Como Redactar
Como Redactar
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Síntesis del apartado con el mismo título, que aparece en el capítulo 6: Aspectos formales en la redacción de
trabajos científicos, del libro: PANTOJA VALLEJO, Antonio (Coord.). Manual básico para la realización de
tesinas, tesis y trabajos de investigación. Editorial EOS: Madrid, 2009. pp. 155-159).
[Esta síntesis ha sido realizada respetando la elaboración del autor del texto original. Todos los derechos
cedidos a FUNIBER]
Cuando un investigador joven intenta por vez primera escribir los resultados de una
investigación, se enfrenta con ese miedo al papel en blanco que ha asaltado a todo
escritor ante su primera página. “Ante el reto de poner por escrito lo que debe decir,
la angustia se apodera de él: considera que escribir es muy difícil” (Martínez de
Sousa, 2007, p. 117).
Cassany (1999, pp. 13-17) considera que escribir es “ser capaz de expresar
información de forma coherente y correcta para que la entiendan otras personas” a la
vez que asegura que “Hay tantas maneras de escribir como escritores y escritoras.
No se pueden dar recetas válidas para todos, […]. Cada uno tiene que desarrollar su
propia técnica de escritura”.
[…]
1.1. Planificación
Este subproceso, previo a la escritura, puede realizarse en cualquier momento de la
ejecución del trabajo. Durante la planificación, los escritores se forman una
representación mental de las informaciones que tendrá el texto final. No hay todavía
un esquema completo. Surgen en esta fase una serie de cuestiones:
c) ¿Cómo lo voy a decir? ¿Qué estructura debo utilizar? ¿Cómo debo organizar la
información para que el texto sea más eficaz? ¿Qué orden debo seguir? (González
Las, 1999, pp. 71-73).
Además de los problemas de contenido del texto que hay que solucionar, también
debemos atender a las cuestiones pragmáticas y textuales. Después de resolver todas
estas dificultades, la información que se obtiene está generalmente desorganizada y
debe ordenarse. La organización de ideas es el subproceso que se encarga de
estructurar la información y decide el orden en que han de aparecer. Y para
ello podemos utilizar cuadros sinópticos, mapas conceptuales, esquemas, es decir,
cualquier estrategia que nos permita estructurar la información y facilite la posterior
escritura del texto. Requiere sucesivas revisiones y afecta al sentido del texto, a la
coherencia.
1.2. Redacción
Consiste en un conjunto de operaciones a través de las cuales, las ideas almacenadas
previamente, toman forma de texto escrito. Esta parte del proceso entraña una gran
complejidad, pues exige haber desarrollado ciertas habilidades para solventar los
problemas que se plantean en el acto de escribir: organización del contenido,
procedimientos sintácticos, elección de conectores y léxico adecuado, puntuación,
ortografía, etc. También en esta etapa se nos pueden plantear numerosos problemas
pragmáticos: intención, destinatario, estructura textual. Serán necesarias continuas
revisiones que nos harán retroceder a la operación anterior en numerosas ocasiones.
1.3. Revisión
La planificación y la revisión diferencian las producciones orales de las escritas. En
las producciones orales, debido a la inmediatez y espontaneidad, no hay tiempo de
revisar; en cambio, en las producciones escritas puede transcurrir un amplio lapso de
tiempo desde que se planifica hasta que se da por terminado el texto y, por esa
razón, se debe reflexionar y se puede rectificar lo que se crea conveniente (González
Las, 1999, p. 72). La revisión se realiza en cualquier momento de la actividad, no
sólo al final, y puede afectar incluso a la planificación de parte del texto o de todo él.
Algunos escritores revisan muy frecuentemente, cuando han escrito unas pocas
frases, pero es más habitual hacerlo después de haber redactado un grupo de
oraciones, un párrafo o una página. Esta estrategia ayuda al escritor a mantener el
sentido global del texto.
Hay que tener en cuenta siempre al destinatario del texto para así elegir el nivel de
lengua, el léxico y la complejidad de la expresión. Bien es verdad que en un escrito
de investigación – artículo, tesis, memoria de investigación, etc.- los posibles
lectores van a ser especialistas en la materia, a los que se les supone un elevado
nivel lingüístico, pero, pese a ello, se debe procurar sencillez y claridad. Una vez
más, se debe atender un consejo de Martínez de Sousa (2007b, p.117) quien
recomienda evitar el excesivo rebuscamiento y la oscuridad expresiva “los
circunloquios no enriquecen el texto, más bien lo empobrecen”.
2. Cuestiones textuales
Síntesis del apartado con el mismo título, que aparece en el capítulo 6: Aspectos formales en la redacción
detrabajos científicos, del libro: PANTOJA VALLEJO, Antonio (Coord.). Manual básico para la
realización de tesinas, tesis y trabajos de investigación. Editorial EOS: Madrid, 2009. pp. 159-162).
[Esta síntesis ha sido realizada respetando la elaboración del autor del texto original. Todos los derechos
cedidos a FUNIBER]
Mientras se compone un texto hay que utilizar una serie de estrategias que no
siempre se poseen. Si el investigador tiene un buen dominio del código escrito, no
habrá ninguna dificultad en la redacción del texto resultado de la investigación.
