Guia Duelo Infantil

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AUTORES Coordinación José Luis Cortés Barbero


Autoras Cristina Fernández Triviño
Celia Gómez Trujillo
Araceli Moreno Calvillo
Ilustraciones Miguel Benítez González
Apoyo Tecnológico Diego Ignacio Cervilla Torreblanca

Esta obra está sujeta a la licencia Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional de Creative Commons. Para ver una copia de esta licencia, visite
http://creativecommons.org/licenses/by-nc-nd/4.0/.

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Esta guía está elaborada con el objetivo de poder ayudar a padres, madres, docentes y adultos que tengan a su
cargo a menores en momentos tan delicados como es la pérdida de un ser querido. La información que incluye
esta guía recoge la literatura actual y más relevante acerca del duelo infantil y adolescente, así como, la
experiencia que nuestros profesionales van adquiriendo cada día en nuestras instalaciones.
Agradecemos a PARCEMASA por su implicación e interés en poder ofrecer un servicio cercano y humano. A
Miguel Benítez González por la aportación de las ilustraciones que componen esta guía. Por último, queremos
mencionar la colaboración con la UMA, la implicación de las alumnas del Grado de Psicología y las alumnas del
Máster de Psicología General Sanitaria.
Revisión 2018.

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AYÚDAME A ENDENDER. El duelo en la infancia: guía de orientación para padres, madres y docentes.

¿Por qué una guía? …………………………………………………………………………………………….…...9


Capítulo 1. Introducción. ¿qué es el duelo? ¿existe el duelo en los niños?.................12

1.1 El concepto de la muerte en la infancia .................................................................................. 13

Capítulo 2. Cómo se vive el duelo en la infancia según la edad ................................. 16

2.1. El duelo y la diversidad funcional.............................................................................................. 22

Capítulo 3. ¿ Cómo comunicar la muerte de un familiar a un niño o niña? ................ 25

Capítulo 4. Preguntas y respuestas frecuentes ......................................................... 30

4.1 Preguntas que los niños y niñas suelen realizar ……………………………………………..….…30

4.2 Respuestas frecuentes que damos a los/las menores…………………………………….…....34

Capítulo 5. Participación de los niños y niñas en ritos funerarios ............................ . 36

5.1 No ha podido/querido asistir al funeral. ¿Qué hacer?. "Adioses alternativos"……..38

Capítulo 6. Vuelta a la rutina. ¿Cómo podemos ayudarles? ...................................... 40

6.1 El duelo patológico infantil. ¿Debo pedir ayuda?.....................................................42

Capítulo 7. Cómo trabajar el duelo infantil en el ámbito escolar…………………………….46

Recursos para ayudar a niños, niñas, padres, madres y personal docente en duelo .. 52

A.1. Cuentos infantiles para trabajar el duelo .............................................................................. 52

A.2. Películas recomendadas ......................................................................................... 57

Bibliografía ............................................................................................................... 60

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Parque Cementerio San Gabriel (PARCEMASA)

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AYÚDAME A ENTENDER
El duelo en la infancia: guía de orientación para padres, madres y docentes.

¿POR QUÉ UNA GUÍA?

Si estás leyendo esto, seguramente estés pasando por un momento difícil de tu vida, como es la pérdida de
un ser querido. En el caso de que haya menores en casa la tarea se vuelve más complicada, y nos asaltarán
dudas de cómo abordar la situación: cómo decírselo y cuándo, si deben asistir al funeral, cómo va a repercutir
en su estado de ánimo o cómo volver a la rutina entre otras cuestiones.

El objeto de realizar esta guía es aportar toda la información y recursos necesarios para poder manejar la
situación de la forma más eficaz posible, ya que es totalmente natural no saber qué hacer o qué decir. Una
tendencia de los adultos es proteger a los menores de todo lo que rodea a la muerte, con el fin de evitar
provocarles dolor. Pero lo cierto es que ocultarles información o evitar hablar con ellos del tema puede no solo
no beneficiarles, sino ser perjudicial a largo plazo, ya que, en cierto modo, estanca el desarrollo del proceso de
duelo.

Desde el PARQUE CEMENTERIO DE MÁLAGA (PARCEMASA) nuestros expertos en psicología del duelo del
Grupo de Orientación y Apoyo psicológico (GOAP), José Luis Cortés Barbero, Cristina Fernández Triviño, Celia
Gómez Trujillo y Araceli Moreno Calvillo, siendo conscientes de estas necesidades, quieren darles todo su apoyo
elaborando esta guía que esperemos que le pueda resultar útil.

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Parque Cementerio San Gabriel (PARCEMASA)

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1. INTRODUCCIÓN. ¿QUÉ ES EL DUELO? ¿EXISTE EL DUELO EN LA INFANCIA?

El duelo es un proceso universal y normal, en el cual van a darse reacciones físicas, psicológicas y
emocionales como respuesta al fallecimiento de una persona amada. Aunque la presente guía se centra en el
duelo por la pérdida de un ser querido, es importante mencionar que el duelo no solo hace referencia a la
pérdida de una persona; también hablamos de duelo ante la pérdida de un empleo, una ruptura amorosa,
pérdida de la salud, etc.

La pérdida de un ser querido genera dolor independientemente de la edad, por tanto, los niños y niñas
deberán pasar por un proceso de duelo. Muchos padres y madres desconocen qué hacer para ayudar a sus hijos
e hijas, tienden a no hablar sobre la situación y evitan mostrar sus sentimientos delante de los menores. Sin
embargo, el proceso de duelo es algo normal, necesario y adaptativo. Por tanto, debemos entenderlo como un
proceso natural que cumple con diversas funciones, como: aceptar la realidad pérdida, adaptarse a un mundo
donde esa persona ya no está presente, reflexionar sobre momentos de la vida compartidos y preparar a la
familia para continuar.

La muerte es un tema tabú en nuestra sociedad moderna, es por esto por lo que existe una tendencia
de apartar a los más pequeños y pequeñas de la casa de todo lo que rodea a la muerte. Aunque se hace con la
intención de protegerles, lo cierto es que así no captan los modelos adultos de afrontamiento al dolor de la
pérdida, se les impide la posibilidad de sentirse útiles en el proceso, y les genera mucha confusión. El
descubrimiento de la muerte sin la guía de los adultos y su necesidad de tener respuestas a lo que está
sucediendo, favorece la elaboración de fantasías para poder entender lo que está pasando, llevándolos a ideas
erróneas o a generar mecanismos de negación.

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1.1 EL CONCEPTO DE MUERTE EN LA INFANCIA.

Los niños y las niñas se dan cuenta de los cambios que se producen en su entorno más cercano, y aunque
su comprensión es más limitada que la de los adultos, desde edades muy tempranas empiezan a tener
conciencia de la muerte, aunque su concepto de ésta, como veremos a largo de esta guía, va a depender de su
edad, experiencias previas y desarrollo.

Las pérdidas y los procesos de duelo afectan de manera significativa a los niños y las niñas. La muerte es
un concepto abstracto el cual van adquiriendo en su desarrollo, y es aproximadamente a los doce años cuando
este concepto se asimila al de una persona adulta. No obstante, según las últimas revisiones, los expertos
coinciden en que, si se le explica con un lenguaje adaptado a su nivel de madurez, pueden llegar a comprender
en qué consiste la muerte y lo que ello implica a cualquier edad.

Por tanto, es de especial importancia que no se les excluya con intención de protegerles, ellos y ellas
necesitan comprender y dar un significado a la pérdida, despedirse y participar en ritos funerarios.
Inevitablemente los/las menores van a vivir el proceso del duelo, es el/la adulto/a quien enseña a expresar su
dolor y a canalizar a través de su propio ejemplo.

Para ayudarles a comprender qué es la muerte, a continuación, se exponen sus tres aspectos clave:

La muerte es universal: La muerte es algo que nos ocurre a todos los seres vivos. No obstante, responder
a las preguntas de los niños y las niñas sobre si la muerte nos llegará a todos y todas puede resultar complicado,
y debemos tener presente que nunca vamos a decir nada que sea falso.

Desde bien pequeños/as, los menores trabajan en el centro educativo el ciclo de la vida. En su día a día, están
expuestos a experiencias o ejemplos relacionados con la muerte: ver un gorrión muerto en el parque, pérdida
de una mascota en el entorno, televisión, redes sociales, etc. Podemos utilizar los aprendizajes escolares junto
a las vivencias que los menores han tenido como un marco de referencia en nuestras explicaciones.

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La muerte es irreversible y permanente: Es importante dejar claro a los niños y niñas que cuando
alguien muere ya no vuelve a estar vivo/a nunca más. Puede resultar muy difícil decirles que no van a volver a
ver a su ser querido, pero alimentar su fantasía de que podrá reencontrarse con él o ella, les puede provocar al
tiempo una mayor angustia y desesperanza, cuando se dé cuenta que dicho encuentro no va a tener lugar.

Inevitable, ¿por qué nos morimos?: Es importante que los menores sepan el porqué de la muerte,
especialmente en aquellos/as de edad escolar, en los que predomina el llamado pensamiento mágico, y pueden
llegar a creer que lo que le sucedió a su ser querido es por su culpa “el abuelo se ha muerto porque no fui a
verle”. La explicación debe ser acorde a su edad, sin entrar en detalles innecesarios, especialmente en el caso
de las muertes inesperadas y violentas.
Debemos rastrear si tienen algún conocimiento, bien por la escuela, bien por la experiencia, acerca de los
conceptos de salud y enfermedad. Igualmente es importante enfatizar que solo una enfermedad muy muy grave
puede causar la muerte, así como debemos asegurar que los/las profesionales y los/las que le queremos hemos
hecho todo lo posible por salvar la vida. De esta forma, evitamos que el niño o niña se sienta vulnerable a la
muerte o que desarrolle miedo de que él o ella o un ser querido pueda morir en cualquier momento. Igualmente,
para evitar el pensamiento mágico característico en esta etapa, es importante que la razón que les demos vaya
encaminada a comprender que los pensamientos, sentimientos, enfados, celos nunca causan la muerte, por
tanto, ellos o ellas no tienen la culpa.

