García García Guillermo - Losvettones PDF
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CURSO 2022/2023
50484465V
7. Conclusión.
8. Bibliografía.
1
1. Introducción.-
Consideración inicial:
Antes de comenzar con la exposición del índice del trabajo y el desarrollo previo de
cada uno de los apartados considero necesario realizar ciertas aclaraciones respecto al por qué
de mi elección del objeto de estudio de este pueblo prerromano. La razón se aleja de
postulados científicos y académicos pero comprendo que pueden ayudar a contextualizar mis
motivaciones respecto al tema.
De pequeño siempre he veraneado con mis padres, mis tíos y mis primos en
Sorihuela, pueblo natal de mi padre y de mi tía. En esta pequeña localidad salmantina
teníamos como rutina realizar numerosas rutas por los alrededores, la localidad en cuestión se
encuentra entre las fronteras de las provincias de Cáceres, Ávila y Salamanca. Muchas de las
edificaciones y las casas que se empezaron a construir en los años 2000 ocultaban algunas
señales y símbolos en diferentes rocas de granito, muy abundante en esta zona. Mi tío
siempre tenía la teoría de que existía un origen celtíbero en la zona, aunque por lo que yo
recordaba de conocimiento del medio del colegio, el asunto celta me llevaba a lugares más
septentrionales del mapa. Esa duda siempre configuró una especie de nebulosa en mi cabeza.
Años después en Bachillerato escuché algo relacionado con un pueblo de origen bárbaro, el
pueblo vetón. Existían ciertos restos de dichos pobladores por zonas muy cercanas a
Sorihuela, de hecho, uno de los montes más cercanos, el Berrueco, parecía albergar restos de
estas poblaciones. No deja de ser el posible origen de mi descendencia y siempre me ha
llamado la atención mi conexión con la naturaleza, las montañas, las puestas de sol, la fauna
y la flora de Sorihuela. En el momento en el que tuve que elegir un tema para esta asignatura
no había nada que me motivase de una manera clara, pero recordando estas vivencias
descubrí que quizás volcarse en este pueblo, conocerlo de manera general e incluso
acercarme a una pequeña reflexión final podría constituir un trabajo sólido y motivador.
Una segunda consideración es la referida al término vetón o vetton con dos tes. En el
trabajo que dispongo a desarrollar emplearé la segunda acepción de la palabra,pues es la que
más he visto empleada tanto en la fuente principal cómo en los demás elementos de la
bibliografía.
Como punto de partida del análisis de los vettones que hemos de tener en cuenta es la
suma importancia de los vestigios arqueológicos a la hora de entender el origen y el
desarrollo de estas poblaciones prerromanas. No existe pues ningún texto que atestigua cómo
se desarrolló este pueblo en nuestra península1.
1
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. 27
2
Poco sabemos de su etimología y origen. Parece derivar de un término
paleohispánico indoeuropeo, acaso precelta o lusitano como sugiere J. Untermann (1992:
29-32, cfr. García Alonso, 2006: 91-93), reelaborado en su transcripción greco-latina.
Significaría ello que estamos ante un elemento endógeno y por tanto con alguna connotación
identitaria, que sin embargo desconocemos en su significado y aplicación originarias,
alusivo a las gentes reconocidas luego como vettones2.
El pueblo vetton es una de las poblaciones prerromanas que habitaron parte de las
zonas occidentales de la Península Ibérica. Concretamente estas gentes habitaban el corazón
de la Meseta occidental, esto es, el territorio que hoy abarcan las provincias de Ávila,
Salamanca, el sur de Zamora, el oeste de Toledo y el norte de Cáceres, compartieron una
serie de rasgos culturales -lengua, costumbres, organización social y económica, elementos
materiales y muy posiblemente también ideas y creencias- hasta el punto de que esa identidad
fue posteriormente reconocida por los escritores griegos y romanos como la Vettonia o región
de los pueblos vettones3.
Su origen nos acerca a la cultura de Cogotas I del Bronce Medio-final a través del
estudio de su cultura material, más concretamente las cerámicas4. Parece que su origen recae
sobre las poblaciones protocélticas en los inicios de la Edad del Bronce, los llamados Campos
de Urnas de origen céltico. Son los historiadores griegos y romanos los que nos mencionan en
sus textos la existencia de estas poblaciones. Su sedentarización responderá a ciertos
vestigios amurallados en lugares elevados donde sus dinámicas sociales se irán viendo
progresivamente sinterizadas.
¿Pero cuando se puede hablar de los vettones? Diego Salvador Conejo en su obra
Tierra de Vettones alude al historiador Sebastián Celestino para responder a dicha cuestión
que el mismo autor plantea. Sólo se puede hablar de vettones propiamente dichos a partir del
siglo III a.C. Celestino opina que sí, que ya se les puede denominar vettonees en la primera
Edad del Hierro sin temor a confusión, ya que de no ser así, se debería producir un cambio
demasiado profundo que justificara el paso de la Edad de Hierro I a la II. En fechas cercanas
a los siglos VI-V a.c. Nos encontramos evidencias materiales, lugares amurallados, tumbas
con ajuares y la presencia de armas5.
2
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). pp. 75.
3
Zapatero, G. R., & Sanchís, J. R. Á. (2008). Los verracos y los vettones. Zona arqueológica, (12),
215.
4
Sanchís, J. R. Á (1999). Los Vettones (1ed). 37-61.
5
Ibidem. 38.
