Inda & Del Puerto 2007013
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propuestas metodológicas.
B. Marconetto, R Babot y N. Oliszewski - Comp. 2007.
RESUMEN
Este artículo presenta los resultados del primer análisis antracológico sobre restos ar-
queológícos del Uruguay. Debido a la excepcional preservación de restos leñosos car-
bonizados recuperados de la excavación II-cerrito II del sitio PSL, fue posible identifi-
car los principales géneros de vegetación arbórea a través de una secuencia continua
de 800 años (desde circa 4000 al 3200 AP). El conjunto de datos generado por el
análisis antracológico resultó altamente significativo tanto en términos culturales como
ambientales. En la esfera cultural, se pudo determinar una estrategia de recolección de
combustible vegetal ecléctica y de alto retorno, a partir de la identificación de varios
géneros y de la presencia de ramas de escaso diámetro. Esta información es acorde con
las interpretaciones actuales de la organización social de los constructores de cerritos.
En la esfera ambiental, se identificó claramente una tendencia al reemplazo en la com-
posición específica de la muestra conforme se asciende en el perfil. Alrededor del 4000
AP la vegetación correspondería a un clima más árido o marcadamente estacional,
siendo gradualmente reemplazada por vegetación propia de climas más húmedos. Los
resultados son consistentes con la dinámica ambiental propuesta por otras investiga-
ciones ambientales efectuadas en la región.
ABSTRACT
This paper presents the results from the first anthracological analysis on archaeologi-
cal remains from Uruguay. Owing to exceptional preservation of charcoal remains re-
covered at the excavation II - mound II from the PSL site it was possible to identify
tree main vegetation genus along an 800 years continuous sequence (from 4100 to
3280 years BP). The data acquired from charcoal analysis was highly significant both
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in cultural and environmental terms. In the cultural sphere, an eclectic and high re- cambios globales y/o regionales (Campos et al. 2001; Capdepont et al. 2004; del
turn fuel collecting strategy was determined by the presence of several genus and low Puerto e Inda 2002; Inda y del Puerto 2002).
diameter of collected branches. This Information agrees with newest interpretations of No obstante, los estudios fitolíticos no son capaces de resolver en su
mount builders social organization. In the environmental sphere, a species composi- totalidad la relación hombre planta en el pasado. Los cuerpos silíceos son alta-
tion replacement trend from bottom to top was clearly identified, in which a vegeta- mente diagnósticos para gramíneas, palmas y otros vegetales, pero su valor
tion linked to more arid or strongly seasonal conditions near 4000 BP on bottom was para la identificación de vegetación arbórea es muy restringido. Con esto en
gradually replaced by a more humid vegetation on the top of the log. These results are
mente, el equipo de investigación optó por desarrollar una línea complementa-
in accordance with environmental dynamics proposed by other proxy records studied
in the área. ria de evidencia, los análisis antracológicos. De este modo, se pretende ampliar
la visión del entorno vegetal del hombre prehistórico, considerando ahora a
KEY WORDS: anthracological analysis, Uruguay, environmental dynamic, wood fuel árboles y arbustos presentes en el registro.
Adicionalmente, existió la preocupación de comenzar los análisis sobre
un sitio arqueológico en el cual los restos leñosos carbonizados se encontraran
INTRODUCCIÓN bien preservados, cronológica y culturalmente vinculados al período ya men-
cionado. Luego de un examen exhaustivo, se escogió al sitio PSL como el regis-
Los grupos constructores de Cerritos del Este del Uruguay comenzaron tro más prometedor para «hurgar» en los fogones de los constructores de cerri-
a habitar la región al menos desde el 5000 AP (Braceo y Ures, 1998), transfor- tos.
