Caso Cantoral Benavides VS Perú - Grupal

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CASO CANTORAL BENAVIDES VS.

PERÚ

1. IDENTIFICAR LOS HECHOS MATERIA DE CUESTIONAMIENTO.

El caso que ha dado origen a la Sentencia materia del presente análisis tiene como hechos los
siguientes:

- Se contextualizan en una época donde existió una práctica generalizada de tratos crueles,
inhumanos y degradantes con motivo de las investigaciones criminales por delitos de traición a
la patria y terrorismo. El 6 de febrero de 1993 Luis Alberto Cantoral Benavides fue detenido, sin
una orden judicial, por agentes de la Dirección Nacional contra el Terrorismo (DINCOTE) en su
domicilio ubicado en el distrito La Victoria, ciudad de Lima.

- Luis Cantoral estuvo incomunicado por más de una semana en el centro de la DINCOTE y a los
15 días después de su detención tuvo acceso a un abogado. Asimismo, fue objeto, por parte de
efectivos policiales y miembros de la Marina, de actos de violencia. Fue vendado, esposado con
las manos en la espalda, obligado a permanecer de pie, golpeado en varias partes del cuerpo,
etc. Asimismo, fue exhibido públicamente a través de los medios de comunicación, vestido con
un traje a rayas como los que usan los presos, como integrante del Partido Comunista del Perú
Sendero Luminoso y como autor del delito de traición a la patria, cuando aún no había sido
legalmente procesado ni condenado.

- Luis Alberto Cantoral Benavides fue procesado por el fuero militar por el delito de traición a la
patria. Fue absuelto, pero se remitió lo actuado al fuero común para que fuera juzgado por el
delito de terrorismo. En dicho proceso fue condenado a 20 años de pena privativa de libertad
por el delito de terrorismo. Sin embargo, Luis Cantoral solicitó un indulto a la Comisión ad hoc
creada por la Ley No. 26.555 y dicho beneficio fue concedido. En total, Luis Alberto Cantoral
Benavides estuvo privado de libertad en forma ininterrumpida desde el 6 de febrero de 1993
hasta el 25 de junio de 1997, cuando fue liberado.
2. IDENTIFICAR QUÉ DERECHOS SE ANALIZARN EN LA SENTENCIA.

DERECHO A LA LIBERTAD PERSONAL- Artículo 7.1, 7.2, 7.3, 7.4 Y 7.5 de la Convención.

1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.


2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones fijadas de
antemano por las Constituciones Políticas de los Estados partes o por las leyes dictadas
conforme a ellas.
3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.
4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención y
notificada, sin demora, del cargo o cargos formulados contra ella.
5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro funcionario
autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro de
un plazo razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso.  Su
libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su comparecencia en el juicio.

(...)

La Corte procede a examinar, en primer lugar, si la privación de la libertad física del señor Cantoral
Benavides se llevó a efecto por las causas y en las condiciones fijadas por la Constitución Política
del Perú y por las leyes dictadas conforme a ella.

La Constitución Política del Perú expedida en 1979 y vigente en la época de los hechos, establecía
en su artículo 2.20.g), lo siguiente: Nadie puede ser detenido sino por mandamiento escrito y
motivado del juez o por las autoridades policiales en flagrante delito. En todo caso el detenido
debe ser puesto, dentro de las veinticuatro horas o en el término de la distancia, a disposición del
Juzgado que corresponde. Se exceptúan los casos de terrorismo, espionaje y tráfico ilícito de
drogas en los que las autoridades policiales pueden efectuar la detención preventiva de los
presuntos implicados por un término no mayor de quince días naturales, con cargo de dar cuenta
al Ministerio Público y al Juez, quien puede asumir jurisdicción antes de vencido dicho término.
El artículo 231.a) de la mencionada Constitución de 1979 disponía, por su parte, lo que sigue: El
Presidente de la República, con acuerdo del Consejo de Ministros, decreta, por plazo determinado,
en todo o en parte del territorio y dando cuenta al Congreso o a la Comisión Permanente, los
estados de excepción que en este artículo se contemplan: a) Estado de emergencia, en caso de
perturbación de la paz o del orden interno, de catástrofe o de graves circunstancias que afecten la
vida de la Nación. En esta eventualidad, puede suspender las garantías constitucionales relativas a
la libertad y seguridad personales, la inviolabilidad del domicilio, la libertad de reunión y de
tránsito en el territorio, que se contemplan en los incisos 7, 9 y 10 del artículo 2 y en el inciso 20-g
del mismo artículo 2 [...].

El Tribunal ha señalado que la suspensión de garantías no debe exceder [...] la medida de lo


estrictamente necesario para atender a la emergencia, resulta también ilegal toda actuación de
los poderes públicos que desborde aquellos límites que deben estar precisamente señalados en
las disposiciones que decretan el estado de excepción, aún dentro de la situación de
excepcionalidad jurídica vigente.

DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL- Artículo 5 de la Convención.

El artículo 5 de la Convención Americana dispone, en sus numerales 1 y 2, que: 1. Toda persona


tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral. 2. Nadie debe ser sometido a
torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. Toda persona privada de libertad
será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.

Surge del expediente tramitado ante esta Corte que el señor Cantoral Benavides fue mantenido en
condiciones de incomunicación durante los primeros ocho días de su detención.

En el Derecho Internacional de los Derechos Humanos se ha establecido que la incomunicación


debe ser excepcional y que su uso durante la detención puede constituir un acto contrario a la
dignidad humana.

El tribunal establece que el aislamiento prolongado y la incomunicación coactiva a los que se ve


sometida la víctima representan, por sí mismos, formas de tratamiento cruel e inhumano, lesivas
de la integridad psíquica y moral de la persona y del derecho de todo detenido al respeto debido a
la dignidad inherente al ser humano.

Una de las razones por las cuales la incomunicación es concebida como un instrumento
excepcional es por los graves efectos que tiene sobre el detenido. En efecto, el aislamiento del
mundo exterior produce en cualquier persona sufrimientos morales y perturbaciones psíquicas, la
coloca en una situación de particular vulnerabilidad y acrecienta el riesgo de agresión y
arbitrariedad en las cárceles.

La incomunicación durante la detención, la exhibición pública con un traje infamante a través de


medios de comunicación, el aislamiento en celda reducida, sin ventilación ni luz natural, [...] las
restricciones al régimen de visitas [...], constituyen formas de tratos crueles, inhumanos o
degradantes en el sentido del artículo 5.2 de la Convención Americana.

GARANTÍAS JUDICIALES -Artículo 8 de la Convención

El artículo 8.1 de la Convención Americana dispone: Toda persona tiene derecho a ser oída, con las
debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier
acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de
orden civil, laboral, fiscal o de cualquier otro carácter.

PRESUNCIÓN DE INOCENCIA - Artículo 8.2 de la Convención

Toda persona inculpada de delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se
establezca legalmente su culpabilidad. Durante el proceso, toda persona tiene derecho, en plena
igualdad, a las siguientes garantías mínimas: [...] c. concesión al inculpado del tiempo y de los
medios adecuados para la preparación de su defensa; d. derecho del inculpado de defenderse
personalmente o de ser asistido por un defensor de su elección y de comunicarse libre y
privadamente con su defensor. [...] f. derecho de la defensa de interrogar a los testigos presentes
en el tribunal y de obtener la comparecencia, como testigos o peritos, de otras personas que
puedan arrojar luz sobre los hechos.
DERECHO A NO SER OBLIGADO A DECLARAR CONTRA SI MISMO Y A NO DECLARA BAJO
COACCIÓN- El artículo 8.2.g) y 8.3 de la Convención

El artículo 8.2.g) y 8.3 de la Convención, en lo conducente, dispone que: 2. [...] Durante el proceso,
toda persona tiene derecho, en plena igualdad, a las siguientes garantías mínimas: [...] g. derecho
a no ser obligado a declarar contra sí mismo ni a declararse culpable, [...]. 3. La confesión del
inculpado solamente es válida si es hecha sin coacción de ninguna naturaleza.

NON BIS IN IDEM

El inculpado absuelto por una sentencia en firme no podrá ser sometido a nuevo juicio por los
mismos hechos.

PUBLICIDAD DEL PROCESO - El artículo 8.5 de la Convención

El proceso penal debe ser público, salvo en lo que sea necesario para preservar los intereses de la
justicia.

PRINCIPIO DE LEGALIDAD Y DE RETROACTIVIDAD

El artículo 9 de la Convención Americana determina que: Nadie puede ser condenado por acciones
u omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho aplicable.
Tampoco se puede imponer pena más grave que la aplicable en el momento de la comisión del
delito. Si con posterioridad a la comisión del delito la ley dispone la imposición de una pena más
leve, el delincuente se beneficiará de ello.

En la elaboración de los tipos penales se debe tener presente el principio de legalidad penal, es
decir, una clara definición de la conducta incriminada, que fije sus elementos y permita deslindarla
de comportamientos no punibles o conductas ilícitas sancionables con medidas no penales. La
ambigüedad en la formulación de los tipos penales genera dudas y abre el campo al arbitrio de la
autoridad, particularmente indeseable cuando se trata de establecer la responsabilidad penal de
los individuos y sancionarla con penas que afectan severamente bienes fundamentales, como la
vida o la libertad.

