Verificación de Crédito Con Sentencia Extra PDF
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Los falsos acreedores son como los falsos testigos: perfectos en la apariencia. De allí
que las falsas facturas y remitos aparecían perfectamente anotadas en la contabilidad
del concursado y, de ese modo, muchas veces se forman mayorías artificiales de
personas y capital (la mayoría de personas era —y es— más fácil de falsificar por que
basta simular créditos de poca monta y, por ende, menos vigilados por el síndico),
operativo que se coronaba con la aprobación de una fórmula concordataria a plazos y
en condiciones degradantes para los acreedores auténticos.
Paralelamente, cada vez que el País pasa por un desastre económico, aparecen ciertas
tensiones generadas por el fuero de atracción: hay juicios que, de no haber concurso,
serían trabajo para otros jueces. Ello ocurría, sobre todo, con los pleitos laborales,
aunque también se han dado otros supuestos, como las quiebras de las compañías
aseguradoras, que implicaban mandar al tribunal concursal centenares de causas
judiciales de indemnización de daños y perjuicios (y de los denominados juicios "de
recupero").
Como la mayoría de las sociedades comerciales (por razones que no son del caso
analizar ahora) se han inscripto en la Capital Federal y, por lo tanto, sus procesos
concursales deben recalar en la Justicia Nacional en lo Comercial, y han sido los jueces
de este fuero quienes más han padecido esa sobrecarga de causas venidas de tribunales
de otras competencias y jurisdicciones.
¿Qué hacer con esos juicios? Los abogados laboralistas creen que los litigios laborales
deben ser resueltos por los que ellos consideran que son los "jueces naturales", es decir,
los magistrados con competencia laboral.
En verdad, esa postura, además de ser discutible (el juez natural, cuando hay concurso,
debiera ser el del concurso) no está inspirada sólo en motivos dogmáticos. Para quienes
están acostumbrados a litigar en un fuero y en una jurisdicción no les resulta grato (en
ocasiones deben derivar los casos a colegas de otra especialidad o de otro distrito
judicial) que "sus" procesos vayan a parar a otro lado.
A los justiciables también les provoca algunos trastornos: hacer que los demandantes y
sus testigos deban asistir a las audiencias en lugares más o menos lejanos de sus
domicilios puede resultar un incordio y hasta puede transformarse en un factor que
influya para que ni siquiera se promueva la demanda. (3)
Hay otro dato (no menor) de esa realidad: en los litigios que tramitan en sede laboral se
regulan honorarios, honorarios que, en tiempos de la ley 24.522 (Adla, LV-D, 4381),
desaparecían cuando tales procesos eran reemplazados por la verificación tempestiva
en el concurso preventivo del patrón.
Sin embargo, por respetable que sea el interés de los abogados laboralistas de los
trabajadores, en la balanza de la Justicia deben pesar los legítimos intereses de las
partes (incluyendo, por qué no, el del deudor concursado). Si el concurso tiene por
efecto atraer todos los procesos en trámite que tienen al deudor por demandado, ello
traerá aparejado notorios beneficios en términos de igualdad de criterio en el
juzgamiento. No se verá entonces que el juez de una jurisdicción le reconozca a una
persona lo que el juez de otra jurisdicción le niega.
Y si bien es cierto que, de no mediar el fuero de atracción, las sentencias de los jueces
no-concursales podrían ser revisadas por el juez del concurso (lo que trae aparejada
una duplicación de la labor jurisdiccional), en ocasiones las diferencias de criterio no se
dan únicamente al llegar a la sentencia sino en punto a las pruebas que se admiten o la
forma de producirlas, o en otras labores intermedias, con lo cual, muchas veces, no será
fácil detectarlas.
Ese objetivo compartido por los jueces comercialistas de la Capital Federal y los
abogados laboralistas de todo el País se alcanzó cuando se sancionó la ley 26.086 (Adla,
LXVI-B, 1368). Empero, al incorporarse normas nuevas al régimen preexistente, como
ocurre cuando se inserta un motor de nueva tecnología en un vehículo antiguo, el
sistema exhibe algunos desajustes que, como siempre, deben resolverse por vía
interpretativa.
En cambio, en el concurso preventivo, dada la premura que hay por llegar a las puertas
del acuerdo, el ordenamiento legal, a partir del art. 32 LCQ, organiza un procedimiento
abreviado de reconocimiento de créditos que concluye con la sentencia prevista por el
art. 36 LCQ.
Es muy importante entender que, aunque ambos procedimientos (6) concluyen con una
sentencia, la sentencia extra-concursal y la sentencia del art. 36 LCQ sirven a objetivos
totalmente distintos. La sentencia extra-concursal, si condena al demandado, cuando
queda firme, concluye el debate y da lugar a una ejecución. En cambio la sentencia del
art. 36 LCQ no necesariamente termina el debate (7), nunca puede dar lugar a una
ejecución, y sólo tiene por objeto conformar, lo antes posible, el elenco de los
acreedores que están legitimados para votar el acuerdo preventivo. (8)
Por eso la labor del juez en la oportunidad del art. 36 LCQ se restringe a declarar al
crédito como "verificado" (si no hubo objeciones de los demás acreedores o del síndico
y si el togado considera que merece el reconocimiento), "admisible" (si hubo objeciones
pero son desestimadas), o "inadmisible" (si se admiten las objeciones o si el juez, de
oficio, entiende que no debe haber tal reconocimiento). (9) Ni siquiera da certeza
absoluta sobre el crédito. Tanto las acreencias reconocidas como las desestimadas por
ese decisorio pueden ser objeto de una nueva discusión judicial. (10)
El hecho de llamar "sentencia" tanto a la del juicio extra-concursal como a la del art. 36
LCQ no debe llevarnos a pensar que son la misma cosa o que pueden ser tomadas como
si fueran análogas: aunque la sentencia de condena extra-concursal puede servir para
justificar el crédito a la hora de reclamar la verificación ante el juez del concurso, no es
sentencia de verificación, pues el magistrado concursal tiene la atribución (y el deber)
de analizar los elementos de juicio aportados a la causa (aunque sea una sentencia de
otro juez) y determinar si declarada "verificado", "admisible" o "inadmisible" el crédito;
y, si lo acepta, por qué monto y, en su caso, con cuáles prelaciones. (12)
Por lo tanto, esas sentencias no son excluyentes entre sí, por lo que tampoco les resulta
aplicables a los procesos de los que provienen el principio "electa una via non datur
recursus ad alteram"(13) (14), a veces invocado (no siempre acertadamente) en materia
concursal. (15)
Sin embargo hay quienes piensan que "El ejercicio de la opción que consagra el art. 21,
LCQ, es definitivo". (16) Discutiré más adelante esta tesis.