mando gradualmente el paisaje con sus construcciones en tierra. Este compor-
tamiento se continuó hasta el arribo de los conquistadores europeos en el siglo
XVI. MATERIALES Y MÉTODOS
Esta particular y altamente visible manifestación cultural atrajo a los
primeros arqueólogos profesionales uruguayos que comenzaron a estudiar este El área de estudio
fenómeno hace casi dos décadas atrás (Braceo y López, 1987). Desde el co-
mienzo, los investigadores intentaron explicar el registro arqueológico de los El área de estudio está comprendida dentro de la planicie media (10
grupos constructores de cerritos con metodologías tradicionales, estudiando metros sobre el nivel del mar actual), dentro de la unidad paisajístico-ambien-
restos líticos y faunísticos de las primeras excavaciones (Cabrera y Femenías, tal cuyo rasgo más notorio lo constituyen los esteros de Rincón Bravo, de Pelo-
1987; Curbelo et al. 1990). Sin embargo, los resultados obtenidos no fueron tas y el bañado de la India Muerta. Esta planicie se encuentra surcada por un
suficientes ni para explicar la relación entre los constructores de túmulos y su sistema fluvial de baja energía, .de cursos entrelazados (Braceo et al. 2000). El
ambiente a lo largo de 5000 años ni tampoco para conocer siquiera las caracte- curso más importante del sistema es el río San Luis, sobre cuya planicie de
rísticas más básicas de su organización social. inundación se emplaza el sitio Puntas del San Luis (en adelante PSL). La zona
En un intento por dar solución a estas carencias, y ante la pobre preser- de Paso Barrancas fue ocupada desde el cuarto milenio antes del presente,
vación de restos vegetales orgánicos, hacia finales de la década de 1990 co- como lo testimonian los fechados radiocarbónicos sobre carbones del sitio ob-
menzaron los primeros ensayos de análisis fitolíticos, como únicos testimonios jeto de estudio (Braceo et al. 2000).
perdurables de la relación del hombre prehistórico con su entorno vegetal.
Más de una década de análisis fitolíticos han producido copiosa información, La estructura del sitio PSL
poniendo en evidencia algunos aspectos fundamentales que han promovido
ulteriores investigaciones arqueológicas de los grupos constructores de cerri- El mismo se encuentra emplazado sobre la margen derecha de la plani-
tos. En este sentido, la identificación de plantas cultivadas en el registro y la cie de inundación del río San Luis (Carta San Luis, Hoja C-22; escala 1:50.000;
constatación del uso de recursos vegetales silvestres tuvieron un rol funda- N6.277-E681 Servicio Geográfico Militar). Este sitio comprende 15 estructu-
mental (Olivero y Campos 2001). Por otra parte, la dinámica ambiental tam- ras monticulares dispuestas en forma de «U», con orientación Norte-Sur, sobre
bién fue abordada a través del estudio de cuerpos silíceos, permitiendo una una superficie de 16 hectáreas (Figura 1). En cuanto a la antigüedad y dura-
aproximación sistemática y detallada a los principales eventos climáticos desde ción de la ocupación, el sitio habría sido ocupado desde el entorno del 4000 AP
el Holoceno Medio así como a la respuesta de los ambientes locales frente a hasta el entorno del 2500 AP (Tabla 1). A esta ocupación prehistórica se le
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debe añadir la ocupación histórica de las estructuras por parte de pobladores La vegetación del área de estudio
de ascendencia europea, desde la segunda mitad del siglo XIX hasta la actuali-
dad (Castillo et al. 2001). Para los efectos del presente trabajo, se escogió la Para posibilitar los análisis antracológicos, se procedió al relevamiento
estructura II debido a que la misma no sufrió la ocupación histórica arriba de la vegetación del entorno del yacimiento la cual, una vez identificada taxo-
mencionada. nómicamente, fue muestreada para la elaboración de la colección de material
comparativo. Con este fin, se consultaron referencias sobre trabajos previos en
el área (Marchesi, 1989), así como se procedió al recorrido de la zona mediante
transectas en las diferentes unidades vegetacionales contenedoras de especies
arbóreas y/o arbustivas.
Sobre la planicie del entorno del yacimiento, la vegetación dominante
está compuesta por un ecotono de palmar, conformado por ejemplares disper-
sos de la palma Bufia capitata (Butiá). A su vez, existe vegetación herbácea
higrófila en las zonas deprimidas.
En las riberas del río San Luis se desarrolla un monte ribereño de poco
más de 100 metros de ancho, el cual acompaña el trayecto actual del curso.
