El Libro Azul Tamara Angulo

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El libro azul de Hugo Chávez Frías


El árbol de las tres raíces

Angel Agreda
C.I 16.545.769
Estudio Jurídico Sección ``D` `, Universidad Bolivariana De Venezuela Sede
Nueva Esparta

Profesora Tamara Angulo

Lunes, 21 de noviembre de 2022


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EL LIBRE AZUL
Un libro elaborado por el presidente Hugo Rafael Chávez Frías donde habla del
pensamiento ideológico y teórico político del árbol de las tres raíces; como lo son
Simón bolívar el libertador Simón Rodríguez profesor de Bolívar y Ezequiel Zamora el
general.

Hugo Chávez, ha señalado que el carácter bolivariano del proceso revolucionario


es “una necesidad imperiosa para todos los venezolanos, para todos los
latinoamericanos y los caribeños fundamentalmente. Rebuscar atrás, en las llaves o
en las raíces de nuestra propia existencia, la fórmula para salir de este terrible
laberinto en que estamos todos... Así estamos los venezolanos hoy, tenemos que
mirar el pasado para tratar de desentrañar los misterios del futuro, de resolver las
fórmulas para solucionar el gran drama venezolano de hoy”.

El proyecto revolucionario que estos tres hombres gestaron, con el concurso del
resto de libertadores y el pueblo en armas, no ha logrado consolidarse hasta ahora.
Por ello, sus ideales, junto con los del resto de los Libertadores, tienen un encuentro
pendiente con la victoria. Hoy, los poderes creadores del pueblo y el compromiso del
gobierno revolucionario avanzan juntos hacia su definitiva concreción. A continuación,
se analizan los aspectos centrales del pensamiento de estos tres venezolanos
inmortales, que hoy toma vida de la mano de la Revolución Bolivariana del Siglo XXI.

PRIMERA RAÍZ: SIMÓN RODRÍGUEZ, RAÍZ ROBINSONIANA

Utilizó a menudo el seudónimo de Samuel Robinson, por lo que su sistema de


pensamiento es conocido como robinsoniano. Fue un gran pensador venezolano,
latinoamericano y universal, el objetivo de toda su actividad intelectual fue servir a
la liberación de los pueblos sometidos por el yugo del imperio español y a su
integración en hermandad. A través de sus métodos para una educación liberadora,
propugnó la emergencia del nuevo hombre americano y la creación de Repúblicas
de hombres y mujeres libres.

