15 Samej
15 Samej
15 Samej
es la decimoquinta letra del alfabeto hebreo. Corresponde a la letra Xi (Ξ, ξ) del alfabeto
griego y a la letra X de los alfabetos occidentales. Su valor numérico en gematría es de 60. Samej representa el
espinazo del pescado, un soporte, un camino trazado, la espina dorsal del cuerpo, el marco sólido que soporta la
estructura. Además del esqueleto de nuestro cuerpo, Samej simboliza las ramas de un árbol o las agujas de abeto.
Samej evoca la acción de apoyar o fijar en la tierra eliminando los puntos débiles. Samej simboliza el camino que se
sigue sin discernimiento, sin cuestionarse y sin precaverse del riesgo de encerrarse recorriendo un círculo vicioso.
Representa los apegos y las pasiones sobre las que uno se apoya, y que al final nos encierran como en una trampa.
Paradójicamente, se sigue este camino buscando la seguridad y el apoyo, sin darse cuenta que se ha hecho un pacto
difícil de romper. En ese sentido, Samej se muestra como el destino, un movimiento circular, que puede ponerse en
tensión como la cuerda de un arco o como la serpiente del Génesis. Esta letra también simboliza el “soporte del
mundo”, sin el cual éste se desmoronaría. Es el árbol de la Vida de la tradición, el árbol del conocimiento del bien y
del mal del jardín del Edén, el árbol de los Sefiroth. Pero esta letra también simboliza el fin de un ciclo después de
haber atravesado una encrucijada.
El Círculo infinito
La forma circular de la samej simboliza la fe fundamental reflejada en todos los niveles de la Torá y la
realidad: "Su final está insertado en el comienzo, y el comienzo en su final". Esta comprensión y
percepción de la unidad inherente entre comienzo y final, que al ser comprendida en profundidad implica
ecuanimidad en todas las etapas del "ciclo infinito", es de hecho la manifestación de la Luz Trascendente
de Di-s (sovev kol almin), que abarca por igual cada punto de la realidad.
Esta Luz Trascendental presente en todo momento, se denomina "Él es la igualdad e iguala lo pequeño y
lo grande". En nuestro servicio a Di-s, esto implica que, en relación a los fenómenos del mundo, todas las
cosas deben ser relacionadas y aceptadas en forma igual. Este es el atributo de ecuanimidad como fue
enseñado por el Baal Shem Tov, en su interpretación del versículo: "Siempre puse [shiviti, de la raíz shavé,
'igual'] a Di-s delante de mí".
Mientras que, en los niveles externos de conciencia, uno debe permanecer al margen de los eventos
pasajeros del mundo; a niveles más profundos de conciencia, en relación a Almas y Divinidad, uno debe
estar constantemente aspirando a lograr cada vez más altos niveles de apego y acercamiento a Di-s, y
realizar Su Voluntad en la Creación a través de Torá y mitzvot.
En jasidismo, se explica que el dicho de los sabios: "¿Quién es rico? El que está contento con su porción",
se refiere sólo a las posesiones mundanas, mientras que, en relación a asuntos espirituales, no debemos
estar nunca satisfechos con nuestras adquisiciones presentes, sino pugnar por obtener más. No obstante,
como nuestro afán tiene lugar dentro del contexto general de igualdad externa, también deviene como un
círculo, un espiral, con un movimiento dinámico siempre ascendente. De esta manera, el círculo dinámico
existe dentro de otro círculo estático. Este es el secreto de la frase de la visión de Ezekiel: "la rueda dentro
de la rueda."
Como se mencionó en nuestra discusión de la letra nun, la samej, que significa "apoyar", es el poder
Divino de apoyar y alzar al "caído". Dice un versículo: "ella ha caído y no se alzará, la virgen de Israel". En
otro leemos: "Así como he caído, seguramente me levantaré". La primera estrofa puede ser entendida
como referida al servicio del círculo externo estático, el atributo de ecuanimidad verdadera en relación con
todo fenómeno mundano. Uno puede caer a un más "bajo nivel de energía" de la realidad física, siendo
incapaz de elevarse a sí mismo, y confiar totalmente en la benevolencia de que la Divina Providencia lo
sostendrá. El segundo verso, implica una motivación interna y activa de levantarse, aunque dependa
seguramente del soporte y la ayuda de la Divina Providencia, y puede ser entendido como el servicio del
círculo dinámico e interno de la aspiración espiritual.
