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Leyendas

La Llorona
Una de las leyendas más populares de Guatemala es la leyenda de La Llorona, en
esta, se le describe como una mujer que pierde a sus hijos y convertida en alma
en pena, los busca en vano para toda la eternidad, aterrorizando con su llanto a
todo el que la escucha. La Llorona se aparece vestida de blanco y con el rostro
cubierto por un velo, caminando de forma lenta hasta acercarse a un lugar con
agua en el cual desaparece. En una de las versiones de la leyenda, se afirma que
La Llorona fue una mujer llamada María que pertenecía a la alta sociedad y que
estaba casada con un hombre adinerado y bastante mayor que ella. Era
costumbre de esta mujer despilfarrar las riquezas de su esposo y divertirse
frecuentemente en fiestas y eventos sociales. Durante sus años de matrimonio, la
pareja tuvo dos hijos. Inesperadamente, el esposo de María falleció y la riqueza se
fue terminando. Luego de vender sus pertenencias, la mujer no halló forma de
seguir alimentando a sus hijos, por lo que un día les hizo creer que los llevaría de
paseo, al llegar al lugar que tenía planeado arrojó a los menores a un caudaloso
río, en el que murieron. La mujer abandonó el lugar, pero el remordimiento la hizo
regresar y tirarse también al río. Continúa la leyenda afirmando que desde el
momento en que la mujer perdió su vida y la de sus hijos, a partir de la
medianoche, su alma deambula por las calles de Guatemala llorando y gritando
¡Aaaay mis hijos! Existen quienes afirman haberla visto cerca de cualquier lugar
en donde haya agua

El Wiin
Sobre leyendas relacionadas con el diablo, en el municipio de El Asintal,
Retalhuleu, cuentan que hay hombres que invocan al diablo en rituales llevados a
cabo en el cementerio de la localidad, que consisten en oraciones y danzas, en las
que giran el cuerpo hacia delante y hacia atrás. Cuando el diablo aparece, le
puede conceder a la persona el don de la transformación, para que le permita
robar animales de patio, objetos de valor o molestar a las mujeres, especialmente,
a las solteras o a las casadas que se quedan solas porque el esposo emigró hacia
Estados Unidos. A ese hombre se le conoce como El Wiin. Algunos lugareños lo
han visto transformado en forma de perro, sentado en medio de la carretera. Se le
reconoce por sus ojos que no son de humano ni de animal, sino dos bolas de
fuego que atemorizan a quien lo ve
.La gitana Vanushka
Las leyendas también se han inspirado no solo en eventos del más allá, sino en la
pena o dolor de un personaje que vivió en la realidad, como el caso de la gitana
Vanushka, en Quetzaltenango. Cuentan que ella era una hermosa mujer, alta, de
tez blanca y ojos claros, y que se estableció en el país junto con su familia de
gitanos que entretenían a la población con espectáculos circenses. A una de las
presentaciones asistió el hijo del gobernador de la región, quien se enamoró de
ella. Le prometió casarse y formar una familia, pero, al final, la abandona. Muere
acongojada por el despecho amoroso y como recompensa, la Virgen del Rosario
le concede el don de abogar por los enamorados para les ayude a encontrar el
amor verdadero, que ella no gozó. La tumba de la gitana Vanushka, en el
Cementerio General de la ciudad altense, es muy visitada por los enamorados,
quienes le llevan flores.
El Sombrerón
Al igual que la Llorona, El Sombrerón es una de las leyendas más populares en
Guatemala y por lo tanto, tiene varios elementos similares y varios elementos
distintos en cada uno de los relatos. Todas las leyendas concuerdan en que el
Sombrerón era un hombre de pequeña estatura, que usaba un sombrero muy
grande, siempre estaba con una guitarra y tenía una voz maravillosa para cantar.

Cuentan las leyendas que el Sombrerón vio a una mujer que lo deslumbró con su
belleza, de ojos oscuros y pelo negro. Al verla no pudo resistirse y quiso
enamorarla, por lo que se acercó a su balcón y le cantó serenata. La mujer, a
quienes en algunas leyendas la llaman Celina, se enamoró de este pequeño
hombre con esta angelical voz a quien esperaba todos los días.

Celina dejo de comer esperando a la llegada del hombre con la voz melodiosa.
Los padres de Celina, preocupados, llaman a un sacerdote y al ver que este no
podía ayudarla, la llevaron a un convento. La muchacha murió de tristeza y el día
del velorio apareció el Sombrerón cantando y llorando de tristeza. Desde ese día,
cuentan las leyendas que se puede escuchar al Sombrerón cantar con su guitarra
en las noches y busca a mujeres de pelo negro y ojos oscuros. Se dice que para
ahuyentar al Sombrerón de una mujer a la que persigue, a esta se le debe de
cortar el pelo.
La Ciguanaba
La ciguanaba, según cuentan la leyenda en su origen, era una mujer llamada
Sihuehuet, cuyo nombre significa mujer hermosa. Esta mujer tenía una relación
con el hijo de un Dios, del cual quedó embarazada. Pero Sihuehuet demostró no
ser una buena madre, al contrario, fue una madre que no cumplía con sus
obligaciones.

A parte de ser una mala madre, Sihuehuet tenía un amante. Al descubrir esto, el
hijo del Dios, llamado Tlaloc, maldijo a Sihuehuet. La maldición consiste en que la
mujer sería bella de lejos, pero una vez las personas se acercaran y la vieran de
cerca sería una mujer horrible. Rodríguez A. (26-09-2010) Leyendas de
Guatemala y el mundo, Guatemala, Blog; Leyendas.

Esta leyenda continúa estando vigente, ya que, según cuentan los relatos, la
ciguanaba es una mujer que parece hermosa a primera vista, pero al acercarse
tiene cara de yegua o incluso de calavera.

