No Cruz No Corona
No Cruz No Corona
No Cruz No Corona
NO CRUZ, NO CORONA
Donde se puede alcanzar
el camino a la salvación
y desmentir a otros
Por
William Penn
Fundador de Pensilvania y West Jersey
Publicado en 1682
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Sobre el auto
Estados Unidos de Europa como una forma de evitar las continuas guerras
en el continente.
Penn eligió quizá el camino más difícil posible para un hombre cristiano: un
cristiano y dirigente del gobierno. Con una valentía que no puedo imaginar,
Penn se abrió paso a través de decisiones, negociación, administración y
gobierno de una región del tamaño de Inglaterra — con fe en su Dios y
acciones que se mantuvieron fieles a sus principios cristianos. A partir de
una tierra salvaje, él forjó una colonia que sobrepasó rápidamente a las
colonias vecinas más antiguas, mientras creó y mantuvo una paz con los
A partir de una tierra salvaje, Penn forjó una colonia que sobrepasó
rápidamente a las colonias vecinas más antiguas, mientras creó y mantuvo
una paz con los indios que nunca fue igualada. Penn caminó la cuerda floja
del poder secular con una humildad cristiana; pocos podrían siquiera
acercarse a sus logros seculares, y escasamente podría alguien ser capaz de
igualar su mantenimiento de la virtud cristiana durante todo ese tiempo. Él
alcanzó los logros de un emperador romano, pero con la bondad y la
mansedumbre del mayor servidor que haya vivido, su Señor Jesucristo. En
verdad, él tenía una nobleza cristiana que probablemente nunca veremos
otra vez en la historia.
Los engaños de trescientos años atrás, como fue descrito por Penn en este
documento, son aún más grandes hoy en día. Las tentaciones y distracciones
del mundo han aumentado de manera estrepitosa — haciendo que sus
advertencias, ruegos, y consejos que están en este escrito sean aún más
importantes hoy en día.
Prólogo
Estimado lector,
para el mundo.
verdad.
corazones, los frutos del cual son amor, paz, gozo, temperancia y paciencia,
amor fraternal, y caridad, ellos puedan en cuerpo, alma y espíritu, hacer una
liga triple en contra del mundo, la carne, y el diablo, los enemigos comunes
de la humanidad; y habiéndolos conquistado a través de una vida de
negación propia, por el poder de la cruz de Jesús, ellos puedan al final
alcanzar el reposo eterno y el reino de Dios.
William Penn
Worminghurst en Sussex, el primer día del sexto mes, del año 1682
CAPÍTULO I
Aunque el conocimiento y la obediencia a la Cruz de Cristo es de una
importancia infinita para las almas de los hombres, ya que es la única puerta
para el verdadero cristianismo, el camino que siempre llevó a la
bienaventuranza de los antiguos cristianos; sin embargo, con dolor extremo
debo decir: es tan poco comprendido, por lo tanto descuidado, y lo que es
peor, tan amargamente contradecido por la vanidad, la
superstición y la intemperancia de los que profesan ser
cristianos, que debemos ya sea renunciar a la creencia de lo que el Señor
Jesús nos ha dicho, que quien no lleva su cruz y viene tras Él, no
puede ser su discípulo (Lucas 14:27); o bien, admitir que la gran masa de
cristianos miserablemente se engaña y se decepciona a sí misma
en su cristianismo y su propia salvación.
3. Es una reflexión triste, pero una verdad innegable, que estos deseos
mundanos llenan el estudio, el cuidado, y la conversación de la
cristiandad miserable. Y, para empeorar las cosas, han aumentado con
el tiempo. Porque a medida que el mundo se hace más viejo, se hace peor. El
ejemplo de edades anteriores lascivas, y sus conclusiones miserable, no han
disuadido, pero han emocionado nuestro tiempo; de modo que la gente de
esta edad se ha vuelto más impía, y han llevado el mal más allá que nunca.
Así que en lugar de avanzar en la honestidad hacia tiempos mejores, se han
hecho escandalosamente peores que los no cristianos. El orgullo cristiano,
las indulgencias lujuriosas, la inmundicia, la embriaguez, los juramentos, la
mentira, la envidia, las murmuraciones, la crueldad, la traición, la codicia, la
injusticia y la opresión, son tan comunes y están tan comprometidos con
dicha invención, y con el exceso, que han hecho tropezar y han
amargado a los no cristianos un grado de ridiculizar el
cristianismo,* que en su lugar, su ejemplo debería ser una inspiración que
lleve a la buena conducta.
como Cristo dijo a los judíos profesantes, la iglesia visible de esa edad. Él
despreció sus alegaciones acerca de Abraham y Moisés, y les dijo claramente
que "todo el que peca es esclavo del pecado" (Juan 8:34). Los líderes
religiosos judíos hicieron la obra del diablo, y por lo tanto eran hijos del
diablo. El argumento siempre tendrá las mismas razones, porque, como
Pablo dijo: sois esclavos de aquel a quien obedecéis, (Rom. 6:16), y Juan
le dijo a la iglesia de la antigüedad, "Que nadie os engañe; el que comete
pecado es del diablo." (1 Juan 3:7-8). ¿Fue Judas mejor cristiano para decir,
"Salve, Maestro", y besar a Cristo? De ninguna manera, eran la señal de su
traición; las señales que él dio a los judíos sanguinarios para que pudieran
identificarlo y detenerlo. Judas lo llamó Maestro, pero lo traicionó;
lo besó, pero lo vendió para que lo mataran; y lo mismo es el
resultado de la religión de los cristianos falsos.
[Si usted intenta guardar todos los mandamientos que están sólo
en el Nuevo Testamento, se sentirá reprimido. Intente estos:
7. Es verdad, aquellos que han nacido de la carne odian y persiguen a los que
han nacido del espíritu, que son la circuncisión del corazón. Parece que ellos
[que realmente son nacidos del Espíritu de Dios] no puede tener ni adorar a
tal y como aparece a través de otros: y, por último, nuevas obras, no con
artificios supersticiosos, o por invención humana, sino los frutos puros del
Espíritu de Cristo que trabajan en ellos, como el amor, gozo, paz,
mansedumbre, paciencia, templanza, bondad fraternal, fe, paciencia,
benignidad y bondad, contra lo cual no hay ley; y aquellos que no tienen el
Espíritu de Cristo, y no caminan en él, el apóstol Pablo nos ha dicho, no son
de él (Rom 8:9); pero la ira de Dios, y la condenación de la ley, estarán sobre
ellos. Porque si no hay condenación para aquellos que están en Cristo; los
que no andan según la carne, sino conforme al Espíritu,* que es la doctrina
de Pablo; los que no andan conforme al Espíritu Santo, en su doctrina, no
están en Cristo: es decir, no tienen ningún interés en él, sólo reclaman la
salvación por Él; y en consecuencia, son condenados.
9. Y la verdad es que la religión de los impíos es una mentira: "no hay paz",
dijo el profeta, "para los impíos" (Isaías 48:22). De hecho no puede haber nada
de paz; son reprendidos en sus propias conciencias, y condenados en su
propio corazón, en toda su desobediencia. A donde quiera que vayan, la
reprensión va con ellos, y muchas veces los terrores también; porque es un
Dios ofendido que les hace remorder la conciencia, y quien, por su luz, pone
sus pecados en orden ante ellos. A veces se esfuerzan por aplacarle por
medio de su devoción y culto carnal, pero en vano; porque la verdadera
adoración a Dios es haciendo su voluntad, la cual ellos violan. El resto es un
halago falso, como el que dijo que iría y no lo hizo (Mateo 21:30). A veces huyen
a los deportes y la compañía de otros para ahogar la voz que los reprende, y
desafila sus flechas, para ahuyentar a los pensamientos de preocupación, y
asegurarse de estar fuera del alcance del perturbador de sus placeres; pero el
Todopoderoso, primero o último, seguramente se adelantará a ellos. No
manera de huir de su justicia final, para los que rechazan los términos de su
misericordia. Los rebeldes impenitentes a su ley entonces pueden pedir a las
montañas, y correr a las cuevas de la tierra, para obtener protección, pero en
vano. Su ojo que todo lo ve penetrará su cobertura más gruesa, y encenderá
una luz en esa oscuridad, que aterrorizará sus almas culpables; y que nunca
se podrá apagar. De hecho, su acusador está con ellos; no pueden librarse de
él más que de sí mismos; él está en medio de ellos y se quedará cerca de
ellos. Ese espíritu que da testimonio a los espíritus de los justos dará
testimonio en contra ellos. No, sus corazones estarán ampliamente en
contra de ellos; y "si nuestro corazón nos reprende", dijo el apóstol Juan,
"Dios es más mayor, y sabe conoce las cosas" (1 Juan 3:20); es decir, no hay
manera de escapar de los juicios de Dios, cuyo poder es infinito, si el
hombre no es capaz de escapar de la condena de sí mismo.
Es en ese orgulloso día cuando los cristianos de lujo aprenderán que Dios no
hace acepción de personas; que todas las sectas y denominaciones serán
consumidas en estas dos clases: las cabras y las ovejas, justos e injustos; y
los muy justos deben tener un juicio para esto; que hizo al hombre santo
decir: "Si el justo con dificultad se salva, ¿en qué irá a parar el impío y
pecador?" (1 Pedro 4:18). Si sus pensamientos, palabras y obras deben pasar la
prueba, y ser objeto de examen ante el juez imperial de los cielos y la tierra,
¿cómo pueden quedar exentos los impíos? No; el que no puede mentir nos
dice que muchos incluso dirán: "Señor, Señor!", expondrán su profesión, y
contarán las obras que han hecho en su nombre, para motivarlo a la
misericordia, y aún así serán rechazados con esta horrible frase: "¡Apartaos
de mí, obradores de maldad! Nunca os he conocido" (Mat 7 : 23). Como si
hubiera dicho: apartaos de mí, hacedores de maldad; aunque me habéis
profesado, nunca los conozco; sus mentiras vanas e impías los han hecho no
aptos para estar en mi santo reino. Váyanse de aquí y vayan con los dioses
que han servido; sus amados deseos que han adorado, y el mundo impío que
han codiciado y adorado tanto. Que estas cosas los salven ahora, si pueden,
de la ira que vendrá sobre vosotros, que es la paga por las obras que ustedes
han hecho. Este es el final de su obra que construyeron sobre la arena; el
aliento del Juez la derribará, y su caída será lamentable. ¡Oh! ahora es que
los justos tienen lo mejor de los impíos que dieron un clamor apóstata en los
tiempos antiguos: "Muera yo la muerte de los justos, y sea mi final sea como
el suyo," (Núm. 23:10).
todos, sin embargo, en realidad Él es el salvador sólo para los que son salvos
por él, y ninguno es salvo por él si vive en esos males por los que se pierde
para Dios y de los cuales Él vino a salvarlos.
CAPÍTULO II
Por todo lo que se ha dicho, ¡oh cristiano! y por esa ayuda mayor que está
disponible, (si ustedes lo usan), la cual es la luz que el Señor ha iluminado
en ustedes; (si no está completamente extinta), es evidente que al principio
puede mostrar cuán grande y completa ha sido la apostasía de ustedes,
quienes , desde el templo del Señor, se han convertido en un refugio de aves
impuras; y en lugar de una casa de oración, una cueva de ladrones, una
sinagoga de Satanás, y el receptáculo de todo espíritu inmundo.
2. Sin embargo, hay piedad en Dios. Aunque Él debe ser temido, no se goza
en la muerte eterna de los pobres pecadores, no, aunque son apóstatas (Eze
18:20-24). Él desea que todos vengan al conocimiento y la obediencia de la
verdad, y se salven. Él ha puesto a su Hijo como propiciación, y lo dio como
salvador para quitar los pecados del mundo entero; de modo que los que
creen y le siguen puedan sentir la justicia de Dios en la remisión de sus
pecados, cuando él borre sus transgresiones para siempre (Mateo 1:21, Lucas 1:77,
Rom 3:25; Heb 9:24-28; 1 Juan 2:1-2). Ahora, he aquí el remedio, una cura infalible
designada por Dios: un elixir precioso, que de hecho nunca falla; y esa
Por eso les digo que a menos que crean que Él, que está a la puerta de su
corazón y llama, y pone sus pecados en orden ante ustedes, y les llama al
arrepentimiento, es el salvador del mundo, morirán en su pecados, y donde
él ha ido ustedes nunca irán. Porque si no creen en Él, es imposible que él
les pueda hacer el bien, o efectuar su salvación. Cristo no obra en contra de
la fe, sino por medio de ella. Se dice de la antigüedad, "No podía hacer
muchos milagros en algunos lugares, debido a que la gente no creía en
él" (Mateo 13:58, Marcos 6:5). Así que, si realmente creen en Él, su oído estará
atento a su voz en ustedes, y la puerta de su corazón estará abierta a
cuando él toque. Ustedes se rendirán a los descubrimientos de su luz, y las
enseñanzas de su gracia serán muy estimadas para ustedes.
salvación, también llevar la cruz cada día yendo tras Él, es el único
testimonio verdadero de haberle recibido, y por lo tanto, es impuesto
por Él como la gran señal del discipulado: "Si alguno quiere venir en
pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. " (Mat. 16:24).
Porque la luz, que Satanás no puede soportar, y con la que Cristo les había
iluminado, lo descubrió en el interior y todos sus acercamientos y asaltos a
vicios escandalosos, que ahora están de moda entre los cristianos, pueden
encontrar ya sea ejemplo o consentimiento entre ellos. Su atención no
estaba en cómo pasar su valioso tiempo en los placeres, sino en cómo
redimirlo (Efe 5:5-6), para tener que esforzarse por su gran salvación, lo cual
ellos hicieron cuidadosamente, con temor y temblor; no con pelotas y
máscaras, con teatros, bailes, festejos y juegos de azar; no, no; asegurándose
que su llamamiento y elección celestiales eran mucho más importantes para
ellos que los pobres e insignificantes gozos de la mortalidad. Porque como
Moisés, habiendo visto lo que es invisible, y habiendo hallado que su bondad
era mejor que la vida, la paz de su Espíritu mejor que el favor de los
príncipes, ya que no temía la ira de César, ellos prefirieron soportar las
aflicciones de los verdaderos peregrinos de Cristo, en lugar de disfrutar de
los placeres del pecado que no eran más que temporales; estimando sus
reproches de más valor que los tesoros perecederos de la tierra. Y si las
tribulaciones del cristianismo fueron más aptas que las comodidades del
mundo, y los reproches de Cristo más valiosos que todos los honores del
mundo, entonces seguramente no habría ninguna tentación que pudiera
sacudir la integridad de los cristianos.
grande de sus almas y juez de sus obras, y así el temor santo decayó y el
amor se enfrió, abundó la vanidad, y los deberes se hicieron gravosos.
Entonces vino la formalidad, en vez del poder de la piedad; la superstición
en vez de la institución de Cristo. A pesar de que la obra de Cristo era alejar
la mente de sus discípulos del templo externo, y los ritos y servicios
carnales, hacia la adoración interna y espiritual de Dios, apta para la
naturaleza de la divinidad; en cambio ahora una adoración mundana,
humana y presuntuosa es traída otra vez; y un sacerdocio, templo y altar
mundanos son re establecidos. Es como cuando los hijos de Dios vieron que
las hijas de los hombres eran bellas (Gen. 6:2); el ojo puro se oscureció, el cual
el arrepentimiento había abierto. El ojo que no había visto ninguna ventaja
fuera de Cristo, llegó a ser un ojo de lujuria, abierto otra vez por el dios de
este mundo. Esos placeres mundanos que hacen que los que los amen se
olviden de Dios, aunque una vez fueron despreciados por amor a Cristo,
ahora comenzaron a recuperar su antigua belleza y el interés de sus afectos;
y, de ser de su gusto, a llegar a ser el estudio, cuidado, y placer de sus vidas.
10. Bueno, por esta posibilidad que les es dada de su terrible caída de la
cristiandad original, y de su verdadera causa – a saber, una negligencia de la
cruz diaria de Cristo – podría ser fácil para ustedes informarse del camino
de su recuperación.
CAPÍTULO III
Oh cristianos, la cruz diaria siempre ha sido el camino hacia la gloria. Por lo
tanto, la siguiente sección, que se relaciona completamente a la doctrina de
la cruz, puede apelar con la mayor cantidad de evidencia y ventaja a la
conciencia de ustedes, ameritando así una consideración seria,--
llamada aptamente por Pablo, ese apóstol famoso y hábil en las cosas
espirituales, "el poder de Dios," aunque para aquellos que perecen, entonces
como ahora, es "locura." Para aquellos que estaban verdaderamente
cansados y cargados, y necesitaban ser liberados, para quienes el pecado era
opresivo y detestable, la predicación de la cruz, por la cual el pecado debía
morir, era el poder de Dios, o una predicación del poder divino por el cual
ellos debían ser hechos discípulos de Cristo e hijos de Dios; y la cruz obró de
manera tan poderosa sobre ellos, que ningún orgulloso o burlador inmoral
podía hacer que ellos se alejaran de la cruz. Pero para aquellos que caminan
por el camino ancho, en la latitud completa de sus deseos, y dedican su
tiempo y cuidados a los placeres de sus apetitos corruptos, para quienes
cualquier yugo o freno es intolerable, la predicación de la cruz es locura.
6. ¡Oh! Esto muestra para la experiencia de cada uno cuán difícil es ser un
verdadero discípulo de Jesús. El camino es de verdad angosto, y la puerta es
muy estrecha, donde ninguna palabra, no, ni un pensamiento debe
deslizarse (Mat 24:42; 25:13; 26:38-41) o escapar el juicio; lo cual requiere tal
atención, tal cuidado, tal paciencia, tal constancia, tal santo temor y temblor
(Fil 2:12). Esto nos da una fácil interpretación para ese duro dicho que dice:
"La carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios " (1 Cor 15:50);
aquellos que son cautivos de los deseos y afectos carnales: porque ellos no
pueden llevar la cruz; y aquellos que no pueden soportar la cruz nunca
deben tener la corona. Para reinar, es necesario primero sufrir (2 Tim 2:12; Rom
8:17).
CAPÍTULO IV
PERO en cuarto lugar, ¿Cuál es el rol y la tarea principal del hombre con la
cruz?
1. Este es en verdad el tiempo crucial para que esta pregunta sea contestada
de manera verdadera, clara y completa. Todos los escritos anteriores sólo
sirven como prólogo para esto; y el no contestar no es menos que
desencaminar el alma de la bendición. Por lo tanto trataré de contestar con
la ayuda de Dios, y con lo mejor del conocimiento que Él me ha dado en la
experiencia de varios años de discipulado.
4. ¿Cuál es nuestra copa y cruz que nosotros debemos beber y sufrir? Estas
son la negación y el ofrecernos a nosotros mismos, por medio del mismo
Espíritu, para hacer o sufrir la voluntad de Dios para su servicio y gloria, lo
cual es la vida verdadera y la obediencia a la cruz de Jesús; todavía angosto,
pero el sendero está claramente marcado y pisado por el ejemplo de Cristo.
Porque cuando no había nadie que pudiera ayudar, nadie que pudiera abrir
los sellos, para dar conocimiento, para dirigir el curso de la recuperación del
pobre hombre, Él vino en la grandeza de su amor y fortaleza; y aunque
vestido con los padecimientos del hombre mortal, siendo fortalecido en el
interior con el poder sin fin de un Dios inmortal, Él pasó por todas las
penurias y dificultades de la humanidad, y primero, antes que todos los
otros, pisó el camino no pisado hacia la bendición.
arruinaron las vidas de masas de personas para mejorar las suyas. Ellos
vencieron a otros, pero no a sí mismos. Cristo conquistó el yo, que los
excedía a ellos en gran manera. Por sus méritos, él fue por lo tanto, el
Príncipe y Conquistador más excelente. Además, ellos avanzaron su imperio
por medio de la rapiña y la sangre, pero Él por sufrimiento y persuasión. Él
nunca usó la fuerza, ellos siempre la usaron. La miseria y la esclavitud siguió
a todas sus victorias; las de él trajeron más libertad y felicidad a los que él
venció. Ellos buscaron nada más que complacerse a sí mismos; en todo lo
que él hizo él buscó complacer a su Padre, quien es el Rey de reyes y Señor
de señores.
6. Hay un yo lícito y otro ilícito; y ambos deben ser negados por amor a Él,
quien en sumisión a la voluntad de Dios no consideró nada muy estimado
para poder salvarnos. Aunque la negación del yo lícito es un concepto
avanzado, que la persona mundana al comienzo de la cruz no necesita
entender, estando preocupado con ávidos sacrificios diarios al placer del yo
ilícito; sin embargo para el beneficio de algunos que están tan avanzados en
esta guerra espiritual como para recibir algún servicio de esto, por lo menos
tocaré este tema.
8. Es la doctrina que él nos enseña con estas palabras, "El que ama a padre o
a madre, hijo o hija, más que a mí, no es digno de mí " (Mat 10:37). Y
nuevamente, "Cualquiera de vosotros que no renuncie a todas las cosas que
posee, no puede ser mi discípulo " (Lucas 14:33). Y él claramente le dijo al
joven rico que si quería tener vida eterna, que debía vender todo y seguirlo a
Él (Marcos 10:21-22); una enseñanza que es tan triste para él como para
aquellos quienes, como él, a pesar de todas sus altas pretensiones de
religión, en realidad aman sus posesiones más que a Cristo. Esta doctrina de
negación propia es la condición para la vida eterna, "El que venga en pos de
mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame " (Mat 16:24). [Y si nuestros
parientes resisten nuestra búsqueda de Dios, y nuestra decisión de seguir a
Cristo con nuestra cruz, debemos arriesgar que escojan retirar su apoyo y
sus afectos de nosotros, cuando escogemos seguir a Dios, en vez de
abandonar nuestra búsqueda].
