Estudio Del Origen de La Hegemonía Del Cristianismo
Estudio Del Origen de La Hegemonía Del Cristianismo
Estudio Del Origen de La Hegemonía Del Cristianismo
Delimitación y alcance: análisis histórico con revisión de la filosofía de respaldo para notar sus
antecedentes
Fuentes: mircea eliade, historia de las creencias e ideas religiosas (tomo II y III),
Constantino 1
Hacer un proyecto de estudio, delimitar que parte de cada autor voy a ver. indice
Empezar el estudio ()
Índice:
8 Conclusiones
1 Orígenes del cristianismo base mitológica e influencias
Todo parte con una secta de judíos milenaristas que esperaba la pronta venida del reino de los cielos
a la tierra, que acabaría con el dominio romano, Imperio extranjero, pagano y politeísta a los ojos de
los judíos
Un asceta, Juan Bautista, empezó a recorrer la región del Jordán, «pregonando un bautismo, para
que se arrepintieran y se les perdonaran los pecados». El historiador Flavio Josefo lo describe
como «un hombre honesto» que exhortaba a los judíos a practicar la virtud, la justicia y la piedad.
De hecho, era un auténtico profeta, iluminado, irascible y vehemente, en abierta rebelión contra las
jerarquías política y religiosa judías.
Jefe de una secta milenarista, Juan anunciaba la inminencia del Reino, pero sin reivindicar el título
de Mesías. Su llamada tuvo un eco considerable. Entre los miles de personas que acudían de toda
Palestina para recibir su bautismo se hallaba Jesús, originario de Nazaret de Galilea. Según la
tradición cristiana, Juan reconoció en él al Mesías…
Esta predica de la “buena nueva” de la expiación por el bautismo, y la pronta llegada de un nuevo
reino, distinto al Imperium Romano, genera preocupación por el orden social de parte de las
autoridades de ocupación, y de los mismos líderes judíos, colaboradores con la pax romana.
Durante algún tiempo (también) practicó Jesús el bautismo, al igual que Juan Bautista y
probablemente con mayor éxito. Pero al enterarse de que el profeta había sido encarcelado por
Herodes, Jesús abandonó Judea y marchó a su país natal. Flavio Josefo explica el gesto de
Herodes por el miedo:
Temía las consecuencias del influjo de Juan Bautista sobre las masas y la consiguiente rebelión. En
cualquier caso, lo cierto es que su encarcelamiento desencadenó la predicación de Jesús…
Desde su llegada a Galilea, Jesús proclamaba el evangelio, es decir, la buena noticia: «Se ha
cumplido el plazo, el reinado de Dios está cerca. Arrepentíos y creed la buena noticia». Este
mensaje expresa la esperanza escatológica que, con pocas excepciones, dominaba la religiosidad
judía desde un siglo atrás. Siguiendo a los profetas y también a Juan Bautista, Jesús predecía la
inminente transformación del mundo. Tal es la esencia de su predicación
Desde el encarcelamiento de Juan, Jesús queda a la cabeza de la secta, ungido como mesias, y con
mayor convocatoria para sus predicas y bautizos, también es perseguido por parte de las autoridades
de ocupación romana, entonces Jesús huye a su tierra natal para no sufrir la suerte de Juan.
mircea eliade
"Lejos de ser la religión o la tradición exotérica que conocemos actualmente bajo este
término, en sus orígenes el Cristianismo tenía, tanto en sus ritos como en su doctrina,
un carácter fundamentalmente esotérico y por consiguiente, iniciático. Encontramos
confirmación de ello en que la tradición islámica considera al Cristianismo primitivo
propiamente como una tariqah, es decir, una vía iniciática y no como una shariyah o
legislación de orden social dirigida a todos; lo cual es tan cierto que posteriormente se
tuvo que suplir esta falta con la constitución de un derecho "canónico" que en realidad
no fue más que una adaptación del antiguo derecho romano, o sea, algo que vino
enteramente del exterior y no un desarrollo de lo que estaba contenido en el
Cristianismo en sí.
Esto es que el cristianismo primitivo carece de una estructura legal que regle su parte
cotidiana o exotérica, ya que este es tomado de su contexto cultural romano, a
diferencia del judaísmo que si tenía una legislación exotérica con las leyes reveladas a
moisés… entonces “El Nuevo Testamento carece de este carácter legislativo de lo cual
Guénon deduce que no estaba destinado a fecundar una religión nueva con una
sociedad también nueva y abierta a todos.” (J.M. d'Ansembourg)
También Guenon nos habla de la singularidad del cristianismo, al carecer de lengua
sagrada que le sea propia, ya que la única fuente de los evangelios de Jesús son
escritos en griego, aunque evidentemente no era la lengua hablada por Jesús, sino por
Saúl de tarso.