3
Respecto al etnónimo, es decir, como nombre propio de una agrupación étnica o de
una tribu o pueblo, Diego Salvador Conejo elude a diferentes fuentes (clásicas y
contemporáneas) a través de las cuales resumen en varias frases su definición:
Esas fuentes empleadas corresponden a escritores clásicos como Tito livio, Estrabón,
Posidonio, etc…Autores que han estudiado a fondo la cuestión vettona también ofrecen gran
información contrastada sobre el origen de este pueblo: Álvarez-Sanchís, J.Gómez Pantoja o
García Alonso.
Uno de los grandes puntos importantes que se asocian a este pueblo al margen de sus
estructuras protourbanas es la importancia de la ganadería y su organización social, política y
económica que más adelante desarrollaremos en los sucesivos puntos del trabajo.
6
ibidem. 43.
7
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. 15.
4
sentimientos que es lo que hizo que estos romanos lo definieron como la región de los
pueblos vettones8.
“Con éstos estaban además de los ejércitos latinos, el ardoroso astur, los ligeros
vetones y los celtas, evadidos del antiguo pueblo galo y que mezclan su nombre con el de los
iberos9.”
Las gentes que habitaban el corazón de la Meseta occidental, esto es, el territorio que
hoy abarcan las provincias de Ávila, Salamanca, el sur de Zamora, el oeste de Toledo y el
norte de Cáceres, compartieron una serie de rasgos culturales -lengua, costumbres,
organización social y económica, elementos materiales y muy posiblemente también ideas y
creencias- hasta el punto de que esa identidad fue posteriormente reconocida por los
escritores griegos y romanos como la Vettonia o región de los pueblos vettones10.
Aún la información recogida sobre su ubicación exacta, no estaría del todo clara su
delimitación respecto a uno de los pueblos pre-ibéricos y pre-celtas en los que encuentra
cierta relación (ya lo explicaremos de manera más desarrollada en el siguiente punto) los
lusitanos. Al comparar el espacio del pueblo vetton con el pueblo lusitano, no encontramos
certezas claras de sus delimitaciones.
Los límites entre lusitanos y vettones no están exentos de problemas (Osório 2009;
Martín Bravo 2009; Santos 2009; etc.), a pesar de la información proporcionada por los
datos arqueológicos, principalmente las esculturas zoomorfas —los conocidos verracos— y
la cerámica con decoración a peine (Álvarez-Sanchís 1999: 142 s., figs. 143-144; Ruiz
Zapatero y Álvarez-Sanchís 2002: 270, figs. 4, 5 y 7; Álvarez-Sanchís 2004a), que sirven
como elementos delimitadores de la identidad étnica vettona, o por la teonimia (Olivares
2000-2001; 2001; 2006; 2007a), que como veremos contribuye a delimitar ambos territorios
(vid., en contra, Guerra 2010: nota 17).
8
Diputación provincial de Cáceres (5 de septiembre de 2019). Jornada Técnica Los Vetones -
CONFERENCIA 1 [Archivo de vídeo].Youtube.
https://www.youtube.com/watch?v=xUmMNkLVVME&t=275s
9
Lucano, M. A. (1974). La farsalia (Vol. 2). Editorial CSIC-CSIC Press.
10
2008, Arqueología Vettona. La Meseta Occidental en la Edad del Hierro (J. Álvarez-Sanchís, ed.),
Zona Arqueológica 12, Museo Arqueológico Regional, Madrid. pp. 215.
5
Podemos tomar la fecha de 1876 como el indicio de la primera etapa del estudio sobre
los vettones, al producirse ese año el descubrimiento y las primeras exploraciones
arqueológicas en los yacimientos abulenses de Las Cogotas y El Castillo. (...) el primer
planteamiento científico sobre arqueología en la Meseta occidental se debe a Gómez Moreno,
al que se encomendó la tarea de elaborar el catálogo Monumental de cada provincia,
incicnódnola por la de Ávila y siguiendo con las de Salamanca, Zamora y León, entre 1901 y
1907.
El proceso de aculturación céltico tiene más trascendencia cultural que los grandes
movimientos étnicos. Pero además cada región tenía un diferente grado de celtización
cuando roma asomó por estas tierras. Los vettones están más celtizados que los luistanos,
donde perviven en mayor característica. protocélticas, procedentes del bronce atlántico11.
11
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 64
12
Sánchez Moreno, E. (1995). El origen de los vetones en la historiografía española del siglo XX :
¿implantación o formación?. Espacio Tiempo Y Forma. Serie II, Historia Antigua, (8). pp. 481
6
de los vetones celtas, desde el s.VI en adelante; y Cogotas III, cultura posthallstáttica
vaccea, protagonizada por los vacceos que procedentes de la última oleada de celtas
belgas someten a los vetones y se extienden sobre parte de su antiguo territorio en
el s.lll a.C. (BOSCH GIMPERA, 1942,53, 62-63)13.
En primer lugar, por obvio que parezca, si los autores greco-latinos hablan de
vetones, vacceos, arévacos o berones, pongamos por caso, no lo hacen gramitamente, y sí
debieron contar con criterios más o menos determinantes (si bien es cierto que a nosostros se
nos escapan) para distinguir irnos pueblos de otros y saber cuándo se reñeren a irnos y
cuándo a otros. Además tales emónimos parecen ser creaciones locales, en cuanto
auto-denominaciones indígenas (definición endoétnica), tal y como demuestra su estudio
lingüístico15.
La cultura vettona parece ser una especie de revoltijo del vetusto Bronce Atlántico, la
cultura de los Campos de Urnas, la cultura celtibérica, y todo este caldo primigenio
aderezado con cálidos influjos orientalizantes16.
