Hechos 2

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Hechos 2:1-13

. El evangelio según San Mateo, concluyó con la Resurrección. El evangelio


según San Marcos, concluyó con la Ascensión. El evangelio según San Lucas
concluyó con la Promesa del Espíritu Santo. Y el evangelio según San Juan,
terminó con la Promesa de la Segunda Venida. Y el capítulo 1 de los Hechos
reunió a esos cuatro grandes acontecimientos y mencionó cada uno de
ellos. Los cuatro evangelios desembocaron, por decirlo así, en el libro de los
Hechos de los apóstoles. Y el libro de los Hechos constituyó un puente entre
los Evangelios y las epístolas o cartas apostólicas. Bien, y ahora sí vamos a
entrar en nuestro estudio del capítulo 2, cuyo tema es el día de Pentecostés.
Estudiaremos la historia de la iglesia cristiana por medio del libro de los Hechos de
los apóstoles, es decir estudiaremos cómo fueron los inicios de la iglesia que
nuestro Señor Jesucristo vino a edificar en este mundo (Mateo 16:18) “yo también
te digo que tú eres pedro, y sobre esta roca “EDIFICARE MI IGLESIA” Y LAS
PUERTAS DEL HADES NO PREVALECERAN CONTRA ELLA.

Tenemos que saber que para edificar la iglesia fueron necesarios TRES
ACONTECIMIENTOS FUNDAMENTALES que marcan el inicio de la historia de la
iglesia.

La muerte de Cristo en la cruz, es decir la obra redentora por medio de la cual


todos los pecadores podemos ser salvos. (vs 3 a)

La resurrección de Cristo, de la cual hay pruebas que no dejan dudas que la


iglesia está basada en la fe en un Cristo vivo (Vs 3b / 1 Corintios 15:3-8)

La venida del Espíritu Santo el día de pentecostés, el cual es el cumplimiento


de la promesa de nuestro Señor Jesucristo y es en quien está basado el poder
transformador de la iglesia en este mundo (Hechos 1:8) Ahora nos enfocaremos
en este tercer acontecimiento fundamental: el día de pentecostés, pues casi de
forma unánime se considera que este día marca el inicio de la era de la iglesia
(Hechos 2:1-13)

I) ¿QUE ES EL DIA DE PENTECOSTES?: El día de pentecostés era una de las 3


fiestas principales para los judíos (Deuteronomio 16:16) se le llamaba también las
fiesta de las semanas o la fiesta de las cosechas, se celebraba 50 días
después de la pascua, pues la palabra pentecostés significa literalmente
“Cincuenta” y los judíos traían como ofrenda a Dios los frutos de la nueva
cosecha (Levítico 23:15-16)

La fiesta del pentecostés tenía dos significados para los judíos:


Primeramente, un significado religioso: en el pentecostés los judíos celebraban
la entrega de la ley de Dios “La Torá” a Moisés.

Segundo, un significado agrícola: Pentecostés era una fiesta para agradecer a


Dios las cosechas del trigo y por eso se traían a Dios como ofrenda los primeros
panes de la nueva cosecha. Al conocer los dos significados que pentecostés tenía
para los judíos podemos reflexionar que la venida del Espíritu Santo ese día
específicamente no fue por casualidad:

a) Ese día que se celebraba la entrega de la ley a Moisés, En pentecostés


daba inicio la iglesia, por medio de la cual nuestro Señor Jesús ofrece o entrega
la gracia de Dios para toda la humanidad.

b) Ese día que se celebraba por las cosechas el señor derramó el poder para que
la iglesia pudiera cosechar las almas por medio del evangelio de nuestro señor
Jesucristo (Lucas 10:2)

II) ¿QUE OCURRIÓ EL DIA DE PENTECOSTES? (HECHOS 2:2-8) El día de


pentecostés marca la venida del Espíritu Santo para morar en cada persona que
confiesa con su boca a Jesús como Señor y salvador de su vida, En estos
versículos para poder tener su interpretación correcta debemos tomar en cuenta la
frase: “como de” , cuando el Espíritu santo llegó se oyó un estruendo “como de”
un viento recio que soplaba” y luego aparecieron lenguas “como de” fuego” es
decir que el énfasis de estos versículos no está en el viento o en el fuego sino que
el Señor estaba llamando la atención de las personas para que se dieran cuenta
que algo extraordinario, algo milagroso estaba sucediendo en ese lugar.

Las lenguas y el fuego tienen un significado muy importante para el evangelio: las
lenguas se refieren al mensaje que tenemos que transmitir y el fuego se refiere
al poder transformador de ese mensaje.