Como es el caso para dos círculos concéntricos, la base del círculo exterior desciende por debajo del
círculo interno, aunque su porción superior es más alta que el del círculo interior. Esta es en sí misma la
manifestación definitiva de "el final" se inserta en el "comienzo". "El final" se refiere aquí al servicio del
círculo externo. "El comienzo", se relaciona con el objetivo último del círculo interior, la revelación de abajo,
en los Mundos, de la Esencia misma de Di-s, presente en forma latente en la fe simple, inherente en el
servicio mundano de ecuanimidad.
FORMA
Un círculo; el anillo nupcial.
Mundos:
· El vacío creado en la contracción inicial de la Infinita Luz de Di-s.
· La perspectiva inferior de la realidad resultante de la contracción inicial.
· Anillos circulares de los ciclos evolutivos e históricos.
· La desesperanza inherente en la "filosofía del vacío".
Almas:
· La impronta de la luz divina que "quedó" en el vacío.
· El tzadik - fundamento oculto del mundo.
· La igualdad de todas las almas judías.
· El matrimonio de las dos mitades de un alma en común.
Divinidad:
· "Su final está insertado en el comienzo y el comienzo en su final".
· La Trascendente Luz que Envuelve.
· "El Futuro por Venir" (como opuesto de "el Mundo Venidero").
· La Presencia Divina en el casamiento.
· La danza de los tzadikim en el Mundo por Venir.
· La danza de las doncellas en Tu beAv.
NOMBRE
Sostener; confiar en o depender de; orden; forma de construcción (en gramática).
Mundos:
· Sostener al caído.
· La milagrosa continuidad de la vida frente a la entropía.
· Prosperidad: sostén y aliento o estímulo.
Almas:
· Sostener a los propios estudiantes.
· El secreto del orden.
· Signos y sumarios.
Divinidad:
· Ofrecerse a Di-s (semijá).
· La experiencia de ser sostenido por Di-s en todo momento.
NUMERO
Sesenta.
Mundos:
· Símbolo numérico de un todo abarcador.
· La ley de anulación, 1:60.
· Dormir es 1/60 de la muerte; sueño es 1/60 de la profecía.
· El fuego es 1/60 del infierno; la miel es 1/60 del maná.
· Shabat es 1/60 del Mundo por Venir.
· El salto cuántico de plano en plano.
· La anulación de los espacios de la dimensión inferior en los espacios de la dimensión superior.
Almas:
· Sesenta veces diez mil - 600,000 almas que salieron de Egipto.
· La anulación del judío individual en la comunidad de Israel.
· Sesenta Guardias del Rey Salomón; Sesenta estudiantes del Baal Shem Tov.
· Sesenta reinas en el Cantar de los Cantares; sesenta tratados de la Torá Oral.
Divinidad:
· Sesenta letras de la Bendición de los Sacerdotes.
· Sesenta huesos en las dos manos del cohen.
· La Luz Trascendente de Di-s.
Elohim Somej, Sámej
La energía de la letra Sámej es muy hermosa: ella es una Yud que se extiende y que circula por todo el
universo, que regresa y se conecta a la Fuente de nuevo; es un círculo infinito. Ocupa la posición número
15 dentro del alfabeto hebreo y su guematria es 60.
Sobre esta letra, dice el Zohar: “La letra Sámej apareció ante el Creador y dijo: ‘Creador del mundo, sería
bueno crear al mundo con mis atributos, porque dentro de mi hay Smijá (apoyo), para aquellos que
caen, como está escrito: ‘El Creador apoya (Somej) a todos los que caen’. El Creador le respondió: ‘Por
eso eres necesaria en tu lugar; no te muevas de él. Si te movieras de tu lugar, en el interior de en la
palabra Somej, aquellos que caen perderían el apoyo que encuentran en ti, ya que ellos se afianzan en ti
(tus atributos)’. Cuando hubo escuchado esto, la letra Sámej partió.” Este párrafo implica una explicación
muy técnica del Árbol de la Vida, pero en lenguaje simple, hay varias cosas importantes que podemos
extraer. La primera, es que el Creador destaca una vez más la importancia del orden del alfabeto hebreo.