Pero, a veces, un investigador, que no tiene por qué ser un especialista en filología,
no dispone de todos aquellos conocimientos necesarios para llevar a buen término su
trabajo: duda acerca de algunas cuestiones ortográficas, no sabe qué vocablo utilizar
en una determinada frase, o cómo enlazar los párrafos. Y eso no debe preocupar en
exceso cuando el investigador es consciente de sus dudas y de sus carencias en
materia lingüística, pues no es muy frecuente que cualquier escritor, incluso el
especialista, posea todos los conocimientos de lengua española. No hay problema
cuando esta impericia se reconoce, pues en ese caso se está en condiciones
inmejorables para solucionarla y la mejor forma de hacerlo es la consulta de los
manuales adecuados: diccionarios, gramáticas, enciclopedias y los actuales medios
informáticos que facilitan la rápida consulta de cualquier duda que pueda surgir. El
resultado final será, con toda seguridad, un texto bien elaborado, sin equívocos ni
errores ortográficos o gramaticales. Para la consulta de estos manuales tendremos
que dominar según Cassany (1988, p. 109) algunas microhabilidades
complementarias a las que este investigador llama estrategias de apoyo, pues no
forman parte del proceso de composición básico, ya que un escritor puede elaborar
su texto sin tener que recurrir a ninguna de estas habilidades.
El texto de un trabajo de investigación, sea cual sea su objetivo final, debe ser claro,
recoger lo que el investigador quiere trasmitir y estar bien redactado. Es indudable
que la buena gramática y la escritura reflexiva harán más fácil la lectura de la tesis,
la memoria de investigación o el artículo.
Los tomos son los volúmenes en que se divide una obra. La división, conceptual, no
es arbitraria sino que debe responder a una ordenación intelectual. En una tesis
puede haber varios tomos, el primero con el cuerpo del trabajo, un segundo tomo
con los anexos y un tercero con el material fotográfico, por ejemplo.
Las partes son los distintos elementos en que se divide una obra o trabajo. Cada una
de ellas suele estar compuesta por un determinado número de secciones o divisiones
internas que, a su vez, acogen a los capítulos, que suelen llevar título propio.
2.2.2. Párrafos
Un párrafo es un conjunto de frases relacionadas que desarrollan un único tema. Es
una unidad superior a la oración e inferior al texto (Cassany, 1999, p. 84). Según la
definición académica (DRAE, 2001, p. 1144), “Cada una de las divisiones de un
escrito señaladas por letra mayúscula al principio de línea y punto y aparte al final
del fragmento de escritura”. Tal vez convenga matizar esta definición, pues hay que
destacar que estas divisiones deben tener unidad significativa, “un párrafo constituye
una unidad de sentido y no un mero encadenamiento de oraciones que tengan algo
que ver entre sí” (Garnacha y Montolío, 2000, p. 70). Podemos quedarnos con la
definición dada por Martínez de Sousa (2007b, 211) cuando asegura que “los
párrafos son unidades estructurales del texto formadas por una oración o una serie
de oraciones que constituyen un bloque temático unitario y homogéneo”. Según sea
el contenido del párrafo y el estilo del autor, los párrafos pueden tener una extensión
muy variable. […]
2.2.3. Frase
Si se repasan los manuales de redacción que hay en el mercado, y hay muchos,
podemos comprobar que la mayoría recomienda una extensión de entre 20 y 30
palabras por frase. Hay que tener en cuenta que, en su mayoría, son manuales
dedicados expresamente al estilo de los periódicos o medios de comunicación (El
País, El Mundo, ABC, Canal Sur, Agencia EFE y tantos más) y que, por tanto,
pretenden conseguir en sus redactores o locutores un estilo suelto, ágil, cercano.
Otra cosa es, en efecto, el estilo de un escrito académico, que va dirigido a un lector
versado y, por consiguiente, no requiere de la inmediatez que exigen los medios de
comunicación.
Pero, en general, en un texto académico también, cuanto más limpio y sencillo sea el
escrito, más fácil resultará la comprensión. En consideración a lo anterior,
deberemos evitar las cláusulas largas y el estilo confuso y en ello insisten muchos de
los estudiosos de la escritura (Cassany, 2007, pp. 97-104). Las frases muy
complicadas, de abundantes incisos, cortan el fluir natural del pensamiento y hacen
enrevesado y menos comprensible el resultado. Aunque la longitud de las oraciones
no está sujeta a normas rígidas y dependa en gran parte del propio estilo del escritor,
en frases muy largas será más fácil cometer “alguna discordancia sintáctica” que en
las cortas (Garachana, 2000, pp. 196-204). Una frase gana en claridad si se elimina
todo lo superfluo y accesorio. Al menos, debemos intentar que los incisos aporten
una información útil pues, en caso contrario, pueden estorbar y hacer confusa la
lectura. Para conseguir un estilo limpio y comprensible, un investigador, cualquier
escritor, debe ponerse en el papel del lector y comprobar si la lectura resulta clara e
inteligible. Si no lo es, la siguiente fase consistirá en podar y eliminar todos aquellos
añadidos, la hojarasca innecesaria, que han complicado el hilo conductor
convirtiéndolo en un galimatías imposible de entender.
3. Propiedades textuales básicas
Síntesis del apartado con el mismo título, que aparece en el capítulo 6: Aspectos formales en la
redacción de trabajos científicos, del libro: PANTOJA VALLEJO, Antonio (Coord.). Manual básico
para la realización de tesinas, tesis y trabajos de investigación. Editorial EOS: Madrid, 2009. pp. 164-
172).
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derechos
cedidos a FUNIBER].
