Salud Pública Ruy Medina

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Grupo 214

Medina González Ruy Axel


Ensayo sobre la salud pública desde la perspectiva de género y clase social.

En la actualidad existen muchas formas de interpretar un tema, a veces se tratan desde


los principios teóricos o en otras ocasiones desde perspectivas más filosóficas, en este caso se
utiliza la perspectiva de género, porque propone un análisis más contemporáneo donde se
incluye una nueva dimensión sobre los distintos temas. En este caso particular, el análisis está
dirigido a la salud pública. Pero no sólo el enfoque de género se convierte en una herramienta
para el estudio de la salud pública, sino que también se apoya de la perspectiva de clase
social, que señala de manera puntual aquellos obstáculos que se presentan en la salud y las
personas de escasos recursos, o por el contrario, los privilegios y exclusividad que una clase
social alta puede llegar a gozar.
Los estudios sobre el género proponen que existen disparidades entre las mujeres y los
hombres, las cuales tienen raíces en un ámbito más sistemático (donde múltiples factores
interactúan para producir o prolongar la existencia de las desigualdades sociales y de género),
que se perpetúan de una generación a otra y en primera instancia parecen ser inherentes al
sistema político, ideológico y sociocultural en la actualidad.
La perspectiva de género y clase social en la salud pública es fundamental para garantizar una
atención médica equitativa y justa para todas las personas, independientemente de su género
o estatus socioeconómico. Esta perspectiva crítica reconoce que la salud es influenciada por
múltiples factores, incluyendo la biología, el medio ambiente, la cultura, el acceso a los
recursos y las estructuras sociales que pueden limitar o potenciar la capacidad de las personas
para cuidar su salud.
Además, la clase social también tiene un impacto significativo en la salud de las personas.
Las personas que viven en la pobreza o en situaciones de marginación económica tienen
menos acceso a atención médica de calidad, a menudo debido a la falta de seguro médico o
recursos financieros para pagar los servicios médicos. Los determinantes sociales de la salud,
como la educación, el empleo y la vivienda, también pueden afectar la salud de las personas.
Para abordar estas desigualdades en la atención médica, es necesario aplicar una perspectiva
de género y clase social en la planificación de políticas públicas de salud. Esto puede incluir
medidas como la capacitación de proveedores de atención médica en la atención
culturalmente competente y la conciencia de la importancia de hablar sobre los determinantes
sociales de la salud.
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El estado y determinantes de salud para hombres y mujeres.


El estado de salud es diferente para hombres y mujeres, se debe en gran medida a las
diferencias biológicas y de género. Sucede lo mismo con los determinantes de la salud.
En términos generales, las mujeres tienden a tener una esperanza de vida más larga que los
hombres, pero también tienen una mayor probabilidad de experimentar enfermedades
crónicas y discapacidad en la vejez (Borrell et al., 2017). Además, la salud reproductiva de
las mujeres, incluyendo el acceso a la anticoncepción, atención prenatal y atención obstétrica,
sigue siendo un desafío en muchas partes del mundo, especialmente en países en vías de
desarrollo (Gómez-Dantés et al., 2018). En contraparte, los hombres tienen una mayor
probabilidad de sufrir lesiones y enfermedades relacionadas con el trabajo, así como una
mayor tasa de mortalidad por causas externas como la violencia y los accidentes (Borrell et
al., 2017). También enfrentan desafíos específicos en términos de salud mental, con una
mayor tasa de suicidio en comparación con las mujeres (González-Rábago et al., 2019).

Es importante destacar que estas diferencias en el estado de salud entre hombres y mujeres no
son simplemente el resultado de factores biológicos, sino que también están influenciadas por
factores sociales y de género, como el acceso a los recursos, las normas de género y las
desigualdades económicas. Como señala la socióloga argentina Ana María Goldani, "la
posición de las mujeres en la estructura social y económica influye en su salud, ya que el
acceso desigual a los recursos, la desigualdad en la distribución del poder y la exposición
desigual a las situaciones de riesgo son algunos de los factores que afectan a las mujeres de
manera desproporcionada" (Goldani, 2018, p. 113).