En todas las letras se destaca el hecho de que la posición que ocupan es indispensable para el buen
desarrollo de la creación y corrección del hombre. En ningún momento se habla de la corrección de la
naturaleza y del medio ambiente. Sólo se hace referencia a la corrección del hombre, porque todo
depende de él, todo obedece a la conciencia del hombre (hasta las estrellas y los planetas se inclinan ante
el hombre corregido). Este orden es un engranaje perfecto, es un ADN cósmico.
Dice el Zohar que Dios pensó que, si el mundo hubiese sido creado con los atributos de Sámej, ella
hubiese tenido la capacidad de proteger a todas las criaturas, aun cuando sus acciones fueran corruptas,
porque, incluso en tal estado, la fuerza impura no podría causarles daño (el problema radica en que esto
no permitiría el desarrollo ni la corrección del hombre). Esta protección de la que hablamos, se asemeja a
la de una madre que sobreprotege a su hijo. Como hace todo por él, no lo deja desarrollarse, y el día que
sale solo a enfrentar al mundo, carece de las herramientas necesarias para ser exitoso. Por eso, Dios le
dio la función a Sámej de ser el apoyo de los caídos, es decir, de ser el sostén metafísico que viene en
nuestro auxilio ante las dificultades de la vida.
La forma de Sámej nos revela que no importa lo que hagamos, y cuánto tiempo pase, porque nuestro
destino final es regresar a la Fuente de todas las cosas. La unión está garantizada: el final y el
principio se unen en el mismo punto.
Cuando Sámej está bloqueada, se siente atracción por las fuerzas del bajo astral (por eso vemos a tanta
gente atraída por la magia y brujería). La brujería es un apoyo ficticio: pareciera que otorga algo, pero es
falso; como en ella hay ausencia de Luz, sólo busca recibir. Cuando hay Luz verdadera, surge la
necesidad de Dar, y ésta es una de las maneras de reconocer cuándo estamos en presencia de la Luz y
cuándo no.
Como bien dice el Zohar, Sámej es nuestro único apoyo; sólo ella puede navegar en las aguas de nuestro
egoísmo, sin contaminarse, para elevarnos. Sólo la Luz puede otorgar; todo lo demás sólo busca recibir.
Esta figura de la carta es el gran tabú de la humanidad. Algunos creen que este personaje no existe, y es
cierto: no existe el personaje rojo con cachos y cola, que vemos en los dibujos animados. Lo que sí existe
es una fuerza, también llamada “fuerza impura”, que constituye la energía del caos. Es una fuerza interna
que se divide en muchas fuerzas impuras. En la Biblia, se la describe como el dragón de 7 cabezas (una
por cada chacra), porque, en verdad, representa fuerzas impuras inteligentes, que actúan a través del ego
del hombre. Por ejemplo, cuando alguien quiere dejar de fumar, puede pasar varios días sin hacerlo, pero
internamente, tiene una fuerza que es tan fuerte (permítaseme la redundancia), que se ha convertido en
una sustancia bioquímica que lo impulsa a retomar el cigarrillo. Esta fuerza es esa energía a la que en
Cábala se le llama oponente, porque ella está allí para que desarrollemos la resistencia necesaria para
tener éxito y alcanzar la Luz. Para poder desprenderse de la fuerza negativa que incita a retomar el
cigarrillo, el fumador debe aferrarse a Mem, la letra depuradora. Es decir, el fumador, conscientemente,
debe pasar 40 días y 40 noches en abstinencia, sólo allí podrá estar en control de su vicio. Si después de
este periodo recae en el vicio, es porque no extrajo conscientemente la Luz de la Fuente, para llenar el
vacío que le dejó el hecho de dejar de fumar.
