La Identidad de La Iglesia

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LA IDENTIDAD

DEL TESTIMONIO
DE LA IGLESIA

Tamandaré 2003

2a. edición

GINO IAFRANCESCO V.

LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA [1]


Conferencia en Tamandaré enero 2003. (1):
La Identidad del Testimonio de la Iglesia.
© Gino Iafrancesco V.
Enero de 2003.
Tamandaré, Paraná, Brasil.

Traducción y Transcripción:
Iván Darío Páez Torres.
Revisadas por el autor.

Edición Autoral.
2a. edición, corregida y aumentada. Colombia 2013.
1a. edición, Editora Restauraçâo. Brasil 2004.

Clasifíquese:
Teología.

“La exposición de tus palabras alumbra;


hace entender a los simples”.

(Salmo 119:130).

[2] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO
DE LA IGLESIA

Oración.-

Oremos. Señor, gracias Padre por el Señor Jesús,


gracias Padre en el nombre del Señor Jesús, gracias
Señor por tu Espíritu Santo, por tu fidelidad, por
tu bondad, por tu presencia, por tu realidad;
gracias Padre; confiamos integralmente nuestro
ser al Señor; guárdanos de nosotros mismos y del
enemigo; en tu confianza en Cristo Jesús. Amén.

NUESTRA HERENCIA

Hermanos, tengo para compartir con la iglesia


aquí en Tamandaré, algo que el Señor en varias
ocasiones y en varios lugares me coloca para
compartir con diversas iglesias. Esto que voy a
hablar con los hermanos es algo que he hablado
también en otros lugares. Quien sabe hay algunas
cosas que ustedes ya conocen, posiblemente todo,
mas es la carga del Espíritu recordar a los hermanos
algunos puntos esenciales.

La carga de mi corazón para con la iglesia hoy


aquí es para que el Espíritu Santo nos pueda dar
discernimiento de la identidad de nuestro testimonio.
Nosotros, la Iglesia, somos un testimonio del Señor
en la tierra, y el Señor ha encomendado a la Iglesia,
solamente a la Iglesia, ciertas “cosas”; y voy a decir
“cosas” entre comillas, porque es claro que lo que

LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA [3]


el Señor dio es mucho mas que “cosas”; Él mismo
se dio; mas para resumir vamos a usar un palabra
fácil.

A veces con mucha facilidad nosotros nos


perdemos por las ramas, quedamos en la periferia;
a veces damos vueltas por la periferia sin discernir
las prioridades y sin discernir el contenido que nos
fue confiado. Entonces quisiera llamar la atención
hacia algunos ítems de este contenido que el Señor
dio a la Iglesia. Como estábamos cantando: “Él es
nuestra posesión, Él es nuestra herencia”; es algo
que solamente nosotros, la Iglesia, tenemos. Es algo
que es particular de los cristianos, particular de la
Iglesia; usted no encuentra eso ni siquiera en los
monoteísmos judaico o islámico. Solamente que, lo
que vamos a recordar y tomar consciencia de nuevo,
es algo propio de nuestra identidad cristiana, y
se encuentra solamente en la Iglesia. Ni siquiera
se encuentra en la academia, o en la ciencia, a
menos que entre ellas existan algunos hermanos;
la academia puede tener algunas de estas cosas
que vamos a estar recordando si hay hermanos en
ella. Y las tiene en cuanto que son hermanos, y no
meramente académicos.

LOS HIJOS NUEVOS

Vamos a imaginar que estamos abriendo un


libro y que llegamos a aquella página inicial donde
aparece el contenido, el índice, donde aparecen
mencionados los títulos de los capítulos. Si usted
quiere tener una idea de lo que trata el libro, usted
lee el índice y entonces tiene una idea de lo que

[4] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


trata este libro, cual es el tema del libro. Eso es
lo que vamos a hacer hoy en la noche. Vamos
solamente a dar una mirada panorámica; vamos,
con la ayuda del Señor, a identificar algunos ítems
de suprema importancia para la Iglesia, los cuales
fueron confiados a la Iglesia, y son nuestro tesoro,
tienen que ser nuestra riqueza constante y nuestro
testimonio.

Como el Señor está recibiendo hijos


constantemente, y la madre Iglesia, como Pablo
dice a los Gálatas, está también teniendo sus
hijos para el Señor, entonces la Iglesia necesita
estar alimentando bien a sus hijos nuevos. Ellos
necesitan conocer cuales son los “asuntos”, y voy a
decirlo entre comillas, porque no son solo “asuntos”
fundamentales. Cada uno de estos ítems que vamos
a mencionar ha sido terriblemente atacado por el
diablo. El diablo busca en lo máximo posible evitar
que esas “cosas” sean claras para la Iglesia; él busca
confundirnos por todo lados, introducir herejías,
confusiones, apartarnos de lo central y llevarnos por
la periferia y por las ramas. Entonces, hermanos,
quisiera que tomáramos nota en nuestro corazón
para no olvidarnos de algunas “cosas” que quisiera
mencionar.

LA TRINIDAD

La primera palabra que debemos tener en


cuenta, la primera “cosa”, y no es “cosa”, que fue
confiada a la Iglesia, la cual es el mayor tesoro de
la Iglesia, y que es también el mayor espectáculo,
porque existen algunos espectáculos, y el mayor

LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA [5]


espectáculo que siempre seguirá siendo por toda
la eternidad es la propia Trinidad. El propio Dios
Verdadero que se reveló a nosotros como Un Único
Dios en esencia y naturaleza mas que es trino en
Personas. Un Dios que es Padre, Hijo (que también
es Dios con el Padre) y Espíritu Santo (que es el
Espíritu del propio Dios, que también es divino.
¿Cómo Dios podría tener un Espíritu que no fuese
divino? Que fuese una media “cosa” o “cosa”?) Todo
Dios es divino; el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
de Dios son el Único Dios Verdadero en esencia y
naturaleza; mas este Único Dios Verdadero se reveló
trino en Personas a la Iglesia. Sólo la Iglesia conoce
al Único Dios Verdadero en Trinidad.