Estos determinantes derivan en otro concepto importante: Los obstáculos de acceso a los
servicios y recursos de salud.
El acceso a los servicios y recursos de salud es un tema crítico en la salud pública,
especialmente en América Latina, donde se presentan importantes obstáculos de género, clase
social y otros factores de exclusión. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS),
la región latinoamericana aún enfrenta importantes desafíos en materia de acceso a la salud,
incluyendo la falta de recursos, la discriminación de género y otras formas de exclusión
social (OPS, 2020).
Los obstáculos de acceso a los servicios y recursos son particularmente pronunciados para las
mujeres, quienes enfrentan barreras de género como la falta de información y educación
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sobre su salud, la discriminación en el acceso a servicios y recursos de atención médica y la


falta de autonomía económica (González, 2017). Además, las mujeres suelen asumir una
carga desproporcionada en el cuidado de la salud de sus familias, lo que puede limitar su
acceso a los servicios de salud debido a las restricciones de tiempo y recursos (Gómez-Dantés
& Sesma, 2014). Las personas de bajos ingresos también enfrentan barreras significativas en
el acceso a los servicios y recursos de salud, incluyendo la falta de servicios de salud
asequibles y la falta de acceso a servicios de atención médica de calidad (Amaya & Sandoval,
2019). La falta de recursos económicos también puede limitar el acceso a servicios
preventivos como las pruebas de detección y los tratamientos, lo que puede afectar
negativamente la salud a largo plazo.

El impacto de las políticas y programas de salud.


La implementación de políticas y programas de salud puede tener un impacto significativo en
la salud y el resguardo de la población, especialmente en aquellos grupos que históricamente
han enfrentado desigualdades en el acceso a los servicios de salud. Sin embargo, es
importante tener en cuenta que no todas las políticas y programas tienen un enfoque de
género, lo que puede perpetuar las desigualdades de género en el acceso y la calidad de los
servicios de salud.
En un estudio realizado por Álvarez-Rosas et al. (2019), se analizaron las políticas públicas
de salud sexual y reproductiva en México; se encontró que, aunque existe una legislación en
esta materia, la implementación y el acceso a los servicios sigue siendo limitado,
especialmente para las mujeres indígenas y de bajos ingresos. Esto demuestra la necesidad de
políticas y programas que aborden las barreras estructurales que enfrentan estos grupos.
A pesar de eso, la implementación de programas de salud específicos para mujeres puede
tener un impacto positivo en su bienestar. En un estudio realizado en Colombia, se encontró
que el programa "Mujer Segura" fue efectivo en mejorar la calidad de atención de la salud
sexual y reproductiva para mujeres en situación de vulnerabilidad (García, 2017). Este tipo de
programas pueden tener un impacto significativo en la reducción de la mortalidad materna y
la mejora del acceso a servicios de planificación familiar.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que la implementación de políticas y programas
de salud también puede tener efectos negativos. Por ejemplo, la política de esterilización
forzada implementada en Perú en la década de 1990 tuvo consecuencias devastadoras para las
mujeres indígenas y de una clase social baja (González et al., 2020). Esto demuestra la
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importancia de tener en cuenta la perspectiva de género y los derechos humanos en la


implementación de políticas y programas de salud.
La distribución del poder y remuneración del trabajo en el sector salud.
La distribución del poder y la remuneración del trabajo en el sector salud es un tema
importante dentro de la perspectiva de género en la salud pública. Aunque las mujeres
representan una gran parte de la fuerza laboral en el sector de la salud, todavía enfrentan
desigualdades en términos de acceso a cargos de liderazgo y de remuneración.