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RESUMEN DEL CAPITULO 1

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Parque Cementerio San Gabriel (PARCEMASA)

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2. CÓMO SE VIVE EN LA INFANCIA EL DUELO SEGÚN LA EDAD.

¿Cómo decírselo?, ¿Son lo suficientemente mayores para entenderlo?, ¿A partir de qué edad puede
asistir funeral? Son muchas las cuestiones que se plantean los/as adultos/as cuando fallece un ser querido y
deben comunicarlo a los menores de la familia.

Cada etapa va a requerir determinadas prevenciones, como veremos a continuación, hay que tener en cuenta
la edad de la niña o del niño para hablarle de manera adecuada a su proceso de comprensión y su desarrollo
cognitivo.

0 a 4 años: Los niños y las niñas a esta edad no poseen el concepto abstracto de la muerte. Sin
embargo, pueden apreciar la ausencia de la persona que ya no está. Su respuesta inicial es de protesta y
necesidad de recuperar a esa figura de apego perdida. Ante estas circunstancias suelen responder a
modo de rabietas, desesperación, desapego y ansiedad. Entienden la muerte como una separación física
de la persona querida, y la pérdida es vivida como un abandono, representa una amenaza a su seguridad
y a su rutina.

Aproximadamente a partir de los 2 años, se produce un cambio cuantitativo en el desarrollo del niño o
la niña. Coincide con el inicio de la adquisición del lenguaje a nivel de la producción y de comprensión.
Por tanto, su capacidad para captar emociones y la ausencia son mayores.

4 a 6 años: Su concepto de muerte todavía es muy limitado, entienden que los seres vivos y las
personas mueren, pero no para siempre. No entienden el concepto de irreversibilidad, piensan que se
trata de una separación temporal. Son frecuentes preguntas como ¿Cuándo va a volver? ¿Vendrá a mi
cumpleaños?... Su inquietud sigue girando en torno a la seguridad física, y su mayor preocupación va a
ser quién les va a cuidar ahora (especialmente si se trata de la muerte de unos de los progenitores).

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Suelen responder con confusión, preguntando constantemente dónde ha ido o cuándo va a volver su ser
querido. Parece que entienden la realidad, pero es frecuente que, tras habérselo explicado y
comprendido, pregunten de nuevo por el ser querido. Ante esta situación, los/las adultos/as y el entorno
más cercano que rodea al menor deben preparar previamente el mensaje de manera consensuada para
poder responder de la misma forma cada vez que les pregunte.

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6 a 9 años: Los niños y las niñas de estas edades, a diferencia de los menores, comprenden la
muerte como algo real, permanente e irreversible, y ya pueden distinguir entre fantasía y realidad. En
esta etapa poseen un mayor vocabulario y capacidad de comprender conceptos relacionados con la salud
y las enfermedades. Suelen ser curiosos sobre el proceso físico de la muerte y lo que ocurre después de
ella, por lo que nos van a hacer muchas preguntas.

RESPUESTAS FRECUENTES EN ESTA ETAPA:

 Signos de negación (irritabilidad o excesivamente divertidos).


 Sentimientos de culpa o miedo.

 Mayor preocupación por los/las demás: en ocasiones, los menores que han perdido a uno de
los progenitores pueden adoptar un rol de protección hacia sus hermanos/as o al progenitor.

 A pesar del conocimiento sobre el concepto de muerte en estas edades, pueden sentir temor,
aislamiento, regresión a comportamientos anteriores y falta de concentración en la escuela.

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9 a los 12 años: En este intervalo de edad, el concepto de muerte se aproxima al que tienen los
adultos (obviamente, sin la experiencia previa ni el manejo de las emociones que tienen los/las mayores).
Es universal, inevitable e irreversible. Comprenden las causas biológicas que las causan, y empiezan a ser
conscientes de su propia muerte.

RESPUESTAS FRECUENTES EN ESTA ETAPA:

 Mayor dificultad para dar a conocer sus sentimientos a los adultos.


 Rebeldía o agresividad, o bien, volcándose en el cuidado de los/las demás.

 Concepto formado, pero tienen necesidad de mantener el vínculo de alguna manera como, por
ejemplo: asistiendo a rituales, hablándoles, usando algún objeto personal del difunto o difunta, etc.

 Son frecuentes las dolencias físicas: vómitos, dolor de estómago, dolor de cabeza, etc.

A partir de los 12 años, preadolescentes y adolescentes: En la adolescencia se tiene una


comprensión de la muerte igual que la de los adultos, pero todavía se encuentran en esa etapa de
transición de la infancia a la vida adulta, por lo que, pese a tener el concepto, no disponen de los mismos
recursos que los/las mayores.

Se encuentran en un periodo de cambios hormonales y repletos de presiones psicológicas, físicas y


académicas. La pérdida de una persona importante en sus vidas puede hacer que los/las adolescentes
se tornen inseguros/as, inestables y, muchas veces, rebeldes. En el caso de que el varón pierda la figura
paterna, puede sentir una gran presión social, sobre todo cuando se le insiste en la frase "Ahora eres el
hombre de la casa".

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De esta forma, los/las adolescentes intentarán demostrar fortaleza y reprimirán sus emociones,
mostrándose como si nada hubiese ocurrido. Esta actitud de “poco importa”, si no se abarca de una
manera adecuada puede desencadenar en problemas emocionales como depresión, confusión,
aislamiento, consumo de sustancias, problemas con los estudios o abandono de ellos, así como
inseguridad emocional y acerca del futuro.

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Reacciones y sentimientos en la etapa adolescente

CULPA Y
RABIA Y REBELDÍA PÉRDIDA DE CONTROL INCOMPRENSIÓN
AUTORREPROCHES

 Emociones que  Etapa conflictiva en  Entienden la  Sentimiento


pueden aparecer la que en ocasiones muerte y el duelo frecuente en este
durante este se deja de idealizar a como los adultos, periodo
proceso. los progenitores. pero no saben evolutivo, que se
manejar las puede ver
 Estrategias de  Confrontaciones con
emociones que acentuado
afrontamiento la familia.
afloran. cuando sufren la
ante la pérdida.
 Frecuentemente son pérdida de un ser
 Especial atención:
 Debemos vulnerables a sentir querido.
abuso de drogas y
favorecer su culpa (ejemplo: no
alcohol, y
exteriorización, haber sido buenos
pensamientos
aunque teniendo hijos/as) o
suicidas.
especial cuidado autorreproches por
con la auto y discusiones del
hetero agresión. pasado.

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2.1 EL DUELO Y LA DIVERSIDAD FUNCIONAL.
Desde hace tiempo existe la creencia de que las personas con diversidad funcional intelectual no
sufren por la pérdida de un ser querido, ya sea por su limitación para elaborar una relación significativa
o por una incomprensión del concepto abstracto de la muerte. Hoy sabemos que eso es totalmente falso,
pues experimentan reacciones a nivel psicológico y conductual como respuesta a los acontecimientos
significativos de su vida, por ejemplo: por la pérdida de un ser querido.
Actualmente, en nuestra sociedad transita la idea de que es mejor proteger a las personas con
diversidad intelectual de una información que “les pueda preocupar” o que tenga consecuencias
indeseables emocionales o conductuales. Dada esta tendencia de los cuidadores y cuidadoras a
minimizar los efectos del duelo de las personas con diversidad funcional, sumado a las dificultades de
comunicación que suelen presentar, estas personas pueden tener pocas o ninguna oportunidad para
hablar sobre la pérdida que han sufrido. Se sabe, que ambos tipos de comunicación- la que atiende a lo
emocional y la que atiende a lo informativo- ayudan a los niños y niñas sin diversidad a afrontar la
pérdida. Por tanto, resulta razonable pensar que, a los menores con diversidad intelectual, al igual que a
los/las demás, hay que ofrecerles una información sobre la muerte que sea comprensible y apropiada a
su edad mental.
Hablar con los menores sobre la muerte es una tarea muy difícil para muchos progenitores, y esta
situación puede ser aun peor en las familias de personas con diversidad funcional. En la mayoría de los
casos, las familias trabajan con instituciones dedicadas al cuidado de los menores con diversidad:
asociaciones, atención temprana, etc. Podemos acudir a especialistas que trabajan a diario con nuestros
hijos e hijas para que nos ayuden con pautas más específicas en función de la diversidad que tengan.
Aunque algunas personas con diversidad funcional muestran déficits específicos en la comunicación
verbal, los estudios demuestran que, si se les pregunta, son capaces de responder o expresar sobre sus
sentimientos y preocupaciones. Por otro lado, su lenguaje comprensivo es superior al expresivo, y
ellos/as pueden escuchar y comprender las expresiones de tristeza, afecto y las explicaciones sobre los
hechos y acontecimientos.

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Estudios demuestran que personas con síndrome de Down son muy vulnerables. En el siguiente cuadro,
se expone un ejemplo de cómo podemos trabajar su duelo a través de las siguientes estrategias:

EJEMPLO DE ESTRATEGIAS PARA TRABAJAR EL DUELO EN EL CASO DE QUE LA PERSONA TENGA SÍNDROME DE DOWN:

 Informar del fallecimiento de manera abierta y directa, usando la palabra muerte.

 La noticia debe transmitirla un familiar de confianza y respetar su decisión de querer estar a solas.

 En caso de ser posible animarle a que se despida del ser querido (le acompañamos).

 Explicarle y describirle los ritos funerarios que hay en nuestra sociedad.

 Preguntarle si desea asistir, apoyando siempre la decisión que tome.

 Si decide asistir, darle seguridad acompañándole y ofreciéndole la posibilidad de acudir a descansar a otro lugar si se encuentra cansada o
no quiere seguir participando.

 Podemos fomentar que participe activamente en los rituales animándole a traer algún objeto que le recuerde a su ser querido o diciendo
algunas palabras en su memoria.