El diablo buscó combatir esto introduciendo,


desde el comienzo de la historia de la Iglesia, herejías
para confundirla, para que ella no conociese a
Dios y a Cristo. Si la iglesia no conoce a Cristo, no
conoce a Dios. Si la iglesia no recibe a Cristo, no
recibe a Dios. Si no honra al Hijo no honra al Padre.
Hermanos, esa es la gran tragedia de aquellos
otros monoteísmos que no son el monoteísmo de la
Iglesia, la gran tragedia del judaísmo que rechazó
al Mesías Jesús Cristo, la gran tragedia del Islam
que ama “un único dios que ellos llaman Alá”, mas
que es tan diferente de Yahveh Elohim, el Padre
de nuestro Señor Jesucristo; y quieren dar la vida
por Alá quitándole la vida a los que creen y siguen
a Yahveh Elohim, el Único Dios Verdadero de la
Torah y el Evangelio que incluso Mahoma reconocía
venir de Él. Muchos se están suicidando con
bombas asesinas en una guerra “santa” por motivos
“religiosos”. Ellos están haciendo eso pensando que

[6] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


lo hacen por Dios. Que cosa triste es esa, mas es
verdadera y tiene que ser dicha. “Quien no recibe
al Hijo, no recibe al Padre; Quien no tiene al Hijo no
tiene al Padre; Quien no honra al Hijo no honra al
Padre” (Lc.10:16; 1Jn.2:23; Jn.5.23).

El único monoteísmo verdadero es el monoteísmo


del cristianismo. Es el monoteísmo, usando esa
palabra de la historia de la Iglesia, trinitario. Ese
es el mayor espectáculo; no existe mayor foco para
concentrarnos y que nos atraiga que el propio
Dios. El asunto de la Trinidad no es solamente un
asunto teológico para los seminaristas o quien sabe
para los pastores o algunos maestros. El Único
Dios Verdadero, Yahveh Elohim, se reveló trino a la
Iglesia; y eso es para toda ella. La Iglesia conoce a
Dios por el Espíritu y por Cristo. Gracias al Espíritu
conocemos a Cristo; y gracias a Cristo conocemos a
Dios nuestro Padre.

La primera “cosa” importante que fue revelada


a la Iglesia, fue el propio Dios. La creación, y aún
la redención, fueron reveladas solamente por
causa de Dios. Primeramente estaba el Padre y el
Hijo con el Espíritu Santo; y fue por causa de este
relacionamiento interno de la Trinidad que vino a
existir la creación y la redención. La creación y la
redención tienen origen y tienen un destino que es
la Trinidad. La Trinidad abarca todo, es el “Alfa” y
la “Omega”, todo está en ella. Fue porque el Padre
amó al Hijo, y entonces quiso darle un regalo, que
creó en el Hijo y con el Hijo y para el Hijo (Col.1:16;
Jn.1:3). Con Él planeó y creó (Prov.8:22-30), en
Él y para Él; el Padre hizo todo en el Hijo. Ese es

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un asunto entre el Padre y el Hijo. La creación,
la redención y el evangelio es un asunto entre el
Padre y el Hijo. Es el Padre el que ama al Hijo y
quiere hacerlo marido de una mujer, de una esposa
mística, la Iglesia (Mt.22.2). Quiere casarlo, quiere
que Él sea la Cabeza de todas las cosas (Ef.1:10,22),
de todo principado y potestad (Ef.1:21; Col.1:16), y
de todo varón (1Cor.11:1,2), mas principalmente de
la Iglesia (Ef.1:22,23; Col.1:18). Él quiere casar a su
Hijo con la Iglesia; quiere que Su Hijo Unigénito sea
el primogénito entre muchos hermanos (Rom.8:29).
Todas las cosas fueron hechas por causa de este
relacionamiento íntimo de Dios, el Padre con el Hijo
en el Espíritu Santo.

EL RELACIONAMIENTO DE LA TRINIDAD

Hermanos, vamos a continuar martillando más


en este punto. Después, si Dios nos concede,
pasaremos a otros puntos; vamos a detenernos
un poco más aquí. El hecho de que Dios tiene un
Hijo Unigénito Eterno con Él en Su seno desde la
eternidad (Jn.1:18; 17:5) y que Dios delegue a Él
lo que le delegó, eso nos habla mucho de Dios.
Conocemos a Dios por causa del Hijo; Dios tiene
un Hijo y ahí vemos la esencia y la naturaleza de
Dios que es Amor. Conocemos a Dios, Su esencia y
Su naturaleza, porque Dios tiene un Hijo y agradó
al Padre que en el Hijo habitase toda la plenitud
(Jn.5:26; Col.1:15-19), eso nos revela Dios. Si Dios
no tuviese un Hijo, si el Dios único no tuviese un
Hijo igual a Sí mismo (Flp.2:6), ¿sería que Dios es
Amor? Mas el Dios único, centro legítimo de todas
las cosas, principio y fin de todo, un Dios que es

[8] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


Amor, dice que tiene un Hijo. Todo lo que Dios hace,
lo hace por causa de la pasión que tiene por el Hijo.
Es un Dios que no hace nada sin el Hijo.

De este relacionamiento interno de la Trinidad


resulta el modelo y la dinámica para las familias,
para la Iglesia y para la sociedad, si reciben a
Cristo y el testimonio de la Iglesia. Este asunto
de la Trinidad no es solamente teológico, mas es
extremamente práctico; es sociológico y psicológico.
De la Trinidad viene la realización de todas las cosas;
todas las cosas se realizan en la Trinidad, por la
Trinidad, delante de ella y para ella. El “asunto” de
la Trinidad es una grande prioridad que la Iglesia
tiene que tener y nunca debe olvidarla.