9. Esto hizo que esos honestos pescadores dejaran sus legítimos oficios y lo
siguieran a Él, cuando Él los llamó, y a otros que esperaron la consolación
de Israel para ofrecer sus propiedades, reputaciones, libertad, y también sus
vidas, lo cual causó el desagrado y la furia de sus familiares y del gobierno
bajo el cual vivían, por la ventaja espiritual que se les acumuló por su
adherencia fiel a su santa doctrina. Es cierto que muchos han excusado
seguirle a Él en la parábola del banquete; algunos habían comprado tierras,
otros se habían casado, y otros habían comprado yugos para sus bueyes, y
no podían venir (Lucas 14:18-20); es decir, un amor inmoderado al mundo los
detuvo. Sus gozos lícitos, en vez de ser sus siervos, se convirtieron en sus
ídolos. Ellos adoraron la búsqueda de estas cosas más que a Dios, y no
quisieron dejarlas para ir a Dios. Pero esto está registrado para reproche de
ellos; y en esto vemos el poder del yo sobre el hombre mundano, y el peligro
que viene del abuso de las cosas lícitas. ¿Qué? ¿Es su esposa más valiosa
para usted que su salvador, y es su negocio más preferible que la salvación
de su alma? ¡Oh! Tengan cuidado que sus comodidades no sean lo primero
– trampas, y después maldiciones. Sobrevalorarlas es provocar a aquel que
las dio para que nos las quite otra vez. Vengan y sigan a Aquel que le da vida
eterna al alma.
11. Pero, por otro lado, los discípulos de Jesús no se niegan a sí mismos sin
un propósito y resultado; y en realidad, Cristo mismo tenía el gozo eterno en
la mirada: "Por el gozo que fue puesto delante de él," dice el autor a los
Hebreos, "sufrió la cruz" (Heb 12:2); es decir, se negó a sí mismo, y soportó
los reproches y la muerte del impío; y despreció la vergüenza, a saber, el
deshonor y escarnio del mundo. Esto hizo que no tuviera temor de ser
reducido; Él lo desairó; y está sentado a la diestra del trono de Dios. Y para
ánimo de ellos, y gran consuelo, cuando Pedro le preguntó lo que debían
tener los que habían abandonado todo para seguirlo a Él, respondió: "De
cierto os digo que en el tiempo de la regeneración, cuando el Hijo del
Hombre se siente en el trono de su gloria, vosotros que me habéis seguido os
sentaréis también sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de
Israel" (Mat 19:27-29), que en ese entonces habían apostatado de la vida y del
poder de la piedad. Esta era la situación de los discípulos, los compañeros
más cercanos a su tribulación, y los primeros mensajeros de su reino. Pero
lo que sigue después es para todos: y "todo aquel que deja casas, o
hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o campos, por
causa de mi nombre, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna " (Mat
19:29). Era esta recompensa, esta eterna corona de justicia, que en cada edad
ha producido, en las almas de los justos, una negligencia santa, sí un
desprecio por el mundo. A esto se debe la consistencia de los mártires, como
a su sangre, el triunfo de la Verdad.
12. Ni es esta una nueva doctrina; es tan antigua como Abraham (Gen 12:1-5).
En varios de los ejemplos más sorprendentes, su vida estaba compuesta de
negación propia. Primero, al dejar su propia tierra, donde podemos bien
suponer que estaba establecido en el medio de la abundancia, por lo menos
suficiencia; ¿y por qué? Porque Dios lo llamó. En verdad esto debería ser
suficiente razón, pero tal es la degeneración del mundo que de hecho no lo
es; y la misma acción, con el mismo incentivo, en cualquiera ahora, aunque
fue elogiado en Abraham, sería ridiculizado. La gente es tan propensa a no
entender lo que ellos recomiendan; no, a despreciar esas acciones, cuando
las ven en las personas de su propio tiempo, las cuales pretenden admirar en
sus antepasado.
13. Pero Abraham obedeció. La consecuencia fue que Dios le dio una tierra
poderosa. Este fue la primera recompensa por su obediencia. La siguiente
fue un hijo en su edad anciana; lo cual agrandó la bendición, después que
había, por naturaleza, pasado el tiempo de que su esposa tuviera hijos (Gen
17:16-19). Sin embargo Dios pidió su querido y único hijo, el gozo de su
ancianidad, el hijo del milagro, y aquel de quien dependía el cumplimiento
de la promesa hecha a Abraham. Por este hijo, yo digo, Dios pidió una gran
prueba, que uno podría pensar muy bien que hubiera vencido su fe y hecho
tropezar su integridad; por lo menos lo hubiera puesto en disputa consigo
mismo. Este mandamiento es irrazonable y cruel; es del tentador, y no
puede ser de Dios. Porque, ¿se debe enseñar que Dios me dio un hijo para
darlo como sacrificio? ¿que el padre debe ser el asesino de su único hijo?
Nuevamente, que él me pida que ofrezca al hijo de su propia promesa, por
medio de quien se debe cumplir su promesa; esto es increíble. Yo digo, que
así Abraham hubiera argumentado naturalmente con la voz de Dios, y
satisfacer sus grandes afectos por su amado Isaac. Pero el buen Abraham,
quien conocía la voz que le había prometido un hijo no se había olvidado de
conocerla cuando se lo pidió de vuelta; él no disputa, aunque pareció
extraño, y tal vez con algo de sorpresa y horror, como un hombre. Él había
aprendido a creer que Dios, quien le dio un hijo por medio de un milagro,
podía obrar otro para conservarlo o restaurarlo. Sus afectos no podían
equilibrarse con su deber, mucho menos vencer su fe; porque él lo recibió de
manera que no le permitía dudar de nada de lo que Dios le había prometido.
14. Pero Job es rival de Abraham; su negación propia también era muy
digna. Porque cuando los mensajeros de sus aflicciones vinieron en grandes
números sobre él, una triste historia tras otra, hasta que fue dejado casi tan
desnudo como cuando nació; lo primero que él hizo fue caer sobre la tierra,
y adorar a ese poder, y besar la mano que lo desposeyó; tan lejos de
murmurar, que él concluye sus pérdidas de posesiones e hijos con estas
16. Pero Moisés, ordenado para otra obra y guiado por un principio más
alto, pronto pasó por los años de moderación, de la impiedad de Egipto, y la
opresión de sus hermanos en ese lugar, que llegaron a ser cargas muy
pesadas para que él las pudiera llevar. Y aunque un hombre tan sabio y
bueno no podía desear esos reconocimientos generosos y agradecidos, esto
llegó a ser la bondad de la hija del rey para él; sin embargo él también había
visto ese Dios que era invisible (Heb 11:24-27); y no osó vivir en el gusto y la
abundancia de la casa del faraón, mientras que sus pobres hermanos eran
obligados a hacer ladrillos sin paja (Exo 5:10).
17. Ni tampoco era él tan necio como ellos pensaban. Él había razonado de
su lado; porque se dice que tenía su mirada en la recompensa, él sólo rehusó
un beneficio menor por uno mayor. En esto, su sabiduría trascendió la de
los egipcios; porque ellos hicieron del mundo presente su elección, tan
incierto como el clima, y así perdieron la vida en el más allá que no tiene fin.
Moisés buscó más profundamente, y midió los gozos de esta vida en las
balanzas de la eternidad, y encontró que no tenían peso allí. Él se gobernó a
sí mismo no por posesión inmediata de algo, sino la naturaleza y la duración
de la recompensa. Su fe corrigió sus afectos, y le enseñó a sacrificar los
placeres del yo, y la esperanza que él tendría una recompensa más excelente
en el futuro.
20. ¿Qué diré de todo el resto, que no contaron nada de valor comparado
con la voluntad de Dios; quienes abandonaron sus comodidades terrenales,
y expusieron su calma y seguridad, tan frecuentemente como la visión
celestial los llamó, a la ira y la malicia de príncipes degenerados y una iglesia
apóstata? Más especialmente Jeremías, Ezequiel, y Miqueas, quienes,
después de haberse negado a sí mismos, en obediencia a la voz divina,
sellaron su testimonio con su propia sangre.
Así fue la negación propia la práctica y gloria de los antiguos, quienes fueron
los predecesores a la venida de Cristo en la carne; ¿y podemos ahora esperar
ir al cielo sin ella, cuando nuestro mismo Salvador se ha convertido en el
ejemplo más excelente de ella? A pesar de que algunos desearon que no
tuviéramos que llevar la cruz; pero debemos negarnos a nosotros mismos, y
así ser verdaderos seguidores de su bendito ejemplo (1 Pedro 2:21).
21. Quien quiera que usted sea, que desea hacer la voluntad de Dios, pero es
débil en sus deseos, debido a la oposición de las consideraciones terrenales;
recuerde que le digo, en el nombre de Cristo, que aquel que prefiere a su
madre o padre, hermana o hermano, esposa o hijo, casa o tierras,
reputación, honor, oficio, libertad, o vida, antes que el testimonio de la luz
de Jesús en su propia conciencia, será rechazado por Él en la solemne
22. El camino de Dios es un camino de fe, tan extraño para la mente como la
muerte es para el yo. Son los hijos de la obediencia, como Pablo, quien contó
todo como basura y escoria, para poder ganar a Cristo, que conocen y
caminan en este camino angosto. La presunción no funcionará, ni tampoco
las ideas altivas podrán entrar; sólo los obedientes comen los bienes de esta
tierra (Isa 1:19). Aquellos que hacen su voluntad, dice el bendito Jesús,
conocerán acerca de la doctrina (Juan 7:17); Él los instruirá. No hay lugar para
la instrucción donde el yo lícito es señor, y no siervo. Porque el yo no puede
recibirlo; ¿qué puede recibir instrucción, si está oprimido por el yo,
temeroso, y no se atreve? ¡Oh! ¿Qué dirán mi padre y mi madre? ¿Cómo me
usará mi esposo? O finalmente, ¿qué harán los magistrados conmigo?
Porque aunque tengo una persuasión muy poderosa, y una clara convicción
sobre mi alma, de esto y aquello, sin embargo considero lo poco elegante
que es, los enemigos que tiene, y lo extraño y peculiar que les parecerá a
ellos. Espero que Dios tenga compasión de mi debilidad. Si yo me hundo, no
soy más que carne y sangre; puede que en el futuro él me capacite más; y
hay suficiente tiempo. Así con el hombre egoísta y temeroso.
Pero el dejar las cosas para después es lo peor; porque el alma pierde
cuando no se hace una decisión, [el no tomar una decisión es una decisión].
El comienzo del proceso trae poder. Dios nunca ha convencido a la gente a
menos que ellos sean sumisos, para lo cual él les ha dado poder. Él no pide
nada para lo cual él no provea la habilidad de realizar, de otra manera él
Aún en este mundo los justos tienen la mejor parte de él, porque usan el
mundo sin ser reprendidos, porque no lo abusan. Ellos ven y bendicen la
mano que los alimenta, y los viste, y los guarda. Como al contemplarlo en
todas sus obras, ellos no las adoran, sino a Aquel quien las creó; de modo
que la dulzura de su bendición es una ventaja sobre aquellos que no lo ven.
Además, aquellos que son de Dios no son elevados en sus avances, ni son
echados fuera en sus adversidades. ¿Y por qué? Porque por su presencia
divina ellos son moderados en lo primero, y consolados en lo último.
CAPÍTULO V
1. YO TENGO ahora que ir al yo ilegítimo, que, más o menos, es la
preocupación inmediata de gran parte de la humanidad. Este yo ilegítimo
tiene dos facetas. Primero, en lo que se refiere a la adoración religiosa; y
segundo, aquello que tiene que ver con la conducta moral y civil en el
mundo. Y ambos tienen infinitas consecuencias para que nosotros las
consideramos, en lo cual seré tan breve como pueda, con tranquilidad en mi
conciencia, y sin perjuicio al asunto.
costosas, velas de cera, e incienso; y todo actuado con esa variedad tan
placentera a los sentidos externos que puede inventar o comprar el dinero.
Su adoración es como si el mundo se hubiera convertido en judío o egipcio
otra vez; o que Dios era en realidad un hombre anciano, y Cristo un niño
pequeño, para ser tratado con un tipo de máscara religiosa, porque así se lo
imaginan ellos en sus templos, y muchos en sus mentes. Y la verdad es que
tal adoración puede muy bien adaptarse a una idea tan errónea de Dios;
porque cuando los hombres pueden pensar que Él es como ellos, no
sorprende que ellos se dirijan a Él en la manera más agradable en que otros
se dirigen a ellos.
*[A menos que usted escuche la voz del Señor y la siga, la ley
interna en el corazón de todo hombres es su tutor. Para más
información acerca de este tema vea Hasta que todas sus
palabras y acciones sean ordenadas por Dios, usted debe
obedecer a ley interna en el corazón de cada hombre. A menos
que usted pueda adorar en espíritu y en verdad, usted debe estar
en silencio para permitirle a Dios que lo prepare para poder
hacerlo.
5. Por lo tanto Esteban, ese audaz mártir de Jesús, le dijo a los judíos,
cuando era prisionero por disputar acerca del fin de su amado templo y sus
servicios, pero acusado falsamente de blasfemia, dijo "Salomón le edificó
una casa a Dios; no obstante el Altísimo no habita en casas hechas por
mano, como dice el profeta: ' El cielo es mi trono, y la tierra es el estrado de
mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor. ¿Cuál será el lugar de mi
reposo? ¿No hizo mi mano todas estas cosas?"' (Hechos 7:47-50). Reconozca
que este es un derrocamiento de todos los templos mundanales, y
sus adoraciones ceremoniales. Esteban continúa su ataque sobre los
judíos apóstatas, quienes en esos tiempos eran adoradores presuntuosos,
ceremoniosos y mundanos: "¡Duros de cerviz e incircuncisos de corazón y de
oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo. Como vuestros padres, así
también vosotros." (Hechos 7:51). Como si Él les hubiera dicho: sus templos
externos, ritos, y servicios oscuros, sus pretensiones para la sucesión en la
naturaleza desde Abraham, y en la religión desde Moisés - todos cuentan
como nada. Ustedes resisten el Espíritu, se oponen a sus instrucciones;
ustedes no se inclinan a su consejo, ni sus corazones son rectos ante Dios.
Ustedes son los sucesores de la iniquidad de sus padres; y aunque son
admiradores verbales, sin embargo ninguno son sucesores de los profetas en
la fe y la vida.
Pero el profeta Isaías lo lleva un poco más lejos que lo que cita Esteban.
Porque después de haber declarado lo que no es la casa de Dios, el lugar
donde habita su honor, sigue inmediatamente con estas palabras: "Pero a
6. Pablo, ese gran apóstol de los gentiles, dos veces se refiere expresamente
a la palabra templo como hombre. Una vez en su epístola a la iglesia de
Corinto; "¿O no sabéis," dice él, "que vuestro cuerpo es templo del Espíritu
Santo, que mora en vosotros, el cual tenéis de Dios?" (1 Cor 6:19), y no el
edificio de la mano y el corazón del hombre. Nuevamente él le dice a la
misma gente, en su segunda epístola, "Porque nosotros somos templo del
Dios viviente, como Dios dijo" (2 Cor 6:16); y después cita las palabras de Dios
por medio del profeta, "Habitaré en ellos y andaré en ellos. Yo seré su Dios,
y ellos serán mi pueblo." Este es el templo evangélico, la iglesia cristiana,
cuyos ornamentos no son los bordados y muebles del mundo y las riquezas,
sino las gracias del Espíritu: benignidad, amor, fe, paciencia, dominio
propio y caridad. Aquí está, que la sabiduría eterna, que estaba con Dios
desde la eternidad, antes que los montes fueran asentados, antes que las
colinas, escoge habitar y "me recreo," dice la sabiduría, "en su tierra
habitada, y tengo mi delicia con los hijos del hombre" (Pro 8:22-25,31); no en
casas construidas de madera y piedra. Esta casa viviente es más gloriosa que
la casa muerta de Salomón; y de la cual la de él era no más que una figura,
como él, el edificador, era de Cristo, quien edifica un templo santo para
Dios. Fue prometido en el tiempo antiguo, que la gloria de la última casa
debiera trascender la gloria de la primera (Hag. 2:9), lo cual se puede aplicar a
esto: no un templo o casa externa para superar otra en brillo exterior;
¿porque cuál es el beneficio de eso? Pero la gloria divina, la belleza de la
santidad en la casa del evangelio o iglesia, hecha de creyentes renovados,
debería exceder la gloria externa del templo de Salomón, el cual, en
comparación con los últimos días, era no más que carne al espíritu, con una
semejanza apagada de la sustancia eterna.
Pero para todo esto, los cristianos [cuáqueros] tienen lugares de reunión,*
sin embargo no en un estado judío o pagano; más bien sus lugares de
reunión son simples, libres de pompa o ceremonia, bien adaptada a la
simplicidad de su bendita vida y doctrina. Porque la presencia de Dios no
está con la casa, sino con aquellos que están adentro, quienes son la iglesia
evangélica, no la casa. ¡Oh! si sólo aquellos que se llaman a sí mismos
cristianos conocieran la verdadera santidad en sí mismos que viene por el
lavamiento de la gracia regeneradora de Dios, en vez de la santidad
imaginaria atribuida a los lugares; ellos sabrían entonces lo que la iglesia es,
y en estos días evangélicos sabrían dónde está el lugar de la venida de Dios.
Esto le hizo a David decir, "Toda gloriosa está la hija del rey; de perlas
engastadas en oro es su vestido" (Sal 45:13). ¿Cuál es la gloria que está dentro
de la iglesia verdadera, y qué oro es el que forma esa gloria interna? Dime,
¡oh hombre supersticioso! ¿Acaso son tus templos majestuosos, tus altares,
mesas, alfombras, tapices; tus vestiduras litúrgicas, órganos, voces, velas,
lámparas, incensarios, platos y joyas, con los muebles de tus templos
terrenales? Estas cosas no cuentan por nada; no se comparan con los
adornos divinos de la hija del Rey del Cielo, la bendita y redimida iglesia de
Cristo. ¡Los edificios mundanos son una apostasía miserable! Y son
como suplementos desdichados en la pérdida y la ausencia de la vida
apostólica, la gloria espiritual de la iglesia primitiva.
fin han atraído a muchos seguidores. Pero ¡ay! ¿Qué esperanza puede haber
de reconciliar la pompa externa con el cristianismo? Porque mientras más
cercana esté la pompa a su semejanza, más lejos está en realidad. Su cruz y
su negación propia son una forma inventada; y mientras que ellos creen que
adoran a Dios con ella, se alejan peligrosamente de la verdadera cruz de
Cristo, y esa santa negación propia que Cristo ordenó. Es verdad, tienen una
cruz, pero es un sustituto de la real; y es tan delicada que el único requisito
es usarla para aparentar. Porque en vez de hacer morir su voluntad con ella,
la hicieron y la usan de acuerdo a su voluntad. De manera que la cruz ha
llegado a ser su emblema de hacer nada más que lo que ellos quieren. Sin
embargo, por medio de su despliegue intencionado de esta insignia de
cristiandad, ellos quieren creer que son sus discípulos; pero los verdaderos
discípulos nunca hicieron su propia voluntad, sino sólo la voluntad de su
Padre celestial.
8. Este es el tipo de cruz que la carne y sangre pueden cagar porque la carne
y sangre la inventaron; por lo tanto no es la cruz de Cristo, que crucifica la
carne y sangre. Miles de estas cruces no tienen más virtud que un pedazo de
estiércol de vaca. Son pobres sombras vacías, ni siquiera imágenes de la cruz
verdadera. Algunos las cargan como amuletos, pero no espantan ni un mal
con ellas. Pecan con ellas sobre sus espaldas; y aunque las ponen sobre su
pecho, sus amados deseos también están allí, sin la menor preocupación.
Son tan mudos como los dioses falsos de Elías (1 Reyes 18:27); no hay vida ni
poder en ellos. ¿Cómo pueden ellos tener el poder de la vida, cuya materia es
terrenal, y cuya figura y hechura no son más que el invento y obra de los
artistas mundanos? ¿Es posible que tales cruces puedan curar a sus
hacedores de pecado? ¡Por cierto que no!
9. Estos son yugos sin restricción, y cruces que nunca contradicen [la
voluntad egoísta del hombre]. Un carga entera de estas cruces dejaría al
hombre sin morir, tal como lo encontraron. Los hombres podrían sacarse
sus cerebros antes que sus pecados; y eso, me temo, muchos de ellos saben
en sus consciencias que las usan. Ellos en realidad las adoran, tal adoración
y orgullo sólo es posible con las cruces falsas, ya que la cruz verdadera
destruye el orgullo, si en realidad es cargada.