El pensamiento innovador y la acción ejemplarizante de Simón Rodríguez brillaron


especialmente en el campo de la educación. Para él, la finalidad de la educación no
era formar aristócratas, sino hacer de todos los habitantes verdaderos ciudadanos al
servicio de la República. Las herramientas para lograrlo son una educación liberadora,
el trabajo dignificante y la participación activa en los Pensamiento Robinsoniano.
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Simón Rodríguez el Sócrates de Caracas con sus ideales y propuestas sobre
sistemas de gobierno, política y educación nos enseña el valor de interesarnos por
nuestro pueblo y sobre todo en la educación que es campo que nos compete. Como
educadores cada día se pretende alcanzar la excelencia, aprender de los errores y
reformar lo establecido en las leyes.
Simón Rodríguez intentaba en esa época colonial mejorar la estructura política, que
el hombre se incorporara a la sociedad logrando ser competente, educado con valores
bien fundados para impulsar al cambio de un país y convertirlo en una República libre
e independiente, una educación popular libre de prejuicios y centrada en nuestras
propias necesidades, sin copiar los sistemas de gobierno del Norte ni Europa, solo
buscando nuestro bienestar e intereses ya que nuestra cultura y costumbre son
distintas a otros países.
Simón Rodríguez en su comentario sobre “Estado Actual de la Escuela y Nuevo
Establecimiento de Ella”, escrito en 1791, presenta detalles acerca de la organización
de una Escuela de Primeras Letras para la ciudad de Caracas. Hay algunas ideas en
esa propuesta que considero interesantes, una está relacionada con el tamaño de la
escuela y su distribución en la ciudad. El propone que se creen cuatro escuelas, una
en cada feligresía, atendida cada una por un maestro y tres pasantes, su idea de
dividir una Escuela en cuatro escuelas pequeñas (de una sola aula), distribuidas en
diferentes partes de la ciudad es apoyada parcialmente por investigaciones recientes
acerca de las ventajas de las escuelas pequeñas.
Otra idea revolucionaria tiene que ver con la organización de la labor docente, los
cuatro maestros y los doce auxiliares se reunirían el último día de todos los meses en
la escuela principal bajo la coordinación del Director. En esa reunión mensual se
discutirían asuntos relacionados con el funcionamiento de las escuelas y se acordarían
los planes de acción para el mes siguiente. Se llevaría un libro de actas de estas
reuniones, el cual se titularía “La Nueva Construcción, Régimen y Método de las
Escuelas”.
Rodríguez por ser un excelente maestro conocía a fondo como dirigir
correctamente una escuela y nadie mejor que él podía presentar un discurso sobre la
educación, era de esperar que su propuesta recibiera todo el apoyo de sus colegas.
Tenemos mucho que aprender de Simón Rodríguez para el diseño de políticas y
prácticas revolucionarias en educación. Para lograr este aprendizaje se requiere de
una lectura radical de sus escritos, es por eso que debemos ahondar en las ideas y
pensamientos de nuestro maestro Simón Rodríguez, el ejemplo a seguir de todo
Unerserrista.
Seremos sus discípulos si seguimos de continuo sus pasos y apoyamos sus
propuesta para crear una educación optima y fuerte con buenos cimientos, cuando
buscamos ser un país desarrollado e independiente, donde la tecnología, la ciencia, y
todo lo moderno nos impulsan a conseguir un futuro mejor y más sólido para nuestras
futuras generaciones.
REVOLUCIÓN BOLIVARIANA EN LA EDUCACIÓN
Las ideas de Simón Rodríguez son la principal fuente filosófica de la Revolución
Bolivariana en la educación. Sus planteamientos sobre una educación inclusiva y una
formación republicana crítica, se encuentran ampliamente recogidos en la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela. A su vez, las políticas públicas se nutren de
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Sus ideas. El conjunto de misiones educativas, con la Misión Robinson a la cabeza,
se inspira en sus ideales de ciudadanía plena, al orientarse a garantizar que ni un solo
venezolano o venezolana quede al margen de los procesos educativos. En las
escuelas y liceos bolivarianos
SEGUNDA RAÍZ: SIMÓN BOLÍVAR
“Trescientos años de calma no bastan...pongamos sin temor la piedra fundamental
de la libertad americana. Vacilar es perderse.”

SIMÓN BOLÍVAR
Simón Bolívar es la raíz principal del árbol de las tres raíces. Sus gestas de
revolucionario visionario y sus conquistas políticas constituyen uno de los grandes
legados de la historia latinoamericana y universal. En él se conjugan todas las
virtudes del auténtico revolucionario: el gran militar y estratega, el líder inigualable, el
pensador social y el estadista.
Además de ser el gran líder de la independencia, Bolívar nos lega su poderoso
pensamiento revolucionario, que ha sido la base ideológica fundamental del
movimiento. Hoy, adaptado a las circunstancias actuales, guía al pueblo venezolano
en la senda de la revolución bolivariana. A su vez, su ideario convoca también a los
pueblos de América Latina a luchar juntos por nuestra segunda independencia y por
una integración solidaria, para hacer realidad sus sueños, que son también los
nuestros.
BOLÍVAR Y LA INTEGRACIÓN LATINOAMERICANA
“Yo deseo más que otro alguno ver formar en América la más grande Nación del
Mundo, menos por su extensión y riquezas que por su libertad y gloria”.
SIMÓN BOLÍVAR
A pesar de que el proyecto de unidad latinoamericana no pudo tomar forma, el
pensamiento bolivariano es el punto de referencia para pensar hoy sobre la integración
en América Latina. La idea de unir a nuestros países en un solo bloque económico,
político y social, buscaba defender la soberanía y las riquezas de la América mestiza
frente a las intenciones imperialistas de los países poderosos. Asimismo, buscaba
convocar a todos los pueblos bajo un mismo proyecto libertario, basado en una
democracia verdadera de libertad, igualdad y justicia.
Ya en 1812, señalaba en el Manifiesto de Cartagena: “Yo soy del sentir y del
pensar que mientras no centralicemos nuestros gobiernos americanos, nuestros
enemigos obtendrán las ventajas más completas; seremos envueltos
indefectiblemente en los horrores de las disensiones civiles y conquistados
vilipendiosamente por ese puñado de bandidos que infectan nuestras comarcas”.
Además de retratar la opresión del imperio español y las oligarquías apátridas,
analizó con gran agudeza el peligro que provenía de los intereses de otras naciones y
grupos de poder. En concreto, anticipó el voraz y criminal imperialismo del Norte, al
afirmar en 1829: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para
plagar la América de miseria en nombre de la libertad”.

