Hidrógeno e Hidruros
Hidrógeno e Hidruros
Hidrógeno e Hidruros
Aunque el hidrógeno fue preparado por primera vez por Robert Boyle en 1671
disolviendo hierro en ácido clorhídrico o sulfúrico, su descubrimiento generalmente se le
atribuye a Henry Cavendish quien, en 1766, presentó un informe a la Chemical Society de
Londres describiendo sus propiedades.
No existe una posición adecuada para el hidrógeno en la tabla periódica. Como se
puede observar en la Tabla 2.1, el hidrógeno, al igual que los metales alcalinos, tiene un
solo electrón de valencia y forma el ion H+ pero, por otro lado, también se asemeja a los
1
2
halógenos en que le falta un electrón para alcanzar la configuración de gas noble y en que
forma el ion hidruro, H−. Por otra parte, la electronegatividad del hidrógeno es intermedia
entre la de los metales alcalinos y la de los halógenos, y sus propiedades químicas
también difieren bastante de las de los elementos de ambas familias. La razón principal
para este carácter único del hidrógeno es el hecho de ser el único átomo con un solo
electrón.
Este es uno de los procesos más ampliamente utilizados para producir hidrógeno en
grandes cantidades. En él se hace reaccionar el gas natural, o una mezcla de
hidrocarburos livianos provenientes del petróleo, (como ejemplo representativo, usaremos
el propano, C3H8) con vapor de agua sobre un catalizador de níquel a 750-900 °C. El
proceso es complejo, pero las principales reacciones son
calor, Ni
C3H8(g) + 6H2O(g) → 3CO2(g) + 10H2(g) (2.2)
calor, Ni
C3H8(g) + 3H2O(g) → 3CO(g) + 7H2(g) (2.3)
El gas que sale del horno reformador es una mezcla de H2, CO, CO2 y exceso de vapor de
agua. Esta mezcla se pasa por un convertidor de desplazamiento a 450 °C sobre
catalizadores de hierro y cobre convirtiéndose el CO a CO2:
calor, Fe, Cu
CO(g) + H2O(g) → CO2(g) + H2(g) (2.4)
El CO2 se extrae de la mezcla resultante pasándola por agua fría bajo presión o a través
de una solución de un compuesto básico como K2CO3 o una amina:
∆G = ∆H − T∆S (2.7)
∆H
T ( ∆G = 0) = (2.8)
∆S
Para la reacción 2.3 los parámetros termodinámicos son ∆H° = 206 kJ y ∆S° = 214
JK−1, por lo que la temperatura de equilibrio es 963 K y la situación es la misma que para
la reacción 2.2; es decir, estos procesos se pueden efectuar juntos. Para la reacción 2.4,
en cambio, los parámetros son ∆H° = −41,2 kJ y ∆S° = −42,0 JK−1, por lo que la situación
cambia. Ahora la temperatura de equilibrio resulta ser 981 K (708 °C) pero, como ∆H y ∆S
son ambos cantidades negativas, para que la reacción sea espontánea es necesario que
T sea menor que la temperatura de equilibrio. Obviamente, bajar la temperatura en este
caso conduce a una mayor producción de hidrógeno a menor costo pero en mayor
tiempo. Por lo tanto, la temperatura del proceso es, de nuevo, una temperatura de
compromiso entre obtener mayor rendimiento a menor costo pero más lentamente o
menor rendimiento a mayor costo pero más rápidamente. El catalizador, de nuevo, ayuda
a bajar aún más la temperatura sin disminuir mucho la velocidad de la reacción.
Fe o Ru, calor
C(coque) + H2O(g) → CO(g) + H2(g) (2.9)
Puesto que tanto el CO como el H2 son combustibles, la mezcla se puede usar como
combustible o como fuente de hidrógeno. En este último caso, el hidrógeno se recupera
licuando el CO a altas presiones y bajas temperaturas y separando el H2 gaseoso del CO
líquido. Alternativamente, se puede pasar el gas de agua por un convertidor de
desplazamiento como en el proceso reformador del vapor (reacción 2.4).
1
Cuando el carbón mineral se calienta a temperaturas entre 600 y 1000 °C en ausencia de aire, se
descompone para dar un gran número de productos sólidos, líquidos y gaseosos. Este proceso se
llama destilación destructiva del carbón mineral:
El producto sólido, coque, contiene muchas de las sustancias no volátiles presentes en el carbón
mineral.
