ley 17.319 tomaba -y si-
gue haciéndolo en el presente- como dato básico el precio que ha sido
cobrado por el concesionario al disponer de su producción (arts. 61 y
56, inc. c, apartado I). Este cambio de reglas necesariamente determi-
nó el desplazamiento de los sistemas que se venían aplicando durante
la vigencia del monopolio estatal sobre la explotación de los hidrocar-
buros, los cuales tomaban en cuenta otros valores (decretos 2227/80;
631/87 y sus modificatorios; ley 23.678 y su modificatoria 23.697).

14) Que las dos áreas de explotación de hidrocarburos materia de


prueba en esta causa (fs. 470), esto es, los yacimientos denominados
“25 de Mayo – Medanito” y “Jagüel de los Machos”, quedaron sujetas al
régimen de la ley 17.319, tanto en lo concerniente al sistema de conce-
siones, como al procedimiento para el cálculo de regalías, en los años
1991 y 1990, respectivamente.

El área “25 de Mayo – Medanito” había sido objeto en su momento


del contrato nº 23.338, aprobado por el decreto 3870 del 12 de diciem-
bre de 1984, modificado a su vez por el decreto 1509/88. El 18 de octu-
bre de 1991, por efecto del art. 1º del decreto 2164/1991, dicho contrato
fue convertido “en una Concesión de explotación de hidrocarburos
con los efectos previstos en la Ley 17.319 con las modalidades emer-
gentes de los Decretos 1055 del 10 de octubre de 1989, Nº 1212 del
8 de noviembre de 1989 y Nº 1589, del 27 de diciembre de 1989”. A
continuación se estableció que el concesionario tendría la libre dis-
ponibilidad de los hidrocarburos que le pertenezcan, de conformidad
con el art. 6º de la ley 17.319, art. 15 del decreto 1055/89 y arts. 5º y 6º
del decreto 1589/89. De acuerdo con el art. 6º del decreto 2164/1991
el concesionario “tendrá a su cargo el pago de las regalías corres-
pondientes a los hidrocarburos que le pertenezcan […] calculadas
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1973
343

en boca de pozo, aplicando el doce por ciento (12%) sobre los precios
reales obtenidos por el concesionario de conformidad a lo dispuesto
en los Artículos 59 y 62 de la Ley 17.319, con las deducciones del Artí-
culo 61 de dicha ley.” (El subrayado es añadido).

En lo que respecta al yacimiento llamado “Jagüel de los Machos”,


cabe consignar que fue objeto de concesión en el marco del Concurso
Público Internacional Nº 1 /90, cuya adjudicación fue aprobada por el
art. 1º del decreto nº 1769 firmado el 5 de septiembre de 1990, “con
el objeto de realizar trabajos de explotación, exploración complemen-
taria y desarrollo de hidrocarburos bajo el régimen del Artículo 30 y
concordantes de la Ley Nro. 17.319 y Decretos Nros. 1055/89, 1212/89
y 1589/89”. De modo similar al caso anterior, en el art. 7º del decreto
1769 se establece que el titular de la concesión “tendrá a su cargo el
pago de las regalías correspondientes, las que serán calculadas sobre
los precios reales obtenidos por el concesionario de conformidad a lo
dispuesto en los Artículos Nros. 59º, 61º y 62º de la Ley Nro. 17.319…”.
(El subrayado es añadido).

15) Que la ley 24.145, de “Federalización de Hidrocarburos”, trans-


firió el dominio público de los yacimientos del Estado nacional a las
provincias. Su art. 1º, en su texto es el siguiente:

“Transfiérese el dominio público de los yacimientos de hidrocar-


buros del Estado Nacional a las Provincias en cuyos territorios se
encuentren, incluyendo los situados en el mar adyacente a sus cos-
tas hasta una distancia de Doce (12) millas marinas medidas des-
de las líneas de base reconocidas por la legislación vigente. Dicha
transferencia tendrá lugar cuando se haya cumplido lo establecido
en el Artículo 22 de la presente, salvo en los casos que se consignan
a continuación, en los que ella tendrá lugar a partir del vencimiento
de los respectivos plazos legales y/o contractuales:

“a) las áreas actualmente asignadas a YPF Sociedad Anónima


para sus actividades de exploración y/o explotación por si, por
terceros o asociada a terceros, que se consignan en el Anexo I y III
de esta ley;

“b) las concesiones de explotación de hidrocarburos otorgadas a


empresas privadas de conformidad a las disposiciones de las Leyes
N 17.319 y 23.696 y los Decretos N. 1.055/89, 1.212/89 y 1.589/89, vigentes
1974 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

a la fecha de entrada en vigor de la presente ley y que se detallan en


el Anexo II; y

“c) los permisos de exploración y concesiones de explotación que


se otorguen en el futuro, como consecuencia de la reconversión de
contratos celebrados con respecto a áreas asignadas a YPF Sociedad
Anónima, que se consignan en los Anexos I y III de esta ley.

“En el caso de las áreas que, en el marco de la Ley N. 17.319, se


encuentren comprendidas en concursos en trámite al momento de
promulgarse la presente, convocados con la finalidad de otorgar per-
misos de exploración o concesiones de explotación, detalladas en el
Anexo IV, y que no hayan sido adjudicadas, la transferencia de do-
minio se efectivizará al cumplirse con lo establecido en el Artículo
22 de esta ley.

“El Poder Ejecutivo Nacional podrá efectuar las correcciones


que correspondan en la delimitación de las áreas incluidas en los
Anexos I a IV, provenientes de diferencias que pudieren surgir entre
las coordenadas consignadas en dichos anexos y las que resulten de
la documentación antecedente de las mismas.

“Continuarán perteneciendo al Estado Nacional los yacimientos


de hidrocarburos que se encontraren en el territorio de la Capital
Federal o en su jurisdicción sobre el lecho argentino del Río de la
Plata, como así también aquellos que se hallaren a partir del límite
exterior del mar territorial, en la plataforma continental o bien hasta
una distancia de Doscientas (200) millas marinas medidas a partir
de las líneas de base.

16) Que los incisos a, b y c del art. 1º citado describen las clases
de yacimientos cuya transferencia al dominio de las provincias ope-
raría recién al vencimiento de los plazos contractuales o legales
correspondientes.

Tanto el área “25 de Mayo – Medanito” como el área “Jagüel de los


Machos”, así como los respectivos decretos de concesión, se hallan
incluidos en el inciso b. Es lo que resulta del Anexo II al que remite
la disposición, apartado C, “Cuenca Neuquina”, números a-14 y b-4;
allí se hallan expresamente mencionadas las áreas “Jagüel de los Ma-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1975
343

chos” y “25 de Mayo-Medanito” y los respectivos decretos de conce-


sión, 1769/90 y 2164/1991.

17) Que es del caso recordar que la Provincia de La Pampa adhirió


a la ley 24.145 de acuerdo con lo prescripto en el art. 1º de la ley pro-
vincial 1431, sancionada por la legislatura el 12 de Noviembre de 1992,
promulgada por el decreto 2442 del 18 de noviembre de 1992 y publica-
da en el boletín oficial el 27 de noviembre de 1992.

18) Que lo expuesto conduce a la insoslayable conclusión de que,


sin perjuicio de la validez del decreto 1757/90, las dos áreas o yacimien-
tos que han sido concretamente materia del pleito, estuvieron sujetas
desde 1990 y 1991 al régimen de regalías previsto en los correspon-
dientes actos de concesión, es decir, el que resulta de la ley 17.319.

Además de no haber sido impugnados en la causa, los decretos de


concesión 1769/90 y 2164/1991 forman parte del proceso de reforma re-
gulatoria que tuvo lugar a partir de 1989 (decretos 1055, 1212 y 1589 de
ese año) y cuya validez, en lo que interesa a este juicio, fue ratificada
por el Congreso y reconocida por la provincia demandante.

19) Que la circunstancia antedicha es de suma relevancia para las


cuestiones debatidas en el pleito. En primer lugar porque la sujeción
de la liquidación y pago de regalías a los procedimientos establecidos
en los arts. 61 y 56 de la ley 17.319 desplazó los sistemas anteriores y
ajenos a dicha ley, entre ellos todo el cuerpo normativo que ha servido
de fundamento a la demanda para reclamar diferencias en concepto
de regalías para el período comprendido entre los años 1990 y 2003,
es decir, el decreto 631/87 -que había sido restablecido por el art. 1º,
primer párrafo, de la ley 23.678- y las modificaciones introducidas por
la ley 23.697.

En segundo término, se advierte que, contrariamente a lo argu-


mentado por la actora, el régimen establecido en los arts. 110 a 113
del decreto 1757/90 no tuvo una duración irrazonable. En lo concer-
niente a los yacimientos objeto de la demanda, la suspensión dis-
puesta en el art. 113 no pudo extenderse más allá del momento en
que se otorgaron las correspondientes concesiones (decretos 1769/90
y 2164/91), en virtud de las cuales las disposiciones de la ley 23.678
fueron definitivamente sustituidas por las correspondientes al régi-
men previsto en la ley 17.319.
1976 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

20) Que el sistema puesto en marcha en 1989 tiene como presu-


puesto que las regalías deben calcularse sobre la base de los precios
que el concesionario obtiene por la venta de su producción, sean ellos
los precios efectivamente cobrados, sean los que en ciertos casos debe
estimar la autoridad de aplicación (art. 56, inc. c, apartado I al que re-
mite el art. 61, ambos de la Ley Federal de Hidrocarburos 17.319).

La más palmaria demostración de este aserto surge de las expre-


siones vertidas por el Secretario de Energía, referidas a la etapa pos-
terior a 1989 y a las que ya ha hecho referencia esta Corte, según las
cuales constituye una “regla de oro” en materia de pago de regalías
la de que el valor boca de pozo se liquidará en función del valor del
producto obtenido por el concesionario en sus operaciones de comer-
cialización (causa “YPF S.A. c/ Mendoza, Provincia de y otro, s/ acción
declarativa de certeza” -Fallos: 336:1721-). La misma expresión fue
recordada por el Tribunal en la causa CSJ 1305/2007 (43-C) “Chevron
Argentina S.R.L. c/ Neuquén, Provincia del y otro (Estado Nacional) s/
acción declarativa”, sentencia del 19 de febrero de 2015.

21) Que la reforma regulatoria encontró respaldo y desarrollo en


diversos actos de naturaleza intrafederal de los que participaron el Es-
tado Nacional y las provincias productoras de hidrocarburos, entre las
que figura el estado de La Pampa.

Entre ellos, y como expresión del denominado federalismo de con-


certación, cabe recordar el Acuerdo Fiscal del 14 de noviembre de 1994
que suscribió el Estado Nacional con los Estados provinciales produc-
tores de hidrocarburos y el Acta - Acuerdo firmada entre dichas pro-
vincias y las empresas productoras del sector de idéntica fecha.

El anexo I del Acuerdo Fiscal contiene un proyecto de adecuación


de la ley 17.319, consensuado y aprobado por las partes, cuyo art. 61 –
en lo que aquí interesa- establece el modo de determinar el importe de
las regalías y dispone que: “La percepción en efectivo de la regalía se
efectuará conforme al valor del petróleo crudo en condición de comer-
cialización y del condensado y la gasolina, surgidos estos últimos del
proceso de transformación del gas natural de su condición de extrac-
ción a su condición de acceso a gasoducto, los que se determinarán
sobre la base de los precios obtenidos por el concesionario en opera-
ciones con terceros al momento de comercializarse”.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1977
343

El 26 de octubre de 2006 se suscribió el Pacto Federal de Hidro-


carburos entre el Poder Ejecutivo Nacional y los gobernadores de las
provincias productoras de hidrocarburos: Tierra del Fuego, Antártida
e Islas del Atlántico Sur, Santa Cruz, Chubut, Río Negro, La Pampa,
Neuquén, Mendoza, Salta, Formosa y Jujuy.

En esa oportunidad, los estados parte del Pacto aprobaron el pro-


yecto de ley contenido como Anexo I, y decidieron la creación de va-
rias comisiones de trabajo a los fines de su implementación y exhor-
taron al Congreso de la Nación a la pronta sanción del proyecto de ley
respectiva, lo que dio lugar tiempo después a la ley 26.197. El art. 2º,
párrafo segundo, de esta ley dispone que “Las regalías hidrocarburí-
feras correspondientes a los permisos de exploración y concesiones
de explotación de hidrocarburos en vigor al momento de entrada en
vigencia de la presente ley, se calcularán conforme lo disponen los
respectivos títulos (permisos, concesiones o derechos) y se abonarán
a las jurisdicciones a las que pertenezcan los yacimientos.” [El sub-
rayado es añadido]

Por último, el 16 de septiembre de 2014 las provincias integrantes


de OFEPHI (Organización Federal de Estados Productores de Hidro-
carburos) y el Estado Nacional firmaron el “ACUERDO FEDERAL
PARA EL AUTOABASTECIMIENTO DE HIDROCARBUROS COM-
PLEMENTO NORMATIVO DE LAS LEYES 17.319 Y 26.197 PARA
LA EXPLOTACIÓN NO CONVENCIONAL Y LA PROMOCIÓN DE
LA EXPLORACIÓN Y EXPLOTACIÓN DE HIDROCARBUROS”,
que tuvo por objeto principal acordar el proyecto de ley que poco des-
pués, el 29 de octubre de 2014,fue sancionado por el Congreso como ley
27.007, mediante la cual se introdujeron reformas en la Ley Federal de
Hidrocarburos 17.319. La nueva redacción del art. 61 de la ley 17.319,
sin embargo mantiene sin modificaciones el criterio según el cual la
alícuota para liquidar regalías debe aplicarse sobre una base de cálcu-
lo cuyo componente principal es el precio efectivamente obtenido por
el producto en operaciones de venta con terceros al que alude el art.
56, inc. c, apartado I de la misma ley.

22) Que el peso de los antecedentes considerados, muestra con to-


tal claridad que la aceptación del decreto 1757/90 por el Congreso de la
Nación al debatirse la ley 23.897 no se trató de un episodio aislado que
hechos posteriores hayan desmentido o puesto en duda. Por el contra-
rio, en el desarrollo de la política sobre hidrocarburos adoptada por el
1978 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

gobierno nacional, el decreto 1757/90 sirvió al trazado de una política


pública confirmada en instancias ulteriores. Uno de los aspectos inva-
riables de esta última ha sido el de tomar, siempre que sea ello posible,
el precio de venta efectivamente obtenido por el productor de hidro-
carburos como el componente sustancial del “valor boca de pozo” y,
por consiguiente, de las regalías que tienen derecho a percibir cada
una de las provincias titulares del dominio sobre ese recurso.

23) Que en síntesis, sea por los efectos que en un primer momento
cabe atribuir al decreto 1757/90, cuya impugnación no ha de prosperar,
sea por efecto de las demás normas vigentes que se dictaron durante
el período 1990-2003 y sustituyeron el régimen de la ley 23.678, el cré-
dito por diferencias en el cálculo de regalías que se ha invocado no
puede ser atendido.

En razón de que la actora no dio razones independientes para


fundar la nulidad de las resoluciones que identifica con los números
3/91, 5/91, 24/91, 155/92, 188/93 y 74/97 y de la disposición 11/93, debe
entenderse que dicha pretensión es mera consecuencia de la impug-
nación dirigida contra el decreto 1757/90 y, por ello, ha de seguir su
misma suerte.

24) Que debido al modo en que el Tribunal ha resuelto las cuestio-


nes de fondo planteadas, resulta inoficioso el pronunciamiento sobre
la defensa de prescripción opuesta por la demandada.

25) Que las costas se distribuyen en el orden causado según lo dis-


puesto en el art. 1º del decreto 1204/01.

Por ello, habiendo dictaminado la señora Procuradora Fiscal, se


resuelve: Rechazar la demanda seguida por la Provincia de La Pam-
pa contra el Estado Nacional. Costas por su orden (art. 1º, decreto
1204/01). Notifíquese, remítase copia de esta decisión a la Procuración
General de la Nación y, oportunamente, archívese.

Carlos Fernando Rosenkrantz (según su voto)— Elena I. Highton


de N olasco — J uan C arlos M aqueda — R icardo L uis L orenzetti .
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1979
343

Voto del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Los antecedentes de la causa se encuentran adecuadamente rese-


ñados en el voto de la mayoría, al que cabe remitir en este aspecto por
razones de brevedad.

Considerando que:

1º) La presente causa corresponde a la competencia originaria de


esta Corte, según lo dispuesto en los arts. 116 y 117 de la Constitución
Nacional.

2º) La Provincia de La Pampa reclama el pago de diferencias en la


liquidación de las regalías de petróleo y gas por parte del Estado Na-
cional pues entiende que dicha liquidación debió tomar en cuenta los
parámetros establecidos en la ley 23.697, que a tales efectos fijó como
referencia el precio del petróleo internacional.

Para fundar esa pretensión, sostiene que el decreto 1757/90, en


cuanto suspendió la vigencia de los arts. 32 a 34 de la ley 23.697, fue
derogado en septiembre de 1990 por la ley 23.897. Con carácter subsi-
diario, plantea la inconstitucionalidad del mencionado decreto.

En su escrito inicial la actora no dio mayores precisiones sobre la


extensión temporal de su reclamo ni sobre las áreas de explotación
comprendidas. No obstante ello, dados los términos de su escrito ini-
cial, parece desprenderse que la actora pretende el pago de diferen-
cias a partir de septiembre de 1990, momento en el que comenzó a
regir el decreto 1757/90. Las dos únicas áreas de explotación de hidro-
carburos materia de prueba en esta causa (fs. 470) son los yacimientos
denominados “25 de Mayo – Medanito” y “Jagüel de los Machos”, que,
como se verá más adelante, se encuentran concesionados desde 1990
y 1991, respectivamente.

3º) En primer término, corresponde tratar la defensa de prescrip-


ción planteada por el Estado Nacional.

Con posterioridad a la interposición de la demanda, esta Corte


decidió en Fallos: 330:5144 (“Neuquén, Provincia del c/ Capex S.A.”,
1980 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

solución reiterada en Fallos: 333:39, “Mendoza, Provincia de c/ Petro-


química Comodoro Rivadavia S.A.”), que resulta aplicable al cobro de
diferencias de regalías el plazo de prescripción de cinco años previsto
en el art. 4027, inciso 3º, del antiguo Código Civil.

En el caso, no se advierten motivos para apartarse de lo resuelto


en dichos precedentes, razón por la cual, dada la fecha de interposi-
ción de la demanda —8 julio de 2003—, el reclamo de la Provincia de
La Pampa se encuentra prescripto para los períodos comprendidos
entre septiembre de 1990 y julio de 1998.

4º) En lo que se refiere a los períodos posteriores a julio de 1998, a


fin de establecer la existencia del crédito cuyo pago se reclama corres-
ponde, en primer lugar, considerar lo alegado por la actora en cuanto
a la derogación del decreto 1757/90 por parte de la ley 23.897 y el consi-
guiente restablecimiento en su vigencia de la ley 23.697.

A tal fin, debe recordarse que a los efectos del cálculo de las rega-
lías el sistema de la ley 17.319 dispuso como dato básico el valor del
petróleo crudo “en boca de pozo” determinado mensualmente por la
autoridad de aplicación en base al precio cobrado por el concesionario
en operaciones con terceros al disponer de su producción (art. 61, que
remite en este aspecto al art. 56, inciso c, apartado I).

La ley 23.697 (B.O. 25/09/89) de emergencia económica, en su ca-


pítulo XII, titulado “Regalías petrolíferas y gasíferas”, estableció una
serie de pautas específicas sobre el cálculo y cobro de regalías que
se diferenciaban de las de la ley 17.319. En lo que aquí importa, las
modificaciones adoptadas como consecuencia de la ley 23.697 fueron
las siguientes:

a) El valor “en boca de pozo” de las regalías de petróleo y gas na-


tural correspondientes al mes de mayo de 1989 debía actualizarse con
el índice de precios mayoristas nivel general del Instituto Nacional
de Estadísticas y Censos. Para las regalías a liquidar a partir del mes
de julio de 1989 y en lo sucesivo el valor “en boca de pozo” resultante
no podía exceder al del precio del petróleo internacional que le sir-
ve de referencia, correspondiente al mes anterior a la liquidación, ni
ser inferior al ochenta por ciento (80%) de dicho precio. Ese precio de
referencia debía calcularse mediante el promedio de los precios oficia-
les FOB de exportación por metro cúbico de los petróleos crudos de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1981
343

cuatro empresas diferentes y expresarse en dólares estadounidenses.


Para el gas natural el precio de referencia sería el setenta por ciento
(70 %) del valor que resulte de equiparar, a equivalencias calóricas, el
determinado para el petróleo). La norma mantuvo el pago de las rega-
lías en moneda nacional, para lo cual estableció cómo debía efectuarse
la conversión del valor promedio en dólares a australes (art. 1 de la ley
23.678, con las modificaciones del art. 32 la ley 23.697).

b) El art. 34 de la ley 23.697 establecía que “Durante los ciento


ochenta (180) días, a contar desde la vigencia de esta ley, para la
liquidación de regalías de petróleo, se tomara el ochenta por ciento
(80%) del precio internacional determinado según lo dispuesto en el
artículo 1º de la Ley Nº 23.678 (texto modificado por la presente), y
para las de gas natural el setenta por ciento (70%) del precio interna-
cional del petróleo a valor calórico equivalente”.

5º) El 5 de septiembre de 1990 el Poder Ejecutivo Nacional dictó el


decreto 1757/90 (B.O. 6/09/90) que contenía, entre otras, un cuerpo de
normas sobre los combustibles (Capítulo X, arts. 110 a 115).

Según tales disposiciones, a partir del mes correspondiente a la fe-


cha de vigencia del decreto, a los efectos del cálculo de las regalías pe-
trolíferas y gasíferas, establecidas por los arts. 59 y 62 de la ley 17.319,
el valor “en boca de pozo” del petróleo y gas natural tomaría como
referencia los precios vigentes para las ventas en el mercado local
(art. 110). El art. 113, textualmente expresó: “[q]uedan en suspenso
a partir de la fecha de vigencia del presente decreto la aplicación
de los artículos 32, 33 y 34 de la Ley Nº 23.697 hasta tanto lo disponga
el PODER EJECUTIVO NACIONAL.” Y en el art. 121 se ordenó dar
cuenta al Congreso de la Nación, en los aspectos que correspondiere.

Menos de dos meses después de dictado el decreto 1757/90, la ley


23.897 en su único artículo dispuso la derogación del art. 34 de la ley
23.697. Cabe recordar que para la liquidación de regalías de gas y pe-
tróleo, esta norma había dispuesto transitoriamente una reducción en
el precio de referencia fijado el art. 32 de la propia ley 23.697 —prome-
dio de precios internacionales de petróleo—.

6º) Tal como se expuso anteriormente, la Provincia de La Pampa


pretende que se aplique la ley 23.678, con las modificaciones introduci-
das a su texto por los arts. 32 y 33 de la ley 23.697 de emergencia econó-
1982 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

mica (fs. 7/25), extremo que implicaría calcular y liquidar las regalías
correspondientes a los períodos no prescriptos sobre la base del pre-
cio internacional del petróleo, aun cuando el producto se haya comer-
cializado en el mercado interno. De tal modo, dicho precio funcionaría
como un valor regulado de referencia, independiente del efectivamen-
te percibido por las empresas en sus operaciones con terceros.

A juicio de esta Corte el reclamo de la Provincia de La Pampa es


improcedente por dos razones. La primera, es que la ley 23.897 no res-
tableció la aplicación de los precios internacionales como valores de
referencia para la liquidación de las regalías ni trajo aparejada la de-
rogación del decreto 1757/90. La segunda razón, es que los dos únicos
yacimientos que han sido materia del pleito quedaron sujetos a los de-
cretos de concesión 1769/90 y 2164/91, los que dispusieron la aplicación
del régimen de regalías que resulta de la ley 17.319 —que no determi-
na que las regalías sean siempre liquidadas al precio internacional—,
todo lo cual fue aceptado por la actora mediante el dictado de una ley
local, tal como se explicará más adelante.

7º) En cuanto a la primera de las razones mencionadas, la Provin-


cia de La Pampa sostiene que al sancionarse la ley 23.897, que derogó
el art. 34 de la ley 23.697, se produjo el restablecimiento de la vigencia
de los arts. 32 y 33 de la misma ley. De esta circunstancia, infiere que
el art. 113 del decreto 1757/90, en cuanto también suspendía la apli-
cación de los mismos arts. 32 y 33 de la ley 23.697, fue implícitamente
derogado por el Congreso. Sugiere, además, que, más allá del texto en
definitiva aprobado por ambas cámaras del Congreso, el propósito con
que se presentó el proyecto que luego fue sancionado como ley 23.897
habría sido el pleno restablecimiento de los arts. 32 y 33 de la ley 23.697.

La tesis de la parte actora es inaceptable pues encuentra un obstá-


culo insalvable en los términos expresos de la ley 23.897 que nada dijo
en relación con los arts. 32 y 33 de la ley 23.697, que instrumentaban la
liquidación de regalías con precios de referencia tomados del mercado
internacional. La ley 23.897 solo dispuso “[d]erógase el artículo 34 de
la ley 23.697”.

Debe tenerse en cuenta también que en la deliberación que prece-


dió a la sanción de la ley 23.897, ambas cámaras tuvieron en conside-
ración (pero no aceptaron) proyectos de ley y propuestas que incluían
o bien la decisión de declarar nulo el decreto 1757/90 o bien la de re-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1983
343

poner en su vigencia los arts. 32 y 33 de la ley 23.697 (confr. Cámara de


Senadores, Diario de Sesiones, 19 de septiembre de 1990, Proyecto del
Senador Pedro E. Molina, pág. 3493 y Cámara de Diputados, Diario
de Sesiones, Reunión de los días 28 y 29 de septiembre de 1990, pág.
3705, intervención del diputado Brest y pág. 3706; intervención del di-
putado Cappelleri -expresando la opinión de la Comisión Bicameral
de Seguimiento de la Emergencia Económica-, pág. 3706; intervención
del diputado Bericua, pág. 3711, entre otras). Como se adelantó, nin-
guno de los proyectos y propuestas de los diferentes diputados fueron
aceptados por las cámaras del Congreso de la Nación.

El razonamiento seguido por la actora en su demanda presupone


que la ley 23.897 tuvo la misma eficacia normativa que habría tenido si
los proyectos desechados por el Congreso hubiesen contado con las
mayorías necesarias para su aprobación como ley, proposición que
resulta palmariamente improcedente. Ha sido criterio de esta Corte
desde sus mismos orígenes que la tarea del poder judicial, es decir,
la decisión de las causas que vengan a su conocimiento sobre la base
de la recta interpretación del ordenamiento jurídico, en modo alguno
puede tener por efecto sustituir o corregir las leyes que sanciona el
Congreso. Cuando su texto es claro y no ofrece dudas sobre el conte-
nido de la decisión legislativa, ésta debe ser seguida sin restricciones,
añadidos o aclaraciones, más allá de las que ocasionalmente pudiera
requerir la salvaguarda de garantías constitucionales.

8º) La pretensión de la actora también resulta improcedente pues,


al menos en los períodos que no se encuentran prescriptos —del 8 de
julio de 1998 en adelante—, el régimen jurídico aplicable a las conce-
siones otorgadas sobre los yacimientos que son objeto de autos no se
encuentran reguladas por el mecanismo de ajuste para el cobro de
regalías adoptado por la ley 23.697.

En efecto, el área “25 de Mayo – Medanito” fue objeto del contrato


23.338, aprobado por el decreto 3870 del 12 de diciembre de 1984, mo-
dificado a su vez por el decreto 1509/88. El 18 de octubre de 1991, por
efecto del art. 1º del decreto 2164/1991, dicho contrato fue convertido
“en una Concesión de explotación de hidrocarburos con los efectos
previstos en la Ley 17.319 con las modalidades emergentes de los De-
cretos 1055 del 10 de octubre de 1989, Nº 1212 del 8 de noviembre de
1989 y Nº 1589, del 27 de diciembre de 1989”. De acuerdo con el artícu-
lo 6º del citado decreto el concesionario tenía “a su cargo el pago de
1984 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

las regalías correspondientes a los hidrocarburos que le pertenezcan


[…] calculadas en boca de pozo, aplicando el doce por ciento (12%)
sobre los precios reales obtenidos por el concesionario de conformi-
dad a lo dispuesto en los Artículos 59 y 62 de la Ley 17.319, con las
deducciones del Artículo 61 de dicha ley.” (El subrayado es añadido).

Por su parte, el yacimiento “Jagüel de los Machos” fue objeto de


concesión en el marco del Concurso Público Internacional Nº 1/90,
cuya adjudicación se aprobó por el art. 1º del decreto nº 1769 firmado
el 5 de septiembre de 1990, “con el objeto de realizar trabajos de explo-
tación, exploración complementaria y desarrollo de hidrocarburos
bajo el régimen del Artículo 30 y concordantes de la Ley Nro. 17.319
y Decretos Nros. 1055/89, 1212/89 y 1589/89”. De modo similar al caso
anterior, en el art. 7º del decreto 1769 se estableció que el titular de la
concesión tenía “a su cargo el pago de las regalías correspondientes,
las que serán calculadas sobre los precios reales obtenidos por el con-
cesionario de conformidad a lo dispuesto en los Artículos Nros. 59º,
61º y 62º de la Ley Nro. 17.319…” (El subrayado es añadido).

Es decir que los yacimientos ubicados en la Provincia de La Pampa


fueron incorporados al régimen de concesiones de la ley 17.319, según
la cual, a los efectos del pago de regalías, el valor del petróleo crudo
“en boca de pozo” fijado por la autoridad de aplicación debe tener en
cuenta el precio de venta que el concesionario cobra en operaciones
con terceros (arts. 56, inciso c, apartado I, 61 y 62 de la ley, énfasis agre-
gado). El primero de los artículos mencionados aclara que en caso de
exportación de hidrocarburos su valor comercial debía fijarse sobre la
base del precio real obtenido por el concesionario en la exportación.

9º) El encuadre legal de las concesiones pampeanas bajo el régi-


men de la ley 17.319 al que se hizo referencia en el punto anterior fue
aceptado por la Provincia de la Pampa.

En efecto, la ley 24.145, de “Federalización de Hidrocarburos”,


transfirió el dominio público de ciertos yacimientos del Estado nacio-
nal a las provincias, entre los cuales se encontraban tanto el área “25
de Mayo – Medanito” como el área “Jagüel de los Machos”, así como
los respectivos decretos de concesión. Ello resulta del Anexo II al que
remite el art. 1º, inciso b de la ley citada, apartado C, “Cuenca Neuqui-
na”, números a-14 y b-4.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1985
343

La Provincia de La Pampa adhirió a la ley 24.145 de acuerdo con


lo prescripto en el art. 1º de la ley provincial 1431, sancionada por la
legislatura el 12 de noviembre de 1992, promulgada por el decreto 2442
del 18 de noviembre de 1992 y publicada el 27 de noviembre de 1992.

10) Lo expuesto conduce a la indudable conclusión de que las dos


áreas o yacimientos que han sido materia del pleito quedaron sujetas
al régimen de regalías previsto en los correspondientes actos de con-
cesión, es decir, el que resulta de la ley 17.319.

Los decretos de concesión 1769/90 y 2164/1991, que no fueron im-


pugnados en autos, formaron parte del proceso de reforma regulato-
ria que tuvo lugar a partir de 1989 (decretos 1055, 1212 y 1589 de ese
año). Su validez, en lo que interesa a este juicio, fue ratificada por el
Congreso y reconocida por la provincia actora mediante la ley pro-
vincial 1431. Esta circunstancia es relevante porque la sujeción de la
liquidación y pago de regalías a los procedimientos establecidos en
los arts. 56 y 61 de la ley 17.319 como consecuencia de los decretos de
concesión que rigen las áreas de la Provincia de la Pampa sustituyó
al cuerpo normativo que ha servido de fundamento de la presente
demanda, según el cual el valor “en boca de pozo” debía actualizar-
se por índices y tomar como referencia en todos los casos el precio
internacional del petróleo (art. 1º de la ley 23.678 con las modificacio-
nes introducidas por la ley 23.697).

El sistema puesto en marcha en 1989 para las concesiones de hi-


drocarburos reintrodujo las reglas fijadas en la ley 17.319, establecién-
dose que las regalías deben calcularse sobre la base de los precios que
el concesionario obtiene por la venta de su producción, sean ellos los
precios efectivamente cobrados, sean los que en ciertos casos debe
estimar la autoridad de aplicación (art. 56, inciso c, apartado I al que
remite el art. 61, ambos de la ley 17.319). Este esquema supone que el
valor internacional del petróleo solo tiene relevancia en el supuesto de
que el concesionario efectivamente haya exportado su producción, tal
como lo prevé la primera de las normas mencionadas.

Esta conclusión es consistente con la jurisprudencia de esta Corte,


según la cual en materia de pago de regalías a partir de 1989 la regla
fue que el valor “en boca de pozo” se liquidara en función del valor
del producto obtenido por el concesionario en sus operaciones de co-
mercialización (ver causa “YPF S.A. c/ Mendoza, Provincia de y otro”,
1986 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

registrada en Fallos: 336:1721, en especial considerando 14; causa CSJ


1305/2007 (43-C), “Chevron Argentina S.R.L. c/ Neuquén, Provincia del
y otro (Estado Nacional) s/ acción declarativa”, sentencia del 19 de fe-
brero de 2015).

11) En síntesis, la pretensión de la provincia carece de base legal


pues el decreto 1757/90 no quedó derogado por la ley 23.897 y en los
períodos no prescriptos, las concesiones que regían los yacimientos
que fueron objeto de la causa tampoco estaban regidos por el régimen
de la ley 23.678.

Debido al modo en que el Tribunal ha resuelto las cuestiones de


fondo planteadas, resulta inoficioso el pronunciamiento sobre la cons-
titucionalidad del decreto 1757/90.

12) Las costas se distribuyen en el orden causado según lo dis-


puesto en el art. 1º del decreto 1204/01.

Por ello, habiendo dictaminado la señora Procuradora Fiscal, se


resuelve: Rechazar la demanda planteada la Provincia de La Pam-
pa contra el Estado Nacional. Costas por su orden (art. 1º, decreto
1204/01). Notifíquese, remítase copia de esta decisión a la Procuración
General de la Nación y, oportunamente, archívese.

Carlos Fernando Rosenkrantz.

Nombre del actor: Provincia de La Pampa.


Nombre del demandado: Estado Nacional (Ministerio de Economía).
Profesionales intervinientes: Pedro Mario Zubillaga (Fiscal de Estado), Jorge
Eduardo Anzorreguy, David Andrés Halperín, Carlos Alberto Anzorreguy, Tomás
Hutchinson.
Ministerio público: Dra. Laura Monti.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1987
343

N.N. s/ Incidente de incompetencia. Denunciante: Marianetti,


Walter Agustín

COMPETENCIA

La declinatoria planteada por el juez local resulta, cuanto menos, pre-


matura, pues si bien se han practicado medidas probatorias en torno
a la figura de juego ilegal (artículo 301 bis del Código Penal), la comi-
sión de delitos en perjuicio de las rentas de la Nación aparece como
una mera conjetura, en tanto no alcanza con aducir que la ausencia de
autorización legal por parte del sitio de internet investigado podría obs-
taculizar la percepción del impuesto indirecto que grava la explotación
de apuestas mediante cualquier tipo de plataforma digital (cfr. artículo
6º de la ley 27.346).

COMPETENCIA

Las declaraciones de incompetencia deben contener la individualiza-


ción de los sucesos sobre los cuales versa y las calificaciones que le
pueden ser atribuidas, pues solo con relación a delitos concretos cabe
pronunciarse acerca del lugar de su comisión y respecto del juez a quien
compete investigarlo y juzgarlo.

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

Entre el Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas nº 12, y


el Juzgado Criminal y Correccional Federal nº 2, tuvo lugar la presen-
te contienda negativa de competencia en esta causa seguida contra
autor o autores no identificados, quienes, a través del sitio web “b.eu”,
promoverían y ofertarían juegos no autorizados.

Se desprende del contexto de las actuaciones que la Lotería de la


Ciudad de Buenos Aires Sociedad del Estado (LOTBA), habría tomado
conocimiento de la operatividad de esa página de internet a juegos de
apuestas en esa jurisdicción.
1988 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

La juez local, tras subsumir los hechos en el artículo 301 bis del Có-
digo Penal, declinó su competencia a favor de la justicia federal. Para así
decidir, sostuvo que esa figura delictiva había sido incorporada por la ley
de modificación al impuesto a las ganancias nº 27.346 la que, entre otras
cosas, en su artículo 6º, regulaba un impuesto indirecto que gravaba las
apuestas efectuadas en el país a través de cualquier tipo de plataforma
digital, con prescindencia de la localización del servidor utilizado.

Agregó que, al no contar ese sido de internet con ninguna autori-


zación para apuestas on line, no se habría abonado el tributo previsto
en esa legislación y, por ende, habría resultado afectada la hacienda
pública nacional, que se habría visto privada de percibirlo.

Manifestó, asimismo, que ello no implicaba sostener que las con-


ductas descriptas en dicho artículo del Código Penal fueran de exclu-
siva competencia federal, sino sólo, cuando las maniobras se hubieran
ejecutado a través de un sistema de apuestas que afectara la recauda-
ción nacional.

Consideró, a su vez, que las evidencias obtenidas en la investiga-


ción permitirían sostener que tal sitio de internet podía operar en toda
la República Argentina y, por consecuencia, se verificaba entonces una
afectación interjurisdiccional, que generaba la conveniencia de que la
justicia de excepción fuera la encargada de llevar adelante la investi-
gación (fs. 29/32).

El magistrado nacional rechazó esa asignación al entender que el


régimen en materia de juegos de azar no era una cuestión de índole
federal ni estaba incluido en la reserva que se estableció sobre la legis-
lación común en el artículo 75 de la Constitución Nacional.

Además, hizo hincapié en que la Ley 26.735 -de régimen penal tri-
butario- al tipificar como nuevo delito la evasión de impuestos locales,
asignó competencia a las jurisdicciones provinciales y de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, sin necesidad de aceptación expresa por
parte de las respectivas legislaturas.

Finalmente, dijo que en el presente caso se habrían afectado las


arcas de LOTBA, motivo por el cual correspondía la intervención de la
justicia ordinaria (fs. 50/53).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1989
343

Devueltas las actuaciones, el juzgado declinante en su criterio y


las elevó a conocimiento de V.E. (fs. 60).

En primer lugar, cabe recordar que en virtud del último convenio


de transferencia de competencias penales entre la Nación y la Ciu-
dad Autónoma de Buenos Aires, ratificado por las Leyes nº 26.702 y nº
5.935, respectivamente, se traspasó al Poder Judicial de ésta última,
entre otros, la investigación del delito previsto y reprimido por el artí-
culo 301 bis, incorporado al Código Penal por la Ley nº 27.346.

En cuanto a los hechos de la causa, se desprende tanto de la de-


nuncia (fs. 1/3), como de las constancias de fojas 6, 7, 8 y 22 que, al me-
nos en el ámbito de esta ciudad, y a través de una página web denomi-
nada “b.eu”, podrían efectuarse -previa registración y pago- distintos
tipos de apuestas on line para variedades de juegos que resultarían
ilegales, por no contar con la debida autorización de LOTBA, conduc-
tas que, prima facie, encuadrarían en los postulados de la mencionada
figura delictiva, sobre cuya aplicación no existió discrepancia entre los
jueces en conflicto.

Ahora bien, ese delito -de estricta naturaleza común- fue incorpo-
rado por el artículo 10 de la Ley 27.346 -de modificación al impuesto
a las ganancias- que, a su vez, en su artículo 6 estableció un tributo
indirecto que grava las apuestas efectuadas a través de cualquier
tipo de plataforma digital que sean desarrolladas y explotadas me-
diante la utilización de internet, con prescindencia de la localización
del servidor.

Esa circunstancia, no obstante, no basta para surtir la jurisdicción


federal (conf. Fallos: 327:712, entre muchos) de naturaleza excepcio-
nal e interpretación restrictiva (Fallos: 323:4008, entre muchos otros),
toda vez que el objeto de la investigación no se vincula con la omisión
de pagar tributos a la Nación, sino con la conducta de quien explota,
administra, opera u organiza un sistema de captación de apuestas, sin
autorización legal, que podría perjudicar los intereses locales.

En ese sentido, no debe perderse de vista que, a los efectos de con-


figurar el hecho imponible, la propia ley considera sujeto de dicho gra-
vamen al intermediario que posibilita el pago del valor de cada apuesta
-administrador de la tarjeta de crédito o compra-, quien debe ingresar
el tributo en calidad de agente de percepción.
1990 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Consecuentemente, el acontecer delictivo que resulta objeto de


pesquisa en la causa sólo se refiere a la implementación de un siste-
ma de captación de apuestas digital, figura penal que ha sido incluida
por el legislador con el objeto de garantizar el normal desenvolvi-
miento lúdico, y cuya transgresión se materializaría cuando su desa-
rrollo tuviera lugar -como aquí sucede y lo describe textualmente el
mencionado artículo 301 bis del ordenamiento sustantivo- al margen
de las autorizaciones legales emanadas de la autoridad jurisdiccional
competente que, a partir de lo establecido por los artículos 75, inciso
12, 121 y 129 de la Constitución Nacional, incumben a la Ciudad Autó-
noma de Buenos Aires, o, en su caso, a los estados provinciales (Cf.
criterio de Fallos: 322:1142).

Por lo tanto, sólo cuando el objeto de la investigación incluya la


eventual comisión de un delito de naturaleza federal, a partir de la
omisión del intermediario, único sujeto obligado de efectuar el pago
del tributo legislado en el capítulo II, artículo 2, y siguientes, de la Ley
27.346, con perjuicio para la Administración Federal de Ingresos Pú-
blicos (AFIP), habrá de cobrar sentido la discusión acerca de si hay
razones para postular la competencia federal para conocer respecto
de ambos delitos.

Por lo expuesto, opino que corresponde al Juzgado en lo Penal,


Contravencional y de Faltas nº 12 continuar conociendo en estas actua-
ciones. Buenos Aires, 13 de febrero de 2019. Eduardo Ezequiel Casal.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 10 de diciembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

1º) Que se ha suscitado una contienda negativa de competencia


entre el Juzgado en lo Penal, Contravencional y de Faltas nº 12 y el
Juzgado Nacional en lo Criminal y Correccional Federal nº 2, en una
causa seguida contra autores desconocidos e iniciada por denuncia
del apoderado de la Lotería de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Sociedad del Estado (LOTBA S.E.), con motivo de haber constatado la
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1991
343

existencia y operatividad de la página de internet “www.bombaybets.


eu”, en la que se desarrollaría la presunta comercialización de juegos
de apuestas en forma no autorizada, en jurisdicción de esa ciudad.

2º) Que el magistrado local declinó su competencia en favor de la


justicia federal por entender que, si bien los hechos se encontrarían
subsumidos en la figura prevista en el artículo 301 bis del Código Pe-
nal, de competencia local, los mismos también importaban la afecta-
ción a intereses federales, en tanto las maniobras se habrían ejecuta-
do mediante un sistema de apuestas a través de plataformas digitales,
en perjuicio de la recaudación nacional (fs. 29/33).

Al respecto, aseveró que por no encontrarse registrado el sitio


“Bombaybets” ni contar con autorización para explotar juegos de
apuestas y/o de azar mediante la utilización de la red de internet, ha-
bría omitido abonar el impuesto indirecto que –justamente- grava las
apuestas efectuadas en el país a través de cualquier tipo de plataforma
digital, con prescindencia de la localización del servidor utilizado, de-
fraudando las rentas de la Nación (cfr. artículos 6º de la ley 27.346 y 33
del Código Procesal Penal de la Nación).

Aclaró que la conducta prevista en el artículo 301 bis del Código Pe-
nal no conlleva la competencia federal, sino solo cuando las maniobras
investigadas se despliegan mediante una plataforma digital dado que,
en esos casos, podría verse afectada la recaudación nacional.

Además, para una mejor administración de justicia, señaló con-


veniente la intervención de un único magistrado con competencia en
todo el territorio del país, por el carácter interjurisdiccional de las ma-
niobras presuntamente desplegadas y para evitar que se inicie una in-
vestigación en cada una de las jurisdicciones donde, a través del men-
cionado sitio de internet, se pudieran perpetrar conductas tipificadas
en el artículo 301 bis del Código Penal.

3º) Que por su parte, el juez federal no aceptó la competencia atri-


buida con fundamento en que el régimen en materia de juegos de azar
no es una cuestión de índole federal ni se encuentra incluido en la re-
serva que se estableció sobre legislación común en el artículo 75 de la
Constitución Nacional (fs. 50/53).
1992 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

También argumentó que la Ley de Régimen Penal Tributario (ley


26.735), al tipificar la evasión de impuestos locales como nuevo delito,
asignó competencias a las jurisdicciones provinciales y de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires, sin necesidad de aceptación expresa por
parte de las respectivas legislaturas. Asimismo, sostuvo que como se
habían afectado las arcas de LOTBA S.E., era competente la justicia
ordinaria local.

Con la insistencia del juzgado de origen, quedó trabada la contien-


da y el incidente fue elevado a conocimiento de esta Corte Suprema
(artículo 24, inc. 7º, del decreto-ley 1285/58, fs. 60).

4º) Que la declinatoria planteada por el juez local resulta, cuanto


menos, prematura. Si bien se han practicado medidas probatorias en
torno a la figura de juego ilegal (artículo 301 bis del Código Penal), la
comisión de delitos en perjuicio de las rentas de la Nación aparece
como una mera conjetura.

No alcanza con aducir que la ausencia de autorización legal por


parte del sitio de internet investigado podría obstaculizar la percepción
del impuesto indirecto que grava la explotación de apuestas mediante
cualquier tipo de plataforma digital (cfr. artículo 6º de la ley 27.346).

En consecuencia, aun cuando el estado actual de la investigación


no permita descartar que los hechos pesquisados no puedan configu-
rar, también, tipos penales que involucren el interés de la Nación y
surtan la jurisdicción federal, las circunstancias constatadas hasta el
momento no resultan suficientes a los fines de sostener -en forma ra-
zonable- ese extremo.

Al respecto, esta Corte Suprema tiene dicho que las declaraciones


de incompetencia deben contener la individualización de los sucesos
sobre los cuales versa y las calificaciones que le pueden ser atribuidas,
pues solo con relación a delitos concretos cabe pronunciarse acerca
del lugar de su comisión y respecto del juez a quien compete investi-
garlo y juzgarlo (Fallos: 308:275; 315:312; 323:171 y 3867, entre otros).

Así las cosas, de acuerdo con el estado actual del presente pro-
ceso, el criterio precedentemente enunciado y la inveterada doctrina
de este Tribunal que consagra la naturaleza excepcional e interpre-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1993
343

tación restrictiva de la jurisdicción federal (Fallos: 339:1565; 340:797 y


895, entre otros), no resulta factible discernir la competencia, por lo
que corresponde al juez que previno profundizar la investigación para
precisar los hechos denunciados y luego resolver de acuerdo a lo que
surja de ello (Fallos: 323:772; 326:1944, entre otros).

Por lo expuesto, oído el señor Procurador General de la Nación


interino, se declara que deberá entender en la causa en la que se ori-
ginó el presente incidente el Juzgado en lo Penal, Contravencional y
de Faltas nº 12 de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, al que se le
remitirá. Hágase saber al Juzgado Nacional en lo Criminal y Correc-
cional Federal nº 2.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

PÉREZ, YÉSICA VANESA s/ Homicidio simple*

HOMICIDIO

No se advierte arbitrariedad, sino más bien conformidad con los están-


dares vigentes en la materia, en la conclusión sobre el punto a la que
arribaron los jueces de la causa al descartar que en el momento del he-
cho hubiese existido una agresión antijurídica, actual o inminente, por
parte de la víctima de homicidio, que hubiera hecho necesario reaccio-
nar apuñalándolo, pues esa conclusión se halla en consonancia con la
opinión dominante según la cual, en atención a la intensidad de la auto-
rización, no limitada por la proporcionalidad, la noción de actualidad de
la agresión es más restrictiva que la de actualidad del peligro del estado
de necesidad, y sólo abarca por ello a la agresión que se dará en forma
inminente, que ha comenzado o que aún continúa, a la vez que excluye
los casos de defensa preventiva y de peligro permanente, sin perjuicio
de su eventual consideración como estado de necesidad.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

* Para la versión completa y cita del presente fallo ver página 2122
1994 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

HOMICIDIO

Si bien la defensa de la imputada en orden al delito de homicidio pos-


tuló la existencia de un peligro derivado de la situación de violencia
de género, no demostró o explicó, ni la urgencia de actuar, ni la inexis-
tencia de otros medios (especialmente, de procedimientos institucio-
nales) para resolver la situación; ambos requisitos necesarios para la
operatividad de la excusa en examen por tanto ese defectuoso plantea-
miento descarta por ello cualquier reproche a los jueces que se pudie-
ra pensar hacer por no haber considerado el tema, aunque fuese bajo
otro nomen iuris.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

HOMICIDIO

El estado de emoción violenta tiene que existir en el momento del hecho,


es claro que no puede haber discontinuidad entre el hecho provocante
inmediato y la reacción empero este principio no debe entenderse en el
sentido que de que un estado más o menos durable y anterior excluya
la reacción emotiva, siempre que en el momento mismo haya un hecho
desencadenante; al contrario, generalmente, los estados emotivos esta-
llan sobre un fondo afectivamente predispuesto por situaciones vitales
preexistentes, que en un momento dado cobran sentido.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

HOMICIDIO

Corresponde dejar sin efecto la sentencia que condenó a la imputa-


da por el delito de homicidio, pues el tribunal soslayó por completo
la consideración de la hipótesis de una estado de emoción violenta
que había puesto a su consideración la defensa, en tanto sin hacer
ninguna alusión a esa propuesta, ni siquiera para refutarla, se limi-
tó a reproducir la tesis de la falta de inmediatez entre la agresión y
la ofensa, que volvió a ubicar acríticamente en “situaciones anterio-
res”, entre ellas, la sustracción del televisor, tal como lo había hecho
antes el tribunal de juicio cuya sentencia, precisamente en ese punto,
se le pedía que revisara.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1995
343

HOMICIDIO

Corresponde dejar sin efecto la sentencia que condenó a la imputada


en orden al delito de homicidio, si los jueces no tuvieron consideración
alguna a la prueba pericial y testimonial cuyo reexamen pedía la defen-
sa, y expresaron dogmáticamente que ninguno de los tres elementos
tipificados de la emoción violenta se habían materializado en el caso, en
tanto era precisamente en esa prueba, referida a la situación de violen-
cia que habría padecido la imputada y el efecto que habría tenido sobre
ella, que la defensa sustentaba la existencia del estado pasional y de las
circunstancias que estimaba excusantes.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

HOMICIDIO

Toda vez que la defensa había argumentado con base en diversos testi-
monios que la imputada llevaba el cuchillo permanentemente consigo,
como forma de protección, la portación el día del hecho, no podía ser
valorada como prueba de una premeditación incompatible con el es-
tado pasional alegado; planteamiento sobre el que el tribunal omitió
pronunciarse y en cambio, afirmó dogmáticamente que la presencia
del arma se debía a que pensaba utilizarlo contra la víctima, lo cual de-
mostraba una preparación y una intención manifiesta que descartaba
el estado de emoción.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
Por sentencia nº 45/14, del 11 de julio de 2014, la Audiencia de
Juicio de la Primera Circunscripción de Santa Rosa, provincia de La
Pampa, declaró la autoría y responsabilidad penal de Yésica Vane-
sa P en orden al delito de homicidio simple (artículo 79 del Código
Penal). Dicha sentencia fue luego integrada con la resolución que el
mencionado tribunal dictó, el 19 de agosto del mismo año, mediante
la cual le impuso a la condenada la pena de ocho años de prisión más
las accesorias legales del artículo 12 del Código Penal (fs. 346/366 y
1996 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

406/412 del Incidente nº 7013, del segundo y tercer cuerpo, respecti-


vamente, del legajo de juicio).
Para decidir del modo en que lo hicieron, los magistrados de la
Audiencia de Juicio consideraron probado que el 11 de marzo de 2012,
aproximadamente entre las 8.30 y 09.00 hs., Yésica Vanesa P se tras-
ladó en bicicleta y portando un cuchillo en búsqueda de su ex pareja,
Luis Juan Emilio C al domicilio de Sandra G madre de aquél, y al no
encontrarlo se dirigió a la casa de una hermana de C que residía a
unas cuatro o cinco cuadras de allí. De conformidad con la prueba co-
lectada, el tribunal de juicio también tuvo por acreditado que al llegar
al lugar Yésica llamó insistentemente a su ex pareja y que cuando él
salió de la vivienda -mientras discutían- le asestó una puñalada que le
causó una herida en el corazón que determinó su fallecimiento. Por
último, los magistrados juzgaron debidamente probado que, previo al
deceso y encontrándose C ya caído, la acusada le propinó otras cuchi-
lladas recordándole que le había dicho que lo iba a matar (Cf. fs. 365 del
segundo cuerpo del legajo de juicio).
Tanto el fallo de autoría y responsabilidad como el de imposición
de pena fueron recurridos por la defensora oficial con sustento en las
causales de arbitrariedad y errónea aplicación de la ley penal sustan-
tiva, en particular, de la ley 26.485 que recepta los principios estableci-
dos en la Convención de Belém do Pará (fs. 39/52 del legajo del Tribu-
nal de Impugnación Penal).
En su presentación, la asistencia técnica no cuestionó la materia-
lidad del hecho ni la autoría de Yésica P sino que se agravió por la
forma en que el tribunal de juicio descartó la hipótesis sostenida a lo
largo del proceso, según la cual, se trató de un caso de legítima defen-
sa. Concretamente, objetó que se condenara a su defendida sin con-
siderar los numerosos testimonios que daban cuenta del contexto de
violencia de género en que se desarrolló su vínculo con C, en el marco
del cual ella era víctima de agresiones físicas y verbales, abusos se-
xuales y constante hostigamiento. Añadió que, precisamente en virtud
de ese análisis descontextualizado, los jueces de audiencia tampoco
mensuraron lo que había significado para Yésica el episodio del robo
del televisor, cuya devolución pretendía reclamarle a C cuando fue a
buscarlo. Señaló, en ese sentido, que tal como lo indicaron los psicó-
logos y psiquiatras que la atendieron luego del hecho, en especial la
perito psicóloga oficial, Licenciada Carretero, tratándose del primer
bien que su defendida había podido comprarle a sus hijos con el fruto
de su trabajo, esa sustracción no valía para ella lo mismo que para un
“hombre promedio”, sino que “representaba la anulación de la posibi-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1997
343

lidad de una salida a través de un provecto que la ubicara en relación


con la dignidad y la vida de una manera diferente a lo conocido hasta
entonces”.
En esa línea, se agravió de que el tribunal de juicio descartara tam-
bién la causa de justificación invocada por el hecho de que al ir en
busca de C Yésica llevara un cuchillo, sin siquiera considerar que se
trataba del cuchillo que ella llevaba consigo en todo momento, desde
hacía ya tiempo, para eventualmente defenderse de su ex pareja en
tanto se sabía en peligro permanente de ser agredida por él.
Subsidiariamente, y tal como lo hizo en la audiencia de debate, la
defensa postuló que, en el probado contexto de violencia de género
descripto, la conducta atribuida a Yésica, a lo sumo, se encuadraba
en un supuesto de culpabilidad disminuida en los tétrninos del artí-
culo 81, inciso 1º, del Código Penal, provocado por el estado de con-
moción del ánimo en el cual se encontraba inmersa al momento del
hecho. En sustento de esa tesitura, volvió nuevamente la mirada a los
padecimientos vividos por su defendida en su relación con la víctima y
destacó las manifestaciones de los testigos propuestos por la fiscalía,
en cuanto refirieron que “Yésica estaba como loca, gritaba y pateaba
la puerta”, así como la explicación brindada por la médica psiquiatra,
Graciela Fernández Barros, acerca de que “ella venía con malos tra-
tos de manera crónica, que había empezado a empoderarse en nuevas
actividades” y que “este hecho puntual fue acumulativo y la desbordó”.
Con base en las objeciones supra señaladas, la asistencia técnica
de Yésica concluyó que la sentencia condenatoria por homicidio sim-
ple, en los términos del artículo 79 del Código Penal, se hallaba funda-
da en argumentaciones meramente dogmáticas, a la vez que traducía
graves defectos en la consideración de las cuestiones oportunamente
planteadas.
En cuanto a la pena impuesta, accesoriamente afirmó que no se
encontraba en consonancia con los parámetros establecidos en el artí-
culo 41 del Código Penal, ni atendía a las particulares circunstancias en
las que había tenido lugar el hecho, en virtud de las cuales, a su juicio,
resultaba aplicable al caso la imposición de una pena por debajo del
mínimo legal correspondiente al delito atribuido. Por último, cuestionó
el monto de la pena asignada también a la luz de su finalidad resocia-
lizadora y los principios de proporcionalidad y mínima trascendencia.
A su turno, la Sala B del Tribunal de Impugnación Penal rechazó el
recurso articulado por la defensora oficial en el entendimiento de que,
en el sub examine, no concurrían los presupuestos objetivos de la legí-
1998 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

tima defensa, así como tampoco los de la figura de la emoción violenta,


subsidiariamente alegada. En cuanto al agravio relativo a la individua-
lización de la pena, los magistrados afirmaron que la aplicación del
mínimo legal de la escala prevista en el artículo 79 del código de fondo
se hallaba ajustada a las pautas establecidas en los artículos 40 y 41 del
referido ordenamiento legal y, en consonancia con lo expresado por el
tribunal de audiencia, añadieron que aceptar la pena solicitada por la
defensa (4 años de prisión) llevaría al sentenciante a fallar en contra
del principio de legalidad […] y de las normas penales vigentes” (fs.
59/63 vta. del legajo del Tribunal de Impugnación Penal).
Disconforme, la defensa interpuso recurso de casación (fs. 1/20,
del legajo del Superior Tribunal de Justicia). En esa oportunidad, ale-
gó que ni el tribunal de juicio ni el de impugnación habían realizado
un análisis contextualizado del hecho bajo la perspectiva de la proble-
mática de violencia de género, lo que a su juicio constituía una abierta
violación a los postulados de la Convención de Belém do Pará, a la que
la República Argentina adhirió mediante ley no 24.632. En ese sentido,
insistió en que dicha omisión condujo a los jueces que intervinieron en
la causa no sólo a negar la situación de peligro que justificó la agre-
sión hacia C s, sino también la existencia de una causa provocadora
por parte de aquél que pudiera determinar la conmoción del ánimo
en Yésica. En esa inteligencia, descalificó la sentencia impugnada por
inobservancia de las previsiones legales establecidas en los artículos
34, inciso 6º, y 81, inciso 1º, del Código Penal.
Además, tachó de arbitraria la resolución de los jueces de audien-
cia por cuanto, a su entender, dictaminaron sin ponderar prueba docu-
mental favorable a la tesis de la defensa, en particular, el expediente
de la Dirección de Niñez y Adolescencia y las conclusiones a las que
arribara la Licenciada Carretero en su informe.
Sin perjuicio de ello, sostuvo que la pena de ocho años de prisión
impuesta a su defendida no observaba el principio de proporcionalidad
ni la finalidad resocializadora que debería cumplir, e insistió en que,
en el caso, se verificaban las circunstancias excepcionales que hacían
procedente la aplicación de una pena por debajo del mínimo legal es-
tablecido para el delito por el cual fue condenada.

-II-
La Sala B del Superior Tribunal de Justicia provincial declaró in-
admisible el recurso de casación interpuesto, esencialmente, en los
siguientes términos: “Mal puede sostenerse, como manifiesta la de-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 1999
343

fensa, que se incumplió con la incorporación de la temática de género


para la evaluación del hecho criminoso que tuvo como protagonista a
Yésica P porque precisamente al considerar el contexto y el ámbito en
que se desplegó el homicidio, es que se desestimó involucrar el tópico
de referencia” (Cf. fs. 5 vta. del legajo de queja).
A continuación, y sin perjuicio de tachar de extemporáneo el agra-
vio referido a la falta de valoración de los elementos probatorios antes
señalados, el a quo desestimó éste y los restantes cuestionamientos
por considerar que carecían de la debida fundamentación, en tanto
se trataban de meras discrepancias de la parte que no alcanzaban a
demostrar las deficiencias lógicas en el razonamiento seguido por los
jueces de las instancias anteriores, ni la relevancia para la solución del
caso de la prueba supuestamente omitida.
Contra ese pronunciamiento, la defensa interpuso recurso ex-
traordinario (fs. 8/43) cuya denegatoria motivó la presente queja (fs.
44/47 y 48/57, respectivamente).

-III-
En el escrito que contiene la impugnación, la recurrente se agra-
via de lo resuelto por el a quo con sustento en la doctrina de la ar-
bitrariedad. En prieta síntesis, sostiene el carácter federal de sus
reclamos y afirma que los recursos articulados en las diversas ins-
tancias de revisión fueron rechazados mediante afirmaciones dog-
máticas y sin hacer referencia alguna a los argumentos concretos
expuestos por la parte. En ese sentido, reitera la ausencia de valora-
ción del contexto de violencia de género como antecedente del des-
enlace final que, a juicio de la defensa, explica la concurrencia de la
causa de justificación invocada a lo largo del proceso o, al menos, de
un supuesto de culpabilidad disminuida en los términos del artículo
81, inciso 1º, del Código Penal.
De manera subsidiaria, insistió en que la pena de ocho años de pri-
sión impuesta a su defendida constituye una pena cruel, inhumana y
degradante que contraría las previsiones de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y el Pacto de Derechos Civiles y Políticos.
Por ello, abogó una vez más por la imposición de una pena de cua-
tro años de prisión en el entendimiento de que ésa es la que resulta
conveniente y proporcional también desde el punto de vista del fin de
prevención especial.
2000 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

-IV-
Ante todo, creo oportuno señalar que, examinados los argumentos
del apelante en las diversas instancias recursivas, contrariamente a lo
manifestado por el a quo, cabe interpretar que el agravio relativo a la
falta de consideración de ciertos elementos probatorios -que abonarían
la tesis de la defensa- se halla contenido en la causal de arbitrariedad,
oportunamente planteada, y mediante la cual la parte descalificó tanto la
sentencia de condena como la del Tribunal de Impugnación que la con-
firmó. Observo que ello es así pues es principalmente en tales pruebas
que la defensa fundó la existencia de un contexto de violencia de género
como determinante del hecho, y a la luz del cual reclama a los magistra-
dos intervinientes que examinen la actuación de su defendida, cuestión
que, a su vez, entiende indisolublemente ligada a la concurrencia o no
de un supuesto de legítima defensa o de culpabilidad disminuida.
Ahora bien, hecha esta aclaración que hace a la procedencia, en
cuanto al fondo de las cuestiones planteadas, pienso que sólo parcial-
mente asiste razón al apelante.
En primer lugar, no advierto arbitrariedad, sino más bien con-
formidad con los estándares vigentes en la materia, en la conclusión
sobre el punto a la que arribaron los jueces de la causa al descartar
que en el momento del hecho hubiese existido una agresión antiju-
rídica, actual o inminente, de parte de C que hubiera hecho necesa-
rio reaccionar apuñalándolo. En particular, esa conclusión se halla en
consonancia con la opinión dominante según la cual, en atención a la
intensidad de la autorización, no limitada por la proporcionalidad, la
noción de “actualidad dé la agresión” es más restrictiva que la de “ac-
tualidad del peligro” del estado de necesidad, y sólo abarca por ello a
la agresión que se dará en forma inminente, que ha comenzado o que
aún continúa, a la vez que excluye los casos de “defensa preventiva”
y de “peligro permanente”, sin perjuicio de su eventual consideración
como estado de necesidad.
Dicho esto, no paso por alto que la doctrina y la jurisprudencia han
admitido, excepcionalmente, en ciertos casos extremos de violencia
familiar, no la justificación por legítima defensa, como postula la defen-
sa, pero sí la exculpación del homicidio del llamado “tirano de la fami-
lia” cuando las particulares circunstancias del caso permiten afirmar
la concurrencia de los presupuestos de un estado de necesidad excul-
pante, en particular, la existencia de un peligro permanente que sólo
podía ser conjurado eficazmente actuando sin demora, y que tampoco
podía ser evitado de otro modo.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2001
343

Sin embargo, esta argumentación no fue planteada por la defensa,


de modo que su no tratamiento por los jueces de la causa y, en parti-
cular, Por el a quo no puede ser considerado un defecto del pronun-
ciamiento impugnado. En este punto, no paso por alto que la defensa
postuló la existencia de un peligro derivado de la situación de violen-
cia de género que describió, pero no observo que esa alegación haya
sido acompañada siquiera de una mínima argumentación tendiente a
demostrar o explicar, ni la urgencia de actuar la mañana en cuestión,
ni la inexistencia de otros medios (especialmente, de procedimientos
institucionales) para resolver la situación; ambos requisitos, según se
ha visto, para la operatividad de la excusa en examen. Este defectuo-
so planteamiento descarta por ello también cualquier reproche a los
jueces que se pudiera pensar hacer por no haber considerado el tema,
aunque fuese bajo otro nomen iuris.
Otra, en cambio, es la conclusión a la que habré de arribar en lo
relativo a la falta de tratamiento del agravio referido a la aplicación
de la figura atenuada del homicidio en estado de emoción violenta, del
artículo 81, inciso 1º, letra «a», del Código Penal, que la defensa subsi-
diariamente planteó tanto en el juicio como en su impugnación.
El tribunal de audiencia justificó el rechazo de esta atenuante
fundamentalmente en la falta de inmediatez entre el hecho supues-
tamente desencadenante de la emoción: la sustracción del televisor,
y la reacción. Recordemos que, según el tribunal, “Yésica P no solo
accionó con posterioridad al presunto hecho, sino que previamente
tomó la decisión de ir a buscar a C a los posibles lugares en que se
podía encontrar y cuando estuvo ante él lo apuñaló con el cuchillo
que llevó a tal fin”. Esta solución de continuidad, sumada al compor-
tamiento exhibido por la imputada, que fue en búsqueda de la víctima,
descartaría, para el tribunal, que P “h[ubiera] actuado bajo una con-
moción violenta del ánimo, motivada en una incitación externa jus-
tificada inmediatamente anterior al hecho” y, por el contrario, sería
demostrativa de que “actuó de manera consciente y deliberada”. En
conclusión, el tribunal consideró que “[l]a ofensa recibida producto
de la supuesta sustracción del televisor de manera alguna p[odía] ser
considerada como [un] detonante de la conmoción del ánimo de la
encartada que la [hubiera llevado] a obrar irreflexivamente; menos
aun cuando no tenía la certeza de que el autor de la sustracción fuera
C (Cf. fs. 364 y 365 del legajo de juicio).
En su recurso de impugnación, la defensa objetó contra esta ar-
gumentación que el tribunal omitió considerar en su análisis el con-
texto de violencia de género en que tuvo lugar el hecho y, aun más,
2002 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

tomó erróneamente a un elemento de ese contexto (la sustracción


del televisor) como el desencadenante de la emoción. Concretamen-
te, con invocación de peritajes y testimonios, la defensa describió la
hipótesis de una personalidad desbordada emocionalmente por el
acoso y las agresiones que venía sufriendo de parte de su ex pareja,
todo ello agravado por el trasfondo de un historia de vida signada por
el abandono y el abuso desde la niñez, que, en palabras de la propia
imputada, en el marco de la confrontación que mantuvo con C ante la
sospecha de que hubiera sustraído el televisor, habría experimenta-
do las expresiones que le profirió como la provocación que desenca-
deno la reacción emotiva que la llevó a cometer el hecho (Cf. declara-
ción de a fs. 360 de la sentencia). La pérdida de memoria, la angustia
y la actitud general revelada por la imputada con posterioridad al
hecho se hallarían en consonancia con esa hipótesis, que tampoco se
vería desvirtuada por la circunstancia de que P hubiera ido con un
cuchillo, porque surge de los testimonios que lo llevaba permanen-
temente, desde la separación, como medio de protección y defensa
ante eventuales agresiones de C.
Ahora bien, observo que esta línea argumental goza de reconoci-
miento en la doctrina más calificada. A modo de ejemplo, Sebastián
Soler, luego de recordar que, dado que “el estado de emoción violenta
tiene que existir en el momento del hecho, es claro que no puede ha-
ber discontinuidad entre el hecho provocante inmediato y la reacción”,
aclara a continuación que, empero, “este principio no debe entenderse
en el sentido que de que un estado más o menos durable y anterior
excluya la reacción emotiva, siempre que en el momento mismo haya
un hecho desencadenante. Al contrario, generalmente, los estados
emotivos estallan sobre un fondo afectivamente predispuesto por si-
tuaciones vitales preexistentes, que en un momento dado cobran sen-
tido” (Cf., por todos, SOLER, Derecho Penal Argentino, Tomo III, 4º
ed., Buenos Aires, 1987, ps. 61 y 62).
Luego, en el mismo sentido, añade: “[e]l movimiento emotivo au-
téntico se genera por la subitánea presentación de algo inesperado;
pero ello no quiere decir que el ánimo del sujeto antes del hecho deba,
por decirlo así, estar en blanco. Ya sabemos que un cierto estado de
tensión psíquica anterior suele ser una circunstancia que precede casi
siempre a los estados emocionales. Claro está que ha de emocionarse
un sujeto tranquilo y desprevenido si se le anuncia una oran desgracia;
pero muchos más son los que se emocionan después de un tiempo de
estar bajo el influjo de un sentimiento amoroso o de un temor que los
tiene sobreexcitados”. (op. cit., p. 65).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2003
343

Y unas páginas más adelante termina de precisar la idea: “Pero se


cometería un grave error psicológico y jurídico, si se afirmase que no
es computable un estado emocional por el solo hecho de haber irrum-
pido en un terreno pasionalmente predispuesto. Dice sobre esto Krets-
chmer: ‘muy frecuentemente se trata de descargas de complejos y de
constelaciones psíquicas muy lejanas y muy antiguas. La hipertensión
psíquica existe desde mucho tiempo atrás y la impresión que se estima
que ha provocado la descarga no representa más que la gota que hace
desbordar el vaso’. Esa gota es el hecho desencadenante y puede estar
constituido por un suceso relativamente insignificante, pero cargado
de sentido, inclusive tan solo en consideración a las asociaciones y re-
cuerdos que determina en el sujeto. […] En consecuencia, un estado
pasional preexistente no elimina la excusa, siempre que exista, ade-
más, un hecho inmediato desencadenante”. (op. cit., ps. 66 y 67)
Esta hipótesis de un suceso aparentemente nimio, que opera sobre
un trasfondo pasional ya existente como desencadenante, era enton-
ces, como fácilmente se desprende de la cita anterior, un argumento
conducente, planteado oportunamente, que, más allá de la conclusión
a la que finalmente se arribara, debía ser tratado por el Tribunal de
Impugnación en el marco de la revisión que le incumbía realizar como
consecuencia del recurso interpuesto por la defensa.
Sin embargo, observo que dicho tribunal soslayó por completo la
consideración de la hipótesis que, desde una perspectiva totalmente
distinta, había puesto a su consideración la defensa, pues sin hacer
ninguna alusión a esa nueva propuesta, ni siquiera para refutarla, se
limitó a reproducir la tesis de la falta de inmediatez entre la agresión
y la ofensa, que volvió a ubicar acríticamente en “situaciones anterio-
res”, entre ellas, la sustracción del televisor, tal como lo había hecho
antes el tribunal de juicio cuya sentencia, precisamente en ese punto,
se le pedía que revisara.
Advierto, asimismo, que los jueces volvieron a incurrir en el mis-
mo vicio cuando, sin consideración alguna a la prueba pericial y testi-
monial cuyo reexamen pedía la defensa, expresaron dogmáticamente
que “ninguno de los tres elementos tipificados de la emoción violenta,
a saber: intensa conmoción de ánimo, motivo moralmente relevante
y reacción inmediata ante la permanencia de circunstancias lesivas,
se han materializado en el caso” (Cf. fs. 62 del legajo del Tribunal de
Impugnación). Así lo considero pues, tal como ha sido señalado, era
precisamente en esa prueba, referida a la situación de violencia que
habría padecido la imputada y el efecto que habría tenido sobre ella,
que la defensa sustentaba la existencia del estado pasional y de las
2004 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

circunstancias que estimaba excusantes. Esta omisión luce más grave


por cuanto ambos tribunales, de juicio y de impugnación, habían dado
por acreditada la existencia de esa situación de violencia doméstica y
de género a partir de la cual la defensa desplegaba su argumentación.
Por último, como fue también indicado supra, la defensa había ar-
gumentado con base en diversos testimonios que la imputada llevaba
el cuchillo permanentemente consigo, como forma de protección, de
modo que su portación, la mañana del hecho, no podía ser valorada
como prueba de una premeditación con el estado pasional alegado. Sin
embargo, observo una vez más que, a pesar del planteamiento de esta
cuestión, también aquí el tribunal de impugnación omitió pronunciar-
se sobre el mérito de esos en los que el recurrente basaba su objeción
y, en cambio, afirmó dogmáticamente que la presencia del arma se
debía a que P pensaba utilizarlo contra la víctima, lo cual demostraba
una preparación y una intención manifiesta que descartaba el estado
de emoción.
Todas estas deficiencias fueron señaladas por la defensa en su re-
curso de casación, no obstante lo cual el a quo omitió pronunciarse so-
bre los reclamos formulados con motivo de ellas. En efecto, en la sen-
tencia por la que rechazaron su intervención los magistrados, por toda
consideración, expresaron que: “ [e]n respuesta a que no se habrían
valorado determinados elementos probatorios, corresponde observar
que este planteo no fue realizado en forma precisa en la etapa propia
del recurso de impugnación, que era el ámbito óptimo de revisión, no
obstante la recurrente no satisface en su presentación las deficiencias
lógicas en el razonamiento del sentenciante al excluir el material de
evidencia reseñado que, según su apreciación, sería dirimente en el
caso”. Y luego agregaron, con cita de doctrina: “[e]s conveniente re-
cordar que «La prueba omitida debe ser decisiva; si carece de eficacia
la omisión no afecta la motivación...» [... ], y al no que incidencia posee,
de acuerdo a las reglas de la lógica jurídica, el agravio resulta descalifi-
cable”(cf. fs. 45 vta. del legajo del Superior Tribunal de Justicia). Estos,
como se puede apreciar, son argumentos formales que no condicen
con los antecedentes de la causa que acaban de ser reseñados en los
párrafos precedentes.
De allí que, como adelanté, no quepa más que dar la razón en este
aspecto al impugnante y deba concluir que el trámite recursivo, en lo
que atañe a este agravio, no satisfizo los estándares de revisión amplia
establecidos por V.E. in re “Casal” (Fallos: 328:3399), como así tam-
bién que la negativa del a quo a conocer del recurso interpuesto por
ese motivo importó una reducción sustancial de la vía utilizada por el
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2005
343

apelante, sin fundamentación idónea suficiente, que se traduce en una


violación a la garantía del debido proceso consagrada en el artículo
18 de la Constitución Nacional (Fallos: 315:761 y 1629, entre muchos
otros). Este defecto toma ociosas cualquier consideración acerca del
restante agravio relativo a la pena.
Por todo lo expuesto, opino que, con el alcance indicado, corres-
ponde declarar procedente la queja, hacer lugar al recurso extraor-
dinario y dejar sin efecto la sentencia impugnada para que, por quien
corresponda, se dicte otra con arreglo a derecho. Buenos Aires, 14 de
septiembre de 2018. Eduardo Ezequiel Casal.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 10 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la defensa en la


causa Pérez, Yésica Vanesa s/ homicidio simple”, para decidir sobre
su procedencia.

Considerando:

Que esta Corte comparte y hace suyos, en lo pertinente, los funda-


mentos y conclusiones expresados por el señor Procurador General
de la Nación interino, en oportunidad de mantener en esta instancia
el recurso del Fiscal General, cuyos términos se dan por reproducidos
en razón de brevedad.

Por ello, concordemente con lo expresado, se hace lugar a la queja,


se declara procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto la
sentencia apelada. Agréguese el principal, notifíquese y vuelvan los
autos al tribunal de origen, para que, por quien corresponda se dicte
un nuevo pronunciamiento con arreglo a lo expuesto.

Elena I. Highton de Nolasco — Juan Carlos Maqueda — Horacio


Rosatti.

Recurso de hecho interpuesto por Yésica Vanesa Pérez, asistida por la Dra. Cristina
Paula Albornoz, Defensora Oficial.
2006 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Tribunal de origen: Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de La Pampa.


Tribunal que intervino con anterioridad: Tribunal de Impugnación Penal de la Pro-
vincia de La Pampa.

AGUILERA, NICOLÁS SEBASTIÁN y Otro s/ Homicidio culposo

RECURSO EXTRAORDINARIO

Es nula la resolución que concedió el recurso extraordinario pues sin abrir


juicio aún sobre si las razones invocadas en el referido auto de concesión
resultan consistentes para habilitar la jurisdicción de la Corte, no puede
dejar de advertirse que el tribunal apelado nunca terminó de brindarles
debido tratamiento a los recursos extraordinarios mediante los que las
defensas de los imputados intentaron poner en crisis la sentencia que re-
vocó las absoluciones dispuestas a su respecto por el tribunal de juicio y
resolvió condenarlos como autores del delito de homicidio culposo.

RECURSO EXTRAORDINARIO

Es nula la resolución que concedió el recurso extraordinario pues resulta


que luego de haber diferido la resolución acerca de la admisibilidad de
las apelaciones hasta tanto fuera completado el reenvío dispuesto para
la fijación de la pena correspondiente, una vez cumplida esa condición, el
tribunal no adoptó decisión alguna al respecto -a pesar de que la jurisdic-
ción le fuera devuelta por el tribunal oral a tales efectos- frustrando de ese
modo el derecho a la revisión de la sentencia de condena, cuyo ejercicio
pretendió ser asegurado en tiempo oportuno por los recurrentes.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 10 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Aguilera, Nicolás Sebastián y otro s/ homicidio


culposo”.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2007
343

Considerando:

1º) Que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 5 de San Martín,


Provincia de Buenos Aires, por mayoría de opiniones, resolvió absol-
ver a Nicolás Sebastián Aguilera y Juan Carlos Mario Godoy respecto
de la imputación de resultar coautores del delito de homicidio culposo
por la que habían sido llevados a juicio.

2º) Que la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal hizo


lugar al recurso articulado por el Ministerio Público Fiscal y declaró la
nulidad de la sentencia absolutoria, por considerar arbitraria la valo-
ración probatoria que sostenía su fundamentación. En consecuencia,
el tribunal mencionado dispuso condenar a los imputados en orden a
la calificación legal objeto de acusación, ordenando el reenvío de las
actuaciones al tribunal de origen para que se fijase la pena correspon-
diente “en función de asegurar el derecho a la doble instancia judi-
cial” (cf. punto dispositivo I de la resolución agregada a fs. 960/974).

3º) Que, contra esa decisión, las defensas de los imputados articu-
laron sendos recursos extraordinarios, donde objetaron la constitucio-
nalidad de las facultades recursivas conferidas al Ministerio Público
Fiscal, alegaron preterición del principio del non bis in idem y tacha-
ron de arbitraria a la motivación de la sentencia condenatoria.

4º) Que, una vez corrido el traslado ordenado por el art. 257 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación al Fiscal General de la
instancia, el tribunal a quo dictó la resolución obrante a fs. 1011/1011
vta. Luego de relatar los antecedentes del caso, el tribunal consideró
que a la situación originada a partir de su propia decisión anterior, le
resultaba aplicable la doctrina de los precedentes de esta Corte re-
lativos a las denominadas sentencias incompletas. En virtud de ello,
resolvió tener por presentados los recursos extraordinarios interpues-
tos por las defensas “para su oportuno tratamiento” y dispuso que se
cumpliera con el reenvío ordenado.

5º) Que una vez devueltas las actuaciones al tribunal oral, previa
consulta por Secretaría acerca de los alcances de la resolución men-
cionada en el considerando anterior (cf. fs. 1035), se convocó a las
partes a participar de una audiencia con el fin de “actualizar las cir-
cunstancias personales de los imputados y escuchar a las partes”
(cf. auto de fs. 1036).
2008 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En esa oportunidad, el imputado Godoy articuló el escrito obrante


a fs. 1037, a través del cual solicitó la aplicación de “las garantías del
NE BIS IN IDEM, Doble conforme y Doble instancia”, exigiendo que
se corriese vista al Defensor Público Oficial que lo asistía. Al brindar
los fundamentos técnicos de la presentación de su pupilo, el defensor
invocó la doctrina del precedente “Duarte” (Fallos: 337:901) para sos-
tener que la decisión de la cámara de casación vulneraba el derecho al
doble conforme, porque impedía la revisión de la condena dictada en
esa instancia mediante un recurso ordinario, accesible y eficaz. Como
corolario, peticionó la suspensión de la audiencia fijada y la asignación
del caso a otra sala diferente de la cámara de casación “a fin de que
revise la sentencia de condena dictada” (cf. fs. 1043/1044 vta.).

El tribunal oral interviniente desestimó esa pretensión argumen-


tando que no tenía jurisdicción para revisar cualquier cuestionamien-
to dirigido contra la resolución del tribunal superior en grado. Por
otra parte, agregó que uno de los motivos del recurso extraordinario
oportunamente articulado contra aquella decisión fue justamente la
inobservancia de la doctrina del precedente “Duarte” antes citado,
concluyendo entonces que “el agravio de la parte ya se encuentra
procesalmente encausado” (cf. fs. 1047/1048).

Esa resolución fue impugnada por la defensa mediante un recur-


so de casación (cf. fs. 1049/1058), que fue declarado inadmisible por el
tribunal oral por no dirigirse contra una sentencia definitiva, o auto
equiparable a tal (cf. fs. 1060/1061).

6º) Que una vez que hubo de llevarse a cabo la audiencia oportuna-
mente dispuesta, el tribunal oral resolvió imponer a Nicolás Sebastián
Aguilera y a Juan Carlos Godoy las penas de un año y seis meses de
prisión e inhabilitación especial para ejercer cargos o empleos públi-
cos por el término de cinco años, dejando en suspenso la ejecución de
la pena privativa de la libertad, sujeto al cumplimiento de una serie de
pautas de conducta (cf. fs. 1064/1066).

Firme que quedó ese pronunciamiento, el tribunal oral dispuso la


remisión de las actuaciones a la Sala IV de la Cámara Federal de Casa-
ción Penal “a los efectos que estime corresponder”, en virtud de lo que
la alzada había ordenado en relación con los recursos extraordinarios
oportunamente articulados por las defensas (cf. fs. 1072).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2009
343

Entretanto, Godoy expresó in pauperis forma su intención de re-


currir la sentencia del tribunal oral (cf. fs. 1073), generando la inter-
vención del Defensor Público Oficial que lo venía asistiendo hasta ese
momento, que articuló un recurso de casación dirigido exclusivamen-
te a cuestionar la valoración de las pautas relativas a la determinación
de la pena (cf. fs. 1088/1098 vta.).

7º) Que el recurso de casación formulado por la defensa de Godoy


fue concedido por el tribunal oral (cf. fs. 1099/1100), mantenido en la
instancia superior (cf. fs. 1104) y presentadas breves notas durante el
término de oficina por la parte recurrente (fs. 1106/1110 vta.).

Luego de fijada la audiencia de ley, la Sala IV de la Cámara Federal


de Casación Penal, integrada por dos de los magistrados que intervi-
nieron en la sentencia que dispuso la condena de los imputados, consi-
deró -en lo sustancial- que la defensa no había logrado demostrar que
la pena de prisión en suspenso impuesta careciera de fundamentación
suficiente o resultase desproporcionada. En virtud de esas razones,
resolvió rechazar el recurso interpuesto, sin costas en la instancia (cf.
fs. 1114/1120).

8º) Que al conocer los alcances de esa decisión, Godoy manifestó


in pauperis forma su intención de impugnarla a través de un recurso
extraordinario (cf. fs. 1122), que resultó fundamentado técnicamente
por el Defensor Público Oficial que interviene en la instancia anterior
(fs. 1126/1134 vta.). En el escrito de apelación federal fueron articula-
dos dos motivos de agravio; el primero de ellos, alegándose arbitraria
valoración de las circunstancias relacionadas con el grado de culpabi-
lidad y las condiciones personales de Godoy en la fijación de la pena,
mientras que, por intermedio del restante, el recurrente cuestionó la
aplicación de un tiempo de inhabilitación especial superior al requeri-
do por el fiscal de juicio.

9º) Que mediante la resolución agregada a fs. 1137/1137 vta. de los


autos principales que han sido elevados a esta sede, el tribunal a quo
analizó las condiciones de admisibilidad de este último recurso, con-
siderando al respecto que, además de reunir los requisitos formales
propios de la vía intentada, se observaban cuestiones de índole federal
relacionadas con las garantías constitucionales del debido proceso y la
defensa en juicio, que merecían ser discutidas en esta instancia.
2010 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

10) Que, sin abrir juicio aún sobre si las razones invocadas en el
referido auto de concesión resultan consistentes para habilitar la ju-
risdicción de esta Corte, no puede dejar de advertirse que el tribunal
apelado nunca terminó de brindarles debido tratamiento a los recur-
sos extraordinarios mediante los que las defensas de los imputados
intentaron poner en crisis la sentencia que revocó las absoluciones
dispuestas a su respecto por el tribunal de juicio y resolvió condenar-
los como autores del delito de homicidio culposo.

En efecto, según surge claramente de la lectura de la reseña de-


sarrollada en los considerandos precedentes, resulta que luego de
haber diferido la resolución acerca de la admisibilidad de esas ape-
laciones hasta tanto fuera completado el reenvío dispuesto para la
fijación de la pena correspondiente, una vez cumplida esa condición,
el tribunal no adoptó decisión alguna al respecto -a pesar de que la
jurisdicción le fuera devuelta por el tribunal oral a tales efectos- frus-
trando de ese modo el derecho a la revisión de la sentencia de con-
dena, cuyo ejercicio pretendió ser asegurado en tiempo oportuno por
los recurrentes.

Por ello, se declara la nulidad de la resolución obrante a fs.


1137/1137 vta. Devuélvanse las actuaciones al tribunal de origen a fin
de que, por quien corresponda y con la premura que demanda el plazo
de vigencia de la acción penal, se dicte una nueva decisión con arreglo
a la presente. Notifíquese y remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti.

Recurso extraordinario interpuesto por Juan Carlos Mario Godoy, asistido por el doc-
tor Ignacio F. Tedesco, Defensor Público Oficial.
Traslados contestados por el doctor Mario Alberto Villar, Fiscal General.
Tribunal de origen: Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal.
Tribunal que intervino anteriormente: Tribunal Oral en lo Criminal Federal nº 5 de
San Martín, Provincia de Buenos Aires.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2011
343

MARINI, PABLO AUGUSTO c/ ASOCIACIÓN CIVIL


UNIVERSIDAD del SALVADOR s/ Despido

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien los agravios remiten al estudio de cuestiones de hecho, prueba


y derecho común (materia propia de los jueces de la causa y ajena, por
su naturaleza, a la instancia del artículo 14 de la ley 48), ello no es óbice
para admitir la procedencia de la apelación cuando lo decidido no es de-
rivación razonada del derecho vigente con arreglo a las circunstancias
comprobadas en la causa.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso extraor-
dinario (art. 280 CPCCN)-

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que para declarar la ilegitimidad del despi-


do, sostuvo que la universidad demandada violó las normas internas
fijadas en su estatuto para proceder a la remoción de los docentes,
las que exigirían la realización de un sumario en el marco del cual se
brinde al trabajador la posibilidad de defenderse así como la posibili-
dad de apelar la decisión ante una instancia jerárquica y además de
que esta última exigencia también vendría impuesta, por el artículo
32 de la ley 24.521, pues las normas referidas no establecen tales exi-
gencias en modo alguno y no se ha brindado ninguna razón válida
para concluir lo contrario.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso extraor-
dinario (art. 280 CPCCN)-

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que para declarar la ilegitimidad del despido,


sostuvo que la universidad demandada violó las normas internas fijadas
en su estatuto para proceder a la remoción de los docentes, pues si bien
el art. 40 del estatuto citado permite cuestionar decisiones que afecten
la libertad de cátedra, no condiciona la legitimidad de un despido con
causa a que se haya seguido un procedimiento previo ante las instan-
cias superiores de la institución; la norma reglamentaria tampoco tiene
una disposición en ese sentido y en todo caso, fue el propio actor quien
2012 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

decidió no apelar ante instancias superiores de la institución e inició


directamente el pleito.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso extraor-
dinario (art. 280 CPCCN)-

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que para declarar la ilegitimidad del despido,


sostuvo que la universidad demandada violó las normas internas fija-
das en su estatuto para proceder a la remoción de los docentes, pues
el artículo 42 del estatuto académico citado dispone que los docentes
cesarán en los cargos y podrán ser removidos por las causales y en las
condiciones que fije el respectivo reglamento; esta norma ni la norma
reglamentaria del estatuto exigen la realización de un sumario ni otor-
gan al docente la posibilidad de controvertir la causa del despido antes
de que este sea dispuesto.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso extraor-
dinario (art. 280 CPCCN)-

DESPIDO

El artículo 32 de la ley 24.521, incluido en un título que regula el régimen


de las universidades nacionales, universidades provinciales y privadas
reconocidas por el Estado Nacional e institutos universitarios estatales
o privados reconocidos, se aplica únicamente, tal como su texto lo indi-
ca, a instituciones universitarias nacionales, no a entidades privadas.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso extraor-
dinario (art. 280 CPCCN)-

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que para declarar la ilegitimidad del despido,


sostuvo que la universidad demandada violó las normas internas fijadas
en su estatuto para proceder a la remoción de los docentes, pues si bien
el Consejo Superior no intervino en el caso del actor, se trata de un ór-
gano asesor y el hecho de que no se le haya formulado una propuesta
de remoción, no es decisivo a menos que se suponga que toda remoción
debe estar precedida de una propuesta ante el Consejo, recaudo que la
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2013
343

normativa claramente no impone y que, además, pondría en entredicho


el carácter asesor del órgano.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso extraor-
dinario (art. 280 CPCCN)-

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que para declarar la ilegitimidad del despido,


sostuvo que la universidad demandada violó las normas internas fijadas
en su estatuto para proceder a la remoción de los docentes, pues si bien
el Claustro no intervino en el caso del actor, se trata de un órgano me-
ramente consultivo y ninguna norma exige su intervención o impone la
nulidad de una decisión tomada sin ella.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso extraor-
dinario (art. 280 CPCCN)-

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que para declarar la ilegitimidad del despido,


sostuvo que la universidad demandada violó las normas internas fijadas
en su estatuto para proceder a la remoción de los docentes, pues si bien
el artículo 13 del estatuto atribuye al Rector la competencia para ejer-
cer la jurisdicción superior disciplinaria, el hecho de que el telegrama
de despido haya sido enviado por el Jefe de Departamento de Personal
no muestra que la decisión no haya sido adoptada por aquél ni, por lo
demás, se ha mostrado que esta modalidad en la instrumentación del
despido acarree su nulidad.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso extraor-
dinario (art. 280 CPCCN)-

DESPIDO

Tratándose de una entidad privada que no ha violado la ley 24.521 ni su


normativa interna a la hora de disponer el despido, la legitimidad de la
desvinculación no está condicionada al ejercicio del derecho de defensa
por parte del actor y solo depende de la existencia de justa causa.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso extraor-
dinario (art. 280 CPCCN).
2014 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 10 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la parte deman-


dada en la causa Marini, Pablo Augusto c/ Asociación Civil Universi-
dad del Salvador s/ despido”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que el actor fue despedido con causa por la Universidad del
Salvador con fundamento en que habría proferido comentarios insul-
tantes hacia los homosexuales frente al alumnado de la materia de
Ética, cuyo dictado estaba a su cargo.

2º) Que el actor inició demanda cuestionando la legitimidad del


despido y persiguiendo el cobro de rubros salariales e indemniza-
torios. La sentencia de primera instancia hizo lugar a la demanda y
dicho pronunciamiento fue confirmado por la Sala VII de la Cámara
Nacional de Apelaciones del Trabajo.

Para así resolver, la cámara afirmó que no se cumplió con el proce-


dimiento fijado en la normativa de la universidad para imponer la san-
ción en la medida en que “la vía jerárquica y la defensa establecida en
el estatuto de la demandada tiende a aumentar el nivel de protección
del que gozan los docentes”. En ese sentido, la cámara sostuvo que
la disposición estatutaria de la demandada en su artículo 42 dispone
que los docentes cesarán en sus cargos y podrán ser removidos por
las causales y en las condiciones que fije el reglamento respectivo y
señaló que el artículo 40 “establece que… ‘los docentes gozarán de li-
bertad para enseñar e investigar según los propios criterios científicos
y pedagógicos, sin otras limitaciones que las establecidas en el presen-
te estatuto, y que pueden apelar a instancias superiores siguiendo la
vía jerárquica…’”, lo cual supone claramente —según el tribunal— un
procedimiento que debió ser seguido por la universidad. La cámara
agregó que el estatuto debe articularse y adecuarse a lo establecido
en la ley 24.521 y “que la referida norma en torno a las Universidades
Nacionales en su art. 32 dispone que ‘Contra las resoluciones definiti-
vas de las instituciones universitarias nacionales impugnadas con fun-
damento en la interpretación de las leyes de la Nación, los estatutos y
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2015
343

demás normas internas, solo podrá interponerse recurso de apelación


ante la Cámara Federal de Apelaciones con competencia en el lugar
donde tiene su sede principal la institución universitaria’”. El recaudo
de seguir un procedimiento determinado —sostuvo la cámara— fue
incumplido por la accionada, que se limitó a recepcionar la denuncia
de un alumno y el acta firmada por otros alumnos (documentos de los
que nunca fue anoticiado el actor). Ello resulta por sí solo suficiente
—sostuvo la cámara— para determinar la arbitrariedad de la decisión
extintiva porque en momento alguno se pidió al actor una explicación.
En ese contexto, la cámara afirmó que “los hechos y manifestaciones
invocados en la comunicación extintiva fueron enfáticamente negados
por el dependiente de modo tal que era necesario por lo tanto que, en
el marco de un sumario, se brindara al trabajador la posibilidad de de-
fenderse y brindar su versión”. Al no procederse de ese modo se violó
el derecho de defensa del actor, cuya jerarquía constitucional el tribu-
nal destacó. Por último, la cámara sostuvo que no puede soslayarse el
principio de continuidad del vínculo, los antecedentes académicos del
actor, su antigüedad en la institución y la ausencia de sanción alguna
en los veintidós años que duró la relación laboral.

3º) Que contra dicho pronunciamiento la universidad demandada


interpone recurso extraordinario que, denegado, dio origen a la pre-
sente queja. Con sustento en la doctrina de la arbitrariedad, la apelan-
te afirma que se la ha condenado por no sustanciar un sumario que
no estaba obligada a sustanciar. Sostiene que su estatuto y su regla-
mentación no le imponen sustanciar un sumario o un procedimien-
to administrativo previo al despido de un docente. Señala que, según
parece, los tribunales han confundido a sus empleados (dependientes
de una asociación civil privada) con un docente de un establecimiento
público. Afirma también que el docente tiene derecho a cuestionar en
juicio la existencia de la causa y que lo ha hecho. Agrega que, si bien es
cierto que el reglamento permite recurrir a la vía jerárquica, ha sido
el actor quien decidió ir directamente a un proceso judicial. Se queja
porque nada se dice sobre la existencia de la causal vinculada a los
dichos homofóbicos, que estima ha sido suficientemente acreditada,
y que esos dichos son violatorios del estatuto, que impone una actitud
concordante con los fines de la universidad. Destaca finalmente que
los dichos del docente no están amparados por la libertad de cátedra.

4º) Que, si bien los agravios remiten al estudio de cuestiones de


hecho, prueba y derecho común (materia propia de los jueces de la
2016 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

causa y ajena, por su naturaleza, a la instancia del artículo 14 de la ley


48), ello no es óbice para admitir la procedencia de la apelación cuan-
do, como ocurre en el caso, lo decidido no es derivación razonada del
derecho vigente con arreglo a las circunstancias comprobadas en la
causa (Fallos: 312:683; 315:2514; 323:2314; 326:3043; 335:2219).

5º) Que, para declarar la ilegitimidad del despido, la cámara sos-


tuvo que la universidad demandada violó las normas internas fijadas
en su estatuto para proceder a la remoción de los docentes. Dichas
normas exigirían, según la cámara, la realización de un sumario en el
marco del cual se brinde al trabajador la posibilidad de defenderse así
como la posibilidad de apelar la decisión ante una instancia jerárquica.
Esta última exigencia también vendría impuesta, según la cámara, por
el artículo 32 de la ley 24.521.

6º) Que las normas referidas no establecen tales exigencias en


modo alguno y la cámara no ha brindado ninguna razón válida para
concluir lo contrario.

Así, el artículo 42 del estatuto académico de la demandada citado


por la cámara dispone que “los docentes cesarán en los cargos y po-
drán ser removidos por las causales y en las condiciones que fije el
respectivo reglamento” (fs. 497 vta.). Esta norma no exige la realiza-
ción de un sumario ni otorga al docente la posibilidad de controvertir
la causa del despido antes de que este sea dispuesto. La norma regla-
mentaria del estatuto tampoco lo establece (fs. 509 vta.).

Por su parte, el artículo 40 del estatuto citado por la cámara con-


sagra la libertad de cátedra y dispone que “son derechos de los docen-
tes… (c) apelar a las instancias superiores siguiendo la vía jerárquica”
(fs. 509 vta.). Si bien esta norma permite cuestionar decisiones que
afecten la libertad de cátedra, no condiciona la legitimidad de un des-
pido con causa a que se haya seguido un procedimiento previo ante las
instancias superiores de la institución. La norma reglamentaria tam-
poco tiene una disposición en ese sentido (fs. 509 vta.). En todo caso,
fue el propio actor quien decidió no apelar ante instancias superiores
de la institución e inició directamente el pleito.

Por último, el artículo 32 de la ley 24.521 citado por la cámara no


es aplicable. Este artículo dispone que “contra las resoluciones definiti-
vas de las instituciones universitarias nacionales impugnadas con fun-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2017
343

damento en la interpretación de las leyes de la Nación, los estatutos y


demás normas internas, solo podrá interponerse recurso de apelación
ante la Cámara Federal de Apelaciones con competencia en el lugar
donde tiene su sede principal la institución universitaria”. Esta norma,
incluida en un título de la ley 24.521 que regula el régimen de las univer-
sidades nacionales, universidades provinciales y privadas reconocidas
por el Estado Nacional e institutos universitarios estatales o privados
reconocidos (artículo 26), se aplica únicamente, tal como su texto lo in-
dica, a instituciones universitarias nacionales, no a entidades privadas.

7º) Que, por lo demás, ninguna de las normas internas de la univer-


sidad invocadas por el actor a lo largo del pleito exigen la realización
de un sumario o sujetan la legitimidad del despido a que se garantice
el derecho de defensa del docente.

El artículo 18 del estatuto dispone que “es función propia del Consejo
Superior el asesoramiento del Rector dentro de las normas del Estatuto
Académico y de los Estatutos Sociales de la Asociación Civil ‘Univer-
sidad del Salvador’. Corresponde a este cuerpo: …(d) expedirse sobre
las propuestas de designación y remoción de profesores ordinarios en
los grados de consulto, titular y asociado con arreglo a las normas de la
Universidad” (fs. 496 vta.). Si bien el Consejo Superior no intervino en el
caso del actor, se trata de un órgano asesor y el hecho de que no se le
haya formulado una propuesta de remoción no es decisivo a menos que
se suponga que toda remoción debe estar precedida de una propues-
ta ante el Consejo, recaudo que la norma claramente no impone y que,
además, pondría en entredicho el carácter asesor del órgano.

Lo mismo debe decirse del artículo 27 del estatuto (fs. 497). Esta
norma establece que “el Claustro Universitario Plenario está formado
por todos los Profesores Ordinarios de la Universidad, tiene carácter
meramente consultivo y es convocado por el Rector para el estudio
de asuntos importantes de orden académico, disciplinario o de interés
general”. Si bien el Claustro no intervino en el caso del actor, se trata
de un órgano meramente consultivo y ninguna norma exige su inter-
vención o impone la nulidad de una decisión tomada sin ella.

Por último, el artículo 13 del estatuto atribuye al Rector la compe-


tencia para ejercer la jurisdicción superior disciplinaria (fs. 496) y, con-
tra lo que alega el actor, el hecho de que el telegrama de despido haya
sido enviado por el Jefe de Departamento de Personal no muestra que
2018 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

la decisión no haya sido adoptada por el Rector ni, por lo demás, se ha


mostrado que esta modalidad en la instrumentación del despido aca-
rree su nulidad (Fallos: 302:1440).

8º) Que, en definitiva, tratándose de una entidad privada que no


ha violado la ley 24.521 ni su normativa interna a la hora de disponer
el despido, la legitimidad de la desvinculación no está condicionada al
ejercicio del derecho de defensa por parte del actor y solo depende de
la existencia de justa causa.

Al sostener lo contrario sin justificación válida, la sentencia impug-


nada resulta descalificable con arreglo a la doctrina de la arbitrariedad
mencionada en el considerando cuarto, sin que ello implique anticipar
opinión sobre la decisión que en definitiva corresponda adoptar.

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso


extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada. Con costas.
Restitúyase el depósito de fs. 43 del cuaderno de queja. Agréguese la
queja al expediente principal y devuélvase a fin de que, por quien co-
rresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo al presen-
te. Notifíquese y remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Horacio Rosatti (en disidencia).

Disidencia del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Considerando:

Que el recurso extraordinario, cuya denegación originó está queja,


es inadmisible (art. 280 del Código Procesal Civil y Comercial de la
Nación).

Por ello, se desestima la presentación directa. Declárase perdido


el depósito de fs. 43. Notifíquese y, previa devolución de los autos prin-
cipales, archívese.

Horacio Rosatti.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2019
343

Recurso de queja interpuesto por el presidente de la Comisión Directiva de la Asocia-


ción Civil Universidad del Salvador, Dr. Fernando Lucero Schmidt, y la Dra. María
Daniela Mina, apoderada de la Asociación Civil Universidad del Salvador.
Tribunal de origen: Sala VII de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia del
Trabajo nº 64.

