Tres Llaves Que Abren Una Vida - Robert Vargas

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Robert Vargas

 
 
 
 
 
 
 
 
 
© 2010 Robert Vargas
Derechos Reservados
 
Ninguna parte de esta publicación podrá ser reproducida, procesada en algún sistema que
la pueda reproducir, o ser trasmitida en alguna forma o por algún medio -electrónico,
mecánico, fotocopia, cinta magnetofónica u otro, excepto para breves citas en reseñas, sin
el permiso previo de los editores.
 
Diagramación y diseño de la portada por Alexander Mendoza
mendoza.alexander@gmail.com
 
Impreso en Venezuela

 
 
 

Introducción
 
CUANDO USTED ESCUCHA LA PALABRA “LLAVES”  lo que
seguramente llega a su mente es que es una herramienta que sirve
tanto para abrir o cerrar. Con ella podemos cerrar las puertas de
nuestro hogar y darle seguridad a nuestra familia, poder encender el
motor de un carro y dirigirnos a diferentes lugares o abrir una puerta
y permitir que entre un amigo a nuestro hogar. En fin, las Llaves son
de gran utilidad para nuestras vidas. Y es por ello que hablaré en
todo el contenido de este libro de 3  Llaves que le permitirán abrir 
un nuevo estilo exitoso en su vida y así poder hacer realidad lo que
Dios ha determinado para su existencia.
 
A través del tiempo he notado que uno de los factores que ha
detenido el avance de muchas personas, ha sido el
desconocimiento de principios universales establecidos por Dios y
los excelentes resultados que estos nos pueden traer. Creo que
estos principios podemos darle el nombre de “Llaves”. No dudo  al
creer que Dios posee  infinidades  de Llaves  que nos permitirán
abrir  puertas y así llevarnos a niveles de vida más altos y la
vivencia de experiencias extraordinarias.
 
      Todos nosotros en diferentes aéreas necesitamos tener
puertas abiertas que nos permitan alcanzar bendiciones que están
detrás de ellas. El mismo apóstol Pablo  pensaba en ello, pues le
escribió a la iglesia a los colosenses: “… orando también al mismo
tiempo por nosotros, para que el Señor nos abra puerta…”
Colosenses 4:3. Pablo sabía que había una puerta que necesitaba
estar abierta para así establecer el propósito  en su  servicio a Dios
y pidió oración por ello.  En otra carta, pero esta vez a los Corintios,
escribe: “porque se me ha abierto puerta grande y eficaz…” 1
Corintios 16:9. Aquí el apóstol estaba reconociendo que se le estaba
abriendo  una gran oportunidad y que al tener esa puerta abierta
había que aprovecharla al máximo.
 
    En conclusión, podemos decir con estos dos pequeños
ejemplos bíblicos citados anteriormente,  que se necesitan ciertas y
específicas Llaves para abrir oportunidades y así explotar al máximo
el potencial y las cualidades que Dios nos ha entregado para
triunfar. Así que, a medida que vaya descubriendo estas 3 Llaves a
través de la lectura le animo y motivo para que pueda usarlas y así 
abrir  para usted puertas y bendecir a otras personas.
 
Robert  Vargas
Barquisimeto – Venezuela

 
 
Primera Llave
Oír Palabras Motivadoras
 
 
 
 
 
 

 
 
Los Efectos del Oír
 
Está comprobado que nuestras reacciones, decisiones y
comportamientos están basados en lo que pensamos, consciente o
inconscientemente.  Y a su vez nuestros pensamientos están
fundamentados en lo que entra a nuestra mente, ya sea por medio
del oído, vista, lo imaginativo, etc.
 
Debido a esto, la Biblia nos alerta una y otra vez en el cuidado
que debemos tener en las palabras que entran a nuestra mente por
medio del sentido del oído.  Nos dice el Espíritu Santo a través del
rey Salomón:
 
“Cesa hijo mío, de OIR las enseñanzas que te hacen divagar
(errar) de las razones de sabiduría”
 
                                                                                    Proverbios
19:27
 
Dios está muy interesado en que prestemos mucha atención a lo
que oímos diariamente, y aquí en este verso bíblico nos advierte en
dejar de escuchar aquellas palabras que nos apartan de su
sabiduría.  ¿Por qué?  Porque es importante que una persona que
continuamente esté escuchando palabras negativas pueda ser
exitosa y estable en la vida.
 
¿Sabías qué lo que llega a nuestra mente, normalmente se
convierte en una idea?  Y si esta idea permanece el tiempo
suficiente dentro de nosotros se convertirá en una creencia o lo que
es lo mismo en una convicción.  Son estas convicciones las que nos
hacen tomar decisiones ya sean buenas o malas, todo dependerá
de la calidad de palabras que hayamos oído.  Vea el siguiente
gráfico:
 
Palabras oídas
 
 
Llega a nuestra mente
 
 
Forma una idea
 
 
Establece una creencia o convicción
 

Todo el mundo fue testigo de los actos terroristas que se llevaron


a cabo en las torres “gemelas” de Nueva York.  ¿Se ha preguntado
por qué los secuestradores de los aviones hicieron eso? 
Particularmente creo que ellos estuvieron convencidos  (creencia)
de que es un honor morir por la causa de su doctrina.  ¿Cómo
llegaron a formarse esas convicciones en ellos?  Por lo que
continuamente oyeron de sus líderes religiosos. 
Estoy persuadido que nuestro oír diario va a determinar muchas
cosas importantes en nuestras vidas.  Y creo también que
determinará nuestro estilo de vida.  Si tan solo las personas le
prestaran más atención a qué tipo de palabras o conversaciones
están escuchando diariamente las cosas serían diferentes, pues al
percibir palabras negativas que dañan sus buenas convicciones,
buscarían la forma de abandonar lo que les está dañando.  Pero
lamentablemente son muchos los que no se dan cuenta que están
siendo “programados” a una vida de mediocridad.  Le recuerdo las
palabras del sabio Salomón:
 
“Cesa hijo mío, de OIR las enseñanzas
que te hacen divagar (errar) de las razones
de sabiduría”
Proverbios 19:27
 
¿Se ha fijado el daño que puede ocasionar una palabra negativa
cuando la oímos y la aceptamos?  Por ejemplo, un paciente que
oiga de su médico: “No me gusta lo que veo en sus exámenes”
¿Qué reacción ocasionaría escuchar esas palabras?  Lógicamente
temor.  O qué me dice cuando usted le comenta a alguien de un
gran proyecto que intenta comenzar  y éste le responde: “Creo que
eso no funcionará, pues  muchos han fracasado anteriormente”.  Si
usted no está bien convencido de lo que desea hacer, lo más seguro
es que esas palabras oídas harán un efecto negativo en su vida.
 
Definitivamente tenemos que estar alertas de las palabras que se
dicen a nuestro alrededor y estar preparados a contrarrestar
aquellas que quieren dañar nuestras buenas convicciones.  El
apóstol Pablo dijo:
 
“No erréis, las malas conversaciones corrompen
 las buenas costumbres”
                                                               1 Corintios 15:33
 
La  palabra “corromper”,  según el diccionario el pequeño
Larousse ilustrado, tiene como sinónimos estropear, dañar  y
deteriorar.  Esto nos indica que las MALAS conversaciones dañan o
deterioran nuestras buenas creencias.  Si miramos lo que el apóstol
venía diciendo en el contexto (todo el capítulo 15) notaremos que
hablaba de la realidad de la resurrección, y le estaba aconsejando a
los corintios que se apartaran de oír a los herejes que estaban
estropeando su fe en la resurrección de Cristo.
 
Nuestro enemigo Satanás, a través de las asechanzas (sus
palabras a nuestra mente) y a través de las palabras negativas que
continuamente se dicen a nuestro alrededor, ya sean por familiares,
amistades, televisión, radio, prensa, etc., ha originado una
humanidad que carece de buenas convicciones.  Hoy es “normal”
escuchar a multitudes de personas decir que no hay esperanza de
vivir mejor.  Se han dicho tantas veces esas MALAS palabras, que
se han formado en muchos un esquema mental de derrota y
fracaso.  Han decidido vivir una vida a medias, pues piensan que
han sido “destinados” para ello.
 
¿Conoce usted personas pesimistas?  Estoy seguro que sí. 
¿Qué les hace ser de esa manera?  La cantidad de palabras
negativas que han escuchado desde pequeños.  Su patrón mental
se acostumbró a pensar  sólo en derrotas.  Están programados a
sólo ver el lado oscuro de las cosas, y lo más peligroso y perjudicial
es que pueden formar a otros con esa misma mentalidad negativa a
través de sus palabras.
 
En una oportunidad escuché a una madre decirle a sus hijos, que
se acostumbraran con lo poco que podían comer, pues según ella,
Dios había decidido que fueran pobres.  ¿Le dijeron a usted lo
mismo cuando era pequeño?  Seguramente hay una respuesta
afirmativa en su corazón.  Estoy convencido que esas palabras son
las que se escuchan en muchos hogares hoy en día.  Es así como
Satanás logra formar en los niños convicciones de que en verdad
Dios los “destinó” a ser pobres.
Puedo imaginarme a uno de esos niños comentarle a sus
hermanitos, las cosas grandes que quiere alcanzar cuando sea
adulto, y ser interrumpido rápidamente por las palabras: “Recuerda
que mamá dijo que nacimos para ser pobres”.  ¿Qué va a ocurrir
con esos niños si no se les orienta correctamente?  Cuando sean
padres les enseñarán a sus hijos lo mismo que han escuchado
desde pequeños.
 
He notado que cuando personas con esa mentalidad llegan al
evangelio y escuchan un mensaje de cómo Dios quiere que
prosperen en todas las cosas,  les cuesta creerlo.  ¿Qué les hace
pensar de esa manera?  Las fortalezas negativas que Satanás a
través del tiempo ha levantado en contra del conocimiento y la
buena voluntad de Dios. ¿Cuál es la labor de la iglesia con ese tipo
de personas? Comenzar a “reprogramarlas” e inyectarles la
poderosa palabra de Dios en sus corazones para que puedan
cambiar totalmente su estilo de vida.
 
No cabe la menor duda que es un proceso romper los patrones
mentales en las personas negativas, pues dichos patrones han
estado mucho tiempo gobernando su vida mental.  Es necesaria la
intervención continua de la palabra de Dios y todo aquello que
pueda edificar para poder lograr formar una vida de pensamiento de
victoria y de éxito.  Dice la escritura:
 
“...cambien su manera de pensar para que
cambien su manerade vivir”
                                                                  Romanos 12:2
Versión “Dios habla hoy”
 
Esas fortalezas mentales que impiden ver victorias podemos
compararlas con el concreto que se usa para levantar edificaciones,
que después que ha pasado el tiempo y ha secado, es necesario
usar herramientas especiales para poder derribarlo.  No tengo la
menor duda que será el escuchar una y otra vez, una y otra vez, la
transformadora palabra de Dios lo que cambiará la información de
fracaso y pobreza por una de victoria y éxito.  Dijo Dios al profeta
Jeremías:
 
“No es mi palabra como fuego, dice
Jehová, y como MARTILLO que
quebranta la piedra?”
                                                         Jeremías 23:29
 
Cuando una persona llena de prejuicios y con un esquema
mental de derrotas se dedica a escuchar la palabra de Dios, esa
palabra será como un martillo que derrumbará todos esos malos
conceptos que no le permiten ver las maravillas y victorias que
pueden alcanzar en la vida.
 
 
Derribando traumas mentales
 
En una oportunidad me estuvo visitando un amigo en mi casa y
estando en la cocina conversando, salió una pequeña lagartija
(muchos la llaman limpia-casa).  Era tan pequeña que creo que mi
hija de cuatro años la hubiese tomado con la mano para jugar con
ella.  Para mi sorpresa, mi amigo de aproximadamente dos metros
de estatura y ciento quince kilos, se levantó despavorido de la silla
tratando de ponerse a salvo del “terrible” animal.  Mi esposa y yo
nos reímos por la cara y el comportamiento nervioso que él tenía. 
Nos preguntamos por qué un hombre tan alto y corpulento huía de
semejante animalito.  Esa misma tarde nos comentó, nuestro
“aterrorizado” amigo, que cuando era un niño lo intimidaban
continuamente con dichos animales.
 
Todas aquellas palabras negativas y de temor oídas desde niño
se atesoraron en su parte inconsciente de la mente y esa tarde que
estuvimos juntos sacó a la luz ese temor guardado desde pequeño.
¿Por qué me inclino a decir estas cosas?  Muy sencillo, todos
nosotros tenemos un área en nuestra mente donde almacenamos
toda la información oída, imaginativa o visual.  Es el área llamada
inconsciente.  
 
Vea la figura siguiente:
 
 
 
 
 
 
 
 
Usted está consciente de lo que está haciendo ahora mismo;
leyendo este libro.  Si mira a su alrededor estará consciente de lo
que allí observa.  Pero también está la parte inconsciente, el área
donde guardamos todas nuestras experiencias.  Dios en su
sabiduría sabe que es imposible estar consciente en un solo
momento de todo lo que hemos vivido.  Es por ello que creó nuestro
inconsciente.  Si yo le dijera que hiciera memoria del primer día que
fue a su trabajo actual, a lo mejor cierra sus ojos y logrará
recordarlo.  ¿De dónde sacó eso información?  del inconsciente.
 
Debemos saber que todos nosotros de una manera u otra
hacemos cosas inconscientemente.  Mi amigo reaccionó con temor
al ver ese pequeño animal, sencillamente porque desde pequeño
tiene una información de pánico almacenada en su mente pasiva.
 
Ahora, si todo fuera tenerle temor a un pequeño animal, creo que
no sería tan grave la situación, pues hoy lamentablemente hay miles
de personas que tienen guardados malos conceptos (traumas o
paradigmas) en su área del inconsciente que les impide levantarse a
una vida de excelencia.  Escucharon desde pequeños, ya sea de
sus padres o donde se desenvolvieron, que es imposible alcanzar
grandes posiciones en la vida, que no se atreven a ser diferentes. 
Se formó en ellos paradigmas mentales de subdesarrollo.  Lo que
han oído una y otra vez ha sido tan dañino, que es como un velo
que los enceguece y no les permite ver las grandes oportunidades
que Dios les ofrece en la vida.  Permítame repetirle las palabras del
apóstol Pablo: 
 
“No erréis las malas conversaciones
corrompen (dañan) las buenas
costumbres”
                                                                              1 Corintios
15:33
 
Es  imposible calcular los grandes daños que ha causado a la
humanidad el escuchar  palabras negativas.  Familias enteras están
atadas al fracaso debido a sus cuadros mentales de derrotas que se
ha formado en ellos.  Hay personas con un potencial extraordinario,
pero las heridas del pasado, ocasionadas por lo que continuamente
oyeron, no les has permitido desarrollarlo y manifestarlo.  Muchos
de ellos morirán como seres comunes y corrientes cuando pudieron
ser una asombrosa  bendición para la humanidad.
 
Sin duda alguna tenemos que saber vivir en este mundo que está
lleno de una corriente de pesimismo, cuidar celosamente la actitud
de victoria que hemos logrado formar e ir en busca de todos
aquellos que pueden ser persuadidos por Dios a tener un mejor
estilo de vida.
 
Convencido estoy que con la ayuda de nuestro Creador podemos
darle un vuelco de ciento ochenta grados a nuestro entorno.  Y creo
también que uno de los mejores consejos que podemos darle a
muchos, es decirle que dejen  de escuchar todo aquello que quiere
mantenerlos en un estado de pasividad y de improductividad.  Que
se rebelen a aquellas palabras que quieren anidarse en sus mentes
y hacerles creer que es imposible alcanzar mejores posiciones en la
vida. Que estén conscientes  de que deben apartarse de todo
aquello que no les traiga edificación y crecimiento a sus vidas.
 
 
Un buen oír, una buena actitud
 
Nuestra actitud es la manera como vemos las cosas.  Es el
comportamiento interno que tenemos día tras día.  Por ejemplo, si
usted  vive un problema, mas sin embargo, con todo ese revés no
pierde la calma, es entonces una persona con una buena actitud. 
No pierde su postura a pesar de la circunstancia adversa que está
confrontando.
 
Hoy, desafortunadamente, son muchos los seres que tienen
actitudes incorrectas ente la vida. Hay un sinnúmero de personas
que sólo ven problemas y adversidades en vez de oportunidades
para aprovechar.  Particularmente le aconsejo que tenga mucho
cuidado con ese tipo de personas, pues normalmente ellas siempre
tienen un vocabulario de derrotas y fracasos.  Son los encargados
de hacer “abortar” las buenas visiones y sueños que muchos que
tienen. Dice la Biblia:
 
“Vete de delante del hombre necio, porque en él
no hallarás labios de ciencia”
                                                                                          
Proverbios 14:7
Estoy seguro que nuestro continuo oír va a  determinar nuestro
tipo de actitud.  Es imposible que una persona que está
continuamente oyendo palabras de imposibilidades pueda pensar en
posibilidades.  Se lo voy a decir de otra manera; es imposible que
una persona que esté oyendo palabras de fracaso, pueda
desarrollar una actitud de victoria.
Las palabras que oímos cada minuto desarrollarán actitudes
correctas o incorrectas en nosotros.  Todo va a depender qué tipo de
palabras oigamos.  Le insistiré en esto nuevamente; tenga mucho
cuidado con lo que oye.
 
Diez contra dos
 
Hay una historia en el antiguo testamento que deja ver
claramente el efecto que producen las palabras negativas cuando se
dejan penetrar muy dentro del corazón.  Me refiero al día en que
Dios le dijo a Moisés que enviara doce príncipes, uno por cada tribu,
a reconocer la tierra de Canaán.
 
La tierra de Canaán solo tenía un dueño; Israel.  Sin embargo,
dicha tierra estaba ocupada por personas extranjeras.  Estas
personas debían ser desalojadas por el pueblo de Dios y estos
tomar lo que les pertenecía por herencia. Dice la escritura que
regresando los doce espías de reconocer Canaán durante cuarenta
días, hablan diez de ellos:
 
“...nosotros llegamos a la tierra
a la cual nos enviaste, la que ciertamente
fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. 
Mas el pueblo que habita aquella 
tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes
y fortificadas; y también vimos allí
a los hijos de Anac.”
                                                                     Números 13:27,28
Es bueno resaltar que en el tiempo que estos doce príncipes
entraron para reconocer a Canaán era el tiempo de las primeras
uvas, y una de las órdenes de Moisés a estos doce hombres era
que trajeran el fruto del país.  Tan fértil era la tierra dada por Dios
que un racimo de uvas tuvo que ser traído por dos hombres en un
palo.
Según el versículo dado anteriormente, diez de los doce
mensajeros reconocieron que ciertamente la tierra de Canaán era
fértil.  Pero después de dar esa buena noticia comenzaron a narrar
lo que a ellos le parecía  obstáculos imposible de vencer; un
enemigo fuerte, ciudades fortificadas y los gigantes hijos de Anac.
 
Según Números 11:21 el número de pueblo que estaba
escuchando el informe de estos diez espías incrédulos eran unas
600.000 personas.  Me imagino que al escuchar el pueblo que
Canaán estaba llena de obstáculos “imposibles” de superar,
temieron entrar y conquistarla. Estas palabras negativas de los diez
espías estaban originando un desfallecimiento en el corazón del
pueblo.  Caleb, uno de los que reconocieron la tierra de Canaán, se
percata del desánimo que se está originando en el pueblo y toma él
la palabra.  Observemos lo que dijo:
 
“Entonces Caleb hizo callar al
pueblo delante de Moisés, y dijo:
Subamos luego, y tomemos
posesión de ella; porque más
podremos nosotros que ellos.”
                                                                 Números 13:30
 
Caleb trató que Israel prestara más atención a la palabra que ya
Dios había dado, y no a las palabras de desaliento de sus
compañeros.  Me gusta cuando Caleb dice: “más podremos
nosotros que ellos”.  Él estaba persuadido a no dejarse
amedrentar por  la adversidad.  ¿Sabes qué sucedió?  Fue
interrumpido por aquellos diez que daban el mal informe, pero sólo
para seguir hablando palabras de fracaso y derrota.
 
“... no podremos subir contra aquel pueblo,
porque es más fuerte que nosotros.
Y hablaron mal entre los hijos
de Israel, de la tierra que había
reconocido, diciendo:  La tierra por donde
pasamos para reconocerla es tierra que traga
a sus moradores; y todo el pueblo que vimos
en medio de ella son hombres de grande estatura.
También vimos allí gigantes, de los hijos de Anac,
raza de los gigantes, y éramos nosotros
a nuestro parecer, como langostas;
así les parecíamos a ellos.”
Números 13:31-33
 
Resaltamos algunas impresiones negativas de estos diez
hombres:
1.- No podremos.
2.- El pueblo enemigo es más fuerte que nosotros.
3.- La tierra traga a sus moradores.
4.- Son hombres de grande estatura.
5.- Éramos nosotros como langostas.
 
