García García Guillermo - Losvettones PDF

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UNIVERSIDAD REY JUAN CARLOS

DOBLE GRADO EN EDUCACIÓN PRIMARIA


(SEMI-PRESENCIAL) E HISTORIA.

CURSO 2022/2023

ORIGEN, DESARROLLO Y CARACTERÍSTICAS


PRINCIPALES DEL PUEBLO VETÓN: REPERCUSIÓN EN
LA PENÍNSULA IBÉRICA.

GUILLERMO GARCÍA GARCÍA

50484465V

PABLO OZCÁRIZ GIL

En ARANJUEZ a 22 de DICIEMBRE de 2022


ÍNDICE:
1. Introducción.-

2. Origen y contexto peninsular:

2.1. Punto de partida del pueblo vetton.


2.2. La influencia celtíbera.
2.3. La lengua vettona.

3. Características esenciales del pueblo vetton.

3.1. Territorio y urbanismo.


3.2. Sociedad, Economía y organización política:
3.2.1. ¿Esclavitud en el pueblo vetton?

4. Los ganaderos y los guerreros vettones.

5. Conquistas púnicas y romanas.

6. Cultura material y religiosidad.

7. Conclusión.

8. Bibliografía.

1
1. Introducción.-

Consideración inicial:

Antes de comenzar con la exposición del índice del trabajo y el desarrollo previo de
cada uno de los apartados considero necesario realizar ciertas aclaraciones respecto al por qué
de mi elección del objeto de estudio de este pueblo prerromano. La razón se aleja de
postulados científicos y académicos pero comprendo que pueden ayudar a contextualizar mis
motivaciones respecto al tema.

De pequeño siempre he veraneado con mis padres, mis tíos y mis primos en
Sorihuela, pueblo natal de mi padre y de mi tía. En esta pequeña localidad salmantina
teníamos como rutina realizar numerosas rutas por los alrededores, la localidad en cuestión se
encuentra entre las fronteras de las provincias de Cáceres, Ávila y Salamanca. Muchas de las
edificaciones y las casas que se empezaron a construir en los años 2000 ocultaban algunas
señales y símbolos en diferentes rocas de granito, muy abundante en esta zona. Mi tío
siempre tenía la teoría de que existía un origen celtíbero en la zona, aunque por lo que yo
recordaba de conocimiento del medio del colegio, el asunto celta me llevaba a lugares más
septentrionales del mapa. Esa duda siempre configuró una especie de nebulosa en mi cabeza.
Años después en Bachillerato escuché algo relacionado con un pueblo de origen bárbaro, el
pueblo vetón. Existían ciertos restos de dichos pobladores por zonas muy cercanas a
Sorihuela, de hecho, uno de los montes más cercanos, el Berrueco, parecía albergar restos de
estas poblaciones. No deja de ser el posible origen de mi descendencia y siempre me ha
llamado la atención mi conexión con la naturaleza, las montañas, las puestas de sol, la fauna
y la flora de Sorihuela. En el momento en el que tuve que elegir un tema para esta asignatura
no había nada que me motivase de una manera clara, pero recordando estas vivencias
descubrí que quizás volcarse en este pueblo, conocerlo de manera general e incluso
acercarme a una pequeña reflexión final podría constituir un trabajo sólido y motivador.

Una segunda consideración es la referida al término vetón o vetton con dos tes. En el
trabajo que dispongo a desarrollar emplearé la segunda acepción de la palabra,pues es la que
más he visto empleada tanto en la fuente principal cómo en los demás elementos de la
bibliografía.

Objeto de estudio: el pueblo vetton.-

Como punto de partida del análisis de los vettones que hemos de tener en cuenta es la
suma importancia de los vestigios arqueológicos a la hora de entender el origen y el
desarrollo de estas poblaciones prerromanas. No existe pues ningún texto que atestigua cómo
se desarrolló este pueblo en nuestra península1.

1
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. 27

2
Poco sabemos de su etimología y origen. Parece derivar de un término
paleohispánico indoeuropeo, acaso precelta o lusitano como sugiere J. Untermann (1992:
29-32, cfr. García Alonso, 2006: 91-93), reelaborado en su transcripción greco-latina.
Significaría ello que estamos ante un elemento endógeno y por tanto con alguna connotación
identitaria, que sin embargo desconocemos en su significado y aplicación originarias,
alusivo a las gentes reconocidas luego como vettones2.

Dicho lo cual los testimonios de los autores greco-latinos y toda la arqueología


vettona son las dos principales fuentes para comprender quién fue este pueblo y que
importancia tuvo en nuestra historia.

El pueblo vetton es una de las poblaciones prerromanas que habitaron parte de las
zonas occidentales de la Península Ibérica. Concretamente estas gentes habitaban el corazón
de la Meseta occidental, esto es, el territorio que hoy abarcan las provincias de Ávila,
Salamanca, el sur de Zamora, el oeste de Toledo y el norte de Cáceres, compartieron una
serie de rasgos culturales -lengua, costumbres, organización social y económica, elementos
materiales y muy posiblemente también ideas y creencias- hasta el punto de que esa identidad
fue posteriormente reconocida por los escritores griegos y romanos como la Vettonia o región
de los pueblos vettones3.

Su origen nos acerca a la cultura de Cogotas I del Bronce Medio-final a través del
estudio de su cultura material, más concretamente las cerámicas4. Parece que su origen recae
sobre las poblaciones protocélticas en los inicios de la Edad del Bronce, los llamados Campos
de Urnas de origen céltico. Son los historiadores griegos y romanos los que nos mencionan en
sus textos la existencia de estas poblaciones. Su sedentarización responderá a ciertos
vestigios amurallados en lugares elevados donde sus dinámicas sociales se irán viendo
progresivamente sinterizadas.

¿Pero cuando se puede hablar de los vettones? Diego Salvador Conejo en su obra
Tierra de Vettones alude al historiador Sebastián Celestino para responder a dicha cuestión
que el mismo autor plantea. Sólo se puede hablar de vettones propiamente dichos a partir del
siglo III a.C. Celestino opina que sí, que ya se les puede denominar vettonees en la primera
Edad del Hierro sin temor a confusión, ya que de no ser así, se debería producir un cambio
demasiado profundo que justificara el paso de la Edad de Hierro I a la II. En fechas cercanas
a los siglos VI-V a.c. Nos encontramos evidencias materiales, lugares amurallados, tumbas
con ajuares y la presencia de armas5.

2
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). pp. 75.
3
Zapatero, G. R., & Sanchís, J. R. Á. (2008). Los verracos y los vettones. Zona arqueológica, (12),
215.
4
Sanchís, J. R. Á (1999). Los Vettones (1ed). 37-61.
5
Ibidem. 38.

3
Respecto al etnónimo, es decir, como nombre propio de una agrupación étnica o de
una tribu o pueblo, Diego Salvador Conejo elude a diferentes fuentes (clásicas y
contemporáneas) a través de las cuales resumen en varias frases su definición:

La etnia vettona se compone de una amalgama de pueblos con diferentes orígenes: un


sustrato originario del Bronce Atlántico (lusitano o proto-celta), impregnado de orientalismo
y al que se le añade una pincelada céltica provocada por una oleada de gentes “celtas” o
celtíberos6.

Esas fuentes empleadas corresponden a escritores clásicos como Tito livio, Estrabón,
Posidonio, etc…Autores que han estudiado a fondo la cuestión vettona también ofrecen gran
información contrastada sobre el origen de este pueblo: Álvarez-Sanchís, J.Gómez Pantoja o
García Alonso.

Uno de los grandes puntos importantes que se asocian a este pueblo al margen de sus
estructuras protourbanas es la importancia de la ganadería y su organización social, política y
económica que más adelante desarrollaremos en los sucesivos puntos del trabajo.

Cómo último punto en este apartado introductorio considero importante recalcar la


idea que Salvador Conejo vislumbra en su obra y que de alguna manera viene a decir que la
enorme resistencia que supusieron otros pueblos celtas contra el avance romano ha relegado
la información que se tiene sobre los vettones a un segundo plano en muchas ocasiones7.

2. Origen y contexto peninsular.

2.1. Punto de partida del pueblo vetton:

Con el objetivo de añadir nueva información y ampliar el segundo subapartado del


punto 1. introducción, comprendo la necesidad de recuperar la idea de que para los
historiadores, arqueólogos y estudiosos del pueblo vetton no está del todo claro el origen o el
porqué del término, aunque sí se tiene certeza donde se cita y dónde es empleado. El término
vetton aparece nombrado cómo tal por primera vez en la historiografía clásica. Fueron estas
civilizaciones las que designaron este término para definir o designar a los pobladores que se
extendieron, entre unos límites más o menos específicos, sobre diferentes espacios
geográficos de la península ibérica

Cómo ha citado Jesús Álvarez Sánchis, profesor titular de prehistoria de la UCM, en


una conferencia del 2019 en El nombre vettones no sabemos de dónde viene pero es un
concepto que usan los romanos para definir a estas poblaciones en la medida en la que ellos
entendían que el corazón de estas tierras estaba integrado por unas comunidad que de
alguna manera compartían una serie de rasgos culturales, una religión, una identidad, unos

6
ibidem. 43.
7
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. 15.

4
sentimientos que es lo que hizo que estos romanos lo definieron como la región de los
pueblos vettones8.

En referencia al espacio geográfico y los límites que definían de alguna manera a


estas comunidades del conjunto vetton y como acabamos de mencionar, tiene su origen en
textos clásicos de los romanos escritores Estrabón, Ptolomeo o Lucano. Este último recogía
en su obra, la Farsalia alguna breve definición de los vettones en relación con algunos otros
de sus “parientes” celtas.