Resumiendo, Guenon nos dice “Para que esto haya sido posible, es necesario que la
Iglesia cristiana, en los primeros tiempos, haya constituido una organización cerrada o
reservada, en la cual no todos eran admitidos indistintamente, sino solamente los que
poseyeran las cualificaciones necesarias para recibir válidamente la iniciación bajo la
forma que se puede llamar «crística»; y se podrían sin duda encontrar aún muchos
indicios que muestran que fue efectivamente así, aunque sean generalmente
incomprendidos en nuestra época y que, debido a la tendencia moderna a negar el
esoterismo, se busca a menudo, de una manera más o menos consciente, desviarlos
de su verdadero significado”
La primera iglesia estaba constituida por judíos fariseos de Jerusalén (hebreos) y los
judíos de la diáspora, especialmente venidos de zona de cultura griega (helenistas).
Ambos grupos interpretando una visión diferente del cristianismo, el primero como
secta interna del judaísmo, arraigada en las costumbres hebreas, recelosa de la
predica a los gentiles y la difusión de la “buena nueva”, en cambio, los helenistas,
formados en cultura griega, con mucha más perspectiva y recursos culturales, quiere
darle un carácter más abierto, una mezcla de la cultura gentil (griega) y la judía de
adoración a yahwe.
Una vez ocurrida la muerte de Jesús, sus principales seguidores, los apóstoles, se dispersan ya que
son perseguidos por judíos y romanos… es aquí cuando un judío-romano, Saulo de la ciudad de
Tarso (actual turquia) judío en la diáspora, creció educado en la cultura griega aún viva en tarso,
de donde obtuvo también la ciudadanía romana por nacimiento, después en Jerusalén donde “a
los pies del rabino (fariseo) gamaliel” terminaría su formación, lo más probable que para rabino.
Colaborando con el zanhedrin persigue a la nueva secta que reniega de las leyes y poder del
sacerdocio rabínico, es en este contexto de persecución de los seguidores de Jesus, y en el
contexto del gran poderío del imperio romano, es que este judío de cultura griega y ciudadanía
romana, tiene una epifania, y se convierte a la nueva fe, su epifanía en el camino a damasco y su
sanación por parte de Ananías… es llamado por Jesús resurrecto.
Los Hechos de los Apóstoles nos dejan entrever la vida de la primera comunidad cristiana de
Jerusalén, a la que el autor da el nombre griego de ekklesia. Aparentemente, los fieles observan
aún la disciplina religiosa tradicional (circuncisión de los recién nacidos varones, purificaciones
rituales, descanso del sábado, plegaria en el templo). Pero se reúnen a menudo para la instrucción,
la fracción del pan, los ágapes y la oración de alabanza. Sin embargo, los Hechos, que citan
numerosos ejemplos de la predicación a los no creyentes, nada nos dicen sobre la instrucción
dirigida a la comunidad. En cuanto a la organización económica, los Hechos precisan que «los
creyentes vivían todos unidos y lo tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y lo repartían
entre todos según la necesidad de cada uno». Permanecían a la espera de la segunda venida de
Cristo.
Los fariseos, favorables a los conversos de origen jerosolimitano (los «hebreos»), eran hostiles a
los prosélitos reclutados entre los judíos de la diáspora (los «helenistas»); les reprochaban su
despego con respecto al templo y a la Ley…
… Los «helenistas» constituían un pequeño grupo de judíos establecidos en Jerusalén y convertidos
al cristianismo. No tenían en gran estima el culto celebrado en el templo. En su discurso dijo
Esteban (lapidado por orden de pablo o saul de tarso): «El Altísimo no habita en edificios
construidos por hombres»
Eliade
Aunque en los tiempos posteriores a Jesús, roma persiguió el cristianismo, por atentar contra la
religión estatal, era permeable a otras religiones orientales, coincidentemente con la
diversificación del origen de los senadores y aun de los emperadores, es así que el culto a los
dioses imperiales, tenía que convivir con otros cultos, perdiéndose la unidad social en un imperio
cada vez más amplio y difícil de mantener unido. A la vista de esto, el emperador Aureliano
introduce el culto al sol invictus, un culto solar monoteísta y universalista, capaz de dar unidad y
proyección a un imperio en expansión.