III. ¿Qué ocurre con el proceso extra-concursal cuando se opta por la verificación
tempestiva? (17)
Esa alternativa fue borrada del mapa concursal con la ley 26.086. (21) Ahora el art. 21
LCQ establece en su inc. 2º que, si hay "procesos de conocimiento en trámite..." el actor
podrá optar "por ‘suspender el procedimiento' y verificar su crédito conforme lo dispuesto
por los artículos 32 y concordantes". (22)
Un prestigioso autor (23) ha sostenido que "No se entiende por qué el actor debe
‘suspender' el proceso y no ‘terminarlo' (o desistir sin costas, como señala el antiguo y
actual art. 133 de la LCQ)". Según su criterio "En realidad, si se interpreta la norma de
una forma sistemática, se trata de una suspensión sine die, ya que el actor no tiene la
opción de continuar el proceso nuevamente".
"Podría decirse —agrega el estudioso glosado— que si el actor opta por suspender el
proceso de conocimiento; presenta la insinuación de su crédito de acuerdo al sistema
concursal (arts. 32, 56 y 280, LCQ) y luego su pretensión es rechazada, el acreedor podría
optar por reanudar el proceso suspendido y procurar lograr el ingreso de su crédito por
esta vía". "Dicha interpretación desconoce seriamente el valor de los efectos
extraconcursales de la cosa juzgada, pregonada no sólo por toda la doctrina
concursalista, sino por la jurisprudencia casi unánime". "Pero, además, también
desconocería los efectos ‘intraconcursales', ya que permitir la continuación del trámite
a los efectos de lograr el título verificatorio (art. 56 LCQ), desconocería que dicha
pretensión ya fue rechazada (existiendo identidad de objeto, causa y sujetos)".
Y concluye: "Por ello, pensamos que el acreedor (actor, según el art. 21, inc. 2, LCQ) no
puede una vez rechazado su crédito por la sentencia de verificación o incidental,
reeditar la cuestión en el tribunal originario procurando ‘continuar' con su proceso, para
lograr superar (elípticamente) el rechazo mediante un verdadero ‘puente'
interpretativo". "La suspensión, más que una suspensión en sentido estricto, es un
modo anómalo, pero legal de continuación del proceso; en términos procesales (y
tomando el ejemplo del art. 133 LCQ), sería una especie de desistimiento del proceso
en miras a ejercitar un derecho previsto por el ordenamiento concursal".
En primer lugar, no se puede partir de la base que la ley es incongruente. (25) Es que,
como ha dicho la Suprema Corte, ninguna interpretación "... puede conducir a desvirtuar
lo establecido específicamente por las normas legales, ya que lo contrario afectaría el
principio de reserva o legalidad y supondría paralelamente un serio menoscabo de la
seguridad jurídica". (26)
Por lo tanto considero fundamental concentrar nuestra atención en las palabras claves
del art. 21 inc. 2º LCQ para desentrañar su verdadero sentido:
Debe tenerse en cuenta que sólo la sentencia es el modo normal de conclusión del
proceso (29); las demás formas de conclusión, no por nada denominadas "modos
anormales" (desistimiento, transacción, conciliación, allanamiento, caducidad de
instancia) (30) constituyen un numerus clausus, donde no entra el ejercicio de la opción
del art. 21 LCQ.
Desde otro ángulo, toda vez que el desistimiento comporta una renuncia gratuita (31),
no puede presumirse (art. 874 CCiv.). (32)
Por último, mal podría llegarse al desistimiento de la acción por vía interpretativa
cuando esta forma de terminar el proceso (al igual que la transacción, la conciliación y
el allanamiento) siempre requiere una manifestación de voluntad expresa del actor y,
cuando se ha trabado la litis, del demandado. (34)
También se puede demostrar esta tesis por la vía del absurdo. Supongamos por un
instante que cuando el pretenso acreedor pide la verificación tempestiva de su crédito
en el concurso ejerciendo la opción del art. 21 LCQ ello realmente significara que está
renunciando por siempre y para siempre a seguir adelante con su juicio extra-concursal.
Sin embargo, el concurso preventivo puede terminar por desistimiento, sea por decisión
del concursado, sea por actitud concertada con la mayoría de los acreedores o por
castigo de la Ley (arts. 6º, 30 y 31 LCQ). (35) ¿Qué pasaría entonces con ese juicio extra-
concursal que hemos considerado concluido cuando se ejerció la opción del art. 21 LCQ,
como alguna vez se preguntó un autor sin ofrecer la respuesta (36)? ¿En qué situación
se encontraría el demandante, sobre todo si había conseguido una sentencia a su favor
en ese juicio extra-concursal? ¿Tendrá que volver a iniciar otro juicio igual? ¿Y si entre
tanto operó la prescripción? Y aunque no se haya agotado el plazo de prescripción ¿tiene
sentido incoar un nuevo pleito, tal vez ante otro juez, con el riesgo que, entre las mismas
personas y por las mismas cuestiones, se llegue a sentencias contradictorias?
