Disertación - Informe Banco Mundial

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“Año de la unidad, la paz y el desarrollo”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE INGENIERÍA


FACULTAD DE INGENIERÍA ELÉCTRICA Y ELECTRÓNICA

Economía General
Disertación

FIEE – BEG01N
INTEGRANTE:
● Ferrer Solorzano Bengham Leonid – 20220150F

TEMA
“Resurgir Fortalecidos: Evaluación de
la pobreza y la equidad en el Perú”

DOCENTE: ULISES HUMALA TASSO

FECHA DE ENTREGA: 20/05/2023

2023-I
Introducción
La fragilidad en los logros sociales nos conlleva a no poder superar índices de pobreza
similares a los de una década anterior. En el informe del banco mundial, Resurgir
Fortalecidos: Evaluación de la pobreza y equidad en el Perú, afirma que a pesar de las
mejoras en los servicios públicos como agua potable, electricidad, internet y sistemas de
desagüe, el acceso y la calidad de estos públicos son inadecuados en su gran mayoría. Del
mismo modo indica que a pesar de algunas mejoras en el mercado laboral, la calidad del
empleo es baja, más aún después de la pandemia COVID-19, en la que millones de
peruanos perdieron su empleo, y en su reinserción fue en el sector informal. Otro punto que
menciona el banco mundial es el sistema de tributación y transferencias, y su capacidad
limitada de redistribución. En este punto nos menciona lo limitado e ineficiente que llega a
ser el sistema tributario puesto la mayor parte de la población económicamente activa se
encuentra en el sector informal y de la poca parte de la población que se encuentra en el
sector formal menos de la mitad de ellos llega a pagar sus impuestos. Por último, menciona
que la existencia de la exposición excesiva a los choques, especialmente a los desastres
naturales, en la población peruana, especialmente en la población en situación de pobreza,
pobreza extrema o vulnerabilidad, es una de las causas fundamentales en la fragilidad del
crecimiento desarrollo social.

En primer lugar se presentará la desigualdad generada por la pandemia COVID-19 , luego


se analizará algunas de las causas por las cuales los logros sociales del Perú han sido tan
frágiles y finalmente se abordará algunas medidas que pueden mejorar significativamente el
impacto a largo plazo que tendrán los choques idiosincrático a nivel demográfico, choques
idiosincrático a nivel económico, choques de violencia covariante, choques naturales
covariante.
Capítulo 1: La desigualdad generada por la pandemia COVID-19
La desigualdad en el Perú es un tema recurrente en la búsqueda de mejoras. En la
búsqueda de la igualdad se han generado muchos programas sociales de ayuda a la
población en situación de pobreza y pobreza extrema, siendo estos grupos en los que más
se ha enfocado el gobierno para mejorar su situación económica y social. En la combinación
de un gran número de factores, siendo el crecimiento económico el principal de ellos, la
pobreza total disminuyó considerablemente desde el año 2004 al 2019, cayó de 58.7 por
ciento a 20.2 por ciento, siendo este porcentaje similar a los que tienen los países
desarrollados. En cuanto a la pobreza extrema desde el año 2004 al 2019, cayó de 16.4 por
ciento a 2.9 por ciento. Este avance de 34.8 por ciento en el nivel de pobreza y 13.5 por
ciento en en el nivel de pobreza extrema se logró gracias al desarrollo económico constante
en el PBI y el PBI per cápita sumado a los programas de asistencia social gubernamentales,
enfocadas principalmente en las zonas más marginadas y alejadas de la capital, y con
mayor porcentaje de pobreza y pobreza extrema.
En el año 2020 el porcentaje de la población por debajo de la línea de pobreza y en pobreza
extrema aumentaron en casi 9.9 puntos porcentuales y 2.2 puntos porcentuales
respectivamente, llegando al valor de 30.1 por ciento en cuanto a las personas en pobreza y
5.1 por ciento en cuanto a las personas en pobreza extrema. Posteriormente en el año 2021
la pobreza y la pobreza extrema se redujeron a 25.9 por ciento y 4.1 por ciento
respectivamente.
Podemos visualizar el desarrollo de la pobreza y la pobreza extrema en el siguiente cuadro:

Gráfico 1. Total de pobreza nacional y tasa de pobreza extrema, 2012–21


El crecimiento económico que tuvo el Perú en las décadas anteriores fue uno de los más
grandes en la región, en promedio el Perú registró un un incremento de 6.6 por ciento del
producto bruto interno(PBI). Esto debido exitosas reformas macroestructurales, una
política fiscal y monetaria adecuada y condiciones externas favorables por el auge de los
precios de las materias primas, esto acompañado de una importante entrada neta de
inversión extranjera directa e incluso después de la desaceleración de la economía por el
final del auge de los precios de las materias primas, la desaceleración económica en China
y el descenso de la inversión privada, el crecimiento promedio real del PBI fue tres veces
más alto en el Perú que el promedio regional.
Los grupos más favorecidos en ese periodo fueron los pobres y pobres extremos logrando
grandes avances. Los principales logros fueron el acceso a servicios básicos e
infraestructura, como vivienda adecuada, saneamiento y educación. El porcentaje de
personas con una necesidad básica insatisfecha cayó de 56.8 por ciento en 1993 a 25.3 por
ciento en 2017. La falta de acceso al servicio de alcantarillado también tuvo un descenso
similar cayó de 36.5 por ciento en 1993 a 5.8 por ciento en 2017. En cuanto a electricidad y
agua potable el porcentaje de la población con acceso a estos servicios básicos aumentó de
62 por ciento a 87 por ciento y de 76 por ciento a 96 por ciento, respectivamente, entre
2004 y 2021.

La fragilidad de estos logros fue revelada por el COVID-19. El Perú tuvo uno de los
porcentajes más altos de muertos por COVID-19, empezando por el exceso en la cantidad
de contagiados, que según el ministerio de salud 3.5 millones de personas se contagiaron
de COVID-19 entre 2020 y 2021, y más de 213,000 murieron por dicha causa.
El siguiente cuadro muestra el avance de muertes entre 2020 y 2021:

Gráfico 2. Exceso de muertes en 2020 y 2021 en relación a 2019


La distribución de los fallecidos por sus características tuvo un mayor índice en las
características individuales de edad y región de residencia. La edad explica el cerca del 60
por ciento de fallecidos, mientras que la región de residencia explica un 7 por ciento. Otras
características fueron ser hombre, tener la edad entre 40 a 64 años, ser altamente calificado
y los ingresos, los cuales explican 0.7 por ciento, 0.6 por ciento, 0.6 por ciento, y 0.1 por
ciento respectivamente. otras características como la educación, el sexo y el nivel de
ingreso no tuvieron relevancia aplicativa.
Respecto al grupo de edad de 40-65 años y +65 tuvieron 1 por ciento y 4 por ciento más
posibilidades de morir, antes de la pandemia tuvieron 24,000 muertes en el grupo de edad
de 40–65 años, mientras que en 2021 fueron casi 72,000 muertes, mientras que entre el
grupo de 65+ años, se reportaron 72,000 muertes antes de la pandemia, mientras que en
2021 fueron 151,000. Esto
Esta distribución la podemos observar en el siguiente gráfico:

Gráfico 3. Análisis ANOVA: varianza en las tasas de mortalidad

Para el 2021 el Perú había regresado a niveles de pobreza y pobreza extrema similares a
los que tenía una década atrás. Es decir, la crisis borró una década de reducción de
pobreza en un solo año, dejando ver a toda luz la fragilidad de los logros sociales. Los
efectos que tuvo este retroceso fueron una reducción del 21.0 por ciento en el ingreso
laboral, una reducción de 15.9 por ciento en el gasto mensual. Asimismo, el porcentaje de
trabajadores con empleos adecuados descendió de 55.8 por ciento en 2019 a 45.5 por
ciento en 2020.
El porcentaje de desempleo tuvo valores altos en la pandemia. Los trabajadores informales
tuvieron 12 por ciento más de probabilidades de perder su trabajo que los trabajadores
formales. Las mujeres tuvieron 9 por ciento de probabilidades de perder sus trabajos que
los hombres. Estos datos se confirman con la encuesta telefónica de alta frecuencia
realizada por el Banco Mundial.