A partir del siglo II, la negativa a celebrar el culto imperial fue la principal causa de las
persecuciones contra los cristianos. AI principio, con excepción de la carnicería ordenada por
Nerón, las medidas anticristianas fueron fomentadas sobre todo por la hostilidad de la opinión
pública. En el curso de los dos primeros siglos, el cristianismo fue considerado religio illicita; los
cristianos eran perseguidos por practicar una religión clandestina, sin autorización oficial. En el
año 202, Septimio Severo publicó el primer decreto anticristiano, prohibiendo el proselitismo.
Poco tiempo después, Maximino atacó a la jerarquía eclesiástica, pero sin éxito. Hasta el reinado
de Decio, la Iglesia se desarrolla en paz. Pero en el año 250, un edicto de Decio obliga a todos los
ciudadanos a ofrecer sacrificios a los dioses del Imperio. La persecución duró poco, pero fue muy
severa, lo que explica el gran número de apostasías. Sin embargo, gracias sobre todo a sus
confesores y a sus mártires, la Iglesia salió victoriosa de la prueba. La represión decidida por
Valeriano en los años 257-258 fue seguida de un largo período de paz (260-303). El cristianismo
logró infiltrarse en todo el Imperio y en todas las clases sociales (incluso en la familia del
emperador...).
La última persecución, la de Diocleciano (303-305), fue la más larga y sangrienta. A pesar de la
situación dramática del Imperio, la opinión pública se mostró esta vez menos hostil hacia los
cristianos.
Pero Diocleciano había tomado la decisión de aniquilar este movimiento religioso exótico y
antinacional, precisamente para reforzar la idea del Imperio; pretendía reanimar las viejas
tradiciones religiosas romanas y sobre todo exaltar la imagen cuasidivina del emperador.
Pero la herencia de la reforma de Augusto se había desmoronado paulatinamente. Los cultos
oriundos de Egipto y del Asia Menor gozaban de una sorprendente popularidad y contaban además
con la protección imperial. Cómmodo (185-192) se había hecho iniciar en los Misterios de Isis y de
Mitra; Caracalla (211-217) había fomentado el culto del dios solar sirio, el Sol invictus. Algunos
años más tarde, el emperador sirio Heliogábalo, que era sacerdote del dios de Emesa, introdujo su
culto en Roma. Heliogábalo fue asesinado en el año 222 y el dios sirio proscrito de la ciudad. Sin
embargo, como veremos más adelante (véase pág. 477), Aureliano (270-275) logró introducir de
nuevo, y con éxito, el culto del Sol invictus.
Aureliano había entendido que era inútil exaltar únicamente el gran pasado religioso de Roma y
que era necesario además integrar la venerable tradición romana en la teología solar de estructura
monoteísta, la única religión que contaba con posibilidades universalistas.
…Para las autoridades, el cristianismo era no sólo culpable de ateísmo y del crimen de lesa
majestad, sino que resultaba sospechoso de toda clase de crímenes, desde la orgía y el incesto al
infanticidio y la antropofagia. Para la minoría selecta pagana, los dogmas esenciales de la teología
cristiana —la encarnación del Salvador, sus sufrimientos y su resurrección— resultaban
sencillamente ininteligibles.
De todas formas, la intransigencia fanática de esta nueva religión de salvación hacía ilusoria la
esperanza de una coexistencia pacífica con las religiones politeístas.
Es en este escenario, con gran parte del imperio profesando un culto solar monoteísta que
proclamaba una roma imperecedera después de la renovación de la escatología augusta que aseguro
el regeneramiento del tiempo romano. Es aquí donde, especialmente a las clases bajas e ignorantes,
sin mucha esperanza en una dinámica social que los eleve, la mayoría de las veces, esclavos, el
culto cristiano, ofrece la “buena nueva”, la promesa de un pronto cambio del orden, donde los fieles
serán rescatados para el nuevo reinado del dios único sobre la tierra. Otra religión monoteísta, pero
con una promesa de cambio y redención, de vida más allá de la muerte, una nueva era de paz y
justicia… hace que se extienda subterráneamente y llegue incluso al gobierno imperial.
Es Constantino quien conoce el cristianismo por su esposa, ve en esto una posibilidad de darle al
imperio una nueva vida, con un cristianismo de monjes fanáticos y una masa de cristianos cada vez
más grande, con una fuerza moral y sentido de comunidad que asegurarían la obediencia al
emperador. Por esto deja de perseguir oficialmente al culto cristiano con el edicto de Milán del 313,
aun mas, pasa a ser religión privilegiada mientras se perseguían las otras, permitiendo no tan solo el
culto, si no que los cristianos pudieran ocupar altos cargos de altas magistraturas de gobierno. Este
gesto marca el inicio del fin del paganismo politeísta en Europa, que cae junto con la unidad del
imperio romano.