UNIÓN ARGENTINA de TRABAJADORES RURALES


y ESTIBADORES c/ PODER EJECUTIVO NACIONAL
MINISTERIO de TRABAJO EMPLEO y SEGURIDAD SOCIAL
s/ Acción de amparo

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso extraordinario fue mal denegado si se ha cuestionado la


validez de varios artículos de la ley 26.727, del decreto 301/2013 y de la
resolución 836/2013 del MTEySS, por estimarlos contrarios a diversas
normas federales -art. 14 bis de la Constitución Nacional y Convenios
87, 88, 98 y 154 de la OIT- y la decisión ha sido contraria al derecho que el
apelante fundó en ellas (art. 14, inc. 3, ley 48).
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

El Servicio Público de Empleo para Trabajadores Temporarios de la Ac-


tividad Agraria implementado por los artículos 65 a 68 de la ley 26.727,
los artículos 16 y 17 del decreto 301/2013 y la resolución 836/2013 del
MTEySS, no es contrario al artículo 14 bis de la Constitución Nacional
y a los artículos 4 y 5 del Convenio 88 de la OIT, por lo que los agravios
de la UATRE no traducen más que críticas a la oportunidad, mérito o
conveniencia del régimen adoptado por el Congreso de la Nación, cues-
tiones que no están sujetas al control judicial.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
2020 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

TRABAJADORES RURALES

El SPETTA prevé una mayor participación estatal en la intermediación


entre la oferta y la demanda laboral, lo que le permite al Estado ejercer
funciones esenciales vinculadas al mandato constitucional de proveer
lo conducente al desarrollo humano, al progreso económico con justicia
social, y a la generación del empleo (art. 75, inc. 19, Constitución Na-
cional) y en especial, se trata del ejercicio de potestades dirigidas a la
protección del derecho al trabajo: por un lado, crear condiciones dignas
y equitativas de empleo y, por el otro, fiscalizar que el proceso y los tér-
minos de la contratación respeten el orden público laboral (art. 14 bis
y 75, inc. 19, Constitución Nacional, arts. 6 y 7 del Pacto de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, y arts. 6 y 7 del Protocolo Adicional
de la Convención Americana sobre Derecho Humanos en materia de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales).
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

La regulación del SPETTA prevista en la ley 26.727 no vulnera el artículo


14 bis de la Constitución Nacional, por el contrario, la participación del
Estado en el acercamiento de la oferta y la demanda y la fiscalización
de las condiciones de contratación apuntan a resguardar el derecho al
trabajo en el sector productivo rural que se caracteriza por altos índi-
ces de informalidad y precarización laboral, de modo de realizar en ese
ámbito el mandato de promoción y protección del trabajo que emerge
de los artículos 14 bis y 75, inciso 19, de la Constitución Nacional y de los
instrumentos internacionales.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

La creación del SPETTA no implica despojar a la asociación sindical


impugnante de funciones que le atribuye la Constitución Nacional y, me-
nos aún, en forma exclusiva; de hecho, el artículo 14 bis no prevé la ac-
tuación de los sindicatos en la intermediación de la oferta y la demanda,
sino que, esa actividad tiene sustento en la práctica del sector rural y en
algunos decretos y resoluciones; aun cuando pueda vincularse el fun-
cionamiento de las bolsas de trabajo con la defensa y promoción de los
intereses de los trabajadores, que se encuentra a cargo de los sindicatos
de acuerdo con nuestro ordenamiento constitucional, no se trata de una
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2021
343

tarea que recaiga en forma exclusiva sobre las asociaciones sindicales,


ya que atañe, a las incumbencias del Estado.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

Los artículos 65 a 68 de la ley 26.727 no contradicen los artículos 4 y 5


del Convenio 88 de la OIT, por el contrario, a través de ese convenio, los
Estados Miembros se comprometen a mantener un servicio público
y gratuito de empleo (art. 1), que consiste en un sistema nacional de
oficinas de empleo sujeto al control de una autoridad nacional (art. 2)
y cuyo personal está compuesto por funcionarios públicos con estabi-
lidad en el empleo (art. 9); por lo cual los agravios del impugnante no
tienen apoyo en el convenio, que no dispone que ese servicio deba ser
administrado por los sindicatos, sino que, por el contrario, le impone
su organización al Estado.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

Los artículos 4 y 5 del convenio 88 de la OIT reconocen a las comisiones


consultivas formadas por representantes de trabajadores y empleado-
res funciones de cooperación para el funcionamiento y desarrollo de
programas del servicio de empleo, pero ello no sustituye la función pro-
pia de la autoridad de aplicación, tampoco esas normas le dan un dere-
cho a los sindicatos a ser consultados en forma previa a la implemen-
tación de un servicio de empleo, sino, en todo caso, a ser participados
durante su funcionamiento, omisión que no ha sido alegada y, menos
aún, acreditada por la recurrente, por lo que el agravio en este punto
deviene conjetural.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

El artículo 16 del decreto 301/2013 no constituye un exceso reglamen-


tarios ni vulnera derechos constitucionales, pues el artículo 68 de la ley
26.727 prevé las facultades del Ministerio de Producción y Trabajo para
dictar normas complementarias y aclaratorias del SPETTA, lo que com-
prende razonablemente a las bolsas de trabajo agrario en atención a la
2022 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

vinculación de sus funciones, y la regulación del servicio de empleo, ya


sea administrado por el Estado o por las asociaciones sindicales, en-
cuentra su fundamento en el ejercicio de facultades estatales que res-
ponden al mandato constitucional de crear condiciones dignas y equita-
tivas de empleo y fiscalizar su cumplimiento.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

El artículo 17 del decreto 301/2013 no constituye un exceso reglamenta-


rios ni vulnera derechos constitucionales, pues esa norma, fue dictada
en ejercicio de la atribución prevista en el artículo 68 de la ley 26.727 y
sin alterar su espíritu, puesto que su artículo 66 establece que la regla-
mentación podrá establecer excepciones a la utilización obligatoria de
este servicio, sustituirlo o disponer mecanismos de promoción a favor
de aquellos que lo utilicen; en esa línea, citado el artículo 17 implementa
un mecanismo de promoción y, en consecuencia, queda a salvo de tacha
por exceso reglamentario.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

La veeduría en las bolsas de trabajo prevista por el artículo 71 de la ley


26.727 no es violatoria de la libertad sindical consagrada en el artículo
14 bis de la Constitución Nacional y en el artículo 3 del Convenio 87 de
la OIT, pues el artículo 3, inciso 2, de ese convenio establece que las
autoridades públicas deben abstenerse de toda intervención tendien-
te a limitar el derecho a la libertad sindical o a entorpecer su ejercicio
legal y el artículo 71 de la ley 26.727 le otorga la potestad de designar
veedores a entidades privadas que representan empleadores agrarios;
en ese marco, no se evidencia que este sistema de veeduría permita a
las autoridades estatales entrometerse en la vida interna del gremio ni
configura en sí misma una intervención pública en la actividad sindical.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

La presencia de veedores del sector empresario prevista por el artícu-


lo 71 de la ley 26.727 es acorde con la naturaleza de la bolsa de trabajo
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2023
343

que busca precisamente acercar la oferta y la demanda de empleo, y,


al carecer estos veedores de funciones directivas o de gestión, no se
advierte de qué modo su mera observación podría entenderse corno
una injerencia dirigida a limitar o entorpecer la tarea llevada a cabo
por el sindicato.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

La reglamentación del SPETTA -arts. 16 y 17 del decreto 301/2013 y reso-


lución 836/2013 del MTEySS- no padece de excesos reglamentarios ni se
inmiscuye en la libertad sindical, que tampoco es afectada por el artícu-
lo 71 de la ley 26.727; por el contrario, se trata de regulaciones dictadas
en el ejercicio de la función del Estado de crear condiciones dignas y
equitativas de empleo y fiscalizar su cumplimiento.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

La prevalencia del Estado en la composición de la CNTA no afecta el


derecho constitucional de la UATRE de negociar y celebrar convenios
colectivos de trabajo, así como de concertar en forma colectiva sala-
rios y condiciones laborales de sus afiliados, pues las funciones de la
CNTA conforman el poder de policía estatal en materia laboral y, en
particular, procuran regular el orden público laboral del sector rural,
ello configura una función pública que por ende debe ser ejercida por
autoridades estatales más allá de la participación de las entidades sin-
dicales y patronales involucradas; de hecho, en otros ámbitos labora-
les, estas funciones también son ejercidas por autoridades públicas de
aplicación, como el Ministerio de Producción y Trabajo y los ministe-
rios de trabajo provinciales.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

Las normas dictadas por la CNTA en ejercicio de sus facultades confor-


man un piso mínimo de garantías (art. 8, ley 26.727), pero no impiden la
libre negociación colectiva entre los trabajadores y empleadores y, por
ende, el establecimiento de condiciones más favorables al trabajador
2024 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

como resultado del ejercicio de esa función sindical, que no se ve afecta-


da por la ley 26.727; según ese régimen, las resoluciones de la CNTA son
válidas en tanto fijen condiciones más favorables al trabajador((arts. 9,
32, 34, 40 y 44, ley 26.727).
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

Las facultades de la CNTA previstas en la ley 26.727 en relación con


la composición de conflictos colectivos no invade la libertad sindical,
pues el artículo 89, inciso i prevé la intervención de la CNTA en los
conflictos colectivos y su posible actuación arbitral solo cuando los
sectores gremiales y empresarios, de común acuerdo, lo soliciten, ello
luce acorde a lo dispuesto por el artículo 4 del Convenio 98 de la OIT
que reconoce al arbitraje como medio de solución de conflictos solo
cuando es voluntario.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

CONTROL DE CONSTITUCIONALIDAD

El examen constitucional no puede llevarse a cabo sino en el ámbito de


las previsiones en ella contenidas y de modo alguno sobre la base de los
posibles o eventuales resultados de su aplicación, pues ello importaría
valorarlas en mérito a factores extraño.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

TRABAJADORES RURALES

Carece de sustento el planteo de invalidez del artículo 23 del decreto


301/2013, que establece que los representantes sectoriales de los em-
pleadores y trabajadores ante la CNTA y las comisiones regionales no
pueden ejercer simultáneamente cargos públicos, pues se trata de una
restricción que procura evitar el conflicto de intereses de los integran-
tes de la CNTA y, en definitiva, el ejercicio adecuado de su tarea de re-
presentar a los empleadores y trabajadores, respectivamente.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2025
343

TRABAJADORES RURALES

La CNTA con su integración tripartita ejerce el poder de policía laboral


y las disposiciones que dicta conforman un piso mínimo de garantías,
que no impiden a la asociación sindical accionante el libre ejercicio de
la negociación colectiva para determinar condiciones más favorables a
los trabajadores rurales.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
La Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo confir-
mó la sentencia de primera instancia que había rechazado el amparo
interpuesto por la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estiba-
dores (UATRE) y, en consecuencia, había rechazado los planteos de
inconstitucionalidad de los artículos 65 a 68, 71, 84 a 98 y 106 de la Ley
26.727 de Régimen de Trabajo Agrario, 16, 17 y 23 del decreto 301/2013
y de la resolución 836/2013 del Ministerio de Trabajo, Empleo y Segu-
ridad Social (MTEySS) (fs. 885/886 del expediente principal, al que me
referiré salvo aclaración en contrario).
En primer lugar, relató que los artículos 65 a 68 crean y regulan
el Servicio Público de Empleo para Trabajadores Temporarios de la
Actividad Agraria (SPETTA), que es organizado y coordinado por el
Ministerio de Trabajo en el marco de la ley 24.013. Destacó que el dicta-
do de esa normativa constituye una facultad exclusiva del Congreso de
la Nación y se encuentra dentro de su zona de reserva. Afirmó que los
cuestionamientos de la UATRE se limitan a señalar la conveniencia
del sistema anterior pero no puntualizan las garantías constituciona-
les supuestamente vulneradas.
En segundo lugar, consideró que el artículo 71, que faculta a las en-
tidades de empleadores del sector rural a designar veedores ante las
bolsas de trabajo a cargo de la actora, no constituye una intromisión en
su ámbito de actuación sindical y no vulnera la libertad de asociación.
En tercer lugar, en relación a los artículos 84 a 98, que regulan la in-
tegración y las facultades de la Comisión Nacional de Trabajo Agrario
2026 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

(CNTA), sostuvo que no se advierte una afectación a la concertación


paritaria pues ese órgano cuenta con representantes de trabajadores
y empleadores, en números equivalentes, y de distintos ministerios.
En referencia al decreto 301/2013, sostuvo que esa reglamentación
no alteró el espíritu de la ley 26.727, sino que se Limitó a precisar deta-
lles que -permiten su implementación.
Finalmente, rechazó los agravios basados en supuestos vicios de
procedimiento en la sanción de la ley 26.727 puesto que entendió que
no hubo una falta de convergencia entre la Cámara de Diputados y la
Cámara s de Senadores. Afirmó que resulta suficiente la aprobación
genérica de la ley pues el tratamiento individual de los artículos no es
un requisito exigible en normas de la extensión de la aquí cuestionada.
Agregó que, de todos modos, el supuesto defecto no involucra los artí-
culos cuestionados en la presente causa.

-II-
Contra esa sentencia, la actora interpuso recurso extraordina-
rio federal (fs. 887/907), que fue contestado (fs. 913/919) y rechazado
(fs. 921), lo que motivó la presente queja (fs. 120/124, del cuaderno
respectivo).
Sostiene que existe cuestión federal, en los términos del artículo
14, inciso 3, de la ley 48, puesto que se encuentra en juego la interpre-
tación y validez de normas federales.
A su vez, se agravia con base en la doctrina de la arbitrariedad
pues afirma que la cámara rechazó los planteos de inconstitucionali-
dad en forma dogmática y sin considerar los argumentos planteados
en la apelación. Agrega que el a quo no trató los agravios sobre la inva-
lidez del decreto 301/2013 y la resolución 836/2013 del MTEySS.
Plantea que la creación y el uso obligatorio del SPETTA, en los
términos de los artículos 65 a 68 de la ley 26.727 y del decreto 301/2013,
vulnera el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y los Convenios
87, 88 y 98 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ya que
despoja a la actora de la función sindical de administrar las bolsas de
trabajo agrario. Destaca que la contratación de trabajadores a través
del SPETTA es obligatoria, por lo que, en el nuevo sistema, las bolsas
de trabajo agrario tienen una existencia puramente formal y el Estado
monopoliza en forma ilegítima el servicio de empleo. Afirma que ejer-
ció tradicionalmente la función de administrar las bolsas de trabajo
agrario y que ello tuvo su origen en la negociación colectiva.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2027
343

Sostiene que la organización del servicio del empleo prevista en


la ley 26.727 contradice los artículos 4 y 5 del Convenio 88 de la OIT,
según los cuales el funcionamiento del SPETTA y la política general
en la materia deben determinarse con la participación obligatoria de
los representantes de los empleadores y los trabajadores, mediante
consulta previa.
Además, manifiesta que las bolsas de trabajo a cargo de las aso-
ciaciones sindicales son ilegítimamente intervenidas. En este sentido,
postula, por un lado, que el artículo 71 de la ley 26.727, en cuanto crea
la figura del veedor patronal, constituye una indebida intromisión que
vulnera el principio de libertad sindical. Alega que el artículo 16 del
decreto 301/2013 otorga facultades al Ministerio del Trabajo sobre esas
bolsas de trabajo, que no tienen Sustento en el artículo 65 de la ley que
pretende reglamentar.
Señala que el beneficio vinculado a la reducción de contribuciones
previsto en el artículo 81 de la ley 26.727 solo es aplicable, conforme lo
establece el decreto 301/2013 y la resolución 836/2013 del MTEySS, a
aquellos empleadores que contraten a través del SPETTA, pero no a
los que contraten por medio de bolsas de trabajo. Alega que ello cons-
tituye un exceso reglamentario y, además, viola el derecho de igualdad
ya que los empleadores se ven inducidos a contratar trabajadores ins-
criptos en el servicio estatal en detrimento de los representados por la
UATRE en las bolsas de trabajo.
Arguye que las facultades otorgadas por los artículos 84 a 98 de la
ley 26.727 a la CNAT y a las comisiones asesoras regionales despojan a
la UATRE de su derecho a ejercer la concertación colectiva de los sa-
larios y condiciones laborales de sus afiliados. Señala que esas faculta-
des son propias de la negociación colectiva y deben ejercerse a través
de los gremios conforme lo señala la Ley 14.250 de Convenciones Co-
lectivas de Trabajo. Además, cuestiona la composición de esa comisión
ya que cuatro de sus ocho miembros, incluido el presidente que tiene
doble voto, son representantes del Estado y, en consecuencia, ese sec-
tor tiene. prevalencia absoluta en todas las decisiones. Sobre esa base,
afirma que la norma vulnera los artículos 14 bis de la Constitución Na-
cional y 5 del Convenio 154 de la OIT, 4 del Convenio 98 de la OIT y 3 del
Convenio 87 de la OIT.
Por otra parte, aduce que el planteo de inconstitucionalidad del ar-
tículo 23 del decreto 301/2013, en cuanto veda la posibilidad de ocupar
cargos públicos simultáneamente con la función en la comisión, no fue
tratado por el a quo.
2028 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Por último, postula que la ley 26.727 es nula puesto que su trámite
legislativo adolece de vicios graves en tanto se omitió la votación y la
aprobación de numerosos artículos de esa norma.

-III-
En mi opinión, el recurso extraordinario fue mal denegado en
cuanto cuestiona la validez de varios artículos de la ley 26.727, del de-
creto 301/2013 y de la resolución 836/2013 del MTEySS, por estimarlos
contrarios a diversas normas federales —art. 14 bis de la Constitución
Nacional y Convenios 87, 88, 98 y 154 de la OIT— y la decisión ha sido
contraria al derecho que el apelante fundó en ellas (art. 14, inc. 3, ley
48). Con ese alcance, el recurso de queja es procedente.
Por el contrario, entiendo que el recurso en cuanto controvierte
la validez del procedimiento de sanción de la ley 26.727 no cumple con
el requisito de fundamentación que exige el artículo 15 de la ley 48
(Fallos: 310:2914, “Riera”; 311:1989, “Francisco Cacik”; 312:1819, “Cia.
de Representaciones Hoteleras”). En efecto, el a quo entendió que en
sub lite no se acreditó una falta de convergencia entre la Cámara de
Diputados y la Cámara de Senadores con relación a los artículos de la
ley 26.727 aquí controvertidos, tal como había sido demostrada en el
caso registrado en Fallos: 321:3487, “Nobleza Picardo”, sobre el que
la recurrente sustentó su agravio ante la cámara. En esta instancia
recursiva, la apelante reedita sus argumentos sin hacerse cargo del
fundamento de la sentencia apelada, lo que conduce a declarar la de-
serción de la apelación en este aspecto.
Finalmente, estimo pertinente señalar que la recurrente desistió
de los planteos de invalidez constitucional de los artículos 106 y 107 de
la ley 26.727, que habían sido introducidos en el remedio federal, a fojas
152 del cuaderno de queja, por lo que no corresponde su tratamiento.

-IV-
En el sub lite, se encuentra controvertido si los artículos 65 a 68,
71 y 84 a 98 de la Ley 26.727 de Régimen de Trabajo Agrario afectan
funciones reservadas por el artículo 14 bis de la Constitución Nacional
y por los Convenios 87, 88, 98 y 154 de la OIT a las asociaciones sindica-
les así como la libertad sindical. Además, se encuentra cuestionado si
los artículos 16, 17 y 23 del decreto 301/2013 y la resolución 836/2013 del
MTEySS constituyen excesos reglamentarios de la ley 26.727 y si son
contrarios a las citadas normas constitucionales.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2029
343

En cuanto al Servicio Público de Empleo para Trabajadores Tem-


porarios de la Actividad Agraria implementado por los artículos 65 a 68
de la ley 26.727, los artículos 16 y 17 del decreto 301/2013 y la resolución
836/2013 del MTEySS, adelanto que, a mi modo de ver, no es contrario
al artículo 14 bis de la Constitución Nacional y a los artículos 4 y 5 del
Convenio 88 de la OIT, por lo que los agravios de la UATRE no traducen
más que críticas a la oportunidad, mérito o conveniencia del régimen
adoptado por el Congreso de la Nación, cuestiones que no están suje-
tas al control judicial (Fallos: 320:976, “Baz”, y 321: 1252, “Prodelco” y
sus citas). En sentido similar, entiendo que los agravios vinculados a la
invalidez del artículo 71 de la ley deben ser rechazados.
En efecto, el SPETTA fue creado en el marco de la ley 26.727, que
implementó el Régimen de Trabajo Agrario con el fin de elevar los es-
tándares de protección de los derechos de los trabajadores. Agrarios
(considerandos decreto 301/2013). En ese sentido, cabe destacar que
se incorporó a esos trabajadores en el ámbito de tutela de la Ley de
Contrato de Trabajo 20.744, del que, hasta entonces, estaban excluidos.
En ese contexto, la ley crea un servicio público de empleo en la
órbita del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social —actual
Ministerio de Producción y Trabajo—. Ese servicio comprende a todos
los trabajadores temporarios que desarrollen tareas en actividades de
carácter cíclico y es de uso obligatorio para los empleadores, salvo las
excepciones establecidas por reglamentación (arts. 65 y 66, ley 26.727).
Además, la ley prevé el funcionamiento de las bolsas de trabajo a
cargo de las asociaciones sindicales de trabajadores con personería
gremial (arts. 69, 70 y 71, ley cit.). En lo sustancial, dispone que pro-
veen a los empleadores del personal necesario para la realización de
tareas temporarias, conforme a las resoluciones que dicte la CNTA,
y que los empleadores pueden designar veedores en las condiciones
que establezca el citado organismo (art. 71, ley cit.). La ley aclara que
se mantiene la vigencia de las normas que actualmente prevén la obli-
gatoriedad del uso de las bolsas de trabajo para el ámbito rural en
determinadas actividades y jurisdicciones.
La implementación del SPETTA implicó una modificación en el
sistema de contratación de trabajadores rurales que imperaba hasta
la sanción de la ley 26.727, según el cual esa actividad era, en parte,
realizada por los sindicatos con personería gremial a través de las
llamadas bolsas de trabajo agrario. Ese sistema emergió como una
respuesta a las características del sector rural: los trabajadores se en-
cuentran diseminados a lo largo del país y muchas de las tareas labo-
2030 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

rales son de carácter cíclico. La contratación a través de las bolsas de


trabajo agrario tuvo, en ciertos períodos de nuestra historia, sustento
normativo (resolución 1050/1965; decreto 1421/1967, suspendido por la
ley 21.476; y resolución 336/2002 del MTEySS).
Con relación a los fines del SPETTA, el mensaje del Poder Eje-
cutivo afirma que “…resultará un instrumento útil para combatir y
disminuir el nivel de trabajo no registrado, así como para favorecer
la fluidez entre la oferta y la demanda de trabajo en las diversas acti-
vidades regionales” (mensaje 888, 24 de junio de 2010). Concluye que
es “un modo de contribuir a la generación, sostenimiento, mejora y
registración del empleo de los trabajadores temporarios y en especial
a los migrantes” (mensaje cit.).
Tal como surge de los debates parlamentarios, el SPETTA así
como otras disposiciones de la ley 26.727 tienen como propósito dismi-
nuir los altos índices de informalidad laboral del sector rural (Cámara
de Diputados de la Nación, versión taquigráfica provisoria, reunión
13º, 1º sesión extraordinaria, 15 de diciembre de 2011, período 1290,
págs. 22 y 23; Cámara de Senadores de la Nación, versión taquigráfica
provisoria, período 129º, 16º reunión, 2º sesión extraordinaria, 21 y 22
de diciembre de 2011, págs. 12 y 43).
En suma, el SPETTA prevé una mayor participación estatal en la
intermediación entre la oferta y la demanda laboral, lo que le permite
al Estado ejercer funciones esenciales vinculadas al mandato consti-
tucional de proveer lo conducente al desarrollo humano, al progreso
económico con justicia social, y a la generación del empleo (art. 75,
inc. 19, Constitución Nacional). En especial, se trata del ejercicio de
potestades dirigidas a la protección del derecho al trabajo: por un lado,
crear condiciones dignas y equitativas de empleo y, por el otro, fiscali-
zar que el proceso y los términos de la contratación respeten el orden
público laboral (art. 14 bis y 75, inc. 19, Constitución Nacional, arts. 6 y
7 del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, y arts. 6 y
7 del Protocolo Adicional de la Convención Americana sobre Derecho
Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales).
En la Observación General 18 “Derecho al trabajo”, el Comité de
Derechos Económicos, Sociales y Culturales afirma que “[l]os Estados
Partes deben adoptar las medidas necesarias, tanto legislativas como
de otro tipo para reducir en la mayor medida posible el número de tra-
bajadores en la economía sumergida, trabajadores que, a resultas de
esa situación, carecen de protección” (párr. 10). Además, al definir el
alcance normativo del derecho al trabajo, se refiere a la disponibilidad
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2031
343

y accesibilidad del mercado laboral, afirmando que “[l]os Estados Par-


tes deben contar con servicios especializados que tengan por función
ayudar y apoyar a los individuos para permitirles identificar el empleo
disponible y acceder a él” y que “[e]l mercado del trabajo debe poder
ser accesible a toda persona que esté bajo la jurisdicción de los Esta-
dos Partes” (párr. 12). Finalmente, el comité hace hincapié en que la
regulación nacional debe asegurar que los trabajadores agrícolas dis-
fruten del mismo nivel de protección que otros trabajadores (párr. 10).
En este sentido, la Corte Suprema destacó en el caso registrado
en Fallos: 336:672, “Asociación de Trabajadores del Estado”, que entre
los principios estructurales del Derecho Internacional de los Dere-
chos Humanos constitucionalizado, se encuentra el “deber (positivo)
de ‘adoptar medidas positivas, concretas y orientadas a la satisfacción
del derecho a una vida digna’ (Corte IDH, Caso Comunidad Indígena
Yakye Axa vs. Paraguay (fondo), sentencia del 17-6-2005, Serie C Nº
125, párr. 162 y sus citas; asimismo: párrs. 161, 163, 168, 172, 176, 221 y
sus citas; en sentido análogo: Caso Comunidad Indígena Sawhoyama-
xa vs. Paraguay (fondo), sentencia del 29-3-2006, Serie C Nº 146, párrs.
151/153), mayormente cuando el derecho al trabajo exige la formula-
ción y aplicación por los Estados Partes de una política en materia
de empleo con miras a ‘elevar el nivel de vida’ (Observación general
Nº 18, cit., párr. 26; Declaración Socio — Laboral del Mercosur, art.
14), lo cual especifica la obligación general de asegurar el derecho de
las personas ‘a una mejora continua de las condiciones de existencia’
(PIDESC, art. 11.1; ‘Milone’, cit., p. 4619; ‘Aquino’, cit., p. 3775, ‘Medina’,
cit., p. 259)” (considerando 10º).
En este contexto normativo, entiendo. que la regulación del SPE-
TTA prevista en la ley 26.727 no vulnera el artículo 14 bis de la Cons-
titución Nacional. Por el contrario, la participación del Estado en el
acercamiento de la oferta y la demanda y la fiscalización de las condi-
ciones de contratación apuntan a resguardar el derecho al trabajo en
el sector productivo rural que se caracteriza por altos índices de infor-
malidad y precarización laboral (informes del entonces Ministerio de
Trabajo, Empleo y Seguridad Social agregados a fs. 687/778), de modo
de realizar en ese ámbito el mandato de promoción. y protección del
trabajo que emerge de los artículos 14 bis y 75, inciso 19, de la Consti-
tución Nacional y de los citados instrumentos internacionales.
A la vez, la creación del SPETTA no implica despojar a la asocia-
ción sindical impugnante de funciones que le atribuye la Constitución
Nacional y, menos aún, en forma exclusiva. De hecho, el artículo 14 bis
no prevé la actuación de los sindicatos en la intermediación de la ofer-
2032 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ta y la demanda, sino que, como expuse, esa actividad tiene sustento


en la práctica del sector rural y en algunos decretos y resoluciones.
Aun cuando pueda vincularse el funcionamiento de las bolsas de tra-
bajo con la defensa y promoción de los intereses de los trabajadores,
que se encuentra a cargo de los sindicatos de acuerdo con nuestro
ordenamiento constitucional, no se trata de una tarea que recaiga en
forma exclusiva sobre las asociaciones sindicales, ya que atañe, como
antes se dijo, a las incumbencias del Estado.
Tampoco la recurrente demostró, en el caso, que la creación del
SPETTA haya afectado, en forma indirecta, el ejercicio de otras fun-
ciones sindicales previstas en la Constitución Nacional o de la liber-
tad sindical garantizada por ella y por los Convenios 87 y 98 de la OIT,
máxime cuando la ley 26.727 mantiene el funcionamiento de las bolsas
de trabajo agrario.
Finalmente, los artículos 65 a 68 de la ley 26.727 no contradicen los
artículos 4 y 5 del Convenio 88 de la OIT. Por el contrario, a través de
ese convenio, los Estados Miembros se comprometen a mantener un
servicio público y gratuito de empleo (art. 1), que consiste en un siste-
ma nacional de oficinas de empleo “sujeto al control de una autoridad
nacional” (art. 2) y cuyo personal está compuesto por funcionarios pú-
blicos con estabilidad en el empleo (art. 9). De este modo, los agravios
del impugnante no tienen apoyo en el convenio, que no dispone que
ese servicio deba ser administrado por los sindicatos, sino que, por el
contrario, le impone su organización al Estado.
Los artículos 4 y 5 del convenio reconocen a las comisiones con-
sultivas formadas por representantes de trabajadores y empleadores
funciones de cooperación para el funcionamiento y desarrollo de pro-
gramas del servicio de empleo, pero ello no sustituye la función propia
de la autoridad de aplicación. Tampoco esas normas le dan un derecho
a los sindicatos a ser consultados en forma previa a la implementa-
ción de un servicio de empleo, sino, en todo caso, a ser participados
durante su funcionamiento, omisión que no ha sido alegada y, menos
aún, acreditada por la recurrente, por lo que el agravio en este punto
deviene conjetural.
Por las razones expuestas, entiendo que la creación del SPETTA
no vulnera los artículos 14 bis de la Constitución Nacional ni los artícu-
los 4 y 5 del Convenio 88 de la OIT, por lo que los agravios del recurren-
te no traducen más que críticas a la oportunidad, mérito y convenien-
cia del sistema público de empleo creado por el Congreso de la Nación,
cuestión que excede el control judicial.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2033
343

-V-
Además, con relación a la reglamentación del SPETTA, entiendo
que, contrariamente a lo sostenido por la apelante, los artículos 16 y 17
del decreto 301/2013 no constituyen excesos reglamentarios ni vulne-
ran derechos constitucionales.
Por un lado, según el artículo 16 del decreto, el Ministerio de Pro-
ducción y Trabajo fija las condiciones de habilitación, las funciones y
las acciones a cargo de las oficinas integrantes del SPETTA y de las
bolsas de trabajo agrario.
El artículo 68 de la ley 26.727 prevé las facultades de ese ministe-
rio para dictar normas complementarias y aclaratorias del SPETTA,
lo que comprende razonablemente a las bolsas de trabajo agrario en
atención a la vinculación de sus funciones. Más importante, como ex-
puse, la regulación del servicio de empleo ya sea administrado por el
Estado o por las asociaciones sindicales, encuentra su fundamento en
el ejercicio de facultades estatales que responden al mandato constitu-
cional de crear condiciones dignas y equitativas de empleo y fiscalizar
su cumplimiento. En ese marco, no advierto en la normativa cuestio-
nada un exceso de competencias reglamentarias ni la afectación de la
libertad sindical.
Por otro lado, el artículo 17 establece que solo los empleadores
que utilicen el SPETTA podrán hacer uso del beneficio previsto en el
artículo 81 de la ley 26.727 —reducción por 24 meses del 50% de las
contribuciones a la seguridad social—. Esa norma, en mi entender, fue
dictada en ejercicio de la referida atribución prevista en el artículo 68
de la ley y sin alterar su espíritu, puesto que su artículo 66 establece
que la reglamentación “...podrá establecer excepciones a la utilización
obligatoria de este servicio, sustituirlo o disponer mecanismos de pro-
moción a favor de aquellos que lo utilicen”. En esa línea, considero que
el artículo 17 del decreto 301/2013 implementa un mecanismo de pro-
moción y, en consecuencia, queda a salvo de tacha por exceso regla-
mentario. Por las mismas razones, corresponde rechazar el planteo de
invalidez de la resolución 836/2013 del MTEySS.
Por último, la veeduría en las bolsas de trabajo prevista por el ar-
tículo 71 de la ley 26.727 tampoco es violatoria de la libertad sindical
consagrada en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y en el
artículo 3 del Convenio 87 de la OIT :
Ante todo, cabe recordar que el artículo 3, inciso 2, de ese conve-
nio establece que las autoridades públicas deben abstenerse de toda
intervención tendiente a limitar el derecho a la libertad sindical o a
2034 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

entorpecer su ejercicio legal. El artículo 71 de la ley 26.727 le otorga la


potestad de designar veedores a entidades privadas que representan
empleadores agrarios. En ese marco, no se evidencia que este siste-
ma de veeduría permita a las autoridades estatales entrometerse en
la vida interna del gremio ni configura en sí misma una intervención
pública en la actividad sindical.
Por lo demás, la presencia de veedores del sector empresario es
acorde con la naturaleza de la bolsa de trabajo que busca precisamen-
te acercar la oferta y la demanda de empleo, y, al carecer estos veedo-
res de funciones directivas o de gestión, no se advierte de qué modo
su mera observación podría entenderse como una injerencia dirigida a
limitar o entorpecer la tarea llevada a cabo por el sindicato.
En síntesis, la reglamentación del SPETTA —arts. 16 y 17 del de-
creto 301/2013 y resolución 836/2013 del MTEySS— no padece de ex-
cesos reglamentarios ni se inmiscuye en la libertad sindical, que tam-
poco es afectada por el artículo 71 de la ley 26.727; por el contrario, se
trata de regulaciones dictadas en el ejercicio de la función del Estado
de crear condiciones dignas y equitativas de empleo y fiscalizar su
cumplimiento.

-VI-
Por otra parte, adelanto que, en mi opinión, tampoco debe pros-
perar el planteo de inconstitucionalidad de los artículos 84 a 98 de la
ley 26.727 basado en que la conformación y potestades de la Comisión
Nacional de Trabajo Agrario (CNTA) y de las Comisiones Asesoras Re-
gionales limitan en forma ilegítima el derecho de la UATRE a ejercer
la concertación colectiva de salarios y condiciones laborales de sus afi-
liados, en violación del artículo 14 bis de la Constitución Nacional y de
los Convenios 87, 98 y 154 de la OIT.
La CNTA es el órgano normativo del Régimen de Trabajo Agrario
y está compuesta por 8 integrantes, de los cuales 4 son representantes
del Estado, 2 de los empleadores y 2 de los trabajadores (art. 84, ley
26.727). Según esa norma, la presidencia se encuentra a cargo de un
representante del Ministerio de Producción y Trabajo, quien, en caso
de empate, tiene doble voto (art. 85, ley cit.).
Preliminarmente, a fin de tratar el agravio referido a la prevalen-
cia del Estado en la composición de la comisión, considero relevante
analizar las funciones de ese organismo.
En ese orden, según el artículo 89 de la ley 26.727, la comisión dicta
su reglamento interno y organiza su funcionamiento y el de las comi-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2035
343

siones asesoras regionales; establece las categorías de los trabajado-


res permanentes, determinando sus características, condiciones ge-
nerales de trabajo y remuneraciones mínimas; establece, observando
las pautas de la ley 26.727, las condiciones de trabajo generales de las
distintas actividades cíclicas, estacionales u ocasionales y sus respec-
tivas remuneraciones; dicta normas sobre condiciones mínimas de
alimentación y vivienda; promueve el cumplimiento de las normas de
higiene y seguridad; asesora a organismos nacionales y locales; y cele-
bra convenios de cooperación con entidades públicas o privadas.
Además, el artículo 89, inciso 1, establece la facultad de la CNTA de
“intervenir en los conflictos colectivos de trabajo que se susciten entre
las partes y actuar como árbitro cuando de común acuerdo lo soliciten
las mismas” y el artículo 90 le otorga la potestad de aplicar mecanis-
mos de composición de conflictos ‘colectivos que insten a las partes a
negociar con base en el principio de buena fe.
En ese marco normativo, a mi modo de ver, la prevalencia del Es-
tado en la composición de la CNTA no afecta el derecho constitucional
de la UATRE de negociar y celebrar convenios colectivos de trabajo,
así como de concertar en forma colectiva salarios y condiciones labo-
rales de sus afiliados.
En primer término, tal como surge del relato realizado de las facul-
tades de la CNTA, sus funciones conforman el poder de policía estatal
en materia laboral y, en particular, procuran regular el orden públi-
co laboral del sector rural. Ello configura una función pública que por
ende debe ser ejercida por autoridades estatales más allá de la parti-
cipación de las entidades sindicales y patronales involucradas. De he-
cho, en otros ámbitos laborales, estas funciones también son ejercidas
por autoridades públicas de aplicación, como el Ministerio de Produc-
ción y Trabajo y los ministerios de trabajo provinciales.
A su vez, cabe resaltar que la actual normativa no importa un cam-
bio significativo respecto de la participación estatal, pues las distintas
autoridades de aplicación que fueron creadas para regular la actividad
rural siempre fueron tripartitas, es decir, con la participación directa
de los representantes del sector trabajador, empleador y estatal.
En este sentido, cabe recordar que la ley 13.020 creó la Comisión
Nacional de Trabajo Rural, que estaba constituida en forma tripartita.
Luego, la Ley 22.248 de Régimen Nacional del Trabajo Agrario con-
templó el funcionamiento de la Comisión Nacional de Trabajo Agrario,
cuya integración y potestades eran similares a las aquí cuestionadas
(art. 85, ley 22.248).
2036 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En segundo término, corresponde puntualizar que las normas dic-


tadas por la CNTA en ejercicio de las facultades enunciadas confor-
man un piso mínimo de garantías (art. 8, ley 26.727), pero no impiden la
libre negociación colectiva entre los trabajadores y empleadores y, por
ende, el establecimiento de condiciones más favorables al trabajador
como resultado del ejercicio de esa función sindical, que no se ve afec-
tada por la ley 26.727. Según ese régimen, precisamente las resolucio-
nes de la CNTA son válidas en tanto fijen condiciones más favorables
al trabajador (arts. 9, 32, 34, 40 y 44, ley cit.).
De este modo, el Régimen de Trabajo Agrario no impide la concer-
tación de convenciones colectivas en el marco de la Ley 14.250 de Con-
venciones Colectivas de Trabajo, que, de todos modos, prevé la partici-
pación estatal a través de la homologación por parte del Ministerio de
Producción y Trabajo, en su carácter de autoridad de aplicación (art. 3,
ley 14.250). De hecho, el el artículo 3, inciso g, de la ley 26.727 dispone
que están excluidos del Régimen de Trabajo Agrario —y, por ende, del
ámbito de actuación de la CNTA— “los trabajadores comprendidos en
convenciones colectivas de trabajo con relación a las actividades agra-
rias incluidas en el régimen de negociación colectiva previsto por la
ley 14.250 (t.o. 2004) con anterioridad a la entrada en vigencia del Régi-
men Nacional de Trabajo Agrario, aprobado por la ley de facto 22.248”.
Además, el artículo 4 de la ley 26.727 establece que “Los convenios y
acuerdos colectivos que se celebren en el marco de las leyes 14.250
(t.o. 2004) y 23.546 (t.o. 2004), establecerán su ámbito de aplicación
tanto personal como territorial y su modo de articulación, teniendo en
consideración las características propias de los distintos sectores, ra-
mas y áreas geográficas que comprende la actividad agraria”.
En tercer término, a mi entender, tampoco la impugnante demos-
tró que las facultades de la CNTA previstas en la ley 26.727 en relación
con la composición de conflictos colectivos invada la libertad sindical.
Por un lado, el artículo 89, inciso i, prevé la intervención de la CNTA
en los conflictos colectivos y su posible actuación arbitral solo cuando
los sectores gremiales y empresarios, de común acuerdo, lo soliciten.
Ello luce acorde a lo dispuesto por el artículo 4 del Convenio 98 de la
OIT que reconoce al arbitraje como medio de solución de conflictos
solo cuando es voluntario.
Por otro lado, el artículo 90 de la ley 26.727 le otorga la potestad de
aplicar mecanismos de composición que insten a las partes a negociar
con base en el principio de buena fe. Esa facultad de la autoridad de
aplicación laboral no fue cuestionada fundadamente en el remedio fe-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2037
343

deral, máxime considerando el acotado marco cognitivo de esta acción


donde se controvierte la validez de la ley en abstracto. Cabe recordar
que la Corte Suprema ha dicho que el examen constitucional no puede
llevarse a cabo sino en el ámbito de las previsiones en ella contenidas
y de modo alguno sobre la base de los posibles o eventuales resultados
de su aplicación, pues ello importaría valorarlas en mérito a factores
extraños (doctr. Fallos: 336:1774, “Grupo Clarín SA” y sus citas; dicta-
men de la Procuración General de la Nación, FLP 1298/2008/CS1-CA1,
“Colegio de Escribanos de la Provincia de Buenos Aires c/PEN s/su-
marísimo”, 2 de febrero de 2016). En suma, entiendo que en el caso la
recurrente no demostró una. afectación concreta a la libertad sindical,
y se limitó a realizar planteos genéricos que son insuficientes para de-
clarar la inconstitucionalidad de una norma.
Por lo demás, en cuanto a las comisiones regionales, reguladas en
los artículos 92 a 98, no se advierten agravios concretos en el remedio
federal. No obstante ello, cabe resaltar que su composición difiere de
la dispuesta para ‘la CNTA, ya que se integran por 4 representantes de
entidades empresarias, 4 de la asociación sindical más representativa
y solo 2 del Ministerio de Producción y Trabajo. En consecuencia, el
planteo anterior no puede ser trasladado a estos órganos pues no exis-
te prevalencia estatal.
Por último, entiendo que no tiene sustento el planteo de invalidez
del artículo 23 del decreto 301/2013, que establece que los represen-
tantes sectoriales de los empleadores y trabajadores ante la CNTA y
las comisiones regionales no pueden ejercer simultáneamente cargos
públicos. En mi opinión; se trata de una restricción que procura evitar
el conflicto de intereses de los integrantes de la CNTA y, en definitiva,
el ejercicio adecuado de su tarea de representar a los empleadores y
trabajadores, respectivamente. Ante ello, la apelante no acreditó que
esa limitación fuera irrazonable.
En conclusión, la CNTA con su integración tripartita ejerce el po-
der de policía laboral y las disposiciones que dicta conforman un piso
mínimo de garantías, que no impiden a la asociación sindical accionan-
te el libre ejercicio de la negociación colectiva para determinar condi-
ciones más favorables a los trabajadores rurales. Pienso, por ello, que
en el marco de esta acción de inconstitucionalidad, la UATRE no logró
acreditar que la integración y las funciones de la CNTA y de las comi-
siones regionales previstas en la ley 26.727 limiten en forma ilegítima
su derecho de concertar en forma colectiva salarios y condiciones la-
borales, así como tampoco que invadan la esfera de la libertad sindical.
2038 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

-VII-
Por todo lo expuesto, opino que corresponde rechazar el recurso
extraordinario y confirmar la sentencia apelada. Buenos Aires, 4 de
octubre de 2018.Víctor Abramovich.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 10 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la actora en


la causa Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibado-
res (1) c/ Poder Ejecutivo Nacional Ministerio de Trabajo Empleo
y Seguridad Social s/ acción de amparo”, para decidir sobre su
procedencia.

Considerando.

Que los agravios de la apelante encuentran suficiente respuesta


en el dictamen del señor Procurador Fiscal a cuyos fundamentos y
conclusiones cabe remitir por razones de brevedad.

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara parcialmente proce-


dente el recurso extraordinario y se confirma la sentencia apelada,
con costas por su orden en atención a la índole de la cuestión plan-
teada. Agréguese la queja al principal, notifíquese y, oportunamente,
remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (según su voto)— Elena I. Highton


de N olasco — J uan C arlos M aqueda — R icardo L uis L orenzetti
(según su voto)— Horacio Rosatti.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2039
343

Voto del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz y del Señor Ministro Doctor Don Ricardo Luis
Lorenzetti

Considerando:

Que los agravios de la apelante encuentran adecuada respuesta en


el dictamen del señor Procurador Fiscal (con exclusión de los párrafos
décimo y undécimo del punto IV de dicho dictamen), a cuyos funda-
mentos corresponde remitir en razón de brevedad.

Por ello, de conformidad -en lo pertinente- con lo dictaminado, se


hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso extraordinario
y se confirma la sentencia apelada, con costas por su orden en aten-
ción a la índole de la cuestión planteada. Agréguese la queja al princi-
pal, notifíquese y, oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Ricardo Luis Lorenzetti.

Recurso de queja interpuesto por la Dra. Marta Liliana Condines, apoderada de la


Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores.
Tribunal de origen: Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia del
Trabajo nº 10.

TRANSPORTES UNIDOS del SUD S.R.L. c/ CÓRDOBA,


PROVINCIA de s/ Acción declarativa de inconstitucionalidad

ACCION DECLARATIVA DE CERTEZA

La declaración de certeza, en tanto no tenga carácter simplemente con-


sultivo, no importe una indagación meramente especulativa y responda
a “un caso” que busque precaver los efectos de un acto en ciernes, cons-
tituye una causa en los términos de la Ley Fundamental.
2040 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ACCION DECLARATIVA DE CERTEZA

Se encuentran reunidos los presupuestos exigibles para tornar proce-


dente la acción declarativa de certeza si la conducta de la provincia de-
mandada por la que persigue el cobro del tributo a los ingresos brutos
evidencia un estado de incertidumbre sobre la existencia, alcance y mo-
dalidad de una relación jurídica que justifica la demanda iniciada, toda
vez que se han configurado los presupuestos de hecho en que se apoya
la declaración acerca de la existencia o inexistencia del derecho discu-
tido, condición bajo la cual sólo podrá afirmarse realmente que el fallo
pone fin a una controversia actual, diferenciándose de una consulta en
la cual se responde acerca de la eventual solución que podría acordarse
a un supuesto de hecho hipotético.

ACCION DECLARATIVA DE CERTEZA

No es suficiente que la actora alegue en el escrito de demanda que se


dedica a la actividad de transporte interjurisdiccional de pasajeros y que
las tarifas las fijó la autoridad nacional de aplicación, para eximirse del
tributo cuya inconstitucionalidad plantea, pues si sólo esos fuesen los
extremos a acreditar se le estaría reconociendo a las empresas del ru-
bro una inmunidad impositiva sin más, frente a cualquier pretensión de
cobro provincial; y ese no es el derecho constitucional amparado.

FACULTADES IMPOSITIVAS DE LA NACION, PROVINCIAS Y


MUNICIPALIDADES

Las provincias se han reservado la potestad de darse leyes sobre im-


puestos en los términos del art. 75 incs. 1, 2 y concordantes de la Cons-
titución Nacional y, en general, de dictar las normas que juzguen con-
ducentes a su bienestar y prosperidad, sin más limitaciones que las
enumeradas en el art. 126 de la Constitución Nacional; la creación de
impuestos, elección de objetos imponibles y formalidades de percepción
es de su propio resorte y entre los derechos que hacen a su autonomía
es primordial el de imponer contribuciones y percibirlas sin interven-
ción de autoridad extraña (Voto del juez Rosatti).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2041
343

FACULTADES IMPOSITIVAS DE LA NACION, PROVINCIAS Y


MUNICIPALIDADES

Los actos de las legislaturas provinciales no pueden ser invalidados


sino en los casos en que la Constitución concede al Congreso Nacional,
en términos expresos, un poder exclusivo, o cuando el ejercicio de idén-
ticos poderes ha sido expresamente prohibido a las provincias, o cuando
hay una absoluta y directa incompatibilidad en el ejercicio de ellos por
estas últimas (Voto del juez Rosatti).

FACULTADES IMPOSITIVAS DE LA NACION, PROVINCIAS Y


MUNICIPALIDADES

El criterio para aceptar o excluir el ejercicio de poderes provinciales


en lugares sometidos a la jurisdicción federal por interés nacional, es
precisamente el de la compatibilidad con dicho interés; en ese mar-
co, la facultad de establecer tributos consiste en una potestad que los
entes locales deben ejercitar con razonabilidad y prudencia para no
constituir un obstáculo real y efectivo que interfiera en la prestación
del servicio habilitado por la autoridad nacional, menoscabando o im-
pidiendo los fines propios por los que debe velar el Estado Nacional
(Voto del juez Rosatti).

FACULTADES IMPOSITIVAS DE LA NACION, PROVINCIAS Y


MUNICIPALIDADES

No constituyen por sí mismos obstáculos reales y efectivos para el logro


de los fines de utilidad nacional, invalidantes de las normas locales: i) la
mera incidencia económica, ponderada de forma aislada, que acarrean
las normas locales sobre los operadores nacionales; ii) las regulacio-
nes que resulten periféricas y extrínsecas al núcleo o la sustancia de la
regulación federal en cuestión; iii) las disposiciones que no impliquen
una interrupción sine die o conlleven la degradación de la actividad de
jurisdicción nacional, esto es -en lo que respecta al conflicto de la causa-
la prestación del servicio de transporte interjurisdiccional de pasajeros
(Voto del juez Rosatti).
2042 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

FACULTADES IMPOSITIVAS DE LA NACION, PROVINCIAS Y


MUNICIPALIDADES

Si bien se ha demostrado que en la determinación de las tarifas por


parte de la autoridad nacional competente no se tuvo en cuenta, como
integrativa del costo, el impuesto sobre ingresos brutos provincial, tal
circunstancia no transforma la naturaleza del impuesto, ni significa que
la demandada -al reclamar el tributo local- interfiera en la actividad de
la prestataria del servicio, al extremo de obstaculizar la satisfacción de
la finalidad de utilidad nacional (Voto del juez Rosatti).

IMPUESTO SOBRE LOS INGRESOS BRUTOS

La mera incidencia económica del tributo pretendido por la Provincia de


Córdoba sobre los costos del servicio de transporte interjurisdiccional
de pasajeros no alcanza, por sí misma, para configurar un condiciona-
miento, menoscabo o restricción al transporte que lo torne incompatible
con los fines de utilidad nacional fundantes de la jurisdicción federal
(Voto del juez Rosatti).

FACULTADES IMPOSITIVAS DE LA NACION, PROVINCIAS Y


MUNICIPALIDADES

La falta de previsión de la autoridad federal (al fijar las tarifas del ser-
vicio de transporte de pasajeros) de tomar en cuenta al tributo de los
ingresos brutos fijados por la provincia demandada, no pueden justifi-
car un cercenamiento a las facultades impositivas de la provincia y los
argumentos, vinculados al impacto en la ecuación económico financie-
ra del servicio nacional resultan insuficientes, en la medida en que su
pretensión no sea confiscatoria, circunstancia que no se ha invocado y
acreditado (Voto del juez Rosatti).

FACULTADES IMPOSITIVAS DE LA NACION, PROVINCIAS Y


MUNICIPALIDADES

Los actos de las autoridades provinciales pueden ser invalidados (i)


cuando se relacionan con materias que la Constitución asigna de mane-
ra exclusiva al gobierno federal, en particular al Congreso; (ii) cuando
ellos han sido expresamente prohibidos a las provincias por la Constitu-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2043
343

ción; (iii) cuando resultan incompatibles o presentan una repugnancia


efectiva respecto de actos del gobierno federal dictados en ejercicio de
sus competencias constitucionales (Disidencia del juez Rosenkrantz).

FACULTADES IMPOSITIVAS DE LA NACION, PROVINCIAS Y


MUNICIPALIDADES

La reglamentación del comercio de las provincias entre sí es una de las


facultades exclusivas reconocidas al Congreso por la Constitución (ar-
tículo 75, inc. 13) y, el transporte de cargas o pasajeros que une puntos
situados en más de una provincia -excediendo así el ámbito exclusiva-
mente reservado de cada una de ellas- es de las actividades alcanzadas
por el poder regulatorio federal (Disidencia del juez Rosenkrantz).

IMPUESTO SOBRE LOS INGRESOS BRUTOS

La decisión del fisco local de imponer a la firma prestadora del servicio


la obligación de pagar el impuesto sobre los ingresos altera el equilibrio
entre ingresos y costos en virtud del cual se había fijado el nivel de tari-
fas para el transporte público interprovincial vigente entre 1993 y 2000;
este desbalance modificaba indudablemente la previsión de la autori-
dad regulatoria en cuanto a la aptitud de las tarifas establecidas para
cumplir con los fines mencionados en el artículo 13 del decreto 958/94 y
de este modo queda de manifiesto que la conducta del fisco de la Pro-
vincia de Córdoba es efectivamente una interferencia en la política del
gobierno nacional en materia de transporte de pasajeros y en especial
en la política tarifaria que puso en práctica durante el período 1993-2000
(Disidencia del juez Rosenkrantz).

FACULTADES IMPOSITIVAS DE LA NACION, PROVINCIAS Y


MUNICIPALIDADES

Si bien la Constitución no invalida de modo absoluto los tributos locales


sobre el comercio interprovincial, sí preserva dicha actividad de aque-
llos gravámenes que encarezcan su desenvolvimiento, dificultando la
libre circulación territorial (Disidencia del juez Rosenkrantz).
2044 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

IMPUESTO SOBRE LOS INGRESOS BRUTOS

Corresponde invalidar el impuesto provincial a los ingresos brutos toda


vez que, al no ser trasladable al consumidor del servicio y no estar con-
templada su incidencia en el precio fijado mediante la tarifa oficial, el
tributo termina operando como un impuesto directo, con efectos simi-
lares al impuesto nacional a las ganancias, pese a que el sistema de
coparticipación federal prohíbe dicha superposición (Disidencia del juez
Rosenkrantz).

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
A fs. 83/91, Transportes Unidos del Sud S.R.L. promovió esta acción
declarativa de certeza, en los términos del art. 322 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación, contra la Provincia de Córdoba, a fin
de obtener la declaración de inconstitucionalidad del impuesto sobre
los ingresos brutos que se le pretende aplicar en los períodos enero
de 1993 a marzo de 2000, por la actividad de transporte interjurisdic-
cional de pasajeros que desarrolló, con carácter de servicio público,
por infringir los arts. 40, 90, 17, 31, 75 -inc. 13- y 126 de la Constitución
Nacional, como así también las leyes 12.346, 24.653 y 23.548.
Indicó que mediante la resolución F 195/2001, del 16 de agosto de
2001, dictada por el Subdirector de Recaudación Vía Judicial de la Di-
rección de Rentas de la Provincia (ver copia a fs. 28/41), se determinó
de oficio el gravamen indicado, y que posteriormente, por resolución
159/2006 del Secretario de Ingresos Públicos provincial, del 24 de oc-
tubre del 2006 (copia de su cédula de notificación obrante a fs. 42), se
confirmó el requerimiento anterior, al rechazar el recurso administra-
tivo de apelación.
Recordó que desde su creación en 1962 presta servicios de trans-
porte automotor de pasajeros entre diversas provincias del país. Se-
ñaló que durante el período abarcado por el reclamo de la Dirección
de Rentas de Córdoba, el servicio público brindado por ella estaba
sujeto a la tarifa fijada por la Secretaría de Transportes de la Nación,
la que no incluyó en su determinación el impuesto local sobre los
ingresos brutos.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2045
343

En tales condiciones, indicó que la pretensión tributaria se alza


contra lo estipulado por la ley 23. 548 en su art 9º, inc. b), párrafo
I, según lo ha reconocido pacífica jurisprudencia de V.E., ya que al
no resultar trasladable, debe ser soportado inexorablemente por ella
-como contribuyente-, siendo que además es sujeto pasivo del im-
puesto a las ganancias.
Agregó que no es atendible el argumento esgrimido por la deman-
dada en cuanto a que hubo imprevisión de su parte, o bien que debió
haber dirigido su queja contra la autoridad nacional al momento de
fijar la tarifa que cobra a sus pasajeros.

-II-
A fs. 94, de conformidad con el dictamen de este Ministerio Público
de fs. 93, declaró que la causa corresponde a su competencia origina-
ria y ordenó correr traslado de la demanda.

-III-
A fs. 111/117 vta., la provincia de Córdoba opuso excepción de in-
competencia y contestó la demanda.
En primer término, con fundamento en los arts. 346, 347, inc. 1º,
y cc. del código de rito, adujo que V.E. no resultaba competente para
entender de manera originaria en esta contienda, debido a que no se
presentaban los requisitos de los arts 116 y 117 de la Constitución Na-
cional, reglamentados por el art. 24, inc. 1, del decreto-ley 1.285/58. En
esa línea, los derechos y garantías en que la demandante pretende
sustentar su postura no constituyen la cuestión de fondo a resolver ni
se basan en forma directa, principal ni inmediata, en una cláusula de la
Carta Magna, y que la solución al litigio está supeditada, principalmen-
te, a la interpretación y alcance de normas de orden local, tal como el
Convenio Multilateral y la ley de coparticipación federal de impuestos.
En subsidio, en cuanto al fondo del asunto, expresó que no existe
violación alguna a la ley 23.548, ya que el impuesto sobre los ingresos
brutos es un gravamen indirecto excluido por dicha norma de la prohi-
bición de establecer tributos análogos a los nacionales coparticipados.

-IV-
A fs. 432, V.E. rechazó la excepción de incompetencia, de acuerdo
con la opinión de esta Procuración General vertida a fs. 420.
2046 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

-V-
Liminarmente, corresponde señalar que la pretensión de la actora
se encuentra dirigida a dilucidar el estado de falta de certeza en que
se encuentra, frente al impuesto sobre los ingresos brutos, únicamen-
te por la actividad de transporte inter jurisdiccional de pasajeros que
desarrolló bajo modalidad “servicio público” durante el período que
va desde enero de 1993 a marzo del 2000 inclusive.
Al respecto, no es ocioso recordar que la declaración de certeza,
en tanto no tenga carácter simplemente consultivo, no importe una
indagación meramente especulativa y responda a un “caso” que bus-
que precaver los efectos de un acto en ciernes, constituye causa en
los términos de la Ley Fundamental (Fallos: 308:2569; 310:606 y 977;
311:421, entre otros).
Sobre la base de estas premisas, estimo que se encuentran reuni-
dos los requisitos establecidos por el art. 322 del CPCCN.
En primer lugar, observo que ambas partes reconocen que ya se ha
dictado la resolución determinativa de oficio Nº 195/01, del 16 de agosto
de 2001 por parte de la Dirección de Rentas de la Provincia de Córdoba.
A mi modo de ver, este requerimiento -al que la actora atribuye ile-
gitimidad y lesión al régimen federal- representa una conducta explíci-
ta del organismo fiscal de la demandada, dirigida a la “percepción” del
impuesto que estima adeudado (Fallos:308:2569; 310:606 y 977; 311:421,
cons.3º; 328:4198; y E. 115, L. XXXIV, “El Cóndor Empresa de Trans-
portes S.A. c/ Buenos Aires, Provincia de s/ acción declarativa”, sen-
tencia del 3 de mayo de 2007).
Aquella conducta, enderezada a la percepción del tributo, posee en
mi criterio entidad suficiente para sumir a la peticionante en un “esta-
do de incertidumbre sobre la existencia, alcance y modalidad de una
relación jurídica”, entendiéndose por tal a aquella que es “concreta”
al momento de dictarse el fallo.
Y tal concreción se verifica toda vez que se han producido la to-
talidad de los presupuestos de hecho en que se apoya’ la declaración
acerca de la existencia o inexistencia del derecho discutido, condición
bajo la cual sólo podrá afirmarse realmente que el fallo pone fin a una
controversia actual, diferenciándose de una consulta en la cual se res-
ponde acerca de la eventual solución que podría acordarse a un su-
puesto de hecho hipotético (dictamen de este Ministerio Público in re
“Newland, Leonardo Antonio c/ Provincia de Santiago del Estero”, del
4 de diciembre de 1986, compartido por V.E en Fallos: 310:606, cons. 2º,
criterio reiterado en Fallos: 311:421, cons. 3º).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2047
343

Por lo expuesto, en mi parecer, se encuentra reunida la totalidad


de los requisitos fijados por el art. 322 del CPCCN para a procedencia
de la acción intentada.

-VI-
En cuanto al fondo del asunto, cabe señalar que esa Corte inva-
lidó el impuesto sobre los ingresos brutos que se pretendía aplicar a
los prestadores de un servicio público de transporte interjurisdiccio-
nal en aquellos casos en que se acreditó que las tarifas pertinentes
habían sido fijadas por la autoridad nacional sin considerar, entre los
elementos del costo, el impuesto a los ingresos brutos provincial y que
la actora era contribuyente, en el orden nacional, del impuesto a las
ganancias (Fallos: 308:2153; 311:1365; 316:2182; 316:2206; 321:2501, y
más recientemente, en T. 535, L. XLIII, “Transportes Automotores La
Estrella S.A. c/Mendoza, Provincia de s/ acción de inconstitucionali-
dad”, sentencia del 6 de marzo de 2012 y en D. 678, L. XLIII, “Derudder
Hnos. S. R. L. c/ Catamarca, Provincia de s/ acción declarativa de
inconstitucionalidad”, sentencia del 27 de diciembre de 2012).
Para decidir de esta forma, sostuvo que cuando el impuesto pro-
vincial sobre los ingresos brutos no es trasladable -por no estar con-
templada su incidencia en el precio fijado mediante tarifa oficial — su
determinación conduce a que sea inexorablemente soportado por el
contribuyente, hipótesis en la cual el gravamen queda excluido de la
previsión del art. 9º inc. b, párrafo cuarto, de la ley 20.221 (texto según
ley 22. 006; actualmente, art. 9º, inc. b, de la ley 23.548) y encuadrado
en el párrafo segundo del mismo artículo, en cuyo texto se plasmó el
principio básico que privilegió el legislador, consistente en la prohi-
bición de mantener o establecer impuestos locales sobre la materia
imponible sujeta a imposición nacional coparticipable. De ahí que, en-
contrándose las rentas de las demandantes sujetas al impuesto a las
ganancias (ley 20.628 y modificatorias), la aplicación del tributo local
importaba la configuración de la hipótesis de doble imposición contra-
ria a la regla señalada precedentemente (criterio también reiterado
en in re E. 48, L. XIX, “Empresa del Sur y Media Agua c/Mendoza,
Provincia de s/repetición”, del 9 de agosto de 1988) -
Empero, como ya especificó este Ministerio Público in re “Coope-
rativa de Trabajo Transportes Automotores de Cuyo T. A.C. Limitada
c/Mendoza, Provincia de” (Fallos: 321:2501, pto. VI), determinar si, en
el caso, las tarifas fijadas por la autoridad nacional contemplaron o no
el impuesto en cuestión, si la actora se encontró realmente imposibili-
2048 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

tada de trasladar esa carga tributaria y si revestía el carácter de con-


tribuyente, en el orden nacional, del impuesto a las ganancias, remite
ineludiblemente al examen y valoración de las pruebas rendidas en
autos, tema que resulta ajeno a mi dictamen.
Culmino destacando que, según surge del informe de la Comisión
Nacional de Regulación del Transporte (obrante a fs. 454/459) la em-
presa actora se desenvuelve como operadora de transporte interju-
risdiccional de pasajeros y que en el cálculo tarifario aplicable no fue
incluida la gabela en disputa (ver en especial f s. 458).

-VII-
Opino, por lo tanto, que, en el supuesto de estimar V.E., por medio
del examen de las pruebas de la causa, que efectivamente se han con-
figurado las circunstancias requeridas por los precedentes citados y
alegadas por la accionante, correspondería hacer lugar a la demanda
y declarar la improcedencia de la pretensión fiscal. Buenos Aires, 20
de octubre de 2015. Laura M. Monti.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 10 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Transportes Unidos del Sud S.R.L. c/ Córdoba,


Provincia de s/ acción declarativa de inconstitucionalidad”, de los que

Resulta:

I) A fs. 83/91 se presenta Transportes Unidos del Sud S.R.L. e inicia


acción declarativa en los términos del artículo 322 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación contra la Provincia de Córdoba, a fin de
que se declare la inconstitucionalidad del impuesto sobre los ingre-
sos brutos que ese Estado local pretende aplicarle sobre la actividad
de transporte interjurisdiccional de pasajeros que desarrolló durante
los períodos enero de 1993 a marzo de 2000, por entender que resulta
contrario a los artículos 4º, 9º, 12, 14, 17, 31 y 75, inciso 13 y 126, de
la Constitución Nacional, como así también a las leyes 12.346, 23.548,
23.653 y 24.653.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2049
343

Alega que mediante la resolución F 195/2001, del 16 de agosto de


2001, dictada por la Dirección General de Rentas de la Provincia,
se determinó de oficio el gravamen indicado, y que posteriormente,
por resolución 157/2006 del Secretario de Ingresos Públicos provin-
cial, del 17 de octubre de 2006, se confirmó el requerimiento ante-
rior, al rechazar el recurso administrativo de apelación; por lo que
pide que se declare la inconstitucionalidad de ambas disposiciones
(fs. 83 vta. y 85).

Dice que desde 1962 presta servicios de transporte automotor de


pasajeros entre diversas provincias del país. Señala que durante el pe-
ríodo abarcado por el reclamo de la Dirección de Rentas de Córdoba,
el servicio público brindado por ella estaba sujeto a la tarifa fijada por
la Secretaría de Transportes de la Nación, la que no incluyó en su de-
terminación el impuesto local sobre los ingresos brutos.

En tales condiciones, considera que la pretensión tributaria es con-


traria a lo dispuesto por la ley 23.548 en su artículo 9º, inciso b, párrafo
I, según lo ha reconocido pacífica jurisprudencia del Tribunal, toda vez
que resulta imposible su traslación, encontrándose la actora sujeta al
impuesto a las ganancias (leyes 20.628 y 22.016 y sus modificatorias).

En otro orden de consideraciones, aduce que no hubo imprevisión


de su parte, toda vez que las tarifas fueron fijadas unilateralmente por
la autoridad nacional, sin intervención de la peticionaria, en función
de los costos medios de las empresas del sector o de las variaciones
de los precios de los insumos básicos de la actividad. Sostiene que la
solución que propicia tiende a revertir la incoherencia que revelan los
actos del Estado que, por un lado, no incluyen el impuesto a los ingre-
sos brutos en el costo de la tarifa, y por el otro, el mismo Estado lato
sensu intenta percibir dicho impuesto, cuando la aludida exclusión lo
desnaturalizó en su sustancia técnica, con lesión al principio de ejem-
plaridad que debe presidir sus actos.

Por último, aclara que presta también el servicio de transporte au-


tomotor de cargas, el que está eximido de abonar el impuesto sobre
los ingresos brutos por el artículo 2º, inciso f, de la ley 24.653. Añade
que las disposiciones cuya inconstitucionalidad plantea gravan con el
mentado tributo “toda la facturación de la empresa” sin distinción en-
tre uno y otro servicio (fs. 87).
2050 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Cita jurisprudencia del Tribunal en apoyo de su posición. Ofrece


prueba y pide que se haga lugar a la demanda, con costas.

II) A fs. 93 dictamina la señora Procuradora Fiscal y a fs. 94 este


Tribunal declaró su competencia originaria para entender en la pre-
sente causa.

III) A fs. 111/117 vta. la Provincia de Córdoba opone la excepción


de incompetencia sobre la base de los argumentos que desarrolla en
el apartado IV de su presentación. En subsidio, contesta la demanda.

Expresa que no existe violación de la ley 23.548, toda vez que el


impuesto sobre los ingresos brutos es un gravamen indirecto excluido
por dicha norma de la prohibición de establecer tributos análogos a los
nacionales coparticipados.

Concluye que el Estado provincial ejerció su legítima potestad


tributaria en el marco de las atribuciones constitucionales reserva-
das (fs. 117).

Ofrece prueba y pide que se rechace la demanda, con costas.

IV) A fs. 432, se rechaza la excepción de incompetencia (v. también


fs. 420).

V) A fs. 506/509 dictamina la señora Procuradora Fiscal sobre las


cuestiones federales planteadas en el sub lite.

Considerando:

1º) Que este juicio es de la competencia originaria de esta Corte


(artículos 116 y 117 de la Constitución Nacional).

2º) Que, como surge del escrito de demanda y de los antecedentes


administrativos acompañados, la pretensión de la actora tiene como
objeto dilucidar el estado de falta de certeza en que se encuentra fren-
te al reclamo provincial de gravar con el impuesto sobre los ingresos
brutos la actividad de transporte interjurisdiccional que desarrolló
durante el período comprendido entre enero de 1993 a marzo de 2000
inclusive (v. fs. 28/46, 83/91, 492 vta. y la copia del expediente adminis-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2051
343

trativo nº 0034-013522/2001, que obra a fs. 122/363, en particular fs. 231


y las resoluciones 195/2001 y 157/2006).

En tal sentido, debe tenerse presente que la declaración de certe-


za, en tanto no tenga carácter simplemente consultivo, no importe una
indagación meramente especulativa y responda a “un caso” que bus-
que precaver los efectos de un acto en ciernes, constituye una causa
en los términos de la Ley Fundamental (Fallos:310:606 y 977; 311:421:
328:4198; 329:4259, entre otros). Tales requisitos se encuentran cumpli-
dos en el sub lite.

3º) Que en efecto, la resolución determinativa de oficio nº 195/01,


del 16 de agosto de 2001, dictada por la Dirección de Rentas de la Pro-
vincia de Córdoba (fs. 193/206), confirmada parcialmente por la reso-
lución 157/2006 de la Secretaría de Ingresos Públicos provincial del 17
de octubre de 2006 (fs. 137/150), requerimiento al que la actora atribuye
ilegitimidad y lesión al régimen federal (fs. 85) representa una con-
ducta explícita de los organismos fiscales de la demandada, dirigida
a la percepción del impuesto que estima adeudado (Fallos: 311:421,
328:4198 y causa CSJ 166/1998 (34-T)/CS1 “Transportes Automotores
La Estrella S.A. c/ Neuquén, Provincia del s/ acción declarativa”, sen-
tencia del 1 de diciembre de 2009).

Tal conducta por la que se persigue el cobro del tributo evidencia


“un estado de incertidumbre sobre la existencia, alcance y modalidad
de una relación jurídica” que justifica la demanda iniciada, toda vez
que se han configurado los presupuestos de hecho en que se apoya la
declaración acerca de la existencia o inexistencia del derecho discuti-
do, condición bajo la cual sólo podrá afirmarse realmente que el fallo
pone fin a una controversia actual, diferenciándose de una consulta en
la cual se responde acerca de la eventual solución que podría acordar-
se a un supuesto de hecho hipotético (Fallos: 310:606; 311:421; 328:4198
y causa CSJ 166/1998 (34-T) “Transportes Automotores La Estrella
S.A. c /Neuquén, Provincia del s/ acción declarativa”, sentencia del 1
de diciembre de 2009).

4º) Que por lo expuesto, se debe concluir, como bien lo señala la


señora Procuradora Fiscal en el apartado V de su dictamen de fs.
506/509, que se encuentran reunidos los presupuestos exigibles para
tornar procedente la acción intentada por la vía del artículo 322 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.
2052 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

5º) Que en cuanto al fondo del asunto, cabe señalar que Tribunal
invalidó el impuesto sobre los ingresos brutos que se pretendía aplicar
a los prestatarios de un servicio público de transporte interjurisdiccio-
nal, en aquellos supuestos en que se acreditó que las tarifas pertinen-
tes habían sido fijadas por la autoridad nacional, sin considerar entre
los elementos del costo el impuesto a los ingresos brutos provincial,
y que la actora era contribuyente, en el orden nacional, del impues-
to a las ganancias (Fallos: 308:2153; 311:1365; 316:2182, 2206; 321:2501;
328:4198; 330:2049 y causas CSJ 535/2007(43-T)/CS1 “Transportes Auto-
motores La Estrella S.A. c/ Mendoza, Provincia de s/ acción de incons-
titucionalidad”, sentencia del 6 de marzo de 2012; “Derudder Hnos.
S.R.L.”, Fallos: 335:2583; CSJ 151/2004 (40-A)/CS1 “Autotransportes An-
desmar S.A. c/ Chubut, Provincia del s/ acción declarativa de certeza”,
sentencia del 24 de junio de 2014 y “Línea 10 S.A.”, Fallos: 337:1067,
entre muchos otros).

Se sostuvo para ello que cuando el impuesto provincial sobre los


ingresos brutos no es trasladable –por no estar contemplada su inci-
dencia en el precio fijado mediante la tarifa oficial-, su determinación
conduce a que sea inexorablemente soportado por el contribuyente,
hipótesis en la cual el gravamen queda excluido de la previsión del
artículo 9º, inciso b, párrafo cuarto, de la ley 20.221 (texto según ley
22.006, actualmente art. 9º, inc. b de la ley 23.548), y encuadrado en el
párrafo segundo del mismo artículo, en cuyo texto se plasmó el princi-
pio básico que privilegió el legislador, consistente en la prohibición de
mantener o establecer impuestos locales sobre la materia imponible
sujeta a imposición nacional coparticipable.

Al encontrarse las rentas de las demandantes sometidas al pago del


impuesto a las ganancias –se explicaba en dichos precedentes- se confi-
guraba una doble imposición incompatible con la regla antes señalada.

6º) Que en el caso, de conformidad con lo que se desprende de los


informes emitidos por la Comisión Nacional de Regulación del Trans-
porte y demás constancias de la causa, la empresa actora es permisio-
naria de transporte público de pasajeros en jurisdicción nacional y se
encuentra inscripta en el Registro Nacional de Transporte de Pasaje-
ros por Automotor bajo el nº 35 (fs. 130).

Asimismo se ha acreditado que se desenvuelve como operadora


de transporte de pasajeros bajo las modalidades de servicio público
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2053
343

y de tráfico libre en las trazas que se señalan a fs. 454/459 y presta


también el servicio de transporte de cargas interprovincial (fs. 87,
137, 297/298 y 492 vta.).

7º) Que en esos términos, si la actora pretende ampararse en la


jurisprudencia citada en el considerando 5º, debe demostrar qué por-
centaje de la base imponible estaba alcanzado por los ingresos que
recibió en el período en cuestión bajo las modalidades de servicio pú-
blico, lo que no hizo (v. la copia del expediente administrativo 0034-
013522/2001 ya citado).

En este sentido, resulta ilustrativo señalar que a fs. 172/173 ante el


requerimiento de la demandada de que “detalle los ingresos corres-
pondientes al rubro ‘planilla de viajes’, puntualizando si corresponde a
viajes interprovinciales, los atribuibles a la jurisdicción Córdoba por el
período enero de 1993 a junio de 1996”, la actora contesta que material-
mente es imposible dicha discriminación en virtud de que no existen
por ese período registros computarizados, y que de hacerlo de manera
manual requeriría entre 400 a 500 hs/hombre, lo cual excede el plazo
otorgado y la capacidad de personal.

8º) Que es sin ninguna duda la empresa reclamante quien esta-


ba en mejores condiciones de probar ante el Tribunal cuáles eran los
ingresos emergentes de los pasajes sujetos a tarifas fijados por la au-
toridad nacional (arg. causa CSJ 535/2007 (43/T)/CS1 “Transportes
Automotores La Estrella S.A. c/ Mendoza, Provincia de s/ acción de
inconstitucionalidad”, ya citada).

9º) Que cabe agregar que esta Corte, en la causa “Línea 10 S.A.”
(Fallos: 337:1067), tuvo oportunidad de señalar que no es suficiente que
la actora alegue en el escrito de demanda que se dedica a la actividad
de transporte interjurisdiccional de pasajeros y que las tarifas las
fijó la autoridad nacional de aplicación, para eximirse del tributo
cuya inconstitucionalidad plantea. Si sólo esos fuesen los extremos
a acreditar se le estaría reconociendo a las empresas del rubro una
inmunidad impositiva sin más, frente a cualquier pretensión de cobro
provincial; y ese no es el derecho constitucional amparado en los
precedentes citados.

10) Que habida cuenta de las consideraciones expuestas, cabe con-


cluir que la actora no ha cumplido con la carga de probar, exigible para
2054 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

que le resulten aplicables los criterios que surgen de los precedentes


dictados por este Tribunal antes citados.

11) Que asimismo, la actora pide a fs. 87 no pagar los ingresos bru-
tos por el transporte de cargas que realiza, lo que tampoco prueba.
Pero más allá de eso, cabe observar que no ha acompañado al expe-
diente elemento alguno que permita considerar que cuando traslada
la carga a la que hace referencia no transporte pasajeros, exigencia
impuesta por el artículo 7º, inciso g, de la ley 24.653 para poder ampa-
rarse en las previsiones allí establecidas.

Por ello, oída la señora Procuradora Fiscal, se decide: Rechazar


la demanda seguida por Transportes Unidos del Sud S.R.L. contra la
Provincia de Córdoba. Con costas (artículo 68, Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación). Notifíquese, remítase copia de esta decisión
a la Procuración General y, oportunamente, archívese.

Carlos Fernando Rosenkrantz (en disidencia)— Elena I. Highton de


Nolasco — Juan Carlos Maqueda — Horacio Rosatti (según su voto).

Voto del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Resulta:

I) A fs. 83/91 la firma “Transportes Unidos del Sur S.R.L.” promue-


ve demanda declarativa en los términos del artículo 322 del Código
Procesal Civil y Comercial contra la Provincia de Córdoba, a fin de
que se declare la inconstitucionalidad del impuesto sobre los ingresos
brutos que pretende aplicarle respecto de su actividad de transporte
interjurisdiccional de pasajeros, con relación a los períodos compren-
didos entre enero de 1993 a marzo de 2000.

Explica que desde el año 1962 presta dicho servicio entre diver-
sas provincias del país, y que -durante el período señalado- la tarifa
era fijada por la Secretaría de Transporte de la Nación, quien no in-
cluyó en su determinación el impuesto local sobre los ingresos bru-
tos reclamado.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2055
343

Dijo que el 16 de agosto de 2001 la Dirección General de Rentas de la


Provincia dictó la resolución nro. F 195/2001 por la que se determinó de
oficio el gravamen mencionado, declarando a la firma obligada al pago
de diferencias del impuesto sobre los ingresos brutos por $ 710.286,37, y
en concepto de recargos resarcitorios $ 734.632,33 y $ 355.143,18, al en-
contrarla incursa en infracción de omisión, todo ello por el período com-
prendido entre enero de 1993 a marzo de 2000. Asimismo, en fecha 17 de
octubre de 2006, el Secretario de Ingresos Públicos Provincial dictó la
resolución nro. 157/2006, por la que rechazó un recurso administrativo
de apelación y confirmó el requerimiento anterior, dejando sin efecto los
recargos y la multa correspondientes a los períodos 1993/94 y 1999/2000.

En ese marco, solicita se declare la inconstitucionalidad de la apli-


cación de los arts. 40, 52, 59, 60, 85 y concordantes del Código Fiscal,
así como del convenio multilateral de 1979, y de ambas resoluciones.
Funda la procedencia de la vía deducida en que la pretensión tributaria
local resulta contraria a los artículos 4º, 9º, 12, 14, 17, 31 y 75 inciso 13 y
126 de la Constitución Nacional, como así también de las leyes 12.346,
23.548, 23.653 y 24.653.

En particular, sostiene que tal pretensión fiscal es contraria a lo dis-


puesto por la ley 23.548 en su artículo 9º, inciso b, párrafo I, puesto que
al resultar imposible su traslación se transforma en un tributo análogo
al impuesto a las ganancias (leyes 20.628 y 22.016 y sus modificatorias).

Argumenta que, a su criterio, no hubo imprevisión de su parte,


toda vez que las tarifas fueron fijadas unilateralmente por la autoridad
nacional, sin intervención de la empresa demandante, en función de
los costos medios de las empresas del sector o de las variaciones de
los precios de los insumos básicos de la actividad.

Finalmente, aclara que también presta servicios de transporte


automotor de cargas, actividad exenta de abonar el impuesto a los in-
gresos brutos en virtud del artículo 2º inciso f de la ley 24.653. Sostiene
que las disposiciones cuya constitucionalidad cuestiona gravan con el
citado tributo la totalidad de la facturación de la empresa, sin distin-
ción entre uno y otro servicio.

II) A fs. 93 obra el dictamen de la señora Procuradora Fiscal, y a fs.


94 este Tribunal declaró su competencia originaria para entender en
la presente causa.
2056 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

III) A fs. 111/117 vta. la Provincia de Córdoba opone excepción


de incompetencia, con fundamento en que la solución del litigio está
supeditada principalmente a la interpretación de normas locales. En
subsidio, contesta demanda y sostiene que su parte se limitó a ejercer
su potestad tributaria en el marco de las atribuciones constitucionales
que le asisten (fs. 117). Expresa que no debe confundirse la compe-
tencia impositiva con la que atribuye la cláusula comercial al Estado
Nacional (artículo 75 inciso 13 de la Constitución Nacional). Asimismo,
señala que corresponde rechazar el argumento de la actora relativo a
la imposibilidad de trasladar el tributo, sobre la base de sostener que
no se verifica una afectación a la ley 23.548 dado que el impuesto sobre
ingresos brutos es un gravamen indirecto excluido por dicha norma de
la prohibición de establecer tributos análogos a los nacionales coparti-
cipados y que la empresa accionante, por intermedio de las dependen-
cias específicas, debió ponderar dentro de la estructura de costos del
servicio a los tributos provinciales que gravan la actividad.

IV) A fs. 432, se rechaza la excepción de incompetencia (v. dicta-


men de fs. 420).

V) A fs. 506/509 dictamina la señora Procuradora Fiscal sobre las


cuestiones federales planteadas en la causa.

Considerando:

1º) Que este juicio es de la competencia originaria de esta Corte


(artículos 116 y 117 de la Constitución Nacional).

2º) Que, como surge del escrito de demanda y de los antecedentes


administrativos acompañados, la pretensión de la actora tiene como
objeto dilucidar el estado de falta de certeza en que se encuentra fren-
te al reclamo provincial de gravar con el impuesto sobre los ingresos
brutos la actividad de transporte interjurisdiccional de pasajeros, que
desarrolló durante el período comprendido entre enero de 1993 a mar-
zo de 2000 inclusive (v. fs. 28/46, 83/91, 492 vta. y la copia del expediente
administrativo nº 0034-013522/2001, que obra a fs. 122/363, en particular
fs. 231 y las resoluciones nº 195/2001 y 157/2006).

En tal sentido, debe tenerse presente que la declaración de certe-


za, en tanto no tenga carácter simplemente consultivo, no importe una
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2057
343

indagación meramente especulativa y responda a “un caso” que bus-


que precaver los efectos de un acto en ciernes, constituye una causa
en los términos de la Ley Fundamental (Fallos: 310:606 y 977; 311:421;
328:4198; 329:4259, entre otros). Tales requisitos se encuentran cumpli-
dos en el sub-lite.

3º) Que en efecto, la resolución determinativa de oficio nº 195/01,


del 16 de agosto de 2001, dictada por la Dirección de Rentas de la Pro-
vincia de Córdoba (fs. 193/206), y la resolución nº 157/2006 de la Se-
cretaría de Ingresos Públicos provincial del 17 de octubre de 2006 (fs.
137/150), aquí cuestionados (fs. 85), representan conductas explícitas
de la demandada dirigidas a la percepción del impuesto que estima
adeudado.

Tal conducta por la que se persigue el cobro del tributo evidencia


“un estado de incertidumbre sobre la existencia, alcance y modali-
dad de una relación jurídica” que justifica la demanda iniciada, toda
vez que se han configurado los presupuestos de hecho en que se apoya
la declaración acerca de la existencia o inexistencia del derecho discu-
tido, condición bajo la cual sólo podrá afirmarse realmente que el fallo
pone fin a una controversia actual, diferenciándose de una consulta en
la cual se responde acerca de la eventual solución que podría acordar-
se a un hipotético supuesto de hecho.

4º) Que a la luz de lo expuesto, se debe concluir -como bien lo seña-


la la señora Procuradora Fiscal en el apartado V de su dictamen de fs.
506/509- que se encuentran reunidos los presupuestos exigibles para
tornar procedente la acción intentada por la vía del artículo 322 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación.

5º) Que, sentado ello, la cuestión a decidir consiste en determinar


si la potestad tributaria provincial de imponer ingresos brutos al trans-
porte interjurisdiccional de pasajeros se ve enervada cuando las tari-
fas correspondientes a dicho servicio público, fijadas unilateralmente
por la autoridad nacional, no prevén el gravamen local.

6º) Que las provincias se han reservado la potestad de darse leyes


sobre impuestos en los términos del art. 75 incs. 1, 2 y concordantes
de la Constitución Nacional y, en general, de dictar las normas que
juzguen conducentes a su bienestar y prosperidad, sin más limitacio-
nes que las enumeradas en el art. 126 de la Constitución Nacional. La
2058 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

creación de impuestos, elección de objetos imponibles y formalidades


de percepción es de su propio resorte y entre los derechos que hacen a
su autonomía es primordial el de imponer contribuciones y percibirlas
sin intervención de autoridad extraña.

Es por ello que los actos de las legislaturas provinciales no pueden


ser invalidados sino en los casos en que la Constitución concede al
Congreso Nacional, en términos expresos, un poder exclusivo, o cuan-
do el ejercicio de idénticos poderes ha sido expresamente prohibido a
las provincias, o cuando hay una absoluta y directa incompatibilidad
en el ejercicio de ellos por estas últimas (Fallos: 3:131; 7:373; 51:349;
105:273; 114:282; 137:212; 150:419; 174:358; 235:571; 243:98; 302:1181;
320:619; 331:1412, y voto del suscripto en la causa CAF 1665/2008/1/RH1
“Transnea SA c/ CABA s/ proceso de conocimiento”, sentencia de fe-
cha 12 de marzo de 2019, considerando 5º, entre otros).

7º) Que lo dicho no supone negar las competencias federales que la


cláusula del comercio (art. 75, inc. 13 de la Constitución) y la cláusula
del progreso (art. 75, inc. 18) atribuyen al Congreso de la Nación, re-
conocidas pacíficamente por esta Corte (conf. Fallos: 295:338; 305:1847;
320:1302; 322:2598, 2624; 323:3949; 325:723, 1370; 330:5257; 333:1224), sino
interpretar tales delegaciones efectuadas por las provincias en línea
con la directriz trazada por el art. 75, inc. 30 luego de la reforma de
1994. Esta cláusula ha reconocido expresamente que “[l]as autorida-
des provinciales y municipales conservarán los poderes de policía
e imposición sobre estos establecimientos de [utilidad nacional] en
tanto no interfieran el cumplimiento de aquellos fines”.

En efecto, el criterio para aceptar o excluir el ejercicio de pode-


res provinciales en lugares sometidos a la jurisdicción federal por
interés nacional, es precisamente el de la compatibilidad con dicho
interés. En ese marco, la facultad de establecer tributos consiste
en una potestad que los entes locales deben ejercitar con razona-
bilidad y prudencia para no constituir un obstáculo real y efectivo
que interfiera en la prestación del servicio habilitado por la autoridad
nacional, menoscabando o impidiendo los fines propios por los que
debe velar el Estado Nacional (Vr. arg. voto del suscripto en la causa
“Transnea” cit., considerando 8º).

8º) Que dado que el ejercicio de una atribución local en las acti-
vidades sujetas a regulación federal por lo general incide en ellos, el
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2059
343

criterio para dirimir la existencia de una “interferencia” es la compati-


bilidad con lo inherente a esa utilidad nacional y no la mera incidencia
(Fallos: 301:1122, voto del juez Frías; 308:647; 311:75, 123; 312:1870, voto
del suscripto en “Transnea” cit., considerando 8º).

Lo dicho supone, como principio, que no constituyen por sí mis-


mos obstáculos reales y efectivos para el logro de los fines de utilidad
nacional, invalidantes de las normas locales: i) la mera incidencia eco-
nómica, ponderada de forma aislada, que acarrean las normas locales
sobre los operadores nacionales; ii) las regulaciones que resulten pe-
riféricas y extrínsecas al núcleo o la sustancia de la regulación federal
en cuestión; iii) las disposiciones que no impliquen una interrupción
sine die o conlleven la degradación de la actividad de jurisdicción na-
cional, esto es -en lo que respecta al presente conflicto- la prestación
del servicio de transporte interjurisdiccional de pasajeros (vr. arg. voto
de los Jueces Maqueda y Rosatti en la causa “Telefónica Móviles”,
Fallos: 342:106, considerando 23).

9º) Que, específicamente, en este caso no se ha acreditado que la


pretensión tributaria de la provincia resulte incompatible con la activi-
dad sujeta a regulación federal.

En efecto, si bien se ha demostrado que en la determinación de


las tarifas por parte de la autoridad nacional competente no se tuvo
en cuenta, como integrativa del costo, el impuesto sobre ingresos bru-
tos provincial (vr. informe de la Comisión Nacional de Regulación del
Transporte obrante a fs. 454/459, en particular fs. 458), tal circunstan-
cia no transforma la naturaleza del impuesto, ni significa que la de-
mandada -al reclamar el tributo local- interfiera en la actividad de la
prestataria del servicio, al extremo de obstaculizar la satisfacción de
la finalidad de utilidad nacional.

Tal como se ha visto, la mera incidencia económica del tributo


pretendido por la Provincia de Córdoba sobre los costos del servicio
de transporte interjurisdiccional de pasajeros no alcanza, por sí mis-
ma, para configurar un condicionamiento, menoscabo o restricción al
transporte que lo torne incompatible con los fines de utilidad nacional
fundantes de la jurisdicción federal.

10º) Que, en ese marco, la falta de previsión de la autoridad fe-


deral (al fijar las tarifas del servicio referido en autos) de tomar en
2060 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

cuenta al tributo local, así como la propia actitud de la actora, no


pueden justificar un cercenamiento a las facultades impositivas de
la provincia. Sus argumentos, vinculados al impacto en la ecuación
económico financiera del servicio nacional resultan insuficientes, en
la medida en que su pretensión no sea confiscatoria, circunstancia
que no se ha invocado y acreditado.

11) Que, en definitiva, de las constancias obrantes en la causa no


se desprende que la parte actora hubiese puesto de manifiesto que
el cumplimiento del pago del impuesto a los ingresos brutos efectiva-
mente vaya en desmedro de la prestación del servicio.

Ante esta evidencia, la mera invocación de una interferencia resul-


ta insuficiente a los fines de tenerla por acreditada. Y al respecto, cabe
señalar que quien alega un hecho tiene la carga de probarlo (artículo
377 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación; voto de los
Jueces Maqueda y Rosatti en la causa “Telefónica Móviles Argentina
SA - Telefónica Argentina SA”, Fallos: 342:106, considerando 24).

En tal sentido, las afirmaciones formuladas en el escrito de de-


manda relativas a que “en caso de no prosperar esta acción, la em-
presa Transportes Unidos del Sud S.R.L. caerá automática e injus-
tamente en estado de cesación de pagos” resultan inconducentes a
fin de determinar la existencia de un obstáculo real y efectivo para el
logro de los fines de utilidad nacional, y no se han visto respaldadas
por elementos probatorios acompañados debidamente al proceso.

12) Que, por lo demás, el art. 2º inciso f de la ley 24.653 tampoco


impide la pretensión fiscal provincial. En efecto, “una consecuencia
inevitable del poder de gravar es la potestad de desgravar, de eximir
de la carga tributaria” (cfr. considerando 6º, del precedente “Trans-
nea SA c/ CABA s/ proceso de conocimiento”, citado; y causa CAF
35658/2008/CS1-CA2, “Transener SA c/ GCABA-Procuración General
– Resol 2349/08 s/ proceso de conocimiento”, fallada el 26 de diciembre
de 2019). Este principio impacta en la validez de exenciones como la
allí prevista y exige dar plena vigencia a la pauta de interpretación que
les acuerda a los beneficios fiscales carácter restrictivo.

Desde esta óptica, la franquicia tributaria pretendida resulta ma-


nifiestamente improcedente, en la medida que la actora no ha acom-
pañado al expediente elemento alguno que permita considerar que en
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2061
343

su traslado de cargas no transporte pasajeros, exigencia impuesta por


el artículo 7º, inciso g, de la misma ley que invoca.

Por ello, oída la señora Procuradora Fiscal, se decide: Rechazar


la demanda seguida por “Transportes Unidos del Sud S.R.L” contra la
Provincia de Córdoba. Con costas (artículo 68, Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación). Notifíquese, remítase copia de esta decisión
a la Procuración General y, oportunamente, archívese.

Horacio Rosatti.

Disidencia del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando:

El infrascripto da por reproducido el voto que encabeza el presen-


te pronunciamiento, hasta el considerando 4º, inclusive.

5º) Los actos de las autoridades provinciales pueden ser invalida-


dos (i) cuando se relacionan con materias que la Constitución asigna
de manera exclusiva al gobierno federal, en particular al Congreso;
(ii) cuando ellos han sido expresamente prohibidos a las provincias
por la Constitución; (iii) cuando resultan incompatibles o presentan
una repugnancia efectiva respecto de actos del gobierno federal dic-
tados en ejercicio de sus competencias constitucionales. Estas son las
reglas que ha seguido esta Corte desde sus inicios para resolver situa-
ciones en que se ha puesto en cuestión la validez de actos provinciales
por entenderse que resultan contrarios al ordenamiento federal (cfr.
Fallos, 3:131; 302:1181; 337:234; causa 2103/2006 (42-A)/CS1 “Asociación
de Bancos de la Argentina y otros c/ Misiones, Provincia de y otro s/
acción de repetición y declarativa de inconstituciona1idad”, sentencia
del 11 de noviembre de 2014, entre muchos otros).

6º) La reglamentación del comercio de las provincias entre sí es


una de las facultades exclusivas reconocidas al Congreso por la Cons-
titución (artículo 75, inc. 13) y, según lo ha resuelto esta Corte en di-
versos pronunciamientos, el transporte de cargas o pasajeros que une
2062 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

puntos situados en más de una provincia —excediendo así el ámbito


exclusivamente reservado de cada una de ellas— es de las actividades
alcanzadas por el poder regulatorio federal (cfr. Fallos: 188:27; 199:326;
324:3048, 335:2478, entre otros).

En uso de esa atribución el Congreso sancionó la ley 12.346 (B.O.


21/1/1937), cuyo artículo 9º encomienda al Poder Ejecutivo reglamen-
tar “las condiciones en que deberá efectuarse el transporte de pasaje-
ros”. La exclusión de la autoridad provincial sobre el transporte inter-
provincial queda claramente asentada en el artículo 3º, cuyo texto es el
siguiente: “[l]as provincias y municipalidades podrán reglamentar
el tráfico de pasajeros, encomiendas o cargas en servicios locales
cuyos puntos terminales estén situados dentro de su territorio, cua-
lesquiera que sean los caminos que utilice, pero esas reglamentacio-
nes no podrán afectar los transportes interprovinciales regidos por
la presente ley y sus disposiciones reglamentarias. En ningún caso
las empresas de transporte por camino quedarán sujetas a más de
una jurisdicción, salvo el derecho que corresponde a las municipali-
dades para fijar recorridos y reglamentar el tráfico dentro de la zona
urbana del municipio.” En el artículo 6º se encomienda a la autoridad
nacional la fijación de las tarifas y en el 10 se prohíbe a las empresas
transportadoras “cobrar por el transporte un precio distinto del esta-
blecido en las tarifas aprobadas por la Comisión Nacional de Coor-
dinación de Transportes”.

El Poder Ejecutivo Nacional dictó en 1992 el Decreto 958, regla-


mentario de la ley 12.346. Entre las modalidades que, de acuerdo con
este decreto, puede asumir el transporte interprovincial de pasajeros
resultan relevantes para esta causa el servicio público de transporte
y el transporte de tráfico libre. El primero de ellos se encuentra de-
finido en el artículo 13 del decreto: “[c]onstituye servicio público de
transporte de pasajeros, todo aquel que tenga por objeto satisfacer
con continuidad, regularidad, generalidad, obligatoriedad y unifor-
midad en igualdad de condiciones para todos los usuarios, las nece-
sidades de carácter general en materia de transporte. La autoridad
de aplicación tomará intervención en la reglamentación de los ser-
vicios públicos, en el otorgamiento de permisos, en la determinación
de recorridos, frecuencias, horarios y tarifas máximas, y en la fis-
calización y control de los mismos.” El cuadro tarifario correspon-
diente fue aprobado posteriormente en la resolución 1008/94 dictada
por el Ministerio de Economía y Obras y Servicios Públicos, dictada el
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2063
343

23 de agosto de 1994 (cfr. fs. 124 y 458). La segunda modalidad, llamada


servicio de tráfico libre, tiene un régimen cuya principal diferencia, a
los efectos del caso presente, radica en que no está sujeta a un régi-
men de precios regulados o tarifas máximas (cfr. artículo 14 del decre-
to 958/92).

7º) De todo lo expuesto anteriormente se infiere que entre 1993-


2000, período que fue objeto de determinación impositiva por el fisco
provincial, el transporte interjurisdiccional de pasajeros, bajo la mo-
dalidad de servicio público, estaba sujeto a una determinada política
tarifaria federal autorizada por el Congreso de la Nación en ejercicio
de su atribución constitucional para reglar el comercio interprovincial.
Dicha política tarifaria había sido puesta en práctica por distintas de-
pendencias del Poder Ejecutivo con el fin de asegurar un servicio con-
tinuo, regular, general, obligatorio y uniforme en igualdad de condicio-
nes para todos los usuarios, de acuerdo con los propósitos declarados
expresamente en el artículo 13 del decreto 958/92.

También surge de autos que la determinación del nivel tarifario


durante el período 1993-2000, era el resultado de equilibrar ingresos y
egresos de los operadores, para lo cual se tomaba en cuenta “el valor
de los recursos necesarios para prestar un kilómetro de servicio y la
carga media, que es la media ponderada por las distancias de los pasa-
jeros a bordo.” La estructura de costos que se tomaba en cuenta para
la determinación de la tarifa máxima no incluía el impuesto sobre los
ingresos brutos de las provincias (cfr. fs. 124).

8º) A esta altura del análisis es un hecho incontrastable que la de-


cisión del fisco local de imponer a la firma prestadora del servicio la
obligación de pagar el impuesto sobre los ingresos alteraba el equili-
brio entre ingresos y costos en virtud del cual se había fijado el nivel
de tarifas para el transporte público interprovincial vigente entre 1993
y 2000. Este desbalance modificaba indudablemente la previsión de la
autoridad regulatoria en cuanto a la aptitud de las tarifas establecidas
para cumplir con los fines mencionados en el artículo 13 del decreto
958/94. De este modo queda de manifiesto que la conducta del fisco
de la provincia de Córdoba es efectivamente una interferencia en la
política del gobierno nacional en materia de transporte de pasajeros
y en especial en la política tarifaria que puso en práctica durante el
período 1993-2000.
2064 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

9º) La incidencia del impuesto sobre los ingresos brutos en el tra-


zado de políticas públicas nacionales dirigidas al transporte de carga y
de pasajeros se desprende de la larga lista de precedentes en que esta
Corte ha declarado la invalidez del impuesto sobre los ingresos brutos
que se pretendía aplicar al prestador del servicio. Esta serie de fallos
tuvo comienzo en el caso “Aerolíneas Argentinas Sociedad del Estado
v. Provincia de Buenos Aires”, publicado en Fallos, 308:2153 y fue se-
guida de manera ininterrumpida desde entonces (cfr. Fallos, 311:1365;
316:2182 y 2206; 321:2501; 328:4198; 330:2049, 335:2583; 337:1067 y causas
CSJ 535/2007 (43-T)/CS1 “Transportes Automotores La Estrella S.A. c/
Mendoza, Provincia de, s/ acción de inconstitucionalidad”, sentencia
del 6 de marzo de 2012 y CSJ 1515/2004 (40-A)/CS1 “Autotransportes
Andesmar S.A c/ Chubut, Provincia del s/ acción declarativa de certe-
za”, sentencia del 24 de junio de 2014 ; entre otros).

En el precedente “Aerolíneas Argentinas” se tuvo en cuenta: que


la actividad desarrollada por la actora consistía en el transporte in-
terprovincial de personas; que el precio del billete era fijado por el
Estado Nacional, de acuerdo con la política tarifaria oficial; y que
la fijación de las tarifas no había tenido en cuenta la incidencia del
impuesto a los ingresos brutos (cfr. Fallos, 308:2153, considerando
5º). Todas estas circunstancias se verifican en el presente caso. Ade-
más en el pronunciamiento citado, esta Corte recordó que si bien la
Constitución no invalida de modo absoluto los tributos locales sobre
el comercio interprovincial, sí preserva dicha actividad de aquellos
gravámenes que encarezcan su desenvolvimiento, dificultando la li-
bre circulación territorial (fallo citado, considerando 6º). Sobre esta
base, el Tribunal invalidó el impuesto provincial a los ingresos brutos
toda vez que, al no ser trasladable al consumidor del servicio y no
estar contemplada su incidencia en el precio fijado mediante la tarifa
oficial, el tributo termina operando como un impuesto directo, con
efectos similares al impuesto nacional a las ganancias, pese a que el
sistema de coparticipación federal prohíbe dicha superposición. (cfr.
considerando 10).

10º) A lo dicho cabría agregar dos consideraciones adicionales. La


primera se relaciona con el supuesto deber de las autoridades regu-
latorias federales de tomar en cuenta la incidencia del gravamen pro-
vincial al definir las tarifas máximas. Esta es la premisa subyacente al
argumento que utiliza el fisco provincial sobre la “omisión” del orga-
nismo administrativo nacional de computar el impuesto a los ingresos
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2065
343

brutos, lo que, de acuerdo con la demandada, debería ser ineficaz para


afectar el poder tributario de la provincia (cfr. fs. 138 vta. y 260).

Sobre el punto, cabe señalar que no se ha indicado en virtud de


qué norma constitucional la autoridad nacional, que actúa en el mar-
co de las leyes y decretos nacionales ya referidos, estaría obligada a
elevar las tarifas de los servicios por ella regulados para incorporar
dentro de la estructura de costos del transporte el impuesto sobre los
ingresos brutos de la provincia de Córdoba. Pero, incluso si fuera así,
no podría reclamarse a la prestadora del servicio que compense a la
provincia por las omisiones de la autoridad federal. En primer lugar,
porque la empresa no tuvo posibilidad de decidir por sí una suba del
precio para de esa manera mantener el equilibrio entre ingresos y
egresos, pues se lo impedían expresamente los artículos 10 de la ley
12.346 y 25, inciso “b” del decreto 958/92. En segundo lugar, porque
de esa manera se vería afectado el sustento financiero que de hecho
sirve para hacer efectivo el servicio público nacional, más allá de los
derechos que la provincia pueda alegar en contra de las acciones u
omisiones del Estado Nacional.

11) Por último, cabe considerar si corresponde tomar en cuenta,


para decidir el sentido del pronunciamiento, una posible negligencia
de la empresa demandada frente a los pedidos de información que hi-
ciera el fisco de la provincia de Córdoba en el marco del procedimiento
administrativo.

Lo primero que se debe señalar al respecto es que ni los actos ad-


ministrativos impugnados (resolución 157/2006, obrante a fs. 137/140 y
resolución F-195/2001, obrante a fs. 193/201), ni las defensas opuestas
en esta causa por la demandada se fundan en que la contribuyente hu-
biera incumplido con los requerimientos de información que le dirigie-
ran las autoridades fiscales, sino más bien lo contrario (cfr. resolución
157/2006, fs. 138 vta./139 donde el Secretario de Ingresos Públicos de la
provincia reconoce que la determinación de la base imponible se hizo
en base a la documentación aportada por la contribuyente). Tampoco
hay referencia alguna a la existencia de dificultades probatorias para
identificar las actividades económicas a partir de las cuales se practi-
có la determinación del impuesto.

En segundo lugar, se puede advertir que el requerimiento cuya co-


pia obra a fojas 172 no solicita de manera clara y expresa la discrimi-
2066 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

nación entre ingresos provenientes del servicio público de transporte


(tarifado) y los derivados del servicio de tráfico libre (no sujetos a una
tarifa máxima). Esto podría haber servido, llegado el caso, para esta-
blecer una franja de ingresos de la compañía expuesta al pago del tri-
buto provincial. Solicita, por el contrario, datos sobre “la cuenta viajes
especiales” y “viajes interprovinciales atribuibles a la jurisdicción Cór-
doba por el período enero de 1993 a junio de 1996” (cfr. fs. 172), período
que, es muy relevante señalar, solo parcialmente coincide con el que
ha sido objeto de demanda en esta causa.