CAPÍTULO VI
PERO hay otros que tienen una especulación más refinada, y práctica más
reformada, que no se atreven a usar, y menos adorar, un pedazo de madera
o piedra, una imagen de plata u oro; pero permiten la pompa judía, o aún
pagana en la adoración, que es practicada por otros; como si la adoración de
Cristo fuera de este mundo, (aunque su reino no lo es). Aunque son
doctrinalmente contrarios a tal superstición, se inclinan a sus propios
deberes religiosos, y estiman su actuación formal de varias partes de la
adoración, aunque están en contra de su propia comodidad carnal, y una
precisión en ella, lo cual no es una cruz pequeña para ellos. Creen que si se
abstienen de los actos de los pecados horribles y escandalosos, aunque
entretienen los pensamientos constantes de ellos, piensan que están
suficientemente a salvo dentro del área del discipulado y las paredes de la
cristiandad. Pero esto también es muy poca disciplina comparada con la
cruz de Cristo; y aquellos que se halagan a sí mismos con esta forma de
4. El alma del hombre, no importa lo viva que sea en otras cosas, está
muerta para Dios a menos que Él sople el espíritu de vida en ella. No puede
vivir para Él, mucho menos adorarle, sin el Espíritu. Entonces Dios nos dice,
por medio de Ezequiel, cuando estaba en una visión de la restauración de la
humanidad, en la persona de Israel, (una manera común de hablar entre los
profetas, como a veces confundida), "abriré vuestros sepulcros," dijo el
Señor, "pondré mi Espíritu en vosotros, y viviréis" (Eze 37:12-14). Por lo tanto,
aunque Cristo le enseñó a los discípulos a orar, ellos eran, de alguna
manera, discípulos antes que Él les enseñara; no hombres mundanos, cuyas
oraciones son una abominación para Dios. Y sus enseñanzas para ellos no
son un argumento que todos deben decir esa oración, si él la puede decir con
el mismo corazón, y bajo las mismas calificaciones, como sus pobres
discípulos o seguidores hicieron, o no; como es ahora muy supersticiosa y
presuntuosamente practicado; sino más bien que ellos entonces, y así ahora
nosotros, no debemos orar nuestras propias oraciones, sino las de él. Es
decir, las que él nos permite hacer, como Él les permitió a ellos.
7. Pero ¿qué es esto para aquellos que no tiene hambre? "los sanos no tienen
necesidad de médico " (Mat 9:12); los que están llenos son felices, y los ricos
no claman por ayuda. Ellos no son sensibles a sus propias necesidades
internas, quienes no temen su compulsión al pecado, quienes no sienten
necesidad del poder de Dios para ayudarles, ni de la luz de su semblante
para consolarlos; ¿por qué oran? Su devoción es, en el mejor de los casos,
una burla seria al Todopoderoso. Ellos no conocen, ni quieren, ni desean
aquello por lo cual oran. Ellos oran diciendo hágase tu voluntad, y
constantemente hacen la suya propia; a pesar de las consecuencias. Ellos
piden gracia, y abusan lo que tienen. Ellos oran por el Espíritu, pero lo
resisten en sí mismos, y ridiculizan el Espíritu en otros. Ellos piden
misericordia y bondad de Dios, pero no sienten una necesidad real de la
misericordia. Y en esta insensibilidad interior, no son capaces de alabar a
Dios por lo que tienen, como para orar por lo que no tienen. "Alabarán a
Jehová," dice David, "los que le buscan, porque él sacia al alma sedienta y
llena de bien el alma hambrienta " (Salmo 22:26,107:9). Él también reserva esto
Tan cierto es este notable pasaje del salmista: "Venid; oíd, todos los que
teméis [reverentemente] a Dios, y contaré lo que ha hecho por mi vida. A él
10. Muchas cosas de esta clase se podrían citar, para mostrar el desagrado
de Dios en contra de la apariencia de adoración hacia él, cuando se lleva a
cabo sin su propio Espíritu, y esa preparación necesaria del corazón en el
hombre, que nada más puede obrar o dar; la cual, sobre todos los escritores
sagrados, es más frecuentemente y enfáticamente recomendada a nosotros
por el ejemplo del salmista, quien recordó sus propias grandes caídas, y la
causa de ellas, y la manera en la cual él llegó a ser aceptado por Dios, y para
obtener la fortaleza y el consuelo de Él, se recuerda a sí mismo que debe
esperar a Dios. "Encamíname en tu verdad y enséñame, porque tú eres el
Dios de mi salvación. En ti he esperado todo el día." (Salmo 25:5). Su alma
buscó a Dios para obtener salvación, para ser liberado de las trampas y los
males del mundo. Esto muestra un ejercicio interno, y una atención
espiritual, que se basaba no en las apariencias externas, sino en la ayuda
divina interna.
Otra vez, le oímos clamar así: "Como ansía el venado las corrientes de las
aguas, así te ansía a ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del
Dios vivo. ¿Cuándo iré para presentarme delante de Dios?" Esto va más allá
de la formalidad, y no puede ser atada a ninguna lección. Pero podemos ver
por esto que la verdadera adoración es una obra interna; que el alma
debe ser tocada y elevada en sus deseos celestiales por el Espíritu celestial, y
que la verdadera adoración es en la presencia de Dios. "Cuándo iré
para presentarme." No en el templo, ni con sacrificios externos, sino ante
Dios en su presencia. Para que las almas de los adoradores
verdaderos vean a Dios, comparezcan delante de Él; y ellos esperan
esto, ansían, tienen sed de esto. ¡Oh, qué alejada está la mayor parte de
la cristiandad del ejemplo de David! Con razón, entonces, este buen hombre
nos dice: "De cierto en Dios espera mi alma;" y él le encarga a su alma hacer
esto; "Oh alma mía, reposa sólo en Dios, porque de él es mi esperanza."
Como si él hubiera dicho, nadie más puede preparar mi corazón, o suplir
mis deseos; de manera que mi esperanza no está en mi propio acto
voluntario, ni la adoración del cuerpo que yo puedo darle a Él; estas cosas
no tienen valor; no me pueden ayudar a mí, ni tampoco le agradan a Él. Pero
yo lo espero a Él para obtener fortaleza y poder para presentarme a mí
mismo así ante Él, como sea de manera más agradable a Él; porque Aquel
que prepara el sacrificio ciertamente lo aceptará. Por lo tanto en dos
versículos él lo repite tres veces: "Espero al Señor - Mi alma lo espera -
Mi alma espera al Señor más que los centinelas a la mañana." Sí, tan
intensamente, y con esa alma incansable, que él dice en un lugar, "Mis ojos
han desfallecido esperando a mi Dios" (Salmo 69:3). Él no estaba
contento con tantas oraciones, con una adoración tan fija, o con la
repetición limitada; no, él no se va hasta que encuentra al Señor, es decir, el
11. El profeta Isaías nos dice que aunque las reprensiones del Señor por su
apostasía eran dolorosas para la gente, sin embargo en el camino de sus
juicios, en el camino de sus reprensiones y desagrado, ellos lo esperaron, y el
deseo de sus almas, ese es el punto más grande, era su nombre y su memoria
(Isa 26:8).
Ellos estaban contentos de ser reprendidos y castigados, porque
habían pecado; y el conocimiento de Él era muy deseable para ellos. ¡Pero
qué! ¿acaso no vino Él al final, y eso en misericordia también? Sí, Él vino, y
ellos lo conocieron cuando Él vino, una doctrina que los necios no conocen,
"Este es nuestro Dios; en Él hemos esperado y Él nos salvará " (Isa 25:9). ¡Oh
bendito gozo! ¡Oh preciosa confianza! Esto es esperar en fe lo que
prevaleció. Toda adoración que no es en la fe es infructuosa para el
adorador, y también desagrada a Dios; y esta fe es el don de Dios, y la
naturaleza de la fe es purificar el corazón, y darle a los que verdaderamente
creen la victoria sobre el mundo. Bueno, pero ellos continúan: "Le hemos
esperado; estaremos contentos, y nos gozaremos en su salvación." El profeta
añade: "Bienaventurados son todos los que esperan a Dios:" ¿y por qué?
porque "aquellos que esperan al Señor renovarán sus fuerzas;" nunca se
cansarán, nunca se fatigarán (Isa 30:18,40:31); el ánimo es grande. Oh óiganle
una vez más: "Desde la fundación del mundo no se ha escuchado, ni el oído
ha percibido, ni el ojo ha visto a ningún Dios fuera de ti, que actúe a favor
del que en él espera " (Isa 64:4). Miren la vida interna y el gozo de los justos,
los verdaderos adoradores; aquellos cuyos espíritus se inclinaron a la venida
del Espíritu de Dios en ellos, dejando y abandonando todo en contra de lo
cual apareció, y aceptando cualquier cosa hacia lo cual los guió. En el tiempo
de Jeremías, los verdaderos adoradores también esperaron a Dios (Jer 14:22):
y él nos asegura, que "bueno es Jehová para los que en él esperan, para el
alma que le busca " (Lam 3:25). Aquí está, que el profeta Oseas exhorta a la
iglesia de entonces a que se vuelvan y esperen a Dios. "Tú, pues, vuélvete a
Dios; practica la lealtad y el derecho, y espera siempre en tu Dios " (Oseas
12:6). Y Miqueas es muy celoso y resuelto en este buen ejercicio: "Pero yo
miraré a Jehová; esperaré en el Dios de mi salvación. ¡Mi Dios me
escuchará!" (Miqueas 7:7). Así también los hijos del Espíritu, que tenían sed de
un sentido interno de Él. Los impíos no pueden hacer esto; ni aquellos que
oran, a menos que esperen. Se le acusa a Israel en el desierto, como causa de
su desobediencia e ingratitud a Dios, que ellos "no esperaron su consejo."
Podemos estar seguros que es nuestro deber, y esto se espera de nosotros;
porque Dios se lo pidió a Sofonías: "Por tanto, dice Jehová, esperad el día en
que me levante," (Sof 3:8). ¡Oh! Que todos los que profesan el nombre de Dios
pudieran esperar, y no ofrecer una adoración sin Él; entonces lo sentirían a
Él moviéndose y levantándose en ellos para ayudarlos y prepararlos y
santificarlos. Cristo expresamente le encargó a sus discípulos, "que no se
fuesen de Jerusalén, sino que esperasen el cumplimiento de la promesa del
Padre, el bautismo del Espíritu Santo" (Hechos 1:4-8), para poder estar
preparados para la predicación del evangelio glorioso de Cristo al mundo.
Aunque ese era un mandamiento extraordinario para una obra
extraordinaria, sin embargo el nivel no cambia el tipo; al contrario, si tanta
espera y preparación por el Espíritu era necesario para hacerlos aptos para
predicarle al hombre; algo, por lo menos, será necesario para hacernos aptos
a nosotros para hablarle a Dios.
12. Cerraré esta gran doctrina acerca de esperar con un pasaje en Juan
acerca del estanque de Betesda: "En Jerusalén, junto a la puerta de las
Ovejas, hay un estanque con cinco pórticos que en hebreo se llama Betesda.
En ellos yacía una multitud de enfermos, cojos y paralíticos que esperaban el
movimiento del agua. Porque un ángel del Señor descendía en ciertos
tiempos en el estanque y agitaba el agua. Por tanto, el primero que entraba
después del movimiento del agua era sanado de cualquier enfermedad que
tuviera" (Juan 5:2-4). Esta es una representación muy exacta de lo que
significa todo lo que se ha dicho acerca del tema de esperar. Porque como
era entonces algo externo y legal, así ahora hay un evangelio y Jerusalén
espiritual, la iglesia de Dios; que consiste en los fieles. El estanque en esa
vieja Jerusalén, de alguna manera, representaba esa fuente, que ahora es
abierta en esta nueva Jerusalén. Ese estanque era para aquellos que estaban
bajo las debilidades del cuerpo; esta fuente es para todos los que son
impotentes en el alma. Había un ángel entonces que movía el agua, para
hacerla beneficiosa; ahora es el ángel de Dios, el gran ángel* de su
presencia, que bendice esa fuente con éxito. Aquellos que entonces entraron,
y no miraron al ángel, ni aprovecharon su movimiento, no encontraron
ningún beneficio al entrar. Aquellos que no esperan el movimiento del ángel
13. En resumen, hay cuatro cosas que son tan necesarias para adorar a Dios
correctamente, y que ponen su práctica más allá del poder del hombre, que
parece que se necesita muy poco aparte de nombrarlas. La primera es la
satisfacción del adorador. Segundo, la consagración de la ofrenda; lo cual ya
se ha discutido anteriormente de manera extensa. Tercero, por qué orar; lo
cual no lo sabe ningún hombre que no ora con la ayuda del Espíritu de Dios;
y por lo tanto sin ese Espíritu ningún hombre puede realmente
orar. Esto el apóstol lo pone más allá de ninguna disputa: "No sabemos,"
dice él, "cómo debiéramos orar, pero el Espíritu ayuda a nuestras
debilidades" (Rom 8:26). Los hombres que no están familiarizados con la obra
y el poder del Espíritu Santo ignoran la mente de Dios; y aquellos,
ciertamente, nunca pueden agradarle con sus oraciones. No es suficiente
saber los que nos falta; sino que debemos aprender si no es enviado como
una bendición, desilusiones a los orgullosos, pérdidas a los codiciosos, y a
los negligentes llagas; quitar estas cosas era asegurar la destrucción, no
ayudar a la salvación del alma.
El mundo vil no sabe nada que no sea carnal, según una manera y una
interpretación carnal; y muchos que se consideran a sí mismos como
iluminados son aptos para llamar a las providencias por el nombre
incorrecto; por ejemplo, las aflicciones que ellos consideran como juicios, y
pruebas, más preciosas que el amado oro, ellos les llaman miserias. Por otro
lado, ellos le llaman a las preferencias del mundo por el nombre de honor, y
su riqueza felicidad; porque una vez que son así, se debe temer mucho que
son enviadas por Dios cien veces como juicio, por lo menos como prueba, a
sus poseedores. Por lo tanto, lo que se debe mantener, lo que se debe
rechazar, lo que se debe desear, es una dificultad que sólo Dios puede
resolver en el alma. Y debido a que Dios sabe mejor que nosotros lo que
necesitamos, Él nos puede decir mejor que lo que debemos pedir de lo que
nosotros le podemos pedir a Él: lo cual le hace a Cristo exhortar a sus
discípulos que eviten las oraciones largas y repetitivas (Mat 6:7-8); diciéndole
a aquellos a quienes conocía el Padre celestial lo que necesitaban antes de
que ellos lo pidieran: y por lo tanto les dio un patrón para orar; no, como
algunos creen, para que sea un texto para las liturgias humanas, las cuales
de todos los servicios son los que más justamente se notan y cargan por su
duración y repetición; sino expresamente para reprender y evitarlas. Pero si
esos deseos que son el tema de la oración fueron una vez acordados, aunque
ese sea un punto importante, sin embargo cómo orar es todavía de más
importancia que orar; no es el pedido, sino el marco del espíritu del que
pide. El deseo puede ser apropiado, pero la manera en que se pide puede ser
defectuosa. Como dije, Dios no necesita que le digamos lo que necesitamos,
quien nos lo debe decir a nosotros; sin embargo él permite que se lo
digamos, tanto para que le busquemos, como para que Él venga a nosotros.
Pero cuando se hace esto, "A éste miraré con aprobación, dice el Señor: al
que es humilde y contrito de espíritu, y que tiembla ante mi
palabra." (Isa66:2); al corazón enfermo, al alma herida, el hambriento y
sediento, al cansado y recargado; tal sinceridad desea una ayuda.
15. Esto podría moderar el asombro en algunos, ¿por qué Cristo tan
frecuentemente reprendió a sus discípulos al decirles "Hombres de poca fe"?
sin embargo nos dice que un grano de ella, aunque sea tan pequeño como
una semilla de mostaza, una de las semillas más pequeñas, si es verdadera y
correcta, es capaz de mover montañas.* Como si Él dijera que no hay
tentación tan poderosa que no pueda ser vencida. Por lo tanto aquellos que
son cautivados por las tentaciones, y permanecen sin ser suplidos en sus
deseos espirituales, no tienen esta fe poderosa; esa es la causa verdadera.
Era tan necesaria, que Cristo no podía hacer muchas de sus muchas obras
poderosas cuando la gente no creía; aunque su poder producía maravillas en
otros lugares, la fe abría el camino; por lo tanto es difícil decir si ese poder
por fe, o la fe por ese poder, producían la curación. Recordemos las cosas
famosas que un poco de barro y saliva, un toque del manto de Cristo, y unas
pocas palabras de su boca (Juan 9:6, Lucas 8:43-48), hicieron por la fuerza de la
fe en los pacientes: "¿Crees que puedo abrir tus ojos?" (Mat 9:28-29); "Sí,
Señor," dijo el ciego, y vio. Al principal de la sinagoga: "sólo cree " (Marcos
5:36); él lo hizo, y su hija muerta recuperó la vida. Nuevamente dice: "Si
puedes creer:" Sí creo, le dice el padre, ayuda mi incredulidad, y el espíritu
16. Pero algunos pueden decir que es imposible recibir todo lo que el
hombre pueda pedir. No es imposible recibir todo lo que el hombre, que así
lo cree, puede pedir (Mat 19:26). Los frutos de fe no son imposibles para
aquellos que realmente creen en el Dios que hace que sean posibles. Cuando
Jesús le dijo al principal de la sinagoga: "Si puedes creer," Él añadió: "Al que
cree todo le es posible " (Marcos 9:23). Bueno, pero entonces algunos pueden
decir que es imposible tener tal fe; porque esta generación tan desleal
quisiera excusar su falta de fe al hacer imposible tener la fe que ellos
17. Pero algunos pueden decir: ¿Qué es esta fe que es tan necesaria para
adorar, y que le da a la adoración tal aceptación ante Dios y le regresa ese
beneficio al hombre? Yo digo que es una santa resignación a Dios, y
confianza en Él testificada por una obediencia religiosa a sus santos
requisitos, que le da la evidencia segura al alma de las cosas que todavía no
se pueden ver, y un sentido y sabor general de la sustancia de aquellas cosas
que se esperan; esto es, la gloria que debe ser revelada de aquí en adelante.
Ya que esta fe es el don de Dios, esta purifica los corazones de
aquellos que la reciben. El apóstol Pablo es testigo de que no morará
sino en una conciencia pura (1 Tim 3:9). Por lo tanto en un lugar él asocia el
corazón puro y la fe sincera (1 Tim 1:5); en otro, la fe y una buena conciencia (1
Tim 1:19). Santiago une la fe con la justicia (Santiago 2); y Juan une la fe con la
victoria sobre el mundo. "Esta," dice él, "es la victoria que ha vencido al
mundo: nuestra fe. " (1 Juan 5:4).
18. Los herederos de esta fe son los verdaderos hijos de Abraham (Rom 4:12),
en que ellos caminan en los pasos de Abraham, de acuerdo a la
obediencia de fe, la cual, sólo les da el derecho de ser hijos de Abraham.
Esta fe vive por encima del mundo, no sólo en su pecado, sino en justicia; a
esta [fe que resulta en salvación] no viene ningún hombre, sino
por medio de la muerte al yo por medio de la cruz de Jesús, y una
dependencia completa, por Él, en Dios.
Famosas son las proezas de este regalo divino; faltaría el tiempo para
contarlas todas; todas las historias sagradas están llenas de ellas. Pero baste
con decir que por fe los antiguos santos soportaron toda prueba, vencieron a
todos sus enemigos, prevalecieron con Dios, le dieron renombre a su verdad,
terminaron su testimonio, y obtuvieron la recompensa de los fieles – una
corona de justicia, que es la bendición eterna de los justos.
CAPÍTULO VII
HABIENDO así descargado mi conciencia en contra de esa parte del yo
ilícito que felizmente quisiera ser cristiano, creyente, santo, mientras que un
simple extraño a la Cruz de Cristo, y el santo ejercicio de ella; y en eso
descubrí brevemente lo que es la adoración verdadera, y el uso y asunto de
la santa cruz, para hacer que su realización sea agradable al Dios
Todopoderoso; yo ahora, con la asistencia del mismo Señor, de manera más
grande procesaré a la otra parte del yo ilícito, que llena el estudio, el
cuidado, y la conversación del mundo, presentada a nosotros en estos tres
deseos capitales, es decir, el orgullo, la codicia, y el lujo; de donde fluyen
todos los otros daños diariamente, como corrientes de sus fuentes
apropiadas; cuya muerte hace la otra; y en verdad una gran parte de la obra
de la cruz verdadera; y aunque esté en último lugar, aún así primera en
experiencia y deber. La cruz introduce, en el lugar de aquellos hábitos
impíos, que tanto necesitan reforma, los benditos efectos de: la
mortificación, la humildad, la temperancia, el amor, la paciencia, y la
mentalidad celestial, con todas las otras gracias del Espíritu, llegando a ser
seguidores del perfecto Jesús, el hombre más celestial.
Para el testigo justo y verdadero del Dios eterno, puesto en las almas de
todas las personas, yo apelo con respecto a la verdad de estas cosas.
4. ¡Un cambio extraño! En vez de llegar a ser como dioses, ellos cayeron
por debajo de las mismas bestias; en comparación de quienes, aún
Dios los había hecho como dioses. La lamentable consecuencia de esta gran
deserción ha sido un intercambio de inocencia por culpa, y de un paraíso
por un desierto. Pero, lo que es aún peor, en este estado Adán y Eva
tenían otro dios aparte del único Dios viviente y verdadero; y aquél que
los sedujo a todo este mal, los llenó de conocimiento vano, y sabiduría
destructiva - la habilidad de las mentiras y las equivocaciones, los cambios,
evasiones y excusas. Ellos habían perdido su sencillez y sinceridad; y de un
corazón recto, con la imagen del cual Dios había hecho al hombre, el
[hombre] llegó a ser una serpiente torcida, entretejida, y
retorcida; la imagen de ese espíritu injusto de la serpiente, ante
cuyas tentaciones ellos cedieron con su obediencia su paraíso de felicidad.
5. Ni está esto limitado a Adán; porque todos, quienes han quedado cortos
de la gloria de dios, son nacidos hijos de su desobediencia. Ellos, como él,
han comido de los que se les había prohibido; ellos han cometido las cosas
que ellos no debían haber hecho, y han dejado sin hacer lo que ellos debían
haber hecho.