Usted pensará que es sorprendente la incredulidad de estos diez
hombres, y tiene razón, pero ¿Qué me dice de muchos hoy en día?
Si por ejemplo observa la mayoría de noticias por la radio, televisión
y prensa, notará que no se diferencia mucho al informe de los diez
espías pesimistas.  ¿Y qué me dice de las palabras de sus vecinos,
o algunos de sus familiares? Y lo más trágico de todo esto es que
son muchos los que se dejan arrastrar por esa ola de pesimismo y
se hacen portavoces de esas malas noticias.
Note cuál fue la reacción del pueblo que estaba ESCUCHANDO
ese reporte de fracasos:
 
“Entonces toda la congregación gritó... y lloró aquella
noche.  Y se quejaron contra Moisés y contra Aarón y dijeron;
¡ojala muriéramos en le tierra de Egipto; o en este desierto
ojala  muriéramos! Y por qué nos trae Jehová a
esta tierra para caer a filo de espada... ¿No nos sería
mejor volvernos a Egipto? Y decían el uno
al otro: Designemos a un capitán y volvamos a Egipto”
                                                                    Números 14:1-4
 
Los Israelitas estaban contaminados por las palabras de
incredulidad que escucharon.  Dios les tenía una victoria segura, sin
embargo decidieron creer palabras que produjeron temor en sus
corazones.  Tanto fue el dominio de la incredulidad en ellos que
preferían volver a la esclavitud de Satanás en Egipto.  Ahora,
veamos cuál era la condición de los israelitas cuando ellos estaban
en Egipto en los siguientes versículos bíblicos:
 
“Y oyó Dios el gemido de ellos y se acordó de su pacto con
Abraham, Isaac y Jacob.”
 
                                                            Éxodo 2:24
 
Israel gemía con angustia, cuando Faraón los tenía cautivos.  Y
es sorprendente que quisieran volver allá, antes que entrar a poseer
la tierra dada por Dios.  Pero ¿cómo se originó esa actitud pesimista
en ello?  Solo el escuchar y aceptar las palabras de los espías
incrédulos.
 
Cuando miro a mí alrededor noto que no han cambiado mucho
las cosas, pues así como los diez espías, hay miles de personas
que solo ven imposibilidades.  Los temas preferidos por ellos son
aquellos que hacen ver las situaciones imposibles de vencer.  Pero
un momento, así como Caleb y Josué, que fueron los dos espías
con actitudes optimistas, hoy existimos personas que estamos
contrarrestando la incredulidad.  Tenemos un llamado de Dios para
dar buenos informes y podemos lograr cosas extraordinarias en
nuestras vidas.
 
Ahora, no todo terminó allí, pues Caleb y Josué tomaron la
palabra nuevamente para exhortar al pueblo a seguir en pie y entrar
a la buena tierra que les esperaba.  Observa las palabras de estos
dos valientes:
 
“Y Josué hijo de Num y Caleb hijo de Jefone... hablaron a
toda la congregación de los hijos de Israel diciendo:
La tierra por donde pasamos para reconocerla,
es tierra en gran manera buena... por tanto no
 seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis el
 pueblo de esta tierra porque nosotros los
comeremos con pan; su amparo se ha
apartado de ellos, y con nosotros está
Jehová, no los temáis.”
                                                                              Números 14:7-9
 
Usted a lo mejor pensó que el pueblo después de escuchar estas
palabras de fe, reaccionaría y se volvería a Dios.  Pero mire lo que
pasó:
 
“Entonces toda la multitud habló de APEDREARLOS.  Pero la
gloria de Jehová se mostró a todos
los hijos de Israel.”
                                                                      Números 14:10
 
El pueblo de Israel estaba totalmente dominado y cegado por la
incredulidad.  Trataron de apedrear y matar a las dos únicas
personas que tenías un vocabulario de fe.  ¿Se imagina si eso
hubiese ocurrido?  Las dos “lámparas” de luz que alumbraban en
medio de la oscuridad de la duda iban a ser apedreadas.
El optimista sabe de antemano que, no todo el mundo estará de
acuerdo con el vocabulario positivo que posee.  Está conciente que
también habrán unos que a lo mejor dirán que  es una persona
presumida.  Que es una persona que está lleno de sueños
inalcanzables.  Pero a pesar de esas palabras que hablan en su
contra, sigue adelante confiando que para el que cree nada le es
imposible.
 
Siguiendo con el relato bíblico de los dos optimistas en contra de
una multitud de incrédulos, dice que viendo Dios el homicidio que se
iba a llevar acabo, tuvo que hacer acto de presencia en medio de
tan terrible situación.
 
“Y Jehová dijo a Moisés: ¿Hasta cuándo me han de irritar
(enfurecer) este pueblo? ¿Hasta cuándo no me creerán,
con todas las señales que he hecho en medio
de ellos? Yo los heriré con mortandad
y los destruiré...”
 
                                                                  Números 14:11-12
 
Dios estaba muy molesto por las palabras llenas de incredulidad
de los diez espías y también por la actitud negativa del pueblo. 
Habían despreciado el regalo de la tierra de Canaán por estar más
pendiente de los obstáculos.  Y pensar que todo esto vino como
consecuencia de unas palabras que pronunciaron diez hombres
llenos de duda e incredulidad.
Me imagino que después de todo lo hemos leído de este pasaje,
ya has comprendido que si quieres desarrollar el potencial que hay
en ti y hacer realidad los sueños en tu vida, debes rehusar  seguir
escuchando aquellas palabras que te estimulas a temer.  Es
preferible que estés a solas, meditando en los grandes proyectos
que tienes en mente, que estar escuchando palabras llenas de
fracasos.
Alguien dijo en una oportunidad que nuestro futuro depende de
las palabras que escuchemos y de los libros que leamos.  Creo que
no hay ninguna duda en esta gran verdad. Para finalizar este pasaje
quiero agregar otras declaraciones de Dios contra el pueblo rebelde:
 
“En este desierto caerán vuestros cuerpos; todo el número
de los que fueron contados de entre vosotros, de veinte años
arriba, los cuales han murmurado contra mí. 
Vosotros a la verdad no entraréis en la tierra...
EXCEPTUANDO a Caleb hijo de Jefone y
 a Josué hijo de Num.”
                                                                       Números 14:29,30
 
Solo aquellos que eran menores de veinte años podían tener la
dicha de entrar en la tierra de Canaán.  Y me gusta cuando Dios 
declara: “Exceptuando a Caleb y a Josué”.    Solo aquellos que
tengamos un lenguaje de optimismo como estos dos hombres,
podremos gozar de las bendiciones de esta vida.
 
Decídete hoy mismo a apartarte de todo lo que quiera detener tu
crecimiento como persona.  Hay muchas cosas hermosas que tú
puedes realizar.  Ya sea como empresario, pastor, padre, estudiante,
etc.  Solamente le pido que cuide celosamente el tipo de palabras
que oye.  Estoy seguro que Dios anda buscando en este siglo XXI a
muchos “Josué” y “Caleb”.  Hombres y mujeres que se decidan
apartarse de todo aquello que quiera detener su avance exitoso.
 
 
Escoja sus amistades
 
No cabe la menor duda que el tipo de amistades que usted tenga
determinará un gran porcentaje en su calidad de vida.  ¿Por qué? 
Por que será de ellos que escuchará una serie de conversaciones
continuamente.  Y esas palabras oídas harán un efecto en su forma
de pensar, que a su vez indicará sus acciones y decisiones. ¿Ha
notado qué hay personas que cada vez que hablan afectan su fe? 
¿Qué en vez de fortalecer sus convicciones lo que hacen es
debilitarlas?  Si su respuesta es afirmativa, entonces debe tener
mucho cuidado, pues sin usted darse cuenta puede convertirse en
una persona como ellos.  Y le aseguro que pocos desearán estar a
su lado.
 
La palabra de Dios es muy clara en lo referente a qué nos
conviene y qué es lo que debemos desechar.  Y una de sus tantas
advertencias que ella nos da, es el tipo de amistades que debemos
tener.  Lea con detenimiento este versículo:
 
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de
MALOS, ni estuvo en camino de PECADORES, ni en silla
de ESCARNECEDORES se ha sentado”
                                                               Salmo 1:1
 
Observe los tres tipos de personas que nombra aquí el salmista:
1.- Los malos.
2.- Los pecadores.
3.- Los escarnecedores.
 
Tú y yo somos bienaventuradas o dichosos cuando no seguimos
los preceptos de los malos, pecadores y escarnecedores.  Pero,
¿qué hablan los malos?  Malas palabras. ¿Qué hablan los
pecadores? Palabras pecaminosas.  ¿Qué hablan los
escarnecedores?  Palabras de burlas.  Y la suma de todo ello da
como resultado palabras que no edifican espiritualmente.
Hace un tiempo atrás tomé la decisión de apartarme de todo
aquello que quiera debilitarme en la fe.  Y en verdad le digo que
estudio muy bien lo que quiere entrar por mis oídos.  Creo que usted
y yo debemos ser radicales en esto, pues nuestro alrededor está
lleno de un sinnúmero de personas que tienen un vocabulario muy
dañino.
 
Estoy convencido que aquellos que han marcado pauta en la
humanidad no se dejaron arrastrar por la incredulidad de otros.  Que
en vez de estar escuchando palabras de atraso, prefirieron estar
alimentando sus sueños en sus corazones.  Esto  concuerda con un
dicho muy conocido que dice: “Es mejor estar solo que mal
acompañado”.
 
Nunca olvide que lo  único que oiremos de las malas compañías
serán palabras destructivas.  Piense en esto y siga el consejo del
proverbista Salomón:
 
“Vete de delante del hombre necio, porque en el no
hallarás labios de ciencia”
                                                                         Proverbios 14:7
 
 
Guerra de Palabras
 
En el antiguo testamento se nos relata una historia de cómo un
joven pastor  de ovejas se apartó de todas aquellas palabras que
querían debilitarle su fe, y de esa manera poder alcanzar una gran
victoria.  Me refiero a aquel pasaje donde el gigante Goliat fue
vencido por el joven David. La palabra de Dios nos narra que
estando Israel y los filisteos en orden de batalla salió de entre las
filas de los filisteos un gigante llamado Goliat.  Estoy seguro que la
misión de este hombre, de casi tres metros de estatura (2,93 mts.)
era atemorizar con sus palabras e impresionar con su gran tamaño. 
Notemos sus amenazas verbales:
 
“¿Para qué os habéis puesto en orden de batalla?  ¿No soy
yo el filisteo y vosotros los siervos de Saúl?... dame
a un hombre que pelee contra mí”
                                                                        1 Samuel 17:8-10
 
Los filisteos sabían que si Israel prestaba una atención excesiva
a las palabras desafiantes y a la elevada estatura de Goliat se
llenarían de temor. ¿Qué fue lo que sucedió:
 
“Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo,
 se turbaron y tuvieron gran miedo”
                                                               1 Samuel 17:11
 
Tanto el rey Saúl y el ejército de Israel dejaron penetrar las
palabras de Goliat muy dentro de ellos, y las consecuencias fueron
terribles: “Se turbaron y tuvieron gran temor”. El plan de los
filisteos estaba alcanzando los resultados esperados.  Ellos
entendían muy bien que un enemigo lleno de miedo  llena su mente
de pensamientos de derrotas y es muy fácil de vencer. 
 
Te has preguntado alguna vez ¿Por qué hay tantas personas
llenas de temor hoy en día?  ¿Por qué tanto seres humanos están
estancados en la vida?  Particularmente creo que ellos han caído en
el error del rey Saúl y del ejército de Israel; escuchar continuamente
las palabras del “filisteo”.  Usted puede que se pregunte, pero
¿Quién es el filisteo hoy en día?  Para mí es todo aquel que tiene un
vocabulario que estimule al temor y al fracaso.  Le comento que no
es difícil saber donde se encuentran esos “filisteos” hoy en día, pues
sin que usted se haya dado cuenta puede haber varios en su
vecindario, o dentro de la empresa donde trabaja, o allí mismo
dentro de su propia familia.  Estos “filisteos” están en diferentes
lugares, buscando unos oídos que les presten atención a las
palabras que pronuncian.  Así que, le advierto te tenga mucho
cuidado.
 
Volviendo al pasaje bíblico donde Goliat amenazaba al pueblo de
Israel,  vemos que el temor y la incredulidad se habían apoderado
del pueblo de Dios.  Sus pensamientos y planes estaban totalmente
frustrados.  Note este versículo:
 
“Venía, pues, aquel filisteo por la mañana
y por la tarde, y así lo hizo por cuarenta días”
                                                                                                1
Samuel 17:16
 
Los filisteos no querían darse el lujo de permitir que Israel se
recuperara emocionalmente, Goliat salía dos veces al día a
pronunciar las mismas palabras, una en la mañana y una en la
tarde.  ¿Sabe qué estaba ocasionando esto en el ejército de Israel? 
Una convicción de que era imposible vencer a ese gigante.  ¿Cómo
llegó a formarse esa creencia en ellos?  Escuchando dos veces
diarias las mismas palabras.  Esto me convence más que las
personas que creen no poder destacarse en la vida, fueron
contaminadas por las malas noticias que oyen cada día. Ahora, no
todo lo de Goliat terminó allí, Dios tuvo que hacer algo para librar a
su pueblo de la opresión de los filisteos.  Debió mover sus piezas y
terminar de una vez por todas con esa arma satánica que estaba
llenando de temor a Israel.
 
Dice la Biblia  que un hombre llamado Isaí,  tenía tres de sus
ocho hijos en el ejército de Israel, e inquietado por conocer cuál era
la condición en qué ellos estaban, llama a David su hijo menor para
que fuera a averiguarlo.  Cuando llegó el joven David a cumplir la
misión que su padre le había encomendado, preguntó a los
israelitas por la condición de sus tres hermanos.  Ahora, mientras
David preguntaba por sus hermanos sucedió lo siguiente:
 
“Mientras él hablaba con ellos, he aquí que aquel paladín que
se ponía en medio de los dos campamento, que se llamaba
Goliat, el filisteo de Gat salió de entre las dos filas
de los filisteos y habló las mismas
 palabras; y las oyó David”
                                                                              1 Samuel 17:23
 
Mientras David hablaba de repente salió aquel gigante en el valle
para pronunciar sus acostumbradas palabras de amenazas. 
Notemos que David las oyó, pero a diferencia del ejército de Israel,
le dio poca importancia.  Observemos lo que dijo:
 
“¿Qué harán al hombre que venciere a este filisteo, y quitare
el oprobio de Israel?  Porque ¿Quién es este incircunciso, para
que provoque a los escuadrones
del Dios viviente?”
                                                                         1 Samuel 17:26
 
¡Qué palabras más llenas de fe!  Pero un momento, allí estaba su
hermano mayor escuchando estas declaraciones:
 
“Y oyendo hablar Eliab su hermano mayor con aquellos
hombre, se encendió en ira contra David y dijo: ¿Para qué has 
descendido acá?¿y  a quién has dejado aquellas pocas
ovejas en el desierto?  Yo conozco tu soberbia y la
malicia de tu corazón, que para ver
 la batalla has venido”.
                                                                     1 Samuel 17:28
Le repito lo que le dije en el capítulo dos, no espere que todo el
mundo esté de acuerdo con su vocabulario de fe, ni siquiera sus
familiares.  Aquí vemos al hermano mayor de David pronunciando
unas palabras injustas contra su hermano menor. Sin embargo,
David no perdió el tiempo en vanas discusiones:
 
“Y se apartó de él hacia otros...”
                                                               1 Samuel 17:30
 
David sabía que no le convenía quedarse a escuchar palabras
que pudieran debilitar su confianza que tenía en Dios.  Les reitero
las palabras de Salomón:
 
“Vete de delante del hombre necio porque en él
 no hallarás labios de ciencia”
                                                                  Proverbios 14:7
Las palabras de David llagaron a oídos de rey Saúl, y este sin
perder tiempo mandó a buscar al valiente muchacho que tenía
impresionado a muchos.  Llegando David a la presencia de rey Saúl,
este lo subestimó, pues las palabras que pronunció, a este joven
pastor de ovejas, estaban llenas de incredulidad.
 
“Dijo Saúl a David: no podrás tú ir contra
aquel filisteo...”
                                                               1 Samuel 17:33
 
Estas palabras “no podrás” carecían de fe.  ¿Le suena familiar a
las palabras de muchos hoy en día?  He aquí unas que escuchamos
casi a diario:
“No podrás vivir sin deudas”
“No podrás levantar esa empresa”
“No podrás tener una iglesia grande”
“No podrás salir de tus enfermedades”
“No podrás tener éxito en los estudios”
 
Y creo que la lista puede seguir.  Ahora, ¿Cuál fue la respuesta
de David a semejantes palabras del rey Saúl?  ¿Se dejó intimidar
por lo que acababa de oír?
 
“Tu siervo era pastor de las ovejas de su padre; y cuando
venía un león, o un oso, y tomaba algún cordero de la manda,
salía yo tras él... le echaba mano de la
 quijada, y lo hería y lo mataba... y este filisteo
incircunciso será como uno de ellos... Jehová, que me
ha librado de las garras del león también me librará
de la mano del filisteo”.
                                                                    1 Samuel 17:34-37
 
David respondió a las palabras de duda del rey Saúl con unas
palabras de fe. Creo que una respuesta de ese tipo es la que
debemos darle a aquellos que vienen a nosotros con palabras de
incredulidad. Dice la Biblia:
 
“Nunca respondas al necio de acuerdo a su necedad,
para que no seas tu también”
                                                                            Proverbio 26:4
 
Siendo convencido el rey Saúl por las palabras llenas de
optimismo de David, lo manda a enfrentarse al gigante Goliat.
Pienso que cuando David iba camino a enfrentarse a su enemigo,
iba pensando en las innumerables victorias que Dios le había dado
entre los grandes animales que querían comer las ovejas de su
redil.
 
¿Cuál cree usted que fue la estrategia de Goliat cuando vio David
en la línea de batalla?  La misma que había utilizado contra Israel
durante cuarenta días; pronunciar palabras para amedrentar a su
adversario:
 
“Dijo luego el filisteo a David: ven a mí, y daré tu carne  a
las aves del cielo y a las bestias del campo”
                                                                              1 Samuel 17:45
 
¿Cayó David en la trampa del filisteo?  ¿Dejó penetrar esas
palabras oídas dentro de su corazón?  En absoluto, este joven
ungido por el Señor sabía muy bien que las palabras pronunciadas
por su oponente tenían que ser rechazadas con otras de
contraataque.
 
“Y Jehová te entregará hoy en mis manos, y yo te venceré,
te cortaré la cabeza... y toda la tierra sabrá que hay Dios en
Israel.”
                                                                         1 Samuel 17:46
 
David tenía un fe inquebrantable, una confianza en Dios que
prácticamente  era imposible de debilitarla.  Sigue diciendo la
escritura que tanto David y Goliat corrieron a la línea de batalla:
 
“Y metiendo David su mano en la bolsa tomó allí una piedra,
y la tiró con la honda e hirió al filisteo en la frente;
y la piedra quedó clavada en la frente, y
cayó sobre su rostro en tierra...”
                                                                               1 Samuel 17:49
 
¡Que gran victoria! No obstante, hubo un proceso de fe desde su
comienzo hasta el fin, pues si analizamos desde la llegada de David
al campamento del ejército de Israel hasta este gran triunfo,
notaremos la cantidad de palabras incrédulas que tuvo que
rechazar.  No cabe la menor duda que ésta será la tarea que cada
persona, con un deseo de tener éxito en la vida, tendrá que realizar.
Le pregunto amado lector ¿Está usted dispuesto a cumplir a
cabalidad esa tarea?
 
Para finaliza esta parte debo advertirle que, todos nosotros, por
diferentes fuentes, percibiremos expresiones verbales que desearán
dañar nuestra fe, pero le aconsejo no quedarse como hipnotizado
escuchando esas palabras.  Rebélese contra ellas, cuide su futuro,
pero si no lo hace, nadie lo hará por usted.
 
 
Santifique su Oído
 
Me imagino que ya a estas alturas del libro usted debe tener bien
claro que las palabras que oímos nos puedes elevar a creer en
grandes cosas,  como también hacernos creer solo en imposibles.
 
Dios en toda su palabra nos habla de la santidad, pero ¿Qué
significa esta palabra?  El término griego que define santidad es
“jagiasmo”, y habla de una persona que se separa de las cosas
malas.  Pero el término en resumidas cuentas significa
“SEPARACIÓN”.  Separa lo puro de lo inmundo.
 