Molina Sandoval, sin explicar sus razones, conjetura que "En este caso, es claro que el
desistimiento del concurso permitiría la ‘reanudación' del proceso de conocimiento
individual, sin que sea menester iniciar un nuevo proceso". (37)
Es verdad que en esa hipótesis no hace falta abrir un nuevo juicio. (38) Pero ello no
justifica que un pleito muerto por desistimiento pueda resucitar; fenómeno que, vale
subrayarlo, tampoco prevé la Ley. (39)
Al contrario, el desistimiento del proceso, en todas sus variantes (40), es irrevocable (41),
por lo que una vez que se lo considera desistido el juicio no puede proseguir de ningún
modo. (42)
Algo similar ocurre si el juez del concurso resuelve que ninguno de los pretensos
acreedores debe ser declarado "verificado" o "admisible". (43) "Como nadie puede votar
el acuerdo —se ha establecido en un precedente— resulta inconducente la continuación
del concurso sin acreedores, en el que no puede hablarse de pasivo ni de
concurrencia...". (44)
Sin embargo, un proceso concursal que concluye por falta de acreedores reconocidos
no produce la extinción de las obligaciones del deudor de causa o título anterior a su
presentación. (45) Por lo tanto, es lógico que los acreedores puedan reactivar las
acciones extra-concursales que estaban suspendidas. En esos términos, si algún
pretenso acreedor pidió en el concurso preventivo la verificación de su crédito ex arts.
21 y 32 LCQ invocando una sentencia no-firme, también sería absurdo que se lo hubiera
tenido por desistido de aquel proceso y se mande a iniciarlo nuevamente. (46)
Por último, si el Legislador hubiera querido que el ejercicio de la señalada opción del art.
21 LCQ implique (de pleno derecho) la renuncia a seguir el juicio extra-concursal (48) lo
tendría que haber reflejado expresamente en el texto legal (49): lo que no ha hecho,
circunstancia que el exégeta no puede ignorar. (50)
Así las cosas, nada obsta a que ese juicio de conocimiento suspendido, según la suerte
que corra el pedido de verificación al que le sirve de soporte (por ejemplo, si el crédito
es declarado total o parcialmente "inadmisible" en la sentencia del art. 36 LCQ), pueda
reanudarse. Esa ulterior sentencia definitiva puede llegar a justificar un incidente de
revisión ex art. 37 LCQ. (51)
Ejemplo: el juez del concurso, al dictar la sentencia del art. 36 LCQ, entiende que lo que
viene del proceso extra-concursal como título verificatorio no tiene suficiente poder de
convicción. Todo lo que hará entonces es declarar "inadmisible" el crédito y, por ende,
ese pretenso acreedor no estará legitimado a los fines de las mayorías concordatarias
del art. 45 LCQ. De ninguna manera puede entenderse que, además de perder el
derecho a "votar" el acuerdo preventivo, también vea desaparecer los derechos por los
cuales venía pugnando en el proceso de conocimiento.
Por lo tanto, en ese caso, nada obsta a que prosiga dicho juicio extra-concursal (con
intervención del síndico, como determina el art. 21 LCQ) y, después (es decir, superado
el período de exclusividad, se haya alcanzado o no el acuerdo preventivo), cuando
obtenga sentencia, vuelva a pedir la verificación, situación que guarda cierta paridad y
paralelismo con los demás acreedores que son declarados "inadmisibles" en la
sentencia del art. 36 LCQ.
Veamos ahora lo que ocurre con una sentencia obtenida en el proceso de conocimiento
extra-concursal que no alcanzó firmeza, porque, mientras transcurría el plazo para
verificar los créditos en el concurso, fue sometida a algún recurso, ya de nulidad, ya de
apelación o a un recurso extraordinario.
Hay quienes piensan (en verdad no explican los motivos) que sólo la sentencia firme
puede servir de título verificatorio. (53) Humildemente discrepo con ese modo de ver el
problema.
Por eso el art. 32 LCQ estatuye que, en el concurso preventivo, todos los
acreedores deben solicitar la verificación ante el síndico (62); abarcando, por cierto, a
quienes promovieron juicio contra el deudor antes de abierto su concurso preventivo e,
incluso, a quienes obtuvieron sentencia en tal proceso. (63)
Un autor, en verdad sin demasiadas explicaciones, arguye que para que una sentencia
extra-concursal pueda servir de título verificatorio en los términos del art. 21 LCQ, debe
pasar en autoridad de cosa juzgada. (64)
Pero ¿para qué reclamar que esa sentencia extra-concursal pase en autoridad de cosa
juzgada a efectos de hacerla valer como título verificatorio si, aunque hubiera logrado
esa condición, de todos modos tiene que pasar por el tamiz del juez del concurso (65),
quien puede reconocer o no el crédito fundado en ella (66)?
En ese orden de ideas es de la mayor relevancia apreciar que el mentado art. 21 LCQ
sólo habla de "sentencia" como título de verificación. No exige una "sentencia firme", ni
una "sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada", ni expresión similar. (67) Por lo
tanto, en función del principio "ubi lex non distinguit, nec nos distinguere debemus" (que
se infiere del art. 19 CN (68)) no se puede exigir como obligatorio un requisito (en la
especie: la firmeza de la sentencia) que la Ley no prevé. (69)
De manera que tanto "valdrá como título verificatorio" una sentencia de primera
instancia como una dictada la por la cámara de apelaciones (70), lo que es lógico, pues,
como agudamente se ha observado, "dicho extremo (la cosa juzgada) tampoco es
exigible para reconocer.... a los acreedores admitidos en los términos del art. 36". (71)
Hay quienes piensan que el crédito respaldado por una sentencia de Primera Instancia
recurrida debe dar lugar a la verificación "... en forma condicional a resultas del recurso
introducido por la demandada". (72)
Ello es particularmente predicable, se ha razonado, respecto de la sentencia obtenida
en un pleito en el cual hubo contradicción y pruebas, aunque no se hubieran respetado
a rajatabla las reglas procesales concursales. (73)
Con igual criterio, tanto la buena Doctrina como la Jurisprudencia entienden que incluso
deben computarse a los fines del acuerdo a los acreedores que obtienen sentencia en
juicio extra-concursal aunque esté vencido el plazo para verificar, siempre que sea antes
de la categorización. (75) Tampoco en ese supuesto es necesario que la sentencia extra-
concursal se encuentre firme. (76)
Ha de tenerse en cuenta que toda sentencia, en tanto acto emitido por un órgano del
Estado, se presume ajustada a derecho. (77)
V. ¿Qué debe ocurrir con el juicio extra-concursal mientras esté en curso el pedido
de verificación?
