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EN GRUPOS
PEQUEÑOS
René Peñalba
LA IGLESIA EN GRUPOS PEQUEÑOS
René Peñalba
Es presidente fundador de la Red Misionera Global CCI,
organización que aglutina más de 620 iglesias y
acciones misioneras en 31 países de América, Europa,
Asia y África. Cuenta con una reconocida y exitosa
trayectoria como pastor, autor y mentor
por más de 40 años.
CCI Publicaciones
Tegucigalpa, Honduras
CRECIMIENTO CENTRÍPETO
Y CENTRÍFUGO
Cuando hablamos de cumplir la Gran Comisión, nos
referimos al avance y crecimiento de la Iglesia; y con relación
a esto vale la pena indicar que, básicamente, hay dos clases
de crecimiento que la Iglesia puede intentar obtener: Uno, el
crecimiento centrípeto; el otro, el crecimiento centrífugo. A
continuación, procedo a explicar estos términos:
El crecimiento centrípeto es aquel que viene de afuera
hacia adentro. Es un crecimiento que se origina en todo lo que
está alrededor; que apelando a todo elemento externo o fuera
de la Iglesia intenta producir el crecimiento interno de esta.
Por otro lado, está el crecimiento centrífugo, que es
totalmente a la inversa, es de adentro hacia afuera. Y ese
crecimiento, bíblicamente hablando, es el que Dios quiere que
intentemos; porque cuando el Señor Jesucristo dice: “Por
tanto, id...”, nos está hablando de una acción que se inicia
desde adentro de la Iglesia, hacia afuera, hacia el mundo; y
este es el crecimiento centrífugo que debemos buscar,
entender y promover.
Curiosamente, como lo indiqué antes, al analizar el devenir
histórico del Pueblo de Dios, nos damos cuenta que hemos
convertido ese “Id” del mandato del Señor Jesucristo, en un
“Venid”; es decir, le hemos adicionado el “Ven”, y con ello
hemos revertido esa acción del cumplimiento de la Gran
Comisión.
En otras palabras, hemos convertido el crecimiento
centrífugo —de adentro hacia afuera— en un crecimiento
centrípeto que va de afuera hacia adentro. Hemos hecho que
la gente tenga que venir a la Iglesia, y hasta que está con
nosotros —adentro del templo— procedemos a evangelizarla.
Hemos estado intentado un crecimiento centrípeto, sin lograr
mayores resultados.
¿Será que ha habido obstáculos e impedimentos para
llevar a cabo la Gran Comisión de forma centrífuga?
RESISTENCIA INICIAL
Todo proceso de cambio que implique innovación tiene
cierta resistencia inicial, como primer resultado en sus fases
primarias. Los seres humanos, casi sin excepción alguna,
somos resistentes a los cambios; y esto es natural. A muchos
individuos los cambios les hacen sentir inseguros, a otros
amenazados. En etapas de cambio en un momento particular
de la vida, la incertidumbre aparece en las mentes y
corazones frente a todo aquello que no se conoce o representa
algo nuevo y desconocido.
En este caso de resistencia inicial, ofrezco mis mejores
recomendaciones a continuación:
1. Calma.
Habrá que tener calma. No podemos reaccionar de forma
negativa con quienes se resisten a lo que estamos
proponiendo. Como dije antes, toda resistencia al cambio es
natural en el género humano, y no podemos esperar que todo
mundo aplauda frente a las nuevas propuestas. Habrá
entonces que tener calma.
Cuando la respuesta a cómo los demás reaccionan a
nuestra iniciativa es demasiado apasionada, cuando nuestra
respuesta a la resistencia ajena viene cargada de celo en
demasía, con ello, lo único que lograremos será agravar el
problema. Por esa razón reitero: Habrá que tener calma.
3. Granjear confianza.
Además de lo ya expresado, habrá que granjear confianza. No
podemos esperar que todo mundo acepte de inmediato y
confíe en lo que proponemos, simplemente, porque sí. La
confianza se gana, y en esto el paso del tiempo juega un papel
muy importante.
Si hacemos una promoción creativa de los grupos, con el
correr de un poco de tiempo se comenzará a ver los resultados
Recomendaciones:
Recomendaciones:
1. Darles tiempo.
Es necesario dar tiempo a las personas que se oponen a la
dinámica. Hay que saber esperar a que las aguas de la
controversia, los prejuicios o la contienda se aquieten. Así, si
se está haciendo un buen trabajo y se está haciendo todo en
buen espíritu, con el tiempo, aquellos que no ven con buenos
ojos los grupos comenzarán a tranquilizarse y a deponer su
actitud defensiva o de ataque.
2. No contraatacar.
No hay que personalizar la actitud de quienes atacan la
dinámica de grupos, acusándoles de rebeldes a la visión o de
ser utilizados por el Enemigo para sembrar cizaña y discordia
en la Iglesia. ¡No! Esa sería una muy mala manera de
reaccionar.
Cuando hay voces atacando esta metodología de trabajo,
lo que debe hacerse es recibir las opiniones con buen espíritu,
para tratar de brindar respuestas consistentes y balanceadas,
y respuestas sabias —o como dijimos al inicio de este capítulo,
respuestas ingeniosas—.
3. Tratar de ganarles.
No es bueno aislar a aquellos que están atacando la estrategia
de grupos, ni poner muros de separación entre ellos y quienes
promueven y trabajan por la dinámica.
Hay que tratar de ganar a quienes se resisten; y la mejor
forma de hacerlo es promoviendo el diálogo y la buena
comunicación, dando ejemplo al mostrar una actitud honesta
y no personalizada en la propuesta de la nueva estrategia, y
animando a la congregación a considerar las ventajas y
beneficios de los grupos para la iglesia.
Recomendaciones:
Recomendaciones:
DESERCIÓN DE LÍDERES
Este es otro aspecto también importante que debe
conocerse de forma anticipada para saber cómo manejarlo.