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2.2.4 Craqueo
2
Por anión “blando” entendemos un anión cuya nube electrónica no está fuertemente atraida por el
núcleo y es, por consiguiente, fácilmente deformable.
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nube electrónica del anión dando un enlace covalente (Figura 2.1). K. Fajans ha
considerado este efecto y ha propuesto una serie de reglas para estimar cualitativamente
el grado en que un catión puede polarizar a un anión, induciendo así un cierto grado de
covalencia en el enlace. De acuerdo a Fajans, la polarización de un anión aumentará por:
1. Elevada carga y/o el pequeño tamaño del catión. Los cationes pequeños y/o de
elevada carga tendrán un mayor poder polarizante sobre el anión que los cationes
grandes y/o con carga +1. Esta propiedad a menudo se expresa por medio del
potencial iónico, φ, del catión. Este potencial iónico se define como φ = q+/r, en
donde q+ es la carga del catión y r su radio iónico.
Obviamente, no hay razón para escoger a q+/r en lugar de, por ejemplo, q+/r2 o
cualquier otra función que se pudiera sugerir, y los valores obtenidos usando el
potencial iónico φ son sólo indicativos. Sin embargo, la polarización, de hecho,
sigue algún tipo de relación carga a radio, y aquellos cationes con elevados
potenciales iónicos son los que dan compuestos parcialmente covalentes al
combinarse con aniones polarizables.
En este punto debemos hacer un comentario sobre las elevadas cargas
iónicas que a menudo aparecen en las tablas de radios iónicos. A menudo
aparecen radios iónicos para especies tales como Si4+, P5+ y, aún, Cl7+. Quizás el
único significado que tienen tales radios iónicos es el de indicarnos que si pudiera
existir un ion tal como P5+ o Cl7+, su elevada carga combinada con su pequeño
tamaño polarizaría inmediatamente a cualquier anión vecino formando un enlace
covalente.
2. Elevada carga y/o gran tamaño del anión. La polarizabilidad de un anión está
relacionada con su blandura, es decir, con la facilidad conque se deforma su nube
electrónica. Tanto el aumento del tamaño del anión como el aumento de su carga
+ − − − −
+
+ +
Figura 2.1 Efectos de la polarización. (a) Catión y anión idealizados sin polarización.
(b) Anión polarizado por el catión. (c) Anión y catión mutuamente polarizados. (d)
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Polarización lo suficientemente grande como para formar un enlace covalente. Las líneas
punteadas representan a los iones hipotéticos no polarizados.
tendrá como resultado que su nube electrónica esté bajo una influencia menor de
su carga nuclear y bajo una influencia mayor de la carga del catión. En
consecuencia, los iones grandes, tales como I−, Se2− y Te2−, y los de elevada
carga, tales como As3− y P3−, son fácilmente polarizables y tienden a formar
enlaces con un elevado carácter covalente. La polarizabilidad de un anión se
representa por α y se expresa en cm3 átomo−1.
3. Configuración electrónica del catión. La forma simple del potencial iónico sólo
considera la carga iónica neta del catión con respecto a su tamaño. En realidad,
un anión o una molécula polarizable sentirá un potencial resultante de la carga
nuclear positiva total de un catión menos cualquier apantallamiento que puedan
suministrar los electrones de éste. El uso de la carga iónica supone implícitamente
que el apantallamiento de los electrones restantes es perfecto, es decir, 100%
efectivo. Los problemas más serios con esta suposición se presentan con los
iones de los metales de transición o con los de los metales que siguen a éstos en
la tabla periódica, ya que ellos tienen uno o más electrones d los cuales apantallan
poco al núcleo. Por lo tanto, entre dos iones del mismo tamaño y carga, un catión
con la configuración electrónica (n – 1)dXns0 (típica de los cationes de los
elementos de transición) será más polarizante que un catión con una configuración
de gas noble (n – 1)s2(n – 1)p6ns0 (por ejemplo, los iones de los metales alcalinos
y alcalinotérreos). Así, el Hg2+ con un radio iónico de 116 pm (para n. c. 6) es
considerablemente más polarizante que el Ca2+ con casi el mismo radio (114 pm) y
la misma carga iónica.