Si usted ha tomado la decisión de vivir en excelencia en la vida,
deberá separar su oído de las cosas que no son agradables a Dios. 
Separarse de aquellas palabras que lo que hacen es detener el
potencial que hay dentro de su corazón.  Sin embargo, no le extrañe
que las personas que siempre hablan lo peor comiencen a notar un
cambio en usted y comiencen a criticarlo.  Ellos pensarán que algo
extraño le ha sucedido por  no prestar sus oídos a las “palabrotas”
que salen de sus labios.  Dijo el apóstol Pedro:
 
“A estos (personas corrompidas) les parece cosa extraña
 que vosotros no corráis con ellos en el mismo
desenfreno de desilusión...”
                                                                      1 Pedro 4:4
 
Dios está dispuesto a hacer de ti una persona que pueda
bendecir a otros, pero será tu decisión lo que permita que esos
cambios maravillosos ocurran en tu vida.  Decídete hoy mismo a no
prestarle tus oídos a las palabras de fracaso que se oyen a tu
alrededor.  Piensa un poco en esto y notarás que los que tiene éxito
y fe en la vida, solo oyen lo que Dios dice:
 
“Así que la fe es por el oír, y el oír por
 la palabra de Dios”
                                                                                     Romanos
10:1

 
 
 
 
 
Segunda Llave
Pensar en Positivo
 
 
 
 
 
 

Somos lo que pensamos


 
Nosotros los seres humanos fuimos creados por Dios con unas
características y virtudes extraordinarias.  Sin embargo, la
manifestación o la vivencia de todo ello dependerá directamente de
la manera como pensamos.  Por ejemplo, nada hace una persona
con diversos talentos y cualidades cuando su mente está llena de
pensamientos de fracaso.  El potencial que Dios le dio siempre
estará allí, pero lamentablemente será estorbado por el tipo de
pensamientos que hay en su cabeza (y pensar que muchos han
muerto en esas condiciones).  Dijo el sabio Salomón:
 
“Porque cual es su pensamiento en su corazón, tal es él”
                                                                                        
Proverbios 23:7
 
Nuestros pensamientos nos hacen, determinan la persona que
somos, no la que aparentamos.  El filósofo Marco Aurelio dijo: “La
vida del hombre es lo que sus pensamientos le hacen ser”.  La
mente es el líder que dirige todos nuestros actos.  Es como un gran
jardín donde podemos permitir que crezcan árboles que den buenos
frutos (pensamientos de éxito)  o podemos permitir que la mala
hierba también crezca (pensamientos negativos).
 
Tanto nuestra actitud, como la fe y nuestros sueños, estarán
dependiendo directamente del tipo de pensamientos que tengamos. 
Si pensamos que podemos alcanzar y desarrollar grandes metas en
la vida, entonces podremos hacerlo.  Pero de igual modo, si
pensamos que no podemos desarrollarnos en la vida, los resultados
serán de acuerdo a  ese tipo de pensamiento, a pesar de que las
circunstancias estén dadas para alcanzar el potencial objetivo.
 
Dios es un Dios de fe y Él se mueve a través de la fe de
nosotros.  Y una de las cosas que debemos tener bien pendientes,
es que la fe está inmediatamente ligada a nuestros pensamientos. 
Es imposible, por ejemplo, que una persona pueda desarrollar una
fe fuerte cuando su mente está llena de una cantidad de
pensamientos negativos.  La fe de una persona solo crecerá y se
desarrollará cuando esté acompañada de pensamientos llenos de
confianza.  Jesús dijo:
“...al que cree TODO le es posible”
                                                                                   Marcos 9:23
 
Este verso dice “al que cree”, es decir al que piensa con
optimismo.  ¿Qué le sucede al que no cree?  Muy sencillo, todo le
parece imposible.  ¿Quiénes son los que han podido alcanzar
grandes logros en la vida?  ¿No son aquellos que pudieron llenar 
sus pensamientos de fe y creyeron que podían hacer una realidad
sus sueños?  Personas que, a pesar de las dificultades que se les
presentaron, no abandonaron sus pensamientos de fe, sino que
siguieron pensando en una misma meta y pudieron sobrepasar los
obstáculos que quisieron detenerlos.
 
Estoy plenamente convencido que si una persona continuamente
piensa y declara éxito, tendrá resultados exitosos.  Dios mismo
honrará esa fe y se encargará de abrirle puertas para que alcance el
objetivo que ha pensado y confesado.
Normalmente lo que pensamos ha de exteriorizarse en cualquier
momento, ya sea a través de nuestras palabras y nuestro actos.  Si
una persona piensa en lo negativo, seguro que se le reflejará en los
comentarios que haga.  Pero si por el contrario, piensa siempre en
positivo, normalmente tendrá un vocabulario de éxito y de
posibilidades.  Hay un versículo bíblico que dice:
 
“Porque de la abundancia del corazón habla la boca.”
                                                                                     Mateo 12:34
 
Aquí “corazón” se aplica a la palabra “mente”.  Podemos
entonces decir, que de lo que esté llena nuestra mente, así hablará
nuestra boca.  Nuestros labios exteriorizarán lo que pensamos.  En
otras palabras, nuestros pensamientos se convertirán en
declaraciones.
 
Alguien dijo en una oportunidad, que tanto la victoria como la
derrota comienzan primero en nuestra mente, es decir,  que los
resultados se visualizan primero allí, en los pensamientos.  Es por
ello que el pensador positivo siempre verá los buenos resultados,
aún antes de que estos se produzcan.  Ahora, no crea que esto se
aplica solo para aquel que piensa en lo positivo, también le sucede a
aquel que piensa en lo negativo.  ¿Ha escuchado a personas que
dicen: “Yo sabía que iba a fracasar”.  ¿Por qué lo sabían?  Porque
en sus pensamientos ya se habían visto fracasar.  Son palabras
similares a las que dijo el paciente Job:
 
“Porque el temor que me espante me ha venido.
Y me ha acontecido lo que yo temía”
                                                                                          Job 3:25
 
¿Qué le aconteció a Job?  Tragedias, una tras otra.  Le mataron a
sus diez hijos, a sus sirvientes, a todo el ganado y  una sarna se
apoderó de su cuerpo.  ¿Sabía usted que todas esas tragedias ya
Job las había visto en sus pensamientos?  Él lo dijo: “Me ha
acontecido lo que yo temía”.  Le pregunto a usted que lee este
libro: ¿Qué ve en su futuro?  ¿Cuáles son las expectativas que tiene
para los días y años venideros? Si piensa en proyectos
extraordinarios y trabaja en función de ellos eso sucederá.  Pero de
igual manera, si piensa en imposibles, su vida estará llena de
imposibilidades.  Los resultados buenos o malos dependerán
siempre de la clase de pensamientos que usted tenga en su mente.
Su vida será como una balanza que se inclinará hacia el lado que
tenga mayor peso.
Vea las figuras siguientes:
 
 
 
 
 
 
 
 
Decídase hoy mismo a llenar su tren de pensamientos con sólo
aquello que lo lleve a alcanzar grandes logros en la vida.  Dios está
de su parte, pero no olvide que Él dependerá de los pensamientos
que usted tenga.  Tome la decisión de inclinar la balanza de su vida 
para el lado donde obtendrá buenos resultados.  Permítame
recordarle las palabras del sabio Salomón:
“Porque cual es el pensamiento en su
corazón, tal es
él”                                                                                                         
               
Proverbios 23:7
 
Decídase a pensar en grande
 
Usted escoge los pensamientos que va a pensar, así como un
agricultor decide que semilla sembrar.  Si escoge pensar en lo
negativo, seguro recogerá lo negativo.  Sería absurdo tratar de
recoger buenos resultados con ese modo de pensar.  Cada semilla
de pensamiento siempre dará de acuerdo a su género.  Hay una
historia en el evangelio de Mateo que refleja claramente este
principio.  Narra allí el evangelista que Jesús, caminando sobre las
aguas, iba rumbo a la barca donde estaban sus doce discípulos
atrapados en una gran tormenta.  Era de madrugada, y cuando los
discípulos vieron a Jesús a lo lejos, pensaron que era un fantasma. 
Sin embargo, Jesús los alienta a no temer, pues, el venía al rescate
de ello. El discípulo llamado Pedro, oyendo las palabras del
maestro, le respondió:
 
“Señor, si eres tu deja que yo vaya a ti sobre las aguas.”
                                                                         Mateo 14:28
 
Fue una gran osadía la intención de Pedro al pronunciar estas
palabras.  Sin embargo, Jesús no presentó ninguna objeción a la
petición del hijo de Jonás.  Mas bien, lo invitó a bajarse de la barca.
 
“Y él (Jesús) le dijo: ven.  Y descendió Pedro
de la barca, andaba sobre las aguas para ir  a Jesús”
                                                                                          Mateo
14:29
Notemos que Pedro descendió de la barca completamente
seguro de que el también podía caminar sobre las aguas.  Ahora, no
se nos dice cuál fue la distancia que Pedro camino, pero de lo que sí
podemos estar seguros es que este hombre tenía sus pensamientos
centrados en que sí podía.  Pero no todo terminó allí:
 
“Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a
hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor sálvame!”
Mateo 14:30
 
¿Qué cree usted que originó este hundimiento de Pedro?  Estoy
completamente seguro que fue el tipo de pensamientos que se dejó
infiltrar en su mente.  Pedro se fijó en el fuerte viento, pero si
miramos bien el pasaje, notaremos que el fuerte viento siempre
estuvo allí.  Lo que originó entonces que Pedro comenzara a
hundirse no fue el viento, sino el cambio de mentalidad.  Este
discípulo cambió de pensamientos de fe por unos pensamientos
llenos de duda.  Ahora, note lo siguiente:
 
“Al momento Jesús, extendió la mano, asió de
él y le dijo: ¡hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?”
                                                      Mateo 14:31
 
Observemos la pregunta que se le hizo a Pedro “¿Por qué
dudaste?”  En otras palabras, Jesús le esta estaba diciendo que si
no hubiese dudado, habría llegado hasta donde él estaba. 
 
Indiscutiblemente, fueron los pensamientos de duda los que
ocasionaron que Pedro se hundiese en el agua.  Ahora nos
hacemos una pregunta: ¿Cómo llegó a Pedro la duda?  Creo que
fue permitiendo que pensamientos de incredulidad y temor
suplantaran los pensamientos de fe.  Pedro comenzó muy bien, pero
no conservó en su caminar la misma clase de pensamientos.  No
mantuvo la línea de pensamientos de fe que tuvo al principio.
 
Hoy no han cambiado las cosas, pues, son los pensamientos de
duda los que han ocasionado que muchas personas se estén
hundiendo en las preocupaciones y en el temor.   Seres que no han
creído que pueden romper sus bajos esquemas de vida, sino que se
hunden cada vez más con sus pensamientos de pesimismo y de
imposibles, ya sea estos de deudas, enfermedades, pobreza, y
otros.
Debido a esto, creo que no serán las circunstancias adversas que
nos rodean, lo que ha de determinar nuestro estilo de vida, sino el
tipo de pensamientos que gobierne nuestra mente.
 
Si observamos la historia de la humanidad, notaremos que fueron
muchos los que surgieron en la vida, aun en las circunstancias más
terribles (fuertes vientos).  ¿Sabes por qué pudieron hacerlo?
Porque ellos no permitieron que esos obstáculos minaran sus
pensamientos de fe.  Antes, decidieron a pensar en grande a pesar
de que su alrededor le decía lo contrario.  Igualmente, usted puede
elegir los pensamientos que quiere que estén en su mente.  Ahora,
para muchos pudiera parecer que esto no es posible, pero creo que
es debido a que los pensamientos de derrota, fracaso, temor, y
otros, han estado gobernando tanto tiempo sus mentes, que ellos
creen que no hay otros pensamientos que pensar.
 
Nosotros tomamos la decisión de qué tipo de pensamientos
pueden y deben estar en nuestra mente.  El gran reformador Martín
Lutero dijo: “No puedo impedir que las aves vuelen sobre mi cabeza,
pero sí que hagan nido sobre ella”.  Podríamos  explicar esto
diciéndolo de esta manera: “No podremos impedir que
pensamientos negativos lleguen a nuestra mente, pero si, que
permanezcan allí”.  Observemos lo que dijo también el apóstol Pablo
con relación a esto:
“Por lo demás, hermanos, todo lo que
 es verdadero, todo lo honesto,  todo lo justo, todo lo puro,
todo lo amable, todo  lo de buen nombre; si hay virtud alguna,
si algo  digno de alabanza, EN ESTO PENSAD”                
                                                                                    Filipenses
4:8
Tú decides qué pensamiento gobiernen tu mente.  El apóstol
Pablo nos aconseja que debemos pensar en:
 
 Lo verdadero  Lo honesto
 Lo justo  Lo puro                                              
 Lo amable  Lo de buen nombre          
 Lo que tiene virtud  Lo digno de alabanza
 
Tu mente tiene que estar llena de pensamientos que exalten la
excelencia.  Toma la decisión hoy mismo de disciplinar tu manera de
pensar y a no permitir que un desorden mental (lo negativo
dominando tu mente) gobierne tu vida .  Elige pensar sólo aquello
que eleve tu autoestima, pensamientos que aumente la fe en tu
corazón.  En poco tiempo, notarás que el potencial que Dios te ha
dado, irá fortaleciéndose cada día y así comenzarás a tener una
nueva vida.
 
 
Desaloje los Pensamientos
de Inferioridad
 
Cuando una persona alberga continuamente pensamientos de
inseguridad, se convertirá en lo que piensa; en un ser inseguro.  Y
hoy, lamentablemente vemos a un sinnúmero de personas que
arrastran este problema llamado complejo de inferioridad.  Seres
que viven llenos de pensamientos de incertidumbre.
 
Normalmente las personas que están dominadas por esta
enfermedad mental, siempre tienen actitudes incorrectas.  Le dan
más credibilidad e importancia a los problemas que a las
soluciones.  La visualización o imagen que ellos tienen de sí mismos
siempre es inferior a la de los demás.  Son como Moisés, que
cuando oyó de Dios que había sido escogido para sacar al pueblo
de Israel de la esclavitud de Egipto, dijo:
 
“¿Quién soy yo para que vaya a Faraón, y
saque de Egipto a los hijos de Israel?...he aquí
que ellos no me creerán, ni oirán mi voz;
 porque dirán: No te ha aparecido Jehová.
¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de
 fácil palabra ni antes, ni desde
que tu hablas a tu siervo; porque soy tardo
en el habla y torpe de lengua... ¡Ay Señor! envía,
te ruego, por medio del que debes enviar”
                                                                             Éxodo 3:11;
4:1,10,13
 
Resaltemos cuatro objeciones que Moisés presentó a Dios:
1.- ¿Quién soy yo?
2.- Ellos no me creerán
3.- Soy tardo en el habla y torpe de lengua
4.- Envía a otro.
 
¿Por qué Moisés respondió a Dios de esa manera?  Simplemente
porque sufría de un complejo de inferioridad.  No tenía confianza en
sí mismo, a pesar de que era el Dios Todopoderoso quien lo estaba
llamando.  Como dije anteriormente, el que sufre de este mal,
siempre va a resaltar sus debilidades.  Es un problema de
pensamiento y de actitud.  Moisés estaba lleno de pensamientos
enfermizos y, en consecuencia, tenía una actitud pesimista.
 
Le pregunto ¿Qué piensa usted de sí mismo?  ¿Siempre cree
que los demás son mejores que usted , que otros tienen más
“suerte” en la vida que la que usted ha tenido hasta ahora?  Si es
así, entonces su vida mental está afectada.  Necesita con urgencia
modificar su área de pensamientos, y así poder cambiar se actitud
mental negativa por una actitud mental positiva.
 
Tenga por seguro, que si usted piensa con inseguridad, es porque
su órgano mental está acostumbrado o lleva bastante tiempo
dominado por ese tipo de pensamientos.  Y para poder salir de ese
mal hábito, es necesario darle otro curso de ideas a su modo de
pensar, es decir, formar un nuevo hábito de pensamientos.
 
Una de las maneras de desarraigar el complejo de inferioridad, es
modificando la manera en que pensamos.  Es llenar nuestros
pensamientos de fe.  Y la única manera de llegar a lograr eso, es
llenándonos de los pensamientos de Dios.  Puede que se pregunte,
pero ¿Dónde están los pensamientos de Dios?  Es muy sencillo
responderle eso, ellos están en su palabra.  Desde el libro de
Génesis hasta Apocalipsis (66 libros), allí están los excelentes y
prósperos pensamientos de Dios
 
Es necesario reeducar la mente, de aquel que sufre de
inferioridad, con enseñanzas que reemplacen aquello que lo hace
estar inseguro.  Debe saturarse con enseñanzas que lo llenen de
valor.  Por ejemplo, si usted está tentado a confesar lo “débil” que se
siente, mejor diga lo que dice el profeta Joel:
 
“...diga el débil: Fuerte soy”
                                                                                          Joel 3:10
 
Nótese que Dios nos recomienda no confesar el aparente
dominio de la debilidad, sino más bien confesar una palabra de
contraataque: “Fuerte soy”. Es sustituir un pensamiento de
debilidad por uno de fortaleza a través de la afirmación.  Al usted
hacer esto, le aseguro que su entorno espiritual y su estado de
ánimo cambiarán.  Desgraciadamente, hoy hay muchos que en vez
de hacer esto, alimentan su debilidad con confesiones de fracaso,
permitiendo así que los pensamientos de debilidad sigan cautivando
su mente.  Estos son los que siempre se hacen víctimas de las
circunstancias.
 
Si usted cree que nuestras palabras influyen sobre nuestros
pensamientos, ¿por qué, entonces, no confesar palabras llenas de
fe y de optimismo en todo momento?.  Hay un dicho que dice: “No
hay peor ciego que aquel que no quiere ver”.  Este mismo dicho
podríamos aplicarlo a lo que estamos diciendo, pues si usted sabe
que el confesar palabras de victoria trae buenos resultados,
entonces mantenga una  confesión de victoria continuamente.  De
no hacerlo sería como el ciego que no quiere ver.
 
Indiscutiblemente, nosotros contribuimos al tipo de emociones o
sentimientos según la manera en que pensamos.  Si pensamos
negativamente, surgirán emociones negativas.  Y, de la misma
manera, si pensamos positivamente, surgirán emociones positivas.
 
En una oportunidad escuché una historia que me llamó mucho la
atención.  Habla con claridad lo que vengo diciendo.  Se trata de
tres amigos que le jugaron una broma a un compañero.  La idea era
que esos tres hombres se iban a conseguir con este cuarto en
diferentes momentos, y le comentarían que lo veían un poco “pálido”
y “enfermo”.
 
Cuenta la historia que cuando el primero se consigue con el
“inocente” amigo, le pregunta: “¿Qué te pasa, te observo un poco
pálido?  ¿Estás enfermo?.  A lo que su amigo respondió: “No, de
ninguna manera, yo estoy muy bien”.  Al cabo de un rato llega el
segundo de los tres bromistas y le dice algo parecido: “Oye, veo tus
ojos un poco hundidos  ¿Te pasa algo?”.  La respuesta, ya un poco
dudosa del amigo fue: “No, yo estoy bien”.  Al los pocos minutos
llega el tercero y le comenta al ya acorralado amigo: “Tu mirada y tu
rostro me dicen que estás enfermo”.  ¿Sabes cuál fue la respuesta
de su compañero?  “Ya eres el tercero que me lo dice en menos de
una hora y, en verdad creo que debo estar enfermo”.
 
¿Ha escuchado el proverbio que reza: “Una mentira dicha cien
veces se convierte en una verdad?”  Bueno, fue exactamente lo que
ocurrió en este relato.  Los pensamientos del cuarto hombre fueron
dominados por las repetidas palabras negativas de sus tres amigos. 
Permitió que su tren de pensamientos quedara cautivo por las
palabras de enfermedad.  Y recuerde que sólo fue una broma que le
estaban jugando.  Sin lugar a dudas, nos convertimos en lo que
pensamos. 
 
Particularmente cuando estoy tentado a temer y a dejarme
dominar por un pensamiento de temor y de inseguridad, suelo
confesar:
 
“Aunque ande en valle de sombra de
muerte  (problemas) no temeré mal alguno,
porque tú (Dios) estarás conmigo; tu vara
y tu cayado me infundirán aliento (valor)”
                                                                               Salmo 23:4
 
Con ese tipo de confesión le doy un curso de victoria y de valor a
mis pensamientos, pues, si no lo hago así, lo más seguro es que
caiga en un estado de nerviosismo y inseguridad.  Recuerde que
nosotros los seres humanos siempre reaccionaremos a las palabras
que oímos verbal o mentalmente.  Por lo tanto, prefiero confesar una
palabra de victoria, que una palabra que me hunda más en la
dificultad.
Nunca olvide que si nosotros permitimos que los problemas
gobiernen nuestro modo de pensar, seremos unos derrotados, aun
antes de querer enfrentar dichos problemas.  Ahora,  si llenamos
nuestros pensamientos de optimismo frente a los mismos
problemas, hay una garantía de que podremos modificar o darle otro
rumbo a la adversidad.  Todo, entonces, dependerá de qué clase de
actitud mental tengamos.  Dijo Jesús:
 
“En el mundo tendréis aflicción (adversidades);
 pero confiad (llena tus pensamientos de optimismo),
yo he vencido al mundo”
                                                                               Juan 16:33
 
Dios no nos garantiza que no tendremos problemas en la vida, lo
que nos aconseja es que tengamos pensamientos de confianza
frente a esos problemas.  En otras palabras, que nuestros
pensamientos no se dejen gobernar por la duda, sino por la fe.
 