La iglesia tiene un mensaje que transmitir y cada uno de nosotros somos los
encargados de transmitir ese mensaje y nuestro Dios nos ha dado el poder por
medio de su Espíritu Santo para hacerlo.

La venida del Espíritu Santo

"Cuando llegó el día de Pentecostés estaban todos unánimes juntos."

El día de Pentecostés debía celebrarse cincuenta días después de la fiesta de las


primicias o primeros frutos. la fiesta de las primicias hablaba de la resurrección de
Jesucristo. Y el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios capítulo 15,
versículo 23 dijo: "Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida".
La pascua en cambio, hablaba de la muerte de Jesucristo. El apóstol Pablo una
vez más en su primera carta a los Corintios capítulo 5, versículo 7 dijo: ". . .porque
nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros."

Como la Pascua se ha cumplido en la muerte de Cristo y la fiesta de las


primicias ha encontrado su cumplimiento en la resurrección de Cristo,
creemos que la fiesta de Pentecostés aquí representaba algo; es decir, que
era el cumplimiento de algo. Fue el día en que nació la Iglesia, el día cuando
la Iglesia comenzó a existir.

La expresión "cuando llegó el día de Pentecostés", o cuando se cumplió,


significó que éste era el cumplimiento del designio y propósito para el cual
esta fiesta fue dada originalmenteEn otras palabras, lo que Belén fue para el
nacimiento de Cristo, Pentecostés y Jerusalén lo fueron para la venida del
Espíritu Santo.

El Espíritu Santo comenzó a hacer una obra en el día de Pentecostés. El día


de Pentecostés se cumplió con este evento. La expresión "Cuando llegó", no se
estaba refiriendo a una determinada hora del día. Significaba que Pentecostés,
que Israel había estado celebrando durante muchas generaciones, al fin se había
cumplido. Veamos ahora el versículo 2 de este capítulo 2 de los Hechos:

"De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que
soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban"

Permítanos ahora dirigir su atención hacia algo que consideramos muy importante.
Cuando el Espíritu Santo vino, no fue en una forma visible. Sin embargo, dio a
conocer Su presencia de dos maneras. Hubo una apelación a dos de las vías
sensoriales mediante las cuales el género humano recibe su conocimiento.
Adquirimos la mayor parte de nuestro conocimiento por las puertas de entrada del
oído y del ojo. Oímos y vemos. Pues bien, el Espíritu Santo hizo uso de ambas
vías.

Por medio del oído percibieron un ruido que llegó del cielo, como de un viento
fuerte que llenó toda la casa donde estaban sentados. No fue ningún viento. Fue
un estruendo como de un viento. No fue como el ruido de la brisa que sopla
suavemente por las copas de los árboles. Producía el ruido de un huracán o de un
tornado y creemos que toda la ciudad de Jerusalén lo pudo escuchar.

Leamos ahora el versículo 3 de este capítulo 2 de los Hechos:

"y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose sobre


cada uno de ellos."
Observemos que las lenguas eran como de fuego. No eran fuego, sino que
parecían de fuego. Esto llamó la atención por medio de la vía del ojo. Por tanto, en
aquel día de Pentecostés, cuando el Espíritu Santo vino a la Iglesia, bautizándolos
al cuerpo de Cristo, hubo una apelación a sentidos como el oído y a la vista.

El Espíritu Santo vino en el día de Pentecostés, y ellos vieron algo que tenía la
apariencia del fuego. Continuemos ahora con el versículo 4 de este capítulo 2 de
los Hechos:

"Todos fueron llenos del Espíritu Santo y comenzaron a hablar en otras


lenguas, según el Espíritu les daba que hablaran."

Este versículo dice que ellos fueron llenos del Espíritu Santo.. El Señor Jesús
les dijo que lo serían. Dice en el capítulo 1 de este libro de los Hechos, versículo 4
y 5: "Y estando juntos, les ordenó: no salgáis de Jerusalén, sino esperad la
promesa del Padre, la cual oísteis de mí, porque Juan ciertamente bautizó con
agua, pero vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos
días". El mismo hecho de que fueron llenos del Espíritu Santo indicaba que todos
los otros ministerios del Espíritu Santo a los creyentes de esta época habían sido
realizados.