“Con éstos estaban además de los ejércitos latinos, el ardoroso astur, los ligeros
vetones y los celtas, evadidos del antiguo pueblo galo y que mezclan su nombre con el de los
iberos9.”

Las gentes que habitaban el corazón de la Meseta occidental, esto es, el territorio que
hoy abarcan las provincias de Ávila, Salamanca, el sur de Zamora, el oeste de Toledo y el
norte de Cáceres, compartieron una serie de rasgos culturales -lengua, costumbres,
organización social y económica, elementos materiales y muy posiblemente también ideas y
creencias- hasta el punto de que esa identidad fue posteriormente reconocida por los
escritores griegos y romanos como la Vettonia o región de los pueblos vettones10.

Aún la información recogida sobre su ubicación exacta, no estaría del todo clara su
delimitación respecto a uno de los pueblos pre-ibéricos y pre-celtas en los que encuentra
cierta relación (ya lo explicaremos de manera más desarrollada en el siguiente punto) los
lusitanos. Al comparar el espacio del pueblo vetton con el pueblo lusitano, no encontramos
certezas claras de sus delimitaciones.

Los límites entre lusitanos y vettones no están exentos de problemas (Osório 2009;
Martín Bravo 2009; Santos 2009; etc.), a pesar de la información proporcionada por los
datos arqueológicos, principalmente las esculturas zoomorfas —los conocidos verracos— y
la cerámica con decoración a peine (Álvarez-Sanchís 1999: 142 s., figs. 143-144; Ruiz
Zapatero y Álvarez-Sanchís 2002: 270, figs. 4, 5 y 7; Álvarez-Sanchís 2004a), que sirven
como elementos delimitadores de la identidad étnica vettona, o por la teonimia (Olivares
2000-2001; 2001; 2006; 2007a), que como veremos contribuye a delimitar ambos territorios
(vid., en contra, Guerra 2010: nota 17).

A pesar de ello, la enorme relevancia de muchos de los estudios que se desarrollaron a


través de proyectos de investigación arqueológica entre finales del siglo XIX y el siglo XX en
España, teniendo cómo zona de estudio precisamente el Oeste de la Meseta ayudan en mayor
medida a esclarecer ciertas realidades territoriales del pueblo vetton.

8
Diputación provincial de Cáceres (5 de septiembre de 2019). Jornada Técnica Los Vetones -
CONFERENCIA 1 [Archivo de vídeo].Youtube.
https://www.youtube.com/watch?v=xUmMNkLVVME&t=275s
9
Lucano, M. A. (1974). La farsalia (Vol. 2). Editorial CSIC-CSIC Press.
10
2008, Arqueología Vettona. La Meseta Occidental en la Edad del Hierro (J. Álvarez-Sanchís, ed.),
Zona Arqueológica 12, Museo Arqueológico Regional, Madrid. pp. 215.

5
Podemos tomar la fecha de 1876 como el indicio de la primera etapa del estudio sobre
los vettones, al producirse ese año el descubrimiento y las primeras exploraciones
arqueológicas en los yacimientos abulenses de Las Cogotas y El Castillo. (...) el primer
planteamiento científico sobre arqueología en la Meseta occidental se debe a Gómez Moreno,
al que se encomendó la tarea de elaborar el catálogo Monumental de cada provincia,
incicnódnola por la de Ávila y siguiendo con las de Salamanca, Zamora y León, entre 1901 y
1907.

2.2. La influencia celtíbera

El origen de los pueblos vettones o el pueblo vetton ha tenido un enorme debate


durante las décadas del siglo XX. Han sido muchos los estudios arqueológicos y la
investigación de las fuentes que se han realizado para intentar entender la influencia céltica
en la península ibérica. Muchas se han revisado con nuevos datos obtenidos en las fuentes
escritas y en los proyectos arqueológicos en yacimientos importantes. Si nos remontamos en
el tiempo, hay que partir de la influencia de indoeuropea en la cultura de los campos de urnas,
una cultura proto céltica, y la posterior invasión o establecimiento de los celtas en tierras
donde campaban comunidades indígenas anteriores incluso de los propios campos de urnas o
del Bronce atlántico predecesor.

El proceso de aculturación céltico tiene más trascendencia cultural que los grandes
movimientos étnicos. Pero además cada región tenía un diferente grado de celtización
cuando roma asomó por estas tierras. Los vettones están más celtizados que los luistanos,
donde perviven en mayor característica. protocélticas, procedentes del bronce atlántico11.

Un pequeño ejemplo de las diferentes revisiones de los estudios arqueológicos, de las


revisiones tras nuevos datos ofrecidos por las nuevas excavaciones, durante el siglo XX, se
pueden entender si atendemos a la historiografía de estás décadas.

La publicación en 1932 de La Etnología de la Península Ibérica de P. Bosch


Gimpera supone un hito en el repaso historiográfico que presentamos. El gran mérito
del que fue uno de nuestros mayores prehistoriadores fue intentar relacionar el
registro arqueológico con la evidencia lingüística y las alusiones de algunos autores
latinos, como César, sobre las diferentes tribus de celtas y su expansión desde
Centroeuropa, para sistematizar la entrada de tales grupos en nuestra Península en
un esquema de correspondencia/dependencia cronológica, material, lingüística y étnica,
de manera que quedara establecido el cuadro etnológico de nuestro poblamiento
antiguo12. (...) Culturalmente para toda la región vetona distinguen tres fases: Cogotas
I, como la cultura hallstáttica más arcaica propia de la meseta; Cogotas II, cultura

11
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 64
12
Sánchez Moreno, E. (1995). El origen de los vetones en la historiografía española del siglo XX :
¿implantación o formación?. Espacio Tiempo Y Forma. Serie II, Historia Antigua, (8). pp. 481

6
de los vetones celtas, desde el s.VI en adelante; y Cogotas III, cultura posthallstáttica
vaccea, protagonizada por los vacceos que procedentes de la última oleada de celtas
belgas someten a los vetones y se extienden sobre parte de su antiguo territorio en
el s.lll a.C. (BOSCH GIMPERA, 1942,53, 62-63)13.

En aquellos años, décadas de los 30-50, Almagro Basch reconoce el origen de


lo celta en la Cultura de los Túmulos de la Edad del Bronce, que dará lugar a los
Campos de Urnas (Urnenfelder), (...) A. García y Bellido, sin referirse a los tan traídos
y llevados Campos de Urnas, diferenciaba de nuevo dos invasiones indoeuropeas:
una primera en el s.VIII a.C, testimoniada por la cerámica de Cogotas, Numancia I y
Roquizal del Rullo, y otra segunda en el s.VI a.C, que da lugar a la cultura
posthallstáttica, identificable con los celtas belgas de Bosch Gimpera. (GARCÍA Y
BELLIDO, 1941, 289)14.

Uno de las grandes controversias o de los problemas de identificación de los


pobladores previos a la comunidad vettonia coincide precisamente con el contexto céltico.
Existen diferentes versiones o puntos de vista de cómo fueron asentándose las diferentes
culturas previas a la cultura vettona y posteriores. Y parece ser que de algún modo, los
vettones responden a una amalgama de todas estas circunstancias, partiendo como un pueblo
pre-céltico y pre-ibérico.

En primer lugar, por obvio que parezca, si los autores greco-latinos hablan de
vetones, vacceos, arévacos o berones, pongamos por caso, no lo hacen gramitamente, y sí
debieron contar con criterios más o menos determinantes (si bien es cierto que a nosostros se
nos escapan) para distinguir irnos pueblos de otros y saber cuándo se reñeren a irnos y
cuándo a otros. Además tales emónimos parecen ser creaciones locales, en cuanto
auto-denominaciones indígenas (definición endoétnica), tal y como demuestra su estudio
lingüístico15.

Además a este origen indígena se le atribuyen rasgos o tradición originaria de la


cultura de los campos de urnas que se asentaron en ciertas zonas coincidentes que las
comunidades futuras vettonas, y cierta tradición del bronce atlántico. El proceso de
celtización que sufren tiempo después es manifiesto y así lo presencia la civilización romana
que se extendió por dominios vettones.

La cultura vettona parece ser una especie de revoltijo del vetusto Bronce Atlántico, la
cultura de los Campos de Urnas, la cultura celtibérica, y todo este caldo primigenio
aderezado con cálidos influjos orientalizantes16.

13
Íbid
14
Íbid
15
Moreno, E. S. (1996). Organización y desarrollo socio-políticos en la meseta occidental
prerromana: los vetones. Polis: revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad, (8). pp. 260.
16
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 64

7
El siguiente mapa nos clarifica en mayor medida esta enorme, permítase la palabra,
“amalgama” de diferentes pueblos en la península en la antigua Iberia. Pertenece al trabajo
realizado por Bosh Gimpera
de su obra El poblamiento
antiguo y la formación de los
pueblos de España de 1944.

Si focalizamos nuestro
estudio en las fuentes escritas
y observamos con atención la
ubicación de los vettones en el
mapa dentro de la influencia
lusitana, entendemos también
que éstos podían ser, de algún
modo, una subcomunidad
asociada a los lusitanos
pueblos reconocidos como
pre-ibéricos y pre-célticos,
indígenas, anteriores a la
influencia de estas culturas.

“(...)Demostrarían la procedencia celta de los vettones a través de los rasgos celtas


presentes en los topónimos urbanos vettones que tienen la terminación -briga, claramente
céltica, como Augustóbriga, Deóbriga, Miróbriga, Caesaróbriga, etc., y en su nombre, a los
que los griegos llamaban ouéttones y, posteriormente, los latinos vettones o vectones. al
parecer podría vincularse éste con una raíz celta -vect “lucha”, de este modo, su nombre
significaría “los luchadores” (Tovar, 1950: pp. 33-57)17.”