Por ello es importante mencionar las siguientes normas:

a) De acuerdo con el artículo 2 del Decreto Ley No. 25.475, comete el delito de terrorismo el que
“crea [...] un estado de zozobra [...] o temor en la población” o el que “realiza actos contra la vida
[, la] seguridad personal o contra el patrimonio, contra la seguridad de los edificios públicos, vías
[...] torres de energía [...] o cualquier otro bien o servicio, empleando armamentos, materias o
artefactos explosivos o cualquier otro medio capaz de causar estragos o grave perturbación de la
tranquilidad pública”.

b) Según el artículo 1a) del Decreto Ley No. 25.659, incurre en el delito de traición a la patria quien
realiza “los actos previstos en el artículo 2 del Decreto Ley No. 25.475 cuando se emplean las
modalidades siguientes: [...] utilización de coches bomba o similares, artefactos explosivos, armas
de guerra o similares, que causen la muerte de personas o lesionen su integridad [...] o dañen la
propiedad pública o privada”.

c) Es un hecho que el artículo 2 del Decreto Ley No. 25.659 asigna al delito de traición a la patria
un sujeto activo calificado. Sin embargo, al precisar en qué consiste la calificación del sujeto se
refiere no sólo a ciertas condiciones especiales como la de ser líder o cabecilla de una organización
terrorista, y la de integrar grupos armados o bandas encargados de la eliminación física de
personas, sino también a la de favorecer “el resultado dañoso” del delito de que se trata
“suministrando, proporcionando, divulgando informes, datos, planes, proyectos y demás
documentación”.

La corte indica que, a la luz de las disposiciones transcritas, considera la Corte que las definiciones
de los delitos de terrorismo y traición a la patria utilizan expresiones de alcance indeterminado en
relación con las conductas típicas, los elementos con los cuales se realizan, los objetos o bienes
contra los cuales van dirigidas, y los alcances que tienen sobre el conglomerado social.
DERECHO A LA LIBERTAD PERSONAL Y PROTECCIÓN JUDICIAL

El artículo 7 de la Convención Americana, en su inciso 6, dispone que: Toda persona privada de


libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de que éste decida, sin
demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o la
detención fueran ilegales. En los Estados partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera
amenazada de ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente
a fin de que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser restringido
ni abolido. Los recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.

El artículo 25.1 de la Convención Americana dispone que:

Toda persona tiene derecho a un recurso sencillo y rápido o a cualquier otro recurso efectivo ante
los jueces o tribunales competentes, que la ampare contra actos que violen sus derechos
fundamentales reconocidos por la Constitución, la ley o la presente Convención, aun cuando tal
violación sea cometida por personas que actúen en ejercicio de sus funciones oficiales.

La inexistencia de un recurso efectivo contra las violaciones a los derechos reconocidos por la
Convención constituye una transgresión de la misma por el Estado Parte en el cual semejante
situación tenga lugar. En ese sentido debe subrayarse que, para que tal recurso exista, no basta
con que esté previsto por la Constitución o la ley o con que sea formalmente admisible, sino que
se requiere que sea realmente idóneo para establecer si se ha incurrido en una violación a los
derechos humanos y proveer lo necesario para remediarla.

ADICIONALMENTE SE ANALIZA:

LA OBLIGACIÓN DE RESPETAR LOS DERECHOS Y DEBERES Y DEBER DE ADOPTAR DISPOSICIONES


DE DERECHO INTERNO

El artículo 1.1 de la Convención establece que: Los Estados partes en esta Convención se
comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su libre y
pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin discriminación alguna por
motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o de cualquier índole, origen
nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.

El artículo 2 de la Convención dispone que: Si en el ejercicio de los derechos y libertades


mencionados en el artículo 1 no estuviere ya garantizado por disposiciones legislativas o de otro
carácter, los Estados partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus procedimientos
constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas o de otro
carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades.

Aunque la Comisión no hubiera planteado la supuesta violación del artículo 2 de la Convención en


su demanda ante la Corte, esta última estaría facultada para examinar la materia motu propio. El
artículo 2 de la Convención, al igual que el artículo 1.1, consagra una obligación general -que se
suma a las obligaciones específicas en relación con cada uno de los derechos protegidos cuyo
cumplimiento, por los Estados Partes, tiene la Corte el deber de examinar de oficio, como órgano
judicial de supervisión de la Convención. El Estado demandado no puede, por medio de una
excepción preliminar, pretender sustraer de la Corte esta facultad que es inherente a su
jurisdicción
El estado peruano tiene el deber general de cumplir lo estipulado en el artículo 2 de la Convención
Americana implica la adopción de medidas en dos vertientes. Por una parte, la supresión de las
normas y prácticas de cualquier naturaleza que entrañen violación a las garantías previstas en la
Convención. Por la otra, la expedición de normas y el desarrollo de prácticas conducentes a la
efectiva observancia de dichas garantías

