Dorothy Lawrence desafió las normas de género al convertirse en la primera mujer soldado durante la Primera Guerra Mundial. Al ser rechazada como corresponsal de guerra debido a su género, se disfrazó de hombre para infiltrarse en el frente de batalla y documentar la realidad de la guerra. Vivió en las trincheras durante semanas, sobreviviendo y luchando junto a los soldados mientras ocultaba su identidad. Aunque tuvo que retirarse por problemas de salud, nunca perdió su pasión por la escritura
0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
92 vistas3 páginas
Dorothy Lawrence desafió las normas de género al convertirse en la primera mujer soldado durante la Primera Guerra Mundial. Al ser rechazada como corresponsal de guerra debido a su género, se disfrazó de hombre para infiltrarse en el frente de batalla y documentar la realidad de la guerra. Vivió en las trincheras durante semanas, sobreviviendo y luchando junto a los soldados mientras ocultaba su identidad. Aunque tuvo que retirarse por problemas de salud, nunca perdió su pasión por la escritura
Dorothy Lawrence desafió las normas de género al convertirse en la primera mujer soldado durante la Primera Guerra Mundial. Al ser rechazada como corresponsal de guerra debido a su género, se disfrazó de hombre para infiltrarse en el frente de batalla y documentar la realidad de la guerra. Vivió en las trincheras durante semanas, sobreviviendo y luchando junto a los soldados mientras ocultaba su identidad. Aunque tuvo que retirarse por problemas de salud, nunca perdió su pasión por la escritura
Dorothy Lawrence desafió las normas de género al convertirse en la primera mujer soldado durante la Primera Guerra Mundial. Al ser rechazada como corresponsal de guerra debido a su género, se disfrazó de hombre para infiltrarse en el frente de batalla y documentar la realidad de la guerra. Vivió en las trincheras durante semanas, sobreviviendo y luchando junto a los soldados mientras ocultaba su identidad. Aunque tuvo que retirarse por problemas de salud, nunca perdió su pasión por la escritura
Descargue como PDF, TXT o lea en línea desde Scribd
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 3
LA HISTORIA DE
Dorothy LAWRENCE
Mi nombre es Dorothy Lawrence y desafié las normas sociales y los
estereotipos de género de mi época al convertirme en la primera mujer soldado. Mi historia comienza con mi nacimiento en New Hampshire Inglaterra, 1896, en el seno de una familia de escasos recursos económicos y abundantes hijos ; soy la segunda hija de siete hermanos, con un padre alcohólico y una madre que se interesaba más por su religión que por su prole, así que me resultó muy difícil salir adelante; Durante mi infancia siempre nos mudábamos a diferentes ciudades que tuvieran un clima más favorable para la tuberculosis de mi madre; su muerte cuando yo tenía 13 años sigue siendo algo muy doloroso para mí de recordar. Tras su muerte un padre de la iglesia me acogió y cuando tuve más edad me fui a vivir con mi hermana a Londres para trabajar, aunque no es que tuviera mucha opción, teniendo 7 hermanos, ganarse la vida a temprana edad era lo usual; fuí niñera y dependienta en una tienda de música hasta que conseguí vender con frecuencia algunos de mis artículos al periódico The Times. A pesar de las limitaciones, siempre me gustó leer y escribir, mi hermana mayor es la que sustentaba a todos, por lo que me dejó sus libros de la escuela a mí, con los que me eduqué sola y aprendí a leer y a escribir historias; tenía la esperanza de que se publiquen mis poesías en revistas literarias a las que las mandé, pero nunca me aceptaron. Mi interés por el periodismo surgió de mi amor por la escritura y mi deseo de contar historias que fueran importantes para la gente. Desde mi juventud quise hacer una diferencia en el mundo, y pensé que el periodismo sería una forma de hacerlo. Los periódicos se estaban expandiendo por todo el país y conocer a un periodista era conocer a una figura importante en la sociedad. Al llegar la Primera Guerra Mundial se formó el deseo en mi interior de informar al mundo sobre la realidad de la guerra y sus atrocidades, quería convertirme en periodista de guerra y comencé a buscar una forma de llegar al frente de batalla. Sin embargo, como mujer en la Inglaterra de principios del siglo XX, tuve que luchar contra prejuicios y barreras sociales para lograr mi objetivo. Las mujeres no teníamos permitido participar en la mayoría de las profesiones y actividades sociales que los hombres sí podían disfrutar. Encontrar trabajo y oportunidades en un