Hay quienes comienzan muy animados en su papel de líderes
de grupos. Pero unos meses más tarde comienzan con la
impuntualidad y las excusas; ya no se muestran dispuestos a
servir, dicen tener trabajo excesivo o problemas en sus
hogares, y acaban por desertar de su labor.
Recomendaciones:
3. El ‘Asistente de Líder’.
En nuestra iglesia siempre hemos manejado el concepto de
que ‘todo líder debe contar con un asistente’. Y creemos que
al hacerlo de este modo garantizamos la producción de nuevo
liderazgo. Insistimos en que todo líder tenga un asistente; y
por norma, los líderes en nuestra iglesia —no solo los líderes
de grupos— tienen personas ‘muy cercanas’ en calidad de
asistentes.
Nuestro propósito con esto, es que esas mismas personas
puedan servir en la iglesia al momento en que el líder a quien
asisten, sea promovido a otra posición, tenga que mudarse de
la ciudad, o por alguna otra razón no pueda continuar en sus
labores. Así, siempre habrá quienes puedan tomar la
responsabilidad del liderazgo, para que la tarea del ministerio
no se interrumpa.
Recomendaciones:
1. Mejorar la supervisión.
Se hace indispensable mejorar la supervisión de los grupos.
Siempre se debe tener personas que visiten los grupos para
aconsejar y asesorar a los líderes sobre los problemas que van
3. No arriesgar la dinámica.
Y como última recomendación a esta problemática: No se
debe arriesgar la dinámica, por causa de lo que está
sucediendo.
Es decir, no se debe menospreciar la estrategia de los
grupos, diciendo que no sirve o que es un trabajo de mala
calidad, o argumentando que es mejor cerrar los grupos solo
por no tener la capacidad para controlar las situaciones de
conflicto que van apareciendo. ¡No! Aunque surjan problemas
a lo interno de los grupos, no debe arriesgarse la dinámica;
siempre hay que seguir promoviéndola de forma positiva.
Y en cuanto a los problemas, hay que enfrentarlos en el
espíritu correcto de una actitud pastoral, que es la forma en
cómo deben resolverse los conflictos entre el Pueblo de Dios.
Así, con toda seguridad encontraremos que el Señor siempre
estará a nuestro lado, y nos ayudará para dar cumplimiento
cabal a todo lo que Él nos ha encomendado.
Lo primero,
JORNADAS DE CAPACITACIÓN INICIAL
Lo primero y fundamental en cuanto a la preparación de
líderes para comenzar a incorporar grupos a la iglesia, son las
jornadas iniciales de capacitación para el personal que estará
involucrado. No se puede comenzar una tarea tan completa,
como lo es la de grupos, sin realizar jornadas de capacitación
para los líderes que estarán a cargo y el resto del personal.
Estas jornadas deben incluir una diversidad de aspectos, de
entre los cuales quiero destacar los siguientes:
3. La dinámica de la reunión.
Por esto me refiero a la manera en cómo se llevan a cabo las
reuniones de los grupos; la cual es muy importante de conocer
y entender, porque no se debe confundir las reuniones de
grupos con los cultos generales de la iglesia.
4. El ambiente.
Un buen ambiente es vital para el adecuado desarrollo del
grupo. La enseñanza puede ser magnífica en calidad, los
miembros pueden ser puntuales en asistir al grupo o la música
puede ser exquisita, pero si el ambiente es tenso o rutinario,
nada extraordinario va a suceder en ese grupo.
El ambiente de un grupo debe ser entusiasta, lleno de fe,
de gran armonía, de hermandad, de compromiso solidario. Un
ambiente que de verdad guste, agrade y haga volver a los
visitantes. En ese sentido, los anfitriones o dueños de la casa
y los líderes juegan un papel muy importante. De allí pues, el
cuidado que se debe tener al seleccionar el personal para
servir en esos niveles de la dinámica de grupos. Se debe
buscar personas que tengan don de gentes, es decir, que
tengan el carisma para saber crear una atmósfera agradable
y amistosa, que tengan buenas relaciones interpersonales.
5. La enseñanza bíblica.
De manera específica quiero abordar el tema de la enseñanza
en los grupos, como uno de los aspectos vitales a considerar
en las jornadas de capacitación para líderes de grupos.
Mencioné antes que la enseñanza en los grupos debe ser
participativa, esto requiere renunciar al estilo clásico de
predicación. A mucha gente le agrada tener un buen
6. Ministración de necesidades.
También, como aspecto a incluir en las jornadas de
capacitación, está la forma de ministrar las necesidades de
quienes llegan al grupo.
No pueden ser las formas típicas de ‘llamados al altar’,
como se estila en los cultos generales de la iglesia. Habrá, por
el contrario, que usar formas de ministración bastante
sencillas y amistosas que inviten a los presentes a compartir
sus necesidades con toda confianza y libertad. Yo diría, sin el
dramatismo típico de los cultos en el templo.
Es bonito y edificante ver a los hermanos orar unos por
otros, o escucharles preguntar ¿por qué necesidades
específicas quieren que se ore en esta reunión?; y ver a quien
está presidiendo ese momento preguntar de forma individual
por las necesidades de cada uno, y cómo espontáneamente
las personas presentes responden compartiendo su carga,
para luego orar todos juntos.
Es importante, cuando hablamos de ministrar, cubrir todas
las posibles áreas de necesidad, incluyendo la de salvación,
de los que no conocen al Señor. Vale la pena que se comparta
un buen testimonio y preguntar a los presentes, sin insistir
mucho, si querrían entregar su vida a Cristo. También,
preguntar por necesidades de personas que no están
7. Supervisión e informes.
Algo más a incluir en las jornadas de capacitación es la
supervisión y los informes. No se puede intentar la
preparación de líderes para trabajar con grupos, sin tener que
crearles una infraestructura de organización que incluya la
supervisión y la preparación de informes.