Recuerden que todo lo que queremos es Luz, y aquello que nos da placer sólo para el cuerpo es Luz
directa, y es ésta la que nos “quema” (por eso es que la gente muere por fumar, por drogas, por alcohol,
etc.). El cuerpo físico no tolera la Luz directa (ésta necesita pasar por los filtros de las esferas
emocionales). No hay otra letra que sea más apropiada, para apoyarnos en tal situación, que Sámej.
El oponente también es parte de la creación; si bien su propósito es extraer la Luz que recibimos para
poder mantenerse vivo, él no es malo. ¿Podríamos decir que un león que caza y que se come su presa es
malo? No, porque así fue creado; ese es su mecanismo de subsistencia. De la misma forma,
el oponente “caza y come” emociones, porque ellas son el modo en el cual la Luz llega a nosotros. Por
eso, cada vez que alguien en la calle te saca de tu lugar de paz, debes estar consciente que no es la
persona la que te está atacando, el oponente está usando esa persona para “cazar” una emoción de baja
frecuencia (que es de lo que puede vivir). Como su reino está debajo de Maljut, él solo puede vivir de
“comer” las emociones caídas (no tiene acceso a las emociones sublimes). Sólo Sámej, al ser
completamente cerrada, puede descender allá abajo y rescatar esa Luz que perdiste por tu debilidad, sin
que las fuerzas impuras se adhieran a ella. Por esta razón, ésta es la letra más adecuada para trabajar el
atributo del coraje y voluntad.
A lo largo de nuestra vida, la crianza que hemos tenido, las reglas de moralidad y leyes de la sociedad,
nos han producido un gran bloqueo de Sámej, porque todo esto nos ha conectado con el concepto del bien
y mal. Lo malo nos conecta con el miedo, pero como estamos hechos para vivir en la Luz, nos rebelamos
ante ese sentimiento, que está aferrado a nosotros desde que nacemos. El miedo atrae confusión mental,
obstrucción de la percepción, creencias limitantes, y todo esto son bloqueos que pueden liberarse con
Sámej. Otro punto importante, y es uno de los grandes secretos de la cábala, es que el concepto del bien
también nos conecta con lo malo, porque si existe el bien también existe el mal, y éste tiene cabida dentro
de la creación, lo cual es una ilusión. El Zohar nos enseña que la creación es perfecta tal y como es. No
tenemos que ser buenos, sino ser coherentes. La misericordia (amor) y el rigor (fuerza) son dos aspectos
que constituyen una misma energía; ambas son conectivas con la Luz, están polarizadas. Lo ideal es
transitar el camino del medio, utilizar la fuerza del rigor para vivir y expandir la misericordia, y amar con
fuerza a tu prójimo como a ti mismo.
Otro signo de bloqueo de esta letra es el comportamiento autodestructivo. Ya hablamos de los vicios como
la droga o el alcohol, que son producto del vacío espiritual que siente el adicto, es decir, es Luz que no
retorna a su fuente, no crea la Sámej. Aquí voy a tocar un punto delicado y se trata de la masturbación del
hombre. El semen es como la semilla de una fruta: en él está la esencia de la vida. El alma (Luz) se
transfiere a través del semen; el óvulo es la vasija que la contiene, pero es el semen el que transporta la
Luz. De acuerdo a como trates tu semen, así mismo estarás tratando a tu Luz vital. Sin contar todos los
deterioros psicológicos y físicos que esto produce en el hombre, a nivel metafísico es evidente que la
masturbación es Luz directa que va a ser depositada en los mundos del caos (porque carece de una vasija
que lo contenga). Un hombre que se masturba constantemente está destruyendo su cuerpo, tal y como lo
hace un drogadicto, porque voluntariamente, la Luz de la cual él es portador, se la da al oponente. Hay
una regla de oro: toda Luz que carezca de una vasija apropiada, cae en el mundo del caos, y por eso la
Luz directa nos conduce a la muerte. El propósito de nuestra vida es nutrir al alma, y si, en lugar de eso,
nutrimos al caos, entonces el universo entiende que no tiene sentido que el alma siga habitando ese
cuerpo, y por ello lo abandona. El sistema está creado con tal inteligencia que nada puede estar detenido:
un alma que no recibe Luz, está deteniendo su proceso de evolución, y esto detiene a todo el universo.