Según una investigación realizada por Casas, Álvarez-Dardet, & Ruiz-Cantero (2019), en
algunos países hispanohablantes, las mujeres constituyen la mayoría de la fuerza laboral en el
sector salud, pero todavía enfrentan una brecha salarial significativa en comparación con los
hombres. Además, las mujeres también tienen menos oportunidades de acceder a cargos de
liderazgo, lo que limita su capacidad para tomar decisiones e influir en las políticas de salud.
En México, un estudio de Hernández-Tezoquipa, Infante-Xibille, & Salinas-Escudero (2021)
reveló que las mujeres también enfrentan desigualdades en el acceso a cargos de liderazgo en
el sector salud. Además, las mujeres en general ganan menos que los hombres y tienen menos
oportunidades de acceso a formación y capacitación.
Es importante destacar que estas desigualdades en la distribución del poder y la remuneración
del trabajo en el sector salud no solo afectan a las mujeres, sino que también tienen un
impacto en la calidad de atención de salud que se brinda a las personas. Un estudio realizado
en Chile por Espinoza et al. (2019) encontró que la presencia de mujeres en cargos de
liderazgo en el sector salud estaba asociada con una mayor equidad en el acceso a servicios
de salud y una mejor calidad de atención.
La distribución del poder y la remuneración del trabajo en el sector salud sigue siendo un
tema importante dentro de la perspectiva de género en la salud pública. Las desigualdades de
género en el acceso a cargos de liderazgo y la brecha salarial en el sector salud tienen un
impacto significativo en la calidad de atención de salud que se brinda a las personas. Es
fundamental que se tomen medidas para abordar estas desigualdades y promover la igualdad
de género en el sector salud.

Conclusión
Tras analizar la perspectiva de género y clase social en la salud pública, se puede concluir que
existen múltiples desafíos y obstáculos que afectan la equidad en el acceso y calidad de los
servicios de salud.
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En cuanto a la perspectiva de género, se ha demostrado que las desigualdades en salud entre


hombres y mujeres son una realidad. Las mujeres enfrentan barreras adicionales en el acceso
a los servicios de salud debido a factores como la discriminación de género, la falta de
autonomía en la toma de decisiones sobre su cuerpo y su salud, y la falta de atención
adecuada en la salud sexual y reproductiva. Además, la violencia de género también es un
factor determinante que puede afectar la salud física y mental de las mujeres.
Y pasando a la clase social, se ha evidenciado que las personas de bajos recursos económicos
tienen un acceso limitado a los servicios de salud, lo que puede resultar en una mayor
prevalencia de enfermedades y una menor esperanza de vida. La pobreza y la exclusión social
también están relacionadas con una menor educación en salud y menos conocimientos sobre
estilos de vida saludables.

Como conclusión a los obstáculos de acceso a los servicios y recursos de salud, se destacó la
falta de acceso a servicios de calidad y la falta de recursos financieros como principales
barreras para la población. Además, las personas que viven en áreas rurales o remotas, las
personas con discapacidades y las poblaciones migrantes también enfrentan desafíos
adicionales para acceder a los servicios de salud.
Respecto al impacto de las políticas y programas de salud, se destacó la importancia de
implementar políticas y programas que tengan en cuenta la perspectiva de género y la clase
social para lograr una mayor equidad en el acceso a los servicios de salud. Por ejemplo, se
deben implementar políticas que aborden la violencia de género, mejoren la atención de salud
sexual y reproductiva y promuevan la igualdad de género en la educación en salud.
Finalmente, en cuanto a la distribución del poder y remuneración del trabajo en el sector
salud, se destacó la importancia de garantizar una remuneración justa y equitativa para los
trabajadores de la salud, especialmente para las mujeres, quienes a menudo están
subrepresentadas en puestos de liderazgo y reciben salarios más bajos que los hombres.

Es necesario trabajar para superar los obstáculos de acceso a los servicios y recursos de salud,
y asegurar que las políticas y programas de salud sean diseñados e implementados teniendo
en cuenta estas perspectivas. Además, se debe garantizar una remuneración justa y equitativa
para los trabajadores de la salud, especialmente para las mujeres, quienes conforman la
mayoría de la fuerza laboral en este sector.
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Bibliografía
Autores
Álvarez-Rosas, M. A., López-Mena, F., & Carreón-Valencia, T. (2019). Políticas públicas de
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Autoras
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https://doi.org/10.1016/j.gaceta.2018.10.003

Borrell, C., Palència, L., Malmusi, D., Pérez, G., & Artazcoz, L. (2017). Desigualdades de
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https://doi.org/10.1016/j.gaceta.2017.04.008
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Casas, L., Álvarez-Dardet, C., & Ruiz-Cantero, M. T. (2019). Desigualdades de género en el


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