Como ya hemos visto, Aureliano había comprendido la importancia de una teología de estructura
solar monoteísta para asegurar la unidad del Imperio. Reintrodujo el dios de Emesa en Roma, pero
modificando radicalmente la estructura y el culto. Fueron cuidadosamente eliminados los
elementos sirios y el servicio se confió a los senadores romanos. Se fijó el aniversario del Deus Sol
Invictus el 25 de diciembre, «día natalicio» de todas las divinidades solares orientales.
El carácter universalista del culto y de la teología solar había sido reconocido o presentido por los
devotos griegos y romanos de Apolo- Helios, así como por los adoradores de Mitra y de los Baales
sirios. Aún más, los filósofos y los teólogos eran en gran número adeptos de un monoteísmo de
estructura solar. En efecto, las tendencias al monoteísmo y al universalismo, características de
finales del siglo II, llegan a predominar durante el IV. Los numerosos sincretismos religiosos, los
Misterios, el desarrollo de la teología cristiana del logos, el simbolismo solar aplicado a la vez al
Emperador y al Imperium ilustran la fascinación que ejercían la noción del Uno y la mitología de
la Unidad.
Antes de convertirse, Constantino (306-337) era adepto del culto solar y veía en el Sol Invictus el
fundamento de su Imperio. El sol aparece abundantemente representado sobre los monumentos
figurativos, las monedas y las inscripciones. Pero, a diferencia de Aureliano, para quien el Sol
Invictus era la divinidad suprema, Constantino consideraba al sol como el más perfecto símbolo de
Dios. La subordinación del sol al Dios supremo fue probablemente la primera consecuencia de su
conversión al cristianismo, pero la idea había sido ya expuesta por el neoplatónico Porfirio.
El cristianismo había demostrado ya su fuerza y vitalidad antes de la conversión de Constantino.
Hacia el año 300, la comunidad cristiana era el grupo mayor y mejor organizado en Alejandría y
en
Antioquía. Aún más, el antagonismo Iglesia-Imperio perdía progresivamente su intransigencia. Los
últimos apologetas, Lactancio (240- c. 320) y Eusebio de Cesárea (263-c. 339), proclamaban que el
cristianismo era la única esperanza para salvar al Imperio.
Las causas del triunfo final de la predicación cristiana son muchas. Ante todo, la fe inquebrantable
y la fuerza moral de los cristianos, su valor ante la tortura y la muerte, admirado incluso por sus
peores enemigos, Luciano de Samosata, Marco Aurelio, Galieno, Celso. Por otra parte, la
solidaridad de los cristianos no tenía rival; la comunidad asumía el cuidado de las viudas, los
huérfanos, los ancianos y rescataba a los prisioneros de los piratas. Durante las epidemias y los
asedios que sufrían las ciudades, los cristianos eran los únicos que curaban a los heridos y
sepultaban a los muertos. Para todos los desarraigados del Imperio, para las multitudes que
sufrían de soledad, para las víctimas de la alienación cultural y social, la Iglesia era la única
esperanza de hallar una identidad y de recuperar el sentido de la existencia. Al no existir barreras
sociales, raciales o intelectuales, cualquiera podía hacerse miembro de aquella sociedad optimista
y paradójica en la que un poderoso ciudadano, chambelán del emperador, se postraba ante un
obispo que quizás era un antiguo esclavo suyo. Es muy probable que ninguna otra sociedad
histórica haya conocido ni antes ni después el equivalente de esta igualdad, de esta caridad y de
este amor fraterno que se vivían en las comunidades cristianas de los cuatro primeros siglos.
La innovación más inesperada, que además tuvo consecuencias notables en la historia religiosa,
cultural y social de Europa, fue el monacato, caracterizado por el alejamiento del mundo y una
dura ascesis.
Hacia finales del siglo IV, desde Mesopotamia al norte de África se produce una oleada de
violencias protagonizadas por los monjes.
En el año 388 incendian una sinagoga en Callínico, cerca del Eufrates, y aterrorizan a las
aldeas sirias en las que había templos paganos; en el año 391, el patriarca de Alejandría,
Teófilo, los llama para «purgar» la ciudad del Serapeo, el gran templo de Serapis. Por la
misma época, penetran violentamente en las casas de los paganos para buscar sus ídolos.