Aunque los lusitanos no son reconocidos por las fuentes literarias como un pueblo
céltico, y la celticidad de la llamada lengua lusitana resulta, como veremos, controvertida, se
detecta una fuerte presencia celta en todo este territorio, siendo un buen ejemplo la
toponimia de la zona (vid. infra). Los lusitani englobarían diversas entidades menores
(Alarcão 2001: 295), y es posible que, coyunturalmente, el término englobara a otros pueblos
como los célticos (Pérez Vilatela 2000: 73) o los vettones (Salinas 2001: 19; Santos 2009:
183)18.

Otro ejemplo de celtización de estos pueblos pre-célticos y pre-ibéricos se justifica


gracias al estudio de diversas piezas arqueológicas halladas en los yacimientos
correspondientes a Lusitania y al pueblo vetton. Podemos encontrar restos de útiles y armas
célticas que explican ese proceso de celtización, aunque, otra interpretación podría sugerir el
apropiamiento de estos bienes, útiles y armas celtas por parte de los vettones y de los
lusitanos.
17
Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital Científica
Independiente de Arqueología, (1), 42.
18
Lorrio Alvarado, A. J. (2011). Los celtas en el occidente de Iberia. pp. 51.

8
En relación con la presencia de celtíberos en este territorio del occidente peninsular,
atribuido tradicionalmente a vettones y lusitanos (Rodríguez 1995: 117 ss.; Álvarez- Sanchís
1999: fig. 144; Martín Bravo 1999: 259; Sánchez Moreno 2000: 174 s.; Salinas 2001: 47 ss.)
cabría relacionar, posiblemente, el hallazgo de piezas celtibéricas, como algún puñal
biglobular o ciertos modelos de fíbulas, en diferentes castros y necrópolis de la Alta
Extremadura (Martín Bravo 1999: 223 s., 227 s., 256, fig. 99) y el Suroeste, o tesoros como
el de Monsanto da Beira (Fig. 6,A) (Castelo Branco), que incluía, al parecer, una pátera
argéntea con la formula onomástica habitual en lengua celtibérica (Gomes y Beirão 1988;
Untermann 1990: 352 s.; 1997: [K.0.1] 538), así como otras dos páteras y un pequeño vaso
globular, conjunto que cabría interpretar como una muestra más de la expansión celtibérica
hacia Occidente (Lorrio 1997: 366), aunque no pueda descartarse su vinculación con
posibles botines relacionados con las Guerras Lusitanas19.

A modo de conclusión de este apartado debemos reafirmarnos en la idea de que no


solo la celtización juega un papel crucial en la evolución del pueblo vetton, que fue
modificando la forma de vida, las costumbres y demás elementos. También la idiosincrasia de
estos pueblos pre-celitcos y pre-ibéricos jugaron un papel muy importante en su propia
evolución local y tribal.

La realidad que las fuentes greco-romanas nos transmitieron como vetones para los
últimos siglos antes de nuestra era no debe ser aprehendida como una cultura y un pueblo de
origen foráneo, instaurado a inicios de la Segunda Edad del Hierro, sino que responde más
bien al resultado de un complejo proceso de acrisolamiento iniciado con seguridad al menos
desde el Bronce Final, potenciado y conformado en el transcurso de los siglos posteriores del
primer milenio a.C. Surge por tanto, debido en parte al carácter de vía de comunicación y
transmisión que posee este territorio'', de la interacción de un sustrato local del Bronce
Medio con una serie de variados aportes culturales, atlánticos, orientalizantes del
Mediterráneo, indoeuropeos —entendidos estos últimos como un lento y complejo fluir de
elementos de remota filiación continental, difíciles de precisar y definir, evolucionados y
transformados con los siglos (SAYAS/LÓPEZ MELERO, 1991, 94, 101; SAYAS, 1993, 197), y
no como entrada de oleadas invasionistas— , y más tardíamente ibero-turdetanos,
celtibéricos y lusitanos, que a fuerza de matizar, transformar y caracterizar un proceso de
desarrollo histórico, configuran una base cultural que sólo muchos siglos después podremos
corroborar como identidad vetona20.

De alguna manera lo que debe quedar clara son las dos posibles visiones del origen
del pueblo vetton, un origen pre-céltico, indígenas, originarios de una oleada de pueblos
indoeuropeos que, tras un proceso de repliegue en la sierras por la llegada de otros pueblos
celtas posteriores habrían originado la cultura de cogotas I. Por otro lado otro enfoque de su
origen nos sugiere que su origen es celta desde el primer momento, y atravesaron la península
por los pirineos y se instauraron en las zonas de ávila, Salamanca y Segovia paulatinamente

19
Ibidem. pp. 68.
20
Moreno, E. S. (1996). Organización y desarrollo socio-políticos en la meseta occidental
prerromana: los vetones. Polis: revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad, (8). pp. 495.

9
atendiendo una cronología entre los siglos VIII y VI a.c. Y serían artífices de la cultura de
los cogotas II21.

2.3. La lengua vettona.-

Respecto a la lengua vettona no existen testimonios escritos de la lengua de este


pueblo. Entendemos que tendrían su propia lengua, pero su origen se plantea desde lenguas
indoeuropeas pre-célticas, aunque debido a su enorme grado de celtización, asumieron esa
lengua o al menos ciertas palabras, expresiones o partes de su lenguaje.

La mayoría son testimonios de una remota lengua, de raíz indoeuropea, cuyo léxico
es prácticamente desconocido y por ello su etimología22.

La mayoría de las referencias las encontramos en fuentes escritas grecolatinas,


concretamente en los nombres que se les daban a ciertas figuras del pueblo vetton. También
podemos encontrar información útil y valiosa en los teónimos, topónimos y etnónimos. Pero
poca información, de nuevo, y tamo a través de las inscripciones epigráficas con son difíciles
de encontrar23.

La mayor constancia de muchos de los pueblos prerromanos existentes en la península


es la influencia de la civilización romana, y por ende, el aprendizaje de su escritura por parte
de estos pueblos. Unterman afirma que “los vettones y las tribus de Galicia y Asturias
hablaban la misma lengua que los lusitanos”. Una consideración personal, es que sus
tradiciones del bronce atlántico quizás les hicieron compartir una lengua con un origen
común, aunque ya hemos visto la variedad en el origen del pueblo vetton. En el caso de que
la lengua vettona fuera la misma que la lusitana existirían ciertas características propias:

Según García-Osuna Rodríguez, los rasgos más característicos de la lengua lusitana,


que podría ser la base de la supuesta lengua que hablaron los vettones, serían el
mantenimiento en posición inicial de la “p” indoeuropea, la conjunción copulativa “indio
“y” frente al “cue” de los pueblos célticos de la meseta oriental, nominativo plural en “o”
con desinencia pronominal “oi”. Al contrario que “os”, característico también en los
pueblos de la Meseta oriental, grupos de muda+líquida, como “nt”, “nd” y “nc” o la
tendencia al desarrollo de diptongos “ai”, !ae! o triptongos “aei”, “eai”, “eae”. Lo cierto
es que la frontera entre la lengua lusitana y las orientales céltica, como el celtíbero y sus
derivadas como el carpetano) èrmanece difusa y no conocemos ni semejanzas ni
diferencias24.

21
Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital Científica
Independiente de Arqueología, (1), 42.
22
Moreno, E. S. (1996). Organización y desarrollo socio-políticos en la meseta occidental
prerromana: los vetones. Polis: revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad, (8), pp.
260-261.
23
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 46.
24
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 47.

10
Lo que es evidente es que la lengua vettona ha evolucionado a caballo entre las
antiguas estirpes de lenguas indoeuropeas que fueron pre-célticas, el lusitano, por ejemplo y
la evolución desarrollada en el proceso del lenguaje tras el proceso de celtización que sufre
gran parte de la península ibérica y en mayor medida el pueblo vetton.

M-.L. Albertos Firmat (1975), y de la amplia escuela de lingüistas que creó, que llega
hasta nuestros días con la teoría de F. Villar, que detecta tres estirpes lingüísticas
indoeuropeas: 1) el Antiguo europeo (alteuropáisch) anterior al I milenio a.C. del que sólo
nos quedan algunos restos en la toponimia e hidronimia, 2) el Lusitano, indo- europeo
pre-céltico con arcaicas formas en /p/inicial que se da entre vac- ceos, vetónos y lusitanos, y
3) el Celtibérico con rasgos ya más conocidos y abundantes (-briga, -dum/dunum)
introducidos a través de los pasos pirenaicos en los ss. VIII-VII a.C. (VILLAR, 1991,
441-464)25.

3. Características esenciales del pueblo vetton:

Gracias a la enorme información que se obtuvo en las década de los 30 hasta la de los
60, en las primeras excavaciones arqueológicas llevadas a cabo bajo la dirección de Juan
Cabré, se creó una base de estudio mejor explicada y más organizada respecto a los diferentes
elementos que aunaban estas comunidades bajó el término de pueblos vettones. En este punto
podemos concentrar en un solo párrafo los elementos claves de el pueblo vetton.