Quiero detallar un mensaje de la Santa Escritura, para que
notemos cuánto depende Dios de los pensamientos de fe que
tengamos.  Me refiero al día en que se presentaron dos ciegos a
Jesús para que los sanara.  Quiero que observe que Jesús, antes
de orar por ellos, les hace una pregunta:
 
“¿Creéis que puedo hacer esto?”
                                                                                Mateo 9:28,29
 
No tenga la menor duda de que Jesús estaba lleno de fe, pero
para que el milagro se pudiera llevar a cabo dependería de la fe de
ambos ciegos.  Es por ello que le hizo esa pregunta.  Debemos
entender que sólo la fe de Jesús no era suficiente, tenía que haber
fe en aquellos que querían recibir la vista.  Ahora, notemos la
respuesta que le dieron estos dos hombres a la pregunta del
maestro:
 
“Sí, señor.  Entonces les tocó los ojos, diciendo:
Conforme a vuestra fe os sea hecho”
                                                                           Mateo 9:28,29
 
La respuesta de ambos ciegos fue afirmativa, sin embargo,
observa las palabras que les dijo Jesús, después de poner las
manos sobre ellos: “Conforme a vuestra fe os sea hecho”.   
Convencido estoy de que el problema de la fe nunca estará en Dios,
sino en nosotros los seres humanos.  El hombre ha dejado de
realizar muchas cosas en su vida, no porque Dios no ha querido,
sino porque no ha tenido la fe suficiente.  Es como si Dios le dijera a
usted que lee:  “De acuerdo a tu fe unida a la mía podrás alcanzar
tus grandes metas”.  Fue entonces la fe de los ciegos unida a la fe
de Jesús lo que produjo el milagro:
 
“Y los ojos de ellos fueron abiertos”
                                                                        Mateo 9:28
 
Indiscutiblemente, los ciegos tuvieron la fe suficiente para recibir
la vista.  No permitieron que la duda y la incredulidad se alojaran en
sus pensamientos, pues, si esto ocurría, todo hubiese quedado
igual, a pesar de que Jesús deseara la sanidad para ellos.  Tenga en
cuenta siempre que los pensamientos de incredulidad que se aniden
en su mente, robaran las cosas buenas que desees llevar a cabo. 
Por favor,  piense en este versículo bíblico:
“Y no hizo (Jesús) allí muchos milagros, a causa
de la incredulidad de ellos”
                                                                  Mateo 13:58
 
¿Qué es lo que ha ocasionado que tantos seres humanos en este
planeta, no hayan podido hacer realidad sus sueños?  Sin temor a
equivocarme: los pensamientos llenos de incredulidad.  Mentes
cautivadas por el “no puedo” y “es imposible”.  Personas que nunca
pueden ver más allá de lo que sus pensamientos negativos les
permiten ver.  Y por cierto, le aconsejo que tenga mucho cuidado
con estos individuos, porque ellos siempre le presentarán
argumentos que harán ver las cosas como inalcanzables.
 
Dedíquese día a día a cultivar una mente llena de fe y a
desprenderse de todo aquello que le mantiene viviendo una vida
llena de metas inalcanzables, pues, estoy seguro de que Dios
todavía no ha terminado con usted.
 
 
 
 
Los pensamientos
y nuestras emociones
 
Qué tristeza es ver hoy en día a tantas personas esclavizadas a
las experiencias desagradables del pasado.  Siempre están
recordando esas imágenes que les hace sentir culpables,
derrotados e inseguros.  Esto es un grave error que debe corregir la
persona que desea tener resultados satisfactorios en la vida.
 
Sabemos que todos los seres humanos, de alguna manera u otra,
cometemos errores.  Sin embargo, no es nada provechoso que
estemos recordándolo una y otra vez.  Debemos aprender a
perdonarnos a nosotros mismos y saber olvidar aquellas faltas que
hayamos cometido en el pasado.  El apóstol Pablo dijo:
“...olvidando ciertamente lo que quedó atrás,
y extendiéndome a lo que está adelante.”
                                                                                Filipenses 3:13
 
 
Note la expresión “olvidando lo que quedó atrás”.  “Olvidar” es
no traer a memoria lo que sucedió en el pasado, sobre todo los
momentos amargos y difíciles que hayamos vivido.  Recordarlos es
revivir las emociones que sentimos cuando ocurrieron esas cosas. 
No olvide que las emociones de tristeza están relacionadas
directamente con el tipo de pensamientos que se tenga.  Piense
usted en la derrota y surgirán emociones de tristeza.  Haga lo mismo
con pensamientos de victoria y notará que también surgirán
emociones de alegría.
 
Escuché la historia de una mujer que esperaba a su esposo a
una hora acostumbrada de la tarde.  Un día, por razones ignoradas
por ella, su esposo tenía ya una hora de atraso.  Muy angustiada
esta mujer comenzó a ser invadida por pensamientos de tragedia. 
Se imaginaba que su marido había sido atracado y golpeado por
varios hombres.  En su imagen mental podía ver hasta la sangre en
el rostro de su esposo.  Esto, por supuesto, le producía un
comportamiento nervioso, que hasta sus hijos fueron afectados.  Sin
embargo, estando ella en ese  estado, escuchó la puerta de la
entrada de su casa y vio a su marido entrando con un ramo de flores
y regalos en sus manos.  Venía con un rostro de alegría, una sonrisa
en sus labios y cantando suavemente.  Cuando esta mujer lo vio, lo
único que pudo hacer fue correr hacia él y abrazarlo con lágrimas en
sus ojos.
 
La explicación que le dio su esposo, luego de tranquilizarla, fue
que su atraso se debió a que después de salir de su oficina, fue de
compras, pues, quería darle una sorpresa a ella y a sus hijos con
unos regalos.
 
Consideremos este relato y respondamos estas preguntas:  ¿Qué
produjo este estado de nerviosismo en  esta mujer?  Sólo
pensamientos irreales  que invadían una y otra vez su mente.  ¿Qué
emociones produjeron estos pensamientos?  Obviamente
emociones negativas.  ¿Se da cuenta?  Son los pensamientos los
que determinan nuestro estado de ánimo.  Vuelvo y le repito lo que
le dije anteriormente, piense en derrota y surgirán emociones de
tristeza, piense en victoria y surgirán emociones de alegría.
 
Sabe ¿por qué hay tantos seres que no surgen en la vida? 
Porque ellos piensan que no pueden surgir.  Sus cuadros mentales
se habituaron a pensar que es  imposible destacarse.  Fueron
moldeados a estados emocionales de tristeza y desesperanza.  A
muchos de ellos se les presentan oportunidades extraordinarias,
pero debido a sus pensamientos negativos, no saben
aprovecharlas.  Siempre ponen las miradas en los obstáculos o en
los posibles problemas que puedan presentarse.  Es, por eso, que
cayeron en este estado de pasividad.  Les aconteció como el cuento
del águila que nació en un gallinero.
 
Dice esa historia que, caminando un campesino por la falda de
una montaña, se tropezó con un huevo de águila.  Luego de
observarlo muy bien, lo tomó y se lo llevó para su gallinero,
pensando que allí podría nacer el aguilucho.  Al cabo de un corto
tiempo, ocurrió lo que el había pensado, la pequeña águila salió de
su cascaron.  Lo primero que hizo este pequeño animal fue observar
detenidamente el gallinero, allí, lo que pudo ver eran pollos, gallinas
y gallos.  Ya, al poco tiempo estaba imitando lo que hacía su
“familia”: escarbar la tierra en busca de alimento (insectos, gusanos
y residuos de comida).
Esta asombrosa ave hacía todos los días lo que veía hacer a sus
compañeros del gallinero a tal punto que se acostumbró a este estilo
de vida.  Mientras tanto, seguía creciendo y desarrollándose con
una verdadera águila.
 
Un día, comenzó a notar que era totalmente diferente a los
demás, sin embargo, le dio poca importancia, pues, pensó que eso
sería normal.  Una mañana estando esta águila escarbando en tierra
junto a una gallina, miró hacia arriba y vio allí un sorprendente
animal que volaba libremente en las alturas.  Un poco maravillada le
dice a su vecina: “!Qué ave tan hermosa! ¿Qué animal es?”  Su
compañera con un tono de respeto le contesta: “Es el águila, la reina
de las aves.  Nadie hay como ella.  Es totalmente diferente a todas
nosotras,  pues, no vive en un gallinero, ni come lo que nosotras
comemos”.  El águila todavía  sorprendida, le vuelve a decir” Pero,
mira su plumaje y lo libre que se ve volando por los aires”.  Su
vecina viéndose interrumpida en su trabajo de escarbar, le responde
diciéndole: “Deja ya tu asombro y sigue escarbando para que
puedas comer”. Dice la triste historia que esta águila nacida en el
gallinero, envejeció y murió pensando que era una gallina más del
corral.  La grandeza extraordinaria que Dios le dio a este animal, de
volar en las alturas y de vivir  en la cumbre de las montañas, fue
reducida por una mentalidad formada y moldeada en un gallinero. 
En otras palabras, las cualidades de águila nunca las pudo
desarrollar y experimentar, por el ambiente donde se acostumbró a
vivir.
 
¿No cree usted que este relato nos habla y nos explica por qué
hay un sinnúmero de personas que viven en unas condiciones tan
críticas?  Entendamos que el culpable no ha sido Dios, como
muchos quieren hacer creer, sino el ambiente donde esas personas
han crecido.  Lamentablemente, fueron formados y moldeados a
unos bajos esquemas mentales de subdesarrollo.  Sus mentes
fueron cautivadas y apoderadas por pensamientos de pesimismo,
producto del tipo de conversaciones que siempre han escuchado. 
Fueron creados por Dios con unas capacidades únicas, pero al igual
que el águila nacida en el gallinero, nada  les sirvió.  Su potencial
fue encarcelado por los barrotes de la incredulidad.  Barrotes
mentales que a medida que pasa el tiempo, se hacen más fuertes y
difíciles de destruir.
 
Sin lugar a dudas, nosotros regulamos nuestra vida por lo que
pensamos.  Le aconsejo que, de ahora en adelante llene sus
pensamientos de fe y que piense que no fracasará en los proyectos
que implemente.  Piense, más bien, en que las cosas tendrán unos
resultados satisfactorios.  Por ejemplo, si es un empresario, piense
que su empresa sigue creciendo hasta llegas a constituirse en una
empresa económicamente fuerte.  Cuando se levante cada mañana
confiéselo y afírmelo, esto producirá un entusiasmo poderoso en su
vida y, a la vez, tendrá una mente llena de pensamientos de
seguridad.  De allí en adelante lo que tiene que hacer es cuidar y
fortalecer ese hábito mental, pues, si no lo hace, los pensamientos
viejos de derrota volverán para tomar nuevamente el dominio de su
mente.  Ahora, pueda que en un futuro tenga un resultado que  no
deseó, sin embargo, piense que en la próxima oportunidad le irá
mejor.  Esto fue lo hizo el físico norteamericano Thomas Alva
Edinson, al fallar en varias oportunidades en sus experimentos, lo 
intentó nuevamente hasta llegar a convertirse en el inventor de
varios aparatos eléctricos.
 
Lo que deseo transmitirle, querido lector, es que no se deje
amedrentar ni permita que su mente se llene de pesimismo. 
Recuerde también algo de suma importancia: cuando se
acostumbre a pensar en grande, no acepte que el viejo hábito de
derrota vuelva a tomar el control de su forma de pensar.
 
Eliminando los pensamientos
de Preocupación
 
Hablemos, en esta segunda llave, del cáncer mental que ha
estado destruyendo a miles de personas en el mundo entero.  Me
refiero a la preocupación, a ese estado de  ansiedad y nerviosismo
donde muchos seres están atrapados mentalmente.
 
Aunque podría decirle que la palabra “preocupación” en español
significa “ocuparse previamente”, me gustaría irme a la lengua
original del griego, pues, allí creo que el significado de esta palabra
es más amplio.  “Preocupación” viene del griego “merimnao”, la cual
es la combinación de dos palabras: “merizo” que significa “dividir” y
“nous” que significa “mente”.  Preocuparse, pues, significa: “dividir la
mente” o “dividir los pensamientos”.
 
Usted que lee, ¿hasta qué punto ha estado viviendo con una
mente dividida?  ¿Está compartiendo pensamientos sanos con
pensamientos destructivos cada día en su mente?  Si es así,
entonces, lamentablemente, es usted una victima más de la
preocupación.  Ha caído en las redes de este flagelo mundial.
Necesita salir de esa trampa psicológica.
 
Leamos un ejemplo para que podamos entender el efecto
destructivo que tiene una mente dividida.  Se comenta de un 
hombre que trabajaba en una muy buena empresa,  con un
excelente sueldo y con un aprecio a su persona extraordinario.  Una
noche, pensando este hombre a solas a cerca de su trabajo, le vino
la idea de que en su empresa ya no querían contar más con sus
servicios.  El efecto de este pensamiento fue tan terrible y dañino,
que no pudo dormir toda esa noche.
 
A la mañana siguiente como todos los días este hombre se dirigía
a su trabajo con su mente totalmente dividida (pensamientos sanos
contra fuertes pensamientos de fracaso), producto esto de lo que
pensó la noche anterior.  Cuando estaba ya en su trabajo comenzó
a mirar al presidente y a los gerentes de la empresa con
nerviosismo y a la vez con desprecio, pensando quién de ellos había
contribuido para ser despedido.  En su corazón solo estaba
respirando venganza contra aquella posible persona.  Su mente
estaba totalmente oscurecida y entenebrecida con pensamientos
que lo perturbaban cada minuto.
 
Pasado el tiempo,  el estado mental y emocional de este hombre
comenzó a empeorar, hasta tal punto, que comenzó a perder su
buen rendimiento en su trabajo.  Debido a esto,  el presidente de la
empresa lo llamó a su oficina para indagar qué era lo que le estaba
sucediendo.
 
En medio de la charla que se llevó a cabo entre estos dos
hombres,  salió a la luz aquel pensamiento que tuvo este hombre
aquella noche.  La respuesta que le dio el presidente, después de
escucharlo muy  bien, fue la siguiente: “Yo no sé de donde sacó
usted esa idea de que queremos despedirlo de la empresa.  Le
informo más bien, que hace unos días me reuní con la directiva y
consideramos que entre las personas que merecían un aumento de
salario estaba usted, y ya, por cierto, están trabajando en este
asunto.  Así que le pido que se olvide de esa locura de que va a salir
de la empresa”. La alegría de este hombre fue tan grande que salió
llorando de la oficina.  Desde ese momento su estado mental y
emocional comenzó a mejorar rápidamente.  Se dio por terminado
su mente dividida. 
 
¿Se da cuenta de los efectos destructivos de la preocupación y
de esos pensamientos dañinos que lo que hacen es enfermar
emocionalmente a miles de personas?  Le comento que, así como el
hombre de la historia, hay una cantidad de personas en este país
que están atadas a las cadenas de la preocupación, personas que
están previamente ocupadas (pre-ocupación) en las cosas que no
han sucedido (habrán algunas que ni siquiera sucederán).
 
Muchas de ellas se ocupan en pensar cómo,  cuándo y de qué
manera van a morir.  Son unos esclavos de esos pensamientos. 
Hay otras que piensan qué enfermedad le atacará en cualquier
momento y cuales sufrirán cuan sean unos ancianos.  Estoy
plenamente convencido de que mientras ellos están pensando en
esas cosas, dejan de disfrutar de la vida y, aparte de eso, su estado
psicológico y físico va empeorando cada vez más.  Esto por
supuesto producto del efecto emocional de tristeza que originan
esos pensamientos.
 
En una oportunidad, me comentó una mujer con actitud un poco
pesimista, que estaba preocupada por la urna que utilizarían cuan la
fueran a enterrar.  Lo único que se me ocurrió responder a
semejante comentario, fue que cuando eso ocurriera yo le
aseguraba que ella estaría tranquila, pues, estaría muerta.
 
¿Ha escuchado usted el término psicosomático?  Esta es una
palabra que habla de la relación que tiene la mente con nuestro
cuerpo.  Es la combinación de dos palabras griegas: “psyche” que
significa “alma” (dentro del alma está la mente), y “soma” que
significa “cuerpo”.  Y está comprobado que la causa por la cual
muchas enfermedades se manifiestan en el cuerpo, se gestan
primeramente en la mente del hombre.  Hay personas que viven
preocupadas por ser atacada por “x” enfermedad que
psicológicamente produce ese mal en su cuerpo.  Caen en el error
de seguir pensando continuamente en eso, que su sistema nervioso
transmite a todo su cuerpo esa mala y dañina información.  Cuan el
médico le diagnostica la enfermedad, ellos suelen decir: “Yo sabía
que tenía eso”.  Lo que continuamente les preocupaba y les llenaba
su mente de malos pensamientos, se había exteriorizado en el
cuerpo.  ¡Qué dañina es la preocupación!
Definitivamente, la preocupación es un cáncer mental que va
carcomiendo a una persona hasta destruirla por completo.  Yo le
aconsejo que no deje la puerta abierta de su mente en las palabras
que le causan preocupación.  Ciérrela y manténgase siempre en un
estado de alerta. 
 
Me imagino que a su casa no entra cualquier persona.   Usted no
le abre la puerta a cualquier desconocido, ni menos a un extraño
que usted sepa que le va  hacer daño.  Bueno, de la misma manera,
no le abra la puerta de su mente a los pensamientos que usted sabe
que le harán daño.  ¿Cuáles pueden ser estos pensamientos?  Le
nombraré algunos, pues, hay una lista bien largo:
Pensamientos de temor.
Pensamientos de deudas.
Pensamientos de tragedias.
Pensamientos de muerte.
Pensamientos de enfermedades.
Pensamientos de imposibles, etc.
 
Si deja entrar pensamientos de esta clase a su mente y permite
que permanezcan allí, tenga la plena seguridad que le harán caer en
un estado de ansiedad y nerviosismo.  Veamos algunos versículos
bíblicos que nos exhortan a no preocuparnos:
 
“Por nada estéis afanosos...”
                                                                         Filipenses 4:6
 
“Echando toda vuestra ansiedad sobre él (Dios),
porque él tiene cuidado de nosotros”
                                                                         1 Pedro 5:7
 
“No os afanéis por vuestra vida...”
                                                                        Mateo 5:25
 
En estos pasajes bíblicos,  tanto la palabra “afanarse”  como
“ansiedad”,  son la misma palabra griega “merimnao”,  la cual
dijimos anteriormente que significa “mente dividida”.
 
Dios nos exhorta a que aprendamos a vivir sin ningún tipo de
preocupaciones,  pues,  él sabe que de esta manera podremos
disfrutar la vida que él nos regaló.  Decídase hoy mismo a cerrarle la
puerta por siempre a la preocupación,  y a no permitir que sea
robada su paz mental.
 
Desechando el viejo
modelo mental
 
Ya a esta altura del libro,  creo que usted ya estará  bien
convencido de los efectos que tienen nuestros pensamientos en
nuestra vida.  Y,  en esta última parte,  quiero finalizar explicando
cómo debemos hacer para seleccionar los pensamientos que nos
convienen,  y así poder eliminar el viejo modelo mental de derrota y
fracaso.
 
Todos nosotros,  cuando vamos de compras seleccionamos lo
mejor.  Si,  por ejemplo,  queremos duraznos,  lo primero que
hacemos es observarlos muy bien,  y aquellos que vemos que están
en buenas condiciones,  son los que nos llevamos.  Somos nosotros
los que tomamos la decisión de elegir.  Es,  de esta misma manera
como todos nosotros podemos tratar con los pensamientos.  Si
notamos que son  pensamientos negativos los que están llegando a
nuestra mente,  entonces tomemos la determinación de desecharlos
y no llevarlos en nuestra cabeza.  Pero si,  por el contrario,  notamos
que son pensamientos sanos y edificantes,  permitamos que ellos
permanezcan en nosotros,  creciendo y aumentando nuestra paz
mental.
Dé a sus pensamientos la dirección correcta.  Imagínese que va
por un camino que no conoce muy bien.  Al final del mismo se
consigue con dos caminos más,  uno a su izquierda y otro a su
derecha.  Usted se pregunta cuál de los dos caminos debe tomar
para llegar a su destino.  Después de meditarlo,  toma el camino
izquierdo,  sin embargo,  luego de recorrer cierta distancia, se da
cuenta de que tomó el rumbo equivocado,  así que,  sin pensarlo
mucho,  se devuelve para tomar el otro camino que había
considerado anteriormente.  Note que usted tomó la dirección
equivocada al principio,  pero después de rectificar,  cambió la
dirección.  Bueno creo que de esa forma debemos hacer con la
dirección de nuestros pensamientos.  Si notamos que no estamos
teniendo los resultados deseados con el tipo de pensamientos
(seguramente negativos) que se albergan continuamente en nuestra
mente, rectifiquemos y decidamos darle un nuevo y mejor rumbo a
nuestro modo de pensar.  Seleccionemos aquellos pensamientos
que nos lleven a un destino correcto lleno de satisfacciones.
 
El apóstol Pablo, un hombre que sí sabía tener una mente llena
de pensamientos optimistas, le escribió a la iglesia de Roma lo
siguiente:
 
“...cambien su manera de pensar para que así
cambie su manera de vivir”
                                                                                   Romanos
12:2
                                                                           Versión “Dios
Habla Hoy”
 
Notemos que el apóstol entendía muy bien, que para poder
cambiar el estilo de vida de una persona, lo primero que tiene que
hacer es, cambiar lo que hay en su mente, es decir, sustituir
aquellos pensamientos que no son de provecho por unos que
puedan darle crecimiento.
 