150
100 H2O
50
Punto de ebullición, °C
HF
0 H2Te
H2Se SbH3
NH3 H2S HI
-50 AsH3 SnH4
HBr
HCl
-100 PH3
GeH4
SiH4
-150
CH4
-200
1 2 3 4 5 6
Período
12
Figura 2.2 Puntos de ebullición de los hidruros de los elementos de los grupos IVA a
VIIA.
miembros con ángulos de enlace tetraédricos, como los del hielo I, no pueden ser planos.
Las dos conformaciones más estables son las llamadas silla y bote. Los anillos verticales
de la Figura 2.3 tienen la conformación de bote, mientras que los anillos horizontales la
conformación de silla.
Una de las características notables del agua es que su densidad alcanza un máximo
a 4 °C (1,0000 g cm−3), y que a 0 °C su densidad (0,9999 g cm−3) es mayor que la del
hielo (0,9168 g cm−3). Esta es la razón por la cual el hielo flota en el agua. Este compor-
Figura 2.3 Estructura cristalina del hielo I. Las esferas grandes representan átomos
de oxígeno y las pequeñas átomos de hidrógeno. Las esferas negras están en primer
plano, las esferas grises en segundo plano y las esferas blancas en tercer plano. Las
líneas punteadas representan los enlaces de hidrógeno.
tamiento del agua se puede entender si se tiene en cuenta que la estructura del hielo de
la Figura 2.3 es una estructura bastante abierta. Consideremos entonces lo que sucede
cuando el hielo se calienta y se funde. En el punto de fusión un cierto número de
moléculas tiene energía suficiente como para romper sus enlaces de hidrógeno. Estas
moléculas quedan atrapadas en las cavidades de la estructura tridimensional restante.
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Como resultado, hay más moléculas por unidad de volumen en el agua líquida que en el
hielo, y su densidad es mayor. Al calentar más el agua más moléculas rompen sus
enlaces de hidrógeno con lo que la densidad tiende a aumentar. Pero a la vez, debido a la
agitación térmica, el agua se expande al ser calentada, lo que tiende a disminuir su
densidad. El balance entre estos dos procesos opuestos determina la densidad del agua.
De 0 a 4 °C predomina la captura de moléculas libres de agua en las cavidades de la
estructura restante y la densidad del agua aumenta progresivamente. Más allá de los 4 °C
predomina la expansión térmica y la densidad del agua disminuye con la temperatura.
2.5 Hidruros
tiene una constante de equilibrio K = 1042, a temperatura ambiente la reacción es tan lenta
que podemos tener indefinidamente una mezcla de hidrógeno y oxígeno sin observar la
formación de agua.
En la Tabla 2.2 aparecen las entalpías de formación estándar de algunos de los
hidruros de los elementos de los grupos principales. Los compuestos sombreados son los
hidruros termodinámicamente inestables. Consultando la tabla de electronegatividades de
Pauling (Tabla 1.8), se observa que los hidruros inestables son los formados por
elementos cuyas electronegatividades son próximas a la del hidrógeno. Esto, obviamente
no quiere decir que el enlace formado entre el elemento y el hidrógeno sea débil. El boro y
el hidrógeno, por ejemplo, tienen electronegatividades similares y, sin embargo, el enlace
B−H tiene una energía razonablemente alta de 330,5 kJ mol−1. Recordemos que las
diferencias de electronegatividades se refieren únicamente a la fuerza del enlace X−H
relativa a la de los enlaces X−X y H−H (ecuación 1.7). Por consiguiente, todo lo que indica
15
el hecho de que algunos hidruros tengan entalpías de formación positivas es que sus
elementos en sus estados estándar son bastante estables.
Los valores de las electronegatividades de Pauling también presuponen que tanto en
los elementos como en los compuestos sólo existen enlaces sencillos. En el caso del
nitrógeno, por ejemplo, la molécula N2 posee un enlace triple mucho más estable que un
enlace sencillo. Por ello, a pesar de que la diferencia en electronegatividades entre el
hidrógeno y el nitrógeno es apreciable, la entalpía de formación del NH3 es mucho menos
Tabla 2.2 Entalpías de formación (en kJ mol−1) de algunos hidruros a 25 °C.a
IA IIA IIIA IVA VA VIA VIIA
LiH(s) BeH2(s) B2H6(s) CH4(g) NH3(g) H2O(l) HF(g)
-90,5 -19,3 35,6 -74,8 -46,1 -285,3 -271,1
NaH(s) MgH2(s) AlH3(s) SiH4(g) PH3(g) H2S(g) HCl(g)
-56,3 -75,3 -46 34,3 5,4 -20,6 -92,3
KH(s) CaH2(s) (GaH) GeH4(g) AsH3(g) H2Se(g) HBr(g)
-57,7 -186,2 220,5 90,8 66,4 29,7 -36,4
RbH(s) SrH2(s) (InH) SnH4(g) SbH3(g) H2Te(g) HI(g)
-52,3 -180,3 215,5 162,8 145,1 99,6 26,5
CsH(s) BaH2(s)
-54,2 -178,7
a
Los hidruros entre paréntesis son especies inestables sólo
observadas espectroscópicamente.