EL CONOCIMIENTO DE LA TRINIDAD

¡Cuánto tenemos que aprender a ver con ojos


espirituales este espectáculo! Que nuestro espíritu
pueda ver el espectáculo de la Trinidad. No estoy
hablando solamente de la doctrina de la Trinidad,
aunque necesitemos del intelecto, pues Dios nos
lo dio y necesitamos de él, mas estoy hablando de
una percepción espiritual de la Trinidad. Es del
relacionamiento del Padre con el Hijo que el Espíritu
Santo nos hace conocer y percibir la Trinidad. En
la medida en que vamos percibiendo, vamos siendo
conquistados, vamos cediendo a Él y a esa visión
de Él. El Padre va transfiriendo lo que es de Él a
nuestro ser y vamos siendo transformados en la
medida en que conocemos a Dios en Su Trinidad
(2Pd.1:3,4).

LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA [9]


Cuantas cosas el Padre podría haber hecho solito,
mas Él nunca quiso. Nada de lo que fue hecho
fue hecho sin el Hijo (Jn.1:3; Heb.1:2,10). Antes
de hacer, dice Proverbios 8:30 VFA), la Sabiduría
de Dios, que es Cristo, conforme está en primera
a los Corintios 1:24, estaba como Su Arquitecto.
El Hijo es el Arquitecto del Padre. Un arquitecto
trabaja en común acuerdo y según los intereses, la
personalidad, el carácter y los objetivos del dueño
de lo que él está haciendo. El Padre quiere construir
una casa y el Arquitecto tiene que conocer lo que
el Padre quiere. Ellos conversan y dicen: “Vamos a
hacer esto aquí, vamos a colocar eso allí, vamos a
levantar eso así”.

Hermanos, miren hacia el carácter de Dios, que


es omnipotente, que puede todo, que no necesita de
nada, y es un Dios que comparte la creatividad y no
quiere hacer nada solito. Los que son casados me van
a entender, especialmente los que viajan. Cuando
salimos de viaje y vemos un paisaje hermoso, la primera
cosa que pensamos es: “Ah si ella estuviese conmigo
para que yo pudiera mostrarle todo eso a ella, para que
ella se alegrase conmigo, y para que yo disfrutase con
ella de este paisaje. ¡Mira que mar tan lindo! ¡Mira que
montañas y bosques!” Siempre queremos compartir.
Cuando Dios dijo: “No es bueno que el hombre esté solo”
(Gn.2:18), no habló solamente del hombre Adán, que
era figura de Aquel que vendría. En Romanos 5 habla
sobre eso, y en segunda a los Corintios habla de Eva
tipificando a la Iglesia. Pablo dice que no quería que
así como Eva fue engañada por la serpiente, la Iglesia
fuera también engañada. Él estaba comparando a Eva
con la Iglesia y a Adán con Cristo.

[10] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


LA TRINIDAD EN LA CREACIÓN

Así, esa palabra: “No es bueno que el hombre esté


solo”, nace del carácter de Dios; y por causa de Su
carácter Él tomó esa determinación; ese fue el juicio
de Dios, Su sentencia: “No es bueno que el hombre
esté solo”; estar solo es algo egoísta, es algo sin
sentido. Dios es Amor, y El que es bueno, y Aquel
que es Amor, comparte lo que es bueno. Entonces
Él dijo: “hagamos una ayudadora idónea para él”
(Gn.2:18b); aquí Dios no estaba hablando solamente
de Adán y Eva; claro que también estaba hablando
de ellos, pero estaba hablando más. Adán y Eva son
una figura y también son personas históricas reales
que sirven de figura, así como Abraham, Sara, Agar,
Ismael, Isaac, que son personajes de la historia
mas que sirven de alegoría. Así Adán es el primer
hombre histórico y Eva la primera mujer histórica;
y por detrás de estas personas históricas Dios
está proyectando revelación. Él constituyó estas
personas históricas, Adán y Eva, como figuras; por
eso Él dijo: “Dejará el hombre a su padre y a su
madre y se unirá a su mujer y los dos serán una sola
carne.” “Mas yo digo esto”, dice Pablo “de Cristo y la
Iglesia”; o sea, el matrimonio es una figura mística
del misterio de Cristo y la Iglesia; Lo que expresa a
Cristo es la Iglesia. Expresa el carácter de Dios; Él
es amor.

“No es bueno que el hombre esté solo”; así como


Dios, que es suficiente en Sí mismo, que es Amor, no
quedó tranquilo si no crease. Si Él hubiese creado
solamente hasta cierto nivel, no quedaría tranquilo.
Así Él tomó la decisión, el Padre, el Padre, el Hijo

LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA [11]


y el Espíritu Santo, juntos: “Hagamos al hombre a
nuestra imagen y conforme a nuestra semejanza”.
Vamos a hacer una creatura que no quede por la
mitad, ni noventa por ciento, mas vamos a hacer
una creatura que sea como Nosotros. Así fue
siempre, el Padre con el Hijo, y continúa siendo con
el hombre, con la Iglesia; ese es el carácter de Dios.
Cuando vemos la relación del Padre con el Hijo en
el Espíritu, de ahí proviene toda clase divina de
inspiración y de realización.

Él es Su Arquitecto delante de Dios; “Conmigo


son Sus delicias” (Prov.8:30b) dice la Sabiduría de
Dios que es Cristo, el Hijo, el Verbo de Dios. Él es la
Palabra que expresa a Dios. Cada palabra expresa
una cosa; micrófono expresa eso; flor expresa
eso; Biblia expresa eso; mesa expresa eso; mas el
Verbo de Dios es la Palabra que expresa y define
claramente a Dios. Es el Verbo de Dios Quien es
la Palabra que expresa el Auto- Conocimiento y la
Revelación de Dios. Él está siempre con Dios como
el Unigénito del Padre.