Se dice que la ciguanaba persigue a los hombres que son infieles o


trasnochadores. Siguen contando las leyendas que la ciguanaba atrae a los
hombres a barrancos o lugares desiertos para que las personas mueran al
seguirla. Otra de las versiones es que la ciguanaba mata del susto a las personas
o que, sino mueren, se vuelven locas luego de verla.

https://www.studocu.com/gt/document/centro-universitario-de-oriente/tecnologia/5-
leyendas-cuentos-y-leyendas/27224200

https://mundochapin.com/2017/01/5-leyendas-guatemaltecas-mas-
conocidas/32040/
Cuentos
1 El monstruo del lago
Jacobo y Marcelo eran dos amigos que disfrutaban mucho jugando en el parque,
sobre todo cuando tenían una pelota de tenis a mano porque ese era su deporte
preferido.

Un día, como solían hacer habitualmente, quedaron al salir de clases para ir a


jugar. Durante el camino, Jacobo no aguantó las ganas y empezó a jugar, a pesar
de que Marcelo le insistió que mejor no lo hiciera.

Jacobo continuó jugando y le lanzó la pelota a Marcelo, pero como no estaba


concentrado, no alcanzó a cogerla y la pelota cayó en el jardín de una casa
abandonada.

Al ser el culpable, Jacobo debía ir a recoger la pelota, pero el aspecto


atemorizante de la casa le generaba muchísimo miedo. Así que Marcelo se ofreció
a ir por la pelota.

Ni corto ni perezoso, Marcelo fue a por la pelota, pero tanta era su curiosidad que
no pudo resistir y le echó un vistazo a la casa. Alcanzó a ver una de las ventanas,
por donde salía un brillo hipnotizante que despertó el interés del pequeño por
descubrir lo que había en el interior.

Marcelo creyó ver un fantasma y salió corriendo hacia donde estaba Jacobo,
quien, a pesar de haber tenido miedo antes, no le creyó.

Al siguiente día, Jacobo le insistió a Marcelo a volver al sitio, quería con sus
propios ojos el fantasma de esa casa. Al inicio Marcelo se negó rotundamente,
pero al final terminó cediendo.

Los dos niños llegaron a la ventana y volvieron a ver una figura que brillaba
mucho, por lo que salieron corriendo rápidamente. Detrás de ellos salió la figura.
Mientras corrían Marcelo tropezó y se cayó, y Jacobo se detuvo a ayudarlo. Así, la
figura que les perseguía consiguió alcanzarles. Temerosos y temiendo por su vida,
Marcelo y Jacobo escucharon que la figura les decía que estaba fumigando la
casa y que si querían echar un vistazo tendría que entrar en ese momento porque
pronto la iban a demoler. Cuando levantaron la vista, los niños comprobaron que
la figura que tanto miedo les inspiraba no era un fantasma sino un hombre vestido
con un traje blanco especial.

2. Lo que se tragó la tierra

Don Melquíades era un anciano tacaño y de corazón muy duro. Aunque tenía tres
hijas que se desvivían por él y lo colmaban de atenciones, su única felicidad
provenía de contar las diez monedas de oro que había ahorrado a lo largo de su
vida. Así que, cuando sintió que se acercaba el fin de sus días, se sentó en su silla
mecedora y llamó a sus hijas para hacerles prometer que lo enterrarían con sus
preciadas monedas.

A los pocos días, el anciano falleció y las hijas cumplieron su última voluntad. Sin
embargo, al cabo de unos meses, las hijas descubrieron que el padre tenía
muchas deudas que no podían saldar con lo poco que ganaban trabajando.

– ¿Qué haremos? – preguntó Esmeralda, la hija mayor, a sus hermanas. –


Nuestro padre yace con oro y nosotros con sus deudas. Esta noche iré al
cementerio y desenterraré las monedas. Pagaremos las deudas y viviremos
tranquilas.

La joven se dirigió al cementerio con pala en mano y regresó a casa con las
monedas. Las hermanas cenaron muy felices y se acostaron a dormir.

Pero al llegar la media noche, escucharon un golpe en la puerta y una voz del más
allá que decía:

– Esmeralda, Esmeralda, a tu promesa le has dado la espalda.

Esmeralda miró por la ventana y vio a su padre, don Melquíades, a quien le faltaba
una oreja y tres dedos de la mano. Presa del miedo, la joven entreabrió la puerta y
tiró las monedas.

Pasaron unos pocos meses y las deudas continuaron apilándose, las hermanas
estaban desesperadas.

– Llevo lavando ropa y limpiando casas ajenas sin disfrutar un centavo de mi


trabajo, mientras que nuestro padre descansa con un tesoro en su ataúd. Esta
noche iré al cementerio y desenterraré las monedas – dijo Gema, la hermana del
medio.
La joven se dirigió al cementerio con pala en mano y regresó a casa con las
monedas. Las hermanas cenaron felices y se acostaron a dormir.

Pero al llegar la media noche, escucharon un golpe en la puerta y una voz


espectral que decía:

– Gema, Gema, te quedas con lo que no es tuyo, ¿no le ves ningún problema?

Gema miró por la ventana y vio a su padre, don Melquíades, a quien le faltaban
las dos orejas, cuatro dedos de la mano derecha y el pie izquierdo. Horrorizada y
aturdida, la joven entreabrió la puerta y tiró las monedas.

Por muchos años, las pobres hermanas vivieron sumidas en deudas, trabajando
de sol a sol para saldarlas.

– Hermanas, es hora de cambiar nuestro destino. No podemos vivir para cubrir las
deudas de nuestro padre. Tengo un plan y necesito que me ayuden – dijo Rubí, la
hermana menor.

La joven se dirigió al cementerio con pala en mano, regresó a casa con las
monedas y las escondió en un cajón de la cocina. Nuevamente, las hermanas
cenaron felices y se acostaron a dormir.

Pero al llegar la media noche, escucharon un golpe en la puerta y una


fantasmagórica voz que decía:

– Rubí, Rubí, entrégame lo que es mío o nunca me iré de aquí.

Poniendo en marcha su plan, Rubí se acercó a la ventana y vio a su padre, don


Melquíades, de quien ya solo quedaba el esqueleto. La joven abrió la puerta e
invitó a su padre a pasar, las otras dos hermanas temblaban de miedo.