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Washington también condenó el proyecto bolivariano de una América Latina unida.
El presidente Monroe, que decretó que América Latina era el patio trasero de Estados
Unidos de América (EUA), identificó a Bolívar como “un déspota mili- tar de talento”,
“el loco de Colombia”, el “libertador de esclavos”... Incluso la jerarquía eclesiástica
llegó a excomulgarlo, y lo comparó con el mismo Satanás.
El proyecto de integración, orientado a sentar las bases para la confederación
hispanoamericana, tenía varios elementos centrales:
La unidad para hacer frente a los peligros que amenazaban a las nacientes
Repúblicas;
La adopción de pactos de protección y defensa mutuas como mecanismos para
garantizar que ninguna nación extraña se inmiscuyese en los asuntos internos de las
nuevas Repúblicas; y
La adopción de acuerdos amistosos para resolver eventuales disputas entre
nuestras naciones.
Inicialmente, propuso ante el Congreso Anfictiónico de Panamá la gran
Confederación, que incluía desde México hasta Argentina. Cuando entendió que la
Confederación estaba llamada a fracasar, debido a los intereses mezquinos de las
clases dominantes locales y sus gobernantes, puso todo su empeño en la constitución
de la Federación de los Andes, que comprendía a las naciones que él había liberado
(la Gran Colombia, Perú y Bolivia).
Tras el fin de la Federación, el Libertador se concentró en salvar la unidad de la
Gran Colombia. Sin embargo, también este proyecto integracionista se vino abajo,
luego de que las oligarquías locales de las tres actuales Repúblicas conspiraran para
dividirla. Pese a estos fracasos, el gran diseño del Libertador se instaló firmemente en
el imaginario de nuestros pueblos, y hoy revive de la mano del pueblo bolivariano.
BOLÍVAR REVOLUCIONARIO
“El sistema de gobierno más perfecto es el que produce la mayor suma de felicidad
posible, la mayor suma de seguridad social y la mayor suma de estabilidad política”
SIMÓN BOLÍVAR
Además de ser el padre de la independencia y de la integración latinoamericana,
Bolívar es el precursor del pensamiento social revolucionario en nuestro continente. En
su proyecto, la victoria militar no era más que el comienzo de una ver- dadera
revolución social, que debía permitir eliminar los groseros privilegios de las minorías y
“la odiosa diferencia de clases”, elevando a todos los y las habitantes al rango de
ciudadanos.
Finalizada la guerra, trató de aplicar en la Gran Colombia sus ideas libertarias.
Entre otras cosas, decretó la libertad de los esclavos y esclavas, así como también la
devolución de sus tierras a los pueblos indígenas; instituyó la educación gratuita y creó
hospitales. Sin embargo, sus ideas chocaron con los intereses de las clases
oligárquicas y la nueva aristocracia militar y terrateniente, que se oponían a cambios
de fondo en las estructuras heredadas del imperio español.
Sus enemigos le llamaban el “caudillo de los descamisados”, “monstruo del género
huma- no”, “tirano libertador de esclavos”. Mientras tanto, defendían un modelo
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Parlamentario excluyente que chocaba frontalmente con el proyecto revolucionario
del Libertador y con el sueño de libertad e igualdad de las mayorías oprimidas.
Cuando regresa del Perú, después de cinco años de victorias y tras haber
expulsado definitivamente al imperio español de tierras sudamericanas, Bolívar se
indigna ante el espectáculo de miseria que todavía ofrece el pueblo oprimido. Le
escribe a Santander: “No se cómo todavía no se levantaron todos estos pueblos y
soldados al concluir que sus males no vienen de la guerra, sino de leyes absurdas”.
Santander, que era vicepresidente de Colombia, lo acusa de querer provocar
“una guerra interior en que ganen los que nada tienen, que siempre son muchos, y que
perdamos los que tenemos, que somos pocos”. Queda así sellada la naturaleza del
conflicto. El Bolívar libertario, en defensa de la justicia y la igual- dad, se enfrenta a los
generales que defienden los intereses de las oligarquías.
TERCERA RAÍZ: EZEQUIEL ZAMORA