En el contexto de la pandemia la pobreza se ha vuelto mucho más urbana que nunca antes.
Este proceso había empezado mucho antes de la crisis COVID-19 pero el efecto de la
misma aceleró la urbanización. Para el 2019 el 56.7 por ciento del total de las personas
pobres residen en áreas urbanas. Para el 2021 ese porcentaje había aumentado a 68.7 por
ciento.

Está pobreza está centralizada en la capital, con un alarmante 24 por ciento, mientras que
Lima y las 12 regiones más grandes del país concentran el 40 por ciento de toda la
población en situación de pobreza.
Estos datos se plasman en los siguientes cuadros:
Gráfico 4. La urbanización de la pobreza: pobreza por área, 2004–21

Gráfico 5. Porcentaje de personas pobres, por área urbana y rural, 2021

La vulnerabilidad también aumentó en la crisis COVID-19. Se elevó de 26 por ciento en


2004 a 39 por ciento en 2021. Si bien la pobreza y la pobreza extrema disminuyeron, los
que salieron de la pobreza no pudieron lograr un nivel lo suficientemente alto por encima de
la línea de pobreza para poder afrontar un choque.
Los efectos de la crisis COVID-19 también tendrá impactos a largo plazo, principalmente en
ausencia de políticas compensatorias que amortigüen sus efectos.
Una pérdida importante en el Perú es la acumulación de capital humano. Un informe del
Banco Mundial estima que los años de escolaridad perdidos son 1.7 años, siendo una de
las más altas de la región. Todo esto sumado al 73.4 por ciento de los padres que asegura
que el confinamiento en sus cosas ha generado problemas psicológicos en sus hijos.
Según un estudio realizado por el Bracco et al. (2022), más de un tercio del año académico
de 2020 se perdió por el cierre de escuelas, y la nueva generación de trabajadores
experimentará una disminución del 8 por ciento en sus ingresos para 2045 de no realizarse
ajustes. Se espera que estas reducciones incrementen la tasa de pobreza en 6.5 por ciento
a largo plazo.

Por otro lado, los efectos de las muertes por COVID-19 han dejado un aumento excesivo de
43,500 huérfanos por el padre, la madre o ambos en 2020-2021 en comparación con 2018-
2019. Este aumento representa un aumento del 20 por ciento, lo que representa 5 niños
huérfanos por cada 1,000 habitantes. Las epidemias anteriores evidencian que los efectos
que tiene la orfandad puede causar serios daños en la salud y el desarrollo de los niños.

El desempleo juvenil generado por las altas tasas de desempleo formal y principalmente
informal es probable que afecte sus oportunidades de inserción en el mercado laboral a
largo plazo. Diversos estudios muestran que el desempleo juvenil deja una marca en los
salarios que persiste en el tiempo. Por ejemplo, un estudio en México muestra que los
trabajadores jóvenes, cuyos primeros empleos habían sido formales, tenían 10 por ciento
más probabilidades de conseguir un trabajo formal 18 meses después.
Capítulo 2: Causas que explican la fragilidad de los logros sociales.
El acceso a los servicios de agua, salud, tenencia de activos, desagüe, salud, internet y
electricidad sin duda han mejorado significativamente, sin embargo, solo dos de cada cinco
hogares poseen los cuatro servicios de agua, desagüe, electricidad e internet. Es decir, sólo
41 por ciento de la población posee los cuatro servicios básicos mientras que el resto posee
tres o menos de los cuatro servicios.
La evolución de la población que goza, en diferente medida, de los servicios básicos se
mientras en el siguiente cuadro:

Gráfico 6. Hogares con acceso a un paquete de servicios básicos, 2004, 2013, 2021

También existen desigualdades geográficas significativas en el acceso a los servicios


básicos. Más de la mitad de los hogares urbanos tiene acceso al paquete básico de cuatro
servicios, en comparación con el 6 por ciento de los hogares rurales. La mayoría de la
población en áreas rurales tiene acceso a dos o tres de estos servicios. A pesar de ello, solo
el 28 por ciento de la población tiene acceso a uno o ninguno de estos servicios. Las
desigualdades también son comunes entre regiones. Por ejemplo, a pesar de que el 85 por
ciento de las viviendas tiene acceso a agua potable, sistema de desagüe y electricidad en
Lima, incluyendo el área de Lima Metropolitana y el Callao, el porcentaje es de sólo 29 por
ciento en Ucayali.
Los porcentajes en el acceso en la zona urbana y rural se muestra en el siguiente gráfico:
Gráfico 7 . Hogares con acceso a un paquete de servicios básicos, por ubicación rural o urbana, 2021

A pesar de algunas mejoras en el mercado laboral, la calidad del empleo sigue siendo baja.
Antes de la crisis COVID-19 el crecimiento económico permitió crear más de 4 millones de
empleos y un aumento del 50 por ciento en el ingreso en términos reales. Pese a esto las
altas tasas de informalidad, incluso antes de la pandemia, expusieron debilidades
extracurriculares en el mercado laboral. En algunos sectores como la agricultura, que
emplea una cuarta parte de todos los trabajadores, la tasa de informalidad alcanzó un calor
del 96 por ciento. Es decir que 12.5 millones de personas trabajaban sin recibir beneficios
de seguro médico, gratificación, vacaciones remuneradas y pensión, estando expuesto a
una alta vulnerabilidad e inestabilidad.
Al contrario de lo que podría pensarse, la informalidad también se da en el sector formal,
donde las empresas formales tienen trabajadores no registrados en planilla, hacen pagos
salariales fuera de los libros o no cumplen con las regulaciones. Esto es muy preocupante
debido a que la tasa de informalidad en el Perú es más alta que el promedio en países en
desarrollo y se estima que el sector informal produce menos del 20 por ciento del PBI total,
lo que evidencia su baja productividad.
La productividad de las microempresas en el Perú, que forma gran parte del sector informal,
que emplean a cerca del 73 por ciento de todos los trabajadores, es solo el 6 por ciento de
la productividad de las grandes empresas, mientras que, en Colombia, esta cifra asciende a
41 por ciento. Por su parte, en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), dicho porcentaje es 57 por ciento.

La capacidad limitada de redistribución; sistema de tributación y transferencias, en


comparación con otros países con ingreso mediano alto tuvo un impacto modesto en la
reducción de la pobreza y el aumento insípido de la protección contra choques en la
población pobre y vulnerable. Esto es explicado con la baja recaudación por el sistema
tributario y la limitada política fiscal peruana. Si bien los ingresos del gobierno general se
elevaron 4.6 veces en términos nominales después del año 2000, esto no refleja el
crecimiento del PBI. El PBI solo creció de 18.9 por ciento en el año 2000 a 19.6 por ciento
en 2019, antes de la pandemia. Esta participación tampoco cambió mucho entre 2017 y
2019, a pesar de varias reformas al sistema tributario dirigidas a combatir el incumplimiento
y a ampliar la base tributaria. En 2021 los ingresos fiscales aumentaron y fueron el 21 por
ciento del PBI, siendo uno de los niveles más bajos de toda la región.
La comparación del porcentaje que representa los de los ingresos fiscales en el PBI en
América Latina y el Caribe se muestra en el siguiente cuadro.