 Sus progenitores, responsables o figuras de apego van a ser su principal modelo, por lo que han de permitir que la persona con síndrome
de Down exprese sus emociones. No es malo que nos vean llorar, ya que les transmitimos que ellas pueden expresarse de igual manera, sin
embargo, se debe evitar en medida de lo posible, que estén con personas que no manejen su dolor de forma serena.

 En algunos casos puede parecer que se toma la pérdida de manera muy tranquila. Es probable que pasados unos días o semanas sea cuando
entiendan la realidad de la pérdida o simplemente, se retrase su duelo.

 Ayudarles en su proceso de duelo no significa quitarles el dolor. Podemos abrazarles, contar anécdotas…en definitiva, acompañarles para
aportarles seguridad y hacerles ver que van a seguir estando atendidos y atendidas.

 Resulta importante aclarar creencias erróneas que puedan tener sobre la muerte; por ejemplo: que nada de lo que han dicho, hecho o
pensado puede ocasionar la muerte.

 En el duelo no existen plazos, por lo que el principal objetivo es ayudarles a conseguir un equilibrio entre la pena o tristeza y el seguir
adelante cada día.

 Desterrar la posible culpa enseñándoles que el asistir al trabajo o la escuela, así como divertirse no es una falta de respeto hacia la persona
difunta. Dentro del dolor y sus manifestaciones hay que continuar con la rutina, la cual junto a los/las profesionales que le rodean, le van a
brindar parte importante del apoyo y la ayuda que necesita.

 Podemos recordar fechas señaladas como el cumpleaños del ser querido o las navidades. En estos momentos, costumbres culturales como
llevar flores al cementerio, encender una vela, o leer algún escrito en honor a la persona difunta, pueden ayudar.

 Es necesario hablar de la pérdida y en este caso van a necesitar hacerlo con más frecuencia que nosotros/as. Suele ocurrir que el círculo
social es reducido, por lo que pueden aburrirse de escuchar siempre lo mismo. Podemos facilitar el contacto con otros miembros destacados
de la sociedad como: un sacerdote amigo de la familia, profesionales de la salud, etc.

 El proceso de duelo puede ser agotador e interferir en diversas áreas de nuestra vida, como por ejemplo el sueño. Puede ayudar grabar un
cd con música relajante para escucharlo en momentos que consideremos necesarios.

Para ayudar a menores o personas con diversidad intelectual en el duelo, por tanto, debemos identificar
la edad mental que tienen, y proceder conforme los rangos de edad previamente descritos.
Considerando, además, su capacidad de emisión y recepción del mensaje, así como sus particularidades.

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Jardín del Recuerdo (PARCEMASA)

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3. ¿CÓMO COMUNICAR LA MUERTE DE UN FAMILIAR A UN NIÑO O NIÑA?

Comunicar la muerte de una persona querida no es una tarea fácil, pero cuando el/la
destinatario/a es un/a menor, cuyo concepto abstracto de la muerte no está completamente adquirido,
puede resultar más complicado encontrar la forma de transmitir lo ocurrido. Al hacerlo, será
fundamental adecuar el mensaje a la edad madurativa de la niña o el niño, así como tener en cuenta los
siguientes aspectos:

¿Cuándo se lo digo? Siempre que las circunstancias lo permitan, vamos a intentar hacerlo lo antes
posible, pues, como hemos comentado a lo largo de esta guía, los niños y niñas aún en edades muy
tempranas son capaces de notar que algo está pasando a su alrededor.

Está demostrado, que los bebés son capaces de reconocer emociones en nuestra cara, y a medida
que crecen van aprendiendo a través del modelaje, es decir, copian lo que ven de los adultos. Muchas
veces, en nuestra labor de protegerles, sobre todo si son muy pequeños/as, les dejamos con algún
familiar, para evitar que vean nuestro dolor. Sin embargo, al ocultar nuestros sentimientos, estamos
lanzando el mensaje equivocado, pues ellos/as también pueden reprimir emociones, al pensar que es lo
adecuado o que hacerlo es señal de debilidad.

Es beneficioso para el menor poder compartir su propio dolor con las personas que le quieren, y
tener la oportunidad de mostrar sus sentimientos. En las circunstancias en las que se tiene conocimiento
de que la persona va a fallecer a causa de una enfermedad, también resulta adecuado informar a los
menores de lo que está ocurriendo. El objetivo, es hacer partícipe a los menores del duelo familiar y
brindarles la oportunidad de elaborar el duelo anticipado. Aportar información sincera y lo más pronto
posible de lo que está ocurriendo, les ayudará a poder enfrentarse mejor a las circunstancias, incluso, es
adecuado darles la oportunidad de elegir si quieren despedirse antes de que fallezca su figura de apego.

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¿Quién se lo debe decir? Lo ideal es que el/la menor reciba la noticia por medio de una persona
en la que confíe y sienta apego, a ser posible sus propios padres o cuidadores/as principales. Sin
embargo, hay ocasiones en la que las propias circunstancias nos superan, entonces podemos delegar la
labor en otro adulto/a, que pueda transmitir al niño o niña la noticia de forma adecuada y veraz, pero
también ese soporte y sensación de seguridad que necesitan.

La persona encargada de comunicar la noticia deberá tener un conocimiento mínimo sobre


comunicación de malas noticias a menores, es conveniente recibir asesoramiento de un/a profesional
que este familiarizado/a con este tema, por ejemplo, un/a profesional de la psicología o personal
sanitario.

¿Dónde se lo digo? Es importante que el lugar elegido sea un sitio tranquilo, en el que preveamos
que no vamos a tener interferencias, y sin límite de tiempo, pues vamos a comunicar la muerte de un ser
querido a un/a menor, y debemos estar abiertos y abiertas a posibles preguntas y reacciones
emocionales de los niños y niñas.

En ocasiones, puede ocurrir que el niño o la niña se encuentra fuera cuando acontece el
fallecimiento del ser querido; por ejemplo: de vacaciones con algún familiar o de campamento. Si bien
es cierto que la comunicación de la noticia es mejor hacerla lo antes posible y de manera directa
(evitando comunicarlo por teléfono), esta puede ser una de esas ocasiones en que la familia ha de valorar
las dos opciones: darle la noticia o esperar a que lleguen. Es una decisión muy personal donde se han de
considerar distintas variables antes de actuar: fortaleza del vínculo del menor y la persona difunta,
conocimiento e implicación previa del menor en el proceso de enfermedad si lo había, las características
individuales y personales del propio menor, y en caso de querer transmitir la noticia en la distancia,
asegurarnos que hay un/a adulto/a en que confíe, que le acompañe y apoye en este difícil momento
hasta la vuelta a casa, entre otros aspectos.

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¿Cómo se lo digo? Tómate unos minutos para pensar en qué le vas a decir e intenta organizar tu
mente antes de hablarlo. Háblale con cariño y mirándole a los ojos. El lenguaje debe sencillo,
siempre adecuando el vocabulario a su edad. No tengas prisa, puedes ir despacio, introduciendo
preguntas y respuestas que puedan facilitar una mayor compresión por parte del menor. Los silencios
son igual de importantes, y hay que saber manejarlos. Un silencio prolongado en el tiempo por parte del
menor puede ser un indicador de que no está procesando bien la información, o bien, no sabe cómo
gestionar la batida de emociones que está sintiendo. El/la adulto/a debe estar alerta de estos indicios
para poder abordarlos de manera eficaz.

Desde bien pequeños/as, nuestros/as menores estudian en el centro educativo el ciclo de la vida: los
seres vivos nacen, crecen, se reproducen y mueren. Podemos reforzar los conocimientos que ya tienen a través
de una explicación asociada a los mismos, y podemos apoyarnos para ello en recursos como cuentos o ejemplos.

¿Qué ocurre si lloramos delante de los niños/as? No tengas miedo a mostrar tus emociones
delante de los menores. Al llorar, le estamos trasmitiendo que el llanto no es malo, es normal, porque
estamos tristes por la muerte de nuestro ser querido. Por el contrario, si fingimos estar bien, pensaran
que es así como se debe estar, y no van a aprender a mostrar lo que sienten. Recordemos que los niños
y las niñas aprenden observando lo que ven en los/las adultos/as. A través de nuestras emociones, les
enseñamos a afrontar su propio dolor.

¿Qué le digo? El mensaje va a estar muy condicionado por las circunstancias (causa de la muerte,
relación del menor con el fallecido o fallecida, experiencias anteriores de duelo, etc.). Cuando la muerte
es de una persona de gran apego y esencial en la vida del niño o de la niña, su mundo se tambalea, por
tanto, en el momento de la comunicación debe estar presente la transmisión del sentimiento de
seguridad y cuidado. Existen una serie de aspectos clave o reglas básicas que debemos tener siempre
presentes a la hora de dar malas noticias a menores, tales como:

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REGLAS BÁSICAS EN LA COMUNICACIÓN DE MALAS NOTICIAS A MENORES:

 No mentir: Los niños, niñas y adolescentes deben saber siempre la verdad, pero esta debe
abordarse en función de su capacidad cognitiva y emocional. El mensaje debe ser claro y con
ausencia de ambigüedades.
 Dejar claro que la muerte es algo real y para siempre. Si los/las menores han tenido
previamente experiencias de pérdida con alguna mascota, puede resultar útil utilizarlo como
referencia, para que así comprendan que nuestro ser querido se ha ido para siempre, pero
todavía nos acordamos de él o ella, y le seguimos queriendo mucho. De este modo,
evitamos la angustia que les supone pensar que puedan olvidar a la persona fallecida.
 Transmitir al menor la idea de que se van a cubrir sus necesidades de apoyo, seguridad y
afecto.

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Parque Cementerio San Gabriel (PARCEMASA)

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4. PREGUNTAS Y RESPUESTAS FRECUENTES.
4.1 PREGUNTAS QUE LOS NIÑOS Y NIÑAS SUELEN REALIZAR.