Lo recogía en otra cita Jesús Álvarez Sánchis, profesor titular de prehistoria de la


UCM, en la conferencia del 2019:

Las investigaciones arqueológicas que se llevaron a cabo en años previos a la guerra


civil y es una época para entender este mundo y destaca una figura excepcional, Juan Cabré.
Llevó a cabo las primeras excavación científicas y estas excavaciones se llevaron a él de
alguna manera, a identificar 4 elementos muy importantes de los vettones: en primer lugar
los castros fortificados es decir, los yacimientos amurallados, las necrópolis incineradoras
(zonas de enterramiento primer lectura sobre las sociologia de estas gente) que nos indica la
sociología de esta gentes, las famosas esculturas de los verracos (como elementos
identificadores de estas culturas y las famosas cerámicas con decoración a peine, un estilo
muy propio de estas gente, cultura de cogotas, la arqueología de los vettones. En su conjunto
se conoce cómo la cultura de las cogotas26.

3.1. Territorio y urbanismo:

Creo que una de las preguntas que, cómo estudiante de historia siempre me ha surgido
en este tipo de explicaciones es la de si verdaderamente estos pueblos eran conscientes de ser
25
Sánchez Moreno, E. (1995). El origen de los vetones en la historiografía española del siglo XX :
¿implantación o formación?. Espacio Tiempo Y Forma. Serie II, Historia Antigua, (8). pp. 484.
26
Diputación provincial de Cáceres (5 de septiembre de 2019). Jornada Técnica Los Vetones -
CONFERENCIA 1 [Archivo de vídeo].Youtube.
https://www.youtube.com/watch?v=xUmMNkLVVME&t=275s

11
o de pertenecer a un grupo, de tener las fronteras totalmente delimitadas, de tener clara la
diferenciación con otros pobladores, etc…Sin que la ideología del nacionalismo surgiera aún
en el concepto racional humano, ¿era suficiente la lengua y las raíces para sentir esa
pertenencia?, ¿Existía una lengua común en cada pequeña subcultura que la arqueología y las
fuente escritas grecolatinas intentan esbozar? De hecho este concepto es bastante mencionado
por muchos historiadores sobre todo cuando intentando simplificar las delimitaciones
territoriales, los nuevos estudios arqueológicos apuntan a pruebas y hallazgos muchísimo más
numerosos que complejizan la pulsión por simplificar los límites de las diferentes subculturas
de la península dentro de estas cronologías.

Podemos estudiar la cuestión del territorio vetton empleando las fuentes escritas
grecolatinas desde el siglo II a.C. sobre todo gracias a la valiosa información que se obtiene
debido al comienzo de la conquista por la civilización romana de la meseta peninsular. Previo
a estas situaciones históricas, los datos de la organización del territorio las podemos obtener
del estudio arqueológico de los diferentes yacimientos que coinciden en espacio y tiempo y
lugar con lo citado en los textos. De alguna manera hemos dejado bastante detallado el
espacio físico y sus límites en el primer apartado del trabajo. Con el fin de añadir nueva
información empleamos la fuente bibliográfica piramidal empleada para desarrollar éste.

Sus tierras incluyeron desde el límite septentrional en el río Duero hasta las sierras
extremeñas de Guadalupe del sur. El río Tajo vertebra su territorio, como hace con la tierra
de los carpetanos, sus primos y compañeros en el sustantivo/adjetivo carpetovetónico, de
recio y rancio significado. El río Duero separaba a vettones de vacceos, astures y celtíberos
arévacos. El río Cà , ya en Portugal, señalaría el límite occidental, y la céntrica sierra de
Guadarrama entre las actuales provincia de Madrid y Ávila, el confín oriental de la tierra de
los vettones fijada en el río Coa27.

Respecto a la unión territorial, prosigue el autor, enunciando la importancia de los


llamados oppida, es decir confederaciones de ciudadanos que se unión ante un peligro común
pero no existían una límite establecido.

Otro de los puntos importantes es la enorme controversia respecto a los límites en el


territorio lusitano y vetton, algo que cronistas como Estrabón aparecía como una ambigüedad
en sus escritos28.

En la obra de álvarez-Sanchís, el mundo vetton se divide entre regiones estructurales


claramente delimitadas geográficamente: las penillanuras occidentales de las provincias de
Zamora y Salamanca; las cuencas de los ríos Duero y Tajo, y en tercer lugar el sistema
central. En resumen, llano y montaña, montaña y llano. Además hace alusiones al clima, que
presumiblemente tuvo ciertos cambios climáticos pasando de un ambiente mediterráneo a
uno más subatlántico, fresco y lluvioso. Gracias a la investigación de los pólenes y los fósiles

27
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 111.
28
Íbidem. pp. 112.

12
en ciertos yacimientos cómo el del castro de El Freíllo, podemos saber que en ese momento
se encontraban allí fresnos, alisos y pinos y que en diversas zonas del territorio vetton
relativos a zonas de las cuencas de los ríos, cómo pudo ser la del río Duero, se podían
encontrar pinos, nogales, castaños, pequeños hayedos y bosques de ribera. Relativo a la
Fauna podíamos encontrar bastante más variedad que la que existe en nuestro días: ciervos,
caballos salvajes, lobos, corcos, castores, linces, uros u osos entre otros29.

Respecto al urbanismo podemos diferenciar dos etapas o dos grandes momentos en el


pueblo vetton definidos precisamente por las funciones o los usos de estos espacios: la etapa
de los castros y la etapa de los oppida.

Desde un planteamiento teórico, el modelo de ocupación castreña supone, frente a la


etapa precedente, la consolidación de aquél que definirá las características del patrón de
asentamiento de los vettones durante la Segunda Edad del Hierro. Hasta que no se
generaliza el fenómeno castreño no empezamos a vislumbrar una estructura regional y
organizada del poblamiento, que adquiere su máxima expresión en los albores de la
conquista romana, momento en el que diversos territorios se articulan a partir de las
entidades políticas de mayor magnitud y con capacidad decisoria30.

Es decir, precisamente gracias al surgimiento del urbanismo, entendido en el mundo


vetton, como el modelo de castros, es cuando podemos entender ciertas estructuras regionales
de la sociedad de los poblamientos vettones. El espacio, el entorno natural, los límites
territoriales, y las edificaciones. Las características comunes para su elección eran diversas:
lugares elevados, cerros amesetados, cercanos a corrientes de agua o fuentes de agua y
caminos más o menos abiertos o fáciles de abrir.

Los castros eran emplazamientos a gran altura, generalmente de superficie reducida,


difícilmente accesibles, con defensas naturales ya artificiales donde las naturales no eran
consideradas por los habitantes del poblado lo suficientemente disuasorias para imposible
enemigo. (...) Generalmente existían grandes espacios sin urbanizar en su interior. Según
áñvarez-Sanchís hay cuatro tipos de castros vettones: los que se ubican sobre espigones
fluviales, sobre cerros o acrópolis, en meandro y en ladera31.

En cuanto a las funciones de los castros dentro de las sociedades de La Téne Final, se
ha supuesto que fueron centros de organización política (Crumley 1974;Nash 1976), centros
industriales con ocupación especializada (Henderson 1991; Haselgrove 1995) y centros
comerciales (Alexander 1972; Frey 1984; Wells 1984). Siempre se ha asumido que estos
asentamientos tenían unos rasgos comunes y uniformes. Pero como muy bien ha señalado
Woolf (1993), los oppida no constituyen una categoría analítica útil ya que difieren en
tamaño, forma, función y cronología32.

29
Íbidem. pp. 330.
30
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 125.
31
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 125.
32
Álvarez-Sanchís, J. (2019). Los vettones: arqueología de un pueblo protohistórico. pp. 226.

13
Para Almagro-Gorbea el castro es un poblado situado en lugar de fácil defensa
reforzada con murallas, muros extemos cerrados y/o accidentes naturales, que defiende en su
interior una pluralidad de viviendas de tipo familiar y que controla una unidad elemental de
territorio, con una organización social escasamente compleja y jerarquizada. Los caseros,
desde el Bronce Final y durante buena parte de la Edad del Hierro, representan el tipo de
asentamiento distintivo de la Hispania indoeuropea33.

La forma de abordar la construcción de los castros respondía a ciertas técnicas de


edificación. Se construían desde el suelo y solían ser de unos 4 a 8 metros de ancho. En el
castro de Yecla de Yeltes se ha logrado encontrar lienzos de murallas de hasta 6 metros de
altura. En principio la muralla constaba de dos partes, primero se colocaban en seco los
materiales y se rellenaba con piedras ordenadas en capas horizontales. Respecto a la
distribución interior de los espacios en el poblado contaban no solo con estas murallas, si no
también con viviendas, talleres, corrales, campos de cultivo, etc. Las murallas no tenían
solamente una función protectora, también ejercían el importante papel de delimitar el
espacio habitable y hacerlo distinguible en el paisaje, de modo que un asentamiento pudiera
verse y reconocerse desde lejos34.

La emergencia de algunos castros amurallados en ese momento fue un episodio


importante. Contribuyeron a gestar un nuevo sentido del lugar y del tiempo y fueron, hasta
cierto punto, el resultado de la adopción de nuevas técologias agrarias que se inscriben en
un proceso general de intensificación económica en toda Europa Occidental y que facilitan
un modo de vida cada vez más estable y permanente. (...) Las élites guerreras incluyen
nuevas formas de explotación de la tierra que les dotará de una alta capacidad expansiva y
de un fuerte impacto socio-ideológico. Esto bien podría explicar el desarrollo de nuevos
limites y parcelaciones en los campos prehistóricos, la abundancia de sistemas defensivos
junto a los castros y, en definitiva, una estructura más jerarquizada del poblamiento, rasgo
que adquiere su máxima expresión en los últimos compases de la Edad del Hierro, justo
cuando se operan cambios notabilísimos en las poblaciones vettonas. Alcanzan formas de
organización regional complejas y crean auténticos centros urbanos con capacidad
decisoria, los característicos oppida. que acabarán diluyéndose con la conquista romana.