LA VIDA DE LA TRINIDAD

Como el Padre tiene vida en Sí mismo, dio al Hijo


también tener vida en Sí mismo. Así los dos tienen
vida en Sí mismos, o sea la vida divina, la vida en sí,
la vida eterna, la vida que viene de Sí mismo. Todos
nosotros tenemos la vida que viene de Él. Nuestra
vida es contingente y depende de Él, mas la vida de
Él es auto suficiente, es la vida en sí misma, la vida
divina.

[12] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


La esencia de Dios que el Padre tiene, Él quiso
que el Hijo también la tuviera, mas no lo quiso en el
tiempo, pues esta fue una decisión en la eternidad.
Entonces el Hijo tiene la misma esencia del Padre;
es tan divino como el Padre; el Verbo es Dios;
solamente que es Unigénito y el Padre es Ingénito.
El Padre engendró al Hijo mas no en el tiempo, sino
en Su Auto-Conocimiento eterno, porque el Hijo es
Su imagen con la cual Él se conoce, y por la cual
Él se revela. La Imagen del Dios invisible es el Hijo,
y el Padre es el Dios invisible (Gn.1:26; Is.6:1-8;
Ezq.1:26-28; 43:1-9; Jn.1:18; 12:36-41; 2Cor.4:4-
6; Col.1:15; Heb.1:2,3).

La Imagen por la cual Él se revela, porque


primero se auto-conoce para después revelarse, es
Su Hijo. La Imagen es el Hijo. Él tiene vida eterna
en Sí mismo dada por el Padre, y el Padre tiene
vida eterna en Sí mismo sin que ninguno se la dé.
Ninguno dio vida en sí mismo al Padre, mas el Hijo
tiene la misma vida, esencia y naturaleza del Padre,
solamente que dada por el Padre, y por eso Él es
llamado de Unigénito Dios.

El Padre dio Vida en Sí mismo, dio la Arquitectura,


dio la creación, y esta es la característica del
Amor: delegación, participación y comunión, que
es querer hacer con el otro, envolver al otro e
interesarse por el otro.

LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA [13]


EL COMPARTIR EN LA TRINIDAD

El Hijo fue “contratado” como Arquitecto por el


Padre; Él podría hacer todo solito, mas no quiso
hacer nada sin el Hijo; Él todo lo hace por el Hijo. El
Padre no necesita de ángeles para cuidarnos, mas
los ángeles cuidan de Sus santos; es del carácter
de Dios. Un Dios que comparte, que da, que es
solidario, que delega, que gusta de la participación
del otro, que gusta de la realización y del gozo del
otro. Conocemos eso al ver al Padre y al Hijo en Un
mismo Espíritu.

Vida en Sí mismo, Arquitectura, la Revelación


de Dios también fue delegada al Hijo, que es el
Resplandor de la Gloria del Padre (Ezq.1:26-28;
Heb.1:3). Ninguno puede ver al Padre directamente
sino a través del Hijo (Jn.1:18). Todas las apariciones
teofánicas parciales de Dios en la historia bíblica
fueron a través del Hijo. El Padre es llamado el Dios
invisible, mas se hace declarado a través del Hijo.
Todas las apariciones teofánicas parciales de Dios
en la historia bíblica fueron a través del Hijo que es
el Revelador de Dios. La Revelación fue delegada al
Hijo; no hay revelación de Dios sin el Hijo, así como
no hay creación de Dios sin Él; no hay planificación
sin el Hijo; no hay Amor de Dios sin el Hijo.

LA DELEGACIÓN EN LA TRINIDAD

Hay otra cosa grande que el Padre delegó al


Hijo. ¡Qué cosa! ¡Qué confianza inmensa! El Padre
conocía al Hijo y ninguno sabía de lo que Él era
capaz. Mas el Padre conocía al Hijo y sabía de lo que

[14] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


Él era capaz. El Padre, que creó con su Hijo, sabía
de la rebelión, de la caída, de la miseria y del mal
que vendrían. Aun así el Padre delegó a Su Hijo tres
cosas más: Redención, Juicio y Reino.

El Padre delegó al Hijo la Redención. ¡Qué cosa


terrible!, pues lo exigía la Santidad, la Justicia y
la Gloria de Dios después del pecado del hombre.
¿Quién haría eso? El Padre sabía Quién era Su Hijo,
Quién haría eso, y Quién sería tan leal para dar la
vida por Dios y por el pueblo de Dios.

El sacrificio de Cristo tiene dos aspectos: el aspecto


del holocausto que es solo para Dios, para vindicar
Su gloria, Su santidad, Su justicia que fueron
heridas, blasfemadas y ofendidas por el hombre;
y la otra parte, la cual nosotros necesitamos, que
es la expiación. La expiación es para nosotros, y el
holocausto es para Dios.

Dios tenía que ser satisfecho y nosotros teníamos


que ser redimidos. Y ¿a Quién confió el Padre eso?
Al Hijo. El Padre permitió todo para mostrar a Su
Hijo; esa es una cosa que le gusta al Padre. Como
el Padre ama al Hijo, Él sabe lo que el Padre tiene
que hacer. El Padre quiere revelar a Su Hijo y quiere
mostrar Quién es Él. Todo lo que el Padre permitió
tenía como objetivo mostrar Quién es su Hijo. El
deleite del Padre es el Hijo, y Él quiere compartir ese
deleite que tiene en el Hijo.

