El Testimonio Divino

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EL TESTIMONIO

DIVINO
ANTE EL CONFLICTO
DE CIVILIZACIONES

Temuco 2009.

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3a. edición

GINO IAFRANCESCO V.

EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES. [1]


“Haya alimento en Mi Casa”.
(Malaquías 3:10b).

EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE


CIVILIZACIONES.
© Gino Iafrancesco V.
25 de agosto 2009.
Temuco, Araucanía, Chile.

Transcripción:
Mario Contreras.
Revisada por el autor.

Edición Autoral
3a edición, Colombia 2014.
2a edición, en Vislumbre..., Chile 2012.
1a edición, en Aguas Vivas (internet), Chile 2009.

Clasifíquese:
Exégesis Bíblica.

“La exposición de tus palabras alumbra;


hace entender a los simples”.
(Salmo 119:130).

[2] EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES.


El testimonio divino ante
el conflicto de civilizaciones

Preámbulo.-

Hemos estado viendo la importancia de conocer


al Señor en su Trinidad, y ver lo que implica que
nuestro Dios, el único Dios, tenga un Hijo. Mirába-
mos que no es solamente un asunto teológico, sino
intensamente práctico, con muchas implicaciones
para nuestra vida personal, para la vida de la fami-
lia, para la vida de la Iglesia, e incluso para la vida
social. Claro que es algo que sobrepasa nuestro en-
tendimiento, y sin embargo, es algo de lo que Dios
ha hablado, y que él ha revelado. Dicen las Escri-
turas: “Las cosas secretas pertenecen a Jehová...”
(Dt.29:29). Pero las reveladas pertenecen a nosotros
y a nuestros hijos. Lo principal que la Palabra de
Dios nos revela es acerca de Dios mismo, y Dios se
revela como él es, porque quiere compartirse. Bien-
aventurados los que hemos sido creados por Dios
para conocerlo y para recibirlo. Lo principal que
el Señor ha revelado a la Iglesia, dentro de tantos
temas que hay en la Palabra de Dios, es el Señor
mismo, y lo que él hará: “...él os guiará a toda la
verdad...” (Jn.16:13).

Alumbramiento.-

La formación de Cristo en la Iglesia es comparada


por el Señor con aquella visión de esa mujer que
está de parto, como aparece en Apocalipsis 12: “Y
estando encinta, clamaba con dolores de parto, en la
angustia del alumbramiento” (Ap.12:2). Y esa figura

EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES. [3]


ya la había dicho el Señor Jesús, registrada por Juan
en su evangelio, donde el Señor, hablándoles a sus
apóstoles, les dice: “La mujer cuando da a luz, tiene
dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha
dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia,
por el gozo de que haya nacido un hombre en el
mundo. También vosotros ahora tenéis tristeza...”
(Jn.16:21-22). Está relacionado lo de Apocalipsis
12 y Juan 16. El mundo se alegrará y la Iglesia
sufrirá; la Iglesia pasará por dolores de parto como
aquella mujer de Apocalipsis, refiriéndose al pueblo
del Señor en general, incluido el Antiguo y el Nuevo
Testamento, que ha estado de parto para que el Hijo
varón se forme dentro de su vientre. La Iglesia está
siendo edificada por el Señor Jesús, y conducida
a toda verdad por el Espíritu Santo conforme a
su labor. Si miramos un poquito la historia de la
Iglesia, nos damos cuenta cuáles fueron las teclas
que fue tocando el Espíritu Santo a lo largo de los
siglos, porque él es el que edifica a la Iglesia, es el
vicario de Cristo, el que vino en nombre del Hijo,
trayéndonos al Señor Jesús, así como el Hijo nos
trajo al Padre. El Espíritu Santo ha conducido
a la iglesia, la ha dirigido, primeramente y antes
que cualquier otra cosa, a conocer a Dios mismo.
Una de las cosas que haría el Espíritu del Señor,
entonces, es abrirnos los ojos acerca de la gloria
del Hijo, porque en la medida que lo conocemos,
conocemos al Padre; porque el Hijo es como el
Padre, y es su imagen, la exacta representación de
Dios. El Padre que es llamado en la Escritura como
“el Dios invisible”, se ha dado a conocer por medio
del Hijo: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito
Hijo, (...) él le ha dado a conocer” (Jn.1:18). Algunos