13
Íbid
14
Íbid
15
Moreno, E. S. (1996). Organización y desarrollo socio-políticos en la meseta occidental
prerromana: los vetones. Polis: revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad, (8). pp. 260.
16
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 64
7
El siguiente mapa nos clarifica en mayor medida esta enorme, permítase la palabra,
“amalgama” de diferentes pueblos en la península en la antigua Iberia. Pertenece al trabajo
realizado por Bosh Gimpera
de su obra El poblamiento
antiguo y la formación de los
pueblos de España de 1944.
Si focalizamos nuestro
estudio en las fuentes escritas
y observamos con atención la
ubicación de los vettones en el
mapa dentro de la influencia
lusitana, entendemos también
que éstos podían ser, de algún
modo, una subcomunidad
asociada a los lusitanos
pueblos reconocidos como
pre-ibéricos y pre-célticos,
indígenas, anteriores a la
influencia de estas culturas.
Aunque los lusitanos no son reconocidos por las fuentes literarias como un pueblo
céltico, y la celticidad de la llamada lengua lusitana resulta, como veremos, controvertida, se
detecta una fuerte presencia celta en todo este territorio, siendo un buen ejemplo la
toponimia de la zona (vid. infra). Los lusitani englobarían diversas entidades menores
(Alarcão 2001: 295), y es posible que, coyunturalmente, el término englobara a otros pueblos
como los célticos (Pérez Vilatela 2000: 73) o los vettones (Salinas 2001: 19; Santos 2009:
183)18.
8
En relación con la presencia de celtíberos en este territorio del occidente peninsular,
atribuido tradicionalmente a vettones y lusitanos (Rodríguez 1995: 117 ss.; Álvarez- Sanchís
1999: fig. 144; Martín Bravo 1999: 259; Sánchez Moreno 2000: 174 s.; Salinas 2001: 47 ss.)
cabría relacionar, posiblemente, el hallazgo de piezas celtibéricas, como algún puñal
biglobular o ciertos modelos de fíbulas, en diferentes castros y necrópolis de la Alta
Extremadura (Martín Bravo 1999: 223 s., 227 s., 256, fig. 99) y el Suroeste, o tesoros como
el de Monsanto da Beira (Fig. 6,A) (Castelo Branco), que incluía, al parecer, una pátera
argéntea con la formula onomástica habitual en lengua celtibérica (Gomes y Beirão 1988;
Untermann 1990: 352 s.; 1997: [K.0.1] 538), así como otras dos páteras y un pequeño vaso
globular, conjunto que cabría interpretar como una muestra más de la expansión celtibérica
hacia Occidente (Lorrio 1997: 366), aunque no pueda descartarse su vinculación con
posibles botines relacionados con las Guerras Lusitanas19.
La realidad que las fuentes greco-romanas nos transmitieron como vetones para los
últimos siglos antes de nuestra era no debe ser aprehendida como una cultura y un pueblo de
origen foráneo, instaurado a inicios de la Segunda Edad del Hierro, sino que responde más
bien al resultado de un complejo proceso de acrisolamiento iniciado con seguridad al menos
desde el Bronce Final, potenciado y conformado en el transcurso de los siglos posteriores del
primer milenio a.C. Surge por tanto, debido en parte al carácter de vía de comunicación y
transmisión que posee este territorio'', de la interacción de un sustrato local del Bronce
Medio con una serie de variados aportes culturales, atlánticos, orientalizantes del
Mediterráneo, indoeuropeos —entendidos estos últimos como un lento y complejo fluir de
elementos de remota filiación continental, difíciles de precisar y definir, evolucionados y
transformados con los siglos (SAYAS/LÓPEZ MELERO, 1991, 94, 101; SAYAS, 1993, 197), y
no como entrada de oleadas invasionistas— , y más tardíamente ibero-turdetanos,
celtibéricos y lusitanos, que a fuerza de matizar, transformar y caracterizar un proceso de
desarrollo histórico, configuran una base cultural que sólo muchos siglos después podremos
corroborar como identidad vetona20.
De alguna manera lo que debe quedar clara son las dos posibles visiones del origen
del pueblo vetton, un origen pre-céltico, indígenas, originarios de una oleada de pueblos
indoeuropeos que, tras un proceso de repliegue en la sierras por la llegada de otros pueblos
celtas posteriores habrían originado la cultura de cogotas I. Por otro lado otro enfoque de su
origen nos sugiere que su origen es celta desde el primer momento, y atravesaron la península
por los pirineos y se instauraron en las zonas de ávila, Salamanca y Segovia paulatinamente
19
Ibidem. pp. 68.
20
Moreno, E. S. (1996). Organización y desarrollo socio-políticos en la meseta occidental
prerromana: los vetones. Polis: revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad, (8). pp. 495.
9
atendiendo una cronología entre los siglos VIII y VI a.c. Y serían artífices de la cultura de
los cogotas II21.
La mayoría son testimonios de una remota lengua, de raíz indoeuropea, cuyo léxico
es prácticamente desconocido y por ello su etimología22.
21
Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital Científica
Independiente de Arqueología, (1), 42.
22
Moreno, E. S. (1996). Organización y desarrollo socio-políticos en la meseta occidental
prerromana: los vetones. Polis: revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad, (8), pp.
260-261.
23
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 46.
24
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 47.
10
Lo que es evidente es que la lengua vettona ha evolucionado a caballo entre las
antiguas estirpes de lenguas indoeuropeas que fueron pre-célticas, el lusitano, por ejemplo y
la evolución desarrollada en el proceso del lenguaje tras el proceso de celtización que sufre
gran parte de la península ibérica y en mayor medida el pueblo vetton.