Por todo ello, a mi entender, no existe negligencia alguna por parte


de la demandante y, en consecuencia, no se presenta en este juicio la
situación de hecho descripta en el considerando 6º del precedente pu-
blicado en Fallos, 337:1067 y que sirviera de fundamento a esta Corte
para alcanzar una solución contraria a la que aquí se arriba.

Por ello, el Tribunal resuelve: hacer lugar a la demanda y decla-


rar la invalidez de la resolución F 195/2001 dictada por la Dirección de
Rentas de la provincia de Córdoba y de la Resolución nº 157/2006, en
cuanto confirma de la anterior. Con costas (art. 68, Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación). Notifíquese, remítase copias a la Pro-
curación General de la Nación y, oportunamente, archívese.

Carlos Fernando Rosenkrantz.

Parte Actora: Transportes Unidos del Sud S.R.L. representada por los Dres. Ramón
D. Pizarro; Carlos G. Vallespinos y Martín G. Vallespinos;
Parte demandada: Provincia de Córdoba, representada por el Dr. Juan Carlos
Chiapero, Director General de Asuntos Judiciales de la Procuración del Tesoro
Provincia.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2067
343

CHAÑARES ENERGÍA S.A.U. c/ MENDOZA, PROVINCIA de


s/ Amparo

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

Quedan excluidos de competencia originaria los procesos en los que se


planteen cuestiones de índole local que traigan aparejada la necesidad
de hacer mérito de éstas, o que requieran para su solución la aplicación
de normas de esa naturaleza, o el examen o revisión de actos adminis-
trativos de las autoridades provinciales, legislativos o judiciales de ca-
rácter local, porque el respeto de las autonomías provinciales exige que
se reserve a los jueces locales el conocimiento y decisión de las causas
que versan sobre aspectos propios del derecho provincial.

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

Resulta ajena a la competencia originaria si la acción se dirige a cues-


tionar los decretos de la Provincia de Mendoza 1101/2019, 2043/2019 y
152/2020, que son integrantes del derecho público local en una materia
administrativa -como lo es caducidad de un contrato de concesión, la
convocatoria a una nueva licitación y la resolución de un recurso inter-
puesto en sede administrativa-, en el que las normas federales que se in-
vocan solo poseen relevancia de manera mediata e indirecta, en tanto se
plantea una cuestión de orden local, conjuntamente con una de carácter
federal –interpretación de los arts. 31 y 80 de la ley 17.319- y el pleito no
constituye una causa de manifiesto contenido federal.

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

Para dilucidar la competencia originaria no basta con atender a la ex-


posición de los hechos que el actor refiere en su demanda o al derecho
en que se apoya, sino que debe considerarse fundamentalmente el ori-
gen de la pretensión y la relación de derecho existente entre las par-
tes, toda vez que aquélla se define por la verdadera situación fáctica y
jurídica en que se enmarca la pretensión, más allá del planteamiento
formal que se efectúe.
2068 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
A fs. 470/507, Chañares Energía S.A. U. (en adelante, “CHAESA”),
con domicilio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, promueve ac-
ción de amparo contra la Provincia de Mendoza a fin de obtener que
se declare la inconstitucionalidad del decreto local 1101/19, en cuanto
dispuso -de manera arbitraria e ilegal, a su entender- la caducidad de
la explotación de hidrocarburos sobre el área petrolera Chañares He-
rrados” ubicada en el territorio provincial.
Refiere que, por medio de la decisión administrativa 21/96 de la
Jefatura de Gabinete de Ministros de la Nación, se autorizó a YPF S.A.,
en su carácter de titular de la concesión de explotación del área “Cha-
ñares Herrados”, a ceder el 100% de su participación a favor de CHAE-
SA, y que mediante el decreto 1276/92 del Poder Ejecutivo Nacional se
le otorgó la concesión de explotación del área “Puesto Pozo Cercado”,
también situada en el territorio de la Provincia de Mendoza, por un
plazo de 25 años.
Menciona que el 31 de mayo de 2011 suscribió con la provincia un
acta acuerdo -aprobada mediante el decreto provincial 1467/11- en vir-
tud de la cual se le otorgó una prórroga de 10 años a partir del venci-
miento del plazo original de cada una de las concesiones de explota-
ción de ambas áreas, las que se extenderían, por ende, hasta 2027.
Indica que, posteriormente, suscribió con el gobierno provincial un
acta acuerdo complementaria -aprobada por medio del decreto local
1339/17- en la que se aprobó el plan racional de explotación presen-
tado respecto del área “Chañares Herrados”, mientras que mediante
el decreto 1340/17 la provincia declaró, sin intimación previa alguna,
la caducidad de la concesión de explotación correspondiente al yaci-
miento “Puesto Pozo Cercado”, decisión que -según afirma- debió ser
aceptada como condición para poder seguir explotando, al menos, una
de las dos áreas.
Señala que dio cumplimiento a cada uno de los pedidos de informa-
ción formulados por la provincia respecto del cumplimiento de los com-
promisos asumidos en el acta acuerdo complementaria, no obstante lo
cual el 23 de mayo de 2019 tomó conocimiento de la publicación en el
Boletín Oficial local del decreto 1101/19, por el cual se declaró la cadu-
cidad de la prórroga de la concesión de explotación de hidrocarburos
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2069
343

sobre “Chañares Herrados” en razón de supuestos incumplimientos


de los trabajos comprometidos en el cronograma de inversiones.
Cuestiona ese proceder en cuanto plantea que: i) el gobierno pro-
vincial soslayó el criterio de razonabilidad y eficiencia que debe im-
perar en materia de inversiones a realizar para lograr una adecua-
da explotación de los yacimientos concesionados, según surge de lo
dispuesto por los arts. 31 y 32 de la ley federal de hidrocarburos (ley
17.319, en adelante “LFH”); ii) constituye un ejercicio abusivo e ilegí-
timo de la facultad prevista en la LFH para determinar la caducidad
de las concesiones de explotación, pues el decreto provincial se dictó
sin observar las normas relativas a la intimación previa que exige tal
declaración, como así también las relativas al cumplimiento del debido
proceso legal y a la fundamentación válida requerida para esa decisión
administrativa (recaudos previstos en los arts. 80 in fine, 83 y concor-
dantes de la LFH). Al respecto, señala que -de acuerdo con lo exigido
por las disposiciones mencionadas, la Provincia de Mendoza debió ha-
ber comprobado la causal de caducidad respetando el debido proceso
legal, y recién luego emitir la pertinente resolución fundada sobre el
presunto incumplimiento e intimar a CHAESA a subsanarlo en un pla-
zo razonable; solo en el caso de que la empresa no lo hubiera subsana-
do, el estado provincial podía dictar el acto disponiendo la caducidad
de la concesión. Todo ello -según relata- no ocurrió en el sub lite; y iii)
es inconstitucional, en virtud de que lesiona, restringe y amenaza, de
forma actual, derechos y garantías expresamente reconocidos en la
Constitución Nacional (legalidad y razonabilidad -arts. 18, supremacía
constitucional -art. 31-; trabajo e industria lícita -art. 14, inviolabilidad
de la propiedad privada -art. 17-; debido proceso legal -art. 18, y art.
8º de la Convención Americana sobre Derechos Humanos- e igualdad
-art. 16-, entre otros).
Además, requiere que se dicte una medida cautelar de no inno-
var, por medio de la cual se le ordene a la Provincia de Mendoza que
se abstenga de ejecutar el decreto que cuestiona, hasta tanto recaiga
sentencia definitiva en los presentes obrados. Mediante esa medi-
da precautoria, señala, procura evitar: i) el desalojo de CHAESA del
área de explotación “Chañares Herrados” y la discontinuidad de la
explotación; ii) la concesión del área de explotación de “Chañares
Herrados” a otro concesionario; iii) la realización de auditorías, con-
troles, informes, inspecciones, etc. y procedimientos de determina-
ción de deudas por regalías, ingresos brutos y demás tributos que
estén originados en la declaración de caducidad de la concesión; y
iv) el inicio de requerimientos de pago o acciones contra Conesa Se-
2070 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

guros S.A. y CHAESA por el cobro de la póliza de seguro de caución


otorgada por la empresa.
Finalmente, para el caso de que V.E. entienda que el amparo no
es la vía idónea, solicita que se le imprima a la demanda carácter de
acción declarativa de inconstitucionalidad en los términos del art. 322
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación y que, por esa vía,
se declare la inconstitucionalidad del acto que cuestiona.
A fs. 508, se corre vista, por la competencia, a esta Procuración
General de la Nación.

-II-
Cabe recordar, en primer lugar, que el Tribunal ha reconocido la
posibilidad de que la acción de amparo, de manera general, tramite en
esta instancia, siempre que se verifiquen. las hipótesis que surtan la
competencia originaria prevista en los arts. 116 y 117 de la Constitución
Nacional (reglamentados por el art. 24, inc. 1º, del decreto-ley 1285/58)
porque, de otro modo, en tales controversias quedarían sin protección
los derechos de las partes en los supuestos contemplados por el art. 43
de la Ley Fundamental y por la ley 16. 986 (v. Fallos: 312:640; 313:127 y
1062 y 322:1514).
Sentado lo expuesto, entiendo que el asunto radica en determinar
si en el sub examine se configuran dichos requisitos.
Al respecto, cabe señalar que uno de los supuestos que susci-
ta la competencia originaria de la Corte si es parte una provincia se
da cuando la causa reviste un manifiesto contenido federal, es decir,
cuando la demanda entablada se funda directa y exclusivamente en
prescripciones constitucionales de carácter nacional, en leyes del
Congreso o en tratados con las naciones extranjeras, de tal suerte que
la cuestión federal sea la predominante en la causa (Fallos: 322:1470;
323:2380 y 3279).
A mi modo de ver, esta hipótesis es la que se presenta en el sub
lite, toda vez que, de los términos de la demanda -a cuya exposición
de los hechos se debe atender de modo principal para determinar
la competencia, según los arts. 4º y 5º del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación y doctrina de Fallos: 306:1056; 308:1239 y 2230-
se desprende que la actora dirige su pretensión contra la Provincia
de Mendoza y cuestiona la validez de un decreto local, por el que la
demandada declaró la caducidad de la concesión adjudicada a la em-
presa sobre el área ‘Chañares Herrados”, con sustento en que dicho
acto provincial sería contrario a varias disposiciones de la Constitu-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2071
343

ción Nacional y a una ley nacional (LFH, especialmente arts. 31, 32,
80, 83 y concordantes).
En tales condiciones, entiendo que cabe asignar manifiesto con-
tenido federal a la materia del pleito, ya que lo medular del plantea-
miento que se efectúa remite necesariamente a desentrañar el senti-
do y los alcances de los referidos preceptos federales, cuya adecuada
hermenéutica resultará esencial para la justa solución de la contro-
versia y permitirá apreciar si existe la mentada violación constitucio-
nal (Fallos: 311:2154, cons. 4º; 326:3351; 328:3496; 330:2470; 331:2528,
entre otros).
En efecto, el cuestionamiento efectuado exigirá precisar el sen-
tido y los alcances del régimen establecido por la LFH para la cadu-
cidad de la concesión de explotación de hidrocarburos dispuesta por
el decreto provincial 1101/19, en particular de las normas relativas
al modo de ejecución de los compromisos de inversión asumidos por
los concesionarios y al cumplimiento del debido proceso legal y de la
fundamentación necesaria de la respectiva resolución administrati-
va (arts. 31, 32, 80, 83 y concordantes de la referida ley), cuya lesión
constituye el eje del planteo contenido en la demanda (doctrina de
Fallos: 335:1200 y 1208).

-III-
Opino, entonces, que al ser parte una provincia en un pleito de ma-
nifiesto contenido federal, cualquiera sea la vecindad o nacionalidad
de la actora (Fallos: 317: 473; 318:30 y 323:1716, entre otros), el proceso
corresponde a la competencia originaria del Tribunal. Buenos Aires,
15 de agosto de 2019.Laura M. Monti.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 17 de diciembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

1º) Que a fs. 470/492, Chañares Energía S.A.U. promueve acción


de amparo contra la Provincia de Mendoza con el fin de obtener la
declaración de inconstitucionalidad del decreto local 1101/19, que dis-
puso la caducidad de la prórroga de la concesión de explotación de
2072 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

hidrocarburos, que le fuera otorgada sobre el área Chañares Herra-


dos de esa provincia.

Explica que, a través de la Decisión Administrativa del Jefe de Ga-


binete de Ministros nº 21, suscripta el 19 de abril de 1996, se autorizó a
que YPF S.A. cediera a su favor la concesión de explotación sobre esa
área, operación que se formalizó el 3 de mayo de 2000.

Señala que, luego de la convocatoria formulada a través del decre-


to local 1547/2010, suscribió con el Estado provincial un “Acta Acuerdo”
en cuya virtud se otorgó una prórroga de la concesión hasta el año
2027, aprobada luego por medio del decreto provincial 1467, el 30 de
junio de 2011.

Expone que, el 3 de febrero de 2016 la provincia la intimó en los


términos prescriptos por el art. 80 de la ley Nacional de Hidrocarburos,
por entender que no había cumplido con las inversiones comprometi-
das, correspondientes al primer período del cronograma fijado.

Agrega que, en respuesta a tal intimación, puso en conocimiento


de las autoridades provinciales los malos resultados de las perfora-
ciones efectuadas durante los años 2011 y 2014, comparados con los
obtenidos en el año 2009 -que sirvieran de base para proyectar las in-
versiones del “Acta Acuerdo”-. También se informó a la provincia res-
pecto de las sumas invertidas, las obras realizadas y se precisó que la
producción resultaba menor a la esperada, para concluir que los pozos
no resultaban económicamente viables en esas condiciones.

Expresa que la autoridad de aplicación consideró insuficientes los


fundamentos allí esgrimidos y la intimó nuevamente para que presen-
te un “Plan Racional de Explotación” que contuviera un compromi-
so de inversión vinculado con las obligaciones asumidas en el “Acta
Acuerdo”. En ese sentido señala que, sin perjuicio de impugnar la
nueva intimación, realizó una nueva presentación que dio lugar a la
suscripción del “Acta Acuerdo Complementaria”, aprobada por medio
del decreto 1339/2017, el 7 de agosto de 2017. Indica que allí se volcaron
nuevas condiciones de explotación del yacimiento y que, para evitar
la pérdida de la concesión, debió consentir la incorporación de ciertas
cláusulas que le fueron impuestas por la demandada.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2073
343

Explica que, luego de la firma del Acta Acuerdo Complementaria,


CHAESA y la autoridad de aplicación mantuvieron un intercambio de
notas y respuestas. En ese contexto, precisa que por cuestiones téc-
nicas, comerciales y operativas, solicitó una nueva readecuación de
los compromisos y cronogramas en los meses de marzo y mayo de
2018. Agrega que, mediante la decisión administrativa 12/2018, del 6
de agosto de 2018, se aprobó la adaptación del cronograma de trabajos
y que, en esas condiciones, realizó una significativa inversión para la
realización de la perforación del pozo “CH 1062”.

Destaca que, luego de presentar notas demostrativas del avance


de ciertos trabajos, durante el mes de diciembre de 2018, informó a
la demandada las consecuencias derivadas de los bajos rendimientos
de la cuenca cuyana, la disminución del precio del petróleo, los efec-
tos negativos de la caducidad dispuesta por la provincia respecto de
otro yacimiento que explotaba la actora en su flujo de fondos, así como
la modificación sobreviniente de las condiciones macroeconómicas y
financieras del país. Aduce que, desde entonces dejó de recibir cual-
quier tipo de respuesta por escrito, sin perjuicio de lo cual continuó
informando los avances de los trabajos.

Manifiesta que funcionarios de la autoridad de aplicación le sugi-


rieron informalmente la posibilidad de solicitar al gobierno provincial
una revisión integral de las condiciones del contrato de concesión del
área, con el objetivo de consensuar un nuevo compromiso de inver-
sión que mantuviera la producción -al mismo tiempo que favoreciera
la continuidad del concesionario-, en correspondencia con las caracte-
rísticas y magnitud de las reservas comprobadas. Expresa que cuando
ese documento estaba casi finalizado, funcionarios del Estado provin-
cial le sugirieron retenerlo momentáneamente por razones de orden
interno. Afirma que, en virtud de la buena fe que regía la relación, re-
tuvo por un tiempo el pedido de revisión de las condiciones contractua-
les de la concesión pero que, ante versiones sobre la existencia de un
presunto decreto a expedirse por el Poder Ejecutivo de la provincia, el
22 de mayo de 2019 presentó ante las autoridades correspondientes el
nuevo pedido de readecuación.

Expresa que el 23 de mayo del mismo año tomó conocimiento del


decreto firmado el 21 de ese mes, por el cual el Poder Ejecutivo provin-
cial declaró la caducidad de la prórroga de la concesión de explotación
de hidrocarburos sobre el área Chañares Herrados.
2074 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Argumenta que tal proceder resultó incompatible con la buena fe


y la confianza legítima en el accionar de la administración, que el dic-
tado del decreto constituyó un acto contrario a los actos propios, que
resultó inesperado para la accionante y que evidencia una manifiesta
arbitrariedad e ilegalidad, lo cual torna absolutamente improceden-
te su consecución en los términos pretendidos por el Poder Ejecutivo
provincial. Sostiene que la norma impugnada representa un acto ad-
ministrativo inconstitucional por cuanto lesiona, restringe y amenaza
derechos expresamente reconocidos en la Constitución Nacional (tra-
bajo e industria lícita –art. 14-, inviolabilidad de la propiedad privada
–art. 17-, derecho de defensa –art. 18- e igualdad –art. 16-, entre otros)
y que su dictado supone el ejercicio abusivo e ilegítimo de la facultad
prevista en la Ley Federal 17.319 para decretar la caducidad de las
concesiones de explotación de hidrocarburos, en abierta contradicción
con los arts. 31, 32, 80 y 83, generándole un indubitable perjuicio.

Funda su pretensión en los art. 31 y 32 de la ley 17.319 cuya in-


observancia, aduce, torna irrazonable el ejercicio de las facultades
de la autoridad de aplicación. Señala que se encontraba únicamente
obligada a efectuar inversiones que fueran razonables y eficientes,
en correspondencia con las características y magnitudes de las re-
servas comprobadas, de manera tal de asegurar la máxima produc-
ción de hidrocarburos compatible con la explotación adecuada y eco-
nómica del yacimiento.

Aclara que, si bien el 28 de julio de 2017, al suscribir el “Acta Acuer-


do Complementaria” expresamente asumió que el plan de inver-
siones era “firme y no condicionado al resultado de la actividad,
asumiendo los riesgos propios de la industria que no podrán consi-
derarse justificativos para desviarse de los compromisos”, se trató
de una condición impuesta por la provincia demandada.

Señala, asimismo, que la demandada incumplió las prescripciones


establecidas en los arts. 80 y 83 de la ley 17.319 al disponer la caduci-
dad, sin la previa intimación que aquellas normas consagran. Sostie-
ne, en punto a esta cuestión, que carece de virtualidad a tales efectos
el hecho de haber ella misma asumido en el “Acta Acuerdo Comple-
mentaria” -aprobada en agosto de 2017- que “respecto del proyecto de
inversión establecido en el plan, la Provincia no se encuentra obligada
a cursar nuevamente la intimación de subsanación de incumplimiento
en ampliación del párrafo final del Art. 7º del ACTA ACUERDO”.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2075
343

Solicita el dictado de una medida de no innovar tendiente a que,


mientras tramite la presente acción, el Estado provincial se abstenga
de ejecutar el decreto cuestionado.

2º) Que la señora Procuradora Fiscal dictaminó que, al ser parte la


provincia en un pleito de manifiesto contenido federal, cualquiera sea
la vecindad o nacionalidad de la actora, el proceso corresponde a la
competencia originaria de esta Corte.

Para arribar a esa conclusión señaló que el cuestionamiento efec-


tuado exigirá precisar el sentido y los alcances del régimen estableci-
do por la ley 17.319 para la caducidad de la concesión de explotación
de hidrocarburos dispuesta por el decreto provincial 1101/19, en parti-
cular de las normas relativas al modo de ejecución de los compromi-
sos de inversión asumidos por los concesionarios, al cumplimiento del
debido proceso legal y a la necesaria fundamentación de la resolución
administrativa correspondiente (arts. 31, 32, 80, 83 y concordantes de
la ley citada y Fallos: 335:1200 y 1208).

3º) Que a fs. 516/518 y 568, la parte actora amplía los fundamentos
expuestos en la demanda y solicita el dictado de la medida cautelar
oportunamente pedida.

Expresa que, por medio del decreto 1847/2019, el Estado provincial


desestimó su pedido de suspensión de los efectos del decreto 1101/2019,
planteado ante la autoridad de aplicación. Precisa que en los funda-
mentos de la decisión se afirmó que, en forma previa a la declaración
de caducidad el concesionario “fue suficientemente emplazado con la
debida antelación”. Expresa que en forma inminente se convocará a
una licitación para que otro concesionario explote el área, por lo que se
acrecienta la urgencia en el dictado de la cautelar solicitada.

Asimismo, manifiesta que, a través del Boletín Oficial local, el 19 de


septiembre de 2019, tomó conocimiento del dictado del decreto provin-
cial 2043/2019, por medio del cual se convocó a concurso para el otorga-
miento de la concesión de explotación del área “Chañares Herrados”
de acuerdo con las condiciones allí establecidas.

4º) Que a fs. 573, la accionante solicita que se extienda el alcance de


la medida cautelar pedida en razón del dictado del decreto provincial
2043/2019, publicado en el B.O. local el 18 de septiembre de 2019. En
2076 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

tal sentido, solicita que, por tratarse de un acto que es dictado como
consecuencia del decreto 1101/2019 aquí cuestionado, también se de-
clare la inconstitucionalidad de la nueva normativa, pues la licitación
adquiere transitivamente dicho carácter y debe ser dejada sin efecto.

5º) Que a fs. 593/597, la parte actora amplía la demanda y solicita la de-
claración de inconstitucionalidad del decreto provincial 152/2020, dictado
el 7 de febrero de 2020, por medio del cual se rechazó el recurso de revoca-
toria interpuesto en sede administrativa contra el decreto local 1101/2019,
que dispuso la caducidad de la concesión del área Chañares Herrados.

Explica que ese recurso fue deducido para permitir que la provin-
cia demandada enmiende los efectos de su ilegítima actuación y reseña
que por medio de esta acción pretende la declaración de inconstitucio-
nalidad de los siguientes decretos provinciales: 1101/2019 -que declaró
la caducidad de la concesión-, 2043/2019 – que dispuso el llamado a
concurso para el otorgamiento de la concesión en el área “Chañares
Herrados”- y 152/2020 –que rechazó la revocatoria interpuesta en sede
administrativa, contra el decreto de caducidad-. Todo ello, de manera
de permitir la continuidad de la concesión otorgada oportunamente a
su mandante, la actividad de explotación racional y eficiente en el área
y la preservación empresaria de CHAESA –y, consecuentemente, de
las fuentes de trabajo involucradas-.

Asimismo, amplia la petición cautelar formulada y solicita que se


dicte una medida de no innovar en virtud de la cual se ordene al Esta-
do provincial abstenerse de ejecutar los mencionados decretos hasta
tanto no recaiga sentencia en el amparo.

Expone que el decreto 152/2020 tiene por cumplida la intimación


previa exigida por la ley 17.319, por medio del art. 1º de la decisión
administrativa 2/2016, suscripta tres años antes del decreto 1101/2019,
que no se relaciona con las circunstancias que antecedieron a este úl-
timo decreto. Precisa que tal requerimiento compelía a la actora a pre-
sentar un plan racional de explotación del yacimiento, directiva que
fue cumplida, por lo que no se verifica a su entender, la condición a la
cual se hallaba supeditado el referido apercibimiento.

Destaca que la impugnación efectuada oportunamente a la referi-


da intimación fue admitida formalmente por la demandada, mas nun-
ca resuelta en cuanto al fondo de la cuestión, por lo que sostiene que
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2077
343

no puede atribuirse eficacia jurídica a la intimación contenida en la


Decisión Administrativa 2/2016 a los efectos de tener por cumplida las
exigencias del art. 80 de la ley federal de hidrocarburos.

Afirma que, aun cuando en el decreto 152/2020 la demandada sos-


tiene que “resulta indubitable que existieron múltiples instancias
dirigidas a brindar las posibilidades de subsanación de los incum-
plimientos comprometidos por el concesionario… y fue precisamen-
te CHAESA quien decidió incumplir y extinguir la prórroga de la
concesión cumplimentándose los recaudos expresados tanto por la
Ley de Procedimiento Administrativo, como por la ley de fondo”, así
como que la actora supuestamente “desconoció su propio plan de re-
estructuración de inversiones, generando la insalvable caducidad”,
nada predica respecto de la existencia, con anterioridad al dictado del
decreto 1101/2019 del debido emplazamiento previo a la imposición de
la caducidad de la concesión.

Por último, manifiesta que el dictado del decreto 152/2020 acre-


cienta el peligro en la demora implicada en la resolución del caso, por
cuanto habilitaría a la provincia demandada a ejecutar el seguro de
caución oportunamente otorgado en las circunstancias expuestas en
el escrito de inicio.

Asimismo, expresa que el 18 de marzo del año 2020 tendría lugar


la presentación de ofertas y apertura de sobres correspondientes al
nuevo llamado a licitación sobre el área. En tal sentido, señala que el
eventual ingreso de un nuevo concesionario tornaría ilusorios los de-
rechos que procura reestablecer por medio de esta acción.

6º) Que esta Corte reiteradamente ha establecido que la apertu-


ra de su jurisdicción originaria en razón de la materia sólo procede
cuando la acción entablada se funda directa y exclusivamente en pres-
cripciones constitucionales de carácter nacional, leyes del Congreso o
tratados, de tal suerte que la cuestión federal sea predominante en la
causa (Fallos: 315:448; 322:1470; 323:2380 y 3279, ente muchos otros).

Por consiguiente, quedan excluidos de la referida competencia los


procesos en los que se planteen cuestiones de índole local que traigan
aparejada la necesidad de hacer mérito de éstas, o que requieran para
su solución la aplicación de normas de esa naturaleza, o el examen o
revisión de actos administrativos de las autoridades provinciales, le-
2078 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

gislativos o judiciales de carácter local (Fallos: 245:104; 311:1007 y 1597;


319:2527, entre muchos otros), porque el respeto de las autonomías
provinciales exige que se reserve a los jueces locales el conocimiento y
decisión de las causas que versan sobre aspectos propios del derecho
provincial (Fallos: 311:1470 y sus citas; 314:620 y sus citas y 314:810).

7º) Que según se desprende de los propios términos de la deman-


da, esta última circunstancia es la que se presenta en este proceso.
Ello así, pues la actora dirige la acción contra los decretos provinciales
1101/2019, 2043/2019 y 152/2020, que son integrantes del derecho públi-
co local en una materia administrativa -como lo es caducidad de un
contrato de concesión, la convocatoria a una nueva licitación y la re-
solución de un recurso interpuesto en sede administrativa-, en el que
las normas federales que se invocan solo poseen relevancia de manera
mediata e indirecta. Por tal motivo, en tanto se plantea una cuestión
de orden local, conjuntamente con una de carácter federal –interpre-
tación de los arts. 31 y 80 de la ley 17.319-, el pleito no constituye una
causa de manifiesto contenido federal en los términos de la doctrina
de esta Corte (arg. dictamen del señor Procurador General de la Na-
ción in re CSJ 13/2012 (48-Y)/CS1 “YPF S.A. c/ Chubut, Provincia del
(Estado Nacional citado como tercero) s/ medida cautelar”, del 8 de
mayo de 2012).

8º) Que, cabe precisar que este caso difiere de aquellos que moti-
varon los pronunciamientos citados por la señora Procuradora Fiscal
en su dictamen (Fallos 335:1200 y 1208). Ello, por cuanto, contraria-
mente a lo allí sucedido, los antecedentes de esta causa revelan que su
solución impone, principalmente, la necesidad de valorar la conducta
asumida por las partes a lo largo de una relación contractual regida
por normas del derecho público local, y que la consideración relativa
a la eventual vulneración del régimen establecido por las leyes 17.319,
26.167 y sus normas complementarias carece aquí de un predominio
susceptible de habilitar esta instancia.

En efecto, el juzgamiento relativo a la validez de los actos cues-


tionados exige, en este particular supuesto, de la previa considera-
ción de los términos en que se conformó la relación entre las partes
y, específicamente, de la determinación de la existencia del efectivo
cumplimiento –o no-, de las obligaciones asumidas por la actora en los
contratos que fueran aprobados por medio de los decretos provincia-
les 1547/2010 y 1339/2017, como así también de la ponderación de las
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2079
343

sucesivas modificaciones y prórrogas que le fueron concedidas, todo


ello con arreglo a lo establecido por la ley provincial 7526.

Desde esa perspectiva, el examen que debe hacerse de normas y


disposiciones no federales -y de su alcance-, resulta insoslayable para
la solución del pleito y, tal estado de cosas, impide considerar el caso
sometido a decisión como predominante o exclusivamente federal.

9º) Que, la circunstancia de que la actora impugne los decretos


provinciales objeto de esta acción e invoque como único fundamento la
violación de manera directa, tanto de cláusulas constitucionales como
de las leyes federales que se dicen afectadas, no modifica el tempera-
mento adoptado, pues esta Corte tiene decidido que para dilucidar la
competencia originaria no basta con atender a la exposición de los he-
chos que el actor refiere en su demanda o al derecho en que se apoya,
sino que debe considerarse fundamentalmente el origen de la preten-
sión y la relación de derecho existente entre las partes, toda vez que
aquélla se define por la verdadera situación fáctica y jurídica en que
se enmarca la pretensión, más allá del planteamiento formal que se
efectúe (Fallos: 329:6033 y sus citas, entre otros).

10) Que, a la luz de todo lo expuesto las cuestiones federales invo-


cadas constituyen en este caso aspectos mediatos e indirectos caren-
tes del predominio que justifica la admisión de la competencia origi-
naria del Tribunal y, en su caso, podrán ser susceptibles de adecuada
tutela por la vía del art. 14 de la ley 48 (Fallos: 308:2564; 310:295, 2841;
311:1791; 312:282 y 943; 318:992 y 327:436 y sus citas).

Por ello, oída la señora Procuradora Fiscal, se resuelve: Declarar


la incompetencia de esta Corte para entender en la cuestión propuesta
por vía de su jurisdicción originaria. Notifíquese y comuníquese.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Parte actora: Chañares Energía S.A.U., representada por Mariano Rovelli, patrocina-
da por Eugenia Pracchia.
Parte demandada: Provincia de Mendoza.
2080 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

FORMOSA, PROVINCIA de c/ ESTADO NACIONAL s/ Amparo

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

El planteo efectuado por la Provincia de Formosa contra la resolución


SGE 366/18, en lo concerniente a sus intereses propios y directos, es
de la competencia originaria de la Corte Suprema, en tanto suscita una
controversia entre una provincia y el Estado Nacional.

DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA

La invocada afectación de los derechos de incidencia colectiva no au-


toriza la intervención de las autoridades provinciales en los términos
del segundo párrafo del artículo 43 de la Constitución Nacional, pues no
resultan legitimadas activas de acuerdo al texto constitucional que solo
menciona al afectado, al Defensor del Pueblo, y a las asociaciones que
propenden a los fines indicados en la norma, sin que pueda considerarse
que las provincias o sus gobiernos constituyan una organización no gu-
bernamental o una asociación intermedia de esa naturaleza.

DERECHOS DE INCIDENCIA COLECTIVA

El Estado local carece de legitimación para actuar en lo que se refiere a


los intereses de los ciudadanos de la provincia que dice proteger.

ACCION DE AMPARO

Si bien las acciones de amparo son procedentes -de manera general -en
las causas que tramitan por vía originaria, la cuestión planteada por la
Provincia de Formosa en defensa de sus intereses propios y directos,
requiere una mayor amplitud de debate y prueba que la que permite el
limitado ámbito cognoscitivo de ese proceso excepcional; en efecto, el
objeto de la pretensión exige que la tutela de los derechos y facultades
constitucionales invocados se canalice por vías procesales que no se li-
mitan a la aquí esgrimida, por lo que cabe disponer que el presente se
sustancie por el trámite previsto para el juicio ordinario en el Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2081
343

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
El gobernador de la Provincia de Formosa, en representación de
esta última y de los usuarios del servicio de energía eléctrica de la
Provincia, promueve acción de amparo -en los términos del art. 43 de
la Constitución Nacional y de la ley 16.986- contra el Estado Nacional,
a fin de obtener que se declare la nulidad e inconstitucionalidad de
la resolución 366/18 dictada por la Secretaría de Gobierno de Energía
de la Nación (SGE) y de toda otra norma o acto administrativo que se
haya dictado o se dicte en consecuencia.
Sostiene que los incrementos que ocasionan en los cuadros tarifa-
rios las medidas adoptadas por la resolución de la SGE que impugna
resultan irrazonables y afectan los derechos de la Provincia en su ca-
rácter de usuaria de dicho servicio. Expresa que tales aumentos impi-
den garantizar el normal desenvolvimiento de sus instituciones, pues-
to que éstas requieren indispensablemente de la energía para brindar
servicios esenciales como la salud, la educación y la seguridad.
Además, aduce que el Estado Nacional, al dictar la resolución SGE
366/18, no sólo aumentó el costo de la energía eléctrica que deberán
abonar tanto la Provincia como todos los usuarios de dicho servicio
que residen en su ámbito, sino que también transfirió a aquélla el costo
de atender las consecuencias de haber derogado la tarifa social, según
lo dispuso en el art. 4º de tal resolución, toda vez que a partir de 2019 el
Estado se desentendió de fijar las tarifas eléctricas diferenciales y las
erogaciones presupuestarias asociadas a ella.
Por último, requiere el dictado de una medida cautelar destinada a
obtener la suspensión de los efectos de la resolución SGE 366/18 a fin
de que se retrotraigan los precios de la potencia y de la energía para el
período comprendido entre el 1º de noviembre de 2018 al 31 de enero de
2019, de acuerdo con lo establecido en la disposición 97/18. Asimismo,
solicita que se ordene a la SGE abstenerse de trasladar a la Provincia,
en calidad de usuaria del servicio público de distribución de energía
eléctrica, y a todos los usuarios de dicho servicio radicados en aquélla,
los mayores costos derivados del incremento de tarifas durante el perío-
do 2019 y a futuro que tuvieran su origen en la resolución que impugna.
A fs. 80, V.E. corre vista, por la competencia, a esta Procuración
General.
2082 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

-II-
Cabe recordar que el Tribunal ha reconocido la posibilidad de que
la acción de amparo, de manera general, tramite en esta instancia,
siempre que se verifiquen las hipótesis que surtan la competencia
originaria prevista en los arts. 116 y 117 de la Constitución Nacional
(reglamentados por el art. 24, inc. 1º, del decreto-ley 1285/58) porque,
de otro modo, en tales controversias, quedarían sin protección los de-
rechos de las partes en los supuestos contemplados por el art. 43 de la
Constitución Nacional y por la ley 16.986 (Fallos: 312:640; 313:127 y 1062;
322:1514; 330:3773 y 340:1078, entre muchos otros).
Sentado lo expuesto, entiendo que en autos se configuran dichos
requisitos, puesto que en razón de la naturaleza de las partes, el pro-
ceso corresponde a la competencia originaria de la Corte.
En efecto, de los términos de la demanda -a los que se debe aten-
der de modo principal para determinar la competencia- se desprende
que el pleito se suscita entre la Provincia de Formosa como actora -a
quien le concierne la competencia originaria de la Corte, de conformi-
dad con el art. 117 de la Constitución Nacional- y el Estado Nacional
como demandado -con derecho al fuero federal, según lo dispuesto en
el art. 116 de la Ley Fundamental-. Así pues, la única forma de conci-
liar ambas prerrogativas jurisdiccionales es sustanciando la acción en
esta instancia originaria (Fallos: 329:1317; 331:2290, sus citas y dicta-
men de esta Procuración in re: CSJ 1452/2018 “San Juan, Provincia de
c/ Estado Nacional s/ nulidad de acto administrativo - cobro de sumas
de dinero”, del 5 de febrero de 2019, entre otros).
En tales condiciones, opino que la causa debe tramitar ante los es-
trados del Tribunal. Buenos Aires, 30 de abril de 2019. Laura M. Monti.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 17 de diciembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

1º) Que a fs. 50/79 el señor Gobernador de la Provincia de Formosa


promueve acción de amparo contra el Estado Nacional en los térmi-
nos del artículo 43 de la Ley Fundamental, a fin de que se declare la
nulidad e inconstitucionalidad de la resolución 366/18 de la Secretaría
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2083
343

de Gobierno y Energía de la Nación (SGE) y de toda otra norma o acto


administrativo dictado en consecuencia.

Explica que la resolución SGE 366/18 fijó los precios de la potencia


y de la energía para el período comprendido entre el 1º de febrero y el
30 de abril de 2019, y que esos precios son los utilizados para su corres-
pondiente aplicación en los cuadros tarifarios de los Agentes Distribui-
dores y otros Prestadores del Servicio Público de Distribución que lo
requieran (cfr. artículo 1º de la norma citada).

Acompaña un informe de la empresa distribuidora “Recursos y


Energía S.A.” (REFSA) sobre la variación de los costos de la energía
correspondiente al período octubre 2018 – abril 2019 y sostiene que el
incremento en las tarifas provocado por la resolución cuestionada es
ostensiblemente irrazonable y, contrario a los derechos de la Provin-
cia de Formosa y de sus habitantes de gozar de un servicio público
esencial, sobre la base de un marco regulatorio racional, que no lo
torne inaccesible.

Describe el impacto que tiene la situación en las cuentas públicas


provinciales en virtud de su condición de usuaria del servicio público y
señala que durante el primer semestre del año en curso debe destinar la
suma mensual de $40.000.000 a REFSA, a fin de subsidiar los costos de in-
cidencia directa e indirecta en la determinación del valor de la tarifa eléc-
trica para pequeñas demandas de uso residencial pasibles del beneficio
“Subsidio Provincial Esfuerzo Formoseño”, creado mediante el decreto
22/19 del Poder Ejecutivo provincial con el propósito de paliar los efectos
perjudiciales que provoca la derogación de la resolución 1091/17 de la ex
Secretaría de Energía Eléctrica, que otorgaba a los usuarios de pequeñas
demandas de uso residencial el “Beneficio de la Tarifa Social” y el “Plan
Estímulo al Consumo” (artículo 4º de la resolución SGE 366/18).

Alega que los derechos cuya protección procura mediante la pro-


moción de este proceso, no solamente comprenden al Estado provin-
cial como usuario del servicio público de energía eléctrica, sino que
la acción, en su faz colectiva, también se proyecta sobre “los efectos
comunes” de la norma impugnada, en cuanto afecta al universo de los
usuarios residenciales y no residenciales formoseños.

Aduce asimismo que el acceso a la justicia se encuentra compro-


metido -extremo que, agrega, resulta ineludible para la procedencia
2084 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

de una acción colectiva que tenga por objeto la defensa de intereses


individuales homogéneos-, ya que, según afirma, de no darse curso a
esta acción, el costo que significaría demandar individualmente supe-
raría claramente el beneficio que cada uno de dichos usuarios podría
obtener de la sentencia que se dicte.

Funda su pretensión asimismo en que la resolución cuestionada


–a su juicio- traslada a los usuarios del servicio público los costos deri-
vados de la depreciación de la moneda nacional, transfiriendo a dicho
colectivo riesgos que no le son propios; por lo que, concluye, en un fu-
turo inmediato, las diferencias entre el precio de la energía previsto en
la norma puesta en crisis y el precio del servicio de energía eléctrica
reconocido en las tarifas finales, no podrá ser afrontado por el Estado
provincial, ni por los sectores privados de Formosa.

Destaca que en los considerandos de la resolución SGE 366/18 se


menciona que en el Consenso Fiscal suscripto el 13 de septiembre de
2018 y aprobado mediante la ley 27.469, “se acordó que a partir del 1º de
enero de 2019 cada jurisdicción definirá la tarifa eléctrica diferencial
en función de las condiciones socioeconómicas de los usuarios resi-
denciales”, política luego confirmada en el mensaje de remisión del
proyecto de ley de presupuesto nacional para el ejercicio 2019.

Esto significa –según entiende- que el Estado Nacional no solo


ha aumentado el costo de la energía eléctrica que deberá abonar la
Provincia de Formosa y los demás usuarios del sistema residentes en
su territorio, sino que también le ha transferido el costo de atender
las consecuencias sociales, porque a partir de 2019 se desentiende de
la fijación de las tarifas eléctricas diferenciales y naturalmente de las
erogaciones presupuestarias asociadas a ellas (artículo 4º, resolución
SGE 366/18).

Pone de resalto que el Estado provincial no es signatario del Con-


senso Fiscal de 2018 y que los recursos fiscales que ahora deberá vol-
car a pagar los costos de las incrementadas facturas eléctricas y del
“Subsidio Provincial Esfuerzo Formoseño”, constituyen una transfe-
rencia de recursos a favor de la Nación que ahorra disminuyendo o
suprimiendo subsidios, sin que ello haya sido acordado, ni siquiera
consentido, como es posible que lo hayan hecho otras provincias que
suscribieron el Consenso referido.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2085
343

Concluye que esa “transferencia de recursos” es un incumplimien-


to de los compromisos asumidos por el Estado Nacional y la Provincia
de Formosa en el Consenso Fiscal de 2017.

Añade que la fijación de precios uniformes de la potencia y energía


para todo el territorio nacional, la coloca en una marcada desigualdad
en relación a otras provincias en las que el desarrollo económico es
considerablemente mayor, por lo que no debería tener que afrontar el
pago de tarifas eléctricas idénticas.

También funda su planteo en que la decisión atacada provoca un


problema social de primera magnitud, al privar a una enorme cantidad
de familias, de la porción que menos recursos tiene dentro del cuerpo
social, de un servicio que es esencial para una vida digna, y pone en
riesgo el nivel de vida de las familias de clase media, que no disponen
de ninguna red de seguridad social con capacidad para compensar ni
aun parcialmente el costo de las nuevas tarifas.

Finalmente, solicita el dictado de una medida cautelar que ordene


la suspensión de la aplicación de la resolución SGE 366/18 en lo con-
cerniente a su incidencia en el cálculo e imposición de aumentos en
las tarifas que deben abonar los usuarios y que, como consecuencia
de dicha suspensión, se ordene retrotraer los precios de la potencia y
de la energía a los previstos en la disposición 97/18 de la ex Subsecre-
taría de Energía Eléctrica para el período comprendido entre el 1º de
noviembre de 2018 y el 31 de enero de 2019.

2º) Que tal como lo destaca la señora Procuradora Fiscal en su


dictamen de fs. 81/82, el planteo efectuado por la Provincia de For-
mosa contra la resolución SGE 366/18, en lo concerniente a sus inte-
reses propios y directos, es de la competencia originaria de la Corte
Suprema, en tanto suscita una controversia entre una provincia y el
Estado Nacional.

3º) Que, en cambio, no cabe reconocerle legitimación en lo relati-


vo a los intereses de los habitantes de la provincia que la actora dice
defender.

En efecto, debe señalarse que la invocada afectación de tales de-


rechos de incidencia colectiva no autoriza la intervención de las auto-
2086 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ridades provinciales en los términos del segundo párrafo del artículo


43 de la Constitución Nacional, pues no resultan legitimadas activas
de acuerdo al texto constitucional que solo menciona al afectado, al
Defensor del Pueblo, y a las asociaciones que propenden a los fines in-
dicados en la norma (Fallos: 325:2143), sin que pueda considerarse que
las provincias o sus gobiernos constituyan una organización no guber-
namental o una asociación intermedia de esa naturaleza (conf. Con-
vención Nacional Constituyente, “Diario de Sesiones”, 29º Reunión,
3º Sesión Ordinaria –continuación-, 11 de agosto de 1994, págs. 4048
y 4058; causas “San Luis, Provincia de” (Fallos: 333:9) y CSJ 779/2009
(45-S)/CS1 “San Luis, Provincia de c/ Estado Nacional s/ amparo”, sen-
tencia del 1º de junio de 2010).

Así pues, resulta aplicable al sub lite la doctrina que surge del pre-
cedente de Fallos: 325:2143, oportunidad en la que esta Corte recor-
dó la necesidad de que, como principio, la parte litigue en defensa de
un interés propio y directo, el que no aparece cuando la intervención
provincial no tiende al resguardo de sus intereses sino al de terceros
(considerando 3º).

En tales condiciones, el Estado local carece de legitimación para


actuar en autos en lo que se refiere a los intereses de los ciudadanos
de la provincia que dice proteger.

4º) Que, por último, si bien el Tribunal ha resuelto que las acciones
de amparo son procedentes -de manera general- en las causas que
tramitan por vía originaria (Fallos: 307:1379; 323:2107, entre muchos
otros), en el sub lite la cuestión planteada por la Provincia de Formosa
en defensa de sus intereses propios y directos, requiere una mayor
amplitud de debate y prueba que la que permite el limitado ámbito
cognoscitivo de ese proceso excepcional. En efecto, el objeto de la pre-
tensión exige que la tutela de los derechos y facultades constitucio-
nales invocados se canalice por vías procesales que no se limitan a la
aquí esgrimida, por lo que cabe disponer que el presente se sustancie
por el trámite previsto para el juicio ordinario en el Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación (arg. Fallos: 310:877 y sus citas; 311:810;
313:1062; 323:2107; 325:3514 y 332:2136, entre muchos otros).

Por ello, y oída la señora Procuradora Fiscal, se resuelve: I. De-


clarar que la presente causa corresponde a la jurisdicción originaria
de esta Corte, con los alcances indicados en este pronunciamiento. II.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2087
343

Conceder a la actora el plazo de diez días para que encauce su de-


manda por vía del juicio ordinario, en virtud de lo dispuesto en el con-
siderando 4º), y circunscriba su pretensión a los intereses propios y
directos de la Provincia de Formosa, excluyendo la defensa intentada
de los derechos de los usuarios del servicio público de energía eléctri-
ca que habitan su territorio. III. Comunicar el inicio de la demanda a
la Procuración del Tesoro de la Nación a los fines establecidos por los
artículos 8º y 10 de la ley 25.344, a cuyo fin, una vez cumplido lo orde-
nado en el punto II, líbrese el oficio respectivo. IV. Tener presente la
medida cautelar solicitada para una vez reformulada la demanda en
los términos indicados. Notifíquese y comuníquese a la Procuración
General de la Nación.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Parte actora: Provincia de Formosa, representada por su Gobernador, Dr. Gildo Ins-
frán, con el patrocinio letrado de la señora Fiscal de Estado, Dra. Stella Maris Zabala
de Copes, y del Dr. Eduardo Mertehikian.
Parte demandada: Estado Nacional, no presentado en autos.

LABORATORIOS BERNABÓ S.A. c/ CÓRDOBA, PROVINCIA


de s/ Acción declarativa de certeza

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

La apertura de la jurisdicción originaria en razón de la materia cuan-


do una provincia es parte, solo procede cuando la acción entablada se
funda directa y exclusivamente en prescripciones constitucionales de
carácter nacional, leyes del Congreso, o tratados, de tal suerte que la
cuestión federal sea la predominante en la causa; por lo tanto, quedan
excluidos de dicha instancia los procesos en los que se debatan cuestio-
nes de índole local que traigan aparejada la necesidad de hacer mérito
de estas o que requieran para su solución la aplicación de normas de
esa naturaleza o el examen o la revisión en sentido estricto de actos
administrativos de las autoridades provinciales, legislativos o judiciales
de carácter local.
2088 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

No se configura una cuestión federal de las características necesarias


para la apertura de la jurisdicción originaria si la solución de asunto,
además del examen de la violación constitucional que se invoca, exige
dilucidar la adecuación del Régimen Transitorio de Fomento y Promo-
ción de las Industrias Locales introducido como Título IV al actual Códi-
go Tributario de la Provincia de Córdoba mediante la ley 10.508 impug-
nada, al compromiso asumido en el punto III apartado a) del “Consenso
Fiscal”, aprobado por la ley nacional 27.429, el cual, desde su aprobación
por la legislatura local mediante la sanción de la ley 10.510, forma parte
del derecho público provincial.

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

A los fines de la apertura de la competencia originaria cuando Corte


exige que la acción entablada “verse sobre”, o se “funde” o “base” en la
Constitución Nacional o en normas federales directa y exclusivamente,
no supone que tal exigencia se encuentra cumplida meramente porque
en la demanda se “citen” preceptos federales y no otros.

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:
A mi modo de ver, la cuestión aquí planteada resulta sustancial-
mente análoga a la que fue objeto de tratamiento por el Tribunal en las
causas: 0.459, L.XLI “Orbis Mertig San Luis S.A.I.C. c/ Buenos Aires,
Provincia de s/ acción declarativa de inconstitucionalidad”, sen-
tencia del 19 de septiembre de 2006, Fallos: 329:3890; E.230, L.XLVII
“ENOD S.A. c/ Buenos Aires, Provincia de s/ acción declarativa de
inconstitucionalidad”, sentencia del 22 de agosto de 2012; A.47, L.XL-
VIII, “Aluar Aluminio Argentino S.A.I.C. c/ Buenos Aires, Provincia
de s/ acción declarativa de inconstitucionalidad”, sentencia del 28
de agosto de 2012; CSJ 2872/2015, “Industrias Viauro S.A. c./ Córdoba,
provincia de s/ acción declarativa (art. 322 del CPCCN), sentencia
del 3 de mayo de 2016; CSJ 4084/2015 “Torres e Hijos S.A. c/ Córdoba,
Provincia de s/ acción declarativa de certeza”, fallo del 12 de julio de
2016; CSJ 2128/2016, “Edgar A. Ciribe S.A. c/ Córdoba, provincia de
s/ acción declarativa de certeza”, sentencia del 22 de junio de 2017, y
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2089
343

más recientemente en: CSJ 1959/2016 “Simmons de Argentina S.A.I.


C. c/ Córdoba, Provincia de s/ acción declarativa de certeza” senten-
cia del 15 de agosto de 2017 y sus respectivas citas.
En virtud de los fundamentos allí brindados, a los que remito en ra-
zón de brevedad en cuanto fueren aplicables al sub judice, opino que la
causa corresponde a la competencia originaria de la Corte, al ser parte
una provincia en una causa de manifiesto contenido federal. Buenos
Aires, 14 de septiembre de 2017. Laura M. Monti.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 17 de diciembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

1º) Que a fs. 55/82 la firma Laboratorios Bernabó S.A. promovió


acción declarativa de inconstitucionalidad en los términos del art. 322
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación contra la Provincia
de Córdoba, a fin de que se disipe el estado de incertidumbre en el
que decía encontrarse durante la vigencia de los arts. 215, inc. 23) del
Código Tributario Provincial (ley 6006 t.o. 2015), 146 del decreto local
1205/2015, 13 y 18 de la ley 10.412 (impositiva para el ejercicio 2017), en
cuanto sus disposiciones la obligaban a tributar el impuesto sobre los
ingresos brutos aplicando una alícuota agravada del 3% por la sola cir-
cunstancia de no poseer sus establecimientos industriales radicados
dentro del territorio de la demandada, mientras que para los contri-
buyentes que desarrollaban idéntica actividad en plantas ubicadas en
dicho Estado provincial, se encontraba prevista la alícuota del 0,50%
(art. 18 de la ley 10.412).

Solicitó asimismo que se declare la inconstitucionalidad del régi-


men de alícuotas diferenciales por considerarlo violatorio de las previ-
siones contenidas en los arts. 9, 10, 11, 75, inc. 13, y concordantes de la
Constitución Nacional.

A su vez, requirió que se dicte una medida cautelar en los términos


del art. 230 del código adjetivo, a fin de suspender la vigencia del régi-
men cuestionado, y se la autorice a tributar en lo sucesivo el referido
2090 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

impuesto aplicando las mismas alícuotas vigentes para los contribu-


yentes que desarrollasen la misma actividad en territorio cordobés,
hasta tanto se dicte sentencia definitiva.

2º) Que a fs. 85 emitió su dictamen la señora Procuradora Fiscal


y a fs. 86 el Tribunal le requirió a la actora que se expida acerca de la
incidencia en el planteo efectuado de las leyes 10.509 y 10.510 de la Pro-
vincia de Córdoba -sancionadas con posterioridad a la promoción de la
acción- y del decreto local 2066/2017 dictado el 26 de diciembre de 2017.

3º) Que a fs. 107/117 Laboratorios Bernabó S.A. explica que en todo
el articulado de la ley 10.509 (impositiva para el ejercicio 2018) no se
incluye ninguna referencia a la aplicación de una alícuota diferencial
y menor aplicable a quienes ejerzan actividad industrial en estableci-
mientos radicados en la Provincia de Córdoba, como se encontraba
regulado en leyes tributarias de años anteriores; sin embargo -conti-
núa-, más allá de las apariencias surgidas de dicha ley tarifaria, la de-
mandada sancionó y publicó en paralelo otra norma, la ley 10.508, que
introdujo una serie de modificaciones al Código Tributario Provincial,
e instauró el denominado “Régimen Transitorio de Fomento y Promo-
ción de las Industrias Locales”, en virtud del cual, quienes ejercen ac-
tividad industrial y poseen establecimientos ubicados en el territorio
de la demandada, deben tributar el impuesto sobre los ingresos brutos
aplicando una alícuota del 0,50%, mientras que aquellos que no cum-
plen con esa condición deben aplicar una alícuota agravada –aduce
que en su caso es del 1,30%-.

En ese marco, sostiene que podrá afirmarse que se ha reducido el


nivel de discriminación, pero la mayor o menor intensidad –esgrime-
es irrelevante al momento de su examen.

Asimismo, amplía la demanda en los términos del art. 331 del Có-
digo Procesal Civil y Comercial de la Nación y solicita que al dictarse
sentencia definitiva se declare la inconstitucionalidad de los arts. 17 a
23 del Código Tributario de la Provincia de Córdoba, normas que inte-
gran el actual Título IV de dicho cuerpo normativo, puesto en vigencia
mediante la ley 10.508 (B.O. del 26 de diciembre de 2017), e insiste en el
dictado de la medida cautelar.

4º) Que cabe recordar que esta Corte, reiteradamente, ha señala-


do que sus sentencias deben atender a las circunstancias existentes
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2091
343

al momento de ser dictadas (Fallos: 301:947; 306:1160; 318:342, entre


muchos otros).

En tales condiciones, corresponde dejar establecido que las cues-


tiones propuestas en el sub examine han quedado ceñidas al examen
del “Régimen Transitorio de Fomento y Promoción de las Industrias
Locales” puesto en vigencia mediante la ley provincial 10.508.

En efecto, según se desprende de los términos de la demanda –a


cuya exposición de los hechos se debe atender de modo principal para
determinar la competencia, de conformidad con lo dispuesto en los
arts. 4º y 5º del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación y la
doctrina de Fallos: 306:1056; 308:1239 y 2230-, el interés de la actora
vinculado al planteo de inconstitucionalidad efectuado en relación a
las leyes provinciales 6006 (t.o. 2015) y 10.412, y de las demás normas
concordantes impugnadas en un principio, se agotaba con una decla-
ración en tal sentido, ya que –de acuerdo a sus propios dichos- “no
se pretende en estas actuaciones neutralizar los efectos de una de-
terminación fiscal, ni tampoco repetir sumas abonadas a la Provincia
demandada” (fs. 53, apartado II).

En consecuencia, si el agravio invocado como sustento de la pre-


tensión se concretaba por la aplicación coactiva de un régimen im-
positivo lesivo a los derechos de la empresa –arg. apartado VII.1 del
escrito inicial-, la vigencia de las normas que lo establecían constituye
el presupuesto de la acción.

Por consiguiente, toda vez que el régimen cuestionado inicialmen-


te fue reemplazado por otro, el planteo efectuado al respecto en la pre-
sentación de fs. 55/82 ha perdido virtualidad y solo subsiste en el caso
la cuestión introducida a fs. 107/117.

5º) Que en lo concerniente a este último planteo vinculado a la ci-


tada ley 10.508, cabe poner de resalto que el 16 de noviembre de 2017
el Estado Nacional, las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos
Aires, suscribieron el denominado “Consenso Fiscal”, aprobado por la
ley nacional 27.429.

Dicho consenso contempla una serie de compromisos asumidos


por las partes firmantes tendientes a armonizar las estructuras tri-
2092 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

butarias de las distintas jurisdicciones de forma tal de promover el


empleo, la inversión y el crecimiento económico e impulsar políticas
uniformes que posibiliten el logro de esa finalidad común.

En ese contexto, en el punto III apartado a) del referido instru-


mento, las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se com-
prometieron, en relación al impuesto a sobre los ingresos brutos, a
“Eliminar inmediatamente tratamientos diferenciales basados en el
lugar de radicación o la ubicación del establecimiento del contribuyen-
te o el lugar de producción del bien”.

6º) Que la Provincia de Córdoba, mediante el art. 1º de la ley 10.510


aprobó ese pacto interjurisdiccional, y estableció en su art. 2º que “El
Poder Ejecutivo Provincial dispondrá todas las medidas y dictará las
normas necesarias para dar cumplimiento a los compromisos asumi-
dos en el Consenso Fiscal en el plazo establecido en su Cláusula IV”.

7º) Que tales antecedentes imponen considerar que la apertura de


la jurisdicción originaria en razón de la materia cuando una provincia
es parte, solo procede cuando la acción entablada se funda directa y
exclusivamente en prescripciones constitucionales de carácter nacio-
nal, leyes del Congreso, o tratados, de tal suerte que la cuestión federal
sea la predominante en la causa (Fallos: 332:1422, entre muchos otros).

Por lo tanto, quedan excluidos de dicha instancia los procesos en


los que se debatan cuestiones de índole local que traigan aparejada la
necesidad de hacer mérito de estas o que requieran para su solución
la aplicación de normas de esa naturaleza o el examen o la revisión en
sentido estricto de actos administrativos de las autoridades provincia-
les, legislativos o judiciales de carácter local (Fallos: 329:937; 330:1114).

8º) Que a fin de determinar si el proceso reúne esa característica


es necesario indagar la naturaleza de la pretensión y además exami-
nar su origen, con relación a la efectiva substancia del litigio, (Fallos:
311:1791 y 2065; 312:606; 329:224), por cuanto más allá de la voluntad de
los litigantes en sus expresiones formales, se requiere considerar la
realidad jurídica de cada caso particular, ya que lo contrario importa-
ría dejar librado al resorte de aquellos la determinación de la compe-
tencia originaria (Fallos: 333:95 y sus citas).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2093
343

9º) Que, en ese orden de ideas, cabe concluir que en el caso no se


configura una cuestión federal de las características descriptas en el
considerando 7º precedente, ya que la solución de asunto, además del
examen de la violación constitucional que se invoca, exigirá dilucidar
la adecuación del “Régimen Transitorio de Fomento y Promoción de
las Industrias Locales” introducido como Título IV al actual Código
Tributario de la Provincia de Córdoba mediante la ley 10.508 impug-
nada, al compromiso asumido en el punto III apartado a) del referido
consenso, el cual, desde su aprobación por la legislatura local median-
te la sanción de la ley 10.510, forma parte del derecho público provin-
cial (arg. Fallos: 332:1007 y causa CSJ 5019/2015 “P.E.I. S.A. c/ Chubut,
Provincia del s/ acción declarativa (art. 322 Cód. Procesal)”, sentencia
del 3 de julio de 2018 y sus citas, entre muchos otros).

10) Que cuando se trata de pretensiones con las características


señaladas en el considerando precedente, no cabe admitir el acceso
directo a la competencia originaria del Tribunal solo porque el intere-
sado haya omitido referirse a la relevancia del derecho local, constitu-
cional o legislativo, para resolver el caso.

Por el contrario, es respecto de este tipo de casos que se ha reco-


nocido la precedencia de los tribunales provinciales para interpretar
sus propias leyes (Fallos: 133:216, 231) y una correlativa limitación de
esta Corte, la que, en ejercicio de su competencia apelada, debe tomar
dicha interpretación para decidir la compatibilidad del derecho local
con la Constitución federal (Fallos: 331:2777).

Por ello, cuando la Corte ha exigido que la acción entablada “verse


sobre”, o se “funde” o “base” en la Constitución Nacional o en nor-
mas federales directa y exclusivamente (este es el lenguaje de Fallos:
311:2154 y 326:3105), no ha supuesto que tal exigencia se encuentra
cumplida meramente porque en la demanda se “citen” preceptos fe-
derales y no otros (Fallos: 331:2777).

11) Que, por consiguiente, de acuerdo a la naturaleza de la pre-


tensión deducida a fs. 107/117 y a la efectiva substancia del pleito, el
presente proceso no corresponde a la competencia prevista en el art.
117 de la Constitución Nacional, sin perjuicio de la tutela que esta
Corte eventualmente pueda dar a los aspectos federales que el litigio
pudiera comprender, la que debe procurarse por la vía del recurso
extraordinario y en la medida en que la decisión de los jueces provin-
2094 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ciales afecte el interés de las partes (Fallos: 277:365; 310:2841, entre


muchos otros).

12) Que, por último, corresponde dejar aclarado que la necesidad


de que la actora concurra primeramente ante los estrados de la justi-
cia provincial, responde, además a elementales principios del sistema
federal que reservan para conocimiento de la justicia local la revisión
de los actos de los gobiernos provinciales en aplicación del derecho
público respectivo, también a la válida presunción de que como resul-
tado del análisis referido la demandante podría encontrar satisfacción
a su pretensión en la jurisdicción provincial sin necesidad de instar el
recurso extraordinario previsto en el art. 14 de la ley 48 antes mencio-
nado (Fallos: 330:4372).

Por ello, y habiendo dictaminado la señora Procuradora Fiscal, se


resuelve: Declarar la incompetencia de esta Corte para entender en el
caso por la vía de su instancia originaria. Notifíquese y comuníquese a
la Procuración General de la Nación.

Carlos Fernando Rosenkrantz (en disidencia)— Elena I. Highton


de N olasco — J uan C arlos M aqueda — H oracio R osatti .

Disidencia del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando:

1º) Que el infrascripto coincide con los considerandos 1º a 3º del


voto que encabeza este pronunciamiento.

4º) Que la ampliación de demanda solicitada por la actora en modo


alguno altera la competencia del Tribunal para seguir conociendo en
la causa. Ello es así porque, al modificar su pretensión, la parte actora
alega que las nuevas disposiciones han mantenido la misma política
proteccionista de la economía interna de la provincia que había sido
establecida por las normas derogadas y que, por lo tanto, no ha tenido
solución de continuidad la trasgresión de las disposiciones constitucio-
nales que protegen el comercio interprovincial (arts. 9º a 11 y 75, inciso
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2095
343

3º de la Constitución). Todo ello, sin perjuicio del reconocimiento que


se hace a fojas 107/117 sobre el menor daño patrimonial que el Régi-
men de Fomento establecido en el Título IV de la ley 10.508 causaría al
patrimonio de la contribuyente.

Por tales razones, no cabe trasladar a la presente causa, en sus


términos actuales, la verosimilitud del derecho y el riesgo en la demo-
ra afirmados por esta Corte en el expediente CSJ 683/2016 “Milkaut
S.A. c/ Córdoba, Provincia de s/ acción declarativa de inconstituciona-
lidad”, resuelta con fecha 13 de diciembre de 2016, entre muchas otras.

Por todo ello, se resuelve: hacer lugar a lo solicitado a fojas 107/117


y tener por modificada la demanda (artículo 331 del Código Procesal
Civil y Comercial de la Nación).

Carlos Fernando Rosenkrantz.

Parte actora: Laboratorios Bernabó S.A., representada por el Dr. Álvaro C. Luna Re-
quena.
Parte demandada: Provincia de Córdoba, no presentada en autos.

MÁRQUEZ, MÓNICA CRISTINA c/ HOSPITAL ALEJANDRO


POSADAS s/ Amparo ley 16.986

ACORDADA 4/2007

Solo a la Corte corresponde evaluar, en los términos del artículo 11


de la acordada 4/2007 y según su sana discreción, la idoneidad de las
presentaciones aun cuando no cumplan con los recaudos estableci-
dos por el reglamento citado; por lo cual el presidente del tribunal a
quo carecía de facultades para disponer, con invocación del precepto
mencionado y una vez vencido el plazo establecido en el artículo 257
del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, que la parte de-
mandada subsanara los defectos que presentaba el remedio federal
oportunamente deducido.
2096 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 17 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Márquez, Mónica Cristina c/ Hospital Alejandro


Posadas s/ amparo ley 16.986”.

Considerando:

1º) Que, a fs. 149, el presidente de Sala I de la Cámara Federal de


San Martín –con apoyo en el artículo 11 del reglamento aprobado por la
acordada 4/2007- ordenó a la demandada que, en un plazo de dos días,
acompañara nuevamente copia de la carátula de fs. 137 y del recurso
extraordinario federal de fs. 138/148 por advertir que su presentación
no cumplía con los recaudos formales establecidos en la mencionada
acordada. Dicha parte dio cumplimiento a lo requerido a fs. 150/162.

2º) Que es preciso recordar que solo a esta Corte corresponde eva-
luar, en los términos del artículo 11 y según su sana discreción, la ido-
neidad de las presentaciones aun cuando no cumplan con los recaudos
establecidos por el reglamento aprobado por la acordada 4/2007 (Fa-
llos: 342:1313; CSJ 830/2010 (46-C)/CS1 “Cippec c/ EN – Mº Desarrollo
Social Dto 1172/2013 s/ amparo ley 16986”, sentencia del 4 de diciembre
de 2012; CSJ 264/2014 (50-t)/CS1 “Trinidad, Noelia Elizabeth y otros c/
Soproser S.A y otra s/ laboral”, sentencia del 19 de mayo de 2015). En
consecuencia, el presidente del tribunal a quo carecía de facultades
para disponer, con invocación del precepto mencionado y una vez ven-
cido el plazo establecido en el artículo 257 del Código Procesal Civil y
Comercial de la Nación, que la parte demandada subsanara los defec-
tos que presentaba el remedio federal oportunamente deducido.

3º) Que, sin perjuicio de ello, no puede soslayarse que en el auto de


concesión de fs. 170/171 el tribunal de grado expresamente se pronun-
ció respecto de la admisibilidad del recurso extraordinario interpuesto
en forma oportuna -esto es, el obrante a fs. 138/148-, por lo que corres-
ponde que esta Corte se expida sobre esa presentación.

4º) Que el recurso extraordinario de fs. 138/148 no cumplió adecua-


damente con los requisitos previstos en el artículo 1º del reglamento
aprobado por la acordada 4/2007.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2097
343

Por ello, se lo desestima. Con costas. Notifíquese y, oportunamen-


te, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti
(según su voto).

Voto del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Considerando:

Que el recurso extraordinario con cumple con el requisito de fun-


damentación autónoma (art. 15 de la ley 48).

Por ello, se lo desestima. Con costas. Notifíquese y, oportunamen-


te, remítase.

Horacio Rosatti.

Recurso extraordinario interpuesto por el Hospital Alejandro Posadas, parte deman-


dada en autos, representado por la Dra. María Gabriela Vázquez y con el patrocinio
letrado de la Dra. Alejandra Roitman.
Traslado contestado por Mónica Cristina Márquez, actora en autos, con el patrocinio
letrado del Dr. Norberto Rodríguez.
Tribunal de origen: Cámara Federal de Apelaciones de San Martín Sala I.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Federal de Primera Instancia en lo
Civil y Comercial y Contencioso Administrativo de San Martín nº 1.
2098 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

PACCAGNINI, NORBERTO RUBÉN y Otros s/ Recurso


de casación

RECURSO EXTRAORDINARIO

Es nula la concesión parcial del remedio federal si exhibe un sustento


harto genérico que resulta inhábil para formar convicción acerca de la
configuración de algún supuesto que justifique la intervención excepcio-
nal de la Corte por la vía del art. 14 de la ley 48.

RECURSO EXTRAORDINARIO

Es nulo el auto de concesión del recurso extraordinario toda vez que el


fallo no se sustenta en una mayoría de opiniones sustancialmente coin-
cidentes sobre la cuestión federal en que se funda la concesión parcial
del remedio federal, circunstancia que autoriza a la Corte a declarar su
nulidad teniendo en cuenta que la decisión debe configurar un todo indi-
visible, demostrativo de una unidad lógico-jurídica, y no es, pues, solo el
imperio del tribunal ejercido en la parte dispositiva lo que le da validez
y fija sus alcances, ya que estos dos aspectos dependen también de las
motivaciones que sirven de base al pronunciamiento.

RECURSO EXTRAORDINARIO

Es nulo el auto de concesión del recurso extraordinario si cada uno de


los votos trasunta un diverso enfoque en la motivación para declarar la
concesión del recurso, sin que se pueda conocer en qué aspecto existe
coincidencia de fundamentos que permita fijar el contenido y alcance de
la cuestión federal comprometida.

RECURSO EXTRAORDINARIO

Es nulo el auto de concesión del recurso extraordinario, si los términos


sumamente genéricos del mismo evidencian que la decisión no anali-
zó de modo suficientemente circunstanciada la apelación federal ni fue
categórica en cuanto a la existencia de cuestión federal suficiente, sin
referirse con precisión y de manera separada a cada uno de los distin-
tos agravios presentados por la defensa, ni fundamentó debidamente
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2099
343

su decisión de conceder solo parcialmente el recurso extraordinario


en lo concerniente al encuadramiento normativo de los hechos como
delitos de lesa humanidad dando por sentado, aunque sin haberlo ana-
lizado pormenorizadamente, que se trataba de un agravio que podía ser
resuelto de manera independiente de los otros, en particular, de la arbi-
traria valoración de la prueba y la revisión eficaz de la sentencia conde-
natoria por un tribunal superior (Voto del juez Rosenkrantz).

RECURSO EXTRAORDINARIO

Nada releva a los órganos judiciales de resolver circunstanciadamente


si la apelación federal, prima facie valorada, cuenta con fundamentos
suficientes, pues de ser seguida una orientación opuesta, la Corte de-
bería admitir que su jurisdicción extraordinaria se viese, en principio,
habilitada o denegada sin razones que avalen uno u otro resultado, lo
cual irroga un claro perjuicio al derecho de defensa de los litigantes y
al adecuado servicio de justicia de la Corte (Voto del juez Rosenkrantz).

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
La Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal rechazó los
recursos de su especialidad deducidos por las defensas de Luis Emilio
S, Emilio Jorge D R y Carlos Amadeo M contra la sentencia que los
condenó a la pena de prisión perpetua e inhabilitación absoluta y per-
petua como coautores de homicidio agravado por alevosía reiterado en
dieciséis oportunidades, y tentativa del mismo delito -tres hechos-, en
concurso real (artículos 42, 44, 45 y 80, inciso 2, del Código Penal, según
Leyes 11.221 y 20.509) (fs. 7888/7942 vta.).
Tras ese pronunciamiento interpusieron entonces recursos ex-
traordinarios, los que fueron concedidos sólo en lo referido al agravio
según el cual la calificación de los hechos como delitos de lesa humani-
dad carecería de la debida fundamentación (fs. 8145/8149 vta.).
En consecuencia, dado que el a quo declaró inadmisibles esas
apelaciones en lo que respecta al resto de los agravios invocados,
sin que se haya interpuesto queja a raíz de esa denegación parcial,
2100 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

entiendo que la jurisdicción de la Corte ha quedado abierta sólo en la


medida en que ha sido otorgada (Fallos: 313:1202; 315:1687; 316:562 y
1713, entre otros).

-II-
Limitada en esos términos la cuestión por decidir, creo convenien-
te recordar cuáles fueron los hechos que se tuvieron por probados.
Según la sentencia del a quo, el 15 de agosto de 1972, a las 18:30 ho-
ras, aproximadamente, un grupo de detenidos en la Unidad 6 del Ser-
vicio Penitenciario Federal, situada en Rawson, provincia de Chubut,
tomó el control de ese penal y seis de ellos se evadieron en un vehículo
que condujeron hasta el aeropuerto de Trelew, donde abordaron un
avión que se dirigió a Puerto Montt, República de Chile.
Seguidamente, otros diecinueve detenidos también se escaparon,
aparentemente con el mismo fin. Ellos eran Carlos Heriberto A, Rubén
Pedro B, Eduardo Adolfo C, Mario E D, Alberto Carlos del R, Alfredo
Elías K, Clarisa Rosa L. Pl, Susana Graciela Le, José Ricardo M, Mi-
guel Angel P, Mariano, María Angélica S i, Ana María V de S, Humberto
Segundo S, Humberto Adrián T, Jorge Alejandro Ul, María Antonia Be,
Alberto Miguel C y Ricardo René H, de los cuales once eran miembros
del Ejército Revolucionario del Pueblo, cinco de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias y tres de Montoneros.
Este grupo no logró salir del aeropuerto, cuyo control entonces
tomó, privó de su libertad a personas ajenas a los hechos y comenzó
una negociación con el jefe de las fuerzas militares que rodearon el
lugar, Capitán de Corbeta Luis Emilio S.
Las tratativas concluyeron con la rendición de los diecinueve fu-
gados, que se pactó a condición de que todos fueran revisados por un
médico que certificara su buen estado de salud y de que se los volviera
a alojar en la cárcel de Rawson. Entregadas las armas, se llevó a cabo
la revisación médica pero luego, contrariamente a lo pactado, se los
trasladó a la base aeronaval Almirante Zar de Trelew ya que, según lo
informado por el entonces Capitán de Fragata Rubén Roberto P i, jefe
de esa base, así lo había ordenado el entonces Comandante en Jefe de
las Fuerzas Armadas y Presidente de la Nación. La zona fue declarada
en estado de emergencia a partir de las dos de la madrugada del día
siguiente y se puso a cargo del Comandante de la Novena Brigada de
Infantería con asiento en Comodoro Rivadavia, General Eduardo Beti.
A B, C, D, del R, K, Pl L, Me, P, P s, S, V de S, S, T, U, B, C y H per-
manecieron privados de su libertad en esa base naval hasta el 22 del
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2101
343

mismo mes, cuando alrededor de las 3:30 horas fueron despertados


por efectivos navales, entre los que se encontraban el Capitán S, el Te-
niente D R y el Cabo los que los obligaron a alinearse con la cabeza ga-
cha frente a sus respectivas celdas, a lo largo del pasillo ubicado entre
ellas, y les dispararon con sus armas a una distancia de poco más de
tres metros. Varios murieron en el acto, mientras que otros que habían
encontrado reparo debajo de las camas de sus celdas o que habían
caído heridos en el pasillo, fueron ultimados por los mismos efectivos.
Sólo seis permanecían con vida cuando llegaron al lugar otros inte-
grantes de la fuerza, alertados por los estrépitos escuchados en medio
de la noche, quienes procedieron a adoptar medidas para brindarles
atención médica. Sin embargo, únicamente tres de las víctimas logra-
ron sobrevivir (fs. 7959/7962).
La defensa de M, en lo que aquí interesa, cuestionó la calificación
de esos hechos como delitos de lesa humanidad al considerar que no
se probó la faz objetiva de ese tipo penal. Sostuvo que el llamado “ele-
mento de contexto” requiere la existencia de un plan o política pre-
concebida del Estado o de una organización para cometer hechos de
esa naturaleza, y que el delito particular debe haberse consumado en
ejecución de esa política. Por el contrario, según la recurrente, en el
sub examine se juzgaron hechos desvinculados de cualquier política o
plan preconcebido, lo que queda probado al observar que las circuns-
tancias históricas no sólo eran distintas a las del periodo 1976-1983,
sino que también había distintas autoridades en la Armada y el poder
era ejercido por otros actores que, como el General L, manifestaron
años más tarde su desacuerdo con la política implementada por la
Junta encabezada por Jorge Rafael V. Además, añadió que el hecho
de que las víctimas fueran personas contestatarias al régimen que go-
bernaba el país en ese momento no basta para tener por configurado
el plan o política en cuestión. En el mismo sentido, destacó que las
víctimas estaban privadas de su libertad legalmente y que los efectivos
de la Armada intentaron brindar atención médica a los sobrevivientes.
Por último, criticó que se haya reconstruido la realidad histórica de la
época por “inducción”, a partir de lo que definió como “datos menores”
u “anécdotas”.
Por otro lado, también sostuvo la falta de prueba del elemento
subjetivo del delito de lesa humanidad. Señaló que al momento de los
hechos tenía menos de seis meses de antigüedad en la fuerza y había
sido trasladado a la base Almirante Zar una semana antes de los he-
chos, por lo que no podía afirmarse “sin más” que conociera la existen-
cia de un supuesto plan sistemático del Estado para atacar a una parte
2102 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

de la población civil. En conclusión, su conducta no debió calificarse


como delito de lesa humanidad, según la recurrente, al carecer del
dolo requerido por el tipo (fs. 8094/8097 vta.).
La defensa de S y D R expuso argumentos similares a los mencio-
nados anteriormente para sostener la falta de prueba del elemento
de contexto de los delitos de lesa humanidad. Pero agregó, al consi-
derar insuficientes las afirmaciones del a quo acerca de la conexidad
entre lo ocurrido desde 1968 a 1973, por un lado, y desde 1976 a 1983,
por el otro, que los reglamentos militares del año 1968, citados en
la sentencia apelada para sustentar la existencia del plan o política
represiva del Estado en perjuicio de los miembros de las organizacio-
nes consideradas subversivas, no pueden equipararse a los decretos
y directivas dictados en 1975, que fundaron el accionar delictivo de
las fuerzas armadas desde entonces. Criticó también que se tuvieran
en cuenta, en su opinión, las represiones de las protestas gremiales
y estudiantiles conocidas como “Cordobazo” y “Rosariazo” de 1969 y
la “Noche de los Bastones Largos” de 1966, pues sólo demuestran el
descontento social y la represión policial anteriores al gobierno de
Lanusse. Sostuvo que se ponderaron erróneamente los dichos de los
testigos U y H, ya que ambos, al momento de los hechos, ostentaban
el grado más bajo dentro de la Armada, por lo que no podían tener
conocimiento certero acerca de los objetivos de la conducción de la
fuerza, y nunca afirmaron que se adiestraba a sus integrantes para
combatir a la militancia política, ni que participaron en procedimien-
tos con ese fin en la ciudad de Madryn y aledaños, sino que se refirie-
ron únicamente a prácticas de entrenamiento. También señaló que el
a quo se apoyó en la verificación de “esporádicas desapariciones de
personas”, pero sólo citó dos casos ocurridos en 1970 que fueron tra-
tados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la que
resolvió en su informe que no había pruebas sobre la participación de
representantes del gobierno o su inacción para reprimir el supuesto
delito (fs. 8108/8111).
Por otro lado, la parte afirmó que tampoco se demostró el elemen-
to subjetivo del delito de lesa humanidad en los casos de S y D R. Sos-
tuvo que, según el tipo en cuestión, el agente debe conocer no sólo
el ataque, sino también la política que lo avala, pese a lo cual en las
sentencias recurridas no hay argumentos suficientes para demostrar-
lo. En conclusión, consideró que no se probó el dolo requerido y, en
consecuencia, las conductas de los condenados no podían calificarse
como delitos de lesa humanidad (fs. 8112 vta./8113).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2103
343

-III-
Para el análisis del caso, entiendo conveniente recordar el trata-
miento jurisprudencial y doctrinario más reciente de algunos aspec-
tos de los delitos de lesa humanidad que se encuentran en la base de
las críticas esbozadas por las defensas, ya que al momento en que
ocurrieron los hechos, según la sentencia del a quo, esa categoría
de delitos y su imprescriptibilidad formaban parte del derecho in-
ternacional como normas de ius cogens, más allá del nivel de posi-
tivización que ellas han alcanzado hoy en día. Es que la codificación
penal actual del tipo en el Estatuto de la Corte Penal Internacional
(ECPI) y la jurisprudencia internacional en constante crecimiento,
son el producto de una evolución histórica que comienza al menos
después de la segunda guerra mundial y que, de acuerdo con con-
solidada doctrina del Tribunal, configuró la existencia de normas de
derecho internacional consuetudinario vinculantes para nuestro país
(Fallos: 327:3312, 328:2056, 330:3074 y 330:3248). Por lo tanto, la consi-
deración del estado actual de la doctrina y la jurisprudencia sobre
el tipo de delitos de lesa humanidad previsto en el ECPI no puede
causarle agravio alguno a los condenados, tal como incluso sus de-
fensas lo han admitido implícitamente al argumentar con base en ese
tratado internacional.
En efecto, sostuvieron que los delitos de lesa humanidad son aque-
llos que, según el artículo 7 del ECPI, se cometen en ejecución de una
política preconcebida de un Estado o una organización, es decir, que
debe existir un plan elaborado con antelación a la comisión de los de-
litos en particular (en el sub examine, homicidios agravados por ale-
vosía) que les sirva de contexto e impida considerarlos como hechos
aislados. Además, en cuanto al elemento subjetivo de esos delitos, afir-
maron que el agente debe conocer tanto el ataque contra la población
civil en el que se inserta su conducta criminal, como la política que lo
avala, previamente definida (Cf. supra, punto II).
Sobre ambos aspectos se ha pronunciado recientemente la Corte
Penal Internacional (CPI). En relación con la “política” de conformi-
dad con la cual debe llevarse a cabo el ataque (artículo 7.2.a ECPI),
la CPI afirmó que esta norma se refiere esencialmente al hecho de
que se intente la realización de un ataque contra una población civil,
sea mediante acción u omisión deliberada, pero que “la estructura del
Estatuto no requiere la existencia de un plan formal, ya que las moti-
vaciones explícitas son de escasa importancia” (considerando 1108 de
la sentencia de culpabilidad dictada por la Sala de Primera Instancia
2104 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

II en el caso The Prosecutor v. Germain Katanga, nº ICC-01/04-01/07,


el 7 de marzo de 2014).
En cuanto a la prueba de la existencia de esa política, consideró
importante destacar que es relativamente raro, si bien no se puede
excluir completamente, que para promover un ataque contra una po-
blación civil se adopte y divulgue un proyecto o plan preestablecido
con ese fin. En la mayoría de los casos -continuó- “la existencia de esa
política de un Estado u organización puede entonces inferirse de, inter
alia, acciones repetidas que sean conformes a una misma secuencia, o
de la existencia de preparativos o movilizaciones colectivas orquesta-
das o coordinadas por ese Estado u organización” (considerando 1109
de la misma sentencia).
Además, señaló que algunos aspectos de la política dirigida con-
tra una población civil que se cristalizan y desarrollan como acciones
ejecutivas son adoptados e iniciados por los perpetradores, por lo que
esa política y sus modalidades resultan claras “recién en el curso de
su implementación, de modo que su definición es posible sólo en re-
trospectiva, una vez que los actos han sido cometidos y a la luz de la
totalidad de la operación o línea de conducta realizada. Dicho de otro
modo, la política del Estado o la organización puede ser parte de un
proceso cuyos varios aspectos no siempre estén determinados antes
de que la operación o línea de conducta emprendida contra la pobla-
ción civil seleccionada se haya iniciado” (considerando 1110 de la mis-
ma sentencia).
En suma, la CPI aclaró que para determinar la existencia de una
política dirigida contra una población civil, en los términos del artículo
7.2.a del ECPI, se debe demostrar sólo la pretensión de cometer un
ataque contra esa población. Luego, este ataque, para ser típico, debe
ser generalizado, es decir, a gran escala, o bien sistemático, esto es,
constituir una serie de crímenes dirigidos a producir el mismo efecto
sobre la población atacada, que resulten conectados entre sí por un
mismo criterio de ejecución (por ej., el mismo modus operandi, el mis-
mo tratamiento impartido a las víctimas, etcétera) (Cf. considerando
1113 de la citada sentencia de la CPI).
En un sentido concordante con lo expuesto, la CPI explicó que el
elemento subjetivo requerido por el artículo 7.1 del ECPI, es decir, el
conocimiento de que el crimen en particular se comete como parte del
ataque, no debe ser interpretado como la exigencia de que el agente
conozca todas sus características o los detalles precisos del plan o po-
lítica. Tampoco se requiere -añadió- que el agente esté de acuerdo con
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2105
343

el plan criminal, ni su intención de que su conducta forme parte del


ataque, sino que sepa que eso es así (considerando 1125 de la citada
sentencia de la CPI).
En igual sentido, se ha demostrado en la doctrina que en la actua-
lidad no hay mayor discusión en lo referido a la forma que debe asumir
el elemento típico constituido por la política de ejecutar el ataque. A
este respecto, se ha afirmado que no se requiere la adopción formal
de esa política por parte del Estado, ni su declaración expresa o su es-
tablecimiento claro y preciso. En consecuencia, tampoco se requiere,
en lo referido al elemento subjetivo de los delitos de lesa humanidad,
que el agente conozca detalladamente las circunstancias y particulari-
dades del plan en el que se inserta su conducta, mucho menos cuando
ésta se realiza en un momento en el que el ataque es inminente pero
aún no ha comenzado, caso en el cual es necesaria la intención de par-
ticipar en él, de acuerdo con los Elementos de los Crímenes de la CPI
(introducción al artículo 7.2).
En síntesis, según la doctrina, basta con que el agente sepa que
existe el riesgo de que su conducta pueda ser considerada objetiva-
mente como parte de un ataque más amplio o, dicho de otro modo,
que sea consciente de que su conducta puede estar relacionada con un
ataque que incrementa su peligrosidad para las víctimas o la convierte
en una contribución a los crímenes de otros (Cf. Kai Ambos,Treatise
on International Criminal Law, vol. II: The Crimes and Sentencing,
Oxford University Press, Oxford, 2014, págs. 70 y 78).
Desde esa perspectiva, entonces, corresponde analizar los fun-
damentos brindados por el a quo para sostener que los homicidios
imputados en esta causa, cuya comisión escapa al alcance de los re-
cursos tal como se encuentran concedidos, deben considerarse deli-
tos de lesa humanidad, en tanto formaron parte de un ataque gene-
ralizado o sistemático contra una parte de la población civil, dirigido
desde el Estado nacional, y que se cometieron con el conocimiento
de que ello era así.

-IV-
El a quo ponderó que el tribunal oral sostuvo que “los hechos ma-
teria de debate se enlazan con el desenvolvimiento de la doctrina de
seguridad nacional y la preponderancia en los cuerpos armados de la
escuela militar francesa, con el correlativo desarrollo de legislación
represiva y la comisión de acciones represivas ilegales, que tuvieron
por objeto ahogar los movimientos sociales contestatarios o disiden-
2106 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

tes con el régimen de facto imperante, constituyéndolos en los enemi-


gos internos o subversivos, para cuyo tratamiento obraban las direc-
tivas de los gobernantes de facto y los reglamentos militares RC-5-l
del 11/68 (Operaciones Psicológicas), RC-8-3 (Operaciones contra la
Subversión Urbana) y RC-8-2 (Operaciones contra Fuerzas Irregula-
res)”, que tenían como objetivo la “destrucción” y el “aniquilamiento”
de aquella parte de la población civil, y que fueron puestos en vigencia
por resolución de Lanusse, entonces Comandante en Jefe del Ejército
(fs. 7904 y 7922).
Es importante recordar que el reglamento RC-5-l sobre Opera-
ciones Psicológicas a llevar a cabo por las fuerzas militares contra el
“enemigo subversivo” señalaba tres métodos, la operación persuasiva,
la sugestiva y la compulsiva, y definía a esta última como ‘toda acción
que tienda a motivar conductas y actitudes por apelaciones instintivas
[y actúe] sobre el instinto de conservación y demás tendencias básicas
del hombre (lo inconsciente)”. Añadía, además, que “[l]a presión sico-
lógica engendrará angustia, la angustia masiva y generalizada podrá
derivar en terror, y eso basta para tener al público (blanco) a merced
de cualquier influencia posterior. La fuerza implicará la coacción y
hasta la violencia mental [...] la fuerza y el vigor reemplazarán a los
instrumentos de la razón. La técnica de los hechos físicos y los me-
dios ocultos de acción sicológica transitarán por este método de acción
compulsiva” (artículos 2001 y 2004).
Se señalaba también que los medios de acción psicológica podían
dividirse, de acuerdo al instrumento empleado, en naturales, técnicos
y ocultos, y entre éstos se incluía a la “compulsión física”, en particular
las “torturas de tercer grado”, y la “compulsión síquica”, es decir, ame-
naza, chantaje, seguimiento físico, persecución telefónica y secuestros
(artículo 2023 y Anexo I, págs. 175-183).
El reglamento RC-8-3 de Operaciones contra la subversión urba-
na dejaba en claro que el enemigo considerado subversivo estaría in-
filtrado en toda manifestación de protesta o disidencia respecto del
régimen y el orden establecido, al haber seleccionado previamente
ciertos grupos propicios para imponer sus ideas (sindicatos, estudian-
tes, partidos políticos, etcétera) y arrastrarlos a la violencia (artículo
1006). Contra ese enemigo, la represión militar debía llevarse a cabo
como una operación ofensiva con el fin de neutralizarlo o destruirlo,
y dado que habría utilizado a la población para realizar y enmascarar
sus acciones, ella también habría podido sufrir las consecuencias de la
represión militar (artículo 3030). Además, se establecía la necesidad
de ejercer una estrecha vigilancia sobre los “elementos subversivos y
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2107
343

simpatizantes”, y proceder a su inmediata detención ante una “inmi-


nente alteración del orden público”. En este sentido, se preveía que
durante la represión militar se podría efectuar “gran cantidad de de-
tenciones” (Artículo 4006).
A ese marco normativo debe sumársele las leyes y directivas re-
señadas por el tribunal oral en su sentencia, todas encaminadas a la
represión de opositores políticos por parte de las fuerzas militares.
En particular, según surge de esa decisión, en el año 1969 se aprobó
el documento RV-150-10, titulado “Instrucción de Luchas Contra las
Guerrillas” del Ejército Argentino, en el que se establecía que “la ins-
trucción tendrá por fin capacitar a todos los combatientes en estas
operaciones y ponerlos en condiciones de ofrecer a la acción irregular
un idéntico procedimiento de combate”. Por otro lado, se destaca tam-
bién la Directiva Nº 02/71 de la Junta de Comandantes en Jefe, donde
se estableció “el pasaje a la ofensiva en la lucha contra la subversión”,
de la que puede extraerse, según la misma sentencia, que el Poder
Ejecutivo Nacional resolvió atacar a ese enemigo en las bases de su
accionar, mediante la incentivación de medidas concretas en todos los
campos del quehacer nacional y, en particular, con la intervención del
poder militar (fs. 7461 vta./7462 vta.).
El a quo ponderó también los testimonios reunidos en autos que
sustentan, en su opinión, la existencia del plan diseñado por las más
altas autoridades del Estado para perseguir y eliminar a los disidentes
políticos, bajo el amparo de las leyes aludidas y las directivas y regla-
mentos brevemente recordados.
Por un lado, señaló que el tribunal oral se apoyó en los dichos de
Julio César U, quien dijo haber ingresado a la Escuela Naval en 1968 y
que, a partir del “Cordobazo”, comenzó a notar que toda la instrucción
militar se encaminaba a la represión de la población civil. En ese senti-
do, el testigo refirió, según el a quo, que en febrero de 1972 fue asignado
al Batallón 2 de Infantería de Marina con base en Baterías y que, a raíz
de las insurrecciones populares en Córdoba y Rosario, se esperaba un
alzamiento del mismo tipo en Bahía Blanca, por lo que para esa época
estaban permanentemente en “pie de combate”. Recordó que en 1972
efectuaron un desembarco en Puerto Madryn, oportunidad en la que
realizaron distintos allanamientos como una práctica militar. También
dijo, según la misma sentencia, que ya en noviembre de 1972 la compa-
ñía de Infantería de Marina que integraba fue estructurada en grupos
paramilitares para “actuar de civiles sin documentos, secuestrar per-
sonas que figuraban en un listado del servicio de inteligencia y ‘tragar’
a los detenidos en la Escuela de Mecánica de la Armada”. Su oposi-
2108 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ción y la de algunos de sus compañeros a realizar esas tareas ilega-


les los condujo a sublevarse, por lo que resultaron detenidos. Tiempo
después, al día siguiente del triunfo electoral de Héctor Cámpora y
cuando aún permanecía detenido, un Director de la Armada le dijo, de
acuerdo con lo expuesto por el a quo, que estaban dispuestos a matar
un millón de personas para evitar la revolución (fs. 7908 y vta.).
Se valoró que los dichos de U encontraron correlato en la decla-
ración de Ricardo Luis Hirsch, el que a la época de los hechos se des-
empeñaba como Guardiamarina de Infantería de Marina y cumplía
funciones en el Batallón de Comunicaciones Nº 1, en Puerto Belgrano,
provincia de Buenos Aires. Según se desprende de la sentencia del a
quo, Hirsch afirmó que en ese momento la Armada Argentina tenía
por objetivo aplicar la doctrina de la seguridad nacional, a raíz de los
masivos reclamos ensayados por sindicalistas y militantes políticos, y
refirió que la coyuntura indicaba que el objetivo militar se centraba en
la persecución, arresto y búsqueda de militantes políticos. Agregó que
ya para esa época en la Escuela de Mecánica de la Armada se estaban
conformando “grupos de tareas” (fs. 7908 vta.).
Además, se sostuvo que el mencionado cambio de objetivo de las
fuerzas armadas en su conjunto fue explicado por el testigo Horacio P
B, que en el año 1972 ejerció el cargo de Jefe del Regimiento de Infan-
tería 24, en Río Gallegos, provincia de Santa Cruz. Se señaló que este
testigo afirmó que la doctrina de la seguridad nacional ubicaba al ene-
migo en el interior del país, por lo que se debía combatir la infiltración
comunista y el desorden social resultante, y que a partir de principios
de 1970 comenzó la aplicación práctica de esa doctrina, cuya primera
línea represiva se impartía en la Escuela de las Américas, donde se
enseñaba a interrogar prisioneros y a torturar (fs. 7908 vta./7909).
Por otro lado, el a quo valoró diversos testimonios que dieron cuen-
ta de una serie de acontecimientos que, a su modo de ver, demuestran
la ejecución concreta del plan de represión sistemática al que se viene
haciendo referencia.
En efecto, afirmó que los abogados de presos y perseguidos polí-
ticos Eduardo Luis D y Rodolfo Aurelio Ma se refirieron al secuestro
y desaparición de Néstor M y Miguel C, del dentista Marcelo V y su
esposa, Sara Pa, de Alejandro Va D y Luis P, dirigente del Ejército Re-
volucionario del Pueblo. Además, según la sentencia del a quo, pun-
tualizaron que al viajar a la ciudad de Trelew, después de la fuga de
sus defendidos del penal de Rawson, fueron detenidos arbitrariamente
junto a los abogados Mario Abel A y Carlos Alberto G en la comisaría
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2109
343

de esa ciudad, y que posteriormente sufrieron la explosión de dos bom-


bas de alto poder destructivo en la sede de la Asociación Gremial de
Abogados y en un estudio jurídico de la ciudad de Trelew, poco antes de
disponerse a brindar una conferencia de prensa ante la imposibilidad
de ejercer actos de defensa de los detenidos en la base Almirante Zar
(fs. 7906 vta.).
De acuerdo con el a quo, M relató que para esa época se había
generalizado el uso de la tortura y que los hechos de violencia también
afectaban a los abogados defensores de los detenidos, por lo que con-
sideraban que las denuncias eran inútiles ante la falta de un margen
de legalidad (fs- 7907).
El mismo testigo afirmó, según el a quo, que las primeras desapa-
riciones de personas ocurrieron en 1971, en coincidencia con lo decla-
rado por la historiadora Vera Carnovale, en cuanto a que, entre 1970 y
1973, hubieron entre diez y doce desaparecidos. Los testigos Alicia L y
David Patricio R también se refirieron a la desaparición de personas,
de acuerdo a lo que se desprende de la sentencia recurrida (fs. 7906
vta./7907).
Además, el a quo recordó que Hipólito Solari Y, abogado de Agus-
tín T, líder gremial por entonces detenido en la Unidad 6 de Rawson,
declaró en consonancia con lo dicho por M o. En particular, señaló que
el gobierno de facto iniciado con el derrocamiento de Arturo Illia llevó
a cabo una política represiva contra todo contestatario al régimen, y
que los militares actuaban sin orden judicial, algunos detenidos desa-
parecían y otros opositores al régimen perdían la vida a manos de las
fuerzas de seguridad en el marco de protestas sociales. Además, dijo
que los hábeas corpus presentados por la Asociación Gremial de Abo-
gados en los tribunales federales de la Capital Federal no tenían resul-
tado positivo y que treinta y cinco abogados de presos políticos fueron
detenidos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional en 1969 (fs. 7907).
Por otro lado, se ponderaron los testimonios de David Patricio R y
Elisa M G, en cuanto dijeron, según el a quo, que en octubre de 1972 los
apoderados de los presos políticos detenidos en la Unidad 6 de Raw-
son, que habían formado la Comisión de Solidaridad con los Presos,
fueron perseguidos en las ciudades de Trelew, Puerto Madryn y Puerto
Pirámides, y finalmente detenidos por personal militar y trasladados
a la cárcel de Villa Devoto, ubicada en Buenos Aires (fs. 7907 y vta.).
En el mismo sentido, se recordó el testimonio de Sergio Armando
M, referido a las detenciones que sufrió en 1972 y 1976, y al hostiga-
miento y amenazas que recibió de manera continua, aun durante el
2110 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

período democrático de 1973 a 1976, por su participación en la Comi-


sión de Solidaridad con los Presos. Sostuvo el a quo que el testigo afir-
mó haber sido sometido a interrogatorios en los que el tema central
fueron los acontecimientos de 1972 y su relación con Roberto Q, que
estaba desaparecido (fs. 7907 vta.).
Valoró también la declaración de Ana María B, ex pareja del her-
mano de Mariano P, muerto en la base Almirante Zar, la que dio cuenta
de la persecución sufrida por los familiares de la víctima con posterio-
ridad al hecho, en particular mediante amenazas y más de diez alla-
namientos al domicilio de su padre. Según el a quo, la testigo afirmó
incluso que el 14 de agosto de 1975 mataron a los padres y hermanos
de Pujadas dentro del domicilio familiar (fs. 7907 vta.)-
Las represalias contra los familiares de los muertos en la base ae-
ronaval fueron mencionadas también por las testigos Alicia S, deteni-
da en el penal de Rawson en 1972, y Alicia L, viuda de Pedro B, quien
perdió la vida en la base aeronaval ese año (fs. 7907 vta. y 7908).
En cuanto al maltrato y las torturas a las que fueron sometidos los
detenidos acusados de integrar “grupos subversivos”, se recordó que
declararon a ese respecto S, Hilda B de T, Julio César U, Rubén Oscar
S y Luis O (fs. 7908).