En el año 415, un grupo de monjes fanáticos comete uno de los más odiosos crímenes
conocidos en la historia: acaban a golpes con Hipatia, la noble filósofa de Alejandría, a la
que su discípulo, el obispo Sinesio, evoca como «madre, hermana, maestra
y bienhechora».
Ningún acontecimiento ilustra el fin «oficial» del paganismo como el incendio del
santuario de Eleusis en el año 396 por Alarico, rey de los godos. Pero tampoco habrá otro
ejemplo que traduzca mejor el misterioso proceso de ocultación y de continuidad de la
religión pagana. Durante el siglo v, el historiador Eunapio, que se había iniciado en los
Misterios de Eleusis, relata la profecía del último hierofante legítimo. En presencia de
Eunapio, el hierofante predice que su sucesor será ilegítimo y sacrilego; ni siquiera será
ciudadano de Atenas, y lo que es aún peor, se tratará de alguien que, «consagrado a otros
dioses», estará ligado por juramento «a presidir exclusivamente sus ceremonias». A causa
de esta profanación, el santuario será destruido y desaparecerá para siempre el culto de
las dos Diosas. En efecto, prosigue Eunapio, un alto iniciado de los Misterios de Mitra (en
los que tenía el grado de pater) llegó a ser hierofante, el último de Eleusis, pues poco
después se infiltraron los godos de Alarico por los desfiladeros de las Termopilas, seguidos
de «hombres vestidos de negro», los monjes cristianos, y el más antiguo e importante
centro religioso de Europa quedó definitivamente destruido.
Es con Teodosio que el cristianismo pasa a ser religión oficial de Roma, con el edicto de
tesalonica del 380, en un último esfuerzo por mantener su unidad… sin embargo, después
de su muerte es que el gran imperio romano termina por dividirse en uno occidental y otro
oriental ambos imperios oficialmente cristianos.
Con esto el cristianismo se expande de forma imperialista tomando el carácter intolerante
de su raíz semita y el universalismo del imperio, constituyéndose en la religión absoluta del
mundo hasta entonces conocido.
4 Desarrollo medieval escolástica y cruzadas
El nuevo imperio dividido ya no tiene la fuerza de su era dorada, su unidad social ya está
minada por el cristianismo. Las invasiones de los pueblos barbaros en occidente y el la
expansión del islam, acaban con la continuidad de las familias que gobernaban roma…aun
así, los nuevos regentes barbaros continúan manteniendo la estructura heredada, tanto en
cargos como en prácticas, prolongándose en una relativa paz, solo perturbada por las
periódicas luchas entre diferentes tribus que querían hacerse del botín cultural que era la
civilización romana. Esta paz relativa mantiene un equilibrio entre oriente y occidente
donde siguen teniendo intercambio económico,
La expansión del Islam produce el natural choque cuando occidente se reúne en torno a la
figura de Carlomagno, es así que Europa se comienza a estructurar en nacionalidades que
hacen frente con sus ejércitos al yihad o guerra santa islámica, esto da el pretexto para que
el cristianismo en armas avance a oriente.
Siendo ambas culturas de origen judeocristiano, se trata de una lucha y expansión en la
misma cosmovisión, 2 culturas construidas con aportes de la europa clásica en occidente, y
la cultura persa o indoaria en oriente.
El cristianismo del misticismo secular de la alta edad media, pasa a ser la justificación para la
geopolítica de las conquistas territoriales de Europa en ultramar, así es como los reyes cristianos
promueven el descubrimiento y conquista de nuevos territorios y almas para Dios, aunque
principalmente por españoles y portugueses, el resto de Europa se suma a la explotación de los
nuevos territorios que abarcaban desde América hasta filipinas.
Este cambio de percepción del universo, de un mundo mas grande, explorable y explotable,
después de la escolástica donde toda idea venia de Dios, aquí, todo territorio es de Dios, del único
Dios Judeo-Cristiano, por lo tanto hay que recuperarlo de los barbaros ignorantes que no viven en
civilización, hay que llevarles la civilización, ganarlos para el dios civilizador.