Cuando son pocos los grupos, y es el pastor de la iglesia
quien los supervisa, es relativamente fácil su manejo; basta
con que el pastor planifique una visita a los grupos una vez
por semana, hasta cubrirlos todos. Pero cuando la iglesia ha
crecido y los grupos resultan demasiados, y por consiguiente
el pastor tiene bastantes ocupaciones, lo más apropiado será
nombrar a uno o varios supervisores. Estos pueden servir
como voluntarios a medio tiempo o a tiempo completo, según
convenga a la iglesia. Esas personas se dedicarán a la
supervisión y coordinación de la labor relacionada con los
grupos.
En cuanto a los informes, recomiendo los mensuales;
aunque hay iglesias que prefieren el informe semanal.
Yo recomiendo los informes mensuales escritos. Así, al
tiempo de una evaluación trimestral, se tiene tres informes de
cada grupo; esa información se procesa fácilmente, y se
determinan los avances y necesidades de los grupos. Pero,
¡figúrese usted si fuesen informes semanales! Sería más
complejo el trabajo de evaluación, y a lo mejor los informes
serían repetitivos. Por eso, incluso para iglesias pequeñas,
creo que el informe mensual es el más conveniente.
8. Dificultades en el desempeño.
Y como aspecto insustituible que debe siempre incluirse en la
capacitación, destaco las dificultades que los líderes van a
encontrar en su desempeño.
No conviene hacerles pensar, con relación a los grupos, que
todo es bonito y fácil. Por el contrario, los líderes deben ir muy
compenetrados con la verdad de que habrá todo tipo de
dificultades. Que al llevar a cabo la labor encontrarán
dificultades en varias direcciones: en el vecindario, con
relación a la casa seleccionada para llevar a cabo las
En segundo lugar,
COMENZAR DE LO MENOS A LO MÁS
En tercer lugar,
PREPARAR O ADQUIRIR UN MANUAL BREVE
Se recomienda la preparación o adquisición de un manual
que, aunque breve, contenga lo básico de la dinámica, y
pueda servir de referencia a los líderes que sirven en los
grupos, así como al mismo pastor de la iglesia. Por manual
me refiero a una guía de procedimientos en la que se señala:
Qué son los grupos, Cuáles son sus objetivos o propósitos,
Cuáles son las formas en que se pretende llevar a cabo esta
estrategia, Etc.
Claro, si usted se quiere librar de esa tarea o,
sencillamente, no quiere inventar la rueda pues ya fue
inventada, proceda a adquirir uno de los manuales producidos
por cualquiera de las iglesias que han tenido éxito con grupos.
En nuestro caso, tenemos disponible nuestros textos para
En cuarto lugar,
IMPARTIR PERIÓDICAMENTE TALLERES DE
CAPACITACIÓN
Como otro importante aspecto en la preparación del
liderazgo para el trabajo en grupos, debe impartirse
periódicamente talleres de capacitación; ello permitirá
mantener actualizadas a las personas involucradas en la labor.
Los tópicos a incluir en esas rondas de capacitación deben
tener como centro de interés el logro de los objetivos de los
grupos. Y con esa meta en mente, pueden desarrollarse temas
referentes a: mejorar el ambiente, romper el hielo, impartir
eficazmente la enseñanza, formas de evangelismo, atención a
los visitantes y nuevos convertidos, manejo de las ofrendas,
Etc.
Estos talleres, cuyo contenido debe ser lo más completo
posible, deben realizarse de forma periódica por lo menos una
o dos veces al año. Hacerlo servirá para capacitar de forma
constante a los líderes, y para darles a conocer los ajustes en
las metodologías de trabajo.
Respecto a esto último, hacer cambios o ajustes es muy
necesario porque «lo que ayer fue efectivo, puede ser
obsoleto al día presente». Por ello, llegado el momento, habrá
que ponerlo a un lado y buscar una metodología más acorde
a la necesidad actual. El pastor de la iglesia debe tomar esta
tarea como parte de su responsabilidad hacia los líderes de
grupos.
En quinto lugar,
LA ENSEÑANZA MERECE ESPECIAL ATENCIÓN
Aunque ya expresé algunas ideas en torno a esto, quiero
retomar este aspecto, por razón de la importancia que reviste
la enseñanza en los grupos.
Es conveniente diseñar un programa anual de enseñanzas,
ya que, como dije antes, con este aspecto no se puede ni se
debe improvisar. La improvisación en esto puede ser un
1. Diseñar un programa.
Puede ser un programa que sirva para todo el año o un
programa semestral, o aun trimestral, que puede ir
ajustándose a medida que avanza la labor con los grupos.
Ahora bien, quizás no valga la pena hacer un programa
anual de enseñanza cuando se está comenzando a incorporar
la dinámica, ya que los grupos están sujetos a demasiados
cambios. En ese caso, quizás un programa trimestral sea lo
más conveniente.
2. Metodologías a usar.
En cuanto a la enseñanza en los grupos, nuestra expectativa
no debe ser que sea una enseñanza dada por expertos. Lo
único que la dinámica de grupos requiere es que sea
participativa, y para ello no se necesita de líderes maduros o
muy instruidos, sino de ovejas; es decir, personas comunes y
corrientes —en cualquier etapa de su formación cristiana—
que puedan, aceptable y activamente, participar en la
discusión de los temas.
Quizás convenga elaborar una hoja de enseñanza común
para todos los grupos, en la cual se presenten los puntos más
vitales y relevantes, ya sea en forma de preguntas, tópicos de
discusión, versículos para su lectura, comentarios, etc.; sin
olvidar, claro está, que se debe promover la participación de
todos los miembros.