Un texto escrito no puede permitirse rasgos propios del lenguaje oral: variedades de
habla, cambios de registro, cambios de tono, superposición de ideas y de temas. Por
el contrario, debe trasmitir los resultados de la investigación con una lengua estable
y estándar, ordenar las ideas e incluir las referencias.
La adecuación es una propiedad textual que nos permite adaptar los principales
factores de la comunicación a la situación concreta y a cada tipo de texto (Sánchez
Lobato, 2006, p. 286).
Del mismo modo que, cuando hablamos, se suele tener en cuenta al interlocutor,
cuando escribimos, debemos pensar en el destinatario, el lector, a quien con
frecuencia olvidan los investigadores noveles. En los textos del tipo de los que nos
ocupan, académicos y científicos, receptores serán todos los lectores de los trabajos,
y de manera inmediata, los componentes del tribunal que ha de juzgar la tesis, o
memoria de investigación.
Por tanto, para que nuestros textos sean adecuados debemos tener en cuenta el tema
a la hora de elegir el lenguaje, el registro lingüístico, el estilo, en definitiva poner en
relación el contenido y la forma del lenguaje del texto con la situación comunicativa.
Por otra parte, también debemos cuidar la cohesión de un texto, es decir, la relación
entre sus partes. Los párrafos y oraciones que forman un texto no pueden quedar
aislados, sino que se deben ensamblar para conseguir una unidad de sentido
completo. Mediante la cohesión se consigue una relación gramatical y semántica
entre las diferentes partes que componen el escrito. Los mecanismos de cohesión
aseguran la correcta interpretación de una frase o un párrafo en relación a los demás
del conjunto, ayudan al lector a seguir la línea del discurso. La cohesión, por tanto,
le da unidad al texto. El código de la lengua posee una serie de recursos para que un
texto tenga significado en su conjunto.
Síntesis del apartado con el mismo título, que aparece en el capítulo 6: Aspectos formales en la redacción de trabajos
científicos, del libro: PANTOJA VALLEJO, Antonio (Coord.). Manual básico para la realización de tesinas, tesis y trabajos de
investigación. Editorial EOS: Madrid, 2009. pp. 164-172).
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cedidos a FUNIBER].
[…] es mi intención repasar algunos de los errores más comunes que hemos
encontrado en escritos científicos.
4.1. Mayúsculas
La escritura normal se debe utilizar en letras minúsculas, pero pueden escribirse
enteramente con mayúsculas palabras, frases e incluso textos enteros, aunque esto
debe ser excepcional y dejar las mayúsculas para posición inicial de palabra.
Los nombres comunes que, por antonomasia, designan a una persona, a Dios,
Jesucristo o la Virgen: el Conquistador (por Jaime I) el Salvador, la Purísima.
Los nombres abstractos personificados: la Esperanza, la Muerte.
Los nombres propios de lugar o topónimos: el Guadalquivir, la
Mancha (comarca), los Pirineos, España. Cuando el nombre oficial de un país
o una comunidad autónoma o ciudad lleva incorporado el artículo, éste debe
escribirse con mayúscula: La Rioja (comunidad autónoma). Los nombres
genéricos que acompañan a topónimos deben escribirse con minúscula: río,
montes, sierra, estrecho, etc. a excepción de los casos en que el genérico forma
parte del nombre propio: el río Guadalquivir, la sierra de Jaén, pero, sin
embargo, Sierra Nevada, los Picos de Europa.
Los nombres de calles y espacios urbanos deben llevar los genéricos en
minúscula y el nombre propio en mayúscula: calle Ruiz Jiménez, avenida de
Andalucía, paraje de Las Lagunillas.
Los nombres de estrellas, planetas, galaxias, etc.: la Osa Mayor, la Estrella
Polar. Las palabras Sol y Luna solamente se escriben con mayúscula en textos
científicos de temática astronómica, en los restantes textos se escriben
normalmente con minúscula: Por la mañana entra mucho sol en mi
dormitorio.
Los nombres de los signos del Zodiaco: Aries, Tauro, Libra, Virgo se escriben
con mayúscula, menos cuando designan genéricamente a las personas nacidas
con un signo: Maribel es aries; Manolo es tauro; los virgos son muy
ordenados.
Los nombres de los puntos cardinales y los puntos del horizonte en su
significado primario: Norte, Sur, Este, Noroeste. Pero, si se usan en sentido
derivado o en aposición, se usarán en minúscula: Vivo en el sur de España;
hemisferio sur; rumbo norte.
Los sustantivos y adjetivos que componen el nombre de entidades,
organismos, departamentos, monumentos, partidos políticos, etc. Ministerio de
Educación; el Museo de Bellas Artes; la Universidad de Jaén; el Teatro
Infanta Leonor.
Los nombres de libros sagrados: la Biblia, el Corán, las Sagradas Escrituras.
Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de publicaciones
periódicas: El País, El Mundo, Revista de Filología Española.
La primera palabra de un título de cualquier obra se debe poner en
mayúscula: El jinete polaco, El camino, Los aires difíciles. En el caso de
títulos abreviados, el artículo debe escribirse en minúscula: la Celestina, el
Quijote.
Los sustantivos y adjetivos que forman parte del nombre de documentos
oficiales. Real Decreto 1232/2007, Ley para la Ordenación General del
Sistema Educativo.
Los nombres de festividades religiosas: Navidad, Corpus, Semana Santa.
Las advocaciones de la Virgen: La Virgen de la Capilla, la Virgen de la
Cabeza.
Los nombres de órdenes religiosas: el Carmelo, el Temple, la Merced.