-V-
Como se ha dicho supra, punto II, la defensa de M sostuvo que en
el sub examine se juzgaron hechos desvinculados de cualquier política
o plan preconcebido, al afirmar que no hay ninguna conexión entre
esos hechos y los del período posterior comprendido entre 1976 y 1983,
en tanto las circunstancias históricas eran distintas y otras eran tam-
bién las autoridades de la Armada.
Ese argumento, sin embargo, no logra refutar la posición afirma-
da por el a quo. Según lo advierto, la existencia del plan o política en
el marco del cual se cometieron los hechos de esta causa no depen-
de de la prueba de su relación de continuidad con lo ocurrido en el
período 1976-1983. Más allá de las diferencias que puedan señalarse
entre ambos contextos, lo cierto es que la reconstrucción del a quo
se apoyó en normas aprobadas por las autoridades de ese entonces y
declaraciones de testigos de la época, tanto de ex integrantes de las
fuerzas armadas cuanto de víctimas de la represión y sus allegados,
que le permitieron tener por demostrada, razonablemente, la progre-
siva elaboración de un plan o política encaminada a la neutralización o
eliminación de una parte de la población civil, ya a partir de 1968, me-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2111
343

diante métodos como las detenciones masivas arbitrarias, la tortura, y


la realización de acciones ejecutivas. Ello es suficiente, en mi opinión,
para tener por probado el elemento de contexto de los delitos de lesa
humanidad, según la reciente jurisprudencia y doctrina sobre la mate-
ria recordada supra, punto III, independientemente de lo ocurrido en
el período 1976-1983.
En el mismo sentido, la parte afirmó que recién en 1975 “se inicia
lo que se dio a conocer como ‘Lucha contra la Subversión’, tal como
lo habrían demostrado el informe de la CONADEP y la sentencia del
juicio a las juntas de comandantes de 1985 (fs. 8095 vta.). Sin embargo,
como es notorio, ni ese informe ni la sentencia citada tuvieron por ob-
jeto hechos anteriores a 1976, por lo que mal podrían haber afirmado,
como sugiere la recurrente, que sólo a partir de ese año las fuerzas
armadas ejecutaron un ataque generalizado o sistemático contra par-
te de la población civil, y que ningún otro se verificó en nuestro país en
los años precedentes.
Por otro lado, se ha recordado que el a quo, para considerar pro-
bado el elemento de contexto, tuvo en cuenta circunstancias que ex-
ceden el hecho de que las víctimas fueron personas contestatarias al
régimen que gobernaba el país en ese momento (Cf. supra, punto IV),
por lo que no está en discusión que ese hecho no sea suficiente, como
afirmó la recurrente, para llegar a aquella conclusión.
Insistió la parte en la inexistencia del plan o política al destacar
que las víctimas estaban privadas de su libertad legalmente y que los
efectivos de la Armada intentaron brindar atención médica a los sobre-
vivientes. Pero desconoció, incluso con independencia de la alegada
validez de origen, que las condiciones en que se cumplía la detención
de los presos políticos eran ilegales, en tanto estaban caracterizadas
por el maltrato y las torturas, según lo que declararon varios testigos
(Cf. supra, punto IV), y que si bien es cierto que algunos efectivos de la
Armada habrían intentado asistir a los sobrevivientes del fusilamien-
to, según la versión de los hechos que se tuvo por probada, también lo
es que los responsables de su ejecución fueron otros agentes de esa
fuerza.
Además, la recurrente criticó que se haya reconstruido la realidad
histórica de la época por “inducción”, a partir de lo que definió como
“datos menores” u “anécdotas”. Sin embargo, como se ha recordado
(Cf. supra, punto III), la jurisprudencia internacional más reciente
sostuvo que la existencia del plan o política del Estado puede inferir-
se de circunstancias históricas, incluso de manera “retrospectiva”, en
2112 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

tanto es difícil que resulte determinada en todos sus aspectos y que


se la divulgue antes de su ejecución. Y no creo que las circunstancias
valoradas por el a quo para considerar probada la existencia del plan
o política ya mencionado sean “datos menores” u “anécdotas”, como,
por ejemplo, la comprobada sanción de reglamentos militares que au-
torizaban la tortura, el chantaje y las amenazas como método de ac-
ción psicológica o las detenciones en gran escala de la población civil, o
bien los malos tratos y las torturas sufridos por los detenidos acusados
de integrar ‘grupos subversivos”, la imposibilidad de defenderse efi-
cientemente y la persecución de sus familiares y abogados, según las
declaraciones testimoniales citadas en la sentencia de casación (Cf.
supra, punto IV).
Por lo demás, la existencia de ese contexto tal como se lo descri-
bió, con base en los elementos ya reseñados, constituye una cuestión
de hecho y prueba que, como tal, resulta ajena al examen de la Corte
cuando conoce por la vía extraordinaria, en particular si no se demues-
tran, como creo que ocurre en este caso, groseras deficiencias lógicas
de razonamiento o una total ausencia de fundamento normativo que
impidan considerar al fallo como la “sentencia fundada en ley” a que
hacen referencia los artículos 17 y 18 de la Constitución Nacional (Fa-
llos: 325:3265 y sus citas, entre otros).
En cuanto a lo planteado por la defensa de S y D R para demos-
trar la inexistencia del plan o política en cuestión, considero irrele-
vante la crítica referida a la imposibilidad de equiparar los decretos
y directivas dictados en 1975, y los reglamentos y leyes ponderados
en la sentencia apelada. Es que, a mi modo de ver, las apreciaciones
del a quo respecto de la conexidad del plan criminal que se tuvo por
probado en esta causa y el ejecutado entre 1976 y 1983 (proximidad
temporal e identidad de objetivos diseñados, medios destinados para
concretarlos y sujetos protagonistas involucrados [fs. 7910 vta.]) son
secundarias en relación con el resto de los fundamentos brindados
para demostrar su existencia. Ello se desprende no sólo del orden
que siguió el a quo para desarrollar su razonamiento (las aprecia-
ciones cuestionadas aparecen al final de la argumentación, tras la
valoración de la normativa y las declaraciones testimoniales ya re-
cordadas [Cf. fs- 7903 vta./7911]), sino también de que la elaboración
de ese plan del Estado de atacar a una parte de la población civil
y su ejecución sistemática encuentran sustento no en la conexidad
sugerida, sino en la prueba valorada con anterioridad, es decir, como
resulta lógico, primero se consideró demostrado el plan y luego se
intentó sostener su analogía con otro.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2113
343

Las represiones de las protestas gremiales y estudiantiles conoci-


das como “Cordobazo” y “Rosariazo” fueron mencionadas por el a quo
para ilustrar el descontento social contra medidas represivas adopta-
das en esa época, como el frecuente dictado del estado de sitio, la divi-
sión del territorio en zonas de emergencia a cargo de un oficial militar,
el interrogatorio coactivo y la incomunicación de los detenidos acusa-
dos de integrar grupos subversivos, su traslado a cárceles sumamente
alejadas de sus domicilios y el de sus allegados, y la persecución de sus
abogados, que ya por entonces, según se sostuvo en la sentencia apela-
da, resultaban vinculadas a la misma política estatal en el marco de la
cual, años más tarde, se cometerían los hechos del sub examine. En mi
opinión, esa tesis no resulta refutada por el argumento de que aquellos
acontecimientos fueron anteriores a la presidencia de Lanusse, en la
medida en que esa mera circunstancia no contradice el vínculo que los
liga, según el a quo, a los hechos imputados en esta causa, es decir, el
plan o política de ataque contra una parte de la población civil, mucho
menos si se recuerda que Lanusse era ya por entonces comandante en
jefe del ejército y, como tal, no era ajeno a la elaboración de ese plan o
política, como lo demuestra, por ejemplo, que haya dictado en 1968 los
reglamentos de “Operaciones Psicológicas” y de “Operaciones contra
Fuerzas Irregulares” y, al año siguiente, el de “Operaciones contra la
Subversión Urbana” (Cf. supra, punto IV).
En cuanto a los dichos de U y H se ponderó que ambos, en con-
sonancia con lo declarado por el testigo Ballester, se refirieron a
que, en la época de los hechos, el objetivo de la Armada, de acuerdo
con la instrucción militar que se impartía a sus cadetes, era el com-
bate contra la “insurrección interna”, y que se estaban conforman-
do “grupos de tareas” con ese fin (Cf. supra, punto IV). Por lo tanto,
la circunstancia de que en ese momento, según señaló la defensa,
esos testigos tenían el grado más bajo dentro de la Armada, por lo
que no podían tener conocimiento certero acerca de los objetivos
de la conducción de la fuerza, no quita valor a sus declaraciones,
pues no se basaron en ese supuesto conocimiento, sino en sus ex-
periencias como cadete, el primero, y Guardiamarina de Infantería,
el segundo. Tampoco consigue menoscabar esas declaraciones que,
como sostuvo la defensa, no se hayan referido a acciones concretas
de represión en las que intervinieron los declarantes, sino a prác-
ticas de entrenamiento pues, aun cuando fuera así, estos ejercicios
constituirían, de todos modos, un indicio relevante de la existencia
del plan, corroborado luego por los actos de ejecución que se tuvie-
ron por probados (Cf. supra, punto IV).
2114 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

La recurrente también afirmó que el a quo citó sólo dos de las espo-
rádicas desapariciones de personas” a las que hizo alusión, y se quejó de
que, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, ningu-
no de esos casos se le puede atribuir al Estado. Sin embargo, en la sen-
tencia apelada se valoraron numerosos testimonios acerca de detencio-
nes arbitrarias, torturas, persecuciones y homicidios de integrantes de
grupos considerados subversivos y de sus familiares y allegados, cuya
veracidad no está en discusión en esta instancia, que son suficientes
para sustentar la ejecución del plan o política que se tuvo por probado,
aun prescindiendo de aquellos dos casos cuestionados. En efecto, las
desapariciones forzadas podrían ser un método de ejecución previsto en
el plan de ataque, como lo fueron durante los años 1976 a 1983, pero no el
único, de acuerdo con lo previsto en el artículo 7 del ECPI.
Por último, las defensas de los tres condenados sostuvieron que no
se probó el elemento subjetivo requerido por el tipo de los delitos de
lesa humanidad.
Sin embargo, la crítica consistente en que M, al momento de los
hechos, tenía una antigüedad de menos de seis meses en la fuerza y
había sido trasladado a la base Almirante Zar una semana antes, no
es suficiente para rebatir que sabía, al menos, que su conducta se re-
lacionaba con el ataque contra la subversión que, desde tiempo antes,
constituía el objetivo central de la fuerza. No se pueden olvidar, a este
respecto, las declaraciones de U y H, los cuales, aun al ostentar los
grados más bajos dentro de la jerarquía militar, según lo afirmado por
las recurrentes, pudieron dar cuenta, el primero, de que la instruc-
ción que se impartía a los cadetes en ese entonces, de acuerdo con su
experiencia como tal, estaba centrada en la represión de la población
civil identificada como subversiva, y, ambos, de que este objetivo era
el principal de la fuerza y estaba basado en la doctrina de la seguridad
nacional. En el mismo sentido, tampoco pueden omitirse los regla-
mentos militares ya mencionados, ni lo dicho por el testigo B, según lo
afirmado por el a quo, en cuanto a que la aplicación práctica de aquella
doctrina comenzó en 1970, y que para ello se había instruido a los mili-
tares para interrogar a los prisioneros y torturarlos (Cf. supra, punto
IV). Por último, es importante reiterar que el tipo de los delitos de lesa
humanidad no requiere que el agente conozca todas las característi-
cas del ataque o los detalles precisos del plan o política del Estado, ni
que esté de acuerdo con ese plan o política (Cf. supra, punto III).
Las mismas consideraciones valen para rechazar la ausencia en la
sentencia del a quo de todo elemento probatorio que sustente el dolo
de los entonces Capitán de Corbeta S y Teniente de Navío D R.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2115
343

En conclusión, entiendo que las recurrentes no lograron rebatir


todos y cada uno de los fundamentos independientes que dan susten-
to a la sentencia apelada y que descartan la arbitrariedad invocada,
por lo que su pretensión no debe prosperar (Fallos: 303:620; 305:171;
306:1401 y 312:389).

-VI-
Por todo lo expuesto, opino que corresponde rechazar los recursos
extraordinarios concedidos a fojas 8145/8149 vta. Buenos Aires, 05 de
abril de 2016. Alejandra Madgalena Gils Carbó.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 17 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Paccagnini, Norberto Rubén y otros s/ recurso


de casación”.

Considerando:

1º) Que mientras la causa estaba a estudio de la Corte Suprema, el


Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Comodoro Rivadavia informó
el deceso de Emilio Jorge Del Real y Luis Emilio Sosa y del conse-
cuente sobreseimiento, por extinción de la acción penal, dictado a su
respecto el 22 de agosto de 2016. Ello torna abstracta la apelación bajo
examen a su respecto siendo que subsiste en relación al tercer recu-
rrente Carlos Amadeo Marandino.

2º) Que la defensa oficial de Carlos Amadeo Marandino interpuso


recurso extraordinario federal a fs. 8088/8103, contra la sentencia de la
Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal que rechazó, por una-
nimidad, el recurso de casación interpuesto contra la condena dictada,
entre otros, a su respecto, a prisión perpetua como coautor del delito
de homicidio con alevosía de 16 personas y tres tentativas del mismo
delito, cometido el 22 de agosto de 1972, en el marco de los hechos
conocidos como la “Masacre de Trelew”, encuadrándolos dentro de la
categoría de “crímenes de lesa humanidad” (fs. 7888/7942).
2116 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

3º) Que, como cuestión federal, la defensa oficial invocó arbitrarie-


dad de la sentencia tanto por fundamentación aparente en violación
del derecho al recurso (artículo 8.2.h. Convención Americana de De-
rechos Humanos Fallo “Casal”) como por apartamiento del texto del
artículo 7º del Estatuto de Roma. Asimismo, violación al principio ne
bis in ídem y a la garantía de ser juzgado en un plazo razonable al igual
que la inconstitucionalidad de la pena de prisión perpetua en violación
al fin de la pena basado en la reinserción social.

4º) Que –mediante el voto en mayoría conformado por las juezas


Figueroa y Catucci- la Sala III de la Cámara Federal de Casación Pe-
nal concedió el remedio federal bajo examen mediante la providencia
de fs. 8145/8149 sólo “en lo concerniente a la cuestión federal alegada
vinculada con la caracterización de los hechos juzgados como consti-
tutivos de crímenes de lesa humanidad”. A su vez –mediante el voto
por mayoría de la jueza Catucci y el juez Slokar- declaró inadmisible
ese recurso “en lo que respecta a los restantes puntos de agravio”.

5º) Que la concesión parcial del remedio federal exhibe un sus-


tento harto genérico que resulta inhábil para formar convicción acer-
ca de la configuración de algún supuesto que justifique la interven-
ción excepcional del Tribunal por la vía del art. 14 de la ley 48. Es
apropiado recordar, al respecto, que esta Corte ha tenido oportuni-
dad de declarar, con énfasis y reiteración, la nulidad de resoluciones
por las que se concedía un recurso extraordinario cuando constató
que aquellas no daban satisfacción a un requisito idóneo para la ob-
tención de la finalidad a que se hallaba destinada (art. 169, segun-
do párrafo, del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación; Fa-
llos: 310:2122 y 2306; 315:1589; 323:1247; 330:4090; 331:2302; 332:2813 y
333:360, entre muchos más).

6º) Que el a quo no analizó circunstanciadamente (“con toda me-


nudencia, sin omitir ninguna circunstancia o particularidad”, según
la definición de la Real Academia Española) la apelación federal para
poder efectuar la valoración a que obliga la doctrina precedentemente
citada (Fallos: 332:2813 y 333:360, entre otros).

7º) Que tampoco el fallo se sustenta en una mayoría de opiniones


sustancialmente coincidentes sobre la cuestión federal en que se fun-
da la concesión parcial del remedio federal, circunstancia que autoriza
a este Tribunal también a declarar la nulidad del auto de concesión
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2117
343

teniendo en cuenta que la decisión debe configurar un todo indivisible,


demostrativo de una unidad lógico-jurídica, y no es, pues, solo el im-
perio del tribunal ejercido en la parte dispositiva lo que le da validez y
fija sus alcances, ya que estos dos aspectos dependen también de las
motivaciones que sirven de base al pronunciamiento (Fallos: 316:609).

8º) Que, en efecto, el voto preopinante no especificó cuáles eran los


derechos comprometidos y en qué medida, siendo varios los invocados
por la parte recurrente, de qué modo cada uno de ellos guardaba re-
lación directa e inmediata con lo resuelto. Por otra parte, la jueza que
concurrió parcialmente con ese voto no aclaró cuál era en concreto la
cuestión federal que fijó como “errónea caracterización” de los hechos
como delitos de lesa humanidad. Ni de qué modo enlazaba con el agra-
vio de la parte basado en la causal de arbitrariedad por “apartamiento
del texto del art. 7º del Estatuto de Roma” al no haberse probado la
exigencia de ese precepto convencional en lo que concierne a una “po-
lítica de estado diseñada para eliminar un grupo de personas”.

A lo que cabe agregar que cada uno de esos votos trasunta un di-
verso enfoque en la motivación para declarar la concesión del recurso,
sin que se pueda conocer en qué aspecto existe coincidencia de funda-
mentos que permita fijar el contenido y alcance de la cuestión federal
comprometida.

Por ello, oída la señora Procuradora General de la Nación, el Tri-


bunal resuelve: I) declarar abstracto un pronunciamiento respecto del
recurso extraordinario federal concedido en relación a Emilio Jorge
Del Real y Luis Emilio Sosa y II) declarar la nulidad parcial del auto
de fs. 8145/8149 en cuanto, en el punto II, concedió el recurso extraor-
dinario federal interpuesto por la defensa de Carlos Amadeo Marandi-
no “en lo concerniente a la cuestión federal alegada vinculada con la
caracterización de los hechos juzgados como constitutivos de críme-
nes de lesa humanidad”. Vuelvan las actuaciones al tribunal de origen
para que se dicte una nueva decisión sobre el punto con arreglo a este
pronunciamiento. Notifíquese y remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (según su voto)— Elena I. Highton


de N olasco — J uan C arlos M aqueda — H oracio R osatti .
2118 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Voto del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando:

1º) Mientras la causa estaba a estudio de esta Corte, el Tribunal


Oral en lo Criminal Federal de Comodoro Rivadavia informé el deceso
de Emilio Jorge Del Real y Luis Emilio Sosa y el consecuente sobre-
seimiento, por extinción de la acción penal, dictado el 22 de agosto de
2016. Ello torna abstracta la apelación bajo examen a su respecto, pero
subsiste el tercer recurrente, Carlos Amadeo Marandino.

2º) La defensa oficial de Marandino interpuso recurso extraordina-


rio federal a fs. 8088/8103 contra la sentencia de la Sala III de la Cáma-
ra Federal de Casación Penal que rechazó, por unanimidad, el recurso
de casación interpuesto contra la condena dictada, entre otros, a su
respecto, a prisión perpetua como coautor del delito de homicidio con
alevosía de 16 personas y tres tentativas del mismo delito, cometido el
22 de agosto de 1972, en el marco de los hechos conocidos como la “Ma-
sacre de Trelew”, encuadrándolos dentro de la categoría de “crímenes
de lesa humanidad” (fs. 7888/7942).

3º) Como cuestión federal, inicialmente la defensa invocó la arbi-


trariedad de la sentencia por fundamentación aparente en violación
del derecho al no haber una revisión eficaz de la sentencia del tribunal
de mérito (artículos 8.2 h de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos y Fallos: 328:3399 “Casal”). Al respecto, consideró que exis-
tieron vicios lógicos en la construcción de la sentencia que la deslegi-
timan como acto jurisdiccional válido y sostuvo que se violó el derecho
al recurso dado que para rechazar las argumentaciones de la defensa
se expuso como fundamento la transcripción de la misma sentencia
objeto de recurso de casación.

También alegó arbitrariedad por el apartamiento del texto del ar-


tículo 7º del Estatuto de Roma para definir que los sucesos analizados
encuadran en la categoría de delitos de lesa humanidad. En ese sen-
tido, la defensa consideró que ello no fue probado y que los sucesos
investigados no integraron un plan sistemático de represión estatal.

Luego la defensa se agravió por lo que consideró la arbitraria


valoración de la prueba al señalar que la descripción física de Ma-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2119
343

randino que realizaron los testigos sobrevivientes no coincide con


sus características.

Además se agravió por la violación al principio ne bis in ídem dado


que Marandino “fue sobreseído por el mismo hecho por el que fue so-
metido a juicio en este proceso mediante decreto nro. 425/73 del PEN
en el sumario 1/72 instruido en el ámbito de la justicia militar” y a
la garantía de ser juzgado en un plazo razonable, en virtud de que “el
hecho bajo juzgamiento ocurrió en el año 1972 y la democracia se re-
estableció en 1983, por lo que el Estado no puede recién emitir senten-
cia luego de 30 años de establecida la democracia y 41 años después
de ocurrido el hecho. Tal circunstancia no es razonable conforme la
interpretación del plazo razonable que efectuara la CIDH”. Final-
mente, postuló la inconstitucionalidad de la pena de prisión perpetua
en violación de la pena basado en la reinserción social.

Al dársele traslado a la acusación, la Fiscal General ante la Cá-


mara Federal de Casación Penal consideró que el recurso es impro-
cedente “por cuanto no se advierten las causales de arbitrariedad
invocadas por el recurrente” en la medida en que solo evidencian
una opinión diversa sobre la cuestión debatida y resuelta y que la de-
cisión cuenta “con los fundamentos jurídicos mínimos, necesarios
y suficientes que impiden la descalificación del fallo como acto ju-
dicial válido”. A su vez, afirmó que no se planteó la cuestión federal
a debatir ni se demostró cómo se habría operado efectivamente en
la sentencia impugnada la violación a las garantías constitucionales
denunciadas (fs. 8133/8135).

Por su parte, ante el traslado a la querella (Centro de Estudios Le-


gales y Sociales) respecto de todos los remedios federales interpues-
tos por las defensas esta parte solo se pronunció contra la admisibili-
dad del recurso federal de la defensa de Jorge Enrique Bautista, pero
no efectuó valoración alguna sobre la viabilidad del remedio procesal
de la defensa de Marandino (fs. 8136/8143).

4º) Mediante el voto en mayoría conformado por las juezas Fi-


gueroa y Catucci la Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal
concedió el remedio federal bajo examen mediante la providencia de
fs. 8145/8149 sólo “en lo concerniente a la cuestión federal alegada
vinculada con la caracterización de los hechos juzgados como cons-
titutivos de crímenes de lesa humanidad”. A su vez -mediante el voto
2120 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

por mayoría de la jueza Catucci y el juez Slokar- declaró inadmisible el


recurso “en lo que respecta a los restantes puntos de agravio”.

La jueza Figueroa concedió brevemente el recurso interpuesto


por todos los agravios “habida cuenta de la cuestión federal de los
derechos de raigambre constitucional y convencional sobre dere-
chos humanos con superioridad normativa”. Su colega Catucci con-
cedió por la caracterización de los hechos como crímenes de lesa
humanidad y la consiguiente extinción de la acción penal al consi-
derar satisfechas las condiciones de procedencia exigidas por el art.
15 de la ley 48 y la acordada 4/2007 de esta Corte. Después remitió a
los fundamentos y conclusiones de la contestación del traslado he-
cho por la representante del Ministerio Público Fiscal para rechazar
por los otros agravios. En tercer lugar, el juez Slokar remitió a los
fundamentos del dictamen fiscal respecto de la ausencia de cuestión
federal y a la omisión de demostrar la vulneración de las garantías
constitucionales cuya afectación invocó el recurrente. El magistrado
indicó que “tal como señaló la representante del Ministerio Público
Fiscal y también apuntó la parte querellante al contestar el tras-
lado que le fue conferido (fs. 8136/8143)”, en el recurso analizado se
reeditan aquellas cuestiones articuladas en los recursos de casación
sin cumplir con la carga de demostrar la arbitrariedad alegada y no
se refutan adecuadamente cada uno de los argumentos del fallo ape-
lado. Por ello, votó por declarar inadmisible el recurso extraordinario
de la defensa de Marandino.

5º) Es apropiado recordar que esta Corte ha tenido oportunidad


de declarar, con énfasis y reiteración, la nulidad de las resoluciones
por las que se concedía un recurso extraordinario cuando constató
que aquellas no daban satisfacción a un requisito idóneo para la
obtención de la finalidad a que se hallaba destinada (art. 169, segun-
do párrafo, Código Procesal Civil y Comercial de la Nación; Fallos:
310:2122 y 2306; 315:1589; 323:1247; 330:4090; 331:2302 y 333:360, entre
muchos más).

En el caso, el a quo no analizó circunstanciadamente (“con toda


menudencia, sin omitir ninguna circunstancia o particularidad”, se-
gún la definición de la Real Academia Española) la apelación federal
para poder efectuar la valoración a que obliga la doctrina precedente-
mente citada (Fallos: 332:2813 y 333:360, entre otros).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2121
343

Los términos sumamente genéricos del auto de concesión evi-


dencian que la decisión de la Sala III de la Cámara Federal de Ca-
sación Penal no analizó de modo suficientemente circunstanciada
la apelación federal ni fue categórica en cuanto a la existencia de
cuestión federal suficiente. El a quo no se refirió con precisión y de
manera separada a cada uno de los distintos agravios presentados
por la defensa, ni fundamentó debidamente su decisión de conceder
solo parcialmente el recurso extraordinario en lo concerniente al en-
cuadramiento normativo de los hechos como delitos de lesa humani-
dad. De este modo se dio por sentado, aunque sin haberlo analizado
pormenorizadamente, que se trataba de un agravio que podía ser
resuelto de manera independiente de los otros, en particular, de la
arbitraria valoración de la prueba y la revisión eficaz de la senten-
cia condenatoria por un tribunal superior. Asimismo, las cuestiones
vinculadas con la violación la ne bis in ídem y el plazo razonable y la
inconstitucionalidad de la prisión perpetua fueron descartadas sin el
examen pormenorizado que esta Corte exige.

A tal punto es ello así que, en el escrito de la parte querellante alu-


dido por el juez Slokar el CELS constó el recurso federal interpuesto
por la defensa de otro imputado. Por esta circunstancia, se trata de
una cita que en modo alguno sirve para sustituir el análisis de los agra-
vios introducidos por la defensa de Marandino.

6º) Incluso en lo que respecta al recurso extraordinario por arbi-


trariedad de sentencia, el Tribunal ha señalado reiteradamente que
nada releva a los órganos judiciales de resolver circunstanciadamente
si la apelación federal, prima facie valorada, cuenta con fundamentos
suficientes (Fallos: 323;1247; 325:23º9, entre muchos). De ser seguida
una orientación opuesta, la Corte debería admitir que su jurisdicción
extraordinaria se viese, en principio, habilitada o denegada sin razo-
nes que avalen uno u otro resultado, lo cual irroga un claro perjuicio al
derecho de defensa de los litigantes y al adecuado servicio de justicia
de la Corte (Fallos: 323:1247 y 325:2319, entre otros).

Por ello, oída la señora Procuradora General de la Nación, el Tri-


bunal resuelve: I) declarar abstracto un pronunciamiento respecto
del recurso extraordinario federal concedido con relación a Emilio
Jorge Del Real y Luis Emilio Sosa; y, II) declarar la nulidad del punto
II del auto de fs. 8145/8149 en lo que concierne al recurso extraordina-
rio federal interpuesto por la defensa de Carlos Amadeo Marandino.
2122 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Vuelvan las actuaciones al tribunal de origen para que se dicte una


nueva decisión sobre el punto con arreglo a este pronunciamiento.
Notifíquese y remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz.

Recurso extraordinario interpuesto por la Dra. María Eugenio Di Laudo Defensora


Oficial ad hoc de Carlos Amadeo Marandino y Dra. Magdalena Laiño, Defensora
Oficial ad hoc de Luis Emilio Sosa y Emilio Jorge Del Real.
Tribunal de origen: Sala III de la Cámara Federal de Casación Penal.
Tribunal que intervino con anterioridad: Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Co-
modoro Rivadavia, Provincia del Chubut.

PÉREZ, YÉSICA VANESA s/ Homicidio simple

HOMICIDIO

No se advierte arbitrariedad, sino más bien conformidad con los están-


dares vigentes en la materia, en la conclusión sobre el punto a la que
arribaron los jueces de la causa al descartar que en el momento del he-
cho hubiese existido una agresión antijurídica, actual o inminente, por
parte de la víctima de homicidio, que hubiera hecho necesario reaccio-
nar apuñalándolo, pues esa conclusión se halla en consonancia con la
opinión dominante según la cual, en atención a la intensidad de la auto-
rización, no limitada por la proporcionalidad, la noción de actualidad de
la agresión es más restrictiva que la de actualidad del peligro del estado
de necesidad, y sólo abarca por ello a la agresión que se dará en forma
inminente, que ha comenzado o que aún continúa, a la vez que excluye
los casos de defensa preventiva y de peligro permanente, sin perjuicio
de su eventual consideración como estado de necesidad. -Del dictamen
de la Procuración General al que la Corte remite-

HOMICIDIO

Si bien la defensa de la imputada en orden al delito de homicidio postuló


la existencia de un peligro derivado de la situación de violencia de géne-
ro, no demostró o explicó, ni la urgencia de actuar, ni la inexistencia de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2123
343

otros medios (especialmente, de procedimientos institucionales) para


resolver la situación; ambos requisitos necesarios para la operatividad
de la excusa en examen por tanto ese defectuoso planteamiento descar-
ta por ello cualquier reproche a los jueces que se pudiera pensar hacer
por no haber considerado el tema, aunque fuese bajo otro nomen iuris.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

HOMICIDIO

El estado de emoción violenta tiene que existir en el momento del hecho,


es claro que no puede haber discontinuidad entre el hecho provocante
inmediato y la reacción empero este principio no debe entenderse en el
sentido que de que un estado más o menos durable y anterior excluya
la reacción emotiva, siempre que en el momento mismo haya un hecho
desencadenante; al contrario, generalmente, los estados emotivos esta-
llan sobre un fondo afectivamente predispuesto por situaciones vitales
preexistentes, que en un momento dado cobran sentido. -Del dictamen
de la Procuración General al que la Corte remite-

HOMICIDIO

Corresponde dejar sin efecto la sentencia que condenó a la imputada


por el delito de homicidio, pues el tribunal soslayó por completo la con-
sideración de la hipótesis de una estado de emoción violenta que había
puesto a su consideración la defensa, en tanto sin hacer ninguna alu-
sión a esa propuesta, ni siquiera para refutarla, se limitó a reproducir
la tesis de la falta de inmediatez entre la agresión y la ofensa, que volvió
a ubicar acríticamente en “situaciones anteriores”, entre ellas, la sus-
tracción del televisor, tal como lo había hecho antes el tribunal de juicio
cuya sentencia, precisamente en ese punto, se le pedía que revisara.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

HOMICIDIO

Corresponde dejar sin efecto la sentencia que condenó a la imputada


en orden al delito de homicidio, si los jueces no tuvieron consideración
alguna a la prueba pericial y testimonial cuyo reexamen pedía la defen-
sa, y expresaron dogmáticamente que ninguno de los tres elementos
tipificados de la emoción violenta se habían materializado en el caso, en
tanto era precisamente en esa prueba, referida a la situación de violen-
2124 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

cia que habría padecido la imputada y el efecto que habría tenido sobre
ella, que la defensa sustentaba la existencia del estado pasional y de las
circunstancias que estimaba excusantes. -Del dictamen de la Procura-
ción General al que la Corte remite-

HOMICIDIO

Toda vez que la defensa había argumentado con base en diversos testi-
monios que la imputada llevaba el cuchillo permanentemente consigo,
como forma de protección, la portación el día del hecho, no podía ser
valorada como prueba de una premeditación incompatible con el es-
tado pasional alegado; planteamiento sobre el que el tribunal omitió
pronunciarse y en cambio, afirmó dogmáticamente que la presencia
del arma se debía a que pensaba utilizarlo contra la víctima, lo cual de-
mostraba una preparación y una intención manifiesta que descartaba
el estado de emoción. -Del dictamen de la Procuración General al que
la Corte remite-

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
Por sentencia nº 45/14, del 11 de julio de 2014, la Audiencia de Juicio
de la Primera Circunscripción de Santa Rosa, provincia de La Pampa,
declaró la autoría y responsabilidad penal de Yésica Vanesa P en orden
al delito de homicidio simple (artículo 79 del Código Penal). Dicha sen-
tencia fue luego integrada con la resolución que el mencionado tribunal
dictó, el 19 de agosto del mismo año, mediante la cual le impuso a la
condenada la pena de ocho años de prisión más las accesorias legales
del artículo 12 del Código Penal (fs. 346/366 y 406/412 del Incidente nº
7013, del segundo y tercer cuerpo, respectivamente, del legajo de juicio).
Para decidir del modo en que lo hicieron, los magistrados de la
Audiencia de Juicio consideraron probado que el 11 de marzo de 2012,
aproximadamente entre las 8.30 y 09.00 hs., Yésica Vanesa P se tras-
ladó en bicicleta y portando un cuchillo en búsqueda de su ex pareja,
Luis Juan Emilio C al domicilio de Sandra G madre de aquél, y al no
encontrarlo se dirigió a la casa de una hermana de C que residía a
unas cuatro o cinco cuadras de allí. De conformidad con la prueba co-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2125
343

lectada, el tribunal de juicio también tuvo por acreditado que al llegar


al lugar Yésica llamó insistentemente a su ex pareja y que cuando él
salió de la vivienda -mientras discutían- le asestó una puñalada que le
causó una herida en el corazón que determinó su fallecimiento. Por
último, los magistrados juzgaron debidamente probado que, previo al
deceso y encontrándose C ya caído, la acusada le propinó otras cuchi-
lladas recordándole que le había dicho que lo iba a matar (Cf. fs. 365 del
segundo cuerpo del legajo de juicio).
Tanto el fallo de autoría y responsabilidad como el de imposición
de pena fueron recurridos por la defensora oficial con sustento en las
causales de arbitrariedad y errónea aplicación de la ley penal sustan-
tiva, en particular, de la ley 26.485 que recepta los principios estableci-
dos en la Convención de Belém do Pará (fs. 39/52 del legajo del Tribu-
nal de Impugnación Penal).
En su presentación, la asistencia técnica no cuestionó la mate-
rialidad del hecho ni la autoría de Yésica P sino que se agravió por
la forma en que el tribunal de juicio descartó la hipótesis sostenida
a lo largo del proceso, según la cual, se trató de un caso de legítima
defensa. Concretamente, objetó que se condenara a su defendida sin
considerar los numerosos testimonios que daban cuenta del contexto
de violencia de género en que se desarrolló su vínculo con C, en el
marco del cual ella era víctima de agresiones físicas y verbales, abu-
sos sexuales y constante hostigamiento. Añadió que, precisamente
en virtud de ese análisis descontextualizado, los jueces de audiencia
tampoco mensuraron lo que había significado para Yésica el episo-
dio del robo del televisor, cuya devolución pretendía reclamarle a C
cuando fue a buscarlo. Señaló, en ese sentido, que tal como lo indica-
ron los psicólogos y psiquiatras que la atendieron luego del hecho, en
especial la perito psicóloga oficial, Licenciada Carretero, tratándose
del primer bien que su defendida había podido comprarle a sus hijos
con el fruto de su trabajo, esa sustracción no valía para ella lo mismo
que para un “hombre promedio”, sino que “representaba la anula-
ción de la posibilidad de una salida a través de un provecto que la
ubicara en relación con la dignidad y la vida de una manera diferente
a lo conocido hasta entonces”.
En esa línea, se agravió de que el tribunal de juicio descartara tam-
bién la causa de justificación invocada por el hecho de que al ir en
busca de C Yésica llevara un cuchillo, sin siquiera considerar que se
trataba del cuchillo que ella llevaba consigo en todo momento, desde
hacía ya tiempo, para eventualmente defenderse de su ex pareja en
tanto se sabía en peligro permanente de ser agredida por él.
2126 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Subsidiariamente, y tal como lo hizo en la audiencia de debate, la


defensa postuló que, en el probado contexto de violencia de género
descripto, la conducta atribuida a Yésica, a lo sumo, se encuadraba
en un supuesto de culpabilidad disminuida en los tétrninos del artí-
culo 81, inciso 1º, del Código Penal, provocado por el estado de con-
moción del ánimo en el cual se encontraba inmersa al momento del
hecho. En sustento de esa tesitura, volvió nuevamente la mirada a los
padecimientos vividos por su defendida en su relación con la víctima y
destacó las manifestaciones de los testigos propuestos por la fiscalía,
en cuanto refirieron que “Yésica estaba como loca, gritaba y pateaba
la puerta”, así como la explicación brindada por la médica psiquiatra,
Graciela Fernández Barros, acerca de que “ella venía con malos tra-
tos de manera crónica, que había empezado a empoderarse en nuevas
actividades” y que “este hecho puntual fue acumulativo y la desbordó”.
Con base en las objeciones supra señaladas, la asistencia técnica
de Yésica concluyó que la sentencia condenatoria por homicidio sim-
ple, en los términos del artículo 79 del Código Penal, se hallaba funda-
da en argumentaciones meramente dogmáticas, a la vez que traducía
graves defectos en la consideración de las cuestiones oportunamente
planteadas.
En cuanto a la pena impuesta, accesoriamente afirmó que no se
encontraba en consonancia con los parámetros establecidos en el artí-
culo 41 del Código Penal, ni atendía a las particulares circunstancias en
las que había tenido lugar el hecho, en virtud de las cuales, a su juicio,
resultaba aplicable al caso la imposición de una pena por debajo del
mínimo legal correspondiente al delito atribuido. Por último, cuestionó
el monto de la pena asignada también a la luz de su finalidad resocia-
lizadora y los principios de proporcionalidad y mínima trascendencia.
A su turno, la Sala B del Tribunal de Impugnación Penal rechazó el
recurso articulado por la defensora oficial en el entendimiento de que,
en el sub examine, no concurrían los presupuestos objetivos de la legí-
tima defensa, así como tampoco los de la figura de la emoción violenta,
subsidiariamente alegada. En cuanto al agravio relativo a la individua-
lización de la pena, los magistrados afirmaron que la aplicación del
mínimo legal de la escala prevista en el artículo 79 del código de fondo
se hallaba ajustada a las pautas establecidas en los artículos 40 y 41 del
referido ordenamiento legal y, en consonancia con lo expresado por el
tribunal de audiencia, añadieron que aceptar la pena solicitada por la
defensa (4 años de prisión) llevaría al sentenciante a fallar en contra
del principio de legalidad […] y de las normas penales vigentes” (fs.
59/63 vta. del legajo del Tribunal de Impugnación Penal).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2127
343

Disconforme, la defensa interpuso recurso de casación (fs. 1/20,


del legajo del Superior Tribunal de Justicia). En esa oportunidad, ale-
gó que ni el tribunal de juicio ni el de impugnación habían realizado
un análisis contextualizado del hecho bajo la perspectiva de la proble-
mática de violencia de género, lo que a su juicio constituía una abierta
violación a los postulados de la Convención de Belém do Pará, a la que
la República Argentina adhirió mediante ley no 24.632. En ese sentido,
insistió en que dicha omisión condujo a los jueces que intervinieron en
la causa no sólo a negar la situación de peligro que justificó la agre-
sión hacia C s, sino también la existencia de una causa provocadora
por parte de aquél que pudiera determinar la conmoción del ánimo
en Yésica. En esa inteligencia, descalificó la sentencia impugnada por
inobservancia de las previsiones legales establecidas en los artículos
34, inciso 6º, y 81, inciso 1º, del Código Penal.
Además, tachó de arbitraria la resolución de los jueces de audien-
cia por cuanto, a su entender, dictaminaron sin ponderar prueba docu-
mental favorable a la tesis de la defensa, en particular, el expediente
de la Dirección de Niñez y Adolescencia y las conclusiones a las que
arribara la Licenciada Carretero en su informe.
Sin perjuicio de ello, sostuvo que la pena de ocho años de prisión
impuesta a su defendida no observaba el principio de proporcionalidad
ni la finalidad resocializadora que debería cumplir, e insistió en que,
en el caso, se verificaban las circunstancias excepcionales que hacían
procedente la aplicación de una pena por debajo del mínimo legal es-
tablecido para el delito por el cual fue condenada.

-II-
La Sala B del Superior Tribunal de Justicia provincial declaró in-
admisible el recurso de casación interpuesto, esencialmente, en los
siguientes términos: “Mal puede sostenerse, como manifiesta la de-
fensa, que se incumplió con la incorporación de la temática de género
para la evaluación del hecho criminoso que tuvo como protagonista a
Yésica P porque precisamente al considerar el contexto y el ámbito en
que se desplegó el homicidio, es que se desestimó involucrar el tópico
de referencia” (Cf. fs. 5 vta. del legajo de queja).
A continuación, y sin perjuicio de tachar de extemporáneo el agra-
vio referido a la falta de valoración de los elementos probatorios antes
señalados, el a quo desestimó éste y los restantes cuestionamientos
por considerar que carecían de la debida fundamentación, en tanto
se trataban de meras discrepancias de la parte que no alcanzaban a
2128 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

demostrar las deficiencias lógicas en el razonamiento seguido por los


jueces de las instancias anteriores, ni la relevancia para la solución del
caso de la prueba supuestamente omitida.
Contra ese pronunciamiento, la defensa interpuso recurso ex-
traordinario (fs. 8/43) cuya denegatoria motivó la presente queja (fs.
44/47 y 48/57, respectivamente).

-III-
En el escrito que contiene la impugnación, la recurrente se agra-
via de lo resuelto por el a quo con sustento en la doctrina de la arbitra-
riedad. En prieta síntesis, sostiene el carácter federal de sus reclamos
y afirma que los recursos articulados en las diversas instancias de
revisión fueron rechazados mediante afirmaciones dogmáticas y sin
hacer referencia alguna a los argumentos concretos expuestos por la
parte. En ese sentido, reitera la ausencia de valoración del contexto de
violencia de género como antecedente del desenlace final que, a juicio
de la defensa, explica la concurrencia de la causa de justificación invo-
cada a lo largo del proceso o, al menos, de un supuesto de culpabilidad
disminuida en los términos del artículo 81, inciso 1º, del Código Penal.
De manera subsidiaria, insistió en que la pena de ocho años de pri-
sión impuesta a su defendida constituye una pena cruel, inhumana y
degradante que contraría las previsiones de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y el Pacto de Derechos Civiles y Políticos.
Por ello, abogó una vez más por la imposición de una pena de cua-
tro años de prisión en el entendimiento de que ésa es la que resulta
conveniente y proporcional también desde el punto de vista del fin de
prevención especial.

-IV-
Ante todo, creo oportuno señalar que, examinados los argumentos
del apelante en las diversas instancias recursivas, contrariamente a
lo manifestado por el a quo, cabe interpretar que el agravio relativo a
la falta de consideración de ciertos elementos probatorios -que abona-
rían la tesis de la defensa- se halla contenido en la causal de arbitrarie-
dad, oportunamente planteada, y mediante la cual la parte descalificó
tanto la sentencia de condena como la del Tribunal de Impugnación
que la confirmó. Observo que ello es así pues es principalmente en
tales pruebas que la defensa fundó la existencia de un contexto de vio-
lencia de género como determinante del hecho, y a la luz del cual re-
clama a los magistrados intervinientes que examinen la actuación de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2129
343

su defendida, cuestión que, a su vez, entiende indisolublemente ligada


a la concurrencia o no de un supuesto de legítima defensa o de culpa-
bilidad disminuida.
Ahora bien, hecha esta aclaración que hace a la procedencia, en
cuanto al fondo de las cuestiones planteadas, pienso que sólo parcial-
mente asiste razón al apelante.
En primer lugar, no advierto arbitrariedad, sino más bien con-
formidad con los estándares vigentes en la materia, en la conclusión
sobre el punto a la que arribaron los jueces de la causa al descartar
que en el momento del hecho hubiese existido una agresión antiju-
rídica, actual o inminente, de parte de C que hubiera hecho necesa-
rio reaccionar apuñalándolo. En particular, esa conclusión se halla en
consonancia con la opinión dominante según la cual, en atención a la
intensidad de la autorización, no limitada por la proporcionalidad, la
noción de “actualidad dé la agresión” es más restrictiva que la de “ac-
tualidad del peligro” del estado de necesidad, y sólo abarca por ello a
la agresión que se dará en forma inminente, que ha comenzado o que
aún continúa, a la vez que excluye los casos de “defensa preventiva”
y de “peligro permanente”, sin perjuicio de su eventual consideración
como estado de necesidad.
Dicho esto, no paso por alto que la doctrina y la jurisprudencia han
admitido, excepcionalmente, en ciertos casos extremos de violencia
familiar, no la justificación por legítima defensa, como postula la defen-
sa, pero sí la exculpación del homicidio del llamado “tirano de la fami-
lia” cuando las particulares circunstancias del caso permiten afirmar
la concurrencia de los presupuestos de un estado de necesidad excul-
pante, en particular, la existencia de un peligro permanente que sólo
podía ser conjurado eficazmente actuando sin demora, y que tampoco
podía ser evitado de otro modo.
Sin embargo, esta argumentación no fue planteada por la defensa,
de modo que su no tratamiento por los jueces de la causa y, en parti-
cular, Por el a quo no puede ser considerado un defecto del pronun-
ciamiento impugnado. En este punto, no paso por alto que la defensa
postuló la existencia de un peligro derivado de la situación de violen-
cia de género que describió, pero no observo que esa alegación haya
sido acompañada siquiera de una mínima argumentación tendiente a
demostrar o explicar, ni la urgencia de actuar la mañana en cuestión,
ni la inexistencia de otros medios (especialmente, de procedimientos
institucionales) para resolver la situación; ambos requisitos, según se
ha visto, para la operatividad de la excusa en examen. Este defectuo-
2130 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

so planteamiento descarta por ello también cualquier reproche a los


jueces que se pudiera pensar hacer por no haber considerado el tema,
aunque fuese bajo otro nomen iuris.
Otra, en cambio, es la conclusión a la que habré de arribar en lo
relativo a la falta de tratamiento del agravio referido a la aplicación
de la figura atenuada del homicidio en estado de emoción violenta, del
artículo 81, inciso 1º, letra «a», del Código Penal, que la defensa subsi-
diariamente planteó tanto en el juicio como en su impugnación.
El tribunal de audiencia justificó el rechazo de esta atenuante
fundamentalmente en la falta de inmediatez entre el hecho supues-
tamente desencadenante de la emoción: la sustracción del televisor,
y la reacción. Recordemos que, según el tribunal, “Yésica P no solo
accionó con posterioridad al presunto hecho, sino que previamente
tomó la decisión de ir a buscar a C a los posibles lugares en que se
podía encontrar y cuando estuvo ante él lo apuñaló con el cuchillo
que llevó a tal fin”. Esta solución de continuidad, sumada al compor-
tamiento exhibido por la imputada, que fue en búsqueda de la vícti-
ma, descartaría, para el tribunal, que P “h[ubiera] actuado bajo una
conmoción violenta del ánimo, motivada en una incitación externa
justificada inmediatamente anterior al hecho” y, por el contrario, se-
ría demostrativa de que “actuó de manera consciente y deliberada”.
En conclusión, el tribunal consideró que “[l]a ofensa recibida produc-
to de la supuesta sustracción del televisor de manera alguna p[odía]
ser considerada como [un] detonante de la conmoción del ánimo de
la encartada que la [hubiera llevado] a obrar irreflexivamente; me-
nos aun cuando no tenía la certeza de que el autor de la sustracción
fuera C (Cf. fs. 364 y 365 del legajo de juicio).
En su recurso de impugnación, la defensa objetó contra esta argu-
mentación que el tribunal omitió considerar en su análisis el contexto
de violencia de género en que tuvo lugar el hecho y, aun más, tomó
erróneamente a un elemento de ese contexto (la sustracción del te-
levisor) como el desencadenante de la emoción. Concretamente, con
invocación de peritajes y testimonios, la defensa describió la hipótesis
de una personalidad desbordada emocionalmente por el acoso y las
agresiones que venía sufriendo de parte de su ex pareja, todo ello agra-
vado por el trasfondo de un historia de vida signada por el abandono
y el abuso desde la niñez, que, en palabras de la propia imputada, en
el marco de la confrontación que mantuvo con C ante la sospecha de
que hubiera sustraído el televisor, habría experimentado las expresio-
nes que le profirió como la provocación que desencadeno la reacción
emotiva que la llevó a cometer el hecho (Cf. declaración de a fs. 360 de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2131
343

la sentencia). La pérdida de memoria, la angustia y la actitud general


revelada por la imputada con posterioridad al hecho se hallarían en
consonancia con esa hipótesis, que tampoco se vería desvirtuada por
la circunstancia de que P hubiera ido con un cuchillo, porque surge de
los testimonios que lo llevaba permanentemente, desde la separación,
como medio de protección y defensa ante eventuales agresiones de C.
Ahora bien, observo que esta línea argumental goza de reconoci-
miento en la doctrina más calificada. A modo de ejemplo, Sebastián
Soler, luego de recordar que, dado que “el estado de emoción violenta
tiene que existir en el momento del hecho, es claro que no puede ha-
ber discontinuidad entre el hecho provocante inmediato y la reacción”,
aclara a continuación que, empero, “este principio no debe entenderse
en el sentido que de que un estado más o menos durable y anterior
excluya la reacción emotiva, siempre que en el momento mismo haya
un hecho desencadenante. Al contrario, generalmente, los estados
emotivos estallan sobre un fondo afectivamente predispuesto por si-
tuaciones vitales preexistentes, que en un momento dado cobran sen-
tido” (Cf., por todos, SOLER, Derecho Penal Argentino, Tomo III, 4º
ed., Buenos Aires, 1987, ps. 61 y 62).
Luego, en el mismo sentido, añade: “[e]l movimiento emotivo au-
téntico se genera por la subitánea presentación de algo inesperado;
pero ello no quiere decir que el ánimo del sujeto antes del hecho deba,
por decirlo así, estar en blanco. Ya sabemos que un cierto estado de
tensión psíquica anterior suele ser una circunstancia que precede casi
siempre a los estados emocionales. Claro está que ha de emocionarse
un sujeto tranquilo y desprevenido si se le anuncia una oran desgracia;
pero muchos más son los que se emocionan después de un tiempo de
estar bajo el influjo de un sentimiento amoroso o de un temor que los
tiene sobreexcitados”. (op. cit., p. 65).
Y unas páginas más adelante termina de precisar la idea: “Pero se
cometería un grave error psicológico y jurídico, si se afirmase que no
es computable un estado emocional por el solo hecho de haber irrum-
pido en un terreno pasionalmente predispuesto. Dice sobre esto Krets-
chmer: ‘muy frecuentemente se trata de descargas de complejos y de
constelaciones psíquicas muy lejanas y muy antiguas. La hipertensión
psíquica existe desde mucho tiempo atrás y la impresión que se estima
que ha provocado la descarga no representa más que la gota que hace
desbordar el vaso’. Esa gota es el hecho desencadenante y puede estar
constituido por un suceso relativamente insignificante, pero cargado
de sentido, inclusive tan solo en consideración a las asociaciones y re-
cuerdos que determina en el sujeto. […] En consecuencia, un estado
2132 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

pasional preexistente no elimina la excusa, siempre que exista, ade-


más, un hecho inmediato desencadenante”. (op. cit., ps. 66 y 67)
Esta hipótesis de un suceso aparentemente nimio, que opera sobre
un trasfondo pasional ya existente como desencadenante, era enton-
ces, como fácilmente se desprende de la cita anterior, un argumento
conducente, planteado oportunamente, que, más allá de la conclusión
a la que finalmente se arribara, debía ser tratado por el Tribunal de
Impugnación en el marco de la revisión que le incumbía realizar como
consecuencia del recurso interpuesto por la defensa.
Sin embargo, observo que dicho tribunal soslayó por completo la
consideración de la hipótesis que, desde una perspectiva totalmente
distinta, había puesto a su consideración la defensa, pues sin hacer
ninguna alusión a esa nueva propuesta, ni siquiera para refutarla, se
limitó a reproducir la tesis de la falta de inmediatez entre la agresión
y la ofensa, que volvió a ubicar acríticamente en “situaciones anterio-
res”, entre ellas, la sustracción del televisor, tal como lo había hecho
antes el tribunal de juicio cuya sentencia, precisamente en ese punto,
se le pedía que revisara.
Advierto, asimismo, que los jueces volvieron a incurrir en el mis-
mo vicio cuando, sin consideración alguna a la prueba pericial y testi-
monial cuyo reexamen pedía la defensa, expresaron dogmáticamente
que “ninguno de los tres elementos tipificados de la emoción violenta,
a saber: intensa conmoción de ánimo, motivo moralmente relevante
y reacción inmediata ante la permanencia de circunstancias lesivas,
se han materializado en el caso” (Cf. fs. 62 del legajo del Tribunal de
Impugnación). Así lo considero pues, tal como ha sido señalado, era
precisamente en esa prueba, referida a la situación de violencia que
habría padecido la imputada y el efecto que habría tenido sobre ella,
que la defensa sustentaba la existencia del estado pasional y de las
circunstancias que estimaba excusantes. Esta omisión luce más grave
por cuanto ambos tribunales, de juicio y de impugnación, habían dado
por acreditada la existencia de esa situación de violencia doméstica y
de género a partir de la cual la defensa desplegaba su argumentación.
Por último, como fue también indicado supra, la defensa había ar-
gumentado con base en diversos testimonios que la imputada llevaba
el cuchillo permanentemente consigo, como forma de protección, de
modo que su portación, la mañana del hecho, no podía ser valorada
como prueba de una premeditación con el estado pasional alegado. Sin
embargo, observo una vez más que, a pesar del planteamiento de esta
cuestión, también aquí el tribunal de impugnación omitió pronunciar-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2133
343

se sobre el mérito de esos en los que el recurrente basaba su objeción


y, en cambio, afirmó dogmáticamente que la presencia del arma se
debía a que P pensaba utilizarlo contra la víctima, lo cual demostraba
una preparación y una intención manifiesta que descartaba el estado
de emoción.
Todas estas deficiencias fueron señaladas por la defensa en su re-
curso de casación, no obstante lo cual el a quo omitió pronunciarse so-
bre los reclamos formulados con motivo de ellas. En efecto, en la sen-
tencia por la que rechazaron su intervención los magistrados, por toda
consideración, expresaron que: “ [e]n respuesta a que no se habrían
valorado determinados elementos probatorios, corresponde observar
que este planteo no fue realizado en forma precisa en la etapa propia
del recurso de impugnación, que era el ámbito óptimo de revisión, no
obstante la recurrente no satisface en su presentación las deficiencias
lógicas en el razonamiento del sentenciante al excluir el material de
evidencia reseñado que, según su apreciación, sería dirimente en el
caso”. Y luego agregaron, con cita de doctrina: “[e]s conveniente re-
cordar que «La prueba omitida debe ser decisiva; si carece de eficacia
la omisión no afecta la motivación...» [... ], y al no que incidencia posee,
de acuerdo a las reglas de la lógica jurídica, el agravio resulta descalifi-
cable”(cf. fs. 45 vta. del legajo del Superior Tribunal de Justicia). Estos,
como se puede apreciar, son argumentos formales que no condicen
con los antecedentes de la causa que acaban de ser reseñados en los
párrafos precedentes.
De allí que, como adelanté, no quepa más que dar la razón en este
aspecto al impugnante y deba concluir que el trámite recursivo, en lo
que atañe a este agravio, no satisfizo los estándares de revisión amplia
establecidos por V.E. in re “Casal” (Fallos: 328:3399), como así tam-
bién que la negativa del a quo a conocer del recurso interpuesto por
ese motivo importó una reducción sustancial de la vía utilizada por el
apelante, sin fundamentación idónea suficiente, que se traduce en una
violación a la garantía del debido proceso consagrada en el artículo
18 de la Constitución Nacional (Fallos: 315:761 y 1629, entre muchos
otros). Este defecto toma ociosas cualquier consideración acerca del
restante agravio relativo a la pena.
Por todo lo expuesto, opino que, con el alcance indicado, corres-
ponde declarar procedente la queja, hacer lugar al recurso extraor-
dinario y dejar sin efecto la sentencia impugnada para que, por quien
corresponda, se dicte otra con arreglo a derecho. Buenos Aires, 14 de
septiembre de 2018. Eduardo Ezequiel Casal.
2134 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 10 de diciembre de 2020.


Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la defensa en la
causa Pérez, Yésica Vanesa s/ homicidio simple”, para decidir sobre
su procedencia.
Considerando:
Que esta Corte comparte y hace suyos, en lo pertinente, los funda-
mentos y conclusiones expresados por el señor Procurador General
de la Nación interino, en oportunidad de mantener en esta instancia
el recurso del Fiscal General, cuyos términos se dan por reproducidos
en razón de brevedad.
Por ello, concordemente con lo expresado, se hace lugar a la queja,
se declara procedente el recurso extraordinario y se deja sin efecto la
sentencia apelada. Agréguese el principal, notifíquese y vuelvan los
autos al tribunal de origen, para que, por quien corresponda se dicte
un nuevo pronunciamiento con arreglo a lo expuesto.
Elena I. Highton de Nolasco — Juan Carlos Maqueda — Horacio Rosatti.

Recurso de hecho interpuesto por Yésica Vanesa Pérez, asistida por la Dra. Cristina
Paula Albornoz, Defensora Oficial.
Tribunal de origen: Superior Tribunal de Justicia de la Provincia de La Pampa.
Tribunal que intervino con anterioridad: Tribunal de Impugnación Penal de la Pro-
vincia de La Pampa.

Buenos Aires, 17 de diciembre de 2020.

Autos y Vistos:

En atención a que se ha deslizado un error material en la resolu-


ción de fecha 10 de diciembre del corriente año, aclárese que la parte
donde se señala “en oportunidad de mantener en esta instancia el re-
curso del Fiscal General” debe ser excluida de la sentencia, lo que así
se resuelve. Notifíquese y cúmplase.

Elena I. Highton de Nolasco — Juan Carlos Maqueda — Horacio Rosatti.


DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2135
343

ANSELMI y Cía. SRL c/ ADMINISTRACIÓN FEDERAL de


INGRESOS PÚBLICOS -DGI- s/ Impugnación de deuda

SENTENCIA ARBITRARIA

Si bien las cuestiones vinculadas con las formalidades de la sentencia y


el modo de emitir el voto en los tribunales colegiados son ajenas a la vía
extraordinaria, ello no es óbice para que la Corte entienda en el remedio
federal cuando no ha existido mayoría real de los integrantes del tribu-
nal a quo que sustente la decisión motivo de agravio.

SENTENCIA ARBITRARIA

Toda vez que la alzada resolvió declarar desierto el recurso sobre la


base de la coincidencia de dos votos que tienen fundamentos distintos
–uno sostiene que el recurrente no acreditó su imposibilidad manifiesta
de pago y el otro, en cambio, opina que el seguro de caución acompa-
ñado es inválido-, la sentencia apelada resulta nula, pues es una mera
agregación de opiniones individuales que no exhibe una coincidencia
mayoritaria sobre los fundamentos que dan apoyo a la decisión que el
tribunal adopta.

SENTENCIA ARBITRARIA

Resulta improcedente la pretensión de la recurrente de obtener una


declaración de la Corte sobre cada una de las dos cuestiones que res-
paldan a cada uno de los dos votos que concluyeron en el rechazo del
recurso de apelación, pues escoger en esta instancia cualquiera de los
dos fundamentos de los votos individuales que confluyeron en la deci-
sión, para ejercer el control de constitucionalidad, importaría atribuir a
la decisión de la alzada un fundamento que ella, como tal, no tiene.

RECURSO EXTRAORDINARIO

Cuando los fallos deben limitarse a lo peticionado por las partes en sus
recursos extraordinarios, constituye un requisito previo emanado de su
función jurisdiccional el control -aun de oficio del desarrollo del proce-
dimiento cuando se encuentran involucrados aspectos que atañen al
2136 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

orden público, toda vez que la existencia de un vicio capaz de provocar


la nulidad absoluta del fallo no podría ser confirmado por sentencias
ulteriores (Voto de juez Rosatti).

FUNDAMENTOS DE LA SENTENCIA

La forma republicana de gobierno, adoptada en el artículo 1º de la Cons-


titución Nacional, exige que todo acto estatal deba tener una explicación
racional y obliga a los magistrados del Poder Judicial a dar a conocer las
razones de sus decisiones (Voto de juez Rosatti).

FUNDAMENTOS DE LA SENTENCIA

En los sistemas judiciales de magistratura profesional, la adecuada


prestación del servicio de justicia supone que el justiciable pueda cono-
cer de manera acabada, explícita y sencilla las razones por las cuales se
decidió el caso que lo involucra, máxime cuando la sentencia contraría
su pretensión (Voto del juez Rosatti).

TRIBUNALES COLEGIADOS

En el caso de los tribunales pluripersonales, el deber general de los jue-


ces profesionales importa la necesidad de asegurar una clara y explícita
mayoría sustancial de fundamentos en sus decisiones, de lo contrario,
se corre el riesgo de incurrir en el absurdo de suponer que, para impug-
nar, sean las partes del proceso quienes deban escoger cualquiera de los
fundamentos de los votos individuales que confluyeron en la decisión; es
decir, que sea el propio recurrente quien le atribuya al pronunciamiento
un fundamento que aquel, como tal, no tuvo (Voto del juez Rosatti).

SENTENCIA

Las sentencias judiciales deben constituir -como requisito de validez-


una derivación razonada del derecho vigente conforme a las circunstan-
cias comprobadas de la causa (Voto del juez Rosatti).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2137
343

SENTENCIA

Toda sentencia constituye una unidad lógico-jurídica, cuya parte dispo-


sitiva es la conclusión necesaria, por derivación razonada, del análisis de
los presupuestos fácticos y normativos efectuado en sus fundamentos,
pues las sentencias de los tribunales colegiados no pueden concebirse
como una colección o sumatoria de opiniones individuales y aisladas de
sus integrantes, sino como el producto de un intercambio racional de
ideas entre ellos (Voto del juez Rosatti).

SENTENCIA

La ausencia de coincidencia sustancial de fundamentos por la mayo-


ría absoluta de las opiniones vacía al decisorio de toda fundamentación,
puesto que no habría razón valedera para optar por un voto u otro al mo-
mento de apreciar cuál ha sido el presupuesto en que se basó la decisión
apelada (Voto del juez Rosatti).

SENTENCIA

Una sentencia cuenta con “mayoría aparente” si en realidad se susten-


ta en votos que no guardan entre sí la mínima concordancia lógica y
argumental requerida a los fallos judiciales o si se basa en fundamentos
normativos discordantes que, además, carecen de un análisis razonado
y acorde de los problemas conducentes para la correcta dilucidación del
pleito (Voto del juez Rosatti).

SENTENCIA

A la hora de examinar la existencia de una mayoría sustancial de funda-


mentos que ponga de manifiesto la voluntad de un tribunal colegiado, no
cabe atenerse a un criterio puramente formalista que permita tenerla
por configurada con opiniones formalmente concurrentes que coinci-
den en la parte dispositiva, sin que ello implique adoptar una postura
extrema que exija que las opiniones de cada uno de los miembros del
tribunal resulten idénticas para tener por configurada la mayoría nece-
saria, toda vez que ello no se condice con la naturaleza plural y delibera-
tiva de esta clase de tribunales (Voto del juez Rosatti).
2138 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

TRIBUNALES COLEGIADOS

Los magistrados que conforman los tribunales colegiados deben asegu-


rar que su deliberación arribe -cuanto menos- a un acuerdo mayoritario
sobre un mínimo de razones comunes que constituyan el fundamento
lógico y jurídico del fallo; sobre esa comunidad sustancial de razones se
erige la sentencia, que representa la voluntad del tribunal como órgano
colectivo, la cual debe identificarse con la voluntad de la mayoría de sus
miembros, en ausencia de unanimidad (Voto del juez Rosatti).

SENTENCIA

No basta con el nudo imperio del tribunal ejercido concretamente en la


parte dispositiva para dar validez y fijar los alcances de un pronuncia-
miento, si este se asienta en motivaciones lógicamente desconectadas
y/o sustantivamente inconciliables (Voto del juez Rosatti).

SENTENCIA

Debe ser dejada sin efecto la sentencia toda vez que no ha existido una
mayoría real de sus integrantes que sustente las conclusiones del pro-
nunciamiento colocando al litigante en estado de indefensión al tener
que construir el eje argumental (mayoritario) de una sentencia que
carece de tal referencia, lo que la descalifica como acto jurisdiccional
válido (Voto del juez Rosatti).

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 17 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por el actor en la cau-


sa Anselmi y Cía. SRL c/ Administración Federal de Ingresos Públicos
–DGI- s/ impugnación de deuda”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que contra la sentencia de la Sala II de la Cámara Federal de


la Seguridad Social que declaró desierto el recurso de apelación de-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2139
343

ducido contra la resolución 395/2011 de la Administración Federal de


Ingresos Públicos por falta de integración del depósito previo, la con-
tribuyente dedujo el recurso extraordinario cuya denegación motiva la
presente queja.

2º) Que en su recurso la apelante planteó que la decisión de la al-


zada es auto contradictoria y lesiona, con arbitrariedad, la garantía de
igualdad ante la ley y sus derechos de propiedad y defensa en juicio.

3º) Que si bien es jurisprudencia de esta Corte que las cuestiones


vinculadas con las formalidades de la sentencia y el modo de emitir
el voto en los tribunales colegiados son ajenas a la vía extraordinaria
(Fallos: 265:300; 273:289; 281:306; 304:154, 1632 y 1699 y 307:1068), ello no
es óbice para que la Corte entienda en el remedio federal cuando no
ha existido mayoría real de los integrantes del tribunal a quo que sus-
tente la decisión motivo de agravio (Fallos: 302:320; 304:590; 305:2218;
311:937; 326:1885).

4º) Que del examen del fallo recurrido se desprende que los jue-
ces Herrero y Dorado resolvieron declarar desierto el recurso de
apelación por entender que la contribuyente no había cumplido con
el requisito de pago previo fijado en los arts. 15 de la ley 18.820 y 12
de la ley 21.864.

El magistrado preopinante hizo un análisis doctrinario del princi-


pio solve et repete y llegó a la conclusión de que no se podía eximir de
dicho requisito al apelante porque no había acreditado la imposibilidad
manifiesta de pago, aunque pasó por alto el seguro de caución acom-
pañado por el contribuyente sin dar fundamento alguno para descalifi-
carlo como sustitutivo del pago previo.

Por su parte, la jueza Dorado que votó en segundo lugar y adhirió


al voto de su colega, consideró que el seguro de caución no cumplía
con los requisitos fijados por el Tribunal en el precedente publicado en
Fallos: 331:2480 (“Orígenes AFJP S.A.”), sin especificar cuáles eran los
requisitos que consideraba incumplidos.

Por último, el juez Fernández luego de firmar en disidencia y a fa-


vor de la apertura de la instancia recursiva, se pronunció sobre el fon-
do de la cuestión y propició que se revoque la resolución impugnada.
2140 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

5º) Que, como puede apreciarse, la alzada resolvió declarar de-


sierto el recurso sobre la base de la coincidencia de dos votos que
tienen fundamentos distintos –uno sostiene que el recurrente no
acreditó su imposibilidad manifiesta de pago y el otro, en cambio,
opina que el seguro de caución acompañado es inválido-. En tales
condiciones, la sentencia apelada resulta nula, pues es una mera
agregación de opiniones individuales que no exhibe una coinciden-
cia mayoritaria sobre los fundamentos que dan apoyo a la decisión
que el tribunal adopta.

6º) Que la recurrente pretende una declaración de esta Corte so-


bre cada una de las dos cuestiones que respaldan a cada uno de los
dos votos que concluyeron en el rechazo del recurso de apelación. Em-
pero, escoger en esta instancia cualquiera de los dos fundamentos de
los votos individuales que confluyeron en la decisión, para ejercer el
control de constitucionalidad, importaría atribuir a la decisión de la
alzada un fundamento que ella, como tal, no tiene.

En base a lo expuesto, corresponde descalificar la sentencia y or-


denar el dictado de una nueva (Fallos: 312:1058).

Por ello, se declara procedente la queja, formalmente admisible


el recurso extraordinario interpuesto y se deja sin efecto la senten-
cia. Costas por su orden, atento la particularidad del asunto y a que
la vencida pudo considerarse con derecho a sostener su posición (art.
68, segundo párrafo, del Código Procesal Civil y Comercial de la Na-
ción). Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por medio de
quien corresponda, se dicte nuevo pronunciamiento con arreglo a la
presente. Agréguese la queja al principal, devuélvase el depósito de fs.
2. Notifíquese y, oportunamente, remítase.

Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti


(según su voto).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2141
343

Voto del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Considerando:

1º) Que contra la sentencia de la Sala II de la Cámara Federal de


la Seguridad Social, que declaró desierto el recurso de apelación de-
ducido contra la resolución 395/2011 de la Administración Federal de
Ingresos Públicos por falta de integración del depósito previo, la con-
tribuyente dedujo el recurso extraordinario cuya denegación motiva la
presente queja.

2º) Que para decidir de ese modo, los jueces Herrero y Dorado con-
sideraron que la empresa contribuyente no había satisfecho la exigen-
cia del pago previo de las sumas sujetas a ejecución fijada en los arts.
15 de la ley 18.820 y 12 de la ley 21.864.

El magistrado preopinante hizo un análisis doctrinario del princi-


pio solve et repete y llegó a la conclusión de que no se podía eximir de
dicho requisito al apelante porque no había acreditado la imposibi-
lidad manifiesta de pago. A su turno, la jueza Dorado consideró que
el seguro de caución no cumplía con los requisitos fijados por este
Tribunal en el precedente publicado en Fallos: 331:2480 (“Orígenes
AFJP S.A.”). En disidencia, el juez Fernández se pronunció en favor
de la apertura de la instancia recursiva, se expidió sobre el fondo del
asunto y propició que se revocara la resolución impugnada.

3º) Que el recurrente plantea que dicha decisión es auto contradic-


toria y lesiona, con arbitrariedad, la garantía de igualdad ante la ley,
al no haberse tenido en cuenta que el seguro de caución contratado
cubría los montos reclamados por el fisco.

4º) Que este Tribunal ha establecido que, aun cuando los fallos
deben limitarse a lo peticionado por las partes en sus recursos ex-
traordinarios, constituye un requisito previo emanado de su función
jurisdiccional el control -aun de oficio- del desarrollo del procedi-
miento cuando se encuentran involucrados aspectos que atañen
al orden público, toda vez que la existencia de un vicio capaz de
provocar la nulidad absoluta del fallo no podría ser confirmado por
sentencias ulteriores (conf. doctrina de Fallos: 312:1580; 325:2019;
330:2131; 338:474).
2142 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

5º) Que, en tal sentido, la forma republicana de gobierno, adoptada


en el artículo 1º de la Constitución Nacional, exige que todo acto esta-
tal deba tener una explicación racional y obliga a los magistrados del
Poder Judicial a dar a conocer las razones de sus decisiones.

En materia de pronunciamientos judiciales y en concordancia con


lo expresado, esta Corte ha afirmado que “…la exigencia de motiva-
ción de la sentencia de los jueces profesionales fue concebida origi-
nalmente como un modo de compensar la debilidad institucional y
la falta de garantías políticas de estos magistrados respecto de los
jurados populares. Así, la fundamentación explícita encuentra su
razón de ser en la obligación de los jueces, como representantes del
pueblo -no electivos- en el ejercicio de un poder del Estado, de rendir
cuentas de sus decisiones…” (causa “Canales”, Fallos: 342:697, voto
de los jueces Maqueda y Lorenzetti, considerando 19 y voto del juez
Rosatti, considerando 12).

En los sistemas judiciales de magistratura profesional, la adecua-


da prestación del servicio de justicia supone que el justiciable pueda
conocer de manera acabada, explícita y sencilla las razones por las
cuales se decidió el caso que lo involucra, máxime cuando la sentencia
contraría su pretensión.

En el caso de los tribunales pluripersonales, este deber general de


los jueces profesionales importa la necesidad de asegurar una clara y
explícita mayoría sustancial de fundamentos en sus decisiones. De lo
contrario, se corre el riesgo de incurrir en el absurdo de suponer que,
para impugnar, sean las partes del proceso quienes deban escoger
cualquiera de los fundamentos de los votos individuales que confluye-
ron en la decisión; es decir, que sea el propio recurrente quien le atri-
buya al pronunciamiento un fundamento que aquel, como tal, no tuvo.

6º) Que, en modo acorde con esa inteligencia, desde antiguo se


ha sostenido en la jurisprudencia de este Tribunal que las sentencias
judiciales deben constituir -como requisito de validez- una derivación
razonada del derecho vigente conforme a las circunstancias compro-
badas de la causa (Fallos: 318:871; 331:1090; 341:98, y muchos otros).

Asimismo, esta Corte Suprema ha precisado que toda sentencia


constituye una unidad lógico-jurídica, cuya parte dispositiva es la con-
clusión necesaria, por derivación razonada, del análisis de los presu-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2143
343

puestos fácticos y normativos efectuado en sus fundamentos (Fallos:


312:1058; 313:475; 316:609; 326:1885; 332:826, 943; 334:490; 339:873). Ello
así, pues las sentencias de los tribunales colegiados no pueden con-
cebirse como una colección o sumatoria de opiniones individuales y
aisladas de sus integrantes, sino como el producto de un intercambio
racional de ideas entre ellos (Fallos: 308:2188, voto del juez Petracchi;
312:1500; 326:1885; 329:4078; 332:826; 334:490; 338:693; CSJ 141/2010 (46-
E)/CS1 “Eraso, Raúl Alfredo y otros s/ causa nº 8264”, sentencia del
18 de diciembre de 2012; CSJ 69/2014 (50-D)/CS1 “Di Rocco Vanella,
Daniel Federico y otro s/ causa nº 16.256”, sentencia del 4 de noviem-
bre de 2014; CSJ 4359/2014/CS1 “Petty, Luis Guillermo y otro s/ falsifi-
cación de documentos públicos”, sentencia del 2 de junio de 2015; CSJ
4139/2014/RH1 “Villalba Martínez, María Gloria y otro s/ infracción
ley 23.737 (art. 29)”, sentencia del 9 de agosto de 2016, entre otros).

De tal modo, la ausencia de coincidencia sustancial de fundamen-


tos por la mayoría absoluta de las opiniones vacía al decisorio de toda
fundamentación, puesto que no habría razón valedera para optar por
un voto u otro al momento de apreciar cuál ha sido el presupuesto en
que se basó la decisión apelada (Fallos: 312:1058; 326:1885).

En esa misma línea, se entendió que una sentencia cuenta con


“mayoría aparente” si en realidad se sustenta en votos que no guar-
dan entre sí la mínima concordancia lógica y argumental requerida a
los fallos judiciales (Fallos: 316:1991) o si se basa en fundamentos nor-
mativos discordantes que, además, carecen de un análisis razonado y
acorde de los problemas conducentes para la correcta dilucidación del
pleito (Fallos: 312:1500).

7º) Que recientemente este Tribunal ha reiterado la premisa según


la cual la sentencia judicial debe ser un todo indivisible, demostrativo
de una unidad lógico-jurídica, en la cual la validez y los alcances de la
decisión dependen también de las motivaciones que la fundan. Por su
parte, también ha precisado que a la hora de examinar la existencia
de una mayoría sustancial de fundamentos que ponga de manifiesto
la voluntad de un tribunal colegiado, no cabe atenerse a un criterio
puramente formalista que permita tenerla por configurada con opinio-
nes formalmente concurrentes que coinciden en la parte dispositiva,
sin que ello implique adoptar una postura extrema que exija que las
opiniones de cada uno de los miembros del tribunal resulten idénticas
para tener por configurada la mayoría necesaria, toda vez que ello no
2144 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

se condice con la naturaleza plural y deliberativa de esta clase de tri-


bunales (cf. respectivamente Fallos: 341:1466, voto de la mayoría, con-
siderando 3º, voto del juez Rosatti, considerando 6º; Fallos: 342:2183,
sus citas y causa CFP 14216/2003/TO1/1/1/1/CS4 “Olivera Róvere, Jor-
ge Carlos y otros s/ incidente de recurso extraordinario”, consideran-
do 6º, fallada el 15 de octubre de 2020).

8º) Que allende el respeto por las opiniones individuales y las disi-
dencias, los magistrados que conforman los tribunales colegiados de-
ben asegurar que su deliberación arribe -cuanto menos- a un acuerdo
mayoritario sobre un mínimo de razones comunes que constituyan el
fundamento lógico y jurídico del fallo. Sobre esa comunidad sustancial
de razones se erige la sentencia, que representa la voluntad del tribu-
nal como órgano colectivo, la cual debe identificarse con la voluntad
de la mayoría de sus miembros, en ausencia de unanimidad. Dicho de
otro modo: no basta con el nudo imperio del tribunal ejercido concre-
tamente en la parte dispositiva para dar validez y fijar los alcances de
un pronunciamiento si este se asienta en motivaciones lógicamente
desconectadas y/o sustantivamente inconciliables.

9º) Que, a la luz de la doctrina reseñada, cabe colegir que existe


una evidente discordancia entre las premisas y argumentos de los vo-
tos que conformaron la mayoría de la sentencia objeto de recurso.

En el caso, la alzada resolvió declarar desierto el recurso sobre la


base de la coincidencia de dos votos que tienen fundamentos distintos
–uno sostiene que el apelante no acreditó la imposibilidad manifies-
ta de pago y el otro, en cambio, considera que el seguro de caución
es inválido-. En tales condiciones, la sentencia constituye una mera
acumulación de opiniones individuales que no exhibe una coincidencia
mayoritaria sobre los fundamentos que dan apoyo a la decisión que el
tribunal adopta.

De este modo, el análisis de los votos descarta una concordancia


sustancial de opiniones dirimentes en las que se funde la decisión
adoptada. En otras palabras: no ha existido una mayoría real de sus in-
tegrantes que sustente las conclusiones del pronunciamiento (Fallos:
302:320; 305:2218; 312:1500; 313:475; 321:1653; 326:1885; 332:826 y 1663 y
334:490), colocando al litigante en estado de indefensión al tener que
construir el eje argumental (mayoritario) de una sentencia que carece
de tal referencia, lo que la descalifica como acto jurisdiccional válido.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2145
343

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso


extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada, con costas por
su orden en atención a las particularidades del asunto (art. 68, segun-
do párrafo, del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Vuel-
van los autos al tribunal de origen para que, por intermedio de quien
corresponda, se dicte una nueva decisión con arreglo a lo expresado.
Reintégrese el depósito de fs. 2. Agréguese la queja al principal. Notifí-
quese y, oportunamente, remítase.

Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por Anselmi y Cía. SRL, representada por el Dr. Carlos
E. Vanney.
Tribunal de origen: Sala II de la Cámara Federal de la Seguridad Social.

DESCALZO, MARÍA BETANIA p/ sí y en rep. de sus hijos


Otro c/ Brossi S.A. y Otros s/ Accidente – ley especial
menores y

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien la apreciación de elementos de hecho y prueba constituye, como


principio, facultad propia de los jueces de la causa y no es susceptible de
revisión en la instancia extraordinaria, esta regla no es óbice para que
la Corte conozca en los casos cuyas particularidades hacen excepción
a ella cuando la decisión impugnada no se ajusta al principio que exige
que las sentencias sean fundadas y constituyan una derivación razona-
da del derecho vigente con aplicación a las circunstancias comprobadas
de la causa.

ACCIDENTES DEL TRABAJO

Es arbitraria la sentencia que condenó a la ART a reparar los daños


sufridos por los derechohabientes a causa de la muerte del trabajador
pues la concatenación de tan dispares y numerosos hechos que el fa-
llo apelado describe para fundar su decisión no configura la relación de
causalidad adecuada entre la conducta imputada y el daño producido,
presupuesto indispensable para la atribución de responsabilidad civil
2146 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

(arts. 901, 904 y 905 del Código Civil y 1726 y 1727 del Código Civil y Co-
mercial), en tanto ese razonamiento permitiría extender la obligación
de reparar sin limitación alguna a cualquier daño que se produzca, inde-
pendientemente de su previsibilidad y del tipo de consecuencia en que
aquel consista (inmediata, mediata, causal, etc).

ACCIDENTES DEL TRABAJO

Es arbitraria la sentencia que condenó a la ART a reparar los daños


sufridos por los derechohabientes a causa de la muerte del trabajador,
pues la cámara ha equiparado todos los hechos condicionantes de tan
lamentable desenlace, sin efectuar un examen pormenorizado de cada
uno de ellos y su aptitud para configurar un eslabón preciso de la rela-
ción causal con los incumplimientos imputados a la ART, en tanto, se-
gún el curso natural y ordinario de las cosas (arts. 901 del Código Civil y
1727 del Código Civil y Comercial), de la omisión de alertar a la emplea-
dora del trabajador fallecido del posible riesgo que significaba para sus
dependientes la existencia de un pozo sin señalización ni iluminación,
no se sigue el deceso del causante del modo en que se produjo, extremo
que también cabe predicar respecto de la escasa atención que la ART
le brindó y/o de su derivación a su obra social para que sea atendido de
las dolencias.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 17 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por Galeno Asegura-


dora de Riesgos del Trabajo S.A. en la causa Descalzo, María Betania
p/ sí y en rep. de sus hijos menores y otro c/ Brossi S.A. y otros s/ acci-
dente – ley especial”, para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que la Sala VIII de la Cámara Nacional de Apelaciones del


Trabajo, en lo que interesa, revocó el pronunciamiento de la instan-
cia anterior e hizo lugar a la demanda que, con fundamento en el
derecho civil, dedujeron los derechohabientes de Pablo José Giro-
la contra Galeno Aseguradora de Riesgos del Trabajo S.A. (ART) a
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2147
343

fin de obtener la reparación integral de los daños que padecen como


consecuencia del deceso de aquel.

Para decidir de ese modo el a quo consideró que el 6 de julio de


2007 el de cuius, en ocasión de prestar tareas de vigilador, se había
caído en un pozo existente en el predio, cuya carencia de señalización
e iluminación no habían sido advertidas por la ART en cumplimiento
de sus obligaciones atinentes a la seguridad y prevención de riesgos.
Estimó que el traumatismo de cadera que allí había sufrido había de-
rivado en una necrosis avascular bilateral, patología por la que se le
había efectuado, en una primera cirugía, el reemplazo de la cadera
(artroplastia) izquierda y meses después, a raíz de las dificultades
que presentaba para deambular había requerido una segunda inter-
vención quirúrgica, con el propósito de suplantar la cadera derecha.
Entendió que el fallecimiento del trabajador, producido el 21 de mayo
de 2008 por congestión y edema pulmonar en una unidad de terapia in-
tensiva de la Clínica Loiácono –a donde había sido trasladado a raíz de
una hipotensión que sufrió cuando estaba siendo sometido a la segun-
da artroplastia en la misma entidad sanitaria– se debió a que la ase-
guradora había incumplido con sus deberes de prevención de riesgos
que le impone la ley 24.557, como así también a la deficiente atención
médica que le había brindado y su derivación a la obra social a la que
aquel pertenecía.

Así, concluyó que Galeno ART S.A. resultaba civilmente responsa-


ble en los términos de los arts. 1109 y 1074 del Código Civil y 1716, 1725
y 1749 del Código Civil y Comercial, por lo que la condenó a abonar a
los actores la suma de $ 668.000, con más sus intereses desde la fecha
del deceso.

2º) Que contra dicha decisión la ART dedujo el recurso extraordi-


nario (v. fs. 1250/1270), cuya denegación originó la presente queja.

Sobre la base de la doctrina de la arbitrariedad la apelante cues-


tiona que se le hubiera atribuido responsabilidad civil por el hecho
luctuoso en virtud de incumplimientos u omisiones a los deberes de
prevención y vigilancia que le impone la ley 24.557. Sostiene que no
existe nexo de causalidad adecuado entre su conducta y el fallecimien-
to del trabajador que, dice, se produjo por una causa ajena a ella. Ex-
presa que el a quo no valoró que el de cuius había sido derivado a su
obra social a raíz de una patología inculpable que padecía (necrosis
2148 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ósea aséptica). Alega que dicha enfermedad tiene carácter idiopático.


Aduce que no tiene responsabilidad por la atención que su obra social
le otorgó; que, en definitiva, su muerte se debió a una congestión y
edema pulmonar como consecuencia de complicaciones en la segunda
intervención a la que había sido sometido. Plantea que estas circuns-
tancias han quedado comprobadas por los informes del Cuerpo Médi-
co Forense efectuados en la causa penal iniciada contra los médicos
intervinientes en la citada cirugía. A su vez, cuestiona el monto del
resarcimiento por considerarlo excesivo, irrazonable y configurativo
de un enriquecimiento contrario a derecho.

3º) Que si bien la apreciación de elementos de hecho y prueba


constituye, como principio, facultad propia de los jueces de la causa y
no es susceptible de revisión en la instancia extraordinaria, esta regla
no es óbice para que el Tribunal conozca en los casos cuyas particula-
ridades hacen excepción a ella cuando, como ocurre en el presente, la
decisión impugnada no se ajusta al principio que exige que las senten-
cias sean fundadas y constituyan una derivación razonada del derecho
vigente con aplicación a las circunstancias comprobadas de la causa
(Fallos: 321:2131, entre muchos otros).

4º) Que, en efecto, el tribunal de alzada sustentó la condena a la


ART en el incumplimiento de sus deberes de seguridad y prevención
sin examinar adecuadamente las constancias del expediente que po-
dían resultar demostrativas de que, como alegó la ART ya al contestar
demanda (fs. 80/102 de los autos principales), el motivo del deceso del
causante no habría guardado vinculación con tales inobservancias. Al
respecto, la cámara no tuvo en consideración el informe emitido por el
Cuerpo Médico Forense en la causa penal iniciada contra los médicos
intervinientes en la cirugía a raíz de la cual se produjo el deceso del
trabajador daba cuenta de que este presentaba importante obesidad
y antecedentes de tabaquismo y que, luego de que se le suplantara
la cadera izquierda a raíz de la artrosis que sufría, en oportunidad en
que se lo sometía a la segunda operación para reemplazar la cadera
derecha, sufrió una hipotensión, por lo que luego de recibir maniobras
de resucitación fue trasladado a una unidad de terapia intensiva donde
falleció por una congestión y edema pulmonar (fs. 61/65 y 107/108 de
la causa penal agregada por cuerda). También en el mencionado dic-
tamen se informó que al paciente se le había diagnosticado necrosis
avascular o aséptica bilateral de ambas caderas; que ello difícilmente
era vinculable a un antecedente traumático; que tal patología es una
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2149
343

enfermedad que puede ser idiopática o secundaria a otras enfermeda-


des como el alcoholismo, las descompensaciones bruscas de los buzos,
enfermedades del metabolismo, suministro prolongado de corticoides
y otras varias causas (v. fs. 201/203 del citado expediente). Los forenses
indicaron, asimismo, que tal dolencia suele ser bilateral y se produci-
ría por una interrupción del flujo sanguíneo arterial a la cabeza del fé-
mur, seguida por la muerte celular y deformación de la cabeza, cuadro
que produce dolores y artrosis que pueden tratarse quirúrgicamente.
Se señaló, además, que la radiografía correspondiente a la primera
intervención mostraba una prótesis correctamente colocada y sin sig-
nos de aflojamiento que mostraran una diferencia de longitud entre
ambas caderas, pero que cuando existe una deformación bilateral, al
corregir una de ellas, puede aparecer una discrepancia de longitud de
los miembros.

5º) Que el perito médico designado en autos sostuvo, a diferencia


de los forenses, que la necrosis avascular que presentaba el trabaja-
dor tenía su origen en el traumatismo que había padecido (fs. 702/769).
El especialista, sin embargo, no determinó en modo alguno que entre
dicha dolencia y el deceso del trabajador hubiese relación causal de
ningún tipo.

6º) Que, de otro lado, en la causa penal se señaló que media hora
después de iniciada la segunda artroplastia el anestesista informó al
resto de los intervinientes en la operación que debían detener la ciru-
gía en razón de que el paciente había entrado en un cuadro de hipoten-
sión arterial; que por dicho motivo la suspendieron y, seguidamente,
aquel entró en paro cardiorrespiratorio; que por ello el anestesista le
realizó tareas de reanimación y que, con posterioridad, fue derivado a
una unidad de terapia intensiva donde horas después falleció por una
congestión y edema pulmonar (v. fs. 205/210).

7º) Que la concatenación de tan dispares y numerosos hechos que


el fallo apelado describe para fundar su decisión no configura la re-
lación de causalidad adecuada entre la conducta imputada y el daño
producido, presupuesto indispensable para la atribución de responsa-
bilidad civil en el presente caso (arts. 901, 904 y 905 del Código Civil y
1726 y 1727 del Código Civil y Comercial).

Es que el razonamiento del a quo permitiría extender la obligación


de reparar sin limitación alguna a cualquier daño que se produzca,
2150 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

independientemente de su previsibilidad y del tipo de consecuencia en


que aquel consista (inmediata, mediata, causal, etc.).

En ese sentido, la cámara ha equiparado todos los hechos condi-


cionantes de tan lamentable desenlace, sin efectuar un examen por-
menorizado de cada uno de ellos y su aptitud para configurar un esla-
bón preciso de la relación causal con los incumplimientos imputados
a la ART pues, según el curso natural y ordinario de las cosas (arts.
901 del Código Civil y 1727 del Código Civil y Comercial), de la omisión
de alertar a la empleadora del trabajador fallecido del posible riesgo
que significaba para sus dependientes la existencia de un pozo sin se-
ñalización ni iluminación, no se sigue el deceso del causante del modo
en que se produjo, extremo que también cabe predicar respecto de la
escasa atención que la ART le brindó y/o de su derivación a su obra
social para que sea atendido de las citadas dolencias.

En tales condiciones corresponde hacer lugar a la queja, declarar


procedente el recurso extraordinario y dejar sin efecto el fallo impug-
nado de acuerdo con la conocida doctrina de esta Corte respecto de
la arbitrariedad de sentencias, circunstancia que torna innecesario el
tratamiento del resto de los agravios de la apelante.

Por ello, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso


extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada. Con costas.
Reintégrese el depósito efectuado, agréguese la queja al expediente
principal y devuélvase a fin de que, por quien corresponda, se dicte un
nuevo pronunciamiento con arreglo al presente. Notifíquese y, oportu-
namente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti.

Recurso de queja interpuesto por Galeno Aseguradora de Riesgos del Trabajo S.A.,
representada por la Dra. Mirna Isabel Kaploean.
Tribunal de origen: Sala VIII de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia del
Trabajo nº 48.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2151
343

SCIARROTTA, OSVALDO SERAFÍN c/ YACIMIENTOS


MINEROS de AGUA de DIONISIO s/ Despido

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien las decisiones en materia de competencia, en principio, no au-


torizan la apertura de la instancia del art. 14 de la ley 48 por no estar
satisfecho el recaudo de sentencia definitiva, corresponde apartarse de
dicha regla cuando median circunstancias de excepción que permiten
equiparar esos interlocutorios a pronunciamientos definitivos; entre
otros supuestos, ello sucede cuando de la decisión impugnada se deriva
un perjuicio que podría ser de imposible reparación ulterior.
-El juez Rosenkrantz, en disidencia, consideró que el recurso extraordi-
nario era inadmisible por no dirigirse contra una sentencia definitiva o
equiparable a tal (art. 14 de la ley 48)-

CUESTIONES DE COMPETENCIA

A los fines de dilucidar cuestiones de competencia ha de estarse, en pri-


mer término, a los hechos que se relatan en el escrito de la demanda y
después, y sólo en la medida en que se adecue a ellos, al derecho que se
invoca como fundamento de la pretensión.

CUESTIONES DE COMPETENCIA

Es competente la Justicia Nacional del Trabajo para entender en la de-


manda por despido promovida por el actor contra Yacimientos Mine-
ros Agua de Dionisio, pues las circunstancias fácticas en las que se ha
sustentado el reclamo, la naturaleza de las normas cuya aplicación se
demanda, la expresa opción que formuló el actor y el hecho de que la
requerida no ha comparecido en el proceso, resulta manifiesto que la
causa debe tramitar ante la justicia mencionada, sin que obste a ello la
naturaleza jurídica de la demandada ( art. 3 ley 14.771).
-El juez Rosenkrantz, en disidencia, consideró que el recurso extraordi-
nario era inadmisible por no dirigirse contra una sentencia definitiva o
equiparable a tal (art. 14 de la ley 48)-
2152 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
A fs. 38 de los autos principales (a los que corresponderán las si-
guientes citas), la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo (Sala
VI), confirmó la sentencia de la instancia anterior, por la cual el juez
de ese fuero declaró su incompetencia para entender en la presente
demanda por despido promovida por el Sr. Osvaldo Serafín Sciarrotta
contra Yacimientos Mineros de Agua de Dionisio (YMAD).
Para decidir de tal modo señaló que el demandado en autos es una
entidad interestatal integrada por la Provincia de Catamarca, la Uni-
versidad Nacional de Tucumán y el Estado Nacional.
Explicó que tal circunstancia resultaba relevante a los fines de de-
terminar el tribunal competente, pues “el carácter de persona jurídica
pública” que posee YMAD impone que las cuestiones suscitadas con-
tra dicha entidad sean dirimidas por los jueces de la jurisdicción local
a la que pertenece.

-II-
Disconforme con tal pronunciamiento, el demandante dedujo el
recurso extraordinario de fs. 40/46, el que, rechazado a fs. 49, motivó la
presente queja.
En primer término sostiene que la sentencia apelada resulta arbi-
traria y no constituye una derivación razonada del derecho vigente con
aplicación concreta a las circunstancias del caso.
Señala que dedujo la presente demanda contra YMAD por despido.
Indica que fue contratado por dicha entidad en la Ciudad Autóno-
ma de Buenos Aires, jurisdicción en la que, además, desarrolló todas
las tareas que tuvo a su cargo y percibió sus remuneraciones, razones
por la cuales corresponde a la Justicia Nacional del Trabajo entender
en el presente caso.
Explica que no posee ningún vínculo con las Provincias de Cata-
marca ni de Tucumán (donde se encuentra la universidad nacional
que también integra el YMAD) razón por la cual, de acuerdo al criterio
plasmado en la sentencia apelada, tendría la obligación de litigar en
una jurisdicción en la que no fue contratado ni prestó servicio alguno.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2153
343

-III-
En cuanto a la procedencia formal del recurso, estimo pertinente
recordar que si bien V.E. tiene dicho que las resoluciones dictadas en
materia de competencia no constituyen sentencias definitivas recurri-
bles por la vía del art. 14 de la ley 48, cabe apartarse de dicho principio
cuando la decisión apelada deniega el fuero federal reclamado por la
recurrente (Fallos: 323:189; 324:533; 329:5896, entre muchos otros) su-
puesto que se configura en el sub lite.
Ello sentado, no se me escapa lo resuelto en autos CNT 679/2016
“Sapienza, Matias Ezequiel y otros c/ Autoridad Federal de Servicios de
Comunicación Audiovisual y otro s/ acción de amparo” -sentencia del 21
de febrero de 2017-, en los que V.E. ha ratificado el criterio esbozado en
el marco de la causa penal “Corrales” (Fallos: 338:1517; luego reiterado
en Fallos: 339:1342), que implicó abandonar la tradicional doctrina del
Tribunal cuya aplicación aquí se propone, al sostener que corresponde
equiparar a los tribunales nacionales ordinarios con los federales para
dirimir cuestiones de competencia ya que no puede soslayarse que el
carácter nacional de los tribunales ordinarios de la Capital Federal es
meramente transitorio” (conf. cons. 4º del fallo “Sapienza” cit.).
Ello no obstante, considero que, hasta tanto se pongan en ejecu-
ción los convenios de transferencia de las competencias que actual-
mente ejerce la justicia nacional ordinaria, corresponde mantener la
citada doctrina tradicional (conf. dictamen de este Ministerio Público
en la causa COM 12593/2014/2/ RH1, Recurso de Hecho, “Blue Steel
S.A. c/ Correo Oficial de la República Argentina s/ ordinario”, del 16 de
marzo de 2017).
En razón de lo expuesto, considero que el recurso extraordinario
deducido por el demandante resulta formalmente admisible.

-IV-
Sentado lo anterior conviene recordar la doctrina de la Corte se-
gún la cual, a los fines de dilucidar cuestiones de competencia ha de
estarse, en primer término, a los hechos que se relatan en el escrito
de la demanda y después, y sólo en la medida en que se adecue a ellos,
al derecho que se invoca como fundamento de la pretensión, así como
también la naturaleza jurídica de la relación existente entre las partes
(Fallos: 328:73; 329:5514).
En el caso, según surge de fs. 4/20, el Sr. Osvaldo Serafín Sciarrotta
dedujo demanda contra YMAD con el fin de obtener una indemnización
por despido y fraude laboral en que habría incurrido la demandada.
2154 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Con base en ello, corresponde recordar que el art. 24 de la ley 18.345


establece que “en las causas entre trabajadores y empleadores será
competente, a elección del demandante, juez del lugar del trabajo, el
del lugar de celebración del contrato, o el del domicilio del demandado”.
El Tribunal ha señalado que dicho precepto está inspirado en el
propósito evidente de proteger a los trabajadores que, en la casi tota-
lidad de los casos, serán los accionantes a los que se refiere la disposi-
ción (Fallos: 315:2108; 323:718 y 329:2253, entre muchos otros).
Partiendo de estas premisas, en mi opinión la causa debe prose-
guir su trámite ante la Justicia Nacional del Trabajo. Así lo creo pues
el accionante optó, tanto en ocasión de iniciar la demanda como de
recurrir la sentencia de declaración de incompetencia, por la jurisdic-
ción donde, según señaló, celebró los diversos convenios con YMAD y
desempeñó su tarea laboral para la accionada, quien aun no compa-
reció en el proceso, razón por la que, estimo, corresponde estar a los
términos de dicha opción.
Cabe destacar que no obsta a tal conclusión que el demandado en
autos sea YMAD, tal como lo afirma el tribunal apelado. En efecto, dicha
entidad “tiene la capacidad de las personas jurídicas de derecho privado
para la realización de su objeto y puede adquirir toda clase de derechos,
contraer toda clase de obligaciones y ejecutar y celebrar toda clase de
actos jurídicos y contratos reglados por los Códigos de la Nación y leyes
generales y especiales pertinentes” (art. 3º de La ley 14.771).

-V-
Por lo tanto, en virtud de las consideraciones expuestas, opino que
corresponde hacer lugar a la queja, declarar formalmente admisible
el recurso extraordinario, revocar la sentencia apelada, y, en conse-
cuencia, disponer que esta causa continúe su trámite ante la Justicia
Nacional del Trabajo. Buenos Aires, 6 de junio de 2018.Laura M. Monti.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 17 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por el actor en la


causa Sciarrotta, Osvaldo Serafín c/ Yacimientos Mineros de Agua de
Dionisio s/ despido”, para decidir sobre su procedencia.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2155
343

Considerando:

1º) Que la Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones del Tra-


bajo confirmó la sentencia de la anterior instancia que había declarado
la incompetencia para entender en la demanda por despido promovida
por el actor contra Yacimientos Mineros Agua de Dionisio (fs. 38 de los
autos principales, foliatura a la que se aludirá en lo sucesivo). Fundó su
decisión en que la demandada era una entidad interestatal integrada
por la Provincia de Catamarca, la Universidad Nacional de Tucumán y
el Estado Nacional, circunstancia de la que derivó el carácter de per-
sona jurídica pública de la demandada. Por ello, consideró competen-
tes a los jueces de la jurisdicción local a la que pertenece la requerida.

Contra esta resolución el actor dedujo recurso extraordinario (fs.


40/46) cuya denegación motivó la queja bajo examen.

2º) Que, en lo que interesa, el apelante plantea la arbitrariedad de


la decisión impugnada por no constituir una derivación razonada del
derecho vigente con aplicación concreta a las circunstancias del caso.
Destaca que la demanda se dedujo por despido, que fue contratado por
la demandada en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, jurisdicción
en la que desarrolló todas las tareas a su cargo, percibió sus remu-
neraciones y en la que además reside. Manifiesta que ningún vínculo
posee con las Provincias de Catamarca ni de Tucumán, por lo que se
lo obligaría a litigar en una jurisdicción en la que no fue contratado ni
prestó servicio alguno.

3º) Que si bien las decisiones en materia de competencia, en prin-


cipio, no autorizan la apertura de la instancia del art. 14 de la ley 48
por no estar satisfecho el recaudo de sentencia definitiva (vgr. Fallos:
302:417; 305:502; 306:172), corresponde apartarse de dicha regla cuan-
do median circunstancias de excepción que permiten equiparar esos
interlocutorios a pronunciamientos definitivos. Entre otros supuestos,
ello sucede cuando, como acontece en el sub examine, de la decisión
impugnada se deriva un perjuicio que podría ser de imposible repa-
ración ulterior (Fallos: 340:1401, disidencia de los jueces Maqueda y
Rosatti, 338:477, y sus citas).

En efecto, en caso de quedar firme la decisión de la Cámara del


Trabajo, se privaría definitivamente al demandante de la posibilidad
de tramitar su reclamo ante el fuero laboral de la jurisdicción en la que
2156 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

reside, y en la que -según su relato- fue contratado y prestó servicios.


Es dable memorar en este punto la doctrina de este Tribunal según
la cual, a los fines de dilucidar cuestiones de competencia ha de es-
tarse, en primer término, a los hechos que se relatan en el escrito de
la demanda y después, y sólo en la medida en que se adecue a ellos,
al derecho que se invoca como fundamento de la pretensión (Fallos
328:73; 329:5514).

En este marco, es pertinente advertir que el art. 24 de la ley 18.345


establece que “en las causas entre trabajadores y empleadores será
competente, a elección del demandante, el juez del lugar del trabajo,
el del lugar de celebración del contrato o el del domicilio del deman-
dado”, precepto cuya finalidad tuitiva ha sido señalada por esta Cor-
te (Fallos: 315:2108; 323:718 y 329:2253, entre otros). A la citada regla
sobre competencia territorial se suma la disposición del art. 20 de la
misma ley procesal, relativa a la competencia en razón de la materia,
que expresamente prevé que “serán de competencia de la Justicia
Nacional del Trabajo, en general, las causas contenciosas en conflic-
tos individuales de derecho, cualesquiera fueren las partes -inclu-
so la Nación, sus reparticiones autárquicas, la Municipalidad de la
Ciudad Autónoma de Buenos Aires y cualquier ente público-, por de-
mandas o reconvenciones fundadas en los contratos de trabajo, con-
venciones colectivas de trabajo, laudos con eficacia de convenciones
colectivas, o disposiciones legales o reglamentarias del Derecho del
Trabajo; y las causas entre trabajadores y empleadores relativas a
un contrato de trabajo, aunque se funden en disposiciones del dere-
cho común aplicables a aquél”.

En suma, de las circunstancias fácticas en las que se ha sustentado


el reclamo, la naturaleza de las normas cuya aplicación se demanda,
la expresa opción que formuló el actor y el hecho de que la requerida
no ha comparecido en el proceso, resulta manifiesto que la causa debe
tramitar ante la Justicia Nacional del Trabajo.

4º) Que no obsta a la conclusión antedicha la naturaleza jurídica de


la demandada. En efecto, la ley 14.771 de creación de la entidad estable-
ció que tuviera “la capacidad de las personas jurídicas de derecho pri-
vado para la realización de su objeto”, pudiendo “adquirir toda clase
de derechos, (…) contraer toda clase de obligaciones y ejecutar y cele-
brar toda clase de actos jurídicos y contratos reglados por los códigos
de la Nación y leyes generales y especiales pertinentes” (art. 3º).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2157
343

Por ello, y habiendo dictaminado la señora Procuradora Fiscal, se


hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso extraordinario,
se revoca la sentencia apelada y se declara competente a la Justicia
Nacional del Trabajo para conocer en la presente causa. Agréguese la
queja al principal. Notifíquese y remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (en disidencia)— Juan Carlos


Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Disidencia del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando:

Que el recurso extraordinario, cuya denegación originó esta queja,


no se dirige contra una sentencia definitiva o equiparable a tal (art. 14
de la ley 48).

Por ello, oída la señora Procuradora Fiscal, se desestima la queja.


Notifíquese y, previa devolución de los autos principales, archívese.

Carlos Fernando Rosenkrantz.

Recurso de queja interpuesto por el actor, Osvaldo Serafín Sciarrotta, con el patroci-
nio de los Dres. Germán José Alfaro y Lucas José Alfaro Jones.
Tribunal de origen: Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia del
Trabajo nº 66.
2158 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

RÍOS, CÉSAR DOMINGO y Otros c/ ESTADO NACIONAL


MINISTERIO de ECONOMÍA y Otro s/ Programas de
propiedad participada

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso extraordinario es formalmente admisible pues se ha puesto


en tela de juicio la validez e inteligencia de normas de carácter federal y
la resolución de la cámara ha sido contraria al derecho que el recurren-
te funda en esas normas.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

INTERPRETACION DE LA LEY

La primera fuente de interpretación de ley es la que emerge de su letra


de manera que cuando ésta no exige esfuerzo de comprensión debe ser
aplicada directamente sin que resulte admisible efectuar consideracio-
nes ajenas al caso que aquella contempla.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

PRIVATIZACION

El fin tuitivo de la ley 23.696 se extiende solo a los beneficiarios enuncia-


dos en el artículo 22.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

PRIVATIZACION

Toda vez que no se encuentra controvertido que los accionantes, in-


corporados a la empresa concesionaria, trabajaban en el ENCOGAR
-persona de derecho privado- y no para la Administración General de
Puertos SE, debe rechazarse su pretensión de ser indemnizados por no
haber sido incluidos en el programa de propiedad participada, pues de
la ley 23.696 surge claramente que los empleados que deben ser tenidos
en cuenta a los fines del programa de propiedad participada son los que,
al momento de la adhesión al programa, estaban trabajando en el ente a
privatizar (art. 22, inc. a); inteligencia que también fue adoptada por las
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2159
343

resoluciones 56612001 del ex Ministerio de Infraestructura y Vivienda y


51/2003 del Ministerio de Producción.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
La Sala II de la Cámara Civil y Comercial Federal confirmó la
sentencia de grado que rechazó la demanda iniciada contra el Esta-
do Nacional y Terminales Río de la Plata S.A., con el fin de obtener
una reparación por los daños derivados de la falta de inclusión de los
accionantes en el Programa de Propiedad Participada de esa com-
pañía. Adujo que sólo los ex-agentes del ente a privatizar se encon-
traban legitimados para acceder al Programa, con arreglo, principal-
mente, a las leyes 23.696 y 24.093, los decretos 584/93, 769/93 y 1019/93
y la resolución MP 51/03. En ese marco, concluyó que los actores no
lograron acreditar su carácter de ex-empleados de la Administración
General de Puertos S.E. (AGP) al momento de la privatización, por lo
que carecen de derecho de acceder al sistema (v. fs. 462/466 y 541/543
del expediente principal, al cual aludiré en adelante, salvo aclaración
en contrario)-
Contra esa sentencia los actores dedujeron el recurso federal, que
fue denegado, dando lugar a la queja (fs. 546/554, 566/571 y 575 y fs.
91/95 del legajo respectivo).