Los malos pensamientos que se han alojado por largo tiempo en
la mente, forman un hábito.  Y para poder cambiar o modificar algún
mal hábito, se necesita dedicación, tiempo y perseverancia. 
Podríamos llamarlo el proceso de crecimiento y desarrollo
progresivo.  Por lo tanto, toda persona que desee cambiar su mal
hábito en su modo de pensar, debe imponerse (para esto es
necesario la disciplina) nuevos hábitos.  Entre ellos podríamos
nombrar la lectura de buenos libros, sobre todo, la Biblia, cambiar
las amistades que le dañan con sus conversaciones, eliminar los
programas de televisión y de radio que le estimulen al temor y al
fracaso.  Esto, por supuesto, lo hará la persona que esté decidida y
comprometida con ella misma a cambiar su estilo de vida.
 
Ahora, déjeme decirle algo de suma importancia.  Yo soy un
amante de los pensamientos de éxito y positivos.  Sin embargo,
entendamos que la única fuente de pensamientos de éxito y
pensamientos positivos, es Dios.  No debemos caer en el error de
pensar que el hombre con su propia fuerza mental puede producir
su propia actitud positiva. Recordemos siempre, que todos nosotros
somos seres creados, y si somos creados, es porque lógicamente
hay un creador más sabio e inteligente que todos nosotros.  Jesús
dijo:
 
“...separados de mí nada podréis hacer”
                                                                         Juan 15:5
 
Tenemos que reconocer que la fuente inagotable de
pensamientos positivos siempre será Dios.  Observemos lo  que nos
dice el creador de nuestra mente:
 
“Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos...
dijo Jehová.  Como son más altos los cielos que la tierra, ... así
son mis pensamientos más que vuestros pensamientos”
                                                                   Isaías 55:8,9
 
Indiscutiblemente, los pensamientos de Dios son más excelentes
que los de los hombres.  Y son de ellos, que toda persona debe
llenar su mente.  Es el proceso de vaciar de nuestra mente toda
aquella vieja y mala programación, y comenzar a reprogramarnos
con los pensamientos de Dios. 
 
Por ejemplo, una de las expresiones que tienen muchas personas
almacenadas en sus mentes, es: “NO PUEDO”.  He aquí el
vocabulario de ellos:
-No puedo vivir sin deudas.
-No puedo tener una casa propia.
-No puedo triunfar como empresario.
-No puedo ser un profesional.
-No puedo salir de enfermedades y otras.
 
Estas palabras deben ser sustituidas por unas que conseguimos
en la palabra de Dios:
 
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
                                                                            Filipenses 4:13
 
Mientras lea y confiese esta porción bíblica, usted está
sustituyendo en su mente un pensamiento de derrota por un
pensamiento positivo de Dios.  ¿Recuerda como fue que aprendió la
tabla de multiplicar cuando estuvo en primaria?  ¿No fue mediante la
repetición como se pudo acentuar en su mente dicho conocimiento?
Su mente llegó a ser tan invadida de la tabla de multiplicar que, hoy,
siendo adulto le es fácil recordar cuanto es 8 x 8.  Ocurrirá lo mismo
cuando se impregne de los pensamientos de Dios.  Al cabo de un
corto tiempo (todo dependerá de su dedicación), usted responderá
hasta inconscientemente, porciones bíblicas en su forma de hablar.
 
Otro de los pensamientos de Dios que debe reinar en su manera
de pensar, sobre todo, cuando esté tentado a temer, está en el libro
de los Salmos:
 
“Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré?.
Jehová es la fortaleza de mi vida;
¿de quién he de atemorizarme?  Aunque un ejército
(problemas) acampe contra mí, no temerá mi corazón;
Aunque contra mí se levante guerra, yo estaré tranquilo”
                                                                                              Salmo
27:1,3
 
Aquí sustituimos los pensamientos que quieren hacernos temer,
por unos de confianza y valor.  Yo le sugiero que si es posible, tome
este pensamiento de Dios y escríbalo en una hoja y lo coloque en
una parte visible, para que lo lea continuamente, y así se acentúe en
su memoria y en su espíritu. 
 
Uno de mis versículos favoritos para poder pensar en que sí
puedo alcanzar grandes metas en mi vida, se encuentra en el libro
de Lucas:
 
“Lo que es imposible  para los hombres, es posible para
Dios.”
                                                                   Lucas 18:27
 
Si nuestra mente se satura de esta porción bíblica, de estos
pensamientos de Dios, lo más seguro es que nuestra vida se llenará
de grandes metas alcanzadas.  Ahora, sabemos que hay muchas
cosas que para no-sotros como humanos, son imposibles de hacer,
pero cuando nos apoyamos en el poder de Dios, TODO, será
posible.  Nuestra mente debe acostumbrarse a pensar de esa
manera.
 
Estos tres versículos que leímos anteriormente, es solo un
pequeño ejemplo de lo que puede hacer para pensar los
pensamientos de Dios, pues, la Biblia contiene sesenta y seis libros
que están llenos de los vivificantes y reconfortantes pensamientos
de él.  Pero, como le dije anteriormente, todo dependerá de la
dedicación que usted tenga día tras día para llenarse de esos
pensamientos.
 
Quiero finalizar esta segunda llave animándole, al decirle que no
todo se ha acabado en su vida.  Si no le ha sucedido algo
extraordinario, seguramente es por el tipo de pensamientos que han
estado reinando en su mente por mucho tiempo.  Pero todo lo que
acaba de leer en este libro le puede ayudar si lo pone en práctica. 
Le aseguro que su vida tomará otro rumbo y comenzará a transitar
un camino lleno de nuevas expectativas.  Dejará de ser un
“espectador” para convertirse en un “protagonista”.

 
 
 
Tercera Llave
Hablar Palabras Llenas de Fe
 
 
 
 
 
 
 
Las palabras,
documentos escritos
 
Dios me dijo en una oportunidad algo que transformó por completo
mi manera de vivir y deseo que al leer esas palabras le preste la
mayor atención posible.  Las palabras que Dios me dijo fueron las
siguientes: “Tus palabras son documentos legales, escritos en
el mundo espiritual”.  ¿Leíste bien?  Quiero repetirlas, pero esta
vez en primera persona; “Nuestras palabras son documentos
legales, escritos en el mundo espiritual”. A partir de esta
declaración que vino de parte de Dios, tomé la precaución y un
sumo  cuidado con cada palabra que sale de mis labios. Me di a la
tarea de vigilar que lo que saliera de mis labios fueran palabras
positivas y llenas de fe. Le testifico que he pasado un buen tiempo
con un lenguaje distinto y los resultados han sido
SORPRENDENTES. Puedo decir que todos los aspectos de mi vida
han cambiado para bien producto de esa revelación que vino de
parte de Dios.
 
Leyendo la Biblia, después que Dios trajo esa palabra a mi vida,
entendí el texto siguiente:
 
“El que quiere… ver días buenos, refrene
 su lengua del mal” 
1 Pedro 3:10
 
Con solo leer detenidamente este verso bíblico he comprendido
con claridad que el problema que tienen muchas personas en no ver
días buenos en sus vidas está en no refrenar su lengua de hablar
mal y confesar palabras  llenas de incredulidad. Gente que no han
tenido el más mínimo cuidado a la hora de pronunciar palabras. Hay
algunos que ni cuenta se dan de las consecuencias  negativas  que
trae para sus vidas el tipo de palabras que dicen y del  daño que
hacen a otras personas con lo que  pronuncian.
 
Uno de los reyes más nombrado en el antiguo testamento, el rey 
David, como que ya sabía  que nuestras palabras son documentos
escritos y que tienen tremendos efectos al pronunciarlas, pues él
dijo en una oportunidad:
 
“Mi lengua es pluma de escribiente muy ligero”.
Salmo 45:1
 
  Fue aquí en este versículo que comprendí como eran escritos
esos “documentos” en el mundo espiritual; con mis palabras. Me di
cuenta que mi lengua es una pluma que puede escribir para mi bien
como también para mal. Ahora, en mi continuidad de la lectura
bíblica obtuve más revelación con lo que escribió el rey Salomón en
su libro de proverbios:
 
“La muerte y la vida están en poder de la lengua”
Proverbios 18:21
 
 Llegué a la conclusión, después de estos  textos bíblicos, que las
palabras que pronuncio con mi lengua,  juegan un papel muy
importante y determinante para mi futuro. Note que este último texto
del hijo de David dice que la muerte y la vida están relacionadas
directamente con las palabras que pronunciamos con la lengua. Por
lo tanto, está en no-sotros determinar qué tipo de palabras
pronunciamos. Podemos decidir en pronunciar palabras de muerte,
enfermedad, pobreza o decidir hablar palabras de vida, salud y
prosperidad.
 
Lamentablemente hoy son incontables  las personas que
continuamente caen en el error de confesar palabras de maldición y
no se dan cuenta que con ese tipo de declaraciones están
acarreando desgracias para sus vidas. Ahora, alguien podría decir
que en su vocabulario no  hay ese tipo de palabras, no obstante,
creo que eso es producto del mal concepto que se tiene de la
palabra maldición. Si estudiamos este término veremos que
maldecir viene del griego kakologeo que significa hablar mal; kako,
mal; lego, hablar. Así que, maldecir es simplemente confesar o
hablar mal.  Ahora, lo contrario de esta palabra maldición es
bendición, y esta última viene del griego eulogia que significa hablar
bien; eu, bien; lego, hablar. De esta palabra griega es donde se
deriva el término elogio, es decir, usted elogia  cuando habla bien.
 
    Para notar como hay vidas que suelen hablar mal veamos
“inocentes” maldiciones que muchos hablan sin percatarse de ello.
Por ejemplo, cuando alguien, por cualquier motivo no recuerda un
asunto y dice: “Es que esa mente mía no me sirve para nada”, allí
esta persona ha incurrido en palabras de maldición, soltó una
maldición en contra de su cerebro sin darse cuenta. Otro ejemplo
podría ser cuando cualquiera confiesa: “Yo nunca viviré sin
problemas, pues salgo de uno y entro en otro”.  Allí también se ha
caído en un mal hablar. Y qué me dice de esta: “Este muchacho si
es malasangre”. Si lo ha notado esta palabra “malasangre” es una
sangre mala, y escuché en una oportunidad que una madre
insistentemente le confesaba eso a su hijo produciendo tiempo más
tarde Leucemia, es decir cáncer en la sangre, que por supuesto esta
enfermedad produjo la muerte de su hijo. Indiscutiblemente que
peligroso son las palabras de maldición.
 
  Un último ejemplo podría ser una madre o un padre diciéndole a
su hijo “Muchacho bruto, tú no sirves para nada”. ¿Le es familiar ese
tipo de confesión? Puede que piense que si y que en varias
oportunidades le dijeron ese tipo de MALDICIÓN.  Ahora, esto es
solo cuatro pequeños ejemplos, pero la lista de palabras de
maldición podría no terminar. Es por ello que a nuestro alrededor
nos conseguimos infinidad de personas que sus estilos de vidas son
a medias. Seres que no han podido remontarse a las alturas de la
excelencia por el tipo de maldiciones (hablar mal) que salen de su
boca o que le han confesado y atados por años.
 
He pensado con mucho detenimiento esto del hablar de las
personas y he llegado a la conclusión de que son muchas las que le
dan poca o nada de importancia a este tema de las confesiones.  He
observado que  hay una fuerte y profunda ignorancia  de los efectos
que tienen las palabras habladas. Debemos entender que las
palabras que pronunciamos cada día no se las lleva el viento, como
algunos creen erróneamente, son esas palabras las que
precisamente  van a determinar nuestro estilo de vida en el presente
y en el porvenir.
 
Permítame  explicarle  y  profundizar   un  poco    acerca   de  
cómo    es    que nuestras palabras son un documento escrito.
Cuando una persona rica escribe un testamento y muere, ese
documento entra en vigencia. Será  este escrito lo que va a permitir
saber cómo se va a distribuir los bienes que esa persona fallecida
ha dejado. Dicho en otras palabras; el documento declara la
decisión del fallecido. Es exactamente lo que ocurre con nuestras
palabras, nosotros “escribimos los documentos” que han de decidir
nuestro futuro. Si hablamos palabras positivas, edificantes y que
están de acuerdo a la  palabra de Dios, tendremos éxito, pero si
hablamos palabras negativas, llenas de incredulidad y que no estén
en línea con lo que ha dicho Dios, tendremos resultados
desagradables.
 
En nuestra cultura occidental se le da muy poca importancia a lo
que se dice, pero si una suma importancia a los documentos
escritos, firmados y sellados. Pero sí vemos en la Biblia, que es la
guía para nuestras vidas, notamos que Dios le da mucha
importancia a nuestras palabras, ya sea aquí en América o en
cualquier parte del mundo. Para él es tan legal las palabras
pronunciadas, como es para nosotros un documento firmado y
sellado en nuestras manos. Por ejemplo, usted puede tener en su
poder el título de propiedad de un terreno y con ese documento ir a
cualquier tribunal y confirmar que ese terreno es suyo. Con nuestras
palabras ocurre lo mismo, pues ellas son documentos legales,
escritos en el mundo espiritual. Son nuestras palabras o esos
“documentos”  los que le dan la autoridad a Dios de moverse a
nuestro favor; pero de la misma manera le pueden dar el poder y
autoridad a los espíritus de las tinieblas para dañarnos.
 
Si lo ha notado, hay a nuestro alrededor seres que solo hablan
palabras cargadas de enfermedades, quejas e incredulidad. Son
este tipo de personas que no salen de problemas y pareciera que
nunca les sucediera algo bueno que resaltar. Debido a esto  sus
cuerpos tienden a ser débiles y con  una fuerte tendencia a las
enfermedades debido a las palabras que pronuncian continuamente.
Sus cuerpos reaccionan de acuerdo a lo que sus labios confiesan.
Dijo Santiago, inspirado por el Espíritu Santo, estas palabras:
 
 
“... la lengua está entre nuestros miembros y
contamina todo el cuerpo”
                                                                                           Santiago
3:6
 
¿Notó las palabras contamina todo el cuerpo? El cuerpo es
afectado, para bien o para mal, por las palabras que hablamos. Si
usted confiesa que su cuerpo no  sirve para nada, vaya preparando
los servicios de la funeraria porque con unas palabras de ese tipo no
le queda mucha vida. Los médicos han comprobado que nuestras
palabras afectan directamente nuestro cuerpo y nuestro estado de
ánimo. Han explicado que nuestro sistema inmunológico, que son
nuestras defensas naturales, es fortalecido o debilitado por las
confesiones que hacemos. Por ejemplo, si alguien dice: “Es que mi
cuerpo está muy viejo, no me sirve para nada y siempre está
enfermo”, allí se cumple lo que dice Santiago que nuestra lengua
contamina todo el cuerpo y por ende nuestras defensas son
debilitadas por dicha confesión. Ahora, su sistema inmunológico se
fortalecerá cuando usted confiesa algo como “Cada día mi cuerpo
recibe fuerza de Dios y tengo las fuerzas del búfalo”. Si cada
mañana usted se anima y se decide a confesar palabras de este
tipo, no me extrañaría de que su cuerpo viva con una salud
inquebrantable. Voy a repetirle lo que dijo el sabio Salomón:
 
“La muerte y la vida están en poder de la lengua”.
Proverbios 18:21
 
Aquí en este verso bíblico dice la muerte y la vida, sin embargo,
me atrevería a decir también: la enfermedad y la salud, la pobreza y
la prosperidad están en poder de la lengua.  Irrefutablemente si
deseamos tener una vida exitosa y sobresaliente debemos
obligatoriamente erradicar toda confesión de derrota, de muerte, de
enfermedad y de pobreza de nuestros labios. Debemos
acostumbrarnos a un lenguaje Bíblico, un lenguaje que esté de
acuerdo con las declaraciones de Dios. Le aconsejo que cuando
esté tentado a pronunciar palabras negativas cierre su boca y no
diga nada o mejor confiese ¡Aleluya estoy en victoria!
 
Uno de los pasajes más ilustrativo para confirmar que nuestras
palabras son documentos escritos, es el de Noé y sus hijos.  Dice en
el libro de Génesis que después del diluvio Noé se embriagó y uno
de sus hijos, llamado Cam, vio su desnudez (parece ser que era
prohibido que un hijo viera la desnudez de su padre). Pero lo que
quiero que notes son los versículos siguientes:
 
 
“Y despertó Noé de su embriaguez, y supo lo que había
hecho su hijo más joven”.
Génesis 9:24
 
Dicen algunos estudiosos de la Biblia que Cam no solo vio la
desnudez de su padre Noé, sino que también abusó sexualmente de
él. Sin embargo, lo que deseo que notes, es que después de este
acontecimiento Noé abre su boca y pronuncia palabras que se
“escriben” en el mundo espiritual y que traerían como resultados las
maldiciones para los descendientes de Cam y Canaán (nieto de
Noé) y bendiciones para sus otros dos hijos (Sem y Jafet) y sus
descendencias. Las palabras que pronunció Noé fueron las
siguientes:
 
“Maldito sea Canaán; siervo de siervos
será a sus hermanos.
Bendito por Jehová sea Sem; Y sea Canaán su siervo.
Engrandezca Dios a Jafet, Y habite en las tiendas de
Sem y sea Canaán su siervo”.
                                                                                      Génesis
9:25-27
 
Noé era un hombre que sabía los efectos que tienen las palabras
pronunciadas, porque después de enterarse de lo sucedido no
buscó otra manera de castigar a su nieto Canaán, sino solo
pronunciar palabras de maldición contra él y su futura descendencia.
Si observamos las genealogías que se desarrollaron de estos tres
hijos de Noé, después que éste pronunció estas malas y buenas
palabras, notaremos que fueron desa-rrollándose de acuerdo a
dicha confesión. Los descendentes de Cam recibieron una maldición
y originaron naciones, que según el historial bíblico, trajeron cargas
y problemas en vez de bendición. Por ejemplo, la gran mayoría de
los países del continente africano, el más pobre de este planeta y
donde se han originado varios tipos de enfermedades, proviene de
esta línea genealógica (descendientes de Cus, Mizraim y Fut).
 
Como dije anteriormente hay la teoría de algunos eruditos  al
decir  que Cam no solo vio la desnudez de su padre, sino que
también abusó de él sexualmente. He creído esto simplemente por
dos razones; primero, porque después que Noé despierta dice la
Biblia que él supo lo que su hijo Cam le hizo, estas palabras dejan
ver que no fue simplemente que Cam vio la desnudez de su padre,
sino que hubo una acción sobre Noé, y segundo, por las
descendencias que salieron de Cam. Si estudiamos la genealogía
de este hijo menor de Noé  veremos que venía marcada por una
maldición. Fue esta descendencia la que  precisamente dio origen a
las ciudades  de Sodoma y Gomorra. Y si vemos el historial de estas
dos ciudades, notaremos que fueron  famosas por las perversidades
sexuales que allí existieron. La perversidad llegó tan lejos que
quisieron tener relaciones sexuales con aquellos ángeles que Dios
había mandado  a la casa de Lot para avisarle que saliera de allí por
la destrucción que se avecinaba a estas dos ciudades.
 
Me preguntaba por qué estás ciudades tenían tan fuerte
inclinación hacia la depravación sexual, y llegué a la conclusión de
que todo eso comenzó  en la violación de Cam a su padre  y luego
el sello de la maldición de Noé sobre sus descendientes. Es por ello
que el sabio Salomón escribió:
 
“… la maldición nunca vendrá sin causa”
Proverbio 26:2
 
Es decir, que la maldición de esas vidas perversas de Sodoma y
Gomorra  fue causada  años atrás. Todo esto me ha enseñado  que
la confesión de palabras no es algo que  deba tomarse ligeramente,
sino que es  un tema que debe dársele una profunda consideración 
y  que las palabras de un padre, que es autoridad en su hogar, 
marca el futuro de sus hijos. 
 
Con referente a esto de las palabras de los padres, en una
oportunidad, después de dar una conferencia del poder de las
palabras, se acercó una mujer y me comentó que ahora entendía
porque le sucedieron tantas desdichas a una joven que ella conocía.
Ella me platicaba que trabajando en una casa de familia extranjera,
la hija del señor se enamoró de un joven venezolano, y el padre no
estaba de acuerdo con esa relación, pues él quería que su hija se
casara con un hombre de su misma nacionalidad. Esta  hija le
desobedeció y se casó a escondida de su padre. Me decía esta
mujer que, cuando el padre se enteró de esto se molestó tanto que
cuando su hija se iba de su hogar le dijo con una voz furiosa: “Todos
los hijos que tengas con ese hombre, los perderás en abortos”.
¿Cuáles han sido los resultados? Esta joven ha sufrido tres abortos
y sin poder tener el primer hijo.
 
Alguien que ignore los efectos de una maldición podría atribuirle a
la “mala suerte” la infelicidad de esa joven, pero aquel que conoce
que nuestras palabras son documentos escritos en el mundo
espiritual, sabrá que todos esos abortos son producto de un
maleficio que vino con palabras pronunciadas por un padre airado.
Si usted que está leyendo estas líneas es padre o una madre le
pregunto: ¿qué le está diciendo y profetizando a sus hijos? ¿Qué
cosa le está marcando para su futuro? Si son cosas malas, por favor
ahora mismo anule todo eso con sus palabras y comience solo a
confesarle bendiciones.
 