El Padre quiere que nosotros también conozcamos


a Su Hijo, y que al conocerlo verdaderamente vamos
a querer de todo corazón ser como Él; vamos a querer

LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA [15]


colocarnos en las manos de Dios para que Él pueda
trabajar en nosotros y nos haga semejantes a Su
Hijo. Este será el mayor gozo del Padre, ver a Su Hijo
siendo formado y apareciendo en otras personas,
hijos de los cuales Su Hijo es el Primogénito.

REDENCIÓN, JUICIO Y REINO EN LA TRINIDAD

Hermanos, la redención abrió el corazón de Dios


y mostró el conocimiento que el Padre tiene del Hijo.
Este plan de redención ejecutado por el Hijo, que
fue probado en todo, porque Él no fue eximido de
la prueba, es una cosa muy grande. El Hijo no fue
eximido de la prueba, mas fue probado delante de
los ángeles y de los hombres.

Todos nosotros muchas veces hemos perdido la


prueba y hemos sido reprobados. Mas gracias a
Dios que aquel Hijo Unigénito de Dios que se hizo
Hijo del Hombre, que fue probado en todo conforme
a nuestra semejanza, fue aprobado.

La vida pública, y antes la privada, fueron


declaradas agradables a Dios por Él mismo
públicamente. De la vida privada, que ninguno
conocía, en el momento del bautismo Dios dijo:
“Este es mi Hijo amado en quien tengo complacencia”.
Ninguno conocía esa vida privada, solo el Padre.
Antes del ministerio público el Padre declaró que
tenía contentamiento en Aquel Su Hijo. La vida
privada fue vivida para agradar a Dios. Ninguno
estaba entendiendo lo que estaba aconteciendo,
solo Dios. Dios estaba entendiendo la vida privada
y por eso dejó dos testigos en el Nuevo Testamento

[16] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


hermanos de Él: Santiago y Judas Tadeo. Estos
hermanos de Jesús lo llaman de “Kyrios”, de Señor,
Adonay. Ellos aplican palabras a su hermano
Jesús que solo pueden ser aplicadas a Dios. Pedro,
Santiago (el otro Santiago más viejo, el de Zebedeo)
y Juan fueron testigos del ministerio público y
vieron Su gloria en Su transfiguración en el Monte
Tabor. Mas Santiago (Su hermano) y Judas Tadeo
fueron testigos de otra cosa, fueron testigos de la
vida privada de su hermano.

Cuando leemos la epístola de Santiago que


dice: “Señor Jesús Cristo”, para nosotros, después
de veinte y un siglos de Cristianismo, puede no
significar mucho; mas él, siendo Su hermano en la
carne, lo llama de ¡Señor!; eso sólo se dice de Dios.
Por eso Dios escogió esos dos testigos en el Nuevo
Testamento. El Padre delegó la Redención al Hijo
y dio testimonio de una vida irreprensible, como
también estaba profetizada desde la presciencia
divina.

Después delegó el Juicio, y fue por eso que el


Señor Jesús dijo: “Mi Padre a nadie juzga, mas dio
todo el juicio al Hijo porque Él es el Hijo del Hombre”.
El Padre se abstuvo de juzgar solo, y prefirió confiar
el juicio a Su Hijo. Mas el Hijo no juzga nada por
Sí mismo sino que oye al Padre. ¿Vemos nosotros
ese relacionamiento hermoso? Vemos que no existe
otro espectáculo mayor, otro “asunto” mayor que la
Trinidad, que el relacionamiento del Padre y el Hijo
en el Espíritu Santo. El Juez que Dios constituyó
para juzgar a todos los hombres y a las demás
criaturas, es Su Hijo.

LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA [17]


También le delegó al Hijo el Reino, Lo sentó a Su
diestra, y es a través de Él que conocemos a Dios.
Todo eso: (1) Vida en Sí mismo, (2) Arquitectura, (3)
Creación, (4) Revelación, (5) Redención, (6) Juicio y
(7) Reino, que son siete “asuntos”, muestran lo que
el Padre dio al Hijo.

LA IMPORTANCIA DE LA TRINIDAD

El Padre quiso eternamente tener un Hijo, y Lo


tiene eternamente (Prov.30:4,5; Jn.17:1,5); eso
nos muestra como es Dios y como es el Hijo. De
la misma manera que el Padre es con el Hijo, el
Hijo es con la Iglesia. Así como el Padre dio al Hijo,
el Hijo quiere hacer todo con la Iglesia. El Padre
delega gloria al Hijo y el Hijo dice: “La gloria que me
diste Yo les di a ellos”. Así como el Padre le pasa al
Hijo, y el Hijo le pasa a la Iglesia, la Iglesia pasa a
los maridos, los maridos pasan a sus esposas, los
padres pasan a sus hijos, las familias de la Iglesia
pasan a la sociedad, todo por El Espíritu Santo; es
un Rio de Vida, de inspiración y de realización que
viene de la Trinidad.

Hermanos, viendo la Iglesia la importancia de


este “ítem” fundamental, que es el propio Dios,
no puede haber otra cosa anterior a Él. Nada más
puede tener el primer lugar. Este primer “ítem”,
Trinidad, la iglesia necesita conocer, y la divinidad
del Hijo, la eternidad del Hijo, la coexistencia eterna
del Hijo con el Padre, la coinherencia o pericoresis o
circumminscesión de las Tres Divinas Personas del
Único Dios Verdadero, y lo que es distintivo de cada
Persona en la Trinidad.

[18] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


Sólo estoy hablando eso, el primer “ítem”, para
que la Iglesia celebre. Volvamos aquí y pongamos
aquí de nuevo el enfoque, en esta relación interna
de Dios el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

EL ASUNTO CENTRAL: LA TRINIDAD

Hermanos, cuando el Espíritu Santo comenzó a


trabajar en la Iglesia, cuando leemos la historia de la
Iglesia, podemos ver cuál era la tónica del Espíritu,
cuál era el “asunto” al cual el Espíritu Santo estaba
conduciendo a la Iglesia en los primeros siglos. Él
quería abrir los ojos de la Iglesia sobre Quién es
Jesús Cristo, pues vino a glorificarlo; qué relación
tiene el Hijo con el Padre.