3. Un ejemplo.
En el caso de nuestra iglesia, en algunas épocas en los grupos
hemos dado seguimiento al mismo tema de predicación de los
cultos generales; esto significa que escogemos un solo tema
mensual que sirva para predicación en los cultos y la
enseñanza en los grupos. La diferencia en estos últimos es
que el tema se desarrolla en forma más específica y permite
la discusión, el compartir experiencias y el presentar
inquietudes, todo lo cual favorece la participación de los
En sexto lugar,
VISITAR UNA IGLESIA QUE TRABAJE CON
ESTA DINÁMICA Y APRENDER DE ELLOS
Esto es muy recomendable —como valiosa ayuda en la
preparación de liderazgo— para iniciar el proceso de
incorporación de grupos en una iglesia establecida. De ser
posible, hay que visitar la iglesia con mayor experiencia en
esta dinámica, para aprender de ellos tanto de sus fortalezas
como de sus debilidades. Nuestra iglesia, por usar esta
dinámica por muchos años, somos visitados por hermanos de
distintos países en varios continentes, quienes vienen a
conocer nuestra forma de trabajo con grupos. A los visitantes
yo siempre les digo lo mismo: «Vamos a mostrarles de la
dinámica todo —lo bueno y lo malo—, para facilitarles que
hagan los ajustes más convenientes en sus congregaciones,
considerando su propio contexto; cualquier elemento que
ustedes crean que no dará buen resultado o no vale la pena
hacer, déjenlo de lado.»
Entonces, es recomendable, en lugar de aprender por la vía
de la prueba y error propios, echar una mirada a lo que otros
están haciendo para ver su experiencia y aprender de ellos;
conocer cómo ellos están manejando los diferentes elementos
En sétimo lugar,
INVOLUCRAR AL LIDERAZGO EN LA
PLANIFICACIÓN
También, como forma de preparación del liderazgo para el
trabajo con grupos, habrá que involucrar a los líderes en la
formulación de los planes de incorporación de esta estrategia.
¿Con qué propósitos? Primeramente, como forma de ir
sumergiéndoles a mayor profundidad en la dinámica. Así
como en los centros de capacitación donde, a la par del
componente académico los estudiantes llevan a cabo un
proyecto específico, se les permite conocer en la práctica y
con mayor profundidad su tema de estudio. ¡Igual sucede
cuando se da oportunidad a los futuros líderes de grupos de
participar en las tareas de planificación!
Por ello, mi sugerencia es que mientras el liderazgo está
recibiendo seminarios y capacitación por algunos meses antes
de comenzar el trabajo, a la vez puedan participar en la
formulación de planes para iniciar grupos en los vecindarios
que se han seleccionado.
Esta participación de los líderes genera mucho entusiasmo;
crea una bonita atmósfera de compañerismo entre ellos, al
compartir unos con otros los planes, las dinámicas, las formas
creativas de hacer el trabajo o de realizar actividades
evangelísticas, etc., etc.
Esta labor de planificación se puede hacer muchos meses
antes de iniciar las acciones. Los planes deben incluir: la
selección de casas para llevar a cabo las reuniones, los puntos
geográficos de mayor conveniencia, la preparación de los
anfitriones, la formación del equipo básico de liderazgo o
equipo de trabajo, y otros aspectos importantes que deben
irse preparando con varios meses de anticipación.
Al final, ya en las fechas próximas al inicio o apertura de
los nuevos grupos, se puede tener un culto especial de
consagración de esos planes, en el cual los líderes y equipos
de trabajo pasen al altar a dedicar al Señor cada una de las
metas y actividades propuestas, y a pedir la bendición de
Dios.
En último lugar,
EL FESTIVAL DE GRUPOS
Por último, para cerrar este capítulo y como parte de esa
atmósfera de preparación del liderazgo para el trabajo en
grupos, puede organizarse a nivel de toda la congregación el
“Festival de Grupos”, “Festival de La Cosecha”, o cualquier
otro nombre que indique celebración y fiesta.
En dicho festival se hace una exposición de todo lo
concerniente a los grupos. Se presentan los planes de grupos
para las diferentes zonas; se muestran, por medio de un mapa
de la ciudad, las distintas localizaciones en donde estarán
ubicados los nuevos grupos; se presentan a la congregación
los líderes con sus respectivos equipos de trabajo. En fin, se
procura incluir toda clase de elementos que conviertan el
evento en una verdadera celebración.
Lo primero,
PROMOVER LA ESTRATEGIA DE FORMA
BONDADOSA Y CREATIVA
La primera acción a realizar, a fin de preparar a la
congregación para entrar en la dinámica de grupos, debe ser
la promoción. Esta debe ser bondadosa y creativa, si es que
verdaderamente se quiere impartir visión entusiasta a la
gente y provocar en ella una apertura de ánimo para con la
estrategia.
Por supuesto que una promoción de este tipo debe ser sin
forcejeo. Esto significa que no se debe entrar en una polémica
o contienda respecto a conceptos, estructuras o
metodologías; porque de hacerlo, en lugar de encauzar el
ánimo de la congregación a una buena disposición para con
los grupos, sucederá todo lo contrario, y la congregación se
cerrará a la nueva propuesta y adoptará más bien una actitud
contraria. Es por esa razón que la promoción debe ser
bondadosa y creativa.
En segundo lugar,
IMPARTIR ENSEÑANZA Y VISIÓN A LA
CONGREGACIÓN
No estará de más invitar a alguna iglesia amiga, que cuente
con experiencia positiva en el manejo de esta dinámica, para
que nos ayude impartiendo enseñanza y visión a la
congregación. Los seres humanos somos así. En muchos
casos estamos más dispuestos a escuchar a alguien que está
un tanto más alejado o fuera de nuestro círculo que a alguien
cerca de nosotros. De ahí la importancia de este consejo.
Pudiera ser que el pastor o los líderes estén muy
entusiasmados con la visión de los grupos y, aun así, la gente
no quiera escucharles y más bien exprese sus prejuicios o
levante barreras con relación a la propuesta de trabajar con
esa estrategia. Sin embargo, el hecho de que venga alguien
En tercer lugar,
FORMAR GRUPOS PILOTO
También, será muy apropiado formar algunos grupos
especiales que denominaremos Grupos Piloto. Estos grupos
sirven como laboratorio, para someter a prueba los diferentes
aspectos de la dinámica, antes de proponerla de forma
definitiva como metodología de trabajo para toda la
congregación.