– Papá, siéntate en tu silla mecedora y haznos saber el motivo de tu visita – dijo


Rubí con un tono casual.
– Estoy aquí porque faltan mis monedas de oro – rugió don Melquíades con una
voz aterradora.
– Pero papá, también te faltan los ojos, la nariz, la boca y las orejas. ¿Qué crees
que pasó con ellos? – dijo Rubí.
– ¡Se los tragó la tierra! – respondió don Melquíades.
– Noto que también te falta el tronco, los brazos y los pies. ¿Crees saber qué pasó
con ellos? – dijo Rubí, tratando de conservar la calma.
– ¡Se los tragó la tierra! – respondió don Melquíades.
– Y lo mismo pasó con tus monedas. ¡Se las tragó la tierra! – exclamó Rubí.

Dichas estas palabras, don Melquíades saltó de la silla y desapareció para


siempre. Y por fin, sin la carga de las deudas, las hermanas vivieron muy felices.
3. La mujer del anillo de esmeraldas

La esposa de un hombre rico enfermó gravemente, la noche antes de Navidad en


1798, por lo que su esposo llamó al médico. Cuando llegó el doctor, su esposa
había muerto, o eso parecía. Su marido estaba tan afligido que se encerró en su
habitación y no asistió al funeral al día siguiente. Los sirvientes de la casa llevaron
el cuerpo de la mujer ante el sacerdote quien, ocupado en otros menesteres,
celebró la ceremonia rápidamente. Colocó un velo en su rostro, se bajó la tapa del
ataúd y se cerró la verja de la iglesia.

Más tarde, esa noche, justo antes de que el clérigo se durmiera, recordó el
hermoso anillo de esmeraldas en el dedo de la mujer que había dejado descansar.
Deseando la joya y pensando que nadie lo descubriría, bajó las escaleras, abrió la
tapa, la destapó y trató de sacar el anillo. No se movía. Corrió a buscar un cuchillo
para hacer presión y sacarlo. Pero no funcionó. Así que le cortó el dedo y le quitó
el anillo. Antes de irse, se dio la vuelta para levantar la tapa y lo que vio le sacó un
grito. Soltó el anillo y huyó lo más rápido que sus pies le permitieron. La mujer se
había despertado, gemía y sostenía su dedo cortado, con una sonrisa malvada en
su rostro.

Llevando nada más que su fino vestido de seda, la mujer regresó a su casa, llamó
a la puerta y tocó al timbre, pero fue en vano. Todos los sirvientes se habían ido a
dormir porque era tarde en la víspera de Navidad. Levantó una pesada piedra, la
arrojó a la ventana de su marido y esperó. Le vio llegar a la ventana con una
mirada triste en su rostro.

De repente, para su sorpresa, él gritó:

– Vete. ¿Por qué debes torturarme tanto? ¿No sabes que mi esposa acaba de
morir? Déjame llorar y no vuelvas a molestarme.

Con esto cerró la ventana. No se dio cuenta de que era su mujer quien había
arrojado la piedra a la ventana. Ella volvió a recoger otra roca y la lanzó otra vez a
la ventana. Su marido se asomó una vez más y ella le gritó:

– Soy tu supuesta esposa muerta. Ahora ven aquí y abre esta puerta, a menos
que quieras que muera por segunda vez en nuestro portal.
– ¿Entonces eres un fantasma?
– No, porque los fantasmas no sangran. Ven aquí antes de que vuelva a morir de
frío.

El hombre, con una expresión alegre en el rostro, bajó para encontrarse con su
esposa y la llevó dentro, donde llamó al médico por segunda vez y le contó la
noticia.
Mientras tanto, el clérigo corrió a su casa y subió las escaleras. Invadido por el
miedo, se ahorcó colgándose del techo.

Si hubiera sabido que la mujer tan solo quería darle las gracias ya que no estaba
muerta después de todo, solo había entrado en un coma profundo, del cual volvió
cuando él le cortó el dedo.

4. La criatura del desván

La primera noticia que se tuvo en el pueblo de la criatura del desván surgió


después de que un niño subiese a buscar un viejo libro. Todo estaba oscuro, pero
entre las sombras pudo ver claramente dos ojos que le miraban fijamente, desde
lo alto y con una luz terrible. Eran dos ojos grandes, separados casi u n metro, lo
que daba idea del tamaño de la cabeza de aquel horrible ser que se abalanzó
hacia el niño. Ante la situación, el niño lanzó un agudo grito, se dio la vuelta y
empezó a correr, pero antes cerró la puerta con llave y dejó al monstruo gruñendo
en el desván.

Durante dos días el pueblo vivió aterrorizado. Los gruñidos del desván y los
aporreos de la puerta continuaron, y las noticias de las crueldades de aquel
“bicho” se extendían por todas partes. El número de tragedias y desgracias
aumentaba, pero nadie tenía valor para subir al desván y plantar cara a la bestia.

Al poco pasó por allí un pescador noruego, cuyo barco ballenero había naufragado
días atrás. Parecía un auténtico lobo de mar indomable y duro, así que
aprovechando que conocía el idioma, los hombres del lugar le pidieron su ayuda
para enfrentarse a la horrible criatura. El noruego no dudó en hacerlo a cambio de
unas monedas, pero cuando al acercarse al desván escuchó los gruñidos de la
bestia, torció el gesto y bajando las escaleras pidió mucho más dinero, algunas
herramientas, una gran red y un carro, porque si conseguía su propósito quería
llevarse aquel ser como trofeo.

A todas estas condiciones accedieron los del pueblo, que vieron cómo el noruego
abría la puerta y desaparecía entre gritos profundos y estremecedores que
cesaron al poco rato. Nunca más volvieron a ver al noruego ni a escuchar a la
bestia. Tampoco nadie se atrevió a subir de nuevo al desván.

¿Qué sucedió tras la puerta?