M-.L. Albertos Firmat (1975), y de la amplia escuela de lingüistas que creó, que llega
hasta nuestros días con la teoría de F. Villar, que detecta tres estirpes lingüísticas
indoeuropeas: 1) el Antiguo europeo (alteuropáisch) anterior al I milenio a.C. del que sólo
nos quedan algunos restos en la toponimia e hidronimia, 2) el Lusitano, indo- europeo
pre-céltico con arcaicas formas en /p/inicial que se da entre vac- ceos, vetónos y lusitanos, y
3) el Celtibérico con rasgos ya más conocidos y abundantes (-briga, -dum/dunum)
introducidos a través de los pasos pirenaicos en los ss. VIII-VII a.C. (VILLAR, 1991,
441-464)25.
Gracias a la enorme información que se obtuvo en las década de los 30 hasta la de los
60, en las primeras excavaciones arqueológicas llevadas a cabo bajo la dirección de Juan
Cabré, se creó una base de estudio mejor explicada y más organizada respecto a los diferentes
elementos que aunaban estas comunidades bajó el término de pueblos vettones. En este punto
podemos concentrar en un solo párrafo los elementos claves de el pueblo vetton.
Creo que una de las preguntas que, cómo estudiante de historia siempre me ha surgido
en este tipo de explicaciones es la de si verdaderamente estos pueblos eran conscientes de ser
25
Sánchez Moreno, E. (1995). El origen de los vetones en la historiografía española del siglo XX :
¿implantación o formación?. Espacio Tiempo Y Forma. Serie II, Historia Antigua, (8). pp. 484.
26
Diputación provincial de Cáceres (5 de septiembre de 2019). Jornada Técnica Los Vetones -
CONFERENCIA 1 [Archivo de vídeo].Youtube.
https://www.youtube.com/watch?v=xUmMNkLVVME&t=275s
11
o de pertenecer a un grupo, de tener las fronteras totalmente delimitadas, de tener clara la
diferenciación con otros pobladores, etc…Sin que la ideología del nacionalismo surgiera aún
en el concepto racional humano, ¿era suficiente la lengua y las raíces para sentir esa
pertenencia?, ¿Existía una lengua común en cada pequeña subcultura que la arqueología y las
fuente escritas grecolatinas intentan esbozar? De hecho este concepto es bastante mencionado
por muchos historiadores sobre todo cuando intentando simplificar las delimitaciones
territoriales, los nuevos estudios arqueológicos apuntan a pruebas y hallazgos muchísimo más
numerosos que complejizan la pulsión por simplificar los límites de las diferentes subculturas
de la península dentro de estas cronologías.
Podemos estudiar la cuestión del territorio vetton empleando las fuentes escritas
grecolatinas desde el siglo II a.C. sobre todo gracias a la valiosa información que se obtiene
debido al comienzo de la conquista por la civilización romana de la meseta peninsular. Previo
a estas situaciones históricas, los datos de la organización del territorio las podemos obtener
del estudio arqueológico de los diferentes yacimientos que coinciden en espacio y tiempo y
lugar con lo citado en los textos. De alguna manera hemos dejado bastante detallado el
espacio físico y sus límites en el primer apartado del trabajo. Con el fin de añadir nueva
información empleamos la fuente bibliográfica piramidal empleada para desarrollar éste.
Sus tierras incluyeron desde el límite septentrional en el río Duero hasta las sierras
extremeñas de Guadalupe del sur. El río Tajo vertebra su territorio, como hace con la tierra
de los carpetanos, sus primos y compañeros en el sustantivo/adjetivo carpetovetónico, de
recio y rancio significado. El río Duero separaba a vettones de vacceos, astures y celtíberos
arévacos. El río Cà , ya en Portugal, señalaría el límite occidental, y la céntrica sierra de
Guadarrama entre las actuales provincia de Madrid y Ávila, el confín oriental de la tierra de
los vettones fijada en el río Coa27.
27
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 111.
28
Íbidem. pp. 112.
12
en ciertos yacimientos cómo el del castro de El Freíllo, podemos saber que en ese momento
se encontraban allí fresnos, alisos y pinos y que en diversas zonas del territorio vetton
relativos a zonas de las cuencas de los ríos, cómo pudo ser la del río Duero, se podían
encontrar pinos, nogales, castaños, pequeños hayedos y bosques de ribera. Relativo a la
Fauna podíamos encontrar bastante más variedad que la que existe en nuestro días: ciervos,
caballos salvajes, lobos, corcos, castores, linces, uros u osos entre otros29.
En cuanto a las funciones de los castros dentro de las sociedades de La Téne Final, se
ha supuesto que fueron centros de organización política (Crumley 1974;Nash 1976), centros
industriales con ocupación especializada (Henderson 1991; Haselgrove 1995) y centros
comerciales (Alexander 1972; Frey 1984; Wells 1984). Siempre se ha asumido que estos
asentamientos tenían unos rasgos comunes y uniformes. Pero como muy bien ha señalado
Woolf (1993), los oppida no constituyen una categoría analítica útil ya que difieren en
tamaño, forma, función y cronología32.
29
Íbidem. pp. 330.
30
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 125.
31
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 125.
32
Álvarez-Sanchís, J. (2019). Los vettones: arqueología de un pueblo protohistórico. pp. 226.