    Siguiendo con la historia del patriarca Noé, este también habló
otras palabras, pero a diferencia de las primeras, estas fueron de
bendición. Noé escribió para Sem: “Bendito por Jehová sea Sem
y sea Canaán su siervo”. No es de extrañarse que nuestro Señor
Jesús viniese de una generación bendita. La nación de Israel nace
también de esta línea genealógica y fue esta la causa por la cual
Dios le entregó la tierra de Canaán a la nación de Israel. La
bendición que reposaba sobre la descendencia de Sem decía que
los cananeos debían ser sus siervos. ¿Quiénes eran los pueblos
que fueron destruidos por Israel en los tiempos en que Josué
conquistaba la tierra prometida?  Precisamente los descendientes
de Canaán.
 
¿Te das cuenta que las palabras que pronunciamos hoy
determinarán nuestro mañana?  Escribe para tu vida, para tus
negocios, para tus hijos y para tu cuerpo cosas buenas. No permitas
que la incredulidad y el fracaso gobiernen tu vocabulario, sino más
bien la victoria y el éxito.
 
 
Una Venta en lo Espiritual
 
El libro de Génesis relata otra historia sorprendente de como se
escriben documentos en el mundo espiritual. Dice que Rebeca, la
esposa del patriarca Isaac, concibió gemelos en su vientre y cuando
llegó el tiempo del alumbramiento, el que salió primero le pusieron
por nombre Esaú y al otro Jacob.
“Cuando se cumplieron sus días para dar a luz, había
gemelos en su vientre. El primero salió rubio: era todo velludo
como una  pelliza, y le pusieron el nombre de Esaú. Después
salió su hermano, trabada su mano al talón de Esaú, y le
 pusieron el nombre de Jacob.”
Génesis 25: 24-26
 
He estudiado un poco acerca de la cultura hebrea en lo referente
a los nombres que le colocaban a sus hijos y es sorprendente lo que
pude aprender de ese estudio. El nombre que se le colocaba a un
hijo prácticamente determinaba la personalidad y el futuro de este.
En este pasaje citado anteriormente nace dos niños, y al primero
que nace le colocan el nombre de Esaú. Este nombre significa
velludo, tenía tantos vellos en el cuerpo este niño que al verlo con
esas características físicas, le dieron ese nombre. Ahora, hagamos
dos preguntas: ¿por qué al segundo niño le dieron el nombre de
Jacob? y ¿qué significado tiene este nombre? Este nombre de
Jacob significa suplantador y personalmente creo que este nombre
se le lo dio específicamente su madre. Me inclino a decir esto
porque Rebeca recibió una revelación entes de que nacieran estos
hijos de que el menor iba, en un futuro, a suplantar al mayor. Dios le
dijo a Rebeca:
 
“Dos naciones hay en tu seno, dos pueblos divididos  desde
tus entrañas, un pueblo será más fuerte que otro
 pueblo, y el mayor servirá al menor”
Génesis 25: 23
 
Me da la impresión de que estas palabras dadas por Dios
marcaron para siempre a Rebeca. Así que, cuando sale el menor de
su vientre, ella le coloca el nombre de Jacob porque sabía, por lo
dicho por Dios, que un futuro su hijo menor suplantaría a Esaú.
Llego a la conclusión, que el nombre de Jacob prácticamente era un
nombre profético, porque cada vez que era nombrado le estaban
indicando que él iba a suplantar a su hermano mayor.
 
Debo resaltar que la Biblia relata que el niño varón que nacía
primero, es decir el primogénito, gozaba de ciertos beneficios que
no tenían el resto de sus hermanos, él venía a constituirse el  jefe o
patriarca de la familia cuando fallecía su padre y heredaba la mitad
de todos los bienes que dejaba éste.  Esto nos indica que sobre
Esaú reposaban grandes beneficios. Dicen las escrituras:
 
“… para darle el doble de lo que  correspondiere a cada uno 
de los demás; porque él es el principio de su vigor, y
suyo es el derecho de la primogenitura”
Deuteronomio 21:17
 
Dice la Biblia que cuando estos dos muchachos crecieron, Jacob
había preparado un potaje y que su hermano Esaú venía cansado
de cazar en el campo. Era tanta el hambre que tenía Esaú que le
dijo a su hermano que le diera de ese potaje.  Ahora, analiza bien la
respuesta de Jacob; él dijo:
 
“Véndeme en este día tu primogenitura”
Génesis 25:31
 
¿Por qué Jacob le hace esa propuesta a su hermano mayor?
Porque él sabía de los beneficios que se podían alcanzar al ser el
primogénito y anhelaba esa posición dentro de su familia.  Ante los
ojos de Dios Esaú era el primogénito y era el que tenía derecho a
todo los beneficios de la primogenitura.  Ahora, mira la respuesta de
Esaú a la propuesta de Jacob:
 
“He aquí que yo me voy a morir; ¿de qué, pues, me servirá la
primogenitura? Dijo Jacob: ¡Júramelo ahora! Él se lo juró  y
vendió a Jacob su primogenitura.  Entonces Jacob  dio a Esaú
pan y guisado de lentejas. El comió y
 bebió, y levantándose, se fue. Así menospreció
Esaú la primogenitura”
Génesis 25:31-33
 
  Me pregunto: ¿Había allí un abogado, un juez o un
representante del gobierno Hebreo?  No, allí solo habían dos
muchachos negociando una primogenitura a través de palabras
habladas. Ahora, después que Esaú abrió su boca y juró que le
vendía la primogenitura a su hermano menor, en el mundo espiritual
se llevó a cabo un cambio de nombre. En la Biblia Dios debió
revelarse como el Dios de Abraham, Isaac y Esaú, sin embargo,
hasta hoy nuestro Creador  se ha mostrado en su palabra  como el 
Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Pero qué produjo éste
cambio de Esaú por Jacob, solo palabras habladas.  Como le  dije
anteriormente, para Dios las palabras habladas son tan legales
como lo son los documentos para nosotros.  A los oídos de Dios las
palabras que pronunció Esaú fueron desagradables.  Dice Dios en
su palabra:
 
“A Esaú aborrecí, y convertí sus montes en desolación
y abandoné su heredad para los
chacales del desierto”.
Malaquías 1:3
 
Dios aborreció a Esaú por las palabras que pronunció al vender
su primogenitura y por su negligencia espiritual.  ¿Sabías que la
posición que tú tienes ente los ojos de Dios puede ser afectada por
las palabras de tu boca? Si continuamente estás prenunciando
palabras negativas, tu existencia en esta tierra estará llena de
problemas como consecuencia de lo que continuamente confiesas. 
Es decir, cuando tus palabras son contrarias a lo que dice la Biblia,
le cierras las puestas a las bendiciones que Dios desea para ti. Es
por eso que tu vocabulario debe ir siempre en línea con la palabra
de Dios. 
 
No quiero terminar esta historia de estos dos hermanos sin antes
relatarte la bendición que “escribió” Isaac a Jacob y a Esaú antes de
él morir.  Dice la Biblia que Isaac ya había envejecido y había
quedado sin vista, e ignorando el día exacto en que había de morir,
ordena a Esaú prepararle su plato favorito para luego bendecirlo
como el “primogénito”.  Rebeca, su esposa, estaba escuchando
estas palabras y viendo que su otro hijo se había ido de caza, le
comenta a su hijo Jacob que vaya a su padre a recibir la bendición.
No obstante Jacob le responde a su madre que si su padre se
entera que no es Esaú en vez de bendecirlo lo maldecirá. Ahora,
quiero que notes las palabras de Rebeca:
 
“Y su madre respondió: Hijo mío, sea sobre
mi tu maldición…”
Génesis 27:13
 
Es sorprendente el conocimiento que esta mujer tenía acerca de
los efectos que tienen las palabras pronunciadas. Ella corrió el
riesgo que si su esposo confesaba una maldición sobre su hijo
Jacob, esa maldición caería sobre ella. Debido a eso disfrazó a
Jacob con los vestidos de Esaú y lo presenta delante de Isaac. Yo
me supongo que ya Rebeca  sabía que años atrás su hijo mayor le
había vendido la primogenitura por un plato de lenteja a Jacob.
Cuando este estaba preparado para recibir la bendición, observa lo
que dice la Biblia:
 
“…y olió Isaac el olor de sus vestidos y lo bendijo diciendo:
Mira el olor de mi hijo, como el olor del campo que Jehová ha
bendecido; Dios pues te dé del rocío del cielo y de las grosuras
de la tierra y abundancia de trigo y de mosto.  Sírvante 
pueblos, y naciones se inclinen a ti; Sé señor de tus hermanos,
y se inclinen ante ti los hijos de tu madre.  Malditos los que te
maldijeren, y benditos los que te bendijeren.”
Génesis 27:27-29
 
La bendición que confesó Isaac a su hijo Jacob, no eran papeles
firmados en lo natural, solo eran palabras que se estaban diciendo. 
Isaac sabía muy bien lo que estaba ocurriendo en el mundo
espiritual con esas palabras que estaban saliendo de su boca. Que
diferencia a lo que ocurre hoy en día, son muchos los padres que
maldicen a sus hijos sin darse cuenta el efecto que se está
produciendo en el mundo espiritual para esas vidas y como
resultado dañará su futuro.  Si los padres no ignoraran el daño que
puede producir las confesiones de maldición a sus hijos, pensarían
muy bien las palabras antes de pronunciarlas. Sigue diciendo las
escrituras que terminando Isaac de bendecir a Jacob, vino Esaú a
su presencia con el deseo de que éste lo bendijere, no obstante, 
Isaac, un poco sorprendido, le comenta que su hermano Jacob se
apoderó de su bendición.  Analiza bien las palabras que le dijo Isaac
a Esaú:
 
“He aquí yo le he puesto por Señor tuyo, y le he
dado por siervo a todos tus hermanos; de trigo
y de vino le he provisto”
Génesis 27:37
Cuando Isaac está bendiciendo a Jacob, las palabras que estuvo
pronunciando se estaban registrando en el mundo espiritual, pues
en el mundo natural no se estaba escribiendo ningún documento. 
Es por ello que Isaac dijo: “le he puesto y le he provisto”.  Por
favor no creas que tus palabras se las lleva el viento, serán ellas las
que determinarán las cosas para tu futuro.
 
Estoy convencido que la causa por la cual muchas persona, aún
cristianas, viven enfermos, arruinados y en mediocridad, es producto
de las palabras que han hablado y las que están diciendo hoy. 
Viven atados a situaciones difíciles sin saber que son ellas mismas
las que han provocado tales situaciones. Si una persona vive mal
algo tuvo que haber ocasionando ese estilo de vida, pues la Biblia
dice lo siguiente:
 
“La maldición nunca viene sin causa”.
Proverbios 26:2
 
Note que esta porción de las escrituras nos enseña que la
maldición nunca vendrá sola, sino que habrá alguien que la causa.
¿Cómo lo hace? indiscutiblemente con palabras habladas, con
confesiones que pondrá en movimiento ese reprobable estilo de
vida.
 
 
Cuidado con los Nombres
 
En una ocasión leyendo las sagradas escrituras Dios me mostró
cosas  de suma importancia acerca de la confesión de palabras, que
quedé impresionado y más convencido de lo que podemos alcanzar
con este principio espiritual. Esa revelación la encontraremos en el
libro de Rut. Dice allí la Biblia que había una familia Judía de la
ciudad de Belén que tuvo que salir de allí y dirigirse a las tierras de
Moab por una hambre que se desató en su tierra. Los nombres de
esta familia eran los siguientes: El Padre se llamaba Elimelec, la
madre Noemí, el primer hijo que se relata llevaba el nombre de
Malhón y el segundo Quelión.
 
Investigando un poco acerca del significado de los nombres
citados anteriormente encuentro que el nombre de Elimelec significa
“Mi Dios es Rey”, el de Noemí “amable”, pero lo sorprendente son
los significados de los dos hijos de este matrimonio; Malhón significa
“enfermo”  y  Quelión “débil o defectuoso”.  La única explicación que
puedo encontrar para que esos dos muchachos recibieran esa
maldición como nombre es la siguiente: A Malhón que es “enfermo”
es que este tuvo que haber nacido con muchos problemas físicos y
lo tildaron de muy enfermo. Estas enfermedades pudieron ser
problemas  respiratorios, o en la piel u otros. El segundo Quelión
que es el “débil o defectuoso” pienso que este nació o muy falto de
peso para considerarlo muy débil o con un deformación en su
cuerpo para llamarlo defectuoso.
Pongo a volar mi imaginación y pienso cuantas veces y por años
pudieron llamar a estos dos hijos de Elimelec con esos nombres
malditos. Ahora, donde quiero llegar es en lo siguiente, esa
maldición como nombre le trajo problemas espirituales, emocionales
y físicos a estos dos hombres. Desde niño a estos dos lo estaban
marcando cada vez con esa maldición. Puedo ver en mi mente a
Noemí llamando a sus dos hijos para que comieran y pronunciar las
siguientes palabras: “Enfermo y defectuoso vengan a comer, la
comida ya está servida”, o mandarlos a bañar  y decirles “Enfermo y
defectuoso a bañarse que se hace tarde”. Todos los días y cada vez
que le pronunciaban sus nombres lo maldecían. ¿Trajo esto
problemas en estos dos hijos de Noemí? Por supuesto, esto originó
una muerte prematura.
 
“Y murieron también los dos, Mahlón y Quelión,
quedando así la mujer desamparada
de sus dos hijos…”
Rut 1:5
Estos dos hombres murieron jóvenes, antes de tiempo, sin dejar
hijos producto de la maldición que llevaban como nombres. Pienso
en todo esto y percibo que sobre muchas personas  también se
pronuncian este tipo de palabras y las consecuencias son terribles.
Son muchos que le han colocado un apodo incorrecto como nombre
y se ha hecho hasta normal que le pronuncien esa maldición. En
una oportunidad escuché que a una mujer la llamaban “la loca” y
esta respondía con tanta normalidad. Observé su comportamiento
después de escuchar este apodo y comencé a notar que esa
maldición que le lanzaban a cada momento ya le había afectado su
capacidad mental.
 
Si usted observa nuestra cultura notará que esto de los apodos
es muy común, pero lo   sorprendente  es la ignorancia que  existe a
este principio. Hay a algunos que lo llaman “el diablo”, a otros “el
vampiro”, a otros “el burro”, a otros “el chueco” y lo sorprendente es
que estas personas ya responde cuando las llaman con esta
maldición. Hay mujeres que también que le cambiaron sus nombres
por un maldito apodo. Hay algunas que la llaman “la bruja”, a otras
“la tuerta”, a otras “la vara de puyar locos”, en fin, hay un
sinnúmeros de apodos que lo que hacen es maldecir a las personas
cada vez que se les llama y afectar negativamente sus vidas y el
propósito Divino y positivo que Dios tiene para ellas.
 
Debo aclararle que los cambios de nombres también se ven en la
Biblia y fue el mismo Dios que los hizo. Sin embargo, cada vez que
Dios le cambiaba un nombre a alguien lo hacía colocándole uno que
resaltara sus virtudes o para dar un efecto espiritual de avance, de
mejoría en la persona. Por ejemplo, nos conseguimos con el apóstol
Pedro. Su verdadero nombre era Simón y este nombre se deriva de
Simeón cuyo significado es junco. Un junco es una palma que
fácilmente es agitada por el viento y así precisamente era la vida de
Simón, un hombre inseguro y agitado por sus emociones. Sin
embargo, nuestro Señor Jesucristo, que sabía el poder
transformador de una palabra, le cambia el nombre por el de Pedro.
Este nombre tiene el significado de fuerte como una piedra o roca.
 
                ¿Cuál era el objetivo principal de Jesús de cambiarle el
nombre a su discípulo? Estoy seguro que era darle otro enfoque a
los pensamientos del hijo de Jonás. Así que, cada vez que este
hombre escuchaba su nuevo nombre le daba una identidad
diferente, le inyectaba una personalidad estable y de firmeza. A
parte de Pedro, también Dios le cambió el nombre a Oseas cuyo
significado es salvador por el de Josué Jehová el salvador. A Jacob
suplantador por el de Israel príncipe de Dios. A Abram “padre
supremo” por el de Abraham “padre de multitudes”.
 
        Puede que esté pasando por su mente colocarse un apodo
para que así lo llamen de otra manera, le animo para que lo haga.
Conozco a varios que ya lo han hecho y se ha vuelto  una
costumbre llamarlo con el nombre que se han colocado. Tengo un
amigo que ahora se hace llamar Próspero y cada vez que lo saludo
ya es normal para mí pronunciar automáticamente su nuevo
nombre. También se dé un pastor en la ciudad que cambió su
nombre por el de Abraham, porque él  cree que fue llamado a ser
padre de multitudes y así pastorear a muchos hijos espirituales.
 
Si adopta un nuevo nombre le diré lo que le va a ocurrir;  cada
vez que se lo pronuncien traerá un efecto espiritual sobre su vida y
será una palabra  profética que le estará bendiciendo cada vez que
se lo hablen. Por supuesto, esto es un acto fe que solo harán las
personas que creen en las leyes que rigen lo espiritual.  Ahora,
quiero aclarar algo, cuando hablo de cambiar de nombre no me
estoy refiriendo a hacerlo en sus documentos legales que estoy
seguro usted tiene, como títulos de propiedad, cuentas bancarias, 
etc.,  me estoy refiriendo a la manera en que otros lo llamarán desde
un tiempo que usted determine. A continuación  hay una lista de
nombres masculinos y femeninos en orden alfabético con sus
respectivos significados que usted puede tomar y hacerlo suyo o
para los futuros hijos que tendrá:
 
Abigail: La alegría de un Padre
Azucena: Bella como la flor
Aníbal: El que tiene la gracia de Dios
Arturo: Fuerte como un oso
Andrés: Valiente y varonil
Angélica: Enviada de Dios
Berenice: La que trae la victoria
Baldomero: El guerrero vencedor
Baltasar: Protegido por Dios
Camila: Dios la tiene presente
Carina o Karina: La muy amada
Carolina: La que es fuerte
David: Amado por Dios
Dante: De carácter firme
Dalmiro: El que es ilustre y noble
Efraín: Fructífero
Elisa: La que Dios ayuda
Eleazar: Dios es mi salvador
Evelia: La que es alegre
Erika: La princesa perdurable
Fanny: Coronada por la victoria
Gabriela: Que tiene fuerza divina
Gamaliel: Mi bendición viene de Dios
Guzmán: Enviado de Dios
Helen: Bella como el sol
Henry: Príncipe
Ivana: Un regalo de Dios
Jennifer: De gran espíritu
Janeth: Poseedora de la gracia de Dios
Jean: Lleno de gracia
Jhonny: Lleno de gracia Divina
Joaquín: El que tiene firmeza
Joel: Dios es su Señor
Laura: Victoriosa
Leticia: La que trae alegría
Leonardo: Fuerte como un león
Melisa: Dulce como la miel
Noemy o Noemí: Dulzura
Nelly: Dios es mi luz
Oriana: La que es de oro
Omar: Que tiene larga vida
Robert: Hombre seguido por el éxito
Ronald: El que es fuerte
Sonia: La que tiene sabiduría
Sofía: Sabiduría de Dios
Tamara: Que da protección
Tulio: El elevado por Dios
Valentina: Fuerte y saludable
Verenice: La que alcanza la victoria
Vicente: El vencedor
Victor: El que triunfa
Zenaida: Consagrada a Dios
 
Vamos, anímese si tiene un nombre que lo ha marcado
negativamente busque uno nuevo el cual marcará proféticamente su
futuro y le abrirán nuevas puertas que estoy convencido Dios desea
que estén abiertas. Le aseguro que las experiencias y bendiciones
que comenzará a experimentar serán ¡extraordinarias!
 
 
Atar y desatar con las Palabras
 
El mundo espiritual es tan real como éste libro que tienes ahora
en tus manos.  Es de allí de donde vino todo lo que podemos ver
ahora.  El autor de la carta a los Hebreos escribió:
 
“Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por
la palabra de Dios, de modo que lo que se ve (mundo terrenal)
fue hecho de lo que no se veía (mundo espiritual)”.
Hebreos 11:3
 
Aquí en este verso Bíblico podemos notar que Dios primero
pronunciada la palabra en el mundo espiritual y luego se hacía una
realidad lo físico en el mundo natural. Es decir, la manifestación
física era consecuencia de las palabras pronunciadas. Este es un
principio dado por Dios para enseñarnos que las palabras que
pronunciamos tendrán su manifestación física.
 
El problema de los que creen solo en lo material es que dicen que
lo espiritual no existe porque no se ve.  Alguien podría decir que la
China no existe porque no la haya visto nunca, sin embargo, no
porque no la haya visto deja de existir.  La China existe aunque tú y
yo no la hayamos visto.  Es de la misma manera con el mundo
espiritual, él existe creámoslo o no.
 