En definitiva lo que los autores han ido evidenciando gracias a los estudios
arqueológicos de diferentes yacimientos vettones es que existe un proceso, podríamos decir,
evolutivo o tecnológico entre los castros y los oppida. Hay un proceso de mejora, de
expansión de las primeras fortificaciones en forma de castros hasta los oppidas y en gran
medida responde por un lado a factores tecnológicos agrícolas (nuevas herramientas, nuevas
técnicas) que a su vez provocan aumentos de población, de producción y, por ende, de
protección y de reorganización o readministrción de los recursos en la sociedad; y por otro

33
Moreno, E. S. (1996). Organización y desarrollo socio-políticos en la meseta occidental
prerromana: los vetones. Polis: revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad, (8). pp. 265.
34
Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital Científica
Independiente de Arqueología, (1), 43.

14
lado a la presencia de las amenazas que supusieron las tropas romanas en su proceso de
conquista de la península ibérica.

Y como es bien sabido, a finales de la Edad del Hierro, coincidiendo con el avance de
púnicos y romanos por el interior peninsular, algunos castros se convierten en lugares
centrales u oppida, esto es, en núcleos urbanos mayores dotados de sólidas defensas y con
poblaciones que supe- rarían el millar de personas. Los oppida abulenses de Ulaca
(Solosancho), Mesa de Miranda (Chamartín de la Sierra) o El Raso (Candelada), con
superficies comprendidas entre 20-60 ha., representan los mejores ejemplos
(Álvarez-Sanchís, 1999: 111-168, Gon- zález-Tablas, 2001) (Fig.2-3)35.

En lo relativo al oppidio de la Ulaca, Sabemos a ciencia cierta que entre 1914 y 1915
el castro abulense de Ulaca es visitado por Pierre Paris, Raymond Lantier y el Abate Breuil,
levantando los dos últimos el plano de sus murallas, que publican con posterioridad
(1930)3637.

El oppidum de Ulaca (ss. III-I a. C.) se ubica en las cercanías de la pedanía de


Villaviciosa (Solosancho, Ávila) (Fig. 1) y es, con sus más de 70 ha, uno de los asentamientos
fortificados de la Edad del Hierro más grandes de la península ibérica (Ruiz Zapatero 2005;
Ruiz Zapatero et al. 2020). Este gran núcleo urbano fue ocupado por una comunidad del
pueblo vettón que pudo rondar los 1500 habitantes y se convirtió en el centro más importante
del Valle Amblés, donde existían con anterioridad otros dos grandes poblados fortificados:
Las Cogotas (Cardeñosa, Ávila) y La Mesa de Miranda (Chamartín, Ávila) (Álvarez-Sanchís
2003; Ruiz Zapa- tero y Álvarez-Sanchís 1995). La comunidad que vivió en Ulaca levantó un
gran poblado organizado en diversos sectores y desapareció tras un abandono con el proceso
de conquista romana y la paralela emergencia de Obila, la actual Ávila, como gran centro de
población de la región.

En lo relativo a los estudios arqueológicos que se han realizado en el oppidum de la


Ulaca son en gran medida a la buena conservación que presentan partes de los restos
arqueológicos encontrados. Buceando entre la bibliografía encontré un artículo en el que se
desarrolla una construcción 3D de uno de los lugares más característicos del lugar: el torreón.
Rodríguez-Hernández, J., Álvarez-Sanchís, J. R., Aparicio-Resco, P., Maté-González, M. Á.,
& Ruiz-Zapatero, G. (2021). Reconstrucción virtual en 3D del “Torreón” del oppidum de
Ulaca (Solosancho, Ávila): Mucho más que una imagen. Arqueología de la Arquitectura, 18,
e123. En este artículo y gracias a la tecnología 3D podemos averiguar o construir nuevas
plausibles interpretaciones sobre cómo se organizaban la población entorno a este elemento

35
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). pp. 66.
36
Álvarez-Sanchís, J. (2019). Los vettones: arqueología de un pueblo protohistórico. pp. 20.
37
Incluyo en este documento ciertas definiciones teóricas del Castro de la Ulaca, y entiendo
necesario eliminar el apartado 3.1.1. A pie de campo: visita al yacimiento vetton del Castro de la
Ulaca, debido a la imposibilidad de haber podido realizar un trabajo a pie de campo, tal y cómo había
estipulado en la primera parte del trabajo.

15
del oppidum, cual era su función, cómo eran sus dimensiones exactas y en qué situación
espacial se encontraba respeto a los restos que se han podido encontrar.

3.2. Sociedad, Economía y organización política:

El siguiente apartado precisamente intenta clarificar el orden jerárquico, territorial y


administrativo del pueblo vetton, cómo era la lógica de la sociedad de este pueblo, y en que
se basaba su economía, cómo se desarrollaba y que tipo de grupos formaban esta tribu.
Precisamente la importancia del urbanismo y las edificaciones nos ayuda a comprender todo
lo demás.

Los castros u oppidum eran los núcleos alrededor de los cuales se administraban los
diferentes poblados, y en función del tamaño de estos se conformaba la organización
territorial de los pueblos vettones.

Nace así el oppidum como un centro territorial jerarquizado en la Segunda Edad del
Hierro, resultado del proceso de desarrollo urbano protohistórico iniciado con los castros.
En este sentido define Almagro-Gorbea el oppidum como una población fortificada, por ello
generalmente simada en alto, de tamaño relativamente grande, aunque puede ser inferior a
10 ha., en algunos casos, pero siempre destacando sobre los demás de su entorno, pues lo
esencial es que controla un territorio amplio y jerarquizado, del cual es el centro político
administrativo^^ y, por lo tanto, la sede de los órganos e instituciones del poder38.

Cabe recordar que existía desigualdad en cuanto a la capacidad de población, es decir


la extensión y el tamaño de los castro u oppidum jugaban un papel importante. Digamos que
los grupos de poder estaban encabezados por un derecho hereditario familiar, en la mayoría
de los casos de tradición ganadera cuyo control del ganado les otorgaba poder material, y
poder ideológico frente a otros miembros de las poblaciones39. Toda esta información viene
dada a través del estudio de la arqueología funeraria, en este caso, de las necrópolis de
cremación.

Organizadas en sectores funerarios que obedecen a agrupamientos familiares


amplios, en ellas el acceso al espacio funerario es selectivo; con otras palabras: no está
enterrada toda la población, sólo los individuos de derecho y por ello privilegiados40.

En la mayoría de los casos, y basándome en las palabras de Diego Salvador Conejo en


el apartado de sociedad, en su obra Tierra de vetones, cabe destacar la importancia que es el
hecho de no tener tantos registros posibles sobre ambiente domésticos o de clases más

38
Moreno, E. S. (1996). Organización y desarrollo socio-políticos en la meseta occidental
prerromana: los vetones. Polis: revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad, (8). pp. 265.
39
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 67). pp. 67.
40
Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites vetonas. In
Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de Iberia. pp. 163.

16
dependientes de los pobladores que atesoraban ciertas cualidades de poder. Él entiende que el
hecho de no tener muchos restos de materiales arqueológicos de los ambientes más
desfavorecidos de la población es un handicap a la hroa de establecer una jerarquización más
certera de la sociedad vettona. De hecho añadido a todo esto, define este problema como algo
global dentro del estudio de la población de la Edad del Hierro.

Dentro de los recintos defensivos que delimitaban las murallas de los castros vivían
casi siempre altas y medias jerarquías, estas murallas, esta ventaja defensiva frente a otros
pobladores podría indicar símbolos de prestigio. Fuera del castro, en la zona, que podríamos
denominar como el extrarradio vivían gente, que en muchas ocasiones se consideran
subordinados a los habitantes de las zonas amuralladas o qué, en otros casos, podría significar
relaciones de dependencia.

En momentos plenos de la Edad del Hierro las elites vetonas se hacen más complejas
y competitivas, como muestra el recurso creciente a las armas depositadas en las tumbas, la
erección de costosos sistemas de defensa en los poblados y las primeras imágenes de
guerreros o héroes fundadores en la decoración de cerámicas y manufacturas metálicas, por
ejemplo. Ello denota un escenario de mayor coerción social y proyección ideológica (Earle
1997: 101-130). Y en paralelo, la articulación política de los territorios y una fuerte presión
sobre el espacio económico, con un peso creciente de la ganadería extensiva (vide infra
4.1)41.

Con el transcurso del tiempo se piensa que, de forma paralela al proceso de


jerarquización social que se observa en estas comunidades meseteñas prerromanas y del que
nos ocuparemos más adelante, el hospitium fue evolucionando hasta convertirse en una
relación de dependencia, -ya no tanto de una comunidad frente a otra, sino de uno o varios
individuos hacia otro-, que se ha dado en llamar clientela^^ (la que se ve obligado a
mantener el cliente hacia su patrono), siguiendo el modelo romano del patronatus. En esta
línea de asunción de formas de dependencia personales hacia un patrono o cabecilla parece
simarse la institución de los “ambacti” descrita por César para la Galia^^, la cual se
fundamenta en los lazos de fidelidad personal a im jefe, muy cercanos a la servidumbre^*. En
la Península Ibérica tendríamos un reflejo de esta práctica en el antropónimo Ambatus,
abundante en Vettonia^. Parece que habría que entenderlo, aunque la investigación no
mantiene una opinión unánime, como un indicio indirecto de clientela más fácilmente
perceptible en el contexto de la conquista romana, por la inseguridad política y la
desigualdad social.