Cuando el noruego abrió, pudo ver el ojo de Olav, su enorme y bravo timonel. El
ojo se veía también reflejado en un espejo, dando la impresión de pertenecer a la
misma cabeza, porque el otro ojo de Olav llevaba años cubierto por un parche.
Ambos siguieron hablaron a gritos en su idioma, mientras el ballenero le contaba a
su encerrado amigo que aquellas personas temerosas le habían dado tanto dinero
que podrían volver a tomar un barco y dedicarse a la pesca.
Juntos encontraron la forma de escapar del desván, subir al carro y desaparecer
para siempre. Y así, el miedo de la gente, empobreció a todo el pueblo y permitió
recuperarse a los pescadores.

5. El holandés errante

Hace algo más de 500 años, existió un hombre devoto del mar llamado Hendrik
Van der Decken. A este hombre se le encomendó la tarea de comandar un buque
conocido como El Holandés Errante. Cuando el capitán y su tripulación se dirigían
a las Indias Orientales desde Ámsterdam, con el propósito de hacer fortuna, se
vieron atrapados en medio de un desmedido temporal, que dañó seriamente la
embarcación, haciendo añicos el timón y rasgando las velas.

A eso de la medianoche, cerca al cabo de Buena Esperanza, cuando parecía que


había llegado la calma, el silbido del viento se convirtió en un grito furioso que
golpeó los mástiles y sacudió el buque con tal violencia que la tripulación comenzó
a gritarle al capitán:

– ¡Debemos regresar, el buque está muy dañado y nuestras vidas peligran!

Pero el capitán Van der Decken era muy codicioso y no lo afectaba poner en
peligro su vida ni la de los demás, así que respondió de manera desafiante:

– ¡El viaje continúa, aunque tenga que surcar los mares hasta el fin de los
tiempos!

Después de la inesperada respuesta, los mismos marineros se rebelaron contra él,


pero el capitán rozando la locura, amenazó con tirar por la borda a quien
contradijera sus palabras. Alarmados, los hombres se arrodillaron y comenzaron a
rezar. La embarcación estaba a punto de zozobrar.

De repente, el firmamento se abrió en dos y surgió una luz divina que iluminó el
mar. De la luz descendió una figura celestial que se enfrentó al capitán, diciéndole:

– Tú que superpones la ambición al sufrimiento ajeno, de ahora en adelante serás


condenado a recorrer el océano eternamente entre tormentas y tempestades.
Desde hoy, solo podrás comer hierro al rojo vivo y beber hiel. Acto seguido, la
figura celestial desapareció llevándose con ella toda la tripulación.

Y fue así como el capitán Hendrik Van der Decken y el buque conocido como El
Holandés Errante, fueron convertidos en fantasmas y con denados a vagar sin
rumbo por los mares, hasta el fin de los tiempos.
https://www.etapainfantil.com/cuentos-terror-ninos

Anécdotas
ANÉCDOTA 1: EL CABALLO EN EL POZO
caballo anecdota

Un campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos


para que lo ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda. Un día, su capataz
le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un viejo pozo
abandonado. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil sacar el
caballo de allí.

El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y evaluó la situación,


asegurándose que el animal no se había lastimado. Pero, por la dificultad y el alto
precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena invertir en la
operación de rescate. Tomó entonces la difícil decisión de decirle al capataz que
sacrificase el animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo.

Y así se hizo. Comenzaron a lanzar tierra dentro del pozo de forma de cubrir al
caballo. Pero, a medida que la tierra caía en el animal este la sacudía y se iba
acumulando en el fondo, posibilitando al caballo para ir subiendo. Los hombres se
dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino al contrario, estaba
subiendo hasta que finalmente consiguió salir.

Si estás "allá abajo", sintiéndote poco valorado, y otros lanzan tierra sobre ti,
recuerda el caballo de esta historia. Sacude la tierra y sube sobre ella.

ANÉCDOTA 2: LA BOTELLA
hombre sediento

Un hombre estaba perdido en el desierto, destinado a morir de sed. Por suerte,


llegó a una cabaña vieja, desmoronada sin ventanas, sin techo. El hombre anduvo
por ahí y se encontró con una pequeña sombra donde acomodarse para
protegerse del calor y el sol del desierto. Mirando a su alrededor, vio una vieja
bomba de agua, toda oxidada. Se arrastró hacia allí, tomó la manivela y comenzó
a bombear, a bombear y a bombear sin parar, pero nada sucedía. Desilusionado,
cayó postrado hacia atrás, y entonces notó que a su lado había una botella vieja.
La miró, la limpió de todo el polvo que la cubría, y pudo leer que decía: "Usted
necesita primero preparar la bomba con toda el agua que contiene esta botella mi
amigo, después, por favor tenga la gentileza de llenarla nuevamente antes de
marchar".
El hombre desenroscó la tapa de la botella, y vio que estaba llena de agua... ¡llena
de agua! De pronto, se vio en un dilema: si bebía aquella agua, él podría
sobrevivir, pero si la vertía en esa bomba vieja y oxidada, tal vez obtendría agua
fresca, bien fría, del fondo del pozo, y podría tomar toda el agua que quisiese, o tal
vez no, tal vez, la bomba no funcionaría y el agua de la botella sería
desperdiciada. ¿Qué debiera hacer? ¿Derramar el agua en la bomba y esperar a
que saliese agua fresca... o beber el agua vieja de la botella e ignorar el mensaje?
¿Debía perder toda aquella agua en la esperanza de aquellas instrucciones poco
confiables escritas no se cuánto tiempo atrás?

Al final, derramó toda el agua en la bomba, agarró la manivela y comenzó a


bombear, y la bomba comenzó a rechinar, pero ¡nada pasaba! La bomba
continuaba con sus ruidos y entonces de pronto surgió un hilo de agua, después
un pequeño flujo y finalmente, el agua corrió con abundancia... Agua fresca,
cristalina. Llenó la botella y bebió ansiosamente, la llenó otra vez y tomó aún más
de su contenido refrescante. Enseguida, la llenó de nuevo para el próximo
viajante, la llenó hasta arriba, tomó la pequeña nota y añadió otra frase: "Créame
que funciona, usted tiene que dar toda el agua, antes de obtenerla
nuevamente".//historiaybiografias.com/linea_divisoria3.jpg

ANÉCDOTA 3: EL ÁRBOL DE LAS MANZANAS


árbol de manzanas

Hace mucho tiempo existía un enorme árbol de manzanas. Un pequeño niño lo


apreciaba mucho y todos los días jugaba a su alrededor. Trepaba por el árbol, y le
daba sombra. El niño amaba al árbol y el árbol amaba al niño. Pasó el tiempo y el
pequeño niño creció y el nunca más volvió a jugar alrededor del enorme árbol. Un
día el muchacho regresó al árbol y escuchó que el árbol le dijo triste: "¿Vienes a
jugar conmigo?". Pero el muchacho contestó: "Ya no soy el niño de antes que
jugaba alrededor de enormes árboles.