Como vimos, el art. 21 LCQ dispone que "En estos casos los juicios proseguirán ante el
tribunal de su radicación originaria...". El dispositivo legal claramente se refiere a los
supuestos de los tres incisos que le anteceden, abarcando, por ende, a "los procesos de
conocimiento en trámite" que en algún momento se suspenden del inc. 2º.
Por lo tanto nada obsta a que la Cámara de Apelaciones dicte sentencia en esos autos
mientras se impulsa la verificación del crédito conforme el procedimiento de los arts. 32
y siguientes LCQ.
¿Qué puede ocurrir que la sentencia del tribunal de alzada reconozca el crédito y la
sentencia de primera instancia del art. 36 LCQ lo desconozca, o viceversa, y que ello
puede llevarnos al temido "escándalo jurídico"? No hay motivo para alimentar esa
preocupación. Como creo haber demostrado, la sentencia del juicio extra-concursal
tiene una finalidad y la sentencia del art. 36 LCQ tiene otra, bien distinta. De ninguna
manera se derrumban las columnas de nuestro sistema legal si (reconozcamos que se
trata de una hipótesis bastante inusual) el juez del juicio de conocimiento condena a
pagar y el juez del concurso entiende que ese pronunciamiento no tiene suficiente
fuerza de convicción para permitirle al ganador del pleito votar el acuerdo.
Adicionalmente cabe tener en cuenta que todo fallo pasado en autoridad de cosa
juzgada es nulificable (85), pues "el ordenamiento jurídico no tolera el mantenimiento
de las sentencias que —aun firmes— tengan vicios de dolo, fraude, colusión o
indefensión". (86)
Compaginando lo que hemos visto hasta aquí podemos concluir que la sentencia del
art. 36 LCQ basada en la sentencia extra-concursal que declara "verificado" o
"admisible" el crédito invocado en la verificación tempestiva sólo servirá para permitirle
al acreedor votar el acuerdo. El importe del crédito que el Juzgado le reconozca también
servirá para saber por cuanto es computable en la mayoría de capital.
Una vez que la sentencia extra-concursal alcance firmeza, los derechos ulteriores de ese
acreedor (cobrar según los términos del acuerdo preventivo, etc.) se ajustarán (en más
o en menos) según el resultado de la sentencia de segunda instancia en el juicio extra-
concursal y, reitero, en la medida que el juez concursal lo convalide. Esa es la única
forma correcta de armonizar las normas de la Ley y los legítimos derechos en juego.
VI. También se puede pedir la verificación con una sentencia extra-concursal que
no tiene monto de condena
Es obvio que quien ha recibido una sentencia a su favor en esas condiciones tiene
legitimación de sobra para pedir el reconocimiento de su crédito en el concurso
preventivo del condenado (aunque sea por un peso, lo que al menos le permite tener
peso en la mayoría de personas) y, por cierto, votar el acuerdo.
El juez del concurso (consciente de la finalidad de la sentencia del art. 36 LCQ) también
puede admitir el crédito y asignarle un monto aunque el magistrado del juicio de
conocimiento no lo hubiera determinado. Para ello basta con que el pretenso acreedor
explique cuál es el monto que reivindica y cuáles son las razones que justifican su
criterio. (89) Después, como en el común de los casos, opinará el síndico y, por último,
el juez del concurso sacará sus conclusiones. (90)
Tal razonamiento está en armonía con el Norte que se ha fijado la Jurisprudencia cuando
señala que: "Con el fin de resguardar el valor justicia y la garantía de defensa en juicio,
los términos estrictamente formales no pueden desentenderse de la verdad jurídica
objetiva de los hechos que, de alguna manera, aparecen en la causa como de decisiva
relevancia para la pronta decisión del litigio". (91)
Veamos lo que ocurre con los honorarios generados por el trabajo en los procesos
extra-concursales. Es común que en los incidentes se impongan las costas a una de las
partes y que se difiera la regulación para cuando el expediente cuente con pautas
monetarias concretas. (92) En ocasiones pasa lo mismo con una sentencia definitiva (93),
a pesar de que la mayoría de los ordenamientos arancelarios locales estatuyen la
obligación de incluir las regulaciones en las sentencias. (94)
En tales supuestos no cabe la menor duda que el letrado de la parte triunfante en esa
incidencia es acreedor del condenado en costas (95), restando únicamente la
determinación del monto de su estipendio.
De allí que tiene resuelto la Jurisprudencia que "La falta de resolución regulatoria no
representa obstáculo para que un crédito por honorarios sea incluido en el pasivo
concursal al solo efecto del cómputo de mayorías del art. 45 de la LCQ(96), toda vez que
aquélla no es en sí misma el título hábil para una verificación causada por honorarios,
sino la labor efectivamente desplegada por el profesional que es la que genera el
derecho a los estipendio". (97)
¿Cómo debe procederse en estos casos? Muy simple, como dice la Ley: el profesional
debe solicitar la verificación tempestiva explicando el monto por el cual pide ser
considerado acreedor, relatando circunstanciadamente la causa de su crédito y
haciendo los cálculos correspondientes conforme a la ley de aranceles (art. 32 LCQ). Los
demás acreedores podrán hacer observaciones (art. 34 LCQ), la sindicatura se expedirá
(art. 35 LCQ) y finalmente el Juzgado resolverá verificar o declarar admisible o
inadmisible la pretensión (art. 36 LCQ). (99)
Mucho más clara es la situación del profesional que ya cuenta con una regulación de
honorarios de primera instancia (aunque se haya apelado la resolución que impone las
costas o la que fijó el monto del honorario). En principio el juez del concurso deberá
considerar a ese fallo fundamento de admisión del crédito, a menos que tenga serias
razones para apartarse de él.