Entonces, estos Grupos Piloto, por un lado, sirven para
tomar experiencia en el manejo de la dinámica, y también
pueden servir como satélites de promoción de la visión de los
grupos dentro de la misma iglesia. ¿Cómo se puede lograr
esto? Bueno, el pastor mismo podría iniciar uno de esos
grupos. Con ello tendría ventajas, tales como: conocer la
dinámica en todos sus detalles, comunicar a la congregación
que él cree en ese método de trabajo al grado que él mismo
tiene un grupo a su cargo, y otras.
Además, en el caso de formarse varios Grupos Piloto (por
ejemplo, unos cuatro), el pastor puede ir una vez por semana
a visitar uno de ellos; ello significará poder estar una vez al
mes en cada grupo. ¿Y esto, con qué propósito? Como dije
antes, para adquirir experiencia sobre la dinámica, para usar
esos grupos como satélites de promoción de la dinámica y
para hacer labor de supervisión pastoral en los grupos.
Ahora bien, no debe pasar inadvertido que en la medida en
que estos grupos se hacen más y más conocidos en la iglesia,
adquieren mayor prestigio y muy buena imagen delante del
resto de la congregación.
En quinto lugar,
BRINDAR INFORMACIÓN SOBRE DOMICILIOS
DE GRUPOS EXISTENTES
Proporcionar hojas con información de las direcciones
domiciliarias de los grupos existentes, es otra manera de ir
preparando a la congregación para entrar de lleno en la
dinámica. Incluso, como dije antes, regalar separadores de
Biblia con las direcciones de grupos impresas puede ser
altamente redituable, o en un culto general regalar postales
En sexto lugar,
NUNCA COMPARAR LOS GRUPOS CON OTROS
CULTOS O REUNIONES DE LA IGLESIA
Y como consejo precautorio en el proceso de preparación
de la congregación para el trabajo con grupos, nunca debe
hacerse comparaciones entre las ventajas de los grupos,
sobre las que ofrecen otras actividades, cultos o reuniones de
la iglesia. Esto no vale la pena hacerse, porque más bien
produce reacciones negativas y hace que la gente se ponga a
la defensiva.
No conviene, entonces, comparar las ventajas que tienen
los grupos sobre los cultos de damas, o las reuniones de
hombres, o los grupos de jóvenes, o sobre los cultos de
oración u otros. Bien se dice que «las comparaciones son
odiosas»; y en este sentido es muy aplicable el dicho. No se
En sétimo lugar,
ALEJARSE DE TODA CRÍTICA A LA
ESTRUCTURA EXISTENTE
Además de lo ya expuesto, habrá que añadir como
necesario para la preparación de la congregación, el alejarse
de toda crítica a la estructura, organización y metodologías de
trabajo existentes en la iglesia. Esta es casi una reiteración
del punto anterior, pero permítame hacerle un poco de
énfasis.
He visto, en muchísimos casos, que el argumento que se
esgrime para tratar de canalizar la visión de los grupos en una
iglesia es la crítica a la estructura existente. Esto en ninguna
manera ayuda, y más bien bloquea la actitud de la gente.
Los grupos no deben ser causa para atacar las estructuras
existentes en las iglesias. Ya muchas congregaciones han
fracasado al tratar de establecer esta dinámica, porque han
creado una atmósfera hostil alrededor de la propuesta al
criticar la estructura existente, tomando como referencias los
beneficios y ventajas de la dinámica de los grupos.
Si la estructura de la iglesia requiere algún tipo de ajuste,
no debe utilizarse a los grupos como ‘argumento’ para
provocar los cambios, sino, debe hacerse por aparte una
evaluación que permita el análisis apropiado en su propio
contexto y situación.
Debemos entender con toda claridad, que los grupos no
entran en una estructura para competir con lo que ya existe.
Siempre deberá tenerse muy en cuenta que los grupos no
están para competir ni para crear controversia; tampoco
están para crear un marco de crítica o de censura a las
estructuras existentes en la iglesia o la denominación. En esto
En octavo lugar,
REALIZAR UN RETIRO-SEMINARIO DE
PROMOCIÓN DE LOS GRUPOS Y SUS
METODOLOGÍAS
También hay que realizar un retiro-seminario, en el cual
participe toda la congregación, con el propósito de promover
la visión y metodologías de trabajo con grupos.
Esto debe hacerse de forma creativa. Por ejemplo,
dramatizaciones sobre pasajes del libro de los Hechos,
capítulo 2, versículo 46, donde dice que los creyentes se
reunían en el templo y en las casas. El drama puede mostrar
la importancia que tienen los grupos en el desarrollo de la
congregación, y cómo en las primeras etapas de la vida de la
iglesia se complementaba el servicio en el templo con las
reuniones en las casas; también puede destacarse como
resultado, el favor para con el pueblo y cómo el Señor añadía
nuevos creyentes a la iglesia.
Otro tema para presentar en forma de drama —y que
puede resultar muy ilustrativo en un retiro-seminario— es el
de los grupos en su acción evangelística permanente. Aquí
puede mostrarse cómo de forma permanente los miembros de
los grupos visitan a personas necesitadas en los distintos
vecindarios, y cómo, consecuentemente, se reciben visitantes
del vecindario en las reuniones de los grupos.
Además, en un retiro-seminario de promoción se puede
brindar charlas sobre diferentes aspectos de la dinámica;
cuidando siempre de hacerlo con el espíritu correcto y sin
presionar a la congregación. También, debe brindarse
información sobre los grupos en el marco de un ambiente
positivo, relajado y de forma amena y, ¿por qué no decirlo?,
con mucha diplomacia.
En último lugar,
INCLUIR EL TEMA ‘GRUPOS’ EN LOS
PROGRAMAS DE ENSEÑANZA DE LA IGLESIA
Para finalizar, otra manera de preparar a la congregación
para su incorporación en la dinámica de grupos, es incluir
enseñanzas sobre el tema en el programa de educación
cristiana o en el de escuela dominical de la iglesia.