En primer lugar, ellos fueron regenerados Una persona tiene que nacer de nuevo
espiritualmente. En el evangelio según San Juan, capítulo 3, versículo 5, Jesús
respondió al fariseo Nicodemo: ". . . De cierto, de cierto te digo, que el que no nace
de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios". En segundo lugar, el
Espíritu de Dios viene a morar en ellos. Dijo el apóstol Pablo en su carta a los
Romanos, capítulo 8, versículo 9: "Pero vosotros no vivís según los deseos de
la débil condición humana, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de
Dios está en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él". En
tercer lugar, fueron sellados por el Espíritu Santo para una relación eterna con
Dios. El apóstol Pablo en su carta a los Efesios, capítulo 1, versículos 13 y 14 dijo:
"En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de
vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu
Santo de la promesa, que es las arras o garantía de nuestra herencia hasta la
redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria". Y una vez
más en el capítulo 4 de la misma carta a los Efesios, versículo 30 dijo: "Y no
hagáis entristecer al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el
día de la redención". Ahora es posible contristar al Espíritu Santo de Dios, pero no
es posible contristarlo hasta el punto de que salga de uno. El Espíritu de Dios sella
al creyente para el día de la redención. Nunca se nos mandó pedir el sello del
Espíritu Santo. Eso es algo que Dios hace al creer nosotros en Él. La fe en
Jesucristo nos da el sello del Espíritu Santo para el día de la redención.
En cuarto lugar, fueron bautizados con el Espíritu Santo. El bautismo del Espíritu
Santo fue predicho por Juan el Bautista en el capítulo 3 del evangelio según San
Lucas, versículo 16, y fue repetido por el Señor Jesús, como vimos en el capítulo 1
de los Hechos, versículo 5: "Porque Juan ciertamente bautizó con agua, pero
vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días".
Entonces tuvo lugar este bautismo, que les colocó en el cuerpo de los creyentes.
Señaló el principio de la Iglesia. Desde aquel día en adelante, todo creyente en el
Señor Jesucristo es puesto en el cuerpo de Cristo por el bautismo del Espíritu
Santo. Como dijo el apóstol Pablo en su primera carta a los Corintios, capítulo 12,
versículo 13: "Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un
cuerpo, tanto judíos como griegos, tanto esclavos como libres; y a todos se
nos dio a beber de un mismo Espíritu."

El bautismo del Espíritu Santo no es un mandamiento que nos haya sido


dado. No es una experiencia. Es un acto de Dios por medio del cual el
Espíritu Santo viene a morar en el creyente en Jesucristo, sellándole para el
día de la redención, y colocándole en la iglesia, es decir, en el cuerpo de
Cristo mediante el bautismo del Espíritu. Ahora, la plenitud del Espíritu de
Dios, le capacita al creyente para el servicio cristiano. Se nos manda pues
que seamos llenos del Espíritu Santo.

Después de que fueron llenos del Espíritu Santo, dice el versículo 4 de este
capítulo 2 de los Hechos, que: "comenzaron a hablar en otras lenguas, según
el Espíritu les daba que hablaran."

Ahora estas ". . . otras lenguas. . ." no eran lenguas desconocidas. Había muchas
lenguas habladas por los judíos en todas las provincias del Imperio Romano.
Estos adoradores habían venido de las diferentes partes del Imperio Romano para
la fiesta de Pentecostés. Recordemos que a todos los varones judíos se les
requería ir a Jerusalén para la celebración de tres de las fiestas anuales. Estaban
pues, en Jerusalén para la fiesta, y muchos de éstos no podían hablar hebreo.

Ahora, esto no era extraño. Hay muchos judíos en nuestros países hoy que
tampoco pueden hablar hebreo. Por muchos años fue un idioma casi sin uso,
aunque hoy en Israel, se habla nuevamente.

El día de Pentecostés no puede ser duplicado. Fue un punto preciso en la historia


que marcó un acontecimiento histórico. No podemos duplicarlo de ninguna
manera, así como tampoco podemos duplicar el nacimiento de Cristo en Belén, en
el tiempo de la Navidad.
El Espíritu Santo vino en el día de Pentecostés. No es necesario pedirle que
venga de nuevo. Ya está aquí. El Espíritu Santo de Dios está en el mundo hoy en
día. Y Jesús nos dijo lo que haría después que viniera Su Espíritu. Jesús dijo en el
capítulo 6 del evangelio según San Juan, versículo 14: "Él me glorificará; porque
tomará de lo mío, y os lo hará saber". Cuando estamos hablando acerca de las
cosas de Cristo, trayendo honor y gloria a Su Nombre, sabemos que el Espíritu
Santo de Dios está actuando.