Es en esta época donde se discute la humanidad de los pueblos barbaros de américa, uno de los
protagonistas de esta discusión, es el fraile dominico, Bartolome de las Casas quien participo en
los viajes de colon a la española, ordenandose fraile dominico y siendo uno de los primeros
encomenderos de américa, a raíz de la esclavización de los indígenas, renuncio a su encomienda y
concurrió a España ante el rey carlos I por un mejor trato a los indígenas
Para dároslo a conocer me he subido yo aquí, que yo soy la voz de Cristo en el
desierto de esta isla, y por tanto me conviene que con atención, no cualquiera,
sino con todo vuestro corazón y con todos vuestros sentidos, la oigáis; la cual
voz será la más nueva que nunca oísteis, la más áspera y dura y más
espantable y peligrosa que jamás pensasteis oír [...] Todos estáis en pecado
mortal y en él vivís y morís, por la crueldad y tiranía que usáis con estas
inocentes gentes. Decid, ¿con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan
cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho
tan detestables guerras a estas gentes, que estaban en sus tierras mansas y
pacíficas, donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos
habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan oprimidos y fatigados, sin darles de
comer y curarlos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les
dais incurren y se os mueren, y por mejor decir los matáis, por sacar y adquirir
oro cada día? ¿Y qué cuidado tenéis de quien los doctrine, y conozcan a su Dios y criador, y sean
bautizados, oigan misa y guarden las fiestas y los domingos? ¿Estos, no son hombres? ¿No tienen
ánimas racionales? ¿No sois obligados a amarlos como a vosotros mismos? ¿Esto no entendéis, esto
no sentís? ¿Cómo estáis en esta profundidad, de sueño tan letárgico, dormidos? Tened por cierto que,
en el estado en que estáis, no os podéis más salvar, que los moros y turcos que carecen y no quieren la
fe de Jesucristo.
Esto generó protestas airadas de los encomenderos, lo que hizo que de las Casas tuviera que regresar
a España, donde siguió aboigando por el bienestar de los indios.
6 la iglesia en el modernismo
Las colonias reportaban grandes ganancias para las casas reales y la iglesia, quienes se
potenciaban mutuamente, los reyes por designio divino eran parte de la justificación de la
sociedad desde el imperio romano, y con las riquezas de las américas, estos se volvían monarquías
absolutas, con una autopercepción de poder inigualable y de alcance universal. Tanto en
conocimiento como en conquistas, la monarquía absoluta, como designada por dios, interpreta su
rol regio en incentivar las artes y la ciencia como formas de elevar su espíritu. Sin embargo este
poder tan grande de parte de la iglesia y de las coronas, generó un apetito de parte de la
burguesía que pronto se manifestaría en el levantamiento de protestas exigiendo un orden
constitucional y luego la división de los poderes del estado, con esto, la iglesia perdería gran parte
del poder que presidio tanto tiempo
Así la revolución industrial de la época moderna trae consigo una nueva sociedad, donde la
ciencia y la técnica son las principales referentes para entender la realidad y los principales
agentes de cambio, que permiten ya al hombre y no Dios, controlar su futuro, esto aleja a la masa
de la iglesia, sin embargo se ve un aumento de iglesias
En este escenario, la iglesia ve como la religión se ve relegada cada vez más y su poder se reduce
ante un laicismo positivista, científico, democrático y determinista… la modernidad. Donde el
paraíso prometido por la buena nueva, se sustituye por el bienestar tecnológico, donde no es
necesario creer en nada aparte del eterno progreso de la técnica.
Es esta presión que provoca la disgregación de las principales iglesias cristianas, tempranamente
con la reforma protestante en el siglo XVI desde donde se separan diversas denominaciones con
sutiles diferencias de dogma, pero conformando grupos cerrados que se disputan el alma de los
feligreses.
7 conclusión y proyecciones
Siendo en su inicio una simple secta profética judía, se transforma en una religión universal y
absoluta, robándole la esencia a otras culturas y religiones de la Tradición. Es así que este
engendro persiste, al parecer por simple azar, o una cuidada planificación que le permite cumplir
un rol en las necesidades de los hombres, desplazando las diversas manifestaciones pre existentes.
En términos prácticos, sirviendo a la ambición hegemónica de los líderes de turno, tal como el
Yahveh del antiguo testamento, le promete a Judá, no el paraíso recuperado, sino potestad sobre
la tierra para sus hijos y los hijos de sus hijos.
Es así que el cristianismo llega al siglo XXI con las más diversas variaciones de cristianismo, desde
unas más conservadoras hasta las más liberales. Predicando sin cansancio en un afán de recuperar
la antigua gloria que ya no volverá pues ya sin la chispa divina de la Tradición robada, el
cristianismo ya no eleva espiritualmente, sino que se limita a consolar las vicisitudes de la vida
desde su propia decadencia.
Siegur as Årvangar