3.2.1. ¿Esclavitud en el pueblo vetton?

El artículo de referencia que he usado para este apartado es el de Sanz, D. A. (2016).


La esclavitud entre vetones y vacceos. Estado de la cuestión y revisión crítica. Antesteria:
debates de Historia Antigua, (5), 165-181. Su visión se construye gracias a la aportación de

41
Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites vetonas. In
Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de Iberia. pp. 165.

17
gran cantidad de fuentes escritas sobre los vetones y los vacceos, y fuentes arqueológicas
expresadas, informatizadas, organizadas y cuantificadas posteriormente en artículos
académicos, que pueden plantear estudios parciales de ciertas necrópolis de ambos pueblos
proporcionando informaciones incompletas.

En primer lugar y entre otras razones, conviene advertir que los análisis realizados
sobre algunas de las más importantes necrópolis vacceo-vetonas se centran muchas veces en
determinados sectores de éstas, por lo que, al realizar estudios sobre la estructura social de
estas sociedades obtendremos una visión parcial, ante lo cual ha de actuarse con cautela de
cara a formular hipótesis y teorías42.

Esta advertencia que nos indica el autor hace referencia a varios puntos importantes
de la investigación de las necrópolis de cremación de ambos pueblos. Debido a la destrucción
de muchos restos por la aplicación del fuego sobre el cuerpo, es difícil obtener un buen
estado de conservación en muchos lugares funerarios. En otros casos y tal y cómo he
mencionado en el apartado anterior, las necrópolis se estudiaban con restos parciales de la
población, normalmente al élites o los que más ajuares, restos, elementos atesoraban en los
enterramientos o en la necrópolis de cremación. Respecto a los vacceos existen dos
enterramientos de cierto calado cómo son los enterramiento individuales de niños bajo las
viviendas y los que honraban a los guerreros que se ofrecían a sus buitres.

La conclusión a la que nos lleva el autor es, de nuevo, la complejidad a la hora de


realizar estudios en las necropolis vacceas y vettonas por falta de materiales arqeulogicos, la
dificluta de intepretación muchas veces aún teniendo ciertos hallazgos importantes y, cómo
colofón la existencia de una potencial jeraruqización de las diferentes clases en las diferente
snecorpolis estudiadas, dond el concepto de esclavitud en estos puebos queda disipado.

A pesar de todo y siempre teniendo presentes las salvedades, excepciones y


problemáticas antes expuestas, podría plantearse grosso modo entre vetones y vacceos la
existencia de lo que podrían denominarse “grupos privilegiados y no privilegiados”,
caracterizados, en líneas generales, por sendas aristocracias guerreras y ecuestres en su
cúspide que, en tanto grupo dirigente, actuarían de sostenedor y catalizador de la
comunidad. Por debajo de estas élites rectoras definidas por la presencia en sus ajuares de
panoplias completas, instrumental equino y otros elementos distintivos, se encontraría un
grupo de inferior rango que también hace uso de armas y puede entenderse comocomunidad
campesina o “ciudadanía básica”43.

4. Los ganaderos y los guerreros vettones:

Por su parte M. Salinas, haciéndose eco de consideraciones previas de M.a L.


Albertos, alude al radical vect-, con el significado de «lucha, hostilidad, guerra» en varias

42
Sanz, D. A. (2016). La esclavitud entre vetones y vacceos. Estado de la cuestión y revisión crítica.
Antesteria: debates de Historia Antigua, (5). pp. 166.
43
Sanz, D. A. (2016). La esclavitud entre vetones y vacceos. Estado de la cuestión y revisión crítica.
Antesteria: debates de Historia Antigua, (5). pp. 168.

18
lenguas celtas, para proponer «que los vettones serían así, tal vez, “los luchadores, los
hombres de la guerra”» (Salinas 2001: 38-39). Sobre el origen del término: Tovar 1976:
202, y muy recientemente, García Alonso, 2006: 91-9344.

Desde la arqueología no cabe duda, o al menos, en palabras de los académicos que


más han dedicado su trayectoria en el estudio del mundo vetton, no les cabe duda de que los
verracos45, el elemento arqueológico por antonomasia de este pueblo y uno de los, en palabras
de Álvarez-Sanchís, cuatro elementos más importantes de la cultura vettona representa la
importancia que ha tenido el ganado en su desarrollo cómo pueblo prerromano. La cantidad
de esculturas tipo verraco es realmente representativa en las zonas que limitan el territorio del
pueblo vetton. La situación geográfica y climática, la altura de los castros, espacios
geográficos donde la agricultura es más compleja de desarrollar que el ganado debido a las
situaciones de grandes desniveles y la predominancia en otras zonas de amplias dehesas
engloban una situación proclive para la dedicación a la ganadería de estos pueblos46.

Si ampliamos la información respecto a las disposición de los espacios poblacionales


podemos entender que existía cierto condicionamiento a los rebaños en las zonas no
edificadas de los poblados. La constatación en buena parte de los poblados fortificados de
áreas sin edificar que harían las funciones de encerraderos o rediles para estabular el
ganado, como ya propusiera J. Cabré a finales de los años veinte del pasado siglo; si bien no
de forma exclusiva, pues al menos en el castro de Las Cogotas el recinto inferior resulta ser
una zona dedicada también a actividades industriales habida cuenta de la existencia de un
alfar y un secadero de adobes (Álvarez-Sanchís 1999: 151-156)47.

Atendiendo a los materiales arqueológicos encontrados en muchos de los yacimientos


que se han estudiado en el ámbito vetton nos encontraríamos un enorme porcentaje de
vestigios de ganado vacuno. Según Blasco Bosqued también existen hallazgos que
corroboran la presencia de otros animales importantes como fueron el caballo y su
importancia en las élites vettonas para el transporte y el combate. Se encuentran arreos de
caballería en tumbas de gran riqueza pertenecientes a la casta de los guerreros48.

Otros de los útiles encontrados que ponen de manifiesto la importancia de la


ganadería son el hallazgo de tijeras de esquileo, cardadores, cencerros, esquilas, parrillas

44
Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites vetonas. In
Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de Iberia. pp. 169.
45
Véase Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites vetonas.
In Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de Iberia. pp. 170 -171. Una
de las creaciones más representativa de los vetones, los populares verracos, condensan
magníficamente el peso de la ganadería en sus creencias y formas de vida. Las toscas esculturas de
toros y suidos deben entenderse en un sentido laxo como hitos protectores de territorios, poblaciones
y cabañas domésticas (Álvarez-Sanchís 1994; 1999: 215-294; 2007; 2008; Sánchez-Moreno 2000b:
138-146).
46
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 343.
47
Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites vetonas. In
Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de Iberia. pp. 170.
48
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 347.

19
para el asado de carne y fusayolas y pesas para el trabajo textil de la lana entre otros
objetos49.
Podemos encontrar desde una perspectiva religiosa-sagrada un elemento de sacrificio
de los animales cómo ofrenda a los dioses. Este hecho es bien sabido en muchos de los cultos
religiosos de muchas civilizaciones y pueblos de nuestra historia pasada, y el caso vetton no
fue una excepción. Existen restos arqueológicos de santuarios a cielo abierto como el del
castro de Ulaca. Los ritos que efectuaban, de sangre, fuego y agua, eran característicos de
los pueblos ganaderos y en ellos ofrecían a sus dioses parte de sus riquezas como productos
agrarios, animales de cabaña doméstica o de caza, leche e incluso cerveza50.

La asociación de guerreros y ganadería de alguna manera queda definida por el poder


que otorgó la posesión de cabezas de ganado en ciertas élites familiares. El control de los
recursos económicos es clave para entender las relaciones de dependencia y de poder entre
las diferentes gentes que constituían el pueblo vetton, ya lo hemos mencionado en diferentes
apartados previamente. La aristocracia o las elite guerreras poseían recursos económicos y
ganaderos, y ejercían su predominancia sobre otros organizando la administración muchas
veces de los ya definidos oppidum.

El estatus social y jerárquico de esta clase guerra la encontramos materializada en los


hallazgos armamentísticos encontrados en las necrópolis vettonas. Si bien es cierto que
muchos materiales que conforman estas armas han ido desapareciendo por la acción
indefectible de la erosión o por el propio sentido crematorio de los ritos en las necrópolis,
muchas estructuras de esas armas han perdurado con el paso del tiempo y han sido claves
para poder estudiar la perspectiva guerrera en la sociedad vettona.

Ejemplos de la presencia de este tipo de material los encontramos en yacimientos


tales cómo el Castro de las Cogotas, donde se encontró un ejemplar de espada tipo Alcácer do
Sal, Raso de candeleda, donde se han encontrado puñales, lanzas o regatones, Castro de
Castillejo, donde se han encontrado felcas con forma de arpones. Los cementerios de las
Cogotas y la Osera y el Raso y El Romazal I, explorados y estudiados por el arqueólogo Juan
Cabré, también han proporcionado información a los investigadores desde esta perspectiva
armamentística-guerrera51.

Por otra parte las estelas y las pinturas rupestres que se han encontrado en diferentes
tumbas y enterramientos vettones han sido claves para poder corroborar la información
relativa a la clase guerrera vettona. Un ejemplo de ello es el yacimiento de Ojos albos en
Ávila donde vemos la presencia de guerreros armados con espadas rectas. Otro ejemplo es la
pintura del jinete armado de La Coraja en Aldeacentera 52.

49
Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital Científica
Independiente de Arqueología, (1), 43.
50
Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital Científica
Independiente de Arqueología, (1), 43.
51
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 378-379.
52
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 380-381.