¿Dónde está? Los más pequeños y pequeñas de la casa no están familiarizados con muchos de
los conceptos abstractos de la muerte, para ellos y ellas es difícil procesar la idea de que su ser querido
ha dejado de vivir y es para siempre. Son muchas las preguntas las que le invaden en estos momentos.
Una de estas incógnitas gira en torno a la necesidad de saber el lugar donde ha ido esa persona a la que
le unía un vínculo. Desde un punto de vista espiritual, esta respuesta puede adaptarse a la creencia
religiosa en la que se ha educado.

Los niños y niñas con edades más avanzadas, y cuyo concepto de la muerte ya está adquirido,
pueden sorprendernos haciendo diversas preguntas y mostrando dudas acerca de donde se encuentra
el cuerpo, que va a pasar después y otro tipo de dudas acerca de los procedimientos funerarios que al
adulto le pueda resultar muy dificultoso responder sin herir los sentimientos del menor o la menor. En
estas circunstancias lo más adecuado es responder de una forma honesta (sin tener que entrar en
detalles innecesarios). Es aconsejable explicar el funcionamiento de los ritos funerarios para que sepan
o se hagan una idea de lo que ocurre en este acontecimiento, siempre usando un lenguaje adaptado a
su edad y con toda la naturalidad posible, por ejemplo: “Cuando las personas mueren los llevan a una
caja llamada féretro, entonces todas las personas que lo querían podrán ir a despedirse y decirle lo mucho
que lo van a echar de menos, lo siguiente será hacer una reunión con todos nuestros seres queridos
(ceremonia religiosa o civil). Lo común es que veas a muchas personas llorando, es totalmente normal,
con las lágrimas expresas la tristeza que provoca saber que esa persona se ha ido…”.

En caso de que quieran saber qué va a pasar con el cuerpo una vez finalizado el velatorio, a
continuación, ampliamos información sobre la cremación e inhumación con algunos ejemplos útiles para
explicarles cómo funcionan estos procedimientos.

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¿CÓMO EXPLICAR A UNA NIÑA O UN NIÑO QUÉ ES UNA CREMACIÓN?

Hace décadas la cremación en la provincia de Málaga se daba en torno al 10%. En la actualidad, esta cifra se ha invertido,
es decir, casi el 70% de los difuntos realizan el proceso de cremación hoy día. Es por ello, que, al hacer comunicación de
malas noticias a menores, también se hace preciso explicarles o responderles acerca de los rituales funerarios en nuestra
cultura.
Muchas familias consideran que los niños y niñas no deben conocer o participar en los rituales de inhumación o cremación,
volviendo a reproducir el modelo cultural que predomina en nuestra sociedad: el ocultamiento equivale a la
(sobre)protección.
Como hemos establecido previamente, debemos considerar, entre otras variables el nivel de madurez de nuestros/as
pequeños/as para explicar en qué consiste la cremación.

Pautas que los/las adultos/as pueden usar en esta ocasión:

 Evitar palabras o frases como “está ardiendo”, “quemándose” o sinónimos, puesto que, al no tener adquirido en
algunos casos el concepto completo de muerte, los/las menores pueden temer que el fallecido o fallecida esté
sufriendo (comprensión literal del mensaje).

 Una forma de hacer referencia a la cremación sería usando expresiones como: “El cuerpo de las personas fallecidas
se deposita en una habitación especial para ellas llamada “crematorio”. En esa habitación, poco a poco, va subiendo
la temperatura para transformar el cuerpo de la persona muerta en cenizas”. “Las cenizas se guardan en una caja
especial para ellas llamada urna”. Podemos usar este ejemplo, pero adaptado por las personas responsables del
menor según su nivel madurativo.

 Si se ha decidido depositar la urna en algún destino (en un columbario, bajo un árbol o en el mar), es beneficioso
preguntarles a los menores de la familia si desean participar en este ritual, debemos explicarles con la misma
naturalidad y de forma directa todo aquello que vamos a realizar de manera previa, antes de integrarlos en el
propio ritual.

Recuerda:

- Dejarles claro y recordarles que la persona fallecida ya no siente dolor, y por tanto no sufre, solo queda el
cuerpo.

- Debemos subrayar que el crematorio es un lugar especial solo para depositar el cuerpo de los difuntos y
difuntas (no el de las personas que estamos vivas).

- Nunca dejar solos/as a los/las menores en estas circunstancias, deben estar acompañados/as en todo
momento para hacerles sentir seguros/as. Si se muestran incómodos/as o no quieren seguir participando,
debemos retirarles de la actividad y asegurarnos de que están acompañados/as por alguien en quien confíe.

- Describir y anticipar a los niños y niñas todo lo que van a ver, y responder a todas sus preguntas, pues
mostraran mucha curiosidad.

- Puede que haya algo que no les quede claro y se queden en silencio. Debemos hacerles preguntas para indagar
si ha entendido la explicación o tenemos que matizar algo. Esto nos ayudará a saber también qué piensan y
qué conocen.

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¿CÓMO EXPLICAR A UN MENOR QUÉ ES UN ENTIERRO O INHUMACIÓN?

 Normalmente, la inhumación se realiza una vez finalizada la ceremonia de despedida, el féretro


es trasladado en el coche fúnebre hasta el nicho, tumba o panteón donde descansaran los
restos.

 El momento del entierro tiene implícito un alto significado emocional. El féretro pasa a ocupar
el espacio del nicho o tumba para un largo periodo de tiempo una vez que se sella la lápida.
Esto significa el fin del proceso del velatorio. En este momento es común ver expresiones
emocionales intensas.

 Al igual que con el ejemplo de la cremación, si nuestro familiar va a ser inhumado, debemos
anticiparle y describirle, por un lado, en qué consiste este proceso y, por otro lado, los posibles
gestos emocionales y los porqués, al niño o niña.

 Una vez nos hemos asegurado de que ha comprendido el proceso y todo lo que ello implica,
hay que preguntarle si quiere participar en el ritual de inhumación, y asegurarle que estaremos
a su lado en todo momento por si nos necesita.

Ver apartado “recuerda” de la página anterior.

En las dos circunstancias anteriores (cremación e inhumación) existe un lugar simbólico donde queda el
cuerpo o donde se esparcieron las cenizas (un lugar que le gustaba al abuelo del campo, su playa favorita, o la
tumba, por ejemplo). Es importante transmitirle que siempre que quiera podemos acompañarle para recordar
en ese lugar a la persona fallecida, pero también, podemos recordarla siempre y donde queramos (en la que era
su casa, en la cafetería que solíamos merendar con ella, etc.).

¿Cuándo va a volver? Como hemos visto, los niños y niñas más pequeños/as no tienen el concepto
de “no retorno” hasta los 9 años aproximadamente. Es posible que nos pregunten en repetidas
ocasiones cuando volverá, si estará presente para alguna fecha señalada en el calendario (cumpleaños,

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navidades, etc.). Hay que tener paciencia y volver a explicar que su ser querido no va a volver. Ante esta
situación es saludable empatizar con el menor, compartir el sentimiento de anhelo, hacerle ver que,
aunque no se encuentre físicamente, el amor, el cariño, los recuerdos y los aprendizajes adquiridos no
desaparecen. Es positivo hablar de anécdotas o recordar cómo era la persona fallecida.

¿Por qué no me contesta? El hecho de haberle dicho al niño o niña que puede establecer un
diálogo con nuestro ser querido , puede llevar al menor a enfadarse con él/ella creyendo que le ignora,
o que ya no le quiere. Debemos decirle que las personas que mueren no pueden ver, oír ni hablar, que si
le preocupa algo siempre nos lo va a poder contar a nosotros/as. Podemos recordarle que siempre y
donde queramos podemos acordarnos de la persona fallecida ya que la queríamos mucho y todos los
miembros de la familia la echamos de menos.

¿Qué ocurre si me pregunta algo que no se? No te preocupes, a veces la mejor respuesta es: No
lo sé cariño, me pasa igual que a ti, ¿tú que crees? Sabemos que los niños y niñas buscan nuestra
seguridad y apoyo, más que nuestra sabiduría.

¿Cómo muere una persona? Los más mayores ya conocen el concepto de salud y enfermedad: lo
trabajan en la escuela, tienen acceso a ese conocimiento, además, en redes sociales y medios de
comunicación a diario, etc. Tienen formación sobre cuerpo humano y sus procesos. Un ejemplo para
explicarles cómo muere una persona que estaba enferma puede ser: dejan de comer, de respirar, de ver de
oír, de hablar, de sentir, les deja de latir el corazón, … Hay que dejarles bien claro que la persona fallecida ya
estaba muy muy grave, y que antes de morir los médicos y el entorno, han hecho todo lo posible por salvarle.

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4.2 RESPUESTAS FRECUENTES QUE DAMOS A LOS MENORES.

“Está en el cielo, con Dios”. En muchas ocasiones, en nuestra cultura se utiliza la metáfora del
cielo o de la estrella. Esta funciona muy bien con los niños y niñas de menor edad. Sin embargo, hay que
tener cuidado con esta respuesta, ya que muchos menores entienden (debido a su pensamiento
fantasioso) que su ser querido, está vivo en alguna parte (el abuelo es astronauta y está visitando una
estrella, por ejemplo). Pueden sentirse abandonados/as o enfadados/as, como hemos mencionado
anteriormente, por la persona difunta. Resulta necesario incidir en el aspecto de que no pueden ir a
verle, recalcar que solo las personas que fallecen irán al cielo, hacerles entender que tienen una vida por
delante antes de poder ir a ese lugar. En definitiva, trabajar la irreversibilidad.

“Está dormida”. Otro de los grandes eufemismos utilizados en nuestra sociedad occidental. No
es recomendable comparar la muerte con el sueño, pueden pensar que la muerte puede llegarles
mientras duermen o que su figura de apoyo se va a morir durmiendo la siesta. Podemos crear mediante
esta respuesta diversas alteraciones en los estados emocionales a corto, medio o largo plazo.