ÁREAS DE CONFLICTO
Las áreas donde mayormente surgen dificultades y
conflictos en los grupos no son muchas. En este capítulo se
describen las principales, a fin de anticiparse y poder proveer
soluciones y respuestas oportunas preparadas aun antes de
que surjan los problemas.
Número 1,
ACTIVISMO MULTIDIRECCIONAL
En primer lugar, un serio impedimento para el éxito en la
incorporación de grupos en la vida de la iglesia, es el activismo
multidireccional.
Como el término lo indica, esto tiene que ver con la
excesiva actividad que va en demasiadas direcciones, y que
trata además de alcanzar propósitos y metas opuestos.
Activismo bien intencionado, pero que erróneamente busca el
crecimiento de la iglesia.
Se ha dicho, por parte de los expertos en iglecrecimiento,
que una iglesia fracasa cuando intenta «hacer todo para
todos»; es decir, cuando esa iglesia se carga demasiado
intentando suplir todo tipo de necesidades. De manera, pues,
que intenta lo que no debiera al procurar avanzar hacia todas
las direcciones, lo cual la hace perder su fuerza al no tener un
sentido único de dirección.
Número 2,
RIGIDEZ DE LAS ESTRUCTURAS
Otro factor que también es serio obstáculo para la
incorporación de esta dinámica en la iglesia, es la rigidez de
las estructuras. Entiéndase por esto, el que los grupos entran
en choque o en competencia con las estructuras de trabajo ya
existentes en la iglesia.
Los ajustes a las estructuras de trabajo son muy delicados
por la importancia de estas en el desarrollo de la iglesia toda;
y requieren hacerse con cuidado y delicadeza, y hasta con
mucha diplomacia. ¿Por qué? Porque en las iglesias donde hay
estructuras de trabajo ya existentes, también siempre hay
gente dispuesta a defenderlas hasta las últimas
consecuencias.
Entonces, cuando alguien llega con la novedosa idea de
establecer grupos, comienza el forcejeo con esa estructura
existente incluyendo roces en los diferentes niveles de
liderazgo de la congregación, lo que, sin duda alguna,
pronostica a la dinámica, ‘todas las de perder’.
Precisamente eso hablaba con un líder de una de las
mega-iglesias en un país centroamericano; y le decía que
debían tener cuidado con la forma en que estaban
incorporando esta dinámica, y que no debían forzar su entrada
Número 4,
RESISTENCIA DE LA CONGREGACIÓN
Otro aspecto, que también viene a ser como piedra de
tropiezo a la incorporación de los grupos en la iglesia, es la
resistencia de la congregación. Por lo general, dicha
resistencia surge cuando los miembros de la iglesia no han
sido sometidos al debido proceso de información y
preparación, y acaban por reaccionar en contra de la
dinámica.
Todas las personas, en alguna manera, somos resistentes
a los cambios, y en las iglesias no hay excepción. Los
miembros de la iglesia se acostumbran a determinadas
estructuras de trabajo y de organización; y cuando surge
alguna nueva idea, lo primero que hacen es ponerse un tanto
a la defensiva, ya que lo nuevo siempre produce
incertidumbre y nerviosismo. Pero los cambios deben verse
Número 6,
FALTA DE CAPACITACIÓN DEL PERSONAL
Otro factor que viene a ser un serio impedimento para el
desarrollo exitoso de los grupos en una congregación, es la
falta de capacitación del personal. Esto, aunque tiene alguna
relación con la mala selección del personal conlleva su propia
problemática, por ello destacarlo es muy importante.
Cuando el personal seleccionado se envía sin la debida
preparación, es decir, poco informado acerca de la dinámica,
aun cuando se trate de un personal bien seleccionado y muy
calificado, el fracaso no se hará esperar.
En muchas conferencias y seminarios sobre grupos
presentados en diferentes países, he encontrado que gran
proporción de lo que otros han dicho y enseñado sobre este
tema, tiene que ver solamente con ‘vender bien’ la idea de
esta estrategia. Y se ha presentado como el gran ‘boom’ para
el crecimiento de la iglesia, enfatizando sus potencialidades,
bondades y cuán altamente fructífera puede ser para la
masificación de la iglesia.
Sin embargo, además de ofrecer las ventajas del trabajo
con grupos —las cuales son muy ciertos y reales—, es
necesario preparar a los líderes de la mejor manera. Para ello,
hay que informarles de todo lo que puede pasar y darles este
conocimiento con todo detalle; hay que decirles que van a
tener ciertos problemas. Por ejemplo, que el problema puede
ser con el hogar sede de la reunión del grupo, ya que puede
suceder que un anfitrión inicie muy animado, pero luego de
unos meses sienta ese privilegio de recibir al grupo en su casa
como pesada carga; y entonces, comiencen las excusas y se
necesitará buscar que el grupo se traslade a otra casa. Este
es un problema que desanima.
También, habrá que señalar al líder de grupo los problemas
que pueden surgir con su equipo básico de liderazgo o equipo
Número 7,
FALTA DE PLANIFICACIÓN Y
PROCEDIMIENTOS
Finalizo esta lista de factores que obstaculizan el desarrollo
con éxito de esta estrategia de trabajo, con la falta de
planificación y procedimientos.
Entiéndase por esto, iniciar acciones sin la planeación
necesaria y sin un marco definido de procedimientos que
incluya: asignación de responsabilidades, mecanismos de
supervisión, programación de evaluaciones periódicas,
establecimiento de sistema de reportes, etc., etc. Y cuando
faltan la planificación y los procedimientos, sucede que todos
‘se lanzan de cabeza’ al cumplimiento de metas y tareas, de
la forma en que cada cual lo entienda o lo quiera hacer. El
resultado final es confusión; y de ella surgen grupos con
prácticas o conductas censurables, o grupos en los cuales se
enseñan doctrinas erradas, o grupos que no encajan
cabalmente con los objetivos de la dinámica. Todo esto,
producto de la falta de planificación y de procedimientos.