Algunos podrían pensar que Jesús fuese solamente


un hombre, o un profeta que Dios adoptó, encima
del cual vino la Unción; había muchas opiniones
acerca de Jesús. Mas el Espíritu Santo estuvo
enseñando a la Iglesia, pues esto es lo que Él haría:
“Cuando venga el Espíritu Santo, Él me glorificará”.
Cuando el Espíritu Santo vino, comenzó a glorificar
al Hijo, a demostrar Quién es el Hijo. La Iglesia
comenzó a confesar, a la luz del Espíritu Santo y
de las Sagradas Escrituras divinamente inspiradas,
la consubstancialidad del Hijo con el Padre; y esto
es lo que escandaliza al judaísmo, al islamismo y al
humanismo. El Espíritu Santo mostró a la Iglesia
Quién es el Hijo de Dios.

LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA [19]


LA ENCARNACIÓN

Entonces, hermanos, llegamos al segundo “ítem”,


que ya estaba implicado en el primero, mas tiene
que ser expresado de manera explícita. El primer
“ítem” es la riqueza y el tesoro de la Iglesia, pues es
lo que la Iglesia tiene por comida, la Trinidad. El
segundo ítem, que es el segundo espectáculo, es la
palabra clave: Encarnación.

Después del contenido de la palabra Trinidad


viene el de la palabra Encarnación. La Iglesia
necesita conocer la Encarnación del Verbo de Dios,
que es el segundo espectáculo: manifestado en la
carne, justificado en Espíritu, visto de los ángeles,
predicado a los gentiles, creído en el mundo y recibido
arriba en la gloria. No hay historia mayor, no hay
evento mayor en la historia que la encarnación del
Hijo de Dios, la vida humana del Verbo de Dios, que
es todo divino-humano.

Esta es la segunda “cosa” a la cual llamo la atención


de la Iglesia. La Iglesia tiene que estar viendo estos
“asuntos”: Trinidad y Encarnación. La Encarnación
del Verbo de Dios es el segundo grande tesoro de la
Iglesia. Hermanos, la Iglesia es la que comprende esto,
la Iglesia es la que come de esto; fuera de la Iglesia
las personas no entienden nada de esto, están ciegas.
Es la Iglesia la que está teniendo sus ojos un poquito
abiertos para conocer a Cristo, el Verbo encarnado de
Dios, que fue hecho hombre, y en todo semejante al
hombre excepto en el pecado; con espíritu humano,
con alma humana, con cuerpo humano; probado en
todo según nuestra semejanza, pero sin pecado.

[20] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


Hermanos, no existe aquí una cosa mayor que
tal vida humana haya sido vivida en la tierra. Esa
clase de vida tuvo que ser limpísima y de la cual el
propio Dios dio testimonio. Dios se sintió obligado,
por causa de Su carácter, a dar testimonio de esta
vida. Él habló públicamente y repetidamente ante
testigos: “Este es mi Hijo amado en quien tengo
contentamiento”, refiriéndose a Jesucristo.

Ya habían profetizado acerca de Él, que no se


encontró engaño en Su boca, nunca hizo maldad y
fue simbolizado por un cordero sin defecto. En esta
Vida necesitamos detenernos, en esta Persona
humana, divina y humana, Hijo de Dios y al mismo
tiempo Hijo del Hombre, Profeta, Sacerdote y Rey.

LA EXPIACIÓN

La encarnación nos lleva al tercer gran ítem,


riquísimo para la Iglesia, tercera palabra clave de
los asuntos de la Iglesia que nunca podemos olvidar:
Expiación.

¿Qué es la expiación? De la Trinidad a la


encarnación, el Verbo Divino hecho hombre, fue
muerto por nuestros pecados; eso es entrar en el
sentido de la expiación.

Hermanos, a veces parece que no se vio lo que


es la expiación. Hubo siglos en que pensaban que
Él murió para darnos ejemplo de martirio. Algunas
personas pensaban que la muerte de Él era una
muerte como la de otro mártir, para darnos ejemplo.
Claro que Él nos dio ejemplo, mas Él no murió

LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA [21]


solamente para darnos ejemplo, sino porque ese
fue el precio de nuestros pecados, para vindicar en
holocausto la Santidad, Justicia y Gloria de Dios,
expiando también nuestros pecados, muriendo
por nuestras trasgresiones, por el pecado de la
naturaleza humana caída, crucificando juntamente
con Él a nuestro viejo hombre, a la carne, al pecador,
al mundo y presente siglo malo, las cosas viejas,
al Adán caído, al acta de decretos que nos era
contraria, destruyendo al emperador de la muerte
y exponiendo a sus principados, librándonos del
reino de las tinieblas, etc. [Véase de este mismo
autor: “Provisiones de la Cruz” (Bogotá 1992), y
también: “Tres Centralidades Concéntricas”,
especialmente Volumen I: “Dios en Cristo” (Bogotá
1997), y “Algunos Aspectos de las Provisiones de
la Cruz, Resurrección y Ascensión” (Angostura,
Chile, 2013)].

