Examen Final Ontología: Perspectiva Sobre El Ser en Santo Tomás de Aquino

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Examen final

Ontología

Perspectiva sobre el ser en Santo Tomás de Aquino


La palabra con la que Dios se revela a sí mismo expresándose en la "terminología del ser",
indica un acercamiento especial entre el lenguaje de la Revelación y el lenguaje del
conocimiento humano de la realidad. El lenguaje de esta filosofía permite acercarse de algún
modo al Nombre de Dios como "Ser". En efecto, el lenguaje humano no basta para expresar
de modo adecuado y exhaustivo “Quien es” Dios, nuestros conceptos y nuestras palabras
respecto de Dios sirven más para decir lo que Él no es, que lo que es.
El ser pertenece a su substancia, su esencia es el ser. Él es el Ser subsistente (Esse
subsistens). Precisamente por ello, no puede no existir, es el ser "necesario". A diferencia de
Dios, que es el "ser necesario", los entes que reciben la existencia de Él, es decir, las
creaturas, pueden no existir: el ser no constituye su esencia; son entes "contingentes".
En cuanto "ipsum Esse Subsistens" es decir, absoluta plenitud del Ser y por tanto de toda
perfección. Dios es completamente trascendente respecto del mundo. Con su esencia, con su
divinidad, El "sobrepasa" y "supera" infinitamente todo lo que es creado: tanto cada criatura
incluso la más perfecta como el conjunto de la creación: los seres visibles y los invisibles. Se
comprende así que el Dios de nuestra fe, El que es, es el Dios de infinita majestad. Esta
majestad es la gloria del Ser divino, la gloria del Nombre de Dios, muchas veces celebrada en
la Sagrada Escritura.

Fundamentación: 
En Éxodo 3, 14 Dios manifiesta “Yo soy el que soy”, quiere decir que su esencia el ser. 
El ipsum esse subsistens distingue radicalmente a Dios de todas las cosas creadas. 
El ipsum esse subsistens distingue a Dios del ser abstracto o universal.

BiBLIOGRAFÍA:
https://www.vatican.va/content/john-paul-ii/es/audiences/1985/documents/hf_jp-
ii_aud_19850807.pdf
Perspectiva sobre el ser en Martin Heidegger (Dasein)
El Dasein es la expresión alemana que Heidegger escoge para determinar la existencia, para
su conformación morfológica: Da = aquí, allí, ahí. Sein = ser.
El ser humano, al ser un Dasein, es posibilidad antes que realidad. Es en tanto que puede ser.
El Dasein es así, en su forma más fundamental un proyecto. El ser humano no existe de una
forma pura y aislada, sino que desde el primer momento en que intenta comprenderse y
autodeterminarse se encuentra ya en relación.
Es aquí donde el significado de la palabra Dasein: ser o estar aquí. Se trata del ser humano en
tanto que, insertado en un contexto de cosas y personas, un mundo, que le precede y que
condiciona su existir, su trascenderse a sí mismo como proyecto.
El ser de las cosas no es así el estar presentes, sino el pertenecer a una totalidad de
significados que es el mundo. Las cosas se significan unas a otras y este significarse depende
a su vez del proyectarse del Dasein. Es decir, el Dasein con su proyecto fundamente el mundo
en el que se dan a su vez las cosas individuales. El ser se da en un proceso de conocimiento
que nunca termina y nunca está totalmente presente. Es esta a su vez la estructura existencial
del Dasein, del ser humano como ser en el mundo que existe en constante trascendencia de sí
mismo. El Dasein, al ser tiempo, es siempre un poder ser, y nunca está completo.
Podemos mencionar aquí también que el Dasein es un ser para la muerte. La muerte es
aquella posibilidad que sabemos que se realizará, pero que nunca experimentamos como
realizada. En tanto que tal imposibilidad de toda posibilidad, permite que las posibilidades
sean tales: si no muriéramos, no tendría sentido el tiempo, no deberíamos elegir entre
posibilidades ni podríamos existir como proyecto, ya que sería posible realizar todas
posibilidades.

Bibliografía:
https://psicologiaymente.com/cultura/dasein

Perspectiva sobre el ser en Juan Duns Scoto


Según Escoto la esencia de Dios consiste en su voluntad; pero esta afirmación no tiene base.
Dios, mantiene él, es un ens infinitum. Es cierto que, según él amor de Dios por si mismo y la
spiratio del Espíritu Santo por el Padre y el Hijo no se basan en un instinto natural, por
decirlo de alguna forma, sino en la libre elección de Dios.
Toda voluntad es libre y por consiguiente también la de Dios. Pero Su voluntad es tan
perfecta y Su esencia tan infinitamente buena, que Su libre voluntad no puede sino amarla.
Este amor es a la vez libre y necesario. Y respecto a las cosas creadas, Escoto enfatiza la
libertad de Dios, sin caer en el error de un determinismo meramente arbitrario e inmotivado.
Escoto mantiene que Dios es el ens per essentiam, y las criaturas son entia per
participationem, tiene el ser solo de una forma analógica. Pero del ser de Dios y del ser de las
criaturas se puede abstraer una idea de ser y predicado unívocamente de ambos, el infinito y
el finito, de otra manera no podríamos deducir de la existencia de cosas finitas, la existencia
de Dios y no tendríamos pruebas de la existencia de Dios, puesto que cualquier silogismo
tendría un quaternio terminorum. Hay una distinción formal, según la identidad real, entre la
esencia de Dios y Sus atributos, entre los atributos mismos y entre la esencia de Dios y las
Personas Divinas. Porque conceptualmente, divinidad no es lo mismo que sabiduría, intelecto
no es idéntico que voluntad; la Divinidad no es lo mismo que paternidad puesto que la
Divinidad no engendra como lo hace el Padre, ni es engendrada, como lo es el Hijo. Pero
todas estas realidades están formalmente en Dios y su distinción no es anulada por Su
infinitud. Por otra parte sigue siendo verdad que Dios es una sola cosa (res). El proceso de
constitución de la Santísima Trinidad tiene lugar sin relación al mundo exterior. Sólo haber
sido completado, las Tres Divinas personas, como un solo principio, producen por su acto de
conocimiento, las ideas de las cosas. Pero muy lejos de este proceso, Dios es independiente
del mundo en Su conocimiento y volición, por la razón obvia de que cualquier clase de
dependencia implicaría imperfección.
La cognición, volición y acción de los ángeles es más como la nuestra. Los ángeles pueden
por su mismos conocer las cosas, no necesitan una especie infusa, aunque de hecho la reciben
de Dios. El diablo no está compelido necesariamente, como resultado de su pecado, a querer
siempre lo que es malo. Con su espléndida dotación natural puede hacer lo que es en sí
bueno; hasta puede amar a Dios sobre todas las cosas, aunque de hecho no lo haga. El pecado
es solamente hasta ese momento una ofensa infinita de Dios pues se aleja de El. En sí mismo
su malicia no es mayor que lo es la virtud opuesta que es la bondad.

Bibliografía:
https://ec.aciprensa.com/wiki/Beato_Juan_Duns_Escoto

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