Gráfico 8. América Latina y el Caribe: ingresos del gobierno general, 2021

La excesiva exposición a choques de diferente índole afecta principalmente a la población


pobre y vulnerable. Los hogares pobres y vulnerables son más propensos a ser afectados
por los peligros, especialmente los naturales, debido a su ubicación geográfica y una baja
inversión en mecanismos que mejoren su resiliencia y reduzcan su exposición contra estos
choques. Es de suma importancia diseñar políticas que mitiguen la exposición al riesgo y la
compresión de la frecuencia e intensidad de los choques.
Los choques pueden clasificarse en choques covariantes o idiosincráticos. Los choques
idiosincráticos pueden ser demográficos, como el abandono por parte del jefe de hogar o la
enfermedad de cualquiera de los miembros del hogar, o económicos, como la pérdida de un
empleo o la quiebra del negocio familiar. Los choques covariantes pueden afectar a
comunidades enteras y pueden clasificarse en violentos (como la delincuencia) o naturales
(como los eventos climáticos).
Estos choques están distribuidos de manera uniforme ya que la población de menos
ingresos es más propensa a choques covariantes naturales mientras que la población de
menos ingresos es más propensa a experimentar choques idiosincráticos a nivel
económico. La preponderancia en los choques idiosincráticos a nivel económico es mayor
que los choques covariantes con 21.7 por ciento y 7.5 por ciento respectivamente.
Los desastres naturales afectaron al 18.3 por ciento de la población en el 20 por ciento de
gasto per cápita inferior y al 22.4 por ciento de hogares rurales. En cambio los hogares
urbanos con mayores ingresos tienen un 23.1 por ciento de reportar choques idiosincráticos
a nivel económico.
Esto datos se esquematizan en el siguiente cuadro:
Gráfico 9 . Choques reportados por quintil de gasto per cápita y área, 2021

La ubicación y topografía del Perú lo hace altamente vulnerable a choques covariantes


naturales como los desastres naturales. A su vez es probable que la magnitud y la
frecuencia de los desastres naturales incremente con los cambios climáticos, dejando un
panorama desolador para la población pobre y vulnerable. El Perú se encuentra en el
Círculo de Fuego del Pacífico, dónde ocurren más del 80 por ciento de los sismos de todo el
mundo. Asimismo, está expuesto a la Corriente de Humboldt, que proporciona al país aguas
ricas en pesca y lo expone periódicamente a episodios del fenómeno El Niño. Los episodios
de incendio también son una preocupación creciente, ya que aumentaron de 26 episodios
en 2003 a 248 en 2018.
Del mismo modo el cambio climático es inevitable, entonces se espera que las temperaturas
anuales aumenten entre 1.7°C y 3.5°C en todo el país. Los mayores cambios en
temperatura, de 2.8°C a 3.2°C, se esperan en la Amazonía, mientras que la región de la
costa experimentará los menores aumentos, aunque siempre significativos, de 2.0°C a
2.4°C. La proyección indica que más del 75 por ciento de los distritos evidenciará aumentos
de temperatura de más de 2.4°C en los próximos 30 años. Los distritos con aumentos
proyectados de temperatura mayores a 2.4°C tienen mayor probabilidad de ser
categorizados como con pobreza crónica o alta vulnerabilidad. La proyección basada en el
Servicio Nacional de Meteorología e Hidrografía del Perú estima que 90 por ciento de los
distritos con pobreza crónica, 84 por ciento de los distritos altamente vulnerables y 62 por
ciento de los distritos con baja vulnerabilidad registran ese cambio climático.
Estos datos se esquematizan en el siguiente gráfico:
Gráfico 10 . Cambios proyectados en la temperatura futura, por categoría de distrito
Capítulo 3: Medidas que pueden mejorar significativamente impacto de los choques
Los retos que asumirá en Perú en el futuro requieren nuevas políticas que promuevan un
crecimiento incluso y resiliente que erradique lentamente la desigualdad y las fragilidades
evidenciadas en la crisis COVID-19. Las nuevas políticas deben ser potencialmente
promotoras de un crecimiento más incluso, incluyendo a los más pobres y vulnerables.
Aunque el proceso de implementar estás políticas sea mucho más lento es de suma
importancia implementarlas y mantenerlas en constante debate.