-II-
Los recurrentes afirman que la sentencia es inconstitucional y
arbitraria por presentar graves desaciertos y lesionar los derechos
de defensa en juicio, igualdad y propiedad de los actores. Dicen que,
encuadrado en la ley 23.696, el pliego licitatorio estableció que al me-
nos un cuatro por ciento de las acciones de las concesionarias debía
destinarse al PPP y que ellas debían absorber al personal portuario
o bien presentar acuerdos de desvinculación. En ese marco, aducen
que, como estibadores absorbidos por Terminales Río de la Plata
S.A. resultan legítimos beneficiarios del Programa, pero que fueron
excluidos arbitrariamente mediante la resolución 556/01, por haber
2160 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

trabajado en el Ente de Contratación y Garantización (ENCOGAR)


y no en la AGP.
Explican que, contra lo afirmado por la sala, nunca alegaron ha-
berse desempeñado en la AGP, sino que la aplicación del régimen de
propiedad participada a las terminales portuarias beneficia tanto a los
ex-trabajadores de la AGP como del ENCOGAR, lo que fue admitido
por la adjudicataria en el expediente administrativo. Reprochan que
la sala no haya valorado esa admisión encuadrada en la teoría de los
actos propios y que no se haya pronunciado sobre la prescripción aco-
gida por el juez de grado. Arguyen gravedad institucional por hallarse
afectada la seguridad jurídica.

-III-
Los actores pretenden, en suma, que su exclusión del PPP de Ter-
minales Río de La Plata S.A., en virtud de provenir del ENCOGAR y
no de la AGP, soslaya lo dispuesto en la ley 23.696, su reglamentación y
el pliego licitatorio 6/93 y, por tanto, que constituye una interpretación
equivocada y arbitraria de esa preceptiva.
En esas condiciones, opino que el problema objeto de recurso en-
cuentra suficiente respuesta en el dictamen del 12 de junio del corrien-
te recaído en las actuaciones CCF 3203/2008/1/RH1 “González, Her-
minio L. y otros c/ Estado Nacional - Ministerio de Economía y otro s/
programa de propiedad participada”, a cuyos términos y conclusiones
incumbe remitir, en todo lo pertinente, en razón de brevedad.

-V-
Por lo expuesto, opino que corresponde declarar formalmente
admisible el recurso extraordinario federal y confirmar la sentencia
con el alcance indicado. Buenos Aires, 17 de octubre de 2018.Víctor
Abramovich.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 17 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la parte actora


en la causa Ríos, César Domingo y otros c/ Estado Nacional Ministerio
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2161
343

de Economía y otro s/ programas de propiedad participada”, para de-


cidir sobre su procedencia.

Considerando:

Que las cuestiones propuestas por los apelantes encuentran ade-


cuada respuesta en el dictamen del señor Procurador Fiscal, a cuyos
fundamentos y conclusiones cabe remitir, en lo pertinente, por razones
de brevedad.

Por ello, de conformidad con lo dictaminado, se declaran proce-


dentes la queja y el recurso extraordinario y se confirma la sentencia
apelada. Con costas por su orden, en atención a la índole de los dere-
chos en juego. Notifíquese, agréguese la queja a los autos principales
y, oportunamente, remítanse.

Carlos Fernando Rosenkrantz —Juan Carlos Maqueda — Ricardo


Luis Lorenzetti.

Recurso de queja interpuesto por la parte actora, representada por el Dr. Sergio Ga-
briel Tripodi (h), patrocinado por el Dr. Sergio Gabriel Tripodi.
Tribunal de origen: Sala II de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil y Co-
mercial Federal.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo
Civil y Comercial Federal nº 4.

ESPITIA SALAZAR, LUIS FRANCISCO y Otro s/ Extradición

EXTRADICION

La circunstancia de que no se hubiera celebrado la audiencia que con-


templa el artículo 27 de la ley 24.767 en la etapa procesal oportuna si
bien constituye una inobservancia al procedimiento aplicable, no tiene
aptitud en las circunstancias del caso –por falta de fundamentación
para demostrar el gravamen suscitado- para configurar un supues-
to de nulidad absoluta en los términos que regula el Código Procesal
Penal de la Nación al referirse a la “intervención, asistencia y repre-
2162 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

sentación del imputado, en los casos y formas que la ley establece”


(artículo 167, inciso 3º).

PROCEDIMIENTO DE EXTRADICION

La consecuencia que se pretende derivar de la tardía introducción del


pedido de extradición es inadmisible, pues aun cuando se considerara
inobservado el plazo previsto, esa circunstancia no constituye una ex-
cepción legal contra la extradición si se tiene en cuenta que es factible
un nuevo pedido de prisión, por el mismo hecho, en tanto se acompa-
ñe el pedido formal de extradición junto con los documentos citados en
el artículo IV del Tratado de Extradición con Brasil, aprobado por ley
17.272 (conf. artículo VI, pár. 2 in fine del mismo tratado).

EXTRADICION

Cuando en el marco de un pedido de extradición se toma noticia sobre la


operatoria que habría desplegado, en la República Argentina, la organi-
zación ilícita investigada en el extranjero, se arbitren las medidas nece-
sarias para que la procedencia de la extradición, no conlleve la renuncia
a una investigación seria y eficaz que, en forma coordinada con el país
requirente, esclarezca debidamente aquellos aspectos de las conductas
desarrolladas en el foro con el fin de que, a reserva de las reglas de
concurrencia jurisdiccional y ne bis in idem que resulten aplicables, se
agote la investigación.

PROCEDIMIENTO DE EXTRADICION

En atención a las diversas referencias que de la República Argentina


incluyen los antecedentes acompañados con el pedido de extradición,
al describir la estructura y la actividad ilícita llevada a cabo por la or-
ganización que está siendo investigada en el país requirente, La Corte
ha de encomendarle al señor Procurador General de la Nación interino
que constate que la resolución que confirma la procedencia del pedido
de extradición, no conduzca a que se renuncie a una investigación seria
y eficaz –en caso de que ella no hubiera ya tenido lugar- de modo tal que,
en forma coordinada con la República Federativa del Brasil, avance en
el debido esclarecimiento de aquellos aspectos de las conductas desa-
rrolladas en el foro que no hayan quedado alcanzadas por el proceso
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2163
343

extranjero y/o en relación a las personas que –a ese respecto- no hayan


sido aún juzgadas en ese país.

EXTRADICION

Razones de equidad y justicia que reconocen sustento en las normas


del derecho internacional de los derechos humanos que obligan a los
países, aconsejan que se ponga en conocimiento del país requirente el
tiempo de privación de la libertad al que estuvo sujeto el requerido en
este trámite de extradición, con el fin de que las autoridades extranjeras
arbitren las medidas a su alcance para que ese plazo de detención se
compute como si el extraditado lo hubiese sufrido en el curso del proce-
so que motivó el requerimiento.

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
Contra la sentencia dictada por el Juzgado Federal nº 2 de Sal-
ta que concedió la extradición de Luis Francisco E S requerida por
las autoridades de la República Federativa del Brasil por el delito de
asociación ilícita destinada al tráfico de estupefacientes, la defensa in-
terpuso recurso ordinario de apelación, que fue concedido a fojas 347.
A fojas 351/360 presentó el memorial del que V.E. corrió vista a esta
Procuración General.

-II-
Funda su impugnación en que el proceso de extradición fue lleva-
do a cabo de forma irregular, en tanto: a. No se celebró la audiencia
prevista por el artículo 27 de la Ley de Cooperación Internacional en
Materia Penal (24767); b. Su pupilo no recibió asistencia técnica eficaz;
c. Debería habérselo dejado oportunamente en libertad en función de
lo dispuesto por el artículo 50 idem; y d. No recibió la debida asistencia
consular (artículo 36.1. b de la Convención de Viena sobre Relaciones
Consulares). En virtud de ello, solicitó que se revoque la sentencia y se
declare la nulidad de todo lo actuado.
2164 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

-III-
Según lo veo, más allá de los esforzados argumentos de la defen-
sa, considero que la invalidez que se pretende no debe recibir acogi-
da favorable.
Al respecto, corresponde en primer lugar recordar el criterio res-
trictivo que rige en materia de nulidades procesales (Fallos: 339:480 y
sus citas), que también es de aplicación en actuaciones de esta natu-
raleza (Fallos: 324:1564 y 1694), según el cual requieren un perjuicio
concreto para alguna de las partes, pues no procede su declaración
en el sólo interés del formal cumplimiento de la ley, ya que resulta in-
aceptable la declaración de una nulidad por la nulidad misma (“Bon-
giovanni” Fallos: 322:486). Además, debe demostrarse de qué modo
los intereses concretos del encausado han resultado afectados por los
actos que pretende impugnar, o qué derechos se ha visto privado de
ejercer (“Baez” Fallos: 326:991). Lo que, a las claras, no logra poner en
evidencia el recurrente en ninguno de sus agravios.
a. En este sentido, la pretensión de que la sentencia sea dejada sin
efecto por la inobservancia de los recaudos para la audiencia previs-
ta por el artículo 27 de la ley de extradiciones requiere -para no con-
figurar un mero ritualismo que lo torne improcedente (conf. Fallos:
330:4549 y sus citas)- que se demuestre de qué manera volvió ineficaz
la posibilidad de E S de defenderse.
No obstante ello, advierto que si bien su letrado efectuó el planteo
como cuestión preliminar al comienzo del debate, donde fue rechaza-
do por el a quo (fojas 317), nada dijo en aquella oportunidad -ni en la
actual- respecto de qué derechos se vio privado de ejercer a conse-
cuencia de ello, sobre todo teniendo en consideración que al momento
del contradictorio el extraditurus ya conocía los motivos de su deten-
ción (inciso “a” del artículo citado; fojas 26), ya había designado suce-
sivamente abogados defensores de su confianza e incluso tuvo ocasión
de ratificar la designación de una letrada (inciso “b” idem; fojas 27, 37,
123, 288 y 293), ya había efectuado su descargo (inciso “c” ibidem; fojas
27) y ya había manifestado su oposición a la entrega rogada (inciso “d”
ibidem; fojas 27).
Cabe destacar, además, que luego de arribado el pedido formal de
extradición, su actual defensa tuvo pleno acceso al expediente (fojas
294 y 298) y que ninguna de sus quejas están dirigidas a cuestionar su
idoneidad para cumplir con los preceptos exigidos por el Tratado de
extradición con la República Federativa de Brasil (cfr. ley 17272), por
el cual se rige el caso (cfr. fojas 50).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2165
343

Si bien lo expuesto alcanza para proponer la improcedencia de


este aspecto del recurso, sin perjuicio de la función que asigna a este
Ministerio Público el artículo 25 de la ley 24767. estimo pertinente
agregar lo siguiente en virtud de las pautas constitucionales que ri-
gen su desempeño: (i) que frente a las insuficiencias descriptas y a lo
actuado en autos, lo hasta aquí desarrollado también permite descar-
tar cualquier menoscabo de los derechos del requerido por haberse
celebrado anticipadamente la audiencia del artículo 27 de la norma
citada y por omitirse en el momento oportuno la prevista en el artículo
49, sobre la cual nada se ha alegado; (ii) que, a todo evento, lo actuado
por las partes con posterioridad a la audiencia de debate (fojas 335, 339
y 342) ha subsanado el defecto procesal que pudiera invocarse por la
ausencia de sus firmas en el acta de fojas 315/320 (artículos 394, inciso
7º y último párrafo, 170 y 171 del Código Procesal Penal de la Nación).
b. Plantea asimismo la defensa que la intervención de los anterio-
res representantes legales del requerido en este proceso fue simple-
mente formal, lo que implicó su indefensión.
La Corte se pronunció respecto del alcance de las garantías cons-
titucionales en relación con el desempeño del letrado patrocinante,
señalando que la mera negligencia o la eficacia de su ejercicio son as-
pectos que no se encuentran cubiertos por aquéllas (Fallos: 333:1789).
Sostuvo, en esta inteligencia, que debe analizarse “la “totalidad de
las circunstancias” del proceso; pues no existe un catálogo exhausti-
vo de reglas que permita determinar a través de su confrontación si
la conducta del defensor ha sido satisfactoria o no; por el contrario,
un sistema de este tipo significaría “restringir la amplia latitud que
debe tener la defensa para tomar decisiones tácticas”pues”el acto
u omisión de un defensor que... es impropio en un caso puede ser
legítimo e incluso inteligente en otro “ (Strickland v. Washington, 466
U.S. 668, 1984). Además, un desacierto en la estrategia de la defensa,
un error en la ponderación de los hechos y el derecho o desacuerdos
entre el defensor y su pupilo no implican necesariamente lesión a la
garantía constitucional analizada; de otro modo, en todos aquellos
casos donde la decisión de los jueces no coincide con las expectati-
vas del justiciable éste podría rebatir incesante y caprichosamente
las decisiones judiciales a partir de una valoración ex post facto de
los resultados obtenidos por su asistencia legal técnica, afectando
principios esenciales como lo son los de preclusión, cosa juzgada y
economía procesal” (conf. dictamen de la Procuración General al que
hizo remisión la mayoría de V.E.. págs. 1795/96 y su cita).
2166 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En consecuencia, el derecho de defensa en juicio, que exige una


efectiva y sustancial asistencia por parte del letrado actuante (Fallos:
330:1016, entre muchos otros), no implica que ésta deba ser ejercida de
determinada forma o que obtenga un resultado cierto.
Así, por ejemplo, que en tres ocasiones sucesivos abogados de con-
fianza del requerido hayan solicitado su excarcelación (ver fojas 41 y
126 de los autos principales y fojas 1, 9 y 13/14 del agregado) muestra,
más allá del resultado de esas peticiones, un ejercicio efectivo de la
asistencia técnica que, lejos de perjudicarlo, podría haberlo beneficia-
do teniendo en cuenta lo considerado respecto del artículo 26, segundo
párrafo, de la ley 24767 por este Ministerio Público al dictaminar en el
precedente “Gorostiza” (Fallos: 323:176) y la jurisprudencia sobre la
invalidez constitucional de esa norma legal.
Tampoco se dijo qué pruebas se vio privado de ofrecer en la res-
pectiva oportunidad procesal (cfr. fojas 356), sobre todo si se recuerda
que en virtud de lo resuelto por V.E. en “Baez” (Fallos: 326:991), el pe-
dido formal de extradición es la pieza basal sobre la cual debe desa-
rrollarse el debate, por lo que no necesita ser propuesto -aunque en
el sub judice lo fue a fojas 281/82- para ser objeto del juicio, en el que,
cabe destacar, no se puede discutir acerca de la existencia del hecho
imputado o la culpabilidad del requerido (artículo 30 de la ley 24767).
Por último, no menciona en qué hubiera cambiado su eventual in-
tervención en lo acontecido en el desarrollo de la audiencia de fojas
26/27, ni en qué habría consistido -en una diligencia de esa naturaleza-
la alegada indefensión por parte de la letrada allí actuante (ver fojas
355 vta.).
Lo dicho, sumado a que el recurrente asumió la defensa del extra-
ditable antes de la audiencia de debate, indica que el único acto proce-
sal del que no participó fue la entrevista en la que se le comunicaron a
su asistido las razones de su detención, ya que luego ejerció su función
en el contradictorio, donde pudo plantear todas las cuestiones preli-
minares y los argumentos que consideró pertinentes en contra de la
extradición, e incluso interpuso y fundó el presente remedio procesal.
Todo ello impide sostener que E S careció de una efectiva defensa en
este trámite y resta entidad al agravio.
c. Solicita que se declare la nulidad de la sentencia, en virtud de
que el pedido formal de extradición fue presentado tardíamente (artí-
culo VI, párrafo 2, del tratado bilateral).
El argumento radica en que esa extemporaneidad ocasionó la
irregular permanencia de su defendido en prisión preventiva y con-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2167
343

lleva, por aplicación de las normas del Código Procesal Penal, que el
exhorto internacional no pueda ser tenido en cuenta para el dictado
de la sentencia.
Sin embargo, de adverso a lo pretendido, estimo que el planteo no
debe tener favorable recepción por parte del Tribunal.
En primer lugar. en atención a que con la presentación formal del
pedido de extradición cesó el instituto de arresto provisorio y, en con-
secuencia, deviene abstracto un pronunciamiento acerca de los presu-
puestos que lo sustentaron (considerando 5º de Fallos: 330:1971).
Y además, por cuanto la introducción extemporánea de la solicitud
de auxilio internacional no provoca su nulidad. En este sentido, resulta
ilustrativo señalar que tanto en el tratado bilateral, como en la Ley de
Cooperación Internacional en Materia Penal (que sirve para interpre-
tar el texto de los tratados; conforme lo dispone su artículo 2º), la única
consecuencia que acarrea la remisión tardía de la documentación es
la liberación de la persona requerida (artículos VI, párrafo 2, del trata-
do y 50 de la ley).
Sobre el particular, es jurisprudencia de la Corte que la tardía in-
troducción formal del pedido de extradición no puede invocarse como
una excepción legal contra la entrega, toda vez que la fijación de un
término para el mantenimiento del requerido bajo arresto provisorio
tiene por objeto impedir que, reclamada la detención sin prueba al-
guna, esa situación se prolongue más allá del plazo establecido si el
Estado requirente no presenta antecedentes bastantes para justificar
su solicitud (Fallos: 321:259).
En efecto, el fin del artículo citado del convenio con Brasil (así
como también del artículo 50 de la ley 24767 y las normas coincidentes
que contienen los tratados de extradición) es evitar la extensión inmo-
tivada de la detención (o del sometimiento a proceso) del extraditable,
sin que el Estado requirente exprese en forma fehaciente su interés
por el extrañamiento (Fallos: 328:81).
Esta situación difiere de la que se presenta en este trámite, don-
de el país requirente efectuó la presentación formal de la solicitud de
entrega el 21 de junio de 2017 (fojas 51) y la detención ocurrió el 27 de
mayo de ese año, por lo que no transcurrieron los cuarenta y cinco
días que prevé el citado precepto del convenio bilateral. Y en nada
modifica lo dicho que el pedido de extradición no haya sido presenta-
do con la totalidad de la documentación exigida por el tratado y haya
necesitado ser complementado con posterioridad, ya que además de
que es una opción que prevé la legislación nacional (artículo 31 de la
2168 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ley 24767), lo trascendente del acto es aquella expresión fehaciente


del interés por la entrega.
De esta forma, al haberse formalizado la requisitoria internacio-
nal adecuadamente, el agravio debe rechazarse por su manifiesta
improcedencia.
d. Por último, en cuanto a que E S no pudo contar con la debida
asistencia consular, entiendo que es inadmisible, toda vez que es fruto
de una reflexión tardía y fue introducido recién en esta instancia, ra-
zón por la que corresponde su rechazo in limine (doctrina de Fallos:
313:1242; 322:1558; 332:297, entre otros).
Y, además, creo que el agravio también resulta improcedente por
su absoluta falta de fundamentación, ya que nada dice de las acciones
adoptadas por el a quo al respecto. En este sentido, consta a fojas 31
el oficio que se remitió a la Embajada de la República de Colombia,
país del cual el extraditurus es nacional, que conforme la constancia
adjunta fue remitido, además de por correo, vía facsímil el 30 de mayo
de 2017, por lo que se cumplió acabadamente con lo exigido por el ins-
trumento multilateral, esto es, el deber de “informar” que una persona
de su Estado “sea arrestado de cualquier forma, detenido o puesto en
prisión preventiva” (artículo 36.l.b de la Convención de Viena sobre
Relaciones Consulares).
De más está decir que el temperamento que adopte la represen-
tación de la legación extranjera escapa a los aspectos que pueden dis-
cutirse en este ámbito.

-IV-
En mérito a lo expuesto, solicito a V.E. que confirme la sentencia
en todo cuanto fue materia de apelación. Buenos Aires, 14 de septiem-
bre de 2018. Eduardo Ezequiel Casal.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 17 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Espitia Salazar, Luis Francisco y otro s/


extradición”.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2169
343

Considerando:

1º) Que el juez a cargo del Juzgado Federal nº 2 de Salta declaró


procedente la extradición de Luis Francisco Espitia Salazar a la Re-
pública Federativa del Brasil para someterlo a proceso por el delito
de asociación ilícita para el tráfico internacional de drogas (fs. 321 y
fundamentos a fs. 322/335).

2º) Que, contra esa decisión, interpuso recurso de apelación ordi-


nario el defensor del requerido (fs. 342) que fue concedido a fs. 343 y
fundado en esta instancia (fs. 351/360). A su turno, el señor Procurador
General de la Nación interino solicitó se confirmara la resolución ape-
lada (fs. 366/369).

3º) Que, a raíz de la detención de Luis Francisco Espitia Salazar,


el Juez Federal de San Ramón de la Nueva Orán convocó al requeri-
do a la audiencia del artículo 27 de la ley 24.767 cuando el pedido de
extradición aún no había sido acompañado (conf. acta de fs. 26/27), en
lugar de hacerlo a la audiencia del artículo 49 de esa misma ley como
correspondía, circunstancia que pasó inadvertida para el juez a car-
go del Juzgado Federal nº 2 de Salta al aceptar su competencia en
el caso y avanzar en la sustanciación del procedimiento, sin llevar a
cabo aquella –asumiendo que ya había tenido lugar- y disponiendo la
citación a juicio (fs. 277).

Sobre la base de lo así actuado, uno de los agravios que esgrime el


recurrente es la nulidad del acta de fs. 26/27 y “de todos sus actos cone-
xos, anteriores y coetáneos”, con base en que su pupilo no tomó noticia
de la solicitud de extradición en la oportunidad procesal debida, sino al
momento de celebrarse el juicio (fs. 351 vta./353).

4º) Que el artículo 49 antes citado, al fijar el objeto de la primera


comparecencia del individuo requerido ante el juez, bajo la forma de
“arresto preventivo”, solo exige que “el juez oirá a la persona arresta-
da” y “le designará defensor oficial si aquél no designara uno de con-
fianza”. A su turno, el artículo 27 de la misma ley 24.767, al regular la
audiencia que el juez debe realizar “dentro de las 24 hs de la recepción
del pedido”, en supuestos en que –como en autos- “hubiera existido
arresto provisorio previo al pedido de asistencia”, contempla que ese
acto procesal debe reunir las siguientes exigencias: (a) “le informará
al detenido sobre los motivos de la detención y los detalles de la soli-
2170 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

citud de extradición”; (b) “invitará al detenido a designar defensor


entre los abogados de la matrícula, y si no lo hiciere le designará de
oficio a un defensor oficial, salvo que lo autorice a defenderse perso-
nalmente”; (c) “dejará constancia de sus manifestaciones respecto
del contenido de la solicitud de extradición”; (d) “le preguntará si,
previa consulta con su defensor, desea prestar conformidad a la ex-
tradición, informándole que de así hacerlo pondrá fin al trámite judi-
cial. El detenido podrá reservarse la respuesta para más adelante”.

5º) Que, según surge de autos, en ocasión de celebrarse la au-


diencia de fs. 26/27, el juez no solo le hizo saber al requerido sobre la
existencia de la orden de captura con detalle del juez que la libró, los
datos de identificación del proceso y el delito comprometido de tráfi-
co internacional de droga, sino que además “oyó” a la persona arres-
tada, quien se explayó en amplias consideraciones para explicar que
tomó noticia de “ese problema cuando viajé a Paraguay hace 2 años a
comprar una semilla de pasto para vender a minoristas en Bolivia”,
oportunidad en la cual estuvo detenido “unos 30 o 45 minutos” siendo
informado e “inclusive pude ver mis antecedentes”; que en ocasión de
ser detenido también le dijeron que “tenía un problema en Brasil” y
que “entré a google y coloqué mi nombre y salió sobre el problema”,
luego de todo lo cual manifestó que “no presta consentimiento para su
extradición”. Asimismo, se dejó constancia en el acta la designación de
letrada defensora particular por parte del requerido, a quien se le dio
la correspondiente participación de ley firmando todos los presentes
“previa lectura dada en voz alta por el actuario y ratificación” ante el
actuario quien dio fe del acto (fs. 27).

6º) Que, por ende, el acta que luce a fs. 26/27, si bien celebrada
con anterioridad al ingreso del pedido de extradición y más allá del
erróneo encuadre que se le asignó, desde un punto de vista material,
incluyó especificidades que excedieron las previstas por el artículo 49
de la ley 24.767 para guardar mayor afinidad con las del artículo 27 de
la ley 24.767.

A ello se suma que obra en autos el acta de fs. 288, a resultas de la


comparecencia que de Espitia Salazar dispuso el juez federal de Salta,
en la etapa de citación a juicio –luego de asumir competencia (fs. 277) y
ya incorporado a las actuaciones el pedido de extradición (fs. 132/273)-
en tanto su entonces defensora particular no había ofrecido prueba en
la respectiva oportunidad procesal, ocasión en la cual, al ser notificado
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2171
343

del auto de fs. 285 que daba cuenta de la situación reseñada, expresó
“que ha mantenido contacto con su abogada defensor la Dra. María
Celia Barba y por este acto ratifica su designación y solicita se le rea-
licen las notificaciones que correspondan” al par que insistió sobre su
pedido de ser puesto en libertad.

7º) Que, a la luz de la reseña que antecede, el Tribunal conside-


ra infundado el agravio esgrimido con base en la mera invocación
–como se efectúa- de que el requerido habría sido recién informado
sobre la “solicitud de extradición” en la audiencia de debate (fs. 351
vta./352). Semejante argumento es insuficiente per se y en las cir-
cunstancias del caso, para fundar un agravio con entidad para aca-
rrear la consecuencia que pretende. No solo porque, a la luz de lo ac-
tuado, se puede razonablemente inferir que Espitia Salazar conocía
de la presentación de la solicitud de extradición, aun cuando el juez
no hubiera formalizado un acto procesal específicamente dirigido a
anoticiarlo de esa circunstancia –como era debido- sino porque, ade-
más, el recurrente no explica cuál es el gravamen que deriva de la
toma de noticia tardía que invoca.

8º) Que, en efecto, no existe ninguna referencia del recurrente que


permita discernir de qué modo el escenario del que se habría visto
privado su pupilo –audiencia artículo 27 de la ley 24.767 en el momento
procesal debido- hubiera incidido en su derecho de defensa. Máxime
cuando, además, no profundiza ni enuncia cuáles fueron los aspectos
que se vio privado de controlar. Y si bien ello puede derivarse de los
puntos que contempla el citado precepto legal, en su confronte con
aquellos de los que da cuenta el acta de fs. 26/27, lo cierto es que los
“detalles de la solicitud de extradición” estaban presentes en la “orden
de detención” –conf. fs. 12/13- y las particularidades que conlleva el
consentimiento a la extradición no parecen haber podido incidir frente
a su férrea oposición a ser extraditado.

Tampoco dice cuál/es fue/ron la/s defensa/s que hubiera esgrimido


de haber tomado noticia de esos “detalles” en la etapa procesal opor-
tuna ni que ese conocimiento tardío le hubiera generado algún gra-
vamen en términos de no haber podido hacer valer la o las defensas
pretendidas en la etapa del juicio.

9º) Que, en tales condiciones, la circunstancia de que no se hubie-


ra celebrado la audiencia que contempla el artículo 27 de la ley 24.767
2172 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

en la etapa procesal oportuna si bien constituye una “inobservancia”


al procedimiento aplicable, no tiene aptitud en las circunstancias del
caso –por falta de fundamentación para demostrar el gravamen susci-
tado- para configurar un supuesto de nulidad absoluta en los términos
que regula el Código Procesal Penal de la Nación al referirse a la “in-
tervención, asistencia y representación del imputado, en los casos y
formas que la ley establece” (artículo 167, inciso 3º).

Lo expuesto, sin perjuicio, de encomendarle al juez interviniente


la estricta observancia del marco legal que rige el procedimiento de
extradición con el fin de evitar la confusión suscitada en el sub lite a la
luz de lo actuado en el sentido antes señalado.

10) Que, del mismo modo, es infundado el agravio basado en que el


requerido no tuvo una “efectiva defensa técnica” en este procedimien-
to de extradición. La reseña incluida a fs. 354/356 –incluso el hecho
de que quienes defendían a Luis Francisco Espitia Salazar guardaron
silencio en la etapa procesal de “ofrecimiento de prueba”- no es sufi-
ciente per se para tener por probada la violación de la garantía consti-
tucional que se esgrime en tanto nuevamente aquí la parte recurrente
nada dice de cuál fue la prueba que debió haberse ofrecido para la
eficaz defensa de los intereses del requerido, ni tampoco que se vio
imposibilitada de hacerlo en la audiencia de debate.

El argumento de que la “falta de conocimiento le impidió plantear


la nulidad de la audiencia de fecha 27/05/2017; de recurrir en contra de
la solicitud de extradición extemporánea y de exigir su libertad en los
términos del Art. 50 de la ley 24.767” (fs. 358) no condice con la realidad
de lo actuado si se repara en que la parte tuvo amplias posibilidades
de hacer valer esos agravios en la audiencia de juicio, los mantuvo en
el memorial en esta instancia y están bajo consideración del Tribunal
en el marco de esta apelación, con prescindencia de su inviabilidad por
razones de fondo, tal como ya se valoró en punto a la nulidad y según
se expone a continuación en relación a los restantes.

11) Que, en efecto, la consecuencia que se pretende derivar de la


tardía introducción del pedido de extradición -según refiere el memo-
rial de fs. 351/360 en términos sustancialmente análogos a los esgrimi-
dos en la audiencia de debate (fs. 315/320)- es inadmisible. Aun cuando
se considerara inobservado el plazo previsto a los efectos indicados,
esa circunstancia no constituye una excepción legal contra la extradi-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2173
343

ción si se tiene en cuenta que es factible un nuevo pedido de prisión,


por el mismo hecho, en tanto se acompañe el pedido formal de extradi-
ción junto con los documentos citados en el artículo IV del Tratado de
Extradición con Brasil, aprobado por ley 17.272 (conf. artículo VI, pár. 2
in fine del mismo tratado y lo resuelto, en relación al punto y respecto
de ese mismo tratado, en la causa CSJ 1354/2012 (48-A)/CS1 “Ayoub,
Ahmed Abdallah s/ extradición”, sentencia del 20 de agosto de 2014,
considerando 4º y sus citas).

12) Que, en lo que concierne a la ausencia de debida asistencia con-


sular en el caso, surge de autos que desde el mismo momento de su
detención el requerido –quien se identificó con un pasaporte de origen
colombiano ante el control de las autoridades migratorias argentinas
y declaró ser de esa nacionalidad- fue “informado” sobre el derecho a
contar con asistencia consular (fs. 4 vta.) y, en ese sentido, obra agre-
gado el duplicado del oficio de fecha 27 de mayo de 2017 que la Gendar-
mería Nacional libró al consulado colombiano (fs. 15). Asimismo, el 29
de mayo de 2017, el juez de la extradición libró oficio de igual tenor al
señor Embajador de Colombia en la República Argentina, con sede en
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (fs. 31).

13) Que, por ende y contrariamente a lo sostenido por la defensa a


fs. 358, hay constancias de que fueron libradas sendas comunicaciones
a las legaciones extranjeras de la República de Colombia acreditadas
en el país.

Sin embargo, toda vez que no se cursaron por los canales diplomá-
ticos según prescribe el artículo 38, primer párrafo del Reglamento
para la Justicia Nacional (aprobado por acordada S/N/1952 de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación del 17 de diciembre de 1952 –B.O. 22
de abril de 1953-), ha de encomendarse al juez de la causa que –en lo
sucesivo- ajuste el libramiento de esas comunicaciones a la reglamen-
tación referida y que, en ocasión de cursar comunicación al Ministerio
de Relaciones Exteriores y Culto de lo que aquí se resuelva (artículo
34 de la ley 24.767 de Cooperación Internacional en Materia Penal),
incluya notificación al país de nacionalidad sobre la situación del re-
querido junto con una copia certificada del acta de fs. 4 y de los oficios
de fs. 15 y 31.

14) Que, a esta altura, parece propicia la ocasión para reiterar lo


que el Tribunal, desde hace más de una década y en diversas oportu-
2174 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

nidades, tiene dicho respecto de delitos que, como el tráfico ilícito de


estupefacientes, afectan a la comunidad de las naciones y que requie-
ren razonablemente de un proceso multijurisdiccional basado en la
cooperación judicial (Fallos: 323:3055, considerando 4º), atento a que,
dada la modalidad en que se llevan a cabo, es común la presencia de
jurisdicciones concurrentes para juzgar un mismo hecho o tramos tí-
picos de un mismo hecho (Fallos: 330:261 “Cabrera”, considerando 16
y voto de la jueza Argibay, considerando 9º).

15) Que la posibilidad de que se sustancien procesos penales en


varias jurisdicciones aumenta considerablemente en supuestos como
el de autos en que el país requirente solo investiga la organización
ilícita como tal pero la prueba reunida, a esos fines, da cuenta de la
operatoria desplegada en otros países, supuesto en que la coordina-
ción y gestión eficaz de las investigaciones penales adquiere especial
significación con el fin de evitar que queden impunes hechos o tramos
típicos de un mismo hecho que no quedaron alcanzados en la imputa-
ción extranjera.

16) Que lo expuesto aconseja que, cuando en el marco de un pe-


dido de extradición se toma noticia –como sucede en autos- sobre la
operatoria que habría desplegado, en la República Argentina, la orga-
nización ilícita investigada en el extranjero, se arbitren las medidas
necesarias para que la procedencia de la extradición no conlleve la
renuncia a una investigación seria y eficaz que, en forma coordinada
con el país requirente, esclarezca debidamente aquellos aspectos de
las conductas desarrolladas en el foro con el fin de que, a reserva de
las reglas de concurrencia jurisdiccional y ne bis in idem que resulten
aplicables, se agote la investigación.

Ello con especial interés en desarticular cualquier resabio que –


pese al tiempo transcurrido- pudiera existir de las estructuras organi-
zadas que pudieron haber actuado en el marco de la actividad ilícita en
cuestión, con el fin de cerciorarse –dadas las características propias
de este tipo de delincuencia- que los mismos y/o algunos integrantes
de la organización ilícita –algunos de ellos prófugos- no hubieran di-
señado un nuevo formato con el fin de proseguir con la comisión de
delitos de la misma naturaleza.

17) Que, en tales condiciones, en atención a las diversas referen-


cias que de la República Argentina incluyen los antecedentes acom-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2175
343

pañados con el pedido de extradición, al describir la estructura y la


actividad ilícita llevada a cabo por la organización que está siendo
investigada en el país requirente, el Tribunal ha de encomendarle al
señor Procurador General de la Nación interino que constate que la
resolución que aquí se adopta, al confirmar la procedencia del pedi-
do de extradición de Luis Francisco Espitia Salazar, no conduzca a
que se renuncie a una investigación seria y eficaz –en caso de que
ella no hubiera ya tenido lugar- de modo tal que, en forma coordina-
da con la República Federativa del Brasil, avance en el debido es-
clarecimiento de aquellos aspectos de las conductas desarrolladas
en el foro que no hayan quedado alcanzadas por el proceso extran-
jero y/o en relación a las personas que –a ese respecto- no hayan
sido aún juzgadas en ese país, con especial interés en desarticular
cualquier resabio que pudiera existir de las estructuras organiza-
das que pudieron haber actuado en el foro al desplegar el objeto
de la organización delictiva investigada en el extranjero, incluido
el ingreso de sustancia prohibida al territorio argentino desde un
país limítrofe como la financiación de cualquier operación de trá-
fico con fines de exportación de sustancia prohibida al amparo de
sociedades comerciales que –según se informa- habrían operado en
el mercado local.

18) Que, por último, razones de equidad y justicia que recono-


cen sustento en las normas del derecho internacional de los de-
rechos humanos que obligan a ambos países, aconsejan que se
ponga en conocimiento del país requirente el tiempo de privación
de la libertad al que estuvo sujeto el requerido en este trámite
de extradición, con el fin de que las autoridades extranjeras arbi-
tren las medidas a su alcance para que ese plazo de detención se
compute como si el extraditado lo hubiese sufrido en el curso del
proceso que motivó el requerimiento (conf. considerando 5º de la
causa “Ayoub” antes citada).

Por ello, de conformidad en lo pertinente con lo dictaminado por el


señor Procurador General de la Nación interino, el Tribunal resuelve:
I) Confirmar la resolución apelada en cuanto declaró procedente la ex-
tradición de Luis Francisco Espitia Salazar a la República Federativa
del Brasil para ser sometido a juicio por el delito de asociación ilícita
para el tráfico internacional de drogas en las circunstancias de tiempo,
modo y lugar de que dan cuenta los antecedentes acompañados por el
país requirente y II) Encomendar (i) al juez de la causa lo dispuesto en
2176 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

los considerandos 9º in fine y 13 in fine y (ii) al señor Procurador Ge-


neral de la Nación interino, en el considerando 17. Notifíquese, tómese
razón y devuélvase al juez de la causa.

Elena I. Highton de Nolasco — Juan Carlos Maqueda — Ricardo


Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recurso ordinario interpuesto por Luis Francisco Espitia Salazar, asistido por el Dr.
Walter Atilio Díaz.
Tribunal de origen: Juzgado Federal nº 2 de Salta.

ROMERO, SILVANA ANDREA c/ OBRA SOCIAL de


CONDUCTORES CAMIONEROS y PERSONAL del
TRANSPORTE AUTOMOTOR de CARGAS s/ Amparo ley
16.986

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso extraordinario resulta admisible toda vez que se ha cuestio-


nado la interpretación de normas de carácter federal y la decisión final
del asunto es contraria a las pretensiones que el apelante fundó en sus
disposiciones.

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si los agravios atinentes a la arbitrariedad del pronunciamiento y a la in-


correcta interpretación de una norma se hallan inescindiblemente rela-
cionados, la parcial concesión decidida por el tribunal a quo, implicaría
una inadecuada ruptura de la unidad conceptual de la argumentación
del apelante y correspondería que fueran tratados conjuntamente.

OBRAS SOCIALES

Es arbitraria la sentencia que condenó a la obra social a proveer al ac-


tor la cobertura de la cirugía bariátrica indicada por su médico tratan-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2177
343

te a realizarse en una clínica no registrada en el Registro Nacional de


Prestadores, pues la demandada ajustó su conducta a lo normado en las
disposiciones vigentes(art. 29 de la ley 23.661), por lo que no es posible
endilgarle un incumplimiento de sus obligaciones; a la par que los argu-
mentos empleados en la sentencia apelada resultan ostensiblemente in-
suficientes para justificar el apartamiento del régimen jurídico aplicable
al caso, máxime cuando este no ha sido tachado de ilegítimo.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso (art. 280
CPCCN)-

OBRAS SOCIALES

La inscripción en el Registro Nacional de Prestadores exigida por el


art. 29 de la ley 23.661, constituye una garantía para los pacientes, pues
procura asegurar que las instituciones en las que reciban las prestacio-
nes del sistema de salud cumplen con los requisitos que los habilitan
para funcionar regularmente y los sujeta a los controles tendientes a
resguardar la debida prestación de sus servicios.
-El juez Rosatti, en disidencia, consideró inadmisible el recurso (art. 280
CPCCN).

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 17 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Romero, Silvana Andrea c/ Obra Social de Con-


ductores Camioneros y Personal del Transporte Automotor de Cargas
s/ amparo ley 16.986”.

Considerando:

1º) Que la Cámara Federal de Rosario confirmó la sentencia de


la instancia anterior que había hecho lugar a la acción de amparo
iniciada por la señora Romero contra la Obra Social de Conductores
Camioneros y Personal del Transporte Automotor de Cargas y, en con-
secuencia, había condenado a esta entidad a proveer a la demandante
la cobertura de la cirugía bariátrica indicada por su médico tratante a
realizarse en Clínica Parra S.R.L., así como la de un conjunto de pres-
taciones complementarias.
2178 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

2º) Que para decidir de ese modo, el tribunal a quo expresó que,
según la documentación acompañada y lo informado por los especia-
listas que la atendían, la actora cumplía con los requisitos previstos
en la resolución 742/09 para la cirugía requerida. A su vez, consideró
que las alegaciones de la demandada vinculadas con que no debía ser
obligada a cubrir una práctica con un médico o establecimiento ajenos
a su cartilla de prestadores, no indicaban el perjuicio que ello le oca-
sionaría, a la par que los dos presupuestos acompañados –uno, emitido
por la Clínica Parra pretendida y, el otro, por la Clínica Los Alerces,
con la que la obra social tenía convenio– no presentaban una diferen-
cia de magnitud entre sí que justificara desarticular el plan de salud de
la actora y que llevara a cuestionar fundadamente el costo de las prác-
ticas a realizar. Asimismo, sostuvo que, si bien en otras oportunidades
había afirmado que, de no haberse demostrado la incompetencia del
prestador, el requirente debía ceñirse a la nómina de prestadores con-
tratados por su obra social o solventar a su costo el mejor servicio que
pretendiera, dicho principio debía ceder cuando las particularidades
del caso lo ameritaran. En función de ello, destacó que en el sub lite el
hecho de que la paciente hubiera realizado todos los pasos previos a la
cirugía con el equipo del doctor Canavese, desde el año 2015, resultaba
fundamental para que el tratamiento de su enfermedad fuera efectua-
do por los prestadores que aquella pedía, pues el cambio de equipo
podía generar inconvenientes en su desarrollo y ocasionar efectos no
deseados para su salud.

Por último, aseveró que la circunstancia de que la Clínica Parra no


se hallara inscripta en el Registro Nacional de Prestadores que lleva
la Superintendencia de Servicios de Salud “no es óbice para determi-
nar que de todas maneras le corresponde otorgar a la demandada la
cobertura del 100% de la prestación que aquí se reclama”.

3º) Que, contra esa decisión, la obra social demandada dedujo recur-
so extraordinario, el que fue concedido solo por encontrarse en juego la
interpretación de disposiciones de la ley 23.661, de carácter federal.

En su remedio, la demandada invoca asimismo como cuestión fe-


deral la doctrina de esta Corte en materia de sentencias arbitrarias.
Afirma que la decisión de la cámara se aparta manifiestamente de las
constancias probatorias del expediente, así como de lo normado en el
art. 29 de la ley 23.661; a la par que efectúa una interpretación distor-
sionada de las normas aplicables al sub lite.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2179
343

4º) Que el recurso extraordinario resulta admisible toda vez que


se ha cuestionado la interpretación de normas de carácter federal y
la decisión final del asunto es contraria a las pretensiones que el ape-
lante fundó en sus disposiciones (Fallos: 316:1738; 323:1374; 324:1623).
Asimismo, resulta aplicable en autos el principio según el cual si los
agravios atinentes a la arbitrariedad del pronunciamiento y a la inco-
rrecta interpretación de una norma se hallan inescindiblemente rela-
cionados, la parcial concesión decidida por el tribunal a quo, implicaría
una inadecuada ruptura de la unidad conceptual de la argumentación
del apelante y correspondería que fueran tratados conjuntamente (Fa-
llos: 321:703; 330:2180 y 2347; 340:614 y 1149).

5º) Que, en el caso, la cuestión debatida consiste en determinar si la


obra social demandada debe cubrir, o no, el valor de la cirugía pretendida
por la actora, así como el de las prestaciones complementarias a aquella,
a practicarse por el doctor Canavese en la Clínica Parra; o si, por el con-
trario, la obligación de cobertura referida se extiende solo hasta el valor
convenido para esas prestaciones con un prestador de la cartilla.

Frente a ello, no puede soslayarse que, ante el pedido de informes


dispuesto por la propia cámara como medida para mejor proveer, la
Superintendencia de Seguros de Salud indicó que la clínica aludida no
registraba inscripción vigente en el Registro Nacional de Prestadores,
como lo exige el art. 29 de la ley 23.661. Ese dato resultaba decisivo
para la solución final del asunto, en la medida en que dicha inscripción
constituye una garantía para los pacientes pues procura asegurar que
las instituciones en las que reciban las prestaciones del sistema de
salud cumplen con los requisitos que los habilitan para funcionar regu-
larmente y los sujeta a los controles tendientes a resguardar la debida
prestación de sus servicios. Pese a ello, la cuestión fue resuelta de ma-
nera contraria a lo dispuesto en la norma; a la par que el fallo luce dog-
mático en el análisis del único elemento probatorio rendido en la causa
por pedido de la propia cámara. En efecto, el tribunal a quo prescindió
ulteriormente de lo informado sin brindar fundamentos consistentes y,
en su lugar, se limitó a señalar que la falta de inscripción en el mencio-
nado registro no impedía determinar que le correspondía a la enjuicia-
da otorgar la cobertura de la prestación, cuando esa obligación ya no
estaba discutida en el caso.

6º) Que, en definitiva, la obra social demandada ajustó su conducta


a lo normado en las disposiciones vigentes, por lo que no es posible
2180 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

endilgarle un incumplimiento de sus obligaciones; a la par que los ar-


gumentos empleados en la sentencia apelada resultan ostensiblemen-
te insuficientes para justificar el apartamiento del régimen jurídico
aplicable al caso, máxime cuando este no ha sido tachado de ilegítimo.

En las condiciones expresadas, los graves defectos en que incurrió


la alzada al decidir afectan de modo directo e inmediato la garantía
constitucional de defensa en juicio que asiste a la recurrente (ley 48,
art. 15) y justifican la invalidación del pronunciamiento a fin de que
la cuestión sea nuevamente considerada y decidida mediante un fallo
constitucionalmente sostenible.

Por ello, se declara procedente el recurso extraordinario y se deja


sin efecto la sentencia apelada. Con costas por su orden en razón de la
índole de la cuestión debatida. Vuelvan los autos al tribunal de origen
para que, por quien corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento
con arreglo al presente. Notifíquese y, oportunamente, devuélvase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Horacio Rosatti (en disidencia).

Disidencia del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Considerando:

Que el recurso extraordinario es inadmisible (art. 280 del Código


Procesal Civil y Comercial de la Nación).

Por ello, se lo desestima. Con costas. Notifíquese y, oportunamen-


te, devuélvase.

Horacio Rosatti.

Recurso extraordinario interpuesto por la demandada, Obra Social de Conductores


Camioneros y Personal del Transporte Automotor de Cargas, representada por la
Dra. Érica Elisabet Dell´Elce.
Traslado contestado por la actora, Silvana Andrea Romero, representada por la Dra.
María Jesús Vigarra.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2181
343

Tribunal de origen: Cámara Federal de Apelaciones de Rosario, Sala A.


Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Federal de Primera Instancia de
Rafaela.

MOREIRA, LUIS DANIEL s/ Su presentación

DEFENSA EN JUICIO

En materia criminal, en la que se encuentran en juego los derechos


esenciales de la libertad y el honor, deben extremarse los recaudos que
garanticen plenamente el ejercicio del derecho de defensa en juicio.

DEFENSA EN JUICIO

El ejercicio de la defensa debe ser cierto, de modo tal que quien sufre un
proceso penal ha de ser provisto de un adecuado asesoramiento legal, al
extremo de suplir su negligencia en la provisión de defensor aseguran-
do, de este modo, la realidad sustancial de la defensa en juicio.

DEBIDO PROCESO

No basta para cumplir con las exigencias básicas del debido proceso
que el acusado haya tenido patrocinio letrado de manera formal, sino
que es menester además que aquel haya recibido una efectiva y sustan-
cial asistencia de parte de su defensor.

DEFENSOR OFICIAL

Toda vez que el defensor oficial se ha limitado a acompañar un escrito


que, por vía de principio, estaría destinado a ser descalificado ante la
instancia extraordinaria al haberse negado a fundar técnicamente la
voluntad recursiva del imputado, el tribunal superior debió haber asu-
mido con mayor prudencia la misión que le compete, en orden a tomar
a su cargo el aseguramiento de la efectiva tutela de la inviolabilidad de
2182 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

la defensa, pues, de otro modo, quedaría completamente desvirtuado


el sentido de la doctrina de la Corte según la cual los recursos proce-
sales constituyen una facultad del imputado y no una potestad técnica
del defensor.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 22 de diciembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

1º) Que estas actuaciones se inician con la presentación de fs. 1/6


de Luis Daniel Moreira, quien manifestó ante el Tribunal su voluntad
de impugnar la decisión del Tribunal Superior de Justicia de la Provin-
cia de Córdoba por la que se rechazó su recurso extraordinario –tam-
bién presentado in pauperis formae- contra la condena recaída a su
respecto en la presente causa.

2º) Que con la finalidad de garantizar debidamente el derecho de


defensa en juicio de Moreira, el legajo fue remitido a fs. 7 al superior
tribunal provincial a fin de que arbitrara los medios necesarios para
que en dicha jurisdicción se fundamentara técnicamente la voluntad
recursiva expresada, de conformidad con el criterio del Tribunal en
el caso CSJ 746/2011 (47-G)/CS1 “Godoy, Matías Rafael s/ homicidio
simple –causa nº 4364-”, del 25 de febrero de 2014.

3º) Que a pesar de lo ordenado por esta Corte, la presentación en


cuestión fue devuelta a esta instancia luego de que el Asesor Letrado
del Segundo Turno contestara negativamente a fundar la voluntad re-
cursiva con fecha 9 de marzo de 2017 (cfr. fs. 11/13 vta.).

4º) Que ante el incumplimiento de lo ordenado a fs. 7, se volvió a


disponer a fs. 16 la remisión de las actuaciones al tribunal superior lo-
cal, reiterándole que es en aquella jurisdicción donde deben arbitrarse
todas las medidas necesarias para que se fundamente técnicamente la
voluntad recursiva de Luis Daniel Moreira. Esta vez, el legajo volvió a
esta Corte con un oficio firmado por el Secretario General del Tribunal
Superior de Justicia de la Provincia de Córdoba, en el que manifestó
que “...en cumplimiento a un pedido anterior de igual tenor, oportu-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2183
343

namente se le corrió vista al defensor para que cumpla con lo reque-


rido por ese Máximo Tribunal Nacional (fs. 9/10), evacuándola el día
09/03/2017, en la cual realiza un estudio serio de las postulaciones del
imputado para descentrar las cuestiones eventualmente aptas para
ser canalizadas por las vías procesales...” (cfr. fs. 32).

5º) Que esta Corte tiene dicho que en materia criminal, en la que se
encuentran en juego los derechos esenciales de la libertad y el honor,
deben extremarse los recaudos que garanticen plenamente el ejerci-
cio del derecho de defensa en juicio (Fallos: 311:2502; 320:854; 321:1424;
325:157; 327:3087, 5095; 329:1794).

La tutela de dicha garantía ha sido preocupación del Tribunal des-


de sus orígenes, en los que señaló que el ejercicio de la defensa debe
ser cierto, de modo tal que quien sufre un proceso penal ha de ser pro-
visto de un adecuado asesoramiento legal, al extremo de suplir su ne-
gligencia en la provisión de defensor asegurando, de este modo, la rea-
lidad sustancial de la defensa en juicio (Fallos: 5:459; 192:152; 237:158;
255:91; 311:2502).

6º) Que, asimismo, corresponde recordar la seriedad con que ha de


atenderse a los reclamos de quienes se encuentran privados de su li-
bertad, los cuales “más allá de los reparos formales que pudieran me-
recer, deben ser considerados como una manifestación de voluntad de
interponer los recursos de ley” (Fallos: 314:1909, entre muchos otros).

Al respecto, no basta para cumplir con las exigencias básicas del


debido proceso que el acusado haya tenido patrocinio letrado de ma-
nera formal, sino que es menester además que aquel haya recibido
una efectiva y sustancial asistencia de parte de su defensor (Fallos:
310:1934; 327:103; 331:2520).

7º) Que tal como se señaló en Fallos: 310:1797 en una materia tan
delicada como es la que concierne a la defensa en sede penal los juzga-
dores están legalmente obligados a proveer lo necesario para que no
se produzcan situaciones de indefensión.

8º) Que en el sub lite el Defensor Oficial se ha limitado a acom-


pañar un escrito que, por vía de principio, estaría destinado a ser
descalificado ante esta instancia extraordinaria al haberse negado
2184 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

a fundar técnicamente la voluntad recursiva del imputado Moreira


(cfr. fs. 11/13 vta.).

En esas condiciones, el tribunal superior debió haber asumido con


mayor prudencia la misión que le compete, en orden a tomar a su cargo
el aseguramiento de la efectiva tutela de la inviolabilidad de la defensa.
Pues, de otro modo, quedaría completamente desvirtuado el sentido
de la doctrina de este Tribunal según la cual los recursos procesales
constituyen una facultad del imputado y no una potestad técnica del
defensor (cf. doctrina de Fallos: 327:3802 y sus citas; 329:149; 330:4920).

Por ello, se resuelve devolver las actuaciones al Tribunal Superior


de Justicia de la Provincia de Córdoba a fin de que, a la mayor breve-
dad posible, dé debido cumplimiento a lo ordenado a fs. 7. Remítase
copia del legajo al Ministerio Público de la Defensa de la Provincia de
Córdoba, a sus efectos.

Elena I. Highton de Nolasco — Juan Carlos Maqueda — Ricardo


Luis Lorenzetti.

Presentación varia interpuesta por Luis Daniel Moreira.

MUNICIPALIDAD de JUNÍN c/ AKAPOL S.A. s/ Apremio

RECURSO EXTRAORDINARIO

El remedio federal intentado es formalmente admisible pues, si bien


en principio las sentencias en los juicios ejecutivos no reúnen el carác-
ter de definitivas a los fines del recurso previsto en el art. 14 de la ley
48, debido a la posibilidad que asiste a los litigantes de plantear nue-
vamente el tema, ya sea por parte del Fisco librando una nueva boleta
de deuda o, por el ejecutado, mediante la vía de repetición, se admite
en forma excepcional la procedencia de la vía extraordinaria cuando
resulta manifiesta la inexistencia de deuda exigible, pues lo contrario
implicaría privilegiar un excesivo rigor formal con grave menoscabo
de garantías constitucionales.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2185
343

JUICIO EJECUTIVO

Los tribunales se encuentran obligados a tratar y resolver adecuada-


mente en los juicios ejecutivos las defensas fundadas en la inexistencia
de deuda, siempre y cuando ello no presuponga el examen de otras cues-
tiones cuya acreditación exceda el limitado ámbito de estos procesos.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

RECURSO EXTRAORDINARIO

La decisión del Congreso Nacional, plasmada en la ley 48, fue que todo
pleito radicado ante la justicia provincial, en el que se susciten cuestio-
nes federales, debe arribar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación
sólo después de “fenecer” ante el órgano máximo de la judicatura local,
dado que los tribunales de provincia se encuentran habilitados para en-
tender en causas que comprendan puntos regidos por la Constitución,
las leyes federales y los tratados internacionales.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

SUPERIORES TRIBUNALES DE PROVINCIA

Las decisiones que son aptas para ser resueltas por la Corte Nacional
no pueden resultar excluidas del previo juzgamiento por el órgano judi-
cial superior de la provincia.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

RECURSO EXTRAORDINARIO

En los casos aptos para ser conocidos por la Corte según el art. 14 de
la ley 48, la intervención del superior tribunal de provincia es necesaria
en virtud de la regulación que el legislador nacional hizo del art. 31 de la
Constitución Nacional, de modo que la legislatura local y la jurispruden-
cia de sus tribunales no pueden vedar el acceso a aquel órgano, en tales
supuestos, por ejemplo, por el monto de la condena, por el grado de la
pena, por la materia o por otras razones análogas.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
2186 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

PROVINCIAS

Las provincias son libres para crear las instancias judiciales que esti-
men apropiadas, pero no pueden vedar a ninguna de ellas y menos a las
más altas, la aplicación preferente de la Constitución Nacional.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

RECURSO EXTRAORDINARIO

Toda vez que no han sido tratados, al rechazarse el recurso de nulidad


y declararse mal concedido el de inconstitucionalidad, los agravios de
índole federal oportunamente introducidos por el recurrente fundados
en la falta de publicación oficial válida de la ordenanza que establece el
tributo reclamado -que arraigan en los arts. 4, 17, 52, 75, incs. 1 y 2, de
la Constitución Nacional, en cuanto plasman el principio de reserva de
ley-, corresponde hacer lugar la queja y devolver las actuaciones para
que se dicte un nuevo pronunciamiento.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien las resoluciones recaídas en los juicios de apremio no reúnen


–por regla- el carácter de sentencia definitiva a los fines del recurso pre-
visto en el art. 14 de la ley 48, debido a la posibilidad que asiste a las
partes de plantear nuevamente el tema, cabe dejar de lado ese principio
cuando el asunto fue decidido de manera tal que frustra todo replanteo
ulterior en un juicio ordinario (Voto del juez Rosatti).

RECURSO EXTRAORDINARIO

El remedio deducido por la ejecutada es formalmente admisible, en la


medida en que se dirige contra una sentencia equiparable a definitiva,
pronunciada por el superior tribunal de la causa, en la que se plantea,
en forma directa e inmediata, la lesión a diversos derechos y garantías
constitucionales sobre la base de la doctrina de la arbitrariedad (art. 14,
ley 48) (Voto del juez Rosatti).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2187
343

SISTEMA REPUBLICANO

El principio republicano de gobierno importa consagrar un orden social


en el que las atribuciones de las autoridades públicas son limitadas y su-
jetas a diversos mecanismos de control; a su vez, resulta consustancial
a dicho principio la publicidad de los actos de gobierno, como así tam-
bién la razonabilidad de toda decisión estadual y tales lineamientos defi-
nen el marco institucional del gobierno federal y, además, de los gobier-
nos provinciales, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipales
(arts. 1º, 5º, 123 y 129, Constitución Nacional) (Voto del juez Rosatti).

PRINCIPIO DE RESERVA

El principio de juridicidad expresa delimitaciones precisas entre lo


que se puede hacer, lo que se está obligado a hacer y lo que no se debe
hacer para garantizar la convivencia; la precisión y actuación real de
las reglas preestablecidas genera un clima de seguridad en el cual los
particulares conocen de antemano a qué reglas se sujetará la actua-
ción de los gobernantes, de manera que la conducta de estos sea pre-
visible y, en caso contrario, que haya quien, con potestad suficiente,
pueda corregir el error y responsabilizar eficazmente al transgresor
(Voto del juez Rosatti).

PUBLICACION DE LA LEY

La regular publicación de las leyes -exigencia que resulta del principio


republicano y de juridicidad- es el presupuesto constitucional esencial
para que estas se puedan reputar conocidas y, por tanto, considerarse
obligatorias (Voto del juez Rosatti).

PUBLICACION DE LA LEY

Principios de razonabilidad y justicia impiden que se puedan señalar in-


cumplimientos legales frente a normas no publicadas, en tanto la publi-
cación oficial de las leyes es un resorte fundamental del Estado de De-
recho para su satisfactoria divulgación y certeza sobre la autenticidad,
al mismo tiempo que para establecer la fecha de su entrada en vigencia
(Voto del juez Rosatti).
2188 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

PUBLICACION DE LA LEY

La publicidad de las normas no solo apunta a que la ley sea conocida


por los habitantes, en este recaudo descansa, asimismo, otro derecho
constitucional de singular trascendencia, que excede lo estrictamente
individual y se proyecta en el plano social, como es el acceso a la infor-
mación pública, pilar fundamental del sistema republicano de gobierno
y, con ello, de la transparencia y control de la gestión pública por parte
de la sociedad civil (Voto del juez Rosatti).

PUBLICACION DE LA LEY

Del mandato constitucional de publicar la ley, se sigue la obligación de


la autoridad estatal de organizar un sistema confiable de registración,
divulgación y conservación, que dé fecha cierta a la publicación, garan-
tice la autenticidad del texto normativo y haga posible su consulta por la
comunidad (Voto del juez Rosatti).

PUBLICACION DE LA LEY

En nuestro tiempo, en el que la expansión de los cometidos estatales se


ha traducido en una profusa actividad legislativa (lato sensu), los pode-
res públicos deben extremar la observancia de sus obligaciones consti-
tucionales de dar debida publicidad a sus actos e instrumentar mecanis-
mos que faciliten la accesibilidad y preciso conocimiento de las normas,
y en este cometido, las nuevas tecnologías -aun cuando, eventualmente,
presten un auxilio eficaz- no pueden permanecer ajenas a cumplir, rigu-
rosamente, con las exigencias apuntadas (Voto del juez Rosatti).

PUBLICACION DE LA LEY

El recaudo de la publicidad resulta extensible a las ordenanzas muni-


cipales; esta conclusión viene impuesta por el carácter materialmente
legislativo que, en su ámbito, asumen dichas normas, en tanto emanan
de un órgano de gobierno elegido por el sufragio popular, siendo como
la ley, una expresión soberana de la voluntad popular, de la voluntad
comunitaria organizada apuntadas (Voto del juez Rosatti).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2189
343

JUICIO DE APREMIO

La decisión que hizo lugar al juicio de apremio persiguiendo el cobro de


la tasa por publicidad y propaganda para no residentes resulta arbitra-
ria, pues omitió dar debida respuesta al agravio federal de la ejecutada
sobre la base de argumentos aparentes, al no considerar adecuadamen-
te los reproches relativos a la publicación de la ordenanza fiscal, vulne-
rando el debido proceso legal y la defensa en juicio del demandado (Voto
del juez Rosatti).

SENTENCIA ARBITRARIA

Es arbitraria la sentencia que hizo lugar al juicio de apremio persiguien-


do el cobro de la tasa por publicidad y propaganda para no residentes,
pues el análisis de los planteos de la demanda, vinculados a la falta de
publicación de las ordenanzas que servían de base al título ejecutivo,
resultaba conducente para determinar la regularidad constitucional de
la publicación, en tanto define -a tenor del principio de reserva de ley- la
existencia y alcances de la obligación tributaria, como así también el
momento desde el cual rige la norma jurídica (Voto del juez Rosatti).

RECURSO EXTRAORDINARIO

Las cuestiones relativas a la admisibilidad de los recursos locales, son


privativas de los superiores tribunales de provincia y, en consecuencia,
no resultan aptas para habilitar la instancia extraordinaria federal (Di-
sidencia del juez Rosenkrantz).

RECURSO EXTRAORDINARIO

La decisión relativa a la admisión de los recursos ante los tribunales


de provincia es de corte estrictamente local, sin que suscite cuestión
federal alguna de las previstas en el art. 14 de la ley 48 (Disidencia del
juez Rosenkrantz).
2190 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

RECURSO EXTRAORDINARIO

Corresponde habilitar la instancia extraordinaria federal en aquellos ca-


sos en los cuales el superior tribunal de provincia ejerce sus facultades
de juzgar la admisibilidad de los recursos locales de un modo arbitrario,
incurriendo en denegatorias basadas en un excesivo rigor formal, en
respuestas ritualistas que importan una efectiva privación de justicia,
en resoluciones meramente dogmáticas y formularias que carecen de
todo desarrollo argumentativo racional, en razón de su carácter gené-
rico y abstracto, o en omisiones de tratamiento de cuestiones federales
correctamente planteadas entre otros supuestos constitutivos de cau-
sales de arbitrariedad (Disidencia del juez Rosenkrantz).

RECURSO EXTRAORDINARIO

Corresponde habilitar la instancia extraordinaria federal en aquellos


supuestos en que, sea por disposición legislativa o por interpretación ju-
dicial, el ordenamiento jurídico provincial veda a sus máximos tribuna-
les la posibilidad de tratar cuestiones federales que resultan aptas para
habilitar la instancia excepcional ante la Corte Suprema, por ejemplo,
en razón del monto de la condena, el grado de la pena, la materia u otras
análogas (Disidencia del juez Rosenkrantz).

RECURSO EXTRAORDINARIO

Cuando la desestimación del recurso local responde a un defectuoso


cumplimiento de las exigencias atribuible a la parte interesada, no es
válido invocar el precedente ‘Di Mascio’ para revertir el resultado del
pleito, pues en estos casos, la decisión del tribunal provincial encuen-
tra fundamento suficiente en el derecho procesal local que reglamenta
la admisibilidad de los recursos locales y, por ende, resulta aplicable el
criterio utilizado reiteradamente por la Corte en cuanto a que ese tema
es ajeno a la instancia extraordinaria (Disidencia del juez Rosenkrantz).

RECURSO EXTRAORDINARIO

Una interpretación que permitiera suplir la inacción o el defectuoso


desempeño de los litigantes en todos los casos en que hubiesen cues-
tiones federales planteadas, tendría el efecto práctico de avanzar in-
debidamente sobre las facultades de las provincias para regimentar el
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2191
343

modo en que se litiga ante sus tribunales locales, con severo desmedro
del régimen federal establecido por la Constitución; generaría, por lo
demás, incentivos para el incumplimiento de las leyes locales de pro-
cedimientos, con la consiguiente frustración de los propósitos a los que
ellas sirven, y contribuiría al empobrecimiento del ejercicio profesional
de la abogacía en sede local, toda vez que devendrían menos útiles los
conocimientos referidos a las normas procesales locales y, en concreto,
la normativa dictada por las legislaturas así como la jurisprudencia ela-
borada por los tribunales en torno a las vías recursivas extraordinarias
provinciales (Disidencia del juez Rosenkrantz).

SUPERIORES TRIBUNALES DE PROVINCIA

Los tribunales superiores de provincia están obligados a tratar las cues-


tiones federales involucradas en el pleito, siempre que ellas sean lleva-
das a su conocimiento a través de las vías procesales adecuadas y estas
no supongan un obstáculo excesivo o irrazonable para los litigantes (Di-
sidencia del juez Rosenkrantz).

RECURSO EXTRAORDINARIO

No transgrede la doctrina sentada a partir de “Di Mascio” el tribunal


superior de una provincia que, sin arbitrariedad y brindando razones
suficientes, deniega un recurso extraordinario local planteado defectuo-
samente por quien pretende someter a su conocimiento una cuestión
federal (Disidencia del juez Rosenkrantz).

RECURSOS LOCALES

Resulta incorrecto sostener que, ante el planteo de una cuestión fede-


ral, el mero hecho de que la denegatoria de los recursos locales intenta-
dos se asiente en razones formales conlleva una violación a la doctrina
“Di Mascio”, en tanto las formas son esenciales en el derecho, consus-
tanciales a su existencia como tal, y resulta impensable un sistema
judicial que prescinda del establecimiento de requisitos formales, aun
rigurosos, para permitir una ordenada tramitación de los pleitos; ello
es así con mayor razón cuando se trata de delinear recursos que, por su
naturaleza misma, son extraordinarios, como los que en general habili-
tan la competencia de los máximos órganos judiciales de las provincias
(Disidencia del juez Rosenkrantz).
2192 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

RECURSOS LOCALES

Resulta incorrecta la tesitura que sostiene que, al existir cuestiones


federales involucradas, cabe prescindir sin más de la calificación (o
“nomen iuris”) que la parte haya dado a su recurso ante el tribunal su-
perior de la causa, pues si bien el error de calificación del recurso no
debe constituir un óbice absoluto para el tratamiento de las cuestiones
federales por los tribunales superiores de provincia, no corresponde es-
cindir tales afirmaciones de las conclusiones a las que se arribó en esos
casos respecto de la arbitrariedad en la que habían incurrido los res-
pectivos tribunales, sea por excesivo rigor formal en la valoración de los
requisitos de admisión del recurso, por un exceso ritual que constituye
una renuncia consciente a la verdad jurídica objetiva, incompatible con
el adecuado servicio de justicia, por exceso de rigor formal que conduce
a una restricción sustancial de la vía utilizada, sin fundamentación idó-
nea o suficiente a la luz de las particulares circunstancias de la causa, o
por similares razones (Disidencia del juez Rosenkrantz).

RECURSO EXTRAORDINARIO

Se encuentra fuera de la competencia revisora de la Corte la decisión


del tribunal superior local toda vez que el recurrente tuvo a su disposi-
ción una vía procesal apta para someter sus agravios de orden federal
al tribunal superior de la causa, sin que ella se haya visto cercenada
por limitaciones legales o jurisprudenciales, ni por una arbitraria valo-
ración de los recaudos de admisibilidad por parte del a quo (Disidencia
del juez Rosenkrantz).

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
A fs. 11/12 de los autos principales, a los que se referirán las si-
guientes citas salvo que indique lo contrario, la Municipalidad de Ju-
nín inició el presente juicio de apremio contra Akapol S.A., por la suma
de pesos ciento cuarenta mil novecientos treinta y uno con sesenta y
nueve centavos ($140.931,69), más lo que corresponda en concepto de
intereses, multas y recargos, devengados desde la fecha de expedición
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2193
343

del título ejecutivo hasta su efectivo pago, en concepto de la tasa mu-


nicipal denominada “Pub Pr. no Resid” -cuotas 01 a 06 de los años 2006
a 2009, ambos inclusive- la cual, alega, está prevista en una ordenanza
local (conf. título acompañado a fs. 10).
A fs. 128/161, se presentó la ejecutada y opuso las excepciones de
inhabilidad de título, falta de legitimación activa, pendencia de recurso
concedido con efecto suspensivo (conf. art. 9º, inc. g. de la ley provin-
cial 13.406) y prescripción.
En relación con la primera, sostuvo que: (i) el título poseía vicios
en sus elementos formales que obstaban a su ejecución; (ii) la actora
carecía de legitimación pasiva para reclamarle el pago de obligaciones
tributarias en razón de que no era contribuyente en esa jurisdicción,
al no haber ejercido actividad alguna en el territorio local, constituido
domicilio ni sede allí, por lo que no se había configurado el hecho impo-
nible que servía como sustento de la gabela en cuestión; y, por último,
la Municipalidad de Junín sustentaba su pretensión en una ordenanza
local que no fue publicada y que, por ende, le resulta inoponible.
En cuanto a los conceptos que pretende cobrar la actora, esgri-
mió que eran inconstitucionales por no cumplir los requisitos exigidos
para las tasas municipales y, a la vez, violaban el régimen de copar-
ticipación federal de impuestos y las cláusulas constitucionales que
garantizan el comercio interjurisdiccional y prohíben las aduanas in-
teriores en el país.
Asimismo, mencionó que se encuentra pendiente de resolución el
recurso administrativo que planteó en la sede local, por lo que la deuda
discutida no se encuentra firme y no es pasible de ejecución.
Por último, puntualizó que algunas de las cuotas liquidadas en
el título ejecutivo (correspondientes al año 2006), se encontraban ya
prescriptas.

-II-
A fs. 335/341, el Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comer-
cial Nº 1 del Departamento Judicial de Junín, Provincia de Buenos
Aires, rechazó las excepciones opuestas por la demandada y mandó
llevar adelante la ejecución.
En lo que aquí interesa, sostuvo que este tipo de proceso no admi-
tía la discusión relativa a cuestiones que exceden la validez formal del
título, vinculadas con su formación, el acierto de la determinación, ni
cualquier otro aspecto externo concerniente su creación. En tales con-
2194 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

diciones, resolvió que los planteos de la ejecutada remitían al examen


de circunstancias que excedían el ámbito del proceso de ejecución.
Además de lo anterior, desechó la defensa relativa a la falta de pu-
blicación, de las ordenanzas fiscales alegada por la empresa, al pre-
cisar que: “las ordenanzas fueron publicadas en el sitio web de la
Municipalidad de Junín (www.junin.gov.ar) en las distintas fechas
que se señala en la contestación”.
Asimismo, constató que: “… efectivamente encuentran publica-
das” a partir de lo informado por el actuario (f s. 339, 4º y 5º pár.).

-III-
A fs. 381/386, la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial del
Departamento Judicial de Junín ratificó la sentencia dictada por la
instancia anterior.
Para así decidir, razonó que los argumentos esgrimidos por la de-
mandada, referidos a la falta de legitimación, la naturaleza jurídica
del tributo en ejecución, la violación de los principios de legalidad e
igualdad tributaria, la falta de acreditación de la prestación, de ser-
vicio por parte del municipio y la ausencia de vecindad, como fun-
damento de inhabilidad del título, resultaban inadmisibles. Idéntica
suerte corrieron los planteos de inconstitucionalidad irregularidad
del procedimiento administrativo invocados, en virtud de que exce-
dían el restringido marco de conocimiento que le corresponde al pro-
ceso de apremio.
Por último, en lo referido a la publicidad exigida a las ordenanzas
fiscales que constituyen el fundamento normativo de la gabela que
aquí se pretende ejecutar, la cámara provincial juzgó “ que ese recau-
do se encuentra satisfecho con.la publicación que realiza el muni-
cipio en su página oficial de internet (www.junin.gov.ar), medio de
comunicación de uso masivo que permite lograr el conocimiento por
los obligados al pago, aún cuando, como en el caso, se hallen en otra
jurisdicción” (fs. 383 vta., último párrafo).

-IV-
Disconforme, la demandada dedujo los recursos extraordinarios
de nulidad e inconstitucionalidad en el ámbito local (fs. 391/408).
Justificó su presentación en que la sentencia recurrida violaba los
arts. 168 y 171 de la Constitución de la Provincia de Buenos Aires y no
se fundaba en ley, ya que desconocía lo normado en el Código Civil (ley
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2195
343

340 y sus modificaciones, vigente al inicio de este proceso) en materia


de prescripción.
En lol referido a la falta de publicación de la ordenanza que es-
tablece el tributo que aquí se ejecuta, especificó que la cuestión fue
resuelta en forma abstracta y dogmática por la Cámara, sin conside-
rar los agravios concretos por ella planteados relativos al requisito de
publicación efectiva y de satisfactoria divulgación y certeza sobre el
contenido de la norma general.

-V-
A fs. 420/423, la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Bue-
nos Aires rechazó el recurso de nulidad y declaró mal concedido el de
inconstitucionalidad.
Apoyó su resolución en que el recurso extraordinario de nulidad
resultaba improcedente en virtud de que la cámara había brindado las
razones por las cuales había rechazado las excepciones opuestas por
la demandada. En especial, y en lo relativo a la publicación de la or-
denanza que establece el tributo cuyo cobro aquí se persigue, advirtió
que la cámara había afirmado que- dicha publicación se encontraba
acreditada en autos, por lo que el agravio ahabía sido tratado en forma
expresa en la sentencia recurrida, sólo que en sentido desfavorable a
los intereses del recurrente, lo que impedía que prosperase el recurso
de nulidad planteado.
En el mismo sentido, declaró mal concedido el recurso de incons-
titucionalidad al entender que en el sub lite no se había debatido la
compatibilidad de normas provinciales con la constitución local.

-VI-
Contra esa resolución, Akapol S.A. interpuso el recurso extraor-
dinario federal de fs. 428/447, que fue denegado por la Suprema Corte
de la Provincia de Buenos Aires a fs. 467/470. Ante ello, la ejecutada
presentó este recurso de hecho.
Señaló que la sentencia es arbitraria, en virtud de que el a quo omi-
tió pronunciarse sobre la excepción de inhabilidad de título por inexis-
tencia manifiesta de deuda que había planteado, con base en que la
ordenanza fiscal en la que se sustenta el reclamo no cumplió con los
requisitos de debida publicación y certeza.
Además de lo anterior, la ejecutada manifestó que la Municipalidad
de Junín no le presta un servicio público divisible, en virtud que no
2196 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

tiene sede en la jurisdicción de la actora, ni desarrolla allí actividad


alguna. En razón de ello, esgrime que no realizó el hecho imponible
definido por la normativa municipal, por. lo tanto, no se encuentra al-
canzada por la tasa cuyo pago se le requiere.
Así las cosas, planteó que la decisión recurrida es violatoria de los
principios de legalidad en materia tributaria, defensa en juicio y debi-
do proceso.
Por último, se quejó de que el tribunal apelado no se pronunció
sobre la defensa de prescripción invocada y, al mismo tiempo, soslayó
el planteo de inconstitucionalidad de las normas tributarias locales, en
contradicción con lo establecido en el Código Civil (ley 340 y sus modi-
ficaciones, vigente al inicio de este proceso) en esta materia.

-VII-
Tengo para mí que el remedio federal intentado por la ejecutada
fue mal denegado -ya que resultaba formalmente admisible- pues,
si bien en principio las sentencias en los juicios ejecutivos no reú-
nen el carácter de definitivas a los fines del recurso previsto en el
art. 14 de la ley 48, debido a la posibilidad que asiste a los litigantes
de plantear nuevamente el tema, ya sea por parte del Fisco librando
una nueva boleta de deuda o, por el ejecutado, mediante la vía de
repetición (Fallos: 308:1230; 311:1724, entre otros), V.E. ha admitido
en forma excepcional la procedencia de la vía extraordinaria cuan-
do resultaba manifiesta la inexistencia de deuda exigible, pues lo
contrario implicaría privilegiar un excesivo rigor formal con grave
menoscabo de garantías constitucionales (Fallos: 323:2801; 324:1924
y 330:4749 entre otros).
Conforme a ello, los tribunales también se encuentran obligados a
tratar y resolver adecuadamente en tales pleitos las defensas funda-
das en la inexistencia de deuda, siempre y cuando ello no presuponga
el examen de otras cuestiones cuya acreditación exceda el limitado
ámbito de estos procesos (Fallos: 312:178).
Por otro lado, los agravios del recurrente suscitan -desde mi punto
de vista- cuestión federal bastante para su examen por la vía elegida,
sin que obste a ello que las cuestiones debatidas sean de, hecho, prue-
ba y derecho público local y, como regla, ajenas al recurso del art. 14 de
la ley 48, toda vez que lo decidido sobre temas de esa índole admiten
revisión en supuestos excepcionales cuando -como en el presente- se
omiten ponderar argumentos conducentes para la correcta solución
del pleito (conf. Fallos: 312:1054).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2197
343

Finalmente, la sentencia ha sido dictada por el superior tribunal


que establece el ordenamiento local (arts. 160 y 161 de la Constitución
de la Provincia y arts. 292 y sgtes. del código de rito local).

-VIII-
Como ya relaté, en autos la demandada opuso, desde su primera
presentación en este juicio (fs. 128/161, en especial en el pto. IV, 1.B), la
excepción de inhabilidad de título basada en la inexistencia de deuda
en virtud de la falta de publicación oficial válida de las ordenanzas que
establecen el tributo aquí reclamado.
Al contestar las excepciones, la actora negó ese punto en cuanto
adujo que dichas ordenanzas se encuentran publicadas en el sitio web
de la Municipalidad de Junín y allí la ejecutada pudo haberlas consul-
tado (ver fs. 174, 3º pár.).
Frente a ello, cuando el superior tribunal local rechazó el recurso
de nulidad en este punto, afirmó que no mediaba infracción al art. 168
de la Constitución local cuando el pronunciamiento recurrido trataba
el agravio en forma expresa, sólo que en sentido desfavorable a la pre-
tensión del recurrente, resultando ajeno a ese remedio procesal tanto
el acierto como la forma o brevedad de la solución brindada-
Agregó que esa postura no implicaba controvertir lo expuesto en
Fallos: 308:490; 310:324; 311:2478, entre otros, en cuanto a la función de
guardianes de la Constitución Nacional que se les reconoce a los supe-
riores tribunales locales, en tanto no había obstáculo formal o ritualis-
ta que le cerrara la vía revisora al impugnante, quien contaba con un
acceso adecuado: el recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley
establecido por la letra de la Constitución local, de las disposiciones
formales y la jurisprudencia de ese tribunal.
En este punto, no es ocioso -recordar que la decisión del Congre-
so Nacional, plasmada en la ley 48, fue que todo pleito radicado ante
la justicia provincial, en el que se susciten cuestiones federales, debe
arribar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación sólo después de
“fenecer” ante el órgano máximo de la judicatura local, dado que los
tribunales de provincia se encuentran habilitados para entender en
causas que comprendan puntos regidos por la Constitución, las leyes
federales y los tratados internacionales.
Desde esta perspectiva, V.E. ha firmemente establecido que las
decisiones que son aptas para ser resueltas por esa Corte Nacional no
pueden resultar excluidas del previo juzgamiento por el órgano judi-
cial superior de la provincia (Fallos: 311:2478).
2198 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Por ello, afirmó en el citado precedente que, en los casos aptos para
ser conocidos por ella según el art. 14 de la ley 48, la intervención del
superior tribunal de provincia es necesaria en virtud de la regulación
que el legislador nacional hizo del art. 31 de la Constitución Nacional,
de modo que la legislatura local y la jurisprudencia de sus tribunales
no pueden vedar el acceso a aquel órgano, en tales supuestos, v. gr.:
por el monto de la condena, por el grado de la pena, por la materia o
por otras razones análogas.
Es que las provincias son libres para crear las instancias judiciales
que -estimen apropiadas, pero no pueden vedar a ninguna de ellas me-
nos las más altas, la aplicación preferente de la Constitución Nacional
(Fallos : 308:490, entre otros).
En estas condiciones, toda vez que en el presente caso no han sido
tratados, al rechazarse el recurso de nulidad y declararse mal con-
cedido el de inconstitucionalidad, los agravios de índole federal opor-
tunamente introducidos por el recurrente fundados en la falta de pu-
blicación oficial válida de la ordenanza que establece el tributo aquí
reclamado -que arraigan en los arts. 4º, 17, 52, 75, incs. 1º y 2º, de la
Constitución Nacional, en cuanto plasman el principio de reserva de
ley-, pienso que corresponde hacer lugar la queja y devolver las actua-
ciones para que, por medio de quien corresponda, se dicte un nuevo
pronunciamiento.
Atento a la forma como se dictamina, considero prematuro expe-
dirme ahora sobre los restantes planteos deducidos por la recurrente.

-IX-
En virtud de lo expuesto, opino que corresponde hacer lugar al
recurso extraordinario, revocar la sentencia de fs. 420/423 y ordenar
que, por quien corresponda, se dicte una nueva conforme a derecho.
Buenos Aires, 3 de julio de 2017. Laura M. Monti.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 22 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la demandada


en la causa Municipalidad de Junín c/ Akapol S.A. s/ apremio”, para
decidir sobre su procedencia.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2199
343

Considerando:

Que las cuestiones planteadas han sido adecuadamente conside-


radas en el dictamen de la señora Procuradora Fiscal, cuyos funda-
mentos son compartidos por el Tribunal, y a los que corresponde remi-
tirse en razón de brevedad.

Por ello, de conformidad con lo dictaminado por la señora Procura-


dora Fiscal, se hace lugar la queja, se declara formalmente admisible
el recurso extraordinario y se revoca la sentencia apelada. Con cos-
tas. Reintégrese el depósito de fs. 54. Agréguese la queja al principal,
notifíquese y vuelvan los autos al tribunal de origen a fin de que, por
quien corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo a
lo decidido en la presente.

Carlos Fernando Rosenkrantz (en disidencia)— Elena I. Highton


de N olasco — J uan C arlos M aqueda — R icardo L uis L orenzetti —
Horacio Rosatti (según su voto).

Voto del Señor Ministro Doctor Don Horacio Rosatti

Considerando:

1º) Que la Municipalidad de Junín promovió juicio de apremio


contra Akapol S.A. persiguiendo el cobro de la tasa por Publicidad y
Propaganda para No Residentes por la suma de $ 140.931,69 (períodos
fiscales 2006/2009). Al fundar su pretensión, el municipio invocó las “…
Ordenanzas Fiscal[es] e Impositiva[s] vigentes en el Partido de Ju-
nín…” (fs. 10/12 vta. de las actuaciones principales, a las que se hace
referencia en lo sucesivo).

Durante el trámite del proceso el ejecutado se opuso a la preten-


sión fiscal, argumentando –entre otras razones- que las ordenanzas
sobre cuya base se requería el pago no se encontraban publicadas.
También sostuvo que la eventual divulgación de la normativa a través
del sitio web del municipio resultaba insuficiente puesto que no ga-
rantizaba la veracidad, integridad y autenticidad de su texto, tampoco
brindaba certeza sobre la fecha de publicación (fs. 139 vta./141).
2200 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

2º) Que la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Junín,


al confirmar la sentencia de primera instancia, rechazó las defen-
sas de Akapol S.A. y mandó llevar adelante la ejecución (fs. 381/386
vta.). Para así decidir descartó la defensa de la demandada pues, a
su juicio, bastaba con su divulgación de las ordenanzas por inter-
net, en la medida en que dicho medio de comunicación “…de uso
masivo […] permite lograr el conocimiento por los obligados al
pago, aun cuando, como en el caso, se hallen domiciliados en otra
jurisdicción” (fs. 383 vta./384).

En función de esa decisión, la ejecutada planteó ante la máxima


instancia local recursos extraordinarios de nulidad e inconstitucionali-
dad. En ellos, cuestionó el fallo de la cámara habida cuenta que realizó
un análisis dogmático sobre la validez de la publicación de las orde-
nanzas (fs. 391/408).

La Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires des-


estimó ambas apelaciones. El recurso extraordinario de nulidad por
cuanto el agravio relativo a la falta de publicación de las ordenanzas
fue explícitamente tratado en la anterior instancia, aunque en un sen-
tido adverso al pretendido por la ejecutada; el recurso de inconstitu-
cionalidad, pues en autos no se había planteado un conflicto entre una
norma local con la Constitución provincial (fs. 420/423).

3º) Que frente a tales decisiones, Akapol S.A. dedujo recurso ex-
traordinario federal, cuya denegación motivó la presentación directa
ante esta Corte (fs. 428/447 y fs. 49/53 vta., CSJ 1150/2016/RH1).

La ejecutada, tras calificar a la sentencia de arbitraria, expresó


que la Suprema Corte provincial desconoció “…las garantías consti-
tucionales de defensa en juicio, debido proceso, razonabilidad, pro-
piedad, legalidad y reserva de la ley (consagradas en los artículos
14, 16, 17, 18, 19, 28 y 33 de la Constitución Nacional)…” (fs. 436 vta.).

En lo que aquí interesa, la recurrente manifestó que -al omitir con-


siderar sus recursos- la máxima instancia local dejó firme una sen-
tencia que manda a llevar adelante una ejecución fundada “…en una
norma que no cumplió con los requisitos de debida publicación y cer-
teza respecto a la autenticidad de su contenido” (fs. 436 vta.). Agregó
que la divulgación por internet no satisface los recaudos relativos a la
fecha de su publicación, su autenticidad y permanencia en el tiempo.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2201
343

Asimismo sostuvo que “…las ordenanzas que crean un tributo


como los DPP [Derechos de Publicidad y Propaganda] deben llegar
a conocimiento de los obligados al pago [por] un medio razonable…”
(fs. 442). De este modo, coligió que la deficitaria publicación de la orde-
nanza fiscal agravia el principio constitucional de legalidad en materia
tributaria (arts. 17 y 19 de la Constitución Nacional).

4º) Que si bien las resoluciones recaídas en los juicios de apremio


no reúnen –por regla- el carácter de sentencia definitiva a los fines del
recurso previsto en el art. 14 de la ley 48, debido a la posibilidad que
asiste a las partes de plantear nuevamente el tema, cabe dejar de lado
ese principio cuando el asunto fue decidido de manera tal que frustra
todo replanteo ulterior en un juicio ordinario (arg. doct. Fallos: 327:4791;
329:2152, entre otros). Por otra parte, el recurso extraordinario federal
es un remedio idóneo para conjurar aquellos pronunciamientos que
no brindan una respuesta efectiva a los planteos conducentes de los
litigantes (arg. doct. Fallos: 340:1441; 341:770, entre otros).

En tales condiciones, el remedio deducido por la ejecutada es for-


malmente admisible, en la medida en que se dirige contra una senten-
cia equiparable a definitiva, pronunciada por el superior tribunal de
la causa, en la que se plantea, en forma directa e inmediata, la lesión
a diversos derechos y garantías constitucionales sobre la base de la
doctrina de la arbitrariedad (art. 14, ley 48).

5º) Que, en síntesis, el recurrente afinca su agravio constitucional


en que el fisco municipal pretende llevar adelante una ejecución fiscal
sobre la base de ordenanzas que no fueron publicadas regularmente;
discute que la difusión de las normas por internet cumpla con el re-
caudo constitucional de “satisfactoria divulgación” y cuestiona que la
máxima instancia provincial desestimara los recursos locales invocan-
do a tal fin argumentos meramente formales.

6º) Que así planteado el asunto, corresponde señalar que el prin-


cipio republicano de gobierno importa consagrar un orden social en el
que las atribuciones de las autoridades públicas son limitadas y sujetas
a diversos mecanismos de control. A su vez, resulta consustancial a di-
cho principio la publicidad de los actos de gobierno, como así también
la razonabilidad de toda decisión estadual. Tales lineamientos definen
el marco institucional del gobierno federal y, además, de los gobiernos
provinciales, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipales
2202 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

(arts. 1º, 5º, 123 y 129, Constitución Nacional; en autos “Municipalidad


de Berazategui”, Fallos: 341:1246, voto del juez Rosatti).

7º) Que la arquitectura constitucional resuelve la tensión entre


las atribuciones del poder público por un lado y los derechos indivi-
duales por el otro, a partir del mandato explícito contenido en el art.
19 de la Constitución Nacional. Efectivamente, el principio de juridi-
cidad expresa delimitaciones precisas entre lo que se puede hacer, lo
que se está obligado a hacer y lo que no se debe hacer para garanti-
zar la convivencia. La precisión y actuación real de las reglas prees-
tablecidas genera un clima de seguridad en el cual los particulares
conocen de antemano a qué reglas se sujetará la actuación de los
gobernantes, de manera que la conducta de estos sea previsible y,
en caso contrario, que haya quien, con potestad suficiente, pueda co-
rregir el error y responsabilizar eficazmente al transgresor (Fallos:
326:417; “Colegio de Escribanos de la Provincia de Buenos Aires”,
Fallos: 341:1017; “Apaza León, Pedro Roberto”, Fallos: 341:500, voto
del juez Rosatti).

8º) Que la regular publicación de las leyes -exigencia que resulta


del principio republicano y de juridicidad- es el presupuesto constitu-
cional esencial para que estas se puedan reputar conocidas y, por tan-
to, considerarse obligatorias.

En tal sentido, esta Corte tuvo ocasión de sostener que principios


de razonabilidad y justicia impiden que se puedan señalar incum-
plimientos legales frente a normas no publicadas (arg. doct. Fallos:
293:157 y 313:1049), y recordó que la publicación oficial de las leyes es un
resorte fundamental del Estado de Derecho para “…[su] satisfactoria
divulgación y certeza sobre la autenticidad…”, al mismo tiempo que
para establecer la fecha de su entrada en vigencia (arg. doct. Fallos:
293:157; “Municipalidad de Santiago de Liniers”, Fallos: 327:4474, re-
misión al dictamen del Procurador General; y causa “Tiempo Nuevo
SRL”, Fallos: 333:600).

No se puede pasar por alto que la publicidad de las normas no solo


apunta a que la ley sea conocida por los habitantes; en este recaudo
descansa, asimismo, otro derecho constitucional de singular trascen-
dencia, que excede lo estrictamente individual y se proyecta en el pla-
no social, como es el acceso a la información pública, pilar fundamen-
tal del sistema republicano de gobierno y, con ello, de la transparencia
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2203
343

y control de la gestión pública por parte de la sociedad civil (“Savoia,


Claudio Martín”, Fallos: 342:208).

9º) Que del mandato constitucional de publicar la ley, se sigue la


obligación de la autoridad estatal de organizar un sistema confiable de
registración, divulgación y conservación, que dé fecha cierta a la pu-
blicación, garantice la autenticidad del texto normativo y haga posible
su consulta por la comunidad.

Naturalmente que en nuestro tiempo, en el que la expansión de


los cometidos estatales se ha traducido en una profusa actividad le-
gislativa (lato sensu), los poderes públicos deben extremar la obser-
vancia de sus obligaciones constitucionales de dar debida publicidad
a sus actos e instrumentar mecanismos que faciliten la accesibilidad
y preciso conocimiento de las normas. Y en este cometido, las nuevas
tecnologías -aun cuando, eventualmente, presten un auxilio eficaz- no
pueden permanecer ajenas a cumplir, rigurosamente, con las exigen-
cias apuntadas.

10) Que el recaudo de la publicidad resulta extensible a las orde-


nanzas municipales. Esta conclusión viene impuesta por el carácter
materialmente legislativo que, en su ámbito, asumen dichas normas,
en tanto “…emanan de un órgano de gobierno elegido por el sufra-
gio popular”… siendo “como la ley, una expresión ‘soberana’ de la
voluntad popular, de la voluntad comunitaria organizada” (Fallos:
312:1394; “Municipalidad de Berazategui”, Fallos: 341:1246, voto del
juez Rosatti).

11) Que, por lo expuesto, la decisión apelada resulta arbitraria, en


la medida en que omitió dar debida respuesta al agravio federal de
la ejecutada sobre la base de argumentos aparentes. Este extremo
la descalifica como acto jurisdiccional válido, habida cuenta que no
constituye una derivación razonada del derecho vigente con relación
a las circunstancias de la causa (arg. doct. Fallos: 261:173; 304:1467;
322:2839, entre otros). En efecto, al no considerar adecuadamente los
reproches relativos a la publicación de la ordenanza fiscal, la máxima
instancia local vulneró el debido proceso legal y la defensa en juicio
del demandado.

A lo largo del proceso, la parte demandada argumentó que la eje-


cución fiscal resultaba improcedente por cuanto las ordenanzas fisca-
2204 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

les que servían de base al título ejecutivo no habían sido publicadas.


Asimismo, expresó que su divulgación por el sitio web del municipio no
cumplía con la exigencia constitucional de “satisfactoria divulgación”,
puesto que no existía certeza sobre la fecha de su publicación, tampo-
co de la autenticidad de su contenido y su permanencia en el tiempo
durante los períodos fiscales que se reclaman.

El análisis de tales planteos resultaba conducente para determinar


la regularidad constitucional de la publicación, pues define -a tenor del
principio de reserva de ley- la existencia y alcances de la obligación
tributaria, como así también el momento desde el cual rige la norma
jurídica. Sin embargo la Suprema Corte provincial, al desestimar los
recursos locales en función de argumentos meramente formales, dejó
sin respuesta los agravios federales oportunamente planteados por el
ejecutado (arg. doct. Fallos: 308:490 y 311:2478).

Por ello, oída la señora Procuradora Fiscal, se hace lugar a la


queja, se declara procedente el recurso extraordinario y se revoca la
sentencia apelada, con costas (art. 68 del Código Procesal Civil y Co-
mercial de la Nación). Reintégrese el depósito de fs. 54. Notifíquese,
agréguese la queja al principal y vuelvan los autos al tribunal de origen
a fin de que, por quien corresponda, se dicte un nuevo pronunciamien-
to con arreglo a lo aquí decidido.

Horacio Rosatti.

Disidencia del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando:

1º) Que los antecedentes de la causa, como así también los agra-
vios del apelante han sido objeto de adecuado tratamiento en los pun-
tos I a VI del dictamen de la señora Procuradora Fiscal, a los que cabe
remitir por razones de brevedad.

2º) Que es una regla constante en la jurisprudencia de esta Corte


que las cuestiones relativas a la admisibilidad de los recursos locales,
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2205
343

son privativas de los superiores tribunales de provincia y, en conse-


cuencia, no resultan aptas para habilitar la instancia extraordinaria
federal (Fallos: 310:1424; 311:100; 313:1045; 329:4775, entre otros).

Esta regla se asienta tanto en las previsiones legislativas que re-


gulan el acceso por vía de apelación ante esta Corte Suprema como
en la propia Constitución Nacional. En efecto, la decisión relativa a la
admisión de los recursos ante los tribunales de provincia es de corte
estrictamente local, sin que suscite cuestión federal alguna de las pre-
vistas en el art. 14 de la ley 48 (arg. Fallos: 278:187; 290:110; 302:1134;
311:519; 317:126, cons. 6º). A ello se suman dos principios fundamenta-
les que hacen a la organización de nuestro sistema federal. Por una
parte, es sabido que las provincias conservan todos los poderes no
delegados por la Constitución al gobierno federal (art. 121), entre los
cuales aparece sin duda alguna el de dictar las normas que regulan los
procedimientos ante sus propios tribunales (Fallos: 308:490; 311:2478;
330:164, entre otros), y, por la otra, que se dan sus propias institucio-
nes y se rigen por ellas (art. 122), lo que supone que sus autoridades
máximas judiciales son las intérpretes finales de las normas procesa-
les locales (Fallos: 243:210; 334:1054) y, en consecuencia, jueces últimos
respecto de las vías de acceso a sus propios estrados.

3º) Que esta regla reconoce dos excepciones en las que, a pesar de
tratarse de supuestos en los que se encuentra en juego la admisibilidad
de recursos locales, corresponde habilitar la instancia extraordinaria
federal. Por un lado, aquellos casos en los cuales el superior tribunal
de provincia ejerce sus facultades de juzgar la admisibilidad de los re-
cursos locales de un modo arbitrario (Fallos: 292:229; 311:1513; 329:4775;
342:93, entre muchos otros), incurriendo en denegatorias basadas en un
excesivo rigor formal (Fallos: 325:1227), en respuestas ritualistas que
importan una efectiva privación de justicia (Fallos: 320:1504; 342:584,
cons. 17; CSJ 504/2017/RH1 “Weyenbergh, Carlos Bernardo y otros s/
asociación ilícita”, sentencia del 22 de agosto de 2019), en resoluciones
meramente dogmáticas y formularias que carecen de todo desarrollo
argumentativo racional, en razón de su carácter genérico y abstracto
(Fallos: 236:27; 331:2195), o en omisiones de tratamiento de cuestiones
federales correctamente planteadas (Fallos: 337:1102; 342:186), entre
otros supuestos constitutivos de causales de arbitrariedad, según la
jurisprudencia tradicional de esta Corte. Por otro lado, también excep-
cionan la regla referida en el considerando 2º aquellos supuestos —de-
sarrollados a partir de los fallos “Strada” (Fallos: 308:490) y “Di Mas-
2206 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

cio” (Fallos: 311:2478)— en que, sea por disposición legislativa o por


interpretación judicial, el ordenamiento jurídico provincial veda a sus
máximos tribunales la posibilidad de tratar cuestiones federales que
resultan aptas para habilitar la instancia excepcional ante esta Corte
Suprema, por ejemplo, en razón del monto de la condena, el grado de
la pena, la materia u otras análogas (Fallos: 311:2478, cons. 14; 312:483;
316:756; 317:938; 330:2575; 339:194, 1453; entre otros).

4º) Que corresponde determinar, entonces, si el presente caso en-


cuadra en la regla general o, por el contrario, si lo hace en alguna de
las excepciones recordadas en el considerando anterior.

Es cierto que esa asentada jurisprudencia –iniciada a partir de los


precedentes “Strada” y “Di Mascio”- sostiene que es “requisito inex-
cusable del recurso extraordinario el fenecimiento de las disputas
en sede local” (Fallos: 308:490, cons. 7º) y que, por ello, “todo pleito
radicado ante la justicia provincial, en el que se susciten cuestiones
federales, debe arribar a la Corte Suprema de Justicia de la Nación
sólo después de ‘fenecer’ ante el órgano máximo de la judicatura local
[…] las decisiones que son aptas para ser resueltas por esta Corte
Nacional no pueden resultar excluidas del previo juzgamiento por el
órgano judicial superior de la provincia” (Fallos: 311:2478, cons. 13).
También es cierto que tal pronunciamiento previo del tribunal supe-
rior de provincia sobre la materia federal es requisito imprescindible
para el correcto ejercicio de la competencia apelada de esta Corte (Fa-
llos: 330:2575, 3793; 336:2333; entre otros).

Sin embargo, “esta regla no tiene el propósito de relevar a las par-


tes interesadas de cumplir con todos los recaudos establecidos por las
leyes de procedimientos y las prácticas jurisprudenciales asentadas y
conocidas, siempre y cuando estos requisitos no se traduzcan en obs-
táculos insalvables y hayan sido aplicados razonablemente. Por lo tan-
to, cuando la desestimación del recurso local responde a un defectuoso
cumplimiento de tales exigencias atribuible a la parte interesada, no
es válido invocar el precedente ‘Di Mascio’ para revertir el resultado
del pleito. En estos casos, la decisión del tribunal provincial encuentra
fundamento suficiente en el derecho procesal local que reglamenta la
admisibilidad de los recursos locales y, por ende, resulta aplicable el
criterio utilizado reiteradamente por esta Corte en cuanto a que ese
tema es ajeno a esta instancia” (Fallos: 334:295, cons. 4º, voto de los
jueces Fayt y Argibay).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2207
343

Una interpretación distinta de esta regla, que permitiera suplir


la inacción o el defectuoso desempeño de los litigantes en todos los
casos en que hubiesen cuestiones federales planteadas, tendría el
efecto práctico de avanzar indebidamente sobre las facultades de las
provincias para regimentar el modo en que se litiga ante sus tribuna-
les locales, con severo desmedro del régimen federal establecido por
la Constitución (arts. 1º, 5º, 121, 122). Generaría, por lo demás, incen-
tivos para el incumplimiento de las leyes locales de procedimientos,
con la consiguiente frustración de los propósitos a los que ellas sir-
ven, y contribuiría al empobrecimiento del ejercicio profesional de la
abogacía en sede local, toda vez que devendrían menos útiles los co-
nocimientos referidos a las normas procesales locales y, en concreto,
la normativa dictada por las legislaturas así como la jurisprudencia
elaborada por los tribunales en torno a las vías recursivas extraordi-
narias provinciales.

5º) Que, como consecuencia de lo anterior, los tribunales supe-


riores de provincia están obligados a tratar las cuestiones federales
involucradas en el pleito, siempre que ellas sean llevadas a su conoci-
miento a través de las vías procesales adecuadas y estas no supongan
un obstáculo excesivo o irrazonable para los litigantes. No transgrede
la doctrina sentada a partir de “Di Mascio” el tribunal superior de una
provincia que, sin arbitrariedad y brindando razones suficientes, de-
niega un recurso extraordinario local planteado defectuosamente por
quien pretende someter a su conocimiento una cuestión federal (arg.
Fallos: 330:4211, cons. 4º y 5º, primer voto de los jueces Lorenzetti, Fayt
y Petracchi, e iguales considerandos del voto de los jueces Highton de
Nolasco y Maqueda).

Por ello, resulta incorrecto sostener que, ante el planteo de una


cuestión federal, el mero hecho de que la denegatoria de los recursos
locales intentados se asiente en razones formales conlleva una viola-
ción a la doctrina “Di Mascio”. Las formas son esenciales en el dere-
cho, consustanciales a su existencia como tal, y resulta impensable
un sistema judicial que prescinda del establecimiento de requisitos
formales, aun rigurosos, para permitir una ordenada tramitación de
los pleitos. Ello es así con mayor razón cuando se trata de delinear
recursos que, por su naturaleza misma, son extraordinarios, como los
que en general habilitan la competencia de los máximos órganos judi-
ciales de las provincias.
2208 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Tampoco resulta correcta la tesitura que sostiene que, al existir


cuestiones federales involucradas, cabe prescindir sin más de la cali-
ficación (o “nomen iuris”) que la parte haya dado a su recurso ante el
tribunal superior de la causa. Si bien esta Corte ha sostenido en diver-
sos precedentes que el error de calificación del recurso no debe cons-
tituir un óbice absoluto para el tratamiento de las cuestiones federales
por los tribunales superiores de provincia, no corresponde escindir ta-
les afirmaciones de las conclusiones a las que se arribó en esos casos
respecto de la arbitrariedad en la que habían incurrido los respectivos
tribunales, sea por “excesivo rigor formal en la valoración de los requi-
sitos de admisión del recurso” (Fallos: 325:1227), por “un exceso ritual
que constituye una renuncia consciente a la verdad jurídica objetiva,
incompatible con el adecuado servicio de justicia” (Fallos: 320:2326),
por “exceso de rigor formal que […] conduce a una restricción sustan-
cial de la vía utilizada, sin fundamentación idónea o suficiente […] a
la luz de las particulares circunstancias de la causa” (Fallos: 332:1616,
punto III, párrafos primero y cuarto, del dictamen de la Procuración
General de la Nación, al que remitió esta Corte), o por similares razo-
nes (Fallos: 330:164). En suma, en la línea jurisprudencial reseñada,
esta Corte entendió que los tribunales provinciales habían incurrido
en arbitrariedad al evaluar los requisitos de admisibilidad de los recur-
sos, más allá de la referencia a la errónea calificación que las partes
les dieran en cada caso. Es aquella arbitrariedad —y no el solo hecho
de que recursos mal calificados contuvieran planteos de orden fede-
ral— lo que determinó la descalificación de las decisiones que denega-
ron los recursos extraordinarios locales.

