Guión Litúrgico
Guión Litúrgico
Guión Litúrgico
MONICIÓN DE ENTRADA
ACTO PENITENCIAL
- Jesús, llevamos también las manos cerradas. Somos egoístas, todo lo queremos
para nosotros. Queremos aprender a compartir, a ser amigos, a ayudar a todos.
Perdónanos, cambia nuestro corazón. ¡CRISTO, TEN PIEDAD!
“El pueblo que caminaba en tinieblas vio una gran luz” (1ª Lect.). Este es el
estupendo mensaje de la Palabra que vamos a escuchar. Luz que convoca, luz que
reúne y “nos invita a ponernos de acuerdo, a no andar divididos”, como nos dirá
San Pablo (2ª Lect.). Escucharemos también cómo el Señor Jesús, junto al lago
de Galilea, llama a seguirle a Andrés, Pedro, Santiago y Juan. “Venid detrás de
mí y os haré pescadores de hombres”, les dice (Ev.). Tiene preparada para ellos
una gran tarea y necesita sus manos, su vida entera para ir construyendo, con Él,
el Reino. Y el premio será una profunda alegría, la alegría de los que regresan de
la siega con las manos cargadas de frutos (1ª Lect.).
SUGERENCIAS PARA LA HOMILIA
Oremos confiados a Dios nuestro Padre. Él nos mira con cariño y tiene siempre
las manos abiertas para responder a nuestras necesidades.
1. Por la Iglesia, llamada a llevar la luz de Dios por todos los continentes, para
que nunca se canse de anunciar la Buena Noticia de Jesús a todos los que no la
conocen. Roguemos al Señor.
2. Por la paz en el mundo, para que podamos llegar a ser, de verdad, hermanos de
todos, olvidando nuestras divisiones y egoísmos. Roguemos al Señor.
3. Por todos los misioneros, para que sean siempre “la mano amiga de Dios” que
cura, perdona, anima y acompaña. Roguemos al Señor.
4. Por los niños del mundo, especialmente por los que nunca han recibido un
abrazo, una caricia, por los que nunca han disfrutado de un amigo, para que
sientan nuestra cercanía y nuestra solidaridad. Roguemos al Señor.
5. Por los niños de Infancia Misionera, para que escuchemos la voz de Jesús que
nos llama a seguirle y nos pongamos “manos a la obra” empezando a ser
misioneros en casa, en el colegio, en la calle, en la parroquia, con los amigos.
Roguemos al Señor.
6. Por los que estamos aquí reunidos, para que sepamos tender la mano a todos y
compartir con ellos, con generosidad, lo que somos y tenemos. Roguemos al
Señor.
Acoge, Señor, esta oración que te dirigimos con amor y confianza. Tú que vives y
reinas, en la unidad del Padre y el Espíritu, por los siglos de los siglos.
MONICIÓN DE DESPEDIDA
Monición de Entrada
¡De los niños y adolescentes del mundo, siempre amigos! Bienvenidos, nos sentimos muy
felices de compartir con todos ustedes, como comunidad de hermanos, comprometidos con
el Proyecto de Dios, reunirnos para celebrar nuestra fe y la Jornada Nacional de la IAM.
Hoy, escucharemos la Palabra que nos fortalece y nos alimentaremos en la mesa de la
fraternidad, donde tienen lugar todos aquellos que se esfuerzan cada día por ser testigos
creíbles del Dios salvador y liberador, y en donde nuestro espíritu toma fuerza para
continuar cooperando en la misión universal, desde nuestras realidades. De pié cantemos
alegres para recibir a nuestro Celebrante.
LITURGIA DE LA PALABRA
La primera lectura escucharemos cómo el profeta Isaías anuncia el “día de Yahvé” que
traerá la liberación a los pobladores excluidos de sus tierras. Ellos encontrarán la gracia de
su regreso, mediante una Luz que les ilumina en su suerte de muerte y les guiará hacia el
encuentro feliz con el Redentor que se les dará. Pongamos mucha atención.
Salmo 26
Aclamemos con gozo junto al salmista las grandezas del Señor. Con esperanza y confianza
digamos: El Señor es mi luz y mi salvación.
Un mismo pensar, un mismo sentir. Eso nos invita san Pablo en la lectura de hoy, tener los
mismos sentimientos y afán misionero como los de Jesús, fuente de toda gracia y vida, por
quien nosotros sus pequeños misioneros vamos colaborándole en la Obra Redentora
mediante la vivencia de la Cooperación, porque todos debemos ser una sola cosa, en Cristo
Jesús, por lo que ningún predicador o animador comunitario debe ser puesto en el lugar de
Jesús, el Maestro, el Hermano. Escuchemos.
Jesús sigue llamando a hombres y mujeres para que den su vida por el Anuncio del
Evangelio. San Mateo nos narra el hermoso momento cuando Jesús llama a los primeros
para que le acompañen, aprendan y luego salgan… Nosotros atentos a la voz del Jesús, los
niños y adolescentes misioneros somos una gran fuerza para colaborar en el anuncio del
evangelio, desde nuestra pequeñez, colaborando con Servicios Misioneros, así nos
convertimos como Jesús testigos del Reino de Dios ente nosotros. Puestos en pié, cantemos
con alegría el canto del Aleluya.
Aleluya, Aleluya
Jesús recorría toda Galilea enseñando en las sinagogas y proclamando el Evangelio del
Reino, curando las enfermedades y dolencias del pueblo.
Aleluya, Aleluya
Oración de los Fieles
· Por la santa Iglesia, para que Dios le conceda ser siempre la esposa fiel de
Jesucristo. Oremos. Dios Padre Escúchanos.
· Por el Santo Padre el Papa, cardenales, Obispos y sacerdotes, para que
iluminados por el Espíritu de Dios, guíen a todo el pueblo de Dios por caminos de
verdad, justicia y paz. Oremos.
· Para que aumente en los países paganos el número de conversiones a nuestra
Fe y el número de Misioneros que difundan la Luz de la Verdad. Oremos
· Para que los que han sido llamados a la vocación misionera perseveren en su
labor evangelizadora a pesar de las dificultades. Oremos.
· Por todos los niños, niñas y adolescentes de nuestro país, para que crezcan en
ambientes donde los valores del Reino estén presentes y para que busquen siempre
agradar a Dios. Oremos.
· Por todos los niños, niñas y adolescentes que pertenecen a la IAM, para que
sean files colaboradores a las misiones, con la Oración, sacrificios, ayudas
materiales y sobre todo poniendo sus dones al servicio de la misión. Oremos.
· Por todos los catequistas, animadores y asesores de la IAM, para que desde sus
realidades puedan dar testimonio de santidad con sus vidas y sean realmente Luz
para los que no encuentran sentido a la vida, Oremos.
Presentación de Dones
Presentamos al Señor:
• PAN Y VINO: Señor, presentamos ante tu altar los dones de Pan y Vino, fruto
del trabajo del hombre, que se convertirán en tu Cuerpo y en tu Sangre, como
alimento que nos fortalece y renueva nuestra Fe y misión, haciéndonos un solo
cuerpo a tu servicio.