13
Para Almagro-Gorbea el castro es un poblado situado en lugar de fácil defensa
reforzada con murallas, muros extemos cerrados y/o accidentes naturales, que defiende en su
interior una pluralidad de viviendas de tipo familiar y que controla una unidad elemental de
territorio, con una organización social escasamente compleja y jerarquizada. Los caseros,
desde el Bronce Final y durante buena parte de la Edad del Hierro, representan el tipo de
asentamiento distintivo de la Hispania indoeuropea33.
En definitiva lo que los autores han ido evidenciando gracias a los estudios
arqueológicos de diferentes yacimientos vettones es que existe un proceso, podríamos decir,
evolutivo o tecnológico entre los castros y los oppida. Hay un proceso de mejora, de
expansión de las primeras fortificaciones en forma de castros hasta los oppidas y en gran
medida responde por un lado a factores tecnológicos agrícolas (nuevas herramientas, nuevas
técnicas) que a su vez provocan aumentos de población, de producción y, por ende, de
protección y de reorganización o readministrción de los recursos en la sociedad; y por otro
33
Moreno, E. S. (1996). Organización y desarrollo socio-políticos en la meseta occidental
prerromana: los vetones. Polis: revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad, (8). pp. 265.
34
Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital Científica
Independiente de Arqueología, (1), 43.
14
lado a la presencia de las amenazas que supusieron las tropas romanas en su proceso de
conquista de la península ibérica.
Y como es bien sabido, a finales de la Edad del Hierro, coincidiendo con el avance de
púnicos y romanos por el interior peninsular, algunos castros se convierten en lugares
centrales u oppida, esto es, en núcleos urbanos mayores dotados de sólidas defensas y con
poblaciones que supe- rarían el millar de personas. Los oppida abulenses de Ulaca
(Solosancho), Mesa de Miranda (Chamartín de la Sierra) o El Raso (Candelada), con
superficies comprendidas entre 20-60 ha., representan los mejores ejemplos
(Álvarez-Sanchís, 1999: 111-168, Gon- zález-Tablas, 2001) (Fig.2-3)35.
En lo relativo al oppidio de la Ulaca, Sabemos a ciencia cierta que entre 1914 y 1915
el castro abulense de Ulaca es visitado por Pierre Paris, Raymond Lantier y el Abate Breuil,
levantando los dos últimos el plano de sus murallas, que publican con posterioridad
(1930)3637.
35
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). pp. 66.
36
Álvarez-Sanchís, J. (2019). Los vettones: arqueología de un pueblo protohistórico. pp. 20.
37
Incluyo en este documento ciertas definiciones teóricas del Castro de la Ulaca, y entiendo
necesario eliminar el apartado 3.1.1. A pie de campo: visita al yacimiento vetton del Castro de la
Ulaca, debido a la imposibilidad de haber podido realizar un trabajo a pie de campo, tal y cómo había
estipulado en la primera parte del trabajo.
15
del oppidum, cual era su función, cómo eran sus dimensiones exactas y en qué situación
espacial se encontraba respeto a los restos que se han podido encontrar.
Los castros u oppidum eran los núcleos alrededor de los cuales se administraban los
diferentes poblados, y en función del tamaño de estos se conformaba la organización
territorial de los pueblos vettones.
Nace así el oppidum como un centro territorial jerarquizado en la Segunda Edad del
Hierro, resultado del proceso de desarrollo urbano protohistórico iniciado con los castros.
En este sentido define Almagro-Gorbea el oppidum como una población fortificada, por ello
generalmente simada en alto, de tamaño relativamente grande, aunque puede ser inferior a
10 ha., en algunos casos, pero siempre destacando sobre los demás de su entorno, pues lo
esencial es que controla un territorio amplio y jerarquizado, del cual es el centro político
administrativo^^ y, por lo tanto, la sede de los órganos e instituciones del poder38.
38
Moreno, E. S. (1996). Organización y desarrollo socio-políticos en la meseta occidental
prerromana: los vetones. Polis: revista de ideas y formas políticas de la Antigüedad, (8). pp. 265.
39
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 67). pp. 67.
40
Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites vetonas. In
Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de Iberia. pp. 163.
16
dependientes de los pobladores que atesoraban ciertas cualidades de poder. Él entiende que el
hecho de no tener muchos restos de materiales arqueológicos de los ambientes más
desfavorecidos de la población es un handicap a la hroa de establecer una jerarquización más
certera de la sociedad vettona. De hecho añadido a todo esto, define este problema como algo
global dentro del estudio de la población de la Edad del Hierro.
Dentro de los recintos defensivos que delimitaban las murallas de los castros vivían
casi siempre altas y medias jerarquías, estas murallas, esta ventaja defensiva frente a otros
pobladores podría indicar símbolos de prestigio. Fuera del castro, en la zona, que podríamos
denominar como el extrarradio vivían gente, que en muchas ocasiones se consideran
subordinados a los habitantes de las zonas amuralladas o qué, en otros casos, podría significar
relaciones de dependencia.
En momentos plenos de la Edad del Hierro las elites vetonas se hacen más complejas
y competitivas, como muestra el recurso creciente a las armas depositadas en las tumbas, la
erección de costosos sistemas de defensa en los poblados y las primeras imágenes de
guerreros o héroes fundadores en la decoración de cerámicas y manufacturas metálicas, por
ejemplo. Ello denota un escenario de mayor coerción social y proyección ideológica (Earle
1997: 101-130). Y en paralelo, la articulación política de los territorios y una fuerte presión
sobre el espacio económico, con un peso creciente de la ganadería extensiva (vide infra
4.1)41.
41
Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites vetonas. In
Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de Iberia. pp. 165.
