Evangelio es relación

Evangelio es relación

Estudiando la vida de pablo notamos un patrón muy repetitivo, inspirador y revelador.

Hay algo que marcó su ministerio, no solo el de él sino el de los siervos de Dios a través de
los tiempos.

Vemos que la misión se trataba de relación.

1Ti 1:1 Pablo, apóstol de Jesucristo por mandato de Dios nuestro Salvador, y del
Señor Jesucristo nuestra esperanza,
1Ti 1:2 a Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios
nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor.

Vemos en la relación con Timoteo principalmente una relación de discípulo, de amigo, y de

amor tan profunda que llega a decirle hijo.

Pablo dedicó unos 10 años a él discipulado de Timoteo, cumpliendo el mandato de Cristo.

Hemos sido llamados a hacer discípulos.

Discipular es compartir vida, es transmitir lo que está en nuestro corazón, es caminar juntos
aprendiendo.

Y un Discípulo comparte lo que está en el corazón de su maestro.

1Co 11:1 Sed imitadores de mí, así como yo de Cristo.

Pablo Discípulo siervo de Cristo trasmitió lo que estaba en el corazón de Dios.

Php 2:19 Espero en el Señor Jesús enviaros pronto a Timoteo, para que yo también
esté de buen ánimo al saber de vuestro estado;
Php 2:20 pues a ninguno tengo del mismo ánimo, y que tan sinceramente se
interese por vosotros.
Php 2:21 Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús.

Timoteo había desarrollado a través de los años de discipulado con Pablo Un amor por lo
que Dios ama.

Y Dios ama a su esposa.

A su iglesia.

Porque la iglesia es la mayor expresión de relación visible del amor de Cristo.

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Es en la iglesia donde se demuestra nuestro compromiso, nuestro corazón.

Y el corazón de cada hijo de Dios, contiene el amor de Dios, el amor por lo que Dios ama.

Gal 4:13 Pues vosotros sabéis que a causa de una enfermedad del cuerpo os anuncié
el evangelio al principio;
Gal 4:14 y no me despreciasteis ni desechasteis por la prueba que tenía en mi cuerpo,
antes bien me recibisteis como a un ángel de Dios, como a Cristo Jesús.
Gal 4:15 ¿Dónde, pues, está esa satisfacción que experimentabais? Porque os doy
testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos
para dármelos.
Este es el nivel de amor que desarrollan aquellos que han conocido el verdadero amor de
Dios.

Este es el nivel de relaciones que los hijos de Dios aprenden de su señor.

Necesitamos entender que esto es crucial, es fundamental.

Nuestra entrega, nuestra capacidad de darnos con el otro, nuestra profundidad en el

compromiso con el otro, expresa la calidad de nuestro amor, y la calidad de nuestra fe.

Pablo amaba a la iglesia, amaba la obra de Dios, y la obra de Dios somos nosotros.

La amaba tanto que sufría.

Gal 4:19 Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que
Cristo sea formado en vosotros,

Muchas veces el amor duele, duele la intimidad, el apego, la pertenencia.

Duele el proceso, duele el no recibir, la traición y la ingratitud porque somos personas.

Por eso algunos se mantienen al margen, algunos temen amar, por eso algunos no se
comprometen, porque temen sufrir…

1Jn 4:18 En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor;
porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido
perfeccionado en el amor.

Te has sentido cargado por la iglesia? Por las personas? Por los que se pierden?

Madurez es amar tanto que duela, y aun doliendo seguir amando.

Jesús sabía que lo iba a traicionar Judas, sabía que todos iban a correr y a dejarlo solo en la
cruz.
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Mar 14:27 Entonces Jesús les dijo: Todos os escandalizaréis de mí esta noche;
porque escrito está: Heriré al pastor, y las ovejas serán dispersadas.
Mar 14:28 Pero después que haya resucitado, iré delante de vosotros a Galilea.
Mar 14:29 Entonces Pedro le dijo: Aunque todos se escandalicen, yo no.

Joh 13:1 Antes de la fiesta de la pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado
para que pasase de este mundo al Padre, como había amado a los suyos que
estaban en el mundo, los amó hasta el fin.
Aún así amó.