Ahora, el versículo 4 de este capítulo 2 de los Hechos termina diciendo: "...según


el Espíritu les daba que hablasen". Estos apóstoles eran de Galilea. No podían
hablar todos los otros idiomas que más adelante se mencionan en este pasaje.
Pero en aquel momento los estaban hablando. El Espíritu les daba la capacidad
de hablarlos. Ahora, leamos el versículo 5 de este capítulo 2 de Hechos:

"Vivían entonces en Jerusalén judíos piadosos, de todas las naciones bajo el


cielo."

Habían llegado de todas partes para participar en la fiesta de Pentecostés. Éste


era el motivo por el cual se encontraban en Jerusalén. Ahora el versículo 6 dice:

"Al oír este estruendo, se juntó la multitud; y estaban confusos, porque cada uno
los oía hablar en su propia lengua."

Ahora, los que se juntaron allí estaban confundidos, porque no solamente que
hablaban el idioma de su país, sino que también cada persona oyó su propio
dialecto; es decir, la manera en que cada idioma era hablado en una parte del
país. Pero estos hombres no hablaban algo ininteligible. No hablaban en lenguas
desconocidas, sino en los dialectos de las personas que se hallaban en la
multitud.

Ahora, hay otro aspecto que debemos mencionar. Algunos eruditos Bíblicos
piensan que es posible que los apóstoles no hablaran en lenguas extrañas de
ninguna manera, pero hablaran en su propio dialecto galileo. En ese caso, el
milagro bien pudo haber ocurrido en el oír, porque se dice que cada hombre les
oía hablar en su propio dialecto. Entonces, el milagro que anuló la barrera del
idioma, ¿estuvo en el hablar o en el oír? El caso fue que se trató de un milagro.
Leamos ahora los versículos 7 al 11:

"Estaban atónitos y admirados, diciendo: Mirad, ¿no son galileos todos estos que
hablan? ¿Cómo, pues, los oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en
la que hemos nacido? Partos, medos, elamitas, y los que habitamos en
Mesopotamia, Judea, Capadocia, el Ponto y Asia, Frigia y Panfilia, Egipto y las
regiones de África más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos
como prosélitos, cretenses y árabes, los oímos hablar en nuestras lenguas las
maravillas de Dios."

Aquí había gente de tres continentes. Ciertamente hablaban diversos idiomas y


dialectos. Todos oyeron hablar a estos galileos en un dialecto comprensible. No se
trataba de lenguas desconocidas, sino de lenguas que los oyentes entendieron. Y
dice el versículo 12:

"Estaban todos atónitos y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué quiere decir
esto?"

Estaban perplejos y no comprendían lo que estaba ocurriendo. Ahora el versículo


13 dice:

"Pero otros, burlándose, decían: Están borrachos."

Es decir, que creyeron que estos hombres estaban ebrios, estaban borrachos.

. Es evidente que el pasaje que hemos estudiado tiene un protagonista principal: el


Espíritu Santo.

QUE NOS ENSEÑA EL DÍA DE PENTECOSTES A LA IGLESIA DE HOY?


(Hechos 2:1)

El día de pentecostés los discípulos tenían dos actitudes muy importantes:


estaban unánimes juntos, eran uno solo, estaban mezclados en un solo corazón,
eran uno mismo.

Reflexión final: podemos darnos cuenta que el Espíritu Santo se manifiesta con
poder cuando los hijos de Dios tienen un mismo sentir, cuando no hay divisiones,
cuando a pesar de nuestras diferencias de carácter, de pensamiento, de liturgia,
podemos quitar nuestro orgullo y ser de un mismo sentir con nuestros hermanos
en Cristo.

FUNCIONES DEL ESPIRITU SANTO EN TU VIDA

Cuáles son las funciones del Espíritu Santo?

1. Llevar y guiar (Mateo 4:1; Marcos 1:12; Lucas 2:27; 4:1; Hechos 8:29;
Romanos 8:14).

2. Hablar a través de las personas (Mateo 10:20; Hechos 1:16; 2:4; 13:2;
28:25; Hebreos 3:7; 2 Pedro 1:21; Apocalipsis 2:11,17,29; 3:6,13,22).
3. Expulsar demonios (Mateo 12:28).

4. Dar poder (Lucas 4:14-18; Hechos 10:38).

5. Bautizar y llenar (Mateo 3:11; Marcos 1:8; Lucas 1:15,41,67; 3:16, 4:1; Juan
1:33; Hechos 1:4-5; 2:4; 4:8,31; 6:3,5; 7:55; 10:47; 11:24; 13:9,52; 1 Corintios
12:12).

