Derecho
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El presidente de la República, durante el tiempo de su encargo, solo podrá ser acusado por
traición a la patria y delitos graves del orden común.
Los senadores y diputados federales podrán ser sujetos a juicio político por violaciones
graves a la Constitución y a las leyes federales.
Artículo 109. Las facultades del Senado para conocer de las faltas que cometan los servidores
públicos a que se refiere el artículo anterior, serán exclusivas y no podrán ser ejercidas por
ninguna otra autoridad judicial o administrativa, para imponer las sanciones correspondientes.
Los servidores públicos federales y los particulares que cometan delitos federales serán
juzgados por los tribunales federales.
Los servidores públicos de los estados y los particulares que cometan delitos del orden
común serán juzgados por los tribunales locales.
Los servidores públicos federales gozarán de fuero durante el tiempo de su encargo por
los delitos que cometan en el ejercicio de sus funciones.
Cuando un servidor público federal deje su cargo, perderá el fuero y podrá ser juzgado por
los tribunales correspondientes.
Artículo 110. El juicio político sólo podrá seguirse por los hechos siguientes: I. Traición a la patria;
II. Delitos graves del orden común; III. Violaciones graves a esta Constitución; IV. Faltas graves al
desempeño de su empleo, y V. Cualquier otro que atente contra el adecuado despacho de sus
obligaciones.
La iniciativa de ley puede presentarse por el presidente de la República, por los diputados
y senadores al Congreso de la Unión, por las legislaturas de los estados, por el Tribunal
Electoral, por el jefe de gobierno de la Ciudad de México, por el Consejo de la Judicatura
Federal y por los ciudadanos que tengan derecho a voto.
Las leyes pueden ser aprobadas o rechazadas por el Congreso de la Unión, que está
compuesto por la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores.
En caso de que el presidente de la República vete una ley aprobada por el Congreso de la
Unión, este puede insistir en su aprobación con el voto de las dos terceras partes de los
miembros presentes en ambas cámaras.
Las leyes federales tienen preeminencia sobre las leyes locales, por lo que en caso de
conflicto entre una ley federal y una local, prevalecerá la ley federal.
Artículo 111. La ley reglamentaria determinará la forma y los casos en que los funcionarios y
empleados de la Federación serán responsables por los actos u omisiones en que incurran en el
desempeño de sus empleos, cargos o comisiones.
Los estados tienen la facultad de legislar sobre todo lo relacionado con su régimen
interior, la administración de justicia, la organización y funcionamiento de sus
instituciones, el desarrollo económico local, la educación y la cultura, la salud y la
protección del ambiente, entre otros.
En caso de conflicto entre una ley federal y una ley local, corresponde a los tribunales
federales resolver la controversia y determinar cuál ley debe prevalecer.
Artículo 112. Los gobernadores de los estados, el jefe de gobierno del Distrito Federal, los
magistrados de los Tribunales Superiores de Justicia de los estados y del Distrito Federal, los
miembros de los Consejos de las Judicaturas Federal y Locales, los Secretarios de Despacho y los
titulares de los órganos autónomos, podrán ser sujetos de juicio político por las conductas
señaladas en el artículo 110 de esta Constitución.
Los poderes Ejecutivo y Legislativo tienen su sede en la Ciudad de México, mientras que el
Judicial tiene su sede en la misma ciudad y en otras partes del país, conforme a las leyes.
Las leyes establecerán las bases y modalidades para la coordinación entre los poderes y las
instituciones del gobierno, a fin de garantizar la buena marcha de la administración
pública.
Artículo 113. El Senado conocerá de las faltas graves que cometan los servidores públicos a que se
refiere el artículo anterior y aplicará en su caso las sanciones que procedan. Las leyes
determinarán los demás servidores públicos que podrán ser sujetos a juicio político y la forma en
que se substanciarán los procedimientos respectivos.
Los tratados internacionales que hayan sido aprobados por el Senado de la República
serán obligatorios para todos los habitantes de México.
Las leyes establecerán los mecanismos para garantizar la competitividad de los productos
mexicanos en el mercado internacional.