Ellos han pecado en contra de la luz divina del conocimiento, que Dios les ha
dado. Ellos han afligido a su Espíritu; y esa funesta sentencia ha sido
ejecutada, "el día que comas de él, ciertamente morirás."* Es decir, cuando
ustedes hagan lo que no deben hacer, ustedes ya no vivirán en mi favor ni
disfrutarán de las comodidades de la paz de mi Espíritu, que es una muerte
a todos aquellos deseos santos e inocentes y a los afectos con los cuales Dios
creó al hombre; y él llega a ser como uno frío y adormecido, insensible al
amor de Dios, de su Espíritu Santo, poder y sabiduría, de la luz y gozo de su
semblante y la evidencia de una buena conciencia y el co-testimonio y
[*Y aunque vivamos una vida, vivimos sin la VIDA de Dios. Dios
no mintió, ellos murieron a la VIDA de Dios ese mismo día. Por
causa de Adán, todos estamos muertos en nuestros
pecados, muertos a la vida de Dios, Gen 2:17,3:24, estando
cortado nuestro acceso al árbol de la vida. Esta VIDA de Dios es
lo que Cristo dijo que él vino a restaurar: "Yo he venido para que
tengan vida, y para que la tengan en abundancia [en una
forma superior]", Juan 10:10. "En él estaba la vida, y la vida era
la luz de los hombres", Juan 1:4. Yo soy la luz del mundo; el que me
sigue nunca andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la
vida", Juan 8:12.]
8. Fue el orgullo el que hizo a Caín un asesino (Gen 4:8): es una característica
maliciosa; llena de envidia y venganza. ¡Qué! ¿No eran su religión y su
adoración tan buena como la de su hermano? Él tenía todas las partes
exteriores de la adoración; él ofreció tan bien como Abel; y la ofrenda en sí
misma podría haber sido tan buena; pero pareciera que el corazón no fue
ofrecido. De modo que mucho tiempo atrás Dios consideró la adoración
interna del alma. Bueno, ¿cuál fue la consecuencia de esta diferencia? El
orgullo de Caín no lo aguantó. Él no pudo soportar ser superado por su
hermano. Llegó a tener ira, y decidió vindicar su ofrenda al vengarse del
rechazo de ella con la vida de su hermano; y sin ninguna consideración del
afecto natural, o de la condición baja y temprana de la humanidad,
barbáricamente manchó sus manos con la sangre de su hermano.
10. Sí, es notable, los profetas falsos, los grandes ingenieros en contra de los
verdaderos, se aseguraban consistentemente de perseguir a los profetas
verdaderos como si fueran falsos; y por su interés con los príncipes
terrenales, o la pobre multitud seducida, los profetas falos los hicieron los
instrumentos de su malicia. Así fue que un santo profeta fue aserrado en
dos, otro apedreado a muerte, etc. Tan orgulloso y obstinado es el
11. El verdadero conocimiento vino con el gozo de los ángeles, que cantaron:
"en la tierra paz entre los hombres con los que él se agrada, que son
hombres de buena voluntad." (Lucas 2:14); el conocimiento falso recibió el
mensaje con difamación. Cristo fue juzgado como un impostor; y su poder
de obrar milagros fue juzgado como si fuera del diablo; pero estos milagros
en realidad probaron lo contrario. Ellos frecuentemente trataron de
matarlo, lo cual por lo menos malignamente lograron. ¿Pero cuál fue su
motivo principal? Vaya, él clamó en contra de su hipocresía, sus ropas largas
con grandes filacterias - el honor que ellos buscaron de los hombres. Para
resumir, ellos mismos dieron la razón con estas palabras: "Si le dejamos
seguir así, todos creerán en él;" es decir, Él quitará la credibilidad que
tenemos con el pueblo; ellos se le unirán, y nos dejarán a nosotros; y así
perderemos nuestro poder y reputación con la multitud.
Pablo como una cosa vana y necia. Pero ese apóstol quien, más que todo el
resto, tenía una educación en el aprendizaje de esos tiempos, amargamente
reflexiona acerca de esa sabiduría, tan valorada por los judíos y los griegos:
"¿Dónde está el sabio?" dice él, "¿Dónde el escriba? ¿Dónde el disputador de
esta edad presente? ¿No es cierto que Dios ha transformado en locura la
sabiduría de este mundo?" (1 Cor 1:20). Y él da una buena razón para esto, "a
fin de que nadie se jacte delante de Dios" (1 Cor 1:29). Lo cual significa que
Dios manchará el orgullo del hombre en el conocimiento falso, para que él
no pueda tener nada de que enorgullecerse en esta ocasión; el conocimiento
sólo debe atribuirse a la revelación del Espíritu de Dios. El apóstol va más
allá y afirma que "el mundo no ha conocido a Dios mediante la sabiduría" (1
Cor 1:21); es decir, la sabiduría terrenal estaba tan lejos de ser una ayuda que,
como los hombres la usan, era un estorbo para el conocimiento verdadero
de Dios. Y en su primera epístola a su amado Timoteo, él concluye lo
siguiente: "Oh Timoteo, guarda lo que se te ha encomendado, evitando las
profanas y vanas palabrerías y los argumentos de la falsamente llamada
ciencia" (1 Tim 6:20). Este era el sentido de los tiempos apostólicos, cuando la
gracia divina dio el verdadero conocimiento de Dios, y fue la guía de los
cristianos.
14. Bueno pero, ¿cuál ha sido el éxito de aquellos tiempos que siguieron al
tiempo de los apóstoles? ¿Ha sido un poco mejor que los tiempos de los
judíos? Ni siquiera un poco. Éstos [los líderes religiosos profesantes] han
excedido a aquellos; en sus pretensiones de sabiduría más grande, como
también en su degeneración de la verdadera vida cristiana. Porque aunque
ha tenido un patrón más excelente que el de los judíos, a quienes Dios habló
por medio de Moisés su siervo, Él les habló a ellos por medio de su amado
Hijo, la imagen expresa de su sustancia, la perfección de toda mansedumbre
y humildad; y aunque ellos parecían estar adictos a nada más que una
adoración de su nombre, y una veneración para la memoria de sus benditos
discípulos y apóstoles, sin embargo su deserción del poder interior y la vida
del cristianismo en el alma fue tan grande, que su respeto era apenas formal
y ceremonioso. Porque a pesar de que ellos, como los judíos, eran celosos en
[*Durante la Edad media (del 800 A.C. hasta el 1500 D.C.) nueve
millones de almas fueron llevadas a la muerte por la iglesia
Católica, acusadas de brujería. Y mientras esta iglesia falsa es a
menudo identificada por los protestantes como la iglesia romana,
los protestantes son todos parte de la misma falsa ramera (la
bestia tiene muchos nombres), y las sectas deficientes que
campesinos.
estimuló, por todas las crueldades imaginables a mantener su gran Diana [la
diosa]. Ni las mansas súplicas, ni las humildes sugerencias para lo contrario
por aquellos que se mantenían cerca de la pureza primitiva en la adoración y
la doctrina, pudieron prevalecer con estos cristianos nominales para que
abandonaran la imposición de sus tradiciones no apostólicas; pero así como
los ministros y obispos de estos cristianos degenerados dejaron sus
dolorosas visitaciones y el cuidado del rebaño de Cristo, y se hicieron más
ambiciosos, codiciosos, y amantes de los lujos, pareciéndose más a los reyes
terrenales que a los humildes de espíritu y mortificados seguidores del
bendito Jesús; así casi todo relato histórico nos habla del orgullo y la
crueldad, la sangre y masacre, y las inusuales y exquisitas torturas, con que
ellos han perseguidos a los santos miembros de Cristo en el mundo; y que
con tales anatemas, tanto como pudieron, ellos los han desilusionado de las
bendiciones del cielo también. Los cristianos verdaderos llaman a estos
perseguidos seguidores de Jesús mártires; pero el clero, como los judíos
perseguidores, los han caracterizado como blasfemos y herejes. Así ellos han
cumplido la profecía de nuestro Señor Jesucristo, quien no dijo que ellos
pensarían que le hacían un servicio a los dioses al matar a los cristianos, sus
estimados seguidores, que se puede referir a las persecuciones de los
gentiles idólatras; sino en cambio que ellos creerían que estaban sirviendo a
Dios al matarlos a ellos (Juan 16:2). Esto muestra que ellos profesaban que
creían en el verdadero Dios, como los cristianos apóstatas han pretendido
hacer todo este tiempo. Por lo tanto estos asesinos deben ser esos lobos, de
los cuales predijo el apóstol, que se levantarían entre ellos, y preocuparían al
rebaño de Cristo (Hechos 20:29), después que comenzara la gran apostasía.
Estos eventos fueron predichos por él, y fueron hechos necesarios, para
poder probar a los fieles, y la revelación del gran misterio de la iniquidad.
CAPÍTULO VIII
1. Veamos el efecto más común, emintente y malicioso de este mal. El
orgullo ansía extremadamente el poder, el cual ha probado ser más
problemático y destructivo para la raza humana que ninguna otra cosa. Esto
no es difícil de probar, ya que la mayoría de las guerra entre las naciones,
despoblación de los reinos, ruinas de las ciudades, con la esclavitud y
miseria que han seguido, tanto nuestra experiencia como la historia
muestran que han sido el efecto de la ambición, la cual es el deseo del
orgullo tras el poder.
por obtener poder. Sus éxitos y su imperio fueron muy intoxicantes para él;
tan fuerte para su entendimiento que él olvidó que no se hizo a sí mismo, o
que había un poder superior al suyo. Él hizo una imagen, y todos se tenían
que inclinar a ella, o ser quemados. Y cuando Sadrac, Mesac y Abednego
rehusaron obedecer, él dijo: "¿quién es el Dios que los librará de mis
manos?" (Dan 3:15). Y a pesar de las convicciones de Dios que él había
recibido previamente, con la certeza de esos excelentes hombres, y la
interpretación de Daniel de sus sueños, no pasó mucho tiempo antes que su
orgullo de poder había llenado su corazón, y después su boca, con esta
pregunta altanera: " ¿No es ésta la gran Babilonia que yo edifiqué como
residencia real, con la fuerza de mi poder y para la gloria de mi majestad?".
Pero se nos dice que mientras las palabras todavía estaban en su boca, una
voz del cielo reprendió el orgullo de su espíritu, y él fue alejado de la
sociedad de los hombres para pastar entre las bestias del campo. Dan 4:30-33.
6. Los turcos son una gran ilustración del efecto del orgullo. Para extender
su dominio, ellos han causado mucho derrame de sangre, y desolado
muchos países majestuosos.
Y sin embargo ellos son superados por los cristianos apóstatas; cuya práctica
por lo tanto debe ser más condenada, porque ellos han sido mejor
enseñados. Ellos han tenido un maestro de otra doctrina y ejemplo. Es
cierto, ellos todavía le llaman Señor,* pero dejaron que su ambición reinara.
Ellos aman el poder más que los unos a los otros; y para obtenerlo, se matan
los unos a los otros. Y ellos matan aunque Cristo les mandó a no golpear,
sino amar y servirse los unos a los otros. Esta tragedia llega a ser peor
porque todos los afectos naturales son sacrificados a la furia de este deseo
con los ejemplos de su homicidio de padres, hijos, tíos, sobrinos, maestros,
etc.
9. Para concluír este tema: Grande es la paz de quienes tienen un límite para
sus mentes ambiciosas; quienes han aprendido a estar contentos con sus
nombramientos y los límites de la providencia; quienes no se están
esforzando para ser grandes; sino siendo humildes hacen el bien y así son
grandes. Los tales mantienen sus ingenios con sus conciencias, y con una
mente uniforme pueden en todo tiempo medir el mundo no uniforme,
descansar fijos en medio de todas sus incertidumbres. Los tales tienen un
interés en un mundo mejor, para que venga en el tiempo y la buena
voluntad de Dios, cuando ellos alegremente dejan este mundo. Pero los
ambiciosos, concientes de sus prácticas impías, y llevados a la tumba con su
culpa, deben ir a un tribunal para que no puedan asombrar ni sobornar.
CAPÍTULO IX
1. EL tercer efecto maligno del orgullo es un deseo excesivo de honor y
respeto personal. Por lo tanto el orgullo ama el poder, para que ella pueda
ser reverenciada, y que todos puedan darle honor, y aquellos que no lo
hacen, se exponen a sí mismos a su ira y venganza. Y como orgullo, de
manera que este efecto maligno es más o menos difundido a través de la
humanidad; y ha sido ocasión de gran animosidad y malicia en el mundo.
11. La segunda razón por la cual nos negamos y rehusamos el presente uso
de estas costumbres en nuestros discursos y saludos, viene de la
consideración de su gran frivolidad y vanidad; que no hay nada de
verdadero honor y respeto en ellos, aún si ellos no fueran malos. Así como la
religión y la adoración se han degenerado a una forma y ceremonia, y ellas
él iba; y a otro "ven", y venía; a un tercero "haz esto", y lo hacía. (Lucas 7:8). En
las acciones resultantes, Él puso el honor en su capacidad, y el respeto de
sus soldados, y no en los sombreros y en inclinarse; ni todavía están tales
costumbres aun en uso entre soldados que son afeminados, e indignos de
gravedad masculina.
13. En el siguiente lugar, el honor es [se supone que debe ser] usado con una
colocación superior de confianza y empleos eminentes. De modo que el
salmista, hablándole a Dios: "le has coronado de gloria y de honra":
nuevamente, "honra y esplendor has puesto sobre él" Salmo 8:5,21:5; esto es,
Dios le ha dado a Cristo poder sobre todos sus enemigos, y lo ha exaltado
para que tenga gran dominio. Así el sabio sugiere, cuando él dice: "El temor
de Jehovah es la enseñanza de la sabiduría, y antes de la honra está la
humildad" (Prov 15:33). Esto es, antes del avance y la preferencia está la
humildad. Además, él dice: "Como nieve en el verano y lluvia en la siega, así
no le caen bien los honores al necio" (Prov 26:1); esto es, un necio no es capaz
de la dignidad de la confianza, empleo o preferencia; lo cual requiere virtud,
sabiduría, integridad, diligencia, las cuales los necios carecen. Y sin embargo
si los respetos y títulos que se usan entre nosotros [la gente de Inglaterra en
el siglo 17] son para recibir marcas de honor, el proverbio de Salomón
tendrá lugar, y sin duda así es, sobre la práctica de esta época, que rinde
tanto de ese honor para muchos de los necios de Salomón; quienes no sólo
son hombres tontos, sino impíos también; los que rehúsan esta instrucción,
y odian el temor del Señor (Prov 13:18); los cuales [instrucción y temor] sólo lo
hacen uno de sus hombres sabios.
14. Así como la virtud y la sabiduría son lo mismo, también lo son la locura y
la impiedad. Así se le llama cuando Siquem se acostó con Dina, la hija de
Jacob (Gen 34:7); también Josúe llamó la rebelión y la impiedad de los
israelitas (Josué 7:15). El salmista lo expresa así: "Hieden y supuran mis
heridas a causa de mi locura" (Salmo 38:5); esto es, su pecado. Y, "El Señor
hablará paz a su pueblo y a sus fieles, para que no se vuelvan a la
locura" (Salmo 85:8); esto es, al mal. "Sus propias maldades," dice Salomón,
16. Existe aun otro uso de la palabra honor en las escrituras, y este es para
funciones y capacidades; como cuando se dice: "Los ancianos son dignos de
doble honor" (1 Tim 5:17); esto es, se merecen doble estima, amor y respeto;
siendo santos, misericordiosos, temperados, pacíficos, humildes, etc.,
especialmente uno que trabaja en la palabra y la doctrina. Por lo tanto Pablo
recomienda a Epafrodito a los filipenses; "Recibidle, pues, en el Señor con
todo gozo y tened en alta estima a hombres como él" (Fil 2:29); como si él
hubiera dicho: permitan que sean valorados y considerados por ustedes en
lo que dicen y enseñan; lo cual es la manera más verdadera, y más natural y
convencedora de testificar respeto a un hombre de Dios. Como Cristo le dijo
a sus discípulos: "El que me ama mi palabra guardará." Además, el apóstol
nos dice que honremos a las viudas que realmente son viudas: esto es, las
mujeres que tienen una vida casta y virtud ejemplar son honorables.
hombres justos. Así lo vemos diariamente entre los hombres: si los grandes
visitan o se preocupan de ayudar al pobre, decidmos que tales grandes
hombres hicieron el honor de venir y ver, o ayudar, en la necesidad.
18. Concluiré esto con un pasaje más, y es uno muy grande, claro y
pertinente: "Honrad a todos; amad a los hermanos" (1 Pedro 2:17): esto es, el
amor está por encima del honor, y aquel está reservado para los hermanos.
Pero el honor, que es estima y consideración, se lo debemos a todos los
hombres; y si a todos, entonces a nuestros inferiores. Pero ¿por qué a todos
los hombres? Porque ellos son la creación de Dios, y también la parte más
notable de su creación; ellos también son de su mismo género; sea natural, y
asístalos con lo que pueda; esté listo a realizar cualquier respeto real, y
cédales cualquier bien o amabilidad que usted pueda.
20. Pero qué poco de todo esto se puede ver o tener en un pobre y vacío
sombrero, reverencia, en rebajarse, o en un título llamativo y halagador; que
todos los testigos de Dios que hablan la verdad en toda la humanidad
juzguen esto. Porque yo no debo atraer al hombre corrupto, orgulloso y
egoísta, del bien o mal de esas costumbres. Porque tan raramente como un
hombre así practicaría estos honores con otros, las amaría o buscaría, y él
Esta es nuestra segunda razón de por qué nosotros rehusamos practicar las
acostumbradas ceremonias de honor y respeto; porque no hallamos tal
noción o expresión de honor y respeto, recomendadas a nosotros por el
Espíritu Santo en las escrituras de la verdad.
21. Nuestra tercera razón por no usarlas como testimonio de honor y respeto
es porque no hay descubrimiento de honor o respecto hecho por ellos; más
bien es eludirlo o equivocarlo, robándole a la gente el honor y el respeto que
se les debe, y dándoles nada con la pretensión de darles algo. Dentro de ellos
[las ceremonias de honor y respeto] no hay obediencia los superiores, ni
amor a los iguales, ni ayuda o aprobación a los inferiores.
23. Pero, en cuarto lugar, se puede decir aun más: encontramos que esa
gente vanidosa, suelta, y mundana son los grandes amantes y practicantes
de esas cosas, y los que más ridiculizan nuestra sencillez de
comportamiento. Ahora nosotros sabemos con seguridad, por los sagrados
testimonios, que esas personas no pueden dar verdadero honor si viven en
un espíritu deshonorable; ellos no lo entienden; pero ellos pueden dar el
sombrero y la rodilla, y son muy liberales con ellos, nadie es más experto en
esto. Esto es para nosotros una prueba de que ningún honor verdadero
puede ser testificado por aquellas costumbres que la vanidad y lo disoluto
aman y usan.
25. Nuestra sexta razón es que el honor existía desde el comienzo, pero los
repetos de sombrero y la mayoría de los títulos vinieron después. Por lo
tanto el verdadero honor existía antes que los sombreros y la mayoría de los
títulos; y consecuentemente el verdadero honor no está en ellos. Y
cualquiera fuera la manera de expresar verdadero honor todavía es la mejor
manera; y esto enseña las escrituras mejor de lo que lo hacen los maestros
bailarines.
27. Pero sin embargo, en octavo lugar, el honor real no consiste en [quitarse]
el sombrero, inclinarse, o tener títulos, porque todas estas cosas se pueden
tener por dinero, razón por la cual, ¡cuántas escuelas de baile, obras de
teatro, etc., hay en esta región, a las cuales los jóvenes en general son
enviados para ser educados en estas modas vanidosas! Mientras son
ignorantes del honor que es de Dios, y sus mentes son atraídas a cosas
visibles que perecen; y, en vez de recordar a su Creador, son atraídos a
juguetes y afectaciones; y a veces tanto peor, de manera que les cuesta una
exclusión de la herencia, y sus indiscreciones, a los padres aflicción y
miseria todos sus días (Prov 3:9). Si los padres honraran a Dios en la ayuda a
los pobres con la sustancia que ellos le otorgan a esa educación, ellos
encontrarían un reporte mucho mejor al final.