17
gran cantidad de fuentes escritas sobre los vetones y los vacceos, y fuentes arqueológicas
expresadas, informatizadas, organizadas y cuantificadas posteriormente en artículos
académicos, que pueden plantear estudios parciales de ciertas necrópolis de ambos pueblos
proporcionando informaciones incompletas.
En primer lugar y entre otras razones, conviene advertir que los análisis realizados
sobre algunas de las más importantes necrópolis vacceo-vetonas se centran muchas veces en
determinados sectores de éstas, por lo que, al realizar estudios sobre la estructura social de
estas sociedades obtendremos una visión parcial, ante lo cual ha de actuarse con cautela de
cara a formular hipótesis y teorías42.
Esta advertencia que nos indica el autor hace referencia a varios puntos importantes
de la investigación de las necrópolis de cremación de ambos pueblos. Debido a la destrucción
de muchos restos por la aplicación del fuego sobre el cuerpo, es difícil obtener un buen
estado de conservación en muchos lugares funerarios. En otros casos y tal y cómo he
mencionado en el apartado anterior, las necrópolis se estudiaban con restos parciales de la
población, normalmente al élites o los que más ajuares, restos, elementos atesoraban en los
enterramientos o en la necrópolis de cremación. Respecto a los vacceos existen dos
enterramientos de cierto calado cómo son los enterramiento individuales de niños bajo las
viviendas y los que honraban a los guerreros que se ofrecían a sus buitres.
42
Sanz, D. A. (2016). La esclavitud entre vetones y vacceos. Estado de la cuestión y revisión crítica.
Antesteria: debates de Historia Antigua, (5). pp. 166.
43
Sanz, D. A. (2016). La esclavitud entre vetones y vacceos. Estado de la cuestión y revisión crítica.
Antesteria: debates de Historia Antigua, (5). pp. 168.
18
lenguas celtas, para proponer «que los vettones serían así, tal vez, “los luchadores, los
hombres de la guerra”» (Salinas 2001: 38-39). Sobre el origen del término: Tovar 1976:
202, y muy recientemente, García Alonso, 2006: 91-9344.
44
Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites vetonas. In
Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de Iberia. pp. 169.
45
Véase Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites vetonas.
In Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de Iberia. pp. 170 -171. Una
de las creaciones más representativa de los vetones, los populares verracos, condensan
magníficamente el peso de la ganadería en sus creencias y formas de vida. Las toscas esculturas de
toros y suidos deben entenderse en un sentido laxo como hitos protectores de territorios, poblaciones
y cabañas domésticas (Álvarez-Sanchís 1994; 1999: 215-294; 2007; 2008; Sánchez-Moreno 2000b:
138-146).
46
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 343.
47
Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites vetonas. In
Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de Iberia. pp. 170.
48
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 347.
19
para el asado de carne y fusayolas y pesas para el trabajo textil de la lana entre otros
objetos49.
Podemos encontrar desde una perspectiva religiosa-sagrada un elemento de sacrificio
de los animales cómo ofrenda a los dioses. Este hecho es bien sabido en muchos de los cultos
religiosos de muchas civilizaciones y pueblos de nuestra historia pasada, y el caso vetton no
fue una excepción. Existen restos arqueológicos de santuarios a cielo abierto como el del
castro de Ulaca. Los ritos que efectuaban, de sangre, fuego y agua, eran característicos de
los pueblos ganaderos y en ellos ofrecían a sus dioses parte de sus riquezas como productos
agrarios, animales de cabaña doméstica o de caza, leche e incluso cerveza50.
Por otra parte las estelas y las pinturas rupestres que se han encontrado en diferentes
tumbas y enterramientos vettones han sido claves para poder corroborar la información
relativa a la clase guerrera vettona. Un ejemplo de ello es el yacimiento de Ojos albos en
Ávila donde vemos la presencia de guerreros armados con espadas rectas. Otro ejemplo es la
pintura del jinete armado de La Coraja en Aldeacentera 52.
49
Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital Científica
Independiente de Arqueología, (1), 43.
50
Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital Científica
Independiente de Arqueología, (1), 43.
51
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 378-379.
52
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 380-381.
20
A través de otros hallazgos de armas en diferentes yacimientos correspondientes a la
fase inicial del hierro II, comprendemos las diferentes influencias en los artesanos de armas
celtíberas y de armas iberas. Del ámbito celtibérico ya vimos que proceden las espadas tipo
aguilar de Anguita, los umbos de escudos radiado, las espadas arcébrigas y las
centroeuropeas de la Téne53.
Cuando nos referimos a las conquistas y a las guerras que sucedieron en el entorno de
la hispania peninsular por parte del ejército romano contra los vettones, tenemos que
entenderlo desde una óptica más amplia, en un contexto de mercenariado entre diferentes
pueblos, que incluso luchaban a favor o en contra de roma. Si elegimos como sujeto de
acción bélica al pueblo romano, encontramos en las fuentes la casi indivisibilidad muchas
veces del pueblo lusitano con el que comparten, muchas veces, un destino común en las
diferentes fases de la conquista.
Las relaciones entre los dirigentes y gobernadores romanos y los jefes militares de los
vettones, lusitanos y otros pueblos también eran clave para entender los resultados de las
batallas y de la futura conquista romana. Las tendencias violentas de Roma frente al enemigo
tuvieron que cambiar y en general muchas tácticas y estrategias empleadas beneficiaron en
nuevos acuerdos con los que poder negociar con las tribus indígenas. Esta nueva coyuntura
vino dada por el gobierno de Graco en torno al año 180 a.c. Donde las relaciones con los
indígenas fueron progresando paulatinamente, en virtud de cierto entendimiento, pactos
económicos y sociales, en un proceso de romanización sucesivo.