El sistema tributario debe mejorar sus limitaciones para poder tener una mejor base
tributaria. En el Perú sucede un fenómeno en las empresas llamado enanismo, este
consiste en que las empresas grandes se dividen y mantienen pequeñas para pagar mejor
impuestos. Estos pueden mejorarse mediante una simplificación de los regímenes
tributarios y una inserción gradual. Estás políticas deben realizarse sin afectar a los pobres
y sin desincentivar la inversión, mediante un aumento en la progresividad del sistema
tributario.

Es importante no dejar pasar el tiempo y reparar los daños realizados por la pandemia. La
crisis COVID-19 ha afectado negativamente sectores muy importantes como la salida, la
asistencia social, la escuela y el aprendizaje, la calidad del empleo y el empleo entre
jóvenes, de tal modo que sería muy difícil lograr un desarrollo sin poder solucionar antes los
problemas en estos sectores.
A los niños que han perdido un padre o ambos se le debe dar asistencia social y cuidado de
salud. Al mismo tiempo todos los niños que han tenido algún efecto negativo en su
aprendizaje deben ser deben asignarse recursos adicionales para programas de
recuperación, capacitación de maestros y fortalecimiento de la infraestructura digital.

Incentivar puestos de trabajos formales de una mejor calidad mediante la Oficina Nacional
de Inspección Laboral, que se enfoca en las grandes y pequeñas empresas. Asimismo,
debe capacitarse a los jóvenes que han sido afectados por el desempleo para que puedan
acceder a mejores puestos de trabajos y en el sector formal.

Reducir la vulnerabilidad de los progresos sociales es crucial en la búsqueda de mejorar el


impacto de los choques. Si bien el crecimiento inclusivo y sostenido y los programas
sociales focalizados han demostrado ser efectivos para reducir la pobreza, para reducir la
vulnerabilidad se necesitan otros programas sociales, como aquellos relacionados a mejorar
el aseguramiento y gestionar riesgos.

La mejor forma de enfrentar la urbanización de la pobreza es reformulando el objetivo de las


asistencias sociales. Un paso fundamental sería ampliar la cobertura de los seguros
sociales y tener un patrón de los nuevos pobres y vulnerables desde la urbanización de la
pobreza. A su vez estos seguros sociales deben adaptarse a los distintos choques para una
mejor protección a la población pobre.
Es necesario que el estado ofrezca programas de inclusión económica para que las
personas puedan invertir y aumentar su productividad. Al mismo tiempo debe aumentar la
inclusión económica entre la población de diferentes ingresos, con mayor importancia en la
población pobre y vulnerable. Esto mejoraría su capacidad para enfrentar los choques y ser
más resilientes.
Conclusión
El Perú ha sido uno de los países latinoamericano con la mayor crisis social y económica
ocasionada por la pandemia, con grandes retroceso en los progresos sociales que había
logrado en las últimas décadas. La fragilidad de los progresos sociales evidenció la
desigualdad persistente en la distribución de los ingresos y la falla en la búsqueda de un
desarrollo incluso.

La alta concentración de la población económicamente activa en el sector informal generó


altas tasas de desempleo, desplazando a la población pobre y vulnerable a una situación de
pobreza extrema y pobreza respectivamente. Los efectos más dañinos del desempleo se
centraron en los jóvenes en el sector informal, con mayores efectos a largo plazo.

El intento del gobierno peruano por reducir los efectos de la pandemia sólo tuvo efecto
ralentizador, más aún los efectos a largo plazo sin un plan efectivo para corregir los daños
causados por la crisis del COVID-19 son sumamente preocupantes.

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