Lo que ahora quiero son juguetes y necesito dinero para comprarlos". "Lo siento,
dijo el árbol, pero no tengo dinero... pero puedes tomar todas mis manzanas y
venderlas. Así obtendrás el dinero para tus juguetes". El muchacho se sintió muy
feliz. Tomó todas las manzanas y obtuvo el dinero y el árbol volvió a ser feliz. Pero
el muchacho nunca volvió después de obtener el dinero y el árbol volvió a estar
triste.

Tiempo después, el muchacho regresó y el árbol se puso feliz y le preguntó:


"¿Vienes a jugar conmigo?". "No tengo tiempo para jugar. Debo trabajar para mi
familia. Necesito una casa para compartir con mi esposa e hijos. ¿Puedes
ayudarme?". "Lo siento, no tengo una casa, pero... puedes cortar mis ramas y
construir tu casa". El joven cortó todas las ramas del árbol y esto hizo feliz
nuevamente al árbol, pero el joven nunca más volvió desde esa vez y el árbol
volvió a estar triste y solitario. Cierto día de un cálido verano, el hombre regresó y
el árbol estaba encantado. "Vienes a jugar conmigo?", le preguntó el árbol.
El hombre contestó: "Estoy triste y volviéndome viejo. Quiero un bote para navegar
y descansar. ¿Puedes darme uno?". El árbol contestó: "Usa mi tronco para que
puedas construir uno y así puedas navegar y ser feliz". El hombre cortó el tronco y
construyó su bote. Luego se fue a navegar por un largo tiempo. Finalmente
regresó después de muchos años y el árbol le dijo: "Lo siento mucho, pero ya no
tenga nada que darte, ni siquiera manzanas".

El hombre replicó: "No tengo dientes para morder, ni fuerza para escalar... ahora
ya estoy viejo. Yo no necesito mucho ahora, solo un lugar para descansar. Estoy
tan cansado después de tantos años...". Entonces el árbol, con lágrimas en sus
ojos, le dijo: "Realmente no puedo darte nada... lo único que me queda son mis
raíces muertas, pero las viejas raíces de un árbol son el mejor lugar para
recostarse y descansar. Ven, siéntate conmigo y descansa". El hombre se sentó
junto al árbol y éste, feliz y contento, sonrió con lágrimas.

Esta puede ser la historia de cada uno de nosotros. El árbol son nuestros padres.
Cuando somos niños, los amamos y jugamos con papá y mamá... Cuando
crecemos los dejamos... Sólo regresamos a ellos cuando los necesitamos o
estamos en problemas... No importa lo que sea, ellos siempre están allí para
darnos todo lo que puedan y hacernos felices. Parece que el muchacho es cruel
contra el árbol... pero es así como nosotros tratamos a veces a nuestros padres.

Valoremos a nuestros padres mientras los tengamos a nuestro


lado.//historiaybiografias.com/linea_divisoria3.jpg

ANÉCDOTA 4: ¡MAL CARÁCTER!


mal carácter de un hombre

Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter. Su padre le dio
una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia, debería
clavar un clavo detrás de la puerta.

El primer día, el muchacho clavó 37 clavos detrás de la puerta. Las semanas que
siguieron, a medida que él aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos
clavos detrás de la puerta.

Descubrió que era más fácil controlar su carácter durante todo el día.

Después de informar a su padre, éste le sugirió que retirara un clavo cada día que
lograra controlar su carácter. Los días pasaron y el joven pudo finalmente anunciar
a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta.

Su padre lo tomó de la mano y lo llevó hasta la puerta. Le dijo: "Has trabajado


duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la
misma. Cada vez que tú pierdes la paciencia, dejas cicatrices exactamente como
las que aquí ves".
Tú puedes insultar a alguien y retirar lo dicho, pero el modo cómo se lo digas lo
devastará y la cicatriz perdurará para siempre. Una ofensa verbal es tan dañina
como la ofensa física. Los amigos son joyas preciosas. Nos hacen reír y nos
animan a seguir adelante. Nos escuchan con atención y siempre están dispuestos
a abrirnos su corazón. Tenlo siempre presente.

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ANÉCDOTA 5: TODOS TENEMOS GRIETAS


vasija rota

Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los
extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas
tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al
final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero
cuando llegaba, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos esto fue así diariamente, desde luego la vasija
perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines
para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada
de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad
de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole:
"Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas
sólo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que
deberías recibir”.

El aguador, apesadumbrado, le dijo compasivamente:


"Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a
lo largo del camino."
Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchas flores hermosas a lo largo del camino,
pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí
la mitad del agua que debía llevar.

El aguador le dijo entonces


"¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he
sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de
flores a todo lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y
por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi
Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera
sido posible crear esta belleza."
Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas,
pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas
para obtener buenos resultados.

https://historiaybiografias.com/anecdotas/
Mitos
Rómulo y Remo (mito romano)
Numitor era el rey de Alba Longa, pero fue destronado por Amulio, su hermano.
Rea Silvia, la hija de Numitor, tuvo dos hijos gemelos, Rómulo y Remo. Ella tenía
miedo de que su tío los asesinara, entonces los colocó en una cesta que dejó en
un río.

Una loba los encontró y los crio como si fueran sus hijos. Después los encontraron
dos campesinos que cuidaron de ellos. Un día, los gemelos descubrieron cuál era
su identidad y fueron a Alba Longa para matar a Amulio y para devolverle el trono
a Numitor.