A partir del año 154 a.c. podemos empezar a vislumbrar las acciones bélicas contra
lusitanos y celtíberos y, de algún modo, los pueblos vettones.
53
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 384.
21
Centrándonos en el proceso de la romanización(un término que no está exento de
controversia y debate académico), sin duda marcado por todo este contexto bélico y de
relaciones políticas y militares entre los pueblos indígenas y la civilización romana, supone
cin concepto con el que de forma concreta podemos esbozar el paulatino proceso de
aculturación de los indígenas a partir de los planteamientos culturales de sus conquistadores
romanos. Un alto porcentaje de romanización supone una mejora general y considerable de
las condiciones de vida de los habitantes de los lugares conquistados.
Otro punto muy importante que Álvarez-Sanchís propone cinco razones que explican
el abandono de los oppidium por sus habitantes: vivir en una ciudad romana tenía sus
ventajas pue permitía el acceso a redes de comunicación; las ciudades tenía un potencial
demográfico y económico del que los todos los castros carecían, los romanos organizaron el
terreno según sus suelos, logrando un derrumbamiento de los vínculos clientelares indígenas
sustituidos por sistemas de relaciones, inmersas en el interés comercio, la incorporación de la
moneda que facilitaba los intercambios comerciales, aumentando la necesidad de excedentes
agrícolas para su venta55.
54
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 406-407.
55
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 410.
56
Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones. pp. 410-411.
22
del siglo I a.C. en el contexto de la reorganización administrativa llevada a cabo por
Augusto57.
Cabe destacar la situación que muchas veces desde las fuentes romanas se dió
respecto a la visión bárbara que se tuvo desde la óptica civilizada romana. Y creo que desde
un punto de vista histórico, es cierto, que se percibe cómo involución, barbarismo, y
primitivismo a sociedades que quizás no lo fuesen tanto en un sentido global o que se han
tratado así para justificar muchas veces conquistas, invasiones e incluso destrucciones de las
mismas.
Cómo punto de partida emplearé una definición de cultura material que nos acercan
de manera directa y concisa a lo que significa para el estudio de un pueblo o una cultura, en
este caso, el pueblo vetton. En cuanto a los restos arqueológicos que nos han transmitido,
éstos son numerosos: esculturas zoomórficas (verracos), cerámicas incisas y a peine,
necrópolis, castros fortificados con piedras hincadas y fosos, etc58.
En sentido amplio son tres los elementos de la cultura material que de alguna manera
indican o sirven de símbolos identitarios respecto a la Edad del Hierro a la que pertenece el
pueblo vetton cronológicamente.
El primero de ellos son las cerámicas de estilo peine. Las producciones cerámicas con
decoración incisa “a peine” son altamente representativas del territorio vetón (Hernández,
1981, Álvarez-Sanchís, 1999: 198-202, Sánchez-Moreno, 2000a: 110-113), aunque no
exclusivas pues desde el siglo VI a.C. se documentan en el valle central del Duero y re-
giones próximas: los posteriores territorios vacceo, astur, arévaco y carpetano, además del
vetón (Gar- cía-Soto y de la Rosa, 1990, Delibes et al., 1995: 112-113, Sanz, 1999). (...) Así,
57
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). pp. 73.
58
Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital Científica
Independiente de Arqueología, (1), 41.
59
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). pp. 69.
23
los moti- vos exclusivamente incisos (particularmente con la representación de cesterías
formadas por bandas de rombos) son predominantes en los yacimientos vetones, mientras
que los de carácter mixto com- binando incisión e impresión (con temas más sen- cillos en
espiguilla y línea de puntos) tienen mayor representación en los ámbitos vacceo y arévaco60.
Uno de los yacimientos donde se han encontrado ejemplares de cerámicas con estilo al peine
es en el poblado de los Castillejos de Sanchorreja. También son importantes los ejemplares
cerámicos de los yacimientos de El-Berrueco-Las Paredejas y Mesa de Miranda donde la
artesanía manual destaca en muchas de las piezas, siendo en éste último yacimiento 5.000 el
número de piezas encontradas en sepulturas, túmulos y urnas61.
Las segundas son las manufacturas metálicas: los recipientes de bronce. Junto a los
estilos decorativos, el predominio de determinadas manufacturas de elaboración a veces
costosa y empleadas en contextos específicos, también anunciaría patrones de identidad en
sus usuarios. Un ejemplo en este sentido es el de los recipientes de bronce, muy
representativos de las necrópolis vetonas de Sanchorreja, La Osera y Pajares. En las tres
abundan calderos y los objetos que solemos llamar “braserillos”, que también se han
definido como pátenas, aguamaniles o calde- rillos con asas (Cuadrado, 1966,
González-Tablas et al., 1991-92, Caldentey et al., 1996, Ruiz de Arbulo, 1996, Celestino,
1999: 78-79, 102-104).
De momento, ya nos parece interesante constatar que una parte considerable de estas
esculturas carece de un contexto arqueológico preciso, más de un 70% se localiza a
2000/4000 m. de distancia de los poblados y el 90% en suelos metamórficos de
aprovechamiento ganadero62. Relativo a proceso y realización de los verracos cabe destacar
cierta información al respecto:
(...) No hay que olvidar que la labra de un gran toro de más de dos metros de largo y
varias tone- ladas de peso - al menos cinco o seis - exigiría el concur- so de varios artesanos,
especialmente para voltear el blo- que mediante palancas y realizar el alzado de la escultura.