También se escribe con mayúscula la palabra Orden cuando acompaña a uno
de estos nombres: la Orden del Carmelo.
Las marcas comerciales utilizadas específicamente: Onda, Mercedes, Coca-
Cola.
Los sustantivos y adjetivos que denominan disciplinas científicas: asignaturas,
cátedras, facultades, etc. Soy licenciada en Filología Románica. Me he
matriculado de Estadística.
Los nombres de edades y épocas históricas, acontecimientos históricos,
políticos o culturales: la Edad de Oro, la Primera Guerra Mundial, el
Renacimiento.
Algunos nombres comunes cuando, por antonomasia, designan una sola de las
realidades de su clase: el Muro, la Reconquista.
Los nombres que designan entidades o colectividades institucionales: el
Estado, el Gobierno, la Judicatura.
Los nombres de conceptos religiosos usados en su sentido originario: el
Purgatorio, el Infierno, pero, sin embargo, en usos derivados o metafóricos se
escriben en minúscula aquel pueblo era un paraíso.
Los títulos, cargos y nombres de dignidades como rey, papa, duque, ministro,
presidente se escriben con minúscula cuando aparecen acompañados de
nombre propio: el rey Fernando III; el papa Juan Pablo II; la ministra de
Educación. Aunque no es obligatorio, es frecuente que estas palabras se
escriban con mayúscula cuando se emplean referidas a una persona concreta
sin el nombre propio; el Rey, el Papa. Por razones de respeto a la familia
reinante en España, se suelen usar en mayúscula: el Rey don Juan Carlos; el
Príncipe Felipe; la Infanta doña Elena.
1. En el texto original, el apéndice aparece al final del libro (pp. 409-411). A los efectos de la
elaboración de este texto, en los marcos de la asignatura, hemos considerado pertinente
colocar el contenido de este apéndice – y sucesivos – en este apartado, para evitar la
dispersión de la información y el trabajo con varios documentos a la vez.
4.2. Acentuación
A continuación se presentan las reglas de acentuación2.
El apartado está organizado atendiendo a: problemas más comunes en la
acentuación, reglas de acentuación de palabras con diptongos, hiatos y triptongos,
tilde diacrítica, acentuación de palabras y expresiones compuestas, entre otras
distinciones respecto a la acentuación.
2. En el texto original, este apartado aparece como Apéndice 2. (pp. 412 – 416).
3. En DRAE se recomienda poni.
4. Dpd (2005, 323) «La doble grafía, con o sin tilde, responde a las dos formas posibles de articular esta palabra: con
diptongo (guion [gión]), caso en que es monosílaba y debe escribirse sin tilde; o con hiato (guión [gi-ón]), caso en que
es bisílaba y se tilda por ser aguda acabada en -n. La articulación con diptongo es la normal en amplias zonas de
Hispanoamérica, especialmente en México y en el área centroamericana; por el contrario, en otros países americanos,
como la Argentina, el Ecuador, Colombia y Venezuela, al igual que en España, esta palabra se articula con hiato y
resulta, pues, bisílaba. Debido a esta doble articulación, y con el objetivo de preservar la unidad ortográfica, en la
última edición de la Ortografía académica (1999) se establece que toda combinación de vocal cerrada átona y abierta
tónica se considere diptongo a efectos de acentuación gráfica. Por ello, en guion y otras palabras en la misma situación,
como ion, muon, pion, prion, Ruan, Sion y truhan, se da preferencia a la grafía sin tilde, aunque se permite que aquellos
hablantes que pronuncien estas voces en dos sílabas puedan seguir tildándolas».
5. Los ordinales compuestos pueden escribirse en una o dos palabras. Hoy es mayoritaria la grafía
simple: decimotercera, vigesimosegundo. A partir de la tercera decena solo se emplean las grafías complejas: trigésimo
segundo.
6. DRAE, 2001:326.
7. DRAE, 2001:777. En la entrada correspondiente a esta voz en internet http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?
TIPO_BUS=3&LEMA=cultura figura como artículo enmendado e incluye algún ejemplo. Pero todavía se incluye en
cursiva por lo que se sigue considerando como palabra no adaptada al español.
4.3. Puntuación
Las reglas de puntuación son menos objetivas que las de acentuación; puede haber
un cierto margen de subjetividad en algunos casos. Este pequeño margen de
subjetividad hace que algunos tratadistas hablen de puntuación estilística.
4.3.1.1. Punto
El uso principal del punto es marcar gráficamente la pausa que indica el final de un
enunciado, de un párrafo o de un texto. La palabra que sigue al punto debe escribirse
con mayúscula (Dpd, 2005, pp. 537-538).
El punto se escribirá siempre detrás de las comillas, los paréntesis y las rayas de
cierre: Ella dijo: «Ya se ha acabado». Creo que ya conoces a Juan –un buen
compañero. Puedes recurrir a él cuando quieras.
No debe escribirse punto detrás de los signos de cierre de la interrogación o de
exclamación, aunque con ellos termine el enunciado: ¿Dónde estás? ¿A qué hora
vuelves?; ¡Queda muy poco tiempo! ¡Vamos a llegar muy tarde! Solamente debe
escribirse punto si tras los signos de interrogación o de exclamación hay
paréntesis o comillas de cierre: Se puso a gritar como un loco (¡vaya genio!). El
profesor me pregunto: «¿Sabe usted algo de mi asignatura?».
Si el punto de una abreviatura coincide con el punto de cierre de un enunciado,
solo debe escribirse un punto, nunca dos: Asistieron el rector, los profesores, los
alumnos, etc.