Su abuelo les agradeció la hazaña y les dio tierras en el Lacio, donde al poco
tiempo Rómulo fundó Roma.

Teseo y el Minotauro (mito griego)


El minotauro era un ser monstruoso que estaba en un laberinto de la isla de Creta
y que se alimentaba de humanos. Teseo se presentó en Creta para decirle a
Minos, el rey de este lugar, que podía matar al monstruo.

Ariadna, la hija de Minos, se enamoró de Teseo y decidió ayudarlo: le dio un ovillo


de hilo mágico para que él lo atara en la entrada del laberinto, matara al monstruo
y pudiera salir. Teseo cumplió con su misión y después se casó con Ariadna.

El origen del sol y la luna (mito azteca)


En un momento no existían ni el sol ni la luna y los dioses se reunieron para
decidir quién iba a iluminar el universo. Tecuciztécatl dijo que él tenía que hacerlo,
los dioses aceptaron esta propuesta y dijeron que Nanahuatzin se convertiría en la
luna.

Los dioses decidieron que para convertirse en Sol, Tecuciztécatl tenía que
arrojarse al fuego, pero el dios tuvo miedo y no lo pudo hacer. En su lugar,
Nanahuatzin se tiró al fuego y, por su acto valiente, se transformó en el sol.
Tecuciztécatl se avergonzó por su actitud y decidió tirarse al fuego y, entonces, se
transformó en la luna.

El origen de Durga (mito hindú)


Hace mucho tiempo los dioses estaban en guerra con los demonios, que se
estaban estableciendo en los cielos. Los dioses habían sido desplazados, se
encontraban en la tierra y tomaron la decisión de crear a otro dios para que los
salvara.
Visnú, Shiva y otros dioses concentraron sus poderes y de la boca de cada uno
salió un rayo de fuego y, así, crearon a una diosa, Durga. Ella fue al cielo y pudo
vencer a los demonios.

Thor y su martillo (mito nórdico)


El martillo que tenía Thor era mágico, porque cuando el dios lo lanzaba daba en el
blanco y después volvía a su mano. Pero un día, Thor se despertó y su martillo no
estaba.

Thor se enteró de que Thrym, el rey de los gigantes, tenía el martillo. Este rey le
dijo a Thor que se lo devolvería solo si se casaba con la diosa Freyja, pero el la no
quería. Thor y otros dioses acordaron que Thor se disfrazaría de Freyja, para
simular que se casaría con Thrym, y así podría recuperar el martillo.

Thor se disfrazó de Freyja, y en la celebración, Thrym pidió que trajeran el martillo


para bendecir la ceremonia. Pero Thor lo tomó, mató a Thrym y entonces pudo
recuperar su martillo.

Fuente: https://www.ejemplos.co/mitos-cortos/#ixzz7wLX7XDA7

Trabalenguas

Cosas de querer
Cómo quieres que te quiera,
si el que quiero no me quiere,
no me quiere como quiero que me quiera.
El perro de San Roque
El perro de San Roque no tiene rabo
porque Ramón Ramírez se lo ha cortado.
Y al perro de Ramón Ramírez, ¿quién el rabo le ha cortado?
El rey de Constantinopla
El rey de Constantinopla esta constantinoplizado.
Consta que Constanza, no lo pudo desconstantinoplizar.
El desconstantinoplizador que desconstantinoplizare al rey de Constantinopla,
buen desconstantinoplizador será.

Hipopótamo Hipo
El hipopótamo Hipo
está con hipo,
¿quién le quita el hipo
al hipopótamo Hipo?
Capas
El que compra pocas capas,
pocas capas paga,
como yo compré pocas capas,
pocas capas pago.

https://www.mundoprimaria.com/trabalenguas/trabalenguas-cortos

Refranes
‘Haz el bien sin mirar a quién’
Habla de la importancia de ser bondadoso sin tener en cuenta cómo es la persona
a quien se le presta ayuda o se hace un favor. Se trata de hacer el bien de forma
desinteresada y sin buscar nada a cambio
‘La avaricia rompe el saco’
Advierte sobre los peligros de la codicia y de no estar satisfecho nunca con lo que
se tiene. Es mejor aprender a valorar lo que se posee, en lugar de querer siempre
más, ya que el ansia por conseguir algo desmesurado frustrará la obtención de
una ganancia aceptable.
‘Más vale prevenir que curar’
Transmite la idea de ser precavidos y de tomar medidas con antelación que
puedan prevenir problemas en el futuro. Adelantándose a cualquier situación, se
evitará que desemboque en un final sin solución.
‘No es oro todo lo que reluce’
No hay que fiarse siempre de las apariencias porque, en la mayoría de los casos,
las cosas no son lo que parecen. En cambio, hay que valorar más la sustancia de
las personas y el mundo que nos rodea. Enseña a ser cauteloso, tener ojo crítico y
a no dejarse obnubilar con promesas.
‘No hay mal que por bien no venga’
Incluso de los malos momentos y de las peores situaciones se puede aprender
algo. Este refrán invita a ver el lado positivo de la vida y da una visión optimista de
la realidad. Un momento angustioso en el presente, puede traer resultados
positivos en el futuro.

https://www.educaciontrespuntocero.com/recursos/refranes-populares/

Adivinanzas
El plátano
Oro parece, plata no es.
Abran las cortinas y verán lo que es.
Respuesta: El plátano

El guisante
Dentro de una vaina estoy y ni espada ni sable soy.
¿Qué soy?
Respuesta: Un guisante

El buzón
Me llegan las cartas y no sé leer
y, aunque me las trago, no mancho el papel.
¿Qué es?
Respuesta: El buzón

La avellana
Soy ave y soy llana,
pero no tengo pico ni alas.
¿Sabes quién soy?
Respuesta: La avellana

La silla
Todos me quieren para descansar.
¡Si ya te lo he dicho!
No lo pienses más.
Respuesta: La silla

El hilo
Y lo es, y lo es,
y no me lo adivinas ni en un mes.
¿Qué es?
Respuesta: El hilo

El huevo
Blanco es,
la gallina lo pone,
con aceite se fríe y con pan se come.
¿Qué cosa es?
Respuesta: El huevo
El reloj
Tengo agujas, pero no sé coser,
tengo números, pero no sé leer,
las horas te doy,
¿sabes quién soy?
Respuesta: El reloj

El viento
¿Qué cosa es?
¿Qué cosa es?
Que corre mucho y no tiene pies.
Respuesta: El viento

La abeja
Mi picadura es dañina,
mi cuerpo insignificante,
pero el néctar que yo doy,
os lo coméis al instante.
¿Qué es?
Respuesta: La abeja

https://saposyprincesas.elmundo.es/ocio-en-casa/lectura-libros-ninos/adivinanzas-
para-ninos/
Rondas

Arroz con leche

Arroz con leche, me quiero casar


con una señorita de San Nicolás.
que sepa coser, que sepa bordar,
que sepa abrir la puerta para ir a jugar.