Por otra parte, el tiempo empleado en la realización de una escultura de las grandes debió
ser de bastantes jornadas de trabajo de sol a sol. Eso significa que, de alguna manera, los
canteros-escultores disponían de tiempo y debieron estar a disposición de las élites
residentes en los oppida. La habilidad para el trabajo del granito, el manejo de herra-
mientas específicas y la capacidad de visualización tridi- mensional del proceso de labra, no
60
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). pp. 69.
61
Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital Científica
Independiente de Arqueología, (1), 47.
62
Álvarez-Sanchís, J. (2019). Los vettones: arqueología de un pueblo protohistórico. pp. 258.
24
debió estar al alcance de cualquiera y en consecuencia parece muy plausible el carácter de
especialistas de los artesanos-escultores63.
Lo que tenemos que tener claro son los elementos piramidales dentro de las culturas
de los pueblos prerromanos, la importancia de los lugares de culto para la comunicación entre
los hombres y los dioses. En la cultura vettona son dos los lugares que definen a la perfección
esa realidad: el yacimiento del oppidum de Ulaca, en Solosancho, Ávila. Podemos encontrar
un altar de sacrificios donde tienen lugar los rituales sagrados de sacrificio en muchos
casos65. En el centro del oppidum encontramos una zona tallada sobre un gran canchal
rodeado de bancos labrados a los lados, lugar al que se le atribuye un carácter religioso termal
en relación a los baños iniciáticos de los jóvenes guerreros.
63
2008, Arqueología Vettona. La Meseta Occidental en la Edad del Hierro (J. Álvarez-Sanchís, ed.),
Zona Arqueológica 12, Museo Arqueológico Regional, Madrid. pp. 217.
64
Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana. Lusitanos y
vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira Baixa-Alto Alentejo-Cáceres,
Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). pp. 73.
65
Moreno, E. S. (1997). Aproximación a la religión de los vetones: dioses, ritos y santuarios. Studia
Zamorensia, (4), 131.
25
introducción sobre este punto del apartado, la información muchas veces es difusa, escasa y
controvertida.
7. Conclusión.-
Destacar los verracos y los oppidium como dos de los elementos transversales de esta
cultura que tan importante ha sido en un espacio geográfico que comparto con mis propios
antecesores.
Sin duda, a título personal, la forma que tengo ahora de ver el camino que me lleva
desde Aranjuez, la localizada en la que resido, hasta Sorihuela, el lugar de procedencia de mi
familia paterna, engloba una travesía de historia vettona clara y rotunda, y ese conocimiento
histórico es algo que enriquecerá mi forma de ver y entender el paisaje y lo que allí sucedió.
8. Bibliografía.-
Libros:
66
Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites vetonas. In
Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de Iberia. pp. 166.
26
❖ Salvador Conejo, D (2019). Tierra de vettones.
❖ Manglano Valcárcel, G. R. (2018). Los verracos vettones: Orígenes, litologías,
entronque popular, procedencia y dispersión natural en el territorio español.
❖ Salinas de Frías, M (2001). Los vettones. Indigenismo y romanización en el
Occidente de la Meseta.
Artículos:
❖ Álvarez-Sanchís, J. (2019). Los vettones: arqueología de un pueblo protohistórico.
Ene, 11, 46.
❖ Chozas, J. P. (2011). Vettones en la provincia de Ávila. ArqueoUCA: Revista Digital
Científica Independiente de Arqueología, (1).
❖ Leal, C. M. M. (2014). El cuchillo afalcatado. Análisis tipológico y funcional de los
cuchillos de los yacimientos abulenses durante la II Edad del Hierro. Investigaciones
Arqueológicas en el valle del Duero. Del Paleolítico a la Antigüedad Tardía: actas de
las III Jornadas de Jóvenes Investigadores del Valle del Duero Salamanca 20, 21 y 22
de noviembre de 2013 (pp. 135-150). Glyphos.
❖ Moreno, E. S. (1996). Organización y desarrollo socio-políticos en la meseta
occidental prerromana: los vetones. Polis: revista de ideas y formas políticas de la
Antigüedad, (8), 247-273.
❖ Moreno, E. S. (1997). Aproximación a la religión de los vetones: dioses, ritos y
santuarios. Studia Zamorensia, (4),
❖ Moreno, E. S. (2011). Rebaños, armas, regalos: expresión e identidad de las elites
vetonas. In Castros y Verracos: Las gentes de la Edad de Hierro en el occidente de
Iberia.
❖ Nicolás, D. S., & Leal, C. M. M. (2014). ¿ Guerreros o bandoleros? Las formas de
combate de los pueblos de la Meseta Occidental a partir del armamento de los
yacimientos abulenses (ss. VI aC). Investigaciones Arqueológicas en el valle del
Duero (pp. 241-256)
❖ Sanz, D. A. (2016). La esclavitud entre vetones y vacceos. Estado de la cuestión y
revisión crítica. Antesteria: debates de Historia Antigua, (5), 165-181.
❖ Sánchez Moreno, E. (1998). De ganados, movimientos y contactos. Revisando la
cuestión trashumante en la Protohistoria hispana: la meseta occidental. Studia
historica. Historia antigua.
❖ Sánchez-Moreno, E. (2009). Vetones y Vettonia: etnicidad versus ordenatio romana.
Lusitanos y vettones. Los pueblos prerromanos en la actual demarcación Beira
Baixa-Alto Alentejo-Cáceres, Memorias del Museo de Cáceres, 9, 65-81). Glyphos.
❖ Zapatero, G. R., & Sanchís, J. R. Á. (2008). Los verracos y los vettones. Zona
arqueológica, (12), 214-231.
27