Sobre toda situación, los amó hasta el fin.

Y este es el amor que Dios desarrolla en nosotros, un amor incondicional.

He escuchado muchas veces el deseo de servir en misiones…

Por lo general personas jóvenes.

Y Dios bendiga a aquellos que son llamados.

Pero es necesario, ver en esas personas, un amor incondicional por la obra.

Entonces cuando viene alguien y me dice yo quiero ser misionero… pero después veo que
maltrata a un hermano… no veo el amor de Dios ahí.

Cuando me dicen, nosotros estamos comprometidos con las misiones, y luego me entero
que critican a la iglesia, que arman chismerío, que usan juntadas para hablar de otros…
entonces tengo que ser realista y decir… no amas a la iglesia, no amas la misión, no amas a
Cristo.

La mejor forma de responder al llamado a la misión es amar donde Dios te llamó a estar.

Es tener un buen testimonio.

Y es que sino somos como olas de mar.

De hecho estoy convencido que Dios prueba los corazones con una intensidad inusual a
quienes dicen querer ser parte de su movimiento misionero…

Lo hace con todos, pero especialmente con aquellos que dicen compartir el llamado, es
muy difícil decir quiero misión y permanecer… porque vas a atravesar el fuego de Cristo.

Pedro dice que va a ir hasta las últimas consecuencias con el señor, y es probado y lo niega…
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La relación revela el corazón.

Es en la relación íntima donde tratamos nuestros problemas, nuestros errores.

Es en la intimidad donde somos conocidos, donde se nos observa, y podemos vernos

nosotros mismos.

Es por eso que quien se aísla pierde perspectiva de las cosas.

Necesitamos del otro porque nuestra mirada acerca de nosotros mismos está distorsionada
y necesita ser revisada continuamente-

Nosotros no tenemos una visión correcta de nosotros mismos, tendemos o a

menospreciarnos o a darnos más aprecio.

Rom 12:3 Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre
vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que
piense de sí con cordura, conforme a la medida de fe que Dios repartió a cada
uno.

Es por eso que la comunión, la común unión en la iglesia, la intimidad con otro nos da una
perspectiva correcta acerca de nosotros.

Es por eso que quien se aleja, se aleja de la corrección, de ser exhortado, de ser
transformado.

Entendamos esto, salir de la comunión, sin dar explicaciones, sin someterse, es retrasar el
proceso de Dios para tu vida y ser expuestos a la incorrección.

Y el estado de incorrección es peligroso. Porque tendemos a darnos la razón.

Tendemos a endurecernos en nuestra posición.

Es por eso que somos moldeados en comunidad, en comunión, en relación.

Es la forma que Dios elije para transformarnos a través de su espíritu,

No hay transformación a menos que tengamos relación con nuestro señor. Pero esto
necesariamente se remite al cuerpo de nuestro señor.

El cuerpo se alimenta de los demás órganos, de los demás recibimos lo necesario para la
madurez.

Aún asistir pero permanecer en la periferia, donde no quiero que nadie me diga nada,
donde me MANEJO. Donde estoy tranquilo, llego hasta acá y vos llegás hasta ahí…
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La persona que se pierde de la comunión se pierde de la transformación.

Es por eso que notaremos dureza, retroceso, frialdad cuando vemos a alguien alejarse.

Dios está probando a su iglesia en estos tiempos.

Son tiempos difíciles para la fe verdadera.

Pero no es porque Dios haya cambiado.

Es porque la sociedad enfrenta un proceso de desintegración.

Donde las relaciones se evalúan por las fotos que subimos a las redes, y el que tiene más
seguidores es el que tiene más amigos.

Mientras que la intimidad es escasa, el compromiso es fugaz, cambiamos de ambientes

como de ropa interior y la inconstancia es algo que no solo no se ve mal, sino que se
disfraza de valentía y empoderamiento.

Se aplaude a quien defrauda un compromiso matrimonial, se festeja un divorcio.

Se ve normal dejar un trabajo, en vez de aprender lo necesario o hacer el esfuerzo o

involucrarme lo necesario para hacer mi trabajo bien.