Esta visión del problema, además de ajustarse a una interpretación lógica de las normas
de la ley, contempla que el deudor y los demás acreedores tienen derecho a saber
quiénes son todos los acreedores involucrados por el concurso y cuál es el monto del
pasivo concursal, pues esos son datos fundamentales, tanto para el deudor para
elaborar la propuesta de acuerdo, como, por supuesto, para los acreedores, con el
objeto de formar criterio acerca de la aceptación o el rechazo de esa propuesta. Esto es
tan válido respecto de los créditos líquidos como los ilíquidos, hayan sido o no
reconocidos por el concursado en la presentación. (100)
(2) BARACAT, Edgar J., "La conducta procesal de las partes y la verificación de créditos",
JA, 2004-II-1060.
(3) No obstante, esta dificultad puede ser superada por distintas vías. Los códigos
procesales contienen normas que establecen que la obligación de comparecer a
declarar como testigo rige hasta cierta distancia entre el domicilio del declarante y la
sede del tribunal. Además, nada impide que (aunque con cierto sacrificio del principio
de inmediatez) el magistrado disponga que ciertas audiencias sean tomadas en los
Estudios de los abogados de las partes ubicados en el distrito donde tienen sus
domicilios los testigos en la medida, claro está, que se garantice la regularidad del
procedimiento.
(4) En esta materia no sólo hay problemas de jurisdicción y competencia por razón de
la materia sino, incluso, de turno, entre los magistrados del mismo fuero y distrito.
(5) DASSO, Ariel Angel, "La reforma concursal de la Ley 26.086: un remedio preventivo
menos concursal y nada atractivo", DSC, Nº 222, Mayo/06, t. XVIII, p. 517.
(6) Debo disculparme, sobre todo ante Maffía, por el empleo algo promiscuo de
vocablos como "procedimiento" o "proceso" referidos a este tema, herejía a la que
también recurro por comodidad discursiva, contando de antemano que mi otrora
titular de cátedra (por discreción no diré hace cuantos años) tendrá la gentileza de
perdonarme.
(10) RIBERA, Carlos E., "Reglas procesales en los concursos y reseña jurisprudencial",
LLBA, 2004-1051; LETTIERI, Carlos A., "La cosa juzgada de la sentencia de verificación",
JA, 1994-I-815.
(12) HEREDIA, Pablo D., "Ley 26086: nuevo modelo en el régimen de suspensión y
prohibición de acciones y en el diseño del fuero de atracción del concurso preventivo",
http://www.cpcecba.org.ar.
(13) CSJ Mendoza, sala 1ª, 22/03/2005, "Juan Cruz S.A. en j° 20.139/41.943 Juan Cruz
S.A. p/quiebra necesaria s/cas.", MJJ6816.
(14) El principio "electa una vía…" no tiene consagración legislativa como tal en nuestro
país. En algunos supuestos se lo ha encontrado por inferencia a partir de algunas
normas del Código Civil. Tal el caso del art. 2175 CCiv. (Salerno, Marcelo Urbano,
"Daños causados por vicios redhibitorios", DJ, 2008-II, p. 758) o del art. 635 CCiv. sobre
obligaciones alternativas (LLAMBIAS, Jorge J., actualizado por RAFFO BENEGAS, Patricio
J., "Tratado de Derecho Civil. Obligaciones", www.abeledoperrot.com.ar). En otros
resulta de ejercicios de Lógica: si se reclama el cumplimiento de un contrato no puede
exigirse, al mismo tiempo, la indemnización sustitutiva (CNCiv., en pleno, 29/12/1951,
"Méndez, Roberto c. Perrupato de Ferrara, Antonia", LA LEY, 65-719).Este principio ha
sido frecuentemente invocado en el pasado reciente en territorio concursal a partir del
plenario "Pujol" que determinó que quien ha pedido su propia quiebra no puede luego
pedir la conversión en concurso preventivo; pero, en realidad, se trató de un
argumento meramente discursivo que, en el fondo, buscó desterrar la inmoralidad en
tales casos (CNCom, en pleno, 30/05/2002, "Pujol, Juan C. s/Quiebra", LA LEY, 2002-D,
19; GRISPO, Jorge D., "Conversión de la propia quiebra en concurso preventivo. Análisis
del plenario Pujol", DJ, 2002-2-803).
(15) Por ejemplo: CNCom., sala "D", 12/10/2010, "Mazzino Data S.A.", Abeledo Perrot Nº
70067719.
(16) HEREDIA, Pablo D., "Ley Nº 26.086. Nuevo modelo en el régimen de suspensión y
prohibición de acciones, y en el diseño del fuero de atracción del concurso preventivo",
Rev. Argentina de Derecho Empresario, IJ-XL, p. 4. En similar sentido: MOLINA
SANDOVAL, Carlos A., "El cambio de las reglas de juego en el fuero de atracción
concursal", ED, 217-630; Ton, Walter R., "La reforma operada por la ley 26086",
MJD2960.
(17) Se trata de un antiguo problema que ya se estudiaba en épocas de la ley 19.551.
Por ejemplo: PERUZZI, Héctor C., "Verificación de créditos y cosa juzgada", LA LEY,
1987-C, 586.
(19) JUNYENT BAS, Francisco y MOLINA SANDOVAL, Carlos A., "Reformas concursales",
Rubinzal-Culzoni, p. 28.
(21) MOLINA SANDOVAL, Carlos A., "El cambio de las reglas de juego en el fuero de
atracción concursal", ED, 217-630.
(23) MOLINA SANDOVAL, Carlos A., "El cambio de las reglas de juego en el fuero de
atracción concursal", ED, 217-630.
(26) CSJN, 27/12/1996, "Autolatina Argentina S.A. (T.F. 12463-I) c. Dirección General
Impositiva", MJJ12383; ídem, 01/04/1997, "Rodríguez, Serafín Elías c. Estado Nacional -
Mrio. de Defensa - Ejército Argentino s/Haber de retiro de fuerzas armadas y de
seguridad", MJJ18509. BARBADO, Analía R., "La interpretación de las leyes", DJ, 1990-2-
769.
(28) BARACAT, Edgar J., "Una visión del nuevo fuero de atracción en los procesos
concursales (ley 26.086)", MJD3460.
(29) CARRILLO, Hernán G., "Perención de la instancia y feria judicial: una relación que
debe legalizarse", LLLitoral, 1997-407.
(30) PALACIO, Lino E., "Derecho Procesal Civil", t. VII, p. 511 y ss.