12. En el texto original, esta información aparece en el apéndice 6 (pp. 421 – 422).
4.3.1.7. Corchetes
Se utilizan, de forma parecida a los paréntesis, para incorporar información
complementaria o aclaratoria (Dpd, 2005, p. 182). Se emplean en los siguientes
casos:
Cuando dentro de un enunciado entre paréntesis es preciso introducir algún inciso
o precisión: Hay que emplear bien la palabra «desternillarse» (algunas personas
dicen «destornillarse» [de tornillo en vez de ternilla]).
Cuando, en un texto transcrito, el editor quiere incorporar alguna aclaración, nota,
desarrollo de una abreviatura o cualquier interpolación ajena al texto original, se
usan los corchetes (también es posible utilizar los paréntesis con esta función).
L[ey] O[rgánica de] U[niversidades].
También se utilizan tres puntos entre corchetes cuando en el texto transcrito se
omite una parte de él: Antonio Muñoz Molina nació en Úbeda (Jaén) en 1956
[…]. Académico de número de la Real Academia Española […] es un gran
novelista.
4.3.1.8. Comillas
Signo ortográfico doble utilizado para delimitar niveles distintos en una oración
(Dpd, 2005, pp. 149-150); y (Martínez de Sousa, 2007b, pp. 154-155; 169; 570).
Hay diferentes tipos: las comillas angulares, llamadas latinas o españolas («…»),
las inglesas (“…”) y las simples (‘…’).
En los textos impresos, el Dpd (2005, p. 149) recomienda usar en primera instancia
las comillas angulares, reservando los otros tipos para cuando deban entrecomillarse
partes de un texto ya entrecomillado: «Manolo me dijo: “vaya ‘bólido’ que se ha
comprado Juan”». Estas mismas directrices las podemos encontrar en Martínez de
Sousa (2007b, p. 168), autor que considera un galicismo ortográfico utilizar las
comillas inglesas en lugar de las angulares o españolas. Puesto que los actuales
medios informáticos permiten usar cualquier tipo de símbolo, es aconsejable seguir
estas recomendaciones14. Algunos periódicos, como El País, sin embargo,
recomiendan a sus redactores el uso de las comillas inglesas en detrimento de las
latinas, muy posiblemente por comodidad.
A continuación se presentan algunos usos de las comillas15:
Para encerrar las citas textuales: La profesora ha dicho: «tenéis que estudiar
todos los días, si queréis aprobar mi asignatura».
Antes era costumbre colocar comillas de cierre al comienzo de cada párrafo en el
caso de que el texto reproducido constara de varios, pero hoy lo normal es
sangrar el texto y utilizar un cuerpo menor, en especial cuando la cita es larga, de
más de cinco líneas. En ese caso, no son necesarias, por redundantes, las
comillas.
Cuando se intercala un comentario del transcriptor de la cita, este debe
enmarcarse entre rayas: «Es necesario –ha dicho el presidente– que todos nos
unamos contra el terrorismo»
En las obras literarias de carácter narrativo, las comillas sirven para marcar los
textos que reproducen de forma directa los pensamientos de los
personajes: «Cuidado con los escalones», dijo la guardesa, «que son muy
traicioneros». (Muñoz Molina, El jinete polaco).
También sirven para indicar que una palabra o expresión es impropia, vulgar,
procede de otra lengua o se utiliza irónicamente o con un sentido especial: Como
estaba tan cansado dijo que pensaba «arrellenarse» en su sillón toda la tarde. El
alcalde está muy ocupado con sus «negocios».
En textos impresos en letra redonda es más frecuente y recomendable reproducir
los extranjerismos crudos en letra cursiva, mejor que entre comillas: La avería es
del software y me tendrán que formatear el ordenador.
Para citar títulos de artículos, capítulos de libros, poemas, cuadros, etc.: Nos leyó
el «Romance sonámbulo» de García Lorca.
Los títulos de los libros, sin embargo, se escriben en cursiva cuando aparecen en
textos impresos en letra redonda y viceversa:
Esto podéis leerlo en el capítulo titulado «Aspectos formales en la redacción
de trabajos científicos» del libro Manual básico para la realización de tesinas,
tesis y trabajos de investigación, obra que se ha redactado entre varios autores.
También: Esto podéis leerlo en el capítulo titulado «Aspectos formales en la
redacción de trabajos científicos» en el libro Manual básico para la realización
de tesinas, tesis y trabajos de investigación, libro que se ha redactado entre
varios autores.
En obras de carácter lingüístico, se utilizan las comillas simples para enmarcar los
significados: «Espiar» ‘acechar’ no significa lo mismo que «expiar» las faltas.
Cuando las comillas se combinan con otros signos hay que tener en cuenta lo
siguiente:
Los signos de puntuación correspondientes al periodo en el que va inserto el texto
entre comillas se colocan siempre después de las comillas de cierre: Sus palabras
fueron: «No me presento a Matemáticas»; pero después se examinó.
El texto entrecomillado tiene puntuación independiente y lleva sus propios signos
ortográficos: Pregúntale al camarero: «¿El baño, por favor?».
Cuando el entrecomillado es final de enunciado o de un texto, debe colocarse
punto detrás de las comillas de cierre, incluso si delante de las comillas va signo
de interrogación, exclamación o puntos suspensivos: «¿Dónde vas?». Le dijo
muy enfadada.