PARA PREVENIR Y SANCIONAR LA TORTURA

Se entenderá por tortura todo acto realizado intencionalmente por el cual se inflijan a una
persona penas o sufrimientos físicos o mentales, con fines de investigación criminal, como medio
intimidatorio, como castigo personal, como medida preventiva, como pena o con cualquier otro
fin. Se entenderá también como tortura la aplicación sobre una persona de métodos tendientes a
anular la personalidad de la víctima o a disminuir su capacidad física o mental, aunque no causen
dolor físico o angustia psíquica.
No estarán comprendidos en el concepto de tortura las penas o sufrimientos físicos o mentales
que sean únicamente consecuencia de medidas legales o inherentes a éstas, siempre que no
incluyan la realización de los actos o la aplicación de los métodos a que se refiere el presente
artículo.

3. QUÉ DERECHOS SE VULNERARON EN EL CASO ANALIZADO.

 DERECHO A LA INTEGRIDAD PERSONAL: Cantoral Benavides fue mantenido durante un año


bajo aislamiento riguroso, hacinado con otros presos en una celda pequeña, si ventilación ni luz
natural, y que las visitas que podía recibir estaban sumamente restringidas.

 DERECHO A LAS GARANTÍAS JUDICIALES Y PROCESALES: la Corte ha establecido que en un


Estado democrático de Derecho la jurisdicción penal militar ha de tener un alcance restrictivo y
excepcional y estar encaminada a la protección de intereses jurídicos especiales, vinculados
con las funciones que la ley asigna a las fuerzas militares.

 DERECHO A LA LIBERTAD PERSONAL Y PROTECCIÓN JUDICIAL: Luis Alberto Cantoral Benavides


fue mantenido durante muchos días en un estado de ignorancia sobre los motivos de su
detención y los cargos que se le imputaban.

 DERECHO A LA PRESUNCIÓN DE INOCENCIA: En las actuaciones penales que se adelantaron en


el Estado contra Luis Alberto Cantoral Benavides no se reunió prueba plena de
su responsabilidad, no obstante, lo cual, los jueces del fuero ordinario lo condenaron a 20 años
de pena privativa de la libertad.

 DERECHO A LA DEFENSA Y A ELEGIR A UN ABOGADO: En la presente causa en el desarrollo de


las actuaciones realizadas por los jueces del fuero común se presentaron las siguientes
situaciones:

 Se pusieron obstáculos a la comunicación libre y privada entre el señor Cantoral Benavides y


su defensor.
 El abogado de la víctima no pudo lograr que se practicaran ciertas diligencias probatorias
cruciales para los fines de la defensa, como la recepción de los testimonios de los miembros
de la DINCOTE que participaron en la captura de Cantoral Benavides y en la elaboración del
atestado incriminatorio; tampoco pudo conseguir que se celebrara la confrontación pericial
tendiente a esclarecer las divergencias que arrojaron los dos peritajes grafológicos
practicados en el proceso.

 Los jueces encargados de llevar los procesos por terrorismo tenían la condición


de funcionarios de identidad reservada, o “sin rostro” por lo que fue imposible para
Cantoral Benavides y su abogado conocer si se configuraban en relación con ellos causales
de recusación y ejercer al respecto una adecuada defensa.

  DERECHO A NO SER OBLIGADO A DECLARAR CONTRA SÍ MISMO Y A NO DECLARAR BAJO


COACCIÓN: Luis Alberto Cantoral Benavides fue sometido a torturas para doblegar su
resistencia psíquica y obligarlo auto inculparse o a confesar determinadas conductas delictivas.

 DERECHOS ADOPTAR DISPOSICIONES DE DERECHO INTERNO: El estado no ha cumplido con el


deber general de respetar los derechos y libertades reconocidos en la Convención y de
garantizar su libre y pleno ejercicio.

4. REFLEXIÓN

El presente caso Cantoral Benavides es un hito histórico-jurídico no solamente en Perú, sino en


toda América Latina, como se desprende de esta recopilación del caso en discusión, la
arbitrariedad estatal, impulsada por las deficientes acciones policiales y penales de un país, no
solamente afectó la vida entera de un ser humano inocente, sino también su futuro y el de una
familia, quien lo acompañó durante todo este tiempo de desolación y crueldad humana.

La Sentencia de la Corte Interamericana de Derechos Humanos – CIDH, respecto al Caso Luis


Alberto Cantoral Benavides contra el Estado peruano es uno de las más emblemáticas de la
Jurisprudencia Supranacional. El tribunal continental ratifica su línea jurisprudencial sobre los
juicios militares y el ne bis in ídem.
El estado peruano no actuó conforme lo estipulado en la convención, respecto a la situación
presentada en la época del conflicto interno en el Perú. No adoptó las medidas idóneas para
enfrentar estado de emergencia y por ende violó diversos derechos humanos.

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