favorable que la del H2O o el HF. En este caso, los tres enlaces N−H son lo suficiente-
mente fuertes como para compensar la estabilidad extra del enlace triple, aunque no por
mucho. En cambio, la formación de tres enlaces X−H en los hidruros PH3, AsH3 y SbH3 no
es suficiente para superar la estabilidad del P, As y Sb en sus estados estándar.
Como se puede observar, mientras que la formación del ion cloruro, o de cualquier otro
ion haluro, es un proceso exotérmico, debido a la elevada energía del enlace H−H y a la
baja afinidad electrónica del hidrógeno, la formación del ion hidruro es endotérmica. La
baja afinidad electrónica del hidrógeno se puede atribuir a que, debido a su pequeño
tamaño, cuando se adiciona un segundo electrón al orbital 1s se produce una fuerte
repulsión con el ya existente. Como consecuencia, el tamaño aumenta de 37 pm para el
átomo H a aproximadamente 150 pm para el ion H−.
Por el carácter endotérmico de la formación del ion hidruro, no es extraño que los
hidruros iónicos se formen sólo con los elementos más electropositivos3 de los grupos IA y
3
El carácter electropositivo de un elemento es una medida de su tendencia a oxidarse.
17
IIA. Las energías de ionización del resto de los elementos son lo suficientemente altas
como para impedir que el gasto energético involucrado en el proceso de formación del
correspondiente hidruro iónico pueda ser compensado por la energía de red (ciclo de
Born-Haber).
La inestabilidad relativa del ion hidruro sugiere que los hidruros salinos pueden ser
buenos agentes reductores. De hecho, se producen reacciones como
Podemos entonces considerar al ion hidruro como un poderoso agente reductor y como
una base muy fuerte.
La elevada energía de ionización del hidrógeno dificulta la formación del ion H+.
Además, si el hidrógeno perdiera un electrón y formara el catión H+, debido al pequeño
tamaño de éste, su potencial iónico sería muy elevado (Tabla 2.1), mayor que el de
cualquier otro ion. En consecuencia, el poder polarizante del protón es tan elevado que el
hidrógeno en el estado de oxidación +1 nunca se encuentra como protón libre sino
enlazado covalentemente a otros átomos. Por lo tanto, los elementos de los grupos IVA a
VIIA y el boro del grupo IIIA forman hidruros moleculares volátiles en los cuales el enlace
con el hidrógeno es esencialmente covalente.
Con excepción del caso especial del boro, el cual se tratará en detalle en la Sección
?.?, el hidrógeno sólo es capaz de compartir electrones con un átomo a la vez, ya que no
necesita más que un electrón adicional para completar su capa de valencia. Como
resultado, la química estructural de los hidruros covalentes sencillos es muy simple. Con
los halógenos forma compuestos HX, con los elementos del grupo VIA compuestos H2X,
con los elementos del grupo VA compuestos XH3, y con los elementos del grupo IVA
compuestos XH4. Igualmente, se puede predecir fácilmente las geometrías de estas
18
600
F
550
500
O
Energía de enlace, kJ mol −1
450
Cl
C
400 N
S
Br
350
P
Si Se
300 I
Ge As
Te
250 Sn
Sb
200
3 4 5 6 7 8
Grupo
Figura 2.4 Energías de enlace promedio entre el hidrógeno y los elementos de los
grupos IVA a VIIA.
bio, al bajar en un grupo, los orbitales de valencia son cada vez más grandes y difusos, su
superposición con el orbital 1s del hidrógeno más pobre y el enlace más débil. Estas
tendencias de las energías de enlace explican la inestabilidad de los hidruros de los
elementos más pesados de los grupos IVA y VA. De hecho, los compuestos PbH4 y BiH3
son tan inestables que sólo se tiene indicios de su existencia.