Si debe realizarse una llamada de nota que afecte a todo el texto entrecomillado,
se situará entre las comillas de cierre y el punto: Estamos de acuerdo con lo
dicho por El País: «Un texto informativo debe explicarse por sí mismo»16.
Si la nota solamente hace referencia a la última palabra del entrecomillado la
llamada debe colocarse delante de las comillas de cierre: Nos dijo en su charla:
«Esta revista está escrita en bable17».
14.Pese a que los ordenadores marcan por defecto las comillas inglesas, un pequeño esfuerzo con las teclas de números no
angulares con facilidad (insertar, símbolo «…»).
15. En el texto original, esta información aparece en el apéndice 8. (pp. 423 – 424)
16. El País, (1990), Libro de estilo, 31.
17. Dialecto de los asturianos (Asturias, España)
4.3.1.9. Raya
Es el signo de puntuación representado por un trazo horizontal de mayor longitud
que el guion (Dpd, 2005, pp. 556-558). Generalmente se usan dos rayas para
aclaraciones, incisos, comentarios, etc.
A continuación se presentan algunos de los usos de la raya18:
Para aclaraciones o incisos que interrumpen el discurso: Me encontré con don
Mariano – mí querido profesor– al que hacía tiempo no veía. También pueden
usarse paréntesis o comas. Con rayas supone un aislamiento mayor que con
comas y menor que con paréntesis.
También se usan para hacer una aclaración o inciso en un texto entre
paréntesis: Si es necesaria alguna aclaración (los datos de las instrucciones –en
seis idiomas pueden ser confusos), se recomienda nuestra página web.
En la reproducción escrita de un diálogo, la raya precede a la intervención de
cada uno de los interlocutores: – ¿Qué has hecho esta tarde? –Nada en especial.
He estado trabajando un poco.
La raya se utiliza también en los textos narrativos para introducir o enmarcar los
comentarios y precisiones del narrador a las intervenciones de los
personajes. Hay que tener en cuenta lo siguiente:
No se escribe raya de cierre si tras el comentario del narrador no sigue
hablando inmediatamente el personaje: Espero que vengáis –dijo Gabriel con
mucho interés. Gabriel sabía que no era posible que vinieran.
Sí se escriben dos rayas, apertura y cierre, cuando las palabras del narrador
interrumpen la intervención del personaje y esta continúa inmediatamente
después: Tenemos que tenerlo todo preparado para mañana –dijo Maribel.
Son muchas las cosas que necesitamos
Cuando la intervención del narrador va introducida por verbos como asegurar,
añadir, decir, exclamar, preguntar, responder, etc., se inicia en minúscula,
aunque venga precedida de un signo de cierre de interrogación o exclamación:
– ¿Cómo vamos a ir?- preguntó curiosa Pilar.
Si el comentario del narrador no se introduce con un verbo de habla, las
palabras del personaje deben cerrarse con punto y el inciso del narrador debe
iniciarse con mayúscula: – Buenos días tenga usted. –Salió del ascensor y se
alejó por el pasillo. Si después del comentario del narrador continúa el
parlamento del personaje, el punto que marca el fin del inciso narrativo se
escribe tras la raya de cierre: ¿Podemos salir ya? –Se levantó del sillón con
decisión. No creo que debamos quedarnos por más tiempo.
Si hay que poner dos puntos, estos se escriben detrás de la raya de cierre: –
Ayer salí con ella –me confesó, y añadió: Me vio mucha gente.
Las rayas también enmarcan los comentarios del transcriptor de una cita
textual: «Es necesario –recalcó el profesor– que estudiéis todo lo relativo al
segundo tema».
La raya sirve también para introducir cada uno de los elementos de una relación
que se escribe en líneas independientes:
Se escribe con minúscula cada uno de los conceptos, cerrando los enunciados
con punto y coma, excepto el último, que se cerrará con punto; si son
elementos simples también podemos eliminar la puntuación:
Las oraciones pueden ser:
* transitivas;
* intransitivas;
* pasivas;
* impersonales.
Se escribe con mayúscula cada uno de los conceptos, si se trata de enunciados
completos.
Entre los rasgos del castellano hablado en Andalucía, sobresalen los que
siguen:
* La entonación más rápida.
* El seseo o el ceceo.
* El yeísmo.
* La confusión r/l
En listas alfabéticas, índices bibliográficos y otros repertorios, la raya al
comienzo de una línea se usa para indicar que en ese renglón se omite el
elemento común ya expresado:
Verbos intransitivos:
* transitivos
* irregulares
* regulares
4.3.2.1. Guion
Este signo se utiliza para enlazar los dos elementos que integran una palabra
compuesta (italosuizo; fonético-fonológico), y también para expresar distintos tipos
de relaciones entre palabras simples (relación causa-efecto; A VE Sevilla-Madrid).
En estos casos, cada una de las palabras unidas por guion conserva la acentuación
gráfica que le corresponda (Dpd, 2005, pp. 323-327).
A continuación se presentan los usos del guion (-)19:
Puede unir nombres propios, nombres comunes y adjetivos:
Con los nombres propios se usa: a) para unir nombres de pila, cuando el
segundo de ellos se puede confundir con un apellido: Juan-Martín; o para
formar apellidos compuestos por la suma de dos simples: Carrillo- Albornoz;
b) para establecer distintas relaciones circunstanciales entre nombres
propios: trasvase Tajo-Segura.