Figura 1. Foto aere a del sitio PSL (izquierda) y detalle de la excavación ATII, estructura Preparación y observación de la colección de referencia
II (derecha)
Una vez identificadas las muestras, se procedió al seccionamiento his-
tológico del material, de acuerdo a las técnicas propuestas por D'Ambrogio de
Argüeso (1986). En forma complementaria se procedió a la carbonización de
sub-muestras, con el fin de registrar variaciones en la anatomía por acción del
Tabla 1. Edades 14C del sitio PSL. AT: ampliación de trinchera,
fuego (reducción de tamaño, alteración de caracteres cuantitativos).
excavación de la cual proceden las muestras analizadas.
Los preparados fueron observados en microscopio óptico Olympus BX-
40, relevándose las características anatómicas de los diferentes planos de acuerdo
Procedencia Estratigrafía Edad (+/-) ID#
a IAWA (1989). Imágenes digitales de las tres secciones anatómicas de cada
Estructura I Capa III 3430 100 URU 0099 especie fueron obtenidas a través de una cámara de video Sony CCD-IRIS
conectada a tarjeta digitalizadota VHXtreme. Las imágenes así obtenidas fue-
Estructura III Capa III 2680 130 URU 0100
ron ingresadas al software HP Print Shop Multimedia Organizer para crear un
Estructura II Capa II 3550 60 URU 0097 catálogo digital de la colección de referencia.
Estructura II Capa III 3730 100 URU 0098
Preparación y observación de los restos leñosos carbonizados
Estructura II AT 1,50 m 3280 60 URU 03 17
El material carbonizado fue observado en lupa binocular Olympus SZ40
Estructura II AT 1,95 m 3670 50 URU 0320
para identificar los diferentes planos anatómicos. Posteriormente fue sometido
Estructura II AT2,10m 3760 50 URU 03 19 a la técnica de fractura fresca manual (Piqué i Huerta 1999) para su observa-
AT 2,30 m 3800 70 URU 0323 ción microscópica. El alto costo del MEB (Microscopio Electrónico de Barri-
Estructura 11
do) impidió su uso como método de observación de los carbones. No obstante,
Estructura II AT 2,45 m 3880 60 URU 03 18 se adaptaron equipos de iluminación de alta potencia y haz de luz concentrado
Estructura II AT 2,70 m 3930 90 URU 0321 para posibilitar la observación en microscopio óptico convencional, llegando a
obtener imágenes nítidas hasta 400 magnificaciones.
Estructura II AT 2,85 m 4100 90 URU 0322
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Otras fuentes complementarias dé información llamar la atención de los investigadores nacionales sobre las posibilidades de
obtener información a partir de estos restos, algo hasta ahora no considerado;
Se implementaron una serie de entrevistas con informantes locales, con 2.- del mismo modo, con el fin de lograr un entendimiento más fluido de los
el propósito de contemplar el conocimiento existente sobre la antigüedad e resultados, se optó por presentar los mismos como frecuencias relativas, a sa-
intensidad del uso del monte en tiempos históricos. Para tal fin se escogieron biendas que no es recomendable usar este tipo de tratamiento de datos cuando
dos informantes: Matías Alfredo Cardoso, quien habita las adyacencias del el n de la muestra es menor a 100.
sitio desde hace 65 años, y su sobrino, Alem Cardoso, quien habita una vivien- En el gráfico 1 se presentan las frecuencias relativas de carbones por
da construida sobre la estructura I desde hace 40 años. Las entrevistas se desa- nivel, en base al n real de la muestra. No se consideró otra medida de abundan-
rrollaron como semi-estructuradas abiertas, ya que este método es aconsejable cia como el peso, debido a que un alto porcentaje de la muestra (83%) presen-
para evitar la «distancia» que generaría una entrevista más estructurada, en la tó altas concentraciones de CaCO3 (carbonato de calcio) incorporado por pro-
cual el entrevistado puede sentir la presión de otorgar siempre una respuesta cesos posdepositacionales. Por lo tanto, el peso no reflejaría la abundancia re-
«a la altura de la pregunta» (Martin 1995). lativa de carbones al registrar el valor agregado de los carbonates, poniendo en
duda la validez de esta forma de cuantificación (Scheel-Ybert, 2000). Sin em-
bargo, se debe señalar que la abundancia relativa no refleja necesariamente la
RESULTADOS situación del registro, ya que los restos de los niveles inferiores, si bien resulta-
ron menos en cantidad, fueron de mayor volumen que los de niveles superiores
La vegetación del área de estudio (el contexto marca estructuras de combustión, con cenizas y elementos descar-
tados como óseo quemado en los niveles superiores, mientras que en los nive-
La consulta de trabajos sobre vegetación arbórea actual (Marchesi 1989; les inferiores los carbones, de gran tamaño, aparecen sin otros elementos aso-
PROBIDES 1998) y las transectas implementadas en este trabajo permitieron ciados). Se tornan necesarias nuevas excavaciones que permitan dar cuenta
elaborar un listado de especies, las cuales, una vez muestreadas y procesadas, del contexto en el cual se desarrolla esta variabilidad, así como datos tafonómi-
se constituyeron en la colección de referencia. cos que aporten a la explicación del comportamiento observado.