30. Pero antes de que deje esta sección es apto añadir que en conferencia
con un obispo ya difunto, y no poco eminente, acerca de este tema y este
caso, recuerdo que él trató de evadirlo así: "Mardoqueo," dijo él, "no rehusó
inclinarse, porque que era un testimonio de respeto al favorito del rey; pero
él, siendo figura y tipo de Cristo, rehusó porque Amán era de la
incircunsición, y debía más bien inclinarse ante él." A lo cual yo respondí
que, al permitir que Mardoqueo sea una figura de Cristo, y los judíos del
pueblo de Dios o la iglesia; y que como los judíos fueron salvados por
Mardoqueo, así la iglesia es salva por Cristo; esto me hace a mí; porque
entonces, por esa razón, la circunsición espirutal, o pueblo de Cristo, no
deben recibir ni inclinarse a las modas y costumbres de la incircunsición
espiritual, quienes son los hijos del mundo, de los cuales los que eran
condenables tanto tiempo atrás en el tiempo del tipo y la figura, no pueden
por ningún medio ser recibidos o practicados de manera justificable en el
tiempo del anti-tipo o la sustancia misma. Al contrario, esto muestra
explícitamente que somos fieles al rechazar esas costumbres mundanas, y
no comportarnos de acuerdo a la conducta del pueblo mundanal; sino ser
renovados y cambiados en nuestros caminos, y mantenernos cerca de
nuestro Mardoqueo; quien si no se inclinó, nosotros tampoco debemos
inclinarnos, los que somos su pueblo y sus seguidores. Cualquiera sean
nuestros sufrimientos o reproches, tendrán un fin; Mardoqueo, nuestro
capitán, quien aparece para su pueblo a través de todas las provincias, en la
puerta del rey, nos entregará al final; y, por causa de él, seremos favorecidos
y amados por el rey mismo también. Tan poderoso es el fiel Mardoqueo al
Esto fue hecho entre los judíos, bajo su degeneración: Por lo tanto uno vino
a Cristo y le dijo: "Maestro bueno, ¿qué haré para obtener la vida
eterna?" (Lucas 18:18). Era un saludo o discurso de respeto en esos tiempos. Es
familiar ahora: buen señor mío, buen señor, buen maestro, haga esto, o haga
lo otro. Pero ¿cuál fue la respuesta de Cristo? ¿Cómo lo tomó Él? "¿Por qué
me llamas "bueno"?" dijo Cristo; "Ninguno es bueno, sino sólo uno,
Dios" (versículo 19). Aquel que lo rechazó tenía más derecho a guardarlo que
toda la humanidad; ¿y por qué? ¿Porque acaso había uno más grande que
Esta vida sencilla y exacta le pareció bien a Cristo, que fue a propósito
manifestada para regresar y restaurar al hombre de su lamentable
degeneración, a la inocencia y pureza de su primera creación; quien nos ha
enseñado a ser cuidadosos de cómo usamos y damos atributos al hombre
con ese dicho tan severo: "en el día del juicio los hombres darán cuenta de
toda palabra ociosa que hablen" (Mat 12:36). Y que debe advertirle a todos los
hombres de la latitud que toman aquí, y justifica suficientemente nuestra
sensibilidad es esta: que el hombre puede escasamente cometer un daño y
ofensa más grande en contra del Dios Todopoderoso que atribuir cualquiera
de sus atributos al hombre, la criatura de su palabra, y la obra de sus manos.
Él es un Dios celoso de su honor, y no le dará su gloria a otro. Además, está
tan cerca del pecado de los ángeles caídos que trataron de ser más grandes y
mejores de lo que fueron hechos por el gran Señor de todo. Autorizar al
hombre a una estación por encima de su hechura y orbe, se ve tanto como
idolatría (el pecado imperdonable bajo la ley), que es difícil pensar cómo los
hombres y mujeres que profesan el cristianismo, y seriamente reflejan de su
vanidad y maldad en estas cosas, pueden continuar en esas cosas, mucho
menos rogar por ellos; y menos aún reprochar y ridiculizar a aquellos que
por medio de la sensibilidad de la conciencia no pueden usarlos y dárselos.
Parece que Eliú no se atrevió a hacerlo; sino que le puso tanta importancia
al asunto como para hacer esto una razón de su contención, a saber: "Por
temor a que mi Hacedor me lleve en breve": es decir, por temor de que Dios
me destruya, no me atrevo a darle a los hombres títulos que estén por
encima de ellos, o títulos meramente para complacerlos. Yo no puedo, de
ninguna manera, satisfacer ese espíritu que desea tales cosas. Dios debe ser
exaltado, y el hombre rebajado. Dios está celoso de cuando el hombre es
es decir, en los lugares de nota y reunión, los lugares públicos para caminar
y los intercambios en el país. Y finalmente, "aman," dice Cristo, "ser
llamados por los hombres Rabí, Rabí;" uno de los títulos más eminentes
entre los judíos. Una palabra que comprende una excelencia igual a muchos
títulos, puede significar su gracia, su señoría, reverendo padre, etc. Es
sobre estos hombres de crianza y calidad que Él pronuncia estos ayes,
haciendo de estas prácticas algunas de las marcas impías por las cuales los
podemos conocer, como también algunos de los motivos de sus amenazas en
contra de ellos. Pero Él no ha terminado aun en sus enseñanzas con respecto
al honor. Él desarrolla este mismo punto de honor más que todo el resto en
su advertencia a sus discípulos; a quien Él les mandó: "Pero vosotros, no
seáis llamados Rabí; porque uno solo es vuestro Maestro, y todos vosotros
sois hermanos. Ni os llaméis maestro. Pero el que es mayor entre vosotros
será vuestro siervo; porque el que se enaltece será humillado" (Mat 23: 8-12).
Está claro que estos pasajes llevan una severa reprimenda, tanto para el
honor mundano en general, como a aquellos miembros y expresiones de
este honor en particular, lo cual, tan cercano al lenguaje de las escrituras y
las costumbres de esa edad como se permita, claramente alcanzan y aluden
a aquellos de nuestro propio tiempo; porque su disminuición nosotros
hemos sufrido tal desprecio y abuso, tanto en nuestras personas como en
nuestras propiedades. ¡Dios perdone a los autores irracionales de ello!
cuenta y riesgo. Sin embargo tal vez algunos piensen que así nosotros
derribamos toda distinción entre los hombres, bajo sus muchas cualidades,
e introducimos un respeto recíproco y relacional en su lugar. Pero si así
fuera, no puedo evitarlo; el apóstol Santiago debe responderlo, quien nos ha
dado esta doctrina. Sin embargo uno más grande que él le dijo a sus
discípulos, de quienes Santiago era uno: "Sabéis que los gobernantes de los
gentiles se enseñorean sobre ellos," .... "Entre vosotros no será así. Más bien,
cualquiera que anhele ser grande entre vosotros será vuestro servidor" (Mat
20:25-27). Es decir, aquel que desee gobernar, y busque ser el mayor, será
estimado como el menor entre ustedes. Para decir la verdad sobre todo el
asunto, ya sea que consideremos aquellos tiempos primitivos del mundo,
que fueron antes de la venida de Cristo o poco tiempo después, existía aun
una sencillez más grande que en los tiempos en los cuales hemos caído.
Porque esos tiempos primitivos del mundo, a pesar de lo malo que fueron en
otros aspectos, fueron muy diferentes a estos disparates; no, ellos casi nunca
los usaron, o por lo menos rara vez lo hicieron. Porque si leemos las
escrituras, tales títulos como mi señor Adán, aunque fue señor del mundo,
no se puede encontrar; ni tampoco mi señor Noé, el segundo señor de la
tierra; ni tampoco mi señor Abraham, el padre de los fieles; ni mi señor
Isaac, ni mi señor Jacob; ni mucho menos mi señor Pablo, etc., se pueden
encontrar en la Biblia; y todavía menos su santidad, o su gracia. [¿Y qué se
puede decir de los de hoy en día, como reverendo o su señoría?] No, entre
los gentiles, las personas usaron sus propios nombres con más sencillez, y
no usaron la ceremonia de discurso que ahora es practicada entre los
cristianos, ni nada parecido a eso. Mi señor Solon, mi señor Poción, mi
señor Platón, mi señor Aristóteles, mi señor Scipio, mi señor Fabip, mi
señor Cato, mi señor Cícero, no se pueden leer en ninguna de las historias
griegas o latinas, y sin embargo ellos fueron algunos de los sabios y héroes
de esos grandes imperios. No, sus propios nombres eran suficientes para
distinguirlos de otros hombres, y su virtud y empleo en el servicio público
eran sus títulos de honor. Ni ha entrado mucho todavía esta vanidad en los
escritores latinos, donde es familiar que los autores citen a los más eruditos
y los más nobles, sin añadir nada a sus nombre, a menos que sea digno o
36. Sin embargo, los verdaderos cristianos no son tan malcriados como el
mundo piensa [retienendo las vanidades de los honores a los hombres],
porque ellos también muestran respeto. Pero la diferencia entre ellos está en
la naturaleza del respeto que ellos utilizan, y las razones de ello. El respeto
del mundo es una ceremonia vacía, sin alma ni sustancia. El respeto de los
verdaderos cristianos es sustancial, ya sea por obeciencia a los superiores,
amor a los que son iguales, o ayuda y bondad a los inferiores. Siguiente, sus
38. Marlorat, del estudio de Lutero y Calvino, con respecto a ese notable
pasaje que recién cité del apóstol Santiago, nos da el sentido que los
reformistas primitivos tenían del respeto a las personas con estas palabras, a
saber: "Respetar a las personas así es tener consideración del hábito y el
atuendo. El apóstol quiere decir que tal respeto de personas es contrario a la
fe verdadera, y que ellos son completamente inconsistentes. Pero si la
pompa, y otras consideraciones prevalecen, y debilitan lo que es de Cristo,
CAPÍTULO X
[En los días de Penn, el uso de thee y thou [en inglés, que
significan usted] era enseñado en las escuelas como formas
singulares apropiadas de dirigirse a los demás. Las personas de
las clases más bajas eran referidos con la forma singular, thee y
thou. La gente de clase alta quería que se les dirigiera con la
forma plural, you, la cual era un honor para ellos. El honrar a las
personas "importantes" con la referencia plural es lo que Dios a
"echado al polvo." Hoy en día, you es enseñado como singular en
todos sus usos. You en vez de thou también está en la mayoría de
las traducciones bíblicas disponibles en inglés hoy en día,
incluyendo la versión Nueva King James.
8. Yo no dudo para nada que algo tan singular atendió el discurso de Cristo y
sus discípulos, porque yo recuerdo que se le instó a Pedro en el palacio del
sumo sacerdote, como prueba de que él pertenecía a Jesús, cuando él negó a
su Señor: "Verdaderamente," dijeron ellos, "tú también eres de ellos, porque
aun tu modo de hablar te descubre" (Mat 26:73). Ellos habían supuesto por
su apariencia, pero justo antes de esto él había estado con Jesús; sin
embargo, cuando ellos dialogaron con él, su lenguaje los sacó a todos de
duda; de seguro entonces que él era uno de ellos, y él había estado con
Jesús. Algo era lo que él había aprendido en su compañía que era extraño y
observable; sin lugar a dudas, no del comportamiento del mundo. Sin duda,
el atuendo, la manera de caminar y de hablar de sus seguidores discrepaba,
como también su doctrina, del mundo; porque era parte de su doctrina el
que fueran diferentes. Era muy fácil ver que eran más claros, serios y
precisos, lo cual es más creíble por la manera en que el pobre, confiado y
temeroso Pedro escondió el asunto; porque él cayó al decir maldiciones y
malas palabras, lo cual fue un triste cambio. Pero él pensó que la manera
más posible de quitar la sospecha de que él era más diferente a Cristo. Y la
estrategia funcionó; porque silenció las objeciones de ellos, y pensaron que
Pedro era tan ortodoxo como ellos. Pero aunque ellos no lo descubrieron, el
canto del gallo sí lo hizo; lo cual hizo que Pedro recordara las palabras de su
amado y sufriente Señor: y él salió y lloró amargamente porque había
negado a su Maestro, quien después fue entregado para morir por él.
más cerca de su propia confesión, ¿es Cristo su ejemplo aquí, cuyo nombre
ustedes pretenden llevar? ¿o aquellos santos de antes que vivían en lugares
desolados, de quienes el mundo no era digno (Heb 11:38)? ¿o piensan
ustedes que siguen la práctica de aquellos cristianos que, en obediencia a la
vida y doctrina de su Maestro, abandonaron la distinción de las personas, y
renunciaron a las modas, los honores, y la gloria de este mundo pasajero;
cuyas calificaciones no estaban en gestos externos, distinciones ni lisonjas,
sino en un espíritu manso y tranquilo (1 Pedro 3:4), adornado con
temperancia, virtud, modestia, seriedad, paciencia, y amabilidad fraternal;
los cuales eran señales de verdadero honor, y los únicos emblemas de
respeto y nobilidad en aquellos tiempos cristianos? ¡Oh no! ¿Pero acaso no
es exponernos a nosotros mismos tanto a su desprecio como su furia, que
nosotros los imitamos a ellos, y no ustedes? Y dígannos, les ruego: ¿acaso no
son los romances, las obras de teatro, las máscaras, los juegos, los
violinistas, etc., los entretenimientos que más los deleitan? Si de verdad
tuvieron el Espíritu de Cristo, ¿podrían consumir su tiempo más precioso y
limitado en tantas visitas, juegos, y pasatiempos innecesarios; en sus vanas
lisonjas, cortejos, historias fingidas, adulaciones, y novedades infructíferas,
y cosas así; inventadas y usadas para su diversión, para hacerle más fácil su
olvido de Dios; lo cual nunca fue el estilo de vida del cristiano, sino más bien
fue el entretenimiento de los paganos quienes no conocían a Dios? ¡Oh! si
ustedes verdaderamente fueran tocados con un sentido de sus pecados, y en
alguna medida nacidos otra vez; si ustedes tomaran la cruz de Jesús y
vivieran según ella, estas cosas, que tanto agradaron a su naturaleza inmoral
y sensual, no encontrarían lugar en ustedes. Esto no es buscar las cosas que
están arriba (Col 3:1), tener el corazón así establecido en cosas que son de
abajo; ni pasar sus días en vanidad obrando su propia salvación con temor y
temblor. Esto no es clamar con Eliú, "nunca he sabido adular; mi Hacedor
me llevaría en breve." Esto no es negar el yo, ni establecer una sustancia más
escondida y duradera, una heredad eterna en los cielos, que no pasará.
Bueno, mis amigos, no importa lo que ustedes piensen, su afirmación de que
todos lo hacen, no encontrará lugar en el tribunal de Dios. La luz de Cristo
en sus propios corazones la desautorizará; y este Espíritu, en contra del cual
testificamos, parecerá entonces ser lo que decimos que es. No digan que soy
serio acerca de cosas ligeras; sino que ustedes deberían tener cuidado con la
ligereza en las cosas serias.
11. Por lo tanto, lector, ya sea que usted es un Nicodemo que camina en la
noche, o un escriba burlesco; una persona que quiere visitar al bendito
Mesías, pero en las costumbres oscuras del mundo, que usted pueda aceptar
sin discernimiento, por temor de llevar su cruz reprochable; o si no un
favorecedor del orgullo de Amán, y cuente estos testimonios como una
peculiaridad necia; yo debo decir que el amor divino me ordena a ser un
mensajero de la verdad para usted, y un fiel testigo en contra del mal de este
mundo degenerado. Un mundo en el cual el espíritu de vanidad y lujuria ha
llegado a ser tan prevaleciente, y ha vivido descontrolado por tanto tiempo,
que tiene suficiente impudicia para llamarle a su oscuridad luz, y
llamar a los hijos malos de la oscuridad con nombres [cristianos]
reservados para una mejor naturaleza, y más fácilmente engañar al
CAPÍTULO XI
Pero el orgullo no termina allí, al excitar a la gente a un valor excesivo y
cuidado de sus personas. Ellos deben tener muchos finos siervos, muebles
majestuosos, vestimenta sofisticada y correcta. Todo lo cual ayuda a formar
ese orgullo de vida que Juan nos dice que no es del Padre, sino del mundo (1
Juan 2:16). Un pecado del cual Dios culpó a las hijas altivas de Sión (Isa 3:16), y
al príncipe orgulloso y al pueblo de Tiro. Lean estos capítulos, y midan esta
época por sus pecados, y lo que viene sobre estas naciones por sus juicios.
Pero en este momento yo sólo hablaré de lo primero, es decir, el valor
excesivo que la gente tiene de sus personas; y dejo el resto para ser
considerado bajo el último encabezado de este discurso, lo cual es el lujo,
donde ellos puede que no sean puestos inapropiadamente.
No, que la sangre y el nombre vayan juntos; pero dejen que la nobleza y la
virtud tengan compañía, porque son los familiares más cercanos. Así es
aprovechada por Dios mismo, que conoce mejor cómo distribuir las cosas
con una mano equitativa y justa. Él no gusta o deja de gustar por causa de la
descendencia; ni él considera lo que las personas eran, sino lo que son. Él no
se acuerda de la justicia de ningún hombre que abandone su justicia (Eze
18:26); mucho menos cualquier hombre injusto por la justicia de sus
antepasados.
5. Pero si a estos hombres de sangre noble les agrada pensar que ellos
mismos se preocupan de creer y reverenciar a Dios en sus santas escrituras,
ellos pueden aprender que "al principio él hizo de una sangre todas las
naciones de los hombres que habitan sobre la tierra" (Hechos 17:26); y que
todos descendimos de un padre y una madre. Un original más certero que lo
mejor de nosotros pudiera asignar. Desde allí a Noé, quien fue el segundo
sembrador de la raza humana, y tenemos algo de certeza de nuestros
antepasados. Qué violencia ha cosechado o virtudes ha merecido desde
entonces, y qué tan lejos nosotros los que estamos vivos estamos
preocupados de ellos, será difícil de determinar para nosotros aparte de
unas pocas generaciones apartadas de nosotros.
6. Pero yo pienso que debería ser suficiente decir que nuestros propios ojos
ven que los hombres de sangre noble, fuera de su armadura y adornos, sin
sus plumas y ropas finas, no tienen más marcas de honor estampadas en
ellos por naturaleza, que sus prójimos inferiores. No, al ser ellos mismos
jueces, nos dirán francamente que ellos sienten todas esas pasiones en su
sangre, que los hacen como otros hombres, si no hasta más alejados de la
virtud que realmente dignifica. La lamentable ignorancia y libertinaje que
ahora arrasan entre muchos de nuestro pueblo es muy clara y muestra una
evidencia en el punto; y lo les pido que me digan ¿de qué sangre vienen
ellos?
10. Pero yo debo decir que de todas las criaturas, este tipo de orgullo es el
que menos se convierte en lo antiguo y casero [no atractivo], si yo puedo
llamarle así a lo mal favorecido y deforme; porque los viejos están orgullosos
sólo de lo que tenían, lo cual se ve, a sus reproches, su orgullo sobrevivió su
belleza, y, cuando ellos se arrepientan, ellos están haciendo la obra para el
arrepentimiento [avanzando el pecado]. Pero los caseros son todavía peor,
ellos están orgullosos de lo que nunca tuvieron, ni pueden nunca tener: no,
sus personas parecen como si ellos hubieran sido dados para una
humillación perpetua de sus mentes; y para estar orgullosos de ellos es amar
el orgullo por causa del orgullo, y estar orgullosos, sin una tentación para ser
orgullosos. Y sin embargo en toda mi vida yo no he observado nada que se
adore más a sí mismo: ¡un enamoramiento y encantamiento extraño del
orgullo! ¡Qué! ¿No para ver bien con sus ojos, debido a la parcialidad de sus
mentes? Este amor propio en realidad es ciego. Pero para añadir gasto a la
vanidad, y para ser costoso sobre lo que no puede ser arreglado, una persona
podría pensar que ellos deberían estar claramente enojados; especialmente
si ellos consideran que se ven más caseros por las cosas que se consideran
magníficas, y ellos así atraen su deformidad más para ser notada, por
aquello que es tan poco propio de ellos.
CAPÍTULO XII
PARA concluir esta gran introducción del orgullo, veamos brevemente,
sobre todo el asunto, cuál es el carácter de un hombre orgulloso de sí
mismo, y en varias relaciones y capacidades. Un hombre orgulloso es
entonces un tipo de glotón de sí mismo; porque él nunca está satisfecho con
7. Pero sobre todas las cosas, el orgullo es intolerable en los hombres que
pretenden ser religiosos, y aquellos que son ministros; porque son nombres
de la contradicción más grande. Yo hablo sin distinción ni ira hacia personas
o grupos; porque yo sólo hablo de lo malo que está en todos. ¿Qué lugar
tiene el orgullo en una religión que lo reprende? ¿O la ambición en los
ministros, cuyo oficio mismo se supone que es humildad? Y sin embargo hay
muchos de ellos, que, aparte de una culpa igual a otros en el orgullo carnal
del mundo, son incluso orgullosos de ese nombre y oficio que debe siempre
recordarles de la negación propia. Sí, ellos la usan como los mendigos usan
el nombre de Dios y de Cristo, sólo para pasar a su lado; poniendo en su
propia cuenta las ventajas de esa reverenda profesión, y así haciendo su
función no más que un nombre ingenioso para elevarse a sí mismos a una
posición alta en el mundo. Pero ¡oh entonces! ¿cómo pueden ser ministros
de Cristo quien dijo: "Mi reino no es de este mundo"? (Juan 18:36). ¿Quién, de
la humanidad, es más engreído que estos ministros? Si son contradecidos,
ellos se hacen tan arrogantes y airados, como si fuera su derecho ser así.
Aconsejen a uno de ellos, y él los despreciará; repréndanlo, y él estará casi
listo para excomulgarlos; "Soy un ministro y un anciano;" escapando de allí
para defenderse a sí mismo del alcance de la justa censura, a la cual
realmente al huir él sólo se expone a sí mismo aun más; y por lo tanto su
culpa no puede ser menos, porque es peor que un ministro haga el mal, y
rechace el reproche, que un hombre ordinario.
8. ¡Oh! Pero él ruega por una excepción por causa de su oficio. ¡Qué! ¿Criará
él gallinas para que le saquen sus propios ojos? ¡Será reprendido o instruido
por un hombre laico o parroquiano? ¿Por un hombre de menos edad,
educación o habilidad? Por ningún motivo; él prefiere hacernos creer que su
prerrogativa ministerial lo ha puesto fuera del alcance de la crítica. Él no
está sujeto a los juicios vulgares. Incluso preguntas acerca de la religión son
divisivas. Crean como él dice; no es lugar de ustedes el husmear tan
curiosamente en los misterios de la religión. Nunca ha habido un buen día
desde que los laicos se entrometieron tanto con el oficio del ministro. No
considerando, pobre hombre, que lo contrario es más verdad; no ha habido
muchos días buenos desde que los ministros se entrometieron tanto en los
asuntos de los hombres laicos. Aunque tal vez hay poca razón para esta
distinción, excepto los dones espirituales, y el mejoramiento de ellos por
medio de su uso diligente para el bien de otros.