Yo soy la viudita del barrio del rey


me quiero casar y no sé con quién,
Con ésta sí, con ésta no, con esta señorita me caso yo.

Un elefante se balanceaba

Un elefante se balanceaba
sobre la tela de una araña,
como veía que resistía
fue a llamar a otro elefante.
Dos elefantes se balanceaban
sobre la tela de una araña,
como veían que resistía
fueron a llamar a otro elefante.
Tres elefantes…
Cuatro elefantes…
Cinco elefantes…
Seis elefantes…
Cú cú cantaba la rana

Cú cú cantaba la rana.
Cú cú debajo del agua.
Cú cú paso un caballero.
Cú cú con capa y sombrero.
Cú cú paso una señora.
Cú cú con traje de cola.
Cú cú paso un marinero.
Cú cú vendiendo romero.
Cú cú le pedí un ramito.
Cú cú no me quiso dar.
Cú cú me puse a llorar.

Aserrín aserrín

Aserrín aserrín
los maderos de San Juan
piden pan no les dan
piden huesos y les dan queso
piden vino y si les dan
se marean y se van.
Aserrín aserrín
los maderos de San Juan
piden pan no les dan
piden huesos y les dan queso
piden vino y si les dan
se marean y se van.

La Gallina Turuleca

Yo conozco una vecina,


que ha comprado una gallina,
que parece una sardina enlatada.
Tiene las patas de alambre,
porque pasa mucha hambre,
y la pobre está todita desplumada.
Pone huevos en la sala,
y también en la cocina,
pero nunca los pone en el corral.
La gallina, turuleca,
es un caso singular.
La gallina, turuleca,
está loca de verdad.
La gallina turuleca,
ha puesto un huevo,
ha puesto dos,
ha puesto tres.
La gallina turuleca,
ha puesto cuatro,
ha puesto cinco,
ha puesto seis.
La gallina turuleca,
ha puesto siete,
ha puesto ocho,
ha puesto nueve.
¿Dónde está esa gallinita?
Déjala, la pobrecita,
déjala que ponga diez.
Los pollitos dicen

Los pollitos dicen,


pío, pío, pío,
cuando tienen hambre,
cuando tienen frío.
La gallina busca
el maíz y el trigo,
les da la comida
y les presta abrigo.
Bajo sus dos alas
acurrucaditos,
duermen los pollitos
hasta el otro día
Cuando se despiertan
dicen, mamacita
tengo mucha hambre
dame lombricita.
Los pollitos dicen,
pío, pío, pío,
cuando tienen hambre,
cuando tienen frío.
La gallina busca
el maíz y el trigo,
les da la comida
y les presta abrigo.
Bajo sus dos alas
acurrucaditos,
duermen los pollitos
hasta el otro día.

Cuando se despiertan
dicen, mamacita
tengo mucha hambre
dame lombricita.

https://www.rimascortasparaninos.com/2017/08/10-rondas-infantiles-con-
rimas.html

El patio de mi casa

El patio de mi casa
es particular,
cuando llueve se moja
como los demás.

Agáchate
y vuélvete a agachar,
que los agachaditos
si saben bailar.
A la víbora de la mar

A la víbora de la mar,
de la mar,
por aquí pueden pasar;
los de adelante corren mucho,
los de atrás se quedarán,
tras, tras…

Una mexicana
que fruta vendía,
ciruela, chabacano,
melón o sandía,
día, día,
será la vieja
del otro día.

Campanita de oro,
déjame pasar,
con todos mis hijos,
menos el de atrás,
tras, tras…

Verbena, verbena,
jardán de matatena,
verbena, verbena,
la fruta está muy buena.

Campanita de oro,
déjame pasar,
con todos mis hijos,
menos el de atrás,
tras, tras…

será melón,
será sandía,
será la vieja
del otro día.

Campanita de oro,
déjame pasar,
con todos mis hijos,
menos el de atrás,
tras, ¡tras!

MAMBRÚ SE FUE A LA GUERRA


Mambrú se fue a la guerra,
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Mambrú se fue a la guerra,
no sé cuándo vendrá.

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!

No sé cuándo vendrá.

¿Vendrá para la Pascua?


¡Qué dolor, qué dolor, qué pena!
¿Vendrá para la Pascua
o por la Trinidad?

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!


O por la Trinidad.

La Trinidad se pasa,
¡qué dolor, qué dolor qué pena!
La Trinidad se pasa,
Mambrú no vuelve más.

Por allí viene un paje,


¡qué dolor, qué dolor, qué pena!

Por allí viene un paje,


¿Qué noticias traerá?
¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
¿Qué noticias traerá?
-Las noticias que traigo,
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
-Las noticias que traigo,
¡dan ganas de llorar!

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!


Dan ganas de llorar!

Mambrú ha muerto en guerra.


¡Qué dolor, qué dolor, qué pena!
Mambrú ha muerto en guerra,
y yo le fui a enterrar.

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!


Y yo le fui a enterrar!

Con cuatro oficiales


¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Con cuatro oficiales
y un cura sacristán.
¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!
Y un cura sacristán.

Encima de la tumba
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Encima de la tumba
los pajaritos van,

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!


Los pajaritos van,
cantando el pío, pío,

¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah!