Como se mencionó en la sección anterior, los hidruros iónicos son bases fuertes. A lo
largo de cualquier período de la tabla periódica los hidruros covalentes se hacen cada vez
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más ácidos a medida que aumenta el número atómico. Así, el CH4 tiene propiedades
ácidas o básicas totalmente despreciables y, mientras que el NH3 puede ceder un protón
a las bases muy fuertes formando el ion amida, NH2−, el H2O cede un protón más
fácilmente, incluso a bases débiles como el NH3, y el HF es un ácido débil típico. Esta
tendencia hacia la acidez se presenta de nuevo en los períodos siguientes de la tabla
periódica. Además, la acidez de los hidruros de los grupos VA a VIIA aumenta a medida
que se desciende en ellos. Para entender este comportamiento, consideremos el proceso
Hay dos factores opuestos que determinan el comportamiento observado. A medida que
la afinidad electrónica de X se hace más negativa debe aumentar la acidez, y a medida
que aumenta la fuerza del enlace Hn−1X−H debe disminuir la acidez. Examinando los
datos pertinentes se observa que a lo largo de un período de la tabla periódica predomina
el aumento de la afinidad electrónica sobre el aumento de la fuerza del enlace. Por lo
tanto aumenta la acidez de los hidruros. Por el contrario, al bajar en un grupo predomina
la disminución de la energía de enlace sobre la disminución de la afinidad electrónica y,
de nuevo, aumenta la acidez de los hidruros.
Los hidruros covalentes termodinámicamente estables (Tabla 2.2) pueden prepararse
mediante diferentes reacciones químicas. Hay, sin embargo, dos métodos generales los
cuales describimos a continuación. Uno de ellos es la combinación directa de los
elementos como, por ejemplo, en la reacción 2.16 o en la reacción
Sin embargo, las velocidades de reacción de los no metales con el hidrógeno varían
considerablemente. Por ejemplo, en el segundo período el flúor reacciona
instantáneamente con el hidrógeno cuando ambos se ponen en contacto. En cambio,
como ya se mencionó, las mezclas de hidrógeno y oxígeno son estables (cinéticamente)
por tiempo indefinido a no ser que se inicie la reacción de alguna forma, por ejemplo,
calentando o mediante un catalizador. El nitrógeno es aún menos reactivo que el oxígeno,
no sólo con el hidrógeno sino también con casi todos los elementos. Presumiblemente
esto es consecuencia de la elevada estabilidad de la molécula N2 debida a su fuerte
enlace triple (la energía de disociación de enlace del N2 es de 942 kJ mol−1 comparada
con 494 kJ mol−1 para el O2 y 155 kJ mol−1 para el F2).
20
Los parámetros termodinámicos para esta reacción (∆H° = -92,2 kJ y ∆S° = -199 JK−1)
indican que el rendimiento de la reacción debe aumentar a medida que la temperatura
disminuye por debajo de la temperatura de equilibrio de 464 K. Además, el principio de Le
Chatelier nos indica que el aumento de la presión también favorece al rendimiento. Sin
embargo, como la reacción es muy lenta a temperaturas ordinarias, aún en presencia de
catalizadores, el proceso se realiza a una presión de 1000 atm, a temperaturas entre 673
y 773 K y en presencia de un catalizador de hierro.
La reacción directa entre los elementos no es un método práctico para aquellos
hidruros termodinámicamente inestables (Tabla 2.2), por lo que es necesario emplear
métodos indirectos. El segundo método general de preparación de hidruros no metálicos
implica la adición de protones, provenientes de un ácido Brønsted, a la base conjugada
del hidruro deseado. Esta reacción la podemos representar como
donde Xn− es la base conjugada del hidruro XHn y HA es el ácido Brønsted. Obviamente,
este método también es aplicable a los hidruros termodinámicamente estables. Veamos
algunos ejemplos.
Los haluros de hidrógeno se preparan comunmente en el laboratorio tratando una sal
halogenada con un ácido no volátil como el ácido sulfúrico o el ácido fosfórico:
quien, a su vez, es un ácido más fuerte que el NH3, etc. Esto significa que la fuerza de las
correspondientes bases conjugadas disminuye en el mismo sentido: C4− > N3− > O2− > F−.