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manuscritos más antiguos lo dicen de una manera
más estrecha todavía, refiriéndose al Señor como
“el unigénito Dios, o, el Dios unigénito”. De manera
que el Hijo vino para que viéramos cómo es el
Padre. El interés de los discípulos era conocer al
Padre; incluso uno de ellos se lo expresó, diciendo:
“Felipe le dijo: Señor muéstranos al Padre, y nos
basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy
con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que
me ha visto a mí, ha visto al Padre...” (Jn. 14:8-
9). El Hijo nos ha dado a conocer al Padre, pero
ahora necesitamos también que el Espíritu Santo
nos dé a conocer al Hijo, y nos lo presenta en su
divinidad, en su humanidad, en su personalidad,
y en su relación con el Padre, con el Espíritu y con
la Iglesia. Esto es lo que está en el corazón de la
Iglesia, lo fundamental, lo central, lo que nunca
debemos olvidar. El Espíritu Santo comenzó a
mostrar a los discípulos de la Iglesia primitiva (y no
sólo a la primera generación, sino a las generaciones
siguientes), a Dios por medio del Hijo. Jesucristo
indujo esa búsqueda en el Espíritu de la Iglesia
cuando los llevó aparte del mundo religioso en que
estaban. Ellos estaban en Jerusalén, donde había
muchos grupos, mucha actividad religiosa, y él
seguramente que a propósito se los llevó a un lugar
apartado, a Cesarea de Filipo, retirándolos de todas
las distracciones, al punto focal diciéndoles: “¿Quién
dicen los hombres que es el Hijo del Hombre?”
(Mt.16:13). Apreciemos la didáctica que utiliza el
Señor. Dios, para revelársenos y dársenos tenía que
mandar a su Hijo, y éste comienza como el novio con
la novia, a llamarle la atención sobre lo principal.
Los apóstoles responden muy diplomáticamente

EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES. [5]


con lo que sabían, porque lo más probable es que
no le dijeran todo lo que decían los hombres acerca
de él, lo que después se escribió en algunas partes
del Talmud; mas fueron las partes buenas lo que
los discípulos le dijeron de las opiniones humanas,
diciéndole que era Elías, o Jeremías o alguno de los
profetas; pero en fin, dijeron las opiniones de los
hombres (paráfrasis Mt.16:14). Hoy, toda la tierra
está llena de opiniones de los hombres acerca de
Jesús, circulando incluso muchos libros, algunos
son best seller, presentando un Jesús apócrifo.
Han vuelto a estar de moda los libros apócrifos,
especialmente el de Judas Iscariote y de María
Magdalena, y el Código da Vinci, y tantos otros,
porque Jesús sigue siendo un tema que vende, pero
claro, el Jesús apócrifo, el Jesús de los best seller,
es al que quieren leer, pero al de la Biblia no lo
quieren oír: “...y apartarán de la verdad el oído y se
volverán a las fábulas.” (2Tim.4:3-4). Esto es lo que
han estado haciendo.

Conociendo al Espíritu de Verdad y al espíritu


de error.-

La Palabra de Dios, en contraposición a lo anterior,


nos dice que: “...el que conoce a Dios, nos oye...”
(1Jn.4:6). Es decir, los que son de Dios oyen lo que
los apóstoles del Nuevo Testamento confiesan por
medio del Espíritu Santo de Cristo; los del mundo
no nos oyen, no soportan y no pueden aguantar lo
que el Espíritu Santo dice. “En esto conocemos el
espíritu de verdad y el espíritu de error” (1 Jn.4:6).
El Espíritu de verdad se distingue por su confesión
acerca del Cristo. Estos versículos clásicos de Juan,

[6] EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES.