20
A través de otros hallazgos de armas en diferentes yacimientos correspondientes a la
fase inicial del hierro II, comprendemos las diferentes influencias en los artesanos de armas
celtíberas y de armas iberas. Del ámbito celtibérico ya vimos que proceden las espadas tipo
aguilar de Anguita, los umbos de escudos radiado, las espadas arcébrigas y las
centroeuropeas de la Téne53.

5. Conquistas púnicas y romanas.-

Cuando nos referimos a las conquistas y a las guerras que sucedieron en el entorno de
la hispania peninsular por parte del ejército romano contra los vettones, tenemos que
entenderlo desde una óptica más amplia, en un contexto de mercenariado entre diferentes
pueblos, que incluso luchaban a favor o en contra de roma. Si elegimos como sujeto de
acción bélica al pueblo romano, encontramos en las fuentes la casi indivisibilidad muchas
veces del pueblo lusitano con el que comparten, muchas veces, un destino común en las
diferentes fases de la conquista.

Es importante también recalcar el tipo de contienda que se desarrollaba en esos


momentos, batallas que rara vez se desarrollaba en campos abiertos enfrentado dos grandes
ejércitos frente a frente, pues eso podía suponer la pérdida para roma y para los pueblos
indígenas, la pérdida de toda capacidad militar en un solo movimiento. Muchas veces la
guerra consistía en una conocida “guerra de guerrillas” donde el terreno, el desnivel, el
paisaje y las tácticas y estrategias de batalla eran claves para estos pueblos en su objetivo de
defensa de sus territorios.

Las relaciones entre los dirigentes y gobernadores romanos y los jefes militares de los
vettones, lusitanos y otros pueblos también eran clave para entender los resultados de las
batallas y de la futura conquista romana. Las tendencias violentas de Roma frente al enemigo
tuvieron que cambiar y en general muchas tácticas y estrategias empleadas beneficiaron en
nuevos acuerdos con los que poder negociar con las tribus indígenas. Esta nueva coyuntura
vino dada por el gobierno de Graco en torno al año 180 a.c. Donde las relaciones con los
indígenas fueron progresando paulatinamente, en virtud de cierto entendimiento, pactos
económicos y sociales, en un proceso de romanización sucesivo.

A partir del año 154 a.c. podemos empezar a vislumbrar las acciones bélicas contra
lusitanos y celtíberos y, de algún modo, los pueblos vettones.

Si bien es cierto que la figura de Viriato pertenece al pueblo lusitano y no al pueblo


vetton, las fuentes clásicas y la crónicas de las conquistas romanas en esos territorios, muchas
veces compartidos, se han referido en ocasiones a lusitanos y vettones indistintamente o,
siendo estos últimos parte de los ejércitos que luchaban junto a los lusitanos contra los
romanos.

53
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 384.

21
Centrándonos en el proceso de la romanización(un término que no está exento de
controversia y debate académico), sin duda marcado por todo este contexto bélico y de
relaciones políticas y militares entre los pueblos indígenas y la civilización romana, supone
cin concepto con el que de forma concreta podemos esbozar el paulatino proceso de
aculturación de los indígenas a partir de los planteamientos culturales de sus conquistadores
romanos. Un alto porcentaje de romanización supone una mejora general y considerable de
las condiciones de vida de los habitantes de los lugares conquistados.

La conquista romana se desarrolla desde diferentes puntos de vista, la romanización


en un proceso paulatino, heterogéneo, que se vale de diferentes políticas dirigidas por los
diferentes gobernadores designados en Hispania para esta misión. Son muchos los elementos
claves que resultan en la consecuente y paulatina desintegración de las identidades vettonas
en los territorios meseteños, al igual que sucede con otros pueblos indígenas. Elementos
cómo el mercenariado, la presencia de militares romanos que se relacionan con gentes de los
pueblos vettones, las nuevas reparticiones de las tierras que cambian completamente el
sentido de las jerarquías vettonas, el surgimiento del bandolerismo, de la lucha y al disputa
por recursos materiales y económicos necesarios dentro de la propia sociedad vettona debido
a las nuevas relaciones comerciales que muchas elites guerreras entablan con las propias
jefaturas romanas54.

Otro punto muy importante que Álvarez-Sanchís propone cinco razones que explican
el abandono de los oppidium por sus habitantes: vivir en una ciudad romana tenía sus
ventajas pue permitía el acceso a redes de comunicación; las ciudades tenía un potencial
demográfico y económico del que los todos los castros carecían, los romanos organizaron el
terreno según sus suelos, logrando un derrumbamiento de los vínculos clientelares indígenas
sustituidos por sistemas de relaciones, inmersas en el interés comercio, la incorporación de la
moneda que facilitaba los intercambios comerciales, aumentando la necesidad de excedentes
agrícolas para su venta55.

Y debemos tener en cuenta también la cronología de la romanización que podemos


definirla en dos etapas, la tardía romanización de la II edad del hierro perteneciente a la época
republicana y tardorrepublicana romana y la segunda romanización correspondiente a la fase
imperial de la civilización romana. Y de hecho, en este contexto es cuando presenciamos en
las fuentes escritas latinas, en las conocías de todo este proceso de romanización el concepto
de vettonia definido como la tierra que habitaban los vettones y que poco a poco se difuminó
dentro de la nueva lógica administrativa, territorial y política romana56.

Por su parte, el corónimo Vettonia, como territorio de adscripción de los vettones, es


posterior y hasta cierto punto artificial, consignándose probablemente en los últimos años

54
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 406-407.
55
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 410.
56
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 410-411.

22
del siglo I a.C. en el contexto de la reorganización administrativa llevada a cabo por
Augusto57.

Cabe destacar la situación que muchas veces desde las fuentes romanas se dió
respecto a la visión bárbara que se tuvo desde la óptica civilizada romana. Y creo que desde
un punto de vista histórico, es cierto, que se percibe cómo involución, barbarismo, y
primitivismo a sociedades que quizás no lo fuesen tanto en un sentido global o que se han
tratado así para justificar muchas veces conquistas, invasiones e incluso destrucciones de las
mismas.

6. Cultura material y religiosidad.-

Cómo punto de partida emplearé una definición de cultura material que nos acercan
de manera directa y concisa a lo que significa para el estudio de un pueblo o una cultura, en
este caso, el pueblo vetton. En cuanto a los restos arqueológicos que nos han transmitido,
éstos son numerosos: esculturas zoomórficas (verracos), cerámicas incisas y a peine,
necrópolis, castros fortificados con piedras hincadas y fosos, etc58.

La cultura material y las formas de ocupación y demarcación del espacio verificables


arqueológicamente, connotan una identidad en función de la relación cambiante que un
individuo o grupo establece con los objetos que utiliza y con los ámbitos que ocupa,
dotándolos de determinados sentidos que sólo el análisis del contexto en el que se insertan
permite restituir. El punto de partida es considerar la cultura material como lenguaje de
comunicación no verbal. O dicho de otra manera, el objeto (y determinados lugares) como
expresiones de una interacción social. Por eso mismo los grupos humanos comunican su
identidad a través de símbolos materiales a los que se otorga un sentido emblemático59.

En sentido amplio son tres los elementos de la cultura material que de alguna manera
indican o sirven de símbolos identitarios respecto a la Edad del Hierro a la que pertenece el
pueblo vetton cronológicamente.

El primero de ellos son las cerámicas de estilo peine. Las producciones cerámicas con
decoración incisa “a peine” son altamente representativas del territorio vetón (Hernández,
1981, Álvarez-Sanchís, 1999: 198-202, Sánchez-Moreno, 2000a: 110-113), aunque no
exclusivas pues desde el siglo VI a.C. se documentan en el valle central del Duero y re-
giones próximas: los posteriores territorios vacceo, astur, arévaco y carpetano, además del
vetón (Gar- cía-Soto y de la Rosa, 1990, Delibes et al., 1995: 112-113, Sanz, 1999). (...) Así,

57
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). pp. 73.
58
Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital Científica
Independiente de Arqueología, (1), 41.
59
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). pp. 69.

23
los moti- vos exclusivamente incisos (particularmente con la representación de cesterías
formadas por bandas de rombos) son predominantes en los yacimientos vetones, mientras
que los de carácter mixto com- binando incisión e impresión (con temas más sen- cillos en
espiguilla y línea de puntos) tienen mayor representación en los ámbitos vacceo y arévaco60.
Uno de los yacimientos donde se han encontrado ejemplares de cerámicas con estilo al peine
es en el poblado de los Castillejos de Sanchorreja. También son importantes los ejemplares
cerámicos de los yacimientos de El-Berrueco-Las Paredejas y Mesa de Miranda donde la
artesanía manual destaca en muchas de las piezas, siendo en éste último yacimiento 5.000 el
número de piezas encontradas en sepulturas, túmulos y urnas61.

Las segundas son las manufacturas metálicas: los recipientes de bronce. Junto a los
estilos decorativos, el predominio de determinadas manufacturas de elaboración a veces
costosa y empleadas en contextos específicos, también anunciaría patrones de identidad en
sus usuarios. Un ejemplo en este sentido es el de los recipientes de bronce, muy
representativos de las necrópolis vetonas de Sanchorreja, La Osera y Pajares. En las tres
abundan calderos y los objetos que solemos llamar “braserillos”, que también se han
definido como pátenas, aguamaniles o calde- rillos con asas (Cuadrado, 1966,
González-Tablas et al., 1991-92, Caldentey et al., 1996, Ruiz de Arbulo, 1996, Celestino,
1999: 78-79, 102-104).