Con los nombres comunes se usa: a) para crear compuestos ocasionales
mediante la unión de dos sustantivos, de los cuales el segundo actúa, en
aposición, como modificador del primero: «La Reina inauguró ayer la escuela
de perros-guía de la Fundación ONCE que […] es el mayor centro de
adiestramiento de Europa». (La Razón, 27/05/99). Este tipo de compuestos
puede escribirse también sin guion, en especial en el caso de palabras que
aparecen unidas con fre- cuencia y pasan a formar parte del léxico
asentado: sofá cama, hombre rana, etc.; b) para establecer relaciones entre
conceptos, que pueden ser fijas: causa-efecto, o bien
circunstanciales: conversaciones patronal-sindicatos; c) con valor de
conjunción copulativa, para unir dos sustantivos que tienen un mismo
referente: La coordinadora-editora del libro está satisfecha con el resultado.
Es más aconsejable en estas construcciones usar la conjunción copulativa.
En el caso de los adjetivos, a) Cuando se trata de unir dos gentilicios, pueden
separase con guion o sin guion. Si el compuesto resultante se siente como
consolidado no se escribe guion entre ellos: hispanorromana,
navarroaragonés, asturleonés. En estos casos, el primer elemento pierde el
acento gráfico. Pero, si el compuesto no es sentido como unidad, puede
escribirse con guion: chileno-argentinas, hispano-ruso. b) Cuando se trata de
aplicar conjuntamente a un sustantivo dos adjetivos calificativos o
relacionados, se escribe guion entre ambos: lingüístico-literario, teórico-
práctico, el primero es invariable pero conserva el acento gráfico. Si el primer
elemento no es un adjetivo independiente se une sin guion: morfosintáctico,
socioeconómico.
El guión también puede servir como signo de división de palabras al final de
línea, por motivos de espacio. En estos casos se utilizará guion de acuerdo con las
siguientes normas:
No debe separar letras de una misma sílaba; es decir, el guion final de línea
debe ir detrás de alguna de las sílabas que componen la palabra: re-/loje-ro,
relo-/jero o reloje- /ro. Como excepción a esta regla, en la división de las
palabras compuestas de otras dos, o en aquellas formadas por una palabra y un
prefijo, se dan dos posibilidades:
Realizar la división coincidiendo con el silabeo de la palabra: ma-/linter-
pretarhispa- /noamaericano.
Dividir la palabra separando sus componentes: mal-/interpretar, hispano/
americano. Esta división solo será posible si los componentes de la palabra
compuesta tienen existencia independiente, o si el prefijo sigue funcionando
como tal en la lengua moderna. Por lo tanto, serían incorrectas
divisiones *pen-/ínsula, *arc-/ángel, puesto que pen- y arc- no son
partículas que hoy puedan considerarse prefijos. Tampoco es posible la
división tras el prefijo si la forma a la que aparece unido no es una palabra
que pueda funcionar de manera independiente; así, sería incorrecta una
división como *in-/erme, puesto que *erme no quiere decir nada en español.
Dos o más vocales seguidas nunca se deben separar al final de
renglón: pau-/sa no *pa-/usa; pelea-/ríais no *pelearí-/ais.
Nunca se debe dejar sola al final de renglón la primera vocal de una
palabra: ama-/dor y no *a-/mador. Pero en el caso de que la vocal vaya
precedida de h sí se pude dejar a final de línea: hu-/manidad.
Con las palabras que tienen h intercalada, se actuará como si esta letra no
existiese, por lo tanto no podrán romperse sílabas ni secuencias
vocálicas: adhe-/rente no *ad-herente; inhi- birse no *in-/hibirse.
Si la x va seguida de vocal, no puede separarse de esta, de forma que el guion
debe colocarse delante de la x: bo-/xeo, Alei-/xandre. Pero, si va seguida de
consonante, forma sílaba con la vocal: ex/ceso, ex/traño. Al final de renglón
debe tenerse en cuenta lo siguiente:
Los dígrafos no se pueden dividir ya que representan un solo
sonido: me-/lla, ca-/ rro, capa-/cho. La única excepción se produce cuando
la grafía rr es el resultado de añadir un prefijo terminado en –
r: hiper-/realismo, super-/rápido; inter-/racial.
Cuando en una palabra aparecen dos consonantes seguidas, generalmente, la
primera pertenece a la sílaba anterior y la segunda a la siguiente: cal-ma;
per-fec-ta; Son excepción los grupos formados por consonante seguida
de l o r, como bl, cl, fl, gl, kl, pl, br, cr, dr, gr, kr, pr, tr, pues siempre
inician sílaba y no pueden separarse: te- /clado; co-/brar; incum-plir;
su-/primir. Pero cuando las secuencias br y bl surgen de la adición de un
prefijo a otra palabra, sí pueden separarse, puesto que cada consonante
pertenece a una sílaba distinta: sub-/rayar; sub-/rogar; sub-/liminal.
Cuando hay tres consonantes seguidas dentro de una palabra, se reparten
entre dos sílabas, teniendo en cuanta lo dicho anteriormente y que los
grupos st, ls, ns, rs, ds, bs, siempre cierran sílaba y no deben
separarse: ist-/mo; sols-/ticio; cons-/ tracción; supers-/ticioso, abs-/traerse.
Cuando las consonantes son cuatro, la dos primeras pertenecen a la primera
sílaba y las otras dos a la siguiente: cons-/treñir; abs-/tracto.
En el caso de palabras de otras lenguas en las que no se conozcan las reglas
vigentes en esos idiomas es preferible no dividirlas.