nos muestran la importancia de la revelación y
confesión acerca de Jesucristo, y las intenciones
de la serpiente de presentarnos otro Jesús, otro
espíritu y otro evangelio, siendo este el punto crucial
del combate entre el Espíritu de Dios y el espíritu
del anticristo. La revelación acerca del Señor
Jesucristo y la confesión acerca de esa revelación,
sobre el Cristo revelado por el Padre, y confesado
por la Iglesia, dice que “...sobre esta roca edificare
mi iglesia...” (Mt.16:18). Existiendo una íntima
relación entre revelación de Jesucristo y edificación
de la Iglesia. No habrá verdadera edificación de la
Iglesia, sin una verdadera, profunda y espiritual
revelación y confesión de Jesucristo. La Iglesia crece
en la medida que conoce al Señor Jesús; por eso
el enemigo está tan interesado en confundir este
asunto, y por lo mismo es que también el Espíritu
Santo, por mano de los apóstoles, está igualmente
interesado en que tan crucial punto sea revelado
y confesado. No seamos descuidados ni ingenuos,
sino sumamente cuidadosos sobre esto. A veces
damos por sentadas ciertas cosas, pero si palpamos
un poco, nos damos cuenta que es necesario cavar
profundo, para que el fundamento esté realmente
colocado y estemos sobre la roca, porque depende
de lo que Jesucristo sea para nosotros, eso
determinará lo que nosotros seamos para Dios.
Entonces, por eso el Espíritu Santo hará, conforme
a su misión de glorificar al Hijo y de enseñar: “...él
os guiará a la toda verdad...” (Jn.16:13). Lo primero
que comenzó a hacer, al igual que como lo hizo el
Señor, fue llamar la atención de la Iglesia acerca de
quién es el Hijo de Dios. Anteriormente, estuvimos
introduciéndonos en la importancia e implicaciones

EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES. [7]


de este tema, pero necesitamos penetrar aún más
en el. El Espíritu Santo continuó con la pregunta
acerca de Jesús: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?
(Mt.16:15). Primero, Jesús pregunta por la opinión
de los hombres, y luego pregunta por la opinión de
los apóstoles, es decir, por los suyos. Sus discípulos
no pueden estar mezclados, ni contemporizando
con las opiniones del mundo, pues hay un claro
contraste entre la confesión del Espíritu Santo por sus
discípulos legítimos, y las opiniones del mundo acerca
de Jesús. En esto la Iglesia no puede ser descuidada.
En la Palabra del Señor hay asuntos cruciales y hay
asuntos que son periféricos; hay asuntos donde se
puede tolerar una diferencia de escuela, porque no es
lo mismo que una herejía. En asuntos fundamentales,
en cuanto al Señor Jesús, el apóstol Juan, el apóstol
del amor, decía con mucha claridad a los santos en
sus cartas que: “Si alguno viene a vosotros, y no
trae esta doctrina...” (2Jn.1:10). Quizá nosotros, en
otras cosas, hemos aprendido a no pelearnos por
doctrinas, pero tratándose acerca del Hijo de Dios,
del Señor Jesús, necesitamos tener mucho cuidado,
porque no podemos decir “bienvenido” con ligereza a
cualquier cosa que se diga acerca de él, porque ahí
está minándose nuestro fundamento, ya que el diablo
quiere presentar a otro Jesús, poniendo dinamita en
nuestro fundamento. Satanás no quiere que dejemos
de ser religiosos; todo lo contrario, ya que él fomenta la
religión, porque quiere hacerse Dios, y va a necesitar
la religiosidad y la devoción de la gente. Él prefiere la
religión al ateísmo, ya que sólo para combatir a los
fieles mete el asunto del ateísmo, pero el preferiría la
religión, con tal de que sea él a quien se adora.