Por esa razón, es necesario ‘poner en papel’ lo que se
proyecta hacer y alcanzar; así como también las
responsabilidades asignadas, tanto para el liderazgo como
para los mismos congregados en los grupos. Además, hay que
diseñar instrumentos para evaluaciones periódicas —que no
Primera Parte,
QUÉ NO HACER
Antes de brindar pautas y criterios específicos de cómo
formular un plan, sugiero ‘quitar las piedras del camino’, es
decir, quitar los elementos que pueden resultar conflictivos, o
que pueden de alguna manera boicotear toda buena intención
y toda buena labor con los grupos.
Tercera Parte,
ELEMENTOS DE UN PLAN MAESTRO
3. Etapas en la capacitación.
Obviamente la capacitación tiene dos fases; una inicial antes
de comenzar la labor con grupos, y otra continua o de
seguimiento ya como parte del sistema con el fin de mantener
actualizado al liderazgo.
Esta última, es una capacitación periódica que debe ser
calendarizada. Puede programarse, por ejemplo, como una
reunión al mes o en días especiales, conforme convenga al
calendario general de actividades de la iglesia. Lo que sí es
importante, es incluirla en el plan maestro y como parte
integral del proceso de seguimiento al liderazgo que sirve en
los grupos.
4. La selección de hogares.
La selección de hogares en donde funcionarán los grupos es
muy importante. Hay que seleccionar hogares con
características idóneas y apropiadas para las reuniones de los
grupos; para ello habrá también que preparar un perfil que
considere: aspectos de localización, disposición de la casa,
ambiente, etc. También habrá que entrevistar a los
anfitriones, ya que tienen una importante participación a ese
nivel. Un mal anfitrión puede acabar con el grupo o, por el
contrario, un buen anfitrión muchas veces resulta tan valioso
y vital como el líder mismo.
Otro aspecto a incluir en la selección de hogares es el
mapeo de la ciudad a fin de ubicar de forma estratégica los
grupos. Por ejemplo, se desea iniciar con diez grupos; ¿dónde
ubicarlos? Eso se debe decidir procurando la mayor cobertura
geográfica de los sitios donde residen los miembros de la
congregación; el mapa facilita su ubicación.
Consejo NÚMERO 2
El mayor enemigo de esta estrategia, es la falta de
disciplina y consistencia por parte de los involucrados en el
trabajo.
Los grupos no son una ‘fórmula instantánea’ para el
crecimiento de la iglesia; se requiere una dosis no pequeña de
disciplina y de mucha persistencia en la labor, si es que se
quiere alcanzar las metas y los propósitos de los grupos y ver
un crecimiento integral en la iglesia.
Es necesario tener siempre presente la disciplina y la
persistencia e insistir empleándose a fondo con esfuerzo; y
será hasta después de haber invertido mucho de esto en la
labor, cuando asomarán los primeros frutos que de verdad
causarán gozo y satisfacción, ¡y glorificarán el nombre del
Señor!
Consejo NÚMERO 3
Un problema que puede correr —y extenderse como
infección mortal en los grupos— es el pecado de inmoralidad
en su liderazgo. Y aunque nadie está vacunado contra el
pecado, algunas veces pareciera que olvidamos esta verdad
elemental.
Consejo NÚMERO 4
En la ejecución de esta dinámica se debe cuidar mucho de
que no haya control o abuso de autoridad de los líderes sobre
la gente. Al brindar capacitación al liderazgo se debe enfatizar
el cuidado de no caer en el extremo que advierte el Apóstol
Pedro, cuando dice: “no como teniendo señorío bajo los que
están a vuestro cuidado...” (1 Pedro 5:3).
Por lo general, esto es producto de una ‘mezcla’ de celo
excesivo y problemas de personalidad. Los líderes que hacen
esta mala combinación cruzan la frontera del respeto y caen
en el control de los demás o en el abuso de autoridad; y en
un contexto de ‘relación cercana’, como lo es el grupo, puede
resultar sumamente destructivo. Por eso es importante que
en la ejecución de esta metodología los líderes tengan muy
claro que están para servir, enseñar, apoyar y brindar consejo
a los hermanos que se congregan en los grupos, y no para
abusar de su autoridad o ejercer control sobre ellos.
Consejo NÚMERO 5
También debe cuidarse que los grupos no se conviertan en
meras reuniones sociales.
Me llamó la atención, en una visita a cierta iglesia en otro
país, que los grupos allí eran solamente ‘un tiempo u
Consejo NÚMERO 6
La mejor forma de anticiparse al peligro de la infiltración
de falsa doctrina, es brindar la enseñanza bíblica de forma
programada y sistematizada en todos los grupos, sin
excepción.
He visto como en distintas congregaciones la dinámica de
grupos ha fallado, por causa de la libertad excesiva que se dio
a los líderes para enseñar lo que ellos estimaban conveniente
según la ‘supuesta necesidad’ de cada grupo.
Es evidente que hay mucha falsa doctrina corriendo
alrededor del mundo, y que aun dentro de las iglesias
cristianas se infiltran corrientes doctrinales que difícilmente
pueden comprobarse ‘a Biblia abierta’; por eso, la mejor
manera de prevenir este peligro es desarrollando un sistema
de enseñanzas programadas —ya sea trimestral, semestral o
anualmente—, a fin de presentarlas de forma responsable,
estructurada y pedagógica.
Eso significa que todos los líderes de grupo deberán seguir
esas enseñanzas y respetar el calendario propuesto para ellas.
Y no solo eso, sino también deberán entender que no tienen
‘la libertad’ de predicar o enseñar otros temas, según su
criterio o sentir, sino solamente las enseñanzas que la iglesia
haya programado para los grupos.