Las abreviaturas y las siglas no se dividen nunca. Solo los acrónimos que se
han incorporado al léxico general pueden dividirse: lá-/ser; ov-/nis
Tampoco deben dividirse las expresiones numéricas, tanto en romanos como
en arábigos: *Juan XX-/III, *2800-/000 euros. Para las composiciones
tipográficas de textos es recomendable seguir las indicaciones:
Es conveniente evitar las divisiones de palabras que den lugar a voces
malsonantes: este curso me matri-/culo; o puedan dar lugar a
malentendidos: El Gobier-/no lleva razón
Es recomendable no dividir palabras de solo cuatro letras.
Debe procurarse que después de punto y seguido no quede al final de línea
una sílaba de menos de tres letras: El sábado iremos a Madrid.
Co-/meremos por el camino. Es mejor come-/remos.
4.4. Abreviaturas
Según el DRAE (2001, p. 8) una abreviatura es «tipo de abreviación que consiste en
la representación gráfica reducida de una palabra mediante la supresión de letras
finales o centrales y que suele cerrarse con un punto».
Las abreviaturas convencionales no pueden aparecer en cualquier lugar del
texto: *Giré a la izqda. y vi el letrero. Las abreviaturas de tratamiento solamente
pueden usarse cuando preceden al nombre propio: Sr. Márquez, D.ª Rosa.
La abreviatura ha de ser rentable y, por eso, debe suprimir como mínimo dos letras.
Existen dos procedimientos para formar abreviaturas:
Por truncamiento. Se suprimen letras o sílabas finales: cód. por código; art.
por artículo. En este caso la abreviatura no debe terminar en vocal. En el caso de
fórmulas fijas, se abrevian todas las palabras que las integran: q. e. p. d. por que
en paz descanse.
Por contracción. Se eliminan letras centrales y se dejan solo las más
representativas: dpto. o depto. por departamento. Entre las abreviaturas formadas
por contracción están las que presentan la letra o letras finales
voladas: n.º por número; af.mo por afectísimo. Formación del femenino y plural en
las abreviaturas:
Si la abreviatura del masculino termina en –o, el femenino sustituye esta vocal
por una –a: Lcdo., Lcda.; si el masculino termina en consonante, se le añade
una a, volada o no. Hay abreviaturas que sirven para masculino y
femenino: izq. (izquierdo e izquierda). Cuando el masculino termina en
consonante, hay que tener en cuenta lo siguiente:
Las abreviaturas obtenidas por truncamiento forman el femenino añadiendo
una a volada, subrayada o sin subrayar, pero siempre con punto antes de la
voladita: Dir. y Dir.a o Dir.a. . En algunos países de América es frecuente
que el femenino se escriba con a no volada: Profa. Es más recomendable
para España la volada.
Las abreviaturas obtenidas por contracción admiten las tres
posibilidades: Sr. para señor y Sra., Sra. o Sr.a para señora.
El plural de las abreviaturas depende de su método de formación:
Si la abreviatura se obtuvo por truncamiento, se añade –s: págs.
por páginas a excepción del plural de las abreviaturas cent. (centavo,
centésimo) y cént. (céntimo) que es cts. En abreviaturas formadas por una
sola letra, el plural se expresa duplicando esta: ss. por siguientes; EE.UU.
por Estados Unidos.
Si la abreviatura se obtuvo por contracción, se siguen las reglas generales de
formación de plural y se añade –s o –es según la terminación: dptos.
o deptos. por departamentos. Como excepción Ud. (usted) forma el plural
en –s Uds. (ustedes).
Ortografía
Las abreviaturas mantienen la tilde en caso de incluir la vocal que la lleva en la
palabra desarrollada: pág. por página; íd. por ídem. C.ía por compañía.
Las abreviaturas se escriben con mayúscula o minúscula según corresponda a la
palabra o expresión abreviadas: Bs. As. por Buenos Aires; FF.AA. por Fuerzas
Armadas; pág. por página. Siempre se escriben con inicial mayúscula las
abreviaturas de fórmulas de tratamiento: S. S. por Su Santidad; S. A. R. por Su
Alteza Real; Ud. por usted; Sra. por señora.
Cuando las abreviaturas van precedidas de un número se escriben separadas de
este por un espacio: 17 págs. salvo las referidas al vuelto y al recto de un folio
que van pegadas: 12v.º, 12r.º.
Se escribirá siempre punto detrás de las abreviaturas, salvo en el caso de aquellas
en las que el punto se sustituye por una barra: c/ por calle c/c por cuenta
corriente. En las abreviaturas que llevan letras voladas, el punto se escribe
delante de estas: Sr.a; 3.er. Si una abreviatura coincide con final de oración o
párrafo, el punto de la abreviatura sirve de punto final. Los otros signos de
puntuación sí deben escribirse tras el punto de la abreviatura; por lo tanto, si tras
la abreviatura hay puntos suspensivos, se escriben cuatro puntos
Una abreviatura no debe quedar como único componente de una línea:
*A la inauguración de curso, irán el Rector, los profesores, las autoridades,
PAS, etc.
Lo correcto es:
A la inauguración de curso, irán el Rector, los profesores, las autoridades, PAS,
etcétera
Cualquier nómina de abreviaturas que pudiéramos dar sería necesariamente
incompleta. Aconsejamos, por tanto, comprobarlas en cualquiera de los libros
recomendados en la bibliografía, en especial el Dpd (2005, pp. 725-732)20 o Martínez
de Sousa (1987, pp. 231-238).