Del mismo modo, en el gráfico 1 se presenta la información taxonómica
El análisis antracológíco generada de acuerdo a la procedencia estratigráfica de la muestra y a la edad
radiocarbónica de la misma.
Luego de la selección de las muestras pasibles de análisis - aquellas cuya Existirían indicios de variaciones temporales en la composición de la
sección transversal tuviera una superficie de al menos 20 mm2 - el número de muestra, aunque lo reducido de la misma no permite concluir sino en la posibi-
restos observables se elevó a 75. Estas muestras proceden de 9 niveles de la lidad de tendencias de remplazo de especies a través del tiempo. Esto es parti-
estructura II, los cuales están intercalados con niveles datados por 14C (Tabla cularmente relevante teniendo en cuenta el período de tiempo cubierto por las
1). muestras (desde el 4100 AP al 3280 AP), período en el cual la dinámica am-
Se debe señalar que si bien el número de muestras analizadas resulta biental regional y local habría sido diferente de la actual (García-Rodríguez et
bajo (al menos en términos estadísticos), hasta el momento representa el más al. 2001; Iriondo y García 1993; Martin y Suguio 1989; Martin et al. 1996).
alto proveniente de contextos prehistóricos de la región Este del Uruguay. Más Por último, cabe señalar que un gran porcentaje de las muestras presen-
aún, si no se hubieran implementado medidas especiales de recuperación de tó señales de su estado al momento de ser colectadas. En este sentido, fue
restos leñosos carbonizados (flotación, por ejemplo) el número sería aún me- posible identificar la presencia de galerías de insectos en varias muestras (Figu-
nor. Se debieron incluso implementar medidas especiales de almacenamiento ra 2), lo que sería atribuible a leña seca (muerta) al momento de la colecta
de los restos, ya que hasta entonces la «única utilidad» del carbón era la de (Scheel-Ybert 2000).
material para datar, sin cuidar la completitud de los mismos. Más allá de que las galerías de insectos son un indicador discutido del
Por otra parte, se tomaron dos decisiones operativas respecto a la mues- estado de la madera al ser colectada, resulta importante señalar otro indicio de
tra: 1.- proceder como si se tratara de una muestra mayor (respecto al valor de la gestión de los recursos maderables, como lo es el número de taxones regis-
las inferencias efectuadas a partir del análisis), no sólo teniendo en cuenta el trados por nivel y en el total de la muestra. En este sentido, la riqueza de espe-
«respaldo» otorgado por el análisis de otros registros proxy, sino también para cies representada en el análisis indicaría una estrategia del tipo esperado de la
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Antracología y subsistencia: Paleoetnobotánica del fuego.
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Figura 2. Resto leñoso carbonizado (Santalaceae, 2,40 m) exhibiendo galerías de insectos
"8 (flechas).
§
o colecta o «poda natural» del monte ripario de las inmediaciones. En este caso,
o.
la colecta responde más fuertemente a la oferta del medio que a una selección
cultural del recurso leña.