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Primera tónica del Espíritu Santo.-

Si hacemos un seguimiento de qué era a lo cual el


Espíritu Santo llamaba la atención de los cristianos
de los primeros siglos, vemos que el asunto central
era el mismo que en Cesarea de Filipos había
introducido el Señor Jesús, preguntando sobre
quién era él. Entonces, ¿quién es el Hijo? Es la
pregunta fundamental. ¿Qué relación tiene el Hijo
con el Padre?, ¿Es una creatura del Padre? ¿Es la
misma persona del Padre? ¿El Hijo es el mismo
Padre disfrazado de hombre? Estas interrogantes
no son solo antiguas, sino actuales y de mucho
interés, que quizás ya habrán llegado hasta nuestras
propias casas, por medio de personas muy bien
intencionadas, que vienen a decirnos que Jesús
no es Dios, y que piensan salvarse enseñando en
contra de la divinidad del Hijo de Dios; enseñando
otras cosas contra el infierno, contra la resurrección
corporal de Cristo, y otras series de temas religiosos.
Todo este asunto ha estado y sigue estando en
ebullición, pero igualmente la Iglesia debe crecer
para el Señor, con un testimonio claro en medio
de miles de voces dirigidas por demonios. Existen
demonios y existen doctrinas de demonios queriendo
presentar otro Jesús, otro espíritu, otro evangelio,
y todo eso está en aumento en el mundo religioso.
Hoy en día, el mayor escándalo para millones de
personas en la tierra, que siguen a un falso profeta
llamado Mahoma, es escuchar que Dios tiene un
Hijo, y que ese Hijo es Jesús. Lo más preciado para
el corazón del cristiano, es la peor blasfemia para
un musulmán.

EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES. [9]


¿Sociología pro-globalista o Testimonio?.-

Los sociólogos están estudiando el problema


del conflicto de las llamadas civilizaciones,
estudiándolo como un asunto de sociología y de
estrategias políticas, para ver cómo facilitar la
globalización del mundo, sabiendo manejar las
variedades religiosas y cómo utilizar el ecumenismo
y eclecticismo al servicio de la globalidad. A veces
la sociología estudia la religión, y las conversiones
en Latinoamérica del catolicismo al protestantismo,
y otros temas parecidos, pero lo estudian en aras
de aquella globalización. Hay millones de dólares
que circulan para promover el eclecticismo,
para promover la unidad humana, pero ¿unidad
alrededor de quién? ¿Y para quién? ¿O al servicio de
qué? Puede parecer muy práctico, sí; la religión ha
sido aceptada como útil para el orden social, pero
¿será eso suficiente? En el corazón de ese llamado
conflicto tan actual de civilizaciones, está este punto
y pregunta crucial: “Y vosotros ¿quién decís que soy
yo?”. Nosotros, la Iglesia, somos la sal de la tierra,
somos la luz del mundo, una ciudad asentada sobre
un monte que no se puede esconder, y le debe al
mundo un testimonio claro, un precedente nítido
basado realmente en el trabajo multigeneracional
de Dios, en la Palabra revelada por Dios desde el
principio, a lo largo de los XXI siglos que tenemos
de cristianismo. Entonces, ¿cómo no va la Iglesia
a digerir con plena conciencia este asunto para la
gloria de Dios? Porque este es el punto decisivo,
que se esconde debajo del Armagedón, que será
un conflicto, la intención máxima de rebelión de
Satanás que quiere hacerse semejante a Dios,

[10] EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES.


contra el Dios verdadero. La Palabra nos dice que:
“Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la
bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus
inmundos...” (Ap.16:13).