Acabamos de leer que lo que se ve fue hecho por la palabra de
Dios.  Cuando él habló vino a la existencia física sus palabras.  Si
leemos varios versículos del primer capítulo de Génesis podremos
notar que cada vez que Dios habló algo se materializó, o lo que es
lo mismo, algo se hizo visible. Veamos algunos de ellos:
 
 
“Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz”
Génesis 1:3
 
“Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde,
hierba que de semilla… Produjo, pues, la tierra
hierba verde, hierba que da semilla
 según su naturaleza”
Génesis 1:11,12
 
“Dijo Dios: Produzcan las aguas seres vivientes, y aves
 que vuelen sobre la tierra… y creó Dios los
grandes monstruos marinos, y todo ser viviente
 que se mueve, que las aguas produjeron
 según su género”
Génesis 1: 20,21
 
Si leyó bien  entonces habrá notado que lo que existió vino
después que Dios dijo. Él habló y se hizo una realidad física lo que
pronunció. Es de la misma manera en que tú y yo vamos a traer a la
existencia física las cosas que hablamos.  Ahora, funcionará esto 
solo para lo bueno, o también sucede para las cosas malas. La
respuesta es muy sencilla; las palabras que pronunciamos ponen en
funcionamiento leyes espirituales, tanto buenas como malas, y por
ende los resultados que tendremos en nuestra vida estarán
determinados por el tipo de palabras que salen de nuestros labios.
 
Dios es un Dios de principios y todo su mover está condicionado
a las leyes que él mismo ha establecido en el universo.  La
confesión de palabras y la ejecución de sus efectos es un principio. 
Todo lo que tú hablas tiene sus respectivos resultados.  Si hablas
palabras correctas traerán resultados correctos y su hablas palabras
incorrectas traerán resultados incorrectos.
 
        En el libro de  Mateo  nos conseguimos unas declaraciones
de nuestro Señor Jesucristo que es de suma importancia
considerarlas. Él dijo:
 
“De cierto os digo que todo lo que atéis en la tierra,
será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en
la tierra será desatado en el cielo”
Mateo 18:18
 
En toda la Biblia se habla de una relación de dos mundos; el
mundo natural que es la tierra y el mundo espiritual.  Puede que te
preguntes: ¿Cómo se ata o desata en la tierra para que pueda
atarse y desatarse en el mundo espiritual?  CON LAS PALABRAS.
El sabio Salomón nos confirmó y enseñó exactamente la manera de
cómo se ata en la tierra. En el libro de Proverbios dice lo siguiente:
 
“Te has enlazado (atado) con las palabras de tu boca, y
has quedado preso (atado) en los dichos de tus labios”
Proverbios 6:2
 
¿De qué manera entonces una persona puede enlazarse y
quedar presa?  Con las palabras o dichos de sus labios.  Por
ejemplo, cuando una persona habla enfermedad o pobreza aquí en
la tierra, se está atando a la enfermedad o a la pobreza  en el
mundo espiritual.  Y es precisamente allí donde se le da autoridad a
Satanás, pues él se mueve en el mundo espiritual, y puede actuar
legalmente sobre la persona que tiene dicho vocabulario.
 
Hay que entender algo muy importante con referente a nuestra
voluntad.  El hombre tiene una voluntad que le pertenece sólo y
exclusivamente a él.  Tanto Dios como el diablo andan en busca de
dicha voluntad.  Claro está que los métodos que Dios utiliza son
totalmente diferentes a los usados por Satanás.
 
Cuando una persona habla, está expresando su voluntad, está
diciendo cual es la decisión que ha tomado a través de su voluntad.
¿De qué manera fue que tú y yo aceptamos a Cristo como nuestro
salvador?; Fue creyendo con el corazón y confesándolo con nuestra
boca.  ¿Por qué se tenía que expresar con la boca? Porque cuando
hablamos palabras es cuando nuestra voluntad habla.
 
Cuando una persona habla fracaso está expresando su voluntad,
está decidiendo a ser un fracasado, y Satanás, que tiene unas
orejas muy grandes para oír esas cosas, comienza a trabajar en
dicha persona con total libertad. ¿Puede Dios impedir tal cosa,
cuando ésta persona ha manifestado y decidido ser un fracasado?;
No puede, ¿por qué? Porque Dios respeta la voluntad de los
hombres.
 
Satanás conoce muy bien el principio espiritual que se desata en
el hablar y es por ello que desea que tú incurras en confesar
continuamente palabras de derrota. Él es muy insistente y viene con
palabras de muerte, pobreza y enfermedad a nuestra mente para
tratar de que se pronuncien con nuestros labios, pues de esa
manera estaríamos atándonos al fracaso.
 
He notado que es la falta de orientación espiritual en las
personas,  lo que ha permitido que la humanidad viva como está
viviendo. Y una de las cosas que ignora la mayoría de personas son
los efectos o resultados que traen las palabras pronunciadas. Toda
la Biblia está llena de información espiritual con referente a los
efectos de las palabras que pronunciamos.
Son muchas las veces que analizo las palabras que pronuncian
las personas y lo que observo es un vocabulario de muerte y
fracaso. Por ejemplo, muchos dicen: “Hace un calor que me está
matando” o “Me estoy muriendo de hambre” o “Yo me moría del
susto”. En una oportunidad escuché a un hombre decir: “Estoy
quebrado y nada me sale bien”. Son exactamente estas mismas
personas las que atribuyen su fracaso al destino. Ellas dicen:
“Bueno el destino quiso que yo fuera un fracasado y pobre”. Yo diría
más bien que son las palabras que salen de sus labios. Son también
estas mismas personas las que culpan a Dios por sus estilos de
vida. Bien dijo el sabio Salomón:
 
“La insensatez del hombre tuerce su camino, y luego
 contra Jehová se irrita su corazón”
Proverbios 19:3
 
  ¿Ha escuchado a estas personas hablar contra Dios por la
condición en que viven? Estoy seguro que si, pero no es Dios el
culpable, él no desea que la humanidad viva como vive, pero la
gente también debe entender que mientras hablen fracaso
(enfermedad, pobreza, muerte, etc.) más atadas estarán al fracaso.
Recuerda el versículo que estamos estudiando:
 
“… todo lo que atemos (con las palabras) en la tierra,
será atado en el mundo espiritual”
Mateo 18:18
 
En el evangelio según Marcos hay una ilustración de cómo
quedamos atados en el mundo espiritual por las palabras que
pronunciamos aquí en la tierra. Dice el evangelista Marcos lo
siguiente:
 
“Al día siguiente, cuando salieron de Betania, tuvo hambre. Y
viendo de lejos una higuera que tenía hojas, fue a ver si hallaba
en ella  algo; pero cuando llegó a ella, nada halló sino hojas,
pues no era tiempo de higos. Entonces Jesús dijo a la higuera:
Nunca jamás como nadie
fruto de ti. Y lo oyeron los discípulos”
Marcos 11:12-14
 
Aquí en este pasaje encontramos que Jesús tenía hambre y vio
desde lejos un árbol de higuera y fue hasta allí para ver si conseguía
algún fruto para comer. Sin embargo, al no conseguir nada
aprovecha la ocasión para darle una enseñanza a sus discípulos
con lo referente al poder que desatamos con nuestras palabras.
Dice la Biblia que Jesús dijo a la higuera “nunca jamás coma
nadie fruto de ti”. Esto pareciera para muchos una locura de que
alguien le estuviera hablando a un árbol, no obstante, aquí lo que
importaba para Jesús era la enseñanza que seguro quedaría
plasmada en el corazón de sus seguidores, él estaba atando a una
maldición a la higuera.
 
      Podemos pensar que después que Jesús pronunció las
palabras a la higuera  nada ocurrió, sin embargo, los efectos 
estaban comenzando en la raíz de la higuera, es decir en el área
que no se ve.  Esto nos enseña que todo lo usted pronuncia 
primero se lleva a cabo en el mundo espiritual o en otras palabras
en el mundo que no se ve, para luego manifestarse en el mundo
físico. Ahora, ¿se vieron físicamente los efectos de las palabras de
Jesús? Leamos lo sucedido:
 
“Y pasando por la mañana, vieron que la higuera se
había secado desde las raíces. Entonces Pedro,
acordándose, le dijo: Maestro mira la
higuera que maldijiste se ha secado”
Marcos 11:20,21
Cuando este verso bíblico comienza narrando que,  “y pasando
por la mañana vieron la higuera seca”,  es para darnos la lección
que no necesariamente las palabras que pronunciamos debe
manifestarse físicamente de inmediato, sino que debemos creer que
lo que pronunciamos con fe, esto se llevará a cabo en el tiempo que
Dios lo determine. La Biblia nos enseña que sólo pasaron horas
para que se manifestaran los efectos de las palabras de Jesús. Dice
que cuando Pedro vio  la higuera seca se sorprendió y le recuerda al
maestro las palabras de maldición que éste pronunció, sin embargo,
creo que Jesús para nada estaba sorprendido, pues él sabía que lo
que había pronunciado el día anterior eso se manifestaría. Más bien
toma esta ocasión para enseñarle los resultados que se pueden
obtener con las palabras que pronunciamos y les dice a sus
discípulos:
 
“Porque de cierto os digo que cualquiera que dijere
 a este monte; Quítate y échate en el mar, y no
dudare en su corazón, sino que creyere que será
 hecho lo que dice, lo que diga le será hecho”
Marcos 11:23
 
Le repito, a Jesús no le sorprendió que la higuera se hubiese
secado, porque él sabía el poder que se desata con las palabras
habladas.  Y por ver a sus discípulos  sorprendidos por lo seco que
estaba la higuera, les dice que cualquiera puede obtener lo que
dice. Si notó el versículo citado anteriormente le resalté con
mayúsculas  las tres veces que Jesús le resalta lo que DIJERE, lo
que DICE y lo que DIGA le será hecho. Esto para mi ha sido una
revelación que me ha cambiado el curso de toda mi vida, he
comprendido con mucha claridad  que lo que digo con mi boca, con
fe y no dudando, lo obtengo. Y lo que ahora arde en mi corazón es
que  usted al leer estas palabras obtenga la misma revelación de
que lo que usted diga creyéndolo le será hecho.
 
  Le animo de que tome la iniciativa y el buen hábito de hablar
palabras positivas y llenas de fe. Que desde este mismo momento
que lee estas líneas le dé un vuelco rotundo a su vocabulario y 
comience a desatar desde el mundo espiritual las grandes cosas
que Dios desea manifestar en su vida.
 
 
Atados para muerte
 
En el antiguo testamento nos dice que cuando Moisés murió, ya
Dios tenía preparado a Josué la tarea de introducir a Israel en la
tierra de Canaán. La primera ciudad  a conquistar, después que
cruzaron milagrosamente el río Jordán, era Jericó. Dios mismo les
trazó las estrategias a Josué de cómo conquistar la ciudad de las
palmeras. Fue a través de las alabanzas que aquellos muros que
rodeaban la ciudad se vinieron abajo. Dios les había dado una gran
victoria a su pueblo Israel. Pero lo que quiero que notes son las
palabras que pronunció Josué después de la victoria. Él dijo:
 
“Maldito delante de Jehová el hombre que se levantare y
 reedificare esta ciudad de Jericó: Sobre su
primogénito eche los cimientos, de ella,
y sobre su hijo menor asiente sus puertas”
Josué 6:26
 
Josué sabía lo que estaba pronunciando en aquel momento. Él
estaba “atando” con sus palabras aquella posible persona que en un
futuro intentara reedificar la ciudad de Jericó. Josué sabía que él
llegara a morir, las palabras que salieran de su boca seguirían
latentes y vivas en el mundo espiritual. Pasaron aproximadamente
600 años, cuando un hombre llamado Hiel reedificó a la ciudad de
Jericó, y aquellas palabras que habían sido pronunciadas, casi seis
siglos atrás, produjeron el efecto de maldición que estaban en ellas.
Compruébelo leyendo con detenimiento el siguiente texto:
 
“En su tiempo Hiel de Bet-el reedificó a Jericó. A precio
de la vida de Abirán su primogénito echó el cimiento,
y a precio de la vida de Segub su hijo
 menor puso sus puertas”
1 Reyes 16.34
 
¿Notaste que las palabras que pronunció Josué no se las llevó el
viento? Él había “atado” a tal persona y a pesar de haber pasado
casi 600 años no se invalidó el efecto de lo que Josué había
hablado. Es más, cuando los dos hijos de Hiel murieron, Josué no
estaba presente, pero si sus palabras. Si interpretamos la maldición
que Josué pronunció aquel día, fue algo como: “El hombre que se
levantare a reedificar a Jericó cuando esté echando los cimientos,
muera su hijo mayor, y cuando esté colocando las puertas muera su
hijo menor”. ¿Qué fue lo que ocurrió? Exactamente lo que Josué
habló. El sucesor de Moisés “ató” para muerte a los dos hijos de
Hiel; Abirám y a Segub. Permítame repetirle el versículo de Mateo:
“… todo lo que atéis en la tierra será atado en el cielo”.
 
Este pasaje que acabamos de estudiar personalmente me dio
dos grandes   lecciones. La primera  fue, que no importa el tiempo
que haya transcurrido cuando una maldición se ha soltado, ella se
manifestará. Note que Josué soltó con sus palabras una maldición y
pasaron casi seis siglos y esta vino sobre los hijos de Hiel.  El largo
tiempo que había transcurrido no invalidaron las palabras. Me atrevo
a creer que lo dicho por Josué estaba intacto  en el mundo
espiritual. Este análisis me llevó a la segunda lección que es una
interrogante ¿qué palabras pudieron decir mis antepasados que
todavía están latentes en mí?  Empecé a meditar  tanto  en la línea
genealógica de mi padre como la de mi madre.
Para su información mi padre murió a una temprana edad,  tenía
42 años cuando partió de esta tierra. Cuando esto ocurrió yo solo
tenía quince meses de haber nacido, así que, me tocó preguntarle a
mi madre qué tipo de hombre era y parte de sus características,
sobre  todo la espiritual. Luego comencé a hacer lo mismo con mi
madre para así poder tener la mayor información espiritual posible.
Esta misma investigación  la hizo mi esposa para luego entrar en un
rompimiento de cualquier maldición que se hubiese hecho en el
mundo espiritual por nuestros antepasados,  cortar para siempre
con ella y así formar desde nosotros una nueva y bendecida
generación. En este momento que escribo viene a mi mente ese
momento en que hice esa oración con mi esposa. Primero rompí
cualquier maldición por la línea de mi padre (abuelos, bisabuelos,
tatarabuelos etc.), luego por la línea de mi madre (abuelos,
bisabuelos, tatarabuelos etc.), y de la misma manera hice con las
dos líneas genealógicas de mi esposa.
 
Dios me ha enseñado que con mis palabras puedo llegar tanto al
futuro como al  pasado. Al futuro cuando desato una palabra
profética para que algo suceda y al pasado cuando voy a una
maldición dicha y anularla. Cuando rompí con cualquier maldición
que mis antepasados pudieron haberme atado, estaba viajando al
pasado y anular todo maleficio. Se cumple lo dicho por el profeta
Isaías:
 
“Ninguna arma forjada contra ti prosperará, y
condenarás toda lengua que se levante
 contra ti en juicio”
Isaías 54:17
 
Cuando el profeta dice aquí “condenarás toda lengua que se
levante contra ti”  se está refiriendo a palabras pronunciadas en
contra nuestra, y que tenemos  la autoridad dada por Jesús para
anular toda maldición y esta no prospere en contra de nosotros.
 
Seguramente  usted ha notado que hay familias atadas a la
pobreza,  divorcios,  muerte prematura, enfermedades,  drogas, 
prostitución etc. Sin duda alguna ese tipo de personas están atadas
a una maldición. No me equivoco al creer que  fueron ellos mismos
que han incurridos a un vocabulario reprobable o vienen atados
desde su pasado por una maldición. ¿Hay solución para esas vidas?
Por supuesto, Jesús dijo que lo que desatamos aquí en la tierra será
desatado en el mundo espiritual.
 
Leyendo en una ocasión la vida de Jesús en el evangelio según
Mateo mi dí cuenta que una de las causas por las cuales Israel no
ha dejado de tener conflictos y muertes de su gente a través de su
historia, ha sido producto de palabras que ellos mismos
pronunciaron y se ataron a esa maldición de muerte. Esto ocurrió en
aquel momento en que Jesús había sido preso y Pilato discutía con
los judíos quién debía ser liberado; Barrabás o Jesús, llamado el
Cristo. El gobernador Pilato veía que Jesús era inocente y él no
quería que la muerte del Mesías cayera y manchara su conciencia,
es por esto que lavándose las manos delante del pueblo les dice:
 
“Inocente soy yo de la sangre de este
justo; allá vosotros”
Mateo: 27:24
 
            Pilato reconocía que este hombre llamado Jesús no tenía
ninguna razón para ser crucificado y de alguna manera quiere
quedar libre de su muerte. Y al no querer manchar su conciencia le
dice a los judíos “allá vosotros”. Ahora, quiero que preste la mayor
atención posible a las palabras que los judíos confiesan, atando así
a sus generaciones futuras. Ellos dijeron:
“Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre
sea sobre nosotros y sobre
nuestros hijos”
Mateo 27:25
 
Este pueblo no estaba midiendo las consecuencias que esta
maldición traería para sus generaciones futuras. Ellos se estaban
atando a una maldición de muerte con las palabras “… su sangre
sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos”.Este acontecimiento
ocurrió hace más de dos mil años y esas palabras siguen cobrando
vidas judías. Sólo Adolfo  Hitler , en los campos de concentración
nazis, mató a casi seis millones de judíos. La sangre inocente de
Jesús sigue clamando por justicia a los judíos. Ocurrió
prácticamente lo mismo con la sangre de Abel, el cual fue
asesinado. Cuando Dios le reprocha a  Caín su crimen,  le dice “La
voz de la sangre de tu hermano clama a mi desde la tierra”
Génesis 4:10. Esto me ha enseñado que toda sangre inocente que
se derrama, clamará a Dios por justicia.
 
El pueblo Judío se ató y acarreó la maldición del derramamiento
de la sangre inocente de Jesús con esas palabras que confesó. La
historia ha demostrado por años la validez de esa atadura espiritual.
En este momento en que escribo observo por Internet que el pueblo
judío está desatando una guerra contra el Movimiento de
Resistencia Islámico (Hamás) donde ya hay varios judíos muertos. Y
todo esto por palabras de maldición que han sido confesadas.
Permítame hacerle esta pregunta: ¿Ya entendió claramente los
efectos que traen las palabras habladas? Confío que sí, y que usted
que lee estas líneas cambiará para  siempre su vocabulario negativo
y de muerte por uno positivo y de vida.
 
Hay otra historia en la Biblia que nos confirma este principio
espiritual de cómo es que podemos atar con nuestras palabras. Es
el relato de la vida de Jacob cuando sale de la casa de su suegro
Labán con sus dos mujeres y sus once hijos. Allí se nos dice que
después de Jacob vivir veinte años con el padre de sus mujeres
resuelve partir nuevamente hacia su  tierra. Sin embargo, por temor
a que su suegro no estuviese de acuerdo, decide irse cuando este
estaba retirado trasquilando sus ovejas. Pero  antes de que esto se
llevara a cabo, Raquel, una de las hijas de Labán, toma los ídolos
de su padre, sin que lo sepa su esposo Jacob, y se los lleva
consigo. Pasados tres días Labán se entera de lo ocurrido y sale en
busca de su yerno. Cuando pudo alcanzarlo, aparte de otras
palabras le dice:
 
“¿Por qué me hurtaste mis dioses?”
Génesis 31:30
Jacob seguramente se sorprendió de estas palabras dicha por su
suegro Labán, pues él ignoraba que su esposa Raquel había
tomado los ídolos. Y es allí donde Jacob hace una declaración que
más adelante le traería una desgracia. Él confesó:
 
“Aquel cuyo poder hallares tus dioses NO VIVA”
Génesis 31:32
 
Lo que salió por los labios de Jacob fue una maldición de muerte
contra aquel que tuviese en su poder los ídolos de su suegro. Él sin
saberlo soltó y ató a una maldición a su esposa Raquel. Y aunque 
Labán no consiguió sus dioses, ya que Raquel los escondió, esas
palabras fueron dichas y a su tiempo se manifestarían. ¿Qué
sucedió tiempo más tarde? Dice las escrituras que Raquel estaba en
los días de su alumbramiento y cuando este se iba a consumir hubo
problemas. Leamos.
 
“Y aconteció, como había trabajo en su parto, que le dijo la
partera: No temas, que también tendrás este hijo. Y aconteció
que  al salírsele el alma (pues murió) … así
murió Raquel, y fue sepultada…”
Génesis 35:17-19
 
Alguien que desconozca los principios espirituales de la
confesión, podría decir que esta muerte fue un hecho aislado y que
este  era el tiempo que estaba destinado que Raquel muriera. Sin
embargo, sobre esta mujer, aquella que hurtó los ídolos de su padre
y los escondió, reposaban unas palabras de maldición dichas por su
esposo. Creo firmemente que esta muerte de Raquel fue prematura
y que su causa fueron las palabras pronunciadas por Jacob.
 