Recomiendo además a los hermanos un libro de


Anselmo de Canterbury, que ya está publicado en
portugués, que demoró mucho para ser publicado,
mas ahora ya está en las librerías cristianas. Este
libro es del siglo XI: “Cur Deus Homo”, es su titulo
en latín; y del portugués: “¿Por qué Dios se hizo
hombre?” de nuestro hermano también llamado
Anselmo de Cantorberry, o de Cantuaria. El fue un
hermano que Dios usó en la historia de la Iglesia para
que el Espíritu Santo a través de él tocara la tecla
de la Expiación. Después de que en los primeros
siglos cristianos El Espíritu Santo mostró Quién
era Jesús como Dios y como hombre, en los siglos
medios volvió a tocar la tecla de la expiación, para
preparar el terreno a la Reforma Protestante con su

[22] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


énfasis en la Justificación por la Fe. Recomiendo
igualmente de Ruth Paxson: “Vida en un plano
más alto” (Chicago 1928). Y de Watchman Nee:
“La Vida Cristiana Normal” y “La Cruz en la Vida
Cristiana Normal”.

EL ENTENDIMIENTO DE LA EXPIACIÓN

Hermanos, entender a Dios, a Cristo y la obra


de Cristo ha sido el trabajo de la Iglesia por siglos.
El Espíritu Santo condujo a la Iglesia en los
primeros siglos para que ella comprendiese quien
era realmente Cristo. Finalmente en el Concilio de
Nicea confesaron, como tenían que confesar, y no
es que allí haya comenzado el asunto, pues él está
en la Biblia, mas por fin fue entendido por la Iglesia
públicamente, que el Hijo es consubstancial con el
Padre, es Dios con el Padre. El es Dios de Dios y Dios
verdadero de Dios verdadero; esta fue la conclusión
de cuatro siglos.

Bien, mas ahora que ya sabemos que el Verbo es


Dios, ¿cómo queda este asunto de que Él es hombre
también? ¿Cómo se relaciona la divinidad con la
humanidad en la persona de Él? Y ahí vinieron
otros más de dos siglos, el cuarto, el quinto, y aún
el sexto, para comprender bien el relacionamiento
entre la humanidad y la divinidad en la Persona
única del Hijo de Dios que se hizo también el Hijo
del Hombre. Mas después que eso fue aclarado
en la Iglesia por el Espíritu Santo, llegó la era de
comprender la Expiación, o sea, por donde Dios
comienza. El comienza por la Persona y entonces
por la obra de Cristo. Dentro del Templo, en el

LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA [23]


Lugar Santísimo, en el lugar central del testimonio
de Dios, está el Arca del Pacto, de oro y madera,
que habla de la divinidad y de la humanidad del
Señor Jesús. Mas ¿qué es lo que está encima
del Arca? El Propiciatorio, que nos habla de la
expiación. Propiciatorio viene de propiciación que
es la misma cosa que expiación. Entonces ¿cuáles
son las “cosas” centrales las cuales la Iglesia tiene
que estar conociendo y profundizando? Ella tiene
que estar conociendo la Trinidad, la encarnación
que es la humanidad de Cristo, la expiación y todo
lo que está en la cruz de Cristo.

Como dije, solamente estamos viendo los índices


de los asuntos. Estoy recordando estos asuntos y
trayéndolos a tono porque son “cosas” nuestras, de la
Iglesia, para que ella sepa que “cosas” hermosas tiene
en las manos. No tiene solamente las doctrinas de la
Trinidad, mas tiene a la propia Trinidad. No tiene
solamente la doctrina de la encarnación, mas tiene
al propio Cristo. No tiene solamente la doctrina de la
expiación, mas tiene la experiencia de la salvación.

Por eso es necesario también aquí incorporar


lo relativo a los ítems de la Resurrección, de la
Ascensión y del Espíritu de Jesucristo. [Véase
de este autor: “Provisiones de la Resurrección y
Ascensión” (Bogotá 2006-2009), juntamente con
la obra ya arriba citada de Angostura, Chile, 2013.
También: El Volumen 2 de “Tres Centralidades
Concéntricas” titulado: “El Espíritu de Jesucristo”
(ambas a disposición en internet)]. Recomiéndase la
obra de Andrew Murray titulada: “El Espíritu de
Cristo”, y la ya citada de Ruth Paxson.

[24] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE

La palabra clave después de expiación es


Justificación por la fe. Los hermanos nuevos
tienen que ver la importancia de estas “cosas”.
¿Qué es la Trinidad? ¿Qué es la Encarnación?
¿Qué es la Expiación? ¿Qué es la Resurrección y
la Ascensión? ¿Quién es el Espíritu Santo y qué
hace? ¿Qué es la Justificación por la fe, el perdón,
la limpieza de nuestros pecados, de la mancha del
pecado? ¿Qué es la crucifixión del viejo hombre?
La justificación, la santificación, la regeneración,
la renovación, la vivificación, la transformación y
conformación a la imagen de Cristo, toda la obra de
Cristo.

Fue después de los siglos medios once, doce,


trece, cuando el asunto de la expiación quedó
fuerte, gracias principalmente al trabajo de nuestro
hermano Anselmo de Canterbury y otros, y entonces
llegó la era de la Reforma. Ahí el Espíritu Santo
comenzó a llamar la atención a otra tecla de la
melodía, la Justificación por la fe.

Ya dijimos que Él es el Hijo, que es Dios también,


tanto Dios como hombre, y de la muerte expiatoria;
entonces ahora somos salvos, no por las obras, mas
por la fe; “Justificados pues por la fe tenemos paz
para con Dios.” Fue cuando vino Lutero que comenzó
la Reforma, y vinieron con él otros reformadores.
Entonces el Espíritu comenzó a tocar en esta
nueva tecla de la melodía, esta nueva página de
la partitura del drama de la redención. Entonces,
hermanos, tenemos que disfrutar de nuevo con

LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA [25]


frescura, con realidad, como siendo nuestro, y que
sea posesión de los nuevos hermanos este asunto
de la Justificación por la fe.