6º) Que en la presente causa no se advierte que concurra ninguna


de las dos excepciones analizadas. En efecto, la decisión apelada me-
diante el recurso extraordinario federal denegó los recursos extraordi-
narios locales de nulidad e inconstitucionalidad deducidos por Akapol
S.A. con fundamentos de orden procesal suficientes, que la sostienen
como acto jurisdiccional válido. A su vez, el tratamiento de las cuestio-
nes que, como de índole federal, fueran propuestas por la recurrente,
no se vio cercenado por restricciones rituales, ni de origen legal ni de
origen jurisprudencial, que le cerraran el acceso a la Suprema Corte
de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, sino por la errónea elec-
ción recursiva realizada por la apelante, sin que se verifique ningún
exceso de rigor formal en la apreciación de los requisitos de admisibi-
lidad de los recursos intentados.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2209
343

En efecto, la recurrente planteó —con base en jurisprudencia de


esta Corte— la inhabilidad del título ejecutivo, en razón de ser inexis-
tente la deuda por la falta de publicación válida de las ordenanzas que
establecen el tributo reclamado. Las dos instancias ordinarias provin-
ciales trataron expresamente la cuestión (fs. 338 vta./339 y 383 vta./384
vta.), en sentido desfavorable a Akapol S.A., que interpuso los recur-
sos extraordinarios de nulidad e inconstitucionalidad atacando lo de-
cidido sobre el punto. Fundó el primer recurso en la omisión de tratar
cuestiones esenciales para la resolución de la causa (los requisitos de
“publicación efectiva” y “satisfactoria divulgación” de las ordenanzas;
fs. 399) y el segundo en la “inconstitucionalidad” de la sentencia “por
aplicación de normas no publicadas” y de “normas que protegen la
ejecución de deudas inexistentes” (fs. 405/407).

Al tratar el recurso de nulidad, la Suprema Corte de Justicia de


la Provincia de Buenos Aires señaló que esta vía solamente proce-
día frente a la omisión de tratamiento de alguna cuestión esencial,
la falta de fundamentación legal, el incumplimiento en la formalidad
del acuerdo y voto individual de los jueces o en la no concurrencia de
mayoría de opiniones, con cita de normas constitucionales locales y
precedentes propios (fs. 420/421). En lo que se refiere a las cuestiones
federales que se pretendía llevar a su conocimiento —vinculadas a la
suficiencia o insuficiencia de la publicación en el sitio web de la acto-
ra de las ordenanzas que daban base a la ejecución intentada, como
condición de su obligatoriedad— la Corte provincial sostuvo que “la
publicación de la ordenanza fiscal se encuentra acreditada en autos,
debiendo recordarse al respecto que no media infracción al art. 168
de la Carta local cuando del claro examen del resolutorio surge que
el tema que se dice omitido fue tratado de forma expresa, solo que
en sentido desfavorable a los intereses del recurrente […] resultando
ajeno al ámbito de la presente vía recursiva tanto el acierto con que
se haya analizado el asunto, como la forma o brevedad con que fuera
encarado” (fs. 421).

A su vez, fundó el rechazo del recurso de inconstitucionalidad en


que esa vía recursiva local se abre únicamente en supuestos de casos
constitucionales provinciales —cuya configuración requiere el planteo
y decisión de una cuestión de validez de normas locales, confrontadas
con la constitución provincial— y no para el tratamiento de cuestiones
federales. Entendió que no existía caso constitucional local alguno,
toda vez que la cámara consideró que ello excedía el marco cognos-
2210 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

citivo del apremio (fs. 422) y difirió su tratamiento a un eventual pro-


ceso de conocimiento ulterior, en tanto no se planteaba la inconstitu-
cionalidad de las normas que establecían el tributo y, en cambio, se
cuestionaba el origen del tributo concreto (fs. 382/383). Respecto de
los planteos de índole federal promovidos por Akapol S.A. recordó que,
de acuerdo a su propia jurisprudencia, ellos eran canalizables a través
del recurso de inaplicabilidad de la ley (fs. 422), vía no promovida por la
recurrente, por lo que declaró mal concedido el recurso de inconstitu-
cionalidad. Aclaró que “[t]al postura no implica controvertir lo expues-
to por la Corte de Justicia de la Nación [sic] en sus precedentes (conf.
Fallos: 308:490; 310:324 y 311:2478, entre otros) […] en tanto no hay un
obstáculo formal o ritualista que le cierre la vía revisora al impugnan-
te, quien contaba con un acceso adecuado —el recurso extraordinario
de inaplicabilidad de ley […]” (fs. 422 vta.).

Finalmente, al denegar el recurso extraordinario federal inter-


puesto por Akapol S.A. contra la decisión reseñada, el a quo insistió en
que fue “la propia conducta discrecional del recurrente la que impo-
sibilitó —por la errónea elección del medio impugnativo articulado—
analizar las cuestiones traídas ante esta instancia extraordinaria, ya
que el impugnante canalizó los argumentos que denuncia omitidos por
las vías de los recursos extraordinarios de inconstitucionalidad y nu-
lidad cuando debió hacerlo a través del de inaplicabilidad de ley [sic]”
(fs. 469 vta.).

7º) Que, en síntesis, Akapol S.A. tuvo a su disposición una vía pro-
cesal apta para someter sus agravios de orden federal al tribunal su-
perior de la causa, sin que ella se haya visto cercenada por limitacio-
nes legales (Fallos: 311:2478, entre muchos otros) o jurisprudenciales
(Fallos: 339:194), ni por una arbitraria valoración de los recaudos de
admisibilidad por parte del a quo. En tales condiciones, más allá de su
acierto o error, la decisión de la Suprema Corte de Justicia de la Pro-
vincia de Buenos Aires se encuentra fuera de la competencia revisora
de esta Corte.

Por ello, oída la señora Procuradora Fiscal, se desestima la queja.


Dése por perdido el depósito de fs. 54/55. Notifíquese y, previa devolu-
ción de los autos principales, archívese.

Carlos Fernando Rosenkrantz.


DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2211
343

Recurso de queja interpuesto por Akapol S.A., representada por el Dr. Leonardo Pablo
Cippitelli, en su caráter de apoderado.
Tribuna de origen: Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires.
Tribunales que intervinieron con anterioridad: Cámara de Apelaciones en lo Civil y
Comercial de Junín y Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y Comercial nº 1
de Junín.

PANDO de MERCADO, MARÍA CECILIA c/ GENTE GROSSA


S.R.L. s/ Daños y perjuicios

RECURSO EXTRAORDINARIO

El recurso extraordinario resulta admisible por cuanto se discute la in-


teligencia que el a quo ha dado a las normas constitucionales que pro-
tegen la libertad de expresión y la decisión apelada ha sido contraria al
derecho que la recurrente fundó en ellas (art. 14, inc. 3º, de la ley 48).

LIBERTAD DE EXPRESION

El derecho a la libertad de expresión goza de un lugar preeminente en el


marco de nuestras libertades constitucionales, entre otras razones, por
su importancia para el funcionamiento de una república democrática
y para el ejercicio del autogobierno colectivo del modo establecido por
nuestra Constitución.

LIBERTAD DE EXPRESION

El especial reconocimiento constitucional de que goza el derecho de


buscar, dar, recibir, difundir información e ideas de toda índole, no elimi-
na la responsabilidad ante la justicia por los delitos y daños cometidos
en su ejercicio; ello así, pues esa posición preferencial que ocupa la li-
bertad de expresión no la convierte en un derecho absoluto y sus límites
deben atender a la existencia de otros derechos constitucionales que
pueden resultar afectados por su ejercicio, así como a la necesidad de
satisfacer objetivos comunes constitucionalmente consagrados.
2212 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

DERECHO AL HONOR

El reconocimiento y la protección del derecho al honor -derecho fundamen-


tal, inherente a la persona humana, en tanto importa la dignidad personal
reflejada en la consideración de los demás y en el sentimiento de la propia
persona- encuentran fundamento constitucional en el art. 33 de la Ley Fun-
damental y en los tratados internacionales que cuentan con jerarquía cons-
titucional desde su reforma en 1994, que a su vez también lo contemplan
como una restricción legítima al ejercicio de otro derecho fundamental
como la libertad de expresión (conf. arts. 11 y 13.2.a del Pacto de San José
de Costa Rica; 17 y 19.3.a del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polí-
ticos; V y XXIX de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del
Hombre, y 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos), como
infraconstitucional en el art. 52 del Código Civil y Comercial de la Nación.

DERECHO A LA IMAGEN

La protección de la esfera privada de toda persona -art. 19 de la Consti-


tución Nacional- está constituido por la tutela del derecho a la imagen
de la persona.

DERECHO A LA PRIVACIDAD

El derecho a la privacidad comprende no solo a la esfera doméstica,


el círculo familiar y de amistad, sino otros aspectos de la personalidad
espiritual o física de las personas tales como la integridad corporal o la
imagen; nadie puede inmiscuirse en la vida privada de una persona ni
violar áreas de su actividad no destinadas a ser difundidas, sin su con-
sentimiento o el de sus familiares autorizados para ello, y solo por ley
podrá justificarse la intromisión, siempre que medie un interés superior
en resguardo de la libertad de los otros, la defensa de la sociedad, las
buenas costumbres o la persecución del crimen.

DERECHO A LA IMAGEN

La imagen protegida es la que constituye uno de los elementos confi-


gurador de la esfera personal de todo individuo, en cuanto instrumento
básico de identificación y proyección exterior y factor imprescindible
para su propio reconocimiento como sujeto individual (confr. art. 52 del
Código Civil y Comercial de la Nación).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2213
343

LIBERTAD DE EXPRESION

A los fines de determinar si en el caso la publicación efectuada por la


demandada goza de tutela constitucional, exige ponderar las caracte-
rísticas del contexto en el que aquella tuvo lugar; ello así, pues la pon-
deración del medio en el que se inserta constituye un elemento de im-
portancia a considerar al tiempo de valorar una publicación desde que,
de algún modo, anticipa al lector la “mirada” con que debe apreciar el
contenido de aquella, estableciéndose entre el emisor y el destinatario
una vinculación con códigos que comparten.

LIBERTAD DE EXPRESION

La sátira como forma de discurso crítico se caracteriza por exagerar y


deformar agudamente la realidad de modo burlesco, indefectiblemente
genera en quien lo lee u observa la percepción de algo que no es verídico
o exacto y el tono o forma socarrona, punzante, virulenta o agresiva que
se utiliza para transmitirlo provoca en el receptor del discurso crítico
risa, sorpresa, estupor, rabia, agitación, bronca, pudiendo abordar bajo
esa metodología temas de los más variados, religiosos, sociales, políti-
cos, económicos, culturales.

PUBLICACION PERIODISTICA

La sátira como tipo de género literario constituye una de las herra-


mientas de comunicación de críticas, opiniones y juicios de valor sobre
asuntos públicos; un instrumento de denuncia y crítica social que se
expresa bajo la forma de un mensaje “oculto” detrás de la risa, la jo-
cosidad o la ironía.

PUBLICACION PERIODISTICA

La expresión satírica utiliza el humor o lo grotesco para manifestar una


crítica, para expresar un juicio de valor, en consecuencia, como modo de
expresión de ideas aunque distinto de la exteriorización directa de ellas,
la sátira social o política no está excluida de la tutela constitucional a la
libertad de expresión.
2214 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

PUBLICACION PERIODISTICA

No quedan dudas acerca de la importancia que para la existencia


de un amplio debate democrático tiene el ejercicio de la crítica sa-
tírica, muchas veces ligada a la provocación, respecto de los temas
de interés público.

PUBLICACION PERIODISTICA

El tratamiento humorístico o sarcástico de los acontecimientos que in-


teresan a la sociedad constituye una forma de comunicación y crítica de
los mismos que está ligada al ejercicio del derecho a la libertad de ex-
presión, como forma de comunicación de ideas u opiniones, e incluso a
la libertad de información, en la medida en que el tratamiento humorís-
tico puede constituir una forma de transmitir el conocimiento de deter-
minados acontecimientos llamando la atención sobre los aspectos sus-
ceptibles de ser destacados mediante la ironía, el sarcasmo o la burla.

LIBERTAD DE EXPRESION

Toda vez que no caben dudas respecto de que la contratapa del


ejemplar cuestionado, conformada tanto por el fotomontaje del ros-
tro de la actora con un cuerpo desnudo envuelto en una red, como
por las leyendas que acompañaban dicha imagen, constituye una
expresión satírica que refleja una crítica o juicio de valor, en con-
secuencia, el examen de si tal ejemplar se encuentra amparado por
la libertad de expresión o vulnera los derechos personalísimos in-
vocados por la actora, debe efectuarse bajo el estándar de revisión
correspondiente a los supuestos de expresión de opiniones o críti-
cas, teniendo para ello especialmente en cuenta que se está ante
una manifestación satírica que utiliza el humor o lo grotesco para
referirse a un hecho de interés público en el que participó la actora
en su carácter de figura pública.

LIBERTAD DE EXPRESION

El criterio de ponderación aplicable a los juicios de valor respecto de la


reputación y el honor de terceros, deberá estar dado por la ausencia de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2215
343

expresiones estricta e indudablemente injuriantes y que en forma ma-


nifiesta carezcan de relación con las ideas u opiniones que se expongan,
pues no hay un derecho al insulto, a la vejación gratuita e injustificada.

LIBERTAD DE EXPRESION

La mayor amplitud de la tutela constitucional reconocida a los juicios de


valor o a las opiniones críticas no importa convertirlas en una “patente
de corso” para legitimar la vulneración de otros derechos que también
gozan de protección constitucional, ni constituye un salvoconducto de
impunidad de quienes han obrado excediendo el marco propio del ejer-
cicio regular del derecho de crítica.

LIBERTAD DE EXPRESION

En la arena del debate sobre temas de alto interés público, no solo se


protege la emisión de expresiones inofensivas o bien recibidas por la
opinión pública, sino también la de aquellas que chocan, irritan o inquie-
tan a los funcionarios públicos o a un sector cualquiera de la población.

LIBERTAD DE EXPRESION

En el examen de los términos utilizados para expresar las críticas o jui-


cios de valor no es suficiente la indagación de sus significados literales
y aislados, sino que, por el contrario, debe considerarse especialmente
la terminología usual en el contexto en el que han sido enunciados, así
como el grado de agresividad discursiva propia del medio en cuestión.

LIBERTAD DE EXPRESION

Es preciso juzgar con cautela las opiniones críticas en cuestiones de


interés público, pues la tutela constitucional de que estas gozan, en su
carácter de expresión libre, no se pierde por su animosidad, acritud o
injusticia, sino tan solo por la presencia de un dicterio sin justificativo.
2216 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

LIBERTAD DE EXPRESION

El cariz desagradable, indignante o desmesurado de ciertas expresio-


nes del debate público no podría despojarlas de protección constitucio-
nal sin incurrir en criterios que, en última instancia, dependerían de
los subjetivos gustos o sensibilidades del tribunal de justicia llamado
a ponderarlas; el solo motivo de que esas expresiones puedan resultar
ingratas u ofensivas para las personas involucradas, tampoco podría
sustraerlas, sin más, de esa protección constitucional; el criterio estará
dado por la ausencia de expresiones indudablemente injuriantes que
carezcan de relación con las ideas u opiniones que se expongan.

LIBERTAD DE EXPRESION

La posibilidad de que, al igual que los funcionarios públicos, las perso-


nas que tienen un alto reconocimiento por su participación en cuestio-
nes de interés público estén especialmente expuestas a la crítica, inclu-
so ríspida e irritante, respecto de su desempeño en ese ámbito, habilita
un debate robusto que es indispensable para el desarrollo de la vida
republicana y democrática.

CONSTITUCION NACIONAL

La Constitución Nacional protege no solamente la emisión de expre-


siones inofensivas o bien recibidas, sino también aquellas formuladas
en tono agresivo, con vehemencia excesiva, dureza o causticidad, o que
apelan a expresiones irritantes, ásperas u hostiles, indudablemente mo-
lestas para los funcionarios o figuras públicas.

PUBLICACION PERIODISTICA

Teniendo en cuenta el objeto que persigue la publicación cuestionada,


su finalidad y el contexto en el que se efectuó, cabe concluir que no re-
sulta lesiva del derecho al honor de la actora, dado que constituye una
crítica política que no excede los límites de la protección que la Consti-
tución Nacional otorga a la libertad de expresión pues no configura un
insulto gratuito ni una vejación injustificada.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2217
343

LIBERTAD DE EXPRESION

El montaje de la foto de la cara de la actora anexada a un cuerpo anóni-


mo femenino desnudo y envuelto en una red, junto con los títulos de tono
sarcástico que daban una connotación sexual a los gravísimos hechos
que motivaron los procesos judiciales contra los que la actora y otras
personas se manifestaban, constituye una composición gráfica satírica
mediante la cual se ejerció de modo irónico, mordaz, irritante y exagera-
do una crítica política respecto de un tema de indudable interés público
-con mayor precisión acerca de un acto público, el encadenamiento de
la actora y otras personas frente al edificio Libertador como acto de pro-
testa política-, protagonizado por una figura pública.

LIBERTAD DE EXPRESION

Tratándose de un medio gráfico dedicado a manifestaciones satíricas


respecto de la realidad política y social, al observar la publicación cues-
tionada ningún lector podría razonablemente creer estar ante un men-
saje auténtico, ni que las frases que la acompañaban fuesen verdaderas;
de ellos solo puede deducirse que, con el sarcasmo y la exageración que
caracterizan a la revista en cuestión, se estaba realizando una crítica
política, sin exceder la protección constitucional del derecho a la liber-
tad de expresión y de crítica.

LIBERTAD DE EXPRESION

La vulneración del derecho a la propia imagen alegada por la actora en


virtud de la publicación de la foto de su rostro adosada a la de un cuerpo
femenino anónimo desnudo, dada la característica del medio en que fue
inserto y el contexto de la publicación en cuestión, puede ser considera-
da una manipulación de la imagen asimilable a una caricatura.

LIBERTAD DE EXPRESION

La esencia de creación con tinte satírico no se pierde por la “evolución”


en el modo y/o forma en que se patentiza: inicialmente como dibujo u
obra de arte, hoy también como manipulación fotográfica y desde esta
perspectiva, su difusión forma parte de la sátira y cabe respecto de ella
la conclusión en cuanto a la ausencia de responsabilidad.
2218 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

LIBERTAD DE EXPRESION

Con la generalización de las nuevas tecnologías de tratamiento de la


imagen, la caricatura, que tradicionalmente se había basado exclusi-
vamente en la dimensión humorística del dibujo, se plasma cada vez
con más frecuencia en la alteración de fotografías originales, aunque no
pierde por ello su esencia de creación irónica basada en la reelabora-
ción de la fisonomía del modelo que tiene por objeto.

LIBERTAD DE EXPRESION

La caricatura constituye, desde hace siglos, una de las vías más fre-
cuentes de expresar mediante la burla y la ironía críticas sociales o
políticas que, en tanto que elemento de participación y control público,
resultan inescindibles de todo sistema democrático, y coadyuvan a la
formación y a la existencia de una institución política fundamental, que
es la opinión pública libre, indisolublemente ligada con el pluralismo po-
lítico, que es un valor fundamental y un requisito del funcionamiento del
Estado democrático.

LIBERTAD DE EXPRESION

Dada la caracterización de expresión satírica de una crítica política,


el fotomontaje -objeto de la publicación cuestionada- tomado en su
individualidad y considerado como una caricatura, le cabe idénticas
conclusiones que las expresadas respecto de la totalidad de la publica-
ción, motivo por el cual su utilización no genera responsabilidad para
la demandada.

PUBLICACION PERIODISTICA

En el caso de que se tomara en consideración la fotografía -inserta en


la publicación cuestionada - de la cara de la actora en forma aislada, es
decir distinguiéndola como imagen fotográfica de su persona dentro del
conjunto del montaje caricaturesco, no genera responsabilidad para la
demandada, por cuanto su difusión se enmarca en la excepción contem-
plada en el art. 31 de la ley 11.723 y en el art. 53 del Código Civil y Comer-
cial de la Nación, en cuanto prevén que la prohibición de reproducir la
imagen de alguien sin su consentimiento cede si se dan circunstancias
que tengan en mira un interés general que lo justifique.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2219
343

LIBERTAD DE EXPRESION

A partir de una mirada atenta al contexto satírico en el que se sitúa la


publicación, su estrecha relación con las concretas circunstancias fác-
ticas que la antecedieron y motivaron su existencia, y considerando el
“contrato de lectura” establecido entre el soporte y el lector compren-
sivo tanto del texto como de la imagen- no puede admitirse el planteo
discriminatorio que la actora intentó enlazar al derecho al honor, por
cuanto, en atención a esos factores dirimentes, no se advierte que las
expresiones en este caso configuren claros insultos discriminatorios
que, de manera desvinculada de la crítica política que suponen, utilicen
el perfil femenino como un modo de reafirmar estereotipos y/o roles de
género que subordinan a las mujeres.

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
La Sala D de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil con-
firmó la sentencia de primera instancia, que había condenado a Gente
Grossa SRL a indemnizar a Cecilia Pando por los daños y perjuicios
provocados por la difusión de una publicación en la revista Barcelona
lesiva a sus derechos a la imagen y al honor, y elevó el monto de la
condena a setenta mil pesos ($ 70.000) (fs. 596/605).
Ante todo, la cámara sostuvo que correspondía determinar si la de-
mandada excedió los límites del ejercicio lícito del derecho a informar
y perjudicó los derechos individuales de la actora.
En ese marco, señaló, en primer lugar, que la señora Pando se con-
virtió en una figura pública puesto que no solo defendió públicamente
a los militares y personal de las fuerzas armadas que prestaron servi-
cio durante la última dictadura y presidió el grupo Asociación de Fami-
liares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina, sino que también
participó de diversas actividades en los medios de comunicación que
adquirieron gran notoriedad.
En segundo lugar, destacó que la revista Barcelona tiene un tinte
eminentemente satírico. Al respecto, puntualizó que la manifestación
satírica cumple un rol relevante en el sistema republicano pese a que
el ejercicio a la libertad de expresión no es absoluto.
2220 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Recordó la jurisprudencia sentada por la Suprema Corte de los


Estados Unidos en el caso “Hustler Magazine v. Falwell”, donde aquel
tribunal sostuvo que la primera enmienda protege el derecho a paro-
diar figuras públicas, incluso cuando esas parodias son ultrajantes y
causan graves efectos emocionales en las personas que son objeto de
las mismas. A su vez, destacó que, según el Tribunal Constitucional es-
pañol, las caricaturas constituyen una vía frecuente para expresar crí-
ticas sociales o políticas y que su empleo contribuye al funcionamiento
del Estado democrático. En contraposición a ello, invocó la sentencia
del Tribunal Europeo de Derechos Humanos en el caso “Jiménez y
otros c. España”, donde manifestó que en algunas ocasiones la mani-
pulación satírica de una fotografía obedece a intenciones que no osten-
tan relevancia constitucional suficiente para justificar la afectación del
derecho a la imagen.
Recordó que esa sala postuló, en otro precedente, que el derecho a
la imagen cede únicamente ante el interés general relacionado con fi-
nes didácticos, científicos y culturales. Manifestó que si esos intereses
no están presentes, la parodia y la caricatura no pueden entenderse
como un ejercicio legítimo de la crítica política o social. Agregó que
la Corte Suprema sostuvo, en el caso “Cancela, Omar Jesús c/ AR-
TEAR”, que la tutela constitucional de la sátira y el humor se pierde
cuando no existe un criterio justificativo.
En consecuencia, indicó que la responsabilidad civil del presente caso
debía ser juzgada a la luz de las normas de la responsabilidad extracontrac-
tual en los términos de los artículos 1109 y 1071 bis del Código Civil vigente
a la época de los hechos que motivaron la demanda. Agregó que la doctrina
de la real malicia era inaplicable toda vez que la publicación cuestionada no
contenía una noticia falsa o inexacta. Consideró que, en el.presente caso, el
hecho antijurídico consistía en haber parodiado la figura de la actora a tra-
vés de una imagen modificada con títulos que excedían los límites propios
de la prensa en perjuicio de los derechos a la dignidad, honor e imagen de
la actora. Por esa razón, concluyó que la demanda debía ser acogida favo-
rablemente y que la sentencia debía ser confirmada.
Finalmente, coincidió con la sentencia del juez de grado en tan-
to sostuvo que el daño producido a la actora pudo verse acrecentado
por la cantidad de ejemplares vendidos de la revista en forma previa
a su retiro de circulación. No obstante, también consideró que la peri-
to no había constatado consecuencias psicológicas en la actora y que
la indemnización no debía impedir al medio periodístico el desarrollo
correcto de sus funciones. En esas circunstancias, elevó la indemniza-
ción a setenta mil pesos ($ 70.000).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2221
343

-II-
Contra dicho pronunciamiento, la demandada interpuso recurso ex-
traordinario, que fue concedido por el tribunal a quo (fs. 606/621 y 635).
La demandada cuestiona la inteligencia que se debe asignar a los
artículos 14 y 32 de la Constitución Nacional que protegen la libertad
de expresión.
Ante todo, destaca que concuerda con dos afirmaciones en las
que se sustenta la sentencia recurrida: que Barcelona es una revis-
ta satírica y que Cecilia Pando es una figura pública. Sentado ello,
alega que las reglas que gobiernan este caso son las del derecho a
expresar opiniones, y no las del derecho a publicar informaciones.
Indica que la contratapa de la revista Barcelona fue utilizada como
una plataforma para expresar una opinión crítica acerca de la activi-
dad política de la señora Pando. Sostiene que el a quo implícitamente
reconoce esta distinción al entender que la doctrina de la real malicia
es inaplicable.
Recuerda que, de conformidad con la doctrina de la Corte Supre-
ma, el espacio protegido para la difusión de opiniones es aún más am-
plio que aquel correspondiente a la difusión de información. En parti-
cular, destaca la jurisprudencia sentada en el caso “Amarilla” (Fallos:
321:2558), confirmada en el caso “Quantín” (Fallos: 335:2150), donde la
Corte Suprema sostuvo que en el ámbito de las opiniones solo es po-
sible el reproche jurídico de las palabras inadecuadas, y que no basta
con analizar el significado literal y aislado de los epítetos utilizados,
sino que se debe considerar el contexto y el grado de agresividad dis-
cursiva propia de ese medio. Concluye que, según el test elaborado
en ese caso, únicamente generarán responsabilidad las expresiones
estricta e indudablemente injuriantes, que carezcan de relación mani-
fiesta con las ideas u opiniones que se expongan.
Luego, alega que los derechos de la actora no han sido violados. En
cuanto al derecho a la privacidad de la actora, sostiene que la imagen
de su rostro no ha sido obtenida de la esfera de su intimidad, sino que
se trata de una fotografía que circula públicamente, por lo que cuenta
con el consentimiento de su titular para su exhibición.
Con relación al derecho a la imagen de la señora Pando, resalta
que, de conformidad con las sentencias del Tribunal Europeo de De-
rechos Humanos en “Schüssel v. Austria” y de la Corte Suprema en
“De Reyes Balboa” (Fallos: 335:2090), corresponde tolerar el uso de
la imagen pública, incluso su difusión por medio de fotomontajes que
pueden ser ofensivos, cuando se trate de una cuestión de interés pú-
2222 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

blico y la imagen guarde relación con el asunto tratado. Afirma que el


hecho que motivó la publicación es de evidente interés público y que
fue protagonizado por quien luego fue satirizada.
En lo relativo a la supuesta afectación del derecho al honor, reitera
que está en juego el honor de una figura pública involucrada en un
asunto de interés público.
En estas circunstancias, recuerda que en nuestra comunidad po-
lítica, los temas relativos a la memoria, la justicia transicional y la
condena de la participación en crímenes de lesa humanidad tienen
una fuerte presencia en el debate público. En ese contexto, resalta
que la prédica negacionista de la señora Pando y su posicionamien-
to respecto de los presuntos o probados responsables de crímenes
de lesa humanidad ciertamente revisten entidad pública. Por consi-
guiente, establece que de ningún modo puede confirmarse la senten-
cia del tribunal a quo en cuanto afirma que se trata de una parodia
que carece de un “fin legitimante” y que se encuentra desvinculada
de objetivos democráticos.
Finalmente, sostiene que la sanción jurisdiccional aquí impuesta
no cumple con los requisitos constitucionales y convencionales en
materia de libertad de expresión. Específicamente, argumenta que
la sanción jurisdiccional no es necesaria en una sociedad democráti-
ca pues la restricción de un juicio de valor sobre el comportamiento
de una figura pública indudablemente afecta la riqueza del debate
democrático. Señala que la contratapa de Barcelona expresa que la
señora Pando defiende genocidas y legitima a la dictadura, y que ja-
más podría considerarse que esa opinión no está protegida por la
Constitución Nacional.

-III-
Tal como destacó el tribunal a quo, el recurso extraordinario es
formalmente admisible en cuanto allí se discute la inteligencia que el
tribunal apelado ha dado a las cláusulas constitucionales que protegen
la libertad de expresión y la decisión ha sido contraria al derecho que
la demandada fundó en ellas (art. 14, inc. 3, ley 48).

-IV-
En la presente causa, se encuentra controvertido si las expresio-
nes contenidas en la publicación impugnada están amparadas por el
derecho a la libertad de expresión.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2223
343

El caso se originó a raíz de la contratapa de la revista Barcelona,


de propiedad de la demandada, publicada el 13 de agosto de 2010, en la
que se difundió una imagen que simulaba ser la portada de una revista
titulada “Soy milico”. Esa portada ficticia mostraba un montaje foto-
gráfico de un cuerpo desnudo y atado con sogas con el rostro de la aquí
actora Cecilia Pando, que se encontraba acompañada por una serie
de titulares que decían: “¡Para matarla!”. Soltá el genocida que llevás
dentro. Apropiate de esta bebota. Las chicas quieren guerra antisub-
versiva. Ceci Pando se encadena para vos. Además... Las defensoras
de presos políticos más hot de Plaza San Martín te piden por favor que
los sueltes. Cadenas, humillación y golpes (de estado)” (fs. 3). En su
acción, la actora consideró que tanto los titulares publicados como la
manipulación de su imagen a través del montaje fotográfico eran vio-
latorias de sus derechos a la honra y a la imagen (fs. 4/12).
En primer término, a mi modo de ver, el evento sobre el que trata
la publicación de la demandada debe ser caracterizado como un asun-
to de interés público.
Cabe recordar que la publicación cuestionada hace referencia a
lo ocurrido en el año 2010 cuando esposas y familiares de militares
presos por causas en las que se investiga la comisión de crímenes de
lesa humanidad, entre las que se encontraba la actora en su carácter
de presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos
Políticos de Argentina, se encadenaron a las rejas del Edificio Liberta-
dor, sede del Estado Mayor del Ejército y del Ministerio de Defensa, en
la ciudad de Buenos Aires (fs. 183/4 y 354/6).
Según informó el diario La Nación en esa oportunidad, “las espo-
sas de militares reclama[ban] una entrevista con la Ministra de Defen-
sa, Nilda Garré, y las autoridades de las fuerzas armadas” y, citando
directamente a la actora, afirmó que el grupo que se manifestaba pre-
tendía que esas personas “expliquen personalmente por qué perma-
necen en silencio, como si ellos no tuvieran nada que ver con lo sucedi-
do’ en los juzgamientos de militares por delitos de lesa humanidad (....)
Según la dirigente, ‘los mandos de las instituciones tienen el deber y
la obligación de apoyar y respaldar a los subordinados que cumplieron
órdenes, en el marco del conflicto bélico que enfrentó a los argentinos
en la década del 70”’ (fs. 354).
De este modo, la nota que dio origen a estas actuaciones trata so-
bre una protesta llevada a cabo en el espacio público, que expresa el
cuestionamiento por parte de un grupo de personas, entre las que se
encuentra la actora, a los procesos penales por crímenes de lesa hu-
2224 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

manidad cometidos durante la última dictadura militar, y a las polí-


ticas de las autoridades del Ministerio de Defensa y de las jefaturas
de las fuerzas armadas con relación a esos procesos. Desde que la
sociedad argentina en su conjunto tiene un interés especial en el desa-
rrollo de esos procesos judiciales y en las políticas públicas de justicia
y memoria, resulta también de interés público el debate y los cuestio-
namientos que aquellos suscitan.
En sentido similar, cabe destacar que en un caso originado por un
reclamo por daños y perjuicios a raíz de una publicación relativa a he-
chos ocurridos durante la última dictadura militar esta Procuración
General destacó la importancia del debate amplio y desinhibido so-
bre las circunstancias que rodearon la comisión de esos hechos (CSJ
48/2014(50-G)/CS1, “Gómez Miranda, Federico c/ Gaspari, Juan Alber-
to s/ daños y perjuicios”, emitido el 15 de abril de 2016).
En segundo término, entiendo que las expresiones que motivaron
la acción resarcitoria afectaron a la actora en su carácter de figura pú-
blica. En efecto, además de ser la presidenta de la Asociación de Fami-
liares y Amigos de los Presos Políticos de Argentina, la señora Pando
ha intervenido en numerosas ocasiones en la esfera pública generan-
do discusiones en la sociedad sobre el enjuiciamiento de militares y
el papel de las autoridades políticas y castrenses en esos procesos.
Las expresiones aquí cuestionadas se refieren, precisamente, a una
de esas intervenciones.
En estas circunstancias, el margen de tolerancia de la actora
frente a la crítica periodística debe ser mayor. Tal ha sido la postura
adoptada por esta Procuración General y por la Corte Suprema con
relación a las personalidades públicas (dictamen de esta Procuración
General de la Nación en la causa S.C. M. 101, L. XLIX, “Moyano, Juan
Facundo c/ Arte Gráfico Editorial Argentino S.A. s/ daños y perjuicios”,
emitido el 12 de marzo de 2015; dictamen de esta Procuración General
de la Nación en la causa S.C. G. 324, L. L, “Galante, Adrián Pablo c/
Arte Gráfico Editorial Argentino S.A. y otros”, emitido el 11 de agosto
de 2015; Fallos: 321:2558, “Amarilla”, voto de los jueces Petracchi y Bos-
sert, considerando 12º, Fallos: 333:680, “Vaudagna”, considerando 6º;
Fallos: 336879, “Barrantes”, considerando 9º, entre otros).
Sentado ello, cabe destacar que la expresión bajo análisis, confor-
mada tanto por los titulares como por el fotomontaje, constituye una
sátira que conlleva una opinión sobre una materia de interés público
referida a una persona involucrada en actividades públicas.
En efecto, según surge de las presentes actuaciones, la revista
Barcelona es una publicación satírica que asume el formato de un fal-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2225
343

so medio de prensa. Tal como expresan quienes la fundaron, la revista


cuestiona el tratamiento que los medios gráficos dominantes dan a la
difusión de noticias y, en esas condiciones, intenta mostrar un mensaje
crítico del poder establecido (fs. 174/176 y 178/180). La totalidad de las
noticias publicadas por esa revista son deliberadamente falsas, carac-
terística que se evidencia rápidamente ya que aquellas son presenta-
das de forma inverosímil. Del mismo modo, la mayoría de las imáge-
nes publicadas son notoriamente alteradas a través de la técnica del
montaje fotográfico (fs. 2, 175 y 179), que constituye un recurso más en
la presentación satírica de las noticias.
La Corte Suprema ha definido ciertas pautas relativas al enjuicia-
miento de opiniones, ideas o juicios de valor agresivos respecto de ter-
ceros que resultan de aplicación a este tipo de expresiones satíricas.
Por un lado, ha afirmado que solo la forma de la expresión, y no su
contenido, es pasible de reproche, pues la opinión es absolutamente
libre (Fallos: 321:2558, op. cit., voto de los jueces Petracchi y Bossert,
considerando 13º; Fallos: 333:2150, “Quantín”, considerando 12º). Por
el otro, es necesario considerar la terminología usual en el contexto
en el que las expresiones han sido vertidas y el grado de agresividad
discursiva propia del medio en cuestión (Fallos: 321:2558, op. cit.).
Por último, y con especial referencia a la crítica política, ha adver-
tido que corresponde tener especial cautela a fin de eludir la autocen-
sura, por lo que es exigible un alto grado de tolerancia ante la opinión
dispar y los exabruptos. En este sentido, ha precisado que “el criterio
de ponderación deberá estar dado (...) por la ausencia de expresiones
estricta e indudablemente injuriantes y que manifiestamente carez-
can de relación con las ideas u opiniones que se expongan. En otras
palabras, no hay un derecho al insulto, a la vejación gratuita e injustifi-
cada” (Fallos: 321:2558, op. cit.; Fallos: 335:2150, op. cit.). De este modo,
la tutela constitucional de las opiniones críticas únicamente se pierde
ante el empleo de “voces o locuciones claramente denigrantes y fuera
de lugar, cuya prohibición en nada resiente las condiciones que dan
base a la amplia discusión acerca de temas sobre los que descansa un
interés público, que toda sociedad democrática exige como condición
de subsistencia” (Fallos: 321:2558, op.cit.).
En el presente caso, con respecto a la forma de la expresión, co-
rresponde advertir, en primer término, que la sátira social o política
se encuentra tutelada por la libertad de expresión, ya que, en definiti-
va, es un modo de expresión de ideas que enriquece el debate público
(S.C. C. 57, L. XXXI y S.CC. 68, L. XXXI, “Cancela, Omar Jesús c/ Ar-
2226 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

tear S.A.I. y otros”, sentencia del 29 de septiembre de 1998, disidencias


de los jueces Belluscio y Bossert, y del juez Petracchi).
Al respecto, no puede obviarse el hecho de que ya desde el siglo
diecinueve, nuestro país presenciaba la aparición de publicaciones
que recurrían a la caricatura, el sarcasmo y la ironía a fin de ridiculizar
a figuras públicas y acontecimientos sociales, tales como El Mosquito,
Don Quijote y Caras y Caretas (Oscar Edgardo Vázquez Lucio, “Histo-
ria del Humor Gráfico y Escrito en Argentina: 1801-1939”, Buenos Ai-
res: Editorial Eudeba, Tomo 1, 1985). Esa tradición ha sido continuada
durante la segunda mitad del siglo veinte, con la difusión de revistas
como Tía Vicenta y Humor Registrado (Oscar Edgardo Vázquez Lu-
cio, “Historia del Humor Gráfico y Escrito en Argentina: 1940-1985”,
Buenos Aires: Editorial Eudeba, Tomo 2, 1987). Sin dudas, este tipo de
prensa ha constituido una poderosa herramienta de comunicación de
ideas y opiniones sobre asuntos públicos y, por ello, merece especial
protección constitucional. En este contexto resulta pertinente la afir-
mación de la Suprema Corte de los Estados Unidos en el conocido caso
“Hustler Magazine, Inc. v. Falwell”, 485 U.S. 46 (1988), según la cual:
“las representaciones gráficas y las caricaturas satíricas han jugado
un rol prominente en el debate público y político (...) Desde un punto
de vista histórico, es claro que nuestro discurso político habría sido
considerablemente más pobre sin ellas”.
Por otro lado, con respecto al medio en el que se inserta la expre-
sión cuestionada, debe partirse de su ya descripto carácter satírico e
inverosímil para entender el significado de la publicación y ponderar la
entidad del agravio, pues ningún lector de la revista podía razonable-
mente considerar que lo que se transmitía era información verdadera
o creíble acerca de la actora, su vida íntima o su imagen.
Finalmente, resta establecer si el contenido de la expresión guar-
da alguna relación con los asuntos de interés público reseñados; esto
es, el acto de protesta en el que participó la actora en su condición de
figura pública.
En este sentido, resulta dirimente que la composición en su con-
junto -esto es, la falsa contratapa conformada por leyendas e imáge-
nes- realice alusiones dirigidas básicamente a ridiculizar la protesta
encabezada por la señora Pando al encadenarse al Edificio Liberta-
dor. Ello surge tanto del contenido de las frases que juegan con sus
diversos significados -”Apropiate de esta bebota”, “Las chicas quieren
guerra antisubversiva”, “Ceci Pando se encadena para vos” y “Las de-
fensoras de presos políticos más hot de Plaza San Martín te piden por
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2227
343

favor que los sueltes”- como del fotomontaje publicado -la imagen de
un cuerpo desnudo y amarrado con sogas-.
Esa composición de locuciones e imágenes busca construir la sá-
tira a través del absurdo en tanto le otorga una connotación sexual a
la modalidad de la protesta de la agrupación encabezada por la actora,
a la vez que establece una vinculación con los graves crímenes en-
juiciados en los procesos que la actora cuestiona, tales como la apro-
piación de menores, la privación ilegítima de la libertad y la tortura.
Bajo ese prisma, todo lo que se comunica se enlaza de alguna manera
con el’ acontecimiento político referido, por lo que no existen frases
o imágenes que, más allá de su estilo mordaz, se puedan considerar
injustificadas o fuera de lugar o que, en palabras de la Corte Suprema,
“manifiestamente carezcan de relación con las ideas u opiniones que
se expongan” (Fallos: 321:2558, op. cit.; Fallos: 335:2150, op. cit.).
De ese modo, no advierto que la expresión examinada de modo
integral, en el marco de sentido que le brinda el carácter del medio en
el que se encuentra, exceda el alcance de una opinión sobre un asunto
de interés público.
El hecho de que las críticas satíricas expuestas por la revista Bar-
celona sean susceptibles de herir los sentimientos de la actora no jus-
tifica una Condena indemnizatoria. De otro modo, se atentaría contra
una de las libertades fundamentales en una república democrática: la
preservación del debate relativo a las actividades llevadas a cabo por.
figuras públicas que son de interés para toda la sociedad.
Por consiguiente, entiendo que la publicación se encuentra ampa-
rada por el derecho a la libertad de expresión en materia de opiniones.

-V-
Por lo expuesto, opino que cabe hacer lugar al recurso extraordi-
nario y revocar la sentencia apelada. Buenos Aires, 20 de febrero de
2018. Víctor Abramovich.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 22 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Pando de Mercado, María Cecilia c/ Gente Gros-


sa S.R.L. s/ daños y perjuicios”.
2228 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Considerando:

1º) Que María Cecilia Pando de Mercado promovió demanda con-


tra la revista Barcelona o Editorial Gente Grossa S.R.L., con el objeto
de que se le indemnizaran los daños y perjuicios derivados de la publi-
cación de un montaje fotográfico con leyendas que consideró lesivas
de sus derechos al honor y a la imagen.

El montaje controvertido ocupó la contratapa de la edición del 13 de


agosto de 2010 que simulaba ser la tapa de una ficticia revista denomina-
da “S/M Soy Milico”. Consistía en una fotografía del rostro de la señora
Pando de Mercado adosada a la de un cuerpo femenino ajeno desnudo
envuelto en una red, acompañada de un texto que la actora calificó de
pornográfico y reprodujo en su demanda: “¡PARA MATARLA! SOLTÁ
EL GENOCIDA QUE LLEVÁS DENTRO”, “APROPIATE DE ESTA BE-
BOTA”, “LAS CHICAS QUIEREN GUERRA ANTISUBVERSIVA”, “LAS
DEFENSORAS DE PRESOS POLÍTICOS MÁS HOT DE PLAZA SAN
MARTÍN TE PIDEN POR FAVOR QUE LOS SUELTES”, “CADENAS,
HUMILLACIÓN Y GOLPES (DE ESTADO)”, “CECI PANDO SE ENCA-
DENA PARA VOS” (conf. copia obrante a fs. 3 del expediente principal).

Relató que cuatro días después de la publicación de la revista en


cuestión, dedujo una acción de amparo y solicitó como medida caute-
lar que se adoptaran las disposiciones necesarias para retirarla de los
quioscos de venta. La Sala D de la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Civil, al revocar la decisión de grado, hizo lugar a lo requerido
y ordenó retirar los ejemplares cuestionados en forma inmediata y
prohibir su distribución futura. Finalmente, ante el allanamiento de
la demandada al cumplimiento de la medida dispuesta y el cese de
la comercialización de la revista, el magistrado de grado declaró que
resultaba inoficioso un pronunciamiento sobre la acción de amparo,
resolución que quedó firme.

No obstante, debido a que ya se habían vendido gran cantidad de


ejemplares antes y después de la medida cautelar dispuesta, el 21 de
agosto de 2012 María Cecilia Pando de Mercado promovió la demanda
que dio origen a estas actuaciones.

2º) Que la Sala D de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Ci-


vil confirmó la sentencia de primera instancia que condenó a Gente
Grossa S.R.L., firma editora de la revista Barcelona, a indemnizar los
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2229
343

perjuicios provocados por la difusión de la referida publicación, que


consideró lesiva de los derechos a la imagen y al honor de la actora,
y elevó el monto del resarcimiento a la suma de setenta mil pesos ($
70.000; fs. 593/605 del expediente citado).

Para así decidir, la cámara en primer lugar expresó que a raíz del
ejercicio de la presidencia de la Asociación de Familiares y Amigos de
los Presos Políticos de Argentina y de su accionar en defensa del per-
sonal de las Fuerzas Armadas que prestó servicios durante la última
dictadura militar, la señora Pando de Mercado se había convertido en
una figura pública, más aún dada la notoriedad que esas actividades
habían adquirido por programas televisivos, medios gráficos, internet
y diversos actos públicos. En segundo lugar, remarcó que la revista
Barcelona era un medio de prensa gráfico que tenía un tinte eminen-
temente satírico.

A renglón seguido, sostuvo que así como era cierto que la libertad
de expresión, incluso en su manifestación satírica, había sido un pilar
fundamental para la consolidación del sistema republicano, no lo era
menos que su ejercicio no era absoluto y podía enfrentarse con otros
derechos también fundamentales como el honor, la intimidad y la ima-
gen. Afirmó que “el derecho a la imagen sólo cede ante el interés ge-
neral relacionado con fines didácticos, científicos y culturales, es decir
que si falta el fin legitimante, la antifuncionalidad del acto basta para
que sea resarcible el daño producido al afectado por la información”.
Concluyó que si esos intereses no concurrían, la parodia o la caricatu-
ra no podían entenderse como crítica política y social ejercida median-
te la sátira y el humor.

Tras invocar doctrina de autores y tribunales extranjeros acerca


del alcance y de la protección del derecho a parodiar figuras públicas,
la cámara manifestó que aun cuando esta Corte Suprema en la causa
“Cancela, Omar Jesús” (Fallos: 321:2637) había destacado el rol de la
prensa satírica y humorística en las sociedades democráticas y que su
tutela constitucional “no se pierde por su animosidad, acritud o injus-
ticia, sino tan solo por la presencia de un criterio (sic) sin justificativo
(ver especialmente votos en minoría de los Dres. Petracchi, Belluscio
y Bossert), [por lo que] hizo lugar a la acción promovida en el entendi-
miento que la negligencia puesta de manifiesto por las demandadas,
las hacía pasible de responsabilidad”.
2230 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Por último, al no tratarse de la publicación de una noticia falsa o


inexacta, el a quo descartó la aplicación de la teoría de la real malicia y
aseveró que el hecho antijurídico consistió en haber parodiado la figu-
ra de la actora mediante una imagen modificada junto con títulos que
excedían los límites propios de la prensa, afectando sus derechos a la
dignidad, al honor y a la imagen. A la luz de lo expresado, concluyó que
en el caso se había configurado un imprudente ejercicio de la libertad
de expresión y de prensa en perjuicio de los referidos derechos perso-
nalísimos, por lo que debía confirmarse la sentencia que había hecho
lugar a la demanda.

3º) Que contra este pronunciamiento la demandada dedujo recur-


so extraordinario federal que fue concedido (fs. 609/621 y 635 del refe-
rido expediente).

La recurrente cuestiona la inteligencia que el a quo asignó a las


cláusulas constitucionales que protegen la libertad de expresión y de
imprenta. Pretende que este Tribunal determine si los arts. 14, 32 y 75,
inc. 22, de la Constitución Nacional, el 13 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y el 19 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos, tutelan la manifestación de opiniones y el ejercicio
de la crítica política mediante una publicación como la controvertida
en autos, a la cual califica como de carácter satírico e irónico respecto
de un acto de interés público realizado por una figura pública. Aclara
que concuerda con dos afirmaciones contenidas en la sentencia que
impugna: la revista Barcelona es un medio satírico y María Cecilia
Pando de Mercado es una figura pública.

Señala que las reglas que deben gobernar el caso no son las re-
ferentes al derecho a publicar informaciones sino las atinentes al de-
recho a expresar opiniones, distinción que implícitamente entiende
ha sido admitida por el a quo al considerar que la doctrina de la real
malicia no resulta aplicable al caso. En este sentido, indica que la con-
tratapa cuestionada fue utilizada como plataforma para expresar un
juicio de valor y/o una opinión crítica acerca de la actividad política de
la actora, y que conforme a la jurisprudencia de esta Corte, el espacio
tutelado constitucionalmente para la manifestación de opiniones es
aún más amplio que el ámbito de protección de la difusión de infor-
maciones. Lo que corresponde, en consecuencia, es aplicar el están-
dar en materia de opiniones o juicios de valor sobre figuras públicas y
asuntos de interés público.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2231
343

Alega que no fueron conculcados los derechos a la privacidad, a


la imagen ni al honor de la actora. En cuanto al derecho a la privaci-
dad, explica que la imagen de su rostro utilizada en el montaje no fue
obtenida de la esfera de su intimidad, sino que se trata de una foto-
grafía que circula públicamente, con su consentimiento. En relación
al derecho a la imagen, afirma que se debe tolerar su uso, incluso
su difusión a través de fotomontajes que puedan resultar ofensivos,
cuando se trate de una cuestión de interés público y la imagen guar-
de relación con el asunto abordado. Circunstancia que –afirma– con
toda claridad se presenta en el sub lite, por cuanto el hecho que mo-
tivó la publicación es de evidente interés público y fue protagonizado
por quien fue después satirizada. Con respecto al derecho al honor,
insiste en que se trata de una figura pública involucrada en un asunto
de neto interés público.

En esta línea, la recurrente manifiesta que la revista tomó la ima-


gen de María Cecilia Pando de Mercado como personificación de su
discurso público, satirizando a ella y a su discurso. En esa inteligen-
cia, aduce que la sátira del discurso no funciona sin la imagen de la
actora y que la supuesta afectación de su honor es resultado directo,
necesario e inevitable del ejercicio de esa crítica política. Destaca que
el contenido del mensaje es político, propio de un debate democrático,
y que las condiciones específicas de su forma de ningún modo bastan
para justificar su cercenamiento del debate público.

4º) Que el recurso extraordinario resulta admisible por cuanto se


discute la inteligencia que el a quo ha dado a las normas constitucio-
nales que protegen la libertad de expresión y la decisión apelada ha
sido contraria al derecho que la recurrente fundó en ellas (art. 14, inc.
3º, de la ley 48).

5º) Que corresponde analizar si el montaje fotográfico y las leyen-


das en cuestión gozan de tutela constitucional o si, por el contrario,
se encuentran más allá del ámbito de protección que ha delineado la
jurisprudencia de esta Corte y pueden, en consecuencia, dar base a la
responsabilidad fijada por la sentencia recurrida.

En este sentido, cabe recordar que por un lado, la demandada


Gente Grossa S.R.L., editora de la revista Barcelona, señala que la
contratapa del ejemplar cuestionado fue utilizada para efectuar una
crítica en forma de sátira acerca de la actividad política de la actora,
2232 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

expresión que se encuentra amparada por el ejercicio constitucional


del derecho a la libertad de expresión y crítica. Por otro lado, la de-
mandante María Cecilia Pando de Mercado, integrante y referente de
la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos Políticos de Argen-
tina, invoca que dicha publicación resulta lesiva de sus derechos a la
imagen y al honor.

En consecuencia, en la presente causa se suscita un conflicto en-


tre el ejercicio del derecho a la libertad de expresión de quien efectuó
la publicación y los derechos a la imagen y al honor de quien fue aludi-
da en tal oportunidad.

6º) Que el derecho a la libertad de expresión goza de un lugar


preeminente en el marco de nuestras libertades constitucionales (Fa-
llos: 321:412), entre otras razones, por su importancia para el funcio-
namiento de una república democrática (Fallos: 320:1272) y para el
ejercicio del autogobierno colectivo del modo establecido por nuestra
Constitución (Fallos: 340:1364).

Sin embargo, este Tribunal ha manifestado que “el especial reco-


nocimiento constitucional de que goza el derecho de buscar, dar, re-
cibir, difundir información e ideas de toda índole, no elimina la res-
ponsabilidad ante la justicia por los delitos y daños cometidos en su
ejercicio” (conf. Fallos: 308:789; 321:667 y 3170; 332:2559 y 335:2090). Ello
así, pues esa posición preferencial que ocupa la libertad de expresión
no la convierte en un derecho absoluto. Sus límites deben atender a
la existencia de otros derechos constitucionales que pueden resultar
afectados por su ejercicio, así como a la necesidad de satisfacer objeti-
vos comunes constitucionalmente consagrados.

7º) Que esta Corte Suprema también ha destacado que el recono-


cimiento y la protección del derecho al honor -derecho fundamental,
inherente a la persona humana, en tanto importa la dignidad personal
reflejada en la consideración de los demás y en el sentimiento de la
propia persona- encuentran fundamento constitucional en el art. 33 de
la Ley Fundamental y en los tratados internacionales que cuentan con
jerarquía constitucional desde su reforma en 1994, que a su vez tam-
bién lo contemplan como una restricción legítima al ejercicio de otro
derecho fundamental como la libertad de expresión (conf. arts. 11 y
13.2.a del Pacto de San José de Costa Rica; 17 y 19.3.a del Pacto Inter-
nacional de Derechos Civiles y Políticos; V y XXIX de la Declaración
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2233
343

Americana de los Derechos y Deberes del Hombre, y 12 de la Declara-


ción Universal de Derechos Humanos), como infra-constitucional en
el art. 52 del Código Civil y Comercial de la Nación.

8º) Que asimismo cabe mencionar que uno de los aspectos centra-
les de la protección de la esfera privada de toda persona −art. 19 de la
Constitución Nacional− está constituido por la tutela del derecho a la
imagen de la persona. Vale recordar la clásica doctrina de esta Corte,
según la cual el derecho a la privacidad comprende no solo a la esfera
doméstica, el círculo familiar y de amistad, sino otros aspectos de la
personalidad espiritual o física de las personas tales como la integri-
dad corporal o la imagen. Nadie puede inmiscuirse en la vida privada
de una persona ni violar áreas de su actividad no destinadas a ser di-
fundidas, sin su consentimiento o el de sus familiares autorizados para
ello, y solo por ley podrá justificarse la intromisión, siempre que medie
un interés superior en resguardo de la libertad de los otros, la defen-
sa de la sociedad, las buenas costumbres o la persecución del crimen
(conf. Fallos: 306:1892).

En efecto, la imagen protegida es la que constituye uno de los ele-


mentos configurador de la esfera personal de todo individuo, en cuan-
to instrumento básico de identificación y proyección exterior y factor
imprescindible para su propio reconocimiento como sujeto individual
(confr. citado art. 52 del Código Civil y Comercial de la Nación).

9º) Que precisados los derechos en conflicto, en el presente caso


debe determinarse, como ya se ha afirmado, si la publicación cuestio-
nada goza de tutela constitucional o si, por el contrario, se encuentra
fuera del ámbito de protección delineado por la jurisprudencia de esta
Corte Suprema en materia de libertad de expresión y crítica, y por
ende autoriza a confirmar la responsabilidad de la demandada admiti-
da en la sentencia recurrida.

10) Que a tal efecto, corresponde señalar que no ha sido objeto de


cuestionamiento que las expresiones que dieron origen al presente re-
clamo de daños y perjuicios, se refieren a la actora María Cecilia Pan-
do de Mercado en su faceta de figura pública. Ello debido a su activa
intervención en el debate público sobre los procesos judiciales y las
políticas públicas adoptadas respecto de los crímenes de lesa huma-
nidad cometidos durante la última dictadura militar, en su condición
de presidenta de la Asociación de Familiares y Amigos de los Presos
2234 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Políticos de Argentina, erigiéndose como una figura representativa de


la postura política y de los intereses que defiende. En efecto, el hecho
que refleja la publicación cuestionada no es más que una manera de
expresar la posición que la demandante sostiene públicamente en de-
fensa de los intereses mencionados.

11) Que asimismo, la publicación que motivó el reclamo de la seño-


ra Pando de Mercado se encuentra vinculada a un asunto de interés
público. Ello así pues, con el estilo propio del medio de comunicación
en cuestión –tema que será abordado con posterioridad−, la contra-
tapa del ejemplar de la revista hacía referencia a lo que había sido
la protesta llevada a cabo en el año 2010 por esposas y familiares de
militares que se encontraban presos por causas en que se investiga la
comisión de crímenes de lesa humanidad, entre las que se encontraba
la actora. En tal oportunidad, se encadenaron a las rejas del edificio
Libertador, sede del Estado Mayor del Ejército y del Ministerio de De-
fensa con el propósito de que se les concediera una audiencia ante la
entonces ministra de defensa y las autoridades castrenses.

Por ende, el hecho que da origen a la publicación controvertida


pretende referir a un reclamo que se realizó en un espacio público y
que reflejaba el cuestionamiento que un grupo determinado de perso-
nas, entre las que se encontraba la demandante, realizaba respecto
de los procesos penales por crímenes de lesa humanidad cometidos
durante la última dictadura militar y de las políticas que sobre la cues-
tión llevaban adelante las autoridades del Ministerio de Defensa y de
las Fuerzas Armadas.

No caben dudas de que así como existe en nuestra sociedad un


especial interés respecto del desarrollo de estos procesos judiciales y
de las políticas públicas de justicia, verdad y memoria, idéntico efecto
produce el debate, la discusión y el cuestionamiento que con motivo de
ellos puedan suscitarse.

12) Que a más de las circunstancias destacadas precedentemente


atinentes al carácter público que reviste tanto el asunto como la perso-
na involucrada, determinar si en el caso la publicación efectuada por la
demandada goza de tutela constitucional, exige ponderar también las
características del contexto en el que aquella tuvo lugar. Ello así, pues
la ponderación del medio en el que se inserta constituye un elemen-
to de importancia a considerar al tiempo de valorar una publicación
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2235
343

desde que, de algún modo, anticipa al lector la “mirada” con que debe
apreciar el contenido de aquella, estableciéndose entre el emisor y el
destinatario una vinculación con códigos que comparten.

Como ha sido destacado por Eliseo Verón, la relación entre un


soporte y su lectura reposa en lo que se denomina el “contrato de
lectura” en el que se encuentran, por una parte el discurso, y por
otra los lectores, suscitándose entre ellos -como en todo contrato- un
nexo, el de lectura.

Para entender cómo se construye el “contrato de lectura”, la teo-


ría de la enunciación permite dar una respuesta al distinguir en el
discurso dos niveles: el enunciado (“lo que se dice”) y la enunciación
(“las modalidades del decir”). Por el funcionamiento de la enuncia-
ción, un discurso construye una cierta imagen de aquel que habla
(enunciador), una cierta imagen de aquel a quien se habla (destina-
tario) y, en consecuencia, un nexo entre esas posiciones; de ahí que
el análisis del “contrato de lectura” permite determinar la especifi-
cidad de un soporte (medio) y hacer resaltar las dimensiones que
constituyen el modo particular que tiene de construir su relación con
los lectores (Verón, Eliseo, “El análisis del ‘contrato de lectura’. Un
nuevo método para los estudios de posicionamiento de los soportes
de los media”, en “Les Medias: Experiences, recherches actuelles,
aplications”, IREP, París, 1985).

Enmarcado en esa línea de razonamiento, dicho autor ha puntua-


lizado que la importancia que cabe reconocer a la enunciación (“las
modalidades del decir”) en un contrato de lectura no implica admitir
que el contenido no juegue ningún rol, sino que él no es más que una
parte de la historia y que en ciertos casos -que son muy frecuentes en
los dominios de los medios y la prensa escrita-, es la parte de menor
importancia (Verón, E., op. cit.).

13) Que la revista Barcelona constituye un medio gráfico de carac-


terísticas satíricas en el que, al decir de sus fundadores y según puede
colegirse de la simple observación de sus diferentes ejemplares, se
cuestiona el tratamiento que los medios gráficos dan a la difusión de
noticias y, en esas condiciones, intenta mostrar un mensaje crítico del
poder (conf. fs. 174/176 y 178/180 del citado expediente). El estilo de la
revista no se caracteriza por la difusión de noticias o publicaciones
enmarcadas en un clima de neutralidad sino que exhibe un periodismo
2236 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

de opinión crítico realizado con humor caricaturesco y satírico que no


intenta reflejar la realidad tal cual se presenta -o se ha presentado-
sino falseando, modificando o desfigurando el escenario que analiza,
de modo que las noticias e imágenes que se insertan en ese ámbito son
habitual y notoriamente alteradas.

14) Que cabe recordar que la sátira como forma de discurso crí-
tico se caracteriza por exagerar y deformar agudamente la realidad
de modo burlesco. Indefectiblemente genera en quien lo lee u ob-
serva la percepción de “algo” que no es verídico o exacto. El tono o
forma socarrona, punzante, virulenta o agresiva que se utiliza para
transmitirlo provoca en el receptor del discurso crítico risa, sorpre-
sa, estupor, rabia, agitación, bronca, pudiendo abordar bajo esa me-
todología temas de los más variados, religiosos, sociales, políticos,
económicos, culturales.

Este tipo de género literario constituye una de las herramien-


tas de comunicación de críticas, opiniones y juicios de valor sobre
asuntos públicos; un instrumento de denuncia y crítica social que se
expresa bajo la forma de un mensaje “oculto” detrás de la risa, la
jocosidad o la ironía. Como acertadamente recuerda el señor Pro-
curador Fiscal en su dictamen, tiene una fuerte tradición en nuestro
país. Ya en el siglo diecinueve aparecieron las primeras publicacio-
nes que recurrían a la caricatura, el sarcasmo y la ironía a fin de
ridiculizar a figuras públicas y acontecimientos sociales, tales como
El Mosquito, Don Quijote y Caras y Caretas, continuando durante la
segunda mitad del siglo veinte con la difusión de otras revistas como
Tía Vicenta y Humor Registrado (ver Vázquez Lucio, Oscar Edgar-
do “Historia del Humor Gráfico y Escrito en Argentina: 1801-1939”,
Buenos Aires, Editorial Eudeba, Tomo 1, 1985 e “Historia del Humor
Gráfico y Escrito en Argentina: 1940-1985”, Buenos Aires, Editorial
Eudeba, Tomo 2, 1987).

15) Que la Corte Suprema ha tenido oportunidad de expedirse res-


pecto de este género y ha destacado que la expresión satírica utiliza
el humor o lo grotesco para manifestar una crítica, para expresar un
juicio de valor. En consecuencia, como modo de expresión de ideas
aunque distinto de la exteriorización directa de ellas, la sátira social
o política no está excluida de la tutela constitucional a la libertad de
expresión (conf. Fallos: 321:2637, disidencia de los jueces Belluscio y
Bossert). No quedan dudas acerca de la importancia que para la exis-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2237
343

tencia de un amplio debate democrático tiene el ejercicio de la crítica


satírica, muchas veces ligada a la provocación, respecto de los temas
de interés público.

En ese sentido, cabe citar las palabras de la Corte Suprema de los


Estados Unidos en el caso “Hustler Magazine, Inc. v. Falwell” (485 U.S.
46, 54 y 55): “a pesar de su naturaleza algunas veces cáustica (…), las
representaciones gráficas y las caricaturas satíricas han jugado un rol
prominente en el debate público y político (…) Desde un punto de vista
histórico, es claro que nuestro discurso político habría sido considera-
blemente más pobre sin ellas”.

En la misma línea se ha afirmado que el “tratamiento humorís-


tico o sarcástico de los acontecimientos que interesan a la sociedad
constituye una forma de comunicación y crítica de los mismos que
está ligada al ejercicio del derecho a la libertad de expresión, como
forma de comunicación de ideas u opiniones, e incluso a la libertad de
información, en la medida en que el tratamiento humorístico puede
constituir una forma de transmitir el conocimiento de determinados
acontecimientos llamando la atención sobre los aspectos susceptibles
de ser destacados mediante la ironía, el sarcasmo o la burla” (conf.
Tribunal Supremo de España, STS 8280/2011 - ECLI: ES:TS:2011:8280,
sentencia del 30 de noviembre de 2011).

16) Que sentado lo dicho, no caben dudas respecto de que la con-


tratapa del ejemplar cuestionado, conformada tanto por el fotomonta-
je del rostro de la actora con un cuerpo desnudo envuelto en una red,
como por las leyendas que acompañaban dicha imagen, constituye
una expresión satírica que refleja una crítica o juicio de valor.

En consecuencia, el examen de si tal ejemplar se encuentra am-


parado por la libertad de expresión o vulnera los derechos persona-
lísimos invocados por la actora, debe efectuarse bajo el estándar de
revisión correspondiente a los supuestos de expresión de opiniones o
críticas, teniendo para ello especialmente en cuenta que, en virtud de
lo manifestado, se está ante una manifestación satírica que utiliza el
humor o lo grotesco para referirse a un hecho de interés público en el
que participó la actora en su carácter de figura pública.

17) Que en lo que respecta al derecho a la crítica que forma parte


de la libertad de expresión, el Tribunal ha señalado que el criterio de
2238 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

ponderación aplicable a los juicios de valor respecto de la reputación y el


honor de terceros, deberá estar dado por la ausencia de expresiones es-
tricta e indudablemente injuriantes y que en forma manifiesta carezcan
de relación con las ideas u opiniones que se expongan. Ello es así pues
no hay un derecho al insulto, a la vejación gratuita e injustificada (conf.
Fallos: 321:2558 “Amarilla”; 335:2150 “Quantín” y 337:921 “Irigoyen”).

La mayor amplitud de la tutela constitucional reconocida a los jui-


cios de valor o a las opiniones críticas no importa convertirlas en una
“patente de corso” para legitimar la vulneración de otros derechos que
también gozan de protección constitucional, ni constituye un salvocon-
ducto de impunidad de quienes han obrado excediendo el marco pro-
pio del ejercicio regular del derecho de crítica.

En tal sentido, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha


dicho que “[e]n la arena del debate sobre temas de alto interés público,
no solo se protege la emisión de expresiones inofensivas o bien reci-
bidas por la opinión pública, sino también la de aquellas que chocan,
irritan o inquietan a los funcionarios públicos o a un sector cualquiera
de la población” (conf. CIDH, causa “Kimel, Eduardo G. c/ República
Argentina, sentencia del 2 de mayo de 2008, párrafo 88).

18) Que esta Corte Suprema ha establecido también que en el exa-


men de los términos utilizados para expresar las críticas o juicios de
valor no es suficiente la indagación de sus significados literales y ais-
lados, sino que, por el contrario, debe considerarse especialmente la
terminología usual en el contexto en el que han sido enunciados, así
como el grado de agresividad discursiva propia del medio en cuestión
(conf. Fallos: 321:2558 “Amarilla”, voto de los jueces Petracchi y Bos-
sert; 335:2150 “Quantín”).

En esta misma línea, se ha resaltado la cautela con que es preciso


juzgar las opiniones críticas en cuestiones de interés público, pues la
tutela constitucional de que estas gozan, en su carácter de expresión
libre, no se pierde por su animosidad, acritud o injusticia, sino tan solo
por la presencia de un dicterio sin justificativo (conf. Fallos: 321:2637
“Cancela”, disidencia del juez Petracchi).

El cariz desagradable, indignante o desmesurado de ciertas expre-


siones del debate público no podría despojarlas de protección consti-
tucional sin incurrir en criterios que, en última instancia, dependerían
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2239
343

de los subjetivos gustos o sensibilidades del tribunal de justicia lla-


mado a ponderarlas. El solo motivo de que esas expresiones puedan
resultar ingratas u ofensivas para las personas involucradas, tampoco
podría sustraerlas, sin más, de esa protección constitucional. Como ha
dicho esta Corte, el criterio estará dado por la ausencia de expresiones
indudablemente injuriantes que carezcan de relación con las ideas u
opiniones que se expongan (conf. Fallos: 257:308; 321:2558 “Amarilla”,
considerandos 7º y 10 del voto de los jueces Petracchi y Bossert; en
este sentido ver también mutatis mutandis fallo “Hustler” ya citado,
puntos 55 y 56).

Por último, debe tenerse presente que la posibilidad de que, al


igual que los funcionarios públicos, las personas que tienen un alto
reconocimiento por su participación en cuestiones de interés público
estén especialmente expuestas a la crítica, incluso ríspida e irritante,
respecto de su desempeño en ese ámbito, habilita un debate robusto
que es indispensable para el desarrollo de la vida republicana y demo-
crática. Es por ello que la Constitución Nacional protege no solamente
la emisión de expresiones inofensivas o bien recibidas, sino también
aquellas formuladas en tono agresivo, con vehemencia excesiva, du-
reza o causticidad, o que apelan a expresiones irritantes, ásperas u
hostiles, indudablemente molestas para los funcionarios o figuras pú-
blicas (conf. doctrina causa CSJ 755/2010 (46-S)/CS1 “Sujarchuk, Ariel
Bernardo c/ Warley, Jorge Alberto s/ daños y perjuicios”, sentencia del
1º de agosto de 2013).

19) Que teniendo en cuenta los parámetros reseñados y las ca-


racterísticas que presenta la publicación controvertida por la señora
Pando de Mercado, el objeto que persigue, su finalidad y el contexto
en el que se efectuó, cabe concluir que la contratapa del ejemplar de
la revista Barcelona del día 13 de agosto de 2010 no resulta lesiva del
derecho al honor de la actora, dado que constituye una crítica política
que no excede los límites de la protección que la Constitución Nacional
otorga a la libertad de expresión pues no configura un insulto gratuito
ni una vejación injustificada.

Por el contrario, el montaje de la foto de la cara de la actora ane-


xada a un cuerpo anónimo femenino desnudo y envuelto en una red,
junto con los títulos de tono sarcástico que daban una connotación
sexual a los gravísimos hechos que motivaron los procesos judiciales
contra los que Pando de Mercado y otras personas se manifestaban,
2240 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

constituye una composición gráfica satírica mediante la cual se ejer-


ció de modo irónico, mordaz, irritante y exagerado una crítica política
respecto de un tema de indudable interés público −con mayor preci-
sión acerca de un acto público, el encadenamiento de la actora y otras
personas frente al edificio Libertador como acto de protesta política−,
protagonizado por una figura pública.

Tratándose de un medio gráfico dedicado a este tipo de manifes-


taciones satíricas respecto de la realidad política y social, al observar
la publicación cuestionada ningún lector podría razonablemente creer
estar ante un mensaje auténtico, ni que las frases que la acompañaban
fuesen verdaderas. De ellos solo puede deducirse que, con el sarcasmo
y la exageración que caracterizan a la revista en cuestión, se estaba
realizando una crítica política con las características ya mencionadas,
sin exceder la protección constitucional del derecho a la libertad de
expresión y de crítica.

20) Que en lo que respecta a la vulneración del derecho a la pro-


pia imagen alegada por la actora en virtud de la publicación de la foto
de su rostro adosada a la de un cuerpo femenino anónimo desnudo,
corresponde señalar que, dada la característica del medio en que fue
inserto y el contexto de la publicación en cuestión, dicho fotomontaje
puede ser considerado una manipulación de la imagen asimilable a
una caricatura.

Al ser la característica principal del fotomontaje la alteración de la


imagen original, su protección no podría examinarse, sin más, bajo el
prisma de una imagen auténtica y libre de todo proceso de manipula-
ción sino que requerirá de una apreciación que se atenga a las parti-
cularidades propias de la técnica y el contexto en el que se encuentra
inmersa. La esencia de creación con tinte satírico no se pierde por
la “evolución” en el modo y/o forma en que se patentiza: inicialmente
como dibujo u obra de arte, hoy también como manipulación fotográfi-
ca. Desde esta perspectiva, su difusión forma parte de la sátira y cabe
respecto de ella la conclusión desarrollada precedentemente en cuan-
to a la ausencia de responsabilidad.

En efecto, “[c]on la generalización de las nuevas tecnologías de


tratamiento de la imagen, esta categoría [la caricatura], que tradicio-
nalmente se había basado exclusivamente en la dimensión humorística
del dibujo, se plasma cada vez con más frecuencia en la alteración de
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2241
343

fotografías originales, aunque no pierde por ello su esencia de creación


irónica basada en la reelaboración de la fisonomía del modelo que tiene
por objeto” (conf. Tribunal Constitucional de España, STC 23/2010).

21) Que cabe señalar que “…la caricatura constituye, desde hace
siglos, una de las vías más frecuentes de expresar mediante la burla
y la ironía críticas sociales o políticas que, en tanto que elemento de
participación y control público, resultan inescindibles de todo sistema
democrático, y coadyuvan a la formación y a la existencia ‘de una ins-
titución política fundamental’, que es la opinión pública libre, indisolu-
blemente ligada con el pluralismo político, que es un valor fundamen-
tal y un requisito del funcionamiento del Estado democrático” (conf.
Tribunal Constitucional de España, STC 12/1982 y 23/2010 ya citada).

“Muchas veces, el arte de los caricaturistas no es razonado ni


imparcial, sino incisivo y arbitrario. Un caricaturista expresó la natu-
raleza de este arte en los siguientes términos: ‘La caricatura política
es un arma de ataque, de desprecio, ridiculización y sátira; es menos
efectiva cuando intenta dar una palmada en la espalda a un político.
Suele ser tan bien recibida como la picadura del aguijón de una abeja,
y siempre despierta controversias en algún lugar’” (conf. caso “Hust-
ler Magazine, Inc.” ya citado).

En consecuencia, dada su caracterización de expresión satírica


de una crítica política, al citado fotomontaje tomado en su indivi-
dualidad y considerado como una caricatura, le cabe idénticas con-
clusiones que las expresadas respecto de la totalidad de la publi-
cación, motivo por el cual su utilización no genera responsabilidad
para la demandada.

22) Que a la misma conclusión se llega en el caso de que se tomara


en consideración la fotografía de la cara de la actora en forma aislada,
es decir distinguiéndola como imagen fotográfica de su persona den-
tro del conjunto del montaje caricaturesco, por cuanto su difusión se
enmarca en la excepción contemplada en el art. 31 de la ley 11.723 y en
el art. 53 del Código Civil y Comercial de la Nación, en cuanto prevén
que la prohibición de reproducir la imagen de alguien sin su consen-
timiento cede si se dan circunstancias que tengan en mira un interés
general que lo justifique (conf. doctrina de Fallos: 311:1171; 330:5088,
disidencia de los jueces Petracchi y Maqueda; 335:2090).
2242 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

23) Que por las razones expuestas corresponde revocar la senten-


cia y rechazar la demanda en tanto la publicación en cuestión se en-
cuentra dentro del ámbito de protección que la Constitución Nacional
brinda a la libertad de expresión.

24) Que sin perjuicio de lo expresado, cabe formular una reflexión


final sobre una cuestión que, aunque traída de modo tangencial por la
actora, no puede ser obviada por este Tribunal.

Se trata de la violencia de género a la que la accionante alude de


un modo particular al afirmar que en la publicación se la representó de
manera sexualizada cuando ella no apareció de esa forma en público
(conf. fs. 6 y 441 vta. del expediente citado). Esta breve referencia deja-
ría entrever una supuesta tensión entre dos valores constitucionales:
por un lado, la libertad de expresión, y por el otro, el derecho a la igual-
dad de la mujer (art. 1º de la Convención sobre la Eliminación de Todas
las Formas de Discriminación contra la Mujer).

Con relación al caso, a partir de una mirada atenta al contexto sa-


tírico en el que se sitúa la publicación, su estrecha relación con las
concretas circunstancias fácticas que la antecedieron y motivaron su
existencia, y considerando el “contrato de lectura” establecido entre el
soporte y el lector −comprensivo tanto del texto como de la imagen−
no puede admitirse el planteo discriminatorio que la actora intentó en-
lazar al derecho al honor.

Ello así por cuanto, en atención a esos factores dirimentes, no se ad-


vierte que las expresiones en este caso configuren claros insultos discri-
minatorios que, de manera desvinculada de la crítica política que supo-
nen, utilicen el perfil femenino como un modo de reafirmar estereotipos
y/o roles de género que subordinan a las mujeres. La sucinta argumenta-
ción de la actora en este aspecto no rebate −y, más aún, pierde de vista−
que la publicación pone de manifiesto un discurso de neto tinte satírico
respecto de los comportamientos que motivaron y justificaron el proce-
samiento, el juzgamiento y la detención de aquellos por quienes la señora
Pando ejerció su defensa −apropiación de bebés, privación ilegítima de
la libertad, guerra antisubversiva, golpes de Estado, etc.−, como así tam-
bién busca parodiar la particular conducta que la actora adoptó para ello.

Únicamente dentro de esa comprensión los planteos de la


actora no logran conmover la especial protección constitucional
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2243
343

que merece la publicación satírica en cuestión, integrada por la


imagen y las leyendas.

Por ello, y habiendo dictaminado el señor Procurador Fiscal, se


declara procedente el recurso extraordinario, se revoca la sentencia
apelada y se rechaza la demanda (art. 16, segunda parte, de la ley 48).
Con costas. Notifíquese y remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Juan Carlos Maqueda — Ricardo


Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recurso extraordinario interpuesto por Gente Grossa S.R.L., demandada en autos,


representada por el Dr. Hernán Luis Folgueiro.
Traslado contestado por María Cecilia Pando de Mercado, actora por derecho pro-
pio, con el patrocinio letrado de la Dra. Celia Andrea Palomas Alarcón.
Tribunal de origen: Sala D de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil nº 108.

SALVATIERRA, RAMÓN GUSTAVO y Otros s/ Daño agravado


(art.184 inc.5) y amenazas

RECURSO EXTRAORDINARIO

Las decisiones que resuelven nulidades no resultan, por regla, revisa-


bles en esta instancia extraordinaria en la medida en que no constituyen
sentencia definitiva; sin embargo, corresponde hacer excepción a dicha
regla cuando la resolución impugnada, por sus efectos, es susceptible
de generar un perjuicio de imposible o tardía reparación ulterior, por lo
que se requiere su tutela inmediata.

SENTENCIA EQUIPARABLE A DEFINITIVA

Es equiparable a definitiva la resolución que priva al imputado de ser


representado por un letrado de su elección, en cuanto ella puede causar
un perjuicio irreparable a la garantía de defensa.
2244 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

DEFENSA EN JUICIO

Es evidente el derecho de quien ocurre ante la justicia como actor o


demandado, querellante o acusado, para elegir la persona que, llenando
las condiciones legales, produzca en su nombre los alegatos y pruebas
pertinentes a los fines de poner de manifiesto el derecho que le asiste,
conforme a la garantía de la libre defensa en juicio que menciona el ar-
tículo 18 de la Constitución Nacional.

DEFENSA EN JUICIO

No es suficiente que se llene la fórmula de la defensa con un patroci-


nio de oficio, aún cuando éste sea inteligente, diligente y recto, porque
solamente la parte interesada es la dueña de las condiciones en que,
dentro de las normas reglamentarias, deben ser alegados y probados
sus derechos, tanto más cuando estos sean, como en el juicio criminal
los esenciales de vida, libertad y honor.

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
En el marco de la causa contra Ramón Gustavo S y otros, el 30 de
abril de 2015, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Jujuy rechazó
la suspensión del juicio a prueba que había sido solicitada en favor de
los imputados y que había contado con el consentimiento del fiscal.
Conforme surge de las presentaciones del fiscal y la defensa oficial,
luego de que el tribunal emitiese esa decisión, el señor S designó al
letrado Marcelo D. Calvó como su abogado defensor -quien aceptó la
designación- y, con su asistencia letrada, interpuso un recurso de casa-
ción contra el pronunciamiento que rechazó la suspensión del juicio a
prueba. En la misma oportunidad, planteó la recusación de los jueces
Juárez Almaraz y Cataldi.
El 18 de junio, los jueces Casas, Díaz y Rabbi Baldi Cabanillas re-
solvieron rechazar la recusación y la designación del letrado Calvó
como defensor del imputado. Los vocales opinaron que la elección del
acusado tenía por objeto apartar a los jueces naturales de la causa
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2245
343

dada la relación de amistad que vinculaba al letrado Calvó con uno de


los magistrados. En consecuencia, el tribunal intimó al imputado a de-
signar un nuevo letrado, bajo apercibimiento de nombrar un defensor
oficial. Sin perjuicio de ello, tuvo por presentado el recurso de casación
interpuesto.
El 30 de junio, el imputado se presentó ante el tribunal con el letra-
do Calvó y reiteró su voluntad de ser representado por ese profesional.
Ante la negativa del imputado de designar un nuevo letrado, el 7 de
julio el tribunal ordenó que se designase un defensor oficial para que
lo asistiera técnicamente.
En respuesta, el imputado realizó una presentación in pauperis
en la que manifestó que había escogido al letrado Calvó como aboga-
do de su confianza, que no quería otra representación letrada y que
rechazaba la asistencia del defensor oficial. Esta presentación fue de-
clarada improcedente.
En estas circunstancias, la Defensora General de la Nación emitió
la resolución DGN 1355/15, en la que instruyó al defensor federal de la
provincia de Jujuy que se abstuviese de asistir al imputado S dado que
este había manifestado expresamente su voluntad de ser asistido por
un letrado de su confianza.
El Defensor Público Oficial ante el Tribunal Oral en lo Criminal
Federal de Jujuy planteó la nulidad del auto que ordenaba su designa-
ción por entender que resultaba arbitrario y violatorio del derecho de
defensa en juicio (fs. 2/5 del cuaderno de queja, al que me referiré en
adelante).
El 28 de agosto, el Tribunal Oral Federal de Jujuy rechazó el plan-
teo de nulidad (fs. 8/11). Por un lado, adujo que se encontraba firme y
consentida la resolución que había rechazado la designación del le-
trado Calvó como abogado defensor del señor S. Por otro lado, señaló
que se había designado un defensor oficial ante la falta de designación
por parte del imputado y en resguardo del derecho de defensa. Agregó
que el imputado había designado otro abogado de confianza con an-
terioridad al nombramiento del letrado Calvó, lo que demostraba que
la designación de este último perseguía la intención de apartar a los
jueces naturales de la causa. Aseveró que la garantía de la defensa en
juicio no puede erigirse con jerarquía superior al resto de las garan-
tías, como la de juez natural.
Contra ese pronunciamiento, el defensor oficial interpuso un re-
curso de casación (14/20). En primer lugar, sostuvo que el apartamien-
to del letrado Calvó no se encontraba consentido puesto que el tribunal
2246 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

había resuelto, en el marco del planteo de recusación, apartar a ese


letrado de un modo no previsto en la ley y en exceso de los límites de
su jurisdicción. En segundo lugar, alegó que el tribunal había realizado
una interpretación in malam partem del artículo 104 del Código Pro-
cesal Penal, en violación de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la
Constitución Nacional, al imponer un defensor en contra de la expresa
voluntad del encausado. Agregó que la Ley del Ministerio Público de
la Defensa de la Nación (ley 27.149) prevé expresamente en su artí-
culo 5, inciso c, que la intervención del defensor oficial es supletoria
y debe cesar cuando la persona asistida ejerce su derecho a nombrar
un abogado particular. Señaló que las resoluciones DGN 74/08 y 939/11
destacan la intervención supletoria del defensor oficial en línea con
los citados instrumentos de derechos humanos. Finalmente, expuso
que el imputado había explicado acabadamente por qué consideraba
que el letrado Calvó era el único que le ofrecía la tranquilidad y seguri-
dad de velar por sus intereses. Aseveró que siempre corresponde dar
prioridad a la voluntad del imputado por sobre los motivos que tuvo en
cuenta el tribunal para decidir su apartamiento.

-II-
El 30 de septiembre, la Sala IV de la Cámara Federal de Casa-
ción Penal declaró inadmisible el recurso de casación deducido por
la defensa oficial del señor S contra el pronunciamiento del Tribunal
Oral en lo Criminal Federal de Jujuy que había rechazado el pedido
de nulidad de su designación (fs. 21/2). El a quo consideró que la re-
solución atacada no constituía sentencia definitiva ni equiparable a
ella. Agregó que no se había acreditado la existencia de una cuestión
federal que habilitara al tribunal a prescindir de ese recaudo formal.
Finalmente, expuso que la sentencia apelada contaba con argumen-
tos jurídicos mínimos que impiden su descalificación como acto juris-
diccional válido.
Además, ese mismo día, la cámara confirmó la fijación de audien-
cia en los términos de los artículos 465, quinto párrafo, y 468 del Có-
digo Procesal Penal de la Nación para dar tratamiento a los recursos
interpuestos contra el rechazo de la suspensión del juicio a prueba de
los tres imputados (fs. 23/4). De este modo, rechazó la solicitud de la
defensa de que se suspendiese el avance de las actuaciones hasta que
se resolviese definitivamente la cuestión vinculada con la intervención
del abogado Calvó como defensor del imputado S.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2247
343

Por último, en el marco de la celebración de esa audiencia de in-


formes, el tribunal resolvió rechazar la solicitud presentada por el de-
fensor general a efectos de que se diera intervención en la audiencia
al letrado Calvó, quien se encontraba presente en la sala (fs. 25). Así, la
cámara decidió continuar la sustanciación de ese acto procesal.

-III-
Contra esos tres pronunciamientos, el fiscal general interpuso re-
curso extraordinario federal (fs. 26/34), cuyo rechazo (fs. 61/2) motivó
la presente queja (fs. 63/7). A su vez, esos actos fueron apelados por
la vía extraordinaria federal por la defensa. Su denegación dio lugar a
presentaciones directas que se encuentran en vista ante esta Procu-
ración General de la Nación (FSA 74000120/2011/T01/12/3/RH4 y FSA
74000120/2011/TO1/18/2/RH6).
En primer lugar, en relación con la admisibilidad, el fiscal gene-
ral señala que los pronunciamientos recurridos son equiparables a
sentencia definitiva en tanto causan un gravamen de imposible repa-
ración ulterior. Explica que el proceso continúa sin que el imputado
cuente con un abogado defensor de su confianza, de modo que es ne-
cesario regularizar la situación a efectos de poner fin a ese gravamen.
Luego, alega que en el presente caso existe cuestión federal en
tanto las tres decisiones recurridas violan el artículo 8, punto 2, inciso
d, de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y el artículo
14, punto 3, inciso d, del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Polí-
ticos, que establecen el derecho a contar con un defensor de confianza.
Argumenta que la violación a este derecho genera una consecuencia
fatal para el Ministerio Público Fiscal porque obstaculiza el ejercicio
de la acción penal contra el imputado en esa causa.
En segundo lugar, en relación con el fondo del asunto discutido,
aduce que las resoluciones en examen convalidan un proceso en el
cual uno de los imputados se encuentra en estado de indefensión, pues
este se halla representado por un abogado que le fue impuesto en con-
tra de su voluntad.
Enfatiza que las decisiones recurridas cercenaron el derecho
del imputado a elegir el abogado que ejerza su representación en
violación de las normas constitucionales citadas y de la jurispru-
dencia de la Corte Suprema registrada en Fallos: 323:1219. Afirma
que no tienen asidero legal los motivos expresados por el Tribunal
Oral en lo Criminal Federal de Jujuy y convalidados por la Cáma-
ra Federal de Casación Penal para denegar la designación del abo-
2248 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

gado escogido por el imputado. En particular, estima infundado el


argumento del tribunal relativo a que la estrategia de la defensa al
escoger a ese abogado consistía en apartar a los jueces naturales
de la causa. En este sentido, afirma que los motivos por los cuales
el imputado eligió al abogado Calvó para que lo asistiera son jurí-
dicamente irrelevantes. Añade que la amistad entre este profesio-
nal y los jueces de la causa no constituye una de las causales de
recusación taxativamente enunciadas en el artículo 55 del Código
Procesal Penal de la Nación.
Por último, el fiscal sostiene que las decisiones impugnadas son
violatorias de las facultades propias del Ministerio Público de la De-
fensa. Recuerda que la Defensora General de la Nación instruyó al
defensor oficial de primera instancia designado por el Tribunal Oral
Federal de Jujuy de abstenerse de asistir técnicamente al imputado
en esta causa (resolución DGN 1355/15). También señala que la Defen-
sora General indicó al defensor público ante la Cámara Federal de Ca-
sación Penal que recabase la voluntad del imputado y, en el supuesto
de que este mantuviese su intención de contar con asistencia letrada
particular, se abstuviese de intervenir en su defensa (resolución DGN
1674/15). El recurrente resalta que los sucesivos rechazos de los plan-
teos formulados por la defensa oficial forzaron al defensor general a
asistir a la audiencia a fin de garantizar que el imputado contase con
asistencia jurídica letrada.

-IV-
Conforme la reseña efectuada, corresponde analizar la impugna-
ción federal deducida contra el primer acto procesal aquí controver-
tido -aquel que declaró inadmisible el recurso de casación deducido
contra el rechazo del planteo de nulidad de la designación del defensor
oficial-. En efecto, si esa impugnación prosperara, resultarían inváli-
dos los actos posteriores a dicha decisión y, por lo tanto, sería insus-
tancial que me expidiera acerca del resto de las impugnaciones. Por
las razones que paso a exponer, ese recurso debe prosperar.
Si bien es doctrina de la Corte Suprema que las resoluciones que
resuelven nulidades no resultan, por regla, revisables en esta ins-
tancia extraordinaria en la medida en que no constituyen sentencia
definitiva (Fallos: 311: 1671, “Nasute”; 318665, “González’), la reso-
lución aquí impugnada es equiparable a tal por sus efectos puesto
que priva al imputado de la posibilidad de discutir su derecho a ser
asistido por un abogado de su elección durante la sustanciación del
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2249
343

proceso en trámite ante la justicia federal de la provincia de Jujuy.


Ello genera un perjuicio de imposible o tardía reparación ulterior,
por lo que requiere tutela inmediata (Fallos: 321:3679, “Massacce-
si”; 323:1219, “Peirano Basso” y sus citas). En el precedente “Ma-
rio Fernández” (Fallos: 312:1042), la Corte Suprema apuntó que “la
resolución apelada es equiparable a definitiva en la medida en que,
al privar al individuo sobre el que recae la medida de seguridad
del derecho a ser representado por un letrado de su elección, es
susceptible de causar agravio irreparable a la garantía de defensa”
(considerando 6º).
Por otro lado, a pesar de que la cuestión planteada sea de índole
procesal, lo resuelto es susceptible de generar una restricción indebi-
da al derecho federal de la defensa en juicio que asiste al interesado
(Fallos: 329:1219, “Peirano Basso” y sus citas). En este aspecto, el re-
currente cuestiona la interpretación y aplicación del derecho del im-
putado a elegir un defensor de su confianza (arts. 18 y 75, inciso 22,
Constitución Nacional; 8, punto 2, inciso d, Convención Americana so-
bre Derechos Humanos; y 14, punto 3, inciso d, Pacto Internacional
de Derechos Civiles y Políticos) y la decisión apelada es contraria al
derecho que el impugnante fundó en esas cláusulas constitucionales
(art. 14, inc. 3, ley 48).
Además, se encuentra controvertida la interpretación y aplicación
de la Ley del Ministerio Público de la Defensa de la Nación (ley 27.149),
que es de carácter federal.
Por último, el impugnante alega causales de arbitrariedad que de-
ben ser tratadas en forma conjunta en tanto están inescindiblemente
unidas a la cuestión federal planteada.
Por ello, estimo que el recurso de queja es procedente.

-V-
A los fundamentos desarrollados por el magistrado apelante, a los
que me remito y doy aquí por reproducidos en beneficio de la breve-
dad, estimo conveniente agregar algunas consideraciones sobre la
procedencia del recurso extraordinario.
En primer lugar, la sentencia apelada, al convalidar la decisión del
Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Jujuy que sostuvo que el apar-
tamiento del letrado Calvó se encontraba firme y consentido, omitió
considerar que la defensa oficial advirtió, desde el momento en que
se le otorgó intervención -y reiteró en forma consistente en el recurso
de casación y durante su sustanciación-, sobre el agravio irreparable
2250 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

que ocasionaba desoír la expresa voluntad del imputado de mantener


la designación de ese abogado de su confianza. Tampoco consideró los
diversos actos del imputado, que fueron expuestos en la sección I de
este dictamen, donde reiteró -aun sin una asistencia letrada- su volun-
tad de que el mencionado letrado fuera su abogado defensor. De este
modo, la decisión apelada se aparta de las constancias de la causa y
adopta una interpretación que desconoce la amplia protección del de-
recho de defensa en juicio que adoptan la Constitución Nacional y los
instrumentos internacionales con jerarquía constitucional.
En segundo lugar, la decisión del tribunal oral, que resultó conva-
lidada, cercenó el derecho del imputado a ser asistido por un abogado
de su confianza, que se encuentra consagrado por el artículo 18 de la
Constitución Nacional y por instrumentos internacionales con jerar-
quía constitucional. En particular, el artículo 8 de la Convención Ame-
ricana sobre Derechos Humanos establece el derecho del acusado de
un delito “de defenderse personalmente o de ser asistido por un de-
fensor de su elección” (punto 2, inciso d. El inciso e aclara que el dere-
cho de ser asistido por un defensor proporcionado por el Estado opera
“si el inculpado no se defendiere por sí mismo ni nombrase defensor”
(además, ver Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión
Consultiva OC-11/90, 10 de agosto de 1990, párr. 25). En el mismo sen-
tido, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos establece
entre las garantías mínimas de un imputado el derecho “a defenderse
personalmente o ser asistido por un defensor de su elección” (art. 14,
punto 3, inciso d; además ver Conjunto de principios para la protección
de todas las personas sometidas a cualquier forma de detención o pri-
sión, adoptado por la Asamblea General de la Organización de los Es-
tados Americanos, resolución 43/173, 9 de diciembre de 1988, principio
17; Naciones Unidas, Principios básicos sobre la función del abogado,
ONU Doc. A/CONF.144/28/Rev.1, 1990, p. 118, principio 1; Comisión de
Derechos Humanos de la Oficina del Alto Comisionado para los Dere-
chos Humanos de Naciones Unidas, resolución 2003/39 sobre integri-
dad del sistema judicial, 23 de abril de 2003, punto 5).
Esta garantía es reglamentada por el artículo 104 del Código Pro-
cesal Penal de la Nación, que dispone que “el imputado tendrá derecho
a hacerse defender por abogado de la matrícula de su confianza o por
el defensor oficial; podrá también defenderse personalmente siempre
que ello no perjudique la eficacia de la defensa y no obste a la normal
sustanciación del proceso”.
La relevancia de la designación de un abogado de confianza como
un aspecto del derecho de defensa en juicio fue destacada por la Cor-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2251
343

te Suprema de la Nación en numerosos precedentes (Fallos: 155:374,


“Vázquez”; Fallos: 279:91, “Paz”; Fallos: 312:1042, “Mario Fernández”;
329:1219, “Peirano Basso”, entre otros). De allí surge que el derecho de
defensa en juicio comprende la libertad del propio imputado de organi-
zarla en el marco de la normativa aplicable.
En el citado caso “Mario Fernández”, el Procurador General de
la Nación recordó que “no es suficiente que se llene la fórmula de la
defensa con un patrocinio de oficio, aún cuando éste sea inteligente,
diligente y recto, porque solamente la parte interesada es la dueña de
las condiciones en que dentro de las normas reglamentarias, deben
ser alegados y probados sus derechos, tanto más cuando éstos sean
como en el juicio criminal los esenciales de vida, libertad y honor (Fa-
llos: 155:374 y P. 155, LXVI ‘Paz, Felipe s/ malversación de caudales pú-
blicos’, sentencia del 26 de febrero de 1971, y en sentido concordante,
Fallos: 296:65 y 691, entre otros)”.
La Corte Suprema se expidió en el mismo sentido afirmando que
“es evidente el derecho de quien ocurre ante la justicia como actor o
demandado, querellante o acusado, para elegir a la persona que, lle-
nando las condiciones legales, produzca en su nombre los alegatos y
pruebas pertinentes a los fines de poner de manifiesto el derecho que
le asiste, conforme a la garantía de la libre defensa en juicio que men-
ciona el artículo 18 de la Constitución Nacional” (considerando 7º, y
citas a Fallos: 155:374, “Vázquez’, y Fallos: 279:91, “Paz”).
El valor fundamental de la confianza que motiva la decisión de de-
signar un abogado para que asuma la defensa penal fue destacado por
la doctrina, que afirma que “lo que la ley prefiere es que esta defensa
sea ejercida por quien goce de la confianza del imputado” (Carnelutti,
Francesco, Lecciones sobre el proceso penal, Buenos Aires, Ed. Ejea,
1950, Tomo I, p. 240 y ss.).
En el presente caso, la decisión -convalidada por la sentencia aquí
recurrida- restringió la libertad del imputado de organizar su propia
defensa a través de la designación de un abogado de su confianza.
Para ello, invocó razones que no tienen sustento legal y se basó en
conjeturas sobre la estrategia defensiva de la parte. En cualquier caso,
esas razones resultan insuficientes para limitar un derecho que goza
de una protección especial en nuestro régimen constitucional.
En efecto, el tribunal entendió que la designación del letrado de
confianza buscaba desplazar a los miembros del tribunal intervinien-
te. Sin embargo, cabe destacar que el tribunal había rechazado la recu-
sación planteada, de conformidad con los artículos 55 y 56 del Código
2252 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Procesal Penal de la Nación, que no prevén como causal expresa de


recusación la amistad íntima entre el juez y el abogado que representa
a una parte, sino solo el vínculo que pudiera tener un juez con el im-
putado, el ofendido o damnificado y el civilmente demandado. En este
contexto, devino irrazonable la limitación del derecho del imputado a
designar al letrado Calvó como su abogado de confianza. Una vez re-
chazada la recusación, la supuesta maniobra dirigida al apartamiento
de los jueces de la causa se encontraba desbaratada, por lo que no se
alcanza a advertir en base a qué fundamento el tribunal afirma que la
continuidad del abogado de confianza podía afectar la garantía del juez
natural. De todos modos, el apartamiento del letrado de confianza es
desproporcionado y desconoce la amplitud que tiene el imputado de
organizar su defensa en consonancia con la máxima protección que
ostenta el derecho de defensa en juicio.
En estas circunstancias, la designación de defensor oficial aten-
tó, además, contra el artículo 5, inciso c, de la ley 27.149 que esta-
blece que “Los integrantes del Ministerio Público de la Defensa de-
sarrollan su actividad de acuerdo a los siguientes principios: [... ] c)
Intervención supletoria. Cesan su participación cuando la persona
asistida ejercite su derecho a designar un abogado particular o asu-
ma su propia defensa, en los casos y en la forma que las leyes auto-
rizan, salvo los supuestos de intervención por mandato legal o pre-
visión del servicio de Defensa Pública”. Este principio de actuación
supletoria, que recoge los principios adoptados en los instrumentos
internacionales, llevó en el caso al dictado de las resoluciones DGN
1355/15 y 1674/15, donde la Defensora General de la Nación instru-
yó, en el marco de las presentes actuaciones, a los defensores ofi-
ciales designados para que se abstengan de intervenir en la defensa
de Ramón Gustavo S, en virtud de la voluntad manifestada por este
de ser asistido técnicamente por el abogado Marcelo Calvó. En el
presente caso, la errónea interpretación del alcance del derecho del
imputado a designar un abogado de confianza llevó a la imposición
de un defensor oficial en detrimento de la actuación supletoria pre-
vista en la ley federal.
En suma, en el presente caso, se restringió infundadamente la li-
bertad del señor S de organizar su propia defensa designando un le-
trado de su confianza, cuando, según la referida doctrina de la Corte
Suprema, es el dueño de las condiciones en que deben ser alegados y
probados sus derechos. Por ello, entiendo que la instancia casatoria
omitió tratar esos agravios federales y convalidó en forma arbitraria
una decisión que cercena el derecho de defensa en juicio consagrado
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2253
343

en el artículo 18 de la Constitución Nacional y en los instrumentos in-


ternacionales, así como desconoce la actuación supletoria del defen-
sor oficial prevista en la ley 27.149.

-VI-
Por lo expuesto, y los demás fundamentos del fiscal general, man-
tengo el recurso de queja y solicito que se haga lugar al recurso ex-
traordinario y se deje sin efecto la sentencia apelada. Buenos Aires, 25
de abril de 2016. Víctor Abramovich.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 22 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por el Fiscal General


ante la Cámara Federal de Casación Penal en la causa Salvatierra,
Ramón Gustavo y otros s/ daño agravado (art.184 inc.5) y amenazas”,
para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que los antecedentes del caso y los agravios que sustentan el
recurso extraordinario denegado se encuentran suficientemente re-
señados en los apartados I a III del dictamen del señor Procurador
Fiscal, al que corresponde remitir por razones de brevedad.

2º) Que este Tribunal tiene establecido que las decisiones que re-
suelven nulidades no resultan, por regla, revisables en esta instancia
extraordinaria en la medida en que no constituyen sentencia definiti-
va (Fallos: 311:1671; 318:665). Sin embargo, también se ha dicho que
corresponde hacer excepción a dicha regla cuando la resolución im-
pugnada, por sus efectos, es susceptible de generar un perjuicio de
imposible o tardía reparación ulterior, por lo que se requiere su tutela
inmediata. En este sentido, se ha decidido, en particular, que es equi-
parable a definitiva la resolución que priva al imputado de ser repre-
sentado por un letrado de su elección, en cuanto ella puede causar un
perjuicio irreparable a la garantía de defensa (Fallos: 329:1219).
2254 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

3º) Que según se desprende de las actuaciones acompañadas, la


defensa oficial había planteado ante la cámara de casación la vulne-
ración al derecho de defensa en juicio que derivaba de que se hubie-
ra apartado al defensor de confianza de Ramón Gustavo Salvatierra,
como forma de repudio a la estrategia procesal del abogado, pero sin
que semejante sanción se encuentre prevista en normativa alguna y a
pesar de que el invocado desmantelamiento del tribunal natural había
quedado desbaratado por el rechazo de la recusación. Según lo alega-
do por esa parte ante el a quo, al imponer en contra de la voluntad ex-
presa del imputado la intervención del defensor oficial, se frustra irre-
parablemente el derecho de aquel, de contar no solo con un asistente
técnico, sino, en particular, con la posibilidad de que dicha asistencia
sea ejercida por un abogado de su propia elección. Como argumento
subsidiario, se indicó que la intervención obligada del Ministerio Pú-
blico de la Defensa resultaría contraria a lo estipulado expresamente
por la ley 27.149, que establece el carácter supletorio de su actividad,
que queda circunscripta a supuestos en los que el imputado decida no
ejercer su facultad de elección.

4º) Que ya en Fallos: 155:374 el Tribunal señaló que “es evidente el


derecho de quien ocurre ante la justicia como actor o demandado, que-
rellante o acusado, para elegir la persona que, llenando las condicio-
nes legales, produzca en su nombre los alegatos y pruebas pertinentes
a los fines de poner de manifiesto el derecho que le asiste, conforme a
la garantía de la libre defensa en juicio que menciona el artículo 18 de
la Constitución Nacional… No es suficiente que se llene la fórmula de
la defensa con un patrocinio de oficio, aún cuando éste sea inteligente,
diligente y recto, porque solamente la parte interesada es la dueña de
las condiciones en que, dentro de las normas reglamentarias, deben
ser alegados y probados sus derechos, tanto más cuando estos sean,
como en el juicio criminal los esenciales de vida, libertad y honor”.