“Sólo el pueblo quiere su bien y es dueño de su suerte... desde hoy en adelante,
Venezuela no será más el patrimonio de ninguna familia ni persona”
EZEQUIEL ZAMORA
Ezequiel Zamora retomó la bandera de Bolívar treinta años después de la muerte
del Libertador, enfrentándose con la oligarquía que truncó el sueño bolivariano.
Conocido como el general del pueblo soberano, su pensamiento y acción represen-
tan la última raíz del árbol de las tres raíces.
La principal bandera de lucha de Ezequiel Zamora fue la redistribución de la tierra y la
dignificación de los campesinos. Las luchas que lideró, bajo la consigna de Tierras y
Hombres Libres, encontraron un apoyo masivo en los habitantes del campo, que para
ese entonces eran la mayoría del pueblo venezolano. A su vez, fue un acérrimo
enemigo de las oligarquías. Su defensa de la dignidad de los campesinos y su arroje
libertario hacen de él una fuente permanente de inspiración revolucionaria.
TIERRA Y HOMBRES LIBRES
“Cuando Dios hizo el mundo repartió en común el agua, el sol, la tierra, ¿por- qué
entonces los godos se han apoderado de las mejores tierras, bosques y aguas, que
son propiedad del pueblo?”
Ezequiel Zamora
Ezequiel Zamora comenzó su carrera política, uniéndose al partido de los liberales.
En 1846, el gobierno conservador desató una feroz represión contra los miembros de
su partido, lo que provocó que Zamora y otros caudillos populares se alzaran para
tomar el poder. En su proclama rebelde, de inspiración bolivariana, invitó al pueblo a
luchar “...para quitarnos el yugo de la oprobiosa oligarquía y para que, opóngase quien
se opusiere, y cueste lo que costare, lleguemos por fin a conseguir las grandes
conquistas que fueron el lema de la independencia”.
Esta insurrección, que vio nacer la consigna de tierra y hombres libres, le hizo
ganarse el apoyo y devoción popular y el nombre de “General del pueblo soberano”.
Ezequiel Zamora fue hecho prisionero y sentenciado a muerte, pero el presidente
Monagas le conmutó la pena por el destierro.
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LA GUERRA FEDERAL
“...como sabemos que ustedes están defendiendo la misma causa que nosotros,
tienen un denodado patriotismo y deseo de sacar a la patria de la salvaje y brutal
dominación... diremos con orgullo y Bizarría: Viva la libertad, viva el pueblo soberano,
elección popular, horror a la oligarquía, tierra y hombres libres.”
EZEQUIEL ZAMORA
Treinta años después de alcanzada la independencia, la República seguía viviendo
bajo un sistema semifeudal. La inmensa mayoría del pueblo, los trabaja- dores y
trabajadoras, los esclavos y esclavas, los campesinos y campesinas, los artesanos y
artesanas y los marginalizados y marginalizadas de la ciudad y el campo, se debatían
en la mayor miseria y hambre. El latifundio, lejos de eliminarse, se había extendido
bajo el amparo del gobierno. Tras la abolición de la esclavitud, decretada en 1854, los
40.000 esclavos liberados se encontraron sin tierras y sin condiciones para ganarse un
sustento.
Bajo la consigna de “La Federación es el gobierno de los libres”, los federales
convocaron en 1959 al pueblo a “sacar la patria de la salvaje y brutal dominación en
que la tienen los oligarcas”. Tanto el pueblo campesino, desposeído y explotado, como
la nueva masa de desempleados, se incorporaron masivamente a la lucha.
Gracias a su carisma y su conexión con el pueblo campesino, Ezequiel Zamora
logró organizar un ejército popular de milicias, con el que libró batallas decisivas. La
más famosa es la Batalla de Santa Inés (Barinas), el 10 de diciembre de 1859. En ella,
Ezequiel Zamora demostró su genio estratégico, al conducir a las tropas del gobierno
por sucesivas líneas de defensa, para asestarles la victoria en el terreno donde mejor
podía sacar provecho de sus milicias. Sin embargo, el 10 de enero de 1860 una bala
de origen desconocido trunca su vida, durante el asalto a San Carlos (Cojedes). A
partir de entonces, la guerra se transformó en un gran movimiento de guerrillas.
Finalmente, en 1963 los ideales de Zamora fueron traicionados, y con ellos los ideales
de Bolívar.

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