I Los entrevistas
X
I
El uso más importante que tiene el monte nativo en la actualidad es el
de funcionar como fuente de combustible vegetal. Con la excepción del ombú
(Phytolacca dioica) y del mataojos (Pouteria salicifolia) el resto de las especies
son utilizadas indistintamente para tal fin. La distancia y accesibilidad del re-
o curso leña parecen ser los únicos condicionantes. Además, sólo 4 personas
I habitan actualmente el sitio, lo que supone una baja intensidad de uso del
o
O recurso. Respecto al uso con fines de construcción, los corrales que otrora se
elaboraban con «palo a pique» fueron sustituidos por corrales de alambre hace
ya varias décadas. Por lo tanto, el uso del monte como fuente de material de
construcción se acota a las primeras décadas de la ocupación histórica del si'
O
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tío. Por otra parte, el bajo costo de maderas exóticas de plantaciones de la zona boles (hachas de piedra) es una característica constante de los sitios con es-
(Eucalyptus sp.) y de maderas importadas del cercano Brasil, tornan poco via- tructuras monticulares de la región Este del Uruguay. Esta información respal-
ble el esfuerzo necesario para «encontrar, talar y trabajar» ejemplares del porte daría las inferencias vertidas en párrafos anteriores, respecto a que el tamaño
adecuado para ser utilizado con fines constructivos. del grupo o la duración de la ocupación permitieron satisfacer la demanda de
recursos forestales leñosos con herramientas simples o la simple colecta de
ramas caídas. No obstante, tampoco se puede descartar que estas ramas finas
CONCLUSIONES llegasen al fuego luego de haber sido colectadas por otras características del
• vegetal. En este sentido, es posible que tales ramas portaran, por ejemplo, fru-
Las estrategias de aprovisionamiento de recursos forestales de los tos comestibles, cortezas aptas para otros fines (construcción, medicinales, etc.).
habitantes prehistóricos del sitio PSL Lamentablemente, el potencial de preservación en estos yacimientos es muy
pobre, por lo que se deberán implementar estudios adicionales (fitolíticos en
El registro analizado permitió constatar ciertas características que han particular, dado que no se ha recuperado polen en estos sitios) que arrojen luz
sido referidas por investigaciones anteriores como indicadoras de pautas o com- sobre otros usos de las especies arbóreas.
portamientos culturales (Piqué i Huerta 1999; Scheel-Ybert 2000). Otro hecho destacable es la riqueza de especies de la muestra (15 fami-
En primer lugar, como ya se destacó al explicitar los resultados, resulta lias arbóreas). El carácter ecléctico de la recolección de maderas es un fuerte
notable la riqueza de taxones pese a lo reducido de la muestra. Esto indicaría la indicio de que la actividad se desarrolló sin suponer un esfuerzo importante', en
colecta de leña seca, en tanto esta actividad se basaría en la oferta del monte tanto otros indicadores ya mencionados refuerzan la idea de un comportamiento
nativo y no en la selección de una especie o conjunto de ellas para su uso. oportunista de bajo gasto calórico (es decir, la colecta de ramas se podría haber
Además, solo se registraron dos muestras con señales de vitrificación. Más allá dado en forma simultánea a otras actividades, como durante una partida de
de lo controversial de este indicador, las investigaciones en este tipo de yaci- caza, de colecta de frutos, etc.). Por último, la escasa/nula representación de
mientos apuntan a ocupaciones de corta duración y escaso número de indivi- especies poco aptas como combustible (ombú, mataojos, etc.) supone que el
duos, lo que supondría escasa presión sobre el recurso leña y, por lo tanto, no grupo, pese a ser ecléctico, contó con el conocimiento necesario sobre las es-
habría existido la necesidad de talar o de utilizar leña vede para satisfacer la pecies más propicias para sus necesidades.
demanda de este recurso. Más allá de tales consideraciones, permanece la noción de que la oferta
Tales datos pueden ser indicios de dos comportamientos culturales dife- de leña es determinante para aquellos grupos cuya única fuente de luz y calor la
rentes, no necesariamente excluyentes: constituye este recurso. En función del registro analizado, la oferta de combus-
tible vegetal del sitio PSL parece haber sido óptima, es decir, de una calidad
• Se puede considerar a este tipo peculiar de registro antracológico como elevada y de una alta disponibilidad y accesibilidad al momento de la ocupa-
una evidencia indirecta del tamaño del grupo humano. Un grupo pe- ción.