campo dominado por hombres como era el periodismo era casi imposible, sino lo era en su totalidad; muchos de mis colegas y superiores desestimaron mi propuesta y me subestimaron únicamente por mi género. Me dijeron que el frente de batalla era un lugar peligroso para las mujeres y también que las autoridades civiles y militares limitaron mucho las acreditaciones oficiales para trabajar en el frente como periodistas, limitación que aumentó entre las mujeres. Por lo tanto no tenía un lugar allí. Cuando me di cuenta de que no me aceptarían como corresponsal de guerra sentí una gran frustración y tristeza. Sentí que se me negaba la oportunidad de hacer algo que realmente importaba, y que mi deseo de informar al mundo sobre la guerra estaba siendo ignorado. A pesar de que me rechazaron una y otra vez al intentar conseguir un trabajo como corresponsal de guerra durante la Primera Guerra Mundial, mi pasión y determinación me impulsaron a seguir adelante. Ante la imposibilidad de conseguir una autorización que me acreditara como periodista de guerra, me dispuse a marchar a Francia, y decidí disfrazarme de hombre para poder infiltrarme en el frente de batalla y obtener información para mi trabajo periodístico. En parís confraternicé con un grupo de soldados que me ayudó a conseguir indumentaria masculina del ejército británico. Aunque sabía que corría un gran riesgo, estaba dispuesta a arriesgarlo todo para lograr mi sueño.
Así emprendí un viaje hacia el frente en una bicicleta, y cuando se aproximaba a
Albert, en la región del Somme, me encontré con Tommy Dunn, un zapador que me ayudó a encontrar empleo en la Compañía Tuneladora de Ingenieros Reales de la 51ª División. A pesar de que Dunn sabía que el soldado llamado Denis era en realidad yo, él no dudó en protegerme, y me escondió en una cabaña apartada donde podía descansar y cambiarme sin ser descubierta por mis compañeros. Mi trabajo abarco la realización de entrevistas a los soldados, y la documentación de la brutalidad y la tragedia de la guerra y observación de la guerra de primera mano,esto me permitió escribir sobre su naturaleza y el impacto que tenía en los soldados y la sociedad en general, asimismo también documenté mis experiencias en el frente de batalla y las dificultades que enfrenté como mujer en un ambiente militar hostil. Durante semanas, viví en las trincheras junto a los soldados, luchando y sobreviviendo junto a ellos, también estuve siendo acosada e intimidada por otros soldados y oficiales, y me vi obligada a ocultar mi verdadera identidad para evitar ser descubierta y arrestada. Aunque había momentos en los que estaba aterrorizada... el ambiente de la guerra era horrorifico, y la sensacion en el aire te sofocaba hasta no dejarte respirar, el retumbar de las balas entumecían mis oidos, y las constantes muertes a mi alrededor solo hacian que me preguntara si había tomado la decisión correcta, pero sabía que tenía que seguir adelante. Desafortunadamente, mi tiempo como corresponsal de guerra fue interrumpido debido al degradamiento de mi salud, lo que me hizo replantear mis prioridades y decidí entregarme a las autoridades militares quienes en su estupefacción me llegaron a creer espía y me mantuvieron bajo vigilancia y bajo un contrato en el que prometo no difundir mi historia cuando vuelva a Inglaterra, es por esta razon que tambien decline la oferta de la sufragista Emmeline Pankhurst de explicar públicamente mi experiencia.
A pesar de ello, mi pasión por la escritura y la investigación nunca se desvaneció. La
guerra había sido una experiencia traumática y dolorosa, pero también me había enseñado muchas cosas sobre la vida y sobre mí misma. Me había demostrado que era más fuerte de lo que pensaba y que podía lograr cualquier cosa si me lo proponía. Fue entonces cuando decidí escribir un libro sobre mi experiencia como corresponsal de guerra. Quería compartir mi historia con el mundo y mostrarles que nunca debemos subestimar el poder de nuestra propia determinación y perseverancia para lograr nuestros objetivos más ambiciosos. Después de la guerra, enfrenté el obstáculo de la adversidad financiera, luche para encontrar trabajo como periodista, terminé y publiqué mi diario personal y finalmente me vi obligada a vender mi casa y muchos de mis bienes personales para sobrevivir. Sin embargo, a pesar de estas dificultades, nunca perdí la esperanza ni la determinación, y continúe trabajando en mis escritos y proyectos personales hasta, mi muerte en 1964. Extracto del libro ´´Sapper Dorothy Lawrence: The Only English Woman Soldier.