“Se ha ido de viaje”. Los niños y niñas tienen dificultades para comprender el carácter
permanente de la muerte. Si les decimos que se han marchado de viaje puede generar sensación de
abandono y también esperanzas de que algún día su ser querido vaya a volver. A largo plazo el
sufrimiento será mayor, al aumentar la angustia y alimentar la fantasía de la vuelta del ser querido con
tan solo esa respuesta.

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Parque Cementerio San Gabriel (PARCEMASA)

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5. PARTICIPACIÓN DE LOS NIÑOS Y NIÑAS EN LOS RITOS FUNERARIOS.

La pérdida de un ser querido ya sea esperada o no, pone en marcha un proceso de aceptación de lo ocurrido
que se conoce como duelo. El hecho de asistir y participar en ritos funerarios tiene un gran valor para la
población adulta; marca el inicio del duelo, ayuda a aceptar la realidad de la pérdida, y nos prepara para su
afrontamiento. Sabemos que los niños y niñas también experimentan la pérdida y van a tener su propio proceso
de duelo, por lo que cabe esperar que también sea beneficioso que asistan al velatorio. Sin embargo, hay que
preparar a los/las menores para lo que van a vivir en un tanatorio. Aunque la finalidad de los mayores que les
rodean de no incluirles en los ritos funerarios no sea otra que protegerles y evitarles sufrimiento, la realidad es
que los niños y niñas se sienten apartados y apartadas, no ya de la despedida de su ser querido, sino del seno
familiar. No es infrecuente que aun pasados años de la muerte de nuestro ser querido, nuestros menores sigan
recordando de forma dolorosa que no se les permitió asistir a su funeral.

Lo primero que debemos hacer es comunicar el fallecimiento al menor, dándole información veraz y acorde
a su edad, para seguidamente preguntarles si desean participar en el funeral, si no desean ir hay que respetar
su decisión y valorar una despedida alternativa (ver en página 37). En el caso de que el/la menor si quiera participar
hay que tener en cuenta que no existe una edad determinada, ya que depende de distintos factores, sin embargo,

parte importante de los expertos considera que alrededor de los seis años, y teniendo en cuenta las distintas
variables, es una edad en la que pueden puedan entender y participar plenamente en los rituales que existen
en torno a la muerte.

No obstante, debemos considerar que si es la primera vez que los niños y niñas asisten a un tanatorio o
funeral, va a necesitar preparación. Por tanto, antes de tomar una decisión debemos explicarles qué es un
tanatorio, qué se hará, cuándo se hará, quiénes estarán allí, porqué y qué emociones se pueden encontrar.
Podemos empezar explicando qué es un tanatorio, y rectificando los mitos que lo rodean: a veces por cosas que
han visto en las películas o aspectos que han tratado con sus iguales, tiene una idea de lo que es un cementerio
con connotaciones negativas. Debemos normalizar estas distorsiones del concepto; por ejemplo: las
instalaciones de PARCEMASA están rodeadas de naturaleza, arbustos y árboles; esto puede ser un buen punto

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de partida para describir el tanatorio. Continuaremos explicando cómo es la sala, que nuestro ser querido va a
estar dentro de una caja a la que llamamos ataúd, y que es especial para poner el cuerpo de las personas que
mueren. También es importante explicarles que vendrán personas a darnos el pésame. Les explicaremos qué es
y porqué se dice. Igual de fundamental es explicarles que las reacciones emocionales son normales, que es muy
probable que vea a personas tristes y llorando, que la gente estará seria y a lo mejor parecen enfadados/as. Los
menores no deberán quedarse solos y solas en ningún momento, si no podemos atenderles podemos pedir a
un familiar adulto/a que se encargue de acompañarlos/as. Si lo desean, le permitiremos que hagan algún
homenaje les explicaremos en qué consisten si es que hubiera alguno (un responso, unas palabras, si alguien
deja flores o si por el contrario se lleva alguna flor de las coronas, etc.).
EN RESUMEN:

 Transmitir la noticia en función de las características inter e intraindividuales de los menores y de su nivel madurativo.

 Ser directos/as evitando palabras con doble sentido, por ejemplo: está descansado, en lugar de ha muerto, pueden
interpretar que la persona fallecida está durmiendo.

 Obviar detalles innecesarios, usar un lenguaje sencillo y natural.

 La noticia ha de ser dada por los progenitores o principales figuras de apego y en un lugar que les de seguridad y
donde no existan barreras en la comunicación.

 Evitar en medida de lo posible dar la noticia por teléfono o en la lejanía, si no es viable de otra manera y la familia
decide darla, han de asegurarse de que estén acompañados por personas adultas que les apoyen, los acompañen y les
den seguridad.

 Explicarles qué es un tanatorio quitando todas las connotaciones negativas asociadas a los mitos.

 Describir lo que se van a encontrar durante el velatorio: cómo es la sala, qué personas hay, porqué están allí, como
puede encontrarse emocionalmente la gente que hay en sala y porqué, dónde se encuentra nuestro ser querido, etc.

 Preguntarles si quieren asistir, respetarles y apoyarles en su decisión.

 Fomentar que su participación sea activa y proponerles actividades diversas para ello: hacer una carta, un dibujo, una
manualidad en honor al ser querido o simplemente pueden elegir alguna foto u objeto especial que quieran dejar
junto al féretro como gesto simbólico.

 Darles seguridad anticipándoles que en todo momento estaremos a su lado, que responderemos a lo que quieran
saber y que, si no se encuentran bien o no les apetece seguir en sala, los/las acompañaremos a un lugar tranquilo (o
los llevaremos junto a alguien en quien confíen).

 Posteriormente, podemos animarlos/as a que participen en los ritos de inhumación o cremación, si así lo consideramos
oportuno (ver cuadros anteriores donde se detalla la cremación e inhumación).

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5.1 NO HA PODIDO/QUERIDO IR AL FUNERAL. ¿QUÉ PODEMOS HACER? “ADIOSES ALTERNATIVOS”.

Los ritos funerarios cumplen un papel esencial en el proceso de duelo, no solo nos acercan a aceptar la
realidad de la perdida, sino que nos sirven como forma de decir adiós, homenajear a nuestro ser querido y
comenzar nuestro proceso de duelo. Lo mismo pasa con los/las más pequeños/as de la casa, sin embargo, no
siempre es posible que los niños y niñas asistan al funeral, bien porque son demasiados pequeños o pequeñas,
no han querido o no lo hemos considerado oportuno por algún motivo. Los miembros de la unidad familiar
pueden consensuar un lugar, la fecha y el tipo de ritual que se va a llevar a cabo.

Los niños, niñas y jóvenes que no asistieron al funeral pueden considerar algunas de las siguientes
ideas:

 Participar en el ritual de cenizas. Desde la elección del destino, esparcir las cenizas, o, por el
contrario, si las cenizas ya han sido esparcidas, podemos llevarlos al lugar dónde las
depositamos.
 Visitar un lugar con recuerdos especiales, por ejemplo, dónde pasaron las vacaciones o un
restaurante dónde iban todos los domingos.
 Hacer un picnic con la comida favorita del difunto y compartirla (pueden colaborar en la
elaboración de la comida como si fuese un ritual de despedida).
 Podemos encender una vela en honor a nuestro familiar.
 Hacer una caja o mural de recuerdos. Los menores en duelo se beneficiarán de coleccionar
objetos que le recuerden a la persona que murió y los momentos que compartieron. Podemos
incluir un árbol genealógico, con fotografías de la familia, con fragmentos de recuerdos o
anécdotas de la vida de la persona.

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Parque Cementerio San Gabriel (PARCEMASA)

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6. VUELTA A LA RUTINA, ¿CÓMO PODEMOS AYUDARLES?

Menores de 3 años: Niños y niñas en edad preescolar (3-7 años):


 Todavía no entienden qué es la muerte.  Si experimentan la pérdida, pueden
sentirla y llorarla, por tanto, vamos a tener
 Respuestas que pueden tener: que explicarles qué es la muerte y lo que
irritables, inquietos/as, trastornos del implica.
sueño o de la conducta alimentaria, así
como pérdida de interés hacia juguetes  Respuestas que pueden tener:
o actividades. preocupación por la posible muerte de
otro ser querido; regresión a conductas
 ¿Cómo es la mejor forma de pasadas.
ayudarles?: Favorecer su seguridad, es
decir, que su rutina y horarios se vean  ¿Cómo es la mejor forma de ayudarles?:
lo menos alterados posible Mantener su rutina, mostrarnos abiertos a
escucharlos cuando lo necesiten; el dibujo y
el juego pueden ser una buena oportunidad
para tratar sus inquietudes y hablar de lo
sucedido.

Niños y niñas en edad escolar (7- 10 años):


 Pueden responder con “negación”: Es por eso por lo que se comportan de forma alegre y divertida. Aunque
los adultos puedan interpretar que el menor no ha comprendido la gravedad de lo ocurrido, esto es en
realidad una manifestación de un proceso de protección o negación.

 Respuestas que pueden tener: Temor a la pérdida de seres queridos o su propia muerte; dificultades en el
ámbito escolar, tanto lo referente al comportamiento del menor en el colegio, como al rendimiento
académico.

 ¿Cómo es la mejor forma de ayudarles/as?: Favoreciendo su aprendizaje y educación emocional. Esto lo


podemos conseguir mostrándonos cercanos y abiertos, sirviendo de modelo, mostrando como adulto tus
propios sentimientos y haciéndole ver que sus conductas inapropiadas (enfados, agresiones, mal
comportamiento en el colegio) se deben a lo que le está sucediendo emocionalmente y no sabe gestionarlo.

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Preadolescentes:
 Suelen mostrarse reacios a hablar de cómo se sienten, principalmente con sus progenitores.
 Respuestas que pueden tener: tendencia al aislamiento social, puede mostrarse irritables.

 Fomentar que se mantengan las actividades y salidas con su grupo de iguales. Es común que los chicos y
chicas de estas edades tiendan a expresar sus sentimientos con sus amistades más cercanas.