queño (una familia nuclear, por ejemplo) satisface su demanda de com- No obstante que la oferta haya sido capaz de satisfacer la demanda del
bustible vegetal y madera para otros usos a través de la colecta de leña grupo, se evidenciaron cambios en la composición de la muestra a través del
seca. Esta actividad es suficiente para los requerimientos de tales indi- perfil. Lo gradual de los cambios constatados hacen suponer (junto a la ausen-
viduos, sin que sea necesario talar árboles en pie. cia de evidencias de cambios culturales) que estos pueden ser mejor explicados
• Con un grupo de tamaño mayor, es posible que el registro sea evidencia a través de la dinámica ambiental durante el período de ocupación. Sin embar-
de la duración de la ocupación. Una ocupación periódica (estacional, go, lo reducido de la muestra no permite otorgarle a estas inferencias el carác-
por ejemplo) pero efímera supondría una intensidad de uso similar a ter de aseveraciones, sino tan solo el de líneas de evidencia por las cuales in-
una ocupación permanente de un grupo más reducido. tentar desentrañar el comportamiento humano plasmado en los restos analiza-
dos.
Es igualmente importante señalar que, en algunas de las muestras ana- Respecto a la información ambiental a partir del registro antracológico,
lizadas, fue posible determinar un diámetro reducido del leño. Esto es coiñci- se debe señalar que la muestra posee el inevitable sesgo de la selección huma-
dente con la tecnología extractiva que se le puede atribuir a los grupos que na del recurso. Sin embargo, como se discutió anteriormente, las característi-
produjeron el registro. La falta de instrumentos líticos destinados a abatir ár- cas particulares de los mecanismos culturales de selección del grupo productor
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del registro permiten considerar a la muestra como representativa de la vegeta- una estación seca muy marcada, tal como lo reportan los estudios fitogeográfi-
ción arbórea del entorno del yacimiento al momento de la ocupación. cos de Cabrera y Willink (1980) y Morrone (2001).
Los datos más relevantes aportados por este análisis consisten en la En el entorno del 3700 AP, se habría producido un aumento del nivel
identificación de dos familias, Rosaceae y Fabaceae, sub-familia Mimosoideae, relativo del mar, alcanzando su pico de 3 metros sobre el nivel actual hacia el
que actualmente no están presentes en el monte del San Luis. No obstante, 3500 AP (Martin y Suguio 1989). Si bien este ascenso del mar no afectó direc-
estas han sido referidas para áreas muy próximas como lo son los montes de los tamente el área del sitio PSL, ubicada a 10 metros sobre el nivel del mar actual,
ríos Cebollatí - a 60 km del sitio PSL - (Marchesi 1989) y Olimar - a 120 km estas nuevas condiciones implicarían mayores precipitaciones y mayor hume-
del sitio - (PROBIDES, 1998). Además, algunas de las muestras de la familia . dad relativa, lo cual incidiría en la vegetación. A partir de entonces, el registro
Santalaceae pueden atribuirse a la especie Acanthosyris spinescens (quebracho analizado presenta una mayor frecuencia relativa de las familias Euphorbia-
flojo), la cual tampoco crece en el monte del San Luis en la actualidad. Esta ceae y Lauraceae, propias de las condiciones arriba mencionadas. Si bien este
información permite afirmar que, al momento de la ocupación, el monte ribe- reemplazo de familias no es total y, además, se produce en forma gradual, la
reño de río San Luis presentaba una composición de especies diferente de la situación sería la esperable dado el tiempo de respuesta de la vegetación arbó-
actual. La posibilidad de un desplazamiento del grupo humano hasta las zonas rea ante las fluctuaciones climáticas. Conforme se avance en el estudio de
donde se encuentran estas especies en la actualidad no cuenta aún con el res- nuevos registros antracológicos del período aludido así como en otros registros
paldo de otros indicadores arqueológicos, tal vez, el uso de estas especies res- paleoambientales, será posible profundizar el conocimiento de la dinámica
ponda a otras necesidades del grupo y su inclusión en el registro antracológico ambiental de la región.