(31) CNCiv., sala "D", 16/10/1990, "Lipkin, David c. Batley, John", LA LEY, 1991-C, 7.
(32) CNCom., sala "E", 16/02/2004, "Etcheverry, Antonio A. c. Compañía Argentina de
Seguros Visión S.A.", Abeledo Perrot Nº 35000381.
(33) CNCiv., sala "G", 19/02/2009, "O. de R., N. M. s/sucesión ab-intestato", ED, Digital
(48550); CALDERON, Iván, "El problema de la caducidad en el proceso. Visión
jurisprudencial del asunto", MJD3104.
(35) LOUGE, Beltrán F., "El desistimiento del concurso preventivo", JA, 1996-III-919;
GRISPO, Jorge Daniel, "Desistimiento del Concurso Preventivo en la Ley 24.522: como
sanción y como elección", ED, 170-971; RUBIN, Miguel Eduardo, "El desistimiento del
concurso preventivo en la ley 24.522", ED, 165-1341.
(36) PALAZZI, Pablo A., "El fuero de atracción en la ley 24.522", JA, 1996-III-928.
(37) MOLINA SANDOVAL, Carlos A., "El cambio de las reglas de juego en el fuero de
atracción concursal", ED, 217-630.
(38) RUBIN, Miguel Eduardo, "El desistimiento del concurso preventivo en la ley
24.522", ED, 165-1341.
(39) KIELMANOVICH, Jorge L., "El desistimiento de la acción y el artículo 842 del Código
de la Provincia de Buenos Aires (Ley 13.634)", MJD4265.
(40) LOUGE, Beltrán F., "El desistimiento del concurso preventivo", JA, 1996-III-919.
(42) CSJN, 09/03/2010, "INC S.A. c. Provincia de Buenos Aires", La Ley Online,
AR/JUR/7865/2010.
(43) RODRIGUEZ (h.) Ernesto Máximo, "Un caso curioso: concurso sin acreedores
verificados temporáneamente", ponencia presentada en el XXXIIº Encuentro de
Institutos de Derecho Comercial de Colegios de Abogados de la Provincia de Buenos
Aires, La Costa, 30 de Noviembre y 1° de Diciembre de 2000; CASADIO MARTÍNEZ,
Claudio Alfredo, "Insinuación al pasivo concursal", Astrea, 2ª ed., p. 524.
(44) Del dictamen fiscal en CNCom., sala "B", 07/04/2003, "Las Acacias S.E.C.P.A.
s/quiebra", Abeledo Perrot Nº 30012080.
(45) CCiv y Com. Bahía Blanca, sala 1ª, 19/05/1988, "Zurita, José A. c. Giannini, Eugenio y
otra", LA LEY, 1988-D, 292.
(47) Así ocurre cuando el juez del concurso descubre que el deudor nunca estuvo en
cesación de pagos, que la mayoría de quienes se presentaron como acreedores son,
en realidad, el propio deudor (él directamente o tras el disfraz de distintas sociedades
"pantalla") y sus más cercanos colaboradores, y que, a la larga, todo eso no es más que
un montaje para esquivar la condena de un pleito legítimo. En esa línea, por ejemplo,
en el caso "Unión Argentina de Rugby Asociación Civil s/conc. prev." (Juzg. Nac. Com. n°
17, 23/08/2007, comentado por JUNYENT BAS, Francisco e IZQUIERDO, Silvina, "A
propósito de la interpretación del sistema legal: la revocación de la apertura del
concurso preventivo", DSC, Febrero 2009, año XXII, t. XXI, nº 255), aunque hay
numerosos precedentes en la misma línea desde hace muchos años, según nos refiere
Maciel en un estudio sobre el tema (MACIEL, Hugo D., "La cesación de pagos en la Ley
de Quiebras 24.522", LA LEY, 1997-D, 1280). Más cercano en el tiempo encontramos el
muy difundido caso "Galassi" (Juzg. 1ª Inst. Civ. Com. Bahía Blanca nº 5, 14/11/2001,
"Galassi 2000 S.A. s/conc. prev.", con comentario de VAISER, Lidia, "Una creativa
solución de derecho", ED, 204-529; de la misma autora: "El abuso de derecho en los
procesos concursales", JA, 2003-IV-1328).
(48) Algo así como lo que disponía, para la quiebra, el art. 136 de la ley 19.551, ahora
derogado.
(50) CSJN, 20/02/2001, "Georgalos Hnos. S.A.I.C.A. c. PEN -Mº E Y OSP- ley 25.063 y otro
s/amparo-ley 16.986", EDJ4507.
(51) OLIVERA AGUIRRE, Ricardo Santiago y OLIVERA AGUIRRE, María Mercedes, "El
sistema impugnativo en el proceso concursal y la recurribilidad de las sentencias del
artículo 36 L.C.", ponencia presentada ante el XXIVº Congreso Nacional de Derecho
Procesal, 8 al 10 de noviembre de 2007.
(53) SANCHEZ, Pedro Javier, "Reforma al régimen verificatorio (ley 26.086)", ED, 219-
911; STOLKINER, Armando, "Claroscuros en el nuevo régimen del fuero de atracción
concursal", ED, 217-842. Curiosamente esos mismo autores reconocen que, de todos
modos, la condición de "cosa juzgada" de tales sentencias recaídas en procesos no-
concursales no es predicable respecto del concurso, lo que demuestra, una vez más, la
futilidad de esta supuesta exigencia.
(54) Esta tesis es igualmente predicable respecto del juicio que ha tramitado en
rebeldía, incluso cuando el tribunal optó por proseguir el procedimiento sin abrirlo a
prueba, resolviendo la causa como de puro derecho. Esa sentencia no constituye una
anomalía (TESSONE, Alberto J., "La rebeldía y la determinación de los hechos", JA, 1993-
I-790). En consecuencia, a menos que los demás acreedores, el síndico o el mismo juez
encuentren pruebas de concilio fraudulento entre el pretenso acreedor y el deudor o
descubran que había defensas que no se hicieron valer, la sentencia dictada estando
una de las partes en rebeldía es tan sentencia como todas las demás.