Hermanos, todos estos “ítems” son combatidos


por el diablo; él no quiere que creamos en la
Trinidad, en la encarnación, en la expiación, en la
esencia del Evangelio, la justificación por la fe, y la
salvación eterna. Todo eso lo combate el diablo; mas
la Iglesia aprecia, la Iglesia vigila, la Iglesia conoce,
defiende y proclama el testimonio. Todo eso es el
tesoro de la Iglesia. Esa palabra, que es tan simple
para los creyentes protestantes, la justificación
por la fe, tiene que ser masticada, disfrutada,
conocida y ser la posesión de los hermanos más
nuevos. Ellos tienen que tener claridad de lo que es
ser justificados por la fe y ser salvos por la gracia
de Dios. Esta es la primera etapa, la primera parte
de la salvación, y es el aspecto jurídico de ella, que
también se complementa con el aspecto orgánico, al
que sigue la santificación.

LA IGLESIA

Entonces, hermanos, la Trinidad, la encarnación,


la expiación, la resurrección y ascensión, el
Espíritu Santo, la Justificación por la fe; ahora
llegamos a este otro ítem: “el Cuerpo de Cristo”, la
Iglesia. Ahora sí podemos pasar en la dispensación
del Lugar Santísimo para el lugar santo, donde
encontramos después del Arca y el Propiciatorio a la
mesa de los panes de la proposición y el candelero.
Mas la mesa y el candelero están en segundo lugar;
en primer lugar está el Arca del Testimonio. De Dios

[26] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


y Cristo y la obra de Cristo recibida por la fe, y la
regeneración por el Espíritu, entonces resulta la
Iglesia de Dios.

Solamente después que quedó claro quién está


adentro y quién está afuera, quién es salvo y quién
no, entonces se puede entender mejor a la Iglesia.
No adelantaría casi nada el Espíritu Santo si tocara
en la “eclesiología”, sin esclarecer primero el asunto
de la expiación y de la justificación por la fe, y lo
del Espíritu y la santificación. Tenían que venir
primero Lutero, Zwinglio, Calvino, Melanchton, y
todos aquellos reformadores, para después venir los
hermanos y comenzar a rever el asunto de la Iglesia
que es un cuerpo.

Vemos entonces en la historia de la Iglesia, el


asunto de su separación del estado. Aquella parte
de la Iglesia, especialmente entre los Anglicanos
que hablaban que el rey de Inglaterra era su
cabeza viva, en toda aquella mezcla y confusión, los
hermanos estaban tratando de definir si la iglesia es
visible ó invisible, si el estado tiene derecho sobre la
Iglesia o no, y hasta qué punto. Cuantos hermanos
muriendo por liberarse del estado, separando la
Iglesia del estado. Hermanos, aquellos siglos XVI,
XVII, hasta el XVIII, vivieron como un nuevo parto
de la Iglesia, para que ella se comprendiese a sí
misma como “el Cuerpo de Cristo”. Hoy en nuestro
siglo somos deudores de ese largo parto de la
Iglesia. Hoy recibimos la comida masticada, pero
llevó siglos para masticarse, disolver, digerir, hasta
ir quedando cada vez más claro.

LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA [27]


LA ESCATOLOGÍA

Después entonces viene la escatología; ella


es el último capítulo de la Teología Sistemática.
Si comprendemos la Iglesia, y el asunto de los
vencedores, el asunto del arrebatamiento, el Reino,
el Milenio, entonces después de la eclesiología viene
la escatología, pero solo después de entender la
Iglesia. No se puede entender bien la Iglesia sin
entender la Justificación por la fe, la salvación;
y no se puede entender la justificación por la fe
y la salvación, si no se entiende la expiación; no
se puede entender la expiación si no se entiende
la encarnación (Cristo), y no se puede entender la
encarnación (Cristo), sin entender la Trinidad.

Trinidad, encarnación, expiación y todo lo


demás, resurrección, Espíritu Santo, y el efecto en
nosotros de la justificación por la fe, los demás
efectos; y entonces la Iglesia, “El Cuerpo”. Somos
un cuerpo que guarda este contenido, este Dios, este
Cristo, este Espíritu, esta Vida, esta salvación, este
testimonio; porque somos esto, tenemos entonces
esta esperanza.

EL PROPÓSITO

Ahora sí llega la hora de madurar en el propósito


eterno de Dios. La Iglesia también conoce el
propósito eterno de todo esto, de la creación, de
la encarnación, de la expiación, el propósito para
la Iglesia. También conoce la escatología, Cristo
la esperanza de gloria. La gloria de Dios expresada
en la Esposa. Dios habiéndose revelado y dado

[28] LA IDENTIDAD DEL TESTIMONIO DE LA IGLESIA


plenamente, ahora consumado en Su amor, Nuevo
Cielo, Nueva Tierra y Nueva Jerusalén, una Esposa
teniendo la gloria de Dios.

Entonces, hermanos, estas son por ahora mis


últimas palabras en la ocasión de esta noche;
aunque últimas, también son importantes: Cuerpo,
Iglesia, propósito eterno, Reino, Nueva Jerusalén,
consumación y escatología. Era apenas una visión
muy panorámica para recordarnos los “asuntos”
que son nuestros, que son de la Iglesia, y que es
nuestro pan diario, el pan para nuestros hijos y
para todos los hijos de Dios. Amén.

Oremos:

“Padre, agradecemos al Señor porque nos


concedió considerar algo de tu Palabra; poséenos,
conquístanos para Ti, conquístanos para la novia de
Tu Hijo, conquístanos, Señor, para la alegría de Tu
corazón. Concédenos servirte en Tus asuntos, a Ti
personalmente por medio de Tu Hijo y de Tu Santo
Espíritu en el nombre del Señor Jesús; amén. q

------------------------------
Gino Iafrancesco V., enero 2003, Tamandaré, Paraná, Brasi. /
2ª edición, corregida y aumentada por el mismo autor.

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