se deba a un contexto de descarte. Estas «nuevas especies» tampoco fueron Finalmente, solo cabe agregar que este estudio ha permitido una nueva
señaladas por los informantes locales. Sin embargo, uno de los informantes, aproximación a la relación del hombre prehistórico con su entorno en al me-
Matías Alfredo Cardoso, refirió episodios de cocción de ladrillos, construcción nos 2 importantes aspectos:
de cercas y viviendas con maderas del monte nativo en la primera mitad del
siglo XX. A este respecto se puede señalar que las especies «desaparecidas» son • En la esfera cultural, el análisis antracológico estaría indicando que se
aptas para estos fines. Se implementarán estudios fito-sociológicos del monte trató de grupos de tamaño reducido y/o de grupos de un tamaño mayor
nativo y se desarrollarán estudios taxonómicos sobre las maderas de aquellas ocupando el sitio por cortos períodos. Además, durante los 800 años de
estructuras históricas que han perdurado como forma de ponderar el efecto del ocupación no se registraron evidencias de un cambio en la estrategia de
uso «reciente» sobre el monte nativo. aprovisionamiento de recursos forestales, constituyendo un indicio de
Respecto a la dinámica ambiental al momento de la ocupación prehis- la prevalencia de las pautas culturales que establecen los comporta-
tórica, estudios regionales coinciden en señalar la ocurrencia de un período mientos que producen el registro. Esta continuidad podría explicarse
árido cuyo comienzo se ubicaría entorno al 5000 AP (Iriondo y García 1993; como una relación hombre-medio vegetal en la que los recursos no su-
Martin y Suguio 1989; Martin et al. 1996; Villwock y Tomazelli 1995) y habría fren presión de uso, suponiendo a su vez un profundo conocimiento de
continuado hasta el entorno del 2000 AR Las investigaciones paleoambienta- la oferta del medio y de cómo maximizar su retorno. En la situación
les locales (Braceo y Ures 1995; del Puerto e Inda 2002; García-Rodríguez opuesta, algunas décadas de ocupación histórica bastaron para cambiar
2002; García-Rodríguez et al. 2001) señalan la estrecha correlación entre estos la composición de especies del monte nativo.
eventos regionales y la respuesta de los ambientes locales. No obstante, los • Respecto a cómo reaccionó el hombre prehistórico frente a la dinámica
estudios fitolíticos realizados sobre células cortas de gramíneas (del Puerto e ambiental, los datos indicarían que la estrategia ecléctica señalada an-
Inda, 2002) distinguen fluctuaciones de menor escala al interior de este perío- teriormente habría resguardado a estos grupos de las fluctuaciones re-
do árido. Los estudios paleolimnológicos llevados a cabo por García-Rodríguez gistradas. Al parecer, los cambios en la vegetación arbórea no implica-
(2002) también aportan evidencia en esta dirección. ron sino «remplazar el molle por el guayabo» en cuanto al combustible
El registro antracológico más antiguo del sitio (4100 AP) señala una vegetal. Además, ninguna de las otras líneas de evidencia del registro
mayor presencia de las familias Anacardiaceae y Santalaceae para ese enton- arqueológico han registrado cambios culturales, vinculados o no, para
ces. Es posible que la dominancia de estas familias denote la respuesta de la este período.
vegetación arbórea a ese período árido, en tanto las especies de estos géneros
tienden a dominar en regiones que actualmente poseen climas áridos o con
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Inda, Hugo y del Puerto, Laura Antracología y subsistencia: Paleoetnobotánica del fuego...
AGRADECIMIENTOS Al Lie. Roberto Braceo, por estimular el emprendí- Capdepont, I.; C. Castiñeira; L. del Puerto y H. Inda
miento que dio lugar a este trabajo, por su permanente interés en pro del desa- 2004- 40X: Arqueología de lo micro. X Congreso Nacional de Arqueología Uru-
rrollo de nuevas líneas de investigación. guaya. Montevideo. Versión electrónica de las Actas (en CD).