Tales buenos dichos como estos: Prepárate para aprender; responde con
mansedumbre; que cada hombre hable acerca del don de Dios que está en
él; si alguna cosa es revelada a aquel que está sentado, que el primero
calle; no sean señores sobre la herencia de Dios, sino mansos y humildes;
lavando los pies del pueblo, como Jesús lo hizo con sus pobres discípulos; -
son instrucciones inaceptables y anticuadas para algunos clérigos, y es un
poco menos que herejía recordarles de estas cosas; una marca de gran
deslealtad a la iglesia en la opinión de ellos. Porque para este tiempo su
orgullo los ha hecho la iglesia, y el pueblo es sólo la terraza [fuera del
templo, segunda clase] en el mejor de los casos; un nombre que no significa
nada, a menos que ellos se pongan a sí mismos en la cabeza de ellos. Así se
olvidan que si ellos fueran tan buenos como deberían ser, no serían más que
ministros, mayordomos, y sub-pastores; es decir, siervos de la iglesia,
familia, rebaño y herencia de Dios; y no que ellos son esa iglesia, familia,
rebaño y herencia, de los cuales ellos son sólo siervos. Recuerden las
palabras de Cristo: "cualquiera que anhele ser grande entre vosotros será
vuestro servidor" (Mat 20:26).
9. Hay sólo un lugar para ser hallado en la Santa Escritura, donde la palabra
Clerus [como en el caso de clérigo] puede ser apropiadamente aplicada a la
iglesia, y ellos la han usurpado para sí mismos; en que ellos se llaman a sí
mismos el clérigo, es decir, la herencia o heredad de Dios. Mientras que
Pedro exhorta a los ministros del evangelio a no ser señores sobre la
herencia de Dios, ni ha alimentarlos por ganancias deshonestas (1 Pedro 5:2-3).
Pedro, de la misma manera, predijo el orgullo y la avaricia que serían las
tentaciones de los ministros; y en verdad ellos han probado ser a menudo su
caída; y verdaderamente, ellos pueden difícilmente caer por otro método
peor. Ni hay ninguna excusa que se puede hacer por ellos en estos dos
asuntos, [enseñorearse del rebaño y trasquilar al rebaño] lo cual no es peor
que su pecado. Porque si ellos piensan que no han sido señores sobre la
herencia de Dios, es porque ellos se han hecho a sí mismos el pueblo, y han
desheredado al pueblo; de modo que ahora ellos pueden ser los señores del
pueblo, con una arremetida en contra de la exhortación del buen Pedro.
Y por el otro pecado de la avaricia, ellos sólo pueden evitarla, al decir que
debido a que ellos nunca verdaderamente alimentan al rebaño, no se puede
decir que ellos los alimentan para obtener lucro [dinero]: es decir que ellos
obtienen el dinero del pueblo por nada. Un ejemplo de lo cual se nos da por
la queja de Dios mismo, de la práctica de los orgullosos, codiciosos, falsos
profetas del tiempo antiguo, que el pueblo les dio su dinero por aquello que
no era pan, y su labor por aquello que no les aprovechaba (Isa 55:2). ¿Y por
qué? Porque entonces el sacerdote no tenía visión; y demasiados ahora
desprecian la verdadera visión y la profecía.
10. ¡Pero ay! Al final de todo, ¡qué locura, como también la falta de religión,
se encuentra en el orgullo! No le puede añadir ni un codo a la estatura del
hombre: ¿qué cruces puede entorpecer? ¿Qué desilusiones puede ayudar, o
dañar, o frustrar? No nos libra de los males comunes; enfermedades,
desfiguraciones, deformidades dolorosas, y la muerte acaban con la fábrica
del hombre orgulloso. Seis pies [dos metros] de tierra fría atan sus grandes
pensamientos; y su persona, que era demasiado buena para estar cualquier
lugar, debe al final alojarse dentro de los límites de una cueva tan pequeña y
oscura; y aquel que no pensó suficientemente bien para sí mismo es
rápidamente la entretención de los animales más bajos, incluso de los
mismos gusanos. Así el orgullo y la pompa llegan al fin común; pero con esta
diferencia: menos lástima para los vivos, y más dolor para los que están
muriendo. La edad del hombre orgulloso no puede asegurarle de la muerte,
ni puede su prestigio social alejarlo del juicio. Los títulos de honor se
desvanecen en este extremo; y ningún poder ni riqueza, ni distancia ni
respeto, puede rescatarlos o asegurarlos. Como el árbol cae, así se queda
tirado; y como la muerte deja a los hombres, así el juicio los encuentra.
11. ¡Oh! ¿Qué puede prevenir este triste fin? ¿Y qué puede remediar esta
lamentable declinación de la antigua mansedumbre, humildad, y piedad, y
esa vida piadosa y poder que eran tan evidentes en la autoridad de las
predicaciones y ejemplos de los vivientes de la primera y más pura época del
cristianismo? Verdaderamente, nada sino un análisis interno y sincero, por
ofendidos con la vergüenza de su cruz. Pero, Oh hombre, así como Él, por tu
salvación, así tú, por amor a Él, debes humillarte a ti mismo (Fil 2:7), y estar
contento de no tener reputación, para que lo puedas seguir a Él, no en el
camino carnal y formal, de la tradición vana del hombre y su prescripción,
sino como el Espíritu Santo, por el apóstol, lo expresa, en un camino nuevo
y vivo (Heb 10:19-20), que Jesús había consagrado, que lleva a todos los que
caminan en él al eterno reposo de Dios; donde Él mismo ha entrado, quien
es el santo y único bendito Redentor.
No cruz, no corona
por William Penn
CAPÍTULO XIII
He llegado a la segunda parte de este discurso, el cual es avaricia y codicia,
una epidemia y una enfermedad aguda en el mundo, atendida con todas las
maldades que pueden hacer a los hombres miserables en sí mismos, y en la
sociedad; tan cercanamente similar al mal y al orgullo anterior, que
raramente están aparte. La generosidad, que es casi tan odiosa para el
orgulloso como para el codicioso, la definiré de la siguiente manera: la
codicia es el amor por el dinero o las riquezas (Efe 5:3-5): el cual, como ha
dicho el apóstol, "es la raíz de todo mal" (1 Tim 6:9-10). Se divide en estas tres
partes: primero, desear las cosas ilícitas; segundo, deseos ilícitos de cosas
lícitas; y finalmente, acumular o retener de manera improductiva el
beneficio de ellos para el alivio de personas privadas, o del público. Primero
entregaré el sentido de las escrituras, qué ejemplos se encuentran allí en
contra de la impiedad; y después mis propias razones, con algunas
autoridades de autores de crédito. Por medio de lo cual parecerá que la obra
del amor de las riquezas fuera del corazón del pueblo es tanto el asunto de la
cruz de Cristo, como el quitar cualquiera de los pecados en los cuales ha
caído el hombre.
muerto. Pero Dios los siguió a ambos con su feroz venganza. "En el lugar
donde los perros lamieron la sangre de Nabot," dijo Elías, en el nombre del
Señor, "los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre; y yo traeré
este mal sobre ti, y quitaré tu posteridad;" y de Jezabel, su esposa y
compañera en su avaricia y asesinato, él añadió: "Los perros comerán a
Jezabel en la parcela de Jezreel." Esta es la infamia y el castigo que debía
recibir por su parte de la avaricia. Que esto desanime a aquellos que desean
cosas ilícitas, los derechos de otros, porque Dios, quien es justo, ciertamente
los retribuirá con intereses al final. Pero tal vez estos son pocos; ya sea que
ellos no lo hacen, o no se atreven a mostrarlo, porque la ley les morderá si lo
hacen. Pero la siguiente parte [se discute a continuación] tiene suficientes
personas, quienes aún exclamarán en contra del mal de este aspecto de la
codicia; y, por su aparente aborrecimiento de ella, se excusarán a sí mismos
de toda culpa en el resto. Consideremos eso a continuación.
pasos que hace hacia la mente son casi imperceptibles, lo cual hace el
peligro más grande. Miles se consideran a sí mismos como despreocupados
en el cuidado, sin embargo son perfectamente culpables del mal. Ahora,
¿puede ser de otra manera, cuando aquellos que han, de una condición baja,
adquirido miles, se esfuerzan aun para multiplicar, sí, doble y triple esos
miles; y que con el mismo cuidado y ardid por la cual los obtuvieron? ¿Es
esto vivir cómodamente, o ser rico? ¿Acaso no vemos lo temprano que se
levantan, lo tarde que se acuestan? ¿Qué tan llenos del cambio, de la tienda,
la bodega, la aduana; de billetes, bonos, contratos, etc., están ellos?
Corriendo de un lado para el otro, como si eso fuera a salvar la vida de un
condenado inocente. Una lujuria insaciable, y en la cual ellos son
desagradecidos a Dios, como también hirientes hacia los hombres, quien se
los da para su uso, y no para amarlo — por esto es el abuso. Y si este cuidado
continuo, y ardid, e industria no viene del amor al dinero en aquellos que
tienen diez veces más de la cantidad con la cual comenzaron, y mucho más
de que ellos gastan o necesitan, yo no sé qué testimonio puede dar el
hombre de su amor por cualquier cosa.
*[¿Qué ley existe todavía para los creyentes que están buscando a
Dios? La ley de Dios que está en el corazón de cada hombre y que
nunca ha sido cancelada. Para más información acerca de este
tema vea Hasta que todas sus palabras y acciones sean ordenadas
por Dios, usted debe obedecer a ley interna en el corazón de cada
hombre.]
los más pequeños. Debería haber una norma, tanto del valor y tiempo del
volumen del negocio; y después la ganancia del dueño debería ser
compartida con los empleados que lo merecen. Esto ayudaría tanto al joven
a ganarse la vida, como a darle al viejo tiempo para pensar acerca de dejar
este mundo sabiamente, en el cual ha estado tan ocupado, para que pueda
obtener una parte en el próximo mundo, del cual han sido tan descuidados.
9. Hay todavía otra maldad hecha al gobierno porque la codicia lleva a los
hombres a abusar y defraudar al gobierno, al cubrir o falsificar los bienes
con los que ellos transan; como al traer bienes prohibidos ocultamente; o
bienes legales, para evitar el pago de impuestos, o ser dueño de los bienes
del enemigo para obtener ganancia; o que ellos no están bien hechos, o
deshonestamente medidos; con abundancia de esa clase de engaño.
codicia puso su mano para efectuarlo, todos estaban perdidos. Ellos hallaron
que Judas tenía la bolsa, y probablemente amaba el dinero; ellos querían
probarlo, y lo hicieron. El precio fue determinado, y Judas traicionó a su
Maestro, su Señor, entregándolo en las manos de sus enemigos más crueles.
Pero para corregir su error regresó el dinero, y para vengarse de sí mismo,
fue su propio verdugo. Una acción impía, un fin impío. Vengan, codiciosos;
¿Qué le dirán ahora al hermano Judas? ¿Acaso no era un hombre maligno?
¿Acaso no actuó impíamente? Sí, sí; ¿Hubiera hecho usted lo mismo? No,
no; por ningún motivo. Muy bien; pero así dijeron esos judíos impíos
cuando apedrearon a los profetas, y quienes más aun crucificaron al amado
Hijo de Dios; aquel quien vino a salvarlos, y lo hubiera hecho si ellos lo
hubieran recibido, en vez de rechazarlo en el día de su visitación. Frótense
sus ojos, porque el polvo ha entrado en ellos; y cuidadosamente lean en sus
propias conciencias, y asegúrense, por amor, que no hayan traicionado al
Justo en ustedes mismos, y así sean hermanos con Judas en la iniquidad. Yo
hablo por Dios en contra de un ídolo; ténganme paciencia. ¿Acaso ustedes
no han resistido, sí, apagado al buen Espíritu de Cristo en búsqueda de sus
amadas riquezas? Examinaos a vosotros mismos para ver si estáis firmes en
la fe; probaos a vosotros mismos. ¿O no conocéis en cuanto a vosotros
mismos, que Jesucristo está en vosotros, a menos que ya estéis reprobados (2
Cor 13:5).
porque al tener mucho, ellos gastan mucho, y así llegan a ser pobres por el
lujo. Los tales son codiciosos para obtener, para gastar más, lo cual la
temperancia prevendría. Porque si los hombres no quisieran, ni pudieran,
por medio de buenas leyes bien ejecutadas, y una mejor educación, ser tan
extravagantes en sus mesas, casas, muebles, ropas, y juegos, no habría una
tentación para codiciar lo que no pueden gastar; porque hay pocos tacaños
que aman el dinero sólo por el dinero.
13. Lo cual nos lleva la última parte y más vulgar de la codicia, que es la más
sórdida, esto es acaparar, o guardar dinero de manera improductiva, tanto
para otros como para sí mismos. Esta es la avaricia de Salomón, que se hace
rico, y no tiene nada (Pro 13:7): un gran pecado ante la vista de Dios. Él se
quejó de los que habían guardado las labores de los pobres en sus casas; él
los llama su botín, y significa moler a los pobres, porque ellos no lo ven otra
vez. Él nos exhorta a ser de los que consideran a los pobres, y manda a todos
a abrir la mano libremente a su hermano que tiene necesidad (Salmo 41:1, Deut.
15:7-8); no sólo el que es así espiritualmente, sino también naturalmente; y
no retener sus dones de los pobres. El apóstol le encarga a Timoteo, ante la
vista de Dios, y ante Jesucristo, que él no dejara de "encargarles a los ricos
en este mundo que no sean altivos, ni pongan su esperanza en la
incertidumbre de las riquezas, sino en Dios quien nos provee todas las cosas
en abundancia para que las disfrutemos. Que hagan el bien, que sean ricos
en buenas obras" (1 Tim 6:17-18). Las riquezas son propensas a la corrupción; y
lo que las mantiene dulces y mejor es la caridad. Aquel que no las usa, no las
obtiene con el fin con el cual fueron dadas, sino las ama por sí mismas, y no
por su servicio. El tacaño es pobre en su riqueza; él tiene necesidad por
temor de gastar; y aumenta su temor con su esperanza, la cual es su
ganancia. Y por lo tanto él se tortura a sí mismo con su placer; lo más
parecido al hombre que escondió su talento en una servilleta, de todos los
otros, porque los talentos de este hombre están escondidos en sus bolsas y
fuera de la vista, en bóvedas, debajo de tablas, detrás de revestimientos; de
otra manera en bonos e hipotecas, creciendo pero como si estuvieran bajo
tierra porque no le hacen bien a nadie.
14. El hombre codicioso odia todas las artes útiles y las ciencias como si
fueran vanas, por temor de que ellas le cuesten algo de lo cual pueda
aprender. Por lo tanto la ingenuidad no tiene más lugar en su mente que en
su bolsillo. Él permite que caigan casas, para prevenir los costos de los
arreglos; y con respecto a su escasa dieta, sus ropas simples, y muebles
baratos, él lo atribuye a la moderación. ¡Oh monstruo de hombre! que puede
tomar la cruz [negarse a sí mismo] por razón de la codicia por el dinero,
pero no toma la cruz por Cristo.
16. Pero él es más miserable que los más pobres; porque no disfruta su
dinero, sin embargo teme perderlo; ellos no temen la pérdida de las cosas
que el dinero puede comprar. Por lo tanto él es pobre al sobre valorar sus
riquezas. Pero él es miserable, el que tiene dinero sin embargo tiene hambre
en un restaurante. Porque al haber convertido al oro en su dios, ¿quien sabe,
pero acaso él piensa que no es natural comer [gastar dinero en comida] lo
que él adora?
por dinero.
18. Pero ahora veamos qué ejemplos nos dan las escrituras en reprobación
de los sórdidos acaparadores y escondedores de dinero. Un buen joven vino
a Cristo, y le preguntó acerca del camino a la vida eterna. Cristo le dijo que
él sabía los mandamientos. Él respondió que los había guardado desde su
juventud; parecía que él no era una persona descontrolada, y en realidad los
tales no lo son, para ahorrar dinero. Y sin embargo a él le faltaba una cosa,
dijo Cristo; "vende tus bienes y dalo a los pobres; y tendrás tesoro en el
cielo. Y ven; sígueme" (Mat 19:21). Parece que Cristo le tocó una parte
delicada; Él le dio en el clavo, y le golpeó en el corazón, quien conocía su
corazón; así Él probó qué tan bien había guardado el mandamiento de
"amar a Dios sobre todas las cosas." Se dice que el joven se sintió muy triste
y se fue; y la razón que se da es que él era muy rico. Las mareas se
encontraron, el dinero y la vida eterna; deseos contrarios, pero ¿cuál
prevaleció? ¡Ay! ¡Sus riquezas! ¿Pero qué dijo Cristo de esto?
"Que difícilmente entrará el rico en el reino de los cielos." Y añade: "Le es
más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en
el reino de Dios" (Mat 19:23-24): es decir, tal man rico, a saber, un hombre rico
y codicioso, a quien le es difícil hacer bien con lo que tiene; es más que un
milagro. Oh, ¿quién entonces desearía ser rico y codicioso? Fue sobre estos
hombres ricos que Cristo pronunció sus ayes, diciendo: "¡ay de vosotros los
ricos! Porque estáis recibiendo vuestro consuelo." (Lucas 6:24). ¡Qué!
¿ninguno en los cielos? No, a menos que ustedes lleguen a estar dispuestos a
ser hombres pobres, puedan renunciar a todo, vivir despegados del mundo,
mantenerlo a distancia, sí, bajo sus pies; usando el dinero como un siervo y
no como un amo.
dar paz en la muerte; no, ni difícilmente dan ningún beneficio más allá de la
comida y el vestido (lo cual se puede obtener sin ellas), y que si hubiera
algún buen uso de ellas, sería el aliviar a otros que están en aflicción; al ser
no más que mayordomos de las abundantes providencias de Dios, y
consecuentemente somos responsables de nuestra mayordomía. Si, digo yo,
si estas consideraciones tuvieran algún lugar en nuestras mentes, no
deberíamos así tratar de obtener, ni procurar esconder ni guardar una cosa
tan pobre e impotente [como el dinero]. Oh que la cruz de Cristo, la cual es
el Espíritu y el poder de Dios en el hombre, pueda tener más lugar en el
alma, para que pueda crucificarnos más y más al mundo, y al mundo para
nosotros. ¡Para que, como en los días del paraíso, la tierra pueda otra vez ser
el estrado, y el tesoro de la tierra un siervo, y no un dios para el hombre! —
Muchos han escrito en contra de este vicio; mencionaré a tres.
"Me pregunto cómo llegó a suceder que nunca ha habido una ley
hecha en contra de él. ¿En contra de él digo yo? Quiero decir por
él. Así como hay provisiones públicas hechas por todos los otros
hombres dementes, es muy razonable que el rey designe a
algunas personas para manejar su propiedad, durante su vida,
porque sus herederos generalmente no necesitan ese cuidado, y
fuera de él para hacerlo su negocio el ver que él no necesite
pensión alimenticia adecuada para su condición; lo cual él nunca
pudo sacar de sus propios dedos crueles. Nosotros aliviamos a
los vagabundos ociosos y los mendigos falsos, pero no nos
preocupan para nada estos hombres realmente pobres, quienes
deben, pienso yo, ser tratados respetuosamente, con respecto a
su calidad. Yo puedo estar en contra de ellos eternamente, pero
casi me ahogo con la súper-abundancia del tema. Demasiada
abundancia me empobrece, como también a ellos."
Por lo tanto mucho en contra de la avaricia, esa polilla del alma, y úlcera de
la mente.
CAPÍTULO XIV
Ahora estoy en el otro extremo, y este es el lujo, el cual es una indulgencia
excesiva del yo, en comodidad y placer. Esta es la última gran impiedad
atacada en este discurso de la santa Cruz de Cristo, la cual en verdad es en
gran manera el sujeto de su virtud y poder mortificantes. Una enfermedad
tan epidémica como matar, se mete en todas las estaciones y rangos de los
hombres: los más pobres a menudo exceden su habilidad para poder
satisfacer su apetito; y los ricos frecuentemente regodeándose en esas cosas
que agradan a los deseos de los ojos y la carne, y la vanagloria de la vida; sin
importar la severa disciplina de Jesús, a quien ellos llaman Salvador, como
si el lujo, y no la cruz, fuera el camino ordenado por el cielo. ¿Qué
comeremos, qué beberemos, y con qué nos vestiremos? Una vez fue la
2. El lujo tiene muchas partes; la primera que está prohibida por Jesús
quien se niega a sí mismo, es la glotonería,* "Por tanto, no os afanéis
diciendo: '¿Qué comeremos?' o '¿Qué beberemos?' — Porque los gentiles
buscan todas estas cosas" (Mat 6:31-32). Como si Él hubiera dicho, los paganos,
aquellos que viven sin el Dios verdadero, cuyo cuidado es complacer sus
apetitos más que buscar a Dios y su reino; ustedes no deben hacer eso, sino
4. Pero hay otra parte del lujo que tiene un gran lugar con los hombres y
mujeres vanos, y es la elegancia en el vestir, uno de los excesos más necios,
debido que es el más costoso, vacío e infructífero, que las personas pueden
ser culpables de tener.