Como resultado, la fuerza del ácido Brønsted que se requiere para reaccionar con la base
conjugada del no metal y producir el hidruro también aumenta en ese sentido. Por
ejemplo, la producción de HF, cuya base conjugada es débil, requiere un ácido fuerte
como el ácido sulfúrico (reacción 2.26). En cambio, el ion óxido, una base mucho más
fuerte que el ion fluoruro, produce el ion hidróxido al tratarlo con una fuente de protones aún
relativamente débil como el agua:
Los carburos metálicos también reaccionan con el agua de la misma forma. Por ejemplo,
el carburo de aluminio, el cual contiene el ion C4−, se hidroliza de acuerdo a la reacción
Et2O
4LiH + AlCl3 → LiAlH4 + 3LiCl (2.30)
Mientras que los hidruros de los no metales son compuestos covalentes bien
caracterizados, el hidrógeno reacciona en forma reversible con los metales de transición,
incluyendo a los lantánidos y actínidos, produciendo unos hidruros acerca de los cuales
se sabe mucho menos. Estos compuestos son sólidos quebradizos con una apariencia
metálica y con conductividad metálica y propiedades magnéticas. Sus fórmulas, tales
como TiH1,7, TiH2, NbH0,7, PdH0,65 y LaH1,86, nos indican que tienen una composición no
estequiométrica. La composición puede variar dentro de ciertos límites, de acuerdo con
las condiciones de la síntesis. Originalmente, recibieron el nombre de hidruros
intersticiales porque se pensó que los átomos de hidrógeno ocupaban los intersticios del
retículo metálico. El problema se complica más aún porque la mayoría de los metales de
transición absorben físicamente grandes cantidades de hidrógeno, razón por la cual se
reportó la existencia de muchos compuestos que en realidad sólo eran soluciones del gas
en el metal.
Hoy día se sabe que todos los elementos lantánidos y actínidos, los elementos de los
grupos del titanio y del vanadio, el cromo y el paladio se combinan exotérmica y
reversiblemente con el hidrógeno para formar hidruros metálicos en los cuales los átomos
metálicos están en una estructura diferente a la del elemento.
Ha habido mucha discusión acerca de la naturaleza del enlace en estos hidruros
metálicos pero todavía no hay una teoría universalmente aceptada. Evidentemente, el
desprendimiento de calor durante la formación de estos compuestos indica la existencia
de algún tipo de interacción enlazante metal−hidrógeno. Por su parte, los estudios
magnéticos indican que en la formación de estos hidruros de alguna forma está
involucrado el apareamiento de electrones. Muchos de los metales tienen electrones no
apareados y por esto son paramagnéticos. Se observa una pérdida gradual del
paramagnetismo a medida que se forman los hidruros del metal. Debido a que los
electrones del hidrógeno molecular están apareados, estos estudios indican que el
hidrógeno está incorporado al cristal en forma atómica.
Una teoría, la cual explicaría muchas de las propiedades de estos compuestos,
considera a los hidruros metálicos como metales modificados. Así, en la teoría del enlace
metálico (ver la teoría de bandas, Sección ?.?) se considera que un metal que contiene n
electrones de valencia está formado por cationes Mn+ y n electrones por ion metálico en
orbitales moleculares totalmente deslocalizados. Entonces, a medida que los átomos de
hidrógeno entran al retículo cristalino cada uno adquiere uno de esos electrones
deslocalizados formando un ion hidruro. En consecuencia, un hidruro metálico MHx
23
catalizador
H2C=CH2(g) + H2(g) → H3C−CH3(g) (2.33)
La reacción es tan exotérmica que se alcanzan temperaturas del orden de los 2000 °C.
Por último, se le puede usar como combustible. En la combustión del hidrógeno,
reacción 2.34, se libera una gran cantidad de energía, el proceso no es contaminante
(sólo produce agua) y se dispone de cantidades casi ilimitadas de hidrógeno en el agua
de mar.
La utilización del hidrógeno como combustible plantea, en principio, dos problemas.
El primero y principal es no disponer de métodos económicos de preparación de
hidrógeno a partir de agua. El segundo es el problema de almacenar a este elemento (el
cual es altamente iflamable). No obstante, en la actualidad esto último puede hacerse en
forma relativamente fácil y segura absorbiéndolo en metales formando hidruros
intersticiales (recuérdese que la formación de estos hidruros es reversible).