Aun cuando en dicho caso no se hizo lugar a la pretensión, el re-


conocimiento de la significación del derecho a la libre elección de la
asistencia letrada quedó establecido. Con este alcance, la garantía de
defensa en juicio fue reafirmada, entre otros casos, en Fallos: 312:1042.
Dentro de esta línea jurisprudencial, resulta particularmente relevan-
te el caso ya citado, registrado en Fallos: 329:1219, en el que se destacó
el carácter definitivo del perjuicio que decisiones de esta naturaleza
pueden ocasionar al derecho en cuestión.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2255
343

5º) Que, en esas condiciones, frente a la entidad de la vulneración de


las garantías federales que habían sido sometidas a su conocimiento, la
Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal no podía omitir el tra-
tamiento de las cuestiones oportunamente propuestas y conducentes
para la solución del litigio mediante meras afirmaciones dogmáticas y
ritualistas, contrarias a lo establecido por esta Corte en Fallos: 328:1108.

Por ello, y concordemente con lo dictaminado por el señor Procu-


rador Fiscal, se hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso
extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada. Remítase a
los fines de su agregación a los autos principales para que, por quien
corresponda, se dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo a lo dis-
puesto. Notifíquese y cúmplase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Recurso de queja interpuesto por el Dr. Javier Augusto De Luca, Fiscal General ante
la Cámara Federal de Casación Penal.
Tribunal de origen: Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal.
Tribunal que intervino con anterioridad: Tribunal Oral en lo Criminal Federal
de Jujuy.

VELA, MARCIA ANDREA y Otros c/ GAS NATURAL BAN S.A.


y Otros s/ Daños y perjuicios

RECURSO EXTRAORDINARIO

Si bien los agravios vertidos en el remedio federal remiten al examen


de cuestiones fácticas y de derecho común y procesal, materias que –en
principio- resultan ajenas a la vía del artículo 14 de la ley 48, ello no re-
sulta óbice para admitir el recurso cuando el acto jurisdiccional carece
de los requisitos mínimos que lo sustentan válidamente como tal, en
razón de arbitrariedad manifiesta derivada del apartamiento de cons-
tancias comprobadas de la causa, omisión de tratamiento de cuestiones
sustanciales planteadas por las partes y de normativa conducente a la
solución del litigio, o cuando media una fundamentación aparente, que
se apoya únicamente en conclusiones de naturaleza dogmática.
2256 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

DAÑOS Y PERJUICIOS

Es arbitraria la sentencia que eximió de responsabilidad a la empresa


distribuidora de gas por los daños provocados por la intoxicación con
monóxido de carbono sufrida por una mujer y su hijo y debido a la cual
perdiera la vida el menor, pues la cámara de apelaciones, para eximir
de responsabilidad a la empresa demandada, omitió considerar la ex-
tensión de la obligación de seguridad -y su consecuente atribución de
responsabilidad- a la luz del derecho a la seguridad, previsto en la Carta
Magna para los consumidores y usuarios.

DEFENSA DE CONSUMIDORES Y USUARIOS

La seguridad es un valor expuesto en la norma del artículo 42 de la


Constitución Nacional que debe guiar la acción de todos aquellos que
realizan actividades que –directa o indirectamente- se vinculen con la
vida o la salud de las personas; la presencia de ese valor en el texto
constitucional es una decisión valorativa que obliga a los prestadores
de servicios públicos desempeñar conductas encaminadas al cuidado
de lo más valioso que existe en ella: la vida y la salud de sus habitantes,
ricos o pobres, poderosos o débiles, ancianos o adolescentes, expertos
o profanos.

DEFENSA DE CONSUMIDORES Y USUARIOS

Los usuarios y consumidores son sujetos particularmente vulnera-


bles a los que el constituyente decidió proteger de modo especial, y
por lo tanto no corresponde exigirles la diligencia de quien celebra
un contrato comercial.

DAÑOS Y PERJUICIOS

Es arbitraria la sentencia que eximió de responsabilidad a la empresa


distribuidora de gas por los daños provocados por la intoxicación con
monóxido de carbono sufrida por una mujer y su hijo y debido a la
cual perdiera la vida el menor, pues la escueta conclusión del fallo, que
no hizo mérito sobre las irregularidades identificadas en el peritaje
producido en la causa, así como tampoco ahondó en la responsabili-
dad que –en función de tales deficiencias- le podría corresponder a la
empresa prestadora del servicio de gas, denota una asombrosa falta
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2257
343

de fundamentación de la sentencia que, de tal forma, se apoya en una


afirmación dogmática.

DAÑOS Y PERJUICIOS

La “situación de incertidumbre”, invocada como único argumento para


solventar la exoneración de responsabilidad de la empresa distribuido-
ra de gas demandada por los daños sufridos por madre e hijo y debido a
la cual perdiera la vida el menor, debió ser acompañada de un análisis
fundado, ponderando la obligación de seguridad mentada por el artículo
42 de la Constitución Nacional, los elementos de prueba reunidos en el
expediente y la atribución de responsabilidad que, de manera especial y
con carácter objetivo, establece el artículo 40 de la ley 24.240.

DAÑOS Y PERJUICIOS

Es arbitraria la sentencia que eximió de responsabilidad a la empresa


distribuidora de gas por los daños provocados por la intoxicación con
monóxido de carbono sufrida por una mujer y su hijo y debido a la cual
perdiera la vida el menor, toda vez que el tribunal omitió considerar que
la interpretación del alcance de la obligación de seguridad y la conse-
cuente atribución de responsabilidad debe ser efectuada teniendo en
cuenta el derecho a la seguridad previsto en la Constitución Nacional
para los consumidores y usuarios.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

DAÑOS Y PERJUICIOS

Es arbitraria la sentencia que eximió de responsabilidad a la empresa


distribuidora de gas por los daños provocados por la intoxicación con
monóxido de carbono sufrida por una mujer y su hijo y debido a la cual
perdiera la vida el menor, pues el a quo omitió evaluar, de manera porme-
norizada, la incidencia causal que pudo haber tenido en la producción del
daño la habilitación incorrecta del servicio de gas, en particular, las falen-
cias en la instalación de los medidores, la falta de verificación de las insta-
laciones internas de la vivienda al momento de la habilitación del servicio
y la defectuosa instalación de las cañerías, es decir, el incumplimiento de
deberes de seguridad a cargo de la empresa prestadora.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
2258 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

DAÑOS Y PERJUICIOS

Es arbitraria la sentencia que eximió de responsabilidad a la empresa


distribuidora de gas por los daños provocados por la intoxicación con
monóxido de carbono sufrida por una mujer y su hijo y debido a la cual
perdiera la vida el menor, pues si bien el tribunal transcribió extractos
de la pericia donde se describían los incumplimientos de la demandada,
señaló de manera dogmática que se trataba de una “situación de incer-
tidumbre” sin ingresar a un análisis concreto sobre los efectos que la
habilitación irregular del servicio podría haber tenido en el accidente.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

DAÑOS Y PERJUICIOS

Es arbitraria la sentencia que eximió de responsabilidad a la empresa


distribuidora de gas por los daños provocados por la intoxicación con
monóxido de carbono sufrida por una mujer y su hijo y debido a la cual
perdiera la vida, pues previo a desestimar la responsabilidad de la de-
mandada por considerar que sus acciones u omisiones no constituyeron
causa adecuada del daño, debió analizar la prueba referida para luego
evaluar si efectivamente el actuar de uno de los codemandados fue la
única causa del siniestro o si, por el contrario, el incumplimiento de la
empresa constituía una concausa en el evento dañoso.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

DAÑOS Y PERJUICIOS

Es arbitraria la sentencia que eximió de responsabilidad a la empresa


distribuidora de gas por los daños provocados por la intoxicación con
monóxido de carbono sufrida por una mujer y su hijo y debido a la cual
perdiera la vida el menor, pues el a quo no valoró que la conexión interna
irregular entre las dos viviendas, fue posible y facilitada por los defectos
en las conexiones interiores de gas de las unidades funcionales y del
mismo modo, tampoco ponderó la contribución concausal de la falta de
habilitación regular de las instalaciones de gas externas realizadas por
la empresa y del sistema de distribución del gas al interior de ambas
unidades, a la luz del deber de seguridad.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2259
343

DAÑOS Y PERJUICIOS

Es arbitraria la sentencia que eximió de responsabilidad a la empresa


distribuidora de gas por los daños provocados por la intoxicación con
monóxido de carbono sufrida por una mujer y su hijo y debido a la cual
perdiera la vida el menor, toda vez que de las actuaciones no se des-
prende que aquella haya intentado acreditar el cumplimiento de sus
obligaciones en la habilitación inicial, en la instalación del medidor en la
vivienda donde ocurrió el siniestro, o en la instalación de las cañerías,
a pesar de estar dicha prueba a su cargo conforme las previsiones del
artículo 53 de la ley 24.240.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

DAÑOS Y PERJUICIOS

Es arbitraria la sentencia que eximió de responsabilidad a la empresa


distribuidora de gas natural por los daños provocados por la intoxica-
ción con monóxido de carbono sufrida por una mujer y su hijo y debido
a la cual perdiera la vida el menor, pues la emanación de monóxido de
carbono es un riesgo frecuente que debe ser contemplado por la em-
presa prestadora del servicio y no es posible plantear que la exigencia
de verificación de las instalaciones internas y de los artefactos de los
inmuebles, previo a habilitar el servicio de gas, resultara una diligencia
extraordinaria para aquella.
-Del dictamen de la Procuración General al que la Corte remite-

DAÑOS Y PERJUICIOS

La sentencia que eximió de responsabilidad a la empresa distribuidora


de gas por los daños provocados por la intoxicación con monóxido de
carbono sufrida por una mujer y su hijo y debido a la cual perdiera la
vida el menor es arbitraria, pues según el perito, las deficiencias de con-
trol habrían posibilitado la existencia de instalaciones antirreglamenta-
rias y carentes de las mínimas condiciones de seguridad, por lo cual, sin
abrir juicio sobre la conclusión que quepa extraer de tal material proba-
torio, es claro que la mera afirmación de que existiría una “situación de
incertidumbre” —respecto de la cual no se ofrece ninguna elaboración
adicional— no basta para fundar la sentencia recurrida (Voto de los jue-
ces Rosenkrantz y Highton de Nolasco).
2260 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

DAÑOS Y PERJUICIOS

La sentencia que eximió de responsabilidad a la empresa distribuidora


de gas por los daños provocados por la intoxicación con monóxido de
carbono sufrida por una mujer y su hijo y debido a la cual perdiera la
vida el menor es arbitraria, pues no es suficiente la remisión a los fun-
damentos dados por el juzgado de primera instancia, según los cuales el
daño se produjo por causas originadas en cañerías y artefactos instala-
dos clandestinamente, sobre los que el usuario tiene la custodia, cuando
el perito señaló que la demandada habría omitido realizar inspecciones
que, más allá del carácter interno o externo de las instalaciones, po-
drían haber tenido incidencia causal en el acaecimiento de los daños
reclamados (Voto de los jueces Rosenkrantz y Highton de Nolasco).

DAÑOS Y PERJUICIOS

La sentencia que eximió de responsabilidad a la empresa distribuidora


de gas por los daños provocados por la intoxicación con monóxido de
carbono sufrida por una mujer y su hijo y debido a la cual perdiera la
vida el menor es arbitraria, pues frente al carácter objetivo de la respon-
sabilidad atribuida con fundamento en art. 40 de la ley 24.240, la cámara
debió haber analizado las constancias de la causa en forma pormenori-
zada para determinar si se encontraba acreditada la ruptura del nexo
causal que exonerara a la empresa distribuidora (Voto de los jueces Ro-
senkrantz y Highton de Nolasco)

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
La Sala J de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, en lo
que aquí interesa, confirmó la sentencia de primera instancia que ha-
bía admitido la demanda interpuesta por M A V y C A G -por derecho
propio y en representación de su hijo, M.E.G.- contra la locadora -P G
B- por los daños y perjuicios provocados por la intoxicación con mo-
nóxido de carbono sufrida por madre e hijo y debido a la cual perdiera
la vida el hijo menor de la pareja, A.J.G., y la había rechazado en rela-
ción a la empresa Gas Natural Ban S.A. y la citada en garantía Mapfre
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2261
343

Argentina Seguros S.A. (fs. 979/1006 y 1113/1127 de los autos principa-


les, a los que me referiré salvo aclaración en contrario).
Para llegar a esa conclusión la cámara tuvo en cuenta el informe
técnico de la causa penal -presentado por Gas Natural Ban S.A.- y el
del perito ingeniero producido en estas actuaciones y entendió que el
accidente ocurrió debido a la existencia de instalaciones defectuosas y
antirreglamentarias en el calefón, la estufa y la cocina, que produjeron
que se consumiera el oxígeno y que no se evacuaran los gases del mo-
noambiente que ocupaban los actores, locatarios del inmueble.
Con relación a la responsabilidad de la empresa demandada, expuso
que existe una situación de incertidumbre que surge de las constancias
de la habilitación e instalación de los medidores y, remitiéndose a los fun-
damentos de la sentencia de primera instancia, consideró que no puede
imputársele el accidente, en tanto se produjo por una conexión irregular
de cañerías y artefactos en el sector interno efectuada por el usuario que
tenía la custodia. Por lo tanto, concluyó que las acciones y omisiones de la
distribuidora no habían constituido causa adecuada del daño.

-II-
Contra ese pronunciamiento, la parte actora dedujo recurso ex-
traordinario (fs. 1133/1146) que, una vez contestado (fs. 1149/1160), fue
denegado (fs. 1164/1165), lo que motivó esta presentación directa (fs.
60/64 del cuaderno respectivo).
Afirma que la sentencia es arbitraria en tanto resuelve en contra
de los hechos probados en la causa y el régimen de protección de los
consumidores aplicable al caso -arts. 42 de la Constitución Nacional
y 5, 6, 28 y 40 de la Ley 24.240 de Defensa del Consumidor- omitiendo
que la demandada habilitó el servicio irregularmente, lo que genera
su responsabilidad por incumplimiento de sus deberes de seguridad y
control que se encuentran a su cargo.
Manifiesta que se procedió a brindar el servicio en una edificación
construida fuera de regla y al margen del control municipal. Además,
aduce que cuando la empresa procedió a cambiar el primer medidor
por otros dos, no realizó la inspección integral de las instalaciones in-
ternas, las que presentaban grave riesgo para los ocupantes.
Al respecto, remarca que le correspondía al tribunal decidir si esa
forma de obrar de la proveedora era acorde con el deber de seguridad
que impone el estatuto del consumidor y el Programa de Prevención
de Accidentes por inhalación de monóxido de carbono -Res. Enargas
1256/1999-, aspecto que no abordó, tornando la sentencia en arbitraria.
2262 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Expresa que la responsabilidad de la empresa por violar el deber


de seguridad es objetiva y que resulta indistintamente responsable
junto a la locadora por haber creado las condiciones para la acción
posterior de esta, sin que se hubieren acreditado las características
de caso fortuito del hecho de un tercero por el que no debía responder.
Explica que, ante la duda, catalogada como una “situación de in-
certidumbre” por el a quo, se debió condenar a la empresa demandada
ya que en el régimen de responsabilidad objetiva las eximentes de res-
ponsabilidad deben estar perfectamente probadas.
Agrega, por último, que se violó el deber de información respecto
de las condiciones de seguridad de las instalaciones internas y que se
afectó el derecho a un trato digno del usuario y consumidor (arts. 8 bis
y 28 de la ley 24.240).

-III-
Si bien los agravios vinculados con la atribución de responsabili-
dad por daños y perjuicios remiten al examen de cuestiones fácticas
y de derecho común y procesal, materia ajena -como regla y por su
naturaleza- a la instancia del artículo 14 de la ley 48, ello no resulta
óbice para admitir el recurso por arbitrariedad cuando se ha omitido
dar un tratamiento adecuado a la contienda de acuerdo a los térmi-
nos en que fue planteada, el derecho aplicable y la prueba rendida y,
por lo tanto, el pronunciamiento no configura un acto judicial válido
(Fallos: 330:4459, “Cardozo”; 330:4983, “Banco de la Nación Argenti-
na”; entre otros).
A mi modo de ver asiste razón a la recurrente al sostener que la
cámara valoró erróneamente los incumplimientos de Gas Natural Ban
SA. para eximirla de responsabilidad.
En ese sentido, el tribunal omitió considerar que la interpretación
del alcance de la obligación de seguridad y la’ consecuente atribución
de responsabilidad debe ser efectuada teniendo en cuenta el derecho a
la seguridad previsto en la Constitución Nacional para los consumido-
res y usuarios, tal como lo expresó la Corte Suprema de Justicia de la
Nación en “Ledesma” (Fallos: 331:819). Allí, el tribunal puntualizó que
la incorporación del vocablo seguridad en el artículo 42 de la Constitu-
ción Nacional es una decisión valorativa “que debe guiar la conducta
del Estado así como a los organizadores de actividades que, directa o
indirectamente se vinculen con la vida o la salud de las personas” y
“obliga a los prestadores de servicios públicos desempeñar conductas
encaminadas al cuidado de lo más valioso que existe en ella: la vida y
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2263
343

la salud de sus habitantes, ricos o pobres, poderosos o débiles, ancia-


nos o adolescentes, expertos o profanos” (considerando 6º). También
señaló que “los usuarios y consumidores son sujetos particularmente
vulnerables a los que el constituyente decidió proteger de modo es-
pecial, y por lo tanto no corresponde exigirles la diligencia de quien
celebra un contrato comercial” (considerando 7º).
Ello, especialmente en el marco de la responsabilidad objetiva
prevista en el artículo 40 de la ley 24.240 (incorporado por el art. 4º
de la Ley 24.999) que establece: “si el daño al consumidor resulta del
vicio o riesgo de la cosa o de la prestación del servicio, responderán el
productor, el fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el
vendedor y quien haya puesto su marca en la cosa o servicio. El trans-
portista responderá por los daños ocasionados a la cosa con motivo o
en ocasión del servicio. La responsabilidad es solidaria, sin perjuicio
de las acciones de repetición que correspondan. Sólo se liberará total o
parcialmente quien demuestre que la causa del daño le ha sido ajena.”
En efecto, en el sub lite, el a quo omitió evaluar, de manera porme-
norizada, la incidencia causal que pudo haber tenido en la producción
del daño la habilitación incorrecta del servicio de gas, en particular,
las falencias en la instalación de los medidores, la falta de verificación
de las instalaciones internas de la vivienda al momento de la habili-
tación del servicio y la defectuosa instalación de las cañerías, es de-
cir, el incumplimiento de deberes de seguridad a cargo de la empresa
prestadora.
De la pericia presentada por el ingeniero civil se desprende que el
día 6 de octubre de 1999 se instaló un primer medidor para abastecer
la casa de la demandada B. El experto afirmó que aquella instalación
se realizó de manera irregular toda vez que no existe constancia de la
identificación del instalador o del inspector que revisó las instalacio-
nes internas, así como tampoco la hay del informe de final de obra, “lo
que hace dudoso que esas diligencias se hayan cumplido” (fs. 832 vta.
y 833 vta.). También se señaló que, en algún momento que no se puede
determinar, en el terreno se construyó una nueva vivienda, la que lue-
go fue locada por las víctimas a la señora B. Asimismo, entre la fecha
de instalación del primer medidor y la ocurrencia del evento dañoso
se reemplazó la conexión original de gas externa por otra en la que
se instalaron dos medidores nuevos, uno para la vivienda donde ocu-
rrió el siniestro y otro para la de la locadora. Con relación a esa nueva
conexión, el perito indicó que “se omitió la inspección integral de las
instalaciones internas, las cuales no estaban en regla, presentando
graves riesgos para la salud de los ocupantes” (830, 831 vta./833 y 860).
2264 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Además, en lo tocante a la construcción donde vivían los actores, el


experto remarcó numerosas irregularidades. Señaló que no existe do-
cumental que acredite el pedido de servicio, croquis de la instalación,
certificación expedida por gasista matriculado, certificado de chequeo
que dé cuenta que la instalación estaba en condiciones para habilitar
el medidor o aprobación final. Destacó que solo fue presentado un ex-
pediente respecto de la vivienda donde residía B por un servicio para
dos bocas -estufa y cocina- y ninguno para la vivienda de los actores
que tenía tres bocas -cocina, calefón y estufa- (fs. 833). Concluyó que
“la prestataria, no verificó que se cumplieran los requisitos exigidos
por la reglamentación vigente, que la misma publica en su página web,
respecto de los pasos a seguir, para proceder a instalar el medidor de
gas” (fs. 860).
En cuanto a las irregularidades específicas de los artefactos ins-
talados en el monoambiente que ocupaban los actores detalló que la
estufa era de tiro natural cuando, por las características del inmueble,
debía ser de tiro balanceado o con rejillas para circulación de aire; que
el calefón no tenía llave de paso en el ambiente y que carecía de una
cañería de salida de gases, por lo que la gran cantidad de dióxido de
carbono que producía quedaba en el ambiente; que la cocina estaba
cerca de una ventana, lo que se encuentra prohibido; que la ubicación
donde se encontraba la llave de paso de la cocina no era permitido y
que no había rejillas de ventilación correctamente instaladas para el
calefón o la cocina, lo que también era antirreglamentario (fs. 833).
En relación a la instalación de las cañerías, el perito indicó que los
tendidos se colocaron “por afuera, y a nivel del suelo del patio, lo cual
no es seguro, ni permitido, por posibilidad de pinchadura, y/o rotura
mecánica” y que “si están al exterior y no empotrados a una pared,
deben estar amurados mediante grampas y no pegados al suelo, como
es el caso, ya que se corren riesgos mecánicos y de oxidación por hu-
medad continua. De allí que la reglamentación vigente no lo acepte”
(fs. 834 vta.). Luego explicó que esa instalación de las conexiones en
el exterior de las viviendas, sin ninguno de los recaudos descriptos,
hicieron viable la conexión mediante bridas y la modificación de los
tendidos (fs. 834 vta. /835) que permitieron el abastecimiento de gas a
los actores desde la casa de la señora B sin que estos tuvieran conoci-
miento del corte de suministro.
Sobre esa base, considero que, si bien el tribunal transcribió ex-
tractos de la pericia donde se describían los referidos incumplimien-
tos, señaló de manera dogmática que se trataba de una “situación de
incertidumbre” sin ingresar a un análisis concreto sobre los efectos
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2265
343

que la habilitación irregular del servicio podría haber tenido en el


accidente.
La sala, previo a desestimar la responsabilidad de la demandada
por considerar que sus acciones u omisiones no constituyeron causa
adecuada del daño, debió analizar la prueba referida para luego eva-
luar si efectivamente el actuar de B fue la única causa del siniestro o
si, por el contrario, el incumplimiento de la empresa constituía una
concausa en el evento dañoso.
Es que, aun cuando haya existido una conexión interna irregular
entre la vivienda de los actores y la de la señora B -instalada por ella
y de la cual las víctimas no tenían conocimiento- que se habría llevado
a cabo frente al corte de suministro por falta de pago pocos días antes
del evento (fs. 94 de la causa penal y 233 del principal), el a quo no
valoró que aquella conexión interna irregular entre las dos unidades,
fue posible y facilitada por los defectos en las conexiones interiores de
gas de las unidades funcionales. Del mismo modo, tampoco ponderó
la contribución concausal de la falta de habilitación regular de las ins-
talaciones de gas externas realizadas por la empresa y del sistema de
distribución del gas al interior de ambas unidades, a la luz del deber
de seguridad.
Además, de las actuaciones no se desprende que Gas Natural Ban
S.A. haya intentado acreditar el cumplimiento de sus obligaciones en
la habilitación inicial, en la instalación del medidor en la vivienda don-
de ocurrió el siniestro, o en la instalación de las cañerías, a pesar de
estar dicha prueba a su cargo conforme las previsiones del artículo 53
de la ley 24.240.
No es ocioso señalar que la emanación de monóxido de carbo-
no es un riesgo frecuente que debe ser contemplado por la empresa
prestadora del servicio, de lo que da cuenta la resolución de Enargas
1256/99 referido al Marco de Referencia Provisorio para la Revisión
Periódica de Artefactos. Esta establece que, teniendo en cuenta la
falta de idoneidad del usuario común para advertir el riesgo en el que
puede llegar a encontrarse, las licenciatarias de distribución realiza-
rán un muestreo representativo de las condiciones de los artefactos
residenciales para obtener parámetros y confeccionar los procedi-
mientos definitivos de prevención de accidentes por causa de ema-
naciones de monóxido de carbono (considerandos y arts. 1 y 2). En
ese sentido, no es posible plantear que la exigencia de verificación de
las instalaciones internas y de los artefactos de los inmuebles, previo
a habilitar el servicio de gas, resultara una diligencia extraordinaria
para Gas Natural Ban S.A.
2266 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

En conclusión, en el caso media relación directa e inmediata en-


tre lo debatido y resuelto y las garantías constitucionales que se dicen
vulneradas (art. 15 de la ley 48), en tanto la sentencia cuestionada no
dio un adecuado tratamiento a las cuestiones planteadas y omitió pon-
derar, a la luz del artículo 42 de la Constitución Nacional, elementos
probatorios conducentes para decidir respecto de la responsabilidad
de la distribuidora y, en su caso, el consecuente deber de responder de
la citada en garantía.
Lo manifestado no implica abrir juicio sobre la solución que, en
definitiva, se adopte sobre el fondo del asunto luego de considerar la
totalidad de la prueba producida y los elementos relevantes, cuestión
que es potestad exclusiva de los jueces de la causa y ajena a la vía del
artículo 14 de la ley 48.
Por lo expuesto, opino que corresponde hacer lugar a la queja, de-
clarar procedente el recurso extraordinario y dejar sin efecto la senten-
cia apelada a fin de que, por quien corresponda, se dicte un nuevo pro-
nunciamiento. Buenos Aires, 4 de octubre de 2018. Victor Abramovich.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 22 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por Marcia Andrea


Vela, Claudio Alejandro Gnocato y M. E. G. en la causa Vela, Marcia
Andrea y otros c/ Gas Natural Ban S.A. y otros s/ daños y perjuicios”,
para decidir sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que contra la sentencia de la Sala J de la Cámara Nacional de


Apelaciones en lo Civil que, tras modificar los montos de la condena,
confirmó en los restantes aspectos el fallo de la instancia anterior, la
actora dedujo recurso extraordinario que, al ser denegado, motivó la
presente queja.

2º) Que los agravios de la recurrente se dirigen exclusivamente a


cuestionar el rechazo de la demanda en relación con la empresa Gas
Natural Ban S.A.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2267
343

3º) Que las cuestiones planteadas por la apelante encuentran ade-


cuada respuesta en los fundamentos del dictamen del señor Procura-
dor Fiscal, que esta Corte comparte y hace suyos, y a los que corres-
ponde remitir en razón de brevedad.

4º) Que no obstante lo anterior, resulta menester señalar que si


bien los agravios vertidos en el remedio federal remiten al examen de
cuestiones fácticas y de derecho común y procesal, materias que –en
principio- resultan ajenas a la vía del artículo 14 de la ley 48, ello no re-
sulta óbice para admitir el recurso cuando el acto jurisdiccional carece
de los requisitos mínimos que lo sustentan válidamente como tal, en
razón de arbitrariedad manifiesta derivada del apartamiento de cons-
tancias comprobadas de la causa, omisión de tratamiento de cuestio-
nes sustanciales planteadas por las partes y de normativa conducente
a la solución del litigio, o cuando media una fundamentación aparente,
que se apoya únicamente en conclusiones de naturaleza dogmática.

5º) Que, en efecto, la cámara de apelaciones, para eximir de res-


ponsabilidad a la empresa demandada, ha omitido considerar la exten-
sión de la obligación de seguridad -y su consecuente atribución de res-
ponsabilidad- a la luz del derecho a la seguridad, previsto en la Carta
Magna para los consumidores y usuarios.

En tal sentido, esta Corte ha señalado en el precedente “Ledes-


ma” (Fallos: 331:819), que la seguridad es un valor expuesto en la
norma del artículo 42 de la Constitución Nacional que debe guiar la
acción de todos aquellos que realizan actividades que –directa o in-
directamente- se vinculen con la vida o la salud de las personas. La
presencia de ese valor en el texto constitucional “…es una decisión
valorativa que obliga a los prestadores de servicios públicos des-
empeñar conductas encaminadas al cuidado de lo más valioso que
existe en ella: la vida y la salud de sus habitantes, ricos o pobres,
poderosos o débiles, ancianos o adolescentes, expertos o profanos”
(considerando 6º).

La explicación axiológica de tal conclusión, fue señalada por el Tri-


bunal en el citado precedente en los siguientes términos: “…los usua-
rios y consumidores son sujetos particularmente vulnerables a los
que el constituyente decidió proteger de modo especial, y por lo tanto
no corresponde exigirles la diligencia de quien celebra un contrato
comercial…” (considerando 7º).
2268 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

6º) Que en la sentencia recurrida, la cámara, tras reseñar las irre-


gularidades expuestas por el perito ingeniero en relación con la insta-
lación y habilitación del gas en el inmueble donde se produjo el escape,
concluyó señalando que “…esta situación de incertidumbre(…)a la
cual añado, los claros y precisos fundamentos expuestos por el sen-
tenciante de grado(…)permiten proponer, mantener la responsabili-
dad de la manera efectuada en la instancia de grado”.

La escueta conclusión del fallo, que no hizo mérito sobre las irregu-
laridades identificadas en el peritaje producido en la causa, así como
tampoco ahondó en la responsabilidad que –en función de tales defi-
ciencias- le podría corresponder a la empresa prestadora del servicio
de gas, denota una asombrosa falta de fundamentación de la sentencia
que, de tal forma, se apoya en una afirmación dogmática.

Por lo demás, la “situación de incertidumbre”, invocada como úni-


co argumento para solventar la exoneración de responsabilidad de
la empresa en el caso, debió ser acompañada de un análisis fundado,
ponderando la obligación de seguridad mentada por el artículo 42 de
la Constitución Nacional, los elementos de prueba reunidos en el ex-
pediente y la atribución de responsabilidad que, de manera especial y
con carácter objetivo, establece el artículo 40 de la ley 24.240.

7º) Que sobre tal base, asiste razón a la recurrente en cuanto afir-
ma que la resolución apelada es arbitraria y, por ende, corresponde
su descalificación como acto jurisdiccional en los términos de la doc-
trina de esta Corte sobre arbitrariedad de sentencias, a fin de que los
planteos sean nuevamente considerados y decididos mediante un fallo
constitucionalmente sostenible (Fallos: 336:421, entre otros).

Por ello, de conformidad con lo dictaminado por el señor Procura-


dor Fiscal y habiendo tomado intervención la Defensoría General de
la Nación, se hace lugar a la queja y al recurso extraordinario y se deja
sin efecto la sentencia apelada con el alcance indicado en la presente.
Con costas. Vuelvan los autos al tribunal de origen para que, por quien
corresponda, se dicte un nuevo fallo con arreglo al presente. Agrégue-
se la queja al principal. Notifíquese y, oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (según su voto)— Elena I. Highton


deNolasco (según su voto)— Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis
Lorenzetti — Horacio Rosatti.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2269
343

Voto del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz Y de la Señora Vicepresidenta Doctora Doña
Elena I. Highton de Nolasco

Considerando:

1º) Que los antecedentes de la causa se encuentran adecuadamen-


te reseñados en los puntos I y II del dictamen del señor Procurador
Fiscal, al que cabe remitir a fin de evitar reiteraciones innecesarias.

2º) Que si bien los agravios de la apelante remiten al estudio de


cuestiones de derecho común y a la ponderación de aspectos fácticos
y probatorios reservados, en principio, a los jueces de la causa y ajenos
a la instancia extraordinaria, cabe hacer excepción a esa regla cuan-
do —como ocurre en la presente— el pronunciamiento apelado omite
tratar cuestiones conducentes para la correcta solución del litigio y se
aparta de las constancias de la causa, apoyándose en meras afirma-
ciones dogmáticas que impiden considerarlo sentencia fundada en ley
que exigen los artículos 17 y 18 de la Constitución Nacional (doctrina
de Fallos 327:5717; 339:499; entre otros).

3º) Que, luego de reseñar las diversas irregularidades y deficien-


cias de control señaladas en el informe pericial obrante a fs. 829/844
vta. y en las contestaciones del perito a las observaciones formuladas
por las partes (fs. 859/861 y 864/868 vta.), la sentencia apelada confirmó
el rechazo de la atribución de responsabilidad a la codemandada Gas
Natural Ban S.A. Fundó su decisión en la “situación de incertidumbre
[…] a lo cual añado los claros y precisos fundamentos expuestos por
el sentenciante de grado a fs. 995” (fs. 1118), aserto que no pasa de ser
una simple afirmación dogmática, desprovista del mínimo desarrollo
argumental que —apoyado en las constancias de la causa— permita
considerar que se trata de un fundamento suficiente para sostener la
decisión como acto jurisdiccional válido.

4º) Que, por una parte, no resulta evidente en modo alguno cuál
sería la incertidumbre respecto de la actuación que le cupo a la pres-
tadora del servicio público.

En efecto, el perito señaló en reiteradas oportunidades las condi-


ciones antirreglamentarias y falencias técnicas de las instalaciones
2270 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

del inmueble en el que se produjo el lamentable suceso (por ejemplo, a


fs. 831, 833 vta., 861, 864 vta., entre otras), la vinculación que a su juicio
existiría entre tales condiciones y el siniestro que motiva la presen-
te acción (fs. 834, 836) y las graves deficiencias de control en las que
habría incurrido la empresa demandada (fs. 832, 833/833 vta., 834/834
vta., 835/835 vta., 860/860 vta., 864 vta.). Es decir que, según el experto,
las deficiencias de control habrían posibilitado la existencia de instala-
ciones antirreglamentarias y carentes de las mínimas condiciones de
seguridad. Por lo tanto, sin abrir juicio sobre la conclusión que quepa
extraer de tal material probatorio, es claro que la mera afirmación de
que existiría una “situación de incertidumbre” —respecto de la cual
no se ofrece ninguna elaboración adicional— no basta para fundar la
sentencia recurrida. Tampoco es suficiente la remisión a los funda-
mentos dados por el juzgado de primera instancia, según los cuales el
daño se produjo por causas originadas en cañerías y artefactos insta-
lados clandestinamente, sobre los que el usuario tiene la custodia (fs.
995), cuando el perito señaló que la demandada habría omitido realizar
inspecciones que, más allá del carácter interno o externo de las insta-
laciones, podrían haber tenido incidencia causal en el acaecimiento de
los daños reclamados, como se señalara antes.

5º) Que, por otra parte, el art. 40 de la ley 24.240 prescribe que “Si
el daño al consumidor resulta del vicio o riesgo de la cosa o de la pres-
tación del servicio, responderán el productor, el fabricante, el impor-
tador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya puesto su
marca en la cosa o servicio. El transportista responderá por los daños
ocasionados a la cosa con motivo o en ocasión del servicio. La respon-
sabilidad es solidaria, sin perjuicio de las acciones de repetición que
correspondan. Sólo se liberará total o parcialmente quien demuestre
que la causa del daño le ha sido ajena”. Frente al carácter objetivo de
la responsabilidad atribuida con fundamento en la norma citada, la cá-
mara debió haber analizado las constancias de la causa en forma por-
menorizada para determinar si se encontraba acreditada la ruptura
del nexo causal que exonerara a la empresa distribuidora. La invocada
situación de incertidumbre es insuficiente a tales efectos.

6º) Que, en las condiciones reseñadas, en el caso media relación di-


recta e inmediata entre lo debatido y resuelto y las garantías que se di-
cen vulneradas (artículo 15 de la ley 48), razón por la cual corresponde
la descalificación del pronunciamiento apelado a la luz de la doctrina
sobre arbitrariedad de sentencias.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2271
343

Por ello, habiendo tomado intervención la Defensoría General de


la Nación y de conformidad en lo pertinente con lo dictaminado por el
señor Procurador Fiscal, se declaran procedentes la queja y el recurso
extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada, con el alcan-
ce que surge de los considerandos precedentes. Con costas (art. 68,
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación). Vuelvan los autos al
tribunal de origen para que, por intermedio de quien corresponda, se
dicte un nuevo pronunciamiento con arreglo al presente. Agréguese la
queja al principal. Notifíquese y, oportunamente, remítase.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco.

Recurso de queja interpuesto por Marcia Andrea Vela, Claudio Alejandro Gnocato
y su hijo menor de edad, M. E. G., representados por el Dr. Gustavo Alberto Gran-
charoff.
Tribunal de origen: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil, Sala J.
Tribunal que intervino con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instancia en
lo Civil nº 59.

SINOPEC ARGENTINA EXPLORATION and PRODUCTION


Inc., SUCURSAL ARGENTINA c/ CHUBUT, PROVINCIA del s/
Acción declarativa (art. 322 Cód. Procesal)

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

La apertura de la jurisdicción originaria en razón de la materia solo pro-


cede cuando la acción entablada se funda directa y exclusivamente en
prescripciones constitucionales de carácter nacional, leyes del Congre-
so, o tratados, de tal suerte que la cuestión federal sea la predominante
en la causa.

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

Quedan excluidos de la competencia originaria aquellos procesos en


los que se planteen cuestiones de índole local que traigan aparejada la
necesidad de hacer mérito de éstas o que requieran para su solución
la aplicación de normas de esa naturaleza o el examen o revisión en
2272 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

sentido estricto de actos administrativos de las autoridades provincia-


les, legislativos o judiciales de carácter local, ya que el respeto de las
autonomías provinciales requiere que se reserve a sus jueces el conoci-
miento y decisión de las causas que versan sobre cuestiones propias del
derecho provincial.

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

Toda vez que la actora cuestiona el método implementado por la Pro-


vincia del Chubut para calcular el valor boca de pozo en los meses en
los que no hubo transferencias por venta a partir de un precio artificial
que denominó “precio revalúo definitivo”, como así también el modo
de computar la deducción por gastos de almacenamiento, y, al mismo
tiempo, solicita que se declare la prescripción de los poderes provin-
ciales en cuanto pretende exigirle el cobro de las regalías a la luz de lo
establecido en el Código Civil, la causa resulta ajena a la competencia
originaria, pues las cuestiones planteadas encierran un planteo conjun-
to de un asunto de naturaleza federal -la alegada violación del régimen
federal de hidrocarburos (ley 17.319 y sus normas complementarias y
reglamentarias) producida por la exigencia provincial- con uno de orden
local referido a la validez de los actos provinciales por no ajustarse a las
normas de derecho común que regulan la prescripción.

CONGRESO NACIONAL

Dentro de las atribuciones del Congreso de la Nación, y de los distintos


tipos de leyes que sanciona, se encuentra la de dictar las que se deno-
minan de derecho común, cuya aplicación corresponde a los tribunales
federales o provinciales, según que las cosas o las personas caigan bajo
sus respectivas jurisdicciones, tal como expresamente lo establece el
art. 75, inciso 12 de la Constitución Nacional.

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

La competencia atribuida por el art. 116 de la Constitución Nacional a la


Corte y a los tribunales inferiores de la Nación con respecto a las causas
que versen sobre puntos regidos por las leyes de la Nación, encuentra
como límite también la reserva hecha en el citado inciso 12 del art. 75,
y por consiguiente la demanda que se funda directamente en la falta de
validez de un acto o ley local por considerarlo además contrario a las
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2273
343

disposiciones del derecho común, debe ser juzgada por los jueces loca-
les, ya que su aplicación le corresponde a ellos al caer las cosas de que
se trata bajo su jurisdicción.

COMPETENCIA ORIGINARIA DE LA CORTE SUPREMA

Si a través de la competencia originaria se pudiesen juzgar los casos


vinculados con actos de los poderes públicos provinciales, con relación a
los cuales, en ejercicio de los deberes y facultades administrativas pro-
vinciales, las autoridades han hecho una determinada aplicación de la
legislación común, se habría establecido una subordinación de aquellas
con respecto al gobierno central, en desmedro de las autonomías loca-
les que constituyen la esencia del sistema federal de gobierno adoptado
por nuestra Constitución.

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
A fs. 78/96 Sinopec Argentina Exploration and Production Inc., Su-
cursal Argentina (en adelante, SINOPEC) con domicilio en la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires promueve demanda en los términos del
art. 322 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación contra la
Provincia del Chubut a fin de que V.E.: a) disipe el estado de incerti-
dumbre en que dice encontrarse ante la pretensión de la demandada
de exigirle y reclamarle el pago de diferencias de regalías de crudo
por los períodos 9/2008 a 8/2013 en relación al Área Bella Vista Oeste,
ubicada en el territorio de la provincia, por la suma de u$s 900.419,64,
en concepto de capital e intereses, surgidas de calcular el valor boca
de pozo de un modo distinto a lo establecido por la normativa federal
en materia de hidrocarburos -es decir, a partir de un precio artificial al
que llamó “precio revalúo definitivo” en aquellos meses en los cuales
no hubo transferencia de petróleo crudo por venta y a la forma de com-
putar la deducción por gastos de almacenamiento b) declare que dicho
reclamo, exteriorizado por la demandada en la determinación de oficio
40/2015, resulta improcedente e ilegítimo. Todo ello, según las explica-
ciones dadas por la provincia en su resolución 852/2015 con sustento
en lo dispuesto en la resolución 435/04 SEN.
2274 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Señala que SINOPEC se dedica a la exploración, desarrollo, pro-


ducción y comercialización de hidrocarburos y es titular de concesio-
nes de explotación en varias provincias argentinas y, entre ellas, la del
Área Bella Vista Oeste, ubicada en la Provincia del Chubut. Aclara que,
en virtud de ello se encuentra sujeta al pago de las regalías previstas
en la ley 17.319 -ley de hidrocarburos-.
Puntualiza que SINOPEC efectúa una interpretación distinta a la
efectuada por la demandada de la aludida resolución 435/2004 SEN (en
particular de sus arts. 2º, 4º y 6º), y, en consecuencia, del modo en que
deben declararse, calcularse y pagarse las regalías de la ley 17.319.
Frente a la exigencia de la provincia de que pague las diferencias
de regalías en dólares, asevera que lo que la normativa federal esta-
blece es que ellas deben informarse en dicha moneda pero que su pago
se efectúa en pesos.
Consigna que, en dicho contexto, la Dirección General de Ren-
tas de la Provincia de Chubut le notificó, el 9/2/2015, la resolución
0040/2015, por la que se impugnaron sus declaraciones juradas por
regalías de petróleo crudo por los períodos 9/2008 a 8/2013, se deter-
minó de oficio las diferencias (capital e intereses) por dicho concepto
y se la intimó al pago de ellas bajo apercibimiento de proceder a su
ejecución judicial.
Contra dicha resolución, SINOPEC interpuso un recurso de recon-
sideración en el que, además, planteó la prescripción de los períodos
9/2008 y 1/2010, el que fue parcialmente acogido por el organismo de
recaudación provincial según surge de la resolución 0852/2015. Añade
que, frente a ello, interpuso el recurso de apelación previsto en el có-
digo fiscal provincial, el que no se encontraba resuelto al momento de
iniciar esta acción.
Indica que el 16 de marzo de 2016 la DGR remitió una nota
de intimación requiriéndole el pago de las diferencias que aquí
cuestiona bajo apercibimiento de iniciarle una ejecución fiscal y
de trabarle embargos “y/o” inhibición general de bienes, acompa-
ñando, además, según afirma “de modo intimidatorio”, una boleta
de deuda por un importe mayor al que le fue determinado de oficio
(u$s 1.136.157,42).
Sostiene que en tanto la provincia no aplicó a la liquidación de
las regalías que nos ocupa, el mecanismo previsto en la normativa
federal en materia de hidrocarburos (v. leyes 17.319 y 26.197, de-
creto 1671/69, resoluciones SEN 5/2004 y modificatorias, 118/2011 y
435/2004), y no impugnó los valores tomados por SINOPEC en los
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2275
343

términos del art. 9 de la citada resolución 435/2009, su pretensión es


ilegítima y vulnera el art. 75, inc. 12, de la Constitución Nacional, del
cual surge la competencia exclusiva y excluyente del Estado Nacio-
nal para regular dicha materia, tal como el Tribunal lo sostuvo en
varios precedentes que cita.
Concluye que, por lo demás, -y en virtud de los fundamentos que
esgrime en el punto V de la demanda- las facultades de la provincia
para determinar “y/o” exigir a SINOPEC las regalías de crudo por los
períodos 9/2008 a 4/2010- ambos inclusive- se encuentran prescriptas,
sin perjuicio de los períodos que prescriban a futuro.
Por último, solicita que se le otorgue una medida cautelar de no
innovar a fin de que, hasta tanto se dicte un pronunciamiento definiti-
vo en esta causa, la demandada se abstenga de exigirle el pago de las
diferencias por regalías de crudo pretendidas por los períodos 9/2008 a
8/2013, así como de iniciar su cobro judicial o de nuevos reclamos por
igual concepto por otros períodos.
A fs. 97 se da vista, por la competencia, a esta Procuración General.

-II-
La cuestión que se debate en el sub lite resulta sustancialmente
análoga a la que fue objeto de tratamiento por este Ministerio Públi-
co en las causas Y.19, L.XLII, “YPF S.A. c/ Neuquén, Provincia del
s/ medida cautelar” y E.113, L.XLV, “Enap Sipetrol Argentina S.A. c/
Chubut, Provincia del s/ medida cautelar” y R.92, L.XLVIII, “Roch
S.A. c/ Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur s/ medida
cautelar”, dictámenes del 18 de mayo de 2006, 23 de octubre de 2009 y
18 de abril de 2012 respectivamente, que fueron compartidos por V.E.
en sus sentencias del 31 de octubre de 2006, 29 de diciembre de 2009 y
26 de marzo de 2013 (y sus citas).
En virtud de lo allí expuesto, cuyos fundamentos doy aquí por
reproducidos brevitatis causae en lo que resultaren aplicables a
esta causa, opino que el proceso corresponde a la competencia
originaria de la Corte. Buenos Aires, 26 de septiembre de 2016.
Laura M. Monti.
2276 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 22 de diciembre de 2020.

Autos y Vistos; Considerando:

1º) Que a fs. 78/96 Sinopec Argentina Exploration and Production


Inc., Sucursal Argentina, promueve demanda en los términos del art.
322 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación contra la Pro-
vincia del Chubut, a fin de obtener una declaración del Tribunal que
disipe el estado de incertidumbre en el que dice encontrarse frente
a la pretensión de la demandada de exigirle y reclamarle el pago de
diferencias de regalías por la producción de petróleo crudo durante
los períodos 9/2008 a 8/2013 en el Área Bella Vista Oeste, por la suma
de U$S 900.419,64 -en concepto de capital e intereses-, surgidas de cal-
cular el valor boca de pozo en los meses en los que no hubo transfe-
rencias por venta a partir de un precio artificial que denominó “precio
revalúo definitivo”, y de computar la deducción por gastos de alma-
cenamiento multiplicando la tarifa solo por los días de almacenaje;
todo ello, de un modo distinto –según sostiene- a lo establecido por la
normativa federal en materia de hidrocarburos (leyes 17.319 y 26.197,
decreto 1671/69 y resoluciones SEN 5/2004, 435/2004, 963/2004, 972/2005
y 118/2011). En consecuencia, solicita que se declare improcedente e
ilegítimo dicho reclamo exteriorizado en las resoluciones 40/2015-DGR
y 852/2015-DGR.

Asimismo, plantea la prescripción de las facultades de la deman-


dada para determinar y exigir el pago de las regalías correspondientes
a los períodos 9/2008 a 4/2010. En este sentido destaca que la provincia
no discutió que en materia de regalías corresponde la aplicación del
régimen de prescripción del Código Civil (ley 340), ni que el término
aplicable es el quinquenal que preveía su art. 4027, inc. 3, sino que ase-
veró que toda la actividad administrativa desplegada resultó interrup-
tiva del curso de la prescripción; conclusión esta que la actora cuestio-
na por considerarla contraria a las disposiciones de los arts. 3984, 3986,
3991 y cctes. de dicho código.

A su vez, afirma que el Código Civil y Comercial de la Nación (ley


26.994) no resulta aplicable a los períodos en discusión en este proceso.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2277
343

Expone que la empresa se dedica a la exploración, desarrollo, pro-


ducción y comercialización de hidrocarburos y que es titular de conce-
siones de explotación en varias jurisdicciones, entre ellas, la del Área
Bella Vista Oeste ubicada en la Provincia del Chubut.

Explica que se ha generado una controversia con la demandada


en cuanto a la interpretación de la aludida resolución 435/2004 SEN
(en particular de sus arts. 2º, 4º y 6º) y, en consecuencia, en relación al
modo en que deben declararse, calcularse y pagarse las regalías de la
ley 17.319.

Frente a la exigencia de la provincia de que pague las diferencias


de regalías en dólares estadounidenses, destaca que la normativa fe-
deral establece que aquellas deben informarse en dicha moneda, pero
que su pago se efectúa en pesos.

En ese contexto, señala que la Dirección General de Rentas pro-


vincial dictó la resolución 40/2015-DGR, en la que se determinaron de
oficio las diferencias impugnadas y se la intimó a su pago bajo aperci-
bimiento de proceder a su ejecución judicial.

Indica que contra dicha resolución interpuso un recurso de recon-


sideración -en el que, además, planteó la prescripción de los periodos
9/2008 y 1/2010-, el que fue parcialmente acogido por haber detecta-
do el organismo de recaudación provincial un error matemático en la
aplicación de la tarifa de almacenaje (resolución 852/2015-DGR). Sin
perjuicio de ello, añade que, en definitiva, se confirmaron las impugna-
ciones de las declaraciones juradas de regalías y que, frente a ello, in-
terpuso el recurso de apelación previsto en el código fiscal provincial,
el que no se encontraba resuelto al momento de iniciar esta acción.

Por último, solicita que se le otorgue una medida cautelar de no


innovar a fin de que, hasta tanto se dicte un pronunciamiento definiti-
vo en esta causa, la demandada se abstenga de exigirle el pago de las
diferencias por regalías pretendidas por los períodos 9/2008 a 8/2013,
así como de iniciar su cobro judicial o de nuevos reclamos por igual
concepto por otros períodos.

A fs. 105/157 la actora amplía la demanda en los términos del art.


331 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación a fin de que
2278 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

también se declare la prescripción de los períodos 9/2013 a 8/2016 re-


clamados por la demandada mediante la resolución 879/2016 dictada
en el marco del expediente administrativo 2574/2016-DGR, por la suma
de U$S 34.195,30 (capital más intereses), y se disponga que el pago de
regalías debe efectuarse en pesos. En relación a esto último se remite
a los argumentos desarrollados en el escrito inicial.

Solicita asimismo que se amplíe la medida cautelar requerida a los


períodos reclamados en la resolución citada.

2º) Que la apertura de la jurisdicción originaria en razón de la mate-


ria solo procede cuando la acción entablada se funda directa y exclusiva-
mente en prescripciones constitucionales de carácter nacional, leyes del
Congreso, o tratados, de tal suerte que la cuestión federal sea la predomi-
nante en la causa (Fallos: 311:1588; 315:448; 322:1470, entre muchos otros).

Por lo tanto, quedan excluidos de dicha instancia aquellos pro-


cesos en los que también se planteen cuestiones de índole local que
traigan aparejada la necesidad de hacer mérito de éstas o que requie-
ran para su solución la aplicación de normas de esa naturaleza o el
examen o revisión en sentido estricto de actos administrativos de las
autoridades provinciales, legislativos o judiciales de carácter local (Fa-
llos: 245:104; 311:1597; 319:2527; 329:937, entre muchos otros), ya que
el respeto de las autonomías provinciales requiere que se reserve a
sus jueces el conocimiento y decisión de las causas que versan sobre
cuestiones propias del derecho provincial.

3º) Que en el sub lite se configura la situación descripta en el se-


gundo párrafo del considerando 2º) precedente, ya que, según se
desprende de los términos de la demanda -a cuya exposición de los
hechos se debe atender de modo principal para determinar la compe-
tencia, según los arts. 4º y 5º del Código Procesal Civil y Comercial de
la Nación y doctrina de Fallos: 321:2592; 327:4865; 327:4865-, la actora
cuestiona el método implementado por la Provincia del Chubut para
calcular el valor boca de pozo en los meses en los que no hubo transfe-
rencias por venta a partir de un precio artificial que denominó “precio
revalúo definitivo”, como así también el modo de computar la deduc-
ción por gastos de almacenamiento, y, al mismo tiempo, solicita que se
declare la prescripción de los poderes provinciales en cuanto pretende
exigirle el cobro de las regalías correspondientes a los períodos 9/2008
a 4/2010 a la luz de lo establecido en el Código Civil.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2279
343

En tales condiciones, las cuestiones planteadas por la peticionan-


te en relación a la pretensión de la Provincia del Chubut encierran
un planteo conjunto de un asunto de naturaleza federal -la alegada
violación del régimen federal de hidrocarburos (ley 17.319 y sus nor-
mas complementarias y reglamentarias) producida por la exigencia
provincial- con uno de orden local referido a la validez de los actos
provinciales por no ajustarse a las normas de derecho común que
regulan la prescripción.

4º) Que se debe tener presente que dentro de las atribuciones del
Congreso de la Nación, y de los distintos tipos de leyes que sanciona,
se encuentra la de dictar las que se denominan de “derecho común”,
cuya aplicación corresponde a los tribunales federales o provinciales,
según que las cosas o las personas caigan bajo sus respectivas juris-
dicciones, tal como expresamente lo establece el art. 75, inciso 12 de la
Constitución Nacional.

El propósito perseguido por el constituyente al conferir al Poder


Legislativo Nacional tal atribución no fue otro que el de lograr la uni-
formidad de las instituciones sustantivas o de fondo, salvaguardando
al propio tiempo la diversidad de jurisdicciones que corresponde a un
sistema federal de gobierno (Fallos: 278:62).

5º) Que, por ese motivo, la competencia atribuida por el art. 116 de
la Constitución Nacional a esta Corte y a los tribunales inferiores de
la Nación con respecto a las causas que versen sobre puntos regidos
por las leyes de la Nación, encuentra como límite también la reserva
hecha en el citado inciso 12 del art. 75, y por consiguiente la demanda
que, como en el caso, se funda directamente en la falta de validez de
un acto o ley local por considerarlo además contrario a las disposicio-
nes del “derecho común”, debe ser juzgada por los jueces locales, ya
que su aplicación le corresponde a ellos al caer las cosas de que se
trata bajo su jurisdicción (causa N.425.XLII “Nestlé Argentina S.A. c/
Buenos Aires, Provincia de s/ acción declarativa de certeza”, pronun-
ciamiento del 24 de noviembre de 2009).

6º) Que, de tal manera, si a través de la competencia originaria


se pudiesen juzgar los casos vinculados con actos de los poderes
públicos provinciales, con relación a los cuales, en ejercicio de los
deberes y facultades administrativas provinciales, las autoridades
han hecho una determinada aplicación de la legislación común, se
2280 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

habría establecido una subordinación de aquellas con respecto al


gobierno central, en desmedro de las autonomías locales que cons-
tituyen la esencia del sistema federal de gobierno adoptado por
nuestra Constitución (arg. conf. Gondra, Jorge M., “Jurisdicción
Federal”, página 423; Fallos: 334:902).

7º) Que ello no obsta a la tutela que esta Corte eventualmente pue-
da dar a los aspectos federales que el litigio pudiere comprender, la
que debe procurarse por la vía del recurso extraordinario y en la me-
dida que la decisión de los jueces provinciales afecte el interés de las
partes (Fallos: 277:365; 310:2841, causa N.425.XLII “Nestlé Argentina
S.A. c/ Buenos Aires, Provincia de s/ acción declarativa de certeza”,
precedentemente citada, entre muchas otras).

Por ello, y oída la señora Procuradora Fiscal, se resuelve: Declarar


la incompetencia de esta Corte para conocer en la causa por vía de
su instancia originaria. Notifíquese y comuníquese a la Procuración
General de la Nación.

Carlos Fernando Rosenkrantz — Elena I. Highton de Nolasco —


Juan Carlos Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Parte actora: Sinopec Argentina Exploration and Production Inc., Sucursal Argenti-
na, representada por su apoderado, doctor Manuel María Benites.
Parte demandada: Provincia del Chubut, no presentada en autos.

TOMMASI, JULIO ALBERTO y Otros s/ Causa nº 15710

DOBLE INSTANCIA

El agravio relativo a que la cámara revisora ha seguido linealmente el


temperamento del tribunal oral sin tratar debidamente los cuestiona-
mientos contra los fundamentos de la condena resulta formalmente
admisible, ya que en definitiva implica que se encuentra en tela de jui-
cio la observancia del derecho de los imputados a recurrir la sentencia
condenatoria, consagrado por el artículo 8.2.h de la Convención Ameri-
cana sobre Derechos Humanos, a la par que se denuncia la violación a
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2281
343

las garantías de la defensa en juicio y debido proceso protegidas por el


artículo 18 de la Constitución Nacional que exigen que las sentencias
constituyan una derivación razonada del derecho vigente con aplicación
de las circunstancias comprobadas de la causa.

DELITOS DE LESA HUMANIDAD

El deber que tiene el Estado Argentino de investigar los crímenes de


lesa humanidad cometidos en su territorio presupone no solo que el
Estado no pueda oponer normas internas que obstaculicen el enjui-
ciamiento y eventual castigo de los responsables (verbigracia, leyes de
amnistía o prescripción), sino que además debe abstenerse de adoptar
cualquier otro tipo de medidas que disuelvan la posibilidad de reproche.

DELITOS DE LESA HUMANIDAD

La contundencia del alcance conferido al mandato judicial de investigar


los crímenes de lesa humanidad y de arribar a la verdad real en el marco
de un enjuiciamiento penal, y su especial exigencia respecto de este tipo
de imputaciones, obliga a rechazar cualquier argumento que pretenda
sostener a priori que la mera pertenencia a una categoría –por ejemplo,
la de civil– pueda impedir, por sí misma, la posibilidad de formular a su
respecto un reproche penal por la responsabilidad que le pudiera caber
en la comisión de delitos de lesa humanidad.

JUICIO CRIMINAL

La reconstrucción de hechos acaecidos en el pasado que lleva adelante


el juez penal en sus sentencias no se produce en idénticas condiciones a
las que rodean la actividad de un historiador, pues, a diferencia de lo que
sucede en el campo de la historia frente a hipótesis de hechos contra-
puestas, en el derecho procesal penal el in dubio pro reo y la prohibición
de non liquet imponen un tratamiento diferente de tales alternativas,
a partir del cual, en definitiva, el juez tiene impuesto inclinarse por la
alternativa fáctica que resulta más favorable al imputado.
2282 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

DOBLE INSTANCIA

El derecho de recurrir del fallo ante el juez o tribunal superior del ar-
tículo 8.2. ap. h de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
y del concordante artículo 14.5 del Pacto Internacional de Derechos Ci-
viles y Políticos, requiere garantizar una revisión integral, exhaustiva y
amplia del fallo condenatorio.

DOBLE INSTANCIA

Corresponde dejar sin efecto la sentencia que condenó a los imputados


como partícipes necesarios del delito de privación ilegal de la libertad
agravada por haber sido cometido por funcionarios públicos con violen-
cia e imposición de tormentos agravados en perjuicio de un perseguido
político, pues el a quo convalidó la condena limitándose a reiterar los
fundamentos del fallo pero sin abordar –y en consecuencia, sin tampo-
co refutar– los conducentes planteos que los recurrentes formularon
respecto tanto a la falta de correlato de los indicios de cargo con las
constancias probadas de la causa como a la alegada presencia de ra-
zonamientos contradictorios en los que, con mengua del principio de
culpabilidad y del principio de presunción de inocencia, habría incurrido
la sentencia de mérito para fundar el reproche.

DOBLE INSTANCIA

La actividad revisora desplegada por el a quo devino en insuficiente si


se limitó a repetir los términos empleados en la sentencia de mérito
sin brindar un razonamiento y una respuesta concreta que rebatiera los
planteos de los recurrentes que cuestionaban todos y cada uno de los
extremos a partir de los que se infirió su conocimiento de la ocupación
de la finca y del que, a su vez, se derivó que conocieron el destino que se
le dio al inmueble y que quisieron brindarlo a esos efectos.

DOBLE INSTANCIA

La mera repetición de los fundamentos dados en el juicio, sólo formal-


mente satisface la revisión, pero no demuestra el tratamiento de las
cuestiones llevadas a estudio.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2283
343

DOBLE INSTANCIA

La revisión no puede reducirse a la mera reiteración de conceptos ver-


tidos por el tribunal oral especialmente en casos en que se dice de la
arbitrariedad en la valoración de prueba indiciaria y la violación del in
dubio pro reo.

DOBLE INSTANCIA

No se encuentra cumplida la revisión integral y exhaustiva del fallo con-


denatorio en los términos establecidos en el precedente “Casal” toda
vez que el a quo convalidó la condena impuesta a los recurrentes incu-
rriendo en una verdadera petición de principio al afirmar, dogmática-
mente mediante un razonamiento circular, la validez de la inferencia
sobre la que se apoyó la condena y sin que se haya examinado, en con-
secuencia, la correspondencia de aquélla con las reglas de la lógica y
de la sana crítica conforme lo requerían los agravios planteados por los
recurrentes en el recurso de casación.

DELITOS DE LESA HUMANIDAD

El deber de investigar y sancionar los crímenes de lesa humanidad tiene


que ser asegurado cumpliendo también con las normas constituciona-
les y convencionales que obligan a la Corte a velar por el respeto de las
garantías judiciales, en el caso la del doble conforme, las que resultan
instrumentales para asegurar que la aplicación de una pena solo pueda
estar fundada en la certeza del tribunal que falla acerca de la existencia
de un hecho atribuible al acusado.

PRESUNCION DE INOCENCIA

La presunción de inocencia consagrada en el artículo 18 de la Constitu-


ción Nacional puede ser vista, en sustancia, como el reverso de la garan-
tía de imparcialidad del tribunal.
2284 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

RECURSO EXTRAORDINARIO

La apreciación de la prueba constituye, por vía de principio, facultad


de los jueces de la causa y no es susceptible de revisión en la instancia
extraordinaria; sin embargo, esta regla no es óbice para que la Corte
conozca en los casos cuyas particularidades hacen excepción a ella con
base en la doctrina de la arbitrariedad, toda vez que con ésta se tiende
a resguardar la garantía de la defensa en juicio y el debido proceso exi-
giendo que las sentencias sean fundadas y constituyan una derivación
razonada del derecho vigente con aplicación a las circunstancias com-
probadas de la causa (Voto del juez Rosenkrantz).

DELITOS DE LESA HUMANIDAD

Corresponde dejar sin efecto la sentencia que condenó a los imputados


como partícipes necesarios del delito de privación ilegal de la libertad
agravada por haber sido cometido por funcionarios públicos con violen-
cia e imposición de tormentos agravados en perjuicio de un perseguido
político, pues no existe la necesaria certeza, requerida para la impo-
sición de pena en un estado de derecho, acerca del conocimiento por
parte de aquellos de la comisión de los delitos que se imputaron a los
autores directos de los hechos investigados, y menos aún existe certeza
de su voluntad de cooperar en la comisión de dichos delitos (Voto del
juez Rosenkrantz).

DELITOS DE LESA HUMANIDAD

Corresponde dejar sin efecto la sentencia que condenó a los imputados


como partícipes necesarios del delito de privación ilegal de la libertad
agravada por haber sido cometido por funcionarios públicos con violen-
cia e imposición de tormentos agravados en perjuicio de un perseguido
político, pues la atribución de responsabilidad a aquellos carece de re-
ferencias a indicios o hechos concretos probados en el expediente que
pudiesen sustentar las imputaciones formuladas, y tampoco existen cir-
cunstancias previas, concomitantes a los delitos presuntamente come-
tidos por los imputados o posteriores que sustenten la existencia de un
concierto doloso entre los militares y ellos para perpetrar una empresa
criminal conjunta (Voto del juez Rosenkrantz).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2285
343

DELITOS DE LESA HUMANIDAD

La sentencia que condenó a los imputados como partícipes necesarios


del delito de privación ilegal de la libertad agravada por haber sido co-
metido por funcionarios públicos con violencia e imposición de tormen-
tos agravados en perjuicio de un perseguido político debe ser dejada sin
efecto, pues a la luz de los hechos descriptos en la causa es posible que
el plan criminal de las fuerzas militares haya podido ser llevado ade-
lante sin la intervención de los recurrentes, en tanto no hay elemento
alguno que pruebe lo contrario (Voto del juez Rosenkrantz).

SENTENCIA CONDENATORIA

En la fundamentación de una condena penal, en vista a las gravosas


consecuencias que impone a la libertad, el honor y el patrimonio del
acusado, se debe dejar clara constancia de los hechos en los que se basa
la acusación, los elementos probatorios que los sustentan, en su caso,
las inferencias realizadas a partir de dichos hechos (junto con las reglas
de inferencia que se usan cuando ellas no son obvias) y las razones por
las que se considera que dichas inferencias están justificadas (Voto del
juez Rosenkrantz).

DELITOS DE LESA HUMANIDAD

La sentencia que condenó a los imputados como partícipes necesa-


rios del delito de privación ilegal de la libertad agravada por haber
sido cometido por funcionarios públicos con violencia e imposición de
tormentos agravados en perjuicio de un perseguido político debe ser
dejada sin efecto, toda vez que se asumió un conocimiento y una volun-
tad de cooperación en el hecho ajeno por parte de los imputados y se
concluyó que hubo una empresa criminal conjunta, pero asumiéndose
que distintas circunstancias eran ciertas y diversas inferencias vale-
deras sin que ellas hubieran sido ni probadas ni justificadas (Voto del
juez Rosenkrantz).

PRESUNCION DE INOCENCIA

La presunción de inocencia es el principio clave de todo el sistema penal


y debe funcionar como una garantía contra la aceptación como verda-
deras de hipótesis acusatorias inciertas y como principio orientador del
2286 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

juicio para preservar la imparcialidad del juzgador ante la posible emer-


gencia de naturales actitudes reactivas frente a la presunción de delito
(Voto del juez Rosenkrantz).

DELITOS DE LESA HUMANIDAD

La gravedad de los delitos de lesa humanidad atribuidos a los recu-


rrentes y la indignación moral que causa el uso de la fuerza estatal al
servicio de un plan de atroz criminalidad no pueden justificar que las
condenas por tales delitos se impongan prescindiendo de la certeza de
que los hechos imputados fueron cometidos por los acusados (Voto del
juez Rosenkrantz).

DELITOS DE LESA HUMANIDAD

Los casos de lesa humanidad deben regirse por las mismas reglas de
prueba que las aplicables respecto de todos los demás delitos, pues la
violación del derecho no justifica la violación del derecho (Voto del juez
Rosenkrantz).

DELITOS DE LESA HUMANIDAD

Las únicas consecuencias jurídicas que resultan del encuadre de un de-


lito en la categoría de lesa humanidad son la prohibición de aplicar la
prescripción, el indulto, la amnistía y otros eximentes de responsabili-
dad, pero no existen reglas diferenciales en materia probatoria y las di-
ficultades probatorias que pueden haber surgido por el paso del tiempo
no pueden ser la justificación para reducir el grado de certeza requerido
para dictar una condena penal, ni para violar la presunción de inocencia.
(Voto del juez Rosenkrantz).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2287
343

Dictamen de la Procuración General

Suprema Corte:

-I-
La Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal confirmó las
condenas a quince y once años de prisión, impuestas a Emilio Felipe
M y Julio Manuel M respectivamente, por considerárselos partícipes
necesarios de los delitos de privación ilegal de la libertad doblemente
agravada por tratarse el agente de un funcionario público y haberse
cometido con violencia, e imposición de tormentos doblemente agra-
vada por tratarse el agente de un funcionario público y la víctima de un
perseguido político (artículos 45, 55, 144 bis, inciso 1 y último párrafo
-texto según Ley 14.616-, en función del artículo 142, inciso 1 -texto se-
gún Ley 20.642-, y 144 ter, párrafos primero y segundo -texto según Ley
14.616-, del Código Penal) (fs. 14/102 vta.).
Contra esa sentencia, la defensa de ambos condenados interpuso
recurso extraordinario.
Por un lado, planteó la violación del principio de congruencia y, en
consecuencia, del derecho a la defensa en juicio, en tanto, según su
parecer, los acusados fueron indagados y. procesados por un hecho
distinto al descripto en los requerimientos de elevación a juicio del
fiscal y las querellas. En efecto, sostuvo que en los primeros actos
procesales mencionados, se los acusó de haber facilitado a miem-
bros del Ejército Argentino con asiento en Tandil, es decir, a los in-
tegrantes del Batallón Logístico I, sede del Área Militar 121 durante
la última dictadura cívico militar, la chacra de su propiedad sita en
esa ciudad, a fin de que se ocultara allí a Carlos Alberto M -abogado
laboralista, representante de trabajadores de la Asociación de Obre-
ros Mineros de la Argentina y de la cementera “Loma Negra”- el que
sería sometido a tormentos y luego muerto, pero después se requirió
la elevación a juicio por el hecho de facilitar esa chacra no ya para
ocultarlo, sino para privarlo ilegítimarnente de su libertad, imponer-
le tormentos y matarlo. En síntesis, la defensa sostuvo que su agra-
vio reside en que mientras en la indagatoria y el procesamiento se
atribuyó a los acusados un encubrimiento, en los requerimientos de
elevación a juicio se les imputó, en cambio, participación en los de-
litos mencionados. Y pese a ese cambio de la base fáctica, según la
recurrente, no se hizo lugar a su solicitud de nulidad de aquellos re-
querimientos y de los actos procesales dependientes, lo que fue con-
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firmado por el a quo mediante argumentos que, en su opinión, “no


abastecen mínimamente el requisito de fundamentación suficiente
que reclama la validez del fallo cuestionado” (fs. 98/104 vta.).
En el mismo sentido, argumentó que la fiscalía y las querellas, al
efectuar sus respectivos requerimientos de elevación a juicio y sus
alegatos, calificaron el aporte de los imputados como participación
primaria, mientras que en el auto de elevación a juicio se lo conside-
ró participación secundaria. Añadió que frente a esa circunstancia, el
tribunal oral debió haber procedido de conformidad con lo previsto en
el artículo 381 del Código Procesal Penal de la Nación, dado que al no
hacerlo, afectó nuevamente el derecho de defensa de los hermanos M
por lo que la sentencia del a quo, que convalidó lo actuado, les irrogó
un perjuicio irreparable, actual y concreto (fs. 104 vta./107).
Por otro lado, criticó que el a quo, a su modo de ver, no haya repa-
rado en “los agravios que demostraron la arbitrariedad cometida por
el primer judicante en la valoración del material probatorio, en parti-
cular, la tergiversación del testimonio del señor Valentín Bulfoni […] y
la ponderación de los testimonios de la familia Pozal...” (ft. 107).
Al respecto, tachó de absurda la valoración de los dichos de Neri E
y Carlos Leonardo M, pues entiende que la circunstancia de que hayan
relatado que vieron por última vez a Moreno en la zona de la cantera
“Albión” no confirma, como señaló el a quo, sino que suscita aún más
dudas acerca de que la víctima haya sido llevada a la entonces quinta
de los imputados, dado que ésta se encuentra a cuatrocientos metros
de esa cantera (fs. 107 vta./ 108).
Además, consideró manifiestamente arbitraria la sentencia re-
currida pues, a su entender, los parámetros tenidos en cuenta para
fundamentar la intervención de los acusados, resultan violatorios del
principio de culpabilidad. A este respecto, afirmó que tanto el tribunal
oral como el a quo sostuvieron que los hermanos M no podían desco-
nocer que en su propiedad funcionaba un centro clandestino de deten-
ción, de lo que infirieron que brindaron su consentimiento para que el
inmueble se utilizara con fines criminales, pero esa inferencia es una
“aberración constitucional” (fs. 96 vta./97 y 109 vta./ 110).
Por último, añadió que “la elección de la teoría de los delitos de
infracción de deberes especiales, configura un supuesto de arbitrarie-
dad normativa, inconsistente con los fundamentos dogmáticos de los
arts. 45 y ss. del C.P.” (fs. 110).
Ese recurso extraordinario fue declarado inadmisible (fs. 115/116
vta.), lo que motivó la presente queja, en la que la defensa insistió con
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343

el carácter federal de las cuestiones planteadas, a excepción de la úl-


tima, referida a la modalidad de imputación del resultado mediante la
que se habría sostenido la responsabilidad de los acusados, que no fue
mantenida (fs. 118/130 vta.).
Por lo tanto, entiendo que la jurisdicción de V.E. no ha quedado
habilitada para pronunciarse sobre esa cuestión, la que debe conside-
rarse abandonada (Fallos: 332:1933, en particular considerando 9 del
voto de la mayoría, y sus citas).

-II-
En cuanto al agravio referido al principio de congruencia, cabe
precisar, ante todo, que los hermanos M no fueron condenados por el
delito de homicidio, y que ese punto de la decisión está firme, por lo
que aun cuando se admitiera la falta de correlación invocada entre
las indagatorias, el procesamiento y los requerimientos de elevación
a juicio en lo que respecta a las circunstancias fácticas calificadas de
ese modo en estos actos procesales, habría que concluir que el recurso
extraordinario es inadmisible, en tanto no se ha demostrado el perjui-
cio irrogado (artículo 3, letra “c”, del reglamento aprobado mediante la
acordada 4/2007 del Tribunal).
En segundo lugar, la recurrente sostuvo que su estrategia defen-
siva resultó desbaratada (fs. 100 vta. y 105) ya que, como ha quedado
expuesto (Cf. supra, punto I), señaló que se indagó y procesó a los acu-
sados por una conducta calificable como encubrimiento de determina-
dos delitos (facilitar su propiedad para ocultar a la víctima, que sería
privada ilegítimamente de su libertad: torturada y matada allí), pero
luego se requirió su juicio por una conducta calificable como participa-
ción en esos delitos al facilitar su propiedad para que se consumaran
en ese lugar, por lo que no se les habría permitido ejercer eficiente-
mente su derecho a ser oídos.
Sin embargo, se debe observar, por un lado, que la defensa no discu-
tió que la base fáctica resultó idéntica en las indagatorias, en el proce-
samiento de ambos imputados y en su confirmación (fs. 99 y vta.) y, por
el otro, que en estas decisiones de mérito aquéllos fueron considerados
responsables de los delitos de privación ilegal de la libertad y tormen-
tos en perjuicio de M tras concluirse que participaron en su comisión al
haber facilitado a los autores la propiedad donde los cometieron. Es de-
cir que los imputados fueron procesados como partícipes, y que jamás
las conductas que se les reprocharon durante el transcurso del proce-
so se calificaron como encubrimiento, por lo que no advierto el motivo
2290 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
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por el cual la recurrente viene afirmando desde su alegato, según ella


misma lo aclaró (fs. 104 y vta.), que se vio sorprendida por un supuesto
cambio sustancial en la base fáctica, provocado por los requerimien-
tos de elevación a juicio que, al transformar un encubrimiento en una
participación, habría desbaratado su estrategia e impedido, en suma,
el ejercicio eficiente del derecho constitucional a la defensa en juicio.
En efecto, como se ha dicho, el juez de instrucción, la cámara de
apelaciones y los acusadores siempre calificaron las conductas impu-
tadas como participación, por lo que sólo cabe concluir que la defensa,
contrariamente a lo que afirmó, pudo razonablemente prever que de-
bía ofrecer prueba y argumentar en el juicio sobre la inexistencia de
los elementos objetivos y subjetivos propios de esa forma de ilícito, y
no sólo de su encubrimiento, en el cual, a su modo de ver, debían sub-
sumirse aquellas conductas.
En esas condiciones, considero que la parte no ha podido demos-
trar que el defecto invocado tomó ilusorio o menoscabó el derecho que
asiste al imputado de contestar los hechos que se le atribuyen me-
diante la acusación y señalar las pruebas en su favor, conforme al cri-
terio establecido por V.E. con respecto a los principios contenidos en
el artículo 18 de la Constitución Nacional. Al respecto, cabe recordar
que “las garantías del debido proceso y defensa en juicio exigen que
la acusación, considerada como una etapa sustancial en la integración
de todo proceso penal por medio del cual se delimita el objeto proce-
sal, describa con precisión la conducta imputada, a los efectos que el
procesado pueda ejercer con plenitud su derecho a ser oído y producir
la prueba en su descargo, así como también el de hacer valer todos
los medios conducentes a su defensa, que prevén las leyes de procedi-
mientos” (Fallos: 325:1530 y sus citas).
Por otro lado, su agravio, tal como ha sido formulado, se dirigió a
cuestionar un supuesto agravamiento de la situación de los imputados
a raíz del invocado cambio esencial en la descripción de las conductas
reprochadas, que se observaría en los requerimientos de elevación a
juicio, lo que habría provocado la modificación de su calificación, pero
esto no fue lo que ocurrió, ya que, como se ha mencionado, siempre
se planteó durante la instrucción que se trataba de una participación
en delitos ejecutados por otros, y así se lo sostuvo también en los ale-
gatos de los acusadores y en la sentencia. Para la defensa, entonces,
lo inadmisible habría sido que en el auto de procesamiento y en su
confirmación se hayan calificado como participación conductas que,
de acuerdo con el modo en que fueron descriptas, constituirían, en su
opinión, un encubrimiento.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2291
343

Desde esa perspectiva, el agravio debe ser desechado no sólo por-


que su introducción recién en la oportunidad del artículo 393 del có-
digo ritual resulta tardía, sino también porque, según lo aprecio, no
trasciende de la interpretación de normas de derecho común, procesal
y de su aplicación al caso, aspectos extraños a la instancia extraor-
dinaria (Fallos: 292:564; 294:331; 301:909; 313:253; 321:3552 y 325:316),
sin que la mención de preceptos constitucionales haya bastado para
la debida fundamentación del recurso, en la medida en que, tal como
resulta expuesto, no se ha logrado demostrar su directa vinculación
con el sub examine (artículo 15 de la Ley 48).

-III-
La recurrente también planteó la violación del principio de con-
gruencia al señalar que los hermanos M fueron acusados como partí-
cipes necesarios de los delitos ya mencionados, pese a que en el auto
de elevación a juicio se los consideró partícipes secundarios. Esta dife-
rencia en la calificación de su aporte a los hechos les habría impedido,
para la recurrente, defenderse correctamente.
Sin embargo, habré de propiciar el rechazo de ese agravio, con
base en consideraciones similares a las expuestas en el apartado ante-
rior. En efecto, dado que los imputados fueron acusados como partíci-
pes primarios, la parte pudo razonablemente prever que debía ofrecer
prueba y argumentar en el juicio sobre la inexistencia de los elemen-
tos objetivos y subjetivos de esa conducta ilícita, por lo que no advierto
la transgresión del derecho constitucional invocado.
En ese sentido, no se puede obviar que, según consolidada juris-
prudencia de la Corte, la exigencia de acusación, como forma sustan-
cial de todo proceso penal, salvaguarda la defensa en juicio del justicia-
ble (Fallos: 143:5 y 321:2021), y que si bien el sistema de enjuiciamiento
criminal adoptado por nuestra legislación procesal penal nacional
(Ley 23.984 y modificatorias) pertenece a los denominados “sistemas
mixtos”, la etapa del debate materializa claramente principios de puro
cuño acusatorio, dada la exigencia de oralidad, continuidad, publicidad
y contradictorio, los cuales no sólo responden a un reclamo meramen-
te legal sino que configuran verdaderos recaudos de orden constitucio-
nal (artículos 18 y 24 de la Constitución Nacional; 8.5 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos; 14.1 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos; 26 de la Declaración Americana de los
Derechos y Deberes del Hombre, y 11.1 de la Declaración Universal de
Derechos Humanos).
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En ese sentido, V.E. ha reconocido el rango constitucional de la


regla que se expresa como principio de correlación entre la acusación
y el fallo en la medida en que resulta ser una manifestación de la ga-
rantía de defensa en juicio (Fallos: 302:791; 324:2133, entre otros), pues
el derecho a ser oído reclama del órgano jurisdiccional un pronuncia-
miento que debe expedirse sobre el hecho y las circunstancias conte-
nidas o delimitadas en la acusación.
Desde esa perspectiva, entonces, no parece que se haya afectado
en el sub examine el derecho de defensa de los condenados, ya que la
coincidencia es plena entre la acusación y la sentencia en lo referido al
hecho y su calificación.

-IV-
En cuanto al agravio referido a la valoración de la prueba, cabe
recordar que, según se tuvo por probado, el abogado laboralista Car-
los Alberto M fue secuestrado por personal militar en la noche del
29 de abril de 1977, en las cercanías de su domicilio, sito en la ciudad
de Olavarría, Provincia de Buenos Aires, y trasladado a Tandil, don-
de permaneció alojado en la chacra de los hermanos M ubicada en
la Circunscripción I, Sección D, Manzana 93, que era utilizada por
las fuerzas armadas como centro clandestino de detención. El 3 de
mayo huyó de ese lugar y buscó refugio en la vivienda de la familia
B, situada en el barrio “Los Laureles”, cercano a la cantera “Albión”
y a la ruta 226 de la misma ciudad. Sin embargo, poco después fue
recapturado por un grupo de personas vestidas de civil, entre quie-
nes se encontraba el Cabo Primero José Luis O, Conductor Motoris-
ta del Batallón Logístico I. M fue inmediatamente reconducido a la
chacra por sus captores, los que le propinaron fuertes golpes en su
espalda con una pala que arrebataron del vehículo de Carlos M, uno
de los testigos del procedimiento. Tras permanecer detenido allí en
condiciones inhumanas y haber sido sometido a sesiones de tortura,
lo mataron mediante un disparo de arma de fuego ese mismo día o
al día siguiente. Su cuerpo se entregó a sus familiares el 23 de mayo
(fs. 45 vta./47).
La defensa objetó que los testimonios ponderados no son suficien-
tes para demostrar que en la ex chacra de los M se haya privado de la
libertad y torturado a M. Para ello, como se ha visto (Cf. supra, punto
I), criticó las conclusiones a las que arribó el a quo a partir de esos tes-
timonios. Por lo tanto, corresponde examinar esas conclusiones, tras
repasar el cuadro probatorio en el que se apoyaron.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2293
343

Por un lado, al remitir a la sentencia del tribunal oral, el a quo tuvo


en cuenta que los integrantes de la familia P fueron contestes al decla-
rar que en la chacra en cuestión observaron diariamente movimientos
de vehículos particulares y otros pertenecientes al ejército, soldados
de uniforme y personas de civil que hacían guardia en sus inmediacio-
nes, y que desde que el personal militar arribó al lugar “era habitual
por las noches escuchar gritos, quejidos y lamentos angustiosos de
mujeres y hombres” (fs. 50 vta.).
También señaló que, según la misma sentencia, Ana María P, Da-
niel Ángel P y Petronila G de P relataron que días después del 3 de
mayo de 1977, una vez que el personal militar había abandonado la
finca, vieron en su interior “cantidad de gasas compresas y algodones
ensangrentados, un elástico de cama metálico con gomas, cables que
iban desde el elástico al enchufe, un teléfono, diversas manchas de
sangre, entre otros”. Y que este dato fue corroborado en el debate por
Neri B, quien también visitó el lugar después de que los militares se
retiraran de allí (fs. 50 vta.). Por lo que se debe destacar que si bien la
recurrente cuestionó la veracidad de los testimonios de la familia P (fs.
107/109), ellos encontraron sustento, según el a quo, en la indubitada
declaración de aquella testigo.
Además, un indicio en el mismo sentido se desprende de las placas
fotográficas de la chacra, obtenidas el día 10 de mayo de 1977 e incor-
poradas como prueba en esta causa, en las que se observa, entre otras
cosas, un camastro y una escalera de metal de una pileta colocada de
forma horizontal en el suelo de una de las habitaciones del inmueble.
Según el a quo, esos elementos se corresponden con las denomina-
das “parrillas” que describieron numerosos testigos y víctimas de la
represión ilegal como las utilizadas para aplicar pasajes de corriente
eléctrica en los centros clandestinos de detención (fs. 87 vta.).
En cuanto a la privación de la libertad de la víctima, la cámara
ponderó el testimonio de Valentín B, el cual, según afirmó, declaró
que el día 3 de mayo de 1977 se hizo presente en su domicilio una per-
sona joven “desaliñada”, vestida con un saco a rayas, el pecho des-
cubierto y descalza, con una herida visible en el dedo gordo del pie
derecho, y le dijo que era M, que hacía días que lo tenían secuestrado
y que venía “desde unas diez cuadras”. En ese momento, de acuerdo
con el testigo, M señaló la ruta con su brazo en dirección al paraje “El
paraíso”, y luego comenzó a caminar hacia la cantera “Albión”, tras
lo cual B vio pasar un vehículo a baja velocidad con fres personas a
bordo, que al rato pasó nuevamente con sólo dos. Añadió que ello le
llamó la atención, y que ya en presencia de su hija, Neri, observó a un
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sujeto que perseguía a M “a los tiros”. Este sujeto se les acercó con
posterioridad, se identificó como “policía federal militar” y manifestó
haberse quedado sin balas, tras lo cual tomó a su hija del brazo y le
ordenó que fuera a buscar a sus compañeros que se encontraban en
la casa de los M, pero cuando vio que M se escapaba en dirección “a
la loma”, fue él mismo quien empezó a dirigirse a esa casa. Final-
mente, el a quo afirmó que el testigo ‘’también hizo referencia a un
episodio en el cual vio a vehículos policiales y la camioneta de MI
estacionada en la casa de los M, como también al desconocido que
se identificó como ‘policía federal militar” esposado, a quien -según
cree- luego liberaron” (fs. 51 y vta.).
Ese “desconocido” era, de acuerdo con el a quo, el Cabo Primero
O, quien fue detenido en la puerta de la chacra de los imputados por
personal policial que llegó hasta el lugar a raíz de la denuncia de Car-
los Rubén P, Neri B y Carlos M, testigos de la captura de M.
En efecto, sostuvo el a quo que Neri B y M efectuaron declaracio-
nes concordantes en relación con la detención de O en ese lugar. En
particular, recordó que M manifestó que el 3 de mayo, por la noche,
“fue a tirar basura a la chacra que su padre posee a la entrada de la
cantera ‘Albión’”, y que “cuando estaba lavando su camioneta apareció
la hija de B quien llorando le relató que dos hombres querían atrapar
a otro, por lo que decidieron dirigirse a la comisaría para efectuar la
denuncia. Sin embargo, al salir de la chacra para abrir la tranquera,
vieron en el asfalto a un sujeto con pistola en mano que dijo ser de
“la Federal” y que estaba haciendo un procedimiento porque se ha-
bía escapado un “delincuente subversivo”. Agregó que luego se acer-
có otro sujeto, y ambos subieron a su camioneta para perseguir a ese
supuesto delincuente. Y que finalmente dieron con él, por lo que los
“policías” bajaron del vehículo, uno de ellos tomó la pala que M había
llevado para descargar basura y, tras detener a M se dirigieron rumbo
al paraje “El Paraíso”. El testigo refirió también, según el a quo, que
entonces se encaminó con Neri B a la comisaría y, luego de denunciar
lo ocurrido, volvieron a la zona con una comitiva policial. Cuando llega-
ron a la chacra de los hermanos M, su pala estaba en la puerta, donde
también había un móvil policial en el que vio a uno de los sujetos que
había capturado a M (fs. 51 vta./52 vta.).
En el mismo sentido, se ponderó que los testigos P y Neri B dije-
ron, en coincidencia con lo declarado por Valentín B que el sujeto que
se identificó como policía, al quedarse sin balas, solicitó que fueran a
buscar refuerzos a la chacra de los M ya que allí se encontraban sus
compañeros. Y que Neri B añadió saber que a M lo tenían en la propie-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2295
343

dad de los M porque “el muchacho que lo traía le dijo que lo tenían ahí
por ser un ‘subversivo”’ (fs. 50 vta. y 51 vta.).
Además, los policías que participaron de la detención de O, según
el a quo, declararon que se llevó a cabo en la puerta de la finca en
cuestión (fs. 50 vta.).
En conclusión, se descartó que, tal como lo había afirmado la recu-
rrente, el tribunal oral llegara a la conclusión de que la chacra de los
M era el lugar donde M permaneció cautivo, con base en una interpre-
tación errónea de lo declarado por Valentín B acerca de lo que le dijo la
víctima la noche en que se encontraron, pues de su testimonio no sólo
se desprende esa circunstancia, sino también que el sujeto que persi-
guió a M había ordenado a su hija que buscara refuerzos en aquella
chacra, y que este dato fue confirmado por Neri B. Además, según se
desprende de la sentencia de casación, M. afirmó que el perseguidor
de M antes de impartir aquella orden a B dijo que se les había escapa-
do un delincuente subversivo. A lo que agregó M que su pala, utilizada
por quienes redujeron a M en la cantera “Albión”, fue recuperada en
el acceso a esa misma finca, a la cual se dirigió con la comitiva policial
que detuvo a C en el lugar, tal como también declararon los policías
que la integraron.
En suma, de acuerdo con el a quo, todos esos elementos valorados
en su conjunto “permiten convalidar plenamente la conclusión afir-
mada por el tribunal respecto a que en la chacra de [los hermanos]
M permaneció ilegítimamente privado de su libertad... “ (fs. 52 y vta.).
Sin embargo, la recurrente objetó que la prueba producida tam-
bién permite concluir que esa propiedad fue utilizada circunstancial-
mente para refugio o apoyo de los captores de M, que previamente
la habrían usurpado, y no para privar ilegítimamente de la libertad y
torturar (fs. 108 y vta.).
Pero el a quo respondió que, según lo ya dicho, quedó demostrado
que M estuvo detenido en ese lugar antes y después de su fuga frustra-
da. Y en cuanto a las torturas que habría sufrido, recordó que Valentín
B declaró que, al verlo la noche del 3 de mayo, exhibía un muy mal es-
tado de salud, estaba “tambaleante” y se le notaban condiciones físicas
sumamente precarias, en tanto que Neri B “hizo referencia en el deba-
te al grave estado físico en el que se encontraba el nombrado, descri-
biendo los hematomas observados en su espalda y cuello y una herida
con principio de infección en uno de sus dedos del pie” (fs. 53 vta.).
En el mismo sentido, añadió que el cuerpo sin vida de M fue entre-
gado a sus familiares con graves siglos de tortura y una herida de bala
2296 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

en su pecho, y que en el certificado de defunción se consignó que la


muerte se produjo por hemorragia interna intratorácica, causada por
herida de ese tipo (fs. 54).
Tampoco perdió de vista el testimonio de Pedro Osvaldo H, el que
describió en audiencia de debate, según el a quo, “las graves heridas
visualmente percibidas en el cuerpo de M, refiriendo que se encon-
traba con el torso desnudo y con una herida de bala pequeña, a su
criterio debido a la cercanía con la que se efectuó el disparo... “. Lo
que se condice con lo declarado por Susana Mabel L y Héctor Alfredo
M l, esposa y hermano de la víctima. Este último, en particular, afirmó
haber advertido la lesión profunda en el dedo del pie a la que se refirió
Neri B (fs. 54).
Con base en esos elementos probatorios, el a quo sostuvo que, tras
haberse demostrado que M permaneció ilegítimamente privado de su
libertad en la finca perteneciente a los M resultaba “ineludible” con-
cluir que en ese mismo lugar fue sometido a tormentos, en tanto fue
visto en condiciones físicas deplorables mientras intentaba huir, y su
cuerpo sin vida fue entregado a sus familiares con siglos evidentes de
tortura, sin olvidar, además, los elementos vistos en el lugar (gasas,
algodones ensangrentados, etcétera) por los integrantes de la familia
P, luego de que el personal militar se retirara del sitio (fs. 54 y vta.).
Ese razonamiento del a quo, a mi modo de ver, no puede conside-
rarse arbitrario pues, más allá de su acierto o error, no fue refutado
por la recurrente, la que tampoco brindó una versión alternativa de
lo ocurrido que explique con igual o mayor grado de convicción cada
uno de los indicios derivados de la prueba analizada, ni aparece como
inconcebible en el marco de una racional administración de justicia, en
tanto no se basa en fundamentos aparentes, ni presenta contradiccio-
nes que impidan verificar de qué manera se ha reconstruido el hecho
(Fallos: 328:3399; 331:563; 333:1657, entre otros)

-V-
En lo que respecta al supuesto fundamento inválido para sostener
la participación de los imputados, la recurrente volvió a insistir en la
inexistencia de pruebas suficientes acerca de que en la entonces pro-
piedad de los hermanos M hubiera funcionado un centro clandestino
de detención, y agregó que se tergiversó la declaración de Emilio Feli-
pe M al señalarse que reconoció haber mantenido una relación “estre-
cha” con las autoridades militares del momento, y que es contradicto-
rio afirmar, como se habría hecho en las sentencias impugnadas, que
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2297
343

aquel supuesto centro de detención era clandestino y, a la vez, que su


existencia no podía ser ignorada por los imputados (fs. 96/97 vta.).
Para fundar la escasez probatoria invocada, la recurrente señaló
que no se tuvo en cuenta que la chacra en cuestión no figura en la
prueba documental aportada al juicio como centro clandestino de de-
tención durante el último gobierno militar. Sin embargo, esa prueba
documental se refiere, según lo señalado en el recurso federal (fs. 97),
a los resultados de otras pesquisas, y la parte no se ha encargado de
precisar cuáles son los motivos por los que se debe entender que re-
futan las conclusiones del a quo, ya que bien pudo haber ocurrido, por
ejemplo, que se desconocieran las pruebas producidas en esta causa.
Desde esta perspectiva, considero que ese recurso carece de la debida
fundamentación autónoma (artículo 15 de la Ley 48).
Tampoco puede admitirse, conforme lo expuesto en el apartado an-
terior, que los testimonios de los integrantes de la familia P, de adver-
so a lo señalado por la recurrente (fs. 97 y vta.), hayan sido los únicos
elementos de prueba considerados para afirmar que en la finca de los
imputados funcionó uno de esos centros de detención, ni se sostuvo que
esta circunstancia fuera “notoria”. Según lo interpreto, el razonamiento
convalidado por el a quo parte de premisas distintas para llegar a la
conclusión de que los imputados no podían desconocerla y en conse-
cuencia, descartar la versión brindada por ellos en cuanto a que, dado
que la propiedad se encontraba abandonada por entonces, debió haber
sido usurpada, sin que tomaran conocimiento de quiénes lo hicieron.
En primer lugar, se recordó que no se discutió en la causa que la
finca perteneciera a los hermanos M en la época de los hechos.
En segundo lugar, se valoró su posición social relevante en la co-
munidad de Tandil (Emilio Felipe era gerente del Banco Comercial
de la ciudad y Julio Manuel, administrador de importantes campos),
que Emilio Felipe, a raíz de esa posición, reconoció haber mantenido
relaciones con las máximas autoridades militares de la zona, y que
para los vecinos de la chacra resultaba claro que estaba ocupada por
personal militar, debido a su presencia diaria en el lugar (fs. 69 y vta.
y 70 vta.).
Si la finca hubiera estado usurpada, no sólo resultaría extraño que
el personal militar no guardara mayor discreción, sino que, como sugi-
rió el a quo, habría sido difícil que O, al perseguir a M, le ordenara sin
más a Neri B que buscara refuerzos allí, pues esta conducta se condi-
ce más con alguien que no tiene razones para ocultar la identidad de
quienes están ocupando la propiedad (fs. 69 vta.).
2298 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Y se añadió que las placas fotográficas de la finca, ya mencio-


nadas, demuestran que sus accesos no presentaban signos de vio-
lencia, lo que también parece contradecir la tesis de la usurpación
(fs. 69 vta.).
Por lo tanto, opino que carece de sustento lo afirmado por la recu-
rrente en cuanto a que sus objeciones “no han sido ponderadas ade-
cuadamente en el fallo en crisis” (fs. 97 vta.) pues, según se ha visto, el
razonamiento del a quo es suficiente para responder cada una de ellas.
A este respecto, cabe agregar que aun si se admitiera que las relacio-
nes mantenidas por Emilio Felipe M con las máximas autoridades mi-
litares de la zona no fueron “estrechas” sino sólo “protocolares”, como
afirmó la parte, lo cierto es que ese dato, considerado en conjunto con
los otros derivados del resto de las pruebas valoradas, tales como que
los accesos a la finca no presentaban signos de violencia, que el per-
sonal militar se exhibía abiertamente en el lugar, que para los vecinos
era manifiesta su presencia allí, que los M eran personas conocidas
en el ámbito social tandilense, y la notoriedad de las circunstancias
excepcionales que el país atravesaba por entonces, resulta igualmente
discordante con la versión exculpatoria.
Una vez establecido, entonces, que la finca no había sido usurpa-
da y que, en consecuencia, los imputados sabían que estaba siendo
utilizada por los militares encargados de ejecutar el plan del terro-
rismo de estado, no puede considerarse arbitraria la verificación del
elemento subjetivo del tipo en el cual se subsumió la conducta repro-
chada. Es que, dadas las circunstancias excepcionales aludidas, no
aparece irrazonable el juicio del a quo respecto del conocimiento que
tenían los imputados sobre el uso que el personal militar podía darle
a la finca cedida.
Ello brinda sustento a la conclusión de que los hermanos fueron
conscientes de que su conducta generaba un riesgo jurídicamente
desaprobado para la libertad, la integridad física y la vida de los even-
tuales detenidos políticos a disposición de los militares y que, final-
mente, esto fue lo que ocurrió en el caso del abogado Carlos Alberto
M, lo que basta, en mi opinión, para responsabilizarlos por los delitos
cometidos en su perjuicio.
En suma, entiendo que la sentencia impugnada tampoco en este
punto puede descalificarse como acto jurisdiccional válido, en tanto no
se basa en fundamentos aparentes, ni presenta contradicciones que
impidan verificar de qué manera se ha establecido la responsabilidad
de los condenados, así como tampoco desconoce indudablemente res-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2299
343

tricciones constitucionales, lo que obsta, por tanto, la intervención de


la Corte (Fallos: 328:3399; 331:563; 333:1657, entre otros).

-VI-
Por todo lo expuesto, opino que corresponde desestimar la pre-
sente queja. Buenos Aires, 26 de agosto de 2015.Alejandra Gils Carbó.

FALLO DE LA CORTE SUPREMA

Buenos Aires, 22 de diciembre de 2020.

Vistos los autos: “Recurso de hecho deducido por la defensa en la


causa Tommasi, Julio Alberto y otros s/ causa nº 15710”, para decidir
sobre su procedencia.

Considerando:

1º) Que la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal confir-


mó las condenas a quince y once años de prisión impuestas, respecti-
vamente, a Emilio Felipe Méndez y Julio Manuel Méndez por ser con-
siderados partícipes necesarios de los delitos de privación ilegal de la
libertad doblemente agravada por tratarse el agente de un funcionario
público y haberse cometido con violencia, e imposición de tormentos
agravada por tratarse la víctima de un perseguido político.

Contra esa sentencia, los nombrados interpusieron recurso ex-


traordinario federal cuya denegación dio origen a la presente queja.

2º) Que en el recurso extraordinario, en lo que aquí interesa, los re-


currentes cuestionan dicho temperamento formulando los siguientes
agravios: a) que se violó el principio de congruencia; b) que arbitraria-
mente se tuvo por acreditado que los delitos mencionados ocurrieron
en la finca que era de su propiedad; y c) que, respecto de su participa-
ción en los hechos tanto en cuanto a su materialidad como a su signi-
ficancia jurídica, el a quo no dio el debido tratamiento a las objeciones
que habían planteado oportunamente al cuestionar los fundamentos
del fallo condenatorio por los que se sostuvo su participación dolosa en
los mencionados delitos.
2300 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

3º) Que los dos primeros agravios reseñados (a) y (b) no son aptos
para habilitar la instancia extraordinaria pues, en lo que a ellos res-
pecta, los apelantes no rebaten los respectivos fundamentos del a quo.

Distinto es el temperamento a adoptar con relación al restante


agravio, en el que se alega que la cámara revisora “ha seguido lineal-
mente el temperamento del tribunal oral” sin tratar debidamente los
cuestionamientos contra los fundamentos de la condena y por el que,
en consecuencia, se aduce que “la participación de los encartados fue
determinada por los sentenciantes de primer y segundo grado a partir
de afirmaciones dogmáticas y carentes de todo sustento probatorio” lo
que, finalmente, resulta incompatible con el principio de inocencia y de
culpabilidad penal (cf. fs.5277/5297 de los autos principales).

En efecto, este agravio resulta formalmente admisible ya que en


definitiva implica que se encuentra en tela de juicio la observancia del
derecho de los imputados a recurrir la sentencia condenatoria, con-
sagrado por el artículo 8.2.h de la Convención Americana sobre Dere-
chos Humanos, a la par que se denuncia la violación a las garantías de
la defensa en juicio y debido proceso protegidas por el artículo 18 de la
Constitución Nacional que exigen que las sentencias constituyan una
derivación razonada del derecho vigente con aplicación de las circuns-
tancias comprobadas de la causa (Fallos: 328:4580, 331:1090,, entre mu-
chos otros).

Finalmente, la impugnación se dirige contra la sentencia definitiva


del tribunal superior de la causa y existe relación directa e inmedia-
ta entre los agravios constitucionales incoados y el pronunciamiento
apelado. Por lo tanto, corresponde hacer lugar a la queja en este punto
y examinar este planteo.

4º) Que, dada la particularidad que se presenta en el caso en cuan-


to a que los recurrentes no poseían a la fecha de los hechos condición
militar ni integraban ninguna fuerza armada o de seguridad, esta Cor-
te entiende pertinente formular una importante aclaración.

En efecto, tal como sostuviera el Tribunal en el precedente “Me-


néndez” (Fallos: 335:1876), en el que se revocó un sobreseimiento y
se ordenó se evaluara debidamente la responsabilidad penal que le
pudiera caber al imputado a raíz de su intervención en los hechos en
su rol de juez federal, el “deber que tiene el Estado Argentino de inves-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2301
343

tigar los crímenes de lesa humanidad cometidos en su territorio… pre-


supone no solo que el Estado no pueda oponer normas internas que
obstaculicen el enjuiciamiento y eventual castigo de los responsables
(verbigracia, leyes de amnistía o prescripción), sino que además debe
abstenerse de adoptar cualquier otro tipo de medidas que disuelvan la
posibilidad de reproche (cfr. “Simón” -Fallos: 328: 2056-, voto de la jueza
Argibay, considerando 14; voto del juez Maqueda, considerandos 62 y
65; voto del juez Lorenzetti, considerandos 21 y 23, y voto de la jueza
Highton de Nolasco, considerandos 25 y 30)” (Fallos: 335:1876, conside-
rando 4, énfasis agregado; reiterado en Fallos: 341:1207; 1988).

La contundencia del alcance conferido a este mandato judicial


de arribar a la verdad real en el marco de un enjuiciamiento penal, y
su especial exigencia respecto de este tipo de imputaciones, obliga a
rechazar cualquier argumento que pretenda sostener a priori que la
mera pertenencia a una categoría –por ejemplo, la de civil– pueda im-
pedir, por sí misma, la posibilidad de formular a su respecto un repro-
che penal por la responsabilidad que le pudiera caber en la comisión
de delitos de lesa humanidad.