5. Ni es diferente con las recreaciones, como se les llama; porque están muy
cercanamente relacionadas. El hombre fue hecho una criatura noble,
racional y seria; su placer estaba en su deber, y su deber en obedecer a Dios:
lo cual es amarle, temerle, adorarle y servirle; y al usar la creación con
verdadera temperancia y moderación piadosa; sabiendo muy bien que el
de Dios, éstos son hijos de Dios (Rom 8:14); el cual guía a toda temperancia y
mansedumbre (Gal 5:23).
decorarse, para ser vistas en vez de usadas; sólo para otras curiosidades que
deben ser bordadas sobre ellas, aunque ni los guardan del frío, ni distinguen
los sexos; pero muestran señaladamente sus mentes indulgentes,
fantásticas, completamente alimentadas, que las llevan.
7. Entonces las recreaciones eran para servir a Dios, ser justo, seguir sus
ocupaciones, cuidar su rebaño, hacer bien, ejercitar sus cuerpos de manera
que fuera adecuada para la seriedad, temperancia y virtud; pero ahora esa
palabra, recreaciones, es extendida a casi toda locura. Tanto se han
degenerado los hombres desde Adán en su desobediencia; tanto más
confiados y artificiales se han hecho en todas sus impiedades; sí, sus mentes,
a través de las costumbres, se han hecho tan insensibles a la inconveniencia
que atiende a las locuras similares, que lo que antes era mera necesidad
ahora es el deleite, placer, y recreación de este tiempo. ¡Qué innoble es, qué
innoble e indigno de una criatura razonable! El hombre, quien es dotado con
entendimiento, apto para contemplar la inmortalidad, y hecho como
compañía (si no superior) a los ángeles, ¡que él pueda desear un poco de
polvo, unos pocos trapos vergonzosos; inventos de mero orgullo y lujo;
juguetes tan estrafalarios y fantásticos, entretenimientos tan sordos y
terrenales, que una sonaja, un bebé, un caballo de juguete, un trompo, los
cuales no son para nada necios para un simple niño, ni indignos de sus
pensamientos, son tales inventos del cuidado y placer de hombres adultos!*
Es una señal de gran estupidez que tales vanidades debieran ejercitar la
noble mente del hombre, y la imagen del gran Creador de los cielos y la
tierra.
[Penn está diciendo que aunque los juguetes son aptos para los
niños, los hombres adultos no deben buscar juguetes para
obtener placer, como botes, aviones, esquíes, motocicletas, tablas
de surfear, carros de carreras, ipods, sistema de cine en casa,
computadoras, etc.]
8. De esto muchos entre los paganos antiguos tenían una visión tan clara
simples, y príncipes, como lo son los animales de pasto, sobres sus familias y
rebaños. Ellos no eran solícitos a las vanidades en las cuales vive la gente de
esta generación, porque ellos agradaban a Dios por medio de la fe. Abraham
primero dejó la casa de su padre, su parentela, y su país; un verdadero tipo o
figura de esa negación propia que todos deben conocer, por la cual Abraham
sería su padre. Ellos no deben pensar en vivir en esos placeres, modas, y
costumbres que han sido llamados a dejar; no, sino que deben partir con
todas las esperanzas de la gran recompensa o premio, y ese lugar mejor que
es eterno en los cielos (Heb 11:26,16,2 Cor 5:1). Los profetas eran generalmente
pobres: uno un pastor, otro cuidaba rebaños, etc. Ellos a menudo clamaron
a los israelitas indulgentes y bien alimentados para que se arrepintieran, con
temor y terror del Dios viviente, a que abandonaran los pecados y vanidades
en los que vivían; pero ellos nunca los imitaron. Juan el Bautista, el
mensajero del Señor, predicó su mensaje al mundo en ropas de pelo de
camello, una vestimenta agreste y sencilla (Mat 3:4). Ni tampoco se puede
concebir que Jesucristo mismo estaba mucho mejor vestido, quien, de
acuerdo a la carne, era de linaje pobre, y vivía con gran sencillez; puesto que
era normal decir como burla: "¿No es este Jesús, el carpintero, el hijo de
María?" (Mat 13:55, Mar 6:3). Y este Jesús le dice a sus seguidores que "los que
llevan ropas lujosas y viven en placeres están en los palacios reales" (Lucas
7:25); insinuando que Él y sus seguidores no debían seguir esas cosas; sino
que parece expresar con esto la gran diferencia que existía entre los amantes
de las modas y costumbres del mundo, y aquellos que Él había escogido para
que salieran de él. Y Él no sólo vino en esa forma pobre y despreciable para
poder manchar el orgullo de toda carne, sino que por medio de esto llegó a
ser ejemplo a sus seguidores, de lo que una vida de auto-negación debe ser,
si ellos querían ser sus verdaderos discípulos. No, Él además se los pone en
una parábola, con el fin de que pueda hacer una impresión más profunda, y
que ellos puedan ver lo inconsistente que es una vida pretenciosa que agrada
al mundo con el reino que Él vino a establecer y el cual Él llama a todos los
hombres a tener posesión de él; y es en la notable historia del hombre, quien
es presentado al principio, como un hombre rico (Lucas 16:19-31); después
como un hombre indulgente en sus ricas vestiduras, sus muchos platillos, y
10. Ni tampoco eran los doce apóstoles, quienes eran los mensajeros
inmediatos del Señor Jesucristo, nada más que hombres pobres; uno un
pescador, otro un fabricante de tiendas, y el que tenía el empleo más
importante, aunque tal vez no el mejor, era un cobrador de impuestos (Mat
4:18,9:9, Hechos 18:3). De modo que es muy improbable que alguno de ellos
fuera seguidor de las modas del mundo. No, ellos estaban tan lejos de ellas,
que, como correspondía a los seguidores de Cristo (1 Cor 4:9-14), vivieron vidas
pobres, afligidas, de negación propia; aconsejando a las iglesias a que
caminaran como ellos lo habían hecho como ejemplo (Fil 3:17, 1 Pedro 2:21). Y
para anular este argumento en particular, ellos dieron este relato
conmovedor de las mujeres santas en tiempos antiguos, como un ejemplo de
temperancia piadosa (1 Pedro 3:3-4), a saber, que al principio ellas
expresamente se abstuvieron del oro, plata, cabellos ostentosos, vestiduras
finas, o cosas por el estilo; y después, que su adorno era un espíritu manso y
humilde, y el hombre escondido del corazón, los cuales son de gran precio
para el Señor; afirmando que aquellos que viven en el placer están muertos
en vida (1 Tim. 5:6). Porque los cuidados y placeres de este vida ahogan y
destruyen la semilla del reino (Lucas 8:14), y estorban todo progreso en la vida
escondida y divina. Por lo tanto encontramos que los hombres y mujeres
santos de los tiempos antiguos no estaban acostumbrados a estos placeres y
vanas recreaciones; sino que teniendo sus mentes puestas en las cosas de
CAPÍTULO XV
Pero tal exceso en vestimentas y placer estaba no sólo prohibido en las
escrituras, sino era el fundamento de ese afligido mensaje dado por el
profeta Isaías al pueblo de Israel: "Asimismo dijo Jehovah: "Por cuanto las
hijas de Sión son altivas, andan con el cuello erguido, lanzan miradas
seductoras, caminan zapateando y hacen resonar los adornos de sus pies, el
Señor pelará con tiña la cabeza de las hijas de Sión; Jehovah desnudará sus
frentes." En aquel día el Señor quitará los adornos de los tobillos, las
diademas, las lunetas, los aretes, los brazaletes, los velos, los adornos de la
cabeza, los adornos de los pies, las cintas, los frasquitos de perfume, los
amuletos, los anillos, los joyeles de la nariz, las ropas festivas, los mantos,
los pañuelos, los bolsos, los espejos, la ropa íntima, los turbantes y las
mantillas. Y sucederá que habrá hediondez en lugar de los perfumes, soga en
lugar de cinturón, rapadura en lugar de los arreglos del cabello. En lugar de
ropa fina habrá ceñidor de cilicio; porque en lugar de belleza habrá
vergüenza. Tus hombres caerán a espada, y tu poderío caerá en la batalla.
Sus puertas lamentarán y se enlutarán; y abandonada, ella se sentará en
tierra" (Isa 3:16-26). He aquí, ¡oh habitantes vanos y necios de Inglaterra y
Europa vuestra locura y destrucción! (La práctica misma, y atuendo, y
vanidad de esta época responsable de la ira de Dios, que cuelga sobre
Inglaterra y Europa, y está lista para ser ejecutada sobre sus habitantes
rebeldes.) Sin embargo lean la visión del profeta Ezequiel de la miserable
Tiro, qué castigo le trajo su orgullo y placer; y entre muchas otras
circunstancias estas son algunas: "Estos eran tus mercaderes en todas clases
de cosas; en vestiduras azules y obras bordadas, y en arcas llenas de
vestiduras elegantes, esmeraldas, púrpuras, linos finos, coral y ágata,
especias, con todas las piedras preciosas, y oro, caballos, y carros," etc.; por
lo cual oigan parte de su destrucción: "tus riquezas, tus mercaderías, tus
productos, tus marineros, tus timoneles, los que reparaban tus desperfectos,
los agentes de tu intercambio, todos tus hombres de guerra que están en ti, y
toda la multitud que se halla en medio de ti caerán en medio de los mares.
Todos los habitantes de las costas se horrorizan a causa de ti. Los
mercaderes de los pueblos silban a causa de ti. Has venido a ser objeto de
espanto, y dejarás de existir para siempre." (Eze 27). Así Dios ha declarado su
desagrado en contra del lujo de este mundo lascivo [indulgente]. Sin
embargo además el profeta Sofonías dice lo siguiente: "Sucederá en el día
del sacrificio que hará Jehovah, que castigaré a los principales, a los hijos
del rey y a todos los que llevan vestido extranjero" (Sof 1:8). ¡Qué graves
consecuencias tenía en esos tiempos que los hombres más importantes se
dieran a sí mismos la libertad de seguir las costumbres vanas de otras
naciones; o de cambiar el fin normal de las vestimentas, o atuendos, para
gratificar curiosidades necias!
seguidores, sino que son gentiles y paganos; y como Él dice en otro lugar:
"Las naciones del mundo que no conocen a Dios" (Lucas 12:22-33). Si entonces
la marca distintiva entre los discípulos de Jesús y los que son del mundo es
que los unos se preocupan de las cosas del cielo y el reino de Dios, que
"permanece en justicia, paz, y gozo en el Espíritu Santo" (Rom 14:17); (al no
preocuparse de las cosas externas, ni siquiera las más inocentes y
necesarias); y que los otros se preocupan de comer, beber, el vestido, y los
asuntos de este mundo, con los deseos, placeres, ganancias y honores que le
pertenecen; les ruego por el bien de sus almas, oh habitantes de Inglaterra,
que sean serios, para reflejar por un momento acerca de sí mismos, qué
cuidados y costo ustedes tienen en tiempo y dinero, acerca de cosas necias,
no, mezquinas; tan alejados están ustedes de la vida cristiana primitiva.
¡Qué comprar y vender, qué negociar y discutir, qué escribir y promocionar,
qué esfuerzo y labor, qué ruido, apuro, trajín y confusión, qué estudio, qué
pequeños artificios y extra-limitaciones, qué comida, bebida, vanidad de
vestido, recreaciones más ridículas; en resumen, qué levantarse temprano,
acostarse tarde, gasto de tiempo precioso hay con respecto a cosas que
perecen! Vean las calles, tiendas, intercambios, juegos, parques, cafés, etc., y
¿no está el mundo, este mundo que se desvanece, escrito sobre cada rostro?
No digan dentro de sí mismos: "¿De qué otra manera debería vivir el
hombre y existir el mundo?" Esta es una objeción común pero frívola. Hay
suficiente para todos. Que algunos estén contentos con menos; unas pocas
cosas, simples y decentes, le sirven a la vida cristiana. Son los deseos, el
orgullo, y la codicia, que empujan a los hombres a tal locura. Si el reino de
Dios fuera más a menudo la ocupación de sus mentes, estos
entretenimientos que perecen no ocuparían sus pensamientos o su tiempo
más que un poco.
carne." (Rom 13:14). Y "no entristezcáis al Espíritu Santo," como lo hace toda
conversación que no es edificante, (Mat 11:26, Efe 4:29-30): sino " sed imitadores
de Dios como hijos amados: Mirad, pues, con cuidado, cómo os comportáis;
no como imprudentes sino como prudentes. Valorad vuestro tiempo, porque
los días son malos" (Efe 5:1,5:15-16).
6. Pero ¿cómo piensan estos que van a pasar la eternidad? "Si el árbol cae,
allí quedará" (Ecl 11:3). Que nadie se engañe a sí mismo, ni burle su alma
inmoral con un sueño placentero, pero de lo más falso y destructivo, que
ellos serán cambiados por un poder constreñidor e irresistible,
justo cuando sus almas dejen sus cuerpos; no, no, mis amigos, "lo
que ustedes siembren, eso segarán" (Gal 6:4-9). Si ustedes siembran vanidad,
locura, deleites visibles, placeres que se desvanecen, no segarán nada mejor
que corrupción, dolor y la angustia lamentable de las decepciones eternas.
Pero ¡ay! ¿cuál es la razón de que el dicho es tan común: "Debemos siempre
consentir con estas cosas?" Porque seguramente es esto: ellos no conocen el
gozo y la paz de hablar y actuar, como si estuviéramos en la presencia del
Dios santo que excede con mucho tal entendimiento vano (Efe 4:18-20). Ellos
están en tinieblas con las glorias y placeres del dios de este mundo (2 Cor 4:4);
cuya religión consiste en tantas palabras balbuceantes e ignorantemente
devotas, como si ellos pudieran enseñarle a los pericos. Porque si ellos
fueran de lo que tienen sus corazones puestos en las cosas de arriba, y cuyo
tesoro está en el cielo, allí habitarían sus mentes, y allí estaría
constantemente su placer más grande. Y los que le llaman a eso una carga, y
buscan ser entretenidos por tales pasatiempos como una obra de teatro, un
baile, una fiesta de máscaras, cartas, dados, o cosas por el estilo, yo soy
audaz en afirmar, ellos no sólo nunca conocieron la divina excelencia de
Dios y su verdad, sino que así se declararon a sí mismos como no aptos para
ellos en el otro mundo. Porque ¿cómo es posible que ellos puedan ser
¡Oh mis amigos! Estas nunca fueron inventadas, sino por la mente que al
principio había perdido el gozo y deleites arrebatadores de la santa
presencia de Dios. De modo que concluimos que de esos muchos excelentes
empleos, (ya mencionados como dignos de poseer tales mentes que se
inclinan a estas vanidades), hay más que suficiente para ocuparlos, no sólo
para tomar sus horas libres, sino el doble de eso; y que con gran deleite,
diversión, y provecho, tanto para sí mismos como para otros; de una vez
ellos fueron despegados de las locuras vanas e infructíferas. Y si ellos sólo
consideraran qué gran satisfacción, y lo certero que es la recompensa, que
atiende a esto, y la otra vida; y de tal beneficios universales y virtuosos
negarlo es afirmar que el sol no brilla al mediodía. Nada es más notorio que
el servil, raspado llamado de señor, y llamar a las personas señoras, de
acuerdo a lo llamativo y rico que es su vestido; lo cual es detestable ante
Dios, y tan absolutamente prohibido en las escrituras, que hacerlo es violar
la ley completa, y consecuentemente incurrir en el castigo de ella. Entonces,
¡qué grandes hoyos dejan tales prácticas en las propiedades de los hombres!
¡Cómo son sus vocaciones descuidadas, las jóvenes engañadas, la cama
matrimonial invadida, contiendas y resentimientos engendrados,
separaciones de hombres y mujeres, el desheredar hijos, y despedir siervos!
Por otro lado, los siervos son hechos esclavos, los hijos ignorados, las
esposas despreciadas y vergonzosamente abusadas, por medio de la
intemperancia de sus esposos; lo cual los pone sobre la misma
extravagancia, tomar tal cruel injusticia a pecho, que se pasan sus días en
dolor y miseria. Pero de todos estos miserables inventos, el teatro [hoy en
día la televisión, las películas, y los DVD], como tantos seminarios
infernales, conducen de la manera más perniciosa a estos finales tristes y
miserables; donde poco más que hábitos triviales, sueltos, si no
directamente obscenos y profanos son representados, los cuales tienen
notoriamente malas consecuencias sobre la mente de la mayoría de las
personas, especialmente la juventud que los frecuenta. Y así es que las obras
ociosas y corruptas son alentadas y mantenidas; lo cual puede ser
difícilmente una abominación más grande que ese nivel de pasatiempos
impíos, como se mostrará particularmente dentro de poco; y
verdaderamente nada sino el placer excesivo que la gente tiene en ellos
puede cegar sus ojos para que no lo vean.
la caridad a los pobres, ayuda a los necesitados, paz entre vecinos, visita a
los enfermos, cuidado de las viudas y huérfanos, con el resto de aquellas
prácticas piadosas ya repetidas, pueden ser un empleo más noble, y mucho
más digno de su gasto y dolor. Ni tampoco se debe concebir, que el camino a
la gloria es alisado con tal variedad de placeres carnales; porque entonces la
convicción, un espíritu quebrantado, una mente regenerada (Prov 18:14,51:17;
Mat 5:4, Lucas 6:25, Rom 2:7, Sal 40:8, Rom 7:22, Heb 11:13-16, Rom 1:25-30); en una
palabra, inmortalidad, probaría ser una mera ficción que algunos crean, y
otros por lo tanto lo piensan. No, estas prácticas deben para siempre
extinguirse y expulsarse de toda sociedad cristiana. Porque yo afirmo que
para los que internamente conocen a Dios, y tienen un sentido de su bendita
presencia, todas esas recreaciones son la muerte; sí, más peligrosamente
impías, y más aptas para robar su mente del ejercicio celestial, que actos
más repugnantes e impíos. Porque los de clase más repugnante son tan
grandes que se pueden ver fácilmente; tan sucios que son fácilmente
detectados, y la educación de ellos y temperancia común, como también el
estado de ánimo de muchos, les enseñan a aborrecer. Y si los actos más
repugnantes son cometidos, ellos acarrean una convicción más fuerte. Pero
estos actos de inocencia fingida, estas satisfacciones supuestamente
inofensivas (Job 1:4), son más sorprendentes, más destructivas; porque ya que
fácilmente obtienen admisión por los sentidos, así más pretenden inocencia,
más se aseguran las mentes de la gente en el uso común de sus
consecuencias impías, para que con gran confianza ellos puedan rogar por
ellas.
10. Pero como esto es claramente no negarse a sí mismos (1 Juan 2:15-17), sino
al contrario, es para emplear los vanos inventos de los hombres y mujeres
carnales, para gratificar los deseos de los ojos, los deseos de la carne, y la
vanagloria de la vida (todo lo cual ejercita la mente por debajo de lo divino y
sólo el verdadero placer, de otra manera, díganme qué es lo que esto hace).
Por lo tanto que aquellos que son así sepan que la vida celestial y gozos
cristianos son de otra clase, como ya ha sido expresado. Sí, que los
verdaderos discípulos del Señor Jesucristo sean crucificados a estos como a
objetos y empleos que llevan hacia abajo, y que sus afectos sean elevados a
una conducta más sublime y espiritual; para usar este mundo, aún en sus
gozos más inocentes, como si no lo usaran. Pero si se gozan en cualquier
cosa de abajo, debería ser en prácticas buenas como las que fueron
mencionadas anteriormente, lo cual puede resultar en un beneficio de
algunos con respecto a otros. En lo cual Dios es honrado sobre todas las
cosas visibles, la nación aliviada, el gobierno golpeado, ellos mismos
presentados como ejemplo de lo bueno, y así justamente con derecho a tener
felicidad presente, una memoria dulce con posteridad — así como también
sentarse a su mano derecha, donde hay gozos y placeres para siempre (Job
36:7; Salmo 5:12; Prov 10:7,11); de lo cual no puede haber nada más honorable,
nada más certero, que el mundo sin fin.
<
No cruz, no corona
por William Penn
CAPÍTULO XVI
No améis al mundo ni las cosas que están en el mundo.
Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él.
1 Juan 2:15
(No ame lo que el sistema del mundo y el hombre ha inventado:
ropas, sensaciones de comidas, deportes, placeres, juguetes, aparatos,
costumbres, tradiciones, entretenimientos, pasatiempos, etc.)
4. Objeción 1. Pero algunos están listos para objetar, quienes usarán las
escrituras para justificar sus deseos, aunque sea mal aplicada: El reino de
Dios no consiste en comida, ni bebida, ni en vestido, [ni en la negación de
esas cosas, lo cual es su posición] etc.
placeres que se desvanecen (1 Cor 1:27-29); para que teniendo sus mentes
alejadas de ellas, y así siendo crucificados, ellos puedan buscar otra tierra, y
obtener la herencia eterna. Porque "las cosas que se ven son mundanales" (2
Cor 4:18), y ellos debían ser redimidos de descansar en ellas (como lo son
todos los cristianos verdaderos). Pero las cosas que no se ven son eternas;
esas [cosas de arriba] ellos deberían, y todos deben ser llevados a ellas, y
tener sus afectos fijos sobre ellas.