6. Conducir a la adoración (Juan 4:23).

7. Enseñar la verdad (Juan 14:17; 15:26; 16:13)

8. Conectar con Dios (Romanos 8:9,11; 1 Corintios 3:16).

9. Brindar ayuda (Juan 15:26; Hechos 9:31; Romanos 8:26).

10. Enseñar el futuro (Juan 16:13; Hechos 2:17,18; 11:28).

11. Dar dirección, apoyo y guía (Marcos 13:11; Hechos 10:19; 11:12; 21:11; 1
Timoteo 4:1).

12. Dar vida (Romanos 8:1,10; Tito 3:5).

13. Interceder y rogar por nosotros (Romanos 8:26-27).

14. Producir frutos en nuestras vidas (Gálatas 5:22-23; Efesios 5:9).


15. Servir como prueba de que somos hijos de Dios (Hechos 5:32 15:28;
20:23; Romanos 8:15-16; Hebreos 10:15; 1 Juan 4:13; 5:6-8).

16. Dar la capacidad de amar (Romanos 5:4; 15:30).

17. Mostrar lo
s secretos de Dios (1 Corintios 2:10; 1 Corintios 2:12).

18. Poner un sello sobre nuestras vidas (2 Corintios 1:22; Efesios 4:30).

19. Dar libertad (2 Corintios 3:17).

20. Darnos acceso al Padre (Efesios 2:18).

21. Enseñar (Lucas 12:12; Juan 14:26; Hechos 1:2; 1 Corintios 2:13; 1 Juan
2:27).

22. Nombrar ministerios y dar autoridad (Hechos 20:28).

23. Convencer de pecado (Juan 16:7-9).

Una vez que somos salvos y pertenecemos a Dios, el Espíritu hace su morada en
nuestros corazones para siempre, sellándonos con la confirmación, certificación y
seguridad de la promesa de nuestro estado eterno como Sus hijos. Jesús dijo que
Él nos enviaría al Espíritu para que fuera nuestro Ayudador, Consolador y Guía. “Y
yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para
siempre” (Juan 14:16). La palabra griega traducida “Consolador”, significa alguien
que es llamado “al lado de” y tiene la idea de alguien que anima y exhorta. El
Espíritu Santo toma residencia permanente en los corazones de los creyentes
(Romanos 8:9; 1 Corintios 6:19, 20; 12:13). Jesús envió al Espíritu como una
“compensación” por Su ausencia, para llevar a cabo las funciones que Él hubiera
hecho si hubiera permanecido físicamente entre nosotros.

Entre esas funciones está la de revelar la verdad. La presencia del Espíritu dentro
de nosotros, nos permite comprender e interpretar la Palabra de Dios. Jesús les
dijo a Sus discípulos: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a
toda la verdad” (Juan 16:13). Él revela a nuestras mentes todo el consejo de Dios,
en relación con la adoración, la doctrina y la vida cristiana. Él es el guía
fundamental, que va delante de nosotros, mostrando el camino, removiendo
obstáculos, abriendo el entendimiento y haciendo todas las cosas claras y
evidentes. Él nos conduce por el camino que debemos andar en todas las cosas
espirituales. Sin tal guía, estaríamos expuestos a caer en el error. Una parte
crucial de la Verdad que Él revela, es que Jesús es quién Él dijo Ser (Juan 15:26;
1 Corintios 12:3). El Espíritu nos convence de la deidad y encarnación de Cristo,
Su identidad como el Mesías, Sus sufrimientos y muerte, Su resurrección y
ascensión, Su exaltación a la diestra de Dios, y Su función como Juez de todo. Él
da gloria a Cristo en todas las cosas (Juan 16:14)

Otra de Sus funciones es la de conceder dones. 1 Corintios 12 describe los dones


espirituales otorgados a los creyentes, para que podamos funcionar como el
cuerpo de Cristo en el mundo. Todos estos dones, tanto grandes como pequeños,
son dados por el Espíritu para que podamos ser Sus embajadores en el mundo,
mostrando Su gracia y glorificándolo.

El Espíritu también funciona como el que produce el fruto en nuestras vidas.


Cuando Él habita en nosotros, Él comienza a obrar para cosechar Su fruto en
nuestras vidas – amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre y templanza (Gálatas 5:22-23). Estas no son las obras de nuestra
carne, la cual es incapaz de producir tal fruto, sino que es el producto de la
presencia del Espíritu en nuestras vidas.

El conocimiento de que el Espíritu Santo de Dios ha hecho su residencia en


nuestras vidas, que Él lleva a cabo todas estas funciones milagrosas, que Él mora
con nosotros para siempre y que nunca nos dejará o desamparará, es causa de
gran gozo y consuelo. ¡Gracias a Dios por este precioso Don – el Espíritu Santo y
Su obra en nuestras vidas!

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