Intenciones draconianas.-

Por otra parte, Zacarías nos dice que al anticristo


le interesa la carne de las ovejas gordas y que ellos
van trabajando por lo alto para reunir a los reyes de
la tierra, para reunirlos contra el Cordero y contra
los suyos, y puede ser que reúnan los ejércitos
hablando de paz y seguridad, pero ellos no tienen
interés en eso. Satanás sabe que con esa falsa
promesa va a canalizar la fuerza de los ejércitos,
incluidas las bombas de neutrones, para resistir la
segunda venida del Señor Jesucristo. Y no estamos
hablando sueños, ya que lo dicen expresamente
los luciferianos en sus propios libros, que recibirán
la Segunda Venida de Cristo con bombas de
neutrones. Les parecerá raro, pero en Chile hace
poco murió Miguel Serrano, un militar luciferiano
y pro fundador de este movimiento, que en uno de
sus libros pudimos leer lo anterior. Satanás quiere
reunir las naciones y a sus ejércitos no para la
paz y la seguridad, sino usando la propuesta de
paz y seguridad. La Palabra discierne para qué
reúne Satanás a las naciones, pues dice que los
quiere reclutar para pelear contra el que montaba
el caballo blanco, contra el Señor Jesús, el Verbo
de Dios, y contra su ejército. Los que están con el
Verbo de Dios son llamados, escogidos y fieles, y
quiera Dios que estemos en ese bando, en el bando
que desciende del cielo, que nació de lo alto y que

EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES. [11]


representa los intereses de Dios en la tierra, y no
la Babilonia que se levanta de abajo para arriba,
pretendiendo conquistar el cielo y la gloria divina.
La gloria desciende de Dios para abajo, pero
Babilonia son ladrillos de barro, hechura humana
que se levanta de abajo para arriba; pero que ya
fue juzgada, fue confundida y fue dispersada. La
dispersión y la confusión es el juicio de Dios contra
Babilonia.

El propósito eterno de Dios.-

El propósito eterno de Dios nuestro Padre es


recapitular, reunir en Cristo Jesús todas las cosas.
Hoy en día, nosotros no podemos contemporizar.
Tenemos que conocer al Señor, porque nuestro
testimonio tiene que ser claro y no podemos
simplemente ser prácticos, ya que ese aparente
beneficio de la práctica para convivir, renunciando
a la verdad, no es de los seguidores del Señor Jesús.
Debemos ser muy decentes con la gente, amables,
cariñosos, cuidadosos, caritativos, pero muy claros
con ellos. La Iglesia tiene la incumbencia de dar el
testimonio acerca de Jesucristo. La Iglesia no se va
a reunir en concilio mundial con otras religiones
para ponerse de acuerdo y facilitar la convivencia
en la tierra, porque esa no es la misión de la Iglesia.
La Iglesia debe representar al Señor, así como el
Señor ha representado a su Padre, cosa que no les
gusta a las personas, porque ellas quieren el lugar
del Padre. Los hijos del diablo tienen los mismos
intereses de su padre el diablo, pero la Iglesia tiene
al Señor en el centro. Entonces, nosotros, en estas
cosas, tenemos que ir despacio y asegurarnos

[12] EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES.


de cuál es la Palabra de Dios, y la confesión del
Espíritu acerca de esta crucial pregunta: “¿Quién
decís vosotros que soy?”.

Testimonio Divino acerca de Jesucristo.-

El Espíritu Santo se demoró cuatro siglos


para que los santos, a la luz de los testimonios
bíblicos, reconociera que Jesús es el Hijo de Dios,
y es consustancial con el Padre. Esto se trata de
revelación, y se trata de saber por qué estamos o no
de acuerdo con alguna voz de las tantas que hay en
la tierra. El Espíritu Santo comenzó a enseñar a la
Iglesia de los primeros siglos, quién es Jesucristo
en su divinidad, y por qué se le dice Dios, también.
Jesucristo es la gran piedra de escándalo y de
tropiezo para el propio Judaísmo, y ahora para el
Islam; y además, para cierta parte de la cristiandad
quienes aún se encuentran confundidos alrededor
de esto. Por lo tanto, la Iglesia debe oír lo que dice
el Señor, porque Él tomó las Escrituras cuando
resucitó, y se pasó los cuarenta días antes de la
ascensión enseñando lo que decían de él, y luego
los apóstoles, de los cuales nos dice la Palabra
que: “Y todos los días, en el templo y por las casas,
no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo”
(Hch.5:42). Este era el tema de los apóstoles, y
el tema del evangelio de Dios; y como dice en
Romanos 1: “...el evangelio de Dios, (...) acerca de
su Hijo (...) que era del linaje de David según la
carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder,
según el Espíritu de santidad, por la resurrección
de entre los muertos” (Ro.1:1,4). Eso era lo que
estaba en el Lugar Santísimo del Tabernáculo, lo

EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES. [13]


que ocupaba el lugar central en la casa de Dios,
que es el Arca del Testimonio de oro y de madera,
lo cual nos habla de la persona divina y humana de
Cristo, y el propiciatorio, que nos habla de la esencia
del evangelio, de la obra de esta persona divina y
humana. Recordemos que el propiciatorio es donde
se colocaba la sangre de la expiación, pero ahora
también nos habla de su resurrección y ascensión,
porque esa Sangre fue derramada cuando era un
hombre (es todavía hombre), cuando estaba de
paso por la tierra. Allá en el Atrio, en el Altar de
Bronce, derramó la Sangre, pero esa Sangre no se
quedó allí, sino que fue introducida por el sumo
sacerdote en el Lugar Santísimo, lo que implica la
resurrección, ascensión y entronización del Señor
Jesús, porque en base a su Sangre obtuvo eterna
redención. Entonces, el propiciatorio nos habla de
la esencia de la obra del Señor en la Cruz, en la
resurrección y en la ascensión. Eso es lo que ocupa
el lugar central en el corazón de la fe de la Iglesia,
y de allí es de donde recibe todos sus beneficios,
desde la divinidad, desde la humanidad, desde la
muerte, desde la resurrección, desde la ascensión,
desde la entronización, desde la intercesión, y desde
el derramamiento del Espíritu. Desde ahí proviene
la vida de la Iglesia, debajo del trono en el Lugar
Santísimo, desde donde surge el río de Dios hacia el
Lugar Santo, hacia el Atrio, y toda alma que entrare
en aquel río será vivificada. Desde ahí desciende
todo; aquí está la casa de Dios, que es la Iglesia,
y ¿qué tiene en su corazón? ¿A quién ha recibido?
Al Señor; y al recibir al Hijo, se recibe al Padre; al
recibir al Espíritu, el Padre y el Hijo han venido
a hacer morada, junto con lo que el Señor Jesús

[14] EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES.


consiguió en su humanidad, en su vida, muerte,
resurrección y ascensión.

La suministración del Espíritu de Jesucristo.-

El Espíritu toma todo lo que es del Hijo, y el Hijo


todo lo que es del Padre, y todo lo que es del Padre
y del Hijo, lo pasa el Espíritu a nosotros. Por esto,
la Palabra nos habla no sólo del Espíritu Santo, sino
de: “la suministración del Espíritu de Jesucristo”
(Fil.1:19). Esa frase es muy importante y muy
significativa, y está también en Gálatas, que nos dice:
“Aquel, pues, que os suministra el Espíritu, y hace
maravillas entre vosotros, ¿lo hace por las obras de
la ley, o por el oír con fe?” (Gá.3:5). Por el oír con fe
recibimos la suministración del Espíritu, y el Espíritu
nos trae todo lo que es del Señor, así como el aceite
trae todas las especies machacadas, el aceite de la
unción pasa hasta el borde de las vestiduras del
cuerpo, trayendo la mirra, la canela, la casia, y el
cálamo que nos hablan de la obra del Señor.

Testimonio de la Iglesia.-

La Iglesia siguiendo al Espíritu y la Palabra,


junto con el testimonio del Padre, del Hijo y del
Espíritu, debe conocer al Señor en su divinidad, en
su personalidad distintiva como Segunda Persona
de la Trinidad, como Verbo de Dios y también como
hombre, lo que comprende su vivir humano, su
muerte, resurrección y ascensión. Todo lo anterior
junto es el corazón del testimonio de la Iglesia. Dios
nos ha dado vida eterna y esta vida está en su Hijo;
el que tiene al Hijo, tiene el testimonio en sí mismo,
y tiene también la vida.

EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES. [15]


Testimonio de la Epístola a los Hebreos.-

Hebreos es una epístola que cumple la función del


Espíritu de glorificar al Hijo por la vía del contraste,
es decir, contrasta el Antiguo Pacto con el Nuevo;
contrasta al Hijo con los ángeles, y contrasta
muchas otras cosas para exaltar y glorificar al Señor
Jesús. Vamos a hacer el seguimiento de la manera
cómo el Espíritu Santo empieza a abrir los ojos de la
Iglesia por el testimonio. El Espíritu Santo inspiró,
creemos que a Lucas, a escribir Hebreos, aunque
no es el tema en este momento, sino es que el autor
fue guiado para el testimonio. Y justamente en el
primer capítulo de la epístola aparece nada menos
que el testimonio del Padre acerca de la divinidad
del Hijo. Hemos oído el testimonio de Jesús acerca
de su Padre, pues él vino a glorificarlo, pero ahora la
Palabra de Dios nos muestra la glorificación hacia
el Hijo. El Padre honra al Hijo y pide que nosotros
también le honremos, al igual como se honra al
Padre. Esto es justamente lo que el Islam tiene como
gran blasfemia. Lo que nos pide el propio Padre en
la Palabra, pidiéndoselo a todas las criaturas en el
cielo y en la tierra, que reconozcan el lugar divino
que ocupa el Hijo. Esa es la confesión de la Iglesia,
que está en el centro del conflicto. Veamos aquellos
capítulos que nos hablan de esto: “Dios, habiendo
hablado muchas veces y de muchas maneras en
otro tiempo a los padres por los profetas, en estos
postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien
constituyó heredero de todo, y por quien asimismo
hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su
gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien
sustenta todas las cosas por la palabra de su poder,

[16] EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES.


habiendo efectuado la purificación de nuestros
pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra
de la Majestad en las alturas, hecho tanto superior
a los ángeles, cuanto heredó más excelente nombre
que ellos. Porque ¿a cuál de los ángeles dijo Dios
jamás: Mi Hijo eres tú, yo te he engendrado hoy,
y otra vez: Yo seré a él Padre, y él será a mí hijo?
(Heb.1:1-5). Dios nos ha hablado por el Hijo, y el
Hijo es el hablar de Dios final, y cualquier otra cosa
que se diga no puede ser diferente a lo que ya ha
dicho el Hijo. La Iglesia puede crecer en la revelación,
en el entendimiento espiritual del hablar del Hijo,
pero el hablar del Hijo es conclusivo, es la última
palabra de Dios. Dios, en otros tiempos, habló de
muchas maneras, pero en los postreros tiempos el
hablar de Dios es el Hijo. Todo le pertenece al Hijo
por voluntad del Padre; el Hijo desde la eternidad
compartía la gloria del Padre; él es el resplandor de
la gloria divina y esa frase no es un invento del autor,
porque Dios mismo, cuando le mostró a Ezequiel el
resplandor de la gloria divina, lo vio semejante a un
hombre (Ez.1:26,28). Esta era la semejanza de la
gloria divina, era el Hijo antes de la encarnación, el
Hijo en la eternidad con el Padre, en el principio de
todo. Todo ha sido creado y sustentado por el Hijo.
Qué síntesis preciosa ha hecho el Espíritu en esta
introducción a la epístola, y qué síntesis del evangelio
de Dios acerca de su Hijo. En la actualidad, estas
palabras provocan un escándalo, pero Lucas no
se está inventando esto, o cualquier otro que haya
sido el autor ocupado por el Espíritu Santo, porque
se basó en la Palabra del propio Padre, pues es él
quien ha hablado acerca del Hijo. También aquí,
Dios Padre ha hecho un contraste entre el Hijo y

EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES. [17]


los ángeles quienes son poderosos en gloria, pero
no como Jesús. Lo que está haciendo el Espíritu
Santo por medio del autor, es citar al Padre, pues
Jesús no es una doctrina inventada por Lucas o
por los cristianos, a quienes se les ocurrió divinizar
a un carpintero, sino que el Padre le reveló a su
Hijo a muchos carpinteros y pescadores. El Padre,
cuando introduce al Primogénito en el mundo dice:
“Adórenle todos los ángeles de Dios” (He.1:6). Dios
el Padre le manda a los ángeles a adorar al Hijo,
e incluso cuando está en la tierra como hombre,
fue adorado desde que nació en Belén, por aquellos
personajes con regalos muy significativos, al igual
que aquella vez cuando el ciego recibe la vista
y fue adorado por él. Jesús, a lo largo de su vida
recibió la adoración. Por lo tanto, ¿nos podemos
dar cuenta quién es el Hijo? “...El que no honra
al Hijo, no honra al Padre...” (Jn.5:23). Dios tiene
un Hijo, y le agradó que en el Hijo habitase toda
plenitud, y el propio Hijo da testimonio. La misma
vida autosuficiente de Dios, posee el Hijo. Esto
no se dice de ningún ángel, ni anciano, querubín,
serafín, arcángel, etcétera, sino sólo se dice del
Hijo. “Ciertamente de los ángeles, dice: El que hace
a sus ángeles espíritus, Y a sus ministros llama de
fuego” (Heb.1:7). Eso se dice de los ángeles, que son
espíritus; mas del Hijo dice: “...Tu trono, oh Dios,
por el siglo del siglo; cetro de equidad es el centro
de tu reino. Has amado la justicia, y aborrecido la
maldad, por lo cual, te ungió Dios, el Dios tuyo...”
(Heb.1:8-9). Jesús es una persona divina, que era
en el principio, antes de todas las cosas. Por eso fue
que cuando Isaías en el capítulo 6 vio a Jehová de
los ejércitos en el trono, diciendo que serafines a su

[18] EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES.


alrededor proclamaban a la Trinidad: Santo, Santo,
Santo (paráfrasis Is.6:1,13), nos habla de la gloria
de Jesús antes de la encarnación. “Tú, oh Señor,
en el principio fundaste la tierra...” (Heb.1:10).
Podemos apreciar en estas palabras que el Hijo no
es solamente un hombre en la tierra, sino que ya era
en el principio. “Y los cielos son obra de tus manos”
(Heb.1:10). Muchas veces repetimos esto, pero no
nos fijamos que es del Hijo de quien se habla. “Ellos
perecerán, mas tú permaneces; y todos ellos se
envejecerán como una vestidura, y como un vestido
los envolverás, y serán mudados...” (Heb.1:11-12).
Se mudará de vestido el Señor, pues ese universo
tan tremendo es un vestido viejo. La gloria es de
Dios, no del sol, no de la luna, ni de las estrellas.
Todo va mudando, pero él no muda. “Pero tú eres
el mismo, y tus años no acabarán” (Heb.1:12).
Los años del universo podrán ser años luz, pero
se acaban, mas los del Señor permanecerán para
siempre. “Pues, ¿a cuál de los ángeles dijo Dios
jamás: Siéntate a mi diestra?...” (Heb.1:13). O sea,
al lado de Dios, en su trono. Como dice la Palabra
en otro lugar: “Al que venciere, le daré que se siente
conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me
he sentado con mi Padre en su trono” (Ap.3:21).
¿Quién está sentado en el trono? El Padre y el Hijo.
Y ¿quién más se sentará ahí? Los vencedores de
la Iglesia. Qué llamamiento altísimo, pero que no
podremos ni siquiera soñar con ese llamamiento si
no conocemos al Hijo. Pero ahora que conocemos al
Hijo y las promesas sobre él, descubrimos lo enorme
de nuestro llamamiento. “¿No son todos espíritus
ministradores, enviados para servicio a favor de los
que serán herederos de la salvación? (Heb.1:14).

EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES. [19]


Esto fue escrito a manera de contraste, para ver la
gloria del Hijo sobre el paño de fondo de la gloria de
los ángeles, que son tan fuertes en poder, pero que
no son nada comparados con el Hijo. q

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Gino Iafrancesco V., 25 de agosto 2009. Temuco, Araucanìa, Chile.

[20] EL TESTIMONIO DIVINO ANTE EL CONFLICTO DE CIVILIZACIONES.

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