A la Dra. Mariana Brea, por su diligencia en la formación de los autores y por Castillo, A.; H. Inda; M. Llopart y B. Orrego
ser fuente incondicional de las numerosas consultas que surgieron durante este 2001 La dinámica de un registro arqueológico que no se detuvo con la llegada
trabajo. de la escritura. En: Arqueología hada el fin del milenio- IX Congreso de Arqueólo-
A los pobladores actuales del sitio PSL (Alem, Ramona, Edgar y Matías Alfre- gía del Uruguay. Fundación Foantaina Minelli. Tomo II: 395-399. Montevideo.
do) y a los pobladores de Paso Barrancas, por su apoyo a las tareas de campo. El Curbelo, C.; R. Braceo; L. Cabrera; ]. López; J. Femenías; N. Fusco y E. Martínez
patrimonio arqueológico investigado no puede contar con mejores y más celo- 1990 Sitio CH2D01, área de San Miguel, Depto de Rocha, R.O. del Uruguay.
sos custodios. Estructura de sitio y zonas de actividad. Revista do CEPA. 17: 333-345.
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Martin, L.¡ K. Suguio; ]. Flexor; J. Domínguez y A. Bittencourt
1996 Quaternary Seal Level History and Variation in Dynamics along the Cen-
tral Brazilian Coast: Consequences on Coastal Plain Construction. An. Acad. RESUMEN
Bros. Ci. 68:303-354.
Este trabajo es un resumen de los resultados obtenidos en una investigación arqueoló-
Morrone, ].
gica realizada en el sitio Tebenquiche Chico, ubicado en el extremo Noroeste del De-
2001 Biogeografía de América Latina y el Caribe. M&T-Manuales y Tesis SEA, partamento de Antofagasta de la Sierra en la Provincia de Catamarca, Rep. Argenti-
Vol. 3. Zaragoza. 148 pp. na. El objetivo del mismo esta puesto en las prácticas de recolección, gestión y consu-
mo de combustibles vegetales en un paisaje puneño. Se emplea a la Antracología como
Olivero, J. y S. Campos técnica analítica y a la información etnográfica como fuente de interpretación para
enfrentar el estudio de los restos de combustiones encontrados dentro del compuesto
2001 Análisis de partículas biosiliceas en la matriz del sitio arqueológico
doméstico arqueológico Tebenquiche Chico 1, con ocupaciones campesinas fechadas
CH2D01, San Miguel, Rocha-Uruguay. En: Arqueología hacia el fin del milenio.
entre el siglo IV hasta fines del siglo XVII.
IX Congreso de Arqueología del Uruguay. Fundación Foantaina Minelli. Tomo I:
Vale destacar que en una dialéctica entre cultura material y prácticas sociales, este
539-549. Montevideo.
trabajo se esfuerza por introducir dentro de las investigaciones arqueológicas de orden
Piqué i Huerta, R. arquebotánico y paleoetnobotánico, a un estudio que utiliza como eje de su interpreta-
1999 Producción y uso del combustible vegetal: una evaluación arqueológica. Tre- ción la práctica social individual y colectiva. Como eje central se procura no perder
balls d'Etnoarqueología. N/3. Universidad Autónoma de Barcelona - CSIC. perspectiva de las personas del pasado, haciendo abstracciones de ellos como sujetos
Madrid. sociales intencionados capaces de narrar de forma no textualizada sus experiencias a
PROBIDES través de la cultura material por ellos producida.
1998 Plan director reserva de biosfera bañados del este del Uruguay. PROBIDES,
PALABRAS CLAVES: Tebenquiche Chico, combustibles vegetales, Antracología, prác-
Montevideo.
ticas sociales, cultura material.
Scheel.Ybert, R.
2000 Os vegetáis na vida dos sambaqueiros. Ciencia Hoje. Vol. 28. N/ 165: 26- ABSTRACT
32.
Villwock, J. y L. Tomazelli This article is an abstract of the results obtained in an archaeologícal investigation in
the Tebenquiche Chico's site, in the most Northwestern part of Antofagasta de la
1995 Holocene coastal evolution in Rio Grande do Sul, Brazil. Quatemary of
Sierra, Province of Catamarca, Argentina. The goal of this article is oriented towards
South America andAntarctic Península. 1: 283-295. the practice of gathering, managing and using these vegetable fuels in a punean lands-
cape. The antracology method was used as an analytic technique, and the ethnogra-
phical information was used as a source of interpretation to analyze the combustions
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