 Su concepto de la muerte es cercano al del adulto, pero hemos de respetar su etapa evolutiva evitando
sobrecargarle de tareas o roles que desempeñaba la persona fallecida.

Adolescentes:
 Etapa de grandes cambios a nivel escolar, social y madurativo, por ello, puede gestionarse con más dificultad
cuando hay un fallecimiento de una persona cercana (padre, madre, hermano/a…). decidir como integrar la
pérdida: que hará cuando se case, tenga hijos, etc.

 Respuestas típicas: Por un lado, puede adoptar el rol de la persona fallecida (cuidar y sacar adelante a la
familia), por otro, pueden volverse irritables, rebeldes e incluso llevar a cabo conductas de riesgo como
consumo de drogas y alcohol, o tener malas amistades.
 En esta etapa evolutiva el grupo de guales ejerce una gran influencia sobre la persona (incluso más que la
propia familia). Es frecuente que el o la adolescente no quiera mostrar vulnerabilidad entre sus iguales y
esto los lleva a un retraimiento social, pero también puede ocurrir que el grupo de iguales sea una de las
principales fuentes de ventilación emocional con las que cuenta. Este apoyo social percibido es más intenso
si cuenta con iguales que han pasado también por una pérdida.

 A veces los y las adolescentes, aunque quieren ayudar, no saben como abordar el tema, no obstante, es
adecuado animarlos a mantener el contacto con sus amistades para prevenir el aislamiento.

 Otra forma de ayudarles/as es mostrándonos disponibles y haciéndoles ver que estamos a su lado. Si no
quiere hablar con nosotros y nosotras, podemos sugerirle que escriba un diario, pues a muchos
adolescentes les es más beneficioso y sencillo escribir que verbalizar sus sentimientos.

 Quiere sentirse integrados en la familia y en el mundo adulto, por lo que pueden mostrar preocupaciones
sobre el futuro familiar si ha fallecido un miembro importante de la familia (qué van a hacer ahora, si hay
dificultades económicas, etc.).

 Es fundamental que sepan y sientan que su entorno y familia los escucha y que se les tenga en
consideración, esto les aportará confianza y favorecerá la expresión emocional, y por tanto su proceso de
duelo podrá ir avanzando.

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6.1 CÓMO DETECTAR EL DUELO PATOLÓGICO INFANTIL, ¿DEBO PEDIR AYUDAR?

A lo largo de esta guía, hemos visto cómo sentir tristeza, llorar, sentir ansiedad, culpa o rabia por la muerte
de un ser querido entra dentro de las manifestaciones normales de los niños y niñas que han sufrido una
pérdida. Sin embargo, debemos estar atentos a la forma de evolucionar de estos síntomas, especialmente a
los cambios significativos, porque podríamos estar ante un duelo complicado infantil.

En un proceso de duelo normal, debería observarse una mejoría de la sintomatología en el año y dos años
posteriores a la pérdida y no un empeoramiento. Un menor necesita ayuda profesional si existen factores
de riesgo suficientes y síntomas como para sospechar que el duelo está empezando a complicarse. Para ello
hay que tener en cuenta los siguientes factores (Jové, 2008):

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Circunstanciales: El niño o la niña debe poseer apoyo emocional durante el duelo, de lo
contrario, si no cuenta con dicho apoyo, o ninguno de sus familiares quiere o puede asumir esta
responsabilidad, se convierte en un factor de riesgo para que el duelo se torne complicado. Los niños y
niñas que convivan con uno de sus progenitores con problemas de salud o depresión, elevados niveles
de estrés tras la pérdida, disrupción en su vida diaria, dificultades económicas, estilo de afrontamiento
pasivo y poco apoyo social presentan más dificultad a la hora de elaborar un duelo normal.

Comportamentales: El hecho de que un niño o niña, al mes de ocurrir la pérdida, no haya


expresado nada acerca de ésta, ni haya aceptado o asumido que su ser querido ya no está,
puede ser un claro indicio de que su proceso de duelo se está retrasando.

Sintomatológicos: Algunos signos que deben alertar al adulto del riesgo en los menores en
duelo son (Worden, 1996; Kroen, 2002): dificultades persistentes para aceptar la realidad de la
pérdida o para hablar de la persona fallecida, quejas y problemas de salud frecuentes (dolores
abdominales, dolores de cabeza…), dificultades de concentración y problemas de aprendizaje
continuados, rabietas frecuentes, retraimiento, manifestaciones de ansiedad y temores (por ejemplo, a
nuevas pérdidas), trastornos del sueño, negación del dolor o, por el contrario, incremento del
sentimiento de tristeza acompañado de llanto excesivo durante largos periodos de tiempo, sentimientos
de culpa por la muerte de la persona difunta, disminución del interés por actividades previamente
placenteras para el niño o la niña(el juego, por ejemplo), disminución del interés por las amistades, y en
general, disminución del interés por la vida y por el futuro, y pensamientos negativos acerca del mismo.

En resumen, toda pérdida significativa va a romper con la continuidad de la vida de las personas, y esto
también ocurre en la infancia. Manifestaciones como el llanto, ansiedad, enfado o quejas somáticas son
frecuentes y normales dentro de un proceso de duelo. Sin embargo, si estos síntomas y conductas se
prolongan en el tiempo, los progenitores y personas allegadas al niño o la niña deben estar atentos para
evitar enfrentarse a un duelo complicado.

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Parque Cementerio San Gabriel (PARCEMASA)

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7. CÓMO TRABAJAR EL DUELO INFANTIL EN EL ÁMBITO ESCOLAR.
La muerte forma parte natural del proceso de la vida. Todas las personas en algún momento vamos a tener que
enfrentarnos a un proceso de pérdida e incluso a nuestra propia muerte. Sin embargo, paradójicamente, hoy en
día ningún currículo escolar oficial incluye expresamente la muerte como ámbito formativo. Tanto en la sociedad
que nos rodea, como en la educación y en otros ámbitos, el duelo constituye un tema tabú.

Los niños y niñas pasan gran parte del tiempo en el colegio, por lo que resulta de crucial importancia que tanto
los centros educativos como el personal docente tengan conocimientos acerca del tema de la muerte y cómo
intervenir con los menores. La presente guía no pretende ser un protocolo de actuación, sino un breve
acercamiento al abordaje del duelo dentro de la escuela.

Existen dos formas principales de abordaje de la muerte dentro del centro educativo. La primera se centraría en
un nivel preventivo; acercamiento al concepto de muerte, conocimiento de las emociones, qué es el duelo, ritos
de despedida… El segundo nivel sería de actuación; aquí el objetivo no es explicar en qué consiste la muerte, ni
responder preguntas que puedan tener sobre qué implica morir, sino dar apoyo emocional al alumnado que ha
sufrido una pérdida en su entorno y ayudarles a paliar su dolor.

A) NIVEL PREVENTIVO. CÓMO ENSEÑAR LA MUERTE EN LA ESCUELA.

Antes de introducir a los alumnos y alumnas en el tema de la muerte, es importante que el o la profesor/a
tutor/a responsables de la clase tenga conocimiento acerca del duelo en los menores; conocer cómo viven la
pérdida y sus principales manifestaciones acorde a cada ciclo evolutivo nos va a aportar las claves para poder
ayudarles en su comprensión del tema de la muerte. Igual de importante que tener conocimientos sobre el
duelo infantil es la actitud del profesorado ante sus alumnos y alumnas. Deben adoptar una actitud proactiva,
es decir, estar receptivos/as a sus ideas, y estar atentos tanto a su comunicación como a su lenguaje corporal,
ya que nos puede estar indicando cómo se sienten realmente.

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Es importante que consigamos crear un clima de confianza, en el que se pueda hablar y preguntar sin temores.
Para ello debemos ser conscientes de que cada niño o niña puede reaccionar diferente, ofreceremos nuestro
apoyo a la vez que normalizaremos ante el grupo estas diferencias.

Gran parte de los aprendizajes que realizan se adquieren a través del modelado, es decir, imitan
comportamientos que observan en la población adulta que les rodea. El /la docente es una figura de referencia
para los niños y niñas, y puede actuar de ejemplo expresando sus propias emociones e inquietudes acerca de la
muerte, así los/las infantes entenderán que dejar fluir emociones es hacer lo correcto.

Debemos mostrar cercanía y accesibilidad, disposición a responder a todas sus dudas, aunque en ocasiones nos
resulte difícil. El dibujo y el juego pueden ser aliados, especialmente con el alumnado de menor edad, permiten
expresar cosas que no pueden o no saben explicar con palabras. Podemos enriquecer nuestra explicación
apoyándonos en recursos didácticos lo que ayudará a la asimilación de los conceptos.

En ocasiones, nos encontrarnos ante la situación de que un niño o niña se muestra retraído/a y no quiera
participar en ciertas actividades, nunca debemos forzarles si no quieren, podemos ofrecer nuestra
disponibilidad al final de la clase por si quiere comentarnos algo en privado o en otro momento cuando que
consideren oportuno.

A continuación, proponemos una serie de actividades a modo de ejemplo con las que se puede trabajar en el
aula. Hay que tener en cuenta que cada nivel educativo va a tener un desarrollo cognitivo determinado y, por
tanto, las actividades deberán ser adaptadas a su nivel de comprensión.

Actividades encaminadas al conocimiento de sí mismo. Van encaminadas a que se conozcan


ellos y ellas mismos/ as, no solo físicamente sino también internamente. Podemos emplear fotos
de cuando eran más pequeños/as, para que perciban el cambio. Las preguntas pueden ser tipo ¿Qué me
gusta hacer ahora que antes no hacía? ¿Cómo han cambiado mis gustos? Etc.

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Conocimiento del entorno. El objetivo es que los/las menores conozcan su entorno más cercano.
Podemos comenzar preguntando cómo es su familia o proponer que hagan un dibujo de ésta. A
continuación, podemos explicar cómo funciona el ciclo vital de los seres vivos, bien ayudándonos de
cuentos o realizando en clase pequeños experimentos ¿Cuánto vive una mariposa? ¿Y un caracol?