Ello en línea con las consideraciones vertidas en el caso “Acosta”


(Fallos: 335:533). En dicha oportunidad, el Tribunal, al determinar qué
temperamento debía adoptarse de modo de asegurar el cumplimiento
del deber de impedir la impunidad de los delitos de lesa humanidad y
el deber de respetar los derechos de los imputados reconocidos en el
plexo fundamental, enfatizó “el delicadísimo equilibrio que debe pri-
mar en cada decisión para no lesionar normas que imponen deberes
que necesariamente deben compatibilizarse, pues ninguno de ellos
puede ser violado arbitrariamente… exige una labor judicial pruden-
te y casuística, que en modo alguno puede suplirse por una medida
pareja para todas las situaciones, cuya diversidad fáctica es sin duda
altamente notoria” (considerando 26).

Al mismo tiempo, es preciso tener presente que, como se recordó


en los precedentes de Fallos: 328:3399 y 339:1493 (Considerando 9º), la
reconstrucción de hechos acaecidos en el pasado que lleva adelante el
juez penal en sus sentencias no se produce en idénticas condiciones
a las que rodean la actividad de un historiador. Pues, a diferencia de
lo que sucede en el campo de la historia frente a hipótesis de hechos
contrapuestas, en el derecho procesal penal el in dubio pro reo y la
prohibición de non liquet (arg. Fallos: 278:188) imponen un tratamiento
2302 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

diferente de tales alternativas, a partir del cual, en definitiva, el juez


tiene impuesto inclinarse por la alternativa fáctica que resulta más
favorable al imputado.

5º) Que, sentado ello, cabe relevar que en el sub examine, el Tri-
bunal Oral en lo Criminal Federal de Mar del Plata tuvo por probado
que en la noche del 29 de abril de 1977 el abogado laboralista Carlos
Alberto Moreno fue secuestrado en las cercanías de su domicilio en
la ciudad de Olavarría y trasladado a Tandil donde personal militar lo
mantuvo privado de su libertad, en condiciones infrahumanas y some-
tido a cruentas sesiones de tortura, hasta que el tres o cuatro de mayo,
le dio muerte.

Se constató que el día 10 de mayo de 1977 los medios periodísti-


cos reprodujeron un comunicado del Comando de Zona 1, ratificado
posteriormente en forma oficial, mediante el cual se hacía saber a la
población que “fuerzas legales lograron capturar al delincuente sub-
versivo Carlos A. Moreno, alias ‘Negro’ o ‘Beto’, perteneciente a la
Columna Centro de la banda marxista Montoneros, quien en oportu-
nidad en que se efectuaba su traslado intentó evadirse, siendo abati-
do al resistirse a la orden de detención impartida”.

Se tuvo por acreditado que la aparición del cuerpo de Carlos Alber-


to Moreno, entregado a sus familiares el 23 de mayo del mencionado
año, se debió a las esforzadas gestiones que se efectuaron desde dife-
rentes sectores con motivo del habeas corpus firmado por gran canti-
dad de colegas de las ciudades de Azul, Tandil y Olavarría y como con-
secuencia de la comparecencia ante la Suprema Corte de Justicia de
la Provincia de Buenos Aires del propio juez de la causa, doctor Carlos
Pagliere, cuya encomiable y comprometida actuación funcional, cabe
relevar, fue justamente destacada por el tribunal de mérito.

Por su responsabilidad penal en la privación de libertad calificada


y en los tormentos agravados que sufriera Carlos Alberto Moreno, así
como en su homicidio calificado, el tribunal de mérito condenó como
autores directos a Julio Alberto Tommasi – Teniente Coronel Jefe del
Área Militar 121 y del Batallón Logístico I con asiento en Tandil–, Ro-
que Ítalo Pappalardo –Mayor del Ejército que se desempeñó como ofi-
cial de operaciones (S3) del mencionado Batallón Logístico I– y José
Luis Ojeda –Conductor Motorista también del nombrado Batallón
Logístico I– a las penas de prisión perpetua e inhabilitación absoluta
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2303
343

perpetua más accesorias. Asimismo, el tribunal de mérito ordenó la


extracción de testimonios para que se investigara la presunta respon-
sabilidad que le cupiere a los integrantes del directorio de la sociedad
“Loma Negra” en la inducción de los hechos de los que fue víctima
Carlos Alberto Moreno, la participación que pudiera haber tenido el
General (R) Ignacio Aníbal Verdura y la posible intervención de los
Ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos
Aires y del Ministerio de Gobierno de la homónima provincia en fun-
ciones en abril y mayo de 1977 en la gestación del comunicado en el
que se documentó falsamente la muerte del nombrado.

En lo que aquí interesa, se acreditó que el lugar donde se mantuvo


secuestrado y se torturó a Carlos Alberto Moreno, durante aproxima-
damente cinco días, fue una finca que era propiedad de los hermanos
Emilio Felipe Méndez y Julio Manuel Méndez, quienes no integraban
las fuerzas armadas o de seguridad.

Para ello, se comprobó que en la mañana del 3 de mayo del citado


año, Carlos Alberto Moreno pudo escapar de ese lugar y, en sus cerca-
nías, buscó auxilio en la vivienda de la familia Bulfoni, ante cuyos inte-
grantes se identificó y expresó que lo tenían secuestrado, desde hacía
aproximadamente cuatro días, a diez cuadras de ese lugar, señalando
con su brazo la dirección. Los vecinos observaron el deplorable esta-
do en que se encontraba Carlos Alberto Moreno. Instantes después
se presentó un grupo de personas armadas y vestidas de civil; una
de ellas se identificó como autoridad federal y solicitó a los vecinos
presentes en ese lugar que se dirigieran a buscar refuerzos a “la casa
de los Méndez”. Pese a ello, estos valientes vecinos convocaron a la
autoridad policial quien concurrió al lugar, detuvo a José Luis Ojeda,
y finalmente lo dejó en libertad por orden de la autoridad militar. Para
ese entonces, Carlos Alberto Moreno ya había sido trágicamente re-
capturado y reconducido al lugar donde estuviera antes ilegítimamen-
te detenido.

Para tener por acreditado que Carlos Alberto Moreno estuvo dete-
nido en la finca de propiedad de los recurrentes, al que se calificó como
centro clandestino de detención, el tribunal de mérito tuvo además en
cuenta que, pocos días después del 3 de mayo y de que el personal
militar abandonara la finca, vecinos de la zona pudieron observar en
su interior la presencia de manchas de sangre, gasas y un elástico de
cama metálico con cables que iban hasta el enchufe.
2304 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

6º) Que el tribunal de mérito relevó que “los hermanos Méndez


negaron haber prestado, cedido o alquilado la chacra a persona algu-
na y refirieron que en el año 1977 la misma se encontraba totalmente
abandonada ya que por problemas de costos -la propiedad no contaba
con agua…. Sostuvieron que en esa época la chacra debió haber sido
usurpada aunque jamás tomaron conocimiento de ello y que nunca
fueron militares a la misma en carácter de invitados, solo era utilizada
por la familia.

Ahora bien, el presunto desconocimiento que en su descargo ale-


garon los hermanos Méndez respecto de lo que sucedía en la quinta
de su propiedad no tiene ningún sustento probatorio, por el contrario,
existe una pluralidad de elementos de cargo que no solo llevan a des-
cartar de plano su versión sino que además permiten sostener su clara
participación en los hechos que se les imputa”.

En tal sentido, fundó el reproche por la participación penalmente


responsable de Emilio Felipe Méndez y Julio Manuel Méndez en la
ilegítima privación de libertad y tormentos que sufriera Carlos Alber-
to Moreno en que resultaba contrario a toda lógica pensar que dos
personas de notoria actuación en la comunidad de Tandil –en tanto el
primero era Gerente del Banco Comercial de esa ciudad e integrante
del órgano administrador de la Usina de Tandil y el segundo era ad-
ministrador de importantes campos– pudiesen ignorar lo que estaba
sucediendo en la finca de su propiedad. Ello así por cuanto consideró
que el personal militar tenía una presencia manifiestamente visible
en el lugar, actuaba a plena luz del día y no tenía ningún tipo de repa-
ro ni tomaba ninguna precaución en ocultarse. Amén de ello, valoró
que la finca no tenía signos de violencia o de usurpación y afirmó que
el carácter clandestino de este lugar de detención jamás se podría
haber mantenido en el tiempo sin la autorización de los propietarios
ya que de lo contrario éstos hubieran efectuado la correspondiente
denuncia judicial.

Consideró que la finca aportada por los acusados resultó indispen-


sable para la concreción de estos hechos, pues el lugar presentaba ca-
racterísticas especiales como el emplazamiento a las afueras de la ciu-
dad de Tandil, próxima a la ruta, frondosa vegetación que dificultaba
su visión desde la calle de acceso y no era el asiento público y notorio
de personal de alguna de las fuerzas que participaron de la represión
ni un destino oficial para recibir detenidos.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2305
343

Y afirmó que el préstamo de la quinta a las autoridades del Área


121 fue efectuado por los hermanos Méndez en el marco de la exis-
tencia de una estrecha relación con personal militar. Para fundar ello
refirió que el propio Emilio Felipe Méndez, al prestar declaración in-
dagatoria, reconoció haber mantenido relaciones protocolares con dis-
tintos militares, entre ellos los co-condenados Tommasi y Pappalardo.

Al ponderar la responsabilidad individual de cada uno de los acusa-


dos, el tribunal de mérito entendió que la mayor intervención la había
tenido Emilio Felipe Méndez, pues era quien mantenía una estrecha
relación con las autoridades militares del Área 121. Para ese efecto,
valoró lo dicho por el nombrado en su declaración indagatoria y que
fue él mismo quien intervino en la inspección ocular judicial efectuada
en su finca días después de la desaparición de Carlos Alberto Moreno,
la que, conforme el relato de los demás testigos, se realizó de noche,
en presencia de un grupo de personas que portaban armas y que les
permitieron acceder a una sola habitación de la finca.

En lo que tocaba a Julio Manuel Méndez, el tribunal sostuvo que


las consideraciones vertidas respecto de su hermano no le restaban
a él responsabilidad; ya que su aporte resultaba idéntico por cuanto
tenía poder sobre la finca y decidió prestarla a los fines ya descriptos.

Por todo ello, en la sentencia condenatoria se concluyó que am-


bos hermanos adhirieron en forma voluntaria al plan instaurado por el
gobierno militar en cuanto a sus métodos y finalidad y que fue, desde
esa adhesión, que aportaron la finca que era de su propiedad para ser
utilizada para la comisión de los hechos aberrantes que allí sucedieron
(cf. fs. 4630/4668 de los autos principales).

7º) Que contra la condena impuesta, la defensa técnica de Emilio


Felipe y Julio Manuel Méndez interpuso recurso de casación en el que,
en lo que aquí interesa, denunció que se había sustentado su respon-
sabilidad penal incurriendo en una arbitraria valoración de la prueba
producida en el debate. En concreto, planteó que la participación do-
losa de los acusados se había fundado —en ausencia de prueba direc-
ta— en inferencias basadas en afirmaciones dogmáticas y carentes
de todo sustento probatorio (cf. fs. 4795/4828 de los autos principales).

Así, entre otras cuestiones, de modo particular criticó que el tri-


bunal de mérito afirmara, a partir de la serie de inferencias antes re-
2306 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

señadas, que los recurrentes no podían desconocer los delitos come-


tidos en su propiedad y, a partir de allí, concluyera que los acusados
brindaron su consentimiento para que el inmueble se utilizara con
dichos fines. En especial, la defensa, sostuvo que resultaba arbitrario,
y contrario al principio de in dubio pro reo, que se pusiera en cabeza
de los imputados que “debieron conocer” la ocupación de la finca con
base en afirmaciones generales y arbitrarias referidas a su posición
social como personas económicamente activas y con fluidos contactos.
A tal efecto, la defensa cuestionó esa conclusión al alegar que en la
causa no había ningún elemento de prueba que permitiera fundar, con
la certeza requerida para dictar una condena, esas inferencias del ór-
gano juzgador, por lo que, sostuvo, la conclusión del tribunal de mérito
se apoyaba en extremos que no se condecían con las constancias de
la causa y en razonamientos que violaban la presunción de inocencia
consagrada en el artículo 18 de la Constitución Nacional.

En esa línea, en primer lugar, señaló la contradicción en la que


había incurrido la sentencia de mérito al aseverar, por un lado, que
la relevancia del aporte del préstamo de la finca radicaba en que sus
características permitían el actuar clandestino de los autores de los
hechos y, al mismo tiempo, afirmar que, sin embargo, era tal la notorie-
dad de la presencia de éstos en el lugar que ésta no podía ser ignorada
por sus dueños. Asimismo, además de criticar la coherencia de los tes-
timonios de los miembros de la familia lindante a la quinta, que fueron
valorados para predicar la notoriedad de la ocupación, cuestionó que
la sentencia soslayara valorar las declaraciones de otros vecinos y per-
sonas que frecuentaban la zona que manifestaron no haber percibido
dicha presencia militar. Mantuvo que del hecho de que los captores de
Carlos Alberto Moreno le hubieran indicado a Neri Bulfoni que fuera a
la finca de los Méndez en busca de refuerzos no se podía deducir, como
lo había hecho el tribunal de mérito, la anuencia de los dueños de la
finca. A su vez, criticó que se hubiera omitido ponderar que, conforme
las propias declaraciones testimoniales valoradas para fundar la de-
tención ilegal de Moreno en la quinta, se encontraba acreditado que la
ocupación de la finca fue por un breve lapso de algunos días y que ésta
se encontraba abandonada.

En segundo lugar, la defensa de los imputados alegó que se ha-


bía analizado arbitrariamente la falta de una denuncia policial corres-
pondiente por usurpación respecto de esta propiedad abandonada y
la ausencia de violencia en las fallebas de ingreso a la casa de la finca.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2307
343

Señaló que era contradictorio suponer que se podía presumir el cono-


cimiento de los dueños de la finca porque no denunciaron ante la po-
licía la usurpación y al mismo tiempo reconocer el riesgo para la pro-
pia vida que suponía cualquier oposición al plan sistemático en aquel
contexto histórico, especialmente cuando se trataba de denunciar un
hecho ante una fuerza policial subordinada a las fuerzas militares.
Advirtió asimismo una nueva contradicción en la sentencia al, por un
lado, sostener que la falta de violencia en las aberturas del inmueble
indicaba que los imputados prestaron la finca y, por el otro, omitir valo-
rar que los miembros de la familia lindante a la quinta, cuyos testimo-
nios fueron valorados para fundar la presencia militar en ese lugar, así
como otros vecinos de la zona declararon haber ingresado fácilmente
y sin el consentimiento de sus dueños una vez que los militares des-
ocuparon la finca.

Resaltó que este razonamiento del tribunal era insostenible toda


vez que, mientras se reconocía que cualquier civil pudo ingresar li-
bremente al inmueble sin permiso de sus dueños, al mismo tiempo
aseveraba que las fuerzas armadas necesitaban forzosamente contar
con autorización de los imputados para ello, a pesar del poder que la
autoridad militar detentaba y frente a quien, según reconoció el mismo
tribunal, “era verdaderamente difícil oponerse manifiesta y expresa-
mente a la brutalidad y a la arbitrariedad oficial sin poner en riesgo la
vida propia y la de los suyos”.

En tercer lugar, la defensa de los imputados planteó que la afirma-


ción del tribunal respecto de la existencia de una estrecha relación en-
tre los imputados y las autoridades militares carecía de todo sustento
en las constancias de la causa. Así, sostuvo que en el caso de Emilio
Felipe Méndez, no podía concluirse una estrecha relación únicamente
a partir del mero trato protocolar que el propio imputado había de-
clarado tener con Tommasi y Pappalardo, pues implicaría desvirtuar
los términos de su defensa material trastocando el significado de sus
palabras; máxime cuando, por definición, el trato protocolar, que el im-
putado afirmó mantener en su rol laboral con un sinnúmero de autori-
dades y de representantes de asociaciones, excluye el trato personal o
íntimo que caracteriza a una relación estrecha. A su vez, alegó que res-
pecto de Julio Manuel Méndez no había elemento alguno en la causa
que sostuviera su vinculación con autoridades militares no pudiendo
valorarse su conducta a partir de consideraciones efectuadas respecto
de su hermano.
2308 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Finalmente, la defensa alegó que afirmar la participación de Emi-


lio Felipe Méndez a partir de su intervención en la inspección ocular
a la finca realizada después de que ésta fuera desocupada por las au-
toridades militares resultaba arbitrario y carente de correspondencia
con las declaraciones de los propios testigos del reconocimiento. Indi-
có que la irregularidad en que, según se valoró, que fue llevada a cabo
esa inspección, ordenada por el juez Pagliere, no podía reprochársele
al imputado que fue conducido al lugar a altas horas de la noche a
tal efecto e intervino como testigo en las mismas condiciones que los
restantes testigos del acto. A su vez, agregó que los otros dos testigos
de dicha diligencia, al narrar las condiciones en que se había llevado
adelante la inspección ocular, nunca habían aludido a la presencia de
Emilio Felipe Méndez.

8º) Que la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal al con-


firmar, por unanimidad, la condena impuesta a Emilio Felipe Méndez
y, por mayoría, la impuesta a Julio Manuel Méndez, consideró que el
tribunal de mérito había indicado los motivos concretos en los que ha-
bía sustentado la voluntariedad del aporte efectuado por los nombra-
dos en los hechos objeto de proceso.

A tal efecto, descartó que el inmueble, que según los imputados se


encontraba a la fecha de los hechos totalmente abandonado, hubiera
sido utilizado por las autoridades militares en contra de su voluntad.

En este sentido, se convalidó la conclusión del tribunal de méri-


to en cuanto a que fue voluntario el préstamo de la finca basándose
en que el acceso físico al inmueble no había sido violentado y en que
resultaba carente de toda lógica sostener que personas con pro-
minente actuación en la comunidad de Tandil que tenían relación
con el personal militar –más estrecha en el caso de Emilio Felipe
Méndez–, pudieran desconocer lo que ocurría en su finca cuando
era manifiesta la presencia militar en el lugar. Respecto de Emilio
Felipe Méndez, se destacó que tenía un estrecho vínculo con las
autoridades militares y que intervino en la inspección ocular reali-
zada en la finca días después de la desaparición de Moreno. Por su
parte, se concluyó que estos extremos probados respecto de Emilio
Felipe Méndez no desnaturalizaban la imputación respecto de Julio
Manuel Méndez quien, en su carácter de copropietario, tenía pleno
poder de disposición sobre la finca.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2309
343

Por su parte, en la disidencia registrada respecto de la participa-


ción de Julio Manuel Méndez, se afirmó que el déficit de fundamenta-
ción de su condena no radicaba en una arbitraria o errónea interpreta-
ción de la prueba producida en el debate sino en que, directamente, no
obraba en la causa ningún elemento probatorio que permitiera fundar
con certeza dicha imputación. Por ello, en dicho voto se sostuvo que, a
diferencia de las pruebas invocadas respecto de Emilio Felipe Méndez,
el tribunal de mérito había fundado la participación de Julio Manuel
recurriendo a meras suposiciones generales sobre su conocimiento
y consentimiento. De este modo, se concluyó que la condena basada
en la huérfana afirmación de que el nombrado “no podía ignorar” era
arbitraria al no encontrar ésta sustento en indicios o elementos que,
de forma aislada o conjunta, fueran contestes para acreditar dicha im-
putación, por lo que constituía un silogismo falaz (cf. fs. 5170/5258 de
los autos principales).

9º) Que efectuada esta reseña de los antecedentes, cabe avocarse al


tratamiento de los agravios formulados por los recurrentes respecto de
la alegada falta de revisión en la que habría incurrido el a quo al confir-
mar sus condenas por su participación necesaria penalmente responsa-
ble sobre la base de la facilitación voluntaria de la finca de su propiedad
para que fuera utilizada por autoridades del ejército para cometer los
gravísimos hechos acaecidos en perjuicio de Carlos Alberto Moreno.

10) Que el examen detenido de la totalidad de las actuaciones y


del tratamiento de las cuestiones debatidas en el sub examine antes
reseñado, lleva a la conclusión que deben tener acogida favorable los
agravios formulados por Emilio Felipe Méndez y Julio Manuel Méndez
relativos a que en la instancia casatoria no se revisó debidamente la
sentencia condenatoria.

En efecto, conforme lo estableciera el Tribunal en el precedente


“Casal” (Fallos: 328:3399), el derecho de recurrir del fallo ante el juez
o tribunal superior del artículo 8.2. ap. h de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos y del concordante artículo 14.5 del Pacto In-
ternacional de Derechos Civiles y Políticos, requiere garantizar una
revisión integral, exhaustiva y amplia del fallo condenatorio.

Sin embargo, en inobservancia de ese deber, el a quo convalidó


la condena limitándose a reiterar los fundamentos del fallo pero sin
abordar –y en consecuencia, sin tampoco refutar–los conducentes
2310 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

planteos que los recurrentes formularon respecto tanto a la falta de


correlato de los indicios de cargo con las constancias probadas de la
causa como a la alegada presencia de razonamientos contradictorios
en los que, con mengua del principio de culpabilidad y del principio
de presunción de inocencia, habría incurrido la sentencia de mérito
para fundar el reproche.

De tal modo, la actividad revisora desplegada por el a quo devino


en insuficiente en la medida que se limitó a repetir los términos em-
pleados en la sentencia de mérito sin brindar un razonamiento y una
respuesta concreta que rebatiera los planteos de los recurrentes que
cuestionaban todos y cada uno de los extremos a partir de los que se
infirió su conocimiento de la ocupación de la finca y del que, a su vez,
se derivó que conocieron el destino que se le dio al inmueble y que
quisieron brindarlo a esos efectos.

Ello resulta criticable porque, conforme este Tribunal ha dicho,


“la mera repetición de los fundamentos dados en el juicio, sólo for-
malmente satisface la revisión… pero no demuestra el tratamiento de
las cuestiones llevadas a estudio” (cf. CSJ 1856/2006(42-S)/CS1 “Silva,
José Manuel s/causa nº 6653”, sentencia del 1 de abril de 2008). Y ello
resulta particularmente relevante en el sub examine pues la Corte ha
precisado que la revisión no puede reducirse a la mera “reiteración de
conceptos vertidos por el tribunal oral” especialmente en casos “en
que se dice de la arbitrariedad en la valoración de prueba indiciaria y
la violación del in dubio pro reo” (cf. CSJ 20/2007(43-I)/CS1 “Ingratta,
Daniel y otro s/ causa nº7239”, sentencia del 22 de julio de 2008).

En lo que constituye una fundamentación aparente, el a quo con-


validó la condena impuesta a ambos recurrentes incurriendo en una
verdadera petición de principio al afirmar, dogmáticamente mediante
un razonamiento circular, la validez de la inferencia sobre la que se
apoyó la condena y sin que se haya examinado, en consecuencia, la co-
rrespondencia de aquélla con las reglas de la lógica y de la sana crítica
conforme lo requerían los agravios planteados por los recurrentes en
el recurso de casación.

Dicho de otro modo, el a quo, por vía de esta reiteración, se limitó


a aseverar la validez del proceso de crítica interna y síntesis del fa-
llo condenatorio que en su función revisora debía examinar (Fallos:
328:3399, especialmente considerandos 30 y 31; 339:1493).
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2311
343

Por ello, sin abrir juicio sobre el fondo del asunto, se concluye que
el a quo omitió analizar agravios conducentes planteados por la defen-
sa de Emilio Felipe Méndez y Julio Manuel Méndez, para la correcta
resolución del asunto, lo que implicó, en definitiva, que no se cumplie-
ra con la revisión integral y exhaustiva del fallo condenatorio en los
términos establecidos en el precedente “Casal” (Fallos: 328:3399) y,
por tal motivo, el fallo impugnado debe ser descalificado.

Asimismo, y atento el temperamento adoptado, deviene inoficioso


pronunciarse respecto de los restantes planteos de los recurrentes.

11) Que, por último, a partir de lo expresado en los considerandos


precedentes y dada la especial trascendencia del caso, este Tribunal
entiende oportuno precisar que se ratifica, en forma expresa y contun-
dente, la vigencia del deber constitucional y convencional de enjuiciar
y castigar, sin excepción alguna, a todos los responsables de las graví-
simas violaciones masivas a los derechos humanos cometidas durante
la última dictadura militar, cuyo cumplimiento esta Corte ha buscado
asegurar en su jurisprudencia en aras de remover diversos obstácu-
los que lo comprometían indebidamente (cf. “Videla”, Fallos: 326:2805;
“Simón”, Fallos: 328:2056; “Mazzeo”, Fallos: 330:3248; “Acosta”, Fallos:
335:533; “Menéndez”, Fallos: 335:1876; “Bergés”, Fallos: 339:542; “Vide-
la”, Fallos: 341:336; “Zaccaría”, Fallos: 341:1988; entre muchos otros).

De tal modo, conforme esta jurisprudencia consolidada del Tribu-


nal, resulta indiscutible que el deber de investigar y sancionar los crí-
menes de lesa humanidad necesariamente obliga a rechazar de plano
toda pretensión según la cual la mera pertenencia a una categoría –
por ejemplo, la de civil– pueda impedir, por sí misma, la posibilidad del
reproche penal que corresponda por su comisión.

Por tal motivo, se efectúa la importante aclaración que en modo al-


guno este fallo puede implicar tolerar o fomentar que se empleen sub-
terfugios para amparar cualquier forma de impunidad, sino simple-
mente que resulta indudable que este deber tiene que ser asegurado
cumpliendo también con las normas constitucionales y convenciona-
les que obligan a esta Corte a velar por el respeto de las garantías ju-
diciales, en el caso la del doble conforme, las que resultan instrumen-
tales para asegurar que “la aplicación de una pena solo pued[a] estar
fundada en la certeza del tribunal que falla acerca de la existencia de
un hecho atribuible al acusado” (cf. “Zaccaría”, Fallos: 341:1988; CSJ
2312 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

365/2012 (48-M)/CS1 “Mansilla, Pedro Pablo y otro s/ recurso extraor-


dinario”, sentencia del 20 de agosto de 2015 y CSJ 295/2012 (48-M)/CS1
“Olivera Róvere, Jorge Carlos y otros s/ recurso de casación”, senten-
cia del 30 de septiembre de 2014).

Al mismo tiempo, es preciso no perder de vista la íntima relación


existente entre la garantía de la doble instancia y el beneficio de la
duda (conf. doctrina de Fallos: 329:2433).

En este sentido, corresponde recordar que tanto ese principio


como el del in dubio pro reo -ambos de trascendencia en el caso- guar-
dan una estrecha relación con la presunción de inocencia constitucio-
nal (artículo 18 de la Constitución Nacional). Que cuando ese artículo
dispone categóricamente que ningún habitante de la Nación será pe-
nado sin juicio previo, establece el principio de que toda persona debe
ser considerada y tratada como inocente de los delitos que se le impu-
tan hasta que en un juicio respetuoso del debido proceso se demuestre
lo contrario mediante una sentencia firme (Fallos: 321:3630 ‘Nápoli’). A
ello se agrega lo establecido en el artículo 8.2 de la Convención Ameri-
cana sobre Derechos Humanos, incorporada a la Constitución Nacio-
nal por el artículo 75, inc. 22, con la máxima jerarquía normativa, que
expresamente establece que ‘toda persona inculpada de delito tiene
derecho a que se presuma su inocencia mientras no se establezca le-
galmente su culpabilidad’. En una formulación equivalente, el artículo
14.2 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que cuen-
ta con la misma jerarquía, determina que ‘toda persona acusada de
un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se
pruebe su culpabilidad conforme a la ley’. Como directa consecuencia
de la garantía constitucional en juego, esta Corte ha dejado sin efecto
decisiones que prescindieron de explicar racionalmente la responsa-
bilidad del acusado a partir de pruebas concordantes (Fallos: 329:5628,
“Miguel”), habiéndose precisado, también, que en función del princi-
pio del in dubio pro reo cabe dilucidar si, con las pruebas adquiridas
en el proceso, puede emitirse un juicio de certeza positiva (ver mutatis
mutandis Fallos: 329:6019, “Vega Giménez”). A la luz de estos princi-
pios, resulta decisivo que el juez, aun frente a un descargo que pudiera
estimarse poco verosímil, mantenga una disposición neutral y contem-
ple la alternativa de inocencia seriamente, esto es, que examine la po-
sibilidad de que la hipótesis alegada por el imputado pueda ser cierta.
Desde esta perspectiva, la presunción de inocencia consagrada en el
artículo 18 de la Constitución Nacional puede ser vista, en sustancia,
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2313
343

como el reverso de la garantía de imparcialidad del tribunal” (Fallos:


339:1493, considerando 22º, y Fallos: 342:2319, considerando 22º).

Es desde esta perspectiva, pues, que debe abordarse el presente


pronunciamiento en el que, por las razones antes desarrolladas, sin
emitir juicio sobre el fondo del asunto, se descalifica y deja sin efecto
la decisión impugnada a fin de que el a quo asegure el doble conforme
de la sentencia condenatoria de los aquí recurrentes.

Por ello, habiendo dictaminado la señora Procuradora General


de la Nación, se declara parcialmente admisible la queja y el recurso
extraordinario con los alcances indicados precedentemente y se deja
sin efecto el fallo apelado. Agréguese la queja al principal. Vuelvan los
autos al tribunal de origen para que, por quien corresponda, se dicte
un nuevo fallo con arreglo al presente. Notifíquese y, oportunamente,
devuélvase.

Carlos Fernando Rosenkrantz (según su voto)— Juan Carlos


Maqueda — Ricardo Luis Lorenzetti — Horacio Rosatti.

Voto del Señor Presidente Doctor Don Carlos Fernando


Rosenkrantz

Considerando:

1º) El Tribunal Oral en lo Criminal de Mar del Plata condenó como


autores directos de los delitos de privación ilegal de la libertad doble-
mente agravada por tratarse de funcionarios públicos y haber sido co-
metido con violencia, imposición de tormentos doblemente agravado
por tratarse de funcionarios públicos y la víctima un perseguido polí-
tico y homicidio calificado por alevosía en perjuicio de Carlos Alber-
to Moreno a Julio Alberto Tommasi –Teniente Coronel Jefe del Área
Militar 121 y del Batallón Logístico I con asiento en Tandil-, Roque
Ítalo Pappalardo –Mayor del Ejército que se desempeñó como oficial
de operaciones del Batallón Logístico I- y José Luis Ojeda –conductor
motorista del citado Batallón- y les aplicó las penas de prisión perpe-
tua e inhabilitación perpetua, más accesorias. Las condenas fueron
confirmadas por la Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal.
2314 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

El tribunal de mérito tuvo por probado que en la noche del 29 de


abril de 1977 el abogado laboralista Carlos Alberto Moreno fue se-
cuestrado en las cercanías de su domicilio en Olavarría y trasladado
a Tandil, donde personal militar lo mantuvo privado ilegítimamente
de su libertad y lo sometió a sesiones de tortura. Se comprobó tam-
bién que en la mañana del 3 de mayo de 1977 Moreno huyó de la cha-
cra donde estaba secuestrado y que en sus cercanías buscó auxilio
en la vivienda de la familia Bulfoni. Instantes después, se presentó un
grupo de personas armadas y vestidas de civil, una de las cuales se
identificó como autoridad policial federal y solicitó a dos testigos que
se dirigieran a buscar refuerzos a “la casa de los Méndez”. Se pro-
bó que la familia Bulfoni convocó a la policía, que concurrió al lugar
y detuvo al militar José Luis Ojeda, quien formaba parte del grupo
que mantuvo secuestrado a Moreno en la chacra. Ojeda fue finalmen-
te liberado por una orden emitida a la policía vía radioeléctrica por
el Coronel Pappalardo, tras lo cual Moreno fue recapturado por las
fuerzas militares. Se comprobó también que después de su recaptu-
ra, el mismo 3 o el 4 de mayo, Moreno fue asesinado. El 23 de mayo de
1977 el cadáver de Moreno fue entregado a sus familiares. En autos
se acreditó que el lugar donde se mantuvo secuestrado a Moreno y
donde fue torturado es una finca que pertenecía a los hermanos Emi-
lio Felipe Méndez y Julio Manuel Méndez, quienes no integraban las
fuerzas militares.

El tribunal de mérito condenó también a Emilio Felipe Méndez a


quince años de prisión y a Julio Manuel Méndez a once años de prisión
respectivamente, por considerarlos partícipes necesarios del delito de
privación ilegal de la libertad agravada por haber sido cometido por
funcionarios públicos con violencia e imposición de tormentos agrava-
dos en perjuicio de un perseguido político.

Para fundar el reproche por la participación penalmente respon-


sable de los hermanos Méndez, el tribunal de mérito consideró que es
ilógico pensar que dos personas de notoria actuación en la comunidad
tandilense –Emilio era Gerente del Banco Comercial de esa ciudad e
integrante del órgano administrador de la Usina de Tandil y Julio era
administrador de aproximadamente 10.000 hectáreas de campo- pu-
diesen ignorar lo que sucedía en una chacra de su propiedad, e indicó
que el carácter clandestino de ese lugar de detención jamás se podría
haber mantenido en el tiempo sin la autorización de los propietarios.
Además, afirmó que la facilitación voluntaria de la propiedad a las au-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2315
343

toridades militares por parte de los Méndez fue realizada en el marco


de una estrecha y evidente relación con el personal militar.

La Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal confirmó la


sentencia recurrida en lo que fue materia de recurso.

El juez Hornos sostuvo que no era verosímil que la chacra de pro-


piedad de los Méndez hubiera sido utilizada por las autoridades mi-
litares contra la voluntad de sus propietarios. En cuanto a la falta de
determinación del dolo de los Méndez, en dicho voto se recordaron los
argumentos del tribunal oral afirmando que resulta carente de toda ló-
gica que los Méndez, personas con actuación conocida en la comunidad
de Tandil, pudieran ignorar lo que ocurría en la chacra de su propiedad
y se descartó el argumento de la defensa referido a una presunta usur-
pación porque, se sostuvo, si ello hubiera sucedido “los propietarios
habrían efectuado la correspondiente denuncia ante las autoridades
judiciales correspondientes”, cosa que no hicieron. También se aludió
a la ausencia de signos de violencia en los accesos al lugar y a la exis-
tencia de una “estrecha relación (más allá de la protocolar que fuera
admitida por Emilio Felipe Méndez respecto de su trato con el Coro-
nel Tommasi y el Mayor Pappalardo) entre los hermanos Méndez y
las autoridades del Área de Seguridad 121 que posibilitó el préstamo
de la chacra”. En virtud de lo anterior, se concluyó que los Méndez ad-
hirieron en forma voluntaria al plan de las fuerzas militares y se tuvo
por probado que por esa adhesión aportaron la chacra para que fuera
utilizada como centro clandestino de detención, “teniendo pleno cono-
cimiento que allí iban a cometerse todo tipo de hechos aberrantes en
nombre de la llamada lucha contra la subversión…”.

Al diferenciar el grado de responsabilidad de los Méndez y justi-


ficar la mayor pena impuesta a Emilio, el juez Hornos entendió que
tuvo una mayor intervención que su hermano Julio porque “mante-
nía una evidente y notoria relación con las autoridades militares”
e “intervino en la irregular inspección ocular efectuada en su cha-
cra días después de la desaparición de Moreno la que, conforme
lo relatado por los testigos Luis Horacio y Carlos Raúl Landaburu
en la audiencia de juicio, se realizó a altas horas de la noche en
compañía de un grupo de personas que portaban armas de grueso
calibre y que, linterna en mano, únicamente les permitió acceder a
una sola habitación de la finca señalando rápidamente solo aquello
que estaba interesado en mostrar”.
2316 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

Tras ello, el magistrado descartó el cuestionamiento de la defensa


en punto a la falta de acreditación del elemento subjetivo al entender
que “tanto las circunstancias históricas, como el contexto particu-
lar en el que se desarrollaron los hechos en la finca propiedad de
los hermanos Méndez, […]las pruebas directas rendidas en el debate
acerca de la manifiesta presencia militar en el lugar de los sucesos
investigados, las ocupaciones de sendos propietarios, personas pú-
blicas del ámbito social del lugar no permite en modo alguno acceder
a una conclusión diferente acerca de la participación en los sucesos
como fue descripta por el tribunal de juicio”. El juez Borinsky adhirió
sustancialmente al análisis del juez Hornos.

El juez Gemignani acompañó las respuestas de sus colegas a los


planteos de la defensa, salvo en lo concerniente a la imputación sobre
Julio Méndez. Al respecto, advirtió que no se mencionó ninguna prue-
ba concreta que permitiera tener por demostrada su participación y
diferenció su situación de la de su hermano Emilio sosteniendo que
éste último tuvo una “relación cercana con las autoridades del Área
de Defensa 121, particularmente, con Tommasi y Pappalardo, ade-
más de haber participado de la irregular inspección ocular efectua-
da en su chacra días después de la desaparición de Moreno”. Así, el
magistrado se diferenció de sus colegas al votar para absolver a Julio
Méndez. Fundó su decisión en la falta de prueba de la comisión de de-
lito alguno al entender que “directamente no obra en el expediente
ningún elemento probatorio que permitiera acreditar la imputación
que pesa sobre Julio Méndez” y sostuvo que ninguno de los indicios
probatorios resultan inequívocos y suficientes para arribar a una con-
dena respecto de Julio, “pues solo constituyen meras suposiciones
acerca de un posible –no acreditado- aporte”.

2º) Contra la sentencia confirmatoria dictada por la Sala IV de la


Cámara Federal de Casación Penal, los Méndez interpusieron recurso
extraordinario federal, cuyo rechazo dio origen a la presente queja. Se
afirmó allí que la sentencia recurrida incurrió en una infracción a las
reglas de la sana crítica en la ponderación de los hechos y en la valo-
ración del material probatorio. En ese sentido, se sostuvo que no está
acreditado en autos que los hechos investigados ocurrieron en la pro-
piedad de los hermanos Méndez y que además resulta inconstitucional
y violatorio del principio de culpabilidad considerar, como lo hicieron el
tribunal oral y el a quo, que los hermanos Méndez no podían descono-
cer ese hecho y deducir de ello que ambos brindaron su consentimien-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2317
343

to para que su propiedad se utilizara con fines criminales. Además, se


planteó la violación del principio de congruencia, en tanto –de acuerdo
con su parecer- los acusados fueron indagados y procesados por un
hecho distinto al descripto en los requerimientos de elevación a juicio
del fiscal y las querellas.

3º) Esta Corte tiene dicho reiteradamente que la apreciación de la


prueba constituye, por vía de principio, facultad de los jueces de la cau-
sa y no es susceptible de revisión en la instancia extraordinaria (Fa-
llos: 264:301; 292:564; 294:331; 301:909). Sin embargo, esta regla no es
óbice para que el Tribunal conozca en los casos cuyas particularidades
hacen excepción a ella con base en la doctrina de la arbitrariedad, toda
vez que con ésta se tiende a resguardar la garantía de la defensa en
juicio y el debido proceso exigiendo que las sentencias sean fundadas
y constituyan una derivación razonada del derecho vigente con apli-
cación a las circunstancias comprobadas de la causa (Fallos 329:5628;
331:1090; 339:1493 y CSJ 4490/2015/RH1 “González, Jorge Enrique s/
recurso extraordinario de inaplicabilidad de ley en causa nº 43.787 y
43.793”, sentencia del 8 de octubre de 2020, entre otros). La resolución
apelada proviene del superior tribunal de la causa, constituye una sen-
tencia definitiva porque pone fin al pleito y la decisión ha sido contraria
a los derechos que, con base constitucional, invoca la parte recurrente.

En el presente caso debe hacerse lugar a los recursos interpues-


tos, dado que en modo alguno pudo acreditarse la responsabilidad de
los hermanos Méndez. No existe la necesaria certeza, requerida para
la imposición de pena en un Estado de Derecho, acerca del conoci-
miento por parte de los Méndez de la comisión de los delitos que se im-
putaron a los autores directos de los hechos investigados, y menos aún
existe certeza de su voluntad de cooperar en la comisión de dichos de-
litos. En efecto, la atribución de responsabilidad a los hermanos Mén-
dez en la sentencia recurrida carece de referencias a indicios o he-
chos concretos probados en el expediente que pudiesen sustentar las
imputaciones formuladas, y tampoco existen circunstancias previas,
concomitantes a los delitos presuntamente cometidos por los herma-
nos Méndez o posteriores que sustenten la existencia de un concierto
doloso entre los militares y los hermanos Méndez para perpetrar una
empresa criminal conjunta.

4º) Los hermanos Méndez sostuvieron en sus respectivas decla-


raciones indagatorias (fs. 1479/1480 y 1462/1464) que en el año 1977 su
2318 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

chacra estaba abandonada y deshabitada desde hacía un año (hecho


que fuera ratificado en la audiencia de debate por el testimonio de Ana
María Pozal, quien vivía en el club Los Cardos ubicado a 70 metros de
la chacra de los Méndez y refirió que la chacra estaba desocupada y
nadie iba al lugar) y afirmaron que su uso no les resultaba viable por
un problema de costos. También afirmaron que nunca invitaron a mi-
litares a su propiedad y que no sabían ni consentían que los militares
la ocuparan. En autos no existe ninguna prueba directa que refute las
afirmaciones de los hermanos Méndez. No hay elementos de prueba
que indiquen que los nombrados hubieran estado anoticiados de algu-
na manera de lo que ocurría en la finca deshabitada, ni que tuviesen
algún tipo de contacto o relación con algún vecino o allegado que los
pueda haber alertado de lo sucedido en su propiedad.

En la sentencia recurrida se sostuvo, para justificar la imposición


de pena, que “el carácter clandestino de ese lugar de detención (la
propiedad de los hermanos Méndez) jamás se podría haber man-
tenido en el tiempo sin la autorización de los propietarios”. Esta
afirmación no es más que una conjetura. En primer lugar, la exis-
tencia de un centro clandestino de detención no se apoyó en prueba
concreta alguna. En autos sólo se ha acreditado que Carlos Alberto
Moreno estuvo detenido en una propiedad de los hermanos Méndez
durante cuatro días, pero ni en esta investigación ni en la profusa
recolección de información realizada en el Departamento Judicial de
Azul por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas y
por el Concejo Deliberante de Tandil se identificó una sola víctima
distinta de Moreno que haya sido mantenida cautiva en la propiedad
de los Méndez (fs. 346/361).

Debe destacarse que a fs. 359/360 y 371 la testigo Petronila García


de Pozal dijo que llegaron a la propiedad un hombre y una mujer se-
cuestrados a mediados de abril de 1977, e incluso especuló que se tra-
taba de Moreno y su esposa. Además, la testigo García de Pozal señaló
que la pareja fue auxiliada por una persona de edad que pasaba por la
ruta en una camioneta, cuyo nombre –según la testigo- era conocido
por los abogados Pedersoli y Gutiérrez de la ciudad de Tandil, y man-
tuvo que a unos 400 metros de la quinta vivía una persona de edad que
fue testigo de los sucesos que relató. Sin embargo, dicho testimonio
fue desacreditado por la prueba producida. Ello así, pues, (fs. 359/360 y
371) por un lado, la esposa de Moreno no estuvo secuestrada (cfr. testi-
moniales de Susana Mabel Lofeudo de Moreno a fs. 85, 125 y 765/766);
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2319
343

por otro lado, cuando testificaron los abogados aludidos por la testigo,
Pedersoli dijo que cree que quien auxilió a la pareja fue un vecino de
apellido Marchioni (fs. 404) y Gutiérrez (integrante al igual que Peder-
soli de la Comisión de Derechos Humanos del Concejo Deliberante en
Tandil tras la vuelta de la democracia) dijo desconocer al conductor
de la camioneta que mencionó García del Pozal (fs. 390). Ahora bien,
cuando fue interrogado Marchioni desmintió tales circunstancias ya
que rechazó haber presenciado o conocido el hecho en cuestión y negó
haber tenido contacto con las presuntas víctimas (fs. 416).

La sentencia recurrida afirmó también que la inexistencia de sig-


nos de violencia en las entradas a la propiedad desmiente la tesis de
la usurpación invocada por la defensa. En autos no se comprobó la
existencia de signos de violencia en las entradas a la propiedad, pero
de ello en modo alguno se sigue que, tal como sugiere el tribunal a
quo, sus propietarios conocieran el uso que le fuera dado a la propie-
dad durante los cuatro días que Moreno fue allí apresado. Los her-
manos Méndez sostuvieron que su propiedad estaba deshabitada y
en desuso, lo que, como se dijo precedentemente, no fue desmentido
por la prueba reunida, por lo que resulta plausible que la propiedad
haya sido usada sin el conocimiento y menos aún el consentimiento
de los recurrentes.

Por otro lado, cabe destacar que Moreno permaneció detenido allí
solo durante cuatro días, que los Méndez no vivían cerca de la chacra y
que no hay testimonios de vecinos que indiquen que los Méndez hayan
tenido conocimiento de lo que pasaba allí. La verosimilitud del descar-
go de los recurrentes se robustece dado que se encuentra acreditado
que era posible ingresar en la vivienda ubicada en la propiedad de los
Méndez sin ejercer violencia en ninguna de las aberturas. En este sen-
tido, los testigos Petronila García de Pozal, Daniel Ángel Pozal, Ana
María Pozal y Neri Bulfoni (fs. 359/360, 398, 399) afirmaron haber ingre-
sado a la propiedad y haber observado la vivienda interiormente sin el
permiso de los dueños y sin forzar las aberturas días después del 3 de
mayo de 1977.

En síntesis, a la luz de los hechos anteriores es posible que el plan


criminal de las fuerzas militares haya podido ser llevado adelante sin
la intervención de los Méndez, en tanto no hay elemento alguno que
pruebe lo contrario.
2320 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

5º) Si bien en la sentencia apelada se consideró que el aporte de los


hermanos Méndez fue esencial para que los ejecutores de los delitos
de privación ilegal de la libertad y tormentos contra Moreno pudieran
llevar adelante su plan, para diferenciar el grado de responsabilidad
que se les asignó a los hermanos Méndez, el a quo tuvo en cuenta dos
factores: que Emilio Méndez “mantenía una evidente y notoria rela-
ción con las autoridades militares” y que “intervino en la irregular
inspección ocular efectuada en su chacra días después de la desapa-
rición de Moreno”.

De acuerdo con lo probado en autos, la referida inspección judicial


se realizó el 5 de mayo de 1977, dos días después de la fuga y posterior
recaptura de Moreno, y fue ordenada por el juez penal de Azul Dr. Car-
los Pagliere. Según surge del expediente, la presencia de Emilio Mén-
dez fue ordenada por el juez interviniente, quien solicitó la presencia
del propietario y de dos testigos que luego acompañaron a la inspec-
ción al Comisario Inspector Félix Keilis, quien era 2do. Jefe Regional
de Azul (fs. 72 vta. /75). El control de la diligencia ordenada por el juez
Pagliere estuvo a cargo de la policía bonaerense, por lo que cualquier
irregularidad en la tramitación de la diligencia a la que alude el a quo –
como por ejemplo la realización de una inspección ocular a altas horas
de la noche con baja visibilidad- no puede ser, en ningún caso, impu-
table a los recurrentes. En su descargo, Emilio Méndez refirió que se
enteró de lo sucedido porque esa noche lo convocó la policía para una
inspección ocular en su quinta y cuando arribó le llamó la atención que
la puerta de la cocina, “que solía estar cerrada con un candado, no lo
tenía colocado, pareciéndole recordar que dicha puerta estaba sola-
mente entornada”. A su vez, al declarar en la audiencia de juicio los
testigos de la inspección ocular Luis Horacio Landaburu y Carlos Raúl
Landaburu no mencionaron ninguna conducta irregular por parte de
Emilio Méndez en la diligencia.

Más allá de lo anterior, es evidente que la intervención de Emilio


Méndez como testigo de actuación en la diligencia ordenada por el
juez Pagliere no puede tomarse como un indicio de que conocía el uso
que se le podía haber dado a su propiedad y, con ello, como prueba
de la comisión del delito que se le imputa, pues no solo fue posterior
a los hechos imputados sino que, además, dicha diligencia fue orde-
nada por un tribunal y en ella participaron una autoridad policial y
testigos civiles.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2321
343

Emilio Méndez reconoció haber tenido contacto protocolar con


las autoridades militares de la zona debido a su rol como Gerente
Comercial del banco municipal, entidad en la cual dijo haber hecho
toda su carrera profesional durante 42 años (fs. 1463). Ahora bien,
este contacto no implica en modo alguno una “una evidente y noto-
ria relación con las autoridades militares” ni una “relación cerca-
na con las autoridades del Área de Defensa 121, particularmente,
con Tommasi y Pappalardo”, como sostiene el juez Gemignani, ni
ninguna otra relación que la reconocida por el propio Méndez, de
la que obviamente no puede inferirse la comisión de delito alguno.
Ninguna de las relaciones de Méndez probada en autos implica co-
nocer los delitos que se proponían cometer las fuerzas militares y
no se advierte una sola prueba independiente que refuerce la te-
sis acusatoria en torno a las características del vínculo entre los
Méndez y los militares. “Protocolar” no es sinónimo de “evidente
y notoria” y tampoco existe en autos elemento alguno que indique
que los Méndez tuvieran una motivación profesional o personal res-
pecto del destino de Moreno.

6º) En cuanto a la crítica realizada por la defensa en punto a la falta


de prueba del dolo y a la ausencia de los elementos subjetivos reque-
ridos para poder tener por acreditada la cooperación de los imputados
en los delitos cometidos por Tommasi, Pappalardo y Ojeda, correspon-
de señalar que la participación criminal exige doble dolo. Esto implica
que el partícipe no solo debe tener dolo de colaborar, sino que además
ese dolo debe abarcar el hecho principal. Así, quien es imputado por
su participación en un hecho criminal tiene que haberse representado
que con su proceder realizaba un aporte favorecedor del hecho típico
cometido por el autor o los autores principales.

El a quo concluyó que personas con “notoria actuación en la co-


munidad de Tandil” no podían ignorar lo que ocurría en la chacra
de su propiedad al ser manifiesta la presencia de personal militar a
plena luz del día. La conclusión del a quo, dados los hechos probados
en autos – la detención de una persona por cuatro días, la relación
protocolar de uno de los imputados con autoridades militares en ra-
zón de su cargo, el encontrarse la chacra deshabitada y en desuso
por parte de los propietarios y la existencia de la posibilidad de in-
gresar en ella sin ejercer violencia de ningún tipo- no pasa de ser una
elucubración. Por ello, carece del sustento necesario para adquirir la
certeza requerida y fundar una decisión que debe destruir el estado
2322 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

de inocencia, principio liminar de un Estado de Derecho. El hecho


de que los Méndez fueran individuos notorios en su comunidad y que
uno de ellos hubiera tenido una relación protocolar con personal mi-
litar no puede cambiar esta conclusión.

La deducción a la que llegaron tanto el tribunal de mérito como el


a quo solo sería posible si los Méndez hubieran tenido un deber total
de vigilancia, conocimiento y responsabilidad sobre todo lo sucedido
en un inmueble de su propiedad, deber que no solo no existe sino que
además resulta incompatible con el estado de inocencia y con la reali-
dad de la vida moderna.

7º) En la fundamentación de una condena penal, en vista a las gra-


vosas consecuencias que impone a la libertad, el honor y el patrimonio
del acusado, se debe dejar clara constancia de los hechos en los que se
basa la acusación, los elementos probatorios que los sustentan, en su
caso, las inferencias realizadas a partir de dichos hechos (junto con las
reglas de inferencia que se usan cuando ellas no son obvias) y las razo-
nes por las que se considera que dichas inferencias están justificadas.
En el fallo apelado estas exigencias no fueron satisfechas. Se asumió
un conocimiento y una voluntad de cooperación en el hecho ajeno por
parte de los imputados y se concluyó que hubo una empresa criminal
conjunta, pero asumiéndose que distintas circunstancias eran ciertas
y diversas inferencias valederas sin que ellas hubieran sido ni proba-
das ni justificadas.

Así, se consideró demostrada una relación entre los militares y


los imputados propietarios de la chacra que hacía ineludible el cono-
cimiento por parte de los hermanos Méndez del propósito criminal de
mantener privado ilegítimamente de su libertad al abogado Moreno y
torturarlo, pese a que lo único que se encuentra probado por la afir-
mación en la indagatoria de Emilio Méndez es la existencia de una
relación protocolar por razones laborales. No hay otras pruebas que
de modo directo sustenten la existencia de una empresa criminal con-
junta entre los Méndez y los militares. La presencia de Emilio Méndez
en la inspección ocular ordenada por el juez Pagliere que fue usada
por el a quo como respaldo decisivo para sustentar la responsabilidad
penal fue ordenada por el magistrado Pagliere, por lo que no puede en
modo alguno ser indicativo de la voluntad de Méndez en colaborar en
el hecho delictivo o encubrirlo de alguna forma.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2323
343

En cuanto a la inferencia realizada por el a quo respecto de la au-


sencia de denuncia policial o judicial por parte de los Méndez sobre la
alegada usurpación de la finca, dicha conclusión también quiebra la
presunción de inocencia porque interpreta en contra del acusado todo
lo vinculado a la relación con la policía. En primer lugar, es en todo
caso un hecho posterior al delito que se imputa y que no constituye en
modo alguno una consecuencia necesaria de su realización y, por el
otro, no es adecuado concluir que la falta de denuncia es sinónimo de
complicidad delictiva, menos aún en un contexto dictatorial de arrasa-
miento de derechos y de brutalidad estatal.

El tribunal fundó su conclusión en suposiciones que, ciertamente,


no son lógicamente imposibles, pero que para fundar la certeza posi-
tiva que exige una condena penal no pueden suplir el valor procesal
de elementos probatorios contundentes acerca de la presencia de los
hechos o datos que denoten la realización de una conducta concreta
que se encuentre penada por nuestro ordenamiento legal.

8º) En “Carrera” (Fallos: 339:1493) esta Corte afirmó que la recons-


trucción de hechos acaecidos en el pasado que lleva adelante un juez
penal en sus sentencias no se produce en idénticas condiciones a las
que rodean la actividad de un historiador, pues a diferencia de lo que
sucede en el campo de la historia frente a hipótesis de hecho contra-
puestas, en el derecho procesal penal el in dubio pro reo y la prohibi-
ción de non liquet (Fallos: 278:188) imponen un tratamiento diferen-
te de tales alternativas, a partir del cual, en definitiva, el juez tiene
impuesto inclinarse por la que resulte más favorable al imputado. En
este caso, esa doctrina es aplicable.

En efecto, la presunción de inocencia es el principio clave de todo


el sistema penal y debe funcionar como una garantía contra la acepta-
ción como verdaderas de hipótesis acusatorias inciertas y como prin-
cipio orientador del juicio para preservar la imparcialidad del juzgador
ante la posible emergencia de naturales actitudes reactivas frente a la
presunción de delito.

9º) La sentencia apelada ha sido fundamentada de manera tal que


implica una violación del artículo 18 de la Constitución Nacional, en
tanto asume la culpabilidad de los imputados e invierte la carga de la
prueba (Fallos: 275:9; 288:178; 292:561: 311:444; entre otros).
2324 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

La gravedad de los delitos de lesa humanidad atribuidos a los re-


currentes y la indignación moral que causa el uso de la fuerza estatal
al servicio de un plan de atroz criminalidad no pueden justificar que
las condenas por tales delitos se impongan prescindiendo de la cer-
teza de que los hechos imputados fueron cometidos por los acusados.
Los casos de lesa humanidad deben regirse por las mismas reglas de
prueba que las aplicables respecto de todos los demás delitos, pues la
violación del derecho no justifica la violación del derecho. Las únicas
consecuencias jurídicas que resultan del encuadre de un delito en la
categoría de lesa humanidad son la prohibición de aplicar la prescrip-
ción (Fallos: 327:3312), el indulto (Fallos: 330:3248), la amnistía y otros
eximentes de responsabilidad (Fallos: 328:2056), pero no existen reglas
diferenciales en materia probatoria. Las dificultades probatorias que
pueden haber surgido por el paso del tiempo no pueden ser la justi-
ficación para reducir el grado de certeza requerido para dictar una
condena penal, ni para violar la presunción de inocencia.

10) Por lo expuesto, la sentencia apelada dictada respecto de los


hermanos Emilio y Julio Méndez por su participación necesaria en los
hechos que tuvieron como víctima a Carlos Moreno no cumple con los
requisitos constitucionales mínimos para sustentarla, lo cual determi-
na su invalidez y torna innecesario el tratamiento del restante agravio
referido a la violación del principio de congruencia.

Por ello, habiendo dictaminado la señora Procuradora General, se


hace lugar a la queja, se declara procedente el recurso extraordinario
con el alcance indicado y se deja sin efecto la sentencia apelada. Agré-
guese la queja al principal. Vuelvan los autos al tribunal de origen a fin
de que por quien corresponda, se dicte nuevo pronunciamiento con
arreglo al presente. Notifíquese.

Carlos Fernando Rosenkrantz.

Recurso de queja interpuesto por Julio Manuel Méndez y Emilio Felipe Méndez asis-
tidos por el Dr. Andrés Alberto Arla.
Tribunal de origen: Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal.
Tribunal que intervino con anterioridad: Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Mar
del Plata.
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2325
343
2326 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2327
343

ACORDADAS

AÑO 2020

AGOSTO - DICIEMBRE

Listado de Acordadas(*)

1. Disponer que el Presidente o la Vicepresidenta de la CSJN, reciba


del Doctor Mariano RECALDE y de la Doctora María Inés PILAT-
TI VERGARA los juramentos de ley.-

2. Determinar el valor de la Unidad de Medida Arancelaria (UMA).-

3. Disponer la aplicación en el ámbito del Poder Judicial de la Na-


ción de una licencia excepcional, con goce de haberes, para todos
aquellos magistrados, funcionarios y empleados que regresen al
país de áreas con circulación y transmisión de coronavirus (CO-
VID-19), en la forma y en los términos que surgen del artículo
1 de la resolución 178/2020 del Ministerio de Trabajo, Empleo y
Seguridad Social.-

4. Declarar inhábiles los días 16 a 31 de marzo del presente para las


actuaciones judiciales ante todos los tribunales que integren el
Poder Judicial de la Nación. Disponer que los tribunales asegu-
ren una prestación mínima de servicio de justicia durante el plazo
establecido. Suspender la atención al público salvo para las actua-
ciones procesales en la que resulte indispensable la presencia de
letrados y/o las partes. Establecer que los asuntos que no admitan
demoras, las partes podrán solicitar habilitación de días y horas
inhábiles. Disponer la aplicación de una licencia excepcional, con
goce de haberes para el personal mayor de 65 años o que padezcan
enfermedades que los hagan mas vulnerables al virus COVID-19
o mujeres embarazadas, por un plazo inicial de 14 días corridos.
Establecer que en los tribunales y dependencias judiciales en las
cuales haya existido la presencia de una persona afectada con

*Los documentos electrónicos de la lista precedente se encuentran disponibles en el


Sitio Web www.csjn.gov.ar – Acordadas de la Corte Suprema.
2328 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

diagnóstico de la enfermedad o “caso sospechoso”, se dispondrá


de una licencia excepcional, con goce de haberes para todo el per-
sonal. Disponer mientras rija la suspensión de clases el otorga-
miento de una licencia especial, con goce de haberes, a los padres,
madres, tutores o adoptantes a cargo de menores. Disponer que
a partir del 18 de marzo del 2020, todas las presentaciones que se
realicen en el ámbito de la Justicia Nacional y Federal serán com-
pletamente en formato digital a través del IEJ. Disponer la afecta-
ción inicial de $40.000.000 del Fondo Anticíclico de la C.S.J.N., para
afrontar las medidas que demande la emergencia sanitaria en el
ámbito del Poder Judicial de la Nación.-

5. Disponer que a partir del primer día hábil de marzo 2020 se exten-
deré el horario para dejar nota digital remota, en los términos del
artículo 133 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación,
hasta las 20 horas.-

6. Disponer feria extraordinaria respecto de todos los tribunales fe-


derales y nacionales y demás dependencias que integran este Po-
der Judicial de la Nación, desde el 20 hasta el 31 de marzo de 2020.-

7. Designar autoridades de feria de la CSJN.-

8. Prorrogar la feria extraordinaria respecto de todos los tribunales


federales y nacionales y demás dependencias que integran este
Poder Judicial de la Nación, desde el 1° hasta el 12 de abril de 2020.
Designar autoridades de feria de la CSJN.-

9. Disponer que se habilite la feria para que se ordenen a través del


sistema informático las libranzas que sean exclusivamente de ma-
nera electrónica de los pagos por alimentos, por indemnización
por despido, por accidentes de trabajo, por accidentes de tránsito
y por honorarios profesionales de todos los procesos, siempre que
en todos estos supuestos hayan sido dados en pago, en tanto lo
permita el estado de las causas y así lo considere procedente el
juez natural de forma remota.-

10. Prorrogar la feria extraordinaria respecto de todos los tribunales


federales y nacionales y demás dependencias que integran este
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2329
343

Poder Judicial de la Nación, desde el 13 hasta el 26 de abril, ambos


incluidos, del 2020. Designar autoridades de feria de la CSJN.-

11. Aprobar el uso de la firma electrónica y digital en el ámbito de


la C.S.J.N. respecto de los diferentes actos jurisdiccionales y ad-
ministrativos que suscriban los Señores Ministros y los Señores
Secretarios de esta Corte.-

12. Aprobar el uso de la firma electrónica y digital en el ámbito del


Poder Judicial de la Nación. respecto de todos los magistrados y
funcionarios de las instancias inferiores que desarrollan su acti-
vidad con el Sistema de Gestión Judicial. Aprobar el PROCEDI-
MIENTO DE RECEPCIÓN DE DEMANDAS, INTERPOSICIÓN
DE RECURSOS DIRECTOS Y RECURSOS DE QUEJA ANTE
CÁMARA”, que como Anexo, integra la presente; el que entrará en
vigencia a partir del día 20 de abril del corriente año.-

13. Prorrogar la feria extraordinaria respecto de todos los tribunales fe-


derales y nacionales y demás dependencias que integran este Poder
Judicial de la Nación, desde el 27 de abril hasta el 10 de mayo, ambos
días incluidos, del 2020. Designar autoridades de feria de la CSJN.-

14. Prorrogar la feria extraordinaria respecto de todos los tribunales


federales y nacionales y demás dependencias que integran este
Poder Judicial de la Nación, desde el 11 de mayo hasta el 24 de
mayo, ambos días incluidos, del 2020. Durante esta feria extraor-
dinaria la Corte Suprema de Justicia de la Nación funcionara con
todos sus miembros y secretarios de Corte.-

15. Disponer que a partir del día 1 de junio de 2020 y de forma progre-
siva, los oficios a organismos públicos o privados que se libran de
manera reiterada y habitual, se tramitarán únicamente en forma
digital. Aprobar a tal fin el “Reglamento para el Diligenciamiento
Electrónico de Oficios con Entidades Externas al Poder Judicial
-DEOX-” que como Anexo integra la presente. Encomendar a la
Comisión Nacional de Gestión Judicial de la Corte Suprema de
Justicia de la Nación la elaboración y coordinación del plan de im-
plementación progresiva del servicio que aquí se dispone.-
2330 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

16. Prorrogar la feria extraordinaria respecto de todos los tribunales


federales y nacionales y demás dependencias que integran este
Poder Judicial de la Nación, desde el 25 de mayo hasta el 7 de ju-
nio, ambos días incluidos, del 2020. Durante esta feria extraordina-
ria la Corte Suprema de Justicia de la Nación funcionara con todos
sus miembros y secretarios de Corte.-

17. Disponer, con arreglo a lo evaluado y solicitado por las Cámaras


Federales señaladas en el considerando V) de la presente Acorda-
da, el levantamiento de la feria judicial extraordinaria dispuesta
por el punto resolutivo 2º de la acordada 6/2020 –y extendida por
acordadas 8, 10, 13, 14 y 16 del corriente año-, respecto de los si-
guientes tribunales: 1.JURISDICCIÓN DE CORRIENTES: Cáma-
ra Federal de Apelaciones de Corrientes y la totalidad de los juz-
gados federales de la jurisdicción de Corrientes 2.JURISDICCIÓN
DE TUCUMÁN: Cámara Federal de Apelaciones de Tucumán y la
totalidad de los juzgados federales de la jurisdicción de Tucumán
3.JURISDICCIÓN DE COMODORO RIVADAVIA: Cámara Fede-
ral de Apelaciones de Comodoro Rivadavia, Juzgado Federal de
Esquel, Juzgado Federal de Río Grande, Juzgado Federal de Co-
modoro Rivadavia, Juzgado Federal de Caleta Olivia y Juzgado Fe-
deral de Río Gallegos 4.JURISDICCIÓN DE MENDOZA: Juzgado
Federal de San Rafael, Juzgado Federal de San Luis, Juzgado Fe-
deral de Villa Mercedes, Juzgado Federal de San Juan Nº 1 y Juz-
gado Federal de San Juan Nº 2 5.JURISDICCIÓN DE CÓRDOBA:
Juzgado Federal de Río Cuarto, Juzgado Federal de Villa María y
Juzgado Federal de Bell Ville.-

18. Prorrogar la feria extraordinaria respecto de todos los tribunales


federales y nacionales y demás dependencias que integran este
Poder Judicial de la Nación, desde el 8 de junio hasta el 28 de junio,
ambos días incluidos, del 2020. Durante esta feria extraordinaria la
Corte Suprema de Justicia de la Nación funcionara con todos sus
miembros y secretarios de Corte.-

19. Disponer el levantamiento de la Feria Judicial Extraordinaria,


para: 1.JURISDICCIÓN DE COMODORO RIVADAVIA: Tribunal
Oral en lo Criminal Federal de Tierra del Fuego, Antártida e Islas
del Atlántico Sur; Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Santa
Cruz; Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Comodoro Rivada-
DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2331
343

via;Juzgado Federal de Ushuaia. 2.JURISDICCIÓN DE MENDO-


ZA: Cámara Federal de Apelaciones de Mendoza; Tribunal Oral
en lo Criminal Federal de San Juan; Tribunal Oral en lo Criminal
Federal de San Luis; Juzgado Federal de Mendoza Nº 1; Juzga-
do Federal de Mendoza Nº 2; Juzgado Federal de Mendoza Nº 3.
3.JURISDICCIÓN DE BAHÍA BLANCA: Juzgado Federal de San-
ta Rosa. 4.JURISDICCIÓN DE CÓRDOBA: Tribunal Oral en lo
Criminal Federal de La Rioja; Juzgado Federal de San Francisco.
5.JURISDICCIÓN DE TUCUMÁN: Tribunal Oral en lo Criminal
Federal de Catamarca; Tribunal Oral en lo Criminal Federal de
Tucumán. 6.JURISDICCIÓN DE ROSARIO: Tribunal Oral en lo
Criminal Federal de Santa Fe.-

20. Disponer el levantamiento de la Feria Judicial Extraordinaria


para: 1) TOCF de Santiago del Estero, 2) Cámara Federal de Salta,
Juzgados Federales de Salta 1 y 2, y de Tartagal y TOCF Salta N°
2, 3)Juzgado Federal de Roque Saenz Peña, 4) Cámara Federal de
Rosario, la totalidad de los Juzgados de la jurisdicción, TOCF de
Rosario Nros 1, 2 y 3, 5) TOCF Mendoza Nros 1 y 2, 6) Juzgados
Federales de Zapala, de Neuquén Nros 1 y 2.-

21. Suspender durante el 2020, de forma excepcional, la Feria Judicial


del mes de julio respecto de todos los tribunales nacionales y fede-
rales del PJN.-

22. Disponer que la primera cuota del sueldo anual complementario


correspondiente al año 2020, para la totalidad del personal del Po-
der Judicial de la Nación, se abonará en la forma dispuesta en el
DNU N° 547/2020.-

23. Disponer el levantamiento de la Feria Judicial Extraordinaria


para: 1) TOCF de Córdoba Nros 1 y 2, Juzgado Federal de La Rio-
ja, 2) Cámara Federal de Mar del Plata, TOCF Mar del Plata, 3)
Juzgado Federal de Junín, 4) TOCF de Salta N° 1.-

24. Disponer, con arreglo a lo evaluado y solicitado por las cámaras fe-
derales y el tribunal oral criminal federal señalados en el conside-
rando III), el levantamiento de la feria judicial extraordinaria dis-
puesta respecto de los siguientes tribunales: 1. JURISDICCIÓN
2332 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

DE CÓRDOBA; Cámara Federal de Apelaciones de Córdoba;


Juzgado Federal de Córdoba Nro. 1; Juzgado Federal de Córdo-
ba Nro. 2; Juzgado Federal de Córdoba Nro. 3. 2. JURISDICCIÓN
DE BAHÍA BLANCA: Cámara Federal de Apelaciones de Bahía
Blanca; Juzgado Federal de Bahía Blanca Nro. 1; Juzgado Federal
de Bahía Blanca Nro. 2. 3. JURISDICCIÓN DE GENERAL ROCA:
juzgado Federal de Viedma. 4. JURISDICCIÓN DE POSADAS:
Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Posadas. Lo dispuesto en
los puntos anteriores tendrá efectos a partir del día 29 de junio;
salvo para el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Posadas res-
pecto del cual regirá a partir del próximo 1 de julio y del Juzgado
Federal de Viedma para el que tendrá efectos a partir del 6 de julio.

25. Prorrogar la feria extraordinaria respecto de todos los tribunales


federales y nacionales y demás dependencias que integran este
Poder Judicial de la Nación, desde el 29 de junio hasta el 17 de julio,
ambos días incluidos, del 2020. Durante esta feria extraordinaria la
Corte Suprema de Justicia de la Nación funcionara con todos sus
miembros y secretarios de Corte.-

26. Disponer el levantamiento de la Feria Judicial Extraordinaria


para: 1) Juzgados Federales de Rawson Nros 1 y 2; 2) Cámara
Federal de Posadas y la totalidad de los juzgados federales de la
jurisdicción; 3) Juzgado Federal de San Ramón de la Nueva Orán.-

27. Disponer el levantamiento de la Feria Judicial Extraordinaria en


la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en los Tribunales Ora-
les y Cámaras Nacionales y Federales. Establecer la Prórroga de
la Feria Judicial Extraordinaria en los Juzgados de Primera Ins-
tancia respecto de los cuales no se hubiera dispuesto previamente
su habilitación, hasta el 26 de julio 2020. Establecer medidas acce-
sorias al levantamiento de feria judicial.-

28. Autorizar a efectuar el pago de la Tasa de Justicia a través de


transferencia bancaria efectuada por la Tesorería General de la
Nación a las cuentas bajo titularidad de este Tribunal en el Banco
Nación Argentina y en el Banco de la Ciudad de Buenos Aires.-

29. Disponer el levantamiento de la Feria Judicial Extraordinaria


DE JUSTICIA DE LA NACIÓN 2333
343

para el Juzgado Federal de Necochea.-

30. Disponer el levantamiento de la Feria Judicial Extraordinaria para


los Juzgados Federales de: Resistencia Nros 1 y 2, Formosa Nros 1
y 2, Reconquista, Saenz Peña; General Roca, Neuquén Nros 1 y 2,
San Carlos de Bariloche; la totalidad de los juzgados de la jurisdic-
ción de Paraná; Azul Nros 1 y 2, Mar del Plata 1, 2, 3 y 4, Dolores.-

31. Disponer el levantamiento de la Feria Judicial Extraordinaria


para los Juzgados con sede en la Ciudad Autónoma de Buenos Ai-
res (con excepciones -punto 2°-) y de la jurisdicción de San Mar-
tín.- Disponer la prórroga de la Feria Judicial Extraordinaria para
Juzgados: Nacionales en lo Civil, Nacionales en lo Comercial, Fe-
derales de La Plata Nros 1, 2, 3 y 4, Lomas de Zamora 1, 2 y 3,
Quilmes, Jujuy Nros 1 y 2.-

32. Fijar el Presupuesto de Gastos 2021 de la Corte Suprema de Jus-


ticia de la Nación y remitir el Presupuesto de Gastos 2021 del
Consejo de la Magistratura.-

33. Autoridades de Feria - Enero 2021.-

34. Disponer la liquidación y pago de un incremento salarial del


10% a partir del 1° de octubre de 2020, remunerativo y bonifica-
ble, para todas las categorías del escalafón del Poder Judicial
de la Nación.-

35. Disponer que el Presidente o la Vicepresidenta de la CSJN, reci-


ba de los Abogados doctores Carlos María MATTERSON y Diego
Sebastián MARÍAS los juramentos de ley.-

36. Determinar el valor de la Unidad de Medida Arancelaria (UMA).-

37. Establecer en la suma fija de $ 26.218 -asignación especial


“Ex-Combatiente Islas Malvinas”-, a partir del 1° de diciembre
de 2020.-

38. Disponer que durante la feria judicial de enero de 2021 la pre-


2334 FALLOS DE LA CORTE SUPREMA
343

sentación de escritos se realizará conforme a lo dispuesto en el


“Protocolo para la presentación electrónica de escritos en el Sis-
tema de Gestión Judicial durante el período de Feria Judicial”,
que como Anexo integra la presente.-

39. Declarar feriado judicial para los días 24 y 31 de diciembre de 2020


para todos los Tribunales Federales y Nacionales del país.-

40. Disponer la liquidación y pago de un incremento salarial del


10% a partir del 1° de noviembre de 2020, remunerativo y boni-
ficable, para todas las categorías del escalafón del Poder Judi-
cial de la Nación.-
NOMBRES DE LAS PARTES (XXI)

INDICE POR LOS NOMBRES DE LAS PARTES

A Álvarez, Diego Felipe c/ La Rioja, Provincia de


s/ Amparo: p. 1319
A.F.I.P. - D.G.I. s/ Recurso extraordinario de Álvarez, Guadalupe y Otro c/ Induti, Remo y
inaplicabilidad de ley en autos “expte. n° Otros s/ Daños y perjuicios (acc. trán. c/ les.
1049/2001 bis 6/2008 A.F.I.P - D.G.I. c/ o muerte): p. 576
Alpha Metal S.A. s/ Incidente de revisión”:
Álvarez, Yésica Verónica c/ Asociart ART SA s/
p. 495
Accidente – ley especial: p. 1277
Á. V., V. M. y Otro c/ Obra Social del Poder
Andino, María Cristina c/ Prevención A.R.T. S.A.
Judicial de la Nación s/ Amparo de salud:
s/ Procedimiento abreviado - ley 7434: p. 139
p. 1800
Andrada, Martina c/ OSPAT s/ Amparo contra
ACIE (UTE) c/ EN - PEN - dto. 1349/01 s/
actos de particulares: p. 1591
Amparo ley 16.986: p. 28
Anselmi y Cía. SRL c/ Administración Federal
ADEMUS y Otros c/ Municipalidad de la Ciudad
de Ingresos Públicos -DGI- s/ Impugnación
de Salta y Otro s/ Amparo sindical: p. 867
de deuda: p. 2135
Administración General de Puertos SE c/ GCBA
Antonio, Marta Myriam c/ Prevención ART S.A.
s/ Proceso de conocimiento: p. 1337
s/ Accidente – ley especial: p. 1758
AFIP – DGI c/ Ecoave S.A. s/ Ejecución fiscal –
Apoderados de la Alianza Frente Patriota
A.F.I.P.: p. 1923
Bandera Vecinal Distrito Buenos Aires (art.
Agropez S.A. c/ Chubut, Provincia del s/ Acción 71 bis ley 26.215) s/ Aportes públicos: p. 42
declarativa de inconstitucionalidad: p. 547
Asoc. Pers. Munic. las Colonias c/ Fed. Sind.
Aguas Argentinas SA c/ GCBA y Otro s/ Trab. Munic. Festram y Otros s/ Acción de
Proceso de conocimiento: p. 681 amparo: p. 1389
Agüero, Delia Alejandrina c/ American Express Asociación Civil Protecc. Ambiental del Río
Argentina S.A. s/ Certif. trabajo art. 80 LCT: Paraná Ctrol. Contam. y Restauración del
p. 819 Hábitat y Otro c/ Carboquímica del Paraná
Aguilera, Nicolás Sebastián y Otro s/ Homicidio S.A. y Otro s/ Incidente de medida cautelar:
culposo: p. 2006 p. 519
Aiguo, Nie c/ Estado Nacional - Ministerio Autopistas del Sol S.A. c/ Buenos Aires,
del Interior, Obras Públicas y Vivienda - Provincia de y Otro s/ Acción declarativa de
Dirección Nacional de Migraciones s/ Civil y inconstitucionalidad: p. 33
comercial varios: p. 473 Autotransportes Andesmar S.A. c/ Expreso
Alarcón, Gerardo Daniel c/ Sapienza, Walter Uspallata S.A., Secretaría de Transporte de
Daniel y Otros s/ Accidente - ley especial: la Nación, Comisión Nacional de Regulación
p. 124 del Transporte y Otro s/ Amparo - amparo
ley 16.986: p. 161
Alessandria, Elsa Dominga c/ Banco de la
Provincia de Buenos Aires s/ Ordinario: p. 1386 Azorín, Pablo Sebastián y Otros s/ Incidente
de incompetencia. Querellante: AFIP DGA:
Alfonso, Eduardo s/ Incidente de recurso
p. 1599
extraordinario: p. 1402
(XXII) NOMBRES DE LAS PARTES

B Buenos Aires, Provincia de c/ Administración


Federal de Ingresos Públicos s/ Acción
B., J. M. s/ Curatela art. 12 Código Penal: p. declarativa de certeza (incidente de medida
345 cautelar): p. 1213
B., V. S. y Otro c/ Omint s/ Amparo contra Buenuleo, Ramiro y Otros s/ Usurpación
actos de particulares: p. 1929 (art. 181, inc. 1° del C.P.): p. 740
B., Y. s/ Control de legalidad – ley 26.061: p. Bugarini, Omar Rubén c/ Capitán Armador o
1853 Propietario del Buque Kramatorsk y Otro s/
Daños y perjuicios: p. 1684
Balbiani, Carlos Ignacio c/ PEN ley 25.561
dtos. 1570/01 214/02 (Bontes) s/ Proceso de Bunge Argentina SA c/ DGA s/ Recurso directo
conocimiento - ley 25.561: p. 827 de organismo externo: ps. 128, 702 y 1129
Balembaum S.A. c/ Volkswagen Argentina S.A.
s/ Ordinario: p. 1352
Balgoczki, Attila Gabor s/ Extradición: p. 486 C
Banco de la Nación Argentina c/ Unzain, Henrri
C., J. C. c/ EN - M° Defensa Ejército s/ Daños y
Manuel y Otra s/ Ejecución hipotecaria: p.
perjuicios: p. 264
1854
Caballero, Adolfo c/ Capello, Mario Osvaldo s/
Bank Boston National Association c/ GCBA -
Daños y perjuicios: p. 580
AGIP DGR – resol. 3065/08 (dto. 905/02) s/
Proceso de conocimiento: p. 1646 Callejas, Claudia y Otra s/ Violación de
secretos: p. 103
Barraco, Víctor Domingo c/ Bodegas y Viñedos
Giol (en liquidación) s/ Cobro de pesos: p. Cantaluppi, Santiago y Otros c/ Municipalidad
961 de San Carlos de Bariloche s/ Acción de
inconstitucionalidad: p. 365
Barrios Rojas, Zoyla Cristina c/ EN -DNM resol.
561/11- (exp. 2091169/06 (805462/95)) y Carabajal, Eleodoro Eusebio c/ L. y F.
Otro s/ Recuso directo para juzgados: p. 990 Construcciones S.A. y Otro s/ Accidente –
ley especial: p. 181
Bastidas Ramírez, Luis Abraham Benito s/
Extradición: p. 1421 Carabelli, Edilia Adelfa c/ Orígenes Seguros
de Retiro S.A. s/ Proceso de conocimiento:
Battistessa, Jorge Luis c/ Martínez, Miguel
p. 798
Ángel y Otros s/ Daños y perjuicios (acc.
trán. c/ les. o muerte): p. 1126 Castelli, Germán Andrés c/ Estado Nacional -
Consejo de la Magistratura de la Nación s/
Bauer, Rubén Alberto c/ Asociart SA ART: p.
Amparo ley 16.986: p. 1624
476
Chañares Energía S.A.U. c/ Mendoza, Provincia
Behocaray, Mariana Paula c/ EN - M Justicia y
de s/ Amparo: p. 2067
DDHH s/ Indemnizaciones - ley 24.043 - art.
3º: p. 1750 Ciancaglini, Antonio Hipólito c/ ANSeS s/
Jubilación y retiro por invalidez: p. 892
Bernardes, Jorge Alberto c/ ENA - Ministerio
de Defensa s/ Amparo por mora de la Club Ferrocarril Oeste s/ Quiebra/ incidente
administración: p. 140 de levantamiento/ incidente de apelación:
p. 1772
Bertuzzi, Pablo Daniel y Otro c/ EN - PJN y Otro
s/ Amparo ley 16.986: ps. 1096 y 1457 Colotti, Camilo Ángel y Otros s/ Querella: p. 951
Biocorba SA y Otros c/ EN - M Energía Cooperativa de Trabajo de Servicios
y Minería de la Nación s/ Proceso de Agroindustriales Ltda. c/ Estado Nacional -
conocimiento: p. 1239 SENASA s/ Repetición: p. 166
Brahim, Roberto Waldemar y Otros c/ Sanatorio Cooperativa Minera de Productores de Arena
Privado María Mater S.C.A. y Otros s/ Daños y Piedra del Noreste Ltda. s/ Acción de
y perjuicios: p. 919 inconstitucionalidad - medida cautelar: p. 1688
Bruno, Marcelo José y Otros s/ Queja por Copana Cornejo, Fanny s/ Extradición - art. 52:
recurso de inconstitucionalidad denegado p. 1932
en: Bruno, Marcelo José y otros c/ GCBA: Copparoni S.A. c/ Dirección General Impositiva
p. 412 s/ Recurso directo de organismo externo:
p. 498
NOMBRES DE LAS PARTES (XXIII)

Cornacchione, Ana María c/ Municipalidad F


de Marcos Paz s/ Acción contencioso
administrativa: p. 1109 F. V., J. A. y Otros c/ Castelli, Rubén Maciel y
Cruz, Martín Ernesto c/ Alastuey, Roberto Walter Otros s/ Indemnización por fallecimiento: p.
y Otro s/ Accidente - acción civil: p. 1762 1416
Fano, Osvaldo Jorge y Otros s/ Imposición de
tortura (art. 144 ter, inc. 1): p. 1679
D Fantl, Tomás Hugo c/ EN - M Justicia y DDHH
s/ Indemnizaciones - ley 24.043 - art. 3: p.
De Vido, Julio Miguel y Otros s/ Delito de 1172
acción pública: p. 593 Federación Argentina de Entidades
Defensoría de Menores e Incapaces n° 6 y Empresarias del Autotransporte de Cargas c/
Otros c/ Colegio Mallinckrodt Hermanas EN – M° Interior – DNV y Otro s/ Proceso de
de la Caridad Cristiana Hijas de la conocimiento: p. 1259
Bienaventurada Virgen María s/ Amparo: p. Feler, Eduardo Jorge c/ Estado Nacional
1805 y Otro s/ Acción mere declarativa de
Derudder Hermanos SRL y Otro c/ resolución inconstitucionalidad: p. 720
369/10- CNRT (exp S01:26494/09) y Otro s/ Fernández de Kirchner, Cristina Elisabet c/
Entes reguladores: p. 1724 Google LLC s/ Medidas preliminares y de
Descalzo, María Betania p/ sí y en rep. de sus prueba anticipada: p. 1246
hijos menores y Otro c/ Brossi S.A. y Otros Fernández de Kirchner, Cristina en carácter
s/ Accidente – ley especial: p. 2145 de Presidenta del Honorable Senado de la
Di Federico, Darío Alejandro c/ Banco Nación s/ Acción declarativa de certeza: p.
Santander Río S.A. y Otros s/ Despido: p. 195
1732 Ferreyra, Francisco Fernando y Otro c/
Díaz, David Gabriel c/ La Pampa, Provincia de Rivadero, José Adrián s/ Incidente de cobro
s/ Daños y perjuicios: p. 389 de compensación por uso exclusivo: p. 1827
Dirección General de Fabricaciones Militares c/ Fiat Auto Argentina SA TF 21.514-I c/ DGA s/
Santa Cruz, Provincia de s/ Cobro de sumas Recurso directo de organismo externo: p.
de dinero: p. 1701 967
Fideicomiso Santa Teresa c/ Dirección General
Impositiva y Otro s/ Recurso directo de
organismo externo: p. 840
E
Figueroa, Carlos Javier s/ Amenazas reiteradas
E., J. A. c/ A., M. L. s/ Alimentos: p. 815 - coacciones en concurso real – recurso
extraordinario provincial: p. 1179
Echegaray, Ricardo Daniel c/ Carrió, Elisa
s/ Acción declarativa (art. 322 Código Flamenco, Néstor Atilio c/ Policía Federal
Procesal): p. 560 Argentina y Otros s/ Daños y perjuicios (acc.
trán. c/ les, o muerte): p. 506
Echenique, Jorge y Otro/a c/ Provincia de Bs.
As. y Otro/a s/ Daños y perjuicios: p. 110 Formosa, Provincia de c/ Estado Nacional s/
Amparo: p. 2080
Endler, Javier Luis: p. 1738
Fundación Banco de Bosques para el Manejo
Equística Defensa del Medio Ambiente Aso.
Sustentable de los Recursos Naturales c/ EN
Civ. c/ Santa Fe, Provincia de y Otros s/
– PEN – M. Planificación Federal, Inversión
Amparo ambiental: p. 726
P y S y Otros s/ Incidente de apelación: p.
Espitia Salazar, Luis Francisco y Otro s/ 1332
Extradición: p. 2161
Estado Nacional – Ejército Argentino c/ Reigel,
Juan Domingo s/ Ley de desalojo: p. 1019
G
Estado Nacional – Ministerio de Economía y
Producción c/ Córdoba, Provincia de s/ Gahan, Juana María y Otros c/ Córdoba,
Cobro de pesos: p. 1254 Provincia de s/ Amparo ambiental: p. 319
Estado Nacional c/ Rivas, Osvaldo y Otros s/
Varios: p. 648
(XXIV) NOMBRES DE LAS PARTES

Gandera, Diego Javier s/ Plantea recurso de La Pampa, Provincia de c/ Estado Nacional


queja por apelación en expte nº 2248/12 reg. (Ministerio de Economía) s/ Cobro de pesos:
D.G.R.: p. 1605 p. 1944
Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires c/ Estado La Pampa, Provincia de c/ Mendoza, Provincia
Nacional (Ministerio de Justicia y Derechos de s/ Uso de aguas: ps. 603 y 748
Humanos) s/ Ejecución fiscal: p. 1836 La Perelada S.A. s/ Quiebra: p. 154
González, Jorge Enrique s/ Recurso La Segunda Aseguradora de Riesgos del
extraordinario de inaplicabilidad de ley en Trabajo S.A. c/ Dirección Provincial de
causa n° 43.787 y 43.793: p. 1181 Energía de Corrientes s/ Repetición por
Gottheil, Gemma María c/ ANSeS s/ Amparos y cobro: p. 35
sumarísimos: p. 723 Laboratorios Bernabó S.A. c/ Córdoba,
Greppi, Néstor Omar s/ Legajo de prórroga de Provincia de s/ Acción declarativa de
prisión preventiva: p. 897 certeza: p. 2087
Laitán, Marcelo Enrique c/ Gobierno de la
Provincia de Santiago del Estero s/ Recurso
H contencioso administrativo de plena
jurisdicción: p. 1023
H. M., M. L. c/ OSDE Organización de Servicios Lapuente, César Ramón c/ ANSeS s/ Reajustes
Directos Empresarios s/ Amparo ley 16.986: varios: p. 25
p. 1752 Laurenzo, Juan Manuel c/ Unión Platense
HSBC Bank Argentina S.A. c/ Fajardo, Silvina S.R.L. s/ Amparo: p. 341
Magalí s/ Secuestro prendario: p. 1233 Lee, Carlos Roberto y Otro c/ Consejo de
Hug, Mario Alberto y Otro c/ EN-Servicio Atención Integral de la Emergencia Covid-19
Penitenciario Federal- s/ Daños y perjuicios: Provincia de Formosa s/ Amparo – amparo
p. 1237 colectivo: p. 1704
Lestelle, Manuel Ángel c/ ANSES s/ Reajustes
varios: p. 987
I Lima, Arnaldo Rubén c/ Provincia ART S.A. s/
Recurso de apelación ley 24.557: p. 1657
Indacor S.A. c/ AFIP s/ Amparo ley 16.986: p. Liu, Cairong s/ Solicitud carta de ciudadanía:
538 p. 3
Internas de la Unidad n° 31 SPF y Otros s/ Llama Adrover, Francisco Javier y Otro s/
Habeas corpus: p. 15 Extradición: p. 1075
Inzitari, Roberto Fabián s/ Extradición: p. 1307 López, Marcelo Javier c/ Provincia ART S.A. s/
Accidente - ley especial: p. 52

J
M
José Minetti y Cia. Ltda. SACEI c/ Tucumán,
Provincia de: p. 334 M., M. A. c/ Obra Social del Poder Judicial de la
Juvevir Asociación Civil y Otros c/ APR Energy Nación s/ Acción de amparo: p. 1718
S.R.L s/ Inc. de apelación: p. 1859 Mac Gregor, Diego Alberto y Otros c/ EN - PJN
- CSJN - resol. 1200/10 (expte. 5206/09) s/
Empleo público: p. 131
L Machuca, Ismael Ramón y Otros c/ Santa Cruz,
Provincia de y Otro (Estado Nacional) s/
L. S., M. T. c/ Obra Social del Poder Judicial de Amparo ley 16.986: p. 711
la Nación s/ Amparo de salud: p. 1406 Machuca, Rubén Sergio s/ Lesiones gravísimas
La Meridional Compañía Argentina de Seguros (art. 91): p. 625
S.A. c/ Delta Air Lines s/ Faltante y/o avería Maggi, Mariano c/ Corrientes, Provincia de s/
de carga transporte aéreo: p. 595 Medida autosatisfactiva: p. 930
NOMBRES DE LAS PARTES (XXV)

Marini, Pablo Augusto c/ Asociación Civil Mulhall, Carlos Alberto y Otro s/ Privación ilegal
Universidad del Salvador s/ Despido: p. 2011 libertad agravada (art. 142 inc. 5) y privación
Márquez, Mónica Cristina c/ Hospital Alejandro ilegal libertad pers. (art. 142 bis inc. 3): p. 1620
Posadas s/ Amparo ley 16.986: p. 2095 Muller, Mariana Beatriz y Otros c/ Telefónica
Martínez, Gabriel Rubén c/ Estado Nacional de Argentina S.A. y Otro s/ Diferencias de
Ministerio del Interior Policía Federal salarios: p. 1121
Argentina s/ Daños y perjuicios: p. 1894 Municipalidad de Famaillá y Empresa San
Martínez, Rosa Argentina c/ La Segunda Miguel s/ Incidente de incompetencia: p. 396
Aseguradora de Riesgos del Trabajo S.A. y Municipalidad de Junín c/ Akapol S.A. s/
Otro s/ Accidente de trabajo/enferm. prof. Apremio: p. 2184
acción civil: p. 1784
Martínez, Silvia Olga Beatriz c/ Mapfre
Argentina ART S.A. s/ Accidente – ley N
especial: p. 1
Medina, Fabián Alfredo y Otro s/ Recurso N.N. s/ Averiguación de delito, resistencia
extraordinario de inaplicabilidad de ley, en o desobediencia a funcionario público,
causa n°44.285 del Tribunal de Casación incendio y otro estrago, lesiones leves y
Penal, Sala II: p. 938 otros: p. 300
Medina, Medardo c/ D.G.A. s/ Reclamos varios: N.N. s/ Incidente de incompetencia.
p. 1024 Denunciante: Marianetti, Walter Agustín: p.
Melvin, Pablo Andrés c/ INSSJP s/ Reclamos 1987
varios: p. 1791 Negrelli, Oscar Rodolfo c/ Poder Ejecutivo
Mendoza, Beatriz Silvia y Otros c/ Estado Provincial y Otros s/ Amparo: p. 749
Nacional y Otros s/ Daños y perjuicios (daños Nicolaides, Cristino y Otros s/ Querella: p. 1613
derivados de la contaminación ambiental del
río Matanza-Riachuelo): p. 1611
Mendoza, Pedro y Otros c/ Telecom Argentina O
S.A. y Otro s/ Otros reclamos: p. 60
Ministerio de Educación de la Nación c/ Ocampo, Alessio Matías Yair c/ BGH S.A. s/
Universidad Nacional de Mar del Plata s/ Despido: p. 947
Recurso directo - Ley de Educación Superior Ojeda, Vicente y Otros c/ EN - M° Seguridad -
24.521: p. 119 GN s/ Personal Militar y Civil de las FFAA y
Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad de Seg.: p. 26
Social c/ Asociación Profesional Policial y Oliva, Alejandro Miguel s/ Incidente de recurso
Penitenciaria de Entre Ríos s/ Ley de asoc. extraordinario: p. 845
sindicales: p. 1841
Olivera, Gustavo Eduardo c/ EN – AFIP s/
Mirande, Raúl Mario c/ AFIP s/ Recurso directo Amparo ley 16.986: p. 1663
art. 39 ley 25.164: p. 1031
Organización de Ambientalistas
Mondelo, Manuel c/ ANSeS s/ Reajustes varios: Autoconvocados Asociación Civil c/
p. 55 Municipalidad de Pilar s/ Amparo ambiental:
Monserrat García, Ricardo Antonio y Otro c/ p. 763
Banco Río de la Plata S.A. s/ Ordinario: p.
132
Montamat y Asociados S.R.L. c/ Provincia del P
Neuquén s/ Acción procesal administrativa:
p. 1218 Paccagnini, Norberto Rubén y Otros s/ Recurso
Montever SA c/ DGA s/ Recurso directo de de casación: p. 2098
organismo externo: p. 646 Padilla, Laura Rosario c/ Hospital de General
Moreira, Luis Daniel s/ Su presentación: p. 2181 Roca y Otros s/ Amparo – apelación: p. 1673
Morena Forestaciones S.A. y Otros s/ Panaciuk, Andrea Esther c/ Instituto Nacional
Presentación varia: p. 37 de Serv. Soc. para Jubilados y Pensionados
Moreno, Elsa Cora c/ ANSeS s/ Reajustes y Otros: p. 432
varios: p. 803
(XXVI) NOMBRES DE LAS PARTES

Pando de Mercado, María Cecilia c/ Gente Rodríguez Buela, Raúl/Defensoría Pública


Grossa S.R.L. s/ Daños y perjuicios: p. 2211 Oficial y Otro c/ EN - M Interior - DNM s/
Pérez, Yésica Vanesa s/ Homicidio simple: Recurso directo DNM: p. 1434
p. 2122 Rodríguez, Juan Emanuel y Otro s/ Infracción
Peruchini, Celestino Ambrosio c/ ANSeS s/ ley 23.737: p. 47
Ejecución Previsional: p. 795 Rodríguez, Roberto y Otro c/ Buenos Aires,
Petcoff Naidenoff, Luis Carlos c/ Formosa, Provincia de y Otro: p. 283
Provincia de s/ Amparo - habeas corpus: Roldán, María Silvia c/ Registro de la Propiedad
p. 944 Automotor nº 9 s/ Apel. de res. denegat. del
Piñeiro, Jorge Roberto c/ N.B.O. Neo Bulk registro prop. autom.: p. 1910
Operator S.R.L. y Otro s/ Despido: p. 1869 Rolón, Enrique Ramón c/ Algabo S.A. y Otro s/
Provincia del Neuquén c/ Estado Nacional s/ Accidente - acción civil: p. 80
Cobro de regalías: p. 38 Romero, Silvana Andrea c/ Obra Social de
Pugibet Fevrier, Jacqueline Marie Jeanne s/ Conductores Camioneros y Personal del
Sucesión testamentaria: p. 1123 Transporte Automotor de Cargas s/ Amparo
ley 16.986: p. 2176
Puig, Fernando Rodolfo c/ Minera Santa Cruz
S.A. s/ Despido: p. 1037

S
Q S., J. M. s/ Abuso sexual -art. 119, 3° párrafo-:
p. 354
Quispe, Marta Johanna y Otro c/ Galeno
Aseguradora de Riesgos del Trabajo S.A. s/ S.R.L. Colombres Hnos. c/ A.F.I.P./D.G.I. s/
Accidente - ley especial: p. 1135 Impugnación de acto administrativo: p. 806
Salvatierra, Ramón Gustavo y Otros s/ Daño
agravado (art.184 inc.5) y amenazas: p. 2243
R Santa Coloma, Daniel Ángel c/ Banco de la
Nación Argentina y Otro s/ Incumplimiento
R., M. S. c/ OSDE s/ Amparo de salud: p. 848 de contrato: p. 956
Ramírez, Alfredo c/ Provincia de Formosa s/ Santos, Leandro Ernesto s/ Extradición - art.
Ordinario: p. 156 54: p. 970
Ramírez, Alfredo Roberto c/ Penelo, Norberto y Sanz, Alfredo Rafael s/ Estafa s/ Juicio s/
Otros s/ Accidente – acción civil: p. 1794 Casación: p. 133
Ravetti, Roberto Omar y Otros c/ Estado Scarzi, Hugo Alberto s/ Recurso de
Nacional y Otro s/ Contencioso inconstitucionalidad: p. 1444
administrativo: p. 116 Schaab, Érica Romina y Otros s/ Infracción ley
Rea, Segunda Manuela y Otros s/ Daños y 22.415: p. 113
perjuicios: p. 184 Sciarrotta, Osvaldo Serafín c/ Yacimientos
Rearte, Adriana Sandra y Otro c/ Superior Mineros de Agua de Dionisio s/ Despido: p.
Gobierno de la Provincia de Córdoba s/ 2151
Amparo - recuso de apelación: p. 767 Scursatone, Horacio Oscar c/ Estado Nacional
Rearte, Matías Nicolás Alejandro c/ – M° de Defensa – IAF s/ Personal Militar y
Administración Federal de Ingresos Públicos Civil de las FFAA y de Seg.: p. 1354
s/ Medida cautelar: p. 908 Selman, Christian José s/ Estafa y estafa en
Ríos, César Domingo y Otros c/ Estado Nacional grado de tentativa -dos hechos- en concurso
Ministerio de Economía y Otro s/ Programas real: p. 305
de propiedad participada: p. 2158 Serca S.A. c/ Administración Federal de
Riquelme, Jean Manuel Marie y Otros s/ Ingresos Públicos – DGI s/ Impugnación de
Infracción ley 23.737 (art. 50, inc. c): p. 168 deuda: p. 1617
Robles, María Dalmira c/ Universidad Nacional Servicio de agua y mantenimiento empresa del
de Tucumán s/ Nulidad de resolución Estado Provincial s/ Infracción ley 24.051
administrativa: p. 1388 (art. 55): p. 373
NOMBRES DE LAS PARTES (XXVII)

Silva Leal, Alicia c/ Comisión Nacional de Unión Argentina de Trabajadores Rurales y


Pensiones Asistenciales s/ Amparos y Estibadores c/ Poder Ejecutivo Nacional
sumarísimos: p. 1871 Ministerio de Trabajo Empleo y Seguridad
Sinopec Argentina Exploration and Production Social s/ Acción de amparo: p. 2019
Inc., Sucursal Argentina c/ Chubut, Provincia Usuarios y Consumidores Unidos c/ Secretaría
del s/ Acción declarativa (art. 322 Cód. de Energía de la Nación y Otros s/ Ley de
Procesal): p. 2271 Defensa del Consumidor: p. 637
Smart, Jaime Lamont y Otro s/ Legajo de
casación: p. 902
Société de Conseils de Recherches Et V
D’Applications Scientifiques (S.C.R.A.S.) c/
Instituto Nacional de la Propiedad Industrial V., M. c/ S. Y., C. R. s/ Restitución internacional
s/ Varios - propiedad industrial e intelectual: de niños: p. 1362
p. 1914 Vázquez, Miriam c/ Consejo Provincial de
Superior Tribunal de Justicia c/ Duarte, Graciela Educación de la Provincia de Santa Cruz
Beatriz s/ Denuncia: p. 440 s/ Demanda contencioso administrativa: p.
Sulca, Yolanda Noemí c/ Transporte Automotor 1447
Plaza S.A.C.I. y Otro s/ Daños y perjuicios: Vela, Marcia Andrea y Otros c/ Gas Natural Ban
p. 536 S.A. y Otros s/ Daños y perjuicios: p. 2255
Surfrider Argentina c/ Axion Energy Argentina Vieiro, Ana María y Otros c/ Administración
S.R.L. y Otros s/ Materia a categorizar: p. Federal de Ingresos Públicos s/ Juicio
463 sumarísimo: p. 1281
Swiss Medical S.A. c/ EN - SSS s/ Amparo ley Villalba, Víctor Orlando c/ Amaral, Ana María y
16.986: p. 86 Otros s/ Daños y perjuicios (acc. trán. c/ les.
o muerte): p. 1142

T
W
Temer, Pablo Fabián c/ EN - PJN y Otro s/
Daños y perjuicios: p. 656 W., S. J. c/ D., L. D. s/ Medida provisional
Temes Coto, Valentín s/ Infracción ley 22.415: urgente cuidado personal unilateral: p. 1163
p. 193 Werlen, Julio César c/ Galeno ART S.A. (ex
Tommasi, Julio Alberto y Otros s/ Causa nº Mapfre ART S.A.) y Otro s/ Accidente -
15710: p. 2280 acción civil: p. 1411

Total Austral S.A. –Sucursal Argentina– c/


Dirección Provincial de Puertos de la
Provincia de T.D.F. s/ Acción mere Y
declarativa de inconstitucionalidad: p. 1086
Transco S.A. c/ Estado Nacional y Otro s/ Yoma S.A. y Otras s/ Concurso preventivo por
Amparo contra actos de particulares: p. 425 agrupamiento – incidente de pago de gastos
de administración posteriores a la quiebra:
Transportes Unidos del Sud S.R.L. c/ Córdoba, p. 1247
Provincia de s/ Acción declarativa de
inconstitucionalidad: p. 2039 Yurka, Ricardo s/ Abuso sexual sin acceso
carnal gravemente ultrajante agravado
Tuero Caso, José Luis y Otro c/ Latoyar S.A. y por ser el encargado de la guarda y el
Otros s/ Daños y perjuicios (acc. trán. c/ les. aprovechamiento de la situación de
o muerte): p. 913 convivencia: p. 1823

U Z
U.N.I.R.E.C. c/ Ramos E. Iglesias E. y Ot. s/ Zabalza, Luis José c/ E.N.A. s/ Proceso de
Expropiación: p. 1146 conocimiento – daños y perjuicios: p. 988
Zayzon, Zoltán Vince s/ Extradición: p. 63
INDICE GENERAL

TOMO 343

VOLUMEN I
Pág.
Fallos de la Corte Suprema 1
Febrero 1
Marzo 139
Abril 195
Mayo 283
Junio 319
Julio 495
Indice por los nombres de las partes (I)

VOLUMEN II
Pág.
Fallos de la Corte Suprema 681
Agosto 681
Septiembre 867
Octubre 1109
Indice por los nombres de las partes (XI)

VOLUMEN III
Pág.
Fallos de la Corte Suprema 1457
Noviembre 1457
Diciembre 1827
Acordadas 2327
Indice por los nombres de las partes (XXI)

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