Consejo NÚMERO 7
Respecto a los asuntos financieros, un consejo muy
necesario es que no debe ser permitido levantar
Consejo NÚMERO 8
Hay que evitar, a toda costa, la dependencia excesiva en
la persona que lidera el grupo.
A veces, al líder mismo le agrada esta dependencia de la
gente en su persona. Y en otros casos, es la gente la que
gusta, busca y parece necesitar depender emocionalmente de
alguien más fuerte o más capacitado, como si se tratase de
una muleta de seguridad para poder seguir adelante. ¡Esto
debe evitarse a toda costa!
No es el propósito de los grupos que los líderes se
conviertan en el eje central de la vida de los miembros, al
grado que los creyentes no puedan tener una vida normal; ni
tomar sus propias decisiones respecto a sus asuntos, sin la
participación de sus líderes. Más bien, es meta de todo buen
liderazgo, generar y promover la madurez emocional y el
crecimiento espiritual de las personas a quienes dirige, de tal
manera que aprendan a compenetrarse, de forma personal y
plena, con el mensaje y consejo del Señor en su Santa
Palabra; y que aprendan a vincularse con Dios a través de la
oración, para que sea Él quien les dirija y les guíe en los
asuntos de su vida diaria.
Consejo NÚMERO 9
Promover constantemente la participación de los miembros
del grupo. Esto significa que no se espera que una persona o
un reducido número sean quienes hagan todas las tareas del
grupo, tales como: orar por las necesidades, impartir la
enseñanza, aconsejar a los miembros, etc. etc., sino, debe
Consejo NÚMERO 10
Cuidar que los líderes no utilicen el grupo para su beneficio
personal. Todo líder debe estar muy bien entendido en cuanto
a no utilizar al grupo para crear una plataforma a su liderazgo
personal. No debe ver el grupo como una oportunidad para
dar a conocer cuán bueno es él para predicar o cuán excelente
es él como consejero. ¡No!, los grupos no deben utilizarse
para ensanchar el ego personal de alguien.
Por eso, una meta muy concreta de todo líder de grupo
debe ser lograr la participación activa de todos los miembros
en las diferentes actividades que toca realizar; esto incluso
debe dejarse muy claro desde la primera jornada de
capacitación que se brinde a los prospectos o candidatos a
líder de grupo.
Consejo NÚMERO 11
La consejería que se brinde en los grupos debe ser básica,
y únicamente con relación a conflictos de la vida cristiana.
Es por seguro que los líderes de grupo no son expertos, ya
que esta dinámica de trabajo es desarrollada por ovejas, es
decir, por creyentes promedio; ello indica que la labor de
consejería que evidentemente habrá de desarrollarse deberá
ser en un nivel básico. Los líderes de grupo no deberán actuar
como si fuesen expertos e introducirse en temas complejos o
atender circunstancias demasiado conflictivas.
La consejería en los grupos es una consejería básica;
relacionada con los conflictos y problemas típicos en la vida
Consejo NÚMERO 12
La consejería especializada debe estar a cargo del pastor,
o del director o supervisores de los grupos, o del ministerio de
consejería de la iglesia. Así, casos más complejos que
requieren consejería especializada —como matrimonios en
conflicto, problemas espirituales que tienen alguna
vinculación con fuerzas espirituales de maldad, etc.— deben
ser atendidos por el pastor de la iglesia o por líderes
experimentados que han sido designados específicamente
para hacer estas labores.
Consejo NÚMERO 13
La consejería debe brindarse preferiblemente solo a
personas del mismo sexo que el líder del grupo. Para evitar
riesgos innecesarios, lo recomendable es aconsejar hombre a
hombre, o mujer a mujer.
Esto implica que, si el líder del grupo es varón, en el caso
de tener necesidad de aconsejar a una hermana deberá
buscar la participación de alguna dama dentro del grupo que
evidencie madurez espiritual; de igual manera en el caso
contrario, si el líder es una dama y se requiere aconsejar a
varones deberá buscar la asistencia de algún hermano.
Consejo NÚMERO 14
La visitación con fines evangelísticos o a hermanos en la
fe, se recomienda hacer en parejas y solo a personas del
mismo sexo. Cuando se visiten personas que se pretenden
ganar para la fe o a hermanos que están enfermos o
desanimados, esta visitación preferiblemente debe hacerse en
parejas, es decir, de dos en dos, en parejas del mismo sexo.
Esto, para evitar que se cuestione el testimonio o la relación
entre los hermanos, y para evitar, obviamente, riesgos de
situaciones que pudieran provocarse y que más tarde hubiera
que lamentar.
Consejo NÚMERO 16
El programa o agenda de reunión del grupo debe
caracterizarse por: Ser sencillo. Permitir cambios en el
proceso. No debe ser rígido, sino permitir cambios durante la
reunión. No ser una imitación del culto dominical (hay
reuniones de grupos que son solo una mala imitación del culto
que se realiza el fin de semana en el templo). Estar orientado
a atender a los visitantes (contar con los espacios para darles
la bienvenida, testificarles, preguntar por sus necesidades o
peticiones de oración, etc.). Permitir brindar apoyo mutuo
entre los hermanos (con espacios para la oración unos por
otros, compartir cargas y presiones, etc.). Promover la
enseñanza bíblica participativa (insisto en que no debe
improvisarse, sino conforme al sistema que la iglesia haya
diseñado para todos los grupos).
Consejo NÚMERO 17
No pedir de la gente tiempo de forma excesiva, es decir,
no estarles pidiendo que participen en los grupos más tiempo
del que sea necesario o correcto esperar o pedir.
Se debe evitar generar otras reuniones además de la
reunión del grupo. En muchos casos, por el entusiasmo de
estar juntos, los hermanos quieren tener otra reunión con
propósitos diferentes a los de un grupo y quieren tener otra
reunión más tarde para planear una actividad, y luego quieren
tener otra reunión para ir juntos a visitar a un hermano que
está desanimado o enfermo.