Texto 1 - Empatía y Comunicación Asertiva
Texto 1 - Empatía y Comunicación Asertiva
Texto 1 - Empatía y Comunicación Asertiva
Un programa
para desarrollar habilidades para la vida
Introducción
Cada adolescente es un ser único, diferente a todos los demás. A la vez, cada uno está
influido por las circunstancias del momento histórico y el medio sociocultural en los que vive,
como la geografía del lugar que habita, la raza y el género al que pertenece, la carga genética con
la que nació y la nutrición afectiva y alimentaria recibida. Por ello, es frecuente el uso del término
“las adolescencias” y la diferencia entre “los” y “las” adolescentes (Pasqualini y Llorens, 2010).
Coleman y Hendry (2003) señalan que durante la etapa de la adolescencia las alteraciones
en la función intelectual tienen implicaciones en diversos comportamientos y actitudes. Estos
cambios hacen posible el paso hacia la independencia del pensamiento y la acción, permiten al
joven desarrollar una perspectiva temporal que incluye el futuro, facilitan el progreso hacia la
madurez en las relaciones, contribuyen al desarrollo de las destrezas de comunicación y,
finalmente, subyacen a la capacidad del individuo para asumir un papel adulto en la sociedad.
Los adolescentes no solamente se ven diferentes a los niños de corta edad, sino que
también piensan de manera distinta. Su velocidad para procesar la información aumenta, aunque
no en una forma tan dramática como la que se observa en la niñez intermedia. Si bien su
pensamiento aún es inmaduro en ciertos aspectos, muchos de ellos están en posibilidades de
razonar de manera abstracta y hacer juicios morales complejos; planean de modo más realista el
futuro; cobran una mayor conciencia de las palabras como símbolos que pueden tener diversos
significados, y disfrutan al emplear la ironía, los juegos de palabras y las metáforas (Owens, 1996;
Papalia et al., 2005).
Los adolescentes también adquieren una mayor habilidad para adoptar un cierto
planteamiento social, la capacidad para entender el punto de vista y el nivel de conocimiento de
otra persona y, en consecuencia, para adecuar su propio lenguaje.
1. Idealismo y actitud crítica: Están convencidos de que saben mejor que los adultos
cómo dirigir el mundo y con frecuencia les parece equivocado lo que hacen sus
padres.
2. Actitud polémica: Los adolescentes buscan constantemente oportunidades para
probar y hacer alarde de sus capacidades recién descubiertas de razonamiento
formal.
3. Indecisión: Por su falta de experiencia, carecen de estrategias eficaces para elegir
entre varias opciones al mismo tiempo.
4. Hipocresía aparente: No reconocen la diferencia entre expresar un ideal y hacer
los sacrificios necesarios para vivir de acuerdo con él.
5. Autoconciencia: Los adolescentes suponen muchas veces que todos los demás
piensan en lo mismo que ellos tienen en mente: ellos mismos.
6. Singularidad e invulnerabilidad: Fábula personal: Son especiales, su experiencia es
única y no están sujetos a las reglas que rigen al resto del mundo.
A los adolescentes que experimentan cambios físicos les agrada estar con otros que
atraviesan por transformaciones parecidas; a quienes desafían las normas de los adultos y la
autoridad de los padres les resulta tranquilizador buscar el consejo de amigos que están en su
misma posición. El grupo de pares constituye una fuente de afecto, simpatía, comprensión y
orientación moral, un lugar para la experimentación y un entorno para lograr la autonomía y la
independencia de sus padres (Papalia et al., 2005).
Morales, Benítez y Agustín (2013) señalan que abordar la salud mental adolescente remite
indudablemente a su bienestar social y psicológico. Para Mangrulkar, Vince y Posner (2001), el
modelo de habilidades para la vida pretende contribuir al desarrollo saludable de los adolescentes,
fortaleciendo sus factores protectores y su competitividad, promoviendo la adopción de conductas
positivas y la transición saludable hacia el mundo adulto. De acuerdo a dichos autores, un aspecto
clave del desarrollo humano es la adquisición de las habilidades sociocognitivas y emocionales
necesarias para enfrentar problemas.
Fuente: Corrales Pérez, Alejandra; Quijano León, Nayely K.; Góngora Coronado, Elías Alfonso
EMPATÍA, COMUNICACIÓN ASERTIVA Y SEGUIMIENTO DE NORMAS. UN PROGRAMA PARA
DESARROLLAR HABILIDADES PARA LA VIDA Enseñanza e Investigación en Psicología, vol. 22, núm.
1, enero-abril, 2017, pp. 58-65 Consejo Nacional para la Enseñanza en Investigación en Psicología
A.C. Xalapa, México.