Esto atenta contra el orden universal, y por eso el cuerpo muere. Cuando el ser humano agotó la Luz que
tiene que darle al alma en una encarnación, ésta se marcha para encontrar un nuevo cuerpo que le provea
Luz (este proceso es llamado reencarnación). Ten presente siempre que el cuerpo es sólo la vasija que
contiene al alma. Realizar la Sámej es nuestro objetivo en la vida.
Cada vez que algo te molesta, es el ego que te impulsa para que le des energía vital, y Maljut (el cuerpo)
está hecho para recibir la Luz de la misericordia. Por eso, este mundo fue construido con la Bet. Maljut no
acepta otra Luz, y es ésta la que engrandece la vasija, la que da vida y perpetuidad, porque en esta Luz
está el deseo de otorgar, y es sólo ese deseo el que permite que la Luz fluya en todo el universo. Por ello,
te invito a que, con cada paso que des, reflexiones sobre la maravillosa enseñanza que nos otorga esta
letra. Reflexiona sobre a quién le estás dando tu Luz.
El autor del Zohar, Rabbi Shimon Bar Yojai, fue uno de los pocos hombres que ha llegado al nivel
máximo de evolución: él realizó la Sámej. En su obra está condensada su Luz. Al estudiar este libro, que
es lo que hacemos aquí, estamos absorbiendo energías sutiles, y, aun cuando la tentación
del oponente siempre estará allí, cada día esta Luz del Zohar nos otorga conciencia para poder extraer la
Luz de la tentación y sublimarla.
El gran salmista, el Rey David, dijo: “Por la palabra de Dios fueron hechos los cielos”. En otras palabras,
las letras del Álef Bet crearon los planetas y las constelaciones del universo, además son los portales a
través de los cuales fluye la energía Divina hacia este mundo. Cada mes del calendario hebreo es regido
por dos letras: una es la letra de la constelación que rige al mes y la otra es la letra del planeta regente de
ese mes. La letra que creó a la constelación de Sagitario es Sámej, y la letra Guímel creó al planeta
Júpiter.
Si observas la letra Sámej, notarás que su forma es un círculo completo, el cual simboliza unidad, totalidad
y circuito; este mes podemos buscar obtener todas esas características.
Considera los siguientes ejemplos: ¿Quién tiene la razón siempre en las discusiones? Yo, por supuesto. Si
no, no habría discusión. Para crear un espacio para la Sámej en nuestro marco, debemos aprender a dar
un paso atrás y estar abiertos a las ideas de los demás, y entender que siempre hay otra versión en una
discusión, aunque normalmente no nos interese lidiar con esa versión.
En los negocios solemos buscar sólo lo que “me” beneficia aquí y ahora. El único problema es que cuando
no consideramos a la otra persona, cuando no dejamos espacio para ningún aspecto del compartir,
entonces el circuito no está completo. Sólo queda el “yo” dentro de los límites del Deseo de Recibir para Sí
Mismo.
Si hemos sido heridos en una relación personal, podríamos aferrarnos a la posición de “Me han
herido, me han hecho daño, me han menospreciado”. El problema aquí es que, si permanecemos en esta
posición por mucho tiempo, entonces bloqueamos el círculo de energía que existe en Júpiter y la
letra Sámej. Es cierto, quizá el chico o la chica con la que estoy tiene terribles defectos de personalidad,
pero debo entender que, si hubiese nacido en su vasija, entonces también habría tenido esos defectos.
Eso no significa que debo seguir en la misma relación, sino que debo abrirme a considerar que hay otro
lado en las situaciones. Esta apertura nos conecta con el flujo de energía creativa del universo que está
presente en la Sámej.
La letra Sámej es un círculo, el círculo representa el poder infinito de la Luz del Creador, el cual no tiene
principio ni fin. Al alinearnos a nosotros y nuestra conciencia con este circuito, por medio de la resistencia
ante la tentación egoísta del Deseo de Recibir para Sí Mismo, podemos acceder a los milagros que están
disponibles en este mes.