(56) Véase, en ese sentido, el poco alentador panorama que pintan: BARREIRO,
Marcelo G. y TRUFFAT, E. Daniel, "Después del terremoto que originó la ley 26.086
respecto del sistema de verificación, es menester repensar qué sigue en pie y cómo:
sobre la intervención de la sindicatura en juicio continuado ante el juez natural y su
declamada condición de parte necesaria", ED, 218-843.
(57) Me refiero a la Dra. Sierra de Desimoni en el caso "El Expreso Ciudad de Posadas
S.R.L.", mencionado en la referida monografía.
(58) Juzg. Nac. Com. nº 21, Secr. nº 42, 09/10/1991, "Parking Náutico S.A. s/conc. prev.",
crédito de Galmos S.A. Inédito.
(59) Así por ejemplo: Juzg. Nac. Com. nº 22 Secr. nº 43, 06/12/2011, "Agroindustria
Madero S.A. s/Conc. Prev.", decisión del crédito de Avelino O. Borelli. Inédito.
(61) BARACAT, Edgar J., "Una visión del nuevo fuero de atracción en los procesos
concursales (ley 26.086)", MJD3460; GRAZIABILE, Darío J., "Suspensión de acciones y
fuero de atracción en el concurso preventivo. Versión 2006 (ley 24.522, reformada por
la ley 26.086)", JA, 2006-II-1345; STOLKINER, Armando, "Claroscuros en el nuevo
régimen del fuero de atracción concursal", ED, 217-842.
(62) PAIVA, Martín, "De la causa en la verificación concursal con títulos abstractos", JA,
2005-I-1005.
(64) SANCHEZ, Pedro Javier, "Reforma al régimen verificatorio (ley 26.086)", ED, 219-
911.
(65) Vale dejar sentado que, como brillantemente lo ha expresado la Dra. Kemelmajer
de Carlucci en el caso "Lorenzo", si bien "el juez concursal puede revisar las sentencias
dictadas por otros jueces, antes del concurso, en juicios individuales", "... esta facultad
debe ser ejercida con suma prudencia, ante el escándalo jurídico que pueden significar
la diversidad de soluciones" (SC Mendoza, Sala I, 20/06/1996, "Lorenzo, José", LA LEY,
1997-B, 188).Por eso ni el síndico ni el concursado pueden desconocer la sentencia sin
tener un motivo grave (BARACAT, Edgar J., "Revocación de cosa juzgada por dolo en el
procedimiento verificatorio ¿La pretensión autónoma de nulidad por cosa juzgada
írrita o fraudulenta en la verificación de créditos?", JA, 2005-IV-1137; TRUFFAT, E.
Daniel, "Fuero de atracción en los concursos", Astrea, p. 163).
(66) RIVERA, Julio C., "La eficacia de la cosa juzgada material ante los juicios
concursales", LA LEY, 1998-C, 1354; CONIL PAZ, Alberto, "Disparidades sobre la cosa
juzgada concursal", LA LEY, 1997-B, 188; STOLKINER, Armando, "Claroscuros en el
nuevo régimen del fuero de atracción concursal", ED, 217-842; BOQUIN, Gabriela
Fernanda, "Excepción de cosa juzgada y crisis de la vía verificatoria" en "Nuevas
tendencias en la jurisprudencia societaria y concursal", Fundasud, 2009, p. 108; DE
CESARIS, María Cristina, "Controversias en la verificación de créditos", LA LEY, 2009-A,
742.
(67) En cambio, el art. 5° de la ley 26.086, al reformar el art. 56 LCQ, sí habla de una
sentencia "firme". Ello no debe llevarnos a la confusión. Ese texto modificado del art.
56 LCQ está referido exclusivamente a quien desea seguir el juicio extra-concursal
hasta alcanzar una sentencia pasada en autoridad de cosa juzgada y, recién entonces,
ir al concurso a pedir la verificación "tardía". Esa variante es usualmente seguida por
los titulares de créditos de fuente laboral, mayoritariamente privilegiados, quienes, por
lo tanto, no tienen interés en votar el acuerdo para quirografarios (DASSO, Ariel Angel,
"La Reforma Concursal de la Ley 26.086: un remedio preventivo menos concursal y
nada atractivo", DSC, Nº 222, Mayo/06, t. XVIII, p. 517). Además es la vía predilecta de
los abogados de los trabajadores, pues permite que, en los tribunales laborales, se les
regulen honorarios que, de optarse por el procedimiento de verificación tempestivo,
jamás lograrían. Lo que se ha buscado con la nueva redacción del mencionado art. 56
LCQ fue permitirles a esos abogados y acreedores laborales escapar del régimen de
caducidad de los dos años y de las costas que la jurisprudencia anterior imponía a
quienes venían a pedir la verificación tardíamente, concediéndoles seis meses de
gracia. No hay ninguna razón para que esa referencia a la "sentencia firme" se
extrapole a otras situaciones, en particular a quienes piden la verificación basados en
un juicio extra-concursal.
(68) CNCom, Sala "A", 09/02/2010, "Piasek, Sergio A. s/quiebra", Abeledo Perrot Nº
70060411.
(69) CSJN, 05/10/2010, "Empresa Provincial de Energía de Santa Fe c. Administración
Federal de Ingresos Públicos - Dirección General Impositiva —AFIP-DGI—", Abeledo
Perrot Nº 70066346.
(72) CNCom., sala "A", 06/10/2011, "Cepa S.A. s/quiebra s/inc de verificación y pronto
pago por Schoeff, Jorge Luis Aníbal", MJJ70979. En el mismo sentido: SIERRA DE
DESIMONI, María Eugenia, "Verificación de créditos condicionales y eventuales",
ponencia presentada en las XIas Jornadas de Institutos de Derecho Comercial de la
República Argentina, Comisión de Derecho Concursal, Corrientes, 10 de mayo de 2004.
