La Sirenita

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Érase una vez un reino submarino de gran majestuosidad, donde habitaban todas las

criaturas marinas que el hombre solo ha conocido en su imaginación y viejas leyendas. Este
reino era gobernado por el sabio rey Tritón, el cual tenía cinco bellas hijas sirenas.

La menor de todas se llamaba Ariel, quien superaba a sus hermanas en belleza, pero
también en curiosidad y atrevimiento.

La sirenita Ariel soñaba con ir hacia la superficie del mar para conocer la belleza del cielo y
conocer de cerca a esas inteligentes criaturas llamadas humanos.

Conocedor del profundo interés de su hija, Tritón vivía preocupado y continuamente le


decía que cuando cumpliese 15 años podría subir a la superficie, pero que nunca le
permitiría acercarse a los humanos.

Ariel contaba los días para la marcada fecha. Así, cuando esta llegó pidió permiso a su padre
y con la venia de este fue sin dudarlo a la superficie.

Ciertamente el cielo era tan lindo como se lo habían descrito. Tras unos minutos de deleite
vio un barco que se acercaba donde ella estaba y comenzó una tormenta terrible. Ariel
quedó impactada por la majestuosidad de tan rara construcción.

De inmediato se refugió tras una roca para no ser vista, pero lo suficientemente cerca como
para saber quiénes iban a bordo de la embarcación.

De esa forma vio por primera vez en su vida a los humanos y quedó particularmente
prendada de uno: el joven Eric, quien era el capitán de la tripulación y en su honor se estaba
festejando con verdadero jolgorio.

Sin embargo, la felicidad de los humanos se vería importunada. Una rápida tormenta se
formó y fieras olas zarandearon el barco, tirando por la borda a gran parte de sus
tripulantes, Eric entre ellos.

Al ver esto la sirenita Ariel no podía quedarse impasible. De inmediato se dirigió a donde
estaba Eric, luchando por su vida pero prácticamente inconsciente.

Ariel llevó al Príncipe Eric a la costa y le cantó una canción. Eric despertó de su letargo y
alcanzó a ver por unos segundos a la bella muchacha que le había salvado la vida y supo
pero que nunca olvidaría esa linda voz.
Quedaron enamorados a primera vista, pero Ariel sabía que era imposible, por lo que huyó
a las profundidades del mar antes de que el príncipe pudiese verla bien.

Pasaron unos días y ninguno de los dos podía dejar de pensar en el otro.

El padre de Ariel se enteró que Ariel conoció al principe y se enojó mucho, por lo que le
prohibió volver a subir a la superficie, ya que él decia que los humanos son malos. La sirenita
se sintió muy triste y castigada por su padre.

No concebía por qué se le negaba lo más lindo que había sentido y tenido en su vida: el
amor.

Sin saber qué hacer, fue a ver a la malvada bruja Úrsula, para ver si con su magia negra
podía ayudarla a convertirse en una mujer humana.

La bruja de largos tentáculos la convirtió en mujer como deseaba, pero la privó de su


principal encanto: su voz.

Le explicó a la sirenita, ahora bella muchacha, que tenía tres días para besar al joven Eric. Si
no lo hacía en ese lapso, volvería a ser una sirena y no recuperaría nunca su voz.

Ariel aceptó el reto y se presentó ante el joven Eric. Cautivado con su belleza, el Príncipe Eric
le mostró su reino a Ariel.

Durante tres días fueron varios los momentos en que la pareja pudo haberse besado, pero
Úrsula impidió que esto ocurriese.

En su malévola mente tenía un plan y era apoderarse para sí de la voz de la sirenita, con lo
que adoptaría su forma y sería ella quien se casase con el príncipe.

Para evitar que el Príncipe Eric se enamorara de Ariel, Úrsula se transformó en una bella
joven llamada Vanesa y le tiró un hechizo al principe para que se enamorara de ella.

Por suerte, antes de que el principe se casara con Ursula, el Rey y todos los animales y
criaturas marinas, que adoraban a la sirenita Ariel y querían su felicidad ayudaron a la
sirenita e impidieron la boda.

Rápidamente descubrieron a Úrsula y se las arreglaron para que Ariel recuperase su voz.
Cuando se rompió el hechizo, Eric se dio cuenta que Ariel era su verdadero amor. Pero ya
era demasiado tarde… Ariel se habìa convertido en sirena y ahora Ursula mandaba en el
mar.

Mientras Úrsula crecía para mostrar su poder, el Príncipe Eric saltó a un barco viejo y se
puso a pelear con Ursula. El principe ganó la pelea y Ursula desapareció entre las olas.

Sin Úrsula, el Rey Tritón recuperó sus poderes. Notó el amor que Ariel sentía por el Príncipe
Eric y le concedió su más grande deseo: ¡Ser humana!

Ariel y el Príncipe Eric se casaron. Y vivieron felices en un castillo a las orillas del mar.

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