Cantando el pío, pío
el pío, pío, pa.

https://guate360.com/blog/musica/rondas-infantiles/

fabulas y moralejas

1. La zorra y las uvas

Una zorra que dormía bajo una vid se despertó hambrienta y, enseguida, vio un
racimo de uvas muy tentador sobre su cabeza. Quiso alcanzarlo, pero fue en
vano: su pequeña estatura no se lo permitió. Trató de treparse al árbol, dio saltos,
estiró sus patitas, hasta que se dio por vencida.

Mientras se alejaba del árbol, resignada, vio que un pequeño pajarito había estado
observándola y se sintió avergonzada. Rápidamente se acercó al ave y, enojada,
le dijo: “Cuando salté, me di cuenta de que las uvas no estaban maduras. Mi
paladar es muy exquisito. Si no, me las hubiera comido”. Y, dándole la espalda al
pajarito, que no alcanzó ni siquiera a responderle, la zorra se alejó.

Moraleja: Si no logramos alcanzar una meta, no debemos menospreciarla, ni


culpar a otras personas o a las circunstancias por nuestros planes fallidos. Uno
debe aprender a ser responsable de sus actos.

2. La liebre y la tortuga
Con arrogancia y soberbia, una liebre se burlaba constantemente de una tortuga
por su lentitud. Un día, harta de las agresiones, la tortuga le propuso correr una
carrera para ver cuál de las dos era más veloz. La liebre, entre risas, aceptó la
propuesta.

Finalmente, llegó el día de la carrera y todos los animalitos del bosque se


acercaron a la línea de partida para ver la competencia. Apenas se escuchó la
señal, la liebre salió corriendo a toda prisa. Mientras tanto, la tortuga, con su paso
lento pero constante, avanzó por la pista, en la que su competidora no había
dejado otro rastro que el polvo que levantaron sus ágiles patas al correr.

Relajada y orgullosa por su desempeño, la liebre decidió tomar una siesta cuando
le faltaba poco para llegar a la meta, pero ya daba por descontado que sería la
ganadora. El problema fue que se quedó dormida. Cuando se despertó, exaltada,
vio a lo lejos que la tortuga estaba a dos pasitos de la línea de llegada. Corrió con
todas sus fuerzas, pero cuando alcanzó la meta ya era tarde. La tortuga había
ganado y era aplaudida y ovacionada por todo el público.

Moraleja: La vanidad y el exceso de confianza nos pueden jugar una mala pasada.
Nunca te burles de los demás por no tener tus mismas habilidades, porque
seguramente tienen otras igual de valiosas. La perseverancia y la constancia
rinden sus frutos.

3. El escorpión y la rana

Una rana descansaba a la orilla del río hasta que la aparición de un escorpión la
puso en alerta. Apenas el arácnido le dijo las primeras palabras, la rana se
tranquilizó:

—Ranita, ¿serías tan amable de montarme en tu lomo para que pueda atravesar
el río? Prometo que no te picaré. Si lo hago, ambos nos ahogaríamos —le dijo el
escorpión.

Luego de analizarlo un rato, en silencio, la rana aceptó el pedido del escorpión. Lo


invitó a subirse a su lomo, se zambulló en el río y empezó a nadar. Pero, en medio
del trayecto, la rana sintió un fuerte pinchazo y un profundo dolor: el escorpión,
pese a su promesa, la había picado. Asustada y débil al mismo tiempo, la rana le
preguntó a su pasajero por qué lo había hecho, y le advirtió que ambos morirían.

—Es que es mi naturaleza, no pude evitarlo —argumentó el escorpión, mientras


ambos se hundían en el agua.
Moraleja: Los demás no tienen por qué actuar como lo haríamos nosotros: aunque
alguien muestre buenas intenciones, los rasgos que forman parte de su naturaleza
no cambian, aun cuando puedan dañarlos a ellos mismos.

4. La gallina de los huevos de oro

Una pareja de granjeros compró la gallina más gorda y rebosante del mercado. A
la mañana siguiente, cuando fueron a buscar los huevos al gallinero, se toparon
con que la flamante gallina había puesto ¡un huevo de oro! Este extraño suceso se
repitió cada día.

Sin salir de su asombro, se les ocurrió que, si mataban a la gallina, podrían


hacerse de todos los huevos de oro al mismo tiempo, sin tener que esperar a que
ponga un único huevo por día. El problema fue que, cuando la mataron, en el
estómago de la gallina no encontraron nada. Así, se quedaron sin la gallina y sin
los huevos de oro.

Moraleja: La codicia nunca es buena consejera: nos puede llevar a perder lo que
tenemos y a convertir la fortuna en pasajera.

5. El león y el ratón

Caía el sol y el león solo tenía planificado descansar. Había sido una ardua
jornada de caza, por lo que decidió recostarse debajo de un árbol a dormir una
pequeña siesta. De repente, sintió algo en su cara. Abrió los ojos y se dio cuenta
de que un pequeño ratón subía por su nariz.

Malhumorado, el león lo agarró de la cola y, cuando estaba por meterlo en su boca


para comérselo, escuchó la fina vocecita del ratón que le pedía que se apiadara
de él. El animalito le prometió que, si no lo comía, algún día se lo pagaría. Esta
promesa dibujó una sonrisa en la cara del león. Se preguntó cómo ese diminuto
animalito podría ayudarlo algún día. Así y todo, le perdonó la vida.

Apenas unos días más tarde, el león quedó atrapado en la red de un cazador.
Desesperado, comenzó a pedir ayuda a los gritos. El ratón, que se encontraba por
allí, reconoció su voz y salió corriendo a asistirlo. Con sus filosas paletas, rompió
la red que lo envolvía y lo liberó.

—Hasta un pequeño ratón puede ayudar a un león —dijo el ratón, orgulloso de


haberlo liberado.

Moraleja: Los actos de bondad siempre son compensados. Nunca menosprecies


la ayuda de nadie, pues puede provenir de quien menos lo esperamos.
Fuente: https://www.ejemplos.co/fabulas-con-moraleja-para-ninos/#ixzz7wLe2ZafA

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