(74) CNCom., sala "A", 30/08/2011, "Taboo S.R.L. s/conc. prev.", Boletín de
Jurisprudencia de la Cám. Nac. Com. Ficha Nº 000059556. En contra, aunque con
notable ausencia de fundamentos: "Es admisible la verificación de un crédito en
carácter eventual, no obstante mientras no se cumpla la condición a que está sujeto
ese crédito o mientras el mismo no adquiera plena exigibilidad, su titular no tiene
facultades para negociar el acuerdo, no se computa a los efectos del cálculo de las
mayorías y tampoco percibe las prestaciones concordatarias" (CNCom., sala "E",
08/02/2010, "Leuzzi, Catalina s/conc. prev.", MJJ54651).
(75) CSJ Mendoza, sala Iª, 10/05/2006, "Trías, Humberto Bernabé en Trías, Humberto
Bernabé s/Con Prev s/inc casac.", MJJ7525. CARREGA, Francisco J., "Los créditos
condicionales en el concurso preventivo", MJD3030; SIERRA DE SIMONI, María E.,
"Verificación de créditos condicionales y eventuales", en obra colectiva coordinada por
Martín Arecha y otros, "Verificación de créditos", Ad Hoc, p. 191.
(76) VILLANUEVA, Julia, "Concurso preventivo", p. 135; Olivera Aguirre de Pons Bedoya,
María Mercedes, Olivera Aguirre, Ricardo Santiago, Olivera Aguirre de Gonzáles, María
Soledad, ponencia presentada en el IVº Congreso Argentino de Derecho Concursal, La
Cumbre, 2000, t. III, p. 49 citados por REGGIARDO, Roberto S., "La opción del art. 21
inc. 1° de la Ley Concursal", ED, 204-986.
(78) CNCom., sala "E", 21/10/1991, "Smith Becerra, Pablo", JA, 1992-I-597. PRONO,
Mariano R., "Las acciones de contenido patrimonial contra el concursado", LA LEY,
2009-B, 777.
(81) CSJN, Fallos 183-23; 224-531; ídem, 26/06/1979, LA LEY, 1979-D, 368; ídem,
04/07/2003, "Gauchat, Enrique P. c. Dirección Gral. Impositiva", LA LEY, 2003-F, 696.
(82) IGLESIAS, José A., "Fuero de atracción respecto de un proceso sujeto a apelación",
RDCO 1987, pág. 176; VAISER, Lidia, "Fuero de atracción y recurso de apelación en
trámite", ED, 173-563; RIVERA, Julio C., "Instituciones de Derecho Concursal"; 2ª ed.,
Rubinzal-Culzoni, t. I, p. 349.
(84) SCJ Mendoza, sala 1ª, 11/11/1991, "Centeleghe, Gastón e Iandolino, Pascual", LA
LEY, 1992-D, 31.
(85) CNCom., sala "D", 18/10/2010, "Rybnik, Ignacio c. Smoguen S.A. s/conc. prev.
s/ordinario", MJJ60549.
(86) CNCom., sala "B", 11/06/2009, "Inlica S.R.L. s/quiebra c. AFIP s/Ordinario", JJ50233.
(87) CNCiv. y Com. Fed., sala IIIª, 14/02/2006, "Banco de la Nación Argentina c. Athuel
Electrónica S.A.", MJJ6898.
(88) CNCom., sala "C", 19/09/2002, "Emprendimientos Tenísticos S.A. c. Suárez, Paola",
Gaceta de Paz del 19/09/2002; ídem, 26/09/2006, "Raijel, Horacio c. Monroe Americana
S.A.", http://ar.vlex.com.
(89) CAp. Puerto Madryn, 28/05/2010, "Bosch, Juan Manuel s/inc. de revisión en autos
"Harengus S.A. s/conc. prev.", MJJ59056. En similar orientación: CNCom., sala "C",
09/08/2011, "Pascale y Laquis Sociedad de Hecho de Laquis Luis María y Pascale
Antonio s/conc. prev. s/inc de revisión por YPF S.A.", MJJ68811; CCiv. y Com. Córdoba,
sala 3ª, 16/10/2007, "Compumax S.R.L. s/quiebra pedida simple s/Recurso de revisión
iniciado por la concursada en el crédito del Banco de la Prov. de Córdoba", MJJ17093.
(90) Fallo citado en primer término en la nota al pie precedente donde se invoca en
apoyo a ROUILLON, Adolfo A. y MICELLI, María I., "Código de Comercio anotado y
comentado", La Ley, t. IV-A, p. 414.
(91) CNCom., sala "B", 11/06/2009, "Inlica S.R.L. s/quiebra c/AFIP s/ordinario", JJ50233.
(92) CCiv. y Com. Mar del Plata, sala 3ª, 16/03/2012, "Errobidart, Juan Pablo v. Tirso
Bilbao - Bilbao César Sociedad de Hecho", Abeledo Perrot Nº AP/JUR/95/2012.
(93) CCiv. y Com. Jujuy, sala Iª, 29/06/2012, "Zorrilla, Odilon c. Salas, Gustavo Walter", La
Ley Online, AR/JUR/28850/2012; CCiv. y Com. Mar del Plata, sala IIIª, 12/06/2012,
"Chirico, Carina c. Consorcio Coprop. Edif. Eiffel XXXI", La Ley Online,
AR/JUR/24521/2012.
(95) Por cierto, también lo serán los peritos que hubieran intervenido.
(97) CNCom., sala "D", 04/02/2008, "Farjat, Carlos s/conc. prev.", ED, 228-100.
(98) Voto de la Dra. Kemelmajer de Carlucci, SCJ Mendoza, sala 1ª, 02/04/2002, Expte.
70.215, "Bayón, Jorge Luis y otro en j. 3382/38509 Vázquez Soaje, Esteban y Jorge Luis
Bayón en Jº 38.014 Vizcaíno p/conc. rev. s/rec. rev. s/cas.", citado por MORO, Carlos E.,
"Ley de Concursos", Ad-Hoc, t. 1º, p. 754. En la misma orientación: CCiv. y Com. Paraná,
sala IIa, 31/03/2008, "Asociación de Trabajadores Municipales s/conc. prev. (hoy
quiebra) s/Inc de verificación tardía por Rene S. Bonfils y Nora I. Puccheta", ED, 229-
134.