Conocimiento de las emociones: Su finalidad es que los aprendan a reconocer sus propias
emociones y a poner nombre a lo que sienten. Nos puede resultar de gran ayuda el
“Emocionario”: se trata de un libro que describe con sencillez, cuarenta y dos estados emocionales para
que los/las niños/as puedan aprender a identificarlos, y así, puedan decir lo que realmente sienten.

Una vez que conozcan las emociones, podemos jugar a reforzar sus recursos de afrontamiento con una simple
lluvia de ideas, por ejemplo: ¿Cómo podemos ayudar a una persona triste?

Educación sobre la muerte: Se abordarán temas claves como: qué significa morir (universal,
permanente y no funcionalidad), por qué se muere la gente, qué pasa cuando alguien muere
(evitar metáforas), desterrar mitos acerca de la muerte, qué son los rituales de despedida, por qué se
hacen y en qué consisten.

La educación sobre la muerte dependerá de la edad de los/as menores (recordemos el apartado dónde
explicamos cómo perciben la muerte en cada edad, y cuáles son sus principales miedos y preocupaciones).
Es muy importante ser sinceros, no hay que asustarse al usar la palabra muerte. La explicación debe estar
abierta a la participación del alumnado, permitiendo en todo momento que pregunten las dudas que les
puedan surgir. Resolviendo sus dudas conseguimos un mayor entendimiento y una mayor comprensión de
los conceptos, además de estrechar el vínculo entre profesorado y alumnado.

Al introducir el concepto de muerte favorecemos que cuando en un futuro escuchen esta palabra entiendan
lo que queremos decir, y en el caso de darse un fallecimiento en su entorno, podamos darle herramientas
emocionales para afrontar la pérdida.

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B) CUANDO HA OCURRIDO UN FALLECIMIENTO. ¿CÓMO PUEDE ACTUAR EL EQUIPO DOCENTE?

Muerte de un/a compañero/a de clase.


Cuando fallece un/a compañero/a, queda un vacío en clase. Entre el alumnado pueden aparecer
temores, miedos e inquietudes. Es importante no dejar el tema a un lado, y dedicar una clase a hablar sobre lo
sucedido y valorar la posibilidad de asistir al ritual de despedida.

Resulta conveniente mantener el contacto con las familias de los/las niños/as dolientes, especialmente en el
caso de aquellos/as que mantuvieron un vínculo de amistad con el fallecido/a. Debemos saber orientarles sobre
las nuevas rutinas, darles información sobre cómo enfrentar sus emociones, los beneficios de expresarlas y
mostrándole donde pueden encontrar el apoyo que necesitan.

Independientemente de si hemos podido asistir o no al velatorio, debemos ofrecer alternativas de despedida


en clase; escribir una carta, listas de sentimientos o dedicar un minuto de silencio en el patio del colegio.

Los /las profesores/as, ante todo son personas, y puede que también se vean inmersas en su propio duelo y
necesiten expresar sus emociones, no resulta contraproducente hacerlo delante de los niños/as.

Enfermedad prolongada/terminal de un compañero/a.


Cuando un/a menor enferma y falta al colegio, olvidamos explicar a sus compañeros/as lo que está
pasando, bien porque no sabemos cómo hacerlo o bien porque pensamos que no lo van a entender por su edad.
Esta actitud resulta totalmente negativa para los menores, no solo para el niño o niña enfermo/a que puede
verse aislado/a de sus iguales, sino por los miedos o ideas erróneas que puedan surgir en el alumnado debido
al desconocimiento. Es importante hablarles de la enfermedad, ayudándonos de cuentos e historias si nos
resulta más sencillo. Debemos desmontar mitos y miedos infundados, explicando lo que realmente ocurre y
creando empatía. Una buena idea es incentivarles a que no pierdan el contacto con el/la compañero/a
enfermo/a, favoreciendo visitas bien en su domicilio o en el centro hospitalario.

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Muerte de un profesor o personal del ámbito escolar.
Se trata de una situación bastante complicada, especialmente si se trata de un/a profesor/a que pasaba
mucho tiempo con los/las niños/as. Lo antes posible, otro profesor/a deberá comunicar la noticia del
fallecimiento a los/las niños/as. El/la docente encargado/a de dar la noticia debe ser preferiblemente un/una
profesor/a al que conozcan y con el/la cual puedan tener confianza. Resulta recomendable que puedan
homenajear a su profesor/a, por ejemplo, escribiéndole una carta o realizando un mural conjunto con toda la
clase. A modo de despedida también se pueden enviar flores al cementerio de parte de toda la clase para que
los/las niños/as se sientan partícipes de la despedida del o la profesor/a.

C) VISITA AL TANATORIO Y CEREMONIA DE DESPEDIDA.

Cuando el alumnado se encuentra ante una situación de pérdida, lo recomendable es brindarles la oportunidad
de realizar una despedida a la persona que ha fallecido. La propuesta consiste en realizar una visita al tanatorio
donde la familia y seres queridos están velando a la persona que ha perdido la vida. La actividad que se propone
consta de 3 fases:

FASE 1 – INFORMACIÓN: Antes de la realización de la visita, se debería establecer contacto con los
familiares del fallecido/a e informar del deseo del alumnado de asistir al velatorio. En consonancia con esto, es
de interés que el alumnado conozca a través del o la profesor/a responsable de la visita dónde se va a ir y qué
situaciones puede vivenciar, cómo funcionan los ritos funerarios en nuestro país, así como los procedimientos
pertinentes. Toda la información aportada al alumnado será adaptada a la edad de quienes quisieran asistir.
El/la profesor/a responsable se reservaría el derecho de realizar una sesión conjunta en el salón de actos o
informar a cada tutor/a para que pueda informar a su clase en grupos más pequeños/as. En ambos casos, el/la
profesor/a debería responder a todas las dudas y preguntas que puedan surgir por parte de los menores.
Terminada la sesión informativa, se les puede ofrecer la oportunidad de entregar un recuerdo (por ejemplo una
foto) o una carta que quieran dejar al fallecido/a a través de sus familiares como acto de despedida.

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FASE 2 – VISITA AL TANATORIO: Una vez que se disponga de un consentimiento informado por cada
alumno/a que realizaría la visita además del permiso de la familia del o la fallecido/a. El centro educativo puede
aportar (si es posible) medios de transportes a disposición alumnado y profesores/as para la visita. El/la
profesor/a responsable dividirá en grupos pequeños de cuatro personas, acompañados siempre por éste/a para
acudir a la sala de duelo, dar el pésame a la familia y así poder despedirse de la persona fallecida. A medida que
cada grupo vaya entrando, un/una profesor/a podría quedarse con el resto del alumnado que esperan fuera,
mientras otro/a se encarga de acompañar a los pequeños grupos formados con anterioridad a la entrada de la
tanatosala, así hasta que todos los miembros hayan realizado la visita. Puede darse el caso en el cual los/las
alumnos/as quieran presenciar la ceremonia de despedida, en la que podrán realizar su último adiós.

FASE 3 – HOMENAJE A LA PERSONA PERDIDA: Una vez transcurrida la visita, dentro del centro escolar,
se puede dedicar un tiempo determinado a realizar actividades de despedida y crear espacios donde el
alumnado podrá compartir sus emociones y experiencias vividas con la persona que ha fallecido. También todo
el colegio de forma global podrá participar en la elaboración de un mural conmemorativo donde cada persona
podrá escribir textos, compartir fotos, dibujos, etc.

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RECURSOS PARA AYUDAR A NIÑOS, NIÑAS, PADRES, MADRES Y PERSONAL DOCENTE EN DUELO.

Hablar con los/las niños/as de la muerte no es resulta sencillo, y la tarea se complica cuando los propios
adultos también están inmersos en su propio proceso de duelo.

La curiosidad de los/las niños/as es insaciable y más al tratarse de un tema que los adultos tienden a evitar.
Poner a su disposición materiales didácticos, bien libros o películas, pueden facilitar su comprensión y
facilitarnos la labor de abordar el tema de la muerte.

A continuación, recopilamos una serie de libros, películas y cortometrajes de los que se pueden ver aspectos
relacionados con el duelo infantil y adolescente.

Cuentos infantiles para tratar el duelo.

¿Dónde van los globos? de Jamie Lee Curtis y Laura Cornell (Editorial Serres).

Edad recomendada: De 0 a 5 años.

Un niño deja escapar sin querer su globo y se pregunta ¿dónde irán


los globos que se escapan? ¿Bailarán allí arriba? ¿Llegarán a tocar las
estrellas? ¿Habrá silencio dónde están? Un libro con pegatinas para que
plantea el tema de dejar ir las cosas, pueden hacerse paralelismos con
la muerte o la pérdida de un ser querido por otras circunstancias.

Fuente: http://adoptivanet.info/encasa/adopteca-juvenil-perdida.php

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No es fácil, pequeña ardilla. Elisa Ramón y Rosa Osuna. Kalandraka.

Edad recomendada: De 0 a 5 años.

Perder a alguien querido no es nada sencillo, y esta inteligente historia


contada con gran elegancia permite a los niños y niñas a que perciban de un
modo natural la experiencia de la muerte. Una pequeña ardilla vive su
particular duelo, donde inevitablemente aparecen sentimientos de ira,
tristeza… Tan triste se siente que piensa que nunca jamás volverá a ser feliz.

Fuente: http://adoptivanet.info/encasa/adopteca-juvenil-
perdida.php

Paz: Papá se fue sin avisar de Paulina Vergés Coma (Editorial Sirpus).

Edad recomendada: De 4 a 8 años.