CAPÍTULO XVII
file:///C|/Users/Hall/Documents/Unnamed%20Site%201/...0Source%20NoCross%20and%20Others/snocross16-18.html (6 of 35) [11/29/2018 2:33:15 PM]
No Cruz, No Corona 16-18
nunca serán ni pueden ser, todas se llevan a cabo. Como si los hombres y
mujeres fueran muy lentos para responder a las sugerencias sueltas de la
naturaleza corrupta; o estuvieran muy resueltos en divinas especulaciones y
asuntos celestiales, ellos tienen todo lo que es posible para que los ingenios
más extravagantes inventen; no sólo mentiras explícitas, sino absolutas
imposibilidades para la naturaleza misma, con el propósito de excitar sus
mentes en esas pasiones ociosas, e intoxicar sus caprichos atolondrados con
cosas hinchadas que no son nada sino ficciones irreales. Éstas no sólo
consumen su tiempo, afeminan [debilidad en los hombres y adicción al
placer] sus naturalezas, rebajan su razón, y los establece para que sean una
realidad en sus vidas, haciendo cada aventura como suya por medio de la
imitación. Pero si están desilusionados (como puede uno esperar de tales
meras imaginaciones), ellos buscan matar su frustración con cualquier cosa
que sea su vicio más grande. Y sin embargo estas son algunas de sus
recreaciones más inocentes, las cuales son las trampas mismas de Satanás,
para atrapar a la gente; apuntadas a su debilidad, e ilógicamente capturando
sus afectos por medio de los entretenimientos, que son los más seductores
para sus deseos físicos. Estas cosas crean vanidad en sus corazones, y sus
ojos sólo ven lo que es compatible con sus pensamientos lujuriosos, y sus
miradas susurran las inflamaciones secretas de sus mentes intemperantes
(Pro 7:10-21); deambulando en el exterior por tanto tiempo, hasta que sus
acciones lujuriosas traen la noche al hogar, y llenan sus mentes y
reputaciones con deseos y atributos escandalosos.
para pagar. Los carteles, los anuncios en los buses, los sitios web
de noticias — todos muestran mujeres con ropa reveladora, que
atraen los deseos y nos quitan la sensibilidad hacia el adulterio,
la fornicación, y la homosexualidad, lo cual sólo nos sirve para
ser excluidos del cielo en la próxima vida. Entretener esos
pensamientos en su mente es suficientemente grave para usted,
pero tales pensamientos también llevan a caer en acciones, que
no sólo lo dañan aún más, sino también dañan a otros también.]
3.Si los placeres de esta época fueran verdaderos y sólidos, Adán y Eva
hubieran sido miserables en su inocencia, quienes no los conocieron. Pero
como fue una vez su felicidad, el no conocerlos de ninguna manera, así es
para los que verdaderamente conocen a Cristo, ser redimidos y elevados al
amor de la inmortalidad por medio de su eterno poder. Esto es aún un
misterio para aquellos que viven y tienen placer en sus cortes curiosos,
vestiduras elegantes y que cambian fácilmente, la belleza de sus vestidos,
invento e imitación de modas, vestiduras costosas, paso refinado [caminar
con afectación], miradas lujuriosas, romances, obras de teatro, fiestas,
bailes, festines, y conductas así deseadas. Porque así como estas nunca
hubieran existido si el hombre se hubiera quedado en casa con su Creador y
le hubiera dado el ejercicio completo de su mente a los fines nobles de su
creación, así es cierto que el uso de estas vanidades no es sólo una señal que
los hombres y mujeres todavía son ignorantes de su [potencial] reposo y
placer verdaderos, sino que obstruye y dificulta la retirada de sus mentes y
la investigación seria de aquellas cosas que son eternas. ¡Oh que hay tanto
ruido, desorden, invento, tráfico, curiosidad, diligencia, dolores, y gran
gasto de tiempo y propiedades, para agradar y satisfacer la pobre mortalidad
vana! Y sin embargo el alma, la imagen misma de la divinidad, tiene tan
poco de su consideración. ¡Qué! ¡Oh, qué ejemplos significativos y símbolos
evidentes pueden ser dados, de que es el cuerpo, los sentidos, el caso, (un
poco de carne y hueso cubierto con piel), los juguetes, las locuras y las
vanidades mismas de vida mortal y mundo maldito que agradan, que toman,
que las captura; con lo cual ellos consientes; y piensan que nunca tienen
suficiente tiempo, amor, o dinero para otorgarles!
4. Así están sus mentes empleadas; y ellos son tan vanos en sus
imaginaciones y oscuros en sus entendimientos que ellos no sólo creen que
son inocentes, sino se persuaden a sí mismos de que son buenos cristianos
durante todo ese tiempo; y reprenderlos es peor que una herejía (Lucas 8:14,Pro
1:30,10:17,12:1,15:14,Isa 58:1-10). Por lo tanto son extraños a la vida escondida; y
por medio de estas cosas son alejados de todo examen serio de sí mismos,
(Jer 14:19-21). Estos así llamados cristianos están satisfechos con un poco de
balbuceo de memoria y un celo forzado de discurso de media hora en
palabras de otros hombres, [los sermones semanales de sus sectas], los
cuales resultan en nada diferente a lo que ellos hacen (Eze 33:32,Mat 6:7); [las
palabras balbuceadas y leídas] ya no son su estado, o por lo menos su
intención, como lo enseñan sus obras, de lo que lo eran del joven en el
evangelio, que dijo que iría pero no fue. ¡Pero ay! ¿por qué? ¡Oh, hay otros
huéspedes! ¿Qué son? Faramundo, Cleopatra, Casandra, Clelia; una obra de
teatro, un baile, una huerta de primavera; el parque, caballero, el
intercambio — en otras palabras, el mundo. Estos se quedan, estos llaman,
estos hacen señas, y estos siguen, y estos son los asociados más conocidos.
Así son son cautivados sus corazones y alejados del ejercicio divino y de
tales asuntos externos que los benefician a ellos o a los vecinos necesitados;
más bien ellos se ocupan con las ideas recibidas de esos juguetes y locuras
en sus mentes sueltas y livianas; y si en todas las cosas ellos no pueden
practicarlas porque carecen de los medios para ello, sin embargo tanto como
se pueda, por lo menos consentirlos sobre sí mismos, sean tomados con
ellos, y voluntariamente permitan que sus pensamientos vayan tras ellos.
Todo lo cual indispone las mentes grandemente, y distrae las almas de la
gente de la vida divina y el principio del santo Jesús; pero, como se ha dicho
a menudo, más especialmente las mentes de los que son más jóvenes, a
quienes las diversiones como estas (Jer 2: 5), (en las cuales sus inclinaciones
son presentadas con lo que es bueno para ellos, y ellos llegan a estar
emocionados con más vanidad de lo que habían pensado antes), son
incomparablemente más estimados que todo lo que puede decirse del temor
de Dios, una vida retirada, recompensas eternas, y gozos inefables y llenos
de gloria. Tan vanos, tan ciegos, y tan insensibles son los hombres y las
mujeres, de lo que verdaderamente significa ser un discípulo de Cristo (Rom
13:11-12, Mat 15:7-14). ¡Oh! que ellos reflexionaran de estas cosas, y velaran en
contra de ellas, y salieran de todas estas vanidades, por la venida del Señor,
por temor a estar desprevenidos; y tomados con los otros invitados, ellos no
entran en su reposo eterno.
extrañado de tal manera, que una ley posterior prohibió que esos poetas
llevaran armas; sin duda fue porque al perderlo, ellos perdieron a alguien
que los convencía de sus vicios. El propósito de los comediantes y trágicos
aprobados de esos tiempos fue sólo reformar a la gente al hacer del pecado
algo odioso. Ellos hicieron esto no tanto por un medio racional y
argumentativo, la manera usual de los filósofos; sino más bien emplearon
burlas penetrantes, severas reflexiones, y mostraron que sus pecados
viciosos eran vergonzosos, ridículos y detestables; para que por causa de la
reputación la gente tratara de no ser culpable de ellos; lo cual para mí es
sólo un poco más suave que un azote o una cárcel. Ahora si les ruego que
estén contentos de ser contados como paganos, y también entre aquellos
que son de la clase más viciosa e impía, que prefieren recibir burlas que
discutir acerca de sus pecados, reconoceremos ante ustedes que tales
comedias y tragedias pueden ser útiles. Pero si lo son, ¡entonces qué
vergüenza! No abusen del nombre de Cristo Jesús tan descaradamente al
llamarse a sí mismos cristianos; ustedes cuyos deseos son tan fuertes, que
los fuerzan a usar los caminos vergonzosos de los paganos para rechazarlos
para apartarse del mal; y no por amor a la virtud, sino por temor, vergüenza,
o reputación. ¿Es este el amor de ustedes por Jesús, su reverencia a las
Escrituras, que por medio de la fe pueden equipar al hombre perfecto de
Dios? ¿Acaso todas sus palabras acerca de las ordenanzas, oraciones,
sacramentos, cristianismo, y cosas por el estilo, llegan a esto; que al final
ustedes deben depender de tales instructores, a quienes los paganos sobrios
les permitieron reclamar a las personas más viciosas que había entre ellos?
También, ¿confían ustedes en remedios, nada de lo cual es más bajo,
excepto el castigo corporal?
8. Esto está tan lejos del cristianismo que muchos de los paganos más
nobles, hombres y mujeres, fueron enseñados de mejor manera, y están más
predispuestos; ellos hallaron contemplaciones más serias, y temas de
naturaleza eterna sobre los cuales meditar. No, hasta ahora ellos superaron
a los cristianos de estos tiempos, que no sólo eran ejemplares por sus
conversaciones serias y sobras; sino por su beneficio público los atenienses
instituyeron el Gynæçosmi, o veinte hombres, quienes se encargaban de
por causa de estas cosas. Por lo tanto ustedes están siendo advertidos a que
sean temperantes y se arrepientan.
9. Además, este tipo de gente no sólo son impíos, sueltos y vanidosos, que
inventan y realizan estas cosas; sino por su gran deleite en tales inventos
vanos ustedes animan a otros así, impidiéndoles de esta manera que tengan
un empleo más honesto y servicial. Porque ¿cuál es la razón que la mayoría
de las mercancías son retenidas a precios tan excesivos, sino que la mano de
obra es tan cara? Y ¿por qué es así, sino porque tantas manos están
ocupadas de otra manera, aun en la vanidad de vanidades? No, qué común
es que estos facilitadores mercenarios de la locura de la gente, que cuando
sus carteras comienzan a disminuir, ellos les presenten una moda nueva y
pretendidamente más conveniente; y que tal vez sea antes de que los
costosos hábitos anteriores hayan realizado la mitad de su servicio; los
cuales debe ser regalados, o costosamente modificados para estar de moda.
¡Oh locura pródiga sin embargo frecuente!
11. Objeción 4. Yo sé que algunos están listos para objetar aun más: ¿Acaso
Dios nos ha dado estos gozos a propósito para condenarnos si los usamos?
Respuesta: Pero a tales almas miserables, pobres y necias, quienes quisieran
más bien culpar al altísimo y santo Dios con el invento o creación de sus
sucias vanidades que querer una súplica para justificar su propia práctica,
no sabiendo cómo, por vergüenza, o temor, o amor para desecharas; yo
respondo: que lo que Dios hizo para que el hombre lo usara era bueno, y lo
que el bendito Señor Jesucristo permitió o mandó, o nos dio en su ejemplo
celestial, debe ser observado, creído y practicado (Lucas 8:14; 12:28-31). Pero en
todo el catálogo de las escrituras dado a ambos, nunca encontré
vestimentas, recreaciones y maneras de vivir, en tanta solicitud con la
generalidad de los cristianos en esos tiempos. No ciertamente, Dios creó al
hombre como una criatura santa, sabia, sobria, seria y razonable, apta
para gobernarse a sí mismo y al mundo. Pero la divinidad era entonces el
gran objeto de su razón y placer; todos los gozos externos de los dones de
Dios eran para suplir la necesidad, conveniencia, y deleite legítimo — (con
esta provisión también), que el Todopoderoso debía ser visto, y gozado
todos los objetos visibles, y cualquier cosa que gratifique los deseos de los
ojos, los deseos de la carne, y la vanagloria de la vida (1 Juan 2:15-16). Por Él
ellos pueden ser regenerados en sus mentes, cambiados en sus afectos, y
tienen todo su corazón puesto en las cosas de arriba, donde ni la polilla ni el
moho puedan pasar, ni entrar a dañar o destruir.
12. Pero es una señal manifiesta de qué molde y hechura son las personas,
que practican y ruegan por esos trapos y placeres egipcios vergonzosos. Es
de esperar que nunca supieron, o de temer que han olvidado, la vida
humilde, simple, mansa, santa, de negación propia y ejemplar, con la que el
Espíritu eterno santifica a todos los corazones obedientes. Sí, es
incuestionable que los tales siempre han sido ignorantes, o que ellos han
perdido de vista esta buena tierra, ese lugar celestial, esa heredad bendita
que ellos una vez tuvieron una expectativa de tener (Gal 5:22-25; Efe 5:8-11,15-16).
¡Oh, que ellos pudieran retirarse un rato, sentarse, y sopesar y considerar
consigo mismos donde están, y el trabajo y la voluntad de quién están
haciendo! ¡Que ellos una vez creyeran que el diablo no tiene una estrategia
más destructiva para sus almas inmortales que esta de ejercitar sus mentes
en las modas necias y recreaciones sueltas de los tiempos! Grandes y
groseras impiedades engendran un aborrecimiento en la opinión de
entendimiento y reputación sobrios; y por lo tanto, debido a que el diablo ve
correctamente que tales cosas no tienen éxito con muchos, es su próximo, y
el más fatal, diseño para encontrar otros entretenimientos que tienen menos
apariencia de completo mal, (aunque más aceptable, debido a menos
escándalo). Y entonces el diablo promueve más placer en sus placeres, a
propósito para ocupar y arrestar a la gente, alejándolos de una búsqueda e
indagación diligente, tras esos asuntos que necesariamente preocupan su
paz eterna (Efe 6:10-17). Siendo ignorantes de la vida celestial, ellos puede que
no sean inducidos a seguirla; pero al ser sólo formalmente religiosos, de
acuerdo a las tradiciones y preceptos de otros, proceden a sus placeres
comunes, y no encuentran prueba de ello, a la vez que su religión y su
conducta están de acuerdo en casi todo. Por lo tanto un aumento en el
conocimiento de Dios, yendo de gracia en gracia, creciendo a la medida de la
CAPÍTULO XVIII
Pero a pesar de que estos desvíos de pasatiempo son destructivos, y por lo
tanto en contra de la ley de Dios, yo nunca escuché ninguna crítica más allá
de la mera indiferencia. Sin embargo tan grande es su abuso, tan
universalmente triste son sus efectos, como una infección, que ellos
deberían ser rechazados por todos. Deberían ser especialmente rechazados
por aquellos cuya sobriedad los ha preservado en este lado de ese exceso, o
cuyos juicios, aunque en sí mismos sean culpables, pueden ver que son un
desperdicio de tiempo. Porque ¿qué es indiferencia, sino lo que puede ser
hecho, o que quedar sin hacer? Sin embargo tanto la razón como la religión
enseñan que cuando estas cosas se satisfacen, el quitarlas llega a ser una
cruz para sus deseos; por lo tanto los desvíos de pasatiempo sobrepasan la
mera indiferencia, y llegan a ser una necesidad de sus vidas. Esto viola la
naturaleza misma de las cosas, y entra un perfecto abuso; y
consecuentemente ellos ya no pueden ser considerados en el rango de las
cosas simplemente indiferentes, sino violan la ley.
adoraban. Sí, las mismas arboledas, no importa cuán agradables sean para
la situación, hermosas por sus caminatas y árboles, deben ser cortadas; ¿y
por qué? Sólo porque ellas habían sido abusadas por usuarios idólatras. Y
¿qué es un ídolo sino aquello sobre lo cual la mente pone una sobre-estima o
valor? Nadie se puede beneficiar tanto por una cosa indiferente como otros
al no usar esa libertad abusada.
en ellos, que es muy difícil reformarlos; y eso por todas sus muchas
solemnes declaraciones en contra de su deseo por tales necedades, ellos
realmente los aman más que Cristo y su cruz? Los tales no pueden buscar el
bien en otros, quienes tienen tan poco respeto por lo suyo propio. Porque,
después de una seria consideración, ¡qué vanidad, orgullo, ociosidad, gasto
de tiempo y propiedades han sido y todavía son! ¡Cuántas personas se
comportaron de manera libertina alejándose de su primera sobriedad, y las
mujeres de su dulzura natural e inocencia, hacia prácticas sueltas, ligeras,
lascivas, y muchas veces más enormes! Cuántas propiedades abundantes
han sido sobrepasadas por numerosas deudas; la castidad entrampada por
intrigas malditas y lujuriosas; la salud de la juventud sobrepasada por la
captura apresurada de los destemples que no son naturales, y los días
restantes de los tales son gastados sobre un estante de la búsqueda de sus
vicios, y se hicieron esclavos a los no misericordiosos pero necesarios efectos
de sus placeres desordenados. Y en esta agonía ellos prometen la
temperancia más grande, pero no están más pronto fuera de ella, que en su
vicio otra vez (Lam 4:5, Job 21:13-14,Sal 55:23, 37:10, Ecl 8:12, Sal 37:1-2, Pro 2:22).
7. Que estas cosas son así, y casi innumerablemente más, estoy persuadido
que ninguna persona ingenua de cualquier experiencia puede negar. Cómo
entonces, después de seria reflexión, cualquiera que pretenda tener
conciencia, o el temor del Dios Todopoderoso, puede continuar más tiempo
en el atuendo, gremio, y conducta de aquellos cuya vida entera tiende a poco
más de lo que he repetido, mucho menos unirse con ellos en su exceso
abominable, lo dejo al justo principio en sí mismo para que lo juzgue (Jer 16:5-
9). ¡Seguro que no! Esto no es obedecer la voz de Dios, quien en todas las
edades clamó en alta voz a todos, Salid (¿de qué?) de los caminos, modas,
conversaciones, y espíritu de Babilonia (Isa 3:13-16, Jer 1:16, 15:6-7, Amós 6:3-7).
¿Qué es eso? La gran ciudad de todas esas prácticas vanas, necias,
inmorales, superfluas e impías, en contra de las cuales las escrituras
denuncian con los juicios más terribles; atribuyéndole toda la intemperancia
de los hombres y mujeres a la copa de iniquidad que ella les ha dado a
beber; quienes no están preocupados de las cosas de la iniquidad, como si
propias mercancías. Ahora somos sus deudores, pero entonces estas cosas
serían nuestros deudores para nuestra fabricación oriunda. Por este medio,
tales personas que por sus excesos, no su caridad, han prometido sus
propiedades, pueden en un espacio corto ser habilitados para aclararlos de
esos estorbos que de otra manera, como polillas, pronto se comen esas
abundantes ganancias. Mejorar sus pequeña existencia le ayuda a las
personas de medios humildes, para que ellos no gasten sus apreciadas
ganancias y salarios duramente ganados en vestiduras superfluas, juegos
necios, obras de teatro, bailes, espectáculos, tabernas, cervecerías, y
necedades e intemperancia de ese tipo, de lo cual esta tierra está infestada, y
por lo cual es hecha más ridícula que cualquier reino en el mundo. Porque
ninguna nación que yo conozco está tan infestada con charlatanes*
tramposos, bailarines salvajes,** carteristas, y jugadores que actúan,
haciéndole un desaire a la religión, vergüenza para el gobierno y gran
ociosidad, gasto y desenfreno de la gente; por lo cual el Espíritu es afligido, y
los juicios del Todopoderoso están a la puerta, y la frase lista para ser
pronunciada: "El que es injusto, haga injusticia todavía." (Apoc 22:11; Ecl 12:1).
Por lo tanto no podemos más que a voz alta clamar acerca de la generalidad
de los tiempos, y testificar tanto por nuestra vida como por nuestra doctrina
en contra de tales vanidades y abusos, que si posiblemente alguien pueda
ser alejado de su necesidad, y escoger el buen camino antiguo de la
temperancia, la sabiduría, la seriedad, y la santidad, la única manera de
heredar las bendiciones de la paz y la abundancia aquí, y la felicidad eterna
después.
¡Ay! ¿Por qué deben los hombres ser persuadidos acerca aquello a lo que su
propia felicidad tan necesariamente los lleva? Si los virtuosos de estos
tiempos tuvieran aunque sea un sentido de la generosidad del pagano Catón,
ellos preferirían negar sus apetitos carnales que dejar tal noble iniciativa sin
hacer. Sino que ellos debieran comer, beber, jugar y desgastar su salud, sus
propiedades, y más que nada, su irrevocable y precioso tiempo, que debería
ser dedicado al Señor como una introducción necesaria a la bendita
eternidad, y que, si ellos sólo lo supieran, ninguna comodidad mundana
competiría con ello. Yo digo, que el que ellos estén continuamente ocupados
con estas pobres y humildes cosas, es hacer que los paganos los juzguen en
los días de Dios, así como los preceptos y ejemplos cristianos los condenan.
Y su ruina final será más extraordinaria, en que esta vanidad y exceso son
realizados bajo una profesión de la religión de negación propia de Jesús,
cuya vida y doctrina son un reproche perpetuo para la mayoría de los
cristianos. Porque Él era humilde, pero ellos son orgullosos; Él es
perdonador, ellos vengativos; Él es manso, ellos feroces; Él es simple, ellos
Por lo tanto ciñan los lomos de sus mentes, sean sobrios, velen, oren, y
soporten hasta el final; recordando para su ánimo y consuelo, que todos los
que por medio de la paciencia y el hacer el bien esperan la inmortalidad (Rom
2:7) cosecharán gloria, honor, y vida eterna en el reino del Padre, de quien es
el reino, el poder, y la gloria para siempre. Amén.
El Fin