Solo me mantengo dónde estoy cómodo, en la iglesia donde me siento cómodo, si las cosas
se ponen difíciles, si me miran mal, si no me gusta el hermano, si me critican (así le dicen a
la exhortación) entonces me voy.

Sino me… no meeeeee

Siempre necesitando, nunca dando, siempre culpando, nunca sirviendo…

Y en esa inmadurez la iglesia sufre, se debilita, y nos perdemos.

Y es triste entender que lejos de bendecir esas actitudes egoístas maldicen.

Suena mal.

Pero es real.

Necesitamos entender que la calidad de nuestras relaciones es la calidad de nuestro

evangelio. De nuestra fe.

Una fe viva, se refleja en relaciones sanas.

No podemos decir que creemos y seguimos a cristo, si despreciamos a sus hijos.

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Es como decir que amo a mis padres, a mi familia, pero me llevo a las patadas.

Juan lo dice claramente.

1Jn 4:19 Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero.

1Jn 4:20 Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso.
Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a
quien no ha visto?
1Jn 4:21 Y nosotros tenemos este mandamiento de él: El que ama a Dios, ame
también a su hermano.

Que hipócrita aquel que disfraza de espiritualidad su falta de amor por la iglesia.

Aquel que justifica y viste de libertad, el egocentrismo y la rebeldía.

Aquellos que critican y se apartan porque no tuvieron la valentía y el carácter que exige
poner el corazón al servicio de los demás.

Necesariamente alguien que ha entendido el evangelio es alguien que ama.

Incondicionalmente.

Ama a los cercanos, pero también y más difícil a los que no son tan afines.

Han detectado esas personas?

Las que aman a los que los aman… pero son implacables con aquellos que no les caen bien.

Luk 6:31 Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced
vosotros con ellos.
Luk 6:32 Porque si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Porque también
los pecadores aman a los que los aman.
Luk 6:33 Y si hacéis bien a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? Porque
también los pecadores hacen lo mismo.
Luk 6:34 Y si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis?
Porque también los pecadores prestan a los pecadores, para recibir otro tanto.
Luk 6:35 Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando
de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque
él es benigno para con los ingratos y malos.
Luk 6:36 Sed, pues, misericordiosos, como también vuestro Padre es
misericordioso.
Luk 6:37 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados;
perdonad, y seréis perdonados.
Luk 6:38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán
en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a
medir.
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Que golpe de realidad que nos da este versículo.

Que diferente al pensamiento que nos rodea, totalmente contra cultural.

Estamos rodeados de un pensamiento egoísta que no bendice. De una ilusión que nos
segrega y nos aísla.

Solo cuando nos relacionamos demostramos donde tenemos la mirada.

Heb 12:2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el
gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a
la diestra del trono de Dios.

Pero El cuerpo de Cristo somos nosotros.

Entonces mirar a cristo es mirar al hermano.

Dejamos de mirar al salvador cuando nos gana el enojo, la apatía el desamor.

Cuando ponemos la mirada en el defecto del otro para enjuiciarlo, entonces dejamos de
mirar a través de Cristo para mirar con nuestros ojos carnales, entonces caemos.

Joh 13:34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os
he amado, que también os améis unos a otros.
Joh 13:35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los
unos con los otros.

Somos reconocidos como hijos, y como seguidores cuando amamos como él ama

Nuestra identidad es el amor.

Somos reconocidos por la calidad de nuestras relaciones.

No amamos como el mundo ama, amamos incondicionalmente como Cristo ama.

No nos relacionamos como el mundo se relaciona, nos relacionamos con el amor que Cristo
da.

Al final del día, al final de cuentas, se trata de quienes somos con los demás.

Se trata de como mostramos a Cristo en nuestras relaciones.

No se trata de cuanto recibimos por seguir a Cristo, sino de cuanto damos en nuestras
relaciones.

Se trata de una familia que él forma, en la que él nos da la capacidad de amarnos.

Se trata de Cristo en nosotros, entre nosotros, uniéndonos, haciéndonos uno como él es

uno.
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