Paz no encuentra a su padre por ninguna parte, se ha ido sin avisar. Tiene que
aceptar que su padre ha muerto y que no lo volverá a ver. A lo largo de esta historia,
Paz nos cuenta muchos momentos felices que ha compartido con su padre, en la
playa, en el campo, contemplando una noche estrellada, yendo a la feria, de
compras... Este libro trata de explicar, de forma llana y accesible, la muerte a un niño,
a partir de los sentimientos y de los recuerdos. Recordar es pasar de nuevo por el
corazón lo que nos unía con el ser querido.

Fuente: http://adoptivanet.info/encasa/adopteca-juvenil-perdida.php

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El corazón y la botella de Oliver Jeffers (Editorial Fondo de Cultura Económica).

Edad recomendada: De 5 a 8 años.

Una niña guarda su corazón en una botella, pensando que así lo cuidará
mejor. Pero, a cambio de no volver a sentirse triste, la curiosidad y la capacidad
de asombro no le acompañaron más. A través de ella toca el tema de la muerte y
relata cómo la pequeña que en algún momento fue feliz trata de sobreponerse y
ser de nuevo una niña alegre.

Fuente: http://adoptivanet.info/encasa/adopteca-juvenil-perdida.php

Como todo lo que nace de Elisabeth Brami y Tom Schamp (Editorial


Kónikos).

Edad recomendada: De 6 a 8 años.

Haciendo comparaciones con otros elementos cuotidianos, plantas, frutos,


animales... y su proceso hasta que acaban desapareciendo o muriendo por
diferentes causas, el cuento explica el concepto de finitud relativo a la muerte.
Una forma realista y sencilla que explicar el proceso irreversible e inevitable al
que todos llegamos cuando se acaba nuestro tiempo.

Fuente: http://adoptivanet.info/encasa/adopteca-juvenil-perdida.php

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Una casa para el abuelo. Grasa Toro e Isidro Ferrer. Libros del Zorro Rojo.

Edad recomendada: De 6 a 8 años.

Una familia sale de paseo en busca de un lugar para enterrar al abuelo. Y


tras mucho buscar, encuentran el lugar perfecto, un campo de girasoles.
Allí darán sepultura al abuelo, pero a la vez también construirán una
nueva casa donde todo continuará viviendo. Esta historia, simbólica y
sutil, sobre los recuerdos y los seres queridos que permanecen en
nuestras vidas, nos va a permitir hablar de la muerte desde otro punto de
vista. Isidro Ferrer utiliza personajes afables para representar el ciclo de
la vida, donde el pasado se convierte en el motor del futuro.

Fuente: http://elasombrario.com/cuentos-que-nos-ayudan-hablar-de-la-muerte-los-ninos/.

El señor muerte en una avellana de Eric Maddern y Paul Hess (Editorial Blume).

Edad recomendada: De 6 a 8 años.

Este cuento pretende explicar que la muerte es indispensable para


que haya vida. El protagonista pretende evitar la muerte de su madre encerrando
al Señor Muerte dentro de una cáscara de avellana y lanzándola al mar, pero
poco a poco verá que eso tiene consecuencias y que la muerte forma parte de la
vida y es inevitable.

Fuente: http://adoptivanet.info/encasa/adopteca-juvenil-perdida.php.

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El pato y la muerte de Wolf Erlbruch (Editorial Barbara Fiore).

Edad recomendada: De 9 a 11 años.

El personaje de la muerte en este libro de Erlbruch es una acompañante


silenciosa y leve como una pluma, siempre presente aunque no la percibamos.
Desde hace un tiempo el pato notaba algo raro a su alrededor. “¿Quién eres?
¿Por qué me sigues tan cerca y sin hacer ruido?”, pregunta. Y la muerte le
contesta: “Me alegro de que por fin me hayas visto. Soy la muerte”. El pato se
asusta: “¿Ya vienes a buscarme?”. “He estado cerca de ti desde el día que
naciste…, por si acaso…”. Este libro responde con sencillez y reflexión a las
grandes preguntas a través de la poesía de sus ilustraciones y de su historia. Un
libro para niños y también para adultos. Perfecto para esos padres que no saben
qué contestar o no tienen preparada una respuesta simple y convincente para
cuando los niños preguntan sobre la muerte.

Fuente: http://adoptivanet.info/encasa/adopteca-juvenil-perdida.php

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Películas recomendadas

Coco (2017)

Coco sigue la historia de Miguel, un niño que quiere ser músico a pesar de que la
música está prohibida en su familia. El destino lo llevará a cruzar al lado de los muertos,
a aprender sobre su historia familiar y a entender por qué su familia se comporta como
lo hace.

La historia se lleva a cabo durante la celebración del Día de los Muertos y Pixar hace
una deslumbrante interpretación animada de las imágenes relacionadas con esta
tradición y de la cultura mexicana.

(edad recomendada por la web es de 7 años en adelante o según a criterio de la


persona que mejor conozca al niño o niña).

https://www.commonsensemedia.org/espanol/blog/coco-que-pueden-aprender-los-ninos-con-esta-nueva-
pelicula-de-pixar

Bambi (1942).

Recomendada para todas las edades.

Con una de las escenas más tristes que nos ha dejado la Factoría Disney, Bambi nos
enseñó también a gestionar la inevitable (aunque aquí más que evitable) pérdida de
los seres queridos y aprender a continuar el camino de la vida sin su compañía, pero
siempre aplicando la herencia aprendida.

Fuente: http://www.fotogramas.es/peliculas-para-ninos-cine-infantil/10-peliculas-
educativas-para-trabajar-el-duelo-y-la-perdida

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UP (2009).

Recomendada para +4 años.

Esta historia nos enfrenta a varias problemáticas que son comunes en los procesos
de duelo, tales como la culpa por cuestiones relacionadas con la persona amada
(“nunca le dije que le quería”, “no hicimos ese viaje”...), el aislamiento que en
ocasiones acompaña una pérdida y sentimientos tales como la tristeza y el enojo.
Seguro que a más de uno le ayudará a enfrentase a la pérdida inevitable de los
abuelos.

Fuente: https://psicoblogging.wordpress.com/2010/07/03/duelo-y-peliculas-up/

El rey león (1994).

Recomendada +6 años.

La muerte de Mufasa nos dejó una de las mejores enseñanzas: nadie muere si
consigue seguir viviendo a través de los gestos, los valores, las enseñanzas, las
ideas... que deja en otra persona.

Fuente: http://www.fotogramas.es/peliculas-para-ninos-cine-infantil/10-
peliculas-educativas-para-trabajar-el-duelo-y-la-perdida

58
Frankenweenie (2012).

Recomendada para +7 años.

Mediante el guiño al mito de Frankenstein nos recuerda que la negación no es la


mejor manera de gestionar la pérdida, y que el duelo es un proceso natural. Tal vez
los niños puedan sacar de ella un gran aprendizaje respecto al cuidado de las
mascotas.

Fuente:http://www.fotogramas.es/peliculas-para-ninos-cine-infantil/10-peliculas-
educativas-para-trabajar-el-duelo-y-la-perdid

My girl (1991).

Recomendada para jóvenes.

La protagonista es una adolescente que se ve inmersa en diversos procesos de


duelo como es la pérdida de su madre, el cambio de ciudad y la pérdida de su mejor
amigo. Los jóvenes podrán sentirse identificados, ya es una historia muy creíble con
circunstancias que les puede pasar a cualquiera de ellos y en ella se muestra una
de las maneras de encarar situaciones con las que no estás de acuerdo (el
enamoramiento de su padre) o con las que no puedes hacer nada por remediar (la
muerte de su madre).

Fuente:http://dueloantelamuerteylasperdidas.blogspot.com.es/2014/11/peliculas-recomendadas.html

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BIBLIOGRAFIA
 Brickell, C; Munir, K. (2008). El duelo y sus complicaciones en las personas con discapacidad intelectual. Revista Síndrome de
Down, nº97, págs. 68-76.

 Bustamante Cardona, L. M., & Gómez Ortiz, D. P. (2007). Características de la ecología conceptual que tienen los niños en
edad preescolar acerca de lo vivo y no vivo.

 Cid Ejea, L. (2011). Explícame que ha pasado. Alcobendas: Fundación Mario Losantos del Campo

 Esquerdo, O. H. (2009). El duelo en el niño: cuándo es normal y cuándo se complica. Cuadernos de pedagogía, 388, 54-56.

 Gallego, T. (2014). Cómo viven los niños el proceso de duelo - Psicopedia. Psicopedia - Psicología, Psicoterapias y Autoayuda.

 Gómez, C. (2015). El duelo en la infancia: elaboración, intervención y relación con la depresión. (Grado). Universidad de Cádiz.

 Grollman, E. (1993) Straight talk about death for teenagers. How to cope with losing someone you love. Beacon Press.
Colorado USA. 145 p.

 Jové, R. (2008). Niños y adolescentes en duelo. En Nomen, L. (Coord) (2008). Tratando… El proceso de duelo y de morir.
Madrid: Pirámide.

 Kroen, W.C. (2002). Cómo ayudar a los niños a afrontar la pérdida de un ser querido. Barcelona: Oniro.

 Monbourquette, J. & Aspremont, I. (2012). Disculpe, estoy en duelo. Maliaño, Cantabria: Sal Terrae

 Portero, P. F., & Porto, A. B. P. (2017). Muerte y educación. Tarbiya, revista de Investigación e Innovación Educativa, (33).

 Worden, J. (1996). Children and grief. New York: Guilford Press.

 Worden, J. (1997). El tratamiento del duelo. Ed. Paidós. España, 1997.

ENLACES WEB UTILIZADOS PARA LA ELABORACIÓN DE LA PRESENTE GUÍA.

 https://www.highmarkcaringplace.com/cp2/pdf/01preparar_alniopara_elfuneral.pdf

 http://www.rtve.es/noticias/20131101/como-explicar-muerte-ninos-siempre-hay-decir-verdad/780285.shtml

 http://psicopedia.org/3149/como-viven-los-ninos-el-proceso-de-duelo/

 http://izaslaprincesaguisante.org/proyecto-seguimos-siendo-amigos/resumen-del-proyecto/

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Jardín del Recuerdo (Parcemasa)
2018

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