Por último la importancia de las esculturas de piedra denominadas como verracos


como piedra angular en la cultura material del pueblo vetton es, como ya hemos visto, una
certeza que no crea debate. Su importancia en la ganadería en la división espacial-territorial y
en su manifestación sagrada atesora uno de los elementos más definitorios

De momento, ya nos parece interesante constatar que una parte considerable de estas
esculturas carece de un contexto arqueológico preciso, más de un 70% se localiza a
2000/4000 m. de distancia de los poblados y el 90% en suelos metamórficos de
aprovechamiento ganadero62. Relativo a proceso y realización de los verracos cabe destacar
cierta información al respecto:

(...) No hay que olvidar que la labra de un gran toro de más de dos metros de largo y
varias tone- ladas de peso - al menos cinco o seis - exigiría el concur- so de varios artesanos,
especialmente para voltear el blo- que mediante palancas y realizar el alzado de la escultura.
Por otra parte, el tiempo empleado en la realización de una escultura de las grandes debió
ser de bastantes jornadas de trabajo de sol a sol. Eso significa que, de alguna manera, los
canteros-escultores disponían de tiempo y debieron estar a disposición de las élites
residentes en los oppida. La habilidad para el trabajo del granito, el manejo de herra-
mientas específicas y la capacidad de visualización tridi- mensional del proceso de labra, no

60
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). pp. 69.
61
Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital Científica
Independiente de Arqueología, (1), 47.
62
Álvarez-Sanchís, J. (2019). Los vettones: arqueología de un pueblo protohistórico. pp. 258.

24
debió estar al alcance de cualquiera y en consecuencia parece muy plausible el carácter de
especialistas de los artesanos-escultores63.

En definitiva, de la observación de estos elementos cabe concluir que la relación entre


repertorios materiales, sus usos funcionales y simbólicos y la construcción de identidades
colectivas, es una interesante vía en la que hay que seguir profundizando64.

Nuestro último punto responde al ámbito religioso y funerario. Es relativo enunciar


las palabras de Eduardo Sánchez Moreno, en su artículo, Aproximación a la religión de los
vettones, dioses, ritos y santuarios, la dificultad que encuentra la disciplina de la historia, la
arqueología y la prehistoria a al hora de estudiar la religiosidad en el ámbito histórico. El
entiende que hay pocos trabajos verdaderamente serios referentes al tema religioso vetton. La
epigrafía es una disciplina valedora para conseguir obtener información pero, de algún modo,
presenta también ciertas problemáticas a al hroa de abordar su estudio, muchas veces,
influenciado por la escritura y el lenguaje latino.

En la península encontramos más de 200 nombres de dioses, la gran mayoría


atestiguado en zonas galaico-portuguesas que a veces se han nombrado tan sólo en alguna
ocasión, pero esta realidad nos define sin lugar a dudas un horizonte politesista en el ámbito
de la religión. La romanización también juega un papel importante en su aculturación de las
demás religiones de los pueblos indígenas que se van difuminando a través de su cultura.

Lo que tenemos que tener claro son los elementos piramidales dentro de las culturas
de los pueblos prerromanos, la importancia de los lugares de culto para la comunicación entre
los hombres y los dioses. En la cultura vettona son dos los lugares que definen a la perfección
esa realidad: el yacimiento del oppidum de Ulaca, en Solosancho, Ávila. Podemos encontrar
un altar de sacrificios donde tienen lugar los rituales sagrados de sacrificio en muchos
casos65. En el centro del oppidum encontramos una zona tallada sobre un gran canchal
rodeado de bancos labrados a los lados, lugar al que se le atribuye un carácter religioso termal
en relación a los baños iniciáticos de los jóvenes guerreros.

En cuanto a los diferentes ritos religiosos y principales divinidades, tenemos


conocimiento general de la hispania indoeuropea respecto a esta cuestión. Sabemos que los
dos principales dioses son Ataecina y Vaelicus, que además encontramos divinidades
tutelares o protectoras de grupo humanos o que responden a cultos familiares. Otros de los
ritos importantes es el del culto al agua, el culto a los animales y al exposición de cadáveres,
cadáveres de guerreros caídos ofrendados a los buitres (especialmente en las culturas celtas),
importante también son los baños iniciáticos, como acabamos de ver y los diferentes
sacerdotes que se llevaban a cabo. sobre todo lo dispuesto, y tal y cómo explicaba en la

63
2008, Arqueología Vettona. La Meseta Occidental en la Edad del Hierro (J. Álvarez-Sanchís, ed.),
Zona Arqueológica 12, Museo Arqueológico Regional, Madrid. pp. 217.
64
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). pp. 73.
65
Moreno, E. S. (1997). Aproximación a la religión de los vetones: dioses, ritos y santuarios. Studia
Zamorensia, (4), 131.

25
introducción sobre este punto del apartado, la información muchas veces es difusa, escasa y
controvertida.

Por último y en referencia a las necrópolis y a su estructura e importancia en los


rituales, y las cuestiones funerarias y religiosas del pueblo vetton, cabe recordar lo siguiente:

En las necrópolis vetonas clásicas se distinguen enterramientos de carácter singular


por su ajuar y tipología funeraria. Tumbas de mayor riqueza que incluyen panoplias
guerreras, arreos de caballo y bienes suntuarios; éstas suelen ocupar posiciones centrales en
la organización interna de los sectores funerarios, y al menos en La Osera y El Raso se
monumentalizan con estructuras tumulares y empedrados en torno a los cuales se distribuyen
el resto de enterramientos, denunciando esta disposición post mortem rela- ciones de
dependencia familiar y social (Baquedano 2001; 2007; Baquedano y Martín Escorza 2001;
Fernández Gómez 1997)66.

7. Conclusión.-

Sin duda el estudio del pueblo vetton no está alejado de controversias y de


dificultades dentro de los marcos de estudio arqueológico y literario. La conclusión que
alcanzó tras el desarrollo del trabajo es que el concepto vetton es un término que lo hemos
construido desde una perspectiva histórica y presente. Nunca podremos saber el sentimiento
de pertenencia o no a una comunidad o un pueblo llamado vetton por parte de los que desde
el estudio reciente basado en las fuentes prehistóricas e históricas a través de las cuales
hemos definido este término. El estudio de los yacimientos y la cultura material en las zonas
de incidencia del pueblo vetton si que identifican ciertos rasgos, identidades, poblaciones,
organización de las gentes que componen estos territorios junto con sus edificaciones y todos
los elementos de tipo funerario, armansteisco y cerámico presentes en necrópolis y poblados.
Es factible hablar de una población que habitó en la península ibérica llamada vettonia, que
se celtificó, que se romanizó y acabó por difuminarse en el nuevo modus operandi romano.

Destacar los verracos y los oppidium como dos de los elementos transversales de esta
cultura que tan importante ha sido en un espacio geográfico que comparto con mis propios
antecesores.

Sin duda, a título personal, la forma que tengo ahora de ver el camino que me lleva
desde Aranjuez, la localizada en la que resido, hasta Sorihuela, el lugar de procedencia de mi
familia paterna, engloba una travesía de historia vettona clara y rotunda, y ese conocimiento
histórico es algo que enriquecerá mi forma de ver y entender el paisaje y lo que allí sucedió.

8. Bibliografía.-

Libros:
66
Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites vetonas. In
Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de Iberia. pp. 166.

26
❖ Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones.
❖ Manglano Valcárcel, G. R. (2018). Los verracos vettones: Orígenes, litologías,
entronque popular, procedencia y dispersión natural en el territorio español.
❖ Salinas de Frías, M (2001). Los vettones. Indigenismo y romanización en el
Occidente de la Meseta.

Artículos:
❖ Álvarez-Sanchís, J. (2019). Los vettones: arqueología de un pueblo protohistórico.
Ene, 11, 46.
❖ Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital
Científica Independiente de Arqueología, (1).
❖ Leal, C. M. M. (2014). El cuchillo afalcatado. Análisis tipológico y funcional de los
cuchillos de los yacimientos abulenses durante la II Edad del Hierro. Investigaciones
Arqueológicas en el valle del Duero. Del Paleolítico a la Antigüedad Tardía: actas de
las III Jornadas de Jóvenes Investigadores del Valle del Duero Salamanca 20, 21 y 22
de noviembre de 2013 (pp. 135-150). Glyphos.
❖ Moreno, E. S. (1996). Organización y desarrollo socio-políticos en la meseta
occidental prerromana: los vetones. Polis: revista de ideas y formas políticas de la
Antigüedad, (8), 247-273.
❖ Moreno, E. S. (1997). Aproximación a la religión de los vetones: dioses, ritos y
santuarios. Studia Zamorensia, (4),
❖ Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites
vetonas. In Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de
Iberia.
❖ Nicolás, D. S., & Leal, C. M. M. (2014). ¿ Guerreros o bandoleros? Las formas de
combate de los pueblos de la Meseta Occidental a partir del armamento de los
yacimientos abulenses (ss. VI aC). Investigaciones Arqueológicas en el valle del
Duero (pp. 241-256)
❖ Sanz, D. A. (2016). La esclavitud entre vetones y vacceos. Estado de la cuestión y
revisión crítica. Antesteria: debates de Historia Antigua, (5), 165-181.
❖ Sánchez Moreno, E. (1998). De ganados, movimientos y contactos. Revisando la
cuestión trashumante en la Protohistoria hispana: la meseta occidental. Studia
historica. Historia antigua.
❖ Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana.
Lusitanos y vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira
Baixa-Alto Alentejo-Cáceres, Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). Glyphos.
❖ Zapatero, G. R., & Sanchís, J. R. Á. (2008). Los verracos y los vettones. Zona
arqueológica, (12), 214-231.

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