Deseo resaltar algo de suma importancia que se deja ver
claramente en este pasaje. Jacob no sabía que su esposa Raquel
tenía los ídolos de su suegro, no obstante, con todo y que Jacob
ignoraba ese hecho, las palabras de maldición que él confesó se
llevaron a cabo. Es decir, que la ignorancia no anula los efectos de
las palabras. He escuchado decir a personas “Yo me moría del
susto” o “Yo quería morirme o que me tragara la tierra” o esta “Me
muero del hambre”. Con este tipo de confesiones que hace muchas
personas no hemos de extrañarnos de que nos enteremos de unas
muertes repentinas y tan extrañas que le suceden a muchos. Pensar
en esto solo puedo exclamar “Dios ten misericordia de esas
personas que incurren en esos errores con su boca”.
 
Hace un tiempo atrás estaba leyendo el libro de Charles y
Frances Hunter “Como sanar a los enfermos” y allí ellos cuenta
un testimonio de como un pastor incurrió inocentemente en una
terrible declaración. Cuentan que el pastor le dijo a la congregación
que si él llegara a enfermarse no quisiera que nadie más orara por
él sino Charle y Frances Hunter. Esas palabras fueron una profecía
de muerte que lo estaban atando. Siguen narrando los Hunter que al
poco tiempo el diablo trajo un terrible cáncer en su cerebro que
estuvo a punto de ocasionarle la muerte. Fueron meses de una
terrible angustia que tuvo  la vida  del pastor y la de los suyos, no
obstante, la misericordia de Dios estuvo con este hombre y a través
del ministerio de los Hunter este hombre fue restaurado totalmente
en su cerebro.
 
Pensaba en ese testimonio y me preguntaba cuántas personas
por sus malas palabras han ocasionado muertes. Personas que no
tienen la más mínima idea, como ese pastor, que lo que están
diciendo son profecías que actuaran en contra de sus propias vidas.
 
En una oportunidad una mujer me narró que había leído uno de
mis libros acerca de las palabras y a través de la lectura pudo
entender porque a su hermano lo habían matado tan joven. Me
interesó su comentario y le pregunté qué había ocurrido. Ella me
comentó que cada vez que alguien buscaba a su hermano en su
casa su mamá le respondía “por allí anda, si no lo han matado”. Me
dice esta mujer que, eso era una confesión que por años su madre
había hecho sobre su hermano. Sin duda alguna, esta madre 
ignorante del poder de la palabras estaba atando a su hijo a una
maldición, hasta que un día ocurrió la desgracia; su hermano fue
matado. Escuchaba esta historia con tristeza y me confirmaba que
la confesión de palabras es una arma de doble filo que la podemos
utilizar para vida o para muerte. Le reitero lo dicho por el sabio
Salomón:
 
“La muerte y la vida están en poder
 de la lengua”
Proverbios 18:21
 
Si usted que lee es padre o madre ¿qué le está diciendo a sus
hijos? Los está bendiciendo o maldiciendo. Cuando un padre les
dice a sus hijos que son unos brutos y que se arrepiente de haberlos
tenido, los está atando a una maldición. ¿No fue con palabras que
Josué ató a los hijos de Hiel y Jacob a su esposa Raquel? De la
misma manera es que hoy se están atando familias enteras a las
maldiciones de la muerte prematura,  enfermedades,  pobreza, de
alcoholismo, del divorcio, etc. Te aconsejo a que no te apresures a
confesar palabras de maldición con tus labios, y sobre todo cuando
estés enojado. Toma el consejo que te da el Espíritu Santo a través
del apóstol Santiago:
 
“… todo hombre sea pronto para oír, tardo para hablar,
 tardo para airarse”
Santiago 1:19
 
A parte de las palabras a los hijos, también podríamos hablar de
la economía, ¿qué estás diciendo tú de ella? No seas de aquellos
que dicen: “yo nunca saldré de deudas, siempre viviré endeudado y
pobre”. Con tales palabras te estarías atando a las deudas, y
déjame decirte que Dios no podría sacarte de esa condición, porque
tú mismo has decidido atarte a las deudas y a la pobreza. Si lo has
hecho, rompe con esa maldición ahora mismo.
 
 
Desatando con palabras
 
Seguramente van haber ocasiones en que vas a pronunciar
palabras que a lo mejor no quisiste decirlas, sin embargo, ellas
fueron pronunciadas y harán el efecto correspondiente, al menos
que tú destruyas tal efecto.  Por ejemplo, tú puedes decir “no puedo
realizar ese trabajo”, aquí te acabas de atar a palabras de
imposibilidades, pero si reaccionas a lo que estás diciendo, puedes
anular tal confesión diciendo: “Anulo y destruyo el efecto de lo que
acabo de pronunciar y declaro que si puedo realizar ese trabajo
porque tengo la mente de Cristo y él me capacita con sabiduría que
viene de lo alto”. ¿Te das cuenta?, te ataste al principio pero
también te liberaste de esas palabras.
En una oportunidad pronuncié unas palabras de enfermedad
sobre mi vida, que hasta el sol de hoy no sé por qué las dije, sin
embargo, el efecto de esas palabras cayeron sobre mi cuerpo. Yo
había dicho algo en contra de mi estómago, y este fue afectado por
tres días. Empecé a hacer lo que un “buen cristiano” debía hacer;
reprendí al diablo, grité, dancé, pero no vi ningún resultado
satisfactorio sobre mi estómago. Recuerdo que fue al tercer día en
un estado de más tranquilidad y meditación con Dios, cuando vino la
solución a mi problema. El Espíritu Santo me dijo que tres días
atrás, yo mismo había atado mi estómago a una maldición. ¿Sabes
qué hice?, destruí con mis propias palabras lo que había dicho en
contra de mi estómago e inmediatamente desapareció todo aquello
que me estaba afectando. Yo mismo me había atado, pero también
yo mismo me desaté.
 
Indiscutiblemente esto fue para mí una gran lección que pude
obtener para el resto de mi vida. Tú tienes que estar alerta a qué es
lo que está saliendo de tus labios, porque puedes que estés
maldiciendo tu cuerpo, tu economía, tus propiedades, tu familia sin
darte cuenta. No importa que ignores lo que estás diciendo, esas
palabras llevarán el efecto que tienen que llevar.  El salmista David 
que creo que entendió muy claramente los efectos que tienen las
palabras,  escribió:
 
“Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda las
 puertas de mis labios”
Salmo 141:3
 
Otro asunto que debemos vigilar, son las palabras que nos dicen
las personas. Hay personas a nuestro alrededor que cuando hablan
sólo dicen palabras destructivas. Cuando esas palabras son en
contra de ti, tienes que tener la valentía de refutarlas y decirles que
tú no crees tales cosas.  Por ejemplo, alguien puede decirte: “Yo no
creo que puedas alcanzar o hacer tal cosa”, ¿qué te está diciendo?,
¿te está bendiciendo? Verdad que no, pues entonces dile que tú no
crees lo que te acaba de decir y responde que anulas esas palabras
que dijo en contra tuya y que si lo vas a hacer porque “para el que
cree todo le es posible”.
 
Cuando el Señor Jesús caminaba a la casa de un principal de la
sinagoga llamado Jairo, vinieron unos mensajeros con una noticia
no muy buena para Jairo. Ellos le dijeron:
 
“Tu hija ha muerto ¿para qué
 molestas al maestro?”
Marcos 5:35
 
Prácticamente estas palabras le estaban diciendo a Jairo que ya
no habían más esperanza y que se olvidara de ver buenos
resultados. Sin embargo, quiero que notes la reacción del Señor
Jesús al oír estas palabras, él dijo: “Jairo, no temas, cree
solamente”.  ¿Cuál era el propósito de Jesús al decir esto?,
simplemente destruir el efecto negativo en Jairo e inyectarle fe en su
corazón con otras palabras. Lea la historia completa en Marcos
5:21-43.
Hoy en día ocurre exactamente lo mismo, personas que solo
hablan palabras de muerte y fracaso.  Estamos en la obligación de
impedir que estas palabras aten nuestras vidas y se aniden en
nuestra mente. No permitas que nadie le ate a las maldiciones. 
Aléjese de ese tipo de personas. El rey Salomón, un hombre que fue
capacitado con una sabiduría especial y el apóstol Pablo nos
aconsejan:
 
“Cesa, hijo mío, de oír las enseñanzas que te hacen
divagar de las razones de sabiduría”
Proverbios 19:27
“Las malas conversaciones corrompen
las buenas costumbres”
1 Corintios 15:33
 
          Estos dos versículos bíblicos prácticamente nos están
insinuando que debemos  alejarnos de ese tipo de personas que
tienen un vocabulario destructivo y más bien  rodearnos de
amistades que pueden contribuir con nuestra edificación como
personas. Si pasamos mucho tiempo rodeado de gente con un
vocabulario negativo no cabe la menor duda que ese tipo de
palabras afectará nuestras buenas convicciones, pero si de lo
contrario, estamos en compañía de personas positivas, saturando
nuestra mente de sus  palabras edificantes, lo más seguro es que
nuestra vida será llevada a un nuevo nivel. 
 
 
Un lenguaje bíblico
 
Hemos llegado a esta última parte de este capítulo, y seguro
estoy que  a través de lo que ha leído se ha dado cuenta la cantidad
de errores que ha cometido con sus confesiones y que desde ahora
en adelante pensará un poco más antes de pronunciar cada
palabra.  Así que, aquí estudiaremos cuál es el tipo de palabras que
debe estar en su boca, para así construir una mejor vida y bendecir
a aquellas que están a su alrededor. Dice la Biblia:
 
“Si alguno habla, hable conforme a las
palabras de Dios”
1 Pedro 4:11
 
 El Espíritu Santo, quien inspiró todas las escrituras, nos dice en
este versículo que nuestro vocabulario debe ser de acuerdo a lo que
Dios ha decretado en su palabra.  No debemos hablar lo que el
mundo o Satanás dicen que hablemos. He notado que el problema
de muchos cristianos es que hablan cualquier tipo de lenguaje de
este sistema mundano.  En la carta del apóstol Pablo a los romanos
dice:
 
“No os conforméis a este siglo…”
Romanos 12:2
 
Aquí la palabra “conforméis” viene del original griego
“suschematizo” lo cual significa moldearse y la palabra “siglo” es
“kosmo” que quiere decir “mundo opuesto a Dios y dominado por
Satanás”.  En otras palabras el apóstol nos está diciendo, por el
Espíritu, que no debemos dejarnos moldear por este sistema
satánico que nos rodea.
 
Este “kosmo” que está a nuestro alrededor tiene unas
características totalmente opuestas a Dios, y una de ellas es el
vocabulario de fracaso y de muerte.  ¿Sabías qué unas de las
palabras más utilizadas por este sistema es “no puedo” y “es
imposible”? Satanás quiere que éste sea nuestro vocabulario, pues
de esta manera mantendría a la iglesia en un estado de
imposibilidades y derrotas.
 
Tenemos que tomar la decisión que lo que salga de nuestro
labios tiene que ser palabras de posibilidades y de victoria.  La Biblia
dice:
 
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
Filipenses 4:13 
 
Debemos declarar que Cristo nos capacita y nos da la fuerza
necesaria y su sabiduría para hacer grandes proezas en nuestras
vidas. Cuando confesamos la palabra de Dios con una actitud
correcta, ella hará el efecto por la cual fue creada, pues Dios dice
que su palabra “será prosperada en aquello para la envió” Isaías
55:11.
 
El autor de la carta a los Hebreos dijo: “Porque la palabra de
Dios es viva y eficaz…”.  Nótese que no dice que es muerta, sino
viva y eficaz.  Esta vida es la vida de Dios, su naturaleza y su
fuerza, y la palabra “eficaz” es “energes” en el griego y se refiere a
algo de acción, activo y efectivo.  Es allí en “energes” donde se
origina la palabra energía.  Podríamos entonces decir que la palabra
de Dios tiene su vida y está llena de energía.
 
¿Qué fue lo que utilizó Dios para crear todo lo que se ve?  Simple
y únicamente palabras.  Él no tenía un “depósito” en el cielo donde
sacó las galaxias, las estrellas y todo lo demás, él solo habló y vino
a la existencia lo que dijo.  Dice la Biblia:
 
“Por la palabra de Dios fueron creados los cielos”
Salmos 33:6
 
Lo que Dios necesitó para crear fue abrir sus labios y pronunciar
palabras ¿Comprendes ahora por qué Pedro dijo: “Si alguno habla,
hable conforme a la palabra de Dios”?  Nuestro Creador está
interesado en que nuestra boca hable su palabra. 
 
Satanás sabe muy bien que la palabra de Dios está llena de
poder y que le hace un daño a su reino.  He aquí la razón por la cual
él tratará de que tú no te intereses por la palabra y que de ninguna
manera la confieses.  Él desea mil veces que hables cualquier otra
cosa menos lo que Dios ha dicho ¿Qué fue lo que Jesús utilizó
cuando Satanás lo tentó en el desierto? Solo lo que está escrito. 
Una y otra vez Jesús le respondía al diablo: “Escrito está...”.
 
Dijo Dios a Josué: “Nunca se apartará de tu boca este libro de
la ley…” (Josué 1:8). Es exactamente lo que Dios te dice ahora:
“Nunca se aparte de tu boca mi palabra”. Repito lo que dije
anteriormente, tú no debes hablar la corriente de este sistema
mundano, debes hablar solo lo que está de acuerdo a la palabra de
Dios.
 
Es triste decirlo pero nuestro alrededor está lleno de personas
que solo hablan palabras de fracaso ¿Qué le vamos a responder?
¿Hablaremos igual a ellos?  No podemos.  Cuando alguien te diga
“es imposible”, tu respuesta solo debe ser “que todo es posible
para Dios”.  No debes permitas que ese lenguaje de
imposibilidades gobierne tu vida.  Rehúsa de una vez por todas a no
darle tus fuerzas y tu futuro a la incredulidad.  No te conviertas a
ellos, sino que ellos se conviertan a tu lenguaje de fe.   Que vean en
ti a una persona que ha decidido ser diferente al montón.
 
 
Las palabras corren con poder
 
Leyendo los Evangelios observé que muy pocas personas fueron
admiradas por Jesús, y que ellas tenías una característica muy
similar, creían en el poder de las palabras de Jesús. Primero
prestemos atención a la fe de un centurión romano.  Dice la Biblia
que él tenía un siervo muy enfermo a punto de morir, al oír que
Jesús había entrado en Capernaum, mandó a buscarle.  Lo
sorprendente de todo esto, es que cuando Jesús está cerca de la
casa del centurión, éste manda a unos amigos a decirle que él no es
digno de tener al Maestro en su casa, que solo pronunciara la
palabra de sanidad y su siervo sanaría.  Observa la respuesta del
Señor: “Os digo que ni aún en Israel he hallado tanta fe”.
 
¿Qué fue lo que hizo maravillar e impactar a Jesús?  Solamente
la certeza de que si el Señor hablaba palabras, traería resultados de
sanidad al siervo ¿Cuál fue la respuesta de Jesús al centurión?  “Ve
y como creíste te sea hecho” (Leer Lucas 7:1-10; Mateo 8:13).
 
¿Ha menguado la palabra de Jesús en este tiempo?  En
absoluto, esas palabras siguen teniendo el mismo poder.  Si esto es
así ¿por qué entonces no poner la palabra de Dios en nuestros
labios?  Me atrevo a decir que cuando ponemos la palabra de Dios
en nuestra boca es Dios mismo hablando a través de nosotros, y
cuando Dios habla siempre hay grandes manifestaciones.
Hoy te puede ocurrir lo mismo que el centurión, si en lugar de
estar hablando el lenguaje del mundo hablas la palabra de Dios.  El
salmista oró a Dios y le dijo:
 
“No quites de mi boca en ningún tiempo
la palabra de verdad”
Salmos 119:43
 
¿Leíste bien? Dice “en ningún tiempo”, esto quiere decir que
desde el momento en que te levantas en la mañana debes estar
presto a pronunciar la poderosa palabra de Dios.
 
En segundo lugar observemos a un oficial del rey, que semejante
al centurión, creyó el poder de la palabra hablada.  Dice la escritura
que cuando Jesús entró en Caná de Galilea éste oficial se enteró y
llegando hasta el Maestro le rogó que descendiese a su casa, ya
que su hijo estaba a punto de morir.
 
Después de Jesús decirle ciertas cosas al oficial del rey le
respondió a su petición: “Vé, tu hijo vive” ¿Qué dijo Jesús?  Solo
palabras de sanidad ¿Cuál fue la actitud del oficial a las palabras de
Jesús? Fe, pues la Biblia dice: “Creyó las palabras que Jesús le
dijo y se fue”. 
Quiero que notes que el único apoyo que tenía el oficial para
volver a su casa eran “palabras”.  Este hombre había venido de
Capernaun a Caná de Galilea, porque cuando estaba llegando a su
casa le salieron sus siervos diciéndole que su hijo estaba sano, y el
les preguntó “a qué hora había comenzado a estar mejor”.  La
respuesta de estos hombres fue “ayer a las siete le dejó la
fiebre”.  Sí, aquí dice “ayer” por lo que uno deduce que le oficial del
rey llevaba horas de regreso a su casa.
 
¿Te das cuenta el poder de la palabra de Dios?  A la misma hora
que Jesús habló palabras de sanidad, fue la misma hora en que fue
sanado el enfermo.  El oficial tardó casi un día para llegar a su casa,
más la palabra de Jesús llegó en segundos al cuerpo del muchacho.
(Juan 4:46-53).
 
¡Qué poder tienen los dichos de Dios!  Si en vez de estar
quejándote hoy en día, estuvieras declarando la palabra de Dios, las
cosas serían diferentes.  Hoy es más fácil para muchos quejarse por
cualquier cosa que declarar con firmeza la palabra de Dios.
 
Con cuanta rapidez abre la gente sus labios para hablar
incredulidad y derrota.  Le han hecho el trabajo más fácil al diablo
con ese tipo de confesiones.  Dios solo está esperando que sus
hijos hablen su palabra.  Tanto el centurión como el oficial del rey
consiguieron respuestas a sus problemas en la palabra de Dios. Hoy
no son diferentes las cosas, tú y yo tenemos la solución para
nuestras vidas en la incorruptible palabra de Dios.  Solo confiésala
con valentía y no te dejes amedrentar por las circunstancias
adversas.

 
 
De día y de Noche
 
Quiero finalizar con uno de los pasajes más hermosos en lo
concerniente a confesar la palabra de Dios.  Me refiero al Salmo
Uno. 
 
“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejos de
malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de
 escarnecedores se ha sentado”
Salmo 1:1
 
Este salmo escrito por el rey David comienza con una
bienaventuranza para aquel que cumple estos tres requisitos:
 
1.- No andar en consejos de malos.
2.- No andar en camino de pecadores.
3.- No sentarse con escarnecedores.
 
Tanto el malo, el pecador y el escarnecedor hablan palabras que
no edifican espiritualmente.  Y normalmente lo que uno oye
continuamente programa nuestra mente y por ende eso es lo que va
a confesar.  Es por ello que es bienaventurado el que no tiene ese
tipo de amistades.
El segundo versículo de este mismo Salmo uno, nos dice cuál
debe ser nuestra actitud en la vida:
 
“Sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley
medita de día y de noche”
Salmo 1:2
Alguien podría decir que no ve nada relacionado con la confesión
de la palabra en este versículo, sin embargo, estudiando el hebreo
(la lengua original del antiguo testamento), noto otra cosa.  La
palabra “medita” en el original es “hagah” la cual significa: “repetir
silenciosamente con un sonido suave”. Podríamos entonces decir de
este versículo lo siguiente: “Sino que en la palabra de Dios está
su delicia y la repite silenciosamente de día y de noche”.
Seremos bienaventurados cuando no tengamos los tres tipos de
amistades que habla el versículo uno y cuando de día y de noche
estemos confesando la palabra. Pero allí no termina todo, porque el
versículo siguiente nos habla de los extraordinarios resultados que
tendremos a cumplir esta palabra:
 
“Será como árbol plantado junto a corrientes de aguas,
 que da su fruto a su tiempo, y su hoja no cae,
y todo lo que hace
prosperará”.                                                                                        
                                                                                                           
              Salmo 1:3
 
Bendita sea la palabra de Dios por los grandes resultados que
nos pueden dar.  Así como árbol plantado junto a corrientes de
aguas, así será aquel que de día y de noche está confesando la
palabra de nuestro Rey. ¿Cómo es un árbol junto a corrientes de
agua? De seguro será un árbol que, siempre estará fuerte,  verdes
sus hojas, dará su fruto sin ningún retraso, sino en su tiempo y su
hoja nunca caerá. ¿Quiere usted tener las características de este
árbol? Puedo escuchar su corazón diciendo ¡Claro que sí! Entonces
lea la palabra de Dios, medite en ella y confiésela con una actitud de
fe y seguro que  lo que haga en su vida  todo prosperará.
 
Decídete ahora mismo a pasar más tiempo en la palabra,
escudríñala a profundidad y luego ponla en tu boca.  Deja de una
vez por todas de hablar las palabras que el diablo quiere que
hables.  Dios necesita aquí en la tierra cristianos  llenos de poder, y
eso solo será posible si ella tiene un lenguaje bíblico, un lenguaje
lleno de fe.
 
 
-Robert Vargas
 

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